PSICOLÓGICA EN VIOLENCIA
FAMILIAR
EVALUACIÓN
PSICOLÓGICA EN
VIOLENCIA FAMILIAR
ORGANIZAN E IMPARTEN:
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I.
CONCEPTO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y
TÉCNICAS DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN
1. INTRODUCCIÓN.
A. Definición de evaluación psicológica.
B. Términos relacionados.
C. Importancia de la evaluación procesual.
2. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA.
A. La entrevista.
B. Los autoinformes.
C. La observación
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1. INTRODUCCIÓN
B. Términos relacionados
Evaluación y Valoración
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• La valoración se hace de un programa o intervención, y consiste en un juicio
de valor acerca de una actuación.
Por tanto, la valoración puede consistir en un juicio acerca del grado en que un
proceso de evaluación se ha realizado de forma adecuada, aunque realmente no tiene porqué
restringirse a dicho proceso. Desde esta perspectiva, primero tendría lugar la evaluación y
posteriormente la valoración. El aspecto principal en el que se distinguirían ambos conceptos
sería el de que en la valoración, se tienen en cuenta el grado de excelencia de algo, mientras
que en la evaluación no existiría tal connotación, siendo un concepto neutro.
Evaluación psicológica y conductual
Según esta definición podemos deducir que la Evaluación Conductual deriva del
modelo conductual. Sin embargo, la Evaluación Psicológica puede derivar de otros modelos
psicológicos que no sean el conductual, como por ejemplo, el psicodinámico, el psicométrico,
etc. Así pues, la Evaluación Conductual es un tipo de Evaluación Psicológica derivada del
modelo conductual, pero la Evaluación Psicológica es más amplia, ya que, además de la
Conductual, también incluye otras evaluaciones derivadas de otros modelos.
La evaluación debe ser siempre continua. No debe limitarse al inicio del tratamiento,
sino que debe continuarse a lo largo de todo el proceso de intervención. De esta manera
tendremos datos objetivos para ver si el tratamiento que estamos aplicando está teniendo
efecto en el cliente o no. También sabremos objetivamente cuándo se han alcanzado los
objetivos de tratamiento, así como si se mantienen en el tiempo en la fase de seguimiento.
Se puede decir que la evaluación se puede utilizar con diferentes objetivos, a lo largo de las
sesiones:
• Al principio sirve para llegar a un diagnóstico acertado, conocer las conductas
problema, establecer una relación entre ellas como hipótesis de
mantenimiento del problema y planificar un tratamiento en función de todo
esto.
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• A lo largo de todo el tratamiento, se evalúa para ver si el cliente está
evolucionando y así motivarlo mostrando datos objetivos de sus logros, para
saber si las técnicas empleadas están teniendo el efecto deseado y cambiarlas
en caso contrario.
• Al final de la terapia se usa para saber si se han alcanzado los objetivos que
se plantearon al inicio del tratamiento.
A. La entrevista
Entre las principales ventajas que presenta la entrevista como técnica de recogida de
información, se encuentran las siguientes:
1. Es quizás la forma más humana y directa de obtener información de una persona, ya que
la persona se siente escuchada y comprendida por el entrevistador, dentro de una
dinámica que está dotada de contenido empático y emocional.
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temática concreta, entre otras posibilidades).
3. La información que se obtiene cuando se utiliza de forma adecuada, posee una gran
riqueza, ya que no se limita a su contenido verbal, sino que también permite
registrar y observar otros aspectos como el comportamiento, forma de
expresarse, gesticular o reaccionar ante las preguntas.
4. En ocasiones, debido a las características de la persona que se quiere evaluar
(por ejemplo, con nivel sociocultural bajo, déficits atencionales o de
concentración), es la única técnica que se puede utilizar.
Sin embargo, la entrevista presenta también una serie de limitaciones, que deben ser
tenidas en cuenta. Algunas de estas desventajas son las siguientes:
1. Requiere de gran cantidad de tiempo y esfuerzo, por parte del entrevistador, el cual debe
prepararla además de aplicarla.
2. Pueden interferir distintos sesgos procedentes del entrevistador, del entrevistado, de la
situación o de la relación que se establece entre ambos.
Tipos de entrevistas
Se han hecho distintas clasificaciones de las entrevistas, pero la más utilizada ha sido
en función del grado de estructuración. Según esta clasificación, las entrevistas pueden ser:
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− Estructuradas: Tienen una máxima estructuración de preguntas, de
respuestas, de forma de realización de la entrevista, de registro, de elaboración
de la información, de interpretación de la información.
− Semi-Estructurada: Las preguntas son abiertas siguiendo una secuencia
determinada o un esquema de entrevista que debe ser completado.
− No-estructurada: Consiste en ir al hilo de la exposición del cliente, tratando
de ser lo menos directivo posible.
La entrevista inicial
En la práctica clínica, la primera sesión comienza siempre por una entrevista inicial.
Es preferible no utilizar cuestionarios en esta primera entrevista, ya que el objetivo
principal de este primer contacto es el de establecer una relación terapéutica positiva. Los
cuestionarios son instrumentos muy fríos, poco motivadores de calidez y empatía, por lo
que, a no ser que se trate de un problema severo, dejaremos los cuestionarios para las
siguientes sesiones de evaluación. Por ejemplo, en una depresión severa o si detectamos
riesgo de suicidio, sí es necesario y urgente disponer de medidas que confirmen nuestros
datos, por si tenemos que tomar decisiones e intervenir rápidamente.
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En cualquier entrevista, lo primero que se hace es saludar y reforzar el haber venido
a un especialista, felicitándole. También pediremos a la persona que nos hablemos de tú, pero
no tiene por qué ser al principio, sino en el momento de la entrevista en la que sea más
natural.
La duración de una primera entrevista siempre es mayor (al menos hora y media) que
la de las siguientes sesiones (alrededor de una hora). Si el paciente viene acompañado, no es
adolescente ni un niño, y da su consentimiento, puede pasar con su acompañante.
Los objetivos de la entrevista inicial (comunes a todas las entrevistas iniciales para
cualquier trastorno) son los siguientes:
1. Hacer un listado completo de los problemas que presenta el cliente. Para cubrir este
objetivo, la entrevista presenta la ventaja de permitir detectar problemas que el paciente
no puede verbalizar, bien porque no sea consciente de ellos o porque no se atreva a
comentarlos. Entre estos problemas se pueden citar los siguientes: desesperanza, fallos
de atención, motivación, autoestima, agresividad y problemas procedentes de otras áreas.
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También es importante conocer en cuantas ocasiones el paciente ha sido
hospitalizado, durante cuánto tiempo padeció la enfermedad o trastorno que motivo el
ingreso y cuáles son los tratamientos que recibió.
Con la información recopilada acerca de la historia de problemas que presenta el
paciente, así como los factores que permite explicar dichos síntomas, se construirá un
modelo explicativo provisional, el cual será comunicado al paciente al final de la
entrevista, con la finalidad de motivarlo y de que comprenda qué le ocurre y porqué le
ocurre.
4. Crear una buena relación terapéutica. Para ello el psicólogo debe mostrar una
aceptación incondicional del paciente y fundamentar su relación con este en la empatía y
la autenticidad. También es necesario que el terapeuta despliegue sus habilidades de
comunicación.
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7. Informar del coste de la terapia, forma de pagar y frecuencia de las sesiones.
9. Al final de la sesión se manda ya las primeras tareas para casa. Es importante explicarle
al paciente la importancia que tiene realizarlas. Estas tareas se pueden mandar para cubrir
diferentes objetivos:
10. Realizar algunos cuestionarios o autoinformes que sean útiles para la evaluación si fuera
necesario.
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funcional, así como las habilidades del terapeuta.
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Tabla 3: Preguntas orientativas para la entrevista inicial (ver Apéndice)
Puesto que uno de los objetivos es sacar información para el diagnóstico, hay que
estar especialmente atento tanto a las señales verbales como a las no verbales. Pero, además,
se debe intentar obtener información también sobre las distintas relaciones entre conductas,
antecedentes y consecuentes, que vayamos avistando y queramos confirmar.
A lo largo de la entrevista, y sobre todo al final, deben hacerse resúmenes para tener
feedback del cliente, dando la oportunidad de añadir o modificar algo. También se le
pregunta si le hace falta que le expliquemos algo más detalladamente, o si quiere añadir algo
importante, o si cree que nos hemos saltado algo importante. Además, es importante
mantener informado al cliente de todos los pasos que se dan en la terapia y pedir su opinión,
de modo que le vayamos dando el control de su situación.
Entrevista Inicial
Nombre:
Fecha.........de......................de 200....
Terapeuta:
Edad
14
Actual
Al iniciar la relación
Al iniciar la convivencia
Estado Civil
Soltera:
Convivencia con una pareja estable:
Casada:
Separada:
Divorciada:
Viuda:
En trámites de separación:
Número de hijos:
Número de Hermanos:
¿Con quién vive actualmente?
Nivel de estudios:
Lee y escribe:
E.G.B.:
B.U.P.:
F.P.:
Universitarios:
Otros:
Profesión:
Denuncias:
Número de denuncias:
Por iniciativa de:
Número de denuncias retiradas:
Número de denuncias en curso:
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Salidas del Hogar:
Número de veces:
Lugares a donde ha acudido:
Tiempo de estancia:
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de los que vamos a extraer, de forma resumida, sus principales características. Igualmente
remitimos a los lectores al manual de Cantón y Cortés (op cit) en el que se recogen algunos
de los protocolos creados para la valoración del maltrato en niños.
Antes de realizar la entrevista con el niño es útil obtener información sobre las
características evolutivas (a través de entrevistas con los padres) y su grado de adaptación
familiar, social y escolar.
En lo que se refiere a la presencia de los padres es positivo explicar a los niños que
estos se encuentran cerca y que, cuando pase un tiempo, se les permitirá reunirse con ellos.
