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SENTENCIA C-750/15

NORMA DEMANDADA:
 Artículos 4 y 6 de la ley 1742 de 2014
 Artículo 33 de la ley 1682 de 2013
 Artículos 399 parágrafo CGP

MOTIVACIONES
En general, se considera que viola el art. 58 y no permite un pago justo porque
i) El inciso 3º del artículo 6º de la Ley 1742 de 2014 y el segmento censurado
del artículo 399 de la Ley 1564 de 2012 limitan el pago del daño por lucro
cesante a seis (6) meses
ii) El inciso 4º del artículo 6º de la Ley de infraestructura de transporte
circunscribe el desembolso del daño emergente a las lesiones consolidadas
y ciertas
iii) El inciso 5 ibídem establece un mayor pago por el predio en la enajenación
voluntaria que en la expropiación del mismo. Así, en la primera fase, la
administración cancelará por el inmueble el valor comercial, mientras, en la
segunda, la entidad correspondiente pagará por ese bien una cifra que
asciende al avaluó catastral.
El reconocimiento del daño emergente a las lesiones ciertas y consolidadas quebranta el
artículo 58 de la Constitución, puesto que imposibilita el reconocimiento de una
indemnización justa. Reprochó que la norma no cubre todos los daños emergentes que se
causan con la expropiación de un bien inmueble, por ejemplo los perjuicios futuros
ciertos. Inclusive, la disposición accionada descarta que el afectado restablezca su
patrimonio a las condiciones que tenía antes de la expropiación o la venta.

  En relación con los segmentos censurados del artículo 4º de la Ley 1742 de 2014, la
demandante explicó que la notificación de la oferta de compra del inmueble sólo se
estableció para el poseedor inscrito en el folio de matrícula inmobiliaria, de modo que el
poseedor material que carece de inscripción queda excluido de ese acto de comunicación.
  En relación con los segmentos censurados del artículo 4º de la Ley 1742 de 2014, la
demandante explicó que la notificación de la oferta de compra del inmueble sólo se
estableció para el poseedor inscrito en el folio de matrícula inmobiliaria, de modo que el
poseedor material que carece de inscripción queda excluido de ese acto de comunicación.
Respecto del artículo 33 de la Ley 1682 de 2013, la ciudadana consideró que la
expropiación de remanentes de las áreas que no se requieren para adelantar los
proyectos de infraestructura es un acto confiscatorio proscrito por el artículo 34 de la
Carta Política. Lo anterior, en razón de que el Estado se apropiaría de terrenos sin que
existiera justificación alguna, actuación que sería arbitraria.

CONSIDERACIONES
El proceso de adquisición de bienes por parte del Estado se compone de tres etapas.
 
i) La primera fase corresponde a la oferta de compra. En ese estadio, la
administración presenta al particular un ofrecimiento para adquirir el bien.
La proposición tiene un precio base y la identificación del inmueble,
elementos que constaran en un acto administrativo o en un oficio enviado
por el juez dependiendo del caso. Ese acto jurídico extrae la cosa del
comercio e impide la expedición de licencias de construcción en el terreno
respectivo. La negoción tiene la finalidad de evitar la expropiación del
inmueble y se aplica a las dos modalidades de adquisición forzosa –
administrativa y judicial-

ii) Luego, el proceso continúa con una etapa de enajenación voluntaria o


negociación directa con el privado, en la cual el Estado y el particular fijarán
las condiciones del contrato de compraventa. En ese período, las partes
pueden modificar el precio señalado en la oferta. Si el proceso de
enajenación voluntaria resulta exitoso, se pasa a la etapa de transferencia
del bien y de pago del precio acordado. En ese momento, el negocio se
perfecciona con un contrato de compraventa o de promesa. Por el
contrario, si el trámite de negociación fracasa, empieza la etapa
expropiatoria propiamente dicha.

iii) En la tercera etapa, la expropiación, se presentará el traspaso del título


traslaticio de dominio y el pago de la indemnización al particular
expropiado. Ese procedimiento puede adelantarse por vía administrativa o
judicial. En la primera vía, la autoridad emite un acto administrativo
motivado, el cual resulte de manera unilateral la expropiación, el precio del
bien y las condiciones de pago. En la segunda opción, la autoridad emite
una resolución de expropiación y radica ante el juez civil la demanda
correspondiente.

