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MASTER EN INTERVENCIÓN

PSICOLÓGICA EN VIOLENCIA
FAMILIAR

EVALUACIÓN
PSICOLÓGICA EN
VIOLENCIA FAMILIAR

ORGANIZAN E IMPARTEN:

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I.
CONCEPTO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y
TÉCNICAS DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN

1. INTRODUCCIÓN.
A. Definición de evaluación psicológica.
B. Términos relacionados.
C. Importancia de la evaluación procesual.
2. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA.
A. La entrevista.
B. Los autoinformes.
C. La observación

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1. INTRODUCCIÓN

A. Definición de evaluación psicológica

Se entiende por evaluación psicológica (1ª Reunión de Profesores de Evaluación


Psicológica, 1981), el proceso de análisis científico que:

1. Parten de múltiples datos (biológicos, evolutivos, patológicos o sociológicos).

2. Que a través de la descripción, comprensión y, en su caso, explicación de la


conducta de un sujeto o un grupo humano, tiene como objetivo la intervención
en términos de orientación, selección, predicción y modificación.

Fernández-Ballesteros (1980) la define como aquella disciplina que se dedica a la


exploración de las características psicológicas y/o psicopatológicas de los seres humanos a
través de los tests u otras técnicas de evaluación.

B. Términos relacionados

Evaluación psicológica y psicodiagnóstico

En español, evaluación psicológica y psicodiagnóstico son sinónimos (este último


término se utiliza actualmente), pero en inglés, psychological assessment (evaluación
psicológica) y psychodiagnostic (psicodiagnóstico) no lo son:

• Psychological assessment es el equivalente a Evaluación Psicológica y


Psicodiagnóstico en español, y se centra en la evaluación de aspectos no
psicopatológicos.

• Psychodiagnostic hace referencia a la evaluación de la personalidad con un tipo


determinado de técnicas, y se centra más en la detección de psicopatologías.

Evaluación y Valoración

El término valoración se podría confundir con evaluación si se encuentra en


bibliografía en inglés, ya que su traducción es evaluation, y sin embargo, en castellano no se
refieren a lo mismo.

• La evaluación se hace de una persona o grupo de personas, y se refiere a la


recogida de información acerca de esa persona o grupo de personas.

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• La valoración se hace de un programa o intervención, y consiste en un juicio
de valor acerca de una actuación.
Por tanto, la valoración puede consistir en un juicio acerca del grado en que un
proceso de evaluación se ha realizado de forma adecuada, aunque realmente no tiene porqué
restringirse a dicho proceso. Desde esta perspectiva, primero tendría lugar la evaluación y
posteriormente la valoración. El aspecto principal en el que se distinguirían ambos conceptos
sería el de que en la valoración, se tienen en cuenta el grado de excelencia de algo, mientras
que en la evaluación no existiría tal connotación, siendo un concepto neutro.
Evaluación psicológica y conductual

Se entiende por evaluación conductual, a la identificación y medición de unidades significativas de


respuesta y de variables ambientales y organísmicas que la controlan, con la intención de explicar y
modificar la conducta humana. Nelson y Haynes (1981).

Según esta definición podemos deducir que la Evaluación Conductual deriva del
modelo conductual. Sin embargo, la Evaluación Psicológica puede derivar de otros modelos
psicológicos que no sean el conductual, como por ejemplo, el psicodinámico, el psicométrico,
etc. Así pues, la Evaluación Conductual es un tipo de Evaluación Psicológica derivada del
modelo conductual, pero la Evaluación Psicológica es más amplia, ya que, además de la
Conductual, también incluye otras evaluaciones derivadas de otros modelos.

C. Importancia de la evaluación procesual .

La evaluación debe ser siempre continua. No debe limitarse al inicio del tratamiento,
sino que debe continuarse a lo largo de todo el proceso de intervención. De esta manera
tendremos datos objetivos para ver si el tratamiento que estamos aplicando está teniendo
efecto en el cliente o no. También sabremos objetivamente cuándo se han alcanzado los
objetivos de tratamiento, así como si se mantienen en el tiempo en la fase de seguimiento.
Se puede decir que la evaluación se puede utilizar con diferentes objetivos, a lo largo de las
sesiones:
• Al principio sirve para llegar a un diagnóstico acertado, conocer las conductas
problema, establecer una relación entre ellas como hipótesis de
mantenimiento del problema y planificar un tratamiento en función de todo
esto.

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• A lo largo de todo el tratamiento, se evalúa para ver si el cliente está
evolucionando y así motivarlo mostrando datos objetivos de sus logros, para
saber si las técnicas empleadas están teniendo el efecto deseado y cambiarlas
en caso contrario.

• Al final de la terapia se usa para saber si se han alcanzado los objetivos que
se plantearon al inicio del tratamiento.

• En el seguimiento para saber si los cambios se mantienen a lo largo del tiempo


y controlar posibles recaídas.

2. TÉCNICAS DE EVALUACI ÓN PSICOLÓGICA

A. La entrevista

La entrevista es el instrumento más extendido y empleado dentro del campo de la


Evaluación Psicológica y según Wiens y Matarazzo (1983) continúa siendo la herramienta
más importante en la evaluación y el diagnóstico clínico.

Algunas características de la entrevista que la mayoría de las definiciones han


señalado son las que implica una relación entre dos o más personas, que se comunican de forma simbólica
y bidireccional, con la finalidad de cubrir una serie de objetivos prefijados. En esta comunicación el
entrevistador es la persona que ejerce el control sobre la situación y la que obtiene información.

Ventajas y limitaciones de la entrevista

Entre las principales ventajas que presenta la entrevista como técnica de recogida de
información, se encuentran las siguientes:
1. Es quizás la forma más humana y directa de obtener información de una persona, ya que
la persona se siente escuchada y comprendida por el entrevistador, dentro de una
dinámica que está dotada de contenido empático y emocional.

2. Es un instrumento flexible, en el sentido de que puede adaptarse a las necesidades


del momento (pedir aclaraciones, avanzar, retroceder o profundizar en una

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temática concreta, entre otras posibilidades).

3. La información que se obtiene cuando se utiliza de forma adecuada, posee una gran
riqueza, ya que no se limita a su contenido verbal, sino que también permite
registrar y observar otros aspectos como el comportamiento, forma de
expresarse, gesticular o reaccionar ante las preguntas.
4. En ocasiones, debido a las características de la persona que se quiere evaluar
(por ejemplo, con nivel sociocultural bajo, déficits atencionales o de
concentración), es la única técnica que se puede utilizar.

Tabla 1: Directrices para mejorar la fiabilidad y validez de la información recogida


en la entrevista

▪ Reforzar al entrevistado a lo largo de la ▪ Utilizar mejor entrevistas estructuradas o


entrevista. semiestructuradas.
▪ Tratar de mantener la motivación. ▪ Usar lenguaje comprensible, adaptado al
▪ Desplegar las habilidades del terapeuta cliente.
desde la primera sesión. ▪ Asegurar la confidencialidad.
▪ Tratar que las preguntas estén ▪ Contrastar con otras fuentes de información.
conectadas y divididas en grupos. ▪ Tener en cuenta la deseabilidad social, los
▪ Preguntar por acontecimientos objetivos lapsus de memoria, los nervios de la
o indicadores observables de la conducta. situación, la posible falta de comprensión.
▪ Que sea mejor el mismo entrevistador ▪ Evitar prejuicios e influencias.
siempre, manteniendo los roles.

Sin embargo, la entrevista presenta también una serie de limitaciones, que deben ser
tenidas en cuenta. Algunas de estas desventajas son las siguientes:
1. Requiere de gran cantidad de tiempo y esfuerzo, por parte del entrevistador, el cual debe
prepararla además de aplicarla.
2. Pueden interferir distintos sesgos procedentes del entrevistador, del entrevistado, de la
situación o de la relación que se establece entre ambos.

Tipos de entrevistas

Se han hecho distintas clasificaciones de las entrevistas, pero la más utilizada ha sido
en función del grado de estructuración. Según esta clasificación, las entrevistas pueden ser:

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− Estructuradas: Tienen una máxima estructuración de preguntas, de
respuestas, de forma de realización de la entrevista, de registro, de elaboración
de la información, de interpretación de la información.
− Semi-Estructurada: Las preguntas son abiertas siguiendo una secuencia
determinada o un esquema de entrevista que debe ser completado.
− No-estructurada: Consiste en ir al hilo de la exposición del cliente, tratando
de ser lo menos directivo posible.

Tabla 2: El papel del entrevistador

▪ Que el entrevistado se encuentre cómodo: ser puntual, evitar interrupciones a lo largo de la


entrevista, ser cálido y disponer de un mobiliario adecuado.
▪ Obtener información de modo eficaz: dejar hablar, intervenir a tiempo, adaptar nuestro
lenguaje al lenguaje del cliente, utilizar preguntas acertadas, combinar preguntas abiertas y
cerradas.
▪ Controlar la situación: llevar un ritmo adecuado, saber reforzar e interrumpir, dirigir a
concretar.
▪ Mantener el rapport: ser habilidoso, aceptar los valores de nuestro cliente, cumplir lo acordado
con él, respetar la confidencialidad.
▪ Saber terminar: ofrecer la posibilidad de preguntar dudas finales, explicar siempre los pasos a
seguir antes de comenzar, resumir, acabar con algo positivo.

La entrevista inicial

En la práctica clínica, la primera sesión comienza siempre por una entrevista inicial.
Es preferible no utilizar cuestionarios en esta primera entrevista, ya que el objetivo
principal de este primer contacto es el de establecer una relación terapéutica positiva. Los
cuestionarios son instrumentos muy fríos, poco motivadores de calidez y empatía, por lo
que, a no ser que se trate de un problema severo, dejaremos los cuestionarios para las
siguientes sesiones de evaluación. Por ejemplo, en una depresión severa o si detectamos
riesgo de suicidio, sí es necesario y urgente disponer de medidas que confirmen nuestros
datos, por si tenemos que tomar decisiones e intervenir rápidamente.

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En cualquier entrevista, lo primero que se hace es saludar y reforzar el haber venido
a un especialista, felicitándole. También pediremos a la persona que nos hablemos de tú, pero
no tiene por qué ser al principio, sino en el momento de la entrevista en la que sea más
natural.

La duración de una primera entrevista siempre es mayor (al menos hora y media) que
la de las siguientes sesiones (alrededor de una hora). Si el paciente viene acompañado, no es
adolescente ni un niño, y da su consentimiento, puede pasar con su acompañante.

Los objetivos de la entrevista inicial (comunes a todas las entrevistas iniciales para
cualquier trastorno) son los siguientes:

1. Hacer un listado completo de los problemas que presenta el cliente. Para cubrir este
objetivo, la entrevista presenta la ventaja de permitir detectar problemas que el paciente
no puede verbalizar, bien porque no sea consciente de ellos o porque no se atreva a
comentarlos. Entre estos problemas se pueden citar los siguientes: desesperanza, fallos
de atención, motivación, autoestima, agresividad y problemas procedentes de otras áreas.

Es importante contrastar esta información (recurriendo a familiares o amigos


íntimos del paciente) y complementarla con una evaluación del ambiente familiar y social
cercano (ya que en ocasiones existen elementos contextuales que contribuyen a mantener
los problemas que presenta el paciente).

2. Conseguir una historia de sus problemas, descubriendo las fuentes de aprendizaje de


los síntomas y las situaciones que dieron lugar a los problemas. Entre estos factores
explicativos se pueden encontrar los siguientes:

a. Pérdida de vínculos afectivos significativos: un familiar o amigo íntimo, entre


otros.
b. Presencia de modelos depresivos como la madre, el padre, un hermano o familiar
cercano.
c. Desaparición de fuentes de refuerzo importantes: perdida de trabajo, número
reducido de actividades gratificantes o hobbies.
d. Acción de agentes estresantes: presencia de un ambiente familiar crítico y
descalificador; fracaso escolar o laboral repetido o enfermedades crónicas, por
citar algunas.

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También es importante conocer en cuantas ocasiones el paciente ha sido
hospitalizado, durante cuánto tiempo padeció la enfermedad o trastorno que motivo el
ingreso y cuáles son los tratamientos que recibió.
Con la información recopilada acerca de la historia de problemas que presenta el
paciente, así como los factores que permite explicar dichos síntomas, se construirá un
modelo explicativo provisional, el cual será comunicado al paciente al final de la
entrevista, con la finalidad de motivarlo y de que comprenda qué le ocurre y porqué le
ocurre.

3. Identificar factores que protegen y ayudan a superar el problema. Dichos factores


pueden consistir en personas en las que el paciente puede confiar, que le dan apoyo
generoso y desinteresado. También el hecho de que el paciente tenga competencias como
habilidades sociales, de autocontrol, de enfrentamiento, de resolución de problemas y
habilidades cognitivas generales, facilitan la superación del problema.

4. Crear una buena relación terapéutica. Para ello el psicólogo debe mostrar una
aceptación incondicional del paciente y fundamentar su relación con este en la empatía y
la autenticidad. También es necesario que el terapeuta despliegue sus habilidades de
comunicación.

5. Crear expectativas realistas y positivas de la terapia. Se informa al paciente en qué


va a consistir la terapia, cómo se va a llevar a cabo y qué es lo que se puede esperar de
ella.

Es importante además explicar las funciones del psicólogo y nuestra forma de


trabajar, sobre todo si se detectan creencias erróneas o falsas expectativas, como pueden
ser las siguientes: sólo con venir a hablar me voy a curar, cuando he venido al psicólogo es porque debo
estar loco o el resultado de la intervención será inmediato, entre otros.
Hay que aclarar que la terapia no es como una medicina que cuando hace efecto
se deja de tomar, al contrario, la terapia no acaba nunca, ya que el cliente deberá seguir
empleando las estrategias que ha aprendido en el tratamiento toda su vida.

6. Conocer su actitud y motivación para el tratamiento. Esta información es muy


valiosa ya que la actitud y motivación del paciente influye directamente en la efectividad
de la terapia.

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7. Informar del coste de la terapia, forma de pagar y frecuencia de las sesiones.

8. Descartar patologías orgánicas y aconsejar atención médica, en su caso. Se trata


de detectar a lo largo de la entrevista, si el paciente presenta síntomas que sugieran la
existencia de una enfermedad médica. En ese caso, es aconsejable redactar un informe
que se le daría a la persona para que se lo entregue a su médico de familia o al especialista
médico que proceda. En este informe se explicarán los síntomas que encontramos y el
motivo por el que realizamos la derivación al especialista (por ejemplo, para que realice
un posible diagnóstico o proceda a instaurar un tratamiento médico, si el profesional lo
considera conveniente).

9. Al final de la sesión se manda ya las primeras tareas para casa. Es importante explicarle
al paciente la importancia que tiene realizarlas. Estas tareas se pueden mandar para cubrir
diferentes objetivos:

a. Completar la información de la que se dispone para realizar la evaluación,


mandándole que realice un autorregistro de un conjunto de conductas.
b. Mandar una tarea que permita aliviar de forma rápida algunos síntomas
detectados en esta primera entrevista. A la hora de fijar estas tareas, el terapeuta
debe preguntarse por cuales son los síntomas más problemáticos que presenta el
paciente y que se pueden resolver de forma más rápida. En dicha decisión debe
tener en cuenta que el alivio de algunos síntomas puede ser importante para elevar
el rapport, la colaboración terapéutica, la motivación y confianza que el paciente
deposita en la efectividad del tratamiento.

10. Realizar algunos cuestionarios o autoinformes que sean útiles para la evaluación si fuera
necesario.

En la primera entrevista se debe tener cuidado de no hacer juicios acerca de


algunas manifestaciones comportamentales de los clientes que pueden no gustar y
generar en el entrevistador frustración y malestar, ya que se pueden interpretar como una
característica de la personalidad del sujeto y condicionar nuestro trato hacia él/ella. Por
ejemplo, una persona con depresión puede mostrar negativismo, irritabilidad, pasividad o
dificultades para abrirse, y no es que la persona sea así, sino que debido a su estado actual,
muestra estos síntomas característicos de su trastorno. Esto se puede paliar con un
conocimiento profundo de la sintomatología y la conceptualización y práctica del análisis

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funcional, así como las habilidades del terapeuta.

En la primera sesión, debe tenerse cuidado con la extinción de conductas


problemáticas (llanto, quejas o seriedad facial), ya que puede romper el rapport (relación de
colaboración y confianza que se establece entre terapeuta y cliente) y la empatía. Es mejor
empatizar y tratar de concretar sus conductas. Esta concreción de las conductas, debe
realizarse desde el principio, ya que permite que el paciente comience a ver su problema de
forma más objetiva.

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Tabla 3: Preguntas orientativas para la entrevista inicial (ver Apéndice)

• ¿Qué le ocurre? • Situaciones, pensamientos y sentimientos


• ¿Cuándo empezó? que se dan antes, durante y después de la
• ¿Qué circunstancias relaciona con el inicio o conducta problema:
qué hechos coincidieron con el inicio? − ¿Qué sucede antes?.
• ¿Cuándo ha mejorado? − ¿Qué está haciendo antes, con qué personas,
• ¿Qué circunstancias coincidieron con esa dónde está?”.
mejoría? − ¿Cómo se comportan lo demás mientras ocurre
• ¿Cuándo ha empeorado? la conducta problema?, ¿qué hacen?, ¿qué le
• ¿Qué circunstancias coincidieron con ese dicen?, ¿cómo cree que se sienten?.
empeoramiento? − ¿Qué hace usted inmediatamente después?.
• Tratamientos previos: psicológicos, − Después de transcurrido un tiempo, ¿cómo se
psiquiátricos o médicos para bordar el comportan respecto a usted las personas que
problema. ¿Cómo han ido? ¿Por qué los estaban presentes y otras que han tenido
dejó? conocimiento de lo que ocurre?.
• ¿Está tomando alguna medicación? Sí/No. • ¿Cómo afecta el problema al
¿Qué fármaco? Dosis. trabajo/estudios/familia?
• ¿Padece alguna enfermedad que pueda tener • ¿Qué hipótesis explicativa mantiene sobre el
relación con los síntomas? problema?
• Hacer preguntas clarificadoras cuando • ¿Qué le ha llevado a iniciar un tratamiento ahora?
el cliente no exprese sus problemas en • ¿Qué expectativas tiene hacia el tratamiento?
términos objetivos: ¿Cómo cree que le puede ayudar un psicólogo?
▪ ¿Me puede explicar qué quiere decir cuando • Hábleme de su familia y de sus relaciones con cada
afirma...? uno, así como de la relación entre ellos.
▪ ¿Me podría describir con más detalle...? • ¿Existen dificultades o problemas familiares?
• Parámetros de la conducta problema: • Qué amigos tiene y qué actividades realiza con ellos
frecuencia, duración. ¿En qué situa- y con qué frecuencia.
ciones? • Hábleme de sus gustos y aficiones.
• ¿Qué grado de malestar le producen los • Horario de actividades diarias y en fin de
síntomas? 1-2-3-4-5-6-7-8-9-10. semana.
• Tener en cuenta las prioridades del • ¿Tiene problemas de sueño? Sí/no
cliente: • ¿Tiene problemas alimentarios? Sí/no.
▪ De todo lo que me has contado, ¿qué es lo
que te genera más malestar? .
▪ ¿Qué te gustaría solucionar primero?.

En esta primera entrevista, especialmente en algunos trastornos (como depresión,


esquizofrenia o Alzheimer) hay que estar muy atentos ante la posibilidad de que existan
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intentos suicidas, ya que, de ser así, su tratamiento pasará a primer plano, tal como se verá
en el módulo de depresión.

Puesto que uno de los objetivos es sacar información para el diagnóstico, hay que
estar especialmente atento tanto a las señales verbales como a las no verbales. Pero, además,
se debe intentar obtener información también sobre las distintas relaciones entre conductas,
antecedentes y consecuentes, que vayamos avistando y queramos confirmar.

A lo largo de la entrevista, y sobre todo al final, deben hacerse resúmenes para tener
feedback del cliente, dando la oportunidad de añadir o modificar algo. También se le
pregunta si le hace falta que le expliquemos algo más detalladamente, o si quiere añadir algo
importante, o si cree que nos hemos saltado algo importante. Además, es importante
mantener informado al cliente de todos los pasos que se dan en la terapia y pedir su opinión,
de modo que le vayamos dando el control de su situación.

Es conveniente acabar la primera sesión hablando de alguna cuestión positiva, de


modo que el cliente salga más animado, o por lo menos con la impresión de que “esto le
puede servir para algo”.

Entrevista inicial a la mujer víctima de maltrato

La entrevista semiestructurada para Víctimas del Maltrato Doméstico (Echeburúa,


Corral, Sarasua, Zubizarreta, Sauca, 1994) permite evaluar las características demográficas
de la víctima,la historia de victimización y de trastornos psicopatológicos y las
circunstancias del maltrato doméstico, así como la expresión emocional de la víctima y la
reacción del entorno familiar.

Entrevista semiestructurada para Víctimas del Maltrato Doméstico (Echeburúa, Corral,


Sarasua, Zubizarreta, Sauca, 1994)

Entrevista Inicial

Nombre:
Fecha.........de......................de 200....

Terapeuta:

Edad

14
Actual

Al iniciar la relación

Al iniciar la convivencia

Estado Civil
Soltera:
Convivencia con una pareja estable:
Casada:
Separada:
Divorciada:
Viuda:
En trámites de separación:

Número de hijos:
Número de Hermanos:
¿Con quién vive actualmente?

Nivel de estudios:
Lee y escribe:
E.G.B.:
B.U.P.:
F.P.:
Universitarios:
Otros:

Profesión:

Denuncias:
Número de denuncias:
Por iniciativa de:
Número de denuncias retiradas:
Número de denuncias en curso:

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Salidas del Hogar:
Número de veces:
Lugares a donde ha acudido:
Tiempo de estancia:

Asistencia médica por lesiones:


Número de veces:
Tipo de asistencia:
Adquisición de certificados médicos:

¿Ha contado el abuso a alguien? En caso afirmativo ¿A quién?


