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RESUMEN UNIDAD 3
LAS CAUSA DE LA HISTERIA (FREUD):
Según la primera teoría freudiana, la neurosis histérica, como además cualquier
neurosis, es provocada por la acción patógena de una representación psíquica, de
una idea parásita no consciente y fuertemente cargada de afecto.
Freud luego se diferencia de la idea de Charcot y Janet e introduce modificaciones
como considerar la idea parásita, generadora del síntoma histérico, como una idea
de contenido esencialmente sexual. Además, al principio de su obra Freud
considera que el enfermo histérico sufrió en su infancia una experiencia
traumática. Es decir que el niño, tomado de improviso, fue víctima impotente de
una seducción sexual proveniente de un adulto. La violencia de este
acontecimiento reside en la irrupción intempestiva de una efusión sexual excesiva,
que inunda al niño y de la que no tiene menor conciencia. La violencia del trauma
consiste en el surgimiento de una demasía de afecto sexual, no sentido en la
conciencia sino recibido inconscientemente. Trauma quiere decir demasiado
afecto inconsciente en ausencia de la angustia necesaria que al producirse el
incidente, hubiese permitido al yo del niño amortiguar y soportar la tensión
excesiva. Si hubo trauma es justamente porque la angustia que debió surgir, faltó.
La excitación brutal provocada por el acto seductor del adulto introdujo en el seno
del yo una energía que, transferida de lo exterior a lo interior, se encierra aquí en
forma de una intensa tensión sexual a la deriva. De este modo comprendemos
que el trauma ya no es un acontecimiento exterior sino un violento desarreglo
interno, situado en el yo.
El trauma no es solo el exceso de tensión errante, es también una imagen sobre-
activada por la acumulación de este exceso de energía sexual. La huella psíquica
del trauma que ahora llamaremos “representación intolerable”, comprende dos
elementos inconscientes: una sobrecarga de afecto y una imagen sobreactivada.
El yo histérico es un cuerpo formado a la manera de un traje de arlequín, donde
cada rombo corresponde a la imagen deformada de un órgano particular, de un
miembro, de un orificio o cualquier parte anatómica. En el momento del trauma el
impacto de la seducción suelta uno de estos rombos, toca puntualmente una de
estas imágenes, precisamente la que corresponde a la parte corporal puesta en
juego en el accidente traumático. El excedente de tensión psíquica concentra
entonces en esta imagen y la inviste en tal medida que esta se desolidariza de las
demás imágenes del cuerpo imaginario.
El trauma que el niño sufre no es la agresión exterior, sino la huella psíquica que
queda en la agresión; lo importante no es la naturaleza del impacto, sino la señal
que deja impresa en la superficie del yo. Esta imagen altamente investida de
afecto aislada, penosa para el yo, debe ser considerada la fuente del síntoma
histérico e incluso, generalizando la fuente de cualquier síntoma neurótico, sea el
que fuere.
LA HISTERÍA ES PROVOCADA POR UNA DEFENSA INADECUADA DEL YO
(LA REPRESIÓN)
Para Freud la neurosis histérica es provocada por la torpeza con que el yo
pretende neutralizar ese parásito interno que es la representación sexual
intolerable. Esta representación ya había sido aislada por el peso de su
sobrecarga y el yo va a acentuar su aislamiento hasta llevar la tensión al
paroxismo. Cuanto más ataca el yo a la representación, más la aisla. Este
sobresalto defensivo del yo es la represión. Lo que hace a la representación
radicalmente intolerable es el hecho de haber quedado fundamentalmente
separada de las otras representaciones organizadas de la vida psíquica y
precisamente esto hace que conserve en el seno del yo, una actividad patógena
inextinguible. Mientras esta representación penosa permanezca apartada, el yo
conservará en sí un traumatismo psíquico interno y larvado.
Lo que enferma a un histérico no es tanto la huella psíquica del trauma como el
hecho de que esta huella, bajo la presión de la represión, esté sobrecargada de
una demasía de afecto que en vano quisiera fluir. La razón esencial de la histeria
es, por lo tanto, el conflicto entre una representación portadora de un exceso de
afecto, por un lado y por el otro, una defensa desafortunada (represión) que hace
aún más virulenta la representación, más la aisla y más peligrosa la vuelve.
