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LA LENGUA, SU GRAMÁTICA Y SUS PARTES

En un texto de lectura encontramos las siguientes partes físicas y significativas: Palabras, frases
(proposiciones) y párrafos. Las palabras forman las frases, éstas conforman las proposiciones u
oraciones y a la vez estas últimas conforman los párrafos, y la tarea del lector es captar el significado de
tales partes. Por lo tanto, es una condición necesaria –y quizá suficiente- para interpretar un texto, que el
lector entienda cada una de las siguientes partes:
 Las palabras, términos o vocablos, las cuales debe decodificar y entender.
 Las oraciones con sentido ;
 Los párrafos individualmente considerados los cuales deben tener una idea en desarrollo
 La relación entre los distintos párrafos o ideas secundarias, es decir, el texto completo.

PALABRAS
Las palabras son los elementos simples y significantes del escrito; conforman el vocabulario de una lengua
(como la española, que contiene cerca de 250.000 vocablos “oficiales” y 1.200.000 que circulan en los
países hispanohablantes; una persona sin estudio debe manejar entre dos y cuatro mil palabras; una
persona que haya ido a la universidad debe manejar entre 20.000 y 25.000 palabras.
Las palabras cuyo significado un individuo conoce, conforman su depósito conceptual, que le permite
comprender el mundo, los mensajes escritos y verbales y comunicarse con los demás. Desde la infancia se
inicia el crecimiento de nuestro acervo conceptual; quizá nuestros primeros fonemas fueron “ma, pa”; pronto
se conformaron en “mamá, papá” y, de esta manera, nos reforzaron para usarla en otros momentos
apropiados; por la repetición o imitación fuimos aprendiendo otras como “chichí”, “tete”… en un proceso
que todavía no ha terminado. (Existen diversas teorías sobre el aprendizaje del vocabulario). En los
primeros años, al socializarnos en el jardín escolar, en la escuela primaria vamos ampliando las palabras a
medida que las usamos.

Seguramente experimentamos cierta satisfacción cuando aprendimos que la palabra ”cosa” nos servía para
designar cualquier objeto conocido o desconocido, y el verbo “gustar”, para dar a conocer nuestros
caprichos. Pero después advertimos que la “cosa” no era tan sencilla; que en lugar de “cosa” debíamos
decir “Silla, plato, mesa…” y más adelante, que debíamos distinguir entre “silla, sofá, diván, asiento,
taburete, banco, pupitre, sillón, poltrona… y que resultaba más preciso y conveniente usar palabras tales
como “preferir, desear, disfrutar, agradar, saborear”, en lugar de “gustar”. Esta situación se realiza con la
consulta y uso del diccionario de sinónimos. Paso a paso, la experiencia, el estudio, la conversación y sobre
todo la consulta del diccionario, nos amplían el depósito conceptual, el cual varía de una persona según el
uso que haga cada uno. De alguna manera representa todo lo que sabemos. Si no usamos estos conceptos
y los sobreentendemos por “cosas”, queismos (uso del que reemplazando una palabra), eso, etc., no
acrecentamos nuestro acervo conceptual y nos quedamos usando toda la vida las cuatro mil palabras de
siempre. ¿Entonces para qué nos sirve estudiar primaria, secundaria y universidad? ¿Usted, cuántas
palabras usa?

A menudo un simple término desconocido, cuyo significado se ignora o se adivina de manera equivocada,
basta para bloquear el proceso de entender e interpretar la frase, el párrafo e incluso el mismo texto. (“¡La
virtud de la eubolia es cardinal para cualquier político que desee tener éxito!” Eubolia: hablar lo conveniente
y con prudencia. Cardinal: fundamental, importante). Si nó consultamos las palabras no entendemos el
sentido.

