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3o La+pronunciaci%C3%B3n 24
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Gimnasia
respiratoria
Oratoria
1
Gimnasia respiratoria
En el texto La producción de la voz y los elementos del discurso oral,
observamos dos modos respiratorios, que son las formas de ingresar el
aire a nuestro organismo: el bucal y el nasal. El modo nasal es el adecuado
y el más saludable, ya que el aire que ingresa es filtrado por los pelitos de
la nariz, calentado por los vasos sanguíneos que irrigan las fosas nasales y
humidificado por la mucosidad. De esta manera, atraviesa en óptimas
condiciones las vías respiratorias hasta llegar a los pulmones.
2
Figura 1: Gimnasia respiratoria en posición decúbito dorsal
3
Figura 3: Inspiración nasal elevando una pierna a 45°
Inspiración nasal llevando los dos brazos hacia atrás. Pausa. Espiración
bucal incorporando el tronco y tratando de tocar la punta de los pies
con las manos (Figura 4).
Inspiración nasal llevando los brazos hacia atrás para luego abrirlos y
extenderlos a la altura de los hombros, a ambos lados del cuerpo. Pausa.
Espiración bucal incorporando el tronco y comprimiendo las costillas
inferiores con las manos (Figura 5).
4
Figura 5: Inspiración nasal llevando los brazos hacia atrás para luego
abrirlos y extenderlos
Inspiración nasal llevando los brazos hacia atrás para luego abrirlos y
extenderlos a los lados del cuerpo, a la altura de los hombros. Pausa.
Espiración bucal incorporando el tronco y tratando de tocar con ambas
manos el pie derecho. Luego realizar lo mismo, pero tocando el pie
izquierdo (Figura 6).
Figura 6: Inspiración nasal llevando los brazos hacia atrás para luego
abrirlos y extenderlos a los lados del cuerpo
En posición de sentados
5
Figura 7: Inspiración nasal elevando una pierna a 45° sentados
6
Con las piernas flexionadas
En posición de parados
7
Con las manos en la cintura, inspiración nasal flexionando las piernas.
Espiración bucal extendiendo las piernas. Se puede hacer con piernas
juntas o separadas (Figura 12).
8
Figura 14: Con las manos a los costados, en la cintura o extendidas
9
Fuente: imagen recuperada de búsqueda en Google.
10
Figura 18: Con piernas separadas y tronco relajado
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
12
La producción de
la voz
Oratoria
1
La producción de la voz
La palabra es uno de los elementos más importantes que tiene el orador
para comunicarse; sale al exterior a través de la voz.
Un discurso dicho exactamente con las mismas palabras puede ser muy
entretenido o muy aburrido de acuerdo con el ritmo, las pausas, los
silencios y las entonaciones que le imprima el orador. A todos esos
elementos los denominamos componentes del discurso y deben ser muy
tenidos en cuenta a la hora de realizar presentaciones en público.
La voz
La voz es un sonido producido en la laringe por las cuerdas vocales durante
la espiración del aire. Posee cualidades como la intensidad, la altura y el
timbre. La intensidad varía con la presión que ejerce el aire espirado para
vencer la resistencia que ejercen las cuerdas vocales: a mayor cantidad de
aire espirado y mayor presión, el sonido va a ser más intenso. La altura
varía con la tensión del cierre de las cuerdas vocales: a mayor tensión, más
agudo es el sonido; a menor tensión, este es más grave. El timbre depende
de las cavidades de resonancia.
2
Sistemas de producción de la voz
En la producción de la voz, intervienen cinco sistemas: el sistema
respiratorio, el fonatorio, el de articulación y resonancia, el sistema
postural y el nervioso.
El sistema respiratorio
Fuente: [Imagen sin título sobre órganos del sistema respiratorio]. (s. f.). Recuperado de
https://goo.gl/CcafXK
3
Mecanismo de la respiración
Dinámica respiratoria
4
Figura 2: Diafragma
Fuente: [Imagen sin título sobre diafragma]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/KYy3YN
Modos respiratorios
Son las dos formas de ingresar el aire a nuestro organismo: bucal y nasal. El
modo nasal es el adecuado y el más saludable, ya que el aire que ingresa es
filtrado por los pelitos de la nariz, calentado por los vasos sanguíneos que
irrigan las fosas nasales y humidificado por la mucosidad. De esta manera,
atraviesa en óptimas condiciones las vías respiratorias hasta llegar a los
pulmones.
Tipos respiratorios
El sistema fonatorio
5
Figura 3: Cuerdas vocales
Fuente: [Imagen sin título sobre cuerdas vocales]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/eIK5sj
El sonido que generan las cuerdas vocales sería inaudible sin las cavidades
de resonancia; los resonadores son los cuerpos vibrantes que refuerzan un
sonido. El sistema de resonancia está compuesto por dos partes: las fijas y
las móviles. Las primeras son el maxilar superior, los huesos de las fosas
nasales, los senos paranasales y el paladar (Figura 4).
Fuente: [Imagen sin título sobre partes del sistema de resonancia y articulación]. (s. f.). Recuperado
de https://goo.gl/9WJtrh
Las partes móviles son la faringe, el velo del paladar, la lengua, las mejillas
y los labios. El sonido generado por las cuerdas vocales es llamado tono
fundamental, el cual sube hacia las cavidades de resonancia
enriqueciéndose de armónicos; si esto no sucediera, sería inaudible. Los
armónicos son los que dan el timbre característico de la voz a cada una de
las personas.
6
La impostación vocal consiste en lograr un mayor rendimiento de la voz
con el mínimo esfuerzo de las cuerdas vocales. La articulación es una serie
de movimientos que realizan las partes móviles de las cavidades de
resonancia, a través de los cuales el sonido es transformado con sus
respectivas adecuaciones en las distintas letras. La articulación correcta es
la que da claridad y nitidez a la palabra.
Sistema nervioso
El cerebro dirige todos los movimientos voluntarios del cuerpo y, por ende,
el funcionamiento de los actos musculares necesarios para la emisión
vocal, ya que en él se generan los impulsos nerviosos para que los
músculos se contraigan y cumplan el movimiento.
Sistema postural
Algunas de las causas que pueden provocar tensión pueden ser la falta de
sueño, el esfuerzo muscular intenso o situaciones de estrés, entre otras. La
manera orgánica de manifestar este aumento del tono muscular es a través
del dolor de cuello, de espalda o de pecho. Para aliviar este tipo de
molestias, existen diferentes tipos de relajaciones que se pueden utilizar
ante estas circunstancias.
7
Muchas veces, en situaciones habituales, el uso incorrecto de la voz puede
ocasionarnos perjuicios a nuestra salud; algunos ejemplos son:
Cuidados de la voz
8
Cumplen una doble función: permiten el conocimiento del propio cuerpo y
son el comienzo de la tarea de distensión y eliminación de las contracturas.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
[Imagen sin título sobre cuerdas vocales]. (s. f.). Recuperado de https://s-media-
cache-ak0.pinimg.com/236x/a5/9c/46/a59c46731b0a203acf37b8abf0b5a1bb.jpg
[Imagen sin título sobre órganos del sistema respiratorio]. (s. f.). Recuperado de
http://gallerily.com/gallery/organos+sistema+nervioso/4
[Imagen sin título sobre partes del sistema de resonancia y articulación]. (s. f.).
Recuperado de http://www.medici-online.it/foto/aparatodigestivo-
5356453550971492818(ingrid.tafur.369-5356445731294756049)
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La
pronunciación
Oratoria
1
La pronunciación
El aparato de fonación es el conjunto de órganos del cuerpo humano que
funcionan para producir la voz. Los órganos que intervienen en esa función
son los pulmones, el diafragma, los bronquios, la tráquea, la laringe, la
boca, el paladar, la lengua, los dientes y los labios, entre otros.
Las articulaciones son los movimientos de la boca que modifican la voz. Las
articulaciones producen las letras, las sílabas y las palabras. Ya veremos, en
párrafos posteriores, cómo se producen las vocales y las consonantes por
medio de las articulaciones de los distintos elementos de la boca, la
garganta, la lengua, los dientes, los labios, el paladar, etcétera.
La intensidad
La duración
Es el tiempo que se emplea en emitir los sonidos. Las sílabas serán largas o
breves según la cantidad de tiempo de duración de la voz. En la palabra
2
translúcido, tenemos una sílaba de larga duración: trans- y las otras breves.
Tienen sílaba de larga duración: substracción, transportar o infracción.
La extensión
Gran parte del secreto de poseer una voz persistente, agradable y clara,
cuyo empleo no se vea interrumpido por la fatiga, consiste en mantener
bajo su tono.
Defectos de la voz
Los más comunes son los casos de voces guturales, nasales, roncas y voces
temblorosas. Tales defectos pueden corregirse mediante ejercicios
apropiados.
Voces guturales
3
Voz nasal
Voz infantil
Voz ronca
Defectos de pronunciación
Pueden ser defectos grandes o menores: en algunos casos, por la extrema
deficiencia en la lectura o en la improvisación, los defectos menores
pueden existir involuntariamente, aún en los profesionales más trajinados.
Es segura la elocución cuando la pronunciación es clara, diáfana, completa;
4
cuando no se suprime, sustituye, quiebra o atropellamos letras, sílabas o
palabras.
Asimilación
Tabla 1: Ejemplos
Incorrectas Correctas
Vamosalmorzar Vamos a almorzar
Este libro es del Este libro es de él
Val cerro Va al cerro
Yo nunquintento eso Yo nunca intento eso
Fui alaHabanauna vez Fui a La Habana una vez
Cantantinternacional Cantante internacional
Dentrun rato Dentro de un rato
Cuandundolor Cuando un dolor
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
Metátesis y disimulación
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Tabla 2: Ejemplos
Expresión dicha Expresión que se quería decir
La banda manca de leche. La banda blanda de leche.
Rinde como uno y cuesta como dos. Rinde como dos y cuesta como uno.
El presidente se reunió con los El presidente se reunió con los
usureros. usuarios.
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
Sustitución de letras
Tabla 3: Ejemplos
Incorrecto Correcto
Calidac Calidad
Octurador Obturador
Señorajiseñores Señoras y señores
Sepcional Seccional
Ocjeto Objeto
Correpto Correcto
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
Lambacismo
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Tabla 4: Ejemplos
Incorrecto Correcto
Amol Amor
Muelto Muerto
Hacel Hacer
Miral Mirar
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
Rotacismo
Tabla 5: Ejemplos
Incorrecto Correcto
Argunos Algunos
Er barco El barco
Mir Mil
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
Laísmos
Ultracorrección
Tabla 6: Ejemplos
Incorrecto Correcto
Chacado Achacado
Vacido Vacío
Fuente: tabla recuperada de búsqueda en Google.
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Palabras extranjeras o préstamos lingüísticos
Debemos tener cuidado con las frases donde se presenten los siguientes
casos:
Norma general: pronuncia todas las letras de cada sílaba y todas las sílabas
de cada palabra correctamente. Es peligroso omitir letras: destruye todo,
hasta los esfuerzos que se hicieron para perfeccionar la elocución.
Vicios comunes
Muchas son las causas que puedan producir un problema de voz: una
persona puede ponerse ronca temporalmente si tiene un proceso gripal
fuerte o sufre laringitis; también un grito fuerte y sostenido puede producir
la pérdida temporal de la voz.
8
(probablemente, solo en forma subconsciente). La fonología, en
consecuencia, considera el inventario de sonidos que la lengua tiene. Por
ejemplo, el castellano tiene sonidos que no se presentan en francés, y
viceversa. Determinar la función de los sonidos en una lengua es una de las
tareas del fonólogo, que tiene importancia especial para los que ayudan en
el desarrollo de sistemas de escritura para lenguas que todavía no lo
tienen. “La fonética es el estudio de todos los posibles sonidos que el habla
tiene; la fonología estudia la manera en que los hablantes de una lengua
sistemáticamente utilizan una selección de estos sonidos del habla para
expresar significado” (Crystal, 1992, p. 160).
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La distinción entre vocales y consonantes se basa en criterios fonéticos
(articulatorios y acústicos) y en criterios funcionales.
Criterios fonéticos
Criterios funcionales
Las vocales pueden formar sílabas; las consonantes, no. Puede haber
sílabas con solo vocales, pero no existen sílabas solo con consonantes:
“ai-re”, “o-jo”, “buey”.
Las vocales pueden formar palabras; las consonantes, no: e, o, u, y, ¡ay!,
ha, he, ¡eh!, ¡oh!, hoy... (tengamos presente que la grafía h no
representa ningún sonido).