No tienen cabida los reproches sobre la inclusión o no de los daños emergente y lucro
cesante en el precio del bien en la etapa de la oferta o de la negociación directa, debido a
la fase del proceso de adquisición de bienes en que se halla. En ese estadio, las partes
pretenden celebrar un negocio jurídico de compraventa, efectuar la transmisión del
derecho de dominio y realizar el pago del precio, de modo que no hace referencia a una
indemnización, institución que solo se utilizará en la fase de expropiación del inmueble ya
sea judicial o administrativa. Sobre el particular, en Sentencia C-227 de 2011.

DE LA POSESIÓN
  La posesión constata un hecho, la tenencia de una cosa acompañada del
comportamiento de dueño sobre la misma, institución jurídica a la que el ordenamiento
jurídico reconoce unas consecuencias. La jurisprudencia ha discutido entorno a la
naturaleza de la posesión, de modo que se debate si es un derecho o un hecho. En sus
decisiones, esta Corporación en algunas ocasiones ha enarbolado la primera postura, en
otras ha defendido la segunda. Además, la posesión tiene dos especies, la regular y la
irregular. Por ello, el ordenamiento jurídico ha excluido de esa clasificación a la posesión
inscrita o tabular.

Han existido 3 posturas que la explican

 Friedrich Karl Von Savigny, manifestó que esa institución jurídica se evidencia en


dos elementos, uno material y otro psicológico. El primero se concreta en la
relación física del individuo con la cosa y en los actos que éste despliegue sobre el
objeto, actuaciones que demuestran que ejerce un poder exclusivo en el mismo
(corpus). El segundo se relaciona con la intensión de comportarse como
propietario frente a la cosa (animus domini o “intención de tratar como propia la
cosa que debe formar el objeto de la posesión”). Lo más importante es el animus,
por eso un arrendatario no es poseedor.

 Rudolf Von Ihering, A su juicio, era imposible probar la voluntad de propietario


sobre un objeto, además la intensión de dueño y la tenencia material de la cosa no
se encuentran abiertamente separados. advirtió que el concepto
de corpus requiere de relación física con la cosa y de un interés que motiva un fin,
propósito que generalmente es económico. Con el animus, el individuo se
beneficia del objeto y tiene un propósito; mientras el corpus evidencia en el
mundo de la realidad esa intensión o fin. “La significación jurídica se produce
cuando la persona establece una relación exterior, reconocible, con la cosa,
convirtiendo la pura relación de lugar en una relación de posesión”. Es una
“visibilidad de la propiedad”

 Raymon Saleilles, el corpus es un conjunto de hechos que demuestran un estado


permanente de apropiación de la cosa. A su vez, el animus tiene connotación
económica y se identifica con el querer consciente de la persona de retener y
beneficiarse financieramente del objeto. Para ese autor francés, la posesión “es la
efectividad consciente y querida de la apropiación económica de las cosas”, es
decir, es un hecho económico de apropiación que se demuestra con el corpus, esto
es, la expresión visible de la relación financiera entre el hombre y objeto.

Andrés Bello adopta el código francés que tiene la teoría de Savigny

En la Sentencia T-172 de 1995, esta Corporación manifestó que la posesión no es un


derecho fundamental, porque el constituyente no reconoció esa calidad. Aunque, no
desconoció que esa institución goza de la protección del artículo 58 de la Constitución. En
ese caso, la Sala decidió declarar improcedente una tutela que pretendía la protección de
la posesión. En la providencia T-249 de 1998, esta Corporación reiteró esa posición, al
estudiar una acción de tutela promovida contra las decisiones expedidas en el marco de
un juicio posesorio.

la providencia C-1007 de 2002, la Corte resaltó que en “nuestra legislación, la posesión no


es un derecho sino un hecho”

Entonces para la corte es un hecho con consecuencias jurídicas.

En el año 2008, la Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia[57] señaló que la


posesión material se consolida con la detentación de la cosa y el animus de dueño en
relación con ésta. Por ende, no se requiere inscripción alguna para que exista tradición de
la posesión. En esa ocasión, ese Tribunal reprochó que un juez hubiese dado privilegió a la
posesión inscrita sobre la material.

