Está en la página 1de 6

LÍNEAS GUÍA PARA EL USO DE LA PSICOLOGÍA

EN EL PROCESO DE DISCERNIMIENTO
PARA EL INGRESO AL SEMINARIO
(texto Ad Experimentum – Versión Septiembre 2016)
Elaborado por el “Equipo Jeremías” dependiente de la CEMIN1
(Comisión Episcopal de Ministerios de la Conferencia Episcopal Argentina)

1. El sentido y el uso de la evaluación psicológica en la admisión al Seminario


La exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis (en adelante PDV) distingue con fines
pedagógicos, cuatro dimensiones de la formación sacerdotal: humana, espiritual,
intelectual y pastoral. Desde esta distinción invita a reconocer que lo que encuadra
como dimensión humana es el fundamento de toda la formación2, aunque la dimensión
espiritual sea central en la configuración con Cristo Pastor del futuro sacerdote.
La evaluación psicológica o psicodiagnóstico puede ofrecer al obispo y a los encargados
del discernimiento previo al ingreso al Seminario, cierta información que habitualmente
no puede obtenerse en las entrevistas vocacionales.
La evaluación psicológica se integra en un conjunto mucho más amplio de elementos
que se tienen en cuenta en el proceso de discernimiento vocacional. En ningún caso
determina totalmente una decisión sobre la autenticidad del llamado. La Iglesia utiliza
con frecuencia este instrumento porque le corresponde a ella “elegir las personas que
considera adecuadas al ministerio pastoral. Además, es su derecho y deber verificar la
presencia de las cualidades exigidas en aquellos que ella admite al ministerio sagrado
(…). De aquí se deriva que la Iglesia tiene el derecho de verificar, también con el
recurso a la ciencia médica y psicológica, la idoneidad de los futuros presbíteros.”3
La evaluación psicológica, entendida como un recurso más que debe integrarse en la
totalidad de la información recogida, debe tomar en cuenta en todo momento la
finalidad específica para la cual se realiza: ofrecer al candidato una ampliación del
conocimiento de sí mismo en relación a la decisión que está tomando, privilegiando
tanto los aspectos positivos que la enriquecen, como los aspectos más vulnerables que
pueden dificultar el proceso que se apresta a iniciar, o que incluso puedan necesitar
atención profesional específica.
Algunos usos que los equipos formativos pueden hacer de la información provista por el
psicodiagnóstico son los siguientes:
a. Comprender cuál sea el mejor modo de acompañamiento que se puede ofrecer
de acuerdo a las características de la persona concreta y planificar un itinerario
formativo adecuado4.
b. Evidenciar fortalezas y recursos disponibles para emprender el itinerario
formativo y para el futuro ejercicio del ministerio.
c. Identificar aspectos vulnerables de la persona que deberán ser abordados
oportunamente a lo largo de la formación inicial.
1
El texto ha sido elaborado integrando los valiosos aportes de psicólogos y formadores de Argentina con
ocasión de los encuentros realizados en Buenos Aires durante el año 2015.
2
Pastores Dabo Vobis, 43.
3
Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el uso de las competencias de la
psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al sacerdocio. Roma, 2008, n.11. Cf.
también CIC, c. 1051-1052.
4
Orientaciones…, n.8
1
A lo largo del proceso formativo, se espera que el candidato pueda vivir cada vez más
auténticamente los valores vocacionales que proclama. Conocer los aspectos
vulnerables que podrían esconder motivaciones más o menos inmaduras, es un aspecto
importante del camino hacia una mayor libertad interior que le permita una opción
vocacional definitiva más auténtica y madura.

2. Componentes de una evaluación psicológica de un candidato al Seminario


Una evaluación psicológica busca conocer aspectos fundamentales de la personalidad
del candidato. Esto se consigue normalmente a través de una serie de entrevistas
personales y de la aplicación de técnicas particulares o tests. La cantidad de estas
entrevistas varía según el enfoque teórico del profesional y la complejidad del caso.
Una evaluación psicológica, debería incluir básicamente los siguientes componentes:
1) Pedido de evaluación psicológica: el responsable del discernimiento vocacional
lo presenta adecuadamente al candidato, y explica su inserción en el proceso de
discernimiento global.
2) Entrevista clínica: destinada a evaluar antecedentes y estado de la salud mental
del candidato.
3) Historia vincular: destinada a evaluar los aspectos evolutivos psicosociales y
psicosexuales
4) Tests psicológicos: habitualmente incluye una batería de medidas objetivas y
proyectivas que permiten revisar el funcionamiento cognitivo, relacional y
emocional del candidato.
5) Informe: consiste en un reporte escrito donde se sintetizan los resultados de la
evaluación y las recomendaciones o sugerencias que se derivan de la misma.
6) Devolución: consiste en uno o más encuentros con el candidato donde el
profesional ofrece una devolución verbal de los hallazgos realizados, como
también una discusión acerca del informe escrito que le será entregado al
concluir la evaluación.

