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CAPITULO VIII

MANEJO DEL ESTRES

El estrés constituye uno de los temas más discutidos de nuestros días, ya sea en el trabajo o en
la vida cotidiana. Desafortunadamente las actuales condiciones de vida han obligado a darle una
importancia prioritaria a este tema. El estrés es una reacción fisiológica inmediata a las presiones
y tensiones; es desgastante además de devastador, se desencadena gracias a las condiciones
en que vivimos actualmente y por acondicionamientos, tanto psicológicos como sociales. De ahí,
la importancia de saber cómo manejarlo.

El término estrés a pesar que ha sido usado en el habla común con diversas connotaciones
generales, tiene un significado muy preciso: describe una serie de cambios neurofisiológicos que
sufre el organismo en respuesta a heridas, a la amenaza de daño físico o a los sufrimientos
menores propios de la vida moderna. El estrés es una reacción universal a todo tipo de
amenazas y peligros, desde quemaduras y bacterias hasta malas noticias.

En el lenguaje coloquial, la definición de la palabra “estrés” se refiere al conjunto de reacciones y


respuestas a las experiencias tensionantes. Situaciones psicosociales asociadas con la
concentración de plasma o excreción urinaria de adrenalina.

Cuando una persona percibe un evento como estresante, el cerebro emite señales al hipotálamo
para que segregue una sustancia conocida como factor córtico-liberador, mismo que llega por
un canal especial a la glándula pituitaria o hipófisis, donde desencadena la liberación de la
hormona adrenocorticotrófica así como de opioides, particularmente endorfinas.

Imagine que va caminando por la playa y, de pronto, ve una gigantesca ola que viene hacia
usted. No se quedaría parado admirándola; su reacción al estrés lo pondría alerta para correr o
para afrontarla.

Este es un ejemplo de cómo nuestro organismo se adapta y resuelve inmediatamente y con


rapidez al mecanismo del estrés. El instinto de sobrevivencia le da rapidez a la acción.

Si la ola le pega, usted necesita toda la energía que pueda reunir, este es el segundo factor.

En este momento se necesita toda la capacidad de la médula ósea para poner a trabajar su
sistema inmunológico. El cuerpo comienza a realizar inmediatamente todos los procesos internos
mucho antes de que usted tome la decisión de correr. Este mismo proceso se da en las
situaciones de peligro o amenaza. La reacción al estrés se establece en el hombre desde sus
principios; el hombre primitivo lo utilizó para afrontar los fenómenos de la naturaleza, así como
para enfrentarse a las fieras.

El hombre moderno desarrolla los mismos mecanismos, pero las características de los factores
estresantes se han modificado por los procesos psicológicos y sociales.

En síntesis, el dolor, ya sea de origen físico o mental es registrado en el cerebro a través de un


sistema que reacciona frente al peligro. La amenaza del dolor es la esencia del estrés.

El Oficial de Protección a menudo debe actuar solo y tomar riesgos al afrontar a miembros de la
sociedad, ya sean ladrones en una planta industrial o personas de edad madura perdidas en un
centro comercial, ambos eventos son igualmente estresantes para un oficial. Sus propias
actitudes hacia un evento pueden llevarlo a reaccionar de una forma estresante o tensa. No
depende tanto del evento, sino de la manera de cómo vemos al mismo, lo que provoca el estrés.
El estrés es una reacción personal, puede ser disparada por el ego amenazado, de forma física o
hasta por la imaginación durante períodos de aburrimiento. Una vez disparada esta reacción,
actúa como un patrón psicológico que es intrínseco a nuestra naturaleza.

En los hombres primitivos la reacción al estrés se desarrolló para protegerse de las situaciones
que amenazaban la vida o los bienes; es decir, entraba en funcionamiento, por ejemplo, cuando
el individuo avistaba un tigre dientes de sable. En los tiempos modernos, una reunión con los
directores de la empresa para la que trabaja es suficiente para provocar la misma reacción.

La reacción al estrés es una respuesta mecánica del organismo. Hay alrededor de 1400 cambios
físicos que ocurren para preparar al cuerpo para luchar contra este estímulo.

Se necesita invertir tiempo en un buen entrenamiento de seguridad para prever una respuesta al
afrontar y manejar este tipo de situaciones. De la misma manera, nuestro organismo necesita
reconocer a cada instante y estar consciente de esta alarma y evitar al máximo caer en un
estado grave de estrés.

Este capítulo subrayará y dará énfasis a lo que se conoce acerca del estrés, en términos
relativamente simples y dará algunas sugerencias para desarrollar sus propios mecanismos de
defensa.

Cada persona debe desarrollar sus propios valores y su propia filosofía, que le permitan crear las
condiciones propicias para construir una vida más plena y de mejor calidad.

Todas las enfermedades comienzan con un estado de malestar general. Por lo común,
reconocemos estos síntomas como gripa: escalofríos, sudor, pulso acelerado, pérdida de
energía, entre otros.