“Si  la posesión es un hecho, con consecuencias en el mundo del derecho, lo


primero que se advierte es que el juzgado privilegió la posesión inscrita sobre la
material, cuando suficientemente se encuentra decantado que esta última es la
única que existe en el sistema jurídico patrio, porque dado el carácter económico
de dicha posesión y la función social de la propiedad, quien adquiere un inmueble
no lo hace para tener simplemente un título o un derecho abstracto sobre el
mismo, sino para satisfacer necesidades o utilizarlo y extraer de él lo que requiera,
en fin”
Ahora bien, la Ley 1183 de 2008, norma que regula el registro de la declaración de la
posesión regular, no elimina la concepción material de esa institución, ni reconoce la
existencia de la detentación inscrita. Lo anterior, en razón de que dicho estatuto solo
establece la posibilidad de que sea registrada la posesión regular para facilitar su prueba
en la usucapión ordinaria

DE LA PROPIEDAD
En numerosas oportunidades, esta Corporación ha reiterado la naturaleza de la propiedad
privada como un derecho subjetivo propio de los regímenes liberales. A su vez, ha
aclarado que el texto constitucional contiene seis principios que delimitan el contenido del
derecho referido:
 
i) la garantía a la propiedad privada y los demás derechos adquiridos con
arreglo a las leyes civiles
ii) la protección y promoción de formas asociativas y solidarias de propiedad
iii) el reconocimiento del carácter limitable de la propiedad
iv) las condiciones de prevalencia del interés público o social sobre el interés
privado
v) el señalamiento de su función social y ecológica; y
vi) las modalidades y los requisitos de la expropiación

El derecho de propiedad privada tiene una conexión fuerte con el principio de solidaridad,
norma que indica que el dominio sobre un bien cuenta con una restricción relacionada
con su función social[66]. Dicho límite comprende que la propiedad puede ser objeto de
expropiación. Además, la Carta Política establece que el Estado debe promover el acceso
al derecho de dominio, y proteger la propiedad intelectual. A su vez, impide la variación
del destino de las donaciones, la prescripción y los embargos de los bienes de uso público.

La Ley civil ha definido el dominio cómo: “el derecho real en una cosa corporal, para gozar
y disponer de ella, no siendo contra ley o contra derecho ajeno”. Tal consagración legal,
ha llevado que se reconozca tres atributos a ese derecho, a saber el uso, el gozo y la
disposición.
Caracterización:
a) Es un derecho pleno porque le confiere a su titular un conjunto amplio de
atribuciones que puede ejercer autónomamente dentro de los límites
impuestos por el ordenamiento jurídico y los derechos ajenos
b) Es un derecho exclusivo en la medida en que, por regla general, el
propietario puede oponerse a la intromisión de un tercero en su ejercicio
c) Es un derecho perpetuo en cuanto dura mientras persista el bien sobre el
cual se incorpora el dominio, y además, no se extingue -en principio- por su
falta de uso
d) Es un derecho autónomo al no depender su existencia de la continuidad de
un derecho principal
e) Es un derecho irrevocable, en el sentido de reconocer que su extinción o
transmisión depende por lo general de la propia voluntad de su propietario
y no de la realización de una causa extraña o del solo querer de un tercero,
y finalmente
f) Es un derecho real teniendo en cuenta que se trata de un poder jurídico
que se otorga sobre una cosa, con el deber correlativo de ser respetado por
todas las personas

Por consiguiente, la propiedad es un derecho subjetivo que se tiene sobre una cosa
corporal o incorporal, poder que faculta a su titular para usar, gozar, explotar, así como
disponer de ella.
 
El derecho contemporáneo ha fijado restricciones a los atributos de la propiedad, que se
derivan de su función social. La protección del derecho de dominio ocurrirá, siempre y
cuando se respeten sus inherentes funciones sociales y ecológicas, las cuales están
encaminadas a cumplir deberes constitucionales vinculados con la noción de Estado Social
de Derecho, como son la protección al medio ambiente, la salvaguarda de los derechos
ajenos, la promoción de la justicia y la equidad, y el interés general prevalente.

