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¿Para qué realizar un diagnóstico?

¿Para qué realizar un diagnóstico?

Certi caciones

Referencias
LECCIÓN 1 de 3

¿Para qué realizar un diagnóstico?

En la práctica profesional cotidiana, muchas veces, acostumbramos a actuar de manera intuitiva y rutinaria. Esto
tiene sus ventajas, dado que la memoria acerca de nuestras experiencias nos ofrece ciertas pautas e indicios sobre qué
hacer ante determinadas circunstancias. Sin embargo, el hecho de actuar sin conocer plenamente la situación sobre la
que trabajamos o sin reflexionar acerca de los resultados obtenidos en nuestras acciones previas nos posiciona en una
condición de miopía, desde la cual corremos el riesgo de repetir errores o invertir ineficientemente los recursos que
siempre hemos de considerar escasos. Por lo tanto, resulta imprescindible que toda práctica se ejerza sobre un
diagnóstico situacional realizado previamente.

¿Qué implica hacer un diagnóstico?

La palabra diagnóstico tiene su origen etimológico en el griego, más específicamente, en la unión de tres vocablos de
dicha lengua. En definitiva, es un término que está formado por el prefijo diag-, que significa “a través de”; la
palabra gnosis, que es un sinónimo de “conocimiento”; y, finalmente, el sufijo -tico, que se define como “relativo a”.
Por lo tanto, el diagnóstico puede entenderse como el proceso de obtener conocimiento acerca de algo. Según Darío
Rodríguez se trata de “un esfuerzo de conocimiento, en que, a partir de la información disponible o mediante la
adquisición de nuevos antecedentes, se busca encontrar criterios que permitan hacer relevantes algunos elementos y
dejar otros como el trasfondo” (2015, p. 19).

Analizando esta definición observamos, entonces, que:

En primer lugar, hablamos de un esfuerzo de conocimiento, lo cual implica la observación sobre una
realidad, así como la reflexión acerca de esta.

En segundo lugar, de acuerdo con Rodríguez (2015), en ciertos casos la información está disponible,
con lo cual quien realiza el diagnóstico debe proceder a analizarla y evaluarla.
No obstante, en otros casos resulta necesaria la búsqueda de nuevos antecedentes, por lo cual quien realiza el
diagnóstico debe sumergirse en un proceso de investigación que ofrecerá datos fiables y legítimos solo si es realizado
sobre la base de un diseño metodológico.

Intervenir sin realizar un diagnóstico nos pone en la situación de un médico que nos prescribe un medicamento sin
habernos revisado previamente, ni preguntado nuestros síntomas ni realizado un análisis de laboratorio.

Un diagnóstico implica, entonces, la descripción de la situación sobre la cual actuaremos, ya sea que estemos
hablando de una organización en la que trabajaremos aportando nuestro saber profesional o refiriéndonos a una
situación de la realidad sobre la que intervendremos.

Asimismo, tanto en una organización como en un fenómeno de la realidad, observamos síntomas, es decir, señales o
indicios de algo que está sucediendo. Cuando realizamos un diagnóstico, nos valemos de estos síntomas y
profundizamos en ellos, preguntándonos cuáles son sus causas, de dónde provienen, cuáles son los aspectos
disfuncionales que los originan. Los síntomas pueden ser observables a simple vista, pero para conocer sus causas
debemos diseñar un proceso de investigación gracias al cual, utilizando ciertas técnicas de relevamiento de
información, podremos profundizar y esbozar algunos supuestos.

Finalmente, con los datos recabados de la organización y los obtenidos luego de intentar dar respuesta a las preguntas
que nos hemos planteado, procederemos a la redacción de nuestro diagnóstico, es decir, intentaremos explicitar cuál
es la situación sobre la que actuaremos.

Podemos decir, entonces, que el diagnóstico tiene un primer nivel descriptivo, en el cual nuestro propósito será
contar con objetividad sobre lo observado. Recordemos que la descripción de un objeto es producto de nuestra
observación. Lo principal, al describir, es tener presente que estamos hablando del objeto y no de nuestras
percepciones acerca de él, es decir, de lo que podemos demostrar mediante la evidencia recabada.

En segundo lugar, el diagnóstico tiene un nivel analítico, en el cual nuestro objetivo es desmenuzar los datos
descriptos, entrecruzarlos. En este punto, pretendemos analizar, es decir, estudiar o examinar algo considerando sus
partes por separado.

Finalmente, el diagnóstico tiene un nivel interpretativo, en el cual nuestra experticia profesional nos permite
desprender de la descripción y el análisis ciertas conclusiones vinculadas con nuestro conocimiento del tema y
nuestra experiencia, pensadas desde lo que conocemos de manera teórica.

En conclusión, el diagnóstico es necesario para que la intervención que


hagamos (ya sea en una organización o sobre un fenómeno social) sea
coherente con la situación, con las necesidades planteadas, con la
problemática existente.

Entonces ¿qué es intervenir?

El significado de la palabra “intervenir” nos habla de la acción de interceder, de mediar, de tomar parte en un asunto.
Esta última definición es la que más se acerca a lo que, comúnmente, se denomina intervención en el campo
académico. Intervenir es, entonces, el proceso mediante el cual tomamos parte en un asunto en la búsqueda de
provocar un cambio, de modificar una realidad. Cuando diseñamos un proyecto de acción, un proyecto profesional,
estamos buscando intervenir desde lo que conocemos en una realidad.

De este modo, por ejemplo, un contador buscará intervenir para la optimización de los registros contables; un
profesional de recursos humanos buscará intervenir definiendo el perfil del empleado que debería ocupar cierto
puesto; un publicista intervendrá elevando la recordación de una marca; un profesional de marketing intervendrá
mejorando el posicionamiento de determinada empresa; un analista de sistemas intervendrá haciendo más eficiente
cierto proceso, etcétera.

De lo dicho se desprende lo que, metodológicamente, se denomina objetivo de intervención, esto es, lo que busca
lograr cada profesión con su acción. De esta manera, y en función de los ejemplos mencionados, podemos citar los
siguientes objetivos de intervención:

Optimizar los registros contables de la empresa X.

Definir el perfil de empleado para el puesto X.

Elevar la recordación de la marca X.


Mejorar el posicionamiento de la empresa X.

Lograr la eficiencia del proceso X.

Como se puede observar, todo objetivo debe comenzar en su redacción con un verbo, que se constituye en el
compromiso que asume el profesional acerca de la propuesta que realizará posteriormente.

