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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Y DE LA EDUCACIÓN
Materiales Tema 1
ÍNDICE GENERAL
Página
Parte 1:
Factores del cambio evolutivo: conceptos y
explicaciones del desarrollo 5
Introducción 5
1.1. Naturaleza versus ambiente: las relaciones entre
herencia y medio 7
1.2. Continuidad versus discontinuidad del desarrollo
y el problema de los estadios 10
1.3. Experiencia temprana-plasticidad del desarrollo 11
1.4. Los modelos del desarrollo: de la elaboración
paradigmática al análisis de los hechos 13
Parte 2:
Introducción 17
2.1. Antecedentes y primeras observaciones sistemáticas de los niños 18
2.2. El surgimiento de la Psicología del Desarrollo como
disciplina independiente: de Preyer a Freud. 21
2.2.1. William Preyer (1841-1897) 22
2.2.2. James Mark Baldwin (1861-1934) 23
2.2.3 Sigmund Freud (1856-1939.) 25
2.2.3.1. Estructuras de base de la personalidad 26
2.2.3.2. Fases o estadios del desarrollo 27
Parte 3
Consolidación y desarrollo sistemático de la psicología
del desarrollo: Desarrollo teóricos 31
Introducción 31
3.1. Mensurativismo del desarrollo y creación de Institutos para
el estudio del niño. 32
3.1.1. Arnold Gesell (1880 - 1961) 32
3.1.2. Institutos para el estudio del desarrollo del niño. 34
3.2. Enfoque conductista de la Psicología del Desarrollo Humano. 35
3.2.1. Conceptos básicos 36
Página
Parte 4
Crecimiento y expansión de la psicología del desarrollo 55
Introducción 55
4.1. Modificaciones en las tendencias teóricas dominantes 55
4.1.1. Fulgor y declive de las teorías del aprendizaje. 57
4.1.2. Modificaciones de las concepciones psicoanalíticas:
teorías del Yo 57
4.2. Elaboración de nuevas teorías y aproximaciones sobre
el desarrollo humano. 60
4.2.1. Aproximaciones neopiagetianas y el procesamiento
de la información 60
4.2.2. Aproximación ecológica al desarrollo 63
4.2.3. La perspectiva del ciclo vital. 66
4.2.4. Modelo Transaccional 69
Anexo
Diseños básicos de investigación en la psicología del desarrollo 73
1. Dimensiones básicas 73
2. Diseños transversales 74
3. Diseños longitudinales 75
4. Diseños secuenciales 76
5. Metodología Observacional 78
Referencias bibliográficas 81
Bibliografía complementaria 87
PARTE 1.
Introducción
Sin embargo, no existe una teoría única que sirva para explicar esos
procesos de cambio que acontecen a lo largo de la vida de las personas. Más bien,
coexisten una multitud de teorías que intentan abordar estos temas.
Ésta es una pregunta engañosamente simple, pues una teoría científica ideal,
formal y completa es un conjunto de afirmaciones interrelacionadas, en el que se
incluyen definiciones, axiomas, postulados, constructos hipotéticos, variables
intervinientes, hipótesis y leyes. Algunas de estas afirmaciones sólo son
deducciones lógicas de otras afirmaciones. Y la función de este conjunto de
afirmaciones interrelacionadas es describir estructuras no observables,
mecanismos o procesos, para relacionarlos entre sí y con los sucesos observables.
Pero ¿cómo podemos saber si esa teoría es buena o no?. Para responder a
esta pregunta Valsiner (2004) señala que una “buena teoría” sería aquella que
fuese coherente con sus axiomas, sensible a los fenómenos que son objeto de
estudio y que fuese la base para la construcción de métodos teóricamente
fundamentados para el trabajo empírico.
Gran parte de la psicología del desarrollo de la segunda mitad del siglo XX,
como veremos, ha perdido los criterios de consistencia que apunta Valsiner (2004)
y nos encontramos con que teorías que se hacen pasar por evolutivas no son más
que un compendio de afirmaciones no evolutivas, adornadas de manera que
parezcan depender de un concepto de desarrollo.
