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JOSUE GALILEO BARRAGAN HERRERA

MATRICULA: 142555

GRUPO LP52

MATERIA: DESARROLLO DE LA PSICOLOGIA


2

Mtra. CECILIA ISABEL MARCHI PELAYO

ACTIVIDA DE APRENDIZAJE:4 Sintiendose


productivo en la adultez tardia
IXTAPALUCA 20/12/21
ADULTEZ TARDÍA

La edad adulta tardía o vejez, es la última etapa de la vida que comienza a


los 65 años aproximadamente, y se caracteriza por un declive gradual del
funcionamiento de todos los sistemas corporales.

CAMBIOS FÍSICOS
Los cambios físicos en este período, por lo general se asocian con el
envejecimiento y resultan evidentes para el ojo humano, aunque estos
cambios afectan más a algunos ancianos que a otros. Algunos de los cambios
que se pueden observar son:
La piel envejecida tiende a palidecer y a perder elasticidad, y puede
arrugarse a medida que se reduce la grasa y la masa muscular.
En algunos casos aparecen venas varicosas en las piernas.
El cabello de la cabeza se adelgaza y se torna gris y luego blanco, y el vello
corporal comienza a escasear.
La estatura de los ancianos se reduce a medida que se atrofian los discos
entre las vértebras (en especial las mujeres con la osteoporosis).
El adelgazamiento de los huesos puede ocasionar cifosis, una curva
exagerada de la columna vertebral.
Las composiciones químicas de los huesos cambian, lo que crea un mayor
riesgo de fracturas.
Otros cambios, menos visibles, pero igual de importantes, afectan a los
órganos internos y los sistemas corporales, el cerebro y el funcionamiento
sensorial, motor y sexual.

CAMBIOS ORGÁNICOS Y SISTÉMICOS


Algunos sistemas corporales se deterioran con mucha rapidez
mientras que otros permanecen intactos. Por ejemplo:
El envejecimiento junto al estrés crónico puede deprimir el
f u n c i o n a m i e n t o inmunológico, lo que hace a los ancianos susceptibles a
infecciones respiratorias y disminuye la probabilidad de prevenirlas.
El sistema digestivo permanece relativamente eficiente.
El ritmo cardiaco suele hacerse más lento e irregular.
Los depósitos de grasa se acumulan alrededor del corazón y pueden interferir
con su funcionamiento, y a menudo eleva la presión sanguínea.
Con la edad, los niveles de reserva suelen caer y muchos ancianos
no pueden responder a la exigencia física adicionales como alguna vez lo
hicieron. Capacidad de reserva: Es la capacidad de apoyo que ayuda a los
sistemas del cuerpo a funcionar hasta el límite extremo en momentos de estrés

FUNCIONAMIENTO SENSORIAL Y PSICOMOTOR


Las diferencias individuales en funcionamiento sensorial y motor se
incrementan con la e d a d . A l g u n o s a n c i a n o s e x p e r i m e n t a n d e t e r i o r o s
n o t a b l e s , m i e n t r a s q u e o t r o s prácticamente no presentan cambios en sus
habilidades.
Visión: Los ojos viejos necesitan más luz para ver, son más sensibles a la luz y
puede resultarles difícil localizar y leer señales. Por ello conducir puede ser
una actividad peligrosa, en especial de noche.