Necesitamos entonces saber, o averiguar el significado de las palabras desconocidas, y desde luego,
atendiendo al contexto de la comunicación. Si se trata de una lectura sobre “cómo funciona una bomba
atómica” el lector encontrará palabras como átomo, neutrón, energía, radioactividad, etc., descritas mejor
en una enciclopedia , tratado o diccionario técnico científico, más que en un diccionario de léxico común, y
si las comprende fácilmente entenderá como funciona el artefacto destructor. El recurso más simple e
inmediato para aclarar el sentido de una palabra desconocida es acudir a otra palabra sinónima conocida, la
cual nos da la idea, pero no el concepto preciso: “debatir”: discutir; “inferir”: Concluir, “roer”: gastar…
palabras semejantes pero con sutiles distinciones; sin embargo, si queremos escribir sobre el tema,
debemos estar seguros del concepto preciso del término, y no quedarnos con la mera idea; Así, asesinato,
crimen, homicidio, muerte… expresan la misma dolorosa idea, -que todos entendemos por sinonimia- pero
cada una posee un sentido específico, que un abogado penalista sabrá diferenciar al escribir sus alegatos, y
que nosotros personas cultivadas por el estudio, sin necesidad de ser abogados debemos saber para tener
un cúmulo de palabras en uso.
Por ejemplo: Saeta y flecha se refieren al mismo proyectil, pero saeta posee un toque más literario, elegante
y poético que la segunda. Otro ejemplo: la palabra “rechazar” (que supone resistencia o contradicción)
podría intercambiarse por otras. Vea los usos que se dan en seguida por la misma palabra
 Rechazar en forma específica: rehusar (excusarse para no aceptar algo)
 Rechazar en sentido de orgullo: repudiar (renunciar a lo que por derecho nos pertenece)
 Rechazar en forma elegante: declinar (no aceptar cortésmente lo que nos ofrecen)
 Rechazar en forma negativa: desechar (no admitir algo menospreciándolo)
 Rechazar en forma emotiva: despreciar (rechazar con desaire o desdén alguna cosa)
 Rechazar en forma agria: repeler (rechazar con violencia y cierta repugnancia)
 Rechazar en forma suave: evitar (impedir que suceda algo) y cada una de las palabras usadas en
negrita se poseen otros sentidos que se aplican a distintos contextos, como por ejemplo: declinar, que
también significa: separación, decaer, aproximarse al fin, y además, poner las palabras declinables en
los casos gramaticales (nominativo, acusativo, genitivo, etc.)
Como ven, el “cuento” de las palabras no es tan simple como habitualmente creemos. Por eso resulta más
fácil leer que escribir, porque en este segundo paso del proceso de la lectura necesitamos dominar el
sentido preciso de los vocablos que hemos de emplear para que el lector nos entienda como esperamos.
Estrictamente hablando, en español no existe sinonimia perfecta; se inventan, incorporan y conservan
palabras porque resultan importantes para retratar un aspecto de la realidad objetiva o subjetiva.

El dominio del lenguaje es diferente entre las personas y al interior de cada una. La gente sabe más de lo
que es capaz de expresar y expresa más de lo que es capaz de escribir. Considero que en la comprensión
de una palabra se dan tres niveles de dominio: en el más superficial, primer nivel somos capaces de
entenderla al escucharla o leerla en una frase; por ejemplo: la mayoría de los lectores entenderán la
palabra “inercia” en la frase: “un hombre corría por el pavimento mojado, resbaló, y por inercia fue a parar al
borde del abismo”. Ahora le pregunto, señor lector: ¿Se siente capaz de usar la palabra inercia en otra frase
diferente? Si la respuesta es afirmativa, usted ya maneja la palabra en el segundo nivel, sabe usarla tanto
en un sentido preciso, decodificado como en el metafórico. (Este nivel es de interpretación, de
contextualización, de operación lógico (lingüística). Entonces, usted podrá decir, por ejemplo: “se chocó y
salió volando por inercia”. “mi socio se mantiene en estado de inercia” (o sea, si no lo presionan, no trabaja).
En el tercer nivel, sabremos definir la palabra: “inercia es la tendencia de los cuerpos a conservar su
estado de movimiento o reposo”. No es tarea fácil definir las palabras que manejamos, pero bien vale la
pena realizar este esfuerzo. Además, en este nivel encontramos la invención, la alternativa para crear y
presentar nuevas situaciones. Una persona que es capaz de definir con claridad sus vocablos, produce
mejor impresión que otro incapaz de hacerlo, se le conoce como persona culta. Y no se trata de usar
palabras rebuscadas sino las palabras precisas y apropiadas.