Así pues, para evaluar la bondad de una teoría evolutiva debemos hacerlo en
función de su contribución a dos cuestiones: (1) si organiza y da significado a los
hechos, y (2) si sirve de guía para futuras investigaciones. No obstante, también
conviene aclarar que esas contribuciones debemos analizarlas atendiendo al
contexto socio-histórico en el que surgieron.
Por otro lado, para saber si una teoría organiza, da significado a los hechos y
sirve de guía para futuras investigaciones, es necesario clarificar previamente
nuestra posición frente al desarrollo. Es decir, conocer y tomar postura sobre cómo
concebimos el cambio evolutivo y el desarrollo humano. Para ello, creemos que es
imprescindible profundizar en un conjunto de cuestiones, que se suelen encontrar
una y otra vez en las diversas formulaciones empleadas para explicar el desarrollo.
Nos estamos refiriendo a los aspectos conceptuales fundamentales que cada teoría
entiende y aplica cuando debe dar cuenta del cambio evolutivo y del desarrollo
humano. En todas ellas, subyace una conceptualización básica sobre: el problema
naturaleza versus ambiente, esto es las relaciones entre herencia y medio, sobre la
continuidad versus discontinuidad del desarrollo o la polémica de los estadios, y
la existencia de periodos críticos e importancia de las experiencias tempranas
frente a la plasticidad del desarrollo. Aunque presentemos estos aspectos como
polos opuestos, en realidad se trata de puntos a lo largo de un continuo y no de
cortes dicotómicos claramente establecidos. La posición que se adopta respecto a
estas cuestiones, o la importancia que se atribuye a cada una de ellas, es lo que
marca, precisamente, las diferencias o convergencias entre las distintas
concepciones del desarrollo.
Así pues, su tratamiento nos proporcionará las bases para valorar las
distintas teorías y para poder elaborar nuestra propia definición de la Psicología
del Desarrollo Humano. A ello nos dedicaremos en el resto de este primer tema.
Desde este plano, las relaciones entre herencia y medio como determinantes
de la organización y el desarrollo del sujeto humano, encontramos que pueden
adoptar distintas formas de explicación, dependiendo del peso de cada uno en la
interacción.
(3) Una tercera relación consiste en reconocer una fuerte interacción entre el
organismo y el ambiente (Lerner, 1986), o en atribuir una serie de
transacciones a las relaciones entre herencia y medio (Sameroff, 1975,
1983). Es decir, que el organismo influye sobre el ambiente y el ambiente
sobre el organismo. De esta forma, las relaciones o transacciones recíprocas
entre organismo y ambiente, producen una cadena de causas, o normas, de
reacción. En esta línea, Scarr (1988, Scarr y McCarney, 1983) ha
argumentado que el genotipo (herencia genética de los sujetos) y el
ambiente no son entidades fijas (o compartimentos estancos) al actuar la una
sobre la otra, sino que son dinámicas y cambiantes a lo largo del desarrollo;
con lo cual, su interrelación también puede cambiar.
Por otra parte, también cabe señalar que los investigadores que abogan por
la continuidad del desarrollo, no suelen aceptar la división en etapas, pues para
ellos no tiene sentido el cambio evolutivo a nivel estructural, sino todo lo
contrario. Es en los componentes aislados donde se produce el cambio evolutivo, a
En este último caso, no obstante, el tema puede ser también delicado, pues
en el seno de nuestra disciplina tampoco parece existir un acuerdo sobre este
término, encontrándonos con tantas definiciones como posiciones teóricas y áreas
de conocimiento existen. Esto ocurre, claro está, en el supuesto de que se acepte la
existencia de los mismos. Postura que nosotros mantenemos, aunque con las
matizaciones que iremos describiendo.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que, de la misma forma que los
ambientes intensos pueden ser beneficiosos para el sujeto, también pueden ser
bastante perjudiciales cuando se sobrepasa en exceso o cuando ocurre lo contrario,
es decir, si disminuye su intensidad. En definitiva, y a pesar de todo, lo que parece
estar claro es que los organismos están marcados por la plasticidad en sus
comportamientos a lo largo del desarrollo. Siendo ésta directamente proporcional
a su aparición a lo largo del ciclo vital: cuanto más temprana mayor probabilidad
de recuperación, cuanto menos temprana menor posibilidad de recuperación. Es
decir, que si existe un declive de la plasticidad conforme envejecen los
organismos, entonces es probable que los efectos nocivos de las experiencias del
sujeto sean más difíciles de eliminar en las últimas etapas de la vida, aunque se
varíe la intensidad de la estimulación.
