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Este aviso fue puesto el 12 de febrero de 2015.
Los perros aprenden y generan conductas mediante una amplia gama de procesos.
Centrar las técnicas de trabajo en un subconjunto de éstos es limitar las
capacidades del perro y los resultados del adiestramiento.
Diferenciar y manejar según el momento los procesos de aprendizaje de nuevas
conductas, la gestión de la emoción y de la motivación, así como los procesos de
mantenimiento de conductas ya conocidas, con modelado de pautas epigenéticas y
procesos de aprendizaje experto.
El perro es capaz de generar conducta mediante motores individuales (también
llamados egoístas), que le aportan un beneficio directo como puedan ser los
procesos de condicionamiento o los de solución de problemas, pero también pueden
motorizar conductas por motivaciones sociales como puedan ser el afecto o la
adopción de estrategias de equipo, que además del individual consiguen un
beneficio para el grupo social y mejoran la integración armónica del individuo dentro
de dicho grupo social, lo que debe ser aprovechado por un trabajo que busque
aunar educación y adiestramiento.
Índice
1Historia
2Desarrollos teóricos
[5]
3Las cuatro dimensiones
4Introducción, etapas, fases y objetivos del adiestramiento cognitivo
o 4.1Primera etapa: Aprendizaje
o 4.2Segunda etapa: Integración social
o 4.3Tercera etapa: Aprendizaje experto
5Referencias
6Bibliografía
Historia[editar]
Desde los años sesenta la mayoría de los sistemas de adiestramiento se planificaban
tomando en cuenta los procesos de condicionamiento o planteamientos
de etología clásica, analizando las pautas sociales del lobo y trasladándolas
directamente al perro.
Aunque estos planteamientos teóricos permiten adiestramientos eficaces en la mayoría
de los casos, al aumentar progresivamente el nivel de exigencia de los adiestramientos
más especializados empieza a ser insuficiente el desarrollo de técnicas basadas en
estas premisas y se va haciendo patente la necesidad de un cambio de paradigma que
incorpore los nuevos conceptos sobre conducta y aprendizaje que la etología,
la psicología y la neurología han descubierto.
El precursor del adiestramiento cognitivo-emocional es el psicólogo y especialista en
adiestramiento de perros-guía inglés Bruce Johnston, autor de los libros The skilful mind
of the guide dog (Lennard, 1990) y Harnessing thought (Lennard, 1995), en los que
plantea las mejoras que se pueden obtener en el perro-guía a través de un
adiestramiento que, en lugar de basarse en condicionamiento, consiga que el perro
genere esquemas de trabajo, consiguiendo así un aprendizaje comprensivo mucho más
eficaz y fiable.3
En la mitad de los años noventa el adiestrador español Carlos Alfonso López formó un
equipo multidisciplinario para encontrar aplicaciones prácticas de las actualizaciones
teóricas de la psicología cognitiva y de los enfoques evolutivo, ecológico y cognitivo de
la etología más avanzada de su momento. Tras diez años de estudio y trabajo de
campo publicó Adiestramiento canino cognitivo-emocional (Díaz de Santos, 2005),
donde se recogen las conclusiones y protocolos de adiestramiento desarrollado por su
equipo.
En 2014, la empresa EDUCAN, de la que Carlos Alfonso López es director técnico,
firmó un acuerdo de colaboración con Dognition, una empresa perteneciente a la
Universidad de Duke (EE. UU.), dedicada a la investigación en cognición animal, para el
desarrollo de tecnología del comportamiento usando como base las últimas
investigaciones científicas.
En 2014 Carlos Alfonso López publicó un nuevo libro Tu perro piensa y te quiere,
entrenar perros no es cómo te lo habían contado y pasa a ser el primer libro de habla
hispana sobre entrenamiento de perros que supera una revisión a mayores por una
revista científica (Ciencia Cognitiva), gracias a las más de 3000 referencias
bibliográficas. Es por esto que en la actualidad los protocolos de trabajo cognitivo-
emocional se consideran los más actualizados dado su carácter integrador como
método de entrenamiento.
Desarrollos teóricos[editar]
Actualmente se sabe que los procesos de condicionamiento, siendo muy importantes,
no son los únicos mecanismos de aprendizaje del perro. La etología cognitiva ha
demostrado la existencia de múltiples formas de aprendizaje cognitivo (y con ello
comprensivo) del perro, como la expectativa, la resolución de problemas, la toma de
decisiones o el aprendizaje de conceptos. Por todo lo expuesto el adiestramiento
cognitivo-emocional postula que el aprendizaje conseguido en un proceso de
adiestramiento ha de ser comprensivo, conseguido a través del aprovechamiento de los
procesos antedichos. El aprendizaje conseguido exclusivamente mediante procesos de
condicionamiento se considera insuficiente y limitado.
La conducta voluntaria está fuertemente influida por las emociones presentes en cada
momento, pudiendo llegar la emoción a dirigir la conducta del perro en momentos de
máxima intensidad. Al ser involuntaria la presencia de emociones un adiestramiento
que no enseña al perro a gestionar su conducta emocional será ineficaz cuando el nivel
de las emociones sea muy alto. El adiestramiento cognitivo-emocional implica preparar
al perro para manejarse correctamente a niveles emocionales altos.4
El perro es un animal social que posee por ello una serie de características específicas
destinadas a la realización de conductas coordinadas dentro de dicho contexto
social. El perro debe llevar a cabo las conductas ya aprendidas por motivaciones
sociales como el afecto, la facilitación social o la consecución de metas sociales, y no
por motivaciones puramente individuales como la consecución de refuerzos de comida
ni la evitación o escape de refuerzos negativos, como collares de presión o impulsos.
Esto permitirá y potenciará el trabajo en equipo del perro y su guía.
En los adiestramientos de máxima especialización, como puedan ser aquellos
destinados a labores de ayuda, así como los orientados a la competición deportiva, se
conseguirá la excelencia a través de los procesos asociados al aprendizaje experto:
desarrollo de criterio y capacidad de autoevaluación, así como de refuerzo intrínseco
del perro. La excelencia y afinado de los adiestramientos de máxima especialización no
deben ser conseguidos principalmente por procesos de condicionamiento dependiente
de refuerzos externos.
Objetivos educacionales:
1. Aprender a atender las indicaciones del guía de confirmación y liberación.
Conexión del adiestramiento con el guía a través de estos comandos.
2. Aprender a consultar al guía para terminar un trabajo.
3. Autocontrol al tener que sujetarse y estabilizar la conducta hasta la liberación.
4. Aprender a posponer la metas instintivas al momento socialmente correcto
(indicación del guía).
5. Entreno de la empatía con el tono de los comandos
6. Entreno del trabajo en equipo con metas sociales al jugar con el perro al liberar.
7. Aprender a generar conducta y consultar al guía para conseguir objetivos, en
positivo y en negativo.
Fase de aprendizaje comprensivo:
Objetivos educacionales:
Objetivos educacionales:
Objetivos educacionales: