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Deserción escolar es un término usualmente utilizado en América Latina que hace

alusión al abandono escolar. Consiste en aquella situación en la que el estudiante


después de un proceso acumulativo de separación o retiro, comienza a retirarse
antes de la hora establecida por el sistema educativo sin obtener una nota o un
certificado escolar. A esta idea se efectúa un somero análisis de la deserción
escolar en tiempos de pandemia
La pandemia del COVID-19 (coronavirus) significa un riesgo por el avance de la
educación en todo el mundo producto de dos impactos significativos: a) el cierre
de las instituciones educativas en casi todo el mundo y b) la recesión económica
que se produce a partir de las medidas tendientes a controlar la pandemia.
De no efectuar esfuerzos significativos para contrarrestar sus efectos, la clausura
de colegios provocará un bajo nivel de aprendizajes, un incremento en la
deserción escolar (también conocida como abandono escolar) y una mayor
inequidad. La crisis económica que afecta a los hogares, agravará el daño, pues
vendrá acompañada de menor oferta y demanda educativa. Estos dos impactos
tendrán, en conjunto, un costo a largo plazo sobre el capital humano y el
bienestar.
A pesar de la situación, si los países reaccionan con rapidez para apoyar el
aprendizaje continuo, pueden mitigar el daño e incluso convertir la recuperación en
una nueva oportunidad. Las soluciones en el tema de política pública para
alcanzar eso pueden resumirse en tres etapas que se relacionan mutuamente:
enfrentar la pandemia, gestionar la continuidad, mejorando y acelerando el
aprendizaje. El objetivo de los sistemas educativos al implementar estas políticas
debe ser recuperarse, pero sin repetir el pasado, dado que en muchos países la
situación antes de la pandemia ya se caracterizaba por un aprendizaje demasiado
bajo, altos niveles de inequidad y avances lentos. Ahora, los países tienen la
oportunidad de “reconstruirse mejor”: pueden utilizar las estrategias más efectivas
de recuperación de la crisis como base para introducir mejoras a largo plazo en
áreas como las evaluaciones, la pedagogía, la tecnología, el financiamiento y la
participación de los padres.
El doble impacto del cierre de las instituciones escolares y de la recesión mundial
podría tener costos a largo plazo para la educación y el desarrollo si los gobiernos
no reaccionan con rapidez para contrarrestarlos. El cierre de escuelas provocará
una pérdida de aprendizajes, un aumento en la cantidad de deserciones escolares
y una mayor inequidad; la crisis económica, que afecta a los hogares, agravará el
daño, pues vendrá acompañada de menor oferta y demanda educativa.
En este sentido, por ejemplo, en Colombia la deserción escolar es otro de los
efectos colaterales que ha traído la pandemia del covid-19. En algunas de las
capitales del país, a unos 13.000 estudiantes de colegios oficiales se les perdió el
rastro, pues no aparecen en las clases virtuales ni sus padres volvieron a recoger
las guías académicas que los docentes preparaban. Las secretarías de Educación
del país coinciden que los factores que ocasionan el fenómeno pasan por la falta
de conectividad o equipos para las clases virtuales, situación que han intentado
resolver a través de donaciones de computadores, celulares o tarjetas SIM que
permitan acceder a internet. No obstante, el coronavirus agravó el tema al punto
de que se cree que de cada 100 alumnos que hoy adelantan el año lectivo 2020,
doce dejarían las aulas en los planteles oficiales. Se teme que lo propio pase en
los establecimientos privados, aunque ninguna directiva de esos colegios se ha
pronunciado al respecto.
La falta de computadoras para las clases virtuales, los problemas económicos,
sumados a las dificultades habituales que se presentan en la vida académica de
los estudiantes, serían las causas de esta deserción.
Sin duda, las clases virtuales han sido un reto para los colegios, más teniendo en
cuenta que el contexto de cada estudiante es distinto y que aún son marcadas las
brechas en materia de acceso a la tecnología.

Algunas Propuestas
Las siguientes son algunas propuestas que puedes aplicar en el hogar para
motivarlos educandos a continuar con su plan académico durante el aislamiento
preventivo, en donde los padres o el tutor que este en casa cumple una función
vital:

• Crear espacios de diálogo en el que se les ayudes a reconocer que la educación


es la mejor alternativa para mejorar la calidad de vida de las personas y alcanzar
sus ideales. Pregúntales qué desean ser cuando grandes y comenta cómo, a
través de la formación y el desarrollo de habilidades y destrezas que les brinda en
proceso pedagógico, van dando pasos para aproximarse a esa meta.
•Constatar que los contenidos educativos, las metodologías y las herramientas
pedagógicas sean flexibles y plausibles en razón con las características y
condiciones del contexto en el que el estudiante vive.
• Buscar acompañamiento pedagógico, pero también psicosocial a la escuela o
colegio de los educandos. Buscar una orientación adecuada que posibilite apoyar
de una mejor manera el proceso académico en el hogar.
• Intentar destinar un espacio de tiempo, todos los días, para dialogar con los
educandos sobre los sentimientos y emociones que les produce el proceso de
estudio en el hogar. Plantearles a los educandos qué temores, dudas, dificultades
o expectativas tienen y cómo les gustaría a ellos que los apoyaras. Es importante
oírlos con atención y proponer soluciones en conjunto. Este trabajo, posibilita
identificar posibles factores de riesgo de deserción escolar que podrás mitigar a
tiempo con ayuda del sistema educativo.