A pesar de que la Psicología del Desarrollo Humano cuenta con más de 100
años de investigación, en los que se ha estado interesado por comprender el
desarrollo y los procesos de cambio evolutivo, y a pesar de la decadencia de
algunas teorías y el ascenso de otras; no estamos, en estos momentos, mucho más
cerca de intentar una explicación sistemática del desarrollo en el contexto de una
perspectiva teórica, o de un acuerdo sobre una aproximación paradigmática que
cuando la disciplina adquirió por primera vez su apariencia científica o su
identidad académica (Horowitz, 1987). Efectivamente, en la actualidad
disponemos de una base descriptiva mucho más extensa -sobre lo que hacen los
seres humanos y cuando lo hacen- que en las décadas anteriores; pero, a nivel
paradigmático, seguimos buscando nuestra identidad, o más concretamente un
mayor nivel de integración de los datos actuales.
mismo tipo de cosas que un sujeto de otra etapa diferente, sino que más bien, el
sujeto posee estructuras cualitativamente diferentes, como ocurre con los animales
que sufren metamorfosis, por ejemplo. Además, el desarrollo es finalista, en el
sentido de que está orientado hacia la consecución o logro de una meta final, y se
considera que la causalidad es bidireccional, pues es la interacción del sujeto con
el mundo circundante lo que hace posible el cambio evolutivo. Una de las teorías
más representativas del modelo organísmico es la de Piaget sobre el desarrollo
cognitivo.
Desde mediados de la década de los setenta, aparece una corriente que trata
de establecer una síntesis entre estos dos modelos descritos, proponiendo la
existencia de un tercer paradigma, el dialéctico (Riegel, 1976), o contextual
(Lerner y Kauffman, 1986), que se le suele denominar -más comúnmente-,
contextual-dialéctico al incorporar el concepto de cambio histórico de Pepper
(1942). De lo que trata es de conocer el valor de cualquier conducta en el contexto
histórico-social que la envuelve o, con otras palabras, los sucesos concretos en su
orden temporal. Lerner y Kauffman (1986), afirman que esta nueva visión del
mundo representa una tradición de investigación significativa dentro de la
Psicología del Desarrollo.
PARTE 2.
Introducción.
Por otro lado, como señala Kessen (1979) el niño y la Psicología del niño o
del Desarrollo Humano es una "invención cultural", y por tanto un reflejo del
mundo social en el que se apoya. Desde esta perspectiva, debemos entender que
las formas de concebir la niñez están en correspondencia con lo que la sociedad de
la época espera de ella, y con la filosofía dominante en ese momento. Por tanto, es
fácil o parece fácil entender que existan tantas concepciones distintas sobre los
niños.
El niño como objeto de interés científico está vinculado con el periodo post-
darwiniano de entusiasmo intelectual general sobre la teoría de la evolución y su
impacto sobre nuestras concepciones del niño (Borstelman, 1983). Es decir, una
vez formulada la teoría de Darwin, esta sirvió de catalizador para las áreas
filosófico-científicas, dando forma (hasta hoy) a las bases filosóficas y teóricas del
estudio de la Psicología del Desarrollo Humano. No obstante con anterioridad a
este hecho ya existían algunos acercamientos esporádicos al estudio de los niños.
