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¿CUÁNDO SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA??

La Vulgata es una traducción de la Biblia hebrea y griega al latín, realizada a finales del siglo IV
(en el 382 d.C.) por Jerónimo de Estridón. Fue encargada por el papa Dámaso I dos años antes
de su muerte (366-384). La versión toma su nombre de la frase vulgata editio (edición
divulgada) y se escribió en un latín corriente en contraposición con el latín clásico de Cicerón,
que Jerónimo de Estridón dominaba. El objetivo de la Vulgata era ser más fácil de entender y
más exacta que sus predecesoras.

La Biblia latina utilizada antes de la Vulgata, la Vetus Latina, no fue traducida por una única
persona o institución y ni siquiera se editó de forma uniforme. La calidad y el estilo de los libros
individuales variaba. Las traducciones del Antiguo Testamento provenían casi todas de la
Septuaginta griega.

Conservación[editar]

Un número de manuscritos tempranos que atestiguan la Vulgata sobreviven hoy. Fechado en el


siglo VIII, el códice Amiatinus es el manuscrito completo más antiguo. El códice Fuldensis, que
data aproximadamente del 545, es anterior aunque los evangelios son una versión corregida
del Diatessaron.

En la Edad Media la Vulgata sucumbió a los cambios inevitables forjados por el error humano,
en el copiado incontable del texto en los monasterios a través de Europa. Desde sus días más
tempranos, las lecturas del Vetus Latina fueron introducidas. Las notas marginales fueron
interpoladas erróneamente en el texto. Ninguna copia era igual a otra. Cerca del año 550,
Casiodoro hizo la primera tentativa de restauración de la Vulgata a su pureza original. Alcuino
de York supervisó esfuerzos para copiar una Vulgata restaurada, que él presentó a Carlomagno
en 801. Tentativas similares fueron repetidas por Teodulfo, Obispo de Orleans (787? - 821);
Lanfranc, Arzobispo de Canterbury (1070-1089); San Esteban Harding, el abad de Císter (1109-
1134), y el diácono Nicolás Maniacoria (sobre el principio del siglo XIII).

Aunque el advenimiento de la imprenta redujo mucho el potencial del error humano y


aumentó la consistencia y la uniformidad del texto, las ediciones más tempranas de la Vulgata
reprodujeron simplemente los manuscritos que estaban disponibles fácilmente para los
editores. De los centenares de ediciones, la más notable es la de Mazarin, publicada por
Johann Gutenberg en 1455, famosa por su belleza y antigüedad. En 1504 la primera Vulgata
con variantes de lectura fue publicada en París. Uno de los textos de la Biblia Políglota
Complutense fue una edición de la Vulgata, hecha con los manuscritos antiguos y corregida
para convenir con el griego. Erasmo publicó una edición corregida y cotejada con el griego y el
hebreo en 1516. En 1528, Robertus Stephanus. La edición crítica de Juan Hentenius de Lovaina
siguió en 1547.

¿Quién y cómo se escribió la Biblia?


 En el siglo III antes de Cristo el rey Ptolomeo II reunió a 70 sabios judíos para
transcribirla.
 El primer manuscrito se destinó a la biblioteca de Alejandría y desde entonces ha
habido miles.

 El descubrimiento de los rollos del Mar Muerto en 1947 apenas modificó el Antiguo
Testamento.

 Cada año aparecen textos manuscritos que desatan debates encendidos sobre la
Biblia.

 La Biblia, tal y como la conocemos, fue recopilada por primera vez en la


historia en el siglo III antes de Cristo, cuando setenta sabios judíos fueron
invitados por el rey Ptolomeo II a acudir a Alejandría para aportar a la famosa
biblioteca la historia del pueblo de Israel (lo que hoy llamamos el Antiguo
Testamento). Durante meses, pusieron por escrito la memoria de miles de años
del pueblo de Israel, desde Adán, hasta Moisés, incluyendo los libros históricos,
sapienciales y proféticos.
 Su trabajo se tradujo del arameo y hebreo antiguos al griego. Así nació la
llamada Biblia de los Setenta o Alejandrina (también Septuaginta), en la que se
basa el texto cristiano actual.
 Una recopilación hebrea de la historia de pueblo de Israel, llamado texto
masorético ('tradición', en hebreo), se hizo en el siglo IX DC. Es la versión
hebraica que no incluye el Nuevo Testamento.
 El Nuevo Testamento y la recopilación de los Evangelios que retrataron la vida
de Jesús, tuvo numerosas fuentes y autores. El papiro más antiguo del Nuevo
Testamento es un fragmento de Juan que data de los años 125-130 d.C.
 Sin rastro físico

