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ELABORACIÓN FREUDIANA DE LAS NEUROSIS

(4 MOMENTOS)

1er momento

Se ubica entre 1894 y 1900, entre el primer texto sobre las neuropsicosis de defensa y la

Interpretación de los sueños, donde Freud va a plantear una primera nosografía que separa a
las neurosis (neurosis actuales) de las neuropsicosis de defensa. Freud indica allí:

NEUROPSICOSIS DE DEFENSA
NEUROSIS ACTUALES
(histeria, fobia, neurosis obsesiva, paranoia,
(neurosis de angustia y neurastenia)
confusión alucinatoria crónica)
NO hay mecanismo psíquico
Mecanismo psíquico de la DEFENSA

→ Cuestiones importantes

Mientras que las neurosis actuales implican una falla en la sexualidad actual, la no
tramitación correcta del quantum energético (la NO descarga se muda en angustia), las

neuropsicosis de defensa encuentran su causa en el pasado (ligado al trauma). Estas últimas


implican la defensa frente a una representación inconciliable para el yo: se separa al afecto

de ella, y tal, podrá seguir varios caminos (la conversión en la histeria o hacia otra
representación en las fobias y obsesiones). Aquí, un punto fundamental: Freud piensa el

trauma en dos tiempos: durante la infancia, donde no hay posibilidad de significación sexual,
se produce el trauma (efectivamente acontecido) y recién es en la pubertad que se le otorga

un significado.

Texto: “Las neuropsicosis de defensa” (1986)

Las diferencias entre las neurosis actuales y las neuropsicosis de defensa se establecerán a
partir de dos ejes:

- Primer EJE → el mecanismo psíquico: presente en las neuropsicosis de defensa y


ausente en las neurosis actuales.
- Segundo EJE → factor temporal: lleva a establecer un trauma en dos tiempos
(pasado y actual) en las neuropsicosis de defensa, y la prevalencia de lo actual en

las neurosis actuales.

Partiendo del primer eje, lo que las diferencia, es el mecanismo psíquico de la defensa

(presente en las neuropsicosis y ausente en las neurosis actuales). En las neuropsicosis, se


destaca la noción de conflicto entre el yo y una representación inconciliable, y frente a lo

cual, se pone en marcha la defensa, que consiste en separar el monto de afecto de la


representación. En este punto, Freud nos habla de la escisión de la conciencia, de los grupos

psíquicos separados y también de los diversos destinos que sufre el afecto.

Vamos a ubicar dentro de las neuropsicosis de defensa a:

- Histeria de conversión
- Neurosis obsesiva

- Fobia

“La tarea que el yo defensor se impone, tratar la representación inconciliable, es

directamente insoluble para él; una vez que la huella mnémica y el afecto adherido a
la representación están ahí, ya no se los puede extirpar. Por eso equivale a una

solución aproximada de esta tarea lograr convertir esta representación intensa en una
débil, arrancarle el afecto (…) y entonces, esa representación débil dejará de planear

totalmente exigencias al trabajo asociativo, empero, la suma de excitación divorciada


de ella tiene que ser aplicada a otro empleo”.

Hasta aquí, son iguales los procesos en la histeria, en las fobias y en las representaciones
obsesivas, pero desde este punto, los caminos se separan → recordemos brevemente los

mecanismos de cada una de ellas:

En la histeria de conversión nos encontramos con el mecanismo conversivo y la

transposición del síntoma al cuerpo, es decir que el modo de volver inocua a la


representación inconciliable es trasponiendo a lo corporal la suma de excitación

(conversión). Tal conversión podrá ser total o parcial y sobrevendrá en aquella una
inervación motriz o sensorial que mantendrá un nexo con la vivencia traumática. Así, el

yo consigue quedar exento de contradicción, pero permanece a cambio, un parasito: el


síntoma. En tales condiciones, la huella mnémica de la representación reprimida no ha
sido sepultada, sino que forma en lo sucesivo el núcleo de un grupo psíquico segundo.

Veíamos esto en el caso de Isabel de R, donde su dolor de pierna y no poder caminar,


representaban el no poder dar un paso en su vida, a nivel amoroso (que para ella

significaba algo fundamental).

En la neurosis obsesiva, no está presente la capacidad convertidora y, no obstante, para

defenderse de una representación inconciliable se emprende el divorcio entre ella y su


afecto: es fuerza que ese afecto permanezca en el ámbito psíquico. La representación

queda debilitada, pero su afecto liberado se adhiere a otras representaciones, en sí no


inconciliables, que en virtud de este enlace falso devienen en representaciones obsesivas.

En simples palabras, el afecto (separado de la representación), se enlaza a otra


representación nimia que pasa a tener carácter compulsivo y curso psíquico forzosos: el

sujeto se ve compelido a realizar esa acción de manera forzada y no puede no hacerlo


porque sobreviene la angustia. La representación obsesiva funciona como un

sustituto o un subrogado de la representación sexual inconciliable y la ha relevado


dentro de la conciencia. Tal como se destaca en el caso que limpia los billetes

compulsivamente, como acción que viene a sustituir el oscuro accionar de tocar o abusar
de niñas.

Por último, ese mecanismo de sustitución también tendrá lugar en las fobias, en la
histeria de angustia, donde se sustituye un conflicto interno por uno externo en el

temor a un objeto fóbico.

Con respecto al segundo eje, que diferencia a las neurosis actuales de las neuropsicosis de

defensa, vale destacar que Freud primero llama solo neurosis a lo que luego serán las
neurosis actuales; esto va a ser fundamental respecto de la causa, de la etiología y a partir de

qué momento algo referido a la sexualidad cobra eficacia traumática, a partir del factor
temporal que lleva a considerar que estatuto tiene respecto del trauma, el pasado y lo actual.

De allí, entonces, la importancia del agregado en el nombre de neurosis actuales y no solo


neurosis.

Respecto de este factor temporal, vamos a plantear en las neuropsicosis de defensa, la


existencia de un trauma en dos tiempos:
- Tiempo 1: donde el suceso no tiene aún significación sexual,
- Tiempo 2: luego de la madurez sexual y actúa retroactivamente sobre el primero,

dándole una significación sexual.

*Esta perspectiva ubica porqué en los casos de abuso, la víctima no habla, o bien

habla pero más tarde: aquella podrá hablar recién cuando entienda aquello que antes
no entendía, porque no había podido hallarle una significación.

Bien, hay enfermedad porque no se logró el olvido de lo traumático: lo que enferma es


el recuerdo. En este punto hay que pensar que Freud aún no cuenta con su teoría sexual

infantil y que por eso supone que la sexualidad comienza en la pubertad, que recién ahí se
constituye el trauma sexual: en la pubertad se capta la significación de lo que le ha ocurrido

en la infancia porque solo a partir del segundo tiempo, el primero cobra eficacia traumática y
se pone en marcha la defensa sobre algo que se inició en el pasado.