¿Ha sufrido anteriormente algún otro tipo de delito?
En la edad adulta
En la infancia
¿Ha habido experiencias de maltrato en su familia de origen?
¿Ha percibido algún tratamiento psicológico anteriormente por la experiencia de abuso? En
caso afirmativo ¿De qué tipo? ¿Cuándo lo abandonó?
¿Ha tenido algún tipo de trastorno psicológico anteriormente? En caso afirmativo ¿De qué
tipo?
¿Ha recibido tratamiento psicológico? En caso afirmativo ¿Cuál?
¿Ha habido en su familia algún tipo de trastorno psicológico? En caso afirmativo ¿Cuál?
¿Mantiene relaciones sexuales actualmente?
¿Tienen problemas de salud importantes?

Entrevista Inicial en Niños Maltratados

De todas las técnicas de evaluación psicológica la entrevista representa el eje


alrededor de la cual giran todas las demás técnicas e instrumentos, ya que no solo sirve para
establecer el clima de confianza en el que van a tener lugar el resto de los actos de evaluación,
sino que también la información que obtengamos durante la misma nos ayudará a decidir
qué aspectos deben ser evaluados y a interpretar los resultados con más exactitud y fiabilidad.

En la actualidad existen en nuestro medio cultural distintos manuales en los que se


recogen las características y el desarrollo de las entrevistas para la detección de casos de
maltrato (Arrubarrena y De Paúl, 1999, Cantón y Cortes, 2000, Fernández-Ballesteros, 2002)

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de los que vamos a extraer, de forma resumida, sus principales características. Igualmente
remitimos a los lectores al manual de Cantón y Cortés (op cit) en el que se recogen algunos
de los protocolos creados para la valoración del maltrato en niños.

Antes de realizar la entrevista con el niño es útil obtener información sobre las
características evolutivas (a través de entrevistas con los padres) y su grado de adaptación
familiar, social y escolar.

El ambiente que creemos para la realización de la entrevista debe reunir las


características necesarias para ayudar al niño a sentirse cómodo y eliminar o mitigar las
vivencias de ansiedad o de temor (como por ejemplo disponer de un mobiliario ajustado para
edades infantiles, que los colores de las paredes resulten tranquilizantes, colgar dibujos de
otros niños o cuadros y posters con temas apropiados para este periodo evolutivo.

En lo que se refiere a la presencia de los padres es positivo explicar a los niños que
estos se encuentran cerca y que, cuando pase un tiempo, se les permitirá reunirse con ellos.
Mientras más colaboradores se muestren los padres y preparen al niño positivamente para la
realización de la evaluación, menos temores presentará. Lógicamente la presencia de los
padres en la entrevista cuando existe la sospecha de malos tratos o abusos dentro del ámbito
familiar está contraindicada y habrá que utilizar otros métodos (se puede permitir la entrada
de alguna persona de confianza para el niño, que no pertenezca al núcleo familiar de
pertenencia) para mitigar sus vivencias de ansiedad o sus temores.

El establecimiento del rapport se puede favorecer si se comienza hablando de temas


periféricos, centrados en las actividades del niño (qué cosas le gustan, si acude a colegio o
guardería, sobre sus profesores o sus amigos y compañeros) para paulatinamente ir
aproximándonos a temas relacionados con la dinámica familiar. En este momento y para
poder determinar el nivel de desarrollo lingüístico del niño así como la cantidad de detalles
que puede elaborar se le puede solicitar que nos cuente todo lo que recuerde de algún
acontecimiento reciente (una fiesta de cumpleaños propia o ajena, la visita a algún lugar
especial, una mañana en la guardería o en el colegio, cómo se desarrolla algún juego o
interacción con amigos...), resaltando la importancia de que nos cuente todo lo que recuerde
y ayudándolo con nuestras preguntas a hacerlo.

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En este momento, y tal y como recogen Canton y Cortés (2002), se recomienda
indagar también sobre la comprensión y el desarrollo de los conceptos de verdad y mentira
que tiene el niño (algunas de las técnicas más utilizadas suelen consistir en solicitarle que
explique la diferencia entre ambos, que nos defina cada uno de los dos términos, pedirle que
identifique una determinada afirmación como verdad o mentira o que nos ponga un
ejemplo). Debemos enfatizar la importancia de que todo lo que diga debe ser verdad, que no
tiene por qué inventarse nada, que nadie espera que diga algo que no sabe o que no ha visto
(indicarle que puede contestar con "no lo sé" o "no lo recuerdo"), que si le hacemos preguntas
es porque no nos ha quedado claro y no porque dudemos de lo que nos cuenta o porque nos
parezca incorrecta su respuesta, y que si no ha entendido la pregunta puede indicárnoslo y
procuraremos formulársela de otra manera.

Es conveniente que les expliquemos que no sabemos nada de lo que ha pasado y es


ese el motivo, y no otro, de que le hagamos preguntas las cuales no tienen otro objetivo que
comprendamos bien y sin cometer errores qué ha ocurrido y qué personas estaban allí; que
si en este momento no le apetece hablar de un determinado tema nos lo manifieste
abiertamente ("ahora no quiero hablar de ello") en lugar de mentir o de callarse y que si
afirmamos algo que no es enteramente correcto nos corrija y nos explique cuál es la verdad.

Es esencial explicar al niño el objeto de la entrevista para que este sepa qué esperamos
de él, y a partir de ahí recabar su opinión o información sobre lo ocurrido procurando
empezar estimulando el recuerdo libre (preguntas del tipo ¿hay algo que quieres decirme
sobre ello?) incitándole para que nos ofrezca la mayor cantidad de detalles posibles.

Cuando el niño ha comenzado su declaración debemos dejarle que la explique sin


interrupciones (aunque se centre en detalles irrelevantes o inconexos).

Posteriormente procederemos a preguntarle todas aquellas cuestiones que no han


quedado claras o sobre aquella información que no nos ha ofrecido (¿quiénes estaban allí?,
¿qué le dijo?, ¿qué hizo él/ella?...) siendo consciente de que las preguntas deben acomodarse
a su nivel evolutivo, evitando que sean sugestivas.

• No utilizar frases o preguntas excesivamente largas

• Utilizar formas simples del verbo (¿qué paso?) en lugar de subjuntivos o

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condicionales y la voz activa en lugar de la pasiva (¿lo agarró? en lugar de ¿fue
agarrado por...?)

• No utilizar términos "cambiantes" o inestables como por ejemplo ayer, o mañana


(que pueden confundir al niño cuando está ubicado en el pasado)

• Utilizar o solicitar los nombres propios (¿quién entró?)

• No incluir varios hechos en una única pregunta (el domingo, mientras tus
hermanos estaban viendo la tele y antes de que tu madre llegara ¿tu padrastro te
pidió que lo acompañaras a la habitación?)

• Se pueden utilizar preguntas abiertas del tipo qué, quién y donde en niños de
preescolar.

• Sin embargo, las preguntas cuándo y por qué no deben utilizarse hasta que el niño
no cumpla al menos, siete años.

• Si se utilizan preguntas si-no solicitar después al niño que explique o desarrolle


más extensamente la respuesta con sus propias palabras. Por ejemplo, si tras la
pregunta "¿dónde estabas?" el niño responde "en el cuarto de papá" se le dice
"cuéntame todo lo que recuerdes que pasó mientras estabas en el cuarto de papá".

• No realizar preguntas que impliquen inferir cómo se siente o piensan otras


personas, por las dificultades que algunos niños tienen para ponerse en el
lugar del otro o que impliquen una casualidad o intencionalidad ("¿por qué crees
que cerró la puerta con las llaves?")

Siempre que sea posible, las declaraciones de los niños deben ser grabadas para evitar
así que tengan que repetir a distintos agentes la misma información (Joa y Goldberg, 2004),
para poder examinar si los evaluadores o el evaluador ha utilizado preguntas excesivamente
sugestivas, para analizar con mayor detalle la comunicación no verbal durante la realización
de la entrevista o para contrastar el contenido de las primeras entrevistas con entrevistas o
informaciones posteriores aportadas por el niño conforme transcurre el tiempo o avanza el
proceso jurídico.

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Es conveniente antes de despedir al niño, que comprobemos la información que
hemos obtenido y nos aseguremos de que no tendremos que volver a citarlo si no es
estrictamente necesario. Para ello, mientras repasamos nuestras notas podemos realizar una
breve pausa (y, por ejemplo, permitir al niño que juegue) y posteriormente explicarle que hay
algunas cosas que no hemos comprendido y efectuarle las preguntas oportunas.

Tras las mismas y antes de despedirnos, debemos planificar alguna tarea de transición,
durante la cual jugamos con el niño o volvemos a hablar de temas neutros y gratificantes para
él. De esta manera procuramos que el niño abandone nuestra consulta o despacho lo más
relajado posible eliminando pensamientos o emociones negativas.

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Entrevista inicial al anciano maltratado

Hay ciertas pautas a tener en cuenta en la entrevista inicial con el anciano maltratado.
Estas son:

− Explorar cuidadosamente los signos físicos, como lesiones o hematomas

− Detectar incongruencias entre las lesiones y las explicaciones sobre cómo se han
producido.

− Contradicciones en el relato de lo sucedido entre el anciano y el agresor

− Explorar actitudes y estado emocional

− Valorar el riesgo de suicidio

− Entrevistar al paciente solo y con el cuidador: Analizar la relación y cambios de


actitud en su presencia

− Dar confianza y facilitar la expresion de sentimientos

− Garantizar la confidencialidad

− Hacerle preguntas para facilitar que el paciente cuente su problema

Preguntar por factores de riesg

CUESTIONARIO PARA PERSONAS MAYORES

CUESTIONARIO PARA PERSONAS MAYORES

SEXO:
- Hombre.
- Mujer.
EDAD:
- Especificar:
ESTADO CIVIL:
- Soltero/a.
- Casado/a.
- Viudo/a.
- Separado/a o divorciado/a.

22
LOCALIDAD:
- Comunidad autónoma:
- Provincia:
- Municipio:
NÚMERO DE HIJOS:
- Especificar:
SITUACIÓN LABORAL:
- En activo.
- Jubilado.
- Otros (especificar):
¿COBRA ALGÚN TIPO DE PENSIÓN?
– Sí.
– No.
¿SU PENSIÓN ES LA ÚNICA O PRINCIPAL FUENTE DE INGRESOS DE
LA FAMILIA?
– Sí.
– No.
NIVEL SOCIOECONÓMICO:
– Alto.
– Medio.
– Bajo.
LA VIVIENDA EN LA QUE RESIDE HABITUALMENTE ES:
– Suya (Especificar si en régimen de propiedad o en alquiler):
– Ajena.
¿CON QUIÉN VIVE? (posible multirrespuesta)
– Solo/a.
– Con su pareja.
– Con un hijo.
– Con una hija.
– Con un yerno.
– Con una nuera.
– Con un nieto.
– Con una nieta.
– Con otro familiar (especificar): Sexo: _______
– Con un cuidador (no familia) (especificar):_______________________ Sexo:
_______
– Pasa periodos con distintos cuidadores (especificar con quien): _________________
NÚMERO TOTAL DE PERSONAS QUE CONVIVEN EN LA CASA:
– Especificar:

SECCIÓN 1

1. ¿TIENE USTED ALGÚN PROBLEMA PSICOLÓGICO O


NEUROLÓGICO? (posible multirrespuesta) (no leer alternativas)
– Trastornos cerebrales (demencias, lesiones o tumores): Sí / No
– Trastornos afectivos (depresión, bipolar, distimia): Sí / No
– Trastornos de ansiedad (fobias, ansiedad generalizada, crisis de pánico): Sí / No
– Trastornos de conducta: Sí / No
– Otros (especificar):

23
2. ¿CONSUME USTED FRECUENTEMENTE SUSTANCIAS TÓXICAS
(ALCOHOL, DROGAS, FÁRMACOS NO PRESCRITOS)?
– Sí.
– No.

3. ¿TIENE USTED ALGÚN PROBLEMA FÍSICO? (posible multirrespuesta) (no


leer alternativas)
– Problemas cardiovasculares: Sí / No
– Problemas óseos y musculares: Sí / No
– Diabetes: Sí / No
– Cáncer: Sí / No
– Discapacidad física: Sí / No
– Otros (especificar):
3. a. ¿TIENE USTED ALGUNA DISCAPACIDAD?
– Física.
– Intelectual.
– Ninguna.

4. ¿REQUIERE USTED DE AYUDA PARA LA REALIZACIÓN DE LAS


ACTIVIDADES DIARIAS (desplazarse, ir al baño, salir a la calle, hacer la
comida, etc.) ¿O PARA LA RECEPCIÓN DE CUIDADOS MÉDICOS?
− Sí:
− ¿Cuántas horas al día?:
− ¿Quién/es es/son la/s persona/s que desempeña/n esta labor?:
…………………………………
− ¿Hay otras personas que desempeñen esta labor o que ayuden a esta persona?:
Si / No.

5. LA VIVIENDA EN LA QUE RESIDE HABITUALMENTE (posible


multirrespuesta):
– Tiene agua caliente: Sí / No
– Tiene calefacción / aire acondicionado: Sí / No
– Es confortable: Sí / No
– Tiene zonas a las que no puede acceder (escalones, puertas estrechas, falta de ascensor
en caso de necesitarlo, etc.): Sí / No
– Suele estar limpia y ordenada: Sí / No
– Cuenta con su propia habitación: Sí / No

6. MANTIENE CONTACTO FRECUENTE Y BUENAS RELACIONES CON:


– Sus familiares: Sí / No
– Sus amigos: Sí / No
– Sus vecinos: Sí / No

7. ¿RECIBE USTED ATENCIÓN O AYUDA DE LOS SERVICIOS


SOCIALES?
– Sí.
– No.
- Especificar (ayuda económica, atención a domicilio, teleasistencia, etc.): _________

SECCIÓN 2

24
A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre algunas conductas específicas que pueden resultarle
molestas de ciertas personas de su familia.

8. ¿CONSIDERA USTED QUE ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS


QUE CONVIVE DESCUIDA SU ALIMENTACIÓN, ABRIGO, HIGIENE, O
CUIDADOS MÉDICOS?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

9. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE LE SUJETA


EN OCASIONES CON ALGÚN MECANISMO QUE LE IMPIDA MOVERSE
LIBREMENTE, LE DEJA ENCERRADO, ¿O SENTADO EN UNA SILLA
DE LA QUE NO PUEDE LEVANTARSE SIN AYUDA?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

10. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE LE


ADMINISTRA EN OCASIONES ALGÚN TIPO DE FÁRMACO SIN
PRESCRIPCIÓN MÉDICA CON OBJETO DE TRANQUILIZARLE,
CONTROLAR SU CONDUCTA, INTENTAR QUE NO DEAMBULE, ¿ETC.?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

11. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE LE IGNORA,


DESATIENDE SUS NECESIDADES AFECTIVAS, LE IMPIDE TENER
CONTACTO CON FAMILIARES Y AMIGOS, O POR EL CONTRARIO, LE
INSULTA, GRITA, INTIMIDA, AMENAZA, ETC.?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

12. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE LE HA


AGREDIDO FÍSICAMENTE EN ALGUNA OCASIÓN (EMPUJONES,
BOFETADAS, PUÑETAZOS, PATADAS, ETC.)?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

13. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE LE HA


OBLIGADO EN ALGUNA OCASIÓN A REALIZAR ALGÚN ACTO SEXUAL
EN CONTRA DE SU VOLUNTAD (BESOS, TOCAMIENTOS,
PENETRACIÓN, ETC.)?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

14. ¿ALGUNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE CONVIVE SE


APROVECHA DE USTED ECONÓMICAMENTE (GESTIONA SU PENSIÓN

25
SIN SU CONSENTIMIENTO, ¿UTILIZA SU DINERO PARA GASTOS PARA
LOS QUE USTED NO LE HA DADO PERMISO, LE ROBA DINERO, LE HA
OBLIGADO O COACCIONADO PARA QUE FIRMARA DOCUMENTOS, O
PARA QUE CAMBIARA EL TESTAMENTO, ¿O HA FALSIFICADO SU FIRMA)?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:

(En caso de que haya contestado afirmativamente a alguna de las 7 últimas cuestiones, pasar a la sección
3. En caso negativo, ya ha acabado la cumplimentación del cuestionario).

SECCIÓN 3

A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre las personas de su familia que se han comportado
así con usted en alguna ocasión.

15. ¿PODRÍA CONTESTARNOS LOS SIGUIENTES DATOS DE ESA


PERSONA?
Agresor 1 Agresor 2 Agresor 3
—————— —————— ——————
Sexo:
Edad:
Estado civil:
Situación laboral:
Nivel de estudios:

16. ¿TIENE ALGÚN PROBLEMA PSICOLÓGICO? (posible multirrespuesta) (no


leer alternativas)
Agresor 1 Agresor 2 Agresor 3
Trastornos afectivos (especificar): ________
Trastornos de ansiedad (especificar): ______
Otros (especificar): ____________________

17. ¿PADECE ALGÚN PROBLEMA FÍSICO? (posible multirrespuesta) (no leer


alternativas)
Agresor 1 Agresor 2 Agresor 3
Problemas cardiovasculares:
Problemas óseos y musculares:
Cáncer:
Diabetes:
Discapacidad:
Otra (especificar):

18. POR ÚLTIMO:


Agresor 1 Agresor 2 Agresor 3
¿Considera que sufre estrés?:
¿Es adicto a sustancias tóxicas?:
¿Tiene antecedentes penales?:

26
ANOTAR POR EL ENTREVISTADOR

Puntuar de 0 a 10 los siguientes aspectos relacionados con la vivienda:


– Estado general del edificio o vivienda en caso de vivienda unifamiliar:
– Condiciones de accesibilidad (puertas estrechas, escaleras, etc.):
– Limpieza y aseo de las zonas vistas:
– Climatización/temperatura (frío/calor):
Puntuar de 0 a 10 los siguientes aspectos relacionados con el mayor:
– Comprensión de las cuestiones planteadas:
– Coherencia en las respuestas:
– Limpieza y aseo personal en vestimenta:
– Aspecto/apariencia (peinado, ropa vieja o rota, etc.):
– Actitud agresiva o defensiva frente al entrevistador:

Anotar SÍ o NO a los siguientes aspectos relacionados con el mayor:


– Heridas, moratones, rasguños:
– Dificultades para comunicarse:
– Dificultades para desplazarse:

ANEXO 2 – CUESTIONARIO PARA CUIDADORES

CUESTIONARIO PARA CUIDADORES

SEXO:
– Hombre.
– Mujer.

EDAD:
– Especificar:

ESTADO CIVIL:
– Soltero/a.
– Casado/a.
– Viudo/a.
– Separado/a o divorciado/a.

LOCALIDAD:
− Comunidad autónoma:
− Provincia:

27
− Municipio:

NÚMERO DE HIJOS:
– Especificar:

SITUACIÓN LABORAL:
– En activo.
– En paro.
– Ama de casa.
– Otros (especificar):

NIVEL SOCIOECONÓMICO:
– Alto.
– Medio.
– Bajo.

NÚMERO TOTAL DE PERSONAS QUE CONVIVEN EN LA CASA:


– Especificar:
– ¿De quiénes se trata?:
– ¿Cuántas de ellas son mayores de 64 años?:
– ¿Alguna de estas personas de más de 64 años requiere de su ayuda, cuidados o
supervisión?:

SECCIÓN 1
1. ¿CUÁNTAS HORAS AL DÍA REQUIERE SU FAMILIAR DE ESOS
CUIDADOS / SUPERVISIÓN?
– Especificar:

2. ¿COMPARTE USTED CON ALGUIEN ESA LABOR?


– Sí.
- Especificar con quién:

28
– No.

3. ¿RECIBE USTED ALGÚN TIPO DE AYUDA DE LOS SERVICIOS


SOCIALES PARA EL CUIDADO DE SU FAMILIAR?
– Sí.
- Especificar (ayuda económica, atención a domicilio, teleasistencia, etc.):
– No.

4. ¿CONSIDERA USTED QUE CUENTA CON SUFICIENTE TIEMPO


LIBRE?
– Sí.
– No.

5. EL CUIDADO DE ESA PERSONA ¿LE INFLUYE NEGATIVAMENTE EN


LAS RELACIONES CON SU PAREJA O CON OTROS MIEMBROS DE SU
FAMILIA?
– Sí.
- Especificar con quién:
– No.

6. EL CUIDADO DE ESA PERSONA ¿LE HA INFLUIDO


NEGATIVAMENTE EN SU TRABAJO? (no contestar en caso de que antes no
trabajara)
– Sí.
- Especificar de qué modo (abandono temporal, abandono definitivo, reducción de
jornada, etc.):
– No.

7. ¿SIENTE QUE LA SITUACIÓN LE SOBREPASA Y QUE YA NO PUEDE


MÁS?
– Sí.
- Especificar si en ocasiones o con frecuencia:
– No.

29
8. RESPECTO A SU RELACIÓN PREVIA CON ESE FAMILIAR (ANTES DE
HACERSE CARGO DE SU CUIDADO), LA CALIFICARÍA COMO:
– Muy buena o buena.
– Regular o indiferente.
– Mala o muy mala.
– Nula.

SECCIÓN 2
A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre el miembro de su familia que tiene bajo su cuidado.
9. LA PERSONA A LA QUE USTED DEDICA ESOS CUIDADOS ES:
Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
Su pareja.
Su padre/madre.
Su suegro/a.
Su hijo/a.
Su abuelo/a.
Su hermano/a.
Otro familiar (especificar):

10. ¿PODRÍA CONTESTARNOS LOS SIGUIENTES DATOS DE ESA


PERSONA?
Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
Sexo:
Edad:
Estado civil:
Situación laboral:
Nivel de estudios:

11. ¿ESA PERSONA TIENE ALGÚN PROBLEMA PSICOLÓGICO? (posible


multirrespuesta) (no leer alternativas)
Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
Trastornos cerebrales (especificar):
Trastornos afectivos (especificar):
Trastornos de ansiedad (especificar):

30
Trastorno de conducta:
Otros (especificar):

12. EN CASO DE PADECER UNA DEMENCIA, ¿EN QUÉ ESTADIO DE LA


ENFERMEDAD SE ENCUENTRA?
– Inicial.
– Avanzado.

13. ¿SUFRE DETERIORO COGNITIVO (PÉRDIDAS IMPORTANTES DE


MEMORIA, POR EJEMPLO)?
– Sí.
– No.