En efecto, en Francia durante el siglo XIV se comienzan a recoger los
acontecimientos familiares más importantes en los llamados "livres de raison"
(Hunt, 1970). En el siglo XVI y principios del XVII aparecen informaciones
procedentes de tratadistas médicos referidas fundamentalmente a los cuidados
físicos y al desarrollo en las primeras etapas; y quizás uno de los estudios más
importantes en esta línea de trabajos sea el de Héroad sobre el futuro Rey de
Francia Luis XIII, del que hizo un seguimiento desde 1601, año de nacimiento del
niño, hasta 1628, año en que murió Héroad (Debesse, 1972). Aunque estos
trabajos no presentan un valor psicológico, si pueden servir como muestra del
inicio de una actividad que todavía prosigue en nuestros días.
En el siglo XVII, también aparecen las obras de John Locke, en las que
expone que toda conducta es adquirida y donde niega la existencia de ideas
innatas (Locke, 1690, 1693). Estos trabajos iban a dejar una gran marca en toda la
psicología posterior que todavía está presente en nuestros días (confróntese la
corriente asociacionista). A principios del siglo XVIII siguen apareciendo trabajos
relacionados parcialmente con nuestra área (la Psicología del Desarrollo), unos
provienen del campo de la medicina, por ejemplo, los trabajos de Cheselden en
1728; otros de la pedagogía -no debemos olvidar que los intereses pedagógicos
han tenido gran importancia en el desarrollo de la psicología del niño al originar
bastantes de los primeros estudios-, por ejemplo los trabajos de Rousseau, los
filantropistas (p.e. Basedow), o Pestalozzi (ver Delval 1988). Quizás fue la obra
de Rousseau -Emilio o de la educación, 1762- la que tuvo una mayor incidencia en
esta época, al defender la importancia de la infancia y mostrar los valores
positivos de la misma.
estudios sobre los niños. Muchos de los autores de esos trabajos no los
consideraron dignos de ser publicados y otros los publicaron varios años después
de haber sido realizados.
Desde este momento, y hasta mediados del siglo XIX, no van a producirse
hechos o aportaciones excesivamente relevantes. Ahora bien, a partir de la
segunda mitad de 1800 se produce una nueva eclosión de trabajos, y alguno de
Otros trabajos publicados durante estos años fueron los de Ferri (1879);
Sikorsky (1879); o Preyer (1880). Esta obra de Preyer de 1880 va a suponer un
anticipo de su libro de 1882 "El alma del niño" que la mayoría de los psicólogos
evolutivos la aceptan como la obra fundacional de nuestra disciplina, tema que
trataremos en el periodo siguiente.
Todo esto, junto con otros cambios socio-culturales -quizás también debidos
a la influencia darwiniana-, va a posibilitar la aparición en 1882 de una obra, que
será posteriormente considerada por la mayoría de autores como la fundacional de
la Psicología del Desarrollo. Esta obra es “Die Seele des Kindes/El alma del niño”,
su autor Wilhem Preyer, en ella ya se vislumbran las influencias de las nuevas
teorías evolucionistas, y recoge de una forma sistematizada las observaciones
sobre el desarrollo de un niño durante los tres primeros años de su vida.
En esta obra, Preyer realiza una comparación de sus observaciones con los
trabajos anteriores sobre los niños, y con la información que se poseía sobre
animales jóvenes. También se aprecia que la metodología empleada es la
observación naturalista, usada de un modo muy estricto y cuyas reglas siguen
siendo válidas hoy en día; el inconveniente que presenta, desde la óptica
metodológica actual, es la no utilización de normas estandarizadas, lo que resta
valor a sus comparaciones entre los diferentes conjuntos de observaciones.
Finalmente, también debemos destacar que Preyer tenía una teoría general
sobre el desarrollo que incluía las nociones de herencia y aprendizaje, debido a su
conocimiento del trabajo de Darwin de 1859, y de la psicología asociacionista de
su tiempo. Según esta teoría, tendía a atribuir todos los cambios relacionados con
la edad al aprendizaje, no aceptando el concepto de maduración ni el de innatismo.