Audición: Los oídos tienen dos funciones: una es oír y la otra es mantener el
equilibrio. La audición se presenta después de que las vibraciones sonoras cruzan
el tímpano hacia el oído interno. Las vibraciones se convierten en señales
nerviosas en el oído interno y son transportadas al cerebro por medio del nervio
auditivo.
El equilibrio: se controla en el oído interno. El líquido y las pequeñas vellosidades
en el oído interno estimulan al nervio auditivo. Esto le ayuda al cerebro a mantener
el equilibrio.
El olfato y el gusto juegan un papel importante en la seguridad y el disfrute de los
alimentos. Una comida deliciosa o un aroma placentero pueden mejorar la
interacción social y el disfrute de la vida. El gusto y el olfato también le permiten
detectar peligros, como comida descompuesta, gases y humo.
El número de papilas gustativas disminuye con la edad. Cada papila gustativa que
queda también comienza a encogerse. La sensibilidad a las 5 sensaciones
gustativas a menudo disminuye después de la edad de 60 años. Además, la boca
produce menos saliva a medida que se envejece. Esto puede causar resequedad
en la boca que puede afectar el sentido del gusto.
TACTO, VIBRACIÓN Y DOLOR
El sentido del tacto lo pone al tanto de vibraciones, dolor, temperatura, presión y
posición del cuerpo. La piel, los músculos, los tendones, las articulaciones y los
órganos internos tienen terminaciones nerviosas (receptores) que detectan estas
sensaciones. Algunos de los receptores le dan al cerebro información acerca de la
posición y estado de los órganos internos. Aun cuando usted pueda no estar al
tanto de esta información de manera consciente, le ayuda a identificar cambios
(por ejemplo, el dolor de una apendicitis).
El cerebro interpreta el tipo y cantidad de sensación táctil. También interpreta la
sensación como placentera (como, por ejemplo, estar cómodamente caliente),
desagradable (como, por ejemplo, estar muy caliente) o neutral (como ser
consciente de que se está tocando algo).

Hay varios tipos de envejecimiento


Envejecimiento normal: es aquel tipo de envejecimiento que está orientado a la norma típica, el
cual involucra la ausencia de enfermedades crónicas.

• Envejecimiento patológico: es un tipo de envejecimiento que sí involucra enfermedades


crónicas.

• Envejecimiento exitoso: este tipo de envejecimiento sucede cuando el individuo tiene una
sensación de satisfacción para poder adaptarse a los eventos cambiantes de su vida, aunque esto
depende de la subjetividad y situación personal, las metas deseadas o circunstancias personales
especiales, como una enfermedad o pérdida de un ser querido.

Envejecimiento primario: como fenómeno universal e inevitable, que hace referencia a aquellos
procesos de desarrollo biológico. Es un envejecimiento “programado” biológicamente.

Envejecimiento secundario: describe los procesos de desarrollo que incrementan con la edad y
que están en relación con factores que se pueden controlar (p.e. el ejercicio regular,
mantenimiento de una adecuada alimentación, descansar lo suficiente, etc.), y con la influencia
del entorno.

Respuestas a las consecuencias positivas


La teoría de la actividad en el envejecimiento sugiere que la participación en
actividades sociales significativas representa un componente esencial en la promoción
de la salud y en la predicción del bienestar personal en los adultos mayores. Diversas
investigaciones realizadas desde esta perspectiva plantean que las actividades sociales
ofrecen innumerables beneficios tanto físicos como psicológicos y sociales. Entre ellos
se encuentran:

• Mejor salud mental y física: Se ha observado que los adultos mayores que participan
en actividades como deporte, arte, cultura, turismo y recreación cuentan con mejores
elementos para hacer frente a situaciones que en otra condición los haría enfermarse o
caer en depresión; es decir, la actividad social significativa puede contribuir
directamente al mantenimiento de la salud y a la prevención de enfermedades (Luna,
1999). Se ha hallado que los adultos mayores que tienen amplias relaciones sociales
tienen menor riesgo de morir que las personas mayores que viven aisladas o que
tienen pocos contactos sociales.

• Mejor funcionamiento cognitivo: La vida social activa, las relaciones sociales y el


continuar con sus intereses intelectuales traen beneficios en la capacidad funcional y
en la función cognitiva de los individuos (Gobierno de Cartagena, 2005). Los estudios
realizados por Bassuk et al. (1999) indican que la cantidad y el tipo de relaciones
sociales disminuyen el riesgo de demencia, observándose un aumento de este riesgo a
medida que se acentúa el aislamiento social.

• Promueve hábitos de vida saludables: Los beneficios asociados a las actividades


sociales en el envejecimiento son considerados positivos para la salud y el bienestar de
los seres humanos, debido a que son una fuente de motivación para continuar viviendo
y porque a través de ellas se puede implicar en conductas de salud preventivas y
terapéuticas (Musitu, 1999). En este sentido, las actividades sociales no sólo proveen
beneficios físicos (en el sistema inmune, reacción cardiovascular, capacidad
cardiopulmonar) y psicológicos (sentido de pertenencia, autoestima elevada,
propósitos en la vida), sino que también promueven condiciones saludables (dejar de
fumar, dieta adecuada, ejercicio), lo cual eleva el bienestar de los individuos (Jang et
al, 2004).

