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SUMARIO

Medicina General

ANÁLISIS

P atogenia del síndrome de Hermógenes.


Descripción del síndrome de Adriano
M. MENDOZA OROZCO
Profesor Titular, Facultad de Medicina. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias. Colombia.

Reproducimos por su interés este artículo publicado cimiento, no se diferencia esencialmente del verdade-
ro artista, el productor de belleza;
en la revista Acta Médica Colombiana 1999; 24: 60-
b) La verdad es otro de los nombres de la belle-
65, con permiso de sus editores. za, y viceversa (esta segunda idea la percibo como
ajena, pero no preciso de dónde la he tomado).
“Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, Con lo anterior quiero significar que a menudo
y también es difícil guardar la calidad de hombre” el hombre de ciencia logra trascender el frío (pero
Marguerite Yourcenar necesario) rigor del método, para convertirlo en el
Memorias de Adriano instrumento por medio del cual hará surgir su descu-
brimiento o su invención, de una manera similar a
no de los aciertos más geniales del compo- como el artista crea o descubre la belleza inédita sin

U sitor Giuseppe Verdi lo encontramos, no en


una de sus afamadas creaciones musicales,
dejarse limitar ni por los academicismos clásicos ni
por los estereotipos vanguardistas. Así, aunque ambos
sino en una memorable frase con la cual se defendía dependan en buena parte de la técnica, el científico
de las críticas por las incongruencias históricas del nos revelará su arte con el método y el artista su
libreto de su ópera Don Carlos: “Copiar la verdad ciencia con la imaginación.
puede ser bueno, pero inventarla es mejor, mucho Inventar la verdad. Descubrir la verdad. En este
mejor”. Y su alegato proseguía con la afirmación de punto debemos hacernos dos preguntas:
que Shakespeare podía haber conocido en vida a un a) ¿Puede la verdad ser alterada por el hecho de
hombre como Falstaff, pero que un Iago o una Des- haber sido inventada o descubierta?
démona tenían que haber sido inventados “y aún así b) ¿Puede algo alterar a la verdad, una vez esta-
eran verdaderos” (1). blecida?
He pensado repetidas veces en esa frase, que Las respuestas se destacan por su simpleza: a)
podría tener una interpretación más atrevida aún: es No y b) Nada. La verdad, por definición, es inmuta-
más meritorio inventar la verdad que descubrirla. He ble y cualquier viso de falsedad la invalidaría. Una
pensado que quizás el artista inventa la verdad, vez establecida la veracidad de cualquier hecho o fe-
mientras que el científico apenas la descubre. nómeno, el origen de su creación o de su descubri-
Sin embargo, no puedo dejar de mencionar dos miento carecerá de influencia sobre su validez y ad-
apostillas que complementarían y sin duda enrique- quirirá tan sólo un valor histórico, o si se quiere,
cerían la anterior aseveración, reivindicando, asimis- anecdótico. Por ejemplo, la probable cefalea postrau-
mo, la tarea creativa del hombre de ciencia: mática de Newton recién aporreado por la manzana,
a) El verdadero científico, el productor de cono- o el eufórico y nudista eureka de Arquímedes.
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Con la digresión anterior pretendo reclamar la ción moral que le sirva de guía al enfrentarse a las
existencia del síndrome de Hermógenes como una fronteras del conocimiento. El médico debe ser obje-
entidad nosológica que ocurre en la vida real, y que tivo y debe ser compasivo; debe aprender a respetar
no sé si descubrí o inventé en septiembre de 1997, a las creencias de sus pacientes, así no las comparta;
raíz de mi participación como ponente invitado en debe tener sentido de solidaridad social; debe saber
un foro sobre humanismo y medicina realizado en el conservar una prudente distancia afectiva en su ac-
Auditorio Ciencias de la Salud de la Facultad de Me- tuación profesional, pero sin olvidar la condición hu-
dicina de la Universidad de Cartagena, con motivo mana de los enfermos y sus familiares; debe ejercer
de la celebración de sus 170 años de existencia (2-4). liderazgo sobre el resto del equipo de la salud, sin
Con el transcurrir de los días poco a poco he actitud despótica, pero con firmeza; debe ser toleran-
ido comprendiendo que este síndrome no sólo no es te, comprensivo y flexible con los pacientes, familia-
nuevo, sino que probablemente nació con la medici- res y colegas, sin renunciar por eso a sus opiniones y
na y que, adicionalmente, su presencia se extiende, sin perder nunca de vista que el único fin de su ac-
tal vez con otra nomenclatura y seguramente con tuación es buscar el beneficio del enfermo y no ganar
otros parámetros objetivos de diagnóstico, a otras discusiones; debe ser plenamente consciente de sus
profesiones, artes y diversas actividades humanas, in- limitaciones como profesional y, sobre todo, debe ser
cluyendo, entre otras, a las relacionadas con la indus- consciente de su capacidad de error, sin permitir que
tria, el comercio, la política, la administración públi- esta percepción deteriore la calidad de su ejercicio
ca y los asuntos de estado. profesional por pérdida de la confianza en sí mismo.