La idea del trauma en dos tiempos es importante porque nos va a permitir diferenciar qué es
lo que pasa en las neurosis actuales. En estas, no hay algo que remita al pasado. No remite a

algo del pasado sino a algo sexual actual que carece del mecanismo psíquico de la defensa
de las neuropsicosis de defensa. Freud va a decir en “nuevas puntualizaciones”: “las neurosis

actuales son efectos inmediatos de las noxas sexuales mismas, según lo expuse en 1895 en un
ensayo sobre la neurosis de angustia; y las dos neurosis de defensa son consecuencias

mediatas de influjos nocivos sexuales que sobrevinieron antes del ingreso en la madurez
sexual.” → Tengamos en cuenta entonces, el factor temporal y el efecto mediato por la

relación con el pasado en las neuropsicosis de defensa, y el efecto inmediato en las neurosis
actuales, en la neurastenia y la neurosis de angustia.

Freud dice que las neurosis actuales son efectos inmediatos de las noxas sexuales mismas
¿Qué entiende por noxas sexuales? ¿Qué entiende por aquello que puede causar una

enfermedad? Freud va a comenzar a escuchar en mujeres y en hombres, dificultades en la


vida sexual a nivel de las prácticas, tales como la abstinencia, la eyaculación precoz, el

onanismo excesivo, la impotencia, el coito interrumpido o reservado, etc. También nota estos
síntomas en personas que sufren un trabajo excesivo y en aquellos que han cuidado de

pacientes enfermos.
A partir de aquello, empieza a trabajar la relación entre lo somático y lo psíquico, como una
especie de sistema de carga y descarga, entendiendo que todo aumento de excitación

requiere una descarga. Si esa descarga resulta insuficiente, se generan los síntomas de la
neurastenia. Si directamente no hay descarga, aquello se descarga en forma de angustia.

El gran problema que comienza a ver Freud es que, a nivel de lo humano, nada funciona
como una maquinaria de carga y descarga vía acciones específicas o adecuadas, porque, a

diferencia de lo que ocurre en los animales, donde sí hay acciones específicas establecidas, a
nivel de lo humano, eso falla (de allí el antecedente que lleva a Lacan a sostener que NO

HAY RELACIÓN SEXUAL, no hay complementariedad por acción del lenguaje). De allí, la
ausencia de lo específico, complementario o adecuado a nivel humano.

Con respecto a las neurosis actuales, Freud toma a la neurastenia y la separa de la neurosis
de angustia, justamente por su etiología y por su mecanismo de producción. Va a llamar

neurosis de angustia, a un complejo de síntomas, ya que todos sus componentes se


pueden ubicar alrededor del síntoma principal de la angustia.

Además, va a delimitar a los síntomas de la neurastenia, caracterizados por la fatiga, la


astenia, el desgano, la falta de energía (lo que el DSM llama el síndrome de fatiga crónico) y,

desde esas descripciones, hallará una conexión con una actividad onanista acentuada que
genera descargas insuficientes y que dan lugar a tales síntomas.

En el caso de la neurosis de angustia, se tratará de un cuadro centrado en 10 grupos


sintomáticos (que se describen como lo que hoy se llama ataques de pánico).

A continuación vamos a destacar su diferencia con los síntomas de las neuropsicosis de


defensa y, también, con los cuadros orgánicos:

En primer lugar, tenemos un estado nervioso, de alerta, que indica una acumulación de
excitación o una incapacidad para tolerarla. Se trata de una acumulación de estímulos que

generan ese estado de alerta, insomnio, hiperestesia auditiva, sensibilidad a los ruidos o
sensaciones de terror. Es gente sobreexcitada que no puede dormir y que, ante el menor

ruido, se despierta, o que vive en estado de alerta. Piensan constantemente que algo malo
va a pasar.
También, se ubica como otro de los síntomas, al vértigo. Tal es diverso al que ocurre en el
síndrome de Ménière (trastorno del oído que provoca vértigo) y que también se puede hallar

en la neurosis obsesiva. Lo que ocurre en el vértigo de la neurosis de angustia no es giratorio


ni sigue direcciones determinadas, sino que es como un desfallecer, como si se le doblaran

las rodillas, continuando la idea que señala la gravedad del tema respecto del temor de
muerte y el compromiso vital puesto allí en juego.

Otros de los síntomas son los digestivos: diarreas o vómitos (a diferencia de la constipación
que estaba en la neurastenia), una especie de descarga masiva (y bque ha dado ocasión a los

más extravagantes errores de diagnóstico porque se llega a confundir con otros cuadros).

Dentro de este cuadro, ubicamos también lo que son las fobias, y la importancia su

diagnóstico: a diferencia de la histeria de angustia, la fobia de la neurosis de angustia tiene


que ver con dos grupos de fobias típicas: uno referido a amenazas fisiológicas comunes,

como miedos, temores generales a algunos animales, a la oscuridad, a las tormentas y que
permanecen vigentes con personas con expectativa angustiada (y que más adelante se

volverán casos que prácticamente le temen a todo, a personas que viven mortificadas y
dudando de todo lo que tocan o hacen). El otro grupo de las fobias de las neurosis de

angustia contienen la agorafobia y su referencia a la locomoción o el hecho de estar en


lugares abiertos o calles estrechas.

→ Para concluir vamos a señalar que, ya desde estos primeros textos, Freud ubica dos
significantes que van a ser fundamentales: la muerte y la sexualidad. Lacan sostiene

que no podemos saber sobre el origen y el fin de ambas, ya que lo simbólico carece
de material para decir sobre ello.

Texto: “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad


de “neurosis de angustia” (1895)

El termino neurosis en este texto es el siguiente: aquellas entidades cuyos síntomas se


presentaba en el cuerpo en tanto efecto de alteraciones del sistema nervioso (y no es el

mismo que en sus siguientes trabajos).

Este escrito insiste en la necesidad de separar la neurosis de angustia de la neurastenia.


En las neurosis de angustia, un quantum energético que no terminó de descargarse
adecuadamente, se descarga como angustia (síntomas sustitutos del orgasmo). Se trata de

una excitación que irrumpe, y en consecuencia genera el ataque de angustia. El cuadro


clínico de aquellas comprende los siguientes síntomas:

- Irritabilidad general: síntoma nervioso frecuente que indica una acumulación de

excitación o una incapacidad para tolerarla (“una acumulación absoluta o relativa de


estímulos”). Esta suele expresarse mediante una hiperestesia auditiva

(hipersensibilidad a los ruidos), menuda causa del insomnio.

- Expectativa angustiada: ofrece una gradación continua que se amortigua hasta lo


normal, abarcando todo cuanto de ordinario se designa “estado de angustia”

“inclinación a una concepción pesimista de las cosas”. Es el síntoma nuclear de la


neurosis, aquí está presente un “quantum de angustia libremente flotante” que

gobierna la selección de las representaciones y está siempre pronto a conectarse con


cualquier contenido de representación que le convenga.

- Ataque de angustia: irrumpe de pronto en la conciencia sin ser evocada por


representaciones. Puede consistir en el sentimiento de angustia solo, o bien

mezclarse con la interpretación más espontanea, o conectarse con ella una


perturbación de una o varias funciones corporales.

- Ataques de angustia rudimentarios y equivalentes del ataque de angustia :


probablemente de igual significado que la antes mencionada, pero que muestran una

riqueza de formas: ataque acompañado por perturbaciones de la actividad cardiaca,


palpitaciones, arritmia, taquicardia, etc., ataques de angustia acompañados por

perturbaciones de la respiración, disnea nerviosa, asma, etc., ataques de oleadas de


sudor, ataques de temblores y estremecimientos, ataques de hambre insaciable,

diarreas, ataques de vértigo, ataques de congestiones, ataques de parestesias.


