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Elaborado por: Kenny Jeffrey Romero Fernandez

El DERECHO DE REUNION ANTE LA PANDEMIA COVID-19

El derecho de reunión consiste en la libertad del ser humano de consagrarse, ya sea para
participar, protestar, compartir ideas y opiniones, intercambiarlas o acordar una acción común.
Este derecho es una manifestación de la vocación asociativa del ser humano, de la instintiva
interacción de los individuos. El derecho de reunión es precisamente, el elemento decisivo para
determinar si existe una reunión, a diferencia de una coincidencia accidental de personas en un
lugar, por ejemplo; para viajar en autobús o hacer algún trámite en el banco como también sucede
en los mercados, es más sino la intención y el propósito de quienes se reúnen (Chaname ,2017, p.
32).

En este sentido, claros ejemplos del ejercicio de la libertad de reunión lo constituyen las marcas
de protesta de la población contra alguna medida gubernamental, o de los sindicatos en pro de
algún reclamo laboral, las manifestaciones de la libertad de religión a través de ceremonias en los
templos o procesiones en la vía pública, o los mítines de alguna agrupación política con miras a
captar adeptos que los respalden en las elecciones, etc. (Buitrago, 2014, p. 207). Desde esta
perspectiva, la libertad de reunión adquiere su importancia como canal que permite consagrarse
para expresar y compartir sus ideas o puntos de vista, ya sea en el ámbito político, religioso,
cultural, etc.

El derecho de reunión es la libertad pública individual que faculta a un grupo de personas a


concurrir temporalmente en un mismo lugar, pacíficamente y sin armas, para cualquier finalidad
lícita y conforme a la ley, ya sean reuniones públicas o privadas siendo considerada una libertad y
un derecho humano de primera generación (Chaname ,2017, p. 33).

Desglosándose del derecho de reunión la capacidad humana de reunirse en un sector o lugar


público que permita desarrollar una actividad como las anteriormente nombradas cuales vendrían
a ser las manifestaciones, mítines, sindicatos o congregaciones religiosas o reuniones en plazas
públicas. Como también existen las reuniones privadas, realizados en locales privados cuya
propiedad pertenece a una persona natural o jurídica, o a varias personas en particular (Buitrago,
2014, p. 208). En estos lugares pueden realizarse reuniones sin obligación de dar aviso previo a la
autoridad. Tenemos así, por ejemplo, las reuniones en una oficina, en la sala de la casa de un
amigo, de un compañero de trabajo, o de un familiar que se caracterizan por la selectividad o un
numero limitados de miembros que se reúnen donde solo algunos pueden asistir, todos con un fin
específico, el cual es un tema a tratar en común con la forma de pensar y opinión de sus
miembros, también existe reuniones privadas las cuales se caracterizan por la realización de o
ejercicio de un fin en común a las cuales solo un límite de personas tienen acceso, estos podrían
ser claros ejemplos; los conciertos o para presenciar una actividad deportiva en común como es el
futbol , también reuniones familiares por algún evento en celebrar.

La reunión pública la cual se lleva a cabo en una plaza u vías de transito público es aquella
manifestación social que se presenta con la congregación cuyos miembros son un grupo de
personan las cuales tienen un pensamiento u objetivo afín, son estas las reuniones públicas
llevadas a cabo manifestar opiniones, protestas e ideas, caracterizadas por que transmiten un
mensaje a la población, pero siempre de manera pacífica sin alterar el orden público. Lingan
(2018). Este es el ejercicio pleno de la reunión y esta entrelazado o vinculado con el mismo
derecho a la protesta, las personas pueden elegir un lugar público donde así puedan manifestar
todas sus idean siempre y cuando no atenten con la seguridad, la salud y las buenas costumbres
de las personas y la sociedad.

En el artículo 2°, inc. 12 de la constitución peruana nos manifiesta que el ejercicio de reunión sea
en tanto público o privados , es un derecho que no necesita autorización, pero en los casos de
reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la
autoridad gubernativa, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración
del orden público, con peligro para personas o bienes, este deber de comunicación no implica
solicitud de autorización alguna, sino que es una comunicación a fin de que la autoridad
administrativa pueda adoptar las medidas pertinentes en caso presentarse una situación que
impida el normal desarrollo de la convivencia ciudadana en aspectos que afecten su integridad
física, la moral e integridad de bienes públicos o privados de las personas, lo que situaría al
participante en la manifestación al margen del derecho fundamental, y permitiría a la autoridad
adoptar las medidas que considerara necesarias y proporcionárselas. Lo anteriormente escrito
también está plasmado en el artículo 20 de los derechos humanos donde señala libertad de
reunión y asociación y manifiesta que los Estados no sólo tienen la obligación de proteger las
reuniones pacíficas, sino que también deben tomar medidas para facilitarlas. (Carrillo, 2020)
Existen casos de excepción donde se restriegue estos derechos fundamentales a la reunión ya sea
por casos de declaratoria de emergencia como es el caso de sendero luminoso y las guerrillas
siendo periodos de violencia política que vivió el país durante década de los ochentas y
comienzos de los noventas. En el cual los derechos fueron suspendidos, lo cual la Presidencia del
Consejo de Ministros equipara la declaratoria del estado de emergencia y los hechos suscitados
durante la época de violencia política que vivió el Perú, con los actuales sucesos vividos durante
el año 2020 declarándose así un nuevo estado de emergencia por razones de salud pública, siendo
una situación novedosa en el país, por la magnitud y el potencial daño que pueda ocasionar la
pandemia, en la economía, la sociedad y en la convivencia democrática.

Dado que en el año 2020 por la presencia de la pandemia producto del COVID-19, el tribunal
constitucional para resolver este problema ha señalado que en la declaración de estado de
emergencia solo se puede restringir o suspender el ejercicio del derecho de reunión,
inviolabilidad de domicilio, tránsito y libertad personal. En conformidad con lo establecido en el
artículo 137 del texto constitucional de 1993.

Es por eso que se confirma que el riesgo para la salud pública derivado de la crisis sanitaria del
COVID-19 justifica la restricción en la circulación de personas, reuniones tanto públicas o
privadas y el de abstenerse de realizar estas actividades, para así evitar la propagación del virus,
la salud pública se presenta como interés superior en cualquier ejercicio de ponderación. Ahora
bien, en la medida en que el ejercicio de los otros derechos (en este caso, reunión y
manifestación) pudieran desarrollarse con medidas preventivas y protectoras suficientes, la
prevalencia de la salud pública no debe presentarse como un mantra que no admita matices, en
pos de preservar el desarrollo de otros derechos en la medida de lo posible, para evitar que sean
completamente anulados en todo el tiempo que pueda quedar de pandemia. Todo ello desemboca
en que la tutela de la salud pública con la aplicación de medidas preventivas por parte de los
poderes públicos, ha de tener preferencia sobre el derecho de reunión y manifestación.

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