El estrés es una reacción natural del cuerpo a cualquier estimulación. El ser humano debe estar
estimulado, la falta de estímulo es igual a estar muerto. Nuestra personal respuesta a un
estímulo es:

Una buena experiencia ESTIMULA

Una mala experiencia BAJA EL ESTIMULO

Nuestra respuesta a los estímulos buenos o malos es muy personal: libre, no debe estar
condicionada por influencias externas. Cada persona necesita aprender a controlar esas
reacciones naturales del cuerpo y llevarlas hacia una respuesta inteligente ante la vida. Las
personas mentalmente sanas tienen un amplio umbral de tolerancia. Las personas menos
saludables tienen más restringidas las áreas de tolerancia hacia el estrés.

Cuando una persona está en un estado de estrés es menos productiva. Con las experiencias, la
tolerancia del individuo se vuelve más vulnerable en su respuesta hacia el dolor. Muchas
personas llegan a un estado de estrés muy elevado cuando no tienen trabajo. En cambio, una
persona que trabaja, sobre todo en lo que le gusta, desarrolla una capacidad, creatividad e
intensidad en lo que hace. Esta es una de las claves para vivir en completa armonía y plenitud.

La reacción psicológica contra el estrés es trabajar intensamente y concentrarse 100% en lo que


uno hace, así nuestro trabajo será eficaz; es decir, aquí interviene otro factor: la rapidez.

EL CIRCUITO NERVIOSO DEL TEMOR

La amígdala es fundamental para el temor. En un caso, cuando una extraña enfermedad


cerebral destruyó la amígdala (pero no otras estructuras cerebrales) en una paciente, el temor
desapareció de su repertorio mental; se volvió incapaz de identificar expresiones de temor en el
rostro de otras personas y de mostrar ella misma esa expresión.

Los neurólogos han trazado el circuito del temor con todo detalle, aunque en el estado actual de
este estudio aún no se ha investigado totalmente el circuito completo de ninguna de las
emociones. El temor es pertinente para comprender la dinámica nerviosa de la emoción. En la
evolución, el temor tiene una importancia especial: es fundamental para la supervivencia, tal vez
más que ninguna otra emoción; por supuesto, en los tiempos modernos los temores fuera de
lugar son una plaga para la vida cotidiana y nos provocan preocupación, angustia y una variedad
de inquietudes o, en un extremo patológico, ataques de pánico, fobias o trastornos obsesivo-
compulsivos.

Pongamos por caso que usted está solo en su casa, cuando de pronto oye un estrépito en otra
habitación. Lo que ocurre en su cerebro en los momentos siguientes abre una ventana al circuito
nervioso del temor, el papel de la amígdala como un sistema de alarma. El primer circuito
cerebral implicado, sencillamente incorpora ese sonido como ondas físicas puras y las
transforma en el lenguaje del cerebro que lo pone a usted en estado de alerta. Este circuito va
desde el oído al tronco cerebral y luego al tálamo. Desde ahí se abren dos ramas: un puñado
más pequeño de proyecciones conduce a la amígdala y al cercano hipotálamo; la otra vía, más
grande, conduce a la corteza auditiva del lóbulo temporal, donde los sonidos son seleccionados
y comprendidos.

El hipotálamo es un depósito clave para la memoria, que selecciona rápidamente ese “estrépito”
y lo compara con otros sonidos similares que usted ha escuchado, para ver si es algo familiar.
Entre tanto, la corteza auditiva está haciendo un análisis más sofisticado del sonido para intentar
comprender la fuente ¿se trata de un gato?, ¿un merodeador? La corteza auditiva hace una
hipótesis: podría ser el gato que ha hecho caer la lámpara de mesa, por ejemplo, pero también
podría ser un merodeador y envía el mensaje a la amígdala y al hipotálamo que lo compara
rápidamente con recuerdos similares.

Si la conclusión resulta tranquilizadora, entonces la alerta general no asciende al siguiente nivel.


Pero si usted aún está inseguro, otra vuelta del circuito que existe entre la amígdala, el
hipotálamo y la corteza prefrontal aumenta aún más su incertidumbre y fija su atención,
dejándolo aún más preocupado por la identificación de la fuente del ruido. Si de este análisis no
surge una respuesta satisfactoria, la amígdala dispara una alarma, su área central activa el
hipotálamo, el tronco cerebral y el sistema nervioso autónomo.

La magnífica arquitectura de la amígdala como sistema central de alarma para el cerebro se


hace evidente en este momento de aprensión y ansiedad subliminal. Los diversos haces de
neuronas de la amígdala tienen un conjunto definido de proyecciones con receptores preparados
para diferentes neurotransmisores, algo así como funcionan aquellas compañías de central de
alarmas instaladas en residencias o empresas en las que los Oficiales de Protección están
preparados para enviar electrónicamente llamadas al departamento de bomberos, policía y a un
familiar o vecino, cada vez que el sistema de seguridad indica que hay problemas.

Las diferentes partes de la amígdala reciben información diversa. Al núcleo lateral de la amígdala
llegan proyecciones desde el tálamo y desde las cortezas auditiva y visual. Los olores, a través
del bulbo olfativo, llegan a la zona corticomedial de la amígdala, y los sabores y los mensajes de
las vísceras van a la zona central. Estas señales que ingresan hacen de la amígdala un centinela
constante que observa detenidamente cada experiencia extrasensorial.

