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Que es la ansiedad

La ansiedad es un estado mental, que genera un sentimiento malestar, inseguridad y


miedo, acompañado de una sensación de peligro inminente. La persona que
experimenta estos sentimientos a menudo está incapacitadas y encerradas por el
control de este sentimiento.

La ansiedad tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto
con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. En la actualidad se estima que un 20.6%
o más de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin
saberlo.

Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el [sistema nervioso


simpático sistema adrenérgico]. Por ejemplo, cuando el organismo considera
necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento y libera señales de alerta
a todo el sistema nervioso central. Cuando se detecta una fuente de alimento para la
cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina, y
se fuerza a todo el organismo a aportar energías de reserva para la consecución de
una fuente energética muy superior a la que se está invirtiendo para conseguirla y que
normalizará los valores que han disparado esa “alerta amarilla”. En esos momentos el
organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado de “alerta roja”.

CAUSAS FISIOLÓGICAS DE LA ANSIEDAD

Neuronas (Ansiedad : Causas fisiológicas)


La amígdala es una parte del cerebro que rige las emociones. Aquí dentro, existen
dos tipos de neuronas que permiten gestionar el miedo. Las primeras, llamadas
“temerosas”, envían señales de miedo por cualquier situación cotidiana. Aún así,
no es suficiente para provocarnos ansiedad. Las segundas también envían señales
de miedo. Pero, sólo sentiremos miedo, si más del 50% de esas neuronas envían
dichas señales. En el caso de que más del 75% de esos dos tipos de neuronas
envíe señales de miedo, sentiremos ansiedad. Es decir que una persona siente
miedo y ansiedad cuando la mayoría de las neuronas transmiten esas
sensaciones.

Neurotransmisores 
Por otra parte, las personas que luchan contra un trastorno de ansiedad suelen
tener un desequilibrio químico en el cerebro. Primero, puede tener zonas del
cerebro sensibles que se encienden con facilidad. Pero sobre todo, puede que la
persona tenga alteraciones en los neurotransmisores cerebrales. Estos
neurotransmisores se encargan de regular las emociones y permiten una buena
capacidad de juicio. Por otro lado, la noradrenalina es la base de la ansiedad. A
saber, es ella que envía señales para que nuestro cuerpo se prepare para
responder ante situaciones peligrosas. A menos que estos químicos estén en
equilibrio, la persona tendrá dificultad para controlar su ansiedad. Además, le
costará responder adecuadamente ante las dificultades y el estrés.

Hormonas (Ansiedad : Causas fisiológicas)


Los sistemas de los que vamos a hablar son como rutas por las que pasan las
hormonas. El sistema neuroendocrino y el sistema hipotálamo-hipofiso-
suprarrenal se relacionan con el estrés igual que con la ansiedad. A través de ellos,
se puede observar una hipersecreción de cortisol sistémico. Además, el cortisol
está considerado como la hormona del estrés. Se libera en el cuerpo para ayudarle
a enfrentar las situaciones de tensión. Por eso, cuando hay una cantidad
demasiada alta de cortisol sentimos estrés y ansiedad. Lo mismo pasa con la
noradrenalina. Para concluir, una persona puede sufrir ansiedad cuando hay una
secreción demasiada alta de tiroxina, catecolaminas y ciertas hormonas
hipofisiarias. Por ejemplo, prolactina, vasopresina y hormona del crecimiento.

ANSIEDAD Y CEREBRO ¿Cómo AFECTA?

Áreas cerebrales implicadas en la ansiedad


Para entender cómo afecta la ansiedad en el cerebro es importante conocer las zonas
cerebrales que gestionan dicho proceso. Los estudios realizados muestran que no
existe una región única y específica encargada de la integración de la ansiedad. Ni
tampoco un sistema de neurotransmisión exclusivo.

Sin embargo, existe un gran número de centros nerviosos que participan en la


producción y modulación de la ansiedad en el cerebro. Estos son, en su mayoría,
zonas que forman parte del sistema límbico.

Se encuentran implicadas diferentes zonas cerebrales como la amígdala, ínsula,


cuerpo estriado ventral, hipotálamo, regiones ventrales de la corteza cingulada
anterior y de la corteza prefrontal. Específicamente, la zona ventromedial y
corteza orbitofrontal
La importancia del hipocampo y la amígdala

Nos centraremos en dos zonas, la amígdala y el hipocampo. Esta primera es una


estructura localizada en el lóbulo temporal relacionada con la supervivencia y
el miedo.

Es decir, si nos encontrásemos ante factores externos que pudieran suponer una
amenaza, la amígdala se activaría para indicarnos que hemos de alejarnos de esa
amenaza y así, incrementar las posibilidades de supervivencia

Sumado a esto, también estaría relacionada con las respuestas emocionales y el


reconocimiento de las expresiones faciales.

Teniendo un claro papel en la formación y recuperación de recuerdos que están


relacionados con el miedo

Así mismo, la amígdala recibe la entrada de otras estructuras como el hipotálamo,


tálamo e hipocampo.

Este último, importante en la consolidación de la memoria y el aprendizaje, tiene la


función de almacenar los sucesos peligrosos en forma de recuerdos para poder
evitarlos en situaciones futuras.
¿Qué sucede en el sistema nervioso central cuando sufrimos ansiedad?

Cuando se manifiesta el temor, la tensión, y se agudizan nuestros sentidos, esto es señal


de que el cerebro ha detectado algo que considera amenazante y es ahí cuando surge
esta afección.
La amígdala cerebral, encargada del procesamiento y almacenamiento de las reacciones
emocionales, junto con el hipocampo, en el que se encuentra la memoria y es el
encargado de regular los estados de ánimo, intervienen en la aparición del miedo e
interfieren en la mayoría de los trastornos de ansiedad.
Los psicólogos afirman que las emociones almacenadas, así como sus recuerdos, son las
que determinan cuándo una situación es peligrosa o no. Es allí cuando se genera la
respuesta de protección y comienza la liberación de hormonas como la adrenalina y el
cortisol, lo que da lugar a los cambios físicos experimentados por el cuerpo.

¿Que ocurriría sin la amígdala?

Podríamos preguntarnos: ¿Qué pasaría si no tuviéramos amígdala? ¿La


respuesta de ansiedad desaparecería? Lo cierto es que, si esta zona tan importante
para dicha respuesta estuviera dañada, habría una disminución de la ansiedad.
El caso del síndrome de Klüver-Bucy es un trastorno de la conducta donde existe
una alteración de los lóbulos temporales mediales, afectando a la amígdala.

Por ende, en dicha afectación todas las funciones que tiene la amígdala quedarían
mermadas. Sin embargo, el hecho de que se redujera la ansiedad no es tan
beneficioso como podría parecer.

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