LA HISTERIA ES PROVOCADA POR EL FRACASO DE LA REPRESIÓN:
(CONVERSIÓN)
Se trata de un desplazamiento de energía, precisamente se trata de una
transformación de la energía de un estado primero en un estado segundo. Con el
fin de poner fuera de juego a la represión, el exceso de energía pasa de su estado
primero (sobrecarga de una representación intolerable) a ese otro estado de carga
que es el sufrimiento corporal. La carga se transforma pero no por ella deja de ser
un exceso de energía generador de mórbidos efectos.
El desenlace del conflicto se decide de acuerdo con el esquema de transformación
de la energía, en dos estados distintos. El estado primero corresponde al
momento en que ella inviste a la representación intolerable (escena traumática), y
el estado segundo corresponde al momento en que inviste a una representación
cualquiera perteneciente al pensamiento (obsesión) al mundo exterior (fobia) o al
cuerpo (histeria). Así pues, la sobrecarga, conservando siempre su naturaleza de
exceso, puede movilizarse sorteando de tres maneras posibles la represión; o si
se quiere, provocando tres reveses de la represión que a la larga serán tres malas
soluciones, pues cad una de ellas dará lugar a un síntoma neurótico causante de
sufrimiento.
OBSESIÓN
El primer desenlace posible consiste en un desplazamiento de la carga, que
abandona la representación penosa, se instala en el pensamiento y sobreinviste
una idea consciente que ha pasado a invadir la vida del neurótico. Reconocemos
aquí el mecanismo de formación de la idea fija obsesiva.
FOBIA
El segundo desenlace corresponde al caso de la neurosis fóbica. La carga
abandona igualmente la representación pero, en vez de instalarse de inmediato en
un elemento del pensamiento, como sucede en la obsesión, en un primer
momento queda libre en el yo, desconectada, a la expectativa. La carga disponible
y flotante se proyecta luego al mundo exterior y se fija en un elemento definido (la
muchedumbre, un animal, un espacio cerrado, un túnel, etc), convertido ahora en
el objeto que el fóbico debe rehuir para evitar que aparezca la angustia.
EL SUFRIMIENTO DEL SÍNTOMA DE CONVERSIÓN ES EL EQUIVALENTE DE
UNA SATISFACCIÓN MASTURBATORIA
CONVERSIÓN
El tercer desenlace de la lucha con la represión, el que aquí nos interesa, consiste
en la transformación de la carga sexual excesiva en influjo nervioso igualmente
excesivo que, actuando como excitante o inhibidor provoca un sufrimiento
somático. Desde el punto de vista económico, como la transformación de un
exceso constante de energía que pasa del estado psíquico al estado somático.
Este salto podría describirse así: la sobrecarga energética se suelta del collar de la
representación intolerable, conserva su naturaleza de exceso y resurge
transformada en sufrimiento corporal, sea en forma de hipersensibilidad dolorosa o
por el contrario, en forma de inhibición sensorial o motriz. Puesto que en el paso
de lo psíquico a lo físico el exceso de energía permanece constante (siempre
desmedido). Podemos admitir que el sufrimiento de un síntoma somático es una
energía equivalente a la energía de excitación del trauma inicial.
NEUROSIS (BARRIONUEVO):
Respecto de la neurosis Freud decía que el ser humano cae en la neurosis o se
vuelve neurótico porque no logra soportar el grado de frustración que le impone la
sociedad en aras de sus ideales de cultura” mientras que en el comienzo del
escrito sobre el malestar en la cultura describe los métodos por el hombre para
eludir el sufrimiento.
A partir de sus ideas se puede pensar que la neurosis, como condición normal del
sujeto en la cultura, incluye la posición de aceptación de las condiciones que le
exige la misma y también expresiones sintomáticas del conflicto entre deseo y
prohibición, ambas cosas a la vez.
En “Neurosis y psicosis”, Freud plantea que la neurosis es resultado de un
conflicto entre el yo y el ello, en tanto la psicosis sería desenlace de una
perturbación en el vínculo entre el yo y el mundo exterior. Las neurosis de
transferencia se originarían al no querer aceptar el yo, ni dar trámite motor, a una
moción pulsional proveniente del ello o bien le impugna el objeto que tiene como
meta. En dichas circunstancias el yo se defiende mediante la represión.