• Menor morbosidad: El ocio y las actividades productivas, que a menudo se realizan


dentro del contexto de las relaciones sociales, pueden proporcionar ventajas al
incrementar la salud. Diversos estudios han revelado asociaciones significativas entre
las relaciones personales y una morbosidad menor, percepción de salud mejorada e
incremento en la longevidad.

• Longevidad: Las actividades sociales y la participación social activa promueven el


bienestar físico y personal del ser humano debido a que disminuyen el riesgo de
mortalidad en los ancianos. Lehr (1998) señala que las personas mayores que tienen
intercambios afectivos significativos no sólo disfrutan de bienestar personal, sino que
demuestran mayores posibilidades de sobrevivencia. Por su parte, Lennartsonn y
Silverstein (2001) encontraron que las personas que participan en trabajos voluntarios,
que tienen actividades de esparcimiento, religiosas y sociales, que disfrutan de
pasatiempos y que tienen vínculos afectivos y sociales amplios reducen el riesgo de
mortalidad.

• Reducción de los costos de salud física y mental: Según la Organización Mundial de la


Salud (OMS, 1989), las personas de mayor edad consumen proporcionalmente más
servicios de atención sanitaria que los grupos más jóvenes, debido a la presencia de
enfermedades crónicas y degenerativas que afectan a este grupo de población, lo cual
representa elevados costos económicos en cuanto a la atención en la salud. En
consecuencia, si participar en actividades sociales mejora la salud física y mental, la
actividad social representa un mecanismo clave para reducir el gasto en salud, ya que
se reducirán el número de consultas y tratamientos específicos dirigidos a los adultos
mayores.

• Aumento en la percepción de felicidad: Tortosa (2002) sostiene que las personas


mayores, al igual que los adultos jóvenes, tienen las mismas necesidades psicológicas
y sociales de mantenerse activos; sólo cuando el individuo realiza una actividad se
siente feliz, satisfecho y adaptado. Bazo (1990) encontró que las personas con más
vínculos afectivos, familiares y sociales tienen sentimientos más positivos y perciben
su vida con mayor felicidad, produciéndose una relación positiva entre la actividad
social que desarrollan y su felicidad. Por el contrario, los adultos mayores que
mantenían menos contactos y actividades sociales son las personas que mostraban
tener menor felicidad en general.

• Aumento en el sentimiento de pertenencia: Herzog et al. (1998) sostienen que la


participación en las actividades durante la vejez se asocia con el sentimiento de
pertenecer a un grupo determinado, con la salud física y mental. La participación en
actividades sociales, productivas y de tiempo libre, al igual que las relaciones sociales
y familiares, mantienen y favorecen el bienestar personal en los adultos mayores. Por
lo tanto, en el envejecimiento, la socialización de las personas mayores aporta
beneficios importantes a su bienestar, al permitir la continuidad del individuo dentro de
la sociedad.

• Aumento en la percepción de bienestar: Okun et al. (1984) afirman que las


actividades sociales están positiva y significativamente asociadas con el bienestar
personal, probablemente mediado por el efecto que tienen en la autoestima y en el
autoconcepto. Las actividades productivas también respaldan la percepción de utilidad
y competencia y los sentimientos de control (Vera y Sotelo, 2003). Según Midlarsky
(citado en Vittorio y Steca, 2005), las actividades sociales realzan el sentido y el
significado del valor de la propia vida, al incrementar la percepción de competencia y
aptitud en actividades de la vida diaria, mejoran el ánimo y generan emociones
positivas y distracción de sus propios problemas. Por lo tanto, el bienestar personal del
adulto mayor, entre otras cosas, es el resultado de mantener actividades sociales en
esta etapa. Según Dulcey–Ruiz y Quintero (1996), el bienestar personal es el principal
criterio del envejecimiento exitoso.

