Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1^
J
t
133
I NTU ICI ON E5 EC O FE I"'1 IN I STAS
personal-y
basado en nuestra experiencia actual. La experiencia
para la
colectiva compartida se torna un referencial importante
explicitación d valores en 1os cuales cree
nos, queremos ar de Dios o de ese miste
r--!
y a partir de nuestra existencia situada
^irir,
;.;;..i"r'que hoy llevamos en nosotros/as. Hablarasí de nuestra
experien.ia. es t I en serio aquello Que vivimos, como Se
,"-O en serio la eriencia de z quellas y aqueilos que nos prece-
convic-
dieron en los caminos de la historia alimentando nuestras
:S.
de Dios
ciones. iY qué es lo que nuestra experiencia. nos dice
ese misterio fundanr. .r, el cual existimos
o de esa realidad pri
ra y última que sustenta la vida?
vía negativa
La experiencia teológica ecofeminista comienza por la
consagrado por los místicos antiguos- o sea pof aque-
-camino
Itro que nuestra experiencia personal y comunitaria
ya no puede
ya
decir más de Dios en términos a solutos. Nuestla experiencia
no nos permite captar este mlsterio como una realidad totalmente
)- áirti.,t" d. .,orotros/as, como
de
;;;
ruptura o discontinuidad total entte n
En
el fondo, lo Poco que caPtamos de sa
partir de.nuestro, H]¡¡1it.r, de nuestra corporeidad cuiturafunente
131
,
ode
r. En 1. Sallie Mc Fague, lv[odelos de Dios: teología pard una era ecológica y nu-
osa clear, Sal Terrae, Santander, 1994.
ente 2. Sallie Mc Fague, The body of God: an ecologycal theol , Fortress Press,
Minneapolis, 1993.
135
I NTU IC I ON ES E CO FE i\4 I N I STAS
41/
lJb
¿UN DIOS DIFERENTE¿
137
INTU CIONES ECOFEMiNISTAS
3. Ivone Gebara, camo a, corca vtspira pelas dguas puras (en preparación).
138
¿UN DIOS DIFERENTE?
B9
I NTUICIO N ES ECOFE14.INISTAS
t40
a
l^
LlC organizaciones de lucha, como los miembros del Movimiento de
)th los Sin Tierra. Esta lucha no siempre es propicia para el desarrollo
de una espiritualidad de mayor comunión con el ecosistema,
aunque se haga por amor a la tierra y a la propra vida. Sin duda
esa ese contexto conflictivo en que vivimos favorece en cierto modo
:ei el desarrollo de 1as reiigiones de estmctura jerárquica. Incluso
aquellas que sostienen contenidos y discursos igualitarios, siguen
di- reproduciendo este tipo de estructllras. lvfuchas veces hay una
:eS cooptación de Dios como el "Dios de 1os pobreso, que se opone
al Dios-ídolo de 1os ricos. E1 Dios de los pobres es el propietario
mo
de la tierra que está siendo continuamente robada y envenenada
bre
'ez- por el Dios-ídolo. Y así e1 maniqueísmo de ciertas creencias
tradicionales se sigue reproduciendo, incluso en la tentativa de
favorecer a los pobres. Hay, pues, una lucha ideoiógica compren-
sible en e1 interior de las creencias religiosas. Y en ese contexto
co-
el Dios que viene en auxiiio de "los sin tierra,,, de ,,los sin techor,
ión
es un Dios con imagen humana, con características guerreras, que
'ma
toma claro partido por los pobres. Dios hace la política de los
de-
pobres. Un Dios a imagen y semejanza de las necesidades inme-
les,
diatas de aquellos y aquellas que claman por su ayuda. En las
oy luchas de algunos de esos grupos se utilizan muchas veces perso-
najes de la Biblia como fierza legitimadora: Abraham que parte
r las
en busca de la tierra prometida, Moisés que sale con su pueblo
ela de la tierra de esclavitud, Judtt que es capaz de matar al opresor
3ma
de su pueblo, aparecen como símbolos justificadores de las accio-
ela nes presentes. Sin negar el valor de estas interpretaciones, sobre
lnte
todo en contextos de conflicto como los vividos en América Latina,
onl-
tenemos que señalar igualmente sus límites. Y el gran límite, a mi
SLTS
modo de ver, es que no logran abrirse a un análisis crítico de los
conceptos teológicos que utilizan. Subyace en casi todos sus dis-
r es-
i los "cursos el tema de la guerra santa de Dios contra los torturadores
y opresores de los pobres. Si bien esta perspectiva mueve a una
el
'n dinámica de iucha siempre con victorias garanttzadas-,
ex- -no
provoca también los sentin-lientos más diversos en relación a Dios,
del
según los resultados obtenidos.