El síndrome de Hermógenes fue definido en las Estas condiciones no son innatas, ni se aprenden en
publicaciones citadas como “cualquier clase de pade- un semestre académico, ni en seis años de estudios,
cimiento del paciente que sea ocasionado por una más uno de internado, más uno de práctica rural,
actitud deshumanizada del médico o del sistema de más tres a cinco de especialización, que es el tiempo
salud ante la enfermedad y el sufrimiento humanos”, mínimo necesario para formar un especialista en
en referencia a la expresión que sirve de epígrafe a cualquier rama de la medicina, o sea, entre once y
este ensayo, proferida por el emperador Adriano al trece años. Éstas son condiciones que se cultivan du-
iniciar el relato de la enfermedad que al final lo lle- rante años y se retroalimentan y perfeccionan en la
varía a la muerte (una “hidropesía del corazón”) y su medida en que, con constancia y motivación, el mé-
relación con Hermógenes, su médico de cabecera; dico aprende del contacto diario con sus pacientes,
expresión ésta que refleja la percepción del poderoso sus colegas, sus subalternos, las diversas instituciones
emperador de su vivencia como un paciente que su- en las que trabaja, en fin, de la sociedad entera. Estas
fre y que se entrega al cuidado de un médico, según condiciones requieren, como todo lo relacionado con
el relato de la escritora Marguerite Yourcenar (5). la medicina, de predisposición vocacional y dedica-
Antes de proseguir es necesario que meditemos ción de por vida, y el costo de su aprendizaje es in-
en el hecho de que los ingresos económicos del mé- valuable, ya que “el arte es largo y la vida corta”.
dico en ejercicio se derivan, en su mayor parte, de la El ejercicio profesional del médico es una causa
atención de los pacientes, a menos que no se dedi- bien reconocida de estrés y desgaste no sólo físico si-
que con exclusividad a la práctica de la profesión, o no también psíquico, pues la enfermedad no conoce
perciba otras rentas o ingresos; de tal manera que pa- de horas de descanso, de horarios nocturnos ni de
ra subsistir y mantenerse plenamente activo, es nece- días feriados. Por otro lado, la sociedad rara vez per-
sario que sus servicios sean remunerados, sea por el cibe los éxitos cotidianos que sobre situaciones real-
paciente o por la institución o empresa responsable mente difíciles logran con esfuerzo, constancia e in-
del mismo. genio la mayoría de los buenos médicos, pero casi
Como el objeto de lucro de la profesión médica siempre destaca y a menudo castiga sin atenuantes
es la salud de las personas y su mayor compromiso la los errores humanos de los que nadie, por diligente
preservación de la vida humana, se trata de un oficio que sea o capacitado que esté, puede escapar, pues
de altísima responsabilidad, que exige de quien lo sólo no se equivoca quien no actúa, y no actuar ya
ejerce una ética a toda prueba, una sólida formación es una equivocación.
técnica y científica que le permita decidir correcta- Un oficio con estas características y que además
mente en situaciones de incertidumbre y una condi- se encuentra en permanente evolución, en el cual no
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SÍNDROME DE HERMÓGENES Y SÍNDROME DE ADRIANO

existen verdades inmutables, sino hipótesis dinámicas génicos que posteriormente favorecerían la expresión
y cambiantes; un oficio que exige no sólo el tener la clínica del síndrome de Hermógenes sociogénico.