Sintetizando el planteo se puede decir que las neurosis corresponderían al
conflicto que se plantea entre el yo y el ello.
Respecto de cómo se origina, Freud explica la existencia de dos pasos en la
formación de la neurosis.
El yo emprende la represión de la moción pulsional.
Hay resarcimiento a los sectores perjudicados del ello como reacción contra
la represión y desarrollo de la enfermedad propiamente dicha ante el
fracaso de la represión.
Identificando el mecanismo de defensa básico, propone luego diferencias entre las
neurosis:
En la histeria la representación insoportable o inaceptable se torna
inofensiva por la transformación del afecto en una inervación somático o
conversión.
En las representaciones de las neurosis obsesivas el afecto que deviene
libre por ser separado de la representación intolerable se adhiere a otras
representaciones no inquietantes. Así la representación debilitada queda
debilitada queda apartada de toda asociación en la conciencia, pero el
afecto libre se adhiere a otras representaciones que, a través del “falso
enlace” se convierten en representaciones obsesivas.
Para las representaciones fóbicas el afecto de angustia inexplicable para el
paciente se enlaza a diferentes representaciones que producen miedo. Se
liga la angustia a una idea que produce temor.
Con el accionar de la represión y a través de “subrogación sustitutiva”, se
construye una vía de compromiso que es el síntoma, contra el cual el yo continúa
su lucha que amenaza y menoscaba su unicidad”. El yo se alía al superyó en su
conflicto con el ello y con la realidad. Se reprimen ciertas representaciones y el
síntoma es sustituto de la satisfacción no lograda.
Freud trata de dar cuenta de los síntomas y llega a la afirmación de que no es el
acontecimiento el que produce la formación de síntomas sino su recuerdo.
Respecto del síntoma Lacan dice: “El síntoma es, en primer lugar, el mutismo en
el sujeto que se supone que habla”.
Las neurosis tendrían relación con experiencias infantiles que no se pudieron
elaborar adecuadamente y que definen según Freud, puntos de fijación cuya
importancia está dada por ser puntos privilegiados de retorno vía regresión,
otorgando el matiz peculiar a cada una de las neurosis.
Ante las representaciones o ideas displacientes habría un intento de alejarlas, un
proceso que culmina en la producción del síntoma. Esta es la base de la idea de la
represión como defensa o mecanismo psíquico fundamental que tiene como
función debilitar la representación separándola del afecto y debilitándola de tal
forma en intento de quitarle el carácter de peligrosidad para el yo.
Freud identifica mecanismo psíquico y significación de los síntomas en los
diversos cuadros que queda de la siguiente manera:
Neuropsicosis de defensa: histeria, obsesiones y fobias y amentía
alucinatoria (luego paranoia)
Neurosis actuales: neurosis de angustia y neurastenia.
No es abandonad por Freud el concepto de trauma pero sí la teoría del trauma
que explica la aparición de una patología a partir de un acontecimiento.
En el “proyecto de una psicología para neurólogos” Freud plantea la existencia de
un doble acontecimiento o dos acontecimientos, donde uno resignifica al otro,
apareciendo el concepto de retroacción por lo cual se entiende que a partir del
segundo episodio puede significarse, se resignifica como sexual, el primero. Sería
ese segundo episodio el que hace que el primero tengo eficacia psíquica.
Freud aclara repetidamente que la formación de síntoma tiene que ver con
recuerdos, remarcando la importancia de la “realidad psíquica”, y no con
acontecimientos comprobables o no. Y si bien abandona la teoría del trauma,
sigue mantenindo la aseveración de que los denominados fenómenos de una
neurosis serían “consecuencia de determinadas vivencias e impresiones”
considerados como “traumas etiológicos” remontando la génesis de la neurosis
enlazándola a impresiones infantiles muy precoces.
Relaciona la neurosis con las exigencias que provienen de la cultura por la cual el
sujeto debe reprimir mociones inaceptables o improcedentes como condición para
vivir en el seno de la misma.
Es decir que la neurosis correspondería al conflicto entre el yo y el ello y
agregaríamos que proviene del superyó la exigencia para que el yo reprima una
pulsión.