Mientras más colaboradores se muestren los padres y preparen al niño positivamente para la
realización de la evaluación, menos temores presentará. Lógicamente la presencia de los
padres en la entrevista cuando existe la sospecha de malos tratos o abusos dentro del ámbito
familiar está contraindicada y habrá que utilizar otros métodos (se puede permitir la entrada
de alguna persona de confianza para el niño, que no pertenezca al núcleo familiar de
pertenencia) para mitigar sus vivencias de ansiedad o sus temores.
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En este momento, y tal y como recogen Canton y Cortés (2002), se recomienda
indagar también sobre la comprensión y el desarrollo de los conceptos de verdad y mentira
que tiene el niño (algunas de las técnicas más utilizadas suelen consistir en solicitarle que
explique la diferencia entre ambos, que nos defina cada uno de los dos términos, pedirle que
identifique una determinada afirmación como verdad o mentira o que nos ponga un
ejemplo). Debemos enfatizar la importancia de que todo lo que diga debe ser verdad, que no
tiene por qué inventarse nada, que nadie espera que diga algo que no sabe o que no ha visto
(indicarle que puede contestar con "no lo sé" o "no lo recuerdo"), que si le hacemos preguntas
es porque no nos ha quedado claro y no porque dudemos de lo que nos cuenta o porque nos
parezca incorrecta su respuesta, y que si no ha entendido la pregunta puede indicárnoslo y
procuraremos formulársela de otra manera.
Es esencial explicar al niño el objeto de la entrevista para que este sepa qué esperamos
de él, y a partir de ahí recabar su opinión o información sobre lo ocurrido procurando
empezar estimulando el recuerdo libre (preguntas del tipo ¿hay algo que quieres decirme
sobre ello?) incitándole para que nos ofrezca la mayor cantidad de detalles posibles.
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condicionales y la voz activa en lugar de la pasiva (¿lo agarró? en lugar de ¿fue
agarrado por...?)
• No incluir varios hechos en una única pregunta (el domingo, mientras tus
hermanos estaban viendo la tele y antes de que tu madre llegara ¿tu padrastro te
pidió que lo acompañaras a la habitación?)
• Se pueden utilizar preguntas abiertas del tipo qué, quién y donde en niños de
preescolar.
• Sin embargo, las preguntas cuándo y por qué no deben utilizarse hasta que el niño
no cumpla al menos, siete años.
Siempre que sea posible, las declaraciones de los niños deben ser grabadas para evitar
así que tengan que repetir a distintos agentes la misma información (Joa y Goldberg, 2004),
para poder examinar si los evaluadores o el evaluador ha utilizado preguntas excesivamente
sugestivas, para analizar con mayor detalle la comunicación no verbal durante la realización
de la entrevista o para contrastar el contenido de las primeras entrevistas con entrevistas o
informaciones posteriores aportadas por el niño conforme transcurre el tiempo o avanza el
proceso jurídico.
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Es conveniente antes de despedir al niño, que comprobemos la información que
hemos obtenido y nos aseguremos de que no tendremos que volver a citarlo si no es
estrictamente necesario. Para ello, mientras repasamos nuestras notas podemos realizar una
breve pausa (y, por ejemplo, permitir al niño que juegue) y posteriormente explicarle que hay
algunas cosas que no hemos comprendido y efectuarle las preguntas oportunas.
Tras las mismas y antes de despedirnos, debemos planificar alguna tarea de transición,
durante la cual jugamos con el niño o volvemos a hablar de temas neutros y gratificantes para
él. De esta manera procuramos que el niño abandone nuestra consulta o despacho lo más
relajado posible eliminando pensamientos o emociones negativas.
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Entrevista inicial al anciano maltratado
Hay ciertas pautas a tener en cuenta en la entrevista inicial con el anciano maltratado.
Estas son:
− Detectar incongruencias entre las lesiones y las explicaciones sobre cómo se han
producido.
− Garantizar la confidencialidad
SEXO:
- Hombre.
- Mujer.
EDAD:
- Especificar:
ESTADO CIVIL:
- Soltero/a.
- Casado/a.
- Viudo/a.
- Separado/a o divorciado/a.
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LOCALIDAD:
- Comunidad autónoma:
- Provincia:
- Municipio:
NÚMERO DE HIJOS:
- Especificar:
SITUACIÓN LABORAL:
- En activo.
- Jubilado.
- Otros (especificar):
¿COBRA ALGÚN TIPO DE PENSIÓN?
– Sí.
– No.
¿SU PENSIÓN ES LA ÚNICA O PRINCIPAL FUENTE DE INGRESOS DE
LA FAMILIA?
– Sí.
– No.
NIVEL SOCIOECONÓMICO:
– Alto.
– Medio.
– Bajo.
LA VIVIENDA EN LA QUE RESIDE HABITUALMENTE ES:
– Suya (Especificar si en régimen de propiedad o en alquiler):
– Ajena.
¿CON QUIÉN VIVE? (posible multirrespuesta)
– Solo/a.
– Con su pareja.
– Con un hijo.
– Con una hija.
– Con un yerno.
– Con una nuera.
– Con un nieto.
– Con una nieta.
– Con otro familiar (especificar): Sexo: _______
– Con un cuidador (no familia) (especificar):_______________________ Sexo:
_______
– Pasa periodos con distintos cuidadores (especificar con quien): _________________
NÚMERO TOTAL DE PERSONAS QUE CONVIVEN EN LA CASA:
– Especificar:
SECCIÓN 1
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2. ¿CONSUME USTED FRECUENTEMENTE SUSTANCIAS TÓXICAS
(ALCOHOL, DROGAS, FÁRMACOS NO PRESCRITOS)?
– Sí.
– No.
SECCIÓN 2
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A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre algunas conductas específicas que pueden resultarle
molestas de ciertas personas de su familia.
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SIN SU CONSENTIMIENTO, ¿UTILIZA SU DINERO PARA GASTOS PARA
LOS QUE USTED NO LE HA DADO PERMISO, LE ROBA DINERO, LE HA
OBLIGADO O COACCIONADO PARA QUE FIRMARA DOCUMENTOS, O
PARA QUE CAMBIARA EL TESTAMENTO, ¿O HA FALSIFICADO SU FIRMA)?
– Sí.
– No.
– ¿Le importaría decirnos de quién se trata?:
(En caso de que haya contestado afirmativamente a alguna de las 7 últimas cuestiones, pasar a la sección
3. En caso negativo, ya ha acabado la cumplimentación del cuestionario).
SECCIÓN 3
A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre las personas de su familia que se han comportado
así con usted en alguna ocasión.
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ANOTAR POR EL ENTREVISTADOR
SEXO:
– Hombre.
– Mujer.
EDAD:
– Especificar:
ESTADO CIVIL:
– Soltero/a.
– Casado/a.
– Viudo/a.
– Separado/a o divorciado/a.
LOCALIDAD:
− Comunidad autónoma:
− Provincia:
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− Municipio:
NÚMERO DE HIJOS:
– Especificar:
SITUACIÓN LABORAL:
– En activo.
– En paro.
– Ama de casa.
– Otros (especificar):
NIVEL SOCIOECONÓMICO:
– Alto.
– Medio.
– Bajo.
SECCIÓN 1
1. ¿CUÁNTAS HORAS AL DÍA REQUIERE SU FAMILIAR DE ESOS
CUIDADOS / SUPERVISIÓN?
– Especificar:
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– No.
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8. RESPECTO A SU RELACIÓN PREVIA CON ESE FAMILIAR (ANTES DE
HACERSE CARGO DE SU CUIDADO), LA CALIFICARÍA COMO:
– Muy buena o buena.
– Regular o indiferente.
– Mala o muy mala.
– Nula.
SECCIÓN 2
A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre el miembro de su familia que tiene bajo su cuidado.
9. LA PERSONA A LA QUE USTED DEDICA ESOS CUIDADOS ES:
Familiar 1 Familiar 2 Familiar 3
Su pareja.
Su padre/madre.
Su suegro/a.
Su hijo/a.
Su abuelo/a.
Su hermano/a.
Otro familiar (especificar):
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Trastorno de conducta:
Otros (especificar):
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– Necesita ayuda para realizar diversas AVD varias veces al día, y, por su pérdida total de
autonomía, necesita la presencia continua de un cuidador (grave).
SECCIÓN 3
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SECCIÓN 4
A continuación, vamos a hacerle unas preguntas sobre su comportamiento con ese familiar.
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25. ¿EN ALGUNA OCASIÓN LE HA EMPUJADO, LE HA DADO UNA
BOFETADA, ¿O LE HA AGREDIDO DE OTRA MANERA?
– Sí.
– No.
En la entrevista inicial con los padres una vez obtenidos los datos personales comunes a
toda entrevista inicial (edad, profesión, motivo de consulta, etc) hay que indagar los
siguientes puntos:
En relación al hijo:
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- Tipo de relación con el hijo
- Como han reaccionado los padres frente al comportamiento conflictivo del hijo
- Indagar sobre las relaciones del hijo con los demás familiares y con el entorno
- La situación académica
- Hobbies y actividades
- Consumo de sustancias
- Robos
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En relación a los padres:
- Indagar aspectos sobre la relación de pareja (si comparten las mismas pautas de
enseñanza hacia su hijo)
- Si trabajan
B. Los autoinformes
El autoinforme es un mensaje verbal que una persona emite sobre cualquier tipo
de manifestación o actividad psicológica propia. Según Fernández-Ballesteros (1991) es el
método prioritario y directo por excelencia, al menos por el momento, a la hora de explorar los contenidos
mentales del ser humano.
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Tabla 4: Recomendaciones para mejorar la calidad de los autoinformes
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Estados. Se basan en una posición situacionista que enfatiza la especificidad del
comportamiento, en el sentido de que se resalta el hecho de que este depende de los
estímulos o las situaciones presentes. Las características de estos autoinformes son:
• Los que informan de la percepción que el sujeto tiene de su ambiente físico y social.
