PARA APRENDEH Y ENSEfrIAR

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PARA APRENDER Y ENSENAR

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Monte Carmelo
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cación pública y transformación de esta obra sin contar
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lmpresión y EncuadernaciÓn:
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INTRODUCCIÓN
Seleccionar cien momentos fundamentales de la historia de
la teología es un esfuerzo lleno de sorpresas y de satisfacción
porque es un gesto de gratitud y de reconoc¡miento hacia qu¡enes
desde su fe se han sentido protagonistas y responsables en la
lglesia y en el mundo. La teología deja de ser una tarea abstracta
y atemporal cuando se concreta en personas con rostro y con
nombre que han tomado la palabra para interpretar los aconteci-
mientos del momento y para señalar los caminos del futuro.
Este esfuerzo de selección implica siempre exclusiones, e ¡n-
cluso olvidos injustificados, más aún, injustos. Es inevitable en
obras limitadas en su extensión. Una primera limitación afecta al
punto en que com¡enza lo que se ha dado en llamar teología.He-
mos dejado conscientemente a los autores de los escritos neotes-
tamentarios como pertenecientes a un momento especialmente
cualificado: aunque en ellos se pueda hablar también de teología
están enraizados en un terreno peculiar, el de la inspiración y la
revelación. Incluir a autores neotestamentarios hubiera implicado
eliminar muchos de los apartados que presentaremos, y que son
sin duda menos conocidos y menos accesibles. Por ello hemos
comenzado a partir del período patrístico.
También entre los Santos Padres hemos elegido sólo ocho
momentos, con los personajes imprescindibles. Hemos tratado de
presentar aquellos puntos o figuras que de modo más patente
han marcado el desarrollo posterior de la historia de la teología.
Además también los escritos de los Padres y las presentaciones

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
globales del pensamiento patrístico son más abundantes que las
referentes al conjunto de la historia de la teología.
En el abanico que iremos desplegando hay algunos nombres
cuya omisión o ausencia resulta particularmente dolorosa:Tertu-
liano y Cipriano, Ambrosio y Jerónimo, en la antigüedad; Rosmini
o Teilhard entre los más recientes; la tradición anglicana y en bue-
na medida la ortodoxa han sido poco tenidas en cuenta; algunos
autores han sido agrupados, aunque hubieran merecido un trata-
miento propio; los más significativos apenas pueden mostrar toda
su grandeza en un Par de Páginas.
Dentro de tales limitaciones, evidentes pero ineludibles, los
cien momentos elegidos permitirán recorrer el esfuerzo gigantes-
co que la(s) lglesia(s) cristiana(s) ha ido realizando a través de los
siglos para pensar su identidad y misión dentro de circunstancias
culturales, Soc¡ales, políticas y eclesiales tan complejas y siempre
cambiantes. Ello muestra que no Se ha dado nunca -ni se puede
dar- una teología intemporal o encerrada en el ámbito inconta-
minado de la verdad. lncluso quien lo pretenda no podrá ocultar
Su contexto: el presunto refugio en un mundo de ideas puras e
intocables no es más que la reacción contra una circunstancia
histórica que interpela, critica o presenta objeciones. Por ello un
recorrido a través de la historia de la teología puede ser el mejor
instrumento o criterio para valorar la tarea y la función de la teo-
logía también en el momento presente, para elaborar la teología
que realmente necesitamos.
Cada autor debe ser visto por tanto dentro de sus coorde-
nadas históricas. Hemos señalado con brevedad algunos datos
biográficos (pues el teólogo es una persona de carne y sangre),
para insertarlo en Su tiempo y en las influencias que ha recibi-
do, a fin de comprender que su trabajo intelectual tiene valor y
sentido precisamente desde momento histórico. Hemos intentado
-en la medida de lo posible- señalar las obras más significativas
explicitando su objetivo y la aportación que ofrecen. Las obras de
los teólogos que merecen tal nombre no Son un entretenimiento
o una curiosidad intelectual sino una respuesta y una propuesta'
Ello es lo que las hace merecedoras de figurar en una historia
como la presente.
INTRODUCCIÓN
La división de períodos en el segundo milenio se ha realizado
fundamentalmente por siglos: cada siglo significa una inflexión,
un cambio, una nueva problemática o la modulación significativa
de un estado de ánimo o de un modo de situarse ante la realidad.
Ciertamente la distinción de siglos no puede absolutizarse, pues
las cuestiones y las personas desbordan tales esquemas. Pero
no es menos cierto que los grandes cambios operados se pueden
identificar con un siglo preciso: el florecimiento y el esplendor de
la Escolástica, el fin de la edad medieval con la emergencia de la
vía moderna y del espíritu laico, el humanismo y el renacimien-
to, los varios rostros de una reforma sentida como necesaria, la
aparición de la razón moderna, su ampliación como mentalidad
ilustrada, la emergencia de la crítica histórica, la conjugación de
la revelación y la historia...van haciendo su aparición y se con-
solidan en un siglo determinado. Este abanico de cuestiones, de
perspectivas, de interpelaciones o desafíos, se va desplegando
de modo sucesivo, y por ello resulta conveniente establecer mar-
cos cronológicos y culturales que permitan situarlos en su origen,
en su desarrollo y en sus replanteamientos.
Nos hemos detenido con más detalle en el siglo XX. En él se
percibe una efervescencia llamativa y admirable ya que recoge
todo lo que los siglos anteriores han ido depositando y sedimen-
tando (tanto en el pensamiento teológico como en el filosófico y
cultural). Ese largo camino que desemboca en el siglo XX sigue
siendo nuestro presente, el suelo fecundo del que nos sigue lle-
gando savia y alimento. No podemos dejar de mirar con interés a
la centuria de la que procedemos. Pero alavez, desde la vitalidad
de la teología del siglo XX, se pueden sondear los caminos por
los que avanzará la teología (o las teologías) del siglo XXl, más
aún, del tercer milenio.
Nuestra perspectiva es fundamentalmente la de la lglesia Ca-
tólica. Pero por eso hemos debido dar toda su importancia a las
aportaciones teológicas procedentes del pensamiento protestante
y, en menor medida, del ortodoxo. En la época moderna la teolo-
gía católica no sería comprensible sin el contrapunto y el desafío
de la teología surgida de la Reforma. Hasta el siglo XX la teología
venía siendo tarea de varones occidentales, que respiraban la
razón greco-romana y moderna, fundamentalmente europea. El
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

final de nuestra historia deja ver que ese horizonte ha cambiado,

signo patente de que la historia de la lglesia se adentra en un
estadio nuevo, desconocido e indominable, en el que teólogos y
teólogas deberán asumir su protagonismo y responsabilidad. En
la lglesia y en el mundo.
La variedad de posturas, de actitudes, de estilos, de preocupa-
ciones, de sensibilidades, muestra la dificultad de definir la teolo-
gía. Difícilmente una definición genérica integrará toda la variedad
que nos saldrá al encuentro en las páginas siguientes. Podemos
con cierta seguridad decir que la teología es reflexión sobre la fe,
expresión de la fe que busca inteligibilidad. Pero ese intento de
definición, para Ser respetuosa con los teólogos concretos, deberá
abrir el enorme abanico de diálogos en que se despliega: diálogo
que acoge e interpreta lo que la revelaciÓn ha ido depositando a
través de quienes la han recogido, modulado y transmitido; diálo-
go con hombres y mujeres que en la lglesia manifiestan sus pre-
guntas y dificultades, Sus incertidumbres e incluso sus protestas;
diálogo con quienes piensan desde otros horizontes mentales y se
dejan conducir por la crítica y las objeciones a lo heredado o tra-
dicional; diálogo con quienes encarnan el poder político y estatal
y que reivindican un soberanía que se niega a encuadrarse en los
marcos eclesiales; diálogo constante con otros teólogos que su-
gieren respuestas distintas porque han captado preguntas nuevas
para las cuales consideran insuficientes las fórmulas del pasado...
Ese diálogo que constituye a la teología es el que reclama la in-
clusión de personas ajenas al ambiente académico de la teología
o que incluso han marcado distancias respecto a las lglesias y al
cristianismo institucional. Todo intento por definir la leología debe I. EL PERIODO PATRISTICO
ser cuidadoso para no eliminar estas perspectivas.
La teología, en cuanto actividad de personas concretas, refleja
la vida misma de la lglesia que avanzaal ritmo de la humanidad. La
teología muestra frecuentemente la polémica de la lglesia frente al
mundo y en ocasiones se muestra como portavoz de la polémica del
mundo frente a la lglesia. Precisamente porque los aspectos de po-
lémica nunca desaparecerán, para no caer víctimas de las divisio-
nes humanas, parece conveniente recuperar el testimonio de aque-
llos teólogos que se han sentido abogados defensores de la lglesia
en el mundo y abogados defensores del mundo en la lglesia.
 Los Santos Padres constituyen un testimonio fundamental de
la fe cristiana y por ello son un criterio y una fuente irrenunciables
para la teología. La reflexión que ellos realizaron a la luz de la
Escritura, insertados en la vida eclesial y en la liturgia, así como
su discernimiento de la cultura de la época, han de permanecer
como modelo y como punto de referencia. De hecho la historia
muestra que el retorno a los Padres es siempre un factor de reno-
vación y de revitalización de la teología. La relegación de los Pa-
dres favorece por el contrario el anquilosamiento del pensamiento
cristiano o su sometimiento a las ideologías del momento.
Este capítulo resulta clamorosamente reducido y limitado al
constatar los nombres que no son presentados o mencionados.
No obstante el equilibrio de la obra exige una selección, por em-
pobrecedora que sea. Sin embargo es una laguna fácil de colmar
ya que sus textos son más accesibles al gran público.
En los ocho momentos elegidos hemos procurado privilegiar
las grandes inflexiones de la evolución teológica, las tomas de
postura en las grandes cuestiones dogmáticas o los nombres sin
los cuales resulta imposible concebir el devenir de la teología.
Comenzaremos presentando los Padres Apostólicos y los Pa-
dres Apologistas porque son testigos de la reflexión inicial sobre
la fe, la cual ha de conjugar una doble perspectiva: la que brota de
la vida interna de las comunidades eclesiales y la que se desplie-
ga desde el encuentro con el mundo y la sociedad.
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Posteriormente nos fijaremos en dos figuras que marcarán el
futuro por lo que los une y por lo que los diferencia: lreneo, que
defiende la regla de la fe en medio de convulsiones doctrinales,
y que alaveztrata de vincular la salvación a la carne del mundo;
y Orig"n"s, el primer sistematizador enciclopédico que une su fi-
áel¡OáO a la tradición con el lujo de una especulación de impronta
platónica. La teología asiática y la teología alejandrina se comple-
mentan y se enriquecen.
Los siglos lV-v son decisivos en la fijaciÓn doctrinal y dog-
mática dei credo cristiano: los concilios trinitarios y cristológicos
sOn doS vertientes de ese eSfuerzo. Por eSo preSentaremos, Se-
paradas pero vinculadas, la afirmación trinitaria y la afirmación
cristológica.
Finalmente presentaremos dos figuras que pensarán -de
modos distintos- el contenido de la fe y la experiencia espiritual
dentro de los marcos del platonismo, sensibilidad intelectual do-
minante en aquellos siglos. En el Occidente latino Agustín de Hi-
pona, que marcará de modo indeleble la teología posterior y que
será reconocido como un genio de la civilización humana; en el
Oriente griego Dionisio el Areopagita, que tanto influirá en la teo-
logía medieval y en la historia de la espiritualidad cristiana.
EL PERIODo PATRÍSTICO
Se conoce como Padres Apostólicos a un conjunto heterogé-
neo de escritos que reflejan una experiencia posterior a la de los
apóstoles, pero que pudieron tener contacto con ellos. De hecho
algunos de estos escritos fueron leídos en las asambleas eclesia-
les como insp)rados; pudieron ser contemporáneos de los escri-
tos más tardíos del Nuevo Testamento.
Son escritos ocasionales, es decir, no están proyectados con
intenciones doctrinales y sistemáticas. Surgen de la vida misma
de las comunidades cristianas, de sus problemas y encrucijadas.
En ese sentido podríamos considerarlos de carácter pastoral.
Pero en esa experiencia concreta e inmediata están en juego
grandes cuestiones del depósito de la fe. Desde este punto de
vista pueden ser considerados como testigos de una figura de la
teología que nunca se debe perder: la reflexión surge desde la
experiencia y en contacto con la realidad alaluz de la revelación
y de la tradición apostólica.
No tienen pretensiones sistemáticas ni especulativas y por ello
reflejan diversidad de circunstancias, de géneros literarios, de es-
tilos y de conceptos. En esa diversidad aflora la unidad que los
vincula, como se refleja en las referencias al relato evangélico y
en los elementos de un credo aún en germen. Los problemas y
las cuestiones botan de la diversidad de encrucijadas y de interro-
gantes inevitables en una lglesia que está empezando a caminar
en la historia humana: cuál es su exacta relación con lsrael y con
el Antiguo Testamento, cómo debe articularse el tejido de iglesias
dispersas por el mundo, qué ministerios son imprescindibles para
mantener la comunión y la tradición apostólica, cómo afrontar las
tensiones internas y las divergencias doctrinales... Este cúmulo
de interrogantes brota en unas iglesias que han nacido en suelo
judío, que aún se alimentan de su savia, pero que alavez están

CIEN MOMENÍOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
en contacto con un contexto fundamentalmente griego y romano.
Mencionaremos los cuatro documentos más significativos'
La iglesia de los romanos escribió una Carta a los corintios a
finales del siglo l. Es atribuida a Clemente, pero en real¡dad es la
iglesia del lugar la que se presenta como autora (es una manifes-
tación de la conciencia de la iglesia romana). Trata de intervenir en
un conflicto interno de la iglesia de los corintios que había llegado a
la deposición de los responsables. La carta recomienda armonía y
unidad, y con este motivo ofrece una reflexión sobre los ministerios
fundamentales (en un período de tanteos e incertidumbres).
lgnacio,obispo de Antioquiaacomienzos del siglo ll, es hecho
prisionero a causa de su fe y conducido a Roma para Ser juzgado.
Durante el camino escribe una Serie de cartas a diversas iglesias
del entorno para animarlas y hacerles recomendaciones ante los
problemas que las amen azan. La carta a los romanos impresiona
por Su frescura y por la pasión con la que Se dirige al martirio' In-
siste lgnacio en la unidad que cada iglesia debe conservar en tor-
no a la eucaristía y al obispo, especialmente porque pululan doc-
trinas heréticas que niegan la real humanidad de Jesús' Reafirma
con energía el carácter verídico de la encarnación y muerte de
Jesús, y a la vez lo vincula con la intimidad de Dios. Ofrece los
primeros esbozos para conjugar lo que después se denominarán
"dos naturalezas" en Cristo.
Un documento falsamente atribuído a Bernabé atronta el ar-
duo problema de la continuidad o discontinuidad entre Antiguo
y Nuevo Testamento. Su actitud eS claramente negativa ante los
judíos: no habían entendido el sentido de la revelación, y por ello
es lógico que los cristianos se consideren depositarios auténticos
de la Escritura. La atribución a Bernabé refleja la preocupac¡ón
por legitimarse bajo la autoridad apostólica.
El Pastor de Hermas eS compuesto en Roma en diversos eS-
tadios durante la primera mitad del siglo ll. Se articula a partir de
visiones que Hermas recibe de un ángel en forma de pastor. Trata
de dar respuesta a un problema práctico: ¿Se puede reconciliar
y perdonar a los bautizados que han vuelto a pecar? Refleja una
cristología imprecisa: identifica a Jesús con el mayor de los ánge-
les y confunde al Hijo con el Espíritu Santo.
EL PERIODO PATRIST¡CO
Los Padres Apostólicos reflejaban la vida interna de las igle-
sias cristianas; inicialmente se veían y se pensaban en el ámbito
judío. Progresivamente los cristianos se fueron expandiendo fue-
ra de Palestina y del ámbito espiritual e intelectual del judaísmo.
Debieron tomar conciencia de una nueva situación cuando se
descubrieron como pequeñas islas en el seno de la civilización
helenista y cuando fueron mayoría los cristianos que no proce-
dían del judaísmo sino del paganismo. Ni la sensibilidad ni las
preguntas podían ser las mismas. Y por ello también la teología
debía cambiar: se hacía más urgente conservar la unidad de la
fe (como veremos en la figura de lreneo); y había que afrontar la
mirada del mundo, en gran parte indiferente u hostil, y legitimar la
propia fe ante los de fuera y ante los de dentro.
Esta es la responsabilidad que asumirán los Padres Apologis-
tas, desarrollando una dimensión de la teología que nunca po-
drá desaparecer. Son llamados apologisfas porque elaboran una
apología de la fe, una defensa del carácter racional del misterio
cristiano y de la moralidad de las costumbres cristianas. En el
fondo de este esfuerzo se encuentra una cuestión que plantea
Arístides, uno de los primeros apologistas: ¿qué es lo que apor-
tan la lglesia y el cristianismo al mundo?
Dado su carácter minoritario, los grupos cristianos resultaban
extraños y enigmáticos a sus contemporáneos. Por eso se susci-
taron comentarios y rumores: comían la carne de un muerto (en
referencia a la eucaristía), tenían prácticas sexuales anormales
(por la fraternidad y reuniones secretas). Posteriormente se les
acusó de "ateos" porque se negaban a practicar el culto oficial,
especialmente al emperador. Finalmente los intelectuales anali-
zaron sus doctrinas y denunciaban su carácter irracional, cargado
de magia y superstición.
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Como respuesta algunos cristianos compusieron una espe-
cie de "cartas abiertas" dirigidas a la opinión pública. En ellas re-
lataban la pureza de su comportamiento, exponían su elevada
concepción de un Dios único, mostraban que en la fe había inte-
ligibilidad y una coherencia superior a las religiones y filosofías
tradicionales. El testimonio del amor cristiano, el horizonte de su
esperanza, la fe en un Dios creador, se ofrecían como prueba
de la dignidad de todo ser humano. Así desplegaban ante sus
contemporáneos del siglo ll una perspectiva y una confianza que
eran de hecho una alternativa a aquella civilización grandiosa
pero cansada, ansiosa de experiencias salvíficas; aquella religión
de carácter político no parecíacapazde frenar la descomposición
del lmperio romano. La actitud de los Apologistas es reflejo del
dinamismo de la expansión cristiana.
De Justino se conservan dos Apologías, de Taciano un Dis-
curso sobre los griegos, de Atenágoras Defensa en favor de los
cristianos, de Teófilo de Antioquia tres libros A Autólico. Cle-
mente de Alejandría y Orígenes (que veremos más adelante) es-
cribieron también obras de este carácter.
Los apologistas se plantean el sentido y valor de la filosofía no
cristiana. Algunos adoptan una postura positiva y favorable: hay
elementos de verdad sembrados por el LÓgos. Otros adoptan una
posición negativa, indiferente o crítica. Unos y otros, no obstante,
deben recurrir a los conceptos e ideas de la época, iniciando un
diálogo fecundo. Su lección más duradera es el testimonio de una
síntesis entre fey razón, precisamente porque el Dios creador es el
que conduce la historia entera de la humanidad.
En este esfuerzo intentan también una reflexión sobre el ca-
rácter trinitario del Dios único, especialmente en lo referente al
Lógos; este término, presente ya en el prólogo de san Juan y
asimismo en el estoicismo y platonismo, permitió establecer un
puente entre el mensaje bíblico y la racionalidad humana, y asi-
mismo entre la unicidad y la trinidad en Dios: la filosofía veía en
el Lógos cósmico la clave de la unidad y del sentido del mundo;
los cristianos proclamaban que ese Lógos es el que se había
encarnado en Jesús. De este modo ofrecían a los de fuera la
inteligibilidad de la fe y a los de dentro la conciencia de estar a la
altura de las exigencias intelectuales de la filosofía.
EL PERIODO PATRÍSTICO
IRENEO DE LYON:
LATEOLOG'A SE ALIMENTA DE LATRADICIÓN
lreneo es testigo de las encrucijadas de su época. Los Apolo-
gistas establecen un puente entre lglesia y mundo, entre fe y ra-
zón. lreneo se centra en otro aspecto igualmente imprescindible:
entre el pulular de doctrinas doctrinales se debe recordar que la
fe cristiana no está comenzando de nuevo cada época histórica
ni puede disgregarse en opiniones incontroladas sino que está
cimentada en la tradlción recibida de los apóstoles. Sin esta refe-
rencia y sin este fundamento se desnaturalizaría. Por esta aporta-
ción ha sido considerado "padre de la dogmática cristiana".
Oriundo de Asia Menor, fue en su juventud discípulo de san
Policarpo, que a Su vez lo había sido de san Juan. Posteriormente
aparece como presbítero en la iglesia de Lyon. Muerto el obispo
durante una persecución, la elección recae en lreneo. Murió hacia
el 180. Posteriormente se le considerará como mártir'
El escenario eclesial estaba atravesado por tensiones discipli-
nares y por controversias teológicas que amenazaban con romper
la unidad eclesial. Intervino con actitud conciliadora en la disputa
entre Occidente y Oriente acerca de la fecha de la Pascua y asi-
mismo recomendó suavidad en la reacción ante los montanistas,
movimiento de carácter carismático y profético que cuestionaba
la vinculación a los ministerios ordenados.
El gran peligro del siglo ll lo representaba el gnosticismo.
Surge de la confluencia de diversos factores y se manifiesta en
una amplia gama de formas, especialmente cuando se introduce
entre los cristianos. El malestar que experimenta el ser humano
se debe a una chispa de divinidad presente en é1, que busca la
liberación de este mundo, ya que pertenece al mundo de lo divi-
no; ello implica un dualismo que condena la materia como mala;
el ser humano se salva gracias al conocimiento (gnosts), que le
hace descubrir su verdadero origen: procede de un Dios superior
al dios inferior que eS el creador. Con estas ideas rompe la unidad
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
EL PERroDo
del plan salvífico de Dios, relativiza la acción redentora de Jesús,
apela a conocimientos superiores y con ello quiebra la unidad en
las iglesias.
Las dos obras conservadas de lreneo sintetizan su aportación
teológica: Adversus Haereses (Contra los herejes), que descri-
be la elucubración filosófica y mitológica de las diversas sectas
gnósticas, ofreciendo como alternativa las coordenadas de la au-
téntica teología cristiana; Exposición de la predicación apostólica,
que es una exposición breve de las principales verdades de fe.
En aquella abigarrada eclosión de doctrinas lreneo muestra
la centralidad de la regla de la fe, que contiene la doctrina trans-
mitida por los apóstoles; el criterio de la tradición es por tanto
columna vertebral de la vida de la lglesia y de la teología cristiana.
Esta tradición no se conserva en círculos selectos sino de modo
público y oficial a través de los sucesores de los apóstoles; cada
iglesia queda así insertada en la apostolicidad de la lglesia, que
encuentra su garantía en la iglesia de Roma.
Frente a los gnósticos ofrece la verdadera gnosis, el verda-
dero conocimiento, que procede de la revelación a través de la
tradición apostólica: no existe más que una economía salvífica,
iniciada y gobernada por el único Dios, que es creador y redentor;
esta economía encierra un dinamismo cristológico:Jesús es el re-
capitulador de la historia y de la realidad toda, pues en él encuen-
tra su consumación y su plenitud. La historia es contemplada con
optimismo y esperanza: Dios y hombre se van acostumbrando a
vivir juntos, en un proceso de perfeccionamiento por parte de la
humanidad, que vive del aliento del Espíritu.
lreneo, en fórmulas incipientes y sin precisión técnica, refleja
en toda su frescura la fe cristológica y trinitaria tradicional. Afirma
que Cristo es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre.
La Trinidad es presentada como protagonista ya desde la crea-
ción: el Padre, con sus "Manos" (el Hijo y el Espíritu) moduló a
Adán del barro de la tierra (conforme a la imagen del Hijo y con el
aliento del Espíritu). De este modo queda revalorizada la materia,
y la salvación penetra la realidad mundana. Esta característica
marca la peculiaridad de la teología asiática de lreneo frente a la
alejandrina.
PATRíslco
Alejandría desarrolla otra figura de la teología. El contexto cultu-
ral de la ciudad planteaba otras exigencias porque condensaba la
sensibilidad del helenismo. Fundada por Alejandro Magno (341 a.
C.) se había convertido en un foco intelectual en el que se encontra-
ban y fusionaban las filosofías y las religiones de la antigüedad. Es-
pecialmente la herencia platónica se había convertido en punto de
referencia ineludible. Los judíos, especialmente Filón, habían elabo-
rado una presentación de la tradición bíblica acorde con las exigen-
cias de la razón.También lo intentarán Clemente y Orígenes.
Clemente, convertido al cristlanismo, trabajó en la escuela
fundada para formar a los convertidos y a los cristianos en gene-
ral. Su producción tiene un acento claramente apologético, ofre-
ciendo a la vez una comprensión global de la realidad y de los
misterios de la fe. Sin ocultar las insuficiencias de la filosofía y de
las religiones, muestra una clara apertura a todo lo bueno y lo be-
llo de la cultura, pero señalando a la vez que la verdadera filosof ía
y la verdadera gnosis se encuentran en la revelaciÓn. Cautiva el
entusiasmo de su fe y la frescura con la que presenta la novedad
cristiana. Sorprende la serena tranquilidad con la que vive su do-
ble condición de griego culto y de cristiano convencido.
Sus obras conservadas desvela la lógica de la acción del Lógos
en la historía: Lógos protreptikós destaca su acción que conduce
a la conversión; Lógos paidagogós lo describe como el pedagogo
que a través de la sabiduría mundana orienta hacia la escuela de
fa verdadera sabiduría cristiana; Stromate,ts ("Tapices") trata te-
mas diversos, sin articulación sistemática, para ofrecer una visión
de la fe a la altura de las exigencias de un intelectual de la época.
El recurso a la interpretación alegórica suscitaba sin embargo re-
sistencias entre el pueblo sencillo.
Orígenes muestra la grandezadel genio. Junto con Plotino es
el espíritu más universal del siglo. La fe se adentra con decisiÓn a
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
la búsqueda de un sistema de pensamiento que pueda concurrir
con las grandes ideologías y filosofías. La amplitud y profundi-
dad de su producción le convertirá en camino obligado para las
diversas tendencias y tradiciones y en figura discutida (hasta la
condena de algunas de sus teorías).
Nació en Alejandría (hacia 185) y vivió su fe con la pasión de
un mártir. Se consagró enteramente a la formación de catecúme-
nos e iniciados. Ordenado presbítero, fue encarcelado y tortura-
do, a consecuencia de lo cual murió en Tiro (253).
Su obra literaria abraza todos los campos. Contra Celso es
una obra apologética. Su dedicación mayor fue la Escritura: tanto
la fijación del texto (Hexapla) como la interpretación, de carácter
alegórico pero con derivaciones espirituales y dogmáticas: me-
recen ser destacados Comentario al evangelio de san Juan por
sus implicaciones cristológicas y al Cantar de los Cantares por su
dimensión mística.
La defensa frente a las acusaciones de irracionalidad y su-
perstición muestra su compromiso intelectual y su recurso a la
razón. Realiza un discernimiento, pero siempre con la disposición
a acoger lo positivo que procede de la razón filosófica. Ello se
muestra en una obra de carácter sistemático del misterio cristia-
no De principiis, que contiene temas condenados posteriormente
(la preexistencia de las almas y la apocatástasis o reconciliación
universal, incluído el demonio; su intención era mostrar que Dios
no es el origen del mal, sino que más bien su bondad es capaz de
una reconciliación universal).
También fue protagonista en las grandes controversias doc-
trinales, especialmente en el campo trinitario y cristológico, con
voluntad de defender la regla de la fe. Su aportación fundamental
consiste en haber afirmado con claridad la generación eterna del
Lógos y por eso su carácter estrictamente divino. Distingue entre
Padre e Hijo, destacando su consistencia (fres hypóstasrs). Con-
sidera a Jesús hombre y Dios (theánthropos) con una clara afir-
mación de su integridad humana (el alma humana es compatible
con la presencia del Lógos). La falta de una sistematización dog-
mática lo convertirá en objeto de interpretaciones muy diversas.
EL PERroDo PATRfslco
Uno de los elementos fundamentales de la regla de la fe era
la confesión de Jesús como verdaderamente Dios y verdadera-
mente hombre. A la vez el Dios revelado es invocado en la liturgia
como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta doble afirmación debía
ser reflexionada, especialmente ante los interrogantes que plan-
teaba la razón y ante las diversas opiniones al respecto. ¿Cómo
entender el monoteísmo cristiano si Jesús era realmente Dios?,
¿cómo garanlizar la unidad entre las iglesias? Estas eran las
cuestiones urgentes a finales del siglo lll. El siglo lV resolverá la
incertidumbre gracias a la fijación del dogma trinitario, una deci-
sión dogmática vinculante para todas las iglesias.
Tres corrientes teológicas quedarían superadas o rechazadas:
a) el adopcionismo: consideraba a Jesús como hijo adoptado por
Dios y dotado de cualidades excepcionales, pero sin rebasar el
nivel de lo humano; b) el subordinacionismo: Hijo y Espíritu son
seres divinos, pero inferiores al Padre, el único que en rigor me-
rece ser considerado Dios; el Hijo y el Espíritu son las criaturas
más perfectas, pero subordinadas al único y verdadero Dios; c)
el modalismo: Padre, Hijo y Espíritu no son más que modos de
manifestación del único Dios, máscaras que usa para actuar en la
historia; pero los nombres (Padre, Hijo, Espíritu) no poseen una
consistencia real.
A principios del siglo lV Arrio, presbítero de Alejandría, de-
fiende un subordinacionismo extremo: el Hijo es criatura; el Padre
lo hace surgir de la nada, y antes de esa iniciativa el Padre estaba
solo (sería indigno de Dios algo tan humano como una genera-
ción). Ante la repercusión de tal doctrina se convocó en Nicea
(325), el primer concilio ecuménico. Para evitar falsas interpre-
taciones recurre a un concepto filosófico: el Hijo es engendrado
eternamenfe del Padre, y por ello es de su misma naturaleza,
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
EL PERIODO PATRíSTICO
consustancial. No se podía hablar realmente de Dios más que
como Padre e Hijo.
Esta afirmación resultaba difícil de aceptar especialmente por
los teólogos orientales, a los cuales les parecía que "consustan-
cial" designaba una única sustancia divina, lo cual anularía la rea-
lidad y la diferencia de Padre e Hijo. La defensa de Nicea corrió
a cargo especialmente de Atanasio de Alejandría en su Contra
Arrianos y de Hilario de Poitiers en su De Trinitafe. Defendían que
la salvación humana sólo está garantizada si el Salvador es real-
mente Dios. Dios no es un ser solitario sino comunión: hay una
vida en Dios que da origen a las Personas divinas.
Los Padres Capadocios (Basilio en Contra Eunomio, Grego-
rio de Nazianzo en sus Discursos teológicos y Gregorio de Nysa)
elaboraron una necesaria precisión conceptual y terminológica:
unidad y trinidad no son contradictorios porque se sitúan a nive-
les distintos; sustancia o naturaleza (ousía) designan la unidad,
persona (hypóstasis o prósopon) designan la trinidad; la primera
ofrece la respuesta a la pregunla ¿qué es Dios? y la segunda a
¿quién es Dios? El conceplo persona tiene un tipo de realidad
distinto del de la esencia o sustancia: su identidad consiste en la
referencia-a o en una propiedad personal. Esta explicación que-
dará abierta a debates y profundizaciones posteriores. Pero que-
da establecido un criterio irrenunciable para la teología cristiana.
En este primer momento la atención estaba focalizada en el
Hijo, en la segunda Persona divina. El Espíritu pasa al centro del
escenario cuando se ha resuelto la identidad del Hijo. En ese mo-
mento se manifiesta la postura de los neumatómacos ("los que
combaten contra el Espíritu") que sostienen que el Espíritu es
criatura. A refutar esta teoría se dirigen las Cartas a Serapión de
Atanasio y Sobre el Espíritu Santo de Basilio.
Para solucionar la controversia fue convocado el concilio de
Constantinopla (381), segundo ecuménico. Recurrió a termino-
logía bíblica, evitando la filosófica, para confesar la divinidad del
Espíritu: "Señor y Dador de vida, que procede del Padre, que con
el Padre y el Hijo es adorado y glorificado". De este modo se con-
suma el dogma trinitario, incorporado en el símbolo de fe (llamado
"niceno-constantinopol itano").
LA AFIRMACIÓN CR/sIO LOGICA:
DE ÉFESO A CALCEDONIA
La afirmación trinitaria incluye la identidad divina de Jesús:
el Lógos/Hijo, engendrado eternamente por el Padre, es el que
personaliza a Jesús, por lo que eS confesado como Dios. Pero
quedaba por precisar el carácter de la unión: ¿queda alterada la
humanidad de Jesús bajo la acciÓn del Lógos?
La gravedad de la cuestión lo confirmaba la concepción cristo-
lógica de Apolinar, obispo de Laodicea, amigo de Atanasio y de-
fensor del concilio de Nicea:su concepción cristológica no parecía
ortodoxa; el papel que el alma desempeña en todo ser humano
en el caso de Jesús lo desempeña el Lógos; Jesús carece de
alma humana, no eS verdaderamente hombre. Este razonamiento
tiene una preocupación soteriolÓgica: siJesús hubiera poseído un
alma humana y libre, podría haberse negado a la acción redento-
ra o desdecirse de ella. En consecuencia la salvación humana no
tendría una base segura. La incertidumbre desaparecería en el
caso de que el lugar del alma humana lo ocupa el Lógos.
El siglo V va a afrontar el debate acerca de la unidad y la dua-
lidad en Jesús: por un lado hay que reconocer en él la dualidad
de lo humano y lo divino; por otro lado hay que admitir que es uno
solo. De modo análogo a la Trinidad, para evitar la contradicción
será necesaria una clarificación conceptual y terminológica; hay
que distinguir un doble nivel ontológico: la pregunla ¿quién es
Jesús? apunta a la unidad, y se designará persona (prósopon o
hypóstasis); la pregunta ¿qué es Jesús? apunta a la dualidad, es
alavez hombre y Dios (dos nafuralezar-physeis).
En esta controversia se van a confrontar dos tradiciones o eS-
cuelas, ambas con aspectos positivos, pero que podrán llegar a
concl usiones i nsuf icientes.
La escuela de Aleiandría, apoyándose en Jn 1,14, acentÚa
la unidad del sujeto: el Lógos se hace carne. Encierra un fuerte
componente religioso ya que se destaca la unión del Lógos con
la realidad humana de JesÚs. Pero encierra el peligro de que lo
 DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES
divino desdibuje lo humano. Así lo muestra la comparación a la
que recurre: Lógos y carne están unidos como el cuerpo y el alma
en el ser humano. No ven la diferencia fundamental: el cuerpo
no puede existir como tal independientemente del alma, mientras
que Jesús conservaría su plena humanidad aún sin la unión con
el Lógos. Apolinar se encuentra dentro de esta tradición.
La escuela de Antioquia acentúa la distinción: uno es el Lógos
y otro es el hombre Jesús; éste es asumido por el Lógos. De este
modo el hombre alcanza mayor consistencia. Hablan de unidad,
pero a veces parece muy débil o extrínseca, como se ve en los
ejemplos utilizados: la estatua en el interior del templo, o el ves-
tido que recubre el cuerpo, forman una unidad aún conservando
clara Ia distinción.
La confrontación se produjo cuando Nestorio, patriarca de
Constantinopla y miembro de la escuela antioquena, negó que
María pudiera ser aclamada como madre de Dios; era madre de
Cristoo madre del hombre;sólo así se conservaríala consistencia
humana del que nace de María. Esta conclusión muestra el núcleo
de la cuestión: ¿quién es realmente el que nace de María?
La reacción de Cirilo de Alejandría, que apela al papa Celes-
tio, desemboca en el concilio de Efeso (431) que establece con
claridad: el que nació eternamente del Padre es e/ mismo que en
el tiempo nace de María. La unidad, defendida por la tradición
alejandrina, ve así reconocido su punto de verdad.
Posteriormente Eutiques radicaliza la unidad desembocando
en el monofisismo: a raíz de la unión, en Jesús no hay más que
una sola naturaleza, la divina; es como la gota de vino que cae
en el mar o como el hierro vuelto incandescente por la acción del
fuego. Esta concepción de la unidad desnaturaliza la humanidad
real de Jesús (no sería consustancial con nosotros). Hacia falta
una reacción eclesial que afirmara la dualidad, el aspecto de ver-
dad de la escuela antioquena.
El concilio de Calcedonia (451) estableció de modo oficial que
Jesús es una única persona (divina) que existe en dos naturale-
zas (humana y divina). Así es consustancial con el Padre y a la
vez consustancial con los hombres. El concilio dejará una tarea
ardua para la teología posterior: precisar el sentido exacto de na-
turalezay persona así como su mutua relación.
EL PERIODO PATRÍSTICO
Agustín es sin duda el más grande de los Padres y uno de los
genios de la humanidad, capaces de impregnar la sensibilidad
de una civilización. En el cristianismo su teología ha ejercido una
influencia continua y profunda.
Las Confesiones, su obra más leída y estudiada, relata los
acontecimientos más importantes de su vida y, sobre todo, su
itinerario espiritual. Nacido en Tagaste (354), estudio profunda-
mente la cultura latina (aunque desconoció el griego). Alejado de
la fe cristiana, inició una lenta evolución a partir de la lectura del
Hortensiode Cicerón. Aceptó algunos principios del maniqueísmo
(dualismo, materialismo, dualismo), aunque el ejercicio de la filo-
sofía le hizo ver su inconsistencia intelectual. CayÓ entonces en
el escepticismo, del que iría saliendo gracias a la predicación de
san Ambrosio, que le ayudó a comprender el Antiguo Testamento,
y a la filosofía platónica, que le ayudó a afrontar el problema del
mal, de la libertad y de la espiritualidad del alma. Esta dificultosa
evolución está reflejada en Contra academicos, De beata vita, De
ordine, De inmortalitate animae, De moribus Ecclesiae catholicae
et de moribus manichaeorum, Contra Faustum manichaeum...
Una vez convertido y bautizado, decidido a renunciar a la ense-
ñanza y al matrimonio, elaboró el proyecto de vida monástica que
pensó desarrollar en Hipona. Allí aceptó con reticencias la orde-
nación sacerdotal y posteriormente la episcopal (395). A partir de
entonces debió consagrarse a su ministerio, implicándose en las
grandes controversias doctrinales de la época. Para ello redactó
una serie de obras que impresiona por su amplitud y profundidad.
Elaboró una visión global de la realidad y del misterio cristiano
en una síntesis en la que conjugó la fe y la razón,la tradición pla-
tónica y la revelación. Creer para entendery entender para creer
constituyen una dualidad que se integra de modo armonioso. Gra-
cias a ello presenta la adhesión creyente como acto razonable y
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 EL PERIODO PATRíSTICO
DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES

un acto humanamen-
la aceptación de la autoridad eclesial como
te coherente.
apolo-
Buscar larazonabilidad de la fe implica una sensibilidad
de Dios, amplia
gética, de la que eS muestra grandiosa La Ciudad
la cultura antigua desde el
ventana desde la que se valóra toda
una respuesta a la objeción de
discernimiento cristiano. Asíofrece
El conjunto de obras Jerarquía celeste, Jerarquía eclesiástica,
lospaganos,queachacabaneldeclivedellmperioalabandonode y
lglesia, como sociedad mixta (de santos Nombres de Dios, Teología mística, Cartas constituye el mayor
ta rátiglOn tradicional. La
p"."Jor"s) queda integráda en el designio histÓrico de
Dios. enigma de la historia de la teología. El autor se presenta como
exponen. el Dionisio convertido por san Pablo en Atenas (Hech 17, 34)- La
Muy pronto hubo de confrontarse con los donatistas, leyenda posterior lo presentará como primer obispo de Atenas e
no podían formar
tes de una eclesiología rigorista: los pecadores incluso como el primer obispo de París. Su origen apostólico le
realizados por ministros in-
parte de la lglesia, los sacramentos confirió una autoridad máxima. A lo largo de la historia ejerció una
Agustín desarrolla el sentido
dignos eran inválidos. Frente a ellos influencia extraordinaria: en el período medieval contrapesó la
lglesia y la objetividad del sacra-
de la verdadera catolicidad de la irrupción de Aristóteles; en la teología espiritual depositará pers-
el mismo Jesucristo (Contra
mento gracias a que su ministto ós pectivas, problemáticas y conceptualizaciones duraderas hasta el
Ecclesiae...).
epistotam parmeÁiani, De baptismo, De unitate presente. Los humanistas Lorenzo Valla y Erasmo introducirán las
la gracia, por su opo-
Es reconocido ante todo como doctor de primeras sospechas sobre su autenticidad. Por eso se hablará de
siciónalastesisdePelagio;éste,monjeyasceta,tratabadesal- de Pseudo-Dionisio más que de Dionisio Areopagita. Resulta más
pero a costa
var la bondad de lo.r""Jo y la libertad humana, preciso hablar de Corpus Dyonisianum.
buen ejemplo' De modo enér-
rebajar la redención de cristo a un La primera mención tiene lugar el 533 en un sínodo local de
la predestinación
gico Agustín reafirma la necesidad de la gracia, Constantinopla: los monofisitas de Severo de Antioquia utilizaron
(De natura et gratia' De
divina y la existencia del pecado original pela' como argumento los escritos de Dionisio junto con textos de Cirilo
contra duas epistulas
gratia christi et de peccato originali, y Atanasio; Hipacio, obispo de Efeso, rechazÓ los escritos, debido
expresiones y su pesimis-
gianorum...).La radicalidad de algunas a que nunca hasta entonces habían sido conocidos. No obstante
dejarán abierto el
mo al valorar la concupiscencia én el hombre se impondrán gracias al reconocimiento de Máximo el Confesor
caminoparapolémicassucesivasalolargodelahistoria. (siglo Vll).
con fórmulas
En el campo de Ia cristología atacó el arrianismo Ha resultado imposible identificar al autor. Se admite que fue
la mediación de Cristo en
claras aunque no originales; áesarrolló un monje de Siria que escribió a caballo entre los siglos V-Vl. Las
y original se muestra
cuanto sacerdote y Jacrificio. Más creativo traducciones al latín ampliarán su irradiaciÓn al mundo occidental.
que re acompañó a lo
en el De Trinitafe, empresa monumentar Su significación intelectual es enorme porque ofrece una sín-
que marcarán a la teología pos-
largo de décadas; abre caminos tesis lograda entre el pensamiento platónico y la revelación cris-
terior:desarrol]alalíneadelosPadresCapadociosacercadela tiana. Más breve e intensa que la de Agustín, porque se centra en
relación, reafirma la consustancialidad de
las Personas divinas'
algunas cuestiones fundamentales. El autor parece insertado en
presentaalEspíritucomoamormutuo(yDon)entreelPadrey la el neoplatonismo de su época, especialmente de Proclo, última
vestigios de
el Hijo, sondeá el espíritu humano para buscar cumbre de la enseñanza antigua que se había concentrado en la
como intento explicativo
Trinidad, elabora la analogía sicológica escuela de Atenas (cerrada por Justiniano el año 529). Gracias a
del misterio trinitario...
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

ello la herencia antigua se adentra de modo fecundo en el pensa-

miento cristiano.
Especialmente de Proclo asume conceptos, terminología,
perspectivas sobre lo divino y su manifestación en el ámbito de
lo creado. Hay que reconocer el esfuerzo de cristianizaciÓn que
logra el autor: reconoce la creación y la providencia de Dios, que
abre sus relaciones también a los Seres inferiores; explica la exis-
tencia de la Trinidad en el seno de la divinidad única; concibe la
dinámica de la realidad dentro del esquema de la salida de la
unidad divina y del retorno a ella pero desde la perspectiva cristo-
lógica; acentúa la transcendencia del Dios inefable sin cuestionar
su inmanencia en las criaturas...
Gracias a su esfuerzo se introdujo el conceplo ierarquía en
la teología cristiana, Se elaboró la primera sistematización de la
doctrina sobre los ángeles, se inició la reflexión sobre los distintos
tipos de teología, se desarrolló la importancia de la liturgia para
la teología, se despliega la contemplación del cÓsmos desde la
efusión de la bondad divina, se intentó la conjugación refleja entre
el lenguaje sobre Dios y el carácter inefable de la divinidad...
Las dos primeras obras mencionadas ofrecen una concepción
jerarquizada del universo a la luz de la causalidad universal di-
vina, gracias a la cual la relación de Dios con las criaturas de-
termina la disposición ordenada del cósmos; ángeles, hombres,
animales, plantas, Seres inanimados componen el cÓsmos de un
modo ordenado;si bien le interesan sólo los dos primeros, por Ser
conscientes de su origen y vocación divinas. La jerarquía celeste II. EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
le interesa en función de la jerarquía humana,ya que ésta ha sido
constituída como reflejo de aquélla. LA CUNA DE UNA CIVILIZACIÓN
El más amplio estudio Sobre los nombres divinos (sobre el valor
de nuestro lenguaje sobre Dios) y la breve Téología mística ofre-
cen la ocasión para estudiar los distintos tipos de teología, aunque
nunca ofrece de modo sistemático una clasificación' Distingue la
teología simbÓlica, la afirmativa, la negativa, la mística. Elpunto de
llegada es ésta, que hace posible el éxtasis, la unión con el Uno
divino al que tiende la realidad toda. Sus perspectivas ofrecen un
punto de referencia inagotable e ineludible, a pesar de que el ropa-
je neoplatónico desdibuja y difumina la frescura evangélica.
 Carlomagno introduce un giro decisivo en la historia del mun-
do occidental y en elfuturo de la lglesia cristiana. Ante la irrupción
de los pueblos "bárbaros" la parte occidental del lmperio se dis-
gregó en reinos diversos y se quebró la continuidad con la cultura
greco-romana.
Cuando Carlomagno accede al poder en el reino franco (año
780) asume una misión providencial:devolver la unidad a una mul-
titud de pueblos desde el horizonte de la fe cristiana; este proyecto
encontrará su punto culminante en la Navidad del año 800, cuan-
do es coronado como emperador en Roma por el papa León lll.
Ese acontecimiento está cargado de simbolismo y de reper-
cusiones históricas. El rey de los francos es proclamado como
emperador, con lo que asume toda la herencia de la Roma impe-
rial.Y ello se produce gracias a la función mediadora de la lglesia.
Surge así el Sagrado lmperio Romano, del que Carlomagno será
(según Alcuino) el nuevo "David", el rector del pueblo cristiano.
Esta confluencia va a dar origen a la cristiandad, que es más
que un sistema político, es todo un proyecto de civilización. Todos
los súbditos son cristianos; el emperador, como vicario de Dios y
defensor de la lglesia, desempeñará un ministerio eclesial para
regir los asuntos temporales; el Papa (y los obispos), en cuanto
vicario de Cristo, se encargará de las funciones sacerdotales.
Para ello hace falta reorganizar la lglesia y formar al clero con
el objetivo de educar y formar al conjunto del pueblo. Para ello
hacía falta la creación de instituciones educativas y el desarrollo
 \1 0f
EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

de un proyecto cultural. Por un lado, ordenó el establecimiento LOS ESLABONES DE UNA HERENCIA
por otro lado llamó
de escuelas en las catedrales y monasterios;
a los personajes intelectualmente más relevantes: anglosajones
(Alcuino), italianos (Pablo Diácono), españoles (Teodulfo)...
al.a
En torno a él se creÓ la Academia palatina de Aquisgrán'
las abadías de san Martín
que hay que añadir otros centros como
las bases y se El peligro de que se perdiera la herencia del pasado fue supe-
en Touis o la de Corbie. De este modo se crearon
para desarrollar una cultura que, por rado gracias a personajes que mantuvieron la llama del período
afirmaron los protagonistas
clásica, y por otro armonizara la fe clásico y sembraron semillas que fructificarán en el futuro. Seña-
un lado, recogiera lá herencía
laremos a quienes se convertirán en punto de referencia de los
con la razón.
que amenazatan autores posteriores.
No había grandes controversias doctrinales
la unidad de la lglesia, pero había bajado el nivel cultural y reli- Boecio (4751480-524) ocupó altos cargos bajo el reinado de
el latín; Teodorico, pero acabó ajusticiado por sospecha de conspiración.
gioso: muchos sácerdotes no sabían leer o desconocían
un gran En la cárcel escribió La consolación de la filosofía. Su mayor con-
át puento caía tácilmente en supersticiones. Se
requería
tribución se encuentra en otro lugar.
esfuerzoparaSuperarelvacíodelossiglosanteriores.
de Objetivo de su trabajo intelectualfue transmitir la sabiduría grie-
Podemos hablar de re-nacimiento carolingio en el sentido
conocer ga a los latinos, conciliando a Platón con Aristóteles. Su herencia
que vuelven a florecer las plantas del pasado. Hace falta
y aplicar las disciplinasclásicas (por eiemplo la gramática o la para el futuro está sobre todo en sus traducciones y comentarios,
especialmenle Categorías y De interpretatione de Aristóteles y
retórica) para purificar los textos de la antigüedad, especialmente
la Biblia y los libros litúrgicos, había que conservar
la herencia de la lsagogé de Porfirio; ese conjunto constituye la Logica vetus,
y el latín se convirtieron que hará posible el desarrollo de la Escolástica. También trabajó
los Padres. La sacra pagin"(la Escritura)
su comprensión y su inter- otras partes del Organon de Aristóteles (Analíticos, Tópicos...),
en el centro del estud¡o. su cuidado,
intelectual que iba a conducir al recuperados de modo parcial en el siglo Xll.
pretación requerían un esfuerzo
en los monasterios y al esplendor de los
Escribió tratados sobre el quadrivium (aritmética, música), ló-
desarrollo de la teología
no podía
sistemas escolásticoJo"l período medieval. La exégesis gica (silogismos), teología (De Trinitate, Contra Eutychem ef Nes-
prescindir de los métodos literarios usados en Ia antigüedad' torium, De fide catholica); dejó definiciones que se harán clásicas
Vamos a presentar los protagonistas fundamentales
del de- (sobre la eternidad, la persona. ..).
que durante los
sarrollo teolÓgico de este período: los eslabones San Benito contribuyó a la consolidación y expansión del mo-
y de la
siglos anteriores conservaron la llama del saber antiguo nacato occidental, con instituciones básicas de la civilización y de
como los edu-
reilexión patrística, que pueden ser considerados la cultura en Europa. En todo monasterio se debe leer y meditar
y Juan Es-
cadores de la Edad'Media; Alcuino, Rábano Mauro la Escritura, lo cual exige una biblioteca con obras de los Padres y
producción teológica; las
coto Eriúgena como exponentes de la de algunos escritores clásicos. El objetivo de la vida monástica es
controversias que susciiaron los grandes debates del momento; la unión con Dios, pero la literatura es una condición necesaria:se
con el
los factor", qr'" desencadenaron Ia separaciÓn definitiva requiere la gramática para poder leer el texto de modo adecuado,
de la dialéctica en las escuelas y reglas para la meditación, para hacer vida lo oído y lo rumiado.
oriente cristiano; la efervescencia
que más tarde eclosionarían a partir del siglo Xll' Casiodoro (480-575) desempeñó también cargos bajo el rey
Teodorico, pero se retiró a Vivarium (en Calabria), donde fundó un
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA EL RENACIMIENTO CAROLINGIO

la salud del alma y

monasterio, como schola cristiana para buscar
la erudición del mundo (aspecto ausente en
san Benito)' La cultura
Así hizo posible su
latina no basta, recurre iambién a obras griegas.
del conoci-
transmisión hacia el futuro. Pretende poner al servicio
cual implica estudiar-
miento de la Escritura todo el saber profano, lo
divinarum et saecularium
lo y usarlo .Paraello escribiÓ tnstituttiones
la cultura latina, de
litterarum. Recupera la tradición, ya asentada en
con claridad la distinción entre Portavoces de aquel renacimiento cultural (tanto político como
las siete artes liberales, marcando
retórica, dialéctica) y las disciplinas eclesial) son ante todo Alcuino, considerado preceptor de las Ga-
las arfes liberales (gramática, lias, y Rábano Mauro, preceptor de los países germánicos. Re-
astronomía). No obstante su proyec-
éi¡tmet¡ca, música, geometría, decayó tras su cogiendo la herencia de los autores mencionados, realizaron una
to no dio los frutos eéperados, porque su monasterio
proyecto' amplia actividad literaria, contribuyeron a la elevación del nivel
muerte y sus monjes no estaban a la altura del
cultural y participaron en los grandes debates de la época.
GregorioMagno(540.604)seráelpuenteentrelaépoca Alcuino (730-804) fue llamado por Carlomagno de Inglaterra
gracias a su Regla
patrística y ta teoiogía medieval, sobre todo
y sus Mo- (donde posiblemente fue monje) como asesor e impulsor de su
pastoral (sobre los áeberes de los pastores de almas)
'ratia Sermones y proyecto educativo. Actuó especialmente como director de la Aca-
(un comentario al libro de Job, en el que recoge
que su grandeza como demia palatina de Aquisgrány posteriormente en el monasterio de
homilías sobre temas muy diversos). Más
san Martín en Tours. Su implicación en el proyecto del emperador
p"p", la posteridad recogerá su doctrina espiritual, SUS orienta. le llevó a una interpretación teológica de su misión providencial.
realidades de fe' La
ciones prácticas y sus reilexiones sobre las
obras así como de florilegios
abundancia de mánuscritos de sus Bajo inspiración de Casiodoro introdujo en los programas de
posterior (en la suma de san-
de sus obras son prueba del influjo estudio el trivium y el quadrivium, a los cuales él mismo dedicó al-
más citado tras Agustín y Aristóteles)' gunos escritos: De gramatica, De orthographia, De Dialectica, Dia-
to Tomás es el
"uior logus de rhetorica et virtutibus. Pretendía construir en Francia una
lsidorodeSevilla(560.636),apogeodelaEspañavisigÓtica nueva Atenas. Aunque de hecho se redujera a minorías, contribuyó
tuvo como
y considerado el último Padre de la lglesia occidental,
A ello consagra las a extender la cultura en una época de miseria intelectual: no sólo
ón¡"tiuo salvar la cultura antigua del naufragio' inspirando la legislación de Carlomagno al respecto sino aportando
Etimotogías, una especie de enciclopedia'
y Libri tres sententia-
con numerosos estratos de obras sus propios escritos tanto en el ámbito profano como religioso.
,ur, de teología,
así
anteriores, además de obás de carácter histÓrico y teolÓgico'
"l^pendio Su actividad muestra una clara confianza en la iuerza de la ra-
como comentarios bíblicos' zóny en la armonía entre ]a razón y la fe. Reprocha a Carlomagno
del mundo an- la imposición de la fe mediante conversiones forzadas, pues la
Beda elvenerable (muerto en 735) es la cima
de los misioneros adhesión a la verdad debe ser acorde con la condición racional
glosajón. sorprende que un siglo tras la llegada
uno de los clásicos del hombre. Por lo mismo da mucha importancia al saber profano
a lnglaterr" ,urgi"ru y" un fruto tan maduro: como condición para el saber teológico: las siete artes liberales
de la Edad Media' En
de la literatura.i¡.t¡"n" y de los educadores
religioso con el afán de eru- son las siete columnas de la casa construída por la Sabiduría
el monasterio de Jarrow unió el ardor (Prov 9,1), a las que vienen a unirse los siete dones del Espíritu.
de la antigüedad clásica coniu-
dito. Leyó con pasión los autores
Padres. Compuso abundan- En definitiva toda la verdad tiene el mismo origen y fundamento.
gándolos con los Santos
tes escritos "ironía
"n de giamatica, retórica, poesía, música, astronomía, Como todo el saber procede de Dios, la ciencia racional mues-
gentis anglorum'
comentarios bíbicos y la Historia ectesiastica tra una finalidad teológica: toda filosofía se identifica de hecho
 EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE

por los libros sapien-

con la eterna racionalidad delVerbo cantada
muestra la Disputatio
ciales y fundamentada por Agustín. Así lo
pero con respeto
de vera phitosophia.Laperspéctiva es religiosa,
a la fe y al saber Profano'
y
La verdad se recoge en la revelación en
el patrimonio doc-
se opone a todos.los intentos que
trinal de la lglesia. Pór ello
Es sin duda la figura más brillante del período carolingio. Sus
puedanromperesaunidad(comoeladopcionionismo).Asume la
que se basa en dotes intelectuales le permitieron crear una visión sistemática de
la concepcion agustiniana dei orden universal,
la Escritura, la cual ha de ser ade- la realidad mundana y del misterio cristiano, que desbordaba las
sabiduría O¡vinal reflejada en
expectativas de la época pero que ejercería un notable influjo en
cuadamente interPretada'
sanctae Tri' siglos posteriores.
sin pretensiones de innovación escribió De fide
a la argumenta- Probablemente nació en lrlanda en el primer cuarto del siglo
nitatisy Quaestiones de Trinitate, en que recurre
dialéctica y al estudio del lenguaje sobre Dios lX. Hacia el 846 llega a la corte de Carlos el Calvo y enseña en
ción racional de la
la Escuela palatina. Comenta las Bodas de Mercurio y Filología,
conforme a las diversas categorías'
y transmitió de Maricano Capella, autor pagano del siglo V que había presen-
Rábano Mauro (784-856) fue discípulo de Alcuino tado de modo alegórico las siete artes liberales. Es significativo
patrimonio' Ello lo pudo
a Alemania la misma actitud y el mismo el hecho de que Juan comenta la obra y ofrece el mejor puesto a
de Fulda y en cuanto obis-
realizaren cuanto abad del monasterio primer la dialéctica.
po o" Maguncia. Por su irradiación será considerado el
precePtor de Germania' El obispo Hincmaro de Reims le solicita su apoyo en el debate
sobre la predestinación suscitado por Gotescalco. Recurriendo a
Suproyectoesunaestructuraciónglobaldelsabertantomun. la dialéctica escribe en 851 De praedestinatione: no puede ha-
danocomoreligioso.Nomuestraunagranoriginalidad,perosíla ber en Dios una doble predestinación ya que Dios es simple; ni
que garantizarán su influjo'
erudición y u cáó"cidad de síntesis puede prever o preparar los pecados ya que éstos no son nada;
que integre
De institutione clericorum aspira a una formación el infierno es puramente interior, nada más que remordimientos;
lntegra las artes libe-
la inteligencia y la fe en el ámbito monástico. daba tanta importancia al hombre que parecía rozar el pelagi-
pues también proceden
rales, el saber de los filósofos seculares, nismo. Tánto el método como el contenido escandalizaron. Fue
deDiosyporellopuedenservirparacaptarelordendelmundo condenado en los concilios de Valence (855) y de Langres.
gramática'
creado poi Oios. El mismo escribió una Posteriormente se dedica a traducir obras griegas: Máximo el
SucompromisoSeexpresaenuncomentarioalamayorparte
y las Confesor y Gregorio de Nyssa, pero más influencia ejercerá la tra-
de la verdad
de la Escritura, pu"t nos ofrece el fundamento ducción de las obras atribuídas a Dionisio Areopagita. Elemperador
Recurre a abundantes extractos
raíces auténticas de todo saber. bizantino Miguel el Tartamudo las había enviado a Ludovico Pío,
delosPadres,haceampliousodelmétodoalegórico,señalando (827), que encargó una versión latina a Hilduino, abad de San Dioni-
con una sigla el origen del texto' sio. Resultó insuficiente por oscura. Por ello Juan recibió el encargo
de mystica
De rerum naturis et verborum proprietat'tbus et de una nueva versión latina. Los medievales conocerán a Juan so-
rerumsignificationeesunaespeciedecomplementoprofanode bre todo gracias a esta traducción de Dionisio, que será referencia
en sus trabaios
la sistematización del saber teológico realizado obligada. Posteriormente Juan intentará un comentario a las obras
de las cosas
exegéticos. No obstante la finalidad del conocimiento dionisianas, si bien apenas se conservan algunos pasajes.
es lá enseñanza moral Y mística'
 EL RENACIMIENTO CAROLINGIO 39
LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE

sobre el evan'
Escribió asimismo un comentario y una homilía LAS G RAN DEs CON TROV ER5/45 TEOLÓG I CAS
getiodesanJtlan,dondeencontramosunaclaraexpresióndede
en el mundo
su planteamiento: "La luz eterna se manifiesta
dos maneras: mediante la Escritura y mediante la criatura"' Ni
de la revelaciÓn
el conocimiento de la realidad del mundo ni el
puedenoponerse,yaqueam.bo.Stienenelmismoorigen'Apartir
delafilosofía,"p,"d"porellollegaralaverdad.(..nadieentraen
misma letra Este proyecto cultural y teológico, cultural y religioso, que bus-
y a partir de la
el cielo a no ser med¡anie la filosofía") caba conservar el patrimonio del pasado y armonizar el saber
la Escritura es paso
de la Escritura hay que llegar a su espíritu; profano con el saber cristiano, estuvo alterado por algunas con-
de lsaías:"si no
para una.orpr"n.ión ulterior (gusta citar el texto troversias teológicas. Ninguna de ellas alcanzó la profundidad y
tan numerosas
creéis no comprenderéis"); tiene significaciones. las repercusiones de los debates trinitarios y cristológicos, pero
por.tanto es posible
como los matices de ta cola del pJvo real;
permiten conocer el panorama de la época.
al encuentro de lo
Íazonar para ir más allá del sentido inmediato,
1.- El adopcionismo fue defendido hacia el año 780 por Eli-
queseocultatraslahistoria,traslaletradelaEscritura. pando, arzobispo de Toledo; denunciado por Beato de Liébana
significativa de sus
Desde estos presupuestos escribió la más y Eterio, fue condenado por Adriano I (785). Recurrió entonces
completo del universo y
obras De divisione naturae, un sistema Elipando al apoyo de Félix, obispo de Urgel, con lo que ya pasó
recoge la pers-
de la realidad, alavezteológico y filosÓfica, Qug griegos' La el debate al ámbito carolingio. Frente a él interviene Alcuino, y
pectiva neoplatónica y el aliénto de los pensadores Carlomagno convocó el concilio de Frankfurt (794), con presencia
,,división" es una de las cuatro operaciones de la dialéctica (junto
de legados pontificios. Se definió que el Hijo de Dios, al hacerse
Las dos primeras son las
a resolución, definición y demosiración). hombre, siguió siendo Hijo natural de Dios. Félix se ratificó en
queofrecen]ainfraestructurayeldinamismodelarealidad. su postura, hasta que aceptó el dogma en una conferencia cele-
descienden del
Presenta el movimiento por el que las criaturas brada en Aquisgrán el 799. Elipando desaparece del escenario
o análisis); así se ignorándose su evolución y la fecha de su muerte.
Creador (división) y retornan a éi (resolución y no
"especies" de la naturaleza: Ia que crea
muestran las cuairó 2.- Gotescalco, inicialmente monje de Fulda y posteriormente
escreada;laqueescreadaycrea;laqueescreadaynocrea;la a Dios' lanzado a una vida itinerante, llevó a consecuencias extremas la
qu" no crea ni'es creada. Las tres primeras corresponden concepción agustiniana de la predestinación: Dios ha predesti-
y las esencias inteligibles;
a las "causas primordiales" (las ldeas) a nado a los elegidos para la vida eterna y a los réprobos para la
lacuartaesidénticaalaprimera,perotomadacomotérminodel
las cosas muerte eterna; con ello se elimina la libertad de éstos y se les
La creaciÓn de
retorno de todas las cosas a su principio' excluye de la redención de Cristo; en Dios presciencia y predes-
por tanto Dios se crea
es una manifestación de Dios (teofanía); tinación son lo mismo.
Esta presencia de Dios en el mundo per-
creando, al manifestarse.
Rabano Mauro refutó tal postura con su De praescientia et
mitedecirqueesalavezprincipio,medioyfindeluniverso. praedestinatione, de gratia et libero arbitrio: Dios previÓ a aque-
Alavezqueentusiasmosuscitódesconfianza'Resultaba llos que se iban a condenar, pero no los predestinó a la muerte
Era lógico
demasiado novedoso recurrir a tales especulaciones' eterna. Los sínodos de Maguncia (847) y Quiercy (849), bajo pre-
quemuchossospecharanunpanteísmolatenteenelquenohay sidencia del metropolita Hincmaro de Reims, condenaron a Go-
espacioparalalibertad,lagracia'elpecado(dehecho-asílo tescalco. La intervención de Escoto Eriúgena no sirviÓ para apa-
de inspiración para
desarrollará Atmarico en el siglo xlll). servirá ciguar los debates. Gotescalco no sólo no reconoció su error sino
algunos sistematizadores escolásticos'
 DE LA TEOLOGÍA EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
40 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA

que se acentuó la reacción por parte de quienes, aún sin concor- EL GERMEN DE LA DIALÉCTICA
rechazan-
dar con Gotescalco, temían que de hecho se acabara
do al mismo Agustín. Servato Lupo abad de Ferriéres, Ratramno Y EL ÁUSffO MONÁST\CO (S\GLO X)
obispo de Troyes, Floro diácono de
de corbie, Galindo Prudencio
que se podía hablar de predestinación al castigo,
Lyon, pensaron
plro'no a la culpá (para defender la libertad humana y no atribuir
postura
á Oior el pecado¡. Ét sinodo de Quiercy (853) asumió la El siglo X es considerado "época de hierro" de la lglesia, como
conclusiones'
de Hincmaro, pero el de Valence (855) matizÓ gsas lo muestra el descrédito del pontificado de Roma, sometido al
Hincmaro publicÓ De praedestinarione en polémica expresa con
hasta que dominio de las familias nobles de la ciudad. A nivel general, tras la
Remigio de Lyon, exponente de la corriente alternativa, caída del proyecto imperial de Carlomagno, se impuso el sistema
armonía, desactivan-
el concilio nacional de Thuzey (869) logró Ia
feudal, que acabó sometiendo la lglesia a los laicos mediante el
do la controversia. vasallaje que debían rendir quienes detentaban cargos eclesia-
3.-Laeucaristía,omejor,elmododepresenciadeCristo, les. Ello favoreció la degradación del clero, mediante la práctica
(790-865) insistía
suscitÓ un fuerte debate. Pascasio Radberto de la simonía (compra de prebendas eclesiales) y del nicolaísmo
en la identidad del cuerpo del Cristo histórico y del eucarístico; (transmisión de tales cargos a los propios hijos).
trata de su ver-
aunque no en sentido estrictamente material, se El saber se mantenía en el ámbito de los monasterios. En sus
Ratramno de corbie en De corpore et
dadero cuerpo y sangre. bibliotecas se conservaban manuscritos con obras de la antigüe-
sanguine oom¡n¡detendía que no se trataba de un cambio físico
(gracias a la virtus del dad, como lo muestran Fulda, Reichenau, San Gallo, San Wandri-
@oíporatifer) sino "espiritual", simbólico
lla, Fleury...; no sólo obras aristotélicas transmitidas por Boecio,
i""i"r"nto); la presencia de Cristo en Ia eucaristía es parango-
quedará sino algunos textos de Platón (especialmente el Timeo). Cultivan
nable a la del Espíritu en el agua bautismal. La cuestión la reflexión sobre la Escritura, con apoyo de las artes liberales
latente hasta su reapariciÓn en el siglo Xl' que facilitaran la lectura y la interpretación.
4.- En el oriente bizantino se desató en el siglo Vlll el ingo- Los monasterios tienen sus escuelas, destinadas a la forma-
oficia-
noclasmo, el recha zo de la veneración de las imágenes, ción de los futuros monjes, en ocasiones con una "escuela abier-
postura ortodoxa quedó
lizado en el concilio de Hieria (754'). La ta" para la población en general. También se establecen escuelas
(787), el último
reafirmada en el concilio ecuménico ll de Nicea en algunas catedrales, como la de Reims, que alcanzó gran pres-
por orientales. carlomagno en-
reconocido tanto por latinos como tigio. Algunos nombres merecen ser recordados, como fermento
frente a los bizantinos' Tanto
contró una ocasión para afirmarse de perspectivas que florecerán a partir del siglo siguiente.
el concilio
en el Capitutare de imaginibus (Libri carotini).como en
intermedia entre El año 910 se constituye el monasterio de Cluny, dirigido por
de Fran{furt (794) se propuso una interpretación
las imágenes ni romperlas. No consi- abades de gran categoría (Odón, Odilón, Mayo). Su peculiaridad
ambos concilios:'ni adorar
guió sin embargo que el papa Adriano I aprobara los Libri carolini' radica en su propósito renovador y reformador, manifestado es-
No obstante laiotémica se difuminÓ sin mayores consecuencias' pecialmente en su sometimiento a Roma, independizándose del
no sistema feudal y por tanto de los señores y obispos del lugar. Allí
5.- En el ámbito carolingio se asumió la fórmula Filioque se va gestando la idea de Roma cabeza de todas las iglesias, que
con la
sólo en la teología sino en ta liturgia, en oposición directa recibirá toda su tuerza en Gregorio Vll, residente temporalmente
en aquel
teología bizantiña y yendo más allá de lo que reconocía en Cluny. Otra derivación eclesiológica fue la concepción de los
presentada
momento la sede iomana. La amplitud del tema será tres ordines (o estados) de la lglesia: continentes contemplativi
más adelante.
 EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
42