- Terror nocturno: por lo común acompañado de angustia, disnea sudor, etc. Es una

perturbación que condiciona una segunda forma de insomnio.


- Vértigo: no se trata de un vértigo giratorio ni tampoco privilegia planos y direcciones
determinadas, sino que es el provocado por una parálisis de los músculos oculares y

consiste en un malestar especifico, acompañado por sensaciones de que el piso


oscila, es imposible mantenerse de pie, y las piernas desfallecen, pesan como plomo,

tiemblan. Nunca conduce a una caída y suele estar acompañado de perturbaciones


cardiacas y respiratorias.

- Fobias típicas: referidas a amenazas fisiológicas comunes (serpientes, tormentas,


oscuridad, etc.) y a la locomoción (agorafobia). Aquí, una representación se vuelve

compulsiva por el enlace con un afecto disponible (aquel se traslada, es monótono y


no proviene de una representación reprimida, por lo cual no es efectivo el

mecanismo de la sustitución en este caso).

- Perturbaciones en la actividad digestiva : ganas de vomitar, nauseas, hambre

insaciable, inclinación a la diarrea o a la constipación, urgencia de orinar.

- Parestesias: cosquilleos, calores o fríos que pueden acompañar al ataque de vértigo o

de angustia al asociarse a una secuencia fija.

Si bien en algunos casos de neurosis de angustia no se discierne etiología alguna, una vez

que hay razones para considerar adquirida tal neurosis, uno haya como factores de eficiencia
etiológica una serie de nocividades e influjos que parten de la vida sexual y que tienen un

efecto uniforme sobre el sistema nervioso. En individuos del sexo femenino sobreviene como
angustia virginal o de las adolescentes, como angustia de las recién casadas, como angustia

de las señoras cuyo marido muestra eyaculatorio precoz o una potencia aminorada y cuyo
marido practica el coitus interruptus, como angustia de las viudas y abstinentes voluntarias y

como angustia en el climaterio. En individuos del sexo masculino sobreviene como angustia
de abstinentes voluntarios, como angustia de varones con excitación frustránea, como

angustia de varones que practican el coitus interruptus, como angustia de los varones en la
senescencia. En ambos sexos puede sobrevenir frente a la incapacidad de tolerar la

abstinencia (de la masturbación) o por trabajo excesivo.


*Freud se ocupa de aclarar que el factor etiológico es más frecuente que su efecto, y
que necesita de otras condiciones (predisposición, sumación etiológica específica,

refuerzo banales). Esto quiere decir que la cantidad de personas que practican el
coito interrumpido es incomparablemente mayor que aquellos que tendrán neurosis

de angustia.

Hasta aquí algunos puntos de apoyo para una visión del mecanismo de esta neurosis:
primero que quizás se trate de una acumulación de excitación, luego el hecho de que la

angustia que está en la base de los fenómenos de esta neurosis no admite ninguna
derivación psíquica. Otro punto es que en algunos casos la neurosis de angustia se conjuga

con el más nítido aminoramiento de la libido sexual, del placer psíquico (a punto de que se
les dice a los enfermos que su padecer se debe a una insuficiente satisfacción y por lo

común responden que eso es imposible ya que toda necesidad se ha “extinguido” en ellos).
Estas consideraciones llevan a Freud a establecer que el mecanismo de la neurosis de

angustia haya de buscarse en ser desviada de lo psíquico la excitación sexual somática


y recibir, a causa de ello, un empleo anormal: los síntomas aquí son unos “subrogados de

la acción específica omitida que sigue a la excitación sexual”.

Se podría preguntar ¿Por qué el sistema nervioso, bajo ésas circunstancias de una insuficiencia

psíquica para dominar la excitación sexual, cae en el peculiar estado afectivo de la angustia?
La psique cae en el afecto de la angustia cuando se siente incapaz para tramitar una tarea

(un peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando se nota
incapaz para reequilibrar la excitación (sexual) endógenamente generada. Se comporta

entonces como si ella proyectara la excitación hacia afuera (en simples palabras la
descarga se produce por vías secundarias, como angustia). El afecto, y la neurosis a él

correspondiente, se sitúan en un estrecho vínculo recíproco; el primero es la reacción ante


una excitación exógena, y la segunda, la reacción ante una excitación endógena análoga. El

afecto es un estado en extremo pasajero, en tanto que la neurosis es crónica; ello se debe a
que la excitación exógena actúa como un golpe único, y la endógena como una fuerza

constante. El sistema nervioso reacciona en la neurosis ante una fuente interna de excitación,
como en el afecto correspondiente lo hace ante una análoga fuente externa.
Neurosis de angustia vs neurastenia. Ambas comparten que la fuente de excitación (la
ocasión para la perturbación) reside en el ámbito somático y no en el psíquico (como sucede

con la histeria y a neurosis obsesiva). Sin embargo se puede discernir cierta relación de
oposición entre los síntomas de cada una: mientras que la neurosis de angustia es una

“acumulación de excitación”, la neurastenia es una “empobrecimiento de excitación”.

La neurastenia se alcanza cuando la acción específica (el coito), es sustituida por la

masturbación o las poluciones espontaneas (la excitación sexual somática se descarga por
este atajo).

PLUS

Se piensa que los síntomas neuróticos estaban causados por el inconsciente, pues

no. Freud señala que la causa del síntoma está ligada a la “solicitación somática”:
inicialmente hay un elemento perturbador que pone en marcha el trabajo del ICC

para revestir de sentido tal síntoma; el aparato intenta familiarizarse con el síntoma,
volverlo propio. El ICC va a trabajar para darle sentido a un síntoma que ya instalado.

La causa del síntoma entonces, no es el inconsciente, el síntoma está primero y luego


el inconsciente trabaja para darle sentido.

El síntoma tiene características muy distintas a las formaciones del inconsciente: no


tiene la instantaneidad de un lapsus o un sueño, sino que es algo que se fija, se

mantiene en el tiempo, resiste. Además, hay algo incurable en el síntoma, porque hay
algo en el que no puede ser interpretado.

Texto: “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa” - (III – caps. 1 y 2)

SÍNTOMA Y TRAUMA

En un primer momento, la idea de Freud era que los síntomas de las neuropsicosis de
defensa, implicaban un mecanismo psíquico, una defensa inconsciente (el intento de reprimir

una representación inconciliable que había entrado en penosa oposición con el yo del
enfermo). Freud pensará el síntoma, no como un desvío de la normalidad puro y simple, sino

como el efecto de un proceso que supone un conflicto. Lo que hace el yo en este momento
es poner en marcha el mecanismo de la defensa frente a lo insoportable.
¿En qué consiste la defensa? La defensa consiste en desunir a esa representación
inconciliable de su monto de afecto (de su carga energética, lo que hace que tal

representación tome ese valor penoso, desagradable para el yo). La representación


inconciliable entonces, es reprimida (apartada de la conciencia, resguardada en el

inconsciente) y el monto de afecto, desplazado: si ese monto de afecto es desplazado a


alguna parte del cuerpo, el efecto será un síntoma conversivo (síntoma histérico por

conversión); si el afecto es desplazado a otra representación, se volverá una idea o


representación obsesiva; y en el caso de la psicosis (paranoia), Freud plantea la proyección

de eso insoportable, hacia algo o alguien del exterior desde donde retorna.

