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TEMA 3.

TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN EL ANCIANO

Los trastornos de ansiedad son, como grupo, las enfermedades mentales más comunes, con
una prevalencia de un mes del 7,3% en adultos de todas las edades. En adultos mayores de 65
años esta prevalencia mensual baja al 5,5% acercándose al 20% en un período de 6 meses y al
35% en el ciclo vital. A lo largo de su vida, el 35% de la población ha sufrido algún episodio
de ansiedad. Cabe destacar que este tipo de trastornos son más prevalentes en las mujeres.

En la mayoría de los casos, el trastorno comienza en la vida adulta y tiende a cronificarse con
remisiones y recaídas de diversos grados intercaladas hasta llegar a la vejez. El inicio en la vejez
es posible, si bien poco común.

1. SÍNTOMAS ANSIOSOS

En los episodios de ansiedad se empieza a respirar muy rápido, lo que provoca que se oxigene en
exceso y esto, a su vez, provoca hormigueo en las extremidades.

Los síntomas claves de los trastornos de ansiedad son:

• Tensión motora. Estremecimientos, sacudidas, sensación de temblor; tensión muscular,


dolores, parestesias (adormecimiento de las manos: cosquilleo, calor o frío anormales),
desasosiego, fatigabilidad.

• Hiperactividad autonómica. Respiración entrecortada o sensación de sofoco,


palpitaciones o taquicardia, sudoración o manos húmedas, frías y viscosas, boca seca,
vértigo o mareos, náuseas, diarreas, vómitos u otra molestia abdominal, acaloramiento
(accesos calientes) o escalofríos, rubor o palidez, micción imperiosa y frecuente (hacerse
pis todo el rato), problemas para tragar o sensación de nudo en la garganta, cefaleas y
disfunción sexual.

• Vigilancia y registro. Sensación de excitación o impaciencia, respuesta sobresaltada


exagerada, dificultad de concentración o mente en blanco, dificultad para dormir o mantener
el sueño e irritabilidad.

2. EXPLORACIÓN DE LA ANSIEDAD GERIÁTRICA. ASPECTOS CLAVE

En la exploración de la ansiedad geriátrica debemos tener en cuenta una serie de aspectos


clave:

• Obtener datos del paciente y de personas cercanas para contrastarlos y crear una mejor
historia.

• No debemos olvidar entrevistar al paciente a solas. Es muy importante valorar si hay


abuso, malos tratos, presiones, etc.

Puede que tenga ideas de suicidio y no nos lo cuente porque vino con el hijo o hija también
se puede despistar si hay más gente porque el acompañante contesta por la persona mayor
o le da pistas, ansiedad por maltrato del hijo/a que le acompaña (que está ahí para controlar
lo que dice), etc.
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• Debemos obtener historia psiquiátrica completa, porque probablemente lo que tiene ya
le ha ocurrido con anterioridad. Generalmente, se tienen recaídas de lo que ya se ha tenido
en el pasado.

• Hay que valorar la personalidad y la biografía.

• Debemos pensar en la posibilidad de que exista comorbilidad, especialmente con la


depresión. La depresión genera ansiedad y ésta, en muchas ocasiones, da lugar a la
depresión.

• Hay que valorar las circunstancias vitales de la persona, ya que suelen cambiar y tener
episodios negativos de pérdidas.

• Debemos valorar todos los problemas de salud física que presenta.

• Debemos conocer todos los medicamentos y otras sustancias que consume la persona
incluyendo el alcohol. Es muy fácil que el alcohol pase desapercibido en el anciano, ya que
no se van a cumplir los criterios del DSM para el alcoholismo.

Cualquier enfermedad puede provocar ansiedad, pero vemos mucha asociada a procesos
demenciales causada por no saber dónde se está, no reconocer a la gente que está al lado. Es muy
frecuente al inicio de la enfermedad cuando se van perdiendo facultades y se es consciente de ello.

3. TRASTORNOS POR ANSIEDAD

Existen numerosos trastornos de ansiedad, algunos de ellos son:

• Ansiedad reactiva situacional. Suele darse ante una serie de situaciones como viajes en
avión, procedimientos odontológicos o, por ejemplo, una evaluación neuropsicológica.

• Ansiedad por Trastorno de Adaptación.

• Trastorno de Estrés Agudo.

• Trastorno de Pánico con o sin Agorafobia.

• Fobia Social.

• Fobias específicas.

• Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD).

• Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT).

• Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

• Ansiedad asociada a un proceso demencial. Es específica de los ancianos y suele darse


al inicio de la enfermedad cuando la persona empieza a ser consciente de sus déficits.

