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NUESTRO MAS SINCERO AGRADECIMIENTO

Por su invalorable colaboración, a las siguientes instituciones:


Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador, particularmente al
Banco de Información Científica y a su directora, Sra. Janeth Cornejo de Jarrín; y al
Centro de Cómputo y a su director, Prof. Patricio Zurita G.
Hospital Pablo Arturo Suárez, de Quito.
Hospital Eugenio Espejo, de Quito.

Por su eficaz ayuda y afectuoso aliento, a ios señores Profesores, Doctores:


Germán Abdo T. Raúl Endara Mario Paredes
Ramiro Almeida Holguer Garzón Gustavo Paz
Luis Almeida Juan Garcés Edgar Rentería
Jorge Calderón Germán Jaramillo Jorge Sánchez
Patricio Cárdenas Oswald o Loaiza Luis Felipe Sánchez
Clemente Carrillo Nello Manciati Carlos Valencia
Alfonso Castillo Hugo Merino Raúl Vega Sandoval
José Durán Lucio Edgar Ochoa

A ios señores Doctores:


Rerié Bustamante Fernando Naranjo rrsnctsco vailejo
Alfonso Cruz Wilson Pancho Fem ando Villavicencio

Por su entusiasmo y estim ulante aporte, a los señores estudiantes cíe medicina:
Fotógrafos: Antonio Gordón Washington Banda
Andrés Luna Vaiverde

Dibujantes: Patricio Robles Edwin Puebla


Francisco Sevilla César Suárez

Modelo Principal: Galo H. Ledesma

Y demás personas que de una u otra forma han participado con nosotros.

Los coautores de este litro expresamos ai Sr.


Dr. CARLOS GUARO ERAS RECALDE, inspirador
de! estilo pedagógico y unidad de ia obra, nuestro
cordial y afectuoso reconocimiento.
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a él con la firme esperanza de que verán
LA HISTORIA CLINICA
satisfecho su anhelo. Tan buena disposición
no debe ser defraudada jamás, y, aun hacien­
do mucho sacrifìcio personal, el médico de­
APITULO 1: GENERALIDADES
be procurar brindar a sus enfermos no sola­
mente toda su sabiduría sino también todo
INTRODUCCION: En un ambiente cómo-
su buen ánimo y afecto, en forma tal, ■que
o y agradable, ta n to para el médico como
el enfermo sienta que la Ciencia de “su” mé­
ara el enfermo, la entrevista médico-pacien-
e debe hacerse guardando las normas no só- dico, le llega bañada con el perfume del
de la buena educación sino también del amor.
fecto y la comprensión para quien se en­ Es seguro que con las palabras de
cuentra en ese m om ento sufriendo una en- Grègorio M arañón, podemos decir a nues­
ermedad-. El ambiente físico no tiene que tros alumnos to d o lo que en este m omento
er necesariamente lujoso, pero sí debe ser nuestros recursos literarios no nos permiten
liempre aseado, bien iluminado, preferible­ hacerlo: “ Sólo se es dignamente médico
mente con luz natural, abrigado y con una con la idea clavada en el corazón de que
tmósfera de serenidad, de manera tal que el trabajamos con instrum entos imperfectos y
atiente se sienta siempre tratado con dig­ con medios de utilidad insegura, pero con la
nidad y afecto. Si la consulta se hace en el conciencia cierta de que hasta donde no
omicilio del enfermo se debe tener buen puede llegar el saber llega siempre el am or” .
uidado de 110 herir su dignidad, y las re­ Por otra parte, la Historia Clínica es
comendaciones que pudiera ó debiera hacer- el docum ento fundam ental para el estable­
;,se para mejorar el ambiente deben decirse cimiento del diagnóstico médico; su técnica
Cuidando las proporciones que la percep­ nos permite extraer del paciente toda la ga­
ción del nivel económico le sean factibles de ma de síntom as y signos que son necesa­
realizar. Cuando las condiciones domicilía­ rios para el diagnóstico. Pero adquirir esa
las no p erm iten' una buena atención, es técnica dem anda del estudiante la más fir­
ejor recomendar el traslado del enfermo a me paciencia y constancia hasta que su ejer­
una casa de salud. Si la visita se hace en el cicio pase a ser del dominio de los campos
las condiciones técnicas pueden ser cognositivo, psicomotriz y afectivo, y pue­
¡mejores, pero hay la tendencia a no dar a este dan luego convertirse en buenos hábitos de
paciente una atención personal y, especial­ examen médico.
mente el principiante, corre el riesgo de des-
su atención para convertir al se- N osotros com partimos con la opinión
j^ ñ o r o señora pacientes en el “ caso” tal o cual. de que “ la m ayoría de los errores del mé­
Téngase presente, que especialmente la prime­ dico se deben, no a u n mal razonamiento
a r a consulta sienta las bases para el estableci- sobre los síntom as bien recogidos, sino a un
||r r ie n to de buenas relaciones médico-paciente, buen razonam iento sobre los síntomas mal
y, si el médico no brinda una buena acogida, recogidos” . (Pascal). En consecuencia, el
l^ese paciente puede sentirse incómodo y re- estudiante debe saber desde ya, que el apren­
H p sten te a las recomendaciones del médico. der a hacer la Historia Clínica debe ser mo­
¿ P o r otra parte, obsérvese que muchas per- tivo de su más sincera preocupación_,y que el
sonas ven en el médico al único profesional tiempo que hoy gasto será compensado con
la^on capacidad para aliviar su dolor y llegan el éxito diagnóstico. También debe saber
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que la única form a de aprender es hacién­ dimientos utilizados para reconocer la s in to -^ l
dola, es decir, entrando en contacto con el matología del paciente para con ella form u4K |
enfermo y poniendo en práctica todos los lar un diagnóstico.
consejos que tanto este texto como el de SÍNDROME’: Es el conjunto de síntomas y ^ J
los profesores le; irán dando oportunam ente. signos que proceden de la misma F isio p a to -^ f
Nosotros, y como un recurso pedagógi­ logia. Por ejemplo: El síndrome de obstruc-CB
co adicional, iremos señalando en cada parte ción de las vías biliares está compuesto p o r :^ §
de la Historia Clínica, los objetivos, conte­ Ictericia, acolia, coluria e hipocondralgia «í
nidos, métodos, actividades, recursos, medios derecha. 4R|
de evaluación y posibilidades de aplicación,
"FISIOlJóPAfOLÓGIÁ: Es la ciencia que e s-^ 1
con el fin de que el estudiante sea capaz de
tudia las alteraciones funcionales en el e s t a r á
medirse a sí mismo si ha alcanzado ya la ca­
do de enfermedad, y explica la razón de ser 3*
pacidad necesaria para hacer una buena His­ de todos los síntomas y signos.
toria Clínica. Sepa desde ya el estudiante,
que esto no puede alcanzarse ni después de
una clase teórica ni después de una sola «a
práctica. Tiene que repetir y repetir hasta , ------
que se haya logrado un alto índice de efi­ o.-’: CUADRO No. 1.1
cacia.
tPÁRTES DE LA H I S T O R I A ^ j t ^ ^
; NOMENCLATURA PRELIMINAR.—
\ Procede de las palabras grie­ w ANAMNESIS
gas: Semeion, que significa síntom a; y de
i7i Datos de Filiación
“logos” , que significa tratado. Es decir, es
la ciencia que estudia la sintomatología de 1.2 Motivo de Consulta
las enfermedades. La sintom atología está 1.3 Enfermedad Actual
compuesta por síntom as y por signos.
1.4 Revisión de Sistemas
jSItfTOMAS: Son las manifestaciones subje­
1.5 H istoria Pasada
tivas sentidas únicamente por el paciente y
de los cuales el médico sólo puede tener 1.6 Historia Familiar
conocimiento a .través de la información que 1.7 Historia Social
le da el paciente’,o de algunas manifestacio­
nes indirectas; por ejemplo, el dolor. 2 .- /EXAMEN FISICO
* SIGNOS: Son las expresiones objetivas, tan ­ 2.1 Exam en general
gibles y aún medibles de la enferm edad;por
2.2 Exam en regional
ejemplo: un tum or; la deformación que
produce una luxación; el color amarillo de la 2.3 Exam en especial
ictericia etc.
3 .- PCÀMENÈSCOMPL
Desde luego que múltiples datos de la
Historia Clínica, com parten por igual las
características de los síntom as y los signos,
por ejemplo, la disnea, el vértigo.
SEMIOTECNÍÁ: Es el conjunto de proce­
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ENFERMEDAD: Es el conjunto de signos y La m ayoría de veces el interrogatorio


síntomas que tienen la misma evolución y se puede hacer directam ente al paciente,
proceden de una causa específica de origen sin embargo, en los niños esto no es posible
no siempre conocido. y debe hacerse a la m adre; en las personas
inconscientes, a los familiares o amigos más
DIAGNOSTICO:' Es la determinación de la
íntimos. Muchas veces acuden a la consulta
naturaleza de una enfermedad o de un caso.
a más del enfermo, uno o más acompañantes,
PARTES DE LA HISTORIA CLINICA: No especialmente cuando el paciente es indíge­
existe un acuerdo general ni sobre la forma na, y son ellos, los acompañantes, los que
de dividir a la Historia Clínica ni sobre el or­ tom an la iniciativa para exponer al médico
den en que debe ser obtenida; depende m u­ los males del enfermo. Aunque esta cos­
cho de las escuelas o de las costumbres insti­ tum bre alguna vez sirve de ayuda, la mayo­
tucionales y aun individuales. Sin embargo, ría estorba al interrogatorio, y con tino hay
nosotros nos atendremos al orden más usado. que frenarlo.
El cuadro No. 1.1, señala las partes de.
la Historia Clínica. y Hay enfermos con una tendencia des­
proporcionada para hablar, y otros a los que
es m uy difícil extraerles unas pocas palabras.
O
Aunque en térm inos generales es convenien­
CAPITULO 2 te dejarle hablar libremente al paciente has­
>
ta que agote su deseo de informal', sin em­
ver
bargo, en los m uy “expresivos” hay que diri­
ANAMNESIS gir la exposición con el objeto de que las
V'
~\ ideas que se viertan sean ordenadas y' co n ­
- PRINCIPIOS GENERALES
duzcan a un fin concreto. En los enfermos
- DATOS DE FILIACION “ callados” , no queda más remedio que acu­
- MOTIVO DE CONSULTA dir a la fuente de los conocimientos sobre lo
que hay que' preguntar para que así logremos
ANAMNESIS: Rist, señala que “nunca se ^extraer de ellos un conjunto de inform es
aprecia mejor la experiencia clínica, la cien­ útiles para el diagnóstico.
cia, la penetración psicológica y la autoridad La anamnesis es un segmento de la
moral de un médico que cuando se le es­ Historia Clínica que demanda tiempo; el es­
cucha mientras interroga a un enferm o” . tudiante puede demorarse una hora o más.
, Algunos consideran que la anamnesis Requiere por tanto, por parte del médico la
por si sola puede dar el diagnóstico del 50 mayor atención, -orden y paciencia; y por
por ciento de las enfermedades de la clínica parte del paciente el mejor estado de ánimo
interna; (3) otros consideran que sin la anam­ posible para responder con claridad y con
nesis ningún diagnóstico es posible. Noso­ verdad a las preguntas del médico.
tros, luego de estos comentarios, sólo quere­ Un requisito fundam ental de la buena
mos añadir que para adquirir un alto rivel anamnesis es la correcta comunicación con
de eficacia anamnéstica se necesita: saber el enfermo. Téngase en cuenta que ningún
qué debe interrogarse, cómo debe hacerse, enfermo, por culto que sea, interpreta co­
y añadirse una alta dosis de paciencia y cons­ rrectamente los térm inos médicos (salvo que
tancia. esté ligado a la medicina de alguna manera),
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CUADRO No. I

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA ANAMNESIS:

Objetivos: A l térm ino del proceso de enseñanza-aprendizaje, el.alumno debe­


rá ser capaz de:

1.1: Enumerar lo que hay que'preguntar y cóm o h ay que preguntar.

1.2: Preguntar correctamente a los pacientes.

1.3: Traducir la terminología popular a la terminología médica.

1.4: Anotar correctamente los datos positivos de la anamnesis.

Contenidos: Corresponden al qué y cómo preguntar.


Claro que un elem ento altamente*motivador es el para qué preguntar, pero
ésto supone el conocim iento de la Fisiopatología y de la Semiología com ­
pletas de cada síntoma, lo cual no es el objetivo de este texto, y además,
constituye justam ente el m otivo de estudio de todo el curso de Semiología.

M etodología y Actividades: Se recomienda:

3.1.: Frecuente repetición individual del qué y cóm o preguntar.


3.2: Trabajando en grupos, que todos y cada uno de los m iem bros del
grupo repitan el qué y cómo preguntar.
3.3: Preguntar a compañeros que pueden simularse enfermos.
3.4: Preguntar, a los enfermos.
3.5: Anotar en un papel en blanco las preguntas y las respuestas obtenidas.
3.6: Anotar, en términos médicos, sólo las respuestas positivas.
Recursos: Pacientes. Personas dispuestas a simular ser pacientes. Papel y lápiz

Evaluación: Cada alumno puede evaluarse continuadam ente y demostrarse a si


m ism o si ya ha conquistado o no los objetivos propuestos, contando el n ú m e­
ro de aciertos que ha tenido en el ejercicio del qué y cóm o preguntar. Para el
efecto, los cuadros correspondientes que se marcan, enumeran ordinalmente
los contenidos.
r iy
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-5 -

y que el médico no siempre conoce el ver­ co, según le enseñará la Semiología y la Clí­
dadero significado de la term inología popu- nica.
^ A l a r que usa el' enfermo. Es por tanto indis-
Sin embargo, a manera de ejemplo,
^ ^ p e n s a b íe que el médico formule sus pregun­
nosotros resaltaremos.algunos detalles:
tas en form a clara y empleando el léxico más
sencillo posible, de manera tal, que el enfer­ La edad perm ite orientar la atención hacia-"
mo com prenda con precisión la pregunta. las enfermedades más propias de la niñez y
jam juventud (Sarampión, Varicela, Paperas, He-
W'rr ]Por otra parte, el médico no debe contentar­
se con la respuesta que le da el enfermo si patitis, etc.); de la edad adulta (Litiasis bi­
ella no satisface plenamente el objetivo que liar, Litiasis Renal, Artritis reumatoidea, etc.);
persigue la pregunta. Mil .veces sucede que el de la vejez (La Arterioesclerosis, los tu ­
estudiante pregunta una cosa y el enfermo mores malignos', ~étc.Ji El ~séxo masculi­
contesta otra, y así, equivocadamente, se no adolece más frecuentem ente de Dia­
"I a anota en el formulario de la Historia. betes Meílátus, de la enfermedad úlcera-
É ) péptica, “(1,""6 ,"8 , 9) de las enfermeda-
% El cuadro No. 1, recomienda una for-
des coronarias; (10, 11) el sexo femeiuño es
ma de aprender a interrogar. mas freciiéntem ente afe ct ado"dé~Hipérten-
0 sion Árteriál~Esencial,' Hipértiroidismó' ’ (4)
Infecciones de las vías Urinarias. (2, 5, 7 ,9 ).
^ P^TESDEJLA_ANAM^ÍESI¡S^ W-JDatos
m
La profesión es causa frecuente de enferm e­
^ de_íiliación dei enfermo. 2.— Motivo de
consulta. 3 . - “ Enfermedad, actual.'4 . —..Re- dad : el calambre del telegrafista; el cólico
irir visión -de Sistemas. , 5.-- Historia ..Pasada. saturnino de los pintores y obreros que rti?>
^ 6 . - Historia Familiar. 7 — Historia Social.' nejan plom o; ios dolores de la columna dorso
lumbar de los choferes; las enfermedad e:; cím
Como ya hemos dicho antes, el orden
las vías respiratorias, de las personas que tra­
^ propuesto es sólo una sugerencia. No impor­
bajan a la intem perie; los desgarres museula-
ta tanto el orden, cuanto que la anamnesis
m res o rotura de los meniscos, de los' fuTbolis-
sea com pleta.
tas; las afecciones coronarias en los médicos
m Con el objeto de facilitar el aprendiza­ por la tensiónem ocionaí, etc. E ÍIu g ard e na-
» je, nosotros, a más de enumerar lo que hay cim iento. Dero sobre todo el de residencia,
que preguntar, señalaremos el cómo hay que nos orienta hacia algunas afecciones: los pa-
hacerlo, usando la term inología popular más cientes_que viven en la costa y oriente están
0 usada .en el Ecuador. Con este m otivo, reco­ expuestos a las parasitosis in te s ti n ^ (Asca­
mendamos a los alumnos aprender mejor el ridiasis, Anquilostomiasis, amebiasis, paludis­
9
significado del léxico popular, las frases idio- m o); las que viven en zonas donde los alimen­
$ máticas que se usan, las costumbres locales
tos no contienen suficiente yodo, sufren más
* que para comunicarse se acostumbran típica­ frecuentem ente de Bocio; los que viven sobre
m ente en nuestro pueblo. los 3.000 metros del nivel-del mar están más
t
propensos a las enfermedades Cardiopulmo-
* 1 - DATOS DE FILIACION?- El cuadro nares. El estado civil puede definir la pre­
1 No. 2-1, señala lo que hay que' preguntar y sentación de trastornos psicosomáticos como
cómo hacerlo. Pretende, a más de identificar en las solteronas y en la viudez masculina o
* al paciente, recoger inform ación que ya pue­
fem enina; las enfermedades venéreas en losjf1
i de tener significativo valor para el diagnósti- solteros, etc.
a
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CUADRO No. 2-1

: ^ Á M N E S IS DE LOS DATOS DE F I D ^ O ] ^

Qué preguntar Cómo Preguntar

1.1: N om bré; 1.1: Cómo se llama Ud. Cuál es su


.
nombre?

1 .2 f 1.2:' Cuántos afíos tiene?

1.3: -Sexo f 1.3: (1)

1.4: - Raza 1.4: (2)

1.5: Estado Civil f 1.5: Es Ud. casado, soltero, viudo,


divorciado, unión libre? (3)

1.6: Profesión 1.6: En qué se ocupa. En qué traba­


ja?

1.7: Lugar de Nacimien to 1.7: En dónde nació?

1.8: Residencias ocasionales 1.8: En qué lugares ha vivido antes?

1.9: Residencia habitual (4) - 1.9: En dónde vive habitualmente?

1.10: Dirección, Teléfono" 1.10: Cuál es su dirección y su teléfono?

1.11: Instrucción / 1.11: Hasta qué grado o hasta qué cur­


so estudió?

(1) Es de observación.

(2) Es de observación.

(3) En el caso de las mujeres es preferible hacer esta pregunta refiriéndose a los
hijos: Cuántos hijos tiene? , porque si antes nos hubiera contestado que es
soltera, ahora nos resulta más difícil preguntarle cuántos hijos tiene.

(4) Se puede com plem entar con residencia actual.


i
www.medibooksnica.net63.netmas, y si además desea conocer la
2 . - MOTIVO DE CONSULTA.- Es el mo- defini­
| m entó en que el paciente explica la razón ción de dichos térm inos, la encontrará en la
que tuvo para acudir al médico. Es conve- sección correspondiente al aparato o sistema
" niente dejarle que se exprese libremente y sin en cuestión.
) interrumpirle m ayorm ente. Mientras el en-
I fermo habla, acompañando a sus palabras
BIBLIOGRAFIA
una mímica m uy expresiva, el médico obser-
► va y escucha atentam ente y tom a nota de
1.— Bonnevie, O.: The incidence of gastric u l­
^ las quejas del paciente, usando para ello las
cer in Copenhagen. Scand. J. G astroenteroL ,
propias palabras del enfermo o dándoles de 10: 385—393, 1975
) una vez la traducción técnica. 2.— B ukley, R.M .: V rine b acterial counts ö fter
) La pregunta que suele desencadenar sexual intercourse. N ew Eng. J. Med., 298:
321—324, 1978
} la respuesta del pacientes es: Cuáles son sus
3.— Engle, R .L ., J r y Davis, R .J.: Medical diag­
molestias? ; o. . . qué molestias tiene? ; o . .. nosis: present, past, a n d fu tu re. A ch. Iirt.
^ por qué vino al hospital? . M ed., 112: 512—5 4 4 ,1 9 6 3

* La respuesta que más frecuentem ente 4.— Graves ^Disease—1972. S econd F . R aym ond,
K eatin, Jr., M em orial S ym posiun, A pril 14
I se escucha está ligada con el dolor y suele an d 15, 1972. Mayo C linic Proceedings,
ser de este estilo: “Vengo porque me duele N ovem ber and D ecem ber, 1 9 7 2 , p.p. 803 —
1 la cabeza” . “Vengo porque me duele la boca 995.
l del estómago y tengo vóm ito” . “ Vengo 5.-^ H ardin, G.K.M ., and R onal, A .R.: A co n ­
tro lled S tu d y o f antim icrobial prophilaxis
| porque me duele el pscho y se me pasa a la
of recu rren t U rinary in fectio n in w om en.
espalda, pero también estoy encendido en New Eng. J. M ed., 291: 597 — 601, 1974.
' calentura, sudo mucho y tengo tos” . “ Ven- 6.— Ivy, A.C.: The P roblem o f P ectic Ulcer.
i go porque anoche tuve un terrible cólico en J.A .M .A. 132: 10 5 3 —1 0 5 9 ,1 9 4 6
este costado derecho, que me obligó a acos­ 7.— Kass, E.H ., and B ro m fitt, W.: Sim posium
tarme, y se me iba hasta la paleta y el hom ­ o n P yelonephritis, Chicago, University of
Chicago Press, 1977
bro, me dió escalofrío y vomité verde va­
8.— M eade, T.W., Arie, T;HJD., Breviis, M., et al :
rias veces, y hoy de mañana me doy cuenta R e cen t history of ischaem ic heart disease
que he amanecido con los ojos amarillos y and duodenal ulcer in doctors. B rit. M ed.
estoy orinando como agua de canela” . J., 3: 701—704, 1968
9 .— M endeloff, A .L ., and D u n n , J.P .: V ital and
En fin, los ejemplos pueden m ultipli­ h ealth Assoc., C am bridge, H arvard Univ.
carse, pero la mejor manera de que el estu- Press, 1971
, diante adquiera su propia experiencia es ha­ 10.— S piekerm an, R .E ., Brandenburg, J.T ., A chor,
ciendo él mismo la pregunta a varios pacien­ R.W .P. y Edw ards, J.E .: E spectrun o f
tes; y como a partir de este m om ento empie­ coronary h eart desease in a com m unity o f
30 .0 0 0 . A clinicopathologic study. C ircu­
za a escuchar términos populares que deman­ latio n , 25: 57, 1962
dan la traducción técnica, remitimos al estu­ 1 1 .- W hite, N .K ., Edw ards, J.E . y D ry, T. J.
diante a los cuadros de la Revisión de Siste­ C irculatiion, 1: 6 4 5 ,1 9 5 0
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CAPITULO 3 dolor, éste suele ser el que más interesa al
enfermo, entonces se puede empezar por él.
EL DOLOR.— Nos decidimos estudiar la
ENFERMEDAD ACTUAL Y DOLOR anamnesis del dolor en este m om ento por va­
rias razones: 1.—Porque es el síntom a más
3 . - ENFERMEDAD A C T U A L .- Es la par­ consultado; (6) 2 . - Porque el dominio de su
te de la Historia Clínica que efectivamente técnica es más laborioso; y 3.—Porque de su
recoge las molestias del paciente desde el análisis se puede obtener conclusiones muy
inicio de la enfermedad hasta este instante, valiosas para el diagnóstico de muchas enfer­
pero con un criterio técnico y con la inter­ medades. Además nos.parece m uy conve­
vención directa del médico. Es decir: si en niente que desde m uy temprano el estudian­
el Motivo de Consulta dejábamos que el pa­ te encuentre elementos motivadores para se­
ciente hablará todo lo que quisiera, ahora es guir adelante. Por esta razón 'es que en rela­
el médico el que dirige el interrogatorio. Se ción a este síntom a vamos a estudiar no sola­
necesita por tanto el conocimiento correcto m ente el qué y el cómo preguntar, sino tam­
de la Fisiopatología y de la Semiología de bién el para qué preguntar relacionado con
todos los síntom as o signos que se hubieran los dolores más frecuentes.
presentado en el Motivo de Consulta. Como
El cuadro No. 3-2,nos señala el qué y
al inicio del proceso de aprendizaje de la
cómo preguntar, pero desde ya es necesario
anamnesis esto es imposible, puesto que se re­
advertir que no siempre se encuentra mucho
quiere cursar todo el ciclo de Semiología, es
sentido al uso de algunas preguntas en el es­
conveniente hacer sólo unas pocas preguntas
tudio de un dolor determinado; sin embargo,
que son iguales para casi todos los síntom as.
como antes de analizar, primero hay que pre­
(Preguntas aplicables a todos los síntom as).
guntar, es que hay que estar capacitado para
Cuadro No. 3-1. Pero como el síntom a más
hacerlo de cualquier dolor. El Cuadro II, le
consultado es el dolor, haremos inm ediata­
recomienda com o aprender sobre el dolor.
mente después un estudio especial sobre este,
con el objeto de que el estudiante se familia­
rice desde ahora con él. La anamnesis espe­ ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE
cial de los demás síntom as se la estudiará en LA ANAMNESIS DEL D O L O R .- PARA
los capítulos correspondientes a cada aparato QUE PREGUNTAR.— Seguiremos para el
efecto el mismo orden propuesto en el cua­
o Sistema.
dro.
En térm inos generales diremos que si la
Cuando en el Motivo de Consulta, son
pregunta no está dirigida a obtener datos ú ti­
varios los síntom as y signos enunciados, el es­
les para el diagnóstico no debe hacerse pues­
tudiante se ve en el dilema de no saber por
to que más bien confunde. Por esto es, que
cual de ellos empezar la anamnesis de la
sólo la experiencia le permitirá al estudiante
enfermedad actual. La recomendación es
seleccionar adecuadam ente las preguntas de
hacerlo por el más im portante, pero, para
acuerdo con el caso.
discernir cual es, se necesita más conocimien­
tos y más experiencia que ya los adquirirá un 1 . - FECHA APARENTE DE COMIENZO.- Ca­
poco más tarde. Hasta tanto es bueno saber, si todos los pacientes se refieren al dolor que
que se puede em pezar por el que más impor­ están sufriendo en el momento de la consulta
tancia le da el paciente. Como cuando hay o que les m olestó poco tiempo atrás. Esto es
9 www.medibooksnica.net63.net —9 —
9
I CUADRO No. 3-1

I ANAMNESIS APLICABLE A CUALQUIER SINTOMA ■ -


I
Qué preguntar Cómo preguntar
I
3.1: Fecha aparente de comienzo 3.1: Cuándo empezó? (el dolor, el
9 vómito de sangre, etc.).
I 3.2: • Fecha real de comienzo 3.2: N unca antes tuvo esta molestia?
i
3.3: Form a de comienzo 3.3: Cómo empezó?
i
3.4: Causa aparente 34: Cuál cree que fue la causa para
i
que apareciera esta molestia?
i
3.5: Síntom as acompañantes^ 3.5: Y ju n to con ésta, qué otras m o­
i
lestias se presentaron?
»
3.6: Evolución 3.6: Y en las horas (o días) que si­
i guieron, cambio' la forma de ser
i de la molestia?
3.7: Relación con los medicamentos 3.7: Qué medicamentos ha tom ado
i
para aliviarse?
i
3.8: Estado actual . j 3.8: En este m om ento, cómo se sien­
i
te?
i
i
|b u e n o para el diagnóstico puesto que, al es­ dad ülcero péptica, puede haber iniciado :U ^¿/
p ia r fresco en la memoria el recuerdo doloro: epigastralgia muchos meses y aún años atrás
- so, permite confiar más en los datos obteni- (28); igual que la hipocondralgia derecha d,
|d o s . De ahí que se recomienda en los dolo- la Litiasis vesicular, - la poliartrglgia d la
|r e s de larga fecha de duración, iniciar la A rtritis reum atoidea (5); la cefalea de la Hi­
anamnesis con el último periodo doloroso. pertensión arterial esencial; (1,13,22,26 29)
^ 2 .— FECHA REAL DE COMIENZO: Sin em- la precordialgia de la Angina de pecho (7), la
Ibarg o de lo anterior, es absolutamente nece­ epigastralgia de la Pancreatitis crónica ( 5)
s a r i o definir la fecha real de comienzo del etc.
dolor, puesto que esto permite el estableci- Claro que hay muchas excepcio es,
" miento de la duración del mismo, que casi y no siempre la aparición del dolor in ica
| siempre corre paralelo con el tiempo de inicio de la enfermedad. Por ejemplo, el cán
^duración de la enfermedad. cer (Ca.) del estómago y el de otras v se ras
Muchas enfermedades, por evolucionar pueden dar dolor solo m uy tardiamen e. .3)
^en accesos dolorosos, tienen una fecha real cuando el tum or ya ha invadido amplia re­
|d e comienzo m uy anterior; así: laEnferm e- giones.
I -
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-1 0-

CUADRO No. 3-2


C
ÍAÑÁ^píESIS GENE

Qué preguntar Cómo preguntar

1.— Eecha aparente de comienzo 1.— Cuándo empezó el Dolor?

2.— Fecha real de comienzo 2.— Nunca antes tuvo este dolor?

3.— Intensidad * 3.— Es muy intenso? . Le duele m u­


cho?

4.— Causa aparente 4.— Cuál cree que fue la causa para
que apareciera este dolor?

5.— Sitio'del dolor 5.— Dónde nace el dolor?

6.— -Irradiación « 6.— Hacia donde se le va el dolor?

7.— Tipo de dolor, 7.— Cómo es el dolor?

8.— Síntom as acompañantes 8.— Junto con el dolor, qué otras


molestias se presentaron?

9.— Relación con el tipo de alimentos 9 .— Ha notado si algún alimento en


particular le alivia o le aumenta
el dolor, o no cambia el dolor?

1 0 .- Horario, 10.— Qué le pasa al dolor antes o des­


pués de la comida?
A qué hora del día aparece el
dolor?

11.— Periodicidad, 1 1 .- El dolor le ha venido a días se­


guidos? ............Cuántos días se­
guidos ha tenido el d o lo r? .........
Cuántos días o meses o años ha
permanecido sin dolor?

1 2 .- /Relación con el yóm ito, 1 2 .- Cuando vomita, qué le pasa al do­


lor?

1 3 .- Relación con la orina ► 13.— Cuando orina, qué le pasa al do­


lor?

continúa..
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...viene V
i/V
o
m 14. - Relació n con la de posición. 14.— Cuando hace la deposición qué le
pasa al dolor?
m
m 15.— Relación con las actitudes o_ de­ 15.— Hay alguna posición en que le
cúbitos alivie o aum ente el dolor?

16.— Relación con los medicamentos 16.— Qué medicamentos ha tomado


para este dolor? . Y qué le suce­
dió al dolor?
m
17.— Evolución 17.— En las horas (o días) que siguie­
ron al inicio, cambió la forma de
ser del dolor?

18.— Estado actual * 18.— Actualm ente, cómo se encuentra


el dolor?

neral en aceptar que los dolores más inten­


sos son los que se ven en la neuralgia del
^ Talvex éste sea f 1. r.om ento para hacer
tri^'-inino, Infarto de Miocardio, Pancreati-«jc
^ n a t a r , que muchos pacientes no se conside­
tis Aguda, Cólico nefrítico, Perforación de ^
r a r a n enfermos mientras no sienten algún do­
una úlcera gástrica, Neumotorax valvulado,
c t o r . Este es un grave defecto de la rudim en­ etc. Sin embargo, eTrTTnrchos-de-estas'ríTi?7*
t a r i a educación para la salud del pueblo ecua­ mos casos las excepciones son frecuentes.
toriano, y que el estudiante desde ya-debe
^ c o n tr ib u ir a corregirla. En otras ocasiones los dolores pueden
ser poco intensos, tolerables y no llaman la
^ 3 . — INTENSIDAD: Aunque el grado de per- atención del paciente.
a c e p c ió n dolorosa es muy variable con las per­
sonas, sin embargo, muchos autores están de Todo lo que antecede no tiene tanto
" a c u e rd o en que ante un mismo dolor los pa­ interés diagnóstico cuanto terapéutico. El
r t i e n t e s reaccionan de manera diferente, de escaso valor diagnóstico se debe a que la in­
^ a c u e r d o con su edad, sexo, grado de educa- tensidad por si sola no orienta mucho hacia
j i ción, etc; siendo más sensibles a los estímu- la causa que lo motiva ni nos dice mucho de
la gravedad del caso, puesto que hay muchas
^ l o s dolorosos los niños, mujeres, personas de
g^cultura superior; pero esto admite muchas eAfermedades graves que evolucionan duran­
te un largo tiem po sin dolor o con dolor m uy
^ ex cep cio n es.
escaso. Por ejemplo, el Ca. de muchas vis­
No es posible hasta este m omento me- ceras, la Hipertensión Arterial Esencial; la
^ d i r la intensidad dolorosa. El médico sólo cirrosis hepática, etc.; pero ofrece la ventaja
Jkpuede percibirlo a través de las reacciones de que obliga al paciente a buscar rápida-
3 q u e demuestra el enfermo frente a un estí- m ente la atención médica para que el profe­
™mulo doloroso. sional lo alivie. En cambio, cuando su inten­
ft De todas maneras, hay un acuerdo ge­ sidad es escasa o la enfermedad evoluciona
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-12-

C U A D R O No. II

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL DOLOR

1.— OBJETIVOS: A l término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estu­


diante debe ser capaz de:

1.— Hacer una anamnesis completa del dolor; y


i
■2 .— Analizar la anamnesis obtenida y plantear hipótesis diagnósticas sobre el
origen del dolor. i
4
2.— CONTENIDOS: Corresponde al qué, cómo y para qué preguntar, que cons­
tan en este texto. «

4
3.— METODOLOGIA: A más de lo recomendado en el Cuadro I, se debe:
i
— Analizar los datos obtenidos a la lu z de los contenidos. t

4 — RECURSOS: Los mism os que los del Cuadro I i


«
5.— EVALUACION: A más de lo recomendado en el Cuadro I, debe comparar su
aná tísis con el de su Profesor, o el de este texto o el de sus
compañeros de cursos más avanzados.

sin dolor, el paciente se descuida (y alguna sus últimos incidentes como el causante d e £ |
vez el médico también), y deja que su enfer­ su dolor o enfermedad. Algunas o casio n es^
medad progrese hasta que quizá ya no sea tienen razón, pero otras no. El análisis de ■
tratable. esto le com pete al médico, pero en todo ca-41
so, esta inform ación es conveniente o b te n e r-^
Creemos oportuno mencionar aquí que
la. A sí por ejemplo: la ingesta de comidas
no es recomendable, y alguna vez puede ser
grasas, unas horas antes" de la hipocondralgia™
un grave error, aliviar el dolor rápidamente
derecha, orienta iiacia una colecistopatía
sin antes haberse formado una idea orienta­
(19)^a epigastralgia del ulcus gástricos/puede^
dora sobre la causa, especialmente cuando
desencadenarse después de la ingesta d ^ ^
se trata de los dolores abdominales, pues su
comidas m uy condimentadas (ají, p im ie n ta ^
alivio precoz puede esconder una evolución
ajo), o de frutas cítricas (limón, naranja^g
grave de la enfermedad, razón por la cual el
mandarina, piña, etc), o de bebidas alcohó­
médico se ve más exigido para plantear una
hipótesis diagnóstica en un tiem po más licas, o de café o té (10) o de simples sobre"
cargas emocionales; el dolor precordial de la
corto.
angina de pecho suele aparecer luego de ei
4.— CAUSA APARENTE: Las personas tie­ fuerzos físicos, o comidas abundantes,
nen una tendencia natural a acusar a uno de emociones intensas; (7) la lumbalgia del cc
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- 13 -
co.renal (cólico nefrítico) puede presentar­
Ü£GÍOM -a ■REGIOM
se después de ejercicios físicos violentos co­ IWPRACLAVI i SUPRACLAVICU-
no saltar, correr, o de viajar a caballo o .en CULAR ' LA"R.
bicicleta; (21) es m uy frecuente que la ja ­
queca o Hemicránea aparezca en íos días de
P A a m enstruación ó se desencadene después de
■REG10AT ■
Jgftsmociones violentas; (8, 14, 31) muchos do- M AM ARI 5
lores" de cabeza son atribuidos por el pa-
^ P c ie n te al trabajo intelectual excesivo o a los
B ^desajustes emocionales; el dolor de las arti-
^^ cu lacio n es frecuentem ente es atribuido al
^ ^ f r ío .
En muchos de los casos anotados hay
B ^ u n a justificación fisiopatológica m uy clara
^ ^ q u e el estudiante l a conocerá más tarde,
- pero en otros no la hay puesto que son sim-
p ü p le s creencias de los enfermos. Tam bién es Fig. 3-1A 1.— L ínea m edioesternal. 2.— L í­
n ea esternal o paraesternal. 3.— L í­
Pj^nécesario saber que en muchos casos no hay
n ea clavicular. 5.— L ínea de la
A-^una causa aparente claramente relacionada sexta costilla.
^ p o r el enfermo.

5.— SITIO DEL DOLOR: La m ayoría de ve­


n c e s , empleando una expresión oral y mím ica
j^ m u y típicas el paciente suele decir: “ me
duele aq u í” , señalando con sus manos el si­
tio del dolor. Unas veces precisa áreas m uy
^ c o n c r e ta s , y otras veces señala amplias regio-
^ n e s añadiendo que el dolor le “invade” o le
“corresponde” a otras zonas. En todo caso es
E&muy conveniente tratar de precisar el sitio
P ^ e n el cual, según el paciente nace el dolor,
puesto que este es un dato básico para
™ fu n d am en tar un análisis sobre el origen real
^ d e l dolor y localizar la probable viscera o
^ e s t r u c tu r a enferma. Como para esto es ne-
^ c e s a r io tener algunos conocimientos pre-
|^ v io s , vamos a revisarlos:
^ Regionalización del tórax y abdom en: En los
^ c a p í t u l o s correspondientes encontrará una Fig. 3-1B 1.— L ínea vertebral. 2.— L ínea
escapular. 3.— L ín e a escapuloes-
descripción al respecto, y las Fig. 3-1 y 3-2, ternal. 4.— L ín e a infraescapular.
^jUe darán una clara idea de las regiones. 5.— L ínea de la duodécim a costi­
^ 'C u a n d o nos referimos al dolor de una re- lla. A.— R egión supraescapular.
B — Región escapular. C.— Región
gión debemos utilizar la contracción de su IntraescapulovertebraL
^ n o m b r e añadido la term inación algia; así:
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fessPáaásL^,..._____________’ ____Á -- - '.——
- 14- ' l

epigastralgia, iliacalgia derecha, precordial-


gia, hipocondralgia derecha; o simplemente:
dolor epigástrico, dolor de la región escapu-
lar; etc.
En los mismos capítulos antes anotados
encontrará la traducción técnica del lengua­
je popular que usa el enfermo al referirse a
las regiones; por ejemplo: “boca del estó­
mago” = epigastrio; “bajo vientre” = hipo­
gastrio; “los vacíos” = flancos; etc.
Cuando el área dolorosa es m uy amplia
casi siempre hay un sitio de mayor intensi
dad que ayuda a definir el sitio del dolor. Al
gunas veces, refiriéndose al dolor abdom inal
el paciente suele decir que “ le camina”
porque unas veces nace en el flanco derecho
otras en el epigastrio, otras en el mesogastrio Fig. 3-2 A 1.— H ipocondrio derecho.
2.— F lan co d erecho. 3.— Fosa
etc. La mayoría de veces este singular como
ilíaca derecha. 4 .— Epigastrio.
frecuente dolor nace en el intestino. (18) vista anterior. 5.— M esogastrio. 6.— H ipogastrio.
7.— H ipocondrio izquierdo.
Pero el análisis se suele hacer en uni­ 8.— F lanco izquierdo. 9.— F o ­
dad de acción con la irradiación del dolor, sa ilíaca izquierda.
razón por la cual lo estudiamos inm ediata­
mente.
División regional del abdom en.
6 . - IRRADL\CION: Probablem en te el da­
to más im portan te para identificar la visce­
ra o estructura en la cual se origina el d o lo r
es la irradiación, y com o ésta se hace siguien­
do algunos principios de la inervación es
necesario que anotem os lo que tiene in m e­
diata aplicación para el efecto:
Dolor localizado: Suele ser superficial y se
manifiesta exactam ente en el sitio donde
se origina el estím ulo doloroso. Calma con
anestésicos locales. Este tipo de dolor suele
originarse en las estructuras superficiales
como la piel, músculos, articulaciones, hue­
sos (Periostio).

Dolor irradiado: Cuando la causa del dolor


asienta en una raíz ó. tronco nervioso, suele
producirse una sensación dolorosa superficial
y profunda, más o menos intensa que recorre 1
el camino del nervio en cuestión. Fig. 3-3; Fig. 3-2 B: vista posterior
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I

9
&

I
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*

>
I
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>
>
) Fig. 3-3 Irrad iació n del d o lo r en la neuralgia
in terco stal y del ciático: A y B res-
I p ectivam ente

>
^ son las llamadas neuralgias, como las inter­
costales, del ciático, del trigémino, etc.
Dolor referido: es aquel que el enfermo lo
) siente superficial o profundam ente, pero
^ a distancia de su lugar de origen. General­
mente nace en órganos profundos y se mani-
^ fiesta en la superficie del cuerpo inervada
) por el mismo dermatoma, es decir, que ha
< seguido las vías de la organización segmen­
taria (Zonas de.yead, Fig. 3-4).
^ En el estudio especial de la Semiotec-
í nia de cada aparato o sistema, el lector
^ encontrará un pormenorizado análisis de la
inervación de dicho órgano y las zonas del
^ dolor referido que le corresponde. Sin em­
b a r g o , y am anera de ejemplo, por el momen-
^'to, véase la Fig. 3-5, que señala las áreas del
dolor referido de algunos árganos. Cabe ano- Fig. 3-4 Z onas de Head. A: V ista a n te ­
\ tar eso sí, que el sitio del dolor que locali- rior. B: V ista posterior.

>■
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-16

Fig. 3-5 D olores referidos. A: del in fa r­


to de m iocardio. B: del cólico
vesicular. C: de la p ancreatitis
aguda.

za el paciente suele corresponder en la ma­


yoría de casos, a la zona de proyección del a regiones muy distantes que pueden hacer- -
órgano en la superficie del cuerpo el cual nos confundir, por ejemplo: algunos dolo- ™
se extiende al área referida. Por ejemplo: res de la neum onía apical, el paciente lo sien- f |
El corazón produce una precordialgia que se te .en el hipocondrio correspondiente; o los
refiere al hombro y cara interna del brazo iz­ dolores de la pleura basal que pueden refe- ;
quierdos. La vesícula produce una Hipocon- rirse al hom bro y cuello.del mismo lado . 4
dralgia derecha que se refiere a la parte baja Fig. 3-6. La apendicitis aguda puede ini— g
del hem itórax y región interescápulo verte­ ciarse como una epigastralgia. J
1
bral del mismo lado. Los riñones producen Las particularidades de los dolores vis­
lumbalgia de su lado que se refiere a la parte cerales. los encontrará en la parte especial de "
baja de la espalda, y si hay com prom iso de cada'órgano. {
los ureteres se refiere además hacia el flanco, Un defecto de uso m uy difundido e s ^
región inguinal y genitales del mismo lado. em plear las palabras “ doloi irradiado” , p ara^
El estómago produce una epigastralgia que referirse indistintam ente al dolor irradiado™
se refiere a la parte baja de la columna dor­ propiam ente dicho como a las proyeccionesjf
sal. del dolor referido. Como ya conocemos la^j
Sin embargo de lo antes anotado, mu­ diferencia no creemos que ésto tenga mayor j
chas ocasiones el dolor se localiza y refiere im portancia. *
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rebral, (“Siento que se me abre la cabeza”);
pulsante o en latidos, como en algunas cefa­
leas vasculares; lanzinante, como en las neu­
ralgias; urente, o sea quemante, como en
algunas neuralgias, traumatismos o lesiones
de algunas mucosas, como en las faringitis,
traqueitis, ( “ Me duele como si estuviera una
llaga” ; (“al m omento que desgarro, me duele
como que me quem ara” ).
Desde un punto de vista práctico, y
para efectos del análisis, conviene., resaltar
el significado de dolor continuo y dolor tipo
cólico.
Dolor cólico: "También conocido como re­
tortijón. El enfermo suele decir que “ siente
como que se le retuerce dentro de la barriga” .
Se caracteriza por iniciarse de una manera
más o menos violenta e ir intensificándose
hasta llegar a un climax que puede ser brutal,
para luego ir dism inuyendo paulatinamente
hasta desaparecer y hacer pensar al enfermo
que ya pasó todo, pero a los pocos segundo?
o minutos después, vuelve a aparecer, y así
& Fig. 3-8 ' Dolor referido a distancia.
& A: N eu m o n ía apical. B: Neurao- sucesivamente. Fig. 3-7.
& n ía basa' en los niños. C: Pleu-
^ resía basal.

I
| 7 .- 'TÜPO DE DOLOÉ: Se refiere a la forma
^ como "siente el paciente el dolor. Es una
" sensación personal que algunas veces está Fig. 3-7 D olor cólico
^ ligado a la causa que lo origina. Puede ser en
I puñalada o punzada, como el de la Neumo­ Este dolor que se llama así porque es
nía; con sensación de pesantez, como en al- / muy característico del colon, debido a las
I gunas dispepsias gástricas o intestinales ( “ co- contracciones violentas de sus fibras con dila­
^ mo, que le siento al estómago pesado”); tipo taciones supraestenóticas de sus paredes,
. ardor, cojno en las gastritis hipersecretantes, (Mackensie — Jones) Fig. 3-8, puede ori­
" (“me arde la boca del estómago”); en forma ginarse no solamente en él, sino además en
} de opresión o gravativo, como en las cefaleas cualquier otra viscera hueca: vesícula y
| emocionales o en algunas precordialgias de vías biliares (cólico hepático o biliar); pelvis
.■•■'origen coronario. ( “Me duele cabeza co- renal y ureteres (cólico nefrítico); útero
^ m o que me aplastan”), (“Me duele el pecho (cólico menstrual); intestino (cólico intesti­
| ¿o que me ajustan con la m ano”); expan­ nal); etc. Suele aliviarse con los antiespasmó-
sivo, como en algunas cefaleas por edema ce­ dicos. Pero, un detalle que debemos tener
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8 . - SINTOMAS ACOMPAÑANTES: Mu­


chas veces son inespecíficos debido a la fre­
cuencia con que se presentan en dolores de
diversa etiología. Sin embargo, en varias oca­
siones ayudan a establecer verdaderos síndro­
Fig. 3-8 D olor cólico que nace en el intestino mes útiles a la hora del análisis. Por ejemplo:
p or dilatació n supraestenótica
En el cólico biliar, a más de la náusea y vómi­
muy en cuenta es, que, cuando la causa que to que casi no suelen faltar, se encuentra,
está produciendo el dolor cólico invade a las luego de varias horas y si el colédoco se ha
capas musculares o serosas, se vuelve de tipo obstruido, ictericia, acolia y coluria; es decir,
continuo. Por esto es, que un dolor que pue­ pigmentación amarilla de las escleróticas,
de iniciarse como cólico puede seguir como piel y mucosas, despigmentación de las
continuo, aunque esta sucesión no es obli­ heces fecales, y orinas de color amarillo
gatoria y el dolor puede empezar como con­ obscuro, como de agua de canela.
tinuo. Por ejemplo: el cólico apendicular-. ■ En las cefalalgias por hemorragia sub-
puede iniciarse como tal y term inar como ' aracnoidea, se suma vómito, somnolencia,
continuo; igual que el vesicular. rigidez de la nuca y aun convulsiones. El
Dolor continuo:5 Se caracteriza por iniciarse dolor de la úlcera de estómago se acompaña
én forma más o menos violenta, y una vez ‘ í frecuentem ente de ardor epigástrico y retro-
que llega al climax se. mantiene en él con esternal, anorexia (falta de apetito); náusea
pequeñas oscilaciones que no llegan a la cal­ y vómito. La precordialgia de la angina de
ma total. Fig. 3-9. La mayoría de veces na­ pecho puede acompañarse de espasmo mus­
ce en las visceras macizas o, como hemos di­ cular del brazo izquierdo, de sensación de
cho" antes, en las visceras huecas cuando la muerte inminente (17). El dolor toráxico de
enfermedad invade sus paredes o envolturas. las pleuritis, puede ir acompañado de difi­
También suele nacer en las estructuras su­ cultad respiratoria, tos seca y fiebre.
perficiales. 9 - RELACION CON EL TIPO DE ALI­
Al estudiar específicamente el dolor de MENTOS.- A unque esta relación puede ha­
cada órgano veremos cuáles son los elemen­ cernos pensar que su interés está acorde so­
tos que en él causan dolor, pero desde ya po­ lamente con el aparato digestivo, sin em bar­
demos afirmar que, en términos generales, go, pondremos también algunos ejemplos
los parénquimas no duelen, sino sus envol­ relacionados con otros aparatos. Tiene por
turas serosas cuando se distienden o se in­ objeto saber si algún alimento en particular
flaman, y sus vasos arteriales, incluyendo en es factor desencadenante o de alivio del do­
este criterio general a las estructuras intra­ lor, y su conocimiento tiene valor tam bién
craneales. (23). terapéutico.
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o
O ) La acidez de algunos alimentos desen­ pués de la ingesta de comidas grasas, es decir,
cadenan los ardores y dolores de las gastritis después de que el estómago ha iniciado su
hipersecretantes y de la úlcera péptica. El vaciamiento en el duodeno y ellas han esti­
ají y las bebidas alcohólicas pueden desenca­ mulado la contracción de la vesícula. En la
denar los síndromes.disentéricos, en los que úlcera del estómago suele producirse el llama­
el dolor del sigma y recto son importantes. do dolor en “ cuatro tiempos”, Fig. 3-10; se
Los alimentos que contienen Tiramina (ami-'_ inicia con la ingesta que calma el dolor,
na presora), puede desencadenar los dolores' tardíam ente reaparece el dolor, pero vuelve
de la jaqueca. (25) El aum ento de la sal en a aliviarse espontáneamente. En la úlcera
un hipertenso puede agravar las cefaleas. (2) duodenal en cambio suele producirse el do­
Las comidas ricas en grasas pueden desenca­ lor a “ tres tiempos” , Fig. 3-11; se inicia con
denar los cólicos biliares. Las comidas abun­ la ingesta que calma el dolor, pero vuelve
dantes y ricas en bebidas alcohólicas pueden a aparecer tardíamente.
ser la causa que desencadene un dolor pan­ Claro que las excepciones son múlti­
creático (4, 16) (Pancreatitis aguda). La ples, pero en todo caso, cuando existe es un
ingesta de leche o de otros alimentos, puede dato m uy orientador. El dolor puede ser en
ser motivo para la aparición de dolores intes­ cambio post-prandial precoz, en las gastritis
tinales, en personas con alergia intestinal a y en él ulcus de la porción alta del estómago.
ellos. (9)
v, 3 Las dietas alcalinas utilizadas en el tra­
tamiento de la úlcera de estómago pueden ¡
propender .a la nefropatía por hipercalcemia
(Síndrome de Burnett) o síndrome de leche-
alcalino.
Al contrario, algunos alimentos pueden
ser causa de alivio de un dolor, como típ i­
Fig. 3-10 D o lo r a cuatro tiem pos en la úlcera de
camente sucede con el de la úlcera de estó­ estóm ago
mago ante la ingesta de leche.
10.— HORARIO.— Por razones m uy ligadas ©
a su Fisiopatologia, algunos dolores suelen
INGESTA ©
presentarse a determinadas horas del día o
de la noche. Por ejemplo: En la hiperten­ © ©
I sión arterial esencial, la cefalea es más bien ©^
matutina y traduce aum ento de la tensión
intracraneal; lá que se presenta al final del
día, sugiere más bien tensión emocional o Fig. 3-11 D o lo r a tres tiem pos en la úlcera
d u o d en al
tensión muscular en el cuello. (32)
El establecimiento de una relación en­
tre la hora de presentación del dolor y la
ingesta de alimentos tiene particular interés 11.— PERIODICIDAD.— Es probablemente
para algunas enfermedades del aparato diges­ uno de los detalles más valiosos para el diag­
tivo. Así: En las colecistopatías, el dolor nóstico del ulcus gastroduodenal. Se carac­
suele presentarse unas dos o tres horas des­ teriza porque el dolor se presenta a días se­
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guidos, durante no menos de 8, y va seguido
ENE. ,M/R. TUL ££P. UOV.
de una calma que dura por lo menos' un mes,
pero puede durar uno o más años. (28)
Fig. 3-12. Otros dolores también pueden
presentarse por períodos, pero varían m u­
cho en la duración del período doloroso o
de calma; por ejemplo, en las Litiasis vesicu­
lares, los dolores pueden presentarse durante
dos o tres días y la caima durar pocos días,
meses o años. En algunas gastritis, el perío­
do de calma no suele ser total como en la
úlcera, pues siempre el enfermo suele quejar­
se de algunas molestias frente a la ingesta de
algunos alimentos.
Fig. 3-12 D olor periódico ^
12 - RELACION CON EL VOMITO.- El VÓ- i
.mito es de tan frecuente presentación en ca­ que las de origen neuro-musculo-esqueletico, |
si todos los dolores dependientes del aparato no se relacionan con la micción.
digestivo que casi pierde su valor semiológico
para el análisis del dolor. Sin embargo, es 1 4 .- RELACION CON LA DEPOSICION.—
útil para el reconocimiento del origen gástri­ Obviamente también en este caso será fá c il"
co del dolor, puesto que la m ayoría de veces relacionar los dolores intestinales con la eva- ^
suele aliviarlo. Por esto es que suele decirse cuación intestinal. En efecto, muchos dolo- ^
que “ vómito que alivia la epigastralgia, es res del colon o del intestino delgado, como
porque ésta es de origen gástrico” (27). los que se ven en las enteritis y colitis suelen *
Obviamente que el estudio del vómito como aliviarse luego de la deposición. En los cua- {
tal es de mucho significado para el diagnósti­ dros semi-oelusivos, el climax del dolor va
co, pero éste no es el momento. seguido de la producción de. ruidos hidroae- (
reos y a veces de expulsión de .gases y heces I
1 3 .- RELACION CON LA MICCION.- Con to­ que alivian el dolor intestinal, aunque el epi- 1
da seguridad que al llegar aquí, el estudiante sodio pueda repetirse una y otra vez tradu­
ya intuirá que si el dolor se modifica con la ciendo simplemente el esfuerzo que el intes- ^
micción, será porque su origen está en el apa­ tino hace para vencer el obstáculo. Otr?s |
rato urinario-. En efecto, muchos cólicos ne- ocasiones el acto de la defecación más bien -
\ fríticos suelen term inar ..xon ' íaV .üamadas desencadena el dolor, como en el caso de las "
=^“crisis de Deiter” , es decir, con la micción de afecciones anales (fisuras, hem orroides in- {
abundante cantidad de orina. En cambio en ñamadas), que al dilatar el esfínter desenca- ^
el síndrome de reflujo ureteral,. el dolor lum­ denan intensos dolores que vuelven al enfer­
bar se presenta o intensifica en el momento mo muy temeroso de la deposición. I
de la micción. (11, 12) Muchas cistitis y 1 5 .- RELACION CON LAS ACTITUDES y |
tumores vesicales duelen al mom ento de la DECUBITOS: Prácticamente todos los dolo- á
micción. res del sistema músculo-esquelético, esp ecial-j
Un detalle útil desde ahora es, que las mente los que provienen de los músculos y "
lumbalgias de origen renal se acompañan articulaciones, suelen.aliviarse con el re p o so ^
muchas veces de síntomas urinarios, mientras e intensificarse con el ejercicio mientras J
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^ h a y un proceso inflamatorio activo; de ahí
^ q u e el enfermo tienda de manera instintiva
f¡)a inmovilizar el miembro o región afectados.
^ P e r o lo interesante es que también en m u­
chas afecciones de los órganos internos el
" e n fe rm o opta por posiciones antiálgicas que
^ p u e d e n ayudar al diagnóstico. Algunos ejem-
p p lo s 'a o s dem ostrarán lo anotado:
_ En las afecciones pleurales que cursan
" c o n dolor, el enfermo prefiere el medio de-
j^cúbito lateral del lado afectado, con el ob­
j e t o de impedir que se distienda en el mo-
^ m e n tó de la inspiración. También en las afec- Fig. 3-13 Posición antiálgica en las afecciones
j) ciones de la pared costal, el paciente prefiere de la pared costal
^ presionarla un poco con el brazo con el mis-
f t mo fin. Fig. 3-13. El decúbito dorsal suele
P aliviar el dolor gástrico dependiente del ulcus
^ p é p tic o , pero lo más característico es el
~ alivio en el decúbito ventral, cuando la
" úlcera asienta en la cara posterior de la
^viscera. En los cólicos abdominales son Fig. 3-14 Posición antiálgica en los cólicos ab­
* típicas las actitudes del enfermo, Fig. 3-14, dom inales
que trata de comprimirse la,zona adolo­
r i d a , y acompaña a esta actitud de gran 1 6 .- RELACION CON LOS MEDICAMENTOS.-
| agitación psicomotriz. Algunas personas E1 reconocimiento de esta relación ayuda sig­
. c o n vesícula péndula, enferma:, con cál- nificativamente para establecer la naturaleza
" culos, al pasar del decúbito dorsal al la- del dolor y es un auxiliar para precisar la vis­
| teral izquierdo, se quejan de una sensación cera enferma. En efecto, la m ayoría de ve­
^ de peso que “ cae” desde el hipocondrio de- ces, los dolores originados en las visceras hue­
recho hacia la izquierda. D urante el c ó lic o ^ cas calman con los antiespasmódicos, mien­
&vesicular, el enfermo busca el decúbito, y tras que los que hacen en estructuras macizas
| procura no moverse (cólic.p^:v ápáticg). En calman con los analgésicos. Sin embargo, mu­
cambio, en el cólico nefrítico el paciente pre- chas veces tam bién, para aliviar el dolor que
* fiere el decúbito dorsal, pero se mantiene en nace en una viscera hueca se requiere de la
| constante movimiento (cólico frenético). Una asociación de un antiespasmódico con un
form a útil de reconocer el origen de las analgésico. Los dolores leves requieren para
lumbalgias es analizando su comportamien- su alivio de analgésicos suaves, mientras que
\ to con los movimientos y decúbito; así: las los dolores intensos sólo ceden a los analgé­
^ de origen neuro músculo-esquelético, se in­ sicos potentes. Los dolores emocionales
tensifican con los movimientos de flexión y (cefaleas, por ejemplo), calman con sedantes
extensión del tronco y calman con el reposo y psicoterapia. Las cefaleas por defectos en¡
) en cama dura, mientras que los que se origi­ la acuidad visual, sólo se alivian con el uso de
nan en el aparato renal no se modifican ni los lentes adecuados. Los dolores dependien­
con el reposo ni con los movimientos. tes de espasmos musculares, calman con re-
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22-

lajantes. Los de origen vascular, se alivian les post-traumáticas,el dolor inicial puede ya
con medicamentos vasoactivos. La angina de haber desaparecido y, sin embargo, la hemo­
pecho calma con coronariodilatadores. El rragia interna puede poner en peligro la vida
dolor del ulcus gástrico calma con los antiá­ del paciente.
cidos y los anticolinérgicos. Por otra parte, si al momento de la en­
17.— EVOLUCION.- La mayoría de veces la trevista el dolor se ha vuelto más intenso,
evolución de la enfermedad corre paralela con puede significar que la enfermedad que lo
la del dolor, es decir, si la enfermedad se agra­ causa se agrava.
va, el dolor se alarga y se intensifica;m ientras
En todo caso, es el estado actual del do­
que si la enfermedad mejora, el dolor se acor­
lor, el que define la conducta terapéutica
ta y disminuye de intensidad. Sin em­
correspondiente, en la cual, el médico debe
bargo, el alivio del dolor no siempre signi­
ser ágil, pero prudente.
fica mejoría de la enfermedad, por ejemplo,
en la apendicitis aguda perforada, el dolor ALGUNOS EJEMPLOS DE LOS RESULTA­
espontáneo puede aliviarse y aún desapare­ DOS DE LA ANAMNESIS DEL D O L O R .-
cer, (24) pero la enfermedad es ahora una EJERCICIOS.— Al térm ino de la anamnesis
peritonitis. El cambio que puede sufrir un del dolor, el estudiante puede encontrarse
dolor cólico a continuo, ya hemos dicho con unos resultados como los que a continua­
antes, significa que la causa de la enfermedad ción se indican: i
está invadiendo a las paredes del órgano en­ EJEMPLO No. 1.— Una mujer de 30 añ o s,f
fermo. En la úlcera gastroduodenal los cam­ casada, con dos hijos, dice: “En la noche de ^
bios en el tipo de dolor o en el horario o en ayer me dió un terrible dolor aquí, en el
la periodicidad, casi siempre traducen una costado derecho, debajo de las costillas; que ^
complicación en la evolución, (28) (perfora­ me correspondía a la boca del estómago, a la ^
ción, hemorragias, estenosis, instalación de parte baja de la espalda y a la paleta derecha; ¿
un Ca.); claro que en un buen porcentaje la sumamente intenso, y, aunque ya parecía ^
hemorragia, por ejemplo, puede presentarse que me pasaba, sin embargo, otra vez me venía |
aún sin dolor ninguno. (20) con más fuerza. Claro que hace tres años cuan-^
do estuve embarazada de mi primer hijo, ya me
1 8 .- ESTADO ACTUAL- Interesa por de­ dió el cólico por primera vez, y otra vez cu an -í
más al enfermo y al médico, pero si su do estuve de vacaciones, hace unos 8 meses. |
análisis no es correcto puede ser motivo de Siempre me ha venido después que he comi-^
equivocaciones. Ante todo, téngase presente do fritada, pero esta vez no com í nada, o só-^
otra vez, que la ausencia de dolor no siempre lo que sea una taza de chocolate que to m é |
significa m ejoría de la enfermedad. en la merienda. Vomité verde toda la no-^
Así: en el estado de peritonitis secun­ che, pero me siguió el dolor hasta que una
daria a la perforación de una viscera hueca, “ enfermera” que vive en la casa, me puso una A
el dolor abdom inal espontáneo puede ya no inyección en la vena que no se como se lla -|
existir. En el Infarto de miocardio, el dolor maba; con eso me alivié, pero todavía le
precordial puede haberse ya aliviado y, sin tengo “tiernito” a este costado. Hoy d e"
embargo, los trastornos hemodinámicos o mañana que fu i al baño vi que la orina esta-^j
arrítmicos continuar hasta el fallecimiento del ba como agua de canela, y mi marido mé;'dí-¿
paciente. En la embolia pulmonar puede su­ ce que mis ojos están medio amarillos, aun­
ceder algo semejante. En las roturas viscera­ que yo no les noto nada. Pero fue te rrib le I
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ti)
^ D r . , y hasta me parecía que, cuando me acos- me recetó unos jarabes blancos, como leche,
^ t a b a del lado izquierdo, algo como pesado y otros medicamentos, con los cuales, des­
£ s e me venía del un costado al otro” . pués de unas dos semanas de tratam iento, me
^ E je rc ic io No. 1.— Ahora, trate de probarse alivié y no me volvió más hasta hace quince
sí mismo contestando el siguiente c u e s t i ­ días. Creo que fue a raí¿ de unas “copas”
o n a r io : que tuve que beber. Hoy día ya me decidí
a consultarle porque ya no le soporto” .
j p l . l : Están las respuestas a todas las pre-
^ g u n ta s de la anamnesis del dolor? Si faltan, Ejercicio No. 2.— Ahora conteste a las si­
cuáles son? guientes preguntas:

^ 1.2: Ud. hubiera hecho otras preguntas más? 2.1: Se ha hecho toda la anamnesis del do­
& Cuáles? lor? Falta algo?

P 1.3: Puede traducir toda la terminología po- 2.2: Puede traducir a la terminología técni­
^ p u la r usada, a la term inología técnica? Si ya ca? Hágalo.
puede, escríbala. 2.3: Qué hipótesis sobre el origen del dolor
^ 1 .4 : Aventúrese con una o más hipótesis tiene?
sobre el origen del dolor. Si aun no puede, RECOMENDACIONES PARA ANALIZAR
a pase a las secciones especiales, donde se es­ EL DOLOR V ISC E R A L .- Si Ud. ya se ha
tudia el dolor y luego vuelva aquí nueva- probado que es capaz de hacer una buena
H mente. anamnesis, y ya ha estudiado la descripción
$ EJEMPLO No. 2 .- Un hom bre de 35 años, de los dolores viscerales en los respectivos
gi empresario, dé educación superior, nos cuexi- capítulos, entonces ya está en condiciones de
_ ta lo siguiente: analizar la anamnesis que ha hecho.
& Para esto, es muy conveniente empezar
“ Vengo Dr., porque desde hace unos
^ 1 5 días, tengo un dolor en la boca del es- con el sitio del dolor, pero en unidad de acto
^ tómago, que, aunque no es muy intenso, sin se debe tom ar en cuenta también a la irra­
_ embargo, me preocupa porque se presenta diación y al tipo de dolor. El cuadro No.
^ todos los días en la mañana, cuando ya estoy 3-3, se refieré a la clasificación de los dolores
^ en mi trabajo que es duro y lleno de preocu- viscerales más frecuentes, de acuerdo con el
^ paciones. Algunas ocasiones me parece que sitio. Para el estudio de las cefaleas dedica­
se me pasa a la espalda, pero a la columna, mos un capítulo aparte.
^ cerca de la cintura. Al mismo tiempo me da ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA­
^ un ardor y a veces siento como que me DRO No. 3-3
^ su b e una bola de fuego, por el pecho ha-
^ c ia la boca. Unas veces que puedo to- 1.— De ninguna manera es un cuadro com­
^ m a r leche, me alivia, y silno, tengo que co- pleto, pero sí es práctico puesto que ayuda a
^ m e r algo; pero el otro día que, no teniendo una orientación rápida.
otra cosa, tuve que tom ar un vaso de jugo de 2 — Se habrá notado que algunos dolores
inaranja, fue peor, porque me ardió y me do- están constando en diversos sitios. Es que
) lió más, y hasta me hizo vomitar con lo que así lo hacen según el mom ento de. su evo­
^ m e alivié. Hace diez años, cuando estaba lución. Lo más típico es lo de la apendicitis
9 para graduarme en la Universidad, ya me dió que empieza siendo una epigastralgia y luego
| algo parecido, y el médico que me atendió se convierte en una iliacalgia derecha. (24)
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24-

3.— Nótese una vez más, que el sitio del aguda; si.es. en m ujer.con hijos,,debe hacer
dolor corresponde en la mayoría de casos, a pensar en colé cis topa tía o en anexopatía;
la proyección que la viscera hace en la pared. si se produce en mujer no virgen, pero sin hi­
jos, debe hacer pensar en anexopatía; si afec­
ta a un hombre, hay que pensar primero en
4.— Sin embargo de lo anterior, debe to­
ulcus gastroduodenal y luego en colecís'tó-
marse muy en cuenta, que algunas veces el
sitio de mayor intensidad corresponde al lu­ patía” .
gar de la irradiación o referencia del dolor. 6.— Si luego de haber localizado el sitio del
Por ejemplo, los antes mencionados dolores dolor, Ud., analiza la irradiación del mismo,
pleurales; los cólicos menstruales que duelen observará como el círculo de las posibilidades
más en la región sacra; las colecistopatías sobre el origen del dolor se estrecha; y si
que duelen más en el epigastrio. ahora analiza el tipo de dolor verá que se
5.— Las epigastralgias por tener que ver co n ' estrecha más aún. Luego debe tomar en cuen­
tantas visceras, según nos demuestra la cons­ ta todos los demás elementos encontrados
titución del plexo solar, pág. No. 555 , son en la anamnesis y al final comprobará que
muy inespecíficas puesto que sólo nos ha­ Ud. sí ha podido llegar a conclusiones
blan de que un órgano que tiene contacto útiles.
directo o indirecto con él, está enfermo. De 7.— Anótese que, alguna vez, el paciente
todas maneras, las señaladas en el cuadro son puede sufrir de dos dolores a la vez; enton­
muy frecuentes. ces hay que tener más cuidado para diferen­
Desde un punto de vista práctico, la ciar el uno del otro, respecto de todas y cada
regla de O rtner sigue siendo útil, y clice lo una de sus características. En estos casos es
siguiente: “ La" epigastralgía en mujer vir­ necesario solicitar al paciente el máximo d e (
gen, debe hacer sospechar en ayendicitis colaboiación para poder hacerlo bien.

«
CUADRO No. 3-3
i
LOS DOLORES VISCERALES MAS FRECUENTES DE ACUERDO C^N^EÍ^SÍTÍO
i

1.— Dolor torácico de cualquier lado — Angina de pecho *


—•Neuralgias intercostales. t
— Infarto de miocardio
%
— Condritis y artritis
m
— Neumonías 3.— Hipocondralgia derecha
ii
— Pleuresías — Cólico biliar o hepático
— Embolia pulmonar
— Mastalgias — Ilepatalgias
— Dolor del ángulo hepático del
2 — Precordialgias. (A más de las an­ colon
teriores) — Neumonías y pleuresías hasa-
— Psicógenas. les continúa...
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4.— Hipocondralgia izquierda 8 .- Hipogastralgias.


— Vejiga: cistitis. Tumores.
— Dolor esplénico
— Utero: Cólicos menstruales.
Tumores
— Dolor del ángulo esplénico del
colon — Pelviperitonitis.
5.— Iliacalgia derecha — Próstata: Infecciones. Tumo­
— Apendicitis res
9.— Dolor de los flancos:
— Afecciones del ciego y ascen­
dente — Dolor del segmento colónico
correspondiente
. — Ileitis terminal
— Pielo-ureterales
— Adenitis mesentérica.
— En el lado derecho un apéndi­
— Tumores ganglionares de la re­ ce ascendente
gión 10.— Abdominalgias difusas:
— Afecciones del ovario derecho — Ileo mecánico (oclusiones in­
(quiste) testinales)
— Afecciones de la trompa (Rup­ — Ileo Paralítico
tura), y demás anexos derechos — Peritonitis difusa
(Anexitis) Perforaciones viscerales
— Afecciones pielo-ureterales de­ — Vólvulos del mesenterio
rechas
ó.-- Iliacalgia izquierda — Afecciones vasculares: Trom ­
bosis de la mesentérica. Aneu­
— Afecciones del colon descen­ rismas de la aorta
dente y sigma.
— Cólicos saturninos
— Afecciones del ovario izquier­ 1 1 .- Lumbalgias:
do (Quiste)
— N euro-m úsculo-esqueléticas
— Afecciones de la trompa (Rup­
— Nefrógenas. (Riñón, Cólico ne­
tura), demás anexos (anexitis)
frítico)
— Afecciones pielo-ureterales iz­ 12.— Epigastralgias:
quierdas — Cualquiera de las causas antes
anotadas, incluso algunas naci­
7.— Mesogastralgias. das en visceras torá deas (Co­
— Hernias umbilicales y dé la razón, bases pulmonares y
linea alba pleurales, diafragmáticas)
— Dolor del colon transverso — A pendicitis aguda.
— Afecciones del intestino delga­ — C olecistopatías
do — Pancreatitis aguda
— Dolores mesentéricos — Ulcus gastro-duodenal.
— Aorta abdominal (Aneurismas) ______ — A nexo patías ____________ _
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14.— Kolb, L.C.: P sychiatric aspects of the treat­


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^ 29.— Waters, W.E.: H eadache an d blood pressure .Es im portante tener presente que en
b in the com m unity. Brit. Med., J., 1: 142, este momento de la Historia se debe recoger
W 1971
nueva sintomatología y no los nombres de
^ 30.— Wolff, H.G.: Headache and other Pain.
k New Y ork, O xford University Press, 1963
enfermedades sufridas anteriormente, puesto
9 que ellas pertenecen a la Historia Pasada.
31.— Wolff, H.C.: Personality factors and reac-
| tions of subjects w ith migraine. Arch. Neu- Por todo lo que antecede es que se
roL Psychiat., 37: 895, 1937
recomienda empezar esta larga lista de pre­
' 32.— Ziegler, D.K.: Cefalalgia de tensión. Clínicas guntas, con una m uy general, como la si­
| Med. de N orte América, V ol 3/1978, p.p.
’ 510—520, 1978 guiente: “Durante el tiempo de esta enfer­
> medad, qué otras molestias ha tenido? Si la
respuesta es positiva, es decir, si se informa
* CAPITULO 4 de nueva sintomatología, entonces debe ha­
> cerse la anamnesis propia de ese síntoma;
pero, si la respuesta es negativa, entonces el
* REVISION DE SISTEMAS médico debe preguntar ordenadamente sobre
la posible existencia de molestias que afec­
) 3 . - REVISION DE SISTEMAS.- Tiene ten a todos y cada uno de los órganos o sis­
. como finalidad reconocer en el enfermo una temas, deteniéndose a precisar la anamnesis
patología adicional que no afloró ni en el del síntoma que hubiere sido descubierto.
\ Motivo de Consulta ni en la Enfermedad Cuando el estudiante no tiene una idea
^ Actual. clara sobre lo que hay qué preguntar ni sobre
^ Varias son las causas por las cuales m u­ cómo calificar la calidad de la respues­
cha sintomatología puede quedar oculta: ta obtenida, entonces es fácilmente con­
^ ya sea porque el paciente no le da importan- fundido por el enfermo y llevado de re­
I cia o lo olvida o simplemente no desea decir­ greso a la Enfermedad Actual o trasla­
lo espontáneamente. Pero si se toma en dado a la Historia Pasada o Familiar o
^ cuenta que el enfermo es uno solo y que a donde el paciente guste. Claro que
►mientras no haya sido aliviado de todos sus ésto lo hace sin querer, pero si el estudiante
I males, sigue enfermo, entonces se compren­ no conduce delicada y ordenadamente el in­
de por qué el médico tiene la obligación terrogatorio, al final tendrá una increíble
* de tratar de extraer de su paciente toda la mezcla de información, difícil de analizar.
i información posible. Se puede empezar por cualquier apara­
(1 Algunas ocasiones es útil para comple­ to o sistema, pero más im portante que em­
tar los datos de la propia enfermedad actual. pezar por uno u otro aparato es saber que la
Revisión de Sistemas tiene que ser completa.
Dentro de la historia del enfermo abar-
No vaya a suceder que hoy diagnosticamos
1 ca un período de tiempo variable; pero, sin
bien una Neum onía, pero dejamos en el ca­
f que haya para ésto un acuerdo general, es
mino sin reconocerlo, a un Ca. de estómago
recomendable limitarse al tiempo de dura­
que al mismo paciente aún no le ha dolido.
ción de la enfermedad actual. Es decir, si la
^ fecha real-de-comienzo es de hace ocho días, Aun^que en todo momento, según ya
entonces la Revisión de Sistemas se limita hemos dicho, debemos utilizar el lenguaje del
' a ese tiempo; si es de tres meses, entonces enfermo, sin embargo, este es el momento en
será de tres meses; etc. que el estudiante se ve exigido a traducir con
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precisión todo el lenguaje técnico al popular Hay unos pocos síntomas generales que
y viceversa, con el fin de que exista una cla­ pueden presentarse no importa cual sea el
ra comprensión entre el médico y el paciente. órgano afectado, por eso los señalamos en un
Por ésto es que nosotros, una vez más, pasa­ cuadro aparte, No. 4-1. No se olvide que la
mos a describir lo que hay qué preguntar y anamnesis especial de cada síntoma la encon­
cómo hay que hacerlo, en los cuadros siguien­ trará en cada capítulo.
tes.

CUADRO No. 4-1

REVISION DE SISTEMAS %

i PREGUNTAS GENERALES
1 .- Durante el tiempo de esta enfermedad, qué otras molestias ha tenido?

Qué preguntar Cómo preguntar

2 . - C--
Dolor
- ,• 2 .- Ha tenido algún dolor?

3 .- Fiebre 3 .- Ha tenido calentura?

4 .- Astenia, . 4 .- Se cansa con facilidad?

5 .- Anorexia —Apetito t 5 .- Su apetito es normal?

6 . - -.Pesor; 6 .- Ha perdido o ganado peso? (Se


ha enflaquecido o se ha engorda­
do)?
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CUADRO No. 4-2

REVISION DE SISTEMAS

APARATOS RESPIRATORIO Y CIRCULATORIO./

l o ^ RESPIRATORIO

Qué preguntar Cómo preguntar

L I: Disnea 1.1 Tiene dificultad para respirar?


Tiene sed de aire?

1.2: Cianosis 1.2 Se han. puesto morados los labios


o las uñas?

1.3: Tos^ 1.3 Ha tosido?

1.4: Expectoración 1.4 Ha escupido? . ;


¡¡
1.5: Hemoptisis ^ 1.5 Ha escupido con sangre? |
i

2o. LCmCULATORIp

2.1: .Palpitaciones 2.1 Ha sentido latir su corazón?


Como que se le sale?

2.2: Edem a-Ascitis 2.2 Se le han hinchado los pies?


Se le ha hinchado la barriga? •

2.3: S.íncopes. y lipotim ias 2.3: Se ha desmayado? ; Ha perdido el


conocimiento?

2.4: Palidez o rubicundez segmentarias 2.4: Ha cambiado el color de su piel


en alguna parte del cuerpo?

2.5: Dolor de; esfuerzo en las piernas. 2.5. Al caminar, siente dolor en las
piernas?
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CUADRO No. 4-3

REVISION DE SISTEMAS

3o. APARATO DIGESTIVO^

3.1: BOCA

Qué preguntar ' Cómo preguntar

3.1.1: Trastornos de la m asticación 3.1.1: Tiene alguna dificultad


para masticar?
3.1.2: Secreción salival 3.1.2: Es normal la cantidad
de saliva?
3.1.3: Halitosis 3.1.3: Tiene mal aliento?

3.2: ESOFAGO

3.2.1: Disfagia 3.2.1: Siente alguna dificultad


al paso de los alimentos ■
de la boca al estómago?
3.2.2: Odinofagia 3.2.2: Le duele a lo que pasan
los alimentos? Le duele
al tragar?
3.2.3: Pirosis 3.2.3: Siente ardor en el pecho?
3.2.4: Regurgitación 3.2.4: Se le regresan los ali­
mentos a la boca? *
Ya estaban descompues­
tos?

* 3.2.4: Es importante hacer notar que, para ser calificado de regurgitación, el


alimento no debe haber llegado al estómago; es decir, se regresó a la bo­
ca desde el esófago.

7*

continúa.
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...viene 3.3: ESTOMAGO^Y DUODENO

3.3.1: ..-Náusea 3.3.1: Ha tenido deseos de vo­


mitar?
3.3.2: Vómito 3.3.2: Ha vomitado?
3.3.3: ..Hematemesis 3.3.3: Ha vomitado con sangre
o como concho de café?
3.3.4: Acidismp 3.3.4: Ha tenido la sensación
de que está ácida (amar­
ga), la boca y por el pe­
cho?
3.3.5: Aerofagia 4 3.3.5: Le ha dado deseos de
tragar aire o saliva a ca­
da momento?
3.3.6: .Er.uctos 3.3.6: Eructa Ud.?
3.3.7: _Hipo.¿ 3.3.7: Tiene hipo?

3.4: YEYUNO, ILEON Y COLON

3.4.1: Diarrea 3.4.1: Cómo han sido las depo­


siciones (orinas mayo­
res-cam po grande). Y
cuántas veces al día ha
hecho?
3.4.2: Estreñimiento 3.4.2: Idem.
3.4.3: Melenas* 3.4.3: Ha hecho deposiciones
con sangre? o negras co­
mo el carbón o la brea?
3.4.4: Meteorismo (Distensión abdo­ 3.4.4: Se le ha hinchado el es­
minal) tómago? Ha tenido m u­
chos gases?
3.4.5: Características - físicas de las 3.4.5; Las deposiciones, de qué
heces color han sido? ; y el
olor? ; y la cantidad?

3.5: SIGMA, RECTO, Y ANO

3.5.1: Tenesmo 3.5.1: A pesar de que ya ter­


mina de hacer la deposi­
ción, sigue con deseos
de volver a hacer?
continúa
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.viene

3.6: HIGADO Y VIAS BILIARES

3.6.1: Ictericia 3.6.1: Se han puesto lo ojos o


la piel amarillos? Coma
qué?
3.6.2: Acolia 3.6.2: La defecación ha perdi­
do el color? Se ha h e ­
cho blanca?
3.6.3: Coluria 3.6.3: De qué color se ha he­
cho la orina? Como qué?

3.7: BAZO

3.7.1: Pesantez en Hipocondrio iz­ 3.7.1: Alguna molestia en el


quierdo costado izquierdo?

CUADRO No. 4-4

REVISION DE SISTEMAS

4 .- APARATO UROGEN ITA L ,


4.1: URINARIO

Qué preguntar Cómo preguntar


4.1.1: yolum en urinario 4.4.1: Cuánto ha orinado en las 24
horas?
4.1.2: Ritmo y Frecuencia urinarios 4.1.2: Cuántas veces orina durante el
día? y durante la noche?
4.1.3: -Disuria^ 4.1.3: Tiene alguna dificultad para
orinar? Tiene ardor?
4.1.4: Tenesmo vesical 4.1.4: Después que ha orinado le que­
da todavía el deseo de seguir
orinando?
4. i .5: Incontinencia- 4.1.5: Se le va la orina?
4.1.6: Enuresis. 4.1.6: Se le va la orina estando dor­
mido?
continúa...
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viene
4.1.7: Características del chorro 4.1.7: El chorro es normal? , grueso?
fuerte? y continuo?
4.1.8: Características; ; -físicas d e , la 4.1.8: La orina es normal?. El color?.
orina Es transparente? . El olor ?.
Deja sedimento (concho)?Man
cha el recipiente o la ropa?

4.2: GENITAL MASCULINO

4.2.1: La libido 4.2.1 El apetito sexual es normal?


4.2.2: La potencia 4.2.2 La erección es normal?
4.2.3: Trastornos del acto sexual. 4.2.3 Durante el acto sexual hay al­
guna molestia?
4.2.4: Eyaculación 4.2.4 La eyaculación es normal?

4.3: GENITAL FEMENINO,*


4.3.1: Menarquia 4.3.1 A qué edad se “ enfermó” la
lera, vez?
4.3.2: Ritmo menstrual. 4.3.2: Cada cuántos días se “enfer­
ma” ? Cuántos días le dura?
4.3.3: Volumen 4.3.3 Qué cantidad se “ enferm?” .
Cuántos paños moja?
4.3.4: Otros caracteres físicos d e ja 4.3.4 De qué color es la sangre?Tie­
menstruación ne coágulos?
4.3.5: Secreciones 4.3.5 Le baja alguna secreción?
4.3.6: Plurito.yulvar 4.3.6 Tiene comezón en las partes?
4.3.7: Dismenorrea' 4.3.7 Tiene dolores durante la regla?
4.3.8: Trastornos e n jl acto sexual 4.3.8 Durante el acto sexual, hay al­
guna molestia? El orgasmo es
normal?
4.3.9: ^Embarazos 4.3.9 Cuántos embarazos ha tenido?
4.3.10: Abortos.. 4.3.10: Ha tenido abortos (arrojos) ?
Cuántos?
4.3.11: Número de hijos 4.3.11: Cuántos hijos tiene? Hijos-
muertos?
4.3.12: Menopausia 4.3.12: Menopausia (A qué edad dejó
de enfermarse)?
continúa.
-
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34 - (

...viene

4.4: rMAMAS^

4.4.1: Nudosidades ..... 4.4.1: Le han salido bolas en los


senos?
4.4.2: Secreciones _ 4.4.2: Ha notado si le sale alguna se­
creción por los pezones?

* La historia gineco-obstétrica es de difícil separación entre la Revisión de Sistemas


y la Historia Pasada, razón por la cual, se la puede incluir en uno u otro acápite.
Nosotros lo hemos hecho en la Revisión de Sistemas.

CUADRO No. 4-5

REVISION DE SISTEMAS
5.- SISTEMAS ENDOCRINO, NERVIOSO Y LOCOMOTOR
5.1: ENDOCRINO

Qué preguntar Cómo preguntar

5.1.1: Cambios en el aspecto de la 5.1.1: Ha notado algún cambio en su


cara y cuerpo. cara o cuerpo?
5.1.2: Cambios en el color de la piel 5.1.2: Ha notado si su piel o su boca
y mucosas han cambiado de color o si se
han presentado manchas?
5.1.3: Pelo: Cantidad y disposición 5.1.3: Ha notado algún cambio en el
pelo o barba o vellos del cuer­
po?
5.1.4: Sudor 5.1.4: Ha notado algún cambio en la
cantidad de sudor?
5.1.5: Percepción de la temperatura 5.1.5: Siente mucho frío o mucho
ambiental calor? Tolera bien el calor o
el frío
continúa..
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..viene

5.1.6: f&Temblorés- 5.1.6: Ha sentido tem blor de alguna


parte de su cuerpo?
5.1.7: Contracturas musculares 5.1.7: Ha notado si algunos músculos
se le contraen?
5.1.8: Fuerza muscular 5.1.8: La fuerza de sus músculos si­
gue siendo normal?
5.1.9: Sed 5.1.9: Tiene mucha sed?
5.1.10: Cambios cualitativos y cuan­ 5.1.10: Está comiendo igual que siem­
titativos en la dieta pre?

5.2: ^NERVJOSO

5.2.1: •ríl?^es{ésiasl6. Parestesias / 5.2.1: En alguna parte de su cuerpo


ha sentido hormigueos o amor­
tiguamiento o como que le que­
mara o como que le cogiera la
corriente o como que se que­
dara “ dormido” ?
5.2.2: - - Convulsicn.es * 5.2.2: Ha tenido ataques?
5.2.3: •'’Parálisis .(Paresias) 5.2.3: Se ha paralizado alguna parte
de su cuerpo?
5.2.4: Trastornos de la conciencia. 5.2.4: Ha perdido el conocimiento?
5.2.5: ¿/.Sueño,- t 5.2.5: Duerme bien?
5.2.6: •:r Memoria. j 5.2.6: Su memoria es normal?
Se acuerda bien de las cosas?
5.2.7: . Cambios de Carácter 5.2.7: Cómo es su temperamento?
(Temperamento) Ha cambiado su manera de ser?

5.3: LOCOMOTOR,

5.3.1: Tumefacción articular. 5.3.1: Se le han hinchado las coyun­


turas?
5.3.2: Motilidad articular 5.3.2: Mueve bien todas las coyun­
turas?
5.3.3: Ruidos articulares 5.3.3: Ha notado que al mover algu­
na coyuntura le suena?
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CUADRO No. 4-6

REVISION DE SISTEMAS

6 .- ORGANOS DE LOS SENTIDOS


6.1: APARATO OCULAR

Qué preguntar Cómo preguntar


6.1.1: Acuidad visual 6.1.1: Ve bien? Tanto de cerca co­
mo de lejos?
6.1.2: Escotomas 6.1.2: En algún momento ve man­
chas o luces?
6.1.3: Visión de colores. 6.1.3: Distingue bien los colores?
6.1.4: Nictalopia 6.1.4: A qué hora del día ve mejor?
Qué tan bien ve al atardecer o
al amanecer?
6.1.5: Ardor ocular 6.1.5: Le arde los ojos?
6.1.6: Lagrimeo 6.1.6: Le lagrimean mucho los ojos?

6.2: FARINGE^

6.2.1: Ardor 6.2.1: Le arde la garganta?


6.2.2: Respiración bucal. 6.2.2: Ud. respira bien por la nariz?

O : .LARINGE

6.3.1 : Cambios en la voz-Disíbnía 6.3.1 : Ha cambiado su voz?


6.3.2: Carraspeo. 6.3.2: Carraspea? Tiene alguna difi­
cultad al hablar?

6.4: FOSAS NASALES Y SENOS PARAN ASALES ^ ■

6.4.1: Obstrucción. 6.4.1: Respira bien.por la nariz?


6.4.2: Secreciones 6.4.2: Le sale algo por la nariz?
6.4.3: Epistaxis, 6.4.3: Le sale sangre por la nariz?
6.4.4: Olfación 6.4.4: Percibe bien los olores?

6.5: APARATO AUDITIVO _

6.5.1: Secreciones 6.5.1: Le sale alguna secreción


por los oídos?
6.5.2: Audición. 6.5.2: Oye bien?
6.5.3: Acúfenos 6.5.3: Tiene zumbido de oídos o al­
gún otro ruido?
6.5.4: Vértigo 6.5.4: Tiene mareos?
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pero su causa sólo se puede intuir.


H ^ P IT U L O 5
Como en todos los casos anteriores, la
m anamnesis debe ser completa y ordenada.
Muchas ocasiones, el paciente no puede
¡U S T O R IA PA SA D A
identificar el nombre de la enfermedad y
pregunta. ¿Qué es eso? .Entonces el Médico
HISTORIA PASADA.— Se llama tam-
se ve tentado a explicar los síntomas de esa
U J n Antecedentes personales, e incluye un
enfermedad con el objeto de obtener una
P erío d o de tiempo que va desde el naci-
información adecuada, pero esto, creemos,
jji e n to hasta la presente fecha; y en el caso
es un esfuerzo inútil, pues dado el tiempo
* 5 los niños se extiende más aun, es decir,
transcurrido el resultado no es confiable.
condiciones de vida desde la concepción,
Por otra parte, al preguntar si ha tenido tal
^ te te n d e obtener una visión completa de
o cual enfermedad no siempre se encuentra
^¿Sda la vida del paciente, tanto de sus en-
un sinónimo de uso popular, razón por la
iH^medades, cuanto de sus condiciones de
cual hay que emplear el propio nombre
w * normal; por eso se le suele dividir en
técnico de la enfermedad. Por esta razón es
Historia Pasada Patológica y en Historia
que, en esta parte de la Historia, no vamos a
^ L a d a no Patológica.
usar en los cuadros la parte relacionada al
Ü l i : HISTORIA PASADA PATOLOGICA: Pre- cómo preguntar, sino que al haber un sinó­
¡jj^ide extraer toda la información relaciona­ nimo popular, lo pondremos entre paréntesis.
b a con las enfermedades del paciente. Pro- El cuadro N o.5 - 2, nos indica qué preguntar.
o íb le m e n te la mayoría de ellas no tengan na-
5.2: HISTORIA PASADA NO PATOLOGICA.—
^ ^ -q u e ver con la enfermedad actual, pero un
Se refiere más bien a datos relacionados con
J ^ jcn número tal vez si. Por ejemplo: una
algunos hábitos que si bien pueden no ser
'tosferina, sufrida a los dos años de edad, qui-
causa de enfermedad inmediata, sin embargo,
Ip i nada tenga.que ver en el joven que ahora
por su uso prolongado pueden llegar a serlo.
^ p n e 15 años; pero un periodo de Fiebre
El cuadro No. 5-1, nos señala el qué y cómo
eumática sufrido a los 12 años, tal vez sea la
É [usa primera que explica la Insuficiencia
^ jitr a l que hoy, a los 22 años, aqueja al pa­
preguntar.

ALGUNAS CONSIDERACIONES A LOS


t e n t e en el cual está ya determinando una CUADROS Nros. 5-1 y 5-2.
^ su fic ie n c ia Cardíaca.
1.— Aunque hemos anotado las más im­
^ Se debe preguntar en ella los nombres portantes preguntas que hacer, sin embargo,
! £ : las enfermedades y no los nombres de no están todas. De acuerdo con el caso,
■Jes síntomas. Claro que algunas veces el pa­ habrá que ahondar en uno u otro aspecto.
ciente recuerda más los síntomas o signos
caracterizaron a la enfermedad, que el 2.— Es probable que el enfermo, sobre to ­
Üjpmbre de ella; por ejemplo: recuerda bien do adolorido, no colabore bien, porque no
i^flue estuvo amarillo (ictericia), pero ni si­ encuentra mucha relación entre lo que ya
g u ie r a sabe que lo que tuvo fue una Hepa- pasó y su situación actual. El estudiante
^ ^ j s viral; recuerda bien que orinó con san- debe en estos casos explicar al paciente la
jfieré, pero no sabe que fue por Glomérulo razón de ser de dichas preguntas.
" e f r i t i s Aguda; etc. En estos casos no queda 3.— Los ejemplos que a continuación va­
j^iás remedio que aceptar el dato signológico, mos a anotar, le permitirán comprender
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CUADRO No. 5- A

5 .2 .-

Qué preguntar Cómo preguntar

5.2.1: Alimentos. 5.2.1: Cómo es su comida ordinaria?


Descríbala. A qué horas co—
me? Qué cantidad? Come ají,
muchos condimentos, cuánto
de café o té? .
5.2.2: Alcohol. 5.2.2: Bebe? . Cuánto? C ad^ qué
tiempo? . Qué tipo de bebida
tom a más? . Desde hace qué
tiempo.
5.2.3: Tabaco. 5.2.3: F u m a ? . Cuántos cigarrillos
diarios? . Cigarros? . Pipa? .
Desde hace qué tiempo?
5.2.4: Sedantes y otros medicamen­ 5.2.4: Toma medicamentos para los
tos. nervios? . Para dormir? .
Qué tipo de sedantes? Cuán­
to diariamente? Toma algún
otro tipo de medicamentos?
5.2.5: Drogas. 5.2.5: Consume alguna droga? Qué
tipo? Cuánto? Cada qué tiem­
po?
5.2.6: Sueño. 5.2.6: Duerme bien? Cuántas horas?.

desde ahora la razón que existe para recoger ras, en el púber o adulto, puede originar uc
dicha información: ¿ -Orquitis con raros casos de esterilidad.!
(15, 25) Una hepatitis viral sufrida haá
(J/ L a rubeola sufrida por una mujer du­
años y no bien curada, puede ser la caí
rante .los dos primeros meses de embarazo,
de una cirrosis hepática actual. (4, 35, 36)a
puede dar origen a la “embriopatia rubeo­
lar” , (7 ,1 2 , 23) que tiene diversas manifesta­ i S Una ulcera péptica anterior, puede e
ciones, desde^el aborto hasta las malforma­ plicar la obstrucción gástrica actual. Una
ciones congénitas como la catarata congéni- sentería amebiana de hace varios meses p
_/ta, la sordera, algunas malformaciones cardía­ de explicar el abceso hepático de hoy. (5,(
cas, retraso en el desarrollo funcional y or­ La glomérulo nefritis sufrida a los 8
gánico del fe to '- La difteria, puede ser orici. ños de edad, puede explicar la Insuficiencü
gen de cardiopatías. (2, 18, 37). Las pape- renal a los 15 años. La administración ({
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-39 -

CUADRO No. 5-1

5.1 : «K T O R ÍA PASADA P ^ T ^ Ó G Í C A i
QUE PREGUNTAR

5.1.1: Qué enfermedades ha tenido 5.1.6: Urinario


antes? a) Glomérulo Nefritis.
a) En la infancia. b) Pielonefritis.
b) En la escuela. c) Litiasis (cólico renal).
c) En el colegio. d) Cistitis.
d) En el trabajo. e) Hematuria.
f) Infecciones agudas focales.
5.1.2: Infancia g) Ha tomado medicamentos
a) Sarampión. para los riñones? (Fenace­
b) Viruela. tina, sulfas, Nitrofuranos).
c) Varicela.
d) Escarlatina. 5.1.7: Genital Masculino
e) Rubéola. a) Sífilis (Chancro).
f) Tosferina. b) Blenorragia.
g) Difteria. c) Tricomoniasis.
h) Paperas. 5.1.8: Genital Femenino
i) Hepatitis. a) Sífilis.
j) Fiebre tifoidea, b) Blenorragia.
k) Fiebre Reumática. c) Tricomoniasis.
1) Vacunas recibidas. d) Micosis (Hongos)
5.1.3: Respiratorio f) Medicamentos en Embarazo.
a) Gripes frecuentes. g) Anticonceptivos.
b) Epistaxis repetidas. 5.1.9: Sistema Nervioso
c) Amigdalitis aguda. a) Embarazos accidentados.
d) Bronquitis. b) Corea.
e) Neumonías. (Pulmonías) c) Meningitis.
f) Tuberculosis. d) Encefalitis.
g) Hemoptisis. e) Convulsiones.
h) Asma Bronquial. f) Pérdidas del conocimiento.
5.1.4: Circulatorio 5.1.10: A parato Locom otor y Metabo­
a) Angina de Pecho. lismo
b) Infarto de Miocardio. a) Focos sépticos.
(Ataque al corazón). b) Enfermedad de las coyun­
c} Hipertensión A rterial. turas.
(Tensión arterial alta). c) Colitis crónica.
d) Sífilis. d) Gota.
e) Tomó alguna vez medica- e) Diabetes Mellitus.
continúa...
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.viene «
t
mentos para el corazón.. f) Hipertiroidismo.
«
(coronario dilatadores, D i- g) Climaterio.
gitálicos, diuréticos, etc.). h) Neuropatías. «I
j) Hemofilia. m
5.1.5: Digestivo
k) Traumatismos: Fracturas.
a) Gastritis.
Luxaciones. M
b) Ulcera péptica.
c) Hematemesis — Melenas. 5.1.11: Sangre y Organos Hemato Po- é
d) Entero-colitis (Disenterías yéíicos m
Diarreas). a) Ingesta de Medicamentos.
e) Parasitosis (Bichos) b) Administración de produc­ m
f) Alergias a alimentos o me­ tos radioactivos. to ­
dicamentos. c) Tumores malignos.
rn
g) Ictericia. 5.1.12: Ha sido *ÍJd. operado alguna
m
vez? De qué? Cuándo?
m

nico de aspirina puede adolecer hoy de san^fjg


Fenacetina para calmar los dolores padecidos grado del estómago. (6, 10) Al p a c ie n t^ ^
hace un mes, explican el daño renal de hoy. que se le trató su hipertiroidismo con y o d c^ ^
/La sífilis adquirida a los 18 años, es la radioactivo, puede producirle al cabo d ^ u ^ |
"'causa de la tabes dorsal del paciente a los 45 tiempo, hipotiroidismo. (19, 24) El e n f e r^ ^
años de edad. Los medicamentos tomados mo que, intervenido quirúrgicamente en e ^ |
durante los primeros meses de embarazo tai- abdomen, hace varios años, puede hoy p r ^ J í
vez son la causa de las malformaciones con* sentar una oclusión intestinal. (29). ^ jj
génitas del niño.
Los hábitos de una persona p u e d e n ^
^ J^ La tuberculosis pulmonar de hace diez causar mucho daño en determinado m o m e n - J
años, puede ser la causa del cor pulmonale to; por ejemplo: Una dieta rica en g r a s á í l
crónico actual. El asma bronquial sufrido du­ iZ animales, facilita el aumento del c o l e s t ^ j
rante muchos años es la causa del enfisema rol sanguíneo, y éste la ateroesclerosis^^j
pulmonar actual. La hipertensión arterial que El .exceso de aporte calórico conduce a
ya dura años, puede determinar la cardiopa—^ obesidad. (1,28) El café, bebidas de cola
tía hipertensiva y la insuficiencia cardíaca / ¿cigarrillo aumentan la frecuencia de la úlcej
de este momento. ^duodenal. (9, 11) Es muy conocido que •
Las convulsiones actuales son la con­ / / alcoholismo crónico puede conducir a
secuencia del traumatismo craneal de hace v cirrosis (22, 26, 31); y el alcoholismo ag
varios meses. La fiebre reumática de hoy, , ; da a un estado de coma. El tabaco, cad£
es la consecuencia de la amigdalitis aguda' vez más es acusado de ser causante del C*
sufrida hace 4 semanas. Los dolores neurál­ <> broncógeno (13), pero también de ser
gicos actuales son la consecuencia de la dia­ coadyuvante importante para la presenta
betes mellitus que viene sufriendo desde ha­ ción de la cardiopatía coronaria ateroes
ce varios años. (30) Un tomador cró­ clerótica. (14, 20, 32, 33) Los sedan:^
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_piieden producir estados depresivos severos, Cooper, L.Z.: Rubella: A preventable
^ 2 1 ) y casi todos los medicamentos produ- cause o f b irth defects. In Bergsma, D.
(ed.): B irth Defects: Original A rticle Se­
Q £en efectos secundarios desagradables, más ries, VoL IV, No. 7, Intrauterine infections.
menos importantes; todo el mundo sabe\\ T he N ational F oundation, p. 23—35. De­
^ [ u e los anticonceptivos pueden causar náu-'~-// cem ber, 1968
|$ e a s , vómitos, desarreglos intestinales, tenden- 8.— Crane. M.G., Harris, J.J., and W insor, W.,
in : H ypertension, O ral contraceptive agents,
a engordar, importantes cambios de ca­
and conjugated estrogens. A nn In tern . Med.,
fe, rácter, cloasma, trastornos vasculares y de la 74: 13, 1971
Pfeoagulación de la sangre. (3, 8, 16, 27, 34). 9.— Chapm an, M.L.: Perspectiva m édica de la
úlcera péptica. Clínicas Médicas de N orte­
¡9 En ñn, los ejemplos pueden mul­ am érica, V oi 1 /1 978., p.p. 39—49.
tip lic a r s e mucho más,pero, por el momen­
10.— D avenport, H.W.: Potassiium gluxes across
to, basta para que el alumno encuentre al- the resting and stim ulated gastric m ucosa:
® ^ún significado a este acápite de la anamne­ injury by salicylic and acetic acids. G astro­
s is . Ya llegará el instante, en la clínica, enterologie, 49: 238—245, 1965

-guando al estudiar las enfermedades encon­ 11.— Doll, R., Jones, F .A ., and P ygott, F .: E ffect
of sm oking on th e p roduction an d m ainte­
t r a r á más razones de útil aplicación. nance of gastric and duodenal ulcers. L an­
cet, I: 657—6 6 2 ,1 9 5 8 .
m . - Claro que cuando ya tenga una im-
(^»resión diagnóstica, el interrogatorio de es- 12.— Greeg, N.M .: Congenital C ataract follow ing
Germ an m easler in th e m other. T ransophthal.
y ^ a parte debe centrarse más en los aparatos Soc. A u s tra l, 3: 35, 1941.
- o sistemas que más interesen al caso. 13.— H am m ond, E.C., and K om , D.: Sm oking
and death rates: R ep o rt on fortyfoin: m onths
of follow- u p o f 187. 783 m an. I., II.
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14.— K am m oud, E.C., y Ilom , D.: Srt»o3dng and
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21. — physicians'D esk R eferance to P harm aceuti­
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22 — enterology, 72: 1145, 1977. ^ B j|
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2 0 3 ,1 9 7 0 . 36.— Ware, A .J., Eigenbrodt, E.H., Com ber, B . : ^ nP
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proceedings o f the International Conference
23.— necrosis in acute hepatitis. G astro en tero lo -^ ta
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CAPITULO 6
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George Island, Alaska. J.A.M .A., 199: 113,
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HISTORIA FÁMÍLjgR Y SOCJAL
26 — R obbins, S.L. Patología estructural y funcio­
nal. Interam ericana, México, cap. 22, p.p.
951, 1977. 6 . - HISTORIA FAMILIAR Y SOCIAL . -
Salhanic, H.A., Kipmis, D.M., and Vande Tiene por objeto recoger información so
27 —
■yyxele, R.L. (eds.): Metabolic efífccts of bre la Historiá patológica :de la familia y
ganadal H orm ones a n ± OontracepM v j
sobrs' él aínbientc. socio.económiccTen que1
¿es. New Y ork, Plenum P re«, I9CV
se sitúa el paciente. Según analizarem os^^
2 8 .-Siras, E.A.H., D anforth, E., Jr., Hor„o.u, F..S.,
B ray, G.A ., G lennon, J.S., and Salans, L.B.: a su tiempo, observaremos como de las J
E n d o c rin e and M etaholic effects of experi­ conclusiones que se obtengan saldrá v a - ^ ^
m ental obesity in. m an. R eceiitP rog. Horm . liosa información para explicar muchas co
Res.. 29: 457, 1973.
sas de la enfermedad actual, para definir
29 — S leisenger, M.H.: Apendicitis aguda (Inclu­
yendo el abdom en Agudo). E n Cécil Loeb. sobre la aplióabilidad de determinadas con­
“Tratado de Medicina Interna. Interam etica-
ductas terapéuticas, y aun para ajustar de
pa, M éxico, 14a. ed.. Cap. 653, p.p. 1516—
1521, 1977. terminados pronósticos. ,
30.— S p ritz , N.:
T rastornos Nerviosos en la dia­ Esta es una parte del interrogatorio ’-2
betes sacarina. Clínicas Médicas de N orte— en el que la intención del médico puede
américa. Vol. 4/197.8, P.p. 8 0 7 -8 1 7 , 1978.
estar muy dirigida a extraer del pacienta
31 — Terris, M.: Epidemiology of cirrhosis of
sólo la información necesaria para el caso,
the liver: national m ortality data. A m er. J.
public H ealth, 57: 2076, 1967. concreto que tiene entre manos, es decir,
se supone que ya ha habido un p ro c e s o ^ !
32.— Thom as, C.B. y M urphy, E.A.: Observations
on som e possible percursors of essential de análisis previo sobre los datos anterior- m
hypertension and coronary artery disease.
VJ. Com parison of th e circulatory reactivity
mente obtenidos y ha... elaborado alguna^^s
to th e cold pressor test and to the sm oking hipótesis, aunque sea muy preliminar, so­
test. Ann. Int. Med., 50: 970, 1959. bre la enfermedad; por eso es que ,ur
U.S. Surgeon General's Advisory C om m ittee pregunta general muy valiosa puede s e r ’--
on sm oking and Health. Sm oking and Algún familiar suyo ha tenido la enferme­
H alth. R ep o rt. Goverm ent Printing Office,
W ashington, 1964. dad que Ud. tien e?. Sin embargo, ei
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panu ch o s casos no es posible establecer es- cterial (-10, 17), la cardiopatía -isquémica,
r u > tan directamente y el médico tiene (19, 20) (angina despecho,-’infarto-de^mio-
preguntar concretamente sobre algunas cardio), eJ^Ca., y el ulcus gástrico (5, 12 ,
^M ifermedades. Por otra parte, cierto es 14), la- litiasis' biliar" (’4 , 1 1 ),:los -acciden­
i^ T jue interesa« más las enfermedades de los tes cerebrovasculares*(hemorragia cerebral ,
JPRmiliares en primero y segundo grado de trombosis cerebral)*, la—gota (18) y.^la
onsanguinidad, pero para muchas enfer­ fiebre-, reumática^ (13). Hemos menciona­

S medades hereditarias quizás sea necesario


xtenderse a varias generaciones atrás.
En todo caso, para el estudiante que
do otras que aunque son congénitas, sin
embargo, no son hereditarias, como: las
producidas por infecciones maternas; to ­
^ ^ m p iez a a conocer la anamnesis, creemos ma de drogas, uso de hormonas sexuales
BgBjaue le es útil tener desde ya una idea clara (3, 22) o exposición a las radiaciones ioni­
más o menos completa sobre lo que zantes de la madre durante el embarazo
H ^ a y que preguntar y el cómo hacerlo. que explican muchas malformaciones con­
I^^dem ás nos parece m uy conveniente se- génitas (21). Cuenta mucho también la
arar esta parte de la Historia Clínica en edad de la madre al nacimiento del hijo,
d os subtemas, a saber: 6.1: Historia o para explicar dichas malformaciones. En
^g^ntecedentes Patológicos Familiares; y otros casos cuenta el antecedente pato­
_ 6 .2 : Historia Social, que buscará especí­ lógico familiar para explicar algunas infec­
f ic a m e n t e datos sobre las condiciones so- ciones directas, como la Tb. pulmonar.
gg^io-económicas del paciente. Como en 4.— En relación a la Historia Social es con­
-^gl primero la mayoría de veces tendremos veniente tener presente que siendo una eta­
^®que usar los nombres técnicos, haremos pa que analiza datos que suelen ser consi­
P p n listado sólo de lo que hay que' pregun- derados como personales para el enfermo
| g j ar> y, cuando sea necesario, el cómo y de poco uso para la medicina, el paciente
- „preguntar. puede mostrarse un tanto renuente, razón
por la cual es conveniente ser delicado y
^A LG U N A S CONSIDERACIONES A LOS
tal vez diferir para o tro momento más
(¡CUADROS No. 6-1 y 6-2
oportuno.
Insistimos en que los Antecedentes
—JPatológicos Familiares pueden no pregun- 5.— En todo caso, téngase en cuenta que
W :arse todos, sino los dirigidos al caso. todos los datos son importantes, por ejem­
1^2.— El cuadro sólo reúne los anteceden- plo: Las relaciones intrafamiliares pueden
H^tes que se usan más frecuentemente. De explicar la patología psicosomática (neuro­
f l e c h o , la clínica le enseñará muchas otras sis, depresiones, cefaleas, algunas disneas o
cosas que preguntar. trastornos circulatorios o cuadros diarreicos,
etc.). Igual sucede con los desajustes eco­
Hemos señalado casos en que la^írg^s-, ^ .
nómicos o en el trabajo o con las amista­
(Émisión<5waa5aRB^
" hereditaria es .reconocida, como:‘- -:/
des.
^ L a ceguera a los colores.i(2),í?fla'':5diabetes
y m e llitU 5 ^ 3 9 )5la^e.püepsia esencial (1 5 ,1 6 ), Los trastornos económicos que pro­
Wl'a jaqueca, (5, 8). Ótras en las cua- duce la enfermedad puede afectar incluso
¿ Xfi J•¿Xlunxsvissrf >•.. ? 4 J
j^ íé s la herencia no es un hecho compro- al tratamiento de la misma enfermedad;
^ bado, pero se demuestra cierta disposi- hecho m uy frecuente que explica que m u­
™ ción familiar, como: la hipertensión . ar- chos pacientes se agraven y aun fallezcan
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44-

CUADRO No. 6 -1
6 APt ì t ó R; .Y SOCIAL
6.1: AOTECEDENTES PATOLOGICOS FAMILIARES
Qué preguntar
6.1.1: Son sanos sus padres, herma­ 6.1.3.4: Urinario
nos, abuelos, tíos, primos, es­ a) Glomérulonefritis.
posa e hijos? . Si alguno de b) Pielonefritis.
ellos ha fallecido, hay que c) Litiasis Urinaria.
preguntar de qué murió? . d) Riñón Poliquístico.
6.1.2: Alguno de sus familiares ha 6.1.3.5: Aparato Genital
tenido la enfermedad que Ud. a) Sífilis de los padres.
tiene? . b) Fibromas uterinos en la
6.1.3: Alguno de sus familiares ha madre.
estado enfermo de: 6.1.3.6: A parato Ocular
6.1.3.1: Respiratorio a) Miopía —Presbicia.
Tuberculosis (Tratado b) Ceguera a colores.
a)
en ex. LEA? ). c) Embriopías.
b) Ca. Broncógeno. d) Colobomas.
Asma—Alergias. e) Queratocono.
c)
6.1.3.2: Circulatorio 6.1.3.7: Endocrino
Infecciones maternas: ^a) .. .Diabetes Mellitus.
a)
(Rubeola, Gripe). b) Ca. de Tiroides.
Drogas durante el emba­ c) Edad de la madre al na­
b)
razo o lactancia. cer el hijo.
c) ' Hormonas sexuales o fo- 6.1.3.8: Nervioso
liculínicas. a) Accidentes cerebrovas-
d) . Rx. Durante el 1er. tri­ culares:
mestre de embarazo. (Trombosis, embolia ce­
e) Cardiopatia isquémica rebral).
(A ngina de pecho - b) Ateroesclerosis Cerebral
Infarto de Miocardio). c) Epilepsia esencial.
f) Hipertensión Arterial. d) Ataxia cerebelosa here­
6.1.3.3: Digestivo ditaria.
Ca. e) Jaqueca.
a)
Ulcus. 0 Afecciones psiquiátricas
b)
Litiasis biliar. hereditarias.
c)
6.1.3.9: A parato Locom otor
a) G o ta .
b) Poliartritis Crónica.
c) Fiebre Reumática.
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-45 -

CUADRO No. 6-2

6 . - ¿; Í ^ T O R I A F I L I A R Y S O O A L j

6.2: HISTORIA SOCIAL


Qué preguntar Cómo preguntar
6.2.1: Años de matrimonio. 6.2.1: Cuántos años de casado?
6.2.2: Número de hijos. 6.2.2: Cuántos hijos tiene?
6.2.3: Relaciones intrafamiliares. 6.2.3: Se lleva bien con su esposo/a,
hijos, parientes políticos?
6.2.4: H abitación. 6.2.4: Cuénteme de la casa en que
vive.
a) Propiedad, a) Es suya?
b) Tipo de construcción. b) De qué está hecha?
Adobe? , cemento arma­
do?
c) Número de habitaciones. c) Cuántos cuartos ocu­
pa y cuantas personas vi­
ven allí.
d) Servicios básicos. d) Tiene cuarto de baño?
luz, agua, alcantarillado?
<0 Animales domésticos. e) Tiene animales que vi­
ven en la casa?
6.2.5: Ingresos económicos familiares. 6.2.5: Con cuánto de dinero se man­
tiene la familia? Cuánto gana
Ud. )j su familia.
Estando Ud. enfermo qué su-
cede con los ingresos de la
familia?
6.2.6: Trabajo u ocupación. 6.2.6: Ahora cuénteme de su trabajo.
a) Tipo de trabajo. a) Descríbalo como es, que
hace?
b) Relaciones con los com­ b) Se lleva bien con sus com­
pañeros. pañeros de trabajo?
c) Grado de adaptación al c) Le gusta su trabajo?
trabajo.
d) Trabajos anteriores. d) Ha trabajado en otras par
tes?
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46-
al no poder disponer de los recursos ne­ en acción de práctica de la E ducación
cesarios para satisfacer las exigencias te­ para la Salud que todo médico debe r e f f l
rapéuticas. Esto en muchos casos obli­ zarla, y para muchos otros fines que el
ga al médico a replantear sus conductas tacto directo con el paciente le irá o f ^
diagnósticas y de tratamiento. ciendo al estudiante. ™
Por estas razones debe conocer el es­ CONSIDERACIONES FINALES SOBRE
tado económico de su paciente para saber ANAMNESIS: M
si su receta va a surtir el efecto deseado o i'
1.— Luego de la lectura de toda e * l
sólo se va a quedar como papel escri­ parte del libro es muy probable que en
to, aunque su contendio fuera muy sabio.
haya quedado la inquietud de si todavuT
La existencia de servicios higiénicos hay algo más qué preguntar. En e f e d ^ l
básicos salta a la vista: es fundamen­ nosotros le contestamos que sí; que h ^ p
tal para el mantenimiento de su buena mucho más. Por esto es que todos los"
salud, y su falta puede explicar mucho semiólogo? están de acuerdo en que la analP
del estado patológico del paciente, y por nesis no se acaba de aprender nunca y q ^ j
sencillo no vamos a insistir en ello. Las cada día pueden aparecer nuevas cosas q ^ ^
piezas de la habitación pueden tener espe­ preguntar a los pacientes. Pero no se p r e *
cial significado en cuanto se refiere, por cupe mucho por ello, ya irá aprendiendo m^H
ejemplo: a la humedad, temperatura, aire cho más, pero poco a poco; y si Ud. ya ^
ambiental, corrientes de viento, etc. que son capaz de hacer una anamnesis como la que
los factores que inciden en la presenta­ le ha recomendado este texto, entoi}c®í
ción y evolución de muchas enfermedades ya puede estar seguro de que lo que f a l ^ i
respiratorias (bronquitis, asma bronquial, le será mucho más accesible.
neumonías, gripes frecuentes, sinusitis, etc.),
2.— No se olvide, insistimos otra vez, q
o de las articulaciones, como la artritis
la anamnesis especial de cada síntoma o si^
reumatoidea, osteoartritis, etc.
La presencia de animales domésticos, diente. ^
t
no lo encuentra en el capítulo correspo>19P

aparte de que pueden dar una idea del


3.— Hasta ahora no hemos dicho q u e 'h ^ |
nivel higiénico en que vive el enfermo,
que anotar en el expediente clínico, ni
puede explicar la presencia de muchas a-
cómo hay que hacerlo.
fecciones parasitarias como las pediculosis
capitis y corporis, o hasta las infestacio­ Pues bien, en primer lugar, Ud. s ó f li
nes intestinales por toxocara canis; y o- debe - anotar los ^ datos ^ positivos. Es u r ^
tras de otro tipo como las reacciones alérgicas lástima que las Historias Clínicas de los alun>
a la lana de algunos animales. nos estén cuajadas de datos inútiles que ^
En fin, el conocimiento de la Historia único que hacen es quitar el tiempo
Social del enfermo nos da mucho margen dificultar el análisis. En segundo lugar,
para conocerle mejor y para ofrecerle un lenguaje que usa debe ser técnico-médico y
trato más humano, para considerarle una el menos abundante posible, es decir, U<4|i
persona y no un “ caso” ; para procurarle me­ debe reportar mucha información en p o c ^ j|
dios terapéuticos y diagnósticos ajustados a palabras.
su realidad; para consejos especiales rela­ 4.— Es muy conveniente, para facilitar e n
cionados con su enfermedad, y generales análisis, terminar con un resumen en el q i ^

4
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-47 -

^ j l o constarán los datos útiles para el diag­ 8.—' Friedm an, A.P.: Jaqueca. Clínicas Médicas
n ó stic o . Pero esto supone ya una selección de Norteam érica, Vol 3 /1978, p.p. 497—509.
1978.
9 luz de la Fisiopatologia y de la Semiolo­
9.— Goldstein. S., Podolsky, S .5 Factores ge­
g í a , lo cual irá aprendiendo a lo largo del néticos en la diabetes sacarina. Clínicas Mé­
^período lectivo correspondiente. dicas de N orteam érica, VoL 4/1978, p.p.
655—671, 1978.
Es Ud. ya capaz de hacer una buena
10.— H am ilton, M., Pickering, G.W. y Col.: Clin.
(Anamnesis en base a los objetivos propues- Se., 13: 273, 1954.
j^ is en el “Plan para el aprendizaje de la
11.— Jackson, C.E., and Gay, B.C.: Inheritance
Anamnesis” , de la pág. No. 4 ? . of gallblaadder disease. Surgery, 46: 8 5 3 -
8 5 7 ,1 9 5 9 .
Si aun no es capaz, entonces regrese
É) la parte que le hace falta y perfecciónela ; 12.—• Jensen, K.G.: Peptic ulcer: Genetic and
epidemiological aspects based on tw in stu ­
k cada vez que quiera evaluarse así mismo,
9íágalo en relación a los objetivos.
dies. Copenhagen, Munksf&ard Forlog, 1972
13.— Krause, R .M .:’ Fiebre R eum ática, Cécil y
L oeb. T ratado de M edicina Interna. Inter-
americana, México, 14a. ed., cap. 191, p.p.
353—362, 1977.
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testinal Disorders. L on d o n , O xford Univer­
Beam , A.G.: E rrores innatos del m etabolis­
sity Press, 1966.
m o y enferm edades m oleculares. E n Ce­
cil y L oeb. T ratado de Medicina Interna. 15.— Newm ark, M.E., and P enry, J.K .: P hotosen­
Interam erieana, México 14a. ed., cap. 7. sitivity and Epilepsy: A Review. New York,
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Bearn, A.G.: Análisis Genealógico de las 16.— Penry, J.K ,. Poster, R .J.: Epilepsia: Meca­
enferm edades heredadas. E n Cécil y L oeb. nismos y tratam iento. Clínicas Médicas de
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1977. . 17.— Pickering, G.W.: A nn, In t. Med., 43:
Beutler, E.: A bnorm alities o f the hexose 4 5 7 ,1 1 5 3 ,1 9 5 5 .
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Ann. Eugen. (L ondon), 16: 231—240, 20 — Thomas, C.B.: Fam ilial and epidem iological
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Falconer, S.D.: The inheritance of liability J. Chron. Dis. 7: 198, 1958.
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Davis, p. 717, 1962. Chicago. Y ear Book Medical Publishers. 1971
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-48 -

EXAMEN FISICO GENERAL

CUADRO m

PLAN GENERAL PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN FISICO

1.— Objetiyos: A l término del proceso de enseñanza aprendizaje, el alumno de­


berá ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay qué examinar y describir cómo hacerlo, en rela­
ción a todos y cada uno de los sistemas, aparatos y órganos y reftiéndose a los
cuatro tiempos clásicos del examen físico.
1.2: Examinar correctamente al paciente, de acuerdo con las técnicas acep­
tadas para cada uno de los cuatro tiempos clásicos.
1.3: Describir correctamente, usando terminología técnica, lo percibido en
los tiempos clásicos del examen físico.

2 — Contenidos.— Corresponden al qué examinar y cómo examinar (Semiotecnia)


Claro que también aquí, igual que en la anamnesis, el para qué examinar es la
razón de ser do todo el estudio, pero para ésto so necesita el conocimiento de
h Fisiopatología y la Semiología lo cual rebase. las intenciones de esta obra.
Obviamente aus para aclarar les conceptos, abundaremos en ejemplos en los_
cuales las disciplinas médicas antas r notadas se dejaran “entrever".
3.— Metodología y Actividades.— Se recomienda:
3.1: Repetición individual del qué examinar y del cómo examinar (Soporte
teórico)
3.2: Trabajando en grupos, volver a hacer lo de 3.1.
3.3: Practicar el cómo examinar, (La técnica del examen), en personas sanas;
por ejemplo, en los.propios compañeros, naturalmente lo que es posible.
3.4: Examinar a los enfermos.
3.5: Anotar en términos técnicos, sólo los datos positivos.

4.— . Recursos:
4.1: Personas sanas dispuestas a dejarse examinar.
4.2: Enfermos portadores de la patología en cuestión.
4.3: Equipo médico necesario para cada caso.
4.4: Elementos audiovisuales.
4.5: Bibliografía.
continúa..,
www.medibooksnica.net63.net -49 -

.viene

5.- Evaluación: Proponemos únicamente sugerencias para la Autoevaluación del


9
alumno, puesto que el respectivo profesor diseñará las pruebas que considere
* necesarias para evaluar a sus discípulos.
* El estudiante puede evaluarse a si mismo a la luz de los objetivos propuestos y
ajustándose a las técnicas descritas en los contenidos. Si luego de autoevaluar-
*
se considera que aun no es capaz de realizar lo que los objetivos le han señala­
do, el único camino que le queda es repetir la experiencia de aprendizaje, pero
tomando conciencia de todos y cada uno de los pasos que la técnica le ha da­
do. Tenga presente que para muchos aspectos del examen físico es necesario,
que junto al conocimiento teórico, se desarróllen aptitudes psicomotrices y
t afectivas que le permitirán perfeccionar el m étodo ¡pero esto no lo va a conse­
guir de la noche a la mañana, necesitará repeth varias veces y matizar el nuevo
intento con paciencia y constancia. A l final, Ud. podrá hacerlo, igual que ha
podido cualquier otro médico. Sólo le pedimos tomar en cuenta que debe
llegar a desarrollar BUENOS HABITOS de examen, para lo cual es indispen­
e
sable repetir las experiencias de aprendizaje una y otra vez y sin defectos.

Nota: A lo largo de la descripción del examen físico, iremos precisando detalles


del Plan para el Aprendizaje, adaptado a cada circunstancia.

^PRINCIPIOS GENERALES.- Una vez remos según hemos venido anunciándolo


_ que hemos realizado la anamnesis debemos antes. Con lo cual habremos integrado en
pasar a hacer el Examen Físico total del una unidad funcional a los dos grandes
$ enfermo, para lo cual es recomendable ha­ tiempos del Examen Médico, es decir: la
b e r l o región por región (cabeza, cuello, anamnesis y el examen físico.
tórax, abdomen y miembros). Pero, como En relación al examen físico, nos
G las visceras de muchos sistemas se encuen- atendremos a los cuatro tiempos clásicos,
£ tran ubicados en diferentes regiones, es con­ es decir: Inspección, Palpación, Percusión y
veniente luego hacer el examen físico es- Auscultación.
^ p e c ia l de todos los sistemas, deteniéndose
^ más en el que se supone es el afectado. Pero antes de realizar el examen regio­
nal es indispensable tom ar conciencia del
^ Por esto es que nosotros describimos el Estado General del enfermo, examinando el
_ examen físico de un sistema cuando llega- Pulso, la Tensión Arterial, la Temperatura y
™ mos a la región más representativa de dicho el número de respiraciones, que son partes
sistema. Por ejemplo: En el examen de fundamentales de un examen completo,
^ tórax lo haremos también de los aparatos res­ más todavía si se trata de un caso de
piratorio y circulatorio; en el abdomen, lo urgencia en el cual, lo más importante, es la
^ h arem o s del aparato digestivo; etc. vida del paciente. Además debe determinar­
^ Por otra parte, creemos muy útil re- se también la Talla, el Peso, el Estado Cons­
^ cordar en cada sistema y aparato, la anam- titucional, que junto con lo anteriormente
nesis especial de cada síntoma, y así lo ha­ anotado entra en el Examen Físico General.
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- 50-
m
CAPITULO 7 m
m
EL PULSO m
Fig. 7-1 Pulso de ritm o regular
DEFINICION: Es la sensación de expan­ m
sión de la arteria que se siente al presionarla
amplitud normal sólo se la reconoce después ¡
ligeramente con los pulpejos de los dedos.
de palpar a varias personas normales, y su ^ i
apreciación es subjetiva.
QUE EXAMINAR: El médico debe ir más
allá de la frecuencia y poner atención Las características -de la . pared arterial,, e s ^
además en el ritm o, amplitud y en las ca­ decir, su consistencia y regularidad. Normal­
racterísticas de la pared arterial. mente son de consistencia elástica y sin irre-^í
guláridades ni en su forma ni consistencia.^
La frecuencia, es decir, el número de latidos
en las personas jóvenes y en los niños. "
que percibe en un minuto, y que normal­
mente varia entre 60 y 100. COMO EXAM INAR.- La técnica clásica^
puede observarse en la Fig. 7-2. Sin embargo^®
El ritmo., o sea, el espacio de tiempo que
debe tomarse en cuenta que la palpación^)
separa un latido de otro. Normalmente es adecuada es suave y con los tres dedos m e -^
regular. Fig. 7-1. dios simultáneamente; esto permite a d e m á ^
La amplitud,- es la magnitud y fuerza con reconocer como recorre el pulso desde e l £
que se expande la pared arterial. Si bien dedo que está en situación proximal y e l ^
gráficamente es fácil identificar muchas va­ distal, es decir, sirve para detectar la velo™
riaciones de lo normal, sin embargo, la cidad del pulso. £|

CUADRO IV

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL PULSO m

1.— Objetivos: Luego del estudio, el alumno deberá ser capaz de:
Ü
1.1: Enumerar lo que hay qué examinar en el pulso.
m
1.2: Palpar los latidos en las arterias superficiales del cuerpo. i

1.3: Describir las características encontradas. i


1.4: Interpretar los datos obtenidos. i

2.— Contenidos: Corresponde a lo que hay que examinar y al cómo hacerlo. «


Para interpretar los datos acudiremos a las variaciones más frecuentes. é
3.— Actividades: Examinar el pulso en personas sanas y enfermas, aplicando las i
técnicas adecuadas.
§
4 .— Recursos: Personas sanas y enfermas. i

«
i
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Tom a del pulso

ip Aunque el sitio más usado e$ el de la


arteria^ radial-(Bulsó radial),'sin' embargo^; se
rib e b e examinar tambiénte] pulso caro tid eo , f 1
P ^ e moral. poplíteo, rtibial posterior v pe'dio.
_de acuerdo a lo que nos enseña la Fig. 7-3.
^ T la r o que si Ud. quiere puede buscarlosiam -
U b ié n en la temporal, facial, subclavia, hu-
H ^ neral, etc., pero los más estudiados son los
anotados en primer lugar. Además siempre
l^ je b e examinarse el pulso en las arterias si- f!t~ ‘ í"“*’'• £ f"9
^ n é tr ic a s con el objeto de establecer si hay
^_o no diferencias que a la hora del análisis
^ p u e d e n ser muy valiosas.
m Desde ahora queremos hacer notar que
^ a lg u n a vez el examinador puede percibir sus
^ p ro p io s latidos y atribuirlos al paciente; pa-
^ r a diferenciarlos debe, con la otra mano,
^ e x a m in a r su propio latido radial. Este fenó-
^ m e n o puede observarse cuando el latido del
■ exam inado no es muy accesible por el gro-
^ s o r de las paredes que cubren a la arteria,
^ o porque es muy débil, según veremos más
adelante.
VARIACIONES MAS FRECUENTES.- Si se tie-
|P n e en cuenta que el pulso se debe a las on-
jj^das sonoras producidas por el choque de la
^ s a n g r e que sale del ventrículo izquierdo con-
™ tra la que ya estaba antes en la aorta y trans­ Fig. 7-3 T om a del pulso: A) Carotideo.
B) P oplíteo. C) Pedio
m i t i d a s por ésta a lo largo de sus paredes, (13)
^ s e comprenderá que en el ju ls o intervienen
' varios, factores*, a sabe.n . .el corazón, el-vo- ,
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-52 -

red arterial. Cualquier variación en la fisio­


logía de estos factores es capaz de modificar
las características del pulso.
Frecuencia.— Depende de la ^contracción
ventriculár. y casi^iem prejes’ igual a la del
Fig. 7-4 Pulso de la fibrilación auricular
corazón, excep to . en aquellos „casos dgjirrit-
rma con contracciones ventriculares debiles
que no alcanzan a.expulsar^su..contenido,
como ¿ñ la Fibrilación Auricular. (6).
Su aumento.-cuando es .más de 100 se
llama taquiesfjgmia, .y su disminución, bra-
diesfignú^ Las causas que las determinan
están íntimam ente ligadas a la taquicardia y
a la bradicardia respectivamente, y a ellas
existe la misma diferencia de tiempo q u e ^
nos referiremos en el capítulo correspon­
entre el primero y tercer latidos normales. ^
diente al corazón. Sin embargo, desde hoy
anotaremos algunos ejemplos clásicos causan- Otra arritmia frecuente en los enfermos®
te.s..._de., .taquiesfigmia, como las_ emociones, que están tomando demasiado digital es e l £
' elr.ejercicio y en general todas lás~hipersmi- v\del pulsojrigeminado (10, 14), Fig. 7-6, e r w
paticotqnías; en ía mayoría „deja s fiebxss,-£n v'~yel cual se suceden dos latidos seguidos,, luego
las anemias agudas y durante la ingpiración. una pausá larga y otra vez dos.látidqs segui-®
-■Suelen,ser, causa de bradiesfigmja (7): el re- ddsT““"'
"'••.Vi- ™
3 poso, los bloqueos-cardíacos, la hiperestjjnu- Amplitud.— Depende de la magnitud de l a ^
laciónjle[V ago, la Hipertensión^endocraneál, tensión arterial diferencial (9). Por esto es
la espiración. v que en la insuficiencia aórtica suele..ser m uy€l
y amplio (2 )‘” Fig. 7-7, mientras que en la £ |
Ritm o.— Igual que la frecuencia; depende
estenosis aórtica es de amplitud, ^.reducida
totalmente del corazón, al cual suele^següir
en sus variacióñes7 y por eso lo estudiaremos
con detalle en el capítulo de las arritmias. m
Sin embargo, hoy señalaremos que el pulso.- ¡ •
irregular jnás.,frecuente.-es el...de Fibrilación—^
Auncular (8) en., la., que es -complelamente
m
arrítm ico/ Fig. 7-4, y que el estudiante lo m
puede reconocer fácilmente. Otra .arritmia ■
Fig. 7-6 Pulso bigem inado m
frecuente es la producida por los extrasísto- i V
Ies, o contraccio.nes__.prematuras7 Fig7' 7-5*v^ /
en las q u e a u ñ latido normal le sigue luego
de breve pausa, un latido prematuro, luego
una pausa más prolongada .(pausa compensa-
dora)~y por último un latido enérgico. La
figura nos demuestra que la suma de las
dos pausas es igual a dos' pausas normales, Fig. 7-7 Pulso am plio o de Corrigan en la Insu-^
es decir, que entre el lo . y el tercer latidos ficiencia A órtica ™
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-53 -

(3, 11, 15); igual que en la ^ te n o sisjrm tra l 9 — G uyton, A.C.: T ratado de Fisiología Médica.
(5). Tam bién se. .pajpan^^uJso^am plios,..en Interam ericana, Madrid. 5a. ed. cap. 19,
p.p. 240, 1977.
todos los caso s_d e eretisrno c ^ d io y a sc u la r^ J^ ^ ^
Moe, G.K. y M éndez, R .: C irculation, 4:
como en ja..lüpertensión arterial sistólica, en 729, 1951.
eL hipertiroidism o, en k^anem ia y . en las il — R obinson, B.: The carotid pulse. I. Diag­
emociones. Djsmijiudon.es notables se o b se r-^ , nosis of aortic stenosis by external recording.
van en el shock, en las Jiipovolemias. Brit. H eart J., 25: 5 1 ,1 9 6 3 .
12 — R obins, S.L.: Patología estructural y fun­
Características de-la pared arterial: lo cional. Interam ericana, México l a . Ed.
más frecuente dentro de la patología es 3a. reim presión, cap. 15, p.p. 568, 1977.
observar una ..pared arterial dura, sinuosa e 13.— Segatore, L., y Poli Gianangelo. Diccio­
irregular . en -la -arteribesclerosis (12) y en nario m édico T eide. p.p. 1046, 1976.
lajúpertensión. arterial esendal, que muchas 14 — Vassalle, M., Karis, J., y H offm an, B.F.:
veces van asociadas; en algunas ocasiones, la T oxic effects of ouabain on P urkinje fibers
and ventriculare m uscle fibers. A m .J. Phy­
dureza del pulso depende más del aumento siol, 203: 433, 1962.
de la T.A. que de las características de la 15 — Weissler, A.M., Peeler, R.G ., y R oehl, W.H.,
pared. (1,4). Jr.: R elationships betw een left ventricular
ejection tim e, stro k e volume, and heart rate
Muchos otros cambios de las caracte­ in norm al individuals and patiens w ith Cax-
rísticas del pulso, iremos conociéndoles a lo diovascualr disease. Am. H eart J., 62:
367, 1961.
largo del texto.

BIBLIOGRAFIA CAPITULO 8
Bello, C.T., Sevy, R.W., y Karakal, C.:
I 1' Varying h emo dynam ic p attern s iu esentic.1
hypertension. Am . J.M. Sc. 250: 2 4 ,1 9 6 5 . LA.THNSÍON ARTERIAJL (T.A.)
Corrigan, D.J.: E dinburgh M.J., 37: 225,
1832. DEFINICION: La Fisiología nos dice que
3— Epstein, E.J., Oriley, J.M ., R aferty, E.B., la Tensión Arterial es la consecuencia, de la
Humphries," J.O . y Ross, R .S.: Cineradio- fuerza ejercida, por la sangre cóntrá cualquier
graphic studies o f th e early sistolic click in
aortic valve stenosis. Circulation, 31: 842, área ..de la pared vascular. Cuando decimos
1965. que la presión en un vaso es de 50 mm. de
4— Finkielm an, S., Worcel, M. y Agrest, A.: Hg., ello significa que la fu erza. ejercida
Hem odynam ic pattern s in esential h iperten­ bastaría para elevar una columna standar de
sión. Circulation, 31: 3 5 6 ,1 9 6 5 .
mercurio a 50 mm.; si la presión fuera de
Friedberg, Ch.K.: E nferm edades del cora­
zón. Interam ericana, México 3a. ed. cap. 27,
100 m.m. Hg., bastaría para elevar la colum­
p.p. 949, 1969. na de mercurio a 100 m.m. (Guyton).
Friedberg, Ch.K.: E nferm edades del cora­ FACTORES QUE DETERMINAN LA J .A .:
zón. Interam ericana, M éxico. Tercera, ed.
p.p. 494, 1969. Es1" indispensable tenerlos presentes para
7 — Friedberg, Ch.K.: E nferm edades del cora­ poder explicar su comportamiento fisiológi­
zón. Interam ericana, M éxico. Tercera ed., co y sus modificaciones fisiopatológicas.
p.p. 443, 1969.
• | Sabemos por la Fisiología, que la T. A.
Friedberg, Ch.K.: E nferm edades del cora­
zón. Interam ericana, México. Tercera ed. es^eí producto .del Gasto Cardíaco por la Re­
p.p. 448, 1969. sistencia Periférica: ^
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- 54-

CUADRO V

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA T.A.

1.— Objetivos: A l término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante


deberá ser capaz de:
1.1: Definir lo que es la T.A.
1.2: Enumerar los factores que determinan la T.A.
1.3: D escribt las técnicas más usadas en clínica, para tomar la T.A.
1.4: Tomar la T.A. en miembros superiores e inferiores.
1.5: Reconocer si las cifras encontradas corresponden a un estado de Nor-
motensión, Hipertensión o Hipotensión Arterial.

2.— Contenidos: Corresponden al qué examinar y al cóm o examinar. Sobre el


para qué examinar (Variaciones patológicas de la T. A.), daremos por el m o­
m ento sólo unos ejemplos, luego, en el capítulo del aparato Cardiovascular se
completará el estudio.

3.— Metodología y Actividades.—


3.1.: Repetir varias veces la definición, los factores que la determinan y las téc­
nicas para tomar la Tensión Arterial.
3.2: Tomar la T.A. en personas sanas de diferente edad, en los miembros su­
periores e inferiores, en reposo y en ejercicio, acostadas, sentadas y de
pie.
3.3: Tomar la T.A. en personas con patología de la T.A. y del ritm o cardíaco
3.4: Interpretar las cifras encontradas.

4.— Recursos:
4.1: Tensiómetro.
4.2: Fonendoscopio.
4.3: Personas sanas y enfermas.
4.4: Bibliografía.

^ T . A . = G C x R .P .
cardíaco es el producto, del volumen,sis161ico
Pues bien, todo lo que haga variar .por la frecuencia cardíaca (GC — V S x FC),V
cualquiera de los factores del segundo miem­ entonces se comprenderá que el corazón, es
bro de la ecuación, modificará las cifras de la uno de los responsables fundamentales. Por
T.A. Si se tiene en cuenta que el .gasto. otra parte, en la resistencia periféricajnter-
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m
P ^ p nen diversos factores, corno: el estado de cen subir especialmente la^sistólica. (2) Es
•nstrjpcióa-p dilatación .-de -los ^yasos .arte- más baja~en~Ta mañana, antes de levantarse";
les,ylel grosory...elasticidad^^ efTel decúbito dorsal y en el reposo en gene­
ppy.Q Íurnen, sangu meo.- c irc u la n te ^ Ja j/isco- ral." Sube de_10 a 2Q4n,m..j3gT," en 'la ’po­
‘^ ¿ l a d .d e la-’sangre. t En consecuencia, cuan- s ición se n ta a a y 'de. .pie, Las variaciones fi­
tomamos la T.A., estamos efectuando un siológicas de la diastólica suelen seguir de
l l a m e n que se constituye en una especie manera más o menos proporcional a la sistó­
síntesis del estado funcional del aparato lica, de manera que la T.A. diferencial
■^cardiovascular, puesto que la T.A. máxima mantiene también variaciones escasas.
^ r o s habla de la intervención del corazón, y " Moos (6), sostiene que mientras el
g £ T.A. mínima nos refleja el estado de la frío hace bajar la T. A. el calor la hace subir.
^ ^sisten cia periférica.
• Una forma de demostrar la influenci
^D U E EXAMINAR: Para tomar la T.A., el de las cargas emocionales sobre la tensión
^ S é d ic o debe tener la suficiente información
arterial es sometiéndole al examinado a un
P ^ ó ric a sobre el significado de las cifras de
estimulo psicògeno, por ejemplo, anuncián­
T.A. y de sus variaciones fisiológicas y pa-
dole de pronto que se le va a poner una
' tológicas, con el objeto de que pueda dife-
inyección. Naturalmente, el control de la
l® nciarlas unas de otras y evitar de esta ma­
T.A. se hará antes y después del estímulo,
l e r a falsas interpretaciones que puedan lle-
incluso 3 - 5 y 10 minutos después. El re­
^r a conclusiones equivocadas.
sultado constatable es que luego del estí­
■éai La Ti..A^onna.l.:T^Q'...ewste..un,acu mulo la cifra sube más o menos unos 30 mm
kneral.sob re .las .-.cifras „normales rderla .T. .A.de Hg., y si se demora más de 10 minutos
)i éf adulto,, pero desde un punto de vista en volver a la cifra basai, se puede conside-
ráctico es b u en Q ^n erJa^ifraS v d e^lO /S O rar que el paciente es un hiperreactor (9).
orno...normales, y que todo lo que está
P ó c im a de 140/90 .y a es patológico, en los 1 Los estudios de Naugthton, han per­
^ iñ o s . suele encontrarse, te'ñsíóh6k.árteriales mitido establecer una relación directa entre
níás^bajas, pero ya a los 12_.años alcanzan el esfuerzo físico y el aumento de la T.A.;
r t b del adulto. La regla antigua de" que la en efecto, afirma que por cada unidad me­
gff.Á. normal de una persona es igual a tabòlica (MET), en la prueba de esfuerzo
JTOO + su edad, debe desecharse, pues muchas graduada, debe subir la sistólica en 15 mm.
p e rs o n a s normales, aún de más de 70 años, de Hg., pero que no debe subir la diastólica.
^ e n e n tensiones inferiores a 140/90. En caso de que la sistólica subiera más de. lo
anotad o to.subiera la diastólica .setrataría de,
Las tensiones registradas en los dos
S razos o las dos piernas suelen ser iguales
itre los miembros simétricos o las diferen­
uñ.,|lip^rr^j|ij5p„i;ea9tivo. es decir, dej^n can­
didato a sgr, ,u.n tóp^xt§íiso-dj|ÍBiíivo. Debe
tenerse presente que luego de unos 10 mi­
c i a s no deben sobrepasar de 20 m.m. Hg.,
nutos de realizado el esfuerzo, la T.A., pue­
ja a r a la sistólica y 10 m.m. Hg., para la dias-
de bajar a cifras inferiores a las registradas
lólica (3). En los -m iem bros ..inferiores
antes de él; por ejemplo:
A jelen,-^ser ligeramente más alta,, que en
Presión basai: 120/90;
^ p s superiores, pero debido alegroso r;.de-las
Presión después de 4 Mets. de carga: 180/90;
artés^biaridas."
Presión después de 10 minutos de reposo:
Las-emociones „y. eLjesfuerzp.:físico:-ha- 11.0/70.
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En todo caso, se debe establecer que de dimensiones standarizadas para el uso e:
la T.A., de una persona jamás es fija y que adultos y niños; mientras que para la toma
está variando en todo momento. De hecho, en los miembros inferiores de los adulto
en el momento del examen médico, por se recomiendan que sean de dimensiones ma
efecto de la emoción, puede ser más a lta , yores. (Ver cuadro No. 8-1). Antes había­
por lo que debe registrarse al comienzo y fin mos anotado que el grosor de las partes^
de la Consulta Médica. blandas que cubren a la arteria pueden ha-j
Las causas que modifican patológica­ cer subir falsamente la cifra de la T.A., por,
mente la T.A., serán estudiadas en el aparato ésto es que en las personas obesas debe u s a r - ^
se un brazalete más ancho y largo (5, 7, 8).®S
Cardiovascular.
Los miembros superiores e inferiores in f íl- ^
trados con edema dan cifras más altas. ■
COMO EXAMINAR: Según las recomenda­ El brazalete se colocará de tal manera®!
ciones de la American Heart Association, la que la porción que s;e infla cubra perfecta-^g
T.A. debe ser examinada preferiblemente ménte a la arteria sobre la que se va a r e a - ^
en condiciones basales, es decir: en ayunas, lizar la medición y luego debe ser bien s u je to ^
antes, de levantarse y, naturalm ente, en de­ por la porción de tela que no se infla
cúbito dorsal. Si este no es el caso, se pue­ El acoplamiento al miembro del. p a c ie n te ^
de tom ar en posición sentada y de pie, debe ser correcto, sin prendas de vestir in­
pero siempre luego de un período de reposo termedias, y no debe hacer arrugas. Cuando®!
emocional y físico. Las Figs. Nros. 8-1, se va a tomar en el brazo se debe colocar so-£g
nos relevan de"*describir verbalmente la po­ bre la arteria humeral, pero a unos cuatro
sición del paciente y del médico para tomar centímetros por encima del pliegue de$®
la T.A. codo. Para el miembro inferior se puede co-^jjS
Los tensiómetros de mercurio y los locar sobre el tercio inferior del muslo o d e ^
aneroides vienen acoplados a un brazalete la pierna Fig. No. 8-2. ®

CUADRO No. 8-1

DIMENSIONES RECOMENDADAS DEL BRAZALETE (*)

Edad en años Ancho Largo


Menor de 5 años 5 centím etros Mitad de la circunferen­
cia del miembro en que
se toma.
5 — 8 años 7 centím etros Idem.
8 —14 años 9,5 centímetros Idem.
Adultos normales 12 centímetros 23 centímetros
Obesos 14 centímetros 35 centímetros

(*) De acuerdo con la American Heart Association.


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-57 -

T om a de la tensión arterial en lo;


m iem bros iuíeriorec.

Un requisito in d isp en sab leq u e el es­


tudiante suele descuidarlo, es el de palpar
previamente la arteria sobre la cual se va a
colocar la membrana del estetoscopio que
permitirá oír los latidos arteriales cuando
se usa el m étodo ausculatorio o, por lo me­
nos, determinar la T.A. sistólica por el mé­
todo palpatorio.
METODO AUSCULTATORIO: Una vez cum­
plidos los pasos anteriores, se colocará el
estetoscopio sobre la arteria palpada y lue­
go se insuflará el brazalete hasta que la
columna de mercurio o la aguja del tensic-
metro aneroide hayan llegado lo más alto
posible; también es recomendable insuflar
r*aí •i*.;i*■í '^V V^Ji.;>íhí hasta cuando desaparece el pulso que se
.AW.t«.:'..-'*’. ,vi:.f»,/-'í*'i!?i •^..-•* *j- wTiwnl palpa simultáneamente; se deja entonces
escapar el aire poco a poco, de manera que
Fig. 8-1 Diferentes posiciones del paciente pa- el descenso de la columna de mercurio no
ra la tom a de la tensión arteriaL sea más de 5 m.m. por vez, mientras se
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-58 -
W:
®j
pone atención en los ruidos que pudieran tóo, m
escucharse. Los verdaderos latidos arteriales
no aparecerán sino en el m om ento en que la
150-
m
Tensión Arterial logre vencer a la presión del
m
brazalete, momento en que se marcará la T.A.
sistólica. Antes es muy probable que escu­ HO m
TENSION
che ruidos parásitos producidos por el afloja­ ARTERIAL
miento del brazalete o del roce del estetos­ •U&f ü
copio con la piel o los vestidos.
^K^jolkofí', 1905, describió los ruidos ttOr '"ni
que se auscultan mientras se descomprime
la Arteria, y los dividió en cinco fases, Fig.
No. 8-3: Luego del silencio inicial o de ud
los ruidos parásitos, se inicia la fase 1, en la ii ni iPin TONOS D EB IIE 3

que ¿se oye francos, pero débiles latidos arte­ TONOS FÜE.RTES
¡; 11;i;;; SOPLOS
riales; en la fase 2, los ruidos son más. inten- üliíili:
sos; en la fase 37lós ruidos pueden semejarse
a soplos o estar substituidos por un silencio; Fig. 8-3 Escala de K o ro tk o ff O i
en la fase 4, los ruidos de latido vuelven a
corresponden a la cuarta fase. Este cam bio® !
ser intensos; y finalmente la fase_5: se.inicia
se lo debe tener en cuenta puesto que m u - ^ p
cuando los ruidos disminuyen francamente
chos estudiantes suelen confundirlo con e l _ .1
de- intensidad, pero se puede seguir oyéndo­
silencio final de la escala de Korotkoff, y ^ v !
los ‘d urante un corto tiempo en que desapa­
marcar la T.A. diastólica muy arriba.
recen.
Con el objeto de volver más audibles los(
La T.A. sistólica se marca al comienzo
fenómenos acústicos de la escala de Korotkoff^,
de la fase 1, y la diastólica al final de la
se aconseja realizar las siguientes maniobras:
quinta. (Steele).
1.— Elevar el_brazo en el que se va a tomar1
En la insuficiencia aórtica, en que los
la presión arterial. Poner el brazalete del{
latidos pueden oirse hasta cero, es. convenien­
tensiómetro.
te marcar la diastólica al m om ento en que
se inicia y termina la quinta fase, por ejem­ 2.— Insuflar rápidamente (lo más pronto
plo 160/60 — 0. Algo semejante puede ser que se pueda) hasta una cifra que se estime
necesario en la Persistencia del Conducto que es superior a la presión arterial del su-1
Arterioso (PCA), Hipertiroidismo, fiebre y jeto en estudio.- (
embarazo en que aumenta la velocidad cir­ 3.— Una vez insuflado el mango, se ordena¡
culatoria y la volemia. al pacléñte~que abra y cierre los dedos de la
En algunas personas la tercera fase mano del miembro examinado. Debe hacer
puede no presentarse como soplos sino como los movimientos haciendo un poco de fuerza,
latidos, lo cual no es motivo de dificultad 4.— Se baja el brazo a nivel del corazón y
para la interpretación correcta; mas otras se toma la presión arterial con el método aus'^j
ocasiones puede no oirse absolutamente cultatorio, desinsuflando el mango con lenti­
ningún ruido, es decir, hay un silencio, para tud. Se puede aumentar la velocidad de la
luego de él reaparecer los latidos que ya descompresión, si la frecuencia es elevada
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(taquicardia). Se desinsuflará con mayor len­ 2.— Se vacía de sangre la extremidad que
titud, si la frecuencia es baja (bradicardia) o queda libre por debajo del manguito, desde
si hay arritmias con déficit del pulso. la punta de los dedos hacia arriba, mediante
METODO PALPATORIO: Sirve únicamente pa­ una venda elástica.
ra el registro de la T.A. sistòlica. Es muy 3.— Se insufla el mango por sobre la cifra
útil en los casos en que por cualquier razón de presión que se estima.
no es posible utilizar el estetoscopio, pero 4.— Se libera el vendaje de la extremidad,
no es posible con ella determinar la T.A. la cual queda pálida por estar exangüe.
diastoli ca.
5.— Se va soltando la presión y se observa
La técnica de colocación del brazalete el cambio de color. Cuando hay un cambio
del tensiómetro es la misma que para el neto del pálido al rosado o rojo, se trata de
método auscultatorio, y una vez palpada la la cifra que hay que tomar en cuenta como
arteria, se insufla lo más posible, de tal ma­ Presión Media. La velocidad a la que se debe
nera que desaparece el latido arterial; luego desinsuflar, el manguito es de 5 mm. por se­
se va dejando escapar el aire lentamente, has­ gundo.
ta que en un momento determinado se vuel­
Este m étodo exige por lo menos dos
ve a sentir los latidos; en este instante se re­
observadores: uno para ejecutar las manio­
gistra la T.A. sistòlica.
bras, el otro para observar el cambio de
Ordinariamente el método auscultato­ coloración.
rio permite la detección de la T.A. sistòlica
unos 10 a 15 m.m. Hg., antes que el palpa- OTROS METODOS.- El método directo que
iodo; sin embargo, cuando ei caso es inverso, se realiza puncionando una arteria y conec­
se debe marca: la cifra de !;■ T.A. sistòlica en tando la aguja o el cate'ter que la substituye
lo que determina el método palpatorio. al manómetro de Hamilton, o al Estrain
Gauge, permite la medición exacta de la
De paso recordemos que la T.A. dife­
T.A., pero su uso no es para la clínica si­
rencial es aquella que se encuentra restando
no para los estudios hemodinámicos especia­
la mínima de la máxima. Aumenta porque
les, razón por la que nosotros sólo lo men­
sube sólo la máxima o porque baja sólo
cionamos. Pero sí nos detenemos para decir
la mínima o porque sucede ambas cosas a la
que, aparte de perm itir la medición de la
vez. Se acorta cuando baja solo la máxima,
T.A. sistòlica, diastólica y diferencial, sirve
cuando sube sólo la mínima, y cuando suce­
fundamentalmente para el control de la T.A.
de ambas cosas, según veremos más adelante.
media, que no debe ser confundida con la
anterior. Sucede, que durante un ciclo car­
díaco, la T.A. está variando permanentemen­
METODO VISUAL- (Del cambio de color).
te; pues bien, la T.A. media, es justamente
Este es un método que tiene vigencia para
la media de todas las tensiones arteriales
tomar la presión en lactantes y en general en
habidas durante un ciclo cardíaco. La Fig.
niños de corta edad en los que se dificulta
No. 8-4, nos muestra las curvas de la T.A.
la toma de presión por otros métodos:
media. Depende del grado de la resistencia
1.— Se pone el manguito en una de las periférica y ésta a su vez del estado de las
extremidades, cerca de la muñeca, si es el arterias especialmente, razón por la cual al
miembro superior; cerca del tobillo, si es el producirse u n estado de constricción arte­
miembro inferior. rial sube la T.A. Me., y la diferencial, mien-
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6 0 -

que tomar en cuenta que en esta lesión valvu­


lar la T.A. diferencial siempre es amplia, ma­
yor que la normal. (4)
En el pulso alternante, Fig. No. 8-5, o
sea cuando el latido fuerte alterna con uno
débil, es posible que se oigan sólo los latidos
fuertes, lo que hace que se reduzcan a la
mitad la cantidad de latidos auscultables (3).
En todo caso, cuando ya se llega a la 4ta. fa­
se de la escala de K orotkoff, pueden aparecer
Fig. 8-4 Curva de la Tensión A rterial Media auscultatoriamente los latidos débiles y facili­
tar el control de la T.A.
tras que la vasodilatación las hace disminuir.
. En el bigeminismo, o sea cuando un la­
Por último, los modernos equipos de tido normal va seguido de un extrasístole,
monitoreo permanente de la T.A., substitu­ puede suceder lo' mismo que en el pul­
yen el estetoscopio por señales acústicas u so alternante, correspondiendo el latido fuer­
ópticas y son utilizados en las unidades te al normal post. cxtrasistólico (3).
de terapia intensiva, en salas de operaciones,
etc.
MEDIDA DE LA T.A. EN LAS ARRITMIAS.—
Aunque las arritmias serán estudiadas en el
capítulo de la Cardiología, sin embargo, hoy
señalaremos algunas particularidades que pue­
den constituir para el principiante un moti­
vo de dificultad para precisar las cifras, así:
En la fibrilación auricular, en la q u e;
el pulso arterial es completamente arrítmico, PARA QUE EXAMINAR LA T .A ..- Una vez to­
es posible que antes de entrar directamente mada la T.A. queda por determinar si se
en la primera fase de la escala de Korotkoff, trata de una hipertensión o de una hipoten­
ya se escuche algún latido, pero éste debe sión o de una Normotensión. Para esto tene­
ser desechado y se debe esperar que los mos que comparar las cifras del paciente con
latidos sean continuos para fijar la T.A. las reconocidas como anormales que hemos
sistólica. Un fenómeno semejante puede dar­ anotado antes. Pero luego viene necesaria­
se al llegar a la diastólica, por lo que debe mente la pregunta, por qué este cambio pato­
esperarse a escuchar varios ruidos disminui­ lógico? , es decir, entramos en el campo de la
dos de intensidad para registrarla. Fisiopatología, la Semiología y la Etiología.
Nos referiremos a algo de esto en el capítulo
En la insuficiencia aórtica, alguna veá^,
de Cardiología.
puede ser difícil precisar la T.A. mínima,
porque lós latidos arteriales pueden con­
tinuar oyéndose hasta cero. Sin embargo, BIBLIOGRAFIA
en estos casos hay que poner más atención
para distinguir el momento en que la inten­ i — B ordley, J., III, Conor, C.A.R. y Col.:
sidad del latido disminuye. En todo caso hay culation, 4: 5 0 3 ,1 9 5 1 .
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-61 -
2.— Boskis, B., Lerm an, J., Perosio A., Scattini, todas las células del organismo, a nivel de
M.— M anuel de E rgom etria y R ehabilita­
ción en Cardiología. E.C.T.A ., Buenos Aires, sus mitocondrias, pero especialmente en el
1974. hígado y en los músculos. (9, 12) ES , en
3.— Carral, R .: Sem iología Cardiovascular. In ­ definitiva producto de la respiración celular
teram ericana, México. 5a. ed., cap. 7. p.p. en la que tom an parte el 02 como “ combu­
195. 1964.
rente” y los alimentos energéticos como
4 .— Friedberg, Ch. F .— E nferm edades del cora­ “combustibles”, dando como resultado ener­
zón. Interam ericana, M éxico 3a. Ed., cap.
28 p.p. 1 0 0 5 , 1969. gía, y parte de ella manifestada como ca­
5.— Karvonen, M .J., Teliovuo, L.J. y Jarvinen, lor. Pero el calor se genera permanente­
E .J.K .: Sphygm om anom eter cuff size and mente puesto que las reacciones quími­
th e accuracy of indirect m easurem ent of cas que le dan origen también son per­
blo o d pressure. Am. J. CardioL, 13: 688,
manentes ya que son inherentes a la propia
1964.
vida; y si el calor producido no se despren­
6.— Moss, A.: M étodos indirectos para m edir la
presión arterial. Clínicas Pediátricas de N or­ diera al exterior del organismo, entonces se
team érica. 1, 3, 1978. acumularía en el interior del cuerpo y su
7.— Ragan, C., y Bordley, J .; Bull. John H opkins temperatura subiría hasta niveles incompati­
Hosp. 60.: 504, 1941. bles con la vida.
8.— Sim pson, J.A ., Jam ieson, G., Dickhaus, D.W.
y Grover, R .F .: E ffect o f size of cuff bla­
d d er on accuracy of m easurem ent of indirect 2.— ELIMINACION: Pero el sor humano
b o o d pressure. Am. H eart J., 70: 208, 1965. mantiene una temperatura casi estable y sus
9— Z e le n in .-E l tem ple del corazón. Ediciones variaciones son poco significativas en condi­
en lengua extranjera, Moscú. 1969. ciones normales, lo cual garantiza una tem­
peratura óptima para el funcionamiento de
todas sus células. Esto lo hace gracias a un
conjunto de factores que intervienen en la
CAPITULO 9 dispersión del calor producido y que los va­
mos a enumerar a continuación:
2.1: La sangre, que permite la difusión del
- LA TEMPERATURA - LA FIEBRE calor, distribuyéndole por todo el cuerpo, sin ^
embargo de lo cual, la temperatura no es
- LA FRECUENCIA RESPIRATORIA uniforme en todos los órganos. De hecho
son/más calientes el hígado, los músculos, y
La tem peratura se refiere al calor del las estructuras internas en general, en rela­
cuerpo humano medible por diferentes ti­ ción a los tejidos superficiales (7).
pos de termómetros clínicos, y de enorme
2.2: La piel, que es probablemente el emun-
aplicación en la práctica de la medicina.
torio más importante del calor, al permitir
RECUENTO FISIO LO G ICO .- 1 . - PRO­ que éste se pierda en el exterior por irra- ¿
DUCCION: El calor del cuerpo humano es el diación, conducción, rconvección^transpira-'"^
producto del que se genera en su interior por ció.ñ y sudoración.. (2).
efecto del metabolismo de.los-H idratos de
Carbono, Grasas' y Proteínas, pero .especial­ 2.3: Pulmones, que durante la aspiración
mente de los dos primeros que producen 4 y permiten la expulsión de vapor de agua,
9 calorías, respectivamente. Las reacciones 2.4: Riñones, que eliminan calor con.Ja
exotérmicas que le dan origen se hacen en orina, y
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CUADRO VI

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA TEMPERATURA

1 .- Objetivos.— A l término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudian­


te deberá ser capaz de:
1.1: Repetir lo que es la temperatura corporal.
1.2: Enumerar los factores que intervienen en la determinación de la
tem peratura. normal.
1.3: Enumerar los factores que pueden modificar patológicamente la tem ­
peratura corporal.
1.4: Hacer una buena anamnesis de la Fiebre y de la Hipotermia.
1.5: Tomar la temperatura usando los métodos clásicos.
1.6: Interpretar los resultados de la temperatura encontrada..
1.7: Reconocer algunas curvas térmicas.