ntes
nen
?ncffi,
I4t
IN TU ICJO N ES EC O FE M IN ISTAS
142
¿UN DloS Df FERENTEI
I43
I NTU IC I ON ES EC O FE I"] I N I STAS
144
¿UN DIOS D]FERENTE?
Dros justicia, compasión, pasión,, paz. Dios más allá clel discur-
so, mezclado al discurso. Dios de mii nombres y Dios innombra_
l
bie. Dros en todo y más allá de rodo.
A partir de esre hablar deso¡de nado sobre Dios, inspiracio por
e1 clamor cotidiano de los pobres, se esboza la
intuición ecofemr_
nista cle lo divino atravesando todo 1o que eriste, Este habla¡
descrdenado revela la imposibilidacl de los discursos absolutos
sobre Dios ,v de la acept:rción de las religiones patriarcales en sll
o
afán de imponer sus te orías sobre Dios o á;.,r.-ri"s a las diferenres
n icieologías.
o
La lectilra ecofeminista de este proceso de reierencia religiosa
r1
en la vicia cotidiana, se inscribe en una postura epistemológiJa
c de
apertura a mr:ltiplicidad de erperiencias v expiesiones sobre el
l. misterio mayor qr-re comírnrnenre llamamos Dios. cada una en{a-
tiza una aprehensión particr-llar, Lrna intuición conte,xrralizada, r-rna
percepción limitada. cada una revela algo de esa Trama vital a la
ci-ra1todos/as pertenecemos.
En el ecofeminismo no se trata de un Dios diferente, sino cle
una aprehensión diferente de aquello que somos, que reclipera
nlrestra igual dignidad v nuestro pertenecer común a ia misma
u) Trama Vital.
,II En esta aprehensión revaiorizamos nuestra experiencia con-
O, creta de sufrimientos, alegrías, frustracrones y esperanzas. por eso,
S- a partir de la perspectiva ecofeminista, .ro elucrbramos sobre
un
Dios diferenre . Queremos ayudar a las personas a clar crédito a sus
LS. propias experiencias v a acoger sus vidas como núrcle os generado-
e1 res de fuerze v de cambio" No queremos h.rbla¡ de un Dios dife-
IN rente, sino cle una patria común, de la Tierra, rnadre patria de
todos los vivientes) a partir de la cual la rnutrnplicidad irrumpe, la
Lf, combinación de colores y sonidos se vuelve y el corazón hLr-
;14 mano alcanza la capacidad de vibrar al ritmo^it,- del universo.
1,1 Hoy algo nuevo aconteciendo en este final de siglo en meclio
)n del gran desencanto en el que vive la mavoría de 1a pobiación de
aa América Latina. E1 desorden mundial comienza lenta y penosa-
a- mente a permitir que aparezcan aqr,rí y alláposibiiidades cle nuevos
caminos. El misterio mayor continúa emitiendo señales de espe_
Ca ranze. Aírn no es demasiado tarde par¿l com¡.nzaÍ o recome nzar
e
rO, ser feliz. Pero la felicidad concebida no como un modelo preesta-
blecido, sin ninguna ambigüedad, como una especie de beatitud
lAa
T'T. -,
INTU IC IO N ES E CO F E II IN IS TAS
146
,
r47
-*.rysP
I48
-v
-=-
r49