(monjes),continentesactivi(clérigos),coniugafi(laicos).Desde
los males de la
el ideal monástico aporta criterios-paradenunciar
lglesia de la éPoca.
Attone(924-961),obispodeVercelli,enDepressuriseccle-
laicos (uso de los
siasticisdescribe y denuncia los abusos de los
obispos), el abando-
bienes eclesiásticát y notbramiento de los
El cisma o separación se consuma en 1054. Pero es la conclu-
nodelassedesepiscopa]es,laignoranciaylasinmoralidadesdel
y obispo de Verona sión de un largo proceso de desencuentros entre Constantinopla
clero... Raterio óAz-gz+), monje de Lobbes
praeüquiay éynodicamuestra su conocimiento de la (=Bizancio) y Roma, concretados en períodos breves de cisma.
y t_i"¡u, en
para la vida cristiana de A ello contribuyó la diferencia de estilos teológicos. Pero sobre
literatura paganai t"t t".bt"ndaciones
y laicos' todo la diversa concepción eclesiológica: en Oriente la unidad
siervos y señores, de clérigos
totius de la lglesia se veía garantizada por la comunión entre los cinco
Abbon de Fleury (945-1004), magíster famossimus patriarcados (Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquia, Jeru-
ír".r"ntado las escuelas de París y Reims,
Franciae,que habí" salén); a Roma le correspondía una primacía de honor, no de ju-
de la época'
convirtiÓ su monasterio en el centro más importante risdicción; ésta, por el contrario, reivindicaba la pretensión de ser
los tratados de
cita a los autores clásicos y muestra el estudio de instancia última de apelación; a ello se oponía Constantinopla,
muestra las
Boecio sobre el silogismo. En su cotlectio canonum que se consideraba "segunda Roma". En los siglos Vlll-lx varios
necesidades del moñrento y los remedios para la reforma.
factores, de implicaciones teológicas, agudizan la tensión.
AsícomoAbbónrepresentaelapogeodelasescuelasaba. 1.- El 726 León el lsáurico, emperador bizantino, inicia una
y el auge de las
ciales, Gerberto de Aurillac refleja el arranque campaña contra las imágenes. Por influjo judío y musulmán o
más culto desde
escuelas catedralicias. considerado el hombre
para evitar las derivaciones supersticiosas. Tánto el patriarca de
de su época' Tras sus
Boecio, por su actitud desborda el horizonte Constantinopla, Germán, como el obispo de Roma, Gregorio ll, se
viaja a España para recoger
estudios en el claustro de Aurillac opusieron a sus pretensiones. Este incluso condenó tales inicia-
en la ciencia árabe' A partir de
nuevos conocimientos e iniciarse tivas (concilio de Roma de 731). Juan Damasceno intervino en
convirtiéndola en foco de atrac-
972 dirige la escuela de Reims, defensa del culto de las imágenes. Constantino V Coprónimo, hijo
y los clásicos, en-
ción. Buen conocedor de las artes liberales de y sucesor de León, acentuó la persecución contra las imágenes
(matemáticas, música, astronomía), y asimis-
señó el quadrivium hasta decretar en el sínodo de Hieria (754) su eliminación. Ante
de la logica vetus
mo la dialéctica: comentando los mejores textos la resistencia desatada y tras la muerte del emperador, la empe-
para resolverlas'
ptanteaba las dificultades lÓgicas y las técnicas ralriz lrene consiguió la celebración de un concilio ecuménico en
de Chartres'
Fue discípulo suyo Fulberto,lundador de la escuela Nicea (787), con asistencia de legados pontificios, que estableció
al pontifi-
Tras ser arzobispo de Reims y de Ravena accedió con claridad la diferencia entre la veneración a las imágenes y el
papa silvestre)' Ello fue
cado como silvestre ll (en memoria del culto atribuído exclusivamente a Dios (latría). Esta controversia
emperador (996)
favorecido por su amistad con otón lll, coronado alejó a los occidentales de Bizancio y provocó el acercamiento de
a alimentar los sueños im-
con apenas dieciséis años. contribuyó los papas a los reyes francos, que a su vez aprovecharon la oca-
laherencia romana y bizan-
periales deljoven otón, para integrar sión para mostrar sus distancias frente al lmperio de Oriente.
recuperación del
tina con ta carol¡ng," V'germánicá de cara a la 2.- El siglo lX tuvo lugar una confrontación sobre la jurisdic-
La temprana muerte de OtÓn lll
ideal de la lglesia óonÁtánt¡niana. ción en Bulgaria. El caudillo Boris se hizo bautizar por sacerdotes
pero dejó sembrado el ideal de la unidad
frustró aquel pioyecto,
del mundo cristiano.
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

bizantinos. Pero entró en conflicto con el patriarca de Constan-

tinopla acerca del estatuto de aquella nueva lglesia. Entabló en-
tonces relaciones con Roma, que le envió un obispo, pero negán-
dose a constituirlo como patriarca. Este conflicto de jurisdicciÓn
envenenó las relaciones entre Constantinopla y Roma'
3.- Más grave fue la postura de Roma ante el nombramiento de
Focio como patriarca de Constantinopla. Dado el cesaropapismo
de Bizancio, el cargo de patriarca estaba sometido a los vaivenes
de la política imperial. Cuando fue depuesto lgnacio y nombrado
el laico Focio, Roma protestó y con ello creó el escenario para
que Focio elevara el conflicto a un rango directamente teológico,
que dejaría heridas ya prácticamente incurables.
4.- Profesor de filosofía en la universidad y jefe de la cancille-
ría imperial, Focio fue nombrado patriarca tras la deposición de
lgnacio, pero fue cuestionada su legitimidad por el papa Nicolás l.
Entonces acusa de herejía a los occidentales por haber introduci-
do "y del Hijo" (filioque) en el símbolo de la fe. Con ello denuncia
un doble error: alterar la fe trinitaria tradicional y tomar la decisión
de modo autónomo. Focio defendía que el Espíritu procedía del
Padre sin mediación o intervención del Hijo. En su Encyclica epis-
tota ad archiepiscopales thronos per orienfem convoca un concilio
para deponer al obispo de Roma (867).
El cambio político condujo a la deposiciÓn de Focio y a la res-
titución de lgnacio como patriarca. Pudo entonces celebrarse el
lV concilio dó Constanopla (869), que condenó a Focio y restauró
la unidad eclesial. La muerte de lgnacio hizo posible el retorno de III. NACIMIENTO Y DESARROLLO
Focio a su antiguo cargo. Entró en conversaciones con Roma de
cara a un nuevo concilio que efectivamente tuvo lugar el año 879. DE LA ESCOLÁST|CA (S. XI-XIt)
En él los legados pontificios reconocieron el nombramiento con
algunas condiciones.
El 886 fue definitivamente depuesto, retirándose a un monas-
terio hasta Su muerte. Allí compone sus obras más importantes:
Bibtiotheca Myriobiblion, en que expone y valora con gran eru-
dición las obras y los autores más diversos; De Spiritus Sancti
mystagogra sobre la procesión del Espíritu.
 El siglo Xll es considerado un período de renacimiento. Se
desarrolla espléndidamente el pensamiento cultivado en los mo-
nasterios, lo que permite hablar de una teología monástica, ali-
mentada por la experiencia espiritual, centrada en la búsqueda
de Dios y en la perfección del creyente como camino de felicidad.
Es una inteligencia de la fe, pero desde la implicación personal de
quien anticipa en este mundo la vida eterna.
Pero a la vez surge algo nuevo, una inteligencia de la fe ali-
mentada por otra experiencia del mundo, por otros interrogantes,
por otras aspiraciones, por otros intereses. Ha aparecido un nue-
vo contexto humano y social, las ciudades, y por ello se requiere
un pensamiento acorde con la nueva sensibilidad. Van adquirien-
do más relieve las escuelas en las catedrales, en el seno de la
ciudad, y ello provoca y exige un modo nuevo de inteligencia de la
fe. Este es el contexto de la Escolástica.
Alcanzará su esplendor en el siglo Xlll. Pero ya en el siglo Xll
se inicia esta figura nueva de la teología que arranca también
de la Escritura, pero comprendida con la ayuda de la dialéctica,
con nuevas preguntas y nuevas expectativas. Se suele denomi-
nar "preescolástica" o "primera Escolástica" (Frühscholastik) a las
obras del siglo Xll, "alta Escolástica" (Hochscholastik) a las gran-
des realizaciones del siglo Xlll, y "Escolástica tardía" (Spátscho-
lastik) a los desarrollos del siglo XlV.
Ya en el siglo lX se encuentra una referencia al modo de "ex-
poner escolásticamente" las verdades de la fe, es decir, dialéc-
ticamente, sometiéndola al tratamiento que reclaman las artes

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
liberales (en el comentario a San Pablo atribuído a Haimo de
Auxerre). Ello se irá realizando especialmente en el nuevo tipo de
escuelas urbanas, regentadas por maestros que van más allá de
la herencia de los Padres (sin romper con ellos) creando nuevas
perspectivas en los temas antiguos o planteando nuevos proble-
mas. Se van teniendo en cuenta las opiniones de los diversos
autores, se recogen y sistemalizan sus opiniones o sentencias,
y se producen así nuevos libros de texto más desligados de las
fuentes directas de la revelación. En este nuevo método la razón
y la filosofía van a adquirir un mayor protagonismo (la dialéctica).
Para ello servirán inicialmente los textos de Boecio y posterior-
mente las obras recuperadas o redescubiertas de Aristóteles.
La lectura (lectio) de la Escritura en los monasterios conduce
a la meditatio, a la apropiación personal de lo escuchado; en las
escuelas la lectio conduce ala quaesfio, es decir al planteamiento
de dudas o interrogantes, y a la disputatio, es decir, ala disputa
o controversia entre las diversas opiniones; de aquí surgirán las
sumas, tratados sistemáticos con mayores pretensiones. Quienes
se mueven en esta dirección son considerados como innovadores
frente a la tradición. Son fíguras humanas y cristianas distintas.
Pedro Comestor lo formulará gráticamente: los unos se dan más
a la oración que a la lectura, los otros pasan más tiempo leyendo
y raramente oran; no se conforman con recurrir a la autoridad,
buscan la claridad de la razón,les interesa más la lógica que la
gramática (es decir, la letra de la Escritura).
Para captar en todas sus implicaciones lo que se está gestan-
do en el siglo Xll no basta reconocer la existencia de la teología
monástica y de la escolástica, hay que tener en cuenta la ecle-
siología que desde el síglo Xl se configura con ayuda del derecho
en medio de los conflictos históricos entre los diversos poderes
de la cristiandad.
NAcTMTENTo y DESARRoLLo DE LA ESCoLAsrrcn (s. xr-xlr)
LA CONFRONTACIÓN ENTRE DOS MÉTODOS:
BERENGARIO Y PEDRO DAMIAN (5. XI)
Es lógico que desde muy pronto (como ha sucedido a lo lar-
go de la historia) se planteara la alternativa entre los dos méto-
dos teológicos y los dos estilos de pensamiento. Ya en el siglo
Xl podemos percibir la confrontación, personificada en dos auto-
res: Berengario de Tours y Pedro Damián. No entraron en debate
personal, si bien Pedro conoció de modo directo la posición de
Berengario, debatida en los sínodos romanos celebrados cuando
aquél ocupaba un papel relevante. La controversia concreta gira-
ba en torno a la eucaristía, pero su alcance implicaba el sentido y
la validez del nuevo modo de pensar.
Berengario nació en Tours poco después del año 1000. Dis-
cípulo de Fulberto de Chartres, fue director de la escuela de San
Martín en su ciudad natal. Gran maestro en las artes liberales, las
elevó a gran altura. Retomando la posición de Ratramno, ofreció
una concepción de la eucaristía que desató la polémica. El mismo
suscitó la discusión con Lanfranco, natural de Pavía y director de
la famosa escuela de Bec, que contestará con De corpore et san-
guine Domini adversus Berengarium Turonensem.
La repercusión de su doctrina provocó la condena en diversos
concilios, tanto en Francia (París, Tours) como en ltalia (Vercelli
y Roma). Berengario reconocía su error, pero volvía a recaer en
él hasta que en el concilio de Burdeos (1080) aceptó la doctrina
ortodoxa, para recluirse en una vida de silencio hasta su muerte
en 1088. La presentación más clara de su doctrina la condensó
en De sacra caena adversus Lanfrancum.
Berengario analiza la eucaristía desde el punto de vista de la
dialéctica. Cita autoridades, pero considera necesario el recurso
alarazón para obtener mayor claridad ante los interrogantes que
surgen de la experiencia. Esta muestra que no se da un cambio
sustancial en el pan y vino; estos no pierden nada de lo que les es
propio, sino que reciben algo que hasta ese momento no poseían;
 DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA NAcTMTENTo y DESARRoLLo or Ln rscoLÁsrtcn (s. xt-xtt)
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES

no se puede decir por tanto que el cuerpo del Señor, que está en
el cielo, ocupe el lugar del pan y del vino; Jesús está verdadera- ANSELMO DE CANTERBURY,
mente presente, pero no de modo físico. Por eso se le atribuía
una concepción simbólica o espiritual de la eucaristía (frente a la
LA FE QUE BUSCA ENTENDER
que el sínodo romano de 1059 contrapuso de modo muy tajante
"sensualiter no solum sacramento sed in veritate").
Pedro Damián (1007-1072), el doctor eximius, es exponen-
Con Anselmo (1033-1 109) surge una figura grandiosa, compa-
te cualificado de los defensores del método tradicional frente a
rable a los genios del período patrístico. Condensa los problemas
la vana curiosidad suscitada por la dialéctica, que podía oscure-
y las posibilidades de su época, pero alavez desborda el horizon-
cer el sentido del misterio, la pureza de la fe y la simplicidad de
te de su tiempo; la repercusiÓn de sus aportaciones atravesará
la experiencia monástica. Nacido en Ravena, estudió en Parma
los siglos venideros. Refleja la apertura universal de la sociedad
(donde fundó una escuela), pero optó por la vida eremítica, de la
cristiana: nació en Aosta, recaló en la abadía normanda de Bec
que fue convencido defensor; llamado (contra su voluntad) por el
bajo Lanfranco, al que sucedió como director de la escuela y como
papa reformador León lX como obispo de Ostia para colaborar
abad;tinalizó como arzobispo de Caterbury (sucediendo igualmen-
en la restauración de la lglesia y nombrado cardenal por Esteban
te a Lanfranco); Se comprometió con la lucha de las investiduras,
lX (1057), debió asumir numerosos encargos eclesiales. Ante los
encabezada por Gregorio Vll; tuvo que abandonar lnglaterra por
males del tiempo escribió Liber gomorrianus (contra el nicolaís-
defender la libertad de la lglesia frente al rey Guillermo; refugiado
mo) y Liber gratissimus (contra la simonía). Expuso una profunda
en Roma, tomó parte en el concilio de Bari, donde defendió la
eclesiología como comunión en el Espíritu Santo, pero con una
doctrina latina sobre la procesión del Espíritu. El año 1006 retornó
estructura visible apoyada en el papa en cuanto "único obispo
a su diócesis, donde permaneció hasta su muerte.
universal de todas las iglesias".
Desde el punto de vista teológico Anselmo representa algo
Para conjurar los efectos de la dialéctica, que podía someter
nuevo. Tomó postura en las grandes cuestiones de la época y pro-
la Palabra de Dios al razonamiento humano y alterar con sus suti-
fundizó en los misterios centrales de la fe. Ello lo realizó mediante
lezas la vida de los monjes, escribe De omnipotentia divina.Trata
el recurso a la razón pero anclado de modo radical en la fe y en
de mostrar que el poder de Dios no tiene límites, que transciende
la experiencia monástica. Se puede decir que conjuga lo mejor
el orden de la naturaleza, que es capaz de destruir los silogismos
de la teología monástica y lo mejor de las exigencias de la razón
con los que los dialécticos amenazan la fe (por ejemplo: "si María
que, a través del estímulo de la dialéctica, conducen al desarrollo
dio a luz es que cohabitó con un hombre", "si la zarza arde se va
de la escolástica.
consumiendo", "Dios no es omnipotente porque no puede abolir
el pasado"...). Las artes liberales sólo son necesarias para com- Su opción teológica se resume en la famosa fórmula fides
prender mejor la Escritura, pero dentro de determinadas reglas. quaerens intellectum: |a fe busca comprender; para ello utiliza
El cristiano no necesita más. Dios recurrió a los simples, no a los todas las posibilidades de la razÓn'. con toda normalidad aspira
filósofos. El primer gramático fue el diablo, que utilizó argumentos a encontrar las "razones necesarias" de la revelación, confiado
mundanos para engañar a Adán. El recurso de la ciencia profana en la inteligibilidad que brota del contenido de la fe. No cae en el
para estudiar el texto sagrado es posible, pero siempre que actúe racionalismo, ya que sus razonamientos surgen en contexto de
como sierva y no como maestra. oración, buscando el alimento de la vida espiritual.
Ello se muestra con claridad en el Monologiony el Proslogion,
dedicados al tema de Dios y de la Trinidad. En el segundo de los

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
libros ofrece el argumento (llamado después "ontológico") sobre la
existencia de Dioé: Dios es lo más grande que puede ser pensado
(quo magis cogitari nequit); no puede, en consecuencia, existir
que
sólo en el entendimiento; en tal caso no sería lo más grande
puede ser pensado, ya que podría pensarse algo más grande que
realmente exista; luego Dios tiene que existir realmente. Esta nue-
va vía será objeto de debate constante a lo largo de la historia,
como lo fue Ya en su éPoca.
Sobre el misterio trinitario se sitúa en la línea que va de Agus-
tín a Tomás. Recoge la analogía sicológica agustiniana: el espí-
ritu humano eS imagen de la Trinidad, pues ambos poseen una
estructura trinitaria: la mente o memoria (Padre), el verbo o idea
(Hijo); el amor mutuo (Espíritu). Anselmo la desarrolla a nivel me-
iafís¡co profundizando la idea de relación (relaciones de origen,
oposición de relación), si bien con un predominio excesivo de la
unidad de la esencia divina. En De processione spiritus sancti
defenderá el Fitioque frente a la teología oriental'
cur Deus homo (¿Por qué se hizo Dios hombre?) busca la
"razón neCesaria" de la encarnación, deSarrOllandO la teOría de
la satisfacción, que tanto marcará la soteriología posterior' A
causa del pecado de Adán Dios no pudo ejercer la misericordia,
pues con ello quedaría roto el orden de la justicia; hacía falta una
borp"ntación, que debía ser infinita, dado que la ofensa a Dios
es infinita; la satisfacción por tanto no puede ser ofrecida por un
hombre, sino por un hombre-Dios, por el Hijo encarnado. Sobre el
mismo tema escribiÓ Epistuta de incarnat¡one verbi.
Sobre el tema de la predestinación, de la conjugación entre
presciencia
'praescientiae
divina y libertad humana compuso De concordia
'destinación)
et praedestinationis: la presciencia divina (y la pre-
no se opone a la libertad humana porque Dios co-
noce de antemano los actos del hombre, pero Como actos libres'
En De tibertate arbitrio presenta la libertad no como capacidad
de elegir entre el bien y el mal (que sÓlo valdría para la situación
del hombre caído) sino como la capacidad de actuar rectamente,
conforme al bien. E n De grammatico ofrece un estudio de dialéc-
tica pura. Boecio (la herencia aristotélica) y Agustín se conjugan
de rnodo fecundo en el pensamiento de Anselmo'
NAcTMTENTo y DESARRoLLo DE LA ESCoLAsrtcn (s. xt-xtt)
LATEOLOGIA GREGORIANA
Ya hemos visto los males que aquejaban a la lglesia de la épo-
ca: a) la investidura laica con la intromisión de los señores feuda-
les, con el riesgo de convertir la lglesia en un apéndice del poder
mundano; b) la inmoralidad del clero. Se sentía la necesidad de
reforma: defender la libertad de la lglesia y elevar el nivel espiri-
tual del clero. Para ello hacían falta decisiones de gobierno, que
debían ir acompañadas por una adecuada eclesiología. Todo ello
se condensa en la gran figura de Gregorio Vll (por eso se habla
de "teología gregoriana"), pero prolonga esfuerzos anteriores.
Tras el siglo de hierro el emperador Enrique lll (1046) pro-
mueve el nombramiento del obispo reformador Bruno de Toul
como papa: León lX (1049). Este acudió a Roma acompañado
por dos protagonistas fundamentales del futuro: un monje de Mo-
yenmoutier, Humberto, a quien hizo obispo de Silva Cándida, y el
monje de Cluny Hildebrando, futuro Gregorio Vll.
Humberto escribirá Adversus simoniacos, para cuestionar la
validez de las consagraciones y ordenaciones simoníacas y re-
clamar la libertad de la lglesia. Defiende una eclesiología roma-
na (recuperando la perspectiva de León Magno, Nicolás I y Juan
Vlll): la lglesia romana es indefectible en la fe (no necesariamente
el papa), y es cabeza, madre, fuente y fundamento de todas las
iglesias. Con León lX tiende a concebir la lglesia como un reino
único bajo la monarquía papal, de la cual los obispos participan
y asumen parcialmente la responsabilidad universal. Ya bajo Ni-
colás ll se celebra un sínodo en Roma (1059) en el que, además
de condenar a Berengario, se dan decretos contra los sacerdotes
concubinarios y se regula la elección del sumo pontífice sustra-
yéndola a la prepotencia del emperador y a las intromisiones de
la nobleza romana.
Tras los pontificados de Nicolás ll y Alejandro ll fue elegido
como papa el archidiácono Hildebrando, con el nombre Gregorio

CIEN N/OMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
Vll (1075), que fue ordenado presbítero y ob¡spo en las semanas
siguientes. Nacido en Toscana hacia 1020, formado en Roma y en
Cluny, venía mostrando un fuerte compromiso reformador. Aún en
medio de enormes dificultades multiplicó sus iniciativas reforma-
doras, llegando incluso a un choque frontal con el emperador Enri-
que lV, que se oponía a tales intentos. Este fue excomulgado y se
sometió en CanoSSa, pero posteriormente Se volvió contra Roma,
creó un antipapa y logrÓ la expulsión de Gregorio, que murió en el
destierro en Salerno (1085).
Su convicción se apoya en fuertes fundamentos teolÓgicos.
Es intransigente en su prohibiciÓn de toda investidura laica, por lo
cual se atrevió por primeravez a deponer al emperador. Ve en Mt
16,19 la institución del poder monárquico de atar y desatar. Ello
encaja en el proyecto divino, y por tanto Se le debe prestar estricta
obediencia. Dios ha fundado directamente el sacerdocio, mientras
que el poder real va dirigido a la represión del mal, y por ello está
ligado al pecado. Aunque el papa no pretenda el gobierno tempo-
rá1, la fe de todo cristiano acaba identificándose con la obediencia
a é1. Es lógico que favoreciera una progresiva centralización, pues
todo poder eclesial depende del papa.
Los principios de la teología gregoriana se condensan de modo
clamoroso en el Dictatus papae (1075): sólo la lglesia romana ha
sido fundada por el Señor; sólo el papa puede deponer o absol-
ver a los obispos, usar las insignias imperiales y es el único cuyos
pies besan todos los príncipes; tiene facultad para deponer a los
emperadores, ningún sínodo puede considerarse universal sin su
mandato, no puede ser juzgado por nadie y debe resolver todas las
causas mayores; la lglesia romana ni erró ni errará nunca; no pue-
de considerarse católico quien no siente con la lglesia romana' '.
Esta eclesiología recibirá una apoyatura y una figura jurídica.
Siendo subdiácono había pedido a Pedro Damián que recopilara
los textos que probasen las prerrogativas de la lglesia romana.
Posteriormente Anselmo de Lucca (1083) y el cardenal Deusdedit
realizaron el deseo del papa. Estas obras se abren con un capítu-
lo sobre la potestad y primado de la Sede apostólica, ya que las
otras iglesias existen porque las llama a participar de su ministe-
rio. Con ello se irá imponiendo una visiÓn jurídica y monárquica
de la lglesia.
NACTMTENTo y DESARRoLLo DE LA EscoLÁsrtcn (s. xt-xtt)
LAS ESCUELAS URBANAS:
LAON Y CHARTRES
Las escuelas surgidas en las catedrales, de carácter urbano,
son el escenario de una evolución en el modo de pensar el patri-
monio de la fe y en el método utilizado para ello. Constituyen un
paso decisivo de la teología monásticaala Escolástica en sentido
estricto. De este período de transición merecen Ser mencionadas
las de Laon y la de Chartres.
En el siglo lX actuó Martín de Laon (819-875), procedente
de lrlanda y miembro de la escuela palatina, que comentó el De
nuptiis de M. Capella. La escuela catedralicia adquiere relieve en
tiempo de Anselmo de Laon (1050-1 117), alumno de Anselmo
en Bec. Entre sus discípulos contó con protagonistas del futuro:
Guillermo de Champeaux, Gilberto Porretano, Pedro Abelardo. Se
dedicó a comentarios bíblicos (Cantar de los Cantares, Apoca-
lipsis...) y a obras de carácterteolÓgico. En este trabajo se deja
percibir la nueva actitud intelectual: desarrollo de las glosas y des-
pliegue de las sentencias.
Se le atribuye, junto a su hermano Radulfo, la Glosa ordinaria,
que será utilizada por las escuelas para el estudio de la Escritura.
La glosa es un breve comentario añadido al texto bíblico (al mar-
gen o entre las líneas) para facilitar su comprensión y explicitar
el sentido de las palabras o pasajes difíciles. De este modo se
afrontan las posibles contradicciones entre los diversos autores,
recurriendo en ocasiones a la argumentación racional'
De este modo Se da el paso a la antología, sistematización y
tratamiento de Sentencias, eS decir, de opiniones de los autores.
Así se abre el camino hacia las obras de Pedro Lombardo y de
Tomás de Aquino. Con referencia constante a la Escritura y a los
Padres, se produce una desvinculación del marco estrictamente
exegético: las colecciones de sentencias exigen precisiones téc-
nicas, aclaraciones Semánticas, respuesta a las cuestiones que
se plantean. Progresivamente se irá perfeccionando la articula-
ción formal (prólogo, planificación, objeciones, dictamen-..).

CIEN N/OMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
La escuela de chartres se remonta a Fulberto (960-1028),
cuenta con figuras significativas como Yvo (m. 1117) y alcanza
su esplendor con Bernardo (m. 112411130) y Guillermo de Con'
ches (1080-1 135). En Chartres se produce un reencuentro con el
mundo, con su belleza y con Su armonía global. Se superan las
reticencias que dominaban gran parte de los ambientes monás-
ticos. La belleza que plasmaban los artistas es la manifestación
gozosa y visible de la nueva percepción del mundo.
En el transfondo actúa una nueva visión filosófica, impregna-
da de platonismo. En el original griego sólo se conocía el Fedón
y fragmentos del Timeo traducidos y comentados por Calcidio.
Pero de modo indirecto el influjo de Platón les llegaba a través de
Agustín, de Dionisio, de Boecio, de Juan Escoto Eriúgena. Ello
facilitó el cultivo de las artes liberales, la revalorizaciÓn de la gra-
mática y la elegancia literaria.
Bernardo fue un gramático amante de las ciencias y de las
humanidades clásicas, e intentó la cristianización del platonismo
enseñando la creación de la materia e identificando las ldeas con
el pensamiento divino. Fue considerado por Juan de Salisbury
como "el máS perfecto de los platónicos de nuestro tiempo". A él
Se le atribuye la famosa frase "Somos enanos subidos sobre las
espaldas de los gigantes", lo que muestra una novedosa perspec-
tiva histórica (apela, con Aulo Gelio, al hecho de que "la verdad
es hija del tiempo").
Guillermo de Conches, discípulo de Bernardo y maestro de
Juan de Salisbury, fue también un gramático culto y platonizante en
teología, que veía el mundo como "colección ordenada de las cria-
turas". De él Se conservan glosas al Timeoy a La consolación de la
filosofía de Boecio. Fue acusado por Guillermo de Saint Thierry de
haber identificado el Espíritu con el alma del mundo, idea de tradi-
ción platónica. Alfinal de su vida se dedicó a las ciencias naturales,
escribiendo Phitosophia mundi, con pretensiones de enciclopedia'
Se suele incluir a Gilberto Porretano en la tradición de Char-
tres, que enseñó en París y acabó siendo obispo de Poitiers.
Como exponente del nuevo estilo filosófico, fue acusado por san
Bernardo de defender una cuaternidad en Dios; llevada la cues-
tión el concilio de Reims (1148) no fue condenado pero precisó y
matizó sus opiniones.
NACTMTENTO y DESARROLLO DE LA ESCOLÁSTTCA (S. Xr-Xil)
Pedro Abelardo (1079-1 142) representa un giro en la teología
medieval y de hecho en la historia de la teología. Por su espíritu
de independencia ha sido considerado como el primer hombre
moderno. Su repercusión fue enorme, pues enseñaba "cosas
nuevas", por sus doctrinas y por su actitud. El comienza a desig-
nar teología a la sacra pagina; los Padres habían evitado el térmi-
no, pues era aplicado a la mitología. Esta evolución terminológica
sintetiza la aportación de Pedro Abelardo.
Expresión de su autoconciencia es su autobiografía Historia
calamitatum, en la que pasa revista a los acontecimientos más
significativos de su azarosa vida. Es una especie de confesio-
nes, pero no como las de Agustín, realizadas ante Dios, sino ante
sí mismo. Recorrió numerosas escuelas para su formación. En
Laon conoció el desarrollo del método escolástico, el recurso a
la glossa y a la quaestio, pero se sintió decepcionado, pues el
estudio de la Escritura seguía apoyado en autoridades. También
en la escuela de Notre Dame de París entró en conflicto con el
maestro Guillermo de Champeaux, al que reprochaba su hiper-
realismo en el tema de los universales. Enseñó en Santa Genove-
va de París, con gran éxito entre los estudiantes. Sus desgracias
se agravaron a raíz de sus amores con Eloísa y por las condenas
de los concilios de Soissons (1 121) y Sens (1140) a iniciativa de
san Bernardo y Guillermo de Saint Thierry. En el viaje a Roma
para apelar al papa, su enfermedad le hace detenerse en Cluny,
donde es acogido por Pedro elVenerable, que finalmente le envía
al monasterio de San Marcelo, donde muere.
lnsatisfecho por el modo de estudiar la revelación y la fe, in-
tenta dar una mayor espacio a la razón, teniendo en cuenta las
exigencias de la lógica y de la argumentación dialéctica. Como
justificación recurre al elogio de Agustín a la dialéctica en De
doctrina christiana. El mismo glosó varias veces la logica vetus
 NAcTMTENTo y DESARRoLLo DE LA EscoLÁsrrcn (s. xr-xrr)
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOG|A
59

y escribió una Dialectica. Su nueva actitud intelectual se expresa

con claridad en Sic et non: es una compilación de textos antiguos
que parecen contradictorios; así estimulalarazón para resolver el
conflicto entre autoridades; para ello se requiere analizar el senti-
do de las palabras y establecer una jerarquía entre las opiniones
recibidas del pasado.
Obra fundamental, por su pretensión sistemática y porque La cultura se conservó en los monasterios: recogieron el patri-
constituye el origen de las acusaciones contra é1, es el Tractatus monio de la antigüedad y estudiaron la Escritura. Desde la com-
de unitate et trinitate divina, que será conocido como Theologia prensión que ofrecía la revelación pensaron el mundo y la reali-
Summi Boni. Theologia christianay Theologia scholarium pueden dad. El esfuerzo intelectual se concentraba en el texto bíblico, para
Ser comprendidas como redacciones posteriores de los mismos descubrir toda su plenitud de sentido; éste se ofrecía en diversas
temas. lntenta comprender y conjugar la unidad y trinidad en Dios direcciones: la historiaola letra mostraba el sentido literal; en élse
a partir de los atributos de poder, sabiduría y bondad, propios del desplegaba el sentido alegórico, que debía ser identificado en tres
Sumo Bien; a estos tres atributos corresponden los nombres Pa- niveles: el espiritual buscaba alimentar la edificación del creyente;
dre, Hijo y Espíritu. Unidad y distinción no están en contradicción el tropológico o moral orientaba el comportamiento; el anagógico
si se muestra que la diferencia no se produce según el número pretendía pregustar o anticipar su contenido escatológico.
sino según las características de las Personas; ello implica que
La lectura del texto bíblico estaba cargado de dificultades: fijar
los términos no se pueden aplicar a Dios según el uso habitual,
la autenticidad de las palabras, conjugar el Antiguo y el Nuevo
sino de un modo diverso; lo cual exige un análisis semántico de la
Testamento, aclarar pasajes incongruentes (por su aparente in-
relación del concepto con lo designado. La razÓn permite descu-
moralidad)... Para ello contaban con la autoridad de los Padres,
brir huellas de la Trinidad no sólo en el Antiguo Testamento sino
de los que recogían los textos más importantes. También se re-
incluso en los filósofos paganos (por ejemplo el alma del mundo).
curría a las artes liberales, incluso a la dialéctica, alabadas por
En esta concepción trinitaria se apoyarán las acusaciones de sa-
el mismo Agustín, pues la razón es reflejo de la semejanza con
belianismo.
Dios. Este esfuerzo fue dando origen a las glosas y comentarios.
Su aportación radica en ofrecer una teología no asertórica o
En los siglos Xl-Xll la literatura monástica fue adquiriendo ma-
dogmática sino edificada mediante la argumentación racional y el
yor extensión, pretensiones y profundidad. Se puede hablar por
análisis lingüístico. Es un método nuevo: se comienza por lo que
ello de una auténtica inteligencia de la fe, e incluso de una ver-
parece afirmar el artículo de fe; hay que tener en cuenta lo que
dadera teología, que coexistía con el despliegue del método es-
parece negarlo; a partir de ahí se ofrece una soluciÓn acorde con
colástico. De modo cada vez más consciente intenta defender su
las exigencias de larazón.Sería un error exagerar el racionalismo
peculiaridad frente a las novedades que se iban abriendo camino,
de Abelardo, ya que se movía en el horizonte incuestionado de
ante las cuales se adoptaban en ocasiones actitudes de autode-
la fe cristiana.
fensa o de denuncia. La existencia de conflictos no significa que
Su originalidad se muestra en otros dos puntos que merecen se trate de caminos alternativos sino complementarios.
ser recordados. La Expositio in epistolam ad Romanos presenta
La teología monástica vive en un contexto cultural y en una
la redención como expresiÓn del amor de Dios (y no como Sa-
actitud intelectual propia. El claustro no es la escuela. La lectura
tisfacción sacrificial). Nosce te ipsum, de carácter ético, señala
de la Escritura no tiende a la ciencia sino a la sabiduría. La quaes-
como fuente de moralidad no simplemente la obra o la acción Sino
fio requiere argumentación y controversia. La meditación reclama
la intención del agente.
 CIEN IV1OMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA NACTMTENTo y DESARRoLLo DE LA ESCoLAsrrcn (s. xt-xrr)

oración y contemplación; la dialéctica puede ser utilizada, pero su

finalidad es la edificación y la plegaria, el cultivo de la experiencia BERNARDO DE CLARAVAL,
del corazón.
PROTAGONISTA DEL SIGLO XII
La teología monástica no es una actividad impersonal, sino
que se realiza en primera persona y va dirigida a creyentes impli-
cados en un estilo de vida alejado de las realidades seculares. Se
requiere la doctrina del maestro, pero éste está unido a los oyen-
Bernardo (1090-1153), el doctor melifluo, es la cima de la
tes por la experiencia monástica, por el deseo de Dios y por el
teología monástica medieval, considerado como el último de los
anhelo de la felicidad escatológica. Por eso usa géneros literarios
Padres de la lglesia, el genio religioso del siglo Xll y líder de su
adaptados: comentario bíblico y homilías; cartas, que permiten
época (Harnack). La fuerza de su personalidad y su actividad in-
una comunicación íntima y personal; la historia, sea que presente
cansable obligan a considerarlo como auténtico protagonista del
el mundo en el plan de Dios o que redacte vidas de santos... El
siglo. Se ha cuestionado su carácter como teólogo, pero resulta
aliento no procede de la razon fría sino, en expresión de Baldui-
injusto desde una concepción de la teología como vida y expe-
no de Ford hablando de la eucaristía, del asombro y la admira-
riencia. Ello fue lo que le opuso a las "novedades" escolásticas.
ción (sfupor et admiratio). Ello se puede experimentar en el ocio
Estas se mueven desde la fe hacia Ia comprensión (credo ut in-
(otium\, en el descanso (vacatio), en el sábado que se disfruta en
telligam), Bernardo habla desde la experiencia monástica (credo
el monasterio. Serán condenables todas las curiosidades ociosas
ut experiaf).
que alteran la simplicidad de ese tipo de vida.
lrrumpe en el escenario histórico con su incorporación a Ci-
La figura más relevante del s. Xl fue Juan de Fécamp (990-
teaux, la cuna de la orden cisterciense (en 1098 gracias a Rober-
1078), de notable cultura, que vive la teología como alabanza a
to de Molesmes). Su protagonismo se despliega cuando (con 24
Dios; el fin último es cantar a Dios y gustar la suavidad y la dulzu-
años y sólo tres de vida monástica) funda la abadía de Claraval.
ra que provienen de la contemplación. Pedro elVenerable (1122-
Consciente de su función como abad, es pastor, padre y maestro:
1156) refleja la teología y la espiritualidad de Cluny, presentado
en su monasterio, en el conjunto de la lglesia, más aún, en el
como "paraíso de la caridad".
conjunto del lmperio. Sus viajes, sus relaciones, su epistolario, lo
Mención especial merece Ruperto de Deutz, monje de Saint- muestran ampliamente.
Laurent de Lieja que murió en 1 129 como abad de Deutz, cerca
En la efervescencia intelectual del momento no fue observa-
de Colonia. Compuso largos comentarios bíblicos como De ope-
dor distante o neutral. lmplicado en la defensa de la pureza de la
ribus Sanctae Trinitatis, De victoria Verbi Dei, De gloria et honore
fe, emprendió una persecución constante de las ideas peligrosas
Filii hominis. Considera un atentado al honor de Dios introducir
para la fe: Abelardo, Gilberto Porretano, Guillermo de Conches
las cuestiones de la razón; no hay que ir a beber a las cisternas
fueron víctimas de lo que en ocasiones rozaba la intransigencia,
cuando se puede acceder a la fuente pura. No pretende ofrecer
la actitud propia de quien no concede valor a lo que cae fuera de
un tratamiento sistemático de Dios y de las Personas divinas sino
su mundo personal e intelectual.
una descripción de su condescendencia; trata de integrar en una
visión de conjunto la historia humana desde el Génesis hasta el El se encontraba teliz en un mundo de certezas superiores,
Apocalipsis, pero como actuación progresiva de la economía divi- como se vivía y experimentaba en el monasterio, "escuela de la
na y de la orientación a Cristo caridad". Allí descubría la verdad, no en las disputas sino en la
oración y la lectura de la Biblia. El edificio de la fe, el que se co-
munica como salvación, debe ser tratado "según el modo de la

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Escritura". Más de treinta mil citas o alusiones bíblicas surcan sus
obras. Estas brotan de su experiencia, y se expresan fundamen-
talmente en homilías, entre las que merecen ser destacadas las
dedicada s al cantar de los cantares. En ellas insinúa su experien-
cia mística, que no consiste en revelaciones o éxtasis llamativos
sino en el gozo que Se comunica cuando el Esposo "besa con los
besos de su boca". El Esposo es objeto de una tierna devociÓn en
su humanidad, en los diversos misterios de su existencia, donde
muestra la humildad de su condescendencia'
Este amor es el que mueve el dinamismo espiritual del creyen-
te, el que empuja la libertad hasta la unión con Dios. La reflexiÓn
de Bernardo es una verdadera antropología, como se ve ya des-
de De gratia et tibero arbitrio:.la libertad muestra la imagen de
Dios en el hombre; aunque descubra Su miseria cuando habita
en la "región de la desemejanza",la gracia y el amor le permiten
restaurar la semejanzay lograr la felicidad de la unión. De diligen-
do Deoy De gr"áibut humititatis et superbiae realtza un profundo
análisis del amor que se libera de su egoísmo. De consideratione
es una reflexión de carácter eclesiolÓgico, dirigida al papa Euge-
nio lll, antiguo monje de Claraval; advierte contra el peligro del
honor mundano y de la relegaciÓn de las iglesias locales, pero a
lavezavala la plena potestad del Sumo Pontífice'
Discípulo y amigo fue Guillermo de saint Thierry (1085-
1148); abaO del moñasterio de Saint-Thierry (en las cercanías de
Reims), escribió De natura et dignitate divini amoris, De contem-
ptandó Deo, De natura corporis et animae; atraído por la reforma
cisterciense y por la personalidad de Bernardo, ingresó en el mo-
nasterio de signy como simple monje. En esta época compone
Specutum Fidé¡ y nenigma fidei, y sobre todo la Epistola ad fra'
"Carta
ties de Monte Der, dirigida a los cartujos y conocida como
más marcadamente neumatológica, su
de oro". De impostación
propuesta espiritual está alentada por el amor y por la referencia
trinitaria.
Entre los discípulos de Bernardo, exponentes de la espirituali-
dad cisterciense, destacan Elredo de Reivaul, que hace girar su
espiritualidad en torno a la amistad (De spirituali amicitiay specu-
tum caritafig;e lsaac de la Estrella, nacido también en lnglaterra
pero residente en el monasterio de L'Etoile, cerca de Poitiers'
NAcTMTENTo y DESARRoLLo DE LA EscolÁsrtcn (s. xr-xrt)
La abadía de San Víctor surgió cuando Guillermo de Cham-
peaux abandonó la escuela catedralicia de Notre Dame y se ins-
taló en las afueras de París, en un lugar dedicado a San Víctor,
patrono de Marsella (1108). Traía consigo la experiencia de Laon,
donde había sido discípulo, y de París, donde había sido maestro,
y asimismo la herencia de las "razones necesarias" de Anselmo de
Canterbury. lnstitucionalmente introducía una novedad en un equili-
brio acorde con las necesidades del tiempo: una comunidad de ca-
nónigos regulares conforme a la regla de san Agustín, pero no eran
monjes;en contacto con la vida de la ciudad, pero no eran maestros
seculares. Generó una dinámicacapaz de conjugar el pensamiento
y la contemplación, las exigencias de larazón y el gozo del amor.
La figura más destacada fue Hugo de San Víctor, originario
de Sajonia (desarrolló su actividad entre 1110 y 1141). Con una
referencia constante a la Escritura y a la experiencia espiritual,
estuvo abierto al uso de la razón: "aprende todo y comprenderás
que nada es superfluo"; pero la razón no es autosuficiente, sólo el
amor es capaz de llegar allí donde la ciencia no puede acceder.
Teólogo y místico, utiliza tanto la filosofía como las artes li-
berales en cuanto vestíbulo para la teología y para el ascenso
espiritual. Le mueve una curiosidad intelectual que es auténtica
pasión por el saber, que no debe sentirse colmado hasta alcanzar
la unión con Dios. El estudio del texto bíblico debe descubrir su
sentido alegórico y moral (recurre alsimbolismo, pero de un modo
controlado). Es un testigo elocuente de las posibilidades del mé-
todo escolástico (división del texto, análisis de las palabras, expli-
cación coherente...) en el movimiento amoroso hacia Dios.
El Didaskalikón es una obra significativa: intento enciclopédico
de unir en un mismo itinerario el saber sagrado y el profano. Las
artes liberales preparan a la filosofía, en orden a entrar en la teo-
logía y llegar hasta la mística. Es la primera reflexión científica en

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
la Edad Media sobre las relaciones recíprocas entre la formación
humana y la formación religiosa basada en la Escritura.
Compuso tres síntesis de la doctrina cristiana: Dialogus de
sacramentis, Sententiae de divinitafe y especialmente su obra
maestra De sacramentis christianae fidei. Es uno de los primeros
intentos por sistem alizar el conjunto de los misterios cristianos a
partir dei método escolástico, sin renunciar a la dialéctica como
;'búsqueda para distinguir lo verdadero de lo falso". La idea de
sacramento debe entenderse de modo amplio: todo signo que
muestra la acción de Dios en la historia. La visión unitaria de todo
el misterio cristiano está estructurada en un doble momento: el
opus conditionLs (la creación y el pecado) y el opus restauratio-
n,S 1t" redención). De este modo ofrece una interpretación de la
historia universal desde la lógica interna de la manifestación de
Dios en ella.
Su discípulo Ricardo, originario de Escocia, muerto hacia
1179, prolongó y desarrolló la intuición de Hugo tanto por su re-
curso ala razón como por su aspiración mística'
Su obra más importante es De Trinitate, que impresiona como
un "aerolito doctrinal" equiparable al Cur Deus homo de Anselmo'
Es una obra imprevista e inesperada por Su aliento, sus pretensio-
nes y sus logros. lntenta buScar las "razones negesarias" (porque
se ha recurrido demasiado a las autoridades) de la Trinidad a la
luz del amor. El ritmo y la estructura del amor hace comprensible
el origen de las Personas divinas: para que se dé realmente el
amotlque implica siempre felicidad y alegría) el Amante debe dar
origen al Amado que esté a la altura de ese amor (condignus) y al
nmigo (conditecfus) que comparta el gozo común'
El Liber exceptionum es el manual equivalente al Didaskalikon
de Hugo. Su objetivo es siempre la uniÓn con Dios en el amor'
Beniamin minor (o De Xtt Patriarchrs) y el Beniamin maior (o De
gratia contemplationis\ se centran en la bendición que brota del
ácceso a Dios (alusión al Benjamín de Sal 68,28). Para mostrar
el tipo de amor que lo hace posible escribiÓ Tractatus de quattuor
gra'dibus violentae charitatis. El desbordamiento (excessus) de la
i-nteligencia logra una contemplación que es pura alegría.
NACTMTENTo y DESARRoLLo DE LA EscoLÁsrrcn (s. xt-xtt)
r---""**
i EL FRUTO MADURO DE UN MÉTODO:
I
¡
PEDRO LOMBARDO
I
Pedro Lombardo (1095-1160) no es considerado ni genio ni
innovador, pero elaboró una obra que se convertiría en el manual
de la enseñanza escolar hasta elsiglo XVI (sustituído por la Suma
de santo Tomás): Liber lV sententiarum. Será conocido como "el
maestro de las Sentencias". Todos los aspirantes a profesor reali-
zarán un comentario a esta obra, como los grandes teólogos del
s. Xlll. Su autoridad obtendrá reconocimiento oficial en el cuarto
Concilio de Letrán (1215), al ver avalada su ortodoxia ante los
ataques de Joaquín de Fiore.
Su lugar de origen quedará vinculado a su nombre: Lombardía
(Lumello, cerca de Novara). Comenzó sus estudios en Bolonia, y
más tarde en París, donde será acogido -por recomendación de
san Bernardo- en San Víctor, donde entablará amistad con Hugo.
Posteriormente se estableció como maestro independiente en la
escuela catedralicia de Notre Dame, hasta ser nombrado obispo
de París (1059).
Siguió la estela de Laon y de San Víctor, con sus intentos de
agrupar la sentencras que los diversos autores ofrecían a las
cuestiones planteadas sobre los diversos temas (siguiendo la
costumbre ya antigua de elaborar florilegios, de la que lsidoro era
punto de referencia). El De sacramenfis de Hugo y una Summa
sententiarum (anónima) ofrecían modelos cercanos de articula-
ción sistemática. Como lejana referencia existía el ejemplo de san
Agustín en De doctrina christiana, organizada en dos grandes
partes: de rebus y de signis; la primera parte, sobre las cosas,
comprendía dos secciones: las cosas que se pueden gustar (Dios
uno y trino) y las que se pueden usar (Cristo); los signos se refiere
a los sacramentos.
Realizó también un Comentario al corpus paulino, pero la
obra de su vida fue el libro sobre las sentencias. Recogió so-
bre todo sentencias de san Agustín (lo cita más de mil veces),