2 .- Contenidos.— Corresponden al qué examinar, cómo examinar y para qué


examinar, en base a un pequeño recuento fisiológico y fisiopatológico.

3 .- Metodología y Actividades.—
3.1: Repetir varias veces lo que es y cuales son los factores que intervienen
en la temperatura corporal.
3.2: Repetir varias veces los factores que intervienen en la producción de
la Hipertermia.
3.3: Hacer la anamnesis de la fiebre a los pacientes.
3.4: Tomar la temperatura a varias personas sanas y enfermas.
3.5: Anotar la temperatura en las hojas correspondientes del expediente
ch'nico.
3.6: Analizar e interpretar diferentes curvas térmicas.

4 .- Recursos.—
4.1: Personas sanas.
4.2: Enfermos febriles.
4.3: Termómetros bucales y rectales, y medios de desinfección.
4.4: Bibliografía.
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I#
^ ^ . 5 : .Intestino, que elimina .calor, con-las vasodilatación periférica.lo cual permite que
eces fecales. llegue ^mayor .cantidad de „sangre a la piel y
Ä ~ REGULACION.— Pero el equilibrio en- ésta^jletermine .eliminación de calor por Jos
| 0 r e la producción y la elim inación se hace mecanismos antes anotados. De allí que en
■ g ra c ia s a diversos mecanism os que tam bién estas circunstancias, la piel se muestra calien­
'^ o s vamos a enumerar. te, . rubicunda, húmeda _ y . sudorosa. Los
^ Ante todo tengamos en cuenta que si pulmones aumentan la veritÜación(que hace
£ l a producción superara a la eliminación, la que se pierda mayor cantidad de agua.
^ te m p e ra tu ra subiría por encima de lo nor­ Cuando hay. disminución^.de,...caJor jo
mal; si la eliminación fuera mayor que la exposición^al_ frío,, (14) se produce en cam­
¡^producción, la temperatura corporal descen- bio, vasoconsiriccióriperiférica intensa lo qu.e
^ d e r í a . Ambas circunstancias son capaces de hace disminuir el flujo sanguíneo por la piel
producir trastornos funcionales y orgánicos. para e n tar j a pérdida.. Esto explicá'qúe~eñ
® 3 . 1 : Sistema Nervioso Centra l : , (8) A n i- estas circunstancias, la piel esté^ fría, pálida
£ v e l del jii p otálam o. según Myers, se encuen- seca, y aun pueda presentar por la acción
^ t r a él termostato del organismo, compuesto simpática erección de los ;vellos__corp9rales.
por el centro del calor y el centro del frío. Además disminuye la ventilación pulmonar.,
A -----------•
El centro del calor, estimula la genera- QUE EXAMINAR.— Obviamente, la tem pe­
jp c ió n del calorase activa al disminuir el calor ratura.corporal,en los lugares accesibles co­
gjco rp o ral, y. restringe la acción de los factores mo son: la,boca, el recto y las axilas más
temodifusórésT'"El centro del frío, que esti- frecuentemente; ocasionalmente en larvagina,
™ m uía la pérdida del calor, se activa al aumen- el conducto auditivo externo, el pliegue in ­
£ t a r la cantidad de calor corporal y deprime guinal y la piel.. De este examen se podrá
^ la termogénesis. determinar si se trata de una temperatura
normal o anormal.
^ 3.2: Sistema Nervioso Neurovegetativo: (7)
™ Las órdenes impartidas por los centros son TEMPERATURA N O R M A L - El cuadro No.
transmitidas a los órganos efectores por él 9-l; nos señala las cifras medias de las tem pe­
Sistema Nervioso Neurovegetativo, que ac­ raturas más usadas.
tuando sobre los mecanismos difusores de­ Como puede observarse, las tem pera­
termina el comportamiento regulador, así: turas normales más altas suelen registrarse a
Cuando hay exceso _de calor, produce la tarde, pero también después del ejercicio

CUADRO No. 9-1

TEMPERATURAS MEDIAS NORMALES °C.

HORA AXILA BOCA RECTO

8 h 36,6 36,8 37,2


18 h 37 37,3 37,5

i
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ÉE
físico,(5, 12) de la digestión, de las emocio­ naturalm ente las producidas por la s ^ b a c íe - -^
nes intensas, del trabajo de parto, durante la rias en las_fiebres sépticas; algunos a le rg e n o H i
segunda m itad del ciclo menstrual. En los de, naturaleza proteica'. " g ||
niños es algo más alta que en los adultos, A gent^,b^.ctenanps: producen \*¡m
y en éstos que en los viejos. Nótese además fiebre séptica. Actúan de dos maneras: 1 ^ ^
que, entre la axila y el recto hay 0,5°C.de una consiste en la liberación de un p irogene^!
diferencia aproximadamente y que en la bo­ exógeno, de naturaleza lipopqlisacárida, t e r f l j
ca es m ayor que en la axila, pero menos que mostable, pi.roduce..fiebre.poco tiem po--des-^
en el recto. ~ -y pués de inyectado y estimula directam ente™
.A,-> ' r '
L-a-temperatura en el pliegue inguinal el termostato, elevándolo. La segunda fo r4 J(
es más o menos igual que en la axila; la de la ma de actuar consiste en que el mismo pire-^y
vagina isuele ~serde~~38°G^es decir, más alta tógeno actúa sobre los leucocitos polinuclea-^^
que en el recto. Se considera que la .del f o n - . res y las células agredidas por las bacteria^lü
do del-conducto auditivo externo.?s la más y libera de ellos el^piretógenoréñdógeno q ue£g
estable. La de la piel varia de acuerdo con es termolábil y que también estimula a l ^
la región. En todo caso, como ninguna de és­ term ostato, pero más tardíamente que lo q u e^ n
tas es de frecuente aplicación, nosotros sola­ hace el piretógeno exogeno. (1) *
mente las nombramos. HIPERTERMIA SIMPLE: No se debe a una h i- £ j
HIPERTERMIA.— Se UamaHipertermia^a J o ­ perestimulación de los centros hipotalám icos,^^
do aum ento de la tem peratura corporal que sino a Ja acción, de agentes, externos, como e l ^ |
supera .las •cifras-normales-, y.puede ser pro­ calor y .la-humedad, que "impiden que se p o n -f^
ducida-por la Fiebre-o por- causas...externas gan enjuego ios factores dispeísores de lapiel^g|
que jiete_rmina.n Ja Hipertermia Simple. especialmente. EKexceso ,de humedad par-
FIEBRE-.— Cuando el .termostato_que nor­ ticularmente impide la s_udoración.yjíetermi-w
malmente permanece regulado_a.370£ , como na el aumento deí calor en^el interior d e l^ j
término medió, es estimulado anormalmente, c u e rp o .(7 )/.... ^
desplaza su punto^de. r e g u la c ió n u n .nivel SINTOMAS Y SIGNOS DE LA FIE B R E .- En el "
más alto, produciéndosela fiebre, (4, 7). Es proceso evolutivo de la fiebre suele descu-^^
decir, la fiebre propiamente dicha es la con­ brirse tres períodos: L — El del escalofrío; ^
secuencia-de .una..agresión,sufrida, por eí Sis- 2.—jgl febril propiamente dicho; y
tema .Ngryios.o,.Cen tral a íiiYgl jyj^talám ico, defervescencia. Estos detalles son dignos d e ^
actuando como agresores diversos agentes tomarlos muy ¿n cuenta, porque el estudian-
piretógenos fisico§A.químicos, y .bacteria ips te suele pensar equivocadamente que la fiebre
que a continuación vamos a enumerar (13): es sólo el aumento de la temperatura re g istra -^
Agentes,fisicps:_ Cualquier cuerpo que da por el term ómetro, pero vamos a ver a “
sea capaz de comprimir el hipotálamo a ni­ continuación cómo es capaz de producir Por® |
vel de los centros termorreguladores es ca- sí misma abundante sintomatología que se^jj
paz de producir fiebre, por ejemplo, las he- ¡j superpone a la de la enfermedad causal.
morragias o los tumores. O 1 .- Período de escalofrío: Al elevarse el™
Agentes:químicos: por ejemplo, subs- termostato por cualquier causa se p r o d u c e ^
tancias producidas en los tejidos quemados una falsa necesidad de guardar calor, con
como polipéptidos,'aminobases; el-C IN a ^a l^ ^ ,0113! centro del calor envía sus órdenes p o r ^
gunos antibióticos y otras substancias (11), y v*a simpática, produciendo marcada vaso-
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—65 —
constricción de las arteriolas periféricas, lo derada),v-o más, entonces pueden ser nu­
que impide dispersión,del.calor, paraliza la merosos y graves. A j a fiebre d e .3 9 ° C ^
sudoración, la piel se vuelve fría, seca, erec­ 40,°Gp sé •Uama r-‘áltá”,; e
ción de los pelos „del .cuerpo, intensa sensa­ de más de 41°C (6).
ción de frío y temblor muscular, todo lo
.La sintomatologia de este período se la
' cual pretende aumentar la producción y rete-
puede encontrar en casi todos los sistemas o
¡ner el calor, con lo que se consigue aumen­
aparatos del cuerpo, así: la^piel suele estar
tar la temperatura corporal.
seca, caliente, algunas veces rubicunda es­
El ejemplo más típico de estas mani­ pecialmente en las ^mejillas. Las mucosas
festaciones lo vemos en .el Paludismo, lo cual están secas y el enfermo suele quejarse de
ha permitido que, popularmente, se le conoz­ sed. Algunas ocasiones se presenta Herpes
ca como “los fríos” . labial, como en las fiebres por la neum onía
En este primer período, la fiebre pue­ neumocócica.
de subir bruscamente o lentamente de acuer­ f ¿En el.aparato cardiovascular_se_cons-
do a la etiología de la misma, según veremos tata-^un aumento de los latidos^ cardíacos
al estudiar algunas curvas térmicas. yJ.eJjm.lso. en una proporción de más o me­
2.— Período Febril Propiamente Dicho.— nos 10 latidos por cada grado de tempera­
Una vez que el ascenso ha terminado, la fie­ t i l a que aumenta. Fig.No. 9-1. Sin embargo,
bre se mantiene en un acmé que puede du­ en la Fiebre.’Tifoidea, tan frecuente en nues­
rar días, semanas o meses de acuerdo con la tro medio, los latidos que aumentan son
causa que además determina el nivel al que menos numerosos, lo que produce una bra­
puede subir. • Cuando la fiebre es leve, dicardia relativa, por ejemplo, a una tempera­
3.82jC.«='~'-38,50G,- lo s síntomas pueden ser tura d e ‘39°C; puede corresponder un>; fre­
escasos; pero si sube a ^92C---.(^ehré^irioi - cuencia de 80 latidos por minuto. Como au-
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menta la. velocidad circulatoria y por tanto exposiciones-al-frió y congelamientosven al-
la turbulencia dentro del corazón, pueden gunas hemorragias^ en algunas intoxicaciones
aparecer soplos que, en todo caso, no indican alcohólicas puede,..haber hipotermia,-rya sea -
daño del corazón. por la mala producción o exceso de elimina- n
ción.
En. .el -aparato -respiratorio se . observa •v
M aum ento. de la frecuencia.respiratoria^ y el Se considera hipotermia^c,uañdó la” *
/ digestivo suele producir anorexia. temperatura baja dé 369C, y de acuerdo con
En el rSistéma_ Nervioso, pueden pro­ el nivel de descenso puede ser:m oderadao t
ducirse los síntomas más espectaculares, profunda. En todo caso, cualquier descenso,
sobre todo en los niños y en los ancianos y menor que-.-28.Q-Gj debe ser considerado-eríti-
cuando la fiebre es alta. Así. pueden presen- >co y demanda cuidados especiales. '1
j / tarastados de,-delirio, sueño.jintjanquiló“-ce-
CQMQ..EXAMINAR: El control_simpie de la
_yfalea, obnubilación (3) o.exitación .mental y
tem peratura. exige.Ja._ colocación adecuada *
convulsiones, (10).
del^-terjnómetro; pero la ñebr¿_ y la^lúpo- f¡
En las fiebres prolongadas, debido al termia demandan además la anamnesis.
aumento del catabolismo, de la anorexia,
ANAMNESIS: Por ser un hecho constatable,
y de la mala digestión de los alimentos,
la anamnesis puede ocupar un segundo plano, ^
puede haber notables bajas de peso.
pero cuando la fiebre es el motivo de cónsul-
Los., .riñones producen, .poca,¡cantidad ta o el único síntom a que describe el pacien­
de...orina,, muy concentrada^ y de densidad te, entonces es indispensable recoger su his- ^
elevada, si están sanos, y ¿un en algunos casos toria por el interrogatorio. i
el examen elemental y microscópico puede
La m ayoría de veces basta para ei efecto (
revelar ligeras albuminuria y hematuria. la anamnesis aplicable a cualquier síntoma.
3.— Período de Defervescencia o Diaforesis.- Tal vez convendría añadir una pregunta rela­
^ L a caída de la fiebre puede hacerse brusca- cionada con el comportamiento horario de la (
' mente, en crisis, es decir, en pocas horas; de fiebre: ¿A- qué hora del día es más_altgja ^
la mañana a la tarde puede bajar a niveles nor­ -temperatura? .
males o subnormales, pero a costa de una TECNICA: Se describirá únicamente para la
gran sudoración que puede empapar hasta tom a en la boca, la axila y el recto, para las i
la ropa de cama. En el Paludismo, en las que se emplea el termómetro clínico de mer- |
supuraciones, en la Tb. pulmonar y en el uso curio, Fig. No. 9-2, en el cual el calor dilata
de los antitérmicos suele ser característico. el metal líquido y permite que la columna ^
Aunque al bajar la fiebre la mayoría de los ascienda, lo cual es medido gracias a la esca- (
enfermos suele sentirse bien, sin embargo, la graduada que se encuentra señalada en las .
muchos semienten asténicos, sedfent.os y pue- paredes de cristal. Como sólo son termóme­
den emitir abundante orina. tros de máxima, la graduación va desde los (
Otras ocasiones, la fiebre cae lentamen­ 35°C, hasta los 42°C., en la mayoría de los ^
te, en lisis, que dura varios días, mientras el modelos que se encuentra en el comercio.
paciente va sintiéndose progresivamente me­ La columna de mercurio suele ser visi-
J
jor. ble como una fina cinta que se dibuja en la ^
HIPOTERMIA.- En los estados de choque, arista que constituyen, por un lado, la pared ^
en el Mixedema, en las-hipoglicemias-, en las que tiene marcados los números; y por otro,
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i
quisitos antes anotados hace que los resulta­
dos sean poco confiables. El defecto más
frecuente que observamos es que el pa­
ciente habla mientras está con el termóme­
tro. No debe hacerlo, y debe permanecer
con la boca cerrada un tiempo mínimo de
<~2 minutos, pero no más de cinco, porque no
es necesario.
La boca es un buen sitio para los
controles frecuentes en pacientes que cola­
boran conscientemente; pero no debe usarse
en los niños muy pequeños ni en las personas
inconscientes ni en los deshidratados ni en
ningún enfermo que no colabore.
Fig. 9-2 T erm óm etros de m ercurio. A: B ucal
B: rectal JL ajxü^es un buen lugar para tomar la
temperatura en los niños, pero exige que la
la pared que señala la escala dividida en gra­ madre o persona que lo cuida mantenga el
dos centígrados y en milímetros. brazo bien adosado al tórax, Fig. No. 9-3,
Antes de usar el termómetro debe ser con el objeto de que impida la penetración
bien desinfectado, para lo cual recomenda­ de aire en el hueco axilar. En las personas
mos cualquiera de las siguientes medidas: mayores exige además alguna humedad para
lavado con agua fría y jabón; desinfección que el calor se distribuya uniformemente.
cuidadosa con alcohol; y desinfección con En los niños y adultos m uy delgados es poco
solución de yodo en agua al 1 — 0,5°/o. confiable porque el hueco axilar no es her­
En los hospitales o el consultorio es aconse­ mético.
jable mantenerlos, luego de haberlos lavado EKrecto es el mejor lugar para los niños
con agua y jabón, en la solución antes men­ y todos aquellas personas en que ni la boca
cionada o en alcohol. Debe- tenerse presen­ ni la axila permiten un buen control; sin em­
te, que el riesgo de contagio de una infec­ bargo, requiere la lubricación previa del
ción siempre es probable si no se ha tenido termómetro con vaselina o una crema, y la
cuidado de desinfectar bien los termómetros. penetración suave por el ano, previa apertura
del surco interglúteo de manera tal que el ano
Un requisito indispensable, previo a la quede perfectamente visible. Fig. 9-4. Una
colocación del termómetro, es la constata­
vez introducido el termómetro, la madre de­
ción de que su columna de mercurio se
be sujetarlo, cerrando el pliegue interglúteo
encuentre por debajo de 35°C., de lo con­ como demuestra la Fig. 9-5, y manteniéndo­
trario los resultados pueden ser falsos.
lo así por -2 . - ^ ’5 -minutos. Luego se lo
Para tomar la temperatura_bucal se de­ extrae cuidadosamente, se lo limpia bien y se
be asegurar-previamente -que el paciente pue­ procede a la lectura. Las personas mayores
de: respirar _por. la nariz, que tiene la lengua pueden introducirse ellas mismas, pero, en
q y mucosas húmedas y que puede mantener las que por cualquier razón no lo pueden
la boca cerrada sosteniendo al termómetro en hacer, entonces debe hacerlo el médico o la
el sitio que lo deja el médico, es decir, deba­ enfermera, de acuerdo con la técnica arriba
jo de la lengua. Cualquier falta en los re­ descrita.
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- 6 8 -

El descuido en la técnica para colocar (


el "termómetro puede producir dolor y even- j
tuáímente lesiones ano-rectales muy moles­
tosas,- I
..Se utiliza frecuentemente el control 1
simultaneo de las temperaturas bucal y rectal.
Ya sabéijios que la rectal suele ser más alta
con 0 ,5 °^ ., por término medio. Pero en los 1
procesos infecciosos o'inflam atorios .de la i
.pelvis o d^CJa, .cavidad intraperitoned sube
: más, hasía..un ;grado, lo cual le hace de mu- (
cho valor para el diagnóstico. Un ejemplo 1
Fig. 9-3 T om a de la T em peratura axilar en los típico de esta diferencia bucorrectal se ve
niños
en la apendicitis aguda y en las pelviperito­
nitis.
Una vez que se ha tomado la tempera­
tura, se la debe anotar en los cuadros que
para el efecto tiene todo expediente clínico.
Al cabo de unos días se obtiene una “ curva”
de tem peratura, cuya forma y comportamien­
to tam bién tiene valor para el diagnóstico y
para el control de la evolución de la enferme­
dad causal.

CUEVAS.DE TEMPERATURA.- Sólo nos re­


feriremos a las más frecuentes y típicas, pero
haciendo previamente una consideración im­
Fig. 9-4 T om a de la T em p eratura rectal en los portante: El uso de antibióticos y antitér­
niños.
micos puede modificar profundamente la
curva de temperatura, lo cual ha limitado
su uso actual para diagnóstico aun que no
para la evolución.
Curva Normal.— Fig. No. 9-6. Sigue un
trazo horizontal, con oscilaciones entre la
mañana y tarde de no más de 0,5°C., y siem­
pre al rededor de 37°C. ^
Ya • sabemos ...que dudante la segunda
m ita d jie j. ciclo menstrual puede ser .0,5°C.,
niás alta.
. Fiebre continua.— Fig. No. 9-7. Propia de -
la fiebre tifoidea..no .tratada_ y sin-compli­
Fig. 9-5 S ujeción del term ó m etro colocado en caciones, del sarampión, de la neumonía, de
el recto la tosferina.
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m Se .....caractgnza—porque—ta n to ^ e n . su
P ^ e ta p a de-asceriso7c.omqde acmé yde_de_scen-
|f§Pso,-las-oscilaciones J^ a § ^ ^ < m lá ¿ ,.m á s .,d e
■gayun.grado .-Cae, por tanto, en lisis.
i?
Fig. 9-8 Fiebre interm itente

grado como la anterior-,-pero^no..descienden


l ü j y ^ n o rm a l, ,
Varias otras .curvas se han descrito,
como las de la fiebre ondulante y del Imíb-
granuloma de Hodkiu, que h pare-";-, wr,*o
nosotros no las hemos registrado.
.FRECUENCIA RESPIRATORIA ■
De simple constatación, lo anotamos
aquí por ser parte del examen del Estado Ge­
Fiebre-Interm itente.— Fig. No. 9-8. En
neral del enfermo.
nuestro medio es-típica 'del-paiudlsmo, pero
también se ve en los procesos-abscedados, Cplocando la mano sobre el epigastrio
es decir, que contienen pus^no importa el del .paciente se cuenta el número ,de Ciclos
el sitio en que asienten. Se .^caracteriza p o i­ respiratorios que se suceden en un minuto.
que iuego de que un m tenso.escdQfripJiace Fig. Ño. 9-10.
subir b isc a m e n te ' la“ temperatiira, cae; tam ­ La' frecuencia normal osr.ila f i n t rp . 17 y
bién- a~las -pocas horas-por-'deb'ajo"~de~lo iiraciónes" . por minuto. Se llama
nomSl- y se mantiene en cifras_que_b-ordean ^ ] T aquipnea a -to d o -,1o que.»pasa -de- 16. y
lo normal por uno, dos-o^más-^días, de / Bradipnea a todo lo que es menos de 12,.- ;
acuerdo con la causa. El descenso es en
Su significado lo estudiaremos en el
crisis y acompañado de gran sudoración.
aparato respiratorio, pero aquí indicaremos
.Fiebre Remitente.^- Fig. No. 9-9. Tam­ que, para que la frecuencia sea bien recogida,
bién se encuentra en los procesos supurados la atención del paciente debe estar en otra
y abscesos. Se caracteriza porque sus oscila­ cosa porque de lo contrario controla la res­
ciones diarias son también de más de un piración y la modifica.
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70-
G uyton, A.C. T ratado de Fisiologfa M 6 d ic a .^
Interam cricana. M adrid. 5a. ed., cap. 72,
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gulation in m an. IS R .J. M ed'SCI. 12 (9):
974—8 1 ., S ept. 76. ^
Una vez que se ha terminado el exa­ 13.- P hysiopathogcnctic m echanisms of fe rv e r^ j
M edicina(B . Aires) 37 (3) 309—15, M ay— ^ 8
men del pulso, la tensión arterial, la tem pe­ Ju n 77. xa.
ratura y la frecuencia respiratoria, debe ano­
14.— Thom psom , G.E.: Phisiological effects of
tarse los resultados en la hoja del expedien­ cold exposure. Int. Rev. Pysiol 15: 29—6 9 j
té clínico, hecho básico que sirve de con­ 1977.
trol no sólo para establecer el estado actual
sino también la evolución del estado general
del paciente.
CAPITULO 10

BIBLIOGRAFIA EL PESO CORPORAL Y LA .TALLÓ

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and leu kocytic Pyrogen pyrogenecity in Varios son los factores, que,, inciden ^
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60 7 —12, 16 Mar. 18.
sea: A
P ;= T -J 0 0 y j
5 Ener gy p ro d u cció n during excercise. N utr.
Rev., 31: 1 1 ,1 9 7 3 . lo.-que significa que si una pérsóña'mide.160
6.— E x trem e P yrexia (L etter). Jam a 237 (16) centím etros, su peso teórico sería 'de 60.ki- £
1 6 9 1 -2 ,1 8 A pr 77. logramos, con una variante de - 3 kg. Para
www.medibooksnica.net63.net -71 —
i
a l a s mujeres no hay fórmula segura indicándo­ pío, de los cardíacos y renales que son los
se que el peso de ellas es un poco m enor más frecuentes.
P que el del hombre de igual talla. En los Si Se toma en cuenta que un c.c. de
^ niños, la fórmula antes anotada no es apli— agua pura a 4°C de temperatura, a nivel del
cable.
P
^
Existen diversas tablas del peso de las
personas que correlacionan el peso con la
mar pesa un gramo, se comprenderá que
1000 c.c. de pérdida harán bajar 1000
gramos de peso. Claro que 1 c.c. de
| talla (15), o el peso con la edad, o los tres líquido de edema pesa un poco más de
k factores a la vez* el peso con la superficie 1 g. por las substancias disueltas que con­
* corporal. A ellas nos remitimos para los tiene, pero para la práctica es suficiente
| efectos consiguientes. tener en cuenta el dato antes referido. Por
otra parte, si se tiene en cuenta que la pér­
^ COMO EXAMINAR.— (Técnica). La única dida de un litro de líquido por el sudor o la
^ manera segura de precisar eLpeso corporaLde orina por ejemplo, no es perceptible a sim­
k una persona es en'la báscula. Se recomienda ple vista ni tampoco con mediciones de otro
que sea en ayunas, después de la micción y orden, se comprenderá que sólo el control del
I deposición, y desnudo o sólo con la ropa in- peso permitirá objetivar variaciones aun muy
^ terior. Como esto muchas veces no es posi­ reducidas.
ble, entonces se puede hacer por lo menos en
Cuando los edemas son muy notables,
^ la misma balanza y si es posible con la mis-
al término de su absorción y eliminación las
) ma ropa, cuyo peso debe ser descontado na­
diferencias de peso pueden ser grandes, su­
turalmente. Este control deba haberse fre­
mando incluso varios kilos, pero en el con­
cuentemente y, cuando ss hace todos los
trol diario pueden encontrarse descensos pro­
? días, se encuentra con la no tabíe sorpresa de
gresivos de unos gramos hasta 1-2 kilos, lo
, que el peso puede variar en - 1 kg. en 24
cual permite además, medir la eficacia de la
horas.
terapéutica.
Como puede verse, el peso no nos da
Cuando-los edemas empiezan a hacerse,
1 una cifra fija sino que varía, por ejemplo, a
es decir, cuando se inicia la retención de
lo laigo del día, o después de ejercicios in­
líquidos, el peso es el único capaz de reco­
tensos en 'que puede bajar varios kilos.
nocerlo, pues el edema subxlínico no es cuan-
Es importante tener en cuenta estos detalles
tificable: por otros medios clínicos. En es­
a la hora de la interpretación para evitar erro­
tas condiciones, el peso sube progresivamen­
res, especialmente con aquellas personas in­
te todos los días.
tensamente preocupadas por su peso.
3.— Para el conocimiento y control de la
PARA QUE EXAMINAR: A parte de p erm itir­
obesidad y delgadez.
nos conocer las variaciones fisiológicas, el
co n tro l del peso es m uy útil en la práctica OBESIDAD: Es el aumento, de, peso por en­
m édica para m uchos casos com o: cima de lo normal, debido "a la acumulación
1.— El cálculo adecuado de las dosis de los de grasa en los sitios normales o en otros
t medicamentos cuando éstos se los adminis­ anormales que confieren a las personas obe­
t r a pqr kilo de peso. sas un aspecto característico. Fig. 10-1.
2.— Para el control clínico de la evolución A nte todo conviene tener en cuenta
de los edemas de cualquier origen; por ejem- que la distribución de la grasa es una carac-
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- n ~

terística propia de cada sexo. En efecto, en


el hombre se acumula más en la extremidad
cefalotoracica, es decir, en la cara, cuello,
hombros, espalda, parte superior del tórax,
y conformo se avanza en edad en tocio el
abdomen.
En la mujer en cambio se encuentra
más en el hipogastrio , caderas, nalgas, mus­
los y región retromamaria; pero luego de la
menopausia lo hace también en el cuello, ca­
ra (barbilla), epigastrio y nalgas más aún.
COMO EXAMINAR: No es sdlo cuestión del
examen físico, demanda también de una
anamnesis cuidadosa, en la cual, aparte de las
preguntas generales de cualquier síntoma, es
conveniente hacer énfasis en los aspectos Fig. 10-1

relacionados con la alimentación, el ejercicio


físico, el estado emocional y los anteceden­ glandulares endocrinos, entonces hay que ha­
tes familiares como nos señala el Cuadro No. cer la anamnesis relacionada con esas glándu­
10-1, cuando se trata de la obesidad exogena
las, lo cual veremos en la endocrinología. ,
que es la más frecuente, o sea de la que pro­
viene del aumento de la ingesta de alimentos. El examen físico: Por la inspección ya po-
demos intuir que se trata de una obesidad
Cuando se sospecha que la obesidad es debido al aumento del volumen de las regio­
endógena, o sea, dependiente de trastornos nes del cuerpo en los que normalmente se
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CUADRO No. 10-1

ANAMNESIS DE LA OBESIDAD EXOGENA

Qué preguntar Cómo preguntar


1 .- Preguntas generales de los sínto­ 1 .- Cuadro No. 3-1
mas

2 .- Tipo de alimentos 2 .- Qué alimentos come en un día


cualquiera?

3 .- Cantidad de alimentos 3 .- Cuánto come en el día, de los


alimentos que ha enumerado?

4 .~ Número de veces que ingiere ali­ 4 .- Cuántas veces y a qué hora ingie­
mentos en el día. re alimentos?

5 .- Actividad física 5 .- Cómo es su actividad en el día?


Practica algún deporte?

6 .- Relación con el estado emocional 6 .- Cuando está nervioso o deprimi­


do, come más?

7 .- Obesidad en los padres o parien­ 7 .- Sus padres u otros parientes, son


tes cercanos. gordos?

acumulan las grasas y en regiones anormales.


Pero, con la intención de cuantificar la can­
tidad de grasa subcutánea que tiene el indivi­
duo, se puede proceder de diversas maneras
a saber:
1 Midiendo el pliegue subcutáneo con un
compás especial o pinzando entre los dedos
de la mano y luego midiendo, Fig. 10-2.
Los sitios más adecuados para el efecto son
el abdomen, el tórax y la región escapular.
Todavía no se han establecido stánda-
res del tamaño normal del pliegue de piel, Fig. 10-2 Medida del pliegue subcutáneo
pero el que se encuentra a los 25 años de
( edad sobre la escápula, parece ser el más es-
' table y corresponde a 12,5 m.m. (16). 3 — Comparando el peso real del individuo
2.— Midiendo el tamaño de las partes con el peso ideal que se encuentra en las
blandas con Rx. Fig. 10-3. tablas a las que hemos hecho referencia, y
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-7 4 -
«
En el aparato cardiovascular es frecuen- ^
te encontrar hipertensión arterial (2, 3, 14);
crecimiento del ventrículo izquierdo c o m o í
r ~ consecuencia del aumento del gasto cardíaco
(11), y probable aumento del volumen total
circulante. ^
S w. ^ îrÆ sV'-.-r^s

En el aparato respiratorio, debido al ^


aumento de la masa de las paredes torácicas, ^
disminuye la expansión y ventilación pulmo-
nar, lo que puede determinar una retención ™
de C02 e hipoxia. Hay disminución del £
volumen de reserva espiratorio, de la capa- ^
Fig. 10-3 Medida de las partes blandas con
radiografías cidad respiratoria máxima y de la intensidad
máxima de flujo (4, 8). ^
empleando el criterio de que ya pesa dema­
El sistema óseo, debido al exceso de pe­
siado si sobrepasa el límite superior estable­
so que debe soportar, puede presentar os-
cido en la tabla; y si pesa de 8 - 10 Kg.
teoartritis y pie plano.
más que el máximo ideal, ya es obeso.
En los miembros inferiores pueden
4.— Con la intención de medir el peso de la
encontrarse várices; en el abdomen, hernias;
cantidad de grasa de todo el cuerpo se
en la piel, intértrigo.
utiliza el Potasio radioactivo, (1) procedi­
miento que nosotros sólo lo mencionamos. El sistema endocrino responde en for­
ma múltiple: hay disminución de la sensi­
5.— Midiendo el número y el tamaño de las
bilidad a la insulina (17,19), con aumento de
células adiposas conforme lo han hecho
la insulinemia en ayunas. (9, 10).
Hirsch, Salans y Knittle y Col., previa
biopsia con aguja del tejido adiposo. Ellos, Bray, (6) ha demostrado un aumento
han comprobado que hasta los 20 años, au­ de las cifras basales de triyodotironina que
menta el número de células adiposas; más pretende corregir la disminución de la oxi­
tarde sólo se expanden al dar cabida a una dación mitocondrial del glicerefosfato del
mayor cantidad de grasa. que adolecen los obesos. Disminuye la ele­
En todo caso, la medida del pliegue vación nocturna y la provocada por la hipo-
cutáneo y la comparación con las tablas del glicemia de la hormona de crecimiento (1).
peso, son las más sencillas y suficientes. Además son personas muy propensas
a los accidentes cerebro-vasculares (12) y las
QUE EXAMINAR: Obviamente el peso cor­
coronariopatías cuando está asociada a la
poral y la cantidad de grasa subcutánea que
hipertensión arterial (1 8 ,1 3 ) o a la diabetes
constituyen la base para el diagnóstico de la
Mellitus (7).
Obesidad. Pero, para desgracia del paciente,
este problema no es solamente cuestión de OBESIDAD ENDOCRINA: Se refiere a aque­
exceso de peso y de falta de estética, sino lla que es producida por alteraciones glan­
que prácticamente todos los sistemas se ven dulares, así: En el mixedematoso, por hipo-.(
afectados de una u otra manera, hasta el tiroidismo, el aumento de peso se debe al'
punto que puede sumarse una florida y mo­ acúmulo. de grasa, pero también a la reten­
lesta sintomatología, así: ción del líquido del mixedema, Fig. 10-4.
w www.medibooksnica.net63.net -75-
m
m
m


m

Fig. 10-4 Obesidad hipotiroidea. Nótese el


m ixedem a pretibial.
m
En la la O
fl| obesidad discreta afecta especialmente a la
£ cara, cuello, tórax, abdomen y parte alta de
la espalda, dando la giba de búfalo,Fig.. 10-5.
^ En « d tó ^ ^ © m é ^ e Í S íe íi^ ^ y ^ : t^ l,;
P en el que la obesidad está acompañada \ \ i
^ de insuficiencia ovárica, con ovarios con
quistes grandes, esterilidad e hirsutmno.
£ Fig. 10-6.
^ Existen otras endocrinopatías más,ca-
P paces de producir obesidad, pero las vere-
mos en el capítulo correspondiente, igual
™ que las razones que motivan la obesidad en
P los casos antes descritos.
p DELGADEZ.— Debe tenerse cuidado de no
^ confundir una baja de peso por reabsorción
W de los edemas, según hemos anotado antes,
£ con una delgadez verdadera que no es sino Fig. 10-5 Cushing . iatrogénico. A: Giba
de búfalo. B: Facies de luna lle­
^ una escasez de músculos y tejidos blandos na..
9 en general.
^ Se llama delgadez constitucional a
% aquella que puede verse en algunas personas producida por alimentación incorrecta, en la
^ delgadas, pero sanas e incluso con buen ape­ cual se destaca un desequilibrio entre la in­
tito, que comen bien, pero no suben de peso. gesta y la pérdida calórica. Ante una ac­
P Sin embargo, según Pende, estos individuos tividad física standar, la disminución de la
^ serían ligeramente hipertiroideos e hiperhipo- ingesta hace bajar de peso y puede llevar a
^ misarios, a la vez que hiposuprarrenales e hi- la delgadez. De la misma manera opera el
" posexuales. Fig. 10-7. aumento de la actividad física frente a una
^ Una forma de delgadez frecuente es la dieta standar.

www.medibooksnica.net63.net i
-76-

Cortesía del Dr. Gustavo Paz. 10-7 Delgadez Constitucional.

Fig. 10-8 Delgadez por anorexia nerviosa

Pero lo que más incide en la delgadez dependen de trastornos psíquicos, especial-


patológica es la anorexia. Muchos procesos mente las que se acompañan de depresión, y i
orgánicos como: el Cáncer, la Tb. las en- f y la Anorexia Nerviosa (5) propiamente dicha, (
fermedades febriles, las intoxicaciones, las\_yson capaces de producir importantes pér-
que cursan con náuseas y vómitos; las que didas de peso. Fig. 10-8.
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Fig. 10-8 A Delgadez por desnutrición.

I En algunas de ellas, como en el Cáncer TALLA


y los procesos febriles, a la anorexia se •
I suma un aumento del consumo, con metabo- TECNICA DE EXAMEN: Fig. 10-9. El exa­
k lismo basal alto, lo cual determina que la ba­ minado debe estar descalzo, de pie sobre un
ja de peso sea aún de muchos kilos en piso plano, de espaldas a una cinta métrica,
^ pocas semanas. con la barbilla horizontal o como recomien­
$ ( I / Las causas endócrinas más frecuentes, da Broca, de manera tal que el “ oído est í
^ ch aces de producir enflaquecimiento son las en la misma horizontal que las ventanas de la
del liipertiroidismo, de la insuficiencia supra- nariz”, y sobre la cabeza descansa una regla
* rrenal, de la Diabetes juvenil, del Hipogona- que hace escuadra con la cinta métrica.
) dismo, del Sheehan — Simmonds, que
^ hoy sólo nos limitamos a enumerarlas, por-
que en el capítulo de endocrinología las
} volveremos a encontrar.
) COMO EXAMINAR LÁ DELGADEZ - Igual que
^ para la obesidad debemos hacer la anamnesis
y el examen físico. Para la anamnesis po-
& demos utilizar las mismas preguntas que las
{ del cuadro 10-1, de este mismo capítulo,
por lo que no volveremos a insistir. Para el
* examen físico también usamos semejantes
I procedimientos como: el control de peso,
( el examen del pliegue cutáneo, que en este
( 'Caso es insignificante, y la comparación con
' las tablas de peso teórico, en relación a las
que se encontrará una cifra por debajo del
mínimo normal. Fig. 10-9 Exam en de la Talla
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-78-
Contrariamente a lo que podría creer­ 6.— Bray, G. (ed): F ogarty International C en-'m
ter Conference on O besity. U.S. G o v e r-£ |
se, la talla no es estable, en efecto, a la no­ m en t Printing Office', in press.
che puede ser hasta dos centímetros menos 7— Cahill, G.F., Jr. E nferm edades del M e ta b o ^
que en la mañana,' especialmente en las per­ lismo de los H idratos de C arbono. En Cécil,
sonas que pasan mucho tiempo de pie, y más y Loeb. T ratado de Medicina Interna.
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12 . Heyden S.: Epidem iologic zerebraler Gefä—^
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bien nutridos que los desnutridos y los hijos Evans C ounty/G eorgia—S tudie. 2. E m ä h ru n -^ j
de padres de talla alta que los de baja, gswiss. 14 (1972 b) 1-10.
0
respectivamente. 13. Keys. A., Aravanis, Ch., B lackburn, H., Van
Buchem. F.S.P., Buzina, R ., Djardjevic, B.S.,
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h CAPi t u lo n

! e L BIOTIPO MORFOLOGICO O
R e s t a d o c o n s t it u c io n a l

B Se refiere a la forma general del cuerpo


L dependiente de la distribución de sus diferen-
^ tes estructuras.
® Pero el estado constitucional total es
• el producto de la combinación de factores
^físico s, psicológicos y funcionales en los
^ cuales han intervenido la herencia y el medio
U ambiente. Los_ factores físicos, constituyen
j | el hábito corporal o biotipo morfológico;Jos
' psicológicos, el temperament o o .ánimo^ y Jo s
™fisiológicos, la capacidad reactiva-, Fig. 11-1 E stado constitucional atlético
^ Diversas escuelas han clasificado al fe-
| notipo, pero nosotros seguiremos únicamen-
_ te la de Krestchmer, que reconoce cua-
™tro tipos, a saber: .Atlético, Pícnico, Asténico
ü y Djsplásjco. . ''
^ ATLETICp: Fig. 11-1. Corresponde jl.in d i-
vid u o alto ,. con desarrollo-armónico, y pro-
^ porciqnaí de todajSLSUs partes, en las que el
| tórax 'se .destaca por el ..desarrollo,.,.de,da
cintura, escapülár, mientras que la pelvica-.es
más bien-estrecha; la -cabeza y la cara son
alargadas con rasgos faciales bie_n ,definidos;
el desarrollo óseo impresiona como muy
sólido, y el muscular muy bien desarrollado
lo cual permite que los diferentes grupos mus­
culares se dibujen claramente bajo la piel
pues, además, tienen escasa grasa subcutá­
nea. Psicológicamente responden al tem­
peramento viscoso es decir, son constantes,
tenaces; y minuciosos; pero fisiológicamente
sonjnás.Jentos aunque más vigorosos.
PICNICO: Fig. 11-2. El diámetro antero-
,posterior;es superior al trañsversóTPacies re­
don da^con papada~cueÜo cqrto, tóraxancho, Fig. 11-2 E stado constitucional Pícnico
miembros superiores cortos-y píemás delga-
das. Se parecen a Sancho Panza. En los hom- Fig. 11-3 E stado constitucional Asténico

PLIEGO: 4
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bres, hay buen desarrollo j j e m ta ly .piloso.
En las mujeres la menstruación es precoz.
Psicológicamente son .ciclptjmicgs^ .m uy a--
fectivos y ¿Iternaú entre la alegría fácil y la
depresión; son reaíi^asj.yiyen.rnás.y.m ejor
el. presente, sin mucha preocupación por el
futuro, y son grandes ;-Cpmedores. Destacan
en algunos deportes como la lucha y alza--
miento .de pesas...
Son propensos a la.diabetes mellitus, a
la gota; a la hipertensión arterial^Ja^cardipes-
cjerosis y sus consecuencias; a algunas enfer-
-medades crónicas pulmonares...
ASTENICO O LEPTOSOMATICO: Fig. 11-3.
A ltos,. m uy delgados, cuello .largo, tórax es­
trecho, abdom en y pelvis tam b ién estrechos,
brazos y-piernas largas; -facies alargada y pá^
lida-,-corazón en gota, m úsculos delgados.
Su arquetipo es don Quijote. Psicoló­
gicamente son esquizotímicos, asténicos; son
idealistas, menos apegados a las cosas m ate­
riales, tienen tendencia:a.la depresión, pero
pueden ser. también impulsivos. -
Son propensos a las viscero;ptosis,
las-Jiernias, la tuberculosis pulmonar.,
DISPLASICO: Fig. 11-4. Son aquellos que
no-pertenecen -a ninguno. de Jos anteriores.
Su-imorfologia sale completamente de.-lo
normal. Kretschmer, mismo reconoce a
las siguientes variedades: i . — Hipoplásicos
o.r infantiles; 2.— G ig^te^E.unucoides;~y
3.—'Eunucóides obes os. - Fig. 11-4 Estado constitucional displásico
S**

Manos de la m ism a paciente.


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Es verdad que muchos procedimientos
CAPITULO 12 de gabinete com pletan muy bien el examen
de un paciente, pero pensar que ellos son
capaces de substituir al examen que realiza el
LOS TIEMPOS CLASICOS DEL médico con sus sentidos es otra grave equi­
EXAMEN FISICQ vocación; y si esto es verdad para un medio
en el cual se puede disponer de todos los
Con el objeto de ubicar al estudiante equipos, que" se puede decir de un país como
dentro del marco de referencia que la Medi­ el Ecuador, en el que aun en las grandes ciu­
cina tiene para examinar a los enfermos, y dades se padece de un déficit notable de
evitar posteriormente repeticiones inútiles so­ equipamiento técnico? . De hecho, en las
bre las generalidades de las técnicas del áreas rurales, el médico sólo dispone de las
examen físico, vamos a describirlas hoy, de­ técnicas clásicas que, aunque sencillas, bien
jando para cada órgano o región.del.cuerpo utilizadas son altam ente eficaces. __
la descripción de la aplicación específica de
Las técnicas clásicas son: Cfespección,
la técnica.
(^ íp a c ló n ^ e rc u s ió i^ y A u s c u lta d o ^
Ante todo conviene tener en cuenta
que se trata de desarrollar un conjunto de IN S P E C C IO N : Es la parte del examen mé­
habilidades que, teniendo como medios re­ dico que usando el sentido de la vista extrae
ceptores de información a los sentidos, pre­ del paciente un gran número de datos. Es un
tenden extraer del paciente el mayor número tiempo esencialmente activo que demanda
de datos que nos permitan usarlos en el a- una gran concentración por parte del médico,
nálisis para el diagnóstico. En consecuencia, pues debe tener un esquema mental claro v
su aprendizaje y dominio, luego de su cono­ completo de qué es lo que hay ,
cimiento y comprensión teóricos, tiene que de cómo ver bien, e ir al mismo tiempo
ser eminentemente práctico y repetido las asociando los- hallazgos de la inspección con -
veces que sean necesarias, hasta que el estu­ la anamnesis que precedió. Si no cumple
diante se sienta seguro de haber conquistado con estos requisitos previos, la inspección se­
los objetivos propuestos para cada tiempo del rá deficiente y dejará pasar por alto muchos
examen físico. Por tanto, pensar que esto datos que, aunque estén “ frente a sus ojos”
se puede alcanzar leyendo un texto o escu­ no los verá.
chando la descripción en una clase teórica es QUE VER Y COMO VER: A lo largo del
cometer una grave equivocación. Tampoco texto iremos señalando lo que hay que ver
es algo que se puede alcanzar con realizar en todds y cada und de las estructuras del
una vez, la víspera del examen; supone un cuerpo, pero hoy vamos a enumerar los da­
verdadero proceso educativo de todos los tos generales en los cuales encajan todas las
sentidos, y esto sólo se puede adquirir luego descripciones de la observación, a las cuales
de un tiempo más o menos largo empleado debe añadirse algunos detalles más propios
sistemáticamente. de la estructura examinada o de la fisiopato-
Sin embargo de lo dicho, de ninguna logía del signo. El cuadro No. 12-1, resume
manera es algo imposible y ni siquiera difí­ lo que hay qué ver y cómo verlo.
cil. Como comprobará el estudiante, sólo re­ Es conveniente anotar que la inspec­
quiere del conocimiento teórico,más constan­ ción del enfermo debe ser total aunque más
cia y paciencia. tarde nos detengamos en la región u órgano
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LAMINA I

Rubicundez. Paciente hipertenso. Fig. 14-4 Transilum inación de las uñas en


la cianosis
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CUADRO No. VII

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN FISICO

1.— Objetivos: A l término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante de­


be ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que examinar.
1.2: Describir la técnica para descubrir, con el sentido adecuado, los signos
susceptibles de ello.
1.3: Describir los signos encontrados.
1.4: Anotar correctamente los datos positivosen el expediente clínico.

2.— Contenidos: Corresponden al que' examinar y al cómo examinar, usando


todas y cada una de las técnicas clásicas.

3.— Metodología y Actividades.


3.1: Frecuente repetición individual y en grupo de lo que hay que examinar. <

3.2: Frecuente repetición de com o hay que examinar un signo determinado. i


3.3: Examinar a personas sanas.
3.4: Examinar a personas enfermas. i
3.5: Describir los signos encontrados y anotarlos. 3

4 — Recursos: Personas sanas. Pacientes de la patología a estudiarse. Instrumen­ I


tal m ínim o e indispensa ble. Papel y lápiz. i
5.— Evaluación: El propio alumno puede evaluarse a si mismo a la luz de los I
objetivos propuestos. S i Ud., aun no es capaz de demostrar que ya ha alcan­ i
zado los objetivos, debe repetir una y otra vez las actividades hasta lograrlo.
i
í
i
que más nos interese por la guía que ya he­ abdomen. Además, la inspección debe -
mos recibido de la anamnesis; respetando el empezar en el momento mismo en que se co- ■
natural recelo de las personas, se liis debe des­ " nocé al éñfermo7~debe~continuar durante el ^
cubrir totalmente, aunque por partes; pero interrogatorio v entrar al detalle durante ^
para esto es indispensable que la temperatura cTexamen física,— i
ambiental sea agradable y la luz natural 9
incida claramente sobre el enfermo, ¿vi­
tando sombras que pudieran encubrir algu­ PALPACION: Tiene por objeto reconocer*-*!
nos detalles; claro que en algunos casos es los signos sirviéndose del tacto. Confirma "
preferible la luz tangencial, por ejemplo, para lo encontrado en la inspección, pero no la (
descubir los movimientos peristálticos en el substituye, y puede descubrir otros datos, J
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CUADRO No. 12-1

EXAMEN FISICO - GENERALIDADES

JfgspECCION-yp ty O

Qué ver Cómo ver


1 .- Forma 1.— Comparándolo con objetos co­
nocidos o la anatomía normal.

2 .- Tamaño 2.— Midiéndolo en cada una de sus


dimensiones.

3 .- Situación 3.— Reparando en la región en la


cual se sitúa el problema.

4 .- Posición espacial 4.— Comparándola con la región a-


fectada o sus estructuras vecinas.
(Delante, detrás, junto a, encima,
debajo); o con los ejes del cuerpo
(Dirigido hacia adentro, afuera,
abajo, arriba, atrás, adelante).

5 .- Distribución 5.— Buscando si se encuentra tam­


bién en otras regiones a más de la
descubierta en primer lugar.
6 .- Color 6.— Con la luz natural o artificial,:
con rayos laterales, oblicuos o
directos; con transiluminación, se­
gún el caso.
7 .- Movimientos: 7.— Procurando que no estén impedi­
7.1: Propios de la estructura dos por la posición del enfermo,
(Respiratorios, latidos, peristálti­ es decir, hay que poner al pacien­
cos, voluntarios). te en la posición correcta. Esti­
7.2: Transmitidos de estructu­ mulándolos intencionalmente.
ras vecinas.
7.3: Patológicos
8 .- Simetría de todo lo antes anota­ 8.— Comparando con el lado opuesto.
do.
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-84-
Con ella se puede estudiar la superficie del estudiante se adapte a los principios generales
cuerpo, muchas estructuras internas y las de la palpación que, además, son aplicables
cavidades bucal, anal y vaginal. A la pal­ para la palpación de cualquier estructura. El
pación de estas cavidades se la llama tacto. Cuadro No. 12-2, nos señala los datos adicio­
En términos generales debe señalarse nales que descubre la palpación, a más de
que, para palpar bien, el enfermo debe estar- confirmar los de la inspección.
en la posición adecuada, reposado física y La colocación de las manos para pal­
mentalmente y con un?actitud colaboradora, par correctamente las visceras internas y las
mientras el médico le va dirigiendo, tinosa­ maniobras que deben hacerse para el efecto
mente en la tom a de las posiciones necesa­ se describirán en los capítulos correspon­
rias; debe descubrirle la región a examinarse. dientes; y aunque para las estructuras su­
También el médico debe estar absolutamen­ perficiales también existen maniobras espe­
te cómodo para reaüzar las maniobras sin ciales, sin embargo, todas están basadas en el
obstáculos que puedan impedir una buena sentido común y en J a Fisiopatología.Fig.
percepción; debe estar con las uñas cortadas 12-1 P>
y con las manos calientes. El enfermo se Cy E R C U S Í O N ^ Es el procedimiento médi­
siente muy incómodo cuando se le palpa con co que permite reconocer diferentes tipos de
las manos fríaspy ademas el frío estimula la sonidos ¿T dar peaueños-golpecitos con 1n
contracción muscular que dificulta la palpa­ punta de los de dos en diferentes partes del
ción de los órganos internos, especialmente' cuerpo.
abdommo-pelvianos- ~ CARACTERISTICAS DE LOS SONIDOS: Como
Por otra pai te, la maniobra propiamen­ tan to la percusión como la auscultación tie^~
te dicha debe hacerse en forma suave, pero nen que ver con los sonidos-Q ruidos, vamos
' sostenida, de tal manera que no vaya a des­ a hacer un pequeño paréntesis para recordar
pertar dolor o contracturas musculares que hoy, y tenerlas, presente ^siempre, las caracr
motiven el rechazo de la mano del médico, terísticas de los sonidos en general, que son
y en cambio dure todo el tiempo que sea ne­ los elementos que nos servirán para estudiar
cesario para que la percepción sea total. Es los ruidos del cuerpo. Estas características
preferible palpar una vez bien, aunque sea ^Json? (ñ t^ s id a d ^ Cgño^Timbre y Duraciom)
demorándose un poco, airtes que paijgar Qntensidad:\ Tiene que ver con la amplitud
muchas vecesTen forma incompleta y causan­ Be la onda producida. Fig. 12-2. Lou u id o s
do las ¿ómiguienies TTTUtestiasT m ás intensos producen ondas más amplias:
QUE PALPAR Y COMO PALPAR: Cual­ mientras que los menos intensos, prodncen
quiera que sea la estructura normal o pato­ ondas menos amplias. Para el caso de la
lógica que se palpe, al hacerlo, el médico de­ percusión depende directamente de la fuerza
be estar pensando en qué detalles buscar in­ con, que produce el golpe percutor.
tencionalmente, con el objeto de no dejar es­ V jono:J Depende del número de veces que
capar nada; es decir, debe tener un esquema por segundo vibra el instrumento que _gro-_
mental de que debe buscar con la palpación. duce el sonido, es decir, del número de on­
Claro que cuando lleguemos al capítulo co­ das sonoras que se dan en un segundo. Los i.
rrespondiente, haremos una descripción deta­ t onos bajos vibran con una frecuencia jn ás
llada de que palpar y como palpar en esa es­ baja, y los altos con frecuencias altas, Fig.
tructura, pero desde hoy es necesario que el 12-3.
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/ m m m m

Fig. 12-2 Intensidad del sonido

Fi*. 12-3. Sonidos de diverso to n o : A, S oni­


do bajo, B, Tono alto.

Fig. 12-4 Sonidos de diferente duración:


A, Sonido Largo. B, Sonido cor­
to.

"Duración es el tiempo que efectivamente


dura' él-sonido, lo cual es me dible a través
deL-ofdo h umano o de instrumentos que
) Fig. 12-1 Algunos ejemplos de palpación
grafican las ondas sonoras. Fig. No. 124.
> Í QUE PERCUTIR) En realidad se puede per­
T im bre^ Depende directamente del material cutir cualquier parte del cuerpo, pero en la
l instrumental que vibra. Así, se puede dis- práctica se lo hace más en el tórax y-el ab­
' tinguir si lo que produce un sonido es un domen. que es en donde se puede describid
1 piano o un violín, a pesar de que ambos es- la mayor gama de sonidos, dependiendo esto
, tuvieran dando un sonido de igual intensidad de la diversidad de o réanos que en ellos se
y de igual tono. encuentran. Así, los pulmones, jel corazón,
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CUADRO No. 12-2


EXAMEN FISICO - GENERALIDADES

jP A L P A C IÓ lj

Oué Palpar Cómo Palpar __

l.- Los datos de la Inspección. 1- Haciendo con el tacto lo mismo


que hicimos con la vista.

2 .- Consistencia. 2 - Presionando suavemente entre los


dedos y comparándola con ele­
mentos conocidos:
Hepática, carnosa, ósea, leñosa;
normal; blanda, renitente.

3 .- Elasticidad. 3 .- Presionando para ver si cambia


de,form a o volumen y luego se
recobra.

4 .- Regularidad de su superficie 4 .- Reparando en la lisura o irregula­


o bordes. ridad.

5 .- Sensibilidad. 5 .- Ligeras presiones o . la suave pal­


pación pueden despertar dolor.
Si hay dolor espontáneo, lo con­
firma.

6 .- Adherencia a las superficies ve­ 6 .- Tratando de moverle de su sitio


cinas. y comparando su desplazamiento
con lo normal.

.7 .- Relación con los decúbitos. 7 - Cambiando de posición al pacien­


te para ver si se desplaza o no.
8 .- Relación con la respiración. 8 .- Haciéndole inspirar y espirar pro­
fundamente y midiendo el des­
plazamiento.

9.— Relación con los latidos. 9 .- Al tocar la estructura se compro­


bará si el latido nace de ella o
^ -r es trasmitido por una vecina.
:=r> **i'VsPí3 f'- v•y'YO. h
Rüp'fÜ’&íi. &tr

1iM P -
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d hígado, el traube y el intestino producen cuando ellos contienen más aire que lo nor­
sonidos tan distintos que hacen fácil su iden-. mal, como en el Enfisema Pulmonar.
Ificación. Nosotros creemos que la única forma
Los sonidos básicos son: de identificar a todos y cada uno de estos
íí claro^ÁjrfSipánico?) sonidos es oyéndolos, antes que leyendo:
SONIDO MATE¿) Es el„,gue .ge encuentra al cualquier descripción; de manera que, vaya
percutir los músculos .o sobre una viscera ma­ el estudiante a percutir en las zonas indica­
tea o hueca, pero llena de líquido; El~ejem- das y se satisfará; pero tenga en cuenta que
ío más típico es el que se da en plena masa sólo podrá sentirse plenamente satisfecho,
epática, y se caracteriza por ser de intcnsi- cuando reconozca dichos ruidos como lo ha­
ad débil, tono alto y duración breve. ce con la voz de una persona conocida, de
quien sabe que está en un lugar determinado
¡jjNIDO CLARo T\ Se lo llama también sonoro
con sólo, oírla.
es el que caracteriza a Ios-pulmones, lo.,
que ha servido para hablar d e j a sonoridad COMO PERCUTIR: Aunque desde que
ulmonar normal. Se trata de. un ruido de Auenbrugger, en 1761, aplicó la percu­
fuerte, .resonante, de. t ono bajo sión para el examen médico se han ido su­
ríe duración larga.. Percútase en un am­ cediendo diversos métodos percutorios, sin
b ien te cerrado y de buena acústica y se apre­ embargo, en la actualidad sólo se usan dos:
ciará aun a distancia las características ano­ el dígito — digital de Gerhardt, (1, 3) y
nadas. Nótese que este ruido se ha pro- el directo del propio Auenbrugger.
aducido en una...viscera .de- gran.„masa, pero Pero antes de describir estos métodos
íque también contieiig aire. ■. conviene que anotemos que para obtener
buenos resultados debe percutirse en un am­
^^gONlDO. Tgt’PANICQ: \ Es el sonido típico biente de silencio, poniendo al paciente en la
-•Hie' la ..cavidad abdominal, se origina en las posición adecuada para cada viscera, (La per­
j j /ísceras huecas que están llenas de aire, como cusión de cada viscera se describe en el ca­
^el intestino" v ía camara aérea del estómago. pítulo correspondiente); empleando correcta­
e caracteriza por ser muy intenso, de tono mente las técnicas generales que vamos a des­
ás.alto,que el claro y de duración larga. cribir y tomando en cuenta que la percusión
£ En el área de superposición de las tiene que hacerse con golpes suaves que
^visceras puede, encontrarse ruidos-.de -ca- provoquen la vibración solamente de las es­
racterísticas intermedias coino son-: el.soni- tructuras cercanas al sitio de la percusión; de
Hq. sub-maTeTjQué se observa en elrtórax, en lo contrario, si la percusión es demasiado
ifojs .sitios de interposiciórT'del pulrrión'con el fuerte, las vibraciones pueden provenir de
lugado. Sus características son una mezcla órganos lejanos que podrían dar sonidos pa­
tie la sonoridad-pulmonar y de Ja matitez rásitos y deformar el sonido que debe ob­
^epática. Igual sonido se encuentra en las tenerse. Fig. 12-5.
áreas de superposición entre el corazón y-las Percusión D ígito—D igital—| Fig. 12-6. Es la
lengüetas pulmonares. más usada y se procede de la siguiente ma­
I Se habla también de la hipersonoridad ; nera: El dedo medio de la mano izquierda
¡es decir, de un ruido.fuerte, detono.más.ba- (dedo píesnñetro)se aplica suavemente~sóbre
j¡o,-y de mayor duración que el sonido claro» la zona que ,se va a percutir, mientras que el
de:.los-pulmones, y que puede encontrarse'" dedo medio de la mano derecha,- flexionado
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Fig. 12-6 Percusión digito—digital

Fig. 12-5 V ibraciones originadas a diferen­ m


te profundidad de acuerdo con la
intensidad de la percusión m
m
parcialmente, (dejdo.martillo), golpea sobre patoria, es decir, se puede aprovechar m
eL.plesímetro.- por* detrás^'de la-uña. Los mismo tiempo el sentido del oído y del ta c * »
golpes deben ser suaves y pueden sucederse to. ^
varias veces hasta lograr identificar con clari­ p erc u sió n ;DirecfeuV Fig. 12-7. Se e m p le ^ j
dad el sonido que produce antes de pasar a para percutir sobre las ciavícuiasFel-estemóráljS
otro sitio. y en general sobre los huesos, pero -tamhiéreii
Los errores más frecuentes que detec­ para J a Jaús.queda.; de ría ,Onda_Ascítica. Fig.^
tamos en los estudiantes son: el primero, 12-7, según veremos más tarde. Consiste erí
que asientan a la vez varios dedos, con lo la^pKcádófT'gire^M'ioirfg^la^iel-'de-k, zona^jj
cual ahogan el sonido que se produce y la escogida, dglgolpe,percutor.
percusión se dificulta; y el segundo, que gol­
pean con el pulpejo del dedo martillo con lo A U S C U L T A C IO N : Es el procedimiento
cual la dirección del golpe es oblicua y la médico que también utiliza el sentido de'
calidad del sonido es deficiente; lo correcto oído para el descubrimiento de alguno:
es que la última falange caiga perpendicular­ signos m uy valiosos. Como debe reconocer
mente, para lo cual es requisito indispensable sonidos, su análisis debe hacerse tambié
que la uña esté perfectamente cortada. basándose en las características generales d
Además es conveniente que el movi­ los mismos, es decir, en la intensidad, el to­
miento percutor nazca en la muñeca o en la no, el tim bre y la duración que ya fueron
articulación metacarpo — falángica del dedo antes descritos.
martillo, y no en el codo ni en el hombro, QUE AUSCULTAR: En general sirve para
para evitar que el golpe sea demasiado fuerte. o ír los ruidos que se pueden producir nor-i
Cuando la técnica es correcta, aparte mal o patológicamente en cualquier parte-
de obtener sonidos de buena calidad, el dedo del cuerpo; pero en la práctica sirve para oír
plesímetro puede percibir una vibración que los ruidos que se producen en los pulmones^
hace de la percusión una técnica también pal- el corazón, el intestino y los vasos arteriales
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Fig. 12-8 Estetoscopio biauriciüar

Fig. 12-7 Percusión directa.— A: Sobre los


i huesos. B: Para buscar la onda
Fig. 12-9 Cam pana m onoauricular
ascítica
i
i
j^ y venosos de cualquier parte del cuerpo. Se-
_ gún veremos a su tiempo, el reconocimiento
™de los ruidos patológicos o los cambios de
^características de los ruidos normales tienen
^inigualable valor para el diagnóstico.
COMO AUSCULTAR: Desde que Laennec,
™(2) en el siglo XVIII, inventó el estetoscopio
^ p a r a mejorar la auscultación que ya la em-
^ p le a b a Hipócrates, los procedimientos bá­
s i c o s no han cambiado mucho. En la actuali-
Fig. 12-10 A uscultación directa
8^ dad lo que más se usa es la auscultación con
^ e l fonendoscopio o estetoscopio biauricular, 12-9. La auscultación directa, aplicando la
Fig. 12-8; pero también se usa mucho en la oreja al cuerpo del paciente, se usa poco o
"o b s tetric ia, la campana mono auricular, Fig. nada, Fig. 12-10.
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Los fonendoscopios del comercio co­
mún, en su mayoría, están fabricados de
acuerdo con las normas internacionales y no
es necesario aquí que entremos en detalles,
pero sí queremos aconsejar a los estudiantes
que inician su aprendizaje, que lo hagan con
un buen aparato, que transmita con fidelidad
los sonidos, y no con uno que más bien los
amortigüe. Es conveniente que el extremo
que se aplica al paciente tenga acoplados la
campana y la membrana, (Dúplex) y que los
extremos auriculares que se acoplan al médi­
co, sean movibles con el objeto de que las
olivas que entran en el orificio auricular ex­
terno sigan la dirección del conducto auditi­
vo y permitan la llegada, sin interrupciones,
de las vibraciones sonoras, a la membrana del
tím pano. Fig. No. 12-11.

El ambiente en que se ausculta debe


ser de silencio, lo que no siempre es posible
conseguir; el fonendoscopio, especialmente Fig. 12-11 C orrecta colocación del fonendos­
copio en relación al conducto au­
la campana, debe estar perfectamente acopla­ ditivo externo.
do al cuerpo del paciente, puesto que lo con­
trario permite el ingreso de ruidos parásitos oirá. Por tanto durante el proceso de apren­
y no recoge bien las ondas sonoras produci­ dizaje, el estudiante debe hacer incapié en
das en el órgano que estamos auscultando. practicar hasta dominar lo que hay que aus­
Esto sucede con frecuencia en los tórax del­ cultar, y hasta educar su oído para percibir
gados en los que los arcos costales sobresa­ sonidos cuya intensidad bordea los límites de
lientes impiden que la circunferencia de la la audibilidad. Cuando alguna vez se tenga
campana se aplique totalmente a la piel. En que auscultar directamente, debe interponer­
éstos, es mejor usar la membrana. Pero, se entre la piel del enfermo y la oreja del
cualquier instrumento que se utilice, la cam­ médico, un paño fino; ésto, por obvias razo­
pana o la membrana, debe aplicarse muy sua­ nes.
vemente, porque lo contrario impide una
buena transmisión de las vibraciones porque
BIBLIOGRAFIA
las amortigua, salvo en contados casos que
1.— Gerhard, W.W.: L ectures o n the Diagnosis,
serán expresamente indicados en su opor­
Pathology and T reatm ent of th e Diseases
tunidad, la aplicación suave del fonendosco­ of the Chest. Philadelphia, Haswella y Ba-
pio es una norma obligatoria.- rrington, 1842.
2.— Laennec, R.T.H .: De 1* A uscultation Media-
Por otra parte, mientras se ausculta, el
te. París, Brosson et Chaudé, 1819.
médico debe concentrar su atención y man­
3.— Skoda, J.: Abhandlung ü ber Perkussion und
tener presente un esquema mental de que' es A uskultation. Vienna, Mosle y Braumüller ,
lo que hay que oír, pues si no lo piensa no lo 1839.
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-91 -

CAPITULO 13

ACTITUDESJif DECUBITOS _

ACTITUDES: Se-=refiere - a -las -diferentes


posiciones.que puede adoptar el individuo sa­
no _o. enfermo. Como todos sabemos, fisiológi­
camente, una persona puede estar en posición
de pie, sentada o acostada. La posición acos­
tada tom a también el nombre genérico de
decúbito. Como estas actitudes son por de­
más conocidas sólo las revisaremos ligera­
mente, dejando más bien la posibilidad de
hacer incapié en la patología.
Actitud-de pie: Supone una absoluta
coordinación de funciones entre los sistemas
nervioso ,-muscular y óseo; cualquier altera­
ción en uno de ellos puede suponer impor­
tantes cambios en relación a lo normal. Se
reconocen tres formas básicas de esta actitud,
Fig.No. 13-1: Normal, de descanso y firmes,
siendo la más estable y reposada la de des­
canso pues aumenta la base de sustentación.
La más inestable es la de firmes ya que la
línea de gravedad del cuerpo pasa m uy por
delante de las rodillas y maléolos debido
al necesario desplazamiento que hacia adelan­
te hace el tórax. La actitud normal permite
que la línea de gravedad pase por la mitad
de la cabeza, el hombro, la rodilla y el ma­
léolo externo.
Sobre la descripción .de la posición Fig. 13-1 A ctitudes norm ales

sentada no insistiremos, sólo anotaremos m olesta, s u . dolencia. Sonjpasívos).losjdecu­


que al asumirla^a presión intraabdominal au­ bitos ,en_ que.quedan los enfermos.comatosos^ ■
menta significativamente, lo cual determina q uejsjL4e.jaiL4ominar to talmente p o jjá gra-
importantes posibilidades de alteraciones fi­ vedad,, Algunos autores llaman decúbitos
siológicas que las iremos conociendo poco a forzados-, a los que. toman .los.pacientes obli­
poco en cada capítulo. gados por su enfermedad.
DECUBITOS: Se los clasifica en Áct|vQ^y. Los ..decúbitos, normales spn: dorsal,
PasivosTT Son decúbitos activos los que to ­ laterales der'echó e izquierdo,-y ventral; estos
man las personas.sanas o los enfermos que_se mismos decúbitos pueden "ser activos, forza­
acuestan de la manera que les hace menos dos y .pasivos.
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A
LAMINA II

Fig. 14-5 Ictericia. A: Esclerótica. B: Piel Fig. 14-6 Manchas melánicas. A: Liquen
del abdom en. C: Palmas de las plano m elánino (C ortesía del Prof.
manos amarillas. Dr. Holguer G arzón) B: Enferm e­
dad de Addison.
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-92-
Decúbito dorsal: Es la posición en la que la
personase ¿ñcúentrá acostada sobre su espal­
da. Voluntariamente no es tolerado por
mucho tiempo ni siquiera durante el sueño.
Las -personas -con-hernias -del-hiato rápida-,
mente sufren'de molestias esofágicas por el
reflujo del contenido .gástrico (1)* debido a
que aumenta el ángulo gastrovesofagico-y se
transmite ' más Ja;-:presión - intraabdominal
Fig. No. 13-2.

Decúbito lateral; E r:rdeMado~derecho es el


mejor tolerado-, p u ^ ^ e r tó te ;.g u g ;-eJUpe59
del- hígado-descanse;, directamente sobre la
cama y que?; el- estómago se¡ ^ci^^másjFácü-
mente ren-.-jel’-duodeno, Fig. 13-3; sin em­
bargo, enría hernia ~del hiato'no puede tole­
rarse pues también abre el ángulo gastro-eso-
fágico y facilita el reflujo. -El lateral izquier­
do es el menos - fisiológico porque ., debe
soportar tanto el peso del hígado como el del
estómago y más aún si está llenó.
En -las-ocupaciones pleurales, Ios-pa­ Fig. 13-2 A cción de la presión intraabdom inal
cientes .prefieren estar sem isentados y ade­ sobre las hernias del hiato.
más incÜnados sóbré"el la'do afectado, puesto
que así permiten que el lado opuesto, sano,
realice una respiración vicariante, Fig. No.
13-4. Los. .enfermps-jcpr^-carcüo en
cambio, si bien prefieren ^.posición semi-
sentada, sin embargo, no^toleran losdecúbi-
tos laterales, ¿oWe„todo-el:izquier.do, pues_al
favorecéf ¿rcM ta'ctcrdeLcQrazón con la pa­
red costal, lo sienten más y pueden sufrir d.e
sensaciones desagradables como palpitaciones,
ahogos-.y-dolores.;.opresivos, aparte de que
pueden „oirsersus prppips_latido.§ pardíacps, lo . • Fig. 13-3 V aciam iento del estómago en el duo­
cual les impide-eLsueño. Los enfermos con - deno en el decúbito lateral derecho.

crecimiento de las cámaras derechas, pueden toleran, pero sí- 'en /cámbio Jos-'-enfisema-
no tolerar el decúbito lateral derecho. tbsós, a los queja-presión intraabdominal les
Decúbito^ventral: Es aquel en el que se en­ ayuda en ja éspiración. Varios ejemplos más
cuentra una persona cuando se acuesta boca pondremos sobre los decúbitos en los capí­
abajo. Puede ser considerado fisiológico por tulos que lo ameriten, pero haciendo notar
las mismas razones que se dieron para el la­ su correlación fisiopatológica con la Semio-
teral derecho. Los enfermos cardíacos-no Jo lógica.
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LAMINA I I I

Fig. 14-10 Dermografismo rojo Fig. 14-13 Petequias


v:iv www.medibooksnica.net63.net - 93 -
1.— COLOR: Sabemos por la fisiología,
que e l color de la piel depende de la_ con­
fluencia de varios .factores como”'son: él
grosor de la epidermis y dermis, del grado - de
vasodilatacion de los. vasos,
la'cañtidad de sangre que circula por eííós,
igual que.de Ja. cantidad y calidad de. hemo-
..globina que contienen los, glóbulos rojos, y
de la .cantidad .. de. pigmento melániccr que
contienen .losvmelanocitos_y -melanóforps.
Cualquier variación en uno de estos factores
es capaz de producir cambios generalizados o
localizados del color de la piel. El cuadro
No. 14-1, nos señala que examinar y como
examinar, pero teniendo en cuenta que para
£ Fig. 13-4 A ctitud del paciente con derram e
pleural
hacerlo, es requisito básico el disponer de luz
natural.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 14-1
t 1.1: .LA PALIDEZ se..presenta siempre que
^ BIBLIOGRAFIA haya modificaciones en los vasos dérmicos, o
9 en ja sangre. En efecto, todo lo que sea capaz-
1.— Johnson, L .F., and D em eester, T.R.: Twen­
ty—four h our pH m onitoring of the distal de producir vasoconstricción pariférica -pro-
esophagus—a cuantitative m easure of gastro­ duce.palidez generalizada o localizada. Así
esophageal reflux. Amer. J, G astroenterol.
vemos por ejemplo en el frío, en el miedo,
62: 325—332, 1974.
en el shock, en algunos dolores intensos, en
* las crisis hipertensivas de algunos pacientes.
La mayoría de éstas tienen como causa una
descarga adrenalínica que, actuando sobre los
^ CAPITULO 14 receptores alfa adrenérgicos, producen vaso­
constricción (2, 3 ,4 ) casi todos son de dura­
i ción transitoria.
| EXAMENJDE -LA PIEL „ La .-calidad y. cantidad ..de sangre tam­
bién son factores que pueden -dar palidez.
Í
y Es un tiempo importante del examen Así: en-las anemias,, causa, más frecuente de
IP médico en el cual juega papel preponderante palidez duradera, se debe a la disminución de
^ l a inspección, pero también la palpación. glóbulos rojos y del pigmento hemoglobina.
SórTrnucíios los detalles que debemos tomar En Jas ..hemorragias abundantes, sobre todo
^ en cuenta en el examen dé la piel, y nosotros en las linternas, lar palidez progresiva, e.s uno
^ lo vamos a hacer, pero sin entrar en los deta- de los.signos_valiosos para el diagnóstico de
^ lies de la Dermatología, sino más bien en los hemorragia, interna. En los pacientes con
"■ que tienen que ver conjos procesos genera^ Ca., a la palidez .generalizada por la .anemia
^ les, como._s.cm,: 1o. colppj 2 q . .temperatura^ se suma un color amarillo terroso. L a:Fiebre.
^ 3o. humedad, 4o. Casticidad,' 5o. .lesiones. reumática^ ^ E n d o c a rd itis -bacteriana.: sub-
cuíaneas.de -causas internas! 6o. el pelo..y , aguda, la: insuficiencia aórtica, son. causas
* 7o. las uñas. •, ■frecuentes. ...... ..
I
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94- fv ‘• ■ » O
-A>

CUADRO No. 14-1'

EXAMEN DEL COLOR DE LA PIEL

Qué examinar Cómo examinar

l’.l: Palidez. Fig. 14-1 1.1: Suficiente con la inspección, pe­


ro con la luz natural. Debe bus­
carse en toda la piel y además en
las conjuntivas palpebrales, cavi- '
dad bucal, palmas de las manos y
plantas de los pies.
1.2: Rubicundez (Rojizo) 1.2: Observación, v j\t, ^
Fig. 14-2
1.3: Cianosis (Morado) 1.3: Observando los labios, lengua,
• Fig. 14-3 mucosa bucal, lóbulos de la nariz,
orejas, uñas de las manos y pies,
pulpejos de los dedos, resto de to­
da la piel.
Transiluminando las uñas o len­
gua, u oreja. (Fig. 14-4)
1.4: Ictericia (Amarillo) 1.4: Observando: La esclerótica, piel
i Fig. 14-5 de todo el cuerpo, especialmente
tórax, abdomen y car?, interna,
de los brazos, y la mucosa bucal.
0 \ \ ? C V v>. ' '• ^ — Comprimiendo la piel con una
placa de vidrio, con lo curd, al
£.‘ f »■. .. .r A T, ' • 'i> vaciarse la sangre, se nota más el
color amarillo.
— Inyectando subdérmicamente una
gota de suero fisiológico, con lo
que se observa una ampolla ama­
rillenta por la disolución de la
bilirrubina que produce la icte­
ricia.
1.5: Melanosis (Hiperpigmentación 1.5: Simple observación de toda la
melánica). Fig. 14-6 piel, y mucosas de la cavidad bu­
cal y vaginal, si es necesario.
Se pondrá especial atención en
los sitios expuestos a los roces y
a la luz.
1.6: Despigmentación (Leucoderruías). 1.6: Simple observación de toda la
Fig. 14-7 piel y mucosas. Cuando es cir­
cunscrita hay que buscar en sitios
simétricos.

Fig. 14-1, 2, 3, 4: Lám. II. Fig. 14-5A, B y C: Lám. II. Fig. 14-6A y B: Lám. II. Fig. 14-7 Lám. III
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La palidez segmentaria debe ser motivo 4e roce (cuello, cintura, codos, rodillas); en la
de especiál análisis: en esencia significa di­ boca, la lengua y los carrillos .en Jo s que, se
ficultad segmentaria de la circulación pe­ presenta como manchas de color café, obs­
riférica, como se ve en las obstrucciones curo; los pezones, la línea alba y los geni­
arteriales (Trombosis) de las piernas por ejem­ tales externos;-las líneas de la palma de las
plo. En estos casos, a la palidez se "suma :manos.':
la-frialdad del miembro1 y la^ausencia_del
Por hoy sólo mencionaremos además
pulso arterial de la “arteria rcpmpriMne'hda.
a las hiperpigmentaciones en la cara, como el
En la enfermedad de Raynaud,“ se...presen
cloasma del embarazó’y de -algunas hepatopa­
ta una palidez de dedos --de- manos y i pies
rtías e -insuficiencia ováricas. Otras hiper-
que va seguida de cianosis-
pigmentaciones por metales son m uy raras
1.2: LA-RUBÍCUÑDE-Z. También es_un fenó­ en nuestro medio. Las p a n c h a s azuladas en
meno -vas ciííS ^ b 'h e m ático que .puede-ser los ^sitios de la inyección de hierro adminis-'
localizado o generalizado. La vasodila- trado iparenteralmente son en cambio fre­
tación periférica que permite mayor añujo cuentes.
de sangre a la piel explica el fenómeno. El
1.6: DESPIGMENTACIONES.- No deben
excesivo calor ambiental, la fiebre, el ejerci-
ser confundidos^coñ*T¥~palidez. El albinismo
cio, los “colores que suben a la cara”,por reac­
es -la despigméntacion total deJa.piel, cabe lio,
c i o n e s emocionales,-las' -“llamaradas de .ca-
cejas, pestañas. y. vellos del cuerpo, del iris
P lor” de la menopausia, son unas pocas de las
y de la coroides de los ojos. El vitÍligo, \ 1
P causas más frecuentes de rubicundez transito­
demuestra manchas leuco dérmicas disp u cs-^
ria.
tas simétricamente, que pueden progresar has­
&
Muchas intoxicaciones o reacciones ta despigmentar amplias extensiones.
3 alérgicas producen rubicundez-generalizada
^ o..segmentaria. En las poligiobulinas, coino^ m W E R A T U R A ^ Se .examina ;cc;i
-el dorso de los dedos de la mano, Fig 14-8,
en la primaria de Vaquez — Osler, es lo ^ /
comparando siempre en los lados simétricos
^ más típico.
del enfermo. También pueden usarse los
^ 1.3: LA CIANOSIS' supone u n ^aum ento-de termómetros dérmicos, pero en la clínica
£ la cantidad, de hem oglobina reducida.,de .la,< basta lo antes anotado. Con este procedi­
sangre, y por ten er que ver con el-funcio- miento se pueden apreciar variaciones cuali­
9 namiento.. de los aparatos .Cardiovascular-y tativas del calor, es decir, los aumentos y dis­
pulm onar especialm ente, la estudiarem os en minuciones.
^ ellos.

® 1.4: ICTERICIA,- Su estudio m uy deteni- j |g g j S


^ do del' qüfTy' cóm o exam inarla lo haremos
^ e n el capítulo que se reñere al hígado y
" v í a s biliares, aunque su causa no dependa
$ sólo de ellos.
^ 1 . 5 : -MELANOSIS- La Hiperpigmentación
»N generalizada, más característica es_ la deóla
Enfermedad, de. Addison, que afecta a;-toda Fig. 14-8 E xam en de la T em peratura de la
H la.-piel, pero especialmente a l a - c a r a , sitios piel
-96-
www.medibooksnica.net63.net W3
Cuando no son producto de la fiebre, QUE EXAMINAR Y COMO EXAMINAR: Se de­ i
los aumentos locales obedecen a procesos be examinar la cantidad, el olor y la distri­
inflamatorios de cualquier etiología: trau­ bución. Como puede deducirse, sólo se
máticos, infecciosos, alérgicos,etc. requiere de la inspección, ocasionalmente *
La frialdad de la piel que no es pro­ de la palpación para confirmar un sudor muy i
ducto de la temperatura ambiental ni de fino, y del olfato. Pero, una auténtica cuan-
t
las hipotermias generalizadas, casi siempre tiflcación de la cantidad de sudor es muy
traducen trastornos vasculares funcionales u difícil, sin embargo de lo cual, cuando es «
orgánicos. De estos,, el más grave es la oclu­ muy abundante, puede registrarse aproxima­
damente, pesando al paciente. También tie­
i
sión arterial que puede conducir a la gan­
grena de los tejidos afectados, y que se acom­ nen valor, pero clínico, los síntomas de aste­ i
paña de la desaparición del pulso corres­ nia notable y aun de deshidratación con «
pondiente, según hemos dicho antes.
'3 . - HUMEDAD.— La humedad de la piel
desequilibrio • electrolítico que puede pre­
sentar una persona después de grandes sudo-
«
depende de la.perspiración insensible^ del raciones. i
sudor. La primera es la que se hace por los Se llama Hiperhidrosis al aum ento“del i
-poros de.la piel y que sirve para eliminar-va^ sudor; Anhidrosis a su disminución notable
por..de. agua, C0.2 y calor. Se debe a la eva­ o desaparición; Bromhidrosis, al m á l ^ o r ;
i
poración. íderilíquido ..intersticial :igue aflora se cita además la .Cromhidrosis, sudor-de co­ i
hacia la periferie (1). lor, que nosotros no hemos visto. €
El su d o n e s la perspiración. sensible, ^
objetivada por las gotitas características que. jf ^ e r h iíü ’osis: Sus causas son múltiples y i
se depositan sobre la piel. todas relacionadas con los trastornos-de al­
Como sabemos por te fisiología, el guno de los factores-qué regulan el sudor,
sudor interviene en los mecanismos • termore- así : El calor del medio ambiente, .como en
guladores .ya que al gxpulsar::agua-;estártam- los climas cálidos, habitaciones muy calien­
bién expulsando calor; pero también sirve tes, baños turcos etc. La fiebre, producto del
como emuntorio accesorio del cloruro de so­ calor interno del cuerpo, al momento de la
dio, urea, creatiniña, ácido láctico y otras. defervescencia produce intensa sudoración
En su regulación intervienen varios factores generalizada. Algunas afecciones nerviosas,
como son: Las-glándulas sudoríparas-ecrir como: el histerismo, en el que la sudoración
nas-y-apocrinas., que son las encargadas de puede ser generalizada o localizada a un si­
secretar el sudor; encentro del sudorTy d éla tio determinado del cuerpo; en las lesiones
termoregulación situados en. el -hipotálamo; que exitan al simpático cervical, la sudoración
el -.sistema -'nervioso meurovegetativo que puede ser localizada al lado afectado; las
transmite las "órdenes-centrales a .las glándulas náuseas y el dolor de cualquier origen y el
sudoríparas para estimular o frenar su secre­ vértigo pueden producir intenso sudor; de­
ción. Por tanto, cualquier causa que sea ca­ cimos lo mismo de'las endocrinopatías, co­
paz de estimular o inhibir a estos factores mo: el hipertiroidismo, la menopausia, la
producirá aumento o disminución del sudor, hipoglicemiajde los trastornos de la nutrición,
pero obviamente, el estimulante más frecuen­ como: los mal alimentados, anémicos,
te del sudor es el calor ya sea producido en los convalecientes. (En nuestro medio, al
el cuerpo o el proveniente del medió ambien­ convaleciente que suda inmediatamente des­
te. pués de la ingesta, le suelen decir, popular­


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-97 -
mente que “le ha cogido el alimento”). En al­
gunos trastornos circulatorios como: en el
|9 ;shock, en el que suele ser frío y en la in-
suficiencia cardiaca. En algunas afecciones
_ como la fiebre reumática y la Tb. pulmonar,
™ en las que suele ser nocturno; y no pode­
mos dejar de indicar a las causas psicogenas o
emocionales, de las cuales, las que afectan a
^ las manos y pies pueden convertirse en autén-
^ ticos problemas de timidez y desajuste social.
^ W ih id ro sis: La causa más frecuente de-piel
a seca':..es-rla:“deshidfátación;-- pero además al­
gunas dermatopatías como la esclerodermia
^ y la ictiosis. El mixedemause acompaña de
Fig. 14-9 E xam en de la elasticidad de la
piel seca, igual que.;algunas-colagenópatías
piel
_ como las Dermatomiositis y el síndrome de
™ Sjogren; A y
9 Bromhidrosis.— El'sudor •'proveniente-dé las y laxa. Algo semejante puede verse en per­
H glándulas t ecririas ^no^ aportan ;para rel^olor. sonas que han sufrido de grandes ascitis o
LasrapocrinasTpueden ser-emimtprio|de-algu: tumoíes abdominales. También es muy laxa
t nos "condimentos alimenticios;¿y;f de-algunos
en los emaciados.
9 medicamentos. ■_ Las variaciones raciales del
Suele ser tensa la piel infiltrada por
|jj) olor del sudor deben ser tomados como
edema o enfisema subcutáneo, además pue­
normales; la: dependiente,, de la contamina-
de tener una apariencia fina y brillante.
9 ción bacteriana produce mal olor, igual que
£ la que es producto del desaseo. En la clínica v ^ -E s gniesa. y rígida en el mixedema, en
importa el olor urémico del sudor de los en­ el Cushing y.la acromegalia.
i fermos con uremia, que suele acompañar al
5 . - LESIONES CUTANEAS DE CAUSAS
P aliento de igual característica. INTERNAS:
i 4 ELASTICIDA D .-*--S e «¿examina -pin-
5.1 JACULA, es una mancha de la piel
P zando. entre, . dos - dedos ■un .vpliegue- de^piel que ni se eleva ni se deprime del nivel de la
P Fig. 14-9. Normalmente, en los niños y jó- piel. Entre éstas tenemos a:
venes es sumamente elástica pues, luego del El„eritem a, que puede s^r generalizado o
* pinzamiento, .vuelve inmediatamente a su circunscrito y que se caracteriza por.seríele
£ condición normal." Conforme se avanza en color rojizo, producto. de la .congestión vas­
^ edad va perdiendo poco a poco su elastici- cular y que desaparece aL-presionáríó,"lo
9 dad hasta que en los viejos pierde su grosor, cual se evidencia más al hacerlo con una
^ se hace más transparente, especialmente en placa de vidrio. Podemos dest.acar,al eritema
H' las zonas descubiertas, se pliega fácilmente de ¡las. emociones; de los .rozamientos y p r e ­
v y su poca elasticidad determina que se des- sione?. sobre, la piel; al dermografísm o^pjoiy
" pliegue lentamente. En las mujeres que han que se ve en elliipertiroidismo, Fig. 14-10, y
^ tenido hijos, la piel del abdomen demuestra, que se lo busca haciendo unas rayas sobre la
^ a más de los viviceps, una piel poco elástica espalda con un objeto romo, se espera unos
Fie. 14-10. Lám. I II
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98-
segundos y entonces aparecen las lineas tra­
zadas de un color rojo que demora m ucho en
desaparecer; también se las ve en algunas
neuropatías. Los eritemas de muchas enfer­
medades que afectan a la-niñez, como el sa\ ^ \
rampión, la escarlatina^ la rubéola,-la varice-v -^
la, y otras que afectan también a los adultos
como la fiebre-tifoidea y. la erisipela. Fig.^_y
14-11. Mencionamos también a los de las
alergias e intoxicaciones. Muchos otros
eritemas los conoceremos en otros capítulos.
Manchas hemorrágicas: Equimosis y Pete-
quias: Las primeras, que pueden~ser secun­
darias a traumatismos o a trastornos de la Fig. 14-14E N ódulos. E nferm edad de V on Ro-
coagulación, suponen ruptura vascular y fuga^J cklighousen
de la sangre al intersticio; su color varía de A
5.3 ^VESICULAS: bolsitas que asientan en
acuerdo con el paso de los días y la degrada­ la: epidermis, llenas de liquidó sbroso-que
ción de la hemoglobina, desde el azul-mo.radp cuando se infecta se convierte en pus y ü a a
hasta el amarillento; ocupan una superficie la ^formación el nombre de pústula. Fig.
amplia y pueden distribuirse en variadas zo­ 14-15. En la medicina general interesa las de
nas-del cuerpo Fig. 14-12. Las petequias, la varicela, que son el siguiente paso de las
Fig. 14-13, propias de las púrpuras, son manchas eritematosas con las que se inicia la
m anchitasjojizas, de forma redondeada que, erupción cutánea de la enfermedad. En la
igual que las equimosis,'no. desaparecen con vacuna de la viruela es típico que el eritema
la presión, son del tamaño de lentejas o más del sitio de la vacuna, se convierta luego en
pequeñas como de la cabeza de un alfiler, sue­ vesícula, más tarde en pústula y por fin en
len presentarse eii grupos a. veces m uy nume­ costra, que al1caer deja una cicatriz indele­
rosos y asientan en diversas partes del cuerpo, ble. Mencionaremos también a las vesículas
pero se las ve con más frecuencia en el abdo^/ del herpes simple, que asientan sobre todo al
men y miembros inferiores; son microhemo rededor de la boca, en los labios y comisuras,
rragias, producto de trastornos capilares y pero alguna vez también al rededor del ano
plaquétarios, pero también de los trastornos y genitales. Fig. 19-4. El-herpes de las
de la coagulación. enfermedades febriles también asienta al re­
5.2: PAPULAS: Son sólidas, del tamaño dedor de la boca. El más característico es el
de una'lentejaro*arveja, sobresalen en la piel de la neumonía neumocócica. E l herpes
y son patológicas. Pueden verse en la sífilis, zoster, en cambio, produce vesículas que
lepra, tuberculosis. Fig. 14-14.«, asientan a lo largo de los nervios periféricos,
evolucionan a pústulas, luego a costras que
Debe diferenciarse de los nódulos cuando caen dejan cicatrices indelebles; son
qua-S-on elevaciones de tejido duro loca­ infecciosas, producen fiebre e intensos dolo­
lizado en la dermis o en el tejido celular res de la zona afectada. Fig. 14-17. Sólo
subcutáneo. Pueden estar .provocados'por por su frecuencia mencionamos a las vesículas
procesos inflamatorios o tumorales. de las quemaduras de la piel y de los roces
Fig. 14D - Fig. 14E. frecuentes de la misma.
IA 11. . r. Lám . V. Fie. .14-1 7A y B : Lám.
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- ^.4: ..PUSTULAS.- Llamamos la atención piel o a las capas más profundas. Una de las
fpi^obre las del .acné .que asientan sobre todo más frecuentes es la úlcera varicosá. Fig. 14-19,
gljf^n. la cara-y :espaldáy pueden ser responsa- que asienta en la mitad inferior de la pierna,
¿ ¿ ¡ le s de importantes cambios psicológicos, única o varias, la mayoría de veces unilateral,
P ^ío b re todo en los jóvenes. de bordes festoneados, y rojizos .y que pueden
S ^ . 5 : ..NODULOS: Sonjonriaciones-patológi* estar rodeados de una zona más amplia de
■É^as de la .piel, de consistencia-sólida y de un piel cianótica. Se ve en las piernas con várices
¿jtóamaño variable-entre 0,3 y 3rcentímetros de: muy evidentes o no, pero que en todo caso,
^m ám etro ,-, son redondeados u ovalados-y en el examen, demuestran severo daño en el
P erd u lariam en te lisos. Por hoy sólo mencio-,, retorno venoso.
iz a r e m o s a los de la fiebre.'Téümática, quley Otras úlceras frecuentes son las d e ;
pn raros, subcutáneos, duros, inconstantes decúbito o escaras, Fig. 14-20, que asientan
que asientan en las superficies de extensión en Ja_.regioñ. ¿"acro^oxijge^.glútea, y .-rara,vez
las articulaciones y sobre los huesos pla­ en la escapular y en los talones.' Se ve en los
jé e o s . También mencionaremos a los nodulos enfermos muy debilitados y encamados largo
^ a e l eritema nudoso, que asientan bajo el eri- tiempo en decúbitos más o menos fijos.
PÜbma correspondiente, son duros, muy dolo- Muchas otras causas, como las infeccio­
jg^isos, de tamaño variable, asientan sobre to- nes, traumatismos, trastornos neurológicos,
la cresta tibial, dorso del pie y cara exter- y el cáncer de la piel pueden producir úlceras,
í^ ^ a de los antebrazos, pero puede encontrarse pero las enunciadas más arriba son las más
jj^ m b ié n sobre los muslos; su etiología^es frecuentes.
^ m ú ltip le, y no nos corresponde revisarla
^ fq u í.
yl^/Las lesioneshasta aquí descritas, es de-
| ^ i r , a las máculas, pápulas, vesículas, pús­
t u l a s y nodulos- pertenecen;al grupo .de las
llamadas lesiones .primarias de. la . piel; tam- ,
El&én pertenecen a éstas los tumores dérmicos!'
-ESTRIAS: Fig. 14-18. Son-el-produc-
de la hiperdistensión.^e Ja-piel co n ju p ta:
Fig. 14-20 Ulceras de decúbito
^ r a de sus fibras~eiásticas. Las más típicas son
® 9 s del embarazo que asientan en la parte ba-
6.— PEL O :5: Como todos observamos, los
jgjj| del abdomen. Muy semejantes son las de
niños, sin relación con su sexo, tienen el
ascitis y de los quistes gigantes de ovarios.
pelo del cuero cabelludo, pestañas y cejas.
^ B n el síndrome de Cushing, asientan en la
En la pubertad, también en ambos sexos,
l i a r t e baja del abdomen y muslos, y son de se presentan los pelos de las axilas, del pubis
g r a ta r amoratado. En los anasarcas pueden
en su disposición triangular,y un poco en las
fv erse además en el abdomen y miembros in-
extremidades superiores e inferiores. Pero
É&riores, en las regiones glúteas, lumbar y en el hombre, conforme van subiendo los
m n en los senos. Los obesos también pue­ niveles androgénicos, van también aparecien­
d e n presentarlas en las zonas más distendidas. do los pelos de la barba, bigote, de la pro­
£ ^ .7 : ULCERAS.— Son pérdidas circunscrip­ longación umbilical del pelo pubiano y peri­
t a s de substancia que puede afectar sólo a la neal hasta cubrir los bordes del ano, y los
9 Fig. 14-18: Lám. V. Fig. 14-19: Lám. V y VII. *
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-10 0 -
de otras regiones como los del pecho, espal­
da y de los miembros, aumentando los que
antes ya existían. Estas observaciones lleva­
ron a Garn y Rook, a clasificar el pelo en:
“no sexuado” , al de la infancia; “ambisexua-
do” , al que es común para el .hombre y . la
mujer; y “sexuado”, al que es exclusivamente
del hombre. Cabe notar que la implatación
frontal del pelo en el hombre es convexa ha­
cia adelante, y en la mujer es cóncava (Mara-
ñón). Fig. No. 14-21.

Se llama hipertricosis al exceso de pelo.


Algunos autores usan la palabra hirsutismo
para describir a la aparición de pelo en sitios
anormales, por ejemplo, barba y pelo en el
pecho de la mujer. Fig. 14-22.
En la patología de las enfermedades in­
ternas, sobre todo endocrinas, tiene interés
el estudio del pelo, pues, en forma relativa­
14-21 Im plantación frontal del pelo en
mente pronta se afecta y aporta con algunos am bos sexos
signos; así: los acromegálicos pueden ser hipcr-v^ j
tricdsicQs; en el hipercorticalismo..masculino
hay aumento del pelo, pero en la mujer, ade­
más, si hay Wpersecreción andrógémc¥^üpra-
rrenal puede haber una distribución masculi­
na, con caída del cabello e implantación
frontal convexa, prolongación umbilical del
vello pubiano, barba, etc. Esto puede verse
también en la virilización climatérica.

S ^ L a caída del cabello en el' hombre es


una característica propia de su sexo y está
relacionada con la testosterona; pero en los
mixedematosos de ambos sexos puede ser
precoz. La disposición femenina del vello
pubiano en el hombre está relacionada con .
las hipofunciones gonadales .e hipofisarias.^ a
La caída del pelo axilar suele verse en el hi-
potiroidismo, además de los hipogonadismos
testiculares o hipofisarios. En nuestra raza
indígena, la escasez del pelo pubiano y axilar
es frecuente. Fig. No. 14-23. Fig. 14-22 Hijrsutismo
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LAMINA I V
C ortesía del Prof. Dr. Holguer Garzón.

14-14C Pápulas y vesículas: Reacción Fig. 14-14E Nòdulo. Lepra nodular.


alérgica m edicam entosa.
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SEGUNDA PARTE

EXAMEN DE
CABEZA Y CUELLO
LA CEFALALGIA

Dr. Carlos Guarderai R.


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- 101 -

Fig. 14-24 Uñas en vidrio de reloj

3ifc,-; ■-:£ .& S c tfe k < ''? - •‘'^V ’liarinffiliii’ifiVi)

Fig. 14-23. D istribución fem inoide del pelo BIBLIOGRAFIA


pubiano.
7 .- UÑAS: Las uñas en vidrio de reloj,
Fig. No. 14-24, son convexas en todas las
G uyton, A.C.: T em peratura corporal, regu­
direcciones, suelen acompañar a los'dedos.£n ( j ^ 1
lación térm ica y fiebre. T ratado de Fisio-
$ palillo , de tambor, que se presentan en las patología m édica, Interam ericana, México.
manos y ocasionalmente en los pies; son pro­ 5a. ed.. Cap. 72, p.p. 952, 1977.
pias de las enfermedades cianóticas.cróni— 2 Jenkinson, D.H.: Classification and proper­
^ cas y por esto es que tienen un color morado. ties of peripheral adrenergic receptors. Brit.
Med BulL, 29: 142, 1973.
^ En la endocarditis bacteriana subaguda pue-
3— Morán, N.C.: Adrenergic receptors w ithin
_ den verse hemorragias puntiformes que se ha- the Cardiovascular System . C irculation, 28:
^ cen más evidentes al presionar suavemente la 9 8 7 ,1 9 6 3 .
& punta de la uña. En las anemias son pálidas, 4_ Nikerson, M.: Adrenergic receptors: Circ.
p sin brillo y quebradizas. Res., 32 (SuppL 1): 53, 1973.

I
i
I
I
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- 102 —

CAPITULO 15

LA CEFALALGIA X

INTRODUCCION.— Injertamos, el estudio


de este síntom a en medio del estudio del
examen físico de la cabeza, porque mil veces
la cefalalgia es la consecuencia de un tras­
torno funcional u orgánico de cualquiera de
las estructuras de esta región del cuerpo hu­
mano, y porque para la precisión diagnóstica
no es posible separar la anamnesis de su exa­
men físico. Si se tiene en cuenta además
que, como Motivo de Consulta, es uno de
los síntomas más frecuentes, y que su anam­ Fig. 15-1 Z ona de referencia del dolor de las
estructuras situadas encim a de la tien
nesis rinde el más alto porcentaje para el éxi­
da del cerebelo.
to en su diagnóstico, creemos prudente que
el alumno se introduzca precozmente en el
estudio de este síntoma, cuyo dominio ade­
más le producirá muchas satisfacciones a cor­
to plazo.
DEFINICION.- Es el dolor de cabeza conoci­
do más comunmente como cefalea.
ESTRUCTURAS DOLOROSAS: Como sabemos
desde 1940, por los estudios de R ay y
W olff (20), las estructuras capaces de pro­
ducir dolor son: todos los tejidos pericra-
neales; las arterias extracraneales y las cere­
brales de la base del encéfalo; las venas de la
superficie cerebral y los grandes senos veno­
sos en los que van a desem bocar; las partes de Fig. 15-2 Zonas de referencia, del dolor de las
la dura m adre que rodean a la base de las estructuras situadas debajo de la tien
arterias durales. da del cerebelo.

Las estructuras que no,_son.sensibles al a la frente y regiones parietal y temporal de


dolor son* el cráneo; el parénquima encefá­ cráneo, Fig. 5-1, siendo que los estímulo
lico, casi toda la.superficie de las membranas dolorosos viajan por el trigémino.
que cubren al sistema Nervioso Central, las Las estructuras .situadas debajo de_4
cubiertas ependimarias de los ventrículos, los tienda del cerebelo refieren su dolor a lare-,
plexos coroideos, y las venas diploicas y gión occipital, y las vías conductoras de lo-*
emisarias de las superficie del cráneo. estímulos dolorosos viajan por elglosofarín
Las estructuras situadas encima de.Ja geo, vago y raíces raquídeas cervicales. (5).
tienda del cerebelo producen dolor referida- • Fig. 5-2.
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- 103-
^FISIOPATOLOGIA GENERAL- Los m e c a -
¡ ^ í is m o s básicos a través de los cuales puede
^ ^ r o d u c i r s e dolor son: * Í o .l a distensión, tor-
^ ^ i ó n o dilatación de los vasos in tra y extra-
M ^ ran eales; 2 o ..la inflam ación de cualquiera
|g | l e las estructuras capaces de percibir los
7 estím ulos dolorosos; y 3.o._la contracción
P ^ n u sc u la r exagerada y sostenida. Las causas
|Ü ^apaces de determ inar éstas alteraciones son
últiples, y aunque en este te x to n o nos
'oca analizarlas, sin em bargo, a lo largo del
j|£ s tu d i o de la técnica de exam en de la cefalea,
^g^-em os apuntando las m ás frecuentes. Fig. 15-3 C om portam iento de las arterias afec­
tadas durante la jaqueca.
Algunos ejemplos nos aclaran el pro-
“ ^jlem a: en la hemorragia subaracnoidea, la flujo sanguíneo aumentado. De esta manera
(C e fa le a se produce por ruptura y distensión se tendría los elementos que, operando en
^ d e los vasos de la aracnoides o de la piama- círculo vicioso., (espasmo muscular, doloi;
[_ d re p-n las zonas sensibles al dolor. ansiedad), explicarían la persistencia de esta
cefalalgia (7).
En la jaqueca, un período de vasocons­
t r i c c i ó n inicial determina hipoxia de los teji- Los tumores producen cefalalgia por
correspondientes al vaso, lo cual explica la tracción que ejercen sobre los vasos intra­
ts síntomas prodrómicos; pero más tardo craneales; mientras que los procesos inflama­
¿ay una vasodilatación intensa de las arterias torios lo hacen estimulando directamente a
era y extra craneales, Fig. 15-3, que de ter­ las zonas sensibles al dolor.
ina el dolor característico. Los investiga- La inflamación directa de. los vasos
pres señalan que la arteria estaría afectada arteriales produce cefalalgia, como en la arte­
Por un proceso de inflamación estéril (6), en ritis de células gigantes y en la periarteritis
que tendrían que ver mediadores vasoac- nudosa; mientras que algunos procesos in-
os (3), y trastornos en la síntesis de Tira- munológicos también pueden producir dolor,
mina por razones genéticas (21). como en la arteritis temporal (19).
* La cefalalgia periódica acumulada o de La neuralgia del trigémino parece de­
rton, se debería a la vasodilatación de berse a -una excitación por sumación tempo­
^ ca ró tid a externa, cuando el dolor se irradia ral de impulsos aferentes.
hacia las regiones supraoirbitarias; y cuando
EXAMEN DE LA CEFALALGIA: Incluye
® hace hacia abajo, o sea, hacia las zonas in- la anamnesis, el examen físico y los exáme­
fcaorbitarias, la dilatación sería de la carótida
nes complementarios. Pero, para su co­
mterna (9); además, se asocia intensa vasodi-
rrecta comprensión e interpretación es in­
" ic ió n dé las arterias intraoculares.
dispensable tener en cuenta que, a pe­
La cefalalgia por contracción muscular, sar de que se trata de un síntoma, sin
.presenta cuando los tejidos periféricos embargo, el examen médico debe ser com­
la cabeza, cara y cuello, especialmente los pleto, considerando al paciente como un
-_sculos, se contraen intensa y persistente- todo y no como algo que depende exclusiva­
rnte, los cuales además estarían con un mente de la cabeza. Por esto es que, aunque
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-104-
nosotros vamos, en este momento a analizar ca es frecuente encontrar que el motivo de'
el síntoma, sin embargo, para obtener conclu­ consulta es el último acceso que se inició ha^fiMÉ
siones definitivas y llegar a plantear un diag­ ce pocas horas, pero en realidad es um ¿Z §
nóstico etiológico, es indispensable hacer to­ a fe c c ió n \u e puede haberse iniciado m e s e s ^ i
da la anamnesis y examen físico del paciente. o años atrás. En cambio, en la carcin o m ato 'ttji
sis meníngea, el dolor es siempre de r e c ie n tf ¿ *
ANAMNESIS.-^- Para la mayoría de las cefa­
aparición, igual que en la meningitis. Z jm!
leas es el tiempo de examen más importante,
no solamente porque en muchas de ellas el 3.— Intensidad.— No tiene mucho valor p a ^ p ^
examen físico puede ser negativo, sino ade­ ra el establecimiento de la causa, pero sí e f l |( |
más porque, para todas, si el interrogatorio conveniente reconocer que, por su in te n s id a |te |
no orienta definitivamente sobre su etiología, el paciente acude más pronto al médico. Son
es muy difícil que después con sólo los otros dolores muy intensos los de las neuralgia™
tiempos del examen médico podamos estable­ del glaucoma agudo y de las hemorragia
cer sus características completas. subaracnoideas.
4 — Causa aparente: En la jaqueca, cua
Llamamos la atención sobre el hecho
quier tipo de estímulo físico, psíquico o bid
de que, como casi todo el mundo alguna vez
lógico es capaz de desencadenar el dolor,
-ha sufrido de dolor de cabeza banal que ha
es frecuente su asociación con la menstrua?
desaparecido con un simple analgésico, mu­
ción y la menopausia. Los trastornos e rd
chos pacientes y desgraciadamente también
cionales y los vicios de posición desencac
algunos médicos enfocan con cierta ligereza
nan las cefalalgias por contracción muscula¿
este síntom a y dej.m pasar casos cuy?, natu-r-
Las neuralgias del trigémino pueden iniciara
raleza puede se.' moy grave y aun U ú?\ Pero
per pequeños roces en la cara o ligeras pi
nosotros, con ei objeto de habiius-: -;'.csds el
siones en los puntos de emergencia a la si
comienzo al estudiante a hacer frente a este
perficie de sus ramas. Fig. 15-4. El ejercicl
síntoma, vamos a ser un tanto minuciosos
físico y el coito (8) pueden desencadené
en el interrogatorio.
cefalalgias de tipo vascular; también puedj
QUE PREGUNTAR Y COMO PREGUNTAR: hacerlo las infecciones, intoxicaciones,
Ventajosamente para el estudiante, la técni­ fiebre, la hipoxia de altura, la ingesta de
ca de la anamnesis de la cefalea es la misma cohol y algunos' alimentos que produc
de cualquier dolor, que ya fue estudiada en el vaso dilatación parecida a la de la inyecciójj
cuadro No. 3-2, más algunas preguntas que de Histamina. Los cambios de presión ba
le son propias, como: métrica aumentan las de la sinusitis. L o s:
1 .- Síntomas prodrómicos: ¿Tiene alguna vimientos del cuello desencadenan o inter
molestia, antes de que se presente el dolor de fican los de las espondilosis cervical. Los
cabeza? fuerzos de la vista (lectura, cine, T.V., eí
producen cefalalgias frecuentes. La que>
2.— Forma de presentación: Cómo empe­
origina por la tos, sugiere tum or intrac
zó el dolor?
neal.
CONSIDERACIONES A LA ANAMNESIS 5.— Sitio del dolor.— Occipital, en la
DE LA CEFALEA: De las preguntas hechas morragia subaracnoidea (10) y en la hij¡
casi todas tienen una buena razón para hacer- tensión arterial. En la jaqueca, puede’
la2,en efecto: ocular, frontal o de todo un lado de la i
1.—y 2 .— Fecha de comienzo: En la jaque­ za y además puede alternar un lado con o |
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fraorbitarias (9). Los tumores cerebrales lo ha­
cen hacia las zonas vecinas en el 30 por cien­
to de casos. Las de las enfermedades de los
ojos, senos paranasales, oídos, vértebras cer­
vicales superiores, se refieren a una zona
contigua.
7.— Tipo de dolor.— En forma de latido
en las cefalalgias vasculares y en la jaqueca.
En banda o en forma de casco en las debidas
a contracción muscular. En la insuficiencia
de la arteria basilar dura meses y suele ser
constante. En las agrupadas es uniforme,
intenso, taladrante y profundo. Es lanzinan-
@ N.MAXILAR SUPERIOR
te en las neuralgias. Continuo o interm iten­
© N. MAXILAR INFERÍOR te en los tumores. En la arteritis temporal
Fig. 15-4 P u n to s de em ergencia del trigém ino. es de tipo quemadura.
8.— Síntomas acompañantes.— En la hemo­
mientras que en la cefalalgia periódica acu­
rragia subaracnoidea: vómito, somnolencia y
mulada, asienta:. siempre en el mismo lado y
rigidez de la nuca. Náusea y vómito en la ja­
puede afectar al ojo, frente y sien. Los tu­
queca. La cefalalgia agrupada se acompaña
mores que se encuentran por encima de la
de congestión nasal, inyección conjuntival,
tienda del cerebelo, producen dolor en la
lagrimeo y síndrome de Horner. Dolor y
frente y vértice de la cabeza; cuando se en­
contracción muscular ju n to con limitation
cuentran debajo de la tienda del cerebelo,
de los movimientos, en la que es por con­
el dolor es occipital y puede acompañarse de
tracción muscular. Dolor a la palpación de la
espamo de los músculos del cuello. Cuando
arteria temporal, en la arteritis del mismo
el tum or es de un hemisferio, el dolor es del
nombre. En las lesiones intracraneales hay
mismo lado de la cabeza; si procede del quias­
trastornos neurológicos, convulsiones, desa­
ma, se refleja al vértice. En las sinusitis se
rreglos intelectuales, confusión mental, co­
localiza en la zona correspondiente, igual
ma, aunque a veces primero aparecen estos
que en las oculares, nasales, dentales, del
y luego la Cefalalgia. En las malformaciones
oído y de la mastoides. En los adolescentes,
arteriovenosas, pueden producirse hemorra­
la cefalea frontal procede más frecuentemen­
gias, convulsiones, alteraciones neurológicas
te de la depresión y ansiedad. Las malforma­
(10). El dolor del glaucoma se acompaña de
ciones arterio-venosas producen dolor en el
pérdida del campo visual, visión de halos
mismo lado de la lesión. El glaucoma da do­
coloreados al rededor de luces, aumento del
lor en la profundidad de la órbita. El aneu­
tono ocular. La cefalea orbitaria o frontal
risma de la caxótida interna o de la comuni­
del aneurisma de la carótida interna o de la
cante posterior produce compresión en el
comunicante anterior, puede acompañarse de
Ser. par craneal y produce un dolor ocular o paresia extraocular por comprésión en el ter­
frontal.
cer par craneal. Pérdida de la visión en el
6.— Irradiación.— En la cefalalgia acumula­ aneurisma subaracnoideo hipofisario.
da lo hace hacia las regiones supraorbitarias, 9.— Relación con los alimentos: El alcohol
frente y sien, pero también a las regiones in- puede desencadenar las cefaleas agrupadas.
PLIEG Ó: 5
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Los quesos que contienen tiramina (17), los do la cefalea es previa a un ejercicio
nitritos, el glutamato monosódico y el cho­ ésta persiste o progresa luego de él d e^
colate, pueden provocar la jaqueca. La ce­ be hacer pensar en una masa ocupativ
falea post-ingesta puede ser por hipoglicemia intracraneal. *
( 11). 16.— Relación con los medicam entos.-
10.— Horario.— La cefalalgia de la hiper­ jaqueca puede aliviarse con la presión exter-^
tensión arterial suele ser matutina. Los tu­ na de la arteria extracraneal afectada, y desa-*
mores y en general los procesos ocupativos parecer con los antagonistas de la serotonina
intracraneales, producen dolor a la madruga­ e histamina (2). La cefalea de Horton, desa-^
da y en la mañana. Las agrupadas son noc­ parece con lá sección del nervio petroso (16) ¿
turnas. Las de las sinusitis frontal son por y puede aliviarse con los vasoconstrictores
la mañana, las de lps senos maxilares son ves­ y antagonistas de los aminas. La cefalalgia^
pertinas. Las cefaleas por tensión emocional por contracción muscular calma con los rela-tf
no tienen horario y aparecen en cualquier jantes musculares, los masajes, el calor local
momento del día (12). los analgésicos, los anestésicos locales, lo s^
sedantes y antidepresores. La de la neural-^
11.— Periodicidad.— La cefalalgia acumu­ gia del trigémino calma con la carbamacepina^
lada se presenta en períodos que duran sema­ o la Difenilhidantoina (14), o la clorofena- i
nas o meses alternando con temporadas de ciña. Los anticonceptivos pueden ser causad
calma de hasta varios años. El dolor que de cefalalgia y aliviarse con su supresión ( 1 8 ) ^
recurre regularmente, sugiere cefalalgia de en cambio en las cefalalgias de la menopausia 1
origen vascular. precoz, los estrógenos las alivian (4). ^
12,.—y 1 3 .- Relación con el vóm ito'y la 17.— Evolución.— En general debe recono-0
micción: no tiene importancia. cerse que un dolor que dura mucho tiem poA
debe ser objeto del más cuidadoso estudio y i
14.— Relación con la deposición.— El es­
ya que puede tener como causa un daño or­
fuerzo defecatorio puede desencadenar las
gánico o un trastorno funcional, como laja-1
cefaleas vasculares intracraneales y las causa­
queca crónica, ser causa de una alteración
das por la fiebre, tum or e ingesta de alcohol.
estructural. En efecto, la jaqueca puede pro­
15.— Relación con las actitudes, decúbitos y ducir atrofia de la zona afectada.
ejercicio físico.— Los movimientos de la ca­
18.— Tiempo de duración.— La hemorragia^
beza,. el ejercicio y el coito aumentan las
subaracnoidea puede durar pocos días. Lai
cefalalgias vasculares, la jaqueca y la que si­
de la periódica acumulada es muy breve.
gue a la ingesta de alcohol. La de la hiper­
Largo tiempo, la de la contracción muscular;*
tensión arterial calma en la actitud de pie.
pero de meses a un año las de tum or cerebral,(
La dificultad de la flexión de la nuca acom ­
absceso y,hématomá
¿ * subdural.
paña a las cefalalgias de la hemorragia sub-
occipital, tumores de la fosa posterior y me­ 19.— Forma de presentación.— Precedida
ningitis. Si al pasar de la posición acostada de aura, la jaqueca. Súbitamente, la de la he-*
a la actitud sentada o de pie, se presenta morragia subaracnoidea. Insidiosamente la|
cefalalgia acompañada de paresias de las del tum or cerebral. <
extremidades, se debe sospechar bloqueo 20.— Síntomas Prodrómicos.— La jaqueca
del líquido cefalorraquídeo por quistes co­ va precedida, típicamente, de aura, caracte­
loidales del tercer ventrículo (15). Cuan— rizada por trastornos visuales como escoto-
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* mas, visión borrosa; rara vez paresias y pa- SINTESIS SOBRE LAS CEFALALGIAS
| restesias casi siempre unilaterales (1); cam- MAS FRECUENTES.- JAQUECA: Si bien
| bios .de carácter. Cuando en una persona de el paciente puede consultar por su último
<mediana edad el aura visual va seguida de ce- acceso iniciado hace pocos minutos u horas,
( falalgia, no debe descartarse la posibilidad sin embargo, el dolor puede venir presentán­
| de un tum or cerebral. Si los síntomas del dose desde hace mucho tiempo, aun años
I aura persisten aun después de haberse inicia- atrás. A veces es muy intenso y puede ser
* do el dolor debe sospecharse en una malfor- desencadenado por cualquier tipo de estí­
| mación arteriovenosa. mulo físico, psíquico o biológico, y aun
| 2 1 Edad. — Cuando la cefalalgia dura va- asociarse a la menstruación y menopausia.
I rios días en una persona de edad avanzada Clásicamente es unilateral, asentando en to ­
* debe pensarse en arteritis temporal, sin em- da la mitad de la cabeza o sólo en un ojo
f bargo, si es el primer acceso doloroso debe o en la mitad de la frente; pero ocasional­
| pensarse antes en insuficiencia vascular o en- mente puede alternar el un lado con el
* fermedad de la arteria basilar, y en el glauco- otro. Puede tener una sensación de latido y
[ ma. El adolescente suele sufrir de cefaleas estar acompañado de náusea y vómito. Al­
| frontales diarias, por ansiedad. El adulto con gunos alimentos como el chocolate, los que
L cefalalgia durante el día debe hacer pensar en contienen nitritos, glutamato monosódico,
i depresión e hipocondría (13). y los quesos con tiramina pueden desencade­
narlo, igual que el ejercicio físico, algunos
Como puede verse por todo lo-que an­ movimientos de la cabeza y el coito. Puedo
tecede, la anamnesis es capaz de orientarnos aliviarse con la presión externa de la cabeza
f definitivamente sobre la causa de la cefalal- sobrs la arteria comprometida y con la si’-
| gia, sin embargo de lo cual, y a pesar de que niiiiisí ración de- los antagonistas de la hisia-
i tafyez pudiera no encontrarse nada, debe mina y de ¡a serotonina. La m ayoría de veces
continuarse con un examen físico completo, evoluciona sin dejar secuelas, pero la fonna
poniendo especial atención a los sistemas crónica puede terminar causando daños es­
cardiovasculares, renal, ojos, senos paranasa- tructurales en la zona afectada.
les, sistema nervioso central y pares craneales,
Queremos resaltar el hecho de que es­
y acudiendo a los exámenes complementarios
tá precedida de aura cuyas expresiones más
| que se consideren más adecuados para el caso,
frecuentes son los trastornos visuales o audi­
sin olvidar las radiografías anteroposterior y
tivos; las paresias o parestesis unilaterales;
) lateral de cráneo, funcionales de columna
los cambios de carácter; la náusea y vómito.
| cervical; Electroencefalograma, termogramas
para las cefalalgias agrupadas (22); toma-
CEFALALGIAS VASCULARES.^- Pueden apa­
* grafía axial computarizada, examen del lí-
recer en cualquier época de la vida, y el pa­
) quido Cefaloraquídeo y otros exámenes que
ciente . suele acusarlas al ejercicio físico, al
I competen ya al campo de la neurología.
coito, al alcohol, a algunos alim entos espe­
Pero téngase en cuenta que nada es capaz
cialm ente a los que pro d u cen vasodilatación
I de reemplazar a una historia clínica bien he­
parecida a la de la histam ina, y tam bién a la
cha y a un juicio clínico bien constituido. fiebre, infecciones o intoxicaciones, a la
Finalmente, haremos una síntesis sobre defecación. T ienen alguna periodicidad si
las características de las cefalalgias más se tom a en cuenta que recurren con alguna
^ frecuentes. frecuencia.
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- 108 —
Las malformaciones arteriovenosas producen las zonas vecinas. Se acompaña de tras­
un dolor que asienta en el mismo lado y sue­ tornos neurológicos, convulsiones, desarre­
len ser la causa de hemorragias, convulsiones glos intelecutales, confusión mental o coma;
y alteraciones neurológicas; constantemente puede haber pérdida de la visión si el tum or
están precedidas de aura que no desaparece se localiza en la zona subaracnoidea hipo-
aun mientras dura el dolor. fisaria; los de la fosa posterior pueden di­
En el aneurisma de la carótida interna o de la ficultar la flexión de la nuca. Puede estar
precedida de aura visual y presentarse es­
comunicante posterior que comprime el ter­
pecialmente en las primeras horas de la ma­
cer par, el dolor puede asentar en el ojo y la
drugada o de la mañana.
frente del mismo lado y además puede causar
paresias extraoculares. GLAUCOMA AGUDO Y ESFUERZOS VISUALES.-
En el primer caso el dolor suele ser muy
En la arteritis temporal hay dolor a la palpa­
intenso, localizado en el ojo correspondien­
ción de la arteria, y puede durar varios días
te, e irradiado a las zonas vecinas y a la pro­
en las personas de edad avanzada.
fundidad de la órbita; se acompaña de au­
En la insuficiencia de la arteria basilar, el do­ mento del tono ocular, visión de halos colo­
lor es de tipo latido, pero constante y puede reados cuando el paciente mira a las luces,y
durar varios días seguidos. de pérdida progresiva del campo visual;
dura varios días y afecta más a personas de
CEFALALGIA PERIODICA ACUMULADA O DE edad avanzada.
HORTON.- Se localiza en .el ojo, frente o
La cefalalgia de los esfuerzos visuales
sien, siempre en el mismo lado y r - irra­
suele presentarse luego de laoti.’.ras prolon­
diarse a las regiones supra e in: ■. ■■ .irías.
gadas, del cine o la T.V.; iocsiizarse en la
El dolor suele ser intenso, taladrar;::, y pro­
región occipital y ocasionalmente irradiarse
fundo; se acompaña de síndrome de Horner,
a toda la cabeza. Típicamente se acompaña
congestión nasal, lagrimeo e inyección con-
de trastornos de la acuidad visual y se alivia
juntival; puede presentarse luego de la ingesta
con el uso de los lentes correctivos corres­
de alcohol en accesos típicamente nocturnos;
pondientes.
dura poco tiempo y luego puede desaparecer
por largos períodos que alternan con otros SINUSITIS.- El dolor puede haberse origi­
menos largos de calma. Se alivia con vaso­ nado hace mucho tiem po si el proceso es
constrictores y antagonistas de las aminas, y crónico; puede desencadenarse o intensificar­
desaparece con la sección del nervio petroso. se con el frío y el aumento de la presión
TUMOR INTRACRANEAL.— El dolor puede barométrica; se localiza en la frente si son los
haberse iniciado dentro del último año en senos frontales los afectados, y en los pómu­
forma insidiosa; es desencadenado por la tos los si se origina en los maxilares, pero si se
y los esfuerzos defecatorios. Los tumores produce en los etmoidales o esfenoidales,
originados sobre la tienda del cerebelo pro­ puede localizarse en el vértice de la cabeza;
ducen dolor en la frente y el vértice de la ca­ se irradia a las zonas contiguas, se acompaña
beza, mientras que los que nacen debajo due­ de catarro constante y puede ser más intenso
len en el cuello; si asientan en un hemisferio, en la mañana si procede de los frontales,
el dolor es en el mismo lado; y en eívértice y en la tarde si es de los maxilares.
de la cabeza si proceden del quiasma. Es de CONTRACCION MUSCULAR Y ESPONDILOSIS
tipo continuo o intermitente y se irradian a •CERVICAL.- Puede tener un inicio reciente
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o antiguo; es más o menos intenso y suele vasoactive substances: their relationship to
migraine. Adv. N euroL, 4: 395, 1974.
desencadenarse por vicios de posición o mo­
vimientos bruscos de la cabeza; se localiza en 7.— Dalessio, D .J.: Mechanisms and biochem istry
of headache. Postgrad. Med., 56: 55, 1974.
el cuello y región occipital y puede irradiarse
hacia los hombros, brazos y parte alta de la 8.— Dalessio, D .J.: E ffo rt migraine. EditoriaL
espalda; es continuo, intensificado por los Headache, 14: 5 3 ,1 9 7 4 .
movimientos del cuello a los cuales al mismo 9.— E kbom , K .: Studies on Clauster Headache.
tiempo los dificulta; calma con el calor local, S tockholm , 1970.
los analgésicos, los relajantes musculares y 10.— Fisher, C.M.: Headache in cerebrovascular
con la gimnasia del cuello, la cual a la vez diseass. In V inken, P.J., and Bryn, G.W.,
eds,: H andbook o f Clinical N eurology.
previene que vuelva a presentarse muy se­ A m sterm an, N o rth Holland Publishing Co.,
guido. VoL 2, p.p., 138—146, 1968.
11.— Feinkel, N., an d Metzger, B.E.: Oral glucose
Tolerance Curve and hypoglycem ia in the fed
CEFALALGIA PSICOGENA- En la actuali­
state. New Eng. J. Med., 280: 820, 1969.
dad es una de las más frecuentes. Es fron­
12.— Friedm an, A.P.: When your patient com ­
tal y diaria en los adolescentes que sufren de plains o f headache. Medical Times, 103 (1)
depresión y ansiedad; en los adultos también 67—6 8 , 1975.
puede ser frontal o global y con sensación 13 ’. - Friedm an, A.P.: Recurring headache: diag­
de opresión, como que se hubieran puesto un nosis and differential diagnosis. Prim ary
Care, 1: 289—290, 1974.
casco; se presenta en cualquier momento del
14.— F rom m , G.H.: Pharm acological considera­
día, pero suele coincidir con los momentos
tio n of anticonvulsants. Hadaches. 9: 35 ,
de ni0ver tensión ps:có&.-;aa; en los adultos 1969.
los sú:¡.ornas de, la depresión e hipocondría 15.— Fulton., J.F ., and Bailey, P.: Tum ors in the
son los acompañantes más frecuentes. third ventricle. J.Nerv. Dis., 69: 19, 1929.
16.— G ardner, W.J., Stowell, A. and Dutlinger ,
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17.— Goldberg, L .I.: M onoam ine oxidase inhibi­
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4 .— Chaudhuri, T .K ., and Chaudhuri, S.T.: Stro-
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5.— Dalessio, D .J.: Mecanismos de la Cefalalgia. dache, 10: 4 3 ,1 9 7 0 .
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22.— W ood, E.H ., and Friedm an, A.P.: Therm o­
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6.— Dalessio, D.J.: Vascular perm eability and H eadache, 4: 107—11, 1976.
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LAMINA V

Fig. 14-19A: Ulcera varicosa. C ortesia del Prof.


Dr. Holguer Garzón.
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— 110 —

CAPITULO 16

EXAMEN FISICO DE LA CABEZA

EXAMEN EN CONJUNTO - EL
CUERO CABELLUDO - LA
FRENTE
Fig. 16-1 Posición de la cabeza en la menin- ~
Demanda de todos los tiempos clásicos gitís. ®
del examen médico, es decir, de la inspección,
palpación, percusión y auscultación, aunque
estas dos últimas tengan un uso restringido
a determinados hechos que los anotaremos
a su tiempo..
Para su estudio dividiremos el examen
de la cabeza en dos tiempos: Uno para el
examen en conjunto, y otro para el examen
por regiones.
EXAMEN DE LA CABEZA EN CONJUNTG.-
Tornaremos en cuenta a los siguientes fac­
tores : lo..Posición; 2o ..Volumen y form a;
.y 3o.3íovirriiemos, El pelo de la cabeza y
cara ya fue estudiado anteriormente.
1.— POSICION: La cabeza "puede estar in­
clinada hacia atrás.corno.en las meningitis,
Fig. 16-1. En estos casos, típicamente, se
acompaña de rigidez .de la nuca, lo cual Fig. 16-2 Rigidez de la nuca. Paciente ™
con meningitis Tb. ^
impide la flexión de la cabeza hacia adelante,
de manera tal que, cuando la mano del
examinador colocada en la nuca del paciente
intenta flexionar la cabeza del enfermo, éste
no lo hace y se puede casi sentar al paciente
como en una sola pieza.. Fig. 16-2; si ésto
se acompaña al mismo tiempo de flexión de
en conjunto -el.
de las meningitis. Fig. 16-3 O pistó tonos
En el tétanos, la rigidez de la nuca puede
ser parte de la posición de opistdtonos; Las inclinaciones estables hacia adelan- 4
Fig. 16-3, que por contracción notable de los te tienen, que ver más' con las afecciones &
músculos paravertebrales puede determinar de la columna cervical en las que puede h a -^
que la columna vertebral haga una curva de ber disminución de los espacios intervertebra-1
concavidad posterior. les y aun fusión de las vértebras, Fig. 16-4. ^
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^ X as cicatrices viciosas de las quemaduras de \Sn.^eLta.qultismQ^rb megalocefalia tie­
| £ i piel del cuello pueden fijar la cabeza en ne..... una . Fig. 16-8, por
P ^ n a inclinación hacia adelante. ensanchamiento de los huesos frontal y pa­
Las inclinaciones hacia los costados rietales. Cuando se fusionan precozmente
^ s o n típicas de las tortícolis por contractura los huesos craneales ^SMostosi^l, especial­
¡(jlolorosa de los músculos de un lado del cue­ mente los parietales entre sí, se produce un
lo, „especialmente del esternocleidomastoi- cráneo deformado com o una torre (P^goBér;.
Zeo. falia). Fig. 16-9.

VOLUMEN Y FORMA.- El aumento del


ÜÜolumen suele verse en la Fig.
^ 6 - 5 , en la cual la cantidad de.líquido cefalo-
jaquídeo intracraneal aumenta debido a una
BRipersecreción, obstáculo a la circulación o
^jféficit de absorción. La cabeza es despro­
p o rcio n ad am ente más grande, la cara es rela­
tiv a m e n te pequeña, la frente, amplia (©lím—
Hj|iCa), y como afecta a los niños tiernos, las
^ n io n e s óseas de los huesos del cráneo tar­
d a n , mientras que las fontanelas no se cierran
se vuelven hipertensas y prominentes, lo
H^ual se puede comprobar simplemente ejer­
c ie n d o una ligera presión sobre ellas con los
p u lp e jo s de los dedos.

16-4 Desviación lateral del cuello por


!a mala form ación de la colum na

Fig. 16-5 Hidrocefalia


C ortesía del Prof. Dr. Carlos Valencia. Fig. 16-9 Pirgocefalia
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Puede haber deformaciones localiza­ Naturalmente que todo ló haremos c o iw
das con aumento de volumen segmentario miras a la aplicación en la medicina general,®^
en los hematonas del cuero cabelludo o fren­ sin entrar en los detalles esp ecializad o ^
te, en los quistes sebáceos y otros tumores. que el alumno tal vez los conozca en o tr a s ^
Fig. 16-10. cátedras. ™
1 - EL CUERO CABELLUDO: Aparte de lo P ^
hematomas y quistes sebáceos de los que y¿B |
hemos hablado antes, conviene tener presen-*¿¡
te que el cuero cabelludo puede p r e s e n ta d
en condiciones patológicas
decir, la faltare.cab ello . La más frecuent^jjj
es la. calvicie de la que también ya h e m o ^ j
hablado antes. Pero ahora' añadiremos q u iP Í
también las cicatrices, ,la acción de los ray o ^ jj
^ X , las. infecciones por hongos como la ^ _
tiñas, pueden causar caídas circunscritas d en p
Fig. 16-10 D eform ación localizada de la fren­ cabello. 4 j
te. Paciente con m ielom a múltiple
No dejaremos de mencionar a las d e £ É
matitis seborreicas y á la caspa, Fig. 16-12^¡¡j
La microcefalia puede verse en los que tantos problemas sociales y em o cio n ales!
idiotas. pueden traer a los que la sufren. Por otiW p
parte, es sumamente frecuente la ectopar
3 . - MOVIMIENTOS: En la -Gjjgggg^ puede
verse m£y.imi^jritps^¿e§pEop9rcionajJ^S';de >la tosis por pedicuÜs capitis (Piojos), en la¿
cabeza, sin que cumplan ningún papel in­ personas desaseadas.
tencional, por tanto
xnicos. Los tics, que pueden afectar a toda la
cabeza o sólo a un segmento de ella, se ca­
racterizan por ser más o menos rítmicos
estereotipados, de m uy corta duración e in­
voluntarios. En la enfermedad de ^ ^ ^ n ,
hay un ligero temblor de toda la cabeza. Ra­
ra vez, en laa^ficienciar-.aQrtica, puede ver­
se un movimiento de la cabeza como si el
paciente estuviera diciendo sí, rítmicamente
2.— LA FRENTE: Las “ arrugas de la fre
l)c o n el pulso >; se debe a la
te” , son parte de la expresión psicológica i
gran presión arterial- diferencial que suele
. la facies y son muy propias de cada personS
producirse en estos casos.
Fig. 16-13,Cuando la altura y la convexidá
EXAMEN DE LA CABEZA POR \ de la frente aumentan suele hablarse de
REGIONES.- • Examinaremos progresiva­
mente: 1 .— El cuero cabelludo. 2.— La y¿4a^hergdplue^. En la parálisis facial p e ||
frente. 3.— Los ojos. 4 .—La nariz. 5.— La férica o de Bell, el enfermo no puede arj
boca. 6. - La faringe y laringe. 7.—El apara­ gar la frente del lado afectado, el cual pej
to Auditivo. 8.— La Facies en conjunto. manece . más bien liso, Fig. 16-14.
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Fig. 16-13 Las arrugas de la fren te que de­


m uestran diversas expresiones psi­
cológicas.

C A P IT U L O 17

*
E X A M E N D E L O S O JO S

3 . - O JO S : Su examen incluye natural­


mente la anamnesis y el examen físico.
Fig. 16-14 Parálisis de Bell: Im posibilidad
^ para arrugar la frente en el afecta­
ANAMNESIS: Debe hacerse sobre los si­
do.
guientes síntomas: 1: Dolor; 2: Acuidadvi;
visual; 3: Escotomas; 4: Visión de colores.,
y 5: Nictalopúí. Sobre el cómo pregun­
Las cejas limitan la irente en su extre-
tar $o insistiremos, puesto que ya sabemut.
'^ m o inferior y son parte im portante de la es- f
que a la anamnesis general de todo síntoma
(§>tética facial En la lepra y en ej h ip o feq id isO
debe sumarse lo que es especial para cada
Es frecuen­
uno de ellos,pero que, en relación a los sin-
te la presencia de heridas traumáticas y cica­
tomas oculares no hace falta añadir más a lo
t r i c e s debido a que el reborde supraorbitario
dicho en el cuadro No. 3-1.
jj^es muy filo. Normalmente las cejas pueden
elevarse, pero en la parálisis de Bell, la del^V ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE
® lado afectado no puede hacerlo. Fig. 16-15. LA A N A M N ESIS-
8 1 .— DOLOR: Al hablar de las cefalalgias ya
nos hemos referido suficientemente al dolor
ocular. Ahora sólo queremos recalcar que
suele desencadenarse por el trabajo ocular;
se localiza en las regiones periorbitarias y
puede irradiarse hacia la profundidad del crá­
neo; se acompaña de trastornos de la visión
% como falta de nitidez, visión de colores, y
alguna vez de mareo, náusea y vómito; calma
Fig. 16-5 Parálisis de Bell: El paciente no durante el sueño excepto si se trata de
puede elevar la ceja del lado enf er- glaucoma, -puesto que la dilatación de la pu­
i m o. pila puede agravarlo.
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Las. causas^^ue más frecuentemente
los.;trastornos d> ~
de la visión, ía queratitis, iritis e iridociclitis,
el glaucoma y las neuritis ópticas.
Otras ocasiones e 1 ¿glorie s.teferid o ^
los, .ojos., como en la jaqueca, la arteritis
temporal, las afecciones de los senos parana-
sales y la neuralgia del trigémino.

2 . - AGUDEZA O ACUIDAD VISUAL: Las


causas más frecuentes de falta de nitidez en \¿!)
la visión son la ^ppía,.la.Jiiperm etfQ ;p ía^Ja
p E ^ ^ ^ e ^ j ^ a a . ^ s g i . 9.
El ojo normal es eme'trope, Fig. 17-1; es de­
cir, permite que los rayos luminosos, para­
lelos, que llegan a la córnea, confluyan luego
en un solo punto de la superficie posterior
de la retina llamado foco retiniano. O sea
que el fenómeno de la refracción es normal.
La miopía es un defecto de la refracción que
determ ina.que la confluencia de los iayos se
haga en un foco situado delante de ia retina
Fig. 17-2, lo cual impide la visión nítida de
los objetos situados a la distancia.-^Para ver
con claridad, estas personas se acercan dema­
siado a los objetos y aún arrugan la frente,
los párpados y la nariz. Su forma congénita
afecta desde la niñez; la adquirida puede
presentarse a cualquier edad. Se debe a un fracción que produce dificultad para la visión £
alargamiento del globo ocular en sentido an- cercana de los objetos, es decir, permite la ^
tero-posterior, o al d¿ la curvatura de la cór­ visión buena de los objetos situados a distan- .
nea o el cristalino. cia como la hipermetropía, pero no debe ser 41
La hipermetropía es un defecto de lá refrac­ .confundida con ésta, puesto que la causa de ^
ción que determina que la confluencia de los ^}a presbicia es la pérdida de la ek§#cidad del ¡
rayos se haga en un foco situado detrás de cristalinotóque impide, la función, de.acomoda-
la retina. Fig. 17-3, lo cual impide la visiónNl ción„a4a~visión cercana. Es un defecto pro-£
de los objetos situados cerca del observador>- ' pió de los ancianos y suele iniciarse d e s p u é s ^
Es típica la actitud del hipermétrope cuando de los 45 años. También se corrige con lcn-™
para leer coloca el escrito a distancia. Se de­ tes convexos. 0 |
be a que el diámetro anteroposterior dehojo El astigmatismo en cambio es un defecto de^)¡
es demasiado corto. Se corrige con lentes la refracción que depende de la mala c o n fo r-^ |
convexos. mación de la córnea. En efecto, si su su p e r-^ j
La presbicia también es un defecto de re- ficie no es perfectamente esférica la conver-^P
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gencia de los rayos será irregular; es decir, cotornas.. En el glaucoma agudo, por edema ft
que en los segmentos corneales en los que la de la córnea, puede presentarse intermiten-^“'
curvatura seá mayor también será la con­ temente la visión como de un arco iris que
vergencia, mientras que en los sitios en que rodea a las luces.
la córnea sea aplanada o presente cicatrices, 5.— NICTALOPIA: Es la dificultad para ver
la convergencia será menor, lo que en conse­ con la luz crepuscular y en la obscuridad. Se
cuencia producirá una visión defectuosa
debe a defectos en las estructuras refringentes v
caracterizada porque los objetos se ven
del ojo, a déficit de yitam ina A y a trasto r-^J,
alargados. Esta alteración además puede es- ^
nos de la retina (13, 16).
tar acompañada de miopía o hiperm étropía¿/
EXAMEN FISICO.— Sistemáticamente exa­
3.— ESCOTOMAS: Son espacios ciegos per-
minaremos: 1.— Los párpados y las pes­
fectam ente circunscritos, situados, unas veces
tañas. 2.— La conjuntiva. 3.— El globo
en el centro y otras en la periferie del campo
ocular en conjunto. 4.— La esclerótica.
visual ; a veces son fijos y otras m óvi­
5.— La córnea. 6 .— La pupila y el iris.
les que pasan por delante del ojo com o
7.— El cristalino. 8.— El fondo de ojo, y
moscas volantes puesto que son de color ne­
9.—El examen funcional.
gro. Se deben, unas veces a la presencia de
cuerpos extraños (11, 3) (Cristales de coles- 1.— PARPADOS: Normalmente los párpa­
terol o jabones de calcio) en el hu m o r vitreo dos son de color que guarda armonía con el
visibles en el exam en de fondo de o jo ;y otras resto de la piel de la cara; cuando se cierran
neuritis ópticas o al,glaugprna en el que to- ^ | cubren completamente el globo ocular, sin
dejar espacios entre los bordes del párpado
ma el nom bre de f.s^o|pmac4 e 5.B|fiBEliin. A l - ^
gunas ocasiones en lugar de ser negros tienen superior e inferior, y, cuando están abiertos
el aspecto de luces, entonces se llam an dejan un espacio llamado hendidura palpe-
cptQinas.r.gentellantgs. y pueden verse en la bral, que deja ver parcialmente el globo ocu­
jaqueca oftálm ica y otras cefalalgias vascula­ lar. Esta hendidura palpebral está limitada
res. por el borde del párpado superior que
cubre el polo superior de la córnea, por el
4 - VISION DE COLORES O CROMATOPSIAS: borde del párpado inferior que limita casi
La visión de los objetos m atizados de u n co­
exactamente al polo inferior de la córnea; y
lor rojo puede verse luego de la
por los ángulos externo e interno que for­
acción prolongada de luces, cegadoras o de lal^,
man los párpados al unirse en sus extremos
exposición a la nieve sin la debida protección
externo e interno respectivamente.
de gafas (12); tam bién puede, verse,en;hem o­
rragias infraoculares. Si el color que m atiza El ángulo externo es agudo, mientras
el cam po visual es am arillo, se llama^ l d f f l ig t / que el interno es redondeado. Los párpados
•SiáV y puede verse en los esco tom as 'centellan­ se encuentran activados por un movimiento
tes de ¡ajaqueca,- alguna ye¡Z:.en; la ^ictericia rítmico bilateral y sincrónico que es;el parpa- \ t,
y en las intoxicaciones por CO (14). La in- deq*. „ej, cual ge,.,prqdu£e,,cpn^na .frecuencia
tó^Ga.dórí'ídigitálica puede producir la visió i\^/ yanable^entre 2_—,4 Las
de bordes blancos en los objetos obscuros,,y pestañas asientan en el extremo anterior del
la dificultad para la percepción de los colo­ borde palpebral, y éste se presenta liso y
res amarillo y verde (2, 4, 7, 15, 20). Estas rosado.
crom atopsias de la digital pueden estar acpm ^v. QUE EXAMINAR Y COMO EXAMINAR: Debe
panadas de visión, borrosa, diplopia y e s ^ pensarse siempre en la posición, vplumen,
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- 116-
color, movilidad y pestañas. Para ésto basta
la inspección y ocasionalmente la palpación.
La patología produce por tanto, cambios en
una o más de las características anotadas.
Por ejemplo:
Posición: Si el párpado está invertido, de
Cjmodo que las pestañas rozan con la conjun­
tiva, se llama y puede deberse a
sínfisis entre las conjuntivas palpebrales y A: E ntropion. B: E ctropion
oculares. Si_el párpado está evertido, Fig. Observación del Prof. Dr. Jorge Calderón.
17-4, de modo que la conjuntiva queda des-
cubierta, se líama^teopijEin, y puede ver­
se en la hipotonía o parálisis del orbicular de
los párpados, y en las cicatrices de la piel
correspondiente.
Volumen: La piel laxa y fina de los párpa­
dos permite fácilmente la infiltración ede­
matosa, Fig. 17-5; o enfisematosa, que los
Fig. 17-5 E dem a palpebral
deforman hinchándolos.

v L o sed e m a s.m á sJríc u eii^


7 dupic^s^.pQrftelxSueñQ prolongado; la gripe y Al presionar suavemente sobre los párpados
resfriados comunes cuando inflaman toda se constata la crepitación típica producto de
la ruptura de las burbujas de a i r e , Fig. 17-6.
la zona; los traumáticos de la frente, párpa­
dos o cara; y los renales que suelen presenta Color: El más conocido es el morado por
tarse especialmente en las mañanas y desapa­ equimosis posUtraumático. d irec ta sobre el
recer a lo largo del día, pero hay que tener en ojo, Fig. 17-7; pero debe tenerse en cuenta
cuenta que sólo son una manifestación ocu­ que algunas veces el sitio de la hem orragia,
lar de los edemas generalizados que acompa­ puede situarse a distancia, y la sangre ex­
ñan a muchas afecciones renales. Se com­ travasada sólo emigra hacia los párpados. Es- 1
prueba la existencia del edema presionando te hecho tiene singular significado en las i
ligeramente sobre los párpados y constatando fracturas de la base del cráneo. La-rubicun­
que deja fóbea. También puede verse ede­ d ez de los-párpados, puede verse después del
ma palpebral en algunas reacciones alérgicas llanto prolongado, de las afecciones inflama- <
'’como en el edemaianrioneurdticQi4 e ,Q u ijü ^ ^ / torias, infecciosas o alérgicas de la piel o de
en la Tenfermedad .tie.Chagas, en que puede las conjuntivas.
ser unilateral y bipalpebral. De­ Movilidad: El parpadeo es un acto reflejo^
más está decir que muchas afecciones propias que en condiciones patológicas puede es-l
de los ojos se acompañan ’ de edema apalpe tar aumentado o disminuido en su frecuencia^
bral, como las conjuntivitis agudas y orzuelos? así: aumenta siempre que hay la sensación^
El ,efl£js.ema palpebral, producto de la de cuerpo extraño o inflamación de la con-<
^ infiltración de aire eri el tejido celular sub- juntiva y la córnea; también lo hace en losj
palpebral es raro, y es la consecuencia de una tics y por trastornos emotivos. Disminuye y
fractura ósea de los senos paranasales vecinos. aun desaparece ,en los pacientes que estando
Fig. 1 7 -6 y 1 7-7: L á m . VI.
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-1 17-
^ en schock o en cama .permanecen con.los^iy
“ ojos abiertos; en la anestesia general y en la
9 local de la córnea; cuando hay sínfisis con-
^ ju n tiv a l; en la parálisis de Bell. En este úl-
‘ timo caso se ve además que el.párpado-in-
^ ferior del lado afectado, está caído, lo cual
deforma el ángulo interno del ojo e impide
P que las lágrimas continúen su circulación
normal por los conductos lacrimales, lo cual Fifi. 17-8 Parálisis facial: Signo "de Bell.
( 9 produce a su vez un lagrimeo constante y F ranja de esclerótica .visible
£ molestoso
Otra consecuencia de lá parálisis pal-
pebral en la parálisis de Bell, es que, al cerrar
¡ d io s ojos, en el lado enfermo no se produce / /
£ l a oclusión total de los párpados, dejando10
ver una franja de esclerótica, ^gnGídegBéil, A
® Fig. 17-8. En Ja , p^.álisis ;del motor ocular
0 común, eL. párpado.-.superior está completa-
^ m e n te .c a íd o , sin que sea posible la apertura
^ voluntaria del ojo afectado; más, al elevar el
| $ párpado se descubre el ojo desviado hacia
^ a f u e r a por el predominio del recto externo.
F i-, 17-9 Parálisis dei M otor ocular ccco.\"\.
Fig. 17-9. Los edemas de los párpados, pe* J:i P a t a c o '- ' 'superior' caíú o .
9 el peso de los mismos, pueden impedir el par- Ü; Desviacióu dol ojo hacia aiv.’ss-
^ padeo y mantener los ojos cerrados dando txr
una falsa idea de parálisis. Los párpados pue-
™ den ofrecer movimientos le$tos,.y ^ cione hacia abajo el párpado correspondien-
K |en los estados, de soniriólendá? íB ix e d e m a 'y ^ te con el pulpejo de su dedo pulgar, mien-
l^m iastenia. tras pide al enfermo que permanezca miran-
' • Pestañas: Pueden estar implantadas muy do hacia arriba. Para descubrir la conjuntiva
9 atrás en el borde palpebral e introducirse superior la m aniobra es un tanto más corn­
i l en el ojo, causando las molestias de cuerpo ex- pleja y debe seguirse sistemáticamente, así:
traño y aun ulceraciones de la córnea. Se llama 1.— Se pide al paciente que mire hacia abajo,
™títquiasis., al cambio de dirección délas pesta- ^ m ie n tr a s el médico, tomando de las pesta-
ñas. Pueden disminuir de número en todos ñas del párpado superior con los dedos de la
^ l o s casos de blefaritis crónica,yenlas.mujéfes una mano, tracciona suavemente el párpado
? por el uso^de^pintiiTás-. Ehii^cexna es una con- / j hacia abajo y adelante; 2.— Con la otram a-
9 juntivitis crónica granulosa que produce caída no, coloca un aplicador sobre el párpado,
g^de las pestañas y es la consecuencia de una in­ por encima del cartílago tarso, con el cual
fección por Chlamydua T rachom atis-( 1 ,6). ejerce una ligera presión para que sirva de
LA CONJUNTIVA: La Fig. 17-10, nos punto de apoyo, y al mismo tiempo el
^ ilu s tra como examinar la conjuntiva y sus párpado que estaba traccionado es evertido
^ fo n d o s de saco. Para descubrir la conjun­ con un rápido, pero delicado movimiento
c t iv a inferior, basta con que el médico trac- hacia arriba; 3.— Se lo mantiene en esa
©
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.purulentas,.¡dependiendo de la etiología. Mu­
chas ocasiones el enrojecimiento sólo se pro-
duce por congestión vascular, Fig. 17-12, de- Qjf
bido a la acción local de irritantes como el
polvo, la luz intensa, pequeños cuerpos ex- ^
traños, esfuerzos visuales de la lectura, la $ |
falta de sueño, la ingesta de alcohol. A veces
es una manifestación de las infecciones
generales, especialmente del sarampión, vari- W
cela, escarlatina y rubéola. Algunas ocasio- £ g
nes, como en las iridociclitis, puede observar- ^
se el enrojecimiento de los vasos que rodean ™
a la córnea, pero que no son de la conjuntiva
sino de. la esclerótica y proceden de los vasos ^
que riegan el iris y músculo ciliar. 1
El color rojo también puede deberse a he-
morragias subconjuntivales que a veces se
hacen espontáneamente tras un esfuerzo físi- ^
co o un golpe de tos, y otras por traumatis- ™
mos directos. £ jj
Cuando hay acumulo sanguíneo o ede- g jj
matoso s u b q o n ju n t iv a l, puede px54 ycirs&;.pro.- 2
Fig. 17-10 Exam en de la co: uúiva. A : Del
lap s0 i..d e-ia -.C 0 n i.u n .t!sas.a ,.tfa yés_ d e j
osp a rp a -

páipado inferió.'.-, : Del náipano 4do,siV,. Fig. 17-14. Sobre las conjuntivas páli-
superior. das de las anemias ya hemos hablado en otra -J¡
parte y no volveremos a repetir. ™
posición presionando con el pulgai las pes­
La humedad: Normalmente las c o n ju n tiv a s^
tañas contra la piel que queda detrás de
están lubricadas por las lágrimas que circulan
ellas.
desde el ángulo superoextemo del ojo, e n ^ j
QUE EXAMINAR: Pondremos atención en el donde se encuentra la glándula lagrimal, hasta™
color, la humedad y la lisura. Normalmente, el ángulo internó en donde se encuentran los £ |
sabemos, es de color rosado la que cubre orificios y conductos lacrimonasales que con-
a la cara interna de los párpados; está hu­ ducen las lágrimas a las fosas nasales para ^
medecida por las lágrimas lo que facilita tam­ su expulsión. El exceso de lágrimas se ve en
bién su desplazamiento sobre la conjuntiva el llanto y en muchas inflamaciones con-^jjj
que cubre a la esclerótica; ambas son Usas y juntivales y corneales, pero su aparente-Jj
brillantes. La patología modifica estas j.f exceso de producción se ve en las obstruc-“
características; así: ^ 'ciones del conducto lacrimonasal, q u e im p i-^ l
El color: Se .yuelvenjojas .qa.la§ifipjijuntivitls» deh la salida a las fosas nasales, y se fuga p o r ^
Fig. 17-11, es decir, en las inflamaciones-de los ángulos de la hendidura palpebral. L a ^ j
la conjuntiva, que pueden ser motivo además hiposecreción o la falta total de lágrimas,
de escosor .conjuntival, ardor, eventualmente puede verse en lo
dolor, sensación de cuerpo extraño, parpa­ cual determina la sequedad de las con­
deo, kgrim eq y aun presencia de secreciones- juntivas; la xeroftalmia que también pro-
Fig. 1 7 -1 1 , 1 7 -1 2 : L ám . V I. Fig. 17-14: Lám . VII.
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duce sequedad puede determinar ulceraciones para ir.a desaguar en las venas de la escleróti-'
de la córnea (19); lo que puede Observarse ^ ca, en la unión en que los espacios de F on­
también en. la parálisis de Bell, pór evapora­ tana, se unen al conducto de Schlemm. La
ción y pérdida excesiva de lágrimas que im­ presión intraocular.producida normalmente,
pide la lubricación adecuada de la córnea. vana entre ^ ^ ^ 5 ¿mmuife mercurio: consi­
Las conjuntivitis producen hipersecre- derándose como hip.qtenso. al.oiQjqiie.registta
ción de líquidos patológicos; por ejemplo, menossded.Oanmíígs; e hipeEtenso.-o-glaueo-
matp,so-akque:vregistraípresiones:5desmás/¿í¿e
las que son de etiología bacteriana producen
secreción purulenta, en la cual por cultivo o 3^rmm^Hgv?
a tinción pueden ser reconocidas las bacterias Cómo Examinar: Varios son los métodos
causantes; las afecciones virales o alérgicas especializados para medir la tensión ocular,
sólo producen una secreción serosa y casi como la tonom etría por depresión, que
nunca se acompañan de adenomégalia satéli­ usa el tonóm etro de Schiotz; la tonom etría
te, en cambio sí las bacterianas, atacando por aplanamiento, que usa el tonóm etro de
especialmente a los ganglios preauriculares Goldmann; y actualmente la tonom etría sin
dellado afectado. contacto, que aplana la córnea mediante una
corriente de aire (9 ,1 8 ). Todos son procedi­
La lisura: Es requisito indispensable para,
mientos al alcance de los especialistas en of­
el normal desplazamiento palpebral. En las
talmología, pero en la clínica general el
conjuntivitis pueden haber, como secuela,
procedimiento manual, que aunque no es
adherencias jconjuntivales que deforman los
cuantitativo, por lo menos permite el re­
párpados, impiden sus movimientos y oclu­
conocimiento cualitativo suficiente para las
yen los conductos lagrimales. En las per­
aplicaciones clínicas que más tarde anotare­
sonas mayores y de edad avanzada, suele
mos. El procedimiento consiste en hacer
presentarse un repliegue membranoso, de
cerrar los ojos al enfermo, luego con los pul­
forma triangular, de base hacia el ángulo in­
pejos de los dedos índice y medio se ejerce
terno del ojo, que asienta sobre la conjuntiva
una ligera presión con uno y otro dedo alter­
bulbar, y con vértice que se exitende hacia
nadamente; de esta manera, el examinador
la córnea y que puede invadirla hasta cubrirla
sentirá en sus dedos una sensación de reni­
totalmente, se llama ptérigian, Fig. 17-15; es^
tencia que refleja la tensión ocular. Luego
de,color amarillento, yasculaxizadfD, y cuando,
de examinar a varias personas normales, el
se-inflama puede volverse rojo.
estudiante se quedará con una sensación pal-
3 . - EL GLOBO OCULAR EN CON­ patoria propia de dicha condición y le será
JUNTO.— Reconoceremos la tensión ocular, fácil reconocer los cambios cualitativos de
la situación y los movimientos oculares. hipertensión o hipotensión ocular. Obvia­
lEISBIQNypfflL AR: Depende fundamental­ mente que el reconocimiento de la hiperten­
sión debe ser motivo de una inmediata refe­
mente de la cantidad de humor acuoso que
se encuentra en el ojo. Como sabemos, este rencia al oftalmólogo para que precise la me­
dida y la causa.
líquido se secreta a través de los vasos de la
superficie interna de los procesos ciliares; En la práctica general de la medicina,
pasa bañando al cristalino y cara posterior la causa más frecuente de hipertensión ocu­
del iris; y, por la pupila, pasa a la cámara lar suele ser el glaucoma crónico y primario
anterior del ojo; sale luego por el ángulo con ángulo abierto que, evolucionando sin
iridocorneaU por los espacios de Fontana, tratamiento, puede conducir a la ceguera de-
Fig. 17-5: L ám . V II,
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- 120-
fmitiva. Todo trastornó de la visión, espe­
cialmente el relacionado con la disminu­
ción del campo visual, dolor ocular y aumen­
to de la tensión del ojo, debe hacer pensar en
5 -ay« - Vfe •*-
glaucoma, y, el médico general debe remitir jr
inmediatamente al especialista.
^ ^ a h ip o to m a es menos grave por si mis­
ma y suele ser signo . que acompaña al
^ shock, al coma diabético, a diversos cuadros
de deshidratación importante, al'uso de diu­
réticos especialmente a los bloqueantes ;de
la anhidrasa carbónica, ,y a los que contie­
nen acetazolamida.
SITUACION: Tiene que ver con el lugar
que ocupa el ojo en relación con la cavidad
orbitaria y con sus propios ejes; vertical, hori­
zontal y oblicuos. Por la simple inspección
puede examinarse el exoftalmus, en oftalm us,\\ <
y-los estrabismos.
Exqftajfous: Fig. 17-16. Significa que el ojo
está proyectado hacia adelante, “ tiene los
ojos saltones” , suele afirmar el neófito.
La inspección de frente deja ver unos ojos
grandes, con la hendidura palpebral muy No debe confundirse con la buftlamía, ojosJ
abierta, de modo que, tanto el párpado su­ de'buey,' debido..al aumento de.la tensión
perior como el inferior dejan al descubier­ ocular del glaucoma congènito.
t o una franja de esclerótica (Sigñosrííde
Enofíalmía: Fig. 17-18. Significa que los 1
'D a ly iim p je y J ^ J ^ ^ P Ü é í» . respectivamente),
ojos están situados muy dentro de la órbita, (
debido a que los párpados están retraídos.
“tiene los ojos hundidos” . Suele verse en
Una visión de perfil de la cara del paciente
los pacientes muy deshidratados y en aque- ’
deja ver que el polo anterior de la córnea su­
líos que han sufrido fracturas de los huesos |
pera la mitad de la altura del dorso de la
de la órbita con desplazamiento posterior del
nariz en su porción ósea.
ojo. Se puede tener una falsa impresión de
La causa más frecuente de e; enoftalmus en los casos que la hendidura (
alteración es el Jiipertiroidismo.,en .su.varie- palpebral se estrecha, por ejemplo, en la t
dad..,de ..Graves, en la cual la oftalmopatía ptosis palpebral de la miastenia, y en la con­
se debe a un trastorno autoinmunitario espe-y ( tracción voluntaria de los párpados por ^
cífico del órgano, en el cual, antígenos de los ° ^.inflamación conjuntival y luz muy intensa. ^
músculos oculares o tejido lagrimal o conec­ Cjil epicanto, que es un repliegue membranoso
tivo de la órbita, son los blancos de células que, cubriendo el ángulo interno del ojo cae
autosensibilizadas T, B, o K (21). Otras desde el párpado superior al inferior, Fig.
causas son las neoplasias orbitarias, enferme-, 17-19, puede estrechar la hendidura palpebral
dades granulomatosas, infecciones orbitarias. y dar la impresión de enoftalmía.
JJ www.medibooksnica.net63.net - 121 -
I
MOVIMIENTOS OCULARES- Cómo exami^—
nar: Se pide al paciente que mantenga la ca­
beza fija, o el médico puede sostener del
mentón la cabeza del paciente, Fig. 17-21,
impidiendo que la mueva mientras se realiza
el examen; luego se coloca frente a la mira­
da del paciente, pero por lo menos a 30 cen­
Fig. 17-18 E n o ftalm ía tím etros de distancia de sus ojos, un objeto
que le sea fácilmente visible, por ejemplo,
un lápiz; se le ordena entonces que le siga
con la mirada, mientras el médico desplaza
el objeto hacia un lado, después a otro;
luego hacia arriba y abajo; y por último obli­
cuamente. Fig. 17-22. Mientras se realiza
esto, el médico va observando cuidadosamen­
te si los movimientos son simétricos, con­
tinuos, completos hasta los respectivos ex­
tremos, y deteniendo en ellos el objeto que
mira el paciente, observa si los ojos son capa­
ces de detenerce por unos instantes o tienden
a regresar a su sitio natural. Se te r m in a *1
examen, acercando el objeto hacia la régión
interciliar del paciente, para observar el
grado de convergencia de los ojos.
Los trastornos más frecuentes de la
motilidad ocular tienen que ver con las afec­
ciones de los músculos externos del ojo y los
nervios correspondientes, por ejemplo, los
estrabismos y las parálisis o paresias. Así:
Fig. 17-20 Estrabism o en lá páráhsis -del'-motop'oculaf ^óm un, ya he­
b mos dicho, el ojo está desviado hacia afuera
y no podrá realizar prácticamente ningún
.fetrabismós: Uno o ambos ojos pueden es­ ^m ovim iento; en la p arálM s^ l^ 'o fó r& fcü lar
p ia r desviados hacia adentro, afuera, arriba, externo; el ojo está desviado hacia adentro
pabajo. Fig. 17-20. La inspección inicia el y no podrá moverse hacia afuera.
examen que en' un buen número de veces
^ es suficiente, y el examen de los movimientos Cuando después de haber llegado con,el
£ oculares confirma la asimetría de los mismos movimiento a uno de los extremos y soste­
aun la imposibilidad de un movimiento niendo ahí la mirada, se''observa que los
™normal al lado opuesto de la desviación. ojos hacen movimientos de temblor como
^ Aparte del profundo trastorno estéti— ^'cjue quieren regresar a su sitio natural, se
| co que produce •, puede haber dolores ocula- '>habla de¿nistagmus, cuyo valor semiológico
» res, cefalalgias'y trastornos de la visión co­ lo mencionaremos en el examen del Sis­
mo la.diplopia (Visión doble)., ^ ^ / tem a nervioso Central.
I W
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122-
i
4.— LA ESCLEROTICA:
4
Desde el punto _
de vista clínico nos interesa el color amarillo™
que, como antes hemos anotado, de pende, d e ^
la impregnación de bilirrubina (ictericia) j ^
los individuos de raza negra y :: los ancianos^
pueden también tener una coloración ama-41
rillenta,-pero es por acumulo graso. En la^j
enfermedad de Lobstein y Eddoves, las escle-
^ róticas son <de.color-azul debido a que son^l
sus capas muy delgadas y transparentan el^¡
color de la uvea; suele, acompañarse de
fragilidad de los huesos y sordera; es de o r i®
^ e n congènito. £
Fig. 17-21 Posición del m édico y paciente
para el exam en de los m ovim ien­ La. esclerótica normal es una capa^|
tos oculares. muy poco elástica que resiste la te n sió n ^
intraocular y permite la conservación de la™
morfología del ojo, pero cuando se adelgaza®
mucho o la tensión ocular sube d em asiad o ^
puede permitir la hernia de la coroides
dando lugar al.estafiloma' <•
La inflamación de esta capa se llama®
escleritis; afecta a ambos ojos y se m a n i^
fiesta como manchas rojo-violáceas que
asientan cerca de la córnea o en otras regio®
nes; pueden curar sin dejar huellas o producñ^|
cicatrices que suponen un debilitamiento fo -_
cal de la esclerótica, lo cual favorece la™
^ hernias antes mencionadas. L a .^ í4 ¿!y y ^ i®
¿ m atoideayla ppHar teritis..no dqsa (8, 10), p u e ^ |
^ den ^roducii-,escleritis. Cuando la inflama­
ción afecta: sólora las capas superficiales m
habta de episcleritis, cuya variedad caracte^J
rizada por nodulos circunscritos, acompaña ^
la arteritis craneal, causa de cefalalgias. ^

5.— LA CORNEA: Redondeada, lisa, bri^


liante y transparente, constituye el extreme!
anterior del ojo y está unida a la esclerótica
en el limbo esclerocorneal.
\^>Su inflamación se llama queratitis y™
suele producir un cortejo sintomático carac
terizado por intenso dolor, lagrimeo, cierra
Fig. 17-22 D iferentes desplazam ientos de los
ojos en el exam en de los movi­ espasmódico de los ojos, dificultades para te
m ientos oculares. visión normal e intolerancia a la luz. Ade
13
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^ n á s origina un proceso de vascularización
|®.uperficial o profunda que inicialmente pro-
^ l.u c e enrojecimiento y edema de la córnea
^ K ) que le hace perder transparencia, apare­
c i e n d o más bien opaca. Fig. 17-24. Si la
^vascularización depende délos vasos ciliares,
ouede verse un anillo de finos vasos rojizos
IWque rodean profundamente a la córnea
j® ?ig. 17-25. Si la vascularización depende
^ d e los vasos de la conjuntiva entonces ésta
Fig. 17-26 O pacidades de la córnea. “N ubes”
' también se presenta enrojecida y vasculariza-
|G d a , demostrando la queratoconjuntivitis.^
17-25A. *'s ^

^ Por traumatismos o secundariamente


^ a las queratitis, pueden presentarse úlceras
"c o rn e a le s que suponen pérdidas de substan­
c i a superficial que al cicatrizar pueden pro-
a d u c i r opacidades o “nubes” , que de estar
colocadas delante de la pupila pueden im-
C pedir la visión. Fig. 17-26. Una causa im-
^ p o r t a n t e de ulceración de la córnea es la
desecación de la misma por falta de lubrica- 17-27 O pacidad to tal de la córnea por
quem adura
C c i ó n lagrimal como ya hemos dicho antes.
m Las opacidades totales de la córnea
^ p r o d u c e n ceguera. Hemos visto casos de
queratitis con opacidad total, debido a que-
maduras con cal, en niños y en trabajadores
^ de la construcción. Fig. 17-27. También la u
^ sífilis produce la llamada queratitis intersti- ^
^ c i a l con ceguera total. La Tb. también pro-
f f ) duce queratitis y ulceraciones,^^]
m La deformación de la córnea que au-
menta la convexidad anterior de la misma, se
llama queratocono. Fig. 17-28. Se lo reco-
m noce observando al enfermo tangencialmen-
g p te. Produce trastornos en la visión y suele Fig. 17-28 Q ueratocono
.^L acompañar al astigmatismo avanzado.
En un buen número de personas' de 6. - EL IRIS Y LA P U PIL A .- Como sabe­
™ edad avanzada se observa un anillo muy fino, mos por la A natom ía, el iris es un músculo
j^j[ de 1 m.m. de ancho que rodea a la córnea, circular que, como un telón cae delante del
de color grisáceo. Se llama arco senil, Figu cristalino, -pero detrás de la córnea.- Está
™ 17-29, y se debe al acúmulo de grasa en d ichá^/ pigmentado, lo que da el color de los ojos, y
m zona. perforado en el centro por un orificio circular
jjj£ Fig. 17-24: Lám. VII. Fig. 1 7-25: Lám. V il y VIII. Fig. 1 7-28 y 29: Lám. VIH.
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124 - fS5
llamado pupila, que permite el paso de la CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
luz a las estructuras posteriores del ojo re­ 17-1
gulando su cantidad, es decir, haciendo
1 . - El color: Normalmente la pupila es
las veces de un diafragma. Está inervado por
negra, pero puede verse blanquecina — grisá-
fibras del vago y del motor ocular común > , . „■ ,
, . ... y cea en las cataratas;Fig. 17-31;rosadas en los
que cierran las pupilas, y por el sim pati-<J 5 6 .
, ... y . r- „ . „ albinos, pues la falta de pigmento permite
co que las dilatan. La circunferencia exter- 5 * * . ,!
?, . . ^ , -v ver el color de las estructuras internas del
na del iris esta unida al cuerpo ciliar.
ojo.