• Los automensajes (es decir, lo que le pasa por la cabeza cuando se enfrenta ante
determinadas situaciones), las autoinstrucciones (mensajes en forma de instrucciones
en secuencia para resolver tareas) y las metacogniciones (que son las verbalizaciones
del sujeto con respecto a los pasos que está siguiendo en un determinado
problema).
• Los que evalúan las expectativas del cliente frente al futuro en general y/o frente al
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tratamiento programado.
• Los autoinformes dirigidos a explorar los acontecimientos internos o externos que son
reforzantes para el sujeto.
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fuentes de información (documentos o personas allegadas). Sin embargo, aunque los
que informan de un pasado más reciente sean más fidedignos que los anteriores,
también deben verificarse mediante otros informantes. Los autoinformes además
pueden referirse a respuestas conductuales o bien a inferencias de sucesos ocurridos
en el pasado, siendo más fidedignos los que informan sobre conductas.
• Concurrentes. Se informa de lo que está ocurriendo en el mismo momento de
producirse la situación de prueba. Puede ocurrir que se produzca reactividad, de
modo que se altere lo que se investiga; y también puede que el sujeto informe sólo
de los aspectos limitados del fenómeno de estudio, o de aspectos irrelevantes. Para
minimizar la reactividad, algunos autores aconsejan recoger la información
inmediatamente después de haberse producido el evento.
• Futuros: Informan de lo que el sujeto piensa que va a ocurrir. Estos autoinformes
serán predictivos en la medida que:
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psicológica consta de una serie de preguntas claramente definidas. Éstas
varían en su grado de generalidad, es decir, en el grado en que el contenido
de la pregunta hace referencia a una conducta y una situación que son
específicas. El grado de validez de este tipo de entrevistas, dependerá del
grado de especificidad de las preguntas.
Las respuestas
• Abiertas. El sujeto puede contestar como mejor le parezca a las preguntas.
• Ipsativas. En las que se ordenan tres o más elementos en función del grado en que
son preferidos o son aplicables.
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• Perspectiva empírica. Variando sistemáticamente los sujetos en los que se dé la
característica objeto de estudio y analizando cuáles son los ítems que resultan
discriminativos (por ejemplo, el MMPI).
a. Considerar dichas puntuaciones como el nivel de base o referencia con el que ocurren
una determinada conducta, que se pretende estudiar.
b. Comparando dicha conducta con un criterio previamente establecido, como puede
ser, en el caso de un problema de insomnio, interpretar que si una persona duerme
menos de 8 horas, presenta problemas de sueño.
c. Comparando un autoinforme realizado después de aplicar una terapia, con otro
registrado antes de iniciar esta, con la finalidad de evaluar el cambio que ha tenido
lugar y si el grado en que la intervención ha sido efectiva.
Tipos de autoinformes
La entrevista. Es el autoinforme más extendido e importante y ya ha sido tratado
en el apartado anterior. La información que aporta se puede complementar con la obtenida
con otras técnicas que se pueden utilizar de forma paralela como las autobiografías o la
historia clínica.
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Cuestionarios, inventarios y escalas . Incluyen un formulario de preguntas,
aseveraciones o afirmaciones, que el sujeto debe responder señalando o anotando alguna de
las alternativas que contienen, expresando con ello su grado de conformidad o preferencia
con el contenido que expresan las mismas. Estos tres tipos de autoinformes, difieren en la
estrategia que se utiliza para construirlos y en el formato de respuesta que utilizan:
• En las escalas, las alternativas siempre se pueden ordenar, e incluso pueden expresar
diferencias entre distancias (ej.: 5, 10 o 15 minutos).
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una conducta.
• Contadores de respuesta. Sirven para medir la frecuencia de la conducta. Por ejemplo,
contadores de muñeca (en los que el sujeto debe pulsar un botón cuando la conducta
a registrar aparece).
• Dispositivos de tiempo. Mide la duración de un evento, y el mejor sistema es el reloj-
cronómetro.
• Dispositivos electrónicos. Presentan el inconveniente de generar una alta reactividad,
disminuyendo la fiabilidad de los datos que se registran. Sin embargado, esta
reactividad en ocasiones tiene efectos terapéuticos, al hacer que la conducta que se
registra disminuya en la frecuencia con que se realiza. Estos dispositivos son
recomendables para aquellos casos en los que se pretenda estudiar:
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Algunas cuestiones sobre la calidad de los autoinformes .
Existen tres tipos de factores que pueden invalidar de forma severa la información
recogida mediante los autoinformes:
• La simulación. El sujeto de forma consciente e intencionada, falsea las respuestas del
autoinforme. Para controlar este problema se deben utilizar, siempre que sea posible,
escalas de sinceridad. Cuando esto no sea posible, se deberá controlar mediante las
instrucciones de la prueba y mediante el contacto personal con el sujeto.
• Las tendencias de respuestas: Puede darse, sobre todo en las escalas o en los autoinformes
de respuesta dicotómica, una distorsión llamada aquiescencia, es decir, la tendencia a
responder afirmativamente a las preguntas formuladas. Una forma de paliar esta
amenazada, consiste en introducir preguntas en las que se invierte la tendencia de
respuesta, dándole un significado contrapuesto. Entre estas amenazas también se
incluyen los errores escalares, que consisten en una tendencia a responder bien en el
centro, bien en los extremos de la escala.
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C. La observación
Unidades de análisis
La primera decisión que hay que tomar hace referencia a concretar aquello que se
pretende observar. Para ello es necesario definir de la forma más exacta y concreta posible
lo que se entiende como unidad de análisis, es decir, el suceso o evento que va a ser
observado. Las unidades de análisis pueden ser un continuo del comportamiento, atributos,
conductas, interacciones o productos de conductas, principalmente.
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Continuo del comportamiento . Durante amplias unidades de tiempo, se
registran de forma descriptiva, la mayor parte de los sucesos que ocurren en un determinado
contexto natural. En estos casos no se especifica de forma previa aquello que se va a observar
ni con frecuencia o durante cuánto tiempo se debe hacer. Las descripciones se realizan acerca
de aspectos que pueden ser verbales, no verbales o espaciales y que pueden venir
acompañados de alguna apreciación realizada por el observador.
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Productos de conducta . Se observa el resultado de un conjunto de actividades
internas o externas que un sujeto o grupo de sujetos, han realizado en un determinado
contexto que puede ser tanto natural como artificial.
• Medidas no-reactivas. Se registran las consecuencias que una conducta tiene sobre el
ambiente o un conjunto de sujetos. Estos procedimientos son especialmente
adecuados para la valoración de tratamientos, ya que reducen la reactividad de los
sujetos.
• Productos de las ejecuciones. Son los resultados que obtiene el sujeto cuando realiza
determinadas tareas que son solicitadas por el evaluador. Tales tareas pueden ser tests
de ejecución, redacciones, historietas, juegos o dibujos, entre otros posibles. En estos
casos, debido a que ayudan a estandarizar el procedimiento, se favorece la
comparabilidad de los resultados.
Unidades de medida
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Dimensiones cualitativas . En ocasiones, lo que pueden interesarnos
prioritariamente son los aspectos cualitativos de una determinada unidad de observación. En
concreto, pueden hacer referencia a la:
• Intensidad o magnitud. Se utilizan categorías ordinales para indicar el grado en que la
conducta se pone de manifiesto.
• Adecuación. Hace referencia al grado de funcionalidad o grado en que una actividad
consigue cubrir los objetivos por lo cuales se había realizado. Frecuentemente es
medida contabilizando el número de aciertos o errores que el sujeto comete al
ejecutar una tarea. También se pueden registrar otras variables, referidas a aspectos
temporales (tiempo empleado en resolver una tarea) u otros aspectos cualitativos
(haber resuelto convenientemente una área).
Técnicas de registro
Las fuentes de error que afectan a la fiabilidad de estos registros son, por un lado,
que los observadores pueden utilizar distintas descripciones verbales para una misma
conducta o patrón de conductas, y por otro, que en base a esto se puede llegar a categorizar
o dar una significación distinta a los mismos eventos. Esto se puede minimizar mediante
entrenamiento previo de los observadores en el mismo lenguaje descriptivo de las posibles
actividades que vayan a ocurrir en el campo de observación.
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Son útiles a la hora de tener una primera aproximación cuantificada de la conducta
de un sujeto, así como otras opiniones que personas allegadas o jueces tengan sobre él.
También son útiles a la hora de tener datos sobre la efectividad de la intervención psicológica
según esas personas.
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Registros de productos de conducta. Son los sistemas de registro y puntuación más
complejos. El sujeto realiza una determinada tarea y el evaluador puntúa sus ejecuciones
según una serie de dimensiones de respuesta. Las puntuaciones pueden ser consideradas en
términos absolutos (como muestra de lo que ese sujeto realiza en una tarea concreta) o
pueden convertirse en puntuaciones normativas (para obtener la posición relativa en la que
el sujeto se encuentra con referencia a un grupo normativo, infiriendo a partir de dicha
posición la cantidad de atributo que posee el sujeto).
• Cuanto más compleja y menos especificada sea la unidad a observar, menos estructuración
inicial deberá tener la técnica de observación seleccionada.
• Si son eventos bien definidos y reducidos en número, debe utilizarse catálogos de conducta.
• Cuando el problema se defina como primariamente interactivo (familia, pareja,...), se
elegirán matrices de interacción.
• Cuando los problemas son complejos, bien especificados, sobre los que existan códigos de
categorías conductuales, deberán ser elegidas estas técnicas prioritariamente.
• Siempre que sea posible, deberán usarse dispositivos automáticos de registro, pero con el
consentimiento del cliente.
• En una primera aproximación al caso, deberán utilizarse escalas de apreciación
cumplimentadas por personas allegadas al sujeto.