capacidad de aprender nuevos conceptos, sino la de Después de esta primera falla, podrían venir
olvidar viejos paradigmas; un oficio en el que nunca otras. Por ejemplo, el someterse incondicionalmente
se deja de ser un estudiante; en fin, un oficio con un a las pretensiones de sus empleadores, sin importar si
costo psíquico-físico y económico tan alto, no puede estas pretensiones atentan contra el bienestar de sus
ser remunerado de manera exigua o tardía, pues en- pacientes. ¿De qué manera? Por ejemplo, evitando la
tonces el profesional, para protegerse y para proteger remisión de casos difíciles a otros colegas o especia-
a su familia, tendría que distraerse de su objetivo pri- listas, la solicitud de exámenes de alguna compleji-
mordial –la medicina– para buscar alternativas de dad o la formulación de medicamentos costosos, así
subsistencia más rentables y menos agobiantes. estén indicados, incentivado por una combinación de
Dichas alternativas podrían ser: estímulos y castigos de índole monetaria, ideados con
a) Dedicarse a una actividad comercial diferente perverso ingenio por los asesores de los modernos
a la medicina; mecanismos de auditoría de costos. Después ven-
b) Emplearse como asalariado simultáneamente drán, entre otras abominaciones, la pérdida del senti-
en varios sitios, cumpliendo apretadamente con sus do de colegaje, la competencia desleal y la publici-
obligaciones institucionales y su ejercicio profesional dad inapropiada. En fin, asistiremos a una especie de
independiente. Esta opción cada vez es menos proba- prostitución y lumpenización de un oficio que nece-
ble, ya que en la actualidad la mayoría de los nuevos sariamente tiene que ser elitista, en el buen sentido
empleos ofrecidos a los médicos son con base en de la palabra: debe ser exclusivo de una élite intelec-
contratos a término fijo, sin estabilidad laboral, dere- tual, ética, estudiosa, responsable, humanista, respe-
chos ni prestaciones sociales de ninguna clase. Mu- tuosa y competente. Este deterioro será evidente a los
chas veces, para poder acceder a una limosna institu- ojos de la sociedad; el menoscabo de la imagen del
cional de este tipo, el médico tiene que contar con médico, su pérdida de nivel socioeconómico y el
una o varias recomendaciones, siendo los méritos de desprestigio de la profesión redundarán en el hecho
su hoja de vida un aspecto secundario; de que los aspirantes a ingresar a las escuelas de me-
c) Aumentar el número de pacientes atendidos a dicina tenderán a nivelarse por lo bajo: los jóvenes
expensas del tiempo dedicado a cada uno de ellos, más inteligentes, informados y ambiciosos probable-
para poder compensar con un alto volumen de con- mente escogerán otro tipo de ocupación menos aza-
sultas los bajos honorarios percibidos por cada una rosa e ingrata. De hecho, no es inusual que ya se
de ellas. presente el lamentable fenómeno consistente en que
Cualquiera de estas opciones traería como con- un joven recién graduado de médico, con excelente
secuencia un desmedro en la calidad de su práctica preparación, inteligente, capaz y con toda una vida
profesional y un descuido en su educación continua, por delante para dedicarla al servicio comunitario y a
que como ya vimos resulta imprescindible para man- su perfeccionamiento profesional, al poco tiempo de
tenerse activo en la práctica de la medicina. Aun si salir de la escuela de medicina decida abandonar el
en apariencia los pacientes se sintieran bien atendi- ejercicio profesional para dedicarse por completo a
dos, el deterioro en la formación profesional ocasio- una actividad comercial o de otra índole, por la sim-
nado por este cambio de actitud, aunque comprensi- ple razón de que con la nueva ocupación obtiene un
ble, ya podría considerarse como una falta ética, beneficio económico promedio entre cuatro o seis
inducida por circunstancias externas. La ética supone veces mayor del que percibiría como médico, y sin
responsabilidad, y quien, siendo médico, no se preo- tener que someterse a rigurosos y esclavizantes turnos
cupe en actualizar regularmente sus conocimientos, y al estrés profesional y económico; y sin tener que
ya está actuando con indolencia. En medicina, la fal- exponerse a la posibilidad de demandas (6-8).