Desde la amígdala, las proyecciones se extienden a cada zona importante del cerebro. Desde
las zonas central y media, una rama va a las zonas del hipotálamo que segregan la sustancia de
respuesta urgente del organismo, la hormona liberadora de corticotropina que moviliza la
reacción de ataque o fuga mediante un torrente de otras hormonas, La zona basal de la
amígdala envía ramas al cuerpo estriado, uniéndose en el sistema cerebral para lograr el
movimiento. Y, a través del núcleo central cercano, la amígdala envía señales al sistema
autónomo a través de la médula, activando una gran variedad de respuestas amplias en el
sistema cardiovascular, en los músculos y en los intestinos.

Otra vía de la amígdala conduce al sistema cerebral que elabora la norepinefrina (también
llamada noradrenalina) y la dispersa por todo el cerebro; el efecto de la norepinefrina consiste en
elevar la reactividad general de las zonas del cerebro que la reciben, haciendo que los circuitos
sensores sean más sensibles. La norepinefrina cubre la corteza, el tronco cerebral y el sistema
límbico mismo, esencialmente pone al cerebro en alerta. Ahora incluso el crujido normal de la
casa puede hacer que usted se sienta invadido por un estremecimiento de temor. La mayor parte
de estos cambios se producen fuera de la consciencia, de modo que usted aún no está
consciente de que siente miedo.

Pero cuando empieza realmente a sentir miedo, es decir, cuando la ansiedad que ha sido
inconsciente penetra en la consciencia, la amígdala ordena una respuesta de amplio espectro.
Señala a las células del tronco cerebral que pongan una expresión atemorizada en su rostro, lo
vuelven a usted nervioso y fácil de asustar, congela los movimientos que sus músculos estaban
realizando, acelera su ritmo cardiaco y eleva su presión sanguínea, y hace más lenta su
respiración; (tal vez note que de pronto contiene la respiración la primera vez que siente miedo,
para oír más claramente aquello que lo atemoriza) esa es sólo una parte de una serie de
cambios amplia y cuidadosamente coordinados que la amígdala y las zonas relacionadas
orquestan mientras dirigen el cerebro en una crisis.

Entre tanto la amígdala, junto con el hipotálamo interconectado, dirige las células que envía
claves neurotransmisoras, por ejemplo, para activar la liberación de dopamina que conduce la
agudización de la atención en la fuente de su temor —los sonidos desconocidos— y poner sus
músculos en disposición de reaccionar de manera acorde. Al mismo tiempo, la amígdala señala
zonas sensoras para la visión y atención, asegurándose de que los ojos buscan lo más
pertinente a la emergencia que se está produciendo. Simultáneamente, los sistemas de la
memoria cortical se reorganizan de manera tal que el conocimiento y los recuerdos más
importantes para la urgencia emocional particular serán evocados prontamente, teniendo
prioridad sobre otros hilos de pensamiento menos importantes.

Una vez que estas señales han sido enviadas, usted ha llegado al nivel de temor absoluto: toma
consciencia de la característica tensión de sus intestinos, de la aceleración de su corazón, del
endurecimiento de los músculos de alrededor del cuello y los hombros o del temblor de sus
extremidades; su cuerpo se congela en el sitio mientras usted agudiza la atención para escuchar
cualquier otro ruido y su mente funciona a toda velocidad pensando en posibles peligros ocultos
y formas de responder.

Toda secuencia, desde la sorpresa de la incertidumbre, la aprehensión y el miedo, puede


resumirse en un segundo, aproximadamente.

ACTITUDES DEL OFICIAL DE PROTECCION EN SITUACIONES DE ESTRES

Todos nosotros pasamos, al menos parte de nuestra vida, en condición de alerta blanca, es
decir, sin esperar agresiones, pero desafortunadamente muchos Oficiales de Protección se
mantienen en esta condición al llevar a cabo sus funciones y aun encontrándose en situaciones
que virtualmente pueden constituir una amenaza. Así como en las artes marciales el cinturón
blanco representa el desconocimiento de las mismas, la condición mental blanca simboliza la
inocencia ante situaciones de peligro.

Los Oficiales de Protección bajo estas condiciones se encuentran propensos a sufrir sorpresas,
generalmente fatales. La condición mental blanca puede en un momento dado facilitar o
precipitar un ataque incluso en aquellas situaciones que parezcan ser seguras. Por lo común, los
Oficiales de Protección atacados en condiciones de mente blanca, se dan cuenta de la situación
demasiado tarde y, para comenzar su reacción, ellos tratan mediante pasos agigantados, de
pasar de condición blanca a condición roja para defenderse; sin embargo, los ajustes mentales y
físicos requeridos son realmente enormes. Cuando el estrés invade los sistemas en forma
inesperada bajo estas situaciones de emergencia, en lugar de pasar a condición mental roja
pasan a una última condición de alerta: la negra.

La condición mental roja puede ser mantenida por breves períodos, pues si el oficial trata de
operar continuamente en esos niveles elevados de alerta, lo más probable es que en corto
tiempo quede exhausto o se volvería un psicópata; sin embargo, la condición mental amarilla
puede ser sostenida indefinidamente sin sufrir tensión nerviosa.

