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ELEMENTOS DEL HECHO ADMINISTRATIVO.

Los hechos humanos administrativos se concretan en comportamientos materiales,


es decir, en el ejercicio de una actividad física de órganos de la administración; pueden ser
realizados con independencia de un acto administrativo anterior, o pueden ser cumplidos
incluso para declarar la voluntad de la administración, en cuyo supuesto tales hechos
pueden tener valor de declaración tácita de la voluntad administrativa. (Fraga, 1984, p, 142)

En tal caso el hecho administrativo constituye también un acto administrativo.

Los hechos administrativos de referencia se rigen, en principio, por reglas


análogas a las aplicables a los actos administrativos. Para Castro (2018):

) Entendiéndose que el Acto es meramente formal; mientras que el Hecho


Administrativo es la exteriorización de la decisión, la cual conlleva la ejecución,
que viene ha ser el deseo del acto.

El hecho administrativo está configurado por la prudencia, diligencia, cuidado o


pericia, y en manera alguna interviene la voluntad, ni menos es determinante del
insuceso. Sin embargo, si es causa primaria o generadora de la responsabilidad por
culpa aquiliana del Estado. (p. 137)

Para que se configure plenamente esta responsabilidad deben reunirse los siguientes
elementos:

a) Existencia del "hecho", que puede ser falla, falta o riesgo en el servicio;

b) Daño o perjuicio sufrido por el actor;

c) Relación de causalidad entre el primero y el segundo.

LA PRUDENCIA EN EL HECHO ADMINISTRATIVO.

La prudencia es una virtud esencial para ejercer de manera adecuada la función


directiva, sin ella se corre el riego de que las decisiones que se tomen sean erróneas. Es en
la acción directiva dónde está virtud cobra una importancia trascendental.

La definición de esta virtud que expone el Dr. Isaacs (1985) es:


En su trabajo y en las relaciones con los demás, recoge una información que
enjuicia de acuerdo con criterios rectos y verdaderos, pondera las consecuencias
favorables y desfavorables para él y para los demás antes de tomar una decisión y
luego actúa de acuerdo a lo decidido. (p.24)

Con base en esta definición del Dr. Issacs, la prudencia es una de las virtudes más
importantes para el personal que ejerce la autoridad en virtud de sus funciones. Ya que, al
trabajar con información verdadera, tomar decisiones y actuar en consecuencia provoca que
el personal viva con la confianza en sus líderes y se comprometa con ellos.

El saber prudencial es la experiencia acumulada actuando de forma cuidada y


constante en su función directiva aplicando esta virtud.

 La capacidad de observación.
 La capacidad de distinguir entre hechos y opiniones.
 La capacidad de distinguir entre lo importante y lo secundario.
 La capacidad de buscar información.
 La capacidad de seleccionar fuentes.
 La capacidad de reconocer los propios prejuicios.
 La capacidad de analizar críticamente la información recibida y comprobar cualquier
aspecto dudoso.
 La capacidad de relacionar causa y efecto.
 La capacidad de reconocer que información es necesaria en cada caso.
 La capacidad de recordar” (Isaacs,1985, p. 95)

DILIGENCIA EN EL HECHO ADMINISTRATIVO.

El contenido básico de la buena administración está relacionada al deber de


diligencia o de cuidado, teniendo como principal característica el deber de la
administración pública de actuar de manera imparcial y cuidadosamente establecer
los elementos de hechos y de derecho antes de tomar una decisión. Al respecto la doctrina
internacional considera que el deber de cuidado o debida diligencia es el elemento 20
fundamental de la buena administración, la misma que consiste en la obligación que
tiene la administración pública de orientar de manera positiva el ejercicio de la
discrecionalidad y obtener decisiones de calidad que garanticen el interés general.
(Castro, 2018, p. 175)