3. Características del informe psicológico en el contexto particular del


discernimiento vocacional
Es recomendable que la redacción del informe que resulte de la evaluación psicológica,
intente utilizar un lenguaje comprensible tanto para el candidato como para las personas
que lo acompañan en su proceso de discernimiento. El uso excesivo de tecnicismos o
eufemismos muchas veces no facilita la buena comunicación. Es deseable un lenguaje
claro, explícito y prudente que permita alcanzar el objetivo del psicodiagnóstico en este
contexto particular, como se mencionó antes.
En este sentido, es importante que el informe psicológico no deje de incluir referencias
a eventuales rasgos de personalidad y aspectos particulares del candidato que lo hacen
apto para un discernimiento en orden a una vocación sacerdotal. En particular, todo lo
que ayude a aclarar el grado de libertad psicológica para un proceso decisional5.
Atendiendo a las dimensiones de la formación sacerdotal6, se proponen a continuación
los marcadores de madurez a considerar en un informe. Para cada marcador se sugieren
algunos factores básicos que permitan evaluarlos, quedando a criterio de cada
profesional la posibilidad de enriquecerlo con otros que crea pertinentes.

5
Cf. Pastores Dabo Vobis, 36
6
Recordemos que Pastores Dabo Vobis enumera cuatro dimensiones en las que el candidato debe
formarse: humana, intelectual, espiritual y pastoral.
2
a. Marcadores de madurez en la dimensión espiritual
 Capacidad para vivir una espiritualidad encarnada
 Capacidad para la soledad y el silencio en relación con Dios
b. Marcadores de madurez en la dimensión intelectual
 Capacidad intelectual suficiente para acceder al pensamiento abstracto y simbólico
 Capacidad de comunicarse eficazmente en forma oral y por escrito
c. Marcadores de madurez en la dimensión humana
 Desarrollo psicosexual adecuado para la edad o especificación de la etapa prioritaria
de funcionamiento
 Presencia de factores de personalidad que supongan la posibilidad de vivir el celibato
sacerdotal:
o estabilidad emocional suficiente (bajo grado de impulsividad y mecanismos
de control pulsional suficientes)
o capacidad de tolerar grados razonables de frustración.
o presencia de capacidad sublimatoria y cualidad de la misma
o intereses predominantes.
 Identificación Sexual y Orientación sexual prioritaria
 Capacidad relacional y cualidad de la relación
 Capacidad de socialización no erotizada
 Capacidad de alteridad (discriminación yo-no yo)
 Grado de autoestima
 Capacidad empática
 Capacidad de intimidad e interioridad
 Grado de integración del yo y flexibilidad para el cambio
 Mecanismos de defensa predominantes
 Contacto con la realidad
 Capacidad de insight y autocrítica
 Capacidad de elaborar ideales
 Estilo de personalidad7
 Ausencia o presencia de patologías que impidan el ejercicio del ministerio y no
pueden ser ayudadas fácilmente con medicación y/o psicoterapia (cf. Apéndice)
d. Marcadores de madurez en la dimensión pastoral
 Capacidad de vinculación
 Capacidad de conducción de grupos
En la sección de recomendaciones del informe psicológico escrito es importante señalar,
cuando sea oportuno, el posible beneficio que podría obtener el candidato de un
acompañamiento psicoterapéutico o psicopedagógico en aspectos que no son
completamente incompatibles con la formación al sacerdocio ministerial.

