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Mtra. En Psic. Erika S.

Villalobos
Psicólogo Clínico / Cedula Profesional: 3079092

Cómo aplicar límites a los niños

Los niños necesitan límites. Cómo educar con disciplina a nuestros hijos

Una disciplina eficaz a la hora de aplicar los límites a nuestros hijos es lo más importante. Si
nosotros presentamos una buena regla, nuestro hijo estará dispuesto a cumplirla porque lo que
quieren ellos es agradarnos. No nos encontramos preparados para establecer los límites. Nos falta
habilidad para hacerlo. Hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos
equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad y con demasiada autoridad. Cuando
necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y "ahora" (recoger los juguetes, irse a la
cama, etc.), debemos tener en cuenta algunos consejos básicos:

1) Debemos tener objetividad Es frecuente oír de nosotros mismos y de otros padres


expresiones como "Pórtate bien", "Sé bueno", o "no hagas eso" Las expresiones significan
diferentes cosas para diferentes personas. Nuestros hijos nos entenderán mejor si hacemos
nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado dice a un niño
exactamente lo que debe estar hecho. "Habla bajito en una biblioteca "; "Da de comer al
perro ahora": "Agarra mi mano para cruzar la calle". Esta es una forma que puede aumentar
substancialmente la relación de complicidad de su hijo.

2) Ofrezca opciones En muchos casos podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada
de decidir como cumplir sus "órdenes". La libertad de oportunidad hace que un niño sienta
una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: "Es la hora del
baño. ¿Lo quieres tomar con la ducha o en la bañera llena?"; "Es la hora de vestirse.
¿Quieres elegir un traje, o lo hago yo? Esta es una forma más fácil y rápida de decir a un
niño exactamente lo que hacer.

3) Sean firmes En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la


obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Un límite firme dice a un
niño que él debe parar con dicho comportamiento y obedecer a tus deseos inmediatamente.
Por ejemplo: "Vayas a su habitación ahora" o "¡Pare!, los juguetes no son para tirar". Los
límites firmes son mejor aplicados con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el
rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no.
Ejemplos de ligeros límites: "¿Por qué no lleva tus juguetes fuera de aquí?"; "Debes hacer
las tareas de la escuela ahora"; " Venga a casa ahora, ¿vale?" e "Yo realmente deseo que te
limpies". Esos límites son apropiados para momentos cuando se quiere que el niño actúe en
un cierto camino. De cualquier modo, para esas pocas obligaciones "debe estar hecho",
serás mejor cómplice de su hijo si les aplica un firme comando. La firmeza está entre lo
ligero y lo autoritario.

4) Acentúa lo positivo Los niños son más receptivos en "hacer" a lo que les ordenan.
Directivas cómo el "no" o "pare" dicen a un niño que es inaceptable pero no explica qué
comportamiento le gustaría en cambio. En general, es mejor decir a un niño lo que debe
hacer ("Habla bajo") antes de lo que no debe hacer ("No grite"). Padres autoritarios dan más
órdenes "no", mientras los demás están propensos a aplicar el orden con el "hacer".

5) Se mantengan al margen Cuándo decimos "quiero que te vayas a la cama ahora mismo",
estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena estrategia es
hacer constar la regla de una forma impersonal. Por ejemplo: "Son las 8, hora de acostarse"

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y le enseña el reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el niño y el
reloj.

6) Explica el por qué Cuando una persona entiende el motivo de una regla, como una forma
de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a
obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño por qué
tiene que obedecer. Entendiendo la razón para el orden ayuda a los niños a que desarrollen
valores internos de conducta o comportamiento- una conciencia. Antes de dar una larga
explicación que puede distraer a los niños, manifieste la razón en pocas palabras. Por
ejemplo: "No muerdas a las personas. Eso les hará daño"; "Si tiras los juguetes de otros
niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar aún con ellos".

7) Sugiera una alternativa Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño,


intente indicar una alternativa aceptable. Por hacerlo sonará menos negativo y su hijo se
sentirá menos desaventajado. De este modo, te empeñas en decir "no sé si te gustaría mi
pintalabios, pero eso es para los labios y no para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel en
cambio". Otro ejemplo sería decir "No te puedo dar un caramelo antes de la cena, pero te
puedo dar un helado de chocolate después". Por ofrecerle alternativas, le estás enseñando
que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.

8) Sea seriamente consistente Una regla puntual para una efectiva puesta del límite es evitar
una regla repetitiva. Una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la
próxima, y a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de cumplir.
Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser efectivas día tras día, aunque estés
cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos
seguramente intentarán resistir.

9) Desaprueba la conducta, no el niño Es necesario que dejemos claro para nuestros hijos
que nuestra desaprobación está relacionada a su comportamiento y no directamente a ellos.
No les estamos rechazando. Lejos de decir "Niño malo" (desaprobación del niño).
Deberíamos decir "No muerdas" (desaprobación de la conducta). En lugar de decir
"realmente no puedo controlarte cuando actúas de esta forma", deberíamos decir, "Estas
latas no están para tirar. Deben quedar en el estante del almacén".

10) Controla las emociones Los investigadores señalan que cuando los padres están muy
enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente
abusivos a sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma, y contar hasta
diez antes de reaccionar. La disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe
comportarse. No se puede enseñar con eficacia si usted es extremamente emocional.
Delante de un mal comportamiento, lo mejor es llevar un minuto de calma uno mismo, y
después preguntar con calma, "¿que sucedió aquí?". Todos los niños necesitan que sus
padres establezcan las guías de consulta para el comportamiento aceptable. Cuanto más
expertos hacemos en fijar los límites, mayor es la cooperación que recibiremos de nuestros
niños y menor la necesidad de aplicar consecuencias desagradables para que se cumplan los
límites. El resultado es una atmósfera casera más agradable para los padres y los hijos.