La'inflamación del iris se llama iritis,


pero como casi siempre se compromete el
cuerpo ciliar, entonces se habla de iridoci- m
clitis. En estas condiciones suele ser causa m
de intenso dolor ocular, profundo, irradia­
do a la' frente y regiones infra orbitarias, lo
«i
cual puede hacer confundir con una odontal­ «I
g i a superior; se acompaña de fotofobia,
m
lagrimeo y visión borrosa; el iris suele estaJ^'j
rubicundo y puede haber vascularización Fig. 17-31 C atarata «i
del anillo pericomeal profundo dependiente
de los vasos ciliares; la reacción a la luz pue­
2.— Forma: Los procesos infecciosos o in­
«
de provocar dolor, mientras que la pupila
puede estar miótica (cerrada) o deformada
flamatorios, iridociclitis, producen deforma­
ciones de la pupila con angulaciones agudas." «i
Fig. 17-32; mientras que en las afecciones n
si ya se han hecho adherencias entre sus fi­
del sistema nervioso las angulaciones son.
bras musculares o a las estructuras vecinas,
redondeadas. Fig. 17-33. «i
por ejemplo, a la cara anterior del cristalino.
Fig. 17-13 Si la inflamación es de origen\M
bacteriano puede formarse pus (Hipopión), Ü
que se deposita en el extremo inferior de
la cámara anterior a manera de grumos,
visibles con una simple lámpara de bolsillo.
Algunas ocasiones la-iritis.puede-aeom pañar^
')a algunas.enfermedades -del¿colágeno (5,17)
Fig. 17-32 D eform aciones de la pupila por
como el lupus eritematoso, o de las articu­ iridociclitis
laciones como la enfermedad de Still y la es­
póndilo artritis anquilopoyética.

Alguna vez, por razones congénitas, los'


iris pueden ser de distinto color entre ambos
ojos; también pueden serlo por atrofia neu­
ropàtica de uno de ellos.
Fig. 17-33 Angulaciones redondeadas de la
LA PUPILA: El cuadro No. 17-1, nos señala pupila en las afecciones del Siste­
el qué examinar y el cómo examinar. m a Nervioso

Fig. 17-31: L á m . V III.


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- 125-

CUÁDRO No. 17-1

EXAMEN DE LA PUPILA

Qué examinar Cómo examinar

1 Color 1.— Inspección, haciendo incidir un


haz de luz en la pupila.

2.— Forma 2.— Inspección.

3.— Tamaño 3.— Inspección con la luz de mediana


intensidad e igual para ambos ojos

4.— Situación • 4.— Inspección.

5.— Número 5.— Inspección.

6.— Hippus fisiológico 6.— Iluminando tangencialmente el


ojo con una lámpara, se observa
como la pupila se contrae y se di­
lata tenuemente como si latiera.

7.— Reflejo a la luz 7.— Se pide al paciente que cierre los.


ojos, luego de unos instantes se le
ordena que los ;-abra e inme­
diatamente se hace incidir una.
luz sobre la pupila. Se observará
como se contrae enéigicarnente.
8 .- Reflejo consensué 8.— Al iluminar el ojo como en 7, se
observa que la pupila del otro ojo
. también se contrae aunque más
lentamente.

9.— Reflejo a la acomodación 9.— Se coloca un lápiz a 30 centíme­


tros de distancia para que lo vea
el paciente y se observa el tama­
ño de las pupilas, luego se le pide
que mire a la distancia mínima
de 5 metros; se observará que las
pupilas se dilatan. Se coloca nue­
vamente el lápiz a 30 centímetros
y se. observará como se contraen
nuevamente las pupilas.

10.— Acomodación — convergencia. 10.— Haciendo la maniobra para exa­


minar la convergencia ocular, se
observará como, simultáneamen­
te, las pupilas se contraen.
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- 126 — <

3.— Tamaño: Por cuanto el músculo iris


actúa como un diafragma que regula la canti­
dad de luz que debe ingresar al ojo, el
tamaño de la pupila normal es variable: pe­
queña cuando la luz es intensa y grande cuan­
do es tenue o hay obscuridad. Según Terrien, 17-34 Miosis

el tamaño v aría ^ í^ S ^ p ^ id m ia n . de diáme­


tro. Cuando la pupila se mantiene de mane­
ra más o menos estable y por un período
más o menos largo, con diámetro menor que
2 m.m. se habla deggmioisis, Fig. 17-34; si es
mayor que 5 m.m. se habla de imidriasis,
Fig. 17-35; y, si la una es pequeña y la o tr a ¿ / Fig. 17-35 Midriasis
grande, se habla desaalsocetágaFig. 17-36. v.
7
Sobre el valor semiológico de estas al­
teraciones hacemos un detenido relato en el
capítulo que se refiere al Sistema Ner­
vioso Central, debido a que sus alteraciones
más frecuentes están ligadas a la patología
de este sistema. Claro que también pueden Fig. 17-36 Anisocoria
deberse a afecciones loca;.:- ó* los ojos
y generales del organismo, r-.xc en. todo
caso preferimos estudiarlas en conjunto.
4.— Situación: Normalmente están en
el centro del iris. Algunas ocasiones por ra­
zones congénitas o quirúrgicas, pueden estar
en situación exéntrica. Fig. 17-37.
Fig. 17-37 Pupilas exéntricas
5.— Número: Algunas ocasiones puede
verse más de una pupila en el mismo iris
fenómeno qué sé llá m a ^ i^ ls i!.. Fig. 17-38;
puede producir algún trastorno en relación
a la luz y la acomodación.
| ^ 6.— Hinous fisiológico: Se debe a la acción
constante de la luz y al antagonismo perma­
nente entre las funciones constrictoras y di­
lata doras .> Cuando se exagera, se habla
Fig. 17-38 Policoria
de Hippus patológico., ,que^pj^4§-rVSffi,<:e*Vty
las meningitis-y~...paresias :del.JII^Ran E r r
9 . - a la acomodación, y 10.—Acomodación
cambio la desaparición de estos m ovim ien-\ — Convergencia, serán analizados en el siste- ^
tos del iris puedéTversé eñ la Sf. del Sistema^
íma nervioso por las mismas consideraciones
nervioso central. hechas para la miosis y midriasis. (Capítulo
7.— Reflejos a la luz: 8.— consensúa!^ 136).
'\ J
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® 7 . - EL CRISTALINO.— Nos referimos
él sólo para decir, de acuerdo con Santer,
_ q Ue “ toda falta de homogenidad del crista; | { /
™ lino es llamada Catarata” . Muchas vecesv—^
Ü e l médico general es consultado por visión
gk borrosa especialmente para ver de cerca.
Cuando se trata de un adulto, lo más pro-
^ bable es que se trate de una catarata senil
j ^ o de una catarata diabética. En los niños,
lo más frecuente es que sea congènita.
Ü
Se examina el cristalino haciendo in­
a c i d i r un haz de rayos luminosos con una
^ lin te r n a simple o con el oftalmoscopio, y
cuando se trata de una catarata se verá a
™ través de la pupila, una zona de color grisá-
H ceo que corresponde al cristalino opaco. Fig.
^ 1 7 - 3 1 . Todos los casos de catarata deben
ser remitidos al especialista para su tra- Fig. 17-40 O ftalm oscopio
£ tamiento.

® 8.— EL FONDO DEL OJO: Cómo exami-


nar: Se utiliza para el efecto el oftalmosco-
^ p i o , Fig. 17-40, que debe figurar en el con-
^ tenido del equipo médico básico. Es conve­
l a niente realizarlo en un cuarto obscuro cíe
H modo que la pupila se dilate espontánea­
mente, pero tam bién puede hacerse previa
® la dilatación de ella con fármacos. Se uti­
l i liza soluciones de simpáticomimeticos, por
^ ejemplo, la Neosynefrina, al 2,5 por 100.
™ en gotas que se aplican en el fondo de saco
9 conjuntival, y al cabo de unos 30 minutos la
Fig. 17-41 Posición adecuada para el exam en
£ pupila ya está dilatada.
del fondo del ojo
^ El paciente debe estar còmodamente
^ sentado, el médico puede estar de pie frente te que procure pestañar lo menos posible.
$ a él, y con su ojo derecho debe examinar el El médico debe acostumbrarse a examinar
£ ojo derecho del paciente, mientras que con con ambos ojos abiertos, de tal manera que,
^ su ojo izquierdo, debe hacerlo el izquierdo mientras el uno mira a través del lente del
™ del examinado. Fig. 17-41. (Se supone que oftalmoscopio, el otro controla que la luz
£ el médico ve bien con ambos ojos, de lo incida correctamente en la pupila y no fuera
^ contrario lo hará con el ojo normal). Es de ella. La distancia a la que debe estar el
^ ú t i l que el ojo examinado esté dirigido hacia paciente es variable, pero en general es reco­
^ adentro y arriba, todo el tiempo que sea mendable no acercarse mucho y peor contac­
H necesario; además se recomendará al pacien- tar el oftalmoscopio con el ojo del enfermo.
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Para corregir la falta de nitidez de la imagen
observada se debe interponer el lente que sea
más conveniente; para el efecto, los aparatos
traen un juego de lentes que corrigen peque­
ños defectos de hiperm etropia y miopía. La
luz que sale del aparato debe ser relativamen­
te intensa y se usa la que da la forma de un
círculo lleno.
IAEO EXTEJRMO
Así preparados el enfermo, el médico
y el equipo, se inicia el examen. E n este mo­ 17-42
mento vale la pena un consejo para el prin­
cipiante: “ ármese de mucha paciencia y ten­ ovalada, de color rosado pálido que se dife­
ga en su mente un esquema claro de qué es rencia claramente del resto de la s u p e rf ic ie ^
lo que debe examinar” . Al comienzo, aun observada porque está además separada d e f l j
con personas que colaboran m uy bien, puede ella por un círculo bien nítido que la bordea. ^
no descubrirse la imagen que debe verse o Corresponde a la entrada del nervio ó p tic o .;*
ya enfocada se la puede perder con facilidad, Está situada un poco hacia el extremo na-
debido a que pequeños movimientos de los sal de la retina y no en el polo posterior d e l ^ j
pjos o el parpadeo desacomodan la imagen y globo ocular. La Fig. 1 7 4 2 , nos enseña T i
•hay que volver a empezar; otras veces, cuan­
además que su centro está excavado, lo q u e® ¡
do el examinador no se ha preparado pre­
vV'pn la visión frontal se presenta como una
viamente para reconocer el fondo del ojo,
concavidad de color blanquecino, lla m a d a ^
puede no identificarlo com pletamente y de¿
depresión fisiológica, y corresponde al sitio ™
jar vacíos que pueden ser importantes para
en que las fibras del nervio óptico se separan. $ |
el diagnóstico.
2.— Las arterias y venas: Al poner atención ^ 8
Lo- primero que suele reconocerse a
sobre los vasos lo primero que debemos h a -^ J
través de la pupila negra es una zona de co­
cer es diferenciar las axterias de las venas;™
lor rosado-rojizo; ya estamos en el fondo del
el cuadro No. 17-2, nos facilita la tarea. $8
ojo; es el momento de buscar el lente que
mejor nos permita ver con nitidez;cuando ya Cuando se entrecruzan los vasos, las®)
lo hemos conseguido, entonces iniciamos un arterias pasan por encima de las venas, p e r o ^ j
examen sistemático de todas las estructuras. lo hacen de tal manera que ni la vena ni la ™
arteria modifican su calibre ni su forma ni su’
QUE EXAMINAR: Puede seguirse el siguiente •, dirección, y el ángulo que forman entre sí(
orden: ■ . \ '\ es más bien agudo.
1.— La papila óptica. 2 .— Las arterias y Luego de salir de la papila los vasos pa­
venas. 3.— La mácula. 4.— La retina, y san exéntricamente, por el segmento interno'
5.— Laperiferie delfondo del ojo. Fig. 1742. de la misma, para repartirse en la retina en(
1.— La papila óptica: Una forma cómoda tres bloques ramificados: uno superior, otro
de localizar la papila es la de seguir a los inferior, y un tercero interno compuesto'
vasos en dirección hacia donde van hacién­ por ramificaciones menos numerosas. PoráMj
dose más gruesos; de pronto se nota que, tanto, las regiones anotadas son mucho^d
rodeando al sitio en el que ellos confluyen, se más vascularizadas que la zona temporal o
presenta una zona redondeada o ligeramente externa, especialmente en la región macular.
Fig. 1 7-42: L á m . I X .
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CUADRO No. 17-2
#
CARACTERISTICAS DE LOS VASOS DEL FONDO DEL OJO
i
Arterias Venas
i
* 1.- Más delgadas, relación 2:1. 1.- Más gruesas, relación 2.1.

i 2. - Rojo más claro y brillante. 2.- Rojo obscuro.


i 3 .- Trayecto más rectilíneo. 3 .- Trayecto más sinuoso.
i 4 .- Se dividen después de salir de la 4 .- Se dividen antes de salir de la
i lámina cribosa de la esclerótica. lámina cribosa de la esclerótica.
i 5 .- Pasan por encima de las venas. 5 .- . Pasan por debajo de las arterias.

| | 3 . — La mácula: Siguiendo horizontalmente el alumno se dedique a observar varios


hacia afuera, a unos dos diámetros papilares fondos de ojos, hasta que se familiarice
® de distancia de la papila, se descubre una zo- con la técnica y la anatomía norm aliám ina x x
^ n a obscura, ovalada, sia-vasos, que correspon-
9 .-. ■EXAMEN FUNCIONAL: Nos referí
^ d e a la mancha amarilla o mácula. Es la parte^M
remos, 1.— A la agudeza visual; 2.—Al sen^^J
*^más sensible de la retina a la acción de la lu z> --'
tido cromático; y 3.— Al campo visual. Cla­
^ 4 . — La retina.— Normalmente ^s 4ían^pa- ro que lo haremos con un criterio general,
H r<®fe=^’«l^Golarv-rosado se debe a los vasos puesto que las precisiones especializadas son
a coroides. No se la ve roja debido a que la para los oftalmólogos.
capa pigmentosa de la retina y el pigmento
^ co ro id eo la vuelven rosada. Algunas ocasio-
1 - AGUDEZA VISUAL: Tiene por objeto
^ nes y sin significado patológico, puede obser­
identificar el grado de nitidez que cada ojo
varse manchas melánicas distribuidas en di-
tiene para ver un objeto de lejos y de cerca.
versas regiones de la retina.
Para el examen que se realiza rutinariamente
® 5.— La periferie del fondo del ojo: Sólo se usa, por ejemplo, el optotipo deSnellen,
g)se puede ver después de que se ha dila- Fig. 1743, cuyo modelo original debe ser
_ tado la pupila, para lo cual, repetimos, se colocado a 5 metros de distancia. Una per­
deberá estar seguros de que el paciente sona normal debe ser capaz de leer todas las
p) no sufre de glaucoma. Tiene interés la letras. Para la visión de cerca puede usarse
^ observación de esta zona porque en ella sue- el optotipo de Casanovas. Fig. 1 7 44. En
len aparecer las primeras manifestaciones de todo caso, si una medición inicial demuestra
™ las retinopatías causadas por varias enferme- algún trastorno, conviene reportar al oftal­
Ü^dades generales. mólogo para un examen más completo. A
nosotros nos interesa más por el momento de­
^ La patología observable en la retina
bido a las cefalalgias que puede producir:
^ la conoceremos en los capítulos correspon-
™ dientes. Por el momento es conveniente que 2 .— SENTIDO CROMATICO: Se lo hace per-
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L A M IN A V II I

Fig. 17-28 Q ueratocono.

Fig. 17-31A y B. Cristalino opaco. C atarata con­


gènita. A) Vista anterior. B) Vis­
ta latera!. C ortesía del Prof. Dr.
Hugo Merino.
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- 130 —
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.V>4? Fig. 17-44 O ptotipo de Casanovas
"¿Vívii Ni f)OS

n i E El procedimiento es el siguiente: Fig.


17-45. Colocados frente a frente el médic¿
3 111 m E y el paciente a una distancia de 50 — 7(^g||
centímetros, se ordena al paciente que tap e.,J|
m 3 UJ 3 ' B ' ‘ su ojo derecho con su mano hom ónim a^!!
mientras que el médico tapará su ojo iz ^ p l
a lu •m e m m ' «• quierdo con su mano correspondiente, Pe^
dirá entonces al paciente que mire perma­
m a e tu 3 m
nentemente el ojo del médico. En esta!
■UJ E m 3 E . Ul v condiciones, con un lápiz colocado equidis^
tantemente entre los dos, desde la periferie
hacia el centro'del campo lo irá acercandojl
primero siguiendo un plano horizontal, luegc
vertical y por fin oblicuo, y c a d a. v e z ^ g
Fig. 17-43 O ptotipo de Snellen. A) Para al­ preguntará al enfermo en que momento v ^ H
fabetos. B) Para analfabetos. el lápiz; si lo hace al mismo tiempo que e(
mitiendo que el paciente escoja papeles de médico, entonces se considerará normal.
diferente color y tonalidad. Existen otros procedimientos como la
Perimetría de Contorno de Kestenbaum,
3.— CAMPO VISUAL: Para el examen clíni­
la Autoperimetría Especular de Palomar-
co general basta el procedimiento llamado
Petit, que también pueden utilizarse, perc¡
Perim etna por confrontación, que consiste
para un examen clínico general nos parec^
en comparar la visión periférica del paciente
con la del médico, supuesto que éste la ten­ suficiente el antes descrito.
ga normal. En todo caso, la visión periférica avani
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Fig. 17-46 Posición d el m édico y el paciente


para el exam en d el cam po visual

za hacia afuera hasta 1 1 0o, hacia arriba y


adentro, hasta 60°, y hacia abajo hasta 75°. Fig. 17-47 Tcscsriättefo ©etsl« s a jago de.
glaucom a. »
La disminución del campo visual que
progresa desde la periferie hacia el centro,
de manera que parecería que estuviera vien­ BIB LIOGRAFIA
do a través de un tubo, Fig. 17-46, es uno
de los signos precoces de glaucoma. 1.— B ietti, G .B .,'and others: Results of largesca-
le vaccination against trachom a In E ast Afri­
Existen también cegueras que pueden ca (E thiopia), 1960 — 65. Am J. O pnth 61:
101 0 — 29, 1966.
afectar a la mitad-del campo visual de cada
2.— Burwell, W. B .(and H endrix, J.P.: Digitalis
,ojo, dando lugar a las hemiario psias, las que
poisoning. Am. J. Med. S., 640 — 657.
estudiaremos en el capítulo de neurología- 1950.
por tener mucho que ver con afecciones del 3.— Cogan, D.G .: O cular correlates of L.’iorn
Sistema Nervioso Central, cuando no son m etabolic defects. Canad M.A.J. :-5:
.dependientes de enfermedades locales de los 1055 — 65, 1966.

ojos, que el estudiante las aprenderá en la 4.— C ohen, B.M.:. Digitalis poisoning and its
treatm en t. New E ngland J. Med., 246, 225
'cátedra de oftalmología. — 2 3 0 ; 254 — 259. 1952.
6.— Coles, R.S.: Uveitis associated w ith Syste­
m ic disease. Survey O phth, Part I, 8: 337—
92, and P art II, 8: 479 — 5 0 6 ,1 9 6 3 .
6.— Collier, L.H ., Duke — Elder, S., and Jones,
B.B.: E xperim ental trachom a produced by
cu ltu red virus. P art II. B rit J. O phth 44:
65 — 8 8 ,1 9 6 0 .
7.— De Grraff, A.C.: Clinical conferences. Digi­
talis intoxication. Circulation, 9, 115 —126,
1 954.
8.— D onaldson, D.D.: A tlas of external diseases
o f th e eye. V ol III: The cornea and sclera.
M osby, 1971.
9.— G rohn an, B.: Am. J . O ptom ., 49: 646, .1972
10.— L aibson, P .R .: C ornea and sclera. A/iaual
Fig. 17-46 V isión tu b u lar en el glaucoma review. Arch. O phth 83: 738 — 61, 1S71.
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— 132 —
li- Luxenberg, M., Slme, D.s • R elationship of CAPITULO 18
asteroid hyaeosis to diabetes m ellitus and
plasm a lipid levels. Am. J. O phth, 67:
40 6 — 13, 1969.
12.— Mac Faui, P.A.i Visual prognosis after solar LA NARIZ Y
retin o p athy . .Brit J. O phth 63: 534-41,1969
13 — Me Laren, D.S.: M alnutrition and the eye. LOS SENOS PARANASALESt
New Y ork, Academic Press, Inc., 1963.
14.— Neigs. J.W.: A cute Carbon m onoxide poiso­ 4 . - NARIZ Y SENOS PARANASALE
ning. A n analysis of one hundred five cases.
A.M.A. Arch. Indust. Hyg. Occup. M ed., 6: Como fen todos los casos, su examen médi
3 4 4 ,1 9 5 2 . incluye la anamnesis y el examen Físico^
15.— R obertson, D.M., H ollenhorst, R.W., and 4.1: ANAMNESIS: Sólo haremoshincaj
Callaham, J.A .: O cu lai M anifestations of
digitalis to xicity. Arch (Dphth 76: 640 — 5 , en los síntomas, puesto que la técnica pj
1966. interrogar los otros datos de la HistoriS
16 — Scrimshaw, W.S., T aylpi, C.E., and G ordon, Clínica ya fue expuesta en la primera p a r ^
J.E .: Interactions of N u trition and Infec­
de este libro. Por otra parte nosotros c o n a |
tion* World H ealth O Rganization. Mono­
graph Series No. 57, Geneve, W orld H ealth deramos a la nariz y fosas nasales como
Organization, 1968. todo.
17.— SchlaegeL, T .F ., Jr.: The Uvea. A nnual re­ \\feiem pre debe tomarse en cuenta
view. A rch O phth 85: 524 — 35, 1971.
doló la obstrucción de las fosas nasales, 1
18.- Sor-enso.. P.N.: Acta O phthalm ol, 64: 513,
secreciones, <la epistaxis y los trastornos de J
1 9 .- D.G., Jr.: Corneal ulcers. Survey
olfaciónr.
O ph th 3: 203 — 15, 1958 El cuadro No. 18-presum e el qué y
2 0 .— Withering, W.: With practical rem arks on cómo preguntar.
dropsy and o th er diseases, C.G.J.- y J . Ro—
binson, Londres, 1785. Reim preso en Medi­ ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CU_
cal Classics, 2, 305 — 4 43. 1937 DRO No. 18-1
1.— EL DOLOR: Tiene que ver con el ori
nado eÍT los senos paranasales y ya ha sido s
ficientemente estudiado a propósito de
LIBROS CONSULTADOS anamnesis general del dolor y de las cefala'
gias, de manera que no insistiremos más.

1 .— Bull, T.R .: Atlas de Diagnóstico O torrinola- 2.— OBSTRUCCION: Frecuentemente


ringológico. E ditorial C ientífico—Medica. el motivo de consulta: “Dr., tengo tapada
Barcelona, España 1975. nariz” . La técnica de la anamnesis es
2 — Hollwich, F ritz.: O ftalm ología. Salvat Edi­ general para cualquier síntoma, debien
tores. SlA. Barcelona, E spaña. 1978
quizás añadirse una pregunta para averigu
3— Ruggeri, C.A.: Manual Práctico de O torrino­
laringología. Editorial M édica Panam ericana.
cuál de las dos o si ambas fosas nasales est'
Buenos Aires. 1976. obstruidas: ¿Cuál de las dos ternillas es
4.— V alentinm T., Bertelli, J., Z ubizarreta, Cam­ tapada? ; y otra relacionada con la actit^
pos, J .R .' Compendio de O torrinolaringolo­ y. decúbito: dentado o acostado, qué pa
gía.— El A teneo, Buenos Aires. 1979.
con la obstrucción.
6— Vaughan, D., Cook, R ., Asbury, T.: O ftal­
m ología General. 3o. edc. El M anual Moder­ Este síntoma, caracterizado por la d‘
n o , México 1973. cuitad al paso del aire, obliga, cuando es
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Cv ¿ A- ' A - - 133 -

m CUADRO No. 18-1

m y ^A M Ñ K IS ESPECÍÁI DE LÁ NARIZ Y SENOS PARANASALES;


Qué preguntar Cómo preguntar
m 1.— Dolor 1 Corresponde a la anamnesis gene­
ral del dolor, ya estudiado.
2.— Obstrucción 4 ° 2.— Cuál de las dos ternillas está tapa­
da? Sentado o acostado, qué
pasa con la obstrucción?
m 3.— Secreciones 3.— Le sale mucosidad por la nariz?
m — Cantidad — Cuánto?
—-Color — De qué color?
m — Olor’ — Tiene algún olor?
m — Viscosidad — Es fluida, viscosa, costrosa?
— ‘Horario A qué hora del día es más abun­
m
dante?
m
4.— Epistaxis 4.— Le sale sangre por la nariz?
m
— Cantidad — Cuánto?
• — Deglución — Se ha tragado la sangre?
— ?Otros.lugares de sangrado — Por dónde más le ha salHo
m
sangre?
m
5.— Trastornos de la olfación 5.— Percibe bien los olores? Recono­
i ce bien los olores.

NOTA: Se supone que para cada uno de estos síntomas debe añadirse todo lo co­
rrespondiente a la anamnesis aplicable a cualquier síntoma: Cuadro No. 3-1.
i

la te r a l, a la respiración bucal, evitando así increíble la cantidad y variedad de objetos


Qpl calentamiento y el filtrado del aire que las que puede extraerse de los niños: bolas de
^ o sa s nasales realizan fisiológicamente; ade- cristal, trozos de ladrillo, granos vegetales,
^ n á s impide el reconocimiento de los olores tiras de madera,etc. Cuando no se los extrae
jlfc' dificulta la identificación adecuada de lps pronto dan origen a la reacción inflamatoria
^ ab o res, aparte de modificar las caracterísr con edema que obstruye más y a la produc­
' ticas de la voz. ción de secreciones purulentas. En-los jó v e -^
£
Muchas son las causas de la obstrucción, nes, so rf causa^frecuerite las “deformaciones
ijDerc nosotros, a manera de ejemplo, sólo jaostraumáticás' " que se producen por fractu­
|piencionaremos a las más frecuentes: en los rá n d o lo s huesos nasales: y desviaciones del
niños, lét-flQgósis de las-vegetaciones ad e n o K \ tabique. Sn-cualquier-edad pueden descu-..V
Wes;' la,in traducción de cuerpos extraños:_es-^ brirse t+imoracione's;''pólipos que producen
PLIEGO: 6
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LAMINA I X
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- 134-
obstrucció.n unilateral. Pero tal vez la- causa 4 j ^ .c a s id a d : Las secreciones serojas suelea^
más-4recüerrte"rseaF-la'<)bstfüc'ción 'inflamato- §.er muy fluidas, _ algo. menos¡ las purulentas,
« a7 cr^sea Jas -rinitis‘de origen viral y alérgicas pero cuando el proceso que las originó va ce-
qu£,.produc.en_además secreciones abundan- diendo^-pueden convertirse en m ü y viscos as.
Le.S-Jde__aspect.o_. s.eros.o- A propósito de las costrosas y aun adherentes, lo cual puede
cefalalgias hemos mencionado que algunas producir obstrucción de las fosas nasales.
de ellas, de origen vascular, producen -obstruc­ Estas secreciones al desprenderse pueden
ción del .lado.afe.c.tado y.-rinorrea. La_s; sinu- lastimar a la mucosa nasal y determinar un li­
jgitis, al determinar iaflamación secundaria gero sangrado en forma de-puntos que man­
de J o s ...cornetes también_ producen obstruc- chan la secreción. Estas secreciones pueden
£|ó n -d el-lad o -afectado. En general pode­ ser de mal olor. -La.-oeená, énfermedad de
mos afirmar que las afecciones inflamatorias etiología desconocida, sfe caracteriza por pro-
producen obstrucción bilateral, pero que con ^ d u c i r secreciones costrosas, de muy mal olor,^
el decúbito lateral mientras permanece obs­ originadas por la destrucción de la mucosa y (
truida la del lado afectado, la del opuesto se aún ósea de la fosa nasal que afecta. „’
despeja.- La obstrucción producida por cuer­ H orario: Casi todos los procesos inflamato- >•»
pos extraños o tumores, én cualquier decúbi­ rios o tumorales o de cuerpo extraño pro- ™
to son permanentes y del mismo lado. ducen secreción permanente, pero en las £
3 .— SECRECIONES: Normalmente es esca- '• !^^sitiS%'ffbntales-.sude^ser, ^ás.,abAiiidai;te
sa y acuosa, pero patológicamente puede mo­ £n-4a- mañana, después cjue el enfermo se le­ i
dificarse en relación a su cantidad, color, vis­ vanta de su cama; esto se debe a que durante Qj
cosidad y horario. Así: la noche se acumulan las secreciones en los.^jj
senos, pero al levantarse, debido a que el 3
Cantidad: lo más frecuente es que aumente
orificio de desagüe está situado en la pared ^
hasta obligar al /uso constante-del pañuelo
inferior, Fig. 18-1, las secreciones fluyen
en todo caso de rinitis común, gripe, acción
hacia el meato medio con más facilidad. E n ^
de^álergenbs, gases irritantes de la mucosa
sinusitis'ma-^arestfinvcambiOj^a-secTeción ™
nasal y trastornos vasculares. Casi siempre
ta. jiu rá h te- ía^-noche^n, eLdecúbito $
se,acompaña de estornudos frecuentes. Dis­
|co n tralatgraLaLdeUado afectado, puesto que ¿ajj
m inuye en las rinitis atró ficas.
el orificio de desagüe está situado. en la 3
Color: Casi todas las afecciones se inician cara interna del seno maxilar, por encima de
produciendo una secreción serosa e incolora, t su cara inferior, Fig. 18-2; lo cual d e te rm in a ^
especialmente las producidas por el resfriado que durante él día se recojan las secreciones,^
ccm ún, pQrlos alergenos y los irritantes loca­ mientras que en el decúbito, por acción de la ™
les; pero más tarde pueden tomar un color gravedad se facilita el vaciado.
amarillo o amarillo verdoso, purulento. En -V W lSTAXIS: Es la pérdida de sangre por
l$s sinusitis ésta suele ser también la evolu- las tosas*"nasaíes. Signo frecuente y de se­
, ción del color de las secreciones. En las frac­ miología compleja, obliga al médico a que la ^ e
t u r a s de la base del cráneo que afecta'a la estudie con bastante más cuidado del que l e f j
pared correspondiente de uno de los senos suele poner. Lastimosamente, la m a y o ría ^
paranasales, puede observarse la fuga de lí­ de los pacientes no suelen darle mayor im - ^
quido cefaloraquídeo, es decir, de un líqui­ portancia, salvo cuando la cantidad e s a b u n - ^
do jm u y fluido, incoloro y transparente (1) dante, y muchas veces pueden dejar evolu-^j
como agua de "roca. ) cionar causas graves, de las cuales la epis-
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taxis sólo es una manifestación visible.
La cantidad puede ser desde unas gotas
hasta un gran volumen que puede poner en
peligro la vida del paciente. En este último
^caso, a la sintomatología propia de la enfer-
Q ^rnedad causal, se suma la deU^índf:óffig®Sie^J
. m&írági£0,_es._deck,..palidez de la piel, pulscK
rápido y filiforme, baja de la tensión arterial,
hematocrito ...y hemoglobina bajos, y otros.
Son particularmente abundantes las epistaxis ,
de los viejos hipertensos y arterioesclerososv^
(2), las de las discracias sanguíneas (2) y las
de las malformaciones de las paredes vascula­
res de los vasos locales (3). Sin embargo, la
cantidad no es un dato que nos hable mucho
de la etiología. En todo caso, siempre que
sea posible, su volumen debe ser medido.
La sangre procedente de las fosas nasa­
les, en lugar de fluir hacia adelante y ser ex­
pulsada al exterior, puede dirigirse hacia atrás
y ser más bien deglutida. En este caso pue­
de ser más tarde vomitada y ser confundida
con una hematemesis o expulsada en la de­
posición como si fuera una melena^
Fig. 18-1 Desagüe m atu tin o de los senos Cuando a la epistaxis se acompaña de
frontales. A: Enferm o acostado.
hemorragias por otras partes, _(hematemesisA ^
B: E nferm o de pie..
jn e lenas, hematurias, hematomas, equimosis),
hay que pensar en tsastorrros-dela coagula-
cióiyiejpualquief etiología.
Las causas .ae las epistaxis pueden ser
divididas en locales y generales. Ejt-laslócales -
fu©ntaa~4es--traumatismos ;difecto^' -y^-lesio--
n ^ jle -Já . m ucosa nasak-por^rgárse l á Tttari
corrios-dedos o xjigfp.as^xtofios; les-esto r~*
n a á a S á & É ^ ^ r z o s fís ic o s in té ñ s o s ; k ^ u m o -
fes-.como, los -pólipos-, las-telangiectásias
(3) ^-■©tras-afecciones locales- En todos es­
tos casos tanto la anamnesis como el examen
físico local son suficientes para diagnosticar
la causa y localizar el sitio del sangrado.
Entre las causas generales están las más
Fig. 18-2 DesagUe del seno m axilar en el variadas, y la epistaxis es en estos casos sólo v~
decubito contralateral un signo más de la enfermedad. Menciona-
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136 -
remos algunas: Infecciones, como la gripe, v cual se observa un hundimiento del dorso. ^
^fieb re tifoidea, -fiebre reumática; vasculares, v -^En los alcoholicos crónicos la nariz suele ser "
como, la hipertensión - arterial; sanguíneas, roja y con un lóbulo abultado. Fig. 18-4,Ha- £
com o trastornos de la coagulación de la san­ mada rinofima. Es frecuente la observación
gre y leucemias. En estos casos, la anam ne­ en ella de acné, lo que en los jóvenes puede
sis tiene que ser to ta l, igual que el exam en ser motivo de molestias psicógenas. En el 41
físico, puesto que el exam en local lo único Lupus eritematoso, el .dorso suele estar, ro- 0
que proporcionará es el sitio del sangrado. jizo como el cuerpo de >una mariposa que _
además extiende sus alas sobre los pómulos, ^
5 . - TRASTORNOS DE LA OLFACION: Se
Fig. 18-5. Las deformaciones que acompañan Q
llama anosmia a ía pérdida del sentido del
olfato; hiposmia a la dism inución de la capa­
a algunas alteraciones congénitas son de fá- ^
cil observación, Fig. 18-6. Las ventanas ría-
cidad. de percibir los olores; e hiperosm ia a lfy
aum ento de la capacidad de percepción. sales pueden estar agitadas por el “ aleteo na- 4
Se llama parosmia a la percepción errónea sal” , en las taquipneas o disneas de cualquier ^
de los olores. Cacosmia es la sensibilidad etiología.
para percibir mejor los malos olores. Un Las fosas nasales se examinan por la inspec- .
dato curioso es el que puede verse en la oce- ción, mediante el procedimiento llamado ^
na, en la cual el paciente no percibe el mal ^ rinoscopia que puede ser anterior o poste-
olor que produce su propia enfermedad, el rior. ^
cual es reconocido aun a distancia por las La rinoscopia anterior se hace expo-
personas sanas, lo que hace que esta enfer­
niendo las ventanas nasales como nos de-™
medad sea socialmente mal tolerada: las per­ muestra la Fig. 18-7, y luego introduciendo £
sonas huyen del enfermo. Prácticamente el espejo o rinoscopio, Fig. 18-8, lo cual de-
todas ellas tienen que ver con afecciones be hacerse con las valvas cerradas y cuidando
de la mucosa olfatoria, de las terminaciones que no se tope el tabique nasal puesto que 4
nerviosas perceptoras de los estímulos, de las despierta, de manera refleja, movimientos
vías olfatorias o de los centros receptores o bruscos de la cabeza que impiden el examen
analizadores de los olores, y su estudio sobre­ y puede lastimar la mucosa. Una vez que se
pasa las intenciones de éste texto. Sin em­ ha colocado el espejo se abre sus valvas, se
bargo, algunas mujeres, durante los primeros ilumina bien y luego se procede a inspec­
meses de embarazo pueden sufrir de parosmia
cionar la mucosa, los cornetes, el tabique, la
y cacosmias sin que se demuestre ningún
luz nasal y las secreciones.
daño orgánico.
La mucosa puede verse roja, congestio­
nada y edematosa en todos los procesos in­
EXAMEN FISICO:
flamatorios agudos; puede ser pálida en la
LA NARIZ.— Se lo realiza mediante la ins­
anemia, rinitis crónica y en las de etiología
pección. Sobre la variedad racial de la forma
alérgica.
y tamaño de la nariz no insistiremos, sólo nos
referiremos a algunas variaciones patológicas Los cometes pueden verse agrandados
que tienen interés, Así: Los traumatismos por edema o verdadera hiperplasia. En el pri-
suelen deformarla desviando el tabique o mer caso la causa puede ser una rinitis cróni-^|
los huesos propios de la nariz. Fig. 18-3, ca. El tabique puede verse deformado por<
^.como en los boxeadores. La sífilis puede hematomas o pequeñas tumoraciones. Las
'-'producir la nariz en silla d'e montar, en la desviaciones determinan que del lado de la
Fig. 18-3, 4 , 5: L á m . IX .
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Fig. 18-7 E xposición de las ventanas nasa­


les para la rinoscopia anterior.
Fig. 18-3 D eform ación de la nariz p o r des­
viación de los huesos propios.

|§ ¡ |r -
£Kír;-.
i m -j
safe?--
H en d id u ra F acial L abio l e p o r i n o
o b lic u a B ilateral
i

Fig. 18-8 R inoscopio

convexidad obstruya la luz. La hipervascula-


rización de la zona de Kiesselbach, puede
volverla sangrante.
La luz de las fosas nasales puede estar
obstruida por edema de la mucosa como en
las rinitis, por hiperplasia de los cornetes,
por desviaciones del tabique, por tumores,
L ab io Leporino M a c ro sto m ia
por cuerpos extraños y por secreciones
m ed io y n a r iz u n ila te ra l
costrosas. Sobre el examen de las secrecio­
h en d id a nes no vamos a insistir.
Fig. 18-6 Algunas deform aciones congénitas La rinoscopia posterior se hace median-
de la nariz te la introducción por la boca de un espejo,
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- 138 —
Fig. 18-9, que se.coloca profundamente de­
tras del velo del paladar mientras se mantiene
deprimida la lengua con un baja lenguas. Es­
to permite la visualización de las coanas, los
cornetes, y meatos medios y el tabique.
LOS SENOS PARANASALES se examinan me­
diante la inspección y la palpación. La ins­
pección permite ocasionalmente observar
rubicundez y ligeros abombamientos por
edema sobre los senos frontales y maxilares,
cuando éstos adolecen de sinusitis; tumores
de los senos también pueden deformar la re­
gión. Por la palpación puede descubrir­
se enfisema regional si ha habido frac­
tura de una de sus paredes óseas; pe­
ro lo más importante es el reconocimien­
to del dolor despertado por la presión
ejercida con el pulpejo del dedo pulgar
sobre determinados puntos que son: Fig.
18-10, para el seno frontal, el ángulo súpero
interno de la órbita; para el etmoidal, la zo­
na del ungüis situado en el ángulo interno
del ojo; y para el maxilar, un punto situado
por encima de la raíz de los caninos.
Si recordamos que los senos frontales,
maxilares y las celdillas etmoidales anterio­
Fig. 18-9 R inoscopia posterior
res desaguan en el meato medio, se compren­
derá que en las sinusitis de estos senos, tan­ €
to el cornete como el-meato correspondien­
tes presenten signos de inflamación y aun
presencia de secreciones purulentas.
4.3 EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
Para el estudio de la nariz basta con solicitar
radiografías anteroposterior y lateral de los
huesos propios, cuyas imágenes normales
pueden verse en la Fig. 18-11.
Para el estudio de las fosas nasales pue­
de solicitarse: el cultivo y antibiograma de
las secreciones nasales.
Para los ^enos, aparte del anterior, es
útil el estudio radiológico que debe solicitar­
se en las siguientes posiciones: fronto-naso-
placa, para los senos frontales; mento-naso- Fig. 18-10 Pvtntos dolorosos en las sinusitis
<
m www.medibooksnica.net63.net 139 —
daca, para los maxilares; y submentón-vertex,
ara los senos etmoidales y esfenoidales .
a Fig. 18-12, nos deja ver las radiogra­
mas normales.
Al analizar las radiografías debe poner-
W |e atención en la forma, tamaño, caracterís-
icas de las paredes y del contenido de los
enos. Recuérdese que su forma y tamaño
N Corresponden
i casi exactamente a lo aprendi-
o en la Anatom ía; las paredes suelen verse
^ o m o líneas m uy finas, continuas y de gro­
s o r uniforme; mientras que, como el conteni-
Ü b o normal es de aire, se observa una zona
p in ifo rm em en te clara que ocupa toda la ca-
_vidad del seno. La Fig. 18-13, nos demues-
l ^ r a algunos casos patológicos.
También puede solicitarse radiografías
^contrastadas y tomografías.

18-6A Nariz en silla de m ontar.


E nferm a leprosa. Cortesía del
Prof. Dr. Holguer Garzón.

% Fig. 18-12 Radiografías norm ales de los ser­


nos paranasales.— A: Senos fron­
Fig. 18-11 Huesos propios de la nariz: tales. B: Senos m axilares. C: Se­
m fractura nos etm oidales y esfenoidales
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-1 4 0

CAPITULO 19

EXAMEN DE LA BOCA

5.- EXAMEN DE LA BOCA: Lejía-


remos sistemáticamente de los labios; la m u­
cosa de los carrillos y encías; los, dientes; la
lengua; el paladar; y las glándulas salivales.
^LABIOS: La técnica de examen es simple
pues se reduce a la inspección; la palpación se
usa sólo ocasionalmente. Cuando se desea
examinar.la cara posterior de?labio inferió^
se -everciona pinzando su borde entre dos
deudos, igual se hace el labio superior. Fig.
19-1. En estas condiciones se repara en el
color, forma, tamaño, y en los procesos in­
flamatorios llamados Queilitis. ^
'¿¡Color:.? Lo más llamativo es el color morado
propio de la cianosis^ sobre la que ya hemos
" "a,*5rT:Ío en otras ocasiones. Pueden estar
)Qr. procesos inflamatorios de
cualquier etiología,.
Fig. 18-13 Diversa.« R adiografías do sm usils.
Forma*^ Se modifica profundamente en eLla-
bio leporino, Fig. 19-2, producto de la falta
de una fusión completa de los pliegues naso-
labiales durante la formación del feto. Pue­
BIBLIOGRAFIA de estar acompañada de fisura palatina. En
la parálisis facial, Fig. 19-3, la comisura,del.
lacíoenfem ío se desvía hacia eTlado sano,
lo cual deja ver que toda la boca tom a una
1.— Drayer, B. P., Wilkins, R. H., B oehnke, M.,
et. aL: Cerebrospinal fluid rhinorrea demos- posición lateralizada; además por la comisura
trated b y xnetrizamide CT cisternography. enferma se puede escapar la saliva; si se so­
Amer, J. Roentgenl., 129: 1 4 9 -1 5 1 ,1 9 7 7 . licita que .abra la boca, ésta_ formará un^
2.— Harker, L. A. (ed). T he hem ostasis m anual. óyalo. desviado d é la línea m e ^ ,;.si se le pide
2da. ed. Philadelphia, F. A. Davis Com pany,
1974.
que silbe, no puede hacerlo;.y si se le. ordena,
que sople, lo hace inflando la mejilla del,
3.— Osler, W.: On a fam ily form of recurring
epistaxis, associated w ith m ultiple telan­ lado enfermo.,. Todo ésto se debe a la pará­
giectasis of th e skin and m ucous m em brane. lisis del orbicular de los labios y del.bucci-
B u ll Jo h n Hopkins H ospital., 12: 3 3 3 ,1 9 0 1 .
nador del lado afectado que permite, el pre­
4.— Salar, G., Carteri, A., an d Zampieri, P.: dominio del lado sano.- Si además se le
The diagnosis of CSF f is tu l a s w ith rinorrhea
b y isotope cisternography. Neuroradiology. indica que saque la lengua, ésta se desviará
15: 1 3 5 -1 8 7 ,1 9 7 3 . hacia el lado paralizado. ^
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m
9
*

Fig. 19-2 Labio leporino

Fi: L9-1 T écnica de exam en de los labios Fig. 19-3 Faiálisis facial: Posición laterali-
zada de la boca
&

j H ñaniañoj En la_raza negra esfrecuente que jj El cáncer de labio suele afectar a personas^ 1
los labios sean grandes ¡(Mactoqueilia); pero "Fígv i9-57“éñ ' las que se manifiesía
§ pueden estar patológicamente aumentados 'com o*una tttóefa~indolora7'^dwa,--de-T€Eeeir -
¡, de. volumen en el edema generalizado, y es­ "« sen tiJlen tü . Jbá^SF.-del labio en su primeraf ^
pecíficamente en el edema angioneurótico.^ nfenifesí ación“'en forma de chancro, pue­
Kfoigilitis: 'S Como dijimos antes, so n jo s pro-, de verse también como una úlcera, poco
^ cesos inflamatorios denlos labios de diversa o nada dolorosa, dura, localizada especial­
^ etiología., La forma simple es una descama­ mente en el labio superior, que demora en
ción epitelial como puede verse en las fiebres, curar, pero afectando especialmente a perso­
deshidratación, en las personas que se muer­ nas jóvenes. •
den los labios frecuentemente. El Herpes^ MUCOSA DE LOS CARRILLOS Y ENCIAS»-
simple, vulgarmente llamado.. “fuegos* Fig. ........ ... El procedimiento es sen­
COMO EXAMINAR:
m : es una erupción vesicular que se ins­ cillo, sólo se ücquiere de un baja lenguas y
tala en los labios y sus alrededores, duele y una lámpara de bolsillo para proceder a la
en pocos días evoluciona a costras que luego inspección. Solicitando al paciente que man­
de caer no dejan cicatriz; se lo ve acompañan­ tenga la boca abierta, se descubre bien los
do a procesoTTebriles de diversa etiología. carrillos ayudados por el baja lenguas, de
Fie. 19-4 y 5: Lám . X .
www.medibooksnica.net63.net "IB
- 142-
acuerdo a como señala la Fig. 19-7. Cuando
alguna vez se desee palpar, hay que hacerlo
con guantes estériles para mutua protección
del médico y del. paciente. Primero puede
examinarse los carrillos y luego las encías. Si
se quiere examinar la cara posterior de las en­
cías se puede hacer ayudado con un espejo,
Fig. 19-8, o directamente. Cuando se desea
examinar solamente la cara anterior de las Fig.
encías, puede hacerse con la boca cerrada,
pero separando las mejillas o a su turno los
labios, como señala la Fig. 19-9.
Normalmente la mucosa de los carrillos
es rosada, lisa, brillante, y deslizable sobre los
planos en que se apoya, y deja ver con clari­
dad, a la altura del segundo molar superior,
el orificio de salida del conducto de Stenon,
que resuma saliva.
Patológicamente puede observarse al­
gunas alteraciones en el color y aspecto. Por
ejemplo: Puede estar pálida en las anemias; Fig. 19-8 Exam en de la cara posterior de las
O am arilla eri la ictericia; con manchas"''api­ encías.
zarradas en la etvfe rme da d ' "'de-'-Addí son,
Fig. 19-10; con manchas purpúricas so­
bre un fondo pálido en las discracias san­
guíneas. Además, en ellas pueden asen-
., vtar diversas erupciones como las manchas
^jyde ^Có^lik'f qué preludian -iá'-érupción^sa--
ja m p io n o sa ^ y son de color blanco-azula­
das, rodeadas de un halo rojizo, agrupadas
en número variable. De hecho, varias de las
enfermedades de la infancia, como la Rubéo­
la, Varicela, Escarlatina, pueden presentar
una erupción en las mucosas' antes que se
demuestre el exantema propio de estas enfer­ F ig . 1 9-9 Exam en de la cara anterior de las
medades. encías.

Las inflamaciones de la mucosa bucal j^.^,ardor4oG ales^4ialiío^^'SialoiTea^^siíri;-


tom an el nombre genérico de e s to m a titis ^ ntfólÓrf’rdé‘1l a ‘'eaTitidadí'de-saliva^-y--modifica-
y entre estas vamos a mencionar a sus formas ( ciCffié¥'ién’:'ér'seiítido'-deL;g]j,sto. La técnica
catarral o s i m p l e ^ a f t o s a , ulcerosa,■■gangreno^a^ de la anamnesis de estos síntomas ya la cono-^
'o N offiai^y^dica o;Mugüét'? cemos y no vamos a insistir.
/ Prácticamente todas presentan una sin- y La estomatitis catarral o simple se caracteri-
tomatología común caracterizada gor dolor za por presentar una mucosa inflamada, roja,
Fig. 19-10: L á m .X . (
www.medibooksnica.net63.net - 143 -
con áreas de descamación y alguna vez con descubrir diversos tipos de bacterias, sin d u ­
raros puntos de pus. ]sas-causas"pueden ser \\i bargo, su etiología no está bien definida; lo
banales como .eLfumar,,hablar-mucho, caries>- que sí es verdad es que atácala niñosm.uy
<edentales,'deshidrataeiones,'iaiabetes',i-uremia,í debilitados y que-han sufrido ^desinfecciones , f,
etc. En todo caso, representa el primer esta­ genérales gr¿ ves como sarampión, tuberculosis-^
dio de evolución de cualquier otra forma de o.^tifoidea- Asienta en la mucosa del carri­
estomatitis. llo a la altura del primer molar, y como ori­
V ginalmente puede no dar dolor, pasa inad­
La estomatitis aftosa o aftas, se caracteriza vertida hasta que lo denuncia un mal olor
por representar un grado más avanzado que la casi nauseabundo. La reacción inflamato­
anterior y de etiología áir^lá que se demues­ ria circundante es escasa aunque hay ligero
tra como un grupo de ulceraciones pequeñas, edema, pero en cambio su carácter invasivo
cubiertas de finas membranas blanquecinas es extraordinario puesto que puede des­
y rodeadas de halos inflamatorios; asientan truir todos los tejidos de la mejilla y aun
en cualquier parte de la mucosa bucal, pero
los huesos de la región; contrasta la falta
lo hacen de preferencia en la cara posterior
de fiebre hasta que el estado tóxico general
de los labios, mucosa de las mejillas, len­
puede terminar con la vida del niño. Venta­
gua y paladar. Al curar no dejan cica­
josamente en la actualidad es muy rara.
trices, pero pueden dejar'm anchas-leuco-
dérmicas. Las molestias locales pueden ser es la produ-.
muy intensas y pueden acompañarse de in­ cida por un hongo llamado Oidum o cándida
flamación .ganglionar de la zona correspon­ «SLlbin€afís®(5, 9),y se caracteriza por asentar
diente, lo que puede hacer confundir con la en la iemgua^'fl5íáS;fx^iiró S ,'l¿b Io sY T p al^:
mononucleosis, infecciosa. Hemos visto en •dar,: Produce unas manchas eritematosas que
niños durante el período de dentición;“en se cubren de unas membranas blanquecinas
mujeres.. durante-"ei~embaíázo *y -la. mens­ que tienen el aspecto de leche coagulada.
truación,- en- -las-cuales adéM s püeden asen­ Fig. 19-15. Afecta más a niños desnutridos
ta r iá s 'T fT a ^ h lá ^ T v a ; (7, 8) igual que en y desaseados o a mayores portadores de
los hombres a las de la boca pueden acom­ enfermedades crónicas, pero también a al­
pañar las que asientan en el surco b alano- gunas personas que han recibido tratamien- ,
prepucial; también puede verse en los pa­ to con a^picilin^cloranfenicoLo.-^erram icir^l^
cientes con afecciones gastrointestinales. ttav Las membranas que se desprenden
fácilmente deben ser examinadas al micros-
La estomatitis ulcerosa, es producto de la . , , . ,,
■ e ■' ' . . * * • x copio para el descubrimiento del hongo,
infección bacteriana,' existe por tanto inten- 1 - r
sa reacción géñéraí con fiebre y adenome-V^La Blastomicosis sudamericana, originaria del
galia regional, más intensas molestias locales Brasil, se encuentra también en nuestro me-
que pueden volver penosa la masticación y dio. Es producida por un hongo llamado j /
deglución, fcss-úleeras-de-la mucosa pueden Blastomyces brasiliensis. Se caracteriza poVJ-'
estáf^ubier'tas-de'-membranasbl-ancoamari- producir úlceras en las mucosas de la boca y
ll®»tas^-;como---€n-4a-angina’;dè:‘V®®ëMi‘'pue<. nariz, tienen fondo granuloso, y son capaces
den*asentar- también en las amígdalas. de producir gran reacción ganglionar zonal,
El Noma de la boca o estomatitis gangrenosa, que puede abrirse y fistulizarse.
es una forma grave de estomatitis ulcerosa y, La inflamación de las encías* se llama
aunque en el estudio bacteriológico se puede generalmente (gingivitis, y, aparte de que mu-
Fig. 19-15: Lám. X .
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LAMINA X

Fig. 19-5 Fig. 19-20A Papilom a. C ortesía del Prof. Dr.


G erm án Jaram illo.
Cáncer es pin.o celular del labio su­
perior. C ortesía del Prof. Dr. Hol-
guer Garzón.
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—144 —
chas de las estomatitis producen también, ciones dentarias pueden causar bacteriemia; y i!
como ya hemos visto, gingivitis, sin embargo, cuando el agente causal es el e^reptococo® !
vamos a mencionar algunas afecciones pro­ /viridaris,' puede causar endocarditis.infeccioáÉÍ
pias de las encías: sa subaguda ( 1), i í/
Gingivitis hipertrófica, en la cual las en­ La disminución del número dé p ie z a s ^
cías se muestran aum entadas' de grosor dentarias o los defectos de im plantación^!
por aumento de la estructura papilar y fibro­ que impiden una buena aposición y por tanto® !
sis de la mucosa; rio duelen, pero sangran con una buena masticación de los alimentos, pue-^a
facilidad. ¡&¿§&*»v©rse--*-en'-■-el-- embarazo;^' de ser causa de trastornos digestivos.
eirlaS'leucerma^Tmeloideas, (2,4) m ía s malas í^-.^lmédóiües' puede producir los*
implantaciones-'dentarias y en los enfermos dientes de Hutchinson, que son p e q u e ^ |
tratlcí^^m ^H rdlT rtoina (6). La-gingivitis ños, con una concavidad en su borde li-gy|
/yfctfofica más frecuente es-la que acompaña a bre.
la=piem a; se produce una disminución pro­
gresiva del alvéolo maxilar con su encía co­ »LENGUA; Su técnica de examen es se n -^ |
rrespondiente, lo que determina la caída del cilla, basta con solicitar*, al paciente
diente, y, se acompaña de infección con pro­ 'Tísaqüe'la lengua” para descubrir el dorso'd e Ä
ducción de pus y mal olor, eníonces^se^om- eTISTsTsTdesea examinar la cara inferior“s e ^
pleta el cuadro de la piorrea, llamada también le pedirá que “levante la lengua” m ie n tra s ^
•‘faráüe'ntosis -y-PolialvéolítiS ffíaHiene la boca abierta. Fig. 19-20/ LáflM
E jl / ^ inspección y ocasionalmente la palpación^!
,^jyEn la intoxicación.plúmbica, acompa­
son suficientes. Examinaremos progresiva- | |
ñando al intenso dolor cólico abdominal, pue­
mente la humedad^ é l tamaño; el á s p e c to ,^
de observarse en las personas que están en
la movilidad; el aliento; efsentido delgusttf.
contacto con este metal, una línea negra que
bordea el sitio de salida de los dientes o
sea el límite gingivodental. Una línea
parecida, pero acompañada de manchas obs­
curas en la lengua y carrillos, puede verse en
las intoxicaciones por- bismuto<^Jy

DIENTES: El estudio de su patología y tra­


tamiento corresponde al odontólogo, con
el cual el médico debe acostumbrarse a tra­
tar más frecuentemente, puesto que muchas
enfermedades generales tienen'pronta mani­
festación en la boca y particularmente en las
encías y dientes. Sin embargo, a los médicos
nos. corresponde también examinar los dien­
tes en relación a la integridad de cada pieza
y la función que todas desempeñan en con­
junto. '
Las caries dentales pueden ser la causa
de gingivitis, estomatitis, faringitis, amigdali­ Fig. 19-20 E xam en de la cara inferior de
tis. Los abscesos dentoalveolares o las extrac­ lengua

Fig. 1 9-20A : L á m . X .
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Humedad: Sabemos que normalmente es
» húmeda por la presencia de la saliva, lo que
£ l e da además un aspecto brillante; pero
I* patológicamente, más que el exceso de hu-
' medad lo que nos interesa es la sequedad de
^ la lengua. En estas condiciones se presenta
0 pequeña, opaca, áspera; al tocarla con el de-
do se constata su sequedad. Se presenta en
™ las deshidrataciones de cualquier etiología,
D pero su valor suele ser hipertrofiado por el
^ estudiante, puesto que califica de deshidrata-
^ ción a todo caso de lengua seca, sin tener
P en consideración que vasta la respiración
Fig. 19-21 Macroglosia
q bucal para resecarla.

^ Tamaño: Se llama macroglosia, a la le n g u ai^i


Alguna vez puede verse la lengua negra, en la
aumentada €e tamaño que a veces no cabe en .
fe., - ., , , i ri j ................ 1 cual una mancha de ese color cubre p a rc ia l-(v
i r l a cavidad bucal. Puede verse en el ede- , , „ , , , . *
mente el dorso de ella; se debe-a^la infección
I ma en los. hematomas l i n - ^
mieóticia'“ p'5r“ et' 'A§perg3Hus''"higer, o es de
"guales, en el mixedema y cretinismo; eja
etiología desconocida; en todo caso no tiene
"*los niños mongoloides, la lengua puede -es-
mayor importancia. En la enfermedad de
tar permanentemente fuera de la boca. Los
Addison, las manchas melánicas pueden asen­
£ hemangiomas pueden ser j^yeces-gigante^.y
tar también en el dorso de la lengua.
~ dar el aspecto de macroglosia. Fig. 19-21.
fe * Fig. 19-23
w ^ llama microglosia, a la disminución
Aspecto: Lo más frecuente es ver la lengua
| taniaño de la lengua. Puede observarse
/ cubierta de saburra. Fig. 19-24. Cuando
& en las g itíS íf^ atr^ G as, en fes "parálisis -deKL--'
asienta en el tercio posterior del dorso puede
considerarse normal. I^gab.urra es una placa
I
| Color: Normalmente es rosada, pero patoló- blanquecina que patológicamente se localiza
" gicamente puede ser roja, en la que la hiper- también en el extremo anterior de la lengua
I trofia de las papilas le da un aspecto de fresa, y está compuesta sólo por epitelio descama­
| Fig. 19-22; también es roja en la glositis agu­ do, saliva, restos alimenticios, moco, leuco­
da que acompaña a la angina de Ludwig, citos y hongos. Acompaña a casi todas las
I o sea a la inflamación del suelo de la boca. enfermedades febriles, pero en la fiebre tifoi­
I Es páÜda en las anemias, con atrofia de las dea puede ser particularmente gruesa y de •
papilas lo que le da un aspecto liso y se color pardo^X a lengua saburral es frecuente >(
vuelve hipersensible a la acción de los ali­ ■en las
mentos calientes e irritantes que producen
una sensación urente. Puede presentar un Se llama lengua geográfica, a aquella
color blanco circunscrito como una mancha que presenta un aspecto de mapa, Fig. 19-25.
ligeramente sobresaliente, llamada ija&ncha^ Sólo se debe a engrasamientos circunscritos
| l^HeopIásícá'observada en Ios-grandes fum a- de epitelio que le dan un color blanquecino
déí-es., pero también sin causa aparente; debe y que alternan con áreas de epitelio normal.
ser considerada como pí&&aneerígenar;.(,l 3). No causa molestias.
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Fig. 19-25 Lengua geográfica

Lengua escrotal, es aquella que se pa­


rece al escroto, Fig. 19-26, porque presenta
en el dorso profundas grietas que separan re­ Fig. 19-26 A: Lengua escrotaL B: Lengua
cerebriform e.
pliegues epiteliales dispuestos a cada lado de
la linea media, pero siguiendo una dirección infiltrativos situados en la extremidad pos­
oblicua de dentro a fuera y de atrás hacia terior de los bordes laterales a los cuales
adelante; es congènita. los vuelven rígidos, para más tarde ulcerarse
La lengua puede presentar lastimaduras y adherirse a los planos profundos.
que sangran por efecto de mordeduras pro­ Movilidad: Un frenillo demasiado corto pue­
ducidas durante un ataque epiléptico. Tam­ de impedir la movilidad hasta el punto de
bién puede presentar ulceraciones que, cuan­ dificultar la correcta dicción. En la parálisis
do no son dependientes de las estomatitis bjdel hipogloso mayor periférico, al sacar la
antes descritas, deben hacer pensar en el lengua, se desvia hacia el lado paralizado
cáncer de la le n g u a .(II, 12 ); inicialmente el cual se muestra además flácido, atrófico y
puede no haber ulceraciones sino procesos suave a la palpación.
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- 147 -
EL ALIENTO: Lo describimos aquí, no por­
que las modificaciones de su olor dependan
solamente de las afecciones de la lengua o
de la boca, como suele creer el profano, sino
porque precisamente esa interpretación po­
pular conduce a veces a conductas equivoca­
das.
Se examina simplemente percibiendo
el olor del aliento del paciente. Normal­
mente es inodoro, como el aire espirado.
Se llama halitosis al aliento de mal olor.
Socialmente mal tolerado, es de muy variada
etiología aunque la inmensa mayoría de
casos dependa de afecciones orales ubicadas
Fig. 19-27 Paladar norm al
en cualquiera de las estructuras de la boca y
faringe. Las infecciones de los senos parana-
sales y nariz, las bronquiectasias y abscesos &
dia la ÚYula y hacia los lados los pilares
pulmonares, también producen mal aliento.
anterior y posterior, dejando entré ellos alas
En el tracto digestivo alto también pueden en­
amígdalas. Todo lo dicho puede versé en k
contrarse otras causas como los divertículos
Fig. 19-27.
esofágicos, las hernias del hiato, las gastritis
y obstrucciones del píloro. En algunos casos COMO EXAMINAR: Para el examen del pak-
el aliento presenta un olor característico, así: dar óseo vasta mirarlo directamente ayuda-
en la uremia, es judnoso; en la acidosis de la 1^ dos de una buena iluminación; pero, para
diabetesdmeUitus, tiene olora:manzanas_por 'examinar el paladar blando es conveniente
la -cetosis; en el coma r-hepáticor el.,Qlor -se deprimir la lengua, con lo cual se despeja la
parece^^tien^.,mojada::o''áIgo'liÍicío, por lo región y permite la observación de todas las
que se llama fetour hépafico; el aliento al­ estructuras posteriores de la boca, es de­
cohólico es característico. cir, no sólo el paladar blando, sino también
las amígdalas y la faringe. Para el efecto
PALADAR: Como sabemos, el paladar tiene debe disponerse de un baja lenguas (mejor de
dos porciones perfectamente distintas: una madera por ser desechable, o de metal, pero
anterior u ósea, (paladar duro) y otra poste- bien esterilizado para cada paciente), y de
rios o blanda de estructura muscular, (paladar una linterna que alumbre el campo de exa­
blando). Ambas están cubiertas de una mu­ men. Fig. 19-28. Se procede de la siguiente
cosa rosada, pero más palida que la del resto manera: se pide al paciente que abra la boca,
de la boca. En la porción ósea se adhiere pero que mantenga la lengua dentro de ella;
intensamente a los huesos del paladar y for­ luego se deprime la lengua colocando el baja
ma además una serie de elevaciones transver­ lenguas sólo en los dos tercios anteriores de
sales que parten de la línea media hacia ella y no en el tercio posterior para rio des­
afuera y que sirven para ofrecer a la lengua pertar el reflejo nauseoso, Fig. 19-29; asi se
un plano de prehensión mejor de los alimen­ puede iniciar el examen sistemático de toda
tos cuando se comprimen contra él. El velo la región. Para examinar la movilidad del
del paladar, móvil, presenta en la línea me- velo del paladar se solicita al paciente que
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Fig. 19-28 Instru m en tal p ara el exam en del


velo del paladar

üáái&éxS&likt
Fig. 19-30 E xam en de la boca en u n niño

nica antes descrita. Es necesario tener en g


cuenta que el llanto y los amagos de náusea 0
que produce el niño, facilitan el examen de ^
los movimientos del velo del paladar, el cual
al elevarse descubre la faringe ampliamente. ®
Anótese también que niños y personas
mayores muy sensibles pueden reaccionar
©
con náusea y aun con vómito ante sólo la
idea de que se le va a tocar con el baja
lenguas.
QUE EXAMINAR: En relación a la forma, hay
vJM que pensar en el paladar ojival, Fig. 19-3 en
el cual la curvatura de la cara inferior es
Fig. 19-29 Técnica de exam en del paladar más acentuada. P«ede ser una alteración
congenita o adquirida por raquitismo o por
pronuncie la letra “A” , varias veces, con adenoiditis crónica, que. obstruye la nariz.
lo cual se observará como se eleva dirigién­ El paladar hendido o fisura palatina,
dose hacia atrás y arriba. es una complicación frecuente del labio le­
En los niños, la maniobra para exami­ porino, Fig. 19-32, En estos casos hay una
nar el interior de la boca es más compleja, comunicación directa entre la nariz y la boca
puesto que se niega a abrirla. En estos casos lo que dificulta la succión y. la deglución
el médico, mientras la madre sujeta bien al permitiendo que los alimentos salgan por la
niño, F ig .'19-30, presiona los maseteros del nariz; la fonación también se altera dando
origen a la voz nasal. Es congènito, pero su
enfermo entre los dos dedos índice y medio
reparación quirúrgica y rehabilitadora permi­
de la una mano, lo cual produce ligero dolor
y obliga a que el niño abra la boca; inmedia­ ten una recuperación total.
tamente, mientras mantiene la presión in­ La Sf, puede producir un goma en el
troduce con su otra mano el instrumento de paladar, el cual puede ulcerarse y luego
examen, y procede de acuerdo con la téc- perforarse.
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- 149-
ríos, es decir, no se eleva como lo hace en el
cumplimiento de dichas funciones. Por es­
ta razó n . el paciente puede ad olecer.. de
voz nasal y retorno, de los alimentos por la
nariz en el acto deglutorio. Se debe a la pa­
rálisis del espinal interno. Cuando la paráli­
sis es unilateral se produce la desviación de la
úvula hacia el lado sano, y cuando se le pide
que pronuncie la letra “ A” , se eleva sólo el
lado sano.
GLANDULAS SALIVALES: Nos referimos
a las glándulas parótidas', submaxilares y
sublinguales, Fig. 19-33, encargadas de la pro­
ducción de saliva. Al exceso de saliva se le
A llama tialismo, que produce una cialofagia
F ig . 1 9 -3 1 Paladar ojival
o sea la deglución de la saliva producida en
exceso, pero en cambio, si se derrama
por la boca se llama sialorrea. La fal­
ta de producción de saliva produce sequedad ,
de la boca, llamada xerostomia, que dificulta^ I
la masticación, deglución y aun el habla. v—-

--
.......... G. SUBLTN&UAL

6. PAROTIDA.
Fig. 19-32 Paladar hendido G .SUBM AX1LAH

No podemos olvidar a los abscesos pa- F ig . 1 9 -3 3 Glándulas salivales


radentarios que pueden abrirse y fistuiizarse.
En el examen del paladar blando po­ Como siempre, su examen incluye la
demos comprobar la parálisis, aparte de las anamnesis y el examen físico. Anamnesis:
reacciones inflamatorias que acompañan a las Casi siempre el paciente consulta por dolor,
amigdalitis y faringitis que las estudiaremos trastornos de la cantidad y aspecto de la sali­
más adelante. Esta parálisis cuando es total va, y del volumen de las glándulas. Ninguno
determina que el velo caiga verticalmente co­ de estos síntomas requiere de una técnica
mo un telón y se muestre pálido e inerte a especial para el interrogatorio, a más del
los estímulos nausesos, fonatorios y degluto- general ya conocido.
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- 150
Respecto al dolor conviene tener pre­
sente que se vuelve particularmente molesto­
so en el momento de la masticación cuando
debe aumentar el flujo de la saliva, por esto
es que, tanto las obstrucciones calculosas de
sus conductos cuanto los procesos inflama­
torios de las glándulas producen más dolor en
este momento. Esto se hace muy evidente al
instilar en la lengua unas gotas de limón o de
cualquier fruta cítrica.
La cantidad puede disminuir tanto que
puede llevar a la xerostomia, como en el
síndrome de Sjógren, pero también se ve de
manera transitoria en las deshidrataciones,
en las emociones y en los que toman atropi­
na o derivados. El tialismo y la sialorrea Fig. 19-34 E xam en de las glándulas subm axi-
pueden obedecer a causas múltiples: de he- lares y subUnguales
v cho acompañan a casi todas las estomatitis^ * /
O y glositis, afecciones esofágicas como en lasV sistentes a las glándulas; pero lo notable es,
esofagitis y procesos' obstructivos, algunas en cambio, que los procesos tumorales be­
gastritis lúpersecretantes; embarazo, en los nignos o malignos, pueden evolucionar sin
primeros meses; afecciones de la cuerda producir dolor durante largo tiempo.
del tím pano y trastornos psicógenos.
La consistencia normal un tanto blan­
El aspecto de la saliva varía en los pro­ da, puede volverse fluctuante en los casos
cesos inflamatorios volviéndose espesa y de abscesos; dura e irregular en los tumores.
aun purulenta.
En relación a los tejidos vecinos debe­
El aumento del tamaño de las glándulas
mos destacar la vecindad de la parótida con
que se constata también en el examen físico
el nervio facial, al cual, un proceso tumoral
puede ser progresivo e intermitente. El pri­
de esta glándula puede invadirlo y causar
mero se ve en los tumores benignos o ma­
parálisis del lado correspondiente.
lignos, mientras que el segundo puede darse
en las obstrucciones parciales de los conduc­ La palpación no demanda ninguna téc­
tos de excreción. nica especial y se la hace directamente sobre
cada glándula, sin embargo, para las submaxi-
El examen físico permite el reconoci­
lares y sublinguales puede necesitarse la in­
miento de los aumentos de volumen, sensibi­
troducción de un dedo enguantado en la bo­
lidad, consistencia y relación con los tejidos
ca, Fig. 19-34jCon el objeto de pinzar a la
vecinos.
glándula desde afuera y adentro. Al conduc­
Del volumen ya hablamos. Sobre la to de Stenon, se lo palpa con facilidad con
sensibilidad podemos anotur que práctica­ esta técnica, pero también se lo puede tocar
mente todos los procesos inflamatorios de desde afuera, con los pulpejos de los dedos,
etiología infecciosa producen hipersensibili- sobre el borde anterior de la rama ascen­
dad y aun dolor constatable al presionar dente del maxilar superior, inmediatamente
entre los dedos o contra los planos más re- debajo del pómulo.
www.medibooksnica.net63.net — 151 —
| Como exámenes complementarios de 12.— R enstrup, G., et al.: E ffect of chronic m e­
.interés debemos mencionar al químico de la chanical irritation on chem ically induced
carcinogenesis in the ham ster check Pouch.
^saliva para la identificación sobre todo del J. A m er, D ent. Ass., 64: 770, 1962.
Jsodio, que aumenta en la mucoviscidosis 13.— T uresky, S., e t aL: A histochem ical stu d y of
v(3, 10), y a los Rx., que pueden descubrir the k e ra to tic process in oral lesions diagno­
cálculos en los conductos de excreción. sed clinically as leukoplakia — Oral Surg.,
14: 4 4 2 ,1 9 6 1 .

CAPITULO 20

BIBLIOGRAFIA EXAMEN DE LA FARINGE Y

LARINGE
Angrist, A.A.: Pathogenesis o f bacterial
endocarditis. J.A .M .A., 183: 249, 1963.
6 . - F A R IN G E Y L A R IN G E : La fre­
cuencia y potencial gravedad de las enferme­
Clarkson, B.D.: A cute m yelocytic leukem ia
in adults. Cancer, 30: 1 5 7 2 ,1 9 7 2 dades faríngeas nos obliga a que hagamos un
Di S an t Agnese, P.A., and Talam o, R.C.'': cuidadoso estudio de esta región, cuyo exa­
Pathogenesis and physiopathology of Cystic men, recomendamos desde ya, no puede de­
fibrosis o f th e pancreas. New Eng. J. M ed., jar de hacerse en ningún paciente, especial­
277: 1287, 1344, 1399, 1967
m ente en niños y jóvenes. También debe
Ellison, R .R .: A cute m yelocytic leukem ia.
ponerse hincapié en la anamnesis y en el exa­
In H olland, J.F ., and Freire, E. Ill (eds):
Cancer Medicine Philadelphia, Lea y Fabiger, men físico.
p.p. 1173 — 1199, 1973.
ANAMNESIS: La patología faríngea suele
Eras, P., G olstein, M.J., ar.d Sherlock, P.:
Candida in fectio n o f th e gastrointestinal
presentar dolor, disfagia, trastornos ib na to­
tract. Medicine, 5 1: 367, 1972. rios, trastornos respiratorios, tos y hemo­
Gliefcman, I., and Lew itus, M,: Hiperplasia rragias locales. La técnica de la anam­
o f th e gingiva associated w ith D ilantin nesis corresponde a la general propues­
(S odiun D iphenil H ydantoinate) terapy. J.
ta para cualquier síntoma por lo que no
Am er. D ent. ASS., 28: 1 9 9 ,1 9 4 1 .
insistiremos, pero sí tu>?. qued -,remos un tan ­
H utsfield, D.C.: Genital strains of herpes
sim plex virus. B rit. J. V ener Dis., 43: -i-8, to en hacei algunas considerac:'.oues prácticas
1967. sobre elios.
Josey, W.E., N ahm ias, A.-I., Naib, Z.M. e t al.: DOLOR: Muchas veces constituye el motivo
G enital herpes sim plex infection in the fem a­
de consulta; la queja suele expresarse como:
le. Am er, J . O bstet Gynec., 96: 4 9 3 ,1 9 6 6 .
“tengo dolor de ia garganta” ; sin embargo, el
K irkpatrick, C.K., Rich, R .R ., and B ecett,
J.E .: C hronic m ucocutaneous cancandidiasis. franco dolor espontáneo puede empezar sien­
In tern , Med., 74: 955, 1971. do una sensación de sequedad o carraspeo o
Mangos, J.A ., an d Me Sherry, N.R.: So­ ardor o sensación de cuerpo extraño o de
dium tran sp o rt: inhibitory factor in Sw eat constricción, es decir, diferentes parestesias
of p atients w ith cystic fibrosis. Science,
158: 135, 1967.
antes del dolor. Frecuentemente este dolor
está acompañado de dificultad para la deglu­
M ehta, F. et al.: Oral cancer and precance-
rous conditions in India. Bombay, T ata ción de los sólidos y aun de los líquidos; pe­
Press L im ited, 1371. ro otras veces el dolor sólo se manifiesta el
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—152 —
i
momento de la deglución, es decir, hay una
4
verdadera disfagia. Casi siempre traduce un
proceso inflamatorio, de origen infeccioso
que asienta en la faringe, en las amígdalas o
en el velo del paladar o sus pilares.
Cuando la causa asienta en una de las
amígdalas, el dolor es sentido en el lado co­
rrespondiente y , si el proceso evoluciona a un
absceso periamigdalino, puede invadir a todas
las regiones vecinas. Si asienta en las vecin­
dades del orificio de la trompa de Eustaquio,
puede causar dolor de oído especialmente
en los niños.

TRASTORNOS FONATORIOS: Son típicas las


dificultades acusadas en la voz puesto que la
obstrucción de los orificios de comunicáción
rinofaríngeos, impide una buena resonancia
y origina, la voz nasal. Anteriormente ya 2.— Uvula. 3.— Pilar anterior del £
hemos mencionado que la comunicación di­ velo. 4.— Pilar posterior. 5.— A- ™
migdala. 6.— Pared posterior de la jg
recta entre la boca y nariz a través del pala­
faringe. ^
dar también produce voz nasal.
3
TRASTORNOS RESPIRATORIOS: Se refieren a
la dificultad para la respiración nasal obligan­ €
EXAMEN FISICO: La técnica general de g
do a la respiración bucal. Se observa en las
cómo examinar la faringe ya fue expuesta
obstrucciones por crecim iento de las adenoi­
anteriormente a propósito del examen del €
des como en los niños, y en los adultos por
paladar. Ahora nos vamos a concretar a ha- ^
tum ores grandes.
cer una descripción de la patología más
frecuente que afecta al paladar blando con ™
TOS: Sólo la mencionamos puesto que su sus pilares y úvula, a las amígdalas, y a la pa- ^
semiología será estudiada en el aparato res­ red posterior; ver antes Fig. 20-1, ^
piratorio. En todo caso vale la pena indicar
VELO DEL PALADAR: Sobre las fisuras y su ^
que se debe a estímulos irritativos locales
motilidad ya hablamos antes. Hoy sólo "
que determinan una tos seca o 'co n escasa
añadiremos que tanto la úvula como los 4
secreción viscosa.
pilares pueden'- participar de las afecciones m
HEMORRAGIAS LOCALES: La más frecuente amigdalofaringeas que los invaden. Pero ■
es la postoperatoria por am igdalectom ía. Al­ además, la úvula puede verse bifida; alarga- 41
gunas ocasiones puede ser tan abundante que da produciendo una sensación molesta de
produce síntom as de anemia aguda. Otras cosquilleo constante que puede despertar tos; ■
veces el paciente deglute la sangre y luego la edematosa en los procesos alérgicos; e n r o je -^
expulsa com o hem atem esis, circunstancia cida en todas las inflamaciones. El pilar ^
que debe ser conocida para evitar confusio­ anterior participa plenamente de casi toda la J
nes. patología amigdalina, aun de los procesos ®
i
www.medibooksnica.net63.net - 153 -
tum orales, por lo que conviene atenerse a local también más intensa, mientras que la
dicha patología. inspección revela una rubicundez y tum e­
AMIGDALAS: Las enfermedades de las facción notables que afectan no sólo a las
amígdalas m odifican su aspecto, volum en y amígdalas sino también a las regiones vecinas;
color, que actuando sim ultáneam ente, p ro ­ sin embargo, la palpación con un dedo en­
ducen una imagen más o m enos típ ica de guantado es indispensable para descubrir la
m
acuerdo con la etiología, pero dejando para fluctuación; de hecho este puede ser el úni­
la apreciación general la idea de que si son co signo demostrable, porque la inspección
grandes suponen una hipertrofia del tejido puede ser imposible, debido a que el paciente
linfoide, y si son pequeñas suponen un pre­ no puede abrir bien la boca por la contrac­
dom inio del tejido conjuntivo. ción muscular refleja (Trismus). Junto a los
signos locales, en todos los casos de infección
Los casos más frecuentes de enferme­
amigdalina suele encontrarse adenomegalia
dad amigdalina son las causadas por infec- ^
dolorosa del ángulo submaxilar correspon­
ción bacteriana o viral, y menos frecuente­
diente.
mente por leucosis o tumores.
Cuando las amígdalas presentan jálcé'rás^J
. La reacción inicial más frecuente es la hay-, -que- pensar 'en la' tuberculosis;' sífilis,
rubicundez de las amígdalas que puede inva­ leucosis^ aguda, Mononucleosis infecciosa,
dir a los pilares, velo del paladar y faringe. y otros.
De hecho, muchas enfermedades generales
pueden originar una reacción semejante, so­ PARED POSTERIOR- Sabemos que normal­
bre todo las eruptivas de la infancia como mente es rosada, húmeda y brillante, pero la
la escarlatina, rubéola, sarampión, paperas, patología puede mostrarla compartiendo la
etc. Cuando la etiología es viral todo el signología presentada en las amigdalitis. Lo
más frecuente es encontrarla rubicunda-,
cuadro local no pasa de lo descrito, pero
cubierta de secreciones mucosas, en las
cuando es bacteriano pueden aparecer a las
faringitis simples; con los folículos linfáticos (
pocas horas, puntos amarillos de pus que
hipertrofiados, como en la faringitis fo-
ocupan las criptas amigdalinas, Fig. 20-2.
licular, con granulaciones dispuestas indis­
como en la amigdalitis pultácea.; si el agente,,
tintamente o en columna, como en las
es el estreptococo, los puntos de pus iniciales^
faringitis granular y columnar, otras oca­
pueden volverse confluentes y seudomem-
siones se muestra seca, deslustrada, sin bri­
branosos, que cubren a las amígdalas, pilares
llo, como en la faringitis seca, pero mu­
y úvula, lo que puede confundir con la
chas veces sólo se ve secreciones mucosas,
angina diftérica, sólo que en ésta, las mem­
sanguinolentas o purulentas que no se ori­
branas son de un color grisáceo que al
ginan en la faringe sino que descienden des­
desprenderlas dejan una superficie sangran­
de las fosas nasales o senos.
te. La angina de Vincent, es. unilate—^
ral, pero también produce membranas de un Algunas ocasiones puede verse que la
color amarillo sucio, producto de la necrosis cara posterior de la faringé se presenta
y exudado superficial, que al quitarlas de­ abombada, dando la sensación de fluctua­
jan una superficie sanguinolenta. Algunas ción a la palpación e impidiendo los mo­
amigdalitis bacterianas pueden producir un vimientos de la cabeza que se mantiene in­
absceso periamigdalino, caracterizado por una clinada hacia adelante, y produciendo ade­
reacción general más severa y sintomática más gran reacción general con fiebre intensa.
Fig. 20-2A, B y C: Lám . XI.
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- i 54 —

Esta signología puede verse en los abscesos


retrofaríngeos y en el adenoflemón; se cita
también al absceso de origen Tb. de la colum­
na cervical.
Conviene terminar el examen de la bo­
ca observando la región faringolaringea, para
lo cuál se utiliza el mismo espejo empleado
para el examen de la región nasofaríngea,
sólo que esta vez se lo dirigirá hacia abajo
después de empujar hacia atrás el velo del
paladar. ’ Este procedimiento se llama larin-
goscopía indirecta, que en la clínica general
es suficiente y que se distingue de la laringos-
copía directa cuyo procedimiento lo conoce­
rá el estudiante en cursos más avanzados.
Con la técnica indirecta se puede ver,
Fig. 20-5, la base de la lengua, los canales
que confluyen en el esófago, o sea, los senos
piriformes, la región retrofaríngea, y las
cuerdas vocales.
La laringe propiamente dicha la estu­
diaremos más tarde.
Por último, cuando se desea palpar
las vegetaciones adenoides, se introduce el
dedo índice por detrás del velo del paladar
hasta la parte alta de la faringe, Fig. 20-6;
pero manteniendo la boca del enfermo abier­
ta con un abrebocas o presionando sobre los
maseteros con la otra mano.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS: Los


otorrinolaringologos usan las radiografías A-
P. y L., de la faringe para el estudio de tum o­
res, pero en la medicina general, el examen
más im portante es el estudio bacteriológico
de las secreciones de la región. Es casi obli­
gatorio que se realice este examen, puesto
que la correcta identificación del germen y
su tratam iento oportuno, impedirán la pre­
sentación de eventuales complicaciones gra­
ves a distancia.
L A R IN G E .- LÁ ANAMNESIS: Permite dis­
tinguir síntomas propios de cada uno de.los
www.medibooksnica.net63.net - 155 —
segmentos laríngeos, Así: la región supra- medades de las otras regiones de la laringe.
glótica produce especialmente parestesias, dis­ Puede ir desde la simple ronquera hasta la
fagia y odinofagia; la glótica, distonia; la afonía o la voz bitonal. En todo caso, cual­
subglótica, disnea; y en cualquier paite, la quier proceso patológico que afecte a las
tos. Cuadro No. 20-1 cuerdas vocales causará disfonía, especial­
mente las infecciones, ulceraciones y tumora-
ciones. Las parálisis unilaterales de las
CUADRO No. 20-1 cuerdas vocales pueden causar la voz bitonal, Ó
igual que las irritaciones de los nervios re­
SINTOMAS LARINGEOS currentes que les son propios de ellas. Re­
* cuérdese a propósito, que el recurrente iz­
SUPRAGLOTIS: Parestesias
Disfagia quierdo regresa hacia arriba después de ro­
Odinofagia ^ TOS dear por debajo el cayado aórtico, Fig. 20-7,
lo cual explica el que alguna .vez, én -las afec- i \ .
GLOTIS: Disfonía ciones aórticas haya voz-bitonal y hasta ios “
SUBGLOTIS: Disnea Gomo en algunos an'etirislíias (1). Por otra
parte, el hecho de toser y hablar puede cau­
sar dolor, cuando las cuerdas vocales están
inflamadas.
La técnica de la anamnesis no tiene
nada especial y por tanto es igual para la
utilizada para cualquier síntoma. .
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 20-1;
Ante todo diremos que si bien estos síntomas
tienen un sitio preferido de origen, sin em­
bargo, en una enfermedad que afecta impor­
tantemente a dicha región pueden aparecer
síntomas de otro segmento de la laringe.
Las parestesias pueden ser síntomas
precoces y caracterizados por carraspeo,
cosquilleo, sensación de cuerpo extraño que
obstruye. Puede presentarse en cualquier
tipo de afección supraglótica. La disfagia es
más propia.de las enfermedades infecciosas
con gran inflamación, edema y eventualmen­
te absceso, pero también tumorales que
asientan especialmente en los pliegues arite-
noepiglo ticos. La odinofagia es el síntoma
que suele acompañar a la disfagia, y por
tanto se detecta en las mismas causas que
ella.
La disfonía es el síntoma propio de las
afecciones de la glotis, aunque también puede Fig. 20-7 Recorrido del nervio recurrente
verse de manera menos intensa en las enfer- izquierdo
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LAMINA X I

Fig. 20-2 A: Amigdalitis m icótica.


B: Amigdalitis estreptocóccica.
C: Absceso amigdalino.
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156
La disnea es un síntoma propio de las
obstrucciones que afectan especialmente a la
región subglótica. Suele ser de carácter
obstructivo, inspiratorio y, cuando es pro­
ducto de un tum or que va creciendo, es pro­
gresivo; pero si se trata de un cuerpo extraño
que. ocluye o de un edema alérgico es de pre­
sentación brusca, paroxística y grave.
La tos es un síntom a que puede acom­
F ig . 20-S Cuerdás vocales normales abiertas
pañar a cualquiera de los otros anotados y es y cerradas
seca o productiva, de secreciones serosas o
purulentas o sanguinolentas de acuerdo con
la etiología, y dolorosa si las cuerdas vocales
especialmente están comprometidas en el
proceso.

EXAMEN FISICO: Del examen interno de la


laringe mediante la laringoscopia indirecta
ya hemos hablado antes. En todo caso hoy
añadiremos que las cuerdas vocales normales,
Fig. 20-8, aparecen de color blanquecino, y
que, cuando se abren forman un espacio de
forma triangular ya que sólo lo hacen por su
extremo posterior, mientras que por el ante­
rior permanecen unidas. Para examinar la
motilidad de las cuerdas el paciente debe
pronunciar la letra “ c” , que las hace abrir.
Si por efecto del reflejo nauseoso no se pue­ I
de examinar esta zona, se puede anestesiar Fig. 20-9 Técnica de examen de los moví- ^
m ientos de la laringe V
la región. ..
Él examen externo de la laringe se ha­ i
ce simultáneamente por la inspección y pal­ 4
pación, y sirve para reconocer su movilidad torio que la han adherido a los tejidos veci- M
y sensibilidad. La inspección demuestra que nos. *
durante la deglución sube y luego baja, lo EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- Natural- ^
cual es comprobable por la palpación con los mente que la laringoscopia directa permitirá
dedos índice y pulgar colocados en pinza so­ no sólo la observación más completa sino g*
bre el cartílago tiroides, Fig. 20-9, que sien­ también la tom a de muestras de secreciones
ten el desplazamiento ascendente y descen-_ para exámenes bacteriológicos y de biopsias %
dente. • Esta palpación es' indolora, pero si para exámenes citológicos en caso de tumo- £
despierta dolor hay. que pensar en las con­ res. Pero un examen de fácil realización es ^
dritis. Si la laringe no se deplaza con la de­ el de la. radiografía, simple lateral, Fig. 20-10,™
g lu c ió n quiere decir que está fija, lo cual es y la tomografía, que permiten una buena
un signo de una neoplasia o proceso inflama- visualización de las diferentes estructuras. Jé
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- 157 -
origina en cualquiera de las estructuras de la
oreja, oído externo, membrana del tím pano
y oído medio, pero no en el oído interno;
es intenso y se irradia a las zonas vecinas;
cuando es de etiología inflamatoria infec­
ciosa se acompaña de fiebre alta y notable
quebrantamiento general. Pero no siempre
el dolor de oído se origina en él, simplemen­
te se irradia a él desde regiones vecinas como
de la mastoides, de la articulación temporo-
maxilar, piezas dentarias del maxilar superior,
afecciones amigdalofaringeas, inserción supe­
rior del esternocleidomastoideo, parótidas,
Fig. 20-10 T om ografia de la laringe. etc. En todo caso, para precisar el sitio de
origen debe completarse con el examen físi­
co, el cual revelará que en los casos de dolor
irradiado no hay patología demostrable en
las estructuras auditivas.

BIBLIOGRAFIA 2.— SECRECIONES: Muchas veces acom­


pañan al dolor, pero otras veces no. A nte to­
do recordemos la comunicación entre el oído
1— Friedberg, C.K.: Enferm edades del cora­
zón. Interam erican, M éxico. 3a. ed. p.p. medio, a través de la trom pa de Eustaquio,
1301. 1969 con la faringe, lo cual explica que diversa
enfermedades amigdalofaringeas vmues o
bacterianas, puedan contagiar a la caja del
tímpano y originar en ella un proceso ck'
otitis media que podría perforar la m em bra­
na del tím pano, Fig. 21-1, para permitir así
CAPITULO 21 la salida de secreciones por el conducto
auditivo extem o. Cuando éste es el caso,

EXAMEN DEL APARATO AUDI­


TIVO

7.- APARATO AUDITIVO: a n a m n e ­


s is .- Nos referimos a la siguiente sintomato­
logia frecuente: dolor; secreciones, trastor­
nos de la audición; zumbidos de oídos; y
vértigo. El cuadro No. 21-1, nos orienta có­
mo preguntar a cerca de estos síntomas.
CONSIDERACIONES A L CUADRO No. 21-1
1.— DOLOR: Es un motivo frecuente de Fig. 21-1 P erforación d e la m em brana del
consulta, especialmente en los niños. Se tím p an o .
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- 158 -

CUADRO No. 21-1

APARATO AUDITIVO

ANAMNESIS

Qué preguntar Cómo preguntar

1 .- Dolor 1 Igual que la anamnesis general del


dolor.

2 .- Secreciones 2.— Le sale algo por los oídos?


2.1: Color 2.1: De qué color es?
2.2: Aspecto 2.2: Cómo es? Se parece al
agua, al moco, al pus, a la sangre?
2.3: Cantidad 2.3: Qué cantidad es?

3 .- Trastornos de la audición 3.— Oye bien con ambos oídos?


3.1: Autofonía 3.1: Cuando Ud. habla, cómo se
oye a sí mismo?
3.2: Hiperacusia dolorosa 3.2: Siente alguna molestia al
oir ruidos altos?
3.3: Paracusia de Wills 3.3: Cuando hay ruido, oye
bien? ; y si hay silencio?
3.4: Paracusia de lugar 3.4: Reconoce bien el lugar de
donde proceden los ruidos?

4 .- Zumbido de oídos 4.— Tiene zumbido de oídos?


4.1: Tipo de zumbido 4.1: Cómo son los zumbidos?
4.2: Sitio en que se oye 4.2: En dónde oye los zumbidos?
4.3: Procedencia u objetividad 4.3: Efectivamente hay algún
objeto que zumba o no hay nada? .

5 .- Vértigo y mareo 5.— Tiene mareo?


5.1: Tipo 5.1: Cómo es? Es como que Ud.
gira o como que giran las cosas o
como que se va a desmayar o co­
mo que pierde el equilibrio o co­
mo atolondramiento?
5.2: Relación con las actitudes 5.2: Qué le pasa al mareo cuan­
y decúbitos. do camina, cuando se sienta,
cuando se agacha y vuelve a po­
nerse recto?

NOTA: No olvidarse de completar la anamnesis de cada síntoma, con las preguntas


generales de cualquier síntoma, del Cuadro No. 3-1.
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la secreción puede tener un aspecto puru­ voz resuena más, y se la observa en las hipoa-
lento; pero si la infección ha disminuido, pue­ cusias de conducción. Cuando laipercepción
de tener simplemente un aspecto mucoso; deT"sonido 'causa'7molestias - como -•mareos,
cuando la causa de la secreción asienta en el náuseas”'y 'aún f,dolor5 s e . llama -hiperacusia
conducto auditivo las secreciones pueden dolorosa. En las personas mayores con oto-
tener un aspecto semejante, siendo el exa­ esclerosis, puede darse el curioso fenómeno
men físico de la región el único que per­ que consiste en que oyen mejor en un am­
mitirá una diferenciación segura. biente de ruido que en el silencio-, a esto se
Algunas ocasiones puede observarse llama pa&cüsiá "de "Wills; mientras que se daj,
la salida de sangre > to rra g ia)M e ch o queU el nombre de paracusia de higar, a la que no
si no se debe a la lesión infecciosa o traum á­ puede reconocer en que dirección o a que
tica de cualquiera de los elementos externos distancia aproximada se origina un ruido.
y medios del oído, y si tiene un anteceden­ 4 . - ZUMBIDOS DE OIDO: Se los llama tam­
te traumático, hace temer en una fractura de bién «tinitus, acúfenos.- Los pacientes los
la base del cráneo a la altura del peñasco, describen como el ruido de cascada, de cam­
lo cual determina además, la fuga de líquido panillas, de sirena, de zumbidos, etc., y
cefalorraquídeo. (5) (Signp-de^Langier 1839jj^pueden ser percibidos como que nacen en el
propio oído o en otro sitio de la cabeza;
3 . - TRASTORNOS DE LA AUDICION: En además pueden ser continuos o intermiten­
relación a la capacidad auditiva debemos tes. Unos tienen un origen perfectamente
considerar diversos trastornos, así: hipoacu- determinable , pero otros son sólo produc­
sia, o sea la disminución de la sensibilidad
to de excitaciones anormales del sentido del
§-J? para la percepción de la palabra hablada;
V oído. Entre los primeros pueden encontrar­
sordera, o sea, la pérdida total de dicha capa­
se a los ruidos producidos en los vasos del
cidad. Si se tiene en cuenta que el sentido
territorio de la carótida interna; de los proce­
del oído debe, igual que los otros sentidos,
dentes de la articulación temporomaxilar al
percibir, conducir, analizar y luego interpre­ hablar o masticar, cuando padecen de artritis;
tar el significado de las vibraciones sonoras,
en las contracturas de los músculos de los
se comprenderá que la interrupción de esta huesecillos o de las regiones vecinas como el
cadena en cualquiera de los eslabones, será masetero. Los ruidos que no tienen un ori­
capaz de producir hipoacusia o sordera. Al­ gen definido pueden encontrarse en cualquie­
gunas de las causas son de fácil reconocimien­ ra de las afecciones del oído, como tapón de
to, como por ejemplo, los tapones de ceru­ cerumen, cuerpo extraño, exzemas y otitis
men y^ cuerpos extraños que impiden una externas; miringitis, otitis medias agudas o
buena transmisión de los sonidos; la perfora­ crónicas, otoesclerosis, laberentitis, hiper­
ción importante de la membrana del tímpano tensión arterial esencial; y aun en intoxica­
que no le permite vibrar; pero la rigidez o ciones exógenas o endógenas como la uremia.
destrucción de los huesecillos que no trans­
miten la vibración a la ventana oval, o las 5 . - VERTIGO Y MAREO: Es increíble la can­
afecciones del oído interno, de la vía auditi­ tidad de cosas que por los pacientes pueden
va o del cerebro en las zonas relacionadas ser llamadas Vértigo y Mareo, pero es que
con este sentido, ya requieren de exámenes también en la práctica médica es difícil dis­
que competen a la Otología y Neurología. tinguir con claridad el significado de estos
Se llama A utofonía, cuando la propia términos.
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- 160 —
En todo caso, siguiendo a Drachman, equilibrio. Puede verse por ejemplo, en la
t
(2) llamaremos vértigo a la sensación girato­ hiperventilación (7), en las emociones inten­ t
ria en la cual el paciente siente que él o el sas, en los estados de depresión, en las afec­
t
ambiente está girando; y mareo, al conjunto ciones de la columna cervical, y otras.
de síntomas y signos dentro de los cuales, t
El examen del vértigo y mareo incluye
el vértigo no es sino un síntom a más; una serie de pruebas que ayudan a diferen­ t i
sin embargo, cuando éste está acompañado
ciar el sitio de origen de los mismos, pero
de náusea, vómito, palidez y sensación de
nosotros las veremos en el examen básico
caída, entonces su diferenciación es imposi­ del sistema nervioso central.
ble. De todas maneras, para nosotros la
diferencia no es consistente, y lo más im­
EXAMEN FISICO: Siguiendo de afuera a
portante nos parece, es poder relacionarlo
dentro examinaremos: la oreja, el con­
con la patología de un órgano o sistema
ducto auditivo externo y la membrana del
determinados. Así:
tím pano; pero además la mastoides y los
En las lesiones del laberinto o sus co­ ganglios periauriculares.
nexiones centrales, el mareo es más un t
i
EXAMEN DE LA OREJA: Con la inspección
vértigo intenso, con sensación de marcha va­
es suficiente aunque la palpación puede t í
cilante y acompañado de náusea y vómito
confirmar los datos. Debe examinarse su ca­ •
(3). El paciente suele afirmar que “las cosas
ra anterior y su cara posterior, para lo cual se
giran a su alrededor” . m
debe doblar hacia adelante. Fig. 21-2. Oca­
En las afecciones del aparato Cardiovas­ sionalmente puede usarse ]a transiluminación,
cular, el mareo es descrito como una sensa­ aplicando desdo atrás una linterna, Fig. 21-3.
ción de desmayo con caída o sin ella y con
Aparte de las alteraciones congénitas
pérdida o no de la conciencia. Puede ini­
que pueden relacionarse con su forma, tama­
ciarse con súüoració'n, ?paHdcz,:Lzumbjdo ^cie
ño, situación, número, que son raras y de
oídos y obscurecimiento visual, pero si hubo fácil identificación, Fig. 21-4, podemos en­
caída, a los pocos segundos hay una-recupe­ contrar algunas alteraciones adquiridas, co­
ración, de lo.contrario, es decir*■■■si no hubo mo: la oreja “en coliflor” , Fig. 21-5, pro­
caída, puede'quedár simplemente-como una pia de los boxeadores, debido a fibrosis se­
sensación de debilidad general. Se debe a la cundaria o infección o hemorragia subperi-
hipotensión postural o a cualquier otra cau­ condral; los tofos de la gota, pueden encon­
sa que determine una mala irrigación tran­ trarse como abultamientos nodulares, duros,
sitoria del cerebro (4). Algo semejante, que no son sino una masa de microcristales
pero de presentación más lenta puede verse de urato rodeada de una respuesta inflama­
en las hipoglicemias ( 1 ). toria (6), en el carcinoma de la oreja pue­
de descubrirse ulceraciones y deformacio­
•I
En las afecciones de las estructuras del
m
control motriz, el mareo se caracteriza por nes.
pérdida del equilibrio, por lo cual se observa
m
EXAMEN DEL CONDUCTO AUDITIVO EXTER­
sólo cuando el paciente camina, y desapare­ NO Y LA MEMBRANA TIMPANICA: La técni­ m
ce cuando se sienta o se acuesta. ca exige el uso del otoscopio, Fig. 21-8, o de,
A una etiología variada puede obedecer espejo para oído, Fig. 21-9. Arttes de la in­
la sensación de atolondramiento que no es troducción cuidadosa de la campana, el mé­
por tanto ni vértigo ni desmayo ni pérdida del dico, colocado aliado del oído que va a exa-
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162-
minar, con la una mano tracciona la oreja MAMGO DEL MEMBRANA DÉ
M A RTILLO
hacia arriba, atrás y afuera, con el objeto de SHARfNCLL
rectificar un tanto las curvaturas normales
del conducto; luego introduce con su otra
mano la campana y procede a la inspección
cuidadosa del conducto propiamente dicho,
y luego de la membrana timpánica. Normal­ OMBLIGO
mente, el conducto puede presentar peque­
ñas cantidades de cerumen que habrá que
retirar con un aplicador. En estas condicio­
nes las paredes se muestran cubiertas por
una piel fina, m uy sensible, que al tocarla
puede provocar ,movimientos bruscos de la
cabeza en actitud defensiva, por lo cual ha­ TRIAN&ULO LUMINOSO

brá que tener cuidado al manipular en el


F ig . '21-10 Imagen otoscópica de la m em bra­
interior del conducto. Hacia la profundidad na del tím pano norm al
del mismo se descubre a la membrana tim­
pánica, de un color blanco nacarado, y de
forma ovalada dispuesta frontalmente al ojo
del examinador y cerrando completamente
la luz del conducto. La Fig. 21-10, nos deta­
lla los elementos que debemos tener en cuen­
ta al examinar la membrana; en ella podemos
reparar que, más o menos en el centro, se
encuentra el ombligo, lugar que señala el
sitio de inserción del mango del martillo y
también el vértice superior del triángulo
luminoso, de base anteroinferior, que no es
sino el producto de la iluminación que se
NIVEL LIQUIDO
hace incidir en el tím pano; en la parte supe­
rior se encuentra la membrana de Sharpnell,
que corresponde directamente al ático, o sea Fig. 21-11 O titis m edia con nivel líquido.
al sitio en el que se disponen los huesecillos.
cambios en las otitis medias, en efecto: las
Patológicamente es posible descubrir secreciones acumuladas durante el proceso
en un examen del conducto la presencia de inflamatorio puede observarse a través de
tapones de cerumen que obstruyen total­ ella como un nivel líquido, Fig. 21-11; pero
mente su luz, impidiendo no solamente el más tarde, cuando el cuadro ha evolucionado
examen de la membrana, sino también la y se mantiene cerwcfa la trompa de Eusta­
audición; produciendo tinitus y otros tras­ quio, al aumentar la cantidad de secreciones,
tornos según hemos señalado antes. Tam­ pus por ejemplo, abomban la membrana que
bién podemos encontrar cuerpos extraños, puede demostrarse además rojiza y m uy vas-
especialmente en los niños; y se confirma la cularizada. Si el cuadro progresa, al buscarse
presencia de las secreciones antes estudiadas. el pus una salida, puede perforar la membra­
La membrana puede sufrir importantes na, y dejar un orificio más o menos grande
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que permite la comunicación directa entre
el oído externo y medio, con todos los peli-
Igros de nuevas infecciones que eso supone.
, En estas condiciones si se pide al enfermo
que realice la maniobra de Valsalva, se podrá
' comprobar la salida de aire por la perfora-
i ción. En las obstrucciones de la trompa, la
membrana puede demostrar abombamientos
o depresiones parciales, Fig. 21-12.

P A propósito recordemos que la caja del


tímpano recibe aire de la boca a través de la
m trompa de Eustaquio, lo cual sirve para
| 0 equilibrar las presiones de la caja con la
! _ atmosférica, para que la membrana pueda vi-
™ b ra r sin dificultad; esto se hace en forma más
o menos insensible durante la deglución;pero
cuando se cierra la trompa esta función no se
.M» cumple, y el paciente sufre de hipoacusia,
j j ^ sensación de presión timpánica y ocasional-
Í 0 mente dolor.. Para contrarrestar ésto es Fig. 21-12 O bstrucción de la trom pa de Eus­
l útil espirar fuertemente, pero manteniendo taquio: A bom bam ientos parciales
de la m em brana.
j ^ l a nariz y la boca bien tapados, con lo cual
| £ s e consigue que el aire penetre en la caja y
^ e q u ilib r e la presión. Si la trompa no se abre
™ puede requerir su cateterismo con la sonda de ella sólo duele espontáneamente y a la
i t de Itard, pero ésto requiere ya de manos presión cuando está inflamada o rota. En
l^ m á s entrenadas. efecto, en las mastoiditis agudas, consecuen­
P cia de una otitis media por ejemplo, puede
P» No podemos dejar de anotar, que la producir dolor espontáneo y provocado,
con enrojecimiento de la región, edema y aun
j^ tra c c ió n de la oreja al momento del exa­
m in e n del conducto puede causar dolor en adenomegalia de losgánglios retro auriculares.
f ^ l o s casos de otitis externa, igual que la pre­ Griessinger, afirma que en la flebitis de la
n s i ó n con un dedo sobre el trago. En las vena emisaria mastoidea, se despierta dolor
otitis medias, la presión sobre la mastoides o al palpar el borde posterior de la mastoides.
£ el borde anterior del estemocleidomastoi- EXAMEN DE LOS GANGLIOS PERIAURICULA-
j^ d e o , en su inserción mastoidea, puede cau- RES: Puede encontrarse delante, debajo y
¡Mfcsar dolor. detrás de la oreja, ganglios patológicos, pero
de su valor semiológico hablaremos en el
EXAMEN DE LA MASTOIDES: N orm alm ente, examen de los ganglios del cuello.
a presión de abajo hacia arriba del vértice El examen de la capacidad auditiva,
de la mastoides puede causar dolor, y para aprenderá el estudiante en la cátedra de los
algunos es un punto escogido para buscar la órganos de los sentidos, pero también en es­
sensibilidad al dolor de una persona, el resto te texto en el examen del VIII Par.
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- 104 - TQ”’’

BIBLIOGRAFIA Todos sabemos que los rasgos faciales


revelan muchos estados psicológicos, por
ejemplo: la ira, la alegría, la pena, la ^
1.— Ad Hoc C om m ittee on H ypoglycem ia: Sta­
sorpresa, el miedo, el dolor, etc., y aunque
tem ent on hypoglycem ia. Arch. Intern. la descripción de cada una de ellas es difícil,
Med., 131: 5 9 1 ,1 9 7 3 . sin embargo, su reconocimiento es relativa-
2.— Drachm an, D.A.: Episodic vertigo. In Conn, mente sencillo. Algo semejante sucede con
(ed.): C urrent th erap y 1974. Philadelphia,
algunas enfermedades orgánicas que se ex­
W.B. Saunders C om pany, 1974, p.p. 684.
presan con una facies más o menos caracte­
3.— Drachm an, D.A.: Mareo y Vertigo. En
Cécil —Loeb.: T ratado de Medicina Interna. rística que conducen al médico a un rápido
Interam ericana, M éxico, 14a. éd., cap. 352, diagnóstico. Por el momento nosotros
p.p. 732, 1977. vamos a describir unas cuantas, pero en otros
4.— Fisher, C.M.: V értigo in cerebrovascular capítulos iremos señalando aquellas que se
disease. Arch. O tolaryngol. 85: 529,
encuentren m uy relacionadas.
1967.
5.— Forgue, E. y M ourgue — Molines, E.: Ma­
nual de Patología externa. Tomo II, Espasa Facies febril, por efecto de la acción sim­
Calpe. S.A., M adrid, 1952, p.p. 31. pática, presenta ojos brillantes, pómulos
6.— R obbins, S.L.: P ato lo g ía estructural y fun­ rubicundos, pero el resto de la piel de la
cional. Nueva editorial Interam ericana. Mé­ cara es pálida.
xico. la . ed., 3a. reim presión, cap. 8, p.p.
2 8 9 ,1 9 7 7 . Facies Renal, Fig. 22-2: Piel pálida, pero li­
7.— Saltzm an, H.A., Heym an, A., and Sieker, geramente amarillenta, con hinchazón de los
H.O.: Correlations of clinical and physiolo­
gic m anifestations o f sustained hyperventi­
párpados, con una expresión somnolienta.
lation. N. Engl. J. Med., 268: 1431, 1963. Se debe al edema, vasoconstricción y anemia.
Facies acromegálica, Fig. 22-3: El crecimien­
to en anchura de los huesos produce proci­
dencia de los arcos superciliares y pómulos;
el maxilar inferior crece desproporcionada­
mente (Procnatismo); pelos de las cejas grue­
sos y enrarecidos; labios también gruesos.
4
CAPITULO 22
\ Facies Hipertiroidea, Fig. 22-4: Es la cara
de una persona que demuestra sorpresa o
EXAMEN DE LA FACEES susto con los ojos saltones cuando hay
exoftalmus. En los casos leves, Marañón, se­
EN CONJUNTO ñala un aspecto de quien ha pasado la noche
despierto. La piel suele estar brillante y
8 .- LA FACIES EN CONJUNTO: cubierta de un fino sudor sobre todo en la «
E n algunas enfermedades'la cara lo dice todo, frente.
pero en muchas otras sólo el médico que se Facies Mixedematosa, Fig. 22-5: La cara es^ j
ha habituado ha relacionar el aspecto de la ancha, abultada, párpados caídos, con h e n d i-J ||
cara con la enfermedad que adolece un pa­ duras palpebrales disminuidas, ojos profun-
ciente, puede descubrir rasgos que le hacen dos y poco expresivos, piel gruesa y pálida.
más fácil y útil su interpretación. En conjunto la expresión es de torpeza.
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- 165 -

Fig. 22-4 Facies hipertiroidca

C ortesia del Dr. (justavo raz.


Fig. 22-3 Facies acromegàlica Fig. 22-5 Facies mixedematosa
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LAMINA X 11

Fig 22-10 Facies gravidica. Melasma,


tesia del Prof. Dr. Holguer

Cushing iatrogénico. E nferm a


con lupus eritem atoso.

■>i-»lc4r'i-*r
Fig. 35-2 Cianosis central
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- 166-

Fig. 22-8 Facies Leonina


Fig. 22-6 Facies de luna llena. Cushing
iatxogénico. Observación del Prof. C ortesia del Prof. D r. Holguer Garzón.
Dr. Edgar R entería.

Fig. 22-9 Facies tetánica. Observación del Fig. 22-12 Facies parkinsoniana
Prof. Dr. Jorge Sánchez.
Observación del Prof. Dr. Luis Alm eida.

Facies del Síndrome de Cushing, Fig. 22-6: nodulos que asientan en las cejas, pómulos y"
Es la cara de luna llena, redondeada, rubicun­ otras regiones de la cara. La cola de las(
da con tinte cianótico; puede haber implanta­ cejas puede haber desaparecido.
ción masculinoide del cabello. Facies tetánica. Fig. 22-9': La contracción
Facies alcohólica, ojos brillantes, con va­ de los maseteros impiden la apertura de la^
sos pequeños dilatados sobre el dorso de boca, mientras que la de los risorios produ-l
la nariz y pómulos, piel rubicunda. cen la risa sardónica.
Facies Leonina, Fig. 22-8: Es propia de la Facies Gravidica, Fig. 22-10: Como existe,
Lepra. Se debe a la presencia de múltiples retención tisular de líquidos, la cara se abulta^
Fig. 22-6 y 10: Lám . X II.
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gggn poco, especialmente los labios; pero lo CAPITtfibO* 23
l^rnás característico es el cloasma gravidico,
decir, las manchas de color café con
jrffcche, que se distribuyen desde el dorso de la ¡¡¡EXAMEN DEL CUELLO \
^ í a r i z hacia la periferie, abarcando los pómu-
P f c s , las mejillas y la frénte; alguna vez todo Encrucijada de estructuras pertene­
g A rostro. En el caso del hijo esperado, la ex- cientes a múltiples sistemas o aparatos, es de
Í ^ r e s ió n es de serena felicidad. vivo interés su examen prolijo. En efecto,
^ ¿ a c ie s mongoloide, Fig. 22-11: Desde un como nos señala la Fig. 23-1, en él se encuen­
^ ? rá n e o pequeño se desprende una cara con bo- tran partes importantes de los aparatos car­
pequeña, lengua saliente, ojos pocos expre- diovascular, respiratorio, digestivo, endocri­
igíifvos y epicanto en los párpados, lo que en no, linfático, muscular, óseo y nervioso; por
^ x m ju n to le da un aspecto achinado. Se debe tanto su patología es muy variada, y el
f ^ l la trisomia del par 21. médico para examinarlo, debe tener en cuen­
ta toda su composición para no dejar pasai
@Hacies parkinsoniana, Fig. 22-12: Es inexpre­
detalles que pueden ser importantes.
s i v a , con piel brillante y cremosa, y a veces
on fuga de la saliva por las comisuras labia- Nosotros enfocaremos su estudio en
dos tiempos: 1.— Su examen en conjunto,
y 2.—Examen por separado de todas y cada

/
/ Ca RT íL á QO
il TIROIDES

YUGULAR i NT.

GLANDULA
TiRQiDES

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\\\ \~ CO \ZQ.
%

TRAQUEA.__ _
Fig. 23-1 E structura esquem ática del cuello.
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- 168 -
una de sus estructuras. Las técnicas generales
de examen son las clásicas, es decir, inspec­
ción, palpación, percusión y auscultación.
EXAMEN DEL CUELLO EN CONJUNTO:
1.— Forma: En los pícnicos suele ser grue­
so y corto, Fig. 23-2, mientras que en los
longilíneos es más delgado y largo; Fig. 23-3;
sin embargo, también puede ser corto en los
raros casos de agenesia de una o.más vérte­
bras cervicales.

2.— Movimientos: Cuando el médico orde­ Fig. 23-2 Cuello corto


na al paciente que flexione, extienda, gire ha­
cia la derecha o izquierda; incline hacia la iz­
quierda y derecha; y luego rote la cabeza co­
mo para describir una circunferencia, la sim­
ple inspección le estará indicando si estos mo­
vimientos son normales o están limitados, y
si pueden realizarse con o sin dolor. Si exis­
te alguna limitación o dolor, su causa casi
siempre está relacionada con afecciones de la
columna cervical o músculos del cuello, razón
por la cual será mejor estudiado en el capí­
tulo relacionado con los músculos, huesos y
articulaciones. Sin embargo, por el momen­
to indicaremos unas pocas causas que pue­
den limitar los movimientos, como son: Fig. 23-3 Cuello largo
el tortícolis y la meningitis; el primero pro­
ducido por una contractura espasmó dica del
músculo esternocleidomastoideo, que des­
vía la cabeza hacia el lado afectado, Fig. 23-4,
produciendo además dolor al intentar cual­
quier movimiento de la cabeza; y la segunda,
producida por una contractura de los múscu­
los paravertebrales cervicales, que impiden la
flexión de la cabeza hacia adelante, hasta el
punto que el médico puede levantar al enfer­
mo, “ como en una sola pieza” , colocando su
mano en la región occipital del paciente y
haciendo el esfuerzo para sentarle, Fig. 16-1.
3.— Fosas Supraclaviculares y supraesternal:
Como sabemos, detrás de las clavículas y del
mango del esternón se encuentran unas de­
presiones que la anatomía nos ha enseñado Fig. 23-4 Tortícolis
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- 169 —
Ím | a reconocerlas con suma facilidad por la ins-
pección. En los casos de tiraje respiratorio,
| | 0 Fig. 23-5, suelen estar hundidas, igual que en
el tórax raquítico. Al contrario, pueden
¡fL estar abombadas en los casos de enfise-
ma subcutáneo o mediastínico por rup-
tura pleural; también pueden abombarse
jg ^ por tumoraciones de las estructuras subya-
centes, pero a ellas nos referiremos más tarde.
4.— Piel: Su color guarda relación con la
del resto del cuerpo. En el síndrome de Tur-
ner, puede verse el cuello ¡alado, Fig. 23-6, ■
s,.

en el cual puede notarse unos pliegues de


piel que se desprenden desde la parte alta
Fig. 23-5 Fosas supraclaviculares hundidas
" del cuello hasta los hombros.
P ɣAMEN DEL CUELLO POR ESTRUCTU-
p 0 R A S .~ 1 .- MUSCULOS: En el tortíco-
en el tiraje respiratorio

lis el músculo 'esíeíñocleídomastoideo se lo


ve contraído, tenso, duro y doloroso a la
f* * palpación que se hace con los pulpejos de
H # lo s dedos dispuestos en pinza, Fig. 23-7,
Cuando la contractura afecta a los músculos
paravertebrales del cuello o a los trapecios,
entonces éstos son los que presentan dichos
¡ j £ cambios obligando al paciente a tomar posi-
ciones antiálgicas.
™ 2 .- CARTILAGO TIROIDES: Se lo ve y se
í ^ l o palpa en la parte media del cuello.
| j £ Asciende durante la deglución y luego des-
(£ ciende a su situación normal. Los tumores Fig. 23-6 Cuello alado en el síndrom e de
1 (0 vecinos pueden desviarlo de su sitio o im- Turner. C ortesía del Dr. Gustavo
Paz.
j | 0 pedir sus movimientos si se adhieren a él.
j^ ^ E n los aneurismas del cayado aórtico, debi-
do al contacto que esta arteria tiene con
■ ^ l a tráquea y bronquio izquierdo, se produce
latido especial, signo de Oliver, que se lo
descubre cuando se pide al paciente que,
p ® e n posición de pie, extienda la cabeza hacia
■ A atrás manteniendo la boca cerrada, entonces
j^ to m á n d o el cartílago cricoides entre dos de-
^% ¡los, Fig. 23-8, se tracciona suavemente la
^(^tráq u ea hacia arriba, momento en el cual
g ^ s e siente un latido que corresponde al de la Palpación del estnm ocleldom as-
aorta que se transmite a la tráquea. toideo
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- 170 —

Oliver

3 . - GANGLIOS CERVICALES: La Fig. 23-9,


nos demuestra su situación en el cuello y su
relación con los vasos linfáticos que proceden
desde distintas regiones. Entonces desde ya
tángase presente que la patología ganglionar ü ¿L IN F A T IC O S SU PER FIC IA L«.
puede tener su origen en los propios ganglios, ( § ) G. LIWFATICOS PRGFUWiOS
en estructuras de la región o en órganos si­
Fig. 23-9 Ganglios cervicales y vasos linfáti­
tuados a distancia. cos que se relacionan con ellos.
Cómo examinar: Basta la inspección y
palpación, pero pensando para su descrip­ aunque en otras ocasiones, lo primero pudie­
ción y análisis, en la situación, forma, tam a­ ran ser otras expresiones del proceso inflama­
ño, número, sensibilidad, movilidad, consis­ torio, es decir, dolor, calor o rubor.
tencia. La técnica propiamente dicha obliga
Para su análisis es muy conveniente
a m antener la cabeza fija, colocando la una
tener en cuenta su distribución, puesto que
mano en la región occipital, mientras la otra
muchas veces su etiología u órganos inicial­
busca los ganglios, Fig. 23-10. Es curioso que,
mente afectados están íntimamente relacio­
pará identificarlos con más facilidad, más que
nados; Fig. 23-9, así: los ganglios situados
la palpación profunda sirva la palpación su­
cerca del ángulo del maxilar aumentan de
perficial con los pulpejos de los dedos que
tamaño en las afecciones amigdalofadngeas
realizan movimientos de rotación o desliza­
y de los dientes; los suboccipitales, en las.
miento sobre las zonas de distribución de los
dermatitis del cuero cabelludo y en las pedi­
ganglios. culosis, pero también en la rubéola, lo que
Normalmente muchos no son palpables hace un signo diferencial de otras enfermeda­
o lo son difícilmente. En los niños y perso­ des eruptivas de la infancia, como el saram­
nas delgadas pueden reconocerse algunos de pión, la varicela, que aunque dan adenomega­
la porción alta de la cadena carotídea y otras lia cervical, sin embargo, lo hacen en otras
regiones, sin que esto signifique nada pato­ regiones del cuello; los retroauriculares, au­
lógico, más todavía si son suaves, indoloros, mentan de tamaño en las afecciones del
móviles, de tamaño pequeño. Pero, patológi­ oído y la mastoides y parótida; los submen-
camente, lo que más rápidamente manifiestan tonianos, en las afecciones de la lengua,
es su aumento de tamaño (adenomegalia), labio inferior, encías y dientes. Las adeno-
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-171 -
cervicales, éstos pueden estar crecidos, adhe­
ridos entre sí, presentar fluctuación y aun
fístulas que se abren a la superficie ( 12 ).
Aunque el diagnóstico de la etiología
de una adenomegalia se hace con la biopsia
de la misma y otros exámenes que los cono­
ceremos en el capítulo que se refiere al siste­
ma linfático, sin embargo, es útil que desde
hoy sepamos que las adenomegalias de etio­
logía bacteriana o viral, evolucionan aguda­
mente, excepto la tuberculosa, causando ade­
más dolor, rubicundez de la región, fiebre y
eventualmente fluctuación por su contenido
purulento, y remitiendo casi paralelamente
con la evolución de la estructura regional
inicialmente afectada. En cambio las adeno­
megalias de naturaleza neoplásica evolucio­
nan más fríamente y hasta pueden no causar
ningún dolor. Para más detalles remitirse al
capítulo referente al sistema linfático.
Las adenomegalias rio deben ser con
fundidas con otras tumóraciones del cuellu,
como ios quistes sebáceos que asientan en la
parte posterior del cuello, Fig. 23-11; los
Fig. 23*10 A: Técnica de exam en ds los lipomas retroauriculares, la hipertrofia de las
ganglios del cuello. B: Adenorae- parótidas, Fig. No. 23-12; los forúnculos.
galia cervical.

megalias metastásicas de los cánceres de las 4 . - LAS VENAS CERVICALES Normalmen­


estructuras vecinas suelen ser unilateres, du­ te las venas del cuello no se ven por perma­
ras, indoloras, adheridas o no a los planos ad­ necer colapsadas, sin embargo, el canto, el
juntos y afectan especialmente a los adultos; grito, el hacer algún esfuerzo muscular, el pu­
el Ca. de pulmón suele invadir a los ganglios jo, pueden hacer visibles a las venas yugula­
preescalénicos (Daniels). El estómago y las res externas durante un corto período de
mamas pueden hacerlo a los supraclaviculares. tiempo. En estas condiciones, disminuye
En la enfermedad de Hodkin, afectan más a la presión negativa ihtratorácica y dificulta
los de la. cadena carotídea, en forma bila­ el vaciamiento de las venas del cuello que
teral, y pueden crecer mucho y adherirse permanecen ingurgitadas. Pero, patológica­
entre sí formando apelotonamientos (7, 11) mente pueden permanecer dilatadas todo el
en las leucosis, especialmente en la linfática, tiempo y en cualquier posición del cuerpo,
pueden crecer mucho, ser bilaterales y formar especialmente las yugulares. En efecto, en
parte de la adenomegalia generalizada de la la insuficiencia cardíaca, por ejemplo, pueden
que adolecen estos pacientes. En los ahora estar dilatadas aún en la posición de pie,
raros casos de tuberculosis de los ganglios Fig. 23-14; sin embargo, lo más frecuente
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- 172 —

es que en esta posición o sentado, las venas


estén apenas distendidas en el extremo infe­
rior; pero si se le pide al paciente que se
acueste, se irá notando como, progresivamen­
te, se van dilatando más hasta que en pleno
decúbito, se encuentran dilatadas en toda su
extensión, Fig.23-15 (Signo de Lancisi). Este
hecho se debe al aumento d t la presión de
la sangre en el sistema venoso durante el
decúbito. También pueden estar ingurgita­
das las venas del cuello por compresión me-
■díastinica de la cava superior, pero en estos'
Fig. 23-11 Quiste sebáceo, del cuello casos la dilatación no se acompaña de latidos
como puede estarlo la de la insuficiencia
cardíaca ( 1 , 2).
Una maniobra adicional permite con­
firmar que el llenado de las yugulares se hace
por el retorno de la sangre que no puede va­
ciarse normalmente en la aurícula derecha,
y consiste en lo siguiente: con el enfermo
acostado o semisentado, se presiona sobre el
tercio medio de la yugular con los dedos
índices juntos de ambas manos; luego, sin
dejar de presionar sobre la vena, se separa £
los dedos unos cuantos centímetros y se _
constata que la vena queda colapsada en™
ese segmento, Fig. 23-16; luego se retira e l j j
dedo del extremo inferior y se constata co- ^
mo inmediatamente se ingurgita la vena de ;
Fig. 23-12 Parótidas hipertróficas de abajo hacia arriba. ™
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Fig. 23-15 Signo de Lancisi

Cuando la ingurgitación venosa se debe


)a insuficiencia cardíaca se constata un he-
|Cho más: el llamado reflejo hepatoyugular, v/ ' r'-'S/Y k •
(4, 6, 13,16), que demuestra como las venas
jgulares externas se distienden más al com­
primir el hígado de abajo hacia arriba, con U / T '
^una mano, Fig. 23-17. En este caso la pre­
nsión venosa ya aumentada, crece más todavía,
abundaremos en otros razonamientos al
íablar del aparato cardiovascular. Fig. 23-16 Técnica de exam en para determ i­
nar la dirección de la corriente san­
J5.T- fcATIBQS: Normalmente no se obser­ guínea _
va latidos cervicales en condiciones de repo-
b o . Luego del ejercicio físico, las emociones,

puede observarse discretos latidos en la fosa Patológicamente el latido supraester­


^supraesternal, en la parte inferior del cuello; nal puede ser un fenómeno perfectamente
ilgo semejante puede observarse en las ane- visible y palpable, lo cual traduce un desen-
lias, la fiebre, el hipertiroidismo, la hiper­ rrollamiento de la aorta que ahora asciende
tensión arterial, es decir, siempre que hay tanto que se la puede tocar, Fig. 23-18. Es­
Eretismo cardiovascular. (8). Estos latidos to se puede reconocer tanto en la hiperten­
fcervicales proceden de las arterias del cuello, sión arterial como en la insuficiencia aórtica,
sea, de las carótidas y subclavias, y en los (3), sólo que en este segundo caso, al latido
pícnicos de la aorta que asciende más que supraesternal se suman los latidos exagerados
los longilíneos. Se puede palpar estos de las subclavias y carótidas, danza arterial,
itidos, pero el supraesternal es muy difícil que también están sufriendo, igual que todas
puesto que la transmisión del latido aórtico las arterias del organismo, del aumento de la
Is un fenómeno más visible que palpable. presión diferencial que se d a.. en estos casos.
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- 174 -
que demostrará además un ruido de latid
muy intenso sobre los vasos del cuello.
La inspección detenida de los latidos
puede además revelar la presencia de arrit
mías de fácil diagnóstico, como los extrasís
toles y la Fibrilación Auricular.
El latido venoso normal ordinariamente no
es percibido a simple vista a pesar de que e
flebograma descubre las ondas ‘V ’ y “a”
Fig. 23-19, precediendo a los latidos de la
punta del corazón. Sin embargo, patológica­
mente puede vérse en la estenosis de 1
válvula tricúspide. (15). Un latido venoso
sincrónico con el pulso, puede verse en lá
Fig. 23-17 Búsqueda del reflejo hepatoyugu- insuficiencia tricúspide *(1 ), en el ritm o no
lar dal ( 10 ), en las extrasístoles ventriculare
( 10) y otras cardiopatías.
Insistimos en que en el capítulo dedi
cado al aparato cardiovascular, seremos má
completos en la descripción.

Fig. 23-19 Flebogram a norm al

6,5- GLANDULA TIROIDES: Por elm om en


to sóío nos referiremos a su examen físico
puesto que otros detalles relacionados con
Fig. 23-18 Palpación de la aorta desenrrolla- la semiotecnia tiroidea, lo haremos en e
da que puede dar un latidosupraes- capítulo dedicado a las glándulas endocrinas
tem al.
Por tanto, siguiendo los tiempos clásicos de
examen físico, hablaremos de la inspección
Algunas ocasiones la palpación de estas
palpación, percusión y auscultación.
arterias cervicales revela la presencia de un
frémitp que puede ser el producto de la Inspección: como sabemos, normalmente
transmisión de los que patológicamente se no es visible o lo es como un discreto abulta-
originan en la sigmoidea aórtica, por ejem­ miento situado por encima de la fosa supr?
plo, en la estenosis y en la enfermedad vas­ esternal, y solamente cuando el pacientq
cular local, (9) siendo sistòlico. Este dato mantiene la cabeza en hiperextensión; patoj
puede ser confirmado, por la auscultación, lógicamente, de acuerdo con su tamaño, pue*
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de ser fácilmente reconocible, como una
masa tumoral situada sobre la fosa supra-
esternal, que se desplaza hacia arriba cuando
el paciente deglute, pero, si es m uy grande
puede no desplazarse? Fig. 23-20. Su forma
es variable, pero puede presentar uno o más
abultamientos que, dependiendo del lugar de
la tiroides en que asientan, pueden añorar
más hacia la derecha, centro o la izquierda
del cuello. Esta simple observación permite,
en la mayoría de casos, afirmar la existencia
de un bocio, es decir, de una tiroides agran­
dada, lo cual ya es patológico.

Palpación: Es un tiempo de examen impres­


cindible, puesto que, aparte.de confirmar
los datos de la inspección, permite reconocer
su forma y más detalles; consistencia,
sensibilidad, movilidad, presencia de nodula-
ciones, datos estos que, debidamente anali­
zados, permiten extraer conclusiones útiles
para el diagnóstico y tratamiento.
Cómo examinar: Cuando la glándula es
muy voluminosa, la palpación no ofrece
ninguna dificultad; pero, cuan do su tamaño
es normal o está discretamente crecida, se
requiere de una técnica especial, pero senci­
lla. En efecto, basta con que el médico co­
loque los dedos de una mano, dispuestos en
forma de gancho, sobre la glándula tiroides,
Fig. 23-21, y solicite al enfermo que degluta
un poco de saliva. En estas circunstancias,
la glándula se desplaza entre los dedos del
médico, hacia arriba; momento en el que se
aprovecha para reparar sobre los detalles an­
tes anunciados. De hecho, en condiciones
normales puede no palparse la glándula,
especialmente si se trata de una persona
de cuello grueso y corto, pero en muchas
otras y en condiciones normales, sí se pue­
den reconocer las características de los lóbu­
los y del itsmo, especialmente su consisten­
cia carnosa y uniforme. Pero si esta primera
palpación no es suficiente para formarse una
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II. Palpación de la glándula tiroi- III. P alpación m ediante el des­


des separando el estem ocleido- plazam iento de la tráquea hacia
m astoideo. un lado con el pulgar.
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iPim agen completa, entonces se debe proceder
J p d e la siguiente manera, sígase la Fig. 23-22:
^ S itu a d o el médico detrás del paciente que
^ p erm a n ece sentado, coloca los pulpejos de
(Pam bas manos por delante de los bordes
^ a n te rio re s del esternocleidomastoideo, so­
bre los lóbulos tiroideos a los cuales compri­
me ligeramente hacia atrás, y, mientras el pa-
|j^cíente traga saliva, el médico examina los de­
s t a l l e s de la glándula (I). En segundo lugar,
™ si se quiere tener un detalle más minucioso
|$ d e cada lóbulo, se puede palpar con los pul-
^ p e jo s de la una mano, mientras la otra separa
Fig. 23-23 Bocio retroesternal
el esternocleideomastoideo (II); por último,
especialmente en la enfermedad de Graves
üflPuna útil maniobra consiste en examinar la
Basedow, puede auscultarse un soplo sistóli-
tiroides por delante, mediante el desplaza-
co, (16) producto del aumento de la velo­
^ m ie n to de la tráquea hacia .un lado con el
cidad circulatoria que suele haber en estos
^ p u lg a r de la mano, mientras que con los de­
casos. No debe confundirse con los soplos
u d o s de la otra se reconocen los detalles del
sistólicos que, originados en la sigmoidea aór­
g ló b u lo , (tu)
tica especialmente, pueden irradiarse hacia el
— Muy frecuentemente la palpación des- cuello.
^ cubre nodulos que deben ser descritos en re-
§Hlación a su forma, tamaño, situación dentro
pg^de la glándula, consistencia, sensibilidad y re­
lación con los planos vecinos, es decir, guar­ BIBLIOGRAFIA
i d dando los mismos parámetros de análisis que
i de los lóbulos.
1.— Bloom field, R .A ., Lauson, H.D. y col.:
^ Ocasionalmente no es posible recono-. J. Clin. Investi., 25: 639, 1946.
(&cer los límites inferiores de la tiroides, lo 2.— Brickner, P.W., Scudder, W.T. y Weinrib,
g^cual plantea la posibilidad de que haya creci- M.: Pulsating varicose veins in functional
tricuspid insufficiency. Case re p o rt and
^ d o hacia el interior del tórax, es decir, se tra- venous pressure tracing. C irculation, 25:
® t a de un bocio retroesternal. Fig. 23-23. 1 2 6 ,1 9 6 2 .

ÍP La palpación suave sobre la superficie 3.— Corrigan, D.J. E dinburgh M.J., 37: 225,1832.

• de un bocio hipertiroideo puede demostrar 4.— Deane, N ., Ziff, M. y Sm ith, H.W.: J*.
Clin, Invest., 31: 2 0 0 ,1 9 5 2 .
■ la existencia de un thrill (14).
A 5.— De G root, L .J.: Tiroides, In Cecil—Loeb:
f Percusión: No tiene mucho significado prác­ T ratado de Medicina Interna, 9a. E d., Cap.
t i c o , sin embargo, en el bocio retroesternal, 5.— De G root, L.J.: Tiroides, In Cecil—Loeb:
g^ la percusión sobre el mango del esternón pue- T ratado de Medicina Interna, 9a. E d., Cap.
^ d e dar un sonido mate, lo que normalmente 836, p.p. 2028, Interam ericana, México, 1977

^ k s sonoro. 6.— Druyy, D.R., Henry, J.P. y Goodm an, J.:


¡fe Clin, Invest., 26: 9 4 5 ,1 9 4 7
^ A u scu ltac ió n : Normalmente no da ninguna 7.— Editorial: F urter in the Hodgkin maze. Lan­
sintomatología, pero en el hipertiroidismo, cet, 1: 1953, 1971.
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TERCERA PARTE

EXAMEN DEL TORAX

- APARATO RESPIRATORIO
Dr. Wilson Peñafiel

- APARATO CARDIO - VASCULAR


Dr. Víctor A lberto Arias Castillo

- GLANDULAS MAMARIAS
Dr. Wilson Peñafiel
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8.— Friedberg, C.K.: Enferm edades del Corazón. a localized disease process. Am J. Med. Sei.,
«
Interam ericana, México, 3a. ed., cap. 23, 254: 866, 1967. £
p.p. 1005, 1069.
13.— Lom bardo, T.A., Eisenberg, S. y Col.: Cir-
y.— Friedberg, C.K.: Enferm edades del C orazóa culation, 3: 2 6 0 ,1 9 5 1 . ™
Interam ericana, Mexico, 3az. ed., cap. 29,
14.— Maran6n, G.: M anual de Diagnostico E tio- ^
p .p . 1030, 1969.
logico. Espasa Calpe, Madrid, 7a. Ed., p.p. ^
10.— Friedberg, C.K.: E nferm edades del Corazón. 497, 1962. "M
Interam ericana, México, 3a. ed., cap. 29,
p.p. 448, 1969. 1 5 — Paddu, V.: Am. H eart J., 41: 708, 1951.

11.— In tern atio n al Sym posium on H o d g k in 'sD i- 16.— Spann, J.F ., Jr., M ason, D.T., and Zeliz, R.: ^
sease. N.C.I. M onograph No. 36, May, 1973. R ecent advances in the understanding of con- ™
gestive heart failure. M odern Cone. Cardio— gb
12.— K ent, D.C.: T uberculous lynphadenitis: N ot vase. Dis., 39: 73, 1970. ™
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- 179-
CAPITULO 24 tas variantes semiológicas propias. En cuan­
to a los signos, adquiere especial valor la aus­
cultación, sin restar valor a los datos recogi­
APARATO RESPIRATORIO dos en la inspección, palpación y percusión
del área precordial.
INTRODUCCION Como ha sido norma en nuestro texto,
los síntomas y los signos se irán analizando
En la caja torácica, encontramos dos a través de cuadros didácticos que señalan el
aparatos básicos dentro de la economía: el qué y cómo interrogai’ de los primeros y el
Aparato Respiratorio y el Aparato Cardio­ qué y cómo examinar de los segundos, luego
vascular. En esta parte de nuestro texto ini­ se expondrán los exámenes complementarios
ciamos el estudio del Aparato Respiratorio más útiles que se ponen en práctica en
compuesto fundamentalmente por tres por­ nuestro medio y finalmente los síndromes
ciones anatómicas: las vías aéreas, los pul­ más frecuentes.
mones y las pleuras, que fisiológicamente
cumplen con el importante papel de la he-
matosis a través de sus funciones ventilato-
rias y de difusión de los gases.
La patología de este Aparato Respira­
torio., se expresa de una manera general por
CAPITULO 25
pocos síntomas y signos, considerándose por
este motivo, de fácil aprendizaje. Así por
por ejemplo, la tos, la expectoración, el do­
ANAMNESIS DE SINTOMAS Y SIG­
lor torácico, y la disnea, son síntomas co­ NOS
munmente observables en la mayoría de en­
tidades respiratorias, de ahí la importancia Al Aparato Respiratorio se lo explora
de recogerlos correctamente a través de un a través de síntomas y signos.
buen interrogatorio, que nos servirá luego Iniciaremos por los Síntom as y son los
para conformar los síndromes y finalmente siguientes: tos, expectoración, dolor toráci­
ser analizados por la clínica. co, disnea, hemoptisis, cianosis y vómica.
En lo que a examen físico se refiere, El cuadro 25-1, expone el qué y cómo
es en el tórax donde se pone en práctica en preguntar de la tos y expectoración.
forma perfecta los cuatro procedimientos
CONSIDERACIONES AL CUADRO 2 5 -1 .-
clásicos de la exploración: inspección, pal­
pación, percusión y auscultación. 1.— TOS.- La tos es un síntom a muy
frecuente en las enfermedades del aparato
Es generalmente en este segmento cor­
respiratorio; se caracteriza por la producción
poral en donde el estudiante aprende princi­
de uno o varios movimientos espiratorios
palmente a percutir y a auscultar. Debido a
bruscos y violentos, con la glotis estrechada.
la proyección posterior de los pulmones es
Esencialmente es un acto reflejo, aunque en
que éstos métodos exploratorios se los cum­
ocasiones puede producirse voluntariamente
ple con facilidad en tórax posterior.
y cuya finalidad es la de eliminar secrecio­
En relación con el Aparato Cardiovas­ nes y exudados bronco-alveolares hacia el
cular, los síntomas son los mismos, con cier­ exterior.
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- 180-

CUADRO Ño. 25-1

ANAMNESIS DE LA TOS Y EXPECTORACION

Qué preguntar: Cómo preguntar:


1 :- Tos: 1 .- Tos:
1.1: Intensidad. 1.1: Es fuerte la tos?
1.2: Frecuencia. 1.2: Tose mucho o poco?
1.3: Horario. 1.3: A qué hora del día tose
más?
1.4: Humedad 1.4: Cuando tose, escupe?

2.— Expectoración 2 .- Expectoración


2.1: Cantidad • 2.1: La expectoración es escasa
o abundante?
2.2: Color. 2.2: De qué color es la expec­
toración?
2.3: Olor. 2.3: Tiene mal olor?
2.4: Viscosidad. 2.4: Desgarra con facilidad?
2.5: Horario. 2.5: A qué hora del día expec­
tora más?