4. Características de los psicólogos que realizan psico-diagnósticos de candidatos


al Seminario
Es importante que cada Seminario tenga un elenco de profesionales de referencia que
estén familiarizados con la cultura católica y comprendan los elementos básicos de la
identidad de un sacerdote diocesano. Es también deseable que conozcan a grandes
rasgos los criterios para la admisión o exclusión de la formación sacerdotal inicial.
Por último, es esperable que exprese respeto por la vocación al sacerdocio católico
como es propuesto por la Iglesia. En especial, es importante que el profesional

7
El DSM V puede ser un buen referente para formular el perfil de personalidad.
3
comprenda el sentido del celibato por el Reino de los Cielos. Sin este conocimiento, es
probable que en su evaluación de la madurez psicosexual para emprender el camino
formativo no provea de elementos de discernimiento precisos o no pueda ofrecer una
devolución verbal al candidato que lo oriente correctamente en su elección. Al respecto
advierte la Congregación para la Educación que los psicólogos elegidos para esta tarea
“deben inspirarse en una antropología que comparta abiertamente la concepción
cristiana sobre la persona humana, la sexualidad, la vocación al sacerdocio y al celibato,
de tal modo que su intervención tenga en cuenta el misterio del hombre en su diálogo
personal con Dios, según la visión de la Iglesia”8. En ningún caso los psicólogos pueden
formar parte del equipo de formadores para evitar conflicto de fueros.9

5. Privacidad y confidencialidad
La administración de un psicodiagnóstico en el contexto del discernimiento vocacional
se ha de realizar “siempre con el previo, explícito, informado y libre consentimiento del
candidato”10.
El consentimiento informado y libre del candidato debe obtenerse siempre y en todos
los casos por escrito. En un formulario preparado para tal fin se describe explícitamente
el objetivo de la evaluación psicológica en la fase correspondiente del discernimiento
vocacional. También se informa al candidato acerca del uso que se hará de dicha
información, de qué personas tendrán acceso a la misma y de la confidencialidad con la
que será tratado el informe psicológico11. Es importante destacar aquí una vez más el
papel que juega el psicodiagnóstico en el conjunto de los elementos de discernimiento
que la Iglesia utiliza para juzgar tanto acerca de la idoneidad de un candidato como de la
autenticidad de su llamada vocacional. Este instrumento no es ni el único ni el último
recurso para valorar la madurez humana de un candidato.
La devolución oral que el profesional ofrece al candidato va normalmente acompañada
de un informe escrito que se le entrega en primer lugar al candidato, y luego (a través de
él o directamente) una copia a los encargados del acompañamiento vocacional del
Seminario. Este informe escrito debe ser conservado con las debidas precauciones en un
archivo de acceso reservado sólo a quienes han sido autorizados por escrito por el
candidato.
Es recomendable que, de constatarse la necesidad de una ayuda psicoterapéutica, ésta
pueda realizarse antes de la aceptación para el ingreso al Seminario. Ésta se realizará
durante un tiempo prudencial (que, en algunos casos, requiere su prosecución durante el
tiempo de Seminario) con algún profesional aprobado por el Seminario.
Si por un lado el candidato tiene derecho a su privacidad, la Iglesia tiene también el
derecho y el deber de escoger sólo candidatos idóneos para el sacerdocio. Por esto, para
la admisión al Seminario, no basta con la ausencia de psicopatología grave sino que es
esperable encontrar signos positivos de cualidades y dotes afines a la vocación
sacerdotal. El balance adecuado entre este deber de la Iglesia y el derecho a la
privacidad del individuo puede alcanzarse más fácilmente si se tienen en cuenta los
siguientes principios:
a. Explicar clara y delicadamente las motivaciones para realizar el psicodiagnóstico en
este momento del discernimiento. Un modo atento y cuidadoso genera confianza y
apertura en el candidato, en lugar de sospecha y ansiedad.

8
Orientaciones…, n.6
9
Orientaciones…, n.5
10
Orientaciones…, n.5
11
Cf. Colombo, M. “La protección de la intimidad (c.220 CIC) y el examen psicológico en la admisión a
la formación sacerdotal”, Boletín OSAR nº 2 (Noviembre 1995).
4
b. Ofrecer al candidato la posibilidad de elegir entre una lista de profesionales de
confianza del Seminario. También es posible que sea el mismo candidato que proponga
un profesional que deberá ser en última instancia aprobado por el responsable del
discernimiento vocacional de parte del Seminario.
c. Explicar claramente los cuidados que se observarán para proteger la privacidad e
intimidad del candidato.
d. Explicar la política de archivo del Seminario acerca de la información personal en caso
de no ser admitido o en caso que dejara la formación en algún momento en el futuro.