El muestreo
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Muestreo de tiempo. Cualquiera que sea el tipo de observación, habrá que decidir
durante cuánto tiempo, con qué frecuencia y en qué momentos se va a observar. En el caso
de que no se disponga de datos para fijar estos parámetros, habrá que recurrir a una fase de
preobservación asistemática, durante la cual se determinarán los mismos. Otras
recomendaciones hacen referencia a que es necesario fijar además del intervalo de
observación, el intervalo de registro y que cuando el periodo de observación es prolongado,
se hará necesario fijar un intervalo de descanso.
Una vez delimitados estos elementos, se debe determinar cuándo se tendrá en cuenta
que ha ocurrido una conducta: si es necesario que se esté ejecutando durante un intervalo
fijado previamente (intervalo total), durante parte del mismo (intervalo parcial) o
simplemente es necesario que aparezca la misma (momentáneo).
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observar cómo se desenvuelve en la misma. Esta situación representada es
generada de forma artificial, pero con conocimiento del sujeto y haciendo uso de
la colaboración de un coterapeuta previamente entrenado. Esta modalidad
requiere que se trabaje el realismo y relevancia de la situación, de cara a reducir el
impacto de su artificialidad, para ello es necesario preparar adecuadamente al
sujeto, para que se implique en su papel y lo desempeñe tal como lo haría en la
vida real.
Tabla 9: Índices para detectar la reactividad del sujeto y medidas para reducir su
efecto
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Vinculados al observador . Se han detectado una serie de variables que
dependen del observador, que influyen en la calidad de la información que este es capaz de
recopilar; entre ellas cabe citar las siguientes:
• Su grado de participación. El grado de participación del observador puede variar:
desde ser un observador no participante (en cuyo caso actúa de forma
independiente a lo observado, y sin previo conocimiento acerca del sujeto,
favoreciendo con ello la objetividad de los datos recopilados) o un observador
ajeno pero participante (siendo una persona que no conoce al sujeto, pero que ha
sido entrenado para participar en la escena), hasta ser un allegado del sujeto (en
cuyo caso, la reactividad se ve minimizada, pero la objetividad de los datos se ve
seriamente mermada).
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una fuente de objetividad y exactitud, pueden dar lugar a problemas metodológicos, que
deberán ser subsanados con la mayor brevedad posible.
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II.
INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN
VIOLENCIA FAMILIAR.
56
1. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN MUJERES Y HOMBRES VICTIMAS
DE MALOS TRATOS
57
15 en la escala global. Dado que la puntuación total de la escala debe distribuir
equilibradamente en los diferentes bloques de síntomas, los puntos de corte sugeridos
en cada una de las subescalas parciales deben ser los siguientes: reexperimentación 5
puntos, evitación 6 puntos; aumento de la activación 4 puntos.
• La Escala de Conductas Objeto (Echeburúa y Corral, 1987a) es un autoinforme
diseñado para que los pacientes concreten una lista de 5 conductas que requieren
mejorar y que supondrían un beneficio importante para su vida cotidiana. Estas cinco
conductas se valoran en 3 subescalas: Grado de Dificultad, medido de 0 a 10 puntos,
Grado de Evitación, medido de 0 (nunca) a 5 (siempre) y Grado de Miedo, medido
de 0 (nada) a 5 (muchísimo). Este autoinforme permite una planificación terapéutica
individualizada es por ello que se muestra muy sensible a los cambios registrados en
el transcurso el tratamiento.
58
como mejora el paciente a lo largo de la aplicación del tratamiento, por lo que se
suele administrar cada semana para evaluar este cambio.
• La Escala Heteroaplicada de Valoración de Depresión de Hamilton (HRS)
(Hamilton, 1960) consta de 21 ítems, aunque 4 de ellos no se valoran. El punto de
corte es de 18 (rango: 0-52): en esta escala se da mayor importancia a los síntomas
somáticos y comportamentales de la depresión que a las manifestaciones cognitivas.
Este instrumento posee una buena fiabilidad entre observadores (r=0,90), tiene un
nivel satisfactorio de validez concurrente con el BDI (r=0,60), y es muy sensible a
los cambios terapéuticos.
• Escala de Autoestima de Rosenberg (1965). Está compuesta por 10 ítems con cuatro
alternativas de respuesta. Cinco de estos ítems están redactados de forma positiva (1,
3, 4, 6 y 7) y otros cinco de forma negativa (2, 5, 8, 9 y 10). Se suman las respuestas
del sujeto, teniendo de cuidado de invertir las puntuaciones de los ítems redactados
de forma positiva, obteniendo un total que puede estar comprendido entre 10 (1*10)
y 40 (4*10). Esta puntuación total se interpreta desde la consideración de que cuanto
mayor sea mayor será la autoestima del sujeto. Cuando el valor es inferior o igual a
25 se considera que la persona tiene un déficit de autoestima. En nuestro centro se
utiliza la puntuación 28 como valor de corte.
• La Escala de Percepción Global de Cambio (Echeburúa y Corral, 1987), completada
en el transcurso del tratamiento, tiene como objetivo determinar cómo va
percibiendo el cambio la víctima desde una perspectiva global durante la terapia. La
escala está estructurada en un formato de tipo Likert, con una puntuación que oscila
entre 1 (mucho peor) y 7 (mucho mejor).
• El Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (Larsen, Attkinson, Hargreaves,
Nguyen, 1979) consta de 8 ítems relacionada con la calidad de la atención terapéutica,
con la intensidad de la ayuda recibida y con la satisfacción con el tratamiento. Los
ítems están estructurados en un formato de tipo Likert, 5 formulados en forma
positiva y 3 en forma negativa para el control de la aquiescencia, cada uno con una
puntuación de 0 a 3, el rango total de este cuestionario es por tanto, de 0 a 24.
Para poder confirmar que dentro del seno de la familia ha habido o hay maltrato
infantil hay que tener en cuenta varios factores que como profesionales de la psicología
debemos confirmar, es decir, debemos realizar una valoración para poder confirmar la
59
veracidad del maltrato, una valoración del estado del niño en general y una evaluación
diagnóstica correspondiente.
Este primer paso del protocolo es muy importante ya que determinar si realmente se
está produciendo una situación de maltrato es una tarea muy difícil ya que en ocasiones puede
que los padres no traten o cuiden de manera idónea al menor, pero sin que esto conlleve un
perjuicio significativo en el niño. Se habla de maltrato infantil cuando los padres tratan de
manera inadecuada al menor, provocando o pudiendo provocar en éste un daño severo en
su desarrollo físico, emocional, social y/o cognitivo.
Para que el psicólogo pueda tener la veracidad de que hay maltrato infantil deberá
corroborar su sospecha mediante:
Una vez que sepamos que el menor está seguro ya sea posible porque su salud no
corre peligro o bien porque se han tomado las medidas necesarias para protegerle damos
comienzo a la evaluación diagnóstica en el niño.
60
La evaluación Diagnóstica es un proceso mediante el cual se recoge información
sobre el niño, su familia, y su entorno para poder tener datos sobre los factores que han
motivado a la aparición del maltrato, y su mantenimiento, las secuelas en el niño, los aspectos
y áreas de su entorno que podrían ayudar a una rehabilitación y a detener los aspectos
negativos que pueden interferir en dicho proceso.
Una vez que hayamos realizado la valoración podremos determinar nuestro plan de
tratamiento, es decir, si es posible ayudar a los padres maltratadores a modificar su
comportamiento y brindarle al niño cuidados adecuados o bien elegir el tipo de intervención
más adecuado para el niño y sus padres (separación temporal, provisión de tratamiento, etc).
El primer paso que debe dar el psicólogo será definir dónde recogerá información
para determinar la veracidad de los malos tratos y qué información necesitará.
61
infancia, servicios sanitarios, escuela, guarderías, etc. y no profesionales: vecinos, amigos,
conocidos de la familia, etc.
Cuestionarios e Inventarios
62
cumplimentado por un profesional que conozca a la familia a través de repetidos
contactos.
• El Inventario de Ansiedad Estado Rango (STAI) (Spielberger, Gorsuch y Lushene,
1970).
• El Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979).
• Test de Ajuste Marital (Marital adjustment test, MAT) (Locke y Wallace, 1959) Es
una medida global de ajuste marital. Sus 15 ítems evalúan la satisfacción marital
general, el grado de acuerdo percibido entre esposos sobre cuestiones como tener
hijos y las relaciones sexuales, el resultado de los conflictos, el tiempo compartido y
los sentimientos sobre estar casados. Se recomienda una puntuación de 100 como el
punto de corte que separa a cónyuges con problemas de los que no tienen problemas.
• Social Support Resources Scale (SS-R) (Vaux y Harrison 1985) evalúa la red social de
apoyo.
• Social Support Behabiors Sacle (SS-B) ( Avux et.al. 1987) evalúa la conducta de apoyo
disponible e indica en base a la experiencia previa del sujeto, con qué frecuencia los
familiares o amigos apoyarían al sujeto con una conducta específica. Consta de 45
ítems: conductas de apoyo que recogen 5 formas de ayuda: ayuda emocional,
sociabilidad, ayuda práctica, ayuda económica, consejo/guía.
• Social Support Apraisals Scale (SS-A) (Voux et. al. 1986) ésta escala fue diseñada
para evaluar el grado en que el individuo se cree querido, estimado y aceptado por la
familia, amigos y otras personas. Consta de 23 ítems divididos en 3 subescalas, de las
cuales 8 ítems miden la creencia del individuo en sentirse querido, estimado y
aceptado por miembros de su familia, 7 ítems que evalúan la misma creencia con
respecto a sus amigos y el resto 8 ítems estiman el mismo constructo, pero referido
a la gente en general.
• Child Behavior Cheklist (CBC) para padres y maestros (Achenbach y Edelbrock
1983, 86,87).