14. ¿ESA PERSONA TIENE EPISODIOS EN LOS QUE SE COMPORTA DE


MANERA AGRESIVA CONSIGO MISMA O CON LOS DEMÁS?
– Sí.
– No.

15. ¿ESA PERSONA PADECE ALGÚN PROBLEMA FÍSICO? (posible


multirrespuesta) (no leer alternativas)
Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
Problemas cardiovasculares:
Problemas óseos y musculares:
Cáncer:
Diabetes:
Discapacidad:
Otra (especificar):

16. EN CASO DE TENER UNA DISCAPACIDAD, ¿QUÉ NIVEL DE


DEPENDENCIA PRESENTA?
– Necesita ayuda para realizar una o varias AVD, al menos una vez al día (moderada).
– Necesita ayuda para realizar varias AVD dos o tres veces al día, pero no requiere de la
presencia permanente de un cuidador (severa).

31
– Necesita ayuda para realizar diversas AVD varias veces al día, y, por su pérdida total de
autonomía, necesita la presencia continua de un cuidador (grave).

17. POR ÚLTIMO, CONSIDERA QUE ESA PERSONA…


Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
¿Sufre estrés?:
¿Es adicto a sustancias tóxicas?:
Especificar: _________________

SECCIÓN 3

A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre su propio estado de salud.

18. ¿TIENE USTED ALGÚN PROBLEMA PSICOLÓGICO O


NEUROLÓGICO? (posible multirrespuesta) (no leer alternativas)
– Trastornos cerebrales (demencias, lesiones o tumores): Sí / No
– Trastornos afectivos (depresión, bipolar, distimia): Sí / No
– Trastornos de ansiedad (fobias, ansiedad generalizada, crisis de pánico): Sí / No
– Trastornos de conducta: Sí / No
– Otros (especificar)

19. ¿CONSUME USTED FRECUENTEMENTE SUSTANCIAS TÓXICAS


(ALCOHOL, DROGAS, FÁRMACOS NO PRESCRITOS)? (especificar)
– Sí.
– No.

20. ¿TIENE USTED ALGÚN PROBLEMA FÍSICO? (posible multirrespuesta) (no


leer alternativas)
– Problemas cardiovasculares: Sí / No
– Problemas óseos y musculares: Sí / No
– Diabetes: Sí / No
– Cáncer: Sí / No
– Discapacidad física: Sí / No
–Otros (especificar):

32
SECCIÓN 4

A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre su comportamiento con ese familiar.

21. ¿CONSIDERA QUE EN OCASIONES SE HA DESCUIDADO USTED EN


LA ALIMENTACIÓN, ABRIGO, HIGIENE, ¿O CUIDADOS MÉDICOS DE SU
FAMILIAR?
– Sí.
– No.

22. ¿EN OCASIONES HA SUJETADO A SU FAMILIAR CON ALGÚN


MECANISMO QUE LE IMPIDA MOVERSE LIBREMENTE, LE DEJA
ENCERRADO, O SENTADO EN UNA SILLA DE LA QUE NO PUEDE
LEVANTARSE SIN AYUDA?
– Sí.
– No.

23. ¿EN OCASIONES LE HA ADMINISTRADO A SU FAMILIAR ALGÚN


TIPO DE FÁRMACO SIN PRESCRIPCIÓN MÉDICA CON OBJETO DE
TRANQUILIZARLE, CONTROLAR SU CONDUCTA, INTENTAR QUE NO
DEAMBULE, ¿ETC.?
– Sí.
– No.

24. ¿CONSIDERA QUE EN OCASIONES HA DESATENDIDO LAS


NECESIDADES AFECTIVAS DE SU FAMILIAR, LE HA IMPEDIDO TENER
CONTACTO CON FAMILIARES Y AMIGOS, LE HA INSULTADO,
¿GRITADO, INTIMIDADO, AMENAZADO, ETC.?
– Sí.
– No.

33
25. ¿EN ALGUNA OCASIÓN LE HA EMPUJADO, LE HA DADO UNA
BOFETADA, ¿O LE HA AGREDIDO DE OTRA MANERA?
– Sí.
– No.

26. ¿EN ALGUNA OCASIÓN HA REALIZADO ALGÚN ACTO SEXUAL CON


ESA PERSONA SIN SU CONSENTIMIENTO?
– Sí.
– No.

27. ¿GESTIONA USTED LA PENSIÓN DE ESA PERSONA SIN SU


CONSENTIMIENTO, ¿UTILIZA SU DINERO PARA GASTOS PARA LOS
QUE NO LE HA DADO PERMISO, O EN ALGUNA OCASIÓN LE HA
OBLIGADO A QUE FIRMARA DOCUMENTOS, O LE HA COACCIONADO
PARA QUE CAMBIARA EL TESTAMENTO, ¿O BIEN HA FALSIFICADO SU
FIRMA?
– Sí.
– No.

ANOTAR POR EL ENTREVISTADOR

Puntuar de 0 a 10 los siguientes aspectos relacionados con la vivienda:


– Estado general del edificio o vivienda en caso de vivienda unifamiliar:
– Condiciones de accesibilidad (puertas estrechas, escaleras, etc.):
– Limpieza y aseo de las zonas vistas:
– Climatización/temperatura (frío/calor):

Entrevista a padres víctimas de maltratos por sus hijos

En la entrevista inicial con los padres una vez obtenidos los datos personales comunes a
toda entrevista inicial (edad, profesión, motivo de consulta, etc) hay que indagar los
siguientes puntos:

En relación al hijo:

34
- Tipo de relación con el hijo

- Pautas de comportamiento y educación

- Indagar el desarrollo evolutivo del hijo

- Tipo y frecuencia de la conducta agresiva

- Situaciones en la que surge el comportamiento conflictivo

- Como han reaccionado los padres frente al comportamiento conflictivo del hijo

- Indagar sobre las relaciones del hijo con los demás familiares y con el entorno

- La situación académica

- Hobbies y actividades

- Consumo de sustancias

- Robos

35
En relación a los padres:

- Indagar aspectos sobre la relación de pareja (si comparten las mismas pautas de
enseñanza hacia su hijo)

- Indagar sobre la colaboración en terapia y perspectivas de futuro

- Si existe colaboración entre los padres

- Si tienen apoyos sociales (colegio, centro comunitario, etc)

- Tipo de relación de los padres con el entorno

- Si trabajan

- Si realizan actividades de ocio con el hijo.

B. Los autoinformes

El autoinforme es un mensaje verbal que una persona emite sobre cualquier tipo
de manifestación o actividad psicológica propia. Según Fernández-Ballesteros (1991) es el
método prioritario y directo por excelencia, al menos por el momento, a la hora de explorar los contenidos
mentales del ser humano.

No es un procedimiento de recogida de información objetivo, pero podemos


asegurarnos que tienen más validez si los empleamos en distintos momentos, y utilizamos
diferentes tipos de autoinformes para poder contrastar. Algunas de las recomendaciones para
mejorar la calidad de la información que se obtiene con los autoinformes, se pueden consultar
en la Tabla 4.

36
Tabla 4: Recomendaciones para mejorar la calidad de los autoinformes

• Contrastar el autoinforme sobre conductas motoras o fisiológicas con otros


procedimientos observacionales más objetivos.
• El autoinforme sobre datos cognitivos no debe ser tomado como indicador de
atributos, características o estructuras internas, sino como meros eventos internos.
• Contrastar con distintos procedimientos de autoinforme las actividades cognitivas, así
como establecer relaciones entre las tres modalidades de respuesta.
• No realizar trasvases intermodalidades, es decir, no predecir conductas motoras a partir
de cognitivas o viceversa, a no ser que contemos con evidencia al respecto.
• Utilizar siempre procedimientos con garantías psicométricas.

Variables que se pueden medir

Rasgos, dimensiones o factores de personalidad. Los procedimientos de


recogida de información más conocidos son los test de personalidad, que son
autoinformes tipificados, construidos siguiendo procedimientos psicométricos. Algunas
de sus características son las siguientes:

• La conducta autoinformada es entendida como un indicador de un atributo


subyacente o disposición psicológica presente en todos los sujetos en alguna
cantidad.
• El contenido del autoinforme no está necesariamente relacionado con la
característica que se evalúa, es decir, son una medida indirecta de un atributo.
• Los elementos elegidos para construir el autoinforme han sido seleccionados
a través de estrategias racionales.
• Sus ítems están formulados en forma general, porque lo que interesa es
conocer cómo el sujeto se comporta generalmente sin tener en cuenta la
especificidad situacional de respuesta.
• Son útiles para predecir, con márgenes de error conocidos, el comportamiento
del sujeto.
• Se utilizan en procesos de orientación, clasificación y selección.

37
Estados. Se basan en una posición situacionista que enfatiza la especificidad del
comportamiento, en el sentido de que se resalta el hecho de que este depende de los
estímulos o las situaciones presentes. Las características de estos autoinformes son:

• La conducta expresada en el autoinforme es tomada como una muestra de


conducta evaluada en una situación.
• Los eventos conductuales se refieren a una dimensión específica (por ejemplo, la
ansiedad, la dependencia o la hostilidad).
• Son útiles para predecir el comportamiento de un sujeto ante distintas situaciones.

Repertorios clínicos conductuales. Recogen muestras de información verbal de


los sujetos sobre su conducta motora, cognitiva y fisiológica, así como de su experiencia
subjetiva sobre las mismas, en tanto en cuanto son muestras de conducta, con el objetivo
de realizar el análisis funcional. Sus principales características son las siguientes:

• Constan de una serie de comportamientos cognitivos, motores o fisiológicos


(muestras de conducta) que han sido asociados frecuentemente a trastornos de
conducta.
• Las muestras de conducta son consideradas como muestras de conducta
perturbadas y no como signo de la existencia de entidades intrapsíquicas de
carácter explicativo.
• Tales comportamientos suelen estar en conexión con situaciones específicas.

Repertorios, procesos y estructuras cognitivas. Parten del enfoque cognitivo-


conductual y cognitivo y se postula qué procesos cognitivos pueden mediar y/o explicar
la conducta manifiesta, así como evocar respuestas fisiológicas. En función de la finalidad
con la que se utilizan, se pueden distinguir varios tipos de ellos:

• Los que informan de la percepción que el sujeto tiene de su ambiente físico y social.
• Los automensajes (es decir, lo que le pasa por la cabeza cuando se enfrenta ante
determinadas situaciones), las autoinstrucciones (mensajes en forma de instrucciones
en secuencia para resolver tareas) y las metacogniciones (que son las verbalizaciones
del sujeto con respecto a los pasos que está siguiendo en un determinado
problema).
• Los que evalúan las expectativas del cliente frente al futuro en general y/o frente al

38
tratamiento programado.
• Los autoinformes dirigidos a explorar los acontecimientos internos o externos que son
reforzantes para el sujeto.

Tabla 5: Características y usos de los autoinformes de repertorios cognitivos

Características comunes: Son útiles cuando:


❖ Las respuestas a estos autoinformes ❖ El problema es de naturaleza cognitiva (ej.:
son consideradas tanto muestras o presencia de ideas irracionales): los
correlatos como indicadoras de autoinformes dan cuenta de la intensidad,
supuestos atributos o estructuras frecuencia o inadecuación del problema.
internas. ❖ Los repertorios cognitivos explican
❖ El objetivo es identificar el tipo de trastornos motores o fisiológicos (ej.: los
cogniciones en o durante la situación hiperactivos usan estrategias inadecuadas
problema. en forma de autoinstrucciones en la
❖ Algunos de estos autoinformes que resolución de problemas).
dan cuenta de supuestos atributos o ❖ Para probar (con el fin de controlar) ciertas
estructuras cognitivas se hallan en fase habilidades que se requieren en la
experimental y no presentan garantías intervención elegida (ej.: la capacidad
suficientes para ser utilizados en la imaginativa en los tratamientos
práctica. encubiertos).

Fuentes de variación más importantes en los autoinformes

Aunque existen características comunes a todos los autoinformes, es difícil establecer


generalizaciones sobre ellos debido a la gran variedad de contenido que presentan. Por esto,
se va a analizar las fuentes de variación más importantes, que son: el tiempo, la situación, las
preguntas, las respuestas, la construcción del autoinforme y el tratamiento de los resultados.

El tiempo: Se refiere al momento en el que se produjo el evento sobre el que se


informa. En función al tiempo, los autoinformes se pueden dividir en:

• Retrospectivos. Hacen referencia a sucesos ocurridos en el pasado. Teniendo en cuenta


el tiempo transcurrido entre el suceso y el momento del informe, serán más o menos
fidedignos. Los que se refieren a un pasado lejano, deben contrastarse con otras

39
fuentes de información (documentos o personas allegadas). Sin embargo, aunque los
que informan de un pasado más reciente sean más fidedignos que los anteriores,
también deben verificarse mediante otros informantes. Los autoinformes además
pueden referirse a respuestas conductuales o bien a inferencias de sucesos ocurridos
en el pasado, siendo más fidedignos los que informan sobre conductas.
• Concurrentes. Se informa de lo que está ocurriendo en el mismo momento de
producirse la situación de prueba. Puede ocurrir que se produzca reactividad, de
modo que se altere lo que se investiga; y también puede que el sujeto informe sólo
de los aspectos limitados del fenómeno de estudio, o de aspectos irrelevantes. Para
minimizar la reactividad, algunos autores aconsejan recoger la información
inmediatamente después de haberse producido el evento.
• Futuros: Informan de lo que el sujeto piensa que va a ocurrir. Estos autoinformes
serán predictivos en la medida que:

a. Se prediga una respuesta o ejecución concreta (motora, fisiológica


o cognitiva) ante un evento concreto.
b. El sujeto cuente con experiencia del evento y de la situación sobre
la que informa.
c. El lapso de tiempo sobre el que se informa será inversamente
proporcional al valor del autoinforme.

La situación. Se refiere al lugar o contexto donde se realiza el autoinforme, de


forma general estas situaciones se pueden dar en:
• La consulta.

• El laboratorio. Se utilizan test situacionales y rol-playing (que son


procedimientos típicos observacionales) y tareas cognitivas (para conocer los
procesos de pensamiento durante la resolución de una tarea relevante).

• La situación natural. El registro de la información (oral o escrita) sobre sus


respuestas (motoras, fisiológicas o cognitivas) se hace en el momento, o poco
tiempo después de producirse ésta en la vida real.

Las preguntas. Existen tres niveles de estructuración de las cuestiones


formuladas:
• Estructuradas: La mayor parte de los autoinformes utilizados en evaluación

40
psicológica consta de una serie de preguntas claramente definidas. Éstas
varían en su grado de generalidad, es decir, en el grado en que el contenido
de la pregunta hace referencia a una conducta y una situación que son
específicas. El grado de validez de este tipo de entrevistas, dependerá del
grado de especificidad de las preguntas.

• Semiestructuradas: Suelen aparecer en una hoja de registro, casi en blanco, para


que se anote en ella el suceso sobre el que se pretende informar. Un ejemplo
de autorregistro semiestructurado sería aquel en el que además de las
conductas, se pide que se informe acerca de los antecedentes y los
consecuentes de dichas conductas. Otro ejemplo sería el “termómetro del
miedo” de Wolpe, en el que se debe anotar, en base a una escala ordinal o
numérica de importancia, las situaciones que provocan temor.

• No estructuradas: En ellas se da una libertad total al sujeto a la hora de informar.


Ejemplos de entrevistas no estructuradas podrían ser pedirle al cliente que
nos cuente su vida (autobiografía) o que verbalice todo lo que se le pase en
ese momento por su cabeza (pensamiento en voz alta).

Las respuestas
• Abiertas. El sujeto puede contestar como mejor le parezca a las preguntas.

• Dicotómicas. Puede elegir entre “sí/no”, “apropiado / inapropiado”, entre otras.

• Escalares: Responde en escalas de apreciación, que pueden ser numéricas, gráficas, o


bien aquellas que contienen adjetivos o adverbios como “nada, algo, bastante,
mucho”.

• Ipsativas. En las que se ordenan tres o más elementos en función del grado en que
son preferidos o son aplicables.

La construcción del autoinforme. Las cuestiones o estímulos que aparecen en


los autoinformes son seleccionados en virtud de distintos criterios:
• Perspectiva racional. Se reúnen aquellas cuestiones que resultan de interés para el
evaluador, bien porque sean interesantes de forma obvia (llamadas por Kelly de
“sentido común”, como por ejemplo, la lista de pensamientos negativos de Cautela),
o bien porque lo sean desde una determinada teoría (por ejemplo, los autorregistros
de antecedentes y consecuentes).

41
• Perspectiva empírica. Variando sistemáticamente los sujetos en los que se dé la
característica objeto de estudio y analizando cuáles son los ítems que resultan
discriminativos (por ejemplo, el MMPI).

• Perspectiva factorial. Prefiere seleccionar los elementos de los autoinformes en función


de sus pesos factoriales en un determinado factor (por ejemplo, el 16PF o el EPI).

El tratamiento de los resultados. En función de que los resultados de un sujeto


puedan o no ser comparados con los datos de otros sujetos, se puede hablar de dos tipos de
autoinformes:
• Aquellos en los que se utilizan estrategias empíricas o factoriales en el marco de diseños
de grupo, con el objetivo de analizar las diferencias individuales. En estos casos la
puntuación directa del sujeto, es convertida en otra normalizada que indica la
posición relativa que ocupa respecto a un grupo de referencia. Por tanto, desde esta
estrategia, sólo se puede interpretar las respuestas del sujeto, en referencia al grupo
de comparación y no tiene sentido interpretarlas de forma absoluta o directa.

• Otros autoinformes, no requieren ni permiten tales comparaciones, sino que la


puntuación obtenida se interpreta siguiendo diferentes estrategias:

a. Considerar dichas puntuaciones como el nivel de base o referencia con el que ocurren
una determinada conducta, que se pretende estudiar.
b. Comparando dicha conducta con un criterio previamente establecido, como puede
ser, en el caso de un problema de insomnio, interpretar que si una persona duerme
menos de 8 horas, presenta problemas de sueño.
c. Comparando un autoinforme realizado después de aplicar una terapia, con otro
registrado antes de iniciar esta, con la finalidad de evaluar el cambio que ha tenido
lugar y si el grado en que la intervención ha sido efectiva.

Tipos de autoinformes
La entrevista. Es el autoinforme más extendido e importante y ya ha sido tratado
en el apartado anterior. La información que aporta se puede complementar con la obtenida
con otras técnicas que se pueden utilizar de forma paralela como las autobiografías o la
historia clínica.

42
Cuestionarios, inventarios y escalas . Incluyen un formulario de preguntas,
aseveraciones o afirmaciones, que el sujeto debe responder señalando o anotando alguna de
las alternativas que contienen, expresando con ello su grado de conformidad o preferencia
con el contenido que expresan las mismas. Estos tres tipos de autoinformes, difieren en la
estrategia que se utiliza para construirlos y en el formato de respuesta que utilizan:

• En los cuestionarios, la respuesta es dicotómica o nominal (ej.: acuerdo/desacuerdo).

• En los inventarios las alternativas de respuestas pueden expresar diferentes


posibilidades que pueden estar ordenadas (ej.: muy de acuerdo, poco de acuerdo) o
bien no (ej.: padre, madre, otro familiar);

• En las escalas, las alternativas siempre se pueden ordenar, e incluso pueden expresar
diferencias entre distancias (ej.: 5, 10 o 15 minutos).

Tabla 6: Características que comparten los cuestionarios, inventarios y escalas

• Son estructurados, tanto por la pregunta como por la respuesta.


• Evalúan condiciones especificadas de antemano.
• Piden información sobre eventos que ocurren habitualmente (aunque algunos son más
concretos en cuanto a la especificación temporal).
• Las preguntas se presentan en forma verbal y las respuestas se registran de forma
estructurada.

Autorregistros. Tienen un doble objetivo, por un lado atender deliberadamente a la


propia conducta y por otro, registrarla mediante algún procedimiento establecido. Se trata de
una técnica semiestructurada, en la que el sujeto debe cumplimentar un documento, en el
que se incluyen aspectos referidos a una conducta y que se deben contestar cuando se
produce una conducta, en su propio contexto habitual. En ocasiones, para evitar problemas
de reactividad, se le pide que cumplimente el autorregistro, transcurrido un determinado
tiempo desde que tuvo lugar la conducta. Se pueden distinguir cuatro tipos fundamentales
de autorregistro:

• Técnicas de papel y lápiz: Un ejemplo de esta modalidad lo constituiría pedirle al sujeto


que anote una conducta junto a sus antecedentes y consecuentes. También se le
puede pedir que marque con una cruz el intervalo de tiempo en el que ha ocurrido

43
una conducta.
• Contadores de respuesta. Sirven para medir la frecuencia de la conducta. Por ejemplo,
contadores de muñeca (en los que el sujeto debe pulsar un botón cuando la conducta
a registrar aparece).
• Dispositivos de tiempo. Mide la duración de un evento, y el mejor sistema es el reloj-
cronómetro.
• Dispositivos electrónicos. Presentan el inconveniente de generar una alta reactividad,
disminuyendo la fiabilidad de los datos que se registran. Sin embargado, esta
reactividad en ocasiones tiene efectos terapéuticos, al hacer que la conducta que se
registra disminuya en la frecuencia con que se realiza. Estos dispositivos son
recomendables para aquellos casos en los que se pretenda estudiar:

− Respuestas encubiertas que ya han sido detectadas y que se pretende


cuantificar y especificar.
− Conductas motoras o fisiológicas que se supone que están relacionadas con
mediadores internos.
− Conductas observables pero referidas a aspectos íntimos.
− Respuestas que no pueden ser observadas y/o registradas por razones
económicas o de otro tipo.

Pensamiento-en-voz-alta. Se utilizan para registrar, normalmente en contextos


experimentales, las verbalizaciones del sujeto que hacen referencia a aspectos cognitivos. Por
tanto, esta información se registra en el mismo momento en que se produce y en situaciones
artificiales, y no responde a cuestiones específicas ni predeterminadas (por lo que es una
técnica no estructurada). Se pueden distinguir tres modalidades: el monólogo continuo (en la
que se verbaliza lo que se piensa mientras que se realiza una determinada actividad o tarea de
interés), las muestras de pensamientos (en la que el investigador selecciona siguiendo un
criterio los intervalos de tiempo durante los cuales se registraran los pensamientos del sujeto)
y los registros de eventos (en los que el sujeto indica cuando tiene lugar la ocurrencia de un
determinado suceso interno).

