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El profesionalismo es una parte de la vida de los encargados de la seguridad, que debe hacerse
presente todo el tiempo, dentro y fuera de su actividad; esto es lo que identifica a un elemento
con capacitación especializada de uno que fue improvisado. La observación y percepción son
piezas clave en las técnicas de vigilancia, por lo que el Oficial de Protección debe estar alerta
para cubrir todos los factores, ya sean internos o externos, que puedan interferir en la realización
eficiente de su deber. Aunque el Oficial de Protección no pueda controlar todos estos factores,
el hecho de que se mantenga al tanto de lo que sucede en su entorno, lo hace más eficiente.
Los Oficiales de Protección deben conocer su profesión y estar enterados para tener la
capacidad de tomar decisiones correctas, sobre todo en los momentos críticos.
Profesional. Alguien que practica una profesión. Persona que adquiere un conocimiento y una
habilidad como resultado de un entrenamiento avanzado y una educación.
Por lo general, se necesita además del aprendizaje, experiencia calificada para la obtención de
la certificación COP (Certificado de Oficial de Protección).
Misión, se define como “la acción de conferir a una persona algún cometido”; en esta definición
encontramos la importancia que tiene el prepararse adecuadamente en la función que se va a
desarrollar, el estudio, la capacitación, la asesoría adecuada y la propia experiencia, elementos
que permiten que una persona se constituya en experta de una actividad determinada; esto
podemos aplicarlo a un ambiente general dentro del mundo laboral, pero cuando se trata de la
seguridad de las personas y sus bienes, la misión que se confiere representa también una
extrema responsabilidad, por lo que tanto quien la confiere como quien la realiza debe estar
plenamente convencido de que cuenta con la aptitud suficiente, para lograr el éxito en su
cometido.
La misión del Oficial de Protección es vigilar, resguardar y proteger las personas y los bienes
puestos bajo su custodia, tanto de actos ilícitos como de desastres, así como prevenir, investigar
y reunir las evidencias necesarias para castigar a los responsables de un delito; además, en
caso de flagrancia, deberá detenerlos y ponerlos a disposición de las autoridades
correspondientes.
Al constituirse una persona como elemento de seguridad sin los conocimientos básicos de esta
actividad pone en riesgo la misión conferida, además de que las personas y bienes relacionados
en esa misión, lejos de encontrarse protegidos están sujetos a un riesgo mucho mayor, por la
falta de preparación de quien tiene conferida la custodia. Esta persona que va a actuar
únicamente con la aplicación de su criterio, el que en la mayoría de las veces será equivocado,
por la ignorancia que prevalece en una materia específica; esta responsabilidad no es exclusiva
de quienes reciben las órdenes, abarca también a quien las emite, siendo este último el
responsable directo de conferir misiones a quien no se encuentra capacitado para cumplirlas.
La misión debe ser asignada y realizada por personal capacitado en la materia. Imaginémonos
que una persona compra un rancho y contrata a otra para asignarle la misión de cuidar la
siembra de un campo agrícola, pero el nuevo propietario nunca ha trabajado la tierra y el
contratado desconoce de agricultura; el comisionado para encargarse de la productividad de la
siembra contrata a todo aquel que le solicitó empleo y todos juntos empiezan a sembrar. Al cabo
de un tiempo, se dan cuenta que las semillas ni siquiera germinaron. Ante ese ejemplo es fácil
entender que era imposible que se obtuvieran buenos resultados, cuando la ignorancia de todos
fue determinante para el fracaso, el daño que se causó en este caso es importante, pero sólo
afectó a los intereses del propietario del rancho, quien participa en la responsabilidad por haber
contratado a personas que no contaban con la capacitación adecuada.
Si este ejemplo lo enfocáramos a la seguridad, veríamos que el resultado sería el mismo, con la
diferencia de que en materia de seguridad, la pérdida puede ser de vidas y de patrimonios de
una comunidad; sin embargo, en este ejemplo los directamente afectados no tuvieron
participación en la designación de quienes iban a estar a cargo de su seguridad. Debemos
entender lo grave que es contratar personal para desarrollar labores de seguridad y no
capacitarlo debidamente antes de que empiece a realizar sus funciones, desconociendo además
sus deberes y obligaciones. Al existir personas que se preocupan por capacitarse y obtener
conocimientos necesarios para constituirse como elementos de seguridad, se deben dignificar
sus esfuerzos y llamarlos de acuerdo a la categoría de su profesión: Oficiales de Protección.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES PARA EL OFICIAL DE PROTECCION
DISCIPLINA
Es la norma suprema a la que todos los Oficiales de Protección deben someter su conducta; la
disciplina se sustenta en la obediencia jerárquica; tiene como base un alto concepto del honor,
de la justicia y de la moral, y persigue como objetivo el fiel y exacto cumplimiento de los
principios de legalidad, eficiencia, profesionalismo, imparcialidad, honradez y lealtad; antepone a
sus intereses personales, la soberanía de la Nación, el respeto a las instituciones públicas y
privadas, así como el prestigio de su corporación. El cumplimiento de sus obligaciones debe ser
voluntario; exige desinterés, abnegación y sacrificio; sus funciones deben cumplirse con
prestancia sin demostrar desagrado, sin tibieza y con auténtico espíritu de servicio, invistiendo
siempre con honor su ejecución.