• Cuestionario de Aceptación-Rechazo Parental (PARQ) (Rohner- 1978) este
autoinforme permite obtener la evaluación de los padres acerca de su conducta con
63
sus hijos, así como las percepciones de los hijos del trato que reciben de sus padres
en términos de cuatro dimensiones. (1) calor/afecto: se refiere a las relaciones padres-
hijos caracterizadas por el calor y el afecto manifestado física o verbalmente, (2)
hostilidad/agresión: reacciones internas o emociones de ira, enemistad o
resentimiento o a cualquier acción física o verbal realizada abiertamente con la
intención de producir daño físico o psicológico: (3) indiferencia/negligencia: se
refiere a la falta de preocupación y cuidado por los hijos y a las manifestaciones
conductuales como la desatención de las necesidades emocionales, físicas, médicas y
educativas de los hijos, (4) rechazo/indiferencia: se refiere al sentimiento de no ser
amado o rechazado, sin la presencia necesaria de indicadores positivos de rechazo.
Para la realización de los análisis se generaron, además, a partir de las 4 dimensiones
del PARQ, dos variables: (1) calor/afecto parental y (2) rechazo parental, variable
compuesta por la suma de las puntuaciones en las escalas de hostilidad/agresión,
indiferencia/negligencia y rechazo indiferenciado. Las puntuaciones elevadas en la
variable calor/afecto indican un mayor afecto y amor percibido mientras que una
puntuación elevada en la variable rechazo indican un mayor rechazo percibido.
• Escala de Clima Social En la Familia (FES) ( Moos y Moos, 1981, TEA, 1984) esta
escala aprecia las características ambientales de todo tipo de familias. Evalúa y
describe las relaciones interpersonales entre los miembros de la familia, los aspectos
de desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su estructura básica. Cuando se
administra tanto a padres como a hijos es sensible a las diferencias de percepción en
la familia. El FES agrupa 10 subescalas que definen 3 dimensiones fundamentales:
(1) Relaciones, que evalúa el grado de comunicación y libre expresión dentro d ella
familia y el grado de interacción conflictiva que los caracteriza, (2) Desarrollo que
evalúa la importancia que tiene dentro de la familia ciertos procesos de desarrollo
personal, que pretenden ser fomentados o no, por la vida en común, (3) Estabilidad
, proporciona información sobre la estructura y organización de la familia y siobre el
gardo de control que normalmente ejercen unos miembros de la familia sobre otros
• También se pueden utilizar los Registros donde debe constar: momento, intensidad,
frecuencia de intensidad de una o más conductas, antecedentes y consecuentes. Este
registro puede ser un autorregistro o bien un registro que realiza un miembro de la
64
familia a otro (ejemplo: el padre registra las veces que su hijo le da malas
contestaciones).
En la evaluación con las personas mayores tendremos que incluir los siguientes
componentes en el protocolo para poder así detectar posibles actos de violencia contra éste:
65
situación económica, vivienda, relaciones sociales, y apoyos de la red social; de 10 a
más puntos cataloga a la persona como en riesgo y/o problema social.
• Escala de Cruz Roja Funcional: desarrollada en el Servicio de Geriatría del Hospital
Central de la Cruz Roja (1 972); clasifica al paciente en 6 grados, desde independiente
(CRF=0) hasta dependiente total (CRF=5), evaluando la movilidad y control de
esfínteres y de manera genérica la capacidad de auto cuidado10; tiene valor predictivo
de mortalidad para grados de dependencia grave, y es útil para seguimiento de
ancianos frágiles en domicilio.
• Mini-Mental Test de Folstein o Mini- Examen Cognoscitivo de Lobo: para detectar
alteraciones intelectuales.
• Tamización de Síndrome de Caídas: Precipitación súbita al suelo desde la propia
altura del sujeto que se produce de forma involuntaria y que puede acompañarse o
no de pérdida de conciencia13.
66
terapéutico o tratamiento ambulatorio, el papel del psicólogo es fundamental al ser éste el
profesional facultado para detectar posibles patologías clínicas, que luego podrán ser
exploradas en profundidad desde otros recursos especializados. De igual manera, advierte en
el informe sobre el consumo de sustancias tóxicas, el efecto que ejercen sobre el menor
terceras personas y el tratamiento más recomendable según las circunstancias del joven.
La prioridad es poder trabajar con el menor en medio abierto. Sólo en caso extremo,
por imposibilidad de ejecución de la medida o por la gravedad de los hechos, se plantearán
medidas privativas de libertad y, aun así, se contemplan varios regímenes (cerrado,
semiabierto, abierto) que van de mayor a menor restricción. El internamiento terapéutico se
recomienda para abordar temas de desintoxicación o tratamiento psíquico especializado,
cuando exista el diagnostico de una alteración grave. Para ponderar la importancia que da el
legislador a los factores psicológicos inherentes al menor, hay que considerar la prioridad de
cumplimiento del internamiento terapéutico frente a otros internamientos que hayan podido
adoptarse.
67
Evaluación dirigida a los hijos
• Entrevista inicial.
• Observación Conductual.
• BASC. (Sistema de Evaluación de la Conducta de Niños y Adolescentes; C. R.
Reynolds y R.W. Kamphaus) es un conjunto de instrumentos que permiten evaluar
los aspectos adaptativos e inadaptativos de la conducta de los niños y adolescentes.
Ofrece la posibilidad de recoger esa información tanto a padres como a profesores
(escalas P y escalas T) como al propio sujeto (escalas S). Añade a estas fuentes de
información un sistema de observación del sujeto (o) y un formato de historia clínica
(H). Estos instrumentos pueden ser usados de modo conjunto o por separado. En
un mismo instrumento se incluye tanto la evaluación de los aspectos positivos
(liderazgo, habilidades sociales, habilidades para el estudio, adaptabilidad, relaciones
interpersonales, relaciones con los padres, autoestima y confianza en sí mismo) como
los aspectos negativos (ansiedad, agresividad, problemas de atención, problemas de
aprendizaje, hiperactividad, retraimiento, búsqueda de sensaciones, problemas
externalizados, problemas internalizados, depresión, problemas de conducta,
somatizaciones, actitud negativa hacia el colegio, actitud negativa hacia los padres,
estrés social, sentido de incapacidad, locus de control). Se administra a niños entre 8
hasta 18 años.
• CACIA (Cuestionario de auto-Control Infantil y Adolescente; A, Capafóns y F. Silva)
es un cuestionario destinado a evaluar los procesos básicos y habilidades, que,
supuestamente, son necesarios para que se produzca un comportamiento
autocontrolado. Considera dimensiones positivas (Retroalimentación Personal,
Retraso de la Recompensa y Autocontrol Criterial) dimensión negativa (Autocontrol
Procesual) y una escala de sinceridad. Se administra a niños entre 11 a 19 años.
• ESFA. (Escala de Satisfacción Familiar Por Adjetivos; J. Barraca y L. López-Yarto)
es un instrumento breve y sencillo diseñado para dar una medida global de las
dinámicas y constructos relacionados con la familia. Construido con adjetivos, trata
de evocar respuestas preferentemente afectivas, para medir los sentimientos,
positivos o negativos, que se despierten en el sujeto y que tienen su origen en las
interacciones (verbales o físicas) que se producen entre él y los demás miembros de
la familia. Se administra a partir de los 16 años y a los adultos.
• ESPA29. (Escala de Socialización Parental en la Adolescencia; G. Musitu y F. García)
68
evalúa las relaciones entre padres e hijos en la adolescencia. El sujeto valora cuál es
la reacción de cada progenitor ante 29 situaciones relevantes de la vida diaria. Estas
valoraciones permiten obtener medidas de las Aceptación, Implicación y Coerción,
Imposición que manifiesta cada padre, así como medidas más específicas. Es decir,
clasifica a cada progenitor dentro de un estilo de socialización: Autoritativo,
Indulgente, Autoritario, Negligente. Se administra en adolescentes de 12 a 18 años.
• TAMAI. (Test Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil; P. Hernández y
Hernández) evalúa la inadaptación personal, social, escolar, familiar y las actitudes de
los padres. Está destinado a la apreciación del grado de adaptación, ofrece la novedad
de distinguir unos subfactores que se asocian entre sí formando conglomerados, que
permiten determinar las raíces de la inadaptación. Analiza también las actitudes
educadoras de los padres. Se administra a niños de entre 8 a 18 años de edad.
• ACS. (Escala de Afrontamiento para Adolescentes; E. Frydenberg y R. Lewis)
instrumento válido para la investigación, terapia y orientación. Está formado por 80
elementos, permite que el adolescente conozca las estrategias que emplea para
afrontar sus problemas y el profesor o tutor le ayude a utilizarlas más eficazmente.
Se trata de una evaluación interna, de autorreflexión. Se han publicado 2 escalas de
afrontamiento: de tipo general y de problemas específicos. Cada escala se divide en
18 subescalas bien definidas e identificadas conceptual y empíricamente. Se
administra en adolescentes de entre 13 y 17 años de edad.
• BULL-S (Test de Evaluación de la Agresividad entre escolares; F. Cerezo Ramírez
2000) se administra en niños de 7 a 16 años.
• EPQ. (Cuestionario de personalidad; Formas A y J; H. J. Eysenck y S. B. G. Eysenck;
1989) evalúa las 3 dimensiones de la personalidad: Inestabilidad, Extraversión,
Dureza, con una escala de sinceridad y otra de tendencia a conducta antisocial.
Formas J: a niños de 11 a 14 años, Formas A: a partir de los 16 años.
• BAS. (Batería de Socialización 1, 2 y 3; F. Silva y M. C. Martorell; 1987) éste
instrumento se elaboró para detectar varios aspectos de la conducta social en
escolares. Se obtiene un perfil de socialización con 4 escalas de aspectos facilitadores
(Liderazgo, Jovialidad, Sensibilidad Social, respeto/Autocontrol) y 3 de aspectos
perturbadores (Agresividad-Terquedad, Apatía-Retraimiento, Ansiedad-Timidez).