La condición mental amarilla debe ser mantenida todo el tiempo que el Oficial de Protección se
encuentre en funciones. Los estados de alerta y los conocimientos tácticos, por lo general,
ofrecen otras alternativas ante un ataque. Es irónico, pero verdadero, que los Oficiales de
Protección que están habitualmente preparados para defenderse, en muy pocas ocasiones
tienen que hacerlo. En un estado inferior de alerta, el Oficial de Protección estará más propenso
a constituir un blanco fácil para cualquier agresor; cualquier conocimiento táctico y habilidad que
se tenga quedará irremediablemente perdido entre la “niebla blanca”.

La condición mental amarilla no es una garantía de protección, pero le proporcionará al Oficial de


Protección oportunidades para detectar un peligro, cambiar en una apropiada secuencia y en
forma controlable hacia condiciones de alerta naranja y roja, si fuera necesario.

Anticipándose al peligro, planeando y estando consciente del mismo por adelantado, el policía
reducirá los riesgos de llevar a cabo respuestas explosivas; si un escalamiento inmediato a la
condición mental roja llega a ser requerido, es mucho más sencillo llevarlo a cabo desde la
condición de alerta amarilla que desde la condición de alerta blanca, por encontrarse aquella
más cerca, de tal manera que usted puede detectar el problema, decidir qué hacer y llevarlo a
cabo, todo en cuestión de segundos.

ESTAS SON ALGUNAS DE LAS SITUACIONES ESTRESANTES COMUNES:

PERSONAS NORMALES
Situaciones críticas:
1. Volar en avión.
2. Esperar una cirugía.
3. Estar en exámenes finales.
4. Enfrentar situaciones nuevas.
5. Competir.
6. Estar en el frío intenso.
7. Entrar a un trabajo nuevo.
8. Además de que se ha comprobado que en los días de trabajo, el estrés es más alto que en
los días de asueto o descanso.

Situaciones crónicas de vida:


1. Agresivas.
2. Ambiciosas.
3. Urgencias.

Técnicas experimentales:
1. Estrés por vergüenza a una entrevista.
2. Ver películas de acción.

PACIENTES PSIQUIATRICOS
– Ansiedad o angustia.
– Depresión (sólo cuando el paciente está consciente y lucha contra ella).
SUPER-ESTRES

Algunos autores lo definen como el deseo de pelear o escapar, instinto primitivo de los primates,
cuando frente a un peligro sólo podían pelear o escapar. A este instinto lo llamaremos mente
rápida, cualquiera que sea la forma de definirlo o llamarlo, el súper-estrés será la forma de
describir cuando estamos o nos encontramos en peligro de muerte.

Cuando entramos en súper-estrés existe un cambio en nuestra mente y cuerpo, esto se debe a
la producción de hormonas. Es importante aclarar que no todos somos afectados de la misma
forma. Depende mucho de nuestra constitución, alimentación y nivel previo de estrés, aunque la
intensidad puede variar los efectos siempre estarán presentes, no importa si lo queremos admitir,
si nos damos cuenta o no.

La adrenalina es una sustancia sintetizada de una hormona que se produce en las glándulas
suprarrenales llamada epinefrina. Se pensó en otros tiempos que si se descubría la sustancia
que daba más fuerza durante las situaciones de súper-estrés, se podrían crear súper guerreros o
súper deportistas. La realidad es que sólo se estudió parcialmente, con un fin determinado.
Debido a que las hormonas están presentes en el organismo en pequeñas cantidades es difícil
aislarlas.

Sin embargo, las hormonas que se producen en el sistema linfático distribuido en todo el cuerpo,
son más de trescientas, entre las que destacan: epinefrina, norepinefrina, cortisol, aldosterone,
smatropa (STH), insulina, glucagón, vasopresina y demás.

Algunos describen la combinación de estas hormonas como un coctel químico, que al mezclarse
en la corriente sanguínea refuerza y prolonga la reacción del súper-estrés. Por eso algunos de
los síntomas más notorios son la pérdida de la coordinación mano/visión de túnel, percepción en
“cámara lenta”, pérdida de percepción de profundidad, pérdida de percepción de color y la
incapacidad de recordar la secuencia de los sucesos.

PROBLEMAS DEL OFICIAL DE PROTECCION

El Oficial de Protección está preocupado por proteger cuatro grupos principales. Estos son: así
mismo, a la víctima aparente, al público en general y al delincuente. Se debe entender que la
prioridad es que el propio oficial sea el número uno de la lista. La seguridad del oficial es
primaria, porque, si es puesto fuera de acción, no puede haber esperanzas para la víctima ni
para nadie más. Sin embargo, en momentos tensos el oficial puede ser su propio enemigo. Esto
sucede cuando lo traiciona el subconsciente.

El autocontrol juega un papel muy importante cuando tiene que involucrarse en el uso de la
fuerza. No es común que, frente a un agresor, un oficial se sienta extremadamente nervioso,
tenso y tembloroso. Estos signos indican que el oficial tiene miedo a la confrontación.