¿Por qué la representación es inconciliable o insoportable? ¿Por qué algo se vuelve

conflictivo para el yo? En este primer momento de la elaboración de la neurosis, lo que


Freud plantea es que hay algo inconciliable en la representación, algo de origen traumático,

una vivencia traumática (lo traumático es planteado por Freud como un exceso de
excitación, ya sea displacentera o placentera, pasiva o activa). Freud va a decir, bastante más

adelante, que un trauma es aquello que rompe la barrera de la protección anti estímulo, que
es un estímulo que supera las posibilidades de ser tramitado por el aparato psíquico y que

genera una suerte de ruptura/exceso y que, por lo tanto, no llega a tener inscripción: lo
traumático, como tal, no tiene inscripción.

Freud va a decir que no son las vivencias mismas las que poseen el efecto traumático sino su
reanimación como recuerdo, luego de que el individuo ha ingresado en la madurez sexual

(una situación traumática no necesariamente es algo traumático: el trauma como tal, no es


algo pasible de ser recordado, sino que son sus efectos/resonancias en el sujeto, lo que lo

vuelven traumático) → “no son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino su
reanimación como recuerdo, después que el individuo ha ingresado en la madurez sexual ”. La

aclaración cronológica aquí es fundamental ya que, para Freud, esos traumas tienen dos
características para que realmente patógenos, es decir para que realmente generen o

estén en la génesis de los síntomas:

 Tiene que ser sexual, tiene que afectar algo que tenga que ver con la sexualidad del

sujeto. Freud piensa una sexualidad humana que difiere de la sexualidad animal dado
que no está ligada exclusivamente a la reproducción y por lo tanto tampoco está

restringida a lo genital, sino que puede abarcar muchas otras partes o zonas del cuerpo,
puede desplazarse, puede investir distintas partes. Es una sexualidad no necesariamente
hombre-mujer, no depende de cuestiones anatómicas. Que el trauma tenga que ver con

lo sexual, es algo que Freud infiere de los pacientes que va atendiendo, todos con alguna
problemática allí.

 Tiene que haber ocurrido en la niñez temprana, los niños no son ajenos a la
sexualidad (hay una sexualidad infantil, que no tiene que ver con lo genital, con los fines

reproductivos sino que tiene que ver con lo erótico/erógeno en un sentido amplio y que
se da en los primeros vínculos del niño) y, en esos primeros tiempos del sujeto, pueden

darse estos hechos traumáticos, donde algo excede la posibilidad de que el niño procese
o elabore tal monto de excitación por el que es tomado.

→ Neurosis Obsesiva: naturaleza y mecanismo

“En la etiología de la neurosis obsesiva, unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen

la misma significatividad que en la histeria; empero, ya no se trata aquí de una pasividad


sexual, sino de unas agresiones ejecutadas con placer y de una participación, que se sintió

placentera, en actos sexuales; vale decir, se trata de una actividad sexual”. Aquí, Freud señala
que en la neurosis obsesiva hay un trasfondo de síntomas histéricos, y en ese trasfondo,

tiene que haber habido, antes de esas situaciones traumáticas activas/agresivas/placenteras


de las neurosis obsesiva, algún orden de vivencia de seducción (vivencia pasiva).

Para ubicar la articulación entre el trauma y el síntoma, es muy interesante leer lo que Freud
llama TRAYECTORIA TÍPICA DE UNA NEUROSIS OBSESIVA:

Parte de esta fórmula: “las representaciones obsesivas son siempre reproches mudados, que
retornan de la represión {desalojo} y están referidos siempre a una acción de la infancia, una

acción sexual realizada con placer”. Y a esto le suma: la neurosis puede desencadenarse o no
(por eso posibilidad); para que se desencadene, además de todas las determinaciones

infantiles, tiene que haber algún suceso de la vida adulta que ponga en marcha toda la
maquinaria de la neurosis.

¿En qué consiste la trayectoria típica de la neurosis obsesiva? Freud ubica 4 períodos:

Primer período - inmoralidad infantil: un niño que todavía no tiene palabra ni registro de

la moralidad (de las cosas que están bien y las cosas que están mal), acompañado de diques
(pudor/vergüenza/etc.). En este primer momento, la situación no los afecta debido a los
diques pulsionales; simplemente ocurren los sucesos que contienen el germen de la neurosis

obsesiva posterior: “ante todo, en la más temprana infancia, las vivencias de seducción sexual
que luego posibilitan la represión”.

Freud ubica en este período, primero, las vivencias de seducción sexual que posibilitan la
represión y después, las acciones de agresión sexual contra el otro sexo que, más tarde,

aparecerán bajo la forma de acciones reproche: “Ante todo, en la más temprana infancia, las
vivencias de seducción sexual que luego posibilitan la represión; y después las acciones de

agresión sexual contra el otro sexo, que más tarde aparecen bajo la forma de acciones-
reproche”.

Segundo período: Freud dice que lo que pone término al primer período es el ingreso, a
veces anticipado, a la maduración sexual (metamorfosis de la pubertad): “Ahora, al

recuerdo de aquellas acciones placenteras se anuda un reproche, y el nexo con la vivencia


inicial de pasividad posibilita ese reproche y su sustitución por un sintonía defensivo primario”.

Algo retorna del recuerdo de esa vivencia sexual infantil traumática (el recuerdo no es pleno,
no puede ser recordado en sentido propio, pero sin embargo, retorna; y no es el hecho en sí

lo que es traumático, sino los efectos del retorno de algo de esa vivencia) y se liga a un
reproche (debido a que ya NO hay inmoralidad sino que el sujeto ya ha entrado en la

cultura, es marcado).

Aparece aquí una formación de compromiso: ese reproche se reprime y es sustituido por lo

que se llama síntomas de defensa primaria (Freud los ubica como los escrúpulos de la
consciencia moral, como el temor, la culpa, la vergüenza y la desconfianza de sí mismo); el

sujeto queda marcado por una escisión, y ya no desconfía tanto de lo que está fuera sino de
sí mismo, hay algo en el sujeto mismo que lo toma como algo ajeno.

En este segundo periodo entonces: ingreso en la maduración sexual, recuerdo de las


reacciones placenteras que aparecen ligadas al reproche, represión, constitución de los

síntomas primarios de la defensa.

Tercer período - período de salud aparente: los síntomas de la defensa primaria son

eficaces, es decir que mantienen a raya el reproche, lo reprimen, permiten que el sujeto no
se vea invadido por eso que retorna como reproche. Esto, sin embargo, tiene un costo para
el sujeto: quedar marcado por estos síntomas primarios de la defensa, es decir los

escrúpulos, la vergüenza, la desconfianza de sí mismo.

Se trata de una defensa que ha logrado su objetivo: la salud aparente, pero a un

determinado costo.

Cuarto período - neurosis propiamente dicha: tiene que ver con el retorno de los

recuerdos reprimidos. Freud piensa la represión en tres tiempos: la represión primordial


(punto de fijación), la represión propiamente dicha (represión de los recuerdos) y el retorno

de reprimido (fracaso de la represión y el retorno de lo reprimido); es recién en el retorno de


lo reprimido que algo del síntoma como tal, se va a establecer.