De aquellos originales de la Biblia alejandrina, al igual que los textos de los


filósofos griegos presocráticos, no hay ningún rastro físico. Todo aquello se
esfumó debido a los saqueos e incendios de la legendaria biblioteca, pero
también debido a su débil soporte de transmisión: el papiro, la vitela y el cuero,
no resisten el paso del tiempo. Lo mismo sucedió a los escritos evangélicos
 ¿Cómo sobrevivió ese conocimiento?
 Durante años, se han hecho miles y miles de copias de copias. Sin embargo, eso
produjo una duda hermenéutica: "Los textos antiguos fueron copiados por
batallones de escribas, frecuentemente en los monasterios, y sufrieron
numerosas afrentas que van desde la simple falta de ortografía o de atención del
copista, hasta la correccción doctrinal y voluntaria", afirman Roselyne Dupont-
Roc y Philippe Mercier en Los manuscritos de la Biblia (Ed. Verbo Divino).
Como cada copia siempre tenía algún error de interpretación o de transcripción,
la paleografía cristiana se ha esmerado en comparar copias con otras copias
para recomponer un texto lo más parecido al original.

¿Se había hecho un buen trabajo o había pasajes falsos o equívocos? ¿Estaban los cristianos de
todo el mundo confiando en unos textos erróneos?
Los manuscritos del mar Muerto

Cuando dos pastores beduinos penetraron por error en 1947 en una cueva en busca de
una cabra perdida, y descubrieron antiguos rollos encerrados en vasijas, se desató una
de las disputas paleográficas más fascinantes de la historia.

Esos rollos contenían extractos o pasajes enteros de los libros de la Biblia. Se les
denominó los rollos del Mar Muerto. Procedían del año 150 a.C hasta el 70 d.C. Muy
pronto surgieron teorías curiosas sobre su contenido: unos afirmaban que esos textos
daban una vuelta a los Textos Sagrados, los cuales habían sido deformados a lo largo de
los siglos por la historiografía cristiana.

Otros, añadieron que la Iglesia no quería dar a conocer su contenido pues contenían
reveladoras contradicciones sobre Jesús. Los hubo que dijeron que era el mejor
testimonio del Nuevo Testamento, y hasta que Jesús formó parte de la comunidad de los
esenios, la secta enigmática que había escrito y guardado esos textos en vasijas.

Nada de eso es verdad.

Los textos hallados en las cuevas de Qumrán, a orillas del Mar Muerto, son fragmentos
procedentes de unos 800 manuscritos que, en su origen, se presentaron en forma de
rollos. Muchos de esos manuscritos son copias de copias, pues en la antigüedad, el
papiro era desgraciadamente, la forma más popular de transmitir el saber. Y el papiro se
deteriora fácilmente.

Antiguo Testamento

¿Qué contenían entonces? En parte son textos bíblicos, del Antiguo Testamento, y en
parte son textos religiosos no bíblicos de diverso signo, como reglas morales y legales.
Existen unos 200 manuscritos bíblicos entre los que se encuentran 32 copias del Libro
de los Salmos, 28 copias del Deuteronomio, 21 copias del Libro de Isaías, citas ínfimas
(los teffilim, o pequeñas tiras de cuero), con citas del Éxodo y del Deuteronomio, tiras
que se ponían en un estuche y que se llevaban en el brazo o sobre la cabeza.

Los manuscritos esenios permitieron completar algunos pasajes oscuros de las Sagradas
Escrituras, pero no descubrieron nada realmente fascinante, a pesar de que se trató de
uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX.

Reconstrucción exacta

Al cotejarse los manuscritos de Qumrán con las versiones modernas de la Biblia, muchos
exegetas y paleógrafos respiraron tranquilos al comprobar que la historiografía cristiana,
después de todo, había trabajado con enorme exactitud: había logrado componer unos escritos
sagrados bastante certeros.