Algunas características de este fenómeno son:


– Pulso cardiaco rápido.
– Proceso mental rápido.
– Sudoración.
– Pupilas dilatadas.
– Visión nublada.
– Oclusión auditiva bloqueando el ruido.
– Entumecimiento y pesadez en las extremidades.
– Torpeza en dedos, brazos y piernas.
– Todo sucede en cámara lenta.
– Pérdida de las funciones del cuerpo: respiración, vejiga, parálisis, desmayo.
Es importante determinar científicamente lo que realmente pasa antes, durante y después de un
encuentro armado.

¿Cómo afecta este coctel químico nuestras habilidades?

- Se pierde la capacidad para recordar la secuencia de los sucesos. Tal vez transcurra algún
tiempo para que podamos poner en la secuencia correcta todo lo que ocurrió en segundos.
Quizás horas o días, quizá nunca podamos recordar los hechos en una forma consciente, cada
caso debe ser investigado a fondo, reconstruyendo cada detalle de los hechos. Por eso se
recomienda un descanso mínimo obligatorio de 72 horas después de un incidente. Esto, al dar
tiempo, sirve como ayuda emocional a quien pasa por un período traumático como lo es un
encuentro armado; se debe recordar que detrás de ese uniforme o insignia oficial hay un ser
humano que necesita cuidado y comprensión, nadie es un súper hombre o súper mujer, si no lo
atiende ahora lo pagará tarde o temprano.

- El cerebro tarda más en tomar decisiones. Cuando estamos bajo condiciones normales el
cerebro tarda .75 (75 centésimas) de segundo en tomar una decisión, esto es tres cuartos de
segundo. Bajo súper-estrés, para asumir la misma decisión nos podemos tardar de 1 a 1.5
segundos, más 1 segundo en ejecutar, esto nos da de 2 a 2.5 segundos de reacción. Para
nuestro adversario, que apunta en nuestra dirección, tomar la decisión tarda .75 segundos más
en disparar. Aquí es donde se aplica la Ley de Hick: la suma de técnicas u opciones de
respuesta aumenta el tiempo de reacción. Entre más opciones de respuesta conozcamos o
entrenemos, más difícil será decidir cuál ejecutar.

- Se pierde la percepción de profundidad. La vista nos juega otra broma, se desconoce


todavía mucho sobre este fenómeno, hay poco escrito sobre él. La percepción de la profundidad
la tenemos gracias a que contamos con dos ojos, si cerramos uno (como cuando nos enseñan a
disparar), nos hace ver en un plano, como si fuera un espejo (en un espejo no se distingue
profundidad). Para demostrar lo anterior usted puede hacer un ejercicio: Cierre un ojo y trate de
juntar las puntas de dos plumas frente a usted con los brazos extendidos; abra el otro ojo y se
dará cuenta de su error. Repita este ejercicio con los ojos abiertos y se dará cuenta de qué fácil
es tener éxito. Cuando entra en súper-estrés todo cambia, el mejor consejo es mantener siempre
los dos ojos abiertos.

- Nace la preocupación de muerte. Quizá en estos momentos pensamos por primera vez en la
realidad del trabajo del Oficial de Protección; aunque este no es el momento de hacerlo. No
podemos llegar a una situación de esta naturaleza con preocupaciones ni problemas familiares,
ya que nos hará perder la concentración y ser vulnerables. Es necesario hacer la paz con uno
mismo, con nuestra familia y amigos, no tener preocupación por deudas o cuentas pendientes.
Se debe tener tranquilidad y armonía en nuestra vida, llevar una vida espiritual y madura,
solamente así podemos estar en la confrontación totalmente concentrados.

- Se pierde la percepción del color. Existen casos documentados en donde se reporta la


pérdida de percepción de color, todo se ve en blanco y negro o tonalidades de diferentes colores.
Al dilatarse las pupilas entra más luz de la que estamos acostumbrados a recibir, descontrolando
nuestro equilibrio.

- Sentimientos de enojo o coraje. Cuando nos enojamos o actuamos con coraje, nos
ofuscamos, no vemos con claridad. En súper-estrés esto es lo peor que nos puede pasar, la
mayoría de los enfrentamientos policiales no son algo personal, pueden llegar a serlo, mas no lo
son por lo común; pudo ser cualquier otro policía el que pasara por ese lugar. Al delincuente,
criminal o simplemente la persona que está pasando por esa crisis, no le importa quién es el
policía en ese momento.

- Percepción en “cámara lenta”. Este es un fenómeno muy común, quizá el más documentado
y fácil de recordar, presente en la mayoría de los casos. Al acelerarse el proceso mental, los
pensamientos e ideas son más rápidos, esto hace pensar que todo fuera de nosotros va más
lento, se podría describir como viajar en una dimensión diferente.

- La percepción visual cambia. Las cosas en apariencia están más cerca o más lejos. El
sentido de la vista se encuentra localizado en la parte posterior media del cerebro, aunque
nosotros pensamos que son los dos ojos los que ven, sí, hasta cierto punto, pero en realidad es
que el cerebro descifra la información. Hay dos fenómenos que ocurren, éstos nos pueden llevar
a la muerte:

1. Visión de túnel: Se llama así cuando nuestra concentración se dirige únicamente a lo que
nos causa peligro inmediato y frente a nosotros; es como si estuviéramos viendo a través de
un túnel o tubo.
2. Fijación en blanco. Unicamente nos enfocamos a un sujeto, sin tomar en cuenta que quizá
son varios los atacantes. Es común durante ejercicios de tiro bajo estrés que el participante
únicamente dispare a un blanco, aunque en las indicaciones se haya hecho hincapié en que
son varios los blancos.