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
Hilario, Ambrosio, Gregorio Magno, lsidoro...;entre los contem-
poráneos, de Yvo de Chartres, Gilberto Porretano, Pedro Abe-
iardo, Hugo de San Víctor... No es original en lo que se refiere a
sus comentarios personales. Su objetivo es fundamentalmente
pedagógico, de cara a la enseñ anza de la teología. Es claro,
ii"o en hateriales, ordenado y metódico, lo que justificará su
introducción como manual en la universidad de París.
Como indica el título, está dividido en cuatro libros, dedicados
a los siguientes misterios: Trinidad y unidad de Dios; creación y
gracia; encarnación, redenciÓn, virtudes y mandamientos; Sacra-
ñrentos y novísimos. Los libros están estructurados por capítulos
y distinciones. Dada la irradiación de su obra ejercerá gran in-
iluenc¡a en algunos temas que se prolongarán y perfilarán en el
siglo siguiente. Algunos de ellos merecen ser mencionadas'
Su aportación fue decisiva en la teología de los sacramen-
tos, muy debatida desde la controversia desatada por Berengario:
propone una definición de sacramento en sentido propio frente a
otras muchas realidades que también poseen una dimensión sa-
cramental (Bernardo por ejemplo reconocía unos treinta);arranca
de la definición agustiniana del sacramento como signo de la gra-
cia de Dios y forma visible de la gracia invisible, pero introducien-
do el componente de causalidad que lo especifica; por esta vía
establece los siete que serán asumidos por la teología posterior.
En el sacramento del orden introduce la idea de carácter unido
al poder (potestas) para consagrar la eucaristía; este poder so-
bre el "Cuerpo verdadero" de Cristo lleva consigo el poder sobre
el Cuerpo místico, es decir, la lglesia (mientras que la tradición
consideraba a la lglesia como el Cuerpo verdadero de Cristo);
con ello los clérigos pueden reivindicar su primacía frente al pre-
dominio monástico.
Es punto de partida para el tratado De Christo Capite (sobre
Cristo, Cabezade la lglesia), sistematizado en el siglo Xlll. Con ello
se acentuará una visión cristológica de la lglesia, pues los dones
salvíficos proceden de la humanidad de Cristo y de los sacramen-
tos, sin espacio para la economía del Espíritu. No obstante el papel
del Espíritu (y la importancia del amor) se muestra en una de las
sentencias más discutidas del Lombardo: la caridad no eS una gra-
cia creada o una disposiciÓn interior sino el mismo Espíritu.
NACTMTENTo y DESARRoLLo DE LA EscolÁsrrcn (s. xr-xrr)
JOAQU\N OT FrcRE
Y LOS MOVIMIENTOS DE REFORMA
A partir del año mil surgen por toda Europa individuos o pe-
queños grupos (sobre todo laicos), de carácter herético por su
carácter dualista y maniqueo, como los bogomilos, que buscaban
el contacto con Dios sin ningun tipo de mediación mundana.
A finales del s. Xl se extiende un hambre de vida espiritual
entre los laicos que aspiran a una vida itinerante y apostólica, con
una pobreza radical, y solicitan el derecho a predicar rompiendo
el monopolio clerical: Pedro de Bruys proclama un evangelismo
sin bautismo de niños ni eucaristía; Arnaldo de Brescia, niega a
la lglesia la posesión de bienes materiales (reservada a los seño-
res temporales), critica la "donación de Constantino"; los cátaros
o albigenses propugnan un dualismo tal que rechazan la materia
y por ello la encarnación, los sacramentos y el matrimonio; Pedro
Valdo sigue un evangelismo radical y aspira a la predicación; tras
un acuerdo inicial con Alejandro lll, polemiza contra el sacerdocio
ministerial, contra las estructuras de poder en la lglesia, contra la
"lglesia de Constantino"; se consideran los "pobres de Cristo", ya
que son los únicos que siguen las huellas de Cristo.
En estos movimientos hay un aliento positivo. También Pedro
el Venerable había defendido que la lglesia es la "congregación
de los creyentes", ho unos muros de piedra. La necesidad de re-
forma estaba en el ambiente. Como expresión de esta aspiración
auténticamente cristiana surgirán las órdenes mendicantes, es-
peclalmente los movimientos iniciados por Francisco de Asís y
Domingo de Guzmán, si bien actuarán en el seno de la comunión
eclesial. Todo este movimiento deja planteadas cuestiones ecle-
siológicas que se arrastrarán durante mucho tiempo: cuál es la
verdadera lglesia, y qué criterios permiten identificarla.
En este contexto se puede entender la desconcertante figura
de Joaquín de Fiore (1 135-1 202), convertido a la vida monásti-
ca gracias a su contacto con el monacato oriental; dejó la orden
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

cisterciense para fundar en Fiore (cerca de Cosenza) un monas-

terio dedicado a Juan Bautista.
Elaboró una lectura de la historia buscando las correspon-
dencias (concordia) entre los hechos del Antiguo Testamento, del
Nuevo y de la historia del presente. Yendo más allá de la tradicio-
nal interpretación tipológica o alegórica identificó un triple estadio
en la realización del plan de Dios: una primera época, la del Padre,
se inicia con Adán y tiene como protagonistas a los laicos; una
segunda época, la del Hijo, se inicia con Ozías, fructifica en Jesu-
cristo, y SuS protagonistas son la lglesia y los clérigos; una tercera
edad, la del Espíritu, se abrió con San Benito, será protagonizada
por los monjes o contemplativos, y está a punto de manifestarse.
Esta época nueva, la del Evangelio eterno, no eS la vuelta a la
forma primitiva de la lglesia (como reclamaban la mayoría de los
movimientos de reforma) sino algo realmente distinto'
Este planteamiento Se recoge en Concordia novi et veteris
Testamenti, Expositio in Apocalypsim, Salterium decem corda-
rum. Ha sido objeto de múltiples interpretaciones, pues no está
claro hasta dónde llega su exigencia de espiritualización. Su pen-
samiento fue objeto de estudio por parte de Roma, él reconoció la
figura del papa y murió recomendando a sus monjes la sumisión.
Aún reconociendo su fidelidad personal, sin embargo la primacía
del Espíritu, la relativización de la acción histórica de Jesús y la
apelación ideal a un futuro impreciso inocula una fuerte dosis de
crítica a la lglesia real. Entre sus obras hay que recordar también
(aunque no Se ha conservado) De unitate seu esse ntia Trinitatis, IV. EL ESPLENDOR DE
contra Pedro Lombardo, que fue condenada en el concilio de Le-
trán de 1215. LA ESCOLASTICA (s. xlll)
El pensamiento de Joaquín fue acogido con entusiasmo por
loS "espirituales" franciSCanos, que veían en FranCiSco el precur-
sor de la época nueva, lo que les permitía defender la pobreza
radical. Gerardo de Borgo S. Damiano escribirá EI Evangelio
eterno (1254; condenado por Roma, provocó la dimisión del ge-
neralJuan de Parma (partidario de tal interpretación), siendo sus-
tituído por san Buenaventura. Esta polémica ofreció argumentos
a los adversarios de las órdenes mendicantes en Su conflicto con
los sacerdotes seculares.
 El siglo Xlll muestra en todo su esplendor los frutos del siglo
anterior, gracias al esfuerzo de figuras fundamentales en la his-
toria del pensamiento cristiano. Las órdenes mendicantes, recién
fundadas, realizarán una aportación fundamental, a pesar de la
oposición de los maestros seculares a su ingreso en la universi-
dad. Los dos factores decisivos son la constitución de la universi-
dad de París (a la que seguirán las de Oxford y Cambridge) y la
recepción del conjunto de la obra de Aristóteles.
La universidad surge por la acción de grupos sociales, cons-
cientes de su función, y por el reconocimiento de papas y reyes,
conscientes de las nuevas necesidades. No se puede hablar de
una fundación en sentido estricto. Al crecer el número de maes-
tros y de alumnos la escuela catedralicia de París quedaba des-
bordada, a lo cual hay que añadir la autoconciencia de la comuni-
dad escolar, que buscaba una organización distinta, no sometida
a un solo maestro o al obispo o rey del lugar.
Este dinamismo se concreta en los estatutos de 1215, en los
cuales Inocencio lll reconoce la autonomía de la "universidad de
maestros y de alumnos" ; a ello hay que añadir los privilegios del
rey Felipe Augusto. Se regula la estructura de la universidad en
cuatro facultades: un primer nivel lo ofrece la Faóultad de Artes
(es decir, las siete artes liberales); a partir de este nivel se pue-
de pasar a las otras facultades: medicina, derecho, teología. Se
comienzan a regular los títulos y los requisitos para enseñar. La
Facultad de teología exige como requisito el estudio de las Artes
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGfA
y del Libro de sentencias de Pedro Lombardo, juntamente
el estudio de la Escritura. Además de la lectio, dedicada al tex-
to bíblico, se desarrollan con más tuerza las disputas sobre las
cuestiones, que van adquiriendo mayor extensiÓn y consistencia
respecto al comentario bíblico.
En todo este proceso fue decisivo el encuentro con la obra de
Aristóteles. Durante siglos se había dispuesto de la logica vetus.
En el s. Xll se añaden otros escritos de lógica, y también de meta-
física, de ciencias naturales y de ética, así como comentarios de
Avicena. En el siglo Xlll se añadiÓ la traducción del árabe de los
comentarios de Averroes y una traducción directa del griego por
obra del dominico Guillermo de Moerbecke (a partir de 1260).
La irrupción de Aristóteles suscitó una profunda conmoción,
pues su uso podía conducir al materialismo o panteísmo (como
Amalario de Bene y David de Dinant). En 1210 el sínodo de París
prohibió el uso académico de la filosofía natural aristotélica y de
los comentarios árabes; los Estatutos de 1215los prohibía en la
Facultad de Artes (no a los teólogos). En 1231 Gregorio lX repitió
la sanción, si bien con la salvedad "hasta que hayan sido exami-
nados y expurgados de todo errod'.
Aristóteles ofreciÓ conceptos y perspectivas novedosas. Ante
todo ofreció una concepciÓn de ciencia con la que debía confron-
tarse la teología: eS el conocimiento de una cosa por SUS causas,
situándose en el ámbito de lo universal. Esta cuestión suscitará
uno de los temas constantes para los grandes profesores. A la
vezhabrá que sortear tres peligros de la nueva filosofía: no deja
espacio para la idea de creación; parece excluída la nociÓn de
providencia, e igualmente la inmortalidad personal. Estas cuestio-
nes crearán el escenario de los grandes debates del siglo Xlll.
EL ESeLENDoR DE LA ESCoLAsrrcn (s. xrrr)
con
LA DIF\CIL RECEPCIÓN DE ARISTÓTNTS:
ALBERTO MAGNO
A comienzos del siglo Xlll París se había convertido en esce-
nario de una efervescencia especialmente intensa: el dinamismo
social que alimentaba las reivindicaciones de los maestros y estu-
diantes hasta dar origen a la universidad, el amprio conocimiento
de Aristóteles a través de las traducciones de los comentaristas
árabes, la incorporación de las órdenes mendicantes a las tareas
académicas a pesar de la oposición de los maestros seculares...
Desde el punto de vista intelectual la fe cristiana debía afrontar
los nuevos planteamientos filosóficos aristotélicos, con su nueva
valoración de la razón, de la experiencia, de la naturareza, de la
ciencia... ¿Podía estar la teología ala altura de la nueva sensibi-
lidad, presentándose como ciencia rigurosa?
Hasta 1250 el recurso a Aristóteles estaba limitado a ra lógica
y a la ética. Pero los teólogos universitarios no pudieron quedarse
al margen de su redescubrimiento, y de modos diversos ro tienen
en cuenta en sus obras. Con cautela y con prudencia, pero de un
modo cada vez más consciente y decidido, como se manifiesta de
modo pleno en Alberto Magno.
Guillermo de Auxerre (1 150-1231 ) es el verdadero iniciador
del uso de Aristóteles en filosofía, como se refleja en su suma
aurea; presenta a la teología como ciencia, ya que busca un co-
nocimiento por causas, pero alavez salvaguarda la peculiaridad
de la teología: esas causas no pertenecen al orden naturar, pues
no se pueden aplicar a los temas divinos los razonamientos de
las cosas naturales. Alejandro de Hales (1186-1 24s), er primer
franciscano en tener cátedra en París, cita frecuentemente a
Aristóteles en su sumaTheotogica: a pesar de que la teorogía se
refiere a hechos singulares y de que tiene una dimensión afec-
tiva, es ciencia en virtud de la credibilidad e inteligibilidad de su
contenido. Rolando de Gremona (1190-1250) fue el primer do-
minico con cátedra al ser llamado a París cuando era maestro de
 EL ESeLENDoR DE LA ESCoLAslcn (s. xrrr)
74 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

filosofía en Bolonia: en su Suma recurre a Aristóteles, y defiende LA TRAD ICIÓ N F RANCI SCAN A:
el carácter científico de la teología, pero no en sentido estricto
sino como sabiduría. Guillermo de Auvernia (1180-1249), que BUENAVENTURA
llegó a ser obispo de París, asumió la tarea de frenar la invasión
utiétotéli"a defendiendo en su Magisterium divinale el carácter
sapiencial de la teología.
Alberto Magno realiza el esfuerzo decisivo en la asimilaciÓn Alberto reflejaba el espíritu dominico, más proclive al razona-
de Aristóteles. Defiende que el objetivo de Ia teología es espiritual miento, de cara a la predicación y a la refutación de las herejías.
y afectivo-práctico, si bien puede ser considerada ciencia. Su de- Juan de Fidenza, conocido como Buenaventura (1221-1274), el
ó¡s¡ón por acoger la savia aristotélica hizo posible el camino del doctor seráfico, prolonga el carisma de Francisco de Asís: la po-
futuro. sin su actividad no hubiera sido posible la producción de breza, la caridad , la paz, el amor a las criaturas... De hecho su
Tomás de Aquino. La amplitud de sus intereses mereció que se vida estuvo consagrada al servicio de su orden: tras estudiar y
le denominara doctor universaL ActuÓ como protagonista en las enseñar en París, fue elegido maestro general a los 36 años en un
diversas encrucijadas del momento. momento de especial dificultad por las tensiones surgidas a causa
de la interpretación de la herencia del fundador. sucesor de Juan
Nació en Suabia hacia el 1200 y murió en Colonia en 1280'
de Parma, dimitido por sus simpatías hacia los espirituales, intentó
Tras enseñar en Alemania acudió en 1240 a París para obtener
el equilibrio entre los distintos partidos. Este esfuerzo se condensó
los grados en teología; enseñó en París y Colonia' Fue provincial
en la Legenda minor y la Legenda maior, dos biografías de san
de lós dominicos de Teutonia, y obispo de Ratisbona durante dos
Francisco, como esfuerzo de mediación que eliminara las tradicio-
años. lntervino eficazmente ante el papa a favor de las órdenes
nes apócrifas. Por su esfuerzo es considerado "segundo fundador"
mendicantes y no dudó en acudir a París en defensa de su discí-
de la orden. Posteriormente fue nombrado cardenal y obispo de
pulo Tomás ante las sospechas sobre su doctrina'
Albano, en virtud de lo cual tuvo que asumir tareas eclesiares. Mu-
Su gloria radica en haber comprendido las riquezas conteni- rió durante la celebración del segundo concilio de Lyon.
das en la herencia de AristÓteles. Debió moverse entre dos fren-
tes. considera ignorantes a quienes combatían el recurso a la filo-
su obra literaria se extiende en géneros literarios diversos.
Del período juvenil se conserva su comentario a las sentencias,
sofía. Pero también se opuso a las derivaciones inadecuadas del
paso obligado en el itinerario académico. En el ámbito académico
averroísmo latino (que veremos más adelante). Desde su equili-
compuso varias Quaestiones disputatae, especialmente sobre la
brio consideraba legítima la investigación científica con la sola luz
Trinidad y sobre la ciencia de cristo, así como sobre la perfección
de la razón, y asimismo la autonomía del saber profano, pues de
evangélica (en la controversia sobre las órdenes mendicantes).
todo ello podfa beneficiarse la teología. El mismo utilizó el méto-
otras obras fundamentales nos permitirán acercarnos a su con-
do experimental y la observación de la naturaleza, conjugando la
cepción de la teología y del recurso a la filosofía.
curiosidad intelectual y la amplitud enciclopédica'
Aún dentro del método escolástico, recoge la tradición agusti-
En esta prudente asimilación de Aristóteles su producción lite-
niana, de impronta más platónica que aristotélica, y el misticismo
raria fue inmensa, tanto filosófica como teológica; parafraseó los
franciscano. En la cima del ser se encuentra el Bien, y la voruntad
textos difíciles para hacerlos comprensibles a los latinos y ofreció
es superior al entendimiento, por lo que la ciencia máxima no
una interpretación compatible con la fe cristiana. comentó muchos
debe buscarse por la vía de las causas sino por la vía der Bien,
libros bíblicos, el libro del Lombardo y obras de Dionisio. Alfinal de
para que seamos mejores y podamos gozar del amor. La teología
su vida empezó una Sum ma Theologiae, que quedó inacabada'
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
eS la única CienCia perfeCta en cuanto "Ciencia Sabrosa", la cual se
encuentra ciertamente en el entendimiento pero como servicio a
la fe, con el fin de suscitar el afecto, el amor. Es habitual que hable
de "suavidad", "dulzura", "experiencia", "disfrute" como ámbito y
meta de la teología.
Ello determina las relaciones entre la fe y larazÓn de un lado y
las relaciones entre Dios y criaturas de otro. De la tradición agus-
tiniana hereda la teoría de la iluminación y el ejemplarismo; no
existe la razón pura, sino siempre iluminada por las ideas que,
como arquetipos, Se encuentran en la mente divina; todas las co-
Sas son participaciÓn del Bien, que eS Dios mismo, el cual actúa
como causa ejemplar de todo lo que existe. Ello hace posible la
concordia o armonía entre el hombre que conoce y la realidad
que percibe; y alavez el ejercicio intelectual es un encuentro con
Dios, que Se refleja en todas sus criaturas según grados diver-
sos. Ni la razón ni las cosas ofrecen la verdadera certeza. En su
teología incorpora el esfuerzo de la razÓn, pero no como saber
autónomo sino para hacer inteligible lo creído, lo que es digno de
fe ("credibile ut intelligibile"). Tomás mira las cosas como son en
sí mismas, Buenaventura en su relación con Dios.
La iluminación y el ejemplarismo viven de su cristocentrismo:
en el Centro Se encuentra CriSto, el Verbo encarnado, maestro de
todos y medio de todas las ciencias, clave de una visiÓn transfi-
gurada de la realidad.
Compone el Breviloquium como pequeña Suma de la verdad
cristiana y de las razones para acogerla. De reductione artium ad
theotogiam muestra que todas las "artes" (los saberes humanos)
son reflejo de la sabiduría divina, que encuentran su unidad en el
Verbo encarnado. Itinerarium mentis in Deum, su obra más per-
Sonal, relata el itinerario del alma hacia la contemplación mística,
a la meta en la que se satisfacen todos sus deseos.
Vinculado siempre al mundo universitario de París, pronun-
ció allí diversas Cottationes (conferencias) De decem praeceptis,
De septem donis Spiritus Sancti, ln Hexameron para denunciar
los errores del abuso de la filosofía aristotélica: la negaciÓn de la
creación, de la providencia o de la inmortalidad personal
EL ESeLENDoR DE LA ESCoLÁslcn (s. xrrr)
TOMÁS DE AQUINO:
UNA NUEVA 5/NIE5 IS TEOLÓCICN
Tomás de Aquino (122s-1274) constituye una cumbre del pen-
samiento cristiano. Ha sido, con san Agustín, el autor que en ma-
yor grado ha determinado la teología de la lglesia Católica: doctor
común porque sus doctrinas fueron convirtiéndose en acervo de
la enseñanza católica. lncluso León xlll (Aeterni patris,1g79) es-
tableció como obligatoria su enseñanza. ElVaticano ll recomendó
el estudio de la teologÍa según el estilo de santo Tomás por la
consistencia de la síntesis que logró entre la fe y la razón. Este
reconocimiento no se logró sin controversias y conflictos, que se
intensificaron a su muerte.
Nació en Roccasecca, cerca de Aquino (no lejos de Nápoles).
oblato inicialmente en Montecassino, estudió en la universidad
de Nápoles, la primera de carácter estatal, fundada por Federico
ll de cara a las necesidades de su política; allí entró en contacto
con Aristóteles (traducido por Miguel Escoto). Tomó la decisión
de hacerse dominico, a pesar de la oposición de su familia a que
entrara en una orden mendicante. Es llamado doctor angélico
porque tuvo que defender su castidad ante las asechanzas de su
familia por apartarlo de su vocación. su vida estará consagrada al
estudio, uno de los objetivos de la orden de predicadores.
Realizó estudios en París, donde también fue profesor, tras
lo cual debió desempeñar diversas funciones académicas en lta-
lia, tanto en el ámbito de su orden como en ta corte pontificia.
consagró su vida a la teología, hasta su muerte en ra abadía de
Fossanova en camino hacia el ll Concilio de Lyon.
su producción literaria fue inmensa. comentó una docena de
tratados de Aristóteles, así como de Dionisio y Boecio. compuso
Cuestiones disputadas (De potentia, De malo, De anima, De ve-
ritate) y diversos opúsculos sobre temas candentes en la contro-
versia anti-averroísta: De ente et essentia, De unitate intellectus,
De aeternitate mundr. sus obras principares son comentario a

CIEN MOMENTOS FUNDAN/ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
las Sentencias, Suma contra gentiles, Compendium Theologiae,
SumaTheotogiae (que no consiguió finalizar). Esta sustituiría a la
obra de Pedro Lombardo como manual en el siglo XVl.
Pensador integral, armonizó la dimensión filosófica y teológica
en la reflexión sobre la fe y sobre la realidad. Encarnó la santidad
de la inteligencia, SuS silogismos condensaban su oraciÓn. Su es-
peculación arranca siempre de la lectura y la meditación de la Es-
critura y apunta a la experiencia espiritual, desde cuya altura todo
el esfuerzO inteleCtual no pasa de ser "Como paja". La Confianza
en la razón le acompañó siempre, y a ello contribuyó la incorpo-
ración de la savia aristotélica, que fecundó la tradición cristiana
que tan ampliamente conocía y asumía. De este modo dio nueva
tuerza a la Escolástica y enriqueció la herencia platónico-agusti-
niana que podía caer en el anquilosamiento. No tiene reparos en
justificar el carácter científico de la teología, si bien como "ciencia
subaltern a" ya que recibe sus principios de la revelación.
Lo más significativo y duradero de su aportación radica en
la consistencia que reconoce a todas las realidades humanas
y mundanas: las causas segundas, la actividad de la razÓn, la
sustancialidad del ser humano compuesto de cuerpo y alma, la
necesidad de lo sensible para acceder al conocimiento concep-
tual... De este modo el ejemplarismo y la teoría de la iluminación
quedan relegadas, sin por ello renunciar al componente de ver-
dad que escondían: la referencia a Dios es garantía de toda inte-
ligibilidad, como el Ser del que todos los entes reciben su propia
esencia. Su metafísica tiene como eje el ser, "la más perfecta de
las coSas", "la perfección de toda perfecCión", gracias al Cual Dios
y mundo conservan Su propia consistencia precisamente en su
diferencia.
La preocupación por lo concreto se muestra también en la
importancia dada a los misterios históricos de Cristo. Su aguda
especulación recoge la doctrina trinitaria de Agustín para perfilar
las ideas de procesión y de relación subsistente. Aunque no tiene
un tratado de eclesiología (no existía como tal en la
lglesia es situada dentro de la cristología, al tratar de la gracia de
Cristo Cabeza de la lglesia (para la cual recurre con frecuencia a
la imagen del cuerpo).
EL ESeLENDoR DE LA ESCoLÁslcn (s. xrrr)
EL AVERRO|SMO LATINO:
SIGER DE BARBANTE
Hacia 1250 fermentan en París las consecuencias de la lectura
de Aristóteles, estudiadas a la luz de los comentarios del filósofo
árabe Averroes. Algunos filósofos de la facultad de Artes, deslum-
brados por el nuevo pensamiento, se consagraron a enseñarlo,
pensando que "la verdad" era cuestión de los teólogos. La década
de los sesenta verá la eclosión de este modo de pensar, denomi-
nado más tarde "averroísmo latino" o "aristotelismo integral". Bue-
naventura (1257) yTomás (1259) habían abandonado París.
La exposición del pensamiento de Aristóteles según una lógi-
ca estrictamente naturalista, al margen de la doctrina teológica,
condujo a consecuencias sorprendentes desde el punto de vista
de la fe: no se podía demostrar el origen del tiempo y de la ma-
teria; el mundo es eterno; no existe una providencia divina sobre
el mundo ni libertad humana; tampoco la inmortalidad del alma
individual... uno de los ejes de tales doctrinas era la admisión de
un entendimiento agente comin para todos los seres humanos, el
único que perdura tras la muerte de las personas concretas.
Ya en 1256 el papa Alejandro lV pidió a Alberto Magno una
obra contra la concepción de Averroes de un entendimiento único
y universal. Más tarde tendrán lugar las intervenciones de Buena-
ventura y de Tomás contra estos errores, especialmente contra el
entendimiento único y universal. Ante la oposición entre razón y
fe, los averroístas se defendían apelando a la diferencia de nive-
les entre ambas; ello parecía implicar una doble verdad, cada una
válida en su orden.
La figura más brillante es Siger de Barabante. Nacido en fe-
cha desconocida, era maestro en artes en París en 126G. Ante la
época) la
condena de sus doctrinas, fue citado por el inquisidor de Francia,
si bien él emprende viaje hacia la corte pontificia para defender
su causa. Muere en Orvieto antes del año 1284, posiblemente
asesinado por su secretario que se había vuelto loco.

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Los títulos de sus obras muestran su interés por las cuestio-
nes más debatidas'. De anima intettectiva, De aeternitate mundi,
Quaestiones naturales. Las autoridades máximas son Aristóteles y
Averroes, cuyas doctrinas reflejan el lenguaje mismo de la razón,
por lo que debe ser acogido con independencia de la fe. Lo que co-
rresponde al filósofo "no eS buscar qué es la verdad, Sino cuál fue
la opinión del filósofo". Se puede seguir eldoble camino, el de la ra-
zón y el de la fe, aunque se llegue a conclusiones contradictorias'
Se le ha acusado de defender la teoría de la doble verdad.
Su posición es más matizada. Cuando hay conflicto se atiene,
como creyente, a la verdad de la revelación. Nunca dice que sea
verdad lo que afirma como filÓsofo, simplemente lo expone. Re-
serva el nombre de verdad a lo dicho por la revelación' Se trata
sin embargo de una posición ambigua, como le reprochÓ santo
Tomás: al plantear Ia duda y no resolverla, de hecho es como S¡
la aceptara.
Estas teorías, y la actitud intelectual dominante en la facultad
de Artes, fueron objeto de condena por el obispo local Esteban
Tempier. Al no obtener resultados, por indicación de Gregorio lX,
en 1277 se prohibió la enseñanza de 219 proposiciones de pro-
cedencia averroísta. El mismo año el arzobispo de Canterbury
Roberto Kilwardby, dominico, condgna treinta tesis filosóficas' Su
Sucesor, el franciscano Juan Peckñam, conf¡rma la condenación
en 1284. Prohiben que se enseñen como válidas simplemente en
filosofía como si el tema de la verdad correspondiese sólo a la
facultad de teología.
En esta serie de condenas se vió implicado también Tomás
de Aquino. Algunas proposiciones parecían semejantes a tesis
de Tomás, debido a su uso del aristotelismo. Ello fue aprovecha-
do por la teología tradicional, de impronta agustiniana, contra el
método y la actitud tomista. Guillermo de la Mare, franciscano,
publicó Correctorium fratris Thomae (1282) refutando 1 17 tesis
de santo Tomás. El capítulo general de Estrasburgo prohibiÓ a
los franciscanos la lectura de la Suma salvo a los muy inteligen-
tes y con la ayuda de la obra de Guillermo de la Mare. Entre los
dominicos surgen escritos de defens a (el Correctorium corruptorii
de Juan de París) y los capítulos generales van estableciendo su
estudio en la Orden.
EL ESeLENDoR DE LA EscolÁsrrcn (s. xrrr)
DUNS ESCOTO:
I LA DEFENSA DE LA LIBERTAD DEL DIOS AMOR
Juan Duns Escoto nació en Escocia entre 1263-1266. Tras in-
gresar en la orden franciscana estudiÓ en Oxford y luego en París,
lugares en los que también enseñó. Debió abandonar París por
negarse a seguir a Felipe el Hermoso en su enfrentamiento con
Bonifacio Vlll. Retornado a París adquirió gran éxito, pero se tras-
ladó a Colonia, donde murió en 1308.
Los dos lugares de su actividad académica dan título a sus
obras más significativas: Opus Oxoniense y Reportata Parisien'
sra, ambas comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, en
las que expresó un pensamiento original. Ha sido denominado
doctor sutilpor la finura de sus análisis y precisiones; aunque ello
dificulta la captación de su pensamiento, expresa su sensibilidad
para adentrarse en las complejidades de la realidad.
Frecuentemente se le contrapone de modo simplista a santo
Tomás. Es cierto que marca sus distancias frente a é1, pero debi-
do al decreto de 1277 de Esteban Tempier contra el averroísmo
latino: frente al naturalismo de la filosofía aristotélica (que podía
acabar negando la libertad) y frente al racionalismo (que relegaba
la importancia de la historia y de los acontecimientos contingen-
tes) Escoto da mayor relieve a los datos positivos de la revelación
y al papel de la libertad tanto en la acción de Dios como en la
acción de los seres humanos.
Menos confiado en las posibilidades de la razón, antepone el
dato de la revelación; opta por un concepto unívoco del ser para
garantizar las posibilidades del lenguaje sobre Dios; concibe el
individuo desde su característica particular ()a haecceitas, no la
individualización por la materia); entiende la teología como cien-
cia, pero de carácter práctico, ya que su objetivo es la fruición de
Dios; privilegia la intuición frente al conocimiento por abstracción;
la voluntad no puede distinguirse realmente del alma (la distin-
ción de las potencias es sólo formal), ya que el gozar de Dios
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
EL ESeLENDoR DE LA EscolÁsrrcn (s. xu)
I
I

corresponde a la voluntad. En estos puntos se diferencia de la

tradición aristotélica, pero tampoco tiene reparos en renunciar a
algunas tesis de la escuela franciscana de orientación agustinia-
na: por eso rechaza la teoría de la iluminación y de las razones
seminales.
En teología considera a Dios como amor más que como in-
teligencia. El amor es más noble que el conocimiento. En Dios
su amor -y por eso su libertad- es superior a la inteligencia y a
la razón. La libertad de Dios no puede estar coartada ni limitada
más que por el principio de contradicción. Las leyes cósmicas o
morales no son independientes de la voluntad divina: las esencias
de las cosas no dependen del entendimiento divino sino de su
voluntad. De este modo queda claro que la relación de Dios se
dirige a los individuos en su singularidad; en cuanto amados, no
a través de criterios universales.
La consideración de Dios como amor va unida al cristocentris-
mo radical. Dios es amor, y es el amor el que ordena su voluntad
y su conocimiento sin que se le imponga ningun factor externo.
Dios se ama ante todo a sí mismo, su esencia infinita, único ob-
jeto adecuado a su capacidad de amar. Luego quiere que otros
también gocen de ese mismo objeto de su amor. En este querer
se encuentra ya el decreto de la predestinación de Cristo y, en
é1, de todos los elegidos. Con ello está decretada toda la econo-
mía divina, de la gracia necesaria, para que los hombres puedan
alcanzar el amor de Dios. El decreto de la creación del universo
está orientado al hombre, predestinado al amor.
La encarnación se funda en un decreto de amor. Sería im-
pensable para Escoto (contra Anselmo) que el motivo fuera el
pecado original, pues en tal caso se podría dar la creación in-
dependientemente de la encarnación. Dios había predestinado
desde el principio un ser en el mundo que reflejara su amor y se lo
pudiera devolver. Por ello insiste en la humanidad de Cristo, de lo
cual depende su concepción de la persona como determinación
negativa (exclusión de una dependencia actual de otra persona);
si la persona fuera un elemento positivo, en el caso de la unión
hipostática Jesús se vería privado de algo; en esta tesis prolonga
la centralidad dada por san Francisco a la integridad de la huma-
nidad de Cristo.
LA ECLESIOLOOíN
BAJO EL CONFLICTO DE LOS PODERES
Los escolásticos no elaboraron una eclesiologóa. Usaban las
imágenes bíblicas tradicionales o la incluían en la gracia que pro-
cede de Cristo Cabeza. Las circunstancias sin embargo plantea-
ron cuestiones ineludibles, abiertas por Gregorio Vll a finales del
siglo Xl: para la reforma de la lglesia luchó por su libertad frente
al poder imperial y frente a los obispos que habían recibido su
función por una investidura laica. Esta libertad implicaba una con-
frontación, para cuya solución se había de recurrir a principios
teológicos, pero sobre todo al derecho.
La ciencia jurídica se despliega en Bolonia, en gran parte por
el redescubrimiento del derecho romano. Hacia 1140 Graciano
compone su Decreto, la Concordia discordantium canonum. Re-
coge textos anteriores, de tendencias diversast unos de orienta-
ción gregoriana, favorables a la supremacía del poder espiritual,
y otros que reconocían la dualidad del poder temporal y del espi-
ritual; unos a favor de la monarquía papal en el seno de la lglesia
y otros reconocían un mayor protagonismo a las iglesias, incluso
que el papa podía ser juzgado en el caso de caer en herejía.
Los decretistas (comentaristas del Decreto) a lo largo del si-
glo Xll conservarán la dualidad de poderes, ambos instituídos por
Dios separadamente, por lo que el poder temporal puede actuar
de modo independiente. También consideran la lglesia como un
cuerpo (la congregatio fidelium\, en la que tanto la cabeza como
los miembros son activos.
A lo largo del siglo corren paralelas dos tendencias. A partir
de Alejandro lll (1159-1181), muchos papas serán canonistas y
gobernarán mediante decretales, por las cuales comunican sus
decisiones de gobierno, de modo semejante al de un Estado. Por
su parte Huguccio, maestro de lnocencio lll en Bolonia (1188-
1 190), aplica el derecho corporativo a la lglesia, dado que es
Cuerpo de Cristo: si muere el obispo la jurisdicción recae sobre el

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
colegio que lo eligió; lo mismo se puede aplicar a las relaciones
entre el papa y los cardenales o entre la lglesia romana y
iglesias locales.
En el siglo Xlll se irá extendiendo la idea de la plenitud de la
potestad del papa ("plenitudo potestatis", tomada de León Mag-
no) tanto en el seno de la lglesia como respecto al poder tem-
poral. lnocencio lll (1198-1216) lo muestra con claridad en bulas
como Per venerabilem. en casos de pecado o de injusticia su in-
tervención puede estar legalmente justificada también en el ámbi-
to temporal; si la lglesia engloba a la sociedad y el emperador es
miembro de la lglesia, existe la tentación de la teocracia: el poder
sacerdotal está por encima del poder temporal, pues representa
a Jesucristo que es sacerdote y rey (con lnocencio lll "vicario de
Cristo" queda reservado al papa). lnocencio lV (1243-1254) ex'
presó la misma convicción frente a Federico ll. Teólogos como
Buenaventura apoyaron la monarquía papal, igual que en general
las órdenes mendicantes, que recibieron de los papas reconoci-
miento de su autonomía respecto a los obispos.
Las tensiones estallaron de modo violento cuando el rey fran-
cés Felipe el Hermoso negó al papa BonifacioVlll legitimidad para
pedir determinadas tasas: atentaba contra los derechos de los
obispos locales y de la monarquía. En Ausculta fil¡(1301) el papa
convocó un concilio, frente a lo cual el rey convocó otra asamblea
eclesial en París. La polémica suscitó obras en defensa del po-
der papal: De Ecclesistica potestate de Gil de Roma, arzobispo
de Bourges, y De Regimine christiano de Santiago de Viterbo,
considerada como el primer tratado de eclesiología. Estas ideas
se encuentran en la base de la bula Unam Sanctam (1302) que
exige sumisión al papa como medio necesario de salvación; aun-
que existan los dos poderes, la unidad reclama que el inferior se
someta al superior. En esta línea AugustoTrionfo llegará a decir
que papa es nombre de jurisdicción. La visiÓn eclesiolÓgica que-
da determinada por la óptica jurídica. Una vía media adoptarán
autores como Juan de París o Pedro de Palude.
Estos conflictos alentarán las tendencias secularizadoras y
conciliaristas de los siglos XIV-XV. En estas controversias jugará
cada vez mayor influencia la doctrina política de Aristóteles, re-
descubierta también a partir de 1260.
EL ESpLENDoR DE LA ESCoLÁsr¡cr (s. xlll)
LA M\STICA RENANA:
las
ECKHART
Entre los fermentos del despertar religioso del período me-
dieval hay que mencionar las beguinas y begardos, surgidos en
el norte de Europa a finales del siglo Xll; era el camino para que
especialmente las mujeres pudieran alcanzar una profunda vida
espiritual; en gran medida fue puesta bajo la dirección de francis-
canos y dominicos. En este movimiento hubo tendencias y deri-
vaciones heréticas, pero también ejemplos magníficos de expe-
riencia místicas: Matilde de Magdeburgo (1207-1295) que, con
gran recurso a la imaginación poética, muestra su encuentro con
Dios-amor en La luz fluyente de Ia divinidad; Hadewiich (primera
mitad del Xlll) con sus Visiones, Poesíasy Cartas, proclama que
el amor es todo (de ahí su grito: "Amad al amor").
En este contexto la tradición dominicana alcanza expresiones
místicas de una intensidad sorprendente, especialmente en los
Países Bajos y en Alemania. A lo largo del siglo Xlll la Orden
se instala en estos países con la fundación de monasterios tan-
to masculinos como femeninos, donde grandes figuras ejercen
como predicadores y directores espirituales, acompañando abun-
dantes experiencias místicas.
Como contrapeso frente a una especulaciÓn académica, que
podía perderse en cuestiones académicas, se afirma una mística
de gran altura y creatividad, que aspira a ofrecerse a un amplio
grupo de personas.
La figura más sobresaliente es Eckhart (1260-1 327). Estudió
en París, donde comentó no sólo las Senfencias sino también
la Escritura. Piensa dentro del marco escolástico y académico
(fue el tercer alemán maestro de teología en París, tras Alberto
Magno y Dietriech de Freiberg), recurre a terminología culta para
expresar su reflexión mística. Trasladado a Estrasburgo y Alema-
nia como prior, fue predicador y director espiritual en monasterios
femeninos. A causa de su enseñanza fue llamado a AviñÓn para
 fi:i
JI
CIEN MOMENTOS FUNDATVIENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOG|A

una investigación, y allí murió antes de la conclusión del proceso.

Algunas de sus tesis fueron condenadas por Juan XXll en la bula
ln agro dominico (1329). Se le reprocha fundamentalmente la ra-
dicalización de la transcendencia de Dios, (situándolo más allá
del ser) unida a la renuncia del hombre a sí mismo, hasta confluir
prácticamente en el panteísmo.
Ya desde el principio pedía ir más allá de los actos externos
de la vida religiosa: la oración y la obediencia deben expresar el
acto interior de la renuncia a la propia voluntad; sobre esa base
realiza una transposición que irá radicalizando: en la medida en
que el hombre se vacía de sí, Dios se ve obligado por su bondad
a comunicarse, dado que el hombre tiene capacidad para recibir-
lo. La auto-negación del hombre y la auto-comunicación de Dios
se implican y Se exigen. EI hombre renuncia a la propia voluntad,
y por tanto el ser finito queda rebasado en el divino. Este es el
modelo básico de la espiritualidad, accesible a todo cristiano; el
hombre se diviniza en la medida en que Dios se humaniza.
Dado que el hombre nace de Dios, en virtud de la encarnaciÓn
llega a una transposición trinitaria en la realidad humana. Dios no
ha asumido una persona sino una naturaleza humana (entendi-
da en sentido general, universal); por tanto cada hombre puede
ser -como Cristo- uno con Dios, divinizarse. Nacer de Dios es
como una encarnación continua. lncluso se puede hablar de una
divinización sustancial, unificaciÓn con Dios y con la Trinidad: el
Padre engendra a su Hijo en el alma como en sí mismo ("Yo soy
V. EN UN ESCENARIO NUEVO:
el mismo Hijo, me engendra como a su Hijo"). La renuncia a uno LA VIAMODERNAY EL HUMANISMO
mismo permite por tanto la identificación del ámbito intratrinitario
con el ámbito del alma. (s.xlv-xv)
Sus discípulos Juan Tauler (1300-1361) y Enrique Suso wñ'ff1l11ff,r"#W$f,f¿íüY¡flét1{/f/f/////f¿f¿t-iY¡flff{.f/dflf ía{./.Wff#/¿Y'#'fla
(1293-1366) muestran una preocupación más pastoral y un tono -
más suave y dulce, controlando la tendencia del maestro hacia
una "míStica eSencial", aunque aconsejan eliminar laS práCtiCaS aC-
cidentales para acceder a lo esencial de la experiencia cristiana.
-
Sobre todo el Libro de la Sabiduría eterna de E. Suso ha ejercido
un grandísimo influjo. Juan Ruysbroeck (1293-1381) ofrece una
verdadera suma de la vida espiritual, conjugando la experiencia y
la reflexión, incorporando la pasión de amor de Hadewijch, la espe-
culación de Eckhart, y el equilibrio de Táuler y de Suso.
{

El siglo Xlll mostró todo el esplendor del método escolástico

con sus sumas teológicas y sus propuestas místicas. El siglo XIV
configura un escenario llamativamente distinto. Se ha interpreta-
do esta evolución como declive o decadencia. Sería un error de
interpretación, incapaz de captar la hondura de una "revolución
silenciosa" que está proyectándose hacia el futuro. Es significativo
que se empiece a hablar de una vía modernafrenle a la vía anti-
gua y de una devoción moderna frente a las síntesis teológicas y
a la mística especulativa.
Ockham es la figura clave que sintetiza en su persona la tran-
sición que se está produciendo: imprime un giro decisivo en el
modo de pensar, y por ello en la filosofía y en la teología; a la
vez se ve implicado en las controversias en las que germina el
espíritu laico que va a conducir a una nueva configuración social
y política en Europa.
La lglesia debe afrontar experiencias traumáticas. Las preten-
siones de Bonifacio Vlll en Unam sanctam dejan ver pronto su
fragilidad: muere bajo la humillación que en Anagni le provoca el
rey francés, lo cual conducirá a partir de 1309 al "exilio de Aviñón"
hasta 1378, año en que se iniciará el terrible cisma en la cristian-
dad, que no finalizará hasta 1417; las exigencias de reforma y de
denuncia se encarnan en figuras tan carismáticas e influyentes
como Wycleff y Hus; es lógico que en este contexto se replantee
el papel y la función del papa en relación al concilio en cuanto
representación de la lglesia entera.
 il
CIEN N/OMENTOS FUNDAMENTALES DE tA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
Paulatinamente se va gestando una valoración de la antigüe-
dad clásica que eclosionará en el humanismo del siglo XV. Erasmo
será su encarnación y su símbolo. La visiÓn del mundo medieval,
unitaria y jerarquizada, centrada en Dios, va a dar paso a una
concepción nueva, conscientemente cristiana pero centrada en el
hombre. El redescubrimiento de Platón alimenta un gusto nuevo
por la belleza y por las letras humanas. La Escolástica es conside-
rada como un género literario abstracto y poco elegante' La nueva
sensibilidad reclama un nuevo estilo de vivir y de expresarse.
Este nuevo ideal Se ofrece también como alternativa a la vida
eclesial, tan necesitada de reforma en muchos estamentos: el re-
torno a la pureza de la lglesia primitiva, que sólo puede resultar
accesible en su frescura mediante un análisis filológico que libere
al texto sagrado (y a la tradiciÓn cristiana) de adherencias que lo
degeneran y deforman.
Se ha denominado Renacimiento a esta época, en cuanto Sa-
lida de una época medieval oscura y estéril. Sería también una
interpretación estrecha e injusta. Es cierto no obstante que algo
nuevo está naciendo: el ser humano, en Su dignidad, reclama li-
bertad y autonomía, una mayor creatividad al margen de los sis-
temas universales; la dinámica de la secularización comienza a
acelerarse, más allá de los conflictos entre el papa y el empera-
dor: la cultura se produce en las universidades y academias, no
en los monasterios y catedrales; SuS protagonistas van a aspirar
no a cargos eclesiáSticos sino a funciones civiles; nuevas discipli-
nas reivindican sus derechos. La imprenta ofrecerá la plataforma
ideal para la difusiÓn de la nueva sensibilidad cultural y humana'
El pensamiento cristiano no puede soñar con síntesis doctrinales,
salvo la excepción de Nicolás de Cusa.
EN uN ESCENARIo NUEVo: LA vrA N/oDERNA y EL HUMANtsvo (s. xttv-xv)
GUILLERMO DE OCKHAM,
UMBRAL DE LAViA MODERNA
Guillerno de Ockham (129511300-1349/50) emprendió un ca-
mino abierto por numerosos precursores: la tradición francisca-
na con la prioridad dada a lo singular y a la voluntad y con sus
tensiones internas; pensadores como Durando de San Porciano
(1270-1334), dominico, y Pedro Aureolo (1280-1332), francisca-
no, que cuestionaron la multiplicidad de entidades introducidas
por los grandes escolásticos entre el sujeto cognoscente y la ex-
periencia concreta. Su herencia intelectual dará origen también a
reflexiones farragosas y técnicas, por lo que no será valorada por
humanistas y renacentistas, pero la perspectiva histórica permite
descubrir en él un gozne entre dos épocas.
Su biografía se articula en dos períodos, marcadamente dis-
tintos pero unidos por un mismo aliento intelectual, que es el de la
encrucijada de su época. Nacido en Ockham, cerca de Londres,
ingresó en la Orden franciscana y estudió y enseñó en Oxford.
Sus primeras enseñanzas suscitaron la reacción del rector J. Lu-
terell en Libellus contra doctrinam Guillelmi de Ockham. Llamado
a Avignon por la curia papal, tuvo ocasión de encontrarse con Mi-
guel de Cesena, maestro general de los franciscanos, que había
sido llamado también para una investigación a causa de su de-
fensa de la corriente de los espirituales. Ambos huyen y se unen
a Luis de Baviera, enfrentado con el papa Juan XXll. Formará
parte de su círculo de intelectuales, residiendo en Munich hasta
su muerte, posiblemente debida a la peste negra.
Comenta las Sentencias (Ordinatio y Reportationes), Quaes-
tiones y escribe ln octo libros physicorum de Aristóteles, en los
que va ferrnentando su epistemología, que expresará especial-
mente en Summa logicae. Será denominado venerabilis incep-
for (iniciador venerable) por la novedad que introduce. Supera la
epistemología clásica y abre la "ciencia nueva" al valorar el cono-
cimiento de lo singular de modo directo ("no hay que multiplicar
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA EN uN ESCENARTo NUEVo: LA vrA MoDERNA y EL HUMANrsvo (s. xttv-xv)

los entes sin necesidad"); a partir de aquí lo que le interesa es el

lenguaje con el que se expresa, los términos; se centra en la sig- LA DEVOTIO MODERNA
nificación que esconde y en la función (suposición) que desem-
peña en la frase. Los conceptos universales son signos naturales
que se refieren a las cosas, no una forma o esencia abstraída por
el entendimiento agente.
No le interesa por tanto una naturaleza o una esencia anterior
En la segunda mitad del siglo XIV se inicia un movimiento es-
o superior a lo individual y a la que tiene que someterse el en-
piritual que intenta una renovación de la lglesia reformando la
tendimiento. De este modo la ciencia (o el saber) dependen más
vida de piedad. Se la denomina "moderna" porque toma distancia
del espíritu humano, que adquiere mayor autonomía y creatividad
tanto de la teología escolástica como de la mística esencialista
frente al orden cósmico. No está en elcentro el ser sino lo posible,
en cuyo seno se pueden seleccionar o delimitar los aspectos que
de los renanos. Su desarrollo no puede desvincularse de la si-
tuación social, política y religiosa: la peste negra, el cisma de Oc-
interesan.
cidente, la pobreza y los conflictos bélicos no podían afrontarse
Desde estos presupuestos se quiebra la síntesis escolástica con la "mística de esencias", con una espiritualidad de carácter
entre razón y fe. Es significativa la importancia que otorga a la neoplatónico, cargada de conceptos metafísicos y de profundas
potencia absoluta de Dios, pues tampoco está sometido a lo que especulaciones.
realmente existe; las posibilidades de Dios siempre van más allá
Reorientaba la mística a la vida concreta y cotidiana en la que
de lo que de hecho ha realizado; los datos de la fe no son de-
se podía encontrar a Dios. Por eso era accesible a todos, también a
mostrables por la razón,la fe debe alimentarse del dato revelado;
los laicos y sencillos. El acento recae sobre la interioridad afectiva,
se muestra de nuevo la preocupación por lo contingente, que no
recurriendo a los principios ascéticos tradicionales, destacando el
debe quedar absorbido por un sistema metafísico... Por eso se
aspecto personal, sicológico, experimental. Es otra característica
insinúa un agnosticismo que roza el fideísmo.
de su dimensión moderna. lnsistían más en la práctica que en la
Esta actitud se refleja en sus concepciones eclesiológicas y teoría, una práctica que se orienta por las virtudes descubiertas
en su valoración de las relaciones entre la lglesia y el Estado. La en Cristo (y no por las honduras de la vida trinitaria): la humildad,
lglesia es la multitud de los fieles, no una realidad que se sitúe so- el trabajo oculto, la obediencia, el ejercicio de la voluntad de Dios,
bre ellos; la realidad de la lglesia son los individuos creyentes, no y sobre todo los misterios de la pasión y de la muerte.
el Cuerpo de Cristo como realidad suprapersonal. Niega al papa
Gerardo Groote (1340-1384) fue su iniciador. Laico conver-
la plenitud de poder; puede actuar con vocación de servicio, no
tido, influído por Ruysbroeck, abandonó la carrera universitaria
apoyado en una autoridad jurisdiccional (Opus nonaginta dierum
para consagrarse a una austera vida de penitencia. Ordenado
o Compedium errorum loannis XXll). La lglesia recuperará la pu-
diácono, atrajo en torno a sí a un grupo de discípulos a los que
reza de los orígenes si muestra que la ley evangélica es ley de li-
señaló elcamino de la conversión interior, del despojo del hombre
bertad, y si renuncia al poder temporal y a los bienes mundanos.
viejo para revestir el hombre nuevo tal como se ve en Jesucristo.
Niega al papa ser la fuente de todo poder, y tampoco la coloca De la mística tomaba aquello que se retería a la práctica. Reco-
(como hará Marsilio) en el emperador; admite un dualismo de po- mendaba vivamente la meditación de la Escritura, promoviendo
deres, cada uno de los cuales tiene su propio ámbito. El poder po- publicaciones sencillas para el pueblo.
lítico procede de Dios, pero a través del pueblo Otto quaestiones
Su espiritualidad la condensó en la regla de las Hermanas
de potestate papae, De lmperatorum et Pontificum potestate.
de la vida común, instituto fundado en 1374. También tuvo la
 *l
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
intención de crear una comunidad religiosa masculina, abortada
por Su muerte. Este desarrollo será realizado por Su discípulo F.
Radewijns (1350-1400), cuya dedicaciÓn hizo posible que no se
perdiera la obra de Groote. Así surgieron los Hermanos de la vida
común, sin votos, pero observando la pobreza y la castidad, po-
niendo en común los bienes y viviendo del trabajo de sus manos.
lncluso dio origen ala Congregación deWndeshelm (canónigos re-
gulares de san Agustín) para los jÓvenes con vocación monástica.
Especial mención merece Tomás de Kempis, que formó par-
te de aquella experiencia comunitaria (1392-1397) y escribió la
Vita Gerardiy la Vita Florentii para conservar la memoria de los
orígenes de aquel movimiento. Su nombre perdurará sobre todo
porque a él se le atribuye una de las obras más importantes de la
historia de la espiritualidad cristiana: lmitación de Cristo. Ofrece
un modelo de santidad para todo cristiano: sin excesos ascéticos
y sin arrobos místicos. Busca un sano equilibrio y un sano realis-
mo sicológico; la mística apunta a la unión verdadera y concreta
con Jesucristo, y se obtiene imitándolo en la práctica de las vir-
tudes cotidianas; Se puede encontrar a Dios en todas las cosas,
actividades y relaciones. La simplicidad en la intención y lapureza
en el afecto son las dos coordenadas de la devoción moderna.
Suscitarán una onda expansiva que se puede percibir en otros
países y que fue acogida por brillantes personalidades de la épo-
ca. En su defensa intervino Juan Gerson (1363-1 429), canciller
de la universidad de París, que asumiÓ muchas actitudes de los
"devotos": solicitó una reforma de la teología académica para que
mostrara la experiencia de Dios. Así lo expresa sobre todo en De
mystica theotogia: la inteligencia está subordinada a la capacidad
afectiva, por lo que el conocimiento de Dios no Se alcanza por
razonamientos especulativos sino por el deseo de una unión en el
amor. También reclamó una teología para los sencillos y fomentó
la vida en común (así lo recomienda a sus hermanas, que optaron
por ella; de doce hermanos, sólo una se casó, pero se integró en
la comunidad cuando enviudó).
Algunos historiadores han señalado que Su herencia (con un
mayor dinamismo apostólico y una más explícita adhesión a la
lglesia en la persona del papa) será recogida por lgnacio de Lo-
yola y la Compañía de Jesús.
EN uN ESCENARTo NUEVo: LA vrA MoDERNA y EL HUtüANISvo (s. xttv-xv)
EL NACIMIENTO DEL ESPíRITI,] LAICO:
MARSILIO DE PADUA
El conflicto permanente entre Papado e lmperio o poder tem-
poral alcanzó un punto culminante con Bonifacio Vlll y Felipe el
Hermoso de Francia. La tendencia papalista situaba en el Ro-
mano Pontífice la fuente de toda jurisdicción, o al menos una
superioridad espiritual, como único medio de asegurar la paz Y
la concordia en la sociedad cristiana. Frente a una posición tan
unilateral el poder temporal reivindicaba su propia autonomía y
legitimidad apoyándose en elaboraciones intelectuales que se ali-
mentaban de motivos teológicos y filosóficos.
El conflicto se volvió a plantear entre Luis de Baviera y el papa
Juan XXll, que se negaba a coronarlo como emperador. Ya he-
mos señalado la contribución de Ockham a favor del poder tem-
poral. En aquel contexto se elaboró el escrito más revolucionario
de la época contra la concepción medieval de! papado y de la
sociedad , el Defensor Pacis de Marsilio de Padua. No se puede
hablar de secularización en sentido moderno, pues aún se movía
en el seno de la argumentación cristiana, pero señala un cambio
de época.
Surge en un caldo de cultivo que hacía fermentar la nuevas
ideas. Merece ser mencionada la aportación de Dante (1265-
1321). Condenado al exilio el 1301 , desarrolló sus ideas políticas
en la década siguiente, oponiéndose a todo monismo hierocráti-
co. El hombre tiene dos fines en su vida: la felicidad temporal y la
espiritual, en virtud de lo cual se deben reconocer responsabilida-
des respectivas al poder temporal y al espiritual. ll Convivio tiene
un tono idealista, pero De monarchia muestra ya su concepción
política, en la que desembocan tres afluentes: las doctrinas polí-
ticas y sociales de Aristóteles, el brillo de la historia de la Roma
clásica, la herencia escolástica tamizada por los espirituales fran-
ciscanos. Reconoce que en cierta medida el poder temporal está
subordinado al espiritual (al final de De monarchia) y que no se

CIEN MOTV1ENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
deben separar la virtud política y la teológica (en la Divina come-
dia\, pero el poder espiritual debe ser ejercido desde el criterio del
Nuevo Testamento (la vida apostólica) y no desde las decretales
de los papas.
Marsilio nació en Padua (128011290) y estudió en París (don-
de recibió también influjos de Guillermo Nogaret, asesor de Felipe
el Hermoso, y de Juan de Jandún, filósofo vinculado al averroís-
mo latino); en 1324 escribió Defensor pacis, que fue denunciado a
la autoridad; en 1326 huye con Juan de Jandún y se incorpora al
servicio de Luis de Baviera. Juan XXll lo condenó en la bula Licet
iuxta doctrina (1327).
Aplicó de modo riguroso las ideas políticas de Aristóteles tam-
bién a la lglesia, recogiendo a la vez las críticas de las corrientes
espiritualistas antijerárquicas y el valor normativo de la Escritura.
Desde estos presupuestos defendió la suficiencia de la vida civil
y desmontó los fundamentos de la pretensión de la lglesia a un
poder temporal. Compartía con los papalistas que la unidad de
jurisdicción evita los conflictos y garantiza la paz, pero invierte
la argumentación: es el poder político el depositario del poder y
de la capacidad legislativa; pero la ejerce por medio de la "parte
qrejor" (valentior pars), delegándola en sus representantes y en
último término en el emperador. La legitimidad procede del con-
senso (voluntas) del pueblo, ya que es el que mejor iuzga lo que
conviene a todos.
Desmonta la concepción de la plenitud de potestad del pa-
pado. Es el poder político el que tiene jurisdicción sobre el papa
y sobre el clero de cara a lograr la paz social (también la herejía
es competencia suya, por sus repercusiones en el orden de una
sociedad cristiana). Niega que Cristo haya fundado el primado de
Pedro e incluso que Pedro haya estado en Roma. La lglesia es
la congregación de los creyentes, y es esta la autoridad suprema
en la lglesia, expresándose en el concilio a través de sus repre-
sentantes. Los ministros de la lglesia deben tener como modelo
la vida apostólica, la pobrezay la humildad, de modo que pueden
ser privados de todos los bienes que no sean necesarios para el
culto, para su mantenimiento o para el ejercicio de la caridad. La
ley divina apunta a la vida futura, por lo que el clero no está capa-
citado para intervenir en la vida civil.
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EN uN ESCENARTo NUEVo: LA vrA MoDERNA y EL HUMANtsvo (s. xrrv-xv)
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Los movimientos de protesta encuentran en este período dos
exponentes de gran transcendencia. Se plantea de modo más
directo la cuestión de la verdadera lglesia, como lo indica que
ambos escribieron un tratado De Ecclesia. Han sido considerados
como precursores de la Reforma, pero deben ser entendidos en
el seno de la tardía Edad Media, cuando se disuelven los siste-
mas del siglo Xlll y se abre un escenario "moderno".
Juan Wycliff (1328-1384) estudió y enseñó en Oxford, pasan-
do posteriormente a ocupar diversas funciones eclesiales. El des-
tino de su vida estuvo marcado por su opción ante las tensiones
del momento: a favor del partido del rey y de su negativa a pagar
tributos a la curia papal; también se oponía a que los beneficios
eclesiásticos en lnglaterra fuesen otorgados por el papa.
Dedicado inicialmente a la metafísica, pasó a comprometerse
1l
l;
en temas prácticos y de reforma eclesial. Estudió los sistemas
J
jt escolásticos dominantes (tomismo, escotismo, ocamismo) optan-
¡
s
t do por el realismo, por la realidad de los conceptos universales.
Este presupuesto influyó en su eclesiología: Dios conoce quié-
nes son los elegidos y predestinados; en su mente se encuentran
los verdaderos miembros de la lglesia: la verdadera lglesia es
la congregación de los elegidos, libres de pecado y favorecidos
por la gracia en virtud de la redención de Cristo. Ninguna auto-
ridad eclesiástica tiene competencia para discernir a los auténti-
cos miembros de la lglesia. Más aún: ningun eclesiástico puede
reivindicar autoridad terrena. Su obligación es encarnar una vida
conforme a los ideales evangélicos.
Admite la jerarquía y el papado, pero como ejemplo de vida
espiritual, no como máquina de poder, con capacidad para
perdonar pecados o excomulgar. Lo que la lglesia necesita es
"hombres evangélicos" que instruyan a los cristianos en la ley
de Cristo. Dio gran importancia a la Escritura, a la que dedicó
 *
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
numerosos comentarios y sermones. lncluso la convierte en
tema deuna obra sin paralelo en la época medieval: De veritate
sacre scripture.Junto a la Escritura asumió datos de la tradición
en su DeEcclesiapara criticar el sistema clerical y las preten-
siones dela tJnam Sanctam, pues incluso el papa ignora si es
un predestinado.
Los pecados de la lglesia son objeto de numerosos escritos. De
symonia,De apostasia, De blasphemia.El Trialogus es una crítica
a los mendicantes por no vivir la pureza evangélica y buscar bene-
ficios. Elcisma le permitió acentuar su crítica contra los dos papas
contendie¡tes: De Christo et suo adversario Anticristo. De eucha-
ristía nieg¿ la transustanciación, formulada por el concilio de Letrán
de 1215,De potestate papey De officio regis precisan la función y
compete¡cias que corresponden a cada uno. Gregorio Xl en De ci-
vili dominio lo condena por similitud a Marsilio, pues en De dominio
divino había presentado el ideal de la pobreza y caridad de Cristo
como acusación contra toda propiedad por parte de la iglesia.
Juan Hus (1 g7O-1416) actuó en Bohemia bajo el influjo de las
ideas deWycliff (los matrimonios reales aumentaron los lazos en-
tre Bohe¡ia e lnglaterra) ante una situación eclesial deplorable.
En ese contexto comenzó su predicaciÓn suscitando oposi-
ción entre el clero y la intervención del rey y del papa. La ocasión
de la conlrontación fue la venta de indulgencias con el objetivo de
obtener fondos para la guerra. como signo de protesta en 1412
colgó su apelación a Cristo en la puerta del Brückenturms. No
es originql en sus planteamientos, pero llevó su opción hasta la
muerte en la hoguera, a la que fue condenado tras haber sido
llamado Q comparecer en el concilio de Constanza (que también
condenó a Wycliff).
Tras los escritos tempranos Contra bullam papae y De indul-
gentiis la exposición de su pensamiento se encuentra en De Ec-
clesia. La verdadera lglesia es la invisible, la de los predestinados
(no la Sociedad visible que celebra los Sacramentos y tiene la su-
cesión aDostólica). Ello significa cuestionar que la lglesia existen-
te sea la lglesia de Cristo. Sólo Cristo es cabeza de la lglesia, no
el papa. Sólo Dios puede perdonar los pecados; ningun sacerdote
(ni siquiera el papa) puede aspirar a representar a Dios.
EN uN ESCENARTo NUEVo: LA vtA MoDERNA y EL HUMANtsvo (s. xlv-xv)
EL CONCILIARISMO Y SIJ SUPERACIÓN:
JUAN DE TORQUEMADA
La posición del papa en la lglesia venía siendo discutida des-
de tiempo atrás. Una corriente le atribuía la plenitud de potestad,
que desde el siglo Xll se reflejaba en las decretales. Otra línea se
mostraba reticente ante una monarquía papal, para lo cual con-
taban con argumentos: era doctrina asumida que el papa podía
caer en herejía, caso en el que debía ser juzgado por un concilio;
la concepción corporativa de la lglesia permitía ver la jurisdicción
en todo el cuerpo y no sólo en la cabeza; la consideración de la
lglesia como congregatio fidelium impedía verla como sometida
al papa sino a Cristo. .. ¿Cuál era la autoridad suprema en la lgle-
sia? La recepción de la política de Aristóteles favorecía una res-
puesta desde las categorías de democracia o representación.
Este fermento de ideas pasó al primer plano con motivo del
cisma que se originó en la lglesia tras finalizar la estancia de
los papas en Aviñón. En 1378 fue elegido Urbano Vl en Roma
como papa. Los cardenales de tendencia francesa no aceptaron
el nombramiento y eligieron a Clemente Vll, que se instaló en Avi-
ñón. Ambas partes se excomulgaron, lo cual creó una situación
objetiva de cisma. Los intentos de solución condujeron al concilio
de Pisa (1409), que finalizó con la elección de un tercer papa sin
la renuncia de los otros dos.
Ya en 1394 la universidad de París propuso tres posibles vías
de solución: la cesión (la renuncia de los dos papas), el compro-
miso (acuerdo para elegir un nuevo papa) o el recurso al concilio.
Las dos primeras vías fueron intentadas y ambas fracasaron. Por
ello parecía que el único camino posible para superar el cisma era
la convocatoria de un concilio ecuménico. Ya en 1380 Conrado de
Gelnhausen y Enrique de Langenstein intentaron justificar teológi-
camente esa vía. Para ello no necesitaban apelar a ideas revolu-
cionarias sino a prácticas tradicionales y a las costumbres antiguas
que no permitían tantas prerrogativas (o abusos) a los papas.