Los manuscritos de Qumrán demostraron que el trabajo de los doxógrafos y paleógrafos


cristianos fue serio y atinado durante siglos, y que en Qumrán solo había textos del Antiguo
Testamento.
Y a pesar de que, más recientemente, el padre Josep O’Callahan, (experto papirólogo), vio en
algunos de estos trozos de Qumrán pequeñas frases del Nuevo Testamento, un examen más
profundo constató que la vida de Jesús no estaba recogida en los manuscritos.

¿Quiénes eran estos esenios?

Según se desprende del texto referido a la Regla de la Comunidad, los esenios eran un
grupo judío “fuertemente estructurado, con su propia jerarquía y sus funcionarios, cuyos
miembros ponían en común todos sus bienes, participaban en comidas comunitarias, y
se hallaban sometidos a una disciplina muy estricta, con penas y castigos para cualquier
transgresión”, comenta Florentino García Márquez en la reseña 'Los manuscritos de
Qumrán'. En suma, un grupo de judíos conviviendo hace más de dos mil años bajo
mismas reglas que los kibutz del siglo XX.

¿Por qué se habían retirado al desierto, imitando al profeta Isaías? Según se desprende
de otro texto encontrado en Qumrán, (la Regla de la Guerra), se llamaban a sí mismos
Los Hijos de la Luz, se habían retirado para purificarse, y esperaban volver a Jerusalén
“al final de los tiempos”, después de haber vencido a Los Hijos de las Tinieblas.

Textos en Google

Los textos del Mar Muerto son públicos desde 1991, cuando las autoridades
arqueológicas de Israel (que controlan el acceso a los documentos desde la Guerra de
los Seis Días en 1967), permitieron la libre consulta a todos los documentos. Desde esa
fecha, se han ido fotografiando, y desde hace pocos años, se podían consultar en internet
en este formato. Pero ahora, con Google, se pueden consultar de una forma mucho más
cómoda: digitalizados. Y además, Google Maps aporta la localización exacta de
aquellos manuscritos.

La vida de Jesús

¿Y la vida de Jesús?

Aunque parezca increíble, reunir las partes del Nuevo Testamento fue una tarea incluso
más ardua para los eruditos. Tras la muerte de Jesús, en la primera mitad del siglo I, sus
milagros y obras fueron pasando de boca en boca hasta extenderse por todo el
Mediterráneo. En la segunda mitad del siglo I había decenas de versiones: en siríaco, en
copto, en latín, en griego culto, en armenio.... Algunas coincidían. Otras no.

El caso es que a medida que pasaba el tiempo, aumentaba el número de versiones.


Cuanto más famoso era Jesús, y más se extendía el cristianismo por el mundo, más
difícil era encontrar 'la versión' fiable de su vida.

En el 370 se elaboró una lista que contenía cuatro evangelios creíbles, además de
epístolas o cartas de San Pablo, hechos de Apóstoles y el Apocalipsis de San Juan. En
un concilio celebrado en 397 después de Cristo fueron consagrados después de cotejar
unos con otros, y descartar varias versiones.

El evangelio de San Mateo es el más directo pues Mateo fue uno de los discípulos de
Jesús, a quien fue encomendada una misión de apostolado por el mundo.
San Marcos y San Lucas no conocieron a Jesús pero oyeron de él por los relatos de San
Pablo. Eran sus discípulos.

Por último, está evangelio de San Juan, el más joven de los discípulos. Este evangelio
diferente a los otros tres en su redacción y en su estilo.

Ahora bien, estos evangelios pudieron haber sido escritos por ellos, o por comunidades
de fieles que recogieron estas versiones y las compilaron entre el siglo I y el III. Luego,
esas versiones fueron copiadas centenares de veces hasta que los concilios las
consagraron.

¿Y dónde están los manuscritos?

Los eruditos de hoy calculan que hay a su disposición hasta 150.000 manuscritos
antiguos.

Pero dentro de esa marabunta de manuscritos, se ha determinado cuáles son los más
fiables.

Son manuscritos se hallan hoy en el Vaticano, en San Petersburgo, en París, en


Cambridge... De alguno solo hay pequeños trozos que han tenido que ser
complementados con versiones posteriores.