Este reflejo tusígeno, tiene como pun­ seca, cuando falta la expulsión de las secre­
to de partida zonas sensitivas de la mucosa ciones o éstas son m uy viscosas que el pa­
respiratoria tales como: laringe, cuerdas vo­ ciente no puede movilizarlas. Cuando la tos
cales, bifurcación de la tráquea, hoja parietal es húmeda, va acompáfíada siempre de cier­
de la pleura, base de la lengua y partes latera­ tos ruidos producto de la movilización de las
les de la faringe. (3) De estas porciones, secreciones que pueden o no ser expectora­
se transmite la excitación por vía del neu­ das. Cuando el paciente logra expulsarlas,
mogástrico hacia el bulbo, de donde el estí­ denominamos tos productiva.
mulo parte por vía centrífuga a los músculos 1.1.— Intensidad y 1.2.— Frecuencia. '
respiratorios que intervienen en el fenómeno
En procesos respiratorios agudos, la tos
de la tos (17). La Fig. 25-1 grafica este arco
suele ser un síntom a intenso y frecuente, que *
reflejo. produce gran molestia al paciente hasta
La tos puede presentarse bajo dos for­ tal punto que le ocasiona dolor torácico de i
mas: seca y húmeda. Se dice que la tos es origen muscular. Ejemplos: traqueo—
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- 181 -

m
»


m
m
m
9
m Fig. 25-1 Arco reflejo de la tos.

m
m bronquitis, neumonías, bronconeumonías, broncopulmonares tales como la bronquitis
crónica, el enfisema pulmonar obstructivo
m pleuresías; en estas últimas la tos siempre
es seca, carácter semiológico importante que crónico, la tuberculosis pulmonar, etc. la tos
hay que tomarlo en cuenta. Otro ejemplo tiene muchos años de evolución, con perío­
de tos frecuente e intensa, es la tos convul­ dos de remisión y exacerbación. En cambio,
siva auintosa de la tosferina.* en padecimientos agudos, como las neum o­
nías, bronconeumonías, infarto pulm onar,
1.3.-H o ra r io .- El bronquítico crónico pre­
etc. la tos es un acontecimiento de pocos
senta accesos tusígenos en las primeras horas
días de evo'lución.
de la mañana y en las últimas de la tarde;
este horario se cumple también en el enfi- 3.— Forma de comienzo: Difiere en los
sematoso, aunque con menos intensidad. (11) padecimientos broncopulmonares agudos y
1.4.—Humedad.— Dijimos ya que la tos es crónicos. En los primeros, la tos es de
9 húmeda cuando se le escucha al paciente aparición brusca y en los segundos, es in ­
movilizar secreciones que las puede expulsar sidiosa.
P
o no. Estas características las analizaremos 4.— Causa aparente: En los procesos in­
m mejor al hablar de la expectoración. fecciosas agudos de vías respiratorias altas o
m Vamos a retornar por un momento a bajas, tales como laringitis, traqueitis, bron­
lo expuesto en el Cuadro No. 3-1 referente quitis, etc. la causa aparente de la aparición
a la anamnesis aplicable a cualquier síntoma, de la tos suele ser generalmente un cam­
para ir analizando a propósito del síntoma bio brusco de tem peratura o un enfriamien­
m tos. to; en cambio en los padecimientos crónicos
como la bronquitis crónica y el enfisema, es
m 1 .- y 2.— Fecha aparente y fecha real de
comienzo: Es im portante conocer si el pa­ la iniciación de ciertos hábitos como el ta­
ciente es un tosedor de mucho tiempo o si baquismo.
este síntoma es de reciente aparición. Por 5.— Síntomas acompañantes.— La tos por
lo general en los padecimientos crónicos lo general, va acompañada de síntomas tales
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- 182 -
como: expectoración, dolor torácico, dis­ 2.1.—Cantidad.— Es siempre importante
nea, hemoptisis, etc. que serán analizados en recomendar que el paciente recoja el material
este mismo capítulo; sin embargo, vale la expectorado en recipientes adecuados y si es
pena mencionar que en ocasiones la tos pue­ posible graduados, con el objeto de conocer
de llevar al vómito (tos emetizante), como la cantidad en 24 horas. En los procesos
se observa en la tosferina, en la que el niño agudos como en las bronquitis y neumonías,
después del acceso paroxístico termina vo­ la expectoración es escasa al comienzo y lue­
mitando. Se explica por la compresión gás­ go abundante en el período de remisión de la
trica determinada por las contracciones brus­ enfermedad (1 1 ,1 ).
cas del diafragma en cada acceso tusígeno.
En cambio en padecimientos crónicos
(16).
como la tuberculosis, bronquitis crónica,
6 . - y 7.— Evolución y relación con los me­ enfisema, la expectoración es constante du­
dicamentos: en los padecimientos crónicos, rante la mayor parte del tiempo, en cantida­
es necesario hacer hincapié en los cambios des pequeñas o moderadas.
que presenta la tos por efecto de la medica­ S e' observa abundante expectoración
ción utilizada. Es común encontrar que el pa­ en caso de cavidades pulmonares y dilatacio­
ciente ha usado y abusado de los expecto­ nes bronquiales, tales como: cavernas tuber­
rantes, por ejemplo; lo mismo ocurre con los culosas, abscesos pulmonares, bronquiecta-
antibióticos que en forma empírica el pa­ sias; se observa también abundante expec­
ciente se automedica con grave perjuicio toración en el edema agudo pulmonar, en
para su salud. ciertas bronconeumonías graves como la es-
8.— Estado actual: Después de haber hecho tafilocóccica y en la producida por el bacilo
un análisis del síntom a tos desde su inicio, de Frienlander (8).
nos interesa conocer su estado actual, espe­
cialmente orientado a conocer cuál deberá 2.2: Color.— Macroscópicamente, por el
ser la terapéutica a utilizarse. color y aspecto de la expectoración, se dis­
tinguen cuatro principales tipos: mucosa,
purulenta, serosa y sanguinolenta.
2 . - EXPECTORACION.— Se denomina así
a la expulsión hacia el exterior, por medio de La expectoración mucosa es transpa­
la tos, de secreciones contenidas en el apara­ rente de aspecto blanquecino. Es por lo ge­
to respiratorio. Los elementos que contie­ neral producto de las secreciones de las glán­
nen este material son de distinta naturaleza dulas mucosas del aparato bronquial, de cau­
y procedencia: secreciones de la mucosa del sa inflamatoria. Es característico de las
aparato respiratorio, como faringe, laringe, traqueobronquitis agudas en su fase inicial
tráquea y bronquios; exudados y trasudados y tam bién de la bronquitis crónica; se ob­
de origen alveolar; restos de tejidos inflama­ serva tam bién en la fase final de la tosferina.
dos, líquidos provenientes de colecciones La expectoración purulenta o muco pu­
purulentas torácicas y extratorácicas que.se rulenta, es opaca de color amarillo o amari­
abren a las vías respiratorias; sangre, proce­ llo-verdoso y está constituido esencialmente
dente de cualquier área bronco-pulmonar por elementos del pus. El esputo purulento
en la cual se ha producido lesión vascular. se observa, en casos de colecciones supura­
Cuando el paciente expectora, es ne­ das que se abren a los bronquios como:
cesario tomar en cuenta lo siguiente: abscesos pulmonares, quistes pulmonares in­
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fectados, cavernas tuberculosas etc. (9). que posee una inervación vegetativa y espi­
La expectoración serosa, se presenta nal, dan origen al dolor torácico (4). En
como un líquido de aspecto espumoso, ocasiones, sin embargo, en procesos que no
de color amarillo o rosado, muy abundante llegan a afectar la pleura parietal o las pa­
y es característico del edema agudo de pul­ redes torácicas, se produce dolor, que se
explica a través del reflejo viscerosensitivo
món (5).
o visceromotor (17). Mackensie explica de
La expectoración sanguinolenta será la siguiente manera este reflejo: “El estímu­
analizada cuando hablemos de hem optisis.. lo proveniente del pulmón afectado, es con­
2.3: Olor: La expectoración puede adqui­ ducido a través de las fibras simpáticas afe­
rir un olor particular muy desagradable, en rentes hasta el segrtiento medular correspon­
casos de supuraciones pulmonares y bron- diente. Las excitaciones producidas en estas
quiectasias infectadas, especialmente cuando células, son conducidas por las vías medula­
aparecen procesos de putrefacción debidos res comunes del dolor hasta los centros su­
a gérmenes anaerobios (9, 10). En casos de periores, tálamo y corteza cerebral y de allí
gangrena pulmonar, la fetidez alcanza un gra­ la sensación dolorosa será referida a la zona
do extraordinario. cutánea correspondiente” . Este tipo de do­
2.4: Viscosidad.— La viscosidad aumen­ lor resultante del reflejo viscerosensitivo, por
tada del esputo se lo reconoce porque se lo general no alcanzan la intensidad del do­
adhiere fuertemente a las paredes del reci­ lor de pleura parietal o de pared torácica;
piente y el paciente tiene siempre enorme son sordos, difusos, acompañados de sensa­
dificultad en expulsarlo; es debido al alto ción de hormigueo (17).
contenido en albúmina y fibrina. Es carac­ De una manera general, podemos de­
terístico del bronquítico crónico. cir que se distinguen tres tipos de dolor
2.5: Horario: El preguntar si el paciente en las afecciones pleur o pulmonares: 1.— El
expectora en mayor cantidad a determinadas dolor somático, cuando participa la pleura
horas, es siempre im portante, ya que en pa­ parietal y el sistema de nervios espinales;
decimientos como las bronquiectasias y los 2.— El dolor visceral, cuando el proceso se
abscesos pulmonares, las secreciones se acu­ localiza en el pulmón y el dolor es resultado
mulan durante el día y la expectoración del reflejo viscerosensitivo y 3.— Dolor mix­
aumenta en las últimas horas de la tarde; to o somatovisceral.
lo propio sucede en la noche y el paciente En lo que se refiere al dolor localizado,
expectora más en las primeras horas de la referido e irradiado, no insistiremos por
mañana. cuanto se explicó en el capítulo correspon­
3 .- D OLOR- diente a la semiología especial del síntoma
dolor; sin embargo, es necesario manifestar
Para el qué y cómo preguntar remitirse
que, tratándose del dolor referido del.tórax,
al Cuadro No. 3-2.
éste puede estar en el tórax o fuera de él. Así,
CONSIDERACIONES SOBRE EL DOLOR en la pleuresía diafragmática, por ejemplo,
TORACICO.— Es conocido por todos que aparece dolor referido en el cuello y hom­
el pulmón y la pleura visceral, por tener una bro correspondiente (Fig. 25-2) debido a que
inervación exclusivamente vegetativa (simpá­ el estímulo proveniente de la porción del
tico y neumogástrico) no produce dolor; en diafragma inervada por el frénico, es condu­
cambio, la pleura parietal y la caja torácica cido por éste a la médula (3er. y 4to. segmen-
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- 184 -
Se lo denomina también “ dolor en puñalada” ^
por lo expresivo del término. La localización
es variada, tanto en tórax anterior como (§
en tórax posterior. Este dolor es caracterís- ^
tico de los síndromes de condensación (neu- ™
monías, bronconeumonías, infarto pulmonar, H
etc.) y de las pleuresías, hasta tal punto, m
que con la sola descripción del paciente ya }
se piensa en dichas posibilidades. También se t
presenta en el neumotorax espontáneo. ^
El dolor torácico sordo, poco intenso, ^
es propio de los padecimientos agudos en re­
misión o crónicos de larga evolución. Ü

4.— Causa aparente.— En padecimientos ^


Fig. 25-2 D olor referido al cuello y hom bro en
agudos como la neumonía y pleuresía, es ca-
p leuresía derecha.
racterístico encontrar como causa aparente ^
los cambios bruscos de temperatura; tra- ^
tos. cervicales), manifestándose el dolor en el tándose del neum otorax espontáneo, la causa
área cutánea correspondiente, a los mismos puede ser un acceso tusígeno o un esfuerzo
segmentos medulares, es decir, cuello, hom­ físico cualquiera. ^
bro y parte superior del tórax (4). 5.— Sitio- del dolor.— Al señalamos el pa- ^
Aplicando ya la anamnesis del doler dente con su mano el sitio del dolor, pen- A
torácico de acuerdo al Cuadro 3-2, podemos samos ya las estructuras torácicas afectadas;
hacer las siguientes consideraciones: sin embargo, es necesario indicar que el do-
lor en hipocondrio derecho puede hacer
1 y 2.— Fecha aparente y real de comienzo.
confundir con patología hepato-biliar tales ^
Tiene importancia en los padecimientos agu­
como una colecistopatía aguda o un absceso $ j
dos, como por ejemplo las bronconeumonías,
hepático. El dolor en hemitórax anterior iz- ^
neumonías, infarto pulmonar, en los cuales
quierdo, puede confundirse con un padeci­
este síntom a es el más llamativo y que casi
miento coronario agudo.
siempre constituye el motivo de consulta;
tienen por lo general pocos días de evolución
6.— Irradiación.— Valiéndonos de los mis­
y el paciente no tiene mayor dificultad en
mos ejemplos, diremos que la irradiación del
relatar su comienzo aparente o real. En los
padecimientos crónicos, el dolor torácico es
dolor en casos de colecistopatías es muy
característica: hacia la región interescápulo
t
i
lento o insidioso, concediéndole poca im­
vertebral y hombro derechos; lo propio po­
portancia el paciente.
demos decir de los padecimientos coronarios m
3.— Intensidad.— Es necesario señalar que se irradian hacia cuello, hombro y
el denominado “dolor en punta de costado” , miembro superior izquierdo. En cambio ,
que -consiste en la aparición generalmente los padecimientos pulmonares son por lo ge-^
brusca de un dolor pungitivo bien localizado, neral de tipo transfictivo, es decir, que no se
intenso, que aumenta con los movimientos irradian sino que van de delantratrás o vice­
respiratorios, con la tos y la dígito-presión. versa.
(7
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- 185
7.— Tipo de dolor.— El dolor torácico de­
bido a padecimientos respiratorios es de tipo
continuo, que aumenta con los movimientos
respiratorios y los accesos de tos y por lo ge­
neral calma con los analgésicos comunes.
Muy diferente al dolor tipo cólico (por su­
frimientos de viscera hueca) que presenta
remisiones y exacerbaciones periódicas.
8.— Síntomas acompañantes.— El dolor
torácico puede en ocasiones adquirir tal in­
tensidad que puede llevar al estado de shock
como en el caso déla embolia pulmonar (12);
en otras, puede producir vómito (dolor eme- Fig. 25-3 D olor torácico. Posición antiálgica.
tizante) muy frecuente en niños con padeci­
mientos neumónicos o bronconeumónicos.
4 - DISNEA.—
La relación con los alimentos, el ho­
El cuadro 25-2 establece el qué y cómo
rario, la periodicidad, la relación con la ori­
interrogar de la Disnea.
na y deposición, no tienen importancia para
el dolor torácico. CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-2
1 5 .- Relación con las actitudes y decúbitos.- Se denomina disnea a la dificultad res­
E1 dolor torácico producido por la pleuresía piratoria. Es un síntoma frecuente y común
o neumonía, lo alivia el paciente tratando de para muchos sistemas y aparatos, peco ad­
inmovilizar el tórax, recostándose sobre el quiere valor especial en la patología csudio-
lado enfermo o comprimiendo el hemitórax pulmonar.
enfermo con su brazo (Fig. 25-3). Lo pro­
Como es conocido, el centro respirato­
pio ocurre en casos de. neuritis intercostal,
rio bulbar, funciona en forma automática y
herpes zoster, fracturas costales, etc.
m rítmica en virtud de una doble excitación:
^ 16.— Relación con los m edicam entos.- Fren- nerviosa y química (6). La excitación ner­
™ te a cualquier dolor, el paciente en forma viosa procede del mismo pulmón y se lo
^ in s tin tiv a busca calmarse con analgésicos; explica a través del reflejo neumovagal de
lo mismo podemos decir tratándose del dolor Hering-Breuer (6), que dice que la dilata­
torácico. El conocer que tipo de medicación ción alveolar determina una excitación de
^an alg ésica ha ingerido, tiene importancia por las fibras espiratorias del neumogástrico y y
^ c u a n to muchos cuadros clínicos se enmasca­ relajación excita las fibras inspiiatorias, des­
raran por esta medida. cribiéndose una vía centrípeta que son los
•^ 17.— y 18.— Evolución y estado actual.— impulsos aferentes que llegan al centro res­
^ L a evolución del dolor torácico casi siempre piratorio por el neumogástrico y una vía
^ e s t á en relación a la medicación empleada; Centrífuga que son los impulsos eferentes
^ s i n embargo, en casos de pleuresía, cuando que salen del centro respiratorio a través del
^%;e produce el derrame, el dolor cede, debido frénico y los otros nervios espinales respira­
que el roce entre las pleuras desaparece y el torios.
■¡^paciente, engañosamente dice sentirse mejor. Los estímulos quí micos que actúan so­
T (1 3 ). bre el centro respiratorio, están representados
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- 186 -

CUADRO No. 25-2

ANAMNESIS DE LA DISNEA

Qué interrogar Cómo interrogar

1.— Disnea de esfuerzo: 1.— Ha tenido sed de aire?


1.1: Grandes esfuerzos. 1.1: Ha sentido dificultad respi­
ratoria al subir gradas?
Cuántos pisos alcanza antes de
sentir esta dificultad.
1.2: Medianos esfuerzos. 1:2: Ha tenido dificultad respi­
ratoria al caminar en plano o
una o dos cuadras?
1.3 : Pequeños esfuerzos. 1.3: Ha tenido dificultad respi­
ratoria al vestirse, peinarse o co­
mer?

2 — Disnea de decúbito. 2.— Ha tenido dificultad respiratoria


estando acostado? Ha tenido que
aumentar el número de almoha­
dones?

3 .- Ortopnea. 3 .- La dificultad respiratoria le ha


* obligado a permanecer sentado?

4 .- Disnea paroxística nocturna 4.— Ha tenido que despertarse brus­


camente al sentir la dificultad
respiratoria? Que ha hecho en­
tonces?

5.— Disnea inspiratoria. 5.— Siente dificultad respiratoria al


introducir el aire?

6.— Disnea espiratoria. 6.— Siente dificultad respiratoria al


sacar el aire?

por las variaciones tensionales del CO2 , y el guíneo (acidemia) que provoca una excita-^
O2 de la sangre (6). El aumento delCCb, de­ ción del centro respiratorio dando como
termina un aum ento de hidrogeniones y por resultado respiraciones más profundas y rápi­
consiguiente una disminución del pH san­ das. Al contrario, cuando la tensión de
*
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baja, el pH sanguíneo se desvia hacia
la alcalinidad, el centro respiratorio se esti­
m u la menos- y las respiraciones tienden a
i hacerse menos profundas y frecuentes, que
pueden llegar al apnea.
Otro factor químico, se refiere a la dis­
minución de la tensión de O2 a nivel del cen­
tro respiratorio, que determina un aumento
de la excitabilidad de dicho centro.
En condiciones normales, es decir,
cuando existe un equilibrio entre la regula­
ción nerviosa y la química, la respiración re­
sulta un acto inconsciente. Por el contrario,
cuando se establece el desequilibrio, los Fig. 25-4 Paciente en ortopnea.
movimientos respiratorios se alteran en fre­
cuencia y profundidad, la respiración se vuel­ nea intensa; el paciente adopta una posición
ve dificultosa, molesta, estableciéndose de es­ especial: sentado en su cama, inmoviliza
ta manera la disnea. la cabeza y fija los brazos para favorecer el
movimiento de los músculos auxiliares de la
1 Disnea de esfuerzo.- Es aquella por la respiración. (Fig. 25-4). Es característico
cual el esfuerzo pone de manifiesto la in­ más bien de los padecimientos cardíacos.
suficiencia respiratoria; constituye la pri­
m e ^ manifestación habitual y es un síntoma 4.— Disnea Paroxística.— a) Disnea paroxís-
de mucho valor en la patología torácica. tica nocturna.— Sobreviene en forma brusca,
De acuerdo al tipo de esfuerzo realizado, es despertando al paciente y alcanzando rápida­
muy didáctica la clasificación en disnea de m ente gran intensidad; se levanta, abre las
grandes, medianos y pequeños esfuerzos. ventanas, con gran “ sed de aire” . Por lo
De una manera general, podemos de­ general la crisis dura poco tiempo y el pa­
cir que, el tipo de disnea está en relación ciente se recupera totalmente.
inversa a la superficie pulmonar funcional­ b) Disnea paroxística del asma bronquial.-
mente abatida (17); asi por ejemplo, la dis­ La instalación de la disnea también es súbita,
nea será de pequeños esfuerzos frente a una la inspiración es brusca como en sacudidas,
neumonía extensa o un proceso bronconeu- seguida de una espiración difícil, prolongada.
mónico difuso; una disnea de grandes es­ La facies es angustiosa, observándose aleteo
fuerzos aparece por ejemplo en neumonía
rítm ico de la nariz. El tórax aparece disten­
segmentaria, atelectasias laminares, etc.
dido, rígido, casi inmóvil, apreciándose los
2 . - Disnea de decúbito,- Es la que apare­ ronquidos y sibilancias a distancia.
ce cuando el paciente descansa en su cama.
5.— Disnea inspiratoria.— Esta disnea es
Está en relación con padecimientos bronco-
propia de la estenosis de las vías aéreas su­
pulmonares agudos, graves, tales como neu­
periores. La inspiración es difícil y prolon­
monías difusas, derrames pleurales extensos,
gada, poniendo en juego los músculos inspi­
infarto pulmonar, bronquitis capilar, etc. radores auxiliares. Es propio de las laringo-
3.— Ortopnea.— Aparece en casos de dís- traqueitis agudas y muy especialmente del
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denominado crap diftérico (17). La disnea
inspiratoria, da lugar al fenómeno denomina­
do tirájé, que no es sino la depresión de las
partes blandas a nivel de las fosas supraesíer-
nal, supraclavicular, espacios intercostales y
hueco epigástrico, en,cada inspiración, de­
bido a que el esfuerzo inspiratorio intenso
provoca un gran vacío torácico que no se
neutraliza con la entrada insuficiente de aire.
(Fig. 25-5). Provoca además, un ruido caracte­
rístico denominado cor naje, por haberse
comparado al ruido que produce soplando
un cuerno.
6.— Disnea espiratoria.— El paciente hace
esfuerzos intensos por expulsar el aire con­ Fig. 25-5 Tiraje intercostal.
tenido en su tórax, que adopta la forma de
un tonel, debido al sobreinflamiento pulm o­ obstructivo crónico (11).
nar.' Su facies es característica y se la ha de­ 5 .- HEMOPTISIS.—
nominado del “ soplador rosado” ; el ejemplo El cuadro 25-3 establece el interrogato­
típico lo constituye el enfisema pulmonar rio sobre la hemoptisis.

Fo. 25-3

ANAMNESIS DE LA HEMOPTISIS

Qué preguntar: ■ Cómo pregunta?:

1.— Franca hemoptisis: 1.— Ha escupido sangre? .


1.1: Cantidad L l : Cuánto aproximadamente?
1.2: Frecuencia 1.2: F ue una vez ó varias veces
al día; un sólo día o varios?
1.3: Color. 1.3: De qué color era la sangre?
1.4: Aspecto. 1,4: Era roja y espumosa? ;
Roja clara?
' Roja obscura con resto de
alimentos?
1.5: Síntomas acompañantes. .1.5: Antes de escupir la sangre
hubo tos o hubo náusea?

2 — Esputo hemoptoico. 2.— Cuando expectora ha observado


pintas de sangre en el esputo?
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- 189 -
a CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-3 diendo del proceso que lo origine. El primer
” Se denomina hemoptisis, a la expul- padecimiento en que se piensa frente a una
® sió n d.e sangre proveniente del aparato res- franca hemoptisis es la tuberculosis pulmo­
^ piratorio. nar y este pensamiento todavía tiene plena
vigencia, debido al alto índice de prevalen-
^ La hemoptisis, es suceptible de con-
cia e incidencia que tienen todavía en nues­
^ fundirse con la hematemesis, razón por la
tro medio esta enfermedad. Es la forma ca-
9 cual, es muy importante que se establezca
vitaria la que da origen en muchas ocasiones
£ en forma muy clara sus diferencias y que
a graves episodios de hemoptisis que llevan
están expuestas en el cuadro 25-4.
a estados de anemia aguda y hasta la muerte
^ Una vez que hemos conseguido que el del paciente. El absceso pulmonar- y las
estudiante esté seguro de que se trata de una bronquiectasias, producen hemoptisis, por
© hem optisis, procedemos a realizar algunas por lo menos en el 50°/o de ellas (2, 9).
^consideraciones: Otros padecimientos como: las neumonías,
el infarto pulmonar, las micosis pulmonares
^ 1.— Franca hemoptisis.— Es necesario y las parasitosis pulmonares, dan hem opti­
averiguar los siguientes parámetros: sis de menor grado (2). No hay que olvidar
Id
1.1: Cantidad.— Puede ser variable, depen­ que procesos tumorales como el cáncer

CUADRO No. 25-4

DIFERENCIAS ENTRE HEMOPTISIS Y HEMATEMESIS '

Hemoptisis: Hematemesis:
1 .- Sangre procedente del A. Res­ 1 .- Sangre procedente del A. Digesti­
piratorio. vo.

2 .- Precedida de tos. 2 — Precedida de náusea.

3 .- Sangre roja, aireada, espumosa. 3.— Sangre obscura con resto de ali­
mentos.

4 .- Episodios repetidos en el día, 4.— Por lo general el episodio es


por varios días (cola de la hem op­ único. Presenta melenas (cola de
tisis). la hematemesis).
5 .- Generalmente no produce ane­ 5.— Producen anemias graves y esta­
mias graves. dos de shock hemorrágico.

6 .- Se acompañan de síntomas res­ 6.— Se acompañan-de. síntomas diges­


piratorios. tivos.

7 .- Es útil la radiografía standar de 7 .- Es útil la radiografía simple de


* tórax. abdomen.
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broncogénico entre los malignos y el adeno­ una manera general, cuando el padecimiento^ '
ma bronquial entre los benignos, producen que produjo hemoptisis se encuentra en e t a - ^
siempre hemoptisis im portantes (2). pa de remisión clínica, de tal modo, que l a $ |
Entre los padecimientos cardio-vascu- interpretación semiológica, es la misma. ^
lares que dan hemoptisis están los siguientes: 6.— CIANOSIS.- El interrogatorio de e s t e ^
..estenosis mitra!, y aneurismas aórticos (que síntoma-signo, se lo realizará tomando e n ^ -
se abren al bronquio). cuenta los puntos planteados en el Cua-® |
1.2: Frecuencia.— Es característico de la dro 3-1, referente a la anamnesis general p a r a ^
hemoptisis, como ya lo hemos explicado, el cualquier síntom a, razón por la cual referi­
presentarse en episodios repetidos en un día mos al lector hacia ese cuadro. til
o en varios días, constituyendo lo que se ha til
denominado la “ cola de la hemoptisis” , CONSIDERACIONES SOBRE LA CIANOSIS.—
caracter semiológico que siempre debe inte­ La cianosis es la coloración azulada o
rrogarse. En raras ocasiones dura muchos violácea de la piel y mucosas y constituye u n ®
días, puesto que el paciente se asusta y en signo muy frecuente en los p ad ecim ien to s^
forma instintiva guarda reposo, medida siem­ cardio-pulmonares. ^
pre muy eficaz. Aunque es un tanto difícil su clasifica- '•
1.3: Color.— La sangre proveniente del ción, por tratarse de un signo muy subjetivo,®!
aparato respiratorio es siempre roja, muchas es posible establecer de todos modos, tre s ^ j
veces rutilante, aireada y de aspecto espumo­ grados de cianosis (18): 1) Cianosis d isc re ta .-^
so; en contraste con la sangre proveniente Aquella en que el paciente presenta un lig e r o ^
del aparato digestivo que es siempre oscura, tinte azulado visible en ciertos sitios de la p ie l®
con coágulos y con restos de alimentos. donde el desarrollo capilar es con sid erab le^
como: labios, mejilla, nariz, pabellones au- í
Es necesario señalar que en ocasiones
aculares, uñas, etc. 2) Cianosis moderada.-f
el paciente pudo haber tenido epistaxis y
El tinte es francamente violáceo y se detecta
deglutido la sangre, dando lugar a una falsa
en los mismos sitios. 3) Cianosis intensa.—.
hematemesis.
La coloración violácea se encuentra en cas*
1.4: Aspecto.— Se ha insistido ya lo su­ toda la superficie cutánea y mucosas.
ficiente en observar el aspecto de la sangre,
La cianosis, cualquiera que sea su orii
con el objeto de diferenciar claramente entre
gen se debe siempre al aumento de la hemo­
hemoptisis y hematemesis y no lo vamos a
globina reducida a nivel capilar y aparece
repetir.
cuando la tasa es m ayor de 5 gm. por 100 cc.f
1.5: Síntomas acom pañantes.- Está ya de sangre (umbral de cianosis) (7 ,1 8 ).
consignado dentro del cuadro diferencial de
Tratándose de padecimientos respira--
hemoptisis y hematemesis, que el anteceden­
torios, la cianosis se explica por el siguiente
te de tos o de náusea tiene importancia para
mecanismo: la sangre que sale de los pul-í ___
el uno y otro caso, respectivamente.
mones contiene una cantidad elevada de Hb«j|
2.— Esputo hem optoico.— Se denomina así reducida (mayor del 5°/o) o dicho en otros^l
cuando la sangre es eliminada en pequeña términos, la saturación está por debajo de
cantidad, generalmente en forma de estrías, 85°/o (85 °/o - 87°/o en la ciudad de Quito)^
y mezclada con los diferentes elementos del Este déficit de saturación puede ser debido^
esputo (moco, serosidad, pus). Se observa de a las siguientes causas:
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1.— Reducción importante de la superficie 4.— Causa aparente.— Está supeditada a la
^ re sp irato ria pulmonar, como lo observamos etiopatogenia. Cuando se instala en forma
^ e n aquellos padecimientos pulmonares res- brusca, la causa puede ser una obstrucción
trictivos tales como las neumonías, atelecta- asimismo violenta de las vías respiratorias
™ sias, infartos, etc. Se ha calculado que por tales como el crup, el edema de laringe o en
$ l o menos debe existir un 35°/o de disminu- casos de aspiración de cuerpos extraños, que
a ción de la superficie respiratoria para que el tratándose de niños es lo más frecuente. Du­
T signo aparezca. (18). rante una crisis de asma bronquial, la ciano­
w 2.— Hipoventilación alveolar, como se ob- sis es un signo que siempre acompaña a la
9 serva en la obstrucción de las vías aéreas disnea espiratoria.
^ (larin g e, tráquea, bronquios); en la disminu­
5.— Síntomas acompañantes.— Es caracte­
ción de la elasticidad pulmonar como en el
rístico observar en el bronquítico crónico
W enfisema pulmonar y esclerosis pulmonar.
que la cianosis se agrava en cada crisis tusí­
g^En estas circunstancias, la cantidad de aire de
gena convulsiva. En el paciente con partici­
~ cada ciclo respiratorio disminuye a tal grado
pación cardíaca la.cianosis es más aparente
*^que no alcanza a cumplir con las funciones
cuando realiza algún esfuerzo físico. De una
$ de hematosis resultando de ello una disminu-
manera general podemos decir que la disnea
^ c ió n de la tensión de O2 (hipoxemia) y un
y la cianosis son dos síntomas que van
aumento de la tensión de CO2 (hipercapnea).
9b aparejados y que su presencia de alguna
^ Otra causa de hipoventilación alveolar, manera nos indica diferentes grados de insu­
© lo constituye la respiración superficial. ficiencia respiratoria o cardíaca.
^ Volviendo al cuadro 3-1 y relacionado
6.— Evolución.— En los padecimientos
g^con la anamnesis aplicable a cualquier sínto­
respiratorios agudos, ia cianosis y el resto de
ma, podemos hacer las siguientes considera-
signos y síntomas remiten juntam ente con el
a c io n e s:
cuadro clínico hasta una recuperación total.
|£)l y 2.— Fecha aparente y real de comien- En cambio, las enfermedades crónicas, cuyos
de la cianosis.— Los padecimientos pleu- ejemplos ya han sido repetidamente mencio­
ropulmonares agudos, que de una u otra ma- nados, tienen siempre un curso evolutivo,
l^nera llevan a diferentes estados de insuficien- progresivo que llevan al paciente a la incapa­
^ c i a respiratoria, dan lugar a cianosis intensa cidad total y a la muerte.
_ de aparición súbita. Ejemplos: neumonías
^ ex ten sas, pleuresías con derrame hipertensivas, 7 .- Relación con los m edieamentos.-
^neu m o to rax grave, etc. En cambio en pade­ Siendo la cianosis un signo que traduce hi-
c im ie n to s crónicos tales como la bronquitis poxia e hipoxemia, la aplicación de oxígeno
™crónica, el enfisema pulmonar, las bronquiec- constituye la medida ideal.
^tasias, la cianosis es un signo de larga evolu­ 8 .- Estado actual.— Depende del tipo de
c i ó n que se hace más aparente durante los padecimiento y de la medicación empleada
^ p erío d o s de agravamiento y muy especial- hasta el momento. El paciente crónico por
^Pmente si se acompaña de manifestaciones de lo general se automedica, teniendo en espe­
in su fic ie n c ia cardíaca (Cor-Pulmonale Cró­ cial mucha importancia el uso indiscriminado
m ic o ) . de antibióticos, digitálicos y diuréticos.
L 3.— Forma de comienzo.— Está explicado 7 .- VOMICA.-. El cuadro 25-5, estable­
™en los ejemplos anteriores. ce el qué y cómo preguntar sobre la vómica.
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CUADRO No. 25-5

INTERROGATORIO DE LA VOMICA

Qué preguntar: Cómo preguntar:

1.— Cantidad. 1.— Ha expectorado abundante pus?

2.— Color 2.— Qué color tenía?

3.— Olor 3.— Tenía mal olor?

4.— Horario 4.— A qué horas del día es más abun­


dante?

CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-5


La vómica es la expulsión violenta ha­
cia el exterior de una cantidad grande de
material purulento, proveniente de las vías
respiratorias. Generalmente se produce en
medio de accesos intensos de tos y disnea.
La causa más frecuente es la irrupción
brusca hacia los bronquios de una colección
purulenta y puede reconocerse los siguientes
orígenes:
1.— Broncopulmonar.— Se las observa en
los padecimientos denominados supurativos
de pulmón, que fundamentalmente son dos:
los abscesos pulmonares y las bronquiecta-
sias. Fig. 25-6. Los abscesos pulmonares
pueden reconocer variada etiología: pióge-
nos, anaerobios y amebianos. En los absce­
sos pulmonares piógenos, el material puru­
lento es de aspecto, verdoso y su cantidad
depende del tamaño del 'absceso.;..el^ab.sceso
pulmonar por gérmenes anaerobios,-tiene
intensa nial olor (9) y finalmente los absce­
sos de origen .amebiano (secundarios a abs­
cesos hepáticos) tienen un aspecto, achoco­
latado muy característico (14). En ocasio­
nes los quistes infectados tienen igual com­
portamiento que los abscesos. En las bron- Fig. 25-6 A.- Absceso Pulm onar;
B.- Bronquietasias
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—193 -
iectasias, la vómica se instala poco a poco,
^mentando en forma progresiva el volu-
,en de- la expectoración; cuando las bron-
uiectasias están infectadas, el material es
camente purulento y de mal olor (10).
Pleural.— Losejnpien^sjo-coleceiones
^-purulentas de la cavidad pleural pueden dar
gar a vómica, cuando se abren hacia los
(¡■ bronquios a través de una fístula bronco-
^ ^ l e u r a l . Fig.25-7.
Mediastínica.— Son raras y obedecen
1 P ® colecciones purulentas que pueden abrirse
l ^ g p c i a bronquios.
.— Extratorácica.— Pueden provenir del Fig. 25-7 Em piem a pleural, con fístula bronco-
pleuraL
ígado, como en el ejemplo „del absceso, he-
ático ya mencionado de origen amebiano; lento expulsado; si este olor es muy intenso
s abscesos subfrémcos, secundarios a apen- (olor a carroña) puede pensarse en la'posibi­
citis, .colecistitis o pielonefritis, que pue- lidad de infecciones por anaerobios (Bacte-
en también abrirse camino a través del dia- roides.clostridium, etc.).
(■ ^rag m a y eliminarse por las vías respiratorias.
4.— Horario.— La expulsión del material
Refiriéndonos al Cuadro 25-5 sobre el purulento obedeciendo cierto horario, tiene
ué preguntar y cómo preguntar de la vómi- explicación en los padecimientos supurati­
, haremos las siguientes consideraciones: vos de pulmón, tales como los abscesos,
Cantidad.— Como lia quedado expues- bronquiectasias o empiemas, puesto que du­
en los ejemplos anteriores, lo que caracte- rante la noche, por ejemplo, las cavidades
jj¡j£p:a a la vómica, es justamente la cantidad pulmonares o los sacos bronquiales dilatados,
^^^b u n d an te de material purulento expulsado; se llenan de material purulento que son expul­
¡ h i e n d o mayor.en casos de abscesos pulmona-, sados en las primeras horas de la mañana,
¡ í p ^ s y menos, en casos de bronquiectasias, mediante accesos de tos; lo propio vuelve a
ocurrir en las últimas horas de la tarde, des­
pués de haberse recolectado el material du­
& n Color.— Cuando el contenido jes mu­
rante el día.
coso, el color es blanquecino; cuando el. con-
tnido es purulento, el color es verdoso o
erdoso-amarillento; en otras ocasiones es BIBLIOGRAFIA
Francamente hemorrágico (hemoptitis). Es
scesario recalcar una vez más que tratándo-
de abscesos pulmonares amebianos (secun
garios hepáticos) el color del material puru-
1- Briggs D.D. Jr. Infecciones pulm onares. Clí­
íto es achocolatado. nicas de N orteam érica Nov. 1977, pág. 1171.
y ~ Olor.— El mal olor .de la vómica es Cicero Raúl. Tem as p ara el examen pro­
¡feo muy característico que siempre mencio- fesional de m édico-cirujano, 7m a. edición,
Ficha No. 18, Pág. 947, Editorial Oteo,
ia el paciente y es debido al material puru­ México 1975.
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- 194 —
3.— Com roe J.H .Jr. R eflejos provenientes de los 16.— Morse S.I. E nferm edades microbianas: tos-
pulm ones. Fisiología de la Respiración, ferina. De tratad o de M edicina Interna de
2da. edición, Cap. 8, Pág. 78. E ditorial In ­ Cecil—L oeb, 14va. edición. Cap. 203, Pág.
teram ericana, M éxico 1977. 400, E ditorial Interam ericana, México, 1977.
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dad pulm onar. F isiología de la R espiración, to R espiratorio. S íntom as. Cap. 3, Pág. 50,
Cap. 20 , Pág, 2 58. Editoxial Interam erica­ E ditorial “ El A teneo” , Buenos Aires, 1957.
na, México 1977. 18.— Padilla T. y Cossio P. Sem iología del Apara­
5.— E b ert R.V . Causas de enferm edad alveolar to R espiratorio, E xam en general. Cap. 4,
difusas: edem a pulm onar. De tratad o de Pág. 75, E ditorial “ El A ten eo ” , Buenos
Medicina In te rn a de Cecil—Loeb, 14va. edi­ Aires, 1957.—
ción, Cap. 520, Pág. 1006, E ditorial In tera­
m ericana, M éxico, 1977.
6.— G uyton A.C. R egulación de la respiración.
De tratad o de Fisiología Médica, 5ta. edi­
ción, Cap. 42, Pág. 559, E ditorial In teram e­
ricana, México, 1977.

7.— G uyton A.C. Insuficiencia respiratoria. De CAPITULO 26


T ratado de F isiología M édica, 5ta. edición,
Cap. 43, Pág. 5 8 0 . E d itorial Interam ericana,
México 1977.
8.— Hinshaw H.C. N eum onías bacterianas. De
EXAMEN FISICO DEL TORAX
Enferm edades del T órax, 3 era. edición,
Cap. 7, Pág. 1 42, E ditorial Interam ericana, TOPOGRAFIA TORACICA
México, 1970.
9.— Hinsliaw H.C. Absceso pulm onar. De E n­
Antes de iniciar el examen físico del
ferm edades del Tórauc, 3era. edición, Cap. 10,
Píig. 191, E d ito rial Intersmezic-ma, M éxico, tórax, es importante recordar que por razo­
1970. nes didácticas, se han trazado en la superficie
10.— Hinshaw H.C. E nferm edades bronquiales, torácica una serie de líneas convencionales
De E nferm edades del T órax, 3era. edición tanto horizontales como verticales que deli­
Cap. 11, Pág. 2 0 7 , E ditorial Interam ericana,
México, 1970. mitan zonas topográficas, cuya utilidad es la
11.— Hinshaw H.C. E nferm edad P ulm onar Obs­
de conocer la proyección de los órganos in-
tructiva C rónica. De E nferm edades del tratorácicos hacia ella, así como la locali­
T órax, 3era. edición, Cap. 13, pág. 244—258, zación de cualquier patología a nivel de pa­
E ditorial In teram erican a, México, 1970.
red torácica.
12.— Hinshaw H.C. E m bolia pulm onar y o tro s
trastornos vasculares. De Enferm edades del Comenzaremos recordando algunos
T órax, 3era. edición, Cap. 24, Pág. 4 5 0 , puntos de referencia anatómica: (1)
E ditorial Interam ericana, México 1970,
13.— Hinshaw H.C. E nferm edades del T órax.
Tórax anterior (Fig. 26-1)
E nferm edades pleurales. Cap. 31, pág. 618. 1.— Angulo de Louis, que es la unión del
E ditorial Interam ericana, México, 1970. manubrio con el cuerpo del esternón y que
14.— Hinshaw H.C. E nferm edades del T órax. corresponde a la segunda costilla y segundo
E nferm edades pulm onares por parásitos y
espacio intercostal. Tiene inmensa utilidad
de tipo tro p ical. Cap. 36. Pág. 700.
E ditorial Interam ericana, México, 1970. este punto porque sirve de referencia para
15.— Howell J.B .L. O bstrucción de las vías aéreas : contar las costillas, cuya técnica se detalla
b ronquitis crónica. De tratad o de Medicina en la Fig. 26-6.
In tern a de Cecil—Loeb, 14va. edición, Cap.
503 Pág. 9 7 2 , E d ito rial Interam ericana. 2.— Mamelones, que corresponden al cuar­
México, 1977. to espacio intercostal en los hombres.
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—195 —

Fig. 26-2 Tórax posterior: puntos de referencia


anatóm ica.

Fig. 26-1 T órax anterior: p u ntos de referencia


anatóm ica.

9 Tórax posterior (Fig. 26-2)


1 El borde superior de la espina de la es­
cápula, corresponde a la segunda costilla.
® 2.— Elángv'^ inferior de la escápula, que
corresponde a la séptima costilla.
3.— Apófisis espinosa más prominente, co-
^ rresponde a la séptima cervical y se la identi­
fica haciéndole flexionar la cabeza del pacien-
^ te hacia adelante. Identificado este punto,
^ se irán contando el resto de apófisis espino- Fig. 26-3 Tórax anterior: líneas verticales y ho­
^ sas de las respectivas vértebras dorsales. rizontales.
Verticales: 1.- M edioesternal: 2.- Es­
LINEAS CONVENCIONALES: (1 ,2 ) ternales; 3.- Medioclavicular; 4.- Axi­
9 lar anterior. H orizontales: 5.- Cla­
Tórax anterior (Fig. 26-3) vicular; 6 . - Tercera costal; 7 .- Sexta
9 Verticales: costal; 8.- R eborde costal.

i 1 Medioesternal: línea vertical que divi­


de en dos al esternón y que va desdeñe!
* centro de la orquilla esternal a la punta del Horizontales:
9 apéndice xifoides. 5.— Clavicular:
clavículas.
Sigue el trayecto de las
» 2.— Esternales: Siguen el borde lateral del
esternón. 6.— Tercera costal: horizontal que sigue
» la tercera costilla.
3.— Me dio clavicular o mamilar: Va des­
% de el punto medio de la clavícula, pasando 7.— Sexta costal: horizontal que sigue la
por el mamelón. sexta costilla.
4.— Axilar anterior: es la vertical que 8.— Reborde costal: Línea que sigue el
pasa por la parte anterior del hueco axilar. reborde costal.
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-1 9 6 -
Tórax posterior (Fig. 2 6 4 ) Tórax posterior: (Fig. 26-4)
Verticales: En cada hemitórax, se identifican las
1.— Vertebral: • Vertical que sigue las siguientes regiones:
apófisis espinosas de las vértebras. — Supraescapular
2.— Escapular: . Vertical que pasa por el — Escapulo vertebral
borde interno de la escápula.
3.— Axilar posterior: Vertical que pasa por
la parte posterior del hueco axilar.
Horizontales:
4.— Escápulo espinal: horizontal que sigue
la espina de las escápulas.
5.— Infraescapular: Horizontal que pasa
por debajo de la escápula.
6 . - Duodécima dorsal: Horizontal traza­
da desde la apófisis espinosa de la duodécima
vértebra dorsal y que corresponde al reborde
costal del tórax anterior.
Tórax lateral: (Fig. 26-5)
Vertical: Fig. 26-4 T órax posterior: lineas verticales y
horizontales:
1 Axilar anterior
V erticales: 1 .- V ertebral; 2 .- E scapu­
2 .- Axilar media. lar; 3.- Axilar posterior. Horizontales:
4.- Escápulo-espinal; 5 .- Infraescapu­
3.— Axilar posterior. lar; 6.- D uodécim a dorsal.
Horizontales:
1 Prolongación de la sexta costal.
2.— Prolongación del reborde costal de
tórax anterior.

REGIONES TOPOGRAFICAS: (1 ,2 )
Las líneas anteriormente descritas li­
mitan en tórax anterior, posterior y lateral,
las siguientes zonas topográficas:
Tórax anterior: (Fig. 26-3)
En cada hemitórax, se identifican las
siguientes regiones:
— Supraclavicular
Fig. 26-5 Tórax lateral: línea verticales y ho­
— Infraclavicular rizontales:
Verticales: 1.- Axilar anterior;
— Mamaria 2.- A xilar m edia; 3.- Axilar posterior.
— Hipocondrio Horizontales: 4.- Prolongación de la
6ta. costal: 5.- Prolongación del
— Esternal : Región media y única. reborde costal.
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— Escapular ferior. El pulmón izquierdo, más pequeño
— Infraescapular (20°/o menos que el derecho) tiene 8 seg­
mentos: cuatro para el lóbulo superior y
Tórax lateral: (Fig. 26-5)
cuatro para el inferior.
— Axilar
El cuadro 26-1 y la Fig. 26-7 estable­
— Infraaxilar
cen la nomenclatura y numeración acepta­
Recuento Anatóm ico.— El pulmón derecho das (2) de los diferentes segmentos pulmona­
está formado por un lóbulo superior, uno res y su proyección topográfica en el tórax.
medio y uno inferior. El pulmón izquierdo
está dividido en un lóbulo superior y uno in­ En lo referente a las cisuras y a la pro­
ferior. Cada lóbulo se divide en dos o más yección de los fondos de saco, la Fig. 26-8 lo
segmentos que reciben divisiones del árbol establece en forma gráfica.
bronquial, de la arteria y de la vena pulmo­ Recuento Fisiológico.-- La función del pul­
nar. Así, el pulmón derecho se divide en m ón fundamentalmente se divide en cuatro
10 segmentos, tres de los cuales forman el etapas: 1.) La ventilación pulmonar, que
lóbulo superior, dos el medio y cinco el in­ significa h. entrada y salida de aire entre la

CUADRO No. 26-1

SEGMENTOS PULMONARES

Pulm ón Derecho: Pulm ón Izquieido: i


1
Lóbulo superior: Lóbulo superior:
1.— Segmento apical 1.—y 2.— Segmento apical posterior
2.— Segmento anterior 3.— Segmento anterior
3.— Segmento posterior 4.— Subsegmento Ungular superior
5.— Subsegmento Ungular inferior

Lóbulo medio: Lóbulo inferior:


4 .- Segmento lateral 6.— Segmento superior
5.— Segmento mediano 7.— y 8.— Segmento basal anterior me­
dial
Lóbulo inferior:
9.— Segmento basal lateral
6 .- Segmento superior
10.— Segmento basal posterior.
1 — Segmento basal medial
8.— Segmento basal anterior
9.— Segmento basal lateral
10.— Segmento basal posterior
www.medibooksnica.net63.net “ » S K e S iÚ S 2 í¿ & & 3 £

198-
atmósfera y los alvéolos pulmonares; 2) La
difusión del oxígeno y bioxido de carbono
entre alvéolos y sangre; 3) Transporte de
oxígeno y bioxido de carbono en la sangre
y líquidos corporales a las células, y vicever­
sa; y 4) Regulación de la ventilación y de
otros aspectos de la respiración.
El hablar sobre cada uno de estos aspec­
tos de la función pulmonar rebasa los pro­
pósitos de nuestro texto, razón por la cual
remitimos al lector a los libros de Fisiología
Respiratoria. Fifi. 26-6 Técnica jwua cosatax costillas.

Proyección sobre el tó ra x de los seg­


m entos pulm onares: A.- Tórax ante­
rior: pulm oni . derecho e izquierdo.
B.- T órax Posterior: pulm ón derecho
e izquierdo.
C.- T órax lateral: P royección derecha
e izquierda.
t
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-1 9 9 -
}

Fig. 26-8 Proyección de cisuras y fondos de


■acos pleurales:
A .-V ista anterior; B .-V ista posterior;
C.- L ateral Derecha; D.- Lateral Iz­
quierda.

BIBLIOGRAFIA

2.— R u th William E.— E xam en de tó rax , pulmo­


Padilla T. y Cossio P,— E x am en Físico del nes y sistema pulm onar. De propedéutica
tórax. Sem iología del A pazáto Respiratorio. M édica de Major, Delp M.N., M anning R.T.
6ta. edición, Cap. 5, Pág, 8 0 —86. E ditorial 8va. edición Cap. 8, Pág. 13 6 . Editorial
“E l A teneo” , Buenos Aires, 1957. Interam ericana, México, 1977.
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CAPITULO 27

INSPECCION DEL TORAX

EXPLORACION GENERAL DEL PA­


CIENTE EN RELACION CON SIGNOS
DEL APARATO RESPIRATORIO.
Fig. 27-1 Posición antiálgica en caso
pleuresía.
Antes de realizar el examen del tórax,
es im portante'proceder a la exploración ge­ «
neral del paciente relacionado a una serie de
signos dependientes del aparato respiratorio.
1.— A ctitud.— Es frecuente el decúbito la­
teral en'pacientes con padecimientos pleura­
les; al comienzo se acuestan sobre el lado
sano y cuando se establece el derrame, sobre
el lado enfermo, Fig. 27-1, para permitir
una mejor expansión del lado sano. En cavi­
dades pulmonares, como en caso de abscesos,
los pacientes buscan actitudes que permiten
la acumulación de secreciones en ellas, para
evitar el reflejo tusígeno.. (2).
2.— Estado de nutrición.— Estados de adel­
gazamiento notable y caquexia se observan pálido, con rasgos perfilados, mirada b rilla w
en formas avanzadas de tuberculosis pulmo­ _te; del asmático: facies de angustia y a n s f ll
nar, supuraciones pleurales y cáncer pulmo­ dad respiratoria; ■la del bronquítico cróniM j
nar y pleural. (Fig. 27-2). co: “ abotagado azul” ; del enfisematosqS7
“soplador rosado” (4, 5).
3.— Tegumentos.— Principalmente se ob­ 5.— Extremidades.— Los dedos hipocránBj
servará la presencia de cianosis y palidez. eos o en palillo de tam bor (Fig. 27-4) ■ ■
Observamos cianosis en todos los casos don­ encuentran en pacientes cianó ticos c r ó n ic o ^
de hay disminución de la superficie respira­ tales como en el escleroenfisema pulmonaraF
toria, como en los casos de síndromes de supuraciones crónicas, cor-pulmonale-crór®|
condensación pulmonar, síndromes pleurales co, malformaciones cardíacas, etc. (3).
con grandes derrames, en crisis de bronco es­
La Inspección, tiene por objeto a n a l3 |
pasmo, aspiraciones de cuerpos extraños, etc.
zar todas las características exteriores d S P
Palidez, se observa en la mayor parte de
tórax y que lo sintetizamos en el Cuadro 2 7 4 6
procesos bronconeumónicos crónicos, supu­
rativos o degenerativos, debido a la anemia CONSIDERACIONES AL CUADRO 2 7 flp
con la que cursan. L- PARED TORACICA Jg
4.— Facies.— (Fig. 27-3 A,B,C, y D ).— En 1.— Piel.— En piel de tórax, se observa*»
algunos padecimientos respiratorios, existen la presencia de:
Fig. 27-4 Lám. X II -.J P
www.medibooksnica.net63.net -201 -

Fig. 27-3 Facies: A.- Tb. pulm onar; B.- As­


m a bronquial; C.- B ronquítico crò­
nico; D .-Enfisem atoso.

CUADRO No. 27-1

INSPECCION DEL TORAX

Qué ver: Cómo ver: (Fig. 27-5)

1.— Pared torácica. 1.— Posición cómoda del paciente.

2.— Forma, volumen, tamaño, bioti- 2.— Buena ilum inación.


po constitucional.

3 .- Amplitud, ritmo y frecuencia 3.— Temperatura adecuada.


de los movimientos respiratorios.

4.— Tórax desnudo.

5.— Se examinará sucesivamente: tó ­


rax anterior, posterior y lateral.

Fístulas: Ej. empiemas pleurales fistulizados,


en la actinomicosis pulmonar.
Cicatrices: toracocentesis, pleurotomías,
toracoplastías, etc. (Fig. 27-6);
2.— Tejido celular subcutáneo y músculos.-
Se observará:
Atrofias.— En los padecimientos bronco-
pulmonares crónicos, supurativos o degene­
rativos, se aprecia disminución notable del
tejido celular subcutáneo y de los músculos,
pero su reconocimientos se hace mejor por
Fig. 27-5 Técnica de inspección. maniobras palpatorias.
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202-
i
i
4
i
i
i

Fig. 27-6 F ístu la torácicas, cicatrices de


tórax.
y
Circulación venosa colateral.— Aparece en ti
los casos de dificultad intratoràcica al retor­
no venoso a corazón derecho. (Síndrome de ti
cava superior o cava inferior). ti
Fig. 27-8 T órax do: A.- L actante; B.- Ado­
Edemas.— Los grandes edemas se ven pero lescente; C .-A dulto; D.-Viejo. ti
se aprecian mejor mediante maniobras palpa-
Es imposible fijar un tipo de tórax que ti
torias. Ej. en el síndrome mediastínico por
pueda considerarse como normal y que sirva ti
compresión de ía cava superior o de sus
de criterio para estimar la existencia de va­
afluentes, con producción de edema de la
riaciones anormales (3).
parte superior del tórax, cuello, cabeza y
extremidades superiores. El tórax normal, es raramente simétri­
co: (3) la mitad derecha es algo más desa­
II FORMA, VOLUMEN Y TAMAÑO DEL TORAX
rrollada que la izquierda (en los zurdos puede
Tórax normal.— Es importante señalar que observarse lo contrario). En tórax posterior
durante el curso de la vida, el tórax sufre se aprecia siempre una ligera escoliosis dere­
modificaciones de forma que le dan aspecto cha. Los hombros están en general a nivel;
diferente en las distintas edades. las clavículas, especialmente en el hom bre,
En el lactante, el tórax es corto y casi son más o menos prominentes; por debajo
cilindrico, con relieves poco visibles y rebor­ de las clavículas se aprecia la fosa infracla-
des costales apenas marcados. En la época vicular y luego la pared del tórax es más
de la pubertad, el tórax se alarga y se aplana, prominente hasta la altura del mamelón, y
y comienza a adquirir la forma del tórax del tiende a deprimirse hasta la altura del apén­
adulto, con la diferenciación propia para ca­ dice xifoides; los espacios intercostales son
da sexo. A partir de los 50 años, el tórax se más anchos adelante que atrás; el ángulo de
redondea, el diámetro anteroposterior se Louis es casi siempre visible; la región del
aumenta, aparece xifosis fisiológica, la co­ apéndice xifoides se presenta un poco depri­
lumna cervical se acorta y las costillas de mida; el ángulo epigástrico es de aproxima­
aproximan (Figs. 27-8 A,B,C,D). damente de 70° grados.
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Visto por detrás, aparecen los ángulos
lH b e la escápula claramente visibles. El diáme-
|g y r o transverso del tórax del adulto, excede
en 1/4 aproximadamente al diámetrp antero-
j^ p o sterio r (5).
idrO RA X ANORMAL.- TIPOS MAS CARACTE­
R IS T IC O S .- (3)
■Wlorax paralítico.— Fig. 27-9. Denominado
^ ta m b ié n tórax tísico, se caracteriza por alar-
N®gamiento del diámetro vertical y reducción
g fciel diámetro anteroposterior; las clavículas Fig. 27-9 T órax tísico.
^ s o n prominentes, las costillas tienen una di-
^^rección muy oblicua, los espacios intercosta-
^jfees anchos, el ángulo epigástrico' más agudo,
■Alas fosas supra e infraescapulares m uy marca-
^ a a s , las escápulas salientes. El cuello es largo,
m o s músculos esternocleidomastoideos muy
^ p a lie n te s y la laringe prominente.

W^Tórax enfisematoso.- Fig. 27-10. Denomi-


l^ p a d o también tórax en tonel o en espiración
^ f o r z a d a , tiene una forma globulosa particular-
e m e n t e en la parte media y superior; sus
(^diám etro s están aumentados, sobre todo el Fig. 27-10 T órax enfisem atoso.
—^interoposterior, el cual puede exceder al
tranversal. Las costillas son casi horizonta-
í ^ e s y el ángulo epigástrico es obtuso. El cue-
^ f l o es corto y las depresiones supra e infra-
^^clavicular están casi borradas.
^ Este tipo de tórax, es característico
Pffcel enfisema pulmonar obstructivo.
B^ferórax xifoescoliótico.— Fig. 27-11. Esta
^R efo rm ació n toráxica está en relación con
_ incurvaciones anormales de la columna verte-
^R )ral.
Se denomina xifosis a la curvatura de Fig. 27-11 T órax xifo-escolíótico.
¡jj^ a columna vertebral con convexidad poste-
| - j i o r ; lordosis, a la curvatura con convexidad modificaciones importantes en la forma del
*S%nterior y escoliosis a las incurvaduras late- tórax; las costillas tom árf una disposición
(J^ ales. Comunmente existen asociaciones de particular como consecuencia de la rotación
jj^ a r io s tipos de incurvación; con más frecuen- de las vértebras. La xifoescoliosis puede ser
^ c i a se asocian la xifosis con la escoliosis constitucional o sintomática; esta última se
^Bfxifoescoliosis). Esta deformación ocasiona observa en diversos procesos como el mal de-

m
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-204-
Pott, osteomalacia. La deformación xifoes-
coliótica, ocasiona cambios posturales en el
corazón y grandes vasos, perturbaciones fun­
cionales respiratorias, predisponiendo al enfi­
sema pulmonar y a la insuficiencia cardiaca.
Deformaciones unilaterales.—
Las deformaciones hemitorácicas o uni­
laterales pueden deberse a abombamientos o
retracciones extendidas a una mitad del
tórax.

Abombamiento.— En este tipo


de deformación, el perím etro hemitorácico
está aumentado y los espacios intercostales
son más anchos que los del lado opuesto;
puede oscilar dentro de límites amplios y es
más acentuada en los niños y jóvenes que en
los viejos.
El abombamiento unilateral, puede ser
causado por la presencia de líquido en la ca­
vidad pleural (pleuresía con derrame) o de
gas (neumotorax) y más raramente por__tu­
mores _o distensión , pubnonar unilateral su­
pletoria. La distensión pulmonar unilateral
supletoria.oxomp.ensatoria, se produce cuan­
do el pulmón opuesto está considerablemen­
te reducido en sus funciones por diversos
procesos como: átelectasia, fibrosis extensa, Fig. 27-13 R etracción del tórax. *
neumotorax, etc. En estos casos, el abom­
bamiento del hemitórax distendido es más
del esternón. *
aparente por la retracción que generalmente
experimenta el hemitórax opuesto. Este signo del cordel de Pitres, pue<L
ser observado también en.el neum otorax y el
Cuando el abombamiento es debido a
el enfisema unilateral.—, %
derráme-pleural, la deformación es más acen­
tuada en las partes.Jnferiores del tórax. En Retracciones.— Fig. 27-13. En las r e t r ^
derrames m uy voluminosos,'' hipe rtensi vos, ciones unilaterales del tórax, los diámetro«
el ángulo epigástrico se hace más obtuso y el del lado, afectado están disminuidlos; lo!
esternón se desvía hacia el lado enfermo. Es­ espacios intercostales más estrechos que 4
ta desviación es fácil apreciar'por ía manio­ el lado sano; los bordes intercostales g
bra de _Pitrés (Fig. 27-12) que consistérT en yuxtaponen y en ocasiones las costillas in
tender un hilo desde la parte media de la feriores se imbrican a manera de tejas; 0
orquilla esternal hasta la sínfisis del pubis; el hombro está más bajo, el mamelón m<|
apéndice xifoides se separa más o menos del próximo a la línea media y la columna
hilo cuanto más acentuada esté la desviación vertebral desviada, con la concavidad d iri^
www.medibooksnica.net63.net -2 0 5 -
hacia el lado de la retracción. Las causas
ás frecuentemente observadas son los co-.
sos o .retracciones que se presentan en la
'electasia pulmonar, el esclero-enfisema pul­
monar, los fibrotórax (fibrosis extensa del
ülf& linón), la sínfisis pleural (soldadura de
Iw áeuras), las paquipleuritis (engrosamiento
g l F u r a l) , etc.
P re fo rm a cio n e s regionales.-
P ^> o m b am ien to: (Fig. 27-14). Se presentan
los siguientes casos: formaciones tu mo- Fig. 27-14 A bom bam iento localizado.
^ » l e s dependientes de piel, tejido celular sub-
^ ^ t a ñ e ó y músculos, hueso, dilataciones aneu-
H ^ m á tic a s de"'grandes "vasos, colecciones Íí-
HEÉjHdás" enquistadas en pleura, émpiemas de
^ n e c e s i d a d (colección purulenta en pleura qué
^ ife n d e a abrirse).
^ A tra c c io n e s: (Fig. 27-15). Las causas
ajoten las mismas que las señaladas en las re­
f ra c c io n e s unilaterales; en casos de Tb pul-
^ É o n a r, estas retracciones circunscritas son
notables en las regiones supra e infra-
vici! lares.
Fig. 27-15 R etracción localizada.
AMPLITUD, RITMO Y FRECUENCIA DE
^ § b s MOVIMIENTOS RESPIRATORIOS. lo general de bradipnea. El ejemplo más
P^fimplitud.— Se refiere a la mayor o menor característico de una respiración profunda lo
P a lia c ió n _de los movimientos de^éxpansjón.. constituye la Respiración de Kussmaul (4)
)rácicas dependientes- de facto res activos (Fig. 27-16J qué consiste en una inspiración
^ f n íúsculos extratorácicos de la respiración) profunda y ruidosa seguida de una pausa,! lue­
de factores pasivos como la elasticidad go una espiración breve y quejumbrosa, se­
¿pulm onar y torácica. La menor o mayor guida de una nueva pausa. Se observa en los
amplitud respiratoria se traduce por: estados de_..acidosis, .particularmente en el
uj Respiración superficial: Se caracteriza coma diabético, y^jjeng por finalidad au­
^ P > r la disminución de la amplitud de los m e n ta r íajveñtilación pulmonar, para desem­
Bjgsovimientos respiratorios. Se observa en barazarse así del.XlQ.2 acumulado.
^ a s o s de procesos dolorosos torácicos (neu-
apnea apnea
*Ugias, pleuritis, etc.) y aquellos en los cua­
l e s los movimientos respiratorios están acele-
^gidos (polipnea).

# Respiración profunda: se caracteriza


un aumento en la ampKtud de los mo-
C
$
ientos respiratorios y se acompaña, por
........................ .
Fig. 27-16 Respiratión de KussmauL
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-20 6 -
Ritmo.— Dentro de la mecánica respiratoria,
la sucesión de movimientos inspiratorios y es­
piratorios periódicos, es lo que se denomina
ritmo respiratorio. Este ritm o puede variar
en condiciones fisiológicas durante el reposo
y la actividad física, asi como en el sueño o
en la vigilia. En los primeros, el ritmo respi­
ratorio es más lento y pausado y en los se­
gundos, es más rápido y sucesivo.
Existen dos tipos de respiración en
los cuales se altera el ritmo: la respiración
de Cheyne-Stokes y la de Biot.
Respiración de Cheyne-Stokes.— Fig. 27-18 R espiración de Biot.
(Fig. 27-17). Los movimientos respiratorios
se hacen progresivamente amplios hasta llegar
a un máximo, luego disminuyen paulatina­ en las jm em ias, intoxicaciones endógenas8
mente de amplitud hasta terminar en una fa­ (uremia) y exógenas (intoxicaciones por esC
se de apnea, para luego iniciar otro ciclo res­ tricnina, bioxido de carbono, etc.),, en afec^
piratorio igual. . Se debe fundamentalmente ciones del sistema nervioso central (meningo-^
a una hipoe>dtabjMad del centro respiratprio_ encefalitis, tumores y hemorragias cerebra
y se encuentra, en pacientes en.coma urémico, les).
insuficiencia cardíaca, hipertensión endocra- 2.— Respiración lenta o bradipnea.— S
neana, intoxicaciones por opiáceos, etc. observa en pacientes con obstrucciones de
-vías^respiratorias altas, estados de ..coma,
Respiración de B i o t - (Fig. 27-18) La res­ en pacientes con hipertensión"éñdocranean
piración periódica de Biot, se .caracteriza.ppr„ y en estados agónicos.
períodos d e .apnea -de-duración-variable, pro.- Tipos respiratorios.— Existen dos tipos,
ducidos con intervalos regulares o irregulares. principales: el.cosial y el costoabdormnal.
Difiere del anterior, por la falta de aumento En el primero, el movimiento del tórax" pre
o disminución gradual de la amplitud de las domina sobre el del abdomen y la expansió
respiraciones entre los períodos de apnea. inspiratoria se efectúa sobre todo en la parte
Se observa en las meningitis y ocasionalmen­ superior del tórax. El tipo costo-abdomina
te en hemorragias ._y_Jtümores .cerebrales. es debido a la acción preponderante de'
Causa: lesión del centro respiratorio. diafragma, y la inspiración máxima se "pro­
Frecuencia.— duce en la parte baja del tórax y sobre tod
en el abdomen superior.
1.— Respiración acelerada o polipnea: Su
grado es variable, pudiendo alcanzar en En el niño y en el adulto'prevalec
ocasiones 50 o 60 respiraciones por minuto el tipo costoabdominal y en la mujer el ti­
(normal de 16 a 20 por minuto). La polip­ po costal.
nea es uno de los signos principales de la Expansión torácica respiratoria.
disnea, y se produce en la mayoría de_par_ Las alteraciones en la expansión torá
decimientos de . los aparatos "respiratorio y cica, pueden ser bilaterales, unilaterales y
cardiocirculatorio, en los.síndromes febriles, localizadas. El reconocimiento de estaá
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^modificaciones se realiza mejor mediante ma- R uth William E .— Exam en del tórax, pul­
P ^ o b ra s palpatorias, razón por la cual se de- mones y sistem a pulm onar. Propedéutica
Médica de Major, Delp, Manning, 8va. edi­
J ^ lla r á en el capítulo correspondiente. ción, Cap. 8, Pág. 143, E ditorial Interam e­
ricana, México 1977.
¡Retracciones'torácicas inspiratorias.— Tiraje.
Al observar un tórax normal, se apre- Suros J.— Sem iología Médica y Técnica
Exploratoria, 3era. edición. Parte Especial:
P ^ia que en la parte inferior de la región Aparato R espiratorio. Pág. 11, Editorial
l f t á l a r y en la infraaxilar, los espacios inter- Salvat, Barcelona, 1964.

W Dstales se deprimen durante la primera mi-


tad de la inspiración, haciéndose aplanados
! ( } ocupando el mismo plano de las costillas CAPITULO 28
^*1 final de la fase inspiratoria. Esta rétrac-
J c i ó n fisiológica es más marcada en los indi-
^^iduos delgados y es debido a la contracción PALPACION DEL TORAX
al descenso del diafragma, que produce
jiñ a disminución de la presión intratorácica La palpación del tórax, tiene por
™ o n retracción de los últimos espacios inter- objeto:
Ü^ostales, por efecto de la presión atmosférica a) Completar los datos obtenidos en la
l^ je rc id a sobre la superficie exterior del tórax. , inspección con respecto a pared torácica,
i . Cuando existe un obstáculo que se configuración del tórax y expansión res­
impone a j a penetración del aire.y..el pulmón piratoria.
puede expandirse libremente, se produce - b) Investigación de la sensibilidad del tó­
^yia^depresión de jas partes_blandas..diirante rax; y
" j a inspiración, pior efecto de la presión at-
*^iosferica. Á este fenómeno seTe conoce c) Investigación de las vibraciones vocales
ñ el nombre de tiraje intercostal y pueden o frémito.
er bilaterales, unilaterales o"localizadas, La palpación del tórax debe efectuarse
^ ^ g ú n el asiento del obstáculo y tiene como con el paciente sentado o en posición de pie,
m ^racterística común el que se produce el tórax descubierto, procurando obtener un
j u r a n t e , toda la fase inspiratoria. relajamiento de su musculatura y cuidando
de que las manos del examinador se encuen­
tren a una temperatura adecuada.
P
m BIBLIOGRAFIA EXAMEN DE PARTES BLANDAS -

m 1.— Atrofia de la piel y disminución del


tejido celular subcutáneo:
m Comroe J.H .Jr.— Manifestaciones de enfer­
m edad pulm onar. De Fisiología de la Res­ Se investiga tomando entre el pulgar
P piración, Cap. 20, Pág. 527, E ditorial Intera­
m ericana, México, 1976, y el índice un pliegue de la piel en regiones
Hinshaw H.C.— Absceso Pulm onar, Enfer­
simétricas (Fig. 28-1), apreciándose por su
medades del T órax, 3era. edición, Cap. 10, espesor, el grado de atrofia de los tejidos.
m
Pág. 191, E ditorial Interam ericana, Méxi­ Es frecuente encontrar en pacientes portado­
co, 1970.
res de padecimientos pulmonares crónicos,
Padilla T. y Cossio P E x a m e n físico del degenerativos y malignos, como en la Tu­
tórax. Sem iología del A parato Respiratorio,
6ta. edición. Cap. 5, Pág. 89, Editorial berculosis Pulmonar, el Escleroenfisema Pul­
“ El A teneo’, Buenos Aires, 1957. monar y el Cáncer Pulmonar.
IEGO: 8
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- 208-

Fig. 28-1 M aniobra de Pinzam iento de la


piel.

2.— Edema de Pared: Se reconoce reali­ Fig. 28-2 E nfisem a subcutáneo. Neumoto-*
rax traum ático. _
zando dígito-presión en el área afectada y
observando la huella que queda, fenómeno
que recibe el nombre de “fovea” .
Se observa en casos de compresión venosa in-
tratorácica y en casos de edema generalizado
o anasarca.
3.— Enfisema subcutáneo: Se aprecia rea-"
lizando una palpación suave con los pul­
pejos de los dedos en el sitio afectado, dando
la sensación d e palpar trocitos de hielo. Es
característica -&n casos de neumotorax trau­
mático, cuando el aire ha penetrado también Fig. 28-3 Ganglio de Virchow
al tejido celular subcutáneo, además de pro­
ducir colapso pulmonar. (Fig. 28-2). ción costal que en los de respiración cos¡
4 .— Exploración de cadenas ganglionares: toabdominal. Alcanza siempre idéntica am­
Se las debe buscar en regiones supraclavicula- plitud en regiones torácicas simétricas.
res, en cuello, axilas y partes laterales del tó ­ La expansión torácica se investiga e;i
rax. La presencia de adenopatías en estas los vértices y en las bases fundamentalmente^
regiones hacen pensar en la posibilidad de puede realizarse en tórax anterior y en tó­
carcinoma pulmonar (1); en ocasiones puede rax posterior.
encontrarse el denominado Ganglio de Vir­
Expansión de los vértices pulmonare
chow (Fig. 28-3), situado detrás del án­ (Fig. 28-4 A y B). Tórax posterior: El p¡
gulo formado por la clavícula y el haz del ciente de pie o sentado en un taburete, pró^
músculo esternocleidomastoidéo, en la región curando mantener los hombros flácidoé!
supraclavicular izquierda. Es generalmente El examinador se coloca por detrás colc|
un ganglio único, duro, muy doloroso y que cando las manos sobre los respectivos honv
se lo relaciona con el cáncer gástrico. bros de tal suerte que los pulgares miren h2
EXPANSION R E S P IR A T O R IA - La expan­ cia atrás sobre las fosas supraespinosaíjj
sión torácica tiene variaciones en condicio­ Tórax anterior: los dedos juntos haci-
nes normales; asi por ejemplo en los indivi­ adelante, pasando sobre las clavículas que ji
duos entrenados la expansión es más amplia cruzan, con la punta de los dedos sobre I1
que en sujetos de vida sedentaria; asimismo, parte media del hueco infraclavicular. En ea
es más acentuado en individuos de respira* tas circunstancias solicitamos al paciente quif
vC
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lg. 28-4 E xpansión do vértices (m aniobra Fig. 28-5 E xpansión de bases (m aniobra da
de R u alt): A: Tórax posterior; R ualt); A: T órax posterior; B: T ó­
B: T órax anterior. rax anterior.

articulación condrocostal y la extremidad


respire hondo y observamos el desplaza-
de los dedos restantes en la línea media axi­
iento de nuestras manos. Esta maniobra
lar. Para uno y otro caso, invitamos al pa­
ecibe el nombre de Rualt, en honor al
ciente a respirar profundo.
investigador que lo describió.
Alteraciones de la expansión torácica.—
xpansión de las bases pulmonares: Se refiere al aumento o disminución
(Fig. 28-5 A y B). Puede hacerse en tórax que pueden ser: bilaterales,, unilaterales y
posterior y en tórax anterior. Para el pñ- localizadas.—
er caso, se colocan las manos circunscri­ De una manera general, el aumento d e .
biendo las porciones posteriores y laterales la expansión torácica, es debido a una acción
de las bases, de modo que el extremo de los compensadora o vicariante del lado no afec­
edos alcance la línea axilar media y ambos tado. (3).
^pulgares se aproximen a la línea vertebral,
Las causas de disminución de.-la ex­
a la altura del ángulo inferior de las es­
pansión, son las siguientes:
cápulas. Para investigar en tórax anterior,
|ías manos se aplican horizontalmente a los a) Pleurales: ocupación del espacio pleu­
Jados del tórax, con los pulgares reunidos ral por líquido o aire (derrame pleural o
en la línea media a la altura de la 6ta. neumotorax).
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b) Pulmonares: condensaciones tales co­
mo neumonías, atelectasias.
c) Obstrucción de vías aéreas superiores :
tumores, cuerpos extraños, etc.
d) Pared costal: neuritis intercostal, frac­
tura costal, etc.
Si estas causas afectan ambos hemitó-
rax, la disminución de la expansión será
bilateral; si afectan un sólo hemitórax, la
disminución será unilateral y si afectan a una
región, será localizadas.-
SENSIBILIDAD TORACICA.-
F ig . 2 8 -6
Se realiza mediante maniobras de pal­
pación digital sobre partes blandas costillas,
esternón, columna vertebral. es superior a la específica del conductor.
En condiciones normales, la palpación El pulmón tiene una frecuencia espe­
no despierta ningún dolor. En estado pato­ cífica baja, de alrededor de 100 vibraciones
lógico aparecen zonas y puntos dolorosos, por segundo, por cuya razón transmite mejor
que fueron explicados en la revisión del sis- los sonidos bajos. (2 ,4 ).
toma dolor torácico.
La vo7. del hombre se ha calculado
que tiene aproximadamente 130 vibraciones
VIBRACIONES VOCALES O FREMITO.—
por segundo, cercana a la frecuencia propia
.......... Se denominan así a las vibraciones per­
del pulmón, razón por la cual la vibración
cibidas en la palma de nuestras manos al
vocal es relativamente intensa. La voz de la
palpar la superficie del tórax, durante la fo­
mujer por el contrario, tiene un término de
nación (vibraciones vocales) o también du­
260 vibraciones por segundo, razón por la
rante la respiración (vibraciones brónquicas
cual origina un estremecimiento vocal más
y pleurales).
débil (2 ,4 ).
Origen y transmisión.— Las vibraciones ori­
En el pulmón normal, los sonidos pro­
ginadas en las cuerdas vocales se transmiten
ducidos en la laringe llegan a la superficie del
por la columna aérea traqueal y bronquial
tórax debilitados en su intensidad original,
hasta el perénquima pulmonar, el cual vibra,
como consecuencia de la reflexión, refrac­
propagándose esta vibración a través de la
ción y dispersión que experimentan al atra­
pleura y la pared hasta alcanzar la superficie
vesar medios de distinta densidad acústica (2 ,
del tórax (Fig. 28-6).
4).
Los principios físicos que rigen la Técnica— (Fig. 28-7). Con el paciente sen­
conducción de los sonidos son aplicables tado o de pie se irá colocando suavemente
al estudio de las vibraciones vocales (2). la palma de la mano, explorando de arriba
Un sonido se transmite mejor si su abajo las superficies posterior, anterior y la­
frecuencia se aproxima a la frecuencia es­ teral del tórax, sucesivamente y comparando
pecífica del cuerpo excitado; por el contra­ las zonas simétricas. Al mismo tiempo in­
rio, la transmisión es pobre si su frecuencia vitamos al paciente a que pronuncie en voz
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Fig. 28-7 Técnica frém ito táctil.

alta y con intensidad uniforme las palabras


“Tres” o “Treinta y tres” , palabras con las
que obtenemos vibraciones de gran amplitud.
No es aconsejable la palpación bimanual, de­
bido a que la sensibilidad táctil no es siempre
igual en ambas manos. Para explorar zonas
pequeñas, utilizaremos las yemas de los de­
dos.
Vibraciones, vocales normales.-- Las vibra­
ciones son ligeramente más fuerte en el la­
do derecho, debido al mayor calibre del
bronquio derecho; son más intensas en la
Fig'. 28-8 Zonas da m ayor y m enor vibración
parte anterior del tórax, algo menos en las vocal del tó ra x : A.- T órax anterior
regiones laterales y menos aún en la región y B.- T órax posterior.
posterior.
infraescapulares. En las regiones laterales,
En tórax anterior (Fig. 28-8 A) las vi­ la intensidad de las vibraciones decrecen de
braciones tienen su máxima intensidad en la arriba hacia abajo.
región infraclavicular, sobre todo en el lado
Finalmente, diremos que el frémito
derecho, debido a la proximidad de la trá­
se lo investiga mejor en sujetos delgados que
quea y el bronquio; son más débiles en la
en sujetos gordos con gran panículo adiposo
región supraclavicular y a lo largo de la cla­
o de gran desarrollo muscular.
vicula. En la región mamaria, la intensidad
es algo menor que en la infraclavicular y Variaciones patológicas.— De una manera,
decrece progresivamente hacia abajo para general diremos que, si el medio conductor
desaparecer por completo más allá del borde es más heterogéneo, la transmisión de las
pulmonar. vibraciones vocales se hace más dificultosa
y al contrario, es favorecida, si el conduc­
En tórax posterior (Fig. 28-8 B) la ma­
tor es un medio homogéneo, es decir, que
yor intensidad se la encuentra en la región
las vibraciones se transm iten m ejor por los
*scápu]o._vertebral por la proximidad de la
sólidos, menos por los líquidos y gaseosos.
tráquea y de los gruesos bronquios, siendo
menor en las regiones supraescapulares e Las vibraciones vocales o frémito, pue­
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- 212 -

den estar aumentadas, disminuidas o aboli­


das.
Aumento.— (Fig. 28-9) Se produce en dos
estados: , a) condensaciones y b) cavidades
pulmonares (4). En las condensaciones las
vibraciones aumentan debido a que el teji­
do sólido transmite mucho mejor el sonido;
se requiere sin embargo, de dos condiciones:
que la zona condensada sea relativamente
grande y superficial y que tenga bronquio
permeable.
En el caso de cavidades pulmonares,
es necesario que tengan cierto volumen, sea
superficiales y tengan asimismo un bronquio ■Fig. A um ento del frém ito vocal:
permeable. dcnsación y cavidades.

Disminución: (Fig. 28-10). Depende funda­ comenzar en la laringe, seguir la tráquea y


mentalmente de dos condiciones: a) de­ bronquios y el área de disminución depende­
ficiencia del órgano emisor de las vibraciones rá de la superficie pulmonar afectada; así, «i
y b) defecto de transmisión (4).
La primera condición ocurre en casos
si asienta en laringe o tráquea, la disminución
será bilateral; unilateral, en caso asiente en é
«
un bronquio principal y regional cuando la
de dis fonia o afo ni a, es decir, por disminu­ %
obstrucción se produce en bronquios de me­
ción o falta de vibraciones de las cuerdas nor calibre.
vocalos.
2.— La disminución de las vibraciones por
La segunda condición, puede deberse causas pulmonares, se observa en el enfisema
a afecciones de las vías aéreas, afecciones pulmonar, debido a la menor capacidad vi­
pulmonares, afecciones de la pleura y de la bratoria del tejido pulmonar, por incremen­
pared torácica. to de su tensión (2, 4); también puede
1 .- El obstáculo de las vías aéreas puede observarse en las colecciones líquidas intra­

Fig. 28-10 Dism inución del frém ito vocal: A.-


O bstrucción de vías aéreas: B.- En­
fisema pulm onar; C.- H idrotorax.
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pulmonares como en el caso de quistes y A.M., Johns R .J., Owens A.H. Ross R.S.
Cap. 66, Sección 8, Pág. 676. E d ito rial In­
Abscesos. teram ericana, México, 1978.
— El obstáculo de la propagación de las 2.— Padilla T. y Cossio P.— E xam en físico del
libraciones desde el pulmón a la pared se tprax. S em iología del A parato R espiratorio,
6ta. edición. Cap. 5, Pág. 109—112. E dito­
observa en casos de inflamaciones pleurales rial “ E l A teneo” , Buenos Aires, 1957.
'con derrame (hidrotórax, hem otórax) y en
3.— R uth William E .— E xam en del tórax, pul­
sos de colección gaseosa como en el neu­ m ones y sistema pulm onar. De P ropedéuti­
motorax. (2 ,4 ). ca M édica de Major, Delp, M anning, 8va. edi­
ción, Cap. 8, Pág. 145. E ditorial In teram e­
4.— Las causas debidas a alteraciones de ricana, México, 1977.
la pared, observamos en la obesidad exa­ 4.— Suros J.— Sem iología M édica y Técni­
gerada, en el anasarca (edema generalizado) ca E xploratoria, 3era. edición, Parte espe­
cial: A parato R espiratorio, Pág. 136. Sal­
y en el enfisema subcutáneo.
vai E ditores B arcelona, 1964.
BIBLIOGRAFIA
1.— Owens A.H. Jr.— E nferm edades rieoplásicas.
De tra ta d o de M edicina In tern a de Harvey

CAPITULO 29 PERCUSION DEL TORAX

DEFINICION.— La percusión del tórax, es un cas (3). Asimismo, sirve para delimitar los
^procedimiento de exploración que consiste contornos de los órganos y fijar límites entre
&en la aplicación de una serie de golpes sobre regiones normales y patológicas.
su superficie, con el objeto de obtener soni­ SONIDOS OBTENIDOS AL PERCUTIR EL
dos que tendrán diferente variación de acuer- TORAX.- El cuadro 29-1 resume las carac­
! do al contenido torácico, tanto en condicio- terísticas acústicas de los sonidos o btenidos
.nes normales como en condiciones patológi­ cuando se percute el tó ra x , ta n to en condi-

$ CUADRO No. 29-1


i SONIDOS PERCUTORIOS DEL TORAX
i
i Caracteres del Sonoridad Sonido Sonido Sonido

fI sonido pulmonar submate mate timpánico

Intensidad +++ + 4- 4- 4- 4- 4-
» I Ay * <
Tono
1 T i
Duración _j_ -j_ _i_ + 4- 4-4-4-

i
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-2 1 4

CUADRO No. V/tl

PLAN DE APRENDIZAJE PARA LA PERCUSION DEL TORAX

1.— Objetivos:— A l término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante


’ debe ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que percutír, dónde hay que percutir y cómo
hacerlo.
1.2: Percutir en forma correcta, de acuerdo a la técnica clásica.
1.3: Reconocer correctamente los sonidos normales y patológicos.
1.4': Describir correctamente los sonidos encontrados: normales y patoló­
gicos.
1.5: Interpretar correctamente los sonidos obtenidos.
0
2.— Contenidos:—
2.1: Corresponde a qué percutir y cómo percutk. Ejemplos para cada caso.

3.— M etodología y Actividades;—


3.1: Repetición verbal del qué percutir y cómo percutir. #
3.2: Percutir en personas sanas. t
3.3: Percutir en enfermos con patología respiratoria. é
3.4: Describir la patología encontrada.
t
3.5: Analizar los datos patológicos encontrados.

4.— Recursos:— *
4.1: Personas sanas.
4.2: .Enfermos con patología adecuada.

i
*
ciones normales como patológicas. el pulmón, cada uno dentro de su pro— £
Si se percute una área correspondiente Pia f l u e n c i a ; 1* zona puesta en vibración t
a pulmón aereado, como por ejemplo en la tiene la foima de una semiesfera(Fig.29-lA), 1
región subclavicular o a nivel de las bases en ^ su Pr0 fundiclad depende de la intensidad Q
tórax posterior, se obtiene un sonido de in- 8°lpe> ^ue en ^ürma aproximada es de 6 *
tensidad alta, tono bajo y duración protón- centímetros a partir de la superficie torácica. ^
gada, que se denomina SoniSo Claro o Sonó- Cuando se Percute directamente sobre b s u - J
ridad Pulmonar. (1,2). Por efecto del gol- Perficie °.sea <?*■ 2!W B> la penetración de |
pe percutorio, se pondrán en vibración en *a O ra c ió n es menor. i
forma sucesiva: los dedos, la pared costal y La vibración del pulmón, depende de j
i
F www.medibooksnica.net63.net -215 -

Cuanto más denso es el tejido, es decir,


cuanto menor sea su contenido de aire, el so­
nido será menos intenso, más agudo y más
breve. A este sonido se lo denomina Siibrnate.
(1, 2). Ej.: zonas donde se superponen el
pulmón y el hígado.
Cuando el pulm ón se halla privado
totalm ente de aire, el sonido que se obtiene
es de menor intensidad, tono más elevado y
menor duración. A este sonido se llama
Mate (1, 2) (Fig. 29-2) y es el mismo sonido
que se obtiene al percutir órganos macizos
como el hígado, el corazón, etc.
Cuanto más tenso es el tejido pulmo­
Fig. 29-1 F enóm eno de la percusión:
A.* Percusión dígito-dogital. nar, es decir, cuanto más aire contiene el so­
B.- Percusión directa sobre nido es más fuerte, más grave y prolongado
el hueso que el sonido claro. Ej. el enfisema pulmo­
los siguientes factores: a) Volumen, b) Den­ nar.
sidad y c) Tensión. En determinadas circunstancias, el so­
Cuanto mayor es la masa del pulmón nido percutorio del tórax puede tener un ca­
que vibra, el sonido será más intenso, el tono rácter particular “ como el sonido de un tam­
jnás bajo y más largo el sonido percutorio; b o r” , denominándose Sonido Timpánico ,
pero en la práctica no debe hacerse vibrar (1, 2) es de carácter musical y rico en so-
mucha masa pulmonar, por lo cual la percu­ bretonos, de gran intensidad, tono bajo y lar­
sión debe ser suave. ga duración. Ejemplo: el neumotorax.
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—216 —
NORMAS GENERALES SOBRE PERCUSION
DEL TORAX.-
Sobre la técnica de percusión en gene­
ral ya se habló en el capítulo correspondien­
te; ahora indicaremos ciertas normas gene­
rales sobre la percusión del tórax.
El paciente puede estar sentado, de pie
o acostado, siempre buscando la posición
más cómoda; el tórax debe estar sin ropa y
la musculatura en la mayor relajación posi­
ble. (Fig. 29-3).
La posición del examinador es semejan­
te a la que se adopta para practicar la palpa­
ción. Se procede a percutir metódicamente
de arriba abajo comenzando, por tórax pos­
terior, luego tórax anterior y lateral. En
cada una de las regiones se percutirá primero
un hemitórax y luego el otro y después en for­
ma comparativa en puntos simétricos. Tra­
dicionalmente se han establecido tres líneas
perentorias tanto para tórax posterior como
para tórax anterior que lo esquematiza la
Fig. 2 9 4 A y B.
No debe olvidarse de percutir la colum­
na vertebral de arriba abajo, aplicando el
dedo plesímetro en la línea de las apófisis
espinosas y perpendicularmente a ella.
La percusión del tórax, de una manera
general, puede ser fuerte, mediana o lige­
ra, adaptándose al grosor de las partes blan­
das del paciente.
A continuación vamos a realizar un
análisis de los sonidos percutorios del tórax,
en lo que a aparato respiratorio se refiere.

Sonoridad Pulmonar Normal.— La sonori­


dad pulmonar tiene ciertas variaciones re­
gionales, así en las fosas subclaviculares a
nivel del 1er, y 2do. espacios intercostales, nalidad más elevada. En el lado derecho,
presenta su máxima sonoridad, debido a la a partir del 4to. espacio intercostal, debido^ É
anchura de los mismos y a la delgadez rela­ a'la presencia del hígado, el sonido se vuel-’'jj|
tiva de la pared torácica a ese nivel; más ha­ ve submate (matidez relativa del hígado), 4
cia abajo, el sonido es menos intenso y la to­ hasta llegar a ser completamente mate, en el $
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sitio en que el hígado está en contacto con
la pared costal (matidez absoluta) (Fig. 29-5)
Se establece en esta forma el denominado,
límite hépato-pulmonar que en condiciones
son.
normales corresponde a los espacios 5to. pulm.
7mo. y 9no. en las líneas paraesternal, medio-
clavicular y axilar anterior, respectivamente.
En el hemitórax anterior izquierdo,
por la presencia del corazón y los grandes
mate
vasos, el sonido percutorio es menos claro a
partir'de la 3era. costilla, haciéndose comple­
tamente mate en el área correspondiente a la
región descubierta del corazón. Por debajo
de esta zona, próxima al reborde costal, la F ií. 29-6 Sonidos percutorios en tórax anterior
(norm al).
percusión produce un sonido timpánico,
debido a la presencia de la cámara aérea
gástrica y que se lo ha denominado E sp ac io ^
Semilunar de Traube (Fig. 29-6).
En tórax posterior, la sonoridad pul­
monar es algo mayor a nivel de las regiones
interescapulo vertebrales; en las regiones es-
capulares y supraescapulares, debido al gro­
sor de la pared costal y a la presencia de
la escápula, la sonoridad es menos intensa y Fig. 29-6 E sp ad o de Traube
finalmente en las regiones infraescapulares la
percusión da un sonido claro e intenso hasta siendo él ejemplo más típico la atelectasia.
el llvo. espacio. En el lado derecho, a veces, Para que el sonido sea mate, es nece­
debido a una percusión profunda puede po­ sario que la condensación sea voluminosa y
nerse en vibración al hígado obteniéndose un avance en profundidad tal como indica 'la
sonido submate. Fig. 29-2. Si la condensación pulmonar es
superficial y de escaso espesor, el sonido será
Matidez y submatidez.— El sonido mate, se
submate, debido a que se pone en vibración
obtiene fundamentalmente en dos condicio­
el pulmón subyacente sano (Fig. 29-2).
nes: 1) cuando el pulmón se transforma
en un medio denso privado de aire y 2) cuan­ Si la condensación pulmonar está sepa­
do se interpone entre el pulmón y la pared rada de la superficie costal por una zona de
torácica un medio líquido o sólido (1 - 2 - 3). tejido pulmonar normal, el sonido también
será submate.
Causas pulmonares:
La transformación del pulmón normal Causas pleurales:.
en un medio privado de aire, se observa en e l^ Los procesos inflamatorios pleurales,
síndrome de condensación pulmonar, siendo especialmente cuando producen exudación
el ejemplo más típico la neumonía; puede líquida en la serosa (pleuresía con derrame)
también resultar por la reabsorción del aire origina a la percusión un sonido mate unido
alveolar debido a obstrucción bronquial, a una sensación muy marcada de resistencia
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-218 -
1
al dedo. Esta matidez, localizada en la parte
inferior del tórax, mantiene un límite supe­
rior de forma y altura variables en relación
con el volumen del derrame.

En los derrames medianos (Fig. 29-7 A),


el límite superior de la matidez, tiene su
punto más bajo a nivel de la columna, hacia
afuera hasta alcanzar la parte media de la
escápula y luego desciende hasta la parte
anterior del tórax, describiendo una línea
parabólica que en honor a quienes la des­
cubrieron se la ha denominado Línea deC ^
Demoiseau o Línea de Ellis.
En los derrames pleurales muy volumi­
nosos, el punto más alto de la matidez se
encuentra por detrás junto a la columna y
el punto declive en la parte anterior, como
lo grafica la Fig. 29-7 B, invadiendo parte del
hemitórax opuesto.
En los derrames pleurales izquierdos,
el timpanismo del c sp c io de n¡ ranbo desa­
parece, debido a la ocupación de.¡ fondo de
saco pleural.
Fig. 29-7 Derrame pleural m ediano y volum ino­
Sonido timpánico o timpanismo.— El soni­ so.
do timpánico se observa en dos condiciones:
a) Cuando se pone en vibración el aire con
tenido en el espacio pleural (neu m o to rax );^ tra la Fig. 29-8 A. La interposición entre la
b) Cuando se pone en vibración el aire cavidad y la superficie del pulmón de una
contenido en cavidades pulmonares (caver­ capa de pulmón sano de 2 o 3 cmts. de espe­
nas, abscesos, etc). (1-2-3). sor es suficiente para que el timpanismo no
El caso del neumotorax, es el ejemplo se produzca, como se observa en la Fig. 29-8
más característico del sonido timpánico; pue­ B.
de obtenerse sonido timpánico también en Hipersonoridad.— Entre el sonido claro y el
casos de enfisema pulmonar, especialmente timpánico, existe un sonido caracterizado
cuando la pared costal es rígida, como se ob­ por ser más intenso, más grave y más pro­
serva en pacientes seniles. Se cita también a longado, pero desprovisto del carácter musi­
las hernias diafragmáticas como causa de cal que posee el sonido timpánico, es el de­
timpanismo. nominado sonido hipersonoro ( 1 , 2 , 3), que
Para que las cavidades pulmonares den puede ser observado en el enfisema pul-,
sonido timpánico, tienen que tener un diá­ monar, crisis de asma bronquial, neumotorax,
metro superior a 4 cmts., estar relativamente y cavernas pulmonares. Su reconocimiento
vacías y ser superficiales, tal como lo demues- con el sonido timpánico, no siempre es fácil.
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CAPITULO 30

AUSCULTACION DEL TORAX


Definición.— La auscultación es un método
exploratorio que consiste en escuchar los rui­
dos normales y patológicos que se producen
en el aparato respiratorio.
Como han sido ya descritos los m éto­
dos de auscultación y las normas generales
de la auscultación, pasaremos a revisar aque­
llos detalles especiales del aparato respirato­
rio, y a la descripción y reconocimiento de
los ruidos normales y patológicos.
El Cuadro 30-1 nos señala el. que' aus­
cultar y cómo hacerlo.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 30-1
El paciente con el tórax desnudo pue­
de estar acostado en su cama o sentado en
un taburete; la auscultación se realizará en
forma sistemática; en tórax anterior, tórax
Fig. 29-8 Sonido tim pánico en cavernas pulm o­
posterior y tórax lateral. En tórax anterior,
nares. se auscultará del vértice a la base, primero en
el un hemitórax y luego en el otro, es decir,
fosas supraclaviculares, infraclaviculares y
bases para luego realizar la auscultación en
puntos simétricos, comparativamente. En
tórax posterior, y lateral se recomienda se­
guir las mismas líneas de la percusión.
BIBLIOGRAFIA
(Fig. 30-1).
Se invita al paciente a respirar con la
boca entreabierta y sin hacer ruido alguno
1.— Padilla T. y Cossio P.— Exam en físico del
tórax. Sem iología del A parato Respira­
por la boca o nariz; las respiraciones deben
torio, 6ta. edición, Cap. 5, Pág. 118-120, ser r e g u l a r e s r í t m i c a s y un poco rápidas,
Editorial “E l A ten eo ” , Buenos Aires, 1957. como si estuviera ligeramente agitado. En
2.— R uth W.E.— E xam en físico del tórax, pul­ muchos casos, es conveniente que el estu­
mones y sistem a pulm onar. Propedéutica
Médica de M ajor, Delp, Manning, 8va. edi­
diante imite la forma de respirar frente al
ción, Cap. 8, Pág. 148. E ditorial Interam eri­ paciente, para que éste lo haga correctamen­
cana, México, 1977. te.
3.— Suros J.— Sem iología Médica y Técnica
Exploratoria, 3era. edición. Parte especial: En cada lugar donde aplica el estetos­
Aparato R espiratorio, Pág. 138. Salvat E di­ copio, el estudiante debe prestar atención a
tores Barcelona, 1964. las dos fases respiratorias durante varias res-
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CUADRO No. 30-1

AUSCULTACION DEL TORAX:

Qué Auscultar: Cómo Auscultar (Técnica)

1.— Ruidos Normales: 1 y 2.— Siguiendo las normas genera­


les de la auscultación y aplicando
1.1: Murmullo vesicular
el estetoscopio a lo largo de las
1.2: Respiración brónquica líneas de percusión del tórax.
1.3: Respiración bronco-vesicu- Es im portante poner primero
atención en los ruidos auscul-
lar.
tatorios normales y sus variantes
1.4: Variaciones Patológicas de patológicas y luego en los ruidos
cada una de ellas. agregados, relacionándolos siem­
pre con las dos fases del ciclo
2.— Ruidos Patológicos: respiratorio.
2.1: Estertores bronquiales y pleu­
rales
2.1.1: Secos: roncus y sibilancias.

2.1.2: Húmedos: crepitantes,


subcrepitantes y de burbujeo.

2.2: Frotes pleurales.

3.— Auscultación de la voz: 3.— Haciendo pronunciar al pacien­


te las palabras “ tres” , “treinta y
3.1: T ransmisión normal dél a
voz. tres” , “ cuarenta” , etc.
Para la pectoriloquia áfona, se
3.2: Broncofonía.
deberá hacer pronunciar las mis­
3.3: Pectoriloquía mas palabras pero en forma cu­
3.4: Pectoriloquia áfona chicheada.
3.5: Voz anfórica.

4.— Auscultación de la Tos: 4.— Se invita a que el paciente tosa,


debiendo poner atención a la ins­
piración que sigue al golpe de tos.
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CUADRO No. IX
PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA AUSCULTACION DEL TORAX

1.— OBJETIVOS: A l término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante


debe ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que auscultar, dónde hay que auscultar y cómo
hacerlo.
1.2: Auscultar en forma correcta, de acuerdo a técnica clásica.
1.3: Reconocer perfectamente los sonidos o ruidos normales y patológicos.
1.4: Describir ■correctamente los ruidos auscultatorios pulmonares norma­
les y patológicos.
1.5: Interpretar correctamente los ruidos obtenidos

2 .- CONTENIDOS:
2.1: Corresponde a qué auscultar y cómo hacerlo. Ejemplos para cada caso.

3 .- METODOLOGIA Y ACTIVIDADES:
3.1: Repetición verbal del qué auscultar y cómo hacerlo.
3.2: Auscultar en personas sanas.
3.3: Auscultar en enfermos con patología respiratoria.
3.4: Describir la patología encontrada.
3.5: Analizar los signos patológicos encontrados.

4 .- RECURSOS:
4.1: Personas sanas
4.2: Enfermos con patología adecuada.
4.3: Estetoscopio.

Fig. 30-1 Técnica auseultatoria.


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-222 -

piraciones sucesivas, tratanto de precisar los


caracteres de los ruidos respiratorios norma­
les y luego la apreciación de los ruidos agre­
gados o patológicos que pudieran existir.
Es frecuente, especialmente en el principian­
te, que ponga su atención solo en los ruidos
agregados, lo cual es un defecto.
Es útil también invitar a que el pacien­
te tosa, prestando especial atención en la
inspiración que sigue al golpe de tos, puesto
que algunos ruidos patológicos aparecen o
se hacen más perceptibles en esta circunstan­
cia.
Antes de terminar el examen se investi­
gará los caracteres de la voz auscultada (fré­
mito vocal), haciéndole pronunciar determi­
nadas palabras en voz alta y cuchicheada.

RUIDOS RESPIRATORIOS NORMALES-


1.— Murmullo vesicular.— Se le denomina
también respiración vesicular. Es un ruido
suave de tonalidad baja, parecido al rui­
do producido al inspirar suavemente con los
labios entreabiertos, que se percibe única­
mente en la inspiración. Es debido al des­
pliegue alveolar por la entrada del aire (1).
El murmullo vesicular tiene su máxima
intensidad debajo de las clavículas en los dos
primeros espacios intercostales, disminuyen­
do por encima y por debajo de esta zona. En
tórax posterior, su mayor intensidad corres­
ponde a las regiones infraescapulares. En tó­
rax lateral, es más intenso en la parte supe­
rior que en la inferior. (Fig. 30-2).
Variaciones fisiológicas: El murmullo vesi­
cular presenta variaciones' relacionadas con
la intensidad de los movimientos respirato­ Fig. 30-2 Murmullo vesicular: sitios de
auscultación en tórax anterior (A).
rios, con la edad, sexo y constitución torá­ T órax posterior (B) y tórax late­
cica. (1). ral (C).

Cuando la respiración es amplia y rá­ En el niño, el murmullo vesicular e


pida, la intensidad del murmullo es mayor muy intenso y de tono más elevado que en
que cuando la respiración es lenta y superfi­ el adulto; en la mujer, el murmullo vesicular
cial. Ej. cuando el individuo está agitado. es por lo general más intenso y de tono
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más elevado que en el hombre. Resumiendo,
diremos que, en el niño y en la mujer, el
murmullo vesicular se lo oye mejor.
El grosor de las paredes torácicas y la
elasticidad del tórax influyen también en la
intensidad del murmullo. Es más intenso
cuanto más elástico y expansible es el
tórax. El grosor exagerado de las partes
blandas, como el caso de los pacientes obe­
sos y de personas con gran desarrollo muscu­
lar, ocasionan una disminución del murmullo
Fig. 30-3 Respiración brónquica y bronco-
vesicular. vesicular: sitios de auscultación
en tórax posterior.
2.— Respiración brónquica.— Es un ruido
intenso, áspero, de tono alto, como el que se por su intensidad y duración.
escucha al soplar por un tubo, que se percibe
en las dos fases de la respiración, mejor en la Modificaciones de la intensidad.— El mur­
inspiración que en la espiración, y que se mullo vesicular puede estar: aumentado,
lo oye cuando se aplica el estetoscopio a disminuido o abolido.
nivel de la tráquea o su bifurcación (7ma. Aumento.— Se observa en casos de hiper-
vértebra cervical) (Fig. 30-3); además la distensión alveolar, como en los casos en que
espiración dura como 3 y la inspiración co­ estando un pulmón enfermo, al disminuir su
mo 1 (2, 3). El oír este ruido fuera de estos expansión, el otro aumenta compensatoria­
sitios, es patológico y se denomina “ Soplo mente, (respiración bicariante).
Tubárico” , como lo describiremos al hablar Disminución y abolición.— La disminución
de la auscultación de las condensaciones y abolición del murmullo vesicular, obedece
pulmonares. a dos mecanismos: a) trastorno en la pro­
3.— Respiración bronco-vesicular.— En ducción del murmullo vesicular y b) trastor­
ciertas regiones del tórax anterior como de­ no de la transmisión. (2).
bajo de la clavícula derecha a nivel de la 2da.
a) El murmullo vesicular puede verse
articulación condroestemal y articulaciones
afectado en su producción, en los siguientes
estemoclaviculares y en tórax posterior, en
casos: 1.— Alteraciones del parénquima
la región interescápulo vertebral, a nivel de la
pulmonar; 2.— Obstáculo en las vías aéreas
bifurcación traqueal, se ausculta un mido
y 3.— Dificultad de los movimientos respi­
que resulta de la superposición del murmu­
ratorios.
llo vesicular y del soplo brónquico, que ha
recibido el nombre de respiración bronco- 1.— Cuando la penetración del aire a los
vesicular y que participa de las características alvéolos se encuentra suprimida en zonas
acústicas de uno y otro, siendo lo más nota­ más o menos extensas, el murmullo vesicular
ble que la inspiración y espiración duran disminuye de intensidad. Ejemplo: en las
igual (2, 3) Fig. 30-3 condensaciones pulmonares. Las causas de
esta alteración pueden ser: exudación alveo­
VARIACIONES PATOLOGICAS DEL MURMU­
lar, trasudación, proliferación celular o fibro­
LLO VESICULAR.—
sis, es decir, ocupación de los alvéolos. Un
El murmullo vesicular puede variar estado diferente que ocasiona disminución
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del murmullo, es el enfisema pulmonar, debi­ Edema de glotis
do a la débil distensión alveolar durante la Cuerpos extraños
fase inspiratoria que es corta y débil
B o cio intratorácico
2.— Todos los obstáculos en las vías aéreas t
A neurism a a o rtico
que se oponen al libre ingreso del aire, pue­
den determinar disminución o supresión del
Tum or de b ro n q u ¡< |
murmullo vesicular. Si la obstrucción se
localiza en laringe o tráquea, la disminución a ,-—E ste n o sis - C ic a tric e s
de bronquios ^
será bilateral; si es de uno de los bronquios
principales, la disminución o ausencia será
del lado correspondiente, etc. Las causas
son muy variadas, entre ellas citaremos:
cuerpos extraños, afecciones de la láringe,
Fig. . 30-5 D ism inución del m urm ullo vesi­
como edema de glotis, tumores, lesiones in­ cular por obstáculo de las vías
flamatorias y destructivas; afecciones de trá­ aéreas.
quea como tumores, lesiones inflamatorias
estenosantes o cicatrizales, compresiones por RESPIRACION BRONQUICA PATOLOGICA.-
aneurisma, bocio o tumor de mediastino y
^ La respiración brónquica, soplo brón-
obstrucción de bronquios gruesos producida
quico o soplo tubárico, que normalmente
por: secreciones, procesos tumorales ex­
escuchamos sobre la laringe o la tráquea,
trínsecos o intrínsecos, etc. La Fig. 30-5
puede ser percibida en circunstancias pato­
resume este grupo de causas por obstáculos
lógicas en otras partes . del tórax, donde
a las vías aéreas.
nonnalm eute se oye el murmullo vesicular.
3.— La perturbación unilateral o bilateral
La transmisión del soplo brónquico a
de los movimientos respiratorios, ocasiona través del parénquima pulmonar sano, es
disminución del murmullo vesicular. Ejem­ muy defectuosa; en cambio, cuando el pul­
plos: neuralgia intercostal, pleuritis, fractu­ món pierde su contenido de aire y se hace
ras costales, etc. Igual cosa se observa en la
más com pacto, se transforma en un medio
rigidez torácica por escoliosis, deformaciones
ideal para ia transmisión de este ruido (4).
raquíticas, etc.
Por consiguiente, la condensación pulmonar,
b) Las modificaciones de la pared, por constituye la causa patológica fundamental
edema, obesidad, tumores de pared, etc. para la transmisión del soplo brónquico.
dificultan la transmisión del sonido y deter­ Dicho en otros términos, el soplo
minan un debilitamiento del murmullo ve­ tubárico o soplo brónquico, es el mismo rui­
sicular. do normalmente auscultable sobre la laringe
y tráquea, transmitido hasta la superficie
Modificaciones de la duración.— Tiene im­ torácica merced a los medios aptps para su
portancia, cuando se observa una pérdida de transmisión.
la relación entre las dos fases de la respira­ Otra situación que permite la ausculta­
ción, particularmente cuando la espiración ción del ruido brónquico en la superficie ¿
es prolongada, tal como sucede en los torácica, es la presencia de cavidades intra­
casos de las crisis asmáticas y en el enfisema pulmonares en comunicación con los bron­
pulmonar (2). quios.
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Sin embargo, es necesario aclarar que,
para que una condensación pulmonar de lu­
gar a una respiración brónquica, debe cum­
plir las siguientes condiciones: a) La con­
densación debe ser superficial; b) Debe ser
de volumen suficiente; c) Debe tener comu­
nicación con bronquios de por lo menos 3 mm
de diámetro y encontrarse perfectamente
permeables (4). La Fig. 30-6 grafica perfec­
tamente estas tres condiciones.
A pesar de esto, el soplo puede tener
dificultad en identificarse en los siguientes
casos: a) Procesos inflamatorios de laringe;
b) disminución de la amplitud respiratoria;
c) interposición entre el pulmón condensado
y la pared torácica de un medio liquido o
gaseoso (derrame pleural o neumotorax.) (2).
El soplo brdnquico que tiene su origen
en una cavidad pulmonar, se denomina so­
plo Cavernoso (4), es de tonalidad grave,
dotado de un timbre especial de oquedad Fig. 30-6 R equisitos de u n a condensación
y se lo oye mejor en la espiración. Sin em­ pulm onar para producir soplo tu--
bargo, es necesario que esta cavidad cumpla bárico.
con ciertos requisitos, a saber: a) un diáme­
tro mínimo de 4 cmts; b) que tenga paredes
gruesas y que sea relativamente superficial;
c) que tenga bronquio permeable y d) que
la cavidad esté parcial o totalmente libre,
tal como lo indica la Fig. 30-7.
RUIDOS AGREGADOS O PATOLOGICOS.-
Pueden proceder de los bronquios , y
del .pulmón y se denominan Estertores o Ra­
les; si son de origen pleural, se denominan
Frotes o Roces Pleürales.
Estertores.— Clasificación.— El cuadro 30-2,
expone en forma didáctica la clasificación
de los estertores o rales: (2).

CONSIDERACIONES AL CUADRO 3 0 -2 .-
IEsta clasificación sencilla, tiene la ventaja de
que lo hace en función al mecanismo fisio-
patogénico de producción. Haremos el es­ Fig. 30-7 R equisitos de una cavidad pulm o­
tudio de cada uno de ellos. nar para producir soplo tubárico.
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-226-

CUADRO No. 30-2

CLASIFICACION DE LOS
ESTERTORES 0 RALES

■ Roncus
Secos:
Sibilancias

Crepitantes

Húmedos: Subcrepitantes Fig. 30-8 F isiopatogenia de los roncus y


sibilancias.

Estertores de burbujeo patológicos característicos de estos padeci­


(grandes, medianos y pe­
mientos. La Fig. 30-8 grafica el origen de los
queños).
roncus y sibilancias.
Estertores húmedos.—

Estertores secos: roncus y sibilancias.— Los Estertores crepitantes: son ruidos muy finos,
Roncus o ronquidos, sen estertores sono­ homogéneos que se oyen al final de la inspi­
ros, que ocupan los dos tiempos de la res­ ración y que se ha comparado al ruido que
piración; tienen una tonalidad grave y como produce una esponja húmeda que se la com­
su nombre lo indica se asemejan a un “ ron­ prime cerca del oído (2 ,4 ).
quido” . Son intensos y muchas veces se los Se producen por el despegamiento de
oye a distancia, sin necesidad de estetos­ las paredes alveolares y la movilización de.
copio; el paciente los identifica con mucha pequeñas cantidades de exudados. Es carac­
facilidad al explicamos; “me ronca el pecho, terístico del primer período de la neumonía,
doctor” . Se originan en bronquios grue­ es decir, de la fase de congestión, y en el
sos (4). inicio del edema agudo pulmonar. (2,4).
Las Sibilancias, son ruidos de tonali­ Este tipo de estertores, pueden escu­
dad alta, comparables a un silbido “ o al charse en sujetos sin patología pulmonar que
piar de los pájaros” . Igual que los roncus, han permanecido en cama por mucho tiem­
se los identifica con facilidad. Se originan po; se oye siempre en bases pulmonares y se
en bronquios de pequeño calibre y se oyen deben probablemente al desplegamiento de
en los dos tiempos de la respiración (4). áreas colapsadas.
Tanto los roncus como las sibilancias, Estertores subcrepitantes.— Son semejantes
traducen oostrucción parcial de la luz bron­ a los anteriores, pero más gruesos y de tono
quial, provocada por la presencia de secre­ más bajo. Se oyen, mejor al final de la ins­
ciones adheridas a las paredes bronquiales o piración. Se los ha comparado a la crepita­
debido a un espasmo de la musculatura
bronquial y edema de la mucosa, como su­
cede en el asma bronquial y en las bronqui­
ción que produce la sal al ser calentada en un
recipiente (2, 4). Son debidos a la movili­
zación de exudados en los bronquiolos.
i
tis asmatiformes, considerados como ruidos Es característico de las bronquitis, perío—
$ www.medibooksnica.net63.net -227 -
do de resolución de la neumonía, broñco- Suele ser m uy intenso, audible a veces
neumonía, edema agudo de pulmón, etc. a distancia. Se perciben en los dos tiempos
Estertores de burbujeo.— Se denominan respiratorios y no desaparecen con la tos.
también estertores húmedos y son ruidos En ocasiones es difícil identificar, pudiendo
confundirse con estertores húmedos o ron-
discontinuos, comparables a los ruidos de
cus.
burbujeo del agua jabonosa (2, 4). Se oyen
en las dos fases de la respiración, no son fi­ Siempre que se identifiquen frotes ^
jos, es decir, que están constantemente modi­ pleurales, significará procesos inflamatorios
ficándose de acuerdo a la amplitud res­ de pleura agudos o crónicos. Generalmente
piratoria o a los golpes de tos. cuando se instala el derrame, el frote desa­
Los estertores húmedos, según el tama­ parece, debido a la separación de las dos ho­
ño de la burbuja, se clasifican en gruesos, jas pleurales y pueden reaparecer cuando el
medianos y pequeños. Los estertores de exudado se ha reabsorbido.
gruesas burbujas nacen en los bronquios grue­ La Fig. 30-9, grafica los simbolismos
sos y en cavidades pulmonares de cierto volu­ que se sugiere para representar los ruidos
men; los estertores de burbujas medianas, patológicos: estertores secos, húmedos y fro­
se originan en bronquios de mediano cali­ te pleural.
bre y los finos en bronquios de pequeño
calibre. Indican la presencia de sustancias
líquidas o semilíquidas de diversa naturale­
za en los bronquios o en cavidades anorma­
les del pulmón: cavernas, bronqiúectasias.

El estertor traqueal, es un ruido inten­


so, audible a distancia, parecido a un ron­
quido, que es producido por secreciones
acumuladas en bronquios gruesos, tráquea y
laringe, que el paciente es incapaz de elimi­
nar (2).
Frotes Pleurales.—
Las hojas pleurales ál deslizarse la una
sobre la otra durante la respiración, normal­
mente no producen ningún sonido, debido
a que poseen una superficie perfectamente
lisa y bien lubricada. Cuantío se produce
un proceso inflamatorio, las pleuras pierden
su lisura y dan origen a ruidos denominados
frotes o roces pleurales (2 ,4 ). Fig. 30-9 Sim bolism os que se sugiere para
graficar los ruidos sobreañadidos.
El ruido en ocasiones es comparado al
que se produce al doblar o arrugar un cuero AUSCULTACION DE LA V O Z.-
nuevo, o al que se oye cuando se frota La técnica es la misma empleada en la
junto al oído un dedo sobre el dorso del investigación del frémito, nada más que
otro. en lugar de palpar las vibraciones sonoras, las
www.medibooksnica.net63.netPectoriloquia.— Es un aumento de la reso­
vamos a oír con nuestro estetoscopio.
nancia vocal, con la característica de oírse la
Transmisión de la voz.— En sujetos norma­
les, los sonidos producidos al vibrar las palabra articulada. Asimismo se observa en
cuerdas vocales, son modificados en su in­ condensaciones pulmonares y en cavidades.
tensidad, tono y timbre por los espacios Las condensaciones tienen que ser profun­
aéreos situados a nivel de laringe, tráquea, das, alcanzando bronquios de grueso calibre,
bronquios, pulmón y caja torácica. Nues­ de por lo menos 6 mm de diámetro, tal co­
tro oído percibe un ruido indistinto en el mo lo grafica la Fig. 30-10.
que no puede identificarse en forma nítida Las cavidades deberán ser de volumen
las vocales, las consonantes, ni la palabra mediano, y cuando la pectoriloquia está
articulada (2). Esto es lo que constituye presente, constituye un signo de valor diag­
la transmisión normal de la voz, a la que el nóstico importante.
estudiante tiene que familiarizarse a fuerza
de ejercitarse en personas sanas, para que
pueda apreciar las diferencias cuando inves­
tigue las vibraciones vocales en sujetos con
patología respiratoria.
La transmisión de la voz tiene variacio­
nes fisiológicas. Es más intensa en el hom­
bre que en la mujer, y su explicación ha sido
dada ya al hablar del frémito vocal.

Las vibraciones vocales, se oyen mejor


er- ciertas zonas del tórax, como por ejemplo
en las regiones escápulo vertebrales y manu-
brioestemales; asimismo, se escuchan mejor
en suje.tos con tórax delgado, menos en el
viejo que en el adulto, debido a la rigidez del Fig. 30-10. P ectoriloquia en condensaciones,
y cavidades pulmonares.
esqueleto óseo.
Broncofonia.— Se denomina así al aumento Pectoriloquia áfona.— Es la percepción vo­
de la resonancia vocal; es más intensa, pero cal nítida de la voz cuchicheada. En con­
aún no permite el reconocimiento de la pa­ diciones normales, al hacerle pronunciar al
labra articulada. paciente con voz queda las palabras “tres” o
Se produce en dos condiciones: con­ “treinta y tres” , solo se oye un rumor indis­
densaciones pulmonares y cavidades. tinto, sin poder apreciarse en ocasiones nin­
En caso de condensaciones, éstas tie­ gún ruido.
nen bronquio permeable y aparece la bron- En cambio, en situaciones como cavi­
cofonía, debido a que en estas condiciones dades pulmonares extensas y profundas que
el tejido se hace mejor conductor de los so­ tengan comunicación con bronquios gruesos,
nidos (2). La broncofonia cavitaria, se debe la voz cuchicheada puede apreciarse con
a la mejor conducción de las vibraciones cierta nitidez, distinguiéndose algunas sila­
sonoras a través de la condensación peri- bas (2, 4), dando la impresión como si se
cavitaria (2). hablara en voz baja junto al oído. Este
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- 229 -
mismo fenómeno puede escucharse en con­ ratorio, se sintetizan en el Cuadro 31-1 y
densaciones pulmonares. vamos a realizar un análisis rápido de cada
uno de ellos.
Voz anfórica.— Consiste en el timbre mu­
sical de la voz o “ eco metálico” que se per­
cibe durante la emisión de la palabra. Es CUADRO No. 31-1 *t
característico del neumotorax y en ocasio­
nes de cavidades pulmonares muy volumino­ EXAMENES COMPLEMENTARIOS
sas (2 ,4 ). APARATO RESPIRATORIO

Auscultación de la Tos.— 1.— Examen radiológico.


Durante la rutina auscultatoria del 2 — Examen del esputo.
tórax, es siempre necesario invitar al pacien­ 3.— Toracentesis, y estudio del líqui­
te a que tosa, observándose que la mayor do pleural.
parte de los ruidos agregados se hacen más
abundantes o se los aprecia mejor. Es nece­ 4 .— Broncoscopia y broncografía.
sario prestar atención a la inspiración que 5.— Gammagrafía pulmonar.
sigue al golpe de tos. 6.— Tomografia axilar com putariza—
En cavidades, el ruido de la tos ad­ da.
quiere una resonancia cavernosa; en el neu­ 7.— Espirometría.
motorax la tos tiene una resonancia anfórica. 8.— Gasometría y pH.

BIBLIOGRAFIA
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y P ropedéutica Clínica, lerr.. edición, Parte
Novena, Cap. II, Pág. 592. E ditorial JIMS,
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2.— Padilla T. y Cossio P.— E xploración Física El examen radiológico del aparato res­
del T órax. Sem iología del A parato R espira­ piratorio, es considerado un procedimiento
to rio , 6ta. edición, Cap. 5, Pág. 142, E d ito ­
de gran valor, del cual no puede prescindirse
rial “ El A T eneo” , Buenos Aires, 1 9 5 7 .'
a riesgo de cometer muchos errores en el
3.— R u th W.E.— E xam en físico del tó rax , p ul­
m ones y sistem a pulm onar. Propedéutica diagnóstico (3). Muchas veces es el único
M édica de Major, Delp. Manning, Cap. 8 , examen que da datos precisos sobre lesiones
Pág. 154, E d itorial Interam ericana, M éxico , pulmonares que debido a su pequeño volu­
1977.
men o por su situación profunda, escapan a
4.— Sur os J.— Sem iología Médica y T écnica
E xploratoria, 3 era edición, Parte Especial :
los otros procedimientos de exploración. Es­
A parato R espiratorio, Pág. 148, E ditorial to tampoco significa que el estudio radiológi­
Salvat, Barcelona, 1964. co solucione por si solo los problemas diag­
nósticos del aparato respiratorio (3).
CAPITULO 31
El estudio radiológico del tórax, puede
obtenerse por dos métodos:
|LEXAMENES COMPLEMENTARIOS
a) La radioscopia, o sea, la visualización
Los exámenes complementarios útiles mediante pantalla fluoroscópica, y
* y básicos en la exploración del aparato respi­ b) La radiografía, o sea, mediante la fija­
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ción de las imágenes en la película sensible.
Ambos procedimientos tienen sus ven­
tajas y se complementan. La fluoroscopia
permite observar los movimientos respirato­
rios y la actividad bronco-pulmonar. así co­
mo también los movimientos diafragmáticos.
La radiografía, permite en cambio ver deta­
lles finos que escapan al examen radioscòpi­
co, y por otra parte, la película radiográfica
constituye un valioso documento que permi­
te el análisis evolutivo de las lesiones.
El tórax puede ser explorado radioscò­
pica o radiográficamente, en diversas posi­
ciones, es decir, utilizando los rayos desde
diferentes incidencias. Las más utilizadas,
son las siguientes:
1.— Postero-anterior (P—A)
2.— Lateral (L)
3 - Oblicua anterior derecha
(O.A.D.)
Ocasionales.
4 .- Oblicua anterior izquier­
da (O.A.I.)
A este tipo de radiografía se lo ha de­
nominado “ Radiografía standar de tórax” y
es como comunmente se solicita en los
pedidos. Es importante señalar que en forma,
Fig. 31-1 R adiografías norm ales de tó rax en
rutinaria deben pedirse por lo menos en las incidencias póstero-anterior (A) y
dos incidencias: Postero-anterior (P.A.) y lateral (B).
Lateral (L).

Siempre que sea posible, la radiogra­ Imagen del tórax normal.—


fía debe ser tomada en posición de pie, por Radiografía Standar de Tórax en inciden­
cuanto en posición sentada o acostada, el cia P—A.— (Fig. 31-1$. En ésta posición
diafragma se eleva debido a la presión in- aparecen los pulmones en forma de dos es­
traabdominal, reduciéndose así la amplitud pacios claros de forma ojival, separados por
de los campos pulmonares. Lo propio sucede una sombra triangular de base inferior, cons­
cuando el sujeto ha estado en espiración. tituida por la columna vertebral, el esternón
y los órganos del mediastino.
La posición de pie tiene la ventaja de que
en casos de derrames pleurales éstos se obser­ En la parte superior, existe un espa­
van mejor por el hecho de coleccionarse en cio claro en forma tubular, vertical, que co­
los sitios de declive como los senos costo- rresponde a la tráquea que en ocasiones se la
diafragmáticos y cardiofrénicos. observa hasta su bifurcación.
www.medibooksnica.net63.net -231 -
El examen de una placaí radiográfica de los brazos del paciente el momento.de to ­
de tórax debe ser completo, ordenado y mar la placa.— Las costillas se cuentan to ­
metódico. ' Se sugiere seguir el siguiente or­ mando en cuenta los arcos costales anterio­
den: 1.— Partes blandas y esqueléticas; res, de arriba-abajo
2.— Campos pulmonares; 3.— Diafragma y
2.— Campos pulmonares.—
4.— Mediastino con su contenido: corazón
Los campos pulmonares aparecen como dos
y grandes vasos.
espacios claros situados a uno y a otro lado
de la sombra cardíaca, recorridos por som­
1.— Partes blandas y esqueléticas.—
bras lineales que partiendo del hilio se
Las partes blandas del tórax co­
extienden radialmente, ramificándose en for­
mo la piel, tejido celular y músculos se re-
ma de arborizaciones. Esto es lo que se de­
* conocen como sombras situadas fuera de
nomina la Trama Pulmonar (4). y está dado
) los límites de los campos pulmonares; las
por los vasos principalmente (ramificaciones
I mamas m uy desarrolladas son visibles en
de la arteria pulmonar). Los bronquios no
forma de sombras superpuestas en la parte
intervienen normalmente en la formación de
} inferior de los campos pulmonares, obser-
esta trama pulmonar.
| vándose en ocasiones los pezones como
opacidades redondeadas situadas simétrica- La radio transparencia pulmonar en el
^ mente. Estos dos últimos elementos anató- sujeto sano, es característica (Fig. 31-1),
) micos, constituyen muchas veces motivo de diferente a lo que se observa por ejemplo
confusión y de falsas interpretaciones, espe- en el paciente enfisematoso (Fig. 31-2), en
* cialmente en estudiantes poco entrenados. donde la radiotransparencia está aumentada
(pulmones negros).
^ La imagen de las costillas pueden se-
\ guirse en todo su trayecto, especialmente
^ los arcos posteriores que tienen una radio-
opacidad más acentuada (debido a la inci-
I dencia P—A). La lera, costilla describe un
I arco de concavidad interna; son visibles las
articulaciones costovertebrales de las 8 o 10
^ primeras costillas de la derecha y de las 6
I primeras de la izquierda. Las extremidades
anteriores de las costillas terminan libremen­
te sobre los campos pulmonares, debido a
I que los cartílagos costales son invisibles. Se
. hacen visibles cuando se calcifican.
Pueden observarse también anomalías
congénitas tales como costillas supernumera-
i rias, hipotrofia de la lera, costilla, deformida-
Fig. 31-i. Enfisem a Pulm onar.
! des condrocostales, etc. El esternón solo se
observa en la parte del manubrio, el resto apa-
p rece superpuesto a la sombra mediastínica.
Las clavículas se observan en la parte supe­ Los hilios pulmonares se observan co­
rior del campo pulmonar en posición hori­ mo dos sombras difusas de forma semilum-
zontal u oblicuas dependiendo de la posición bar, situados a uno y otro lado de la línea
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inedia (Fig. 31-1 A). El derecho es siempre
más visible que el izquierdo (3). Los hi-
lios están constituidos por una gran encruci­
jada de elementos anatómicos tales como:
ramas principales de la arteria pulmonar, ve­
nas pulmonares, bronquios, ganglios, linfá­
ticos y tejido conjuntivo. El hiüo derecho es
más largo, pero más delgado; el izquierdo es
grueso, pero más corto.
Las cisuras en condiciones normales, no
son visibles, observándose tan solo en las
pleuresías intercisurales, mal denominadas
cisuritis. (Fig. 31-3). Fig. 31-3 Pleuresía intercisuraL
3.— Diafragma.— El diafragma se presenta
en forma de dos líneas curvas de concavidad
inferior, separadas por la sombra cardíaca,
formando con la pared del tórax el ángulo
costodiafragmático y con el corazón el
ángulo cardiodiafragmático o costofrénico.
4 — Mediastino.— Se observa en primer tér­
mino la silueta cardíaca, de contornos muy
característicos cu el sujeto normal; en la par­
te superior se observa el cayado aórtico y por
debajo de él el cono de la arteria pulmonar.
Es importante observar a nivel de mediasti­
no superior la presencia de masas tumorales Fig. 31-4 T um or m edlastlnal.
que podrían corresponder a grandes adeno-
megalias o a la presencia de bocio intrato- ner presente que no existe tipo alguno de
rácico. (Fig. 3 1 4 ). Para mayor detalle con­ imagen que sea absolutamente característica
sultar capítulo de cardiovascular. y que permita por si sola establecer un diag­
Imágenes Patológicas.— nóstico concluyente (4).
Cualquier lesión del aparato respirato­ El cuadro 31-2, pretende exponer lo
rio puede originar un aumento de la densidad antedicho.
radiológica, apareciendo así imágenes radio- 2 .- EXAMEN DE ESPUTO.-
opacas o radio-densas; y a la inversa, una A todos nuestros estudiantes les in­
disminución de dicha densidad, ian lugar a culcamos el siguiente principio: en todo pa­
las imágenes radio-lúcidas o radiotransparen- ciente con tos y expectoración, es impres­
tes. En ocasiones ambos aspectos pueden cindible realizar examen de esputo. Si el
combinarse.
padecimiento es infeccioso, se debe solicitar
La gran diversidad de imágenes radio­ el estudio bacteriológico; si es parasitario o
lógicas hace difícil su clasificación, es por por hongos, el examen directo de esputo;
esto que vamos a exponer las más frecuentes si se sospecha malignidad, el estudio citolo­
con sus respectivos ejemplos. Conviene te- gico. etc.
r www.medibooksnica.net63.net -233 -

CUADRO No. 31-2

IMAGENES PATOLOGICAS: PULMONARES

1.— Imágenes radioopacas o radio-densas:


1.1: Lineales, reticulares. Ej. Bronquitis, fibrosis. (Fig. 31-5).
1.2: Condensaciones. Ej. neumonías, atelectasias, (Fig. 31-6).
1.3: Redondeadas: Ej. metástasis pulmonar. (Fig. 31-7)
1.4: Difusas o infiltrados. Ej. Bronconeumonías, Tb pulmonar (Fig. 31-8).
1.5: Nodulares. Ej. Tb miliar, silicosis. (Fig. 31-9)
1.6: Cavitariás. Ej. Abscesos, Tb pulmonar, Micosis, (Fig. 31-10)
1.7: Ocupación pleural por líquido. Ej. Derrames, empie'más, (Fig. 31-11).

2.— Imágenes radiolúcidas o radiotransparentes:


2.1: Enfisema pulmonar (Fig. 31 -2)
2.2: Neumotorax. (Fig. 31-12)

Técnica para recoger la muestra: Para lor para el estudio. En caso de requerir
el examen directo, es necesario darle al pa­ muestra para cultivo, el recipiente en que se
ciente un recipiente adecuado de boca an­ recoja la muestra debe ser estéril.
cha para que en él recolecte la muestra; es En otras ocasiones el paciente ha deja­
conveniente que lo haga inmediatamente des­ do de expectorar, dificultándose la recolec­
pués de un acceso de tos; en muchas ocasio­ ción de la muestra. En estas circunstancias
nes el paciente recoge saliva que no tiene va­ se recurre al lavado gástrico, ya que el pa-
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www.medibooksnica.net63.net -235
cíente deglute las secreciones. Se emplea es­ 2.— Investigación de hongos:
te recurso principalmente en la investigación 2.1.— Examen dire cto.
i de bacilo de K och(2). 2 .2 .- Cultivo.
En el Cuadro 31-3 se expone los prin­
cipales exámenes que deben realizarse en el 3.— Investigación de parásitos:
esputo :
3.1.— Examen directo.

CUADRO No. 31-3 4 — Examen citologico:


4.1.— Elementos globulares:
EXAMEN DE ESPUTO: glóbulos rojos, glóbulos blancos,
células epiteliales.
1.— Estudio bacteriológico:
4.2.— Cristales de Charcot—
1.1.— Examen directo:
Leyden (asma bronquial).
1.1.1.— Coloración Gram
4.3.— Células neoplásicas (Pa-
1.1.2.— Coloración Ziehl panicolau de esputo).
1.1.3.— Cultivo.
CUADRO No. /x '

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA TORACENTESIS

I.— OBJETIVOS: A l término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante


será capaz de:
1.1.— Enumerar las indicaciones de la punción pleural, señalar dónde hacer­
lo y repetir ordenadamente y en forma verbal los tiempos de la toracentesis
de acuerdo a la técnica clásica.
1.2.— Realizar la toracentesis de acuerdo a la técnica descrita.
1.3.— Reconocer e interpretar las características del h'quido pleural.

II- CONTENIDO:
Comprende el conocerlas indicaciones de la toracentesis, el dónde realizar y el
cómo hacerlo.

I I I .- METODOLOGIA Y ACTIVIDADES:
3.1.— Repetir verbalmente las indicaciones de la toracentesis.
3.2.— Reconocer y comprobar que el equipo esté completo y en perfecto
estado de funcionamiento.
3.3.— Ejecutar la toracentesis.
3.4.— Formular correctamente el pedido de laboratorio.
3 .5 .- Analizar e interpretar los datos de laboratorio.

IY .- RECURSOS:
4 .1 .- Pacientes con padecimientos pleurales.
4.2.— Equipo e instrumental necesario. _______ _ _ _ _ _____
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- ¿ ib -

3 .- TORACENTESIS.—
La toracentesis, denominada también
punción pleural o pleurotoracentesis, es el
procedimiento clínico-quirúrgico por el cual
se introduce en la cavidad pleural una aguja
o una sonda para extraer contenido líquido
o contenido gaseoso (derrame pleural o
neumotorax, respectivamente).
El procedimiento más corriente en una
sala de clínica, es realizar la toracentesis con
aguja para extraer líquido pleural.
Equipo:— Un equipo completo de toracente­ Fig. 31-13 E quipo de toracentesis.

sis, debe constar de los siguientes implemen­


tos, tal como lo demuestra la Fig. 31-13.
1.— Jeringa de 50 cc.
2.— Aguja larga de lm m de diámetro.
3.— Llave de tres vías
4.— Manguera de polietileno o de caucho
para el vaciamiento del líquido.
5.— Un frasco recolector.
6.— Un par de guantes estériles, campos es­ Fig. 31-14-A.- Posición del paciente y localiza­
tenios, sustancias antisépticas, anestésico Ju­ ción del sitio de punción.
ca! (xilocaína) y tubos de ensayo estériles,
para la recolección de las muestras.
Técnica.— (Fig. 31-14).
1.— Posición del paciente: sentado en po­
sición cómoda, con el tórax descubierto y
apoyando sus miembros superiores. (Fig.
31-14-A).
2 — Localización del sitio de punción: debe
realizarse en tórax posterior o lateral, en
plena área de matidez.
3.— Asepsia y antisepsia de la zona: desin­
fección por ejemplo con tintura de merthio-
late, colocación de los guantes estériles y
los campos estériles.
4.— Realizar anestesia de todos los planos
de la pared costal, en el punto ya escogido,
mediante infiltración de 2 o 3 cc de novo­
caína o xilocaína. (Fig. 31-14-B). Fife. o -l- jl*-u .- A rm ar jeringa y nave de tres vías
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-237 -
5.— Constatar que todo el equipo e instru­
mental esté completo. Se procederá a armar
la aguja con la llave de tres vías y luego con
la jeringa, tal como lo demuestra la
Fig. 31-14-C.
6.— Introducción de la aguja en dirección
perpendicular, siguiendo el borde superior
de la costilla inferior, con el objeto de no he­
rir el paquete vásculo-nervioso situado en par­
te superior del espacio intercostal respectivo Fig. 31-14-D.- S itio de punción y planos que
Fig. 31-14-D . atraviesa la aguja.

7.— El momento de atravesar la pleura pa­


rietal, se tiene una sensación de resistencia
para luego pasar a plena cavidad pleural, pro­
cediendo a extraer 10 a 30 cc de líquido
pleural para enviar a laboratorio.
8.— La llave de tres vías tiene por objeto
evitar poner en comunicación la cavidad
pleural con el aire atmosférico, cada vez que
se necesite realizar el vaciamiento del líquido
a través de la manguera al frasco recolector.
Para esto, deberá cambiar la orientación de la
llave cada vez que se quiera extraer el líquido
de la cavidad pleural y cada vez que se desee
vaciarlo, tal como lo demuestra la Fig. 31 -14-E-F
9.— En derrames pleurales medianos o gran­
des, se procurará obtener la máxima cantidad
de líquido posible. Para facilitar el drenaje
es necesario cambios de posición y también
invitar al paciente que tosa.
Una vez extraído el líquido, se anota­
rán sus características macroscópicas, así co­
mo también su cantidad.
10.— Finalmente, retirará la aguja con un rá­
pido movimiento y se colocará un apósito.
Se recomienda reposo absoluto en las siguien­
tes horas de la toracentesis.
Líquido pleural.— Es necesario conocer,
describir e interpretar las características ma-
cro y microscópicas. Las primeras se obtie­
nen por simple inspección, como ya lo he­
mos anotado y las 'segundas mediante el
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-238 -
correspondiente estudio laboratorial.
Entre las características macroscópicas,
deben anotarse: color, aspecto, turbidez,
coagulabilidad, viscosidad. Asi por ejemplo,
se describe el líquido pleural sero-fibrinoso,
de procesos exudativos, tales como la Tuber­
culosis Pulmonar; el líquido puede ser franca­
mente purulento, como en los casos de pio-
tórax o empiemas pleurales o ser de aspecto
hemorrágico como en los procesos malignos
y en el hemotórax.
De una manera general, en el estudio
laboratorial, se solicitará: examen químico,
citológico y bacteriológico.
El Cuadro 3 1 4 , establece en forma di­
dáctica el diagnóstico diferencial de los pa­
decimientos pleuro-pulmonares más frecuen­
tes, a través de las características macro y mi­
croscópicas del líquido pleural.
4 .- BRONCOSCOPIA Y BRONCOGRAFIA .—
La broncoscopia, consiste en el examen vi­
sual de la tráquea y de los bronquios por
medio de un instrumento especial: el
broncoscopio.
Se considera un examen de especia­
lidad que deben realizarlo siempre personas Fig. 31-15 B roncografía.
con amplia experiencia. Es un procedimien­
to diagnóstico que se recurre cuando los otros contraste hasta los bronquios. Un estudio
medios de exploración han sido insuficientes. comprende broncografía de ambos campos
Sus indicaciones más frecuentes son las pulmonares; en diferentes incidencias y en di­
siguientes: 1) Determinación del sitio de las ferentes tiempos. (Fig. 31-15).
estenosis bronquiales; 2) Determinación de la Sus indicaciones, son las siguientes:
naturaleza de las mismas mediante aspiración 1) Bronquiectasias; 2) Obstrucciones bron­
de secreciones y tom a de biopsia; 3) Visuali- quiales de origen tumoral o por cuerpos
zación de cuerpos extraños y extracción de extraños.
los mismos.
5- GRAMMAGRAFIA PULMONAR.-
La broncografía es una técnica contras­ (Fig. 31-16). Es un estudio valioso que se
tada que se emplea para explorar patología lleva a cabo a través de sustancias radioiso-
traqueo-bronquial. Las sustancias radiopacas tópicas como el Te 99' de fácil realización ,
empleadas son generalmente aceites yodados. no agresiva y que permite ver la falta de cap­
La mejor técnica es aquella que emplea son­ tación del material radioactivo en caso de
da naso-traqueal para introducir el medio de masas tumorales, infartos pulmonares, etc.
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CUADRO No. 314


DIAGNOSTICO DIFERENCIAL ESTUDIO LIQUIDO PLEURAL

Macroscópico: Normal Tuberculosis Neumonía bacteriana Empiema Neoplasias Infarto P.


Aspecto: Claro Sero-fibrinoso Claro Purulento Hemático Hemático
Color: Cetrino Cetrino Cetrino Variable Vino tinto Rojo
Viscosidad: Propia + + + ++ + +
Turbidez: Transparente Transparente + +++ + + +
Coagulabilidad: Propia Rápida + Variable Variable Variable Variable
Microscópico:
Celularidad: 1.000-10.000 Linfocitosis Po’imorfonuclea- Piocitos Glóbulos rojos Glóbulos rojos
leucocitos/mm? 90 °/o res: 90°/o
Coloración Gram: Neg. Neg. -f + ++ Variable Variable
Coloración JSiéhl: Neg. B.K.Positivo Nes. Neg. Neg. Neg.
Cultivo: Neg. Bacilo de Koch Bacterias Bacterias Variable Variable
Proteínas: Trasudado ' Exudado Exudado Exudado Exudado
( < 3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/b) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/o)
Glucosa: Normal Baja Normal Normal N. o Baja Normal
Enzimas: Normal Normal Normal Normal Altas Altas
Células malignas: Neg. Neg. Neg. Neg. Positivo Neg.
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-240-

Ant onor. 8 . - GASOMETRIA Y PH.- Se refiere al co- ^


nocimiento de las tensiones de Pa02 y PaC02
expresadas en mm de Hg, m uy útiles en los ^
padecimientos cardiopulmonares agudos y ^
crónicos. Estos datos se complementan con ^
el índice de saturación y el pH sanguíneo. *
1
i

«
PotttnSr
BIBLIOGRAFIA «
1,.— Celis A.— A parato R espiratorio: Patología,
' Clínica y T erapéutica, 9na. edición, Cap. 8,
Pág. 151-167. E ditorial Méndez O teo, Mé­
:
xico, 1980.
2.— Hinshaw H.C.— E nferm edades del Tórax,

j
Diagnóstico de la Tuberculosis, Cap. 27,
Pág. 510, 3era. edición. Editorial Interam eri­
cana, México, 1970.
3.— Padilla T. y Cossio P.— Sem iología del Apa­
rato R espiratorio. Exam en radiológico, 6ta.
edición. Cap. 6, Pág. 161-164. E ditorial “ El
At-raeo” , Buenos Airea, 1957.
Fig. 31-16 G am m agrafía Pulm onar. 4.— Sqatre k»F.— F undam entos de R a d io lo g ía,
á
le ra , edición, Cap. 4, Pág. 46-63, Editorial
C ortesía del P rof. Dr. E dgar R entería. Interam ericana, México, 1972.

CAPITULO 32
6 - TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARIZADA
Un examen radiológico actual­
mente en boga, que permite ver las estructuras
SINDROMES RESPIRATORIOS
torácicas a través de cortes transversales.
7 - ESPIROMETRIA - Es el trazado grá­ 1 .- Síndrome bronquial
fico de la actividad pulmonar respiratoria
2 .- Síndromes pulmonares:
que permite además conocer los volúmenes
y capacidades pulmonares. La Fig. 31-17 2 .1 .- Síndrome de condensación
esquematiza un trazo espirométrico normal. 2 .2 .- Síndrome cavitario
2 .3 .- Síndrome tumoral
2 .4 .- Síndrome vascular

3 .- Síndrome pleural:
3 .1 .- Ocupación hídrica
3 .2 .- Ocupación gaseosa
Fig. 31-17 Espirometría normal.
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SINDROME BRONQUIAL

Síntom as: Signos:


Tos Estertores
Expectoración secos y húmedos
Hemoptisis EXAMENES COMPLEMENTARIOS
Disnea
1 .- Bacteriológico de esputo:
— Coloración Gram
— Coloración Ziehl
SINDROME BRONQUIAL — Cultivo

i 2 .- Standar de tórax
Bronquitis aguda 3 .- Broncografía
Bronquitis crónica
Bronquiectasias
Asma bronquial

SINDROMES PULMONARES :
1.- S ÍNDROME IÍJS CONDENSACION :

Síntomas: Signos:
Dolor torácico Expansión i
Disnea Frémito t
Fiebre Matidez EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
Tos productiva Murmullo vesic.l 1 .- Bacteriológico de esputo:
Soplo.tubárico — Coloración Gram
Pectoriloquia
— Coloración Ziehl
- Cultivo

SINDROME DE CONDENSACION 2 .- Standar de Tórax

3 .- Gammagrafia pulmonar
Neumonía
4 .- Angiografía pulmonar
Bronconeumonía
Atelectasia
Infarto Pulmonar
Fibrosis Pulmonar
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-242-

2 - SINDROME CAVITARIO:

EXAMENES COMPLEMENTARIOS
1.— Bacteriológico de esputo

2 — Examen directo de esputo:


— Hongos.
— Parásitos.
— Células malignas
— Bacilo de Koch
3.— Standar de Tórax
4.— Tomografia
5.— Broncoscopia y broncografía.

i-

3 . - . SINDROME TUMORAL:

S íntom as: Signos de:


Tos Atelectasia
Expectoración Derrame pleural .
Dolor torácico Neumonía
Hemoptisis Absceso.
Mal estado gnral. EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
1 .- Bacteriológico de esputo
2 .- Estandar de tórax
3 .- Tomografia
SINDROME TUMORAL
4 .- Broncoscopia
5 .- Broncografía
Benignos: 6 .- Biopsia
Malignos:
Adenoma bronq. Cáncer
Tuberculoma Broncogénico
Histoplasmoma
Teratoma Linfornas.
Hamartoma, etc.
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>
>

I SINDROME PLEURAL J

) 1 .- OCUPACION HIDRICA: \
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-244-

2 - OCUPACION GASEOSA:

EXAMENES COMPLEMENTARIOS

1 Standar de Tórax
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SEMIOTECNIA DEL APARATO


CARDIOVASCULAR DISNEA

CAPITULO 33

INTRODUCCION

En cardiología tenemos que considerar


prioritariamente los síntomas y signos que
conforman los síndromes de insuficiencia
cardíaca izquierda e insuficiencia cardíaca
derecha.
Recordemos lo esencial de estos cri­
terios básicos:
Insuficiencia cardíaca izquierda es la
claudicación de las cámaras izquierdas. La
falla circulatoria deja un remanente de flujo
sanguíneo que se represa hacia atrás (pul­ Fig. 33-1 Insuficiencia cardiaca izquierda
mones). Los pulmones se ingurgitan y en­ (disnea)
durecen, restando espacio a la ventilación,
cuya restricción produce sensación de ahogo, edem a ++++
“sed de aire” , es decir, Disnea. Fig. 33-1.

Insuficiencia cardíaca derecha es la


claudicación de las cámaras derechas que
impide la afluencia del flujo sanguíneo
venoso sistèmico y represa este hacia atrás,
con' lo cual, al sobrepasar la fuerza centrípe­
ta de la presión oncótica intravascular (25 a
35 mm. de Mercurio), (2, 3 ,4 ) desborda hacia
los intersticios e inunda los tejidos adyacen­
tes, produciendo el Edema. Fig. 33-2.
Así pues, la Disnea es el indicador de
la Insuficiencia cardíaca izquierda y el Ede­
ma es el indicador de la Insuficiencia car­ Fig. 33-2 Insuficiencia cardiaca derecha
díaca derecha. (edem a)

PLAN DE DESARROLLO DEL TEMA vamente el conocimiento de los siguientes


Trataremos en esta parte: de los sínto­ síntomas:
mas, de los signos, de los exámenes com­ Disnea, tos, expectoración hemoptisis;
plementarios y de los síndromes y destrezas. cianosis, palpitaciones, edema, dolor precor­
De esta manera abordaremos progresi- dial; astenia, disfonía y disfagia.
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-246 -

DISNEA
Para la definición y cuadro de la
anamnesis nos remitimos a lo dicho en la
Semiotecnia del aparato respitatorio.
1.— Tenemos que tom ar en cuenta que la dis­
nea por causa cardiovascular es similar a la oca­
sionada por enfermedades del aparato respira­
torio y por lo tanto la recolección del síntoma
está ya descrita. Sin embargo, el concepto
fisiopatológico varía, y por ello recordare­
mos primero, los espacios estructurales que
en conjunto hacen el pulmón: Fig. 33-3.
BRONQUIOS - ALVEOLOS - VASOS - IN­
TERSTICIOS: (5).
Pues bien, en las cardiopatías, la es­
tructura inicialmente afectada y que dará la ( + +), a tres cruces ( + + 4), a cuatro
disnea por repletam iento y ocupación par­ cruces; o regresiva, si ha habido mejora­
cial de otros espacios, es la Vascular. Este m iento de la función: de cuatro cruces
punto no podem os perder de vista, pues los + + 3 a tres cruces (í + + j,o a dos cruces *),
diferentes grados de disnea estarán directa­ a una cruz ( + ). Por ello es valioso, no so­
mente ligados a lo señalado y no a la can­ lo cuantificar el síntom a sino determinar
tidad parcelar de pulmón que ha enfermado. la evolución. (Ver cuadro general de la anam­
Ejemplo de causa vascular: nesis, aplicable a cualquier'síntoma).

Si al estrecharse la barrera mitral (vál­ 3.— Para insistir en el “cómo preguntar” ,


vula mitral estenosada),. la replesión veno- si el paciente no interpreta bien el síntoma
capilar, al no poder desaguar, ocupa espacio o la magnitud del síntoma, se deberá pre­
y empuja a los bronquios y alveolos aledaños, guntar y establecer comparaciones adecua­
restringiendo así la ventilación en una forma das. Así, si es escolar o adolescente, el en­
moderada; se producirá, consecuentemente: fermo, se le dirá: ¿Qué deportes practicas?;
disnea m oderada (de medianos esfuerzos), en qué puesto juegas? ; te cansas más que tus
dependiente de la disminución del espacio compañeros? ; te cansas más que antes?
funcionante a nivel de todo el pulmón. Si la confusión se establece entre Fa­
Ejemplo de causa respiratoria: Una tiga muscular o Astenia (decaimiento) y dis­
neumonía lobular, restringe la función de nea, hay que insistir hasta que quede aclara­
una parte de -pulmón y de' acuerdo a la mag­ da la dificultad.
nitud de esa restricción sobrevendrá la dis­ Así mismo, especialmente en neuróti­
nea, la cual, en este caso, también podrá ser cos (9) hay que establecer diferencia entre
de medianos esfuerzos. disnea y suspiro o la contención de la respi­
2.— El síntom a Disnea, como expresión ración.
de cardiopatía, comunmente es de comienzo Muchas veces ante el entredicho surgi-..
insidioso y siempre inestable, (6, 7,8) es de­ do en la relación médico-paciente, es útil,
cir progresiva: de una cruz (+) a dos cruces simular la disnea y además, “ acezar” , para
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w
demostrar si tiene o no tiene el síntoma.
' . 4 — Es conveniente aclarar la acepción, si
P í a comprensión no es igual entre el interroga-
j^ d o r y el paciente. Nos referimos a los
^ provincialismos o nacionalismos idiomáticos.
® E s así como para algunos el concepto de
disnea es sinónimo de fatiga. Para otros,
^ verbi gratia, los oriundos de la provincia de
fe Loja y la parte serrana del Oro, Fatiga
P significa náusea.
p 5 . — Cabe señalar en lo que respecta al gra­
sado de disnea que se describe como Ortop-
" nea, que hay, también, otros decúbitos obli-
P gados que a veces son de carácter diagnósti-
£ co. Así: 33-4 Posición obligada: Disnea + + + +
^ 5 .1 Posición sentada, a la orilla de la cama,
~ con los pies colgados, las manos en el borde
™ y el tórax inclinado hacia adelante. Esta es
| la expresión de un grado máximo de Ortop-
| | nea. Fig. 33 4 .
^ 5.2 Posición de Plegaria Mahometana: pa-
y ciente acostado, con el tórax inclinado hacia
adelante, hasta reclinar )a cabeza sobre los
miembros inferiores, en los cuales comun­
mente ha puesto una almohada, mientras
Ü los miembros superiores están dirigidos hacia
^ las piernas. ;Esta posición debe hacer pen- Fig. 33-5 Plegaria m ahom etana
“ saren Pericarilitis con derrame (12). Fig.33-5.

| ASTENIA para establecer el “Diagnóstico Funcional”,


la Astenia tiene el mismo valor que la disnea.
|| Varias son las cardiopatías que se (13-14).
acompañan de este síntoma como expresión
dominante; así: Estenosis Mitral y Estenosis Tiene relación con la disminución de
^ Aórtica, entre las principales. En éstas in- la captación de oxígeno en la I.C.C. Su
| clusive puede aparecer primero y ser mas similar es la fatiga muscular.
| importante que la disnea.

I| Además, en la clasificación de la insu­


mí ficiencia cardiaca que incluimos mas ade­
lante, en el capítulo 59 y que nos servirá
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CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 34-1
Es conveniente considerar que uno d
los mecanismos que explica la tos seca po
causa cardíaca, es por el fenómeno irritativd
CAPITULO 34 a nivel del bronquio izquierdo, pues está ei|
contacto con la aurícula izquierda y cuand
TOS - EXPECTORACION - HEMOP­ esta cámara crece o fibrila (arritmia total de
origen auricular), golpea a su vecino, inician
TISIS. do así el reflejo tusígeno. Como hemos d
ver posteriormente, parecida explicación te
La tos ha sido considerada como sín­ nemos para cuando, en iguales condicione
toma aleatorio en cardiología. Sin embargo, auriculares, se produce afonía (1,10) o disfagi
cobra importancia en los procesos agudos,
La tos húmeda de origen cardíaco s
como veremos mas, en extenso al tratar el
debe al aumento de la presión hidrostátic
tema de Edema Agudo de Pulmón. Si el
venocapilar, así como a la iniciación de lá
proceso es crónico, la tos puede aparecer con
difusión del plasma hacia el interior de lo
el carácter de seca y a veces, quintosa.
alveolos.
(1,3,4, 9).
Para el conocimiento semiotécnico de EXPECTORACION
este síntom a, nos referimos al cuadro No.
25-1 de la Semiotecnia del aparato respira­ La expectoración en cuanto síntoma,
torio y a las consideraciones que de él se netamente pulmonar, es decir, como expre
hacen. Añadiremos, el cuadro No. 34-1 so­ sión de enfermedad primaria pulmonar, tien
bre el mismo tema.

CUADRO No. 34-1

SEMIOTECNIA DE LA TOS DEL CARDIACO

Qué preguntar Cómo preguntar

1.— La tos en relación con el es­ 1.— Cuando realiza esfuerzos (meno­
fuerzo. res, medianos o mayores), le
sobreviene tos?

2.— La tos en relación con otros


síntomas:
2.1.— Con la Disnea 2.1. Al final del acceso de tos,
tiene sensación de ahogo, y se ve
obligado a reposar?
2.2.— Con la Cianosis 2.2.. Al final del acceso de tos,
se pone de color morado?
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interés en las cardiopatías derechas (Corazón pecta al color, porque en cuanto a cardio­
Pulmonar Crónico), por cuanto esta condi­ patía crónica se refiere, es muy importante
ción es el producto del incremento creciente la expectoración herrumbrosa (parda u ocre),
y paulatino de las resistencias pulmonares, ya que el acúmulo e inclusión intracelular
las cuales exigirán cada vez mayor trabajo al de los elementos ferruginosos, provenientes
ventrículo derecho, el mismo que finalmente de los glóbulos rojos destruidos (Hemoside-
desfallecerá y producirá la insuficiencia car­ rina), condiciona esta coloración. (4, 5).
díaca congestiva, o derecha. 2.— El aspecto espumoso, parecido a agua
Por otro lado, la expectoración como jabonosa, se debe a la mezcla de aire con
síntoma de cardiopatía, pertenece al sín­ plasma, en el interior de los alveolos.
drome de “ Edema Agudo de Pulmón” y sus 3.— En cuanto a la cantidad, si esta es
estadios inmediatamente precedentes, es de­ abundante y de larga evolución, es más
cir a expresiones más o menos avanzadas de frecuente que se deba a enfermedad pulmo­
insuficiencia cardíaca izquierda. nar crónica, la cual a su vez, será causa de
Veremos luego como ubicamos estos Corazón Pulmonar Crónico. Si la expecto­
importantes puntos de vista. Nos remitimos ración es abundante y se presenta como
al cuadro de EXPECTORACION COMO SIN­ episodio agudo, pudiera considerarse la posi­
TOMA DEL APARATO RESPIRATORIO (cuadro bilidad de un edema agudo de pulmón, in­
No. 25-2) al cual agregamos el cuadro No. 34-2. terrogante que se aclarará con las otras ca­
racterísticas de la misma expectoración y
CONSIDERACIONES SOBRE EL CUADRO del síndrome en particular.
No. 34-2 “ LA EXPECTORACION DEL 4.— El hecho de que el ejercicio de la ex­
CARDIACO” . pectoración cause disnea, es de importancia
1 Hacemos las repreguntas en lo que res­ y por tanto es buena práctica el establecer

CUADRO No. 34-2

EXPECTORACION DEL CARDIACO

Qué preguntar Cómo preguntar

1 .- Color 1.1 De qué color es la expectoración?


1.2 Es de color herrumbroso, pardo,
ocre; es rosado, o es francamente
rojo?

2 .- Aspecto 2 .- Es como polvo de hierro herrum­


brado? o como ladrillo molido?
espumosa? o sanguinolenta?

3 .- Cantidad 3 .- Es abundante?

4 .- Relación con la disnea. 4 .- Cuando escupe siente ahogo?


-
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250-

si hay o no esta relación. Esto se ve, por 6.— Golden, J.: A spectos Clínicos de la Sífilis y
de la C ardiopatía Sifilítica. Cardioangiolo­
ejemplo, al inicio de la insuficiencia cardía­ gía de Luisada, tom o III. 544, Salvat,
ca. Barcelona, 1960.