El retorno de los recuerdos reprimidos, implica, el fracaso de la defensa: la defensa puede


actuar o puede fracasar: “Acerca de esto, es incierto si el despertar de esos recuerdos

sobreviene más a menudo de manera casual y espontánea, o a consecuencia de unas


perturbaciones sexuales actuales, por así decir como efecto colateral de estas últimas” (170).

¿Qué pasa cuando hay retorno de lo reprimido? Lo que pasa es que retornan los
recuerdos reanimados y los reproches formados desde ellos. Tanto los recuerdos como los

reproches, cuando retornan, no retornan inalterados sino desfigurados: el retorno de lo


reprimido no es idéntico a aquello que fue reprimido; cuando algo retorna, ya ha sufrido el

proceso de desfiguración, desplazamiento, condensación… No retornan tal cual ocurrieron,


lo que deviene consciente como representación y afecto obsesivo (sustituyendo al recuerdo

patógeno en el devenir consciente) son formaciones de compromiso entre las


representaciones reprimidas y las represoras. Lo que retorna, NO retorna tal cual porque es

producto de estas tensiones conflictivas. Ahí, nos encontramos con el síntoma.

Freud va a hablar de, que esto que retorna de lo reprimido, tiene dos partes (recuerdo como

tal y reproche) y que esas dos partes pueden retornar, no necesariamente en la misma
proporción: puede retornar sólo el recuerdo, sólo el reproche, pueden retornar ambos, y

hacerlo de distintas maneras. Lo que retorna ES UN SUSTITUTO (Lacan): un significante


sustituye a otro significante y dice de ese significante pero de otra manera.
*El efecto de sustitución que Freud va a plantear en inhibición, síntoma y angustia, lo que
define cabalmente a un síntoma es: “el síntoma no es la angustia, no es la inhibición no es

el temor o el sufrimiento solamente sino que el síntoma supone sustitución


(desplazamiento y condensación)”.

→ Formas de las neurosis obsesivas:

Primera forma: es cuando llega a la conciencia el contenido mnémico (de la memoria) de la

acción-reproche. Ahí da lugar a representaciones obsesivas típicas: las llamadas ideas


obsesivas, cuya característica fundamental es que se imponen a la conciencia, afectan al

sujeto, son ideas espantosas/horribles, penosas (como el impulso de lastimar a un ser


querido, de matar a alguien), bajo la forma de que algo malo va a pasar. El sujeto quiere

deshacerse de esas ideas, desprenderse de esas ideas pero no puede hacerlo mediante el
razonamiento consciente.

Definición de la compulsión o de lo obsesivo: “Su carácter esencial es, antes bien, que no
puede ser resuelta por la actividad psíquica susceptible de conciencia”. Es eso que se impone

compulsivamente al pensar, que por más que se lo rechace, razone, piense, no permite que
la idea se aleje.

La pregunta es ¿Por qué a pesar de que el sujeto no quiere creer en eso, que tiene
argumentos en contra de esa idea, eso sigue ahí? Lo que Freud plantea es que eso se

sostiene porque viene de otro lado, porque tiene una energía que lo alimenta desde otro
lugar: lo inconsciente, aquello que implica lo traumático sexual e infantil. Freud apunta a

encontrar, no lo que esa idea dice sino qué es lo que está alimentando esa idea obsesiva
(que la origina y mantiene). El contenido de la representación obsesiva, en rigor, es un

contenido desplazado: doblemente desfigurado y desplazado, dado que lo actual


reemplaza lo pasado (lo original) y lo no sexual reemplaza sexual (lo original).

Segunda forma: tiene que ver con que puede retornar el reproche como tal. El reproche
implica algo del orden del afecto, es decir, que puede mudarse ese reproche en un afecto

displacentero de cualquier otra índole. Acá también aparece el desplazamiento y la


sustitución: no es el reproche original que ha sido reprimido sino algo del orden del afecto
Freud habla de afectos sustituyentes/obsesivos. ¿Cuáles son? Volvemos a encontrar la
vergüenza (que adquiere un carácter sintomático), la hipocondría neurótica (sensación de

que se está enfermo, de que algo está mal en el cuerpo), la angustia social (implica la
incomodidad en un grupo o en una actividad social, etc.), la angustia religiosa (la neurosis

obsesiva está fuertemente ligada a las cuestiones de la religión: más tarde dice que la
neurosis obsesiva funciona de la misma manera que la religión pero de forma individual;

incluso va a decir que la religión es una forma de neurosis obsesiva universal), delirio de ser
notado (no cuestión psicótica pero que se parece, en la neurosis obsesiva puede registrar

que no cree en eso pero no puede evitar pensarlo: GRAN DIFERENCIA), La angustia de
tentación (el temor a ser tentado, a caer en la tentación de algo prohibido).

Tercera forma: Freud acá ubica una manera que tiene que ver con las defensas secundarias,
como defensas del yo contra los retoños del recuerdo reprimido; tales tienen que ver con las

medidas protectoras, con los ceremoniales, rituales.

Texto: “Acciones obsesivas y practicas religiosas”

Existe una semejanza entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas de los
creyentes: los ceremoniales. El ceremonial neurótico consiste en pequeñas prácticas,

agregados, restricciones, ordenamientos que se cumplen de forma idéntica o variaciones


que responden a leyes. Al enfermo le es imposible abandonarlas, porque cualquier desvío

del ceremonial le provoca una angustia insoportable. Es individual y tiene un carácter


privado. Aparece como necio y carente de sentido. Pero sí tienen un sentido, porque las

acciones obsesivas derivan del vivenciar más íntimo del sujeto, a menudo del vivenciar
sexual. Son expresión de motivos y representaciones inconscientes. Se genera un

sentimiento de culpa, pero el enfermo no sabe de qué se trata. Por eso es una conciencia
inconsciente de culpa. Esta culpa se refresca en la tentación y genera una angustia de

expectativa, siempre al acecho. Comienza como una acción de defensa o de aseguramiento,


como una medida protectora. En su base está la represión de una moción pulsional que

estaba contenida en la constitución de la persona. Esta moción se exteriorizó en la vida


infantil y luego se sofocó. El influjo de esta moción se siente como tentación, y genera

angustia.
2do momento

NEUROPSICOSIS DE
NEUROSIS ACTUALES NEUROPSICOSIS
TRANSFERENCIA
(neurosis de angustia y NARCISISTAS
(histeria, fobia y neurosis
neurastenia) (esquizofrenia y paranoia)
obsesiva)

Se produce un cambio en la concepción etiológica a partir de la introducción de la idea de

sexualidad infantil. En este segundo momento, Freud considera al niño como un perverso
polimorfo, en quien, la sexualidad, va a consistir en satisfacciones que no pasan por la

genitalidad sino que tienen que ver con las zonas erógenas y con la dimensión autoerótica
de la pulsión bajo las formas oral, anal (y que Lacan va a agregar la mirada y la voz).

Aquí, ya no se trata de si hubo algo realmente acontecido en la infancia sino de la pulsión en


sí misma traumática: y es la función de la fantasía la que va a velar, atemperar, regular, dar

sentido a lo traumático de la pulsión, de este goce pulsional.