También se obtiene una apreciación global de adaptación social. El BAS 1 y 2 se
administra en niños de 6 a 15 años y el BAS 3 de 11 a 19 años.
69
Evaluación dirigida a los padres
• Entrevista inicial.
• Observación conductual.
• Autorregistros. Tienen un doble objetivo, por un lado, atender deliberadamente a la
propia conducta y por otro, registrarla mediante algún procedimiento establecido. Se
trata de una técnica semiestructurada, en la que el sujeto debe cumplimentar un
documento, en el que se incluyen aspectos referidos a una conducta y que se deben
contestar cuando se produce una conducta, en su propio contexto habitual. En
ocasiones, para evitar problemas de reactividad, se le pide que cumplimente el
autorregistro, transcurrido un determinado tiempo desde que tuvo lugar la conducta.
Se pueden distinguir cuatro tipos fundamentales de autorregistro:
70
▪ Respuestas que no pueden ser observadas y/o registradas por razones económicas o
de otro tipo.
• Inventario de Depresión de Beck (BDI; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Consta
de 21 ítems que poseen cuatro alternativas cada uno, que se puntúan de forma
progresiva de 0 a 3, dando un rango de puntuaciones totales comprendido entre 0 y
63 (21*3).
Los puntos de corte para estas puntuaciones totales obtenidas sumando las asignadas
a cada ítem son las siguientes: 0-9 (no depresión), 10-19 (depresión leve), 20-29 (depresión
moderada) y 30 o más (depresión grave).
• Escala de Autoestima de Rosenberg (1965). Está compuesta por 10 ítems con cuatro
alternativas de respuesta. Cinco de estos ítems están redactados de forma positiva (1,
3, 4, 6 y 7) y otros cinco de forma negativa (2, 5, 8, 9 y 10).
Se suman las respuestas del sujeto, teniendo de cuidado de invertir las puntuaciones
de los ítems redactados de forma positiva, obteniendo un total que puede estar comprendido
71
entre 10 (1*10) y 40 (4*10). Esta puntuación total se interpreta desde la consideración de que
cuanto mayor sea mayor será la autoestima del sujeto. Cuando el valor es inferior o igual a
25 se considera que la persona tiene un déficit de autoestima. En nuestro centro se utiliza la
puntuación 28 como valor de corte.
• Inventario de Ansiedad de Beck (BAI; Beck, Epstein, Brown y Steer, 1988). Se suman
directamente las puntuaciones de todos los ítems, de modo que cuando esta es
superior a 20 o 25, será indicativo de presencia de ansiedad.
• Inventario de Preocupación (PSWQ; Meyer, Miller, Metzger y Borkovec, 1990). Los
ítems 1, 3, 8, 10 y 11 deberán ser invertidos y posteriormente, se sumarán las
puntuaciones de todos los ítems. A partir del rango 50-55, las puntuaciones indican
la presencia de una gran preocupación.
• Escala de Asertividad de Rathus (RAS; Rathus, 1973). Está compuesta por 30 ítems,
con formato de respuesta comprendido entre -3 y +3, y que expresan diferentes
conductas relacionadas con el asertividad del sujeto, en situaciones sociales. Para su
corrección se invierten los ítems marcados con * y se procede a sumar las
puntuaciones positivas y a restar las negativas, de modo que la puntuación total puede
variar desde -90 a +90, interpretándose esta puntuación como que cuanto más
positiva es la puntuación, más asertiva es la persona.
• Inventario de Asertividad (Gambrill y Richey, 1975; adaptación al castellano de
Carboles, Costa y Del Ser, 1975). Es un instrumento sensible al cambio terapéutico,
compuesto por 40 ítems que reflejan diferentes situaciones en las que se realiza una
conducta que objetivamente se puede considerar asertiva. El objetivo es evaluar el
grado de malestar que le genera cada situación al sujeto (utilizando una escala con
cinco categorías comprendidas entre 1 = ningún malestar y 5 = muchísimo malestar)
y la probabilidad con la que el sujeto realizaría la conducta que se describe en cada
ítem (utilizando también una escala de cinco categorías de respuesta, pero esta vez
comprendidas entre 1 = siempre lo hago y 5 = nunca lo hago).
Para evitar las valoraciones que realiza el sujeto acerca del miedo influyan sobre las
que realiza acerca de la probabilidad de la conducta, se le pide que primero realice la
valoración de miedo de todos los ítems, tape sus respuestas con un folio y posteriormente
realice las valoraciones de probabilidad.
Una vez que ha realizado estas dos tareas se le pide al sujeto que marque aquellos
72
ítems que describen conductas que a él le gustaría ser capaz de poder realizar.
Para la corrección del inventario se procede a sumar los números de cada una de las
valoraciones realizadas por el sujeto, obteniendo dos puntuaciones totales: la de la escala de
Malestar (M) y la de la Escala de Probabilidad de Respuesta (PR), por lo que si tenemos 40
ítems con valores que varían entre 1 y 5, la puntuación total variará entre 40 y 200. Esta
puntuación, conforme más elevada es, indica una mayor severidad del problema. Una
interpretación más refinada se puede realizar utilizando los siguientes valores de corte:
73
III.
EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD
1. EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD.
A. Criterios empíricos.
B. Criterios factoriales.
2. EVALUACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE
PERSONALIDAD.
3. EVALUACIÓN DE OTRAS VARIABLES CLÍNICAS.
74
1. EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD
A la hora de llevar a cabo este estudio de una forma científica, sistemática y objetiva,
se hace necesario fijar una serie de criterios que permitan identificar de forma sistemática
cuando un sujeto tiene un tipo de personalidad u otro, siendo este el campo de estudio de la
evaluación de la personalidad. A la hora de justificar estos criterios, se ha recurrido en
ocasiones a diferentes teorías y en otros casos, la evaluación se ha basado directamente en la
utilidad de un determinado método de recogida, análisis e interpretación de la información.
El concepto de personalidad, al igual que otros conceptos que tienen un alto grado
de abstracción, son difíciles de definir y en la literatura se pueden encontrar diferentes
aproximaciones. Unas que se centran en describirla haciendo referencia a características del
comportamiento del sujeto que son directamente observables y en otros casos utilizando
constructos cuya existencia puede ser inferida a partir de dichas características. La
personalidad también puede ser definida en términos de la interacción que mantiene una
persona con sus semejantes o bien en función de cómo esta se percibe a sí misma (Pervin,
1983, pág. 19).
Los primeros test que se construyeron se basan en criterios racionales, siendo pruebas
que contenían preguntas en las que se hacía referencia de forma directa al problema o a las
75
conductas que se querían evaluar. Desde este enfoque fue construida la Hoja de Datos
Personales (PDS) de Woodworth, siendo una de las primeras pruebas de personalidad de
lápiz y papel que fue administrada de forma masiva, en este caso con la finalidad de
seleccionar aquellos soldados americanos que se encontraban en condiciones de poder ir al
frente en la I Guerra Mundial. Los 116 ítems fueron seleccionados recurriendo a la
información disponible en libros de psiquiatría y de la experiencia adquirida en las consultas
clínicas, acerca de diferentes síntomas asociados con determinados trastornos
(principalmente las neurosis psicológicas).
A. Criterios empíricos
En referencia a este último aspecto, se consideró que era más adecuado tratar los
76
ítems hacia los que mostraba el sujeto su acuerdo, como opiniones subjetivas, en vez de
opiniones objetivas. También se consideró necesario evaluar el temperamento y la estabilidad
de las respuestas que daba el sujeto, aunque los resultados iniciales no fueron los deseados.
A pesar de ello, Stark Hathaway y J.C. McKinley, se propusieron el reto de construir un test
que permitiera evaluar todas aquellas conductas (inferidas a partir de los ítems) que fueran
de interés psiquiátrico. El trabajo comenzó en 1940 y se dilató hasta 1956, fecha en la cual
ya habían publicado todas las escalas que componen el MMPI.
Se partió de un total de 100 ítems potenciales, que habían sido redactados siguiendo
las siguientes directrices:
77
• Escala K de defensa o corrección. Se trata de la escala más compleja, ya que evalúa
aspectos que los sujetos normalmente niegan o son incapaces de identificar. Trata de
identificar tendencias de respuesta sutiles, a las que recurre el sujeto con la finalidad
de ocultar sus dudas e inseguridades, su ineficacia personal y su falta de control
emocional, dentro de una actitud defensiva y de evitación.
Por ejemplo, una persona que en la escala de Hipocondría obtiene una puntuación
inferior a 40, será descrita como optimista, enérgica, capaz y eficiente. Sin embargo, en el
otro polo, una persona con una puntuación superior a 75 será descrita como una persona
esquizoide que tiene delirios bizarros y que puede llegar a quedar inmovilizada por sus
síntomas y quejas.
• Individual. Para aquellos casos en los que el sujeto presenta un nivel de deterioro
considerable.
• Colectiva. Las tarjetas que se utilizan en la modalidad anterior son sustituidas por un
cuadernillo, el cual permite su aplicación individual y colectiva.
78
• Reducida. Se incluye sólo la parte inicial de la prueba.
La fiabilidad del MMPI viene abalada por diferentes estudios, realizados en distintos
países, en los que se habla de valores de consistencia interna comprendidos entre 0,70 y 0,85
y valores de estabilidad comprendidos entre 0,65 y 0,90. Su validez ha sido también estudiada
desde diferentes perspectivas (constructo, convergente y predictiva), aunque sin prestar
atención a los resultados que se han venido publicando acerca de su estructura factorial.
Estos últimos estudios muestran que los ítems tienden a correlacionar de forma alta con
ítems que pertenecen a otras escalas, lo cual habla muy mal acerca de su validez. Los análisis
de contenido realizados, muestran que las categorías psiquiátricas utilizadas carecen de
significado científico.
