Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Depresión
Depresión
La depresión en niños puede ser severa y de larga duración, impactando directamente en todos
los aspectos de la vida diaria, desde el rendimiento escolar, vida familiar, relaciones con amigos,
etcétera.
No obstante, muchos niños no reciben el tratamiento que necesitan, en parte porque puede ser
difícil distinguir entre depresión y un cambio normal de estado de ánimo o, también, por
confundirse con otras psicopatologías.
1. Tristeza.
2. Inquietud y/ tensión excesiva por asuntos que antes no representaban preocupación.
3. Irritabilidad y suspicacia, llevando los conflictos al plano personal.
4. Anhedonia (poca capacidad de disfrute).
5. Afectación en todos los procesos cognitivos, como la atención, concentración, memoria,
velocidad de procesamiento de ideas, comprensión, etc. Esto impacta directamente sobre
el rendimiento académico.
Estas características afectan de manera directa la vida de los adolescentes, llevándolos muchas
veces a aislarse, a no querer disfrutar de la compañía de amigos, a tener problemas con el sueño
(sea porque les cuesta conciliarlo o duermen mucho más que antes) y alteración en el apetito
(comen muy poco o presentan necesidad de hacerlo a cada momento). En estos dos últimos casos,
hay que tener en cuenta que durante la adolescencia es esperable que la necesidad de ingesta de
alimentos sea mayor, como también hipersomnia (periodos de somnolencia durante el día,
indistintamente hayan descansado por la noche).
La depresión, tanto en niños como adolescentes, puede variar de leve a grave. Un niño o joven
que se siente un poco decaído la mayor parte del tiempo por un año o más tiempo, podría
presentar una forma más leve de depresión llamada distimia; en cambio, en su forma más grave, a
nivel de sintomatología podría indicar depresión mayor, desencadenando la pérdida de la
esperanza y las ganas de vivir. Cabe mencionar que la depresión es la primera causa de suicidio, y
el suicidio, es la tercera causa de muerte en niños y adolescentes, por detrás de los accidentes y el
cáncer.
En tal medida, los padres debemos estar muy pendientes de nuestros hijos, tanto de su conducta,
su sentir, pensar y desempeño en general, indistintamente la edad que tenga. Aquello que
podríamos considerar “pasajero” podría convertirse en un trastorno que ubicaría la salud mental
de nuestros hijos en grave riesgo.
Hay que tomar en cuenta que muchos de estos síntomas descritos, no son exclusivos de la
depresión, también son característicos de otros tipos de dificultades o trastornos. Es por ello que
la única persona llamada a hacer un diagnóstico real y certero somos los psicólogos, como
también los médicos psiquiatras, siendo estos últimos los encargados de recomendar el
tratamiento psicofarmacológico correspondiente.