HEMOPTISIS 7.— Nichols, H. y Bailey, Ch.: Cirugía de la


Insuficiencia M itral: Cardioangiología de
Nos remitimos al cuadro y considera­ Luisada, T om o III. 380. Salvat Barcelona,
ciones hechas en el capítulo del aparato res­ 1960.
piratorio. (Cuadro No. 25-3). 8.— Omberg, E.: E nferm edades Orgánicas de los
vasos: T ratado de Medicina Clínica de Ebs-
Adicionamos la siguiente considera­ tein. Tom o II. 57. Joée Espasa, Barcelona,
ción: La hipertensión venocapilar pulmonar 1891.

es substracto físiopatológico de la insuficien­ 9.— Villamar, F .: T osferina: Enferm edades In­


fecciosas más frecuentes en nuestro país.
cia cardíaca izquierda. Esto nos explica co­ 206-207, “ Ju n ta de Planificación” , Segunda
rno un vaso pletórico, absolutamente repleto edición, Q uito, 1979.
de sangre, puede romperse, inundando al­ 10.— White, P.D.: Anam nesis y Síntom as: E n fer-•
gunos o muchos alveolos. De la importancia m edades del Corazón. 53, El A teneo, Bue-;
nos Aires, 1954.
del vaso roto dependerá si hay hemoptis y
su “cola” ulterior: la expectoración he-
moptoica, o solamente expectoración he-
moptoica sin episodio de hemoptisis prece­
dente. Las causas más frecuentes de este CAPITULO 35
síntoma son las valvulopatías nútrales (Es­
tenosis, Insuficiencia, Doble Lesión Mitral);
aórticas (Estenosis, Insuficiencia, Doble Le­ CIANOSIS
sión); y la Hipertensión Arterial Sistémica.
(2, 6, 7, 8) Vamos a iniciar el estudio de este im­
portante tema, con el cuadro No. 35-1.
Remitimos a los lectores al síntoma
estudiado desde el punto de vista neumoló-
BIBLIOGRAFIA
gico (Capítulo No. 25), para agregar luego,
a ese conocimiento, las apreciaciones acerca
1.— Cossio, P.: Sem iología Cardiovascular, 86,
de la cianosis cardiogénica.
El Ateneo, Buenos Aires, 1949. CONSIDERACIONES AL CUADRO 35-1.—
2.— C rupton Ch.: Aspectos Clínicos de las car—
d iopatías coronarias; Cardioangiología de 1.— Es conveniente considerar que se pue­
Luisada, to m o III, 6 12, Salvai, Barcelona, de tomar en cuenta, en este momento a un
1960. signo que se refrenda principalmente por la­
3.— Fishxnan, A.: Insuficiencia Cardíaca, 998. boratorio. Se trata de la Poliglobulia.
T ratado de M edicina In tern a de Cécil. 998,
Nueva E ditorial Interam ericana, 13ava. edi­ (4, 5, 17). Acontece que los transportadores
ción, 1971. de oxígeno, que son los glóbulos rojos, lle­
4.— Friedberg, C h.: C aracterísticas Clínicas y van, cada uno, menos cantidad, cuando avan­
A natom opatológicas de la Insuficiencia car­ za la enfermedad que causa la cianosis; pero
díaca. Enferm edades d el corazón, 146. In­
en cambio, aumentan el número de los mis­
teram ericana, S.A. M éxico, 1963.
mos (glóbulos rojos), pues, la hipoxia a nivel
5.— Friedberg, Ch.: E nferm edad Mitral: E nfer­
m edades del corazón, 666. Interam erica— de médula ósea, producirá ese efecto. Se
na, México, S.A., 1963. constatará este hecho, conjuntamente con la
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CUADRO No. 35-1

CIANOSIS CARDIOGENICA

Qué Preguntar Cómo Preguntar


1 Cianosis Central 1 .- El color azulino o morado se pre­
senta en todo el cuerpo, espe­
cialmente en los labios, punta
de la nariz, lóbulos de las orejas
y punta de los dedos de manos y
pies?

2.— Cianosis periférica. 2.1 El color morado de la piel es lo­


calizado?
2.2 ¿Dónde se presenta esa colora —
ción?

3.— Sintomatologia acompañante (co­


la de la cianosis):
3.1 Dedos en palillo de tambor 3.1 Se han engrosado las puntas de los j
dedos? |
3.2 Uñas en vidrio de reloj. 3.2 Desde cuando, las uñas se han vuel­
to brillantes y encorvadas, como
luna de reloj?
3.3 Posición “ en cuclillas” 3.3 El paciente se pone frecuentemen
te en cuclillas, como cuando un
pollito se sienta a descansar?

4.— Crisis hipóxicas (colapsos cianó— 4.1 Después de esfuerzos (lactar, co­
ticos). rrer) o de llanto, suele quedarse,
sin respiración? ; se pone mora­
do y aún a veces negro?
4.2 Ha perdido el conocimiento a con
secuencia de esas crisis?
4.3 Ha tenido convulsiones conjunta­
mente con las crisis?
4.4 Con qué frecuencia se repiten?
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LAMINA X I I I
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presencia de cianosis central, por la facies
vultuosa (5, 9). Fig. 35-1, el aspecto pletò­
rico y por el aumento de hemoglobina, he-
m atocrito y húmero de glóbulos rojos, me­
diante una simple biom etria hemática.
2.— La cianosis central (1) se origina por
defectos a nivel de bomba cardiaca o a nivel
del circuito menor (circulación pulmonar).
Afecta a todo el organismo y aparece en don­
de la piel y mucosas son más transparentes.
De allí que en orden a establecer el
tiempo de aparecimiento, se anotan repre­
i
guntas cortas sobre los lugares donde pudie­
ra haberse notado el síntoma (labios, nariz,
orejas,'dedos). Ejemplo de cianosis central:
cualquier enfermedad congènita cianòtica,
Fig. 35-5 Posición en “ cuclillas” .
así: F.ig. 35-2. La Atresia Tricuspídea.
3.— La cianosis se llama periférica (6)
cuando es localizada y seccional; así, en la
Tromboflebitis de la Femoral derecha, apare­
cerá principalmente a nivel del miembro in­
ciones coxofemorales, se comprimen las ve­
nas y disminuye su aflujo hacia la Cava in­
ferior. Es un recurso espontáneo del cia­
2
nòtico para evitar la crisis hipóxica. El mé­
ferior derecho.
dico la imitará cuando se declare esta crisis
4.— En la llamada “ cola de la cianosis” esta y comprimirá los miembros inferiores sobre
pasa a ser más signo que síntoma, pero su el abdomen del cianòtico. Fig. No. 35-5.
conocimiento lo exponemos aquí por razo­ 4.3. Las crisis hipóxicas (2, 3, 19) son
nes de unidad de criterio y porque en cuan­ temibles porque pueden conducir a la dece-
to el paciente ha notado los dedos hipo- rebración o a esfacelos y su probable con­
cráticós y la posición obligada, nos lo refiere, secuencia, los abscesos cerebrales (27). Este
convirtiendo el signo en síntoma. temible acceso, en orden de posibilidad y
4.1. Los dedos en palillo de tambor y las facilidades, se combatirá con Oxígeno, respi­ «i *
uñas en vidrio de reloj reciben el nombre de ración boca a boca y presión de los miem­
dedos hipocráticos, (5, 14, 18) o también: bros inferiores sobre el abdomen. Se pre­
acropaquias (14, 18) Fig. 35-3. Esta condi­ vendrán con sedantes para evitar sobrecar­
ción se establece en la cianosis crónica, gas emocionales o de llanto, especialmente
aunque también existen las “acropaquias en la primera infancia.
blancas” (5), es decir sin cianosis, en la
Endocarditis Bacteriana (14, 15) y en el
5.— La cianosis puede originarse por:
5.1. Enfermedad congènita con cortocircui
:
cáncer bronquial (14,15). Fig. 3 5 4 .
to venoarterial. Ejemplo: Tetralogía de
4.2. La posición en cuclillas (14) es prác­ Fallot, Atresia Tricuspídea; o en afección
ticamente el secuestro de sangre venosa, po­ congènita pulmonar con mezcla de sangre
co oxigenada, en los miembros inferiores, arterial y venosa, como sucede en la fístula
pues a nivel de las corvas y de las articula- arterioveno'sa pulmonar y Bronquiectasias
Fig, 35-1 y 2: Lám. X II. Fig. 35-3 y 4: Lám . X III.
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™ congénitas. Figs. 35-6A, 35-6B, 35-6C.
^ 5.2. Enfermedad cardiaca congènita con
£ cortocircuito arterio venoso inicial, al que se
^ agrega una hipertensión arterial pulmonar
“ severa, que invierte el cortocircuito. Con
0 esto queremos decir que el paciente primi-
p tivamente no fue cianòtico, pero que con el
tiempo se va volviendo cianòtico, por el in-
í cremento paulatino de la presión pulmonar
^ creada por el ventrículo derecho, la cual, con
el tiempo llega a ser significativamente ma-
™yor que la presión creada por el ventrículo
^izquierdo. El flujo sanguíneo siempre va
^ desde el lugar de mayor al de menor presión.
Fig. 35-6A T etralogía de F allot
Ejemplo: comunicación interventricular que
-IT -,
} se vuelve hipertensa.
} 5.3. Enfermedad pulmonar aguda o crónica
^ que condiciona un déficit tal de ventilación,
difusión y perfusión de gases, que no se hace
9 una hematosis satisfactoria, quedando hemo­
g lo b in a sin oxigenar y por lo tanto elevando
la tasa de hemoglobina reducida en más de
™5 gramos. (16). Ejemplos: Enfisema P u l-
^ m o n ar y su consecuencia: Corpulmonale
crónico; Neumonía bilateral y Corazón Pul­
monar Agudo.
Fig. 3&-6B A tresia Tricuspfdea

^ 5.4. Falta de ventilación en las cardiopa-


tías izquierdas crónicas por endurecimiento
& pulmonar y restricción del espacio funcio-
p nante. Ejemplo: Estenosis Mitral. Fig. 35-7.
^ 5.5. Aumento de la diferencia arterioveno­
sa de oxígeno en la periferia, por éxtasis
® capilar y disminución de la velocidad cir-
^ culatoria, en la Insuficiencia Cardíaca Con­
g e s tiv a . Ejemplo: Los mitrotricúspideos.
Fig. 35-6C F ístulas pulm onares múltiples

^ 6 .- CONSIDERACIONES A L CUADRO DE LA Cortesía del Dr. F em an d o Naranjo.


^ “ ANAMNESIS APLICABLE A CUALQUIER
producen cianosis de nacimiento, como la
^ SINTOMA” .
Transposición de los Grandes vasos, la Atre-
? 6 .1 y 6.2.— Fechas aparente y real de co- sia Tricúspidea; otras, en las que la ciano­
mienzo: Importan mucho, especialmente esta sis se presenta andando el tiempo, en los
^ última, puesto que hay ciertas afecciones que primeros meses de vida, como en la Tetra-
} Fig. 35-7: Lám . X III.
www.medibooksnica.net63.nethipercapnea (CO2 elevado); es decir que el
logia ae ballot; otras, en las que se hace
visible a los años, como en la Trilogía (Comu­ cianótico crónico con oxígeno puro prolon­
nicación interauricular, Estenosis Pulmonar gado, simplemente, puede dejar de respirar.
y crecimiento del ventrículo derecho); y fi­
nalmente,, o tras que sobrevienen más tarde 6.8. Estado actual: Conviene establecerlo
o mucho más tarde. Entre las primeras, muy bien y pronto, ya que de la fijación
tenemos a las congénitas acianóticas que de un buen criterio dependerán el pronósti­
han creado hipertensión pulmonar (Comuni­ co y el tratamiento.
cación interventricular, Persistencia del Con­
ducto arteriovenoso). Entre las de mucho
más tarde (40,^50 o más años), tenemos las BIBLIOGRAFIA
que se producen por causa pulmonar crónica:
Corpulmonar Crónico por Enfisema, Bron­
quitis Crónica, Fibrosis, etc. 1.— Aceves, S.: Historia Clínica: Cardioangio-
logía de Luisada. I edición. Tom o II,
6.3 y 6.4.— Forma de comienzo y causa 21-22, Im prenta Hispano-Am ericana, Bar­
celona, 1960.
aparente: Un esfuerzo, el llanto, un susto,
el frío, pueden ser las causas desencadenan­ 2.— Alzam ora, V., et al: On the posible influen-
ce of great altitudes on the determ ination
tes. of hipoxia certain cardiovascular anom a­
li es. Pediatrie, 12-259, 1953.
6.5. Síntomas acompañantes (Ya hablamos
de la cola de la cianosis). 3.— Arias Stella, J. and Saldaña, M.: The m uscu­
lar pulm onary arteries in people native to
high altitude. Med. Thorac. 19, 484, 1962.
6.6. Evolución: Es indudable que mientras
más pasa el tiempo, la enfermedad que se 4.— Bacells, A.: La Clínica y el L aboratorio.
Tercera edición, 132, editorial M anuel Ma­
acompaña de cianosis se vuelve de peor pro­ rín & Cia Barcelona, 1961.
nóstico, es decir, empeora, y aún pierde 5.— Carral, R .: Sem iología Cardiovascular.
oportunidad de tratam iento. Es así, como Q uinta edición, 33-38, Interam ericana, Mé­
la mayor parte de los portadores de T etralo­ xico, 1963.
gía de Fallot, fallecen a consecuencia de 6.— Cardenal, L.: Diccionario Term inológico de
crisis hipóxicas o de enfermedades intercu- Ciencias Médicas. T ercera edición 1271, Im ­
prenta Hispano-am ericana, Barcelona, 1945.
rrentes. Así es como, también, las enferme­
7.— Cossio, P.: A parato Circulatorio: Bibliote­
dades congénitas acianóticas que se vuelven ca de Sem iología, 9 4 -9 8 ,1 9 4 9 .
cianóticas a causa de la hipertensión pul­
8.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
monar, pierden la indicación quirúrgica, logía, 316-334, Méndez Oteo, 1969.
(12, 19, 20, 21) es decir, ya no son 9.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
operables y por lo tanto están condenados logía. T ercera edición, 566-567, México,
a una muerte temprana. 1969.
10.— Friedberg, Ch.: T ratado de la C ardiopatia
6.7. Relación con los medicamentos: no Pulm onar Crónica, 1013-1014, Interam eri­
hay medicamentos para la cianosis, a menos cana, México, 1963.
que se tome como tal al oxígeno en el m o­ 11.— Friedberg, Ch.: Enferm edades del Corazón,
mento de las crisis hipóxicas. El uso del 146, Interam ericana, México, 1963.
oxígeno en los cianóticos crónicos puede 12.— González, L. y Villacís, E.: Hipertensión.
Arterial P ulm onar en C ardiopatías con Cor­
ser peligroso, porque el centro respiratorio tocircuito A rteriovenoso de pacientes resi­
bulbar solo está respondiendo al estím ulo de dentes en A ltitud Media: Tribuna Médica
la hipoxia, ya que se ha acostumbrado a la No. 30, tom o III, 29, 30, 1979.
www.medibooksnica.net63.net
w
13.— Houssay, B.: Fisiología Hum ana 274-412.
El A teneo, Buenos A ires, 1969. ARTERIA VENA
Jim énez D íaz, C.: T ratado de la Práctica
w * -~ Médica. Tom o ’I. Segunda parte. 27-28, j ^ ^ r e s i o n H id ro statii
Ed. Paz M ontalvo, Madrid, 1963. ^SO-rrtw VI3 10-4
p 15 — Jim énez D íaz, C.: T ratado de la Práctica lesión Oncótica.
3)1
p Médica. Tom o I. Segunda parte. 221, Ed.
Paz M ontalvo, Madrid, 1963.
rvnrl Hj
Jordán, S. y S cott, O.: H ipertensión Pul­
m onar: Cor pulm onale y Síndrom e de
Eissenmenger. C ardiopatías de la Infancia,
233-244, Salvat, Barcelona, 1975.
Kolm er, J.: D iagnóstico Clínico. Tercera
edición, 17. Interam ericana, México, 1963. CAPILARES
# 1 8 .- Rom berg, E.: E nferm edades del Corazón:
Medicina Clínica y T erapéutica. 879, Ed. Jo­ Fig. 36-1 Presión oncótica y presión hidros-
sé Espasa, Barcelona, 1891. tática.

R udolph, A.: Circulación Fetal: cardio­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-1


• 19- logía Pediátrica de W atson, 58-59. Salvat Para su estudio semiotécnico, nos re­
Barcelona, 1970.
mitimos al cuadro No. 3-1 Anamnesis de
^ 2 0 — Villacís, E ., González, L., Arcos, B. y Mal- cualquier síntoma.
donado, J.: V aloración H em odinám ica de
la H ipertensión A rterial Pulm onar. Revista 1.— 2.— 3.— (Fecha de aparente comienzo,
Médica del Seguro Social E cuatoriano, 1: 11,
1974. de comienzo real y forma de comienzo).
_ 21.— W hite, P.D .: E nferm edades del Corazón.
Puede resultar difícil establecerlas, pero si to ­
C uarta ed. 326, E l A teneo, 1954 mamos en cuenta dónde comenzó, es posi­
ble rescatar la verdad. Por ejemplo, mucha
gente se queja de hinchazón de las m ano.,
» siendo así que, para que el edema cardio-
génico avance hasta las manos, debe haberse
hecho presente mucho antes en otros lados
declives del organismo. Tales hinchazones
pueden corresponder a otro tipo de edemas:
inflamatorios, con flogosis, con turgencia;
» por esfuerzo muscular o posición, etc.
• EDEMA CARDIACO Fig. 36-2 A y B.
El edema de origen cardíaco se insi­
núa al comienzo en el tejido laxo de los
^D E F IN IC IO N .- (1 1 ,1 0 ,1 2 ). Es la hincha-
párpados y los tobillos y guarda relación
^ z ó n fría e indolora, que deja fóvea y que
con la ley de la gravedad (1, 6, 7).
^aparece en los lugares más declives, para
llu e g o , en caso de progresar, invadir todo el Por lo tanto, los decúbitos llevarán el
^ cu erp o . Se produce cuando la presión hi- exceso de líquido hacia el lado que está
drostática (5, 9) venosa ha sobrepasado la más bajo: en la posición de pie, irá a los
^ c ifra de la presión oncótica, (5, 8, 9) permi­ tobillos y a las piernas. De allí que podría­
t i e n d o así el desborde de los líquidos hacia mos resumir el comienzo del edema así: Pal­
los espacios intersticiales y celulares (5, 8). pebrai matutino y maleolar vespertino (1,7).
i 'Fig. 36-1. Fig. 36-3
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5.— y 6.— Evolución y relación con los m e­
dicamentos. El edema, como toda manifes­
tación patológica, debe ser calificado de una
a cuatro cruces (+ a + + + +-), significando una
cruz ( +), el comienzo del mismo, dos cruces
(• + +• ), el aumento del área afectada y del lí­
quido retenido, tres cruces ( + + +), (Fig. 36-4
A,B,C,D), la progresión (3) hacia grados ma­
yores y cuatro cruces (■+ + + + ); finalmente,
cuando se ha producido la anasarca, es de­
cir, cuando además de aparecer el edema en
todas las partes visibles del cuerpo, hay ade­
más trasudación hacia las cavidades: abdo­
Fig. 36-2A Mano tu rg en te hacia abajo.
minal (ascitis), pleural y pericárdica.
Fig. 36-2B Mano exangüe hacia arriba
Una vez instituida la medicación ade­
cuada (dieta hiposódica, diuréticos, digitáli-
cos), el edema puede volverse progresivamen­
te decreciente:-++++-a + a - ( 3 ) . El balan­
ce hídrico y el control del peso nos darán
una idea m uy clara de que es lo que está
pasando con el edema; ya que si, por ejem­
plo, ha ingerido 1.500 c.c. y ha eliminado
3.000 c.c. tener»'j;, v-' balance positivo y
podemos estar segi'ioj que el edema va dis­
Fig. 36-3A E dem a palpebral m atutino minuyendo. Si c) paciente se ha deshincha­
do y sigue perdiendo peso y continúa con un
4.— En la relación con otros síntomas tene­ balance de eliminación positivo, quiere de­
mos que tom ar en cuenta que dicha asocia­ cir que todavía hay edema intracelular,
ción nos va a servir para aclarar la causa real, aunque ya se ha eliminado previamente el
ya que la iniciación del edema puede no ser edema intersticial.
reconocida fácilmente por el paciente.
Así, si hubo disnea, fatiga muscular,
ros con expectoración asalmonada, síntomas
que mejoraron al aparecer el edema, resulta
fácil para el médico, colegir que la causa del
edema fue una I.C.I. (2). (Insuficiencia
Cardíaca Izquierda), que comenzó a produ­
cir una insuficiencia cardíaca congestiva
(I.C.C.). En igual forma, si antes del edema
y concomitantemente con él, hay una enfer­
medad pulmonar crónica, facies pletórica,
cianosis, es seguro que el edema reconoce
una causa pulmonar cardíaca (Corazón Pul­
monar Crónico). (1 ,6 ). Fig. 36-4A Edema +
www.medibooksnica.net63.net — 257 -
)

Fig. 36-4B Edem a

^ Fig. 36-4C E dem a + + +


Fig. 36-5A Hoja de balance hidrico
!
Es conveniente hacer bien el balance
•hídrico (11). Para tal menester es necesario
llevar una hoja de ingesta y excreta. En la
ingesta se anotará todo lo que tome, coma o
se le ponga al paciente. Así, si ha tomado
las tres comidas habituales, se anotará en ca­
da una, la cantidad de líquido y el cálculo de
contenido en los sólidos (60°/o del peso
más o menos); si se ha puesto una dextrosa
de 500 c.c., también se anotará. Luego se
suma todas las cantidades referentes a la in­
gesta y se obtiene un gran total de los líqui­
dos que ingresaron al organismo. Fig. No.
36-5A y B. En cuanto a la excreta, se medi­
rá todo líquido eliminado, o se hará su
cálculo estimativo. Así, se medirá la orina, se
estimará el agua perdida en la respiración
(si hay polipnea, la pérdida puede ser de más
de 500 c.c.), se estimará la cantidad de lí­
quido perdido por sudoración (la pérdida se­
rá cuantiosa en la hiperpirexia, por ejemplo).
Usualmente la pérdida por sudor puede ser
de 300 a 400 c.c. Se estimará la cantidad
Fig. 36-4D Edema H—I—h + de agua que sale en las deposiciones, así es-
Fig. 36-5B: ím. X I II.
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tas sean sólidas (60°/o de su peso). De es­ BIBLIOGRAFIA
ta manera, se extraerá un gran total de eli­
minación. Una vez obtenidos los grandes A ndrai, P.: Clinique Medicale. T om e 3e. 13
totales de ingesta y eliminación, efectuare­ 125-154, Lisraire de Deville Cavelün, París,
1834. $
mos una resta y obtendremos el balance 1
hídrico. <Si hay más ingesta que excreta, el 2- A ndrai, P.: Diecionaíre de M edicine et A
Chirurgie practiques, T om e douzle. 121-124,
balance será negativo.. Si hay más excreta Maquignon-M arvis, P arís, 1834.
que ingesta, el balance será positivo. Estos A rias V . A .: N orm as generales y diagramas !
resultados últimos podríamos graficarlos en p ara presentar u n caso cardiológico. 6,
columnas medidas y a colores azul (elimi­ Im p ren ta de la facultad d.e Jurisprudencia, g¡¿
1972. ™
nación) y rojo (ingesta) que bien pueden
ponerse en un sitio apropiado de la hoja 4- Capdeviüa, E.: D iccionario term inológico
de Ciencias Médicas tercera edición. 532 , ^
de temperatura de la historia clínica. De es­ Salvai, Barcelona, 1 9 4 6 . 9
ta manera, de un sólo golpe de vista podría­ 5— Cossio, P.: B iblioteca de Sem iología: Apa- A i
mos darnos cuenta de los signos vitales y del ra to C irculatorio. 100-102, E l A teneo, á
balance hídrico. Fig. No. 36-5B. Sin Buenos Aires, 1946.
embargo de ser una medida m uy útil pa­ 6.— Espino Vela, J.: In tro d u cció n a la Cardio-
logia. T ercera edición. 573, M éndez O teo,
ra el seguimiento del edema, creo que M éxico, 1969.
en nuestro medio latinoamericano el asun­
H am ilton, W.: Insuficiencia C ardíaca ex* j S
to se vuelve problemático por la falta perim ental: Cardioangiología de Luisada. f H
de personal subalterno (4 auxiliares para 30 T om o IV, 594. Salvat, Barcelona, 1960.
pacientes, por ejemplo). De allí que la segun­ H oussay, B.: F isiología H um ana. 5, “ El
da recomendación para este .mismo objeto, A ten eo ” , Buenos A ires, 1969.
resulte en la práctica más objetiva: poso 9.— Houssay, B.: F isiología H um ana, 276-278,
diario. La relación es directa: si pierde peso, “ El A ten eo ” , B uenos Aires, 1969. m
pierde edema; si gana peso gana líquidos 10.— Houssay, B.: F isiología Hum ana. 572, El
A teneo, B uenos A ires, 1969. á!
corporales. Claro que llegará un momento
11.— Jacóud, S.: T ratad o de P atología Interna,
de ajuste. Este será cnando se hayan elimina­ Segundo T om o. 80-81, De Bailly Bailliere e g a
do totalmente los edemas. En ese entonces, hijos, M adrid, 1897.
el paciente ya no perderá peso y aún más, 12.— Staxiing, E .: The fluids of the b o d y . Cons-
comenzará a ganarlo, pero ya no por edema, table, L o n d o n , 1908. .
sino por mejoría, anabolismo, recuperación. CAPITULO 37
De todo esto tendrá que darse cabal cuenta ü
el practicante.
7.— Estado Actual.— Luego de una cuida­ PALPITACIONES gj
dosa conversación con el paciente, sobre el
edema, hay que averiguar como se encuen­ Se perciben como una sensación desa- fl|j
tra en la actualidad. El parámetro se rela­ gradable que corresponde al latido cardíaco,
ciona directamente con la historia natural y el cual se vuelve consciénte. Se describen de
la evolución particular del síntom a, que muchas maneras, algunas de ellas bastante '•¡¡j
a su vez depende del tratamiento instituido. subjetivas: brincos-vuelcos-frenadas, para-
das, etc. ( 1 ,3 ,1 0 ,1 1 ,2 1 ) . S
Al cuadro aplicable a cualquier sínto­
ma (No. 3-1) se agrega el cuadro No. 37-1.
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- 259 -

CUADRO No. 37-1

PALPITACIONES

Qué preguntar Cómo preguntar

1.— Ritmo 1.1 Es regular (como un reloj?).Pa­


ra refrendar el dato, se puede
tamborilear con el dedo sobre la
mesa, en forma regular.
1.2 Es irregular, como telégrafo. Se
puede tamborilear con el dedo so
bre la mesa, simulando esa irregu­
laridad.

2.— Frecuencia 2.1 Es de frecuencia rápida? aumen­


ta el número de latidos por mi­
> nuto?

) 2.2 Es lenta? Disminuye el número


de latidos por minuto?

3.— Periodicidad 3.— Con qué intervalo se repite?


i
3.1 Son reiteradas? (repetidas)
> 3.2 Son permanentes?
3.3 Son esporádicas?

4.— Relación entre el comienzo y 4.— Son de comienzo y fin bruscos?


> el fin

* CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 37-1 :;; V : :


' J : *JP
) Es im portante establecer el ritmo, m TH?
. cuando las palpitaciones son reiteradas. Tal Yi.il : iji-l

“ condición, frecuentemente no es descrita es- 2 ." Í ü í I lSÍ! il; :

) pontáneamente y hay que recabar sobre ella,


Fig. 37-1 Fibrdlación auricular
k haciendo tamborilear un lápiz o simplemente
con el pulpejo del dedo medio, sobre una su-
ves. Esto nos hará pensar en una fibrilación
í perficie dura, a fin de que se oiga la percu-
auricular (12, 15, 17). Fig. 37-1.
| sión. Los sonidos acompasados y rápidos
nos hablarán de una taquicardia; los acom- 2. Las preguntas sobre la frecuencia, nos
\ pasados y lentos, nos dirán de una bradicar- aclararán si se trata de una arritmia con fre­
| dia. Si hay arritmia total, el sonido del cuencia rápida (arritmia activa, taquicardica),
I tamborileo será como telégrafo con pausas o si es de frecuencia lenta (pasiva, bradicár-
diferentes y golpes a veces duros aveces sua- dica), sean regulares o no los latidos. Ejem-
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-260

Fig. 37-2 T aquicardia Sinusal y Bradicardia


Sinusal.

Fig. 3T-3 E xtrasistole solitario y extrasisto­


lia bigem inada.

píos: Taquicardia sinusal por una emoción; 4.— Si el comienzo es brusco y el fin, igual­
fibrilación auricular con frecuencia rápida; mente brusco, en palpitaciones más o menos
o bradicardia sinusal de un deportista; (2,4,5, largas, se trata de Taquicardia Paroxística.
¿0). Fibrilación auricular con frecuencia (7, 9, 14). Este es un diagnóstico que usual­
lenta (2 ,4 , 20). Fig. 37-2. mente se hace en base a la anamnesis, puesto
3.— Si la sensación es esporádica, ocasional, que los episodios de taquicardia paroxística
puede tratarse de extrasístoles aislados, fre­ raramente son constatados por el médico, ya
cuentemente de poca significación, puesto que cuando el paciente va por la consulta,
que pueden presentarse en personas sanas, frecuentemente el ritmo ya se ha normali­
(2, 4, 5, 13, 18, 20) aunque, naturalmente, zado. (Fig. 37-4).
también en los cardiópatas. Si es reiterada la
palpitación, cobra mayor importancia para el 5 . - En relación a las preguntas generales
paciente, aunque la significación clínica pue­ de la anamnesis aplicable a cualquier sínto­
de no variar. Si es permanente, ya es más ma: Cuadro No. 3-1.
significativa y amerita un estudio cardioló­ 5.1. Las preguntas pertinentes a la. seña­
gico completo. Fig. 37-3. lización de fechas y referentes a como el pa-

Fig. 37-4 Taquicardia paroxística y su ter­


m inación por efecto de m aniobra
vagal.
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-261 -
>
. cíente sintió el síntoma dan comienzo al in- 5.5. Las indicaciones establecidas pueden
" terrogatorio. Hay que procurar transcribir tratar o modificar la arritmia. Así, la res­
\ con fidelidad y quizá tomar en cuenta alguna tricción o anulación de las toxicomanías, la
^ palabra que refleje tal condición. (1 ,3 , 10, sedación del neurótico, el tratamiento del hi-
11,21). Así: “siento como si se frenara el pertiroideo, la finalización de una sobrecar­
} corazón” . ga (ej.: el parto después de un embarazo tor­
mentoso), el uso de antiarrítmicos como los
) 5.2. Causa aparente: La causa puede ser
betabloqueadores, la Quinidina (7, 17), etc.,
I trivial y en realidad importa en cuanto nos
incidirán en la modificación o desaparición
puede hacer relación con el estado o no de
de las palpitaciones.
( enfermedad. Así, con frecuencia será el abu-
I so del alcohol, del tabaco, el café o aún el 5.6. El estado actual reviste interés, pues
uso de drogas, el motivo inmediato para el se establecerá el momento patológico y el es­
1 .aparecimiento de la arritmia. (7 ,9 ). tado de evolución del síntoma. Hay que
esclarecer especialmente, si existe o no
1 Por otro lado, el cardiópata compen­
cardiopatía orgánica subyacente.
sado que por alguna causa menor como una
“mala noche” o una emoción cualquiera o
BIBLIOGRAFIA
1 un esfuerzo desacostumbrado, inicia su sin-
tomatología con el aparecimiento de una
arritmia, así como una gota de agua comien­
za a derramar un vaso lleno. Ej.: el por­ 1.— Alexandrova, L .I.: Análisis clínico-fisioló­
tador de hipertensión arterial sistémica. gico del síndrom e neurótico de !a fase ini­
cial de la E nferm edad H ipertónica y la sig­
(6, 15, 19). Así mismo y con mayor razón, nificación de la inhibición p o r el sueño en
el cardiópata sintomático, tendrá manifesta­ este análisis. 93-106, E ditorial Mayo Callao
ciones de arritmia en forma de palpitaciones 335, Buenos Aires, 1904.
reiteradas, regulares, irregulares, ocasionales 2.— Boskls, B .; L ennan, J.; Parc.sio, A. y Scattini,
M.: Manual de E rgom etría y Rehabilitación
o permanentes.
En Cardiología. 23-30, E.C.T.A .: Bue—
nos Aires, 1974.
5.3. Entre los síntomas acompañantes te­
3.— Espico Vela, J.: Intro d u cció n a la Cardio­
nemos: vahídos, piquetes, punzadas, sudo-
logía. Tercera edición. 92-98, Méndez
ración, palidez, pérdida de conocimiento y Oteo, México, 1969.
aún en raras veces, convulsiones. Por se­ 4.— Fernández, S.: M etabolism o BasaL 84-85,
parado o unidos algunos de ellos, constitu­ editorial Científico-M édica, Barcelona, 1953.
yen expresiones diversas de la disminución 5.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón.
del flujo sanguíneo a determinados órganos. Segunda edición. E ditorial Interam ericana,
Así el grupo de manifestaciones cerebrales México, 1958.

será por disminución del aporte sanguíneo 6.— Goldberger, E.:- U nipolar Lead E lectrocar­
diography. 109-121, L EA Febiger, Phila­
al cerebro. Este conjunto de síntomas de delphia, 1947.
injuria cerebral que llega a veces a las con­
7.— K atz, L.: E lectrocardiography. S eco n d ed .
vulsiones de tipo epileptiforme, se encuadra 625-720, LEA, Febiger, Philadelphia, 1946.
dentro del síndrome de Stoks - Adams. (9, 8.— Londe, S.: Causas de hipertensión en gente
19). joven: Clínicas Pediátricas de N.A., 155-165,
1978.
5.4. La evolución depende del curso de la
9-— Lipm an, B. y Massie, E .: E lectrocardiogra­
enfermedad subyacente y de la terapéutica fía Clínica, 327-355, E ditorial Interam erica­
instituida. na, México, 1967.
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- 262 -
10.— Manrique Izq u ieta, J.: La conciencia de las En cardiología, el dolor referido hace
células, 55-60. Im p ren ta de la Universidad,
Guayaquil, 1954. relación a los segmentos medulares D2 y D5.
(2 ,9 ,2 0 ).
11.— M anrique Izquieta, J.: Clínica Cardiológica.
178-183. Im p ren ta de la Universidad, Gua— La técnica de la anamnesis del dolor
yaquil, 1949.
cardiogénico es la misma que la del cua­
12.— Master, A .; Moser, M.; Jaffe, H.: Cardiac
dro No. 3-2.
Emergencias an d H eart Failure, 11-28, LEA-
Febiger, Philadelphia, 1952. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2
13.— Mera, W.: Tem as de Electrocardiografía. DE ANAMNESIS GENERAL DEL DOLOR.-
111-130, Talleres Offygraba, Quito, 1980.
14.— Palacios, A.: Fibrilación Auricular Paroxís­
1 y 2.— Fecha aparente y real de comien­
tica. Cardioversión con m arcapaso intraeso- zo.— Es importante fijarlas, puesto que de
fágico; T ribuna Médica. Tomo III, No. 8, ellas dependerá la clasificación que vamos a i
1979.
hacer con prospección a pronóstico y trata­
15.— Pardee, H.: Clinical aspects of the electro- miento (3, 4). (Parámetros que no vamos a
cardogram . Second printig, Third ed. 244-
252. Paúl B. H oeber, In c., L ondon, 1941. ver aquí, pero que tenemos que intuirlos).
16.— Polanco, J.: La clínica y la electrocardio­ 3.— Intensidad.— Aunque hay variantes
grafía. Segunda edición. 104-126, Editorial individuales, puesto que aún hay infartos sin (
C ultural, H abana, Cuba, 1944.
dolor, esta calificación se procura cuantificar
17.— Salgado, M.: M anual de Electrocardiografía.
127-172, Casa de la Cultura Ecuatoriana, de una a cuatro cruces ( + a + + + + ). Las 1
Q uito, 1960. cuatro cruces ( + + + + ) significarán un do- ,
18.— Sánchez, S. e t aL: El tiem po de adm inis­ lor muy intenso, probablemente insopor­
tració n I.V. de Quinidina como factor deter­ table. (3 ,1 3 ,1 4 , 21). 1
m in an te de sus acciones ele ct ro fisiológicas
auriculares. A rch. Inst. Cardiol, M ssi— 4.— Causa aporcníe.— En las crisis de a n - '
co 5 0 -1 ,1 9 8 0 . gor se reconoce como causa, al esfuerzo, a la {
19.— S odi Pallares, D.: E lectrocardiografía Clíni­ comida o a la emoción. En el infarto, mu­
ca. 322-324, In stitu to N acional de Cardio­
chas veces, este antecedente puede faltar. '
logía, M éxico, 1968.
(3, 7). En las pericarditis cuentan las infec­
20.— W hite, P.: Enferm edades del Corazón.
1.002-1.003, “ E l A teneo” , Buenos Aires, ciones, (7, 14) los traumatismos; en el
1954. Aneurisma Disecante, (18) los traumatismos,
21.— Zelenin, V.: E l Tem ple del Corazón, 99-102, la Sf. (16).
Ediciones en lenguas extranjeras, Moscú,
1959. 5.— S itio .- El paciente, comunmente, se
llevará la mano al pecho y señalará el Es­
ternón, o en general, el precordio. Fig. 38-2A
Con frecuencia el d o lo r. es retrocsternal.
En el Aneurisma disecante el dolor caminará,
CAPITULO 38
siguiendo el trayecto disecado (16,18).
6.— Irradiación.— Esta se hace comun­
DOLOR CARDIOGENICO mente a hombro, brazo antebrazo y borde
cubital de los dedos izquierdos; a veces es a
En principio, nos remitimos a lo dicho ambos hombros, a ambas muñecas, a la nuca,
de este síntoma en el capítulo del aparato a la mandíbula, al cuello. Rara vez se hace <
respiratorio, especialmente en lo que se refie­ al tórax posterior, hacia la región escapular
re al dolor víscerosensitivo. (1,2,5,6,9,17,20;. izquierda. Así mismo es rara, pero no tanto,
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I
CUADRO No. 38-1
ì
I CLASIFICACION DE LAS CARDIOPATIAS ISQUEMICAS DE
BATLLE Y BERTOLASI

Grado I
grado II Con infarto
|A) Estable previo o sin in­
grado III
farto previo
grado IV
Con capacidad
B) De reciente co­ Con infarto previo física conserva­
mienzo. da o con capa­
Sin infarto previo cidad física dis­
minuida.
I
Angina de C) Tipo Prinzmetal
Pecho
Progresiva Con Infarto
D) Inestable Regresiva previo o sin in­
Síndrome intermedio farto previo.

1B) Postin.fy.rto Agudo

II 1
Isquemia
Aguda
Persistente

III
Infarto Agudo
de Miocardio.

la irradiación a epigastrio e hipocondrios, 7.— Tipo de dolor.— Se ha definido m u­


(13, 14), simulando una pancreatitis aguda chas veces como dolor continuo opresivo,
o una colecistopatía, o una úlcera gastroduo­ lancinante, terebrante, desgarrante, queman­
denal o una hernia hiatal (3,10). Fig. 38-2B. te (13, 14, 21)'. Se procurará copiar la
El infarto pósteroinferior es el que tiene este expresión propia con la cual define “su”
tipo de irradiaciones abdominales. Además, dolor, el individuo que lo siente.
tales condiciones pueden coexistir e inclu­
sive desencadenar un acceso de angor o 8.— Síntomas acompañantes.— Palidez, su-
aún un Infarto Agudo de Miocardio (I.A.M.). doración (sudor frío ), angustia (ansias de
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Fig. 38-2A E xpresión y actitud de dolor an­


ginoso.
muerte), astenia, desmayo, pérdida del cono­
cimiento, y aún, a veces, el cuadro completo Fig. 38-2B irradiación del ángor. .
de Shock. En raras veces (Infarto póstero-
inferior), el dolor puede acompañarse de
m iento de los episodios, su frecuencia, su
síntomas abdominales, tales como náusea y
duración en el tiempo. De ello dependerá
vómito. Hay que advertir que los síntomas
si consideraremos a una angina como pro­
acompañantes pueden ser todos los nombra­
gresiva, regresiva o estacionaria.
dos, alguno o algunos de ellos. En el Infarto
hay fiebre (febrícula), que sobreviene des­ 12.— 1 3 .- 14.— 1 5 .- No se relacionan con
pués del cuadro doloroso. En la precordial— el dolor cardiogénico.
gía . la Pericarditis, la fiebre, comunmente, 16.— Relación con los medicamentos.— El
antecede al dolor (7). En el Angor Pec­ dolor anginoso cede con el reposo o con los
toris 110 se presenta cuadro febril, pero pue­ vasodilatadores coronarios de acción inme-.-
den darse los síntomas indicados para el in­ diata (lingüetas de nitroglicerina, Dinitrato
farto (10). de Isosorbide). Estos medicamentos actúan
9.— Relación con el tipo de alimentos.— en segundos al disolverse debajo de la len­
No tiene relación directa con las causas que gua. (4, 19, 22). El hecho de la desapa­
provocan precordialgia, aunque los excesos rición del angor mediante vasodilatadores
pueden constituirse en causa desencadenante. nos induce al diagnóstico terapéutico. Para
el efecto se han indicado, también, manio­
10.— Horario.— En esta parte se diferencian
bras vagales (11, 15) a fin de producir bra-
nuevamente la angina de pecho del infarto;
dicardia y alargar la diástole, que es el mo­
pues la primera, por su relación con el esfuer­
m ento del descanso del músculo cardíaco y
zo, casi siempre se presenta en las horas labo­
la m ejor oportunidad para la irrigación
rables y no durante el reposo; en tanto que el
coronaria.
Infarto puede presentarse durante el sueño,
por la noche (3, 10). Ej.: Casos de infarto Para aliviar su dolor, el paciente con
agudo de miocardio (IAM), viendo televisióa Pericarditis, adopta la posición de “plegaria
m ahom etana” ya descrita anteriormente con
11.— Periodicidad.— Muy importante para
el síntom a: disnea (10).
la clasificación de la Insuficiencia Coronaria
que hacen Baílle y Bertolasi, que al final MANIOBRAS PARA TRATAS LA CRISIS
incluiremos, H ay que averiguar el apareci- ANGINOSA: Referencia del curso de Enfer­
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-265 -
medades del tórax en la escuela de Enferme­
dades del Tórax de España).
Se pueden intentar estas maniobras co­
mo medida emergente y hasta que se pueda
instituir la medicación adecuada.
— Estimulación del seno carotideo.— (11,15)
(Friedberg). El paciente debe estar en decú­
bito supino, con el cuello en hiperextensión
mantenida con una almohadilla en la nuca y
con la cabeza sin sustentación, ligeramente
volteada hacia un lado.
Fig. 38-3 Estim ulación del seno carotideo.
Quien ejecuta la manipulación debe
utilizar dos o tres dedos, buscar la bifurca­
ción de la Carótida derecha, preferentemen­ insistirá en preguntar como están a la hora
te hacer presión y masaje contra la columna presente, todos los parámetros del dolor.
cervical, pór el lapso de 10 a 30 segundos. Insertamos el cuadro No. 38-1: Clasi­
Mientras esto se hace es aconsejable auscul­ ficación de las cardiopatías isquémicas.
tar con el fonendoscopio o tomar el pulso
CONSIDERACIONES AL CUADRO 38-1.—
para lograr una bradicardia beneficiosa, pero
Angina estable (3) es aquella que no
nunca llegar al paro cardíaco. (Fig. 38-3).
se ha modificado en el lapso de los tres últi­
— Maniobra de Valsalva.— (11). Es una mos meses. Se reconocen 4 grados:
maniobra que por analogía, puede eventual­ I producida por grandes esfuerzos
mente servir con el mismo objeto. La manio­
bra consiste en hacer una espiración forzada II producida por las tareas habituales
con la glotis cerrada. III producida por pequeños esfuerzos
La explicación del probable y temporal IV De reposo
beneficio de estas maniobras, sería el logro ANGINA DE RECIENTE COMIENZO.- (3) Su
de una diástole más larga y por lo tanto, aparecimiento se encuentra dentro de los
momentáneamente,un mejor flujo coronario últimos tres meses.
con menor trabajo del miocardio. TIPO PRINZMETAL.- (3, 8, 12). Se pre­
17.— Evolución.— También es fundamental senta en reposo, tiene relación horaria y su-
para la clasificación de la insuficiencia coro­ pradesnivelamientos transitorios delST.(Fig.
naria en orden a situar pronóstico y trata­ No. 38-4.
miento. Así el término básico es tres meses
ANGINA INESTABLE- (3). Llamada así,
en cuanto al tiempo. Es importante también
cuando ha habido cambios en su cuadro
saber si las crisis han permanecido iguales
clínico dentro de los últimos tres meses.
en frecuencia e intensidad, si han aumentado Es progresiva cúando hay aumento en el
o disminuido, pues todo ello nos dará la pau­ ritmo e intensidad de las crisis. Es regresiva
ta de la mayor o menor gravedad del pro­ cuando hay disminución en el ritmo e inten­
ceso. sidad de la crisis. ^SINDROME INTERMEDIO”,
18.— El estado actual guiará toda la decisión caracterizado por episodio anginoso intenso,
médica del momento. De esta manera, se prolongado, recurrente y sin relación con el
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-266 -
<3
i
isquemia. Además el cuadro se completa y
refrenda con la dosificación de enzimas, es- ^
pecialmente: transaminasas, deshidrogena ^
láctica y fosfocreatinquinasa, cuyas cifras
se elevan y marcan la evolución con la *
curva de retorno a la normalidad. Cuando ^
se hable de los exámenes complementarios -
haremos un cuadro con las tasas normales y "
las patentes más demostrativas. Fig. 38-5; f
38-6; 38-7.

Fig. 38-5 Registro norm al antes del infarto.

Fig. 38-4 Angina tip o Prinzm etal.

esfuerzo; respuesta escasa o ntila a los nitri-


tosjcam bios electrocardiográficos acom paña­
dos de arritm ias; enzimas norm ales o lige­
ram ente subidas; tiem po de evolución m enos
de un mes; ausencia de factores predisponen­
tes (anem ia, tireotoxicosis).
La angina postinfarto agudo aparece
Fig. 38-5 Secuencia de Infarto Agudo de
durante el prim er mes de evolución de un Miocardio: O nda en bandera
infarto de m iocardio.
ISQUEMIA AGUDA PERSISTENTE.- (3). “ Se
caracteriza por dolor anginoso prolongado,
cambios electrocardiográficos persistentes y
enzimas norm ales o ligeram ente elevadas” .
INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO.- (3, 7,10)
D olor opresivo que dura más de diez m inu­
tos, acom pañado de m anifestaciones electro-
cardiográficas características, cuales son la
onda Q com o signo de necrosis, los desni-
velam ientos de ST como signos de lesión y desnivelam iento de ST, y aparece ■
las T sim étricas y. picudas, com o signos de onda T coronaria, y Q. ^

«
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Cuadro No. 38 - 2

CLASIFICACION DE ANGINA DE

PECHO DE SANTILLANA DEL MAR


Fig. 38-7 T iem po después, la onda q persis­
te 7 la onda T tie n d e a norm ali­
zarse. I
Según su grado II •
En la reunión de SantiUana del Mar ce­ funcional III
lebrada por el grupo de trabajo de “ ANGI­ IV
NA DE PECHO” de la Sociedad Española
de Cardiología, se consideró que si hay va­ INICIAL
riación de la sintoinatología en el término Por el esfuerzo PROGRESIVA
de UN MES, la angina ya no es estable y vi- ESTABLE
^ ceversa. Este concepto lo consideramos váli-
^ do y por lo tanto, recomendable, en contra­ Prolongada
posición con el que pusimos en la página
De reposo Variante
^ 265, subtítulo 17, que corresponde al cri-
Mixta
I teño de evolución de Batlle y Bertolasi.

w Otro de los puntos que interesa anali­


CAPITULO 39
zar es el nombre sustitutivo de la Angina de
Piinzmetal (1.959), pues la llaman: Angina
Variante, cuyo substracto fisiopatológico es SINTOMATO LOGIA MENOR ACOM­
el espasmo coronario sobreañadido a un pro ­ PAÑANTE DE LAS CARDIOPATIAS.-
ceso ateromatoso coronario. (23—24).
Hay una cantidad apreciable de sín­
Cheng en 1.973 ideó el térm ino tomas que sin ser muy importantes ni fre­
VARIANTE DE LA VARIANTE significan­ cuentes, así como tampoco de carácter
diagnóstico, acompañan a las cardiopatías,
do con ello que la causa de la angina en este
en algunas ocasiones. Esto acontece por
caso es exclusivamente el espasmo, o prio­
contigüidad o cercanía, como es el caso de la
ritariamente, el espasmo con una base arte- ronquera o disfonía por compresión del ner­

\
^ rioesclerótica coronaria incipiente. vio Laríngeo inferior, entre el Ductus per-

I
I
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-268-
sistente y la Pulmonar proscidente, por ejem­
plo; (4,5,6) o por deterioro de la función,
provocada por el éxtasis venoso de la in­
suficiencia cardíaca congestiva, como acon­
tece con las digestiones difíciles (3, 7, 8),
las flatulencias, diarreas. Por igual proce­
so congestivo a nivel hepático, a más de un
dolor más o menos sordo pueden sobrevenir
otros síntomas dispépticos (8). Eventual­
mente puede haber un dolor abdominal lan­
cinante e insoportable dependiente de trom-
boembolia de alguna arteria importante,
(7 ,1 1 ,1 3 ) como por ejemplo la Mesentérica.
Estos émbolos pueden venir desde corazón
por desprendimiento de coágulos recién for­ Fig. 39-1 C orazón gigante (F u e n te de em ­
mados o trom bos ya constituidos y despren­ bolias).
didos a nivel de aurícula o de ventrículo
izquierdos (7 ,1 3 , 14).

Toda esta sintomatología aleatoria nos


servirá para redondeai el conocimiento y so­
bre todo para atender las molestias que
causan al paciente, tratando la etiología
común de todas ellas, es decir, la cardiopa-
tía de fondo. En lo que respecta al inte­
rrogatorio, cabe decir que es conveniente
investigarlos al final de la anamnesis de la
enfermedad actual. No es procedente darles
una importancia mayor, sajvo el hecho de
que se constituyan en un cuadro dominante.
Tal es el caso, por ejemplo de un paciente
que falleció con intenso dolor abdominal por Fig. 39-2 R echazo del Esófago co n tra la c » ^
una trombosis a caballo a nivel del nacimien­ lum na, por crecim iento de la au­
to de las Ilíacas (9, 10). Este sujeto tenía el rícula izquierda. |
corazón más grande que hemos visto. Fig. DISFAGIA.— (4, 5, 6, 12). Es la dificultad |
No. 39-1. para tragar. Se dificulta el paso del bolo
Para la anamnesis de cada uno de estos alimenticio por el Esófago. Esto acontece ^
síntomas nos remitimos al: qué preguntar y cuando la aurícula izquierda crecida rechaza (
cómo preguntar del cuadro No. 3-1 de la el Esófago hacia atrás y lo comprime contra |
anamnesis aplicable a cualquier síntoma. la columna vertebral. Fig. 39-2.
Nos vamos a referir brevemente a los Un aneurisma de la Aorta ascendente |
principales o más comunes: Disfagia, Dis- o torácica descendente, puede ocasionar igual (
fonía, Astenia, trastornos menstruales, dis­ condición. Además, cuando hay anillos vas- |
pepsias, síntomas urinarios. culares que rodean al Esófago, como aconte­
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ce con los vasos lusorios que dan nombre a la los cuales sufren de isquemia relativa y fun­
disfagia pues se llama Disfagia Lusoria (4) cionan mal.
cuando hay la dificultad por la compresión SINTOMAS URINARIOS.- (3) El riñón es
de anillos vasculares anómalos que rodean por el órgano de choque ante la menor disminu­
adelante y por detrás al Esófago. ción del flujo sanguíneo. Normalmente pasa
DISFONIA.— Es la dificultad para emitir por los riñones el 25 °/o del gasto to tal.
el sonido vocal, comunmente esto se traduce Cuando el corazón entra en insuficiencia,
por ronquera. Un aneurisma aórtico, una el gasto puede disminuir hasta un 5°/o. El
Pulmonar aneurismática. Una persistencia síntoma urinario principal será la oliguria y
del conducto arteriovenoso ancho, puede aún a veces la anuria.
comprimir entre sí al Laríngeo Inferior,
ocasionando el síntoma. Los vasos anóma­ C A P IT U L O 40
los que forman anillos vasculares por delan­
te y por detrás de la tráquea pueden obsta­
culizar el paso del aire y causar estridor. (4). H IP E R T E N S IO N A R T E R IA L Y
SH O C K
ASTENIA NEUROCIRCULATORIA.— (5)
Existe también la llamada Astenia Circulato­ En la Semiología General, Capítulo
ria, relacionada con cuadros de neurosis e No. 8 se estudió la técnica para obtener el
hipocondría, donde el paciente acusa cansan­ dato vital (1, 9, 13) de la Presión Arterial
cio, adinamia, “gana de no hacer nada” y el Sistèmica.
médico no encuentra causa orgánica definida.
Al final de la Semiotecnia del aparato
En todo caso este tipo de paciente tiene un
Cardiovascular se revisará la “Enfermedad
menor promedio de vida.
Hipertensiva” (5, 8), en el capítulo de los
TRASTORNOS MENSTRUALES.- (3) Síndromes No. 59. Ahora, simplemente,
Cuando las mujeres jóvenes cursan insuficien­ expondremos lo esencial de la incursión de
cia cardíaca, muchas veces sufren de ame­ la Hipertensión Arterial en la patología hu­
norrea secundaria; otras aquejan de trastor­ mana. Vista la técnica de la toma de la
nos diversos pomo polimenorreas, oligome- presión arterial conviene en'este momento,
norreas. Cuando se compensa la función a más de hacer una reafirmación de con­
cardíaca, se normalizan espontáneamente ceptos, señalar el para qué se toma este
los ciclos menstruales. importante dato, así como también, por
DISPEPSIAS.— Son dispepsias sintomáticas qué esta fuerza incrementada, desgasta pre­
dependientes de la congestión hepática y aún cozmente los cauces arteriales. (6).
de la cirrosis cardíaca que en los casos de 1.— El signo, de pronto, se convierte en
insuficiencia cardíaca congestiva crónica se síndrome, que encaja dentro de algunas en­
produce. Así mismo, la hipertensión venosa, tidades nosológicas (2,7,10,12,14,15,16,17):
repleta las venas mesentéricas, gástricas, pan­ dígase: Glomérulo Nefritis, Nefroesclerosis,
creáticas, etc. y obstaculiza la función di­ Estenosis, Trombosis y oclusión de la arteria
gestiva. De otro lado, la redistribución (2) Renal o de una de sus ramas, Feocromoci-
de sangre arterial por disminución del gasto toma, Enfermedad de Cushing, Enfermedad
cardíaco en el corazón insuficiente, sacrifica de Khon, Hiperaldosteronismo Primario,
el gasto propio de los órganos esplácnicos, Coartación Aórtica, entre las principales.
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- z /u —

2.— El síndrome pasa a ser enfermedad en CUADRO No. 40-1


cuanto conforma un cuadro clínico definido,
SINDROME DE
y, en la práctica, cuando cobra el calificativo
HIPERTENSION ARTERIAL
de Esencial, o de causa desconocida.
1- Cefaleas
3.— Sea cual fuere la causa inicial del pro­
2 - Mareos
ceso hipertensivo, fatal o indefectiblemente,
3 .- Palpitaciones
aunque con variantes de tiempo y lugar, se 4 .- Fosfenos’
van dañando las arterias del organismo, pu- 5 .- Acúfenos
diendo llegar a la fase maligna, cualquier mo­ 6 .- Trastornos neurovegetativos.
m ento, con necrosis fibrinoide de la media (4). 7 .- Precordi algias
8 .- R2 aumentado el foco Ao.
3.1. El signo que inicialmente se convierte
9 .- Presión arterial más elevada de
en una alarma orgánica, puede iniciar una
140/90
serie de sucesos patológicos encadenados 10.-- Tele RX: Hipertrofia concéntrica
entre sí, que van inhabilitando. progresiva­ de V.I.
mente los diferentes reguladores de presión 11.-- E.C.G.: Normal o con sobrecarga
que existen, así mismo, a diferentes niveles sistólica del V.I.
orgánicos (3, 6). Esta sucesión de momentos,
constituyen el proceso que, en conjunto, los órganos afectados podrán ser la causa de
va. a establecer definitivamente la enferme­ muerte del hipertenso. De allí que hablemos
de los cuatro caminos letales del paciente
dad hipertensiva.
que adolece de H.À.: Fig. 40-1.
Tenemos que recabar el hecho de que Insuficiencia Cardiaca
la hipertensión arterial va dañando las es­ Insuficiencia Coronaria (18,19,20,21)
tructuras vasculares, así como la presión Insuficiencia Renal
hidráulica muy elevada, por error de cálculo, Encefalopatía Trombosis
puede dañar y aún romper las tuberías de Hipertensiva: Hemorragia
agua potable.
Nótese que la implicación renal puede
Hay recodos y divisiones vasculares ser a la vez causa y efecto.
donde la corriente sanguínea choca causando
desgaste, rigidez y endurecimiento. (4, 6). No siempre la hipertensión arterial
sigue un proceso evolutivo similar, pues
SINDROME DE HIPERTENSION mientras en unos se manifiesta con sin­
ARTERIAL tomatología florida y con consecuencias
ominosas, en otras la historia natural es
Sintetizamos el síndrome en el cuadro
benigna y aún hay muchos casos en que
No. 40-1.
la sintomatología puede estar subyacente,
Además de la sintomatología anterior
sin manifestarse, durante muchos años. Al­
se encontrará la de la enfermedad causal si
guna vez comenzará a evidenciarse con cual­
esta es evidente; así: Glomerulonefritis,
Pielonefritis, Nefroesclerosis diabética, Feo- quiera de las complicaciones o por las cri­
ero mocitoma, Enf. de Cushing, etc. También sis hipertensivas intercurrentes. No pocas
se podrá encontrar sintomatología depen­ veces será un hallazgo médico, pero siem­
diente de los órganos de choque (22,23,24, pre habrá que tomarlas muy en cuenta,
25) a los cuales ataca de preferencia la H.A. porque también pueden seguir un curso
Los daños severos ocasionados en alguno de maligno, precipitándose violentamente los
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acontecimientos con necrosis arteriolar a todas participan y llevan el proceso a la
diferentes niveles; manifestándose con im­ irreversibilidad, si no se actúa oportuna y
plicaciones severas en alguno de los órga­ eficientemente.
nos de choque, aunque los otros perma­ Las etapas del shock, casi impercepti­
nezcan mas o menos idemnes. A sí es co­ bles, podrían dividirse en las siguientes:
mo un hipertenso hemiplégico, rara vez ten­ Inicial
drá a la vez insuficiencia cardiaca o insu­
Compensación
ficiencia renal. De allí también que un
, Descompensación
hipertenso con sintomatologia de insuficien­
Irreversibilidad
cia cardiaca pueda tener un fondo de ojo
normal o ligeramente anormal.
SHOCK
“Es un proceso hemodinámico m eta­
bòlico agudo, desencadenado por incom­
petencia de los mecanismos presoregulado-
res, que produce insuficiencia circulatoria
periférica con hipotensión arterial y sínto­
mas dependientes del sistema neurovegeta­
tivo” . ( 26 Chávez Rivera I.).
La síntesis del síndrome queda es­
puesta en el cuadro No. 40-2. Organos de choque d« la Hipar-
tensión Arterial

CUADRO No. 40-2

CUADRO CLINICO DEL SHOCK

Astenia Hipotensión arterial


Adinamia Taquicardia
Somnolencia Pulso filiforme
Palidez Oliguria
Sudoración fría Ileo paralítico
Temblor Acidosis
Polípnea Gasto disminuido T O DE SANGRE
EN MICRO CIRCULACEO N

La causa productora del Shock puede Fi*. 40*2 Orifica del Shock

ser: Fig. 40-2. CAPITULO 41


1) La bomba cardíaca, por disminución EXAMEN FISICO DEL APARATO
del gasto cardíaco. (20 - 21).
2) Hipovolemia por pérdida de sangre, CARDIOVASCULAR
plasma, agua y sales, o
3) Por atrapamiento de sangre en la mi- Una vez que se ha recogido la sintoma­
crocirculación. tologia mediante conversación con el pacien­
te, tenemos que hacer el examen físico y pa­
Cualquiera de las causas (27,28,29,30) ra ello, debemos llevarlo al cuarto de exáme­
que fuere la que precipite el shock; al final, nes, si hubiere, o, improvisar una separación
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-272 -
de ambiente que sea aceptable, para salva­ todos de examen tanto en el tórax anterior
guardar la intimidad y contrarrestar el temor. como en el posterior (pulmones). Solamente ^
Consideramos este aspecto, de la mayor im­ para palpar el hígado le haremos acostar,^
portancia en el examen del cardiópata, pues dándole instrucciones previamente para que -
si no se lo conceptúa asi, devendrá un estado haga excursiones respiratorias más profundas. ^
de angustia, que por si solo producirá taqui­ En el momento que se vaya a acostar, le^|
cardia, elevará la presión arterial y aún se hemos de ayudar activamente para que en eí m
podrá auscultar, en personas lábiles, los cambio de posición no haga esfuerzo y simul-
“soplos accidentales” (soplo del recluta) táneamente le observaremos la yugular exter-
(2, 10); o se oirá un R3 conformando un na para notar el ángulo en el que aparece la ^
galope diastólico: R l, R2, R3; en niños y ingurgitación.
jóvenes asustados, sin que a esa edad se con­ En general, afirmamos que el tanto ^
sidere netamente patológico. Así, pues, las y el cuanto de nuestro proceder lo dará la 4
condiciones para realizar el examen deben ser
lógica propia del sentido común y el respe- ^
de lo más acogedoras y favorables. Seña­
to incondicional al ser humano (9).
lamiento particular merece el acondiciona­
miento de un ambiente discretamente separa­ El examen debe ser minucioso, ordena- ^
do: Un ambiente tibio, sin ruido y con bue­ do y completo. Comenzará desde luego, %
na iluminación, permitirá un examen tranqui­ por los signos vitales, cuya descripción ya es- Q
lo con el paciente desnudo o en paños meno­ tá hecha anteriormente.
res, cubierto por una sábana o bata de Así mismo, el examen de cabeza y
examen. El apresuramiento y la falta de cuello se ha descrito en semiología general; 4E
condiciones propicias nos harán errar u omi­ sin embargo debemos hacer algunos seña- ^
tir detalles importantes. lamientos importantes, enmarcados dentro
del cuadro No. 41-1 ™
Es conveniente, desde la anamnesis,
observar las actitudes (3, 11) del paciente y i
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 41-1 g
su estado de gravedad, pues ese detalle guia­
1.— El signo de Musset (1, 8) es llamado
rá nuestra conducta para el examen físico.
así, porque el poeta francés de ese n o m b re ^
Si el paciente no tolera la posición decúbito
tenía «Insuficiencia Aórtica -, y meneaba l a ^
supino porque necesita estar sentado, no
cabeza al son de los latidos cardíacos. Estos
vamos a obligarle a estar en una posición
movimientos sincrónicos se deben al podero-™
que no le conviene sino en el momento es­
so sístole del ventrículo izquierdo, q u e £
trictamente necesario. De igual manera he­
cuando está tónico, se “ve obligado” a ex p u l-^
mos de evitarle movimientos, inútiles, así
sar la cuota normal de cada latido más l a ^
como procuraremos ser breves y oportunos.
sobrecarga de volumen que soporta. £
Esto que al parecer es trivial, economiza
molestias al paciente y logra su colaboración. 3.1 La facies Mitrai (4, 5) tiene igual acep-^|
Se consigue lo anotado, trazando úh plan ción que la Mitroticuspídea. Hay que d i f e - ^
de examen en el que se puede alterar la rendarlas de las chapetas normales de cier­
secuencia usual y utilizar cada posición del tas personas sonrosadas. La diferencia fun-®
examinado para extraer el máximo provecho. damental está en el componente cianòtico
Por ejemplo: Si el paciente está con ya descrito. Así mismo, el eritema en ma­
ortopnea, hemos de iniciar el examen en riposa del Lupus Eritematoso Sistèmico debe
posición sentada, donde agotaremos los mé­ ser tomado en cuenta para no confundirlo. £
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CUADRO No. 41-1

LOS SIGNOS DEL APARATO CARDIOVASCULAR EN LA CABEZA

Qué Examinar Cómo Examinar

1) Signo de Musset 1) Observar si. hay movimiento del


cabello o aún, de la cabeza, sin­
cronizados con el pulso.

2) Nodulos subcutáneos reumáticos 2) Se palpa el cuero cabelludo con


(de Meynet) los pulpejos de los dedos hacien­
do maniobras de deslizamiento
en busca de nodulos móviles e
indoloros, del tamaño de arvejas
o lentejas.

3) Facies
3.1 Mitrotricuspídea 3.1 La facies es perfilada, con ciano­
sis labial y de los lóbulos de las
orejas; con “ chapetas - malares”
entre rosadas, amarillentas y cia-
nóticas. Fig. No. 41-1.
3.2 Vultuosa 3.2 Facies pletórica, roja tendiendo
a cianótica. Fig. No. 41-2
3.3 Aórtica 3.3 Pálida, cérea; a veces con movi­
miento sincrónico con el pulso.
Fig. No. 41-3.
3.4 Cianòtica 3.4 Morada, con labios y lóbulos au­
riculares marcadamente azulinos.
Fig. No. 41-4
3.5 Hipertiroidea 3.5 Con Exoftalmus. (ojos - hermo­
sos). Fig. No. 41-5.
3.6 Mixedematosa 3.6 Cara fofa, de luna llena.

Este eritema no sólo cubre la región lares, puede matizar su color. (Con chapetas
malar sino que se une con el del otro lado, malares por ejemplo).
I^ 3 .3 .
pasando por el dorso de la nariz.
La palidez del aórtico (4, 5) es llama­
3.4. La facies cianótica (4, 5) t
dible y puede demostrarse con diferentes
tiva, aunque si hay otros componentes valvu- tonos azules; desde los menos visibles, hasta
1-1. Lám. X III. Fig. 41-2, 3 y 4: Lárn. X IV .
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Fig. 41-6 Facies del M ongoloide.


Fig. 41-5 Facies co n E xoftalm us.
C ortesia del P rof. Dr.
Alfonso Cantillo
el color negro. De allí que se haya dado nom ­
bres pintorezcos a ciertas enfermedades que
la manifiestan: “Enfermedad Azul” “ car­
díacos negros de Ayerza” , por ejemplo. El
estudiante confunde frecuentemente los la­
bios cianóticos con los labios negruzcos de la
raza cobriza. Se vuelve realmente difícil
distinguir la cianosis en un sujeto negro.
Habría que sospecharla y com probada con
laboratorio y con la transiluminación, (es­
tudiada en otra parte).
Miscelánea: Hay facies que denotan enferme­
dad congènita, como la mongoloide, (6, 7)
donde se aprecia: epicanto, hipertelorismo
y nariz en silla de montar. Fig. No. 41-6.
Es frecuente que el mongoloide (trisom ía
21) tenga C.I.V. Así mismo, en el síndronae, Fig. 41-7 S índrom e de Marfán.
de Marfán* se puede detectar miopía y
luxación del cristalino, además de la Insüfi- 4.— Cossio, P.: BibUoteca de Sem iología: Apa­
rato circulatorio. Q uinta edición, 92-94,
cia Aórtica. Fig. 41-7. El A teneo, Buenos Aires, 1949. ^
5.— De la T orre, A. y Asanza G.: Lecciones d e ^ l
BIBLIOGRAFIA Sem iología. Prim era edición. Tom o I.^ _
34-36, Im prenta de la universidad, Q u ito ,V J
1949.
i — Corrigan, D. J.: Edinburgh M .J., 37: 225, 6.— Down, J.L.H .: Observations on an ethnie i
1832. classification of idiots. Clin. L ect. Rep.
2.— Cossio, P.: Biblioteca de Sem iología: A pa­ Lond, Hosp., 3, 259, 1866.
rato C irculatorio. Q uinta edición, 191-196.
7.— Engle, M.A. y coL: M alform aciones c a r - |^
El A ten eo , Buenos Aires, 1949. diovasculares asociadas con aberraciones c r ô - ïjj
3— Cossio, P.: Biblioteca de Sem iología: A pa­ m osóm icas: Cardiología Pediátrica de H a - *
rato circulatorio. Quinta edición, 91-92. El mish W atson. 756-767. Salvat, Barcelona,
A ten eo , Buenos Aires, 1949, 1970. *
www.medibooksnica.net63.net -275 -
8.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón.
C A P IT U L O 4 2
698-704, Interam ericana, B uenos Aires 1963.
9.— Guarderas, C, y CoL: Socialización de la
Medicina en el Ecuador. 3. Q uito, 1979. C U E L L O .-
10.— Luisada, A.: Ruidos y pulsos com o ayu­
das en el diagnóstico card íad o . Clínicas Mé­ Es de mucha significación el examen
dicas de N orteam érica, Voi 1 : 12. 3 0 ,1 9 8 0 .
de esta región, por lo que nos permitimos
11.— White, P.: E nferm edades del C orazón. 57,
El A teneo, Buenos Aires, 1954. recalcar ciertos datos de importancia dirigi­
dos al paciente cardiovascular, en el cua­
dro No. 42-1
CUADRO No. 42-1

SIGNOS DEL APARATO CARDIOVASCULAR

Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Eretismo cardíaco 1.— Se observan pulsaciones fuertes.

2.— Danza arterial. 2.— Movimientos de sube y baja a


nivel de las arterias del cuello.

3.— Ingurgit ación. 3.— Se observa preferiblemente la ve­


na yugular derecha, en diferentes
posiciones: acostado, semisen-
tado y sentado.
Lo que se trata de detectar es la
replesión de la vena, desde nin­
guna angulación. Se considera
signo cuando la ingurgitación se
presenta a más de 45°.

4 .— Reflejo hépato yugular. 4.— Se presiona suave, pero firme­


mente con una mano, el hígado y
se observa como la vena yugular
se repleta de sangre.

5.— Palpación de frémito carotideo. 5.— Se palpa con los pulpejos del
(Thrill). índice y del medio y se trata de
sentir ese estremecimiento pecu­
liar que se parece a la sensación
de palpar el lomo de un gato
cuando ronronea (estremecimien­
to catáreo).

6.— Soplos irradiados. 6.— Se ausculta con la campana y se


procura oír si hay fenómeno acús-
tico soplante.
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-276-
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 42-1
1 .- Hay que diferenciar m uy bien entre
eretismo cardíaco (8) y danza arterial, (2,8,9)
pues estas manifestaciones se confunden muy
fácilmente. El eretismo cardíaco es funcio­
nal y la danza arterial es netamente pato­
lógica.
Para definir al eretismo cardíaco re­
cordemos al aforismo popular: “se le sale el
corazón por la boca” . Esta manifestación
se visualiza en el cuello cuando se aprecia un
pulso magno a nivel de las Carótidas y hor­
quilla esternal en circunstancias de esfuerzo Fig. 42-1 Ingurgitación yugular a más de 45 gra­
físico o de emociones fuertes. dos.

2.— La “ danza arterial” es la visualización


del pulso en martillo de agua (de Corrigan o
Céler). (1, 4, 5, 11). La columna sanguí­
nea sube y baja como si siguiera la batuta del
director de una orquesta, a ritmo de dos
tiempos. Estos movimientos vistos en todos
los vasos del cuello, da la imagen de una
danza.

3 .- La ingurgitación yugular (3 ,1 0 ) corres­


ponde al aumento de la presión venosa
central, producto del estancamiento del flujo
venoso en la aurícula derecha. Al no poder Fig. 42-2 Reflejo hépato-yugular. ^
vaciar su contenido, las venas cavas, en una suprahepáticas, la aurícula derecha, la ven a^^
aurícula a medio llenar; repletan los cauces Cava Superior y la Yugular forman un siste-^ j
de sus afluentes, uno de ellos, la Yugular ma de vasos comunicantes. Si hay d ificu ltad ^!
externa, visible en el cuello volteado al lado en el vaciamiento de la sangre venosa en l a ^ j
contrario de donde se efectúa la observación. aurícula derecha, la misma que está rep le ta,^ !
La condición para que esta connotación se hay ingurgitación Yugular y hepatom egaliajJi
transforme en signo de importancia clínico- Si se exprime el hígado mediante c o m p r é is
hemodinámica, es que siga manifestándose sión con la mano del observador, mediante -
por igual a más de 4 5 ° de angulación entre “aplastamiento” hacia arriba, se forza el pa¡
los dos lados del ángulo formada por el cue­ de sangre hacia un recipiente lleno, que es
llo y el tronco, en una línea; y el resto del aurícula derecha, la cual desborda su conte-^Jj
cuerpo que sigue en posición horizontal, nido hacia la Yugular. Esta se repleta m á s ^ l
recostado en la cama. Fig. No. 42-1. He aquí el signo. Fig. No. 42-2.
Es un signo sumamente valioso para el 5.— Palpación de frém ito.— Si hay frémit< 3
diagnóstico de I.C. palpable (ya descrito en el cuadro) quiere de
4.— Reflejo hépato - yugular.— Las venas cir que hay soplo, y este, si es irradiado
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^ sistólico, seguramente depende de Estenosis
¡ r Aórtica o de Ateroma Aórtico qué de todas
maneras funciona como estrechez.
|jj| 6.— Como decíamos anteriormente, el so-
pío de estenosis de los grandes vasos, pero
jp especialmente el de origen aórtico, se escu-
jjPcha muy bien en las arterias del cuello.
L Ahora bien, acontece que cuando hay cual-
P q u i e r otra estenosis arterial por ese sector,
W dígase paquete vásculonervioso, Carótida mis-
jÉ m a , o inmediatamente después del cayado,
1^ cuando hay coartación, puede haber irradia-
W ción del soplo hacia el cuello. Igual sucede
¡^ c u an d o en la Insuficiencia Aórtica pura, el
gran sístole ventricular izquierdo con sobre-
|W carga de volumen, al chocar contra las pare-
¡0 d e s de la Aorta, las hace vibrar (1, 6, 7),
produciéndo con ello frémito y soplo, sin
l que haya necesariamente Estenosis Aórtica
[ft concominante. Fig. 42-3 Flebogram a norm al.
Miscelánea.— Aunque no está en el cuadro, C ortesía del Dr. W üson Pancho.
|^ p u e s consideramos que es de difícil diferen-
3.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio--
j ciación, aquí nombramos al pulso venoso, logía. Novena edición. 63-115, Méndez
p refirién d o n o s a aquel que aparece cuando O teo, México, 1979.
¡jj^hay Insuficiencia Tricuspídea y regurgita ha- 4.— Fishleder, B.: E xploración Cardiovascular
IL cia la yugular, desde el ventrículo derecho, y Fonom ecanocaxdiograíía clínica. 72-73,
Ed. F oum ier, México, 1966.
* una columna de sangre que pulsa sincrónica-
5.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón.
l^ m e n te con la sístole ventricular. El pulso ve-
702, Interam ericana, Buenos Aires, 1963.
la n o s o propiamente dicho es aquel cuyas cur-
6.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón.
! vas se pueden recoger con un transductor Segunda edición, 704, Interam ericana, Bue­
l^especial acoplado al fonocardiógrafo y que se nos Aires, 1963.
¡^llam a flebograma Fig. No. 42-3. 7.— Luisada, A.: Ruidos y pulsos como ayuda
en el diagnóstico cardíaco. 3-30, Clínicas
^ El pulso venoso dependiente del latido Médicas de N orteam érica, vol. 1 ,1 9 8 0 .
I ventricular derecho, tendríamos que diferen- 8.— R o í Carballo, J.: Patología Psicosomática.
íftciarlo del latido transmitido de la carótida, 497-506, Ed. Paz M ontalvo, Madrid, 1949.
■•haciendo una observación prolija. 9.— Routier, D.: Aspectos Clínicos del reuma-r
tism o cardiaco: Cardioangiología de Luisa-
da. Prim era edición. 2 9 5 , Im prenta Hispa­
C BIBLIOGRAFIA noamericana, Barcelona, 1961.

* 10.— Seifert, O.: M üller, F . y V onK ress, I-I.: Ex­


H l.— Corrigan, D. J.: Edinburgh, M.J. 37. ploración clínica y diagnóstico m édico. Edi­
^ 225, 1832. torial Marín, Barcelona, 1968.
S ^ 2 .— Cossio, P.: Biblioteca de Semiología: Apa- 11.— Wiggers, C. J.: Physiology in Health and
rato Circulatorio. 145-150, El Ateneo, disease, LEA C. Febiger, Filadelfia, Cuarta
Buenos Aires, 1949. edición, 1944.
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- 278 -

CAPITULO 43

EXAMEN DEL TORAX

INSPECCION

Así mismo, nos remitimos a la Semio-


tecnia General y también recalcamos ciertos
aspectos como los del cuadro No. 43-1.
«r _
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 43-1
1.— El tipo constitucional es tan im portan­
te que si lo tomamos en cuenta, nos puede
hacer descartar cardiomegalias en los pícni­
cos, o no notarla en un enfisematoso, por el
hecho de tener el “ corazón en gota” , aparen­
tem ente pequeño (5 ,7 ). Fig. No. 43-1.
2.— El tórax patológico nos-da preciosa in­
formación de ciertas enfermedades y orien­
tan al clínico en la petición de exámenes
complementarios, así como en el diagnóstico.
Veamos algunos de ellos:
2.1 El tórax Grácil (5) dentro; de un déficit
pondoestatural, se encuentra frecuentem ente
en la Comunicación Interauricular (CIA).
Fig. No. 43-2.
2.2 Un tórax en Quilla (4, 6) o en Pecho
de Pollo es frecuente en la Comunicación In­
terventricular. Fig. No. 43-3.
2.3 Un tórax de Zapatero, Fig. No. 43-4
con hundimiento esternal/nos hará buscar
más sintomatología de la que habitualmente
recogemos por primera intención y no pocas
veces encontraremos cardiopatías congénitas,
o pulmonares.
2.4 Un tórax en Tonel (4, 5) nos habla del
pecho insuflado, con hombros cuadrádos,
espacios intercostales anchos, respiración su­
perficial, diafragmas bajos, de un enfisemato­ Fig. 43-1 Tipos constitucionales del tórax.
so, o mejor en general, de un corazón pulmo­ A: Norm osóm ico. B: Asténico.
C: Pícnico.
nar crónico. Fig. No. 43-5.
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CUADRO No. 43-1

SIGNOS IMPORTANTES DEL APARATO CARDIOVASCULAR EN EL TORAX.

INSPECCION

Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Tipo constitucional (1 ,2 , 3 ,4 ). 1.— Observar y correlacionar el tórax


con la conformación de todo el
cuerpo. Comparar la longitud con
la anchura. Observar la apertura
del ángulo Xifocostal.
1.1 normotipo
1.2 Pícnico
1.3 Asténico

2.— Tórax patológicos (1,2, 3 ,4 ,5 ,9 ) 2 — Observar el tórax desnudo, con el


(deformados) paciente sentado, dando una vuel­
ta alrededor de1, mismo. Fijarse
especialmente en los ve'rtices (i c a ­
bros), espacios intercostales, esíer
nón, escápulas, columna yeriebral,
tipo de respiración.

3 .- Piel 3.— Nos interesa descartar coloracio­


nes patológicas, presencia de acné,
Eritema marginado, Roséola Sf.

4.— Red venosa colateral. 4.— Si hay red venosa en esclavina por
dificultad de vaciamiento en la ve­
na Cava superior.

5.— Mamas 5 .- Su color, forma, turgencias, nos


pueden orientar o reorientar sobre
edad, estado de embarazo, lactan­
cia.

6.— Pezón. 6 .- El pezón izquierdo elevado (Padi­


lla), puede indicarnos dextrorota-
ción del corazón con crecimiento
del ventrículo derecho.
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LA M IN A X IV

c o rte sía del Prof. Dr. Raúl Endara C rotesia del Prof. Dr. Edgar Ochoa.
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Signo de Broadbent: (10) se observa
retracción sistòlica dorsal én 11 y 12ava cos­
tillas izquierdas' y a veces, también derechas.
Significa que existen bridás’ pericardio-
diafragmáticas (fig. 44—5),
Signo de Wenckebach (10): Se observa
que en la inspiración forzada, el Esternón no
se desplaza o mas bien, se deprime ligera­
mente. Significa que existe Pericarditis adhe­
Fig. 43-4 T órax de zapatero.
siva o Paquipleuntis extensa (Fig. 44-5).

Fig. 43-5 T órax en tonel.


Fig. 43-3 Tórax en quilla

2.5 Los tórax deformados por Xifoescolio- conjuntamente con la palpación, pero no po­
sis, Xifosis, Escoliosis; cual más, cual menos, demos dejar de nombrarlo en la inspección,
siempre tienen trastornos broncopulmonares aunque en muchas personas, especialmente
con zonas de atelectasia y de enfisema com­ en los obesos, no es visible, sin que esto se
pensatorio; es decir, con parcelas de pulmón tome como anormalidad.
poco aereadas y otras, insufladas. Esto dará
lugar a afecciones crónicas de origen toracó-
BIBLIOGRAFIA
geno, tributarias del Corazón Pulmonar Cró­
nico. (4, 5).
1.— Carral, R.: Sem iología Cardio /oscular.
Además, los desnivelamientos del he- 251-255, Interam ericana, 1964.
mitórax izquierdo, sean totales o por sectores, 2.— Cossio, P.: BibUoteca de Semiologia: A pa­
insinuarán, crecimientos globales o solamen­ rato Circulatorio. Q uinta edición. 124-150.
te del ventrículo derecho, si la elevación está E l Ateneo, Buenos Aires, 1949.

cerca del Esternón, por ejemplo. 3.— De la T orre y Asanza, G.: Lecciones de Se­
miología. Tom o I. Prim era edición. 69-72,
Miscelánea —El latido apexiano va a ser visto Im prenta de la Universidad, Q uito, 1950.
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4.— De la T o n e, A. y Asanza, G.: L ecciones de
^ Sem iología. T om o I. Prim era edición,
55-58, Im prenta de la Universidad, Q uito,
f 1950.
JS.— Espino Vela, J.: In tro d u cció n a la Cardio­
logia. Novena edición. 592-5S3, M éndez
^ Oteo, México, 1979.
i6.— Espino Vela, J.: In tro d u cción a la Cardio-
* logia. Novena edición, 113, Méndez O teo,
j México, 1979.
7.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón.
^ 7, El A teneo, Buenos Aires, 1963.
^8.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del C orazón.
751, E l A teneo, Buenos Aires, 1963.
J9.— Jaccoud, S.: Patología In terna, Tom o I I .
Fig. 44-1A Palpación de latidos y frém itos
65-77, Bailly-Bailliere e hijos, Madrid, 1897.
con la cara palm ar de los dedos.

È CAPITULO 44

»INSPECCION Y PALPACION DEL

PRECORDIO

Hay algunas observaciones que requie­


ren de la inspección y la palpación a la vez,
por cuya razón vamos a resumir este objeti-
' vo en el cuadro No. 44-1
^CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 44-1 Fig. 44-1B Palpación de latidos y frém itos
con la región anterior de la m u ­
(1.1 Localización del ápex.— En más o me­ ñeca.
nos la mitad de los pacientes, se ve y se pal-
'pa el ápex. Para señalar su localización 6) Línea axilar media izquierda.
(seguiremos la nomenclatura de Eddleman (5) Luego se trazan, así mismo, en forma
(Fishleder), que explicamos a continuación: imaginaria, líneas horizontales que siguen
Se trazan lineas imaginarias en sentido ver­ por cada uno de los espacios intercostales,
tical, que pasen por los puntos donde se to- del 1 al 11.
iman las derivaciones precordiales del elec­ El cruzamiento de las líneas verticales
trocardiograma; es decir, por: Fig. 44-2A y horizontales forma un cuadriculado en el
1) Borde esternal derecho. precordio, si es que en realidad se pinta con
lápiz dem ográfico estas señales. De esta ma­
2) Borde esternal izquierdo.
nera se puede ubicar rápidamente y con pre­
|3) Línea paraesternal izquierda. cisión cualquier fenómeno localizado en el
*4) Línea medio clavicular izquierda. hemitórax izquierdo. Fig. No. 44-2B.
*5) Línea axilar anterior izquierda. Así, por ejemplo, si encontramos el
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-282-

CUADRO No. 44-1

INSPECCION Y PALPACION DEL PRECORDIO

Qué Examinar Cómo Examinar

1 .- Latido apexiano
1.1 Localización 1.1 Inspección frontal y tangencial;
Fig. 44-1A y 44-1B. palpación en decúbito dorsal y en
la posición de Pachón, con la
parte palmar de los dedos o con el
talón de la mano.
1.2 Movilización 1.2 Palpando sucesivamente, la. re­
gión de la punta, en decúbito
dorsal, en decúbito de Pachón y
estimando la distancia que sepa­
ra los dos sitios.
1.3 Amplitud. 1.3 Estimando el impulso y palpán­
dolo.

2 .- Latidos en otras partes 2 .- Mediante la observación y palpa­


del precordio ción sistemáticas del mesocardio,
endoápex, cerca del apéndice
Xifoides y en los focos de la base.

3 .- Frémito (Estremecimiento o 3 .- Con la cara palmar de los dedos


thrill). o con la cara anterior de la muñe
ca, se palpa sobre los focos de aus
cultación.
3.1 Localización del thrill en el ciclo 3.1 Palpando como en el numeral 3 y
cardíaco. tocando el pulso al mismo tiem­
po.

ápex en la linea medioclavicular, a nivel ápex (1, 2, 6). En los casos en los que no’
del 5to. espacio intercostal, anotaremos: se lo ve ni se lo palpa, se insiste ordenando^
4 -5 . al paciente que se ponga en decúbito lateral,
izquierdo (de Pachón), posición en la cual, el
Si adoptamos este método de loca­ corazón está más cerca de la pared costal.!
lización, podemos describir la posición del 1.1.2 Cuando el ápex es invisible e impalpa-J
ápex o de cualquier latido o estremecimien­
ble hay que detectarlo mediante la per-3
to, muy rápida y fácilmente.
cusión, tanto* en la posición dorsal comoi
1.1.1 A veces no se ve pero si palpa el en la lateral izquierda.
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44-2A División d el precordio en cuadra­ Fig.. 44-2B U tilización de la nom enclatura:


dos. ápex: C-5-4.

g j^ t.1 .3 La amplitud hay que apreciarla ob-


ü^servando la extensión, expansión y fuerza
latido.
P Ü L l.4 Si no se ve ni se palpa, hay que buscar
probable causa, pues no necesariamente es-
f «¿a ausencia de latido apexiano, es patológica.
^ % s í , en los obesos (1, 2) y especialmente
| p ; i la persona obesa es mujer con mamas
^ p ro m in en tes, se dificultará o se volverá im-
p^posible la observación.
P® Los enfisematosos (1 ,2 ,6 ) ocultan tam-
£$bién la presencia del ápex. Con mayor ra- Pericarditis co n derram e (RX).
Fig. 44-3
^ ^ :ó n no se ve ni se palpa el ápex en las
[^Pericarditis (1, 2, 3, 4) con derrame y en la
■^Pericarditis constrictiva (corazón encarcéla­
l a s ) . Si el ápex es extenso, amplio y ex-
:^ D ansivo, se trata del ápex en cúpula de Bard
P ^ 2 ) descrito asi porque produce la sensación
g&iel choque de una masa redondeada en la
jj^palm.a man0 Q116 palpa. Fig. 4 4 -3 ,4 4 4 .
Lj. Si hay retracción más bien que expan-
S ^ ió n , es probable que haya bridas pericardio-
costales que tiren de la parte del precordio
f:á>nde se afianzan, en el momento de la
. 'contracción sistòlica. Fig. No. 44-5.
>2.— Siempre hay que (22) buscar otros lati- Fig. 44-4 Pericarditis Constrictiva (RX).
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i
SIGNO DE H A R Z E R .- Se busca el latido i
del ventrículo derecho hipertrófico o dilata- ^
do a través del diafragma izquierdo. En
realidad hay que efectuar una maniobra que 1
se ejecuta entre el hipocondrio izquierdo y el ^
epigastrio: Se utiliza el dedo pulgar de la
mano derecha que se hunde en el epigastrio "
con dirección hacia arriba, por detrás del £
apéndice xifoides, en busca del ventrículo á
das pericardio-costales. derecho. Fig. 44-6. ^
dos además del ápex, puesto que de haberlos, K
nos dan información valiosa de la parte del
corazón o de los grandes vasos que se con­
trae tan fuertemente. Si se palpa latido
aórtico, en el 2do. espacio intercostal dere­
cho, Fig. No. 44-8, probablemente se deba a
hipertensión arterial sistèmica con cierre vio­
lento de las válvulas sigmoideas. (2 ,4 ).
Si se palpa latido pulmonar; (2do. es­
pacio intercostal, línea paraesternal izquier­
da), significa que hay hipertensión aiterial
pulmonar con cierre violento de las sigmoi­
deas pulmonares, por cuyo motivo, el com­
ponente pulmonar del segundo ruido aumen­
ta de intensidad y se vuelve palpable (2, 4).
Fig. No. 44-9.
El latido en masa significa que hay una
^cardiomegaUa^de grado 3 o 4 con crecimien­
to global del corazón, mayor contacto del
mismo con la pared precordial y probable­
Fig. 44-6: M aniobra de Harzer - cortesía del ^
mente, también, aumento de la fuerza de Dr. Washington Banda. .i
contracción por acción de tonicardíacos.

•SIGNO DE DRESSLER.— Latido en balacúi 3.— Hay que buscar los estremecimientos
o en báscula. Se observa desde los pies del catáreos (Thrill) en todo el precordio y *
•enfermo en decúbito supino. Sucede que se ubicarlos en uno de los focos clásicos de {
añade al latido apexiano, la propulsión es­ auscultación: de base (Aórtico y Pulmonar); .
ternal por la expansión sistòlica del hígado de punta (Mitral y Tricuspídeo) y Mesocar- *
en la Insuficiencia Tricuspide ai dio. Este mapeo se guiará, persiguiendo las Á
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Es conveniente localizarlos en: 1.— El
precordio y 2.— en el ciclo cardíaco. Para
su ubicación en el precordio se recurrirá a
los focos de auscultación; para determinar si
son sistólicos o diastólicos se palpará simul­
táneamente el pulso.
Una vez que tenemos estas dos locali­
zaciones, las correlacionamos y elucubra­
mos sobre el PARA QUE hacemos esto, con al­
gunos ejemplos: Si palpamos un frémito sis­
tòlico en el foco aórtico y aún, más clara­
mente, en el cuello y en horquilla esternal,
es casi seguro que se trata de una Estenosis
ì Aórtica, porque el flujo sanguíneo pasa por
ì un orificio estrechado, desde el ventrículo
Fig. 44-8 Latido aórtico. izquierdo hacia la Aorta.
Así mismo, si se palpa en sístole y en
diastole, pero a nivel de foco pulmonar y aún
un poco hacia fuera, es procedente pensar en
Persistencia del Conducto Arterio venoso.
Si se palpa en Mesocardio, probable­
mente es sistòlico y corresponde a una Co­
municación Interventrjculajr. (2 ,4 ).
Si el frémito es sistòlico pero se ap re­
cia solamente en el foco pulmonar, es lícito
pensar en una Estenosis Pulmonar. (2).
En el foco Mitrai es más raro el estre­
mecimiento en cualquiera de los dos momen­
I tos del ciclo. Si se palpa en sístole, corres­
I Fig. 44-9 Latido Pulm onar. ponderá a una Insuficiencia Mitrai;(1 ,2 ,3 ,4 );
si es diastóüco, dependerá de una Estenosis
áreas de irradiación de los “soplos” pal­ Mitrai. Para ayudarnos en la apreciación,
pables, es decir, las áreas de auscultación. tendremos en cuenta que en la Insuficiencia
1 Asi pues, los frémitos, se aprecian co- Mitrai, el ventrículo izquierdo está dilatado
i mo vibraciones palpables y traducen la exis- porque soporta una sobrecarga diastólica o
( tencia de un soplo, que da la sensación táctil de volumen. Por lo tanto tendremos 2 ele­
de cosquilleo, como cuando se pasa la mano mentos de apoyo: 1) Apex desviado hacia
f por los lomos de un gato satisfecho que ron­ abajo y afuera; 2) latido en cúpula. De igual
ronea (2). Esta sensación táctil y auditiva se manera, tomemos en cuenta que en la Este­
p ro d u c e cuando el flujo sanguíneo forma nosis Mitrai, (1, 2, 3 4) el ventrículo iz­
i torbellinos al pasar por un orificio patológi­ quierdo no está crecido, pero el ventrículo
co, generalmente más estrecho o cuando re­ derecho si está sobrecargado con sobrecarga
fluye por una válvula insuficiente. sistòlica, pues el obstáculo a nivel de válvula
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-286-
Mitral, aumenta las'resistencias pulmonares 2.— Carral, R .: Sem iología cardiovascular Ota.
que deberán ser vencidas por el ventrículo ed. 256-262, E ditorial Inter am ericana, S. 17.,'
México, 1963.
derecho. En consecuencia, se buscará el
3.— Cossio, P.: A parato circulatorio: Biblioteca
apoyo de dos elementos: 1) ápex poco visi­ de Sem iología 5ta. ed. 130-143, “El A teneo” ,H H
ble por dentro de la linea medio clavicular; y Buenos Aires, 1949.
2) latido de ventrículo derecho. 4.— Espino Vela, J.: Introducción a la c a r d io lo - ^ ^
gía 3ra. ed. 108-111, Méndez O teo, M éxico,ttÉ |
Es bueno saber que no siempre encon­ 1969. T S If
traremos todo lo que buscamos, pero el he­
5.— F ishleder,‘B.: E xploración cardiovascular y^M j
cho de pensar en la fisio patología y al hacerlo, fenom ecacardiografía clínica - 33, La Prensa4M|¡
buscar los signos con los que se expresa, nos Médica Mexicana. México, 1966.
volverá metódicos y probablemente, nos lle­ 6.— Jaccoud, S.: T ratado de P atología I n te m a .^ |B
vará al encuentro de todas las manifestacio­ Tom o 2do. — IV edición, X tirada. 85, Ed.
De Bailly Bailliere e hijos, Madrid, 1897. S m
nes patológicas posibles.
En el foco tricuspídeo es sumamente
raro palpar frémito. Si los hubiere, y si CAPITULO 45
son sistólicos, se tratará de Insuficiencia Tri-
cuspídea. Si el estremecimiento es diastóli-
co, se tratará de Estenosis Tricuspídea. PERCUSION ^
Los FROTES PERICARDICOS (2,3) tam­ q
bién podrían ocasionar sensación palpable INTRODUCCION.— En un país latino ^gg
de frémito. Son sistólicos y diastólicos y americano, precisamente como el nuestro, M
se producen a nivel de las serosas deslustra­ donde se ha concentrado la prestación de s a -™
das, mientras estén en contacto y se froten lud en las grandes ciudades; es preciso no^pjj
al compás de los movimientos cardíacos. Ppr desaprovechar este método natural que n a d a ^ g
estas condiciones enunciadas, ocuparán los cuesta, para extraerle el máximo provecho.™
dos momentos del ciclo y tienen además, el El dicente aprenderá, contrastando sus p r o - ^ |
carácter de ser fugaces. Los frotes pleurales pias apreciaciones mediante la percusión ( 1 ) ^ |
y pleuropericárdicos tendrán relación con las y los exámenes radiológicos que pueda rea-
fases de la respiración y guardarán estrecha lizar con este objeto.
relación con el cuadro clínico. También son Para efectuarla, es preferible seguir la (N
fugaces. técnica de amortiguamiento (1, 3, 4, 5), m i
Respecto a la palpación del tórax, en donde el dedo plexímetro es el índice de la ^ 3
cuanto se refiere al aparato respiratorio, mano izquierda, y el percutor es el índice w |
remitimos al lector a la parte pertinente de derecho, que pega el golpe seco con la su- JB
la semiotecnia del aparato respiratorio,. que perficie palmar y queda un rato, amortiguan-
por otro lado, da signos en el tórax posterior, do el golpe, antes de levantarlo. Fig. No. 45-1. V
principalmente. La percusión es radial y comienza de ™
fuera a adentro, es decir desde el hemi-^Jj!
BIBLIOGRAFIA tórax derecho, de la sonoridad pulmonar a
la submatitez de la aurícula derecha y 1|
1.— A sanza, G. y De la Torre, A.— Lecciones de
desembocadura de las venas Cavas; luego,"
Sem iología, to m o III, prim era edición. 12-16,
Im p ren ta de la Universidad, Quito, Ecuador, en segunda instancia, se percute de dentro a
1950. afuera, es decir saliendo desde los grandes
www.medibooksnica.net63.net -287-

Fig. 45-2 Señalización de la silueta en el


prccordio.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 45-1


Aparte del ápex, cuyo señalamiento
por si solo nos da una pauta sobre el
tamaño y proporciones del corazón proyec­
tado hacia el precordio, consideramos que es
de mucha importancia establecer mediante
la percusión si hay o no crecimiento del
Cono de la Pulmonar. Así pues, la deli­
mitación de la silueta en la parte superior,
determina la procidencia de la Pulmonar
en más o menos. Si el examinador con­
catena algunos datos semiotécnicos sobre es­
j^ F ig . 45-1 Percusión am ortiguada: dos se- te mismo punto, puede reunir los siguientes
^ cuencias.
elementos:
^ vasos y de la masa ventricular, liada la pe- 1.— Latido a nivel del “foco pulmonar” .
- riferia. El contraste será entre la submatitez Puede palparse y aún ser visto en algunas
j^ (en el centro casi es matitez) y la sonoridad ocasiones. Corresponde al cierre potente de
^ pulmonar. Finalmente y como punto apar­ las sigmoideas pulmonares cuando hay hiper­
te, pero naturalmente «complementario, se
tensión en el circuito menor (pulmonar).
t señalará el ápex, cuya presencia si es visible
y palpable, no admite discusión. Si no es vi­ 2.— Aumento del área de m atitez o sub­
sible ni palpable, tiene que ser percutido. m atitez a nivel del cono de la arteria Pulmo­
Precisamente la demarcación de la silueta nar.
puede comenzar con la señalización de la 3.— Aumento de intensidad del segundo
^ punta. Se completará la base con la prolon- ruido en foco Pulmonar.
P g ació n de la línea hepatopulmonar, previa-
Si por medio de la inspección, palpa­
t mente señalada con percusión. Esta prolon-
ción, percusión y auscultación obtenemos
^•¿ación irá hasta el ápex. Fig. No. 45-2.
estos signos, estamos ante la “Triada de la
k Ahora organizaremos en un cuadro los la Pulmonar de Chávez” , (2, 5) que denota
conceptos vertidos anteriormente: 45-1. Hipertensión Pulmonar. (Espino Vela)

_ PLTEGO: 1 0 ________ _____


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—/SS —

CUADRO No. 45-1

PERCUSION CARDIACA
Qué Examinar Cómo Examinar
Apex: si no es visible ni palpable, 1.— Se percute de fuera hacia dentro,
se delimitará mediante percusión. comenzando desde la región Axi­
lar. Se señalará el punto de cam­
bio entre la sonoridad pulmonar
y la submatitez cardíaca. Así
mismo, en forma radial y de fue­
ra hacia dentro, pero también
de abajo hacia arriba, se percutirá
desde el timpanismo del espacio
de Traube hasta la submatitez
de la punta del corazón. De
esta manera se refrendará el pun­
to anterior donde se entrecrucen
las señales.
2 .- Límite hepato pulmonar. 2.— La percusión se hace en el he-
mitórax derecho, de acuerdo con
la técnica ya conocida.
La señal se pondrá en el punto de
cambio entre la sonoridad pul­
monar y la matitez hepática.
3.— Delincación de la parte diafrag- 3.— Se traza una línea que una el
mática de la silueta. extremo izquierdo del límite he-
pato-pulmonar y el ápex.
4.— Delimitación del borde derecho 4 — Se percute desde la derecha del
de la silueta cardíaica. Esternón, por sobre él hacia la
izquierda, comenzando en el se­
gundo espacio intercostal y seña­
lando los puntos de cambio en­
tre la sonoridad del pulmón dere­
cho y la submatitez de los gran­
des vasos y corazón.
5.— Delimitación del borde izquierdo 5.— Se percute de dentro hacia fuera,
de la silueta cardíaca. es decir desde la submatitez hacia
la sonoridad del pulmón izquier­
do. Así mismo, la secuencia de la
percusión y el señalamiento de los
puntos de cambio, se hace desde
arriba, a nivel de 2do. espacio in­
tercostal y se termina en el ápex.
6.— Esquematización de la silueta car­ 6.— Se unen todos los puntos señala­
díaca total sobre el precordio. dos anteriormente, con una línea
continua.
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BIBLIOGRAFIA una dirección que imita la del conducto audi­
tivo externo. Esto es para que se adapte b ie n ;
el aparato a los pabellones auriculares del
examinador. El extremo que entra en con­
A uenbrugger, L.: Invenfrum N ovum , Per-
cussione T horacis Huxnani. V ienna, 1761. tacto con el paciente tiene dos posibilidades
¡* Traducido al Inglés p o r Jo h n F orbes en de uso, generalmente: Uno, con la cápsula de
1824. membrana (más ancha y con frecuencia ex­
Carral, R.: Sem iología Cardiovascular. Quin­ traplana; otro, con la campana o estetosco­
ta edición. 256-262, E ditorial Interam erica-
na, México, 1964. pio cuya parte final es redondeada y coapta
directamente con la piel del sujeto examina­
.3 .- Cossio, P.: Biblioteca de Sem iología: A pa­
rato C irculatorio, 150-157, E l A teneo, Bue­ do. Con la de membrana se escucha mejor
nos Aires, 1949. los fenómenos acústicos de tono alto y de
De la T orre, A. y Asanza G.: L ecciones de frecuencia elevada, (1, 3, 4) como por ejem­
Sem iología. T om o I. Prim era edición. plo, el soplo diastólico de la Insuficiencia
75-87. Im p ren ta de la Universidad, Q uito,
1950. Aórtica. Fig. No. 46-1. Con la campana se
E spino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
escucha mejor los ruidos de tono bajo y de
logía. Novena edición, 115-116, M éndez baja frecuencia, (1, 3, 4) como los ruidos
O teo, México, 1979. cardíacos (1, 5, 10) o el ritmo de Duroziez,
6 — G u ttm an: Bem erkungen líb e r Herz percu- por ejemplo. (Estenosis Mitral), Fig. No. 46-2
ssion: Berlin-KHn. 'Wochen., 1877.

©CAPITULO 46

f AUSCULTACION CARDIACA
fe
~ GENERALIDADES: Este método de examen
r exige un implemento, que es el fonendosco-
& pió, el cual desde su inventor: Laennec, sirve
^ p a ra la auscultación mediata (8, 9). Si no
hubiere a la mano este instrumento, 'se
$ puede efectuar la auscultación, directamente,
Fig. 46-1 Fonocardiogram a de Insuficiencia
acercando el oído al paciente, hasta la parte A órtica.
í que va a ser examinada, pañuelo de por me-
™dio para evitar el contacto de piel con
Es conveniente tom ar en cuenta algu­
l^piel, simplemente por razones de higiene.
nas recomendaciones para efectuar mejor la
* También hay el estetoscopio de tilo o de
recolección de los signos auscultatorios.
^netal, que se utiliza para auscultar los rui-
P ’dos fetales. El fonendoscopio ideal es aquel 1.— Tomar en cuenta las líneas de referen­
| que no es ni largo ni corto (60 centímetros cia (6) en el precordio: Ver Fig. No. 44-2A y
aproximadamente). Los auriculares tienen 44-2B.
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-2 9 0
m
.. H íf ' R1-
ffZehñ.

"Tmá rhvffúT' J - ¡K£ri/M¿o\

Fig. 46-2 Fonocardiogram a de Estenosis Mi­


tral.

2.— Focos de auscultación y proyección


(2, 6, 10) esquemática de las válvulas cardía­
cas en el precordio. Fig. No. 46-3 y 46-4.

Aunque ya se habló del particular cuan­


do se trató de situar los latidos y frémitos,
creemos conveniente detallar aquí los sitios
Fig. 46-3 F ocos de auscultación incluidos en
de auscultación, no sin antes enfatizar que el precordio *
en la persecusión de los fenómenos acústicos
tenemos que “mapear” sobre el precordio,
es decir deslizar nuestro fonendoscopio por
toda? partes ,y volver a hacerlo cuantas veces
sean necesarias hasta ubicar el foco de proce­
dencia y las irradiaciones. Precisamente, en
este respecto, nos referiremos a las áreas da
auscultación. (3, 4 ,1 0 ).
2.1 FOCOS DE BASE: (2,3,5)

2.1.1 Foco A órtico principal: 2do. espacio


intercostal, línea paraestemal derecha.
2.1.2 Foco Aórtico accesorio: 3er. espacio
intercostal, línea paraesternal izquierda.
2.1.3 Foco Pulmonar: 2do. espacio intercos­ Fig. 46-4 Proyección de las válvulas en ell
tal, línea paraesternal izquierda. precordio y áreas de auscultación.
2.2: Foco mesocárdico: 3o. y 4o. espacio
intercostal, desde el Esternón hasta la línea 3 . - MANIOBRAS SEMIOTECNICAS DE
medioclavicular. AUSCULTACION:
2.3: FOCOS DE PUNTA: (2,3,5) 3.1 PARA AUSCULTAR MEJOR LOS FOCOS
2.3.1 Foco Mitral: donde está el ápex o si DE BASE: (7)
este no se ve, en 5to. espacio intercostal, línea 3.1.1 Paciente en posición sentada, inclinado!
medioclavicular. En niños, el foco puede su­ hacia adelante. En esta forma los grande^1
bir al 4to. espacio intercostal. vasos se acercan al peto esterno costal.
2.3.2 Foco Tricuspídeo: . 5to. espacio inter­ 3.1.2 Se ordena al paciente permanecer un
costal, línea paraesternal izquierda. momento en apnea postinspiratoria. El se-
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I
y p u n d o ruido normalmente se desdobla, pues
[r se trata del desdoblamiento fisiológico. Fig.
|#N o. 46-5.
J0 Tal cosa acontece porque durante la
^inspiración, la presión negativa intratorácica
: se incrementa y al hacerlo, absorbe la sangre
^ q u e llega a aurícula derecha desde las venas
0 Cavas, con lo cual aumenta el caudal que
_ manejan las cámaras derechas. De ventrículo
™ pasa este volumen incrementado a arteria pul-
^ m o n a r, demorando un poco más su paso y
^ por lo tanto, también, el cierre de las vál-
^ v u la s sigmoideas pulmonares. Ahora bien,
9 recordemos que las válvulas sigmoideas pul-
£ monares cierran normalmente luego de que F ig . 4 6 -5 A uscultación de los focos de base.
lo han hecho las aórticas, pero el oído huma-
® no percibe un solo ruido, precisamente, el se-
£ gundo ruido. En el apnea postinspiratoria,
L el componente pulmonar se separa del aórti-
" c o a tal punto que el oído humano los per-
^ cibe como dos ruidos separados. He allí la
^ explicación fisiológica de lo que acontece S g B S iS É S S I
normalmente al auscultar el foco pulmonar, Fig. 46-6A F onocardiogram a con A2—P2, fi­
H especialmente en niños y en jóvenes. Debe- siológicam ente desdoblado.
p mos agregar que si este fenómeno se auscul­
ta en otros sitios, además del foco pulmonar,
la explicación es la misma. Fig. No. 46-6A.

3.1.3 En el momento de auscultar, se ordena


al paciente permanecer en ápnea ;Postespi-
ratoria, maniobra que se le ha enseñado pre­
F ig . 4 6 -6 B Fonocardiogram a con A 2 P2 para­
viamente a realizar. Normalmente se debe dójicam ente desdoblado.
escuchar el segundo ruido como un solo ele­
mento. Si se lo escucha desdoblado, es pa­ 3.1.4 Si el desdoblamiento de R2 se escucha
tológico. Significa que el componente aórti­ tanto en inspiración como en espiración,
co se ha retrasado tanto que aparece no solo se trata de desdoblamiento fijo (10), el cual
después del componente pulmonar, sino aparece cuando hay hiperflujo por cortocir­
lo suficientemente alejado de él, como para cuito arteriovenoso, como sucede en la co­
que el oído humano los perciba por separado, municación interauricular (CIA) en la que la
es decir como desdoblamiento del 2o. ruido. sangre pasa de aurícula izquierda a aurícula
, Este desdoblamiento, por oposición al ante­ derecha, o en 1a Comunicación interventri­
rior, se llama: desdoblamiento paradójico (10). cular (CIV), en la que pasa la sangre de ven­
Como, por ejemplo, en la Estenosis Aórtica, trículo izquierdo al ventrículo derecho. Tam­
en el Bloqueo de rama izquierda. Fig. 46-6B. bién se encuentra en el bloqueo avanzado de
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F ig . 46-6C Fonocardiogranja con A2 P2 fija—


m ente desdoblado.

rama derecha del haz de His, así mismo por


retardo del cierre de las sigmoideas pulmona­
res tanto en inspiración' como en espira­
ción (10). Fig. 46-6C.
3 .2 MANIOBRA PARA AUSCULTAR MEJOR
LOS FOCOS DE PUNTA:
32.1 Foco Mitral: Se escuchan mejor los
fenómenos acústicos en apnea póstespiratoria
y en decúbito lateral izquierdo (decúbito de
Pachón). Cuando la duda persiste, como
por ejemplo con un ritmo de Duroziez que A uscultación de foco M itral en de­
se insinúa pero que no es evidente, se repi­ cúbito de Pachón. ^
te la maniobra inmediatamente después de un 3.2.2.2 Maniobra de Ázoulay: (7) Con el ^
corto ejercicio, que puede ser de 5 a 10 m o­ mismo significado que la anterior, consiste en
vimientos de sentarse y acostarse. Fig. recostar al paciente en decúbito supino, en €
No. 46-7. cuya posición se le ordena levantar los miem- gj
3 2 2 Foco Tricúspideo: Hay algunas ma­ bros inferiores para lograr un mejor retorno -
niobras para distinguir si los “soplos” que venoso. El observador auscultará antes y ™
se oyen en punta son originarios de válvula después de la maniobra, la cual es positiva si ^
Tricúspide o no. Vamos a describir dos de se incrementa la intensidad después de ha- m

ellas: cerla. Si el paciente no puede levantar los j


miembros inferiores, el médico lo hará, pasi- %
3.2.2.1 Maniobra de Rivero Carvallo: (7)
vamente. Fig. No. 46-9. ^
Luego de escuchar el “soplo” , problema, se
ordena hacer una inspiración profunda y que­ CONSIDERACIONES A LA MANIOBRA PARA *

darse en apnea por breves momentos. Hay OIR MEJOR LOS FOCOS DE PUNTA:
que poner mucha atención en la ausculta­ 1.^- La posición decúbito lateral izquierdo 1
ción de los primeros latidos y caer en cuenta aproxima más el ápex hacia el precordio, pro- (f
si se incrementa la intensidad. Si se in­ curando con ello mayor cercanía del foco ^
crementa la intensidad, el foco de origen es mitral con el oído del examinador. Si esta
el Tricúspideo, así el fenómeno acústico auscultación se la hace en apnea postesfuerzo
se oiga cerca del ápex. Esta maniobra se y postespiración, se agregan condiciones de
repetirá hasta que quede clara la verdadera aumento de flujo y de fuerza de contracción
auscultación. Fig. No. 46-8. al nivel del defecto, con lo cual crecen en
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Fig. 46-8 Maniobra de Rivero Carvallo en Cortesia del Dr. Wilson P ancho.
fonocardiogram a.

tensidad los ruidos sobreañadidos en el ci­


clo cardíaco.
)
2.— Las maniobras de Rivero Carvallo y de
ÍAzoulay tienden a incrementar el flujo en las
I cámaras derechas. Es natural que el aumento
de flujo al pasar por una estrechez o regurgi­
t a r de una cámara a otra, forme un torbellino
}mayor que el usual e incremente la intensi­
dad del sonido. Como con estas maniobras,
el aumento de la intensidad es circunstancial
)y momentánea y afecta solamente a las cá-
. maras derechas; cuando existe, denuncia que .
el fenómeno se produce a nivel de éstas. Fig. 46-9 M aniobra de A zoiüay.
^Ejemplo: La insuficiencia tricúspidea pro-
al no cerrarse cuando deben estarlo, per­
I duce un soplo holosistólico Rivero Carvallo+.
miten el retorno de la sangre a su cavidad de
i Establecidos así los hechos, conviene origen.
correlacionar el foco de auscultación y el
De allí que la secuencia de ausculta­
1momento del ciclo con la condición anato-
ción que proponemos a continuación, debe
¡ mopatológica que origina la auscultación
ser establecida como rutina, pues así no nos
anormal. (3) (Espino Vela).
olvidaremos de nada esencial y llegaremos
Soplos sistólicos en focos de base: con facilidad al diagnóstico orgánico.
ESTENOSIS
Soplos diastólicos en focos de base:
B IB L IO G R A F IA
INSUFICIENCIA.
Soplos sistólicos en “punta” : INSU—
FICIENCIA 1.— Alosise, L.: T ratado de Fisiología. Segunda
edición. 125-127. El A teneo, Buenos Aires,
Soplos diastólicos en “punta” : ESTE- 1942.
ffc NOSIS. 2.— Carral, R .: Sem iología Cardiovascular. Quin­
ta edición, 264-265, Interam ericana, M éxico,

:
Se habla de Estenosis cuando la válvula 1964.
éstrecha opone un obstáculo a la salida de la
3.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
sangre de su cavidad natural. Se llama Insu­ logía. Novena edición. 116-128, Méndez
ficiencia cuando las compuertas valvulares, O teo, México, 1979.
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-294-
4.— Fishleder, B.: E xploración Cardiovascular coinciden, si no exactamente, con variantes ^
y F onom ecanocardiografía Clínica. 16-19,
de milisegundos, los movimientos valvulares %
E ditorial F o u r nier, M éxico, 1966.
y la graficación de los ruidos cardiacos. Ade-
5— Fishleder, B.: E xploración cardiovascular y
F onom ecanocardiografía Clínica. 136-148, más, hay autores como Fishleder, que, con
E ditorial F o u ra ier, M éxico, 1966. abundante bibliografía sostienen el criterio de ®
6.— Fishleder, B.: E xploración Cardiovascular la génesis valvular. (1, 2, 5, 6, 7, 9). ^
y F onom ecanocardiografía Clínica. 33-34, j

E ditorial F o u rn ier, M éxico, 1966. Los elementos del ciclo cardíaco serán @j
7.— Fishleder, B.: E xploración Cardiovascular y
expuestos esquemáticamente a continuación: í
F onom ecanocardiografía Clínica. 35-41, BREVE RECUENTO FISIOLOGICO. T
E d itorial F o u rn ier, M éxico, 1966.
Vienen esquemas con sus respectivos
8.— Laennec, R .T .H .: De la auscultación m édia­
te ou traité d u diagnostic des m aladies de
pie de figura: 47-1 a 47-5.
poum ons e t d u coeur, fondé principalm ent Establecido así el “esqueleto” de la
su r ce nouveau m o y en d exploration. Bro-
sson et chaudé, Paris 2 nd . éd., 1826. auscultación cardíaca, ordenamos los con- -J
9.— Laennec, R .: L a A uscultación M ediata. D o­
ceptos en el cuadro No. 47-1. ™
cum entos inéditos, Masson et Cié E diteurs,
1926.
10.— Luisada, A.: R uidos y Pulsos com o ayudas
para el diagnóstico cardíaco, Clínicas Médicas
de N orteam érica, VoL 1. 4 -3 0 ,1 9 8 0 .
i

C A P IT U L O 4 7

A U S C U L T A C IO N DEL CORAZON
Fig. 47-1 Ciclo cardíaco con sus ruidos y ®
silencios. ^
NORM AL.

Como este m étodo es de importancia


diagnóstica, recordemos antes de analizar
la expresión patológica, como se escucha el
corazón normal. Nos proponemos identificar
los elementos del Fonocardiograma y extraer
sus orígenes. Hay investigadores que niegan
la génesis de los ruidos, dependiente de las
oclusiones y las aperturas valvulares. Asig­
nan tal hecho a los cambios de presiones en
las cámaras de los grandes vasos, a acelera­
ciones y desaceleraciones de la corriente
sanguínea (8). Sin embargo, creemos que,
con fines didácticos, de correlación entre las
curvas de Fono- Mecano, Carótido y Yugulo-
grama, vale la pena mantener los puntos de
referencia clásicos, pues de todas maneras
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Rl R2 ___ R3 R¿ R1
l/ffji, 6R n% !r\ S tiatx ~ %c/°

- il* ----------------- 1 — f 4 -- fir

Fig. 47-2B Ciclo cardíaco en posición lineal.

C O M P O N E N T E A O R TICO
C IE R R E
T R IC U S P ID E O APERTURAS

V IB R A C IO N E S D E LO S
/ G R A N D E S V A SO S

/ APERTURAS
COM PONENTE P U LM O N A R
R EM A N EN , D E P U LM O N A R
T E AURI _
D E A O R TA Fig. 47-4A E lem entos del segundo ruido, (to ­
CU LAR.
dos).

Fig. 47-3A E lem entos d el prim er m id o (íodosX

Fig. 47-4B F actores principales del R2.


.i-

Fig. 47-3B Factores principales de E l

Fig. 47-5 Correlación entre fono y E.C.G.


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CUADRO No. 47-1

ESTUDIO DE LOS ELEMENTOS DEL CICLO CARDIACO

1 Características de los ruidos. 2.— Características de los silencios.


1.1 Intensidad 2.1 Duración
1.2 Tono 2.2 Pureza
1.3 Timbre 3 — Frecuencia normal
1.4 Duración 4.— Ritm o normal

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 47-1 porque el complejo ventricular del electro­


cardiograma (QRS), precede a R1 con 0,07S.
1.1 a 1.4 En forma genera] vamos a asumir que
(6) de promedio normal, así como el relám­
tanto R1 como R2 son únicos, es decir que
pago precede al trueno.
normalmente se los oye como un solo golpe,
cuya onotopeya es Lub-Dub (6). El primer El tercer ruido, que aparece- en el
ruido es un poco más largo que el segundo, protodiástole, más o menos a 0,15 del com­
por lo que proponemos que la onomatopeya ponente aórtico del segundo ruido, produce
quede así: Lubb-Dub. Sin embargo de lo la sensación acústica del galope de un caballo
anterior, anotamos que R2 puede oírse des­ en el contexto del ritmo a tres tiempos:
doblado fisiológicamente durante el ápnea R1-R2-R3. (2, 6, 8). .F ig . No. 47-6.
postinspiratoria/. constituyendo así, el des­ Para simular lo dicho, el profesor o el practi­
doblamiento fisiológico del segundo ruido cante puede tamborilear con 3 dedos so­
que se lo cataloga como normal, el cual bre una superficie dura, comenzando con
frecuentemente es audible en niños y jóvenes. el anular, siguiendo con el medio y ter­
Más adelante, ’volveremos a tratar el tema, minando con el índice, en secuencia rá­
en capítulos posteriores. pida. El R4 (cuarto ruido), prácticamente
es inaudible y ocupa la parte final del si­
■La identificación del primer ruido se
lencio diastólico, por lo cual ha recibido el
puede hacer simplemente a la auscultación, nombre de galope telediastólico, tomando
por cuanto R1 y R2 están separados por el en cuenta el conjunto de ruidos: R1 R2 R4
silencio menor, en tanto que R2 está separa­ R1 (2, 6, 8). Fig. No. 47-7. Si coexiste con
do de R1 por el silencio más largo, llamado R3 sobrevendrá un ritmo a 4 tiempos:
silencio mayor. La onomatopeya, utilizando R1-R2-R3-R4- Fig. No. 47-8.
dos ciclos cardíacos, para su mejor compren­
sión, queda como sigue: LUBB-DUB— LU BB- 2.1 La duración del primer silencio, ya lo
hemos dicho, es más corta; comparada con la
DUB. Además -si se torna difícil la identifi­
del segundo silencio, que es más larga. El
cación, se puede palpar el pulso al mismo
tiempo que se ausculta, pues la sensación tác­ primero es sistólico; el segundo, diastólico
til del pulso, coincide con la sensación audi­ 2.2 El silencio tiene que ser “puro” . Si
tiva del primer ruido. Si se toma simultánea­ algún ruido lo ocupa parcial o totalm ente,
mente el fonocardiograma, se identifica R1 estamos ante “ruidos sobreañadidos” , cuya
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-2 9 7 -
Depende esta oscilación normal, del ré­
gimen neurovegetativo que gobierne al suje­
to. Sin embargo debemos anotar que si un
vagotónico con una frecuencia usual de 6 0 xM.
tiene 90 x m., ya no es su frecuencia normal.
La inversa, en los simpáticotonicos. Por lo
tanto las cifras “ normales” son relativas y
hay que analizarlas dentro del cuadro clíni­
co general.
4.— El ritm o además de su relación con la
frecuencia tiene e! significado de cadencia,
es decir de repetición regular de sonidos, así
como el tic-tac de un reloj. Lo que sale fuera
de este concepto, es arritmia, cuya clasifica­
ción y connotación clínica se verán más ade­
lante.

BIBLIOGRAFIA

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V aisseaux. M assen e t cié. Paria, 1950.
2.— Carral, R .: Sem iología cardiovascular. 5ta.
edición. 263-271, E ditorial In te r am ericana
Flg. 47-7 R 4 en el fono
S.A ., M éxico, 1963.
3.— Cossio, P.: A parato C irculatorio: B ibliote­
ca de Sem iología 5 ta. edición: 332-334, El
A teneo, B uenos Aires, 1949.
4.— De la T orre, A. y Azanza, G.: Lecciones
de S em iología, I ra . edc. 56-57, Im p. de
U niversidad, Q uito, 1950.
5.— Facci, M.: I T o rri d el Coure, Capelli E d.
Bologna, 1959.
6.—* Fiahleder, B.: E xploración Cardiovascular y
F onom ecanocardiografía clínica. 132-148,
L a Prensa M édica M exicana, 1966.
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(6). Thieme Verlag, S tutgart, 2da. ed. 1958.
8.— L uisada, A.A.: R uidos y pulsos com o
^significación se analizará en capítulos pos­ ayudas en el diagnóstico cardíaco. Clínicas
Médicas de N orteam érica. Vol 1: 4-30,1980
teriores.
9.— Welver, A .: A tlas der Phonokardiographie.
3.— Se tom a como frecuencia normal aque­ Verlag V o n Dr. S. Steim -K eppff, D arm stadt,
lla que va de 60 a 100. (3 ,4 ). 1956.
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298 -

CUADRO No. X

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA AUSCULTACION DEL CORAZON

1 .- OBJETIVOS.—

A l térm ino del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante deberá ser


capaz de:
1.1: Enumerar las características de los ruidos y silencios normales del
corazón.
1.2: Identificar en el tórax del paciente, los focos y las áreas de ausculta­
ción
1.3: Reconocer las características de los ruidos y silencios.

1.4: Enumerar los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos cardíacos.

1.5: Reconocer los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos.

1.6: Describir los fenómenos acústicos sobreañadidos en los silencios.

1.7: Reconocer los fenómenos acústicos sobreañadidos que ocupan sístole


y diástole.

1.8: Correlacionar la descripción de la auscultación con los trastornos fun-


cionales y orgánicos del corazón.

2 .- CONTENIDOS.—
Corresponden al qué examinar, cómo examinar y para qué examinar, constan­
tes en este texto.

3 .- METODOLOGIA Y ACTIVIDADES.—

3.1: Repetir varias veces las características de todos los ruidos y silencios
normales del corazón.

3.2: Marcar en una persona, con lápiz dermográfico,ios focos de ausculta­


ción.

3.3: Describir verbal y gráficamente las características de los ruidos y silen­


cios escuchados.

3.4: Repulir varias veces los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos
cardíacos.

3.5: Oír a personas sanas en diversas situaciones fisiológicas provocadas y a


personas enfermas. continúa.
www.medibooksnica.net63.net -299

■3.6: Describk verbal y gráficamente los fenómenos acústicos sobreañadidos


escuchados.

3.7: Describir la anatomía, Fisiología, Fisiopatología valvular y comparar


con la auscultación escuchada en los pacientes.'

4 .- RECURSOS.—

1.— Humanos.
4 ,1 : Personas sanas, que pueden ser los mismos compañeros.
4.2: Personas enfermas. (Todos los casos posibles).

2.— Materiales.
2.1: Fonendoscopio biauricular de campana y membrana.
2.2: Discos o cassets con las grabaciones pertinentes.
2.3: Bibliografía.

5 .- EVALUACION-

Volver a los objetivos y juzgar si se los sa tisface.

CAPITULO 48 charlas. Al tom ar la presión arterial (8, 9),


sin que se tengan realmente la intención de
investigar las arritmias, se puede caer en cuen­
RITMO Y FRECUENCIA ta de que existen y naturalm ente, se las tiene
que tom ar en consideración para variar la
RITMO. INTRODUCCION.— Luego de es­ velocidad de dcsinsufiación del mango. De
tudiar la auscultación del corazón normal, esta manera, se recomienda revisar les cono­
abordamos la recolección de los signos de­ cimientos precedentes.
pendientes de los trastornes del ritmo y la CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-2
frecuencia, mediante el método auscultato-
Entre las arritmias pasivas, indudable­
rio. Veamos los cuadros No. 48-1,48*2 y 48-3.
m ente, la más grave y de m ayor significación
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-1 clínica, es el bloqueo aurículo-ventricular.
(1, 10, 12), Así pues, cuando haya una
1 — Recordemos que los primeros datos
bradicardia notoria, es de rigor, pedir un E.C.
sobre el ritmo cardíaco, recoge el practican­
G.
te en la anamnesis (Ver: “palpitación”) (2).
Al tomar el pulso puede el practicante detec­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-3
tar la mayor parte de las arritmias o sospe­ 1 Los extrasístoles reiterados son de im-
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-300-

CUADRO No. 48-1

AUSCULTACION DEL CORAZON : RITMO Y DISRITMIA

Qué Examinar Cómo Examinar

1 Ri t mo 1.— Mediante la auscultación se escu­


cha el funcionamiento del cora-
. zón y lo primero que se aprecia
es la cadencia, el compás del lati­
do así como se escucha el tic-tac
de un reloj.

1.1 Ritmo Normal 1.1 Se oyen ruidos acompasa­


dos e intercalados entre pausas o
silencios similares.

1.2 Arritmia 1.2 Los ruidos del ciclo cardía­


cos están desacompasados, las pau
sas de cada ciclo son diferentes.

CUADRO No. 48-2

ARRITMIAS PASIVAS

Qué Examinar Cómo Examinar

1 Bradicardia 1.1 Se conserva el ritm o, pero se


cuentan menos de 60 ciclos por
m inuto. Fig. No. 48-1 y 48-3.

2.— Bloqueo aurículo ven incular com­ 1.2 Por lo común, la bradicardia es
pleto. (Síndrome de Adams Sto­ m uy notoria y podría, eventual­
kes-Morgagni). ¡Cuidado! m ente, acompañarse de pérdida
Arritmia de importancia vital. del conocimiento y aún, de con­
vulsiones. Fig. No. 48-2

Fig. 48-1 Bradicardia Sinusal


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CUADRO No. 48-3

ARRITMIAS ACTIVAS
Qué Examinar Cómo Examinar

1 .- Extrasístoles ocasionales. 1 .- Se escuchan esporádicamente ci­


clos extras intercalados en perío­
dos de ritmo normal. Fig. No. 484

2 .- Extrasístoles reiterados 2 - Se escuchan estos ciclos extras


con más frecuencia. Fig. No. 48-5

3 .- Extrasístoles en “ salvas” . 3 .- Se escuchan varios ciclos extras


Fig. No. 48-6 reunidos, uno tras otro, en núme­
¡cuidado! peligro de taquicardia ro m ayor a dos, intercalados en
paroxística. períodos de ritmo normal.
4.— Extrasístoles bigeminadcs. 4 .- Cada ciclo normal se acompaña
¡cuidado! (intoxicación digijtáli- de un ciclo extra, separados de la
ca ( 3 ) ) . siguiente pareja de ciclos por una
pausa más larga. Fig..No. 48-7.

5 .- Taquicardia Paroxística, ya tra­ 5 - Se aprecian ciclos muy juntos


tada con más amplitud, en laanam con una frecuencia al rededor de
nesis. 150 por minuto.

6 .- Fibrilación Auricular. (Arritmia 6 .- Simplemente no hay ritmo.


Absoluta). También llamada: Co­ Puede ser de frecuencia lenta o
razón loco = delirium cordis. rápida. La auscultación puede
semejarse al sonido que produce:
un telegrafista al enviar un tele—
grama, con sistema “Morse” . Fig.
No. 48-8.
7.— Fibrilación ventricular. 7 .- No se oyen ruidos cardíacos fen el
¡cuidado! Más de tres minutos pecho. No hay pulso. Fig. No. 48-9
de duración de esta arritmia pro
duce descerebración o muerte.
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Fig. 48-8 Fibrilación Auricular


Fig. 48-5 E xtrasístoles reiterados

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F i* . 48-6 E xtrasístoles en salvas


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Fig. 48-9 Secuencia de la generación de u n a Fibnlación vem ncular.
i
Cortesía del Profesor Dr. F em ando Hidalgo O. *
constituyen signo de intoxicación digitàlica; i
portancia clínica y el hecho de que se los
más aún, si existen otros puntos de apoyo,
encuentre, amerita reportar al especialista pa­
como: anorexia, náusea, vómito, xantopsia
ra que realice un estudio más a fondo.
(visión amarilla). I
2.— Particular relieve tienen los extrasísto­
les en salvas, (2, 11, 13) es decir cuando se
4.—'~^La taquicardia paroxística s u p ra v e n ­ i
t r ic u la r (3, 6) puede ser inocua, presentarse
oye como disparos en ráfaga. Tal condición
en personas sanas o estar ligada a patologia^
siempre es de interés cardiológico. Se impo­
extracardíaca (hernia hiatal, úlcera duodenal,
ne el E.C.G.
3.— Los extrasístoles bigeminados (11,13)
colecistopatía, por ejemplo). Conviene inves­
tigar también si hay síndrome de Wolf Parkin-
i
i
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son White. Indudablemente se impone un cantidad suficiente o simplemente late in va­
estudio electrocardiográfico. Las maniobras cuo, es decir sin sangre.
(Ppara tratar las taquicardias paroxísticas su- Por lo anteriorm ente expuesto, se in­
praventriculares están descritas anteriormen­ fiere que en los cardiópatas con arritmia hay
tAe - que tomar el pulso central en un minuto com­
5.—\-La fíbrilación auricular es muy fre­ pleto.
cuente en las cardiopatías crónicas, especial­
mente en las reumáticas. De las valvulopatías
reumáticas, las Estenosis Mitrales son las más BIBLIOGRAFIA
proclives a manifestarla. Indudablemente es­
ta arritmia agrava cualquier proceso patoló­
1.— Briller, S.A.: A rritm ias Cardíacas: T ratado
gico preexistente, desencadena insuficiencia de Medicina In tern a de Cécü-Loeb.: 1 ,1 1 5 ,
cardíaca en los corazones que están al borde Nueva E ditorial Interam ericana, 1972,
de tenerla; favorece la formación de coágu­ 2.— Carral, R .: S em iología Cardiovascular. Quin­
los, su desprendimiento, las tromboembolias ta edición. 75. E ditorial Interam ericana.
México, Í9 6 4 .
y sus tremendas secuelas.
3.— Coírn, A. Ë. and F raser, F. R .: Paroxysm al
6.— ‘'' Ante la Fibrilación Ventricular (4, 7) y Tachycardia and th e effect of stim ulation
el Paro Cardíaco, (5) la conducta médica de­ of the vagus nerves b y pressure, V. 93,
Heart, 1913.
be ser de acción inmediata en menos de tres
minutos, puesto que puede sobrevenir la des- 4.— Josephson, M. E. y H orow itz, L. N .: Ta­
quicardia ventricular recurrente: enfoque
cerebración o la muerte. Como esta arritmia electrofisiológico. Clínicas Médicas de N or­
puede intercurrir el momento menos pensa­ team érica, V oi 1, 51-68, 1979.
do, las maniobras pertinentes deben ser de 5.— Kouw enhoven, W. B.: Ju d e , J. R . y K nicker­
conocimiento y difusión popular. Su des­ bocker: Closed chest cardiac massage,
J.A.M .A., 173: 1.064, 1960.
cripción se hace al final de esta sección.
6.— Lipm an, B. y Massie, E .: E lectrocardiogra­
fía Clínica. 327-356, E ditorial Interam eri­
FRECUENCIA:
cana, México, 1967.
La toma de la frecuencia ya se ha he­
7.— M árquez, J .; Esteve, J .J .; V era, A.; L ongo,
cho cuando se inició el examen físico con A. y de A rtaza, M.: F ib rilació n Ventricular:
los “signos vitales” y el pulso entre ellos. Revista E spañola de C ardiología. VoL 33:
No. 5 475. 488, 1980.
Pero cuando hay arritmias activas, especial­
mente cuando hay Fibrilación Auricular, ex- 8.— R ubín, A.: S ignificación clínica de los rui­
dos de la presión sanguínea. Medical services
trasistolia reiterada, por ejemplo; puede ha­ digest. Vol. 1. N o. 6: 17, 1972.
ber también Déficit del Pulso, (8 ,9 ) es decir 9.— R agan C. an d B ordley, J.: The Accurancy
que la frecuencia del pulso periférico sea of clinical m eassurem ents o f arterial blood
menor que la frecuencia central, tomada con pressure w ith a n o te th e auscultatory. 69:
504, Bulletin H opkins H osp., 1941.
el fonendoscopio sobre elprecordio. Tal con­
10.— Resnik, W. H. y H arrison, T. R .: A rritm ias:
dición acontece porque no pasan todos los
Medicina In tern a de H arrison, 1.404-1.406,
latidos cardíacos a las arterias periféricas y La prensa Médica M exicana, 1965.
esto es así, porque si el extrasístole o algunos 11.— Sam pson, J. J.; A lberlon, E . C. and Kondo,
t de los sístoles apresurados de la F.A. acortan B.: “ The effect o n m an of Potassium admi­
el diástole precedente, el ventrículo izquier­ nistration in relation to digitalis glycosides,
w ith special reference to b lo o d serum pota­
do ha recibido m uy poco flujo o nada de flu­ ssium, th e electrocardiogram and ectopic
jo, motivo por el cual, tampoco expulsa la beats. XXVI: 1 64, A m erican H eart J., 1943.
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-304-
T j

«í
12.— S cham roth, L.: Principies goberaing 2: 1 A . I.C.L = Insuficiencia cardíaca iz­
V. b lo ck w lth interference disso d a tion. Bri* , quierda.
tiah H eart J., 31: 980, 1069.
13.— W hite, P. D.: E nferm edades del Corazón. I.C.C. Insuficiencia cardíaca con­ • i
C uarta edición. 867, 938, 9 4 9 , 962. El gestiva
A teneo, B uenos Aires, 1964.
H.A. = Hipertensión Arterial • <
_ 7,
I.A.M. = Infarto agudo de m io c a rd io ^
C A P IT U L O 4 9
I.Cor.C. = Insuficiencia coronaria cró­ «
nica (angina de pecho)
A|
S IM B O L O G IA E S Q U E M A S B A S IC O S E.M. = Estenosis Mitral m
w
E.A. = Estenosis aórtica
Y A B R E V IA T U R A S jk
9
I.A. = Insuficiencia aórtica égk
En este capítulo exponemos a la con­ V
D.L.M. = Doble lesión mitral
Mi
sideración del lector, los símbolos y esque­
M.A. Mitro aórtico
mas que consideramos básicos para com­
prender mejor y expresar con rapidez los = Doble lesión aórtica é
D.L.A.
recogidos desde la anamnesis hasta el examen M.T. = Mitro tricúspidea i
i
físico. Se incluyen también algunos concep­
Tricuspidización = Insuficiencia tricúspídea f |
tos y cifras físiopatológicas fundamentales;
órgano-funcional (3, 4, 5, 6, 7, 10) que g
como, por ejemplo, las presiones y oxime-
constituye la confirmación de unal.C.C. den- j-
trías intracavitarias (2, 3 ,9 ,1 2 ).
tro de la historia natural de cualquier car- *
En lo que respecta a la auscultación, tí io palia. ^
nos 'perm itim os -ser reiterativos y aún, a
manera de descripción analítica y progresiva, Moralización = insuficiencia mitrai ór- ^
insinuamos pasar del esquema del ciclo gano funcional (3 ,4 ,5 ,6 ,7 ,1 0 ) que sobreviene %
cardíaco y de cada uno de sus elementos como confirmación de la insuficiencia cardia- ^
con sus variantes patológicas, a la simbología ca izquierda (I.C.I.) en el curso de cualquier ,
que utilizaremos más adelante para interpre­ cardiopatia que afecte al V.I. flj
tar gráficamente lo que hemos escuchado en
V .I. = Ventrículo izquierdo i
el precordio del paciente examinado. Así
es como del esquema fundamental podría­ A. I. Aurícula izquierda 4
mos llegar a la correcta imitación e interpre­ V. D. = Ventrículo derecho é
tación del Fonocardiograma. Se recomienda
A. D. = Aurícula derecha é
revisar desde el capítulo 46 y seguir hasta el
51 para conceptuar a cabalidad la ruta de V. P. = Vena pulmonar
4
aprendizaje que hemos utilizado. C. P. V. = Capilar pulmonar venoso è
SIGNOS CONVENCIONALES A. P. = Arteria pulmonar
à
1 .- SIMBOLOGIA A, P. I. Arteria pulmonar izquierda
= i
Fig. No. 49-1A y 49-1B. A. P. D. = Arteria pulmonar derecha
2 .- ABREVIATURAS P .C .A . = Persistencia de conducto i
I.C. = Insuficiencia cardíaca arteriovenoso
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Fig. 49-1A Secuencia de las teleradiografías.

d HOMBRE OOOO = ESTERTORES d e + a ++ C R E C IM IE N T O P R O G R E S IV O

o M UJER O = SOPLO de + a — »= D E C R E C IE N T E P R O G R E S IV O

OO RONCUS DERRAME R E S IST E N C IA S

Jr- t =
S IB IL A N C IA S AUMENTO L A T ID O

w o- R O N C U S Y S IB IL A N C IA S
4- = D IS M IN U C IO N
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C. I. A. Comunicación interauricu­
lar SOPLO
C. I. V. Comunicación intraventri- PROTO
SISTO LICO
cular
E .P . Estenosis pulmonar SO PLO
MESO
Co. Ao. Coartación aórtica S IS T O L IC O .
3 - ESTUDIO HEMODINAMICO, PRESIONES SOPLO
Y OXIMETRIAS (2, 8 ,9 ,1 2 ) . TELE
SISTO LICO
Para englobar las presiones SO PLO
dentro del cuadro. (En Au­ HOLO
rículas y C.P.V., solamente S IS TO L IC O
se anotará la presión me­ SO PLO
dia). H O LO
S IS T O L IC O
Para englobar la oximetría
O dentro del círculo, expresa­
das en volúmenes de 02.
EN D IA M A N TE

Fig. No. 49-2. SO PLO


PRO TO
Esquema de presiones y oxim etría en DIASTOLICO
el interior de las cámaras cardíacas, grandes
S O PLO
vasos y capilares pulmonares. M ESO
DIASTOLICO
4 . - ELEMENTOS FISIOLOGICOS Y PATOLO­
GICOS DEL CICLO CARDIACO (1 ,1 1 ) SO PLO
TELE
Fig. No. 49-3 A D IA STO LIC O
o P R E S IS T O L I C O
5 . - EJEMPLOS DE AUSCULTACION PATO­ SO PLO
LOGICA DEFINIDA Fig. 49-3B HOLO
DIASTOLICO
SOPLO
MESO T E L E
D IA STO LIC O
SO PLO
PR O T O M ESO
DIASTOLICO

Fig. 49-3A E lem entos Fisiológicos y Patológi­


cos del ciclo cardíaco.

6 . - DESCRIPCION DE OTRAS VARIANTES


DE AUSCULTACION 1
— Intensidad de 1 a 4. Se pondrá en
números debajo del esquema o del fono.
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«*-
TA TA L-
RRUFFüT FO C O M E S O C A R P IO

Fig. 49-3B Ejem plos de auscultación patológi­ irro d io cio n horizontal


ca definida.

Si hay duda, se expresará en números,


así: F'?. <9-4A
: Alto o bajo o sí se quiere
SHiguIanzar, se comparara con las cuerdas de
la guitarra. Así: Alio (primera) o sino, ¡F O C O M IT R A L
otro ejemplo: bajo (cuarta). a mesocardio
axila
— Timbre: Se escribirá la comparación;
así: En olla de vapor, si se oye como cuando
se destapa una olla donde se ha hecho hervir
agua. Otro ejem.: En Pío de Gaviota, (se Pv,R
oye así). i
a foco tricuspídeo
— Irradiación: Se señalará con flechas
cuyo largo indicará las magnitud de la irradia­ Fig 49-4 D escripción de otras variantes de
auscultación.
ción y cuya punta señalará la dirección de
la misma. Fig. No. 49-4B VALVULOPATIAS: ESTENOSIS MITRAL
Las flechas señalan irradiación hori­
La estenosis mitral, comunmente es
zontal, a izquierda y derecha (en barra).
Fig. 49-4C. consecuencia de la fiebre reumática. Es la
lesión que más frecuentemente produce arrit­
Las irradiaciones a mesocardio y F. mias (fibrilación auricular). En el esquema se
tricuspídeo son de menor intensidad que la anotan los principales signos y síntomas que
irradiación hacia axila. Fig. 49-4D. se presentan en esta lesión valvular, así como
ESQUEMAS FISIOPATOLOGICOS DE LAS VAL- también los signos electrocardiográficos y ra­
VULGPATIAS Fig. 49-5 diológicos sobresalientes, se pueden agregar -'
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—308 —
INSUFICIENCIA AORTICA
Fisiopatológicamente, en las Estenosis En la Insuficiencia Aórtica la sangrefljÉ
Mitrai, la sangre de aurícula izquierda, en­ refluye durante la diàstole desde la arteria^jj
cuentra un obstáculo para poder llegar al
aorta al ventrículo izquierdo. Aumenta el
ventrículo izquierdo, lo que produce un au­
volumen en el ventrículo izquierdo, el m is m o ^ j
mento de presión y dilatación de aurícula iz­
que se dilata y que aunque resiste b astan te® |
quierda. El aumento de presión es transmiti­
bien este tipo de lesión, cuando d e s fa lle c e ^
da a la circulación menor; ésta lo hace más
cede la-sobrecarga a las cámaras que q u e d a n ^
hacia atrás, es decir al ventrículo derecho,
por detrás, dando síntomas pulmonares p r i- 0 |
el cual al dilatarse, elonga el anillo de la vál­
mero y luego, los que dependen de la f a l l a d
vula tricúspide, la misma que se vuelve in­
ventricular derecha (Insuficiencia Congesti- c¡
suficiente, sobrecargando aurícula derecha y
va). El gran impulso ventricular izquierdo® !
elevando la presión venosa sistèmica, con lo
origina la mayor parte de los signos a n te r ó -0 |
cual se declara la Insuficiencia Congestiva
grados. 1
(Ingurgitación Yugular, hepatomegalia, ede­
ma, etc.). Fig. No. 49-6. El flujo coronario disminuye, puesto ^
que la presión diastólica es muy baja y es ^
INSUFICIENCIA MITRAL en la diàstole cuando se nutre el corazón. ^
Fig. 49-9. ™
En la Insuficiencia Mitrai, refluye la
ESTENOSIS AORTICA &
sangre de ventrículo izquierdo a la aurícula
izquierda, produciéndose aumento de volu­ En la Estenosis Aórtica, la sangre en-
men en esta aurícula, con repercusión heino- cuentra un obstáculo a nivel de la válvula
dinámica retrógrada similar a la que se pre­ aórtica durante la sístole, lo que lleva al au- •
mento de presión en el ventrículo izquierdo
senta en la Estenosis MUral.
y al crecimiento concéntrico de esta estruc-
A lo anterior se agrega la dilatación de tura. “
ventrículo izquierdo por la sobrecarga diastó- Su falla repercute así mismo en forma ^
lica que establece el reflujo. Fig. No. 49-7. retrógada hasta llegar a la insuficiencia
cardíaca congestiva. Fig. No. 49-8. ^
VALVULCPATIAS: ESTENOSS MITRAL A

Fig. 49-6 E stenosis M itral


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INSUF(CIENCIA MITRAL.

ESTENOSIS AORTICA

Fig 49-7 Insuficiencia Mitral

/ u w - 0
/ ]f Mareo
I Pulso,
J Parvo
I I . Síncope por
INSUFICIENCIA AORTICA. j j esfuerzo
i Precordlalgla
DISNEA

Fig 49-8 Estenosis Aórtica

Fig. 4 9 -9 Insuficiencia A ó rtic a


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—310 —

C A P IT U L O 50 INTRODUCCION.
Desde el capítulo 46 hemos tratado
de enseñar objetivamente el método ausculta-
S E C U E N C IA D E LA AU SCU LTA ­ torio y seguiremos haciéndolo hasta el capí-
tulo 51, tomando en consideración su trascen- ^
C IO N C A R D IA C A dencia en el proceso del aprendizaje de la j

CUADRO No. 50-1

SECUENCIA DE LA AUSCULTACION DEL CORAZON ENFERMO

1 Localización en el precordio 2.7: Localización de los Ruidos So­


breañadidos en el silencio diastólico.
2.— Localización en el ciclo:
2.7.1: “Soplos” diastólicos
2.1: Primer Ruido -Rl-
2.7.1.1: Protodiastólico
2.2: Silencio Sistòlico
2.7.1.2: Mesodiastólico
2.3: Localización de los Ruidos
Sobreañadidos en el silencio sis­ 2.7.1.3: Telediastólico
tòlico. 2.7.1.4: Holodiastólico
2.3.1: “Soplos” sistólicos: 2.7.2: Ruidos diastólicos que no son
2.3.1.1: Protosistólicos “soplos” .

2.3.1.2: Mesosistólico 2.7.2.1: CH M - Chasquido de apertu­


ra mitral
2.3.1.3: Telesistólico
2.7.2.2: -R3- tercer ruido-Galope pro­
2.3.1.4: Holosistólico todiastólico.
2.3.2: Ruidos Sistólicos que 2.7.2.3: -R4- cuarto ruido galope tele­
no son soplos. diastólico.
2.4: Percepción de los Ruidos
Sobreañadidos en el silencio sis­ 2.8: Percepción de los ruidos sobre­
tòlico. añadidos en el silencio diastólico.

2.4.1: Intensidad 2.8.1: Intensidad


2.4.2: Tono 2.8.2: Tono
2.4.3: Timbre 2.8.3: Timbre
2.4.4: Irradiación 2.8.4: Irradiación.
2.5: Segundo Ruido -R2-
2.6: Silencio diastólico
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M W W W ' M ' M :M ' M M rM W W M T M rW M xiW W W W iW W iW V W W %
-311 -
medicina. Así es como, luego del recuento
fisiológico, el análisis del ciclo cardíaco, de
cada uno de sus componentes en el corazón R i U n ic o (N)

normal, hemos comenzado a ver la expre­


sión de la patología cardíaca por medio de
la auscultación y para ello hemos recurrido
a agrupar la simbologia que nos ayudará a Ri Desdoblado (4)
il R, D ism inufdo
comprender y explicar mejor la sintomato­
logia, la fisiopatologia y aún la proyección 1-----------------
clínica. En este capítulo tratamos de esta­
Fig. 50-2A R1 único-desdoblado-aum entado
blecer un orden secuencial que proponemos dism inuido.
como norma para el examen y su descrip­
ción.
Con este propósito exponemos el cua­
dro No. 50-1.

CONSIDERACIONES AL CUADRO 50-1 Fig. 50-2B Silencio sistòlico.


1.— Luego de “mapear” (5) todo el precor­
dio, se elige el foco donde se escucha con
mayor intensidad el fenómeno acústico so­
breañadido, pues ese será el lugar de origen
Por los otros sectores donde también se es­
cuche, determinaremos su irradiación. Fig.
46-3, 46-4 y 49-4.
2.1: El ciclo cardíaco comienza con el pri­
mer ruido (R I) Fig. 50-2A cuya normalidad Fig. 50-2C Soplos proto-m eso-tele y holosis-
o variante patológica hay que determinar. tólicos.
Así pues se dirá si R1 es normal, único, 2.3.2: Los ruidos sistólicos que no son
desdoblado, aumentado o disminuido. “ soplos” , pueden oírse como frotes (roce de
2.2: Hay que oír la pureza del primer silen­ cuero nuevo) o simplemente como un ruido
cio (sistòlico o menor) Fig. 50-2B; pues lo intercalado en el sístole.
normal es que se conserve “ puro” . Lo con­ 2.4: La calidad de los ruidos sobreañadidos
trario, significa que está ocupado por ruidos tiene que ser descrita tom ando en cuenta
sobreañadidos, cuya fisiopatologia estamos los parámetros: Intensidad (de 1 a 4);
obligados a aclarar.
MW

Fig. 50-2D, tono (alto o bajo), compara­


2.3: Según qué tercio ocupen los ruidos ble con el sonido de las cuerdas de una gui­
sobreañadidos, se les denominará: proto tarra, desde la primera hasta la sexta; timbre
&

(un tercio inicial); meso (tercio m edio);'tele (la peculiaridad del sonido, expresada a veces
(tercio final). Si está ocupado todo el silen­ con nombres típicos que singularizan ciertas
cio, será “holo” . Además podrá haber otras patologías); Irradiación (para circunscribirla
¡j^ variantes, si la duración se extiende en más se requiere perseguir el fenómeno acústico
A de un tercio. Fig. 50-2C. por todo el precordio y aún por todo el
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— 312 —
tórax, si fuera necesario). En la periferia de
las áreas de irradiación (9), la intensidad es Intensidad-* *~r-
4
menor, pero el timbre, se conserva.
2.5: El segundo ruido (R2) igual que R l,
pero con mayor proyección clínica, se iden­
tificará si está normal, aumentado, disminui­
do, único, desdoblado. Fig. 50-2E.
Fig. 50-2D — < .
2.6: Hay que vigilar la pureza del silencio Ejemplo de intensidad
diástolico. 50-2F. ( 1/4 a 4/4). fono (alto o bajo)j
2.7 : Si encontramos el silencio ocupado con e irrad¡acion(--------►).
ruidos sobreañadidos, igual que en los fe­
nómenos sistólicos, estamos obligados a iden­
tificarlos dentro de los parámetros: inten­
sidad, tono, timbre e irradiación, además de (t)
haberlos ubicado en el o los tercios del diàs­ U n ico (N ) R ¿
Aumentado RA
tole que han ocupado. En el caso de que
ocupen todo el silencio, serán holodiastóli-
cos. Fig. 50-2G.
Desdoblado
If Ü)
Disminuido
■—y—»
R
2.7.2: En cuanto a los ruidos que no son
R*
soplos y que se escuchan dentro del diàstole,
Fig. 50-2E R2 con sus variantes.
tenemos: El Chasquido Mitral (Ch M); R3 y
R4. El Chasquido de abertura Mitral se oye
dentro del contexto del “Ritmo de Duroziez” ,
que define a la Estenosis Mitral, separado del
componente aórtico del segundo ruido por
0,06 a 0,10 de segundo (3, 5, 7 ,1 2 ), aun­
que puede ser un poco más, un poco menos,
■f
de acuerdo a la menor o mayor gravedad de
la estrechez. Sirve mucho el Fonomecano- Fig. 50-2F Silencio diastólico
cardiograma tomado simultaneamente, pues
el punto 0 (M) del mecanocardiograma
(5, 7, 10) coincide exactamente con el chas­ R.
quido de abertura Mitrai. Si se oye R2 des­
doblado en foco Mitral, probablemente se
trata de CH M. Fig. 50-2H.
El tercer ruido (R3) se encuentra den­ Meso ' TÍ
tro de los ritmos a tres tiempos. Coincide y
corresponde con la fase de llenado rápido
ventricular. El examinador debe señalar si
es izquierdo o derecho, de acuerdo al foco H0 I o
donde se lo escuche. Puede no ser patológi­ R,
co (2, 4, 6, 7, 13) en niños y jóvenes a la Fig. 50-2G Soplos proto-m eso, tele y holo
edad del servicio militar. diastólicos.
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ferentes orígenes, será todo el'conjunto de
la auscultación lo que nos ayudará a iden­
tificarlos y describirlos. Asi pues* serán los
ruidos cardíacos; la intensidad, tono, tim bre
e irradiación de los fenómenos acústicos pa­
S IS T O L E D I A S T O L E • tológicos los que definan nuestro critério.
Fig. 50-2H C hM — R 3 — R 4. Proponemos, también, que no hable­
mos de “soplo” sino de auscultación.
En el fonocardiograma R3 aparece al
rededor de los 0,15 S. del componente aórti­ Es importante conocer que no todo so­
co del segundo ruido, conformando el galope plo significa que existe cardiopatí?. (2, 4, 6,
protodiastólico. 7, 13) y que existen cardiopatías que no se
manifiestan con soplos. Bajo este respecto,
El cuarto ruido (R4), puede invo­
manifestamos que hay soplos accidentales -
lucrarse dentro del llamado galope teledias-
funcionales y orgánicos. Los soplos acci­
tólico. Coincide con el sístole auricular.
dentales (7) son soplos.inocentes o “corazo­
El oído humano, rara vez capta este ruido,
nes sanos con soplo”. Son frecuentes las
pero el fonocardiograma lo identifica cuan­
equivocaciones con los jóvenes que se califi­
do existe.
can para la conscripción o que por cualquier
COMENTARIOS FINALES: circunstancia van a entrar en instituciones
1 — El practicante debe habituarse a hacer .militares.' Algunos de ellos presentan “ el so­
auscultaciones completas. Así se form ará' plo, del recluta”, que es netamente accidental.
dentro de una misma escuela, hablará el mis­ Quizá una de las características que hay que
mo idioma, corregirá sus errores, tendrá la tornar muy en cuenta es de que aparecen y
satisfacción de volverse cada vez, más diestro, desaparecen. De allí que pueden presentar­
notará los cambios auscultatorios en la evo­ se situaciones de controversia ya que un pro­
lución del mismo paciente. Esta práctica no fesional “oyó el soplo” y otro puede decir:
es patrimonio del especialista; todo lo con­ ¿Qué soplo? . Ambos oyeron su verdad, pe­
trario, debe ser uno de los objetivos en la ro jugó su papel truculento la fugacidad del
formación clínica del médico general. En soplo accidental.
un país en desarrollo como el nuestro, esta
destreza solo necesita práctica y un fonen­ 2.— Los soplos funcionales dependen gene­
doscopio. ralmente de la disfunción que se establece en
una válvula que no tiene daño orgánico, pero
La auscultación es una destreza suscep­
que sufrió la dilatación de su anillo, con lo
tible de afinarse con la práctica y de irse per­
cual quedó insuficiente. O puede ser que se
diendo con el ocio. De igual forma insisti­
incrementó tanto el flujo en una cámara, que
mos en que es conveniente para el aprendi­
al pasar el exceso de volumen por el orificio
zaje, graficar todo lo que se auscultó, pa­
de una válvula normal, ésta -presenta una es­
ra que esto se convierta en una acción ne­
trechez relativa. Es lo que acontece con cual­
cesaria y de rutina.
quiera de las causas que originan insuficien­
Cuando los soplos son sistólicos y cia cardíaca izquierda y que primitivamente
también diastólicos no escapan al análisis no dan “ soplo” , pero que, cuando la elonga­
que se propone.en la secuencia de ausculta­ ción del anillo de la Mitra!, producida a su
ción. Cuando hay soplos simultáneos de di­ vez por la "gran dilatación del ventrículo iz­
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quierdo, deja insuficiente el cierre de los
velos valvulares, permite la regurgitación o
reflujo hacia aurícula izquierda, originando el
soplo sistólico órgano funcional. A este fe­
nómeno fisiopatológico lo llamamos Mitra-
Iización. Así es como la Hipertensión Arte­
rial se puede mitralizar; en igual forma, una
miocárdiopatía que afecte principalmente a
ventrículo izquierdo.
Se llamará Tricuspidización, cuando
la válvula Tricúspide primitivamente suficien­
te se vuelve insuficiente por la dilatación del
ventrículo derecho, el cual, al elongar el ani­
llo valvular lo deja tan amplio que los velos
de la Tricúspide no cierran herméticamente
durante el sístole y permiten la regurgitación
hacia aurícula derecha, originando el soplo
holosistólico órgano-funcional. Este fenóme­
no fisiopatológico complica las lesiones pul­
monares e izquierdas que incrementan las
resistencias pulmonares hasta tal punto que
hacen claudicar el ventrículo derecho y
así da inicio a la I. C. C. Por ejemplo,
la Estenosis Mitral, la Insuficiencia Mi­
tra!, la Insuficiencia Aórtica, están en ca­
pacidad de tricuspidizarse. La hipertensión
arterial sistémica primero se moralizará y
luego se tricuspidizará. Fig. No. 50-3.
Como se habrá notado, estos términos
se refieren al momento del proceso patoló­ R IV E R O
gico en el cual una afección cardíaca inicial­ CAR VA LLO +
mente compensada, se descompensa. Cuan­ * EN FOCO TRICUSPIDEO J jj
do la descompensación de lugar a la I.C.I.,
se puede calificar de mitralización cuando Fig. 50-3 C orazón de H ipertensión arterial: 0 |
la válvula Mitral sin estar inicialmente enfer­ A: sin soplos, B: M itraüzado y
C: tricuiipidizado. ^P¡
ma, queda insuficiente por efecto de la dila­
tación de su anillo. En parecida forma, se Un ejemplo de soplo funcional por es­
llamará tricuspidización al momento del pro­ trechez relativa condicionada por aumento
ceso en el cual se instaure la I.C.C. dentro de flujo o de volumen, es el de la Comuni­
de la historia natural de una enfermedad en cación Interauricular, donde el cortocircuito
la que no estaba participando la válvula izquierda derecha que se establece a nivel^. *
Tricúspide, pero que comienza a hacerlo, por auricular incrementa el volumen de sangre' |
haber quedado insuficiente al elongarse su que manejan las cámaras derechas, con lo
anillo de implantación. cual se forza el paso por las sigmoideas pul-
'f www.medibooksnica.net63.net -3 1 5 -
¿* monares que resultan relativamente estre-
W chas ante el aum ento de flujo. Fig. No. 50-4.
Nótese que el soplo no nace en el ori­
Í ficio de la C.I.A., sino en la pulmonar, por
el torbellino formado a ese nivel.