Una vez se desechó la concepción clásica de la propiedad, la expropiación se identificó


como la modalidad de cesión del derecho de dominio en pro del bienestar de la
colectividad. Esa institución se erigió como la respuesta de las exigencias de justicia y de
desarrollo económico. Para la Corte Suprema de Justicia, la expropiación “es un acto
contra la voluntad del dueño pero en provecho público o social; es una figura
esencialmente distinta de derecho público, enderezada al bien de la comunidad y en
virtud de la cual, por motivos superiores, la Administración toma la propiedad particular y
como esta medida genera daño, éste se satisface mediante una indemnización"
la Corte ha sido enfática en identificar los requisitos que deben respetar las autoridades
estatales cuando privan de la titularidad del derecho de propiedad a una persona contra
su voluntad, éstos son:
 
“i) Que existan motivos de utilidad pública o de interés social definidos por el
legislador.
 
ii) Que exista decisión judicial o administrativa, esta última sujeta a posterior
acción contencioso administrativa incluso respecto del precio.  La adopción de
dicha decisión presupone que se adelante el procedimiento establecido en la ley,
con garantía del derecho fundamental al debido proceso del titular del derecho de
propiedad. Dicho procedimiento comprende una etapa previa, lógicamente fallida,
de enajenación voluntaria o negociación directa, con base en una oferta por parte
de la entidad pública.
 
iii) Que se pague una indemnización previamente al traspaso del derecho de
propiedad a la Administración, la cual debe ser justa, de acuerdo con lo previsto en
el Num. 21.2 del Art. 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.

El Estado debe:
i) respetar el principio de legalidad, norma que implica que únicamente serán
objeto de expropiación los bienes que sean necesarios para que la
administración desarrolle los fines de la utilidad pública o del interés social,
objetivos determinados en la Ley;
ii) salvaguardar las garantías constitucionales, por ejemplo, el debido proceso, el
derecho de defensa o la igualdad
iii) promover un arreglo directo con el propietario, de modo que obtenga el
consentimiento del titular del bien. Entonces, las autoridades sólo recurrirán a
la expropiación cuando falle la enajenación voluntaria, sin perjuicio de la
posibilidad que tiene el ciudadano de recurrir al ejercicio de medios de control
contencioso-administrativos para controvertir dicha decisión, opción que
garantizará el derecho al acceso a la administración de justicia
iv) cancelar una indemnización justa, desembolso que debe efectuarse antes de la
expropiación
En las hipótesis en que la administración desconoce la prohibición de ocupar bienes
por vías de hecho incurre en un daño antijurídico, en la medida en que impone al
particular una carga que no está obligada a soportar. Esa situación causará la
responsabilidad del Estado como resultado de la afectación al derecho de la
propiedad, daño que podrá ser subsanado con el pago de una indemnización plena a
favor del titular del derecho de propiedad privada a través del medio de control de
reparación directa.

La indemnización en los procesos de expropiación de bienes inmuebles. Reiteración de


jurisprudencia

La Corte Suprema de Justicia ha indicado que ese pago se refiere a la "definición y


reconocimiento del derecho del propietario, con anterioridad a la expropiación, de
modo que no haya, por una parte, expropiaciones arbitrarias, y por otra, que el dueño
pueda contar desde entonces con bienes o valores comerciales, enajenables y ciertos,
equivalentes al perjuicio causado"

Art. 58 CPC -Condiciones para la indemnización:


(i) debe ser previa
(ii) fijarse consultando los intereses de la comunidad y del afectado. En esos
ámbitos, el legislador tiene una amplia libertad de configuración.

el Congreso de la Republica reforzó la necesidad del resarcimiento previó, al eliminar  de


la norma suprema la posibilidad de expropiar sin indemnización. Aunque, en el
ordenamiento jurídico persiste la pérdida del derecho de propiedad sin resarcimiento
previo, hipótesis que ocurren en los casos de guerra.

REQUISITOS DE LA INDEMNIZACIÓN ACORDE A LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA DE


DDHH
1. Debe ser justa
Quiere decir que con ella el ciudadano no se debe ni enriquecer ni empobrecer
la indemnización justa responde a una lógica retributiva o de corrección aritmética,
finalidad que obligaba a que la administración desembolsara un valor que
convirtiera a cero el perjuicio sufrido por parte del ciudadano. Así, opinó en las
Sentencias C-358 y C-379 de 1996
Con el A/L 01 del 99 se reafirmó ello y se eliminó la posibilidad de indemnizar con
base en la equidad

 En cada causa, las autoridades expropiadoras tasaran la indemnización que debe
recibir el particular por perder su derecho de dominio, asignación que tendrá en
cuenta el contexto en que se encuentra el afectado, los derechos en discusión y su
condición.
La discrecionalidad en la tasación de la indemnización corresponde con el arbitrio
iuris. Ello porque no se puede tasar anticipadamente todos los casos posibles

2. Es reparatoria y excepcionalmente restitutoria

La sentencia C-152/94 dijo que la indemnización debe cubrir todos los perjuicios
generados

La expropiación se entiende como un daño que es legítimo por el interés general.


