Está en la página 1de 3

Gámez Bojórquez Kimberly Naomy

Proceso de la inferencia clínica

La imagen que Hollywood presenta a los psicólogos clínicos y psiquiatras como personas que

no sólo tienen un entrenamiento y educación especializada, sino que también utilizan

primariamente la aproximación de señales, para la formulación de las inferencias clínicas. A

menudo se les retrata como intérpretes astutos de signos ocultos y que a primera vista no parecen

tener relación con afirmaciones claras y adecuadas acerca del pasado, presente o futuro de una

persona.

Intuición clínica.

Se han realizado intentos de establecer las características personales de las personas que son

"buenos jueces de la gente” (psicólogos y psiquiatras), pero los atributos que se han sugerido

(tales como ajuste emocional, autopenetración, habilidad social e inteligencia) aún no han

demostrado de manera contundente ser esenciales, ni se ha demostrado que los clínicos los

poseen en proporciones altas muy fuera de lo común.

A medida que los hechos concretos en la forma de evidencia experimental han superado la

fantasía popular, se ha puesto en tela de juicio de manera seria, la existencia de algunas

capacidades especiales para formular inferencias en los clínicos.

Estas afirmaciones reflejan una gran cantidad de investigación que demuestra que cuando se

emplea una aproximación informal para el procesamiento de los datos de evaluación, los

psicólogos clínicos en su conjunto (1) no tienen una mayor habilidad que los que no son clínicos

para formular inferencias y (2) no hacen inferencias más adecuadas que las que se obtienen a

través de los procedimientos formales, estadísticos.

También se ha visto fortalecida la imagen de los psicólogos clínicos meramente como simples

mortales por medio de la investigación acerca de su habilidad para procesar la información.


Gámez Bojórquez Kimberly Naomy

Los estudios de Kostlan (1954), Sines (1959), Golden (1964), Oskamp (1965) y Weiss (1963)

sugieren que a medida que los clínicos tienen una mayor cantidad de información de evaluación

puede aumentar su confianza acerca de sus inferencias, pero su precisión no siempre aumenta.

Sencillamente hay limitaciones en la cantidad de datos que una persona (clínico o no clínico)

puede recordar, procesar e integrar y que estas limitaciones afectan al clínico que escudriña la

gran variedad de material de evaluación que Levy (1963) denomina la "matriz psicológica".

Por lo tanto, el psicólogo puede tener una tendencia para impresionarse con las primeras

porciones de información que él reciba y luego olvidar o prestar poca atención a los datos

subsecuentes.

Las distintas clases de prejuicios personales pueden distorsionar las inferencias. El psicólogo

clínico puede reaccionar en una forma diferente con los hombres y mujeres, grupos de distintas

edades, o personas que pertenecen a determinados grupos socioeconómicos, raciales o políticos.

El prejuicio teórico también puede alterar las inferencias, ya que los seguidores de cada uno de

los modelos clínicos principales muy probablemente abordarán las situaciones que les presenten

sus clientes con ciertas ideas preconcebidas acerca de las conductas que les comunicarán y el

significado de esas conductas.

El hecho de que algunos clínicos aún infieran las tendencias paranoides a partir de tales

rasgos en los dibujos ejemplifica un tipo de error del que "la mayoría, sino es que todas las

personas, son susceptibles".

El psicólogo clínico puede caer preso de otras influencias que reducen la precisión de sus

inferencias. Otras variables adicionales que pueden afectarle son la situación en la que se

formulan las inferencias (por ejemplo, una escuela u hospital mental), los efectos de la fatiga, y

los tipos de clientes que por lo general lo consultan (y que, por consiguiente, espera que acudan).
Gámez Bojórquez Kimberly Naomy

La capacitación clínica que de manera tradicional se recibe en la especialidad puede

proporcionarle al clínico futuro una gran cantidad de información y experiencia útil e importante,

pero desafortunadamente hay muy poca evidencia que señale que ayuda a mejorar la habilidad

para formular inferencias adecuadas.

No obstante, existen algunos clínicos que por las razones que sean, son superiores a sus

colegas y a otras personas legas inteligentes, con respecto a la precisión de sus inferencias. La

habilidad de una persona para formular inferencias puede ser una función conjugada de alguna

habilidad general que interactúa con algunas variables situacionales. Sin embargo, en este

momento no se ha establecido aún si este punto de vista es acertado, ni siquiera se ha demostrado

completamente la existencia de una habilidad general en las personas para formular inferencias.

También podría gustarte