El núcleo silábico es siempre una vocal.
El acento, tanto el prosódico como el ortográfico, recae siempre sobre
vocales, nunca sobre consonantes.
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Acción de las cuerdas vocales. Si las cuerdas vocales oscilan, vibran, se
producen sonidos sonoros; si no vibran, se desarrollan los sonidos
sordos.
Intervención de la cavidad nasal. Si el conducto nasal está cerrado,
porque el velo del paladar se ha retraído, el aire sale por la cavidad
bucal y se producen los sonidos orales; si, por el contrario, el conducto
nasal está abierto, se producen los sonidos nasales.
En castellano existen cinco fonemas vocálicos: /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/.
Fuente: [Imagen sin título sobre fonemas vocálicos]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/pz0nxY
¿Qué es el hiato?
Otros ejemplos de hiato son: púa, grúa, rúa, acentúa, cacatúa, cacería,
manía o día. También se puede considerar hiato al encuentro de dos
vocales pertenecientes a sílabas distintas, de las cuales ninguna es cerrada:
co-artar, pe-ón, pa-ella, so-ez, bacala-o, etcétera.
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La sinalefa
¿Qué ocurre cuando, entre las dos palabras, existe una conjunción y u o?
En esta circunstancia la sinalefa se formará siempre entre la conjunción y la
palabra siguiente: “Es-cu-cha_el-dul-ce-y_ar-mo-nio-so-can-to”.
Por último, señalemos que los signos de puntuación (coma, punto y coma,
punto, etc.) no suponen ningún obstáculo para que se produzca sinalefa.
Licencias poéticas
Menos frecuentes que las licencias anteriores son dos variantes que
influyen en el número de sílabas: la supresión o la adición de una sílaba.
Algunos ejemplos serían los siguientes: aqueste (prótesis), felice (paragoge)
o siquier (apócope).
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
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Los componentes
del discurso oral
Oratoria
1
Los componentes del discurso
oral
El discurso oral tiene una serie de componentes que lo hacen más o menos
interesante, más o menos claro. Pensemos en algún discurso que nos haya
emocionado: además del contenido, ¿qué cosas nos llegaron? Ahora
pensemos en un discurso muy aburrido, que nos haya provocado sueño y
ganas de irnos. En cada uno hay características diferentes en cuanto a
velocidad, ritmo, volumen y proyección, intención y énfasis.
Velocidad y articulación
A la hora de expresarse oralmente, cada persona tiene una velocidad para
hablar, la cual depende de la personalidad, del lugar de procedencia o de la
edad, entre otros. A su vez, cada individuo tiene una determinada
articulación, correcta o incorrecta.
La velocidad con la que se enuncia el discurso también tiene que ver con
los estados de ánimo, ya que no vamos a tener la misma velocidad para
hablar cuando estamos aburridos que cuando estamos ansiosos por
contarle a alguien algo importante que nos pasó.
2
Ritmos y silencios
Pensemos en el discurso como en una melodía: para que sea interesante,
debe poseer distintos acordes, silencios y velocidades; si una melodía es
monótona, aburre. Sucede lo mismo con el discurso: si el orador habla
siempre con el mismo ritmo y no deja silencios o deja muchos silencios o
no marca transiciones cuando pasa de un momento a otro, el discurso se
vuelve monótono y aburrido.
El interés que el discurso suscite tiene que ver con el contenido en sí, con la
elección del tema adecuado al público, con la velocidad, la entonación y,
sobre todo, con los ritmos y silencios que el orador utilice.
Volumen
Las personas tienen un determinado volumen de acuerdo con ciertas
características físicas o con la situación, según sea intimidante o no. Por
ejemplo, algunas personas en sus casas o con sus amigos hablan mucho, de
un modo muy desinhibido y en un volumen altísimo, y ante situaciones que
son incómodas bajan notablemente el volumen de la voz, aspecto
fundamental para ser escuchadas y entendidas por el auditorio.
Muletillas
Las muletillas son los sonidos o palabras que surgen, en una presentación
oral, cuando estamos pensando; expresan duda. Entre las más frecuentes,
encontramos: eh, este, digamos, o sea, así que, y, nada, no, no sé, bueno,
entre otras. Estas palabras son muletillas cuando se utilizan de manera
reiterada y su uso no tiene que ver con el sentido de la oración; se utilizan
sin ningún significado.
3
Un ejercicio conveniente para eliminar las muletillas es grabarte de 3 a 5
minutos diciendo un discurso que no hayas practicado y que tampoco sea
leído; puede ser una historia, un cuento, una anécdota, etcétera. Luego
debes escucharlo y tratar de detectar qué muletillas tuviste. También
puedes pedirle a alguien que lo escuche y cuente las muletillas que dijiste.
El primer paso para eliminarlas es saber que las tienes. Luego, a lo largo de
la práctica, deberás tomar conciencia sobre cuándo las usas y, de esta
manera, ir evitándolas. Cabe destacar que, mientras más seguridad tengas
respecto a lo que vas a decir, menos muletillas aparecerán.
El estilo
En una comunicación entre un individuo y grandes grupos, los recursos
expresivos (no verbales o extralingüísticos) son aquellos que imprimen vida
y colorido emocional a lo que se dice.
La lengua hablada tiene sus propias leyes, que no son las mismas que las de
la lengua escrita. El lenguaje oral permite y, más aún, necesita repeticiones,
suspensos, interrogaciones, exclamaciones y toda una serie de
procedimientos que son bastante desaconsejables en la composición
4
escrita. Ander Egg (2006) afirma que, si hablamos del estilo, hemos de
recordar que este no es algo accesorio; en el fondo, es una expresión de
uno mismo. Sería enfermizo o ridículo estar totalmente pendiente de las
triquiñuelas de la oratoria para lograr un estilo. Ander Egg (2006) cita a
Georgin, que afirma: “el estilo, en definitiva, es la mejor manera personal
de expresarse”.
Para ello, el lenguaje ha de ser preciso, concreto, de tono natural, con calor
y vida. Ander Egg (2006) se apoya en Folliet para hacer algunas
consideraciones acerca del estilo que más conviene a los discursos o
conferencias.
Claro.
Fuerte.
Variado.
Ritmado.
Adaptado.
Directo.
5
Un estilo claro
Un discurso claro tiene más posibilidades de comunicar un mensaje y de
enseñar, persuadir o convencer que un discurso poco comprendido a causa
de su falta de claridad. Esto es absolutamente necesario para que el
mensaje llegue al receptor y pueda ser entendido e interpretado sin gran
esfuerzo. Por ello, todo orador debe esmerarse y trabajar duro en
beneficio de la claridad.
6
ya sea como finalidad pedagógica o como efecto estilístico, sirve para
aclarar, resaltar o profundizar en determinadas ideas.
Un estilo fuerte
Si un discurso reúne la cualidad de la claridad, pero carece de vigor, el
auditorio, casi inevitablemente, tenderá hacia la somnolencia colectiva o a
la dispersión en pequeños grupos. Cuando se habla en público, se ha de
partir del supuesto de que los oyentes, en su gran mayoría, siguen la
conferencia con cierta propensión a la distracción. El conferenciante u
orador ha de tener en cuenta todo esto, procurando captar con fuerza y
energía la atención de los oyentes.
No hay que confundir hablar con fuerza con hablar alto. La energía y la
vivacidad se imponen no tanto por el volumen de la voz, sino por el estilo y
el dinamismo, expresados por la totalidad de la persona que habla. Y esto
va desde la inflexión de la voz hasta los gestos que utiliza.
No hay que confundir hablar con fuerza con hablar alto. La energía y la
vivacidad se imponen no tanto por el volumen de la voz, sino por el estilo y
el dinamismo, expresados por la totalidad de la persona que habla.
Hay que hablar con vida y con bríos, irradiar vitalidad y animación. Si en
este punto hubiera que dar un consejo, podría resumirse en lo siguiente:
Sé entusiasta y muéstralo.
7
Cuando no se pone entusiasmo, el discurso se hace pálido, mortecino, sin
dinamismo, frío, sin pasión ni sentimiento; es más difícil llegar al público.
Por el contrario, animación y buen humor siempre logran resultados más
positivos que presentarse con cara austera, fría, desagradable y hastiada.
Todo lo anterior abarca aspectos del estilo que ayudan a dar fuerza, pero lo
esencial de un discurso se centra en el modo de decir quizás más que en el
contenido.
Un estilo variado
8
A la claridad y vigor del estilo tenemos que unir la vivacidad. Esto se logra
por la variación. Hacerse entender y llamar la atención del auditorio no
basta. A la atención hay que retenerla, cuidarla y recrearla. Para ello, lo que
hay que evitar a toda costa es la monotonía, y esto se logra alternando el
ritmo, cambiando el registro de la voz y, sobre todo, usando un tono que
dé colorido al discurso.
Las muletillas, que nada significan, atentan contra la armonía del lenguaje y
el oído del auditorio, además de evidenciar nuestra falta de fluidez en el
manejo de la lengua.
Al respecto, se sugiere:
9
distender psicológicamente al que escucha y, contados con
oportunidad, amenizan en gran manera cualquier tipo de comunicación
sin afectar su seriedad.
Un estilo ritmado
Variación y ritmo del estilo son dos recursos expresivos estrechamente
ligados entre sí. Ambos son medios eficaces para evitar la monotonía, que
es el peor enemigo de la oratoria.
Un estilo adaptado
Cuando hablamos de adaptación del estilo, hacemos referencia a dos
cuestiones: la adaptación al tema y la adaptación al auditorio.
Adaptación al tema
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Como recuerda Folliet, “cada género tiene su ley”, y el orador la debe
respetar bajo pena de incurrir en uno de los peores castigos que pueden
afligirlo: el ridículo. Es obvio que el estilo será diferente si se trata de una
oración fúnebre o de un brindis; si se habla de un héroe muerto o de un
vencedor deportivo. Y, dentro del desarrollo del tema, hay que ir
adaptándose a lo que se va diciendo.
Adaptación al auditorio
En una charla íntima, el estilo debe ser simple, familiar, sin afección y sin
adornos. Se acerca a lo que es el lenguaje coloquial, tiene una cierta
semejanza a una charla amena, solo que no hay respuesta (como en una
conversación), aunque en algunos casos la misma índole de la
exposición y su modalidad permitan la participación del auditorio.
En una conferencia, ante un público de entre 50 y 200 personas, el estilo
permanecerá simple, pero se hará más sostenido, más preciso y más
riguroso.
En un discurso, el estilo es más solemne, pero sin llegar a ser ampuloso;
ya lo dijimos: “lo barroco” es todo lo contrario del estilo moderno.
Un estilo directo
En determinados momentos del discurso, el estilo debe hacerse directo,
como si se hablase de persona a persona, aun cuando se trate de un
público amplio.
11
Para lograr un estilo con estas características, mencionamos algunas
sugerencias que pueden ser útiles:
Cuando más directo sea el estilo, más dará la impresión de ser una persona
que le habla humana y fraternalmente a otras y mejor ocasión tendrá que
las palabras sean eficaces.
Frases cortas.
Vocabulario sencillo.
Sentido de lo práctico.
Reflexión personal.
12
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
13
El orador:
lenguaje corporal
Oratoria
1
El orador: lenguaje corporal
“La comunicación no sólo se establece con palabras. En realidad, la palabra
representa apenas un 7% por ciento de la capacidad de influir en los
demás” (Ribeiro, 1999). Este postulado nace de investigaciones
neurolingüísticas que también afirman que el tono de voz y el lenguaje
corporal representan un 38 % y un 55 % de este poder (Figura 1).
2
A veces lo que se dice con las palabras es lo contrario de lo que se
comunica con el lenguaje corporal. Pensemos en un orador que está
diciendo su discurso y observamos que se para, se sienta, que mueve
mucho un pie y hace ruido con los zapatos, que tiene cara de terror, que
mira todo el tiempo al piso y al final del discurso dice: “Me sentí muy
cómodo en esta charla”; es probable que la mayoría de las personas del
auditorio no le crea.
En este texto se verá la importancia del lenguaje corporal y cada uno de sus
elementos en la oratoria. Además, se definirá el miedo oratorio, se
describirán soluciones fallidas y se propondrán algunas sugerencias para
dominarlo.
Lenguaje corporal
Ademanes
3
Lo principal es no realizar movimientos que distraigan la atención del
auditorio y que no tengan relación con lo que se está diciendo con las
palabras. “Ante todo hay que evitar los gestos y actividades sin sentido u
objetivo, como movimiento de brazos o cabeza que no se corresponden
con lo que se está diciendo” (Ander Egg y Aguilar, 2006).