3.— Respecto a la descripción de los fenó­


menos acústicos patológicos tanto en sístole
É como en diástole tenemos que referimos
L un poco más al timbre y a la irradiación,
r Hay ciertos timbres de soplos, que el uso les Fig. 50-4 CIA con hiperflujo pulm onar, p ro ­
P ha dado nombre; así: duce Estenosis pulm onar relativa.

W 3.1: Timbre
Además hay ciertos acuerdos tácitos en
| “En olla de vapor” — “musical” — “ ás- el léxico cardiológico. Así, cuando se descri­
I pero” - “ en pío de Gaviota” - “en diaman­ be “soplo en barra” , prácticamente se está
te” — “en banda” — “en maquinaria” o hablando del soplo sistólico, rudo intensidad
^ “ en locomotora” — “ aspirativo” — “rum or” (3 ,4 ), creciente-decreciente, irradiado en Ba­
} o “ retumbo” con “refuerzo presistólico” — rra (tanto a derecha como a izquierda), que
. “ creciente” — “ decreciente” — “ soplito mi- caracteriza a la C.I.V.
serable” (Dr. Carlos Oleas) (11).
3.2 Irradiación.

k Nótese que algunos timbres de soplos Este parámetro en la descripción de la


hacen “maliciar” de la existencia de ciertas auscultación es muy importante para estable­
^ lesiones; así: “ en olla de vapor” nos hace cer un criterio más fírme sobre el origen del
i pensar en una insuficiencia mitral, más aún soplo en cuanto se refiere a su localización
si se agrega: “ en banda” . “En maquinaria” en el precordio. Así es como la irradiación
' nos hace pensar en una P.C.A. “Aspirativo” , se hace hacia donde va el flujo o reflujo pa­
i nos inclina hacia los “ soplos” diastólicos de tológico que origina el soplo. Por ejemplo
insuficiencia de los grandes vasos. “ En dia­ en la Insuficiencia Mitral, el reflujo o regur­
m ante” y si además son “ rudos” o ásperos, gitación se hace desde ventrículo hacia au­
nos sugieren el contexto auscultatorio del rícula izquierda, cavidad que queda arriba y
“timbre expulsivo” ( 2 ,6 , 8) de los soplos sis- atrás del ventrículo izquierdo, motivo por el
tólicos originados en las estenosis sigmoideas cual el torbellino forjador del fenómeno
de los grandes vasos. “El rumor” o “retum ­ acústico se va hacia arriba y hacia atrás, es
bo” y aún más, si agrega: “refuerzo presis­ decir a axila y espalda. Én la Estenosis Aór­
tólico” conforma con otros elementos aus- tica, el flujo que vence el obstáculo de la
cultatorios, el ritmo de Duroziez, con el que estrechez, cobra velocidad y fuerza y choca
se describe los fenómenos acústicos de la contra la pared de la Aorta haciéndola vibrar.
Estenosis Mitral. La descripción de “ sopli- Fig. No. 50-5.
to miserable” cabe m uy bien al soplo suave, De allí que su principal irradiación sea
de baja intensidad, que ocupa parte del si- hacia arriba, hacia los vasos del cuello. Cier­
^ lencio sistólico y que es poco irradiado, to es que, también en ocasiones, pero con
audible en Foco Pulmonar, que caracteriza
a las Comunicaciones Interauriculares.
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Fig. 50-5 Estenosis vaxvuiar a o ru c a y su Fig. 50-6 Estenosis Subaórtica y su principal


principal irradiación. irradiación.
menor intensidad se irradia hacia punía,
Fig. 50-6 especialmente cuando la estenosis
es subvalvular. En la Estenosis Pulmonar el
torbellino se va hacia arriba y hacia la izquier­
da hacia el cono de la Pulmonar, es decir
hacia la región subclavicular izquierda. Fig.
50-7.
E n la lB sn 2 ia e a á a A orfica, la .iegurgí-
tftción es desde aorta hacía -ventrículo iz­
qu ierd o , «srdecir hacia punía. Por ta i m oti­
vo, el débil soplo de la insuficiencia se trans­
Fig. 50-7 Estenosis Pulm onar: irradiación.
mite hacia abajo y afuera, apuntado hacia el
ápex. Fig. 50-8
En la Estenosis Mitral, casi no hay
irradiación, aunque se puede afirmar que se
escucha mejor el ritmo de Duroziez en el
endoápex, es decir por dentro y arriba del
ápex (foco de Erb). Fig. 50-9.
En la ííomunicación interventricular la
irradiación se hace, siguiendo el trayecto del
cortocircuito, es decir: transversalmente.
Fig. 50-10. En la P.C.A. se irradia el soplo
en maquinaria poco á sus alrededores y lige­ Fig. 50-8 Insuficiencia Aórtica: irradiación.
ramente más hacia fuera, en dirección al hom­ dos los recursos semiotécnicos ya descritos.
bro izquierdo. Fig. 50-11 La comunicación El comienzo de la auscultación puede ser
interauricular por tener el soplo tan suave en el foco que los datos de la historia clínica
casi no tiene irradiaciones. tomados previamente nos sugieran; pero en ,
4.— La localización en el precordio es realidad podríamos comenzar en 'cualquier
materia de revisión cuantas veces haya duda foco pues vamos a auscultarlos todos, y
y para establecerla hecharemos mano de to- finalmente, vamos a mapear todo el precor-
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-3 17 -

Fig. 50-11 PCA: irradiación.

conocidas. Así por ejemplo: Si se oye en


foco aórtico lo siguiente: Primer ruido nor­
mal, soplo que comienza ligeramente separa­
do, crece, tiene su climax en el meso sístole y
decrece progresivamente, para terminar cerca
del segundo ruido; intensidad (2, 3), tono
grave (5a. de guitarra), tim bre raspante,
irradiado o cuello, a mesocardio y a punta.
Segundo raido normal, silencio diastólico.
Lo que proponemos para abreviar es lo
siguiente, referente a la misma áuscultación:
Fig. No. 50-12.
Donde el “rom bo” o cu p a: el lugar
preciso del soplo y señala su calidad de; cre­
ciente-decreciente; las flechas apuntan hacia
las irradiaciones; debajo del soplo se anotan
las características en su respectivo orden: in­
tensidad, tono, timbre. La intensidad siem­
dio y a perseguir las irradiaciones. La loca­ pre se anotará en números de 1 a 4. Si hay
lización en el precordio generalmente es fá­ duda, se la pondrá también en números. Así,
cil, aunque a veces, especialmente en niños, si se duda si es 2 o 3, se pondrá: 2-3.
oiremos parecida auscultación en todas par­
tes, inclusive en- el tórax posterior. Natural­
mente la secuencia de la auscultación tal
como la hemos planteado nos va a servir de
mucha ayuda.
5.— Descripción esquemática.— La auscul­ Rvoa 3 '\ gflí/Q
tación debe escribirse y esquematizarse. U ti­ Fig. 50-12 F órm ula esquem ática com pleta con
lizaremos las abreviaturas y simbología ya el diagram a de la Estenosis Aórtica.
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-318 -
7— Holldack, K. y Wolf, D.: Nociones de Fo­
B IB L IO G R A F IA nocardiografia. 38-39, 42-52, La Prensa Mé­
dica M exicana, M éxico, 1965.
1.— Arias, V.A.: Norm as Generales y diagra— 8.— L eatham , A.: Brit. Heart, J. 17; 574,1955.
mas para presentar u n caso cardiológico.
1-22, Im p ren ta de la F acultad de Jurispru­ 9.— Luisada, A.: R uidos y pulsos como ayudas
en el diagnóstico cardíaco. Clínicas Médicas
dencia, Universidad C entral, 1972.
de N orteam érica. VoL 1: 3 -30,1980.
2.— Carral, R .: Sem iología Cardiovascular. 5a.
10.— Margolies, A. y W ofwerth, C. C.: Am. Heart
ed. 270-297, editorial Interam ericana, S.A.,
J. 7: 443, 1932.
México, 1964.
11.— Oleas, C.: P ráctica Diaria en el hospital Car­
3.— Duroziez, P.L.: A rch. Gen. de Méd. 20:
los A ndrade M arín. C om unicación particular
385, 1862.
Quito, 1972.
4.— Espino Vela, J.: In tro d u cció n a la Cardio­
12.— Ongley, P.A.: Sprague, H.B.; R appaport,
logía. T ercera edición. 118, Méndez O teo,
M. B. y Nadas, A. A .: H eart sound and m ur­
1969.
murs. A. Clinical and Phonocardiographie
5.— Fishleder, B.: E xploración Cardiovascular study. Gruñe & S tration, Nueva Yórk-
y Fonom ecanocardiograñ'a Clínica. 134, Londxes, 1960.
167-169, 533, 557-560, L a Prensa Médica
13.— Withe, P.D.: Enferm edades del Corazón.
Mexicana, México, 1966.
Cuarta edición. 92-94. El A teneo, Buenos
6.— Friedberg, Ch.: E nferm edades del Corazón. Aires, 1954.
Segunda edición. 70-71-, 658-660, E ditorial
Interam ericana, Buenos Aires, 1963.

C A P IT U L O 51

:;hTtnr|tí imM íillfe i^ r ttr ^ d H g h ^ r


¿P A R A Q U E S E A U S C U L T A ?

PROYECCIONES DE LA AUSCULTACION
A LA NOSOLOGIA. (PARA QUE EXAMI­ 11#
NAR? ). à iE É # S B É lÉ S
A manera de descripción de la auscul­
tación correspondiente a las principales pa­
tologías cardíacas, ejemplificaremos cada ca­
so, procurando asimilar, comparar y ex­
poner su esquematización.
Así, por ejemplo: con mayor intensi­
dad se oye en FOCO AORTICO: Fig. 51-1.
También se oye igual auscultación en
mesocardio y en foco mitral. Surge la pre­
gunta: ¿dónde se origina el soplo?
Respuesta:
1,— Donde está la mayor intensidad = Fo­
co Aórtico. 51-1 Estenosis Aórtica (E. Ao).
www.medibooksnica.net63.net -319 -
2.— Tono bajo, timbre “ expulsivo” en dia­
mante, “raspante” . = Foco de base.
3.— Irradiación: a cuello y a punta princi­
palmente. = El hecho Üe que se oiga en
cuello, (3 ,4 , 5) dirige el criterio hacia el foco
aórtico. Si fuera de origen Mitral o Meso-
cárdico , no se irradiaría a cuello.
En conclusión, la auscultación corres­ Flg. 61-2 Insuficiencia Mitral.
ponde al Foco Aórtico. Cortesía del Dr. Miguel Veloz Von
Reckow.
Otro ejemplo: Se oye en FOCO MURAL:
Fig. 51-2. foco Mitral y foco Tricúspideo.
Se oye igual, aunque cada vez con me­ 2.— Tono y timbre similares a las caracte­
nor intensidad, en foco Tricúspideo, en rísticas de insuficiencia Mitral y Tricuspídea.
Mesocardio y aún en focos de base. En el 3.— Irradiación: poco irradiado a axila.
esquema ya está señalado que la principal
Hasta aquí seguiremos con la duda de
irradiación se hace hacia axila y espalda.
si se origina esta auscultación en F.M. o en
Aunque este soplo sistólico se oye en F.T.
todo el precordio y aún en la espalda, corres­
Qué hacemos? : hacemos la maniobra
ponde a foco Mitral, porque:
de Rivero Carvallo (3), la cual se nos informa
1 La intensidad es mayor en ese foco. que es positiva. Por lo tanto el foco de ori­
2.— El timbre en “olla de vapor” (3, 6) y gen es el FOCO TRICUSPIDEO y la irradia­
la forma en “banda” (3, 6) es típica de la in ción principal es el foco Mitral. Al comien­
suficiencia de una válvula aurículo-ventricu- zo dijimos: en punta, en el “llamado foco
lar. Mitral” . Esto se justifica porque cuando hay
3.— Irradiación: Si bien se irradia a todo el dextrorotación muy im portante, el foco
precordio, sin embargo más lo hace hacia Mitral suele estar rechazado hacia atrás y su
axila izquierda, lo cual es así en la Insuficien­ lugar ser ocupado por la proyección del foco
cia Mitral, pues el torbellino de la regurgita­ Tricúspideo. Fig. 51-3.
ción se dirige hacia arriba y hacia atrás. Ade­ Más Ejemplos:
más R1 está disminuido o desaparecido, as­ En MESOCARDIO se escucha: Fig. 51-4
pecto que es propio de la I.M.
R1 s S s A2P2 ooo R1 a todo lo ancho
Otro ejemplo: Dónde se origina el soplo? de la franja de proyección del mesocardio.
En punta, en el llamado “ Foco Mitral” , Inclusive se oye a la derecha del Esternón,
(2) oímos: R1 disminuido de intensidad, (irradiado en barra) (3, 6). También se oye
soplo holosistólico en banda, tono alto, tim ­ en punta y en los focos de la base.
bre en olla de vapor, irradiado a mesocardio Por qué señalamos el origen en Meso­
por el borde esternal izquierdo. Se oye con cardio?
igual intensidad en el apéndice Xifoides, Respuesta:
^se irradia poco a axila. La maniobra de Rive-
1.— La intensidad mayor está en 3o. y 4o.
ro Carvallo es+. Analicemos la auscultación:
espacio intercostal, derecha e izquierda del
1.— La intensidad, al parecer, es igual en Esternón.
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Fig. 51-3 Insuficiencia T ricuspídea (I.T.) C o rtesía del Dr. Wilson Pancho.

Fig. 51-5 Estenosis Pulm onar (E.P.)

1.— En F.P. está la máxima intensidad.


Fig. 51-4 C.I.V. (C om unicación Interventricular)
2.— Las características del soplo son de ti­
2.— Tono mediano, timbre raspante, cre­ po expulsivo.
ciente decreciente.
3 .— El segundo ruido se escucha dism inui­
Si a lo anterior agregamos que el segun­ do y en el fono, además gc dism inuido el
do ru/do está fijamente desdoblado (no siem­ com ponente pulm onar, se aprecia desdobla­
pre es demostrable) y a la palpación se ha do fijam ente.
encontrado estremecimiento sistòlico a ese 4.— Su principal irradiación es a región in­
nivel, tendremos que pensar en primer térmi­ fraclavicular izquierda.
no que esa auscultación corresponde a una
C.I.V. Esta auscultación corresponde a Este­
nosis Pulmonar.
O tro ejemplo en FOCO PULMONAR: Fig
51-5. Otro ejemplo: CIA

Es decir, hay R1 normal, soplo crecien­ En FOCO PULMONAR: R1 soplito mi­


te-decreciente que ocupa casi todo el sístole, serable (6) que no ocupa todo el sístole,
intensidad (3 ,4 ), tono bajo, timbre raspante, intensidad 2, tono intermedio (ni bajo ni al­
R2, que en el fonocardiograma se encuentra to), timbre suave A2 P2 (con desdoblamien­
desdoblado, fijamente, pero que el oído hu­ to) fijo, irradiado a mesocardio. Fig. 51-6.
mano lo percibe como único y disminuido de Estas características, muy parecidas a
intensidad, porque el componente pulmonar las del anterior, pero con menor intensidad,
aunque retrasado, es pequeño. Se irradia a suave, poco irradiado, con R2 fijamente des­
la región infraclavicular izquierda, mesocar- doblado, bien audible, hacen pensar en una
dio y a veces, pero con intensidad disminui­ Estenosis Pulmonar relativa, por aumento de
da, a horquilla esternal. Por qué situamos flujo y efectivamente esta auscultación es
esta auscultación en F.P.? : típica de C.I.A.
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ñ1

i||li * m : : : :
Fig. 51-7 Insuficiencia A órtica (I.Ao).
Fig. 51-6 C.I.A. (C om unicación Interauricular)

Nótese que en la Estenosis Pulmonar


R7 ’ fl2 ckM A"1
^orgánica el R2 está desdoblado, pero este he-
. cho es poco audible por la poca movilidad de la
^válvula defectuosa; en tanto que en la Este­ •T*’ , ,
nosis Pulmonar Relativa, el fenómeno es au­ Tñ m FF ÉvT
dible, puesto que el componente pulmonar
Fig. 51-8 Estenosis M itral (E.M.).
del segundo ruido se produce con válvula
>sana. Además la intensidad del soplo en la
la diastókca, etc.). Ver el esquema fisiopato-
| Estenosis Pulmonar orgánica es mucho m a­
gico de la vulvulopatía.
yor que en la Estenosis Pulmonar Relativa.
Otro ejemplo: Fig. 51-8
EJEMPLOS DE RUIDOS SOBREAÑADI­
A O S EN EL “SILENCIO” DIASTOLICO. FOCO MITRAL: Se oye mejor en En-
doápex. R1 aum entado de intensidad, silen­
% Fig. 51-7. cio sistólico, A2 Ch M, retumbo y refuerzo
FOCO AORTICO principal q accesorio: presistólico, poco irradiado alrededor Es
|||R 1 , silencio sistólico R2 que se confunde todo un ritmo (Ritmo de Duroziez) ( i , 3),
| con u n soplo que com ienza tem prano en el cuya onom atopeya es: Tata Rrrufffuí, don­
diástole, intensidad (2, 3), tono alto, tim ­ de la T representa el R1 aumentado (Brillan­
bre aspirativo irradiado hacia p u n ta, donde te), Tata, el desdoblamiento de R2 (ruido
a veces se lo oye m u y bien. compuesto por el componente aórtico del
Consideraciones: segundo ruido y el chasquido de abertura
Mitral; retum bo (sonido en RR—R u m o r);
1.— La intensidad con la que se escucha el auténtico soplo creciente, tono alto, al final
soplo puede ser (de hecho lo es) en la mayor del diástole, intimamente ligado ai primer
parte de las veces, de grado más elevado en el ruido del siguiente ciclo.
foco accesorio aórtico, pero en contados ca­
El practicante identificará fácilmente
sos suele oírse m ejor en el foco principal.
el Primer ruido aumentado de intensidad.
2.— Las características de tono alto, tim ­ Llama la atención en el contexto del examen
bre aspirativo, a veces decreciente, al igual físico, que casi no se ve el ápex, por dentro
que la irradiación hacia punta, conforman la del cual es donde se ausculta mejor el ritmo
w auscultación propia de la Insuficiencia Aór- descrito.
I tica.
Esta auscultación corresponde a la Es­
^ Ayuda a la identificación de la entidad tenosis Mitral.
panoso lógica la florida sintomatología perifé­
rica (pulso céler, danza carotídea, elevación CONSEJOS FINALES:
i de la presión arterial diferencial por baja de 1.— Un R2 aumentado de intensidad, así se
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-322 -
escuche con esta característica en todos los 3.— Fishleder, B.: E xploración cardiovascular y
Fonom ecanocardiografía Clínica. 33—4 1 , ^ | f
focos, lo situaremos en uno de los focos de
132—148, La Prensa Médica Mexicana, M é -^ M ¡
base, pues allí es donde se escuchará mejor xico, 1966.
y aún en ocasiones, se palpará y se verá 4— H olldak, K. y Wolf, D.: N ociones de %jfe
(latido), pues el componente que aum enta la F onocaidiografía Clínica. 60—76, La Prensa
intensidad de R2 es sigmoideo, sea aórtico Mexicana, México, 1965. d f

o pulmonar y su causa será: hipertensión 5.— Luisada, A.: R uidos y pulsos como ayudas
para el diagnóstico cardíaco: Clínicas Médi- B
de uno de los circuitos. cas de N orteam érica. Vol 1: 3—1 0 ,1 9 8 0 . ÉSm
2 .- Si el primer ruido está aumentado de 6.— Oleas, C.: Referencia a su trabajo en el hos- 4 ^ «
intensidad, debemos sospechar en principio, pital Carlos A ndrade M arín, Q uito, 1972.
de Estenosis Mitra! y debemos buscar el rit­
mo propio de la lesión. C A P IT U L O 52
3.— Si el primer ruido está disminuido, bus­
caremos la auscultación de Insuficiencia Mi-
tral o Insuficiencia Tricuspídea o ambas. E X A M E N E S C O M P L E M E N T A R IO S t¡
Si el segundo ruido está desdoblado
Fijamente, busquemos algún fenómeno aus- LABORATORIO
i
culíatorio adicional en focos-de base y meso-
cardio, principalmente, en foco pulmonar. Los exámenes de laboratorio llamados i
Nótese que un retardo en el cierre de las de rutina son indispensables en nuestro
sigmoideas pulmonares puede deberse a un medio.
bloqueo de la rama derecha del haz de His o Así: el examen copr o parasitario nos
a demora de vaciamiento del ventrículo dere­ podrá demostrar parasitosis. Especialmente i
cho por aumento de flujo (C.I.A. —C.I.V.). importante será la comprobación de parásitos
Recordemos que si el segundo ruido está hematófagos, singularmente, la ameba histo-
desdoblado solamente durante la fase inspira- lítica y el anquilostoma duodenal (25), pues,
toria, se trata de desdoblamiento fisiológico. a más del deterioro nutricional en general,
Si el segundo ruido está desdoblado solamen­ pueden ser los causantes de severas anemias,
te en la fase espiratoria, se trata de: “ desdo­ que en la historia clínica podrían haber dado
blamiento paradógico” y corresponde a un sintomatología cardíaca, como soplos funcio­
retraso en el cierre de las válvulas sigmoideas nales y en las radiografías de tórax podrían §
aórticas, cosa que acontece en el bloqueo de demostrar cardiomegalia.
la rama izquierda del haz de His y en Es­ El Hematocrito y la Hemoglobina esta­
tenosis Aórtica. rán aumentados en el Corazón pulmonar cró­
nico (8)

B IB L IO G R A F IA
En la Fiebre reumática encontraremos f
datos de anemia hipocrómica ligera: (12)
1.— Arias V.A.: Normas y diagramas para 10 —11 grms, de Hb.; leucocitosis con neu-
presentar u n caso cardiológico. 9, Im pren­ trofilia discretas; eritrosedimentación aumen­
ta de la F acu ltad de Jurisprudencia, Univer­
tada. (Ej.: 9.000 leucocitos con 7 8 °/o d^;
2.—
sidad C entral, Q uito, 1972.
Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
neutrófilos — 30 mm de eritrosedimenta­ i
logía. Novena edición. 116—128, Méndez ción). Todos estos datos constituyen signos c
O teo, M éxico, 1979. menores de F.R.
a
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Un elemental y microscópico de orina grosa la elevación de Colesterol y triglicéri­
podrá darnos datos preciosos sobre estados dos en sangre si hay H.D.L. en cantidad su­
orgánicos importantes para el riñón, corazón, ficiente para asegurar el buen transporte.
vasos arteriales. Así la hematuria, albumi­ (Cuadro de clasificación de Fredrickson. (15)
nuria, cilindruria nos harán pensar én Glome- En el curso de una cardiopatía des­
rulomefritis, que a su vez es causa de Hiper­ compensada se vuelven indispensables los
tensión arterial, la cual sobrecarga sistólica- controles periódicos de los electrolitos, espe­
mente al ventrículo izquierdo, constituyen­ cialmente Na y K, pues la elevación del sodio
do por tanto causa de cardiopatía. La piu­ (140 meq. °/o) es contraproducente y tanto
ría y bacteriuria podrán integrar un cuadro el descenso como la elevación del Potasio
hipertensivo. (3 ,4 , 35). (3 a 5 meq.) son peligrosos (ver valores nor­
La I.C.C. se acompaña de albuminuria males).
leve.
El monitoreo de las drogas cardioacti-
La Diabetes (39) puede ser detectada
vas es recomendable durante el tratamiento
por la glucosuria y cetonuria. Sabemos que
tanto la Diabetes Mellitus como la hiperten­ con digitálicos y bloqueadores Beta, puesto
sión arterial son factores de riesgo coronario que puede ayudar a elegir la dosis terapéutica
y arterial en general. óptima y nunca llegar a la intoxicación.

Por lo expuesto, para completar nues­ Las reacciones serológicas son indispen­
tra historia clínica del enfermo cardiovascular sables ante una auscultación de insuficiencia
pediremos biom etría hemática, eritrosedi- Aórtica (34), puesto que una de las etiologías,
mentación, elemental y microscópico de aunque no la más frecuente, es la Sf.
orina y coproparasitarios seriados. Entre las pruebas (13) que debemos
pedir cuando se sospecha Estreptococia a
En personas que pasan de la cuarta dé­ Estreptoco Beta hem olítico tipo A, es el
cada de la vida, serán también exámenes de frotis faríngeo para cultivo de la bacteria
rutina los que se conocen como química san­ (13). .Además, si sospechamos F.R. se pedirá:
guínea, cuyo pedido se detallará: En sangre: Asto (13) hasta (150U . Todd - es normal)
glucosa, úrea, creatinina, ácido úrico, coles- PCR (debe ser negativa; la positividad se
terol y triglicéridos. Resaltamos la impor­ califica en cruces); Mucoproteínas (2,56 mg
tancia del perfil lipídico, cuya ejecución en °/o a 4 mg °/o ); antidesoxiribonucleasa B.
nuestro medio es prohibitiva por lo costosa Respecto a la antidesoxiribonucleasa sa­
pero que en alguna forma podríamos suplir bemos que permanece mucho más tiem­
con los datos de colesterol y triglicéridos. po que las antiestreptolisinas 0, motivo
La hipercoloresterolemia y la hipertri- por el que se pide esta prueba cuando existe
glicidemia son factores de riesgo arterial en sistomatología de Corea Menor o de Si-
general y coronario en especial. (3, 4, 5, 6, denham, puesto que esta es una mani­
festación tardía de F.R.
15,20, 34).
Ultimamente se ha sostenido que la Cuando se sospecha de IAM, se pedirá:
presencia de H.D.L. (proteínas de alta densi­ (23) Fosfocreatinquinasa (15): normal hasta
dad) en más de 30 mi. gms. °/o, protege por 50 mu / mi. (Fracción MB > 10 —U/ L ) ,
mejor transporte de los lípidos, a las arterias. Deshidrogenasa láctica (DHL) 120 a 240
De esta manera, se afirma que no es tan peli­ mu / mi. Transaminasa glutámico Oxala-
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cética: hasta 12 m.u. / mi.
Si se quiere vigilar la evolución de un
I.A.M. se perseguirá los cambios con una so­
la prueba. En nuestro medio aconsejamos no
precisamente como diagnóstico, pero si co­
mo seguimiento, la eritrosedimentadón, cu­
ya progesiva disminución hasta llegar a ci­
fras normales nos hablará de la mejoría y
curación del proceso inflamatorio.
Si la historia clínica nos hace sospechar
de una enfermedad del colágeno diferente
Fig. 52-2 Tripanosom a Cruzi ^
de la Fiebre Reumática, de la cual ya habla­
mos, pediremos pruebas que nos auxilien E num eram os las reacciones serológicas y
para afinar el diagnóstico. Así, tomaremos otras pruebas diagnósticas con bibliografía para in-
teresar al lector en el tem a: Reacción de fijación gá
en cuenta: Látex (Células L.E., en exámenes A l com plem ento (Guerreiro Machado). (11) R.F. ”
seriados. Anticuerpos antinucleares. Dosifi­ C,— Reacción de inm unofluorescencia: R.I.F.
cación de complemento (C3-C4) (27). (11-17). Reacción de Hemoaglutinación: R.II.A.
<17). A nticuerpos E ndocardio, vasos, intersticios: A
Si la historia clínica nos hace sospechar E V .I. (17).
de Endocarditis Bacteriana, se pedirá: He- §
mocultivos seriados (14, 40) (muestras cada ma Megista, Carrionis, etc.) nacido en el cria- —
2 horas dentro de las primeras 24 horas). dero del laboratorio y por lo tanto sin con-
taminación, al paciente presuntamente enfer- (§
Si se sospecha de Enfermedad de mo con enfermedad de Chagas. Después de ^
Chagas (Tripanosomiasis Americana), se pe­ un tiempo prudencial que cubra el ciclo evo­
dirá la prueba serológica de Guerreiro Ma­ lutivo del Tripanosoma Cruzi (Fig. 52-2) en S
chado (1 1 ,1 7 , 27, 30) en exámenes seriados, el intestino del parásito, se lo sacrifica y se ^
mínimo 3. Esta prueba tiene falsos positivos estudia el contenido intestinal del mismo pa- ^
y falsos negativos. Actualmente, aquí necesi­ ra investigar la presencia de esa forma de ^
tamos remitir la muestra con una microhisto- leishmania. Fig. No. 52-3. 4
ria que justifique el pedido, al laboratorio Iz-
quieta Pérez, desde donde envían a Guaya­ Si se sospecha de Toxoplasmosis (21),
quil, ciudad en la cual efectúan el examen u- se pedirá la prueba de anticuerpo fluorecente
na vez que han reunido la suficiente cantidad indirecto (IFA) o la prueba del azul de Meti-
de pedidos que amerite el gasto del reactivo. leño. También la prueba de fijación del ®
Por este hecho creemos que no se ha popu­ complemento (CF) puede resultar de interés Q
larizado su uso en el medio médico, a pesar en las etapas tardías de la enfermedad. Se —
de que intuimos la frecuencia muy respetable puede recurrir, así mismo a la cutireacción t
de esta enfermedad en el país. Precisamente que es una prueba de tipo tuberculínico que 4
por ello creemos que a más de facilitar la se hace positiva después de haber pasado al- a
prueba de Guerreiro Machado, también se de­ gunos meses de iniciada la infección.
be utilizar y tener naturalmente medios para Si se sospecha de miocardiopatía c a -(\_
verificar la prueba del Xenodiagnóstico, que rencial por disminución de proteínas, es ^
consiste en hacer picar con un chincho­ mandatorio pedir dosificación de proteínas ^
rro transmisor (Vinchuca) Fig. 52-1 (Triato- en sangre (parciales y totales).
Fig. b'¿-l y 3: Lám . X IV . ®
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0
Ü rayos X guio cardiofrénico derecho.

[^FLUOROSCOPIA: En realidad lo más interesante en la


fluoroscopia es el movimiento, el cual hay
Es un auxiliar valioso para el médico
que correlacionarlo con la fisiología cardía­
general y naturalmente también para el
ca. Así es com o, mientras los ventrículos
especialista, pues permite observar in vivo el
durante el sístole disminuyen de volumen
tórax del paciente.
por la contracción y consiguiente expulsión
En cuanto a corazón y grandes vasos de sangre; los grandes vasos hacen un movi­
se procurará observar lo siguiente: miento de expansión por la recepción del
1.— Tamaño del corazón en relación con la caudal por latido. Las aurículas también
amplitud del tórax. tienen su tiempo de llenado en este momen­
to. Cualquier condición que obre sobre flujo
2 .- Diafragma, posición y movimientos.
o contracción, se hará notar. Así: un
3.— Campos pulmonares, movimientos res­ aneurisma de la pared del ventrículo izquier­
piratorios, aereación, circulación, e imáge­ do hará un movimiento paradojal, pues
nes sobreañadidas (condensaciones, fíbrosis, mientras el resto del ventrículo se contrae,
atelectasias, bulas, ulceraciones, etc). es decir se achica, la parte aneurisinátiea se
4.— Hilios: arteriales, venosos o arterio- expande.
venosos. Movimientos: aumentados-(danza Así tam bién, quien observa el corazón
liiliar, como por ejemplo cuando hay corto­ en fluoroscopia y fija su atención en el
circuito arteriovenoso y por lo tanto, incre- parámetro movilidad, puede notar que en las
■p mentó del flujo pulmonar); o disminuidos, miocardiopatías, el corazón es bastaste quis­
f como acontece cuando hay Estenosis Pulrno- to, lo mismo que en las pericarditis con
nar. derrame o en las pericarditis constrictivas.
i El observador deberá inspeccionar cal­
te* 5 .- Si nos fijamos detenidamente sector
cificaciones en pericardio, en los planos val­
f por sector (37), comenzando por la A o rta ,
vulares y cuando hay prótesis, los detalles ce
^ observaremos su latido, tamaño, amplitud,
las mismas.
^ calcificaciones, movimientos paradójicos co-
mo cuando hay aneurisma. Luego el cono Debemos hacer notar que los aparatos
p de la pulmonar en movimiento; incisura o de fluoroscopia comunes y corrientes irradian
^ saliencia a nivel de la orejuela izquierda; mucho, pero que aquellos que disponen de
ventrículo izquierdo hasta su inmersión en el intensificador (37) de imágenes y pantalla
* diafragma; ventrículo derecho recostado en de televisión obvian ese problema y también
^ el diafragma y por la derecha: la sombra el de la obscuridad, pues mientras con los
^ auricular que comunmente corresponde a la primeros hay que hacer el examen a obscu­
T aurícula derecha, pero que cuando hay creci- ras, con los segundos no se necesita apagar
V miento exagerado de la aurícula izquierda, la luz. Además con el intensificador de imá­
j|^ es ésta la que sobresale en ese lado. Además genes, como su nombre lo indica se ven más
hay que fijarse en el sitio donde desembocan detalles.
^ J a s venas cavas en la Aurícula derecha: la
TELERADIOGRAFIAS (1 ) CUADRO No. 52-1
E|rvena Cava Superior engrosa por el lado deie-
k cho la opacidad de la Aorta ascendente, en Este im portante examen radiológico
tanto que la inferior rellena levemente el án- debe estar al alcance del médico general y por
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lo tanto el estudiante debe capacitarse para
hacer una buena lectura de las mismas.
Por contraposición con la fluroscopia,
en las telerradiografías no vemos el movi­
miento, pero vamos a poder apreciar con ma-
yof nitidez y claridad los detalles de los
campos pulmonares, de los hilios y de la si­
lueta cardíaca.
Las deformaciones torácicas se harán
evidentes y algunas de ellas, especialmente
las xifosis y escoliosis impedirán una mejor
apreciación de los detalles.
Fig. 52*5 RX P.A. de un enfisema toso
CUADROS RADIOLOGICOS DE CARACTER
DIAGNOSTICO POR SI MISMOS.
1.— Enfisema. Los espacios intercostales 81
Sss
muy separados, las cúpulas ya no ojivales si­
no tendiendo a ser cuadradas, los diafragmas
bajos y los pulmones distendidos, radiolúci-
dos, nos dan informe de un cuadro de En­
fisema, al que se agregarán los datos de la
historia clínica. El • •..:;ón comunmente
es en gota si. aún no está en insuficiencia
cardíaca derecha. Fig. 52-5.
2.— Bordes inferiores de las costillas con Fig. 52-7 R X P.A. de u n paciente con Insu­
imágenes en “comido de ratón”; borde izquier­ ficiencia A órtica.
do prominente (crecimiento concéntrico del
ventrículo izquierdo). “Barriga del V.I.” .
Fig. 52-6. Co. Ao.
3.— “Imagen en paloma sentada” Fig.'52-7
I. Ao.
4.— “Corazón de bolitas” o de los 4 arcos.
Fig. 52-8. E.M.
5.— “Corazón de Buey” . Fig. 52-9. Fig. 52-8 RX P.A. de un paciente con Este­
Mit ro tricusp ídeos. nosis MItral.
6.— “Corazón de elefante o corazón del
8.— En zueco y con imagen en hachazo.
“Eugenio Espejo” Fig. 52-10.
T. de Fallot. Fig. 52-12.
7.— Pericarditis con derrame:
9.— Ovalado con pedículo estrecho: Trans­
7.1: Engarrafa. Fig. 52-11 A. posición de los grandes vasos. Fig. 52-13.
7.2: En vasija de barro (cántaro). Fig. 1.0.— Arbol de otoño, (sin hojas) “ con pla­
52-1 IB. yas desiertas” Hipert. art. pulmonar.
7.3: En tienda de campaña. Fig. 52-11C.
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Fig. 52-6 RX P.A. de \m paciente con coar- Fig. 52-11A RX P.A. de Pericarditis con form a
ta d ó n aórtica. ,,(*e garrafa” .

Fig. 52-9 RX P.A. de un pacíante con “ Co- Fig 5 2 - l lB RX P.A. de P ericarditis con m a ­
ratón de Buey”. gen de “vasija de b arro ” .

ig. 52-10 RX P.A. de u n paciente con “ Co- 52-11C RX P.A. de Pericarditis con ima-
razón del h ospital Eugenio Espejo” gen “ tien d a de cam paña” .
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CUADRO No. 52-1 2 - Oblicua-anterior-derecha (OAD)
Fig. 52-16.
SECUENCIA DE LECTURA DE LAS
2.1: Con contraste esofágico
TELERADIOGRAFIAS (1)
2.2: Aorta
1.— Póstero anterior (PA) Fig. 52-15
2.3: Pulmonar
1.1: Generalidades
2.4: Aurícula izquierda
1.2: Campos pulmonares
2.5: Aurícula derecha
1.3: Hilios
2.6: Ventrículo derecho
1.4: Tamaño del corazón (Car-
diomegalia 0—4) 3 .- Oblicua-anterior-izquierda (OAI)
1.5: Silueta: Fig. 52-17.

1.5.1 Aorta 3.1 Bronquio-izquierdo

1.5.2 Pulmonar 3.2 Ventrículo izquierdo

1.5.3 Orejuela izquierda 3.3 Ventrículo derecho

1.5.4 Ventrículo izquierdo 4.— Lateral izquierda (LI) Fig. 52-18


1.5.5 Ventrículo derecho 4.1 Ventrículo izquierdo
1.5.6 Aurícula derecha 4.2 Ventrículo derecho
1.5.7 Venas Cavas 4.3 Aorta
1.5.8 ¿Doble contorno?

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 52-1


1.— La historia clínica guiará al practicante
para hacer el pedido de una, dos, tres o cua­
tro telerradiografías. En realidad si hay 'W ri:-'"'.¿ :V-Á?4$

criterio clínico establecido se pide menos \-.V-


radiografías. Cuando el diagnóstico está
dudoso, (debe ser excepcional) se pedirá to­
da la serie. Nótese cuanto se puede ahorrar
si se plantea bien un caso clínico. Fig. 52-12 RX P.A. con imagen “ en zueco’^ |
de un caso con T etralogía de Fg
2.— Si se quiere estudiar bien a la aurícula llot.
izquierda, las Tele Rx oblicuas anteriores son
de mucho valor, pues en laO.A.I. rechaza ha­ be llegar hasta allí. En la O.A.D., la aurícul
cia arriba, elonga y adelgaza al bronquio iz­ la izquierda rechaza hacia atrás el esófago, ej
quierdo, el cual normalmente debe apuntar cual está opacificado con comida balitada.
al ángulo costodiafragmático izquierdo, de tal 3.— Si se quiere estudiar al ventrículo derej
manera que su prolongación en línea recta de- cho, debe saberse que éste se observa mejon
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&Fig. 52-13 RX P.A. co n im agen “ Ovalada con


Fig. 52-17 L ectura de la teleradiografía O. A.I.
pedículo estrecho” de la Trarispo-
| sición de los Grandes Vasos.

Fig. 62-15 Lectura de la teleradiografía P.A. Fig. 52-18 L ectura de la teleradíografí* L .I.

y por debajo, hasta la sombra de la columna.


(Triángulo retrocardíaco). Cuando crece, in ­
vade este triángulo y aún lo borra.
5.— Si se quiere estudiar el flujo pulmonar,
a ver si está aum entado, disminuido o nor­
mal; una radiografía bien centrada y con
factores adecuados es de carácter diagnósti­
co. Cuando el flujo arterial pulmonar está
^ Fig. 52-16 L ectu ra de la teleradioíraffa O.A.D. aumentado se ven los hilios pictóricos con '
| vasos bien delineados y con un árbol arterial
^ en la O.A.D. donde se acerca a la parrilla perfectamente visible aún en los vértices y
r costal y en la L.I. donde también, cuando en la periferia; los vasos cortados frontal­
| crece se acerca al peto esternocostal. mente muestran su luz opacificada y agran­
|t 4.— Si se quiere observar al ventrículo iz- dada simulando grandes nodulos. Si el flujo
| quierdo, este se ve individualizado en la par­ pulmonar arterial está disminuído^los hilios
arte posterior de la silueta en la O.A.I. y cuan- serán pobres y los campos pulmonares hiper-
W do crece, invade y aún sobrepasa la columna. claros, especialmente en la periferia (playas
| En la L.I. normalmente deja libre un triángu­ pulmonares) donde no se verá rastro de vasos
lo radiolúcido donde se ve pulmón por detrás arteriales.

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movimiento y la secuencia del proceso expul­ práctica médica, cuanto para la docencia
sivo y de regurgitación. En el caso de la In­ Si la auscultación es un método que en c a í
suficiencia Aórtica, se observa como la subs­ diología hace diagnóstico y muchas vecej
tancia de contraste regurgita durante el diàs­ pronóstico, cuando es refrendada o correg
tole hacia V.I. En los defectos septales: da, nos confiere más seguridad y nos enseñad
CIV, CIA, y fistulares como en la PCA, Esencialmente los dispositivos e imple­
se ve como pasa un chorro contrastado y mentos para hacer este estudio constan de:<
caracolea, yendo desde la cámara o vaso de
mayor presión al de menor presión. Aparato de tres canales o más. En
caso m ínim o, considero que debe tomars«
Consideraciones a los exámenes radio­ simultáneamente E.C.G. Fono y alternada­
lógicos especializados: mente otra curva que puede ser: Apexcai1
1.— Constituyen un importante comple­ diograma, Carotidograma o Flebograma.
mento del Estudio Hemodinámico, que es El fonocardiograma nos dará el dej
una técnica agresiva, cruenta, que requiere -talle milimétrico de la auscultación.
toctos los pasos que se dan para cirugía
(pre, per y postoperatorio); equipos de ten- El electrocardiograma será el hito eléc­
siometría y oximetría, además de RX, cine trico que nos servirá de referencia exacta pal
y video; equipo humano compuesto por ra correlacionar en función de tiempo el apa
hemodmamista y ayudante con ropa este­ recimiento de los fenómenos acústicos, lo s^ l
rilizada, técnico de RX y ayudante séptico. cuales son dependientes de la m ecán icP ||
Además, a veces se necesita anestesia general cardíaca. Fig. 52-2.7A. ^ j|
con todo lo que esto significa en equipo hu­ El apexcardiograma grafica los móvil
mano y en implementación. mientos de expansión y retracción del mio^
cardio a nivel de punts, y sus curvas se co^
2.— Por lo expuesto anteriormente se caerá rrelacionan con exactitud cronométrica cor
en cuenta que es un examen costoso en las otras simultáneas. Fig. 52-27A.
tiempo y dinero y que por lo tanto debe ser El carotidograma por si solo puede
pedido por el especialista solamente en casos ser diagnóstico por la morfología y el retarder
que ameriten. o la modificación de los accidentes de si
3.— Sin embargo, una vez hecho, la com­ curva. A sí es como la Estenosis Aórtica tiei
prensión de los resultados está al alcance de ne una cresta o cúspide quebrada (Cresta de]}
la preparación del médico general y aún más, gallo) y sufre un retardo coincidente con el
constituyen un precioso medio visual para la retardo de la expulsión del flujo sanguíneo
docencia, a fin de que el estudiante correla­ a través de la estrechez. Fig. 52-27B y D.
cione, la fisiopatologia de cada caso con la Así mismo, la Insuficiencia Aórtica tie­
semiotecnia y la clínica. Posteriormente en ne su típica curva puntiforme, con su ex*
su ejercicio profesional estará en capacidad
pulsión rápida y potente, fiel expresión dej(
de diagnosticar con una buena historia clíni­
pulso Céler o en martillo de agua. Así mis­
ca, teleradiografías y electrocardiograma. mo su rama descendente no tiene la onda*
Otros exámenes complementarios: dícrota que corresponde al cierre de lad
FOiNOiVIECANOCARDIOGRAFIA (19,24). Es sigmoideas.
una técnica no invasiva que debe ser utilizada El flebograma o mejor el yugulograma
mucho más en nuestro medio, tanto para la grafica el pulso venoso y por si solo iden*
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C ortesía del Dr. Wilson Pancho. 52-27D C arotidogram a en Estenosis e In ­


suficiencia A órtica.
tífica algunas enfermedades orgánicas del
corazón, además de su contribución al diag- ultrasónicas que penetran desde la pared an­
' nóstico por la correlación con las demás terior del tórax y transmiten el eco de cada
^ curvas anteriormente nombradas. Fig. 52-27C. una de las estructuras que encuentra en el
camino. De esta manera se puede medir el
ECOCARBIOGRAMA (22,26,28,29, 31, 32,36)
grosor de las paredes ventriculaxes, del tabi­
Q Esta técnica se sustenta en el Sonar, que interventricular, los movimientos de los
^ invento utilizado al final de la segunda gue- mismos, las valvas Mitrales, Tricuspídeas,
^ : r a mundial y actualmente utilizado para una Sigmoideas, etc.
W diversidad de fines pacíficos.
Para correlacionar los movimientos con
^ Consiste en el lanzamiento de ondas el tiempo, se traza simultáneamente un
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-3 3 4 -
electro cardiograma. Hay un nuevo método de A ngiogr^
El eco bidimensional “ ve” espacial­ fía por Resonancia Magnética (41) que conte,
mente las estructuras y ha permitido captar tituye otro avance en Imagenología. ^
las imágenes en movimiento, de tal manera «
que el examen puede ser grabado en video­ OBSERVACIONES ACERCA DE LO®
tape y retransmitido cuantas veces sean ne­ EXAMENES COMPLEMENTARIOS. ¿
cesarias para establecer un buen diagnóstico.
1.— Se hace mejor clínica cuando m eno^
La realización de la técnica está sujeta exámenes complementarios necesitamos pa*
a adiestramiento y quien aprende a realizarla ra afincar un diagnóstico. ^
bien puede extraer diagnósticos realmente
2.— Las universidades deben disponer dÉ
sensacionales. Fig. 52-28
toda la implementación posible, precisamen^
Aunque los primeros ecosonogramas se te para poder realizar un proceso de apren*
realizaron en Suecia por los años cincuenta, dizaje objetivo y comprobatorio. Elm édict^
actualmente se utilizan en todo el mundo y bien preparado deberá ser capaz de diagnos*
se perfeccionan cada vez, más. Actualmente ticar con una buena historia clínica y el apo­
se agregó el estudio Doppler conformando
yo de los exámenes complementarios indis^
técnicas de imagenería (42) que tienden a
desplazar la HEMODINAMIA, por su fideli­ pensables. ^
dad, facilidad de repetición, amplio campo 3.— Si de elegir exámenes se trata, a más«
de aplicación y menor costo. En el servicio de establecer la necesidad absoluta de los
de cardiología del hospital Eugenio Espejo, mismos, debemos tender a afinar el criteric^
se envía buena parte de los casos a cirugía con las técnicas no agresivas. ¿
con una buena historia clínica y estudios
complementarios no invasivos, evitando la
hemodinamia, por su costo y por ser examen
invasivo. Incluimos algunas figuras que nos
demuestran algunas de las principales aplica­
ciones diagnósticas de este examen.

RADIOISOTOPOS (18,35).
La implementación es costosa y el m é­
dico que la practica e interpreta, prácticamen­
te, hace una subespecialidad para mantener la
cual, necesita un volumen de pedidos que
amerite su dedicación. Se puede seguir la
secuencia circulatoria de los radioisótopos
marcados, en las cavidades cardíacas y perse­
guir su “viaje” por los defectos septales, for­
mando parte de los cortocircuitos arteriove- Fig. 52-28 A Ecocardiogram a: Módulo M (Válvu­
la Mitral normal) Cortesía de los
nosos o venoarteriales. Mide el tamaño del Dres. René Bustam ante y Fem ando £
infarto. Inclusive los cálculos de presiones Villavicencio.
con todas sus implicaciones diagnósticas se
pueden establecer mediante computadora.
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Fig. 52-28 B Fig. 52-28 C Fig. 52-28 D

Estenosis Mitral . Arriba en el bidi- Imagen bidim ensional que m uestra En esta visión de 4 cámaras, nótese
nsional se aprecian los bordes una vegetación calcificada en las en la región apical del ventrículo
lesos rodeando un orificio estre- cúspides de las válvulas aórticas izquierdo un trom bo (T).
ado (+ ). proscidiendo • hacia el ventrículo
izquierdo.

Fig. 52-28 F Fig. 52-28 G

^cámaras 4" salida de la A orta: se Se ve una Persistencia del Conducto Hipertensión Arterial pulm onar: Véa-
P una CIV Perim em branosa Sub­ Arteriovenoso (PCA) en su desembo- se en el m odo M (Abajo) la horizon-
ártica. cadura aórtica. talización y la ausencia de onda A
(auricular).

Fig. 52-28 H Fig. 52-28 I Fig. 52-28 J


Doppler pulsado del flujo aórtico:
Tetralogía de Fallot Derrame Pericárdico Im portante Aumento de velocidad con pico en sístole
(2.000 mi.) bacía arriba y flujo negativo en diástole
hada abajo, por Estenosis e Insuficiencia
Aórtica, El transductor está en región
Supraesternal y el volumen de muestra en
Aorta Ascendente.
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-336 -
La implementación con la que se debe
contar para este examen consta principal­
mente de un electrocardiógrafo amplificador
y de cables de conexión tanto hacia la red
como al paciente; hilo para hacer tierra a fin
de evitar interferencias eléctricas; electrodos
y pasta o alcohol para limpiar la piel donde
se van a aplicar los electrodos. Fig. 53-1.

Fig. 52-28 K Registro apical con D oppler conti­ Actualmente se ha avanzado mucho en
nuo en insuficiencia M itral: Sístole, negati­ la técnica aplicada a este examen y así tene­
vo (abajo) con velocidad de pico del flujo de
3.73 m /seg. El flujo positivo (arriba) corres­
mos la electrocardiografía telemétrica, (4)
ponde al llenado ventricular izquierdo. mediante la cual se puede tomar este examen
Las Figuras: B, C, D, E, F, G, H, son cortesía del a distancia. Solamente para darnos cuenta
Dr. Hugo Aucancela.
de las implicaciones prácticas citaremos los
Las Figuras: I, J, K, son cortesía del Dr. Iván Velasco
controles electrocardiográficos a los astro­
nautas, los electrocardiogramas transmitidos
C A P IT U L O 53
y consultados por teléfono (Fig. 53-2), los
electrocardiógrafos telemétricos (Fig. 53-3)
que permiten vigilar el corazón por horas
COM O TO M A R UN E L E C T R O C A R ­
mientras el individuo realiza sus actividades
D IO G R A M A .
habituales, la prueba graduada de esfuerzo,
que permite reproducir las condiciones de
ELECTROCARDIOGRAMA
consumo de oxígeno por parte de la miofi-
brilla a fin de extraer el cálculo de su capa
Waller (6) en 1.887 hizo el primer re­
cidad funcional y de su capacidad funcional
gistro gráfico de las corrientes de acción del
límite. El monitoreo constante
corazón. Sin embargo .fue Einthoven, (2) en
durante los actos quirúrgicos y después d
1903 quien desarrolló la electrocardiografía
ellos en la sala de recuperación o en la sal
clinica. (V. Fatorrusso) (3).
de cuidados intensivos.
El electrocardiograma es un examen
gráfico mediante el cual se inscribe la co­ NORMAS PARA TOMAR UN ELECTRO­
rriente eléctrica generada en el corazón, CARDIOGRAMA BASAL.
permitiendo analizar de dónde viene por 1.— El paciente debe estar en decúbito su­
dónde va y hacia dónde llega, así como tam­ pino habitualmente; pero si tiene decúbit-
bién la integridad y funcionamiento de las obligado, por ortopnea, por ejemplo, puedq
células. tomarse en la posición que más convenga,
Es decir que nos resulta importante pa­ anotando el particular al reverso del E.C.G.
ra estudiar el ritmo (formación y conducción 2.— El aparato, colocado en una mesa
del estímulo); crecimiento de las paredes objeto donde esté seguro y a nivel, deb
musculares o dilatación de las mismas; conectarse con la corriente de la red y para
trastornos metabólicos, sufrimiento de la fi­ ello se coloca el cable apropiado tanto ene, ^
bra miocàrdica, trastornos coronarios, tras­ electrocardiógrafo como en el tomacorriente'
tornos iónicos (Ca—Na—K—Mg); posición Fig. 53-5. Se prende con el botón que hace
y rotaciones (5), (7). de interruptor.
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-,v:

Fig. 53-1 E lectrocardiógrafo de un. canal.

f< ->

.. „ '* i 1/

©fll p

Ü0?;
Fig. 53-2 E lectrocardiogram a p o r teléfono.
19
^ ^ 3 — Se colocan los electrodos en las partes
musculadas de arabos antebrazos y ambas
Mffi piernas. Para establecer un mejor contacto
se limpia la piel con alcohol, presionando un Fig. 53-3 Electrocardiógrafo telem étrico.
C ortesía del Dr. A lfonso Cruz.
^ p o c o al refregar la epidermis. También se hu-
l^ lm e d e c e el electrodo. Se aplica el elástico que
mantendrá fijo el electrodo sin que quede
,r
i.
flojo ni apretado. Fig. 53-6.
4 — Se colocan los cables del aparato hacia
el paciente, conectando el cabo distal en el
a¡& aparato y cada uno de los lulos que salen de
la central de Wilson a los respectivos electro-
dos que ya están colocados: RA = brazo de-
H ^rech o . LA = brazo izquierdo. RL = pier-
¡g^ na derecha. LL = pierna izquierda. C = pa-
ra las precordiales (queda libre hasta ser uti- Fig. 53-5 Secuencia (1, 2) de la tom a del
lizado). Fig. 53-7. E. C. G.

m
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Fig. 53-6 Secuencia 3 de la tom a del E.C.G.


Fig. 53-7 Secuencia 4 de la toma del E.C.G.

Se calibra la estandarización del apara­


to, valiéndose de un botón que al aplastarlo
desplaza la aguja un centímetro hacia arriba.
Si está en más o en menos el desplazamiento,
se regula con un botón que en inglés se distin­
gue por la palabra"'Sensitivity (II).
Se hace correr al papel a la velo^i-uiu 2.5 j ¿a.
por segundo y se inscribe la estandarización
algunas veces, una vez que se ha logrado que
quede a un centím etro por milivoltio.
Fig. 53-9 Posiciones de los electrodos en
Para esto ya se ha tenido previamente las derivaciones precordiales.
puesto el selector de derivaciones en la revisar una por una todas las conexiones y e1
posición estandar. contacto con el dispositivo que va a tierra,
5 .- Luego se pasa a la derivación 1, rotando antes de continuar. Una vez que se han to
hacia la derecha el botón selector y cuidando mado las tres derivaciones estándares bipola­
de que la aguja esté en el centro del papel, res y las monopolares (V R—VL—VF), se
se moviliza éste, mediante un movimiento señalan los puntos de referencia de las precor­
del botón interruptor hacia la derecha donde diales, que son: Fig. 53-9.
queda ante la señal de 2.5, es decir a veloci­ VI = 4o. espacio intercostal, línea paraes
dad de 25 mm. por segundo. No utilizaremos
tem al derecha.
la velocidad de 50 x S. sino en ocasiones
apropiadas, a solicitud médica. V2 = 4o. espacio intercostal, línea paraes-
ternal izquierda.
6.— En la misma forma que se hizo con la
primera derivación estándar, se procede, V4 = Donde late la punta del corazó
mediante el selector, con las otras derivacio­ (ápex).
nes, procurando siempre que no haya inter­
V3 = Intermedio entre V2 y V4.
ferencia y que la aguja guarde el centro del
papel. Si hubiera interferencias, habría que V5 = Siguiendo el espacio intercostal do
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esto se vuelven los botones de mando a los
puesto de reposo y se corta la patente, para
su lectura posterior.
CONSIDERACIONES GENERALES:
1.— Se procura tom ar por lo menos 5 com­
plejos. Si hay arritmias, se tomarán por lo
menos 10 complejos. Es conveniente, tam ­
bién tomar, el doble de tiempo, la derivación
D2 (Bipolar estándar 2).
2.— Cada una de las derivaciones se señala
con una aguja que responde a un botón que
se presiona para producir la inscripción.
Fig. 53-10 A rtefacto s del E. C. G. por m ovi­
m ien to s respiratorios, por corrien­ Cada derivación tiene señal que cree­
t e altern a y tem blor muscular. mos se debe mantener sin variación.
DI - D2 _ D 3 ---------VR-
de se señaló la punta del corazón, cuando
VL--------- V F - - - V I - V2 -
corta la línea axilar anterior. -------- V 5 -----------
V 3 --------- V4
V6 = Siguiendo esta misma línea, cuando V 6 -----------------
corta la axilar media. Cuando se tom a a un niño de tórax
Hay que limpiar prefectamente la su­ m uy pequeño o a un recién nacido, se usarán
perficie donde se va a poner el electrodo que electrodos más pequeños, dentro de lo posi­
se fija con un dispositivo de “ventosa”, el cual ble y en las precordiales se tomará la deriva­
permite tom ar sin ayudante. En caso de que ción V4R, que es en el 4o. E. intercostal,
la zona esté con vellos, hay que rasurarlos línea medio clavicular derecha, y no se tom a­
para luego hacer la limpieza con alcohol, rán las otras derivaciones conocidas., sino so­
porque en caso contrario, se desprende el lamente: V2, V4 y V6. Naturalmente hay
electrodo, originando artefactos en el traza­ que sedar al paciente y procurar tomarle dor­
do. Así mismo, en algunos casos, los movi­ mido. (Una o dos cucharaditas de Hidrato
mientos respiratorios mueven la agujainscrip- de Cloral en jarabe al 20°/o).
tora y la desplazan del centro del papel, ori­ 4.— Si es m uy nerviosa la persona se la se­
ginando verdaderos neumogramas. Fig. 53-10 dará previamente.
Ante esta contingencia hay que ordenar 5 — El ambiente debe ser agradable y abri­
detener la respiración mientras se tom a la gado.
derivación problema. Cuando se toma la V6,
se prolonga la tom a, hasta que salga comple­
ta. GENERALIDADES INDISPENSABLES PREVIAS
A LA LECTURA DEL E.C.G.
7.— Se anota: Nombres completos, edad,
ficha clínica, médico que pide el examen, El papel es milimetrado.
día y hora. Esto es indispensable, especial­ Cada milímetro en sentido horizontal
mente en instituciones, donde se toman mu­ representa 0.04 de segundo. De esta manera
chos exámenes, pues una equivocación po­ 5 milímetros son 0,20 S. y 25 son un segun­
dría ser de graves consecuencias. Luego de do.
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-3 4 0 -
E1 minuto por tener 60 segundos se
contiene en 1.500 mm. QS
Cada milímetro en sentido vertical vale
0,1 de milivoltio. De esta manera, 5 m m
hacia arriba o hacia abajo del trazado, valen
0,5 milivoltios y cada lOmm. en este sentido,
valen 1 minivoltio.
La unidad Ashman es un m ilím etro
cuadrado o mejor un m ilím etro en sentido
horizontal y un milímetro en sentido verti­ RR
cal. Es decir: 4 microvoltios segundo (3)..
(F atto Russo). Fig. 53-11.

Fig. 53-12 N om enclatura de los complejos


ventricular es.
MAYUSCULAS -- DEFLEXIONES GRANDES : P. PR, QRS.
MINUSCULAS = DEFLEXIONES PEQUEÑAS: qrS, qRs, rS.etc.

-MORFOLOGÍA OF. LA ONDA F.


XV V DIAFASICAS : " Y
POSITIVA NEGATIVA {Más, mas (Mas,menos) (Mas, menos, ( Menos, mas)
menos) msnos )
A
PICUDA
BIFIDAS :
/ \

COMPLEJO ORS: ^ yy

SEGMENTO S T :
Al mismo nivel de
J\ - A
Desnivel positivo. Desnivel negativo
la linea isoeléctrica. n
n
ONDA T «
Redondeada
sin muesca.
Fig.
'“osltiva acumi-

53-13
nada
Negativa acu-
minada.
Variables de los com plejos auiicu-
lares, ventriculares y de repolari­
zación.
Aplanoda

i ?

«i
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¡»
La Linea Isoeléctrica es la linea donde 4.— Hijashijima, I.: R eferencia a su carta infor­
P ^ e centró la aguja inscriptora y es precisamen- m ativa sobre T elem etría: C om unicación é-
lectrocardiográfica telefónica entre Vilca-
^ 0 te la línea donde nace el trazado, sea para bam ba - Q uito y T okyo, 1981.
^ ^ a rrib a o para abajo de la misma (3). 5.— S odi Pallares, D.; M edrano, G.; Bisteni, A. y
Toda inscripción hacia arriba de la línea Ponce de León, J.: E lectrocardiografía Clí­
nica. 12, 58, 69, 133, 206, 249, 2 74, 305,
^ is o e lé c tric a es electropositiva. 378, In stitu to N acional de C ardiología, Mé­
xico, 1968.
Toda inscripción por debajo de la línea
6.— Waller, A. D .: On th e electrom otive changes
|j £ s o eléctrica es electronegativa.
connected w ith the b e a t of th e m am m alian
JffQ La onda auricular es la onda P con la heart, and o f the hum an h eart in particular.
Phylosopbical transactios of the R oyal Socie­
j ^ ^ u e se inicia el trazado normal y cuya ex- ty , Series B, 180, 169, 194, 1.889.
^^plicación y lectura constan más adelante.
P® Luego de la onda P y del segmento
P ^ R o PQ, se inicia el complejo ventricular, CAPITULO 54
i ^ ^ l cual si comienza con una deflexión negati-
se denomina q; la primera deflexión posi-
l ^ i v a que sigue a q se llama R; si hay una se- NOMENCLATURA DEL
H fgunda deflexión negativa se llama S. En caso
^ _ d e que después de la segunda deflexión ne- ELECTROCARDIOGRAMA
i ^ a t i v a , haya otra positiva, esta se llama R ’
R prima) y si después de esta hay una poste-
R ^ ^ i o r negatividad, esta se llamará S’.
t^ E jem p lo s: Fig. 53-12.
En este capítulo vamos a extractar el
conocimiento de las bases eléctricas y la
graficación de las' ondas electro car diográ-
ficas Cuadro No. 54-1.
Y así puede haber un sinnúmero de
¡^com binaciones, algunas de las cuales se ex- CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 5 4 1
■Qjponen en el esquema que a continuación se 1. Los términos despolarización y repo-
inserta (1, 5). Fig. 53-13. larizaciór, se refieren a los momentos eléc­
tricos que vive la célula cardiaca. El prime­
ro, despolarización es la respuesta de la cé­

P BIBLIOGRAFIA lula viva al estímulo, con intercambio iónico,


producción de energía, almacenamiento y
Arias, V. A .: N orm as Generales y Diagram as gasto de la misma; generación de trabajo
p ara p resen tar u n caso cardiológico. 10—13, útil, entre otras cosas importantes. 2 - 5
Im p ren ta de la Facultad de Jurisprudencia.
Universidad C entral, Q uito, 1972. El E.C.G. recoge e inscribe la corrien­
E inthoven, W.; Fahr, G. y De W aart, A.: te de acción originada por este proceso.
über die R ich tu n g und die m anifeste Grösse El segundo momento, la repolarización es
der potentialschw ankingen im m enschlichen
H erzen un ü b er den einfluss der Herzlagea el instante de la vuelta al equilibrio eléc­
au f die form des Elektrokardiogram m s. Pflü­ trico, mediante recambios químicos apro­
gers archiv fü r die gesante Physiologie, 150, piados. Será después, en la fase de recu­
2 75, 315, 1 9 1 3 .
peración cuando no solo se establezca el
3 F atto ru sso , V. y R itter, D.: ' Atlas de Elec­
tro card io g rafía. T raducción de la tercera e-
equilibrio electrofísico sino también el equi­
librio electroquímico, Figs. 54-3A y 54-3B,
dición francesa. 12—13, 261, editorial uni­
versitaria, B uenos Aires, 1954. quedando la célula hábil para una nueva des-
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C U A D R O No. 54-1

CORRELACION ENTRE LA ELECTROFISIOLOGIA Y


LA NOMENCLATURA DEL E.C.G.

(Esquema) Qué examinar Cómo examinar Duración


(hasta)

1 Despolarización L — O ndaP 0,10 S.


auricular.
2.— Repolarización 2 .- Segmento PR 4- 0,18 S.
auricular parte de lo que ocupa
QRS.
3.— Intervalo PR 3.— O n d aP + seg m en 0,20 S.
to PR.
4 . - Despolarización 4.— Complejo QRS. 0,10 S.
ventricular.
5 .- Segmento ST. 5.-- "a' ligeramen 0,12 S. .
te convexo, isoeléctrico.
:r 6. Onda T. 6. - Rama ascendente 0,14 S.
inclinada, de inscripción
retardada, punta roma,
rama descendente más rá
pida, verticalizada.
7 .- Repolarización 7.— Segmento S T + o n 0,26 S.
ventricular. d aT .
8.— Período refracta­ 8.— Midiendo durante 0,30 S.
rio auricular. la inscripción de P y de
QRS.

Ss i 9.— Período refracta­


rio auricular absoluto.
9.— Midiendo de P a la
inscripción de la parte
0,27 S.

QR del QRS.
10.— Período refracta­ 10.— Midiendo durante 0,03 S.
rio auricular relativo. la parte que corresponde
a S del complejo QRS.o
su equivalente en otras
morfologías de QRS.

continúa..
www.medibooksnica.net63.net -3 4 3 -
..viene

11.— Período excitable 11.— Midiendo desde el


auricular punto J o comienzo de
St hasta el comienzo de
; la próxima P.
t 12.— Período refracta­ 12.— Midiendo desde 0,38 en
rio ventricular. el comienzo de QRS has frecuen­
ta el comienzo de la ra­ cia de 60
P ma descendente de la T. x m.
0
13.— Período refracta­ 13.— Midiendo el co­ 0,35 S.
« rio absoluto ventricular. mienzo de QRS hasta — en fre­
0,03 S antes de la cúspi­ cuencia
It
0
‘““i^ j T~ de de T. de 60 x m
14.— Período refracta­ 14.— Midiendo 0,03 S. 0,03 S.
rio relativo ventricular. antes de la cúspide de T,
hasta la cúspide.

UIIIIIIIIIIIU 15.— Intervalo QT o sis- 15.— Midiendo desde el 0,40 en


B i s u n ti» tole eléctrico ventricular comienzo de QRS hasta frecuen­
el final de T. cia de 60
x m.
16.— Período excitable 16.— Midiendo desde el
ventricular final de T hasta el co­
mienzo del próximo com
piejo ventricular (QRS).

ew&ctaoco
Se recomienda estudiar estas generali­
dades básicas en la parte correspondiente
de un texto de Electrocardiofisiología para
ampliar conocimientos.
» 2. El intervalo PR engloba a la onda P y
al segmento PR que es isoeléctrico. Repre­
senta la conducción del estímulo por las
aurículas y por el nodulo de la unión aurí-
Tfiiopo. y / culo ventricular y el tronco del haz de His.
Fig. 54-3A Electrofisiología y E.C.G. 3. El intervalo QT representa el sístole
eléctrico ventricular y por lo tanto reviste
una gran importancia. Tiene mucho que
polarización. Esta última fase es isoeléc­ ver con los iones K y Ca. De esta manera,
trica y va del final de la onda T hasta el por ejemplo, se sabe que una hipocalcemia
próximo complejo auricular (onda P). da un alargamiento del QT por alargamiento
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- 344 -
De.S.= (2RS
R E R = S T .-T
F.E.C — LÍNEA t $oevtc.T r Ica

REPOIARIZa>C\OM

D&SPOI>fc'Z*clOM
64-3B E lectroquím ica y E.C.G.
EFnF^-13

ti
t i

«i

t í
t i
Fig. ' 54-4 V ariantes por cam bios iónicos

del segmento ST y no por la onda T. Lo
taria absoluta; y en la fase refractaria relativa
solamente responde a los estímulos supra- ti
contrario en la hipopotasemia, donde el alar­
gamiento del QT se d'ebe a una mayor am­
umbrales, es decir a estímulos de magnitud ti
muy grande. Este es un punto que hay que
plitud y al aplanamiento de la onda T. tomarlo muy en cuenta para las arritmias,
Fig. 54-4. pues un estímulo supraumbral que caiga en
4. La medición de la duración de los el período refractario relativo de las aurí­
complejos, segmentos e intervalos tiene mu­ culas, produce Fibrilación Auricular y ese
cho que- ver con la frecuencia, es decir con mismo estímulo de gran magnitud, si cae
el número de latidos en la unidad de tiempo. en la fase refractaria relativa de los ventrí­
Especialmente los intervalos PR y QT deben culos, produce Fibrilación Ventricular.
ser valorados con relación a la frecuencia, Fig. 54-6A yB .
y por ello sus cifras normales correlativas 6. Las deducciones clínicas electrocardio-
vienen en tablas que pueden ser consulta­ gráficas que corresponden al parámetro de
das. Fig. 54-5. lectura llamado: conducción, (3) se leen
5. Cuando el corazón está en su período esencialmente en las deflecciones que van1
de trabajo no recibe estímulos y si los re­ de P a QRS inclusive. En tanto que el
cibe, no responde a ellos en la fase refrac- parámetro: repolarización (2-3-5) se analiza
-rr www.medibooksnica.net63.net -3 4 5

i*

o
11 = 136
II
i* 1 2 = 125 13 = 115 1 4 = 107

*
m 15 = 100 16 = 93 17 = 88 18 = 83 19 = 78

xw
L
20 = 75 21 = 7 1 22 = 68
& 23 = 65 24 ^ 62

25 = 60 26 = 58 27 = 55 28 = 53 29 = 51

PBr'ioDOa.tFRA«-TA-
ftio atuwwo
T

E stim u lo en fase refractaria rela­ 64-6B E stim ulo en fase refractaria rela­
tiva auricular = Fibrilación auri­ tiva ventricular = Fibrilación ven­
cular. tricular.
en ST y T, inscripciones que solamente ten­ fectos de conducción está en la arritmias
drán manifestaciones secundarias de defec­ pasivas, La proyección clínica de los de­
tos de conducción y que por lo tanto en fectos de repolarización está en los síndro­
5 la práctica nos sirven con exclusividad para
el estudio de lo que ya está dicho: repola­
mes de insuficiencia coronaria. La proyec­
ción clínica de la fase refractaria relativa
rización. La proyección clínica de los de- sea auricular o ventricular y de la fase exci-
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-3 4 6 -
table está en las “arritmias activas” . Este
“Para Qué” de la electrocardiografía se verá
claramente, más adelante, cuando hablemos
de los síndromes.

B IB L IO G R A F IA

1.— Espino Vela, J.: Intro d u cció n a la C ardio­


logía. Tercera edición, 255-280. Méndez
Oteo, México, JL969.
2.— Lipm an, B.S. y Massie, E.: E lectrocardio­
grafía Clínica, Q uinta edición. 8-9—, edi­
torial Interam ericana S.A., México, 1967.
3.— Mera, W.: Tem as de E lectrocardiografía.
PSQOgMA. M&6MÍTUp
Primera edición. 6-25,36,55. Talleres Ofy- "-------------
graba, Q uito, 1980.
6AAH MA4UITUD
4.— Salgado, M.: M anual de E lectrocardiografía.
Segunda edición, 212-213, E ditorial Uni­
versitaria, Q uito, 1976.
5.— Sodi Pallares, D .; M edrano, G.; Bisteni, A.
y Ponce de L eón J.: E lectrocardiografía
Clínica, 19-48, In stitu to N acional de Car­
diología, México, 1968. Fig. 55-1 V ector con -(- en la p u n ta y —4Éjj
en la cola.

m
Vector de pequeña magnitud: Fig. 55-1A
Vector de gran magnitud: Fig. 55-1B ™
C A P IT U L O 55 , De arriba a abajo y derecha a
izquierda:
Ü
Fig. 55-1C ^
V E C T O R E S E L E C T R IC O S De abajo arriba y de izquierda
a derecha: Fig. 55-1D t
O R IG IN A D O S E N E L C O R A Z O N 2. Planos en donde se proyectan los vec4
tores:
1. GENERALIDADES
2.1 Plano Frontal: %
1.1 (1-6-9-10) El vector se representa con Posibilidades de desviación del eje:
una flecha, que lleva la positividad en la 2.1.1. Horizontalización Fig. 55-2A
punta y la negatividad en la cola. Fig. 55-1. 2.1.2. Verticalización Fig. 55-2B f j |
La longitud del vector es proporcional a 2.1.3. Desviación a la
su magnitud. La numeración (1-2-3) corres­ izquierda Fig. 55-2C
ponde al orden de aparecimiento en fun­ 2.1.4. Desviación a la
ción del tiempo. derecha Fig. 55-2D
Además de la magnitud y del orden de 2.2. Plano Horizontal.
aparecimiento, la flecha vectorial nos indica Posibilidades de rotación del eje:
dirección y sentido. Así las representacio­ Dextrorotación Fig. 5 5-3A
nes de estas diversas calidades se compren­ donde la parte derecha del corazón i n v a d e ^ !
den con facilidad: los terrenos de la izquierda; la derecha se^^ f
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AYR 4 AVI

Fig. 55-2A H orizontalización

AVR- 4 Aa MR - 4 AVL

Fig. 55-2B V erticalización Fig. 55-2D Desviación a la derecha

queda delante con mas relación precordial De lo que antecede, se puede concluir:
y la izquierda se va hacia atrás, donde se 1. En la nomenclatura usual se llama
oculta, a veces. desviación del eje cuando esta se produce en
el plano frontal y rotación, cuando se hace
Levorotación: Fig. 55-3B
en el plano horizontal y Sagital (2-7-9).
La izquierda invade los terrenos de la
2. La rotación “ punta adelante” acom­
parte derecha, dando como resultado que la
paña frecuentemente a la levorotación y la
izquierda queda a la izquierda y hacia ade­
“ punta atrás” , a la dextrorotación.
lante con mayor relación precordial y la
derecha retrocede y se oculta a veces, si­ 3. La dextrorotación es un signo aleato­
tuación en la cual hay que buscar sus vec­ rio de predominio ventricular derecho.
tores en hemitórax derecho (V4R). 4. La levorotación es un signo aleatorio
2.3. Plano Sagital: de predominio ventricular izquierdo.
Posibilidades de rotación: El profesor podrá indicar los planos y
2.3.1. Punta hacia a delante Fig. 55-4A sus respectivos ejes sobre los cuales giran,
2.3.2. Punta hacia atrás Fig. 55-4B con un esferográflco y un papel, donde el
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D5 Di I >3
Fig. 5B-3A Dextrorotación Fig. 55-3B Lcvorotaoión

papel hará de plano y el esferográfico de eje. mente en sentido horizontal, corresponde


Fig. 55-5A - B y C. al segmento descendente de la onda P en €1
SECUENCIA DE LA ACTIVIDAD ELECTRICA elE.C.G. Fig. 55-6 j
DE LAS AURICULAS.- (1-6-8-10) La aurícu -
la derecha, situada anatómicamente en senti­ SECUENCIA DE LA ACTIVIDAD ELECTRICA M
do vertical, corresponde al segmento ascen­ DE LOS VENTRICULOS.- (1-6-8-10) El vector £
dente de la onda P en el electrocardiograma. 1 corresponde al tercio medio del tabique ^
La aurícula izquierda situada anatómica­ interventricular. ^
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Fig. 55-5A Plano frontal - eje anteroposterior P


Fig. 55-6 S ecuencia de la actividad eléctrica
en las aurículas.

Fig. 55-7 S ecuencias de las actividades eléc­


tricas en los ventrículos.

El vector 2 corresponde a las paredes


Fig. 55-5B Plano horizontal - eje vertical de ventriculares y es una resultante que se diri­
arriba a abajo.
ge normalmente hacia la punta del corazón.
El vector 3 corresponde a las porciones pós­
tero basales de los ventrículos. Estos 3 vec­
tores dan forma al complejo QRS del electro­
cardiograma. Fig. No. 55-6, 55-7 y 55-8.
Los vectores ventriculares se suman
y dan un vector final único al que llama­
remos eje del corazón.
Las derivaciones estándar, D I- D2 -D3
unidas entre si, conforman un triángulo equi­
látero, el que se llama TRIANGULO DE
EINTHGVEN. (3-4).
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Fig. 55-8 V ector de sum a que representa el


eje eléctrico del corazón, d entro
de u n a circunferencia graduada.

Las derivaciones monopolares (VR-


VL-VF) se incluyen dentro de este triángulo
yendo desde su ángulo respectivo hacia la
mitad de la derivación estándar que les queda
al frente. Ahora bien, cada una de las mi­
tades de estas seis derivaciones es electro­
positiva o electronegativa; es decir que ne­
cesariamente llevan un signo eléctrico, para
cuyo detalle vamos a exponer la siguiente
explicación:
Si la mano derecha representa al V.D. y
la izquierda, al V,I. y las unimos, de tal
manera que representen la masa del cora­ Fig. 55-9B Unidas
zón, veremos que la unión de los dedos 1.- Pierna izquierda es + (Representa
apunta hacia el pubis (pierna izquierda), re­ la máxima + Fig. 55-1OA.
presenta la “punta” y la parte hueca, que
Todo lo que se acerque a brazo dere­
representa la “ base” , apunta hacia el hom­
cho es —
bro derecho. Es indudable que la mayor
2.- Todo lo que se acerque a pierna
masa está en la “ punta” y la nada o la
izquierda es +
menor está en la base. Fig. 55-9A y 55-9B.
Si asumimos que la mayor masa es De esto se infiere que en el triángulo
+ y que la menor masa es — , tenemos de Einthoven tenemos dos polaridades segu­
que todo lo que se acerque a “punta” es ras y que de ellas surgirán las demás. Si di­
+ y todo lo que se acerque a la base es — . vidimos a cada derivación estándar en mita­
des iguales y consideramos la polaridad de
Por lo tanto: cada mitad, tendremos los signos eléctricos
Brazo derecho es — (Representa en la posición respectiva como se ve en las
la máxima negatividad). Figuras No. 55-10 A y B.
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6
T
Fig. 55-10A Triángulo de E inthoven con m áxi­ Fig. 55-10C Triángulo de Einthoven con la i
m a -f- y m áxim a — derivaciones estándares Bipolares
y monopolares y sus signos eléc­
VR - © © 4- VL tricos.
Si un miembro no se compara con nada,
lleva la ( + ) consigo mismo y por lo tan­
to es ( + ) lo que está cerca y.... ( — ) lo que
se aleja. Como sabemos, las derivaciones
monopolares, al partir de su propio ángulo
y llegar a la mitad de la derivación estándar
donde terminan, pasan por el centro del
triángulo, que es precisamente donde se
entrecruzan. Fig. 55-10C.
I
El triángulo se engloba dentro de una
I circunferencia, que como sabemos tiene
» Fig. 55-10B Triángulo de Einthoven con las 360°, distribuidos como indica la figura
derivaciones Bipolares estándares No. 55-8. De esta manera, el eje del cora­
I y sus signos eléctricos. zón o de cualquiera de sus momentos eléc­
I Las derivaciones estándares surgen de la tricos (E.C.G.) surge del centro del triángu­
comparación de dos miembros, de tal ma­ lo de Einthoven y apunta hacia determinado
I
nera que en el triángulo de Einthoven, cada sector de la esfera graduada, con lo cual
» ángulo está representado por un miembro: tenemos que puede expresarse en grados,
P la I es la comparación entre VR y VL. pues simplemente se prolongará la punta
del yector hasta la circunferencia.
la II es la comparación entre VR y VF
»
la III es la comparación entre VL y VF. Para proyectar el eje desde el centro
» del triángulo de Einthoven a cada una de
Para explicar la polaridad de las mo-
nopolares, es decir de aquellas que son pro­ las derivaciones se establecen las perpendi­
pias de cada miembro y no surgen de la culares que van desde los extremos del eje
i
comparación, tenemos que tomar en cuenta hacia cada una de las mismas. Las figuras
» la siguiente afirmación: 5 5 -1 1 nos demuestran las desviaciones del eje.
ft
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~9o'

VF
Fig. 55-11C Eje desviado a la derecha.

En igual forma, se puede proyectar


el eje del complejo auricular (onda P) o el
Fig. 55-1.1A Eje semiverticai
eje de la repolarización (T), o proyectarlos
R a los tres.
A la inversa de lo anteriormente ex­
puesto, se puede extraer el eje de P de
QRS o de T, (5-11) comparando el área
(se suma las unidades Ashman) de cada de­
flexión en estudio, es decir, en la práctica,
de la I y la III estándares. Habíamos dicho
que las derivaciones estándares estaban divi­
didas en dos mitades: la una, electro positiva
y la otra, electro negativa. Pues bien, ade­
más, cada una de estas mitades está frac­
cionada y medida en milímetros. Si bien
es cierto que la medida estricta es la de las
áreas, sin embargo en la práctica y con si­
milares resultados, hacemos la medición li­
neal en sentido vertical, es decir en décimas
de mili voltio y si hay deflexiones positivas
y negativas en la misma derivación, hace­
mos la suma algebraica, cuyo resultado unas
veces será negativo, otras será positivo,
de acuerdo a cual sea la deflexión pre­
(Ejemplos de Eje semiverticai, Fig. 55-11A dominante. Este resultado se traslada a la
desviado a la izquierda Fig. 55-1 IB y des­ línea milimitrada de la derivación en el
viado a la derecha). Fig. 55-11C. triángulo de Einthoven. Pues bien, desde
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Fig. 55-13 Origen del estím ulo en au rícu la


izquierda

Fig. 55-14 Origen del estím ulo auricular cu


la dextrocardia.
el punto señalado en DI y en D3 se trazan
2. Cuando el estímulo nace en las partes
perpendiculares, las cuales en un mom ento
posteroinferiores de la aurícula izquierda:
dado, se cruzan. El punto de cruce es la
Fig. 55-13.
punta del vector. La cola siempre es el
centro del triángulo. 3. En caso de dextrocardia, es decir cuan­
do la aurícula derecha está a la izquierda y
EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE P:
la aurícula izquierda está a la derecha.
1) Semivertical Fig. 55-12A Fig. 55-14.
2) Desviación a la izquierda. Esto EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE QRS:
sucede frecuentemente cuando hay creci­
miento de aurícula izquierda: Fig. 55-12B. 1. (Semivertical normal) Fig. 55-15A
3) Desviado a la derecha Fig. 55-12C 2. Desviado a la izquierda: (dilatación de
Esto sucede cuando: V.I). (I.M. - I.Ao.) Fig. 55-15B
1. Los cables están equivocados: VR en 3. Desviado a la derecha (Dilatación del
el brazo izquierdo y VL en el brazo derecho. V.D.) (CJP.C.) Fig. 55-15C
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- 354 -

Fig. 55-15 A Semivertical.

EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE T

1. Semivertical (normal) Fig. 55-16A Fig. 5 5-16 A Sem ivertical

2. Desviado a la izquierda: (normal o


patológica, dependiendo esto de la m orfo­
logía de la T y del ST. Fig. 55-16B
3. Desviación a la derecha: (isquemia
subepicárdica o crecimiento de V.I., depen­
diendo la interpretación de la morfología)
Fig. 55-16C
REFLEXIONES CONCERNIENTES A LA EX­
TRACCION DE LOS EJES:

1. El eje ventricular normal puede oscilar


entre + 90 y 0 llamándose vertical cuando
se aproxima a + 90 y horizontal, cuando
se aproxima a 0. (3-4-5-10). Fig. 66-16B Desviado a la izquierda.
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- 355 -

»1»
i
Fig. 55-16C Desviado a la derecha.

2. Si el eje apunta de 0 a —90, se dice


que está desviado a laizquierda, considerán­
dose este hecho, netamente patológico.
3. Si el eje apunta de + 90 a + 180,
se dirá: desviado a la derecha, posición
también patológica.

TEORÍA. VECTORIAL
El estimulo pasa de aurículas a ven­
trículos por el nodulo de la unión auríco-
loventricular (Aschoff Tawara) y luego por
el tronco del haz de His y sus ramas.
Fig. 55-17. Fig. 55-17 A paratos, cardionector y tiem pos
del viaje del estím ulo.
Acontece que el estímulo llega con
0,01 S. de anticipación, por la rama iz­ V.D. Por lo expuesto se nota que se ori­
quierda al tercio medio del tabique inter­ ginan dos vectores simultáneos y de sentido
ventricular, desde donde “viaja” hacia la y dirección opuesta: 2D y 21.
derecha y hacia abajo, dependiendo esta Como estos vectores se producen al
dirección de la rotación del corazón, y llega mismo tiempo, “ganará” el de mayor mag­
al subendocardio derecho del septum, ori­ nitud; es decir en cásos normales, el vector
ginando el vector 1. Este vector es pequeño 2 I, al que simplemente se le restará la mag­
en magnitud, pero se deja ver porque en nitud del 2D, que obra en dirección con­
función de tiempo, es el primero en apare­ traria. Por lo tanto el vector 2 final será
cer. Fig. 55-18. con dirección y sentido idéntico al 2 1.
Vector 2.- Sigue el estímulo por las
vías normales y activa de endocardio a epi­ Vector 3.- Finalmente se estimularán
cardio a ambas masas ventriculares. En esta las partes posterobasales de ambos ventrí­
parte recordemos que el ventrículo izquier­ culos y el tercio superior del tabique inter­
do tiene unas 10 veces mayor masa que el ventricular, con lo cual se formará un ter-
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Fig. 55-18 Vector de suma 2D 21 v' vA ^


Fig. 55-19 V ectores en conjunto y derivacio­
nes precordiales.

fv /% ñ . V :* s \

t, ;V - f ^ í - - / . . "‘4 t p

¡U-
■ i r
ii
i

v, i Graficación desde el p u n to de
vista V 6
Fig. 55-20 Graficación de los vectores ven-
triculares desde el p u n to de vista De esto se infiere que de los vectores
V 1, en función de tiem po.
normales, saldrán las deflexiones normales
en las derivaciones precordiales.
cero y último vector que también es pequeño Recordemos que:
como el vector I, pero con dirección hacia
1. El vector lleva la positividad en la
arriba y a la derecha (apuntando hacia el
punta y la negatividad en la cola.
hombro derecho (VR).
2. Cada vector tiene una magnitud que
En conjunto, puestos los tres vecto­
se expresa en voltaje durante el trazado
res finales en su sitio quedarán como indica
electro cartográfico.
la Figura No. 55-19.
3. La “ derivación” es el punto de vista
Esta teoría vectorial nos sirve m uy
del observador, el cual verá la punta o la
bien para interpretar la proyección electro-
cola del vector, según el lugar en el cual
cardiográfica en el plano horizontal, el cual
se encuentre.
es visto claramente por las derivaciones pre­
cordiales: VI y V2; derechas; V3 y V4: Ejemplo de los momentos en la ins­
de punta o de transición y V5 y V6 : deri­ cripción del-QRS desde V I: vistos por se­
vaciones izquierdas. Fig. 55-19. parado. Fig. 55-20.
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Reunión de los momentos 1—2 y 3, CAPITULO 56
vistos en continuidad, hasta que termine la
excitación y vuelva al 0 eléctrico, es decir
a la línea isoeléctrica.
Punto de vista desde V6. Momentos
separados: SECUENCIA DE LA LECTURA DEL E.C.G.

Punto de vista desde V6. Reunión Antes de leer el trazado, insistimos en


de los momentos 1—2 y 3. Fig. 55-21. que es necesario enterarse de ciertos datos
generales que son m uy útiles no solo para
BIBLIOGRAFIA la identificación sino también para la inter­
pretación. Por eso el pedido y también la
1.— Arias, V.A.: Norm as generales y Diagramas
para presentar u n caso cardiológico. 10-12, contestación deben tener los siguientes ele­
editado en la Im prenta de la facilitad de mentos:
Jurisprudencia de la U.C. Quito, 1972. 1. Nombres completos —Edad - Sexo.
2.— Arias, V.A.: Motivación y norm as de fun­ 2. Fecha (en ocasiones se anotará la hora)
cionam iento del D epartam ento de Cardio­ 3. Sintomatología que motiva el examen.
logía del H ospital Eugenio Espejo, 23-24,
F acultad de Ciencias Médicas, 1980. 4. Diagnóstico presuntivo.
3.— Einthoven, W. Fahr, G. and de W aart, A.: Luego leemos el trazado en el or­
On th e D irection and m anifestes size of den que se anota en los cuadros No. 56-1,
the variations o f p o tential in th e hum an 56-2, 56-3, y 56 4 .
h eart and on influence o f th e position of
th e heart on the form of the electro­ CONSIDERACIONES A LOS CUADROS
cardiogram, Plüiger’s Arch, f - d - ges. 5 6 -1 -2 -3 -4 (1 -5 -6 -8 -1 0 -1 1 )
PlysioL 150: 275-315, 1913.
4.— K atz, L.: Electrocardiography. Second 1. Las derivaciones izquierdas, es decir
E d ition 49-51, LEA & Feliger, Philadelphia, aquellas que yen mejor los vectores izquier­
1947. dos son: D I — VL — V5 y V6. Pero de
5.— Lipm an, B. y Massie, E.: E lectrocardiogra­
fía Clínica 5ta. ed. 23-86-, Ed. Interam eri- entre estas, las mas representativas son V5
cana, 1965. y V6.
6.— Mera, W.: Temas de E lectrocardiografía, 2. El miocardio postero inferior (9) (cara
ed. 7-38, Talleres Ofygraba, Quito, 1980.
diafragmática) es observado indirectamente
7.— Pardee, H.: Clinical Aspects of the E lectro­
por las derivaciones D3 y VF.
cardiogram. F o u rth E dition 77-106, Paul B.
Holbier Inc. London, 1941. 3. Las derivaciones que mejor “ven” el
8.— Salgado, M.: Manual de E lectrocardiografía ventrículo derecho (1-5-6-7-8-9-10-11-12) son
2da. ed. 47-50. Editorial U niversitaria, Qui4
to 1975.
V I—V2. Las derivaciones V3 y V4 son
las de transición entre miocardio derecho y
9.— Salgado, M.: Manual de E lectrocardiografía,
2da. edición, 51-79, E ditorial Universitaria, miocardio izquierdo; (punta de corazón).
Quito 1975.
4. Las derivaciones V I—V2—V3 y V4
10.— S odi Pallares, D. Medrano, G. Bisteni, A., pueden expresar también la actividad del
y Ponce de León, J.: E lectrocardiografía
Clínica. 10-12, 58-99, Inst. N acional de Car­ Septum ventricular. (7-12).
diología de México, México, 1968.
5. Las sobrecargas sistólicas (2-4-7-8-12)
11.— S odi Pallares, D.: Nuevas Bases de la Elec­ ventriculares demuestran su severidad en los
trocardiografía, 3ra. Ed. 58-113, 313-340.
Inst. N acional de Cardiología, La Prensa trastornos de repolarización, pues cuanto
Médica Mexicana, México, 1951. mayores son, van adquiriendo signos de is-
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- 358 -

CUADRO No. 56-1

SECUENCIA DE LECTURA DEL E.C.G.

Qué Examinar Cómo Examinar

1 Ri t mo 1.— Si hay onda P, el ritmo de base


es sinusal. Si no hay onda P. hay
que buscar la arritmia de acuerdo
con la guía que daremos más
adelante cuando tratemos el sín­
drome de arritmias. Fig. 56-lA y
56-1B.

2.— Frecuencia 2.— 'Se divide 1.500 para la distancia,


R—R medida en milímetros. Si
hay disociación entre aurículas y
ventrículos (Bloqueo completo
A.V.) se determinará, la frecuen­
cia auricular, dividiendo 1.500
para la distancia P—P y también,
la frecuencia ventricular por el pro
cedimiento ya señalado.

3. - Lectura de ondas intervalos y 3.— PR (preferiblemente en D2) ■


segmentos donde tenga su mayor prolonga­
i ••
.11 i fií .» • ción. QRS, preferiblemente en
todas las derivaciones, igual que
ST y T; QT donde los extremos
*- se vean mejor delimitados. Fig.
:L 56-2

4.— Ejes de P — QRS y T 4.— Obteniendo la suma algebraica de


las deflexiones respectivas en DI
y D3 y traslación de los resulta­
dos al triángulo de Einthoven.

5.— Conducción. 5.— Con la base de la lectura de- las


deflexiones auriculares y ventri-
culares, así como del segmento
PR, establecemos si hay o no
defectos de conducción. Si los
hay, se los definirá por su nom­
bre. (Ver arritmias pasivas).
continúa...
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...viene

6.— Repolarización. 6 .— Hacer una síntesis de la lectura de


ST y T y definir la normalidad
o anormalidad del proceso. Si
es anormal, ver el cuadro 56-2.

7.— Sobrecargas ventriculares. 7.— Tiene que ver con la lectura de


QRS de ST y de T. Si se nota a-
normalidad, ver el cuadro No. 564

CUADRO No. 56-2

‘REPOL ARIZAC ION VENTRICULAR’

Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Isquemia Subendocárdica. 1.— T positiva, picuda y


simétrica.
—S lii? 2 .— Isquemia Subepicárdíca. 2.— T. negativa, picuda y
simétrica.
3.-- Lesión Subendocárdica. 3.— ST. infradesnivelado y
convexo hacia arriba.
4 .— Lésión subepicárdica. 4.— ST supradesnivela-
do y convexo hacia
arriba.
(ST o punto J)

CUADRO No. 56-3

‘RECONOCIMIENTO DE LA ONDA DE NECROSIS’

Figura 56-4 Qué Examinar Cómo Examinar

1 .— Necrosis, cicatriz o tejido 1.— Buscando la onda Q


inactivable. cuya superficie sea
mayor al 25°/o de la
R que le sigue.
Complejo QS.
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CUADRO No. 564

‘SOBRECARGAS VENTRICULARES ’

Qué Examinar Cómo Examinar

Diastólica de V.I. 1.— Observando en V5 y V6 : qR


ST supradesnivelado y cónca­
vo hacia arriba y T picuda y simé
trica.
2.— Sistòlica de V.I. 2 .— Así mismo, en V5 y V6 : R soli­
taria, ST convexo hacia arriba,
T — negativa sin características
coronarias al comienzo.
3.— Diastólica de V.D. 3.— Observando en V I: QRS con
imagen de bloqueo incompleto
de rama derecha, es decir con
rsR’ o con rama ascendente de R
astillada.
4.— Sistòlica de V.D. 4.— Observando en V I, V2 y V3:
Vector derecho im portante, es
decir R relativamente elevada y
ST convexo hacia arriba y T in­
i±j+ I.* vertida (negativa) en V2, V3 y a

lift veces, V4. En V I, la T es negati­


va normalmente, de tal manera
que no constituye signo.

tólica del V .I.


quemia y lesión. Así, dada una evolución
maligna de la sobrecarga sistòlica del ven- De igual manera, la evolución de la
trículo izquierdo, veremos la historia natural sobrecarga sistòlica del V.D. (2-3-4-7-8-12)
del empeoramiento en la Fig. 56-6. observaremos en la secuencia de la Fig. 56-7.
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tólica del V,D.

B IB L IO G R A F IA 12. Sodi Pallares, D. et. A l.: E lectrocardiogra­


fía clínica. 30-52, 69-99. Inst. Nacional de
Cardiología, M éxico, 1968.
Blok, P.: Interpretación básica del E.C.G.
Tribuna Médica, Tom o II, N o. 6, 9-11, 1978
Cabrera, E. y M onroy, J.R .: Sistolic and C A P IT U L O 5 7
diastolic Loading o f the Heart, Part, 1.
Physiologic and clinical data— Am. H eart J. S IN D R O M E S : A R R IT M IA S A C T IV A S
4 3 :6 6 9 . 1952.
Cabrera, E. Gaxiola, A. y Eisemberg, P.: Veremos los síndromes mas impor­
El Vectocardiogram a en los crecimientos
tantes, de acuerdo a lo siguiente:
ventriculares derechos del tipo sobrecarga—
sistólica. A rch. Inst. Cardol. Mex. 28:469, 1. Arritmias
1958.
2. Coronariopatía crónica (angina de
Cabrera, E. y Gaxiola, A.i Diagnostic, Pecho)
con trib u tio n o f th e vectocardiogram in
hem odyham yc overloading of the Heart. 3. Coronariopatía Aguda (IAM)
An. H eart J. 6 0 :2 9 6 , 1960. 4. Shock
F attorusso, V. y R itter. O .: Atlas de Elec- 5. Hipertensión Arterial
cardiografía. T raducción de la 3ra. ed.
francesa, 132-135, Editorial Universitaria,
6. I.C.I.
Buenos Aires, 1954. 7. I.C.C.
Goldberger, E.: Unipolar LEAD E lectro­ ARRITMIAS
cardiography, 81 -108, LEA & Febiger,
Philadelphia, 1948. De las propiedades del corazón, la
Katz, L.: Electrocardiography, second ed. producción de estímulos (cronotropismo),
51, LEA & Febiger, 1947. la conducción (dromotropismo) y la exci­
Lipm an, B. Massie, E.: Electrocardiografía, tación (batm otropismo), constituyen la esen­
clínica. 5ta. ed. 247-251, Editorial Intera- cia de lo que en Fisiología llamamos ritmo,
m ericana, S.A., México, 1965.
y son sus alteraciones las que constituyen
Lipm an, B. y Massie, E.: Electrocardiografía
clínica, 5ta. ed. 188-204,216, 384-400.
las arritmias.
E ditorial Interam ericana, S.A., México, 1965. Dividimos a las arritmia?. en ACTIVAS
Mera, W.: Temas de Electrocardiografía y PASIVAS.
105-108, talleres Ofygraba, Quito, 1980.
En principio vamos a tratar sobre
Salgado, M.: Manual de Electrocardiografía,
2da. ed. 209, E ditorial Universitaria, Quito, las ARRITMIAS ACTIVAS, con los cuadros
1975. 57-1 y 57-2.
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-3 6 2 -

CUADRO No. 57-1

CLASIFICACION DE LAS ARRITMIAS

1.1: Taquicardia Sinusal


1 .2.1 Supraventriculares
1.2.2 Ventriculares
1.2: Extrasístoles 1.2.3 Monotópicos-Poli-
tópicos
1 .— Activas (usurpación)
1.2.4 Ocasionales - Rei­
terados

1.3: Taquicardias Pa— 1.3.1 Auriculares


roxísticas. 1.3.2 Ventriculares
1.4.1 Auriculares
s 1.4: Fibrilaciones
1.4.2 Ventriculares
2.1: Bradicar dia Sinusal
2.2: Parada Sinusal
2.3.1 Auricular
2.3.2 De la unión
2.— Pasivas (delegación) 2.3: Ritmos Pasivos 2.3.3 Risiano
2.3.4 I dio ventri culares
2.4: Bloqueo A. V. 2.4. lo.,2o. y 3er. grado
2.5: Bloqueos de rama 2.5.1 Izquierdo
1-2 y 3 er. grado 2.5.2 Derecho

CUADRO No. 57-2

“ELECTROCARDIOGRAMA EN LAS ARRITMIAS ACTIVAS”

Figuras 57-1 Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Taquicardia Sinusal 1.1: Las distancias RR se han


acortado.
HtiT -!i H lili 1.2: PR y QT correlativamen­
Jü± W.
m m te se han acortado también.
1.3: La frecuencia pasa de
100 x m.
continúa...
www.medibooksnica.net63.net -363 -
..;viene

2.— Extrasístoles

2.1: Supra-Ventriculares 2.1.1: Hay variación en la


onda P, en el PR o no hay on­
da P.
2.1.2:* Los complejos ven­
triculares son iguales a los com
piejos de base.
2.1.3: Asi como se presen­
ta antes de tiempo el extrasís-
tole, el siguiente complejo lo
hace después de una pausamás
larga (a veces, pausa compensa­
dora).

2.2.1: No hay onda P, o


si la hay, está es retrógrada
y posterior al QRS.
2.2.2: Los complejos son
anchos, bizarros y muchas ve­
ces, astillados.
2.2.3: La repolarización es
con signo eléctrico opuesto a
la deflexión principal.

continúa.

'3 =

E x trasísto le ventricular basal Fig. 57-4B E xtrasístole ventricular basal


izquierdo derecho
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3.— Taquicardias
Paroxísticas.

3.1: Supraventriculares 3.1.1: Comienzo y fin brus­


cos.
3.1.2: Onda P, presente. Es­
pacio RR, acortados.
Frecuencia: 150 x m .
3.1.3: Aunque no se identi­
fique la onda P, el QRS es de
morfología normal.
3.1.4: Ceden a las manio­
bras vagales, aunque sea mo­
mentáneamente.

3.2: Ventriculares. 3.2.1 : Distancia RR acorta­


da.
3.2.2: No hay onda P y los
complejos son anchos, biza­
rros y astillados.
3.2.3: No ceden a las manió
bras vagales.

4.— Fibrilaciones

4.1: Auriculares 4.1.1: No hay onda P.


4.1.2: Se ven las ondas de
aleteo, en dientes de sierra, en
dientes de tiburón o en oleaje,
(ondas F); o f.
ti
4.1.3: Las distancias R—R
son anárquicas y no guardan -
ninguna relación. (Delirium -
cordis).
4.1.4: Ocasionalmente pue­
de haber aberrancias ventricu­
lares.

4.2: Ventriculares 4.2.1: Las. ondas son total­


mente amorfas, no se identifi­
can y son desiguales entre si.
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CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 57-2 4 — La Fibrilación Auricular puede existir


(1 -24-5-7-11-12-14-16-17-20-23-24-25-26- entre los no cardiópatas genuinos (Simpaíi-
28) cotonía, Hipertiroidismo); (15) pero es muy
frecuente entre las cardiopatías reumáticas
1. En las arritmias activas se produce crónicas, ateroesclerosas, miocardiopatías.
una usurpación del marcapaso normal. Es
5.— La Fibrilación ventricular (3-10-13-27)
úna verdadera “revolución” , donde el m io­
es sinónimo funcional de paro cardiaco. Su
cardio es capturado por estímulos rebeldes
atención emergente no es solo de competen­
nacidos en sitios hiperexcitados. cia del médico, pues el me'dico rara vez está
2. Los sístoles extras ( extrasístoles ) junto al paciente que le va a sobrevenir el
(15-21) se anticipan a lo que debe ser el momento menos pensado. Por lo tanto éste
aparecimiento normal de la deflexión, de es un tema de cultura general que debe difun­
dirse. Su tratamiento se revisará brevemente
acuerdo al ritm o de base. Por lo tanto,
al final de esta parte, cuando se hable sobre
la distancia R-R entre el latido precedente el tratamiento del paro cardiaco.
(normal) y el extrasístole es mas corta que
Las derivaciones de Levine y Esofágica son
la distancia entre dos sístoles normales.
buenas técnicas de estudio para arri
Así mismo la distancia R-R entre el extra-
auriculares, aunque lo ideal es la electro-
sístole y la deflexión que le sigue, es mas
fisiología.
larga que la distancia R-R normal. Cuando
esta pausa posterior al extrasístole sumada
a la distancia R-R normal precedente resul­ B IB L IO G R A F IA
ta el doble de la distancia R*R normal para
el ritmo de base, se llama pausa compen­ 1.— Aloise, L.: T ratado de Fisiología, segunda
sadora. edición. 186-195, El A teneo, Buenos Aires,
1942.
3. Respecto a las arritmias, vimos en la
2.— B üchner, Ch.; Steim , H., Dragert, W.: Tras­
anamnesis del aparato cardiocirculatorio, tornos del R itm o Cardiaco. 48-61, Boehrin-
que el paciente' las refiere como palpita­ ger Sohn, Ingelheim am Rhein, 1972.
ciones. (1-9-18-22-25) Las palpitaciones de 3.— Corday, E.; Lang, T.; Bernstein, H. and
comienzo y fin bruscos son determinantes B arbieri, F .F .: D iphenilhydantoin for the
de la presunción de Taquicardia Paroxística. treatm en t o í acute, recurrent and digitalis
toxic cardiac arrytm ies, read before the
(18) El E.C.G. es invalorable para determi­ sixty-fifth annual meeting of the A m erican
nar si esta arritmia es supraventtricular o T herapeutic Society, San Francisco, Califor­
ventricular. Esta determinación tiene im­ nia, Ju n e 18-21, 1964.
portancia vital, pues el pronóstico de las 4.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
logía, T ercera Edición, 223-271, Méndez
taquicardias paroxísticas supraventriculares O teo, México, 1969.
(3-18-19-22) es benigno, en tanto que el
5.— F attorusso, V. y R itter, O.: Atlas de Elec­
de las ventriculares es “ ominoso” . (3-6-8-21) trocardiografía. 139-174, E ditorial Univer­
¡Mucho cuidado con ellas! sitaria, B uenos Aires, 1954.
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6.— Harris, A.S. and K o k em o t, R .H .: E ffects 20.— Polanco Bellini, J.: La clínica y la Electro­
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10.— Josephson, M.E.: Taquicardia ventricular 24.— Sassé, H.: Localización del sitio de origen
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13.— Lang, T.; Bernstein, H.; Barbieri F .F .; Gold,
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C A P IT U L O 58
18.— Palacio, A. y coL: Fibrilación Auricular
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A R R IT M IA S P A S IV A S
19.— Peters, R. y Scheim an, M.: T ratam iento de
urgencia de la Taquicardia Supraventricu­
lar. Clínicas Médicas de N orteam érica, Tratamos este tema con el cuadro
Vol. 1: 71-90, 1979. No. 58-1!
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CUADRO No. 58-1

“ ARRITMIAS PASIVAS

Figuras Qué Examinar Cómo Examinar

5 8 -lA y B 1.— Bradicardia 1.— Frecuencia menor de 60 x m.


Sinusal.
2 .— Parada Sinusal 2.— Pausa isoeléctrica larga.
3.— Ritmos pasivos
58-2 3.1: Ritmo de unión 3.1. El estímulo nace en el nodu­
lo de la unión y su relación con el QRS
depende de la velocidad con la que se
conduzca el estímulo hacia arriba:
aurículas, y hacia abajo: ventrículos.
58-2A 3.1.1. Onda P precediendo al QRS.
58-2B 3.1.2 Onda P o culta en el QRS.
58-2C 3.1.3 Onda P que se inscribe des­
pués del QRS.

3.2: Idioventricular 3.2.1: No hay onda P.


58-3 3.2.2: Los QRS son anchos, bizarros
y anfractuosos.
58-3A 3.2.3: La T será opuesta a la deflexión
ventricular.
58-3B 3.2.4: Cobra la imagen de bloqueo
completo de rama izquierda, si nace
en el VJD. y de bloqueo completo de
rama derecha, si nace en el V.I.
continúa...

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R itm o s de la Unión
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368

4:— Bloqueo A.V.

58-4A 4.1: De primer grado 4.1: El intervalo PR es mayor de


0,20 S., aunque en las taquicardias hay
que correlacionar con la frecuencia.

58-4B 4.2: De segundo gra­ 4.2.1: El PR ya creciendo en cada


do. deflexión hasta que llega un m omento
4.2.1: TipoWencke- en que el estímulo sinusal no se con­
bach'o Mobitz 1. duce a ventrículos y aparece solo la
onda P sin QRS.
58-4C 4.2.2: Tipo Mobitz 2 4.2.2: N o h ay P R aumentado ni cre­
ciente, pero en un momento dado el
nodulo no conduce el estímulo y sale
una onda P solitaria.

58-4D 4.3: Completo 4.3: El estím ulo sinusal no pasa a los


ventrículos. Las aurículas y los ven­
trículos laten a su propio ritmo.
continúa..
www.medibooksnica.net63.net -369-
.viene

5 .- Bloqueo de rama

58-6 5.1: Bloqueo de rama 5.1: Buscando la patente RSR en de­


derecha. rivación precordial V I.

'5 8 -7 5.2: Bloqueo de rama 5.2: Buscando R anfractuosa y biza­


izquierda. rra en derivaciones precordiales V5
y V6.

j*CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 58-1 concepto de coronariopatía (10-21). Se


í© verá con mas frecuencia en el adulto, es­
"1. A sí como las arrtimias activas signifi-
pecialmente en aquellos que han pasado de
É$can una “revolución” , los ritmos pasivos
los 40 años. Es indicación de im planta­
k (4-6-10-11-12-15-16-17-23-24-25-27-28) im-
ción de marcapaso.
plican una “delegación” de funciones, una
“ renuncia por agotamiento o enfermedad del 4.2 Sea el bloqueo A.V. completo o cual­
j^m arcapaso normal o de parte del tejido quier otra arritmia bradicárdica (6-7-8-9)
¡^ c o n d u cto r especializado. que disminuya a tal punto la frecuencia
que provoque una hipoperfusión cerebral,
K- 2. Igual que cuando extraemos el eje
se desencadenará el síndrome de Adams
normal, podemos también hacerlo en el caso
Stokes-Morgagni, (1-34-5-13-14-22) el cual
g ^ d e los ritmos pasivos, cuando el estímulo
esencialmente consiste en: Mareo, obnubi­
|g |n a ce en centros de menor jerarquía. Tam-
lación visual; pérdida, a veces: sin pródro­
^ bien del eje se puede proyectar la deflexión
P electrocardiográfica a cada una de las deri-
mos, del conocimiento; ocasionalmente, con­
vulsiones. Si persiste la hipoperfusión y
j^ vacio n es del triángulo de Einthoven.
por lo tanto la isquemia cerebral, podría
« a 3. En el ritmo de la Unión: Si la con- algún sector esfacelarse. Así mismo, cons­
ducción hacia ventrículos es lenta, la on- tituyen un riesgo de este estado: la des-
®®da P, con su eje hacia arriba y hacia la cerebración y la muerte. De igual manera
■ ^izquierda aparecerá antes de QRS. Si es que se indicó la implantación de marcapaso
^ por igual, al mismo tiempo el avance del (3-5-7) para el bloqueo A.V., tenga o no
™ estímulo hacia aurículas y ventrículos, la crisis de Adams Stokes, también se indicará
¡j^ o n d a P, se esconderá en el QRS y no se en cualquier disfunción que se manifieste
^ l a verá. Si la conducción es m uy lenta con este síndrome.
* hacia arriba y rápida hacia abajo, la onda P
5. La imagen de vector de bloqueo en
^ a p a r e c e r á después del QRS.
los esquemas expuestos, indica gráficamen­
g 0 4 .1 Los bloqueos A.V. de lo y 2o grado te, la tortuosidad y la lentitud del “viajé”
se ven frecuentemente en la F. R. y del estímulo. Se ha utilizado el mínimun
(2-11-13-18) se consideran reversibles. Se comprensible y demostrable, sin las deter­
ven por lo tanto en niños y jóvenes con minaciones que hemos considerado prescin­
Ü g mas frecuencia. El bloqueo A.V. completo dibles. Lo elemental de la explicación nos
íí se considera una arritmia severa, de mal libera de la exigencia de una mayor pro-
pronóstico y está unida no pocas veces al fundización de conceptos.
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-3 7 0 -
5.1 Bloqueo de rama derecha: La deflexión
se formará de acuerdo a los vectores anor­
males que se originan. Veamos:
5.2 Al vector 1 tiene la oportunidad de
formarse normalmente, por cuanto el es­
tím ulo que lo forma llega por la rama iz­
quierda, que está idemne. Fig. 58-5A.
5.3 Igual acontece con el vector 2 iz­
quierdo, el cual se deja ver en toda su
magnitud pues no se le resta su oponente
normal por cuanto no se ha producido el
vector derecho dado el bloqueo de su vía
de acceso. Fig. 58-5B.
Fig. 58-5-A V ector 1 58-5-B V ector 2

5.4 Como la rama derecha no conduce,


las fronteras eléctricas son vencidas, desde
el tercio medio de tabique y desde punta,
siempre de izquierda a derecha. Como ve­
mos, los estímulos viajan por sendas des­
conocidas y pasando de cada sitio donde
han logrado trasponerla frontera eléctrica ha­
cia su objetivo: el ventrículo derecho. Se
organizan por tal motivo 2 vectores fina­
les de bloqueo, desde punta (V 3) y 1/3
superior de tabique (V 4) que van de iz­
quierda a derecha. El vector 4 de bloqueo
Fig. 58-5-C V ectores 3 y 4
no solo recoge las fuerzas que van de iz­
quierda a derecha sino también aquellas Bloqueo com pleto de ram a derecha
que van hacia arriba. De esta manera nues­
tro vector 4 final queda con la dirección:
izquierda derecha y de abajo a arriba.
Fig. 58-5C.
5.5 Ahora que lo vemos en el esquema,
es el momento de explicar la simbología
del vector de bloqueo: La cola lleva líneas
en zig zag, significando con ello el reco­
rrido lento y anfractuoso que realiza el
estímulo por caminos que recién se van
abriendo. La punta sigue con signo po­
sitivo, dejando el negativo para el sitio
donde se inició el proceso. Fig. 58-5D.
Si tomamos a VI y V6 como deri­ Fig. 58-5-D Im agen explicativa del
vaciones distintas que miran a los vecto- vector de bloqueo
www.medibooksnica.net63.net -371 -
queo (todos hacia la izquierda), los absor-
verán. Estos vectores son en número de
4 en función de tiempo y aunque de dis­
tinta magnitud, todos van de derecha a
izquierda como dirección principal. El re­
sultado es el de que el E.C.G. “ve” sola­
mente los vectores de bloqueo,-todos ellos
patológicos.
Así mismo si vemos desde V I y V6,
obtendremos las peculiares imágenes del
bloqueo de rama izquierda, desde punto
de vista opuestos, Fig. 58-7.

¿2 1¡
■¿ M *T~ "..
:; pi| ^ ^ l o ^ fj^^áé'gapS^diré'«3MÍ C A P IT U L O 5 9

;4//&Cs S IN D R O M E S C A R D IA C O S
¡M g M AS F R E C U E N TE S
(Hipertensión Arterial y Shock se describieron
èn ei Capítulo 40).

SINDROMES CORONARIOS
INSUFICIENCIA CORONARIA CRONICA
Podríamos llamar a este, síndrome An­
gina de Pecho (4, 5, 16, 31) o con cualquiera
de las acepciones que le corresponda de
acuerdo a los criterios de la clasificación de
Batlle y Bertolasi que expusimos cuando ha­
blamos de precordialgia en la anamnesis del
sistema cardiocirculatorio.
^ Fig. 58-8 V e c to re s d e B lo q u eo c o m p le to
de ra m a iz q u ie rd a
m Se afirma que el dolor “ anginoso” es
^ r e s desde ángulos diametralmente opuestos, un lujo para el que tiene enfermedad corona­
7 * se grabará bien el porqué de tan peculiares ria, puesto que la mayor parte de las veces,
B deflexiones en el bloqueo de rama derecha. la insuficiente irrigación miocàrdica se expre­
I ^ F i g . 58-6. sa con muerte súbita o con I.A.M. (debutan
^ 6. Bloqueo de rama izquierda: Como la con infarto). A sí mismo, en otras veces el
™ rama izquierda no conduce, el estímulo va dolor puede no ser típico (tal como se des­
solamente por la rama derecha, producien­ cribió anteriormente), sino con característi­
do en el corazón, pequeños vectores hacia cas diferentes; pues en ocasiones puede no
^ l a derecha, que no se verán en el ECG, ser muy intenso, o irradiarse a epigastrio e
™ porque la magnitud de los vectores de blo­ hipocondrios. Otras veces, simplemente no
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hay dolor; pero existen otras expresiones de pocondrío derecho, planteando diagnóstico^
malestar precordial, como opresión, angustia, diferencial con un cólico de vías biliares. En*®
ansias de m uerte, disnea, palpitaciones, lipo­ contadas ocasiones el I.A.M. no se p rese n ta^
timias. Sin embargo cualquiera que fuere la con dolor, pero si con otras manifestaciones. ^
manifestación o el conjunto de manifestacio­
nes y naturalmente el dolor “ anginoso” Además del dolor, el cuadro sindromá-^
típico; encuadran dentro de este síndrome, tico puede complementarse con: (4, 5 ,9 , 31)(
fe
si tienen relación con el esfuerzo, con emo­ Opresión precordial ^
ciones o con comida copiosa. El examen que Angustia (ansias de m uerte) astenia y adina-
se impone es el electrocardiograma, pero si mia. ™
no es tomado en el momento preciso, puede
Palidez
salir como patente normal. Sin embargo la
Prueba de Esfuerzo Graduada (Ergometria), Sudoración fría $1
(7, 23, 25, 26, 28) puede reproducir las con­ Febrícula (aparece posteriormente). £|
diciones necesarias para que aparezca el do­
Pueden aparecer otros síntomas d e -^ |
lor o para identificar mediante el electrocar­
pendientes del cuadro de shock. ^
diograma el déficit metabòlico del miocardio
(Desnivelamiento de ST). Así mismo pueden aparecer cu a lq u ie r^
tipo de arritmias que serán “sentidas” por™
Si se identifica el síndrome mediante el paciente en forma de palpitaciones, p ara -^ |
E.C.G., el próximo paso puede ser la cine- das, frenadas, vuelcos, etc. ^
coronariografía. (3, 8, 11, 24, 30). Deci­
Puede también sumarse, como c o m p li-^
mos “puede ser” , porque esta técnica tiene
cación, un cuadro de I.C.I., I.C.C. o p en c ar™
sus indicaciones y contraindicaciones que
ditis.
debe discernir el especialista.
El practicante, ante la posibilidad
INSUFICIENCIA CORONARIA AGUDA (I.A.M.).
un diagnóstico de infarto, buscará confirm a-^j
Este es un cuadro comunmente dra­ ción en los exámenes complementarios, pues
mático, tanto por el dolor precordial “típ i­ el síndrome se complementa con los siguien^jj
co” como por la brusquedad del episodio tes datos:
y las complicaciones que pueden sobrevenir. _ .i
Leucocitosis con neutrofilia
El dolor típico suele aparecer sin rela­ Eritrosedimentación aumentada
ción con esfuerzo, emoción o comida. Fre­ Transaminasa Glutámico Oxalacética elevada
cuentemente sobreviene de noche; a veces, (19)
durante el sueño, viendo la televisión, asis­ Deshidrogenasa láctica elevada (LDH^ mayo
tiendo a un espectáculo. La duración es otro que LDH2 = I.A.M.) (19).
parámetro que lo diferencia; pues es induda­ CJP.K. elevada, (fracción MB t = I.A.M.) (19]
blemente más largo que el dolor “anginoso” , El E.C.G. detecta el infarto y persigue si
aunque las características de intensidad, pue­ evolución siquiera en un 80°/o de los casos,
den ser las mismas. constituyéndose en un examen indispensable.
El dolor puede no ser típico y Simular El seguimiento de la evolución de'
un dolor pancreático con epigastralgia irradia­ infarto se puede hacer además del E.C.G.I
da en cinturón, puede doler solamente en el con alguna de las enzimas o con algunas de(
hipocondrio izquierdo o solamente en el hi- ellas. .
www.medibooksnica.net63.net -3 7 3 -
lü Creemos que si el diagnóstico está
^ s e n t a d o , perfectam ente podem os seguir el
^ c u a d r o del tratam iento y curación con un
exam en fácil y barato, que es la eritrosedi-
£ mentación.
a C obra interés para la rehabilitación, la
prueba graduada de esfuerzo (ergom etría) y
¡& en orden a tratam iento quirúrgico: la cine-

HERNIA DIAFRAGMATICA
p
_ í — Síntomas
P
1.1: Ardor retroestemal, precordialgia que
® simula o produce angor.
$ 2 — Signos
^ 2 .1 : Inspección: abombamiento del hemi-
^ tórax izquierdo, si es muy grande.
1^ 2 .2 : Palpación: Desaparición del frémito
vocal.
&2.3: Percusión: timpa.nismo.

• 2.4: Auscultación: ruídjs hidroaéreos en


I' el tórax. F í 2. 69-9 Hernia diafragmática. A: R a d io ­
|2 .5 : Radiografía.- Fig. 59-9. grafía estándar de tórax. B: T rac­
to digestivo alto con contraste b a­
rí tado.
C ortesía del Prof. Dr. Germ án Ab-
do.
INSUFICIENCIA CARDIACA CONSIDERACIONES GENERALES:
>
Definición de Insuficiencia Cardiaca.— I.C. 1.— En la explicación fisiopatológica de
es la incompetencia de las cámaras cardiacas las causas orgánicas o funcionales de la
£para recibir e impulsar el volumen de sangre Insuficiencia Cardiaca debemos tomar en
^que el organismo necesita. cuenta los parámetros de la función ventri­
W
Ante la claudicación de una de las cular: Contractilidad, Precarga, Postcarga,
Pbombas o por obstáculo interpuesto entre y Frecuencia Cardiaca.
^ u ríc u la y ventrículo, sobreviene forzosa­
2.— La Contractilidad se relaciona direc­
mente un aumento de la presión auricular
tamente con la mecánica muscular y las
fejue cuando hay insuficiencia cardiaca será
ayor de 12 mm de mercurio parala aurícu- condiciones geométricas instantáneas (36)

K izquierda y más de 6mm de mercurio pa-


ftra la aurícula derecha. (35)
de los ventrículos en cada momento de su
trabajo. La mecánica muscular depende,
a su vez, de la velocidad y el grado de acor-
www.medibooksnica.net63.net
-374-
i
tamiento de las fibras y su resultado: la
Fuerza.
hipertrofia (38) que puede ser concéntri­
ca (ominosa) o excéntrica. Esta tiene rela­
ción con la dismunición de la compliance
i
3 . - La Precarga depende de: Volumen cir­
culante, Volumen diastólico final, presión pues aumenta la rigidez de la cámara.
t
telediastólica, longitud diastólica final del 7 . - Del juego de presiones y volúmenes
sarcómetro y radio de la cavidad ventricular.
i
que produce y maneja la bomba cardia­
4.— El radio de la cavidad ventricular, con­ ca, nace una serie de parámetros que im­ é
diciona a su vez, el comienzo de la post­ porta tenerlos muy en cuenta: Volumen
Diastólico Final, es la cantidad de sangre
4
carga. A mayor radio habrá mayor post­
carga. A menor radio, la postcarga será que llena la cavidad ventricular hasta el i
menor. momento de terminar de recibir la cuota
4
dependiente de la contracción auricular
5.— La Postcarga se inicia en la intimidad i
en el telediástole. Si no hubiera contrac­
ventricular y su comienzo es de acuerdo
ción auricular (ej. Fibrilación Auricular), I
a la ley de Laplace: el producto de la pre­
el volumen diastólico final se calculará i
sión intraventricular por el radio de dicha
tomando en cuenta el volumen de cada
cavidad. (37)
latido hasta el instante terminal del diàs­ i
La fuerza ventricular tiene que vencer tole. Volumen Sistólico Final es la canti­ f
la postcarga mediante el vigor del acor­ dad de sangre que queda en la cavidad ven­
tamiento muscular, que es, el producto tricular, luego que la contracción bom­ i
de la función contráctil, que primero pro­ bea hacia los grandes vasos el volumen de 4
duce contracción isoiríétrica (tensión sin expulsión por latido. Fracción de Eyección
acortamiento), la cual, al igualar ja presión es la parte del volumen diástolico final
arterial diastólica, abre las válvulas sigmoi­ que ha sido expulsado durante la contrac­
deas de los grandes vasos y comienza la ción sistólica y se expresa en la ecuación:
expulsión del volumen sistólico, cuyo
flujo se hace hacia adelante debido a la Volumen Sistólico Expulsado
presión sistólica mantenida para vencer
la impedancia arterial, que a su vez es pro­ Volumen Diastólico Final
ducto de las características de todo el
La fracción se enuncia en decimales. de
lecho arterial.
la unidad o en porcentaje.
6.— Cuando cesa el acortamiento, baja la
La fracción de eyección normal es sobre
presión ventricular y viene la dilatación
0.60 o lo que es lo mismo 60o/o.
(mecanismo de compensación) (43), al
comienzo, ISOMETRICA, que al igualar Volumen Minuto es la cantidad de sangre
cifras tensionales entre ventrículo y aurí­ expulsada en un minuto, lo que es lo mis­
cula; condiciona la apertura de las vál­ mo: Volumen —latido X frecuencia car­
vulas aurículo — ventriculares, el llenado diaca en la unidad de tiempo. Indice Car­
rápido de la cámara ventricular (momen­ diaco es el volumen expulsado en un minu­
to de R3) (38), llenado rápido que culmina to por metro cuadrado de Superficie Corpo­
con la contracción auricular (momento de ral. La cifra normal deber ser alrededor de
R4), que exprime su contenido durante 2,6 x m2.
el telediástole, o lo que es lo mismo, en el
presístole, hasta comenzar un nuevo ciclo. 8.— Simpaticotonía.— El aumento de la
Otro mecanismo de compensación es la frecuencia cardiaca como mecanismo prima-
www.medibooksnica.net63.net -3 7 5 -

0 río para satisfacer las necesidades circula- prescribirá tonicardiacos y siempre, medidas
^ tonas, tiene relación con el aumento de la higiénico—dietéticas. Ejemplos:
■ actividad simpática, a su vez, en dependen-
El hipertiroidismo, la hipertensión arterial,
0 cia de la liberación de catecolaminas cardia-
deberán ser tratados antes de que prodúzcan
^ cas y periféricas. En la Insuficiencia Car­
I.C. Si ya causaron descompensación cardia­
diaca Crónica, se produce una denervación
ca, también deberán tratarse. Si la Insuficien­
jt con disminución de la Noradrenalina Intra-
cia Cardiaca se debe a valvulopatia, habrá
0 cardiaca y por lo tanto con abatimiento de
que tomar la decisión quirúrgica antes de
_ la contractilidad, la velocidad y grado de
que los mecanismos de compensación fraca­
™ relajación ventricular (44). No así la frecuen-
sen y el miocardio se deteriore. El tratamien­
0 cia que se mantiene elevada a favor de las
to sindromático de la I.C. deberá hacerlo el
^ catecolaminas circulantes, provenientes de
médico general y para ello podrá utilizar
^ los nervios periféricos y de la médula supra-
diuréticos y/o vasodilatador venoso para
0 rrenal. Recordamos que al efecto acelera-
bajar principalmente la precarga; cardiotò­
0 dor se agrega el vasoconstrictor, que aumen­
ta la postcarga. nico para mejorar la función contráctil,
antirrítmico apropiado para tratar las arrit­
^ Si se conocen los procesos de Precarga y los mias que hubiere o lograr una frecuencia,
0 de la teoría Retrógrada, podemos inscribirlos adecuada, por lo menos; si necesita bajar
^ en los sucesos de los mecanismos compensa­ la postcarga utilizará también un vasodila­
torios de Dilatación e Hipertrofia Excéntri- tador arteriolar.
9 ca. De igual manera, los procesos de la Post-
£ carga y los de la teoría Anterógrada, inciden QUE PASA CUANDO LAS ENFERMEDADES
en los mecanismos compensatorios de Hiper- QUE TRASTORNAN EL EQUILIBRIO FUNCIO­
™ trofia Concéntrica y aleatoriamente, de Dila- NAL DEL CORAZON CONSUMEN SU RESERVA?
£ tación. La Simpaticotonia es un mecanismo
^ que actúa precozmente, cualquiera que fuere 1.— Si aumenta la Postcarga en forma
™ la causa; aunque fatalmente, al final se anula aguda, como sucede, en la Estenosis Aórtica
0 por “Denervación” . Andando el tiempo y Congènita Severa (ventrículo izquierdo),
^ por los nexos de correlación entre los meca­ luego de nacer, así como en la Trombo-
nismos, éstos se mixtifican, se agotan y embolia Pulmonar Masiva (ventrículo dere­
0 fracasan, si persiste la causa que originó cho), el corazón desfallece y no tiene tiempo
^ el proceso. de utilizar sus mecanismos de compensa­
^ El médico en acción oportuna, podrá preve­ ción. Cuando la afección que aumenta la
nir o eliminar la causa, tratando, así, en su postcarga es crónica, entran en juego los pro­
9 cuna y de la mejor manera, la I.C. Si no se cesos de ayuda, aunque éstos llevarán a la
^ puede tratar la causa o ya no es oportuno ha- fibra miocàrdica a un deterioro progresivo.
ceño, el médico deberá establecer cuales son
2.— Teoría Retrógrada.— Ante una barrera
" l o s mecanismos compensatorios puestos en
cardiaca orgánica (ej. Estenosis Mitrai),
^ ju eg o y de qué manera bajará las cargas exce­
o funcional (ej. agotamiento de la función
s i v a s , sea la precarga o la postcarga o ambas;
ventricular izquierda por Hipertensión Arte­
^controlará la frecuencia y en general, el rit-
J m o , en orden a lograr un régimen económico rial sistèmica); se forma un mecanismo de
Represa, al no poder expulsar la bomba la
^ para el metabolismo cardiaco; eventualmente
fracción de eyección adecuada, deja un volu-
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-376-
men sistòlico final aumentado que incide 3 - Teoría Ante lograda.- Sea que el pro­
a lo largo del diàstole en un volumen diastó- ceso se inicie en el ventrículo izquierdo o
lico aumentado y determina que la aurícu­ que éste sufra el deterioro de sus funciones
la no pueda vaciar todo su contenido en un sistólicas por bajo gasto, la disminución del
ventrículo lleno, originando un remanso que volumen de expulsión y la caída de la pre­
seguirá “ aguas arriba” por venas, vénulas y sión es detectada por los sensores de las ar­
capilares venosos pulmonares, repletándolos, terias renales, ocasionando una vasocons­
haciendo que ocupen espacios intersticiales y tricción que disminuye el flujo renal desde
elevando la presión hidrostática a términos un 25o/o (normal) hasta un 8 o aún un 5o/o
que igualan y después superan a la presión y baja también la presión en los vasos re­
centrípeta, condicionando la salida de nales aferentes. Este cambio más o menos
líquido y aún de elementos figurados intra- brusco, “ despierta” a las células yuxtaglome-
vasculares a intersticios y a los alveolos rulares productoras de Renina (42), substan­
(Edema Agudo de Pulmón). Lo descrito cia que se vierte al torrente sanguíneo,
explica el encharcamiento de los pulmones donde se une al angiotensinógeno para for­
en la Insuficiencia Cardiaca Izquierda. Si la mar un decapéptido inerte, que es la An-
represa se forma sólo a nivel de corazón
giotensina I, la cual es degradada a dife­
derecho, el encharcamiento repercute en
rentes niveles, pero especialmente, en pul­
todo el sistema, menos en los pulmones, por
plétora en el territorio de las venas cavas y mones, por medio de la enzima Conversora
consiguiente elevación progresiva de la de la Angiotensina I, en Angiotensina II. Es­
presión hidrostática sistèmica. Igualmente si ta misma enzima metaboliza y disminuye
la I.C.I. elevó las resistencias pulmonares la vida útil de la Bradicinina, que es vasodi­
venosas y exigió del ventrículo derecho una latadora. La Angiotensina II es el más pode- ,
mayor presión para vencerlas, este ventrículo roso-vasoconstrictor que produce el organis­
puede desfallecer, volverse incompetente y mo humano, acción mediante la cual,
entrar en I.C.C. He aquí una insuficiencia aumenta las resistencias periféricas ( +Post-
cardiaca derecha causada por insuficiencia carga), eleva la presión arterial y exige un ,
cardiaca izquierda. Al abatirse la función incremento de la ContractiEdad. Además,
ventricular derecha, disminuirá la sintomato­ la Angiotensina II estimula la producción
logia producida por la plétora pulmonar y
de Aldosterona a nivel Suprarrenal, la misma 1
comenzarán a aparecer los signos dependien­
que retiene Sodio, que es ávido de H 20, ,
tes de la plétora venosa sistèmica. La misma
motivo por el cual aumenta la Volemia
represa que al aumentar el volumen de las
cámaras cardiacas las dilata, elonga sus fibras (4- P.recarga).
(
y por las leyes de Starling, (39), fortifica su Creo que al explicar suscintamente
contracción, lleva finalmente a esta estructu­ los mecanismos Retrógrado y Anterógrado *
ra al agotamiento de su reserva y al consi­ de la I. C. y los principales parámetros de |
guiente fracaso, el mismo que determina la función ventricular: Precarga, Postcarga
disminución de la fracción de eyección e
y Contractilidad y Frecuencia, formamos un
inicia el proceso Anterógrado. La falla
círculo secuencial, que más que un círculo^
contráctil que determina la disminución del
volumen de expulsión, moviliza los meca­ repetitivo, constituye una curva voluta que \
nismos homeostáticos para redistribuir el forma espirales cada vez más alejadas de la
flujo y utilizarlo mejor. función normal. Fig. No. 59-1 y 59-2.
www.medibooksnica.net63.net -3 7 7 -

U V HE S TA R U N Q RADIO DE LA CAVIOAO
VENTRICULAR.
VOLEMtA TENSION t5E LA PARED

Volumen biA&iouco 3 PZRlfEWCAi


RES.I&TE.NCIA

PatSiON TELE'J A&m iGA LtY CE LAM.AC&


ftMMO DE LA CAVIDAD
YENTSICULAR..

FUER2f\
C O N TR A C TILID A D
F R E C U E N C IA
FRACCION DE EVF.CC.lON
FR.ACC.10N DE ACO!VfAMie.NTO
PRESION ARTERIAL

Fig. 59-1 Mecanismos Com pensatorios de la Insuficiencia Cardiaca.


La In terp retació n gráfica es cortesía del Dr. José Fiallos.

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■ iina. I . \
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>Állovlfcfc»A.

> Fig. 59-2.


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>HS O Esquem a
'I' Básico
v i Volitili. .
"¿.VeWt'nidi CircttUftrid. de la
íí 02.
~i Í í \ tí.cl\c< Insuficiencia
Yíáuclifl Cardiaca
Ciavicsís
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C. au rícu la. ^ ^-V u K ím lo
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-3 7 8 -

Exponemos un cuadro comparativo de la Sintomatología de los Síndromes: Insuficiencia


Cardiaca Izquierda, Edema Agudo de Pulmón, Insuficiencia Cardiaca Congestiva y Peri­
carditis Constrictiva, para que el lector pueda diferenciarlos fácilmente. Cuadro 59-1

CUADRO No. 59-1

DI AGNOSTICO DI FERENCIAL SINDFSOMATICO

Sintomatología I.C.I. Crónica E. A .P. I. C. C. S. de pick (46)


(Pericardi­
tis Cons­
trictiva)

Disnea +a+-H - + 4-H - 4-a— +-


Ortopnea 4- 4-44-+ - -
Disnea Paroxística
Nocturna + í Antecedente
Asma Cardiaco + + i"í~r - -
Tos Seca + - + +—
Tos Productiva 4- ++++ - -
Espectoración Ocre + - - -
Espectoración Espu­
mosa Asalmonada + 4 -H -
Hemoptisis +- + a+ + - -
Pulso Alternante ++ + - -
Ingurgitación Yugular - - 4-a I N I -
Hepatomegalia - - + a+ + + + ++++
Edemas Periféricos — - +a++++ —+
Pulso de Kusmaul — - — +
Astenia + a+ + + + ++++ + - +-
R3 2 Izquierdo + 2 Izquierdo + 3 Derecho +
Estertores Crepitantes 4 Basales +a+4- 4Basales y As­ - -
cendentes +4-1-1-
Congestión Venocapi-
lar (Cefalización) ++ sNuboso Algo­
donado + 1 1 "1
Edema Intersticial + a-H -H - - -
Edema Alveolar —a+ ++++
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j 0 Leyenda:
Ü I.C.I. Insuficiencia Cardiaca Izquierda + a+ + + + Progresión en la intensidad
| 0 E.A.P. Edema Agudo de Pulmón ++++ Máxima intensidad
| 0 I.C.C. Insuficiencia Cardiaca Congestiva + — Entre que sí y que no
^ + Positividad poco intensa — Negativo

1 Antecedente: Significamos que necesariamente el síntoma o signo antecede al cuadro agudo.


0 2 R3 Izquierdo: Dependiente del ventrículo izquierdo. Se oye sólo en el área mitral.
^ 3 R3 Derecho: Dependiente del ventrículo derecho. Se oye en área tricuspídea.
Estertores Basales: Se oye sólo en bases.
® 4 Basales y Ascendentes: Se oyen de acuerdo a la gravedad del proceso cada vez más hacia
0 arriba.
0 5 Nuboso Algodonado: En la radiografía poste roan te ñor se aprecian los campos pulmo-
nares difuminados y consolidaciones no muy radio—opacas en forma de escarmenado
™ de algodón.

»CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 59-1 ORTOPNEA +-M +


1.— El Edema Agudo de Pulmón aunque
^ puede reconocer otras causas sin embargo DISNEA+-t + +-
j^ e n la mayoría de las veces es un proceso
^ agudo que trasunta la máxima expre-
sión de Insuficiencia Cardiaca Izquierda
• (Fig. 5 9 4 ,5 9 -5).
TOS PRODUCTIVA
El R3 está considerado, cuando se
EXPECTORACION
• l o encuentra en condiciones cardiacas ASALMONADA
0 patológicas como un factor predictivo Y ESPUMOSA
£ ominoso y de gravedad en la Insuficien- ES T ER TO R ES
_ ,cia Cardiaca. Este mismo signo se lo puede Fig. 59-4 Edem a Agudo de pulm ón

^ encontrar en niños o jóvenes asustados,


fe sin cardiopatia (40-41).

^ 3 . — El pulso alternante es raro, pero si


fe existe es signo seguro de I.C.

4 .— Hay otros exámenes complementarios


que pueden certificar el grado de Insufi­
ciencia cardiaca pero que no los inclui­
mos aquí por cuanto sostenemos que en F te- 59-5 RX de Edema Agudo de pulmón
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380-
nuestros países latinoamericanos tenemos CAPITULO 60
que ser cicateros con el gasto y generosos i
con los exámenes que no cuestan o cues­ í
tan menos. D E ST R E Z A S U SA D A S {

Incluimos el cuadro 59-2 para transcribir i


E N L A P A T O L O G IA
los criterios universalmente aceptados para i
establecer el diagnóstico del grado funcio­ C A R D IA C A . i
nal de la Insuficiencia Cardiaca.
I
Consideramos que hay algunas destre-^
zas indispensables en la práctica médica ^
CUADRO No. 59-2
general que tienen relación con este ca-€
.pítulo. Vamos a abordar brevemente su^|
CLASIFICACION FUNCIONAL DEL descripción. ^
DETERIORO PROGRESIVO DE
LA INSUFICIENCIA CARDIACA (45) Veremos en el siguiente orden: Pre- €
sión Venosa—Punción de vena y arteria fe- ^
morales—Punción Subclavia y Yugular—Pun­
La actividad física habitual no causa
ción pericárdica —Maniobras emergentes pa- ^
disnea ni astenia (*ni dolor precor­ ra tratar crisis hipóxicas; para efectuar: Res- ^
dial) piración boca a boca y masaje cardíaco. „
PRESION VENOSA _
]II: La actividad física habitual causa
La sangre “venosa” , fluye hacia laau -^*
disnea, astenia (o dolor precordial*)
rícula derecha por un conjunto de fu e rz a s,^
sin síntomas en el reposo. qtie aunque de escasa eficacia, en c o n ju n to ^
resultan suficientes para vencer la p re s ió n ^
III: La actividad física menor de la ordina­ auricular media (4mm. de HG.). Estas f u e r - ^
ria causa disnea, astenia (o precor- zas son: vis a tergo, (14) co n traccio n es^
dialgia*), sin síntomas en el reposo. musculares y aspiración torácica. La presión
venosa normal oscila entre 80 y 120m m .íí
IV: Disnea, astenia (o pre cordial gia*) (3, 5 , 6 , 11) de agua. . £j
en reposo, incrementadas' por cual­ Algunas son las condiciones que p u e-^ j
quier actividad física. den eíevar la presión venosa: ¿
1.— Esfuerzo muscular: elevación momen- |
tánea de 200 a 300mm. de agua.

*NOTA: La precordialgia graduaría el dete­ 2 .— Trombosis venosa: la elevación se ha-$8


ce por debajo del obstáculo. g |
rioro progresivo de la insuficiencia coro­
naria, no necesariamente acompañada de 3.— Elevación a nivel de la aurícula dere-^a¡
cha por I.C.C. ingurgitación o plétora venosa&ft|
insuficiencia cardiaca. Por tal razón la in­
cluimos entre paréntesis. Esta última es la que más nos in te re s a ^
conocer en cuanto a elevación; pero er>9 jjj
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cuanto a disminución, resulta un paráme­
tro también importante para vigilar Shock
y postoperatorios de enfermos del tórax.
Debe ser efectuada por internos rotativos y
por lo tanto, estar entre lo que puede y
debe hacer el médico general. ( 10).
METODO INCRUENTO: (16)
Es de utilidad, aunque carece de pre­
cisión.
Fig, 60-1 E stim ación de la presión venosa
Se refiere a la estimación más o menos m ediante cam bio de posiciones
grosera de la ingurgitación venosa en las ve­ del m iem bro superior.
nas del dorso de la mano y de la Yugular.
La maniobra consiste en ordenar la
posición de tal manera que cuando la vena
observada, esté:
1.— Por debajo de la Aurícula: tenga más
ingurgitación.
2.— A nivel de la aurícula: menos ingurgi­
tación que cuando está por debajo, y
3.— Sobre la aurícula: no haya ingurgita­
Fig- 60-2 E stim ación de la presión venosa.
ción, sino más bien aplastamiento y colapsa- m ediante la observación de la. Y u­
miento. Fig. 60-1 gular en diferentes posiciones.
Para lograrlos se utilizará la cama de movi­
Se comprende que si las venas obser­ miento o un ayudante que activamente pon­
vadas son las del dorso de la mano, los ga al paciente en la posición que se indique.
pasos anteriores resultan obvios.
METODO CRUENTO: (2, 10, 16, 22). Fig.
Si la observación se hace con la 60-3 y 6 0 4 .
Yugular Externa, se debe inspeccionar al
paciente en posición de cúbito supino y lue­ Instrumental:
go con elevación del tronco hasta 45 grados. 1.— Aguja de venopuntura ajustada a una
Se considera que si hay ingurgitación en jeringuilla.
. esta primera posición es decir hasta los 2 — Tubo de plástico o de vidrio con gra­
45°, es normal. (2,16). Fig. 60-2. duación milimetrada.
Por sobre los 45°, la ingurgitación es 3.— Tubo de goma o de polietileno (adap­
patológica y corresponde a incremento de la tador), para conectar la aguja con el tubo
presión venosa. Progresivamente, se va sen­ milimetrado.
tando cada vez más al paciente hasta que Maniobra:
llegue a los 90°. La presión venosa estará 1.— Se escoge la vena, se desinfecta el sec­
más elevada, cuando más se acerque al án­ tor de piel y se presiona por sobre el sitio
gulo recto. de punción para hacerla resaltar.
Los movimientos del paciente deben 2.— Se pundon a y se introduce un catéter
ser pasivos, es decir, deben ser sin esfuerzo. de polietileno, cuyo extremo distal tiene un
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-3 8 2 -
1.— Otras vías venosas más fácilmente ac­
cesibles ya no lo son, por el efecto inflama­
torio del uso o del abuso, o porque están
ocupadas con venoclisis, o porque están co-
lapsadas (shock).
2.— Cuando se necesite esta vía para exá­
menes especializados como cateterismo dere­
cho con la técnica de Seldinger (15, 19), o
con la misma técnica para extraer sangre en
Fig. 60-3 Charol para m edir la presión ve­ diferentes alturas de la vena Cava (dosifica­
nosa.
ción de catecolaminas en el Feocromocitama,
por ejem.).
NORMAS PARA EFECTUAR LA PUNCION
FEMORAL.
Instrumental:
1.— Jeringuilla descartable con aguja larga
de calibre mediano (18).
2.— Torundas con alcohol yodado.
3.— Tubo, de ensayo esterilizado y tapado.
Técnica:
1.— Se palpa la arteria Femoral por debajo
del pliegue inguinal, a nivel del triángulo de
S carpa. Una vez que se la identifica y a
Fig. 60-4 M edición instrum ental de la pre­
sabiendas de que la vena se encuentra con­
sión venosa.
tigua, pero más hacia dentro (22), se protege
dispositivo para conectar con el tubo mi- con un dedo la arteria, presionándola hacia
limetrado, que tiene una llave de conexión. fuera. Fig. No. 60-7.
3.— Se introduce solución heparinada 2 . - Con la otra mano se introduce la jerin­
(5.000 unidades) en el catéter para evitar guilla cargada con la aguja, tratando a la vez,
que se coagule la sangre. que penetre perpendicularmente a la vena,
4.— Se conecta el tubo milimetrado, pro­ de aspirar con un movimiento del pulgar,
curando colocarlo a nivel de las aurículas. hacia arriba, o utilizando jeringuillas des-
El tubo debe estar perpendicular al plano cartables, con presión negativa.
horizontal. 3 . - A la vez que se siente la penetración
5.— Se abre la vía de conexión y se mide en la vena Femoral, la jeringuilla comienza
hasta donde ha subido la columna, pues esa a llenarse de sangre negruzca (coloración de
es la presión venosa. la sangre venosa).
PUNCION DE VENA FEMORAL : 4 .— Se utilizan las dos manos, para hacer
(7, 15, 19, 24). No es habitual el una mejor y más rápida extracción de la
uso de esta técnica, pero se vuelve indispen­ sangre que se necesite. Se extrae la aguja y
sable cuando: mientras eso se hace, simultáneamente se
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-3 8 3 -

Fig. 60-12 C harol para punción de la arteria


fem oral.

punción arterial, con mandril. Anestesia


local y tubo de ensayo o jeringuilla con pre­
sión negativa.
Fig. 60-7 V/bicación de la vena y separación
m anual de la arteria. Maniobras:
1.— Se dará un sedante al paciente, una
presiona con la otra mano, el sitio de la hora antes y si es necesario se utilizará otro
punción y se mantiene esta presión por unos sedante inyectable en el momento preciso.
dos minutos.
2.— Limpieza y antisepsia de la zona.
5.— Si se ha utilizado jeringuilla al vacío, la
3 — Palpar la arteria Femoral en el triángu­
sangre queda allí misino.
lo de Sc?.tpa, para ubicar el sitio de la pun­
6.— Se lleva la muestra al laboratorio con ción. Se sentirá su latido con el pulpejo ¿e
el respectivo pedido. los dedos índice y medio izquierdos.
PUNCION DE LA ARTERIA FEMORAL 4.— Habón anestésico. (Se puede prescin­
(19,22). dir). Si se lo pone, habrá que hacerlo con
1.— Esta destreza nos sirve para extraer aguja muy delgada, lenta y suavemente a fin
sangre arterial en las ocasiones en las que de evitar el dolor.
se la necesite; como por ejemplo para efec­ 5.— Se toma la jeringuilla con la mano de­
tuar dosificación de gases, Ph, reserva alcali­ recha, o solamente la aguja con mandril y a
na, hemocultivos, además de los que se hacen la vez que se la introduce perpendicularmen­
con sangre venosa. te, en busca de la arteria, con el pulgar se
2.— Nos sirve también para efectuar estu­ tracciona el émbolo. Cuando se traspasa
dios hemodinámicos con cateterismo izquier­ la pared de la arteria se siente la sensación
do; para hacer ateriografías renales, hepá­ de haberlo hecho. Si solamente se ha utili­
ticas, aortografías (19). zado la aguja sin la jéringuilla, esta tiene
Normas para la Punción de A. Femo­ mandril. El momento en el que la aguja es­
ral. tá en la luz de la arteria tiene movimientos
al son de los latidos. Es entonces cuando
Instrumental:
se saca el mandril y se procura tapar la base
1 .— Charol esterilizado con agujas de di­
de la aguja, con el dedo, pues el chorro de
verso calibre y longitud. Fig. 60-12.
sangre sale a presión. Es roja (coloración de
2 .- Jeringuillas descartables. Aguja de sangre arterial).
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- 384 -
Inmediatamente se tom a la muestra,
se la pone en el tubo de ensayo, con las
indicaciones que se dieron para la punción
venosa. El punto de punción, una vez extraí­
da la agujarse presiona fuertem ente por un
tiempo prudencial, a fin de evitar sangrado
y hematoma. En caso necesario se puede de­
jar un apósito compresivo. Igual facilidad
que en las otras punciones, da el uso de
jeringuilla con presión negativa.
FLEBOTOMIA: (4,23).
En algunas circunstancias el médico
tratante ordena: sangría. M uchas veces ten ­ Fig. 60-15 E xtracción de la sangre.
drá que hacerla él mismo. C ortesía del Prof. Dr. Luis Felipe Sánchez. *
Es una indicación pertinente al Edema I
Agudo de Pulmón, en algunas ocasiones y 5 .- El practicante moverá la bolsa suave­
muy frecuente en el Corazón Pulmonar Cró­ mente para mezclar la sangre con la substan- ^
nico. cia anticoagulante que contiene y así evitar (
Instrumental: la coagulación.
1.— Charol con agujas de calibre mediano 6.— Una vez que se extrae la cantidad que
y grande (18—15), torundas, torniquete o se ha programado, se quita la aguja, cuidan­
tensiómetro, jeringuillas, ( 12) anestésico lo­ do de comprimir con una gasa mojada en <
cal, esparadrapo. alcohol yodado el sitio de la punción. ^
7.— Se deja un pequeño apósito compresi­
2 — Bolsas de plástico al vacío, con pre­
vo, se ordena doblar el codo y mantener esa ^
sión negativa en su interior. Son las bolsas
posición un tiempo prudencial para evitar el J
que se utilizan en los bancos de sangre.
sangrado.
Maniobras:
1.— El paciente está recostado en posición Consideraciones a la técnica de flebotomía.
cómoda o en decúbito obligado. 1.— Es conveniente que el paciente ignore
2.— Se escoge la vena que se va a puncionar, las maniobras, es decir que no las vea, pues
se aplica el torniquete sobre la misma y se aumentará su nerviosidad y a más de no co­
ordena al paciente que tenga cerrado el puño laborar, pueden sobrevenir complicaciones
de su mano. molestas, como lipotimias; agravamiento del
E.A. de P., por ejemplo.
3.'— Una vez desinfectado el sitio de la ve-
nopuntura, se punciona la vena elegida con 2.— Se debe rechazar la sangre extraída,
una jeringuilla cargada de una aguja No. 15. por obvias razones. Por lo tanto no se la
Previamente puede haberse puesto un habón utilizará para transfusiones.
anestésico. 3.— Si es posible, se debe preparar al pa- ^
4.— Una vez que sale la sangre se conecta cíente antes de las maniobras. Así en el j
la aguja con la manguera de la bolsa, la cual Edema agudo de Pulmón se habrá puesto |
se mantiene baja, fuera de la vista del pacien­ Morfina (un c.c.), con lo cual habremos ini­
te. Fig. 60-15. ciado el tratam iento de esta emergencia y la 4
I
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sedación producida nos servirá también para
efectuar la flebotomía sin complicaciones. M H H H

PUNCION SUBCLAVIA Y YUGULAR


( 1 ,2 ,8 ,1 2 ,1 8 ) .
El interés de adquirir esta destreza se
fundamenta en el hecho anatómico de la
cercanía de estas venas a la desembocadura
de la vena Cava Superior en la Aurícula De­
recha.
Además, el gran flujo de sangre de la
vena Cava acepta la presencia de la punta
Fig. 60-17 H abón anestésico y ap ertura de la
del catéter por un tiempo mucho mayor
piel.
que el de cualquier vena sistémica. Así
C ortesía del Dr. Wilson Pancho.
mismo, tolera la mezcla con substancias que
provocan flebitis en las otras venas. distender indirectamente la v. Subclavia.
Por estas razones su uso se vuelve indis­ 2.— Embrocación con alcohol yodado en
pensable cuando: una superficie amplia de la piel sobre la
1.— Se necesita prolongar las venoclisis cual se va a hacer la venopunción.
por más de tres días (Hidratación, alimen­ 3.— Ponerse los guantes estériles. Poner un
tación parenteral). habón anestésico.
2.— Cuando se necesita utilizar medicación 4.— Abril- amos dos o tres milímetros de
; intravenosa que produce dolor e inflama­ epidermis con la punta del bisturí o con el
ción en las venas periféricas. Tal es el caso bisel de la punta de la aguja, en el segmento
del uso a larga mano de Penicilina G Sódica medio o proximal de la vena subclavia..
en la Endocarditis Bacteriana, o el uso de Fig. 60-17.
K en las “ Soluciones Polarizantes” . 5.— La dirección de la aguja es hacia la
Como hemos hecho anteriormente va­ fosa supraesternal. El mandril debe estar
mos a exponer dentro de la técnica a seguir; puesto. El punto de referencia es el borde
el instrumental y las maniobras. inferior de la parte media de la clavícula de­
Instrumental: recha. Una vez que se ha introducido unos dos
cm. se saca el mandril y se aspira en busca de
Charol estéril con: guantes, agujas sangre venosa. E n caso positivo, se introdu­
. hipodérmicas, jeringuillas, torundas o gasas
ce un centím etro más con. el mandril nue­
desinfectantes. Equipo descartable de veno- vamente en su sitio, luego se retira nueva­
puntura con catéter incluido. ( 1 ,2 ,8 ) Por- mente dicho mandril y se introduce un caté­
taagujas, agujas cortantes e hilo, apósito y po ter que debe ser blando y cuidando de que
mada antiséptica. su punta sea redondeada y no en bisel. Se
Maniobra: debe avanzar con el catéter hasta la vena Ca­
u1 Lavado de manos y antebrazos con va Superior y calcular que su punta queda
jabón y cepillo (las cosas chicas como gran­ un poco por sobre la desembocadura en la
des y las grandes como chicas). Se pondrá aurícula derecha. Para cumplir mejor este
una almohada debajo de los hombros para objetivo se puede utilizar catéter radiopaco
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-3 8 6 -
y vigilar la maniobra en RX. Fig. 60-18.
6i— No se forzará el paso dél catéter si
hay resistencia. En ese caso, se retirará un
poco y se intentará avanzar nuevamente. Pa­
ra evitar que la punta se introduzca en la
Yugular interna, se doblará la cabeza del pa­
ciente hacia el lado de la punción.
Entre los riesgos que existen se debe Fig. 60-18 Punción Subclavia.
tomar en cuenta la perforación del miocar­ C ortesía del Dr. Wilson Pancho.
dio y la posibilidad de Flebitis. Para evitar
tales complicaciones se hará toda maniobra
con suavidad y con asepsia.
7.— Una vez colocado el catéter en su si­
tio, se retira la aguja, se coloca pomada an-
tibiótica y se fija el catéter con un punto
de hilo fijo a la piel. Luego se pone un apó­
sito.
Pueden utilizarse dispositivos especia­
les o también otras técnicas, como la de la
“punción venosa y arterial bajo control
ultrasónico” . Fig. 60-21.
La otra vena elegible para este tipo
de venoclisis es la yugular Externa, para
cuyo, efecto utilizaremos la misma imple- Fig. 60-21 Punción Subclavia bajo control
ultrasónico.
mentación indicada para la punción Subcla­
via. (Giesy J., Empleo de la vena Yugular
Externa para medir con facilidad la presión
venosa central. (8).
Maniobras:
1.— Paciente en posición Trendelemburg.
2.— Rotación del cuello al lado contrario Fig. 60-22 P unción Yugular. Posición
de la punción. Asepsia y antisepsia adecua­ Cortesía del Dr. Wilson Pancho.
das. Fig. 60-22. que no haga ángulos que puedan dificultar
3.— Se ordena que el paciente haga la ma­ el flujo. En ocasiones se puede tunelizar el
niobra de Valsalva para distender y repletar cateter para llevarlo por detrás del pabellón
la vena Yugular Externa. auricular. Fig. 60-23.
4.— Venopunción y colocación del catéter PUNCION PERICARDICA (9 ,1 3 ,1 7 ).
a nivel de la desembocadura de la .vena Cava Instrumental:
en aurícula derecha. “Chafol de curaciones” en el que se
5.— Se retira los dispositivos descartables, incluye jeringuillas con agujas hipodérmicas
la aguja y se fija el catéter, procurando de diverso calibre y longitud; anestésico lo-
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Fig. 60-24 S itios para la punción pericár­


dica.

cal, solución desinfectante, gasas. Además


se tendrá uno o dos tubos de ensayo-esterili­
zados y con tapa, o jeringuillas con presión
negativa.
Maniobras:
! . - Embrocación o limpieza adecuadas.
2.— Elección del sitio de punción: Fig. 60-25 E jecución de la m aniobra desde
posición A
2.1: Ligeramente por fuera del ápex.
2.2: En el ángulo costoxifoideo.
3.— Habón anestésico en el sitio en el que
se hará la punción. Fig. 60-24.
Puede prescindirse en caso de urgencia.
4.1: Si la vía es la 2.1 (fuera del ápex) se
introduce la aguja en profundidad y hacia
dentro, cuidando de mantener “aspirado” el
émbolo. En el m omento en el que está la
fctRAAtte.
punta en la cavidad pericárdica, se extraerá
una muestra del contenido. Si este es muy Fig. 60-26 E jecución de la m aniobra desde
espeso, habrá que cambiar la aguja con una posición B.
de mayor calibre o inclusive con un trocar, 5.— Tanto con posición y técnica 4.1 o
pues sino, se tapa.la luz y se imposibilitará 4.2 se cuidará de ir por el borde superior de
, el drenaje. Fig. 60-26. las costillas, pues por el borde inferior va el
4.2: Si la vía es la 2.2 (costoxifoidea), la paquete vásculo-nervioso. Así mismo, por
aguja va directamente hacia arriba y con rela­ cualquiera de las vías se hará el drenaje o se
tiva poca profundidad. Fig. 60-6. extraerá la muestra para el laboratorio.
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-3 8 8 -
i
6.— No se hará el drenaje total, pues hay misma que actualmente está seriamente cues­
el riesgo de hemorragia exvacuo, a más de tionada.
que se puede producir dolor por el roce de
2.— Si la aguja pasa el espacio de la cavi­
las superficies deslustradas de las dos hojas
dad pericàrdica y con el bisel roza el corazón
de la serosa.
se produce una sensación de “rascado” que
7.— Se saca la aguja con una mano, com­ sentirá el practicante y eso significará que
primiendo con el pulgar de la otra mano el debe retirar un poco la aguja, pues puede
sitio de la punción. Se deja un pequeño desgarrarse el miocardio. Menos peligroso
apósito. que lo anterior es la introducción de la pun­
8.— Se envía la muestra al laboratorio para ta de la aguja en el músculo cardíaco, aun­
examen citobacteriológico o cualquier otro que, desde luego, hay que retirarla inmedia­
examen que el clínico crea necesario. Todo tamente.
se hará constar en un pedido hecho por es­ RESPIRACION BOCA A BOCA. (3b)
crito.
En caso de paro respiratorio, cualquie­
9.— Si el contenido del derrame es muy ra que fuere su causa, debe ser atendido in­
espeso, grumoso o hemático, se impone la mediatamente, pues si esta condición perma­
pericardiotomía para liberación del derrame nece por más de 3 minutos, puede sobreve­
y la consecuente instalación de un tubo de nir la descerebración o la muerte.
drenaje. Fig. 60-27.
En principio, se buscará la mayor lim­
pieza y permeabilidad de las vías respirato­
rias superiores, mediante: ^
1 .— Posición adecuada: decúbito supino, ^
cara volteada a un lado, mandíbula inferior
ligeramente laxada. Halar leve y suavemente “
la lengua hacia afuera. f
2 . - Si hay secreciones hay que limpiarlas |
con torundas de gasa o succionarlas. ^
Normas para la maniobra: una vez
asegurada la permeabilidad de las vías respi- *
ratonas: |
1.— Directamente boca a boca, o, gasa o |
F'ig. 60-27 T ubo de drenaje postpericarcHo- pañuelo de por medio entre los labios del
tom ía.
donante de aire y los del paciente en paro ™
INDICACIONES
respiratorio. Así mismo se mantendrán ^
1.— Derráme pericárdico cuya naturaleza cerradas las ternillas nasales del paciente. *
quiera determinarse. Fig. 60-29
2 — Taponamiento pericárdico. I
1.1: El que auxilia, toma bastante aire,
CONSIDERACIONES: haciendo una inspiración profunda y lo I
sopla sobre los labios del paciente. |
1.— Se utilizará la misma vía en caso de
emergencia cuando esté indicada la inyec­ 1.2: La maniobra se repite alrededor de 15 |
ción directa de adrenalina en miocardio, la veces por minuto.
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Fig. 60-29 Respiración b oca a boca;

' MASAJE CARDIACO (3b) (20, 21)


Si no se constata pulso ni ruidos car­
diacos, hay que actuar de inmediato con
el Masaje Externo, pues si no se lo efectúa
dentro de los tres primeros minutos, el pa-
i ciente puede descerebrarse.
Las normas son:
1.— Se dará un golpe seco, con el puño,
en el precòrdio.
2.— Si no reacciona, hay que poner al pa-
ciente sobre una superficie dura. (El suelo
Fig. 60-32 M aniobra del masaje.
plano).
1 0 3 .— Con los talones de las manos super- da tres o cuatro masajes cardíacos, se dará
| puestos y cruzados sobre el precordio, el una respiración.
f a c t o r , a horcajadas sobre el paciente, compri R: 1.2: Si hay dos personas disponibles,
¡j0mirá rítmicam ente el tórax sobre 40 veces una dará el masaje y la otra dará la respira­
j^ p o r minuto. Durante la compresión, los ción, pudiendo turnarse en sus funciones
Ir* ventrículos exprimen, es decir, lanzan su cada cierto tiempo, si los paros se prolongan.
@ contenido sanguíneo hacia el árbol circula- Fig. 60-33.
torio. Durante el descanso, cuando se deja
P: 2.— El masaje cardíaco eficaz rom pe
l de aplastar el tórax, se produce la diàstole
costillas?
¡©ventricular. Fig. 60-32.
R: 2.1: Hay que evitar esta complicación,
^E JE R C IC IO DE PREGUNTAS Y RES­ pero el masaje debe ser eficiente y por lo
PUESTAS: tanto la presión impuesta sobre el tórax, lo
j0 P: 1.— Si hay paro cardíaco y respiratorio, necesariamente fuerte.
qué se hace? : R: 2.2: Se ha calculado que cada masaje
kR: 1.1: Si sólo hay una persona, esta tiene envía de 40 a 50 c.c. a la circulación.
ue turnarse en el masaje cardíaco (40 ve­ Se puede palpar pulso. Tal cantidad por m a­
ces por minuto) y la respiración boca a boca saje, asegura la nutrición de corazón y cere­
(15 veces por minuto). Esto significa que ca­ bro, que es lo que en esta emergencia, im-
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390
con paro cardíaco o respiratorio.
5.2: Si el sujeto está descerebrado.