ta de progreso es sinónimo de atraso. Si la sociedad o el estado no comprenden esto
Esta serie de hechos nos muestran un mecanis- y si no asumen su responsabilidad de defender la dig-
mo hipotético a través del cual una condición exter- nidad y la excelencia de la profesión, se arriesgan a
na podría repercutir negativamente en el patrón de perder a sus médicos y a reemplazarlos por técnicos
conducta de los médicos. Este mecanismo bien po- en medicina, uniformemente deshumanizados y me-
dría considerarse como uno de los factores fisiopato- diocres, con un barniz superficial de competencia. O
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sea, por unas caricaturas del verdadero médico, por En medio de este desbarajuste, sutilmente orga-
entes impersonales y fríos cuya principal virtud sería nizado por impecables ejecutivos atrincherados en
la de constituirse en una mano de obra barata. La ordenadas e inexpugnables oficinas donde no llegan
prevalencia del síndrome de Hermógenes comenzaría los lamentos de los hospitales, o por burócratas de-
entonces a incrementarse de manera significativa. signados por los políticos de turno en las institucio-
Por otro lado, si aceptamos que las circunstan- nes oficiales, el médico, erudito obrero de estetosco-
cias del medio ambiente pueden incidir en el com- pio, heredero de la tradición humanista de
portamiento de los individuos que en él se desen- Hipócrates y otros ilustres antecesores, en mangas de
vuelven, es pertinente que nos preguntemos si acaso blusa blanca en el azaroso y dramático escenario de
los médicos, al ejercer en un entorno (llámese socie- los acontecimientos, enfrentaría el difícil reto de ejer-
dad, sistema de salud o política de estado) morboso, cer la medicina o ejercer la sumisión resignada y me-
podríamos considerarnos inmunes a su influencia no- diocre, sin terminar de comprender por qué razón se
civa y si seríamos capaces de hacer caso omiso a las ha desatado sobre él una fuerza tan poderosa y oscu-
reiteradas invitaciones de dicho sistema a que nos ra, que, como en El proceso kafkiano, lo humilla y
adaptáramos a una nueva escala de valores, a un doblega, y lo obliga a considerar alternativas diferen-
nuevo estado del arte basado en la práctica de activi- tes al ejercicio profesional, o a ceder dócilmente ante
dades que nunca han sido de nuestro terreno natural, la presión, desatendiendo así las motivaciones más
exceptuando el caso de aquellos queridos colegas profundas de su alma como profesional.
que se han distinguido por tener una muy respetable ¿Qué podría esperar la sociedad del desempeño
vocación de administradores o directivos, pero que de médicos sin alma de médicos? ¿De profesionales
no se ocupan en primera instancia (por lo menos descontentos, sin motivación ni recursos para el estu-
mientras ejercen su actividad burocrática) de atender dio y la actualización? ¿Puede una sociedad asumir el
pacientes. alto costo de remunerar con injusticia el trabajo de
Pero si de un momento a otro este nuevo estado sus médicos? ¿De deteriorar su estado socioeconómi-
del arte reclamara de nosotros, médicos de vocación co? ¿De empobrecer a un gremio que sólo sabe servir
y oficio, conocimientos, conducta y pensamiento de a la comunidad?
comerciantes, administradores o economistas, enton- A propósito de todo lo anterior con alguna fre-
ces se nos estaría solicitando que descuidáramos cuencia he escuchado los siguientes cuestionamien-
nuestra vocación, y si una mayoría importante de mé- tos: ¿Pero por qué los médicos no protestaron desde
dicos aceptara realizar su práctica en estas condicio- un principio? ¿Dónde estaban cuando se aprobaron
nes, entonces ya estaríamos aproximándonos a la estos cambios en el sistema de salud que ahora im-
inauguración del caos, y comenzarían a presentarse pugnan? La respuesta es sencilla: los médicos estába-
los primeros brotes epidémicos del síndrome de Her- mos atendiendo pacientes, estudiando medicina, en-
mógenes, con sus secuelas de mediocridad producti- señando a nuestros alumnos; en fin, los médicos
va, atención despersonalizada y prepotencia de las ejercíamos la medicina, que es lo que naturalmente
instancias administrativas, con ejecutorias arbitrarias espera la sociedad que hagamos. Los legisladores,
en desmedro de la dignidad del médico y el bienestar que deben responder porque no se cometan injusti-
de los enfermos. El nuevo sistema estaría favorecien- cias y no se deteriore la calidad de la atención en la
do la difusión del modelo de la medicina como ne- salud, eran quienes realizaban los cambios, son los
gocio y estaría propiciando en algunos casos (desa- responsables de los errores cometidos y son quienes
fortunadamente muy habituales) la comercialización deben subsanarlos. Es a ellos a quienes debemos re-
con el dolor del paciente y la necesidad de subsisten- clamar nosotros como individuos y como gremio, y a
cia del médico en beneficio de un intermediario cuya quienes debe reclamar la sociedad, si siente vulnera-
ética sería la ganancia de su negocio, y estaría ade- do su derecho a la salud en la medida en que ve có-
más utilizando al médico con peligrosa frecuencia mo se degrada la calidad del acto médico. Los médi-
como un escudo contra las críticas a un sistema de cos no tenemos la culpa del deterioro de nuestras
salud ineficiente y politizado, que finge atender a un condiciones de trabajo y también somos víctimas del
número cada vez mayor de usuarios, pero sin preocu- sistema: únicamente podemos denunciar sus vicios y
parse en absoluto de optimizar la calidad de los ser- a fe que lo hemos venido haciendo, con el convenci-
vicios prometidos (6, 7). miento de que “sólo debemos consagrarnos a causas
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que la derrota dejaría intactas” (9). Si esta lucha la dados por el nuevo sistema, niegan desdeñosamente
perdemos los médicos, la perderá la sociedad y la ga- al médico. Tampoco podríamos viajar a otras ciuda-
narán unos comerciantes. Lo único que no vamos a des o países en busca del desarrollo tecnológico que
perder quienes ya tenemos forjada nuestra estructura escasea en el nuestro.