Pero ese daño legítimo debe en principio ser indemnizado (...), porque la persona
expropiada no tiene por qué soportar una carga específica que debe asumir toda la
sociedad, en razón del principio de igualdad de todos ante las cargas públicas, cuyo
fundamento es el derecho de igualdad establecido en el artículo 13 de la Carta.

La indemnización no es compensatoria, esto es, ella no es un presupuesto o una


condición de la indemnización que genera una compensación a cargo del Estado y
a favor del expropiado, por el enriquecimiento patrimonial del primero (…)

 la indemnización prevista por el artículo 58 de la Constitución es reparatoria, ya


que ella debe comprender el daño emergente y el lucro cesante que hayan sido
causados al propietario cuyo bien ha sido expropiado. Y en caso de que no haya
forma de comprobar el lucro cesante, se puede indemnizar con base en el valor del
bien y el interés causado entre la fecha de entrega del mismo y la entrega de la
indemnización.”

Este Tribunal ha reconocido que el privado padece de perjuicios adicionales al


detrimento patrimonial que se causa por la cesión del inmueble. En dichas
hipótesis, la tasación de la indemnización incluye los daños que sufre el afectado
por el hecho de la expropiación, y no se agota en un valor comercial o catastral del
inmueble.
 
Sin embargo, el artículo 58 de la Constitución no exige que el expropiado reciba la
restitución de los costos necesarios para que adquiera un bien de las mismas
condiciones del que perdió. En realidad, el resarcimiento comprende el
desembolso de los perjuicios materiales por lucro cesante y el daño emergente,
lesiones que deberán ser cubiertos, siempre que sean ciertos. Por el contrario, la
indemnización no incluirá el pago de perjuicios morales, puesto que este
desembolso carece de correspondencia con una subsanación de lesiones
reconocida en el artículo 58 Superior, resarcimiento que no es pleno

EL DAÑO MATERIAL

El lucro cesante alude “a la ganancia o provecho que se dejó de percibir debido al


acaecimiento del mismo”. Ese perjuicio se consolida cuando un bien económico debe
ingresar al patrimonio de la víctima en el trascurso normal de las circunstancias, empero
ello no sucedió o no ocurrirá. Dicha lesión subsana las pérdidas que sufrió una persona
como consecuencia de las ganancias frustradas en el pasado o en futuro por el hecho
dañino, es decir, se reemplazan las ganancias que el bien dejo de reportar. En este evento,
el resarcimiento se circunscribe a los perjuicios efectivamente causados, verbigracia la
perdida de lo que efectivamente producía un animal o un vehículo.
 
El daño emergente “hace referencia al detrimento que se experimenta como resultado
directo del evento dañoso”. Esa clase de lesión existe en el evento en que un bien
económico salió o saldrá del patrimonio de la víctima. Así, esa clase de detrimento puede
causarse por afectación del patrimonio pasado o futuro, siempre que sean consecuencia
directa del hecho dañino. Por ejemplo, esa figura se presenta de las erogaciones que son
resultado de la privación de un inmueble o el reemplazo transitorio del mismo.

La certeza del daño –ya sea lucro cesante o emergente- significa que la acción
lesiva del causante ha producido o producirá una disminución patrimonial a la víctima. El
hecho que genera el menoscabo tuvo que materializarse, es decir, el agente inició una
cadena fáctica que terminó con el perjuicio de un bien patrimonial o extrapatrimonial. Es
más, el daño será cierto cuando el hecho dañino implicó la pérdida de bienes materiales.
El daño futuro cierto es objeto de indemnización, puesto que es la continuación de un
perjuicio que ha venido ocurriendo, esa valoración se basa en la probabilidad de la
afectación del patrimonio de la víctima y en que el trasegar normal de los acontecimientos
producirá el daño.