Figura 2: Resumir (1), precisar (2), insistir (3), rechazar (4), generalizar (5),
recalcar (6) y llamar la atención sobre algo particular (7)
4
Expresiones del rostro
5
Figura 3: Expresiones faciales típicas
Cabe destacar que la sonrisa nunca debe ser forzada, sino que debe reflejar
un sentimiento genuino de querer empatizar con el público y darle algo a
través del discurso. “Con la sonrisa, como acto innato, trasmitimos nuestra
realidad interior, por eso no debemos forzarla. Usarla al comienzo de la
conferencia y también al cerrarla, pero no indiscriminadamente o fuera de
contexto. Natural y espontánea” (Di Bartolo et al., 2009).
6
Mirada
Eje o postura
Significa que el cuerpo está centrado, derecho; que el peso del cuerpo no
se fue hacia un costado u otro y que no está apoyado en una pierna (Figura
4). El cuerpo en el eje da una sensación de seguridad, manejo del cuerpo y
autoridad. “Los oradores inexpertos se balancean, apoyándose
alternativamente en un pie y luego en el otro, en forma interminable y
constante. También suelen oscilar de atrás hacia delante, poniéndose en
puntas de pie” (Ander Egg y Aguilar, 2006). La postura que debe tener el
orador es derecha, con la cabeza mirando hacia delante y con el pecho
orientado al público.
7
Figura 4: Eje del cuerpo
Es preferible estar inmóvil que empezar a desplazarse sin sentido por todo
el escenario. “Hay que desplazarse en el estrado, pero no hacerlo
continuamente como un oso enjaulado de un extremo a otro, esto distrae
al público y hasta puede llegar a exasperarlo” (Ander Egg Y Aguilar, 2006).
Una regla básica es la que indica que el orador nunca debe dar la espalda
cuando habla: si necesita desplazarse o tiene alguna ayuda visual como
presentación en PowerPoint o video, debe ponerse de costado o, en el
caso de utilizar un pizarrón al momento de escribir, no debe hablar, ya que
su voz se irá hacia la pared. “Que todo el auditorio lo observe y usted
pueda observar a todos, no les dé la espalda” (Di Bartolo et al., 2009).
Muletillas corporales
8
Ensayo
9
ensayar incluso si se pretende improvisar el discurso, ya que solo con su
dominio se podrá realizar una buena improvisación.
10
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
11
El orador:
improvisación
Oratoria
1
El orador
El factor más importante de una conferencia
Antes de hablar debe hacerse una cuidadosa inspección y resolver cuál es
el mejor lugar desde el cual hacerlo. La luz debe darnos sobre la cara. El
público quiere ver bien al orador y, si es posible, de cuerpo entero. Las
minúsculas alteraciones de nuestro rostro son una parte muy importante
del proceso de la expresión. Sin lugar a dudas, la parte visible de un
mensaje es, por lo menos, tan importante como la audible. La
comunicación no verbal es más que un simple sistema de señales
emocionales y no puede separarse de la comunicación verbal. Ambas están
estrechamente vinculadas entre sí. La vista y el oído están integrados en el
mensaje que quiere transmitirse, y quien lo recibe, consciente o
inconscientemente, integra las sensaciones y las interpreta mediante lo
que se ha dado en llamar un sexto sentido.
El orador tiene que ser el centro de atención. Es muy frecuente ver que el
temor al auditorio nos lleve, en principio, a pretender escondemos detrás
de una mesa, un atril, una lámpara. ¿Te das cuenta ahora de todo lo que
estás perdiéndote? No menos que la mitad de una posibilidad de trasmitir
nuestro mensaje. Albert Mehrabian, un estudioso de la comunicación no
verbal, llega a la siguiente conclusión: “El impacto total de un mensaje es
verbal en un 7%, 38% vocal (tono, matices, y otros sonidos) y 55% es no
verbal”. No solo debemos estar a la luz, de pie y sin nada que nos oculte,
sino que, en lo posible, la atención del público no debe compartirla nada ni
nadie. Tratemos de estar solos frente al auditorio. La suerte ya está
echada: porque quisimos, porque nos lo propusimos, porque aceptamos el
desafío; ahora no nos ocultamos, francamente “nos jugamos”. El público
así lo entiende, y comienza por algo que es un punto a favor muy
importante: nos respeta.
Nunca te excuses
2
Uno de los médicos de nuestro servicio se excusó una vez frente al
calificado público de un curso de posgrado diciendo: “lo siento mucho, el
libro más importante sobre este tema me llegó tarde. No tuve tiempo de
preparar diapositivas ni de armar una conferencia más prolija”. Esto es lisa
y llanamente una falta de respeto por el público y su tiempo. El orador ya
perdió: nos vamos a querer ir y no nos va a interesar lo que nos diga.
Aquí no vamos a decir nada que no sepas. Es más, como de ese tema nadie
sabe nada de lo que sabes, si eres capaz de hacer reír, si tus anécdotas
resultan divertidas y si tus chistes son graciosos, puedes relajarse.
Pregúntatelo ahora y contesta con honestidad. Si la respuesta es
afirmativa, tienes ya una gran ventaja en el tema que nos ocupa. Tu gracia
natural puede ayudarte mucho en tu tarea de convertirte en orador.
3
Técnica de improvisación
La improvisación en sí tiene características que le son propias y su estilo
reconoce prolongados esfuerzos de formación, práctica y tenacidad. A la
palabra espontánea, deshilvanada, sin una idea central, la llaman
improvisación solo quienes no saben nada de oratoria. No basta ponerse
de pie y llenar los minutos con frases sin sentido o con deshilvanados
lugares comunes: “Aunque esto me toma por sorpresa”; “No estoy
preparado”; “No pensé que sería yo el encargado de hablar”. Esto último
tampoco es demasiado cierto. En la mayoría de los casos, la persona
señalada tiene sobrados motivos pare sospechar que va a ser la indicada
para hablar y, en este caso, debió haber pensado lo que va a decir. Pero
puede ocurrir, y ocurre a veces, que el orador es tomado desprevenido. Y
en este caso, ¿qué hacer?, ¿cómo nos organizamos?, ¿de qué manera
afrontamos el compromiso?
Ahora es fácil. Faltan los ingredientes que le darán forma a tu idea. Esos
largos minutos nos serán pocos si procedemos con calma.
4
estará establecida. Tu público lo escuchará con atención, y ese será tu
mejor estímulo pare darles a tus palabras ánimo y vigor.
Es natural que el auditorio se interese por sí mismo y por el motivo que los
reúne. Sobre esta base proponemos tres fuentes de inspiración, tres ideas
accesorias que acompañarán a nuestra idea central, dándole sentido y
unidad a nuestras palabras. Habla de tu auditorio, sobre lo que son, sobre
lo que hacen. Si cabe, personaliza y señala algunos de los que lo
componen, ejemplificando tus palabras. También puedes referirte a la
ocasión por la que están reunidos. Si es una despedida, un aniversario o un
homenaje, jerarquiza el acontecimiento. Suma tu emoción al motivo que
los une, haciéndolo importante y común con tu auditorio. Si hubo un
orador anterior, refiérete a sus palabras. Demuestra el agrado de haberlo
escuchado con atención, recalcando los conceptos principales de tu idea
central.
5
penosa. Mi juicio de divorcio duró cinco años. Cinco terribles años en los
que se pusieron en juego valores mucho más importantes que los
patrimoniales: la familia, los amigos, los recuerdos. Uno a uno fueron
desfilando por esos pasillos inhóspitos, por esos despachos fríos; uno a uno
fueron escuchados por esos empleados y dactilógrafas distantes e
insensibles a todo lo que, con tanto pudor, con tanta pena, con tanto
esfuerzo relataban los testigos. La rutina, mil veces repetida, había
transformado en fríos autómatas eficientes a los que tomaban nuestras
declaraciones. Cuando llegó el momento del alegato final, y contra la
opinión de mi abogado y muy querido amigo, yo mismo quise escribirlo.
Me pareció que nadie podía describir mi frustración, el desengaño, la
desesperación. ¿Quién sino yo podía decirle al juez cuántas ilusiones había
sepultado, cuántas esperanzas habían sido defraudadas, de qué modo
nuestra vida carecía de sentido de continuar juntos? En el alegato hablé
con todo respeto del amor: del amor al margen de los papeles y las
obligaciones; del amor que no hay quien lo encierre, lo limite o lo imponga
por decreto; del amor a los hijos, que no solo pertenecen a su madre”. Es
imposible cuántas cosas más aparecieron en la improvisación esa noche en
el Colegio de Abogados. Solo podemos decir que se revivió la experiencia;
que cada una de las ideas expresadas se sintió con profundidad; que el
tono de voz denotaba una auténtica e íntima emoción.
Los minutos fueron cortos. Casi sin darnos cuenta, habíamos cumplido con
todos los postulados de una correcta improvisación. Fue comprensible, al
finalizar, en el silencio de la sala, que los presentes compartían la emoción.
Movimiento
No dejaremos de repetirlo en nuestros cursos y seguramente volveremos
sobre el tema: piensa antes de actuar. Lo primero que debe hacer el orador
al llegar al salón donde le toca intervenir debe ser planear su movimiento.
Aún en la participación aparentemente más simple de una mesa redonda,
quien expone debe haber previsto cada detalle. Observa dónde está el
pizarrón, si dispones de todos los elementos para su uso, fíjate a dónde se
proyectarán tus diapositivas y si hay puntero para respaldar lo que dices de
manera escrita, ubica el micrófono móvil para hablar sentado y el rígido
por si es necesario pararse durante tu disertación. Verifica dónde se
encuentra la llave de luz, por si debes apagarla para iluminar una
6
diapositiva. Ten una idea muy clara de cuál será el mejor lugar del estrado
para dirigirte al público y recorre con la vista tus posibilidades de
desplazamiento. Pide con anticipación lo que pudiera ser necesario
durante el curso de tu exposición. No improvises situaciones que puedan
resultar incómodas para el organizador: en unos instantes no se consigue
un proyector, un pliego de papel blanco o un marcador de color; ni siquiera
es fácil conseguir un pizarrón si no ha sido previsto.
Para el orador con experiencia, bastan unos pocos minutos para organizar
su movimiento en el estrado. Pero esos minutos no pueden faltarte. Solo, a
un costado del lugar que se ha asignado para hablar, debes pensar que te
pararás ahí donde la luz le da a tu cuerpo y desde donde todos puedan
verte. Podrás desplazarte hacia aquí y hacia allá. Para escribir en el
pizarrón, te bastará un simple movimiento; para mostrar tus diapositivas,
solo deberás girar de tal forma. Hay tiza, borrador y puntero. Quizá
corriendo la mesa y retirando la silla dispones de mayor comodidad de
desplazamiento. Ya está. Unas pocas indicaciones al organizador y no
necesitas más nada. Todo está bajo control. Espera confiado que te llamen
al estrado.
7
No te refugies en tu ropa o en tu cuerpo
No hay regla universal que nos diga cómo se debe permanecer mientras se
pronuncia un discurso, pero sí pueden señalarse algunas prácticas viciosas
que deben desterrarse.
El acto oratorio ideal se realiza de pie y sin guías escritas. Siempre que
puedas, hazlo así. Solo si el protocolo lo exige, se usará un texto escrito y, si
la circunstancia lo impone (por ejemplo, en una mesa redonda), dirígete al
público sentado. En este último caso, es necesario hacerlo con naturalidad,
pero con cuidado. No te derrumbes escondiéndote tras la mesa y el
micrófono ni permanezcas rígido en posición forzada. Cuando te toque
hablar, deja un espacio de unos veinte centímetros entre el abdomen y la
mesa e igual espacio entre la espalda y el respaldo de su asiento. Podrás,
de este modo, avanzar y retroceder, dándole relativa movilidad a tu
cuerpo. Recuerda, por último, que tus pies están en exposición, de modo
que evita el cruce y descruce continuado de las piernas y cuantos tics
puedan provocar la distracción del público.
8
Si te sientas, no te derrumbes
9
No juegues con tus manos
Manejo de situaciones
10
Por supuesto, también recordamos todo lo malo que a veces hemos visto
en las airadas reacciones del orador de turno, frente a circunstancias
imprevisibles. Pero ¿para qué traerlas si es mejor olvidarlas?