mental de médicos es nuestra claridad mental, y aun Pues bien, de estas rudas paradojas se nutre el
derrotados, ese será nuestro fulgor más íntimo y nues- sórdido escenario del sistema de salud actual. Quizás
tra más preciosa recompensa, ya que también habre- la única culpa que tengamos los médicos en este des-
mos comprendido que “la lucidez es el botín del de- barajuste, es la de no haber sabido valorar, desde
rrotado” (9). siempre, nuestros actos como profesionales. Han fa-
Al llegar a este punto surge entonces, en la plu- llado en este aspecto de nuestra formación las escue-
ma o en la boca de alguno de los defensores o propi- las de medicina. Se ha permitido la utilización de los
ciadores del caos, un discurso pletórico de nobleza, conceptos de caridad y sensibilidad social para con
altruismo y filantropía, un argumento prioritario e in- las clases y las personas menos favorecidas, que son
controvertible ante el cual los médicos tendríamos nociones inherentes al pensamiento del médico, para
que renunciar a nuestras quejas y resignarnos a pade- extender su aplicación a personas o instituciones pu-
cer cualquier injusticia, que consiste en la afirmación dientes y con frecuencia prepotentes, ante las cuales,
de que el sistema ha sido concebido con la idea de por virtud de una amañada interpretación de dichos
obtener una cobertura social amplia para las clases conceptos, nuestro trabajo no tiene el suficiente méri-
más pobres y necesitadas, y se recurre términos como to para ser bien retribuido, y se considera poco ético
universalidad, eficiencia, eficacia, etcétera, etcétera, exigir justicia en la remuneración del mismo, pues
contra los cuales nadie que sea medianamente inteli- tradicionalmente ha sido un acto de caridad. Sin de-
gente puede denostar, pero que a fuerza de repetirse jar de ser humanitarios o caritativos, tenemos que de-
tan sólo en el papel o en el discurso de los burócra- jar de ser tontos e ingenuos: hemos sido y estamos
tas y los políticos y de no plasmarse en cambios posi- siendo manipulados en nuestra buena fe por personas
tivos para la triste miseria de nuestra realidad cotidia- e instituciones oportunistas.
na, terminan por convertirse en un lenguaje hueco, Con lo expresado en el párrafo anterior, nos
estereotipado y sin sentido, pero peligroso, en la me- acercamos a la descripción de otra entidad nosológi-
dida en que no pocas veces con este lenguaje se pre- ca, también nueva, y que en algunas ocasiones he-
tende señalar al médico como al responsable de los mos enfrentado al atender a individuos con un nivel
males de la salud y sólo porque quiere que su trabajo socioeconómico mucho más alto que el nuestro, que,
sea remunerado con justicia, amén de que él sería el haciendo gala de su poder y de su riqueza, menos-
primer interesado en que el sistema de salud fuera precian nuestro trabajo y además tratan despectiva y
justo, equitativo, universal, eficiente y eficaz, ya que despóticamente a todo el equipo de la salud, ensa-
así su entorno laboral sería más amable. ñándose con los de menor rango, nos presionan inne-
Pero aun aceptando entonces, sin discusión ni cesariamente y nos dejan entrever sutiles o abiertas
restricción alguna, que la reforma de la salud preten- amenazas de demandas, quejas ante los directivos
de buscar un beneficio para la sociedad (y no el enri- institucionales o represalias de cualquier índole en
quecimiento de unos comerciantes), debe compren- caso de fracaso o simple descontento. Típicamente
derse que este supuesto beneficio social no puede ni estas peligrosas criaturas son reacias a cancelar los
debe realizarse a expensas del malestar de los médi- honorarios ocasionados por su atención y suponen o
cos (7). ¡Como si los médicos no hiciéramos parte de tratan de hacernos creer que deberíamos estar agra-
la sociedad! ¡Como si no tuviéramos responsabilida- decidos con ellas por el hecho de que nos hayan dis-
des u obligaciones! Es doloroso admitirlo, pero mu- tinguido con la exquisita gracia de ser sus médicos.