100 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
La idea conciliar va ganando terreno, y por ello se convoca el
concilio de Constanza (1414-1417) por parte de Juan XXlll con
apoyo del emperador Segismundo. Como conclusión fue elegido
Martín V (tras la renuncia o deposición de los tres papas exis-
tentes). Desde este punto de vista se logró el objetivo: no había
más que un papa. Pero quedaba viva la controversia acerca de la
relación entre el papa y el concilio.
En Constanza abundaban los teÓlogos conciliaristas, si bien
con posturas muy diversas. Algunos, como P. d'Ailly y J. Gerson,
defendían una posiciÓn moderada, que recurría al concilio en
caso de extrema necesidad y por el bien pastoral de la lglesia; no
excluían una visión de la lglesia como monarquía, pero tempera-
da de aristocracia y democracia. El canonista Zabarella sostenía
que el poder pleno de la lglesia radica en la totalidad de los fieles
como en su fundamento, del que el papa es el ministro principal
(el emperador posee la facultad de convocar el concilio en el caso
de que no lo hagan los cardenales). El concilio emitió el decreto
Haec sancta (1415) que establece que el concilio recibe su poder
no del papa sino inmediatamente de Cristo y que todo cristiano
(también el papa) puede ser juzgado por el concilio en caso de
herejía. El sentido del texto (si tiene o no valor dogmático) queda-
rá como tema constante de debate eclesiológico posterior.
El papa Eugenio lV no pudo negarse a convocar otro conci-
lio en Basilea (1431), en el que las tendencias conciliaristas se
manifestaron con mayor crudeza. Juan de Segovia y Alfonso de
Madrigal apoyan el conciliar¡smo, mientras otros personajes signi-
ficativos (Nicolás de Cusa, Enneas Silvio Piccolomini) van toman-
do distancia al percibir su radicalización.
El debate dio origen a reflexiones eclesiolÓgicas sobre el
tema. El Tractatus de Ecclesia, de Juan de Ragusa (aunque no
fue publicado), y especialmente la Summa de Ecclesia de Juan
de Torquemada (1388-1468), fueron decisivos para f renar la ten-
dencia conciliarista: asistente en los dos conc¡lios, constató que
la unidad de la lglesia tiene que pasar por el papa, que su función
no puede ser vista desde el punto de vista jurídico sino como
vicario de Cristo y expresión de la apostolicidad que vincula la
lglesia actual y la Primitiva.
EN uN EScENARTo NUEVo: LA vtA MoDERNA y EL HUMANtsvo (s. xttv-xv)
NICOLAS DE CUSA:
LA BÚSQUEDA CONCORDIA
Es el espíritu más universal de su época, tanto por la amplitud
de sus intereses (matemática, astronomía...) como por el equili-
brio entre sus raíces medievales y su apertura al nuevo escenario
intelectual. Aunque no se consagró a la vida universitaria no hay
un teólogo contemporáneo equiparable por la amplitud y profun-
didad de planteamientos y perspectivas.
Nació en 1401 en Cues, diócesis de Tréveris. En su período de
formación asimiló las aportaciones más significativas de la cultura
de su época: en Heidelberg estuvo en contacto con la via moder-
na; sus estudios jurídicos en Padua le permitieron entrar en con-
tacto con el humanismo italiano; en Colonia pudo conocer la via
antiqua y la tradición neoplatónica. Como humanista y amante de
la antigüedad clásica adquirió renombre por el hallazgo de impor-
tantes códices. Rechazó la vida académica en Lovaina. Seguirá
más bien la carrera eclesiástica, en la que alcanzará los puestos
más elevados, sin abandonar por ello la preocupación intelectual
con una espiritualidad profundamente personal.
Presente en el concilio de Basilea, defendió posiciones mo-
deradamente conciliaristas, aunque más tarde (y no por opor-
tunismo) evolucionó hacia posiciones papalistas equilibradas.
Nombrado obispo de Brixen, fue elevado al cardenalato. Su tarea
como legado del papa en Alemania estuvo animada por since-
ros esfuerzos de reforma. Viajó asimismo a Constantinopla para
acompañar ala delegación ortodoxa que participaría en el conci-
lio de Ferrara-Florencia, planteado con objetivos unionistas.
La idea clave de su pensamiento es concordia (o concordancia).
Su visión de la realidad estaba sostenida por una concepción de la
unidad capaz de integrar y de conjugar la pluralidad y la diferencia
(la coincidencia de los opuestos). Este presupuesto le permitió no
sólo una síntesis entre la razón y la fe, sino que le empujó a buscar
la verdad cristiana en toda la realidad, también en las otras religio-
 DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
102 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES
nes. La enumeración de sus obras principales permite desplegar el
horizonte de sus intereses y su motivación constante.
De concordantia catholica (1433) presenta la lglesia como un
todo orgánico, en el que es posible armonizar la lglesia y el lm-
perio así como la función tanto del papa como de los cardenales.
Su obra más original es De docta ignorantia (1440), que ofrece
su concepción epistemológica, metafísica y teológica, desde un
transfondo marcadamente neoplatónico para conjugar la unidad y
la multiplicidad. El mismo año De coniuncturis ofrece un proyecto
metafísico neoplatónico en torno a la unidad.
La expresión docta ignorancia es tomada de san Agustín; le
servirá como criterio cognoscitivo: bajo la iluminación del Espíritu
cuanto más conscientes Seamos de nuestra ignorancia más fácil-
mente llegaremos a la verdad, concretamente a la verdad de Dios
que reconcilia los elementos opuestos. Presentando a Dios como
el máximo absoluto (el Uno) y el universo como el máximo con-
tracto, muestra que Dios está en todo y todo en Dios; Jesucristo,
hombre y Dios, expresa esa vinculación en cuanto eS el máximo
absoluto y contracto a la vez (el universal concreto). lntenta una
comprensión sobre laTrinidad desde la analogía unidad, igualdad,
conexiónque penetra la realidad. Para refutar las acusaciones de
panteísmo escribirá más tarde Apologia doctae ignorantiae.
Araízde la conquista de Constantinopla por los turcos escribe
De pace fideipara proponer un proyecto de paz universal (en lu-
gar de la cruzada) mediante el diálogo entre las religiones. De Cri-
bratio (examen crítico) Alkoraniplantea objeciones al lslam pero
valora favorablemente los juicios positivos acerca de Jesucristo.
La verdad de Cristo eS universal porque eS "la razÓn encarnada
de toda razón", "el fin de toda inteligencia".
Sobre la búsqueda intelectual de Dios escribió la trilogía De
Deo abscondito, De quaerendo Deum, De filiatione Dei. El Dios
desconocido es Aquél en el que conocemos todo, dado que en
nosotros está la imagen de Dios. De non aliud argumenta que "no
otro" es el concepto más apropiado para DioS, porque las criatu-
ras son siempre elotro mientras que Dios es e/ no-otro. Su intento
por Superar las oposiciones Se muestra también en De possesf'
para mostrar la síntesis de acto y potencia.
EN uN ESCENARTo NUEVo: LA vrA MoDERNA y EL HUMANrsvo (s. xrtv-xv)
ERASMO DE ROTERDAM,
ENCARNACIÓN DEL H U MAN ISMO
Erasmo no sólo fue un humanista, condensa y sintetiza todos
los valores y pretensiones del humanismo, de su valoración de la
cultura y de la literatura antiguas, de su preocupación por el hom-
bre, de su distancia respecto a la Escolástica, de su búsqueda
de un ambiente intelectual más abierto. Representa un humanis-
mo pensado y vivido desde el marco cristiano, más aún, utilizado
como medio de renovación y de reforma de la lglesia, liberándola
de muchas adherencias que la desnaturalizaban. Los gérmenes
paganos que anidan en el redescubrimiento de la antigüedad
greco-latina quedan compensados por el intento de devolver su
pureza y su sencillez a la vida cristiana, de lograr la armonía entre
la fe y la razón (aunque no logre el equilibrio deseado).
Desde el humanismo del XV se entra en el escenario de la
Reforma. Sus críticas a la realidad eclesial, su desprecio hacia la
mentalidad medieval y su independencia intelectual le han hecho
aparecer como precursor del movimiento protestante. Ciertamen-
te algunos reformadores se formaron en el ambiente humanis-
ta, pero en la Reforma hay acentos claramente anti-humanistas,
como lo muestra la relación entre Erasmo y Lutero.
Erasmo (1469-1536) se formó en el espíritu de la devotio mo-
derna e incluso ingresó en los Canónigos regulares de san Agus-
tín, llegando a ordenarse sacerdote. Su vocación apuntaba sin
embargo en otra dirección. Desde muy pronto, junto con otros
jóvenes poetas, se sintió guardián de una nueva luz en medio de
la incultura y la barbarie que les oprimía. Antibarbaros, su primera
producción literaria, refleja el ideal de una existencia libre, como
intelectual consagrado a la cultura. Abandonó el convento e inició
una vida al amparo de poderosos protectores y de su propia pro-
ducción literaria. En lnglaterra, entabló amistad con humanistas
como J. Colet (que le despertó el interés por la teología) y Tomás
Moro, Una vida itinerante, con frecuentes estancias en Basilea,
 I
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
le permitió dedicarse a la edición de textos clásicos. El latín y la
imprenta le facilitaron su amplia labor divulgadora de una nueva
sensibilidad, lo que le otorgó un renombre inmenso. Sus Adagia
y Colloqura muestran su capacidad pedagógica en este proyecto
cultural.
Era ante todo filólogo, no filósofo o teólogo. Precisamente ahí
radica su relevancia teológica: ediciones críticas de antiguos tex-
tos cristianos. Desde muy pronto san JerÓnimo se convirtió para
él en un modelo y en un tema de estudio. En 1516 apareció la pri-
mera edición crítica del Nuevo Testamento superando el intento
realizado por Lorenzo Valla. Su intención no era meramente eru-
dita: pretendía mostrar la fuente primigenia de la revelación, pres-
cindiendo de los canales secundarios que oscurecían su frescura
y su pureza. Reconstruye escrupulosamente el texto sagrado con
el respeto que se adopta ante la Palabra eterna del Padre, con la
convicción de contribuir a la reforma de la lglesia. La misma mo-
tivación alentaba su edición de obras patrísticas, como reflejo de
un pensamiento adherido a la vida y superior a la Escolástica tan-
to en la forma como en el contenido (su actitud crítica se muestra
en la pregunta: ¿qué tiene que ver Cristo con AristÓteles?).
El Enchiridion militis christianialcanzó una resonancia extraor-
dinaria. Es su obra más cristiana, si bien no se adentra en los mis-
terios de la fe. Intenta presentar la "filosofía de Cristo", un modo
de existencia evangélica accesible a todo bautizado, a todos los
"soldados de Cristo". El pueblo cristiano, abandonado a sí mismo,
sin cultura ni atención pastoral, podía encontrar allí una experien-
cia libre de supersticiones y devociones inútiles.
Otras obras polémicas como Elogio de la locura le granjearon
fuertes oposiciones por su acerba crítica de la sociedad, espe-
cialmente de los representantes de la lglesia y los monjes (pues
su tipo de vida le parecía antinatural y alejado del pueblo). No
obstante el se veía como miembro de la lglesia. Tras los primeros
contactos con Lutero tomó distancia públicamente en De \ibero
arbitrio, donde criticaba las derivaciones rechazables que perci-
bía en su evolución ("He preferido atraer sobre mí el odio de toda
Alemania en lugar de abandonar la f glesia").
EN uN ESCENARTO NUEVo: LA v¡A MoDERNA y EL HUMANtsvo (s. xrtv-xv)
LA TRADI CI Ó N B I ZANTINA;
DE SIMEÓN ELTEÓLOGO
A GREGORIO PALAMAS
Gregorio Palamas (1296-1359) marcó una impronta decisiva
en la teología bizantina, ofreciendo una síntesis que se impondría
al salir victorioso de la polémica sobre el hesicasmo que le en-
frentó a Barlaam (y a otros exponentes de la tradición monástica
como G. Akyndinos). Más allá de la anécdota del momento estaba
en juego la comprensión de una tradición de siglos.
El hesicasmo hunde sus raíces en el monaquismo oriental.
Hesichía designa la paz o tranquilidad que logra el eremita cuan-
do aplaca las pasiones corporales y la dispersión anímica, alcan-
zando el recogimiento interior al verse inmerso en la luz divina.
Evagrio Póntico desde un punto de vista más intelectual, y espe-
cialmente Macario desde el punto de vista del corazón, sistema-
tizaron este tipo de oración: la oración de Jesús y la invocación
de su nombre ("Señor Jesucristo Hijo de Dios, ten piedad de mí
pecador") deben ir acompañadas de ejercicios corporales de res-
piración que permiten concentrarse en el corazón humano, donde
residen todas las fuerzas espirituales (el hombre interior del que
habló san Pablo).
Tras siglos de relegación esta esp'iritualidad fue retomada por
Simeón el teólogo (949-1022), superior del monasterio de San
Mamas, que relata sus experiencias espirituales a partir de la per-
cepción de la luz divina hecha visible gracias a Jesucristo. Así lo
refleja en sus Catequesis, Himnos y T ratados teológicos y prác-
ticos. Sobre todo en Método de la atención y de la oración, obra
que le es atribuída, expone la teoría y la práctica del hesicasmo.
Palamas, educado en la filosofía de Aristóteles y de Platón,
decidió entrar en el monasterio de Athos a los veinte años; poste-
riormente se vió inmerso en conflictos políticos y eclesiales, hasta
ser nombrado metropolita de Tesalónica. Su canonización (1308)
ratificó su reconocimiento oficial, logrado en varios sínodos cele-
brados en Constantinopla.
106 CIEN ¡,4OMENTOS FUNDAMENÍALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

La polémica se inició con la llegada de Barlaam (1290-1348)'

calabrés de origen, con fama de erudito. Denuncia la práctica he-
sicasta porque recnaza la filosofía y la cultura, porque cree al-
canzar la esencia de Dios y porque actúa al margen de las auto-
ridades eclesiales. Reacciona con fuerza Gregorio Palamas con
sus Tríadas de defensa de los santos hesicastas,la primera siste-
matización de esta teología. Alavez que reprocha a Barlaam su
racionalismo, Su apofatismo radical y Su sometimiento a la cultura
mundana, ofrece perspectivas novedosas que posteriormente re-
afirma en el Tomo Agiorítico, aprobado por los monjes de Athos.
Palamas defiende la sabiduría monástica al margen de la fi-
losofía profana y sobre todo justifica la divinización del hombre y i
i

Su capacidad para entrar en contacto con Dios. Distingue entre la I

esencia divina (increada e inaccesible al hombre) y sus energías,

lJi
I

que pueden ser vistas y participadas por el alma mística. La rea-

lidad de Dios comprende la esencia incomunicable y las energías
que Se manifiestan y actúan en lo creado, por lo que es posible
un conocimiento experiencial (no racional) de Dios. Así se logra
la paz interior, sostenida por la oración ininterrumpida. La famosa
distinción entre esenc¡a y energías permite salvaguardar la trans-
cendencia de Dios y la divinización del hombre s¡n caer por ello
en el panteísmo, como le reprochan sus adversarios'
Dos sínodos (1341) condenan a Barlaam y a Akyndinos. Aquél
retornó a ltalia, donde fue nombrado obispo de Gerace y fue pro-
fesor de griego de Petrarca. Tales decisiones fueron considera-
das por Palamas como reconocimiento oficial de su teología. La VI. EL ESTALLIDO DE LA REFORMA
oposición posterior fue encab ezada por Nicéforo Gregoras (1295-
1359), por lo que debió padecer el exilio. (s.xvl)
v,"{d"4?!l^¡^'€Ffl¡f¿¿¿i?.ü{$irl¿if¿,:i6*'l/¿f¿{/,rl/f¿F/,r,4'fá?¿i4¡'¿i9í';5f"¿f¿f.:F,irñÉflf/.¡11¡tr¿a
Como defensor de la tradiciÓn hesicasta sobresale también
Gregorio el Sinaíta (1255-1346), que defendió la deificación lo-
grada mediante la oración monástica. Gran influjo ejerció elteólo-
go laico Nicolás Cabasilas (1320-1390) que elaboró una doctrina
espiritual y, sobre todo, una teología sacramental en el marco del
palamismo; destacó la importancia del bautismo, de modo que es
accesible a todo cristiano. Sus obras más importantes son Vrda
en Jesucristoy Comentario a la divina liturgia (la eucaristía según
el rito de san Juan Crisóstomo).
 El siglo XVI está marcado por dos acontecimientos que van a
determinar el futuro de la lglesia y el futuro de la teología, si bien
con dinámicas y repercusiones distintas.
El siglo XVI irá tomando cónciencia de la novedad abierta por
los navegantes portugueses y españoles a finales del siglo XV. La
presencia en los nuevos territorios provoca problemas de carácter
teológico, que se plantearán con radicalidad en algunos ambien-
tes de la lglesia. Su verdadera eclosión se producirá siglos más
tarde, cuando se afirme un cristianismo mundial con su pluralidad
de teologías.
El siglo XVI verá asimismo la eclosión de los fermentos de
reforma que se venían arrastrando a lo largo de la Edad Media.
También el humanismo, que vivió el amor a la cultura clásica y a
la lglesia primitiva como un renacimiento de la cultura y de una fe
purificada, facilitó la expansión de un nuevo movimiento de refor-
ma. Su fecha simbólica se puede fijar en el 31 de octubre de 1517
cuando Lutero fijó en las puertas de la catedral de Wittenberg sus
tesis contra la práctica de las indulgencias.
Su gesto fue el estímulo y el detonante de fermentos e inicia-
tivas que poblaban el orbe cristiano. Alemania ofrecía el clima
adecuado para esa dinámica que acabaría rompiendo el edificio
político y religioso medieval: no sólo originó un cisma en el cris-
tianismo occidental sino que aportó a los príncipes alemanes la
 4
CIEN N/OMENTOS FUNDAT\4ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
ocasión para reivindicar sus derechos frente a la unidad repre-
sentada por el lmperio y el Papado. Ya en 1455 el arzobispo de
Maguncia Dietrich de Erbach presentó los Gravamina (reivindi-
caciones y protestas) de la nación alemana frente a los abusos
de la curia papal. Lutero fue visto como el portavoz del malestar
acumulado durante tanto tiempo. Era lógico que, al ser expulsado
de Worms por el emperador Carlos V encontrara la protección de
los nobles alemanes.
El paisaje de la Reforma está poblado por numerosos per-
sonajes, de procedencias y orígenes diversos. Muchos de ellos
compartían la sensibilidad humanista, pero adoptaron posturas
que no podían ser aplaudidas por la sensibilidad humanista. Tam-
poco se puede hablar de una teología reformada: compartían
principios fundamentales (oposición al papado, reconocimiento
de la Escritura como única autoridad, justificación por la fe) pero
disentían hasta el enfrentamiento en cuestiones decisivas (la eu-
caristía, la organización eclesial). Presentaremos las dos figuras
más representativas, Lutero y Calvino.
La lglesia Católica, en torno a Roma, debió tomar postura
frente a las nuevas doctrinas y elaborar la teología adecuada a
los nuevos tiempos y a la renovación necesaria. Se suscitará una
literatura de controversia que marcarála teología católica durante
siglos y se realizará una reflexión más global en elconcilio deTren-
to. Cayetano y la Escuda de Salamanca representan los intentos
de una teología que recoge la herencia del pasado repensándola
desde las nuevas circunstancias y los nuevos problemas.
Dentro de la dinámica de la reforma eclesial merecen ser re-
cordados otros dos fenómenos: la esplendorosa producción místi-
ca en España y la controversia sobre la libertad y sobre la gracia,
que es de hecho la conjugación de la dignidad humana con la
acción divina.
EL ESTALLTDO DE LA REFORMA (S. XVr)
Martín Lutero (1483-1546), formado en la Devotio moderna,
con una espiritualidad intimista y una intensa devoción a Cristo
crucificado, ingresó en la orden de los Agustinos. Estudió filoso-
fía y teología según la vía moderna, contraria a la metafísica de
Aristóteles y de santo Tomás. El primado de la voluntad y el poder
absoluto de Dios acentuó su problema existencial acerca de la
certeza de su estado de gracia. Siendo profesor de teología en
la recién fundada universidad de Wittenberg encontró la clave de
comprensión en la Sagrada Escritura, a cuyo comentario dedicó
sus primeras enseñanzas.
Su experiencia personal y su tarea académica se entrelazan
con la sensibilidad deltiempo, y su teología va respondiendo a las
cuestiones del momento. Así irá desplegando las implicaciones
de los principios de la Reforma. Por eso seguiremos una presen-
tación cronológica de sus obras.
Ya el Comentario a la carta a los romanos (1515-1516) mani-
fiesta su propuesta teológica: el pecador es justificado por la fe,
no por las obras (es el "descubrimiento de la torre" que iluminó su
angustia por el pecado). En 1517 con sus 95 tesis critica no sólo
la práctica de las indulgencias sino la capacidad de la lglesia para
perdonar los pecados así como las riquezas del papa. Este mismo
año desarrolla la justificación por la fe en el Comentario a Gálatas.
Ante la intervención de las autoridades eclesiales, el empera-
dor Maximiliano convoca una dieta en Augsburgo (1518), donde
Lutero encuentra al cardenal Cayetano. El mismo año se celebra la
Disputa de Heidelberg, en la que participan los reformados Lutero
y Karlstadt y el católico J. Eck. Es la ocasión para explicitar la theo-
logia crucis tan típicamente luterana: Dios se manifiesta sub con-
trario (en lo que parece contradictorio), no en la gloria y la majestad
sino en la ignominia de la cruz. Con ello queda excluído el uso de
la razón y de la naturaleza para acceder a un conocimiento válido

112 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
de Dios: el Dios oculto (Deus abscondifus) sólo se manifiesta en lo
opuesto ala razón humana.
1520 significa la ruptura con Roma. Publica A la nobleza de la
nación alemana en la que denuncia la sumisión del poder secu-
lar al eclesial y el monopolio en la interpretación de la Escritura;
La tibertad cristiana ratifica la justificación sin obras de la
la interpretación del dogma exclusivamente desde la experiencia
salvífica (pro me); La cautividad babilonense de la lglesiarechaza
la mediación humana (y por tanto eclesial) de la gracia y acepta
solamente dos sacramentos.
Se publica la bula de condena de León X Exurge Domine, ala
que responde con Contra la bula del Anticristo. El año siguiente
Se consuma la separación con la bula de excomuniÓn Decet Ro-
manum Pontificem, y Lutero denuncia los votos monásticos (De
votis monasticis).
En 1525 responde con De servo arbitrio al De libero arbitrio
de Erasmo: frente a la visión positiva y optimista del ser humano
y de su libertad (propia del humanista Erasmo) contrapone el re-
formista Lutero una visiÓn pesimista del ser humano; la justifica-
ción del pecador eS mera no imputación, eS decir, no transforma
realmente al hombre; éste ha quedado incapacitado para hacer el
bien con sus propias fuerzas; el bautizado sigue siendo a la vez
justo y pecador (simul iustus et peccatoll.
Los años siguientes va aplicando a la vida eclesial los prin-
cipios de la Reforma: se elimina la misa privada, se reconfigura
la celebración de la eucaristía, se suprime el celibato sacerdotal
(el mismo Lutero Se casa con Catalina Bora, exmonja cistercien-
se). El cambio litúrgico lo justifica en De abroganda missa privata.
Para la formación del pueblo compone un Pequeño Catecismo
(1528) y un Gran Catecismo (1529).
1530 tiene lugar la Dieta de Augsburgo, en la que se aprueba
la Confessio Augustana como expresión de la fe renovada: com-
puesta por Melanchton, evita los puntos de mayor confrontaciÓn
con Roma y acentúa las coincidencias con la Sagrada Escritura
y con la lglesia antigua. Durante estos años Lutero concluye la
traducción de la Biblia al alemán.
En 1537 Pablo lll convoca un concilio ecuménico, pero Lutero
considera imposible acudir, dado que las divergencias se han he-
cho radicales. En los Artículos de Esmalcalda formula los princi-
pios de la fe reformada mostrando con claridad las diferencias.
EL ESTALLTDo oe rn nrronvn (s. xvt)
JUAN CALVINO
YLA TRADICIÓN REFORMADA
Ley,
Junto a la luterana, la tradiciÓn reformada constituye la otra gran
corriente que arranca de los orígenes del protestantismo y recibe
de Calvino (1509-1564) su carácter distintivo. Se incorporÓ a la Re-
forma cuando ya estaba en marcha en diversas ciudades: además
de Lutero, Zwinglio en Zurich, Escolampadio en Basilea, Martín
Bucer en Estrasburgo, G. Farel en Ginebra... La acción de Calvino
fue eficaz y decisiva fundamentalmente por su capacidad organiza-
tiva y por ofrecer una propuesta teológica global y sistemática.
Nació en Noyon y estudió derecho y literatura clásica (bajo in-
fluencia de G. Budé y Erasmo), lo que faciliará su interpretación
de la Escritura. En París leyó los escritos de Lutero, lo que provocó
su conversión a la fe reformada. Su inserción pública en el nuevo
movimiento se produjo en 1533, cuando colaboró en el discurso
del rector de la Universidad de París N. Cop, que contenía elemen-
tos reformados. A partir de ese momento hubo de abandonar la
ciudad e iniciar una vida itinerante. Fue sedimentando sus ideas,
exponiéndolas en la primera edición de sus lnstitutions. Se esta-
bleció en Ginebra, donde implantó de modo riguroso la Reforma.
Valoró a Lutero como su "padre en la fe", como apóstol en-
viado por Dios para liberar a la lglesia del Papado y devolver la
purezadel Evangelio;aceptó la justificación por la fe sola. No obs-
tante criticó su temperamento y su orgullo asícomo su método de
interpretación de la Escritura. Rechazaba considerarlo la figura
dominante en la lglesia restaurada. Admiró a Escolampadio por
su profundidad y capacidad exegética. De Zwinglio aceptÓ algu-
nos elementos, pero Se oponía a la reducción de los sacramentos
(especialmente la eucaristía) a "signos vacíos", debida a una exé-
gesis alejada del texto bíblico.
Calvino se sintió llamado a servir al Evangelio en la línea de
estos tres reformadores, pero en el retiro de la enseñanza. La
tuerza de G. Farel le convenció para predicar públicamente el
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTATES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Evangelio y reformar la lglesia en Ginebra. De Bucer, al que con-
sideró su "padre en el ministerio", aprendió la organización de la
vida eclesial y la articulación de los ministerios.
Desde el punto de vista teológico la originalidad de Calvino
se muestra en la vinculación de la doctrina de la justificación con
la predestinación. La predestinación salvaguardaba la soberanía
de Dios y mostraba la incapacidad del hombre para alcanzar la
salvación. Ef 1,5 (fuimos predestinados como hijos en Cristo) es
el eje de su teología: la justificación del pecador es la realización
de esa elección previa. El teocentrismo de la predestinación que-
da equilibrado con la dimensión cristológica. Sus numerosos ser-
mones y comentarios bíblicos tratan de destacar la experiencia
salvífica frente al pecado y la persecución.
lgualmente resalta la importancia del Espíritu Santo en la
santificación del bautizado así como en la conexión de Palabra y
sacramento. Por ello se opuso a las tendencias a reducir la euca-
ristía a simple signo de una realidad espiritual. También reconoce
en el hombre una capacidad natural para conocer a Dios, si bien
a causa del pecado su situación ha cambiado radicalmente (no
obstante supera los tonos marcadamente pesimistas de Lutero).
Las buenas obras reciben una nueva valoración, no como condi-
ción o colaboración en la justificación, pero sí como expresión de
la vida nueva procedente de la predestinación (lo cual ha impreso
un sello peculiar en la moral calvinista).
Aunque elimina la jerarquía a la luz del principio del sacerdo-
cio universal de los fieles distingue unas funciones en la organiza-
ción de la lglesia que dan origen a diversos ministerios: pastores,
maestros, diáconos, ancianos. El sínodo es la instancia superior
de gobierno. Las Ordonnances ecclésiastiques (1541) y el Ca-
tecismo ginebrino (1542) establecen los criterios precisos en la
doctrina y en el funcionamiento eclesial.
Algunas intuiciones teológicas de Calvino dejaron una huella
duradera, con clara repercusión incluso en la teología católica: el
planteamiento de la cristología desde las tres funciones (o mune-
ra) de Cristo: sacerdote, profeta, rey; la concepción soteriológica
como expiación penal (Jesús asumió nuestro pecado y nuestra
culpa, así como la maldición de Dios, pues debió asumir el casti-
go que correspondía a los seres humanos).
EL ESTALLTDo o¡ rn nrroRvn (s. xvr)
EL CARDENAL CAYETANO,
TOMÁS DE VIO
Tomás de Vio (1469-1537) merece ser recordado por su ver-
satilidad, y porque en los diversos campos de su actividad dejó
una impronta notable. Su producción literaria ofrece un itinerario
en el que se contemplan las grandes cuestiones de la época. Los
diversos cargos que desempeñó le permitieron actuar como prota-
gonista en la vida de la lglesia con gran competencia intelectual.
Nacido en Gaeta (de donde procede el nombre con el que es
conocido), ingresó en la Orden dominicana. Enseñó en Padua,
donde estuvo en contacto con el averroísmo y con el escotismo,
frente a los cuales defendió la tradición tomista. Colocado al fren-
te de su Orden, potenció la formación intelectual, fue partidario de
la reforma y facilitó el envío de los primeros misioneros a América.
Elevado al rango cardenalicio, ejerció diversas legaciones y cola-
boró en decisiones importantes de la época (acerca de la Refor-
ma luterana y del conflicto con el rey Enrique Vlll de lnglaterra).
Sus primeras obras las dedicó a la filosofía tomista: De ente
et essentia (1496), De nominum analogia (1a98). Realizó nume-
rosos comentarios a obras de Aristóteles para mostrar que era
posible una lectura acorde con santo Tomás. Durante largos años
trabajó en un comentario a la Summa Theologiae. Con ello de-
terminó una comprensión del tomismo muy presente en los su-
cesivos renacimientos del tomismo. El papa León Xlll determinó
que el comentario de Cayetano fuera incluído en la edición de las
obras completas de santo Tomás. lntentó una comprensión del
tomismo adaptado a los problemas del tiempo. Por ello se le han
dirigido notables objeciones: el olvido del acto de ser (esse) a fa-
vor de una comprensión escotista (contra la que paradójicamente
pretend ía reaccionar) ; privilegiar la analog ía de proporcionalidad,
relegando la causalidad de la creación; una concepción de la na-
turaleza (del deseo natural de Dios) que abrió el camino a la idea
de natura pura. En su comentario al De anima de Aristóteles, tras
 ,l
116 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
estudiar el texto original, parece asumir el presupuesto averroísta
de la no demostrabilidad racional de la inmortalidad del alma.
Durante el concilioV de Letrán (1512) y en el gobierno de su
Orden se mostró firme partidario de la reforma y defensor de la
plenitud de poder del papa (De comparatione auctoritatis papae
et concili, 1511); frente a todo tipo de conciliarismo, atribuía al
papa potestad que debía ser utilizada para la reforma de la lgle-
sia. El diálogo con Lutero en Augsburgo (1518) fracasó por la
diferencia de presupuestos filosÓfico-teológicos, pero sirvió para
identificar las cuestiones de fondo: no Se trataba de renovar la
lglesia sino de construir una lglesia distinta. Frente a la alternati-
va de Lutero (o Dios o el hombre) ofreció una visión sacramental
que integraba el signo visible con el acontecimiento invisible de la
gracia. Lo muestra su obra De indulgentiis: compartiendo la crítica
contra los excesos de la práctica, defiende Su Sentido, ya que la
pena impuesta por la lglesia no eS mero derecho humano sino la
forma visible y canónica de la pena divina. En el mismo contex-
to escribió sobre los temas más debatidos: De divina institutione
Pontificatus Romani, De fide et operibus (propone una doctrina
neumatológica del mérito), De sacrificio missae (admitiendo que
en la misa no se repite el sacrificio de Cristo sino que se actuali-
za). Presidió la comisión preparatoria de la bula condenatoria de
Lutero Exsurge Domine, aunque no consiguió evitar una condena
indiferenciada de todas las proposiciones (él proponía que se die-
ra una calificación precisa a cada una de ellas)'
También escrib¡ó numerosos opúsculos sobre cuestiones éti-
cas: de tema matrimonial, sobre el ministerio presbiteral, sobre
cuestiones económicas como la usura, los intereses o el precio
justo.
Los últimos años de su vida los dedicó a comentar la Sagrada
Escritura. En sintonía con la mentalidad humanista trató de ir a
las fuentes utilizando la edición de Erasmo. Pretendía recoger las
instancias luteranas y enraizar la vida cristiana y eclesial en la
Escritura. Sus planteamientos y opiniones suscitaron fuerte opo-
sición entre otros dominicos. Ambrosio Catarino denunció sus es-
critos a la Sorbona, la cual le enviÓ una lista de 24 proposiciones
consideradas censu rables.
EL ESTALLTDo oe m nrronvn (s. xvt)
CO NT R OV E R S I STAS C AT Ó L ICOS;
La Reforma encabezada por Lutero fue un auténtico terremoto
teológico. No se trataba simplemente de que Se cuestionaran de-
terminadas prácticas, como la referente a las indulgencias. Esto
quedó claro ya desde los primeros diálogos en los que participó
Lutero con representantes de Roma, como el cardenal Cayetano.
Se hizo más patente en la disputa celebrada en Leipzig. Estaba
bajo cuestión la naturaleza de la fe, de la lglesia, de los sacra-
mentos, de la justificación, de la gracia...
Era lógico por ello que numerosos teólogos intervinieran para
refutar las tesis luteranas. Esta literatura tenía una motivación
muy concreta y un objetivo preciso. Por ello se centró en los pun-
tos debatidos para reafirmar la doctrina catÓlica en oposiciÓn a
las innovaciones reformadas. Esta actitud y este método, que re-
sultaba comprensible durante cierto tiempo, acabó determinando
la figura de la teología catÓlica (y asimismo protestante) durante
mucho tiempo.
lnicialmente se adoptaron géneros literarios sencillos y opús-
culos breves, con el objetivo de desenmascarar las insuficiencias
del oponente. Progresivamente se irían elaborando compendios
de argumentos para facilitar la refutación de las tesis luteranas.
No obstante la evolución de los acontecimientos hizo ver que las
circunstancias históricas favorecieron la extensión de la Reforma.
Teólogos relacionados con Lutero, como Dungersheim en Lei-
pzig intentaron convencerlo en diálogos personales o epistolares,
desvelando su contradicción con posiciones anteriores;el fracaso
de tales intentos condujo a publicaciones como Dialogus ad M.
Lutherum o Theorismata duodecim, y especialmente Articuli sive
tibelli triginta (1525), la primera presentación global de la teología
luterana por parte de un teólogo catÓlico. También el incansable
Cocleo, de nombre Johannes Dobeneck von Wendelstein (1 479-
1552), canónigo en Maguncia y Breslau, dialogó personalmente
 -.t
*l

CIEN MOMENTOS FUNDAN/ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA EL ESTALLIDO DE LA REFORN/A (S. XVI)

con Lutero en Worms (1521), y a partir de entonces consagró

sus mejores esfuerzos a rebatirlo; humanista y filólogo, pero con LA ESCUELA DE SALAMANCA:
insuficiente preparación teológica, escribió doscientos títulos, es-
pecialmente para defender el sacramento delaltar y el sacerdocio FRANCISCO DE VITORIA
católico (pueden recordarse Adversus cuculatum Minotaurum y
Comentaria de actis et scriptis Martini Lutheri).
El más significativo de los controversistas del momento fue J.
El siglo XVI es el período de esplendor de España, tanto a
Eck (1486-1543), profesor en lngolstadt, tras haberse formado en
nivel político como cultural, y asimismo en er campo eclesial y
la via moderna y en el humanismo. En su tarea universitaria había
teológico: una lglesia que había iniciado su reforma y cultivado
trabajado en el campo filosófico y bíblico y había escrito sobre la
los fermentos del humanismo, había dado origen a instituciones
predestinación (Chrysopassus praedestinationis, 1 51 4). A raíz de
universitarias de gran prestigio, como Salamanca y Alcalá. La re-
la iniciativa luterana escribió Obelisci, a lo que respondió Lutero
sonancia de Salamanca se manifestó especialmente en Trento,
con Asferiscr, lo cual dio ocasión para la celebración de la disputa
gracias a la presencia y actividad de obispos y teólogos formados
de Leipzig (1518). A partir de ese momento todos los esfuerzos de
en la ciudad castellana.
Eck se dirigirán contra el luteranismo. Escribió sobre el primado
del Papa (De primatu Petri), valorando la monarquía como la for- La figura más relevante de lo que se daría en ilamar "escuela
ma de gobierno elegida por Dios para su lglesia y considerando al de salamanca"fue el burgalés Francisco Devitoria (1483-1546),
papa infalible, obispo universal y fuente de la unidad sacramental; dominico como soto y cano. La herencia literaria de Vitoria fue
De sacrificio missae defiende al carácter sacrificial de la eucaris- escasa, pero su irradiación personal y su atractivo como profesor
tía en cuanto realización de lo que como figura se encontraba en permiten considerarlo como iniciador de la "segunda Escolásti-
el Antíguo Testamento. Gran difusión logró su Enchiridion (1525), ca", si bien no se puede hablar de una escuela en sentido estricto.
con más de cien ediciones, en que recogía argumentos contra los Era teólogo, pero dedicado especialmente a temas prácticos y
temas teológicos debatidos. morales más que especulativos, porque la teología debía ofrecer
una respuesta a los problemas del momento y desde la sensibili-
G. Seripando (1493-1563), como prior general de los agusti-
dad de la época.
nos, se vió implicado en el destino de la orden en Alemania; se-
ría posteriormente obispo y cardenal, con gran protagonismo en Estudió en París (1507-1523), donde respiró ros aires der re-
Trento. Desde las concepciones agustinianas sobre la gracia y la nacimiento humanista; enseñó en Valladolid (convento de san
justificación (De duplici iustitia, De iustificatione\ supo señalar los Gregorio), sede de la corte, lo que le permitió estar en contacto
excesos luteranos respecto a la posición del obispo de Hipona. con los grandes problemas jurídicos y políticos del momento. En
1526 pasó a salamanca, residiendo en san Esteban, donde intro-
G. Contarini (1483-1542),laico al que Pablo lll nombró car-
dujo un nuevo estilo intelectual, apoyándose en Tomás pero con
denal por su compromiso con la reforma de la lglesia, escribió las
espíritu independiente, superando las estrecheces de los debates
obras antiluteranas De sacramentis o Epistula de iustificatione.
entre escuelas, para afrontar las cuestiones de mayor alcance.
Thomas Murner alcanzó renombre por Von dem grossen luthe-
En la controversia acerca de Erasmo, no ocurta su admiración,
rischen Narren (sobre Lutero, el gran loco). La amplitud de la lite-
pero le reprocha basarse de modo exclusivo en la Escritura sin
ratura controversista la muestran J. Driedo en Lovaina, J. Fischer
tener en cuenta a los Padres, a pesar de editar sus obras. Frente
en Cambridge (más tarde obispo de Rochester), J. Fabri obispo
al conciliarismo y luteranismo defiende la postura católica, pero
de Viena, y el mismo rey inglés Enrique Vlll (Assertio septem sa-
igualmente critica los abusos de la curia pontificia.
cramentorum).
 fT
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Su interés se centra en los dos grandes eventos históricos
del siglo que dejan atrás el período de cristiandad: la emergencia
de las modernas estructuras estatales en Europa y la conquista
de América. A ellos dedica la mayor parte de sus Belectiones'.
legitimidad de la monarquía y límites del poder estatal; necesidad
de establecer un "derecho de gentes" apoyado en la naturaleza;
delimitación del poder espiritual, pues el papa no es el señor del
mundo ni puede disponer de los territorios de los infieles; replan-
teamiento de los derechos que se atribuía la corona de España
respecto a los indios (sobre todo De indisy De iure belli); defensa
de los pueblos subyugados... La teología no puede dejar estos
temas en manos de los juristas, condicionados por el poder po-
lítico; el estudio del derecho natural le abre un espacio libre de
los condicionamientos de los siglos anteriores para iluminar el
escenario público.
Domingo de Soto (1495-1560), tras estudiar en Alcalá y
en París, fue colaborador y sucesor de Vitoria; participó en los
grandes debates eclesiales (estuvo presente en Trento) y políti-
cos (presidió la Junta de Valladolid que estudiaba la controversia
entre Las Casas y Sepúlveda acerca de la conquista). Además de
su obra filosófica, merecen ser mencionadas De iustitia et iure, en
la línea de Vitoria, y De natura et gratia, que defiende la predeter-
minación moral objetiva (y no la premoción física), sobre un tema
que iba a estallar con gran intensidad.
Melchor Cano (1509-1566), catedrático en Alcalá y sucesor
de Soto en Salamanca, teólogo imperial en Trento, fue nombrado
obispo de Canarias, pero renunció y se dedicó a la composición de
su gran obra De locis theologicis, que verá laluz póstumamente.
Es consciente de la novedad de su planteamiento, que res-
ponde a una necesidad: entre las incertidumbres tras la ruptura
de la unidad espiritual de la cristiandad la teología necesitaba
identificar las fuentes ("lugares") de las que puede recoger sus
argumentos. Es una obra apologética (frente a los protestantes) y
metodológica, pero implica una concepción global de la teología
católica. Reconoce diez "lugares", presentados por orden de im-
portancia: Escritura, Tradición, lglesia, Concilios, Papas, teólogos
("f ugares propios"), razón humana, filosof ía, historia ("lugares im-
propios", pero válidos y útiles).
EL ESTALLTDo oe u nrronvn (s. xvt)
El siglo XVI abie un período nuevo en la historia: el sistema de
cristiandad es desbordado por la Reforma y por la ampliación del
horizonte geográfico. La presencia de los europeos, cristianos, en
América planteó nuevas cuestiones: el sentido y la modalidad de
la evangelización,los fundamentos de la dignidad humana.
La evangelización se desarrolló en el marco de la conquista
de los nuevos pueblos por parte de los españolas. El avance de
la espada abría el camino aJacruz. La incorporación al reino cas-
tellano iba unida a la incorporación a la lglesia, el sometimiento
político a la cristianización. Este paralelismo hacía ver una contra-
dicción en ocasiones clamorosa. Por ello fue un problema para los
teólogos de Salamanca, que recogieron las interpelaciones que
procedían del ejercicio de la práctica misionera.
Los primeros misioneros eran hombres de vida ejemplar, ex-
ponentes de una lglesia reformada, con una espiritualidad alimen-
tada por el carisma originario (pobreza evangélica, disponibilidad
al martirio, inspiración en la comunidad cristiana primitiva...). Por
ello su voz se levantó como una denuncia profética ante la vio-
lencia ejercida sobre los indios. Sus protagonistas fueron los pri-
meros frailes dominicos que desembarcaron en la isla Española:
Pedro de Córdoba, Antonio de Montesinos, Bernardo de Santo
Domingo y el hermano lego Domingo de Villamayor. El primero
es autor (o promotor) de la primera Doctrina Cristiana escrita en
el Nuevo Mundo; el segundo pasó a la posteridad por haber de-
nunciado, en su famoso sermón del21 de diciembre de 151 1, los
desmanes y arbitrariedades de los conquistadores. Como porta-
voz de la comunidad denunció el sometimiento de los indígenas,
defendió sus derechos fundamentales y atacó los presuntos dere-
chos de la conquista. Como "voz de Cristo en el desierto de esta
isla" juzgó como pecado la situación de injusticia.
 ft

EL ESTALLTDo oe m neronvn (s. xvr)

122 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

Esta profética homilía suscitó una cadena inevitable de reac-

ciones, especialmente por parte de la corte española: intervino
ante las autoridades de la Orden, que reclamaron moderación
desde otros planteamientos teológicos. Los debates suscitados
en España condujeron a la promulgaciÓn de leyes más favora-
bles a los indios y al debate sobre la legitimidad de la conquista.
En suelo americano alimentó una teología encarnada en el su-
Ante la conmoción provocada por la Reforma protestante la
frimiento de los nativos, especialmente por parte de Bartolomé
lglesia intentó su reforma en la cabeza y en los miembros por
de fas Casas (1484-1566): oyente del sermÓn de Montesinos, medio de un concilio ecuménico. A principios de siglo tuvo lugar
reorientó su vida haciéndose dominico, Se consagró a la defen-
el V concilio de Letrán (1512-1513), que afirmó la superioridad
sa de los oprimidos (fue calificado por Cisneros como "protector
del papa sobre el concilio y rechazó definitivamente el averroísmo
de los indios") y fue nombrado obispo de Chiapas. Actuará como
latino aún presente en Padua, pero sin plantear una auténtica
profeta que proclama la ira de Dios sobre la España imperial y
renovación de la lglesia.
sobre los conquistadores que idolatran el oro de las lndias. Su
gran aportación será ver en los indios a los pobres y oprimidos Como reacción anti-protestante y afirmación de la identidad
que Cristo vino a evangelizar, mientras que los conquistadores no católica se requería un nuevo concilio. Los miedos del papa al la-
adoran más que al dios dinero. En El confesonario propone negar tente conciliarismo, las interferencias políticas y la negativa de los
la absolución a todos los propietarios de esclavos. protestantes fueron prolongando su convocatoria y su celebración.
A lo largo de los dieciocho años sufrió dos largas interrupciones,
En Memorial de indios aboga por abolir el sistema de enco-
de modo que las sesiones apenas duraron cinco años. La par-
mienda que entrega al conquistador un grupo de indios. Con Bre-
ticipación fue muy desigual (el decreto sobre la justificación fue
vísima relación de la destrucción de las lndias contribuye a la
votado por 59 obispos, apenas el 10% del episcopado universal).
aprobación de las Leyes nuevas a favor de los indios. La Carta
El papa se hizo representar por legados. Los teólogos jugaron un
a Bartolomé Carranza crilica el método de evangelizaciÓn que papel decisivo preparando las decisiones conciliares.
hacía odiosa la religión cristiana.
Desde el punto de vista doctrinal se afrontaron las grandes
José de Acosta (1540-1600), misionero y provincial de los je-
cuestiones en debate. Frente a la apelación exclusiva a la Escri-
suitas en Perú, realtzó una notable contribución a la organización
tura, se estudió la relación entre la revelación bíblica y la tradición
de la lglesia americanay a la teología de la misión. Ejerció un no-
de la lglesia, estableciendo de modo oficial el elenco de libros
table protagonismo en el concilio provincial de Lima (1582-1583),
canónicos y oficializando la traducción latina (Vulgata).
a cuyo reconocimiento y publicación se dedicó tras su retorno
(siendo nombrado rector del colegio de los jesuitas en Sevilla). Rechazó que el pecado original corrompiera la naturaleza
humana, por lo que la concupiscencia no podía ser considerada
Además de la vasta enciclopedia Historia natural y moral de
pecado. La fe que salva no puede ser vista al margen de los sa-
Ias tndias, merece Ser recordada De procuranda indorum salute
cramentos y de la participación del creyente. La justificación no es
(1588): concuerda con Las Casas en la ilegitimidad y las atrocida-
meramente pasiva o extrínseca ("forense") sino una renovación
des de la conquista, pero tiene una visión negativa de los indios
del propio ser (no simplemente perdona los pecados, también
("semejantes a las bestias"), por lo que no excluye la protección
transforma al hombre). La justificación es don de Dios, no causa-
militar de la evangelización (como justificación indirecta de la con-
da por las obras humanas, pero no se agota en la fe sino que se
quista: para que accedan a la verdadera humanización y obten-
manifiesta y perfecciona en las buenas obras; aunque no se deba
gan la fe en Cristo sin la que no es posible la salvación).
 HIISTORIA DE LA TEOLOGiA EL ESTALLTDO DE LA REFORMA (S. xvl)
124 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA

puede alcanzar cer-

dudar de la misericordia de Dios tampoco se
de gracia' LA M\STICA ESPAÑOLA:
teza del ProPio estado I

TERESA DE JESÚS Y JUAN DE LA CRIJZ

sobre la doctrina sacramental reacciona contra las
negacio-
son siete y fueron instituídos por el mismo cris-
nes protestantes:
que contie-
to, sbn necesarios para la sálvación, en cuanto signos
la presencia
nén y confieren la gracia ("ex opere operato"); define
(considera adecuada la expresiÓn
real de cristo en tá Uno de los frutos más esplendorosos de la renovación catÓli-
"u""iirtía
transustanciación);el sacramento de Ia penitencia es necesario;
por lo que ca fue el florecimiento de la espiritualidad: Bernardino de Laredo
el orden es reconocido como sacramento específico, (1482-1540), Bernabé de Palma (1469-1532), Francisco de Osuna
son sacerdotes sin
no se puede decir que todos los cristianos (1492-1541), Pedro de Alcántara (1499-1562), Juan de Avila (1500-
hace que no quede
distinción; el valor oó¡"tluo de la ordenación
1569), lgnacio de Loyola (1491-1556)... y sobre todo los dos princi-
invalidada por la falta de consenso del pueblo' pales exponentes de la reforma carmelitana:Teresa y Juan.
por la refor-
Las definiciones dogmáticas fueron acompañadas Teresa de Jesús (1515-1582) nació en Ávila e ingresó en el
prácticos: obligaciÓn de residen-
ma eclesial a través de decretos monasterio de la Encarnación; superó un período de "cansancio"
por parte de los obispos, establecimiento de
cia en sus diÓcesis gracias a la percepción de la presencia de Jesús y recibió el ca-
proyectó la redacción
seminarios para la formación del clero... se risma de reforma del Carmelo; en medio de enormes dificultades
de un catecismo y la renovación del breviario y del misal, que se inició su nueva experiencia en el monasterio de San José, pro-
realizarán bajo Pío V. longada en una intensa activídad como fundadora en diversas
concilia-
El proceso de recepción y aplicación de los decretos ciudades.
y a los
res resultó arduo y cohplicáOo O"O¡Oo a las resistencias Teresa siente la necesidad de conjugar la vida contemplati-
se fue abriendo
intereses de los diversos países. Paulatinamente va (observancia radical del carisma originario) con la dimensión
acrecentan-
camino, consolidando la autoconciencia de la lglesia, apostólica. Sintió hondamente las repercusiones de los dos gran-
el renacimiento espiritual;
do el prestigio del papado e impulsando des acontecimientos de aquel siglo: la quiebra de la unidad ecle-
de la lglesia. La teología ten-
graciás a eio se consolidó la Íuerza sial por el movimiento luterano y la urgencia misionera que pro-
Roma, no en París' La obra doctri-
drá su centro de referencia en venía de las lndias. A ello respondió con una neta fidelidad a la
teólogos, de
nal fue posible gracias a la aportación de numerosos lglesia y con una espiritualidad que recogía lo mejor del aliento
pioceOencias d'íversas, sin que el concilio optara por ninguna de
sino buscando humanista de la nueva época (como alternativa a los vicios que
!¡u, (a pesar de la revalorización de santo Tomás)
veía en el ambiente: honra, dineros, deleites). Padeció las sospe-
el consenso entre las diversas tradiciones teolÓgicas'
chas de la lnquisición y la censura de libros, pero buscó siempre
un crecien-
La mentalidad posttridentina favoreciÓ no obstante la ayuda de los "letrados" (Domingo Báñez fue su confesor).
teología se
te centralismo eclesial, de carácter latino y romano;
la
(a diferent-'u Su producción literaria se inició por petición de su director es-
fue aleiando de los centros de cultura universitaria 9" piritual, gracias a lo cual dejó una "autobiografía teolÓgica" vivida
protestantes) y se unilat eralizÓ en clave anti-protestante' se ha
los entre tensiones eclesiales y sociales. El Libro de la vida coniuga
Reforma católica
discutido por todoello si se trata de una auténtica el itinerario personal y el religioso que apunta a la mística. El Libro
perspectiva histÓrica tanto la
o más bien de una contra-reforma' En de las fundaciones es su prolongación, con la descripción de la
son fruto del clamor por una
dinámica protestante como la catÓlica fundación de 18 conventos. Camino de perfección ofrece "avisos
desde la época medieval'
reforma eclesial que se prolongaba y consejos" a sus monjas para alcanzar la perfección de la vida

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
espiritual. Su obra cumbre es Las moradas o Castillo interior. re-
lata los distintos aposentos que hay que recorrer hasta la unión
mística con Dios. Su asombro ante el amor de Dios, y sobre todo
su reflejo en la hermosura de la humanidad de Jesucristo, le apor-
ta un profundo realismo para vivir el matrimonio espiritual como
relación interpersonal.
Juan de la Cruz (1542-1591), originario de Fontiveros, es-
tudió en Salamanca y fue incorporado por la madre Teresa a su
proyecto, para ampliarlo a los varones. Este compromiso le llevó a
padecer la persecución y hasta el encarcelamiento; las tensiones
internas a la Orden carmelitana le acompañaron hasta el final de
su vida, a las que hay que añadir las sospechas del ambiente ha-
cia formas de espiritualidad novedosas agrupadas en el nombre
genérico de "alumbrados". Sus obras (seguramente por ello) no
fueron publicadas hasta después de su muerte.
Su producción literaria alcanza una cima insuperable en sus
composiciones poéticas, no muy abundantes, que le otorgan un
puesto sin par en la literatura universal. Sus obras en prosa son
fundamentalmente comentarios a los versos, que condensan su
experiencia mística. Su estilo refleja el conocimiento de la sensibi-
lidad humanista y renacentista. La teología que estudió le dejó la
impronta tomista, si bien su experiencia personal desborda tales
marcos conceptuales. En contraste con el yo autónomo y sobera-
no que empieza a insinuarse en la modernidad naciente y que se
afirmará con Descartes, Juan refleja una subjetividad constituída
desde el amor que se le ofrece por parte de Dios y que reorganiza
el campo de la conciencia desde la experiencia de ser amado,
pues el amor es la raíz misma de la realidad.
Llegar a esta experiencia requiere un ascenso y una purifica-
ción de los deseos y de los sentidos: Subida al monte Carmelo
y Noche oscura del alma lo muestran con detalle. La dureza del
ascenso y la oscuridad de la noche no oculten que son "cancio-
nes del alma que se goza de haber llegado al alto estado de per-
fección, que es la unión con Dios por el camino de la negación
espiritual". El diálogo de amor entre el alma y el Esposo se ex-
presa en Cántico espirituaL Llama de amor viva, la Última de sus
obras, relata el protagonismo del Espíritu y el gozo que infunde
en el alma.
EL ESTALLIDo or rn nrronvn (s. xvr)
GRACIA DE DIOSY LA LIBERTAD HUMANA:
CO NTROV ERS I A' D E AU XI LI I S'
La conjugación entre el poder de la gracia de Dios y la liber-
tad del ser humano es una preocupación que atraviesa todo er
siglo. La polémica entre Lutero y Erasmo, entre el pesimismo
antropológico de los reformadores y el optimismo natural de los
humanistas, deja ver la hondura de la problemática. La herencia
agustiniana debía ser releída desde la sensibilidad de la época.
Ello dio origen a una de las cuestiones más difíciles de resolver
por la razón teológica.
Trento, frente a la postura luterana, había ofrecido una rica
visión de la gracia, la cual no puede quedar reducida a la'Justi-
cia forense": la transformación interior hace al hombre partícipe y
colaborador de la acción divina. Trento afirma que la justificación
excede las fuerzas humanas, por lo que se exige una "gracia pre-
veniente". Pero con ello no se cierra la cuestión. Queda por acla-
rar la relación de la naturaleza y de la libertad con la gracia. La
doctrina de Agustín no parecía solución definitiva, ya que estaba
abierta a interpretaciones diversas.
Miguel de Bay -o Baius- (1513-1S89), profesor de Lovaina y
participante en la última sesión de Trento, desató una fuerte polé-
mica con De libero hominis arbitrio eiusque potestate (1s63), fren-
te a la cual encabezó la oposición el jesuita Lessius (1554-1 629),
defensor de la colaboración entre el querer divino y el querer hu-
mano. La postura de Bayo se puede resumir en dos momentos:
a) antes del pecado los dones de la justicia originaria eran na-
turales, y por tanto le era debida al hombre la vida eterna (no se
daría estrictamente lo sobrenatural); el hombre inocente, por la ley
de la naturaleza, tiene derechos ante Dios, frente al que está en
condiciones de reclamar; b) el pecado original le hace perder esa
justicia inicial y por ello, sin la gracia, no puede más que pecar.
En el primer momento exagera los derechos del hombre y
por eso parece pelagiano; en el segundo momento exagera la
 -l