(Autor: Charles E. Schaefer, Ph.D., es un profesor de psicologÍa y director del Centro de Servicios
Psicológicos en la Universidad de Fairleigh Dickinson. Es autor de más de 40 libros, incluyendo
"Teach your child to behave disciplining with love from 2 to 8 years".)
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Límites para niños de 24 meses hasta los 5 años de edad


Enviado por pei.ac01 el Dom, 21/12/2008 - 09:06. Estructurafamilia y niños.límites
Autora: Karla Mariana Toriz Ortiz
Asesor: José Manuel Bezanilla
Universidad Justo Sierra Plante San Mateo

Resumen: La presente investigación pretende conocer que son los limites, para que sirven, y los
tipos de limites que existen. La educación de un infante de 24 meses a los 5 años debe ser basada en
límites de la conducta para que su desarrollo sea ligero en el sentido de no tener problemas cuando
se llegue a una etapa posterior, la segunda infancia. Este trabajo se realizo para cubrir la necesidad
de algunos padres inquietos y preocupados por la educación de sus hijos, se desarrolla en el
contexto de una comunidad pequeña, de nivel socioeconómico medio bajo, con este elemento
podemos rescatar que por tratarse de este tipo de población que cuanta con un nivel cultural bajo, se
carece de la información pertinente para educar a sus dese sores. El trabajo contiene información
sobre que son los límites, como se integran a la conducta del niño en su desarrollo y propuestas
sobre que hacer en determinadas situaciones con una propuesta que ofrece viven ciar las temáticas
anteriores. Exponerlos y encontrarles solución en grupos de padres que tengan las mismas
inquietudes.

Palabras claves: Estructura, límites, familia y niños.

El presente trabajo es con la firme intensión de ser aplicado y que sea funcional para los padres de
familia que lo necesiten por que en la sociedad actual es muy importante, comenzar desde edades
tempranas a marcar limites y educar en cuanto a ello para que en sus vida puedan saber que si es
prudente y no para su bienestar, esto desde una educación temprana que inicie aproximadamente
desde los 19 meses hasta los 5 años, en la misma línea para que los padres no tengan conflicto al
educar a sus hijos. Esto ha generado que cada vez sean más padres de familias actuales los que se
preocupan por la educación de los niños, se preguntan, como siendo tan pequeños es difícil ponerles
límites o lograr que los niños obedezcan o acaten indicaciones de ellos que como sus padres son los
responsables de su educación.
Tal educación, que refiere el vocablo latín como, educare que significa: “sacar”, “llevar”, “extraer
de dentro hacia fuera” y Educare, que significa: “conducir”, “criar”, nutrir, “alimentar”, “guiar”.
Bajo este concepto la educación se entiende como la actividad que consiste en guiar o proporcionar,
desde fuera, lo necesario para construir. Esta es una parte muy importante de la función educadora
de la persona que eduque. Villalobos Pérez Cortes Elvia Marveya (2004)
En esta línea se puede educar a los niños y a su vez marcar límites.
Un límite es una restricción, sea legal, fiscal, social. Los límites son restricciones a conductas que se
imponen a los seres vivos al rebasar una conducta no esperada o antes de presentarse esta. Los
limites pueden frenar algunas conductas que no se desean en la personas. Los limites son
lineamientos de carácter universal, lo que no funciona de manera universal es la edad en la que se
aplican estos limites.
En la educación infantil los límites son algo fundamental, que no se debe dejar de lado por los
padres. Es importante establecer lineamientos, desde la estructura familiar ya que desde ahí se
comienza con la formación de la persona los límites son acuerdos que se establecen y que debe ser
respetados y no rebasados por ninguna persona que ese consiente de ellos.
Establecer límites no significa emplear castigos u otros métodos punitivos sino, al contrario, actuar
con serenidad pero con firmeza y de manera consistente para niño entienda que se le esta pidiendo
que haga o en el caso contrario una conducta que no se quiere que haga y es por eso que se le
demandan los limites, para llegar a un acuerdo. Aguayo ( 2001)
La individualidad del infante, en parte, depende de esa constitución única, individual, desde que
nace, para relacionarse con otros de su especie. Esa predisposición innata se desarrolla como

