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DIAGNÓSTICO DE UN PROBLEMA EDUCATIVO

Experiencias docentes en el uso de las


Tecnologías de la Información y
Comunicación para el desarrollo del
aprendizaje colaborativo entre estudiantes en
contexto de pandemia

Curso: Gestión de la Enseñanza de Habilidades del s21


Profesora: Magdalena Claro
Ayudante: Rosemberg Franco
Integrantes: Gonzalo Beltrán - Valentina Carrasco - Marcia del Río - José Tomás
González - Valeria Torres
Planteamiento General del problema:
La experiencia educativa que se ha vivido internacionalmente producto de
la pandemia del COVID 19, adelantó la implementación de una serie de desafíos
que se venían discutiendo en educación desde hace décadas. Asuntos como la
digitalización de la enseñanza, la viabilidad (o no) de las clases en modalidad
remota, o el monitoreo eficaz de los procesos de aprendizaje de los estudiantes a
través de plataformas online, son cuestiones que - para bien o para mal - se
pusieron a prueba a partir del contexto de la emergencia sanitaria.
Nuestro país no fue la excepción, y la crisis sanitaria aún en desarrollo,
reveló las desiguales condiciones de los estudiantes de Chile para acceder a
herramientas digitales que les permitieran mantener un proceso continuo de
aprendizaje, así como la escasa preparación docente para desarrollar
metodologías y estrategias de enseñanza que pudieran aprovechar en forma
óptima los recursos de los que se disponía según los distintos contextos
escolares. Otro aspecto relevante y en la que coincidimos como docentes de
distintas asignaturas (música, inglés, teatro, o cargos coordinación académica), es
que la experiencia de la pandemia evidenció - al menos en un comienzo - una
cultura de clases que denominamos como tradicional, en la que sigue
predominando la mediación permanente del docente, con clases en modo
expositivo y con una dinámica unidireccional por parte del profesor hacía los
estudiantes.
Frente a este contexto y de la evolución de la que hemos sido parte como
profesionales de la educación en medio de la crisis sanitaria, encontramos en las
TICs y en el efectivo desarrollo del aprendizaje colaborativo una oportunidad para
mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje tanto para el contexto de
pandemia como para los desafíos futuros contemplados en educación. Mientras el
aprendizaje colaborativo tiene la ventaja de involucrar a otros actores como
compañeros o miembros de la familia, las TICs nos brindan una flexibilidad mayor
para que los estudiantes puedan desarrollar sus labores formativas en distintos
horarios y de distintas maneras, las que en caso de ser bien monitoreadas por el
profesor pueden promover experiencias de aprendizaje más interesantes y
motivadoras.

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Causas y consecuencias del problema:
Una de las mayores dificultades para las y los docentes tiene relación con
fomentar el aprendizaje colaborativo a distancia, ya que de acuerdo con Iborra e
Izquierdo (2010) este tipo de aprendizaje se incluye dentro del constructivismo,
donde cada estudiante constuye su propio conocimiento y elabora sus contenidos
a partir de la interacción con otros. En un grupo colaborativo existe una autoridad
compartida y una aceptación por parte de los miembros del grupo de la
responsabilidad de las acciones y decisiones del grupo.
Desafortunadamente, el cambio del escenario de una sala de clases a los
hogares de los actores educativos (docentes y estudiantes), modificó el proceso
de enseñanza-aprendizaje a formas que no eran habituales. Los hallazgos de un
estudio realizado en Indonesia por Mustakim, Trisnaningsih y Mona Adha (2020)
constataron que el aprendizaje en línea es menos efectivo para fomentar el
aprendizaje colaborativo en comparación con la presencialidad, ya que hay
diversas dificultades que se interponen en este proceso como la red de Internet
inestable, los estudiantes que viven en áreas rurales, la dificultad para aplicar
varios modelos de aprendizaje colaborativo, la dificultad para utilizar herramientas
tecnológicas, entre otros. En nuestro país, estas dificultades han sido la causa
para un desigual acceso al proceso de aprendizaje.
La realidad chilena no dista mucho de la internacional, porque se requiere
de un cambio de paradigma tanto para docentes como para estudiantes en esta
nueva “sala de clases” en que se transformaron los hogares. Es así que ante la
falta de recursos y apoyo por parte de los establecimientos educacionales y del
Ministerio de Educación para el desarrollo profesional en el uso de TICs, las y los
profesores “se han visto en la necesidad de buscar instancias de formación y de
colaboración entre pares, de manera autogestionada, para compartir recursos y
experiencias formando comunidad” (ARPA, 2021). Estas nuevas instancias de
colaboración entre pares, ha sido una consecuencia del contexto de emergencia
sanitaria, donde el aprendizaje colaborativo en este contexto ha sido clave para
generar instancias de reflexión, de crear, resolver y debatir ideas de la mano de