• El MMPI es aplicado en nuevos ámbitos, en los que los ítems referidos a cuestiones
de ajuste sexual, funciones corporales y religiosidad, son considerados demasiado
intrusivos.
• Desde que se publicó han tenido lugar cambios culturales que hacen que algunas
expresiones utilizadas en los ítems adopten un cariz sexista, anticuado o utilicen
ejemplos que hacen referencia a temáticas que desconocen las generaciones actuales.
• Se ha ido observando que las personas responden a los ítems de forma diferente a
como lo hacían los sujetos pertenecientes a otras generaciones.
• Hubo problemas a la hora de realizar la baremación inicial de la prueba, en su
validación y en el diseño del muestreo, en el cual no se contemplaban determinados
grupos étnicos o marcos culturales.
Con las puntuaciones T se puede construir el perfil del sujeto, una vez que se haya
ponderado estas puntuaciones por las fracciones de la escala K, las cuales reflejan el
porcentaje de la puntuación T de la escala K que debe ser sumada a la puntuación T de la
escala indicada. Ordenando las puntuaciones T corregidas del sujeto en las escalas clínicas e
identificándolas por sus códigos numéricos (los cuales se incluyen en la Tabla 1), se pueden
codificar dichos perfiles, de modo que sean más fácilmente interpretables.
El resultado final es una escala que resulta más fácil de interpretar y que ya no
presenta la problemática de la Inter-correlación entre ítems procedentes de escalas diferentes.
Los niveles de fiabilidad y validez son parecidos a los de su predecesora, aunque todavía son
escasos los datos que se tienen acerca del MMPI-2 y la mayor parte de los estudios han sido
realizados empleando población normal. La adaptación a muestra española fue realizada por
Ávila-Espada y Jiménez-Gómez (1999), pero sólo es aplicable a adultos, estando en
preparación la versión para adolescentes.
La triada neurótica
1 Hs: Hipocondría (32 ítems). Identifica la preocupación excesiva por la salud, las
quejas frecuentes por problemas somáticos con o sin pequeñas bases orgánicas. Las
puntuaciones T superiores a 80 indican problemas somáticos graves, ilusiones esquizoides,
corporales o somáticas, que llegan a inmovilizar al sujeto. Las inferiores a 40, en cambio,
indican ausencia de preocupaciones somáticas y describen a la persona como optimista,
enérgica y efectiva.
2 D: Depresión (57 ítems). Los ítems reflejan sentimientos de desánimo, pesimismo
y desesperación, así como características de personalidad vinculadas a la responsabilidad,
a la rigidez y el autocastigo. Las puntuaciones T superiores a 70 se interpretan como
presencia de depresión severa, abatimiento, preocupación por la muerte, culpabilización y
reserva. Las puntuaciones T inferiores a 40 describen al sujeto como alegre, seguro,
extravertido y sin desordenes emocionales.
80
3 Hy: Histeria de conversión (60 ítems). Los ítems reflejan quejas físicas específicas, una
actitud de negación de los problemas de la vida propia y la ausencia de ansiedad social. Las
puntuaciones T superiores a 70 se interpretan con características de personalidad como
elevada sugestionabilidad, ansiedad o episodios de pánico. Cuando la puntuación T es
inferior a 40, se puede considerar que la persona es reservada, convencional, conformista,
socialmente aislada, crítica y de mente cerrada.
Pd: Desviación Psicopática (50 ítems). Los ítems contienen expresiones que hacen
referencia a si la persona ha tenido problemas con la ley y evalúan su percepción de las
normas sociales y morales. El sujeto con una puntuación T superior a 75 se considera
como antisocial, inestable, irresponsable, egocéntrico y agresivo. Cuando la puntuación es
inferior a 40, es considerado convencial, sincero, autocrítico y moralista y excesivamente
cumplidor.
5 Mf: Masculinidad/Feminidad (55 ítems). Los ítems fueron redactados teniendo en
cuenta las manifestaciones de pacientes que acudían a consulta porque se sentían
amenazados por sus sentimientos homosexuales y que padecían dudas dolorosas acerca de
su rol de género. La interpretación de esta escala depende del sexo del respondiente, ya
que los baremos van en direcciones opuestas. Las puntuaciones T más altas se interpretan
como que la persona considera sus problemas sexuales graves, que presenta problemas de
identidad sexual y sin intereses por el sexo opuesto. Si la persona es un varón se describirá
como sensible y empática, si es una mujer, como competitiva y segura de sí misma.
La tétrada psicótica:
6 Pa: Paranoia (40 ítems). Los ítems reflejan una marcada sensibilidad interpersonal,
en la que se tiende a malinterpretar las intenciones de los otros. Cuando las puntuaciones
T son superiores a 70, las hipótesis interpretativas hablan de predisposición paranoide,
excesiva sensibilidad, suspicacia, resentimiento y reserva.
7 Pt: Psicastenia (48 ítems). Los ítems fueron redactados basándose en pacientes que
mostraban preocupaciones obsesivas, rituales, miedos exagerados o lo que se entiende
81
actualmente como trastorno obsesivo-compulsivo. Las puntuaciones T superiores
(mayores que 75) incluyen las hipótesis siguientes: miedo, ansiedad y tensión extremas,
falta de concentración, rumiaciones, fobias supersticiosas o sentimientos de culpa, entre
otras. Las más bajas (inferiores a 40), describen a la persona como segura de sí misma,
competente y con prestigio.
8 Sc: Esquizofrenia (78 ítems). Los ítems cubren un amplio rango de pensamientos
extraños, experiencias inusuales y características propias de los pacientes esquizofrénicos.
Detecta la presencia de ideas y comportamientos extraños, alucinaciones y la ausencia de
sentido de realidad.
9 Ma: Hipomanía (46 ítems). Los ítems pueden ser agrupados en los componentes
de amoralidad, aceleración psicomotriz, auto-envenenamiento e imperturbabilidad.
0 Si: Introversión Social (70 ítems). Las personas que puntúan más alto en esta escala son
frías, retraídas, inseguras, indecisas, rumiadoras y evitan el contacto social.
Se trata de una prueba que ha sido desarrollada sin hacer referencia a un marco
teórico concreto, sino que parte de la visión pragmática de Gough en torno a lo que
denominó conceptos populares, los cuales pueden encontrarse en múltiples culturas y hacen
referencia a la dominancia, la tolerancia o el autocontrol.
Está compuesta por 480 ítems que se distribuyen en torno a 18 escalas, de las cuales
tres son de validación y están tomadas del MMPI, que a su vez se agrupan en cuatro
categorías:
1. Ascendencia y asertividad.
2. Socialización, madurez y responsabilidad.
3. Rendimiento y eficiencia intelectual.
4. Interés y motivación.
82
como patológica cuando se encuentre dos desviaciones típicas por encima de la media, o lo
que es lo mismo, cuando la puntuación sea superior a 70.
A pesar de que los estudios que han informado acerca de su fiabilidad y validez hablan
de que se trata de una prueba adecuada, también se ha criticado el hecho de que no posea
ninguna estructura factorial y el que no siempre sea posible interpretar los múltiples códigos
que se utilizan en la misma.
B. Criterios factoriales
Dentro de esta sección se incluyen diferentes autores como Cattell y Eysenck, que
mediante el uso de técnicas de análisis factorial, pretenden medir los rasgos del sujeto,
entendiendo por tales un conjunto integrado de conductas estables. Los principales
detractores de la teoría de los rasgos, consideran que no se ha podido ofrecer evidencia de
que la conducta se despliegue de forma consistente a lo largo de los diferentes seres humanos.
• Datos L. Hacen referencia a la vida del sujeto y contienen una valoración directa de
la misma, realizada por el psicólogo. Permite analizar una gran variedad de conductas.
• Datos Q. Se obtienen mediante el uso de los cuestionarios, en los que el propio
sujeto, mediante un acto de introspección informa sobre su personalidad y
temperamento.
83
• Datos T. Vinculados a pruebas en las que se reproducen determinadas situaciones
con la intención de evaluar conductas que el sujeto no sabe que van a ser tenidas en
cuenta y que permiten conocer cuáles son sus motivaciones.
A partir de los datos L Cattell redacto las preguntas contenidas en el 16PF, a partir
del cual pudo obtener datos Q que al ser analizados revelaron una estructura compuesta por
16 factores, de los cuales 12 tenían un contenido que era congruente con las conclusiones
obtenidas a partir de los datos L. Estos 16 factores se pueden consultar en la Tabla 2.
La prueba está compuesta por 187 ítems, que recogen afirmaciones que hacen
referencia al comportamiento del sujeto en determinadas situaciones. El formato de
respuesta está compuesto de tres alternativas, que expresan un grado de acuerdo total, parcial
o nulo hacia el contenido de la frase que contiene el ítem. En otras ocasiones, las alternativas
contienen diferentes acciones o reacciones vinculadas a dicha situación.
84
Tabla 2: Los 16 factores incluidos en el 16PF
B-. Inteligencia baja. Lenta para aprender B+. Inteligencia alta. Rapidez en
y captar las cosas, de interpretaciones literales. comprensión y aprendizaje de ideas.
C-. Afectada por los sentimientos. Poca C+. Emocionalmente estable. Madura,
estabilidad emocional, evade la responsabilidad, estable, con firmeza interior, tranquila,
fácilmente turbable. realista,.
85
Tabla 2: Los 16 factores incluidos en el 16PF (continuación)
La versión española, adaptada por TEA (Cattell, 1975) puede ser administrada a
sujetos con nivel lector mínimo de BUP, existiendo baremos tanto para adultos como para
adolescentes. Los estudios realizados por Seisdedos ofrecen valores de fiabilidad para los
diferentes factores, comprendidos entre 0,60 y 0,80, los cuales se pueden considerar más bien
modestos, sobre todo teniendo en cuenta que otros estudios muestran que la estructura
factorial del 16PF no se mantiene.
