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La filosofía medieval

Julio César De León Barbero

Hay diversas opiniones en cuanto al tiempo que abarca el período medieval en la

historia de Occidente. Las fechas exactas no son tan claras entre historiadores y filósofos.

Aquí nos vamos a ceñir al criterio de que comenzó en el 476 con la caída del Imperio

Romano de Occidente y culminó con el descubrimiento de América en 1492. Su nombre se

debe a que es un período de transición entre la antigüedad y la modernidad. En todo caso,

es un extenso período de mil años.

Desde el punto de vista de la filosofía este período abarca la Patrística y la

Escolástica. La Patrística puede ser considerada como el esfuerzo intelectual por

sistematizar y dar coherencia a las creencias y principios del cristianismo. Abarca desde el

final de la era apostólica hasta el siglo VIII.

El tema dominante en la Patrística consistió en justificar los fundamentos del

cristianismo en un medio cultural dominado por la filosofía griega y la filosofía latina. Esta

tarea incluyó una defensa de las creencias cristianas ante las críticas y ataques

provenientes del paganismo. En ese sentido se recurrió al andamiaje filosófico

desarrollado por Platón a fin de fundamentar y defender racionalmente las creencias

cristianas.

Como era de esperarse aquel esfuerzo condujo a efectos en ambas vías: la filosofía

modeló las creencias cristianas y las creencias cristianas modelaron la filosofía. Hay que

traer a la memoria el neo-platonismo, creado por Plotino, y dominante en la filosofía de


San Agustín, que vino a ser una interpretación cristiana de la filosofía platónica. Y por

supuesto, todo el dualismo ontológico y antropológico presente en los dogmas cristianos.

La Patrística dio lugar al establecimiento de distintas escuelas: La Escuela de los

Padres apologistas, la Escuela de Alejandría, la Escuela de Capadocia y la Escuela de

Bizancio. Como era de esperarse la mayoría de filósofos de la Patrística eran teólogos.

Entre los Padres de la iglesia podemos mencionar a San Basilio Magno, Gregorio de Nisa,

Policarpo de Esmirna, Ireneo de Lyon, Juan Crisóstomo, Justino Mártir, Orígenes de

Alejandría y Tertuliano.

La temática de la Patrística aún tiene gran relevancia en nuestros días: Asuntos

como el mal moral, el ejercicio de la voluntad, la libertad para tomar decisiones y la

cuestión de la responsabilidad, la naturaleza y la función del conocimiento sensible, así

como la relación de la razón con los datos sensoriales, no pierden actualidad ni

importancia.

La Escolástica constituye la segunda parte de la filosofía medieval. El nombre viene

de Escuela porque en ese período se desarrolló un sistema de enseñanza superior

denominado Estudios Generales, que funcionó especialmente en escuelas de carácter

catedralicio.

Es este período se cultivó, sobre todo, la teología y la filosofía fue considerada

como un instrumento al servicio de las verdades cristianas. La influencia de Platón

continuó vigente y Aristóteles adquirió una mayor importancia.

La discusión sobre las relaciones entre la fe y la razón dieron pie a posiciones

diferentes. Juan Escoto Erígena sostenía que la fe debe siempre apoyarse en la razón.
Pedro Damiano opinaba que la razón ha de descansar en la fe pues por sí misma es

incapaz de alcanzar el conocimiento que sólo la fe puede proveer. Con Santo Tomás de

Aquino, siglo XIII, se llega a una postura intermedia al sostener que la fe y a razón

constituyen dos vías hacia la verdad que, en todo caso es divina.

Otra importante cuestión surgió frente a los universales, asunto que era imperioso

dilucidar dadas las posturas tan dispares de Platón y Aristóteles. El tema de los universales

generó tres posturas: la realista, la nominalista y la conceptualista.

Característica propia de la Escolástica fue la metodología empleada en la

enseñanza. De gran rigor y muy apegado a la lógica formal aristotélica, el método se

dividía en tres momentos: la Lectio o Lectura de un texto importante, la Quaestio o

pregunta respecto a la lectura y, finalmente la Disputatio o discusión consistente en

defender ante otros académicos la comprensión del texto.

Importante resulta mencionar la presencia e influencia de filosófos judíos y árabes

durante la Edad Media. Moisés Maimónides, teólogo, filósofo y médico judío escribió su

Guía de los perplejos que expone el pensamiento judío en terminología propia de la

filosofía. Averroes, filósofo, matemático, astrónomo, teólogo y médico árabe, escribió,

entre otras cosas, comentarios sobre Aristóteles que fueron traducidos al latín y al hebreo

con gran influencia sobre el escolasticismo y la teología cristiana.

No es de olvidar que la Escolástica dio lugar al surgimiento de las universidades.

Las escuelas catedralicias aglutinaban a los interesados en enseñar y a los interesados en

aprender. En aras de cultivar el intelecto y reunir la totalidad del saber aquellos grupos
buscaron independencia tanto de la autoridad civil como de la eclesiástica. Las primeras

universidades en surgir fueron la de París, la de Oxford y la de Bolonia.

Dentro de las grandes luminarias del medioevo podemos mencionar a Pedro

Abelardo, San Anselmo de Canterbury, Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, Juan Duns

Escoto y Guillermo de Ockham, gran defensor del nominalismo, es decir de la idea de que

los universales no son seres sino nombres, palabras, para referirnos a las cosas; también

impulsor de mantener separadas a la teología y a la filosofía. Ockham, preparó así, el

camino hacia la modernidad.

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