El objetivo de intervención surge, necesariamente, del diagnóstico previo. No podemos saber hacia dónde debemos ir
si no sabemos dónde estamos. En ciertas ocasiones, el objetivo de intervención se plantea a partir de una demanda
inicial de quien solicita nuestro trabajo, nuestra intervención profesional. Aun así, es necesario que revisemos si la
situación sobre la que trabajamos requiere de la intervención solicitada, ya que, de lo contrario, probablemente
invertiremos recursos en algo innecesario. Una vez planteados los objetivos de intervención, será más sencillo
exponer nuestra propuesta profesional, esto es, cómo intentaremos alcanzar dichos objetivos. Retomaremos este
punto más adelante.

¿Qué hacer una vez que hemos definido hacia dónde queremos ir?

Nuestro pensamiento lógico nos lleva a pensar que el proceso de conocer (característico del diagnóstico) es el primer
paso, y el proceso de intervenir (característico de nuestra propuesta profesional), el segundo. Sin embargo, es posible
que una vez definidos nuestros objetivos de intervención surjan nuevas preguntas que nos invitarán a indagar un poco
más, y nutrirán el diagnóstico realizado. Por ejemplo: si un contador define la necesidad de “optimizar los registros
contables de la empresa X”, necesariamente debió haberse preguntado cómo son los registros actualmente, cuáles son
sus falencias, etcétera. Si un profesional de recursos humanos plantea la necesidad de “definir el perfil de empleado
para el puesto X”, seguramente se ha preguntado (o deberá hacerlo) en qué consiste el puesto, qué requiere la
empresa para dicho trabajo, etcétera. Si un publicista decide “elevar la recordación de la marca X”, seguramente ha
relevado, mediante la investigación, que el nivel de la recordación es bajo, porque si fuera alto, esto implicaría que la
acción del publicista es incoherente con su diagnóstico, es inapropiada, no requerida. De esto hablamos cuando
mencionamos la necesidad de coherencia: que los datos relevados fundamenten la acción propuesta.

En principio, el profesional se preguntará para sí mismo, se imaginará formas de intervenir, volverá a preguntarse,
buscará más datos para encontrar algunas respuestas, replanteará su propuesta de intervención. Este movimiento
pendular no solo es normal, sino que es positivo, ya que nos habla de una reflexión previa a la acción profesional.

¿Cómo se explicitan nuestras preguntas de conocimiento?


Hay un dicho popular en medicina que indica: “Si no sabes lo que buscas, no entenderás lo que encuentres”. De este
supuesto deviene la necesidad de plantear las preguntas que necesitamos responder para luego intervenir. En un
primer momento, nuestros interrogantes serán, posiblemente, más superficiales; por ejemplo, si pensamos intervenir
en una empresa, nos preguntaremos: ¿a qué se dedica esta organización? ¿Cuál es su organigrama? ¿Cómo es su
organización de trabajo? Pero luego, una vez detectada cierta falencia, por ejemplo, en su comunicación interna, será
necesario que abordemos la forma actual y ahondemos, particularmente, en esa problemática. Estas preguntas que
intentaremos responder dan lugar a lo que denominamos objetivos de investigación (o de indagación).

De esta manera, en el caso presentado, tendremos como objetivos de indagación:

describir la actividad de la organización;

caracterizar su organigrama y organización de trabajo;

analizar los flujos de comunicación interna.

Nótese que, como en todo objetivo, su redacción requiere del uso de un


verbo para comenzar.

Estructura de un objetivo

Si bien la redacción de un objetivo puede realizarse de múltiples formas, es recomendable, para quien se inicia en la
tarea, el seguimiento de una estructura que supone tres partes: verbo, objeto y complemento, en donde el verbo
implica el compromiso de investigación, el objeto define sobre qué se centrará la investigación y el complemento
ofrece detalles acerca del objeto.

Es importante referir que el verbo indica un compromiso, a fin de que quien se plantea un objetivo sepa cuáles son
sus alcances y limitaciones.
Por ejemplo, no es lo mismo proponer describir una mesa (ante lo cual indicaremos su color, forma y tamaño), que
explicar una mesa (en donde nuestras preguntas se encaminarán a investigar la razón por la que fue diseñada de tal o
cual forma, etcétera). De allí la importancia de seleccionar el verbo adecuado.

En cuanto al objeto, si está definido en el objetivo, nos permite visualizarlo, imaginar dónde encontrarlo para
observarlo, analizarlo, describirlo, etcétera. Al mismo tiempo, es útil para que el profesional advierta si le es posible
abordar ese objeto desde su conocimiento profesional. Por ejemplo, si un administrador de empresas se ha planteado
como objetivo “analizar la conducta de compra de los clientes de la empresa X”, deberá saber que el objeto “la
conducta de compra” es abordable desde una disciplina en particular (la psicología social en este caso). Así, podrá
definir si su conocimiento es suficiente para abordar este objeto o si tiene que servirse, además, de otra disciplina.

Finalmente, el complemento permite acotar el objeto mencionado, lo caracteriza en cuanto a su ubicación, su


dimensión, su tiempo, etcétera.

Errores frecuentes en el planteo de los objetivos

En el momento de escribir un objetivo, solemos optar por formas de escritura que, más allá de no responder a la
estructura planteada, dificultan su comprensión y, a la larga, también obstaculizan la posibilidad de imaginar la forma
de abordarlo.

Uno de estos errores es utilizar una pregunta indirecta: “Analizar cómo se comunica el público interno de la empresa
A”. Al preguntarnos cómo se comunica estamos diluyendo el objeto. Si ya existe un concepto que denomine lo que
estamos tratando de conocer, debemos utilizarlo, para lo cual es de gran utilidad el manejo de bibliografía pertinente
al respecto (lo que forma parte del marco teórico). En el ejemplo presentado, deberíamos definir el objetivo de la
siguiente manera: “Analizar los flujos de comunicación interna de la empresa X”.

Es imprescindible que se entienda que no se trata de un capricho de redacción, sino de una estrategia para que quien
se inicia en la investigación y en la construcción de diagnósticos pueda definir concretamente su objeto, imaginar
dónde buscarlo y nombrarlo correctamente en el momento de consultar referencias bibliográficas.

Otra práctica que no se recomienda a la hora de definir un objetivo es utilizar el condicional “si”. Lo que provoca el
uso del condicional es la búsqueda de una respuesta por sí o por no. Aunque en algunos casos quien investiga podría
plantearse la necesidad de afirmar o negar un evento, esto tiene la contraparte de cerrar las posibilidades de
indagación. Por ejemplo, resulta de mayor utilidad “relevar el nivel de satisfacción de los clientes de la cadena de
hoteles X” que “definir si los clientes de la cadena de hoteles X están satisfechos”.