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resultado de las fuerzas operativas durante los cambios continuos del proceso evolutivo. Su
autonomía y su predisposición para establecer vínculos con otros seres humanos, siendo parte de su
organización innata y única, son también resultado de la mezcla de las formas evolutivas mas
desarrolladas.
El neonato es un sistema, auto organizador y su meta es minimizar las diferencias entre el
organismo en desarrollo y el medio siempre cambiante. Este concepto de bidireccionalidad de la
acción es importante no sólo para entender el proceso de la adaptación, sino también para
diferenciar la acción del movimiento. El bebé, si no presenta rasgos de retardo o problemas
emocionales, es una persona en acción y no en movimiento. Donde se comienza con las acciones en
constante movimiento y el desarrollo del sentido de si mismo se da en con el desarrolle del cuadro
del mundo. Usualmente a través de la acción sobre el medio. Un pensamiento común a los
investigadores en el área del desarrollo infantil es que el ser humano empieza su vida sin
distinguirse del medio, Él desarrollo, por, medio de las acciones del niño sobre su medio produce el
fundamento de la polaridad entre su “Yo” y “no-Yo”. Por la observación se puede suponer que la
acción exige que el niño se relacione simultáneamente consigo mismo y con su entorno,
estableciendo diferencias entre el medio y si mismo, como actor unidireccional, por que regula su
medio interno y externo a la vez, con actividades de iniciación y retroalimentación, corrección y
reafirmación. Guillen, r (1954)
Las fuerzas constitucionales y estructurales son esenciales precisamente porque construyen acciones
reguladas mutuamente de una manera más o menos fácil o difícil. Algunos niños, debido a sus
particularidades constitucionales y temperamentales, tienen problemas para formar interacciones
mutuas y por consiguiente, problemas en el desarrollo. Como se ha planteado, la evolución de los
infantes usualmente se programa por los nexos que establecen con otras personas. Así, los niños no
atienden de igual manera a todos los estímulos, lo que en parte esta determinado por el
temperamento individual, que influye en la calidad y cantidad de sus relaciones interpersonales.
La estimulación táctil es necesaria desde muy temprana edad para que el niño se desarrolle
normalmente. Al parecer, es aquí donde se ancla la estructura de limites esto se puede considerar
como un factor constitucional, pero, aparte de eso, los niños muestran preferencias para ciertas
clases de estímulos de conductas que no son las que sus padres esperan de ellos, y aquí ello pueden
empezar a marcar los limites.
En el área del desarrollo se acepta que el crecimiento, la salud y el desarrollo de altos niveles de
funcionamiento cognoscitivo y afectivo requieren una participación continua en acciones e
interacciones placenteras y lúdicas. Los niños basan su conducta en lo que es divertido,
emocionante y gratificante. El niño que tiene varias fuentes de placer puede encontrar un substituto
ante la frustración; en cambio, cuando la frustración es continua y no logra encontrar fuentes
alternativas de placer, brota en él la agresión.3
En el desarrollo el niño es capaz de participar en acciones de naturaleza progresivamente más
compleja parte de la cual depende que el niño este cada vez menos sujeto al influjo de las
cualidades articulares dominantes, pero a la vez limitadas, de la situación del estimulo. El niño,
entonces, se desarrolla mejor psicológicamente por su exploración de lo nuevo y lo desconocido
que él permite formar nuevos y más complejos patrones diferentes de conducta en situaciones
nuevas, en vez de repetir patrones viejos y más sencillos.
Los lineamientos que los padres ponen en sus hijos dan seguridad, y permiten adaptarse mejor a las
normas y límites sociales en su vida social y adulta.
Los padres a partir de este conocimiento pueden comenzar a desarrollar una estructura de límites
sana en sus hijos, fundamentada en la teoría y la experiencia de algunos padres que ha educado a
sus hijos y les han dado resultados positivos siguiendo las pautas que a continuación se muestran:
La coherencia aporta seguridad y confianza al niño porque así conoce exactamente cuáles son sus
límites. Marta Bravo (2004) detalla de forma práctica algunas pautas.

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Se puede exigir a los niños pequeños que obedezcan sin necesidad de que conozcan todos los
argumentos. Sin embargo, a los adolescentes no "se accede" de la misma manera. Es necesario
pactar con ellos y llegar a acuerdos.
Es fundamental ser muy concretos en las peticiones que los padres hacen a los menores: no pedirle
"que se porte bien", sino que "recoja sus juguetes", "que se lave los dientes después de comer", etc.
Ofrecer opciones del tipo "¿Prefieres ducharte ahora o después de cenar?
Está claro que los niños hacen lo que ven, por ello es importante "dar ejemplo". Los padres y
madres se enfadarían con un hijo si pegara a su hermana pequeña "porque se ha portado mal" o
porque "no le obedece". Antes han de pensar si no es así como reaccionan como padres con él.
Hacer constar la regla de una forma impersonal: "Son las ocho, hora de hacer la tarea", así el
conflicto no lo tendrá con nosotros, sino con el reloj.
Aun que se cometen errores como que los padres establecen “límites blandos”, como los denomina
Mackenzie en su obra “Poner Límites. Cómo educar a niños responsables e independientes con
límites claros “este autor caracteriza los límites blandos como “cuando no significa si, a veces, o
quizá”. Es decir, le estamos diciendo ‘No’ al niño, pero al no hacerlo con firmeza, el resultado es
que el niño lo sigue portándose mal, no obedece, discute, etc. Un ejemplo cotidiano y muy común
del establecimiento de un límite blando es cuando los padres tienen que repetir una y otra vez las
cosas al niño y hasta que no le dan un grito, éste no termina de hacerles caso. Esto es algo que se
debe evitar, por que el conocer hace en algunos casos que no se caiga en el error. Maurice J. Elias,
Stteven E. Tobias. (1999
Considerando todos los elementos anteriores se propone el taller para padres que básicamente
consiste en aportar a los padres de familia con hijos de 24 meses a 5 años la información que les
ayudara a determinar que son los limite como se integran al desarrollo del niños y como ellos
pueden anclara una estructura de limites sana para sus desesores. Surge la propuesta de la
modalidad didáctica llamada taller que muestra y demuestra la aplicación de conocimiento en la
elaboración de una actividad de una actividad por medio de técnica o estrategia.
CÓMO PONER LÍMITES FIRMES A LOS NIÑOS
Cada vez son mas numerosos los padres de niños muy pequeños (de 3 a 5 años) que se quejan que
no saben qué hacer para controlarles, que sus hijos no les obedecen, y que se enfrentan a muchas
situaciones en las que los niños se comportan como pequeños tiranos que mandan sobre sus propios
padres. Y se preguntan: ‘Si hacen esto ahora, ¿qué no harán cuando tengan 15 años?’
Muchos de estos casos están reflejando un problema educativo muy frecuente en nuestros días: la
dificultad de muchos padres para poner límites firmes y eficaces a sus hijos desde sus primeros
años.
Ya en anteriores Orientaciones hemos hablado de la importancia de poner límites a los niños. No
solo porque así la convivencia es más armónica sino también porque los niños son los primeros
interesados y beneficiados de que se les marquen unas normas que, además de infundirles
seguridad, les van a permitir adaptarse mejor a las normas y límites sociales en su vida social y
adulta.
Uno de los errores que pueden cometer algunos padres es el de establecer “límites blandos”, como
los denomina R.J. MacKenzie en su obra “Poner Límites. Cómo educar a niños responsables e
independientes con límites claros”.
Este autor caracteriza los límites blandos como “Cuando NO significa SI, A VECES , o QUIZÁ”.
Es decir, le estamos diciendo ‘No’ al niño, pero al no hacerlo con firmeza, el resultado es que el
niño lo sigue portándose mal, no obedece, discute, etc.
Un ejemplo cotidiano y muy común del establecimiento de un límite blando es cuando los padres
tienen que repetir una y otra vez las cosas al niño y hasta que no le dan un grito, éste no termina de
hacerles caso.
Establecer límites firmes no significa emplear castigos u otros métodos punitivos sino, al contrario,
actuar con serenidad pero con firmeza y de manera consistente.
Estos consejos para establecer límites firmes están inspirados en la obra de dicho autor:

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1- El mensaje o la norma debe centrarse sobre la conducta:


Si queremos que un niño haga o deje de hacer algo hay que decírselo con claridad, centrándonos en
lo que queremos que haga o deje de hacer, es decir, en la conducta en cuestión, no en la actitud o en
la valía del niño. Por ejemplo, si el niño nos interrumpe cuando estamos hablando con otra persona
habría que decirle “Espera a que termine de hablar” o “No me interrumpas cuando hablo con otra
persona”, en vez de “No seas pesado” o “Compórtate como un niño mayor”.
2- Ser lo más concretos posible, es decir, ir al grano:
A la hora de establecer el horario de llegada a casa de un adolescente habría que concretar, por
ejemplo: ‘Vuelve a casa antes de las 10’. No sería adecuado el mensaje ‘Vuelve pronto’ o ‘No
llegues tarde’.
3- Hablar con calma, no hace falta gritar:
Dar las órdenes o instrucciones en un tono de voz normal puede trasmitir más firmeza que dar un
grito, que sólo significa que se empieza a perder el control en uno mismo.
4- Si es necesario, fijar la consecuencia que traerá consigo el incumplimiento de la norma o
límite:
En el ejemplo anterior del horario, si pensamos que el adolescente puede saltarse la norma sería
bueno el recordarle la consecuencia: ‘Ya sabes que si llegas más tarde de las 10 el próximo sábado
no podrás salir’.
5- Y lo más importante: actuar en consecuencia. Un límite es firme si siempre lleva aparejada la
consecuencia. La consistencia es el punto más importante del establecimiento de límites: cuando el
niño sabe que siempre sus padres actúan como han acordado, tendrá en cuenta la norma y la
respetará.
ESTABLECIENDO LÍMITES ADECUADOS PARA LOS NIÑOS
¿PORQUÉ SE PORTAN MAL LOS NIÑOS?
La disciplina es el proceso por el cual enseñamos a un niño a entender sus límites. Cada niño es
diferente, pero hay cuatro razones básicas por las cuales la mayoría de los niños se portan mal, con
algunos ejemplos para los padres de maneras de disciplinarlos:

ATENCIÓN
Los niños piensan que ‘pertenecen’ solamente cuando son el centro de atención o atraen la atención
de otros. Los padres pueden ofrecer su atención por buen comportamiento. Para desanimar
comportamiento inapropiado, se pueden establecer rutinas y tiempos especiales para pasarlos a
solas con el niño.

PODER
Los niños piensan que ‘pertenecen’ cuando están en control o cuando pueden probar que nadie les
puede decir qué hacer. Los padres pueden ser amables pero firmes, poner límites razonables, ofrecer
opciones, y dirigir al niño a otra actividad más apropiada.

VENGANZA
Los niños piensan que ‘pertenecen’ al lastimar a los que les han hecho daño.

ESTABLECIENDO LÍMITES APROPIADOS PARA LOS NIÑOS PEQUEÑOS


En vez de criticar y castigar duramente, los padres pueden fomentar la confianza entre ellos y sus
niños, hablando con el niño y permitiéndole expresar sus emociones y sentimientos.

SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD
Los niños piensan que ‘pertenecen’ sólo cuando pueden convencer a otros de que no deberían
esperar mucho de ellos porque se sienten incapaces. Los padres pueden ayudar a sus niños a no
sentir pena por sí mismos, ayudándoles a tratar nuevas cosas y poniendo énfasis en sus talentos y
habilidades especiales.

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ETAPAS DEL DESARROLLO


Los niños atraviesan varias etapas de comportamiento que son normales para su edad. Los padres
que entienden estas etapas de comportamiento sabrán mejor qué esperar.

LOS PRIMEROS DOS AÑOS


• Un bebé o infante necesita establecer una relación íntima con sus padres y otras personas
importantes alrededor de él.

• Un bebé aprende a confiar por medio del amor y cariño que recibe de los adultos a su alrededor.

• Estas relaciones tempranas serán la base de otras relaciones saludables en el futuro.

• Un bebé no sabe que algo que no puede ver todavía existe. Es por esto que un bebé se siente
perturbado cuando sus padres están lejos de él.

LOS AÑOS PRE-ESCOLARES

• Los años pre-escolares son los años más importantes en la vida de una persona.

• La destreza lingüística y las habilidades sociales se desarrollan durante este tiempo.

• A esta edad, los niños aprenden a reconocer símbolos, lo cual les ayudará a aprender a leer cuando
sean mayores.

• Los niños desarrollan sus destrezas al tocar, ver, sentir, mezclar, tirar y otras actividades en sus
juegos.

• Los niños ponen a prueba su nueva independencia al explorar y descubrir nuevas cosas.

• Tenga paciencia y trate con amabilidad las imperfecciones que habrán en el desarrollo lingüístico
del niño y en su proceso de aprender a usar el baño.

• Los niños pre-escolares están desarrollando un interés saludable en diferentes actividades sin
sentir que serán demasiado para ellos.

NIÑEZ MEDIA

• Las habilidades de los niños se definen mejor al aprender a ponerlas en uso.