Él entendía por herencia lo que poseía el niño en el momento del nacimiento, y
Baldwin se propuso elaborar una teoría que sirviese de base para la recogida
de información. Como guía para esta elaboración utilizó el método genético que
consiste en estudiar el origen, dinámica y desarrollo de las funciones mentales. Su
interés primordial radica, según él mismo expone en la introducción de su obra de
1895, en tratar de conseguir una "síntesis de la teoría biológica actual sobre la
adaptación orgánica con la doctrina del desarrollo de los niños" (p. vii). Concibe
el desarrollo como un fenómeno cualitativo donde los cambios y las novedades no
son explicables por sus elementos, sino que el todo es mayor que la suma de las
partes, más rico, más complejo, y mejor adaptado; y que avanza de la infancia a la
edad adulta mediante etapas, en las que existe una nueva forma de presencia de la
realidad (desde sensoriomotora hasta simbólica e ideacional). Los mecanismos
fundamentales del desarrollo son según Baldwin, la acomodación, la asimilación,
las reacciones circulares, la imitación, y los esquemas, conceptos que han
perdurado a través de otros autores como Piaget, Wallon o Kagan; y que elaboró,
en parte, mediante la observación de sus propios hijos, siguiendo el modelo de
Preyer.
imitación de la propia acción, que se realiza por sus efectos placenteros. Los
esquemas los entendía como representaciones mentales de las actividades.
Sus ideas acerca de la progresión del desarrollo de los sujetos por etapas
cualitativamente diferenciadas, y las posibles analogías entre la acomodación
mental y la adaptación biológica revelan su concepción del desarrollo como
discontinuo y su pretensión de crear una teoría sintética del desarrollo. Él
consideraba que el análisis evolutivo de los sujetos debía realizarse desde tres
áreas, el desarrollo cognitivo, que acabamos de describir, los fundamentos sociales
y de la personalidad, y las relaciones entre la ontogénesis y la filogénesis
conductual.
entendidas como una interacción dinámica entre las pulsiones del individuo y la
realidad. Se concede gran importancia a los factores madurativos, aunque el
modelo es básicamente mecanicista.
por Freud mediante diferentes fases que cualquier individuo atraviesa. Cada fase
se caracteriza por una zona erógena (zonas del cuerpo que producen la satisfacción
de la energía sexual) y el desplazamiento de estas zonas dominantes conlleva la
sucesión de una fase a otra. Cada fase se caracteriza, también, por un tipo de
relaciones objetales y de mecanismos psíquicos que nos dan una idea de la
evolución de la personalidad del individuo y de su progresiva socialización.
Antes de analizar las fases del desarrollo desde el punto de vista de la teoría
psicoanalítica, es preciso destacar una serie de principios generales sobre las
mismas.
Según la teoría de Freud, las fases del desarrollo psicosexual son cinco, de
las cuales tres son pregenitales (oral, anal y fálica), una es de transición o latencia
y otra es genital.
PARTE 3.
Introducción
Por una parte, sirvió para que la Psicología del Desarrollo tuviese un mayor
arraigo y desarrollo en los Estados Unidos, donde se produjeron distintos avances.
Así, podríamos destacar la importancia que adquiere la medida de la inteligencia y
la consolidación del rol del psicólogo en la sociedad, la creación de centros de
investigación sobre el desarrollo donde se realizan trabajos de tipo acumulativo de
datos y, fundamentalmente, ateóricos (descriptivos y normativos). También
aparece el movimiento conductista de Watson. Todo ello supuso una ampliación
de la metodología de la disciplina, y una fragmentación en los temas de estudio.
Por otra parte, la Psicología del Desarrollo que se está elaborando desde
Europa, no consiste tanto en grandes trabajos empíricos como ocurría en los
Estados Unidos, sino en la aparición de grandes teóricos y teorías de la disciplina
como por ejemplo Werner, Piaget, Lewin, Wallon o Vigotsky.