Finalmente, un error que suele aparecer es la confusión entre el objetivo (qué quiero lograr) y la acción que llevaré a
cabo para lograrlo. Por ejemplo, si planteo como objetivo “realizar una encuesta”, estoy confundiendo la acción que
realizaré para indagar acerca de algo con lo que, en definitiva, quiero conocer. Entonces, resulta necesario que me
pregunte: “¿Para qué quiero realizar esa encuesta?”. De esa manera obtendré el verdadero objetivo de investigación.
Por ejemplo: “Describir el nivel educativo de los asistentes al curso X”.

Asimismo, al redactar objetivos de intervención, solemos encontrarnos con otra confusión: “diseñar una campaña
publicitaria”, lo cual no es un objetivo. En cambio, las respuestas a las preguntas “¿Para qué la estoy diseñando?,
¿para posicionar un nuevo producto?, ¿para elevar la notoriedad de la marca?, ¿para fortalecer la imagen
institucional?” nos ofrecerán, entonces, el objetivo de intervención que intentamos alcanzar.

¿Cómo buscamos repuestas a nuestros objetivos de investigación?

Si ya nos hemos planteado qué queremos saber, será necesario pensar cómo podemos averiguarlo. La respuesta a esta
pregunta nos ofrecerá los lineamientos para confeccionar nuestro diseño metodológico, esto es, la descripción de
cómo se va a realizar la investigación. Al definir nuestro diseño metodológico, explicitaremos entonces la
metodología adoptada y las técnicas que utilizaremos. También indicaremos cómo seleccionaremos la muestra y
cómo analizaremos e interpretaremos los datos que relevemos. Caben aquí algunas aclaraciones sobre estos términos,
que suelen generar confusión.

La metodología se define como la articulación de ciertos métodos, y en este texto mencionaremos dos: metodología
cuantitativa y metodología cualitativa. La metodología se desprende, necesariamente, de la definición teórica que yo
haga del objeto que deseo explorar/analizar. Por ejemplo, si pretendo analizar las motivaciones que llevan a los
adolescentes a consumir cierta droga, tendré que plantear teóricamente el concepto de motivaciones y la relación del
adolescente con la droga. Esto me indicará que se trata de cuestiones subjetivas, internas al sujeto, difícilmente
analizables a partir de la metodología cuantitativa. En cambio, si decido relevar el nivel de satisfacción de los
usuarios de un determinado servicio, el mismo objeto “nivel de satisfacción” me exhorta a optar por la metodología
cuantitativa.

A grandes rasgos, y con las reservas de realizar un análisis demasiado simplista y acotado, podríamos indicar que las
diferencias entre una metodología y otra son las siguientes:
Posibilidad exploratoria.
Datos profundos.
Comprensión del actor o
Metodología cualitativa
situación.
Reconocimiento del contexto.
Captación de la subjetividad.

Posibilidad de generalizar
datos.
Datos.
Metodología cuantitativa
Estadísticamente.
Más simple el procesamiento
de datos.

Mientras que la metodología cualitativa permite explorar un fenómeno en profundidad, intentando comprender la
acción de los sujetos, teniendo en cuenta su contexto y captando su subjetividad, la metodología cuantitativa permite
generalizar datos. Esto es, si he tomado una muestra representativa de una población, podré generalizar los resultados
obtenidos en esta muestra para el total de la población. En otras palabras, si he definido una muestra (una porción de
la población) estadísticamente representativa de la población adolescente, de 13 a 15 años, que residen en la ciudad
de Córdoba, preguntándoles, por ejemplo, su actitud ante la política, y he obtenido como resultado que esta es neutra,
luego podré generalizar diciendo: “Los adolescentes de 13 a 15 años residentes en la ciudad de Córdoba adoptan una
postura neutra hacia la política”. Ya no necesito destacar que la información es solo acerca de la muestra; de eso se
trata generalizar.

Al trabajar en metodología cuantitativa con instrumentos duros (y sin tener en cuenta el contexto, por ejemplo),
puede repetirse el estudio en otro espacio y en otro tiempo. A su vez, dado que los instrumentos se construyen con
categorías planteadas de antemano, la información relevada es más fácil de procesar: ya está categorizada a priori.

Más allá de la comparación ofrecida, es necesario que quien realiza una investigación comprenda que la opción de
una metodología u otra no depende de un capricho personal o del apego a una u otra, sino del objeto que se está
estudiando.

En cuanto a las técnicas de investigación, se define como tal a las operaciones para el manejo de ciertos instrumentos
que utiliza el investigador para recabar la información requerida. Metodología y técnicas son conceptos
independientes, sin embargo, para simplificar la comprensión en este primer abordaje de lo que es un proceso
metodológico, indicaremos que cuando hablamos de metodología cualitativa, nos referimos a la utilización de
técnicas que nos permiten recabar datos profundos, tales como la entrevista, la observación, el grupo de enfoque;
mientras que, cuando hablamos de metodología cuantitativa, nos referimos, principalmente, a la utilización de la
técnica de encuesta. Otra técnica muy utilizada para analizar documentos es el análisis de contenido, que puede
enmarcarse dentro de la metodología cualitativa o cuantitativa, dependiendo del enfoque que adoptemos en nuestro
relevamiento y análisis.

Particularidades de algunas técnicas de relevamiento de datos

EL ANÁLISIS DE
L A O B S E RVA C I Ó N L A E N T R E V I S TA L A E N C U E S TA
CONTENIDO

Cuando hablamos de observación nos referimos a un procedimiento que supera el simple hecho de observar. Lo que
pretendemos en este caso es la descripción de la situación observada con la mayor objetividad posible.
Debido a esto, hablamos de observación sistemática, concepto con el cual nos referimos a una observación
sostenida, explícita y metódica que entendemos como una paráfrasis de las situaciones sociales en sus contextos
naturales (Weick, 1985). Esta técnica se utiliza, básicamente, para observar la conducta de las personas, pero
también para registrar objetivamente características externas de espacios o dispositivos audiovisuales, tales como la
señalética de un espacio público. (La señalética es un concepto propio del diseño gráfico y se refiere a todos aquellos
dispositivos estáticos que indican alguna zona, lugar, acción).
Carrera Levillain y Fernández Dols distinguen esta técnica de la encuesta y la entrevista, por el hecho de que “en la
observación el investigador pretende trabajar con su propia descripción del fenómeno; en los otros casos utiliza las
versiones de otros” (1992, p. 210). Asimismo, la observación sistemática “nos permite acumular más fácilmente
conocimientos generalizables a distintas situaciones y, sobre todo, no depende tanto de las cualidades personales del
observador para lograr datos fiables” (1992, p. 213).
Brevemente, atenderemos a las cualidades que, de acuerdo con la definición ofrecida, posee la observación
sistemática.