44
Algunas cuestiones sobre la calidad de los autoinformes .

Existen tres tipos de factores que pueden invalidar de forma severa la información
recogida mediante los autoinformes:
• La simulación. El sujeto de forma consciente e intencionada, falsea las respuestas del
autoinforme. Para controlar este problema se deben utilizar, siempre que sea posible,
escalas de sinceridad. Cuando esto no sea posible, se deberá controlar mediante las
instrucciones de la prueba y mediante el contacto personal con el sujeto.

• La deseabilidad social. El sujeto se describe a sí mismo, involuntariamente de acuerdo


con una imagen aceptable desde el punto de vista social.

• Las tendencias de respuestas: Puede darse, sobre todo en las escalas o en los autoinformes
de respuesta dicotómica, una distorsión llamada aquiescencia, es decir, la tendencia a
responder afirmativamente a las preguntas formuladas. Una forma de paliar esta
amenazada, consiste en introducir preguntas en las que se invierte la tendencia de
respuesta, dándole un significado contrapuesto. Entre estas amenazas también se
incluyen los errores escalares, que consisten en una tendencia a responder bien en el
centro, bien en los extremos de la escala.

Tabla 7: Directrices para mejorar la validez de los autoinformes

• Motivar al sujeto para que de la información de la forma más exacta posible.


• Procurar preguntar por sucesos no muy alejados en el tiempo.
• Preguntar por cuestiones sobre las que el sujeto tenga experiencia.
• Evitar que el sujeto tenga que realizar inferencias acerca de aquello que se pretende
registrar, a no ser que sean precisamente estas inferencias lo que interese estudiar.
• Evitar en la medida de lo posible realizar inferencias sobre los datos.
• Formular preguntas que sean específicas y evitar las ambiguas.
• Hacer lo posible por que las preguntas que se formulen no sean excesivamente
directivas, de modo que puedan ser contestadas con cierta libertad.

45
C. La observación

La observación constituye una de las estrategias fundamentales del método científico


(sobre todo, dentro de la aproximación conductual) y gran parte de los procedimientos
utilizados en evaluación psicológica, se basan en ella de alguna manera (Molina, 2003, pág.
219). Sin embargo, la observación, cuando es abordada como una técnica, posee unas
características distintivas y propias que pueden ser consideradas a la luz de las definiciones
que se han ofrecido de la misma.

Fernández-Ballesteros (1980) considera que la observación científica, se diferencia de


la observación cotidiana, en el hecho de que es una conducta deliberada o intencional, que
tiene como finalidad recopilar datos que sirvan como primera aproximación en la
formulación o verificación de hipótesis acerca de aquello que se observa.

Anguera (1990), también destaca el hecho de que la observación es una conducta


deliberada. Sin embargo, enfatiza que se trata de una acción sistemática, cuyo objetivo es el
de proporcionar datos significativos que permitan evaluar a un sujeto, mediante el uso
de técnicas de registro, codificación y análisis.

A la hora de utilizar la técnica de observación, como técnica sistemática que es,


requiere que la estrategia de registro sea planificada, delimitando y concretando aspectos tan
fundamentales como qué es aquello que se pretende observar y cómo se va a observar. Son
diferentes las decisiones que se deben tomar y normalmente hacen referencia a alguna de
las siguientes categorías: unidades de análisis, unidades de medida, técnicas de registro y tipo
de muestreo que se va a realizar.

Unidades de análisis

La primera decisión que hay que tomar hace referencia a concretar aquello que se
pretende observar. Para ello es necesario definir de la forma más exacta y concreta posible
lo que se entiende como unidad de análisis, es decir, el suceso o evento que va a ser
observado. Las unidades de análisis pueden ser un continuo del comportamiento, atributos,
conductas, interacciones o productos de conductas, principalmente.

46
Continuo del comportamiento . Durante amplias unidades de tiempo, se
registran de forma descriptiva, la mayor parte de los sucesos que ocurren en un determinado
contexto natural. En estos casos no se especifica de forma previa aquello que se va a observar
ni con frecuencia o durante cuánto tiempo se debe hacer. Las descripciones se realizan acerca
de aspectos que pueden ser verbales, no verbales o espaciales y que pueden venir
acompañados de alguna apreciación realizada por el observador.

Atributos. Se estudian atributos de personalidad elaborados a partir de la


observación de varias conductas. Es decir, la conducta manifiesta no tiene valor por sí misma,
y es concebida como la expresión de un determinado atributo, que se conjetura que está en
la base de un conjunto más o menos definido de conductas. A pesar de ello, normalmente se
registran las conductas manifiestas y posteriormente estas son clasificadas en función del tipo
de atributo con el que están relacionadas. En otros casos, al mismo tiempo que se observa la
conducta, se procede a su clasificación. Es comprensible, que debido a que normalmente un
mismo atributo puede ser puesto de manifiesto por múltiples conductas, se requiere de
amplios intervalos de tiempo para realizar la observación.

Conductas. Se observa o bien conductas motoras, verbales o fisiológicas simples, o


bien agrupaciones de las mismas, que pueden ser especificadas con mayor o menor detalle.
En estos casos, se realiza una clasificación previa de las conductas o agrupaciones de las
mismas, seleccionando rigurosamente los intervalos de tiempos en los que se deben observar
y ofreciendo poco espacio al observador para realizar inferencias. De este modo, se ponen
en marcha diferentes estrategias de control sobre amenazas que pueden contaminar los datos,
siendo esta una de las principales obsesiones en las investigaciones teóricas, aunque esta
aproximación también se puede utilizar en estudios puramente empíricos o descriptivos.

Interacciones. La unidad a observar depende de una relación funcional


establecida entre dos eventos que se suceden secuencialmente, bien porque son producidos
por dos o más personas o bien porque depende de la interacción de una persona y el contexto
en el que se encuentra. Al igual que en el caso anterior, es necesario especificar, de forma
clara y previa a la realización de la observación, dichas conductas o clases de conductas,
ajustando los intervalos temporales de registro a sus características. La principal diferencia
de esta unidad de análisis respecto a la previa, reside en que se está interesado en estudiar las
influencias recíprocas que tienen lugar entre individuos o entre un mismo sujeto y el ambiente
en el que se encuentra.

47
Productos de conducta . Se observa el resultado de un conjunto de actividades
internas o externas que un sujeto o grupo de sujetos, han realizado en un determinado
contexto que puede ser tanto natural como artificial.
• Medidas no-reactivas. Se registran las consecuencias que una conducta tiene sobre el
ambiente o un conjunto de sujetos. Estos procedimientos son especialmente
adecuados para la valoración de tratamientos, ya que reducen la reactividad de los
sujetos.

• Productos de las ejecuciones. Son los resultados que obtiene el sujeto cuando realiza
determinadas tareas que son solicitadas por el evaluador. Tales tareas pueden ser tests
de ejecución, redacciones, historietas, juegos o dibujos, entre otros posibles. En estos
casos, debido a que ayudan a estandarizar el procedimiento, se favorece la
comparabilidad de los resultados.

A pesar de las ventajas comentadas, se debe prestar especial cuidado a la hora de


generalizar estos resultados a otros contextos diferentes a aquellos en los que fueron
registrados.

Unidades de medida

El tipo de medida que se elija dependerá siempre de la unidad de observación. El tipo


de unidad de medida, hace referencia directamente a como se va a medir aquella conducta
que se ha decidido analizar. En concreto hace referencia a si se va a registrar la ocurrencia, la
frecuencia, la duración o una dimensión cualitativa de la conducta:
Ocurrencia. Consiste en constatar si un fenómeno se da o no. Es por tanto la
dimensión más simple de lo observado.

Frecuencia. Hace referencia al grado en el cual un determinado evento ocurre en


una unidad de tiempo. Puede presentarse en números absolutos o en tantos por ciento.

Tiempo. A la hora de registrar la dimensión temporal de un suceso evento, se puede


hacer referencia a su duración (intervalo que transcurre entre el comienzo y el final de la
conducta), a su latencia (intervalo temporal comprendido entre la presentación de la
estimación y el comienzo de la ejecución de la respuesta) o al intervalo inter-respuesta
(intervalo que media entre la manifestación de dos conductas sucesivas).

48
Dimensiones cualitativas . En ocasiones, lo que pueden interesarnos
prioritariamente son los aspectos cualitativos de una determinada unidad de observación. En
concreto, pueden hacer referencia a la:
• Intensidad o magnitud. Se utilizan categorías ordinales para indicar el grado en que la
conducta se pone de manifiesto.
• Adecuación. Hace referencia al grado de funcionalidad o grado en que una actividad
consigue cubrir los objetivos por lo cuales se había realizado. Frecuentemente es
medida contabilizando el número de aciertos o errores que el sujeto comete al
ejecutar una tarea. También se pueden registrar otras variables, referidas a aspectos
temporales (tiempo empleado en resolver una tarea) u otros aspectos cualitativos
(haber resuelto convenientemente una área).

Técnicas de registro

Registros narrativos . Presentan un formato flexible que permite recoger


características y modalidades muy distintas de las actividades de los sujetos.
No hay una estructuración previa que dirija o articule la recogida de datos, sino que
el observador se limita a tomar nota escrita u oral (grabadora) de lo que va ocurriendo en la
situación de observación.

Las fuentes de error que afectan a la fiabilidad de estos registros son, por un lado,
que los observadores pueden utilizar distintas descripciones verbales para una misma
conducta o patrón de conductas, y por otro, que en base a esto se puede llegar a categorizar
o dar una significación distinta a los mismos eventos. Esto se puede minimizar mediante
entrenamiento previo de los observadores en el mismo lenguaje descriptivo de las posibles
actividades que vayan a ocurrir en el campo de observación.

Escalas de apreciación . Se basan en las técnicas escalares y son utilizadas


cuando se pretende cuantificar, calificar o clasificar las actividades de un sujeto en términos
de conductas, dimensiones o atributos previamente establecidos.

En la mayoría de los casos se pretende conocer la opinión de un juez respecto a la


intensidad, frecuencia, o grado en el que una determinada descripción es aplicable a un sujeto,
al cual conoce.

49
Son útiles a la hora de tener una primera aproximación cuantificada de la conducta
de un sujeto, así como otras opiniones que personas allegadas o jueces tengan sobre él.
También son útiles a la hora de tener datos sobre la efectividad de la intervención psicológica
según esas personas.

Tabla 8: Características de las escalas de apreciación

• El sujeto observador-juez conoce previamente al sujeto que se valora.


• La valoración es aportada una vez que se ha llevado a cabo la observación, la cual
normalmente se desarrolla de forma asistemática.
• Las descripciones que se utilizan pueden ser de muy variado tipo y dependen tanto del
marco referencial-teórico del evaluador, como de los objetivos que se persiguen en la
exploración.
• Pueden utilizarse muy distintas unidades de análisis.

Catálogos de conducta . Contienen una serie bien definida de conductas


encuadradas o no en clases, con o sin indicación de antecedentes o consecuentes ambientales
de las mismas. Así, a través de estos registros se tienen en cuenta conductas, clases de
conductas, así como relaciones funcionales entre éstas y otros eventos ambientales.
Normalmente se utilizan dos tipos:
• Registros de conducta. Se agrupan una serie de eventos conductuales bien definidos que
el evaluador supone son relevantes al caso que está estudiando. La selección es
racional y apriorística y con ello, se pretende constatar con qué ocurrencia o
frecuencia aparecen una serie de conductas importantes en el caso. Generalmente,
este tipo de registros se emplea en diseños de caso único.

• Matrices de interacción. Dirigidas a constatar interacciones que se producen entre el


ambiente y la conducta, o sea, las relaciones funcionales entre unas conductas y sus
contingencias.

Códigos o sistemas de categorías . Son los más sofisticados. Conllevan la


enumeración, descripción y clasificación de las conductas o contextos que se quieren
observar. Se construyen para observadores muy entrenados, ya que son códigos prefijados y
se necesita un manual para completarlo.

50
Registros de productos de conducta. Son los sistemas de registro y puntuación más
complejos. El sujeto realiza una determinada tarea y el evaluador puntúa sus ejecuciones
según una serie de dimensiones de respuesta. Las puntuaciones pueden ser consideradas en
términos absolutos (como muestra de lo que ese sujeto realiza en una tarea concreta) o
pueden convertirse en puntuaciones normativas (para obtener la posición relativa en la que
el sujeto se encuentra con referencia a un grupo normativo, infiriendo a partir de dicha
posición la cantidad de atributo que posee el sujeto).

Procedimientos automáticos de registro. Se han construido para convertir la


observación en un método de máxima garantía científica; además pretenden facilitar la tarea
del observador, descontaminando la observación de los sesgos que ocasionan las anotaciones
y los efectos de reactividad de los sujetos observados. Los más conocidos son las grabaciones
en grabadoras y en vídeo, y los registros psicofisiológicos.

Tabla 9: Directrices para elegir la técnica de registro más adecuada

• Cuanto más compleja y menos especificada sea la unidad a observar, menos estructuración
inicial deberá tener la técnica de observación seleccionada.
• Si son eventos bien definidos y reducidos en número, debe utilizarse catálogos de conducta.
• Cuando el problema se defina como primariamente interactivo (familia, pareja,...), se
elegirán matrices de interacción.
• Cuando los problemas son complejos, bien especificados, sobre los que existan códigos de
categorías conductuales, deberán ser elegidas estas técnicas prioritariamente.
• Siempre que sea posible, deberán usarse dispositivos automáticos de registro, pero con el
consentimiento del cliente.
• En una primera aproximación al caso, deberán utilizarse escalas de apreciación
cumplimentadas por personas allegadas al sujeto.

El muestreo

El objetivo del muestreo es obtener muestras representativas de los eventos objeto


de estudio, según las unidades de medida (ocurrencia, frecuencia, duración u otras
dimensiones cualitativas) previamente seleccionadas.

51
Muestreo de tiempo. Cualquiera que sea el tipo de observación, habrá que decidir
durante cuánto tiempo, con qué frecuencia y en qué momentos se va a observar. En el caso
de que no se disponga de datos para fijar estos parámetros, habrá que recurrir a una fase de
preobservación asistemática, durante la cual se determinarán los mismos. Otras
recomendaciones hacen referencia a que es necesario fijar además del intervalo de
observación, el intervalo de registro y que cuando el periodo de observación es prolongado,
se hará necesario fijar un intervalo de descanso.

Una vez delimitados estos elementos, se debe determinar cuándo se tendrá en cuenta
que ha ocurrido una conducta: si es necesario que se esté ejecutando durante un intervalo
fijado previamente (intervalo total), durante parte del mismo (intervalo parcial) o
simplemente es necesario que aparezca la misma (momentáneo).

Muestreo de situaciones . Se hace con el fin de comprobar la generalidad o


especificidad de las conductas objeto de estudio. Este aspecto es fundamental desde una
perspectiva conductual, ya que a priori se supone que el comportamiento varía en función
de los estímulos externos y de sus propiedades funcionales.

Muestreo de lugares. Lo ideal siempre es observar la conducta en situaciones


naturales, pero a veces esto es difícil. Puede hacerse:
• En el ambiente natural. La observación se lleva a cabo en contextos que el
investigador no controla ni generada, como pueden ser un contexto familiar,
escolar, institucional o comunitario, por citar algunas posibilidades. Cuando el
observador es el terapeuta, esta modalidad presenta el inconveniente de ser caro
y de poder suscitar la negativa del paciente. Sin embargo, cuando cabe la
posibilidad de que este rol lo ejerza una persona allegada al sujeto, se convierte
en el método de elección.

• Test situacionales. Se seleccionan aquellas situaciones en las que resulta de interés


observar la conducta del sujeto y es poco relevante que ésta se desarrolle en un
contexto clínico o de laboratorio, el cual permite hacer uso de dispositivos como
espejos bidireccionales o circuitos cerrados de televisión, que ofrecen mayores
ventajas.

• Representaciones de papeles. El sujeto interactúa con personas u objetos que


representan los papeles involucrados en una situación, con la intención de

52
observar cómo se desenvuelve en la misma. Esta situación representada es
generada de forma artificial, pero con conocimiento del sujeto y haciendo uso de
la colaboración de un coterapeuta previamente entrenado. Esta modalidad
requiere que se trabaje el realismo y relevancia de la situación, de cara a reducir el
impacto de su artificialidad, para ello es necesario preparar adecuadamente al
sujeto, para que se implique en su papel y lo desempeñe tal como lo haría en la
vida real.

Fuentes de error de la observación

Como se ha venido comentado en las técnicas tratadas, la fiabilidad y validez de los


datos recopilados haciendo uso de las mismas, dependen de diversos factores, que deben ser
tenidos en cuenta, y que en el caso de la observación, pueden ser clasificación en función de
que vengan referidos al sujeto, al observador o al propio sistema de observación (Fernández-
Ballesteros, 1992).

Vinculados al sujeto observado . Uno de los principales factores que


amenaza la validez de los datos observados y que depende del sujeto, hace referencia a su
reactividad o variación que tiene lugar en su conducta cuando se siente observado.

Tabla 9: Índices para detectar la reactividad del sujeto y medidas para reducir su
efecto

Índices para detectar la reactividad Directrices para reducir la reactividad


• Cambios en la frecuencia y • Utilizar dispositivos ocultos.
variabilidad de la conducta sin que • Minimizar la interacción observador-
tengan lugar cambios ambientales. sujeto.
• Discrepancia entre los datos • Solicitar a los sujetos que actúen de
procedentes de la observación y forma natural.
otras técnicas. • Recurrir a la habituación y utilizar
• Diferencias entre lo observado y distintos sistemas de observación y
un criterio previamente fijado. diferentes observadores.

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Vinculados al observador . Se han detectado una serie de variables que
dependen del observador, que influyen en la calidad de la información que este es capaz de
recopilar; entre ellas cabe citar las siguientes:
• Su grado de participación. El grado de participación del observador puede variar:
desde ser un observador no participante (en cuyo caso actúa de forma
independiente a lo observado, y sin previo conocimiento acerca del sujeto,
favoreciendo con ello la objetividad de los datos recopilados) o un observador
ajeno pero participante (siendo una persona que no conoce al sujeto, pero que ha
sido entrenado para participar en la escena), hasta ser un allegado del sujeto (en
cuyo caso, la reactividad se ve minimizada, pero la objetividad de los datos se ve
seriamente mermada).

• Sus expectativas. El observador puede introducir sesgos de forma involuntarios en


los datos que va registrando, bien porque se fija sólo en determinadas conductas
por curiosidad o bien porque estas son congruentes con su visión del tema
estudiado. El impacto de esta amenaza se puede minimizar utilizando
observadores que hayan sido bien entrenados para ser objetivos y que tengan un
conocimiento limitado de las particularidades del caso. Este problema toma
dimensión propia, en el caso de utilizar allegados del sujeto como observadores,
siendo necesario tomar medidas especiales.

• Su grado de entrenamiento. Es un factor que influye en gran medida en el grado


de objetividad y precisión con que se observan y registran los datos. Algunos de
los errores a los que dan lugar se vinculan al tiempo o a la interpretación. Con
entrenamientos regulares se obtendría una “recalibración” del sistema de
observación, incrementando con ello la exactitud de los resultados.

• Sus atributos generales. Se refiere a atributos como el sexo, edad o sus


habilidades, siendo los factores que resultan más difíciles de controlar.

Vinculados al sistema de observación. Estos factores están vinculados a la propia


forma de registrar lo observado y a los dispositivos que se utilizan con tal fin. En referencia
al tipo de registro elegido, es conveniente utilizar definiciones conductuales claras, que sean
fáciles de operativizar e identificar por parte del observador, procurando elegir un número
manejable de categorías o conductas a observar, acerca de las que se tenga un conocimiento
adecuado. En el caso de utilizar dispositivos electrónicos o mecánicos, a pesar de que son

54
una fuente de objetividad y exactitud, pueden dar lugar a problemas metodológicos, que
deberán ser subsanados con la mayor brevedad posible.

55
II.
INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN
VIOLENCIA FAMILIAR.

1. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN MUJERES Y


HOMBRES VÍCTIMAS DE MALOS TRATOS.
2. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN NIÑOS
MALTRATADOS.
3. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN PERSONAS
MAYORES MALTRATADAS.
4. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN PADRES
MALTRATADOS POR SUS HIJOS.

56
1. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN MUJERES Y HOMBRES VICTIMAS
DE MALOS TRATOS

El objetivo principal de la evaluación psicológica en la víctima de maltrato es valorar


el tipo de daño psicológico existente pata poder orientar el tratamiento adecuado, así como
determinar las secuelas presentes a efectos de la remisión del daño causado.

Generalmente, este tipo de víctimas suelen presentar conductas y/o síntomas de


ansiedad extrema, depresión, pérdida de autoestima, sentimientos de culpabilidad,
aislamiento social, dependencia emocional con el maltratador.

Instrumentos de evaluación del maltrato

• La Entrevista Semiestructura para Víctimas de Maltrato Doméstico (Echeburúa,


Corral, Sarasua, Zubizarreta, y Sauca, 1994) permite evaluar las características
demográficas de la víctima, la historia de victimización y de trastornos
psicopatológicos y las circunstancias de maltrato doméstico, así como la expresión
emocional de la víctima y la reacción del entorno familiar y social ante los
acontecimientos vividos.
• Escala de Clima Social en la Familia (FES).Esta escala aprecia las características socio-
ambientales de todo tipo de familia. Evalúa y describe las relaciones interpersonales
entre los miembros de la familia.
• La Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático
(Echeburúa, Corral, Amor, Zubizarreta y Sarasua, 1997) es una escala de evaluación
heteroaplicada, a modo de entrevista estructurada, que sirve para evaluar los síntomas
y la intensidad del trastorno de estrés postraumático según los criterios diagnósticos
del DSM-V, y que resulta muy sensible al cambio terapéutico. La existencia de
diagnóstico del Trastorno de Estrés Postraumático, según los criterios del DSM-V
(APA, 2013) requiere la presencia de un síntoma en la escala de reexperimentación,
de 3 en la evitación y de 2 en la activación, siempre que haya trascurrido más de un
mes desde el acontecimiento traumático. Esta escala estructurada consta de 17 ítems,
de los que 5 hacen referencia a los síntomas de reexperimentación, 7 a los de evitación
y 5 a los de hiperactivación. El rango es de 0 a 51 en la escala global; de 0 a 15 en la
subescala de reexperimentación; de 0 a 21 en la de evitación; y de 0 a 15 en la de
activación. El punto de corte para detectar la gravedad clínica de este trastorno es de

57
15 en la escala global. Dado que la puntuación total de la escala debe distribuir
equilibradamente en los diferentes bloques de síntomas, los puntos de corte sugeridos
en cada una de las subescalas parciales deben ser los siguientes: reexperimentación 5
puntos, evitación 6 puntos; aumento de la activación 4 puntos.
• La Escala de Conductas Objeto (Echeburúa y Corral, 1987a) es un autoinforme
diseñado para que los pacientes concreten una lista de 5 conductas que requieren
mejorar y que supondrían un beneficio importante para su vida cotidiana. Estas cinco
conductas se valoran en 3 subescalas: Grado de Dificultad, medido de 0 a 10 puntos,
Grado de Evitación, medido de 0 (nunca) a 5 (siempre) y Grado de Miedo, medido
de 0 (nada) a 5 (muchísimo). Este autoinforme permite una planificación terapéutica
individualizada es por ello que se muestra muy sensible a los cambios registrados en
el transcurso el tratamiento.

