Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RATIFICACIÓN.
a) ratificación por el órgano superior, cuando el acto hubiere sido emitido con
incompetencia en razón de grado y siempre que la avocación, delegación o
sustitución fueren procedentes.
CONFIRMACIÓN.
b) confirmación por el órgano que dictó el acto subsanando el vicio que lo afecte. Los
efectos del saneamiento se retrotraerán a la fecha de emisión del acto objeto de
ratificación o confirmación.
EJ acto administrativo viciado de incompetencia en razón del grado puede ser ratificado
por el órgano superior siempre que sea admisible en tal caso, la avocación y la
delegación.
Ello no obsta para que no pueda aceptarse la posibilidad de que exista una ratificación
tácita del acto, que surja de una conducta inequívoca del superior, manifestada por actos
o hechos materiales que denoten la exteriorización de la voluntad de ratificar el acto
administrativo defectuoso, siempre que sean compatibles con la forma del acto objeto
de la ratificación:
La ratificación difiere de la autorización en que ésta es anterior al acto. Los dictados sin
autorización, cuando ésta es necesaria, no pueden ser ratificados.
La ley considera la confirmación como una especie de saneamiento del mismo rango
que la ratificación, y así sólo cabe explicar su concepto y alcance sobre la base de una
noción residual, es decir, sería el medio de subsanar el acto que comprende las
situaciones que no pueden subsanarse por los medios más específicos (ratificación y
conversión).
Por ello, la doctrina, que acuerda gran amplitud al concepto de confirmación, al afirmar
que se trata de la especie más importante de saneamiento o convalidación del- acto
administrativo, comprensivo de las otras especies de saneamiento, no ha sido receptada
por nuestra legislación.
CONVERSIÓN.
ARTÍCULO 20.- Si los elementos válidos de un acto administrativo nulo permitieren
integrar otro que fuere válido, podrá efectuarse su conversión en éste consintiéndolo
el administrado. La conversión tendrá efectos a partir del momento en que se
perfeccione el nuevo acto.
La transformación del acto se hace sólo aprovechando sus elementos válidos -una
reutilización del acto inválido-, importando siempre un carácter excepcional desde el
punto de vista de la realidad, ya que no son muchas las situaciones en que se puede
apelar a la conversión en la práctica administrativa, Reuniere siempre la conformidad
del particular (CNFedContAdm, Sala IV, 18/6/85, "Gas del Estado c/Rizzo").
No podía ser regulada de otra manera, desde el momento en que la conversión responde
a un tipo específico netamente diferenciado de la ratificación y confirmación, pues
mientras en estas últimas los elementos del acto continúan subsistentes después del
saneamiento -que tiene efectos retroactivos-, en la conversión se opera la
transformación del acto con efectos para el futuro -a partir del momento en qué se
perfeccione el nuevo acto-, dejando sólo subsistentes los elementos válidos.
Acota Gordillo que así como la reforma es la modificación por razones de oportunidad
-y puede ser en parte extinción parcial y en parte creación parcial del acto- la conversión
es una modificación del acto por razones de legitimidad.
Los efectos de la conversión son ex nunc en la parte que implica creación parcial de un
acto nuevo y en la parte que implica extinción parcial del acto serán ex trunc, pues se
refiere a un acto nulo.
No se opone a ello la ley cuando dice que la conversión tendrá efectos a partir del
momento en que se perfeccione el acto, pues lo que la norma quiere significar es que
esa reutilización del acto inválido tiene efectos para el futuro. La conversión es, en
síntesis, una sustitución del acto: se toman los aspectos o elementos válidos del primer
acto viciado y se los incorpora a un acto distinto, en cuyo contexto adquieren validez.
Esta sustitución es la que, según la LNPA, tiene efectos para el futuro, pero la extinción
parcial del acto anterior por invalidez tiene efectos ex tune, como toda extinción de
actos nulos. La conversión no sanea un acto inválido. Suple una situación con otra. Se
dicta un nuevo acto, aprovechando los elementos válidos del acto inválido. Pero este
acto inválido (nulo) -los elementos inválidos del acto- sigue siéndolo. El acto nuevo
(conversión) es el que para la LNPA tiene efectos para el futuro.
CADUCIDAD.
Hay autores que sostienen que se trata de una especie de revocación y otros que afirman
que esta figura constituye un medio específico de extinción de los contratos
administrativos y no es propia de los actos administrativos. Sin embargo, con la sanción
de la LNPA ha tenido recepción legislativa la tesis de considerar que la caducidad es un
medio particular de extinción del acto administrativo, distinto de la revocación, en
virtud del cual se sanciona el incumplimiento del particular.
Esta figura extinta ya supone que el acto que se extingue concedía fundamentalmente un
derecho, creando al mismo tiempo algunos deberes; es el incumplimiento de alguno de
éstos lo que lleva a la extinción del acto. A título ejemplificativo podemos señalar: a) la
autorización administrativa para el funcionamiento de un local de comercio o de
industria, que impone la obligación de cumplir con las condiciones de higiene. El
incumplimiento de éstas puede provocar la caducidad de la autorización o habilitación;
b) en materia de promoción industrial, cuyos regímenes suelen establecer distintas
obligaciones, bajo sanción de decretarse la caducidad de los beneficios otorgados a
quienes se acogieron al régimen, y c) con respecto al servicio de taxis, donde también se
imponen obligaciones bajo sanción de la caducidad de la habilitación, etcétera.