El consejo que vale y debe quedar impreso en nuestro espíritu es, frente al
imprevisto: serenidad, comprensión y replanteo. Seguramente, así nadie
va a desesperar y todos agradecerán tu paciencia; sobre todo, cuando,
como en estos casos, nadie tiene la culpa. Reorganicemos la charla y puede
llegar a sorprendemos la aprobación con que el público agradece nuestro
esfuerzo.
11
Cuando la interrupción se produce, debe ser atendida con aplomo, con
expresión atenta. La respuesta debe ser franca, pero considerada con el
interlocutor. Cabe analizar con cuidado la postura de quien disiente,
buscando algo positivo en su aporte o comentario, y después expresarse
con sinceridad, manifestando los puntos de acuerdo y desacuerdo, pero
siempre con respeto y consideración por el pensamiento ajeno.
Quizá ayude a manejar la situación una frase tan simple como “Sí, pero...”
o “Estoy de acuerdo parcialmente”. Invariablemente, el público sabe leer
esta actitud y responde sin preconceptos apoyando a uno o a otro de
acuerdo con sus conocimientos o sentimientos.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
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Lenguaje
corporal
Oratoria
1
Lenguaje corporal
Carlos G. Llabrés, en el texto de Di Bartolo et al. (2009), Para aprender a
hablar en público, afirma que nuestra imagen impacta a nivel no
consciente, de modo que genera en pocos segundos: aceptación o rechazo,
credibilidad o desconfianza, buena o mala predisposición, aun antes de una
valorización de lo expresado oralmente.
Los pies deben estar separados al ancho de los hombros. Debes mostrarte
con seguridad, sin balanceos adelante y atrás, sin oscilar apoyándote
2
primero en un pie y luego en otro, sino relajado, tranquilo. Quédate quieto
para que te vean.
Vestimenta
3
contenido del discurso. Los hombres recuerden no usar bufandas o
pulóveres en una entrevista programada bajo techo, tampoco son
aconsejables musculosas o remeras con logos, salvo que sean deportistas y
tengan un contrato de uso.
Presta atención al calzado, que debe estar en buen estado de uso, lustrado
y con los cordones bien atados. Trata de no usar alhajas brillantes, muchos
anillos, broches, prendedores, pulseras, aros o relojes rutilantes y
llamativos: pueden desviar la atención del auditorio, las miradas que deben
ser dirigidas al orador en su totalidad o a los apoyos visuales (diapositivas,
láminas, transparencias).
Leer al auditorio
Si eres recibido con agrado e interés, notarás que todas las miradas se
dirigen a ti, en lugar de hacerlo hacia el salón o hacia el programa. Si
observas en tu público movimientos sincrónicos con los suyos, de
acompañamiento, inclinación de cabezas a un lado o asentimiento,
posturas iguales de todo el auditorio que está sentado levemente hacia
adelante, para recibirlo mejor y no perder nada de lo que tienes para
comunicar, siéntete satisfecho: tu disertación se encuentra bien orientada,
circula por los carriles que propusiste al prepararla, eres globalmente
aceptado.
El rostro
4
Por su estructura anatómica, diríamos “arquitectónica”, hay rostros
abiertos, francos, que dejan ver sus emociones, manifestando su alegría o
su placer por estar hablando de ese tema tan particular frente a su público.
Las mejillas se hinchan, las arrugas parecen desaparecer, las comisuras de
los labios se elevan, igual que las de los párpados y las cejas; la sangre fluye
y provoca un color rosado en su piel. Intenta que tu cara tenga estas
características, en lugar de esos rostros cerrados, impenetrables,
impasibles con signos de seriedad o gravedad extrema durante el discurso
que aburre y cansa, aunque el contenido verbal pueda tener algo
interesante.
Hay caras de por sí plácidas, con líneas clásicas griegas, como la de Juan
Pablo II, que transmiten paz y serenidad; otras, como “techo a dos aguas”,
que transmiten tristeza y melancolía, las cuales contrastan con las de tipo
“pagoda”, con comisuras labiales y cejas hacia arriba, sonrientes y alegres.
Los ojos
Dentro de la cara, ¿qué mira primero el público? Los ojos. Estos hablan
tanto como su lengua, con la ventaja de que el lenguaje ocular no necesita
diccionario, es comprendido en todo el mundo, según Ralph Waldo
Emerson.
Una mirada fija, ojo a ojo y sostenida es vivida por quien la recibe como
una amenaza o desafío. Trae como respuesta una sensación de
incomodidad, con reacción de alarma o de ira. Se puede medir por el
aumento de la frecuencia cardíaca, aun en animales. Estos tienen muy
claro en su código que el que baja la mirada es el perdedor de la contienda
o zona en disputa. También en la especie humana, Argyie observó que las
personas habitualmente se miran entre sí durante un 30 % y un 60 % del
tiempo de todo el discurso; si lo hacen durante más tiempo, es que están
más interesados en la persona que en lo que ella dice.
5
Hay dos extremos: los enamorados, por un lado, y dos personas muy
agresivas, hostiles y desafiantes, al borde de la pelea, por el otro. El
primero que baja la mirada denota miedo o se resigna a perder.
Las personas muy tímidas evitan mirar a los ojos o lo hacen en forma
mínima, aunque sean sinceros y deseen comunicarse. No prejuzgar otra
actitud. Solo timidez.
Las pupilas, sin variación de luz, nos indican excitación y agrado cuando se
dilatan y rechazo y desagrado cuando se contraen. Ya en la corte de los
Borgia, la dilatación de la pupila se asociaba con la belleza; para lograrla,
utilizaban derivados de la atropina, la belladona. Sin ingerir ningún
fármaco, los bebés tienen naturalmente esa dilatación pupilar para agradar
a sus padres (y evitar el maltrato y el abandono).
Clásicamente, se ha descripto:
una mirada de negocios, que abarca la frente, las cejas, los ojos y la
nariz del interlocutor;
6
una mirada social, en una especie de triángulo que toma las cejas, los
ojos y llega hasta la boca y el mentón (estas primeras dos son las
recomendadas en la oratoria);
la mirada íntima, que, desde la frente y los ojos, desciende hasta el
pubis, y la reservamos solamente para algunas personas y en
determinadas circunstancias.
Jean Paúl Sartre expresa: “El contacto visual es lo que nos hace real y
directamente consciente de la presencia del otro como ser humano con
conciencia e intenciones propias”.
La sonrisa
7
sonrisa espartana de labios rígidos: que indica que “nos bancamos todo” y
denota tensión, o la sonrisa torcida, donde baja una sola comisura labial.
Hay que evitar la sonrisa irónica, despectiva y fría que demuestra nuestra
superioridad como disertantes debido al cúmulo de conocimientos que
poseemos, ¡frente a un auditorio que carece de ellos! Estos tipos de sonrisa
bloquean la esencia de la oratoria contemporánea: la buena y fluida
comunicación, por el rechazo inconsciente que nos crea un orador con esas
características. Con la sonrisa, como acto innato, transmitimos nuestra
realidad interior, y por eso no la debemos forzar. Debemos usarla al
comienzo de la conferencia y también al cerrarla, pero no
indiscriminadamente o fuera de contexto: debe ser natural y espontánea.
8
exclusivo, apropiado al público, pertinente, inofensivo, oportuno e
inocente. Es bueno reírse de sí mismo en algunas ocasiones.
Gestos
9
Frotarse ambas manos entre sí significa estar en intensa expectativa,
esperando algo agradable, mientras que secarse las palmas de las
manos en la ropa o con un pañuelo denota intensa ansiedad y estrés.
Una mano extendida con la palma hacia el frente trata de proteger al
orador de una situación conflictiva, detiene una supuesta agresión.
Brazos cruzados son indicadores de una actitud defensiva, y más aún si
las piernas también lo están. Para ejemplificar partes de nuestro
discurso y enumerarlas, se utiliza un dedo indicador que toca
separadamente, uno por uno, los dedos de la otra mano.
Señales batutas
Son llamadas así porque marcan el compás del discurso. La mano que se
extiende junto con el brazo hacia el frente con la palma hacia atrás y los
dedos flexionados con movimientos hacia el cuerpo del orador es
característica de los que intentan “agarrar”, atrapar o atraer al auditorio. Es
un clásico, llamado agarrón de aire, y es usado por muchos políticos.
Cuando se busca precisión, los dedos índice y pulgar se tocan por las
puntas, mientras los otros tres dedos se elevan graciosamente. Las manos
con dedos entrelazados pretenden indicar preocupación por los demás, por
la humanidad, y es común en sacerdotes.
Utilizar el dedo índice como puntero amenazante y tener los otros dedos
replegados, dirigidos a un opositor no visible, con movimientos de
subibaja, resulta intimidatorio para todo espectador. No debe ser usado en
oratoria. El público siente que es atacado físicamente, no en sus ideas.
10
El puño cerrado, impulsado violentamente al frente, intenta demostrar que
el orador posee fuerza, energía para atacar. Con su puñetazo, cualquier
oposición... no es real.
Piernas y pies
A continuación, detallamos los dichos del autor con respecto a las piernas y
pies y a la importancia de que el orador observe al auditorio y que este
pueda observarlo a él; además de lo significativo de no dar la espalda y de
no balancearse.
11
comenzó la charla. Hazlo de forma armoniosa, suelta, distendida, sin
apuro.
Si tienes que estar sentado, también deja los pies uno al lado del otro. No
los “enrosques” a las patas de la silla, sino simplemente déjalos que formen
un ángulo recto con respecto al suelo. Las piernas cruzadas son aceptadas
(mientras no se les vean los muslos a las mujeres), pero no inicies una
carrera de cruce y descruce repetido ni hagas que el pie que queda suelto
suba y baje continuamente: son signos de ansiedad, disconformidad e
incomodidad que se transfieren al auditorio. No gires en tu silla.
Debes estar sentado con la espalda bien apoyada en el respaldo, con las
piernas separadas y los pies totalmente sobre el suelo, los brazos y las
12
manos abiertas, sobre el apoyabrazos, en la posición denominada Lincoln,
firme como una roca, físicamente y en sus convicciones. Repetimos: frente
al público, al comienzo, quédate quieto, bien plantado, seguro, relajado. A
medida que avances en tu disertación, suéltate armoniosamente, con
naturalidad, siguiendo la evolución de tu charla y tus gestos. Seguro
tendrás un éxito en tu presentación.
Cuidados especiales
Es necesario respetar dos grandes territorios del público: su tiempo y
espacio.
Carlos Llabrés (como se cita en Di Bartolo et al., 2009) habla también de los
cuidados especiales que debe tener el orador con el tiempo y el espacio
físico. A continuación, se detalla lo que nos dice el autor al respecto. Son
dos aspectos que están íntima y profundamente defendidos, aunque no
siempre les damos la jerarquía que tienen. No los conocemos. Para
predisponer favorablemente al auditorio y conservar esta buena actitud,
recuérdalos, no los vulneres.
Territorio tiempo
Espacio físico
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estas agrupaciones que se encuentren en el auditorio sin que
podamos identificarlos, además de constituir una falta de respeto
en sí misma.
o Familiar: representa el lugar de crianza. Se representa como el
equivalente del nido, en el dormitorio o en el automóvil. Se sugiere
no referirse en forma jocosa o despreciativa a barrios, pueblos
pequeños o marcas de artículos de consumo.
Personal: fue magistralmente descripta por Hall, quien la llamó
burbuja. Es equivalente a nuestra segunda piel, el espacio portable
que nos rodea a no más de 35 cm. Es inviolable, solamente nuestro,
no compartido por nadie sin nuestra expresa autorización. Dejamos
entrar a determinadas personas exclusivamente. Para tener
relaciones sexuales, reñir o en discusiones o conversaciones de muy
intensa carga afectiva. Dentro de ella nos sentimos invulnerables.
Dentro de la burbuja, se percibe al otro con gran aporte de datos:
color de la piel, olor, temperatura. Percibimos su ritmo respiratorio.
Es nuestro espacio sagrado, nos da seguridad y estatus. No es una
buena técnica que el orador toque o abrace a alguien del público,
penetrando en otra burbuja, sin su expresa autorización. Esto
explica por qué en algunos momentos nos sentimos mal cuando
invaden nuestra área personal: al leernos el periódico o el celular
por encima del hombro o, en un medio de transporte, al compartir
la burbuja con otras personas. En un ascensor también nos
sentimos invadidos, sin forma de escape, y entonces empleamos
técnicas defensivas: ignoramos a quienes nos rodean, no miramos
sus caras, son inexistentes, ponemos aire de ausentes mirando al
techo o al indicador del ascensor; en fin, nos despersonalizamos.