chos médicos no tendríamos, en caso de enfermar- Casi siempre hablan mal de los servicios prestados y
nos, ni la capacidad económica personal ni el la mayoría de las veces, si cancelan, lo hacen utili-
respaldo del modesto sistema de seguridad social que zando una póliza de seguros que reconoce unos ho-
(no a todos) nos cobija para hospitalizarnos en las lu- norarios exiguos, que no se correlacionan con su ni-
josas habitaciones que escogen algunos usuarios ri- vel de ostentación. Se considera como signo
cos de este sistema diseñado para pobres, por las patognomónico de esta desconcertante condición el
cuales pagan un sobrecosto de hotelería que, respal- hecho de que el paciente (o sus familiares o los re-
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presentantes o responsables de sus asuntos de salud) b) Debido a su formación ética y profesional, el


recurran a artimañas para tampoco entregar al médi- médico no es capaz de adaptarse a los nuevos esque-
co los susodichos bonos u órdenes para el reclamo mas, que lo alejan de sus objetivos vocacionales y
de la mezquina paga a posteriori. vulneran su dignidad como profesional, y decide
Es obvio que esta prepotencia del paciente tam- abandonar la profesión, o continuar ejerciéndola con
bién deshumaniza su relación con el médico, por obstinación sin apartarse en un solo punto de los pa-
mucho que el comportamiento de este último sea éti- rámetros éticos tradicionales.
co y competente. Es al recordar algunas de estas ex- Ambas alternativas como se dijo son morbosas,
periencias ocurridas tanto en mi práctica personal co- porque:
mo relatadas por otros colegas que ahora me a) Quien se adapta a un sistema o a una sociedad
pregunto si era en realidad Hermógenes quien no po- deshumanizados con el objeto de triunfar o sobrevivir,
día ver al emperador Adriano como a un ser huma- debe a su vez deshumanizarse, lo cual es morboso;
no, o si tal vez era que Adriano no permitía a Her- b) Quien no se adapta, es entonces, por defini-
mógenes que lo viera como hombre, sino siempre ción, un ser morboso, un desadaptado, y tendrá ne-
como emperador (5). Es así como, sin pretender ex- cesidad de ocultarse, mimetizarse o emprender una
presarme mal del emperador, a quien hago una pro- batalla desigual contra poderes económicos y políti-
funda reverencia a través del abismo de tiempo que cos muy superiores a sus menguadas fuerzas.
nos separa, propongo entonces denominar como sín- La conclusión es evidente: poco o nada tene-
drome de Adriano a la nueva entidad nosológica a la mos que cambiar los médicos, pues poco o nada se
cual he venido refiriéndome en los párrafos anterio- soluciona con el hecho de que cambiemos. Es el sis-
res, y para la cual propongo la siguiente definición tema el que tiene que cambiar. Es necesario acabar
clínica: con la intermediación en la salud cuyo objetivo bási-
Síndrome de Adriano: dícese de toda actitud co sea el lucro empresarial y pretenda disminuir los
prepotente, arrogante o deshumanizada del pacien- costos a expensas de una deficiente atención de los
te, sus familiares, sus representantes legales, los res- enfermos y una pésima remuneración de los médicos.