Ahora bien, la Corte en su jurisprudencia ha precisado que existen casos en que la


autoridad expropiadora se encuentra frente a derechos de mayor peso en el
ordenamiento constitucional. En tales circunstancias, la indemnización adquiere una
función restitutiva, característica que comprende el restablecimiento de un bien de las
mismas calidades al perdido, así como la cobertura de los costos derivados de la
actuación del Estado. En concreto, el carácter máximo de la indemnización incluye el daño
emergente, el lucro cesante y una función restitutoria o restauradora de ese pago frente a
los perjuicios causados con la cesión del predio.
Ese grado de protección requiere que el resarcimiento sea necesario para garantizar los
derechos especialmente protegidos por la Constitución. A modo enunciativo, ello sucede
en las siguientes hipótesis:
i) La expropiación de vivienda familiar
ii) La protección especial a los niños, a la tercera edad, o a los discapacitados
iii) Madres cabeza de familia
iv) El patrimonio de familia inalienable.
En tales circunstancias, la condición de esos sujetos debe ser determinante para fijar el
valor y la forma de indemnización.

3. La indemnización puede ser compensatoria


Tiene la posibilidad de ser compensatoria, porque la Carta Política no exige que el
particular reciba un resarcimiento por la totalidad de daños y costos que sufrió por la
expropiación. No es imperativo que la indemnización sirva para que el afectado alcance
una situación igual a la que tenía antes del proceso de adquisición de predios. 

Aún así, la indemnización debe ser justa, por ello el resarcimiento debe ser al menos
compensatorio, cuando éste sea el resultado de la ponderación de intereses de la
sociedad y del particular afectado con la expropiación.
MECANISMOS DE DEFENSA ANTE LA EXPROPIACIÓN

Responsabilidad estatal
El artículo 90 de la Constitución consagra la responsabilidad del Estado por la ocurrencia
de un daño antijurídico, lesión que se configura cuando el privado sufre un perjuicio que
no se encuentra obligado a soportar. En esas hipótesis, el particular tiene derecho a una
indemnización integral, desembolso que incluirá los daños morales y materiales (lucro
cesante – daño emergente) siempre que demuestre su materialización. Para ello, el
afectado tendrá a su disposición el medio de control de reparación directa.

El artículo 58 de la Constitución no implica la responsabilidad del Estado, puesto que la


expropiación se ejerce en aras del interés social o/y de la utilidad pública. Por ende, el
particular pierde su derecho de dominio, debido a la función social de la propiedad, carga
legítimamente soportable por el afectado.

Expropiación administrativa
A pesar de que la pérdida del derecho de propiedad es una carga soportable, en la
expropiación administrativa, el particular podrá discutir el acto administrativo
expropiatorio ante la jurisdicción contenciosa, a través del medio de control de nulidad y
restablecimiento del derecho. En esos eventos, se censurará algún error que afecte la
validez del acto administrativo que privó al ciudadano del dominio del bien. Inclusive,
tendrá la posibilidad de debatir el precio fijado. Nótese que la administración
expropiadora actúa mediante actos administrativos, es decir, la fuente del daño serían
éstos y no los hechos o la ocupación del inmueble, de modo que esa conducta solo podrá
ser discutida con el medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho.

Expropiación judicial
En la expropiación judicial, el ciudadano podrá demandar el acto administrativo que
ordenó adelantar la pérdida del derecho de propiedad ante un juez, pretensión que se
activará con el medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho por yerros en
el procedimiento que concluyó con esa decisión. En ese evento, existirán dos procesos
judiciales, a saber:
i) un trámite en que se debate la legalidad del acto administrativo que ordenó
iniciar el juicio expropiatorio, pretensión que se ventilará en la jurisdicción
contenciosa administrativa
ii) otro procedimiento que discutirá la tradición del derecho de propiedad del
afectado al Estado, así como la indemnización por ese acto, libelo que se
adelantará en la jurisdicción civil. En caso en que el juez contencioso declare la
nulidad del acto administrativo, el proceso civil de expropiación concluirá.
 