128 CIEN MOMENTOS FUNDA[,4ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

gravedad de la pérdida y por ello parece luterano. Ex omnibus

afftictionibus (1567) de Pío V condena su doctrina, obteniendo el
sometimiento de Bayo.
El mismo problema se plantea en otro contexto araízde la obra
de L. Molina (1528-1600), jesuíta profesor en Evora Concordia
entre libertad y gracia, predestinación y reprobación (1588), que
adopta una postura prÓxima a Lessius. La concordancia se logra
gracias a la "Ciencia media": DioS conoce los actoS libres que la
criatura realizaríaen determinadas circunstancias, pero esa cien-
cia divina no predetermina al hombre; Se denomina "media" por-
que se encuentra entre el conocimiento que Dios tiene de lo posi-
ble y el que tiene de lo real;se da un concurso simultáneo entre la
Causa primera y la causa segunda, pues influyen a la vez Sobre
la misma determinación del acto, como dos causas conjugadas.
De este modo considera salvaguardada la libertad humana, y por
ello acusa de luteranismo la posición contraria.
El dominico Domingo Báñez (1528-1604), profesor en Alcalá
y en Salamanca, reaccionó acusándolo de luteranismo. Trata de
salvaguardar la iniciativa y superioridad de Dios mediante su teo-
ría de la premoción física o concurso previo: antes de que el hom-
bre "se mueva" a sí mismo requiere que sea "movido" por Dios;
las criaturas Son causas, pero la causalidad divina Se encuentra
en un nivel superior, no pueden encontrarse en el mismo plano;
Dios produce inmediatamente la acción misma de las causas
segundas, de modo que se puede hablar de una predestinación
"antes de la previsión de los méritos"; Dios deja a la criatura libre,
pero en el orden Sobrenatural la prepara, dispone y determina a
VII. LA ENTRADA EN
la acción buena, si bien de modo acorde a la naturaleza huma- EL MUNDO MODERNO (S. XVlt)
na, la cual experimenta ese concurso como libre (se habla de
predeterminaCión "fíSica" para evitar que Se entienda como algo
puramente moral).
El debate se desplaza a Rom a, para ser debatido teológica-
mente en las congregaciones de auxiliis (sobre las ayudas de la
gracia), iniciadas en 1598 y que PabloV concluye en 1607 esta-
bleciendo que, ante la imposibilidad de llegar a una solución, nin-
guna parte acuse de herejía a la otra; por tanto ni Báñez se puede
identificar con Lutero o Calvino ni Molina con Pelagio.
 El humanismo había significado un redescubrimiento optimista
del ser humano; Lutero ratificó la primacía del creyente individual
(aunque desde una visión más pesimista) al poner en el centro el
significado salvífico de la revelación (el pro me más que el en-sí)
en base a una interpretación personal de la Escritura. La quiebra
de la unidad global de la cristiandad medieval dejaba en el centro
del escenario a un tipo nuevo de ser humano, centrado en el yo,
en su afirmación mundana y autónoma.
Este proceso culmina en el siglo XVll con un giro filosófico
de enorme transcendencia: el cogito establecido por Descartes
como punto de partida del pensamiento y de la cerleza; esta re-
orientación está sostenida por la emergencia y desarrollo del mé-
todo científico abanderado por Galileo y pensado ya por F. Bacon,
como camino para el bienestar humano y para el dominio de la
naturaleza. Estos autores se mueven aún en el horizonte cristia-
no, pero ya aletea una mentalidad "libertina" y escéptica ante la
cual se siente la necesidad de una nueva apologética, como lo
muestran Malebranche y Pascal. Las verdaderas cuestiones de la
razón libre y crítica se harán sentir en el siglo próximo.
En el ámbito político y social se va afirmando el predominio de
Francia y estallan las guerras de religión, que tinalizarán con lapaz
de Westfalia (1648) y con el reconocimiento del protestantismo en
las regiones en las que era mayoritario. Las guerras de religión,
alimentadas por la afirmación de las naciones, van acompañadas
por la consolidación de los confesionalismos, que encuentran una
 -l
132 CIEN MOMENTOS FUNDAIVENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
traducción teológica: la ortodoxia luterana de un lado y la teología
controversística catÓlica de otro. Francia es el escenario de las
corrientes teolÓgicas más significativas: la mística (centrada en
la figura de Berulle), expresiÓn de una afirmación espiritual por
parte de los católicos; el jansenismo, como reivindicación de la
identidad cristiana frente a los fermentos que amenazaban disol-
verla; la polémica en torno al amor puro, como reclamación de
una espiritualidad a la altura de la majestad de Dios'
La nueva sensibilidad intelectual y la nueva experiencia histó-
rica provocan que la teología desarrolle especializaciones nuevas
(o, al menos, una metodología más precisa para cuestiones tradi-
cionales): la teología positiva, para recoger con garantía científica
los testimonios del pasado; la teología moral, para dar respuesta
a los interrogantes que la vida concreta planteaba a los creyentes
preocupadoé por su libertad de conciencia; la teología espiritual,
que buscaba analizar de modo más directo las experiencias sin-
gulares de la mística.
La expansión del cristianismo, especialmente de la lglesia ca-
tólica, en contextos culturales tan distintos como los del Extremo
Oriente, suscitará nuevos métodos evangelizadores, lo cual pro-
voca inevitablemente debates de carácter teológico'
En este período la lglesia católica deja de ejercer la influencia
decisiva de siglos anteriores. La teología escolástica, que había
ofrecido el marco cultural de referencia, pierde vigor y capacidad
de irradiación. Se cierra en sí misma y en sus problemas tradi-
cionales. En 1671 la Sorbona Se pronunció oficialmente contra
la doctrina de Descartes, especialmente contra la negaciÓn de
la materia prima y de las formas sustanciales. Pero ello no sir-
vió más que para provocar sátiras mordaces. Los protagonistas
del pensamiento, también del teolÓgico, se encontraban en otros
lugares.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvlr)
ORTODOXIA PROTESTANTE
Tras la muerte de los grandes reformadores la teorogía protes-
tante debió afrontar nuevas necesidades. Sus conflictos doctrinales
encontraron una solución en la Formula concordiae (1s77), com-
pendio de la teología luterana (las iglesias reformadas no logran
algo semejante, asumieron una estructura más pluralista). Elconci-
lio deTrento había potenciado la identidad de la teología católica, lo
cual actuó como estímulo para una reacción equivalente por parte
luterana. Además hacían falta manuales para la formación de los
pastores, con un género literario académico. Esta dinámica generó
un tipo de teología denominada "ortodoxia protestante" o "escolás-
tica protestante". A principios del siglo xx E. Troeltsch acuñó la ex-
presión "altprotestantische othodoxie" (vieja ortodoxia protestante)
frente al "nuevo protestantismo" que se venía abriendo camino a
lo largo del siglo XIX como alternativa frente a una ortodoxia vista
como obsoleta e inadecuada para la nueva época.
Desde finales del siglo XVI se sentía la urgencia de pensar
con exactitud la "verdad evangélica" como ortodoxia. para lograr
un adecuado estilo académico buscaron un género literario seme-
jante a la Escolástica medieval, recurriendo incluso a Aristóteles.
Prolongaban de este modo la actitud de Melanchton, colaborador
estrecho de Lutero y redactor principal de la Confessio Augusta-
na, que consideraba que la filosofía podía prestar un servicio a
la teología. Los representantes de la ortodoxia luterana no sólo
admitían un cierto conocimiento naturalde Dios y de sus atributos
(hasta la posibilidad de la revelación) sino que llegaron a recurrir
a conceptos aristotélicos (causalidad, analogía...).
Mantenían no obstante el principio protestante: recurso casi
exclusivo a la Escritura, sobre la base de una concepción estric-
tamente verbal de la inspiración. Asimismo mantenían la fidelidad
a la enseñanza de Lutero, como enviado de Dios para ra purifica-
ción evangélica del mensaje cristiano.
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t
134 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
Entre los iniciadores merecen Ser recordados J. Heerbrand
(1521-1600) y su compendium theologiae (1573), según el mo-
delo de los Loci theotogici de Melanchton, y L. Hutter (1563-
1616) con su compendium locorum theologicarum (1610). A.
calov (1612-1686) profesor en wittenberg, autor de lsagogés
ad SS. Theotogiam, contribuyó a precisar el perfil del luteranismo
no sólo frente a otras confesiones cristianas sino también frente
a tendencias espiritualistas en el Seno de la tradición luterana'
Daba gran importancia a la exégesis bíblica en el marco de la
inspiraóión verbal, pero a lavez ofrece una concepción de laTri-
nidad mediante el recurso a los conceptos clásicos - En Systema
locorum theotogicorum no tiene reparos en utilizar aportaciones
conceptuales y terminológicas de Tomás de Aquino'
J.Gerhardt (1582-1637), profesor en Jena y la figura más re-
presentativa, en Loci theotogiciofrece la dogmática más global y
abarcadora de la ortodoxia luterana. Su peculiaridad más notable
es la conjugaciÓn de la alta erudición con una devoción profunda,
con incoipóración también de elementos de la filosofía aristotéli-
ca. Tuvo gran repercusión entre los pastores porque incluye ele-
mentos de consuelo para la edificación personal y aplicaciones
prácticas. Obras específicas de edificación son Meditationes sa-
crae, Schola Pietatis.
Methodus studii theologici, introducción al estudio de la teo-
logía, advierte la insuficiencia de conocimientos filológicos, exe-
gé1icos o históricos; se requiere la meditatio de la Escritura, que
óapacita no sólo a hablar de Dios sino a hablar a Dios' La teología
es ante todo doctrina práctica: tiende no tanto al saber cuanto a
la aplicación de los medios de salvación y a la predicaciÓn de la
Palabra. Es theotogia medicinatis o medicina spiritualis. enseña
que por la acción de Dios el hombre puede ser liberado de la
enfermedad del Pecado.
Especial acogida entre los párrocos tuvo Harmonia Evange-
listarum, comentario a los cuatro evangelios canÓnicos. En el
centro de la Escritura percibe la pasión de Cristo, base de la
doctrina de la justificación: Cristo logró el perdón de los pecados
ocupando el lugar de los pecadores y padeciendo la ira y el cas-
tigo de Dios (como Lutero, hablaba de Cristo como "el mayor de
los pecadores").
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvr)
LA TEOLOGíA CONIR OVERSISTA CATÓLICA:
ROBERTO BELLARMINO
Desde los inicios de la Reforma floreció la literatura teológica
de controversia con la intención de refutar las posiciones luteranas.
Esta actitud marcaríala evolución posterior de la teología católica.
Su figura más representativa es Roberto Bellarmino (1542-1621).
Ofreció una visión global de la teología en clave anti-reformadora
(exponente de lo que se consideraría Contra-reforma). Su influjo
posterior fue enorme hasta bien entrado el siglo XX. Configuró la
mentalidad católica desde los aspectos diferenciadores, dificultan-
do la comprensión de lo común y de las instancias válidas de la
Reforma. La confrontación dificultó el diálogo. Por eso la teología
del siglo XX deberá aprender la clave ecuménica.
Roberto Bellarmino, jesuita, realizó sus estudios en Roma
(Colegio Romano) y Lovaina. En 1576 fue designado para ocupar
la cátedra De controversiis en el Colegio Romano. Sus lecciones
dieron origen a la más famosa de sus obras, a la que consagró
la primera parte de su vida intelectual. Su objetivo no era simple-
mente formar profesores sino testigos de la fe para una Europa
desgarrada por conflictos teológicos, implicados en enfrentamien-
tos políticos y bélicos.
Su obra principal Disputationes de controversiis christianae fidei
tiene un claro objetivo: contra los herejes de este tiempo. Los tres
volúmenes de controversias representan el signo distintivo de una
época y de un modo de hacer teología. Dentro de un planteamiento
escolástico of recía una visión orgánica del saber teológico pero con
mentalidad "positiva", es decir, recogiendo los datos de la historia
y de la tradición, según la actitud promovida ya por el humanismo
y por la misma teología luterana. El tono polémico está moderado
por la voluntad de presentar el contenido central de los temas y por
la objetividad de recurrir a citas exactas de los oponentes.
La visión de conjunto se centra en lo que considera la dife-
rencia central entre reformadores y católicos: hay que arrancar
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGfA
136
ciertamente de la Escritura, pero el testimonio bíblico sÓlo es
acogido gracias a la mediaciÓn de los apóstoles y de la lglesia.
Significativamente la primera de las controversias versa sobre la
Escritura: es imposible identificar una "revelaciÓn pura" al margen
de la lglesia y de la tradición que se remonta hasta los apóstoles'
La lglesia eS presentada ante todo en su aspecto visible y
papal. Es definida como "asamblea de hombres unida por la
profesión de la misma fe cristiana y la comunión de los mismos
Sacramentos, bajo el gobierno de los pastores legítimos y, prin-
cipalmente de un solo vicario de Cristo en la tierra, el pontífice
rgmano". Las imágenes a las que recurre acentúan este aspec-
to: "asamblea tan visible y palpable como Son las asambleas del
pueblo romano o el reino de Francia o la República de Venecia".
Cristo está en el centro, pero no en cuanto autor de la gracia sino
en cuanto fundador de la sociedad a cuya cabeza ha colocado un
vicario de sí mismo. La lglesia es una monarquía (el mejor régi-
men de gobierno) pero suavizada con elementos de aristocracia
y democrac¡a. Pedro, monarca de la lglesia (según Mt 16), tiene
poderes ordinarios sobre toda la lglesia (que transmite al papa),
los obispos sólo poderes delegados.
En otros campos mantenía posturas moderadas. De potestate
Summi Pontificis in rebus temporalibus fue puesta en el lndice
por limitar el poder de la lglesia en asuntos temporales: sólo se le
reconocía un poder indirecto (salvo en casos extremos).
Los últimos años de su vida desempeñó funciones en la Com-
pañía y, nombrado cardenal, en la Curia. Escribió obras de carácter
espiritual y dos catecismos. Colaboró en la reforma del Breviario
y en la edición romana de los concilios ecuménicos (1609-1 612\;
no los consideraba en rigor necesarios, tan sólo para facilitar la
recepción de las decisiones de la autoridad (la infalibilidad se va
centrando en el papa que representa a Cristo más que en el con-
cilio en cuanto representación de la lglesia).
Tuvo protagonismo en la controversia sobre Galileo, al que co-
municó la sentencia del Santo Oficio. Una interpretaciÓn estrecha
de la inspiración de la Escritura dificulta que se capte su propues-
ta epistemológica: le pide no hablar del sistema copernicano más
que como hipótesis, no como hecho probado.
LA ENTRADA EN EL MUNDo il,4oDERNo (s. xvrr)
EL JANSENISMO:
LA SERIEDAD DE LA FE
Eljansenismo es un fenómeno complejo, alimentado de facto-
res diversos: las controversias sobre Bayo y sobre las relaciones
entre gracia y libertad seguían vivas en Lovaina; la situación de
la lglesia en Francia provocaba afanes de renovación espiritual;
el nuevo ambiente cultural reclamaba una afirmación clara de la
identidad cristiana; la tradición galicana creaba una disposición
contraria a las intervenciones papales.
En el origen de este movimiento se encuentra Cornelius
Jansenius (1585-1638), pero no hubiera rebasado el ámbito
académico sin la aportación de J. Duvergier de Hauranne, abad
de Saint-Cyran (1581-1643) y los laicos Antoine Arnauld (1612-
1694) y B. Pascal. La última fase del jansenismo fue encabezada
por el oratoriano P. Quesnel (1634-1719).
Jansenio, holandés, estudió en Lovaina bajo Jacobo Janson,
discípulo fiel de Bayo. Trasladado a París, entabló amistad con
Duvergier en las clases de la sorbona, cuando aún se debatían
las posturas de Molina y Báñez.Ambos compartían el proyecto de
purificar la lglesia de sus errores y vicios, el uno en el campo de la
teología y el otro en el de la disciplina y la espiritualidad.
Jansenio, instalado en Lovaina, trabaja la exégesis y publica
panfletos como Mars Gallicus (contra la alianza de los reyes fran-
ceses con los herejes, lo que provoca el enfado de Richelieu y la
satisfacción del rey de España que promueve su nombramien-
to como obispo de Yprés). Aunque se publicará póstumamente,
trabaja en su obra Augustinus, convencido de que el obispo de
Hipona ofrece la solución a los problemas sobre la libertad y la
gracia, y por tanto la base para la renovación de la teología y la
vida cristiana. Asume sus formulaciones más duras y pesimistas,
acentuando la corrupción del hombre a causa del pecado; eleva-
do a la vocación sobrenatural por la creación, tras el pecado la
concupiscencia no le deja libertad más que para el mal. Sólo la

138 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
gracia puede salvarlo, una gracia eficaz, debida a un decreto de
Dios absolutamente gratuito (que no ofrece a todos, por lo que
sería erróneo afirmar que Jesús murió por todos).
Saint-Gyran contribuía al proyecto predicando la austeridad
y severidad de la vida cristiana, especialmente por su posición
como director espiritual en el monasterio de Port-Royal y sus con-
tactos con Berulle y su entorno así como con la familia Arnauld
(Angélica es la superiora de Port-Royal y su hermano Antonio el
defensor acérrimo).
En 1640 se publica Augustinus, que suscita un fuerte debate'
Urbano Vlll en la bula ln eminenfe (1643) declara que contiene
afirmaciones, ya condenadas, de Bayo. Ese año muere Saint-
Cyran y A. Arnauld asume un mayor protagonismo: en Fréquente
communion (16a3) propugna condiciones duras para acercarse a
la eucaristía; el año siguiente publica Apologie pour M. Jansenius.
Paralelamente Se van levantando ataques contra el laxismo que
ven en la moral de los jesuitas (adversarios de Bayo y defensores
de Molina). Frente a las presiones de la corte de París y de la curia
de Roma Port-Royal se afirmará como bastión del jansenismo.
lnocencio X (Cum occas¡one, 1653) condena cinco proposicio-
nes del Augustinus, que condensan su teología. Lovaina la acep-
ta, pero en París encuentra muchas resistencias. A. Arnauld abrió
un campo nuevo a la batalla: aunque de derecho (quaestio iurí)
el papa tiene razón (las cinco proposiciones son erróneas), Se
equivoca en la cuestión de hecho (quaestio factí): tales proposi-
ciones no Se encuentran en el libro de Jansenio. En ese contexto
comienza Pascal la publicación de las Provinciales, inicialmente
acerca del tema de la gracia, y luego Sobre cuestiones de moral
(contra los jesuitas) que eran más accesibles al pueblo' Para su
redacción contó con el apoyo del círculo de Port-Royal.
Tanto el rey como el papa exigieron el reconocimiento de la
cuestión de hecho, lo cual generó conflictos eclesiales y políticos.
En 1709 Luis XIV decidió destruir Port-Royal. Arnauld debió huir a
Bruselas, donde acentuó su amistad con Quesnel, que reavivará
la polémica jansenista hasta la condena de 101 proposiciones de
su obra por Clemente Xl en la buJa Unigenitus (1713)' En este
momento, ante la incomprensión por parte de Roma, círculos jan-
senistas se habían aproximado a las posturas galicanas.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
LAS DOS V'AS DE LA APOLOCÉNCN:
N. MALEBRANCHE Y B. PASCAL
El racionalismo abierto por Descartes y la actitud libertina que
se abría camino en la sociedad reclamaban una apologética acorde
a la situación cultural. Eljansenismo era el signo de una afirmación
cristiana frente a la acomodación excesiva a las corrientes del mun-
do. Pero no bastaba una actitud de mera oposición. Pascal, desde
la mentalidad jansenista, intentó una presentación del cristianismo
desde las inquietudes y contradicciones de sus contemporáneos.
Malebranche adoptó una actitud de diálogo, intentando pensar los
contenidos de la fe desde las nuevas coordenadas filosóficas.
N. Malebranche (1638-1715), miembro del Oratorio fundado
por Berulle, estuvo dedicado al estudio y a la filosofía, pero ello
no le impidió participar en las grandes controversias intelectuales
y espirituales de la época.
lntentó ser respecto a Descartes lo que Agustín había sido
respecto a Platón y Tomás de Aquino respecto a Aristóteles. Fas-
cinado por las perspectivas abiertas por Descartes, acogió los
"principios nuevos" y pretendió que "mis expresiones sean nue-
vas". No es posible, pensaba, convencer a un cartesiano desde
los principios de Aristóteles. Consideraba un gesto de caridad
hablar a los cartesianos con lenguaje cartesiano. El nuevo pensa-
miento permíte aclarar y mostrar la inteligibilidad de las verdades
que la fe enseña. A ello consagró su vida, elaborando una filoso-
fía que le colocó entre los grandes pensadores de su época.
El transfondo cartesiano fue enriquecido (y corregido) con el
recurso a Agustín, desde cuyos principios ofreció una solución
a los grandes problemas filosóficos de la época: la relación de
cuerpo y espíritu; la justificación de la causalidad que rige la na-
turaleza; la conjugación de libertad y providencia. De la recherche
de la verité recoge su propuesta sistemática.
Lapieza clave de su sistema es el Orden que rige el universo,
identificado de hecho con la Sabiduría divina (el Verbo de Dios).
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
Ello le lleva a afirmar que Dios actúa por leyes generales y no
por decretos particulares. E] Traité de la nature et de la gráce
provoca por ello la crítica de Arnauld y de Quesnel, que le acusan
de negar la dimensión histórica y personal de la revelación y de
la acción de Dios. Aplicó sus principios a los problemas misione-
ros (Entretien du philosophe chrétien et du philosophe chinois),
destacando la universalidad de la razón. También intervino en la
controversia sobre el quietismo y el amor puro (Traité de I'amour
de Dieu\, mostrando que un amor a Dios absolutamente desinte-
resado es imposible.
B. Pasca¡ (1623-1662) mostró desde muy joven aptitudes ex-
cepcionales para la investigación científica; pero, tras un breve
período de vida mundana, se adhirió al jansenismo, experimen-
tando una "segunda conversión" que consistió en el descubri-
miento del Dios vivo de la revelación frente al Dios frío de los filó-
sofos (23.11 .1654). Como portavoz de la espiritualidad jansenista
redactó las Provinciales, para criticar el laxismo que percibía en
la moral jesuítica.
Proyectó una obra apologética frente al racionalismo y liber-
tinismo que dominaban el ambiente de la época, una actitud es-
céptica que se reducía a lo constatable en la experiencia y se
distanciaba de toda religión positiva. De los materiales que pre-
paró han quedado los Pensamientos, que recogen su propuesta
cristiana frente a las tendencias naturalistas de la época.
Arranca de la condición humana, un enigma que no encuentra
solución por la vía de la razón (el hombre es una contradicción
porque algo en él lo supera infinitamente). El estado miserable
del ser humano deja percibir una profunda insatisfacción, ya que
no consigue una respuesta para sus aspiraciones y posibilidades
infinitas. El hombre no puede conocerse realmente si se cierra en
sí mismo. Necesita admitir su incapacidad para encontrar una res-
puesta en elcristianismo. La vía del corazón (no la argumentación
racional) y el espíritu de "finesse" (no el de geometría) le aportan
la finura para captar todos los indicios de la presencia del Dios
vivo. Es Jesucristo quien aporta la solución a la paradoja humana:
no conocemos a Dios más por Jesucristo, pues sin él caemos en
el deísmo o en el ateísmo (peligros que aletean en Descartes y
en los libertinos).
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
LA M|STICA FRANCESA:
BERULLE
La renovación de la lglesia en Francia dio origen a una notable
tradición mística. Gran influencia ejerció la espiritualidad optimista
y amable de san Francisco de Sales (1567-1622), obispo de Gi-
nebra, fundador con Juana Francisca de Chantal de las religiosas
de la Visitación; la dulzura de su planteamiento se refleja en sus
obras lntroducción a la vida devotay Tratado del amor divino.
Pierre de Berulle (1575-1629) es considerado fundador de la
escuela francesa de espiritualidad, por la amplitud de sus relacio-
nes y repercusiones. Cardenal en 1627, encabezó en la corte de
Luis Xlll el "partido devoto", opuesto a la alianza con los protes-
tantes. lntrodujo en Francia las carmelitas y se ocupó especial-
mente de la formación del clero, para lo cual fundó el Oratorio,
asociación de sacerdotes seculares. Contr¡buyó ala solidez de la
restauración católica (pues en su línea surgieron otras iniciativas
semejantes).
El radical teocentrismo de la mística berulliana incluye un cla-
ro cristocentrismo. La virtud de la religión, que tiene a Dios como
destinatario, es realizada de modo máximo en Jesús, el adorador
por antonomasia. La adoración es una oblación sin fin, la entrega
amorosa al Creador: Jesús la realiza desde la encarnación. La
referencia a la encarnación le permite evitar la tentación de una
mística de esencias o la focalización en la cruz. Aunque asume
terminología y perspectivas de la mística renana (a través de Be-
nito de Canfeld), no cae en especulaciones abstractas sino que la
reconcilia con la devoción moderna
Sobre todo en Discurso sobre el estado y grandezas de Jesús
analiza los distintos estados de Jesús como adorador (infancia,
vida privada, vida pública, muerte...), pues cada uno de ellos
encierra un valor permanente que puede ser actualizado en el
presente. El creyente debe adherirse a la actitud de adoración
de Jesús en cada uno de sus estados. En cada misterio hay algo
 rT
142 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
divino que se prolonga en el cielo y que también produce efectos
de gracia en quienes en la tierra Se consagran a ese misterio.
Esta espiritualidad marcó sobre todo la formación sacerdotal en
los siglos sucesivos, especialmente gracias a los desarrollos de
sus continuadores.
La espiritualidad, especialmente sacerdotal, encierra un fuerte
componente de aniquilación, de desapropiación de sí, de cara
al sometimiento a la majestad divina. El alma debe tomar clara
conciencia de su propia nada, no sólo a causa del pecado ori-
ginal sino en virtud de la insuficiencia ontolÓgica del ser huma-
no. También en este punto Jesús ofrece el modelo perfecto: es
perfecto adorador del Padre precisamente en virtud de la unión
hipostática, porque su personalidad humana es aniquilada al ser
asumida por el Verbo; la naturaleza humana ya no se pertenece
a sí misma, por lo que puede entrar una permanente actitud de
adoración y sometimiento.
Ch. de Condren (1588-1641), su más fiel discípulo y también
director del Oratorio, prolongó esta espiritualidad acentuando el as-
pecto sacrificial de la actitud de adoraciÓn. Si la adoración es el
primer deber hacia Dios, el sacrifico Se muestra como el medio más
adecuado, ya que implica la aniquilación del propio ser y de la pro-
pia voluntad. Jesús es la verdadera víctima y el pedume digno de
llegar hasta Dios, pues sólo gracias a Jesús se ofrece el sacrificio
digno del lnfinito. Sólo un Dios puede ser digno de Dios: Dios ha
querido que Jesucristo ofrezca un sacrificio tal para manifestar que
la majestad incomprensible de Dios desborda toda capacidad hu-
mana. El creyente sólo puede unirse al Cristo víctima mediante una
des-apropiación completa. Para apoyar teolÓgicamente su pensa-
miento recurre con abundancia a imágenes de Antiguo Testamento:
el fuego que consume y destruye la víctima es imagen de la acción
de Dios en la inmolación y consunción de la ofrenda de Cristo.
En la misma tradición se sitúa J.J. Olier (1608-1657), f undador
de los Sulpicianos, orientados fundamentalmente a la formación
del clero. Dirigido espiritualmente por Condren, considera a Jesús
como "el religioso de DioS" (en virtud de su actitud de adoración)
y sobre todo como sacerdote y hostia: es víctima porque depen-
de totalmente del Verbo y es sacerdote porque tiene el poder de
ofrecer el sacrificio de sí mismo.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
La lógica de la experiencia mística puede conducir a conse-
cuencias extremas: fomentar la actitud receptiva del creyente has-
ta el punto de reducirlo a mera pasividad, absorbido por la acción
divina; buscar un amor tan puro que renuncie a todo interés, inclu-
so el de la propia salvación. Esta doble dinámica suscitó notables
controversias en el siglo XVll, especialmente bajo dos formas: el
quietismo de Molinos y el "amor puro" de madame Guyon.
El aragonés Miguel de Molinos (1628-1696) pasó la mayor
parte de su vida en Roma, dándose a conocer como director de
almas. Su obra más significativa es Guía espiritual (1675); lno-
cencio Xl (1687) en Coelestis Pastor condenó 68 proposiciones
(aunque las objeciones se deben más a su enseñanza oral que
a su obra escrita). Por este motivo debió padecer cárcel hasta su
muerte.
El objetivo de la vida espiritual es no sólo la unión del alma con
Dios sino incluso la identificación con Él hasta la desaparición de
toda actividad personal. El hombre ante Dios debe adoptar una
actitud absolutamente pasiva, con una adoración carente de imá-
genes, palabras y deseos. Debe eliminarse incluso todo deseo de
la propia salvación, ya que denotaría un interés impuro.
Jeanne Marie Bouvier de la Motte, conocida como Madame
Guyon (1648-1717), desencadenó la controversia sobre el amor
puro, en la que participaron las figuras más representativas de la
lglesia en Francia.
Tras enviudar se consagró a obras de caridad y a la piedad,
bajo la dirección del barnabita Frangois La Combe (1643-1715).
Entre sus obras se pueden destacar Moyen court et trés facile
pour l'oraison (1685), un Comentario al Cantar de los Cantares
(1688), Los torrenfes (publicado en 1704, aunque fue redactado
años antes). Desde el principio defendía que la vida espiritual cul-
mina en un estado de fe desnuda, en el que Dios pueda actuar de

144 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
modo inmediato, sin mediación física; el alma, reducida a nada,
debe eliminar incluso todo querer. Sólo asíse podrá acceder a un
amor puro, digno de Dios y libre de todo interés. lncluso considera
conveniente ir más allá de la humanidad de Cristo, hasta alcanzar
a Dios antes de la misma creación.
M. Guyon entró en contacto con Fénelon (1651 -1715), uno de
los sacerdotes más brillantes del momento, el cual quedÓ seduci-
do por la teoría espiritual del amor puro. Se convirtió en su apoyo
más seguro y fiel. Frente a tales teorías se levantÓ J.B.Bossuet
(1627-1704),la estrella de la lglesia en Francia, gran predicador,
preceptor del hijo mayor de Luis XIV y finalmente obispo de Meaux.
Con lnstruction sur les états d'oraison adoptó una posición con-
traria al quietismo. Los diálogos con Fénelon llegaron a acuerdos
frágiles y poco duraderos. Fénelon reaccionó con Explication des
maximes des saints sur la vie intérieure (1697). Distingue cinco
grados de amor: desde el meramente servil hasta el amor puro
que subordina enteramente el propio interés a la gloria de Dios;
en el grado máximo de amor ni el miedo al castigo ni el deseo de
recompensa encuentran cabida.
La controversia susCitó un enorme interés en Francia, con in-
tervención de la corte. Finalmente lnocencio Xll condenó 23 pro-
posiciones sobre el amor puro (el breve Cum alias, 1699). Es una
toma de postura moderada pues evita la forma de bula, de carác-
ter más solemne, y renuncia a hablar de herejía. Considera no
obstante temerario y erróneo afirmar que "en el estado de la vida
contemplativa o unitiva se pierde todo motivo interesado de temor
y de esperanza" o que "el puro amor constituye por sí solo toda la
vida interior; y entonces se convierte en el único principio y único
motivo de todos los actos que son deliberados y meritorios".
Madame Guyon fue censurada y debió pasar temporadas en
la cárcel. Fénelon, nombrado ya arzobispo de Cambrai por inicia-
tiva de Luis XIV para alejarlo de París, manifestó un inmediata
sumisión. Se consagró al servicio pastoral de su diócesis y se
opuso a la derivación jansenista de Quesnel. También Malebran-
che realizó su aportación, mostrando la imposibilidad de un amor
puro que implique la negación del sujeto y de su aspiración a la
salvación.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
145
NACIMIENTO DE LATEOLOG|A POSITIVA
Los humanistas (Erasmo) y la teología del XVI (Cano) habían
cuidado el estudio de las fuentes cristianas con una nueva erudi-
ción filológica y con una nueva mentalidad intelectual. Pero será
el siglo XVll el escenario de la recüperación más consciente de
los textos antiguos: por un lado para poner al servicio de los teó-
logos documentos que ignoraban; por otro, para responder a los
ataques contra la doctrina de la lglesia mostrando la fidelidad con
la doctrina antigua.
De este modo se contrapesaba la concepción de la teología
propia de la Escolástica, más apegada a la especulación y a una
visión de la ciencia como rigor deductivo a partir de principios. La
teología positiva reclama una mayor atención al dato, al hecho
histórico. Es un modo de dar contenido a la tradición. Biblioteca
sanctorum Patrum (1575) o Magna Bibliotheca (1618) tuvieron
gran éxito al hacer accesibles a los Padres, pero aún con escasa
investigación f lológica.
i
Denis Petau (1583-1652), jesuíta profesor en la Sorbona,
es considerado el iniciador de la historia de los dogmas con sus
cuatro volúmenes de De theologicis dogmatibus. Sin condenar
la Escolástica como tal denunciaba su carácter "artificioso" pro-
poniendo alaluz de los Padres "la teología pura e incorrupta de
manantiales santos y dignos".
Aunque domina en él la mentalidad de controversia y aunque
a veces refleja una doctrina fijista no tiene reparo en plantearse
la cuestión sobre el año en que nació Jesús o en admitir que los
papas o concilios no descubrieron en ocasiones herejías enmas-
caradas o en reconocer que la doctrina trinitaria o penitencial fue
cambiante y no unánime en todos los lugares (en este punto se
opone a Arnauld, defendiendo un cambio legítimo en la disciplina
eclesial ya que la forma concreta no pertenece a la sustancia del
sacramento). Junto a ediciones de los Padres hay que mencionar
también De doctrina temporum.
 *l
146 CIEN i\,4OMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
El oratoriano L.Thomassin (1619-1695), profesor en Saumur,
en el más importante escolasticado del Oratorio, se situó en con-
tinuidad con la obra de Petau, especialmente en Dogmata theolo-
gicacon el objetivo de recuperar la antigua teología de los Padres
y de los Concilios
La Congregación de San Mauro ("los maurinos"), surgió con el
intento de renovar la tradición benedictina, desde su centro prin-
cipal en la abadía Saint Germain de Prés en París. Presupues-
to decisivo fue la organización de la biblioteca por Luc d'Achéry
(1609-1695), lo que facilitó la confrontación con textos descono-
cidos hasta entonces. Así prepararon la edición de monumentos
fundamentales para la historia de Francia Gallia christiana, Mo'
nasticum Gallicum, Historiens de France...
J. Mabillon 632-1707) es la figura más destacada, con la
(1
edición de san Bernardo y posteriormente de Agustín y de Juan
Crisóstomo, así como de otros autores ascéticos y místicos de la
Edad Media.
Estas iniciativas se ampliaron a otros campos y países. Jean
Bolland (1569-1665) inició Acta sanctorum para situar la historio-
grafía sobre bases documentales e históricas fiables. C. Baronio
(1538-1607) se consagró a la historia de la lglesia con intención
apologética: los Annales Ecclesiasfici son una respuesta a los
Magdeburger Zenturien elaborados desde el lado protestante.
También en ltalia se reimprimen antiguas ediciones y se ela-
boran estudios de calidad científica, como los Anecdota de Mura-
tori (1 672-1750). Giovanni Domenico Mansi (1692-1769) trabaja
en Sacrorum concitiorum nova et amplissima collectio para ofre-
cer los textos doctrinales más importantes.
Dentro de esta mentalidad hacen su aparición los precursores
de la exégesis histórico-crítica al investigar el sentido literal de los
textos bíblicos: es también precursor el oratoriano Richard Si'
mon (1638-1712), con Histoire critique du texte du Nouveau Tes-
tament (1689); insiste no obstante en que una seria crítica bíblica
no cuestiona la revelación, ya que su lugar originario es el testi-
monio personal de la lglesia. Frente al racionalismo de Spinoza, a
la sola Scripturaprotestante y al rechazo del método histórico por
Bossuet, reivindica la mediación eclesial del texto bíblico.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
NnctmrcNro v coNrtcu m
DE LA TEOLOGIA MORAL
El siglo XVll, recogiendo instancias anteriores, ofrece las ba-
ses para que la teología moral se constituya como rama de la teo-
logía distinta de la dogmática: influye, por un lado, la renovación
pastoral reclamada por el concilio de Trento; a ello se añade, por
otro lado, la afirmación del sujeto consciente de su autonomía y
de su libertad, y por ello deseoso de rearticular la conexión entre
ley y conciencia.
El concilio de Trento exigió una formación de los seminaris-
tas, en cuanto futuros pastores, acorde con el ministerio que ha-
brían de desarrollar de modo especial a través del sacramento de
la confesión. La Compañía de Jesús, en su Ratio studiorum de
1586, contemplaba un cursus minor dirigido a la acción concreta
y por ello centrado en el estudio de los casos de conciencia (el
cursus maior se centraba en temas teológicos y especulativos).
Ello provoca que se multipliquen los manuales para confeso-
res. En el Colegio Romano Francisco de Toledo escribe Quaes-
tiones et dubia y Gabriel Vázquez incorpora a la teología moral
los principios de la moral natural, lo que acentúa su separación de
la dogmática. Especial influencia ejerció Juan Azor (1536-1603)
con sus tres volúmenes de lnstitutiones morales, con recurso a
nociones jurídicas que desconectan la moral de la dogmática y
la espiritualidad. Los debates suscitados contribuyeron a que se
consolidara la nueva disciplina.
La nueva perspectiva se desarrollará como casuística, es decir,
como análisis de casos concretos de conciencia. Antonio Diana
(1585-1663) en Resolutiones morales recopila treinta mil casos.
Esta mentalidad se muestra sensible a la realidad concreta, y
es asimismo signo del individualismo moderno, que apela a su
conciencia y a sus incertidumbres ante las decisiones que debe
adoptar. Pero a la vez centra su consideración en la obligación,
en el cumplimiento de las normas, y en el margen de libertad de

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
la conciencia, con el peligro de convertirse en una mera técnica
para aplicar la norma ala situación concreta.
El nuevo planteamiento, centrado en la conciencia del sujeto,
estudia las alternativas que se abren ante los casos dudosos o
inciertos. Por ello se hace necesario establecer los criterios que
permitan superar la perplejidad y la incertidumbre. Estas reflexio-
nes dan origen a los diversos sistemas que intentan conjugar la
libertad de la conciencia y la obligatoriedad de la norma.
El tuciorismo es la opción de la mentalidad jansenista: la li-
bertad de la conciencia sólo queda legitimada cuando posee ra-
zones absolutamente ciertas y no hay razones a favor de la ley.
El probabilismo da libertad a la conciencia cuando está sostenida
por una razón probable, aún cuando sea menos probable que la
opinión que favorece a la ley (por eso será acusada de laxista).
El probabiliorismo reclama que la opinión a favor de la conciencia
sea más probable que la que avala a la ley.
Ya en el siglo Xvlll Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
realizará unas aportaciones que le convertirán en el moralista por
antonomasia de la lglesia Católica. Fundador de los redentoristas,
evangelizador de los pobres, misionero infatigable, publicista de
enorme éxito, obispo de la pequeña diócesis S. Agata dei Goti, fue
proclamado doctor de la lglesia en 1871. Su obra más importante
en el campo de la moral es Teología moralen dos volúmenes (1753-
1735), que refleja su sensibilidad pastoral y su espíritu de caridad.
Frente al rigorismo dominante (de tradición jansenista) y frente
a los peligros del laxismo propone una solución más equilibrada,
el equiprobabilismo: cuando la prudencia no indica claramente
la pauta de comportamiento, y cuando hay una opinión probable
tanto a favor como contra la ley, ésta no está suficientemente pro-
mulgada para la conciencia. Su novedad es englobar la moral en
el seguimiento de Cristo y proponer la vocación a la santidad en
cualquier estado de vida. Ello le permite rebasar el marco estric-
tamente casuista otorgando primacía a la conciencia a la luz de
la razón iluminada por Dios. Avanza en la dirección de una moral
personalista de la responsabilidad: la actitud de bondad y mise-
ricordia sitúa el eje en la respuesta que el hombre debe dar a la
interpelación de Dios.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)
DE LA APOLOGETICA
A LA TEOLOG iN TUN DAMENTAL
La apologética constituye una de las manifestaciones irrenun-
ciables de la teología cristiana. Ya se manifestó en los siglos ll-lll
ante la civilización greco-romana. Difuminada en la situación de
cristiandad, vuelve a resurgir en el período moderno, cuando se
rompe la unidad de la Europa cristiana y se va abriendo camino
la mentalidad racionalista y "libertina". Malebranche y Pascal re-
flejan dos actitudes posibles para presentar la verdad cristiana en
un contexto filosófico nuevo.
La nueva cultura no sólo provoca la revalorización de la dimen-
sión apologética de la teología sino la configuración de un tratado
nuevo, denominado inicialmenle Apologética, que posteriormente
dará paso a la Teología fundamental(para superar los estrecha-
mientos de la Apologética).
Como expresión de la nueva sensibilidad aparece en 1543 (de
modo póstumo) Sobre la verdad de la fe cristiana de Juan Luis
Vives, con la intención de ofrecer fundamentos para aceptar la
religión cristiana. También el calvinista Felipe du Plessis-Mornay
publica en 1581 Sobre la verdad de la religión cristiana.
Especial mención merece P. Charron (1541-1603), que pu-
blicó en 1593 Las tres verdades, contra "ateos, idólatras, judíos,
mahometanos, herejes, cismáticos". Intenta desenmascarar la
excesiva seguridad que manifiestan ateos y no creyentes en sus
afirmaciones, e incluso reprocha a los protestantes la pretensión
de saber demasiado sobre Dios y la religión.
En esta obra aparecen por primera vez los tres temas que se
harán clásicos en la Apologética: demostración religiosa (de reli-
gione), para mostrar que la religión forma parte de la condición
humana; la demostración cristiana (de revelatione), que trata de
legitimar el sentido de una revelación, la cristiana, a partir de la
cual se justifican las verdades dogmáticas; demostración católica
(de ecclesia\, para confirmar que la lglesia Católica es la auténtica
 -l

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvrr)

y verdadera. También el calvinista Hugo Grocio en La verdad de

la religión cristiana (1621) conserva la triple distinción.
En esta estructura triple se conserva la controversia sobre la
verdadera lglesia, que había sido planteada de modo directo por
los reformadores. Y se incorpora una novedad que se va expan-
diendo en el siglo XVll: los "libertinos" configuran su existencia
al margen de la religión, y por ello hay que demostrar el carácter
Los siglos XIV y XV son testigos del divorcio entre la teología
esencial de la dimensión religiosa. A la vez el racionalismo va
escolástica y la experiencia espiritual: los marcos conceptuales
manifestándose como deísmo: se admite la existencia de Dios,
de aquella no permitían expresar la peculiaridad de esta. Por ello
pero de un Dios que no interviene en la historia y en la vida hu-
numerosos autores buscan otros géneros literarios para expresar
mana, es decir, que no origina una religión positiva. Desde estos
sus propias experiencias y para fomentar la oración y el ascenso
presupuestos algunos creen que el mejor servicio al cristianismo
del alma hacia la cima de la mística. Evitan el latín, lengua culta,
consiste en mostrar que sus contenidos doctrinales son acordes
para ser accesibles a un mayor abanico de lectores.
con lo que acepla la razón, convertida así en instancia suprema:
E.H. Cherbury (1583-1648), el filósofo J. Locke (1632-1704) con En los siglos XVI y XVll aparecen obras que destacan la di-
La razonabilidad del cristianismo (1695) y sus seguidores J. To- mensión experiencial de los contenidos teológicos, como La croix
land (1670-1722) (Cristianismo sin misterios, 1696) o M. Tindal de Jesus (1647\ de L. Chardon (1595-1651) o Theologia mentis
(1656-1733) (Cristianismo tan antiguo como la creación, 1730). et cordis de V. de Contenson (1641 -1674). Se habla también de
"ciencia de los santos" o de "doctrina que escriben los santos"
La Apologética aspira a aportar razones universales y racio-
para referirse a los obras de autores espirituales. Simultáneamen-
nalmente válidas con el fin de mostrar la credibilidad del hecho
te se comienzan a elaborar tratados que sistematizan la totalidad
de la revelación y, a partir de ahí, el deber de creer; sobre ese
de temas relacionados con la vida espiritual. Es el paso de la
presupuesto las profecías y los milagros legitiman a Jesús como
narración de las propias experiencias a las teorías explicativas
revelador de Dios y fundador de la lglesia.
del fenómeno místico.
Ya en el siglo Xvlll se encuentra perfectamente consolidada la
No se puede señalar un momento o un autor que de modo
estructura de la Apologética, en cuanto distinta de la dogmática. De
claro muestre la aparición de una disciplina teológica nueva y au-
modo claro lo presentan V. Pichler (1670-1736) en su Cursus theo-
tónoma. Es un proceso lento, pero decidido, para afirmar una rea-
logiae polemicae universae (1713) y el irlandés L.J.Hooke, profesor
lidad de la vida cristiana que no se ve suficientemente tenida en
de teología en la Sorbona, en Religionis naturalis et revelatae prin-
cuenta en las sumas de teología. Se va produciendo una progre-
cipia(1754). Progresivamente este tratado (junto con el De Locisde
siva "teologización de la espiritualidad" de modo análogo a lo su-
Cano) se antepondrá al'estudio sistemático de la dogmática.
cedido con la moral. Paulatinamente se va percibiendo la diferen-
Este planteamiento combate el racionalismo, pero situándose cia entre los libros de "vida espiritual" y los tratados de "teología
en su lógica: parecería que basta justificar el hecho de la revela- espiritual". Se va acotando una parcela peculiar de la experiencia
ción para legitimar el c:ontenido revelado, el cual es reconocido en cristiana, se la va distinguiendo del objeto de la teología general,
su valor objetivo y razonable pero como extrínseco al ser humano. y se va elaborando un método adecuado (aunque en gran medida
Esta distinción entre el hecho de la revelaciÓn y su contenido es lo en sintonía con la tradición escolástica).
que pretenderá superar la teología fundamental (que se centra en
Del siglo XVll son los primeros tratados, manuales, cursos
el sentido y la credibilidad del contenido revelado).
y sumas de espiritualidad en sentido técnico y teológico. Se va

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
estableciendo el esquema básico de las tres vías o estados (pur-
gativo, iluminativo y unitivo): los grandes autores del siglo XVI lo
usaron de modo libre, pero la sistemática del XVll la fija como
canon intocable.
La designación habitual comienza siendo "teología mística":
se considera necesario precisar el sentido y la objetividad de la
"mística", como momento máximo de la vida espiritual; y a partir
de ahí se irá aplicando al conjunto de pasos o fenÓmenos que
conducen a ella. En la delimitación del objeto y del método es de-
cisiva la referencia al Pseudodionisio: Quid sit theologia mystica
secundum Dionysii mentem del carmelita Francisco de Santa Ma-
ría (1603) o Enucleatio Mysticae Theologiae S. Dionysii Areopagi-
fiae (póstuma, 1684) de José del Espíritu Santo (1609-1674).
Entre los primeros tratadistas se encuentran Juan de Jesús
María con Theologia mystica (1607), manual claro y sencillo, cui-
dadoso para fijar la terminología, y Francisco Ortiz Lucio (1560-
1651)con Theología mystica (1608), con una preocupación más
bien práctica, como muestra eltítulo completo "y tratado de sacra-
mentos y remedios contra el pecado y consuelo del pecadof'.
Otros autores prefieren una terminología distinta, que incluye
la referencia a la "ascética" o a la "vida espiritual": Crisóstomo
Dobrosielski en Summarium asceticae et mysticae theologiae ad
mentem S. Bonaventurae (1655), C. Schorrer en Theologia as'
cetica, sive doctrina spiritualis universa ex suis principiis (1658),
Pedro Blasco en Tratado de vida espiritual (1612), D. Villarubia,
Compendio de vida espiritual (1 61 2).
Con el jesuita Diego Alvarez de Paz (1560-1620) encontra-
mos la visión más amplia, orgánica y metódica de todo el siglo; en
tres libros ofrece una auténtica enciclopedia con un proyecto bien
lrazado: De vita spirituali eiusque perfectioni (161 3), De extermina-
tione mali et promotioni boni(1613), De inquisitione pacis sive de
studio orationis (1617). Luis de la Puente (1554-1 624), teórico y a
lavez guía espiritual, compone también una trilogía que abarca la
temática completa Guía espiritual(1609), presenta la espirituali-
dad general; Tratado de la pertección del cristiano en todos sus es-
tados (1612), la espiritualidad diferenciada; ExposiciÓn del Cantar
de los Cantares (1622) dedicado expresamente a la mística.
LA ENTRADA EN EL MUNDo MoDERNo (s. xvr)
r-
I
I
La expansión misionera en Asia planteó numerosas cues-
tiones de carácter práctico y teórico. Siguiendo la huella de los
portugueses, miembros de diversas congregaciones religiosas
desplegaron una notable actividad pastoral entre los europeos
y misionera entre los nativos. Francisco de Javier (1506-1552)
simboliza la grandeza de aquella empresa: anuncia el Evangelio
entre los japoneses, desligándose del poder colonial, y muere a
las puertas de China; su actividad quedó bloqueada por el des-
conocimiento de las lenguas y por la valoración negativa de las
religiones y de las tradiciones de aquellas tierras. La superación
de estas limitaciones será el objetivo de otras iniciativas misione-
ras, lo cual provocará fuertes discusiones.
El jesuita Alessandro Valignano (1539-1606) defendió el
principio de adaptación en todo lo lícito, para evitar que la cris-
tianización fuera superficial; liberarse de la mentalidad europea
implicaba aprender las lenguas nativas y abrir seminarios para
el clero indígena. El Ceremoniale per i missionari del Giappone
condensa su planteamiento misionero.
Mateo Ricci (1552-1610) condensa el nuevo proyecto y las
tensiones que suscitó. Enviado a China por Valignano, intentó lle-
var a la práctica lo recomendado para Japón. Aprendió el chino,
adoptó el estilo de vida budista, profundizó la cultura local, tradujo
abundantes libros de ciencia occidental, lo que le mereció gran
reconocimiento hasta el punto de concederle la sepultura en te-
rrenos imperiales. Llegado en 1583, el año siguiente imprimió un
mapa del mundo, que amplió los conocimientos de los chinos.
Publicó Eltratado de la amistady un catecismo Elverdadero sen-
tido deThianzu. Sus conocimientos de matemáticas y astronomía
facilitaron el contacto con las clases altas y cultas, destinatarios
especiales de sus esfuerzos; sus contactos le abrieron el acceso
al emperador, que le invitó a establecerse en Pekín.
 CIEN MOi\,4ENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

A los ojos de Ricci -esto es lo decisivo y original-, la cultura

china no era totalmente ajena a la revelación cristiana. Por ello se
podían utilizar sus términos para nombrar al Dios cristiano y se
podían prolongar determinados ritos y costumbres confucianos
dado que no ponían en cuestión el sentido de la revelacíón. No
había, según é1, oposición entre ser verdaderamente cristiano y
auténticamente chino. Los mismos chinos lo consideraron "el gran
letrado confuciano proveniente de Occidente".
Su modo de actuar despertó notables sospechas y reticencias
entre los mismos misioneros. Algunos incluso lo utilizaron como
arma contra los jesuitas. Cuestionaban la interpretación de Ricci
sobre los ritos chinos, pues comprometía la identidad cristiana.
Aunque Ricci contó con el apoyo de su General, Benedicto XIV
(1744) dio la razón a sus oponentes.
Roberto de Nobili (1577-1656) aplicó ala lndia el mismo mé-
todo. Adaptándose a las costumbres locales, consiguió acercarse
a las castas superiores, lo que no se había logrado hasta enton-
ces. Escribió una Apología para defenderse de las acusaciones y
sospechas. También se le cuestionaba que se pudiera adaptar el
cristianismo a las costumbres sociales o a la ética de los hindúes.
Gregorio XV en el breve Romanae Sedis (1623) permitió tan sófo
algunos usos, pero con notables cautelas.
Poco después (1659) la Congregación pontifica de Propa-
ganda Fide (constituída en 1622) elaboró un documento sobre
el tema de la inculturación del Evangelio. Recomendaba no in-
miscuirse en asuntos políticos, ya que la actividad misionera no
puede estar coaligada con la mentalidad colonial. Pide el respe-
VIII. LA TEOLOGíA
to de las culturas locales, por lo que no hay que reclamar sus ANTE LA |LUSTRAC|óN (S. Xvilt)
usos, costumbres o ritos ("¿Qué hay de más absurdo que intentar
transplantar Francia, España, ltalia o cualquier país europeo en
China?"). Asimismo reconocía la importancia de formar un clero
local. Con este objetivo de largo alcance había nacido en 1644
la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París, cuyos fun-
dadores fueron enviados a Oriente como vicarios apostólicos de
caraa la constitución de iglesias locales (aunque debió afrontar la
incomprensión de las congregaciones religiosas).
 El siglo XVlll es la prolongación y conclusión natural del siglo
XVll: la llustración no es más que el despliegue del racionalismo
que se afirmó con la nueva filosofía y con el método científico. Ello
significaba de hecho un distanciamiento de la lglesia y del cris-
tianismo en cuanto religión portadora de una revelación positiva.
El deísmo (tal como aparecía en Locke, Tolland, Tindal) defendía
una religión natural (acorde con la razón triunfante) frente a los
credos particulares que generaban enfrentamientos (como lo pro-
baban las guerras de religión); la razón se afirmaba como única
instancia universal, capaz de criticar y purificar las tradiciones de
las lglesias.
La llustración no es más que la toma de conciencia de esta
nueva mentalidad, planteada como proyecto de civilización en to-
dos los ámbitos de la existencia personal y colectiva. Las "luces"
que provienen de la razón permiten afrontar el mundo y el futu-
ro prescindiendo de las lglesias, de la religión y de la teología.
D. Hume (1711-1776\ en Natural History of Religion y Dialogues
Concerning Natural Religion destruye las bases de toda religión
natural, rozando el umbral del ateísmo. Kant escribirá La religión
dentro de los límites de la pura razón (1793) para frenar las pre-
tensiones de la teología. Esta mentalidad se afianzará gracias a la
crítica histórica de los relatos neotestamentarios, lo que socavaba
la legitimidad de las lglesias.
Eltriunfo de la llustración hacía posible la integración y la acep-
tación de la tradición cristiana siempre que las lglesias asumieran

CIEN MOMENTOS FUNDAN/ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
el proyecto de formación y educación de los hombres de cara a
las tareas del presente. El galicanismo, en su variedad de formas,
aspiraba no sólo a crear lglesias nacionales sino a convertirlas
en instancias educativas de la humanidad desde las luces de la
razón. P.B. Zimmer en 1804 ofrecerá una concepción de la lglesia
que emergía del siglo XVlll: es una "escuela pública de religión,
una organización pública del culto externo y un elemento del or-
den social público". Es el contexto en que nacerá la teología pas-
toral como saber específico.
La teología quedaba definitivamente destronada como ciencia
suprema. Es un período de decadencia en todos los países. Las
revoluciones políticas y sociales, la crisis del Antiguo Régimen,
alteraron las instituciones eclesiales. La supresión de los jesui-
tas provocó la desaparición de muchas instituciones académicas,
también de carácter teológico. La teología escolástica carecía de
luerzacreativa e innovadora. Eljansenismo extendió un rigorismo
moral que anquilosaba la vida espiritual. Tan sólo en el campo
de la erudición y de la historia los sabios católicos ocupaban una
posición honorable.
La Enciclopedia, inspirada por Diderot (1713-1784\ y promo-
vida por D'AlemberI (1717-1783) difundió la nueva mentalidad,
facilitando la aceptación de un naturalismo de nuevo cuño que
reducía el ser humano a materia inerte, como se manifiesta en
Histoire naturelle de láme y L'homme machine de La Mettrie
(1709-1751).
La filosofía ilustrada podía también ofrecer apertura a la teo-
logía, como se ve en el caso de Ch. Wolf (1679-1754), si bien
con notables riesgos. Algunos teólogos protestantes asumieron
los presupuestos ilustrados, como Ch.M.Pfaff (1686-1760) en Tu-
binga o S.J. Baumgarten (1706-1757) con su Evangelische Glau-
benslehre en tres volúmenes (1759-1760). La ortodoxia defendía
las antiguas posturas. Frente a unos y otros el pietismo reivin-
dicará la importancia de la experiencia frente a la frialdad de la
razón.
LA TEoLoGÍA ANrE LA TLUSTRACTóN (s. xvrrr)
LATEOLOGIA ANTE
LA RAZÓN CNíTICA E HISTÓRICA:
REIMARUS Y SEMLER
La crítica de la razón ilustrada contra la tradición cristiana ac-
túa en un doble nivel: niega la posibilidad de una revelación; y la
continuidad entre la figura histórica de Jesús y el dogma cristiano.
Reimarus es el iniciador de la investigación histórica sobre Jesús
con el objetivo de socavar las pretensiones de las lglesias. Semler
es el exponente de una teología que toma sus distancias de la
ortodoxia tradicional,la neología (una teología nueva).
H.S. Reimarus (1694-1768), profesor de lenguas orientales en
Hamburgo, influído por el deísmo inglés, somete a crítica radical
el testimonio de los evangelios; así se inicia uno de los proyectos
intelectuales que más van a determinar el futuro de la teología: la
investigación sobre la vida de Jesús.
Reimarus consideró a Jesús como un apocalÍptico exaltado,
movido por intereses políticos, que en la cruz experimentó su
fracaso. Los discípulos robaron el cadáver, propalaron el rumor
de que había resucitado y sobre esa base elaboraron un siste-
ma religioso. Toda la historia cristiana se levanta por tanto sobre
una radical falsedad. Sus reflexiones se encuentran en Apolo'
gie oder Schutzschrift für die vernünftigen Verehrer Goffes, que
dejó sin publicar. Pocos años después Lessing publicó algunos
fragmentos, "uno de los más importantes acontecim¡entos de la
historia de la teología". Ante la conmoción suscitada se prohibió
su publicación.
Se opone al biblicismo de la ortodoxia protestante y niega que
una revelación particular pueda reivindicar validez universal. Lo
único válido del cristianismo es lo que se puede adecuar a una
religión natural y atemporal que subyace a todas las religiones
históricas y positivas.
J.S. Semler (1725-1791), profesor en Halle, defendió frente a
Reimarus la credibilidad del mensaje cristiano, y frente al deísmo
el valor del testimonio de la Escritura. Con la misma convicción

160 CIEN N/ON,4ENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGfA
se opuso a la ortodoxia (encabezada en aquel momento por J.M.
Goeze: 1717-1786) que sostenía la inspiración verbal.
lntentó una mediación entre la doctrina tradicional luterana
y el pensamiento moderno crítico, aun a costa de la relativiza-
ción de algunos elementos considerados intocables. Para avan-
zar entre los dos frentes estableció una distinción entre religión
y teología, entre Palabra de Dios y Escritura: la fe cristiana no
consiste en admitir en su totalidad los dogmas, ya que estos no
se identifican ni con la religión ni con la revelación. El cristianis-
mo, en su realización histórica, no es perfecto sino perfectible;
debe purificarse de aspectos accidentales y desarrollarse progre-
sivamente, pues la revelación se prolonga a través de la historia
gracias a la acción del Espíritu que permite una profundización
en el misterio de Cristo. En 1774 publicó el primero de sus libros,
que suscitó una fuerte polémica: lnstitutio ad doctrinam cristiana
liberaliter discendam. Tres años después, como autodefensa pero
con la misma opción por una teología libre, escribió Ausfühiliche
Erklárung über einige neue theologische Aufgaben.
El núcleo de la Biblia lo constituye el mensaje de Jesús, y des-
de él hay que valorar el conjunto del testimonio bíblico: el Antiguo
Testamento no es por ello fuente de la fe cristiana, hay elementos
míticos (como el demonio) que son prescindibles, el canon no
es más que una colección de escritos que carecen de carácter
vinculante para la fe (aunque puedan servir para la predicación),
la Trinidad no es artículo esencial de la revelación sino elemento
de la disciplina eclesiástica, más que la objetividad de los hechos
interesa la confianzay la alegría que Dios comunica...
Semler representa una inflexión en el paso del protestantismo
antiguo al neoprotestantismo, a la nueva forma que adquirirá con
Schleiermacher (el cual aparece históricamente como su herede-
ro más genuino). Valorado como primer reformador de la nueva
teología y primer representante de la teología liberal, comenzó a
mirar la Biblia con los ojos del historiador de la religión, sin vincu-
lación al dogma eclesiástico y al canon bíblico. Los representan-
tes de la ortodoxia contemporánea, tanto protestante como cató-
lica, lo acusaron de deísta y arriano (dado que no veía en el texto
bíblico más que una obra humana).
LA rEoLoGíA ANTE LA ILUSTRACIóN (s. xvrrr)
LA IGLESIA ANTE
LOS NUEVOS PODERES PÚBLICOS:
GALICAN ISMO, R EGALI S MO, JOS EF I N I S MO
En el siglo xvlll se agudizan cuestiones ecresiorógicas que
se venían arrastrando durante siglos: el papel y la identidad de
los obispos en relación con el papa; las reraciones entre la lgle-
sia y los poderes políticos. En un momento en que ros Estados
modernos afirman sus competencias, las reivíndicaciones de los
poderes de los obispos frente al papa facilitan la intervención de
los reyes en la vida eclesial. con eilo amenaza la creación de
"lglesias nacionales" (el regalismo en sentido estricto). De este
modo se invierte la situación de la época medieval: entonces el
papado pretendía dominar el espacio en el que existían los pode-
res políticos, ahora los Estados ofrecen y tutelan el espacio para
que exista la lglesia; así es más fácil orientar las actividades de la
lglesia en el marco de los ideales de la llustración.
El galicanismo había defendido en Francia ra autonomía del
Estado y de las diócesis francesas frente al papa, ar que se pedía
respeto a las libertades galicanas. Tras la confrontación de Felipe
el Hermoso con Bonifacio vlll, en 1438 ra pragmática sanción
de Bourges defiende la superioridad del concirio sobre el papa y
la reivindicación de sus libertades. En el siglo XVll tanto el arzo-
bispo de split Marco Antonio de Dominis como er servita paolo
sarpi propugnan o bien la igualdad de todos los obispos o bien
la recuperación de elementos democráticos reprimidos por la mo-
narquía papal.
E. Richer (m. 1631) defiende un galicanismo presbiteral: los
párrocos son sucesores de los 72 discípuros como los obispos
suceden a los apóstoles; también pueden por ello actuar en el
concilio como testigos de la fe. se pretende con ello que la vida
eclesial no dependa enteramente del vértice papal.
El galicanismo alcanza un momento cumbre con ra aprobación
en 1682, por parte de la Asamblea del clero francés, de cuatro ar-
tículos que proclaman la independencia de ros reyes en asuntos

162 CIEN MOMENTOS FUNDAN,4ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOG¡A
temporales, un primado acorde con el concilio de Constanza, el
carácter irreformable de los juicios del papa sólo gracias al con-
sentimiento del pueblo cristiano. La redacciÓn fue realizada por
Bossuet, defensor del poder originario de los obispos.
En 1763 se publica De statu ecclesiae et legitima potestate
Romani Pontificis, de Juan Nicolás de Hontheim, obispo auxiliar
de Tréveris, conocido como Febronius: pretende la reforma de la
lglesia según el ideal de la lglesia primitiva. Aletean en el ámbi-
to germánico reivindicaciones frente a la curia romana, según el
modelo francés. Febronio defiende un episcopalismo que facilita
la colaboración con los nuevos poderes. El primado consiste en
una presidencia de honor, sin jurisdicción que atente contra la
de los obispos; éstos no Son vicarios suyos, sino que gobiernan
por derecho divino como sucesores de los apóstoles. lnfalible es
sólo la lglesia y el concilio general constituído por los represen-
tantes del corpus ecclesiarum con asistencia del Espíritu Santo'
Es lógica por ello una reducciÓn de los derechos papales y un
control de las iniciativas de la curia romana. En 1778 se avino
a una retractaciÓn, matizada sin embargo en Commentarius in
suam retractationem.
Desde estos presupuestos en Austria se dieron pasos hacia
una mayor intervención del Estado en la lglesia, para que ésta
contribuyera a la felicidad de los ciudadqnos mediante la morali-
zación de las costumbres y la educación del pueblo. No se trataba
en principio de hostilidad a la lglesia. La emperatriz María Tere-
sa, abierta al estilo ascético deljansenismo, pretendía la reforma
de la lglesia, conjugando la ortodoxia católica con la sensibilidad
ilustrada. Esta orientación se radicalizó con su hijo José ll, que
buscó la sumisión total de la lglesia a su programa ilustrado' Es el
josefinismo en sentido estricto. La lglesia estatal quedaba reduci-
da a la administración de los sacramentos y a la beneficencia pú-
blica. Estuvo aconseiado por el conde de Kaunitz (librepensador
volteriano) y el abad benedictino de Rautenstrauch Marc Anton
Wittola, que en 1774 elaboró una reforma de los estudios teo-
lógicos en clave ilustrada. En este contexto y con estas ideas el
obispo Escipion Ricci, con teólogos como Tamburini, convocó el
sínodo de Pistoia (1786) condenado por Pío Vl.
LA TEoLoGíA ANrE LA ILUSTRACIóN (s. xvrrr)
EL PIETISMO,
MOVI M I ENTO DE R ENOVACIÓN
EN EL PROTESTANTISMO
Ya algunos representantes de la ortodoxia, como J.Gerhardt,
intentaron unir doctrina y devoción. J. Arndt (1s5s-1621) orientó
la teología a la edificación personal y a la vida de fe (vier Büchern
vom wahren christentums). Tras la guerra de los Treinta Años,
considerada como castigo de Dios, se extendió la llamada a la
conversión y a la piedad practicada en la vida cotidiana y se po-
tenció el desarrollo de pequeños círculos en los que se reía y ex-
plicaba la Biblia. Estos autores y estos fermentos se encuentran
en los inicios del pietismo. Desde el principio se les acusará de
atentar contra los principios de la Reforma, al colocar ar hombre
como colaborador de la acción de Dios (sinergismo).
J. spener (1635-1705) es considerado como el iniciador der
pietismo, para el que consiguió carta de ciudadanía en er seno
del protestantismo; se iría consolidando a lo largo del siglo xvlll.
Desde sus estudios en Estrasburgo se impregnó de ra ortodoxia,
de la doctrina de Lutero y de la exégesis como corazón de la teo-
logía, que debía estar vinculada a la piedad personat.
En la Barfüsskirche de Frankfurt, donde fue párroco durante
veinte años, sentó las bases del movimiento pietista: abrió nue-
vos caminos a la catequesis, estableció reuniones semanales de
edificación, creó el collegium pietatis para los laicos (poniendo
de relieve su sacerdocio espiritual). El concepto de ecclesiola in
ecclesia (pequeña comunidad en la lglesia) condensaba su pro-
puesta para la reforma de la lglesia desde dentro, a partir de los
laicos. sus Pra desideria (1675) recogen el programa y ra carta
fundacional del pietismo. Trabajó después en Dresde y en Berlín
y consiguió situar a sus discípulos (A.H.Francke, J.J. Breithaut)
en la recién fundada universidad de Halle, con lo que aseguró el
influjo del pietismo.
Veía la teología como ciencia práctica, que sólo puede ser
ejercida bajo el influjo del Espíritu, y que debe orientar ra fe hacia
 LA rEoLoGiA ANTE LA TLUSTRACTóN (s. xvrrr)
DE LA TEOLOGíA
164 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA

una acti-
las obras. La justificación por la fe no puede conducir a NACIMIENTO DE LATEOLOG'A PASTORAL
falsa seguridad, sino que debe abrirse al
tud autosuficiente, a una
Aquí se encontraba el punto de fricciÓn con el
ejercicio del amor.
las obras
lúteranismo estricto: antes de predicar la justificación sin
que proclamar que la fe está en la práctica de la vida;
de la ley hay
nacimiento
mas qu'e lalusticü forense hay que anunciar el nuevo
de nor-
del convertido; más que una reforma basada en el cambio La teología pastoral hizo su irrupción como disciplina teológica
personal de
mas disciplinares hay que insistir en la apropiaciÓn a finales del siglo XVlll. El contexto inmediato marcó su figura ini-
en el territorio de
la fe; más que la perienencia eclesial apoyada cial, pero progresivamente se fue enriqueciendo con otras pers-
nacimiento hay que dar prioridad a la adhesión
personal."
pectivas teológicas.
La polémica con la ortodoxia dejÓ paso a una mayor cercanía La teología postridentina, con sus acentos antiprotestantes, ha-
frente al adversario común: el racionalismo y las críticas
ilustla-
la inspiración verbal de bía acentuado la dimensión visible de la lglesia y devociones, a
das contra la revelación (spener defendía
veces exuberantes, centradas en aspectos superficiales de la fe. La
la Escritura). Desde la identidad cristiana, el pietismo constituye
expresio- espiritualidad de la época barroca favorecía tales manifestaciones,
el gran movimiento de renovación tras la Reforma, con sin una teología en condiciones de contrarrestar tales tendencias.
nes en campos diversos. No sólo promovía la atención a las al-
mas, sino que dio origen a instituciones educativas y de ayuda Le mentalidad ilustrada, con la eclesiología del josefinismo,
pobres y necesiúdos. Al pietismo se debe en gran medida reclamaba la renovación de la lglesia para que sirviera a los nue-
a los
envío de
et despertar misionero de las lglesias reformadas, con vos ideales: la reforma de los monasterios para orientarlos hacia
en la conver-
evangelizadores a tierras lejas, poniendo e.l a991to la utilidad eclesialy social; la supresión de las órdenes puramente
sión [ersonal y en la desvinculación del colonialismo. contemplativas que no se abrieran a las actividades pastorales o
educativas; las propiedades eclesiásticas inutilizadas debían pa-
A.H.Francke(1635.1705)comoprofesorenHalleSeopusoa sar a servicios de carácter social...
las tendencias racionalistas, consiguiendo la expulsión
del filóso-
a la experiencia de conver- lgualmente aumentó el número de parroquias para atender a la
fo Wolf; desarrolló la teología en torno
sión y potenció las iniciativas educativas y misioneras' totalidad del territorio. Hacía falta por tanto una formación adecua-
da para sus pastores. Para ello el benedictino F.S. Rautenstrauch
N. von Zinzendorf (1700-1760), formado en los círculos
de
la religión del corazón frente elaboró un plan de reforma de los estudios teológicos, dando una
Spener y Francke en Haile, defendió orientación pastoral a todas las disciplinas teológicas, y a la vez
a'la razÓn ilustrada, y dio origen a una fecunda iniciativa en Su estableció la teología pastoral como especialidad propia.
propiedad de Herrnhlt: ofreció acogida y residencia a los Her-
manos Moravos, expulsados de su país; desde la experiencia El párroco era visto ante todo como educador del pueblo, pues
personal de la fe potenciaron la predicación y la conversión
de era un funcionario del Estado: el último curso de los estudios teo-
io, pug"nos, destacando la conversión personal la y generación lógicos estaba dedicado a aprender todo lo necesario para la
de comunidades de creyentes (no pretendía tundar
iglesias, pues atención pastoral, en torno a las tres tareas fundamentales: ense-
,,iglesia"significaba carencia de vida y de compromiso); no era ac- ñar, santificar y regir al conjunto de feligreses. El método de es-
tividad de la lglesia sino de cristo mismo por medio del
Espíritu tudio era deductivo: a partir de los principios teóricos estudiados
gracias a la entrega voluntaria de la pequeña comunidad, de cada durante los años anteriores se debían concluir las aplicaciones
ecclesiola in ecclesia' prácticas para la vida concreta. Todo el estudio se centraba en la
persona del pastor, como eje de toda la actividad eclesial.