• A esta edad, pueden hacer decisiones más complicadas que antes.

• Los niños empiezan a dudar si sus padres siempre “tienen la razón”.

• Los reglamentos empiezan a tener sentido y serán importantes para su educación en el futuro.

• Estos niños están desarrollando confianza en sus propias habilidades para hacer cosas.

• Si los niños siempre son criticados por sus equivocaciones, es posible que desarrollen sentimientos
de no poder hacer nada bien.

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PONER LÍMITES A LOS NIÑOS

Cada vez son más numerosos los padres de niños muy pequeños (de 3 a 5 años) que se quejan que
no saben qué hacer para controlarles, que sus hijos no les obedecen, y que se enfrentan a muchas
situaciones en las que los niños se comportan como pequeños tiranos que mandan sobre sus propios
padres. Y se preguntan: ‘Si hacen esto ahora, ¿qué no harán cuando tengan 15 años?’

EL SÍNDROME DEL EMPERADOR

El problema educativo más grave que sufren algunos padres es el de que intentan educar, siendo
flexibles y justos con sus hijos y sin embargo estos se aprovechan de esa actitud y los tiranizan.

La tiranía de estos pequeños puede adoptar muchas formas:

- No hacer caso a la primera, ni a la segunda, ni…, se trata de esperar al grito, la amenaza,


etc., para hacer lo que se les pide (ir a comer, lavarse las manos, recoger los juguetes, etc.). ¿Para
qué obedecer antes si saben que pueden disponer de más tiempo hasta que se enfaden sus padres?

- Discutir las normas y/o los castigos. Tachar a los padres de injustos, malos padres, etc. Si
hacen eso debe ser porque les trae alguna compensación (ante el sentimiento de culpa los padres
ceden y otorgan más privilegios)

- Reclamar constantemente la atención con un comportamiento molesto, o con continuas


discusiones entre los hermanos.

- Pedir, pedir y pedir. Una vez conseguido, muestran su insatisfacción y vuelven a querer más
cosas.

Estas dificultades cotidianas acaban con la paciencia de los padres y crean un cúmulo de tensiones
que hace que la convivencia familiar se convierta para estas familias en un auténtico infierno.

El problema que estos padres tienen es que no saben cómo poner límites a la conducta de sus hijos.
Estos saben sacar partido de esta circunstancia y obtienen el “beneficio” de saltarse las normas
constantemente.

En los 7 primeros meses de 2007 se han puesto en España cerca de 3.500 denuncias de padres
contra el maltrato de sus hijos menores. Se habla del Síndrome del Emperador, para describir esta
situación. ¿No tendrán su origen estos graves problemas en la falta de límites en los primeros años?

QUÉ SON LAS CONSECUENCIAS NATURALES Y CÓMO APLICARLAS

Se pueden distinguir dos clases de consecuencia. Las consecuencias naturales y las consecuencias
lógicas.

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Las consecuencias naturales son aquellas que siguen de manera natural a una situación. Este tipo de
consecuencias tienen un gran valor a la hora de que aprendan los niños.

Cuando un niño juguetea con un refresco en la terraza de un bar y se le cae la botella, experimenta
una consecuencia natural a una conducta inadecuada. Si los padres le pidieran otro refresco le
estarían privando de la oportunidad de aprender cómo comportarse en la mesa de un bar. En ese
caso, la conclusión a la que llegaría el niño sería: ‘No importa si juego con las bebidas y se
derraman, al final tendré otra’.

Cuando a un niño se le priva de sentir las consecuencias naturales de sus propias conductas se dice
que se le está sobreprotegiendo. 'Sobre-proteger' a un niño es maleducarle. Es simplemente retrasar
las consecuencias negativas de su conducta. Lo tendrá que aprender más tarde y con más dolor.

Ejemplos de situaciones en las que se puede aprovechar el valor educativo de las consecuencias
naturales:

- El niño usa mal y sin cuidado un juguete frágil. Cuando se le rompe experimenta la
consecuencia de quedarse sin él.

- El niño se retrasa a la hora de llegar al colegio porque ha remoloneado en la cama. Los


padres no le han vestido, sino que han permitido que llegue tarde. Será el profesor el que le regañará
por llegar una vez comenzada la clase.

- El niño olvida en el colegio su jersey preferido el viernes por la tarde. En vez de que sus
padres pasen a recogerlo, el niño tendrá que llevar un jersey que no le gusta durante el fin de
semana.

- El niño no lleva la ropa sucia a la lavadora. Como sus padres no lo hacen por él, llega un
momento en que no tiene nada que le guste para ponerse.

En todas estas y otras situaciones parecidas el papel de los padres es simplemente permitir que el
niño aprenda de las consecuencias naturales que su conducta tiene. No es necesario sermonearle con
el clásico ‘Ya te lo decía yo’.

Cuando el niño sufre consecuencias negativas intentará evitarlas en el futuro siendo más cuidadoso.
Este es el poder educativo de las consecuencias naturales.

QUÉ SON LAS CONSECUENCIAS LÓGICAS Y CÓMO APLICARLAS

Hemos visto el gran valor educativo de las Consecuencias Naturales. Pero no siempre podemos
hacer uso de este tipo de consecuencias.

Por ejemplo, no podemos dejar que el niño sufra la posible consecuencia natural (atropello) al
cruzar una calle con el semáforo rojo para los peatones. En ese caso nos veremos obligados a
utilizar las llamadas consecuencias lógicas (dado que intenta cruzar de manera indebida, tendrá a
partir de entonces que ir de la mano del adulto, por ejemplo).

A este tipo de consecuencias se les llama lógicas porque están relacionadas lógicamente con la
conducta en cuestión.

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Si un niño deja esparcidos los juguetes por su habitación sin recogerlos la consecuencia natural (su
habitación estaría desordenada, podría pisar y romper un juguete, etc.) sería muy difícil que le
afectara. Sin embargo sus padres podrían aplicar una consecuencia lógica: quitarle durante varios
días los juguetes que se queden sin recoger.