Refiriéndose a la neurosis, Lacan sostiene: “El neurótico en efecto, histérico,
obsesivo o más radicalmente fóbico, es aquel que identifica la falta del Otro con su
demanda… Resulta de ello que la demanda del Otro toma función de objeto en su
fantasma.
Desde la perspectiva de Lacan las neurosis se definen como tres formas en que el
sujeto articula su relación con el objeto causa de deseo, por lo cual toda
interpretación del fantasma en juego en cada una de ellas deberá siempre
inscribirse en un registro:
Para la fobia: El deseo prevenido.
Para la histeria: El deseo insatisfecho.
Para la neurosis obsesiva: El deseo imposible.
Así queda la clasificación de neurosis en el “Tratado de Psiquiatría”
Neurosis indiferenciada: Neurosis de angustia.
Neurosis grandemente diferenciadas: Fobia, histeria y neurosis obsesiva.
SIGMUND FREUD
OBSESIONES Y FOBIAS 1894 [1895]:
Es preciso afirmar: 1º. Que no forman parte de la neurastenia propiamente dicha,
puesto que los enfermos atacados de estos síntomas son unas veces
neurasténicos y otras no. 2º. Que no es exacto hacerlos depender de la
degeneración mental, pues los hallamos en personas no más degeneradas que la
mayoría de los neuróticos, y, además, suelen corregirse, e incluso en algunas
ocasiones curarse.
Es necesario distinguir lo siguiente: a) Las obsesiones propias; y b) las fobias. Su
diferencia esencial es la siguiente:
En toda obsesión hay dos elementos:
1º. Una idea que se impone al enfermo.
2º. Un estado emotivo asociado.
Ahora bien: en las fobias, este estado emotivo es siempre la angustia, mientras
que en las obsesiones propias puede ser igualmente cualquier otro, tal como la
duda, el remordimiento o la cólera.
En muchas obsesiones verdaderas es evidente que el estado emotivo es lo
principal, puesto que persiste inalterado, variando, en cambio, la idea a él
asociada. El estado emotivo permanece en estos casos invariable, mutándose, en
cambio, la idea.
Un escrupuloso análisis psicológico de estos casos muestra que el estado emotivo
como tal está siempre justificado. La muchacha número 1, que siente
remordimientos, tiene suficientes motivos para ello; las mujeres de la observación
número 3, que dudaban de su resistencia contra las tentaciones, sabían muy bien
por qué, y la muchacha número 4, que detestaba a las criadas, tenía perfecta
razón para quejarse de ellas. El sello patológico de estos casos consiste, pues,
únicamente en los dos singulares caracteres siguientes: 1º. Que el estado emotivo
se ha eternizado. 2º. Que la idea asociada no es ya la idea justa, la idea original,
relacionada con la etiología de la obsesión, sino una idea sustitutiva de la misma.
Prueba de ello es que en los antecedentes del enfermo, y en la época inicial de la
obsesión, puede hallarse siempre la idea original, después sustituida. Tales ideas
sustituidas tienen caracteres comunes, correspondiendo a impresiones
verdaderamente penosas de la vida sexual del individuo, que éste se ha forzado
en olvidar, sin conseguir más que reemplazar la idea inconciliable por otra, poco
apropiada para asociarse al estado emotivo, el cual, por su parte, ha permanecido
sin alteración. A esta forzosa conexión del estado emotivo y la idea asociada es a
la que se debe el carácter absurdo de las obsesiones.
A estos grupos de obsesiones propias se añade el de las fobias. Éstas se
diferencian de las obsesiones -según antes hubimos de indicar- en que el estado
emotivo a ellas concomitante es siempre la angustia. Añadiremos ahora que las
obsesiones son múltiples y más especializadas, y, en cambio, las fobias, más bien
monótonas y típicas. También en las fobias podemos distinguir dos grupos,
caracterizados por el objeto de la angustia: primero, fobias comunes: miedo
exagerado a aquellas cosas que todo el mundo teme algo, tales como la noche, la
soledad, la muerte, las enfermedades, las serpientes, los peligros en general, etc.;
y segundo, fobias ocasionales: angustia emergente en circunstancias especiales
que no inspiran temor al hombre sano. Así, la agorafobia y las demás fobias de la
locomoción. Es interesante observar que estas últimas fobias no son obsesivas,
como las obsesiones propias y las fobias comunes. El estado emotivo no surge en
estos casos, sino en circunstancias especiales, que el enfermo evita
cuidadosamente.