Sostenida: implica que, para que una observación sea sistemática, debe realizarse de manera continua, durante
un lapso de tiempo. Esto permite estimar que los resultados obtenidos no son casuales o anecdóticos, sino que
mantienen cierta regularidad.

Explícita: supone que se expresen con claridad las unidades por observar. Asimismo, debe exponerse con
claridad, de manera descriptiva, lo que se observa.

Metódica: para realizarla, se utiliza un instrumento de relevamiento de los datos. Más adelante nos referiremos
al instrumento de recolección de datos para esta técnica.

EL ANÁLISIS DE
L A O B S E RVA C I Ó N L A E N T R E V I S TA L A E N C U E S TA
CONTENIDO

Definimos la entrevista como una situación de conversación cotidiana que se origina con el propósito de obtener
información relevante y válida de acuerdo con los objetivos de investigación planteados.
El proceso de comunicación que tiene lugar al abordar una entrevista depende de las relaciones entre sus
componentes: entrevistador, entrevistado y tema (Valles Martínez, 1992). Por tanto, la empatía generada entre
entrevistador y entrevistado, y el contexto en el cual se realiza la entrevista resultan elementos que condicionan el
nivel de interacción logrado. Recordemos que una entrevista se emplea con el propósito de conseguir la mayor
cantidad de información relevante y válida que sea posible, razón por la cual el entrevistador deberá tener manejo
tanto de herramientas de comunicación interpersonal como del tema.
La guía de pautas es un instrumento de la entrevista que se confecciona, como veremos más adelante, a partir de la
definición conceptual del fenómeno en estudio, pero también incorpora, para poder contextualizar posteriormente al
entrevistado, cuestiones relacionadas con sus características sociodemográficas. Asimismo, puede incluir ítems que
solo tengan la finalidad de “romper el hielo” y generar confianza con el entrevistado.

EL ANÁLISIS DE
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CONTENIDO

“La encuesta constituye una de las técnicas directas de obtención de datos sobre aspectos objetivos (hechos) y
subjetivos (opiniones, actitudes) basada en la información verbal proporcionada por el propio individuo” (Cea
D’Ancona, 1992, p. 264). Sin embargo, a diferencia de la entrevista, la encuesta se realiza sobre un gran número de
individuos representativos de la población que es objeto de estudio, quienes responden a una serie de preguntas
organizadas en un cuestionario precodificado.
Por lo tanto, lo primero que se hace para realizar una encuesta es, como en los demás casos, tener claro su objetivo,
ya que esto nos permitirá definir conceptualmente el fenómeno que queremos relevar.
Una vez hecho esto, será necesario definir operacionalmente dicho concepto, es decir, preguntarse cómo puedo
medirlo. A tal fin, se definen sus dimensiones y sus indicadores.
Una variable podría ser el “nivel de notoriedad de un candidato X”. Este “nivel de notoriedad” corresponde a un
concepto que puede adoptar diferentes valores, por ello, se constituye en una variable. Podríamos hablar, entonces,
de un nivel de notoriedad elevado, medio o bajo. ¿Cómo mido ese nivel de notoriedad? Observando los indicadores,
que en definitiva son los que establecen el valor que se le va a dar. Como último punto, se ofrecen posibles preguntas
para abordar al encuestado. Cada una de ellas tiene opciones, las cuales recibirán un código para su posterior
análisis. Esto es necesario porque, cuando se realizan encuestas, se trabaja con un número elevado de encuestados. A
este último procedimiento se lo llama codificación.
En definitiva, esta operación es un intento de hacer concreto lo que, en primera instancia, ha sido conceptual. Solo
así podrá medirse realmente lo que se desea medir, y no otra cosa. Realizar un cuestionario partiendo del sentido
común sin plantear este procedimiento es, a la larga, una pérdida de tiempo y de dinero.

EL ANÁLISIS DE
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CONTENIDO

El análisis de contenido surge con los inicios de las investigaciones sobre comunicación. Desde sus orígenes se ha
definido como “una técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido de
la comunicación” (Berelson, 1942, citado en Clemente, 1992, p. 171), por lo cual se considera como el recurso por
excelencia para determinar la influencia que los medios de comunicación tienen sobre la conducta humana, así como
la que tiene la prensa sobre dicha conducta (Clemente, 1992).
En palabras sencillas, se trata de tomar un determinado contenido (como podría ser un cuerpo de notas periodísticas
sobre una figura política) y proceder a su análisis en función de ciertas categorías previamente determinadas, tales
como el estilo de la comunicación, la existencia de una postura ideológica, etcétera.
Este análisis no es solo descriptivo; también incluye una interpretación a partir de ciertos supuestos teóricos en los
que el investigador se basa; no obstante, para que se pueda considerar una técnica de investigación y sea posible
hablar de datos válidos y fiables, es necesario respetar los aspectos metodológicos que la técnica implica: mantener
la objetividad, codificar y cuantificar.
Para realizar un análisis de contenido, como en toda técnica, debe estar muy claro el objetivo que se está abordando.
Una vez que esto está resuelto, será necesario definir el corpus de análisis, es decir, el material seleccionado para
analizar. Posteriormente, se puntualizarán las unidades de registro (palabras, temas, personajes, acontecimientos,
fotografías, etcétera), las reglas de recuento (presencia o ausencia, frecuencia, intensidad, orden de aparición) y,
finalmente, la categorización. Supongamos que encontramos en el contenido la presencia de acontecimientos
positivos de la gestión de determinado político: podemos categorizar esto como la existencia de una postura
ideológica.
Seguir el procedimiento nos permite realizar inferencias sin caer en el sentido común o en prejuicios.
¿Dónde buscar la información?

Una vez que hemos establecido la metodología que adoptaremos, será necesario definir la población y la muestra o el
corpus con el que trabajaremos. Para ello, deberemos preguntarnos: “¿Dónde encontramos el objeto que estamos
buscando?”.

Por ejemplo, en el caso de que intentemos “describir las instalaciones de la empresa X”, lo cual aparece como un
objetivo de sencillo abordaje, encontraremos el objeto en la instalación en un espacio físico. Esto ayuda a definir dos
cosas, por una parte, la técnica por utilizar y, por otra, la muestra/corpus de la investigación.