166 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
La nueva disciplina nace más como técnica que como ver-
dadera ciencia teológica. lntenta presentar al pastor las situacio-
nes que va a encontrar y los modos de afrontarlas. La orientación
pragmática es por tanto el criterio dominante. lntroduce no obs-
tante una perspectiva novedosa y permanentemente válida: pone
en conexión la teología con la sociedad, eS dec¡r, con la situación
concreta de la vida eclesial.
J.M, Sailer (1751-1832) ofrece una ulterior profundización de
la nueva disciplina. En su producción teológica manifiesta las ideas
y la sensibilidad que adquirirán toda su brillantez en la escuela de
Tubinga. Es por ello comprensible que suscitara reticencias en
los ambientes más marcados por la llustración. Su propio obispo
de Augsburgo Hofbauer se opuso a su nombramiento episcopal
por Su tendencia al misticismo y por su actitud contra la lglesia
como institución ("más peligroso que Lutero"). Tras ejercer como
profesor de teología pastoral en Dillingen fue nombrado obispo
de Regensburg.
Parasu teología pastoral apenas tenía modelos para inspirar-
se. lntentó arrancar de la Sagrada Escritura y de la "idea central
del cristianismo": Dios en Jesucristo otorga la salvación al mundo
pecador; esta convicción debe mover la actividad entera de la
lglesia: facilitar la unión del hombre con Dios, hacer posible un
nuevo nacimiento y ayudar ala santificación continua.
El pastor debe ver cada doctrina particular desde el nÚcleo del
cristianismo. Así será "teólogo del pueblo" que hace comprensible
y experimentable el misterio cristiano. Los ilustrados enseñaban
una moral cristiana, Sailer pone en el centro el misterio cristiano
del que vive la moral. De este modo se opone al espíritu del tiem-
po: buscar la felicidad sin Dios, hacerse grande sin justicia.
Creó una "es6uela Sa6erdotal", con una espiritualidad que li-
berara de la superficial acomodación altiempo. En polémica clara
con su colega de Landshut Fingirlos (que consideraba a los sa-
cerdotes como servidores de la religiÓn y maestros de pueblo en
agricultura y en ganadería más que en el misterio de la fe) ve al
pastor como colaborador de Dios en la redención de los hombres.
La renovación de la lglesia no vendrá de la organizaciÓn externa
o de la utilidad social sino de la credibilidad de las personas.
LA TEoLocíA ANTE LA ILUSTRACIóN (s. xvrrr)
LA TEOLOG'A ESCOLÁSTICA Y ESCO LAR
Los grandes teólogos escolásticos del siglo XVI (dentro der
humanismo pretridentino y de la actitud controversista post-tri-
dentina) llevaron la Escolástica a gran altura. se habla por ello
de "segunda Escolástica". se va imponiendo no obstante un con-
cepto de teología más rígido que el de Tomás de Aquino: no se
centra tanto en los principios de la fe sino en las conclusiones que
se deducen de ellos (ya se insinuaba en el "príncipe de los tomis-
tas", Juan Capréolo, 1380-1441), prácticamente una metafÍsica
de las cosas reveladas (como aflora en Juan de santo Tomás,
1 589-1 644).
La teología escolástica de los siglos xvl-xvll iba incorporando
los datos aportados por la investigación positiva. Algunos autores
intentaban la síntesis entre ambas perspectivas: en primer lugar
la demostración apologética (a partir de la historia) de ros dogmas
frente a la posición protestante; después se establece el principio
de la fe a partir del cual, por medio de la especulación escolás-
tica renovada, se deducen las consecuencias. De este modo se
produce una inflexión respecto al nacimiento de la Escolástica:
en esta se arrancaba de la quaestio, ahora de la fesis (la que hay
que defender contra las objeciones). Esta evolución se va conso-
lidando en la tercera Escolástica, característica der siglo XVlll, y
permanecerá hasta entrado el siglo XX.
La llamada "tercera Escolástica" refleja un pensamiento de-
cadente, sin fuerza para profundizar de modo original los proble-
mas del tiempo, lo cual se refleja en el tipo de enseñanza que
se impartía en los centros teológicos. Intenta conservar el con-
tenido central de la doctrina católica, muestra una clara voluntad
de sistematización conforme al esquema heredado, reafirma los
grandes principios formulados por el concilio de Trento. Algunos
nombres merecen ser recordados, y también algunas obras de
gran repercusión en la enseñanza, como lo muestra su frecuente
168 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

reedición: Theotogia Wirceburgensis, encabezada por el jesuíta

Kilber, profesor en Würzburg. En 1783 publica en ltalia el P. Ros-
selli la Summa philosophica ad mentem sancti Thomae, que al-
canzó cierto éxito.
Charles-René Billuart (1718-1802), dominico, es el más no-
table estudioso de santo Tomás. Compuso un Comentario a la
Suma en 19 volúmenes, resumido posteriormente en Summa
Summae S. Thomae sive Compendium Theologiae. Su objetivo
era actualizar el pensamiento de Tomás insertando en la trama de
la Suma los problemas que habían sido suscitados por las contro-
versias posteriores (especialmente protestantes y jansenistas).
El cardenal Gotti (1664-1742), filósofo, apologeta y teólogo, es-
cribió en 16 tomos Theologia scholastico-dogmatica. C.S. Gerdil
(1718-1802), barnabita y cardenal, prefecto de la Congregación del
índice y de Propaganda, representaba un tomismo con acentos
agustinianos y platonizantes, con influencia de Malebranche (inten-
tando precisar la idea del conocimiento de las cosas en Dios para
evitar interpretaciones heterodoxas). La lntroducción al estudio de
ta retigión es expresión de la actitud apologética de la época'
Pedro María Gazzaniga (1722-1799), dominico y tomista, na-
tural de Bérgamo, fue llamado a Viena dentro del plan renovador
de María Teresa. Allí escrib)Ó Praelectiones theologicae, en tres
vOlúmenes, adoptado cOmo manual en numerosos centros. POs-
teriormente escribió con J. Bertieri Theologia dogmatica in sys- IX. A LA BUSQUEDA DE
tema redacta (1776), implantado como manual en Austria. Será
sustituído por tnstitutiones theologiae dogmaticae de E. Klüpfel LA CONCILIACION ENTRE
(1733-181 1), profesor en Friburgo en Brisgovia, que toma como
modelo la obra de Gazzaniga y Bertieri. E HtsToRtA (s. xlx)
Sería injusto decir que estaban dominados por el espíritu del
tiempo, pues representaban un tomismo sÓlido. En el contexto de
la época, lo más significativo es la concepción a-histórica de la
revelación: Jesús o el Espíritu Santo habían comunicado la revela-
ción cristiana de modo pleno a los apÓstoles en cuanto receptores
de la comunicación divina. No hay por tanto espacio para la evolu-
ción y el desarrollo. La prueba de los Padres de los primeros siglos
confirma el dogma eclesial. La erudición histórica que muestran
no se deja afectar o interpelar por el naciente método histórico
crítico o por una concepción viva y orgánica de la tradiciÓn.
 El siglo XIX verá la emergencia de tres fenómenos sociales y
culturales que marcarán la teología del siglo XX: la justificación
explícita del ateísmo por Feuerbach, la denuncia de la injusticia
de los mecanismos económicos por Marx, la radicalización de la
hermenéutica de la sospecha por Nietzsche.
La teología delsiglo XIX sin embargo sigue centrada en un tri-
ple foco de problemas que, recogidos de los dos siglos anteriores,
se agudizan progresivamente: la articulación de la fe y la razón,
la conjugación de revelación e historia, la relación de la lglesia
con los poderes estatales. Las posturas de Baur y de Strauss en
la facultad de teología protestante de Tubinga muestran con toda
radicalidad el cuestionamiento de la razón crítica e histórica.
La respuesta a tales cuestiones no será la misma por parte
protestante y por parte católica: Schleiermacher, como "segundo
fundador de la Reforma", abre un camino que en su desarrollo
dará origen no sólo a la teología liberal sino al neo-protestantis-
mo;en el campo católico elVaticano I señalarálavía de equilibrio
entre dos extremos representados por autores que desean afron-
tar los problemas del momento: el racionalismo (o semi-raciona-
lismo) teológico y el tradicionalismo fideísta.
En el ámbito católico surgirán también iniciativas de renova-
ción a la altura de los tiempos y de,la nueva sensibilidad cultural:
la escuela de la recién fundada facultad de teología católica de
Tubinga y Newmann (ya desde su período anglicano en el Movi-
miento de oxford) desbrozarán caminos preñados de futuro aun

172 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
cuando en las décadas inmediatas su repercusión será limitada.
La Escuela Romana intenta una vía moderada de actualizaciÓn
y mediación, aunque no logrará compensar la extensión de la
neoescolástica.
El siglo se abre con el imponente edificio del idealismo ale-
mán, que encontrará en Hegel una cumbre que será a la vez en-
crucijada por la que pasarán todos los itinerarios posteriores. El
idealismo en sentido propio, rebasando a Kant, recoge la heren-
cia racionalista e ilustrada, pero la enriquece con las aportaciones
del romanticismo, que desde el siglo anterior venía reclamando
los derechos de las dimensiones humanas reprimidas por la frial-
dad de la razÓn. J.J. Rousseau (1712-1778), J.G. Herder (1744'
1819), Novalis, seudónimo de F.L. von Hardenberg (1772-1800)'
F.H. Jacobi (1743-1819) son exponentes de una nueva sensibili-
dad que valoraba la vida, la historia, la tradición, el sent¡m¡ento,
lo infinito... Aunque no se habían expresado en los géneros lite-
rarios propios de la filosofía académica, reflejaban un malestar
en el espíritu moderno escindido entre anhelos contrapuestos.
El iluminismo resultaba insuficiente. Filósofos como Schelling y
Hegel recogen esas reclamaciones con el fin de lograr la armo-
nía humana, aunque la síntesis resultará efímera o puramente
intelectual.
Habrá espíritus que renuncian a toda conciliación, que exclu-
yen tanto la unilateralidad de la razÓn como la del sent¡miento,
para proclamar proféticamente la paradoja cristiana con toda in-
iensidad. Esta será la aportaciÓn, filosófica y teológica, de Kier-
kegaard. En su tiempo queda como una figura marginal, pero su
semiUa será recogida por la filosofía y la teología del siglo XX'
A LA BúsouEDA DE LA coNctLtACtóN ENTRE REVELAcIóN r ursronrn (s. xrx)
LA R E LEVAN C I A T EO LÓG I CA
DE LOS SISTEMAS IDEALISTAS: HEGEL
La filosofía de Kant lleva a su consumación el pensamiento
racionalista y así deja ver sus insuficiencias: establece una sepa-
ración tajante entre el noumenon y el fenómeno, con lo que deja
al hombre sin realidad; la seguridad proviene de la razón en su
uso especulativo, quedan para el ámbito de la razón práctica las
cuestiones que más interesan al ser humano; el deber puramente
racional relega las aspiraciones humanas, especialmente el logro
de la felicidad. La razón de la objetividad científica (verstand¡ re-
quiere un complemento de humanidad real y concreta (vernunft).
Desde el punto de vista teológico pone en cuestión dos pirares
fundamentales: las pruebas tradicionales de la existencia de Dios
son declaradas inválidas, sólo es aceptable como postulado de la
razón práctica; la religión no debe actuar fuera de los límites de la
pura razón, por lo que son desvalorizados los elementos positivos
e históricos de la revelación.
El objetivo de los filósofos postkantianos será superar ra esci-
sión radical kantiana entre sujeto y realidad: eliminan la cosa en
sí a favor del Yo, de la autoconciencia, en cuanto pura actividad
y origen de la realidad toda; así se supera también la contraposi-
ción entre lo finito y lo infinito, integrados en un movimiento único
que se despliega en momentos diversos. Así se asumen las pre-
tensiones de la razón y las pretensiones del romanticismo.
En este proyecto se recupera a Dios (o lo divino) y al cris-
tianismo, pero contemplados desde una instancia superior. Dios
difumina su carácter personal para identificarse con lo Absoluto.
El cristianismo, en cuanto religión positiva, es considerado sólo
en su núcleo inteligible: el hecho histórico y el dato dogmático no
son más que representaciones, provisionales e insuficientes, que
acceden al nivel de saber gracias a la filosofía.
J.G. Fichte (1762-1814) logra la unidad haciendo derivar deryo
(sujeto) el No-yo (objeto) por una actividad infinita (ética). crítico

174 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
de la revelación positiva y acusado de ateísmo, encuentra en el
cristianismo (especialmente en el evangelio de Juan) un contenido
acorde con la filosofía. Su influjo en la teología será escaso.
F.W.J. Schelling (1775-1854) va más allá de Fichte al recon-
ducir el Yo y el No-yo a un principio más radical, el Absoluto, del
que Se dertvan el espíritu y la materia, diversas determinaciones
del Absoluto. Esta filosofía de la identidad (que él mismo deno-
minará "negativa") va dejando paso a la "filosofía positiva", con
la intención de revalorizar la libertad, lo histórico, lo concreto, los
datos de la mitología y de la revelación (aunque siempre aletea
el primado de la rizón, de lo inteligible frente a lo positivo cristia-
no). E.t" reorientación filosófica coincidió con su aproximación al
catolicismo.
G.W.F. Hegel (1770-1831) busca la verdad en el infinito mo-
vimiento de la ldea, que se va desplegando en figuras diversas,
integrando lo negativo y la limitaciÓn de las figuras inferiores
l"Aufhebung"). La dialéctica es la mostración
del lnfinito que se
objetiva (y aliena) en lo otro (la naturaleza) para reencontrase
al iinal en sí mismo. Hegel se sintió luterano y consideraba al cris-
tianismo como la religión perfecta. En 1831 fue designado para
pronunciar en la universidad de Berlín el discurso conmemorativo
de la Confessio Augustana. Hegel es no sólo una de las cumbres
máximas del pensámiento humano sino un intento fascinante de
elevar la fe al nivel de concePto.
Los contenidos centrales del cristianismo son integrables en
su sistema. Más aún: la filosofía no pretende más que describir el
movimiento mismo de la Trinidad. La Trinidad (y la encarnación)
expresa simbólicamente lo que la filosofía elabora como ciencia
por lo que la revelación y la filosofía no deben estar enfrentadas'
biot y ia historia quedan reconciliados: Dios se revela y se hace
en el devenir, y la historia es expresión y revelaciÓn del Absoluto'
No obstante el cristianismo, en cuanto religión concreta, eS una
figura provisional, un momento superable de la conciencia que la
ldea toma de sí misma en el hombre' Lo que la filosofía expresa
en la vitalidad del concepto, la religión lo hace de modo simbÓlico.
Su influjo en la teología protestante del siglo XIX fue decisivo'
A LA BúsouEDA DE LA coNCtLrActóN ENTRE REVELAcIóN e utsronrn (s. xrx)
F. SCHELIERMACHER,
EL SEGUNDO FUNDADOR DE LA REFORMA
La pretensión de Schleiermacher (1768-1834) fue la conciliación
de la fe cristiana con el pensamiento de su tiempo, la integración
del cristianismo en la cultura moderna y la legitimación del carácter
científico de la teología. Para lograrlo se debía reformar larazóny el
contenido de la teología: la razón de deístas e iluministas acababa
convirtiendo a Dios en concepto frío y distante, había que incluir el
sentimiento y la experiencia individual; el mismo Fichte, centrado
en la ética, no conseguía vincular filosofía y vida; la teología vivía
de unos contenidos dogmáticos carentes de relevancia existencial
humana, clausurados en fórmulas estáticas y obsoletas.
Después de Hegel se abría a la teología la tentación de someter
la fe a larazón.A ello se opuso también Schleiermacher desde una
vía distinta: hay que buscar una región autónoma para la religión,
tema de la fe y de la teología sin tutelas exteriores. Desde este pre-
supuesto imprimió un giro antropológico a la teología: la doctrina
dogmática no habla de un Dios o de unas verdades en sísino de un
Dios en nosotros; lo primero nos introduciría en una especulación
carente de vida y alejada de la realidad, lo segundo habla de nues-
tra experiencia, de la conciencia de Dios, de Dios en nosotros.
En virtud de este giro es considerado como "segundo funda-
dor de la Reforma": intentó actualizar los principios de la Reforma
en una cultura que ya no era la medieval sino la moderna en su
encrucijada. De este modo abrió el horizonte que iba a recorrer
la teología protestante (con lo cual obligaba a replantear el papel
vinculante de la doctrina luterana).
Nacido en Breslau y formado con los Hermanos Moravos, re-
cibió las semillas del pietismo. Tras estudiar teología, ejerce como
preceptor privado y como predicador en Lansdberg an derWarthe
y Berlín, cultivando relaciones con los románticos. En 1799 publi-
ca Sobre la religión, obra decisiva e infraestructura de su concep-
ción del mundo. Traduce las obras de Platón y enseña teología en
 *l
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
176
Halle. En 1810 es nombrado profesor de teología en la universi-
dad de Berlín, fundada el año anterior, donde es colega de Fichte
y Hegel. En 1814 es secretario de la Academia de Ciencias de
berlíñ, y en 1821-1822 publica su obra cumbre Der christliche
Gtaube (La fe cristiana).
Para mostrar la credibilidad del cristianismo y su dignidad in-
telectual establece la religión como esfera autónoma de la expe-
riencia humana, base antropológica de una experiencia de trans-
cendencia, previa a todo concepto y formulación' La esencia de
la religión es el sentimiento de absoluta dependencia de Dios (el
sentimiento no como sensación o dato sicológico sino como esta-
tuto ontológico del ser humano). su eficacia en nosotros (la unión
con Dios) és previa a toda objetivación, por ello toda objetivación
debe estar vinculada a ese dato originario'
En ese nivel radical, el de la absoluta dependencia respecto
de Dios, se da y acontece la revelación originaria de Dios y la
experiencia más genuina y auténtica de salvación. La teología
debe situarse en ése marco hermenéutico si desea comunicar al
hombre contemporáneo el sentido de la fe cristiana: el mensaje
mostrará entonces Su conexión con la experiencia humana y no
aparecerá como mensaje extraño, frío o mitológico'
Ese sentimiento radical se da siempre mediado históricamen-
te y va siendo experimentado de modos diversos. En el caso cris-
t¡año la mediación es realizada por Jesucristo; esa mediación no
es ajena a nuestra experiencia: la unión con el ser divino propia
de todo ser humano alcanza en Jesús la máxima intensidad y
transparencia.
El verdadero núcleo de la fe consiste por tanto en la redención
que nos viene gracias a la personalidad de Jesucristo y gracias
al Espíritu común que une a todos los miembros de la lglesia: en
Cristo se nos da nada menos que el ser divino, el cual habita en
la lglesia como un espíritu comÚn. Así se instaura el Reino de
Dioé en el mundo. Las afirmaciones que van más allá (divinidad
de Jesucristo o Trinidad) son afirmaciones secundarias, pues se
adentran en un impreciso en-sí de Dios (por ello los datos neo-
testamentarios y dogmáticos están abiertos a interpretaciones
diversas, que no deben reducirse o limitarse a las formulaciones
dogmáticas de la antigüedad).
A LA BúsouEDA DE LA coNCtLtACróN ENTRE REVELACTóN r ursronln (s. xrx)
EL M ÉTO DO H I STÓRI CO -CRíTI CO:
I
BAUR Y STRAUSS
I
La investigación histórica sobre la vida de Jesús, sosten¡da
por la instancia crítica de la razón ilustrada, eclosionó en el siglo
XlX, llegando a establecer una discontinuidad tajante entre el Je-
sús de la historia y el Cristo de la fe: una cosa era el Jesús que
realmente existió y otra muy distinta el dogma sobre Cristo que
sostenía la predicación de la lglesia. Este planteamiento se abrió
con fuerza en la facultad de teología protestante de Tubinga.
La publicación en 1835-36 de La vida de Jesús elaborada cri
ticamente por D. Strauss (1808-1 874), profesor privado en Tubin-
ga, suscitó una conmoción equivalente a los escritos de Reimarus.
En el relato evangélico había que distinguir el mito sobre Jesús
(proyectado sobre una figura histórica) del Jesús histórico, prácti-
camente inaccesible. De Hegel toma la clave de comprensión: la
historia humana está conducida por la ldea de la reconciliación
entre lo lnfinito y lo finito. Esta ldea, antes de ser captada filosó-
ficamente, es expresada bajo forma mitológica. El pueblo judío la
vivía como esperanza mesiánica. Un grupo de judíos vió realiza-
da esa expectativa en el oscuro personaje Jesús de Nazareth, y
la expresó (sin base histórica) en el símbolo de encarnación. Era
el divorcio entre dogma e historia.
Tales ideas bloquearon su nombramiento como profesor en
Zurich. lnició así un progresivo alejamiento de la lglesia y de la
fe cristiana. Dedicado a la política, acentuó sus críticas contra el
cristianismo desde un panteísmo materialisla (La fe antigua y la
fe nueva, La doctrina cristiana en su desarrollo histórico y en su
lucha con la ciencia moderna).
La perspectiva que refleja Strauss estaba ya asentada en la
obra de F.C. Baur (1792-1860), verdadero fundador de la nueva
orientación de Tubinga, dominada hasta entonces por el sobrena-
turalismo. La lectura de Schleiermacher liberó a Baur del sobrena-
turalismo al comprender que la fuente primera del cristianismo no

178 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
eS una revelación externa sino la autoconciencia religiosa (repro-
chándole incluso un resto de supranaturalismo al mostrar a Jesús
como modelo,de piedad, como conexión de lo ideal e histórico). En
1824 publicó Symbolik und Mythologie, bajo el influjo de Schelling,
defendiendo que la historia de la religión es la revelación progre-
siva de Dios en la conclencia humana, siendo el cristianismo uno
de esos momentos.
A pesar de ciertas oposiciones, obtiene una cátedra en Tu-
binga., donde inicia una amplísima producción en el campo de
la exégesis, de la historia del dogma y de la historia de la Iglesia.
En la controversia acerca de Strauss condena la reacción ecle-
sial, pues no puede haber contradicción entre la fe verdadera y la
ciencia verdadera; pero alavez reprocha a Strausss su crítica de
los evangelios en base a la creatividad mitológica de los autores,
pero sin haber realizado una crítica histórica sobre las fuentes. Es
lo que intentará Baur.
Baur estudió los orígenes cristianos y sus textos con el méto-
do que empezó a denominar "histÓrico-crítico". Recurre ahora a
Hegel: reconoce corrientes contrapuestas en el cristianismo pri-
mitivo que acaban en una síntesis integradora; ello es obra de un
Espíritu que se va mostrando en diversas manifestaciones histó-
ricas. El cristianismo primitivo no es una magnitud unitaria sino
un conflicto entre concepciones diversas, el petrinismo y el pauli-
nismo, que van encontrando su síntesis en el catolicismo (con el
dominio de los ministerios y de la disciplina). En su estudio sobre
los evangelios rechaza el valor histÓrico del cuarto evangelio, que
no está interesado en la transmisiÓn de una tradiciÓn originaria
sino en presentar a Jesús como el revelador de Dios, la ldea del
Lógos divino.
Los últimos años de su vida se dedicÓ especialmente a la his-
toria de la lglesia y a la historia del dogma. En este proceso histó-
rico el protagonista es el Espíritu, que actúa en lo profundo de los
cristianos suscitando manifestaciones diversas del cristianismo.
En esta historia la Reforma representa un cambio epocal: el paso
de la objetividad a la subjetividad, el inicio del movimiento crítico
que culmina en la llustración; aplica sobre el dogma Ia crítica rea-
lizada en el siglo XVI sobre el papado y la lglesia jerárquica.
A LA BÚSQUEDA DE LA CONCILIACIÓN ENTRE REVELACIÓN E HISTORIA (S. XIX)
LA ESCL]ELA CATÓLICA DE TUBINGA
En 1817 queda constituída en Tubinga una facultad de teolo-
gía católica junto a la protestante (se trasladó el instituto teoló-
gico fundado en 1812 en Ellwagen). Va a desarrollar una de las
dinámicas más interesantes y creativas de la teología católica del
siglo XlX. El contacto con la pujante facultad protestante plantea-
ba retos que fueron estímulo para una gran capacidad creativa.
Sus efectos serán limitados en aquel siglo, por el predominio de la
neoescolástica en la segunda mitad de la centuria, pero actuará
como fermento para la renovación del siglo XX.
Desde unos años antes Hermes venía elaborando en Colonia
una apologética desde planteamientos kantianos, que acabará
rechazada por el Magisterio. En Tubinga se va a desarrollar una
reflexión dogmática y apologética enteramente fiel a la ortodo-
xia católica, como vía media entre el romanticismo (con peligro
de irracionalismo) y el racionalismo (con peligro de disolución del
contenido de la fe). Recoge palabras muy apreciadas por la sen-
sibilidad romántica (vida, espíritu del pueblo, dinamismo...) pero
alavez valora el dato objetivo de la historia y de la tradición. Su
pretensión era integrar las adquisiciones del estudio histórico y
bíblico, así como las aportaciones de la filosofía contemporánea,
en la tradición católica.
J.S.Drey (1777-1853), profesor de dogmática y de historia de
los dogmas que ya impartía en Ellwagen, es considerado el fun-
dador de la "Escuela". Desde su temprano trabajo Revisión del
estado actual de la teología (1812) declara su apoyo a la renova-
ción en la teología y en la lglesia. Sus planteamientos aparecen
con claridad desde el título de dos importantes obras: Breve intro-
ducción al estudio de la teología con atención a su planteamien-
to científico y el sistema católico (1819) y La apologética como
demostración científica del carácter divino del cristianismo en su
manifestación (1838).
 DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
180 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES
La teolog íava más allá de la apologética (mera defensa frente
a los ataques) para mostrar a la razÓn la verdad del cristianis-
mo. No cae sin embargo en las redes del racionalismo. Parte del
cristianismo en cuanto hecho histórico, prolongado en la lglesia,
como "verdadera base de todo saber teolÓgico". Ahí descubre un
componente de racionalidad acorde con los dinamismos huma-
nos. Cuestión teológica es asimismo solucionar la tensión entre la
fragmentariedad del devenir histórico y la "ldea" que da sentido y
coherencia; la respuesta Se encuentra en la Tradición, considera-
da no como depósito estático de doctrinas sino como organismo
vivo movido por el EsPíritu Santo.
La figura más brillante de la Escuela es J.A. Móhler (1796-
1B3B), que enseñó en Tubinga y posteriormente pasó a Munich
para evitar las polémicas que alteraban su trabajo. La obra en que
se manifiesta Su genio es Die Einheit in der Kirche, oder das Prin-
zip des Katholizismus (1825: La unidad en la lglesia). La lglesia
no es definida, según era habitual en el siglo XVlll, como socie-
dad o cuerpo o pueblo, sino desde una perspectiva neumatoló-
gica: la lglesia es vida en el Espíritu. El Espíritu es el principio
¡nterior e invisible que hace posible la unidad de la pluralidad y de
las diferencias. De este modo la vida y la historia son integradas
en la eclesiología con pleno derecho. Las categorías abstractas
dejan paso a las vitales e históricas. La fe cristiana y eclesial no
es vista como aceptación de contenidos doctrinales sino como la
comunicación de la vida de Dios en el Espíritu, vida que es amor.
La Tradición viva adquiere todo su relieve y protagonismo, pues
antecede a la tradición escrita (los evangelios). Los ministerios
encuentran también su sentido: el papa y los obispos viven igual-
mente también de una instancia neumática, como figuras visibles
de la unión invisible de todos los cristianos, personificación del
amor recíproco.
Ante las críticas por sus posibles unilateralidades neumato-
lógicas, escribe posteriormente Symbolik, con un acento más
marcadamente cristocéntrico y Sacramental, que condensa en Su
famosa definición:"La lglesia es el Hijo de Dios que se manifiesta
de modo perenne entre los hombres en forma humana, que Se
renueva continuamente y permanece siempre inmutable, es decir,
la continua y perenne encarnación del Hijo de Dios".
A LA BúseuEDA DE LA coNCrLrACróN ENTRE REVELAcTóN e ursrontn (s. xtx)
EL SEMIRRACIONALISMO
La relación y armonización entre la fe y larazón atraviesa todo
el siglo XlX. La credibilidad de la revelación y de los dogmas era
negada por la razón autónoma y crítica. Ello estimula el esfuerzo
de muchos teólogos de la época. En Tubinga los católicos logran
una síntesis equilibrada y algunos protestantes someten la fe a la
razón. La problemática obliga a un replanteamiento del quehacer
teológico: la apologética va dejando paso a la teología fundamen-
tal, no basta rechazar las objeciones, hay que mostrar la razona-
bilidad del dato de fe.
En este proceso deben ser comprendidos los autores engloba-
dos bajo la designación "racionalismo teológico" o, tal vez mejor,
"semi-racionalismo", ya que se niegan expresamente a disolver la
fe en filosofía y tratan de defender la peculiaridad de la fe católica;
no obstante son pretensiones no logran el objetivo pretendido y
por ello fueron censuradas por el Magisterio.
G. Hermes (1775-1831) publicó ya en 1805 Untersuchung
über die innere Wahrheit des Christentums, título que desvela
su intención: lnvestigación sobre la verdad íntima del cristianis-
mo. Ahí se encuentra el germen de su posterior Einleitung in die
christkatholische Theologie. De sus apuntes se publicó póstuma
la Christkatholische Dogmatik (tres volúmenes) según la triparti-
ción de la apologética habitual.
No escribió mucho, pero ejerció una profunda influencia por
su personalidad, por la brillantez de su exposición, por la irradia-
ción religiosa. Su proyecto resultaba fascinante en aquel contexto:
ofrecer un fundamento filosófico seguro y garantizar el carácter
divino de la lglesia católica ante las objeciones de la razón filosó-
fica. Tuvo el coraje de afrontar directamente la cuestión: superar
a Kant desde Kant, es decir, asumir la duda positiva para mostrar
que desde la subjetividad humana se puede alcanzar la verdad y
la certeza de la fe.

ctEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HttsroRtA DE LA TEoLoGfA
No hay que establecer nada como verdad de fe antes de pro-
bar que está libre de contradicciones con la razón. Esta demues-
tra y explica las verdades reveladas, de modo que el acto de fe
parece consecuencia necesaria de la demostración racional. La
verdad intrínseca de los misterios es equiparable en su inteligi-
bilidad a las verdades naturales. Busca "el fundamento de una
demostración de que el cristianismo es la revelación de Dios y de
que el catolicismo es el verdadero cristianismo".
Su error consiste en hacer del asentimiento intelectual cierto el
resultado necesario del uso natural de la razón, con lo cual no pa-
rece que sea acto libre y de gracia. La fe no aportaría una luz nueva
a la inteligencia. Ello facilita una concepción natural de los conte-
nidos de fe: la redención de Cristo como buen ejemplo, la justifica-
ción como descubrimiento de la benevolencia divina. La condena
de Gregorio XVI fue conocida cuando ya Hermes había muerto.
A. Günther (1783-1871), nacido en Bohemia y profesor en
Viena, logró un éxito notable dado que salía al paso de necesi-
dades hondamente sentidas. Refutaba el racionalismo contem-
poráneo, al ofrecer como alternativa una concepción cristiana del
universo. Renovaba la teología elevándola a un nivel científico
respetable por los filósofos. Obra de referencia es Vorschule zur
spekulativen Theologie des positiven Christentums (1 828).
Creyó poder demostrar científicamente la necesidad de todas
las verdades de la revelación cristiana, pues la filosofía es capaz
de comprender la razón de los misterios, incluso de la Trinidad y
la encarnación: si las obras de Dios forman un conjunto inteligi-
bfe podemos considerar la creación la "primera revelación" y el
cristianismo como la "segunda revelación", que debe ser también
coherente y comprensible. La fe sin embargo no es inútil, pues
por ella tenemos como real lo que por la razón pensamos como
necesario. Ante la condena (1857) se sometió con tristeza pero
con sinceridad.
J. Froschammer (1821-1893) fue profesor de filosofía en Mu-
nich y sacerdote. Fue suspendido a divinis por negarse a firmar la
fórmula de retractación. lntentó superar la oposición entre filosofía y
teología, integrándolas en la síntesis superior aportada por la filoso-
fía cristiana. Ello requiere la independencia absoluta de la filosofía,
que no debe recibir de la teología ni sus principios ni sus métodos.
A LA BúsouEDA DE LA coNCrLrAcróN ENTRE REVELACTÓN E HtsroRtA (s. xlx) 183
TRADICIONALISMO Y F I DEíSMO
La razón ilustrada y crítica había intentado eliminar del cristia-
nismo todo contenido que desbordara el pensamiento autónomo
y libre. Algunos teólogos pretendieron mostrar que la revelación
era accesible por la razón, con el riesgo de dejar en la oscuridad
su carácter gratuito y libre. Ante ese peligro hubo teólogos que
reivindicaron la importancia de la autoridad y de la tradición, a las
cuales debía someterse la razón, que no jugaba ningun papel en
la aceptación o acogida de la revelación. Esta corriente ha sido
definida como tradicionalismo (por defender la tradición frente a
la autonomía de la razón) y fideísmo (por apoyarse en una fe in-
dependiente de la razón).
Esta corriente confluye en gran medida con el ultramontanis-
mo, que se opone a los excesos y peligros del liberalismo, como
veremos después. El liberalismo es consecuencia del pensamien-
to moderno, consumado en la Revolución Francesa, frente al cual
hay que defender la autoridad y la monarquía papal.
Tras la conmoción provocada por la Revolución tuvieron gran
éxito obras de Chateaubriand (1764-1848) como Elgenio delcris-
tianismo (1802): intenta mostrar desde el punto de vista histórico
las bellezas de la religión cristiana, la grandeza de un catolicismo
que alimenta la imaginación y el corazón del ser humano. Este tipo
de apología levantó la autoestima de los católicos en momentos
difíciles. También contra los excesos de la Revolución se levantó
el laico y diplomático Joseph de Maistre (1754-18211: la idea de
Providencia regula el curso de la historia, como muestra en Con-
sideración sobre Francia y en Soirées de Saint-Petersbourg. Para
asegurar la estabilidad de la sociedad reclama la autoridad y el
gobierno supremo del papa. Esta reivindicación de la autoridad
será asumida por los tradicionalistas propiamente dichos.
Louis de Bonald (1754-1840) convierte la apologética en tra-
diclonalismo: frente a la concepción individualista del hombre y

184 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
para dar solidez a la sociedad en desintegraciÓn reclama la vincu-
lación de monarquía y religiÓn, base de una sociedad sana. La fe
se levanta sobre la tradición, como garantía del orden social. Se
le reprochará por ello eliminar el sentido humano del acto de fe y
su dimensión de gracia.
La figura más importante de esta corriente fue F. de Lammen'
nais (1782-1854) que intenta mostrar la debilidad e insuficiencias
de la razón para alcanzar la cerleza y la seguridad del conoci-
miento;si no puede llegar a la verdad por símisma debe inclinarse
ante la autoridad de Dios. La autoridad que procede de Dios per-
mite discernir la verdadera religión. En Essaisur l'indifférence en
matiére de retigion mostrÓ que ello se lograba en el cristianismo'
Estos principios los aplicó al campo de la estructura eclesial y
de su relación con el poder político: De la tradition de l'Eglise sur
I'institution des évéques (1814) defiende los derechos del papa,
contra todo tipo de galicanismo.Y en De la religion considerée dans
ses rapports avec I'ordre potitique et socialdefiende que sin un pa-
pado infalible y soberano el mundo no puede evitar la anarquía. A
partir de estos principios, sin embargo, transformará su tradiciona-
iismo en un liberalismo que será objeto de condenación por Roma.
Más directamente fideísta es Bautain (1796-1867), profesor
en Estrasburgo. Su Phlosophie du christianisme (1837) es una
apología del cristianismo, pero a costa de rebajar la capacidad de
la razón; dado que ésta no puede probar ni sus principios ni sus
axiomas, tampoco deben aceptarse las pruebas de la existencia
de Dios ni la apologética habitual. La verdad del cristianismo no
se muestra por argumentos sino por sí misma, desplegando la
riqueza de su contenido. Con ello parece negar la capacidad de
la razón sobre los preámbulos de la fe. La reprobación de Roma
fue aceptada con sinceridad.
En la misma línea se situó A. Bonnetty (1781-1879) en Les
Annales de phitosophie chrétienne (fundados en 1830): el hombre
no ha podido inventar el lenguaje, le ha sido dado por Dios, y en
él se encuentran las verdades morales y religiosas; esa revela-
ción originaria ha dejado sus huellas a través de la historia y de
la tradición, que él intenta mostrar con gran erudición histÓrica.
También acogió la retractaciÓn solicitada por el Magisterio'
A LA BúsauEDA DE LA coNCtLtActóN ENTRE REVELAcIóN r Hrsronn (s. xrx)
SOREN KIERKEGAARD:
U NA VOZ SOLITARIA Y PROF ETICA
S. Kierkegaard (1813-1855) sigue resonando como una voz
aislada en el siglo XlX, pero refleja las grandes cuestiones del
momento, ante las cuales tomó una posición clara y tajante desde
su misión religiosa: no pretendió ser ni filósofo ni teólogo sino au-
tor cristiano. Desde esa convicción proclama la paradoja cristiana
frente a los peligros que la desnaturalizan. A principios del siglo
XX será recuperado en su singularidad tanto por la filosofía exis-
tencialista como por la teología dialéctica del primer Barth.
Se licenció en teología y realizó también una tesis en la Fa-
cultad de filosof ía Sobre el concepto de ironía en referencia cons-
tante a Sócrates, pero no ejerció en el ámbito académico. Actuó
en ocasiones como predicador e ingresó en el Seminario pasto-
ral, pero no consiguió ningun cargo estable. Vivió de la herencia
paterna, dedicándose al estudio y a la publicación de sus obras,
frecuentemente con seudónimos diversos. Entabló noviazgo con
Regina Olsen, pero renunció al matrimonio porque "Dios debía te-
ner la precedencia", no podía entablar ninguna relación finita con
un ser finito. Los últimos meses de su vida estuvieron dominados
por una confrontación directa con la lglesia luterana de Dinamar-
ca, lglesia de Estado, a la que acusaba de traición al evangelio
por vivir la ilusión de una cristiandad que pervertía de hecho la fe
(Acta de acusación contra el cristianismo en el reino de Dinamar-
ca); personaliza su crítica en el obispo Martensen, exponente del
acuerdo con el mundo moderno.
Su tema permanente fue el cristianismo, más aún, la tarea
de irse haciendo cristiano. Por eso escribió abundantes Discur-
sos edificantes y Ejercitación al cristianismo, con el objetivo de
motivar a la decisión personal de fe, a la apropiación subjetiva
del seguimiento del Jesús humillado, ofendido, crucificado. Esa
paradoja (frente a la dialéctica de Hegel) rescata al cristianismo
de todos los peligros de deformación. Se sentía designado por la
 ;l
CIEN MOiüENTOS FUNDAN/'IENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
Providencia para la alta misión de "defender la causa del cristia-
nismo", de recuperar su "verdadera figura".
Su verdadero adversario es Hegel, cuya dialéctica busca la
integración de lo finito y lo infinito, del individuo y lo universal, de
la filosofía y la teología, del pensamiento y la fe, de la lglesia y
el Estado. Frente a ello Kierkegaard proclama la infinita diferen-
cia cualitativa entre Dios y hombre, el carácter paradójico de un
Dios-hombre, la centralidad del individuo (del "único") frente a la
masa. En cierta medida cae también bajo su crítica Schleierma-
cher, porque el sentimiento y el romanticísmo no dejan espacio a
la decisión, a la experiencia del pecado.
Con la misma fuerza critica las pretensiones de la razón histó-
rica para alcanzar al Jesús de la historia frente al Cristo de la fe.
Ese esfuerzo no es más que una aproximación inacabable, que
nunca llega a la imitación de Cristo. Hay que lograr la contempo-
raneidad con Jesús propia de los primeros discípulos, lo cual sólo
es posible mediante el salto de la fe, un salto que no se puede
dar ni con la ayuda de la filosofía ni con la de la ciencia histórica.
"Filosofía y cristianismo no se dejan unir nunca". Hay una hetero-
geneidad respecto al mundo que sólo se puede afrontar desde el
sufrimiento y la penitencia.
Desde su primera obra Aut-Aut (La alternativa) señala la im-
portancia de la elección entre diversos estadios de vida: del es-
tadio estético (narrado en Diario de un seductor, que no busca
más que el goce) hay que pasar al estadio ético (que une el deber
con el individuo) para culminar en el estadio religioso (Temor y
temblor, en el que presenta la figura de Abraham, el héroe de la
fe, y Migajas filosóficas). La seriedad de la decisión, ante el abis-
mo de la posibilidad, es profundizada en El concepto de angus-
tia. La verdad del hombre no se puede enseñar por la mayéutica
(como pensaba Sócrates), pues el hombre es no verdad, la ver-
dad está fuera de é1, su verdad es Cristo; la condición de discípulo
no puede alcanzarla más que a través de la desesperación (La
enfermedad mortal) que le descubre como pecador y le sitúa en
el momento de la decisión, en el salto entre tiempo y eternidad.
El protagonista no puede ser más que el "único", el ser singular,
como relata en Mi punto de vista, Ese individuo o Mi posición
como escritor religioso.
A LA BúsouEDA DE LA coNcrLrACtóN ENTRE REVELAcIóN e Hrsronrn (s. xlx)
ANTE LA NUEVA REALIDAD POLITICA:
ENTRE U LTRAMONTAN IS MO Y LI BERALI S MO
Los acontecimientos históricos habían alterado sustancialmen-
te la estructura social y política: la Revolución Francesa y el fin del
Antiguo Régimen, la disolución del lmperio Romano-Germánico y
la secularizactón de los poderes eclesiásticos, la implantación del
pensamiento liberal y las revoluciones burguesas y socialistas...
Todo ello planteaba interrogantes a la teología: ¿cómo valorar ta-
les transformaciones?, ¿cómo debían situarse los cristianos en el
nuevo escenario? , ¿qué relación se debía adoptar ante los nuevos
poderes estatales? Las respuestas, especialmente en Francia, se
movieron entre dos posturas: el ultramontanismo y el liberalismo.
Cuando la posición de la lglesia parecía más débil M. Capella-
ri (futuro Gregorio XVI) escribió Eltriunfo de la Santa Sede (1799).
En muchos ámbitos católicos se revalorizó el papel del papado
frente a la tradición galicana y a la disolución social. J. De Maistre
escribió Du pape, considerada el manifiesto del ultramontanismo,
vinculando la reflexión política y teológica: no hay sociedad sin
gobierno, no hay gobierno sin soberano, no hay soberano sin in-
falibilidad. El católico debía centrarse en el papa, como garantía
contra los terremotos sociales y políticos. Esta línea aglutinará a
muchos católicos (que identificarán ultramontano y católico\ más
allá del Vaticano l, ensalzando la figura del papa y del papado.
Paradójicamente desde estos principios algunos dieron el
paso hacia el liberalismo. La revolución liberal de 1830 fue el estÉ
mulo para una sencilla reflexión: si esa libertad es lo que espera-
ban los pueblos, la lglesia aparecía como acusada por su vincu-
lación con la monarquía despótica; era conveniente reconciliarse
con la democracia triunfante (y por ello con el mundo moderno);
apoyada en las libertades modernas, la lglesia no sólo podría de-
fender sus derechos sino orientar la sociedad en su progreso. F.
de Lammenais ya en De progrés de la Révolution et de la guerre
contre t' Égtise( ieZg) of recía éstas claves del liberalismo católico.

188 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
En 1830 funda el peródico L'Avenirba¡o el lema Dios y libertad,
defenderá que la libertad es un bien para las naciones, que una
auténtica libertad no puede fundarse más que en el cristianismo
y en el papa, que el catolicismo no puede ser salvado más que
por la libertad (pues la unión entre poder monárquico y eclesial ha
sido funesto para la lglesia).
En esta línea se insertaron J.B-H. Lacordaire (1802-1861),
que pedía la renuncia por la lglesia a su poder político para fa-
vorecer la unificación de ltalia, y Ch. R. de Montalembert (1810-
1870). Gregorio XVI condenó en la encíclica Mirari vos (1832)
el programa de L'Avenir, pues veía el peligro de indiferentismo.
Aunque muchos de los implicados la acogieron favorablemente,
Lamennais mostró su decepción y su protesta, por lo que fue con-
denado personalmente en Singularinos (1834), lo que condujo a
su apostasía.
Estas controversias dividieron a los católicos franceses en dos
bandos: ultramontanos, que reivindicaban para la lglesia todas
sus prerrogativas (Dom Guéranger, L. Veuillot, cardenal Pié)' y
liberales, que pedían aceptar cordialmente las libertades moder-
nas y con ellas la libertad misma de la lglesia (Dupanloup, Kette-
ler). En 1863 dos hechos agravaron la tensión: Montalembert en
el congreso Internacional Católico en Malinas defendió la tesis
de Cavour lglesia libre en un Estado libre, y l. Dóllinger la libertad
científica para la teología sin censura previa. Para atajar el espí-
ritu del tiempo y frenar los "errores modernos" Pío lX publicó en
1864 Quanta curacon el Syllabus que contenía los errores de las
libertades modernas.
A raíz de ello se planteó el problema de su recta interpreta-
ción. F-A-P. Dupanloup (1 802-1878) (autor de De la pacification
retigieuse) indicaba que la condena no afectaba a la libertad ver-
dadera sino a las aberraciones que Se cubrían con Su nombre.
También el obispo de Maguncia W.E. von Ketteler (1811-1877)
(Freiheit, Autoritát und Kirche), reconoció que en determinadas
situaciones el Estado no puede negar la libertad religiosa. En
esa línea Pío lX y la Civiltá Cattolica indicaron que debían ser
interpretados en el sentido de los anteriores documentos de
Gregorio XVl.
A LA BÚSOUEDA DE LA CONCTLTACTÓN ENTRE REVETACTÓN e ursrOnn (S. XtX)
JOHN HENRY NEWMANN
J.H. Newmann (1801-1890) es figura fundamental para com-
prender la situación del anglicanismo y del catolicismo en la ln-
glaterra del S. XlX. Perteneció al Movimiento de Oxford (ciudad
en la que él mismo había estudiado), formado por anglicanos que
reaccionaban contra los peligros que amenazaban la identidad de
la lglesia anglicana: el influjo del liberalismo y del protestantismo,
facilitado por la actitud del Parlamento, conducía a la "apostasía
nacional" denunciada por J. Kebble en 1833. A esta convocatoria
respondieron R-H. Fraude, H-J. Rose, A-P. Percival, W. Palmer y
el mismo Newmann. Defendían la independencia de la lglesia de
Inglaterra frente a un Estado de tendencia liberal, la institución
divina de la sucesión apostólica y el carácter normativo del Book
of Common Prayer. Representaban la High Church, el sector más
"catolizante" del anglicanismo.
Desde un principio el movimiento publicó exposiciones divul-
gativas de sus ideas, ]os Tract for the Times, de los que Newmann
escribió 24. A partir de ahí se inicia un itinerario personal y teológi-
co (como lo narra en 1864 en Apologia pro vita sua) que marca el
sentido de sus publicaciones y su conversión hacia el catolicismo.
Desde el primer Tract (1833) proclama las convicciones de
fondo del Movimiento: una lglesia visible e independiente del Es-
tado y gobernada por los obispos como sucesores de los após-
toles. Asume la legitimidad de la lglesia anglicana (The Via of
the Anglican Church) por encontrarse en el justo medio entre los
protestantes (exceso deljuicio privado del creyente) y las "corrup-
ciones romanas" de la lglesia Católica (con sus pretensiones de
infalibilidad). Defendía la teoría de las tres ramas: la lglesia vive
en tres ramas (anglicana, romana, griega), cada una de las cua-
les representa a la lglesia Católica en el espacio que ocupa. Así
se defendía de quienes sospechaban en él un espía secreto de
Roma.
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
190
Va profundizando su comprensión de la lglesia: la reconoce
como Madre, asume la dimensiÓn visible de la mediación eclesial,
valora la dimensión eclesial de la fe y la participación en el culto'
Su estudio de la lglesia primitiva y de los Padres le va hacien-
do ver que en ocasiones la verdad no se encuentra en el centro
(en la vía media). Constata que entre la lglesia primitiva y el pro-
testantismo existe un abismo, a pesar de lo cual el anglicanismo
ha pactado con él mientras que el catolicismo se encuentra más
vinculado a la lglesia primitiva. The Arians in the Fourth Century
(1832) le hace ver que la herejía no tiene cabida en la lglesia
y el positivo papel de la lglesia de Roma en la antigüedad (por
tanto la "apostasía papal" no es anterior a Trenlo). Lectures on
the Propheticat Office of the Church (1837) ratifica la insuficiencia
del principio protestante de la sola Scriptura, pues conduce al
relativismo doctrinal; aún se mantiene en la vía media, pues tam-
poco el catolicismo ofrece la forma adecuada de relación entre
Magisterio y doctrina revelada. No obstante sus tomas de postura
provocan censuras por parte del episcopado y de la universidad
de Oxford.
El Essay on the Devetopment of Christian Doctrine (1844) le
permite profundizar en el desarrollo coherente del dogma y en la
continuidad entre la tradición y la iglesia de Roma. En 1845 ingre-
sa en la lglesia Católica, estudia durante un año en la Universidad
Urbaniana de Roma, es ordenado presbítero catÓlico, ingresa en
el Oratorio (que traslada a lnglaterra\ y en 1876 es nombrado
cardenal por León Xlll. En 1853 escribe ldea of a University, pro-
poniendo su idea de la educación, araíz delfracasado intento por
establecer una universidad católica en lrlanda. Sobre la participa-
ción de los laicos en cuestiones de fe publicó On Consulting the
Faithful in Matters of Doctrine (1859).
Obra característica del genio de Newmann eS sobre todo lhe
Grammar of Assent(1870) sobre la certeza del acto de fe y el uso
de la razón. No pretende tanto probar la existencia de Dios cuanto
mostrar que el cristiano obra racionalmente en el acto de fe. La
decisión la asume el hombre concreto en su realidad personal en
virtud del "sentido ilativo": captar la convergencia de probabilida-
des, que mutuamente se confirman, y que conduce a un juicio
razonable en el asentimiento.
A LA BúsouEDA DE LA coNcrLrAcról¡ ¡rurR¡ REVELACTóN r Hrsrontn (s. xrx)
LA ESCUELA ROMANA
Esta designación fue elaborada por Schauf para englobar a
una serie de autores, profesores en su mayor parte de la Uni-
versidad Gregoriana de Roma, que compartían, aún con sus di-
ferencias, una orientación positiva e histórica (sin abandonar el
aspecto especulativo) frente a la impostación más bien ahistórica
de la neoescolástica que se iba afirmando a lo largo del siglo
XIX (y que acabaría frenando su influjo posterior, privilegiando un
planteamiento más especulativo y menos histórico). Ejercieron un
influjo notable en la preparación y desarrollo delVaticano l.
A su cabeza se encuentra G. Perrone (1794-1876), que al-
canzó reputación mundial sobre todo por los nueve volúmenes de
Praelectiones theologicae (1835-1 842), adoptados como manual
en muchos seminarios. Más que por su originalidad destaca por
su clara exposición, por su sana doctrina y por su conocimiento
de las necesidades y de los errores del presente.
Más profundo y brillante es su discípulo C. Passaglia (1812-
1887), por su uso decidido de la teología positiva (recurre a Petau
y Thomassin) y por el recurso a los datos bíblicos valorados exe-
géticamente (especialmente en su recurso a las imágenes neo-
testamentarias de la lglesia). Juntamente con Schrader editó las
obras de Petau. Expresión magnífica de su investigación históri-
ca es De immaculato deiparae semper virginis conceptu (1854-
1855), que tanto contribuyó a la posterior definición dogmática.
Su obra principal es De Ecclesia Christi (en cinco libros: 1853-
1856). Evita el planteamiento de la lglesia desde el concepto de
sociedad perfecta para guiarse por los datos de la revelación y
de la tradición: recoge la pluralidad de imágenes utilizadas por
la Escritura y por los Padres; asume perspectivas de teólogos
contemporáneos, como Móhler, sobre la conjugación entre los
datos neotestamentarios y el testimonio vivo de la lglesia. Valora
el papel de Pedro como vínculo de conexión entre la revelación
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
192
mediada por Jesucristo y la fe de la lglesia; los fieles dependen
de Pedro no sólo para la transmisión de la fe sino también para su
conservación y para la unidad de la lglesia, Destaca que la lglesia
continúa la obra de Cristo gracias a la inhabitación del Espíritu,
que es quien une a los creyentes al Padre y a Cristo; desarrolla Ia
concepción de la lglesia como Cuerpo de Cristo, presente en los
esquemas preparatorios del Vaticano l.
Gracias a este método aspira a situar a la teología en la casa
de las ciencias, recogiendo todas las aportaciones de la investi-
gación histórica para integrarlas de modo ordenado y armónico;
para ello se debe recurrir a la filosolíay a la hermenéutica.
Rompe no obstante con la lglesia (aunque alfinal acabó recon-
ciliado), abandona la Compañía de Jesús, y se libera plenamente
de la estructura ultramontana para apoyar, desde opciones libera-
les, el proyecto de Cavour a favor de la reunificación de ltalia. En
sus escritos de esta época se opone a la identificaciÓn de Palabra
de Dios y doctrina magisterial, a la reducción de la lglesia a la
jerarquía o al primado, a una primacía papal sin colegialidad, a la
jurisdicción episcopal entendida como derivación directa del papa,
a un Estado eclesial que rebaja la lglesia a un poder mundano.. '
c. schrader (1 B2o-1875), su alumno y colaborador, fue lla-
mado a Viena por el cardenal Rauscher para potenciar los estu-
dios teológicos. En De unitate romana refuta las ideas liberales de
Passaglia. Fue nombrado por Pío lX para la comisiÓn preparatoria
del Vaticano l, donde aporta las ideas eclesiológicas desarrolla-
das por Passaglia. Posteriormente fue encargado por el cardenal
Pie de la enseñanza teológica en Poitiers'
J.B.Franzelin (1816-1886), tras sus estudios en Roma y en
Lovaina, recibió de Perrone el camino a seguir en Su tarea teo-
lógica: inspirarse en Drey y MÓhler, aprovechar los resultados de
loé estudios patrísticos y positivos para ampliar el horizonte del
pensamiento teológico y renovar los métodos de la teología clási-
ca (era el camino ya seguido por Passaglia).Su obra maestra es
Tractatus de divina traditione et Scriptura (1870). Fue publicada
póstuma Theses de Ecctesia Christi(1887). Participó activamente
en la redacción de los esquemas dogmáticos preparados para el
Vaticano l.
A LA BúsouEDA DE LA coNCrLrACróN ENTRE REVELACTóN E HtsToRtA (s. xtx)
NEOESCOLASTICA
Y RESTABLECI M I ENTO DEL TO M ISMO
I
I
I
En 1879 León Xlll en la encíclica Aeterni Patris estableció de
modo oficial la restauración del tomismo. Esta decisión no surgió
de modo imprevisto sino como conclusión de un proceso anterior,
que reivindicaba el pensamiento escolástico como la mejor res-
puesta a las necesidades del tiempo. La progresiva implantación
de esta corriente bloqueó la fecundidad de aportaciones más ori-
ginales (Escuela de Tubinga, Newmann, Escuela Romana), aun-
que incluyera las aportaciones de la teología positiva.
El neotomismo ya venía siendo defendido por los jesuitas en
Roma, desde que Gregorio XVI les confió el Colegio Romano
(1824),la posterior Universidad Gregoriana. Su rector L. Taparelli
d'Azeglio (1793-1862) era un tomista sistemático: estuvo entre los
fundadores de La Civiltá Católica (1849). En esta revista su dis-
cípulo Liberatore inició una serie de artículos sobre metafísica y
teoría del conocimiento, que luego recogería en un libro. La Grego-
riana se convirtió en el bastión contra los errores condenados en el
Syllabus. Este texto condenaba a quienes sostenían que el método
y los principios empleados por los antiguos doctores escolásticos
no responden a las necesidades deltiempo y no sirven al progreso
de las ciencias. En Roma hay que recordar elcentro de Minerva de
los Dominicos, en Alemania la escuela de Maguncia, en Nápoles a
G. Sanseverino (181 1-1865) y en Espala a S. González.
El jesuita alemán J. Kleutgen (181 1-1883) fue el abanderado
de este movimiento. Seguidor de Günther en su juventud, fue lla-
mado a Roma para trabajar en la congregación del lndice (1851).
Sus conocimientos le permitían defender la pureza de la fe contra
los adversarios externos y los errores internos. Tuvo contactos
con los representantes de la Escuela Romana y notable protago-
nismo en el Vaticano l. Su aportación se condensa en La filosofía
escolástica expuesta y defendida y en los cinco volúmenes de La
teología escolástica expuesta y defendida (1853-1870). Le mueve

194 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
la idea de una filosof ía aristotélico-tomista ofrecida al catolicismo
como muralla de la fe contra idealismo, racionalismo, panteísmo.
Considera inútil la asimilaciÓn de la filosofía moderna, pues la
última palabra en filosof íaya había sido dicha. Gracias a ello la
teología puede alcanzar lo que siempre se ha alabado en santo
Tomás: la pureza de la doctrina.
Lo que en Pío lX fue recurso defensivo a la Escolástica se
transformó en verdadera restauración gracias a León Xlll. El re-
torno al tomismo debía servir como antídoto contra los errores y
las falsas filosofías del presente. El objetivo de fondo era construir
una nueva civilización cristiana, restaurar la sociedad según prin-
cipios cristianos, pero ello debía pasar por una restauración de la
inteligencia. En ese proyecto Tomás de Aquino es modelo y pun-
to de referencia ("príncipe y maestro de los doctores católicos")
porque armonizó de modo magnífico le y razÓn y aseguró la fe
con sólidos fundamentos racionales. En el mismo proyecto de un
orden social integral y de una adecuada inteligencia teológica se
insertan lmmortale Dei, Libertas praestantissimttm, Rerttm nova-
rum, Prov¡dentissimus Deus.
Promovió para los colegios romanos profesores claramente
tomistas (Mazzella, Billot) y la fundación de L'Academia Romana
di San Tomasso (1880). Apoyó a las universidades antiguas y re-
cientes que potenciaban los estudios tomistas, la fundaciÓn de la
Revue Thomiste (1893), la constitución del Instituto Superior de
Filosofía en Lovaina por Mercier.
Figura representativa de este ámbito es L. Billot (1846-1931),
profesor de dogmática en la Gregoriana, que utilizÓ la filosofía de
Tomás para renovar los tratados teológicos frente al liberalismo y
al modernismo (De Verbo incarnato -1892-, De Deo uno et trino
-1895-, De gratia Christi-1912-). De Ecclesia Christi(2 vols. 1898-
1910), de impronta bellarminiana, presenta la sociedad eclesial
desde el aspecto por el que es sociedad, destacando las estruc-
turas objetivas e institucionales.
M-J. Scheeben (1835-1888), discípulo en Roma de los ex-
ponentes del renacimiento tomista y profesor en Colonia, repre-
senta un tomismo abierto que concilia la tradición romana con el
genio especulativo alem án (Natur und Gnade, Die Mysterien des
Christentums).
A LA BúsouEDA DE LA coNCILtACtóN ENTRE REVELACIóN r ursronta (s. xrx)
CONCILIO VATICANO I
Fue convocado en un ambiente cargado de tensiones. Tras un
siglo marcado por profundas transformaciones, algunos buscaban
la restauración delorden socialfrente a la dinámica liberal que ame-
nazaba los mismos Estados Pontificios. Desde el punto de vista teo-
lógico la problemática se situaba en dos niveles:a) relacíón entre fe
y razón, desequilibrada tanto por el racionalismo como por el tradi-
cionalismo; b) la tensión entre tendencias galicanas (presentes en
la mayoría de los seminarios franceses) y el ultramontanismo que
acentuaba la autoridad papal. En los prolegómenos del concilio la
polémica se planteó sobre todo entre infalibilistas y anti-infalibilistas.
El concilio se inauguró el 8.12.1869, y tuvo que ser interrumpido
bruscamente, apenas votada la Constitución sobre la lglesia, a cau-
sa de la situación bélica en ltalia. Con ello la tarea conciliar quedó
inconclusa. J. Kleutgen había preparado el esquema para una se-
gunda constitución sobre la lglesia, aunque no llegó a ser discutida,
con lo que quedó un planteamiento unilateral centrado en el prima-
do sin el contrapeso de la colegialidad episcopal.
La Constitución dogmática Dei Filius (De fide catholica) afron-
tó la relación entre la razón y la fe. El c. I De Deo Creatore defen-
día (contra ateos, materialistas, panteístas) la existencia de un
Dios eterno, perfecto, distinto del mundo, así como la libertad de
la creación.
El c. ll trata la revelación y los preámbulos de la fe, mostrando
que la afirmación del valor de la razón no hacía inútil la revelación.
Larazón puede acceder con certezaal conocimiento de Dios y de
sus principales atributos; no obstante la revelación es necesaria:
absolutamente para alcanzar las verdades de orden sobrenatural,
y moralmente para que en las condiciones actuales de la huma-
nidad la mayoría de los hombres puedan tener un conocimiento
de Dios. De este modo se rechaza tanto el racionalismo como el
tradicionalismo.
 't
_l
196 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
Los cc. lll y lV analizan la fe, su naturaleza y los motivos de
credibilidad. La fe no es un asentimiento ciego sino un acto razo-
nable, justificado por motivos ciertos de credibilidad (sobre todo
milagros y profecía). El acto de fe es un acto libre y sobrenatural,
incluso en cuanto asentimiento intelectual. La lglesia misma es
un signo de credibilidad, por lo que no hay causa justa para aban-
donar la fe. Frente a los racionalistas se afirma que las verdades
reveladas son absolutamente inaccesibles a la razÓn natural, que
no pueden Ser descubiertas por SuS fuerzas, y que S¡guen siendo
oscuras aún después de reveladas. Por ello no Se puede Suspen-
der la adhesión (como sostenía Hermes) hasta haber alcanzado
la certeza científica.
La constitución Pastor Aeternus (De Ecclesia Chrisfi) afronta
et tema del primado y de la infalibilidad personal del papa. Esta-
blece ante todo que Pedro fue constituído por el mismo Jesucristo
como jefe del colegio apostólico y de toda la lglesia. No se trata
simplemente de un primado de honor, sino de jurisdicción y de
poder supremo, que por voluntad de Cristo debía pasar a sus
Sucesores. El pontífice romano eS Sucesor de Pedro, y su poder
Supremo y pleno se extiende no sólo a materias que afectan al
dogma y a la moral sino también a la disciplina y al gobierno de la
lglesia entera. Es un poder verdaderamente episcopal, ordinario,
inmediato, sobre las iglesias y sobre pastores y fieles'
Se afirma la infalibilidad de modo tal que se elimine todo resa-
bio de conciliarismo: cuando el Romano Pontífice habla ex cathe-
dra, es decir, como pastor y doctor de todos los cristianos, define
por su suprema autoridad apostólica una doctrina sobre la fe y las
costumbres, y debe ser sostenida por la lglesia universal, pues
goza de la misma infalibilidad de la que goza la lglesia; son por
tanto irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de
la iglesia.
Las fórmulas del Vaticano I generaron suspicacias y temores.
De hecho 61 obispos abandonaron el concilio para no tener que
votar en contra (aunque luego se adhirieron a él). Estaban abier-
tas a interpretaciones ultramontanas, pero el mismo Magisterio
fue matizando derivaciones excesivas, situando al Papa en la
lglesia de modo que no atentara contra el rango teológico de los
obispos y de sus iglesias.
A LA BúsouEDA DE LA coNCtLtACtóN ENTRE REVELAcIóN r Hrsronra (s. xrx)
TEOLOG|A LIBERAL
Y P ROTESTANTI SMO CU LTU RAL:
RITSCHL Y HARNACK
La segunda mitad del XIX ve desarrollarse la teología liberal
protestante, que recoge las instancias y las exigencias de la llus-
tración: el estudio histórico del Nuevo Testamento y la aspiración
a la libertad y a la emancipación. Adopta una actitud indepen-
diente ante el dogma cristiano para adaptar el cristianismo a los
cambios históricos y a las exigencias del espíritu moderno.
Es la actitud teológica del Kulturprotestantismus (protestan-
tismo cultural), que aspira a unir en armonía el cristianismo y la
cultura, la teología y las ciencias. El desarrollo cultural e histórico
es un progreso querido por Dios. La lglesia podrá considerarse
parte del proceso histórico siempre que considere como propio el
espíritu de la libertad moderna. Es el proyecto que será cuestio-
nado con fuerza por la teología dialéctica del siglo XX.
A. Ritsch, (1822-1889) representa, con Schleiermacher, la
nueva orientación que el protestantismo va asumiendo al pen-
sarse desde las categorías del mundo liberal y burgués. Esta
nueva forma del protestantismo pretende no obstante incorporar
las aportaciones de Lutero y de la revelación bíblica (frente a las
reticencias que para ello elevaba Baur).
Lutero no es simplemente un momento pasado y obsoleto,
que sirvió tan sólo para salir del empobrecimiento medieval. De
él siguen procediendo estímulos que deben madurar en el tiempo
de la modernidad. Para hacerlo posible hay que evitar posturas
como el pietismo, que se clausuran en su intimidad y se alejan
del mundo (en Geschichte des Pietismus cuestiona su derecho
de legitimidad entre las lglesias reformadas).
En Doctrina cristiana sobre la justificación y la reconciliación
presenta de modo sistemático su planteamiento teológico, en
cuya elaboración se ve como teólogo bíblico, es decir, fiel a las
aportaciones del Nuevo Testamento, si bien de modo acorde a las
nuevas ci rcu nstancias históricas.