Instrumentos de evaluación de la sintomatología asociada

• La Escala de Inadaptación (Echeburúa y Corral, 1997) refleja en qué mediada la


situación de maltrato afecta las diferentes áreas de la vida cotidiana: trabajo, vida
social, tiempo libre, relación de pareja y convivencia familiar. Este instrumento
cuenta con 6 ítems que oscilan de 0 a 5 en una escala de tipo Likert, consta de una
subescala global que refleja el grado de inadaptación global a la vida cotidiana. El
rango de la escala es de 0 a 30 (cuanto mayor es la puntuación, mayor es la
inadaptación).
• El Inventario de Ansiedad Estado Rango (STAI) (Spielberger, Gorsuch y Lushene,
1970) consta de 20 ítems relacionados con la ansiedad-rasgo y de otros 20
relacionados con la ansiedad-estado. El rango de las puntuaciones es de 0 a 60 en
cada escala. El punto de corte puede situarse en 31, que corresponde a un percentil
75. La fiabilidad test-retest es de 0,81 en la ansiedad-rasgo y de 0,40 en la ansiedad -
estado. La versión española de este inventario esta publicada por TEA en 1982.
• El Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979) Consta
de 21 ítems que poseen cuatro alternativas cada uno, que se puntúan de forma
progresiva de 0 a 3, dando un rango de puntuaciones totales comprendido entre 0 y
63 (21*3). Los puntos de corte para estas puntuaciones totales obtenidas sumando
las asignadas a cada ítem son las siguientes: 0-9 (no depresión), 10-19 (depresión
leve), 20-29 (depresión moderada) y 30 o más (depresión grave). Se trata de un
instrumento muy sensible al cambio terapéutico, es decir, refleja adecuadamente

58
como mejora el paciente a lo largo de la aplicación del tratamiento, por lo que se
suele administrar cada semana para evaluar este cambio.
• La Escala Heteroaplicada de Valoración de Depresión de Hamilton (HRS)
(Hamilton, 1960) consta de 21 ítems, aunque 4 de ellos no se valoran. El punto de
corte es de 18 (rango: 0-52): en esta escala se da mayor importancia a los síntomas
somáticos y comportamentales de la depresión que a las manifestaciones cognitivas.
Este instrumento posee una buena fiabilidad entre observadores (r=0,90), tiene un
nivel satisfactorio de validez concurrente con el BDI (r=0,60), y es muy sensible a
los cambios terapéuticos.
• Escala de Autoestima de Rosenberg (1965). Está compuesta por 10 ítems con cuatro
alternativas de respuesta. Cinco de estos ítems están redactados de forma positiva (1,
3, 4, 6 y 7) y otros cinco de forma negativa (2, 5, 8, 9 y 10). Se suman las respuestas
del sujeto, teniendo de cuidado de invertir las puntuaciones de los ítems redactados
de forma positiva, obteniendo un total que puede estar comprendido entre 10 (1*10)
y 40 (4*10). Esta puntuación total se interpreta desde la consideración de que cuanto
mayor sea mayor será la autoestima del sujeto. Cuando el valor es inferior o igual a
25 se considera que la persona tiene un déficit de autoestima. En nuestro centro se
utiliza la puntuación 28 como valor de corte.
• La Escala de Percepción Global de Cambio (Echeburúa y Corral, 1987), completada
en el transcurso del tratamiento, tiene como objetivo determinar cómo va
percibiendo el cambio la víctima desde una perspectiva global durante la terapia. La
escala está estructurada en un formato de tipo Likert, con una puntuación que oscila
entre 1 (mucho peor) y 7 (mucho mejor).
• El Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (Larsen, Attkinson, Hargreaves,
Nguyen, 1979) consta de 8 ítems relacionada con la calidad de la atención terapéutica,
con la intensidad de la ayuda recibida y con la satisfacción con el tratamiento. Los
ítems están estructurados en un formato de tipo Likert, 5 formulados en forma
positiva y 3 en forma negativa para el control de la aquiescencia, cada uno con una
puntuación de 0 a 3, el rango total de este cuestionario es por tanto, de 0 a 24.

2. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN NIÑOS MALTRATADOS

Para poder confirmar que dentro del seno de la familia ha habido o hay maltrato
infantil hay que tener en cuenta varios factores que como profesionales de la psicología
debemos confirmar, es decir, debemos realizar una valoración para poder confirmar la

59
veracidad del maltrato, una valoración del estado del niño en general y una evaluación
diagnóstica correspondiente.

Este primer paso del protocolo es muy importante ya que determinar si realmente se
está produciendo una situación de maltrato es una tarea muy difícil ya que en ocasiones puede
que los padres no traten o cuiden de manera idónea al menor, pero sin que esto conlleve un
perjuicio significativo en el niño. Se habla de maltrato infantil cuando los padres tratan de
manera inadecuada al menor, provocando o pudiendo provocar en éste un daño severo en
su desarrollo físico, emocional, social y/o cognitivo.

Cuando se de ésta situación es cuando la Administración Pública tiene la obligación


de intervenir para proteger al niño y tomar las medidas legales oportunas hacia los
maltratadores, nosotros como profesionales de la salud debemos colaborar con la
Administración y brindar al menor nuestra contención emocional y enseñarle las
herramientas ( el aprendizaje de habilidades sociales) para reforzar su autoestima y trabajar
conjuntamente con el niño y su familia, en la medida que esto sea conveniente para el niño
y el entorno familiar, en las áreas donde observemos un déficit ( depresión , autoestima,
culpa, etc).

Para que el psicólogo pueda tener la veracidad de que hay maltrato infantil deberá
corroborar su sospecha mediante:

• Acceder a otras fuentes relevantes de información como maestros, pediatra, personal


de guarderías, amigos del entorno familiar, etc.
• Recoger información del niño antes de la entrevista con sus padres ( ya que estos
pueden influir sobre el niño).
• La información a recoger debe ser lo más completa posible, abarcando todas las áreas
en las que puede materializarse un determinado tipo de maltrato.

Si se confirma la existencia de maltrato infantil se continúa con la valoración del


estado del niño. Que consiste básicamente en valorar la gravedad de los hechos y el riesgo
de posibles maltratos.

Una vez que sepamos que el menor está seguro ya sea posible porque su salud no
corre peligro o bien porque se han tomado las medidas necesarias para protegerle damos
comienzo a la evaluación diagnóstica en el niño.

60
La evaluación Diagnóstica es un proceso mediante el cual se recoge información
sobre el niño, su familia, y su entorno para poder tener datos sobre los factores que han
motivado a la aparición del maltrato, y su mantenimiento, las secuelas en el niño, los aspectos
y áreas de su entorno que podrían ayudar a una rehabilitación y a detener los aspectos
negativos que pueden interferir en dicho proceso.

Una vez que hayamos realizado la valoración podremos determinar nuestro plan de
tratamiento, es decir, si es posible ayudar a los padres maltratadores a modificar su
comportamiento y brindarle al niño cuidados adecuados o bien elegir el tipo de intervención
más adecuado para el niño y sus padres (separación temporal, provisión de tratamiento, etc).

Este paso lo realizaremos colaborando con la Administración Pública, previamente


notificada con la información al respecto a los padres del menor, para que estén al tanto de
la situación y de las consecuencias que tiene el comportamiento de maltrato.

En el proceso de evaluación diagnóstica se deben recoger los siguientes datos:

• Estructura y composición familiares.


• Contexto socioeconómico-cultural (características del barrio donde reside la familia,
servicios básicos disponibles, seguridad, habitabilidad, sistemas de comunicación,
etc).
• Características y funcionamiento individual de los padres.
• Características y funcionamiento individual de los niños.
• Relaciones familiares.
• Relaciones sociales.
• Situaciones estresantes para los familiares.
• Contacto de la familia con los servicios sociales.
• Conciencia de problema y motivación al cambio

Fuentes de obtención de datos

El primer paso que debe dar el psicólogo será definir dónde recogerá información
para determinar la veracidad de los malos tratos y qué información necesitará.

Recogerá información a través de los miembros de la familia, la familia nuclear y


subsistemas familiares, familia extensa, a los profesionales: servicios de protección de

61
infancia, servicios sanitarios, escuela, guarderías, etc. y no profesionales: vecinos, amigos,
conocidos de la familia, etc.

El método más utilizado en la evaluación diagnóstica es la entrevista familiar


conjuntamente con la observación del tipo de comunicación e interacción de cada integrante
de la familia “juego familiar”. Para ello podemos utilizar la entrevista estructurada o
semiestructurada, el fin de la entrevista es que el psicólogo tome un papel activo que estimule
el cambio y el movimiento del jugo de interacción.

Cuestionarios e Inventarios

• Entrevista semiestructurada para padres/madres (Torres, Arruabarrena y de Paúl,


1993).
• Registros conductuales: Es un método que consiste en que el sujeto recoja de manera
sistematizada, siguiendo los criterios proporcionados por el psicólogo, el momento,
intensidad, frecuencia de aparición de 1 o más conductas, antecedentes y
consecuentes. El registro puede realizarlo un miembro de la familia en relación a otro
o el propio sujeto donde se evalúa a sí mismo y registra su propia conducta.
• Child abuse Potential Inventory CAP elaborado por J.S. Miller (1979,1980): detecta
sujetos con alto riesgo para el maltrato físico. Éste cuestionario es cumplimentado
directamente por los padres del niño. La primera versión española del inventario está
compuesta por 77 ítems de la escala de abuso y 18 de la escala de sinceridad (De Paúl
y Cols 1988; De Paúl, Arrabaurrena y Milner, 1990; Arrabaurrena y De Paúl, 1990).
• Escala Infantil de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (CPSS). (The
Child PTSD Symptom Scacle (CPSS)) Bethea, 1999; Echeburúa & de Corral, 2006;
Echeburúa et al., 1997; Foa et al., 2001. Sobre la base de la revisión de múltiples
instrumentos para evaluar sintomatología postraumática, Foa et al. (2001) crearon
esta escala para evaluar de manera oportuna y rápida TEP en niños y adolescentes.
Se trata de la Escala Infantil de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático que
incluye 17 ítems acerca de los síntomas postraumáticos. La CPSS se compone de 3
subescalas: Reexperimentación (5 ítems), Evitación (7 ítems) y Aumento de la
Activación (5 ítems). Este instrumento puede ser utilizado como autoinforme o
como entrevista clínica estructurada (Foa et al., 2001).
• Maternal Characteristics Scale MCS, elaborado por N.A. Polansky, R.D Borgman y
C. de Saix (1972): detecta sujetos con alto riesgo para el abandono físico. Debe ser

62
cumplimentado por un profesional que conozca a la familia a través de repetidos
contactos.
• El Inventario de Ansiedad Estado Rango (STAI) (Spielberger, Gorsuch y Lushene,
1970).
• El Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979).
• Test de Ajuste Marital (Marital adjustment test, MAT) (Locke y Wallace, 1959) Es
una medida global de ajuste marital. Sus 15 ítems evalúan la satisfacción marital
general, el grado de acuerdo percibido entre esposos sobre cuestiones como tener
hijos y las relaciones sexuales, el resultado de los conflictos, el tiempo compartido y
los sentimientos sobre estar casados. Se recomienda una puntuación de 100 como el
punto de corte que separa a cónyuges con problemas de los que no tienen problemas.

En general, la MAT está ampliamente aceptado como un indicador de la satisfacción


marital y continúa siendo utilizado ampliamente tanto por los clínicos como por los
investigadores al estudiar el ajuste marital.

• Social Support Resources Scale (SS-R) (Vaux y Harrison 1985) evalúa la red social de
apoyo.
• Social Support Behabiors Sacle (SS-B) ( Avux et.al. 1987) evalúa la conducta de apoyo
disponible e indica en base a la experiencia previa del sujeto, con qué frecuencia los
familiares o amigos apoyarían al sujeto con una conducta específica. Consta de 45
ítems: conductas de apoyo que recogen 5 formas de ayuda: ayuda emocional,
sociabilidad, ayuda práctica, ayuda económica, consejo/guía.
• Social Support Apraisals Scale (SS-A) (Voux et. al. 1986) ésta escala fue diseñada
para evaluar el grado en que el individuo se cree querido, estimado y aceptado por la
familia, amigos y otras personas. Consta de 23 ítems divididos en 3 subescalas, de las
cuales 8 ítems miden la creencia del individuo en sentirse querido, estimado y
aceptado por miembros de su familia, 7 ítems que evalúan la misma creencia con
respecto a sus amigos y el resto 8 ítems estiman el mismo constructo, pero referido
a la gente en general.
• Child Behavior Cheklist (CBC) para padres y maestros (Achenbach y Edelbrock
1983, 86,87).
• Cuestionario de Aceptación-Rechazo Parental (PARQ) (Rohner- 1978) este
autoinforme permite obtener la evaluación de los padres acerca de su conducta con

63
sus hijos, así como las percepciones de los hijos del trato que reciben de sus padres
en términos de cuatro dimensiones. (1) calor/afecto: se refiere a las relaciones padres-
hijos caracterizadas por el calor y el afecto manifestado física o verbalmente, (2)
hostilidad/agresión: reacciones internas o emociones de ira, enemistad o
resentimiento o a cualquier acción física o verbal realizada abiertamente con la
intención de producir daño físico o psicológico: (3) indiferencia/negligencia: se
refiere a la falta de preocupación y cuidado por los hijos y a las manifestaciones
conductuales como la desatención de las necesidades emocionales, físicas, médicas y
educativas de los hijos, (4) rechazo/indiferencia: se refiere al sentimiento de no ser
amado o rechazado, sin la presencia necesaria de indicadores positivos de rechazo.
Para la realización de los análisis se generaron, además, a partir de las 4 dimensiones
del PARQ, dos variables: (1) calor/afecto parental y (2) rechazo parental, variable
compuesta por la suma de las puntuaciones en las escalas de hostilidad/agresión,
indiferencia/negligencia y rechazo indiferenciado. Las puntuaciones elevadas en la
variable calor/afecto indican un mayor afecto y amor percibido mientras que una
puntuación elevada en la variable rechazo indican un mayor rechazo percibido.
• Escala de Clima Social En la Familia (FES) ( Moos y Moos, 1981, TEA, 1984) esta
escala aprecia las características ambientales de todo tipo de familias. Evalúa y
describe las relaciones interpersonales entre los miembros de la familia, los aspectos
de desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su estructura básica. Cuando se
administra tanto a padres como a hijos es sensible a las diferencias de percepción en
la familia. El FES agrupa 10 subescalas que definen 3 dimensiones fundamentales:
(1) Relaciones, que evalúa el grado de comunicación y libre expresión dentro d ella
familia y el grado de interacción conflictiva que los caracteriza, (2) Desarrollo que
evalúa la importancia que tiene dentro de la familia ciertos procesos de desarrollo
personal, que pretenden ser fomentados o no, por la vida en común, (3) Estabilidad
, proporciona información sobre la estructura y organización de la familia y siobre el
gardo de control que normalmente ejercen unos miembros de la familia sobre otros

Puntuaciones altas o bajas indican una percepción positiva o negativa,


respectivamente, del clima familiar en sus diferentes dimensiones.

• También se pueden utilizar los Registros donde debe constar: momento, intensidad,
frecuencia de intensidad de una o más conductas, antecedentes y consecuentes. Este
registro puede ser un autorregistro o bien un registro que realiza un miembro de la

64
familia a otro (ejemplo: el padre registra las veces que su hijo le da malas
contestaciones).

3. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN PERSONAS MAYORES


MALTRATADAS

En la evaluación con las personas mayores tendremos que incluir los siguientes
componentes en el protocolo para poder así detectar posibles actos de violencia contra éste:

• Historia clínica y valoración geriátrica integral, para poder evaluar el grado de


dependencia funcional, así como el deterioro cognitivo.
• Observación del comportamiento del cuidador informal y/o formal.
• Evaluar aspectos generales del anciano.
• Exploración física exhaustiva.
• Exploración psíquica completa.
• Valoración de los recursos económicos y sociales.
• Realización de exploraciones complementarias.
• Valoración sociofamiliar.
• Test de Yesavage Geriatric Depresión Scale (GDS) para la detección y evolución de
síntomas de depresión en ancianos, específicamente construida para adultos mayores,
auto administrada o con entrevistador. No aplicable en demencias moderadas a
graves9, 10, 11, 12.
• La Escala Hetero-aplicada de Valoración de Depresión de Hamilton (HRS)
(Hamilton, 1960) consta de 21 ítems, aunque 4 de ellos no se valoran. El punto de
corte es de 18 (rango: 0-52): en esta escala se da mayor importancia a los síntomas
somáticos y comportamentales de la depresión que a las manifestaciones cognitivas.
Este instrumento posee una buena fiabilidad entre observadores (r=0,90), tiene un
nivel satisfactorio de validez concurrente con el BDI (r=0,60), y es muy sensible a
los cambios terapéuticos.
• Test de Barber: se utiliza para la selección de ancianos que viven en la comunidad
susceptibles de mayor evaluación y para rentabilizar la eficacia del proceso de
valoración geriátrica integral. Consta de 9 ítems, cuatro de los cuales son más
específicos para identificar al 83% de ancianos frágiles 9, 10, 11, 12.
• Test de Gijón Modificado: consta de cinco áreas a evaluar, la situación familiar,

65
situación económica, vivienda, relaciones sociales, y apoyos de la red social; de 10 a
más puntos cataloga a la persona como en riesgo y/o problema social.
• Escala de Cruz Roja Funcional: desarrollada en el Servicio de Geriatría del Hospital
Central de la Cruz Roja (1 972); clasifica al paciente en 6 grados, desde independiente
(CRF=0) hasta dependiente total (CRF=5), evaluando la movilidad y control de
esfínteres y de manera genérica la capacidad de auto cuidado10; tiene valor predictivo
de mortalidad para grados de dependencia grave, y es útil para seguimiento de
ancianos frágiles en domicilio.
• Mini-Mental Test de Folstein o Mini- Examen Cognoscitivo de Lobo: para detectar
alteraciones intelectuales.
• Tamización de Síndrome de Caídas: Precipitación súbita al suelo desde la propia
altura del sujeto que se produce de forma involuntaria y que puede acompañarse o
no de pérdida de conciencia13.

Tamización de Síndrome de Deterioro Cognitivo: Pérdida o reducción, temporal o


permanente, de varias funciones mentales superiores en personas que las conservaban
intactas previamente 13.

4. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN PADRES MALTRATADOS POR


SUS HIJOS

El psicólogo/a debe evaluar la esfera psicológica del menor y su interacción con el


entorno. Con esta información, junto con la aportada por los demás miembros del equipo, y
tras una sesión de debate, el equipo elaborará un informe global que servirá como base de
información y guía inicial para la intervención.

Un menor con perfil delincuencial tiene tendencia a mostrar unos componentes


característicos como son escasa empatía, baja autoestima, dureza emocional, locus de control
externo, escaso desarrollo de los valores éticos y morales, rechazo a la autoridad, baja
tolerancia a la frustración, dificultades para el control de impulsos, incapacidad para diferir
las gratificaciones, dificultad para anticipar las consecuencias, pensamientos y percepciones
distorsionadas, etc. Una detección resuelta de estos factores de riesgo, favorecerá el abordaje
posterior, que puede ubicarse dentro de determinadas medidas judiciales, como son, por
ejemplo, las tareas socioeducativas (curso de habilidades sociales, etc.).

Con respecto a la orientación en la imposición de medidas de internamiento

66
terapéutico o tratamiento ambulatorio, el papel del psicólogo es fundamental al ser éste el
profesional facultado para detectar posibles patologías clínicas, que luego podrán ser
exploradas en profundidad desde otros recursos especializados. De igual manera, advierte en
el informe sobre el consumo de sustancias tóxicas, el efecto que ejercen sobre el menor
terceras personas y el tratamiento más recomendable según las circunstancias del joven.

La visión particular que tiene el adolescente del mundo y de la vida propia de su


momento evolutivo, condiciona la mayor parte de sus actos. En este sentido, el conocimiento
que puede aportar el psicólogo acerca del desarrollo madurativo del menor es fundamental,
tanto para dar cuenta de su conducta (factores explicativos), como para predecir posibles
comportamientos (factor predictivo).

El valor de los profesionales de la Psicología se centra en poder ofrecer una


información/orientación psicológica de la individualidad del menor, pudiendo, a partir de
aquí, determinar el recurso psicosocioeducativo más adecuado para su correcto ajuste
personal y desarrollo madurativo y social.

La prioridad es poder trabajar con el menor en medio abierto. Sólo en caso extremo,
por imposibilidad de ejecución de la medida o por la gravedad de los hechos, se plantearán
medidas privativas de libertad y, aun así, se contemplan varios regímenes (cerrado,
semiabierto, abierto) que van de mayor a menor restricción. El internamiento terapéutico se
recomienda para abordar temas de desintoxicación o tratamiento psíquico especializado,
cuando exista el diagnostico de una alteración grave. Para ponderar la importancia que da el
legislador a los factores psicológicos inherentes al menor, hay que considerar la prioridad de
cumplimiento del internamiento terapéutico frente a otros internamientos que hayan podido
adoptarse.