A primera vista parece irrisorio, puesto que no será necesario aplicar un proceso metodológico para alcanzar este
objetivo. Sin embargo, y dado que estamos intentando formalizar nuestro diagnóstico como un proceso de
conocimiento, debemos intentar hacerlo con precisión y rigurosidad. Entonces, volviendo al ejemplo del objetivo de
“describir las instalaciones de la empresa X”, concluimos que el objeto está en el espacio físico donde se halla
emplazada la organización, por tanto, la técnica por adoptar difícilmente sea una entrevista o una encuesta; más bien,
podría ser una observación.

Nuestra población, así como nuestra muestra, será entonces el edificio en sí.

En cambio, en el caso de que quisiéramos “explorar la sensación de comodidad de los empleados que transitan por
las instalaciones de la empresa X”, notaremos que el objeto está ahora en sujetos específicos: los empleados. En ese
caso, sí podremos adoptar una de las citadas técnicas, posiblemente la entrevista, dado que se trata de un objeto
subjetivo. Los empleados se constituirán, entonces, en nuestra población, y el grupo que seleccionemos para
entrevistar se transformará en nuestra muestra. No desarrollaremos de manera exhaustiva este punto aquí; solo
diremos que las técnicas cualitativas definen muestras ejemplificadoras (es decir, resultan ejemplo de la población
por abordar); mientras que las técnicas cuantitativas realizan muestreos representativos, para que los datos puedan
generalizarse, la muestra debe obtenerse sobre la base de procedimientos estadísticos. Si el lector decide utilizar
alguna de estas técnicas, deberá, previamente, ahondar en el muestreo requerido, ya que errores de muestra pueden
afectar completamente las conclusiones obtenidas.

¿Cómo abordar nuestra muestra?


Una vez definidas la metodología, la población, la muestra y la técnica que utilizaremos, será necesario construir el
instrumento de recolección de datos, esto es, el recurso que le permite al investigador acercarse al fenómeno o al
objeto que está estudiando y recabar información. Cada una de las técnicas implica el uso de un instrumento.

El instrumento es el elemento que nos permitirá registrar los datos obtenidos. Su construcción es uno de los
momentos más determinantes del proceso de relevamiento de información, dado que, si está incorrectamente
diseñado, resultará un obstáculo en la obtención de la información que deseamos, no nos dejará aprovechar las
instancias de contacto con la muestra y repercutirá en un uso inapropiado de recursos. Por tal motivo, la construcción
del instrumento por utilizar es central, ya que, como hemos repetido en múltiples oportunidades, estará íntegramente
relacionada con la definición del objeto.

Construcción de un instrumento: ¿por dónde empezar?

Ya hemos dado cuenta de algunos de los puntos que describiremos a continuación en el apartado Encuesta.
Sostenemos, entonces, que para construir el instrumento de recolección de datos observaremos dos cosas: el objetivo
y su encuadre teórico. Hablamos del objetivo, y no de los objetivos, porque deberíamos tomarnos el tiempo de pensar
en cada objetivo planteado por separado. Puede que cada uno nos solicite utilizar una técnica diferente, o puede que
con una misma técnica seamos capaces de abordar el conjunto de objetivos planteados. Solo lo sabremos analizando
cada objetivo de manera independiente.

Lo principal para construir cualquier instrumento es definir conceptualmente el objeto o fenómeno que estamos
tratando de analizar. Debemos considerar qué entendemos por él y de qué estamos hablando cuando lo mencionamos.

Una vez que hemos definido nuestro objeto de estudio como percepción de bienestar, queda por preguntarnos: ¿a qué
nos referimos cuando hablamos de sensación de comodidad? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de percepción
de bienestar?

Algunas respuestas posibles podrían ser: “A poder estar sentado en un asiento confortable”, “A tener luz solar dentro
de la oficina”, “A contar con los espacios adecuados”, etcétera.

A estas cuestiones relacionadas con nuestro objeto, que como se puede observar tienen más concreción, las
denominamos dimensiones. La idea en este proceso es poder ir desde el concepto hacia lo más concreto, hacia lo que
se puede observar e incluso medir (en el caso de variables cuantificables).
Una vez planteadas las dimensiones, nos resultará más simple indicar los puntos (los ítems) a los cuales observar o
medir.

En esta necesidad de cuantificar, ofrecemos al encuestado preguntas cerradas, o bien, como podemos ver en el
ejemplo, afirmaciones cuyas respuestas incluyen escalas; las dos primeras del ejemplo corresponden a escalas de
Likert, mientras que la tercera corresponde a una escala de diferencial semántico.

Cabe aclarar que la entrevista nos permite explorar un tema sobre el que carecemos de información, por lo cual, es
una opción viable presentar el concepto de manera abierta y escuchar “qué nos dicen” los entrevistados en cuanto a la
comodidad. Esto es algo así como “ir con completo desconocimiento del tema” y, en función de lo que los
entrevistados nos responden, plantear posteriormente las dimensiones que emerjan.

Recomendaciones para plantear las dimensiones

Para poder dar una respuesta a la pregunta “¿De qué hablamos cuando hablamos de...?”, será necesaria la revisión
bibliográfica previa o bien la aplicación de una técnica exploratoria (tal como explicamos en el ejemplo de
entrevista), mediante la cual arribamos a nuestra muestra solo con la definición conceptual del fenómeno en estudio,
a la espera de que el entrevistado nos ofrezca datos para definir posteriormente las dimensiones.

Supongamos que estamos estudiando las percepciones de los padres de familia acerca de la ley de matrimonio gay, y
no tenemos referencias bibliográficas sobre la temática. En tal caso, nuestro instrumento se construirá en torno a la
definición conceptual de percepciones acerca de la ley de matrimonio gay, y las dimensiones las plantearemos una
vez que hayamos realizado las primeras entrevistas, en función de lo que nos respondan los padres.

¿Qué hacemos con el material relevado?


Si hemos aplicado una observación, lo que tendremos en nuestra mano será una serie de guías de observación con
anotaciones realizadas debajo de cada ítem. Si hemos formulado entrevistas, contaremos con un conjunto de charlas
grabadas (que todavía debemos transcribir). Si hemos aplicado una encuesta, tendremos cuestionarios completos con
cruces; y si hemos aplicado un análisis de contenido, tendremos una serie de grillas con cierto material narrativo
codificado. ¿Qué hacer con toda esta información? En primera instancia, será necesario organizarla.

En el caso de las guías de observación, será conveniente agrupar los datos relevados por ítem, de tal forma que nos
resulte posible sacar una conclusión y esbozar una descripción del elemento/conducta/situación observados.
Recordemos que lo que deseábamos a través de esta técnica era describir un fenómeno desde nuestro punto de vista,
pero intentando ser objetivos y metódicos, a fin de que las conclusiones resultaran fiables.