- La percepción auditiva falla. El oído resulta afectado en dos formas diferentes: la primera, no
se agudiza ni permite escuchar mejor de lo normal, para presentir el peligro; la segunda, a causa
del sobreestímulo al cerebro, la atención no se concentra en el sentido del oído (exclusión
auditiva).

- Exclusión auditiva. Otro fenómeno que afecta al sentido del oído, pero que es de origen
cerebral, es cuando nuestra mente ignora sonidos o ruidos. Estos no son relevantes en lo que
está pasando o por lo menos así lo pensamos equivocadamente.

- Incredulidad. No se aceptan los hechos, no puede creerse lo que está pasando. Se cuestiona
la veracidad de los mismos, en un momento donde cada fracción de segundo cuenta. Este no es
el momento para pensar en tonterías, se debe estar concentrado en el trabajo de forma total:
otras vidas humanas y la propia, dependen de la habilidad de ejecutar acciones oportunamente.

- Confusión. Al aumentar el número de respuestas no se puede llegar a una respuesta


inmediata cuando es tan necesaria. Esto puede causar impotencia y frustración.

- Negación. Se rechaza la idea de lo que está pasando. Aceptar en esos momentos que uno es
vulnerable y mortal es muy difícil. Se niegan los hechos.

Posibles efectos a largo plazo del súper-estrés.

Después de sufrir un enfrentamiento, el Oficial de Protección puede llegar a presentar los


siguientes efectos:

- Desórdenes en el sueño. Los efectos del súper-estrés impiden al Oficial de Protección conciliar
el sueño. En muchas ocasiones tienen pesadillas que los despiertan sudando y con una
sensación de frío o escalofrío. Esta situación puede prolongarse por mucho tiempo, causar
problemas psicológicos al oficial y, por ende, a su familia. En muchas ocasiones el oficial se verá
en la imperiosa necesidad de consultar una ayuda profesional para recuperar, no únicamente el
sueño, sino también la armonía y las ganas de vivir.

- Desórdenes gástricos y asociados. Estos pueden perdurar por mucho tiempo y ser crónicos,
quizá nunca se reconozca la causa, sino hasta que se admita el constante estrés y súper-estrés
en que se vive. Gastritis, úlceras y demás son padecimientos, no enfermedades, que con
algunos cambios en la alimentación y comportamiento pueden superarse.

- Cambio de hábitos alimenticios. En muchos casos hay sobreapetito y se come a horas muy
irregulares, siendo esto una razón de sobrepeso, inclusive de obesidad. Algunas veces el coraje
que acumulamos y llevamos con nosotros todo el tiempo, nos hace comer demasiado, ya que
encontramos placer al hacerlo, relajándonos un poco. Desafortunadamente acumulamos más
enojo al continuar con problemas de obesidad, es un ciclo que nunca termina a menos que
hagamos algo.

- Cambio en el comportamiento. Vivir bajo estrés o súper-estrés constante, nos afecta poco a
poco la habilidad de coexistir, tolerar y comunicarnos, especialmente con la familia y los
compañeros.

- Alcoholismo y drogadicción. Este es un problema muy serio, ya que envenena el alma y es


entrar en “autodestrucción”. Este es un problema muy difícil de controlar y solucionar. Detrás de
esa imagen que le damos a los policías de súper hombres y súper mujeres, hay un ser humano
con debilidades como cualquier otro. Debido a la importancia de este tema. Se tratará en un
capítulo especial.

- Irritabilidad crónica. Esta irritabilidad tiene origen en los trastornos psicológicos producto del
suceso. No se está en armonía ni se encuentra la tranquilidad o no se recuerda cómo se vivía
antes de un enfrentamiento sumamente violento.

- Incapacidad de tolerar ruido. Nuestra familia y quienes nos rodean quizá piensan que tenemos
muy poca tolerancia al ruido, ya que algunas veces el menor sonido nos exalta, nosotros
decimos que en ese lugar no hay paz y tranquilidad. La mayoría de las veces nuestra actitud no
es justificada. Queremos orden y somos muy estrictos con los que amamos, todo porque no
tenemos tranquilidad interna, la mayoría de las veces.

- Aumento de la presión arterial (hipertensión). Este es un síntoma relacionado directamente con


el continuo estrés en el que vivimos, síntoma de otras enfermedades, incluso hay teorías que
hablan de enfermedades psicosomáticas, más que físicas. El sistema circulatorio se ve afectado
a gran escala, ésta es una manifestación de que algo está mal y se requiere de ayuda inmediata,
especialmente si existe historial de problemas cardiacos en la familia.

- Trastornos sexuales. Falta de apetito sexual o impotencia, estas situaciones se dan más
comúnmente de lo que se cree. Como el Oficial de Protección tiende a querer olvidar todo lo
concerniente al amargo enfrentamiento, se produce una mala o nula comunicación con su
pareja, incapacitando a ésta a comprender el porqué de la interrupción de las relaciones
sexuales o el deterioro de las mismas. Este es un problema al que se tiene que dar importancia
debido a que puede llevar al rompimiento de la pareja o a desviaciones sexuales que pueden dar
pie a la disolución de la familia.