Estoy convencido que si un concepto es indefinible, entonces es inaprensible; si alguien emplea la palabra
“preapráxico” , pero es incapaz de definirla, de señalar un objeto, una situación o un hecho correspondiente
a ella, o de construir una frase comprensible y verdadera que la incluya, entonces se trata de un simple
juego de letras. Desde luego que definir un término a menudo supone manejar otros menos conocidos; por
ejemplo, puedo explicar la palabra “perro” señalando al animalito del vecino, o dibujándoselo a un marciano,
o definiendo la palabra como “un cánido doméstico”; lo importante es que cuando la palabra aparezca en
una frase como “las mordeduras de perros pueden transmitir enfermedades”, yo pueda entenderla; ahora, si
alguien desconoce un chacal, al escuchar la frase “la mordedura de un chacal produce infecciones”,
pensará que se trata de cualquier animal mordelón: pez, ave, anfibio, mamífero, o reptil… Casi nada el
descache.

A manera de ejemplo, analicemos una frase un tanto extraña para el lector no especialista pero fácil para
alguien que estudie matemáticas: “la lógica bivalente, que presupone la ciencia factual, no es sino una entre
las innumerables teorías lógicas posibles y consistentes”. Analicemos las palabras:
 Lógica: organización racional de una disciplina.
 Bivalente: que admite sólo calificativos de verdadero o falso, y no valores intermedios, como casi
verdadero, casi falso, etc.
 Presupuesta: que se admite sin discusión.
 Ciencia factual: la que se ocupa del mundo real, de los hechos comprobables.
 Consistente: que no presenta contradicciones.
Entendidas las palabras, la frase se hace inteligible, y admite incluso una construcción más extensa como
“la ciencia factual, que se ocupa del mundo real, se organiza racionalmente con los valores de verdad o
falsedad y no admite contradicciones.” Una persona culta como usted, amigo estudiante, que ha pasado por
mínimo 12 años de estudio, debe manejar un bagaje de 20.000 palabras.
LA LENGUA (Continuación): FRASES Y ORACIONES

Conocidas Las palabras, la dificultad de la comprensión puede radicar en la frase, en su sintaxis, así como
existen frases simples -sujeto, verbo, complemento-, otras son complejas y unas terceras complicadas,
dada la índole del tema, o el estilo embrollado del escritor. Debe entonces el lector leerlas con análisis y
atención para descubrir sus componentes y así captar el sentido. ¿Dónde se encuentran el sujeto, el verbo
y los complementos de la frase? A veces el autor omite el sujeto porque se sobreentiende (estudia y juega)
o porque se mencionó antes, o introduce varios complementos (directo, indirecto, circunstancial), o su
puntuación es defectuosa, todo lo cual exige un esfuerzo adicional en la lectura.

Por ejemplo, la dificultad de la siguiente frase radica en su sintaxis: “los datos no son desplazados
físicamente a un lugar distinto en un sistema de computadoras, sino que más bien en un lugar de
almacenaje permanente se hace una copia de los mismos, y se destruyen todos los que habían sido
almacenados previamente en el lugar de recepción”. Una forma más correcta y simple sería “En un sistema
de computadoras los datos no son desplazados físicamente a un lugar distinto, sino que más bien se hace
una copia de ellos en un lugar de almacenaje permanente, y se destruyen los que habían sido recibidos
previamente”.

No debe desanimarse el lector cuando se tropiece con frases difíciles, especialmente en los libros no muy
bien traducidos. Analícelas teniendo en cuenta el contexto, los propósitos del autor, y podrá descubrir su
correcto significado.

EJERCICIO: (Responda en hojas de papel rayado para entregar)


1. Del siguiente texto reemplace las palabras generalizadoras como “cosa”, “nada”, “marica”, “eso”
por una palabra que singularice e individualice el sentido de una persona u objeto.

