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Corpus Paulino – 31- (Lunes 28 de setiembre de 2020).

1ª hora
4to curso de Teología

5.5. La misión en Antioquia de Pisidia


Es comprensible que a partir de este momento Pablo tome la dirección de la
misión y su nombre aparezca siempre en el relato de los Hechos delante del de
Bernabé. En Pafos los dos misioneros y su ayudante Juan Marcos se embarcan
hacia las costas de Asia.

Llegan a Perge, en Panfilia, y desde allí prosiguen hacia el interior hasta la


ciudad Antioquena de Pisidia. Perge es la ciudad más importante y famosa de
Panfilia. Pablo y Bernabé anuncian allí la palabra de Dios en el viaje de regreso
(Hch 14,25).

En el pequeño grupo de misioneros cristianos itinerantes encabezados por Pablo


estalla una crisis que se resuelve al final con el abandono de Juan Marcos. El
joven ayudante de Jerusalén decide dejar el equipo misionero y volver a casa (cf.
Hch 13, 13b).

Hay que tener presente que Marcos está ligado por razones de parentesco a
Bernabé (cf. Col 4,10). No ve con bueno ojos el papel preponderante adquirido
por Pablo después de su éxito misionero en la isla de Chipre, particularmente en
Pafos.

La conversión del procónsul romano ha dado prestigio a Pablo y a su método


misionero tendente a dar preferencia al anuncio del evangelio entre los
grecopaganos.

Este incidente de Marcos tiene consecuencias en la historia de las relaciones


entre Pablo y Bernabé. Según la presentación histórica de Hechos, Pablo,
después del concilio de Jerusalén, le propone a Bernabé reanudar juntos la
misión e ir a visitar a las comunidades cristianas fundadas durante su primer
viaje. Bernabé quiere llevar consigo a Juan Marcos.

Pero Pablo, “juzgaba que no debía llevar al que los había dejado en Panfilia y no
les había acompañado en la tarea” (Hch 15, 38). El autor de los Hechos habla
abiertamente en este caso de “disensión” (paroxismós), que llega hasta el punto
que hace que los dos colaboradores se separen.
Bernabé, en efecto, se embarca con Marcos en dirección a Chipre para visitar a
las comunidades de la primera misión y continuar el anuncio del evangelio en la
isla.

Por su parte, Pablo elige a otro colaborador en Jerusalén, Silas, y se encamina


hacia el norte, hacia Cilicia y Asia Menor.

Tras el abandono de Marcos, los dos misioneros dejan Perge y se dirigen hacia
el norte por el camino que conduce al altiplano de la Anatolia central, en la
región de los lagos.

Parece que más tarde esta disensión queda superada y desaparece el


enfrentamiento entre Pablo y Marcos, ya que Pablo lo menciona en la lista de
personas a las que dirige sus saludos en la carta a Filemón y la tradición paulina
considera a Marcos como un colaborador suyo estimado y apreciado (cf. Flm
24; Col 4, 10; 2 Tim 4, 11).

Pablo y Bernabé se ponen en contacto en Antioquia con la comunidad judía


local. Según el testimonio de Flavio Josefo, los judíos están presentes en estas
regiones de Frigia desde tiempos de Antíoco III el Grande (242-287 a.C.), que
hizo trasladar dos mil familias de judíos desde Mesopotamia, favoreciendo su
asentamiento como campesinos y funcionarios públicos.

En la comunidad de Antioquia, formada por judíos residentes de diversas


generaciones, la lectura de los textos bíblicos se hace en griego, siguiendo la
versión alejandrina.

Cualquier hebreo varón adulto puede hablar durante la asamblea litúrgica, tanto
más los dos huéspedes que viene de la importante comunidad judía de Antioquía
de Siria.

Los destinatarios de la intervención de Pablo son bien judíos de nacimiento, bien


adheridos o convertidos al judaísmo, los llamados “prosélitos”. A ellos se les
añaden los “temerosos de Dios”, que pueden tomar parte, igualmente, en la
asamblea litúrgica (Hch 13, 16.26.43).

El discurso de Pablo consta de cuatro partes:


a) Repaso de la historia del pueblo de Israel;

b) Apelación de Pablo a los presentes (Hch 13, 26). Y en este punto


introduce Pablo el esquema del anuncio cristiano, referente a la
muerte de Jesús, su resurrección y su aparición a los discípulos
elegidos como testigos;
c) Luego confirma el valor salvífico de estos acontecimientos basándose
en las Escrituras (cita tres textos de la Biblia: dos de los salmos y uno
de Isaías);

d) Acaba Pablo su discurso con una invitación a aceptar la oferta de


remisión de los pecados obtenida mediante la fe en Jesucristo (cf. Hch 13, 39).

Se destacan al menos dos aspectos típicos del pensamiento y del lenguaje


de Pablo:

1º) Jesucristo es el Hijo de Dios en base a la resurrección.

2º) Se invita a buscar la “justificación” que se obtiene por medio de la fe


en Jesucristo, frente a los que ellos buscan en la ley de Moisés.

Según el autor de los Hechos los que han escuchado le piden que vuelva a
hablarles el sábado siguiente. Un grupo de judíos y prosélitos (convertidos o
adheridos al judaísmo) siguen a Pablo y a Bernabé, que durante la semana se
dedican a completar su instrucción y formación cristiana.

El sábado siguiente “toda la ciudad” (expresión hiperbólica) acudió a


escuchar la palabra de Dios, según Lucas. Ante esto se tiene la reacción
exasperada de los judíos, que ven en tal concurrencia de paganos una amenaza
para su identidad étnico-religiosa y para el equilibrio de su comunidad. Los
judíos de Antioquia rebaten los discursos de Pablo cubriéndolos con insultos.

La reacción favorable de los paganos estimula la actividad de los dos


predicadores, que extienden su radio de acción. Los mismos recién convertidos
se hacen espontáneos propagadores de su experiencia hasta el punto que de que
el autor de los Hechos dice que “la palabra del Señor se difundía por todo el
país”.
Los responsables de las sinagogas, al no poder recurrir a ninguna medida
disciplinar contra Pablo y Bernabé, constituidos en peligrosos competidores,
recurren a una maniobra indirecta.

Para conseguir su objetivo cuentan con el apoyo de algunas mujeres de


alto rango, adheridas o simpatizantes del judaísmo. Algunas de ellas son mujeres
de altos funcionarios de la ciudad. Por otra parte, cuentan con el prestigio y los
privilegios de la comunidad judía ante las autoridades locales.

Se apoyan pues en estos elementos para solicitar una intervención que


obligue a los dos propagandistas a marcharse de la ciudad y de la región.
Los dos misioneros cristianos se ven obligados a abandonar la ciudad y su
territorio. Se van sacudiéndose el polvo de los pies. Es un gesto simbólico de
separación de un ambiente que rehecha el anuncio de los misioneros.

Pero queda en Antioquia de Pisidia un núcleo de “discípulos” que han acogido


la Palabra de Dios y experimentan su eficacia: “Los discípulos estaban llenos de
gozo y del Espíritu Santo” (Hch 13,52). En la perspectiva lucana, la persecución
no es un obstáculo para el avance de la palabra de Dios, sino una ocasión para
ampliar su radio de acción.

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