198 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
La categoría central es Fein o de Dios, que enlaza con la ac-
tividad de Jesús y permite destacar la responsabilidad mundana
de los cristianos. El Reino de Dios no Se da, como pensaban los
pietistas, en la intimidad de la conciencia devota, Sino en el traba-
jo en el mundo y en la realizactÓn efectiva del Reino de Dios. El
encargo recibido por el creyente es el Reino, realizado mediante
el amor al prójimo, concretado en la actividad profesional y en los
deberes profanos. La cristianización del mundo es la realización
del Reino de Dios. La justificación y reconciliación se expresan
por tanto en las obras, en el cumplimiento de la propia vocaciÓn.
Dada la primacía de la dimensión ética rcchaza Ritschl toda
teología natural y toda especulación con implicaciones metafísi-
cas. Las afirmaciones cristianas no son dogmas que hablen sobre
el en-síde Dios sino "juicios de valo/'de personas religiosamente
comprometidas; éstas, gracias a Jesucristo, han descubierto a
Dios como amor. Para ello no hacen falta ni presupuestos racio-
nales ni fundamentaciones teóricas. La divinidad de Jesucristo no
habla de una realidad escondida o sobrenatural sino de la expe-
riencia de amor y reconciliaciÓn con Dios, como modelo de lo que
significa trabajar movidos por el amor.
A. von Harnack (1851-1930), por la relevancia intelectual de
su figura, es el exponente máximo del protestantismo cultural:
ve en el protestantismo no un sistema doctrinal sino un principio
dinámico que va pasando por expresiones diversas (ortodoxia,
pietismo, racionalismo) y que en la actualidad debe desarrollarse
liberándose de los elementos "pre-reformadores".
Su Manuat de historia de tos dogmas es prototipo de la nece-
saria liberación de elementos dogmáticos y confesionales, pues
todo ello no es más que contaminación provocada por la filosofía
griega. Hay que reducir la religión cristiana a lo que nos ha sido
áado en la Palabra de Dios: el simple evangelio del Reino de Dios
como Jesús lo predicó. Es lo que resumió en una obra de enorme
repercusión (símbolo del avance hacia un nuevo protestantismo),
La esencia del cristianismo, tal como Jesús lo anunció: creer en
Dios Padre, en el valor infinito del alma humana individual y en el
amor al prójimo como aliento de la auténtica moralidad (se exclu-
ye la referencia eclesial y el misterio pascual).
A LA BúsauEDA DE LA coNcrLrACróN ENTRE REVELACTóN e Hrsronrn (s. xrx)
EL P EN SAM I E NTO TEO LOG I CO
DE LOS ESLAVÓFILOS
La segunda mitad del siglo XIX es testigo de un fuerte des-
pertar del pensamiento ruso, que afirma su identidad frente a
Occidente apoyándose en la herencia espiritual de la tradición
ortodoxa. Algunas aportaciones suyas influirán decisivamente la
teología ortodoxa del siglo XX, con fecundas repercusiones en la
teología católica.
Frente a las corrientes rusas que defendían la occidentaliza-
ción, los eslavófilos denunciaban las unilateralidades del pensa-
miento moderno occidental y buscaban una comprensión global
y orgánica de la vida; para ello encontraban estímulos en la espi-
ritualidad ortodoxa, lo cual permitía superar la fragmentación y la
atomización individualista. Estas perspectivas, conscientemente
autóctonas, tendían a la identificación entre la lglesia y la comu-
nidad nacional.
l. Kiréievsky (1806-1865), poco creyente en su juventud, aca-
batrazando el programa de los eslavofilos cuando descubre en la
lectura de los Padres la armonía entre corazón e inteligencia, la
integración de todas las facultades del espíritu humano, la clave
cristológicapara explicar la unidad interior de lo humano con su
imagen divina.
Alexis Khomiakov (1804-1860), considerado jefe de fila de
los eslavófilos, teólogo laico al margen de las escuelas oficiales,
ofrece un poderoso pensamiento teológico vivificado por el espí-
ritu de los Padres. Poco amante de la especulación, presenta la
vida en Cristo como un testigo, considerando la experiencia ecle-
sial como fuente y medida de toda teología. Por eso desbordaba
la rutina académica, por lo que debió afrontar las acusaciones de
imprecisión en el lenguaje y en los conceptos.
En su gran obra La lglesia es una propone su alternativa al
racionalismo cristiano de Occidente y al juridicismo de la lglesia
latina: la sobornosf eslava, concepto en torno al cual elabora una
 *i

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA

eclesiología de comunión que incorpora de modo consecuente al

conjunto de los fieles. Sobornosf puede ser traducida como comu-
nión en el sentido fuerte de la palabra, en cuanto destaca la unión
de la lglesia una con Cristo que es también uno (el Cristo total,
Cabeza y miembros). La lglesia aparece así como un organismo
vivo, el Cuerpo de Cristo vivificado por el Espíritu. Por haber per-
dido ese presupuesto Occidente cayó en la instauraciÓn de una
dictadura eclesiástica y en una autoridad puramente exterior.
La lglesia se funda sobre el amor recíproco de todos los cris-
tianos. En virtud de ese amor fraterno, alentado por el Espíritu,
supera toda diferencia esencial entre lglesia docente y discente,
jerarquía y pueblo. Toda decisión de la jerarquía debe ser acepta-
da por elconjunto del pueblo cristiano para ser realmente infalible'
Por estas conclusiones fue condenado por la jerarquía, pero ello
no disminuyó su influjo.
V. Soloviev (1853-1900) es un pensador de gran respiro, con
aspiraciones sistemáticas que puedan incluir todo tipo de saber
para ofreCer laS baSes de una "nueva conCiencia religiosa". FilóSo-
fo, publicista, poeta, crítico literario, contribuyó al renacimiento de
la conciencia rusa y marcó a toda una generación de teólogos.
Caído en el ateísmo durante la adolescencia, recuperó la fe a
los 18 años, pasando a estudiar teología, como conclusión de lo
cual defendió sus tesis La crisis de la filosofía occidentaly La crítica
de tos principios abstractos. En ellas refleja su crítica al pensamien-
to occidental y a la cultura moderna, frente a lo cual sólo el cristia-
nismo contiene la verdad total capaz de transformar el mundo. X. LA EFERVESCENCIA
En Lecciones sobre ta divino-humanidady Fundamentos espi-
rituales de ta vidadesarrolla la clave de una visiÓn global y dinámi- DEL SIGLO XX
ca de la realidad: la omni-totalidad, es decir, un organismo plural,
dinámico e integrador de diferencias. La unión de Dios con el ser
humano, tal como la anuncia el cristianismo, no sólo reconoce al
hombre derechos divinos sino que le da las energías que le per-
miten desarrollarlos. El recurso a la idea de Sofía (recuperada del
Antiguo Testamento y del "alma del mundo" de otras tradiciones)
le permite acceder al arquetipo divino de todo el cosmos y del ser
humano. El misterio de Cristo sintetiza y realiza esa visión unitaria
y global. Por eso es un apologista del dogma de Calcedonia y de
sus implicaciones trinitarias.
 El siglo XX se abre recogiendo la herencia de la teología libe-
ral, con manifestaciones en el campo católico: el neoprotestantis-
mo es la consumación del protestantismo cultural, y el modernis-
mo su expresión en el catolicismo; hay también manifestaciones
más positivas y enriquecedoras en el campo de la apologética,
como en Blondel y Roussellot.
El proyecto de conciliación (o fusión) del cristianismo con la
cultura liberal y burguesa se quebró por ambas partes. Desde
el punto de vista teológico se produjo una inesperada irrupción
de la fe y de la escatología, lo que mostraba la imposibilidad de
"modernizar" a Jesús o de "racionalizar" la fe. Desde el punto de
vista histórico y social la Guerra Mundial hizo ver el fracaso de la
mentalidad burguesa y de quienes la apoyaban ideológicamente.
Weiss, Schweitzer, Káhler, y sobre todo Barth y Bultmann, son
los testigos y protagonistas de un cambio de escenario teológico
y cultural.
La sensibilidad histórica y cultural iba evolucionando, lo que
provocaba un desfase entre la vida cristiana y el espíritu del tiem-
po. La gran preocupación de la teología es superar esa situación:
interpretar teológicamente la secularización y la descristianiza-
ción, pensar alaluz de la fe la nueva experiencia del mundo y de
las realidades terrestres. Bonhoeffer yTillich lo afrontan de modos
distintos pero convergentes en sus motivaciones. Pannenberg in-
tenta recuperar la centralidad de la historia en la fe y la capacidad
de la razón para legitimar la fe.

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
En el ámbito católico se produce un proceso análogo. Escue-
las y corr¡entes como los dominicos en torno a Le Saulchoir (Pa-
rís) y los jesuitas en torno a Fourvier (Lyon) intentan renovar el
método neoescolástico: retornando a las fuentes bíblicas y pa-
trísticas por un lado, pero también recogiendo las preguntas del
presente, la sensibilidad del hombre moderno. Por eso proliferan
diversas "teologías del genitivo", que convierten en tema teológi-
co las dimensiones del progreso, de la vida social y colectiva. La
recuperación de la tradición se expresa con claridad en el movi-
miento litúrgico.
Todo este esfuerzo iba abriendo los senderos al Vaticano ll,
que recogerá todas estas aportaciones que expresan una nue-
va sensibilidad teológica. Desde antes del concilio, pero con un
enorme influjo después de é1, merecen ser destacadas las figuras
grandiosas de Rahner y von Balthasar. Uno y otro, que colabo-
raron en los momentos iniciales, van desplegando las dos coor-
denadas -distintas por su método y su aliento- que enmarcan la
teología católica de la segunda mitad del siglo XX.
En el período posterior al Vaticano ll merecen ser señaladas
dos perspectivas o corrientes teológicas, exponentes del nuevo
horizonte teológico. En el campo catÓlico la teología de la libe-
ración, que incorpora de modo consecuente la importancia de la
praxis y de la inserción en los problemas socio-económicos del
tiempo. Moltmann, en el campo protestante, muestra la flexibili-
dad y creatividad de una teología sensible a las grandes cues-
tiones de la época histórica. Estas dos líneas serán objeto de
tratamiento en el capítulo siguiente, como apertura de horizontes
a recorrer.
A lo largo del siglo XX se va desarrollando la sensibilidad y el
diálogo ecuménico. Se ve claramente en la comunicación entre
protestantes y católicos. Pero asimismo la teología ortodoxa, pre-
sente en Europa occidental, aportará protagonistas a la intensa
vida teológica del siglo XX.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
EL MODERNISMO:
I
I
I A. LOISY
j
El modernismo es un fenómeno típicamente francés, pero tuvo
ramificaciones en otros países. También en Francia se intentó de
modo directo asumir los resultados de la ciencia crítica alemana
con la pretensión de repensar el cristianismo y reconfigurar la
lglesia. A ello hay que añadir el desarrollo de un nuevo pensa-
miento filosófico, critico con el positivismo y el racionalismo, que
revalorizan la intuición y el aliento vital (Bergson. Boutroux)
"Modernismo" es no obstante un concepto genérico en el que
se engloban diversos intentos (y de diversa repercusión) que bus-
caban situar el catolicismo a la altura de los tiempos modernos.
La designación se estabilizó con el decreto Lamentabiliy la en-
cíclica Pascendide Pío X, que condenó el modernismo como la
"condensación de todas las herejías" (1907).
En un contexto eclesial y teológico dominado por el ultramon-
tanismo A. Loisy (1 857-1 940) simbolizay encabeza laaproxima-
ción a los resultados del método histórico-crítico tan desarrollado
en Alemania y entre los protestantes. Desde su período de forma-
ción se puso en contacto con los estudios bíblicos más modernos,
y en sus clases en el Instituto Católico de París intentó aplicar los
nuevos métodos abriéndolos al campo de la exégesis e incluso
de la teología. Debió abandonar la enseñanza en aquel centro,
enseñando historia de las religiones en el Collége de France. En
1908 fue excomulgado porque sus ideas "arruinan los principales
fundamentos de la fe cristiana". Su evolución posterior le llevará
a orientarse hacia una concepción panteísta y humanista ("más
que cristiana") de Dios.
Su intento inicial era apologético, de honestidad intelectual.
"Me he hecho crítico precisamente por estudiar seriamente el tex-
to bíblico". Los resultados exegéticos obligaban a constatar que
en la doctrina cristiana se había producido una evolución eviden-
te. Pero ello no debía ser valorado de modo negativo, sino como
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX

posibilidad para un despliegue nuevo de la fe, traduciendo los vie-

jos dogmas a la sensibilidad contemporánea. NUEVOS CAMINOS PARA LA APOLOGÉNCN:
La chispa del conflicto fue L'Évangite et t'Église (1902), que M. BLONDEL
recogía materiales anteriores, elaborados para refutar La esencia
det cristianismo de Harnack, que tanta repercusión había susci-
tado en Alemania. Loisy establece su famosa afirmación "Jesús
anunció el Reino de Dios y lo que vino fue la lglesia", pero con la
El callejón sin salida de planteamientos como el de Loisy no
intención de mostrar una evolución lÓgica y coherente:aunque los
debe ocultar que en su intención había un elemento que debía
dogmas no tengan su origen en el Evangelio, no están en contra-
ser salvado y desarrollado desde otras perspectivas. Es lo que
dicción con él: importa poco que Jesús haya o no "fundado" una
realizó M. Blondel (1861-1949), reivindicando un uso posible y
lglesia, pues hay una continuidad garantizada por el Espíritu.
positivo del método de la inmanencia. Aunque pretendió siempre
Este elemento de discontinuidad abre la puerta para una rein- hacer filosofía, abrió perspectivas fecundas para la teología.
terpretación de los dogmas acorde con las necesidades del tiem-
En este mismo proyecto merece ser mencionado el oratoriano
po, a partir de la experiencia religiosa originaria. Es la inflexión
L. Laberthonniére (1860-1932), editor de Annales de philosophie.
que acaba relativizando el dogma y abriéndolo a una variedad de
Aunque quedó en proyecto la elaboración de una metafísica de
interpretaciones más aceptables por el hombre moderno. El dog-
la caridad, escribió Essais de philosophie religieusey Le réalisme
ma podía por tanto ser aceptado, pero controlado y reinterpretado
por el historiador crítico. Y el texto bíblico a su vez era valorado chrétien et I'ñédisme grec: la presencia originaria del Absoluto
en la conciencia implica que Dios no puede ser conocido por sim-
como un documento histórico, expuesto a la crítica del historiador.
ple vía racional (fueron incluídos en el lndice bajo acusación de
No se le debe atribuir un valor sobrenatural que lo sustraiga al
irracionalismo). E. Le Roy (1870-1954) laico matemático y filósofo
estudio crítico. De este modo quedaban desactivadas las "corl-
(seguidor y sucesor de Bergson en el Collége de France), quiso
tradicciones" en los evangelios que le habían llevado a negar Su
ser cristiano desde una concepción de la realidad como élan vital;
inspiración y por ello a distanciarse de la ortodoxia tradicional.
el carácter fluyente de la realidad y el acceso por intuición a ese
Entre el conjunto de autores vinculados a esta mentalidad me- dinamismo lo aplicó a la fe y al dogma (Qu'est-ce que un dogme?
recen Ser recordados algunos, si bien no constituyen una escuela o lntroduction á l'étude du probléme religieux).
o una corriente unitaria de perspectivas y planteamientos. F. von
Blondel, de hondas raíces cristianas, que vivió con pasión
Hügel (1852-1925), el "obispo laico" de los modernistas (P. Sa-
apostólica su compromiso intelectual, nació en Dijon y fue pro-
batier) elabora reflexiones sobre la experiencia religiosa desde la
que debe ser reinterpretado el carácter institucional del cristianis-
fesor de filosofía en Aix. Se encontró en una posición ambigua
entre dos campos: los filósofos profesionales lo consideraban
mo (L'élement mystique de la religion etudié chez St. Catherine
condicionado por su fe; los teólogos de impronta neoescolástica
de Génes ef ses amis). Eljesuita (convertido del anglicanismo) G.
lo miraron en gran medida con reticencias, por sus connotaciones
Tyrrel (1861-1909), que niega ala razón toda capacidad metafí-
con el modernismo y por distanciarse del método escolástico.
sica, acaba viendo el cristianismo como el germen de una religión
del futuro, del corazón y del sentimiento. Su opción y su método están en germen ya desde la tesis en
filosofía defendida con gran expectación en la Sorbona: resulta-
ba sorprendente, casi un desafío en el templo del racionalismo y
del positivismo, la pretensión de escribir una tesis en base a sus
propias reflexiones y con perspectivas cristianas. L'Action (1893)

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISfORIA DE LA TEOLOGÍA
designaba con claridad el título y el tema: el análisis de la acción
humana descubre un dinamismo que apunta más allá de lo que
ConScientemente pretende, y deSvela en Su interior un "huésped
escondido" (que no puede Ser más que Dios o Jesucristo). De
este modo se puede mostrar una correspondencia entre la liber-
tad humana y el "sobrenatural" cristiano. El mensaje Cristiano So-
bre la revelación no resulta por tanto absurdo o irracional.
De este modo quedan superadas las limitaciones de la apolo-
gética tradicional: el extrinsecismo del contenido dogmático res-
pecto a la estructura antropológica. La inmanencia humana y la
transcendencia divina pueden reconciliarse e integrarse armÓni-
camente. La búsqueda humana de Dios, aún inconsciente, puede
abrirse a la respuesta cristiana, eS una apertura a la iniciativa
divina.
En su reflexiÓn marca claramente su distancia respecto a
Loisy, con el que había compartido intereses y proyectos. Fue
uno de los primeros en detectar sus insuficiencias y en reivindicar
la importancia de la tradición. En Histoire et dogme (1904) seña-
la que no debe hablarse de alternativa (historia o dogma) sino
de integración: historia y dogma. El subtítulo subraya su plantea-
miento: Les lacunes phitosophiques de l'éxégése moderne' No
obstante los representantes de la neoescolástica le acusaban de
desdibujar los datos objetivos de la fe y la transcendencia de la
revelación.
Sobre el mismo transfondo debe ser mencionada la figura del
jesuita P. Rousselot (1878-1915), con una aportación creativa y
fecunda para la teología posterior, especialmente en la apologé-
tica que se va transformando en teología fundamental.
Convencido de que el modernismo había planteado un pro-
blema real (a pesar de sus conclusiones erróneas) intentÓ una
respuesta satisfactoria desde la misma teología medieval (con
influjos de Blondel): el mismo Tomás presenta la fe sin caer en el
extrinsecismo y el dinamismo intelectual sin caer en racionalismo
frío (L'intettectualisme de saint Thomas y Les yeux de la foi)'
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
I
¡
I
I
Las fronteras entre protestantismo cultural y neoprotestan-
tismo son fluídas. El primero (sintetizado en Ritschl) buscaba
la conciliación entre cristianismo y cultura moderna, pero con
vinculación a la Reforma y al dato bíblico. El neoprotestantismo
(usado inicialmente como designación crítica) es una nueva auto-
comprensión del protestantismo, del significado de la Reforma y
del dato neotestamentar¡o: se contrapone radicalmente a la vieja
ortodoxia protestante, valora el dinamismo protestante sólo como
estímulo de la historia de la libertad moderna, interpreta el Nuevo
Testamento según el método de la historia de las religiones.
Quedaba con ello rechazado todo vínculo normativo previo a
la llustración. Ni Lutero ni la Reforma pertenecen a la modernidad,
están aún impregnados del espíritu medieval y de la mentalidad
dogmática. La llustración es la auténtica cesura en la historia hu-
mana. El (neo)protestantismo debe verse desde ella. La exigencia
de un símbolo de fe para el bautismo es una imposición contra el
primado de la fe individual. La teología tiene como tarea tematizar
la evolución de la emancipación moderna en el seno del cristianis-
mo (es decir, transformarse en ciencia cultural del cristianismo).
Ya en el siglo XIX hubo una corriente neoluterana que, frente
a la teología liberal, defendía el valor de la Escritura, la confesión
de fe, la identidad de Jesucristo como Hijo encarnado y crucifica-
do por nuestros pecados. Desde la ortodoxia luterana se oponía
a reducir al cristianismo a una religión de la razón (C. Harms);
se oponía a la teología liberal. Ahora una y otra se convierten en
adversarios a superar por el neoprotestantismo.
La Escuela de la historia de las religiones (o método histórico-
religioso) ofrece el método adecuado: defiende un historicismo
según el cual no hay ninguna norma absoluta en la serie de los
cambios permanentes del cristianismo. Basta la comparaciÓn en-
tre los distintos fenómenos religiosos, un análisis socio-histórico.

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGfA
El cristianismo, desde esta perspectiva, es resultado de la síntesis
entre el Jesús histórico e ideas gnósticas que lo elevaron al rango
de ser divino y salvador (H. Gunkel, A. Eichhorn, W. Heitmüller, R.
Reitzenstein, A. Dietzman).
E.Troeltsch (1865-1923) encarna y sistematiza esta concep-
ción. Empezó enseñando teología sistemática en Heidelberg,
posteriormente filosofía de la religión y de la cultura en la Facul-
tad de Filosofía, hasta que pasó en 1915 a Berlín para enseñar
en la Facultad de Filosofía historia social del cristianismo, cáte-
dra creada para é1. Preocupado desde joven por la crisis de la fe
y por la reforma de la religión, se dedicÓ enteramente al diagnós-
tico de la crisis de la modernidad y a replantear la teología como
ciencia cultural del cristianismo (para analizar la vinculación de
la fe cristiana con los diversos modelos que iba adoptando la
modernidad).
Entre los discípulos de Ritschl se venía discutiendo si el sobre-
naturalismo pertenece esencialmente al cristianismo, si hay que
aceptar normas vinculantes para la fe, si el método científico debe
ser aplicado en el interior de la lglesia para revisar el patrimonio
doctrinal, si hay que superar el aislamiento científico del cristia-
nismo aplicándole los métodos críticos de la historia de las religio-
nes, cuáles son las convicciones religiosas que se requieren en
una civilización dominada por el escepticismo y el relativismo...
Troeltsch encabeza la nueva generación que considera "dema-
siado eclesiástica" la teología de Ritschl.En Die Absolutheitsans-
pruch des Chrsitentums (1902) niega que un evento histórico (ni
siquiera el cristianismo) pueda reivindicar valor normativo o abso-
luto; en el mejor de los casos puede tener un valor religioso supe-
rior (pero no definitivo) al poner de relieve el valor de la persona;
sólo así el método histórico, exigencia de la llustración, sustituye
al método dogmático (hablar de "carácter absoluto" no sería más
que un resto de dogmatismo). Bedeutung des Protestantismos für
die Entstehung der modernen Welt (1906) analizala tipología so-
ciológica de las figuras de lo religioso en la modernidad (lglesia,
secta, mística) señalando que fueron grupos marginales los que
hicieron avanzar la historia de la libertad.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
LA REIVINDICACIÓN DE LA FE
Y DE LA ESCATOLOGIA
Tanto la teología liberal como el neoprotestantismo confiaban
en que la recuperación del Jesús histórico y el método histórico
favorecerían la reconciliación del cristianismo con la cultura, con
la ciencia, con la modernidad ilustrada y burguesa. Pero queda-
ron cuestionados de modo radical por dos autores cuyas obras
más significativas fueron publicadas en 1892: por un lado se mos-
traba la imposibilidad de acceder a un presunto Jesús "puramente
histórico"; por otro lado se proclamaba que no existió un Jesús
acorde con la sensibilidad moderna sino que en realidad fue un
profeta escatológico enteramente ajeno a la vida moderna.
Martin Káhler (1835-1912), profesor en Halle, fue crítico con
la "religión de los cultos", con la religiosidad natural al estilo de
Goethe. Luchó por recuperar la libertad de la fe frente a la "piedad
mundana" de la teología liberal. Proclive al pietismo, defendía a
los pobres a quienes pertenece el Evangelio. Su obra sistemática
más importante es Die Wissenschaft der chústlichen Lehre, cen-
trada en la justificación.
La obra por la que merece ser recordado es Der sogennate his'
torische Jesus und der geschichtliche biblische Christus (1892), que
condensa su aportación más personal. Es fundamental captar la
distinción entre historischey geschictliche: el primer término desig-
na el hecho histórico bruto; el segundo el significado que conserva
para nosotros más allá de su limitación concreta; lo que interesa a
la teología y a la fe es el segundo, no el primero. La teología liberal
creía posible encontrar a un Jesús "auténtico" bajo la capa del dog-
ma (historisch). Los evangelios sin embargo anuncian a Jesús bajo
la forma de confesión, es decir, desde la fe, desde el significado
actual (geschichtlich\; éste no es accesible a la ciencia sino a la fe.
Káhler recoge las cuestiones de la investigación histórico-crí-
tica, especialmente de Semler, pero las afronta desde la Palabra
viva de Dios que sigue resonando en la predicación y fundando la
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
lglesia: esa Palabra precede a cualquier método, y éste no debe
alterar su carácter peculiar. Los evangelistas no pretendieron una
biografía de Jesús científicamente elaborada, aspiraban a des-
pertar la fe y así a suscitar la reconciliación y la justificación. La
repercusión de Káhler fue grande sobre todo entre los pastores
ya que pretendía ofrecer un servicio a la predicación.
J.Weiss (1863-1914) señala desde la exégesis el fracaso del
proyecto liberal: acceder a un Jesús histórico que pudiera resultar
atractivo para los burgueses del siglo XlX. Profesor en Marburgo
y Heidelberg, fue yerno de Ritschl. También para Weiss tema cen-
tral de la predicación de Jesús fue el Reino de Dios, como expone
en Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes (1892), impostación que
ya había señalado en Parabelrrede bei Markus (1891) y Lukas-
Kommentar (1892).
El Reino no es un proyecto ético movido por el amor para la
mejora de la humanidad en este mundo. Sólo se puede entender
sobre el transfondo de la apocalíptica judía: el Reino es de otro
mundo, únicamente la intervención divina lo hace irrumpir para
poner de relieve la discontinuidad con el orden actual del mundo.
Por eso Jesús resulta lejano y distinto del mundo actual,
A. Schweilzer (1875-1965) toma postura a favor de Weiss, de
modo aún más consecuente: la escatología es la clave de todo el
ministerio de Jesús, un hombre fanáticamente convencido de que
el fin del mundo era inminente. Llegó a considerarse agente de
ese momento final, ya que su muerte provocaría la intervención
final de Dios.
Su obra de referencia Von Reimarus zu Wrede (1906; desde
1913 se titulará Geschichte der Leben-Jesu-Forschung) estudia la
investigación histórico-crítica para concluir que cada investigador
encontraba un Jesús a su medida. Jesús en realidad fue un profe-
ta escatológico que no puede ser actualizado. EI hombre moder-
no se siente muy lejano de un profeta escatológico. De Jesús no
nos queda más que su espíritu, una especie de misticismo natural
que nos empuja al ejercicio del amor, a la veneración ante la vida
(en ese sentido interpretó a Pablo en Die Mystik des Apostels
Paulus, 1930). En coherencia con ello Schweitzer abandona su
carrera académica para abrir un hospital en Lambarene (Africa).
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
213
LA TEOLOG íA DI ALÉCTI CA:
La reacción frente a la nueva autoconciencia del protestantis-
mo encabezada por Ritschl, Harnack y Troeltsch fue protagoni-
zada, con tonos casi proféticos, por Kart Barth (1886-1968) y la
teología dialéctica: más que la continuidad entre cristianismo y
cultura, entre Dios y hombre, acentúa la diferencia, la distancia,
incluso la ruptura y la crisis. En torno a su proyecto teológico se
congregan una serie de autores (Gogarten, Brunner, Bultmann),
que posteriormente seguirán caminos diversos.
Barth, nacido en Basilea, estudió en Berna, Berlín, Tubinga y
Marburgo, manteniendo contactos estrechos con representantes
de la teología liberal. Como párroco en Safenwill (Suiza) publicó su
Comentario a la Carta a los Romanos (1918), considerado como
el inicio del siglo XX en el campo de la teología, a partir delfracaso
de aquella civilización moderna y burguesa en elconflicto de la pri-
mera Guerra mundial. En aquel fracaso estaban implicados los in-
telectuales alemanes (también muchos de sus maestros teólogos)
que apoyaron los planes expansionistas y bélicos de Alemania.
Profesor en Gotinga, Münster y Bonn, fue destituído por el ré-
gimen nazi (1934). Barth se implicó directamente en la lglesia
confesanfe (Bekennende Kirche), alternativa a los "cristianos ale-
manes" simpatizantes con el nuevo régimen; fue el redactor prin-
cipal de la Declaración de Barmen (1934), la cual excluye que,
junto a Jesucristo, la Palabra única de Dios, se puedan reconocer
otras personalidades, acontecimientos o poderes, como revela-
ción divina. Retornado a su país comenzó la enseñanza en Basi-
lea hasta 1962.
En la ruptura con su formación liberal se apoyó en Kierkegaard
y la escuela escatológica. La lectura de la carta a los Romanos
le permite descubrir la Palabra de Dios como denuncia y crisis
de todo lo humano, pues toda pretensión humana (cultura, sen-
timiento, ciencia, moralidad, incluso religión e lglesia) merecen

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA
que D¡os proclame su No, su juicio. Dios habla y se hace presente
desde su transcendencia, por libre iniciativa, sin requerir ningun
presupuesto o preparación por parte del ser humano. La misma
religión queda desvelada como idolatría ante la gratuidad de la
fe. Toda analogía o preámbulo de la fe es un atentado contra la
libertad de Dios. Frente a la divinización de lo humano (que acaba
en humanización de Dios) hay que recuperar la divinidad del Dios
de la revelación.
Captar esta dialéctica es ya una revelación del Dios escondi-
do, la manifestación de la radical distancia en la que Dios invita
al hombre a la decisión de la fe. En el No divino está incluído el
Sí, que irrumpe en el mundo en un instante, rozándolo sin tocarlo,
como la tangente roza el círculo sin penetrar en é1. Esa dialéctica
entre el No y el Sí es la auténtica revelación, sin que pueda haber
una síntesis intelectual que difumine la diferencia. El método crí-
tico o la ciencia histórica se quedan siempre en la superficie, no
consiguen penetrar en el escándalo que suscita la Palabra ante la
razón que se pretende autónoma.
La posición de Barth es tajante contra todo intento de buscar
una "revelación natural" o un "conocimiento racional" de Dios. Así
se muestra en su oposición a E. Brunner: Nein! Antwort an Emil
Brunner. (1934). Y asimismo en su interpretación de S. Anselmo,
cuyo esfuerzo intelectual acontece en el interior de la fe (Fides
quaerens intellectum, 1931). En este período considera que la
defensa de la analogía del ser es motivo suficiente para no ser
católico.
Progresivamente va recuperando confianza en el encuentro
de Dios con el hombre gracias a Jesucristo. En 1950 escribe E/
humanismo de Dios e incluso en 1956 La humanidad de Dios:
"Es la hora de decir Sí por las mismas razones que entonces me
obligaron a decir No". Jesucristo es más que punto de conexión
entre Dios y hombre; la elección y predestinación de Dios en Cris-
to muestra que desde la eternidad eligió "ser Dios para nosotros".
Dios es Dios, pero es Dios para el hombre. La misma evolución
se refleja en su gran obra Christliche Dogmatik (1927) que pa-
sará a designarse Kirchliche Dogmatik (14 vols): arranca de la
revelación, desarrolla la concentración cristológica y reconoce la
eclesialidad de la fe y del papel de la lglesia.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
D E L M ÉTO DO H I STÓ R I CO-C R iT I CO
A LA D ES M ITO LOG I ZACI O N :
R. BULTMANN
R. Bultmann (1884-1976) es figura fundamental de la teología
del siglo XX porque se sitúa conscientemente en la encrucijada
que experimenta la fe cristiana ante las exigencias de la razón
moderna y de la crítica histórica; y en ella intenta salvaguardar la
peculiaridad de la revelación cristiana.
Su formación se desarrolló en el marco de la teología liberal,
de la razón crítica y de la escuela de la historia de las religiones
(Harnack, Gunkel, Heitmüller). Pero a la vez conserva el aliento
de Schleiermacher y de Káhler. Su actividad académica la desa-
rrolló en Marburgo, donde coincidió con el filósofo Heidegger, que
dejará honda huella en su pensamiento. Desde muy pronto tomó
conciencia de la dificultad que las doctrinas cristianas (milagro,
cielo, Trinidad) encontraban para ser comprendidas por la sen-
sibilidad moderna. El viejo edificio doctrinal le parecía antiguo y
carente de vida.
Consciente de la necesidad de una nueva teología, significati-
va para el oyente y válida para la predicación, constató que la teo-
logía liberal no respondía a las exigencias del momento: acababa
identificando la presencia de Dios con el progreso y desarrollo hu-
manos, considerando posible el sueño de la auto-redención. Esta
insuficiencia le hizo aproximarse a la teología dialéctica de Barth:
la seguridad humana no viene de los datos de la investigación
histórica o de las pretensiones de la razÓn, hay que recuperar
la centralidad de Dios, el escándalo de la cruz, el juicio sobre la
presunción humana. Pero otros aspectos le llevan a alejarse de
Barth: su tendencia a la dogmática eclesial, a identificar Palabra
de Dios y texto de la Escritura, la exclusión de todo presupuesto
filosófico.
Bultmann no podía renunciar a las exigencias del método his-
tórico-crítico. En 1921 publica La historia de la tradición sinóptica,
consolidación (con Schmidt y Dibelius) del método de la historia

216 CIEN MOMENTOS FUNDAN,4ENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
de las formas: no podemos acceder al Jesús de la historia, lo que
poseemos Son "formas" literarias diversas en las que Se refleja más
la vida de las comunidades cristianas que la realidad misma de
Jesús; el Evangelio no procede de éste sino de la comunidad hele-
nística que convirtió al profeta galileo en una divinidad cultual.
Si los evangelios carecen de valor histórico ¿qué papel des-
empeña entonces Jesús? Su libro Jesus ofrece la respuesta
(1926): Jesús irrumpe como profeta escatológico que anuncia la
llegada inminente del Reino y sitúa al oyente ante la alternativa de
la decisión; esto es lo que interesa, no los datos históricos sobre
Jesús; lo que realmente se hace actual es Su interpelación, no
sus hechos o sus doctrinas. Jesús llega en la predicación, no en
el dogma o en el dato histórico.
Esta interpelación es comprensible desde la interpretación
existencial: es una llamada a elegir entre la existencia inauténtica
(de la dispersión en la objetividad del mundo) y la existencia au-
téntica (el encuentro con el Dios que abre al amor). Esta interpre-
tación existencial es la que puede evitar que el mensaje cristiano
suene como mito. Es la tesis que desarrolló en 1941 en una con-
ferencia de gran repercusiÓn El Nuevo Testamento y Ia mitología.
La hermenéutica existencial y el proceso de desmitologización
se potencian mutuamente: el mensaje cristiano Se hace actual
y significativo al quedar liberado de su contexto mitolÓgico para
iluminar la existencia humana. La fe no depende de pruebas o de
argumentos, sino de la nueva comprensión humana que desvela
el anuncio cristiano.
Lo que interesa no es el predicador que dio origen al anuncio,
sino el mensaje predicado, que urge a elegir en una alternativa
ineludible: renunciando a todo esfuerzo intramundano por lograr
la salvación. Kerygma und Mythos (Predicación y Mito) y Glauben
und Verstehen (Creer y Entender) son los significativos títulos de
recopilaciones de diversos artículos: lo que interesa es captar lo
que se anuncia en el fondo del revestimiento mitológico; lo deci-
sivo de la fe es comprender el significado existencial del anuncio.
Teotogía del Nuevo Testamenfo (1952) sintetiza su pensamiento:
Jesús pertenece a los presupuestos (no al contenido) de la teo-
logía; ésta la encontramos en Pablo y en Juan, que ofrecen una
interpretación antropológica y existencial del mensaje cristiano.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
EL MÉTODO DE CORRELACIÓN
DE PAUL TILLICH
Con Barth y Bultmann constituye la cima y la diversidad de la
teología protestante del siglo XX: Barth coloca a Dios por encima
del hombre, Bultmann frente al hombre yTillich en el hombre (me-
diante una decidida fusión entre filosofía y teología). Elabora una
nueva terminología, gracias a lo cual intenta hacer comprensible
el mensaje cristiano y configurar un protestantismo auténticamen-
te universal y abierto. El método de correlación es el instrumento
con el que avanzahacia sus objetivos.
Estudió filosofía y teología en Berlín, Tubinga y Halle. Enseñó
inicialmente en Marburgo, Dresde, Leipzig, Frankfurt, pero debió
abandonar Alemania por formar parte de los socialistas religiosos
y por defender a los estudiantes judíos frente a las amenazas del
nacionalsocialismo. Emigró a los Estados Unidos y enseñó en el
Union Theological Seminary de Nueva York y en Harvard.
Sus cuatro años como capellán militar durante la Guerra Mun-
dial le confrontaron con la crisis de la ideología del progreso y con
la angustia como culpa, lo cual suscitó en él la pregunta por el
sentido del ser que liberara del abismo del absurdo. La experien-
cia del exilio le confrontó con una nueva cultura, lo cual le obligó
a replantear sus conceptos y su terminología.
Tuvo conciencia de encontrarse entre dos épocas, entre dos
mundos, en una revolución que afectaba a todas las dimensiones
de la existencia. La historicidad afecta a toda realidad, también
a la teología y al cristianismo. Mientras Barth buscaba la identi-
dad de una revelación pura, Tillich se esfuerza por interpretarla
y traducirla a la luz de las circunstancias cambiantes, a fin de
hacerla experimentable, practicable y creíble. En la frontera, libro
de carácter autobiográfico para presentarse al público americano,
refleja esa experiencia.
El hombre actual ha perdido la dimensión de profundidad, de
lo incondicionado, de lo religioso. El lenguaje bíblico y teológico se
218 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
ha hecho lejano y distante, por lo que no puede ser presentado de
modo directo. Hay que buscar una vía indirecta, el método de co-
rrelación: respecto a cada una de los grandes símbolos cristianos
hay que preguntarse si afecta realmente lo profundo de nuestro
ser, si nos afecta de modo incondicionado y despierta nueva vida;
sólo así se alcanzaráunaexperiencia nueva del ser o del ser nue-
vo. The Courage to Be recoge y expresa el contenido central de la
fe: el valor para Ser. The New Being condensa ese mismo conte-
nido con referencia a Jesucristo: la experiencia del amor permite
salir de la angustia existencial (o pecado) alaluz de lo acontecido
en Jesucristo, en quien se encarna el Nuevo Ser'
La arquitectura de Sysfe matic Theology refleja el método de
correlación. Cada una de sus cinco partes está dividida en dos
apartados: el primero analiza la situación humana y el segundo
ofrece la respuesta escondida en los símbolos cristianos' A la
pregunta por la razÓn,la respuesta es revelación; a la pregunta
por el ser, D¡os; a la pregunta por la existencia, cristo; a la pre-
gunta por la vida, el Espíritu; a la pregunta por la historia, el Reino
de Dios.
El hombre pregunta por el ser ante la amenaza del no ser,
expresión de la angustia fundamental, que le afecta de modo in-
condicionado. El pecado original no es un evento histórico sino la
alienación que conduce al hombre de la esencia (lo que debería
ser) a la existencia (lo que efectivamente es). En Jesús (que par-
ticipó de la misma angustia que el resto de los seres humanos)
Se hace presente de forma personal el Nuevo Ser, capaz de ven-
cer la alienación ya que vive con plena transparencia su vincula-
ción con Dios (por ello puede ser confesado como Hijo de Dios).
Dios es la profundidad y el fundamento del ser, que nos afecta de
modo incondicionado.
Estos presupuestos le permiten descubrir en todas las viven-
cias humanas la dimensión de profundidad, y por ello la presencia
de Dios y la fe. Existe por tanto íntima relación entre religión y cul-
tura (Sob re la idea de una teotogía de Ia cultura,1920): la religión
es la sustancia de la cultura y la cultura la forma de la religión' En
definitiva es religiÓn (y por ello fe) toda manifestación de la pre-
gunta por lo lncondicionado o por los límites de la existencia.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
r-
LA SECULARIZACIÓN
i CO MO P RO B LEM A TEOIÓC I CO:
I
D. BONHOEFFER
L--
La teología protestante venía afrontando la distancia entre la
nueva sensibilidad cultural y la fe cristiana. Esta distancia se va
mostrando como secularización, como ateísmo, como mundanidad
irreligiosa. La distancia parece un abismo que no puede ser colma-
do. Sin embargo hubo teólogos que pretendieron mirar la seculari-
zación como clave para recomprender el cristianismo. F. Gogarten
y D.Bonhoeffer son las figuras señeras de este itinerario teológico.
Dietriech Bonhoeffer (1906-1945) se ha convertido en sím-
bolo de la teología del siglo XX por su trayectoria intelectual y
personal. Tras sus estudios en teología, que culminaron en su
tesis Communio sanctorum (que especifica en el subtítulo Con'
tribudón dogmática a la sociología de la lglesia), desempeña di-
versos servicios pastorales en Barcelona, Londres, Nueva York.
Cambiará su destino cuando se consagre al servicio de la lglesia
Confesante, renunciando a una incipiente vida académica. Traba-
ja en el seminario de Finkenwalde para formar a los predicadores
de la lglesia Confesante, en oposición a los Cristianos Alemanes
simpatizantes del nazismo. En este período publica Seguimiento,
para reivindicar la "gracia cara" frente a la "gracia barata" de la
vida cristiana burguesa, y Vida comunitariapara expresar sus ex-
periencias eclesiales en el seminario.
Su opción tendrá repercusiones políticas: es cerrado el se-
minario, se le prohíbe enseñar y publicar. En este período es-
cribe su Etica. lmplicado en una conjura para eliminar a Hitler,
es encarcelado y ajusticiado tras pasar por diversos campos de
concentración. Desde la prisión escribe una serie de cartas que
serán publicadas póstumamente bajo el título Resistencia y sumi'
sión, que le convertirá en una celebridad mundial porque afronta
en toda su radicalidad el significado teológico y las repercusio-
nes eclesiológicas de un mundo emancipado, irreligioso, que vive
como si Dios no existiera.

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Bonhoeffer toma nota de un fenómeno histÓrico y cultural: ha
llegado el fin de la religión, la humanidad ha entrado en un pe-
ríodo a-religioso. El ser humano se ha hecho mayor de edad y
no necesita recurrir a Dios. Los conceptos teológicos y cristianos
han perdido toda relevancia. El hombre secular vive sin Dios, so-
luciona las situaciones límite sin recurrir a Dios, que ha pasado a
ser superfluo. El recurso fácil a la apologética, la apelación a las
pruebas de la existencia de Dios, la utilización de las debilidades
y carencias humanas, no son más que falsos métodos para tratar
a los hombres como menores de edad, dependientes de seres
superiores.
Como Barth, adopta una actitud crítica ante la religión. Pero no
para caer en el sobrenaturalismo de la revelación, sino para plan-
tear cuestiones radicalmente distintas y nuevas: ¿qué significa
para el cristianismo entrar en un tiempo no religioso?, ¿se puede
ser cristiano sin ser religioso? Concluye que la forma religiosa
ha sido una modalidad provisional y transitoria del cristianismo.
Hay que realizar una interpretación no religiosa de los conceptos
bíblicos y cristianos, viviéndolos desde la mundanidad del mundo,
sin actitudes polémicas ni apologéticas. Si Dios se hizo hombre y
si Cristo fue abandonado por Dios, el "vivir sin Dios" forma parte
del mensaje bíblico, es el corazón del cristianismo. En el seno de
la profanidad ser cristiano no consiste en ser religioso sino en ser
hombre, en participar del sufrimiento de Dios en la vida mundana,
en existir a favor de los otros. Del mismo modo la lglesia no debe
buscar algo para sí, en cuanto organización religiosa, sino estar
en el mundo a favor del mundo.
F. Gogarten (1887-1967), profesor universitario, afronta la
misma problemática de modo más sistemático. Vinculado inicial-
mente a la teología dialéctica, fue evolucionando para descubrir
en toda su fuerza la secularización y mundanización de la so-
ciedad moderna. Ello se produce en virtud de la dinámica de la
revelación: la creación y la encarnación desdivinizan el mundo;
liberado de su carácter sacral, queda expuesto a la actividad ra-
cional de la humanidad. Este proceso se ha realizado a veces de
modo falso, pero la reacción no puede ser cristianizar el mundo
sino ayudarlo a profundizar su secularidad.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
221
LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIA
ANTE LA RAZÓN CN|NCN:
W. PANNENBERG
Una renuncia tan radical a la historia como la de Bultmann
resultaba insostenible ante las exigencias de la fe y de la misma
razón. Por eso ya en 1953 se intentó una ampliación de los presu-
puestos exegéticos por parte de discípulos del mismo Bultmann:
Kásemann hizo ver que hay datos históricos en los evangelios
que no pueden ser negados por un historiador honesto; el teólogo
además debe dar toda su importancia al hecho de que la memo-
ria de Jesús es presentada bajo forma de relato, para evitar que
se convirtiera en una abstracción vacía. El mismo itinerario fue
seguido por G. Bornkamm, E. Fuchs, G. Ebeling.
Desde un planteamiento más amplio y sistemático fue W. Pan-
nenberg (nacido en 1926) el que recuperó la centralidad de la
historia, superando los reduccionismos de la teología existencial.
Asume con decisión los desafíos de la razón crítica para mostrar
la verdad del cristianismo a partir de la historia, lo que permite a
la teología convertirse en ciencia universal, ya que está en condi-
ciones de comprender la totalidad de lo que existe desde el punto
de vista de Dios.
En sus años de formación fue recogiendo las instancias más
significativas del pensamiento occidental: como alumno de Barth,
recogió la primacía del Dios que se auto-revela; de Jaspers la
necesidad de justificar las pretensiones de validez universal de
la revelación cristiana; de N. Hartmann la confrontación con el
"ateísmo de la libertad"; de K. Lówith el dinamismo de la razón
moderna; E. Schlink le ayudó a adentrarse en el pensamiento es-
colástico, objeto de sus tesis de doctorado y de habilitación; la
lectura de Hegel le ayudó a ver la realidad como historia y a Dios
desde su auto-revelación.
Como profesor en Maguncia y en Munich ha ido elaborando
una grandiosa producción teológica consumada en los tres vo-
lúmenes de la Téología sistemática, en la que recoge y sintetiza
 DE LA TEOLOGíA
ctEN MON/ENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA
importantes publicaciones anteriores' Situado entre Bultmann y
Barth, ha conseguido elaborar una visión teológica singular. Pre-
tende invertir la postura del primero, pero sin las unilateralidades
que reprocha al segundo: caer en una perspectiva estrechamente
eclesial; someterse a la autoridad divina sin justificarla ante la ra-
zón; defender una idea de revelación indiferente a las exigencias
de los métodos críticos.
Si la revelación es histórica, es decir, un evento, no puede
haber otro acceso a ella que la investigación histórica que deja
hablar a los hechos; estos hechos tienen la prioridad respecto a
todo ejercicio de comprensión. La verdadera revelación de Dios
es auto-revelación, si bien nO puede acontecer más que de modo
indirecto a través de los hechos; la revelación plena no puede
darse más que al final de la historia, pero se anticipa en acon-
tecimientos cargados de Sent¡do, especialmente la resurrecciÓn
de Jesús; esta eS accesible a todo aquel "que tenga ojos para
mirar", como repite frecuentemente. Ello no significa que la fe sea
superflua, sino que está reteridaa los hechos históricos. Esta es
la tesis que expuso en una de sus primeras publicaciones Reve'
lación como historia (1961) -
En Antropotogía en perspectiva teológica, Teoría de la ciencia
y teotogía o Metafísica e ¡dea de Dios va ampliando y profundi-
zando los presupuestos que permiten a la teología presentarse
como ciencia universal: la antropología muestra que el hombre
posee una apertura constitutiva a la transcendencia, que la di-
mensión religiosa es esencial a la identidad humana, que Dios
da unidad a la totalidad de lo real' Las religiones condensan esa
estructura antropológica y ontológica, por lo que ofrecen el marco
para que la teología Le conf ronte con todas las anticipaciones de
la revelación definitiva de Dios; así, apoyada en el método histó-
rico y racional, puede otrecer la clave de comprensión de la reali-
dad desde su punto de un¡dad,el Dios de la revelación cristiana.
Su Fundamentos de cristotogíase convirtió también en obra de
referencia por elaborar una cristología "desde abajo" y desde la
Pascua: así, también por wía indirecta, accede a la divinidad de
Jesús. Este planteamiento le sirvió asimismo para desarrollar la
doctrina trinitaria desde las relaciones del Jesús histórico con el
Padre y el Espíritu.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
NUEVO MÉTODO
I,JN
PARA LA TEOLOG'A CATÓ LI CA:
LE SAULCHOIR
La condena de los excesos y ambigüedades del modernismo
no pudo bloquear los intentos por superar las estrecheces del
método neoescolástico. Dos centros teológicos (Le Saulchoir de
los dominicos y Lyon-Fourviére de los jesuitas) protagonizaron un
proyecto de renovación que sería acusado de elaborar una "nue-
va teología" (P. Parente) incapaz de conservar el contenido de la
fe por su tendencia relativista.
Tras su expulsión de Francia los dominicos se establecieron
en Bélgica, en Le Saulchoir, trasladándose posteriormente a Etio-
lles, a las puertas de París, para favorecer el contacto con la cul-
tura contemporánea (entre 1939 y 1971), hasta instalarse en el
convento de Saint-Jacques. Este centro se mantuvo ajeno a la
controversia modernista, pero asumió la tarea que había queda-
do incompleta. Junto a filósofos como Mandonnet y Sertillanges
enseñaron tres teólogos que merecen ser recordados.
A. Garde¡l (1859-1931), primer rector, no era modernista, pero
tampoco deseaba ser antimoderno: defendía la continuidad entre
revelación, dogma y teología (para superar el historicismo moder-
nista) pero afirmaba el primado del dato revelado para relativizar
las construcciones especulativas que se pretendían definitivas e
intocables (E/ dato revelado y la teología). En La credibilidad y la
apologética rechaza la concepción de la fe como aceptación de
verdades reveladas garantizadas por la autoridad de Dios; acen-
tuaba la función de la luz de la gracia que permite descubrir el va-
lor religioso de las verdades reveladas (facilitando una adhesión
intelectual que no pueda ser acusada de extrinsecismo).
M-D. Chenu (1895-1990), rector de 1920 a 1942, marcó con
su impronta el desarrollo posterior. En 1937 escribió un breve
opúsculo Le Saulchoir: una escuela de teologíapara presentar su
método teológico: hay que partir de la revelación como fuente viva
y alma de la especulación; la función positiva de la teología debe
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
superar el "fijismo" de cierta tradición escolástica recuperando el
sentido de la historia y del desarrollo dogmático; la función espe-
culativa debe evitar la repetición de fórmulas rutinarias inspirán-
dose en un tomismo abierto dispuesto a pensar ros problemas. El
retorno a las fuentes debía ir acompañado por la sensibilidad a los
problemas actuales del mundo y de la lglesia. Su obra fue incluída
en el lndice (1942), aunque posteriormente fue rehabilitado.
chenu realizó notables publicaciones sobre er pensamiento
medieval (La teología como ciencia en el siglo xllt) y sobre santo
Tomás (lntroducción al estudio de santo Tomás, santo Tomás de
Aquino y la teologia) desde esa perspectiva metodorógica, situan-
do los temas y los autores en su época y en su contexto, es decir,
historizándolos.
Además estuvo profundamente implicado en ra vida ecresial y
en los dinamismos más innovadores: la Misión de Francia, movi-
mientos especializados de Acción católica, sacerdotes obreros...
contaron siempre con su apoyo. como expresión de la sintonía
con las nuevas realidades convirtió en tema teológico las reali-
dades modernas'. una teología del trabajo. Desarrolló la teología
de los signos de los tiempos para estar ala escucha de las reali-
dades sociales. Desde estos planteamientos ejercería un notable
influjo en elVaticano ll.
Mayor influencia en el último concirio ecuménico ejercerá
Y.M.J- congar (1904-1995). Aunque no elaboró una obra de ca-
rácter sistemático, su producción teológica mantuvo una lógica
coherente, revitalizando el pensamiento católico, especialmente
en la eclesiología y en el ecumenismo. También él debió padecer
sospechas y acusaciones, que le obligaron a abandonar la ense-
ñanza. Su rehabilitación fue total, hasta el punto de ser nombrado
cardenal por Pablo Vl.
El retorno a las fuentes y la investigación histórica permitieron
desbloquear la concepción jerarcológica de la lglesia e introducir
el diálogo con las otras confesiones cristianas. Muchas de sus
obras hicieron época: cristianos desunidos inició una época en
el ecumenismo, verdadera y falsa reforma en ra tgtesia amplió el
horizonte eclesial, Jalones para una teología del laicado contra-
pesó el clericalismo, Tradición y tradiciones flexibilizó los anquilo-
samientos eclesiológicos. . .
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
225
LA' N O UV ELLE TH EOLOG I E" :
H. DE LUBAC
Ya se aplicó al proyecto teológico de Le Saulchoir la desig-
nación "nueva teología". Fue un primer estadio. La designación
se hizo más fuerte respecto a la producción teológica surgida en
torno al centro de Fourviére (Forum Vetus), abierto en Lyon por
los jesuitas tras la primera Guerra Mundial. De allí surgieron ini-
ciativas editoriales, como la prestigiosa colección Sources Chré-
tiennes, para la traducción y comentarios de textos patrísticos,
iniciada en 1942 bajo la dirección de Daniélou y De Lubac con
la colaboración de von Balthasar, así como la colección de en-
sayos Théologie, bajo la dirección de la facultad de Teología de
Fourviére con algunos títulos de gran repercusión. El retorno a las
fuentes y a los autores antiguos se realiza desde claras perspec-
tivas metodológicas y teológicas.
Su presentación programática se encuentra en el artículo
publicado por J. Daniélou (1905-1 974) en Études con el título
Orientaciones actuales del pensamiento religioso (1946). Reco-
noce que el modernismo había planteado un problema real, la
ruptura entre teología y vida; su radicalismo sin embargo acabó
provocando lo contrario de lo que pretendía, generando una at-
mósfera de sospecha y miedo. Resultaba insuficiente la reacción
oficial. Había que continuar la renovación mediante el retorno a
las fuentes, el contacto con las corrientes del pensamiento con-
temporáneo y la sintonía con la vida. Muestra claras críticas frente
al neotomismo y a la teología escolástica, que no ofrece la res-
puesta que se espera de una teología viva: hay que recuperar la
historia, que es extraña al tomismo mientras constituye la estruc-
tura de la teología patrística.
Se desató pronto la polémica. Los teólogos dominicos La-
bourdette y Garrigou-Lagrange (¿Dónde va la nueva teología?)
reaccionaron críticamente contra el artículo de Daniélou, contra
Henri Bouillard (Conversión y gracia en Santo Tomás de Aquino,
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
226
aparecido en 1941 en Théologie y que concluía afirmando: una
teología que no sea actual es una falsa teología) y contra algunos
trabajos de De Lubac. En este contexto se mencionaban también
los nombres de Blondel y de Teilhard de Ghardin. Pío Xll en la en-
cíclica Humani Generis (1950) denunció el desprecio exagerado
hacia los conceptos tradicionales, el olvido del carácter gratuito
de lo sobrenatural y el excesivo recurso a las "ciencias positivas"
en teología. Ello provocó decisiones disciplinares como la retirada
de la enseñanza de De Lubac, el cual sería rehabilitado más tarde
hasta ser nombrado cardenal por Juan Pablo ll.
H. de Lubac (1896-1991) es la figura que se encuentra en el
centro del dinamismo renovador y por tanto de las acusaciones.
Desde muy pronto recibe la influencia de Rousselot, entabla amis-
tad con Teilhard, y reconoce su gratitud a Blondel y a Maréchal.
El abanico de su producción es muy amplio y variado: estudio de
los Padres, historia de la teología, análisis del ateísmo contem-
poráneo, defensa y edición de obras de Teilhard, reflexiones de
carácter eclesiológico, diálogo con las religiones no cristianas. ..
Su primera obra significativa es Catolicismo. Los aspectos
sociales del dogma (1937), que trata de superar la vivencia in-
dividualista de la fe destacando sus aspectos interpersonales y
la verdadera catolicidad del cristianismo. Corpus mysticum. La
eucaristía y ta lglesia en la Edad Media (1944), que rompe el
presupuesto de un crecimiento lineal desdé la Escritura hasta la
Escolástica; en ocasiones se producen alteraciones perjudiciales,
como la transferencia a la lglesia de la designación "Cuerpo mís-
tico", inicialmente atribuída a la eucaristía.
Mayor repercusión en la controversia señalada tuvo Surnatu-
ret (1946), que posteriormente se ampliará a los dos volúmenes
Et misterio del sobrenatural y Agustinismo y teología moderna
(1965). Critica las consecuencias de la introducción del concepto
"naturaleza pura": defiende el deseo natural de ver a Dios para
disminuir la distancia y el extrinsecismo entre lo natural y lo so-
brenatural; el orden concreto en que vive el ser humano es el de
la alianza y la gracia, por lo que sería artificial pensar en un Dios
creador que no incluyera la previsiÓn de la felicidad eterna.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
EL MOVI MI ENTO LITÚ RG ICO
En el retorno a las fuentes, junto a la recuperación del dato bíbli-
co y de la tradición patrística, hay que mencionartambién la recupe-
ración y la revalorización de la liturgia: una auténtica teología de la
liturgia no sólo renueva la eclesiología sino que ofrece claves funda-
mentales para la comprensión del misterio cristiano en su conjunto.
En elsiglo XX debe ser mencionada ante todo la aportación de odo
Casel, que cayó en un terreno abonado por otros autores integra-
dos en lo que se ha denominado "movimiento litúrgico".
Su inicio se sitúa en la obra de Dom P. Guéranger (1BOS-
1875), sacerdote de la diócesis de Le Mans que restauró la vida
benedictina en solesmes (1833). Ya en consideraciones sobre la
liturgia católica (1830) presentó la liturgia como fuente originaria
de la oración eclesial y medio fundamental para alimentar la vida
cristiana. Con sus lnstituciones litúrgrbas contribuyó a superar la
tendencia galicana del clero francés mediante la adopción del rito
romano. En El año litúrgico mostraba la manifestación de Jesu-
cristo y de sus misterios en la vida de la lglesia y del creyente.
Dom Columba Marmion (1858-1923), abad de Maredsous
y profesor en Lovaina, escribió Jesucristo en sus misterios a la
luz del ciclo litúrgico para mostrar su significado de cara a la di-
vinización del creyente. Destaca la centralidad del misterio pas-
cual, integrando la pasión, la muerte y la resurrección. P. Parsch
(1884-1954) encauzó el movimiento litúrgico hacia la vida parro-
quial, buscando caminos prácticos para la participación activa y
la renovación de la vida parroquial. Alcanzó gran repercusión con
sus traducciones del Misal y del Breviario así como con obras
como El año litúrgico y Sigamos la santa misa. El motu proprio
de Pio x rra le sollecitudini(1903) es considerado como la carta
magna del movimiento litúrgico: aunque dirigida sobre todo a la
renovación de la música sacra, buscaba fomentar la participación
activa (actuosa participatio) en los misterios de la liturgia.