Concluido ese proceso (juez civil), el particular no podrá cuestionar el fallo expropiatorio,
dado que éste se encuentra protegido por la cosa juzgada. Tampoco podrá incoar el
medio de control de reparación directa derivado de la expropiación, por cuanto este daño
es jurídico y fue reparado de acuerdo con los parámetros fijados por el juez civil. El
privado solo podrá demandar en reparación directa la sentencia que eliminó el derecho de
propiedad, siempre y cuando en la providencia se hubiese materializado un error judicial,
escenario en que el hecho dañoso corresponderá a la providencia y no a la expropiación.

EL PAGO
Cabe precisar que el pago de la indemnización puede efectuarse por diferentes medios al
dinero, salvo que se trate de vivienda familiar. Sin embargo, el desembolso ha de estar
representado por “títulos irrevocables, ciertos, de valor monetario fijo, líquido,
comercialmente aceptables y cesibles, con un rendimiento periódico adecuado y que
sirvan para indemnizar el valor del bien expropiado”

4. La indemnización elimina el carácter confiscatorio de la privación del derecho de


propiedad

El artículo 34 de la Constitución señala que "se prohíben las penas de destierro, prisión
perpetua y confiscación". Esta última sanción siempre se ha relacionado con un castigo
vinculado al carácter político del afectado, al punto que perjudica el patrimonio de la
persona que ha cometido un hecho punible. En esos eventos, el Estado toma los bienes
del condenado. A renglón seguido el citado enunciado superior consigna que "no
obstante, por sentencia judicial, se declarará extinguido el dominio sobre los bienes
adquiridos mediante enriquecimiento ilícito, en perjuicio del tesoro público o con grave
deterioro de la moral social". En ese contenido deóntico, el constituyente reconoció la
acción de extinción de dominio como una acción constitucional pública que conduce a una
declaración judicial, herramienta procesal que no tiene la naturaleza de una pena.

LIBERTAD LEGISLATIVA SOBRE LA INDEMNIZACIÓN.


El legislador tiene una amplia libertad de configuración en materia expropiatoria. No
obstante, esa competencia no puede vaciar el marco de acción que tiene el juez y la
administración para fijar una indemnización que atienda las circunstancias de cada caso,
así como los intereses en tensión.
Por expreso mandato constitucional, la tasación de la indemnización debe estar marcada
por la ponderación de intereses del particular y de la sociedad. Ese trabajo no puede ser
prefigurado legalmente, pues varía dependiendo de los derechos en conflicto y de las
particularidades de los asuntos analizados. Cabe resaltar que, la administración y los
jueces cuentan con la obligación de calcular una indemnización que atienda el principio de
razonabilidad.

SOBRE LA NOTIFICACIÓN AL POSEEDOR

La Sala precisa que la oferta de adquisición del predio no es un proceso judicial que
genere derechos al poseedor material, puesto que es un trámite administrativo que no
discute o restringe las garantías de los poseedores, quienes podrán defenderse en un
proceso judicial. Los sujetos referidos tendrán a su disposición diferentes acciones para
salvaguardas sus derechos y para demostrar que tienen un mejor derecho. Al mismo
tiempo, los poseedores materiales podrán participar en el procedimiento administrativo
mediante la presentación de un derecho de petición. Por consiguiente, no se afecta el
debido proceso de los poseedores materiales que carecen de registro.

En consecuencia, la notificación exclusiva al poseedor inscrito de la oferta de compra del


bien es una medida razonable, por cuanto agilizará y facilitará el proceso de adquisición
de bienes, beneficio que disminuirá los costos del Estado en dichas actuaciones.

LAPSO DE 6 MESES PARA LUCRO CESANTE


La norma citada quebranta el artículo 58 de la Constitución, puesto que impone un tiempo
abstracto y fijo para tasar el daño por lucro cesante. Como consecuencia de esa barrera,
los jueces quedarán imposibilitados para proteger el derecho de propiedad en eventos en
que la ponderación de los intereses de la comunidad y del particular afectado identifique
que la indemnización justa debe tener el carácter de reparadora.
La Corte no está avalando que todas las indemnizaciones producto de la expropiación de
bienes productivos deben ser plenas y reconocer los daños –lucro cesante y daño
emergente- de manera ilimitada, pues eso sería promover un enriquecimiento sin causa a
favor de los particulares y afectar las finanzas del Estado. En realidad, esta Corporación
defiende la labor que tiene el juez al tasar un resarcimiento en esos juicios, tarea que
comprende la ponderación de los derechos e intereses en conflicto, las circunstancias del
caso y la aplicación del principio de proporcionalidad, así como de razonabilidad. 