En este segundo momento se pasa de la teoría traumática a la teoría de la pulsión y la

fantasía (el mecanismo en juego en la formación de síntoma será la fantasía), la cual


compone la representación más la carga pulsional que supone. A su vez, se da el pasaje del

padre perverso como causa de los síntomas neuróticos a la perversión infantil polimorfa, y ya
no se trata de un trauma acontecido sino de una pulsión perversa como tal.

Textos: “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” y “Conferencia 23”

En este texto Freud va a plantear que la FANTASÍA es una formación psíquica. Si devienen

inconscientes, pueden volverse patógenas y expresarse en síntomas conversivos o en


ataques histéricos. También hay fantasías que se han formado en el inconsciente (que no

llegan a ser concientes) y otras que han sido conscientes (en algún momento) y luego fueron
reprimidas y, a partir de eso, se vuelven inconscientes. Estas fantasías inconscientes tienen un

vínculo muy importante con la vida sexual de las personas: le sirven al sujeto para su
satisfacción sexual durante la masturbación.
En un primer momento, hay satisfacción a través del autoerotismo (empresa autoerótica
pura). Aquel consiste en la ganancia de placer en un determinado lugar del cuerpo

(pulsiones parciales) y aparece como algo puro y autónomo. En un segundo momento, esta
pura satisfacción autoerótica se fusiona con la fantasía (representación deseante sostenida y

soportada por el complejo de Edipo): se produce entonces la represión y renuncia a esa


satisfacción autoerótica, a la masturbación, y la fantasía consiente se vuelve inconsciente. Tal

fantasía ICC se expresa en el síntoma.

“Los síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías inconcientes figuradas

mediante «conversión», y en la medida en que son síntomas somáticos, con harta


frecuencia están tomados del círculo de las mismas sensaciones sexuales e inervaciones

motrices que originariamente acompañaron a la fantasía, todavía consciente en esa


época” → El síntoma histérico, entonces, va a ser la figuración de esa fantasía

inconsciente edípica que pertenece al período de la sexualidad infantil autoerótica.

Trauma vs Fantasía

Freud va a cuestionar la idea de que el trauma haya sido un episodio realmente acontecido
(que objetivamente ocurrió en la infancia del paciente y que, entonces, hay producir su

recuerdo para que sea elaborado). En cierto sentido, llega a decir que tales sucesos de la
infancia, pueden o no ser reales y que alcanza con que hayan sido fantaseados para que

tengan valor de verdad y eficacia para en un neurótico.

A partir de esto, podemos pensar que es la sexualidad en sí, en tanto pulsional, lo que tiene

efecto traumático en la infancia; es traumática ya que el objeto es contingente (no hay


relación sexual), porque es pulsional, porque se inscribe de un modo traumático en el

sentido de que es un exceso.

Y entonces, el concepto de trauma se sostiene como ruptura de la barrera de protección

antiestímulo, como pura cantidad que inunda el aparato psíquico. El trauma es lo pulsional
y el peligro de que lo pulsional produzca una perturbación económica en el aparato

psíquico.

Freud va a continuar su texto planteando que el síntoma expresa una fantasía inconsciente e

implica una satisfacción pulsional, un goce. Varias definiciones del síntoma son: como
sustituto; como la expresión de un cumplimiento de deseo; como la realización de una
fantasía inconsciente; como el retorno de un modo real de satisfacción infantil; como

solución de compromiso…

A su vez, existen dos condiciones para que se produzca el síntoma: la solicitación somática

(zona del cuerpo comprometida por la que se produce la salida) y el sentido revestimiento
psíquico.

3er momento

Textos: “La represión” y “Conferencias 17 y 23”

La esencia de la represión consiste en “rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado


de ella”. A su vez, consta de dos etapas: la primera (represión primaria o primordial)

deniega la admisión en lo consiente a la agencia representante psíquica de la pulsión,


estableciéndose allí una fijación; la segunda, (represión propiamente dicha) recae sobre los

retoños psíquicos de la representación reprimida.

Por otro lado, y una vez dentro del campo de las neurosis, Freud va a hacer una distinción

fundamental entre tres entidades clínicas: la histeria de conversión, la fobia o histeria de


angustia y la neurosis obsesiva.

El síntoma histérico por un lado, resuelve dos cuestiones en un mismo síntoma: es al mismo
tiempo éxito y fracaso de la represión; aquí, la formación sustitutiva y la formación de

síntoma coinciden: “toda formación sustitutiva va a ser equivalente a la formación de


síntoma” → en el retorno de lo reprimido, está la formación sustitutiva (eso disfrazado que

retorna como síntoma): se dice éxito porque algo fue efectivamente reprimido, y se dice
fracaso porque lo reprimido retorna deformado.

En la neurosis obsesiva, en cambio, se ve un primer momento de éxito y un segundo


momento de fracaso (los llamados dos tiempos de la neurosis obsesiva): el éxito, porque una
formación sustitutiva o reactiva (que no es una formación del síntoma porque su carácter no
produce sufrimiento), va a sostener a la defensa; y el fracaso, se presenta en la idea o

representaciones obsesivas. Por ejemplo: un neurótico obsesivo que se lava


compulsivamente las manos para defenderse de una compulsión sádico anal. Este sujeto va

a decir que es un genio, que ya sabía que iba a haber coronavirus y que, entonces, es el más
inteligente porque hay que lavarse y él lo sabe y lo hace, lavarse las manos muchísimas veces

al día. Hay algo completamente egosintónico para el yo en este carácter obsesivo: aquí se ve
lo exitoso de la represión, una neurosis no desencadenada en el sentido de la neurosis

clínica. Sin embargo, tenemos la posibilidad de un fracaso posterior, en el cual va a actuar la


defensa secundaria, por ejemplo, vía la angustia.

Para la histeria entonces, formación sustitutiva y formación de síntoma son equivalentes, hay
éxito y fracaso en la represión y el retorno de lo reprimido. En cambio, para la neurosis

obsesiva, tenemos la temática de los dos tiempos.

Conferencia 17: “el sentido de los síntomas neuróticos”

Freud dice que el sentido de los síntomas neuróticos fue descubierto por Breuer mediante el
estudio y la derivación de un caso de histeria (caso de Anna O). Tales, poseen, al igual que

los actos fallidos y los sueños, un sentido propio y una íntima relación con la vida de las
personas en las que surgen.

Los enfermos de neurosis obsesiva muestran (en general) manifestaciones sintomáticas que
son impulsos extraños a su personalidad, es decir, se ven obligados a realizar actos cuya

ejecución no les proporciona placer ninguno, pero de los cuales no pueden sustraerse. Tales
son experimentadas impulsivamente con una sensación de extrañeza.

→ Ejemplos:

Señora que pasó una mala noche de bodas: “Corría de una habitación a la habitación

contigua, se paraba ahí en determinado lugar frente a la mesa situada en medio de ella, tiraba
del llamador para que acudiese su mucama, le daba algún encargo trivial o aun la

despachaba sin dárselo, y de nuevo corría a la habitación primera”. Este es el síntoma que
presenta esta mujer (de 30 años de edad) cuando consulta a Freud.
Hacía más de 10 años que había contraído matrimonio con un hombre bastante mayor que
ella y, durante su noche de bodas, este hombre mostró una total impotencia. Toda la noche

se la pasó corriendo desde su cuarto al de su mujer para intentarlo nuevamente, pero no


tuvo éxito. A la mañana siguiente le dice a ella: “me avergüenza que la criada que va a venir

a hacer la cama, pueda adivinar lo que ha sucedido”. Agarra un frasco de tinta roja y lo
vuelca sobre las sabanas, pero no precisamente donde podrían encontrarse las manchas de

sangre.

