Por tal razón, necesitamos una innovación en el proceso educativo, que nos
permita desarrollar todo el potencial de Los jóvenes de la actualidad.
Sobre esta realidad, Tesouro y Puiggalí (2006) destacan que las nuevas
tecnologías de la información han abierto nuevas expectativas en el campo
de la educación que comportan cambios en la relación del alumno con el
tiempo y con el espacio.
Marcelo (2002) apuntaba, que una ciudadanía activa no puede crearse con
unos sistemas educativos obsoletos a nivel de su organización y de su
planteamiento didáctico y curricular.