En el caso de la entrevista, será ardua la tarea, dado que deberemos organizar el discurso del entrevistado
previamente transcripto en función de las áreas determinadas en la guía de pautas. A esto se lo denomina grillado, y
no consiste en otra cosa que en realizar un cuadro de doble entrada, ubicando en la primera columna cada área, y en
la primera fila, cada uno de los entrevistados. De esta manera será posible leer y comprender la información relevada.

En el caso de una encuesta, se trabaja con cada pregunta de manera individual, obteniendo porcentajes de respuesta
para cada opción ofrecida. De esta manera, cada una de las preguntas me ofrecerá ciertas frecuencias que yo podré
mostrar en un gráfico de barras, en un diagrama de torta o en el gráfico que considere conveniente. Para esto,
utilizamos programas tales como Excel, que son de fácil acceso. Es importante considerar también que, separando los
cuestionarios por los datos demográficos previamente consultados (por ejemplo, dividiendo masculinos/femeninos),
se pueden obtener comparaciones interesantes.

En cuanto al análisis de contenido, el procedimiento es semejante al de la entrevista, con la siguiente diferencia: en la


primera columna, podemos ubicar las categorías definidas; en la primera fila, cada medio analizado; y organizar en
este cuadro el material relevado (distinguiéndolo por las unidades: frases, imágenes, palabras, etcétera).

Lo aquí presentado, de manera excesivamente sintética, adopta múltiples variaciones en función de lo que quien está
investigando decide explorar o mostrar. Por tanto, quien realiza el procesamiento de la información goza de cierta
flexibilidad, pero es necesario que sus decisiones tengan un sentido y aporten a su proceso de búsqueda.

Descripción, análisis e interpretación de la información relevada

Retornemos al comienzo de este escrito. Hemos afirmado que resulta imprescindible que toda práctica se ejerza sobre
un diagnóstico situacional realizado previamente. Caracterizamos al diagnóstico como un ejercicio de conocimiento
acerca de la realidad sobre la que actuaremos y hemos destinado las precedentes páginas a revisar la forma de
conocer esta realidad. Puntualizamos que, en primera instancia, debíamos plantear objetivos de investigación (o
indagación) y desarrollamos algunas técnicas que nos permiten alcanzarlos. Ahora es momento de reflexionar acerca
de cómo mostrar la información recabada, describiendo, analizando e interpretando para que las conclusiones a las
que arribemos nos sirvan como fundamento para las decisiones que tomemos posteriormente (esto es, de qué manera
resolveremos el problema presentado).
Una vez que la información relevada ha sido procesada, será necesaria la redacción descriptiva y analítica de lo que
constituirá el diagnóstico de nuestro informe, es decir, hemos procesado la información de manera individual para
poder observarla, entenderla. Es momento de contar lo que hemos observado y comprendido; es momento de volver
al instrumento utilizado.

Si hemos usado una guía de pautas, por ejemplo, las áreas puntualizadas nos servirán como subtítulos para contar al
receptor de mi informe lo que observamos en cuanto a cada una de ellas. Haremos entonces, afirmaciones tales como
“Entre los entrevistados, se observan percepciones negativas acerca de los asientos utilizados” y “En cuanto a la luz
solar, contrariamente a lo que pensáramos al comenzar el estudio, esta es valorada de manera negativa”.

En el caso de que usáramos una encuesta, volveremos a los indicadores. Dado que se trata de una técnica utilizada en
metodología cuantitativa, podremos decir que “La mayoría de los encuestados dispone frecuentemente de un asiento”
y luego ilustraremos lo dicho con un gráfico que muestre los porcentajes de respuestas obtenidos. Hablar de la
mayoría carecería de sentido si hemos utilizado técnicas de corte cualitativo.

Este momento, el de la descripción y el análisis, es clave para que el investigador muestre una imagen de la realidad
sobre la que va actuar. Asimismo, le servirá luego de fundamento, de argumentación para sostener la necesidad de
aplicar su plan. Por lo tanto, es imprescindible que utilice un discurso ameno, claro y preciso, recortando la
información que le resulte necesaria para fundamentar lo que, finalmente, dirá acerca de la realidad observada (por
ejemplo, no es necesario que ponga todos los gráficos obtenidos del procesamiento de las encuestas si estos no
sustentan alguna conclusión posterior).

Finalmente, la información descripta y analizada debe ser pensada, nuevamente, retomando los objetivos de
investigación. Estos, por ser objetivos, son nuestro horizonte de conocimiento. De tal forma, lo que debe resultar
evidente al concluir con este punto es qué respuesta hemos encontrado para los objetivos planteados.

Recordemos que entendimos a los objetivos de investigación como una “promesa”. Por tanto, si hemos prometido a
nuestro lector (o receptor de nuestro informe) “explorar la característica de comodidad presente en las instalaciones
de la empresa X”, él esperará encontrar en este apartado exactamente cuáles son esas características. Si nos hemos
comprometido a “estimar el nivel de comodidad percibido en las instalaciones de la empresa X”, entonces esperará
encontrarse con un título que explicite el nivel de comodidad percibido, y allí hallará la respuesta a esta curiosidad.

Reconocer y diagnosticar situaciones profesionales


IMPORTANTE: Esta sección te ayudará con tu segundo entregable. Ten
en cuenta que en caso de que tu práctica sea en un estudio contable, podrás
hacerlo sobre el mismo estudio o sobre una empresa cliente de este. En caso
de que sea en una empresa u organización pública, deberás hacerlo
necesariamente sobre ella.

Una organización está sometida a procesos de cambios externos e internos y es necesario examinar su situación,
detectar las causas de los problemas, evaluar la importancia de cada uno y encontrar o seleccionar soluciones. El
contador público, en su asesoramiento profesional, deberá detectar estos problemas, sus causas y proponer vías de
acción.

… Todo proyecto de investigación... se plantea porque existe un problema en la vida real, y para
resolverlo es necesario disponer de cierta información básica; dicha información la obtiene y la
analiza el investigador y con ella conforma una solución cuasirreal, la cual queda plasmada en un
plano, en un prototipo, en tablas, en figuras y algunas recomendaciones. Otras personas tomarán
la información obtenida y la aplicarán para resolver el problema que motivó el trabajo de
investigación. Quedan, así, muy claramente definidos dos aspectos, uno general: resolver el
problema en la realidad, y otro particular: obtener información básica para conformar la solución.
Lo particular es responsabilidad exclusiva del investigador y, escrito en forma de oraciones
operacionales, constituye los objetivos específicos del proyecto. (Castro Quintero, s. f., p. 4).