El manuscrito más antiguo y completo del Nuevo Testamento es el Codex Sinaiticus,


conservado en la Biblioteca Británica de Londres. Está escrito en griego uncial (un tipo
de letra mayúscula), y data del 330-350 después de Cristo.

Pero si hablamos de trozos sueltos, el más antiguo procede del 125-130 después de
Cristo, se llama el papiro Rylands y procede del evangelio de San Juan. Está escrito por
ambas caras y se conserva en la Biblioteca Rylands de Manchester

¿Quién escribió la Biblia?


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La Biblia es un libro sorprendente, registrado por docenas de
hombres en un período de más de 1000 años. ¡Pero afirma que
su verdadero autor es alguien más!

La Biblia es uno de los libros más reproducidos de todos los tiempos. Ha sido
traducido a cientos de idiomas y podemos encontrarla en todos los sitios del
mundo.

Según el libro de Guinness Records: “Aunque es imposible tener datos


exactos, hay pocas dudas de que la Biblia sea el libro más vendido en el
mundo y el más distribuido. Una encuesta de la Sociedad Bíblica concluyó que
entre 1815 y 1975 se habían imprimido cerca de 2,5 mil millones de copias,
pero datos más recientes afirman que la cifra es más de 5 mil millones. A
finales de 1995, las ventas combinadas de la versión de Today´s English
Version (Good News) del Nuevo Testamento y la Biblia (de la cual las
Sociedades Bíblicas tienen los derechos de autor), excedieron los 17,75
millones de copias y que toda la Biblia había sido traducida en 349 idiomas;
2123 idiomas tienen por lo menos un libro de la Biblia traducido”.

La Biblia también es el primer libro en ser imprimido mecánicamente en su


totalidad; la Biblia de Gutenberg fue imprimida en Mainz, Alemania, alrededor
de 1455.

Es el libro con mayor influencia que se ha escrito alguna vez, y habla acerca de
sucesos futuros increíbles. Promete que los humanos pueden vivir para
siempre y convertirse en miembros de la familia de Dios. Explica por qué sufren
los humanos y el propósito real de la vida humana. Explica cómo el sufrimiento
llegará a su fin y anuncia una época en que no habrá más dolor, sufrimiento y
muerte. Sus promesas y mensajes del futuro son asombrosas.
Entonces, ¿quién escribió la Biblia?

La respuesta más resumida es, Dios. Dios lo hizo. El apóstol Pablo, un hombre
encargado de escribir una gran parte del Nuevo Testamento, afirmó: “Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

La Escritura es “inspirada por Dios” (del griego Theopneustos, que traducido


literalmente es “Dios lo respiró”). Dios, por medio de su Santo Espíritu, inspiró a
los hombre a que registraran su mensaje; y por lo tanto tiene la autoridad divina
para la doctrina, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia.

Dios inspiró a varios hombres con diferentes antecedentes y generaciones para


registrar su mensaje a la humanidad. En un período de más de 1500 años,
Dios inspiró a profetas, jueces, agricultores, pastores, pescadores, doctores y
reyes para registrar sus pensamientos, algo parecido a cuando un gerente le
dicta instrucciones o una carta a su asistente o secretaria. En ciertos momentos
Dios permitió que los escritores humanos utilizaran sus propias palabras o
terminología, pero todos recibieron inspiración divina de parte de Dios, quien es
realmente el que escribió la Biblia.

El apóstol Pedro escribió: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de


la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída
por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).

Las Escrituras no son algo sujeto a la propia interpretación de los seres


humanos; el escritor no las escribió por su propia iniciativa o impulso, sino por
la inspiración y la intervención del Espíritu Santo. Así, la Biblia es el mensaje de
Dios comunicado por hombres que fueron inspirados por Dios.

La palabra del Señor

Algunas veces el mensaje vino de una manera directa, introducido por frases
tales como: “vino la Palabra del Señor a mí”. Un investigador de la Biblia contó
más de 3.800 veces en que los escritores de las Escrituras utilizaron algunas
variaciones de la frase, “la palabra del Señor vino a mí, diciendo…”. En otras
palabras, el profeta afirmaba con clara autoridad que Dios, el Creador del
universo, era quien comunicaba realmente su mensaje personalmente al
profeta.