La subordinación debe ser rigurosamente mantenida entre grado y grado de la escala jerárquica
de su corporación. El exacto cumplimiento de sus obligaciones garantiza que cada uno reciba el
trato justo, dentro del ámbito de derechos y deberes. El servicio a la sociedad exige una
disciplina firme pero razonada, por lo que todo rigor innecesario, cualquier extralimitación por
acción u omisión que sobrepase las necesidades del servicio, deberá ser estrictamente
castigado.
ETICA PROFESIONAL
Etica es la norma moral de conducta humana que todos los Oficiales de Protección deben
observar en su vida privada y profesional, por lo que están obligados a cumplir fielmente con sus
obligaciones, buscando la superación personal, respetando lo que dictan las leyes, reglamentos,
así como todo ordenamiento que provenga de las instituciones gubernamentales o privadas.
Todos los Oficiales de Protección están obligados a conocer plenamente sus derechos y
obligaciones; a fundar y motivar sus actos en el servicio, además de ejercer sin vacilación, bajo
su estricta responsabilidad, el cargo y mando que le sea conferido.
Como Oficial de Protección encargado de mantener el respeto a sus obligaciones tiene como
deberes fundamentales: servir a la humanidad, salvaguardar las vidas, proteger los bienes,
respetar los derechos fundamentales de todos los hombres y cumplir fielmente con sus
obligaciones asignadas, para poder ganarse el reconocimiento, disfrutar de la libertad, igualdad y
respeto de la sociedad a la que sirve, convirtiendo lo que puede ser un simple empleo en una
profesión enaltecida.
En 1956, las fuerzas policiales de los Estados Unidos de Norteamérica, con la finalidad de
unificar la calidad de todos los cuerpos de seguridad, crearon su propio código, desarrollándolo y
difundiéndolo entre todo el personal, lo llamaron Código de Etica para Oficiales Encargados de la
Aplicación de las Leyes, reforzando el código con los Cánones de Etica; con estas medidas
lograron alcanzar el nivel de profesionalismo.
En 1979, los cuerpos policiacos de nuestro país empezaron a establecer su propio Código de
Etica, basándose en uno ya existente y derivado del Código de Etica y Disciplina Militar, siendo
la Policía Federal de Caminos la primera corporación policiaca que lo implantó, habiéndose
logrado elevar la calidad y profesionalismo de este cuerpo policiaco.
Cánones de Etica que deben prevalecer en la mente de todos los prestadores de servicios
de seguridad pública y privada
2. Determinar si la decisión necesita ser inmediata o puede esperar. Consiste en analizar qué
medidas es necesario tomar para dar cumplimiento a la misión asignada; si es necesario
realizar una o varias acciones, y si éstas se pueden realizar al mismo tiempo, o unas son
consecuencia de las otras.
3. Investigar entre varias opiniones disponibles, puesto que muchas decisiones mal tomadas se
derivan de una visión incompleta de los hechos. El conocimiento profesional de la ley, la
tecnología y las estructuras u organigrama de la empresa son importantes en la comprensión
de todas las opciones.
4. Escoger una opción. Escoja la que le parece mejor. Esto es, si se cuenta con los recursos,
equipo y personal necesarios; si se requiere apoyo de otras áreas y si el cumplimiento de la
orden no se opone a las políticas establecidas y si está dentro de la ética profesional su
cumplimiento. Las decisiones éticas deben ser reales. Deben existir en el trabajo, en
cualquier situación cotidiana.
- Conflicto con el tiempo completo o medio tiempo del empleado. La práctica de consultar con la
almohada, con su inherente división de lealtades, entre los empleados de tiempo completo o
medio tiempo puede crear tierra fértil para conductas antiéticas.
- Fatiga. Las personas que están cansadas toman malas decisiones por el mismo cansancio.
Este puede ser un círculo vicioso donde se aplican decisiones mal tomadas y el resultado es un
estrés mayor.
- Tradicionalismo y resistencia al cambio. Significa que las personas que llevan años
desempeñando una labor de la misma forma, por incorrecta que ésta sea se resisten a adaptar
sus sistemas de trabajo a los requerimientos de la modernidad.
El apoyo y la confianza de la población se logran cuando los ciudadanos esperan con seguridad
que el Oficial de Protección respetará sus garantías individuales, actuando justa y
profesionalmente, demostrando interés por atender su requerimiento, promoviendo el bienestar
público.
Un Oficial de Protección debe ser capaz de dar a conocer a los miembros de una comunidad, su
capacidad y disposición para servir con integridad y eficiencia.