Las medidas de las distancias son de ajuste variable y se modifican
según nuestra cultura, hábitos y estados de ánimo, siempre a nivel
no consciente.
Los animales tienen muy claro el uso de las distancias para emprender la
fuga o para atacar. Las regulan adecuadamente. Estar muy cerca es vivido
como una amenaza y muy lejos como un rechazo. Los niños también
manejan a nivel no consciente estos parámetros de las distancias con su
madre y con extraños.
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Por eso se da el fenómeno en reuniones sociales de que algunas
conversaciones comienzan en determinado lugar de la sala, pero, por
ajustes variables de esas distancias defendidas como territorio por ambos
interlocutores de distintas culturas, y terminan en cualquier otro sitio que
el que comenzaron, luego de que ambos interlocutores hayan recorrido
casi todo el salón.
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Cierre de una conferencia
16
con tu imagen esa corta frase que tan bien preparaste, tan tuya, tan
personal; dila con naturalidad o, simplemente, di “muchas gracias por
haberme escuchado”.
Credibilidad. Mentir
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Aunque vivimos en un mundo donde se dicen muchas
mentiras, logramos sobrevivir porque observamos algunas
convenciones, una de éstas es que cuando alguien afirma
algo, todos partimos del principio de que su propósito es
decir la verdad. Si descubrimos la mentira lo acusamos de
incorrección. Sólo a un actor o a un novelista nadie piensa
acusar.
Hay sistemas de vida donde mentir o no decir toda la verdad forma parte
de lo cotidiano, sin castigo ni pena: promotores, diplomáticos, políticos,
abogados, magos, adivinos, tiradores de cartas, vendedores de autos
usados; lo hacen habitualmente, algunos con gran arte, pero solo en la
actividad profesional.
18
Recordemos que se les puede mentir a muchos por algún tiempo o a
algunos por mucho tiempo, pero no se puede mentir a todos todo el tiempo.
Hay sistemas de vida donde mentir o no decir toda la verdad forma parte de
lo cotidiano, sin castigo ni pena: promotores, diplomáticos, políticos,
abogados, magos, adivinos, tiradores de cartas, vendedores de autos
usados; lo hacen habitualmente, algunos con gran arte.
Los primeros trabajos científicos, según relata Flora Davis, son los de Paúl
Elkman en el Instituto Langeley Porter, de San Francisco, California, desde
el año 1953. Aprovechando que el rostro de la especie humana tiene el
más completo y desarrollado conjunto de músculos del reino animal, con
posibilidades de tener más de 1000 expresiones faciales diferentes,
confeccionó un atlas del rostro y una clasificación. Dividió el rostro en tres
zonas: frente y cejas-ojos-nariz, mejillas, boca y mentón. Esta última parte
proporciona más datos en el acto de mentir. En aquella época filmó caras
de personas no entrenadas en mentir mientras tenían que hacerlo a pedido
y sobre un tema específico. Al analizar una por una las distintas imágenes
en forma muy lenta, descubrió expresiones faciales de fracción de
segundos de duración que no coincidían con las palabras expresadas. Las
denominó micros: filtraciones de sentimientos verdaderos que se hallaban
como embutidas en el discurso mentiroso.
19
mienten. El tiempo que dura una sonrisa, más prolongado que lo
habitual, y el momento en que se emplea, que no coincide con lo
expresado en palabras, son importantes indicadores para tener en
cuenta cuando se investiga la mentira. Una sonrisa leve, nerviosa y
de brusca interrupción es falaz.
o Debemos prestar atención al ritmo del discurso, no solo al
contenido. Cuando se intenta mentir, se tarda más en responder
una pregunta y las respuestas son más largas, intrincadas y llenas de
palabras superfinas.
o Manos y brazos. Siempre están presentes para ayudamos a
detectar la falsedad de lo expresado verbalmente. Se producen
cambios.
o Aumentan o disminuyen notoriamente los gestos que son típicos en
cada individuo: se rascan o tocan la nariz o las orejas mientras
hablan; se cubren temporariamente la boca y el mentón con la
mano.
Si emplean las llamadas “señales batutas”, usan las del puño cerrado
golpeando al frente para pretender engañar, expresando fuerza interior y
decisión, que no son reales. Las manos con las palmas sobre el pecho
pretenden convencer sobre sentimientos internos de autenticidad “del
corazón”, que no son tales.
20
incontrolable, aunque con los labios expresen un discurso totalmente
tranquilo, apacible y aparentemente creíble.
Decir algo con la boca y hacer con el cuerpo algo contradictorio es difícil de
registrar, pero, si prestamos mucha atención, lo constataremos en algunos
casos en que se afirma verbalmente un concepto y con movimientos de
cabeza se está negando.
21
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
22
Miedo a la
oratoria
Oratoria
1
Miedo a la oratoria
¿Qué es el miedo?
Comenzaremos a definir qué es el miedo. El psicólogo Giorgio Nardone
afirma en su libro Más allá del miedo que son construcciones mentales
creadas por el propio sujeto que llegan a tal punto que nos asustan, es
decir, como podemos fantasear, de la misma manera podemos temer. Sin
embargo, precisamente porque es una construcción nuestra podemos
también deconstruir ese miedo.
Pero cuando el miedo supera cierto umbral, cuando nos bloquea y nos
volvemos incapaces de reaccionar de manera idónea de acuerdo con los
acontecimientos, estaríamos hablando de miedo patológico. El miedo
normal incrementa nuestras capacidades para manejar la realidad; el
miedo patológico limita e incluso anula la capacidad, nos impide desarrollar
nuestros deseos.
Sin una dosis de miedo no se sobrevive, puesto que es una reacción que nos
alerta frente a los peligros reales y nos permite afrontar tales situaciones
después de haberlas reconocido como peligrosas.
2
en una discusión de grupo o rendir un examen, entre otros. Tener miedo
ante una intervención pública es normal y no por ello se considerará a la
persona como débil e insegura.
o ¿Qué evidencia hay a favor y cuál en contra de que eso sea así?
o Pensar así, ¿ayuda a nuestro objetivo?
o Y si fuera cierto, ¿qué es lo peor que nos podría pasar?
Hay otro tipo de miedo que es racional y se puede presentar ante ciertas
situaciones, como quedarse en blanco, no saber contestar una pregunta o
que no funcione el proyector.
Soluciones fallidas
Al tener que enfrentarnos a hablar en público, nos proponemos distintas
soluciones. A veces estas no funcionan o bien funcionan al principio, pero
se convierten gradualmente en intentos fallidos y reiterados de manejar la
realidad. En vez de aportarnos soluciones, nos agravan el problema, son
llevadas a cabo y reiteradas porque en el momento crítico funcionaban
como reductores del miedo, pero posteriormente solo consiguen
incrementarlo.
3
Miedo evitado, miedo incrementado
Varias investigaciones empíricas han demostrado que la mayoría de las
personas que intentan controlar las reacciones de miedo consigue
aumentarlo. Cada vez que evitamos una situación peligrosa, se confirma la
peligrosidad de la situación evitada y nos preparamos para la siguiente.
Esto sucede a menudo cuando nos repetimos interiormente: “No tengo
que ponerme nervioso” o “Tengo que evitar hacerlo”; en esos casos, es
cuando más nerviosos nos ponemos. Esta espiral de progresivas
evitaciones produce el incremento del miedo, lo cual aumenta la
desconfianza en el propio sujeto.
4
por lo tanto, común a todos; el miedo ha sido exteriorizado, está fuera
de nosotros, lo hemos debilitado al enfrentarlo y reconocerlo como tal.
2) Buena preparación del tema, de manera comprensiva, investigación
minuciosa. Realizar un esbozo.
3) Se debe mirar al público antes de hablar.
4) Conservar la naturalidad.
5) Planificar las primeras frases de la presentación para que esto genere
confianza y seguridad.
6) Acción. La única forma de vencer el miedo de hacer algo es haciéndolo:
el miedo de decir “Te amo” o “Ya no te amo” se va después de decirlo;
el miedo de hablar en público se va después de hablar; el miedo a estar
solo se va después de estar solo; el miedo a una persona se vence
después de enfrentarla.
7) El miedo, entonces, es tu aliado, tu gran amigo, es el indicador del
camino al crecimiento. Cuando sientas miedo por algo, ataca el miedo
con la acción y así te convertirás en una persona de poder (nos
referimos a la connotación positiva, que es poder sobre uno mismo). Lo
contrario a esto es el estancamiento. Recuerda que las cosas que se
estancan se pudren. No sentir miedo es señal de que no estamos
creciendo. La fórmula es la siguiente:
5
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
6
Miedo
oratorio
Oratoria
1
Miedo oratorio
Nuestro sistema nervioso está preparado para enfrentar situaciones
difíciles de una manera siempre igual, estereotipada y comparable, ya sea
en una circunstancia de peligro físico o en una de estrés emocional
importante.
Este título de un artículo de Gabriel García Márquez nos viene justo para el
concepto que queremos afirmar en estas páginas. El miedo profesional es
el que padece toda persona en el momento en que afronta la realidad de
su profesión: es normal que le tiemble la mano al cirujano cuando
comienza una operación difícil; es normal que se crispen los puños de un
piloto apretando el volante a la hora de la largada; es normal que le
flaqueen las piernas al boxeador cuando suena la campana; es normal y
saludable que nuestro pulso se acelere y nuestra boca se seque cuando
2
afrontamos el compromiso de hablar en público responsablemente. Seguro
que, a medida que se concentren en lo suyo, se afirman las manos del
cirujano y del piloto y las piernas del boxeador, y se serene el pulso del
orador no bien note que lo escuchan con atención, que lo que dice tiene
sentido, que está volcando sin contratiempos lo que preparó con esmero y
dedicación para ese día.
Lo que ocurrió no fue otra cosa que la vibración natural del arco cuando se
tensa con fuerza antes de partir la flecha. Después se ablanda,
serenamente se cumple su destino.
“Benditos sean mis nervios, que me ayudaron a triunfar. Cuando fui objeto
de una grave injusticia, defendí mis derechos con tanto valor que nada ni
nadie se atrevió a responder ante mi indignación. ¡Hasta me confundieron
con un abogado!”.
3
“Benditos sean mis nervios, que me ayudaron a triunfar. Hoy tengo que
exponer en público y he comenzado a temblar”.
Alimentos
Cuerpo
Descanso
Puntualidad
4
Concentración
Sentirte incapaz de hacer algo que otro puede hacer (porque eres de
condición social o económica, o porque te avergüenzas de tu manera de
hablar) podría demostrar que tienes una debilidad. ¿Qué debilidad? Tal vez
digas: “Tú tienes mejores condiciones que yo para llevar a cabo esa misión
(tarea, asignación, meta, comisión o idea)”, sin darte cuenta de que, en tu
imaginación, la otra persona ha pisado con fuerza el plato de la balanza y te
ha elevado a la altura de una simple capa de polvo. Entonces te engañas
creyendo que tiene más imagen, más personalidad, mejor familia, mejores
ingresos, mejores referencias, mejores relaciones, más edad, más
capacitación, más currículum, más experiencia, mejor carácter, más
habilidad o más claridad de pensamiento que tú. ¡Te desprecias!
A veces el temor al fracaso está escondido. Por ejemplo, has intentado diez
mil veces alcanzar cierta meta y ha sido como subir un cerro de arena.
Comenzaste de cero tantas veces que dejaste de ver la cima. Literalmente,
te rendiste antes de tiempo y te “convenciste” de que el éxito era para
otras personas, de que carecías de las cualidades esenciales para triunfar.
Te acostumbraste a proyectar una imagen de conformista.
5
A veces el temor al ridículo está escondido. Por ejemplo, cada vez que la
curiosidad o la inexperiencia te metieron en problemas, tus amigos,
parientes, maestros, proveedores o clientes se rieron y te sentiste mal. Te
diste cuenta de que lo mejor era convertirte en una persona perfeccionista
que sería incapaz de presentar un trabajo bien hecho, es decir, continuar
haciéndole correcciones indefinidamente y usarlo como pretexto de que
aún falta terminarlo. En realidad, se trata del temor de que se rían de ti.
Esto nada tiene que ver con presumir o volverte una persona famosa. Lo
que queremos decir es que ciertamente otro lo puede hacer en tu lugar,
solo que te costará el desarrollo de tu personalidad. ¿Verdaderamente
quieres eso?
