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Los trastornos de ansiedad son, como grupo, las enfermedades mentales más comunes, con
una prevalencia de un mes del 7,3% en adultos de todas las edades. En adultos mayores de 65
años esta prevalencia mensual baja al 5,5% acercándose al 20% en un período de 6 meses y al
35% en el ciclo vital. A lo largo de su vida, el 35% de la población ha sufrido algún episodio
de ansiedad. Cabe destacar que este tipo de trastornos son más prevalentes en las mujeres.
En la mayoría de los casos, el trastorno comienza en la vida adulta y tiende a cronificarse con
remisiones y recaídas de diversos grados intercaladas hasta llegar a la vejez. El inicio en la vejez
es posible, si bien poco común.
1. SÍNTOMAS ANSIOSOS
En los episodios de ansiedad se empieza a respirar muy rápido, lo que provoca que se oxigene en
exceso y esto, a su vez, provoca hormigueo en las extremidades.
• Obtener datos del paciente y de personas cercanas para contrastarlos y crear una mejor
historia.
Puede que tenga ideas de suicidio y no nos lo cuente porque vino con el hijo o hija también
se puede despistar si hay más gente porque el acompañante contesta por la persona mayor
o le da pistas, ansiedad por maltrato del hijo/a que le acompaña (que está ahí para controlar
lo que dice), etc.
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• Debemos obtener historia psiquiátrica completa, porque probablemente lo que tiene ya
le ha ocurrido con anterioridad. Generalmente, se tienen recaídas de lo que ya se ha tenido
en el pasado.
• Hay que valorar las circunstancias vitales de la persona, ya que suelen cambiar y tener
episodios negativos de pérdidas.
• Debemos conocer todos los medicamentos y otras sustancias que consume la persona
incluyendo el alcohol. Es muy fácil que el alcohol pase desapercibido en el anciano, ya que
no se van a cumplir los criterios del DSM para el alcoholismo.
Cualquier enfermedad puede provocar ansiedad, pero vemos mucha asociada a procesos
demenciales causada por no saber dónde se está, no reconocer a la gente que está al lado. Es muy
frecuente al inicio de la enfermedad cuando se van perdiendo facultades y se es consciente de ello.
• Ansiedad reactiva situacional. Suele darse ante una serie de situaciones como viajes en
avión, procedimientos odontológicos o, por ejemplo, una evaluación neuropsicológica.
• Fobia Social.
• Fobias específicas.
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• Trastornos de ansiedad provocados por un trastorno médico general (síndrome de
ansiedad orgánico) o inducido por el consumo de sustancias.
Las causas orgánicas, tóxicas o medicamentosas de los trastornos de ansiedad pueden ser:
Debemos hacer el diagnóstico diferencial del trastorno de ansiedad con los siguientes
trastornos:
• Trastorno del humor. La ansiedad se presenta con frecuencia en los trastornos del humor
y, en muchos casos, los trastornos de ansiedad pueden evolucionar en esta línea. No
obstante, la ansiedad que acompaña a la depresión, la disforia o la hipomanía tiende a ser
intermitente, episódica y autolimitada. El diagnóstico se basa en el reconocimiento de las
alteraciones del humor persistentes de estos trastornos.
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• Trastornos psicóticos. El paciente psicótico anciano suele ocultar sus experiencias
psicóticas de forma que solo se observan los síntomas ansiosos. Por ello, es importante
lograr un buen nivel de comunicación.
Los tranquilizantes pueden producir síndromes confusionales, desorientación, etc. Las personas
mayores suelen levantarse mucho por la noche y esta confusión puede dar lugar a caídas,
contracturas, etc. y la consiguiente institucionalización.
Por otro lado, la psicoterapia es igual de importante en el anciano que en etapas más jóvenes.
El paciente y la familia debe recibir información adecuada acerca de la naturaleza del trastorno,
especialmente en casos de presentación con muchos síntomas físicos, una vez descartada la
etiología somática. Debe evitarse las pruebas han sido normales... no tiene nada”.
Los temas que surgen con frecuencia en psicoterapia con personas mayores son:
o El rol social del anciano difiere del que posee un adulto en nuestra sociedad
occidental y le obliga a enfrentarse a una pérdida en el protagonismo social.
o El terapeuta, con frecuencia, tendrá que trabajar con el paciente los conflictos
entre dependencia y autonomía personal.
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• Situaciones de duelo y pérdidas afectivas.
o Las personas con más riesgo para elaborar las pérdidas con dificultad son las
que tienen rasgos de personalidad narcisistas y obsesivos. Con frecuencia,
aparecen sentimientos de autodesprecio, culpa y devalorización o negación de la
situación real. Todo esto conlleva una dificultad posterior para reorganizar las
relaciones afectivas con otros.
• Revisión de la vida.
o Las personas de edad avanzada tienden, de forma natural, a hacer una revisión
de su vida.
o El hecho de ser mayor no significa haber conseguido superar con éxito las
diferentes crisis vitales.
o Esta tendencia de las personas mayores a revisar el pasado puede ser utilizada
en psicoterapia como un elemento de ayuda y ser aprovechado y reconducido
terapéuticamente en un sentido positivo que ayude al paciente a dar un sentido
coherente a ciertos aspectos de su vida.
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o La intervención, en estos casos, debe centrarse en ayudar al paciente a aceptar
esta nueva situación apoyándose en sus capacidades más sanas y conservadas,
lo que favorece que pueda reconocer su dependencia del entorno.
Es muy común que los ancianos expresen su sufrimiento psíquico o simplemente sus preocupaciones
a través de quejas somáticas, no dicen que están tristes, dicen: no tengo fuerzas, me duele la cabeza,
tengo dificultades para respirar, me noto más débil que antes...
El despertar precoz es más típico de la depresión y la dificultad para la conciliación del sueño es más
típica de la ansiedad. “No sé” es una respuesta típica de la depresión-ansiedad. El paciente si tiene
ideas de suicidio se siente liberado al contarlas.