Otra línea bien distinta de mensurativismo fue la seguida por Arnold Gesell,
quien mantenía una posición maduracionista, es decir, concebía el desarrollo como
despliegue de potencialidades internas; para este autor, el desarrollo del ser
humano evoluciona en función de informaciones innatas. Gesell pensaba que el
desarrollo orgánico y el desarrollo psicológico estaban programados y las
estructuras de comportamiento preformadas. En 1911 fundó, en la Universidad de
Yale, una clínica infantil que se convirtió en un centro de investigación y que
propició la realización de cuidadosos trabajos de observación. Estaba interesado
por el desarrollo normativo, y utilizó sus datos para indicar el nivel de desarrollo
del niño en un momento determinado, y para caracterizar el curso del desarrollo en
Finalmente, cabe señalar que el interés por los estudios experimentales del
aprendizaje en los niños también siguió otras líneas de trabajo; sírvanos como
ejemplo las investigaciones sobre el aprendizaje verbal (Thorndike, 1913) y
análisis del efecto de diferentes contingencias de recompensa y castigo en el aula
(Hurlock, 1924).
Desde el punto de vista teórico, como hemos podido apreciar en los puntos
anteriores, la Psicología del Desarrollo estaba dominada por dos tendencias
fundamentales. La primera era la controversia entre los defensores de la
perspectiva psicoanalítica y sus oponentes. La segunda tendencia era la aplicación
de las teorías del aprendizaje a los problemas del desarrollo de la personalidad del
niño. No obstante, en Europa, habían ido publicándose algunos trabajos
importantes. Por ejemplo, K. Bühler, vinculado a la teoría de la Gestalt, y autor en
1934 de "teoría del lenguaje", publicó en 1918 "El desarrollo espiritual del niño"
donde trataba de encontrar leyes estructurales del proceso evolutivo. En la misma
línea teórica, Koffka (1921) trata de buscar los grandes principios de la psicología
infantil para que podamos comprender mejor al adulto, que es su producto. Delval
(1988) señala que estas obras fueron importantes porque en ellas: hay una
aplicación de posiciones de la Psicología Experimental a la del Desarrollo;
conceden un papel preponderante a la teoría, apoyándose en un conjunto amplio
de datos que se organizan en torno a ella; y sostienen que la psicología del
desarrollo contribuye a la psicología general y al conocimiento del adulto. En
definitiva, preparan el camino de importantes teóricos que en esos años iniciaban
su trabajo, por ejemplo, Werner, Wallon, Piaget, Vygotsky, y Lewin. Todos
tienen en común sus aportaciones teóricas, y quizá sean, al menos en parte,
responsables de las modificaciones que se produzcan en el seno de las dos
tendencias dominantes de la época.
En 1923, aparece una obra titulada "Le language et la pensée chez l'enfant"
cuyo autor era Jean Piaget. En este trabajo, el autor pretendía utilizar el lenguaje
como vehículo para comprender cómo se desarrollan los patrones de pensamiento
en el niño. Para Piaget, el lenguaje es un espejo de la mente, algo que al usarse
refleja la estructura y naturaleza de los esquemas mentales. El niño pequeño sigue
en su pensamiento una progresiva diferenciación al sí mismo desde el no-yo. El
método utilizado por Piaget (método clínico o genético) y los conceptos
apuntados, estimularon casi de inmediato la atención y controversia en el mundo
entero (McCarthy, 1931, 1933; Kuo, 1937; Vigotsky y Luria, 1929).