6
La voz no tan humana
Pensemos en la siguiente situación: cuando el miércoles pasado una voz
nos anunció que al día siguiente nos harían una entrevista radial por
teléfono, consideramos: “Tómalo con calma”. Estaríamos de local,
llamarían a casa; como dicen los norteamericanos: take it easy. “Una
entrevista por radio. No es la tele ni el cine, solo la radio. Ja, ja, será como
hablar con alguien por teléfono”, y nos sentamos en el sillón cómodo. La
entrevista sería recién el jueves a las doce y cuarenta, y todavía era
miércoles a las diez de la mañana. Llegó mi mujer.
—¿Te van a llamar ahora? —me preguntó como si fuera lo más normal del
mundo que a uno lo llamen de una radio.
—Hola —dijo mi mujer del otro lado de la línea—. Salí temprano y quería
desearte suerte.
7
—¿Suerte? —pregunté con indiferencia—. ¿Suerte para qué?
Con una risa que me resultó algo irónica, cortó. Me senté nuevamente en
mi sillón negro…
—¿Te parece que con la camisa blanca y la corbata azul voy a estar bien?
Corté, fui hasta el espejo, me miré. Me cambié la corbata por un moño, era
más elegante. Y de pronto recordé un detalle en verdad importante: mi
voz. Tengo una voz aguardentosa, de dirigente de barrabrava de fútbol,
disfónica y escasamente entendible. Era posible que pronunciara el mejor
discurso del mundo y, por culpa de mi voz, que nadie entendiera un
comino.
Tragué dos huevos crudos, creo que incluso uno de ellos estaba podrido.
Cosas que pasan. Estuve vomitando prácticamente quince minutos
ininterrumpidos; cuando finalmente no quedó nada dentro de mí, tampoco
tenía voz; apenas una carraspera ininteligible.
Sonó el teléfono.
8
—¡No! —grité luego de escuchar la voz del otro lado—. ¡No soy la señora
Mendelson! ¡La señora Mendelson murió! ¡Se agarró los dedos con la
persiana y murió, la velan mañana en el jardín botánico! —Y corté.
—Buenos días —me dijo una muy agradable voz—. Saúl Hochberger, de
radio Jai le habla...
Marcelo Birmajer
Ser humano y otras desgracias
® 1997 by Ediciones de la Flor (fragmento).
9
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Birmajer, M. (1997). Ser humano y otras desgracias. Buenos Aires, AR: Ediciones
De La Flor.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
Ruiz Orbegoso, M. A. (s. f.). ¿Será mejor que otro lo haga por mí? Recuperado de
http://www.oratorianet.com/rsp/Index/Index_OTRO.html
10
Ayudas
visuales
Oratoria
1
Ayudas visuales
Las ayudas visuales son medios que se emplean en la oratoria para
expresar visualmente un concepto o una idea y sirven para estimular la
imaginación de los oyentes o para poner de relieve una idea básica en
nuestro discurso. Científicamente, está comprobado que las
comunicaciones visuales son mensajes sintéticos que hablan a los ojos y
son más eficaces que las palabras.
2
Cinco mandamientos para crear una ayuda visual
o Unidad: usa únicamente una idea para cada ayuda visual,
incluyendo el encabezado.
o Simplicidad: haz letras grandes y leíbles.
o Coherencia: usa el mismo estilo. No mezcles varios estilos.
o Claridad: evita tipos de letras muy pequeñas para leer. La audiencia
debe poder comprender la idea principal en 10 o 15 segundos.
o Calidad: sé ordenado y profesional. Dale un toque de color.
Recuerda corregir pruebas de copia, chequea la escritura y los
números.
Medios auxiliares
Es conveniente conocer las ventajas y desventajas de cada medio, teniendo
en cuenta fundamentalmente los siguientes factores:
Su relación con el objetivo que se persigue y la característica del
contenido que se quiera transmitir.
Su practicidad.
Su adecuación al grupo destinatario (tamaño, experiencia previa con el
medio, capacidad de atención y concentración).
Su capacidad de impacto visual, auditivo o ambos a la vez.
3
Cada mensaje que transmitimos está sustentado por información verídica,
pero elaborar mensajes exige tomar una posición:
Una afirmación expresa hechos. Aun siendo neutra, el presentador toma
una posición al resaltar lo que es importante.
Una opinión refleja un punto de vista.
Una recomendación propone acciones que tomar.
4
Clasificación de las ayudas visuales
Medios de mostración
Medios de proyección
5
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
6
Estructura
del discurso
Oratoria
1
Estructura del discurso
Cuando preparamos o decimos un discurso, hay tres momentos
que no deben ser dejados de lado, ya que darán un orden a la
presentación tanto para nosotros, oradores, como para el
público que nos escucha; estos son: la introducción, el cuerpo y
el final.
En este texto vamos a estudiar los tres momentos por los que
debe transitar el discurso y la importancia de las estructuras
narrativas y argumentativas para organizarlo.
2
Final 1/3 1/10
Fuente: Tabla recuperada de búsqueda en Google.
Estructuras discursivas
3
Estructura argumentativa
4
Una vez explicitado nuestro punto de vista, debemos producir
argumentos que lo sustenten; tenemos que fundamentar por
qué las personas que nos están oyendo tendrían que creer en lo
que decimos. A los argumentos los tenemos que reforzar a
través de fuentes de la realidad, datos, reservas o preguntas
retóricas.
Sr. Director:
5
de magia negra, malas contestaciones de los niños a sus padres,
falta de autoridad de estos en los problemas familiares, entre
otros. (Argumento; fuentes de la realidad: cita textual) Un
escritor muy conocido, Premio Nobel de Literatura, dijo: “esta
sociedad terminará perdiendo sus valores atrás de la fachada de
los medios televisivos, que solo se preocupan por sus intereses
comerciales y no en educar a sus ciudadanos”. (Argumento;
refuerzo: generalizaciones) Soy consciente de que los
programas no hacen más que reflejar la realidad, pues así vive la
mayoría de las familias en esta sociedad tan falta de valores; sin
embargo, se olvidan de quienes queremos mejorar.
(Conclusión; refuerzo: pregunta retórica) ¿Por qué no empezar
por mejorar la TV?
Estructura narrativa
6
Figura 2: Estructura narrativa
7
Figura 3: Estructura narrativa en un cuento
Situación Inicial
Un día, el gnomo Bhuhb fue a la granja. A Bhuhb
le encantan los animales. En la granja había
patos, chanchos, vacas, gallinas y caballos. Bhuhb
le pidió permiso a la vaca Aurora para poder
entrar.
Conflicto
– Entrá, pero tené cuidado con el caballo loco -le
contestó la vaca Aurora-.
_ ¿Dónde está el caballo loco? -preguntó Bhuhb,
que era un gnomo experto en
Psicología-.
– Está en aquel establo –le contestó la vaca
mientras se iba a jugar a las cartas con el chancho
Juancho.
Bhuhb entró en el establo.
Se acercó al caballo y le dijo:
– ¿Qué haces caballito?
- Yo no soy un caballo -le contestó el caballo-.
- Yo soy un gallo.
Acción
– Vamos a hacer una cosa. Yo te voy a llevar al
gallinero y vos me vas a decir si sos un gallo.
Bhuhb lo llevó al gallinero.
– ¿Quién es ese gallo tan apuesto? -gritó de
pronto una gallina-.
– No le hagas caso -dijo un pollito a Bhuhb-.
Esta gallina se cree caballo.
Desenlace
– Si el caballo se cree gallo y la gallina caballo,
pongámoslos juntos en un corral
-dijo Bhuhb-.
Situación Final
Así fue que el Caballo-Gallo y la Gallina-Caballo
vivieron felices y adoptaron un Pato Sapo.
8
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Lumen.
9
Formas
deliberativas
Oratoria
1
Formas deliberativas
Tal como lo afirma María Angélica Vilches en el libro Para
aprender a hablar en público (Di Bartolo et al., 2009), citando al
prestigioso educador y ensayista Dr. Guillermo Jaim Etcheverry:
2
apreciado por la sociedad en su conjunto; el debate
convincente logra atraer el interés del público porque su
dinámica estimula el pensamiento reflexivo.
3
Fuente: Imagen recuperada de búsqueda en Google.
Diálogo.
Entrevista.
Coloquio (conversación en grupo).
Negociación.
Grupo de discusión.
Interpelación.
Tormenta de cerebros (brainstorming).
4
están equipados de los medios electrónicos modernos y demás
elementos necesarios para el uso del material auxiliar:
rotafolios, pizarrones, diapositivas, videos, filminas, pantallas,
cañón de proyección, retroproyector, PowerPoint, etcétera.
Mesa redonda.
Simposio.
Foro.
Debate.
El diálogo
5
tanto su capacidad para transmitir ideas y sentimientos como
para recibir las del otro (u otros); se puede dialogar de pie o
sentado. Es una comunicación directa y fácil, y por eso su
práctica ayuda a los oradores poco entrenados a exponer
opiniones ante otros interlocutores.
La entrevista privada
6
esforzará por estimular respuestas abiertas que amplíen los
conceptos para enriquecer el tema que se trata.
7
sean fatigosas y que nadie intente monopolizar la palabra
hablada.
La negociación
8
El acuerdo final redunda en los mutuos compromisos que las
partes deberán cumplir; de ahí que el éxito de una negociación
consiste en preservar la razón del argumento inicial de la
delegación que propuso el encuentro.
Grupo de discusión
9
soliciten a un coordinador que ejerza la conducción hasta tanto
los alumnos estén prácticos.
La interpelación
10
requiere la participación de un interpelador que, basado en una
información precisa, aborda un tema determinado.
11
Los participantes son informados con antelación sobre el tema
que se va a tratar con el fin de aportar ideas creativas y nuevas.
Pasos de un brainstorming:
1. Convocatoria a la reunión.
2. El director explica las pautas que se deben cumplir.
3. El grupo presenta las nuevas ideas. Todas son válidas, aun las
más extravagantes.
4. Se analizan las propuestas en un plano de acción concreta.
5. El director hace un resumen de las ponencias y lee las
conclusiones.
6. Cierra la reunión agradeciendo los aportes recibidos.
12
Formas deliberativas públicas
A continuación, se presentan las definiciones de María Angélica
Vilches (como se cita en Di Bartolo et al., 2009) respecto de las
formas deliberativas públicas.
Mesa redonda
13
Como no existen reglas fijas para el desarrollo de una mesa
redonda, la discusión puede iniciarse después del primer
planteo o pregunta que hace el coordinador o bien siguiendo
las expresiones ordenadas de los expositores. Lo importante es
la participación activa de todos los miembros del grupo para
agilizar el proceso de elaboración de conclusiones.
14
Tanto en una mesa redonda como en el simposio o en el
debate, puede hacerse un breve uso de material auxiliar, que,
bien elegido, da más precisión a la ponencia.
El simposio
15
Como toda reunión deliberativa pública, el simposio requiere
un conductor, que en este caso se llama presidente. Aunque su
función no implica discutir ni opinar, es preferible que sea un
gran conocedor de aquello que se va a tratar, es decir, que
tenga autoridad. De esta manera, podrá seleccionar a los
participantes con conocimiento de causa, reuniéndolos
previamente y organizando un temario coherente. Muchas
veces se les pide a los expositores una copia escrita de sus
relatos para mejor planeamiento de la reunión.
16
Figura 3: Simposio
El foro
17
Es frecuente también abrir foro a continuación de un hecho
concreto como, por ejemplo, la proyección de una película, un
suceso deportivo, un acontecimiento comunitario, artístico o
escolar. El auditorio, motivado por el conductor, podrá
formular preguntas o hacer objeciones acerca del tema tratado.
18
19
Figura 4: Foro
El debate
Cada grupo está formado por dos o tres expertos que analizan
un tema debatible, es decir, que admite tesis distintas.
20
El debate consiste en una discusión ante el público de dos
expertos o grupos de expertos que sostienen tesis adversas
sobre un tema particular. Lo conduce un moderador.
21
Figura 5: Debate
Tipos de debate
22
pasar al siguiente. El orden de intervenciones sigue el orden en
que se haya pedido la palabra.
23
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en
público. Buenos Aires, AR: Lumen.
24
Tipos de
discursos
Oratoria
1
Tipos de discursos
Ander Egg y Aguilar (2006) nos hablan de los tipos de discurso según los
procedimientos o formas de presentar el tema. Estos son discurso leído,
discurso de memoria, discurso con ayuda-memoria (teniendo el texto
completo, un esquema o utilizando notas) o nada escrito a la vista. El uso de
uno u otro procedimiento incide fuertemente en las posibilidades de la
comunicación.