Freud va a decir que el sentido del síntoma obsesivo que padece esta mujer, se relaciona con

esta escena de la noche bodas. Es evidente que la enferma se identifica (identificación viril)
con su marido, y reproduce su conducta durante su noche de bodas. A su vez, va a enfatizar

que debemos de deducir que el acto obsesivo de la paciente, presenta el siguiente sentido:
“mi marido no tenía por qué avergonzarse ante nadie, pues no era impotente”.

Ceremonial de la bella muchacha: se trata de una bella muchacha de 19 años, hija única, de
un carácter salvaje y orgulloso, que presenta una gran hostilidad hacia su madre; está

descontenta y deprimida y tiene un complicado ceremonial al acostarse antes de dormir.


Toma una serie de precauciones: “Nuestra paciente pretexta como motivo de sus precauciones

nocturnas que le hace falta silencio para dormir y tiene que eliminar todas las fuentes de
ruido. Con este propósito hace dos cosas: El reloj grande de la habitación es detenido, y todos

los otros relojes se sacan de ella; ni siquiera tolera sobre la mesa de noche su pequeñito reloj
de pulsera. Floreros y vasos son acomodados sobre su escritorio de suerte que por la noche no

puedan caerse, romperse y así turbarle él dormir” (…) “la almohadita más pequeña en que
apoya la cabeza no puede situarse sobre aquella si no es formando un rombo; además, ella

pone su cabeza exactamente siguiendo la diagonal mayor del rombo. El edredón tiene que ser
sacudido antes de que se meta en cama, de manera que quede bien grueso a los pies; pero ella

no deja de emparejar de nuevo esta acumulación de plumas aplastándola.”

En el análisis, esta paciente comenzó por comprender que le resultaba imposible dejar un

reloj en su cuarto durante la noche, por su constitución como símbolo genital femenino.
Habla del reloj, de la regularidad ligada al ciclo menstrual, ve el tic tac que puede tener que

ver con los latidos del clítoris en los momentos de excitación sexual. La chica va asociando
distintos elementos del ceremonial con recuerdos/ideas ligadas a lo sexual; por ejemplo,

también, los floreros y los jarrones como símbolos femeninos.


Luego de todo un tratamiento, Freud va a concluir que en los dos ejemplos, los síntomas
neuróticos poseen un sentido estrechamente enlazado a la vida íntima de los sujetos, e

involucran un mensaje que nos dice que hay que interpretar algo.

→ Cuando nos hallamos ante una idea desprovista de sentido, será por tanto

descubrir la situación pretérita (situación pasada) en la que esas ideas o actos


poseyeron un sentido. Ahí está ese trabajo analítico, en descubrir la situación pasada

en que dicha idea poseyó un sentido.

Conferencia 23: “los caminos de la formación de síntoma”

Freud plantea de los síntomas neuróticos son efecto de un conflicto surgido alrededor de
un nuevo modo de satisfacción de la libido. Vemos cómo cambia su abordaje: antes decía

que tales síntomas poseían sentido; ahora arranca con que son efectos de un conflicto
surgido alrededor de un nuevo modo de satisfacción de la libido.

Bien, una de las dos fuerzas en conflicto, es la libido insatisfecha, alejada de la realidad y
obligada a buscar nuevos modos de satisfacción; cuando aquella, sacrificando su primer

objeto y mostrándose dispuesta a sustituirlo por otro, logra vencer la oposición de la


realidad, recurrirá a la regresión y buscará su satisfacción en organizaciones anteriores y en

objetos abandonados en el curso de su desarrollo. Lo que la atrae al camino de la regresión


son las fijaciones que fue dejando en sus diversos estadios evolutivos.

*La idea sería la siguiente: cuando la libido encuentra cerrado el camino a la


satisfacción, busca por regresión, fijaciones. Deberá separase del yo, apoyándose en

fijaciones que fue dejando a lo largo del camino de su desarrollo.

Ahora bien, ¿Dónde encuentra la libido aquellas fijaciones que precisa para abrirse paso? En

las actividades y los sucesos de la sexualidad infantil. Allí se ubican las pulsiones
parciales, las tendencias parciales abandonadas ligadas a los primitivos objetos infantiles.

Los sucesos infantiles no han tenido, en la época en que se produjeron, significación alguna
y solo regresivamente ha llegado a adquirirla. Freud dice que hay sucesos infantiles que en

su momento, no tienen ninguna significación traumática pero que, muchas veces en la


pubertad, algo remite a ese suceso infantil y así si se produce esa significación ligada, de

alguna manera, a esta regresión de la libido a etapas anteriores.


El papel que la fantasía desempeña en la formación de síntoma es el de regresar las
fijaciones reprimidas; o dicho de otra forma, es a través de la fantasía que la libido

produce esas regresiones a las fijaciones reprimidas → las fantasías devenidas ICC son
para Freud, el punto de apoyo que utiliza la libido para remontarse hasta sus orígenes

en su inconsciente (es decir, hasta sus puntos de fijación).

Por último, Freud escribe en esta conferencia: “El síntoma repite de algún modo aquella

modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la censura que nace del
conflicto”. Aquí aparece la idea de que la dimensión del síntoma tiene que ver con un goce

que se presenta de otra manera, que se vive de otra manera; aquel habla de una repetición
desfigurada, de una satisfacción que va a ser vivida de otra manera: no es lo mismo el placer

sexual directo que el placer sexual vivido en el síntoma o a través del síntoma.

El síntoma implica una satisfacción pulsional, es decir que en este, se satisface algo de la

pulsión. Aquello marca una dificultad para resolverlo, ya que no es tan fácil desprenderse de
algo que está dando satisfacción pulsional. El síntoma por lo tanto, tiene dos caras:

- Una cara de sentido: los síntomas quieren decir algo, tienen un sentido, pueden
descifrarse (interpretación de los sueños), al igual que el sueño dice algo que puede

ser descifrado. Las formaciones del inconsciente pueden ser descifradas.

- Una cara de satisfacción: el síntoma implica una satisfacción y eso le da su fijeza,

implica un beneficio para el sujeto y este se aferra, el síntoma genera una


satisfacción. Le da resistencia al síntoma y hace que sea difícil de eliminar.

4to momento

Texto: “Psicología de las masas y análisis del yo” (caps. 7 y 8)

La identificación es conocida como la manifestación más temprana de un enlace afectivo a

otra persona, y desempeña un papel muy importante en la prehistoria del complejo de


Edipo: el niño manifiesta un especial interés por su padre, quisiera ser como él y

reemplazarlo en todo; hace de su padre su ideal. Simultáneamente a esta identificación con


el padre, el niño comienza a tomar a su madre como objeto de amor. Ambos enlaces

coexisten durante un tiempo sin estorbarse entre sí, pero a medida que la vida psíquica
tiende a la unificación, van aproximándose hasta encontrarse: de esta confluencia nace el
complejo de Edipo normal.

→ La identificación aspira a conformar el propio Yo análogamente al otro


tomado como modelo.