En términos generales, la LORPM y su reglamento fijan la obligación para la


ejecución de las medidas de un tratamiento individualizado, de ahí la importancia de este
Programa Educativo, formulado como un programa integral que recoja la globalidad de los
distintos ámbitos de la vida del menor, para lograr los objetivos resocializadores que pretende
la justicia juvenil.

En situaciones de comportamientos violentos de los hijos hacia los padres debemos


realizas una evaluación psicológica de los hijos y de los padres para poder asi valorar la
veracidad de los hechos.

67
Evaluación dirigida a los hijos

• Entrevista inicial.
• Observación Conductual.
• BASC. (Sistema de Evaluación de la Conducta de Niños y Adolescentes; C. R.
Reynolds y R.W. Kamphaus) es un conjunto de instrumentos que permiten evaluar
los aspectos adaptativos e inadaptativos de la conducta de los niños y adolescentes.
Ofrece la posibilidad de recoger esa información tanto a padres como a profesores
(escalas P y escalas T) como al propio sujeto (escalas S). Añade a estas fuentes de
información un sistema de observación del sujeto (o) y un formato de historia clínica
(H). Estos instrumentos pueden ser usados de modo conjunto o por separado. En
un mismo instrumento se incluye tanto la evaluación de los aspectos positivos
(liderazgo, habilidades sociales, habilidades para el estudio, adaptabilidad, relaciones
interpersonales, relaciones con los padres, autoestima y confianza en sí mismo) como
los aspectos negativos (ansiedad, agresividad, problemas de atención, problemas de
aprendizaje, hiperactividad, retraimiento, búsqueda de sensaciones, problemas
externalizados, problemas internalizados, depresión, problemas de conducta,
somatizaciones, actitud negativa hacia el colegio, actitud negativa hacia los padres,
estrés social, sentido de incapacidad, locus de control). Se administra a niños entre 8
hasta 18 años.
• CACIA (Cuestionario de auto-Control Infantil y Adolescente; A, Capafóns y F. Silva)
es un cuestionario destinado a evaluar los procesos básicos y habilidades, que,
supuestamente, son necesarios para que se produzca un comportamiento
autocontrolado. Considera dimensiones positivas (Retroalimentación Personal,
Retraso de la Recompensa y Autocontrol Criterial) dimensión negativa (Autocontrol
Procesual) y una escala de sinceridad. Se administra a niños entre 11 a 19 años.
• ESFA. (Escala de Satisfacción Familiar Por Adjetivos; J. Barraca y L. López-Yarto)
es un instrumento breve y sencillo diseñado para dar una medida global de las
dinámicas y constructos relacionados con la familia. Construido con adjetivos, trata
de evocar respuestas preferentemente afectivas, para medir los sentimientos,
positivos o negativos, que se despierten en el sujeto y que tienen su origen en las
interacciones (verbales o físicas) que se producen entre él y los demás miembros de
la familia. Se administra a partir de los 16 años y a los adultos.
• ESPA29. (Escala de Socialización Parental en la Adolescencia; G. Musitu y F. García)

68
evalúa las relaciones entre padres e hijos en la adolescencia. El sujeto valora cuál es
la reacción de cada progenitor ante 29 situaciones relevantes de la vida diaria. Estas
valoraciones permiten obtener medidas de las Aceptación, Implicación y Coerción,
Imposición que manifiesta cada padre, así como medidas más específicas. Es decir,
clasifica a cada progenitor dentro de un estilo de socialización: Autoritativo,
Indulgente, Autoritario, Negligente. Se administra en adolescentes de 12 a 18 años.
• TAMAI. (Test Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil; P. Hernández y
Hernández) evalúa la inadaptación personal, social, escolar, familiar y las actitudes de
los padres. Está destinado a la apreciación del grado de adaptación, ofrece la novedad
de distinguir unos subfactores que se asocian entre sí formando conglomerados, que
permiten determinar las raíces de la inadaptación. Analiza también las actitudes
educadoras de los padres. Se administra a niños de entre 8 a 18 años de edad.
• ACS. (Escala de Afrontamiento para Adolescentes; E. Frydenberg y R. Lewis)
instrumento válido para la investigación, terapia y orientación. Está formado por 80
elementos, permite que el adolescente conozca las estrategias que emplea para
afrontar sus problemas y el profesor o tutor le ayude a utilizarlas más eficazmente.
Se trata de una evaluación interna, de autorreflexión. Se han publicado 2 escalas de
afrontamiento: de tipo general y de problemas específicos. Cada escala se divide en
18 subescalas bien definidas e identificadas conceptual y empíricamente. Se
administra en adolescentes de entre 13 y 17 años de edad.
• BULL-S (Test de Evaluación de la Agresividad entre escolares; F. Cerezo Ramírez
2000) se administra en niños de 7 a 16 años.
• EPQ. (Cuestionario de personalidad; Formas A y J; H. J. Eysenck y S. B. G. Eysenck;
1989) evalúa las 3 dimensiones de la personalidad: Inestabilidad, Extraversión,
Dureza, con una escala de sinceridad y otra de tendencia a conducta antisocial.
Formas J: a niños de 11 a 14 años, Formas A: a partir de los 16 años.
• BAS. (Batería de Socialización 1, 2 y 3; F. Silva y M. C. Martorell; 1987) éste
instrumento se elaboró para detectar varios aspectos de la conducta social en
escolares. Se obtiene un perfil de socialización con 4 escalas de aspectos facilitadores
(Liderazgo, Jovialidad, Sensibilidad Social, respeto/Autocontrol) y 3 de aspectos
perturbadores (Agresividad-Terquedad, Apatía-Retraimiento, Ansiedad-Timidez).
También se obtiene una apreciación global de adaptación social. El BAS 1 y 2 se
administra en niños de 6 a 15 años y el BAS 3 de 11 a 19 años.

69
Evaluación dirigida a los padres

• Entrevista inicial.
• Observación conductual.
• Autorregistros. Tienen un doble objetivo, por un lado, atender deliberadamente a la
propia conducta y por otro, registrarla mediante algún procedimiento establecido. Se
trata de una técnica semiestructurada, en la que el sujeto debe cumplimentar un
documento, en el que se incluyen aspectos referidos a una conducta y que se deben
contestar cuando se produce una conducta, en su propio contexto habitual. En
ocasiones, para evitar problemas de reactividad, se le pide que cumplimente el
autorregistro, transcurrido un determinado tiempo desde que tuvo lugar la conducta.
Se pueden distinguir cuatro tipos fundamentales de autorregistro:

Técnicas de papel y lápiz: Un ejemplo de esta modalidad lo constituiría pedirle al


sujeto que anote una conducta junto a sus antecedentes y consecuentes. También se le puede
pedir que marque con una cruz el intervalo de tiempo en el que ha ocurrido una conducta.

Contadores de respuesta. Sirven para medir la frecuencia de la conducta. Por ejemplo,


contadores de muñeca (en los que el sujeto debe pulsar un botón cuando la conducta a
registrar aparece).

Dispositivos de tiempo. Mide la duración de un evento, y el mejor sistema es el reloj-


cronómetro.

Dispositivos electrónicos. Por ejemplo, magnetófonos o video-casettes. Presentan el


inconveniente de generar una alta reactividad, disminuyendo la fiabilidad de los datos que se
registran. Sin embargado, esta reactividad en ocasiones tiene efectos terapéuticos, al hacer
que la conducta que se registra disminuya en la frecuencia con que se realiza. Estos
dispositivos son recomendables para aquellos casos en los que se pretenda estudiar:

• Respuestas encubiertas que ya han sido detectadas y que se pretende cuantificar y


especificar.
• Conductas motoras o fisiológicas que se supone que están relacionadas con
mediadores internos.
• Conductas observables pero referidas a aspectos íntimos.

70
▪ Respuestas que no pueden ser observadas y/o registradas por razones económicas o
de otro tipo.

Tabla 7: Directrices para mejorar la validez de los autoinformes

• Motivar al sujeto para que de la información de la forma más exacta posible.


• Procurar preguntar por sucesos no muy alejados en el tiempo.
• Preguntar por cuestiones sobre las que el sujeto tenga experiencia.
• Evitar que el sujeto tenga que realizar inferencias acerca de aquello que se pretende
registrar, a no ser que sean precisamente estas inferencias lo que interese estudiar.
• Evitar en la medida de lo posible realizar inferencias sobre los datos.
• Formular preguntas que sean específicas y evitar las ambiguas.
• Hacer lo posible por que las preguntas que se formulen no sean excesivamente
directivas, de modo que puedan ser contestadas con cierta libertad.

• Inventario de Depresión de Beck (BDI; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Consta
de 21 ítems que poseen cuatro alternativas cada uno, que se puntúan de forma
progresiva de 0 a 3, dando un rango de puntuaciones totales comprendido entre 0 y
63 (21*3).

Los puntos de corte para estas puntuaciones totales obtenidas sumando las asignadas
a cada ítem son las siguientes: 0-9 (no depresión), 10-19 (depresión leve), 20-29 (depresión
moderada) y 30 o más (depresión grave).

Se trata de un instrumento muy sensible al cambio terapéutico, es decir, refleja


adecuadamente como mejora el paciente a lo largo de la aplicación del tratamiento, por lo
que se suele administrar cada semana para evaluar este cambio.

• Escala de Autoestima de Rosenberg (1965). Está compuesta por 10 ítems con cuatro
alternativas de respuesta. Cinco de estos ítems están redactados de forma positiva (1,
3, 4, 6 y 7) y otros cinco de forma negativa (2, 5, 8, 9 y 10).

Se suman las respuestas del sujeto, teniendo de cuidado de invertir las puntuaciones
de los ítems redactados de forma positiva, obteniendo un total que puede estar comprendido

71
entre 10 (1*10) y 40 (4*10). Esta puntuación total se interpreta desde la consideración de que
cuanto mayor sea mayor será la autoestima del sujeto. Cuando el valor es inferior o igual a
25 se considera que la persona tiene un déficit de autoestima. En nuestro centro se utiliza la
puntuación 28 como valor de corte.

• Inventario de Ansiedad de Beck (BAI; Beck, Epstein, Brown y Steer, 1988). Se suman
directamente las puntuaciones de todos los ítems, de modo que cuando esta es
superior a 20 o 25, será indicativo de presencia de ansiedad.
• Inventario de Preocupación (PSWQ; Meyer, Miller, Metzger y Borkovec, 1990). Los
ítems 1, 3, 8, 10 y 11 deberán ser invertidos y posteriormente, se sumarán las
puntuaciones de todos los ítems. A partir del rango 50-55, las puntuaciones indican
la presencia de una gran preocupación.
• Escala de Asertividad de Rathus (RAS; Rathus, 1973). Está compuesta por 30 ítems,
con formato de respuesta comprendido entre -3 y +3, y que expresan diferentes
conductas relacionadas con el asertividad del sujeto, en situaciones sociales. Para su
corrección se invierten los ítems marcados con * y se procede a sumar las
puntuaciones positivas y a restar las negativas, de modo que la puntuación total puede
variar desde -90 a +90, interpretándose esta puntuación como que cuanto más
positiva es la puntuación, más asertiva es la persona.
• Inventario de Asertividad (Gambrill y Richey, 1975; adaptación al castellano de
Carboles, Costa y Del Ser, 1975). Es un instrumento sensible al cambio terapéutico,
compuesto por 40 ítems que reflejan diferentes situaciones en las que se realiza una
conducta que objetivamente se puede considerar asertiva. El objetivo es evaluar el
grado de malestar que le genera cada situación al sujeto (utilizando una escala con
cinco categorías comprendidas entre 1 = ningún malestar y 5 = muchísimo malestar)
y la probabilidad con la que el sujeto realizaría la conducta que se describe en cada
ítem (utilizando también una escala de cinco categorías de respuesta, pero esta vez
comprendidas entre 1 = siempre lo hago y 5 = nunca lo hago).

Para evitar las valoraciones que realiza el sujeto acerca del miedo influyan sobre las
que realiza acerca de la probabilidad de la conducta, se le pide que primero realice la
valoración de miedo de todos los ítems, tape sus respuestas con un folio y posteriormente
realice las valoraciones de probabilidad.

Una vez que ha realizado estas dos tareas se le pide al sujeto que marque aquellos

72
ítems que describen conductas que a él le gustaría ser capaz de poder realizar.

Para la corrección del inventario se procede a sumar los números de cada una de las
valoraciones realizadas por el sujeto, obteniendo dos puntuaciones totales: la de la escala de
Malestar (M) y la de la Escala de Probabilidad de Respuesta (PR), por lo que si tenemos 40
ítems con valores que varían entre 1 y 5, la puntuación total variará entre 40 y 200. Esta
puntuación, conforme más elevada es, indica una mayor severidad del problema. Una
interpretación más refinada se puede realizar utilizando los siguientes valores de corte:

• No asertivos. Miedo alto (puntuación mayor que 96 en M) y probabilidad de


respuesta baja (puntuación mayor que 105 en PR).
• Realizadores ansiosos. Miedo alto (puntuación mayor que 96 en M) y probabilidad
de respuesta alta (puntuación menor que 104 en PR).
• Despreocupados. Miedo bajo (puntuación menor que 95 en M) y probabilidad de
respuesta baja (puntuación mayor que 105 en PR).
• Asertivos. Miedo bajo (puntuación menor que 95 en M) y probabilidad de respuesta
ata (puntuación menor que 104 en PR).

73
III.
EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD

1. EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD.
A. Criterios empíricos.
B. Criterios factoriales.
2. EVALUACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE
PERSONALIDAD.
3. EVALUACIÓN DE OTRAS VARIABLES CLÍNICAS.

74
1. EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD

Uno de los principales objetivos de la psicología como disciplina es el de tratar de


describir, explicar y predecir la conducta de los seres humanos. Debido a que la personalidad
normalmente se define como una tendencia de comportamiento que es relativamente estable
e independiente de la situación en la que tiene lugar, parte de los objetivos predictivos que se
ha marcado la psicología pueden ser cubiertos estudiando la personalidad de las personas.

A la hora de llevar a cabo este estudio de una forma científica, sistemática y objetiva,
se hace necesario fijar una serie de criterios que permitan identificar de forma sistemática
cuando un sujeto tiene un tipo de personalidad u otro, siendo este el campo de estudio de la
evaluación de la personalidad. A la hora de justificar estos criterios, se ha recurrido en
ocasiones a diferentes teorías y en otros casos, la evaluación se ha basado directamente en la
utilidad de un determinado método de recogida, análisis e interpretación de la información.

El concepto de personalidad, al igual que otros conceptos que tienen un alto grado
de abstracción, son difíciles de definir y en la literatura se pueden encontrar diferentes
aproximaciones. Unas que se centran en describirla haciendo referencia a características del
comportamiento del sujeto que son directamente observables y en otros casos utilizando
constructos cuya existencia puede ser inferida a partir de dichas características. La
personalidad también puede ser definida en términos de la interacción que mantiene una
persona con sus semejantes o bien en función de cómo esta se percibe a sí misma (Pervin,
1983, pág. 19).

Las teorías de la personalidad presuponen la existencia de diferencias individuales


que pueden ser clasificadas, o medidas, por lo que resultan de interés a la hora de realizar una
evaluación de la personalidad. Diferentes teorías de la personalidad darán lugar a diferentes
técnicas de evaluación y considerarán relevantes distintos tipos de información.

Las técnicas de evaluación más extendidas en la evaluación de la personalidad, son


aquellas que se sirven de procedimientos objetivos para su construcción, administración y
corrección. Tal objetividad puede venir dada por el uso de criterios racionales, empíricos o
factoriales, principalmente, a la hora de seleccionar los ítems de los que se compone el test.

Los primeros test que se construyeron se basan en criterios racionales, siendo pruebas
que contenían preguntas en las que se hacía referencia de forma directa al problema o a las

75
conductas que se querían evaluar. Desde este enfoque fue construida la Hoja de Datos
Personales (PDS) de Woodworth, siendo una de las primeras pruebas de personalidad de
lápiz y papel que fue administrada de forma masiva, en este caso con la finalidad de
seleccionar aquellos soldados americanos que se encontraban en condiciones de poder ir al
frente en la I Guerra Mundial. Los 116 ítems fueron seleccionados recurriendo a la
información disponible en libros de psiquiatría y de la experiencia adquirida en las consultas
clínicas, acerca de diferentes síntomas asociados con determinados trastornos
(principalmente las neurosis psicológicas).

Este tipo de aproximación ha quedado relegado tras la aparición de enfoques en los


que se justifica la selección de los ítems desde criterios que o bien hacen referencia a la
utilidad para discriminar grupos de sujetos con características relevantes (criterios empíricos),
o bien al hecho de que ponen de manifiesto un rasgo latente (criterios factoriales).

A. Criterios empíricos

Los tests de personalidad desarrollados desde criterios empíricos, utilizan la estrategia


de seleccionar aquellos ítems que permiten discriminar grupos de sujetos que difieren en
alguna característica clínica considerada relevante (por ejemplo, presencia o ausencia de
depresión). Entre estas pruebas se encuentra el Inventario de Personalidad Multifásico
(MMPI) y el Inventario Psicológico de California (CPI). Reciben el nombre de inventarios
por el hecho de que incluyen listados de cosas.

Minnesota Multiphasic Personality Inventory

Se trata del instrumento de evaluación de la personalidad más utilizado y fue


desarrollado a partir de los trabajos iniciales de Galton (1884) y James Cattell (1890) y el test
de Woodworth, con la finalidad de solventar las siguientes dificultades presentes en las
pruebas que le precedieron:

• El problema vinculado a operativizar el grado en que se posee un rasgo, en términos


del número de ítems con los que el sujeto se muestra de acuerdo.
• Se consideraba que los sujetos siempre decían la verdad y que a partir de sus
verbalizaciones se podía predecir su conducta.

En referencia a este último aspecto, se consideró que era más adecuado tratar los

76
ítems hacia los que mostraba el sujeto su acuerdo, como opiniones subjetivas, en vez de
opiniones objetivas. También se consideró necesario evaluar el temperamento y la estabilidad
de las respuestas que daba el sujeto, aunque los resultados iniciales no fueron los deseados.
A pesar de ello, Stark Hathaway y J.C. McKinley, se propusieron el reto de construir un test
que permitiera evaluar todas aquellas conductas (inferidas a partir de los ítems) que fueran
de interés psiquiátrico. El trabajo comenzó en 1940 y se dilató hasta 1956, fecha en la cual
ya habían publicado todas las escalas que componen el MMPI.

Se partió de un total de 100 ítems potenciales, que habían sido redactados siguiendo
las siguientes directrices:

• Incluir sentencias declarativas breves que se puedan responder con formato de


verdadero o falso.
• Utilizar un lenguaje sencillo que evitara transmitir la impresión de que se estaba
realizando un examen formal o interrogatorio.
• Usar de la primera persona del singular.
• Evitar la utilización de negaciones.
• Incluir ítems redactados de forma negativa con la finalidad de evitar las tendencias
de respuesta en una determinada dirección.
• Asumir que el sujeto tiene sólo un conocimiento medio.

Cuando apareció la prueba, llamó la atención entre la comunidad científica, el gran


énfasis que daba a la validez empírica de la prueba, la cual se basa en estudios sobre la calidad
de los ítems, en el empleo de muestras representativas de pacientes y en el tratamiento
específico que se hacía de las respuestas de los sujetos, utilizando las siguientes escalas para
evaluar la validez del protocolo:

• Escala de interrogantes. Contabiliza el número de ítems dejados sin contestar o


marcados como verdaderos y falsos.
• Escala L de sinceridad. Evalúa el fingimiento defensivo, es decir, el grado en que el
sujeto contesta tal como él piensa que lo haría una persona que posee una
personalidad perfecta o con un ajuste ideal.
• Escala F de incoherencia. Estima el grado en que las respuestas son desviadas o
aleatorias, debido a que el sujeto simula sus respuestas, no lee bien los ítems o exagera
sus síntomas.

77
• Escala K de defensa o corrección. Se trata de la escala más compleja, ya que evalúa
aspectos que los sujetos normalmente niegan o son incapaces de identificar. Trata de
identificar tendencias de respuesta sutiles, a las que recurre el sujeto con la finalidad
de ocultar sus dudas e inseguridades, su ineficacia personal y su falta de control
emocional, dentro de una actitud defensiva y de evitación.

Inicialmente se construyó la escala de Hipocondría, posteriormente se realizaron


estudios de validación en muestras de pacientes neuróticos de las escalas de Histeria,
Psicastenia y Depresión. Utilizando pacientes con trastornos psicóticos se desarrollaron las
escalas de Paranoia, Esquizofrenia e Hipomanía. Finalmente se añadieron las escalas de
Desviación Psicopática y Masculinidad-Feminidad, completando con ellas las escalas clínicas.

A la hora de interpretar las puntuaciones obtenidas por los sujetos en la misma, se


debe tener en cuenta que se utilizan puntuaciones T normales, con media igual a 50 y
desviación típica 10. A un nivel de confianza del 95%, bajo la asunción de igualdad de
varianzas, dos puntuaciones que difieren en dos desviaciones típicas (en este caso, en 20
puntos), son estadísticamente significativas. Las puntuaciones T lineales se interpretan
teniendo en cuenta cinco grupos de puntuaciones: las que son inferiores a 40, las
comprendidas entre 41 y 55, las incluidas entre 56 y 65, entre 66 y 75, y las superiores a 75.
Conforme la puntuación del sujeto es mayor, las descripciones que acompañan a cada grupo
de puntuaciones, hablan de una persona con unos rasgos de personalidad cada vez más
patológicos. Cuando la puntuación T es superior a 70, entonces es considerada clínicamente
significativa.

Por ejemplo, una persona que en la escala de Hipocondría obtiene una puntuación
inferior a 40, será descrita como optimista, enérgica, capaz y eficiente. Sin embargo, en el
otro polo, una persona con una puntuación superior a 75 será descrita como una persona
esquizoide que tiene delirios bizarros y que puede llegar a quedar inmovilizada por sus
síntomas y quejas.