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las herramientas tecnológicas que pueden enriquecer y generar aprendizajes
significativos.
Las posibilidades de desarrollar actividades que promuevan un aprendizaje
colaborativo también se ve condicionado por el tipo de interacción pedagógica
que predomina en las salas de clases de nuestro país, ya que son las y los
docente quienes tienen un mayor protagonismo respecto a los procesos
comunicativos en el aula (ACE, 2017), lo cual, se traduce en un monopolio del
habla por parte del docente (Martinic y Vergara, 2007), en clases menos
dinámicas y desafiantes en términos cognitivos (Godoy, 2016) y en actividades
orientadas al trabajo individual de los estudiantes (Preiss, 2010). Al respecto, la
Agencia de la Calidad señala que la implementación de interacciones
colaborativas entre estudiantes se ve limitada, en gran medida, al poco tiempo
para la preparación y ejecución de este tipo de actividades, como también a la
falta de recursos y material pedagógico que dinamice la interacción docente-
estudiante (ACE,2017). Son bajo estas condiciones que la irrupción de clases en
modalidad remota se tuvieron que desarrollar, propiciando, con ello, una nueva
cultura de aprendizaje en la que se vieron involucrados otros actores, como la
familia o los compañeros (vecinos, o grupos de trabajo).
Tanto el involucramiento de la familia como la colaboración entre pares es
fundamental para el trabajo colaborativo y el aprendizaje eficaz a través de las
tecnologías ya que como se señaló inicialmente, en el aprendizaje colaborativo
existen autoridades compartidas, en las que cada miembro es responsable de su
aprendizaje, pero a la vez del aprendizaje de los demás, este sentido colaborativo
de la experiencia de aprendizaje, es una oportunidad tanto para enfrentar el
escenario de la enseñanza a distancia producto de la emergencia sanitaria, así
como para pensar en el devenir de la educación a partir de la relación entre TICs
y aprendizaje colaborativo.

Problema específico a resolver:


Ante el contexto de crisis sanitaria y confinamiento los colegios han
requerido del uso de nuevas tecnologías para continuar desarrollando el proceso
de enseñanza y aprendizaje y así volver a potenciar habilidades como la escucha

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activa, el trabajo autónomo y sobre todo el aprendizaje colaborativo que requiere
de la interacción entre pares.
Para llevar esto a cabo se requiere formación docente y equipamiento
adecuado, pero actualmente la estructura escolar no siempre es lo
suficientemente flexible ante la idea de adaptarse a las posibilidades y
necesidades individuales y grupales de los estudiantes y docentes. Sigue
existiendo una brecha en torno a la alfabetización digital docente, específicamente
en su formación instrumental y didáctica para lograr que encuentre buenas
prácticas que pueda trasladar fácilmente a su contexto.
Es necesario facilitar a los docentes un banco de recursos y experiencias
digitales extrapolables a su realidad, donde no sólo sea importante el dominio de
una herramienta con la que crear materiales, sino también el diseño de
situaciones de aprendizaje que promuevan, por ejemplo, el aprendizaje
colaborativo.
Los actores involucrados en este problema son los docentes y estudiantes
de comunidades educativas que han sido parte de la modalidad de educación a
distancia, incorporando nuevas tecnologías a su proceso de enseñanza y
aprendizaje y desarrollando nuevas habilidades para llevarlo a cabo.

Fundamentación de la relación del problema con el siglo 21:


El proceso de digitalización se ha visto acelerado producto de la pandemia
y por ende, las nuevas formas de poder enseñar y aprender. Cabe destacar que
este es un proceso que se ha venido formando durante muchos años en el
sistema educativo por el desarrollo acelerado de la tecnología en general, pero
que lamentablemente, no ha sido implementado correctamente en la sala de
clases. Está de más decir que la sociedad avanza hacia un trabajo asincrónico y a
espacios virtuales de encuentro, como es, por ejemplo, la educación híbrida.
Es importante destacar que existen dificultades para poder incluir el
desarrollo de TICs en el sistema educativo nacional. Por ejemplo, a nivel micro
hay una falta de preparación de los docentes y a nivel macro, el poder tener
políticas públicas para asegurar tener una buena conexión a internet desde sus
hogares. En las Bases Curriculares (2018), se señala que uno de los objetivos
generales de la Educación Básica es poder “acceder a información y comunicarse