Por ejemplo, Isaías dice: “Entonces vino palabra del Eterno a Isaías, diciendo:
Ve y di a Ezequías: El Eterno, Dios de David tu padre dice así: He oído tu
oración, y visto tus lágrimas; he aquí yo añado a tus días quince años” (Isaías
38:4-5).

En otros casos los profetas describieron sus propias experiencias y ofrecieron


otras perspectivas del mismo suceso. Ellos presentaron el mensaje de Dios en
diferentes estilos e idiomas, y aun así, el Espíritu Santo guió sus pensamientos
y mentes para presentar la verdad de Dios y no únicamente su mensaje
humanamente inventado. Algunos escritores afirmaron que vieron a Dios y
hablaron con Él cara a cara (éxodo 33:11). Cientos de miles, si es que no
fueron millones, escucharon su voz (Éxodo 20:1-22).

Cuando vino el Autor a la tierra

La Biblia también afirma que Dios se despojó a sí mismo de su deidad y estuvo


en la tierra como un ser humano, comiendo, durmiendo, riendo, llorando,
abrazando, sanando, enseñando y finalmente murió. Miles de personas fueron
testigos de estos sucesos y algunos de los discípulos de Jesucristo, en quienes
Él confiaba, registraron sus palabras y enseñanzas.

El apóstol Pablo afirmó que había visto a Jesús después de su muerte y


resurrección y aseguró que sus enseñanzas provenían directamente de Él
(Gálatas 1:11-12; 2 Corintios 12:2; 1 Corintios 15:8).

Los escritores humanos

Aunque Dios en realidad es quien escribió la Biblia, Él utilizó a los seres


humanos para escribirla para nosotros. En muchos casos tenemos los nombres
de los escritores humanos, pero en otras ocasiones debemos estudiar la
tradición o en otras fuentes para poder determinar quién pudo haber sido el
escritor.

Los libros de la Biblia y sus posibles escritores son:

Antiguo Testamento:

• Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y Job por Moisés.


• Josué por Josué.
• Jueces, Ruth, 1 y 2 Samuel, por Samuel, Natán y/o Gad.
• 1 y 2 de Reyes, por Jeremías.
• 1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías, por Esdras y Nehemías. Ester por
Mardoqueo.
• Salmos, principalmente David, con otros (Asaf, hijos de Coré, Hamán, Etán,
Salomón y Moisés).
• Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares (también conocido como el
Canto de Salomón), por Salomón.
• Isaías, por Isaías.
• Jeremías y lamentaciones, por Jeremías.
• Ezequiel, por Ezequiel.
• Daniel, por Daniel.
• Oseas, por Oseas.
• Joel, por Joel.
• Amós, por Amós.
• Abdías, por Abdías.
• Jonás, por Jonás.
• Miqueas, por Miqueas.
• Nahúm, por Nahúm.
• Habacuc, por Habacuc.
• Sofonías, por Sofonías.
• Hageo, por Hageo.
• Zacarías por Zacarías.
• Malaquías, por Malaquías.

Nuevo Testamento:

• Mateo, por Mateo.


• Marcos, por Marcos.
• Lucas y Hechos, por Lucas.
• Juan, por Juan.
• Romanos, 1 y 2 de Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2
de Tesalonicenses, 1 y 2 de Timoteo, Tito y Filemón, por Pablo.
• Hebreos, por un autor desconocido, posiblemente Pablo.
• Santiago, por Santiago, el medio hermano de Jesús.
• 1 y 2 de Pedro, por Pedro.
• 1, 2 y 3 de Juan, por Juan.
• Judas, por Judas.
• Apocalipsis por Juan.

¿Podemos probar que Dios es el que escribió la Biblia?

Un estudio de la Biblia nos aclara su origen divino, pero, ¿cómo podemos estar
ciertos de esto? ¿Cómo podemos saber si la Biblia es la Palabra inspirada de
Dios o es sólo un libro de invención humana? La clave la encontramos en la
misma Biblia.

Cristo nos da la clave para determinar la validez y la fidelidad de los escritos


bíblicos. A los que lo cuestionaban, Él les dijo: “Mi doctrina no es mía, sino de
aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la
doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:16-17).

La fórmula bíblica para probar la verdad de la Biblia es hacer lo que ella nos
dice que debemos hacer. Podemos probar las afirmaciones de la Biblia al
obedecer los mandamientos que Dios nos da en sus páginas.

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