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1. La Educación Elemental
La preocupación por la formación de la mujer no fue descuidada por los invasores. Es así como
en los propios Conventos y Beaterios se impartió bajo métodos represivos el cuidado de la moral
de las niñas, de las que incluso habían caído en delincuencia.
A fines del Siglo XVIII, la enseñanza elemental, como consecuencia de los movimientos
reformistas, empezará a unir con la enseñanza manual.
A lo largo de todo este tramo, son los jesuitas y franciscanos los que aprovecharán al máximo
para sus prédicas y catequizaciones. Destacan como maestros el clérigo o el misionero.
No pudiendo abonarse los honorarios al profesor en dinero metálico, se procedió a pagar con
víveres y animales.
El Método como no podía ser de otro modo, también lo fue como en España, repetitivo y
memorístico.
A esta altura, siguiendo el modelo clasista europeo, la educación se rigió por dos principios
clásicos: Magíster Dixit (El Maestro lo ha dicho) y “La letra con sangre entra”.
Catecismo o Doctrina
Gramática Elemental
Dominio de las cuatro operaciones.
2. La Educación Intermedia
Como se ha dicho, este nivel educativo, aparece un tiempo después de que se implementara la
educación universitaria. Estuvo destinada a los sectores medios, concretamente, su aparición
tiene presencia en la segunda mitad del Siglo XVI, cuando el sector gobernante sintió la
necesidad de educar a los mestizos y criollos.
Corresponde a los jesuitas haber inaugurado la enseñanza en los Colegios Mayores. En estos
centros se impartía instrucción religiosa a los adultos, mientras que a niños y jóvenes se
entregaba diversos conocimientos entre uno y otro, si embargo, existen diferencias por el papel
que desempeñan en la estructura de la administración del poder. Así, mientras en el Colegio San
Martín sólo estudiaban en su seno los hijos legítimos (sólo varones), desde los doce años hasta
los veinticuatro, previa evaluación de conocimientos de lectura y escritura y afición por las
letras, terminó extinguiéndose el doce de enero de 1771, para fusionarse con el Colegio San
Felipe y dar nacimiento al célebre Real Convictorio de San Carlos.
El Colegio Real San Felipe creado en 1592, estuvo destinado exclusivamente para hijos de
nietos de conquistadores y personas beneméritas. Se le asignó un sitial superior al del Colegio de
San Martín, pues su Director tenía que ser el mismo Rector de la Universidad de San Marcos. El
estudiante para su ingreso se sometía a una rigurosa selección atendiendo a las cualidades físicas,
morales e intelectuales y acreditar distinción familiar. Los estudios duraban ocho años y
estudiaban Cánones y Teología. No podían ser admitidos estudiante con antecedentes de castigo
o pertenecientes a estratos sociales bajos o los que no acreditaban economía suficiente.
Igualmente se extinguió el 12 de enero de 1741.
El Colegio San Bernardo de Cusco se creó igualmente para hijos de conquistadores y sus
descendientes. Impartió conocimientos sobre artes, Cánones, Teología y Latinidad. Se educaban
jóvenes de castas privilegiadas, a diferencia de otro Colegio denominado San Antonio al cual
ingresaban gentes de modesta condición. Su fama merma igualmente con la expulsión de los
jesuitas, aunque continuó siendo administrado por clérigos. Tiene el mérito de haber albergado
en sus aulas a personas distinguidísimas, entre las que se encuentran Juan Espinoza Medrado “El
Lunarejo”. La creación de este tipo de Colegios se difundió a lo largo del país. Así tenemos:
El régimen colonial fue muy cuidadoso con la instrucción de estos caciques para que su
occidentalización no fuera tan completa que los incapacitara para regresar a sus provincias a
ponerse al servicio de la administración europea.
Para el sustento de los estudiantes debía dar los réditos de los censos de comunidad de los
naturales de la zona. Al iniciar tuvo 12 alumnos y luego llegaron a 40 por año. Benefició a un
reducido número de la nobleza aborigen. Bajó después del éxodo de los jesuitas a 9 alumnos por
año. La vestimenta en este Colegio era de corte español. Para ser admitido había que tener diez
años y debía estudiar hasta que sus padres les hiciesen contraer matrimonio. Era el propio virrey
quien autorizaba el ingreso al Colegio. La dieta era mixta: indígena y española. Regían premios y
castigos. Los maestros fueron los Padres de la Compañía de Jesús. Primero enseñaron clérigos y
después laicos.
Entre los Medios Auxiliares con que contaban estaban las representaciones teatrales, autos
sacramentales, música y canto.
El 9 de Abril de 1621, se estableció el Colegio San Francisco de Borja, a cargo de los jesuitas
en la ciudad del Cuzco, destinado a la enseñanza de los hijos mayores de los caciques principales
de Arequipa, Cuzco y Huamanga. Los requisitos para el ingreso son los mismos que para el
Colegio el Príncipe de Lima. Aquí estudió José Gabriel Condorcanqui y Espinoza Medrano.
Es importante recordar que los curacas que antes habían sido sostén del imperio incaico, ahora se
constituían en el sostén de la colonia, al extremo de que algunos de ellos terminaron
enriqueciéndose. Como típicos mesoclasistas, terminaron siendo víctimas y a la vez
usufructuarios. De su parte, la Corona, a través de este sistema, trató de “españolizar” a los hijos
de los aborígenes en vista de que los adultos rechazaron desde el primer momento la enseñanza
occidental europea.