B IB L IO G R A F IA

1.— A nónim o: Cateterism o de la vena Subclavia (


com o m edida de urgencia. “Inform a” . 76:
28—32. ed. Boehringer Sohn, Ingelheim Am i
R heim , 1973.
2.— A nónim o: La punción de la vena subclavia ^
com o m edida de urgencia. “ Inform a” 99: .
26—32, ed. Boehringer Sohn, Ingelheim Am
Rheim 1978. j
3A.— Caceiro, A.: El pulso venoso norm al.
A m orrortu, Buenos Aires, 1942. (
3B.— Chávez Rivera I.: Coma síncope y Shock. |
223—320, Méndez O teo, México, 1970.
4.— De Bakey M.: J. tro p . Med. (Hyg.) 40 : ^
Fig. 60-33 Masaje cardíaco y respiración bo ­ 137, 1973.
ca a boca entre 2 personas.
5.— Flik S.: 2. Kruslauff, 25, 504, 1934.
porta. Por otro lado, la respiración boca a 6.— F rem ont S m ith F.: The role of elongation ^
boca, da suficiente 02 para que se realice la and contraction of th e inferior vena cava,
coincident w ith respiration, in the return ^
hematosis. Está comprobada la eficacia de of blood to the heart. R eport an observa- ,
estos procedimientos para salvar vidas. tion on m an. 9, 432—434, J. Mt. Sinai "
Hosp. 1942. ^
7.— Grandjean, Th.: M icrom étodo para el cate­
P: 3 . - Si no hay un médico, quien hace terism o del corazón derecho. “Triángulo” I
las maniobras? revista Sandoz de Ciencias Médicas, vol. 9
No. 3: 82—90, 1970. (
R: Cualquier persona. Por esta razón,
8.— Giesy, M.: Em pleo de la vena yugular ex- ^
estos primeros auxilios vitales deben ser tem a para m edir con facilidad la presión ve­
conocidos y practicados por estudiantes se­ nosa central. Recursos Prácticos Médico
cundarios, policías, bomberos y en general Quirúrgicos. 16—17, E ditorial para los mé­
dicos Ltda. Bogotá, 1977.
su conocimiento debe ser materia de educa­
9— Goldring D. H ernández A. Jr. y Hartm ann
ción popular.
F. Jr.: Urgencias cardiovasculares en lactan­
P: 4.— Entonces, qué papel hace el médico? tes y niños. T ribuna Médica. Tomo IV,
No. 5: 16—23, 1979.
R: Con mayor razón, el estudiante de me­ 10.— Hitzig W. M.: M easurem ents of. venous
dicina y no se diga, el médico, deberá desem­ pressure: dynam ic m easurem ents; in Luisa-
peñarse con soltura y eficacia. Además estos da, A. A.: E xam ination of the cardiac pa­
tien t 41 Me. Graw—Hill Book Co., New York t
elementos, se transformarán en recursos so­ 1965.
ciales y docentes para transmitir el conoci­
11.— Houssay B.: Fisiología Humana, 4 ta. ed. (
miento y la destreza a la comunidad. 285—287, El A teneo, Buenos Aires 1960.
P: 5.— Hay contraindicaciones? 12.— Lalama M.: A lim entación Intravenosa. T e - *
rapia 2—3: 1 5 1 - 1 7 1 , 1973. ^
R: Si las hay. A saber:
13.— Lees M.H.: H eart F ailure in the N ew born .
5.1: Enfermedad incurable que culmina Infant J. Pediat, 75: 1 3 9 ,1 9 6 9 . t
www.medibooksnica.net63.net -3 9 1 -
14.— M artorell F .: Angiologia 2 d a. ed. 227, Sal- Raza: Los judíos (5, 12) son propensos
vat, Mallorca, 1972.
a la enfermedad de Buerger (Tromboangeítis
15.— M artorell F .: Angiologi'a 2da. ed. 28—30
Salvai, M allorca, 1972.
obliterante).
16.— Ochsner A., an d B urch R.: Norm al blood Edad: La enfermedad de Buerger suele
pressure th e supine p osition, 3, 674 circu­ presentarse en gente joven al igual que el
latio n 1951.
síntoma de “ Raynaud” , en tanto que las
17.— Paul M.H. y Miller R .A .: E x te r n a l e le c tric a l
várices lo hacen en .adultos jóvenes y va pro­
te rm in a tio n o f su p ra v e n tric u la r a rrh y tm ia s
in c o n g e n ita l h e a rt d esease. C irc u la tio n 25: gresando la frecuencia con la edad.
604, 1962.
Las hemorroides afectan más a los
18.— P etzoldt R .: Punciones venosa y arterial
bajo co n tro l ultrasónico: • “ Cardiología
cuarentones (enfermedad del siglo XX: Sodi
actu al” voL 7 No. 3: 8 ,1 9 7 9 . Pallares) (9), más aún si son sedentarios.
19.— Seldinger S .I.: C atheter replacem ent of Es indudable que la ateroesclerosis con
th e needle in percutaneus arteriography: A cualquiera de sus manifestaciones se hace
New technique, acta radiol. 39: 368, 1953. presente cada vez más floridamente cuanto
20.— T haler M.M. y K rause V.M.: Serious T rau­ más avanza la edad.
m a in children after external cardiac massa­
ge. New E ngland J. Med. 267: 500 1962. ANTECEDENTES FAMILIARES :
21.— Thaler M.M. y S tobie G.H.C.: An im proved Resalta la importancia de las enferme­
technique o f external cardiac com pression
in in fan t a n young children. New E ngland dades genéticas, de la propensión individual,
J. Med. 269: 606, 1963. de la sensibilidad, de la alergia y de los facto­
22.— T estu t L. y Jacob O.: T ratado de A n ato ­ res ambientales desencadenantes. Así es
m ía Topográfica, 7m a. ed. 9 89—091, Salvai como la historia familiar de colagenopatías,
Barcelona 1942.
especialmente de vasculitis, ( 1 , 6, 10) de
23.— Till A.: T ransfusión de sangre, de K eynes Diabetes ( 1 ,4 ) o de gota ( 1 ), cobra interés
G. y coL 3 5 9 —391, Aguilar S.A. ediciones
Madrid, 1953. en el criterio médico.
24.— Walker Ph. J .: F o rm a de instaurar rápida­ Entre las enfermedades pasadas, la sí­
m ente el goteo intravenoso cuando el pa­ filis (2) tiene relieve, dadas las consecuencias
ciente no to lera la posición de T rendelen­
vasculares sobrevinicntes. La Filaría es un
burg: R ecursos prácticos m édico quirúrgi­
cos, fascículo 1: 14—15, E ditorial para los antecedente que puede dar la etiología de
m édicos L td a., B ogotá 1977. una línfadenopatía.
En cuanto a los hábitos, nos volvemos
C A P IT U L O 61 a encontrar con el cigarrillo, cuyo número de
unidades consumidas tiene relación directa
con muchas enfermedades cardiovasculares.
S IN T O M A T O L O G IA VA SCU LA R Las profesiones que obligan a estar de
P E R IF E R IC A pie o sentados largas horas o que tienen re­
lación con movimientos trepidantes o hi­
FACTORES PREDISPONENTES: pertrofian-músculos cuya contracción trau­
matiza ciertos vasos, como es el caso de
Sexo: El varón (11) está más predispuesto disminución del flujo de la arteria Subclavia
para cierto tipo de enfermedades arteriales en los pintores de brocha gorda (Síndrome
de Hiperabducción).
como la enfermedad de Buerger; la mujer
multípara, ( 12 ) a las várices y tromboflebitis. En cuanto a las manifestaciones clíni-
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-3 9 2 -
cas que son las que va a recoger la Semiotec-
nia, vamos a procurar agruparlas de acuerdo
a la producción de cuadros agudos o cróni­
cos y desde luego con referencia al territorio
afectado: arterial o venoso. Así mismo hay
síndromes donde es evidente la causa orgá­
nica y otros donde no es demostrable. Tal
situación nos hará dividirlos en afecciones or­
gánicas y funcionales, aunque bien sabemos
que tanto en unas como en otras, habrá com­
ponentes mutuos.
Las causas ( 1 ,2 ,3 ,4 , 6, 8, 10,13) que
provocan las enfermedades vasculares asenta­
rán primariamente en alguna de las estructu­
ras de la pared vascular o en la cobertura ner­
viosa de la misma o en su contenido, la san­
Fig. 61-1 E structura y contenido arterial
gre. Si tenemos en cuenta todas estas anota­
ciones, creemos que será fácil concebir el
criterio con el que vamos a exponer los sín­
Agrupamos la sintomatología en el cua- ^
tomas y signos de estas enfermedades.
d ro 6 1 -l.
61-1.

CUADRO No. 61-1


INSUFICIENCIA ARTERIAL, AGUDA
Qué Examinar Cómo Examinar
1.- Dolor:
1. 1: Generalidades 1.1 Nos remitimos al cuadro No. 3-2 i
que trata el qué y cómo exa­
minar este síntoma.
i
1. .2: Enfriamiento.
i
1. 2: Es síntoma y signo, se pregun­
tará donde siente frío y se refrendará, «
utilizando el dorso de los dedos de la 0
mano y estableciendo comparaciones

con las regiones aledañas. Fig. 61-3.
1. 3: Cenestecias 1. 3: Tiene la sensación de no sen­
tir (se nombrará el miembro afectado)
o le parece “ajeno” ?
*
1. 4: Parestesias 1.. 4: Siente sensación de que le to ­
can o rozan (en el sitio afectado)?
Tiene sensación de calor o de
f r ío ? . continúa.
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LAMINA X V

61-7 Piel gruesa, escamosa. Fig. 61-8A-B. Gangrena. C ortesía


del Dr. F em an d o Naranjo
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LAMINA X V I

c ic a triz a d a . naud.
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...viene Siente debilidad en el sitio


afectado?
1 . 5: Astenia 1.5: Ha perdido la fuerza en (sitio
afectado)?
1 . 6: Torpeza 1. 6 : Realiza correctamente y con
prontitud los movimientos con el (sitio
afectado). Se golpea o tropieza fre­
cuentemente con el (sitio afectado).
1 . 7: Impotencia funcional 1. 7: Puede mover, asentar (el pie)
o coger (con la mano)? Se refrendará
el síntoma, ordenando que mueva el
miembro afectado, o se pare sobre él
o dándole un objeto para que lo tome
en sus manos.
1 . 8: Eritromelalgia 1. 8 : Cambia de coloración alguna
de sus extremidades; se pone colorada
y a la vez siente calor y aún dolor?
Se modifica la molestia cuando intro­
duce la extremidad en agua fría?
1 . 9: Palidez Fig. 63-5 1.9: Se ha puesto pálida alguna de
1 sus extremidades?
i i. 10 : Cianosis distal Fig. 61-6 1. 10: Se ha puesto morada alguna de
sus extremidades?
i. 1 1 : Cambios tróficos 1. 11: La piel del sector afectado se
Fig. 61-7 ha vuelto gruesa? escamosa? , negra? .
Se ha ulcerado?
i. 1 2 : Sabañones 1. 12: Con el frío, el hielo (la helada)
se han formado endurecimientos como
costras que se resquebrajan y duelen?
i. 13: Gangrena Fig. 61-8 1. 13: La parte afectada o la extre­
midad de esa parte, se ha puesto negra,
insensible y aún de mal olor:
i. 14: Livedo reticularis 1. 14: La piel está con redes de pe­
Fig. 61-9 queños vasos que dan una coloración
rosado-violácea y forman un marmo-
reado?
i. 15: Examen del pulso 1. 15: Técnica ya conocida.

i. 16: Soplos 1. 16: Auscultando

Fig. 61-5, 6, 7 y 8 A y B : L ám . X V . Fig. 61-9: L á m . X V I.


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-3 9 4 -
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 61-1 8.— Se deben auscultar, sistemáticamente,
1.— El dolor (3) puede ser muy intenso y las regiones enfermas, en busca de soplos
si es en las extremidades inferiores, inclusive, (aneurisma, estenosis,fístulas arteriovenosas).
impedir la deambulación. La Angiodinografía es un nuevo examen de
2 .- El enfriamiento (3) puede ser medido imagenería Doppler que da imágenes a color
con term ómetro de piel y podríamos, even­ en tiempo real de la corriente sanguínea y de
tualmente, utilizar el examen termográñco la anatomía del sector estudiado (14). Igual­
que hemos de explicar posteriormente. mente la Angeografía por resonancia Magné­
Fig. 61-2. tica. (15).

3 .- La pregunta inicial respecto a la loca­


lización de los síntomas, puede ser general,
a fin de que el mismo paciente, señale los
sectores afectados. Luego se harán preguntas
más directas nombrando la parte afectada
por su nombre.
4 .— La vasodilatación (3) podrá producir
enrojecimiento intenso y dolor. La vasocons­
tricción dará palidez y dolor. La escasa cir­
culación en extremidades y la disminución de
la velocidad circulatoria aumentará el consu­
mo de oxígeno. La diferencia arteriovenosa Fig. 61-3 A preciación de la tem peratura con
el dorso de la m ano.
de 02 aumentará a favor de una disminución
de 02 en la sangre venosa. Esta condición
producirá cianosis distal. B IB L IO G R A F IA
5.— La gangrena (13) será la consecuencia
1.— Datile F . y B e rto lassi C.: C ardiopatia Is­
más temida de la falta de circulación arterial
quém ica. IO, E d . Interm èdica, Buenos Aires,
y se impondrá una acción médica emergente. 1974.
La pérdida de tiem po puede significar la 2.— Becker, S.W. y O berm ayer, M.E.: Derma­
pérdida de un miembro. El reporte debe ser tología y S ifilogía Modernas, 753, Im prenta
directamente al cirujano vascular. Hispano — A m ericana, Barcelona 1945.
3.— Jim énez D íaz, C. y de Rábago P.: T ratado
6 .— A excepción del dolor, cenestecias, de la Práctica M édica, Tom o No. 1, 2da. par­
parestesias, astenia, que son exclusivamente te, 421—437, E ditorial Paz M ontalvo, 1963.
subjetivas, se deberá tomar en cuenta que 4.— L undback, K.: A ngiopatía Diabética: Con- i
todos los demás síntomas son también sig­ ceptos m odernos sobre enfermedades car­
diovasculares. V oi. XLIII, No. 8: 47—52,
nos y deberán ser investigados y refrendados 1974.
por el examinador, mediante los métodos
5.— Me Kusik V.: E nferm edades de la A orta,
tradicionales: inspección, palpación, auscul­ Medicina In te rn a de Harrison, 3ra. ed.,
tación y exámenes complementarios que al 13 68—69, Ed. F o u m ier, México 2 0 ,1 9 6 6 .
final enumeraremos. 6.— MartoreU, F .: Angiologia: Vasculitis
Nodular Esencial. 2da. Ed. 118—119, Salvat,
7.— Hacemos énfasis especial en el examen Mallorca, 1972. '
de los pulsos. Se recomienda revisar el capí­ 7.— MartoreU F .: A ngiologia 2da. éd. 587-590, i
tulo correspondiente. Salvat, M aüorca, 1972.
www.medibooksnica.net63.net —395 —
8.— M artorell F.: A ngiología 1—7, Sal vat, 4.— En ocasiones puede resultar necesario
Mallorca, 1972.
medir con cinta métrica el miembro afecta­
9.— Sodi- Pallares D.: Coronary Insufficiency
do. Quizá las mediciones sucesivas nos darán
The Sickness of the 2 0 th C entury. Diag­
nóstica, N o. 6: 10—11, 1967. la certeza de la hipotrofia muscular.
10.— Sleisenger, M.H.: E nferm edades p o r m ala La claudicación intermitente puede ser
absorción. Medicina Interna de Cécil, L. reproducible y graduable mediante prueba de
13ava ed., 1373, E ditorial Interam ericana,
México, 1972. esfuerzo (3) y conjuntamente con los demás
11.— Stead E. Jr.: E nferm edad Vascular Perifé­
síntomas anotados, se convierte también en
rica: Medicina In tern a de Harrison, 3ra. signo, pues su conocimiento y detalle no
ed. en español, 1372—73, E ditorial F o u r­ sólo se extraerán mediante la anamnesis sino
nier, M éxico,D.F. 1966.
también con el examen físico.
12.— Stead E. Jr.: E nferm edad vascular periférica:
Medicina Interna de Harrison, 3 era. ed. en
español. 1.374—1.378, editorial F ournier,
E X A M E N E S C O M P L E M E N T A R IO S
México, 1966. PARA LAS EN FERM ED A D ES A R ­
13.— Taylor, Ch. B.: Alteraciones M acroscópicas T E R IA L E S .
y m icroscópicas causadas por la ateroescle-
rosis: Cardioangiología de Luisada. Tom o
1 .- PRUEBAS A LA CABECERA DEL
IV. 218—225, Im p ren ta Hispano—Am erica­ PACIENTE.
na, Barcelona, 1960.
1.1: Se aplica un vendaje con venda elástica
desde el extremo distal del miembro (dedos)
hasta la articulación proximal más cercana
C A P IT U L O 6 2 (la rodilla, en el caso del miembro inferior).
Para hacerlo, se levanta el miembro hacia
arriba, con lo cual también se ayuda a dificul­
IN S U F IC IE N C IA A R T E R IA L C R O ­ tar la circulación arterial y se la mantiene
N IC A Y E X . C O M P L E M E N T A R IO S . durante cinco minutos. Finalmente se suel­
ta el vendaje y se observa la coloración del
Resumimos la sintomatología en el
miembro, comparándola con la del otro ( 1 1 ).
cuadro 62-1
(Prueba de Moskowicz).
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 62-1
Interpretación de la prueba:
1 La claudicación intermitente, (4, 7, 8,
9, 10) esencialmente, se presenta con dolor Si hay déficit de circulación arterial, el
de tipo isquémico y como tal, la anamnesis miembro observado está pálido y no recupe­
se procurará hacer no solo con las preguntas ra su coloración normal sino muy tardíam en­
fundamentales que se anotan si no con todas te o parcialmente. Cuando cuelga el miem­
aquellas que constan en el cuadro de anam­ bro, puede ponerse “ azulenco” (8), es de­
nesis general del dolor. cir con tinte cianòtico.
2.— La claudicación intermitente puede ser 1.2: PRUEBA PARA DESCUBRIR EL: SIN
crecientemente progresiva y llegar aún a la DROME DE RAYNAUD
incapacidad total.
Es de suma importancia investigar
3.— El cambio de coloración, desde el epi­ la coloración, pues la palidez y la cianosis
sodio inicial, puede ser progresivo. En todo son signos de mala circulación arterial e hi-
caso se establecerán comparaciones con las poxia tisular. Además recordemos las carac­
zonas vecinas. terísticas principales del síndrome: frialdad,
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«
CUADRO No. 62-1

“INSUFICIENCIA ARTERIAL CRONICA”

Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Claudicación Intermitente 1.1 Cuando hace esfuerzo; camina ,


trota, sube cuestas, le sobreviene
tal dolor que le hace detener la
actividad que estaba realizando?.
1.2 La cantidad de esfuerzo que
desencadena el dolor sigue siendo
igual? o le duele cada vez con
esfuerzo menor.

2. - Cambio segmentario de 2.— Ha notado cambio de colora­


coloración. ción en un segmento de sus
miembros?
3 .- Hipotrofia. 3.— Ha disminuido el volumen de
muscular del sector is­ los músculos del (sector afecta­
quémico. do)? . Ha disminuido la fuerza
muscular en ese sector?
4 .- Trastornos tróficos dis­
tales:
4.1: Esclerodermia 4.1: Ha notado endurecimiento, se
le ha “templado” la piel en la par
te afectada?
4.2: Ulceras cutá­ 4.2: Precisamente en la parte de la
neas. Fig..62-2 extremidad afectada ha sobreve­
nido ulceración.

palidez, a veces cianosis distal, sudoración, Juan de Dios, la mano de una niña de 9 años,
en ocasiones, dedos duros, secos y aún ulce­ se ponía progresivamente blanca, desde la
rados. Fig. 62-4. punta de los dedos hasta la muñeca, como
Pues bien, cuando se sospecha de este si alguien exprimiera la sangre de la mano,
síndrome y está la mano pálida, se la intro­ hasta dejarla sin ella.
duce en agua caliente, donde se puede apre­ Recordemos que a la inversa del Ray­
ciar como va recobrando su color normal. naud, en la Eritromelalgia se produce dolor
( 8 , 10). intenso por vasodilatación distal brusca y
En una ocasión vimos como, durante la sostenida, motivo por el que el paciente se
consulta externa del antiguo Hospital San alivia metiendo la extremidad en agua fría.
www.medibooksnica.net63.net -397
2 .- TERMOGRAFIA: (2 , 6, 14) Es un
método fotográfico con película sensible a
los rayos infrarrojos, m ediante el cual se pue­
de tom ar una fotografía a colores, correspon­
diente a determinada emanación de calor,
que está en directa relación con la circulación
arterial.
Como se puede caer en cuenta, la lec­
tura de una termografía es fácil e indica fiel­
mente cual es o son los vasos afectados.
3 .- ARTERIOGRAFIA : (1 ,5 ,1 3 ) Fig.
No. 62-5.
Mediante punción arterial se puede
canalizar un catéter cuya punta llegue Fig. 62-5. A rteriografía dem ostrando tro m ­
al sitio problema, o antes de él. En el m o­ bosis.

mento apropiado el técnico dispara la subs­ C ortesía del Dr. F ernando Naranjo.

tancia de contraste. Mediante este recurso se 4.— Buerger L.: The circulatory D isturbances of
pueden captar, así como también por medio th e extrem ities, W. B. Saunders Co., Phila­
delphia—L ondon, 1924.
de cine y video, el o los obstáculos que se
5.— Cedeño Cabanilla F .: Angiografía: E stu ­
oponen al progreso del flujo arterial; el o los
dios angiográfícos abdom inales y Periféricos
trombos que están en la luz del vaso. realizados en el D epartaraente de R ad ió le
g)'f. del hospital “ Luis V entaza” : A nales da
4.— Otros métodos que constituyen parte M edicina y Cirugía 3 1 o —3 1 5 , 1 9 7 0 ,
importante del laboratorio vascular moderno G uayaquil.
(1 2 ,1 3 ) son: 6.— F ranke, H.W.: Nuestro Mundo en la T erm o-
im agen: “ In fo rm a” . 103: 13—19, C.II.
— Sistema Doppier, (auxiliar de auscul­ Boehringer Sonhn, Ingelheim am R heim .
tación).
7.— H om ans J.: Circulatory Diseases o f the
— Fonocardiografia. extrem ites, th e MacmiUen Com pany New
— Angiodinografía. Y ork, 1939.
— Angiografía por Resonancia Magnética. 8.— Jim énez D íaz, C. y de Rábago, P.: T ratado
— Carotidograma. de la P ráctica Médica, tom o 1, II p arte .
— Ergometria. 421—4 3 7 , E ditorial Paz Montalvo, 1963.
9.— L eriche F .: Throm boses Arterielles. Physio­
logie P athologique et traitem ent Chirurgical,
M asson & Cie., Editeurs. Paris, 1946.
10.— M artorell, F .: Angiologia. 2da. ed. 20,
B IB L IO G R A F IA 37, 39, 68, 69, Salvat, Mallorca, 1972.
11.— M artorelli F .: Angiologia. 2da. ed. 19,
1.— A rias V .A .: Tesis D octoral: C irugía del Salvat, M allorca, 1972.
dolor. 67, Inst. G. Militar, Quito, 1953. 12.— Raines, J. y T raad, E.: V aloración no Inva-
2.— A nónim o: “ T erm ografía” : G aceta Sanita­ sora de las Enferm edades Vasculares Perifé­
ria, año XXVII, No. 4, 187—188, 1973. ricas: Clínicas Médicas de N orteam érica.
2: 279—2 99, 1980.
3.— Boskis, B.; Lerm an J.;P ero sio , A. y S cattini
M.C.: M anual de E rgom etría y R ehabilita­ 13.— V iam onte, M. Jr.: Imagenología: Rassegna.
ción en cardiología. Pág. 89, ed. científico- 2: 4, 1980.
Técnicas am ericanas, Buenos Aires, 1974. 1 4 — W ood, H .E.: Radiology, 84: 270, 1965.
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-398 -
C A P IT U L O 6 3 Vamos a exponer la sintomatología en
_ ____ los cuadros 63-1,63-2, y 63-3.
IN S U F IC IE N C IA V E N O S A P E R I F E ­
R IC A .

CUADRO No. 63-1

INSUFICIENCIA VENOSA AGUDA


i
Qué Examinar Cómo Examinar
i
1 .- Dolor localizado 1 .- Anamnesis ya conocida. Presio­
nando sobre el sitio de la moles­ i
tia. l
2. - Aumento del grosor del miem­ 2. - Se observará y se comparará los i
bros, p,or debajo del obstáculo. miembros homólogos y se medi­ <
rá con cinta métrica el grosor de
cada miembro. (
<
3 .~ Cambio de color ación: 3 .- Buscando palidez, cianosis, o am­
bas. \á

4 .- i
Aumento de la temperatura local 4 .- Palpando con el dorso de los de­
dos de la mano o refrendando con i
termómetro de piel.
i
(

CONSIDERACIONES A LOS CUADROS


63-1, 63-2, y 63-3.
1.— Estos síndromes de insuficiencia veno­
sa periférica y de insuficiencia circulatoria
linfática afectan casi con exclusividad a los
miembros inferiores (1 ,9 ). Fig. 63-1 T rom boflebitis: M edición del gro­
2.— Los síndromes venosos agudos de Fle- sor de los m iem bros afectados.

botrombosis y Trombobletis (1, 4, 5, 6, 7, 8, 3.— En cuanto a la coloración, si en un sín­


9, 11, 13), se diferencian únicamente por la drome de Tromboflebitis la piel es pálida, la
inflamación. Si,-el trom bo se originó por dolencia venosa se apellida Alba (10,14). Si
causas no inflamatorias y taponó una vena, la coloración de la piel es “azulenca” , es de- *
se trata de Flebotrombosis. Si la causa fue cir, tendiendo a la cianosis, esta se llam a*
la infección y consiguiente inflamación y Cerúlea (2, 3). Tal es el caso de las antigua-f
luego de ella sobrevino el trom bo, se deno­ mente llamadas “infecciones puerperales” ^
mina: Tromboflebitis. Fig. 63-1. con infección pelviana previa y organización
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CUADRO No. 63-2

SINTOMATOLOGIA DE LA INSUFICIENCIA VENOSA CRONICA (VARICES)

Qué Examinar Cómo Examinar


1 .- Dolor muscular 1.- Le duelen los músculos de las pan
torriUas?

2.- Calambres 2. - Le vienen calambres; dánde?

3 .- Paquetes varicosos. 3 .- Se observa cuidadosamente, ha­


ciendo que el paciente descubier­
to, gire sobre si mismo.

4 .- Pigmentación 4 .- Se observa.

5 .- Engrasamiento de la piel. 5 .- Se observa.

6. - Ulceras. 6. - Se observa.
7 .- Eczemas 7 .- Se observa.

8. - Edema blando 8. - Se observa y luego se busca el sig­


no de la fóvea que se impregna al
comprimir con un dedo la piel e-
dematosa.

9 .- Edema Duro. Poiquilodermia. 9 .- Se observa y se palpa (consisten­


cia de uña).

CUADRO No. 63-3

INSUFICIENCIA CIRCULATORIA LINFATICA

Qué Examinar Cómo Examinar

1 .- A umento progresivo del volumen 1.— El paciente refiere espontánea­


del miembro. mente y se observa.

2 .- Paquidermia. 2.— Se observa y se palpa la piel dura


y resquebrajada.
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-400-
de trombos en las venas Ilíacas o Femorales. rentes niveles a fin de controlar el funciona­
Comunmente solo están tom ados los cau­ miento de las válvulas venosas en otros sec­
ces venosos grandes, y por tanto el color de la tores.
piel más bien es pálido. No así cuando se
PRUEBA DE OCHSNER MAHORNER (1, 6, 9
toman los cauces menores a más de los 12).
grandes, en cuyo caso sobreviene el color
azul. Se trata de la Flegmasía Alba Dolens y 1.— El paciente está de pie.
de la Flegmasía Cerúlea dolens (2, 3). 2 . - El examinador, observa las venas va­
ricosas.
4.— Prácticamente la sintomatología se 3.— Se ordena al paciente, caminar hacia
compone de síntomas, que tam bién son sig­ adelante y hacia atrás.
nos. Muchas veces, el paciente contará es­
4.— Se aprecia si se reduce la plétora veno­
pontáneamente su dolencia y el examinador
sa o aún si llega a desaparecer.
tendrá poco trabajo en la anamnesis. A la
vez, todos los síntomas podrán ser observa­ 5.— Se repite la prueba, poniendo un torni-
dos mediante inspección y palpación, con­ queta a nivel de la desembocadura de la Safe-
virtiéndose por tal hecho en signos, tam ­ na Interna, en la parte media y en el 1/3 in­
bién. ferior.
Interpretación:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS PARA
Si el vaciamiento de las várices se
LAS ENFERMEDADES VENOSAS.
observa con el ejercicio cuando el torniquete
1.— Pruebas que se pueden hacer en b con­ está en su máxima altura, significa que la
sulta o a la “ cabecera del paciente” . válvula comunicante entre la Safena Interna y
1.1: PRUEBA DE BRODÍT. TRENDFJ.EMBÜRG la Femoral está insuficiente y así, consecuen­
(1,6,9). Secuencia: temente, se infiere el nivel de las válvulas in­
suficientes que quedan por debajo de la ante­
1.1.1: Paciente en decúbito supino.
rior.
1.1.2: Se levanta el miembro examinado y
PRUEBA PARA INVESTIGAR TROMBOSIS
se da un masaje desde el extremo distal
VENOSA PROFUNDA
(dedos) hasta la raíz del miembro, procu­
rando vaciar los cauces venosos, periféricos. 1.— El paciente está en decúbito supino.
1.1.3: Se pone un torniquete a nivel de la 2.— Se venda el miembro en observación
desembocadura de la vena Safena Interna. desde los dedos hacia arriba, vaciando la
sangre venosa.
1.1.4: El paciente se pone de pie y el ob­
servador ve si las venas que quedaron va­ 3.— Se ordena caminar con el vendaje
cías, se llenan o permanecen exangües. puesto.
1.1.5: Se retira el torniquete y se observa Interpretación:
si los vasos se repletan en menos de 20 se­ €
Si hay trombosis, sobreviene con el
gundos, en cuyo caso se infiere que el torni­ ejercicio un dolor muy fuerte a nivel d e l "
quete estaba haciendo de válvula y que al trom bo, pues este impide el retom o venoso
quitarlo la sangre retrocede y repleta violen­ por la única vía que debería estar libre, pues g
tamente las venas. las venas periféricas están colapsadas con e l ^
1.1.6: Esta prueba se puede repetir a dife­ vendaje. C
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a MANIOBRA PARA BUSCAR EL SIGNO DE
* HOMANS EN LAS FLEBOTROMBOSIS: (1 ,6 ,9 )
i
^ 1 Se observa si el dolor se exacerba con el
^ miembro péndulo estando el paciente en po-
^ sición sentada.
¡I 2.— Se ordena extender el miembro en es-
* tudio. F jf. Signo de Hom ans: Maniobra
I dorsiflexión del pie.
* 3.— Se masajean los músculos de la región
^ problema. Comunmente son los Sóleos. 12.- O chsner, A. M ahom er, H.: Varicose veins,
th e C.V. Mosby Com pany, St. Louis, 1939.
P 4 — Se ordena la dorsiflexión del pie, con
13.— O chsner, A. y de Bakey, M.: T h ro m b o p h le-.
L lo cual se reproduce o se exacerba el dolor. bitis: the role of vasoespasm in the pro­
* Fig. 63-2, d u c tio n of th e clinical m anifestation, Jam a,
114: 117, 1940.
14.— Pérez, M.L.: T ratado de obstetricia 6ta. éd.,
vol II 1088—1092, López & E tchegoyen,
S .R .L ., Buenos Aires, 1951.
B IB L IO G R A F IA

1— Carral R.: Semiología Cardiovascular, 5ta.


ed., 525—531, Editorial Interam ericana, Mé­
xico, 1963.
2— Cywes, S. y Lonw , J.H.: Phlegmasia cerúlea
dolens: successful treated by relieving fas-
ciotoray. Surgery, 51: 1 6 9 ,1 9 6 2 .
3.— De Bakey, M. y Ochsner. A.: Phlegmasia
Cerúlea D olens and gangrene associated
w ith trom bophlefitis, Surgery, 26: 16, 1949 C A P IT U L O 6 4
4.— Favre, M.: La Phlébita “ Fil de F er” . Notes
de pathologie veineuse, La Prensse Médicale,
61: 579, 1953. S IN D R O M E S Y EN FERM ED A D ES
5.— F ogarty, T .J. y Krippachne, W.: C atheter
for venous throm bectom y, Surg. Fym . VA SCU LA RES
obst., 121: 362, 1965.
6.— Jim énez Díaz; C. y de Rábago P.: T ratado Proponemos una clasificación clínica
de la Práctica Médica, tom o 1, II par­ de las vasculopatías, en el cuadro 64-1.
te. 4 3 7 —444,. Editorial Paz M ontalvo, 1963.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 64-1
7.— K rippchne, W.: Catheter technique fo r ve­
nous throm bectom y, Surg. Gyn. & obst., 1.— Si tomamos en cuenta que el sistema
121: 362. 1965. circulatorio está constituido por una red de
Maki, D.G.: Trom boflebitis séptica. T ribu­ distribución (arterias) y una red de recolec­
na M édica, tom o IV, No. 6, 1—7, 1979.
ción (venas), nos vemos obligados a dividir
M artorell F .: Angiología, 2da. ed. 2 30, 282, el estudio de su patología en dos grandes
385, 4 4 2 , Salvat Mallorca, 1972.
sectores. A sí mismo, tenemos que convenir
M artorell F .: Trom boflebitis puerperales.
que el árbol distribuidor o arterial obedece
M edicina Clínica, 5: 243, 1945.
a un juego de presiones y resistencias que
Neuúhof, H.: Trombpsis venosa y Em bolia
P ulm onar, Publicaciones Médicas Janés, Bar­ siguen las leyes de la hidráulica (Hemodina-
celona. 1949. mia). Este territorio está sujeto a comandos
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i

CUADRO No. 64-1 i

Sistema Estructura Sistema Estructura i


1 .- Arterial Pared i
2.— Venoso
2.1 Várices
i
1 .1 : Aneurisma
i
1 .2 : Ateroesclerosis 2.2 Angiomitas
1.3: Enf. de Mockem- 2.3 Fragilidad vascular i
berg. 2.4 Flebotrombosis i
1.4: Vasculitis 2.5 Tromboflebitis A
1.5: Enf. de Takayasu 2.6 Flebitis migrans
Sangre 2.7 Trombosis de la í

1 .6 : Trombosis Subclavia *
1.7: Embolias 3.— Mixto
1 .8: Trombosis intra- *
3.1 Enfermedad de
vascular disemina­
Buerger (Trom- i
da.
boangeítis Oblite­ €
1.9: Sangrados. rante).
Nervios y Humores
i
3.2: Fístulas arteriove-
fl
1 .10: Síndrome de Ray­ nosas (congénitas-
naud (o enferme- . traumá ticas). $
dad).
3.3 Síndrome de Kli­
1.1 1 : Eritromelalgia ppel Trenaunay. 4
1.12 : Sabañones
I
1.13: Ulceras criogené-
«
ticas
«
1.14: Livedo Reticularis
1.15: Robo de la sub­ a
clavia. 0
0
inerviosos, humorales y factores químicos de 2 — Las estructuras que conforman estos^jj
autocontrol a nivel capilar (Substancias vaso- sistemas son esencialmente: paredes de los-J
activas). En cambio el árbol recolector veno­ vasos y contenido sanguíneo (7). En las ar™
so es muy sensible a los estancamientos, pues terias tenemos que tom ar en cuenta al sisteflj
no está hecho ni para vencer resistencias ni ma nervioso, que en determinados m om ento»!
para crear o mantener presiones (7, 9). o estados puede convertir a las arterias en v er-;
Fig. 64-1 y 64-2 daderos nervios (1, 8). (Síndrome de R ay®
. Fig. 6 4 -2 : L á tn . X V I.
www.medibooksnica.net63.net -403 -
festaciones se hacen cuando se “rompen’1’
los vasos arteriales. Este estudio se hará en
los capítulos de anemias, los cuales se reco­
9
mienda revisar.
3
5.— Se puede afirmar que todas las enfer­
m medades sin excepción son psicosomáticas
y si ese terreno pisamos, tenemos que con­
? venir en que las “afecciones m ixtas” podrían
m ser mucho más de las que ponemos en el cua­
dro. Sin embargo, aunque tenem os que to ­
mar muy en cuenta al componente nervioso,
creemos que se pueden hacer las diferencia­
ciones que hemos propuesto, dando la ubica­
ción de la enfermedad de acuerdo al sector
principalmente afectado.
Fig. 64-1 Várices

Cortesía del Dr. Fernando Naranjo.


6 — Realmente es preferible utilizar los
nombres de las enfermedades que hacen men­
® aud). De esto se infiere que los agentes ción a su esencia físiopatológica o al daño
jj^ocivos, llámense infecciones, traumatismos, orgánico establecido, pero el uso nos obliga,
rlisreacciones, colagenosis, hipertrombofilia, a más de la historia, a nombrar ciertas afec­
™ tc., afectan a una de estas estructuras en ciones con el nombre de sus descubridores
p articu la r o a todas ellas. Asi tenemos que o descriptores. Por ello, hacemos una breve
-¿¡.ay afecciones exclusivamente arteriales, co­ referencia a continuación:
mo la arteriosclerosis; exclusivamente venó­
Enfermedad de Takayasu (2, 3) (enfer­
o s , como las várices o mixtas, como la
medad sin pulsos). Es una Panarteritis que
l^rom boangeítis obliterante, que afecta a
afecta más frecuentemente a mujeres jóvenes.
^ > d o el paquete vásculonervioso (4, 5, 10).
Produce estenosis y aneurismas arteriales.
'ó.— En realidad las afecciones “funcionales”
^ > n patrimonio casi exclusivo de las enfer­
m edades arteriales y si meditamos un poco, Enfermedad de Mockemberg ( 6) (calci­
Convendremos en que, en realidad son los ficación de la media arterial). Afecta a las
"e rv io s (vasanervorum) y en general el siste­ personas mayores. No tiene m ayor signifi­
m a nervioso y en ocasiones, los “humores” , cación hemodinámica ni clínica. Fig. 64-3.
ykatecolaminas, serotonina, histamina, acetil Enfermedad de Buerger (1, 2) (Muy
X ilina), los que intervienen directamente en discutida, de etiología desconocida, afecta
disfunciones que darán los síntomas y más a los judíos y fumadores). Compromete
gj>nformarán los síndromes. Es notorio que a arterias, venas y nervios dé un miembro.
las venas no tienen enfermedades netamente
^Incionales.
Síndrome de Klippel Trenaunay: (11,
j— Hemos puesto los “sangrados” , así, en 13) Son fístulas mútiples de origen congè­
neral, dentro de las enfermedades arteriales nito, que comunmente afectan a un solo
bajo el contexto de las afecciones de la miembro, el cual, por motivo de la mayor
tin g r e , porque sus más significativas mani­ irrigación crece más que el otro y adquiere
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-404-

Fig. 64-3 E nferm edad d e M ockemberg


C ortesía del Dr. F em an d o Naranjo.

mayor diámetro. Se ausculta en diversos ni­


veles del miembro afectado el típico soplo
en maquinaria de las fístulas arteriovenosas.
Fig. 64-5.
Fig. 64-6 (Fístulas pulmonares congé-
nitas).

Fig. 64-5 S índrom e de K lippel T renaunay

B IB L IO G R A F IA

1.— Arias V.A.: Cirugía del D olor en nuestro


m edio hospitalario, Tesis D octoral. 18—40,
In stitu to Geográfico Militar. 1953. €
2.— A usten, W.G. y Shaw, R.S.: Surgical treat­ €
m en t of pulseless (Takayasu!s) Disease, the
New England Jo u rn al of Medicine, 270: <1
1 2 2 8 ,1 9 6 4 .
3.— Bereterbide, J.J. y Pereira Torres, R.A.: Al­ Fig. 64-6 F ístu la s arteriovenosas Pulm o na- i
gunos aspectos de la enferm edad sin pulso
(Síndrom e de Takayasu), La Prensa Médica
A rgentina, 52: 1.813, 1065. S .— M artorell F .: A ngiologia 2da. ed. 225—229 *
4.— Buerger, L.: The Circulatory disturbances Salvai M allorca 1972. J
o f the extrem ities, W.B. Saunders Co. Phila­ lo­ M artorell F .: T rom boangeítis obligerant^
d e lp h ia-L o n d o n 1924. fam iliar, M edicina española. 156, 1952. %
5.— Diez, J.: La T rom boangeítis obliterante, l l . — M artorell F . y M onserrat, J.: Atresie Ilia<^|
E l A teneo, Buenos Aires 1934. vein and K lippel—Trenaunay S yndrom e, an- ■
6.'— G oldem berg J. y Olbdm an M.: E nferm eda­ giology, 13: 6: 2 6 5 , Junio, 1962. 0j
des de Mönkeberg, L a Sem ana Médica, 128: 1 2 .— O rban F .: New trends in the treatm en t o£ ^
3 5 9 ,1 9 6 6 . trom boangeiosis (Buerger’s disease), annaM ?
7.— Jim énez D íaz, C. y de Rábago P.: T ratado of the R o y a l CoUege of Surgeons of E n g la n d ^
de la Práctica Médica. T om o I. IlParte. 28: 6 9 ,1 9 6 7 .
4 2 1 —444, Ed. Paz M ontalvo, M adrid, 1963. 1 3 — Zelli, G.P., y M ontori, A.: La Síndrom e cqP
8.— Leriche, R .: La cirugía del d olor 187—191, Klippel T renaum ay, ann. ItaL di chirurgia, 1 ^
Ediciones Morata, Madrid, 1942. 1964. m
Fig. 6 4 -6 A : L á m . X V I.
ggPfQ? www.medibooksnica.net63.net -405 -
m
¡H^APITULO 65 2.— El dolor mamario, ya desde el punto
de vista patológico, depende fundamental­
mente de tres procesos: inflamatorio, infec­
m
P ^ X A M E N DE LA G LA N D U LA cioso y tumoral, guardando diversas caracte-
rísitcas en cuanto a intensidad, tipo, irradia­
S P IlA M A R IA ción, de acuerdo al proceso etiológico cau­
sante. Así, el dolor producido por inflama­
Dentro del examen general del tórax ción o infección como en los casos de masti­
P ^en la mujer, constituye parte im portante el tis o abscesos mamarios, son por lo general
if tx a m e n de la glándula mamaria. En muchas intensos, acompañados de calor y rubor. En
■ g y casiones, la paciente no manifiesta síntomas cambio, en los procesos tumorales, especial­
o signos dependientes de esta glándula ya sea mente si son de naturaleza maligna, el dolor
®©por cierto recelo o porque no se ha dado suele ser de poca intensidad, identificándose
^ '.u e n t a , y sin embargo, un examen rutinario más bien como un malestar o sensación de
glj- ¡ompleto, puede ser m uy beneficioso si se ; peso en la glándula; ocasionalmente puede
descubre, por ejemplo, una formación tumo- ser agudo, interm itente como punzadas.
& -al de tipo maligno, puesto que un diagnós- 3.— Como causa aparente del dolor mama­
^ tico temprano aumenta notablem ente la rio, las pacientes suelen atribuir a la lactan­
^ oportunidad de curación. cia, especialmente por embarazos repetidos.

p Para proceder al interrogatorio y al 4 .— En cuanto a irradiación el dolor ma­


examen físico, tanto el estudiante como el mario puede hacerlo hacia tórax lateral u
55fe hombro respectivo.
E* médico general, debe m antener una actitud
p muy respetuosa, para conseguir de la pacien- 5.— Como síntomas acompañantes, en los
. te el máximo de colaboración, ya que su procesos inflamatorios-infecciosos, aparece
* pudor natural muchas veces dificulta este ti- siempre escalofrío, fiebre alta y mal estado
} po de exploración. general.
k 6.— Referente a las actitudes y decúbitos,
Interrogatorio.— Vamos a proceder interro-
> gando primero los síntomas y entre éstos el el dolor de la glándula mamaria aumenta
I único realmente importante es aquel que se con la presión, razón por la cual la paciente
refiere al dolor, para lo cual referimos al prefiere el decúbito opuesto al lado enfermo.
'fi,Cuadro 3-2, en donde se establece el inte- 7.— El uso de analgésicos y antiinflama­
l^rro g ato rio completo sobre este síntom a y torios, producen remisión parcial del sínto­
^ q u e el estudiante deberá aplicarlo al dolor ma dolor y en muchos casos de procesos le­
al 'mamario. ves, pueden resolver el problema.
Sin embargo de esto, es necesario rea- Los otros puntos sobre la anamnesis
a liz a r las siguientes consideraciones: del dolor del Cuadro 3-2, no tienen aplica­
? ción al dolor mamario, razón por la cual no
^ 1.— Fisiológicamente, el dolor mamario o
, mastodinia es frecuente en adolescentes y hacemos referencia.
13\ J
( ^mujeres jovenes en los días previos a la mens- Examen físico.— Se lo hace fundamental­
) ^truación, acompañándose de un estado de mente en base a la inspección y palpación.
^ te n s ió n mamaria. También es observable du­ El Cuadro 65-1 sintetiza el qué examinar
rante los primeros meses de embarazo. por medio de la inspección:
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de el punto de vista patológico, aumentan de
CUADRO No. 65-1 tamaño en las mastitis, abscesos y tumores. ^
La hipotrofia o atrofia mamaria las obser- {
INSPECCION DE LA
vamos en condiciones fisiológicas en la se-
GLANDULA MAMARIA
nectud y patológicamente en estados de v
hipogonadismo primarios o secundarios. Ex- í
1.— Aspecto general de la mama: cepcionalmente se describen agenesia de ^
glándulas mamarias o glándulas supernume­
1 .1 . - Hipertrofia mamaria
rarias. (
1 .2 . - Hipotrofia mamaria
2.— PieL— En la celulitis, abscesos mama— (
1 .3 .- Simetría rios y en el inicio de un carcinoma inflama- (
torio, la piel presenta el aspecto edematoso
Piel:
y congestivo. La hiperpigmentación espe- 1
2 .1 . - Edematosa ciaimente del pezón y areola, flsiológicamen- ¡
2 .2 . - Congestiva te se aprecia en el embarazo y patológica-
mente en la enfermedad de Adisson (Ver
2 .3 .- Pigmentada
Capítulo de Endocrinología). Las retrae- ‘
2 .4 .- Retracciones de la piel ciones de la piel con la formación de (
2 .5 .- Presencia de máculas, “hoyuelos” es un dato m uy significativo a
pústulas, costras, eczema, etc. favor de un carcinoma mamario y se lo 1
explica por la fibrosis de los ligamentos de
2 .6 . - Presencia de tumor.
Cooper (3). La presencia en la piel de
Pezón: prurito, sensación de quemadura, seguidos 1
3 .1 .- Retracción uni o bilate- de eritema, erosión, mácula, pústula y ezce- i
ral. ma, pueden tener la misma interpretación.

3 .2 .- Inversión uni o bilateral 3:— Pezón.— La retracción uni o bilateral


asi como la inversión uni o bilateral del
3 .3 .- Presencia de secreción:
pezón, se describen como signos inequívocos 1
3.3.1.— Aspecto: sero­ de tum or maligno (carcinoma subareolar) (4).
so, serosanguinolento, La presencia de secreción a través del pezón,
hemático. hace pensar en infección secundaria, aconse­
3.3.2.— Color: blan­ jándose siempre realizar el estudio cito-bac-
quecino, amarillento. teriológico.
PALPACION DE LA GLANDULA
3.3.3.— Olor: inholo-
ro, mal oliente. MAMARIA.-
La palpación de la glándula mamaria
es un tiempo m uy im portante dentro de la
exploración. Se requiere buena luz, manos
CONSIDERACIONES AL CUADRO 6 5 -1 .- tibias y un buen trato a la paciente.
1.— Aspecto general de la glándula.— Fi­ Debe hacerse en posición sentada y en
siológicamente consideradas las glándulas posición supina. Cuando está en posición
mamarias m uy desarrolladas, constituyen sentada, se debe pedir que extienda los bra­
un carácter heredofamiliar importante. Des­ zos hacia adelante y después sobre la cabeza
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¡B p is

¡#¡f

Fig. 65-1 Exploración, de mama: A y B.— Po­


sición sentada. C.— Posición acosta­
da. D.—M aniobra palpatoria. E.—Pal­
pación por cuadrantes.
ÍF ¡g . 65-1 -A-B.). En posición acostada, es (Fig. 65-1-E). El m om ento en que por
^consejado levantar el hombro con una estas maniobras se logre palpar una masa o
Almohada en el lado que se va a examinar, tumor, se deberán reconocer las siguientes
fta l como indica la Fig. 65-1 -Cj características:
ü Se inicia entonces la palpación con la 1.— Si es dolorosa o no la palpación.
jpalma de la mano, ejerciendo, cierta presión 2.— Su consistencia, que puede ser: blan­
v acompañándose de movimientos rotatorios da, suave, renitente, dura, leñosa.
*F ig . 65-1-D). Esta palpación que debe ser
^uave, reconocerá en primer término el teji- 3.— Bien delimitada o mal delimitada.
mamario normal y luego la presencia o 4.— Grado de movilidad o fijeza al músculo
" io de alguna masa tumoral. Se aconseja rea­ pectoral.
l z a r también la exploración por cuadrantes 5.— Fluctuación de la masa tumoral.

LIEGO: 13
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-408 -
Finalmente, deberá completarse la ex-' cuadrante supero-externo de la mama y en la
ploración, • examinando la cavidad axilar zona subareolar. La masa tumoral es dura,
adyacente y la fosa supraclavicular, con el poco dolorosa, no tiene contornos netos, con
objeto de investigar adenopatías. signos de fijación a la aponeurosis pectoral.
Como se podrá observar, la maniobra Entre los tumores pequeños, poten­
palpatoria de la glándula mamaria, tiene co­ cialmente malignos, se describe al Papiloma
mo objetivo primordial el encontrar masa Intracanalicular (alcanzan de 2-4 mm). En
palpable. Cuando la presencia de este tumor forma característica producen secreción araa-
es evidente, es necesario distinguir las carac­ rillo-sanguinolenta;se sitúan en la región cen­
terísticas de benignidad o malignidad. Entre tral subareolar de la mama. Tanto la secre- ^
los primeros, uno de los más frecuentes es el ción como el tumor, tienen remisiones y _
fibroadenoma mamario que afecta predo­ exacerbaciones cíclicas, lo que constituye ™
minantemente a mujeres jóvenes; pueden una característica del papiloma intracana-^
encontrarse una o varias masas lisas, redon­ licular. (2). ^
deadas, de consistencia semejante al caucho, Finalmente, dentro de los procesos ^
de 1 a 5 cmts. de diámetro. Tienen límites infecciosos, tenemos a los abscesos mama-
precisos y no están fijas al tejido mamario rios que ocurren con frecuencia durante la %
circundante. lactancia y pueden ser subcutáneos, intra-^j|
Generalmente se descubren en forma mamarios o retromamarios. Los signos clá- ;
“accidental” en chequeos médicos generales. sicos son: dolor, calor, eritema y tumor. 4j
Algunos fibroadenomas pueden alcanzar EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- E lf j
grandes tamaños como los denominados cuadro 65-2, expone los exámenes com ple-^|
“ cystosarcoma phyllodes” que aparecen en mentarios más útiles:
mujeres de mayor edad; son asimismo, m ó­
viles, redondeados. No aparecen signos de
CUADRO No. 65-2
retracción y a pesar de considerarse benignos,
pueden dar metástasis en el 10-15 por ciento EXAMENES COMPLEMENTARIOS,
de casos (3).
GLANDULA MAMARIA
Otro tumor benigno un poco más fre­
cuente es el quiste mamario o enfermedad 1 .- Mamografía (radiografía glándu­
quística mamaria; aparecen entre los 30 y 40 la mamaria)
años; los quistes pueden ser únicos o múlti­ 2.- Tomografía y Xerografía.
rS
ples y las características palpatorias son muy 3 .- Ecograma
semejantes a lo descrito en los fibroadeno­
mas (3). 4 .- Biopsia
5 .- Citología de secreciones w
Entre los malignos, el carcinoma ma­
mario, es el cáncer más común y las esta­ 6. - Cultivo de secreciones
dísticas señalan que es la causa más común
de muerte entre mujeres entre 35 y 50 años
(4). Aparecen generalmente después de la CONSIDERACIONES AL CUADRO 6 5 -2 .-J
menopausea; existe secreción del pezón, Como se puede observar, los estu d io ^
retracción, dolor y presencia de masa tumo- radiológicos son los más importantes, espe-^
ral. Se presenta con más frecuencia en el cialmente si nos encontramos frente a ur|
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-409 -
^ p ro c e s o tumoral de mama; el simple estudio ble, especialmente si tiene datos que le sugie­
^ d e una placa de mama en incidencia lateral ren malignidad. La biopsia de ganglios saté­
^ ( F ig . 65-2), ya nos puede revelar algunas lites se lo emplea con más frecuencia y per­
^características de un tumor en cuanto a ta ­ mite conocer la estirpe histológica del tumor
maño, profundidad, límites, etc. El ultra- antes de la cirugía radical. Con este mismo
9 sonido se emplea cada vez con mayor fre- objetivo se realiza el estudio citológico de las
A cuencia, por ser un estudio 110 agresivo y que secreciones.
^ e n manos entrenadas, dan datos significati-
El estudio bacteriológico a través de
™ vos sobre las características de una masa tu-
tinciones directas o de cultivo tienen mucha
0 moral.
importancia en los procesos infecciosos pri­
9 La biopsia transoperatoria es la que el mario o secundarios y no hace falta comen­
p cirujano prefiere para ser lo más radical posi- tarios.


CUADRO No. 65-3
i
1 .- SINDROME INFLAMATORIO:
i
SINTOMATOLOGIA: PRODUCIDOS POR:
I
— Dolor — Mastitis
»
— Tumor — Celulitis 1
£
— Calor — Absceso mamario
— Rubor
I
2.- SINDRO VIE TUMORAL:
Benigno: Maligno:
1 Piel de aspecto normal. 1.— Retracción de piel (hoyuelos)
2.— Pezón de aspecto normal 2.— Retracción del pezón, erosión y
secreción.
3 .- Palpación: 3 .- Palpación:
3 .1 .- Tumor circunscrito 3 .1 .- Tumor difuso.
3 .2 .- Consistencia blanda 3 .2 .- Consistencia dura, leñosa.
3 .3 .- Muy doloroso 3 .3 .- Poco doloroso.
3 .4 .- Móvil 3 .4 .- Fija a los planos subya­
centes.
3 .5 .- Rx: caracteres benignos 3 .5 .- Caracteres de malignidad
3 .6 .- Biopsia: Fibroadenoma, 3 .6 .- Biopsia: carcinoma ma­
enfermedad quística, abs­ mario, 0 enfermedad de
ceso. Paget.
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CUARTA PARTE

EXAMEN DEL ABDOMEN Y PELVIS

- EXAMEN DEL ABDOMEN Y PELVIS


Dr. Carlos Guarderai R.

- APARATO URINARIO Y GENITAL MASCULINO


Dr. Víctor A lberto Arias Castillo

- APARATO GENITAL FEMENINO


Dr. Hernán Dávalos Valdivieso
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2.— Ham brick G.W. Jr. D erm atología en Medi­
cina. De tratado de M edicina In tern a de
Harvey A.H., Johns R .J., Owens A.H., Ross
R.S. 19ava edición Cap. 164, Pág. 1596.
E ditorial Interam ericana, México, 1978.
3.— K ittle C.F. E xam en de la glándula m ámaria.
Propedéutica Médica de Major 8va. edición,
Cap. 10, Pág. 226-242. E ditorial Interam eri­
cana, México, 1977.
4.— Owens A.H.Jr. Ejemplos de enferm edades
neoplásicas. De tratado de Medicina Interna
de Harvey A.H., Johns R .J., Owens A.K., l
Ross R.S. 19ava edición. Sección 8, Cap. 66,
Pág. 678, E ditorial Interam ericana, México,
1978.
Fig. 65-2 Mamografía. 5.— Moschella S.L. Manifestaciones cutáneas de
procesos m alignos internos. Clínica de
B IB L IO G R A F IA N orteam érica, Marzo 1975, Pág. 471-477.
E ditorial Interam ericana, México.
.— Barnes H.V. Medicina de adolescentes. De
T ratado de Medicina Interna de Harvey A.H.,
Johns R .J., Owens A.H., Ross R.S., 19ava.e-
dición, S ección 19, Cap. 162, Pág. 1549-
1558. E ditorial Interam ericana, México, 1978
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E X A M E N D E L A B D O M EN
i
, EN C O N JU N T O
i
i
C A P IT U L O N o . 6 6

C O N S ID E R A C IO N E S G E N E R A L E S :
Como sabemos, el abdomen es una gran cavi­
dad que contiene en su interior la más variada
cantidad de visceras pertenecientes a diver­
sos aparatos y sistemas: digestivo, renal,
endocrino, vascular, etc. Se encuentra limi­
tado hacia arriba por el músculo diafragma
Fig. 66-1 Lím ites externos de la cavidad
que lo separa del tórax; por abajo, por el es­
abdominaL
trecho superior que lo separa artificialmente
D iv is ió n to p o g r á f ic a d e l a b d o m e n .
de la cavidad pélvica, con la cual en realidad C a ra a n te r io r .
se continúa para constituir una sola, la cavi­
dad abdominopélvica; por detrás está la
columna lumbar y los músculos lumbares;
por los lados y toda la porción anterior,
costal, y otra inferior que une las espinas
se encuentran los músculos abdominales
ilíacas anterosuperiores. Las verticales son_
transversos, oblicuos y rectos anteriores.
la continuación en el abdomen de las medio-
Estos límites internos no corresponden claviculares que, bordeando el extremo ex
a los que desde la superficie se puede detec­ terno de los rectos anteriores del abdomen,
tar. En efecto, el límite superior está cons­ van a terminar en la parte media del pliegue
tituido por todo el reborde costal y el apén­ inguinal correspondiente. De esta manera se
dice xifoides; mientras que el inferior está dibujan, en la parte media, el epigastrio, el
constituido por las crestas ilíacas, los plie­ mesogastrio y el hipogastrio; a cada lado, el
gues inguinales y el borde superior del pubis. hipocondrio cubierto por las costillas, el
La proyección del límite interior y superior flanco o vacío y la fosa ih'aca.
en la pared costal está dada por una línea La pared posterior, Fig. 66-3, suele
que partiendo de la base del apéndice xifoi­ dividirse en regiones mediante una línea
des termina a la altura de la séptima vérte­ superior que bordea el arco costal y otra in­
bra dorsal Fig. 66-1. ferior que sigue las crestas ilíacas y borde
TOPOGRAFIA ABDOMINAL. Fig. 66-1, superior del sacro. Las verticales son dos que
Con el objeto de facilitar el estudio del abdo­ parten del extremo Ubre de las 12 as. costi­
men y su contenido, se acostumbra a dividir llas y se extienden hasta las crestas ilíacas,
las paredes abdominales.en regiones, por me­ y una que sigue a las apófisis espinosas de la
dio de líneas convencionales horizontales y columna lumbar. Así se obtiene cuatro re­
verticales. Así, en la pared anterior se descri­ giones: dos lumbares internas o renales, y
ben dos líneas horizontales: una superior dos lumbares externas que se continúan ha­
* que bordea a la parte más inferior del arco cia adelante con los flancos.
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CUADRO No. 66-1

PROYECCION DE LAS VISCERAS ABDOMINALES EN LA PARED. Fig. 66-4

1 .- EPIGASTRIO: 2. - MESOGASTRIO:
1.1: Hígado: lóbulo izquierdo 2.1: Estómago: Parte inferior
y parte del derecho. del cuerpo.
1.2: Estómago: Parte del cuer­ 2.2: Duodeno: Parte de la 2a.,
po, antro y canal pilórico. 3 a. y 4a. porciones.
1.3: Duodeno: Bulbo y parte 2.3: Yeyuno Ileon: Muchas -
de la segunda porción asas.
1.4: Vesícula biliar. 2.4: Transverso: 1/3 medio.
1.5: Páncreas: Parte de la cabe­ 2.5: Páncreas: Parte inferior de
za y cuerpo. la cabeza.
1.6: Grandes v^os: Aorta y ca­ 2.6: Pelvis renales y parte supe­
va inferior. rior de ureteres.
1.7: Plexo celíaco. 2.7: Mesenterio.

3 .- HIPOGASTRIO: 2.8: Aorta y cava inferior.

3.1: Vejiga y parte inferior de uré­ 4 .- HIPOCONDRIO DERECHO:


teres. 4.1: Hígado: lóbulo derecho.
3.2: Utero crecido en las muje­ 4.2: Angulo hepático del colon.
res.
4.3: Riñón derecho, parte supe­
3.3: Intestino delgado, parte in­ rior.
ferior
4.4: Cápsula suprarrenal derecha
3.4: Sigma.
6.- FOSA ILIACA DERECHA:
5 .- FLANCO DERECHO:
6.1 Ciego
5.1: Colon ascendente
6.2 Apéndice.
5.2: Riñón derecho, parte in­
ferior. 6.3 Ileon terminal.
6.4 Psoas derecho.
7 .- HIPOCONDRIO IZQUIERDO:
6.5 Ovario y anexos derechos.
7.1: Fondo del estómago.
7.2: Angulo esplénico del colon. 8. - FLANCO IZQUIERDO
8.1: Colon descendente
7.3: Bazo
7.4: Cola del páncreas. 9 .- FOSA ILIACA IZQUIERDA:
7.5: Riñón y glándula suprarre-. 9.1: Sigma
nal izquierdos. 9.2: Ovario y anexos izquierdos.
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iP

Fig. 66-4 Proyección de las visceras en el


abdomen.
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C A P IT U L O 67
i
IN S P E C C IO N D E L A B D O M E N
«
4
IN S P E C C IO N : Su técnica exige el cumpli-^j
miento de las normas generales propuestas^
para la inspección de cualquier parte del cuer- ,
po, anotadas en otra parte. Hoy sólo a ñ a -4
diremos, que la iluminación debe ser frontalfij
y tangencial, lo misino que la forma de m ira r^
del médico, pues hay que recalcar que m u -4
chas veces la observación tangencial p erm ite^
reparar en detalles que no pudieron s e r^
detectados en la visión de frente. Por o tr a *
Fig. 66-3 División topográfica del abdom en.
Cara posterior parte, es recomendable hacer la inspecciónfj
con el paciente acostado en decúbito dorsal^j
y en la posición de pie. J
Se recomienda al estudiante dibujar
estas líneas, con un esferográfico cualquiera QUE EXAMINAR: El cuadro No. 67-1, n o s "
o un lápiz dermográfico, en personas de dife­ resume que es lo que debemos tener en cuen-4
rente biotipo morfológico, con el objeto de ta al momento de realizar la inspección. a
que se acostumbre a reconocer en el vivo las
diferentes regiones descritas. CONSIDERACIONES AL CUADRO No?
6 7 - 1 El abiIfirnejiXi.QmirÍL Tanto en hoir^
La división topográfica del abdomen
.bres como en mujeres, el abdomen tiene 1:
tiene significativo valor semiológico. Ya en
f o rm a Hp im n .9 itálica^ cuando se lo mira de’
la primera parte de este libro, al referirnos
.psdüL Fig. 67-1, un tanto deprimido en e
al estudio del dolor en general, hemos hecho
epigastrio y ligeramente abombado del meso
notar su significado. Pero su valor se desta­
gastrio para abajo. Cuando se lo mira de"
ca más todavía cuando se trata de localizar
frente, Fig. 67-2, se observa que los arco;
la probable viscera enferma de un trastorno
costales forman en el medio un ángulo agud
estructural macroscópico, que puede ser re­
abierto hacia abajo, en el cual hace de vérti-J
conocido mediante el empleo de cualquiera
ce el apéndice xifoides; la línea media corres"
de las técnicas clásicas del examen físico.
ponde a la línea alba, interrumpida aproxi
Por todo lo que antecede enumerare­ madamente en el centro del abdomen por e
mos en el cuadro No. 66-1, las visceras abdo­ ombligo, cuya depresión es fácilmente reco­
minales que se proyectan en las distintas re­ nocible; a los lados de la línea media, en lo
giones. hombres de musculatura bien conformada
Luego de estas consideraciones genera­ hacen relieve los rectos anteriores del abdo­
les conviene anotar que el examen físico del men ; hacia abajo se aprecian los pliegue:
abdomen en conjunto se debe hacer siguien­ inguinales_que^ parten de las espinas ilíaca:
do los tiempos clásicos del examen médico, •anterosuperiores y terminan en el pubis; so'
es decir: inspección, palpación, percusión y bre este último se encuentra el vello pubiano1
auscultación. cuya distribución distinta en el hombre y h
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CUADRO No. 67-1 |

QUE EXAMINAR EN LA IT>JSPECCION ABDOMINAL


/'
1.- El abdomen normal: 1 .1 : Forma
y
1 .2 : Puntos anatómicos de referencia
1.3: La piel
1.4: Movimientos respiratorios

2.- Abombamientos difusos: 2 .1 : Obeso o globuloso


2 .2 : En delantal
2.3: En alforja
2.4: Por meteorismo
2.5; Ascíticó
2 .6 : Embarazo

3.- Abombamientos circunscritos 3.1: Meteorismo localizado por obs­


trucciones.
3.2: Visceromegalias
3.3: Tumores y quistes
3.4: Hernias
3.5: Event raciones

4 .- Abdomen excavado 4.1: Meningitis


4.2: Caquéctico

5 .- Trastornos de la piel 5.1: Cambios de color


5.2: Exantemas
5.3: Púrpuras y equimosis
5.4: Edema
5.5: Estrías atróflcas
5.6: Distribución del pelo

6. - Redes venosas 6.1 : Por obstrucciones de la cava


6.2 : Por obstrucción de la porta

7 .- Movimientos de reptación 7.1: Gástricos


7.2: Intestinales
8. - Cambios respiratorios
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-416-
mujer, hacen un carácter sexual diferencial;
nótese además que los flancos son ligeramen
te cóncavos hacia afuera.
x.. ,^":í-.;':\í’.r “
La piel es de un color que guarda ar­
monía con la del resto del cuerpo. En con­
junto, la parte superior del abdomen, espe-f
K;J¡¡B t® lí cialmente el epigastrio, se encuentra ac tiv a d o ^ !
por movimientos respiratorios que lo a b o m - *
ban discretamente durante la inspiración
lo deprimen durante la espiración. Igualn
mente, sobre el epigastrio, algunas ocasio­
nes puede descubrirse un discreto latido, que
Fig. 67-1 A bdom en visto de perfil más se lo ve que se lo toca, y que correspon-l
de al transmitido por la aorta.
En los individuos pícnicos el ab domeña
^ n o r m a l puede ser un tanto abombado, con^
predominio del abdomen sobre el tórax.,y el
ángulo epigástrico más abierto; mientras que
el longilíneo presenta un abdomen excavado "
con ángulo epigástrico más agudo y predo-"
minio del tórax sobre el abdomen.

2. - Abombamientos difusos.— En hom­


bres y mujeres obesos, es decir, que
acumulado grandes cant idades de grasa.sub­
cutánea abdominal, puede verse un abdomen
globuloso. Fig- 10 -1, que puede asociars
más tarde ji una pérdida de la tonicidad de 1
m usculatura de las_ paredes, lo cual hace que
el .abombam iento se haga preferentemente en'
la parte baja del abdomen, (Abdomen e
alforja); pero cuando el depósito de grasa
. s e acentúa, entonces cae como un enorme
\A pliegue que puede llegar a cubrir los genita
^ l e s , dando origen al llamado yifint.re-en ddfln-^
-tal, Fig. 10-1. E rulosjneteorismos acentúa- <3
dos^-Puede,noJarse_un. abombamiento difusc
que_algunas_ocasjo.nes_puede _dib uj ar_en Ja
pare.d_eLjnatco_colónicq; puede verse en las^
obstrucciones bajas del intestino grueso
cuando hay trastornos en la difusión, produc-j
ción o absorción de los gases, (1 ) este abdoí
men es reconocido después por el timpanis-
Fig. • 67-2 Abdomen visto de frente mo que produce a la percusión y porque
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desaparece con la apertura de la luz intesti­
nal y la expulsión de los gases o el mejora­
miento de la motilidad intestinal.

Otro abombamiento que term ina sien­


do difuso es el del embarazo Fig. 67-5,
cuya descripción la haremos en el capítulo
de la ginecología, pero que lo menciona­
mos aquí, porque sobre todo al estudiante
puede serle motivo de confusión con abom­
bamientos de otra naturaleza:: Un abomba­
miento difuso muy frecuente suele ser el de
la ascitis, es decir, el de la presencia de
líquido en la cavidad abdominal que, cuan­ Fig. 67-5 A bom bam iento difuso del em ba­
razo.
do es m uy abundante, puede ser tan notable
como el de la Fig. 67-6. En las ascitis media­
nas el abombamiento es más discreto, con la
circunstancia de que, en decúbito dorsal, al
irse el líquido hacia los flancos por acción
de la gravedad, los distiende y los transforma
de cóncavos en convexos, Fig. 67-7; además
la presión del líquido puede protruir el om­
bligo, que sumado a la observación de redes
venosas dilatadas, completan el cuadro típico
de la ascitis; claro que también puede obser­
varse cambios en el aspecto de la piel del
abdomen, pero esto lo anotaremos más ade­
lante. Alguna vez, el abombamiento de un
abdomen ascítico puede ser confundido con o
el que produce un quiste gigante de ovario.
Fig. 67-8.
Abombamientos circunscritos: Muchas veces
se observa como las obstrucciones intestina­
les producen inicialmente abombamientos lo­
calizados por meteorismo en la porción su-
praestenótica que eleva la pared abdominal
correspondiente a dicha zona: en estas cir­
cunstancias puede verse, durante la fase de
lucha de la obstrucción, movimientos de rep-
tación que corresponden a las intensas con­
tracciones peristálticas del segmento intesti­
n a l supraestenótico que pretenden vencer el
m obstáculo (2,3). En la fase de distensión,
es decir, en la cual el intestino ha dejado de Fig. 67-6 Abdomen ascítico
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-418-

Fig. 67-7 Abdom en ascítico.— Flancos con­


vexos.

Fig. 67-8A A: A bom bam iento epigástrico por


Ca. de estómago.
B: Abom bam iento hipogastrico
por tum or oválico (Q uiste).

también a las hernias y a las eventraciones,


aunque su estudio más prolijo lo haremos a
propósito de la palpación.
4.— Excavaciones: Tienen menos impor=
ta n d a diagnóstica, pero mencionamos a las de
las personas muy enflaquecidas, Fig. 67-9; y al
abdomen excavado de las meningitis, produ­
Fig. 67-8 A bom bam iento difuso del abdo­ cido por la contracción de los músculos
m en p o r quiste gigante del ovario. abdominales (4) . ^ * ^ ^ -
contraerse enérgicamente, el abombamiento 5.— Trastornos de la piel: De manera muy
puede invadir zonas más extensas. Cuando sensible se manifiestan en la piel la pali-
la obstrucción es alta, afectando al duodeno dez de las anemias, el color amarillo de
o al píloro, el fenómeno que acabamos de las-ictejicias, Fig. 14- 5; las manchasjmelá;
describir puede afectar sólo al epigastrio. nicas, de la enfermedad—de-A ddison, Fig.
Por otra parte, muchas visceromegalias pue­ 14-6 ; las . máculas características de varias
den abombar la zona correspondiente;asilo enfermedades de la infancia como el_saram- É
hacen la hepatomegalia, la esplenomegalia, p ió n J a rubéola, y la-escarlatina; son carac-^j
los quistes de ovario, etc., y los grandes tu­ terísticas en la parte_haja_del -abdomen-las 1
mores y quistes. Fig. 67-8A. Mencionamos manchas .petequiales de la fiebre—tifoidea, f
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Fig. 67-14 E strías atróficas

muslos y son inicialménte de color violá­


ceo. Fig. 14-18
E n ja s grandes, distensiones dcl.ab d o- (
men puede verse además una p ie liiu a y bri-

ticos,Ja_pieip.uede_e5tari£deinaí.osa, de aspec­
to de Q.isíiaia_dc__LQii\Qja, es docir, gmesa_v
coa los poros distendidos, y que ?1 presión;.,
la cor? el dedo, deja fobea, Fig. 67-16.
También puede descubrirse en la pared
abdominal cicatrices operatorias, que son el
recuerdo visible de pasadas intervenciones
quirúrgicas. Fig. 67-17.

Fig. 67-9 A: A bdom en excavado por enfla­


quecim iento. B: A bdom en exca­
vado en las m eningitis.

En los trastornos de la coagula-


ción pueden observarse las^íLt&q.uias_yJas
equimosis. A lJinal-del-em barazo y luego
del parto se ven las asirías_atr_óflc.as, que son
huellas indelebles, por ruptura de las fibras
elásticas de la piel debido a la distensión;
también se producen en los abdómenes de los
obesos y asciticos, Fig. 67-14; en el Cushin^ j '
también se producen estas estrías, que pue­
den asentar además en la parte alta de los Fig. 67-16 Edema de la piel del abdomen
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420

COLECIS-gECTOMIA

. *
RARA e ED IA J

APEN
TOPÍÍA

Fig. 67-17 Cicatrices abdom inales m ás fre­


cuentes p o r intervenciones qui­
rúrgicas.

6.— Redes venosas: Siempre que haya


hipertensión venosa en el territorio de la vena
cava inferior o en la vena, porta, pueden di­
latarse las venas subcutáneas del abdomen,
lo cual traduce simplemente que e! retom o
venoso se encuentra dificultado, obligando
a que la sangre se encharque en las venas,
dilatándolas, o a que busque otras vías de CIRCULACION PótlTO-
retomo, sobrecargando dichas venas. Aunque CAVA SUPERIOR
a propósito de la ascitis hablaremos más ex­ A
tensamente de toda la circulación colateral
que se presenta en estos casos, por el momen­
to sólo señalaremos la circulación venosa
superficial. La Fig. 67-18, nos deja ver en
la red de derivación porto-cava superior.
escencialmente_.ab-dominal. superior y en la
que se comprueba que el flujo sanguíneo
se hace_de_abajQÍiacia. arr.iba; e n ü , se .observa
la derivación porto-cava inferior esencial­
mente abdom m aU nfejio r y cuyo flujo se
hac£_de_amb.aJhacia~abaja; en C, se aprecia
una_dsri.y-adón -.mixta,, en la cual la sangre
fluye tanto hacia arriba como hacia abaio: v CIRCULACION
MIXTA CAVA - CAVA
en D, vemos la derivación—cava=ca-va,_qu^
afecta espe.cialmente_a. las venas laterales del
c
abdomen y cuyo_flujo_se.hace de.abajo hacia
arriba.. Fig. 67-18 Circulación venosa superficial
rwww.medibooksnica.net63.net -421 -
^ Recuérdese con este motivo, que la C A P IT U L O 6 8
| técnica para reconocer la dirección de la
. circulación sanguínea es la misma que em­
pleamos en la vena yugular extema, es de- L A P A L P A C IO N D E L A B D O M E N
| cir, presionando la vena con los dedos inffi.-
ces_y_luego._sepaxándolos--uno.,de_otrQ, sin P A L P A C IO N : Sobre la técnica general de
dejar-de-presionar. la ..vena ; luego-se-levaata la palpación ya hemos hablado en otra parte.
un dedo y se observa si la vena se llena de Ahora sólo insistiremos en la necesidád de
sangre o no: si lo hace, se determina en que procurar que el paciente esté tranquilo,
dii£pcÍQiUp_hizQ, Fig. 23-16. cómodamente acostado o sentado según el
7.— Movimientos de reptación.— Ya han caso, de manera que sus músculos abdomina­
sido mencionados como la percepción vi­ les se encuentren relajados. Las manos del
sual de los movimientos peristálticos del médico deben estar calientes, y sus manio­
estómago o del intestino, aumentados de bras palpatorias deben ser como una caricia:
intensidad al querer vencer un obstáculo suaves, pero sostenidas.
situado delante de ellos, es decir, pueden
La palpación es un tiempo del examen
verse en las obstrucciones pilóricas ^S índro­
médico que en el abdomen rinde muchos be­
me pilórico), y en las intestinales respecti­
neficios cuando es correctamente realizada,
vamente.
pues con ella se puede reconocer no sola­
I 8.— Cambios respiratorios.— Las ocupacio- mente muchas alteraciones de la pared sino
| nes abdominales por_^scitis_o_grandesJinno- también del contenido abdominal, pudiendo
^ res pueden i.ntensificarja resp.ir.ación_LQráci- llegar, en los abdómenes flácidos, hasta la
• ca,..en las mujeres; y en los hombres jnyerlirk, columna lumbar y grandes vasos de la región.
|) e s ’decir, transformarla_de_tóraco-abdominal Sin embargo, su aprendizaje debe estar
h en_torácica. dirigido no sólo al reconocimiento del qué
palpar sino tam bién del cómo hacerlo, hasta
que el desarrollo de sus habilidades manuales
y la interpretación justa de los datos que
B IB L IO G R A F IA está recogiendo se conviertan en un hábito
que le permitan alcanzar el objetivo, ésto es,
i.— Bond, J.H ., an d L eviti, M.D.: Meterorismo que al término del proceso de enseñanza-
y gases intestinales. Clinica Med. de N or­ aprendizaje Ud. sea capaz de reconocer e in­
team érica, 1 /1 9 7 8 : 161—169, 1978. terpretar toda la información que la palpa­
2 — S uios, J .: Sem iología m édica y técnica ción puede proporcionarle.
exploratorio. 5a. E d. p.p. 384. Salvat,
Barcelona, 1973. Por seguir un orden que nos parece
3— W atson, D.W.. S odem an, W.A., Jr.: Intesti­ práctico, primero describiremos el examen
no delgado. E n S o d em an W.A.Jr.: F isiopa­ palpatorio del abdom en en general, para lue­
tologia Clínica. 5a. E d ., cap. 26, p.p. 70 4 .
go hacerlo de su contenido, órgano por órga­
Interam ericana, M éxico, 1978.
no, normal y patológico.
4.- W einstein, L ., S w artz, M.N.: Cambios fisio-
patológicos depen d ien tes de la localización El cuadro No. 68-1, nos resume que es
de infecciones en órganos específicos. En lo que debemos examinar, palpatoriamente,
Sodem an W.A., Jr.: Fisiopatologia Clínica.
5a. E d., cap. 21, p.p. 476 Interam ericana, del abdomen en general y de los cambios de
México 1978. sus paredes. El cdmo hacerlo es objeto de
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-422-

CUADRO No. 68-1

PALPACION DEL ABDOMEN EN CONJUNTO

QUE EXAMINAR

1 .- Tensión abdominal 1 .1 : Normal


1 .2 : Hipertonía
1.3: Hipotonía

2.- Sensibilidad 2 .1 : Hiperestesia cutánea

3 .- Espesor de la pared 3.1: Depósito graso


3.2: Edema de la pared

4 .- Abovedamientos • 4.1: De la pared o del' interior de la


cavidad

5 .- Soluciones de continuidad 5.1: Hernias


5.2: Diastasis ^
5.3: Eventraciones

6. - Puntos dolorosos

_ __ _________ ___

una descripción más detallada a lo largo del Para su examen el enfermo debe estar
texto. en decúbito dorsal, sereno y con su mente
dirigida hacia otra cosa que el médico deli­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. beradamente le orienta con preguntas o
68-1: COMO EXAMINAR.— conversaciones; esto tiene por objeto evitar
1.— TENSION ABDOMINAL: Es la resisten­ que el paciente contraiga voluntariamente los
cia que ofrece el abdomen a dejarse deprimir músculos abdominales, lo cual da una falsa
por la mano del examinador, y es la resultan­ impresión de hipertonía patológica. Por su (
te de la interacción de dos fuerzas que se parte, el médico, debe colocar sus manos
oponen: una, interior,- de tipo expansivo y de plano sobre el abdomen, a cada lado de la (
que depende de las visceras; y otra, exterior, línea media y con sus dedos dirigidos hacia <
que mantiene a los órganos dentro de la ca­ arriba, Fig. 68-1 . Una vez examinado un si­
vidad y que proviene de la pared abdominal. tio debe hacerlo en otro, hasta tener la cer­
En consecuencia, las variaciones de la tensión teza de haberlo hecho en toda la superficie]
abdominal dependerán de las que a su vez de la pared abdominal. La maniobra propia-’j
sufran las estructuras del continente o del mente dicha, que reconoce el grado de ten­
contenido o de ambos al mismo tiempo. sión abdominal, es muy sencilla, pues consis-1
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visceral que en forma refleja determinan
contracturas localizadas en el área dermató-
mica que le corresponde. Suele ser perma­
nente, es decir, ya se encontraba antes del
examen, persiste durante él y después del
mismo. Ejemplos típicos de esta forma de

recha en la colecistitis aguda; (6) la_de__la(^


fosa-ilíaca derecha, en la apendicitis-aguda
perforada (3), la del epigastrio, en la-perfo.-

todo el abdomen en los casos de peritonitis


difu.sa.aguda (5).
Fig. 68-1 Exam en de la tensión abdom inal

Es interesante anotar aquí que, cuan­


te en presionar suavemente la pared con los
do el peritoneo parietal está inflamado,
pulpejos de los dedos que hoy se flexionan
a la contractura muscular refleja de la zona
a la altura de la articulación metacarpo-falán-
correspondiente, suele sumarse un signo va­
gica; primero se hace con la una mano y lue­
lioso, llamado de Blumberg. que se caracte- .t
go con la otra alternativamente.
riza por presentar dolor-el-m om ento-de-la ^
Normalmente la tensión abdominal es dife­ descompresión—brusca—de—la-parejd.jq.ua_5>?.
rente según las regiones, así: sobre los rec- haUaL..spbre Ja_ZQü2L_afectada. Se lo busca
, tos es mayor que sobre los flancos; en la comprimiendo la pared comprometida con
fosa ilíaca derecha, por el ciego dilatado, el dedo medio que cae perpendiculanneu-
' que en la izquierda. Aumenta durante la ins­ te sobre ella en forma suave, pero sostenida,
piración, pero disminuye en la espiración; es Fig. 68-2, para luego, en un momento
mayor en la actitud de pie que en el decúbito ■ de descuido del enfermo, soltar 4e_goIpe_ia
dorsal. presión, instante en el cual, el paciente..su£le
1 Hipertonía abdominal: Voluntariamente, ■ „quejarse de intenso dolor. Se debe a que
i cualquier persona puede contraer los múscu­ el peritoneo inflamado no tolera la dis-
los abdominales y motivar un notable aumen­ te asiÓJi_de^jii5^hias_en_eljnom eiilo_de_La
to de la tensión abdominal; otras ocasiones, descompresión.
i las emociones y aun la simple inminencia Pero otras ocasiones, la causa que mo­
del examen médico pueden contraer la mus­ tiva la hipertonía abdominal puede radicar
culatura. Durante el decúbito, el simple he-
fuera del abdom en, por ejemplo en el tó­
1 cho de levantar la cabeza de la almohada rax,. como suelen demostrarlo los pacientes (-
l es suficiente para aumentar el tono muscular. que adolecen de neumonías o pleuresías ba- ^
Todas estas circunstancias deben ser conoci-
sales._de_pcricarditis (2), -infar-to-de-miocai-
1 das con anterioridad, con el objeto de no con-
dia>_embfllia_.pidmonarJmpojlante (1, 4),
I fundirlas con las de causa patológica.
etc. La-s-nenritis intercostales bajas, el lier.-
I La hipertonía patológica qiiR pne.(\e.^y' -p es.zn ster abdom inal pueden causar el mis­
^ llegar a ser m uy intensa-hasta-dar-el-ahdo- mo efecto, igual que muchos traumatismos
men_d.e_tabla,Jraduce,Ja_mayoría -de-veces, diiectos-sohieJa-pared. E o ias^en m g itis, y
I u n a.. irritación„peritoneal—o_-una -afección en^eUélanos,-tainhién-hay-contiactnra.
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-424-
casos de afecciones viscerales in traabdomina-
.^sXles que comprometen a__su-jp.exitojie.o-parie —
-taLvecino, se constata una hiperestesiajiolo-
rosa.que puede impedir el examen palpatorio.
Se explica por los mismos mecanismos
viscerosensitivos expuestos a propóstio del
dolor referido.
3 - ESPESOR DE LA PARED: Cuando se
acumula mucho tejido graso debajo de la
piel, el grosor de la pared puede ser notable.
Se examina tomando un pliegue de la pared
entre los dedos pulgar e índice que forman
una pinza, Fig. 68-3. En las personas que
han perdido mucho peso y se encuentran
Fig. 68-2 Signo d e Blumberg.— A: Prim er m uy delgadas, el espesor puede ser insignifi­
tiem po. B: Segundo tiem po
cante.
'\ La jpared puede verse engrosada por
Infiltración..edematosa. •pero en este caso la
Otras ocasiones la hiper-toaía-se-debe
presión de lo sd edos deja fóbea, Fig. 68-4.
al contenido abdominal, asi: en el-meteoris.-
mo, pero la conlractura-deJos-músGulos-deJa
pared no suele_exisíir; en las ascitis, jun­
to a la hipertonía se percibe una sensación
de_xeniisncia. Las vfscerómegalias y los
tumores producen un aumento del tono
.en la sección de la pared que los cubre, dán­
dole a ella una cierta sensación _de_dui£2a,
Hipotoiua..abdommal: Luego de .que-La-mus-
culatura-abdominaLha sufrid o.„una .gran_dis-
lensión_por cualquier causa (embj,r^7¿yasci-
tis,,. tvunor_gigante)t el tono suele disminuir
i
notablemente y la flacidez permite la fácil Fig. 68-3 E xam en del espesor de la pared
penetración de la mano del examinador que I
puede llegar hasta la columna dorsal. Los
indiyiduos^asténicQS_^y_deshidratadü5 tam ­
bién suelen tener una pared abdominal
hipotónica.
2 .- SENSIBILIDAD: Se la busca estimu­
lando la piel del abdomen con un algodón o
el borde de la uña que se desplazan sobre las
zonas que interesan, o la punta de un alfiler
que se aplica suavemente en diferentes sitios.
Normalmente no despierta^inguna-sensacion Fig. 68-4 F óbea de la pared abdominal ede- i
mo_lesta_y.apenas^i_se lo _siente. Pero, en los m atosa \
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inspección mencionamos a los abombamien­


tos difusos o generalizados del abdomen que
hoy no merecen más comentarios después
de los que hemos hecho más arriba a propó­
sito de la tensión abdominal y del espesor
de la pared. Ahora vamos a referimos a los
abovedamientos circunscritos dependientes
de la pared, porque de los originados en el
interior del abdomen lo haremos en otra
Fig. 68-5 R econocim iento de un tu m o r que
parte. asienta delante de los m úscnlrvs-ah-
dQminalgs-
Precisamente, la primera cuestión a re­
solver que se nos plantea es la de diferenciar
si el abovedamiento depende de la pared ab­
dominal solamente o si es intracavitario. Pa:
ra el efecto es conveniente solicitar al enfer­
mo que contraiga los músculos abdominales
1 o, tomándole de la nuca, se le incorpora lige-
i ramente sobre la cama, con lo cual se con­
sigue el mismo efe c to .. En estas circunstan-
1 cias puede provocarse lo siguiente: .1.—Si-el
i tumor asienta.delaiite.de-los.ffiúsculosf-se-lia- Fig. 68-6 R e c o n o c im ie n to de u n tu m o r d e la
ce más evidente v su reconocimiento es más p a re d a b d o m in a l Que a sie n ta e n
lo s m ú scu lo s.
fáciljFig. 68-5; 2.— Si asienta_£n.losjnús£)i-.
\ 1n<¡ nn desaparece, pero seJGjajftrmemfinte
I mientras duraJa_c.oníracdáQ . Fig. 68-6 ;
3 . - Si se origina deírás_de_los-músculos, de-
I saparece a la palpación, Fig. 68-7, la cual
| de hecho es imposible realizarla si los múscu­
los están contraidos; y 4 .— Si el abomba-
^ miento nace dentro de la cavidad, especial-
t mente si procede de las estructuras que
I entran en contacto con el diafragma, enton­
ces se constata que, durante la inspiración
I se desplaza hacia abajo, mientras que si es de Fig. 68-7 T um or retrom uscular de la pared
abdom inal
| la pared puede desplazarse mas bien hacia
arriba.
En un segundo instante puede ya prehenderse
Es curioso, que para formarse una ima- la tumoración con los dedos, para estudiarla
I gen más exacta de la tumoración superficial tomando en cuenta los siguientes datos útiles
I sea preferible realizar una palpación suave, para su descripción y análisis: situación, for­
con la palma de la mano posándose sobre ma, tamaño, consistencia, sensibilidad, mo­
" la pared y realizando pequeños movimientos vilidad, sitio de origen y relación con los
| circulares que permiten definir sus límites. movimientos respiratorios.
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-426 -
Los tumores de la pared másjfjecuentes
a tienen su origen en los teiidos..aue.los..confor-
_Jm an, así: de-la.piel, los quistes-sebáceos y
los epiteliomas. Fig. 68-8; del tfijido-eeluLar
suhculánen, los lipomas^_y_los-4ieffiateí?ias
por ru p tura vascular.: de 1 o^s_ j i i ú s c « 1 q % J o s -
fibromas; .deJa_grasa-preperitonealj-JosJipo.-
mas. Los-abscesos-.de la pared pueden asen­
tar en cualquier capa, o en varias capas a la
vez fabscesos-eniíQtón-dexamisa.-). Fig. 68-9.
Fig. 68-8
5 - SJ)UJCjroN^DEiX)JNXINJ[JI&AO,— Mela­ Tum or de la pared abdom inal: L ipom a
nias: Las más frecuentes sonlas. epigástricas,
las ..umbilicales, .JtasJiiguinales-y-las-cr-uralas. muse, abdominales
k
T o da^son^la_conseí:.u.eiicia.de.„la.acGÍón_ck_hí
presión_intraab.daminal sobre las partes más
débiles de la pared, a la cual vencen y de­
terminan así la salida al exterior del con­
tenido abdominal, especialmente de epi-
•1 -i >cn
plon y de intestino, los cuales dibujan debajo
de la piel un abombamiento circunscrito. Es­
tas hernias se encuentran contenidas en el in­ .......(
terior de un saco hemiario que no es sino una Fig. 68-9 Absceso en b o tó n de camisa
evaginación diverticular de la .hoja pa ríot tu
del peritoneo que emigra por un orificio de
la pared. Fig. 68-10.
A la-inspección, JasJtLenúas_deJ^mafío
pequeño...sóloJse-hacen-evidentcs-cuando_el
pacient£.._.puja o hace-un-esfuerzo-o-tose-jo
se„pone,.de-pie., y vuelve ajiasapace-car cuan-
do-se-acuest-a. La,sjͣ jme.diano, y gran tama-
ñ a se hacen e.videntes„eji.cM^^^^
to, y se presentan como tum.ores_r.ec].Qiid£a-
dos,_las_del „.omhligo_,ay . las^cnuaiis; mien-
tras_^ne_las_inguinaks se presentan como
cilindros—al arga dos_o_glob ulo so s_-y._oy.o i-
_d.es_según-la-variedad. Fig. 68-11.
s a c o he r n ia r ¡o
La_palpaciÓD reconoce a la tumoración
como una masa elástica, cuya consistencia Fig. 68-10 Hernia inguinal.— Saco hem iario
aumenta con el esfuerzo y que tiene con­
tinuidad con el interior de la cavidad abdo­ to que el paciente hace el esfuerzo. Por otra
minal. Es característica especial de las her­ parte, cuando la hernia no está adherida,
nias, la sensación de choque o de expansión es fácilmente reducible, es decir, vuelve a la
que percibe la mano que palpa en el momen­ cavidad abdominal con simples maniobras
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sitio de la hernia, con el pulpejo de un dedo,
índice o meñique, el médico debe proceder
a estudiar las características de la hernia,
antes anotadas.

Para el caso de las hernias umbilicales


el procedimiento es el mismo, siendo incluso
más sencillo porque ordinariamente son más
grandes. Además en la posición de pie, se
vuelven más evidentes a la inspección y pal­
pación. Fig. 68-12. A las hernias inguinales
se las estudia desde la superficie del abdo­
men y en su recorrido por el conducto ingui­
nal. La palpación superficial, poniendo la
mano como indica la- Fig. 68-13; según el
procedimien to de Zimmemam£fln_eLpa£Í£n-
te.tanto acostadocom o.de ,pie,-sentirá.como; ^
al momento en que_el_enfermo..puia-Q,hace
un. esfuerzo,.se. presenta una .masa, globulosa
y siente también el impulso expansivo.

Fig. 6S-11 Hernias inguinales

compresivas, permitiendo en estas condicio­


nes el reconocimiento del anillo hemiario en
relación a sus características de tamaño,
resistencia y naturaleza de sus bordes. Fig. 68-12 Hernia um bilical
Es frecuente apreciar que, cuando el
contenido hemiario es d eJntesfino, se pro­
duce, al mQme_nta_deJa_reducdón,_urxa-caor
tidad-variable-dejuidos-hidroaeros. mientras
que si sólo es de ejiplón, la reducción.esjpás
lenta-y-más-silenciosa,- produciendo alguna
ocasión solamente un ruidojie J io te ,
La técnica para el reconocimiento de
las heruÍ2.s_epigástrkas. es sencilla: basta
con poner al enfermo en decúbito dorsal y
pedirle que puje, momento en el'cual, los
dedos del examinador recorren, de arriba
abajo toda la extensión de la lmea alba su-
praumbilical; en el instante en que se toca la Fig. 68-13 E xam en de las hernias inguinales:
Palpación superficial de acuerdo
hernia, a veces muy diminuta, el paciente co n el procedim iento de Z im m er—
puede sentir intenso dolor. Reconocido el m an.
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-428-
<
Para el examen del conducto inguinal, el
médico debe colocarse frente al enfermo y
con su dedo examinador, índice o meñique
según el caso, procederá a invaginar el escro­
to del lado correspondiente, partiendo desde
el tercio medio de éste, Fig. 68-14, y llegará
hasta el orifìcio inguinal externo, al cual lo
estudiará; luego continuará introduciendo su
dedo en el conducto inguinal, circunstancia
que aprovechará para examinar el cordón
espennático, el cual estará engrosado si con­
tiene un saco hemiario oblicuo externo.
Manteniendo el dedo en el interior del
conducto, pedirá al enfermo que puje, con lo
cual, el médico, sentirá la propulsión que ha­
Fig. 68-14 E xam en del conducto inguinal
ce la hernia, lo cual de paso servirá para usando el dedo m eñique
reconocer si se trata de una hernia oblicua
externa o directa. En efecto, cuando se tra­ a s a h e r n i a d a en
ta de la primera, se siente un choque, en la
punta del de do, de la formación hemiaria que
viene de arriba y afuera,Fig. 68-15; mientras
que si se trata de la hernia directa, el impulso
se sentirá en el lado del dedo examinador que
está en contacto con el suelo del conducto,
y el dedo se elevará en dirección a la super­
ficie de la pared, Fig. 68-16. Por último, el
dedo reconocerá las características del orifì­
cio inguinal externo y de las paredes del con­
ducto, tanto en reposo como en contracción
por el esfuerzo.
L'isJiem ias-cuiraks, Fig. 68-17, afectan-más
a las mujeres, son-de-menor-tamaño-que-las
inguinales-(xomo-una-nuez), pero se compli­
can con m ás facilidad por._estrangulaciÓJi.
Su diagnóstico no es difícil y muchas veces
basta con la observación y fáciles maniobras
de reducción; pero cuando son voluminosas
pueden confundirse con las inguinales, en
cp^o caso es aconsejable usar el signo de
¿ A m u s ^ t/q u e consiste, Fig. 68-18, en trazar
un alm ea recta entre la espina ilíaca antero-
superior y la espina del pubis, previa la trac­
ción hacia arriba de la parte inferior de la Fig. 68-15 H ernia inguinal oblicua externa.
pared abdominal; en estas condiciones se Sensación táctil
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Fig. 68-18 Signo de Am ussat, para la diferen­


ciación en tre las hernias crurales e
inguinales
observa si la tumo ración herniada queda,
en su mayor parte, situada hacia arriba o ha­
cia abajo de la línea; si está hacia arriba es
inguinal, si está hacia abajo es crural.
XÜasíasis: Como hemos dicho antes, i.a línea
Fig. 68-16 H ernia inguinal directa; sensación alba no tiene solución de continuidad, pero,
táctil
patológicamente,-los.r.ecljD.sjiníeriorespiieden
separarse-nno-de^tro. a ese nivel, dejando en-
tre.losjdQs_un_hiato, que es fácilmente reco­
nocible con sólo recorrer con los dedos el
àsa intestinal
trayecto de la línea blanca, que ahora permi-
tirá..que-los.dedos.seJiundan_en_elabdpmen,
los cuales además reconocerán las dimensio­
nes del hiato y sus lím ites superior e inferior.
Ey.entraciones. Fig. 68-19. Constituyen una
frecuente solución de continuidad de la pa-
red-abdom inal-enjas personas q ue han .sido
.operadas; asientan precisamente en las-her-i-
das.quirúrgicas y se debe a un debilitam iento
deJos_planO-S-profu n d o s. los cuales no resis­
ten la presión intraabdominal v perm itan Ja
*VT ' / I I so col salida.. deL epiplo n ^in testin o , dibujando de­
I i hemiario, bajo de la piel un abombamiento timpánico,
arteria f e m o r a l . más o menos bien reducible. Una vez que se
ha introducido el contenido intestinal se
Fig. 68-17 H ernia crural: esquema de la vía puede reconocer las características del orifi­
hem iaria cio de la pared.
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6.1: Ninguno de los puntos por si solo, con-^|
fiere un diagnóstico. ^
6.2: Sólo tienen valor dentro del c o n te x to ^
general de la sintomatología del paciente. ™
6.3: Sus nombres si bien sugieren las pro-®
bables visceras enfermas, sin embargo, m u - ^
chas veces dichos órganos propiamente d ich o s^
están sanos, mientras que la enfermedad está >
en su vecindad o a distancia. ^
6.4: En muchas enfermedades in testin ales^
todos los puntos son dolorosos, restando v a -^
lor semiológico a su positividad.
6.5: Algunas veces la viscera sugerida por su
nombre está enferma y, sin embargo, el
“ punto doloroso” es negativo; y
6.6: Algunos de los puntos van perdiendo
actualidad en vista de la eficacia de los nue­
vos procedimientos diagnósticos.
En consecuencia, si bien todo médico
debe ser capaz de reconocerlos, sin embar­
go, su interpretación debe ser hecha con mu­
cha cautela.

La técnica para su búsqueda es sencilla:


En todos los casos, con el enfermo acostado,
una vez precisado el sitio, se debe presionar,
con el dedo medio que cae perpendicular­
mente, no oblicuamente, sobre la pared ab­
dominal. Fig. 68-20. La presión debe ser
suave, pero sostenida y aprovechando el mo­
mento de la espiración. Cuando es positiva
la respuesta, es decir, cuando provoca dolor,
el enfermo se quéja -y hasta puede retirar
con su mano la mano del examinador. Con
el objeto de hacer más sensible la búsqueda
Fig. 68-19 A) y B) Diastasis de los rectos
de los puntos vesicular y apendicular se em­
C) Eventrarfón. plea algunas maniobras complementarias que
las veremos más adelante.
6 - J2UNIOSJÍ0XÍIB.QSQS: Ante todo y
con el objeto de evitar falsas interpretaciones Localización d e los puntos dolorosos: Fig.
por parte de los estudiantes, es conveniente 68-21.— Solar: Se llama también epigástrico^
que anotemos algunos detalles generales o celíaco; se encuentra en la parte media de
previos: la línea que une el apéndice xifoides con el ^
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ombligo (1). Según Mathieu, tiene que ver
con el plexo solar, y por tanto tiene poco
valor específico puesto que su positividad
sólo indica que alguna viscera , cuya inerva­
ción está relacionada con él, se encuentra
enferma.
Se señala en el sitio en el que el
V e s ic u la r :
borde externo del recto anterior derecho se
cruza con el reborde costal (2). Mucho más
valor tiene para buscar la sensibilidad vesi­
Fig. 68-20 Técnica de exam en de los puntos cular, normalmente indolora, la maniobra-de/^/
dolorosos
Murphy. que consiste en hacer chocai^el-de-V-.
do pulgar _del médico_co.n_la._5¿£SÍcula_en_e 1
momento de la.inspiración.

El procedimiento es el siguiente: El
enfermo está acostado en decúbito dolsal;
el médico situado a la derecha del enfermo
con su mano homónima de plano sobre el
abdomen del paciente, pero de manera tal que
su dedo pulgar corra paralelo al borde exter­
no del recto anterior apuntando con su falan­
ge distal hacia la vesícula. Fig. 68-22. Se
recomienda iniciar el examen con la punta del
dedo pulgar situada a la altura de la horizon­
tal que pasa'por el ombligo, por si acaso la
vesícula fuera péndula y hubiera descendido.
Luego se presiona un poco la mano hacia la
cavidad abdominal, de modo que el pulgar se
hunda un tanto y quede colocado en un pla­
no tan profundo como está la vesícula.
Así preparada la maniobra, se pide al enfer­
mo que inspire, momento en el cual, el m édi­
co, sin disminuir la presión sobre la pared,
impulsa su mano hacia arriba, al encuentro de
la vesícula que está descendiendo por efecto
de la inspiración. Si la respuesta es positiva,
es decir, si se produce dolor o detención
brusca de la respiración o náusea, o tos se da
por terminado el examen. Pero si es negativa
entonces se sube la mano un poco más para
reiniciar todo el proceso, y así hasta llegar
Fig. 68-21 Puntos dolorosos del abdom en. con el dedo pulgar hasta el reborde costal,
La explicación en el texto. en el punto en que se cruza con el bor-
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-432-
to lymhar-. El primero, (5), se encuentra en
la intersección de la columna lumbar con el
borde inferior de la décima segunda costi­
lla. El segundo, (6), se encuentra en la inter­
sección del borde externo de los músculos
lumbares con el reborde costal. Ambos co­
rresponden a la salida del XII nervio intercos­
tal, del agujero de conjunción y la rama per­
forante posterior del mismo. Se los busca
presionando sobre ellos, perpendicularmente
a la pared posterior del abdomen. Suelen
acompañarse de dolor a la puño percusión
Fig. 68-22 M aniobra de M urphy de Murphy, que se hace suavemente sobre la
zona lumbar. Son positivos en diversos
procesos inflamatorios e infecciosos de los
de extemo del recto anterior del abdomen.
riñones. Hay otros, pero son de menor valor
La mayoría de veces en que esta manio­ semiológico.
bra da resultados positivos, la vesícula biliar
se encuentra enferma; otras ocasiones son .Los. puntos.doloxQiQS.„ureleral£s., tam­
falsos positivos o pueden corresponder a a'fec- bién de un valor relativo, son: el urateial'
ciones que dependen más bien del hígado o superior o pelyiiireteral (7), situados en la
afecciones pleuropulmonaxes ele base derecha. horizontal-que-pasa.por el ombligo, en el mo­
Obviamente, como para todos los casos mento que corta el borde externo de los
del examen de los puntos dolorosos, hay recios; el uretexaljuatlio (8), se encuentra en
que descartar las afecciones dolorosas de el yanto en que se cortan las líneas biilíaca
los tegumentos de la pared. con la perpendicular que parte de la unión
del tercio interno con los dos tercios ex­
Ap.endkjilar.e.s. — Para los casos de sospecha
de apendicitis aguda se debe examinar los-pu». ternos del arco inguinal; el ureteral inferior,
tos de-Mc—Rumgyi.y el de Lanz. que son los que corresponde al sitio de desembocadura
clásicos y más utilizados. El primero se en­ del uréter en la vejiga, se lo busca por tacto
cuentra según la descripción americana, en la rectal o vaginal, y al tocarlo puede despertar
unión_deLtercio.externo_con.eiJ.excia.niedip el deseo de orinar.
de_unaJínea_qiie_unfiJa_espinailíacajanterp- Vesical: Se lo encuentra en la línea media
superioxxmLelj^mbiigo. (3); según los france­ inmediatamente por encima del pubis y pue­
ses, el punto qúeda exactamente en Igjcoitad de despertar el deseo de orinar, (10). Fre­
-desdicha-línea. El punto~de_Lanz,-se- encuen- cuentemente positivo en las cistitis,
tra en la unión fl[eLterj:ip,de!re.choxon.elleicxo Punto de rpnfpno-—Se encuentra situado a
medip_de_una.JíneaJiQxizQntalj^ue_..une_las
unos dos .centímetros por fu era v p_or.-deba-
dos espinas iliacas anterosuperiores entre sí jo d e l ombligo,, en ,el.lado derecho (11). Re­
(4). El examen del apéndice’ requiere de quiere de una maniobra especial para su reco- <
otros procedimientos complementarios que nocimiento, en efecto: el enfermo debe es- ,
se estudian en el capítulo correspondiente. tar de pie frente al médico que permanece f
Renales-y-Ureterales: En el abdomen poste­ sentado y con sus manos colocadas como *
rior se encuentran el r.n stn v e rte b ra l y p,1 m s - indica la Fig. 68-23, pero cuidando que los |
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dajieJ_sigim ielpinzamientQ del flanrn
cho, fPiulachsl Fig. 68-24, que sólo se lo
puede realizar en los casos de enfermedad
del ovario, pero no del apéndice. También
^ e s útil para los Gases-de anexitis la realiza-
-^ción.-^df1—la . m an io b ra de fíonigmam^ Fig.
68-25, que consiste en presionar el hipogas­
trio, con los dedos de la mano dispuestos
en forma de gancho, por encima del pubis,
circunstancia que provocará dolnurradiado
hacia la cara interna de los muslos.

Fig. 68-23 Técnica para buscar el p u n to de


f? frtr>t.Pir>n

i pulgares queden simétricamente colocados,


el izquierdo sobre el sitio arriba descrito.
1 Acto seguido presiona con sus pulgares al-
I temativamente. Cuando es positivo, el en-
( fermo se queja y realiza maniobras defensi­
vas e indica, según Rospide, la existencia de
> actividad ulcerosa duodenal o yuxtapilórica,
I en cambio, cuando duele en los dos lados, Fig. 68-24 Técnica para buscar el signo del
pinzam iento^deLJElanco—derecho
indica más bien hipersensibilidad del enfer- (Eiulachsy
' mo.
1 Existen descritos otros puntos o zonas
¡ paraumbilicales derechos cuya utilidad prác­
tica se va perdiendo frente a los nuevos pro­
cedimientos de examen.
O jancos: S on-positivos-en-los ^procesos
anexiales agudos o r.rónir.os, y se encuentran
> localm ¿Q §_a-3-P-á-cejiüme.tr.QS-por-encima
...del pliegue inguinal en el trayecto de una
línea que parte de la parte media de dicho
pliegue y se une con el ombligo ( 12).
Por cuanto el área de la fosa ilíaca de­
recha presenta una serie de puntos m uy ve­
cinos entre sí, pueden hacemos confundir
en la determinación de la probable viscera
^ enferma. Sin embargo, para-diferendai-en-
tre.-el_dolor-quese-origma-en-el-apéndÍG&-y Fig. 68-25 M aniobra de ffonlgm ano- para los
el ovario derecho^, se. recomienda la búsque- casos d e anexitis
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-434-
B IB L IO G R A F IA

1.— Case Records Massachusetts General Hospi­


tal. New England J. Med., 268: 371, 1963.
2.— Capps, J.A ., y Colem an, G.H.: A n E xperi­
m ental and Clinical S tu d y o f Pain in the
Pleura, Pericardium an d Peritoneum . The
Macmillan Co., New Y ork, 1932.
3.— Deal, R .J.: A cute appendicitis. In S le isen -
ger, M.H., and F o rd tran . J.S . (eds): Gastro­
in testinal Disease. Philadelphia, W.B. Saun­
ders Com pany, p.p. 1494, 1973.
4.— Israel, H.L. y Goldstein, F .: T he varied cli­
nical m anifestation o f pulm onary em bo­
lism. Ann. Int. Med., 47: 202, 1957.
5.— M eyer, J.H .: Complicaciones de la ùlcera
pèptica. In Cécil — Loeb.: T ratado de
Medicina Interna., 14a. E d., Cap. 643, p.p.
1444. Interam ericana, México, 1977. la..percusión~del-tórax_es-mate, igual que la
6.— Schein, C.J.: Acute Cholecystis, New York, parte más alta del hnenn epigástrico; en
H arper and Row , 1972
cambio, el -hipocondrio—izquierdo, en el
"despacio .de. Traube. Fig. 69-1, es-timpánirn.
ya que %cjin:e¿píiJide_a_l.a.„ciiiLaíJL-a£rea-del
estómago, y fug£ar-de-4i-es-soao£Q ya que
está ocupada por la base del pulmón izquier­
C A P IT U L O 69
do y el ángulo esplénico del colon; curio­
samente, el bazo que está situado en este
hipocondrio no influye mayormente en los
L A P E R C U S IO N Y L A A U S C U L T A ­
sonidos de esta región. Nótese de paso que
C IO N D E L A B D O M E N
el espacio de Traube está limitado hacia
afuera por la linea axilar anterior, hacia
P E R C U S IO N D E L A B D O M E N : Si te­
adentro por el extremo izquierdo del h í­
nemos en cuenta que la mayor parte de la
gado, hacia arriba por la punta del corazón
cavidad abdominal está ocupada por el tubo
y base pulmonar izquierda, y hacia abajo por
digestivo lleno de aire, se comprenderá que
el réborde costal.
su ..sonido tipien sea el timpánico, ya cono­
cido en otra parte, igual que la técnica La técnica general de la percusión del
general de la percusión. Sin embargo, hay abdomen es sencilla, y consiste en percutir
variaciones según la región que se considere en forma radiada, Fig. 69-2, en líneas rectas,
y el estado fisiológico de las visceras subya­ pero divergentes, que parten desde el epi­
centes; por ejemplo: el hipogastrio-puede gastrio y luego se abren como en abanico.
C^ser timpánico, pero si. la v e j i g a _est¿,Hena-a.¿1 La percusión debe ser suave, y al estudiante
útero crea do será m ate: en el decúbito dor­ le conviene ir marcando con un lápiz dermo-^
sal, las partes más cercánas a los planos de la gráfico, los sitios en los que constata cambios
cama varían a submate; el h L p o r .n r i r lr ín derfc de sonido, para luego unir esos puntos con
cho^-ocupado-por-el-higado, según vimos en líneas continuas que al final dibujan la forma
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Fig. 69-3 A: Aire subdiafragtnático por per­


del área que interesa, la percusión del foración de u n a viscera hueca.
B: Aire subperitoueal en el m isr.. -
Traube se hace en líneas concéntricas que paciente acostado ea decúbito d‘
parten desde su periferie y se dirigen a su sal.
centro. Con la técnica así utilizada se puede
descubrir diversas alteraciones: debajo del diafragma, rechazando hacia ab;1-
jo al hígado, Fig. 69-3. Lastimosamente este
METEORISMO, que produce un „sonido signo valioso de perforación de viscera hueca
t im pánico n hipartim pánicn, difusamente
no siempre se presenta, puesto que, si el si­
distribuido en todo el abdomen y que acom­ tio perforado es rápidamente cubierto por
paña a los abombamientos también difusos, epiplon puede ya no dejar salir el aire.
propios de las obstrucciones intestinales
bajas. Cuando la obstrucción es alta, el Enalgunas„personas,^l_áiigiil.o_cóli.Q.o
meteorismo es más localizado. En el fleo dei££liQ._puede_colocarce—poL _encim a_dei
paralítico, el tim panismn piifirifí.-sfir riifm n hígado_y tam bién hacer desaparecer la jp ati v
tez_Jiepá.tica., síndrome de Chiliaditi. F igC
En los casos de perforacióíi_Jntia- 69-4.
-peritoneaLdeLtubo-digesím), el aire que fu­
ga de él puede ir a uhicarse_entre el higa— LA ASCITIS U RRF, da origen a una serie de
do,._y_.eLdiafragma, haciendo desaparecer la signos percutorios que son valiosos para su
matitez—jiorm al—deL-hipocondrio derecho reconocimiento. Así:
1 -- La m atitez en media luna. Fig. 69-5a;
impide a su vez el reconocimiento del que se la busca cuando el pariente está semi-
*límite__hepatopulmonar. signo de Jober.G sentado. con lo cual se consigue que el
pero en cambio en la radiografía de la zona, líquido de la cavidad descienda a las partes
permite ver como el aire se ha localizado más declives, mientras que las asas intestina-
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Fig. 69-4 S ín d ro m e de Chiliaditi: In terp o si—


ció n del ángulo hepático del colon en­
tre el diafragm a y el hígado.
C ortesía del Prof. D r. Germ án Abdo.

les son rechazadas hacia arriba, dejando entre


las dos una clara línea de demarcación reco­
nocible por la percusión radiada, que da un
sonido timpánico en el área ocupada por el
intestino, y m ate en la zona ocupada por el
líquido.
tino con aire se ubica en los niveles más altos.
se basa en el mismo principio que el anterior 3.— 1^ onda ascític^-— Consiste en la per­
y que se lo encuentra de la siguiente manera: cepción palpatoria de una sensación de cho­
Al buscar la m atitez en media luna, en las que producida por el líquido ascítico im­
V^ascitis de mediano y gran volumen, se consta- pulsado por un golpe percutorio. Se procede
^/ta_que.ios.iIancos_son_ordinariaiiiente-.de-sa- de la siguiente manera: Paciente acostado o
njdo mate. Pues bien, si ahora pedimos al semisentado; el médico, a la derecha del en­
paciente que se acueste en medio-decúbito fermo, coloca su mano izquierda de plano,
gatera!,, se constatará, que d flanco.Jibre se sobre el flanco derecho, más cerca de la
co nvier.te,.eniimpáíiicD, mientras-que el-que fosa ilíaca correspondiente, mientras que
queda.. en_contacta^i;onJa_cama-.sigue_mate. con el dedo medio de su mano derecha,
Al acostarse el paciente en el medio decúbito percute el flanco izquierdo del paciente en
lateral contrario, los sonidos se invierten, es dirección hacia su m ano izquierda, Fig. 69-6,
decir, el que estaba mate se vuelve timpánico, en ese momento sentirá en esa mano una
porque ahora está encima, mientras que el sensación muy clara de choque que no es si­
otro se tom a mate, porque está debajo. To­ no la masa líquida que llega impulsada por el
do esto se debe simplemente a que el líquido golpe dado en el lado opuesto. Muchas veces,
se deposita en los sitios de nivel bajo, por esta sensación táctil se acompaña, a la inspec­
acción de la gravedad, mientras que el intes­ ción simultánea del abdomen, de la observa-
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ción de unas ondas de reptación sobre la
) pared anterior del abdomen que parten desde
el sitio de la percusión y - se dirigen al lado
opuesto. Se las compara a las que se pro­
ducen cuando se arroja una piedra a un
charco de agua estancada, que se originan en
el sitio de la caída de la piedra y luego, des­
cribiendo círculqs cada vez más grandes, se
dirigen hacia la periferie. Cuando el abdo­
men es demasiado flácido es conveniente que
un ayudante presione la pared abdominal,
sobre la línea media, con el borde cubital de
una de sus manos, Fig. 69-7.
Fig. 69-6 T écnica para buscar la onda ascftica
Cuando la cantidad de líquido es muy
escasa, el reconocimiento de la ascitis por
la percusión es más compleja porque los sig­
nos que produce son menos evidentes y de­
ben ser buscados en la posición de pie, lo cual
produce una matitez horizontal en el hipo­
gastrio ,-^(debe buscarse después de haber va-
. ciado la vejiga); o en posición genupectoral,
Fig. 69-8, la cual determina que el líquido se
^ acumule al rededor del ombligo y produzca
& matitez.
Todo lo que antecede es propio de las
ascitis libres, pero, cuando se encuentra tabi­
cada por fibras adherenciales, muchos de
estos signos se pierden y la percusión puede
Fig. 69-7 T écnica para buscar la onda ascítica
dar zonas de timpanismo que alternan con
en los abdóm enes flácidos
otras de m atitez (Maíií.ejZL_en_íahlera_de_da.-.
mas)

A U S C U L T A C IO N D E L A B D O M E N
Es un examen útil si se sabe emplearlo; Con
el enfermo acostado y aplicando el fonen­
doscopio con alguna presión sobre el abdo­
men, se puede escuchar ruidos hidroaereos
llamados borborigmos, que traducen el movi­
miento del contenido intestinal impulsado
por las contracciones peristálticas del intes­
tino. Muchas veces estos ruidos son tan in­
tensos que se oyen a distancia sin la ayuda
de ningún instrumento.
Fig. 69-8 Percusión en posición genupectoral.
Su desaprición es altamente significa- M atitez al rededor del ombligo
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tiva para la clínica: traduce casi siempre un
íleo paralítico de cualquier etiología; semio-
lógicamente se lo llama silencio abdominal
y siempre es un signo de preocupación. Co­
mo suele ser consecuencia de la dilatación
importante de segmentos o de la totalidad
'del tubo digestivo intraabdominal, permi­
te que pasivamente se situé en las partes ba­
jas el contenido líquido y en las altas el ga­
seoso. Fig. 69-9; ésto da origen a dos signos
auscultatorios no muy constantes, pero, sí
definitorios de íleo, y que son: el primero,
estudiado por Walsch, que se produce por el
desprendimiento del gas disuelto en el líqui­
do intestinal y que se parece al ruido que se
escucha cuando se desprende el gas del
agua gaseosa; y el segundo, que se parece al Fifi. 69-9 A: Disposición del liquido y los ^
caer de una gota de agua sobre una masa gases en una asa dilatada .

i
líquida y que se produce porque efectiva­
mente de la pared superior de una asa dilata­
da cualquiera, se desprenden una o más gotas El trabajo m otriz gástrico no suele
de líquido intestinal que caen sobre el que producir ruidos, salvo alguna ocasión en
se encuentra estancado en la pared inferior. que está lleno de alimentos y es estimula­
do por pequeños golpes percutorios sobre el
El aumento de los ruidos o la apari­ epigastrio; pero, patológicamente, puede pre­
ción patológica de los mismos se puede sentarse el chapoteo en ayunas,'signo valioso
encontrar en diversos casos, por ejemplo: de éstasis gástrico, frecuente en la obstruc­
en todos los casos de e n tero co litisq u e ción pilóricá en la fase de distensión y que
producen, entre otras cosas, un tránsito in­ traduce la dificultad o imposibilidad de va­
testinal acelerado; en las obstrucciones in­ ciamiento de su contenido en el duodeno.;
completas, durante la fase dé lucha del seg­ Se lo busca poniendo las manos de plano so­
mento ubicado sobre la obstrucción que bre el abdom en como indica la Fig. 69-10,
pretende vencerlo, y cuando de hecho lo presionando con movimientos rápidos, alter­
hace, los gases y líquidos circulan con gran nadamente con la una mano y luego con la
producción de ruidos; en los cólicos intesti­ otra; el estómago normal, en ayunas no pro­
nales de cualquier etiología, durante el duce ruidos, pero el obstruido que contiene
acmé doloroso, lo cual de paso ayuda a di­ alimentos aún de la viscera, produce los rui­
ferenciar el origen del cólico, puesto que los dos de chapoteo. También se los puede
extraintestinales no producen ruidos; según buscar con el paciente de pie, al cual tomán­
Martínez Fornes, cuando hay una hemorragia dole desde las crestas ilíacas, Fig. 69-11, se
digestiva, si hay aumento de los ruidos es que le sacude transversalmente; en estas circuns­
se ha hecho dentro del tubo digestivo, si tancias los líquidos, libres en el estómago
hay disminución o desaparición, es extrain- flácido, se mueven de un lado a otro produ
testinal. ciendo ruidos. Para la búsqueda del cha-
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Fig. 69-10 Técnica para buscar el chapoteo en Fig. 69-11 Técnica para buscar el chapoteo en
^ ayunas con el paciente acostado. ayunas con el paciente de pie

*
* poteo en ayunas no es indispensable el uso
del fonendoscopio, basta el examen directo,
Ü acercando el oído.
Alguna vez, cuando hay ligeros derra-
| mes ascíticos, poniendo el fonendoscopio
en las fosas ilíacas, se puede- oir los latidos
^ aórticos y aún cardíacos. En la estenosis
| de la arteria renal, aplicando el fonendosco-
. pió sobre la zona renal o sobre el flanco co-
* rrespondiente a la altura de la zona de pro-
^ yección de la arteria, puede oirse un soplo Fig. 69-12 A uscultación de la onda ascítica
^ sistólico. ( 1)
^ En los casos de ascitis, la onda ascítica
puede ser también auscultada, (Lian y Odi-
\ net); para ello, en lugar de poner la mano más alto y tim bre casi metálico, mientras
^ izquierda sobre el abdomen, se pone el fo­ que el segundo es menos intenso, de tono
nendoscopio, Fig. 69-12, que percibe dos rui- bajo y timbre algodonado.
^ dos producidos por la percusión: el primero Del examen del abdomen en conjunto
} que corresponde al golpe percutor, y el se­ se desprende que la ascitis presenta signos
gundo a la llegada de la onda ascítica. Con en todos y cada uno de los tiempos clásicos
p e í objeto de hacer más sensible la diferen- del examen físico, razón por la cual, y por
) cia de los ruidos entre sí es recomendable la importancia que tiene, resumimos en el
^ percutir con la uña, con lo cual el primer rui­ Cuadro No. 69-1, todos los signos de este
do suele ser de intensidad mayor, de tono síndrome.
> -
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i
CUADRO No. 69-1
i
EXAMEN DEL ABDOMEN ASCITICO
i
1 Inspección 1.1: Abombamiento difuso. i
1.2: Ombligo prominente. i
1.3: Flancos caídos (Abdomen de ba­ «
tracio).
i
1.4: Re d veno sa superficial.
I
2.— Palpación. 2.1: Renitencia
i
3.— Percusión. 3.1: Matitez en media luna. i
3.2: Signo del desnivel. <
3.3: Onda ascítica. i
4 .— Auscultación 4.1: Percepción de los dos ruidos. i
5.— Comprobación. 5.1: Paracentesis. i
t
i
í
B IB L IO G R A F IA m os puesto que su práctica dem anda u n ni­
vel de entrenam iento superior al del princi­
piante, y direm os únicam ente que es un pro­
1.— Moser, R .J . y Caldwell, J.R .: A bdom inal cedim iento que perm ite ver, por m edio de
m urm urs, and aid in th e diagnosis o f renal u n tu b o óptico, el peritoneoscopio, (laparos-
artery disease in hypertensi6n. A nn. In t. copio) el in terio r de la cavidad abdom inal,
Med., 56: 4 7 6 ,1 9 6 2 .
exam inar su contenido, fotografiarlo, tom ar
biopsias para exámenes m icroscópicos y aun
realizar ligeras intervenciones quirúrgicas co­
C A P IT U L O 7 0 m o la ligadura de las tro m p as de Falopio.
RADIOGRAFIAS SIMPLES DE ABDOMEN: De­
ben tom arse en las posiciones de pie, an tero­
EXAM EN ES C O M P L E M E N T A R IO S posterior y lateral y en decúbito dorsal.
D E L A B D O M E N E N C O N JU N T O N orm alm ente se reconocen las sombras ^
del hígado en el hipocondrio derecho y lá del |
Para el exam en del abdom en en con­
bazo en el hipocondrio izquierdo; las som- .
junto son útiles las radiografías simples de
bras renales pueden verse si no hay muchosfí®
abdom en, el ecogram a, la tom ografia axial
com putarizada (TAC), la paracentesis para gases en el intestin o , igual que las sombras $
los casos de ascitis y la peritoneoscopia o la­ de los músculos psoas ilíacos; la cámara aérea *
paroscopia. A esta últim a sólo la m ención a­ del estómago es fácilm ente reconocible, igual
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^ } u e las dilataciones gaseosas del intestino
grueso. Fig. 70-1.
A
v Patológicamente son m uy útiles para
0 el diagnóstico de diversos casos, como:
£ ile o paralítico, Fig. 70-2; abdomen agudo,
Fig. 70-3; absceso subfrénico, Fig. 70-4;
^oclusión intestinal,Fig. 70-5; y otros.

Fig. 70-1 R a d io g ra fía sim p le de ab d o m en . Nor­


m al.

Fig. 70-2 Ileo paralítico Fig. 70-5 Oclusión intestinal


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-442-

CUADRO No. XI .
PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA PARACENTESIS
1.— Objetivos: Al térm ino del proceso de enseñanza aprendizaje, el estudiante
debe ser capaz de:
1.1: R epetir ordenadam ente el qué hacer y el cóm o hacer la paracentesis.
1.2: Hacer la paracentesis.
1.3: H acer un análisis macroscópico del líquido ascítico.
1.4: Form ular correctam ente el pedido para el examen del líquido ascítico
en el laboratorio.
1.5: Interpretar correctam ente los resultados de laboratorio.
2 .— C ontenidos: C orresponden al qué hacer, al cóm o hacer, y al para qué hacerlo
o sea su valor diagnóstico, que constan en este tex to .
3.— Actividades:
3.1: R epetir varias veces el qué hacer y el cómo hacerlo.
3.2: R econocer el instrum ental necesario.
3.3: H acer la paracentesis a varios pacientes.
3.4: Exam inar m acroscópicam ente varios tipos diferentes de líquido ascítico.
3.5: Form ular correctam ente varios pedidos.
3.6: A nalizar diversos informes de laboratorio sobre líquido ascítico.
4.— Recursos:
4.1: Humanos.
4.1.1: Enferm os ascíticos.
4.1.2: Un ayudante o auxiliar de enferm ería.
4.2: Materiales:
4.2.1: Para punción diagnóstica:
— G uantes estériles.
— D esinfectante, gasa y pinza estériles.
— Campos estériles.
— Jeringuilla de 20cc. y aguja larga No. 18.
— Tubos de ensayo o frasquitos para recolección de la m uestra,
m arcados con esparadrapo que contienen todos los datos de
identificación del paciente.
— Form ulario para el pedido de laboratorio.
4.2.2: Para punción terapéutica:
— T odo lo anterior de 4.2.1 más
— Anestésico local.
— B isturí.
— T rocar de punción con m andryl.
— Manguera de desagüe con llave de graduación del goteo.
— Frasco recolector.

El Eco y la TAC de abdomen, son dos a la cavidad propiamente dicha o a cual


nuevos procedimientos de mucha utilidad quiera de las estructuras contenidas en él
para el diagnóstico, sobre todo de procesos Fig. 70.5a y 70.5b.
ocupativos líquidos o sólidos que afecten
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^ Fig. 70.5 A TAC de Abdomen Fig. 70.5 B TAC de Abdomen

^PARACENTESIS: Es el procedimiento me-


^ diante el cual se extrae de la cavidad abdo-
^ minal el líquido ascítico, con fines diagnós­
ticos y terapéuticos.
& COMO H A C E R - TECNICA- 1 - Paciente
^ en posición semisentada, con el abdomen
descubierto. Se le explicará lo que se le va a
^ hacer, para que permanezca sereno.
&
w Previo lavado ds las manos, ponerse
^ los guantes estériles.
| 3.— Comprobación de que el instrumental
| está completo y funcionando bien, Fig. 70-6. Fig. 70-6 E quipo de paracentesis

4.— Localización del sitio de la punción:


& Para las ascitis libres, un punto situado en la
H unión del tercio externo con los dos tercios
5. internos, de una línea que va de la espina
* ilíaca anterosuperior izquierda al ombligo,
| Fig. 70-7. Se escoge este sitio porque a su
| nivel sólo se encuentra el sigma, que es muy
móvil y que por tanto puede huir de la
^ aguja que se introduce en el abdomen. No es
^ muy recomendable puncionar en otros sitios
por el peligro de herir el intestino o vasos
™ importantes; sin embargo, según Baker, antes
^ de calificar de negativa a una punción, se de-
g^be picar en los cuatro cuadrantes del abdo­
lm en . Cuando la ascitis es tabicada se
f puede efectuar la punción en el centro de la
| matitez descubierta por la percusión. Fig. 70-7 Sitio de la punción en la paracentesis.
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—444 —
5 — Desinfección de la piel con merthiolate l° /° ) j Y además, alguna vez se debe hacer ^
o alcohol yodado, que impregna a una gasa una pequeña incisión de un centím etro en la (
estéril. Debe abarcar una extensión bastante piel, con un bisturí. Por otra parte, para la |
más amplia que la del sitio de la punción. punción se puede usar un trocar con man-
dryl, Fig. 70-8, a través del cual se puede de- (
6.— Colocación de los campos estériles al
jar una sonda de polietileno o manguera de
rededor del lugar escogido.
desagüe que va a dar a un frasco graduado de
7.— Punción con la aguja dirigida en senti­ recolección, Fig. 70-9. La velocidad de sali­
do perpendicular a la pared abdominal, Fig. da debe ser al goteo, y no debe olvidar­
70-7. Debe hacerse poco a poco y succio­ se de dejar bien sujeta la sonda a la piel del
nando cada vez hasta constatar si sale o no enfermo para evitar que se salga.
líquido ascítico. Una vez en la cavidad abdo­
Cualquiera que haya sido la intención
minal se extrae unos 20 cc. de líquido y
luego se retira la aguja con un solo movimien­ primera de la punción ascítica, siempre se de­
be enviar muestras al laboratorio para su aná­
to hacia atrás.
lisis citológico, químico >y bacteriológico,
8.— Ligera fricción con una gasa sobre el según los casos. El no hacerlo es una gra­
sitio de la punción y colocación de otra gasa ve omisión.
sobre el mismo sitio, fijándola con un espara­
drapo. Luego, el enfermo debe quedar en
reposo.
Cuando alguna T?.ra ocasión er qc.? h
ascitis es muy abunda:' ;.': de modo q ! •' La ­
pide los movimientos respiratorios y la disnea
es muy notable, puede realizarse la paracen­
tesis evacuadora, con el objeto de extraer va­
rios litros y así disminuir la tensión abdomi­ Fig. 70-8 Trdcar con mandryl para la paracente­
nal. En estos casos es necesario tóm ar algu­ sis.
nas precauciones adicionales, como: m ante­
ner un control frecuente de la tensión ar­
terial y del pulso; mantener una vena canali­
zada con dextrosa al 5°/o en agua, que pase
a diez gotas por minuto; y no extraer todo
el líquido ascítico de una vez, sino mas bien,
repetir el procedimiento las veces que sea
necesario. Todo esto es así, porque alguna
vez puede detectarse hipotensión arterial
grave por hipovolemia, sobre todo cuando el
líquido se extrae demasiado rápido.
El procedimiento mismo es igual que
la punción diagnóstica en los numerales
que van del 1 al 6, pero antes de la punción
se debe anestesiar la piel y planos profundos Fig. 70-9 R ecolección del líquido ascítico en la
con anestésico local (2 cc. de xilocaina al paracentesis evacuadora.
m www.medibooksnica.net63.net -4 4 5 -
3.— Levine, H.: N eedle biopsy of th e perito­
neum in exudative ascites. Arch. In tern .
Med., 120: 542, 1967.
4.— Salvensen, H.A. y Linder, G.C.: J. ,Biol.
Chem., 58: 617, 1923.
5.— Sochocky, S.: Tuberculous peritonitis. A
review of 100 cases. Amer. Rev. Resp. Dis.,
95: '398, 1967

;ftBE?fìS, UUH._ o ; - 3 / s / g i
m C A P IT U L O 71
m Fig. 70-10 E cografía de la ascitis.

o: Aun­ E X A M EN F IS IC O D E L C O N T E N ID O
que no es la intención primera de este texto A B D O M IN A L
G iacer el análisis semiológico, sin em bargo,
j^ jo r ser que en muchos casos su examen pue-
GENERALIDADES: Sin embargo de que
gjde ser m uy orientador, vamos a poner algu­
en el interior de la cavidad abdominal se
n o s ejemplos; asjcátisJLuiimmlí^ai-. sxnda.- encuentran las visceras de los más variados
^ d o ab undanífLeii JirrfocilQs..y cultivo positivo
aparatos y sistemas, es costumbre realizar
||p a ra bacilo de R o ch an un 20°/o (1, 5) de ca­
su examen físico a continuación del torácico
sos. Ascitis neoplásica: JúyiM nuímlaíiEO,
y abdominal en general por comodidad, y
^ emorràgico. con células malignas y aumento
a pesar de que, en segundo tiempo, pudiera
^de las proteínas (3). Ascitis de h Tnsuficien-
volverse sobre las visceras de un determinado
, r.ia C ardíaca: es Ufl pie tr a s u d a r^ con el
sistema de manera más prolija.
^aspecto y color de orina, proteínas menos de
£ 3 gr. °/o (4). Ascitis q viles a: lecbfísa^on Para que los objetivos del examen vis­
^ g o tas de grasa visiblesj coagulan con facilidad ceral se cumplan, hoy más que nunca es ne­
y contenido graso de 3gr. °/o o más (2 ) . cesario tener en cuenta las recomendaciones
l>Ascitis qniliformfi: lechosa, contiene co les- hechas en los capítulos que tratan de las ge­
uterina y no coagula. neralidades del examen físico y del abdomen
en conjunto, especialmente aquellos que tie­
nen que ver con la palpación, puesto que es­
te es un tiempo de significativo valor. Si se
» B IB L IO G R A F IA tiene en cuenta además, que las estructuras
interiores deben ser reconocidas a través de
la pared abdominal, se comprenderá que,
Des Pres, R.M .: T uberculosis-extrapulm o- así como el sentido del tacto debe ser bien
nar. In Cécil — Loeb: T ratado de Medicina
Interna. 14a. E d., Cap. 229, p.p. 478. In ­ desarrollado, las técnicas recomendadas para
teram ericana. M éxico, 1977. el examen médico deben ser correctamente
Farreras, P. y R ozm an, C.: Medicina In te r­ realizadas; de lo contrario, el examen puede
na. 8a. E d., p .p . 302,- Tom o I. E ditoria] ser molestoso para el paciente e inútil para
Marfn. S.A., Barcelona, 1972.
el diagnóstico.
& PLIEGO: 14
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EXAMEN FISICO DEL CONTENIDO AB­ «
DOMINAL DEL TUBO DIGESTIVO.— i
EXAMEN FISICO DEL ESTOMAGO Y DUODENO: c
En general, los resultados que se obtienen
son escasos, y de hecho, en condiciones nor­
i
males prácticamente son negativos los inten­ «
tos del examen físico. Patológicamente
I
ofrece algunos datos, pero son los procedi­
mientos diagnósticos de gabinete, como la c
radiografía y la endoscopia, los que mejor in­ i
formación ofrecen. Sin embargo, siempre
es indispensable tener una buena orientación
Fig. 71-1 Palpación del estómago €
clínica previa antes de pasar a realizar cual­ I
quier otro tipo de exámenes, para lo cual de las dos manos una sola línea horizontal. ^
el examen físico también ayuda. Nótese que en estas condiciones, los únicos M
dedos que palpan son los enunciados, mien-"
Inspección; El estómago, es capaz_de causar
tras que los índices y pulgares permanecen {
^ abombamientos-del epigastrio por inm ola­
libres. Así preparada la maniobra y ejer-¿
ciendo ligera presión con todos los dedos,
ría de ellos; y por_mef.eorismo gást.ricajn-
se deslizan hacia abajo, hasta llegar al hipo- 4
tenso (3). En los casos de obstrucción ..pi-
lójj£a, durante la fase-daiucha, pueden verse
perceptible se siente entonces que los dedos ^
los ipoyimientos. peristálticas que partiendo
descienderi._como_-dje_iina_grada. que corres- ^
del epigastrio se dirigen hacia abajo y la dere­
ponde a dicha curvatura. Con el objeto de ^
cha, hasta el sitio en que se proyecta el pílo-
facilitar la maniobra se recomienda: prime- .
ro (Kussmaul). También puede js£L_caiisa
ro, que el deslizamiento se haga sobre la "
v\de_depiesioiies_£pigástu6as, como en las_p£r-
línea media puesto que la columna lumbar (
^ f nrar.ionfts del e stó m a g o en que los músculos
hace como una base de sustentación aunque ^
epigástricos se contraen intensamente, lo
sea lejana; y segundo, que dicho desliza-
cual es Confirmado por la palpación.
miento se realice el momeníQ^de-ía-esptffl- ^
Palpación: Aún suponiendo que las paredes
cinn_en que el estómago se encuentra subien- ^
del epigastrio no ofrecieran ninguna patolo­
do, después de haber descendido durante la 4
gía, sus resultados también son pobres pues­
inspiración. En un intento dfi-palpax-eLpálo-
to que en condiciones normales prácticamen­
ro puede hacerse la maniobra antes descrita, ^
te es negativa, y patológicamente sus resulta­
pero deslizando los dedos sobre una línea (
dos son engañosos. En todo caso, siguiendo
que desciende por la parte media del recto
a quienes practican la palpación para el reco­
anterior derecho. Al encontrarse con el an­
nocimiento de la curvatura m ayor, se debe
tro o el píloro se lo detecta como un cilindro *
colocar las palmas de las manos sobre el
de consistencia que varía constantemente ,
epigastrio del enfermo acostado y tranquilo,
igual que su diámetro y que se encuentra
como indica la Fig. 71-1; es decir, dirigidas
recostado en dirección transversa y dirigido^
oblicuamente la una contra la otra, de tal
hacia la derecha. 1
manera que los dedos medios se topen
entre sí, y formen con los anulares y meñique Esta misma maniobra permite el reco-
i www.medibooksnica.net63.net - 447 -
P nocimiento ocasional de los tumores gástri-
^ eos, especialmente los de la cara anterior y
^ curvatura mayor (13). La mayoría de veces
P no son palpables, y cuando ya lo son casi
^ siempre han dado metástasis a otras par-
tes. Cuando son palpables se los puede re-
W conocer como dolorosos o indoloros, duros,
0 fijos o móviles, lisos o abollados; cilindricos
o irregulares.
En los casos de ptosis-gástrica, j n j o s
^ que ^ íim M 3 Jiiie n to ^ e ^ io 5 =rnems^Yuehíe
0 hipets&n.sible ,„al, plexcL^solaj;, produciendo/.
/O .
dolor, se utiliza, para confirmar este hecho(^y
w la maniobra de Glénard. que consiste en lo
P siguiente: el médico se coloca detrás del en-
^ fermo que permanece de pie, y lo abraza des­
de atrás colocando las manos en la parte
P baja del mesogastrio, como nos indica la Fig.
£ 71-2. En estas condiciones, manteniendo Fig. 71-2 M aniobra jae.-Uienard- para el exa-
« una presión sobre el abdomen, se ejerce una
" acción como para llevar hacia arriba a las
P visceras del abdomen, con lo cual disminuye
^ la tracción de los mesos y el dolor disminu­
ye; si ahora se suelta de golpe el abdomen, el
^ dolor reaparece al volver el tironeamiento
j} de los mesos.

) De igual significado es la maniobra


^ Lejsen, que se realiza de manera semejante
. también a la anterior, con la variante de que
" mientras el dedo índice derecho del médico
0 presiona sobre la línea xifoumbilical, en el
* punto más sensible, la mano izquierda, colo­
cada con su borde cubital, debajo del om-
1 bligo, levanta el abdomen, Fig. 71-3, como
j| queriendo llevar las visceras hacia arriba. En
. estas condiciones, al disminuir la tracción de
Fig. 71-3 para el exa-
^ los mesos el dolor disminuye, pero al retirar
| bruscamente la mano izquierda, vuelve a
^ reaparecer.
Auscultación: Nos saltamos la percusión bje. ya estudiado antes.
7*^porque no tiene importancia, y sobre la aus- El examen físico dirigido al duodeno
| cultación volvemos a mencionar el chapoteo prácticamente no tiene valor, y menos, si se
^ en ayunas, por tratarse de un.fenómeno.audl- compara con los métodos de laboratorio.
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— HHÓ —

EXAMEN FISICO DEL YEYUNO - II.F.ON: Pro­


duce pocos signos, y de hecho muchos de
ellos ya fueron estudiados a propósito del
examen del abdomen en conjunto. Hoy
sólo recordaremos que es capaz de dar a la
inspección, abombamientos circunscritos, es­
pecialmente mesogástricos en casos de obs­
trucción de una asa, lo mismo que movimien­
tos de reptación durante la fase de lucha de
la obstrucción. A la percusión, ya sabemos,

\ hidroaéreos son abundantes si hay .faiper-


Fig. 71-4 Técnica de Haussman para la pal­
quiafisia o procesos serniohstructivos. pación del intestino

La palpación, lamentablemente tampo­


co ofrece signos importantes por tratarse de
visceras huecas fácilmente depresibles; sin
embargo, sea esta la oportunidad para anotar
que, en general, para palpar cualquier seg­
mento del intestino es aconsejable utilizar
■x la_técttkaude-HausmaníL, es decir, eljtesliza-
"j mien to profundo de Ins pnlpejnr, do Ion-de,-

ejercen al mismo tiempo una presión en una


linea de desplazamiento perpendicular al
eje m ayor del segmento intestinal escogido
Fig. 7 1 4 .
Con esta técnica, en condiciones nor­
males se consigue alguna vez, en personas de
pared m uy delgada y flácida, palpar las asas
como cilindros de consistencia muy variable,
dependiendo ésto de su contenido y grado de
contracción. También se puede palpar algu­
na vez la última asa del íleon que .va a abocar Fig. 71-5 S ituación del asa term inal del Üeon
en el ciego, por ser fija; se la reconoce en la en relación al psoas y su palpación
fosa ilíaca derecha, como un cilindro situa­ i
do transversalmente sobre el psoas, Fig. 71-5. es negativa, y la palpación es imposible ^
En las-abstracciQneSs-el-asa-supraestenáttfa, en las apendicitis agudas en las que la hi­
vndilataday-seja-puede-palpar-jcoma-un -t umor perestesia cutánea, el dolor y la contractura ^
^cilín.drico-y-renitentfe(signQjig.WadU). muscular y el enventual plastrón se oponen |
EXAMEN FISICO DEL APENDICE.- En condi­ a ello. Sin embargo, debe recordarse la
ciones normales ni la inspección ni la pal­ positividad de los puntos dolorosos apendi-^
pación permiten reconocer al apéndice; inclu­ culares descritos en el estudio del abdomen i
so en condiciones patológicas la inspección en conjunto.
www.medibooksnica.net63.net -449-
Ahora añadiremos qué, con el objeto
de volver más sensibles a los puntos doloro­
sos apendiculares, especialmente al Me Bur-
ney, es conveniente realizar algunas manio­
bras que permiten poner en más contacto
el sitio de implantación del apéndice en el
ciego con el músculo psoas. Las maniobras
que más se practican son las siguientes:
\faniobra de Haussmann. Fig. 71-6. E n f e r ^
mo en dec.úhjín_dorsal, al que se le localiza el
p n n to de Me Burnev. en la forma clásica;
luego, sin dejar de presionar dicho punto
doloroso, se eleva el miembro inferior dere-
cho extendido, hasta unos 60° — 70o? en
estas condiciones, el enfermo sentirá má<;
dolor.

Maniobra de Me. Kessack. Fig. 71-7: C o n si-^ J.


gue el mismo efecto que el anterior y se efec­
túa colocando al paciente en decúbito lateral
izquierdo..con 1as piernas flexionadas: el mé­
dico estiraja.j?Í£.rna derecha, v la lleva hacia
atrás mientras mantiene la p ia sió ja ^ h ifu e l
P ’-!i } l 9 _ d e M . e L l i u r n c y .

En ios casos dfí apqnHiritifr aguda sf'


puede constatar también uruialor. a la-.pre-

sale el ricrYiojobiuradoi-derechQ, pero no e n . ^


el lado izquierdo (Signo de Gordi Grau). SeL-^ Fig. 71-7 Man&J&gu&J&oJLessack.
localiza este conducto en la intersección del
pliegue inguinal con el borde subpubiano.

El plastrón apendicular: Cuando una apen- Cuando la co n tractu ra m uscular de la


dicitis aguda-se_perfora. el proceso in fla m a C ^ fosa ilíaca derecha n o depende de la infla­
torio intraperitonial que-desencadena una mación de las visceras o peritoneo subyacen­
exudación fibrinosa ( 1 1 ), obliga^Ja.acmaü- te, puede ser vencida, para palpar con m ás fa­
cilidad el contenido de la fosa ilíaca derecha,
les, acumulados en la fnsaJIíaca.deredja le con m aniobras de com presión, con la m ano
dan a e'sta una consistencia-pastosa.ojresisten- izquierda del m édico , de la pared abdom inal
te, producto de una masa que se extiende en­ a la altura del flanco correspondiente, m ien ­
tre el músculo recto y el reborde óseo del hue­ tras su m ano d erecha explora la fosa ilíaca.
co iliaco. Este plastrón se puede reconocer Fig. 71-8.
también por tacto rectal, pero de él hablare­ EXAMEN FISICO DEL CIEGO.— La inspección
mos más tarde. no ofrece datos definitivos, excepto tal vez el
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-450-

Fig. 71-8 M aniobra para vencer la contrac-


tura muscular de la fosa ilíaca de­
recha

de un ligero abombamiento de la fósa ilíaca


derecha en los casos de meteorismo o tumor
del ciego.
La palpación es muy útil y debe aprove­
char del deslizamiento de Hausmann, siguien­ I
do de dentro afuera, una línea que va del om­

i
bligo a la espina ilíaca anterosuperior derecha; i
esto puede hacerse tanto con el paciente en
decúbito dorsal como lateral izquierdo, pero Fig. 71-9 Palpación d el ciego
I
con la pierna derecha flexionada. Fig. 71-9.
El procedimiento permite reconocer primero I
el borde interno, cuando la mano derecha del Fig. 71-8, antes descritas. También se puede |
examinador que ha venido desplazándose palpar con las dos manos siguiendo el mismo i
desde adent.ro, siente de golpe como si subie­ procedimiento que con la una. Fig. 7I-9a. ^
ra una grada, luego continúa sobre la cara Con el objeto de volver más sensible I
anterior del órgano y cuando llega al borde la determinación del ciego móvil, se puede ^
externo, siente como que bajara esa grada; palpar primero en decúbito dorsal y luego en J
en este momento, Glénard, aconseja empu­ lateral izquierdo, con lo cual el órgano se "
jar el ciego con la cara dorsal de los dedos acerca a la línea media, pero no la sobrepasa. |
hacia adentro para medir su desplazamiento, Además se lo puede empujar hacia arriba y 1
y luego volver por el mismo camino en una se comprobará lo que se acerca al reborde ■
maniobra de deslizamiento, pero en sentido costal derecho. Á
inverso, con lo cual se volverá a palpar el El ciega normal suele ser de forma de^j
órgano. Cuando se palpa con una sola mano un cilindro un tanto más voluminoso en su j
se puede aprovechar de las maniobras de la extremo inferior; de consistencia variable de
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a veces dolorosa. y casi siempre, fija por adhe­
rencias a los planos vecinos. (13)
EXAMEN FISICO DEL COLON: Lo más impor­
tante es la palpación, pero recuérdese que en
el examen físico del abdomen en conjunto
ya hemos hablado de los abombamientos,
del timpanismo y de los ruidos hidroaéreos
a los que puede dar lugar.