Discurso leído
Todos los oradores reconocen que, en principio, no hay que leer nunca un
discurso si se quiere lograr una buena comunicación, ya sea que se hable a
unas pocas personas o una multitud. La lectura hace que el discurso sea soso
y aburrido.
Sin embargo, en algunos casos la lectura del discurso puede ser necesaria.
Tratándose de personas que tienen responsabilidades públicas (jefe de
gobierno, ministros, dirigentes políticos y sindicales, etc.), en determinadas
circunstancias, deben sopesar las ideas y las palabras, decirlas con precisión
y justeza, aun en sus matices. En estas circunstancias, cuando no queda otra
alternativa que leer, para lograr una mejor comunicación conviene tener en
cuenta las siguientes sugerencias:
2
Cuando se lee un texto, se interpone una especie de “muralla invisible” entre
el orador y el auditorio, se impide la comunicación directa y ese encuentro
vital que constituye la sustancia de la elocuencia.
Hay que leer bien. Esto significa leer fragmentando el texto en conjuntos
flexibles, modulados, con diferentes ritmos según lo que se dice, con
carga afectiva y cuidando la velocidad de la lectura, de modo que la gente
pueda seguir tanto el contenido como los sentimientos que expresa.
En lo posible, que no se vean las notas o los folios que contienen el texto
de la conferencia (el uso del atril es óptimo para estos propósitos). Un
montón de hojas que han de ser leídas a la vista del público predispone
negativamente desde el primer momento.
Lo más importante es aprender a leer como si no se leyese; para ello, hay
que leer una frase y, apoyado en la memoria inmediata, repetirla en voz
alta. Con este procedimiento, quedamos más libres respecto del papel y
se facilita la comunicación. En algunos casos, en vez de repetir la frase,
una vez captada la idea, se procede a parafrasear o glosar lo que se ha
leído.
Discurso de memoria
Tampoco conviene pronunciar discursos aprendidos íntegramente de
memoria por varias razones. En primer lugar, porque el discurso da la
impresión de artificialidad. Por otra parte, subsiste “algo” entre el orador y
el público más sutil que en el texto leído, pero no menos real. No será una
“muralla invisible”, sino una “cortina de humo” que dificulta el encuentro
vivo entre el conferenciante y el público.
3
Discursos con ayuda-memoria
Las ayuda-memoria pueden ser de tres formas principales: disponer de todo
el texto escrito, de un esquema o boceto o bien de solo algunas notas.
4
Lo sustancial es elaborar un esquema que contenga los puntos esenciales
del discurso, de modo que cada palabra o frase del guion sugiera una serie
de ideas y cuestiones que el orador ya conoce.
La presentación sin ningún texto visible es la más adecuada para una mayor
y más profunda comunicación con el público.
5
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O., Vilches,
M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público. Buenos Aires,
AR: Corregidor.
6
El auditorio
Oratoria
1
El auditorio
Las presentaciones en público son situaciones de comunicación donde
intervienen diferentes participantes, como el emisor y el receptor, que se
comunican a través de un código establecido: el lingüístico, el gestual y el
social, y a través de un canal por medio del cual se transmite la
información; el objetivo es transmitir un mensaje. Tal comunicación
transcurre en un contexto, que es un tiempo y lugar determinados.
2
que reciben o perciben el mensaje y que integran o
completan el proceso comunicativo. (2006).
3
Un aspecto que se debe tener en cuenta es si el auditorio será homogéneo,
como los empleados de una fábrica, o heterogéneo, como el público que
mira Showmatch, ya que el discurso deberá ir dirigido a todos ellos. Es
preciso no utilizar términos o expresiones que parte del público no conozca
o que no pueda entender.
Convencimientos religiosos.
Convencimientos políticos.
Nivel cultural general.
Dominio lingüístico.
Constitución física.
Constitución psíquica.
Carácter general.
Capacidad de memorización.
4
¿Aprecian el humor?
¿Cuál es su actitud al escucharnos?
¿Qué tipo de información y técnicas son probables para ganar su
atención?
¿Qué información o técnicas son probables para obtener reacciones
negativas?
Sin embargo, cuando una persona habla profesionalmente, tiene que tener
en claro cuál es su objetivo al hablar y poner todos sus recursos para que
se logre. Antes de enfrentarse al público, se debe tener en claro cuál es la
intención; existe una serie de propósitos, aunque estos no siempre se
encuentran en estado puro. Siguiendo la descripción de Eugenio Luis Henry
(como se cita en Di Bartolo et al., 2009), se mencionarán los más
aceptados:
Convencer
Informar
Cuando una persona habla profesionalmente, tiene que tener en claro cuál
es su objetivo al hablar y poner todos sus recursos para que se logre.
5
Motivar
Entretener
Estilo de la intervención
Formal o informal.
Seria o desenfadada.
Sobria o entusiasta.
Cercana o distante.
Rigurosa o generalista.
Monologada o participativa.
Con apoyo visual o sin apoyo visual.
6
llamativo hablar de manera formal en un acto informal que hablar de
manera informal en un acto formal. La forma de vestir también debe
adecuarse al tipo de acto.
Lenguaje
El público o auditorio
Ander Egg y Aguilar (2006) afirman que, para saber lo que vamos a decir y
cómo hemos de decirlo, debemos saber a quién se lo vamos a decir.
7
A continuación, se expresan las ideas de los autores acerca del público o
auditorio.
8
Un discurso o una conferencia muy bien preparados y concebidos pueden
ser un fracaso si no se ha tenido en cuenta al auditorio o simplemente
porque el auditorio (o parte de él) ha estado bloqueado frente al
conferenciante o ha reaccionado de una manera que este no esperaba.
No basta con que los que forman parte del auditorio oigan (acto pasivo,
más o menos automático): es preciso que escuchen (esto es, que presten
atención, que quieran comprender). Para ello, el emisor debe enviar un
mensaje teniendo en cuenta al receptor o receptores; en otras palabras, el
orador o el conferenciante se han de adaptar al auditorio. ¿Qué significa
este adaptarse al auditorio? Simplemente, que hay que transmitir en la
longitud de onda de los interlocutores.
9
hay que conocer algo de la vida, de las reacciones y de las aspiraciones de
la gente a la que nos dirigiremos; y esto no se averigua en los libros.
10
¿Qué tipo de análisis tenemos que hacer de nuestro público o auditorio
potencial?
Toda esta información tiene que servir para establecer una estrategia en el
modo de presentar el discurso, tanto en lo que hace al contenido como a la
forma.
11
organizadores, el conferenciante obtendrá mayor o menor información
sobre el auditorio. También con conversaciones previas (momentos antes
de la conferencia) podrá obtener de manera directa alguna información
interesante acerca de quiénes constituyen su público. En un caso extremo,
se puede ir descubriendo quiénes constituyen el auditorio (en cuanto a
manera de pensar) por las reacciones que se perciben después de ciertas
afirmaciones. En algunos casos, se puede “probar” con una afirmación o
expresión poco corriente o una declaración sorpresiva, frente a la cual las
reacciones pueden revelar actitudes, valores o modos de ser y de pensar
de los que escuchan.
Debemos informarnos tanto cuanto sea posible y saber que nos movemos
con una cierta incertidumbre en cada conferencia en concreto.
12
conferenciante ha de tener en cuenta el nivel de conciencia y de
conocimientos en que se encuentra la gente.
Por último, todo orador ha de tener en cuenta que entre su público habrá
gente indiferente, remisos, retrógrados y, a veces, una cierta cantidad de
personas en actitud antagónica al orador. En el desarrollo de una
conferencia, es muy probable que nos encontremos con tres categorías de
oyentes:
Todo público merece el respeto del orador, quien de algún modo tiene
ante él una tarea pedagógica. Y esta tarea pedagógica implica una
responsabilidad, expresada fundamentalmente en preparar bien el tema y
en desarrollarlo de la mejor manera posible.
El orador puede influir sobre el público por persuasión, por autoridad o bien
por una mezcla de ambas.
13
formas de comportamiento influidas por el conjunto, a veces al margen de
sus intenciones y convicciones. La psicología de multitudes enseña que el
público posee características nuevas y distintas de cada individuo
considerado en particular y distintas de la suma de los caracteres
individuales que lo componen. Gustave Le Bon, precursor de los estudios
sobre psicología de masas, ya lo decía en el siglo XIX: en determinadas
circunstancias, cuando se forma parte de una multitud, la personalidad
consciente se esfuma y los sentimientos y las ideas de los individuos se
orientan en la misma dirección, como consecuencia de un fenómeno de
contagio colectivo.
14
descodificación hecha por los receptores, con lo cual el conferenciante
puede corregir las distorsiones que se han producido, ya sea por malas
interpretaciones o por una explicación insuficiente o inadecuada.
15
A nuestro entender, es absolutamente necesario ir reemplazando los
debates por los diálogos y coloquios. No se trata de una simple cuestión
semántica; se trata de formas diferentes de abrirse a la búsqueda de la
verdad, teniendo como punto de partida que nadie posee, ni podrá poseer,
una verdad de manera plena.
Insistimos en este punto, que tiene una doble dimensión y cuya práctica
tiene una doble consecuencia:
16
del otro y de ver las cosas desde la perspectiva del que está
haciendo la pregunta, el comentario o la crítica.
Para lograr esta sintonía, el nivel en que transmite el emisor debe coincidir
con el de los receptores. Esto es válido tanto para las relaciones persona a
persona como para las relaciones conferenciante-auditorio. Por eso se ha
dicho (y con razón) que es mejor bajar el nivel y ser entendido que elevarlo
y ser admirado. Si el conferenciante “sintoniza” con el auditorio, tiene al
público “en el bolsillo”; en caso contrario, se frustran las expectativas del
público y los resultados de la conferencia serán más bien pobres o
deficitarios, aun cuando haya estado muy bien preparada.
17
En suma: si se ha logrado sintonizar con el auditorio, la comunicación ha
sido conseguida. Habla. Y ahora: a practicar en público.
Aunque olvidemos todo cuanto hemos leído hasta aquí, recordemos esto:
el primer método, el único método, el método que nunca falla para
desarrollar la confianza en nosotros mismos cuando hablamos en público
consiste en… hablar. Todo el problema se reduce a un solo punto esencial:
practicar, practicar y practicar.
18
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
19
El lenguaje
Oratoria
1
El lenguaje
Alberto Bustamante (como se cita en Di Bartolo et al., 2009) reflexiona
sobre el lenguaje. Sostiene que ya en el siglo I a. C. Cicerón dijo: “El
lenguaje nos diferencia de las bestias salvajes”. El lenguaje es un rasgo
esencialmente humano, es el producto más complejo del pensamiento
humano, la máxima expresión de su capacidad creadora.
Acerca del nacimiento del lenguaje mucho se ha dicho y escrito, pero nadie
lo sabe a ciencia cierta. ¿Está inscripto en nuestra biología? No. El niño lobo
tenía todos los atributos biológicos como para hablar, pero no hablaba,
porque el lenguaje no es un atributo determinado por la posesión de
ciertas características anatómicas.
2
A comienzos del siglo XIX, Charles Darwin postuló la teoría de la evolución,
según la cual el ser humano proviene por evolución selectiva de un animal,
posiblemente de algún tipo de simio.
En este camino hay autores como Eric Lenneberg, quien cree que fue
necesaria una evolución neurológica para la aparición del lenguaje. Así,
unos de los cambios principales sería la lateralización cerebral, es decir,
asignar tareas específicas a cada hemisferio cerebral. En todos los
animales, ambos hemisferios cumplen funciones idénticas. El lenguaje es
función del hemisferio izquierdo.
3
¿cómo pudo llegar a escribir El Quijote o La Divina Comedia? Es algo
incomprensible, maravilloso.
4
Podía pensar el bisonte sin haberlo cazado.
Debió ser fascinante el descubrimiento de la
representación, poder dibujar el bisonte en la pared de una
caverna, dibujar su mano. Ver su mano en la pared.
¿Cómo pudo una inteligencia muda inventar el lenguaje?
¿Cómo se perfecciona y amplía?
Según Heidegger, “la palabra es la morada del ser” y, según Nietzsche, “el
hombre vive en el lenguaje”.
5
El lenguaje fue primero externo, para lo social, para el trabajo compartido
o para las relaciones interpersonales, y luego, como un verdadero
búmeran, se volvió al mismo ser humano: se internalizó, se hizo subjetivo.
Primero hablamos con los demás y luego con nosotros mismos, y esto
cambió al ser humano. Por ello, decimos que el ser humano creó el
lenguaje y que el lenguaje creó al ser humano.
