Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Además, son poco diestros en las relaciones sociales, puesto que no terminan de comprender las
emociones y comportamientos de los demás, gobernando en ellos la inseguridad.
Padres democráticos
Relaciones entre padres e hijos que propician el diálogo y que promueven la independencia de los
hijos.
Los padres establecen normas claras de comportamiento y definen las expectativas para cada
miembro del hogar, mientras que escuchan y apoyan emocionalmente a sus hijos.
Intentan controlar el comportamiento de sus hijos a través de reglas, diálogo y razonamientos con
ellos.
Escuchan la opinión de sus hijos aun sin estar de acuerdo con ellos.
Asumen que sus decisiones pueden ser incorrectas y son capaces de rectificarlas.
Animan a sus hijos a resolver los problemas por sí solos en lugar de solucionárselos.
La investigación realizada sugiere que este estilo de crianza parental tiene efectos conductuales positivos
en los hijos, tales como la obtención de mayores logros educativos, una mayor autosuficiencia y
autoestima, menos problemas de conducta, y una mejor relación con compañeros y amigos (Laali-Faz y
Askari, 2008; Dwairy y Menshar, 2006).
Tienen buenas habilidades sociales, de manera que son competentes socialmente, y tienen una gran
inteligencia emocional, que les permite expresar, comprender y controlar sus propias emociones, así
como comprender las de los demás y tener empatía.
Padres Permisivos
Relaciones afectivas cálidas, pero dentro de un marco donde no se establecen normas de conducta.
Son poco exigentes con los hijos.
Ausencia de límites.
Son demasiado flexibles con las normas y las consecuencias o los castigos.
Ceden ante los conflictos con sus hijos.
En algunas ocasiones, la relación padre-hijo puede llegar a parecer de amistad más que parental.
Aunque en muchas ocasiones puede parecernos una relación padre-hijo idílica, no es así, ya que en
numerosas ocasiones los padres se ven incapacitados para identificar y establecer los límites.
Bayrami (2009) muestra que este estilo parental se asocia a mayores niveles de agresión y de
comportamiento delincuencial por parte de los hijos. Además, fomentan el egocentrismo del niño y no
favorecen su autonomía.
Además, suelen ser niños bastante egoístas, puesto que siempre les han priorizado por encima de todo, y
no han tenido que renunciar a cosas por los demás.
Padres negligentes
Los padres no se involucran en la crianza de sus hijos.
No hay interés por parte de los padres en fijar límites u orientar a los hijos.
No imponen normas.
No dedican tiempo al afecto
Relaciones padre-hijo frías y distantes.
En ocasiones pueden llegar a olvidar las necesidades básicas de los hijos (higiene, alimentación,
cuidados).
Aunque en general no establecen límites y normas, en ocasiones ejercen un control excesivo e
injustificado, totalmente incoherente, lo cual desconcierta a los hijos acerca de su propia conducta y
emociones.
Los hijos de padres negligentes
Estos niños presentan problemas de identidad y baja autoestima. No conocen la importancia de las
normas, y, por tanto, difícilmente las cumplirán ni en casa ni en contextos externos (colegio, con otros
adultos…). Además, son poco sensibles a las necesidades de los demás (baja autoestima) y
especialmente vulnerables a presentar problemas de conducta, con los conflictos personales y sociales
que esto conlleva.
Ahora que ya sabes más sobre los estilos de crianza parental, ¿con cuál te identificas?