A continuación, presentamos un diagrama del plan de Estudios que rigió en los Colegios de
Caciques.
RELIGION
BUENA Rudimentos de Gramática Castellana. Rudimentos de Aritmética.
POLICIA Rudimentos de Latin. Retórica y práctica del latín. Urbanidad.
LENGUA
Para tener una imagen de la forma cómo se distribuía el tiempo en las actividades escolares de
este Colegio, transcribimos el horario (21).
Valcárcel enumera los siguientes Colegios-Seminarios que funcionaron a lo largo del país.
El Real Convictorio de San Carlos. La fusión de los Colegios San Martín y San Felipe dio
lugar al nacimiento del Real Convictorio de San Carlos el año 1771. Esta institución jugó un
rol protagónico al rivalizar con la Universidad Nacional de San Marcos, donde los atisbos
reformistas habían sucumbido por el carácter conservador de dicha institución universitaria. Los
estudios tuvieron una duración de ocho años. Uno de los eximios Rectores fue Toribio Rodríguez
de Mendoza, quien realiza las siguientes actividades:
En ese tiempo San Marcos estaba bajo la regencia de viejos maestros escoláticos. Otro de los
Rectores preclaros fue Diego de Cisneros.
El Virrey Pezuela, recesó el Convictorio en 1817, dado el auge de las ideas progresistas y
liberales que venían fermentándose.
En las aulas del Real Convictorio se formó la intelectualidad criolla que años más tarde apoyaría
activamente al proceso emancipador peruano, a juicio de los críticos, la rivalidad surgida entre
San Marcos y el Real Convictorio emergía de la calidad de asignaturas que llevaban los
carolinos, pues como se observa del Plan de Estudios anotado líneas anteriores, los cursos tenían
un alto nivel científico para esa época, así como una profundidad ideológica que precisamente
ayudó a formar la conciencia criolla nacional. Basta mencionar cursos como la Doctrina Newton,
para tener el convencimiento de que filósofos modernos e ilustrados eran ya conocidos por los
estudiantes del convictorio.
3. La Educación Superior
Desde el momento en que se produjo la invasión hispánica, se dice que Pizarro, tanto en Jauja
(1533) como el Lima (1535), había escogido el lugar para edificar la futura Universidad,
iniciativa que no pudo concretarse de inmediato por las continuas guerras con los indios que se
resistieron y entre los propios conquistadores. Sin embargo, como dice Daniel Valcárcel en su
obra: San Marcos, Universidad de América (22): “el punto de partida básico esta dado por la
urgente necesidad eclesiástica de preparar a los religiosos en filosofía y teología…”
La iniciación de los estudios superiores estuvo a cargo de los dominicos – primera orden llegada
al Perú -, cuyo incremento determinaría que Fray Tomás de San Martín, en Capítulo realizado en
el Convento del Cusco, se interesará en gestionar la fundación de una Universidad en la ciudad
de los Reyes que en efecto terminó creándose mediante Real Cédula del 12 de Mayo de 1551.
Fue una institución elitista, exclusiva para la aristocracia colonial; y para los funcionarios
de la Corona.
Implantó una enseñanza dogmática y memorista.
Abusó de la Lógica de los sofismas y sorites.
Inculcó el ergotismo y la escolástica tomista.
Por ese modo, San Marcos quedó anquilosada entre los Siglos XVI, XVII y XVIII, hasta que con
la presencia de los borbones, se introducen conocimientos acerca de Descartes y Newton.
Hasta entonces existía un gran desprecio por la Historia, Geografía, Ciencias Naturales y la
formación de la Física. Y es que, lo que acontecía, era que la Universidad tenía un espíritu
encomendero y virreinal.
En San Marcos como en otras universidades europeas se otorgaban los Grados de Bachiller,
Licenciado, Doctor y Maestro, este último sólo para la Facultad de Artes.
Una nota interesante en la vida de San Marcos constituyó la pugna librada con el Real
Convictorio de San Carlos, pues aunque parezca extraño, en este Colegio, por la naturaleza de
su currícula y del contenido de sus asignaturas, se hallaba a la altura de la ciencia y la sociología
moderna, mientras que el Alma Mater de la cultura superior de América, estaba aún relegada con
un plan de estudios congruentes con épocas ya superados, como queda demostrado
palmariamente con el cuadro que sigue.
Comentando la profusión de cursos de naturaleza mística, Daniel Valcárcel nos refiere (23): “La
Universidad de San Marcos, ostentaba uno de los claustros más numerosos de la cristiandad. En
1647, la cifra de sus Doctores y Maestros llegaba a 141, distribuidos de la siguiente manera: 60
Teólogos (17 agustinos, 9 dominicos, 4 mercedarios y el resto clérigos); 67 Canonistas y
Legistas (51 laicos, 16 eclesiásticos); 3 médicos y 12 maestros en Artes”.
Precisamente por esto, Carlos III, actuando con estrategia, permitió la lucha contra el
planteamiento escolástico. El Virrey Amat y Juniet se vio obligado a introducir reformas en los
planes de Filosofía y Teología.
La derrota de los reformistas significó la resistencia que se mantuvo frente a los deseos de
innovar los contenidos curriculares, que a través de Baquíjano, Unánue, Morales, Egaña y
Gonzáles Laguna, se habían venido porfiando, para la inclusión de temas como la Física
Experimental, la Química, la filosofía de Bacon, Newton y Gassenci, lo cual devendrá
necesariamente en un antagonismo ideológico.
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