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• Trastornos de ansiedad provocados por un trastorno médico general (síndrome de
ansiedad orgánico) o inducido por el consumo de sustancias.

3.1. CAUSAS ORGÁNICAS, TÓXICAS O MEDICAMENTOSAS

Las causas orgánicas, tóxicas o medicamentosas de los trastornos de ansiedad pueden ser:

• Endocrinas. Hiper/hipotiroidismo, hipoglucemia de cualquier origen, insulinoma (tumor


benigno en las células pancreáticas), feocromocitoma (tumor en glándulas suprarrenales) ,
porfiria aguda intermitente, síndrome carcinoide (tumor que secreta serotonina y otras
sustancias a la sangre), enfermedad de Cushing (por tumor en la hipófisis) e
hipoparatiroidismo (niveles bajos de hormona hipoparatiroidea).

• Cardiovasculares. Insuficiencia cardíaca congestiva (el corazón no bombea sangre de


forma eficaz), infarto agudo de miocardio, angina de pecho, arritmias, prolapso de válvula
mitral e hipotensión ortoestática.

• Pulmonares. Asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neumonía, embolia pulmonar


(coágulo en la arteria pulmonar) e hipoxia.

• Neurológicas. Migraña con aura, tumores cerebrales, E. de Parkinson, confusión mental,


enfermedad desmilinizante, inicio de un cuadro demencial, convulsiones parciales complejas
y trastornos vestibulares.

• Medicamentos. Anticolinérgicos (escopolamina y atropina), antidepresivos (tricíclicos,


tranjicipromina y fluoxetina), cafeína, psicoestimulantes (anfetaminas, cocaína y
metilfenidato), simpaticomiméticos (descongestivos de venta libre en farmacias, fenilefrina,
fenilpropanolamina, pseudofedrina, broncodilatadores, epinefrina – también en anestésicos
locales – isoproterenol y metaproterenol), derivados xantínicos (teofilina y aminofilina),
alcohol, esteroides, hormonas tiroideas antidepresivos y neurolépticos (actisia).

• Abandono de la medicación o tóxicos. Benzodiacepinas (en especial las de corta acción,


aunque también las de larga), otros depresores del sistema nervioso central (hipnóticos),
alcohol, nicotina y cafeína.

3.2. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Debemos hacer el diagnóstico diferencial del trastorno de ansiedad con los siguientes
trastornos:

• Trastorno de ansiedad de origen orgánico. Su diagnóstico se basa en la identificación


de la causa etiológica.

• Trastorno del humor. La ansiedad se presenta con frecuencia en los trastornos del humor
y, en muchos casos, los trastornos de ansiedad pueden evolucionar en esta línea. No
obstante, la ansiedad que acompaña a la depresión, la disforia o la hipomanía tiende a ser
intermitente, episódica y autolimitada. El diagnóstico se basa en el reconocimiento de las
alteraciones del humor persistentes de estos trastornos.

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• Trastornos psicóticos. El paciente psicótico anciano suele ocultar sus experiencias
psicóticas de forma que solo se observan los síntomas ansiosos. Por ello, es importante
lograr un buen nivel de comunicación.

4. TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD EN EL ANCIANO

El tratamiento de la ansiedad en el anciano, en sus fundamentos, es similar al del adulto, pero


deben hacerse adaptaciones farmacológicas y seleccionar los fármacos apropiados. Se debe
evitar la tendencia a mantener de forma indefinida los tratamientos que se prescriben a los ancianos
y desterrar la creencia errónea de que los procesos que les afectan tienden casi siempre a la
cronificación. El grado de adherencia de los ancianos a los tratamientos es variable (desde el abuso
a la infradosificación), por lo que debe informarse a la familia para la supervisión y/o administración
de los fármacos.

Los tranquilizantes pueden producir síndromes confusionales, desorientación, etc. Las personas
mayores suelen levantarse mucho por la noche y esta confusión puede dar lugar a caídas,
contracturas, etc. y la consiguiente institucionalización.

Por otro lado, la psicoterapia es igual de importante en el anciano que en etapas más jóvenes.
El paciente y la familia debe recibir información adecuada acerca de la naturaleza del trastorno,
especialmente en casos de presentación con muchos síntomas físicos, una vez descartada la
etiología somática. Debe evitarse las pruebas han sido normales... no tiene nada”.