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(como se cita en Di Bartolo et al., 2009) afirma al respecto que el escuchar
se enriquece más cuando logramos interpretar y dar significado a los
silencios, a los gestos, a los movimientos posturales de quien habla.
Cuántas veces hemos oído o dicho: “Juan no me escucha”, “Mi hijo no me
escucha” o “Mi jefe no me escucha”.
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Recordemos que en la escucha interviene, además, el cuerpo, lo gestual,
las miradas. Recordemos el cine mudo o películas como El baile o Fuego.
Ignorando.
Fingiendo escuchar: “Sí”, “Ya”, “Correcto”.
Escucha selectiva; es una especie de zapping mental.
En forma inclusiva (aceptando escuchar, sin prejuicios ni preconceptos).
Escucha exclusiva (cerrándose a todo lo que se dice).
Escucha dialógica.
Cada vez que ponemos en duda la legitimidad del otro, cada vez que nos
plantamos como superiores al otro, sobre bases de color de piel, religión,
sexo, estado social o cualquier otro factor que podamos utilizar para
justificar posiciones de egocentrismo, etnocentrismo o chauvinismo, cada
vez que presumamos que nuestra particular forma de ser es la mejor
manera de ser, nuestra escucha se resentirá y daremos paso al
dogmatismo, al extremismo y al fundamentalismo.
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Esta es la forma ideal de escuchar, es ponerse en el lugar del otro, es “ponerse
en sus zapatos”. La base para la escucha empática es el respeto mutuo.
Para escuchar debemos permitir que los otros hablen, pero también se
debe preguntar. Estas preguntas nos permitirán comprender los hechos y
emitir juicios bien fundamentados.
Para escuchar, una persona debe “abrirse”; sin esta clase de apertura, no
pueden existir relaciones humanas efectivas o genuinas. En este último
caso, creemos que estamos escuchando al otro (es una fantasía), pero en
realidad nos estamos escuchando a nosotros mismos.
Para escuchar debemos permitir que los otros hablen, pero también se debe
preguntar. Esas preguntas nos permitirán comprender los hechos y emitir
juicios bien fundamentados.
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Hemos realizado un rápido viaje a esa historia del origen del lenguaje, una
que se desarrolló a lo largo de miles de años y por la cual el ser humano se
hizo humano; un largo camino, maravilloso e incomprensible, que le
permitió a ese ser casi humano, desde la visión de la “huella del bisonte”,
llegar al pensamiento abstracto de un Einstein o un Borges.
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Clásicamente, al lenguaje se le atribuyó un papel secundario, pasivo. Servía
para describir la realidad del medio externo, físico, y la realidad interna, la de
los sentimientos.
Los actos lingüísticos se realizan en todos los idiomas y, por lo tanto, son
inherentes al lenguaje humano. Estos actos son:
o Las afirmaciones.
o Las declaraciones.
o Los juicios.
o Las promesas.
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sociedad y de la medida de la altura de Juan. Así, diremos que esa
afirmación es verdadera. Si dijéramos una nuestra afirmación falsa,
cualquiera podría dar pruebas de nuestro error. Con las afirmaciones no
hay posibilidad de malentendidos.
Si nos preguntan por qué creemos que Juan es buen orador, podríamos
decir “Porque lo escuché varias veces y además siempre los comentarios
fueron positivos”. Hemos fundamentado nuestro juicio. En cambio, si
contestáramos: “Lo escuche una vez y me gustó”, el juicio no estaría
fundamentado.
El gran problema con los juicios estriba en el hecho de que muchas veces
estos son considerados afirmaciones (verdaderos o falsos). Esta visión
equivocada de los juicios es fuente de innumerables malentendidos y
enojos, peleas y discusiones entre los hombres.
Heidegger dice: “Los seres humanos viven enjuiciando”. Los juicios se afirman
en el pasado y se extienden hasta el futuro. Por ello, se debe ser muy cauto al
emitirlos. Los juicios hablan de quien los emite.
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Los seres humanos viven enjuiciando. A nuestro juicio y es solo eso, nuestro
juicio, el reconocimiento de las diferencias entre una afirmación y un juicio
podría ser el punto de partida para un mejor entendimiento con nuestra
pareja, con nuestros hijos, con nuestros compañeros y con todos aquellos
que comparten nuestra vida.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
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Las herramientas
para la
comunicación oral
Oratoria
1
Las herramientas para la
comunicación oral
Adecuación
Di Bartolo et al. (2009) afirman que muchos oradores, absortos en sus
particulares intereses y sometidos por la presión de sus propias ideas –que
consideran muy importantes–, olvidan que se están comunicando con
personas cuyas inquietudes pueden resultar completamente distintas de
las suyas.
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También deberás adecuar tu disertación al tamaño de la sala. Cuanto más
cerca tengas a tu público, más informal podrá ser tu lenguaje y mayor
atención se les prestará a tus ideas. Si el público está lejos y disperso,
deberás hablar en un tono más alto, gesticular más y usar tus ojos para
“acercar” a los oyentes.
¿Cuándo?
¿Dónde?
¿Cuánto tiempo?
¿Cuál es el objetivo?
¿Quiénes forman el auditorio?
¿Cuántos son?
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Di Bartolo et al. (2009) comentan que, a través de los estudios de
psicosociología, se estima que existe una diferencia fundamental en el
receptor, según cuál sea el número de miembros que lo componen. Hay
números críticos más allá y más acá de los cuales las reacciones y
expectativas del público son variables, independientemente de las
características sociales, profesionales y culturales que hemos considerado.
Sobre esta base puede decirse que hay tres tipos de público: el grupo de
diez a veinte participantes, el auditorio de más de treinta individuos y la
multitud a partir de quinientas personas. Aunque los límites no son
precisos, esta puede ser la base de una diferenciación que es, de todos
modos, fundamental.
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normal de un individuo, a veces desencadenado por un agitador o un líder.
A veces en pequeños grupos pueden darse fenómenos multitudinarios,
pero es excepcional.
Por suerte o por desgracia, afirman Di Bartolo et al. (2009), según sea para
mal o para bien, existen pocas personas que sepan arrastrar multitudes. Su
falta se hace especialmente sensible en el mundo religioso, político o
sindical. Si miramos hacia atrás, volviendo las páginas de la historia,
notaremos que esas personas suelen tener características comunes. En
particular, es evidente en la mayoría una tendencia más o menos marcada
a la paranoia y una prodigiosa intuición de la expresión oportuna y
acertada en el momento en que hay que decirla, porque se encuentran en
contacto real con el inconsciente colectivo.
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general, es una reunión de personas que conservan su propia personalidad
y espíritu crítico. La diferencia fundamental con la multitud está dada por
la actitud psicológica con que los oyentes participan del acto.
Por esto, bien distintos deben ser también la forma y el fondo de lo que se
les diga. La palabra del orador ante un público pensante debe ser
equilibrada, meditada e inteligente, respetuosa del individuo que ocupa
cada uno de los asientos y consciente de que tiene ante sí una mente
razonante y crítica, con toda la autonomía suficiente para refutar, discrepar
e incluso despreciar a quien pretenda ignorarlo como persona.
Toda expresión corporal habla: las manos, los pies, la postura y los ojos.
Hasta el diámetro de las pupilas puede verse. Todo lo que se dice debe ser
cierto. Aprende también a decir “no sé”.
Si tuvieras ahora que elegir tres cualidades esenciales para triunfar frente a
una cámara de televisión, dirías, sin lugar a dudas: brevedad, cordialidad y
credibilidad.
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La televisión favorece al orador que sabe adecuarse a sus características y
apreciar la abismal diferencia que hay entre una sala de conferencias y la
intimidad de una pantalla en un hogar como el suyo.
No trates de deslumbrar
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No reprimas tus verdaderos sentimientos. Si dominas el tema, si te entusiasma
una idea, muéstrala sin temor.
No habrá fórmula más sencilla para quien escucha aburrido que cortar
subrepticiamente la comunicación y dejar al orador hablando solo,
mientras se libera el pensamiento para que vuele por horizontes más
divertidos o, por lo menos, más importantes (zapping mental).
¿Qué queremos decir con simpático? Pocas palabras hay de uso tan
general cuyo significado sea tan impreciso. Sobre esta palabra el
diccionario de la Real Academia Española dice: “Conformidad, inclinación o
analogía de una persona, respecto de los afectos o sentimientos de otra”;
“Modo de ser y carácter de una persona, que la hacen atractiva o
agradable a los demás”. Lograda definición. Interpretamos que para que el
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orador sea simpático para su público debería buscar que este sienta
inclinación o analogía por sus afectos y sus sentimientos.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
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Reuniones de
alta
productividad
Oratoria
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Reuniones de alta
productividad
La reunión como herramienta de comunicación y
productividad
Román Ceriani (como se cita en Di Bartolo et al., 2009) nos propone
repasar el concepto de reunión:
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Nuestro trabajo busca desarrollar un nuevo enfoque en el cual el
conductor y los participantes son partes interesadas de este proceso y en el
que todos los integrantes de la organización hacen uso de esta herramienta
de comunicación conociendo las técnicas que optimizan la utilización del
recurso.
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Participantes: los principios de una participación
productiva
Estos son:
Las salas de reuniones están hechas para trabajar. Las personas se reúnen
para resolver problemas, informar o hasta para persuadir, pero de ninguna
manera para entablar una lucha de poderes, aunque implícitamente esto
exista.
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objetivo. Debemos formar personas que tengan la capacidad de renacer
luego de una ardua discusión y que se despojen de efectos de arrastre que
no les permitan abordar otro tema o acompañar una decisión por
encontrarse anclados a un hecho anterior.
5
en alguna de sus exposiciones, en referencia a diferentes técnicas de la
materia:
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el resto, sino acompañar la decisión, aunque esta implique un voto sobre
un punto que no cuenta con nuestro convencimiento absoluto.
¡Eso es! Así es como debería ser en todos los casos, pero, sin ser
terminantes y muy a pesar nuestro, nos animamos a decir que la gran
mayoría de las veces las decisiones se ven trabadas por la falta de
consenso, es decir, falta de tolerancia, apoyo o acompañamiento y
obligadas a ser liberadas por un proceso de votación. Es decir, se fija una
expectativa de acuerdo total y, ante el disenso, se vira el timón
bruscamente hacia un método de desempate. Lógicamente, de esta forma
será muy difícil lograr consenso en la sala de reuniones si concebimos a
este como el hecho de compartir posiciones, más aún considerando que la
toma de decisiones es algo común y constituye el objeto de reunión que
más interacción requiere y en el que mayor número de componentes
emocionales y personales entra en juego.
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Los participantes deben facilitarle al conductor el manejo de la
interacción, aportando con mesura y dedicando tiempo a escuchar otras
intervenciones.
Desterremos el acto reflejo de votar para decidir.
Como dice Roberto Serra, una orquesta en la que cada uno de sus músicos
ensayara por separado, aun bajo el mando del mejor director, nunca
sonará tan bien al reunirse como una que lleve mucho tiempo tocando
junta, en la que los músicos llegan a conocerse y a entenderse sin hablar
siquiera.
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que opera en ellos en relación con su grupo. Existe una connotación
positiva y una negativa en esta situación. Siempre apreciaremos las buenas
relaciones dentro de un grupo, pero participar de una reunión en la que
cada participante se incorpora como el representante de o el gerente de
tiene resultados negativos o de rendimiento menores a los esperados. Hay
que evitar bajo todo aspecto la lucha o el enfrentamiento entre áreas, cual
lucha entre clases o barrios.
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Prepararse previamente sobre el tema que se va a tratar debería ser un
acto reflejo en cada uno de nosotros como integrantes de reuniones
productivas. Si la reunión es convocada correctamente, debes conocer con
mucha anticipación el propósito de la convocatoria, los temas que se van a
tratar durante ella y los resultados esperados.
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ni menos que evitar poner en riesgo la relación que nos une a esa persona,
omitiendo presentar nuestra opinión, por más valiosa que esta fuera.
“Nada que ver con el amor”, solía decir Marcelo Aguirre, colega y amigo,
quien jugó un papel preponderante en mi formación profesional. Cada vez
que detectaba un error en mi trabajo, hacía la observación pertinente
señalando a modo de elemento neutralizador: “Quédate tranquilo, ¡nada
que ver con el amor!”.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos
Aires, AR: Lumen.
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O.,
Vilches, M. A.,… y Di Bartolo, I. (h). (2009). Para aprender a hablar en público.
Buenos Aires, AR: Corregidor.
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