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Principales escritos del Nuevo Testamento.

Papiros. Por lo general, se usa el símbolo P y un numerito en alto (Pl, P2 , etc.) para identificar los
papiros del Nuevo Testamento. Aunque la mayoría de las copias del Nuevo Testamento escritas
durante los primeros tres siglos de la era cristiana deben haber sido hechas en papiros, hasta 1930
sólo se conocían 44 fragmentos de esos manuscritos; pero estos fragmentos, debido a su reducido
tamaño, tenían poco valor para la historia del Nuevo Testamento. No obstante, con el
descubrimiento de dos importantes grupos de papiros en el siglo XX, el cuadro ha cambiado
radicalmente. Por 1975 se conocían más de 80 papiros del NT, los cuales comprenden una buena
parte del NT.

Por el año 1930 se efectuó un descubrimiento de manuscritos que sólo ha sido sobrepujado en
importancia por el hallazgo del Códice Sinaítico, realizado por Tischendorf unos 70 años antes. En
algún lugar de la provincia egipcia de Fayún -el sitio exacto del descubrimiento nunca fue
revelado- algunos lugareños hallaron una cantidad de códices de papiro. Se los repartieron y los
vendieron a varios coleccionistas de manuscritos europeos y americanos. Entre los manuscritos
había tres códices del Nuevo Testamento, grandes porciones de los cuales quedaron en poder de
A. Chester Beatty, de Inglaterra. Otras secciones considerables fueron adquiridas por la
Universidad de Michigan. Algunos fragmentos quedaron en manos privadas en Austria, Italia y
otras partes. Estos manuscritos habían sufrido mucho con el correr de los siglos, y cuando llegaron
a Europa parecían ladrillos pues todas sus hojas estaban pegadas entre sí. El extinto Dr. Hugo
Ibscher de Berlín -en ese tiempo la autoridad máxima en la conservación de papiros- desplegando
una habilidad magistral y con infinita paciencia logró separar las hojas y consiguió montarlas en
forma permanente y preservarlas. El extinto Sir Federico Kenyon experto de primera línea en lo
que atañe a manuscritos griegos- publicó los diez códices que contenían libros bíblicos entre 1933
y 1937.

Los tres códices del Nuevo Testamento son del siglo III, y, por lo tanto, son más o menos un siglo
más antiguos que los más antiguos manuscritos del Nuevo Testamento previamente conocidos,
excepto algunos pequeños fragmentos. El códice que originalmente contenía los Evangelios y los
Hechos (P45), está representado por 30 hojas incompletas con partes importantes de los cuatro
Evangelios y de 14 capítulos de Hechos. Con la excepción de la porción de Mateo, se ha
conservado lo suficiente como para dar un nítido cuadro de la naturaleza de este manuscrito
evangélico del siglo III.

El segundo códice (P46) consiste de 86 hojas levemente dañadas que contienen las epístolas de
Pablo. Se cree que originalmente consistió de 104 hojas. La secuencia de los libros conservados es
Romanos, Hebreos, 1 Corintios, 2 Corintios, Efesios, Gálatas, Filemón, Colosenses y 1
Tesalonicenses. La colección original de libros de este códice quizá incluía 2 Tesalonicenses
después de 1 Tesalonicenses; pero parece que faltaban las epístolas pastorales.

El tercer códice ( P47 ) del Nuevo Testamento, de los papiros de Chester Beatty, consiste de 10
hojas dañadas que contienen porciones de Apocalipsis 9 a 17. Toda la obra debe haber tenido 32
hojas. Este manuscrito fue muy bien recibido, pues había muy pocos manuscritos primitivos que
contuvieran el libro del Apocalipsis.

Estos tres códices de papiro, aunque son fragmentarios, tienen mucho valor pues proporcionan un
texto representativo de 15 libros del Nuevo Testamento, cien años más antiguos que los textos
conocidos hasta 1930. Aunque hay grandes lagunas en estos textos, sin embargo, si los
comparamos con otros manuscritos bíblicos es posible determinar qué clase de Nuevo
Testamento usaba la iglesia cristiana de Egipto durante el siglo III, poco más de un siglo después de
la muerte de los apóstoles.

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