Ejemplos de situaciones en las que se pueden aplicar consecuencias lógicas:

- El niño llega tarde a casa después de jugar en el parque. Los próximos días su hora de
llegada se tendrá que adelantar quince minutos, no volviendo al horario normal hasta que demuestre
que sabe controlar el tiempo.

- El niño pinta la pared. Además de enseñarle dónde debe pintar le hacemos que limpie la
pared hasta dejarla como antes.

- El niño rompe un juguete de su hermana a propósito. Sus padres le obligan a comprarle otro
con el dinero de su paga semanal.

- El niño está jugando a un juego de mesa con sus padres y hermanos. Hace trampas porque no
admite perder. Los padres le dejan una partida sin jugar.

A la hora de aplicar consecuencias lógicas se deben seguir estas pautas:

- Su aplicación debe hacerse de manera tranquila, sin enfadarse.

- También deben aplicarse inmediatamente.

- Siempre que sea posible, la consecuencia lógica debe incluirse entre las opciones: ‘Tenéis que
jugar sin pelearos o apagaré la videoconsola’.

SIN CONSECUENCIAS NO HAY LÍMITES

No es posible educar sin aplicar consecuencias. Tanto buenas como malas consecuencias.

Un límite es una norma expresada en palabras: ‘Puedes hacer esto, pero no esto otro…’

Pero es normal y hasta bueno que los niños cuestionen los límites, se acerquen a ellos y los
sobrepasen. Así son los niños pequeños.

Los límites físicos también existen y los niños los cuestionan igualmente. Pero saltarse los límites
físicos lleva aparejado consecuencias naturales (Si corro muy rápido y sin cuidado, tropiezo y me
caigo, si toco el fuego me quemo, etc.).

Lo mismo ocurre con los límites educativos. Si se saltan hay que aplicar consecuencias. Eso es
educar. Si se saltan y no se aplican consecuencias, lo que se aprende es a saltarse los límites. Eso es
malcriar.

Cuando aplicamos consecuencias educativas de una manera coherente y sistemática los niños
aprenden que cumplimos lo que decimos, se portan mejor y colaboran.

Si, por el contrario, nos mostramos débiles y no aplicamos las consecuencias, los niños se
arriesgarán a saltarse los límites e intentarán que no les vuelva a pasar nada.

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Mtra. En Psic. Erika S. Villalobos
Psicólogo Clínico / Cedula Profesional: 3079092

¿Qué clases de consecuencias hay?

Ya hemos visto que son de dos tipos: naturales y lógicas

¿Cómo aplicar consecuencias?

- La consecuencia hay que aplicarla de manera inmediata a la conducta inadecuada o al


incumplimiento de la norma. Es la mejor manera de que se asocien conducta y consecuencia.

- La consecuencia hay que aplicarla sistemáticamente, es decir, en todas las ocasiones. No se


trata de ser más blandos o más duros según el estado de humor que se tenga en ese momento.

- La consecuencia hay que aplicarla con respeto. Es decir, manteniendo la calma, sin criticar
ni humillar al niño. La consecuencia no va contra el niño sino contra su conducta, que queremos y
creemos que puede mejorar.

- La duración de la consecuencia no debe ser larga. No es necesario mandar a un niño de 5


años a su habitación media hora. Es igual, o más efectivo hacerlo durante 5 minutos.

- Una vez aplicada la consecuencia, hacer borrón y cuenta nueva. Así trasmitimos al niño que
confiamos en él.

TRES TÉCNICAS PARA PONER LÍMITES

Voy a referirme a 3 sencillas técnicas para evitar que los niños cuestionen o se resistan a las
normas y no se salten los límites que sus padres se ven en la obligación de ponerles para su
educación.

Se trata del Procedimiento de Verificación, la Técnica del Corte y la Tregua. Estas técnicas están
recogidas en “Poner Límites”, de Robert J. MacKenzie.

1- El Procedimiento de Verificación:

Con esta técnica intentamos asegurarnos que el niño ha entendido lo que le hemos pedido que haga.

En ocasiones damos una orden o petición y vemos que el niño está enfrascado en un juego o
actividad. En ese momento al ver que no responde a nuestras demandas nos queda la duda de si nos
ha oído. Mejor que esperar o comenzar a repetir una y otra vez, será ponernos enfrente de él y
verificar: ¿Puedes decirme lo que te he dicho?, o ¿Has entendido lo que dije?, o ¿Qué te he dicho?

En cuanto que nos responda que lo ha entendido ya estamos seguros que asume la responsabilidad
de hacer lo que le hemos dicho o las consecuencias por no hacerlo.

2- La Técnica del Corte:

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El objetivo de la Técnica del Corte es poner fin a las quejas, intentos de negociación, discusiones,
etc., con las que el niño intenta dejar de cumplir lo que se le ha ordenado.

Con la técnica del Corte, “cortamos” dichas quejas, etc., diciéndole que si continúan aplicaremos
una consecuencia.

Por ejemplo, recordamos a un niño que tiene que sacar la basura. El niño responde que le toca a su
hermano, que lo hará luego, etc. Con esta técnica se le diria: ‘Puedes sacar la basura o quedarte sin
ver la TV el resto de la tarde. ¿Qué prefieres?’

Poner límites exige ser firmes, tanto a la hora de cortar una discusión como de aplicar una
consecuencia.

3- La Tregua:

El objetivo de la Técnica de la Tregua es aplazar la solución de un problema surgido en la relación


padres-hijos hasta que ambas partes se calmen y recuperen el autocontrol.

El actuar bajo los efectos de la ira o el enfado hace que se tomen decisiones cargadas de emoción y
precipitadas de las que probablemente nos arrepintamos una vez recobrada la calma.