DISMINUCIÓN DE OFERTA A PRECIO CATASTRAL

Para la Corte, la disposición estudiada no afecta el artículo 58 de la Constitución, dado


que, de una lectura literal de la norma, el parámetro de precio que corresponde al avalúo
catastral es optativo, puesto que indica que la autoridad tendrá en cuenta ese valor y no
impide de manera expresa incluir otro ítem diferente. Esa premisa se encuentra en el
enunciado prescriptivo atacado al advertir que “En caso de no llegarse a acuerdo en la
etapa de enajenación voluntaria, el pago del predio será cancelado de forma previa
teniendo en cuenta el avalúo catastral”. Así, la disposición censurada indica que el avalúo
catastral deber ser revisado para fijar el precio de compra del inmueble, empero ello no
significa que se excluyan otras variables para realizar ese cálculo. En caso de que el
legislador hubiese querido circunscribir el precio del predio a ese avalúo, él hubiese
realizado una restricción en ese sentido, cosa que no hizo de manera expresa.

La interpretación del inciso 5º del artículo 6 de la Ley 1742 de 2014 que resulta conforme
a la Carta es aquella que le permite al juez o la administración calcular la indemnización
con perjuicios causados con posterioridad a la oferta de compra, lesiones que son
consecuencia directa de la expropiación. En consecuencia, el inciso 5º del artículo 6º de la
Ley 1742 de 2014 será declarado exequible bajo el entendido de que en los casos en que
se cuantifique la indemnización en la etapa de expropiación judicial y/o administrativa, el
cálculo del resarcimiento debe tener en cuenta su función reparatoria y/o restitutoria
dependiendo del caso, de modo que no excluya los daños futuros ciertos producto de la
expropiación y originados con posterioridad a la oferta de compra del bien.
el inciso 5º de la norma en comento es constitucional, dado que no impide que el afectado
obtenga una indemnización justa. Ello sucede en cada contenido deóntico, porque:
i) reducir eventualmente el precio cancelado por el inmueble al avalúo catastral
en la expropiación es una medida razonable y proporcionada para promover
los arreglos directos, dado que es un parámetro no obligatorio para las partes
que interviene en menor medida el derecho de propiedad
ii) fijar el computo de la indemnización que se realiza en la fase de expropiación
con el momento de la oferta de compra es constitucional, bajo el entendido
que cuando se cuantifique la indemnización en la etapa de expropiación, el
cálculo del resarcimiento debe tener en cuenta los daños generados y
probados con posterioridad a la oferta de compra del bien.

ADQUISICIÓN DE MAYORES TERRENOS A LOS NECESARIOS


El artículo 33 de la Ley 1682 de 2013 otorga al Estado la posibilidad de acceder a áreas
mayores de las requeridas para adelantar el proyecto de infraestructura de transporte
bajo ciertos requisitos, a saber:
i) recaiga sobre zonas que no sean desarrollables para ninguna actividad, debido
a que incumplen requisitos legales, planes de ordenamiento territorial o se
trata de terrenos en riesgo ambiental o social
ii) situación que será establecida por las autoridades competentes para indicar
que predios padecen esas condiciones de no uso por parte de los privados
iii) el respeto del procedimiento de adquisición de bienes y de expropiación
judicial o administrativa.
 
La Corte concluye que reconocer la facultad para adquirir áreas superiores a las necesarias
para la ejecución del proyecto no quebranta los artículos 34, y 58 de la Carta Política.
 
La adquisición de remanentes es una medida que respeta el derecho de propiedad, por
cuanto comprende los terrenos que no pueden ser utilizados por los privados. Incluso, esa
posibilidad protegería a la comunidad, como quiera que el Estado compraría o expropiaría
bienes que se hallan en zonas peligro. Dicha medida es un beneficio para los ciudadanos,
en razón de que obtendrán una compensación justa por un predio que no se podría
utilizar para vivienda o usufructo. En consecuencia, la medida resulta un desarrollo de la
función social de la propiedad en vez de su afectación. Además, la apropiación de
remanentes cumple una de los fines planteados en la Ley 1682 de 2013, objetivo que
corresponde al desarrollo de las actividades relacionadas con la construcción,
mantenimiento, rehabilitación o mejora de proyectos de infraestructura.

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