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El derecho penal, así concebido, presenta ciertas características que lo distinguen de las restantes
ramas del derecho:
En primer lugar, ello quiere decir que la función de consagrar el carácter delictivo de una
conducta y establecer la pena aplicable a quien la ejecuta pertenece exclusivamente al legislador y
es, por consiguiente, pública.
Desde este punto de vista dicha característica se encuentra vinculada con el principio nullum
crimen, nulla poena sine lege y con la función de garantía del derecho penal.
En segundo lugar, el derecho penal es público porque la función de realizarlo y ejecutándolo en los
casos concretos, pertenece exclusivamente a órganos del poder público.
La actitud antisocial del sujeto, su rebeldía frente a la orden dada por el derecho, debe revestir una
forma externamente apreciable para que pueda ser sancionada. Desde el Digesto se admite el
principio cogitationis poenam nemo patitur (los pensamientos no son penados).
La norma jurídica siempre manda o prohíbe. Contiene órdenes encaminadas a obtener o a evitar
determinadas conductas por parte de los ciudadanos. No son simples afirmaciones de
hechos, ni pronósticos, sino que pretenden verdaderamente modelar el futuro, influyendo
sobre la forma en que los hombres se comportan.
Es ésta tal vez la característica más específica y propia del derecho penal, pues las anteriores las
comparte, en mayor o menor grado, con otras ramas del derecho.
Toda regla jurídica contempla un precepto: algo que debe hacerse o no hacerse, y una sanción, la
consecuencia que la ley establece para el caso de contravención.
Lo que caracteriza al derecho penal es que la sanción que sus preceptos señalan es lo que hemos
llamado la pena, o sea, una pérdida o disminución de derechos personales que el transgresor
debe sufrir y que el Estado debe imponerle por medio de sus órganos.
Esta especial característica del derecho penal da origen a una controversia acerca del carácter
autónomo o sancionatorio de esta rama del derecho, es decir, si lo propio del derecho penal es
tanto el precepto como la sanción, o solamente la sanción, esto es, la pena. De este punto nos
ocuparemos en el capítulo siguiente.
En primer lugar, ello significa que la pena o la medida de seguridad sólo pueden imponerse al que
ha participado en el hecho punible, y no deben afectar a terceros, cualquiera sea el género de
relaciones que tengan con el autor (matrimoniales, parentales, herededitarias, amistosas, etc.).
En segundo, que es también ese sujeto en quien deben ejecutarse, esto es, el que debe sufrir sus
efectos. El derecho penal no admite representación. De aquí se deduce como consecuencia -y no
como tercer aspecto autónomo de tal característica que ni la pena ni la medida de seguridad como
tales, ni su ejecución, son transmisibles; la responsabilidad penal se extingue con la muerte del
sujeto.
Porque la pena sólo debe ser empleada cuando el ataque al bien jurídico no puede sancionarse de
manera apropiada acudiendo a los medios de solucionarlo de que disponen las otras ramas del
ordenamiento jurídico. La pena es, pues, un recurso de ultima ratio. Lo mismo debe decirse de las
medidas de seguridad y corrección.
El carácter fragmentario del derecho penal significa que éste no pretende alcanzar con sus efectos a
toda la gama de conductas ilícitas, sino sólo a aquellas que constituyen ataques intolerables en
contra de bienes jurídicos cuya subsistencia es capital para la preservación de la convivencia
pacífica. Esto se expresa en el hecho de que las acciones a las que se amenaza con pena se hallan
descritas por la ley en una forma que precisa sus contornos tan nítidamente como le es posible, y
todo lo que yace fuera de esas descripciones se encuentra sustraído a la reacción punitiva.
Lo que se castiga, por consiguiente, son nada más que fragmentos de lo antijurídico. BELING
destacó esta idea, afirmando que "del común dominio de la ilicitud culpable fueron recortados y
extraídos determinados tipos delictivos" y "de este modo, redúcese el actual Derecho Penal a un
catálogo de tipos delictivos".
Como es notorio y se advirtió, existe una relación estrecha entre esta característica y la
subsidiariedad del ordenamiento penal.
2. Ciencias Penales o Auxiliares al Derecho Penal:
Las ciencias penales auxiliares son aquellas ciencias que con diversos objeto, métodos,
generalmente causal-explicativos, estudian el fenómeno criminal desde un punto de vista empírico,
a fin de facilitar y mejorar la elaboración, interpretación y aplicación del derecho penal normativo.
A fin de satisfacer sus objetivos, la ciencia del derecho penal tiene que referirse a otras que le
procuran datos indispensables para la formación de su sistema.
El Derecho Penal, al igual que otras disciplinas requiere de ciertas ciencias que auxilian su labor.
En este sentido, las principales ciencias auxiliares del derecho penal son
1) La Criminología:
Mientras la ciencia del derecho penal o dogmática jurídico-penal se ocupa de las normas penales,
utilizando los métodos propios de las ciencias jurídicas, la criminología es una ciencia fáctica, que
trabaja de manera empírica con los métodos de las ciencias naturales y sociales.
En esta labor se estudian los factores individuales y sociales que inciden en el comportamiento
criminal, y se proponen modificaciones legales y de gestión de la administración estatal que
neutralicen aquellos que favorecen la comisión de delitos y fortalezcan aquellos que retraen a las
personas de su comisión.
2) Medicina Legal:
La medicina legal o forense se ocupa de los hechos médicos que puedan tener relevancia jurídica
(imputabilidad y condiciones mentales y físicas del acusado, causa del fallecimiento de la víctima,
características de las lesiones corporales, etc.) y, aunque por ello tiene especial vinculación con la
justicia penal, es también de utilidad en otros ámbitos de la actividad judicial (informes en
decisiones sobrecuratela, determinación de edad, etc.).
En forma general, se puede señalar que la medicina legal es una ciencia auxiliar del Derecho Penal,
que colabora con la administración de justicia determinando las causas o el origen de la muerte, la
manera como se produjeron, por ejemplo, las lesiones de una persona, la muerte, entre otras.
3) Psiquiatría Forense:
Es una ciencia que estudia el comportamiento normal y anormal del individuo, su tarea es realizar el
estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de trastornos del comportamiento y patologías
mentales, en las que influyen factores genéticos, físicos, químicos, psicológicos y socio
ambientales.
4) Criminalística:
Ciencia penal auxiliar que mediante la aplicación de sus conocimientos, metodología y tecnología al
estudio de las evidencias materiales, descubre y verifica científicamente la existencia de un hecho
presuntuosamente delictuosos y al o a los presuntos responsables aportando las pruebas a los
órganos que procuran y administran justicia”.
Para ello se recurre a diferentes técnicas científicas, como la que permite el registro de huellas
dactiloscópicas y de ADN, las investigaciones químicas, físicas, biológicas, contables, financieras,
etc.
Como el derecho penal suele amparar bienes jurídicos que también reciben la protección de otros
ordenamientos, sus relaciones con ellos son múltiples y estrechas.