Considera que las conductas del sujeto se organizan jerárquicamente a partir de los
rasgos, los cuales se asocian para formar tipos, dentro del nivel más alto de generalización.
86
Los tipos distinguidos por Eysenck (Extroversión-Introversión, Neuroticismo-Control,
Psicoticismo-Normalidad), se comportan como continuos bipolares, a lo largo de los cuales
se puede situar la posición que ocupa el sujeto, de modo que quede de esta forma
representada su personalidad.
Existen versiones tanto para jóvenes (el EPI-J; para sujetos entre 8 y 15 años) como
para adultos (el EPI-A; para sujetos con más de 15 años) y también ha sido adaptada a la
población española en una versión más que contiene un mayor número de ítems (81), al
incluir el factor P (referido al tipo de Psicoticismo-Normalidad), pero pierde los valores tan
altos de fiabilidad obtenidos en la versión original. Su estructura factorial parece mostrarse
sólida, según muestran las revisiones realizadas y su validez viene atestiguada por diferentes
estudios realizados en los que se trata de establecer diferentes correspondencias entre
variables fisiológicas (como el nivel de activación) y los tipos.
87
personalidad se podía describir de forma científica, recurriendo a lo que Norman denominó
los Cinco-Grandes. Sin embargo, no han faltado las críticas, las cuales se han centrado en
considerar que los factores expresan tendencias de respuestas de los respondientes, que están
siempre presentes en las pruebas analizadas. Otros autores, como Eysenck, consideran que
no todos los factores están situados al mismo nivel de generalidad y que en último término
se podrían reducir a tres. En la dirección opuesta, algunos estudios muestran la existencia de
un mayor número de factores. Sin embargo, parece ser que cuando se dan las circunstancias
en las que se utilizan datos procedentes de diferentes instrumentos y fuentes, se obtiene una
estructura factorial compuesta por cinco factores, como un resultado empírico, pero de
significado teórico controvertido.
El enfoque de los cinco factores también ha sido utilizado con la finalidad de revelar
la estructura intrínseca de los trastornos de personalidad, pero la invarianza encontrada no
puede ser integrada dentro de un sistema conceptual único y el enfoque se reduce a una teoría
sobre la metodología.
Para Millon y Davis (1998) para constituir la psicología clínica como una ciencia es
necesario que existan una serie de ámbitos:
• Las teorías. Deben ser esquemas conceptuales explicativos a partir de los cuales se
puedan deducir afirmaciones acerca de los trastornos.
• Las nosologías. Como derivación lógica de la teoría se debe disponer de una
clasificación de los trastornos de personalidad, que permita una organización
coherentemente.
• Los instrumentos. Herramientas que deben permitir evaluar las hipótesis teóricas
adecuadas y los constructos que se incluyen en la nosología.
• La intervención. Debe proporcionar estrategia y técnicas congruentes con la teoría
que permiten modificar los problemas identificados con los instrumentos de
88
medición.
Si nos centramos en los ámbitos clínicos, estos según Millon se pueden organizar en
atributos estructurales (como sustrato del estado de ánimo) y funcionales (como reguladores
de las dinámicas internas y las transacciones externas).
89
Los ámbitos funcionales representan procesos dinámicos referidos al mundo
intrapsíquico y la relación que mantiene el Sí individual y el entorno psicosocial. Para describir
los trastornos de personalidad, se recurre a los cuatro ámbitos siguientes:
90
características expresivas del estado de ánimo, de los impulsos y del afecto.
91
difusas y complejas que comparten muchos rasgas pero que también tienen otros
distintivos.
Estos prototipos se definen como núcleos de factores que permiten captar las
características más pertinentes y esenciales del paciente, que hacen referencia a un síndrome
o un trastorno concretos.
92
• A diferencia del MMPI, el cual es más adecuado para evaluar los síndromes incluidos
en el Eje I, haciendo referencia a estados clínicos, el MCMI-III es más adecuado para
evaluar los trastornos del Eje II, centrándose en las dimensiones de afrontamiento y
en el comportamiento interpersonal (Millon, 1998, pág. 50).
• Otra característica distintiva del MCMI-III hace referencia a la sustitución en los
baremos de las puntuaciones típicas, por las tasas de base. Este cambio se realiza
debido a que las puntuaciones T presentan las siguientes limitaciones:
1. Su utilización implica realizar la asunción de que la frecuencia con que se dan en la
población una desviación de una puntuación respecto a la puntuación media es una
distribución normal en la que todas las frecuencias son comparables entre sí.
2. No resulta adecuado para representar tipo de personalidad o síndromes clínicos ya que
sus distribuciones no son equivalentes y sus tasas de prevalencia son dispares.
Inventario de Depresión de Beck (BDI; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Consta
de 21 ítems que poseen cuatro alternativas cada uno, que se puntúan de forma progresiva de
0 a 3, dando un rango de puntuaciones totales comprendido entre 0 y 63 (21*3).
Los puntos de corte para estas puntuaciones totales obtenidas sumando las asignadas
a cada ítem son las siguientes: 0-9 (no depresión), 10-19 (depresión leve), 20-29 (depresión
93
moderada) y 30 o más (depresión grave).
• Escala S. Visión de sí mismo. Ítems en positivo: 17, 25, 31 y 33. Ítems en negativo:
5, 10, 13, 21, 29 y 35.
• Escala M. Visión del mundo. Ítems en positivo: 3, 8, 12, 20 y 24. Ítems en negativo:
18, 23, 27, 30 y 34.
• Escala F. Visión del futuro. Ítems en positivo: 6, 9, 11, 28 y 36. Ítems en negativo:
15, 16, 19, 26 y 32.
Escala de Desesperanza (HS) (Beck y cols., 1974). Predice mejor el riesgo de suicidio
que las escalas que lo evalúan directamente. La desesperanza es el mejor predictor de la
conducta suicida. Una puntuación alta indica alta intencionalidad suicida. Es muy fácil y corta
de pasar (unos minutos). El inconveniente es que presenta muchos falsos positivos. Esta
escala presenta múltiples ítems que pueden servir como punto de partida para abordar la
visión negativa del futuro por parte del paciente. Es importante un análisis de los ítems del
cuestionario 20 ítems de V/F; rango de 0 a 20. Una puntuación de 9 o más predice un 90%
de los suicidios reales. En clínica tomaremos como indicativo de riesgo de suicidio una
puntuación mayor o igual a 11. Esta puntuación se obtiene dando un punto cuando coincidan
con las claves de corrección (ver tabla 4) y sumándolo al final.
94
Tabla 4: Claves de corrección de la Escala de
Desesperanza
1–F 6–F 11 – V 16 – V
2–V 7–V 12 – V 17 – V
3–F 8–F 13 – F 18 – V
4–V 9–V 14 – V 19 – F
5–F 10 – F 15 – F 20 – V
95
Tabla 5: Agrupación de ítems en torno a 10 factores en el LCC
PUNTUACIÓN DE PUNTUACIÓN
ACTITUDES ITEMS
CADA UNO TOTAL
1. Aprobación 1a5
2. Amor 6 a10
3. Ejecución 11 a15
4. Perfeccionismo 16 a 20
5. Derecho sobre los otros 21 a 25
6. Omnipotencia 26 a 30
7. Autonomía 31 a 35
96
Área de fortaleza
psicológica
Figura 1: Perfil.
1–F 7- V 13 – V 19 – V 25 - V
2–V 8–F 14 – V 20 – V 26 - F
3–V 9–V 15 – F 21 – F 27 - F
4–F 10 – F 16 – F 22 – V 28 - V
5–V 11- V 17 – V 23 – F 29 - V
6–F 12 – F 18 – F 24 – V 30 – V
97
El punto de corte para discriminar entre la población sana de la población aquejada
de ansiedad social es 22-24. Sensible al cambio terapéutico y buen predictor de la mejoría
terapéutica a largo plazo. Junto con el SAD, es el más utilizado para la evaluación de Fobia
Social.
1–F 8–V 15 – F 22 - F
2–V 9–F 16 – V 23 - V
3–F 10 – V 17 – F 24 - V
4–F 11 – V 18 – V 25 - F
5–V 12 – F 19 – F 26 - V
6–F 13 – V 20 – V 27 - F
7–F 14 – V 21 – V 28 - F
98
Está compuesta por 11 ítems, con formato de respuesta tipo Likert con las
categorías 0, 1, 2, 3 y 4. Los 7 primeros ítems evalúan el miedo y la evitación, y los cuatro
restantes los síntomas psicofisiológicos. El rango de las puntuaciones es el siguiente: para el
total está comprendido entre 0 y 72, para miedo entre 0 y 28, para evitación entre 0 y 28 y
para los síntomas psicofisiológicos, entre 0 y 16.
Para evitar las valoraciones que realiza el sujeto acerca del miedo, influyan sobre las
que realiza acerca de la probabilidad de la conducta, se le pide que primero realice la
valoración de miedo de todos los ítems, tape sus respuestas con un folio y posteriormente
realice las valoraciones de probabilidad.
Una vez que ha realizado estas dos tareas se le pide al sujeto que marque aquellos
ítems que describen conductas que a él le gustaría ser capaz de poder realizar.
Para la corrección del inventario se procede a sumar los números de cada una de las
valoraciones realizadas por el sujeto, obteniendo dos puntuaciones totales: la de la escala de
Malestar (M) y la de la Escala de Probabilidad de Respuesta (PR), por lo que si tenemos 40
ítems con valores que varían entre 1 y 5, la puntuación total variará entre 40 y 200. Esta
99
puntuación, conforme más elevada es, indica una mayor severidad del problema. Una
interpretación más refinada se puede realizar utilizando los siguientes valores de corte:
100
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