- Tensión crónica. Constante y permanente, hay dolor en el cuello, hombros y espalda.

- Fatiga. Cansancio, aburrimiento y deseo de no hacer gran cosa o nada, porque nada importa ni
tiene sentido hacer nada, mostrando una actitud de: ¿para qué?, si todo sigue igual y nada de lo
que haga va a cambiar las cosas.

- Sentimiento de culpa (por haber sobrevivido). Debido a que quizá un compañero o amigo es
quien está muerto ahora, quizá en nuestra mente debimos estar en el suelo, quizá el compañero
de trabajo ha dejado dos o tres huérfanos. Son muchas emociones fuertes durante este tiempo,
nosotros somos muy duros con nosotros mismos. Estos pensamientos si no son erradicados
pueden durar mucho tiempo y afectar nuestra reacción ante situaciones similares en el futuro.

- Incapacidad de aceptar el hecho. Simplemente no lo queremos aceptar y entramos en la


negación absoluta, es muy importante recordar que no lo podemos creer ni procesar
mentalmente.
- Evitar la “escena del hecho”. Es muy común, especialmente a corto plazo. Nos es muy duro
estar en lugares que nos recuerden lo que pasó, es un mecanismo de autodefensa: si no lo veo,
no pienso en él.

- Memoria y concentración. El deseo de poner atención a lo que sucede alrededor de nosotros es


casi nulo, no hay interés de prestar atención a nada. Nuestra mente está bloqueando partes que
nos provocan dolor; sin embargo, revivimos parte de los eventos, una y otra vez, sin parar.
Nuestra concentración se ve afectada, ya que carecemos de la habilidad de enfocar o afrontar
los hechos, no tenemos el apoyo para controlar nuestros sentimientos; estamos solos.

- Remordimiento de haber matado. Sobre todo porque la mayoría hemos crecido con el concepto
moral de no matar. Se piensa incansablemente cómo nuestras acciones pudieron ser diferentes,
cómo se pudo hacer algo más, en lugar de matar. Por eso es que nuestro entrenamiento debe
ser enfocado precisamente a eso, la policía está para proteger, no para lastimar; sin embargo,
“debo defenderme y defender a los demás”. Nuestra actitud nunca va a ser la de matar,
simplemente detener a la persona que es un peligro, nosotros debemos estar seguros y
convencidos de nuestra intención (antes, durante y después del hecho).

- Falsa creencia de ser un súper hombre. En un enfrentamiento donde se tuvo que matar a
alguien y, tanto la institución de seguridad y los medios de comunicación como la sociedad,
premian la actitud valiente de un Oficial de Protección, puede quedar grabado en la mente de
éste que cualquier situación se puede arreglar con las armas. Esta actitud es peligrosa y debe
observarse profesionalmente, pues llega a ser problemática para el futuro desempeño tanto
profesional como personal del Oficial de Protección.

- Temor a futuros hechos. Es común que se tema enfrentarse nuevamente.

- Autocrítica. Se juzga a uno mismo, quizá mucho más enérgicamente que a los demás. Uno solo
se autodestruye, como si fuera un placer hacerlo.

- Cambios sociales. La mayoría de las personas que nos rodean, y son parte de la sociedad a la
cual pertenecemos, son inconscientes de lo que se vive y, muy frecuentemente, preguntan cosas
como: ¿Qué se siente matar?, como si se tratara de un partido de futbol, sin mayores
complicaciones. La curiosidad puede ser muy cruel.

- Autocastigo. No sólo nos llegamos a culpar, también nos convertimos en nuestros propios
jueces y verdugos. Son muchas formas de autocastigarnos, la mayoría de las veces sin
misericordia, somos más duros con nosotros que con nadie más.

- Ansiedad. Nos damos cuenta de que algo falta, pero no sabemos qué es. La ansiedad es un
sentimiento muy devastador y es el principal causante de estrés.

- Tristeza. Aunque nos cuesta admitirlo, junto con la depresión y ansiedad desarrollamos una
profunda tristeza y dejamos de creer en nosotros mismos.

Como se mencionó al comienzo de este capítulo, el estrés puede devastar al ser humano.
Siendo ésta una reacción inmediata a los estímulos que hacen que se generen infinitos cambios
en nuestro organismo, que involucran a millares de agentes químicos a través de nuestras
glándulas, como Oficiales de Protección y como seres humanos, parte de nuestro entrenamiento
debe ser: reconocer nuestra personal reacción ante la situación estresante con la misma rapidez
con que el estímulo se produce en nuestro organismo. Si somos capaces de reconocer que
hemos entrado en estado de estrés será más fácil poderlo manejar, inclusive poderlo controlar.

Para poder distinguir los diferentes cambios bruscos ocasionados por estímulos exteriores y que
impactan a nuestro organismo, involucrándolo de manera integral, la mejor manera es la
autoobservación, que nos lleva al conocimiento global de nuestro ser y, por consecuencia hacia
un camino firme al autocontrol.