ponsables de su seguridad social u otros, que pre- Es necesario redefinir la misión de los sistemas de au-
tenda menoscabar injustamente la importancia y la ditoría, en el sentido que su preocupación básica sea
calidad del acto médico realizado por un profesio- el bienestar de los pacientes y los médicos y no la
nal ético y competente, cualquiera que sea su fin o utilidad de los tecnócratas y burócratas. Los costos en
intención. medicina siempre han sido una preocupación natural
Ante todas estas desagradables realidades sur- del médico capacitado y motivado, que sólo recurre
gen apremiantes preguntas: ¿Qué hacer entonces? a gastos superficiales cuando practica medicina a la
¿Qué actitud adoptar? ¿Cuál sería la solución correc- defensiva, protegiéndose de futuras demandas. Curio-
ta? Recurro aquí a utilizar un razonamiento del gran samente en este negocio en el cual el médico es ape-
poeta portugués Fernando Pessoa, en la pluma de su nas un obrero mal remunerado, adicionalmente debe
heterónimo Antonio Mora (10) para plantear dos al- responder en caso de una demanda, justa o no, como
ternativas de solución, ambas morbosas y ambas de- si fuera el dueño mismo de la empresa. Entre los ob-
pendientes del médico, basándonos en la premisa de jetivos de la auditoría médica, sin duda debe estar in-
que un sistema de salud y/o una sociedad que no va- cluida la disminución de los costos, pero sin que se
loren el trabajo de sus médicos son morbosos y des- atente contra la excelencia de la atención en la salud
humanizados, y asumiendo que no es posible modifi- ni contra el bienestar socioeconómico, cultural y pro-
car ni el sistema de salud ni la sociedad y que es el fesional de los médicos. Si estos cambios no se reali-
médico quien tiene que cambiar: zan pronto, la sociedad, más temprano que tarde, ter-
a) El médico decide adaptarse a un sistema de minará teniendo los médicos que merece.
salud y a una sociedad deshumanizados para poder Quiero por último mencionar un artículo del
sobrevivir en la práctica de su ejercicio profesional, a cardiólogo Bernard Lown, premio Nobel de Paz, ca-
expensas de un amargo, exiguo y disputado ingreso tedrático de Harvard, inventor del desfibrilador, y pio-
económico y por lo tanto disminuyendo su nivel so- nero en el uso de la lidocaína como antiarrítmico, ti-
cioeconómico para poder mantener un precario equi- tulado Los médicos necesitamos luchar contra el
librio financiero; modelo de la medicina como negocio (11) que per-
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SÍNDROME DE HERMÓGENES Y SÍNDROME DE ADRIANO

mite apreciar cómo los síndromes de Hermógenes y compra o se vende en nuestra economía de mercado
Adriano no conocen fronteras, ni eximen a los países –cita a Arnold Relman, antiguo editor del New En-
ricos. Mientras exista deshumanización estos síndro- gland Journal of Medicine–: los enfermos no son co-
mes se presentarán, así exista abundancia de dinero y mo los consumidores de un supermercado. El cuida-
recursos técnicos (6-8, 11). De esta publicación me do de la salud no es comida rápida. Un cliente de
permito resaltar las siguientes consideraciones: McDonald’s conoce el sabor de una hamburguesa,
“Nuestra misión como médicos era curar, pero curar pero la gente enferma desconoce cuál es el mal que
se ha convertido en un arte perdido. La pericia en la las aflige, a qué clase de médico deben consultar,
interacción humana se considera pasada de moda, y qué tipo de exámenes se necesitarán para el diagnós-
por tanto escasamente se cultiva. (...) Los pacientes ya tico, o de qué manera debe ser enfocado el trata-
no son padres, niños, ancianos, empleados de esta miento de su condición. Los pacientes tienen que
oficina o aquella fábrica, o personas distinguidas por confiar en su médico para determinar sus necesida-
su ingenio, dignidad, seriedad o mal humor. En el des médicas, y para que le indique qué clase de ser-
nuevo paradigma científico, cada paciente es un vicios requieren”.
componente estadístico, similar a cualquier otro con Los legisladores y gobernantes tienen la palabra.
la misma enfermedad. (...) En el fondo yace, ignora- O el sistema se cambia, o asistiremos a la destrucción
da, una verdad más profunda: si los médicos limitan de la medicina como profesión, y al nacimiento de
su pericia al reino de la técnica, podrían ser inter- una nueva estirpe de técnicos en asuntos médicos,
cambiados por personal menos entrenado y mucho producidos en serie para atender clientes en serie, el
menos costoso. (...) La atención médica es fundamen- mayor número posible en el menor tiempo posible, y
talmente diferente de cualquier otro servicio que se al menor costo posible para los intermediarios.

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