Esta circunstancia hace que sea una sanción, por lo cual su procedencia debe ser
limitada, ya que es una suerte de última vatio.
En este artículo no cabe duda de la necesidad de que el Estado siempre debe poner en
mora al particular y ello surge de la exigencia de conceder un nuevo plazo a éste,
excepto que, en una actuación concreta, una norma establezca expresamente lo
contrario. Al otorgar ese plazo la Administración tiene, por fuerza, que poner en mora al
interesado. Esta consecuencia práctica de lo dispuesto por el artículo impide, por lo
tanto, la distinción establecida en el Código Civil entre las obligaciones cuya naturaleza
designan su época y las que no reúnen tal circunstancia.
Pensamos que, tal como surge de las dos exigencias del artículo que comentamos
-constitución en mora y concesión de un nuevo plazo-, debe hacerse una intimación al
interesado -poniéndolo en mora y acordándole el nuevo plazo-. Ello así, porque la
Administración tiene que dejar constancia del retardo del particular oficialmente
comprobado -la mora no es un retardo cualquiera; es uno comprobado oficialmente e
imputable al incumplidor-, del reclamo del cumplimiento y del plazo fijado para
hacerlo.
Tenemos que plantearnos la cuestión sobre qué debe entenderse por plazo razonable.
Pensamos que el sentido de la norma es conceder al interesado un plazo razonable de
cumplimiento, esto es, requerir un hecho de posible realización para el particular. Este
plazo significa una ayuda al interesado para que pueda cumplir con su obligación; debe
atender, por tanto, a la realización del fin público del acto administrativo. Por ello el
cumplimiento efectivo no puede quedar librado a la concesión de un plazo mínimo, que
coloque al particular en una situación angustiosa, ya que no es eso lo que quiere la ley.
REVISIÓN.
El pedido deberá interponerse dentro de los DIEZ (10) días de notificado el acto en el
caso del inciso a). En los demás supuestos podrá promoverse la revisión dentro de los
TREINTA (30) días de recobrarse o hallarse los documentos o cesar la fuerza mayor
u obra del tercero; o de comprobarse en legal forma los hechos indicados en los
incisos c) y d).
1. CONCEPTO Y OBJETO DEL RECURSO EXTRAORDINARIO DE REVISIÓN.-
Sabido es que cuando los recursos procedentes no se utilizan dentro del plazo
pertinente, el acto administrativo se hace firme, y consiguientemente, inimpugnable.
Pues bien, como excepción, la LNPA admite la posibilidad de un recurso extraordinario
de revisión, utilizable precisamente contra actos firmes.
El recurso de revisión es un remedio extraordinario para reparar los errores que hayan
cometido los órganos administrativos al dictar resolución, por hechos o circunstancias
imputables a terceros o a la parte que resulta beneficiada y en los cuales se acrediten, al
menos prima facie, al interponer el recurso, los motivos que lo justifiquen.
En los casos comprendidos en este inciso, la firmeza del acto cede ante la evidencia que
surgiría del nuevo medio de prueba invocado.
El inc. c se refiere al caso de que los documentos en los cuales se funda la decisión
fuesen declarados falsos por sentencia definitiva posterior a la resolución que se intenta
hacer revisar, o que, siendo anterior, se desconociese. Esa falsedad debe ser declarada
por el juez competente. Ante la inexistencia de la prueba que sirve de fundamento a la
decisión, no podría prevalecer la ficción legal de la "cosa juzgada administrativa”.
El inc. d concierne a los elementos delictuosos que hayan obrado sobre los funcionarios,
desviando su actuación en perjuicio del recurrente .
Comprende el prevaricato (arts. 269 a 272, Cód. Penal), el cohecho (arts. 256 a 259,
Cód. Penal), la violencia y toda otra maquinación fraudulenta, o grave irregularidad
comprobada.
Se trataría, en los casos previstos por este inciso, de una resolución nula, por estar
viciada de dolo o fraude.
Lo común será que la falsedad se declare por acción o querella del propio interesado, en
cuyo caso el plazo empezará a correr desde la fecha en la cual pase en autoridad de cosa
juzgada la sentencia que declare la falsedad del documento.
La determinación del dies a quo en el caso de los tres últimos incisos es una cuestión de
hecho, que puede discutirse y Ser materia de prueba-. Es una rehabilitación de plazos
por circunstancias de hecho extraordinarias. Transcurridos los nuevos plazos que se
rehabilitan, el acto adquiere nuevamente firmeza.
La revocatoria del acto firme producirá todos sus efectos, salvo los derechos adquiridos
por terceros de buena fe.
Por ello, no procede contra omisiones de pronunciamiento del órgano que ha resuelto.
Tampoco contra una equivocada interpretación de los documentos existentes en el
procedimiento, ni se otorga ci recurso para subsanar vicios o deficiencias de pruebas
imputables a la recurrente o por errónea aplicación del derecho.