Piaget crea una psicología con base empírica (la psicología genética) que,
junto a otros métodos, constituye una de las formas de proporcionar un
fundamento científico a la epistemología (Piaget, 1967/1979). Este autor, como
otros autores anteriores a él e incluso contemporáneos suyos (por ejemplo,
Baldwin, Freud, Wallon), cree que el estudio del conocimiento humano debe
realizarse desde un punto de vista genético; es decir, el conocimiento es un
proceso, y como tal debe ser descrito de un forma histórica. Así pues, su
psicología es una psicología genética, y su interés fundamental, no está en el
estudio del niño en sí mismo y su desarrollo, sino que estudia el desarrollo para
explicar el modo de formación de las funciones mentales. Es decir, que para
Piaget, (Piaget e Inhelder, 1966), el estudio del desarrollo ontogenético es un
modo (o un método) de estudiar las leyes que rigen al conocimiento en general, y
no sólo el conocimiento a una edad o etapa en particular.
I D
N E
F S
O N E Información
ESTADO A R U Q discrepante se Asimilación sin
M E U OPCIÓN B distorsiona acomodación.
A V I para que se
C A L adapte a los ESTADO A
I I esquemas
Ó B
N R
I
O
Los esquemas Asimilación y
se modifican acomodación.
para
OPCIÓN C incorporar Aprendizaje.
nueva
información ESTADO B
Hasta hace unos pocos años (último cuarto del siglo XX), el único aspecto
conocido, por los psicólogos, de L.S. Vygotsky era su trabajo sobre las relaciones
entre lenguaje y pensamiento; concretamente, la polémica establecida con Piaget,
durante los años 30, sobre la génesis y funciones del lenguaje egocéntrico, como
Así pues, sus proposiciones teóricas y metodológicas, parten del estado real
de la psicología de su época, y su teoría es una síntesis novedosa en relación al
dualismo epistemológico reinante. Es decir, que Vygotsky se aparta tanto de las
posiciones idealistas y mentalistas que tratan los contenidos de la conciencia, pero
que no son capaces de explicar su génesis y sus condiciones materiales de
funcionamiento, como de las posiciones mecanicistas que reducen las funciones
complejas a procesos elementales. En este sentido, propone unas categorías y
principios teóricos que persiguen un triple objetivo: (1) alejarse de todo
reduccionismo; (2) tender a explicar los fenómenos y no contentarse con meras
descripciones; y (3) adoptar una perspectiva dialéctica (o genética) para la
explicación en la historia y en el desarrollo (Rivière, 1985). Estos tres principios
metodológicos son los que dirigen y dan unidad a su teoría, pero para comprender
su concepción del desarrollo, debemos hacer también mención a otros dos
supuestos:
Como han señalado distintos autores (Rivière, 1985; Vila, 1987; Wertsch,
1985/1988), la mediación ocupa un lugar central en la teoría de Vygotsky, y se
considera como su aportación más importante a la psicología. En este sentido,
Vygotsky tomo como unidad de su análisis la actividad, entendida "como sistema
de transformación del medio con ayuda de instrumentos. Es decir, una actividad
entendida como mediación" (Rivière, 1987, p.133). Estos instrumentos, pueden ser
materiales (herramientas) o psicológicos (signos); pero mientras que las
herramientas producen cambios en los objetos, los signos tienen una orientación
esquemas de acción sobre el entorno físico que le rodea, a manipular las cosas y
experimentar con ellas. El efecto que la acción del niño provoca sobre los objetos
modifica la acción misma para conseguir mejor el efecto pretendido o para
provocar otros nuevos (concepto de reacción circular de Baldwin). La adquisición
de la marcha facilita la exploración del entorno y acaba volcando al niño sobre el
mundo circundante y acrecentando la “inteligencia de las situaciones” que va
adquiriendo progresivamente. Por fin, el aprendizaje del lenguaje y la adquisición
de la función representativa permitirán un nuevo modo de acción sobre el medio
manejando ahora el segundo sistema de señales.
Las categorías van haciendo su aparición poco a poco y acaban, finalmente, dando
acceso a un conocimiento de la realidad ordenado, racional, encuadrado en marco
conceptuales precisos en los que los datos de lo real tienen cabida y reciben su
significado. El niño llega al conocimiento polivalente.
