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Boleto de compraventa
I. Concepto y naturaleza jurídica
1
Lorenzetti, R. L. (2007). Tratado de los contrato: tomo I. Santa Fe: Rubinzal-Culzoni, p. 344.
que la obligación de transferir a otro la propiedad de una cosa a cambio de la obligación
que asume el co-contratante de pagarla. Pero es necesario aclarar que aun en Francia,
donde se justificaría, ha parecido artificiosa la distinción, estableciéndose el principio de
que “la promesa de venta vale venta”.2
Desde que los tribunales y el ordenamiento jurídico han resuelto que el
comprador por boleto tiene derecho a exigir el otorgamiento de la escritura pública y
que, para el caso de reticencia de alguna de las partes, el instrumento lo puede otorgar el
juez (art. 1018 del Código Civil y Comercial), carece de sentido considerar al boleto
como una simple promesa de contrato y no como un perfecto y definitivo contrato de
compraventa.
Ahora, si bien la legislación actual no califica expresamente al boleto de
compraventa como contrato, cabe presumir que ese es el criterio seguido por el
legislador, desde que, por un lado, mientras en el Código Civil la regulación del boleto
de compraventa se encontraba en el libro II, sección III, “De la parte general de los
contratos” cuando se refiere a la forma, por otro lado, el ordenamiento actual lo regula
dentro de los contratos particulares, y dentro del capítulo dedicado al contrato de
“Compraventa”. El cambio de metodología no es menor, puesto que el boleto de
compraventa deja de integrar “La teoría general del contrato”, para ser tratado dentro
del capítulo dedicado al contrato de compraventa.
Asimismo, otra característica que refleja la naturaleza jurídica que quiso
otorgarle el legislador al boleto de compraventa se aprecia de los términos empleados en
los artículos 1170 y 1171 para referirse al adquirente por boleto al que denomina
“comprador”, en clara alusión a quien celebra un contrato de compraventa y entiende
adquirir el dominio de una cosa.
2
Borda, A. (2016). Derecho Civil. Contratos. Buenos Aires: La Ley, p. 375.
Así, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el fallo plenario dictado por la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en “Cazes de Francino, Amalia c/
Rodríguez Conde, Manuel” del 3 de octubre de 1951, admitió que el Juez pudiera
escriturar desempeñando el rol de tercero y cumplir en nombre del deudor y a su costa
con la obligación de otorgar la escritura pública.
Dicho progreso jurisprudencial tuvo en el año 1968 su reconocimiento a nivel
legislativo en el artículo 512 del Código Procesal que dispuso que “La sentencia que
condenare al otorgamiento de la escritura pública, contendrá el apercibimiento de que si
el obligado no cumpliera dentro del plazo fijado, el juez la suscribirá por él y su costa”.
Regulación que también fue receptada en el Código Procesal de la Provincia de Buenos
Aires en el artículo 510.
La Ley N° 17711, ajustándose también a la realidad imperante, suprimió la
sanción de nulidad para aquellos contratos que conforme el artículo 1184 del Código
Civil derogado debían otorgarse mediante escritura pública y colocó al titular del boleto
en situación de comprador que posee la facultad de exigir del vendedor la transferencia
del dominio del bien conforme las formalidades necesarias a tal fin.
El artículo 1185 bis del mismo cuerpo legal, en caso de ejecuciones colectivas,
le dio oponibilidad al adquirente de inmueble por boleto que tenga fecha cierta, sea de
buena fe y haya abonado el 25% del precio, frente a la masa de acreedores del vendedor,
para solicitarle al juez del concurso la escrituración del inmueble, siendo preferido
frente al resto de los acreedores quirografarios.
Asimismo, el artículo 2355 del Código Velezano convirtió la posesión del
comprador por boleto de buena fe en legítima. En este sentido, la norma en el primer
párrafo diferenciaba la posesión legítima: cuando era consecuencia de un derecho real
constituido conforme las disposiciones del código, de la ilegítima: cuando se hacía por
medio de un título nulo o fue adquirida por un modo insuficiente para adquirir derechos
reales. Luego, en el segundo párrafo, aclaraba que “se considera legítima la adquisición
de posesión de inmuebles de buena fe, mediando boleto de compraventa”.
La Ley N° 14005 reguló la venta de inmuebles fraccionados en lote donde se
reconoció al adquirente por boleto el derecho a pretender la escrituración del bien y a
resistir el pacto comisorio si había pagado más del 25% del precio o hecho mejoras
equivalentes del 50% del valor del terreno.