• Planificar en familia y por la vía del diálogo y la negociación, rutinas diarias en las
que los niños, niñas y adolescentes tengan un horario establecido para alcázar los
objetivos de sus actividades escolares pero también para efectuar actividades ocio
y juego.
• Dejar de sobrecargar al educando de quehaceres del hogar que le resten tiempo
a sus responsabilidades escolares. Es importante recordar que la educación es un
derecho primordial. Es aconsejable distribuir las obligaciones domésticas entre
cada uno de los integrantes de la familia considerando su edad, habilidades y
capacidades.
• Motiva sus logros y valora el esfuerzo por encima del resultado. Enséñale al
educando que los errores son grandes oportunidades de aprendizaje y que tiene
las destrezas para mejorar día a día.
• Constata que el educando descanse las horas correspondientes y que se
alimente bien. Estos factores influyen en su rendimiento académico y en su
disposición para el proceso de aprendizaje.
• Considerar un entorno familiar donde la buena convivencia reine. Recordar que
los conflictos constantes al interior de los hogares generan un impacto emocional
en el educando y por ende, incidiendo directamente en su motivación y estado de
ánimo para aprender.

En síntesis, la pandemia tiene implicaciones serias en la región, incluyendo


posibles incrementos en la deserción, menores niveles de aprendizaje, una mayor
desigualdad en los resultados, y el quiebre de muchas instituciones privadas. En
este sentido, las alternativas de política podrían incorporar:
Para disminuir la pérdida en el aprendizaje: Se podría extender el año escolar
cuando vuelvan a abrir las escuelas, o temporalmente extender la jornada.
Asimismo, como los efectos negativos de la crisis sobre el aprendizaje tendrán
dificultades mayores para los educandos de menores recursos, se podrían
considerar programas de tutorías focalizadas en escuelas o educando de escasos
ingresos.
Para prevenir la deserción escolar: En el corto plazo, se podrían desarrollar
intervenciones que permitan a docentes estar en contacto con sus alumnos, por
ejemplo, a través de WhatsApp, de tal manera que los educandos sientan que no
se ha perdido el vínculo con la institución educativa. Considerando el mediano
plazo, es conveniente pensar en reforzar los programas de transferencias
monetarias con condiciones (TMCs), expandiendo su cobertura, recalibrando los
montos si fuera necesario, y, dado que el mayor riesgo de deserción es para
estudiantes de educación media o media superior, focalizando las transferencias
en hogares con niños de estos grupos etarios. Hay mucha evidencia para la región
que muestra, de manera convincente, que estos programas son una herramienta
efectiva para prevenir la deserción escolar.
Pensando en mejorar la calidad de la enseñanza en las instituciones que sirven a
los educandos de bajos recursos: La crisis podría ser una oportunidad para
reformar los sistemas de asignación de recursos para la educación para hacer que
estos sean más eficientes y equitativos. Asimismo, las limitaciones que se han
visto en la educación a distancia deberían de invitar a una reflexión sobre la mejor
manera de usar la tecnología para fines educativos dentro y fuera del salón.
Pensar en evitar un colapso del sistema privado: Bajo condiciones especiales, se
podría considerar un plan de rescate para instituciones privadas de educación. El
financiamiento no se debería procesar por los ministerios de educación, pero las
condiciones para recibir recursos podrían incluir requerimientos que las escuelas o
instituciones de educación que reciben apoyo se sometan a un proceso de
acreditación y monitoreo de la calidad. En este sentido, y al igual que con las
posibles reformas a las fórmulas de asignación de recursos, la pandemia puede
ser una oportunidad de poner en marcha políticas que, en circunstancias
normales, hubieran sido difíciles de llevar a cabo por razones de economía
política.
Para terminar, considero importante la idea de que el cierre de instituciones y la
crisis económica, causados por la pandemia de Covid-19, producirán, sin duda,
una desaceleración de los logros educacionales de las últimas décadas. En u
mismo sentido, surgirán oportunidades para repensar nuestros sistemas
educativos e impulsar reformas sistémicas sentarán las bases para revertir el
rumbo actual y avanzar en la eficiencia, calidad y equidad educacional en la región

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