¡Hola, marica! ¿Trajo las cosas para hacer el ejercicio? –Yo no entendí eso, marica. Esas cosas no las
entiende nadie; además, las aprenderá la tía. El otro cucho marica, no sabe nada y esa maricada que nos
puso a consultar, yo no la entiendo, No voy a hacer nada, marica.
-Hagamos eso marica, porque es para el parcial del jueves. ¿Y qué cosa es?
-Marica, lo de matemáticas. ¿Qué cosa? Eso marica. –Bueno, entonces estudiemos eso.
-Muéstreme lo que ese marica le dio. Y Juan no llega, ese marica está con la novia. No lo metamos en el
trabajo.
Pero no pocemos hacer nada, porque ese marica tiene las maricas copias.

2. Análisis intratextual de los siguientes párrafos:

a. Analizar el léxico, entender las palabras en sus tres niveles de dominio: entenderla en el contexto;
saber usarla en otro contexto con sentido preciso y metafórico y saber definir la palabra.
b. Distinguir en el segundo párrafo de cuántas oraciones simples consta y cuántas oraciones
compuestas.
c. Tomar la oración del segundo párrafo que está escrita en negrita e identificar el sujeto, el verbo,
predicados y complementos (los que tenga)
d. Identifique los conectores y extráigalos clasificándolos.

En 1860, la química todavía estaba confusa. En los cincuenta años desde cuando Dalton perfiló su teoría
atómica, varios químicos sobre todo Berzelio, construyeron sobre los cimientos que puso él, pero todavía no
existía un consenso general sobre aspectos más básicos de esta ciencia. La confusión, en ese tiempo, en
Europa era tal que existían 20 fórmulas diferentes para describir compuestos bastante simples.

En 1866 Mendeleyev, cuando tenía treinta y dos años, se convirtió en profesor de química de la
universidad. Poco después empezó a escribir un libro de texto titulado “Los principios de la química”, cuyo
primer volumen apareció en 1868. Fue un libro que se traduciría a muchos idiomas y que se convirtió en el
texto estándar para dos generaciones de estudiantes. Estaba escribiendo el segundo volumen cuando
hizo el descubrimiento que ordenó los elementos y aseguró su fama.
Análisis y respuesta del primer párrafo:
PARA TENER ENCUENTA.
La palabra más importante de la oración es el verbo o acción. A ella se le hacen diversas preguntas
para conocer el sujeto, los predicados y los complementos.

Para conocer el SUJETO: Se hace la pregunta QUIÉN o QUIÉNES ejecutan la acción o DE QUIÉN o
QUIÉNES SE HABLA.
Para conocer EL PREDICADO U OBJETO DIRECTO se hace la pregunta QUÉ o sobre qué recae la acción
del verbo.
Para conocer EL PREDICADO U OBJETO INDIRECTO se hace la pregunta a quién o para quién se realiza
la acción del verbo.
Para conocer los COMPLEMENTOS se hace la pregunta:
Complemento circunstancial de lugar: DÓNDE
Complemento circunstancial de tiempo CUÁNDO
Complemento circunstancial de modo CÓMO
Complemento de finalidad: PARA QUÉ

Primer párrafo:

En 1860, la química todavía ESTABA confusa. Cincuenta años después, cuando Dalton PERFILÓ su teoría
atómica, varios químicos sobre todo Berzelio, CONSTRUYERON sobre los cimientos que PUSO él, pero
todavía no EXISTÍA un consenso general sobre aspectos más básicos de esta ciencia. La confusión, en
ese tiempo, en Europa ERA tal que EXISTÍAN 20 fórmulas diferentes para describir compuestos
bastante simples.

b. Oraciones simples y compuestas del primer párrafo.

Simples:

En 1860, la química todavía ESTABA confusa.

Compuestas:

Cincuenta años después, cuando Dalton PERFILÓ su teoría atómica, varios químicos sobre todo Berzelio,
CONSTRUYERON sobre los cimientos que PUSO él, pero todavía no EXISTÍA un consenso general sobre
aspectos más básicos de esta ciencia.

c. La confusión, en ese tiempo, en Europa ERA tal que EXISTÍAN 20 fórmulas diferentes para
describir compuestos bastante simples.