CONCLUSIÓN
A pesar de todos los deterioros físicos propios de la edad que pueden sufrir las personas
mayores, muchos enfrentan esta etapa con una actitud positiva y juvenil, tienen una vida
activa, rica en experiencias, en fin, muy satisfactoria. No parecen ni se sienten como
senescentes, pues su envejecimiento biológico es compensado con un estilo de vida que
los hace mantenerse en excelentes condiciones hasta muy avanzada edad. Sin embargo,
como estamos en una sociedad que resalta lo joven, transitorio y veloz y, peor aún, que
no se siente responsable de integrar, valorar y acoger al adulto mayor, perdiéndonos con
ello todo lo que nos pueden brindar: experiencia, sabiduría, pacencia, afecto, etc. De esta
manera el envejecimiento biológico es fomentado por la estructura social, por ejemplo,
algunas familias son exageradamente sobreprotectoras con sus adultos mayores,
limitando su libertad y de paso el desarrollo de una vida normal y productiva,
predisponiendo así al "viejo" a ser pasivo y dependiente de los demás.
Es un error de nuestra sociedad el tratar de visualizar a los adultos mayores como
minusválidos, en circunstancias en que la gran mayoría de estas personas gozan de
buena salud y pueden desarrollar las mismas actividades solo que ahora con más
precauciones.
Percepciones erróneas sobre los ancianos, basadas en
estereotipos
Ejemplos de percepciones erróneas basadas en estereotipos negativos

Casi todos los ancianos son pobres.

La mayoría de los ancianos es in capaz de mantenerse al día en cuanto a la inflación.

La mayoría de los ancianos vive en casas mal acondicionadas.

Casi todos los ancianos son débiles y enfermizos.

Los ancianos carecen de fuerza política y, por tanto, necesitan ayuda.

La mayoría de los ancianos son empleados inadecuados; las personas de la tercera edad son
menos productivas, eficientes, motivadas, innovadoras y creativas que los jóvenes.

Están propensas a sufrir accidentes.

Los ancianos son mentalmente más lentos y más olvidadizos; les cuesta más aprender cosas
nuevas.

Los ancianos suelen ser intelectualmente rígidos y dogmáticos.

Casi todos son obstinados e incapaces de cambiar o no están dispuestos a hacerlo.

Casi todos los ancianos viven aislados de la sociedad y son solitarios; se están desvinculando en su
mayoría de la sociedad o ya se desvincularon.

Casi todos los ancianos viven recluidos en instituciones de cuidado a largo plazo.

Ejemplos de percepciones erróneas basadas en estereotipos


positivos
Los ancianos llevan una vida relativamente acomodada; no son pobres, si no que su situación
económica es desahogada.

Los beneficios de que disfrutan son generosamente aportados por los miembros de la so cie dad
que trabajan.

Los ancianos son una fuerza política potencial que vota y participa como bloque y en gran número.

Los ancianos hacen amigos con facilidad.

Son amables y afectuosos.

Casi todos los ancianos son personas maduras, interesantes y con experiencia.

La mayoría de los ancianos sabe escuchar y es especialmente paciente con los niños.

Casi todos los ancianos son muy amables y generosos con sus hijos y sus nietos
BIBLIOGRAFIA
TAREAS DEL DESARROLLO EN LA EDAD ADULTA
R. ZAPATA GARCIA, A. CANO PROUS, J. MOYA QUEREJETA.
psiquis.2002;23(5):185-197
http://madrid.quned.es/archivos_publicos/webex_actividades/4805/
bienestarivj2.pdf
Semana 4
Psicología Del
Desarrollo II
Lectura
Bibliografía:
Craig, G y Baucum, D. (2009). Desarrollo Psicológico. 9na edición.
Editorial Pearson. México. Pp. 544 - 594
file:///C:/Users/quevi/Downloads/PDII_Complementaria%20s4-2.pdf
National Library of Medicine 8600 Rockville Pike, Bethesda, MD 20894 U.S.
Department of Health and Human Services National Institutes of Health
Página actualizada 30 noviembre 2021
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/004013.htm

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