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usando las tecnologías de la información y la comunicación en forma reflexiva y
eficaz” (p.17). Esta definición alude a un uso que permita tanto el acceso a la
información como a la comunicación a través de las tecnologías. En este sentido,
el trabajo educativo no consiste en delegar a las tecnologías la labor formativa,
sino que incorporarlas como herramientas para la enseñanza, tal como se
destaca.
“El propósito general del trabajo educativo en esta dimensión es proveer
(..) las herramientas que les permitirán manejar el mundo digital y desarrollarse en
él, utilizando de manera competente y responsable estas tecnologías (Ministerio
de Educación, 2018, p.31). Esta última definición pone énfasis en la idea de que
las tecnologías por sí solas no son suficientes para lograr el objetivo planteado,
sino que deben ser abordadas como una dimensión educativa que defina
enfoques y lineamientos claros para los estudiantes, además de educar en torno a
la comunicación a través la tecnología, ya que si bien, los estudiantes están
acostumbrados a relacionarse por redes digitales, esto no es sinónimo de que
esas sean las plataformas más idóneas para la comunicación, y mucho menos
que el ejercicio comunicativo resulte eficaz para indagar y compartir la
información.
Al respecto Brown y Duguid (2000) citados en Anderson (2008)
argumentan que el aprendizaje es la adquisición del conocimiento y se establece
que el aprendizaje es social y requiere el desarrollo de la disposición,
comportamiento y actitud de los practicantes (p.20), esta cita remarca la
importancia de que el aprendizaje además de ser eminentemente social requiere
de una disposición y actitud que debe ser formada y trabajada en en el espacio
educativo. Anderson (2008) también define la colaboración como parte de las
habilidades del S.XXI como un intenso conocimiento organizacional que requiere
trabajo en equipo y también coordinación (p.10). Hay que aprender a
relacionarnos y ser críticos en esta nueva manera de operar y/o ejecutar todo lo
aprendido utilizando las nuevas tecnologías. En consecuencia, el desarrollo de
habilidades y del aprendizaje colaborativo es imprescindible para las nuevas y
futuras generaciones, y por ende, es necesario tener docentes capacitados para
este cambio.

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Infografía

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Bibliografía

7
Activando la Resolución de Problemas en las Aulas. (2021). ¿Es posible el
aprendizaje colaborativo en contextos virtuales?. Recuperado el 10 de
octubre de 2021, de https://arpa.uchile.cl/blog/2021/04/12/columna-es-
posible-el-aprendizaje-colaborativo-en-contextos-virtuales/

Agencia de Calidad de la Educación. (2017) Estudio de las Interacciones


Pedagógicas dentro del Aula. Disponible en:
http://archivos.agenciaeducacion.cl/Estudio_de_las_interacciones_pedagog
icas_FINAL.pdf

Anderson, R. E. (2008). Implications of the information and knowledge society for


education. En International handbook of information technology in primary
and secondary education (pp. 5-22). Springer, Boston, MA.

Godoy, F.; Varas, L.; Martínez, N.; Treviño, E.; y Meyerde, A. (2016).
Interacciones pedagógicas y percepción de los estudiantes en escuelas
chilenas que mejoran: una aproximación exploratoria. Estudios
Pedagógicos, 42.

Iborra, A. & Izquierdo, M. (2010). ¿Cómo afrontar la evaluación del aprendizaje


colaborativo? Una propuesta valorando el proceso, el contenido y el
producto de la actividad grupal. Revista General de Información y
Documentación, 20(1), 221–241.

Martinic, S., & Vergara, C. (2007). Gestión del tiempo e interacción del profesor-
alumno en la sala de clases de establecimientos de jornada escolar
completa en Chile. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad,
Eficacia y Cambio en Educación, 5(5), 3-20.

Ministerio de Educación, C. (2018). Bases Curriculares Primero a Sexto Básico.


Bases Curriculares Primero a Sexto Básico.
https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-22394_bases.pdf

8
Mustakim, T., Trisnaningsih, T., & Mona Adha, M. (2020). The Effectiveness of
Online Learning Using Online Media During Covid-19 Pandemic at
Vocational High School. Advances In Social Science, Education And
Humanities Research, 513, 256-262.

Preiss, D. (2010). Folk pedagogy and cultural markers in teaching: Three


illustrations from Chile. En Preiss D. D., y Sternberg R. J. (Editores),
Innovations in educational psychology: Perspectives on teaching, learning,
and human development, 325-355). Nueva York, Estados Unidos: Springer.

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Anexo: Diagrama de causas y consecuencias del problema

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