El mecanismo de las fobias es totalmente diferente del de las obsesiones. No se
trata ya de una sustitución, ni resulta posible descubrir, por medio del análisis
psíquico, una idea inconciliable sustituida. Sólo se encuentra un estado emotivo de
angustia, que por una especie de elección ha hecho resaltar todas las ideas
susceptibles de llegar a ser objeto de una fobia. En los casos de agorafobia, etc.,
se encuentra con frecuencia el recuerdo de un ataque de angustia, y en realidad lo
que el enfermo teme es la emergencia de tal ataque en aquellas circunstancias
especiales en las que cree no podrá escapar a él.
La angustia de este estado emotivo existente en el fondo de las fobias no se
deriva de ningún recuerdo. Habremos, pues, de preguntarnos cuál puede ser el
origen de esta potente condición del sistema nervioso.
En respuesta a esta interrogación espero poder demostrar otra vez que está
justificado establecer una neurosis especial, la neurosis de angustia, de la cual es
el síntoma principal dicho estado emotivo.
La neurosis de angustia es también de origen sexual, pero no se enlaza a ideas
tomadas de la vida sexual, ni en realidad posee un mecanismo psíquico. Su
etiología específica es la acumulación de la tensión genésica, provocada por la
abstinencia o la irritación genésica frustrada (por el efecto del coito reservado, de
la impotencia relativa del marido, de las excitaciones sin satisfacción ulterior de los
novios, de la abstinencia forzada, etc.).
Para concluir, indicaremos que las fobias y las obsesiones propiamente dichas
pueden combinarse y se combinan, efectivamente, con gran frecuencia. Así,
podemos hallar que en los comienzos de la enfermedad existía una fobia,
desarrollada como síntoma de la neurosis de angustia. La idea que constituye la
fobia y a la cual se encuentra asociado el miedo puede ser sustituida por otra idea
o más bien por el procedimiento protector que parece aliviar al miedo.
PERSPECTIVA DESCRIPTIVA (PSIQUIATRÍA): (EXTRAÍDO DE POWER POINT)
Anxiete (Ansiedad)
Angoisse (angustia)
Se define la angustia como un trastorno físico caracterizado por una sensación de
constricción, mientras que la ansiedad correspondía a un trastorno psíquico que
contiene sentimientos de inseguridad.
LAS MANIFESTACIONES DE LA ANSIEDAD EN PSICOPATOLOGÍA:
En la mayoría de los textos contemporáneos sobre ansiedad, hacen referencia a
su relación con el miedo.
El miedo es una emoción o respuesta psicológica, comportamental o fisiológica,
respecto a un estímulo peligroso, se asocia a una defensa, que posibilitó en el
pasado sobrevivir, puesto que pone en movimiento mecanismos de huida,
paralización o lucha, evitar lastimaduras graves, agudeza perceptiva e
hipervigilancia. Se encuentra relacionado con una sensación de aprensión,
inquietud, nerviosismo e incertidumbre.
CONCEPTO Y CATEGORIZACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA ANSIEDAD:
La ansiedad se ha asociado con el: miedo, la fobia, la angustia y el estrés. Por eso
es necesario aclarar sus diferencias
1° Diferencia entre ansiedad y angustia: La ansiedad es el predominio de
componentes psíquicos, mientras que la angustia es el predominio de
componentes físicos.
TRASTORNO SOMATOFORMES:
Hoy denominados desordenes somatoformes provienen de un conjunto de
trastornos derivados del concepto de neurosis histérica..se caracterizan por la
presencia de síntomas físicos, tales como dolor, ceguera, parálisis, en los que no
es posible identificar una patología o disfunción orgánica aparente, aunque es
evidente su vinculación con factores psicológicos.
CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS SOMATOFORMES SEGÚN EL DSM-
IV:
TRASTORNO DE SOMATIZACIÓN: Es la presencia de un patrón de síntomas
somáticos múltiple. Se considera que estos síntomas dan lugar a la búsqueda de
atención médica y ocasionan una incapacitación importante en diversos ámbitos
de la vida de la persona.