PARTE 4.
Introducción.
Las edades son aproximadas. Erikson (Erikson y Hall, 1987) ha sugerido recientemente que el periodo de
generatividad puede alargarse mucho más en la actualidad, dado que los ancianos permanecen sanos y activos hasta
edad muy avanzada.
Así pues, a lo largo de este periodo histórico, lo más destacado dentro del
marco psicoanalítico estriba en el mayor aperturismo hacia otras corrientes
teóricas y en unos cambios conceptuales importantes que son representativos del
panorama actual de esta teoría.
óptica, como una máquina caracterizada por el flujo de información, cuya función
principal es la de procesar la información. Esto supone que la actividad
fundamental de los sujetos es recibir información, identificarla, almacenarla,
manipularla, tomar una decisión y actuar de acuerdo con la decisión tomada.
Parientes
Vecinos
Familia Colegio
Compañeros
Medios de
comunicación
Lugar de trabajo
Las razones que han llevado a que en los últimos 20 años se haya
experimentado un renovado interés por la psicología del ciclo vital, podemos
encontrarlas, de acuerdo con Baltes (1987), en tres sucesos que parecen haber
tenido una especial relevancia: (1) los cambios demográficos sufridos por la
población en las sociedades occidentales, en la que se ha experimentado un
envejecimiento; dicho con otras palabras, la población ha tenido un incremento del
porcentaje de personas de mayor edad debido a la disminución de la tasa de
natalidad de los últimos años; (2) la aparición de la gerontología como un campo
de especialización, y su intento de buscar los precursores del proceso de
envejecimiento en los acontecimientos vividos a lo largo de la vida (Birren, 1959;
Birren y Schaie, 1985); y (3) los resultados obtenidos de alguno de los estudios
longitudinales clásicos, sobre el desarrollo de los sujetos, iniciados en los años 20
y 30 de este siglo (Charles, 1970; Migdal, Abeles y Sherrod, 1981). Estos sucesos
y otros provenientes de otras disciplinas tales como la sociología y la antropología
(Brim y Wheeler, 1966; Elder, 1974, 1985; Neugarten y Datan, 1973; Riley,
Johnson y Forner, 1972), han forzado a los psicólogos evolutivos a reconocer el
ciclo vital como un área importante tanto desde el punto de vista científico como
desde el social.
Este renovado interés por el ciclo vital, no se refleja tan sólo en la gran
cantidad de trabajos empíricos aparecidos en los últimos años -recogidos
fundamentalmente en revistas tales como Human Development, International
Journal of Behavioral Development, o Journal of gerontology; y las series Life-
span development and behavior, o Life-span developmental psychology-, sino
también en una profunda reflexión conceptual y metodológica sobre las
implicaciones de esta perspectiva en el estudio evolutivo.
Así pues, en términos generales, podemos decir que esta perspectiva plantea
un modelo evolutivo que puede caracterizarse por pretender describir, explicar y
modificar (optimizar, si utilizamos su terminología) los procesos evolutivos desde
el nacimiento hasta la muerte (Baltes, Reese, y Lipsitt, 1980).
acción de los otros. Destacan que ningún factor único en sí mismo es perjudicial o
facilitador para el desarrollo de los niños. Más bien, el poder de un factor o de un
conjunto de factores se encuentra en su acumulación a lo largo de la vida del niño.
Es decir, no se puede aislar ninguno como responsable exclusivo de los buenos o
malos resultados obtenidos con los niños. Esto significa, desde el punto de vista de
la intervención, que es poco probable que se puedan encontrar programas
universales para los problemas de los niños.
¿Qué determinó este pobre resultado? ¿La pobre ejecución lingüística fue
causada por las complicaciones en el nacimiento, la ansiedad de la madre, el
temperamento difícil del niño, o la evitación de la madre de la interacción verbal y
social? ¿Si tuviéramos que diseñar un programa de intervención para esta familia,
hacia dónde deberíamos dirigirlo?.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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