228 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
A.l.Schuster (1880-1954), romano, monje y abad en San
Pablo, arzobispo de Milán, publicó el Liber Sacramentorum, con-
tribuyendo a divulgar expresiones como "triduo pascual" o "sa-
cramento pascual". L. Beauduin (1873-1960), monje en Mont-
César, profesor en el Anselmianum, fundador del monasterio
ecuménico de Amay (luego en Chevetogne) y de la revista /ré-
nikon, hizo resonar su aldabonazo en el Congreso de Malinas
(1909) denunciando la gran separaciÓn entre la piedad del pueblo
fiely la celebración litúrgica y señalando como objetivo pastoral la
introducción del pueblo en la liturgia para evitar el individualismo
y las desviaciones en la piedad. R. Guardini (1885-1968), profun-
damente vinculado a Maria Laach y protagonista en otros campos
del pensamiento, presentó en El espíritu de la liturgia (1918) la
importancia de la liturgia para restaurar el sentido cristiano de
la vida y la dimensión eclesial (pues el sujeto de la liturgia es la
asamblea reunida).
Odo Casel (1886-1948) realizÓ la aportación más fecunda
con su teología de los misterios. Monje en María Laach, se doc-
toró en teología con una tesis sobre la celebración eucarística en
san Justino y en filosofía con otra sobre el silencio místico de los
filósofos, lo cual le permitió percibir y desarrollar la analogía entre
los misterios de las religiones antiguas y la liturgia cristiana. Nom-
brado en 1922 capellán de las benedictinas de Herstelle, contri-
buyó al florecimiento del monasterio mediante la conjugación de
teología, espiritualidad y liturgia.
Con su teología de los misterios ofrecía una base ontológica a
la experiencia sicológica y al compromiso moral de la vida cristia-
na. La verdadera realidad cristiana se hace presente en la cele-
bración litúrgica: esta no es un mero recuerdo ni tan sÓlo una re-
presentación del pasado, sino una verdadera actualización de los
misterios de Cristo. De este modo enriquecía los conceptos esco-
lásticos. El creyente participa realmente en los actos redentores
que constituyen el misterio de Cristo. Su planteamiento suscitó
fuertes controversias tanto desde el punto de vista histórico como
teológico. Pio Xll en Mediator Dei (1947) recogió algunas de sus
ideas, aunque algunos percibieron también ciertas matizaciones.
Su perspectiva será recogida con claridad en elVaticano ll.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
KARL RAHNER
K. Rahner (1904-1984) es considerado, juntamente con von
Balthasar, el teólogo católico más influyente del siglo XX. Su ca-
pacidad especulativa, con un profundo conocimiento de la historia
de la teología, le permitió replantear el conjunto de la teología: el
giro antropológico. Su influjo se prolongó, más allá de sus propios
escritos, por haber dirigido o fomentado diccionarios o coleccio-
nes que se han convertido en punto de referencia para la teología
católica: la segunda edición d.el Lexikon fürTheologie und Kirche,
Sacramentum Mundi, Handbuch der Pastoral Theologie, Myste-
rium Salutis, Quaestiones Disputatae, la revisla Concilium...
La fuerza especulativa de Rahner estaba al servicio de una
profunda preocupación pastoral y espiritual. Su preocupación
pastoral le empujaba a hacer comprensibles los misterios cris-
tianos para los hombres formados en la mentalidad moderna,
buscando un método que evitara las resonancias míticas o extrin-
secistas del mensaje cristiano. Su preocupación espiritual proce-
día del influjo de los Ejercicios de san lgnacio de Loyola y de su
deseo de hacer experimentables y practicables existencialmente
los contenidos de la fe.
Nacido en Friburgo de Brisgovia, ingresa en el noviciado jesui-
ta de Felkirch (Austria) realizando la profesión en 1922. Estudió
filosofía en Pullach desde una impostación tomista, pero comen-
zó arecibir la influencia de Rousselot y de J. Maréchal, exponente
del tomismo transcendental. Sigue cursos de Heidegger en Fri-
burgo. Su tesis en filosof ía sobre el conocimiento en santo Tomás
fue rechazada porque se le reprochaba una interpretación ajena
a los textos. Posteriormente será publicada bajo el título Espíritu
en el mundo. Dedicado posteriormente a la teología enseña en
lnnsbruck, Munich y Münster. También debió padecer medidas
disciplinares y censuras previas a la publicación de sus escritos.
En el concilio Vaticano ll ejerció una notable influencia.

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
Su aportación más original es introducir el giro antropológico
en teología, mediante la aplicación del método transcendental.
Con ello pretende recoger las instancias del pensamiento moder-
no tal como se habían manifestado en el idealismo alemán. Se ha
comparado su proyecto a lo realizado por Schleiermacher en el
ámbito protestante. La analítica existencial de Heidegger le ayudó
a acentuar la dimensión antropológica.
Una de sus primeras obras Oyente de la palabra muestra, a
nivel de teología fundamental, la fecundidad de su método: el ser
humano, por la apertura y el dinamismo espiritual que le caracte-
riza, se descubre a sí mismo con el ser que está a la espera de
una (posible y libre) revelación de Dios. De este modo la Palabra
de la revelación no acontece como un hecho imprevisto o extrín-
seco, sino como respuesta a la expectativa humana.
El desarrollo del método transcendental se extiende a los di-
versos temas teológicos: buscar en el ser humano las condiciones
de posibilidad que hacen creíble y aceptable (existencialmente) el
anuncio cristiano. Los Escrifos de Teología recogen artículos di-
versos sobre los más diversos temas de la teología. De este modo,
por ejemplo, la unión hipostática pierde sus resonancias extrañas
para mostrarse como la consumación de lo humano y como la
meta a la que apunta la evolución entera de la realidad: acontece
en el caso de Jesús aquello para lo que todo ser humano está
abierto. Por ello podrá decir que la antropología es una cristología
deficiente y que la cristología es una antropología consumada.
El teocentrismo y el antropocentrismo dejan de contraponerse
para integrarse en un dinamismo común. El Curso fundamental de
la fe es la presentación sistemática más global y unitaria de su
pensamiento. El ser humano está abierto al Misterio santo, que le
envuelve y le penetra. Desde el punto de vista cristiano se puede
afirmar que el Dios Misterio absoluto se ha autocomunicado al es-
píritu humano. En consecuencia todo hablar sobre Dios será un ha-
blar sobre el hombre, y todo hablar sobre el hombre será un hablar
sobre Dios. Más aún, el hombre se encuentra en una situación de
existencial sobrenatural: previamente a la recepción sacramental
de la gracia está ya abrazado por la voluntad salvífica universal de
Dios. Desde este presupuesto se desarrolla la teoría del cristianis-
mo anónimo, una de sus hipótesis más conocidas y discutidas.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
H. U.VON BALTHASAR
Von Balthasar (1905-1988) es el único teólogo católico del si-
glo XX calificado como "genio universal" o "el hombre más culto
de nuestro tiempo" (De Lubac). Ingresado en la Compañía de Je-
sús estudió en Pullach y Fourviére, donde colaboró en la revalo-
rización de los Padres. Se doctoró en Germanística con una tesis
sobre Historia del problema escatológico en la literatura alemana
moderna, publicada como Apocalipsis del alma alemana (3 vols.),
donde plantea la "alternativa" entre Nietzsche y Kierkegaard so-
bre la auténtica figura del amor: como esfuerzo titánico por po-
seer y disfrutar o como humillación de la entrega hasta la muerte
según el modelo del Crucificado. La segunda opción marcará su
itinerario intelectual y teológico.
En 1939 elabora con Rahner un proyecto de Dogmática que
considera imprescindible para superar el carácter abstracto y
ahistórico de la filosofía y teología que había estudiado. Se retiró
del proyecto inicialmente por su dedicación a la pastoral entre
jóvenes, y después por divergencias de mayor calado teológico.
Publica un libro sobre la Verdad, entendida como epifanía y ma-
nifestación de la realidad. En Basilea entra en contaclo con Karl
Barth sobre el que escribirá una magnífica monografía. Publica
una trilogía sobre los Padres: Máximo el Confesor (Lifurgia cós-
mica), Orígenes, Gregorio de Nysa, y numerosas traducciones de
autores diversos (Bernanos, Juan de la Cruz, C.S. Lewis...). Su
encuentro con Adrienne von Speyr, protestante convertida al ca-
tolicismo, marcó un nuevo rumbo a su vida. No sólo recogerá sus
visiones místicas como alimento de su propia teología, sino que
le llevará a abandonar la Compañía al fundar el instituto secular
Johannesgemeinschaft. Renunciando a la vida universitaria, de-
dicó sus esfuerzos a la editorial Johannesverlag, donde aparece-
rían sus escritos. Ausente del Vaticano ll y vigilante denunciador
de algunos excesos en su recepción, padeció el aislamiento y el
ostracismo. Progresivamente se fue abriendo camino su inmensa

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
obra, que culminó en su nombramiento como cardenal. Murió re-
pentinamente cuando se disponía a viajar a Roma para recibir el
capelo cardenalicio.
lnicialmente intentó un pensamiento capaz de interpelar a
sus contemporáneos por la vía del diálogo y de la apertura, que
expresó en Abatid los muros. Pero en La cuestión de Dios del
hombre actual refleja la decepciÓn ante tal intento. Progresiva-
mente constató en el seno de la lglesia los peligros de muchas
reclamaciones y reformas (sometimiento al mundo, primacía de
lo político, disolución de la cruzy del martirio...). En este contexto
elevó su voz con obras significativas: Quién es cristiano, Puntos
centrales de la fe, Complejo antirromano. Lo específico cristiano
queda condensado en Sólo el amor es creíble.
lntenta encontrar su camino entre dos reduccionismos: el an-
tropológico, que reduce la revelación a la subjetividad humana
(como percibe en Rahner, según denuncia en Cordula o el caso
serio); el cosmológico, que reduce lo absoluto de Dios al ámbito
del mundo y de las creaciones humanas. Frente al influjo del idea-
lismo alemán o del evolucionismo darwinista opta por Goethe,
que ayuda a captar la forma o figura global del hecho cristiano
en su manifestación. Así pretende superar los tres abismos que
socavan la teología:separaciÓn entre exégesis y sistemática (que
dificulta la percepción de la revelación), entre espiritualidad y dog-
ma (frente a lo que propone una "teología de rodillas"), entre filo-
sofía y teología (el cristiano debe hacer metaf ísica en razón de su
fe para salvar la belleza del ser, del don recibido).
Su obra cumbre son los 15 vols. de su Trilogía, cuyo hilo con-
ductor es el amor tal como se realiza en la Trinidad: Gloria (Una
Estética teológica) presenta la belleza de la gloria de Dios en
su manifestación, desde la figura arquetípica de Cristo (en la
"forma deforme" de la cruz); Teodramática relala la acción de
Dios como protagonista en la historia de la libertad humana; la
belleza se ofrece como bien al ser humano, cuya libertad llega
a rechazarlo; Teológica profundiza la verdad de lo que se ha
manifestado y entregado. La Teología de los tres días (Myste-
rium paschale\, en Mysterium Salutis, condensa el nÚcleo de su
aportación teológica.
LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
T---
I
I
CONCILIO VATICANO II
I
I
L__
I
ElVaticano ll condensa el esfuerzo de renovación teológica del
siglo XX, confirmando la reubicación de la lglesia en un contexto
más amplio que el dibujado por elVaticano l. El retorno a las fuen-
tes y la sintonía con la sensibilidad humana facilitaban el encuen-
tro de la lglesia con el mundo moderno. Es significativo el hecho
de que los teólogos más influyentes en el ámbito conciliar habían
sido objeto de sospechas y de censuras en los años anteriores.
El concilio fue anunciado, de modo sorprendente e inespe-
rado, por Juan Xlll el 25.1.1959 y convocado oficialmente el
25.12.1961. La inauguración tuvo lugar el 11.10.1962 y se desa-
rrolló durante cuatro períodos, en los otoños de los años 1962 a
1965. La clausura solemne tiene lugar el 8.12.1965. El número de
obispos ascendió a 2.500 (mientras que en Trento asistieron unos
250 y en el Vaticano I unos 750). Son la representación de una
lglesia auténticamente mundial, signo de la entrada en un período
nuevo en la historia de la lglesia Católica.
La situación eclesial en el momento de la convocatoria delcon-
cilio era pacífica (a diferencia de otras convocatorias semejantes).
No había grandes controversias doctrinales que necesitaran una
intervención del Magisterio. Juan Xlll pensaba fundamentalmente
en la reunificación de los cristianos y en la actualización (aggior-
namento) y revitalización de la lglesia; en este sentido tiene un
planteamiento marcadamente pastoral: no condenar errores sino
mostrar de modo más nítido la verdad cristiana (sabiendo dis-
tinguir entre el contenido de la fe y las formas de presentación);
teniendo en cuenta los "signos de los tiempos" tender un puente
con el mundo contemporáneo e invitar a todos los hombres al
seno de la lglesia.
Para lograr tales objetivos hubo que superar enormes tensio-
nes e incomprensiones. De hecho la mayoría de los documentos
elaborados por las comisiones preparatorias fueron rechazados
 LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX
CIEN MOTVENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGiA

por los Padres conciliares. La nueva sensibilidad teológica y las LATEOLOGíA ORTODOXA
urgencias de la realidad van configurando el perfil novedoso de
un concilio novedoso, pues por primera vez llegan a una asam- EN OCCIDENTE
blea conciliar temas inéditos: la libertad religiosa y de conciencia,
las relaciones con el mundo, las religiones no cristianas... Es (por
primera vez) un concilio de ta tglesia sobre la lglesia, pero conju-
gando una visión hacia dentro (ad intra) y hacia fuera (ad extra);
La revolución bolchevique en Rusia provocó la emigración de
esa doble perspectiva determina la estructura de los textos conci-
numerosos intelectuales (también teólogos) a Europa occidental.
liares. Hubo también hechos cargados de simbolismo: la creación
Fundaron en París el instituto de San Sergio y en Nueva York el
de un Secretariado para la unidad de los cristianos, la presencia
seminario de San Vladimir. Ello permitió su presencia activa en el
de observadores no católicos, la colaboración de los laicos en ámbito ecuménico y un diálogo fecundo con la teología católica.
asuntos de su competencia, el levantamiento de la excomuniÓn
del Oriente ortodoxo... S. Boulgakov (1871-1944) es la figura más destacada. Hijo
de un sacerdote, pero caído en el ateísmo hasta los 30 años, fue
El Vaticano ll elaboró tres tipos de documentos: constitucio-
profesor de economía política en Moscú; por influencia de Solo-
nes, que ofrecen las grandes proposiciones doctrinales y las op-
viev pasó del marxismo al idealismo filosófico y posteriormente
ciones pastorales; decretos, que aplican a campos concretos lo
a la Ortodoxia. Exiliado en Praga (1922) pasó a enseñar en San
afirmado en las constituciones; declaraciones, que son manifesta-
Sergio (1924). De Soloviev hereda el proyecto de una cultura re-
ciones solemnes sobre cuestiones importantes para la misión de
ligiosa para la construcción cristiana de la historia: Apocalipsis y
la lglesia y para su diálogo con las realidades del mundo.
socialismo compara el marxismo con la utopía del milenarismo
Sacrosanctum Concitium, es la constitución dedicada a la li- judío (el proletariado es un mesías colectivo) .En lglesia y civiliza-
turgia: asume las aportaciones del movimiento litúrgico, presenta ción indica que la civilización verdaderamente cristiana descubri-
la liturgia como culmen y fuente de la vida de la lglesia ya que es rá la verdad del socialismo y lo vencerá desde dentro.
la presencia sacramental de la historia salvífica, la actualización
Su pensamiento teológico gira en torno alteandrismo, talcomo
ritual del misterio pascual, y señala los criterios para su refor-
se condensa en el dogma cristológico: supera las antinomias del
ma. DeiVerbum eS la constitución sobre la revelación: la presenta
pensamiento, especialmente entre transcendencia e inmanencia.
como automanifestación personal de Dios (y no como "verdades
Como quicio de la síntesis recurre a la Sofía, categoría que toma
doctrinales a aceptar por la autoridad divina"), la articula con la
del Antiguo Testamento y de diversas tradiciones filosóficas y re-
Tradición en cuanto brotan del mismo manantial, reconoce la va-
ligiosas. En Boulgakov deja de ser un principio cosmológico para
lidez de los géneros literarios, expone su verdad como salvífica.
ser vista desde la cristología: es el principio de conformidad y co-
Gaudium ef Spes (denominada "constitución pastoral") ofrece
rrespondencia que hace posible la unión teándrica, pues sin este
una antropología cristiana como presupuesto para la relaciÓn de
elemento la Encarnación aparecería como un acto arbitrario de la
la lglesia con el mundo y con las realidades terrestres'
omnipotencia divina; no es un imprevisto ontológico para el mun-
La columna vertebral es Lumen Gentium, que presenta la lgle- do ni una novedad para Dios: el Lógos posee desde la eternidad
sia en el dinamismo de la economía trinitaria y desde la igualdad un aspecto humano en su divinidad, es el rostro humano del Dios
fundamental de todos los miembros del Pueblo de Dios; en su eterno. La Sabiduría de Dios. Compendio de sofiología ofrece un
Seno tienen sentido las diferencias de carismas y ministerios; re- resumen como intento de clarificación.
cupera la idea de la colegialidad episcopal; acentúa la dimensión
escatológica de la lglesia peregrinante'
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTATES DE LA HÍISTORIA DE LA TEOLOGIA

Su sistema se condensa en una trilogía: Sobre el Verbo en-

carnado (cristología), El Paráclito (neumatología), La Esposa del
Cordero (eclesiología, creación, antropología y escatología). La
clave es la doctrina trinitaria, como amor kenótico y sacrificial que
da origen al ser humano como deiforme, que irá purificándose
hasta la consumación final (el infierno sería un fracaso de Dios).
G. Florovski (1893-1986), opuesto a la sofiología, defiende
una teología neopatrística, presentada con tuerza en el Congre-
so de Atenas de 1936. Sus aportaciones se condensan en Los
Padres orientales y los Padres bizantinos y en Los caminos de la
teología rusa. V. Lossky (1903-1958) ofrece en La teología mís-
tica de la lglesia de Oriente (194Q el primer intento notable de
síntesis neopatrística: la meta de la teología es práctica, servir a
la unión con Dios según el ideal religioso de los Padres griegos.
Retoma la doctrina de Palamas sobre las energías divinas como
alternativa a la sofiología. Partiendo de una neta diferenciación
entre la economía del Hijo y del Espíritu ve la inserción católica
del Filioque como causa fundamental del cisma entre Oriente y
Occidente; posteriormente descubre la complementariedad entre
ambas tradiciones.
P. Evdokimov (1901-1070), laico y casado (experiencia con-
densada en El matrimonio, sacramento del amor) obtiene el doc-
torado con Dosfoievski y el problema del mal. Obras como La
ortodoxia, Las edades de la vida espiritual, El Espíritu Santo en
la tradición ortodoxa transmitirán al mundo occidental las rique-
zas del pensamiento oriental. Se apoya en la síntesis neopatrís-
tica y neopalamita de Lossky pero con la voluntad de incluir las xt. Los CAMINOS
grandes intuiciones de los filósofos religiosos rusos: Cristo en el
pensamiento ruso profundiza la implicación entre espiritualidad PARA EL SIGLO XXI
ortodoxa y sensibilidad rusa.
N. Afanassieff (1893-1966) en La lglesia del Espíritu Santo
desarrolla una eclesiología eucarística, que privilegia el rango
eclesiológico de la comunidad eucarístíca. J. Meyendorf (n.1926)
dedica sus trabajos a la historia bizantina, especialmente a Pa-
lamas (recuperado como testigo cualificado de la tradición or-
todoxa),, siempre con preocupación de apertura ecuménica. A.
Schmemann (n.1921) ha desarrollado especialmente la teología
litúrgica, la cual expresa la naturaleza sacramental de la lglesia.
 El siglo XX ha sido el escenario de una intensa efervescencia
teológica que, desde el punto de vista católico, se decantó en el
concilio Vaticano ll. La teología expresa la vida de la lglesia en
sus expectativas y en sus incertidumbres, pero a la vez el hori-
zonte para seguir avanzando a través de la historia; el Vaticano ll
refleja la autoconciencia de una lglesia que aspira a salir de las
estrecheces del pasado.
Pero las circunstancias culturales y sociales siguen evolucio-
nando, planteando nuevos interrogantes, nuevas encrucijadas,
nuevas experiencias de la realidad y de su complejidad. En el
último tercio del siglo XX van surgiendo y se van consolidando
nuevas figuras de la teología, como reflejo de la nueva autocon-
ciencia que iban asumiendo amplios sectores de la lglesia y que
van a determinar los caminos del siglo XXl.
Presentaremos la figura de J. Moltmann, pues refleja un itine-
rario en el que va recogiendo las instancias culturales de cada
momento como aliento de su pensamiento. Pero no para caer en
la sociología cultural sino como esfuerzo estrictamente teológi-
co. Y tampoco como sometimiento a las modas cambiantes sino
como fidelidad creadora a una vocación teológica coherente.
A continuación presentaremos las dos coordenadas que de
modo más decisivo han removido las aguas teológicas en el pe-
ríodo posterior al Vaticano ll: a) la importancia adquirida por la
razón práctica y por la praxis en el pensamiento y en la actividad
social no podía dejar de repercutir en el método teológico, como

240 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
lo manifiestan las teologías de la praxis y de la liberación; b) el
encuentro efectivo con las religiones en SU pluralidad (unido a
la negativa de la Ilustración a conceder validez universal a los
hechos históricos) no podía dejar de repercutir en la valoraciÓn
de la Encarnación y del significado salvífico de Jesucristo, dando
origen a la teología pluralista de las religiones.
La conmoción producida en los lugares teológicos provoca
nuevas figuras de la teología y en consecuencia una proliferaciÓn
de ellas: la teología se hace contextua{ porque ha de ser fiel a los
contextos múltiples que caracterizan a un cristianismo verdade-
ramente mundial; dentro de la misma lógica, aunque desde otra
perspectiva, la teología se debe hacer ecuménica y misionera
como expresión del carácter global de la salvaciÓn cristiana y del
carácter planetario de su acción evangelizadora.
Como conclusión presentaremos el pensamiento teológico de
J. Ratzinger, prolongado en el magisterio de Benedicto XVl, que
ofrece una filosofía primera, una razÓn de la caridad, una ontolo-
gía relacional, como alternativa al relativismo cultural y al nihilis-
mo moral, desde el núcleo genuino del mensaje cristiano.
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
241
JURGEN MOLTMANN
J. Moltmann (n. 1926) creció en un ambiente secular, participó
en la Segunda Guerra Mundial y pasó tres años en un campo
de prisioneros, constatando la pérdida de esperanza de muchos
compañeros. La lectura de la Biblia le descubrió al Dios que se en-
cuentra en los corazones destrozados. Estudió teología en Gottin-
ga, en el ámbito de la ortodoxia barthiana, pero vió la necesidad
de superar sus estrecheces, para aportar respuestas positivas a
los desafíos culturales del período postbélico. De Lutero apren-
dió el carácter liberador de la justificación por la fe y de Heger ra
tuerza dialéctica de la cruz y de la resurrección de Jesús. pronto
alcanzó la perspectiva escatológica de la misión universal de la
lglesia hacia el Reino de Dios en camino, hilo conductor de todo
su itinerario teológico. Tras servir cinco años como pastor, enseñó
en Wuppertal, Bonn y Tubinga.
La teología no es defensa o profundización de las verdades
tradicionales (que no pretende negar), tampoco un positvismo bí-
blico orientado a la proclamación de un mensaje atemporar. Er
método y el contenido de la teología se constituyen desde la ins-
tancia bíblica en su confluencia con los desafíos e interpelaciones
del presente, pues sólo así brota el aliento originario de la reve-
lación. La razón post-marxista le hace ver que la teología ha de
buscar no la comprensión de la realidad sino su transformación;
será una constante aventura, un experimento continuo, producto
de la imaginación creyente.
La pasión por el Reino y por su mesías, junto con la influencia
de Barth, le empuja a ir más allá de la teología liberaly de la teoro-
gía eclesial. La escatologíay la cruz son la denuncia del presente
y la emergencia de las posibilidades de un futuro que rompe con
los sufrimientos del presente. El diálogo con E. Bloch le descubre
el principio-esperanza, en el cual confluyen la revelación de Dios
y la experiencia secular. Dentro de esta perspectiva constante, su

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGíA
242
producción permite distinguir dos momentos: la elaboración de
lna trilogía teolÓgica básica, y el repensamiento sistemático de
los distintos tratados teológicos.
La obra que Ie hizo célebre fue Teología de Ia esperanza
(1964). El verdadero problema de la teología es el futuro, que se
anticipa desde el presente, lo cual sólo puede ser alcanzado por
la esperanza. La razón teológica es spes quaerens intellectum
(spero ut intelligam). Ello significa poner en el centro la escato-
logía, que no es el estudio de las realidades últimas, sino de las
reál¡dades'primeras (del Dios que crea la vida y del Cristo resuci-
tado). La lglesia es la comunidad del éxodo, que no se acomoda
a la realidad sino que vive de la esperanza como entrega al Reino
de Dios y a la renovación del mundo.
El Dios crucificadopone en el centro lacruz, que empuja a in-
sertarse en las contradicciones de la historia, ya que Dios se ma-
nifiesta en su contrario, en la agonía y muerte de Jesús' El teísmo
clásico debe dejar paso a una teoría crítica de Dios, que busca
caminos de salida entre los círculos diabólicos que dominan la
realidad. La lglesia fuerza det Espírifu presenta una eclesiología
que rompe con la cristiandad de la religiosidad burguesa, desen-
mascara todo intento de reconciliaciÓn idealista desde la misión
del Espíritu y desde un conocimiento crucificado y crucificante'
Progresivamente abre una perspectiva más ecuménica y uni-
versal, superando su visión eurocéntrica y SUS presupuestos pa-
triarcales. Trinidad y Reino de Dios elabora una doctrina social y
estaurológica del Dios trinitario, desde una ontología social y rela-
cional. Diós en la creación desarrolla un panenteísmo que incluye
una visión ecológica del acto creador y descubre en la naturaleza
entera la impronta del Dios trinitario. El camino de Jesucristopre-
senta una cristología desde los sufrimientos no redimidos de la
humanidad, por lo que Jesús no puede ser anunciado más que
como el Mesías en camino entre los dolores escatológicos de
la creació n. Et Espíritu de la vida busca las huellas del Espíritu
incluso en las tragedias históricas (pneumatologia crucis\ para
avanzar desde la kénosis del Espíritu hacia la recreación de todas
las cosas. La venida de Dios ofrece una escatología como nuevo
comienzo, como la apertura de la historia eterna de la vida'
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
243
TEOLOGIA DE LA PRAXIS
Y DE LA LIBERACIÓN
Ya desde mitad del siglo XX se multiplicaron las "teologías del
genitivo": de las realidades terrestres, del trabajo, del desarrollo,
del progreso, de la historia... Se pretendía elevar las expresiones
de la vida humana, del mundo moderno, a rango teológico (no
sólo como ámbito de la acción moral). La nueva relación entre
natural y sobrenatural, entre sagrado y profano, ofreció los presu-
puestos fundamentales. Gaudium et Spes significa la recepción
oficial de tales perspectivas.
Esta mediación entre fe e historia, entre revelación y expe-
riencia, adquiere una notable inflexión con la introducción de la
categoría praxis, tal como hemos visto en Moltmann. Esto signifi-
ca un salto epistemológico en la actitud humana ante la realidad,
tal como se ve en la prioridad de la razón práctica en Kant y en
la dialéctica desarrollada por Marx: no basta conocer la realidad,
hay que transformarla; no basta ver la realidad social como un
dato neutro, sino insertado en estructuras de explotación y opre-
sión (el pobre es en realidad un empobrecido, alguien hecho po-
bre por los ricos y poderosos).
Estas perspectivas afectaron profundamente a la teología y
a la presentación del mensaje cristiano: ¿basta decir que Dios
es bueno o hay que verificar esa bondad mediante la praxis?,
¿puede estar la lglesia recluída en un espiritualismo atemporal
al margen de los procesos de revolución social?, ¿puede hablar-
se de una salvación desgajada del compromiso con los pobres y
desfavorecidos? Estas preguntas han replanteado muchos ámbi-
tos del quehacer teológico católico.
J.B. Metz (n. 1928), discípulo de Rahner y profesor en Müns-
ter, elabora su teología como reSpuesta a estos interrogantes,
recurriendo a pensadores neomarxistas como Adorno y Horkhei=
mer. Antropocentrismo cristiano. Sobre la forma mental de Tomás
de Aquino prepara el terreno para mostrar en Teología del mundo
 rl
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
245
CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
244

positivo de
las raíces cristiands del mundo moderno y el sentido LATEOLOGíA PLURALISTA
en el pro-
la secularización. El paso decisivo lo ofrece con lglesia
ceso de ta ttustración. Aspectos de una nueva teología
política: DE LAS RELIGIONES
toda con-
la lglesia, como institución social crítica, debe superar
pues conduce a la
,"p-.ion metafísica o existencial de la historia,
desde la "reserva
privatización de la fe; hay que des-privatizarla
(libertad, paz,
bscatológica" y desde las promesas mesiánicas La experiencia real de la pluralidad de religiones, la conviven-
justicia...¡ para establecer una relación dialéctica con el presente cia con personas de creencias distintas, la necesidad de coopera-
desde el"re-
á t¡n O" transformarlo. Esta perspectiva Se profundiza ción de todas las personas religiosas para afrontar los problemas
que reclama la solidaridad con todos de la humanidad, han provocado otro de las replanteamientos
cuerdo peligroso" de Jesús,
ha de ser "memoria passionis, mortis et
los sufrientés; la teología fundamentales del quehacer teológico: ¿cómo pensar la particu-
resurrectionis lesu Chñsli"'. Fe en la historia y en Ia sociedad'Esla laridad cristiana en el seno del pluralismo religioso?, ¿cómo evitar
,,razónanamnética" debe llevar a la lglesia Más atlá de Ia religión las resonancias fundamentalistas de la confesión de Jesús como
burguesayapresentarlacompasióncomoprogramaeclesiala salvador único y universal?, ¿cómo justificar ante la razón que
nivel mun dtal Memoria Passionis' Dios se ha revelado de modo pleno y absoluto en un único punto
la teolo- de la historia humana?
Esta inflexión de la teologíaalcanzaun nuevo nivel en
gía de la liberación, elaboraáa desde la praxis, es decir, desde
el
Tradicionalmente las religiones eran consideradas desde fue-
pobres, lugar privilegiado
óorproriso real con las luchas de los ra y desde lejos, y por ello de modo negativo: la necesidad del
del
del quehacer teológico. se trata de una recepción creativa bautismo y de la pertenencia a la lglesia para la salvación pare-
Mundo, inicialmente Latino-
Vaticano ll en los páfset del Tercer cía destinar ala condenación a la mayoría de la humanidad. La
en Me-
américa. La Confeiencia del Episcopado latinoamericano situación fue cambiando paulatinamente: la teología liberal y el
cristo como liberación de todas
dellín (1968) presentó la obra de método de la historia de las religiones facilitó otro modo de acer-
la salida de la "situaciÓn de pecado"
las esclavitudes, reclamando camiento a ellas; el Vaticano ll reconoció en ellas elementos de
que es la violencia institucionalizada. Flotaba en el ambiente
la
verdad y santidad y fomentó el optimismo salvífico; Rahner llegó
necesidad de elaborar una teología de la liberación, tarea reali-
a hablar de "cristianismo anónimo" y de la legitimidad de las otras
(n'
zadasobre todo por el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez religiones.
justifica el
1g2B). En Apunies para una teología de Ia tiberacón La verdadera inflexión fue realizada por la (llamada) teología
de la
abandono de Ia teoiogía del desarrollo en favor de
la clave
liberación y fe pluralista de las religiones, en cuanto pluralismo consecuente que
liberación, de la que olou.¡a el método en Praxis de valora positivamente la pluralidad de las religiones: este hecho exi-
cristiana, hasta llegar a la presentación sistemática
en Teología
ge un cambio de paradigma no sólo en la valoración de las otras re-
de ta tiberación (1971). ligiones sino en el modo mismo de entender la teología, que debe
L Boff (n. 1938) contribuyó notablemente a la consolidación superar el exclusivismo e intolerancia que la ha caracterizado.
de esta figura de lá teología al elaborar la primera cristología, John Hick (n.1922) puede ser considerado como portavoz de
para nuestro
Jesucristi tiberador. Ensiyo de cristotogía crítica esta "revolución copernicana" en la autocomprensión del cristia-
y liberación .del
tiempo (1g74'),y otros tratádos teológicos (Gracia nismo: hasta ahora se consideraba que todas las religiones es-
y de Ia gracia; Eclesiogénesis' Las
hombre. Experíencia doctrina taban girando en torno a Cristo; ahora hay que empezar a ver a
comunidades de base reinventan ta tgtesia; La SantísimaTrinidad
todas las religiones (también el cristianismo) como planetas que
es la meior comunidad).

246 CIEN N/OMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGIA
giran en torno a Dios o a la Realidad última que nos envuelve
y nos penetra. Hay que des-centrar a Jesús de su exclusivista
identificación con Dios y relalivizar por ello la idea tradicional de
Encarnación.
Nacido en el seno de la lglesia de lnglaterra, Hick estudió fi-
losofía, ingresó en la lglesia presbiteriana y sirviÓ como pastor.
Pasó luego a enseñar filosofía de la religión en Cambridge, en
Birmingham y en la Graduate School de Claremont (California).
Partícipe durante un tiempo de la mentalidad conservadora del
movimiento evangélico, fue abandonando sus posiciones ante las
cuestiones de la teodicea (El mal y el Dios del amor) y ante la
experiencia multi-racial y multi-religiosa de Birmingham.
Su libro Fe y conocimienfo ofrece los presupuestos que mar-
carán su desarrollo teológico bajo influjo kantiano: la experiencia
no permite llegar a la realidad en cuanto tal sino que ofrece "cami-
nos hacia" o "respuesta a"; ello no significa que sea inválida, pero
tampoco pueden levantar pretensiones absolutas o definitivas. En
tJna interpretación de la religión: respuestas humanas a lo Trans-
cendente presenta las religiones como "respuestas humanas" a
Dios, nacidas de experiencias siempre particulares.
Son claras las implicaciones teolÓgicas de tales presupuestos,
especialmente en el campo de la cristología. En Dios y el univer-
so de laS CreenCias reClama una "CristolOgía teoCéntrica" que no
absolutice la figura particular de Jesús. Fue editor de El mito del
Dios encarnado (1977) para liberar al cristianismo de los restos
míticos que le impiden abrirse al diálogo con otras religiones. En
la misma línea edita con P. Knitter El mito del carácter único del
cristianismo. Hay que des-centrar a Jesús de una excesiva iden-
tificación con Dios: la cristología de la encarnación es el mito de
la progresiva deificación de Jesús. Desde el Cristo de la fe hay
que retornar al Jesús de la historia para captar el único contenido
inteligible del mensaje cristiano: en Jesús vemos el amor de Dios,
que Dios es amor o que JesÚs es el amor de Dios actuando de
modo finito. Lo mismo puede darse en otras religiones, e incluso
en otras ideologías: hay que relativizar también el carácter perso-
nal de Dios (característica cristiana), pues basta hablar de la Rea-
lidad que nos convoca y que nos empuja a superar el egoísmo y
a tener compasión por la realidad entera.
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
T EO LOG I AS CO NT EXT U ALES
El término "teología contextual" adquirió carta de ciudadanía en
el vocabulario teológico al ser utilizada por la Theological Educa-
tion Fund del Consejo Misionero Internacional en su estudio acerca
de la formación y educación de los futuros ministros: Ministerio en
contexto. Pretendía ofrecer un criterio para una teología significa-
tiva que brotara de la experiencia de los hombres y mujeres con-
cretos. Este tipo de teología era especialmente necesaria en los
países delTercer Mundo, pero también para devolver vitalidad a la
agotada teología clásica occidental. La teología del Tercer Mundo
debe ofrecer una palabra decisiva para el mundo occidental.
Contextualización dice algo más que inculturación. Esta se re-
fiere fundamentalmente a la inserción del mensaje cristiano en la
tradición cultural de cada pueblo. El contexto se refiere más bien .
a la estructura social que se encuentra en cambio permanente
debido a los factores que lo configurant economía, política, tec-
nología, globalización... El análisis del contexto alaluz de las
hermenéuticas adecuadas deja ver las estructuras de domina-
ción y de opresión que atentan contra la dignidad de los pobres y
desfavorecidos. Por ello la transformación mediante la praxis se
convierte en criterio decisivo: la ortopraxis debe tomar prioridad
sobre la ortodoxia.
La teología contextual se alimenta del aliento de la teología de
la praxis y de la liberación. Pero acentúa en mayor medida la plu-
ralidad y la diversidad. La teología contextual se conjuga siempre
en plural: allí donde hay un sector marginado o empobrecido ha de
brotar una teología contextualizada desde la praxis de liberación.
Su problema será siempre la conjugación entre la diversidad nece-
saria y la unidad que garantice su carácter cristiano. Mencionare-
mos fundamentalmente dos sectores especialmente relevantes.
La Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo
(EATWOT) ha potenciado la autoconciencia y la coordinación de

CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
muchos teólogos individuales que actúan, piensan y escriben en
continentes diversos, cada uno con sus contextos particulares.Ya
en 1975 se celebró en Detroit, bajo la dirección de Sergio Torres,
un congreso sobre Teología en las Américas: el trabajo teológi-
co académico debe ceder ante la experiencia colectiva, hay que
rearticular la relación teoría-praxis, es imposible una teología que
prescinda de la sociología y de la sicología. ..
Los teólogos americanos proyectaron el encuentro y el inter-
cambio con teólogos de Africa y Asia para valorar sus aportacio-
nes en comparación con la teología tradicional y occidental. El
teólogo sin contexto era ya una pieza de museo: los auténticos
protagonistas deben ser las iglesias y grupos eclesiales de base.
Un primer encuentro intercontinental tuvo lugar en Dar Es Sala-
am, que ratificó la importancia del contexto. En 1977 se celebró el
Congreso en Accra, en 1979 en Sri Lanka, en 1980 en Sao Paulo.
En el de 1981 en Nueva Delhi intentan un balance: La irrupción del
Tercer Mundo, desafío a la teología; en 1983 en Ginebra debaten
sobre Hacer teología en un mundo dividido. En 1986 en Oaxtepec
(Méjico) evalúan el camino recorrido en Convergencias, divergen-
cias y enriquecimientos recíprocos (cross-fertilization).
La teotogía feminisfa es expresión cualificada de las teologías
contextuales: expresa la experiencia de humillación y de opresión
de las mujeres en virtud de un régimen patriarcalista que legitima
la superioridad del varón por razones sociológicas, sicológicas,
económicas, políticas... Por eso la teología feminista es tanto ma-
nifestación del dolor padecido como estímulo para una praxis de
liberación.
Ahora bien, para que la teología sea eticaz debe actuar crítica-
mente contra la legitimación que el dominio masculino ha recibido
del cristianismo: un Dios masculino y dominador, un Jesucristo
que es varón, una lglesia con estructuras jerárquicas y patriarca-
les, una teología que ha reprimido las experiencias de sufrimiento
de las mujeres... Rosemary Radford Ruether (n. 1936), norte-
americana, es exponente de la uniÓn entre un pensamiento y un
compromiso que conjuga las luchas feministas, pacifistas, eco-
lógicas: Det machismo a la mutualidad, Ensayos sobre sexismo
y ta tiberación hombre-mujer, Feminismo religioso y el futuro del
planeta; Género, etnicidad y religión. Visiones desde el otro lado.
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
IJNATEOLOGíA
MISIONERAY ECUMÉNICN
La constitución de un cristianismo mundial con su pluralidad
de teologías contextuales, la elevación a rango teológico de las
realidades terrestres, el nuevo encuentro con el mundo y la políti-
ca, la prioridad de la praxis sobre la teoría, la descristianización de
Occidente y la emancipación del mundo post-cristiano, la quiebra
de toda nostalgia de un período de cristiandad, la coexistencia de
todas las religiones... provoca que todas las lglesias se descu-
bran en situación de misión. Esta nueva autoconciencia eclesial
desde el horizonte de la misión reclama una teología misionera
en perspectiva ecuménica.
Esta teología misionera se proyecta como ecuménica en un
doble sentido: porque pretende desbordar los marcos confesio-
nales o, al menos, integrar a representantes de todas las confe-
siones cristianas; porque se abre a la ekumene en el más amplio
sentido, a la humanidad entera en sus problemas y expectativas.
Por ser ecuménica pretende ser holística: busca una salvación
que integra todas las dimensiones de la existencia e incorpora a
todos los miembros de la lglesia.
El Consejo Mundial de las lglesias se ha movido en esta direc-
ción. La Conferencia de Méjico (1963) elaboró como lema y ob-
jetivo Testimonio en seis continentes. Sobre todo la cuarta asam-
blea general en Uppsala (1968) adquirió un pathos profético al
participar del aliento revolucionario de la época, formulado como
Dios hace nuevas todas las cosas. El clamor de los que sufren
empuja a anticipar el Reino de Dios. La conferencia de Bangkok
(1972) sobre La salvación hoy desarrollará las mismas ideas, que
se prolongarán en las conferencias sucesivas. En esta evolución
J.C. Hoekendijk (1912-1975) es figura teológica de referencia:
defiende una "teología misionera" que arranca de un "Dios misio-
nero" que protagoniza un "movimiento kenótico hacia el mundo".
La lglesia no tiene más función que servir a esa misión, pues el

250 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA
mundo es el ámbito en el que debe celebrar la acción de Dios. Es-
tas opciones provocaron la reacción de los círculos evangélicos
que propusieron una evangelización más confesante y religiosa
en su Congreso de Manila (1974).
También en el ámbito católico esta concepción más global y
holística de la misión, capaz de impregnar la vida entera de la
lglesia se va abriendo camino: Pablo Vl en Evangelii Nuntiandi
(1975) y Juan Pablo ll en Redemptoris Missio (1990) vincularon
más estrechamente lglesia y misión (o evangelización), destaca-
ron el carácter complejo y progresivo de la acción misionera a la
vez que la ampliaban a las dimensiones del mundo entero, dado
que "la misión de la lglesia está todavía en sus inicios" y que se
deben tener en cuenta los "nuevos areópagos culturales" y las
"fronteras de la historia".
Punto de referencia (auténtica "suma misionológica") puede
ser considerada Misión en transformación. Cambio de paradigma
en teología de la misión (1991) de D. Bosch, entonces profesor
y director del departamento de misionología de la Universidad de
Sudáfrica. En un momento de transición y convulsión se debe ir
más allá de las figuras históricas que ha adoptado la misión de
la lglesia: debe ser postmoderna, para tener en cuenta el rebasa-
miento de la modernidad, y ecuménica, porque debe realizarse a
nivel planetario e integrar una enorme variedad de aspectos. La
lglesia no debe situarse a la defensiva, capitulando ante las trans-
formaciones radicales del mundo actual, sino comprometiéndose
con las posibilidades de un mundo en cambio (solidaridad con
los otros, servicio al dinamismo de la misión de Dios, búsqueda
de la justicia y de la liberación, inculturación y contextualización,
testimonio compartido ante gentes de otras religiones); la misión
debe iluminar el conjunto de la teología.
De modo análogo se puede señalar en el campo católico la
propuesta de S.Bevans y R. Schroeder Constantes en Contexto.
Una teología de la misión para hoy (200a). La historia de la lglesia
debe ser vista como la historia de su misión, y en la actualidad
debe realizarse como diálogo profético en la conjugación de di-
versos elementos: testimonio y proclamación, liturgia, oración y
contemplación;justicia, paz e integridad de la creación; incultura-
ción y diálogo interreligioso; reconciliación.
LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI
JOSEPH RATZINGER /
BENEDICTO XVI
Al ser elegido Papa el año 2005 el pensamiento teológico de J.
Ratzinger alcanza una nueva dimensión al ser incorporado al Ma-
gisterio de Benedicto XVl. Ofrece un horizonte intelectual capaz de
iluminar la tarea teológica del siglo XXl, con planteamientos y pre-
supuestos que incluyen una concepción cristiana de la realidad.
Nacido en 1927 en Baviera realizó sus estudios en Freising y
Munich, enseñando después en Freising, Bonn, Münster, Tubinga
y finalmente Ratisbona. En su formación se dejó impregnar es-
pecialmente por san Agustín y san Buenaventura, sobre los que
realizó su tesis de doctorado y de habilitación (siendo más reacio
al tomismo). Asimiló la savia del personalismo y de la teología
litúrgica (R. Guardini y O. Casel), ocupándose desde muy pronto
de las relaciones entre la fe y la razón.En El Dios de la fe y el Díos
de la filosofía (1960) valora como punto de referencia obligado el
encuentro de la revelación cristiana con la filosofía griega. El mis-
mo año publica La fraternidad eclesral como expresión de una
eclesiología vivida en lo concreto.
Perito en el Vaticano ll, colaboró con la tendencia más reno-
vadora, en contacto personal con los teólogos protagonistas en
aquel acontecimiento (Rahner, Congar, De Lubac, Daniélou). En
colaboración con Rahner escribe sobre el episcopado y sobre
la tradición. Posteriormente toma distancia frente a desarrollos
postconciliares que considera inadecuados. En 1968 ofrece una
lntroducción al cristianismo, comentario al símbolo de la fe, como
proyecto sistemático de la propuesta cristiana, en clave persona-
lista y desde una ontología relacional.
En 1977 es nombrado arzobispo de Munich y en 1982 Prefecto
de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Toma pos-
tura ante los desarrollos teológicos más innovadores y polémicos:
teología de la liberación (en la que denuncia los excesos marxis-
tas), elaboraciones teológicas desde otros contextos religiosos (en
 CIEN MOMENTOS FUNDAMENTALES DE LA HIISTORIA DE LA TEOLOGÍA

los que denuncia el peligro de relativismo), los métodos exegéticos

que se realtzan al margen de la tradición eclesial. .. lnforme sobre
la fe (1985) condensa su visión de la situación teológica. lntenta
reivindicar la dignidad de la verdad frente al nihilismo o relativismo
de la cultura contemporánea. Asimismo interviene en el debate
intelectual sobre la organización política, sobre los fundamentos
de la convivencia social, sobre las bases del comportamiento hu-
mano: reivindica los derechos de una razón que vive de un don
previo, el del Dios creador que es el mismo Dios redentor.
Sus intervenciones como papa recogen la dinámica funda-
mental y el aliento metafísico de su itinerario, como se refleja es-
pecialmente en sus tres encíclicas.
Deus caritas es| documento programático de su pontificado,
presenta el amor como contenido central de la novedad cristiana,
según se realiza en la vida misma de Dios, en su economía salví-
fica y en la lglesia centrada en la eucaristía y proyectada en su ac-
ción social. Ante las acusaciones lanzadas por Nietzsche (el prime-
ro de los nombres citados), ante las pretensiones de la llustración
y de la razón moderna, incluso ante la seducción del paganismo
pre-cristiano, resalta que en el origen de la realidad se encuentra
el lógos (el sentido) y el amor, es decir el Logos amante que se
encarna y fundamenta la comunión de la que vive la lglesia.
Spe salviestá dedicada a la esperanza, pero desde las dificul-
tades para que el lenguaje sobre la salvación eterna sea perfor-
mativo para nuestros contemporáneos. Como vía de salida realiza
una crítica (apoyándose en autores como Adorno y Horkheimer)
de las pretensiones frustradas de la modernidad autosuficiente
y asimismo una autocrítica del modo individualista en el que los
cristianos han vivido su experiencia de salvación. La esperanza
cristiana debe redescubrir lo eterno que hay en la vida y en el
amor, lo cual permite ver a Dios como fundamento de esperanza
y a los otros como dignos de ser antepuestos al propio bienestar.
Caritas in veritate, desde la íntima vinculación entre amor y
verdad, ofrece perspectivas para situar el testimonio y el compro-
miso cristiano en el novedoso escenario de la globalización y en el
complejo mundo de la política, de la economía y de la empresa.
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3.lreneo de Lyon: la teología se alimenta de la Tradición. .17
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WALTER,P.-JUNG,M.H. (eds) Theologen des 17. und 18. Jahr- 6.La afirmación cristológica: de Efeso a Calcedonia . . . .23
hunderts, Darmstadt 2003 T.Agustín de Hipona: un genio de la humanidad. . . . . . .25
B. El Corpus Dyonisianum:
la mística como síntesis teológica .27

II. EL RENACIMIENTO CAROLINGIO:

LA CUNA DE UNA CIVILIZACION ..29
9.Los eslabones de una herencia ..33
l0.Alcuino y Rábano Mauro:
los grandes preceptores .35
1 1.Juan Escoto Eriúgena .37
1 2. Las grandes controversias teológicas .39
13. El germen de la dialéctica
y el ámbito monástico (s. X) . . 41
1 4.La teolog ía bizantina:

hacia la separación entre Oriente y Occidente. . . 43

III. NACIMIENTO Y DESARROLLO vr. EL ESTALLTDO DE LA REFORMA (S. XVI) 107
DE LA ESCOLAST¡CA (S. Xl-Xll) 45
40. Martín Lutero, el padre de la Reforma protestante . . . 111
15. La confrontación entre dos métodos: 41.Juan Calvino y la tradición reformada. . . 1 13
Berengario y Pedro Damián (s. Xl) 49 42.81Cardenal Cayetano, Tomás de Vío 11 5
l6.Anselmo de Canterbury, la fe que busca entender. . . . 51 43.Controversistas católicos: J. Eck 117
17.La teología gregoriana . . . 53 44.La Escuela de Salamanca: Francisco de Vitoria 1 19
1B.Las escuelas urbanas: Laon y Chartres . . . 55 45. Una teología desde la misión 121
19. El avance de la dialéctica: Pedro Abelardo 57 46.Trento:
20. Pervivencia y desarrollo de la teología monástica . . . . 59 el concilio de la Reforma católica (1545-1563). 123
21 . Bernardo de Claraval, protagonista del siglo Xll. . . . . . 61 47 .La mística española:
22.La Escuela de San Víctor: Hugo y Ricardo 63 Teresa de Jesús y Juan de la Cruz 125
23.E1fruto maduro de un método: Pedro Lombardo 65 48.La gracia de Dios y la libertad humana:
24.Joaquín de Fiore y los movimientos de reforma 67 controversia "de auxiliis" 127

rv. EL ESPLENDOR DE LA ESCOLASTICA (S. Xlll) 69 vil. LA ENTRADA EN EL MUNDO MODERNO (S. XVll). . . 129
25.La difícil recepción de Aristóteles: Alberto Magno . . . . 73 g.Laortodoxiaprotestante... 133
26.La tradición f ranciscana: Buenaventu ra 75 50. La teología controversista católica:
27.Tomás de Aquino: una nueva síntesis teológica 77 Roberto Bellarmino. . . 135
28.E1averroísmo latino: Siger de Brabante . . 79 51 . El jansenismo: la seriedad de la fe . 137
29. Duns Escoto: 52. Las dos vías de la apologética:
la defensa de la libertad del Dios amor. 81 N. Malebranche y B. Pascal 139
30. La eclesiología bajo el conflicto de los poderes 83 53.La mística francesa: Pierre de Berulle . 141
31 . La mística renana: Eckhart B5 54.La controversia sobre el amor puro . 143
55.Nacimiento de la teología positiva 145
56.Nacimiento y configuración de la teología moral 147
V. EN UN ESCENARIO NUEVO: 57.De la apologética a la teología fundamental. . . 149
LA VIA MODERNAY EL HUMANISMO: S. XIV-XV 87 58.La configuración de la teología espiritual . . . . . 151
59. Nueva problemática misionera: los ritos chinos 153
32.Guillermo de Ockham, umbral de la via moderna. . . . . 91
33.La devotio moderna 93
34. El nacimiento del espíritu laico: Marsilio de Padua. . . . 95 vilr. LA TEOLOGTA ANTE LA ILUSTRACION (S. XVI¡I) . . . 155
35. Los movimientos de protesta: Wycliff y Hus 97
36. El conciliarismo y su superación: 60.La teología ante la razón crítica e histórica:
Juan de Torquemada. 99 Reimarus y Semler 159
61. La lglesia ante los nuevos poderes públicos:
37.Nicolás de Cusa: la búsqueda de la concordia. . . . . . 101
galicanismo, regalismo, josefinismo 161
38. Erasmo de Rotterdam,
encarnación del humanismo. . . 103 62.E|pietismo:
39. La tradición bizantina:
movimiento de renovación en el protestantismo 163
de Simeón elTeólogo a Gegorio Palamas . 105
63. Nacimiento de la teología pastoral 165
.
64. La teología escolástica y escolar . . 167
IX. A LA BUSQUEDA DE LA GONCILIACION 90. El movimiento litúrgico . . 227
ENTRE REVELACTON E HTSTORTA (S. XrX). 169 91 . Karl Rahner 229
92.H. U. von Balthasar 231
65. La relevancia teológica 93.Concilio Vaticano ll . . 233
de los sistemas idealistas: Hegel 173 94. La teología ortodoxa en Occidente . . . 235
66. F. Schleiermacher:
el segundo fundador de la Reforma 175
67. El método histórico-crítico: Baur y Strauss 177 XI. LOS CAMINOS PARA EL SIGLO XXI 237
68. La Escuela católica de Tubinga. . . . 179
95.Jürgen Moltmann 241
69. El semirracionalismo 181
96.Teología de la praxis y de la liberación 243
TO.Tradicionalismo y fideísmo . . . 183
97.La teología pluralista de las religiones 245
71.Sóren Kierkegaard: una voz solitaria y profética. . . . . 185
98. Teolog ías contextuales 247
72.Anle la nueva realidad política:
99. Una teología misionera y ecuménica . . 249
entre ultramontanismo y liberalismo . . 187
100. Joseph Ratzinger lBenedicto XVI 251
73.John Henry Newmann 189
74.La Escuela romana 191
T5.Neoescolástica y restablecimiento del tomismo. . . . . 193 BIBLIOGRAFIA. 255
T6.Concilio Vaticano l. . . 195
77.Teología liberal y protestantismo cultural:
Ritschl yHarnack ... 197
78. El pensamiento teológico de los eslavófilos . 199

X. LA EFERVESCENCIA DEL SIGLO XX 201

79.El modernismo: A. Loisy 205
80.Nuevos caminos para la apologética: M. Blondel . . 207
81 . El neoprotestantismo: E. Troeltsch . . 209
82.La reivindicación de la fe y de la escatología . . . . . 211
83. La teología dialéctica: K. Barth 213
84. Del método histórico-crítico
a la desmitologización: R. Bultmann 215
85. El método de correlación de Paul Tillich . . . 217
86. La secularización como problema teológico:
D. Bonhoeffer . 219
87.La recuperación de la historia
ante la razón crítica:W. Pannenberg 221
88.Un nuevo método para la teología católica:
Le Saulchoir . . 223
39.La "nouvelle théologie": H. de Lubac 225