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EL JUEGO

El juego en la infancia es uno de los derechos fundamentales en la niñez,


según la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU, ya que, a través
de su carácter lúdico, permite que se lo utilice como herramienta de
aprendizaje de valores personales y sociales. Este derecho inalienable
debería ser unos de los pilares en las instituciones educativas para
desarrollar en los alumnos un aprendizaje integral, y satisfacer las
necesidades cognitivas del niño, junto con las lúdicas, emocionales y
sociales las cuales se debilitaron, con la pandemia reinante.

Por esto la escuela debe proporcionar al niño experiencias positivas


que afiancen su confianza, que despierten su curiosidad y favorezcan la
exploración e investigación hacia la construcción de su propio
pensamiento. Y, ¿qué mejor herramienta que el juego? Proporcionar
situaciones de juego, ricas y positivas, requiere una minuciosa
planificación que responda a los objetivos y contenidos explicitados en el
currículum. Es decir, planificar teniendo en cuenta el espacio, el tiempo y
los juegos y juguetes necesarios, así como reflexionar sobre la
intervención de la docente previa al juego, durante el juego y después del
juego, como también mantener una actitud lúdica de placer y sentido del
humor, sugiriendo ideas, riendo, disfrutando, aprendiendo con ellos.

Las cuatro etapas de Piaget


Jean Piaget dividió las fases de su desarrollo cognitivo o inteligencia en
cuatro:

 Fase sensoriomotora (los 2 primeros años)


 Fase preoperacional (de los 2 a los 6 años)
 Fase de las operaciones concretas (de los 6 a los 12 años)
 Fase de las operaciones formales (a partir de los 12 años)

Fase de las operaciones concretas


Se llama operaciones concretas porque empiezan a aplicar la lógica a sus
situaciones cotidianas pero con las limitaciones que todavía tienen, ya
que estos razonamientos tienen que estar centrados en el presente, no
saben futurizar o realizar operaciones ahora para conseguir una
recompensa futura. A partir de los 6 años ya tienen un elevado nivel de
comprensión, de causalidad, razonan correctamente tanto de forma
inductiva y deductiva, entienden efecto y causa.
De los 6 a los 7 años
En esta fase los niños empiezan a replicar la realidad en sus juegos,
construyen coches, barcos, cocinas, etc. En esta fase a los niños les
empiezan a gustar los juegos de bloques o construcción, las casas de
muñecas, los puestos de tiendas, etc.
De los 7 a los 8 años
Los niños que empezaron con los juegos de bloques y construcción de
forma sencillas, empiezan a realizar construcciones más complejas:
aumentando el número de pisos de las casas, creando estructuras
basadas en pilares, construcciones en equilibrio, etc.
También empiezan a interesarse por los juegos de reglas, es el siguiente
paso después de los bloques.
Los juegos individuales ya pasan a ser colectivos. Los niños ya buscan a
otros para que el juego sea más social, suelen ser juegos colectivos
donde existen unas reglas.
Los niños ya son capaces de identificar distintas perspectivas de cada
situación del juego, adivinar que va a ocurrir teniendo en cuenta patrones,
según su experiencia o intuición. Los juegos de regla pueden ser de
deporte, mesa, circuitos, habilidad.
Primer ciclo.
1-Reconocer el número: Como figura en la imagen, correr hasta el número
que salió en el dado del profesor y volver al lugar, los números son
elegidos por la Maestra, números mas altos, de 10 en 10, o más cantidad
de números.
Para tercer grado, se puede hacer a modo carrerita quien llega primero a
la línea del número 5 y gana un punto o 10 puntos y al terminar sumar.
Variantes: lanzar dos veces el dado y sumar (multiplicar, restar) números,
correr hasta el número sumado.
2- Buscar el numero escondido: se divide el grado en dos grupos, varios
conos distribuidos en el espacio y debajo de ellos colocar números, el
profesor dice por ej.10 el primero que lo encuentro suma 10 puntos.
Variante con suma o resta y buscar el resultado.

De los 8 a los 9 años


Empiezan a gustarle los juegos de mesa con reglas. Y nace también su
competitividad para querer ganar siempre.
De los 9 a los 10 años
Sobre todo los niños se vuelven más competitivos. Empiezan a darle
mucha importancia a la victoria en los juegos deportivos principalmente.
También a esta edad se deben interesar por la lectura. Es la edad dónde
debería fomentarse.
De los 10 a los 12 años
A los niños les gusta las construcciones complejas, con mecánica,
maquetas y el deporte. A las niñas les gusta más los juegos que replican
la vida real y social.
Los niños empiezan a tener sus grupos de amigos bastante cerrados, a
diferencia, de etapas anteriores
1.Ordenar los números.
Los niños parados en un extremo, del otro lado aros con números
adentro. Hay que ordenar cada número de menor a mayor o viceversa y
colocarlos ordenados. Pueden tener obstáculos para llegar a los aros ,
pueden saltar sobre los numero contándolos ordenadamente.
9 2 5

8
4 3

6
1 7

2. Suma: lanzar una pelotita 3 veces y sumar en los números que cayo.
Variante lanzar 2 veces y multiplicar, colocando números que se está
trabajando.

10 25

40 60

15
30

3. Competencia en grupo: reconocimiento de números. Actividad que


puede ser para tercer grado también.
El profesor nombra un número, el alumno correr hasta el cono con el
número que corresponda, sacar una cinta y vuelve al lugar, el profesor
nombra otro número y corre el segundo hasta ese número y repite lo
mismo que el primero el grupo que tiene más cintas gana. ( puede
consultar con sus compañeros si no sabe el número)
Variante: para los más grandes se puede hacer una suma por ejemplo
75+15 y ellos deben correr al número 90, lo que van a tener es que sumar
y correr al resultado. También se puede realizar con multiplicación. O dar
el resultado y buscar la multiplicación que corresponda.
EL MÉTODO MONTESORI
El método Montessori fue absolutamente rompedor en aquellos
tiempos. Dejaba de aplicar el método tradicional, en el que al niño se
le imponían unas reglas estrictas y se le decía que era lo bueno y lo
malo. La metodología contemplaba al niño como un individuo capaz
de formarse a sí mismo y su propia autonomía. Todo ello ante un
ambiente preparado, donde cada elemento tiene su lugar en el
desarrollo del niño. En resumen, esta metodología deja crecer al
pequeño según sus propios ritmos. Para ello el niño tiene que
desarrollar actividades innatas como: la manipulación del entorno, el
trabajo, la repetición o el perfeccionamiento de sus acciones
mediante prueba y error.

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