De igual forma, Ponce señala que para cumplir el deber de buena administración
es necesario que los agentes públicos actúen durante la actividad procedimental en
función al deber de debida diligencia, en otras palabras, la administración pública
debe conducir el procedimiento de elaboración de decisiones con el máximo de
diligencia, entendida como el cuidado o empeño al momento de considerar las
circunstancias e intereses del órgano público que va emitir la decisión. Motivo por el
cual, es necesario que la función administrativa se desarrolle bajo la obligación legal
de seguimiento de un procedimiento adecuado, de tal forma que en los casos en que la
ley otorga márgenes discrecionales, la autoridad administrativa debe actuar
diligentemente, acopiando elementos objetivos que reduzcan el rango de arbitrariedad
en la decisión a adoptar. Izquierdo (2018) menciona que:

En consecuencia, debe quedar claro que el deber diligencia como elemento central
de la buena administración, que permite orientar de manera positiva la facultad
discrecional, impone a la administración la obligación de determinar cuáles son los
elementos de hecho y de derecho que van a sustentar una debida motivación de las
resoluciones administrativas de pase a la situación de retiro de oficiales en la Policía
Nacional del Perú. (p, 132)

CUIDADO O PERICIA DENTRO DEL HECHO ADMINISTRATIVO.

El cuidado de lo común es una de las responsabilidades que tienen los


administradores de lo común en el ámbito que a cada uno corresponde.

Lo construido y realizado entre todos nos pertenece a todos y encomendamos a los


responsables o gestores de cada momento su cuidado y administración. (Izquierdo, 2018, p.
133)

Esto significa que la naturaleza institucional de la Administración Pública


como sustento, se localiza en lo público, entendido como un espacio en el cual las
personas, los grupos y las organizaciones de la sociedad y el Estado tienen cabida, a
fin de desarrollar actividades que son de interés para la vida comunitaria.
Es una obligación que asumen los que quieren poner en práctica su programa
político, que incluye necesariamente la responsabilidad de la administración y cuidado de
lo que anteriores corporaciones, equipos de gobierno, o gestores de lo público han ido
realizando. De tal manera cuando la actuación ha sido realizada por otras corporaciones o
gobiernos de diferente signo se incurre con facilidad en la falta de cuidado y de atención a
esos bienes comunes como si con ello quisieran deteriorar la imagen de los anteriores. Pero
lo que están dejando claro es su falta de aprecio por aquello de lo que son responsables y
que han asumido, aunque en muchas ocasiones no parecen conscientes de ello, desde el
momento en que asumen su responsabilidad de gobierno. Y ello ocurre en ámbitos
diferentes: de gestión de determinadas infraestructuras, de gestión local, provincial,
regional o nacional. (Rojas. 2011, p. 161)

Todos los ciudadanos tenemos la responsabilidad de proteger y cuidar el


espacio público, pues es nuestra propiedad y les corresponde a las autoridades
administrativas, gestionar la seguridad, la construcción de calles, los canales, los
caminos, carreteras, la limpieza, los puentes, las presas, la salud sean atendidos y
solucionados de la manera más eficiente posible.

CONCLUSION

Se concluye diciendo que, Los elementos del hecho jurídico suman mayor
importancia, pues son aquellos donde se manifiesta la buena administración y el respeto
que existe al momento de dirigir un cargo público, las buenas decisiones por parte de los
administradores permiten que se refleje en la sociedad el amor por el desarrollo del país, de
tal manera los hechos administrativos son la manifestación y el reflejo de las decisiones, ya
sea buenas o malas por parte de quienes nos gobiernan.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Castro, A. (2018). Análisis de calidad regulatorio, simplificación administrativa y buena


administración. Guadalajara, México: XXIII Congreso Internacional del CLAD.
Isaacs, D. (1994). La educación de las virtudes humanas y evaluación. Madrid, España:
Editorial MINOS tercer milenio.
Fraga. G. (1984). Derecho administrativo. Ciudad de México, México: Editorial Porrua.

Izquierdo Carrasco, M. (2018). Régimen jurídico básico y control de la administración.


Madrid, España: Editorial Tecnos.

Rojas, E. (2011). El debido procedimiento administrativo. Lima, Perú: Fondo Editorial


PUCP.

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