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Antigenos tumorales.
Los antigenos hallados en los tumores, que inducen una respuesta inmunitaria, se han
detectado en muchos tumores empíricos y en algunos cánceres humanos. antigenos tumorales
se pueden clasificar según su estructura molecular y su origen. Las categorias principales de
antigenos tumorales son estas.
Productos de genes mutados.
Los antigenos tumorales tambien pue den ser proteínas celulares normales que se expresan de
forma anómala en las células tumorales. Uno de estos antigenos es la tirosinasa, enzima que
interviene en la biosintesis de la melanina y solo se expresa por melanocitos nonmales
melanomas. Resulta sorprendente que el sistema inmunitario pueda responder a este
autoantigeno norma. La explicación más probable es que tirosinasa normalmente se genera
en cantidades muy pequeñas v por un numero tan reducido de células que probablemente no
sea reconocida por el sistema inmunitario y tampoco induzca tolerancia. Otro grupo de
antigenos tumorales, los antigenes del cscer testicular, es codificado por genes silentes en
todos los tejidos adultos, salvo en las células germinales del tesiculo, de ahi su nombre.
Aunque esta proteinasta presernteen el lo, no es expresada sobre la superficie celular en
forma anti genica, porque los espermatozoiddes no expresan antigonos de clase I del CPH. Por
lo tanto, a efectos prácticos as antigenos resultan especificos del tumor El prototipo de este
grupo es la familia del gen de los antigenos kdel melanca (MAGE). Originalmente deseritos en
los melanom antigenos MAGE son expresados, sin embargo, ondivenss tipos de tumores. AsL
el MAGE-1 es expredo por 3 de los melanomas v un número variable de canci e pulmon,
higado, estomago y esofago, Existen algunos otros miembros de la familia MAGE
denominados de forma diversa RAGE GAGE con otros acronimos de fantasia.
Antigenos tumorales producidos por virus oncógenos.
Algunos virus se asocian al cáncer. No debe extrañar, pues, que estos virus produzcan
proteínas que el sistema inmu-nitario reconoce com no extrañas. Los más potentes, entre
estos antigenos, son las proteínas producidas por virus ADN latentes. En la especie humana,
algunos ejemplos son los virus del papiloma humano (VPH) y el virus de Epstein-Barr (VEB).
Existen pruebas abundantes de que los linfocitos T citotóxicos reconocen los antígenos virus y
de que un sistema inmunitario comnpetente contri buye a la vigilancia frente a los tumores
inducidos por virus, su capacidad para reconocer y destruir las célu las infectadas por virus. De
hecho, el concepto de vigilancia inmunitaria frente a los tumores se ilustra de forma especial
por los tumores inducidos por virus ADN.
Antigenos oncofetales.
Los antigenos oncofetales son proteinas que se expresan en gran cantidad sobre las células
cancerosas y por los tejidos normales en desarrollo (fetales). principio se pensaba que eran
totalmente especificos de los tumores v de los tejidos fetales, pero, a medida que se han
mejorado las ténicas de detección de estos antigenos, ha quedado claro que su expresión en
los adultos no se limita a los tumores. Las cantidades de estas tan en los tejidos y en la diversas
enfermeda des inflamatorias y. de hecho, se encuentran también en pequeña cantidad en los
tejidos normales. No hay pruebas de que los antigenos oncofetales constituyan importantes o
dianas de la inmunidad antitumoral. No obstante, las proteinas oncofetales son lo
suficientemente especificas como para actuar de marcadores que facilitan el diagnostico y el
tratamiento clinico del tumor Los dos antigenos oncofetales mejor estudiados son el antígeno
carci- noembrionario (CEA) y la c-fetoproteína (AFP). que se exponen en el apartado
«Marcadores tumorales. –
Los tumores expresan moléculas nomalmente presentes en las células originarias. Estos
antigenos se denominan antigenos de diferenciación, porque resultan específicos de las
estirpes concretas o estadios de diferenciación de los distintos tipos celulares. Estos antígenos
de diferenciación suelen ser autoantígenos y, en consecuencia, no inducen respuestas
inmunitarias en los anfitriones portadores del tumor Revisten importancia como posibles
dianas para la inmu- noterapia y como medio de identificación del tejido originario del tumor.
Hoy se conocen varios ejemplos de anti- cuerpos monoclonales que reconocen antigenos
especificos celulares y constituyen compuestos antineoplásicos muy eficaces. Los anticuerpos
contra CD20, una proteina transmembrana expresada sobre la superficie de todos los linfo-
citos B maduros normales, muestran una amplia actividad citocida contra los linfomas y
leucemias de linfocitos B maduros, se utilizan ampliamente para el tratamiento de estos
tumores. Se cree que estos anticuerpos inducen la destrucción celular a través de diversos
mecanismos, como la opsonización y fagocitosis de las celulas tumorales, la cito- toxicidad
celular dependiente de anticuerpos y la fijación del complemento. Los truven los linfocitos
anticuerpos anti-CD20 tambien dos células madre hematopoveticas, después del tratamiento
vuelven a aparecer los linfocitos B normales Los anticuerpos moneclonales tambien se pueden
aco normales, pero, como respetan las par de forma covalente a farmacos, toxinas o
sustancias radiactivas; en este caso, el anticuerpo actua como un misil guiado y suministra el
cabezal terapeutico a los canceres que expresan determinados antigenos de superficie. Esta
estrategia ha surtido, en este momento, efecto en el tratamiento de algunos cánceres. Por
ejemplo, CD30 es miembro de la familia de los receptores TNF de proteinas transmembrana,
expresadas por determinados linfomas de linfoci-tos T y la mayoría de las enfermedades de
Hodgkin. Hace poco se han producido anticuerpos anti-CD30, vinculados a un citotóxico,
obteniéndose una respuesta llamativa en linfomas CD30-positivos que no habian respondido a
los tratamientos convencionales actualidad se estan evaluando otros anticuerpos de este tipo,
como los anticuerpos específicos de HER2 conjugados con toxinas. Por último, se han obtenido
ciertos resultados alentadores en ensayos clinicos con anticuerpos bien especificos, que
disponen de dos superficies diferentes de reconocimiento del antigeno, una que se liga al
antigeno tumoral y la segunda que se liga a la molécula senalizadora CD3 de las células
tumorales.