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110-2009 1 CERTIFICACION
cuestionada, puesto que el vicio en esencia consiste en que la decisión adoptada por el juzgador
en la parte resolutiva de la sentencia, es incompatible, irreconciliable o ajena a la verdad
enunciada por la narración fáctica (hechos probados), de tal suerte que resultan inobservadas las
normas que sí corresponde aplicar, se invocan normas que no deben aplicarse, o se invoca las
norma que deba aplicarse al caso concreto pero el Juzgador hace una incorrecta interpretación
de la misma. Del relato fáctico contenido en la sentencia impugnada se desprende que el
acusado desplegó una conducta engañosa, en tanto que simulando la intención de asumir una
obligación contractual, únicamente ha tenido como propósito aprovecharse del cumplimiento de
la otra parte, recibiendo la contraprestación pactada, pero sin la intención de cumplir la suya, al
no hacer a favor de la ofendida E. M. G., la tradición de dominio del inmueble objeto de la
promesa de venta, a la que se había comprometido formalmente, y haberse beneficiado de las
cantidades líquidas pagadas por la ofendida, algunas de ellas orientadas a liberarlo del gravamen
hipotecario que pesaba sobre el mismo, y en su lugar, haber generado un largo y complejo
proceso legal y ventas sucesivas del inmueble con el propósito manifiesto de evitar que este
saliera de la esfera de su patrimonio familiar, y con ello no cumplir lo pactado, causando a la
ofendida un grave perjuicio económico. A juicio de esta Sala concurre en este asunto la figura
de lo que doctrinariamente se conoce como “negocios jurídicos o contratos criminalizados”. En
los mismos, el contrato o negocio jurídico se erige en instrumento disimulador y de ocultación,
fingimiento y fraude, civil o mercantil, con apariencia de cuantos elementos son precisos para
su existencia correcta, aunque la intención inicial o antecedente de no hacer efectiva la
contraprestación, o el conocimiento de la imposibilidad de hacerlo, define a la estafa1. Este tipo
de comportamientos tienen carácter penal en tanto que el engaño es inicial y causante de un acto
dispositivo que da lugar a un perjuicio, de tal manera que la diferencia con el negocio jurídico
civil, lícito y posteriormente incumplido, radica que en los “criminalizados” existe una
discordancia entre la voluntad interna de no cumplir y enriquecerse y la exteriorizada y
engañosa que manifiesta un propósito de cumplimiento inexistente, residiendo ahí el engaño. Se
prostituyen así los esquemas contractuales para instrumentarlos al servicio de un ilícito afán de
lucro propio y perjuicio de las víctimas, desplegando unas actuaciones que desde que se
planifican prescinden de toda idea de cumplimiento propio, lo que origina el disvalor de la
acción del agente y la lesión de un bien jurídico ajeno2. Por lo anteriormente expuesto, esta Sala
es del parecer que del relato fáctico se desprende que el comportamiento del imputado
WALTER VELASQUEZ., se subsume en el delito de ESTAFA, tipificado en el artículo 240 del
Código Penal. Por otro lado, el Tribunal de Instancia ha condenado al acusado WALTER
VELASQUEZ. por el delito de desobediencia, arguyendo que éste último incumplió la
sentencia firme y pasada en autoridad de cosa juzgada, dictada por el Juzgado de Letras de lo
Civil, de la ciudad de La Ceiba, Departamento de Atlantida, que le mandaba cumplir una
obligación de hacer, consistente en formalizar en escritura pública la tradición de dominio del
inmueble objeto de la promesa de venta suscrita en su oportunidad a favor de la ofendida. El
artículo 346 del Código Penal tipifica el delito de desobediencia al establecer que “quien
desobedezca a una autoridad negándose abiertamente a dar el debido cumplimiento a sentencias,
resoluciones u órdenes dictadas dentro de los límites de su competencia y revestidas de las
formalidades legales, será penado con reclusión de uno (1) a tres (3) años”. Del relato fáctico se
desprende que el acusado actuando en fraude de ley generó un largo proceso legal y sucesivas
ventas hasta concluir con la última de éstas a favor de su hijo L. A. M. E., dificultando el
efectivo cumplimiento del mandato judicial que ordenaba de manera terminante al procesado
hacer la tradición del dominio de un inmueble de su propiedad en
instrumento público, a favor de la señora ZOILA ROSALES. . Por todo ello la Sala de lo Penal
estima que el Juzgador de instancia ha interpretado en legal y debida forma las disposiciones
penales de carácter sustantivo de reproche, por lo que desestima el motivo de casación
invocado. POR TANTO: La Corte Suprema de Justicia, en nombre del Estado de Honduras por
UNANIMIDAD DE VOTOS DE LA SALA DE LO PENAL y en aplicación de los artículos
303, 304, 313 atribución 5), 316 párrafo segundo reformados de la Constitución de la
República, 1 de la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales y 360 del Código
Procesal Penal.- FALLA: Declarando SIN LUGAR el Recurso de Casación por Infracción de
Ley Penal Sustantiva, en su único motivo, interpuesto por el recurrente, en su condición
indicada, contra la sentencia pronunciada por el Tribunal de Sentencia de San Pedro Sula,
Departamento de Cortés, en fecha ocho de septiembre de dos mil ocho.- Y MANDA: Que con
certificación del presente fallo se remitan las presentes diligencias al Tribunal de origen, para
los efectos legales pertinentes.- REDACTÓ EL MAGISTRADO MARTHA CLEMENTINA
BENITEZ.- NOTIFIQUESE.- FIRMAS Y SELLO.- CARLOS DAVID CALIX
VALLECILLO.- COORDINADOR.- YOSSELIN SORTO INTERIANO.- JMAIDA
AYESTAS SORTO.- FIRMA Y SELLO.- LUCILA CRUZ MENENDEZ.- SECRETARIA
GENERAL”. Extendida a solicitud de la Abogada T. J. F., en su condición del Ministerio
Público, en la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, a los veintiún días del mes
de marzo del año dos mil doce.- Certificación de la sentencia de fecha veinticuatro de enero del
año dos mil doce, recaída en el Recurso de Casación Penal con orden de ingreso en este
Tribunal No. SP-110-2009.