En cada caso, y según quién lo aplique, el método que deberá poner en acción un contador público será diferente.

Además, tal como expresan Luchessa y Podestá Castro (citados en Rodríguez, 1999), “también variará la
profundidad del análisis, dependiendo fundamentalmente del objeto del mismo. Pero en todos los casos se trata de
realizar un análisis sistemático e integral de los problemas, sus causas y posibles soluciones” (p. 40).

Es decir que, aunque se subdivida la organización, para analizarla, finalmente, se debe referir a la globalidad del
sistema, si no, el diagnóstico puede no ser preciso, estar sesgado o ser superficial.

Las partes de esta entrega serán:


Introducción y antecedentes generales: justificación.

Definición de objetivo y formulación de objetivos en la investigación.

Diagnóstico de la organización.

Marco teórico.

Marco metodológico.

Diagrama de Gantt.

Introducción y antecedentes generales: justificación

Deben quedar claros las razones o intereses que justifican el desarrollo de su proyecto:

a quién preocupa el tema;

por qué preocupa el tema;

qué se pierde en la actualidad sin el proyecto del alumno (idea de costos o desperdicios);

qué se puede ganar ejecutando el proyecto (idea de beneficios).

L I S TA D O D E T E M A S

Listado de temas: Práctica Profesional de Contador Público

1. Análisis de acceso al mercado de capitales.

2. Análisis de la estructura de activos fijos.

3. Análisis de las fuentes de financiamiento. Comparación, sugerencias de las más convenientes.

4. Análisis y construcción de tablero de comando o cuadro de mando.

5. Análisis y diseño de presupuestos.


6. Auditoría de estados contables, por partes o integrales.

7. Definición de indicadores de gestión para distintas áreas.

8. Efectuar una revisión sobre el procedimiento implementado para dar cumplimiento a las obligaciones fiscales,
a nivel nacional, provincial y municipal, para la empresa.

9. Evaluación de la administración de inventarios.

10. Evaluación de la política de créditos-ventas.

11. Evaluación de proyectos de inversión.

12. Gestión del capital de trabajo en un contexto inflacionario.

13. Liquidación de una serie de impuestos partiendo de la información suministrada para tal fin.

14. Relevamiento de la estructura de costos.

15. Relevamiento del circuito de control interno de una pequeña y mediana empresa (pyme).

16. Sistemas de costeo, diseño e implementación.

17. Evaluación de la política de gestión y administración del capital de trabajo.

Definición de objetivo

La palabra objetivo proviene de ob-jactum, que significa ‘a donde se dirigen nuestras acciones o actos’. Los objetivos
son los fines hacia los cuales está encaminada una actividad, lo que implica cierta planeación.

A los fines de nuestra práctica profesional, y en vistas a elaborar el informe, los objetivos indican cuáles son las
metas por alcanzar: a qué resultados se quiere llegar (no dar los resultados, sino plantearlos en forma genérica).

Se puede afirmar, entonces, que los objetivos dan cuenta de lo que se pretende lograr en términos de conocimiento
(Martínez, 2012). Surgen de establecer qué pretende la investigación; son las guías del estudio y durante todo su
desarrollo se deben tener presentes.

Los objetivos deben ser congruentes:

entre sí;
con el plan de acción que se planteará; y

con los resultados esperados.

Es decir, deben contener cuáles son las pretensiones del desarrollo en función de la necesidad o demanda planteada
como objeto de estudio. Los objetivos pueden desagregarse en generales y específicos.

Marco de referencia de lo que se


Objetivos generales: pretende aportar y demostrar en
el informe.

Información puntual, sobre


qué es preciso recabar datos
Objetivos específicos: para poder responder al
objetivo general (Martínez,
2012).
Diagnóstico

De acuerdo con Romagnoli, “el Diagnóstico Empresarial constituye una herramienta sencilla y de gran utilidad a los
fines de conocer la situación actual de una organización y los problemas que impiden su crecimiento, sobrevivencia o
desarrollo” (2007, p. 9).

Los diagnósticos empresariales se clasifican en dos grandes tipos: integrales y específicos. Los integrales se
caracterizan por su amplia gama de variables o aspectos empresarios. Por ejemplo, un nuevo proyecto de inversión.
Los diagnósticos específicos ponen el énfasis en los procesos productivos, financieros y de gestión; otros, en
aspectos relativos al mercado y los consumidores, de manera más directa y específica.

Diagnóstico: el analista mide la eficacia y la eficiencia del sistema en estudio. Eficacia es cuando
el sistema logra los objetivos y eficiencia es cuando el sistema logra los objetivos con una
relación costo-beneficio positiva. Si un sistema es eficaz pero no eficiente, el analista deberá
cambiar los métodos del sistema; si un sistema no es eficaz, el analista deberá cambiar el sistema;
y si un sistema es eficiente, el analista solo podrá optimizarlo. (Fernández Ledesma, 2005, p. 26).

Aquí se espera un acabado conocimiento del ente, es decir, la organización a la que se van a ofrecer los servicios
profesionales, ya que representa la base sobre la cual se va a construir la tarea profesional de un contador.

La complejidad del mundo de los negocios requiere que el contador público posea una idea clara de lo que puede o
debe encontrar en la organización, debe profundizar en las características de ella y de los mercados en que actúa. En
el caso de ejercer la actividad profesional de manera continua, ese conocimiento del ente debe ser periódico.

El profesional, como individuo informado de los principales acontecimientos económicos, administrativos, jurídicos,
etcétera, debe advertir su posible impacto en la organización y, luego, constatar si ello ha ocurrido y en qué medida
(Lattuca y Mora, 2004). En particular, se deberá considerar la reseña histórica: orígenes, fundación y datos de los
propietarios.
Esquema de datos por relevar:

Conocimiento del ente en sí mismo: organigrama, organización jurídica, propietario, misión, visión, valores,
compromisos, entre otras características.

Información sobre el ambiente: factores macroeconómicos, ambiente legal, ramo o industria a la que
pertenece el ente.

Descripción de la actividad principal de la empresa.

Misión, visión, valores, compromisos.

Instalaciones.

Principales clientes y principales proveedores.

Herramientas mínimas a utilizar:


Cadena de valor.

5 fuerzas de Porter.

Fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA).

Análisis políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos y legales (PESTEL).