El MMPI presenta tres modalidades de aplicación:

• Individual. Para aquellos casos en los que el sujeto presenta un nivel de deterioro
considerable.
• Colectiva. Las tarjetas que se utilizan en la modalidad anterior son sustituidas por un
cuadernillo, el cual permite su aplicación individual y colectiva.

78
• Reducida. Se incluye sólo la parte inicial de la prueba.

La fiabilidad del MMPI viene abalada por diferentes estudios, realizados en distintos
países, en los que se habla de valores de consistencia interna comprendidos entre 0,70 y 0,85
y valores de estabilidad comprendidos entre 0,65 y 0,90. Su validez ha sido también estudiada
desde diferentes perspectivas (constructo, convergente y predictiva), aunque sin prestar
atención a los resultados que se han venido publicando acerca de su estructura factorial.
Estos últimos estudios muestran que los ítems tienden a correlacionar de forma alta con
ítems que pertenecen a otras escalas, lo cual habla muy mal acerca de su validez. Los análisis
de contenido realizados, muestran que las categorías psiquiátricas utilizadas carecen de
significado científico.

A principios de los ‘80 se creó el MMPI-2, con la finalidad de solventar algunos


problemas que hacían necesario realizar una nueva tipificación:

• El MMPI es aplicado en nuevos ámbitos, en los que los ítems referidos a cuestiones
de ajuste sexual, funciones corporales y religiosidad, son considerados demasiado
intrusivos.
• Desde que se publicó han tenido lugar cambios culturales que hacen que algunas
expresiones utilizadas en los ítems adopten un cariz sexista, anticuado o utilicen
ejemplos que hacen referencia a temáticas que desconocen las generaciones actuales.
• Se ha ido observando que las personas responden a los ítems de forma diferente a
como lo hacían los sujetos pertenecientes a otras generaciones.
• Hubo problemas a la hora de realizar la baremación inicial de la prueba, en su
validación y en el diseño del muestreo, en el cual no se contemplaban determinados
grupos étnicos o marcos culturales.

Se procedió a detectar aquellos ítems que presentaban problemas de fiabilidad o que


incluían expresiones inadecuadas, y se sustituyeron por otros que abordaban nuevas
temáticas y áreas de interés, referidas al cumplimiento de tratamientos, la sensibilidad al
cambio, los problemas de relación o la actitud hacia el trabajo.

La adaptación española, realizada por Ávila-Espada y Jiménez-Gómez (1999), sólo


es aplicable a adultos, con un nivel de lectura equivalente a 2º de ESO, de forma individual
o en grupo. La versión para adolescentes está en preparación, por lo que se recomienda
utilizar el original en estos casos.
79
En el MMPI-2 se incluyen 28 escalas: 3 de validez (L, F y K), 10 básicas o clínicas
(las cuales se pueden consultar en la Tabla 1) y 15 de contenido. Las respuestas del sujeto a
los ítems de estas escalas, son corregidas utilizando las tablas de conversión de las
puntuaciones directas a puntuaciones típicas T.

Con las puntuaciones T se puede construir el perfil del sujeto, una vez que se haya
ponderado estas puntuaciones por las fracciones de la escala K, las cuales reflejan el
porcentaje de la puntuación T de la escala K que debe ser sumada a la puntuación T de la
escala indicada. Ordenando las puntuaciones T corregidas del sujeto en las escalas clínicas e
identificándolas por sus códigos numéricos (los cuales se incluyen en la Tabla 1), se pueden
codificar dichos perfiles, de modo que sean más fácilmente interpretables.

El resultado final es una escala que resulta más fácil de interpretar y que ya no
presenta la problemática de la Inter-correlación entre ítems procedentes de escalas diferentes.
Los niveles de fiabilidad y validez son parecidos a los de su predecesora, aunque todavía son
escasos los datos que se tienen acerca del MMPI-2 y la mayor parte de los estudios han sido
realizados empleando población normal. La adaptación a muestra española fue realizada por
Ávila-Espada y Jiménez-Gómez (1999), pero sólo es aplicable a adultos, estando en
preparación la versión para adolescentes.

Tabla 1: Las escalas básicas del MMPI-2

La triada neurótica
1 Hs: Hipocondría (32 ítems). Identifica la preocupación excesiva por la salud, las
quejas frecuentes por problemas somáticos con o sin pequeñas bases orgánicas. Las
puntuaciones T superiores a 80 indican problemas somáticos graves, ilusiones esquizoides,
corporales o somáticas, que llegan a inmovilizar al sujeto. Las inferiores a 40, en cambio,
indican ausencia de preocupaciones somáticas y describen a la persona como optimista,
enérgica y efectiva.
2 D: Depresión (57 ítems). Los ítems reflejan sentimientos de desánimo, pesimismo
y desesperación, así como características de personalidad vinculadas a la responsabilidad,
a la rigidez y el autocastigo. Las puntuaciones T superiores a 70 se interpretan como
presencia de depresión severa, abatimiento, preocupación por la muerte, culpabilización y
reserva. Las puntuaciones T inferiores a 40 describen al sujeto como alegre, seguro,
extravertido y sin desordenes emocionales.

80
3 Hy: Histeria de conversión (60 ítems). Los ítems reflejan quejas físicas específicas, una
actitud de negación de los problemas de la vida propia y la ausencia de ansiedad social. Las
puntuaciones T superiores a 70 se interpretan con características de personalidad como
elevada sugestionabilidad, ansiedad o episodios de pánico. Cuando la puntuación T es
inferior a 40, se puede considerar que la persona es reservada, convencional, conformista,
socialmente aislada, crítica y de mente cerrada.

Tabla 1: Las escalas básicas del MMPI-2 (continuación)

Pd: Desviación Psicopática (50 ítems). Los ítems contienen expresiones que hacen
referencia a si la persona ha tenido problemas con la ley y evalúan su percepción de las
normas sociales y morales. El sujeto con una puntuación T superior a 75 se considera
como antisocial, inestable, irresponsable, egocéntrico y agresivo. Cuando la puntuación es
inferior a 40, es considerado convencial, sincero, autocrítico y moralista y excesivamente
cumplidor.
5 Mf: Masculinidad/Feminidad (55 ítems). Los ítems fueron redactados teniendo en
cuenta las manifestaciones de pacientes que acudían a consulta porque se sentían
amenazados por sus sentimientos homosexuales y que padecían dudas dolorosas acerca de
su rol de género. La interpretación de esta escala depende del sexo del respondiente, ya
que los baremos van en direcciones opuestas. Las puntuaciones T más altas se interpretan
como que la persona considera sus problemas sexuales graves, que presenta problemas de
identidad sexual y sin intereses por el sexo opuesto. Si la persona es un varón se describirá
como sensible y empática, si es una mujer, como competitiva y segura de sí misma.

La tétrada psicótica:
6 Pa: Paranoia (40 ítems). Los ítems reflejan una marcada sensibilidad interpersonal,
en la que se tiende a malinterpretar las intenciones de los otros. Cuando las puntuaciones
T son superiores a 70, las hipótesis interpretativas hablan de predisposición paranoide,
excesiva sensibilidad, suspicacia, resentimiento y reserva.
7 Pt: Psicastenia (48 ítems). Los ítems fueron redactados basándose en pacientes que
mostraban preocupaciones obsesivas, rituales, miedos exagerados o lo que se entiende

81
actualmente como trastorno obsesivo-compulsivo. Las puntuaciones T superiores
(mayores que 75) incluyen las hipótesis siguientes: miedo, ansiedad y tensión extremas,
falta de concentración, rumiaciones, fobias supersticiosas o sentimientos de culpa, entre
otras. Las más bajas (inferiores a 40), describen a la persona como segura de sí misma,
competente y con prestigio.
8 Sc: Esquizofrenia (78 ítems). Los ítems cubren un amplio rango de pensamientos
extraños, experiencias inusuales y características propias de los pacientes esquizofrénicos.
Detecta la presencia de ideas y comportamientos extraños, alucinaciones y la ausencia de
sentido de realidad.
9 Ma: Hipomanía (46 ítems). Los ítems pueden ser agrupados en los componentes
de amoralidad, aceleración psicomotriz, auto-envenenamiento e imperturbabilidad.

0 Si: Introversión Social (70 ítems). Las personas que puntúan más alto en esta escala son
frías, retraídas, inseguras, indecisas, rumiadoras y evitan el contacto social.

California Psychological Inventory (CPI)

Se trata de una prueba que ha sido desarrollada sin hacer referencia a un marco
teórico concreto, sino que parte de la visión pragmática de Gough en torno a lo que
denominó conceptos populares, los cuales pueden encontrarse en múltiples culturas y hacen
referencia a la dominancia, la tolerancia o el autocontrol.

Está compuesta por 480 ítems que se distribuyen en torno a 18 escalas, de las cuales
tres son de validación y están tomadas del MMPI, que a su vez se agrupan en cuatro
categorías:

1. Ascendencia y asertividad.
2. Socialización, madurez y responsabilidad.
3. Rendimiento y eficiencia intelectual.
4. Interés y motivación.

Se puede aplicar a sujetos con edades comprendidas entre 12 y 70 años, siempre y


cuando tengan un nivel de lectura equivalente al de un niño de 9 a 10 años, que este
escolarizado. Las puntuaciones son transformadas utilizando un baremo en el que se utiliza
una puntuación media igual a 50 y una desviación típica igual a 10, la cual se puede interpretar

82
como patológica cuando se encuentre dos desviaciones típicas por encima de la media, o lo
que es lo mismo, cuando la puntuación sea superior a 70.

A pesar de que los estudios que han informado acerca de su fiabilidad y validez hablan
de que se trata de una prueba adecuada, también se ha criticado el hecho de que no posea
ninguna estructura factorial y el que no siempre sea posible interpretar los múltiples códigos
que se utilizan en la misma.

B. Criterios factoriales

Dentro de esta sección se incluyen diferentes autores como Cattell y Eysenck, que
mediante el uso de técnicas de análisis factorial, pretenden medir los rasgos del sujeto,
entendiendo por tales un conjunto integrado de conductas estables. Los principales
detractores de la teoría de los rasgos, consideran que no se ha podido ofrecer evidencia de
que la conducta se despliegue de forma consistente a lo largo de los diferentes seres humanos.

Cuestionario de los 16 factores de personalidad (16PF) de Cattell

Cattell, en su propuesta teórica y evaluativa, se propone analizar la estructura de la


personalidad de las personas no clínicas, valiéndose para ello de la técnica de análisis factorial,
la cual considera como un desarrollo matemático bello pero complejo, que permite
desarrollar teorías acerca de la personalidad.

El concepto de rasgo, es utilizado por Cattell como un recurso explicativo que


permite conceptualizar teóricamente los patrones de covariación que tienen lugar en la
conducta humana. Al igual que en el MMPI, no interesa tanto las respuestas directas de los
sujetos, sino que el centro de interés se sitúa en otras entidades, en este caso los rasgos, como
constructos latentes o que se infieren a partir de lo que es directamente observable.

Como fuentes básicas de información en sus estudios se valió de los datos L, Q y T,


procedentes de diferentes tipos de pruebas:

• Datos L. Hacen referencia a la vida del sujeto y contienen una valoración directa de
la misma, realizada por el psicólogo. Permite analizar una gran variedad de conductas.
• Datos Q. Se obtienen mediante el uso de los cuestionarios, en los que el propio
sujeto, mediante un acto de introspección informa sobre su personalidad y
temperamento.

83
• Datos T. Vinculados a pruebas en las que se reproducen determinadas situaciones
con la intención de evaluar conductas que el sujeto no sabe que van a ser tenidas en
cuenta y que permiten conocer cuáles son sus motivaciones.

A partir de los datos L Cattell redacto las preguntas contenidas en el 16PF, a partir
del cual pudo obtener datos Q que al ser analizados revelaron una estructura compuesta por
16 factores, de los cuales 12 tenían un contenido que era congruente con las conclusiones
obtenidas a partir de los datos L. Estos 16 factores se pueden consultar en la Tabla 2.

La prueba está compuesta por 187 ítems, que recogen afirmaciones que hacen
referencia al comportamiento del sujeto en determinadas situaciones. El formato de
respuesta está compuesto de tres alternativas, que expresan un grado de acuerdo total, parcial
o nulo hacia el contenido de la frase que contiene el ítem. En otras ocasiones, las alternativas
contienen diferentes acciones o reacciones vinculadas a dicha situación.

84
Tabla 2: Los 16 factores incluidos en el 16PF

A-. Sizotimia. Dura, fría, escéptica, A+. Afectimia. Afable, expresiva,


alejada, materialista, solitaria. cooperativa, amable, adaptable.

B-. Inteligencia baja. Lenta para aprender B+. Inteligencia alta. Rapidez en
y captar las cosas, de interpretaciones literales. comprensión y aprendizaje de ideas.

C-. Afectada por los sentimientos. Poca C+. Emocionalmente estable. Madura,
estabilidad emocional, evade la responsabilidad, estable, con firmeza interior, tranquila,
fácilmente turbable. realista,.

E-. Sumisa. Conformista, acomodaticia,


tiende a ceder ante los demás, dependiente, E+. Dominante. Independiete,
ansiosa por la exactitud competitiva, dog-mática, segura de sí misma,
autoritaria, autorreguladora.
F-. Sobria. Seria, reprimida,
introspectiva, prudente, correcta, presumida, de F+. Descuidada. Jovial, franca,
confianza. acalorada, im-pulsiva, entusiasta, de actividad
cambiante e imprevisible.

G-. Despreocupada. Acepta pocas G+. Escrupulosa. Sensata, exigente,


obligaciones, inestable en sus propósitos, falta de dominante, responsable, sujeta a normas,
atención a compromisos. organizada.

H-. Cohibida. Tímida, alejada, retraída,


lenta y torpe al hablar, de círculos sociales muy H+. Emprendedora. Espontánea,
cerrados. sociable, atrevida, emotiva, activa-ente
interesada por el sexo opuesto.
I-. Sensibilidad dura. Realista,
independiente, confiada en sí misma, I+. Sensibilidad blanda. Sobreprotegida,
responsable, cínica, inamovible, manipulador. impre-sionable, idealista, soñadora,
dependiente, demandante.
L-. Confiable. No afectada por la envidia,
adaptable, animosa, interesada por los demás, L+. Suspicaz. Difícil de engañar,
colaboradora. engreída, des-confiada, preocupada por su vida
interior, despegada.
M-. Práctica. Regulada por realidades
externas, correcta, formal, cuidadosa, detallista, M+. Imaginativa. Despreocupada por
serena. los asuntos prácticos, abstraída, bohemia,
creadora, despreocupada.

N-. Franca. Sentimental, llana, poco N+. Astuta. Mundana, perspicaz,


sofisticada, sencilla, natural. astuta, experi-mentada, calculadora.

O-. Apacible. Serena, flexible, plácida, de O+. Aprensiva. Turbable, preocupada,


ánimo invariable, segura. depres-iva, ansiosa, obsesiva.

85
Tabla 2: Los 16 factores incluidos en el 16PF (continuación)

Q1-. Conservadora. Respetuosa con las Q1+. Analítico-crítica. Experimental,


ideas esta-blecidas, confiada en lo que le han abierta, de ideas libres, intelectual, escéptica,
enseñado. inquisitiva.

Q2-. Dependiente. Lenta para aprender y Q2+. Autosuficiente. Llena de recursos,


captar las cosas, de interpretaciones literales. indepen-dencia emocional, no necesidad de
apoyo.
Q3-. Autoconflictiva. Orientada por sus
propias necesidades sin atender a protocolos. Q3+. Controlada. Llevada por su propia
imagen, alto control emocional, cuidadosa en
Q4-. Relajada. No frustrada, aletargada, lo social.
so-segada, satisfecha, en ocasiones perezosa.
Q4+. Tensa. Pretensiosa, tensa,
intranquila, irri-table, impaciente, frustrada.

Además de los 16 factores incluidos en la Tabla 2, el 16PF contempla cuatro factores


denominados de segundo orden, que se obtienen realizando determinadas operaciones sobre
las puntuaciones que obtienen los sujetos en los factores de primer orden. Los factores de
segundo orden son los siguientes: Ansiedad baja-alta (QI), Introversión-Extraversión (QII),
Poca-Mucha socialización controlada (QIII) y Pasividad-Independencia (QIV).

La versión española, adaptada por TEA (Cattell, 1975) puede ser administrada a
sujetos con nivel lector mínimo de BUP, existiendo baremos tanto para adultos como para
adolescentes. Los estudios realizados por Seisdedos ofrecen valores de fiabilidad para los
diferentes factores, comprendidos entre 0,60 y 0,80, los cuales se pueden considerar más bien
modestos, sobre todo teniendo en cuenta que otros estudios muestran que la estructura
factorial del 16PF no se mantiene.

Inventario de Personalidad de Eysenck

La teoría de Eysenck, muy cercana a la teoría de las constituciones y temperamentos,


pretende llevar a cabo una clasificación de los tipos de personalidad, recurriendo a diferentes
áreas relacionadas con la inteligencia, el carácter, el temperamento y la constitución del sujeto,
que permiten explicar los patrones de conducta actuales y potenciales que desarrolla en el
medio.

Considera que las conductas del sujeto se organizan jerárquicamente a partir de los
rasgos, los cuales se asocian para formar tipos, dentro del nivel más alto de generalización.

86
Los tipos distinguidos por Eysenck (Extroversión-Introversión, Neuroticismo-Control,
Psicoticismo-Normalidad), se comportan como continuos bipolares, a lo largo de los cuales
se puede situar la posición que ocupa el sujeto, de modo que quede de esta forma
representada su personalidad.

El EPI permite medir los continuos bipolares de Extroversión-Introversión y


Neuroticismo-Control. Está formado por 57 ítems con formato interrogativo que se
contestan con una afirmación o una negación (por ejemplo, ¿sufre usted de los nervios?
Si/No). Se incluye de forma adicional una escala de sinceridad.

Existen versiones tanto para jóvenes (el EPI-J; para sujetos entre 8 y 15 años) como
para adultos (el EPI-A; para sujetos con más de 15 años) y también ha sido adaptada a la
población española en una versión más que contiene un mayor número de ítems (81), al
incluir el factor P (referido al tipo de Psicoticismo-Normalidad), pero pierde los valores tan
altos de fiabilidad obtenidos en la versión original. Su estructura factorial parece mostrarse
sólida, según muestran las revisiones realizadas y su validez viene atestiguada por diferentes
estudios realizados en los que se trata de establecer diferentes correspondencias entre
variables fisiológicas (como el nivel de activación) y los tipos.

El paradigma de los cinco grandes

Ante la proliferación de pruebas de personalidad, de contenido diverso, se hacía


necesario introducir cierto orden, que permitiera orientar al psicólogo aplicado a la hora de
seleccionar aquel que era más adecuado de acuerdo con sus propósitos. También resultaba
inaceptable la idea de que la personalidad se pudiera manifestar de una forma tan heterogénea
y desestructurada.

Como se ha comentado en apartados anteriores, las técnicas de análisis factorial


permiten llevar a cabo una reducción del número de variables que explican las respuestas
dadas por los sujetos a las pruebas. En los años 30, estas técnicas estaban comenzando a ser
utilizada y se consideró la más adecuada para introducir orden entre tanta diversidad. En
estos trabajos, se utilizaban un gran número de pruebas y se trataba de encontrar aquellos
factores en torno a los cuales se agrupaban las mismas. En diferentes estudios, siempre se
obtenía una estructura compuesta por cinco factores, a los que se hacía referencia utilizando
diferentes etiquetas, expresando con ello la orientación del autor. Esta constante encontrada
por diversos autores, entre los que destacan McDougall y Thurstone, hizo pensar que la

87
personalidad se podía describir de forma científica, recurriendo a lo que Norman denominó
los Cinco-Grandes. Sin embargo, no han faltado las críticas, las cuales se han centrado en
considerar que los factores expresan tendencias de respuestas de los respondientes, que están
siempre presentes en las pruebas analizadas. Otros autores, como Eysenck, consideran que
no todos los factores están situados al mismo nivel de generalidad y que en último término
se podrían reducir a tres. En la dirección opuesta, algunos estudios muestran la existencia de
un mayor número de factores. Sin embargo, parece ser que cuando se dan las circunstancias
en las que se utilizan datos procedentes de diferentes instrumentos y fuentes, se obtiene una
estructura factorial compuesta por cinco factores, como un resultado empírico, pero de
significado teórico controvertido.

Entre los cuestionarios disponibles para la evaluación de los cinco grandes se


encuentra el Inventario NEO (NEO-I) y el Inventario de Personalidad NEO (NEO-PI).
Este último está compuesto por 181 ítems que miden Neuroticismo, Extraversión,
Conformidad, Consciencia y Apertura a la Experiencia. Las sólidas propiedades
psicométricas que presenta este instrumento, han revitalizado este paradigma.

2. EVALUACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

El enfoque de los cinco factores también ha sido utilizado con la finalidad de revelar
la estructura intrínseca de los trastornos de personalidad, pero la invarianza encontrada no
puede ser integrada dentro de un sistema conceptual único y el enfoque se reduce a una teoría
sobre la metodología.
Para Millon y Davis (1998) para constituir la psicología clínica como una ciencia es
necesario que existan una serie de ámbitos:

• Las teorías. Deben ser esquemas conceptuales explicativos a partir de los cuales se
puedan deducir afirmaciones acerca de los trastornos.
• Las nosologías. Como derivación lógica de la teoría se debe disponer de una
clasificación de los trastornos de personalidad, que permita una organización
coherentemente.
• Los instrumentos. Herramientas que deben permitir evaluar las hipótesis teóricas
adecuadas y los constructos que se incluyen en la nosología.
• La intervención. Debe proporcionar estrategia y técnicas congruentes con la teoría
que permiten modificar los problemas identificados con los instrumentos de

88
medición.

Sin embargo, estos ámbitos se encuentran actualmente desarticulados y a lo único


que se puede llegar actualmente es a una descripción más o menos profunda de los trastornos.
Dentro de este panorama desolador, Millon presenta una teoría que se ha venido
consolidando a lo largo de los años, en la que se ofrece una reformulación de los patrones
de personalidad, estableciendo asociaciones entre el concepto de estadio evolutivo y la idea
de continuo personológico normal-anormal. Esta teoría se puede caracterizar por los
siguientes aspectos:

• Propone una aproximación funcional-interpersonal, que permite dar cuenta de los


nexos conceptuales entre las características clínicas observadas en los clientes, los
factores etiológicos (de tipo biológico y psicológico) y las etapas evolutivas que
pueden hipotetizarse para cada uno de los prototipos de personalidad.
• Acentúa la importancia de las estrategias de afrontamiento (que se traducen en estilos
de comportamiento interpersonal) y de las dinámicas intrapsíquicas (hablándose de
mecanismos de defensa y procesos inconscientes).
• Considera que es posible observar y modelizar las estrategias intra e interpersonales
que tienden a consolidar un determinado tipo de patrón de personalidad.