A continuación le proporcionamos algunas técnicas de relajamiento que le serán muy útiles,


tanto en su vida personal como en su adiestramiento, en su capacitación y desempeño como
Oficial de Protección.

TECNICAS DE RELAJAMIENTO

El arte de relajarse es el supremo arte de detener el torbellino de la vida y hacer un alto para
alejar cualquier tipo de tensión y así lograr paz y armonía internas.

Bajo estrés el cuerpo se tensa y se contrae, los equilibrios hormonales cambian a un estado de
hipervigilancia, atentos a huir o pelear, estos sentimientos provocan una tensión constante, así
que reducir la tensión es también una necesidad constante. A corto plazo liberar la tensión quiere
decir: relajarse.
Desde el punto de vista filosófico y espiritual es necesario buscar cada día completa privacidad
aunque sea únicamente por 10 minutos.
La oportunidad de estar a solas con sus pensamientos.
La oportunidad de aprobarse y dar cuidado a su yo interno.
La autorrelajación es una excelente habilidad que hay que aprender.
Para relajarse busque un lugar apartado y cómodo o imagínelo.

La esencia de la autorrelajación se basa en los siete pasos siguientes:


1. Inhale profundamente tres veces, exhale por la boca con fuerza. En la tercera inhalación,
retenga el aire cuatro o cinco segundos, exhale.

2. Cierre sus ojos mientras exhala y piense “me estoy relajando”.

3. Abandónese a su propia respiración y piense “me relajo ahora”, y vaya al interior de usted
mismo.

4. Cuente hasta 10 e imagine un punto dentro de usted que sea completamente privado.

5. En este punto privado piense “me relajo rápida y profundamente y disfruto cada día en
confianza y plenitud”.

6. Use ese punto privado para relajarse completamente y dialogar con usted de una manera
positiva, piense “es perfecto que yo me preocupe por mí; es perfecto que yo sepa que yo soy
lo mejor; es perfecta mi salud”.

7. Después de unos minutos (cinco o 10) inhale y exhale tres veces y piense: “me siento bien
en todos los aspectos”, entonces: estírese y aflójese.

No hay nada mágico en la autorrelajación; es una respuesta condicionada que nos permite
relajarnos rápida y efectivamente. Mucha gente no lo hace porque no se da cuenta de lo fácil que
es, y porque no aprenden a dedicarse unos cuantos minutos para sí mismos. Hemos aprendido a
pasar horas frente al televisor o vegetando en un cómodo sillón.

¿Por qué no podemos aprender a relajarnos, y así regalarnos unos cuantos minutos para
nosotros mismos?
¡Hágalo! Es algo magnífico para su salud, no necesita receta y trabaja directamente sobre su
Sistema Inmunológico Central.

Conociendo las características fisiológicas del estrés, es obvio adivinar cómo la relajación trabaja
en usted.
Las características de la relajación profunda son:
1. Su respiración se vuelve más lenta y más profunda.

2. Su corazón late más despacio.

3. El flujo sanguíneo se incrementa en manos y pies.

4. Sus músculos se relajan.

5. Su metabolismo es más lento y se normaliza.

6. Su actividad hormonal se vuelve balanceada.

Todas estas condiciones son opuestas al estrés. Es posible estar emocionalmente confuso; pero
el cuerpo no acepta, al mismo tiempo, dos estados físicos tan distintos como la tensión y la
relajación.

Si usted puede estar en una posición de relajación, la respuesta del organismo sucede
automáticamente. Respirar profundamente puede ser la manera más fácil de control que existe.
Esto no es mágico, es simplemente una respuesta efectiva, condicionada y controlada por usted.

- Respire varias veces profundamente, haga varias inhalaciones, saque todo el aire que su
cuerpo no necesite. Esta manera de respirar inicia la respuesta de la relajación.

- Enfoque su atención en el conteo, en su mano o en un color.

- Esto le da la pauta a su cuerpo para relajarse cada vez más.

- En su lugar privado imaginario, visualice el estrés y la tensión que hay en sus músculos y que
conscientemente puede relajar uno por uno. Usted puede ir alejando su cuerpo del estrés. Con la
práctica se van alcanzando niveles más profundos de relajación que pueden causar muchos
cambios.

- Estos cambios son: sentimientos positivos y buena salud que mejorarán la calidad de vida.

- Organizándonos podemos aprender a manejar técnicas para resolver los problemas. Al


organizar nuestro tiempo tendremos más satisfacciones de las que nos imaginamos. Tendremos
más tiempo para hacer más cosas que nos brindan placer.

Veamos las características de una personalidad saludable:


1. Alto nivel de autoestima.

2. Toma de decisiones.

3. Alto nivel de consciencia.

4. Toma las riendas de su vida.

5. Establece prioridades, trabaja en lo que es importante.

Una manera efectiva de poner nuestra vida en la correcta dirección y bajar nuestro nivel de
estrés consiste en:
1. Crear una manera de hacer más fácil mi vida y la de los demás.

2. Poner humor en nuestras vidas.


3. Hacer un acto bondadoso cada día.

4. Descubrir cada día algo bello en nuestras vidas.

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