Verbos: ERAN y EXISTÍAN


Sujeto de la primera oración o principal: La confusión.
Predicado u objeto directo primera oración: no tiene.
Predicado u objeto indirecto de la primera oración: no tiene.
Complemento circunstancial de modo de la primera oración: tal.

Sujeto de la segunda oración: 20 fórmulas diferentes.


Predicado u objeto directo de la segunda oración: no tiene.
Predicado u objeto indirecto de la segunda oración: no tiene.
Complemento circunstancial de modo de la segunda oración: diferentes.
Complemento circunstancial de finalidad de la segunda oración: para describir compuestos bastante
simples.

Conectores:
En 1860: Tiempo Cincuenta años después: tiempo.
Todavía tiempo en ese tiempo: tiempo
En Europa: Lugar tal: modo
Diferentes. Modo bastante simples: modo.
PÁRRAFOS

Los párrafos constituyen la columna vertebral o estructura de un texto; consideran un asunto, una
idea amplia o tema con varias oraciones enlazadas por conectores o por signos de
puntuación. Como se verá luego, la puntuación muestra los límites de las palabras, las frases y
los párrafos; y cuando es correcta le imprime cierta musicalidad al texto.

En general, el párrafo contiene una idea principal de párrafo -y a veces varias- apoyadas por
otras ideas secundarias; aquella puede estar al comienzo y luego explicitarse, ampliarse,
desarrollarse o sustentarse (párrafo deductivo), o al final (párrafo inductivo), o en el medio
(párrafo mixto); también puede estar diseminada o implícita a lo largo del párrafo y le
corresponde al lector descubrirla o inferirla. Por ejemplo, la idea principal de este párrafo es que
existen varias maneras para exponer una idea principal y es un párrafo inductivo.

Las ideas principales a menudo son aclaradas, ampliadas, sustentadas o ilustradas, con otras
ideas antecedidas por conectores. Así en un párrafo argumentativo, las palabras “dado que, con
base en, supuesto que, pues, porque, etc.”. Indican que la frase siguiente es una premisa, es
decir, una frase que sirve de base para sustentar una conclusión, la cual, a su vez, puede estar
precedida de palabras tales como “por lo tanto, en consecuencia, en síntesis, por consiguiente,
luego, etc.”. Existen otros conectores que refuerzan (“y, también, además, agregando a lo dicho,
etc.” Comparan (igualmente, de manera similar, etc.,) explican (en otros términos, es decir, en
diferentes palabras), ilustran (por ejemplo, tal como, así) contradicen (por el contrario, sin
embargo, no obstante, etc.) u otros usos. Es importante captar los pronombres (palabras que
reemplazan a otras ya mencionadas) para no perder el hilo del párrafo; así, el sujeto de una frase
-Carlos- puede mencionarse con pronombres palabras tales como “él, el que, aquel o incluso
puede ponerse durante uno o varios párrafos.

Además de los párrafos principales, destinados a presentar o defender la idea principal y las
secundarias, encontramos también párrafos de introducción –que intentan sugerir el tema o
motivar al lector-, de transición, que sirven de puente o enlace entre un párrafo y otro, y de
conclusión, que cierran el escrito.

En todos los casos, un buen párrafo debe cumplir las menos tres requisitos: claridad, de tal
manera que entendidas las palabras se comprenda el párrafo sin dificultad; coherencia y
relación entre las ideas de un párrafo y otros párrafos; cohesión relación de las ideas dentro del
mismo párrafo. Cuando esto no ocurre, el lector se pierde y termina sin comprender o con
sobrados motivos para no leer.

TEXTO

La palabra “texto” se refiere a cualquier material de lectura que contenga más de un párrafo, y no
precisamente es un libro escolar. Dentro de la teoría textual, texto es cualquier tipo ya sea
informativo, explicativo, expositivo o literario. Incluso se denominan textos a todo lenguaje no
lingüístico como por ejemplo, los colores, el vestido, un paisaje, una imagen, una situación, un
cuadro, una película, etc.