Si son los padres los que se encuentran alterados pueden decir en esas circunstancias: ‘Estoy muy
enfadado y necesito que se me pase antes de poder solucionar esto. Me iré a mi habitación y una vez
que me calme trataremos este asunto’.

En el caso de que el que se encuentre alterado sea el niño podemos decirle: ‘Te veo algo nervioso.
Dentro de un rato cuando te hayas calmado continuaremos hablando’

Con esta tregua se consigue que los problemas se vean más con más serenidad y sea más fácil llegar
a una solución constructiva.

IMPONERSE POR LA FUERZA: CUANDO NO QUEDA OTRO RECURSO

Una de las características de la disciplina positiva es la de evitar los métodos punitivos y el castigo
físico.

Sin embargo hay momentos en los que los niños nos desafían y retan y se niegan a aceptar las
consecuencias que se les aplican.

Esto es más probable que ocurra cuando se comienza a utilizar las técnicas de disciplina positiva
con niños a los que se castigaba anteriormente.

Bien, supongamos que hemos aplicado la técnica del tiempo fuera, rincón o pausa obligada y el
niño se niega a irse a su habitación, tal como se le había advertido que ocurriría si no mejoraba su
conducta.

¿Qué podemos hacer?

Nuestra obligación como padres es educar, enseñar al niño a respetar las normas y límites que
previamente se le han marcado. Por lo tanto no tenemos más remedio que imponernos por la fuerza.

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Imponerse por la fuerza no es pegar ni causar daño físico. Se trata de actuar sin violencia. Con
determinación le llevaremos de la mano a su habitación, si se trata de que debe hacer una pausa
obligada o tiempo-fuera. Si se resistiera, tendríamos que llevarlo en brazos. Si el niño no quiere
quedarse y se escapa tendremos que cerrar la puerta.

Nuestro comportamiento como padres debe ser sereno, evitando gritar, pero firme. Si nuestro hijo
ha perdido el control, nuestra obligación es ayudarle a recobrarlo.

No podemos quedarnos impasibles ante la resistencia y el rechazo a las normas.

APRENDER A APLAZAR LA GRATIFICACIÓN

“Lo quiero, y lo quiero ya”. Este es el mensaje de una rabieta infantil.

Aprender a reconocer los límites, y aceptar que no se pueden conseguir las cosas en el momento en
que a uno le apetecen, es una lección muy importante en la vida.

Algunos estudios han demostrado que los niños que son capaces de posponer un premio o una
gratificación triunfan más tarde en su vida de adultos.

Así lo indican los experimentos de “demora de la gratificación” realizados por Walter Mischel en
los pasados años sesenta.

En dichos experimentos, una maestra dejaba una golosina a niños de 4 años y les decía que tenía
que salir un rato de la sala, que si querían se la podían comer, pero si se aguantaban, ella al regresar
les daría dos.

Mischel evaluó a esos mismos niños años después, cuando eran adolescentes y más tarde ya
adultos, y concluyó que aquellos que habían resistido a la tentación, aplazando sus impulsos para
conseguir un premio mayor, eran personas más maduras y competentes que los que no habían sido
capaces de niño de aguantarse las ganas de comerse la golosina.

Tenemos más pruebas de esto a nuestro alrededor: Las personas de éxito son las que se muestran
pacientes en conseguir sus metas y las que eligen sacrificar el placer inmediato por un objetivo
lejano pero más valioso.

Es bueno que un niño se resista, o que intente saltarse los límites. Necesitan saber hasta dónde
pueden llegar. Pero es igualmente importante que sepan que papá y mamá mandan. Eso, finalmente,
les produce más confianza y serenidad, y aprenden a ser felices aunque no consigan lo que quieran
en el momento que quieran.

Los padres deben transmitir a los hijos que entienden su enfado y su frustración, pero que “eso” no
lo pueden tener en ese momento.

Cuando enseñamos a un niño a aplazar el placer inmediato por una satisfacción posterior, le
estamos enseñando a controlar sus impulsos, y le estamos dando una herramienta muy importante
que podrá utilizar y mejorar a lo largo de toda su vida.

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GUÍA PARA PONER REGLAS EN LA CASA

Para prevenir problemas de conducta en niños es importante que los padres aprendan a establecer
reglas o normas de conducta en la casa, para esto usted debe realizar lo siguiente:
Identifique la conducta que quiere enseñarle al niño, debe ser una conducta observable.
Por ejemplo:

"De hoy en adelante serás tú quien asee su cuarto"

1) Construya una regla en forma positiva, es decir, siempre tiene que decir lo que le niño tiene
que hacer y no lo que no deberá hacer:
"Manuel debes arreglar tu cuarto y mantenerlo limpio, así que levanta tus juguetes, tiende la cama,
barre y levanta tus libros"

2) Especifique la consecuencia positiva que se utilizará para reforzar la conducta del niño.
- ¿Qué te gustaría recibir al terminar de arreglar tu cuarto?

- Me gustaría salir a jugar con Mariana.

3) Establezca el tiempo límite para que la conducta se lleva a cabo.


"Para que puedas salir a jugar con Mariana, antes de las 10 de la mañana, deberás colocar los
juguetes y los libros en su lugar, además de tener tu cuarto limpio."

4) Si el niño cumple la regla debe recibir de inmediato la consecuencia positiva pero si quebranta la
regla, puede ser útil que se le pida repetirla, y asegurarse de que realice la conducta antes de recibir
la consecuencia positiva.

"Ya son las 10... Recuerda que para que puedas salir a jugar, primero debes colocar los juguetes y
los libros en su lugar, además de tener tu cuarto limpio."

"Como ya realizaste tus actividades, puedes salir a jugar con Mariana."

5) Si lo considera de ayuda, puede colocar un letrero en el que se escriba claramente la regla.