Actualmente, el artículo 1018 del Código Civil y Comercial contempla la
facultad que tiene el adquirente por boleto de compraventa para lograr la escrituración
del bien. En este sentido, establece que
1. Colisión entre acreedor que ha trabado medidas cautelares sobre el bien adquirido
por boleto
Se trata aquí de un caso donde quien ha vendido un inmueble por boleto, luego
procede a gravarlo con derecho real de hipoteca.
En este supuesto, si la hipoteca se realizó con anterioridad a la venta por boleto,
al igual que en el caso de quien ha trabado medidas cautelares, no hay duda de que si la
medida o la hipoteca fue anterior, prevalece el acreedor sobre el adquirente, ya que la
venta por boleto se realizó cuando la constitución de la hipoteca se encontraba vigente o
la medida ya trabada, y el comprador podría haber conocido esta circunstancia
precisamente por la publicidad registral de aquellas.
Si por el contrario, el boleto es anterior a la hipoteca, la cuestión resulta
discutible.
Para la mayoría de la jurisprudencia triunfa el comprador si tiene boleto y
posesión, aunque el boleto no esté inscripto, y la escritura hipotecaria es posterior a la
posesión, ya que debe ser preferido el poseedor, pues tradición más posesión, traducen
una publicidad que juzgamos oponible al acreedor cuyo título es posterior. 7
Sin embargo, la omisión de toda referencia en el artículo 1170 del Código Civil
y Comercial y la mención expresa del conflicto suscitado entre el adquirente por boleto
y quien ha trabado medidas cautelares, sin aludir a quien gravó el bien con un derecho
real de hipoteca, hace pensar que el legislador quiso darle prioridad al acreedor
hipotecario. Para el acreedor hipotecario, su crédito nace porque confía en la seguridad
que le confiere el derecho real que grava el bien. Por lo demás, de pensar que el derecho
real de hipoteca recae sobre un inmueble que sigue en poder del constituyente, no
parece atinado exigir del acreedor que verifique si existe posesión o no de una tercera
persona. Una solución contraria podría hacer peligrar la hipoteca como fuente de crédito
al generar una fuerte inseguridad jurídica.
Esta norma reproduce el contenido del artículo 1185 bis del código derogado,
aunque puede presentar algunos reparos tanto en su redacción, cuanto en su aplicación.
Esto ocurre al no remitir expresamente a la norma anterior en cuanto a la exigencia de
requisitos, más allá del presupuesto obligado de pago parcial del precio, como también a
que superpone su aplicación con una norma especial (art. 146, segunda parte, de la Ley
N° 24522, Ley de Concursos y Quiebras).8
6
Di Chiazza (09/08/2016), op. cit.
7
CS de la Provincia de Tucumán (30 de junio de 2010), “Manzar S. R. L. s/ concurso preventivo -
incidente de revisión promovido por el Banco del Tucumán S. A.”. Recuperado de MJ-JU-M-57072-AR.
8
Sala Mercado, J. P. (07/12/2016). Oponibilidad del boleto de compraventa respecto de terceros
En cuanto al primer punto (no remisión y autonomía del art. 1171 respecto del
precepto anterior), creemos que ambas normas deben integrarse y que, por tanto, las
exigencias dispuestas por el artículo 1170 son aplicables también al supuesto de la
norma siguiente. Sin perjuicio de ello, vale decir que la norma no exige la transmisión
de la posesión y, por tanto, se entiende que ello ha sido dispuesto en forma voluntaria
por el legislado y en conformidad con jurisprudencia de la materia.9
La segunda cuestión es más doctrinaria que práctica, por cuanto aun cuando la
prelación normativa establecida por el nuevo Código haga primar las disposiciones
especiales respecto de las generales (art. 963 del Código Civil y Comercial), las normas
no se contradicen. En este sentido, la segunda parte del artículo 146 de la Ley de
“Concursos y Quiebras” establece que
acreedores del vendedor en el nuevo Código: Una oportunidad aprovechada parcialmente. La Ley.
Recuperado de MJ-DOC-10576-AR.
9
Cámara Nacional Comercial, en pleno (08/07/1981), “Arturo de Zaguir, María C. c/ Concepción Arenal
S. C. A. s/ incidente por escrituración”.
10
Borda, A. (2016), op. cit., p. 378.