4.1. TEMAS FRECUENTES EN PSICOTERAPIA CON EL ANCIANO

Los temas que surgen con frecuencia en psicoterapia con personas mayores son:

• Afrontamiento de la pérdida de poder.

o El rol social del anciano difiere del que posee un adulto en nuestra sociedad
occidental y le obliga a enfrentarse a una pérdida en el protagonismo social.

o La pérdida de estatus social y en el seno de la familia hace que el anciano luche


por mantener el mayor control de su vida posible.

o Las diferencias en capacidad adaptativa dependen del equilibrio psíquico del


anciano, de su capacidad de aceptar los cambios y de tolerarlos sin vivirlos como
una herida narcisista.

o El terapeuta, con frecuencia, tendrá que trabajar con el paciente los conflictos
entre dependencia y autonomía personal.

• Pérdida de la capacidad de disfrute.

o El anciano tiende a internalizar la visión que la sociedad tiene de esta etapa de


la vida, que suele ser de un período en que hay poco espacio para el disfrute
(Knigh, 1986).

o Es necesario comprenderla dentro del contexto vital de cada paciente.

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• Situaciones de duelo y pérdidas afectivas.

o La edad avanza conlleva, inevitablemente, tener que hacer frente a situaciones


de duelo relativamente numerosas y habituales. Frecuentemente suele ser la
muerte le cónyuge.

o Es común que estas circunstancias sean factores precipitantes de un proceso


depresivo.

o Las situaciones de pérdida en el anciano pueden ser de 3 tipos según Ferrey


(1994):

§ Pérdida del objeto. Generalmente hace referencia a un ser querido. Con


frecuencia, las personas mayores se sienten abrumadas por tener que
afrontar varios duelos seguidos o superpuestos.

§ Pérdida de la función. Hace referencia a la pérdida de la capacidad para


realizar tareas.

§ Pérdida de sí mismo. Hace referencia a pérdidas cognitivas.

o Las personas con más riesgo para elaborar las pérdidas con dificultad son las
que tienen rasgos de personalidad narcisistas y obsesivos. Con frecuencia,
aparecen sentimientos de autodesprecio, culpa y devalorización o negación de la
situación real. Todo esto conlleva una dificultad posterior para reorganizar las
relaciones afectivas con otros.

• Revisión de la vida.

o Las personas de edad avanzada tienden, de forma natural, a hacer una revisión
de su vida.

o El hecho de ser mayor no significa haber conseguido superar con éxito las
diferentes crisis vitales.

o Esta tendencia de las personas mayores a revisar el pasado puede ser utilizada
en psicoterapia como un elemento de ayuda y ser aprovechado y reconducido
terapéuticamente en un sentido positivo que ayude al paciente a dar un sentido
coherente a ciertos aspectos de su vida.

• Aspectos relativos a la salud física.

o En edades avanzadas es frecuente padecer patologías orgánicas que, en


muchos casos, suelen tener carácter crónico.

o La vivencia personal de cada paciente en cuanto a sus problemas físicos puede


ser muy variada y no deben hacerse generalizaciones.

o Se debe prestar especial atención a aquellas personas con dificultades para


aceptar el deterioro físico y la enfermedad, ya que pueden vivirlo como una
pérdida de la función y una herida narcisista.

o Pueden aparecer síntomas depresivos o situaciones de negación de la situación


que se traducen en problemas para recibir la ayuda adecuada.

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o La intervención, en estos casos, debe centrarse en ayudar al paciente a aceptar
esta nueva situación apoyándose en sus capacidades más sanas y conservadas,
lo que favorece que pueda reconocer su dependencia del entorno.

o También es preciso ayudar a la familia a entender las dificultades de manejo del


paciente.

o Es muy común que los ancianos expresen su sufrimiento psíquico o


simplemente sus preocupaciones a través de quejas somáticas.

o Muchos ancianos están muy centrados en la observación de su funcionamiento


corporal: apetito, esfínteres, molestias físicas, etc. y tienen dificultades para
interesarse por el mundo exterior.

o Es necesario estar atento al significado de las quejas en cada momento por si


tienen traducción psíquica y ayudar al paciente a darles un sentido más
tranquilizador.

Es muy común que los ancianos expresen su sufrimiento psíquico o simplemente sus preocupaciones
a través de quejas somáticas, no dicen que están tristes, dicen: no tengo fuerzas, me duele la cabeza,
tengo dificultades para respirar, me noto más débil que antes...

El despertar precoz es más típico de la depresión y la dificultad para la conciliación del sueño es más
típica de la ansiedad. “No sé” es una respuesta típica de la depresión-ansiedad. El paciente si tiene
ideas de suicidio se siente liberado al contarlas.

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