A la hora de utilizar esta teoría en la evaluación de los trastornos de personalidad, se


adopta una perspectiva integradora en la que se hacen referencia a elementos de tipo
biológico y psicodinámico, considerando la personalidad un constructo multideterminado y
multirreferencial, que debe ser evaluado desde múltiples áreas de contenido y esferas
personológicas, los cuales deben quedar contemplados en los instrumentos de evaluación.

Si nos centramos en los ámbitos clínicos, estos según Millon se pueden organizar en
atributos estructurales (como sustrato del estado de ánimo) y funcionales (como reguladores
de las dinámicas internas y las transacciones externas).

Los atributos estructurales y funcionales son integradores ya que incluyen los


principales ámbitos de la personalidad y son comparables puesto que se sitúan en un mismo
nivel de generalidad. Además, permiten incorporar los trastornos de personalidad a los que
se hace referencia en el DSM-III, DSM-IV y DSM-V haciendo posible que estos puedan ser
definidos de forma operacional mediante el uso de los atributos estructurales y funcionales,
que como se ha comentado son integradores y comparables.

89
Los ámbitos funcionales representan procesos dinámicos referidos al mundo
intrapsíquico y la relación que mantiene el Sí individual y el entorno psicosocial. Para describir
los trastornos de personalidad, se recurre a los cuatro ámbitos siguientes:

1. Comportamiento observable (o presentación conductual) Hacen referencia al nivel


comportamental y suelen registrarse por medio de la observación de la conducta del
paciente.
2. Comportamiento interpersonal Referido a la forma de relacionarse que tiene el
cliente. También se manifiesta a nivel comportamental y que se registra también por
medio de la observación.
3. Estilo cognitivo. El modo en que el paciente atiende, codifica y procesa la
información, organiza sus pensamientos, realiza atribuciones y comunica sus
reacciones, constituyen los indicadores más útiles para conocer el funcionamiento
del sujeto.
4. Mecanismos de defensa (o inconscientes). Son mecanismos de autoprotección,
gratificación y resolución de conflictos que son evaluados a partir de la expresión
verbal, aunque presentan problemas a la hora de ser identificados de forma directa.

Los ámbitos estructurales. Representan un entramado profundo y relativamente


estable de recuerdos, necesidades, actitudes, conflictos y temores, que influyen en cómo se
experimenta y transforman los acontecimientos que tiene lugar en la vida. Se puede hablar
de cuatro ámbitos estructurales:

1. Autoimagen (o autopercepción). Se forma a partir de un intento de dar orden y


continuidad a los acontecimientos de la vida, que son percibidos por el sujeto cuando
se concibe como objeto.
2. Representaciones objetales (o configuración internalizada) Vinculadas a las
experiencias significativas que adoptan una estructura compuesta por recuerdos,
actitudes y afectos que predisponen al sujeto a percibir y reaccionar de determinada
manera ante los acontecimientos de la vida.
3. Organización morfológica (o intrapsíquica). Referida al grado de cohesión y
coordinación que existe entre los componentes y mecanismos que mantienen la
armonía y el equilibrio en su interior psíquico, permitiéndole regular los conflictos
internos y manejar las presiones externas.
4. Estado de ánimo o temperamento (o expresión afectiva). Vinculado a las

90
características expresivas del estado de ánimo, de los impulsos y del afecto.

A partir de estos 8 ámbitos, atributos clínicos o aspectos distintivos, se pueden


describir los 13 trastornos de personalidad (Millon, 1998, pág. 27-39). Por ejemplo, la
personalidad antisocial quedaría caracterizado por un comportamiento observable impulsivo,
un comportamiento interpersonal irresponsable, un estilo cognitivo desviado, una
autoimagen autónoma, unas representaciones objetables degradadas, unos mecanismos de
defensa impulsivos, una organización morfológica desordenada y un temperamento
insensible. Algunos de los trastornos se pueden encontrar descritos en Millon y Davis (1998,
pág. 148) y de forma más amplia en el manual del MCMI-III.

A partir de este marco teórico se desarrolló el Inventario Clínico Multiaxial de Millón,


el cual presenta las siguientes características relevantes:

• Es un inventario que posee un número manejable de ítems que permite su uso en


contextos diagnósticos y de tratamiento de una amplia gama de comportamientos
clínicamente relevantes. Consta de 175 ítems con formato de respuesta de verdadero
o falso, que exigen un nivel de lectura propio de una persona de 13-14 años y que
puede ser contestado en un tiempo de 20 a 30 minutos.
• Está coordinado y utiliza la misma terminología que el sistema diagnóstico oficial
DSM.
• Permite realizar una distinción entre las categorías diagnósticas incluidas en los Eje I
y II del DSM-IV TR, es decir, realiza un tratamiento acertado a la hora de diferenciar
e interrelacionar los trastornos de personalidad y los síndromes clínicos.
• Las escalas que se incluyen permiten distinguir los síndromes teniendo en cuenta su
gravedad psicopatológica. Este aspecto se puede consultar en la Tabla 3.
• Fue construido teniendo en cuenta un modelo con una estructura politética, en la
que a diferencia del enfoque factorial, en el que se destaca la importancia de las
escalas, en este caso se refuerza su consistencia interna y se permite que existan
escalas que correlacionan altamente entre sí, por ejemplo, para reflejar que la escala
que evalúa un síndrome (Escala 2 Fóbica) es precursora de un trastorno de
personalidad patológico (Escala S. Esquizotípica).
• Según la teoría del MCMI, ningún tipo de personalidad o estado psicopatológico se
puede describir a partir de propiedades psicológicas enteramente homogéneas y
discretas, sino que resulta más adecuado hablar de prototipos como características

91
difusas y complejas que comparten muchos rasgas pero que también tienen otros
distintivos.

Estos prototipos se definen como núcleos de factores que permiten captar las
características más pertinentes y esenciales del paciente, que hacen referencia a un síndrome
o un trastorno concretos.

La utilización de prototipos permite diagnosticar las diferentes categorías clínicas


incluidas en los ejes I y II del DSM-IV TR, al mismo tiempo de ofrecer las siguientes ventajas
al clínico:

1. Orientar su atención hacia aspectos conductuales e históricos del paciente, que no


habían sido identificados previamente.
2. Permitirle aplicar el conocimiento adquirido de la experiencia con pacientes con el
mismo trastorno.
3. Simplificar sus tareas clínicas y orientarle acerca de las metas terapéuticas más
beneficiosas.

Tabla 3: Escalas incluidas en el MCMI-III

Estructura básica de personalidad Síndromes moderamente graves


1. Esquizoide. (neuróticos)
2. Fóbica (Evitativa). A. Ansiedad.
3. Dependiente (Sumisa). H. Histeriforme (tipo
4. Histriónica. somatoforme)
5. Narcisista. N. Hipomanía.
6A. Antisocial. D. Neurosis depresiva
6B. Agresivo-sádica. (Distimia).
7. Compulsiva. B. Abuso de alcohol.
8A. Pasivo-agresiva. T. Abuso de las drogas.
8B. Autodestructiva.
Síndromes Psicopatológicos
Estructura patológica de la personalidad SS. Pensamiento psicótico.
S. Esquizotípica. CC. Depresión mayor.
C. Límite (Bordeline). PP. Trastorno delirante.
P. Paranoide.

92
• A diferencia del MMPI, el cual es más adecuado para evaluar los síndromes incluidos
en el Eje I, haciendo referencia a estados clínicos, el MCMI-III es más adecuado para
evaluar los trastornos del Eje II, centrándose en las dimensiones de afrontamiento y
en el comportamiento interpersonal (Millon, 1998, pág. 50).
• Otra característica distintiva del MCMI-III hace referencia a la sustitución en los
baremos de las puntuaciones típicas, por las tasas de base. Este cambio se realiza
debido a que las puntuaciones T presentan las siguientes limitaciones:
1. Su utilización implica realizar la asunción de que la frecuencia con que se dan en la
población una desviación de una puntuación respecto a la puntuación media es una
distribución normal en la que todas las frecuencias son comparables entre sí.
2. No resulta adecuado para representar tipo de personalidad o síndromes clínicos ya que
sus distribuciones no son equivalentes y sus tasas de prevalencia son dispares.

Por estar razones se consideró que en vez de localizar al paciente en la distribución,


resultaba más adecuado calcular la probabilidad de que este forme parte de una entidad
diagnóstica particular, utilizando para ello los datos de prevalencia de la misma.

El MCMI-III reúne los últimos avances teóricos, empíricos y profesionales para


conformar un instrumento muy útil en la toma de decisiones con los trastornos
comportamentales o síndromes clínicos. El inventario se apoya en un nuevo marco teórico:
la Teoría Evolutiva. Con la finalidad de optimizar la correspondencia con el DSM-IV-TR se
han sustituído 95 elementos y se han añadido 2 nuevas escalas: Un patrón de personalidad
clínico (depresivo) y un nuevo sindrome (Estrés postraumático)

3. EVALUACIÓN DE OTRAS VARIABLES CLÍNICAS

En esta sección se presentan las claves de corrección de los cuestionarios que se


utilizan en la evaluación de determinadas variables que son de relevancia en la clínica. En
concreto, se mencionan los siguientes cuestionarios, inventarios y escalas:

Inventario de Depresión de Beck (BDI; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Consta
de 21 ítems que poseen cuatro alternativas cada uno, que se puntúan de forma progresiva de
0 a 3, dando un rango de puntuaciones totales comprendido entre 0 y 63 (21*3).

Los puntos de corte para estas puntuaciones totales obtenidas sumando las asignadas
a cada ítem son las siguientes: 0-9 (no depresión), 10-19 (depresión leve), 20-29 (depresión

93
moderada) y 30 o más (depresión grave).

Se trata de un instrumento muy sensible al cambio terapéutico, es decir, refleja


adecuadamente como mejora el paciente a lo largo de la aplicación del tratamiento, por lo
que se suele administrar cada semana para evaluar este cambio.

Inventario de la Triada Cognitiva (CTI; Beckham, Leber, Watkins, Boyer y Cook,


1986; adaptación a muestra española de Bas y Andrés, 1988). Para cada ítem las puntuaciones
se valoran de 7 a 1, en el sentido de izquierda a derecha. Se incluyen tres escalas, las cuales
están compuestas por ítems que pueden estar redactados de forma positiva o negativa:

• Escala S. Visión de sí mismo. Ítems en positivo: 17, 25, 31 y 33. Ítems en negativo:
5, 10, 13, 21, 29 y 35.
• Escala M. Visión del mundo. Ítems en positivo: 3, 8, 12, 20 y 24. Ítems en negativo:
18, 23, 27, 30 y 34.
• Escala F. Visión del futuro. Ítems en positivo: 6, 9, 11, 28 y 36. Ítems en negativo:
15, 16, 19, 26 y 32.

Cuanto más bajo es el índice algebraico obtenido, mayor es la visión negativa de la


dimensión; cuanto más alto, visión más positiva. No se dispone de baremos y puede servir
de orientación los valores descriptivos de una población de depresivos ambulatorios
norteamericanos. En esta población la media de la Escala S es -11,04 (Desv. Típ. = 14,86),
de la Escala M es -4,89 (Desv. Típ = 11,21), de la Escala F es -8,07 (Desv. Típ. = 13,56) y la
media de los totales es -24,00 (Desv. Tip. = 30,96).

Escala de Desesperanza (HS) (Beck y cols., 1974). Predice mejor el riesgo de suicidio
que las escalas que lo evalúan directamente. La desesperanza es el mejor predictor de la
conducta suicida. Una puntuación alta indica alta intencionalidad suicida. Es muy fácil y corta
de pasar (unos minutos). El inconveniente es que presenta muchos falsos positivos. Esta
escala presenta múltiples ítems que pueden servir como punto de partida para abordar la
visión negativa del futuro por parte del paciente. Es importante un análisis de los ítems del
cuestionario 20 ítems de V/F; rango de 0 a 20. Una puntuación de 9 o más predice un 90%
de los suicidios reales. En clínica tomaremos como indicativo de riesgo de suicidio una
puntuación mayor o igual a 11. Esta puntuación se obtiene dando un punto cuando coincidan
con las claves de corrección (ver tabla 4) y sumándolo al final.

94
Tabla 4: Claves de corrección de la Escala de
Desesperanza

1–F 6–F 11 – V 16 – V
2–V 7–V 12 – V 17 – V
3–F 8–F 13 – F 18 – V
4–V 9–V 14 – V 19 – F
5–F 10 – F 15 – F 20 – V

Cuestionario de Pensamientos Automáticos (ATQ; Hollín y Kendall, 1980;


adaptación española de Bas y Adrés, 1984). En la adaptación española se aplicó, a los ítems
que componen el cuestionario, un análisis factorial exploratorio, el cual ofrecía una
agrupación de ítems en torno a cuatro factores que fueron etiquetados como sigue:

• Mal ajuste personal y deseos de cambio. Ítems 7, 10, 14, 20 y 26.


• Autoconcepto negativo y expectativas negativas. Ítems 2, 3, 9, 21, 23, 24 y 28.
• Baja autoestima. Ítems 17 y 18.
• Abandono – Desesperanza. Ítems 29 y 30.

Listado de Creencias Comunes (LCC). Los ítems incluidos en este instrumento se


analizan cualitativamente como indicadores de creencias y actitudes disfuncionales. En este
análisis cualitativo puede orientar los resultados obtenidos en algunos estudios, en los que
tras aplicar el análisis factorial, se obtiene la agrupación en torno a 10 factores de los ítems,
que se puede observar en la Tabla 5.

95
Tabla 5: Agrupación de ítems en torno a 10 factores en el LCC

1. Perfeccionismo. 7, 41, 56 y 83.


2. Visión realista. 11, 15, 35 y 47.
3. Auto-frustración. 13, 14, 30 y 84.
4. Importancia de la aprobación. 6, 52, 62 y 72.
5. Control emocional interno. 33, 66, 76 y 77.
6. La felicidad a través de la pasividad. 37, 38, 74 y 82.
7. Tendencia a sentirse culpables. 3, 29, 73 y 78.
8. Importancia del pasado. 17, 36, 54 y 75.
9. Confianza en poderes externos o sobrenaturales. 20, 34, 85 y 86.
10. Evitación de problemas. 4, 79, 80 y 81.

Escala de Actitudes Disfuncionales (DAS; Weissman y Beck, 1978; Adaptación al


castellano de Andrés, Bas y Gil, 1984). Cada respuesta se puntúa de –2 (Totalmente de
acuerdo) hasta +2 (Totalmente en desacuerdo). Por lo tanto, cada actitud, formada por 5
preguntas, puede obtener un máximo de +10 y un mínimo de –10, siendo las puntuaciones
negativas indicadores de problemas en esa área. Normalmente lo evaluamos también de
forma cualitativa. Los datos de la tabla siguiente se deben trasladar al perfil de la Figura 1.

PUNTUACIÓN DE PUNTUACIÓN
ACTITUDES ITEMS
CADA UNO TOTAL
1. Aprobación 1a5
2. Amor 6 a10
3. Ejecución 11 a15
4. Perfeccionismo 16 a 20
5. Derecho sobre los otros 21 a 25
6. Omnipotencia 26 a 30
7. Autonomía 31 a 35

96
Área de fortaleza
psicológica

Área de debilidad ACTITUDES


psicológica

Figura 1: Perfil.

Inventario de Preocupación (PSWQ; Meyer, Miller, Metzger y Borkovec, 1990).


Los ítems 1, 3, 8, 10 y 11 deberán ser invertidos y posteriormente, se sumarán las
puntuaciones de todos los ítems. A partir del rango 50-55, las puntuaciones indican la
presencia de una gran preocupación.

Escala de Miedo a la Evaluación Negativa (FNE; Watson y Friend,


1969). Evalúa el componente cognitivo de la ansiedad social y por tanto, el grado en que la
gente experimenta temor ante la posibilidad de ser juzgada negativamente. Está compuesta
por 30 ítems de verdadero o falso, por lo que la puntuación está comprendida entre 0 y 30.
Su corrección se realiza sumando un punto en aquellos ítems en los que las respuestas
coincidan con las mostradas en la Tabla 6.

Tabla 6: Claves de corrección del FNE

1–F 7- V 13 – V 19 – V 25 - V
2–V 8–F 14 – V 20 – V 26 - F
3–V 9–V 15 – F 21 – F 27 - F
4–F 10 – F 16 – F 22 – V 28 - V
5–V 11- V 17 – V 23 – F 29 - V
6–F 12 – F 18 – F 24 – V 30 – V

97
El punto de corte para discriminar entre la población sana de la población aquejada
de ansiedad social es 22-24. Sensible al cambio terapéutico y buen predictor de la mejoría
terapéutica a largo plazo. Junto con el SAD, es el más utilizado para la evaluación de Fobia
Social.

Tabla 7: Claves de corrección del SAD

1–F 8–V 15 – F 22 - F
2–V 9–F 16 – V 23 - V
3–F 10 – V 17 – F 24 - V
4–F 11 – V 18 – V 25 - F
5–V 12 – F 19 – F 26 - V
6–F 13 – V 20 – V 27 - F
7–F 14 – V 21 – V 28 - F

Escala de Estrés y Evitación Social (SAD; Watson y Friend, 1969). Se corrige


sumando un punto cuando la respuesta del sujeto coincida con la mostrada en la Tabla 7.
Se utiliza como valor de corte una puntuación comprendida entre 18 y 20. Es muy sensible
al cambio terapéutico.

Escala de Fobia Social de Liebowitz (1987). Está compuesta por 24 ítems de


formato tipo Likert con las categorías 0, 1, 2 y 3, que pueden evaluarse en dos dimensiones:
Miedo/Ansiedad y Evitación.

Permite distinguir entre la ansiedad de rendimiento (Subescala R compuesta por 13


ítems) que se encuentra relacionada con la ejecución de conductas delante de los demás y la
ansiedad social (Subescala S compuesta por 11 ítems), vinculada a situaciones propiamente
sociales. Es sensible al cambio terapéutico.

El rango de la puntuación total de la escala está comprendido entre 0 y 144, para la


Subescala R entre 0 y 78 y para la Subescala S, entre 0 y 66.

Escala Breve de Fobia Social de Davidson y cols. (1991). Permite evaluar de


forma rápida la Fobia Social, permitiendo tanto cuantificar la intensidad de los síntomas
como valorar los resultados del tratamiento. Los componentes de la fobia social que se
evalúan hacen referencia al miedo/ansiedad, la evitación y a los síntomas psicofisiológicos.

98
Está compuesta por 11 ítems, con formato de respuesta tipo Likert con las
categorías 0, 1, 2, 3 y 4. Los 7 primeros ítems evalúan el miedo y la evitación, y los cuatro
restantes los síntomas psicofisiológicos. El rango de las puntuaciones es el siguiente: para el
total está comprendido entre 0 y 72, para miedo entre 0 y 28, para evitación entre 0 y 28 y
para los síntomas psicofisiológicos, entre 0 y 16.

Escala de Asertividad de Rathus (RAS; Rathus, 1973). Está compuesta por 30


ítems, con formato de respuesta comprendido entre -3 y +3, y que expresan diferentes
conductas relacionadas con el asertividad del sujeto, en situaciones sociales. Para su
corrección se invierten los ítems marcados con * y se procede a sumar las puntuaciones
positivas y a restar las negativas, de modo que la puntuación total puede variar desde -90 a
+90, interpretándose esta puntuación como que cuanto más positiva es la puntuación, más
asertiva es la persona.

Inventario de Asertividad (Gambrill y Richey, 1975; adaptación al castellano de


Carboles, Costa y Del Ser, 1975). Es un instrumento sensible al cambio terapéutico,
compuesto por 40 ítems que reflejan diferentes situaciones en las que se realiza una
conducta que objetivamente se puede considerar asertiva. El objetivo es evaluar el grado de
malestar que le genera cada situación al sujeto (utilizando una escala con cinco categorías
comprendidas entre 1 = ningún malestar y 5 = muchísimo malestar) y la probabilidad con
la que el sujeto realizaría la conducta que se describe en cada ítem (utilizando también una
escala de cinco categorías de respuesta pero esta vez comprendidas entre 1 = siempre lo
hago y 5 = nunca lo hago).

Para evitar las valoraciones que realiza el sujeto acerca del miedo, influyan sobre las
que realiza acerca de la probabilidad de la conducta, se le pide que primero realice la
valoración de miedo de todos los ítems, tape sus respuestas con un folio y posteriormente
realice las valoraciones de probabilidad.

Una vez que ha realizado estas dos tareas se le pide al sujeto que marque aquellos
ítems que describen conductas que a él le gustaría ser capaz de poder realizar.

Para la corrección del inventario se procede a sumar los números de cada una de las
valoraciones realizadas por el sujeto, obteniendo dos puntuaciones totales: la de la escala de
Malestar (M) y la de la Escala de Probabilidad de Respuesta (PR), por lo que si tenemos 40
ítems con valores que varían entre 1 y 5, la puntuación total variará entre 40 y 200. Esta

99
puntuación, conforme más elevada es, indica una mayor severidad del problema. Una
interpretación más refinada se puede realizar utilizando los siguientes valores de corte:

• No asertivos. Miedo alto (puntuación mayor que 96 en M) y probabilidad de


respuesta baja (puntuación mayor que 105 en PR).
• Realizadores ansiosos. Miedo alto (puntuación mayor que 96 en M) y probabilidad
de respuesta alta (puntuación menor que 104 en PR).
• Despreocupados. Miedo bajo (puntuación menor que 95 en M) y probabilidad de
respuesta baja (puntuación mayor que 105 en PR).
• Asertivos. Miedo bajo (puntuación menor que 95 en M) y probabilidad de respuesta
ata (puntuación menor que 104 en PR).

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