6. Archivo de información personal


Es necesario que cada Seminario defina con claridad su política de manejo y archivo de
la información personal. La retención de informes psicodiagnósticos puede ser compleja
cuando alguien abandona tempranamente el proceso de discernimiento vocacional, o
suspende voluntaria o involuntariamente la formación sacerdotal.
Cuando un seminarista es apartado o se aparta de la formación sacerdotal, parece
importante conservar el informe psicodiagnóstico inicial y otras observaciones
importantes referidas a su tiempo transcurrido en discernimiento vocacional y en
formación. El responsable último de la salvaguarda de esta información es el rector del
Seminario. En términos generales, no debe compartirse ningún tipo de información
personal de un seminarista sin su consentimiento, excepto en el caso en que según la
legislación civil vigente esto sea requerido12. En tal caso, quien esté a cargo del archivo
de dichos datos personales, deberá informarse debidamente por un experto en la
materia.
Es importante recordar que un psicodiagnóstico puede perder validez en ciertos aspectos
cuando pasan varios años desde su realización.

Bibliografía consultada
CEI, La formazione dei presbiteri nella Chiesa Italiana. Orientamenti e norme per i Seminari
(terza edizione), 2006.
CEI, Linee comuni per la vita dei nostri Seminari, 1999.
Colombo, M. “La protección de la intimidad (c.220 CIC) y el examen psicológico en la
admisión a la formación sacerdotal”, Boletín OSAR nº 2 (Noviembre 1995).
Documento de la Congregación para la Educación Católica: Instrucción sobre los criterios de
discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales
antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas. Roma, 2008
Documento de la Congregación para la Educación Católica: Orientaciones para el uso de las
competencias de la psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al
sacerdocio. Roma, 2008
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis, 1992
Rossetti, S. A Tragic Grace: The Catholic Church and Child Sexual Abuse, Liturgical Press
1996, p. 64-79
Sperry, L. “Assessing the Journey Within” en: McGlone, G. – Sperry, L. The inner life of
priests. Liturgical Press, 2012.
USCCB, «Guidelines for the Use of Psychology in Seminary Admissions», Washington DC,
April 2015.
USCCB, Program of Priestly Formation (fifth edition), 2006, n.37

12
Cf. Orientaciones, n. 16
5
Apéndice
Algunos aspectos personales que podrían contradecir seriamente la posibilidad de
una vocación sacerdotal auténtica.
Sin ser exhaustivos, proponemos a continuación algunos puntos que pueden guiar a los
psicólogos en su exploración de las cualidades y rasgos del candidato que podrían
comprometer su idoneidad:
1. Presencia de psicosis o trastornos límite de la personalidad
2. Trastornos graves del desarrollo psicosexual
3. Trastornos de personalidad
4. Adicciones y consumos problemáticos (sustancias, juego, sexo, tecnología, etc.).
5. Limitaciones intelectuales o de aprendizaje serias
6. Conductas reñidas con la ética o la legalidad
7. Experiencia biográfica de rasgos psicopáticos
8. Presencia de psicopatología que no puede ser manejada con facilidad y que
anticipa dificultades serias para el ejercicio de un ministerio saludable.
9. Historia de actos o inclinación hacia la actividad sexual con menores. También
otros rasgos que pueden indicar potencial daño hacia menores13.
10. Otros desórdenes psicosexuales14.
11. Múltiples complicaciones físicas o médicas que impidan significativamente la
posibilidad de ejercer responsablemente el ministerio (Cf. Código de Derecho
Canónico, c.1051).

13
Cf. las seis “banderas rojas” de Stephen Rossetti (1996) como rasgos predictores de un potencial perfil
de abusador de menores: 1. Confusión acerca de la propia identidad sexual, 2. Intereses y
comportamientos infantiles, 3. Falta de relación con los pares, 4. Extremos en el desarrollo psicosexual
(estimulación por exceso o defecto), 5. Historia de abuso sexual o experiencias sexuales desviadas, 6.
Un estilo de personalidad excesivamente pasivo, dependiente y conformista.
14
Cf. Los criterios de admisión presentados en: Congregación para la Educación Católica. Instrucción
sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias
homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas. Roma, 2005, n.2
6

También podría gustarte