El esfuerzo por generar una imagen aceptada por la sociedad debe ser en forma corporativa,
pero es precisamente el profesionalismo individual de cada uno de los Oficiales de Protección, el
medio a través del cual se puede integrar la imagen de grupo, enalteciendo la corporación a la
que pertenece. Por otra parte, este efecto ocurre cuando la mayoría mantiene un
comportamiento adecuado, cumpliendo con sus obligaciones y demostrando un alto grado de
profesionalismo; la inadecuada actuación de unos cuantos será suficiente para que la imagen
completa de la dependencia se vea demeritada.
Cuando los Oficiales de Protección realizan su trabajo portando un uniforme, se les coloca a un
lado del resto de la sociedad; en ese momento pierden su individualidad y adquieren una imagen
que los identifica dentro de grupos de personas numerosos, lo que los obliga a mantener una
postura y comportamiento con un alto grado de excelencia; aun sin darse cuenta siempre serán
observados, en algunas ocasiones con admiración, otras en forma de crítica y cuando el
comportamiento del elemento es negativo, los comentarios se realizarán con desprecio y
rechazo. Este efecto existe también en los Oficiales de Protección que sin portar el uniforme de
una institución, desarrollan labores de servicio de seguridad vistiendo de manera civil.
Las relaciones entre los Oficiales de Protección y la ciudadanía, cuando son buenas, crean una
confianza e incrementan el respeto; cuando son malas, provocan calificaciones negativas.
Todos los miembros de la institución podrán verse afectados con comentarios que provienen no
de una antipatía hacia los Oficiales de Protección, sino como consecuencia de la mala conducta
de un elemento.
Sin duda, existen algunas personas dentro de la población que no aceptan la autoridad del
personal de seguridad; en algunos casos, por encontrarse resentidos hacia determinadas
restricciones sociales y la autoridad que éste representa, pero esos individuos no constituyen la
mayoría; por lo general su comportamiento, al no ser el adecuado, también es rechazado por la
sociedad; los ciudadanos reconocen la necesidad de contar con servicios de calidad y con
Oficiales de Protección, ante quienes puedan recurrir y encontrar una respuesta a sus peticiones,
así como gozar de una protección ante los actos de delincuencia.
MODALES
Los modales, también llamados buenas maneras, son el saber conducirse aceptablemente en
público. La buena educación consiste en la consideración y el respeto hacia y por los demás.
- Póngase de pie al saludar a las personas que entran al recinto, especialmente a mujeres,
clientes o personas importantes. Esta es una muestra de respeto y consideración. Además es
una oportunidad de crear un acercamiento que ningún verdadero profesional puede darse el lujo
de perder.
II. LA DISTANCIA. Siempre tener presente que las cosas que están cerca son fáciles de
percibir y, por lógica, las que están distantes son difíciles de identificar.
III. EL TIEMPO. A mayor intensidad en el ritmo de una actividad, con mayor rapidez parece
que pasa el tiempo. El servicio obliga al personal de seguridad a laborar en diferentes
horarios y esto genera cambios que alteran el biorritmo del Oficial de Protección, por lo
que se requieren ajustes, tanto en el trabajo como en sus actividades particulares, es
necesario que durante cualquier horario de servicio se mantenga una postura de interés
sobre lo que se está realizando, para contrarrestar el aburrimiento.
IV. LA RAPIDEZ DE ACCIONES. El dejar pasar el tiempo provoca que sea más difícil
obtener resultados, por lo que se debe actuar siempre con rapidez y eficiencia. El
tiempo que pasa es la verdad que huye.
III. EQUIPO DE TRABAJO. Cuando los vehículos de vigilancia no estén en condiciones que
garanticen una seguridad en su funcionamiento, el personal deberá conocer
perfectamente esas limitaciones mecánicas y evitar que el uso inadecuado represente
un riesgo para la ciudadanía.
V. MANDOS. La confianza de los mandos se tiene que ganar y siempre estará relacionada
con la eficiencia en el servicio de cada uno de los elementos.
Otro puente para la interacción entre los policías y la seguridad privada es el delito.
Las funciones siguientes son algunas de las que ambas organizaciones realizan:
Seguridad personal. El sector privado tiene la responsabilidad de dar seguridad a los empleados,
clientes y a cualquier persona con quien tenga contacto. La policía es responsable de la
seguridad de la ciudadanía en general.
Prevención del delito. Ambas profesiones tienen la obligación de desarrollar programas para la
prevención del delito. Muchas agrupaciones policiacas han experimentado que es mejor
prevenir el delito que combatirlo. Las procuradurías en su organigrama ya tienen áreas
específicas realizando campañas de prevención del delito.
Mantener el orden. La policía es responsable de mantener el orden público, pero hay áreas en
las cuales es responsabilidad de la actividad privada. Esta relación juega un papel importante en
las funciones diarias de los profesionales de la seguridad.
El amplio crecimiento de la policía privada y el crecimiento limitado de la policía pública se deben
a cuatro factores principales:
1. El aumento de delitos en los centros de trabajo.
2. El incremento en el miedo a los delincuentes.
3. La disminución del presupuesto asignado a la protección pública.
4. La conciencia generalizada del uso de medidas de seguridad efectivas.