"Para poder salir a jugar, antes de las 10 de la mañana deberás colocar los juguetes y los libros en su
lugar, además de tener tu cuarto limpio."

6) Recuerde que cuando usted intente establecer una regla o norma de conducta:

- Debe empezar por pedir cosas que el niño ya sepa hacer y que incluso le gusten, después de que lo
haga lo deberá de elogiar y recompensar por haber cumplido lo encomendado. Posteriormente se le
debe pedir cosas cada vez más difíciles y recompensar cada avance.

- No debe pedir al niño que haga algo a menos que sea necesario que lo haga y usted esté dispuesto
a asegurarse que cumpla con la actividad.

- Debe insistir al niño que haga lo que se pidió y de ser posible esperar a su lado hasta que lo
cumpla.

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..Límites, caprichos y berrinches

Si bien cada familia y cada hijo es único e irrepetible, detrás de un límite está siempre la necesidad
de nuestros hijos de ser contenidos y la nuestra de contenerlos.
Son muchas de las frases que escuchamos a diario cuando los papás y mamás sienten que algo tiene
que cambiar:

"Ya no sé más que hacer con él!"


"Me siento agotada, hace lo que quiere y cuando quiere!"
"Ni las penitencias ni las promesas de regalos evitan el escándalo".

Por eso es bueno, preguntarse: ¿Cómo actuar frente a los berrinches/rabietas de mi hijo? ; ¿Cuál es
el límite justo, cómo hacer para que algo cambie y estemos todos más tranquilos?

Primero, debemos entender que es absolutamente normal que nuestros hijos demanden, pidan y
tengan deseo de todo y en todo momento. Pero esto es imposible de ser satisfecho, y tampoco es
sano para él.

Marcando pautas claras desde el nacimiento, mostrándole lo que puede y no puede hacer, vamos
construyendo el antídoto para el berrinche: Poniendo límites y los "NO" bien claros.

Si bien cada familia y cada hijo es único e irrepetible, detrás de un límite está siempre la necesidad
de nuestros hijos de ser contenidos y la nuestra de contenerlos.

¿Qué es un Límite?

Es sinónimo de amor y contención. Es el primer acto de amor que los papás le ofrecemos en la vida.
Es el primer organizador de su vida.
No es algo más agregado, que puede ponerse o no. SIEMPRE están, aun sin estarlo.

Dar y poner límites, es enseñarle a nuestro hijo a, que aprenda a esperar y a saber que todo no es
aquí y ahora. Que hay cosas que puede y hay otras que no puede hacer o tener.

¿Hay que retarlos o ponerlos en penitencia?

Es un tema de autoridad, no de autoritarismo Un niño de alrededor de dos años, responde bien si


siente confianza en el adulto que pone ese límite, aunque lo desafíe.

El reto o la penitencia es una forma de castigarlos por lo que hicieron que no siempre los ayuda a
entender porque se portaron mal o desobedecieron. Solo los para por un rato. Obedecen sin
comprender.

No tenemos dudas de poner un NO rotundo, cuando está en riesgo la vida o la integridad física de
nuestros hijos. Con aparatos eléctricos, lugares abiertos agresiones físicas.

La tenemos muy clara y ellos nos creen.

Pero frente a otras situaciones nos ponemos más dudosos, y ahí se producen los caprichos y los
berrinches. Cuando el adulto duda ante el NO que pone, los chicos responden de esta manera,
portándose mal, angustiándose.

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¿Cómo lo manifiestan?
No quieren irse dormir, se niegan a comer o les resulta muy difícil estar tranquilos, se encaprichan
por cualquier motivo. Pegan o pellizcan todo el tiempo, o se auto agreden.

Alrededor de los dos años, los niños tienen inmensos deseos de independizarse, de ser autónomos
como a la vez de seguir siendo bebés. Por eso a veces se comportan tan mal que nos confunden.

Entonces aparecen los caprichos, para asegurarse de que los tenemos presentes todo el tiempo.
Como una necesidad de llamar nuestra total atención. Y a la vez intentan hacer cosas que aún no
pueden.

Tener en cuenta estas sugerencias que pueden ayudar a prevenir los caprichos:

Conocer y respetar sus horarios sus rutinas, los rituales que los ayudan a entender que hay
momentos para cada cosa que se esperan y saben que llegaran.

Ej: el momento de alimentarse, de ir a dormir, de darse un baño, de jugar, les permiten aprender a
comprender la noción de tiempo y que todo no es ya, aquí y ahora.

Es importante saber que primero el LÍMITE los enoja pero luego los tranquiliza.

Algunas pautas a tener presentes en todo momento:

Probar y conocer cuál es nuestro límite de tolerancia.


Firmeza: Sin golpes ni castigos físicos o psíquicos. No se aprende por humillación; de ese modo
sólo se los somete y se los lastima.
Mostrarnos seguros pero con afecto y hablándoles mucho.
Coherencia entre papá y mamá.
No dar dobles mensajes.
Ofrecerle alternativas posibles que si pueda realizar.
Respetar su enojo sin necesidad de intervenir. Acompañándolo y dándole tiempo para que se le
pase.
Ser concretos.
Cumplir y sostener lo que decidimos.
Ser constante en la puesta de límites.
Poner un "NO" claro.
Limitarlos estando nosotros tranquilos, sin gritos.
Anticiparles cuando algo va a terminar o cuando no queremos que haga determinada cosa. Nuestra
conducta y actitudes como padres serán el modelo y la forma en la cual comprenderán que
esperamos de ellos. Y desearán responder a esa expectativa por el amor que nos tienen. Aprenderán
así, poco a poco a socializarse, a crecer como personas autónomas, libres, con normas y reglas
incorporadas para poder compartir y convivir en la sociedad que les toca vivir Si nos manejamos
con premios y castigos, solo lograremos un adiestramiento, pero no un verdadero aprendizaje que
los ayude a ser felices y libres.

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