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PRESENTACIÓN DEL TEMA

En el año 529 Justiniano decretó el cierre de las escuelas de filosofía en Atenas. Esto
ocasionó la huida de los últimos filósofos paganos a Persia. Se podría decir que a partir
de ese momento la filosofía desapareció casi por completo de Europa. Desapareció
como un ejercicio organizado en grupos, pero también en términos de la difusión de
los libros de filosofía de origen pagano. Su supervivencia empezó a depender de la
existencia previa de escuelas filosóficas en Siria, Mesopotamia y Persia, las cuales
continuarían
enseñando, sobre todo, las doctrinas de Aristóteles, Euclides, Ptolomeo y
otros autores griegos, en el seno del Oriente primero cristiano y después islámico. Es
gracias a las obras de estos autores, las cuales se tradujeron al árabe y se continuaron
explicando a lo largo de varios siglos en las diversas escuelas de filosofía en Oriente,
que se conservaron las fuentes sobre el pensamiento grecorromano, las cuales todavía
hoy consultamos; también, gracias a esas obras, aparecieron pensadores árabes que
influirían decisivamente en Occidente. Entre ellos destacan Alkindi (muerto en 873),
Alfarabi (muerto en 950), Avicena (980-1037) y Averroes (1126-1198); estos dos últimos
son considerados como los principales.
Hay algo que vale la pena que sepas de la forma en que los árabes entienden la
filosofía. A los cristianos la filosofía les era extraña como actividad porque su fuente
eran hombres paganos; sin embargo, no ocurría lo mismo con los árabes, quienes sí
valoraban la filosofía y por eso la estudiaban. La actividad central de la práctica de la
filosofía islámica eran la lectura, la traducción y la explicación de los textos clásicos,
la cual los llevó a encontrar problemas filosóficos.
En España, en el siglo xi y xii, Córdoba se convirtió en un lugar privilegiado para
el desarrollo de los estudios de filosofía. Durante la dominación árabe coincidieron
ahí estudiosos cristianos, judíos y musulmanes, lo que dio como resultado que en el
lugar se produjera un inagotable trabajo intelectual. Dos pensadores fundamentales,
uno árabe y otro judío, nacieron en Córdoba: Averroes (1126-1198) y Maimónides
(1135-1204). Los dos forjaron modelos de reflexión que tendrían mucha influencia
en Occidente en los siguientes siglos.
A Maimónides se le debe una obra, La guía de perplejos, que es una sistematización
del pensamiento filosófico desarrollado en el mundo judío hasta entonces. Su
estructura y forma serían imitadas y retomadas por un gran número de pensadores
cristianos del medievo europeo.
Averroes, por su parte, es el gran comentador de Aristóteles, y a él le debemos no
sólo el conocimiento de ese filósofo en Occidente, sino la forma precisa en que se le
conoce. El modelo de escritura que utiliza para explicar la filosofía de Aristóteles es el
comentario, que también pasará a Occidente. Pero la más importante aportación de
la filosofía árabe es que a través de sus diversos pensadores perfiló dos grandes
problemas:
el del entendimiento agente y paciente, por un lado, y el de la contingencia,
por otro.
El problema del entendimiento, explicado de manera breve, se formula de esta
manera: Aristóteles había señalado que conocer consistía en el paso de la potencia al
acto en el entendimiento. Ahora, ¿esto quiere decir que existen dos entendimientos,
uno pasivo y otro activo? Si es así, ¿dónde está cada uno y cuáles son sus cualidades?
¿Los dos están en el hombre, o hay uno afuera y uno adentro? Como podrás imaginarte,
son muchas más las preguntas que se pueden hacer alrededor de ello, pero
éstas son las principales. El otro problema tiene que ver con la manera en que existen
las cosas. Para Averroes, como después para Santo Tomás, un ser como Dios tiene
que existir necesariamente, pero entonces, ¿cómo existen el resto de las sustancias?
¿También necesariamente o como accidentes? ¿Quizás de otra forma?
En suma, lo que los pensadores árabes y judíos aportaron a Occidente fue un
modelo para hacer y escribir filosofía, la transmisión del pensamiento de los autores
clásicos y la preparación del terreno para la aparición de la escolástica.

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