Marco teórico

La redacción del marco teórico del trabajo consiste en desarrollar, en unas pocas páginas, el conjunto de conceptos,
definiciones e hipótesis que se han seleccionado para relacionarlos con los datos del problema que se va a investigar.
“El marco teórico ofrece los fundamentos de la respuesta teóricamente concebida: constituye el argumento elegido
por el investigador como el mejor –ante otros argumentos alternativos– para responder a la pregunta formulada en el
problema” (Vieytes, 2004, p. 155).

El marco teórico contiene el estado del arte, es decir que el estado actual del conocimiento quedará reflejado en
párrafos (con sus referencias bibliográficas y consulta a personas clave). Recuerda que el camino que recorre un
profesional parte de los pasos de sus anteriores colegas. De allí, la importancia de conocer el estado del arte o el
estado del conocimiento sobre el tema que abordará.

1 Say yes more. Yes opens doors. No closes them. Yes pushes us. No keeps us safe at home. Imagine all
the opportunities waiting for a yes.

2 Let go of expectation. You’ve done your best to prepare. Now, let go. There’s no one way your life
should unfold. Enjoy the journey.

3 Welcome diversions. The most rewarding adventures often start with an unexpected detour. Perhaps
that distraction will guide you onward.

Redacción: luego se hará la redacción sistemática del marco de referencia o


teórico que se va a utilizar. Se plantearán las diferentes teorías aplicables al
tema y se expondrán, de manera sintética, los diversos sistemas
conceptuales que podrían seguirse. Se hacen aportes críticos, que llevan a
resolver cuáles son los modelos teóricos que se consideran apropiados y
confiables para el problema planteado.

Marco metodológico

En el diseño de la investigación, el profesional debe tomar una serie de decisiones respecto de los elementos, medios
y operaciones que van a intervenir en las distintas etapas del proyecto. Debe definir qué desea conocer y, en
consecuencia, medir, especificar o definir qué o quiénes serán el objeto de observación o medición (un área, un
sistema, un procedimiento, una política, los estados contables).
Finalmente, debe definir cómo y con qué técnicas e instrumentos se obtendrán los datos que se requieren, es decir, la
metodología por emplear en la investigación.

Diagrama de Gantt de la práctica profesional


El proceso de la investigación se compone de pasos o etapas; por lo tanto, debe organizarse desde el inicio tratando
de anticipar qué producto se espera obtener en cada momento.

El cronograma es la descripción de las actividades en relación con el tiempo en el que se van a desarrollar, lo cual
implica, primero, determinar con precisión cuáles son esas actividades. De acuerdo con los recursos y el tiempo total,
se calcula el lapso en el que deberá desarrollarse cada actividad. Para la presentación del cronograma, se utilizan
generalmente diagramas, los cuales permiten visualizar mejor el tiempo de cada actividad, sobre todo en aquellos
casos en que hay varias actividades al mismo tiempo. Los diagramas más comunes son los de barras, conocidos
como diagramas de Gantt, pues fueron ideados por Henry L. Gantt con la intención de ofrecer un método óptimo
para visualizar la situación de un proyecto.

Un diagrama de Gantt es la representación gráfica del tiempo que se dedica a cada una de las tareas en un proyecto
concreto; se utiliza en proyectos sencillos. Para proyectos más complejos, y a partir de la teoría de sistemas, se
utilizan los diagramas de flechas o redes, como el PERT (Program Evaluation Review Technique) y el CPM (Critical
Path Method). Por ser el diagrama de Gantt el de mayor utilización, se ejemplificará de la siguiente forma.
LECCIÓN 2 de 3

Certificaciones

Consideraciones generales

Ten en cuenta que, si te encuentras inscripto en un certificado, deberás incluir en tu entregable del Módulo 2 de esta
Práctica Profesional las indagaciones y el diagnóstico de la organización que incorpores, también la mirada desde la
perspectiva del certificado correspondiente.

Esto es, por ejemplo:

Certificado en Competencias de Sustentabilidad



Si te encuentras cursando los requisitos para obtener el Certificado en Competencias de Sustentabilidad, tu
intervención se debería orientar a demostrar que se trata de un profesional capaz de colaborar en el análisis, diseño e
implementación de soluciones para los principales problemas en materia de desarrollo sustentable.

Por ejemplo podrías revisar si se encuentran presentes temas referidos a:

el respeto de los derechos humanos dentro de la organización;

las políticas o acciones de responsabilidad social;

el espacio de participación de todos los miembros de la organización y los mecanismos de recepción de


quejas;

el código o las normas de ética explicitas;

las herramientas de gestión, los indicadores de sustentabilidad;

las acciones de respeto del ambiente y uso responsable de los recursos naturales;
la normativa relativa a la actividad en materia ambiental;

el aporte o inclusión de los ODS y la agenda 2030 dentro de la organización;

el fomento del voluntariado o las acciones con la comunidad, etcétera.

Certificado en Competencias de Internacionalización



Si te encuentras dentro del Certificado en Competencias de Internacionalización, tu intervención deberá enfocarse
en observar y describir aquellas oportunidades y/o programas de internacionalización que la organización posea o
proyecte en un futuro.
Por ejemplo podrías revisar si se encuentran presentes temas referidos a:

nivel de implementación de proyectos de cooperación regional/internacional;

deslocalización: estrategia comercial hacia el exterior;

desarrollo de imagen corporativa en el mundo;

alianzas con organizaciones internacionales;

benchmarking internacional;

participaciones internacionales (concursos, ferias, congresos, misiones);

inversión internacional, interculturalidad dentro de la organización.

Certificación en Competencias Emprendedoras



Si te encuentras inscripto en la Certificación en Competencias Emprendedoras, tu intervención podría estar
vinculada a algún tipo de innovación:

renovación o diversificación de productos, servicios o mercados;

desarrollo de nuevos métodos de producción;

establecimiento de un nuevo sistema de gestión (procesos);

producción o adopción, asimilación y explotación de alguna novedad con valor agregado en alguna esfera
económica o social.
Por ende, podrías revisar si se encuentran presentes temas referidos a:

el estado de la innovación en la organización, en comparación con el sector que corresponda;

el liderazgo y los equipos de innovación;

el potencial de innovación dentro de la organización y los proyectos existentes con mayor garantía de éxito;

las oportunidades de financiación en innovación;

los sistemas de medición y evaluación de la innovación;

el nivel de implementación de proyectos de innovación, etcétera.


LECCIÓN 3 de 3

Referencias

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Valles Martínez, M. S. (1992). La entrevista psicosocial. En M. Clemente Díaz (Coord.). Métodos y técnicas de
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Weick, K. E. (1985). Systematic Observational Methods. En G. Lindsey y E. Aronson (Eds.). Handbook of Social
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