Sólo nos referimos aquí a los textos escritos con palabras. De mayor a menor, un texto suele
dividirse formalmente en varios elementos: capítulos, subcapítulos, bloques, párrafos; el buen
lector sabrá entonces captar y resumir la idea principal de cada elemento y exponerla con sus
propias palabras; de lograrlo habrá comprendido el texto.

Es importante que sepa distinguir la superestructura (inicio, desarrollo y conclusión). Si el texto


es corto o es largo como debe de estar distribuido por unidades, subtemas, subcapítulos.
Distinguir otras partes como la Introducción; el uso de las citas y notas; la bibliografía y los
anexos. Tabla de contenido, etc.

El lector debe desde un comienzo identificar el tipo de lectura y prepararse mentalmente para
comprender su estilo y propósitos. Si se trata de un texto literario o de un artículo científico. En
este último destacará hechos comprobables, métodos, argumentación lógica. En este
particularmente distinguirá las llamadas premisas o antecedentes (datos, valores, supuestos que
se presentan como fundamento o causa) de la conclusión.
La superestructura de un escrito se refiere al esquema global como está organizado .un texto, es
independiente del contenido y como la misma raíz de la palabra súper indica, es la estructura que
está por encima de todo. Esta superestructura posee una serie de elementos reconocibles por el
lector, cuando interpreta el escrito, los cuales también son necesarios para que el escritor planee y
desarrolle sus ideas sobre un tema. Cuando se tiene conciencia de los diferentes tipos de
superestructuras textuales, el lector o el escritor puede escoger el esquema organizativo más
pertinente con sus propósitos comunicativos. Si hay coordinación e interrelación entre estás
partes, se dice que el escrito tiene coherencia global. Todo este análisis corresponde al nivel
intratextual del escrito.

Veamos algunos esquemas lógicos con los cuales se organiza la Superestructura conceptual de
los escritos

TIPO DE TEXTO PARTES DE LA SUPERESTRUCTURA

Escritos narrativos:  Introducción o inicio


Cuento y novelas Historias, Nudo o conflicto
noticias Desenlace o final
 ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Por qué?
Escritos Científicos Problema o fenómeno.
Artículo científico Proyecto de Objetivos, Hipótesis, Antecedentes, Marco teórico,
investigación Metodología, Interpretación de resultados,
Conclusiones
Escritos instructivos Esquemas varios:
Manuales, Fórmulas  Cargos, funciones, procedimientos, derechos, deberes,
Reglamentos prohibiciones, estímulos, sanciones.
Etiquetas  Ingredientes y preparación
Recetas  Descripción y dosificación
Normas  Materiales y sus cuidados

Escritos argumentativos Tesis, Argumentos, subargumentos y Conclusión


Ensayo, Columna de opinión, Secuencias deductivas, inductivas, causales, dialécticas,
comentario, discurso. analógicas, análisis: hechos, datos, fenómenos. Crítica
Mecanismos para explicar razones definir, comparar, establecer
analogías, describir, narrar, recurrir a los hechos.

Escritos expositivos  Comparativos: paralelos, contrastes, analogías.


Libros de texto, Enciclopedias  Descriptivos: objetos, hechos, fenómenos, características,
Diccionarios. partes, funciones, relaciones, jerarquización.

Artículo científico. Informe  Clasificación: localización, características, ventajas,


académico desventajas, funciones y criterios.
 Problema – solución.
 Causas y consecuencias, series, fases, procesos.
 Descripción de estructuras físicas o sociales: denominación
de las partes, localización, propiedades, funciones, ventajas,
desventajas.
 Descripción del funcionamiento de un aparato o estructura:
partes, lugar de partida, sustancia, función, medio de
transporte, punto de llegada.
 Descripción de un proceso: pasos, fases, estado inicial,
localización, propiedades, proceso de transformación,
causas, condiciones de cambio, estado final.
 Introducción, desarrollo y conclusión.

Esquemas varios:
Textos descriptivos  Presentación del origen.
Guías turísticas  Presentación de detalles.
Postales  Orden y secuencias.
Diarios  Enumeraciones.
Reportajes  Hechos, pruebas, petición.
Demandas

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