¿Qué sentido tiene la identificación? “La identificación reemplaza la elección de objeto; la


elección de objeto ha regresado hasta la identificación”, lo que quiere decir que los enfermos

comienzan a hacer síntomas basados en identificaciones sobre distintas personas.

Existen, por un lado dos tipos de identificación: primaria (o primitiva, la que nos hace

entrar en el lenguaje, el “querer ser como”) y la secundaria (o regresiva, respecto de la


pérdida del objeto de amor; tiene que ver con las identificaciones al rasgo del objeto amado,

o del objeto odiado).

Pero por otro lado, Freud establece 3 formas de la identificación que juegan un papel muy

importante en la formación de síntomas en la neurosis:

- Identificación a un rasgo del rival: por ejemplo la niña que se identifica con el

catarro vaginal de la madre (su rival edípico), donde lo que está de fondo es el
amor hacia su padre (queriendo ocupar el lugar de la madre).

- Identificación a un rasgo de la persona amada: por ejemplo cuando Dora se


identifica a la tos de su padre. Se trata de una identificación hacia la elección de

objeto, es decir, que determina las elecciones amorosas del sujeto.

- Identificación por la actitud de ponerse en la misma situación de deseo: por

ejemplo, en un orfanato, las chicas se identifican poniéndose, una en el lugar de


la otra, se ubican en la misma situación, escuchan la historia de una amiga y se

identifican a su situación.

Texto: “Inhibición, síntoma y angustia” de Freud

La idea será estudiar la formación del síntoma y la lucha secundaria del Yo contra el síntoma.
Para ello nos serviremos de los síntomas obsesivos.

Capítulo 3
En este capítulo Freud va a ofrecer una serie de definiciones y de precisiones respecto del
síntoma. La pregunta central va a estar ligada a la respuesta del Yo una vez que el síntoma se

instala. El síntoma es el modo de satisfacción sexual del neurótico.

Aquello que devino en síntoma como efecto de la represión, funciona en otro territorio que

no es el del yo (extraterritorialidad), y se comporta como un cuerpo extraño que se alimenta


del tejido en el que está inserto → Cuerpo extraño implica que el Yo lo vive como ajenidad,

como algo extranjero en su interior.

Sin embargo, y si bien considerábamos al síntoma como un cuerpo extraño que lucha contra

una moción pulsional desagradable (conversión histérica de la moción en síntoma), por regla
general, la trayectoria es otra: la lucha contra la moción pulsional encuentra su

continuación en la lucha contra el síntoma → Esta lucha defensiva nos muestra dos
contradicciones: que el Yo intente cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma

aprovechando la oportunidad para ligarlo e incorporarlo a su organización (el ejemplo


clásico son los síntomas histéricos, un compromiso entre necesidad de satisfacción y

necesidad de castigo), se contrapone a que los cumplimientos de la exigencia del Superyó


que sigue la línea de la represión (“estaciones fronterizas con investidura mezclada”).

Capítulo 5

Neurosis obsesiva: los síntomas de estas son de dos clases y de contrapuesta tendencia. O

bien son prohibiciones, medidas precautorias, penitencias (síntomas negativos ya que


trabajan para impedir la satisfacción pulsional), o por el contrario satisfacciones sustitutivas

con disfraz simbólico (aquellas que “burlan” la defensa). A su vez, se obtienen de la lucha
continuada contra lo reprimido (que se va inclinando más y más en perjuicio de las fuerzas

represoras, es decir que la prohibición originariamente rechazante, se transforma en


satisfacción) y de que el yo y el superyó participan muy considerablemente en su formación.

Respecto a esto último, Freud se pregunta ¿por qué tanta severidad del superyó en la
neurosis obsesiva? Y para responderla utilizara al Yo y a las fases libidinales:

La severidad se la atribuye a un factor constitucional: la endeblez (debilidad) de la fase fálica,


motivo por el cual se produciría una regresión a la fase anterior (sádico-anal). La situación

inicial de las neurosis obsesivas es igual a la de la histeria: la necesidad de defensa contra


las exigencias libidinosas del complejo de Edipo. Sin embargo, la configuración que le
sigue, es alterada decisivamente por ese factor constitucional mencionado: cuando el Yo da

comienzo a sus intentos defensivos, el primer éxito que se propone como meta es rechazar
en todo o en parte la organización genital (fálica) hacia el estado anterior (sádico-anal). En

otras palabras la neurosis obsesiva alcanza la fase fálica, pero esta es endeble, y entonces
cuando el yo trata de defenderse, se produce la regresión.

A su vez, utiliza un segundo argumento que intenta explicar la severidad del superyó, y es
que la regresión no sea la consecuencia de un factor constitucional sino de uno temporal: “la

regresión no se hará posible porque la renuencia del Yo se inició demasiado temprano, todavía
en pleno florecimiento de la fase sádica” → No opta entre uno u otro.

¿Qué consecuencias arroja esta regresión a la fase sádico-anal? Freud le busca una
explicación metapsicológica a la que va a llamar desmezcla de pulsiones: si durante la fase

fálica, las investiduras sádicas destructivas se amalgaman con las eróticas, la reversión propia
de las neurosis obsesivas tiene como consecuencia que una vez alcanzada la fase fálica (por

la confrontación con el complejo de castración) a la represión se le sume otra defensa, la


regresión, y entonces el superyó (heredero del Edipo) se vuelva despiadado, severo, y el yo,

desarrolle elevadas reacciones reactivas de la conciencia moral (limpieza, compasión, etc.).


Así, el yo se prohíbe continuar por ejemplo, con la masturbación de la primera infancia, pero

apuntaladas en representaciones propias de la fase sádica, tratando las cuestiones del amor
en lenguaje, anal, cruel, sádico. Para conservar el órgano, el sujeto se prohíbe toda actividad

masturbadora (y trata de ser dominada a través de acciones obsesivas).

Como vemos aquí, en las neurosis obsesivas no solo está en juego la represión como

sinónimo de la defensa, sino que están en juego también otras defensas: la regresión a la
fase sádico-anal y también las formaciones reactivas.

Capítulo 6

Freud va a proponer dos mecanismos o técnicas auxiliares de la represión: anular lo

acontecido y aislar. Estas dos son una prueba de que la ejecución de la represión tiene
mayores dificultades que en la histeria, y por ello requiere de este “auxilio”.
La primera es “magia negativa” u “contraacto”, mediante un símbolo motor quiere hacer
desaparecer, no las consecuencias del suceso, sino a este suceso mismo. Anular lo

acontecido en la neurosis obsesiva implica que el segundo acto cancela al primero, como si
nada hubiese acontecido (cuando en realidad lo hicieron ambos).

La segunda técnica, el aislamiento, consiste en que tras un suceso desagradable y


significativo, se interpola una pausa en la que no está permitido que acontezca nada, es

decir que no hay ninguna percepción ni se ejecuta acción aluna. Esto quiere decir que la
vivencia no es olvidada pero si se la despoja de su afecto y sus vínculos asociativos son

sofocados o suspendidos, de suerte que permanecen aislados. “El aislamiento es una


cancelación de la posibilidad de contacto, un recurso para sustraer a una cosa del mundo de

todo contacto”.

FALTAN

- “Lo inconsciente” (Cap. 4)

- “Las fantasías perversas de los neuróticos: síntoma, fantasía y pulsión” –


Schejtman

- “Histeria y Otro goce” – Schejtman

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