El colon ascendente se palpa con la misma


técnica del deslizamiento, sobre una línea
que va del ombligó, hacia afuera; pero, con
el objeto de volver más resistente el plano
Palpación bim anùal del ciego inferior, es recomendable colocar la mano
izquierda del examinador debajo del flanco
derecho, mientras la mano derecha realiza la
acuerdo con su contenido: elástico, pero
maniobra palpatoria. Fig. 71-10. El proce­
dando la impresión de estar inflado cuando
dimiento es el mismo que para la palpación
contiene gases, en cuyo caso, una ligera
del ciego, es decir, al realizar el deslizamien­
compresión los impulsa hacia arriba y el
to de dentro a fuera, se siente en un momen­
órgano se vacia, dejando en esta ocasión la
to dado como que los dedos subieran una gra­
sensación de un cilindro contraído de consis­
da, pasan luego sobre una superficie cilindri­
tencia dura; pero si está lleno de substancias
ca, lisa, indolora, más o menos depresible y .
sólidas puede ser macizo. Esta condición de
de consistencia variable según su contenido,
variar constantemente de consistencia le hace
y caen luego como si bajaran una grada al
inconfundible con otros órganos vecinos o
llegar al borde externo del órgano; luego de la
que en circunstancias patológicas hubieran
misma manera, pero en dirección contraria se
emigrado hacia la fosa ilíaca,como por ejem­
puede volver por el mismo camino para pal­
plo, un riñón ptósico. Es además liso,
parlo nuevamente; así se constatará además
desplazable hacia adentro unos dos o tres
que casi no se desplaza en sentido trans­
centímetros e indoloro y m uy frecuente­
versal porque no tiene meso. Cuando está
mente produce ruidos de gorgoteo al presio-
vacío puede no palparse nada.

tar. doloroso a la palpación, lo cual se com-


Los ángulos hepático y esplénico del colon
mo.jen Jas colitis, que comprometen,al. ciego. no son reconocibles por la palpación debido
Puede estar permanentemente distendido a su profundidad.
como en las -obstrucciones del colon (S lg J lP ^ El colon descendente se palpa con los mis­
de-Bouveret), o permanentemente contraído mos principios y procedimientos que el ascen­
como un cilindro duro, en los casos dexolon dente, pero el médico debe colocarse al lado
irriiahle ( 1 , 14). El carcinoma del ciego cam- izquierdo y poner su mano derecha debajo
ia completamente las características palpa- del flanco, mientras su mano izquierda
torias normales, transformándolo en una ma­ realiza la maniobra palpatoria. Los hallazgos
sa dura y permanente, de irregular superficie, son iguales que en el.ascendente.
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-452-
E1 colon transverso es el más difícil de
palpar puesto que su amplio meso le permite
movilizarse ampliamente de arriba hacia aba­
jo y viceversa; además, cuando tiene su dis­
posición en guirnalda, normalmente puede
descender hasta el hipogastrio'. La técnica
es igual que para las otras porciones del
colon y puede aprovecharse del deslizamien­
to bimanual, Fig. 71-11, empezando en el epi­
gastrio y terminando en el hipogastrio, para
volver luego, a lo largo de la línea media,
de abajo hacia arriba. El momento que se
encuentra el transverso se lo siente como
un cilindro situado transversalmente, de ca­
racterísticas semejantes al ascendente y des­
cendente. Puede estar doloroso, duro por

sa!’ en los íleos segmentarios de Ja pancrea­


titis -aguda. (2, 4); o estar muy distendido
en las obstrucciones bajas del intestino
gn¡£Sa
EJL-sigma, en condiciones normales.- es el
segmento más fácilmente palpable, especial­
mente cuando está ocupado, por contener en
estas circunstancias heces sólidas bien con­
formadas.
Utilizando siempre la técnica del des­ Fig. 71-10' A) Palpación del colon ascendente.
lizamiento, se sigue una línea de palpación B) Palpación del colon descenden­
que parte del ombligo en dirección a la espi­ te.

na ilíaca anterosuperior izquierda, hasta que en


un momento se encuentran los dedos del exa­
minador con un cilindro, liso, relativamente
duro cuando está lleno, indoloro, m uy móvil
que rueda bajo los dedos del examinador. En
este segmento, más que en ningún otro, las
manos del examinador pueden ir y volver
sobre el colon reconociendo sus característi­
cas. Cuando se ha evacuado, por la contrac­
ción de sus fibras, se lo sigue palpando un
tanto duro, pero dando la sensación de estar
vacío, y de un diámetro menor.
Patológicamente-se ln encuenína-doki-
i
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roso y muy disminuido de diámetro en las
rnjitis y_colon irritable: en cambio se lo pue­
de tacaiutniLy dilatado, varias veces más qué
su diámetro, y de comistencia-semidufa que
con la presión de los dedos,deja_sus-respecti-//V-
vas .depresiones. (Signo Hp finAp-t), de superfi-^^
cié más o menos irregular, en los casos de
megacolon ocupado por heces fecales que no
han sido expulsadas por varios días o sema­
nas (15), Fig. 71-12. La falta de movilidad
del sigma debe tomarse con cuidado pues
puede significar la presencia de un tumor
que le fija al peritoneo parietal ( 12) o de un
proceso inflamatorio vecino que le invade.
(6, 7, 8).

EXAMEN FISICO DET. RECTO Y ANO: Fre­


cuentemente descuidado en el examen -gene-
Fig. 71-12 Megacelon chagásico. Cortesía
ral del enfermo es,, sin embargo, de singular
del Prof. Dr. Edgar R entería.
importáncia y de fácil realizadón si se cuen­
ta con la cooperación del padente, al cual,
desde luego, se le debe explicar previamente
lo que se le va hacer, especialmente si es
mujer, y que no causa daño alguno. Su
examen físico completo incluye la inspección,
palpación y endoscopia.
Inspección: Se la debe realizar exposición
ffimipectnralj Fig. 71-13, es decir, con el
paciente arrodillado sobre la cama, con las Fig. 71-13 Posición adecuada para el examen
ano rectal
piernas un tanto separadas, inclinando el
tronco h ada adelante hasta el punto en que
el pecho toque la cama, y la región glútea
con los muslos formen un ángulo recto entre
sí; la cabeza, de lado, asienta sobre una
almohada, y los brazos abiertos, pueden abra­
zar la cama; el médico se localiza detrás
del padente y con sus manos enguantadas
separa las nalgas para dejar completamente
descubierto el ano y todo el periné,Fig. 71-14.
En estas condiciones aprovechará para exa­
minar además toda la región glútea, los geni­
tales y los muslos.
Para los enfermos que por cualquier Fig. 71-14 Exposición del periné para el exa­
razón no_pueden tomar 1a_.pnsirián-gjemipec- m en ano rectal
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-454-

^piaferihle. la posición ríñ-Sims, o sea, el de­


cúbito lateral izquierdo, con la pelvis descan­
sando sobre una almohada, la pierna izquierda
extendida y la derecha flexionada. Fig.
71-15.
Normalmente sólo descubrirá el esfín­
ter anal con sus pliegues radiados que al to­
carlos se contraerán más todavía. .
—Patológicamfíntp. son muchas las afec­ Fig. 71-15 Posición de Sim s
ciones que se puede descubrir, por ejemplo:
Las ^hemorroides externas. Fig. 71-20, que
se presentan como pequeñas tumoraciones
que cuando estdn jn flamadas o tromhosadas
—snn-rie color violáceo rojizo, pero cuando
son de largo tiempo atrás pierden el color y
se vuelven arrugadas y blandas,' llamadas
•mariscos. Se. deben a várices del ano.
X a fisura .anal, Fig. 7 1 -2 7 ,.frecuente­
mente localizada en el=pliegue_conaisiáai

rio, se extiende hasta el borde del ano limi­


tado por la piel.
^ F|-prp^p<¡n Fig. 71.-18, signi­
fica la salida-del recto a través Hpl_annJ y se Fig. 71-18 Prolapso rectal
deja ver-cnmo nn cilindro cubierto de epi-
telio^-jde_color rosado r> rojo vivo.; en su ex­
trem o libre se encuentra un orificio en el
que se puede introducir un dedo para exa­
minar el grosor de la pared del segmento
prolapsado.
N^ ) Los condilom as planos, Fig 71-1QJ c.rv-
rrespondientes a un segnndarismo -sifilítico
(5), se presentan como elevaciones de forma
irragulan-de-cnlnrhlann)7m
-Los-Condilomas acum inados, Fig.71-20.
se parecen a la coliflor aplanada por la pre­
sión de las nalgas, pueden invadir los genita­
les, Se presentan en personas desaseadas;
se debe a unainfecciónuxiral (9, 10).
T-as úlceras perianales de diversa etiolo-
logia:. Fig. 71-19 Condilomas planos
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F ie . 71-se Condilom M acuminado» y hemo­


rroides externan
-s ”1.

Fig. 71-23 Posición ginecológica


Paciente con espejo vaginal colo­
cado.

Ulceras de decúbito

|¡líti£^de^ecúb.ito, Fig. 71-21


Los abscesos perianales, Fig. 71-27, sv
^caracterizan por presentarse corno tumores
^ muy dolorosos, calientes, con rubicundez de
j¡^la piel que los cubre, fluctuación a la palpa-
lición, y a la presión, si están fistulizados,
^p u ed en permitir la salida de pus por el en fi­
lé ció fistuloso.
Palpación.— El tacto rectal es el complemen-
g.to indispensable del examen de la región.
Como su técnica es sencilla, no se justifica
1> que no se lo practique.
P Las posiciones del enfermo para el exa-
Fig. 71-24 Examen bimanual aprovechando
^ m e n son las mismas que las descritas para el tacto rectal
la inspección, pero se puede añadir la posi-
í c i ó n ginecológica, Fig. 71-23, que es pre-
g ferida por muchas personas, y además per- Cualquiera que sea la posición, adopta­
~ mite el tacto bimanual para el examen de da, antes de la palpación el médico debe
^ las estructuras pelvianas, Fig. 71-24, puesto ponerse un guante y lubricar el dedo exami­
É^que mientras la mano situada sobre el ab- nador, si es necesario con una pomada anes­
^ domen empuja hacia abajo a las visceras, el tésica o simplemente con vaselina líquida. A
dedo intrarrectal las reconoce con más faci- continuación introducirá el dedo suavemen­
©■lidad. te, pero iniciando con el pulpejo del dedo y
www.medibooksnica.net63.net
-456 -
1

no con la extremidad anterior del mismo, CONSIDERACIONES AL CUADRO N o ^


i
Fig. 71-25; así, primero examinará el esfínter 71-1: 1.— El esfínter.— El tono del e s ^
anal, luego el recto y por último los órganos fínter se reconoce por la oposición q u á jj
vecinos. El cuadro No. 71-1, nos resume lo ofrece a la introducción del dedo que, e r^ j
que hay que tomar en cuenta para su reco­ todo caso, debe ser vencido suavemente;lue-
nocimiento durante el tacto rectal. go se pedirá al enfermo que contraiga el es™
fínter; y por último, haciendo pinza con elfl[
dedo pulgar, examinará el grosor y tono d e l^
músculo esfintereano. En general todo p r o *
ceso doloroso se acompaña de hipertonía que^l
impide la introducción del dedo o lo aprisio-^jj
na si ya se ha introducido. ¡¡
m
La estenosis no debe ser confundida^
con h imperforación del ano que sólo se v e 0
en los recién nacidos. El orificio anal puede^j
estar estenosado en diversos procesos infla-^jj
matorios perianales y en el cáncer del recto,
pero se los puede diferenciar porque los pri­
meros dejan en el extremo superior e intra-
rectal del proceso, un orificio central, mien­
Fig. 71-25 Forma correcta. (C) c incorrecta (I)
de Iniciar el tacto Metal tras que en el segundo siempre está desviado.

CUADRO No. 71-J

TACTO RECTAL

RESUMEN DE LO QUE HAY QUE EXAMINAR

1.— Esfínter 3 .- Examen de los órganos vecinos


1.1: Tono 3.1: Fondo de saco recto-vesi­
cal o recto-vaginal
1.2: Estenosis
1.3: A tonía 3.2: Vejiga
3.3: Extremo inferior de los
2.— Mucosa rectal
ureteres.
2.1: Primeros 2 — 3 centímetros
3.4: Próstata
2.2: Fístulas
3.5: Utero y anexos
2.3: Tumores
4 .- Examen del dedo de guante
2.4: Abscesos
2.5: Cuerpos extraños
I www.medibooksnica.net63.net -4 5 7 -
I La atonía, en el cual el dedo penetra nitis, pelviperitonitis, anexitis), el Douglas,
| muy fácilmente, puede verse en las afeccio­ participa rápidamente de él y se vuelve muy
nes neurológicas que comprometen a la par- sensible al tacto, produciendo a veces in­
^ te baja dé la médula espinal; en los ancianos, tenso dolor que provoca un quejido del en­
) en algunos tumores y personas m uy desnutri- fermo (Grito de DouglasL Se lo detecta
| das. cuando el dedo se ha in troducido profunda­
mente en el_ recto ,y_el_ pulpejo -comprime
} 2.— L¿ mucosa rectal: Normalmente suele
ser fina, suave, distensible e indolora. En los
jiga o -vagina, según el caso. En los derrames
" primeros centím etros de ella es en donde más
ascíticos se constata que tanto este fondo
) asienta la patología, así: puede presentar
de saco, como los laterales se encuentran
I fístulas de abscesos perianales, m uy doloro-
ocupados, lo cual constituye un signo precoz
sas; hemorroides internas, pólipos, etc.
de ascitis.
^ En el cáncer del recto, la luz de la am-
> polla rectal suele estar muy disminuida, co- Tanto el cuello de la vejiga como los
l mo un tubo; la mucosa es inextensible, rugo­ ureteres en el sitio de su desembocadura
sa, acartonada y pueden descubrirse mamelo- pueden ser reconocidos llevando el pulpejo
1 nes duros de consistencia leñosa, a veces del dedo hacia arriba y los lados. Cuando la
i acompañados de úlceras que sangran y dejan vejiga está llena se la toca como una masa
el guante manchado. redondeada, depresible, indolora que, en el
Los cuerpos extraños pueden ser de lo hombre, se continúa hacia abajo con la prós­
más variados y encontrarse en el recto porque tata. Los puntos ureterales inferiores, sitio
han sido ingeridos, como bolas, botones, se­ de desembocadura de los ureteres, se los
millas de fnitas, monedas, etc.; o introdu­ toca a los lados, pero en condiciones norm a­
cidos accidental o voluntariamente. les son indoloros, no así en los procesos in­
flamatorios como en las trigonitis, cistitis,
3 .- Examen de los órganos vecinos: Ahora ureteritis. Seremos más precisos al describir
es necesario poner atención en las diversas el examen total de la vejiga en el aparato
estructuras que son accesibles a través del urinario.
recto: La próstata debe examinarse siempre:
Fondo de saco de Douglas o recto-vesi­ dirigiendo el pulpejo del dedo en dirección
cal o recto-vaginal: como sabemos, el peri­ ventral, se podrá constatar la presencia de la
toneo parietal que desciende en la pelvis entre próstata con su forma de corazón de naipes
el recto y la vejiga en el hombre, y entre el rec­ de base superior, dividida en el centro por un
to y la vagina de la mujer, forma un fondo de surco que deja a cada lado los lóbulos dere­
saco, llamado de Douglas, en el que se colec­ cho e izquierdo, de consistencia elástica y
cionan líquidos de todo orden, procedentes uniforme, de bordes bien delimitados, indo­
de afecciones exudativas o trasudativas, infec­ lora y que al comprimirla puede dejar salir
ciosas o no, procedentes de las visceras no só­ por el meato uretral unas gotas blanquecinas.
lo intrapélvicas sino también abdominales, Su patología la estudiaremos en el aparato
como líquido ascítico, sangre, pus, etc. de urinario.
1 diverso origen. Cuando el proceso es pélvico El útero y anexos pueden ser alcan­
especialmente, pero también intraabdominal zados por vía rectal, único acceso posible
y de etiología inflamatoria infecciosa (perito- en las mujeres vírgenes, y ocasionalmente ne-
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cesario en las mujeres no vírgenes; pero su es­


tudio lo dejamos para el capítulo del aparato
genital femenino.
4.— Examen del dedo de guante: Al ex­
traer el dedo puede salir manchado, y se de­
be reparar en ello para observar si se trata
de heces normales, sangre, pus, moco o baba,
Fig. 71-26.A: Proctoscopio.
lo cual tiene valor para el diagnóstico, pero B: Rectosim goideoscopio.
su estudio lo haremos a propósito del examen 2.— Con las manos enguantadas, el médico ¿g
de las heces fecales. debe lubricar con vaselina el anuscopio arma- ;!
do, es decir, con el mandryl introducido en el ^
ENDOSCOPIARECTAL- Rectoscopia: Nos tubo hueco. ^
referimos a ella porque consideramos que,
3.— Introducción suave del anuscopio. El ^
siendo de técnica sencilla, es m uy importan­
paciente puede cooperar respirando profun- ,
te para diversos diagnósticos que el médico
damente varias veces.
general puede buscarlos en cualquier parte.
Prácticamente no tiene contraindicaciones, 4 . - Retiro del mandryl e iluminación c o -
sólo recomendaciones para hacerla con más rrecta del espejo.
cuidado en los procesos inflamatorios agudos 5.— Examen de la mucosa; para el efecto, £
(rectitis, abscesos, fisuras); y antes está bien luego de examinada la porción más profunda, s
indicado en todos los casos de afecciones se va retirando poco a poco el anuscopio ®
rectales e intestinales bajas. mientras se va reparando en las características
Preparación del paciente: Según algu­ de los nuevos niveles de mucosa que se van Jj
nos, Bockus, por ejemplo, no hace falta nin­ presentando. ™
guna preparación intestinal previa, pero según 6.— Finalmente, se retira totalm ente el es-
otros, es preferible examinar luego de una pre­ péculo, se asea la región y se da por terminá- £
paración consistente en que la víspera el do el examen. ^
paciente recibe sólo una dieta pobre en resi­
Hallazgos más frecuentes: 1.— La mucosa J
duos y por la noche un enema evacuador de
normal es rosada, húmeda, lisa y brillante.
unos 1000 cc. de agua hervida tibia; a la ma­
2.—Hemorroides internas, corresponden a di­
ñana siguiente otro enema, y unas horas
lataciones venosas de un color rojo violáceo.
después realizar el examen. Si el enfermo
3.— Cáncer del recto, se presenta como un
está con diarrea no necesita preparación.
tumor que no permite la introducción del
Equipo: Se utiliza los anuscopios de Bensau- espejo, de base ancha y dura,- sangra fácil­
de, o el de Zorraquin, Fig. 71-26, que contie­ mente. Es indispensable la biopsia. 4 .—Rec­
nen un mandryl que permite la introducción. titis, muchas veces secuela de las colitis, pre­
Se debe tener a la mano gasa y vaselina; no senta una mucosa roja, edematosa, húmeda;
hace falta anestésico local, salvo algún caso cuando es amebiana presenta además ulcera­
excepcional. Buena luz. ciones hemorrágicas y formación de falsas
Procedimiento: Demás está decir que previa­ membranas, 5 .— Pólipos, son tumoracione
mente se ha realizado el tacto rectal. 1 Co­ de consistencia carnosa o quística, ped?
locar al enfermo en posición genupectoral o culadas o no, de tamaño muy variable.
lateral de Sims. Fig. 71-27.
9
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línea de su implantación, Fig. 71-28, que
es una diagonal que parte de la II vértebra
lumbar y se dirige a la cara interna del ciego.
Su técnica obliga a colocar la mano de plano
sobre el abdomen e ir introduciéndola lenta­
mente, m ejor haciendo ligeros movimientos
circulares, aprovechando la espiración del
enfermo.
Para el diagnóstico de las adenitis me-
sentéricas situadas en la fosa ilíaca derecha,
Klein, aconseja detectar la zona dolorosa
primero en decúbito dorsal; luego, hacien­
do acostar al paciente en decúbito lateral
izquierdo, se comprobará que el sitio del
dolor se desplaza hacia ese lado, dejando
indolora a la fosa ilíaca derecha; esto se
debería al gran desplazamiento del mesente-
rio. Si se vuelve al paciente al decúbito
dorsal, el dolor en la fosa ilíaca vuelve a rea­
parecer. Nada de ésto sucede en la apcndici-
tis aguda.

Fig. 71-27 Hallazgos más frecuentes de Pato­


logía rectal

EXAMEN FISICO DEL MESENTERIO : Los in­


tentos más concienzudos a veces fracasan
por ser una estructura muy blanda y móvil. Fig. 71-28 Linca de implantación del m esen­
Para intentar palpar se recomienda seguir la terio
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-460-

B IB L IO G R A F IA C A P IT O L O 7 2

E X A M E N F IS IC O D E L H IG A D O Y «
1.— Almy, T.P.: Experimental studies on the
irritable colon. Amer. J. Med., 10: 60, 1951. L A V E S IC U L A B IL IA R É
2.— Banks, P.A.: Acute pancreatitis. Gastroen­ é
terology, 61: 382, 1971. EXAMEN FISICO DEL HIGADO: A u n q u e ^
3.— Dunn, A.D., and Thompson, W.: The la palpación es el más importante, sin em -®
Carbondioxide and oxigen content of sto­
mach gas in normal persons. Arch. Inter.
bargo, siempre diremos algo respecto de lo s^ j
Med., 32: 1 ,1 9 2 3 . otros tiempos del examen físico.
4.— Geokas, M.C., van Lancker, J.L., Kadell, INSPECCION: Tiene que ver m as con los
B.M., and Machleder, H.I.: Acute pancrea­
titis (U.C.L.A. Conference). Ann. Intern. signos generales que las h ep ato p a tías pueden ^
Med., 76: 105, 1972. •esdar, com o la ictericia, red venosa abdom inal. ^
5.— Guthe, T.: Sífilis. In Cécil—Loeb: Trata­ ^ pigm entaciones . de - la piel,- equim osis, etc., ^
do de Medicina Interna, cap. 246. Intera­ que nosotros las estudiarem os en el capítulo
mericana, México, 1977.
dedicado al hígado. Localm ente la inspec- $
6.— Hunt, S.M., Kincheloe, B.W., and Schreier, ción es pobre y quizá valga la pena m encio- ^
P.C.: Tuboovarian abscess in pregnancy.
Obstet. Gynec., 43: 5 7 ,1 9 7 4 . n a r al abom bam iento .del hipocondrio de re-
7.— Mickal, A ., Sellman, A.H., and Beebe, J.L.: cho que puede versé :en^¿s~hepatom egalias ®
Ruptured tubo —ovarian abscess. Amer. im portantes. ^
J. Obstet. Gynec., 100: 432, 1968.
8.— Nabel, W.A., and Lucas, W.E.: Management PALPACION: Ofrece la oportunidad de r e - f
of tubo — ovarian abscess. Obstet. Gynec., coger la mayor cantidad de datos útiles para g
32: 382, 1968 el diagnóstico, y además permite que de una
9.— Novak, E.R., Jones, G.: S., Jones, H.W.: vez se busque la vesícula biliar. A propósito
Tratado de Ginecologia. Interamericana,
Mexico, 9a. ed., p.p. 233, 1977
de este órgano es necesario precisar des­
de ya que sus afecciones infecciosas agudas
10.— Robbins, S.L.: Patologia estructural y
funcional Interamericana, México, Cap. 30, (Colecistitis), pueden provocar hijy.rftst.q-
p.p. 1343, 1975 s i£ _ x a itá n e a ^ u h í^ igual que
11.— Robbins, S.L.: Patologia estructural y fun­ cofttia^tuxa-musailar de la misma región que
cional. Interamericana, México, Cap. 21. pueden, impedir la palpación del hígado (5,
p.p. 946, 1975.
13). La palpación de los espacios intercos­
12.— Robbins, S.L.: Patología estructural y fun­
cional. Interamericana, México, Cap. 21, tales con la técnica ya conocida es normal­
p.p. 938, 1975 mente indolora, pero en los abscesos hepáti­
13.— Sherlock-. P., Erlich, A.N., and Winawer, cos del lóbulo derecho puede descubrirse
S.J.: Diagnosis o f gastrointestinal cancer: dolor - en la zona en la que„ se proyecta el
Current status and recent progress. Gastro­
absceso (7,10).
enterology, 63: 672, 1972
14.— Snape, W.J., Jr., Carlson, G.M., Cohen, S.: Qué palpar: Como siempre, es indispensable
Colonis m yoelectric activity in the irritable tener un orden de lo que se va a reconocer
bowel syndrome. Gastroenterology, 70:
con el objeto de no dejar escapar ningún de-
3 2 6 ,1 9 7 6 .
talle. Para el efecto recomendamos el siguien­
3 8.— Swenson, O.: Hirschsprung's disease (agan-
glionic megacolon). New Eng. J. Med., 260: te orden, tanto para su superficie como para
9 7 2 ,1 9 5 9 su borde: tamaño, forma, movilidad respira-
www.medibooksnica.net63.net - 461 -
toria, consistencia, sensibilidad, regularidad.
Cómo palpar: Existen varips métodos,
pero el éxito de cualquiera que se emplee
consiste en procurar una buena coordina­
ción entre la maniobra que realiza el exami­
nador y la respiración del paciente. En efec­
to, si se tiene en cuenta que el hígado está
en íntimo contacto con el diafragma se com­
prenderá que, en el momento de 4a inspira­
ción, descenderá y se volverá por tanto más
accesible a la mano del médico que aprove­
chará para reconocer las características antes
indicadas. Aunque vamos a describir varias Fig. 72-1 Palpación del hígado: Colocación
técnicas, nosotros recomendamos que, por el de la mano para palpar hígados
grandes
momento, el estudiante se familiarice con
una o dos, para que las domine y obtenga
buenos resultados del procedimiento; más
tarde podrá practicar con las demás.
Algunas ocasiones, cuando el hígado es
grande y la pared del abdomen es flácida,
se puede palpar el órgano con sólo colocar
la mano de plano sobre la región subcostal
derecha, con los pulpejos de los dedos dirigi­
dos hacia la línea media del enfermo acosta­
do, Fig. 72-1, para sentir como al momento
de la inspiración se desliza hacia abajo el
hígado agrandado; sin embargo, la mayoría
de veces se requiere de una técnica mejor
elaborada para conseguir buenos resultados.
Fig. 72-2 Palpación del Hígado: Método de
Ttmggp-h
Método de Bmgsctír^Fig. 72-2. El enfermo
acostado, con la cabeza descansando en una
rada la maniobra, pide al paciente que inspire
almohada; el médico sentado a la derecha
profundamente, mom ento en el cual el mé­
del paciente, pero frente a él, coloca su-mano
dico impulsa suavemente su mano hacia arri­
derecha de plano debajo del-reborde-costal
ba, sin dejar de presionar la pared abdominal,
de modo que el borde cubital se encuentre
para dar el encuentro al hígado que está des­
a la altura del ombligo o más abajo si consi­
cendiendo. Si en el primer intento no se
dera necesario; luego con dicho borde ejerce
palpa nada, hay que subir unos centímetros
una ligera presión hacia el interior del abdo­
la mano y volver a repetir todo el procedi­
men con lo cual logra colocar la línea de
palpación de su mano, compuesta por el bor­ miento, y así una y o tra vez hasta dar con la
de cubital de la palma, el dedo meñique y el viscera. «?
pulpejo del anular, a la profundidad del pla­ Método de _MathieuV^Fig. 72-3. Con el en­
no en que se encuentra el hígado; así prepa- fermo cómodamente acostado en decúbito
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—462 —
dorsal, el médico se sienta a su derecha, pero
ahora con el frente hacia los pies del pacien­
te. Sus dos manos juntas, unidas por el bor­
de radial de sus dedos índices y con todos
los dedos ligeramente flexioriados, las coloca
en el flanco derecho del paciente, pcuuMiajo
del ombligo y ejerce en ese sitio una ligera
presión hacia la profundidad del abdomen.
Pide al paciente que inspire mientras el mé­
dico impulsa sus manos hacia arriba, al en­
cuentro del hígado que desciende; si no lo Fig. 72-3 Palpación del hitado: M étodo de
encuentra debe colocar sus manos más arriba Mathieu
y repetir la maniobra las veces que sean ne­
cesarias.
^M étodo de Devoto. Fig. 72-4. Ahora el en­
fermo puede estar sentado en la cama o pues­
to de pie. El médico se sitúa detrás del pa­
ciente y pide al enfermo que se arrime cómo­
damente en él; lo abraza desde a tr a V a J a_a.liii-
ra jda-laxintuia y coloca sus manos dispues­
tas en gancho debajo del reborde costal del
paciente; hunde sus dedos en el abdomen y le
pide que inspire, momento que aprovecha el
médico para impulsar sus manos hacia arriba,
al encuentro del hígado.

ÍH létodo de CbauffaixL Fig. 72-5. El enfermo Palpación del hígado: M étodo de


^está acostado y el médico sentado a su derecha Devoto
con el frente al paciente. Coloca su mano iz-

tura-deL.hipnmndrio dfirprho, con el dorso


descansando plenamente sobre la cama,y los
dedos ligeramente flexionados presionan de
atrás hacia adelante los últimos espacios
intercostales a la altura de la línea axilar
posterior o discretamente más hacia adentro;
la mano derecha del médico se coloca trans­
versalmente y de plano sobre la fosa ilíaca o
flanco derecho del enfermo. En estas circuns­
tancias, los dedos de la mano izquierda eje­ s - v *vr V.
r "; ^
cutan movimientos de impulsión de atrás ha­
cia adelante con lo cual se logra que el híga­
do, propulsado hacia la pared anterior del Fig. 72-5 Palpación del hígado: M étodo de
abdomen, sea reconocido por la mano dere- Chauffard
www.medibooksnica.net63.net —463
cha del médico como un cuerpo que gol­
pea la pared, debido a que los impulsos de J
y
la mano izquierda producen un verdadero
peloteo del hígado. LINEA
LINEA .'.MAKAEISTER-
MEBIOCLAVLCUIAR-
Signo del témpano: Se utiliza en los casos A NAL/
de „ascítis, meteorismo intejnso, *cc&tjgi_gtura — L.
* AXILAR ANTER10R-
de la pared, etc., es decir, en los casos en que
es difícil reconocer el hígado por los otros
métodos. Se procede ejerciendo debajo del
reborde costal derecho ligeras presiones inter­
L I N E A AXILAR
mitentes sobre la pared, como cuando botea- MEPIA
mos una pelota, pero sin separar en ningún
momento la mano del abdomen; al retom ar
la onda de presión, si el hígado está agran­
dado, se puede sentir una sensación de cho­
que semejante a la que hace la pelota que
retom a a la mano.
Fig. 72-6 Lím ite hepato-pulm onar determ i­
Los resultados de una buena palpación nado p o r la percusión
pueden ser m uy orientadores. En el cuadro
No. 72-1, ponemos algunos ejemplos recono­
nal que le rodea por debajo. Para encontrar
cidos en la patología más frecuente.
este límite se debe percutir el abdomen de
PERCUSION.- Siguiendo la técnica clásica se abajo hacia arriba, a lo largo de la prolonga­
puede encontrar el límite hepatopulmonar, ción abdominal de las líneas torácicas antes
percutiendo sobre las Jíneas para.estemal, indicadas.
medioclavicular y axilar ~anterior, con el El borde superior en los lados lateral y
enfermo acostado. Para encontrar el límite posterior del tórax es más difícil de recono­
en las paredes lateral y posterior hay que ha­ cer y sus resultados son poco confiables.
cer sentar al enfermo.
El área hepática es absolutamente ma­
Entre la sonoridad pulmonar y la mati- te, pero patológicamente puede se r timpáni- ^
tez absoluta del hígado hay una pequeña ca como <
zona suhmntfí que corresponde al sitio en que _el hígado y la pared costal, Fig. 72-7, o en los
se superponen la cúpula hepática y las partes casos de^perforación de una viscera hueca
jmás declives del lóbulo inferior del pulmón que: permite la fuga de gases a la región
derecho. Los límites normales superiores se .subdiafragmática, Fig. 72-8.
encuentran aproximadamente en la base del
apéndice -xifoides, V espacio.intercostal en la La percusión normalmente no produce
línea ...medio .clavicular, y en la a x ila r-a n -(3 ning^ n ^olor, pero en los casos desinflama-,
terior el VI o VII espacios intercosta- c ió n d e su cápsula o ¿.de abscesos hepáticos
les. ^Fig. 72-6. El borde inferior normal puede doler especialmente si se hace la llama­
no es delimitable por la percusión. Cuando da puño-percusión, que consiste en dar sua­
está crecido o ptósico se lo puede reconocer ves golpecitos sobre el área hepática con el
por la matitez subcostal derecha que produ­ puño cerrado y su borde cubital, Fig. 72-9.
ce y que se destaca del timpanismo abdomi- Auscultación: No tiene mayor importancia.
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-4 6 4
CUADRO No. 72-1

PALPACION DEL HIGADO

ESTADO TAMAÑO FORM A M OVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD

NORM AL N N N N LISO
Hígado en insuficiencia car­ .
díaca congestiva derecha. Normal o Dura, pero Doloroso
+ a + ++ + N disminuido depresible + LISO
(1,3).

> Dolorosa
Hepatitis viral aguda (2,12).
+ a + + N N Blanda + + + LISA

o<. Irregular en Muy Doloroso Con granula­


Cirrosis (6,9,11). toda la superficie N Dura o no ciones. Abollado.

> • +a + + Irregular por Fijo o dismi­ Circunscrita


Absceso hepático amebiano (7).
Lóbulo derecho áreas nuido Blanda + + + LISO

> Irregular por Normal o


Ca. Hepático (4, 8, 11). + + áreas disminuido Leñosa Variable Abollado

Ictericia obstructiva extrahe-


pática (11). + + N N Dura + + LISO
www.medibooksnica.net63.net -4 6 5 -
^'•XAM FN FISICO DE LA VESICULA
BILIAR.— .Se limita solamente a la palpa­
c i ó n , pero tomando en cuenta que ni-la ve-
^ íc u la 'n o rm a l .ni la escleroatrófica>se puede
p a l p a r . En realidad, únicamente las vesículas
Agrandes son reconocidas por el tacto.
9 La técnica empleada es simple y se li-
£ nita a utilizar una de las técnicas palpatorias
^ d e l hígado, siendo recomendable el método
^ d e Brugsch, antes descrito, pero iniciando la
^palpación en la fosa ilíaca derecha, puesto
^ q u e las vesículas péndulas pueden descender
■ hasta esa región. Fjg 72-7 Síndrome de Chllliaditt: Colon
§ interpuesto entre el hígado y el
La vesícula agrandada se presenta co- diafragma
&mo un tumor 'sübcbstal'derecho,..piriforme, Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
pliso, elástico, que desciende durante la inspi­
ración y se desplaza transversalmente en
"decúbito lateral izquierdo; es^dolorosa si es-
j^tá^inflámada o indolora si sólo- está-,disten­
d id a :-
La jm síciil^disieiiiiiia, (Hidro.qpJacis-{^/
^ te ) puede verse en la^ohsim cñóiiilel xísticp
del_a)ljádo.CQ. siempre y cuando las carac­
te rís tic a s normales de las paredes de la vesí­
cula no se hayan modificado y mantenga so­
mbre todo su elasticidad, circunstancia que
psuele verse' 'eñ‘"‘el s'cáncer de la cabeza del
^páncreas,, en cuyo caso, la vesícula palpable ^ Fig. 72-8 Aire subdiafragmático.
"to m a el nombre de.fcipio de flourvoisier En
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
||e i Ca. de.la ampolla de Vater, también se la
^ puede palpar.
^ A propósito del examen de los puntos
" d olorosos del abdomep conocimos la manio-
|b ra_ „ds.Mnrphy, hecho que hoy lo rememo-
^ ramos por considerarlo de interés, y para
indicar que los mismos resultados pueden
Pobtenerse con la maniobra dePron. Fig. 72-10,
^que consiste-en ejercer una presión en .el
sitió de proyección de la vesícula, con .los
pulgares de las dos manos, en el momento
pque el paciente inspira; lo cual normalmente
^rio produce dolor, pero sí en las afecciones
inflamatorias de la vesícula o de las vías bilia- Fig. 72-9 Puño percusión
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-466-

=res que comprometen a la vesícula. 7.— Knight, R.: Amibiasis. En Cécil — Loeb,
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11.— Stone, W.D., et al.: The natural history of
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12.— Vital, S.B.V., Thomas, W., Jr., and Clowdus, £
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4
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México. 5a. ed., cap. 29, p.p. 781, 1978.
de invadir incluso el flanco izquierdo y los
Hall, E.M., et aL: Portal cirrhosis: Clinical lados izquierdos del epigastrio y mesogastrioi
and pathologic review of 782 cases from
16.600 necropsies. Amer. J. Path., 29: Fig. 73-1, más evidentes durante la inspira- ék
9 9 3 ,1 9 5 3 . cion. m
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Fig. 73-1 Abombamiento del hipocondrio iz­


quierdo por gran esplenomegalia.

PALPACION: Igual que para el hígado hay


Fig. 73-2 Línea de palpación del polo inferior
que reconocer que el bazo se encuentra en del bazo
íntim o contacto con el diafragma, lo que le
hace descender durante la inspiración, pero
con la gran diferencia de que la línea de ■í*
descenso, en lugar de ser vertical de arriba
abajo, es oblicua de arriba abajo y de atrás
hacia adelante; además el polo inferior del
bazo, cuando está crecido, se lo reconoce
en el trayecto de una línea que parte del
vértice del hueco axilar y termina en la parte
media del arco inguinal. Fig. 73-2. Sin em­
bargo de lo dicho, es necesario reconocer des­
de ya, que el bazo -normal no es palpable; Fig. 73-3 Palpación del bazo en decúbito dorsal
para que lo sea tiene que haber crecido por
lo menos al doble, es decir,pesar 300 gramos no izquierda de plano sobre el hipocondrio
o más (3). izquierdo a la altura de las últimas costillas,
Cómo palpar: Son diversas las técnicas que y ejerce una presión hacia abajo y adentro;
existen, pero siempre se debe empezar la su mano derecha también la coloca de plano
palpación con el enfermo en decúbito dorsal, sobre el abdom en, pero con los dedos diri­
Fig. 73-3, con las piernas y brazos extendidos gidos hacia la región subcostal izquierda,
y la cabeza apoyada en una almohada suave; sobre la línea de la palpación del bazo antes
todo con el objeto de que la musculatura mencionada, y hundiendo ligeramente la pa­
abdominal se encuentre bien relajada. En es­ red abdominal. Si el bazo está m uy crecido
tas condiciones, el médico se sitúa, sentado o es probable que con sólo esto, su mano de­
no, a la derecha del enfermo, y coloca su ma- recha ya reconozca el bazo; en todo caso,
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-468-
siempre es necesario que a continuación pi­
da al enfermo que inspire profundamente,
con lo cual, al descender el .órgano, sentirá
el choque que el polo inferior hace en los
dedos, circunstancia que aprovechará para
reconocer todas las características que deben
ser examinadas. Como algunas ocasiones la
\e s p lenomegalia-es tan notable que puede, in-.
vadir. hasta »la fosa ilíaca ■izquierda, es reco­
mendable iniciar la palpación a ese nivel,
para luego ir subiendo la mano poco a poco
hasta el reborde costal; de no procederse
así es posible que el estudiante no reconozca
un bazo a pesar de estar muy crecido.
Palpación en medio decúbito lateral derecho.
Fig. 73-4. Se utiliza cuando la palpación en
decúbito dorsal no ha dado resultado porque
la esplenomegalia no es mayor, y se quiere
aprovechar, a más del desplazamiento inspi-
ratorio, de la acción de la gravedad. El pro­
cedimiento es el siguiente: enfermo acostado Fig. 73-4 Palpación del Bazo en medio de­
en decúbito lateral derecho, pero con el tórax cúbito lateral derecho: A: Posi­
en una posición intermedia entre el decúbi­ ción correcta del paciente. B: Po­
sición correcta de las manos del
to dorsal y el lateral derecho completo, la pier­ médico.
na derecha extendida, y la izquierda flexiona-
da descansando sobre la derecha; el brazo iz­
quierdo cruzado sobre el tórax, pero dejando
completamente descubierto el hipocondrio iz­
quierdo; el brazo derecho permanece descan­
sando estirado sobre la cama; el médico de
pie a la izquierda del paciente, coloca su ma­
no derecha sobre el área esplénica y ejerce
una ligera presión hacia abajo y adentro; su
mano izquierda en forma de gancho abarca
el reborde costal sobre la línea de palpación
del bazo; en estas condiciones, pide al enfer­
mo que inspire profundamente, y si el bazo
está ligeramente crecido, sentirá el choque
que el polo inferior 'ejerce sobre sus dedos.
Tam bién puede hacerse esta palpación con el
enfermo en decúbito lateral derecho comple­
to.
Palpación en posición sentada o de pie. Fig. Fig. 73-5 Palpación del bazo en posición senta­
73-5’s Se utiliza cuando el.bazo está poco da.
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-469 -
crecido y el abdomen está abombado por monar de la base izquierda y del timpanismo
cualquier causa. Con el enfermo en la posi­ del ángulo esplénico del colon impiden el re­
ción antes indicada, el médico se sitúa detrás, conocimiento de la matitez que como viscera
y pide al enfermo que se arrime en él cómo­ maciza debería dar. Se la utiliza cuando se
damente para evitar la contracción de los sospecha una discreta esplenomegalia no re­
músculos abdominales. Desde atrás abraza conocible aún por la palpación.'
al enfermo y coloca su mano,izquierda,..en
Con el paciente acostado como si fuera
gancho, debajo de la región subcostal izquier­
a palpar en decúbito lateral derecho y utili­
da--del : paciente, siempre sobre J a .lmga . de
zando la técnica clásica de la percusión, pero
palpación .del. bazo. Pide al enfermo que
con golpes percutorios m uy suaves, se proce­
inspire profundamente, y si el bazo está
de siguiendo, de arriba, abajo,Ja .línea.;axilar
crecido sentirá el choque del polo inferior.
media; al. llegar a la IX.o,pí,jcostülas puede
Qué palpar: Ya hemos dicho que si el bazo encontrarse alguna vez la ..matitez esplénica
es palpable es porque es patológico. Debe­ normal,;del.polo inferior, pero si.sobrepasa
mos por tanto ser cuidadosos en su examen dicha línea axilar es seguro que hay espleno-
y reparar en los siguientes detalles: tamaño, megalia; el polo posterior no es,reconocible
fauna, movilidad, comislencja, ,5ensibiUdad, por confundirse con la matitez de los mús­
regularidad ..y características del borde ante­ culos lumbares. Cuando hay esplenomegalia
rior-. Sin embargo, algunas ocasiones, una reconocible por la percusión, se comprueba
pregunta previa se hace el médico: ¿Es el una área mate que cabalga sobre las IX y XI
bazo lo que estoy palpando o se trata de costillas y cuyas dimensiones superan a los
otra viscera? . Para responder a esta pregun­ 5 centímetros de altura y a los seis de lon­
ta es necesario recalcar algunas característi­ gitud oblicua, siguiendo a la oblicuidad de las
cas generales de las esplenomegalias que costillas.
facilitan su identificación: 1.—Notable mo­ Auscultación: Aparte de un excepcional ryi-
vilidad mspiratoria en dirección oblicua ha-, do.,de-frote que puede oirse durante labres pj-
cia ;abajo y adentro, excepto en los casos ración, producto, de una;periesplenitis, no tie­
de grandes esplenomegalias o de adherencias ne mayor significado.
a la pared.-
EXAMEN FISICO DEL PANCREAS: El pán­
2.— Situación muy .superficial y pegada, a creas normal no es reconocible por ninguno
la pared costal lo que impide la introducción de los procedimientos clásicos del examen
de los dedos debajo de las costillas. Y físico, dada su profundidad. Solamente los
3.— Borde anterior con sus incisuras carac­ grandes tumores originados en él (Quistes ,
terísticas. Seudoquistes, Ca.) y los procesos, agudos
Una vez que nos hemos asegurado de pueden dar algunos signos.¿Así:
que lo que palpamos es efectivamente el ba­ INSPECCION: Abombamiento epigástrico en
zo, entonces procedemos a la descripción de los grandes tum oresf a la derecha.si asienta
las características antes anotadas. El Cuadro en la cabeza o a la izquierda si en la cola.
No. 73-1, nos señala algunos ejemplos de las ^ Equimosis periumbiliGal. excepcional, en las
características palpatorias del bazo patológi­ pancreatitis agudas.
c o en algunas enfermedades. PALPACION: Es útil para la palpación de los
PERCUSION: El bazo normal no es percu- signos indirectos que aparecen en la pared
tible, pues la vecindad de la sonoridad pul­ abdominal, como la discreta tensión epigás-
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CUADRO No. 73-1

PALPACION D EL BAZO PA TO LOG ICO

ESTADO TAMAÑO FORM A M OVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD BORDE


ANTERIOR
Leucemia Mié > Si es m uy' Irregular con
loide Crónica 4- a + + + + Conservada Dura + o — Lisa
grande no incisuras pal­
(3) desciende pables

Paludismo > Si es muy


crónico (4) + a + + + + Globulosa grande no Dura — Lisa Redondeado
desciende

>
Congestivas + + + Conservada Desciende Suave + 0 _ Lisa Redondeada

Cirrosis >
Conservada Desciende Normal o dura — Lisa Cortante
Hepática + + +
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trica de las pancreatitis agudas, por el íleo
paralítico producido en el estómago o en el
colon-transverso, aunque muchos autores lo
niegan y más bien recalcan que su ausencia
tiene valor diagnóstico.
Area. de hiperestesia cutánea de K atsch.
Fig. 73-6, que corresponde a los derma-
tom asjzq m eidos - d£:la¿_c¿Óhas ^ y 8~:rle:
H ead^en las pancreatitis • agudas ^ c r ó n i­
cas. y que se extiende pn-homiVínturón des-
de el epigastrio hasta las X - XTT rastillas.
Puntos dolorosos o zonas dolorosas: Mu­
chos periumbilicales han sido descritos, pero
nosotros creemos que no tienen mayor im­ Fig. 73-6 Area de hiperestesia cutánea de Katsch
portancia. Fig. 73-7. Só lo Jo s g r a n d e s tu­
mores pancreáticos .pueden_seL_recono.cidos
como m asas duras e irregulares si son por Ca.
(1, 2, 5), o fluctuantes v blandos si son por
quistes o seudoquisteá: que no se desplazan
lateralmente. l o cual les diferencia de los
tumores mesentéricos, aunque verticalmente
con los movimientos respiratorios pueden
movilizarse unos pocos centím etros. Si están
en contacto con la aorta pueden estar impul­
sados por latidos. %
Ni la percusión ni la auscultación tie­ Fig. 73-7 Puntos y ?onas dolorosas eu las afec­
nen mayor importancia. ciones pancreáticas

BIBLIOGRAFIA Raab, S.O .: Bazo y sistema retículo endote-


lial. En Sodeman, W.A. Jr., Sodeman, W.J.:
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CAPITULO 74

E X A M E N F IS IC O D E :

- A P A R A T O U R IN A R IO
- M U S C U L O S PSO A S Y
- A O R T A A B D O M IN A L

-EXAMEN FISICO DEL APARATO


URINARIO.— Nos referiremos en esta oca­
sión a los riñones, ureteres y vejiga, dejando
la uretra para el capitulo de los genitales.
RIÑONES.— Inspección: Los riñones norma­
les, debido a su situación muy profunda, re­
troperitoneal, no son reconocibles por la ins­
pección. Sólo los grandes tumores y las hi-
dronefrosis gigantes pueden abombar la re­
Fig. 74-1 Abombamiento del naneo dere­
gión lumbar correspondiente, o la parte su­ cho por gran hidronefrosis
perior del flanco del mismo lado cuando
crecen hacia adelante. Fig. 74-1.

Palpación: Puede parecer paradójico hablar


de la palpación de los riñones cuando normal­
mente no son palpables, excepto el polo in­
ferior del riñon derecho en las personas muy
delgadas. Sin embargo, patológicamente la
palpación es el único procedimiento del
examen físico que puede ofrecer oportuni­
dades diagnósticas, por las modificaciones
que pueden producir tanto en la pared abdo­
minal como en el órgano mismo. Anterior­
mente nos hemos referido a los puntos dolo­
rosos del abdomen y en ellos a los renales y
ureterales, razón por la cual no volveremos
sobre ellos. La pared de l a región lumbar
sobre-la ..que s e . proyec ta .la sombra, renal, Fig. 74-2 Proyección de los riñones en la pa­
red lumbar
Fig. 74-2, puede aparecer contracturada, ru-
bicujada_y_d.oLoxQsa..eiLÍos_casüs^de.»ahscesD mente dichos existen varias técnicas, pero es
perirrenal: en las pielonfifritis.(l, 8, 9), la zo­ preferible que el estudiante aprenda y domi­
na puede aparecer hiperestésica V dolorosa a ne una sola, antes de que intente aprender
la palpación. las demás; pero antes es necesario que recal­
Para la palpación de los riñones propia­ quemos dos hechos: 1.— el que no se palpe
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los riñones no quiere decir necesariamente
que el individuo esté sano; y 2.— el que se
palpe un. riñón aumentado de tamaño, no sig­
nifica necesariamente que esté enfermo, pues­
to que puede estar más bien desempeñando
una función vicariante por daños del otro
riñón. Es el conjunto de síntomas y signos
el que, como siempre, facilita el diagnóstico.
Además, debe tenerse én cuenta que la pal­
pación de los riñones de:be hacerse después
de haber realizado el examen del abdomen
en conjunto, puesto que si la pared abdomi­
nal está contracturada o muy dolorosa, la
palpación será muy difícil si no imposible.
Por otra parte la ejecución de las técnicas
tiene que hacerse correctamente, de lo con­ Fig. 74-3 P a lp a c ió n de los riñ o n e s. M é to d o
trario, por su propia complejidad, no permi­ ri» fíiiT ón p a ra e l riñ ó n d e re c h o .

tirán el reconocimiento del órgano.


Qué examinar: Como en todos los casos de­
be examinarse el tamaño, forma, movilidad, el que se encuentra el riñón; cuando el mé­
consistencia, sensibilidad y regularidad. dico considere que ya se encuentra en dicho
plano, pedirá al paciente que inspire profun­
Cómo examinar.— Méto£ÍQ_d£_Guyán.— Fig. damente, circunstancia en la cual el riñón
74-3: El enfermo debe estar acostado en descenderá y se volverá accesible a la palpa­
decúbito dorsal con la cabeza descansando ción, es decir, podrá ser capturado su polo
en una almohada. El médico, sentado o de inferior entre los dedos de la mano posterior
pie ju n to al enfermo, pero al lado del riñón y de la anterior. Es necesario anotar aquí,
que se va a palpar. Si va a examinar el ri­ que la inspiración vuelve a los músculos ab­
ñón derecho, coloca su mano izquierda deba­ dominales un poco más tensos y tiende a de­
jo de la región lumbar del enfermo, de mane­ volver la mano del examinador a la superfi­
ra tal que el dorso descanse plenamente sobre cie, lo que debe ser evitado por el médico
la cama y sus dedos se apoyen en la región manteniendo la presión de su mano derecha.
lumbar externa, es decir, fuera de los mús­ Muchas o casiones el riñón puedejiojser
culos lumbares y junto al reborde costal, palp ad o p e r o s í „sentid o_p_orJajnanÍQhia_d£Í
ángulo costolumbar; la mano derecha, de peloteo de Guyón. que consiste en que, una
plano, con sus dedos dirigidos a la región vez que las manos han quedado listas para la
subcostal derecha, se sitúa sobre el flanco del palpación de acuerdo con la técnica anterior,
mismo lado, de tal manera que ambas manos en el momento de la inspiración profunda.
quedan frente a frente. A continuación, en los_dedos.de la mano izquierda,situada,enJa
cada inspiración suave del paciente, los de­ región, lumbar, ejercen .un ..movimiento-im-
dos de la mano derecha flexionados en la pulsivo_sobre dicha región, dirigido perpen­
articulación metacarpofalangica, se van in­ dicularmente de atrás hacia adelante, con lo
troduciendo profundamente en el abdomen cual se consigue que el riñón sea proyectado
con la intención de llegar hasta el plano en hacia adelante en donde lo espera la mano
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- 474 -
í

derecha que siente un golpe de choque.'


Como este peloteo renal puede ser repetido
varias veces, el médico tiene el tiempo
suficiente para estudiar el riñón en las carac­
terísticas antes anotadas.
Combinando las dos maniobras de Gu-
yón, en una secuencia de actos, tendremos un
procedimiento muy útil para la palpación de
jos riñones aumentados de tamaño que está
compuesta por los siguientes tiempos:
1.— Preparación de la maniobra; 2.—Manio­
bra del peloteo renal; y 3.—Captura y palpa­
ción del riñón.
Cuando se trate de palpar el riñón iz­
quierdo, el médico deberá situarse al lado
izquierdo del paciente y deberá invertir la Fifi. 74-4 Colocación de las manos para pal­
par el riñón izquierdo según el
disposición de sus manos, es deicr, la derecha método de Guyón
irá a la región lumbar y la izquierda quedará
sobre el abdomen, Fig. 74-4, y a continua­
ción repetirá todos los tiempos de la palpa­
ción antes anotados.
Como en no pocos c3sos el riñón pue­
de se,, ptósico, la mano abdominal puede
empezar la palpación en la fosa iliaca par?,
luego ir subiendo hasta la región subcostal^y
teniendo en cuenta que normalmente el po­
lo inferior derecho desciende hasta la DI vér­
tebra lumbar.

MétodQ-deJsrael. Fig. 74-5. El enfermo se


. acuesta en el decúbito lateral opuesto al
riñón_que„s.e_va_2.4)alpar, con sus pienjas„y
caderas ligeramente flexionadas. El médico
de pie o sentado se sitúa frente al paciente y
coloca umijnano-eiUajregión lumhai.con-sus.
dedos^n-jeL ingulo^ostolunihar, mientras
que la otra 4nano.conJos„dedos_dirigid_os.a,la
región-subcostal,se.ubica-en-eLflanco que co­
rresponde al riñón que sej/a-a-palpar. En es­
tas condiciones pide al enfermo que hispiré
profundamente. y,jniejitra.s.al lin aLdeJa.mi^-
Fig. 74-5 Palpación de los Riñones. Método í
ma ]a_„man(L lurnbar_presÍQm._de_atrás_hacia 4fi I.Uftgl. A: Posición correcta
adelante, la jmno__aMojninal..se jya -profim- del paciente. B: Posición de las
..di'zando.en_cada. respiracióii. Cuando la ma- manos del examinador.
www.medibooksnica.net63.net -4 7 5 -

Palpación de los riñones. Método


de BeliPEton

Fig. 74-6 Palpación de los riñones. Método


de Goelet
Sfe-:?.'i

no abdominal ha llegado al plano profundo


adecuado siente como el riñón desciende en
la inspiración, circunstancia que aprovecha
para examinarlo.
Siempre con el procedimiento b i m a - ^

fiere examinar aLpaciente_enJa_pasición^de


* pie ,indicada_en~la Fig. 74-6; y Belingfon¡jC
| recomienda la posición de pie, pero con
alguna inclinación—del-ironco—hacia—ade-
laníe, Fig. 74-7. En los dos casos se pre-
Fig. 74-8 Puño percusión de los riñones
\ tende aprovechar tanto la acción de la grave-
| dad que hace descender a los riñones, como
la máxima relajación de los músculos abdo-
I minales que permite profundizar bien la infecciosos.agudos_p_erirrenales.o..da.laxúpu-
) mano abdominal. la_renal. La pnsr.nltadnn sobre el abdomen
| Percusión y Auscultación: Aunque no tie­ en el sitio de proyección de la arteria renal,
nen m ayor importancia, sin embargo, anota- puede oirse un soplo sistólico. en los casos
^ re ih o s que la suave percusión con el puño de estenosis de dicha arteria.
JT cerrado, Fig. 74-8, sobre la zona lumbar de - El cuadro No. 74-1, nos ofrece algunos
proyección renal puede despertar intenso do- . ejemplos de los resultados de la palpación,
lor en.Jos_casos^e^procesosJnflamatorios o renal.
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CUADRO No. 74-1

PALPACION DEL R IÑ O N

ESTADO TAMAÑO FORM A MOVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD

Rara vez se pal­ Desciende 2 Indefinida y po­


NORMAL pa el polo infe­ Característica centímetros Firme y elástica co intensa Lisa
rior derecho en inspiración

> Inmóvil si el
Cáncer + a + + Deformado tumor es muy Dura + + Irregular, Nodular
(3, 5,10, 12) grande

Alteración En herradura Normal Liso


Congènita (11)

Hidronefrosis + 'a + + + + Deformado Blanda o + + + Liso


Unilateral (6) fluctuante

No hay des­
Ptosis renal Normal Normal censo ínspí— Normal Normal o + Liso
ratorio *

Inmóvil si
Procesos Variable Normal + + + + Liso
hay adheren­
Inflamatorios
cias
* Si el riñón es flotante puede caer hasta la línea media y durante el acto palpa torio se lo puede devolver a su sitio si no hay adhe­
rencias que lo fijen.
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URETERES: A pesar de que algunos auto-
I res describen algunos puntos dolorosos urete-
^ rales, sin em bargo, nosotros creem os que no
tienen verdadero significado patológico. A-
^ demás el exam en clásico es prácticam ente ne-
) gativo, razón por la cual ya no insistimos
^ más.
v Fjir.A — Inspección: Normalmente no
* ofrece mayor significado especialmente si
) está en estado de evacuación, pero en los
I casos de obstrucción uretral, se^distiende ,y
puede—dar~oin_abx)mbamientcujmpoxtaiite
I erUa-patte-media-del-hipogastrio. Fig. 74-9. Fig. 74-9 Abombamiento inpogástrico por
vejiga anormalmente llena
I Palpación: Antes ya mencionamos el punto
| vesical y no volveremos a insistir. Cuando
está distendida se la puede palpar como una
^ masa lisa, redondeada. elásiica-y„dQÍQ£Q¿a.
) Para el efecto se puede colocar las manos so-
. bre el abdomen como indica la Fig. 74-10, es
“ decir, apoyadas sobre su borde cubital a la
| altura del ombligo y paralelas a lo que se
t supone es el borde superior de la vejiga, y
desde allí, presionando ligeramente el abdo-
I men se desciende hasta toparse con los bor-
| des superior y lateral de la vejiga.

^ Percusión: Es m uy útil para el reconocimien- Fig. 74-10 Palpación de la vejiga


) to de la m atitez hipogástrica que produce
* cuando está llena y que tiene una forma que
recuerda la de la vejiga. Se debe proceder
I siguiendo líneas concéntricas de percusión,
| Fig. 74-11, las que permitirán establecer
los límites entre el timpanismo intestinal que
9 rodea y la
^ ga se v acíala-m atitez ..desaparece, lo que no
^ sucede si se trata de un útero distendido o
de un tumor hipogástrico.
^ La auscultación no tiene importancia.
^ EXAMEN FISICO DE LOS MUSCULOS
| PSOAS.— Fig. 74-12. Sólo es reconocible
¿•'por la palpación, para lo cual el enfermo dc-
be acostarse en decúbito dorsal con el miem- Fig. 74-11 Lineas concéntricas de percusión
P bro inferior del lado que se va a examinar le- de la vejiga
fc
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-478-

Fig. 74-12 Técnica para la palpaciónjfaljnús-


-culo-psoa$*

vantado sobre el plano de la cama unos 20


centímetros y ligeramente flexionado a ni-
vel de la pelvis, con lo cual se consigue tanto
la contractura del músculo psoas para hacer­
lo más fácilmente reconocible, como la flaci-
dez de los músculos abdominales para permi­ Fig. ' 74-13 Técnica para la palpación de la
aorta
tir la penetración de la mano del examinador
hasta la profundidad del músculo. ELmédi—
co ,debe estar de pie o sentado al lado del
psoas exam inad^ y luego con su mam_d£ie- Palpación: Es el tiempo más útil. Normal­
cha^proiiindanie.nt£jnímducida.-emeLab.do-- mente, introduciendo los dedos profunda­
men con la técnica ya conocida, y realizando mente en. el epigastrio. .y.mfisogastrio-a^uncLO
la maniobxa_dfiLde¿lizamienljo, parte delom - dos .centím etros hacia la izquierda de la lí­
bligo_haciaJa_£osa .il faca-derecha; a mitad de nea media, Fig. 74-13, se palpa una masa
camino aproximadamente se encontrará con pulsátil de forma cilindrica, de unos 2 — 3
dicho músculo. centímetros de diámetro, que se extiende
de arriba hacia abajo, y qué en conjunto
EXAMEN FISICO DE LA AORTA ABDO­ se parece a una salchicha, que al presionarla
MINAL: Inspección: En las personas del­ ligeramente duele. Los semiólogos de anta­
gadas y cuando hay hiperactividad cardio­ ño calificaban a esta masa como el “ tumor
vascular puede descubrirse un latido epigás­ de Jos_prin.cipiaates” , pues en efecto muchos
trico originado en la aorta (2), que tiende a estudiantes que se inician, todavía lo siguen
desaparecer en la inspiración profunda cuan­ calificando de tumor.
do el epigastrio se aleja de la pared posterior.
También puede verse el latido cuando el va­ Patológicamente puede demostrar di­
so dilatado, aneurismático, entra en contacto versos signos especialmente en los aneuris­
con la pared abdominal anterior, a la cual mas,-en-efejcto: lo primero que puede en­
incluso puede abombarla en el epigastrio o contrarse es una masa=expansiva_pulsá_tiL_que
mesogastrio (4). al latir no sólo eleva los dedos_dfiJaj:iiano
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>
que palpa sino tambjeringue J o s ,a b r e (4),
Fig. 74-14, lo cual sirve en muchos casos pa­
ra diferenciarla de los latidos de la aorta no
aneurismática que sólo eleva los dedos. Al
mismo-tiempo-puedc sentirseuin.-thrill-sistó-
lico j]_ej^ue^_LaneujásraajeJiaJjstulizado
a la vena-cava-inferior (4). Conviene anotar
aquí, que en el aneurisma, la palpación si­
multánea de los pulsos radiales y femorales
demuestra que el femoral se retarda, contra­
riamente a lo que es normalmente, es decir,
que los dos pulsos son sincrónicos o el femo­
ral se adelanta ligeramente al radial. En la Fig. 74-14 Sensación táctil diferente al palpar
arterioesclerosis, la aorta suele ser poco -el latido .aórtico y un aneurisma

elástica, rígida, sinuosa y la palpación simul­


tánea de los pulsos radial y femoral revela
que el femoral se adelanta al radial.
3.— F oot, N .D ., Humpréys, G.A., and Whitmore,
Auscultación: Con el fonendoscopio sobre W.F.: Renal tumors: Pathology and prog­
los sitios de proyección de la aorta en la pa­ nosis in 29 5 cases. J. Urol., 66: 1 9 0 ,1 9 5 1 .
red abdominal, en los qasos de fístu la a 1? 4.— Friedberg, C.K.: Enfermedades del cora­
cava puedo oirse un soplo sistólico (4). zón. Interamericana, México, 3a. ed., cap.
36, p.p. 1309. 1963.
Anotamos de una vez aquí, que para
6.— Grabstald, H.: Henal Cell Cancer. I. Inciden­
completar el diagnóstico de aneurisma de la ce, etiology, natural history and prognosis.
aorta abdominal, bastan el examen radiológi­ New York J. Med., 64: 2 5 3 9 ,1 9 6 4 .
co en posición lateral y postero anterior, espe­ 6.— Hanley, H.G.: Hydronefrosis. Lancet, 2:
cialmente cuando la calcificación delinea el 6 6 4 ,1 9 6 0 .
tumor, y el eco de la aorta abdominal. La vena 7.— Jonower, M.L.: Ruptured arteriosclerotic
aneurysms of the abdominal aorta. Roeutge-
cava inferior no es reconocida por los tiempos
nographic findings on plain films. New
clásicos del examen físico, pero sí por el eco. England J. Med., 265: ‘12, 1961.
Los ganglios tumorales dan signos de. tumo r ^ / 8.— Koss, E.H.: Progress in Pyelonephritis.
intraabjdominal. Philadelphia, F.A. Davis Co. 1965.

Los_gan gli os in t ra ab d omin ale s no miaje s 9.— Kass, E .H ., and Brumfitt, W.: Symposium
on Pyelonephritis. Chicago, University of
tampoco son reconocibles porlos tiempos clá­ Chicago Press, 1977.
sicos del examen físico. Los ganglios tumora­
10.— Klapproth, H.H.: Wilms' tumor: a report
les dan sign os.de.tum o r in traab dominai. o f 45 cases and anlysis of 1351. J. U ro l. ,
98: 566, 1959.

B IB L IO G R A F IA 11.— Smith. E.C., and Orkin, L.A.: Clinical and


stadistical study of 471 congenital anoma­
lies of kidneys and ureter. J. UroL 53:
11, 1945.
1— Braude, A.I.: Current concepts o f pyolone- 12.— Solway, H.M.: Renal tumors: review of
philtis. Medicina, 62: 257, 1973 130 cases. J. UroL, 40, 477, 1938.
2.— Carral, R.: Semiología Cardiovascular. In­ 13.— Squire, L.F.: Fundamentos de Radiologia
teramericana, México, 5a. ed., p.p. 255. Interamericana, México., Cap. 11, p.p. 183,
1964. Fig. 11—25 1979,
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- 480 -

S E M IO T E C N IA DEL A PA RATO

D IG E S T IV O
Debemos señalar que si bien todo
el examen del aparato digestivo es im­
portante, sin embargo, la anamnesis es un
tiempo que destaca nítidamente sobre el
examen físico, pudiendo en muchos ca­
sos ser suficiente para el diagnóstico, con
lo cual los exámenes complementarios, co­
mo casi siempre, sirven soló para confirmar
la impresión clínica.
La boca, primera porción del aparato
digestivo, ya ha sido motivo de nuestro
estudio en el capítulo del examen de la ca­ F ig . 7 5 -1 El esófago en el mediastino
beza, por lo que no insistiremos más. Ini­
ciaremos por tanto el estudio semiotécnico
ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CU A -.
por el esófago.
DRONo. 75-1.— 1.— Siendo la princi­
pal función del esófago la de conducir los ali-^
mentos hacia el estómago es natural que si
principal síntom a sea la Disfagia. es decir,'
la diiÍcultad..aLpas.o.._de. los. .alim.en.tps. Tam-'
C A P IT U L O 75 bién es natural que la dificultad sea primero
a los sólidos, de más difícil conducción; lue­
go a los líquidos y finalmente a ambos,
E S O F A G O : Como nos recuerda la Fig. cuando la causa que obstruye la luz tambiér
75-1, el esófago es un tubo que se extiende lo va haciendo popo a poco como es el caso|
desde la faringe hasta el estómago, y está en­ de los tumores malignos esofágicos. Fig. 75-2
cargado de propulsar los alimentos que des­ que conforme aumentan de tamaño dism inuí
cienden desde la boca. Para su estudio clíni­ yen más el calibre del esófago. Igual puede
co se acude fundamentalmente a la anamne­ suceder si una estructura vecina al esófago,
sis y a los exámenes complementarios, pues­ crece y comprime progresivamente el órgano,
to que el examen físico, por estar situado Fig. 75-3.
profundamente en el mediastino posterior, La...disfagia brusca, es. decir, la interné
es prácticamente imposible. pestiva o b s f n i r . r . i ó n esofágica puede deberse^
ANAMNESIS: Es fundamental. Tiene que a la ingestión de un holo alimenticio muy*
ser completa, cuidadosa y bien dirigida pues­ grande o de n n m i f i r p o extraño que no proJ
to que de su análisis se pueden desprender eresa hacia el estómago: en estos casos el
conclusiones básicas para el diagnóstico, antecedente inmediato es suficiente para el^
en el cual, los exámenes complementarios no diagnóstico. En otras ocasiones se debe
hacen más que confirmar las sospechas. El espasmos, (1, 5) Fig. 75-4, de su musculatura
cuadro No. 75-1, nos indica el qué y el cómo en cuyo caso, y siguiendo el orden de laj
preguntar. anamnesis de cualquier síntoma, puede ser
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CUADRO No. 75-1

ANAMNESIS ESPECIAL DE LOS SINTOMAS ESOFAGICOS

Qué preguntar Cómo preguntar

1.— Disfagia 1 .- Siente alguna dificultad al paso


de los alimentos de la boca al es­
tómago?

1.1: Disfagia progresiva 1.1: Al comienzo pasaban bien


los alimentos sólidos, 'como la
carne, el pan y las papas?. Qué
sucedió luego con los líquidos?.
Actualmente pasa algo de la co­
mida?.

1.2 Disfagia brusca 1.2: Se inició de golpe la difi­


cultad al paso de los alimentos?

2.— -Odinofagia 2 - Le duele a lo que pasan los ali­


mentos?

3.— Pirosis 3 .- Siente ardor en el pecho, como


que le sube desde el estómago
hasta la boca?

4 .— Regurgitación 4 .- Se le regresan los alimentos a la


boca? ; ya estaban descompues­
tos? ; le ha sucedido esto alguna
vez al acostarse?
5.— Tialismo 5 .- Tiene mucha salivación?

NOTA: No olvidarse que a estas preguntas deben añadirse, para cada síntoma, to ­
das las aplicables a cualquier síntoma, del cuadro No. 3-1.

reconocida como de un comienzo real anti- más intensa que otras, algunas incluso en for-
guo, de aparición brusca, desencadenada ma paradojal. es decir, sí a los líquidos, pero
¡■por causas emocionales o sin .causa a p a re n te ^ / no a los sólidos: puede aliviarse m n psicnte-
| en personas psicópatas o pa r rnalcmifir razón rapia, sedación-medicamentosa-y-antiespas-
| banal: de evolución muy variable; unas veces módicos.
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Fig. 75-3 Rechazo del esófago por creci­


Fig. 75-2 Tumor canceroso del esófago que m iento de la aurícula izquierda.
causa obstrucción

Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.

Fig. 75-4 Espasmo esofágico. (Anillo eso­ Fig. 75-5 Acalasia: Nótese el cierre del car-^
fágico inferior) dias
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo. (
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
i
En la acalasia, Fig. 75-5, es decir, en el ) J ErUasxa,sna.dp..físt.ula p,sn,fagn traqueal, (
cierre del cardias por falta total o disminu­ (2, 16), o bronquial. Fig. 75-6, casi siempre ¿
ción de las neuronas del plexo de Auerbach, de naturaleza tum oral. la tos puede ser u iy
en el cardias y vestíbulo esofágico (3, 11,15), síntoma acompañante importante, al pasar\
la disfagia puede llegar a ser total. los alimentos__del.esófago a la tráquea. |
i
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2.— Sobre la odinofagia .sólo indicaremos
lo más im portante: No es muy constante, y
de hecho puede &9~ existir a pesar de que
la enfermedad, especialmeníe-eLCa. pudiera
estar muy avanzado (18). El enfermo la per­
cibe-en posición retroesternal a veces seña­
lando con mucha precisión el sitio; se irradia
a la porción alta de la columna dorsal y cue­
llo, Fig. 75-7; y puede acompañar a cualquier
tipo de proceso tnmoral.o inflamatorio ann-
que en este último caso puede ser de. tjpn ^
arriar, como en el reflujo-castrocsof¿gico y

3.'— Pirosis: Supone la existencia de una


ftSQfagLtis. que produce un ardor retroesternal

Fig. 75-6 Fístula esófago bronquial


y que se debe al reflujo gastroesofágico (7)
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo. pojiinsnfirienr.ia del cardias, Fig. 75-8, como
en las_hemias-de1_fíiat.Q-£snfágico (10, 19).
También puede deberse a inflamación (13)
de la mucosa por éstasis alimentario por
obstrucción, o ingesta de irritantes.

Fig. 75-7 a Esofagitis cáustica

Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.

I
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Fig. 75-8 Reflujo gastro esofágico por insu­


ficiencia del cardias

4 . - Regurgitación: Debe ser perfectamen­


te diferenciada del vómito, puesto que, aun­
que ambos suponen la expulsión de alimen­
tos por la boca, sin embargo, para que se
califique de jegurgitación-no.. deb&xJaaí&r
llegado al estómago y por tanto no pueden
haber entrado en contactó con el jugo gástri­
co y en consecuencia no pueden estar digeri­
dos; simplemente han sufrido el efecto masti­
catorio y de la ptialina; se observa en las
n h g trn n rin nes.^róm 'cas rn n dilatació n e so fá ­

g ic a s-^ ), Fig. 75-9. Algunas ocasiones, el


cambio de posición al decúbito dorsal facili­
ta la salida de los alimentos a la boca. Ade­
más no se acompaña de esfuerzos vomitivos.
5.— Tialismo: Acompaña a la mayoría de
las afecciones esofágicas: es producto del re-
.flejo.-esófago-salival de R oger. Puede acom­
pañarse de sialorreiL
EXAMEN FISICO: Dada su profundidad es
prácticamente negativo, sin embargo, puede
dar origen a importantes signos como hema-
temesis, melenas y signos de anemia aguda, o
crónica; pero estos serán estudiados a propó­
sito de las hemorragias digestivas.
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% XAMENES COMPLEMENTARIOS:
LA RADIOGRAFIA es el más inocuo, de
£ n á s fácil realización y que prácticamente no
jjie n e contraindicaciones. La Fig. 75-10, nos
Ha un ejemplo de la imagen normal, y todas
™as imágenes presentadas antes nos permiten
C o m p re n d er la importancia, por lo que no
^nsistirem o s más.
LA ESOFAGOSCOPIA O JENDOSCOPIA
^ . SOFAGICA. es un examen muy importante
que consiste en ver a través de un tubo, el
^ so fag o sc o p io , Fig. 75-11, el estado del órga­
no por su interior. Su técnica es de dominio
FJ*. 7&-10 Esofagogrmfía norm al
U le los endoscopistas, por lo que nosotros no
^insistirem os más. Pero en cambio, sí vamos
_ a enumerar lo que creemos es importante
^ p a r a el médico general: sus indicaciones y .
^contraindicaciones.
^ i n dicaciones: (8, 17). Prácticamente en
^ todos los casos de patología esofágica, espe-
. cialmente en las obstntc¿iojie^_díí._cual.qi)ie r ^
^ e t i o logía: en el síndrome de reflujo gastroe-
^ sofágico ;jsn los divertículos v aún en las vári­
ces esofágicas, sólo que en éstas hay que ex-
^Itrem ar los cuidados para evitar su lesión; pa-
g |r a la extracción dé cuerpos extraños.
^ C o n tra in dicaciones: Las,desviaciones.esofá­
gicas m uy amplias que impidan la in tro d u c y
® c ió n del instrumento, la insuñciencia^cardía/^ Fig. 75-11 Esofagoscopfo
£ c a v respiratoria, los aneurismas_o_ dilatacio- Cortesía del Prof. Dr. Patricio Cárdenas.
^ nes -exagerad os-de-la^aorta ;_laJa lta Je jc o la - y i a cineradiografía, útil para las afecciones
^ h oración del-paciente: las esofagítis.por-rehis- funcionales, pero sobretodo para los tu ­
►tiCÜS. mores malignos incipientes que originan
rigideces que la radiografía común no los
m 3 .- LA BIOPSIA: (9, 12). La endoscopia
puede descubrir (14).
permite la tom a de pequeños pedacitos para
m
ser examinados luego al microscopio. Es in­ PRINCIPAL ES^INDROMES ESOEAGICQS:
m dispensable cuando la sospecha es un tumor,
Todos están compuestos fundamentalmente
m y también en las esofagitis. por los síntomas antes descritos, pero con la
Los exámenes antes anotados son de circunstancia de que, según el síndrome,
uso más frecuente y de más fácil alcance. La predomina uno u otro. Así:
medida de las presiones intraesofágicas, útil vn predomina la disfagia; en <
para las afecciones funcionales del órgano; odinofagia:en el diverticular. laregureiíadójp;
PLIEGO: 15
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sM en el de reflujo gastroesofárico .Ja-pirosis.: y
J a t odos puede acompañar la odinflfagia.y el.
iialismo. Sin embargo, por su frecuencia
insistiremos un poco más en el reflujcLgastcp-
\ flgnfágir n ^—r . n y a _ cansa . más frecuente es la
y hernia del hiato. Fig. 75-12,y que está com­
puesto por dolor retroxifoideo, irradiado a lo
largo del esternón y a la parte alta de la co­
lumna dorsal, que aumenta con los alimentos
irritantes y las actitudes corporales que inten­
sifican la presión intraabdominal como el es­
tar en cuclillas o sentado o acostado en de­
cúbito dorsal, también el uso de cinturones;
calma con la leche, los antiácidos y el decú­
bito en posición semi-sentado. Se suma la pi­
rosis y alguna vez la regurgitación.

Fig. 75-12 Estenosis esofágica inferior mi6


hernia del hiato.
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
B IB L IO G R A F ÍA

6.— Kobayasht, S., and Ka^ugíii, T.: Endoscopio


1.— Bennett, J.R., rnd Hendrix, T.K.: Diffuse and biopsy criteria for the diagnosis of
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flex and Hiatal Hernia. Boston, Little,
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^ C A P I T U L O 76 Piloro
curva 1 mayor
© ESTO M A G O Y DUODENO Fig. 76-1 Estómago

** Igual que para el esófago, la anamnesis 2.— Fecha real de comienzo:


cuidadosa es un tiempo indispensable, puesto En cambio las gastritis-hipersecreíanífisf^
© que ella define el énfasis que hay que hacer la^nféxm eiiaáudceropipíka, pueden habeír'"
j^ e n los tiempos del examen físico y en la se jniciado_sgmanas,. meses o años atrás. El
selección de los exámenes complementarios. Ca., sin embargo, aunque puede haber presen­
^ANAM NESIS: Múltiples son los síntomas tado dolor recientemente, su grado de evolu­
^ sobre los que hay que averiguar, pero de ción puede ser muy adelantado, puesto que,
acuerdo con su importancia y frecuencia, en muchos casos, sólo produce dolor muy
quizás sea el dolor el más interesante, tardíamente.
® razón por la cual empezaremos su descrip- 3.— Su intensidad es relativa; por ejemplo,
^ ción por él. Ventajosamente el cuadro
~ No. 3-2, que se refiere a la anamnesis del existe, y otras en cambio es muy intenso,
- dolor es ciento por ciento aplicable al caso, intolerable; la úlcera péptica produce dolores
S&razón por la cual no insistiremos más sobre más o menos fuertes, pero cuando se perfora
^ la técnica de la anamnesis. Ahora nos con­ puede dar origen a un dolor violento, in­
centraremos más bien a justificar el por qué cluso shocante; las gastritis y los estómagos
^ de las preguntas haciendo algunas considera- irritables producen dolores más bien leves;
£ ciones al respecto; pero antes recuérdese la las obstrucciones gástricas y el síndrome
k nomenclatura de las diferentes partes del pilórico, pueden producir intensos y repeti­
” estómago. Fig. 76-1. dos dolores durante la fase de lucha, es de­
& ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA- cir, mientras las paredes del estómago guar­
£ DRO No. 3-2 A PROPOSITO DEL DOLOR dan toda su capacidad contráctil; pero en la
GASTRICO: (13, 14, 19, 23, 34) fase de distensión, la intensidad dolorosa pue­
de disminuir.
4.— Causa aparente:
Es increible el número y variedad ’
. aguda, igual que luego de alimentos muy de cosas a las que las personas acusan el
* condimentados o alcohol. inicio de su dolor; nosotros sólo nos referí-
*
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remos a las más nombradas y que tienen
cierta relación. Así: en la úlcera péptica
suele acusarse a los alimentos muv con dimen­
t a d o s , -a-la-irregularidad.en te hora de la c q t u í -
da,_ai^ohDlX8X-ü_cigarriILo (20, 31), a los
“nervios” ; o sea, a las tensiones psíquicas de
cualquier naturaleza (35); a ios-medicamen­
tos ,c^ p ,Ja _ aa p irin a (20), gluoocoxlicAid^s
(7), fenilbníazona (4), indometaelna (1); al
stress, para los casos de úlcera fifi -C nrling. &
(11) y a lesiones cerebrales para el. caso de «i
) 1as_ú1 ceras de Cushing (11). Para-las, gas-
iritis las causas enunciadas pueden ser las
«R
mismas, a las que puede sumarse la ingesta de
.cáusticos. En el caso de las hemias-dfcLhiato Fig. 76-2 Zonas más frecuentes del dolor
se atribuye a los vómitos repetidos. En el gástrico y de sus diferentes regio
nes
Ca., muchas veces no se descubre causa
aparente o se lo atribuye a cualquiera de
las anotadas.
«i
5 — Sitio del dolor:
El epigastrio, “la boca del estómago” , 1
suele ser el sitio predilecto del dolor que se
«i
origina en el estómago, Fig. 76-2; sin embar­
go, se puede reconocer que, cuando la lesión @1
asienta en el cardias el dolor se lo señala
más en la región retroxifoidea; cuando asien­ «¡
ta en la parte alta del estómago, se la des­
cribe más en la parte alta del epigastrio; si .
asienta en el antro, piloro o duodeno, se
lo encuentra más bien hacia la derecha de la
línea media y cerca del ombligo; a veces
es tan preciso el lugar que el paciente lo Fig. 76-3 Zona de irradiación de los dolores
gástricos
señala con un dedo.
6.— Irradiación: ra es en el duodeno si lo hace en el lado dere-v.
cho, o en la cara posterior con compromiso"
El sitio predilecto de irradiación es la
del páncreas si lo hace al lado izquierdo.
parte media y baja de la columna dorsal,
Fig. 76-3, lo cual se explica por la inerva­ 7.— Tipo de dolor:
ción gástrica, y la segmentación metamèrica Los espasmos musculares intensos pro-^jj
y dermatómica del cuerpo. Pero algunas ve­ ducen un dolor tipo calambre o cólico
ces, especialmente en las afecciones del car­ suelen verse en Ios-casos d e-esteno.sisjQjrgáni-4
dias lo hace hacia la región retroesternal.
Rara vez puede irradiarse hacia los hipo­
cas, o en los estómagos irritables. Es de tip
continuo con sensación de ardor o quemadu-Z
:
condrios, indicando que el sitio de la úlce­ ra en las gastritis hiper e hiposecretantesj
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^independientemente del grado de hiper o
J^iipoclorhidria que pudiera haber (33). En la
^perforación del e-5.t0mago_piie.de „ser_en _pu-
^ y la d a , que se dirige desde el epigastrio di­
le c ta m e n te a la región dorsal baja. Es de ti- ,.
o pesantez con sensación de llenura epjgásVj
trica, en las ¿ispe|^s„ojLtoníaLjxiat,estenó-
3WÉ
im -
® 8 . - Síntomas acompañantes: Fig. 76-4 Dolor a cuatro tiempos de la úlce­
^ Suele acompañarse de náusea y vnrnitrí' / ra gástrica

m en casi todas,..las^asímpatías; de^ rd o r v ac v -


^ dismo.. en el ulcus péptico v en las gastritis:
tras que en las úlceras duodenales el dolor
j$ de hematemesis v melenas especialmente en
^ el Ca. y el ulcus. De^anorexia. baia de peso y
■palma, d.abr,iardío, porque su aparición es
anem ia en el Ca.
& . después de las cuatro horas de la ingesta.
^ 9 - Relación con el tipo de alimentos: Un dolor ..muv tardío, después de las cuatro
& La calidad de los alimentos suele es­ --horas,-puede verse también en las gastritis y
p i a r íntimamente relacionada con el dolor duodenitis. El dolor en ayunas, puede verse ,
gástrico. En efecto, las gastritis y el ulcus en. la úlcera -duodenal acompañada de h iper-r^
^ii)j^nsifícan_su. dolor ante los condimentos secreción nocturna (2 5); y el .dolor nocturno
(aiL ^je^ .comino.,. etc); frutas cítricas; café. en las hernias del hiato y menos enjsJLiúcus
^ a l cohol; en cambio suele aliviarse con los ali- duodenal.
mentos blandos, la leche, nata y otros alcaji-
11.— La periodicidad constituye uno de los
í|n£s^_ Las U a m ú d a ^ a sa d a f’ pueden desper-
factores más importantes para definir sobre
^ taii_dolQr incluso en las personas normales.
todo la enfermedad ulceropeptica, puesto
Los alimentos m uy calientes o_m.uv ..fríos
que en el 90 — 9 5 .° /o de las úlceras duode­
® p u ed m _ m 3 g m ^ g asM íi^
& dolores (23). nales y el 25 — 30 °/o de las gástricas, sé
presenta con períodos dolorosos que alter­
® 10.— El horario del dolor, sin ser exclusivo nan con los períodos de calma (29). Varias
£ de las afecciones gástricas, es sin embargo, enfermedades gástricas y extragástricas tam ­
muy importante, junto con la periodicidad, bién se expresan con semejante carácter, pe­
para el diagnóstico de diversas enfermedades ro en el úlcus tiene características singulares
& del estómago; por ejemplo: el.dolor que como: el período doloroso nunca dura me­
£ aparece con la ingesta s jiele yersejsnJa.úlcera nos de 8 días, pero puede durar varias sema-
péptica vuxta cardíaca.,deJa xurvatura.m e.v^ nas. Sin embargo, debe entenderse con clari-
^ ñor y en el síndrome de Dumping, por significado de período doloroso: no
\ ciamiento rápido del estómago en el duode- quiere decir que el dolor permanece cons­
no (22). ELdoloLpost-prandial,_de..l a 4.ho- tante las 24 horas de cada día, sino que, res­
- ras iiespuég-de-la-mgesta. puede verse en las petando o no un horario en el día, se pre­
úlceras gástricas lo que a su vez puede dar senta todos los días sin excepción. 2 — El
Í origen al llamado dolor a cuatro tiempos,
Fig. 76-4, es decir, ingesta, calma, dolor tar-
período de calma puede durar uno o varios
meses o hasta años, durante el cual el pacien­
I dio,, calma espontánea...del dolor;, mien- te se siente tan bien que come y bebe de
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todo sin que nada le haga daño. La Fig. 76-5,
sintetiza estos criterios. En las gastritis y
duodenitis puede observarse también cierta
periodicidad, pero los períodos de calma no
son tan absolutos, pues están sujetos a la ac­
ción de los alimentos irritantes, alcohol,
tabaco, etc., que frecuentemente despiertan
nuevamente el dolor. En el estómago irrita­
ble se nota una irregularidad absoluta tanto
en los períodos de calma como en los de
dolor, estando directamente relacionados
con los incidentes emocionales en personas
con sistema neurovegetativo lábil (6). El
dolor continuo nacido en el estómago indica,
la m ayoría de veces, lesión orgánica, pudien-
do observarse en el Ca. y en las complicacio­ 16.— Relación con los medicamentos: í
nes de la úlcera como la perforación, las Los medicamentos antiácidos y los^
hemorragias y las estenosis, lo cual constitu­ anticolinérgicos suelen aliviar el dolor del ,
ye un importante dato evolutivo, según ve­ ulcus y el de las gastritis, en cambio se inten-"
remos más adelante. sifica con la aspirina, indometacina, fenilbu-f
tazona, corticoesteroides, aminofilínicos, oxi-^
12.— Relación con el vómito: tetraciclina, etc., razón por la cual todos ellos
En términos generales se suele aceptar deben ser ingeridos despues de las comidas y ^
que el vómito que se origina en el estómago con leche. Los dolores dol estómago irrita-
alivia su dolor. En realidad, el vómito del ble pueden aliviarse con sedantes y psicote­
siadrome..pilórico. alivia el dolor tan frecuen­ rapia; el Ca. puede producir a veces dolores^
te especialmente durante la fase de lucha/j / tan intensos que difícilmente se alivian con ^
Igual sucede en el .vómito matutino de la úl- los analgésicos más potentes y alcaloides. ^
17.— La evolución del dolor ulceroso es p a r--
producto de la hipersecreción nocturna.
ticularmente importante especialmente cuan-"
13 y 14.— Relación con la micción y depo­ do va camino de una complicación. E n ^
sición: No suele tener ninguna relación. efecto, de lo que puede ser tipo c a - j
lambre, con horario y periodicidad, pue­
15.— La relación con el decúbito: Sí es de volverse de tipo continuo e irregular,4
significativa puesto que en general suele ali­ es decir, perder sus características bási-^
viar el dolor del ulcus, pero específicamente cas y anunciar una hemorragia, una per—
el decúbito ventral alivia el de la cara poste­ foración, una estenosis o la inserción d e "
rior; en cambio empeora, igual que el decú­ un cáncer. Claro que en algunos casos el^
bito dorsal, el dolor y demás molestias de la primer anuncio de la existencia de una úlcera J
yhernia del hiato esofágico, que en cambio se puede ser una hemorragia “La úlcera ¡
alÍYÍa_£nJa„D.osiciún .sentada o de_pie (5). debuta con una hematemesis o una me-
La actitud de pie por su parte empeora el ienat” (26), pero la mayor parte de
dolor de la ptosis gástrica, que facilita el veces tiene un comportamiento típico. Las
tironeamiento de los mesos. • gastritis y el estómago irritable evolucio-
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^ u i n irregularmente sin permitir una sis- HIPERTENSION ENDOCRANEANA
ESÜmatización de su comportamiento. El
■■(»a gástrico puede permanecer largos perío­
dos silencioso y sólo al final, cuando ya ha
PÜ$ado metástasis puede aparecer el dolor; fre-
(gp^entem ente se adelantan a él síntomas tan
_ ¿riftsnecíficos como la astenia, anorexia y * / / Y ESTIMULO
tABERÍNTlCO
y*pérdida de peso.
® Por todo lo que hemos visto se puede
B^Poncluir que es necesario recorrer paciente-
e m e n te toda la anamnesis propuesta para
"fo rm u la rse una idea cabal, que, en todo caso,
rtftiem pre será imprescindible como hecho pre-
p fá io a cualquier otro procedimiento diagnós­
tico empleado en las gastropatías.
.VIA SANGUIW.
^^íA U SE A Y VOMITO.— La náusea es la X 231 K X B T
UREMIA
rnolestia que anuncia al enfermo el deseo de DISTENSION : VISCERAS AB-
: DOMINALES.
V o m ita r; puede estar compuesta por un con-
j^jjpnto de sensaciones adicionales (angustia
epigástrica, sudoración, palidez, etc.) que ha-
^ e n de ella un verdadero síndrome. Como
causas y fisiopatología son las mismss
-d-uie del vómito (excepto en el vómito de
LTL'RO
^origen central), las trataremos ju n to con él.
^&in embargo, conviene que desde ahora di
j a r n o s que casi todos los ve

íío n . ---------- VIAS AFERENTES


---------- VIAS E F E R E N T E ?
© Al vómito se lo define como la expul­
CEN TR O D E L V O M ITO
s i ó n por la boca del contenido gástrico, y
^ u examen debe hacerse tanto por la anam­ Fig. 76-6 Aico reflejo del vóm ito

n e s i s cuanto por la inspección directa y de


Jjaboratorio; pero, como muchas veces el mé­
d i c o no tiene la oportunidad de examinar di­ que el vómito es un acto reflejo cuyo centro
le c ta m e n te el vómito, pasa a depender total- se encuentra situado en el bulbo cerca del
o rien te de la anamnesis, la cual es de alto va- haz solitario a nivel del núcleo m otor dorsal
^ o r práctico y tiene unas cuantas preguntas del vago, (18) al cual llegan los estímulos
propias como nos indica el cuadro No. 76-1, aferentes por el simpático y el parasimpàtico,
^ más de la anamnesis general de cualquier y los eferentes retornan al tubo digestivo por
jgpíntoma naturalmente. el V, VII IX, X y XII pares craneales, y a los
músculos abdominales y diafragma por los
í CONSIDERACIONES AL CUADRO No. nervios raquídeos. Fig. 76-6.- El acto de vo­
^76-1 Ante todo conviene tener en cuenta mitar propiamente dicho supone una enérgica
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-4 9 2 - W

CUADRO No. 76-1

ANAMNESIS DEL VOMITO

Qué preguntar Cómo preguntar

1 .- Contenido 1 Qué vomitó?


1.1.: Alimenticio 1.1: Tenía com ida?. Tenía
restos de comidas anteriores?
1.2: Mucoso 1.2: Tenía moco?

2 .- Color 2 .- De qué color era? : Amarillo?


Verde? Café? Rojo?

3 .- Sabor 3 .- Qué sabor tenía? , ácido como


limón? Como comida fermenta­
da?

4 .- Olor 4 .- Qué olor tenía? . En algún mo­


m ento fue como a heces fecales
o como a manteca dañada?

5 .- Volumen 5 .- Qué cantidad vomitó?

6 .- Frecuencia 6 .- Cuántas veces vomitó?

7 .- Relación con las comidas 7 .- Cuánto tiem po después de comer


vomitó?

8 .- Relación con el dolor epigástrico 8 .- Una vez que vomitó, que' le pasó
al dolor?

9 .- Relación con la náusea 9 .- Tuvo náusea antes de vomitar?

contracción del diafragma y de los músculos ferie, desde otros segmentos del cerebro
abdominales mientras permanece abierto el directamente a través de la sangre, lo c u a P
cardias y cerrado el píloro, y no menciona­ permite reconocer una amplia gama de sitio^j
mos a las contracciones antiperistálticas del que pueden ser punto de partida de los es^j
estómago en primer lugar, porque no parecen tímulos del vóm ito, pero eso no nos corres-,
ser necesarias para que se expulse el conte­ ponde a nosotros precisarlo sino a la fisiopafl!
nido del estómago (24). tología, razón por la cual nos limitaremos*
Por otra parte, si nos atenemos a la por hoy a analizar el vómito de origen g ásS
Fig. 76-6, comprenderemos, que el centro del trico sobre todo, por ser el que más frecuen®?
vómito puede ser estimulado desde la peri- temente lo origina, no sin antes dejar sentad«^
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que, en forma refleja, casi no hay viscera semejante. El color rojo, si no es por alimen-
igestiva que deje de producirlo, por lo que tos. bebidas o medicam entos, es por sangre
anamnesis debe siempre procurar definir fresca que aún no ha sido digerida.
el origen del vómito.
HEMATEMESIS: La presencia de sangre en
^ 1 . — La mayoría de los vómitos contienen el vómito es de extrema importancia para el
^originalm ente alimentos mal digeridos y diagnóstico y el futuro del paciente, y, aun­
^fá cilm en te reconocibles, y no constituyen que su estudio será ampliado en el capítulo
por si mismos un elemento semiológico de las hemorragias digestivas, sin embargo,
^ im p o rta n te ; cuando se ha terminado su hoy haremos unas cuantas consideraciones
^ e x p u lsió n puede luego eliminarse el jugo semiotécnicas importantes para su individua­
^ g á stric o o bilis. Cuando contienen es- lización: a), es la expulsión de sangre de­
^ p ec ialm en te, moco hay que pensar -en las glutida? . Con frecuencia la sangre proce­
^ gastritis. dente de las vías respiratorias o digestivas
g j)2.— El color es más orientador. Si qs ama- altas, como de una epistaxis, de una extrac­
a r i l l o es porque contiene iugQ_gástrico. propio ción dentaria o flmigdalectomía que conti­
de las gastritis hipersecretantes y enferme - ^ endan sangrando después del acto quirúrgico,
® dad ulceropeptica. El verdoso es porque c o n ^ T y de várices esofágicas que se rompen, pue­
£ tiene_±úlis__y se observa en las colecistopatíás: de ser expulsada como hematemesis; ésto nos
pero ^i es pertinaz hay_que tener presente aclara los antecedentes y el examen físico.
™ a „las oclusiones intestinales altas: (27) el b) La sangre expulsada por la boca pro­
f e cfrfé obscuro como pozo de café debe su- cede del aparato digestivo (hematemesis") o
gerir siempre la.presencia de sangre,. hema.: del respiratorio ('hemoptisis')? . Esta diferen­
temesis, que ya ha sufrido los efectos diges- ciación es básica pues orienta rápidamente
^ tiv o s del jugo gástrico; claro quo.algunm.ali- hacia la posible viscera enferma; claro que
mentos, como la remolacha, el chocolate, debe tenerse presente que si una hemoptisis
el yino, mortiños o medicamentos colmo el se ha deglutido, luego puede ser expulsada
® carbón, bismutos, etc. pueden dar un color como hematemesis. El cuadro No. 76-2/ios
*
CUADRO No. 76-2
& Hematemesis Hemoptisis
m
1 .- Viene con vómito 1 .- Viene con tos
i
2 .- Es sangre rojo-obscura o café 2 .- Es sangre roja rutilante
obscura (Poso de café)
' 3 .- Puede-estar mezclada con alimen­ 3 .- Está mezclada con aire, por eso
tos. es espumosa
m 4 .- Va seguida de esputos sanguino­
4 .- Va seguida de melenas
(cola de la hematemesis) lentos (cola dé la hemoptisis)

5 .- El pH del vómito puede ser ácido 5 .- El pH es alcalino


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resume las características diferenciales más 5.— El volumen del vómito depende obvia- (
importantes, que deben tenerse m uy en cuen­ mente del contenido en el estómago, pero
ta a la hora de la anamnesis; y c); aunque pa­ si es alimenticio y en mayor cantidad que la *
rezca increíble, muchas ocasiones el estudian­ última comida, quiere decir que el estómago <
te no puede calificar con seguridad si el vó­ no se vacía porque está obstruido. También
mito contiene o no sangre, razón por la cual, tiene interés para relacionarlo con el grado
y para terminar toda discusión, el procedi­ de deshidratación que pudiera tener el pa-i
miento a seguirse cuando es posible, es cíente. ,
tom ar una muestra y enviar al laboratorio
6.— El número de veces que ha vomitado
para investigar sangre.
un paciente puede estar relacionado con
Las afecciones gástricas que más fre­ la cantidad de la ingesta; pero muchas veces i
cuentemente producen hematemesis son las puede vomitar incoerciblemente sólo un con- ^
ylceras gastroduodenales (6 0 °lo), los carci­ tenido acuoso o de jugo gástrico o biliar.
n o m a s digestivos altos. (ÍÓ °/o); las eastro- - Muchas de estas ocasiones la causa que es- ^
—miodenitis, hernias del hiato, ingesta de timula el centro del vómito puede estar fuera {
medicamentos como la aspirina, fenilbuta- del estómago, en otras porciones del aparato
zona, reserpina, glucocorticoides (Hafter); digestivo o en el cerebro (Tumores, trauma­
pero obviamente en otros casos el estómago tismo craneal, hipertensión endocraneal etc.); |
puede ser sólo el efector de una enfermedad o ser el producto de una intoxicación endó
que asienta a distancia, como una cirrosis gena urémica o diabética. Además si su fre­
hepática que produce hipertensión portal cuencia es muy grande puede causar graves i
con várices esofágicas que se rompen; o una trastornos de deshidratación. Muchas muje-^
coagulopatía que se manifiesta por hemate­ ^sres, durantsj.0ü4 ?i±iie.msjne.s£s-de .embarazo
mesis; o una esplenopatía, etc., por eso algu­ ^ - pueden vomitar muy seguido ('Hiperemesis*
nos semiólogos recomiendan frente a una graxídica). {
hematemesis “mirar al epigastrio, pero tam­
bién a su izquierda y derecha” (30), desean­ 7.— Su relación con las comidas es de lo
do indicar que la causa puede estar en el más interesante, especialmente el -postpran- i
estómago o fuera de él. dial tardío (6 o más horas después de l a |
ingesta, a veces hasta 24 horas después)
3.— El sabor agrio del vómito tiene que ver
que es alimenticio y contiene restos de co-^
\c o n su contenido ácido propio de las gastri-
midas anteriores, nos habla con mucha se-|
' tis.Jiipersecrfi.t antes; otras ocasiones puede
guridad de una obstrucción del estómago que á
tener un sabor desagradable a comida a mé­
impide su vaciamiento en el duodeno (17,21). ¡
Las aton Tas gástricas. joJos.prQcesos obstruc- (
tanles. en las que faltan los fermentos nece­
tivos.aiin incompletos a nivel del estómago o |
sarios para garantizar una digestión adecuada
jduadeno pueden.dar, vómitos de 2 a 6 horas i
de los alimentos.
después de las comidas. Algunos neurópatas, tj
o personas con estómago irritahlft pneden vq- |
pañar....a J o s vómitos de Ins gastritis, hipose-
) creíanlas. Cuando xsJiecalmde_signifka-que ^ El vóm ito en ayunas puede verse en las úlce-1
^ a s —duodenales., que se acompañan de hi-1
además el reflujo de su contenido hacia el es­ persecreción nocturna v en los alcohólicos^
tómago y su expulsión posterior, eiiJos^u5_e5_^uoso_oJiifinso^£iüiiías). i
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^E1 vòmito fácil puede verse e n j as.hernia s ^ Los demás síntomas gástricos señalados
^d¿Lhiato, en el cuadro No. 76-3, no requieren de u-
8.— Se suele decir que si el vómito alivia na semiotecnia especial para su anamnesis,
un dolor epigástrico es porque éste tiene un pues basta con la aplicable a cualquier sín­
origen gástrico,. Esto es verdad en una gran toma, razón por la cual ios tratamos en
mayoría de veces, lo cual de paso sirve para conjunto.
diferenciarlo del vómito reflejo originado
en una colesistopatía o apendicopatía o CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
pancreatopatía, etc, 7 6 -3 .- Ei acidismo. que puede ser descrito
9 . - Hemos anticipado que casi siempre el también como agruras, acedías, vinagreras;
vómito originado en el estómago o en cual­ .observa.jjL_d^reQü}p__ga$íme5-OÍágico de
quier otra viscera torácica o abdominopélvi- cualquier etiología, independientemente del
ca está precedido de náusea. Este hecho es grado de acidez del estómago.
importante para diferenciarlo del vómito cen­ 2 - De los trastornos del apetito, el más
tral originado en el cerebro por estimulación frecuente es la anorexia o simplemente la dis­
directa sobre el centro del vómito, en el que minución del mismo (inapetencia). Aunque
casi nunca hay náusea. es un síntoma que puede acompañar a mil

CUADRO No. 76-3

ANAMNESIS DE OTROS SINTOMAS GASTRICOS

Qué preguntar Cón;o prcguntr.r

1 .- Acidismo 1 .- Ha tenido la sensación de que es­


tá ácida (amarga) la boca y por
el pecho?

2 .- Trastornos del apetito 2 .- Come bien?


2.1: Anorexia 2.1: Ha perdido el apetito? Ha
perdido los deseos de comer?
2.2: Hiperorexia (Bulimia) 2.2: Tiene mucho apetito? Es­
tá comiendo demasiado?

3 .- Aerofagia 3 .- Suele tragar aire frecuentemente?

4 .- Eructos 4 .- Eructa Ud.? Tiene algún olor?

5 .- Hipo 5 .- Tiene hipo?

6 .- Mericismo y Rumiación 6 .- Alguna vez siente que los alimen­


tos se le regresan del estómago a
la boca? Que hace entonces?
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-496 - q
causas distintas, sin embargo, tratándose de boca de los alimentos que han estado en el
patología gástrica siempre hay que tener en estómago para ser luego escupidos al exte­
cuenta al cáncer, en el cual puede ser de rior; n a se acompañan por tanto de vómito^
presencia precoz. En los alcohólicos cróni­ Se produce lajum iación, cuando en lugar de
cos es frecuente. No hay que olvidarse de ser escupidos son -fiuevamente~_ingeriíios.
las de causas psicógenas: anorexia nerviosa. Se puede ver en individuos psicópatas.
Í3, 12, 28, 32). La Hiperoxexia_y_BiilirnÍ3, EL EXAMEN FISICO del estóm ago ya fue es­
tudiado a propósito del exam en del abdom en
m o en la patología gástrica, m ás pu£d£J££ise
en^fe.cj¿ojie^iidói;rin^_^jiaiirolQgic^-4^i- EXAMENES COMPLEMENTARIOS: Son
quiáiiicas, etc., que serán mencionadas a su varios, pero destacan nítidamente las radio­
tiempo. grafías, la gastroduodenoscopia, la biopsia y
3.— aerofagia, o sea, el cpnsíanie-daseo el examen del jugo gástrico, a los cuales nos
dfi_Jxagar_airjD, por si sólo no suele verse en referiremos; mencionaremos también a la
patología gástrica; sin embargo, puede acom­ medida de presiones y a los estudios con ra­
pañar a la deglución constante de saliva en los dioisótopos para los cuales se necesitan
casos de hipersecreción de la misma, ya medios más sofisticados.
estudiada en otra parte. El aire deglutido EXAMEN RADIOLOGICO: No es nuestra inten­
con los alimentos es fisiológico y su cantidad ción referirnos a la técnica, sólo queremos
es insignificante. La mayoría de las disten­ destacar que para realizarlo se usa una subs­
ciones gástricas por aire no es por aerofagia tancia radiopaca llamada Sulfato de bario,
propiamente dicha, sino por ingestión de que debe ser ingerida por el paciente durante
bebidas gaseosas o por la producción en el el examen, para el cual es preferible que
estómago por trastornos en la digestión de no haya ingerido ningún alimento desde la
los alimentos, como en las dispepsias gástri­ noche anterior. Sirve para estudiar su forma,
cas y en los psicópatas. el estado de su mucosa y su capacidad m oto­
4.— Los .eructos _son la expulsión del aire ra. Prácticamente no tiene contraindicacio­
cauten.ido_en_el_esófago._o_estóinago que al nes aunque requiere de la activa colaboración
salir producen un ruido característico. Son del paciente, y, en cambio está indicado en
fisiológicü^eja^Ms-rfi£ÍiiLJiacido¿. y luego de xla sospecha de gastroduodenopatía o de
las comidas abundantes o ingesta de bebidas tumor intraabdominal vecino a estas visce­
gaseosas,; no tienen ningún olor o a lo más ras a las que puede rechazar o invadir.
responde al de los alimentos ingeridos. En la práctica, el estudio del esófago, estó­
pueden verse en las.ohstr-ux> mago y duodeno suele hacerse en una misma
en las que ¿on. .de-mal, sesión; y a esta porción del tubo digestivo
oloj-.p.or_lQ.s_piP.cesp.s_de. fermentación que se la suele llamar tracto digestivo alto, que
pueden darse. es una de las formas de solicitar este exa­
men. También puede solicitarse como serie
esofagogastroduodenal. El examen radiográ
darse en laS-hernias-diafragmáticas, pero,
fleo suele estar precedido del examen radios-
como hemos mencionado en otra parte, su
cópico, es decir, de aquel que permite la vi­
origen puede estar en cualquier causa que
sión directa y en movimiento del estómago
sea capaz de irritar el diafragma. y duodeno, lo cual orienta mucho al radió­
6.— El mericismo es la devolución a la logo, pero, para que esas imágenes se guarden
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^ y puedan ser analizadas por otros, es indis-
| pensable grabarlas en las placas fotográficas
I que son las radiografías, aunque estas sólo
dan una visión estática. También puede
*usarse, en los centros que lo tienen, la cine-
I radiografía gastroduodenal.
( La Fig. 76-7, nos demuestra la imagen
normal del estómago, su mucosa y del duo­
deno que se explican por si solas; mientras que
i en las siguientes figuras se exponen algunos
^ejemplos de patología gástrica frecuente
EXAMEN DEL JUGO GASTRICO: Obtenido
luego de la inyección de 0,04 mg.de histami-
na, que produce la máxima secreción (MAO).
según la técnica de Kav revela aue su volu­
men máximo durante la prueba oscila entre Fig. 76-7 Radiografía de un estómago nor­
mal. Doble contraste.
150 y 250 cm^; su contenido ácido medido
en m Eq/h; es de 16,5 a 22, en condiciones 'Jortesia del Prof. Dr. Germán Abdo.
normales; mientras que su volumen fisio­
lógico en ayunas nunca supera a los 100
sí enunciaremos en cambio los casos en los
cm^, con acidez casi nula y sin alimentos.
que es útil su estudio, así: úlcera duodenal,
Los valores sin estimulación son bastante
en la que tanto los valores basales como el
más bajos. Fig. 76-8.
MAO están elevados; (10) la úlcera gástrica,
No nos referimos a la técnica para la puede presentar valores más bajos, normales
realización de este examen puesto que se la o altos; en la estenosis piló rica de origen úl-
encuentra en los textos de Fisiología, pero ceroso presenta restos de comida en ayunas
i*it,. 76*8 V, cva de acidez normal
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y una acidimetría variable; en el síndrome
de Zollinger-Ellison, los valores volumétricos
y acidimétricos son m uy altos en forma per­
manente (9, 16); el cáncer gástrico puede
dar valores bajos (2); en la anemia pernicio­
sa puede haber aclorhidria demostrada con
la prueba del MAO (15).
SONDAJE NASOGASTRICO.— Algo que no
podemos dejar de decir es la técnica del
sondaje nasogástrico; procedimiento previo
e indispensable para el examen de la aci­
dimetría gástrica y otros exámenes y proce­
dimientos terapéuticos que los anunciare­ Fig. 76-9 Equipo paia el sondaje nasogástri-
mos más tarde. Aunque el títu lo nos ubica
únicamente en el estómago, sin embargo, la
técnica básica es la misma para la intubación 1.6: Tubos de ensayo o frascos parala
del duodeno y porciones im portantes del colección de las muestras; deben estar d e -^ j
resto del intestino delgado, razón por la bidamente etiquetados con todos los datos ¿
cual, la descripción que hoy hacemos es de identificación del paciente y en el núme- 4
válida para todos estos segmentos del tubo ro suficiente según la prueba diagnóstica q u e^ [
digestivo. se vaya a realizar. Cuando la intención es ^
terapéutica y se desea extraer todo el con-™
La intención básica de este examen
tenido posible, se debe tener los aparatos de
es introducir un tubo flexible en la luz
succión adecuados al caso. ^jj
do cualquiera de ios segmentos anotados,
para extraer de ellos su contenido con fines 2..— Coloque al paciente en posición se m i-^
diagnósticos o terapéuticos, y para otros sentada, si está en la cama; o siéntelo en u n a *
fines. silla cómoda si puede él hacerlo.
3.— Explíquele el procedimiento y solicí-^j
Procedimientos: 1.— Examine si tiene tele su colaboración en las órdenes que le irá^j
además de un ayudante, todo los implemen­ dando. ■
m
tos necesarios, que son: Fig. 76-9. 4 — Pongase los guantes. ^
1.1: Una sonda de intubación de poüetile- 5.— Tome la sonda que el ayudante ha li- ^
no o de caucho, pero siempre radiopaca, con berado de las envolturas no estériles, y 0
perforaciones laterales en el extremo que se enróllela en su mano derecha, Fig. 7 6 -1 0 ,^
introduce, y de 1,20 metros de largo; puede dejando el extremo anterior, libre, u n o s ^
ser también tipo Leven, y debe estar estéril. 15 cm. 4
1.2: Lubricante, como vaselina líquida o 6.— Con su mano izquierda tom e una gasa^j
una pomada anestésica. y liaga que el ayudante le ponga en ella
1.3: Gasa cortada en pequeños segmentos. poco de lubricante.

1.4: Guantes estériles para el médico. 7 — Lubrique el extremo libre de la sonda.*

1.5: Jeringuilla de 20 o 50 cm^, para la 8.— Ordenándole al paciente que manten­


extracción de las muestras. ga la cabeza en posición normal, Fig. 76-11,1
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- 499 -
epiglótis, puesto que puede despertarse vó­
mito o tos. Viciosamente, la sonda puede
enrollarse en la boca y dar la falsa impresión
de que está pasando al estómago.
Si ha continuado por la vía normal, los
suaves movimientos impulsivos conducen la
sonda hasta el estómago sin que el cardias
signifique ningún obstáculo. Si puede hacer
un examen flouroscópico, la pantalla le in­
dicará el sitio en que se encuentra la punta;
si puede tom ar una radiografía simple de
abdomen, hágalo; ambos procedimientos le
aseguran el sitio en el que se encuentra, que
idealmente debe ser el polo inferior o antro
76-10 Forma de mantener la sonda na-
del estómago, Fig. 76-12. Si no puede rea­
sogástrica enrollada en la mano
del m édico. lizar ningún control radiológico por lo m e­
nos debe tener en cuenta la longitud que ha
entrado, contabilizando el número de seña­
les que cada 10 centím etros tiene la sonda;
así cuando desde la ventana nasal han pasa­
do entre 60 y 70 centímetros, según la esta­
tura del paciente, se puede constatar que
se ha llegado al estómago. Si introduce
demás puede enrollarse dentro del estómago
y dificultar la extracción de su contenido.

9 . - Compruebe si la sonda está en el estó­


mago. Para el efecto conecte la jeringuilla
al extremo libre de la sonda y succione.
Si extrae un contenido amarillento que tal
vez contiene restos de alimentos, es porque
está en el estómago. Algunas ocasiones y
sin respuesta tusígena, la sonda puede haber­
Fig. 76-11 Posición del paciente para el son­
da] e nasogás trico
se desviado a la tráquea, y si no hay control
radiológico, se puede cometer el error de
1 inicie la introducción de la sonda por una introducir substancias extrañas en los pul­
ternilla y ordene al paciente que, cuando la mones. Una forma de asegurarse es colo­
sienta en la garganta, realice movimientos de cando el extremo libre de la sonda contra el
deglución (“ trague saliva” ), los que Ud. apro­ dorso de la mano que sentirá la salida de aire
vechará para introducir cada vez más la son­ si está en la tráquea; también se puede in­
da que irá desenrollando poco a poco de su troducir el extremo libre en un recipiente
' mano. También se le puede dar a beber con agua en el cual hará burbujas si sale aire.
tragos de agua.
10.— Una vez seguros de que la sonda está
La dificultad mayor está hasta pasar la en el estómago, se puede iniciar la extrae-
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Algunas ocasiones la sonda se tapa con
alimentos o secreciones patológicas, en esos 1
casos es indispensable lavar con suero fisio— \
lógico que se introduce con una jeringuilla
y se lo vuelve a extraer; ésto varias veces 1
hasta que se constate que quede permeable, i
Cuando se desee pasar al duodeno o <
intestino delgado se debe utilizar una sonda
más larga y que tenga en la punta una oli- 1
va metálica para facilitar el paso del esfínter
pilórico. Para el efecto, una vez que se ha
llegado con la sonda al estómago, se de­
be colocar al paciente en decúbito lateral
derecho durante unos treinta minutos, tiem­
po en el cual suele pasar la sonda al duode­
no. Con el objeto de facilitar el paso por el
píloro se puede inyectar 1 mg. de atropina,
una media hora antes del sondaje. Si se de­
sea introducirla más abajo todavía ya sólo es
cuestión de impulsarla más. En estos casos
siempre es necesario el control radiológico
Fig. 76-13.
GASTROSCOPIA Y BIOPSIA: La técnica d o ­
m inada p o r los endoscopistas tiene por
objeto introducir en el estómago y duode­
no un fibroscopio (tu b o que contiene un
juego de lentes) para ver su interior y cons­
ta ta r directam ente el estado de la m ucosa;
perm ite adem ás la to m a de biopsias para ser
examinadas luego por los patólogos, quienes
Fig. 76-12 Posición correcta de la sonda en el pondrán un diagnóstico histopatológico, de
estómago
gran valor práctico.
Fig. 76-13 Sonda colocada en el duodeno
SINDROMES GASTRODUODENALES
MAS IMPORTANTES:
ción del contenido gástrico con la jeringui­ 1 .- S T N D R O M F. TTT .rF .R O S f): ^
lla, para diagnóstico, o conectando la sonda
al aparato de succión si eso es lo que se de­ 1.1: Epieastraleia característica de
sea. úlcera: con horario, pero sobre todo con
■periodicidad.
11.— Como medida final de precaución
sujete la sonda con esparadrapo a la mejilla 1.2: Náusea y vóm ito no m uy típica?, ,
o dorso de la nariz del paciente, pero evitan­ pero el .vómito snelfí aliviar p1_dn1nr i
do traccionar el ala de la nariz porque 1.3: Complicaciones probables: He--
causa muchas molestias al enfermo. matemesis y jn e lenas; perforación; estenosis 1
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1.6: Gastroduodenoscopia que de­
1.4: Radiografía de Ulcus. Fig. 76-14. muestra la úlcera.

1.5: Acidimetría gástrica: Compor­ 1.7: Biopsia: No es indispensable,


tamiento variable en la del estómago; en la pero si se la hace descarta malignidad.
duodenal casi siempre hipersecreción e hiper- Algunas ocasiones los divertículos duodena­
clorhidria. les, Fig. 76-15, pueden simular una úlcera.

Fig. 76-14B Ulcera de la curvatura mayor.

Fig. 76-14A Ulceras de la curvatura menor. Fig. 76-14C Ulcera del cuerpo. Imagen en sus­
pensión.

Cortesía del Proí. Dr. Germán Ab-do.


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Fig. 76-14C Ulcera del cuerpo; imagen en sus­


pensión.

Fig. 76-14D Ulcera Pilórica.

Fig. 76-14E Ulceras del cuerpo y del antro.

Fig. 76-14F Ulceras del duodeno. Cortesía del


Prof. Dr. Germán Abdo.
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» (?
2.1.: Epigasíialgja: Completamente
irregular o continua. Puede haber historia
previa de dolor ulceroso que luego modificó
su comportamiento típico. Puede evolucio­
I
nar largo tiempo sin dolor.
2.2: Ná-usea^arámito no muy típicos,
pero el vómito_.pu£de alivianeLdolor.
2.3: A stenia^ano rexiíL=-y-.párdida_=de
peso, son síntomas acompañantes m uy fre­
cuentes.
2.4: Complicaciones probables: Hfi-
mstemesis-yanelenasi-csíenosis.
2.5: Radiografía característica: Fig.
76-16.
2.6: Curva de acidez: La mayoría de
veces con hipoclorhidria.
2.7: Gastroduodenoscopia: Frecuen­
temente característica.
2.8: Biopsia: obligada, confirma el
diagnóstico. ' ’■
Va

| 3.1: Eiiigasliajgia: Muchas veces liis-


| toria de dDloJcjulcecoso-que luego cambió de
comportamiento; menos veces historia de
I dolor irregular; menos aún sin historia dolo-
& rosa.
Durante la fase de lucha es de tipo
retortijón, post-prandial; en la fase de dila­
tación es continuo, con pocos retortijones.
3.2: Náusea v vómito: Muy típicos,
calman el dolor, son post-prandiales tardíos y
pueden contener restos de comidas anterio­
res.
3.3: Complicación probable: pérdida
Fig. 76-16 Radiografías de un cáncer de
de^pesoydesnutrición. estómago: A.— Infiltrativo y úl­
cera. B.— Ca. Infiltrativo estudia­
3.4: Radiografía: característica en do con doble contraste. C.— Ca.
cada una de las etapas. Fig. 76-17. polipoideo e infiltrativo
3.5: Curva de acidez: Noindispensa- Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
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-504-

4 . - .,_E.STiMAGJimiIARLE:
4.1: Epigastraleia. tipo retortijón, sin
horario ni periodicidad y relacionado con
los estados de stress emocional.
4.2: .Náusea __y._j¿Qmilo. pueden no
existir o ser de comportamiento irregular.
4.3: Se acompaña frecuentemente de
acidismo v ardor epigástrico.
4.4: Radiografía: de hiperquinesia e
hipertonía.
4.5: Curva de acidez: Puede estar
acompañada de hipersecreción clorhídrica.
4.6: Gastroscopia: No demuestra pa­
tología orgánica.
4.7: Biopsia: innecesaria; en todo ca­
so es normal o puede demostrar aumento del
número de células.

B IB L IO G R A F IA

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- 506 -
2.— Fecha real de comienzo:
Los procesos rxnn ir.m m m o : TLJ&-
C A P IT U L O 7 7 ' ^testina], obstrucciones incom pletas, enteritis
I o ileitis regionalf parasitosis., intestinal, _coli-
|tis _cr6nicar-tuniQr.es, pueden tener un origen
Y E Y U N O IL E O N - C O L O N -
3.— Intensidad:
A P E N D IC E En su forma típica suele ser de intgí^
sitiad creciente hg_sta llegar a un clima?}
YEYUNO ILEON Y COLON: Tratamos de en el cual el paciente puede quejarse mucho
estos dos segmentos intestinales al mismo ’
y adquirir act-itudes^atiálaicas como la de la
tiempo, porque especialmente sus síntomas
Fig. 77-1, permanecer así unos minutos para
son m uy parecidos y en la práctica pueden
luego decrecer progresivamente hasta llegar
resultar difícilés de distinguir. Por otra par­
a desaparecer, lo cual a muchas personas
te, muchas de la^ii&Drnedades que tienen
les da la impresión de que ya desapareció
su asiento inicial en el 4$^linp_,delga.(|o
definitivamente, pero luego de unos instan­
aígdtan máSgtajdg al^gmesp dando Un solo tes vuelve a repetirse el acceso.
cuadro clínico; sin embargo, la inversa es-
más difícil, ya que
afectare,-sol©.
Las enferme_dades_infecciosas. tox icáis
y...aiitgi£as que afectan al intestino delgad<|¡
(enteritis), pueden afectar sim ultáneam ente
al colon (enterocolitis) Ty si participa al m iíf
mo tiempo el estómago produce la_gastigjf¡
ent erp.coJilis.
En esta oportunidad nos ocuparemos
- del dolor, la diarrea, el estreñimiento, las Fig. 77-1 Dolor cólico: Actitud antiálgica
melenas, el meteorismo y las características t
físicas de las heces.
A.— Causa aparente:
DOLOR: La técnica de la anamnesis no tie­ A lo que ’ más frecuentemente suele
ne ninguna característica especial, y el cua­ acusar el paciente como la causa que lo
d r o No. 3-2, cubre suficientemente todas sus • desencadena, es la ingesta dejljjinentos. pero
exigencias, razón por la cual nos detendre-, también a la t qtp a .d e.. rn ed iraman J a los
mos más bien en hacer algunas, considera­
ciones, siguiendo el orden propuesto en el 5.— y 6.— Sitio e irradiación del dolor:
mencionado cuadro ya tan conocido: Precisar el sitio en el cual nace el do­
1.— Fecha aparente de comienzo: lor puede ser muy difícil, pero la queja suele!
En los rnariros. flfiriof el,j;tii.QÍQ.„sije- ser como que le duele la “barriga o los va-|
le5?sgj;-^e5!gen£e, como en las enlerQCQjiÜ^ cíos” , es decir, j
agudas de cualquier etiología, lo mismo que y a veces todn él abd^m^n-, especialmente"
en las de cualquier cuando se irradia a lo largo del intestino¡|
origen. entonces el paciente suele .decir que “ el dolor^
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I
le camina”. Algunas ocasiones se irradia ha­ dena -dplpj en el podría
cia la .j?9j [ u n j i |a J ^ ^ . hablarse de un horario; pero es u n d a to ines-
7.— Tipo de dolor: pecífíco y puede no haber a pesar de que el
El dolor es típicamente cólico¿como paciente sufra de una enfermedad intestinal
grave. No tiene periodicidad. Además el pa­
'r.gj.?rnhlgjQ' retortijón, pero cuando la causa
i avade la pared intestinal, especialmente el ciente suele ser frecuentemente inapetente.
pfiritrtnfto- visfiftral o si hay una perforación. 12 — Rebciónj^uLeLvám lto:
el dolor sft-viidYa.l1PQntjnn^ y de intensidad A pesar de ser un síntoma acompañan­
.v^iiajble: desde aquel que puede hacer sho- te m uy frecuente del dolor, sin embargo, en
cai»al_pacienie hasta aquel que puede^alimr- la .mayoría eje. .veces no es m uy específico
se to ta lm en te. lo cual, naturalmente, no es para el diagnóstico, excepto. riiando.eiLfe.ca-
indicación de que el cuadro ha mejorado, si­ loidc* lo cual traduce una obstrucción_inr
no todo lo contrario. tesíinaLalíau N ° calma _.el .dolor: lo cual es
una característica diferencial con el de origen
8.— Síntomas acompañantes:
gástrico.
Dependen mucho de la causa, pero
13.— Relación con la micción:
los más frecuentes suelen ser la náuseg y el
Rara~yez, los cuadros disentéricos pue­
vómiip, participe o no el estómago en el
proceso; también lo son la di^rrga^ej-.est.re.-: den acompañarse de disuria, pero en todo
ñjmipntnJ el ^p.nasmn-y caso, la micción propiamente dicha no modi-
hemorragias y la ^-^fthrfi. Como de estos -fica las características del dolor.
síntomas hablaremos dentro de este mismo 14.— Relación con la deposición:
capítulo, por el momento nos inhibimos de Frecuentemente la deposición o la ex­
hacerlo. pulsión de gases alivia._el„dolor, pero otras
9.— Relación con las comidas: veces es el dolor el que d s h . jaljidivjti
Cuando los procesos-son agudos, en ge­ de fe caí orio.-qu.e..p;i£ile_Djiq estar acompaña­
neral la ingesfe-dfcalknen tos-suele: a g r^ a£| I do de la expulsióji_de.gases-0--heces; lo cual
dc^ o r^ o , alguno de los síntom as_a m m p a - es frecuente observar en las enterocolitis de
ifentes: en los cuadros _cróflicqs;el comporta­ cualquier etiología (21). En los procesos se-
miento puede ser variable. Sin embargo, miobstructivos, el- dolor coincide con el es­
hay algunos casos de relación directa cpmo fuerzo del segmento-.supraest.enótico para
son: la ingesta-de-aljmentesaQ3dc0%-0 de vencer el obstáculo; logrado esto, el paciente,
aquellos para los cuales el paciente tiene a la vez que puede oir los ruidos hidroaéreos
.alergia jntesti^al. En los -n/ñosx 1p relación producto de la circulación de los mismos,
de ingesta de alm sni,os.contaminadas y el puede expulsar gases o heces y aliviarse al
d g ^ r, más todos los síntomas acompañantes mismo tiempo del dolor, el cual se volverá a
antes anotados es tan frecuente, que constitu­ repetir én accesos intermitentes.
yen parte de uno de los más grandes proble­ Consideramos oportuno mencionar a-
mas sociales de nuestro medio como son las quí al llamado síndrome- de Kóeniñg. (14) C
-ídiaseas. La ingesta de- bebidas j j m faófcas producido precisamente en los procesos
se.miah,stmclü¿Qs y caiajct£uzada..poL-el-do-
, 10.— y 11.— Horario y periodicidad: lor descrito, dilatación^,inlestinal-^upaxa&$.-
Si por efecto del reflejo gastrgentéricp , tenóíica., intensas contraccione^_nerislálticas,
' la.repleciónjgástrica por la ingesta desenca­ muchas, veces visibles en.la41ared-abiiom i1l.al,
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sintomas que terminan con la obstrucción, hacer unas cuantas preguntas más que se re­
que a su vez produce los ruidos intestinales; sumen en el cuadro No. 77-1. Obviamente
esta secuencia de síntomas se produce en que el estudio de laboratorio de las heces
paroxismos una y otra vez, algunos de los fecales, es indispensable lo cual lo haremos
cuales pueden producir eliminación fecal. un poco más tarde.
En las obstrucciones completas el do-
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
...lor no va seguido de la expulsión de gases
77-1: 1.— En vista de que el enfermo sue­
ni heces, aunque durante la fase de lucha las
le llamar diarrea a muchos cambios en las
contracciones supraestenóticas fueran muy
características físicas de la deposición, lo
intensas. Durante' la fase .de-dilatación .el
primero que debe hacer el médico, si no tie­
ne la oportunidad de examinar directamente
el material evacuado, es asegurarse de que
produce entonces el silencio abdominal. Es
efectivamente es diarrea de lo que habla el
conveniente tener e n . cuenta que en las
enfermo, para lo cual debe hacer énfasis en
obstrucciones altas, durante un tiempo pue­
la consistencia líquida y en el número de de­
de haber eliminación de los gases y heces que
posiciones, aunque este segundo elemento
estaban ocupando el segmento infraestenóti-
sea menos importante. Como una causa va­
co (2). En las obstrucciones bajas la reten­
liosa para que se produzca dianea es el tran­
ción es precoz (2).
sito intestinal acelerado, es natural que la
15.— Relación con los decúbitos: absorción de líquidos sea pobre, por lo cual
Muchos dolores intestinales pueden la deposición debe ser siempre líquida-y ade­
calmar con el decúbito dorsal o ventral. más de peso, más alto que el diario (4, 16).
El simple aum ento del número de deposicio­
16.— Relación con los medicamentos: nes no es suficiente, pues muchas personas
Típicamente el cólico intestinal se ali­
evacúan su intestino más de una vez al día,
via con los antiespasmódims- pero, según simplemente porque en la primera ocasión
ya hemos dicho en otra parte, no hay que no expulsaron todo el contenido intestinal.
administrarlos mientras no se tenga una idea
clara sobre su causa. 2 .- Como la consistencia es líquida, lo pri­
mero que cambia, por tanto, es su forma. En
17.— Evolución y estado actual: dependen consecuencia, el aum ento del número de de­
mucho de la causa. Llamamos la atención posiciones, pero, con heces bien formadas,
sobre el hecho de que en las.obstrucciones y
no es diarrea.
perforaciones a una fase de dolor cólico pue­
de seguir una de dolor continuo. '^N'En-el síndrnmp disentérico, que lo es­
tudiaremos más tarde, las evacuaciones pue­
DIARREA.— Se habla de diarrea cuando den contener simplemente sangre.-mocoso
la deposición es de substancias líquidas que baba, y hasta restos de mucosa-recial, lo cual
han circulado muy rápido por el intestino. no faculta para denominar diarrea. Los indi­
Aunque se trata de un signo propia­ viduos que sufren de estreñimiento crónico,
mente dicho, sin embargo, debe hacerse so­ después de la evacuación intestinal pueden
bre ella una anamnesis muy prolija, puesto quedar con deposiciones líquidas, pero que
que no pocas veces aporta con datos valiosos contienen al mismo tiempo escíbalos; ésto
para el diagnóstico. Aparte de la anamnesis tampoco es diarrea; se debe simplemente a
aplicable a cualquier síntoma, es necesario la irritación mucosa por las heces muy secas.
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"
CUADRO N o. 77-1

ANAMNESIS DE LA DIARREA
Qué preguntar Cómo preguntar
1 - Efectivamente es diarrea? l.-r- Cómo es la deposición?. Cómo
- son las orinas mayores? . Cómo
es el campo grande?
1.1: Consistencia 1.1: Es muy líquida?
1.2: Número 1.2: Cuántas veces al día hizo la
deposición?

2 - Diferenciación con las falsas dia­ 2.— La forma de la deposición era


rreas normal?
2.1: Del síndrome disentérico. 2.1: Tenía materias fecales?
Tenía sangre, moco, baba?
2.2: Del estado de post-consti— 2.2: Hasta ayer o antes de ayer,
pación. estaba estriñido?

3 .- Ritmo diario 3.— A qué hora del día hace diarrea?

4 .- Relación con las comidas 4 .— Enseguida de comer hace diarrea?

5 .- Probable sitio de origen 5.— Describa cómo era la diarrea:


Cantidad, color, olor ,

p tierte verse. en rrea, como son los casos de


is, 15, 20) o sea las heces grasas,_de las
indicar. e n fe rm e d a d .n rg á n ir a pviH pniP ( 8 ) ; pancreatitis crónicas,-en que son abundantes,
de olor a manteca rancia, manchan de grasa
colon,i ca tatóle (2,19), cuando el individuo se el papel higiénico; las d ia rre a s p n r p n t r e f a r - ,
prepara a hacer frente a los problemas del ción son de color café obscuro y de olor
nuevo día. pútrido Jas-diarreas.de..ferm entación y ori­
gen cecal que contienen moco, son de olor
4 . - Los .problemas .alérgicos intestinales y
punjente, color amarillo y aspecto de tener
las gastrectomías pueden causar diarrea des­
gases disueltos.
pués de la ingesta (7).. Los procesos entero-
colíticos crónicos pueden no tener ninguna La anamnesis general de los síntomas
relación con los alimentos ni con la hora ni también aporta datos interesantes, a saber:
con la ingesta, y ser completamente irregu­
lares. ríodos de remisión que.hacen-parecer que
5.— Algunas características macroscópicas el último período es su fecha real de comien­
pueden orientar al sitio de origen de la dia- zo, cuando en realidad ya proviene desde va-
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-5 1 0 - .
rios meses, como en las enteritis crónir.as3 en Nos referimos a la relación con los me- ¿
algunas pnrpcitnw intpctinalp,^ en Ja.^nfer- dicamcntos para señalar sobre todo que la™
rogda¿Lde Addison y el hinertiroidismo. ingesta de- antibióticos :de.- amplio, espectro £
puede ser la causa de diarreas especialm ente^
La causa aparente mencionada por el
en iu amos. ^
enfermo puede ser importante, así: la inges­
ta de alimentos contaminados o tóxicos o
alérgicos pueden desencadenar períodos agu­ _
dos de diarrea, igual que las bebidas alcohó- heces fecales que han permanecido un tie m -^
licaSi Las personas con temperamento ner­ po mayor que el normal dentro del intestino,^5
vioso, los períodos d e . stress. (3) (un nuevo razón por la cual, la mayor parte de veces, ;
trabajo, una fiesta, un examen etc.), pueden son duras.
producir diarreas; la-ingesta de-antibióticos
Su anamnesis también debe ser p ro lija^
que destruyen. la. flora. intestinal (22); las
puesto que, aparte de ofrecer muchos datos^j
intoxicaciones crónicas de los trabajadores
para el diagnóstico, es necesario diferenciar ■
con plomo, (aunque éstos' pudieran sufrir
el verdadero estreñimiento de otros estados™
más bien de estreñimiento), (9 ,1 3 ); mercu­
con los que puede confundirse, según vere-^
rio (9); etc. cuando se trata de una diarrea
mos más tarde. El cuadro No. 77-2 nos reve- J
crónica’ cuya causa aparente no es deter-
la una serie de datos adicionales que deben™
minable debe pensarse en elC a. de intestino.
ser averiguados aparte de los generales d e ^
(15).
cualquier síntoma. ^
Los síntomas acompañantes pueden CONSIDERACIONES AL CUADRO No.fl
ser múltiples y variados: pocas veces faltan la
77-2: 1.— Es necesario establecer el ritmo^j
náusea, y vómito reflejos_odesencadenados
de las evacuaciones con el objeto de aclarar ;
por. la misma causa que produjo-la diarres.
la diferencia entre un verdadero estreñimien-fl
Pero los que más preocupan son los de la to y un ritmo lento de evacuaciones intesti-^j
desfodratación. especialmente en los jaiáas: nales. i
sejiJjilensaj lengua, y .pisLjsf&a, sigü£h=4@l
P¡Í£gU£LCUíáneiQ, hipolsusióji.. arleriaLporJa Normalmente la mayoría de personas-.
liip o v o lem iaetc., que hacen de este cuadro evacúa su intestino diariamente, pero otras^
un hecho peligroso para la vida si no recibe lo hacen cada dos y hasta tres días sin que^
atención rápida:fiebre, en los casos de origen ésto signifique estreñimiento. Un buen d ato-1
especialmente iJof^Lo^(i;_aaoxaxia, que en para pensar en estreñimiento es el enlenteci™
las.diarreas_crómcís^piie.de,5fix_cama_dejles.- m iento en relación al hábito del individuo.^
nuldLción,.agravada por Jám ala .absorcióixile Algunos realmente estriñidos pueden hacerj
la deposición cada semana y a veces m ásí
Jos alimentos (1 ,1 2 ).
tiem po. i
La mayoría de los cuadros agudos 2.— Algunos pacientes pueden hacer la de-^
evolucionan favorablemente con el trata­ posición todos los días y aún varias veces al^
miento oportuno. En los cuadros crónicos • día, pero en cantidad reducida cada vez, lo0
no hay que confundir los períodos de remi­
sión con la curación, ni los períodos de rea­
cual determina que se vayan deteniendo]
restos que al cabo de algún tiempo puede;1
4
gudización, con nuevas enfermedades intes­ ser de gran volumen. A esto se lo ha llamado^
tinales. 5) estreñimiento acumulativo (Field).
I
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CUADRO No. 77-2

ANAMNESIS DEL ESTREÑIMIENTO


Qué preguntar Cómo preguntar

1.- Ritmo de las evacuaciones 1 Cada cuántos días hace la deposición?

2 .- Cantidad de cada evacuación y 2.— Es poco o mucho lo que hace en •


total diario cada deposición? , y la cantidad
total del día?

3 .- Características generales de las 3.— Qué forma, qué color tienen?


heces Son duras?

3.— La mayoría de veces las heces son bien El estreñimiento de .presentación b rus- £
formadas, duras, pero a veces pétreas y de ^ (s u sp e n sió n de la eliminación de gases y
color obscuro, mas hay que tener en cuenta heces) debe ponemos siempre sobre la pista
que en algunos casos de estreñimiento cró­ de una oclusión intestinal como hemos dicho
nico, la irritación de la mucosa produce hi- antes. Hoy sólo añadiremos que mientras
persecreción que puede dar origen a deposi­ más baja es la obstrucción intestinal, más
ciones -líquidas. precpz^.s J a .
En estos casos sólo el examen coproló­ de.gases. No debemos olvidar tampoco que
gico que demuestra sobredigestión, según en los casos de ílm ^ataJítico, la falta de m o /f
veremos más tarde, confirma el diagnóstico. tilid ad—intestinal _ deiermin a—la—suspensión
La anamnesis general también aporta brusi»li_<Lla_eliniij^
con datos de interés, así: en los estreñimien­ Los sfntomas que más frecuentemente
tos crónicos, la_.ffic.ha.Jlfi -Comienzo-piiMe acompañan al estreñimiento son: sensación
remontarse a la infancia .como en el ni£ga(jf de..plenitud intestinal y rectal; camhios de
rnlnn rnppp.njtn Hft Hirsrhpnmfl (6,' 11); O caráater: dolor intestinal.
desde la juventud, en que por no responder
Los laxantes, purgantes y lavados in­
oportunamente al reflejo defecatorio se em­
testinales facilitan la expulsión fecal, pero
bota, lo cual produce un trastorno en el
no curan la causa, dando lugar a la repetición
hábito defecatorio (17); m enor fecha de co­
del cuadro y facilitando la formación de
mienzo pueden tener los casos de reposo
hábitos para la administración de estos
prolongado en cama, cambios dietéticos
productos, sin los cuales muchas personas
con disminución de los alimentos que dejan
no pueden realmente aliviar su intestino.
residuos estimulantes, suspensión de los
laxantes en los habituados a ellos; afecciones Por todo lo dicho es necesario tener
orgánicas del intestino grueso, recto o ano en cuenta que, para llegar a formarse una
que producen obstrucción crónica; el cáncer idea clara sobre la causa, es necesario reali­
de intestino; y muchos otros más. zar un examen completo del paciente.
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METEORISMO.— Al hablar de los abomba­
mientos abdominales ya nos referimos a él
con considerable extensión. Hoy sólo aña­
diremos, que la técnica de su anamnesis no
ofrece mayor dificultad y que es suficiente
con la aplicable a cualquier síntoma.
Sin embargo, como frecuentemente el
paciente consulta porque tiene “exceso de
gases” , que le producen abombamiento ab­
dominal y expulsión exagerada de ellos por
boca y ano, es conveniente añadir una pre­
gunta sobre los alimentos que ingiere, puesto
que muchos, por contener gases o facilitar
los procesos de fermentación, son producto­
res de meteorismo gástrico e intestinal respec-

en lasjcirr^s.,Jii_.ab.sjDi.cÍQiule_gase5_e¿íá^li-
' fi cuitada, j o cual abo_mba .el„abdomeji. Es­
Fig. 77-2 Diferentes direcciones del apéndice
to dió origen a que los semiólogos antiguos
dijeran a propósito de esta enfermedad que <
“ detrás de los vientos vienen las lluvias” Como en todos los casos, nos referire-^
dando a entender que al meteorismo sigue L mos a los síntomas, signos y exámenes com-^
ascitis tan .frecuente en estos casos. plementarios. "
ANAMNESIS.- Los síntomas más importan-^
APENDICE VERM ICULAR.- Su semiotec- tes y frecuentes encontrados en la apendici-^
nia está ligada fundamentalmente a su pato­ tis aguda son: dolor, anorexia, náusea y vó-j
logía más frecuente que es la apendicitis mito, estreñimiento o diarrea y fiebre. "
aguda, causa de la mayoría de todas las in­
tervenciones quirúrgicas abdominales en las La técnica de su anamnesis no ofrece^
ninguna dificultad y está regida por las nor-^
personas cuya edad.varía entre 5 y 40 años,
y es culpable de un gran número del llamado mas de la anamnesis general que hemos ve-¿
nido aplicando, tanto para el dolor cuan­
abdomen agudo. Su diagnóstico, la mayoría
to para los otros síntomas; además, prácti-í
de las veces sencillo, suele ser en ocasiones
camente todos los síntomas constituyen e l|
complejo, debido a que puede presentar una
grupo que acompaña al dolor y su historia
sintomatología engañosa relacionada sobre
se remonta a la fecha de comienzo de él,"
todo con su tamaño y dirección variables,
que casi siempre es de pocas horas atrás^
Fig. 77-2, a pesar de que su punto de implan­
(12—48). En consecuencia pasamos directa-1
tación en el ciego siempre sea el mismo; tam ­
mente a hacer algunas consideraciones im­
bién varía mucho su forma de presentación,
portantes sobre el dolor. í
evolución y cortejo de síntomas acompañan­
tes. Todo esto hace que desde ahora, el CONSIDERACIONES SOBRE EL DOLORI
estudiante asuma un profundo sentido de res­ APENDICULAR. - |
ponsabilidad para el dominio del examen 1.—y 2.— El dolor de la apendicitis aguda,
médico del paciente con apendicitis aguda. la mayoría de veces tiene una fecha real -y-i
i
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aparente de comienzo de muy poca duración,
puesto que su evolución aguda obliga a que el
enfermo busque al médico rápidamente.
3 — Su intensidad es variable, desde aque­
llos vagamente perceptibles hasta los suma-
■mente violentos, pero en general son de in­
tensidad mediana, que llevan a buscar rápida­
mente alivio sintomático.
4.— No tiene una causa aparente reconoci­
da como típica, y de hecho muchos casos
son denunciados por el paciente como que se
inició sin culpa alguna.
5 — El sitio del dolor, Fig. 77-3, suele ser
del más vivo interés. Contrariamente a lo
que podría esperarse, el mayor número de ve­
ces se inicia provocando una epigastralgia
(10) o una rnesogastralgia alta (A), que
posteriormente emigra hacia j a fosa ilíaca
derecha (B), en la cual, en otros casos, puede
aparecer desde el principio. En todo caso, el
^ sitio clásico suele ser la fosa ilíaca derecha.

í
6 .- Con suma frecuencia se irradia hacia el
" lado derecho de los genitales externos, la cara
interna del muslo del mismo lado y el periné
(C). Pero cuando es larga y se dirige trans­
versalmente puede irradiarse al hipogastrio
(D), si tiene una dirección ascendente, puede
ir hacia la región subcostal derecha (E), y si
es retrocecal, el dolor puede dirigirse hacia la
Fig. 77-3 Sitio del dolor apendicular en su eta­
región lumbar derecha. Todo esto puede dar
pa inicial y en su etapa posterior. Zo­
lugar a confusiones con afecciones vesicales, nas de irradiación más frecuentes.
más si se acompaña de disuria; con patología
vesicular (colecistitis); o con trastornos rena­ de ardor. Engañosamente, luego de unas ho­
les (pielonefritis) respectivamente. Rara vez, ras de evolución, el enfermo suele acusar ali­
cuando el apéndice asienta en el lado izquier­ vio, pero esto, puede significar perforación
do, el dolor puede asentar en la fosa ilíaca de la viscera (18).
o flanco izquierdos. 8.— Los síntomas acompañantes juegan un
7.— El dolor suele ser continuo con exa­ papel importante en el diagnóstico. En efec-/
cerbaciones, aunque inicialmente, pero por to, la anorexia. la náusea v el vómito, en es-'
’ un.período corto, puede ser de tipo retorti­ te orden, suelen acompañar casi siempre y
jón. Algunas ocasiones los pacientes lo des­ presentarse luego del dolor. El vómito no es
criben como una sensación de presión y otras constante, pero de...presentarse.no-alivia .el
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— 514 —
dolor. El „estreñimiento y la disminución de médico, el paciente se encontrará en un esta­
la expulsión de gases es lo más frecuente, do que depende de la evolución anatomopa-
pero la diarrea también puede presentarse tológica del proceso. Pero en todo caso, des­
ocasionalmente (10). La fiebre, de intensi­ de el primer instante el médico debe ponerse
dad variable, se presenta casi siempre, pero sobre la pista, para evitar el m uy grave error
debe tenerse en cuenta que, en relación al de menospreciar el cuadro y dejarlo que
dolor, su hora de presentación es posterior y evolucione hacia la perforación y la forrria-
no debe esperarse que ella aparezca para con­ N^ción de un plastrón que traduce la existencia
firmar la apendicitis. Al tom ar simultánea­ de una peritonitis lo c a liz a d a o la invasión
mente la temperatura bucal y rectal o axilar infecciosa a toda la cavidad, dando lugar a
y rectal, se encontrará en un buen número de la.form ación de una peritonitis generaliza­
veces una disociación en benefìcio de la rec­ da. «
tal, en la que es más alta.
EXAMEN FISICO: En el examen regional del
Queremos recalcar que el orden más
abdomen nos hemos referido prácticamente
frecuente de presentación de los síntomas
a cómo examinar y encontrar todos los sig­
^ es: dolor, anorexia, náusea y vómito, fiebre.
nos de la apendicitis aguda. Ahora sólo
Suele -haber hiperpirexia en los casos los reunimos para verlos en conjunto, y son:
de perforación con peritonitis localizada o Hiperestesia cutánea, especialmente si hay
generalizada. plastrón, en cuyo c.aso puede haber también
9 a la 14.— No tiene ninguna relación con un abombamiento de la fosa ilíaca derecha.
los alimentos, ni horario, ni periodicidad, y E untos^anendiculams dolorosos, especial­
el vómito no lo calma. Las deposiciones no m ente el_Mg^JB.u.mev. S.igao-áe-Hlnmberg^
10 modifican. ppsitivo, si ya hay irritación - peritoneal.
HipeitOBÍa-o resistencia .de los mmculos-de-
15.— Relación con los decúbitos: La ma­ rcp.h.os. • Ta.dto-xecíaJ. con signo
yoría de veces el paciente se ve obligado a de-J)o u g lasT positivo. .Maniobras del, psoas
encamarse y alguna vez puede tom ar una dolorosas. R.iiidn.<i4i idr na éreos-d k mini iid ns,
^ actitud antiálgica flexionando la pierna dere­ pero si hav diarrea pueden estar qnrnentado^-
cha sobre la pelvis. S i' va hay -plastrón se lo puede palpar en lá
16.— Los analgésicos y antiespasmódicos fosa ilíaca derecha. El pulsoj-adiaLacelerado,.
pueden aliviarlo, lo que, una vez más debe puede volverse, filiforme y másjcápLdo cuan­
ser recordado, para no cometer el error de do ya se pjerfoia.e.1 apéniücg.
administrar dichos medicamentos sin antes EXAMENES COMPLEMENTARIOS: El más im­
haberse formado una idea correcta sobre la portante es el recuento leucocitário que sue-
situación. ■■le estar aumentado, con aumento ..de los po-
1 7 .- T.a apendicitis -gguda evoluciona en un limorfonucleares y con desviación hacia la iz- 1
lapso de 48 horas, a veces antes, bacia la per- , quierda. Los demás datos de la sangre, orina ,
foración, momento en el que; puede aliviarse y heces tienen un valor secundario para el
el dolor provocando confusión en el enfer­ diagnóstico. 1
mo y el médico. Claro que otras veces, al~ Radiografías.— Normalmente, el apéndice^
perforarse, el dolor puede hacerse más in­ sólo es visible cuando se la contrasta Fig. j
tenso. 77-4, pero ante la sospecha de apendicitis
18.— Al momento del encuentro con el aguda, sólo debe acudirse a la radiografía
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Jl Fig. v77-4 R adiografía del apéndice norm al


Fig. 77-5 Plastrón apendicular

. simple de abdomen, en la cual alguna vez


* puede verse un coprolito calcificado. Pero 6.— E hrenpreis, T .: H irshsprung’s Disease. Chi­
| cuando ya hay plastrón puede desaparecer cago. Y ear B ook Medical P ublishers 1970.

* la sombra, del psoas,-aparecer.signos de íleo 7.— G reenberger, N., and G ryboski, J.D .: Aller­
gic disorders o f th e intestine and eosinophi­
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15.— Matseshe, J.W., Phillips, S.F.: D iarrea C ró­
nica: E nfoque práctico. Clin. Med. N o rt.
insignificante; puede-estar precedido o no,de
Am. p.p. 145—1 5 9 ,1 /1 9 7 8 . un dolor Retortijón que se extiende desde la
16.— Phillips, S.F.: Diarrhea: A current review fosa ilíaca izquierda hacia abajo.
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PUJO: Es la sensación de contracción per?
manente o interm itente, pero dolorosa del
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Funcional., Interam ericana, M éxico, p .p . 921, ano; el dolor puede irradiarse a todo el peri-
1975. ne.' 1
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Ninguno de los dos ofrece dificultad <
Cécil—Loeb.: T ratado de M edicina In tern a.
Interam ericana, México. 14a. ed., cap. 653., para la anamnesis, puesto que con la aplica- ,
p.p. 1517. 1977. ble a cualquier síntoma es suficiente.
19.— Snape, W .J., Carlson, G.M., M atarazzo, S.A.,
El cjom promiso „anfírectal de las afec­
et a l: Evidence th a t abnorm al m yoelectri-
cal activity produces colonic m o to r dysfunc­ ciones, colónicas o entéricas es frecuente, por 1
tio n in th e irritable boweU syndrom e. Gas­ lo cual estos síntomas pueden ser simplemen- <
troenterology, 72: 383 — 387, 1977.
te una manifestación más del cuadro de fon­
20.— Strum , E.B., and Spiro, H.M. Chronic pan­ do; por ejemplo: de laa-.áisenterías_anighia-
creatitis Ann. Intern. Med., 74: 264, 1971.
nas, causadas por la ameJiaJústolítica en su <
21.— W atson, D.W., S orIemars, W.A., Jr.: In te sti­
no delgado: F unción M otora norm al. En
estado de trofozoito.; de la«dis4i ^ r i a Í 3.asilar,
Sodem an, W.A. Jr., Sodcm an, W.A.: Fisio­ causada por salmonellas, shigclas o escheri-
patologia clínica, Interam ericana, M éxico. cha coli; de ,1a rectocolitis hemorrágica, etc. *
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Pero otras ocasiones, el tenesmo y pujo pue- ¿
22.— W einstein, L., and W einstein, A .J.: T?^e den corresponder a afecciones localizadas en
Pathophysiology and patho an atom y o f reac­
tions to antim icrobial agents. Adv. In tern . eLrecto; de tipo tumoral (5, 10), como p o r '
Med., 19: 109—134, 1974. ejemplo: eL_cáncer_del_recto, los pólipos, (
los fecalomas, los tumores linfáticos. A ve­
ces son los órganos vecinos los causantes
del tenesmo, como las pelviperitonitis. anexi- (
tis, tumores vecinos que invaden al recto. ,
C A P IT U L O 78
Un conjunto común de síntomas que (
suele acompañar al tenesmo y pujo, son las
SIG M A R E C T O Y- A N O evacuaciones anormales compuestas .por mo-
co, sangre y baba, predoiriiriaíndo uno u otro |
Tanto porque muchas veces estos tres según la naturaleza. Algunas veces acom- 1
segmentos del tubo digestivo reaccionan al pañan a . las heces. fecales, pero otras, no,
unísono frente a una patología determinada, siendo ellos los únicos componentes de la f
cuanto porque diversos procedimientos seme­ evacuación. De ahí la necesidad de pregun- 4
jantes de diagnóstico se utilizan para exami­ tar siempre las características de las heces.
narlos, es que los estudiamos al mismo tiem­ Este grupo de.síntomas compuesto de tenes-«
po. Consideraremos en esta ocasión al mo, pujo, moco, sangre y baba en la deposi- i
tenesmo, pujo, dolor anorectal, prurito anal '^ción constituyen eksíndrom edisentérico tan |
y melenas-hemorragias digestivas. característico (7); en los casos de naturaleza
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infecciosa se suma la fiebre.
dolor anorectal.- La técnica de su
anamnesis es la misma que la de cualquier
dolor, razón por la cual no repetiremos.
Hoy nos limitaremos a hacer algunas con­
sideraciones sobre los aspectos más sobresa­
lientes de este síntoma:
El sitio donde nace puede ser,s.uperfi-
cial_o_pmfundo. El primero es propio de las ¡^ ,
hemorroides externas y físnras_anales; el. se­
gundo se observa en los abscesos-anorectales
o procesos supurados de la pelvis. Fig. 78-1 Irradiaciones del dolor ano rectal.

Su.intensidad es variable, pero los pro­


hemorroidal.
cesos localizados en la ampolla rectal pue­
den no, ser .muy..-dolorosos e incluso-pasar PRURITO ANAL.— Cuando es^jiQclumo
desapercibidos por largo tiempo, como en el y aparece al abrigo del calor de las cobijas,
Ca., en cambio en las afecciones del recto y puede traducir la puesta de los huevos de
ano, puede ser muy intenso como en Los ahs-
cesos.perirecíales en los que además puede ser cunstancias puede ser un síntoma banal que
de tino pulsátil: en la fisura anal puede ser acompaña a cualquier afección ano rectal.
de tal.inte nsidad que el paciente intencional- .''•MELENAS: Es la expulsión-de-sangre por el
mente.se mhibejle. hacerla Reposición; igual ' ano, j unto con las heces o no. Cuando el si­
puede suceder en las hemorroides trombosa- tio del sangrado es alto ; ordinariamente por
das durante su fase aguda. El .pKáapsiirectal, encima del ángulo, de .Treits. (4, 6) la sangre
puede producir.un dolor de intensidadjy.aria- se^expone a la acción de los fermentos, di­
bjfi. '• gestivos que cambian la hemoglobina en he-
En íntim a relación con la intensidad. matina y le dan a las heces nt] color negro
. í
está la irradiación que suele h acerse hacia •' comb-la_hjeaTde consistencia pegajosa y de
todo el periné , genitales, glúteos, y ie igíón uiLolor nauseabundo. Estos son los casos en
qpxígea. Fig. 78-1. íque la hemorragia^Ugestivap u e d e p ro d u c ir.
a más de la melena, hematemesis. Pero cuan­
El tipo del dolor varía con la causa, así:
do el sitio del sangrado asienta por ,debajo
en el prolapso rectal y en los.abscesQ$_perj-
del ángulo . duodenorye.yunal, y más si el
reciales^ suele ^setj^ntinuo, en la_fisura aqal ^ ¿ rá n s ito intestinal está acelerado, las melenas
es urente e.interm itente: en las hemorroides pueden sej_xo}as, tan to más cuanto más
, es como quemazón que se hace másJn te n so abajo asiente; por éso, cuando es el recto..o
el m om ento de la defecación.
I ano el que sangra, la sangre puede-ser muy
Es importante establecer su relación roja. Algunos autores llaman, de una mane­
* con la deposición, así: en la fisura anal, ra general, «entp.rorrap;iaSv cuando la sangre es
¡ el dolor suele aparecer después de terminá­ roja.
is da la evacuación, aparece con ella o se inten­ Muchas ocasiones, debido al escaso
sifica en todos los procesos abscesados y volumen de la hemorragia, la sangre no es
> ulcerados del recto, y en las crisis del dolor visible a simple vista, y sólo es reconocida
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CUADRO No. 78-1

ANAMNESIS DE LAS MELENAS

Qué preguntar Cómo preguntar

1.- Veracidad del dato 1 .— Cómo era la deposición?


1.1: Color Qué color tenía? (Era como el
carbón o como la brea o como
la sangre pura? )
1.2: Olor Qué olor tenía?
1.3: Alimentos o medicamentos Ayer o antes de ayer, había co­
ingeridos en las 24—72 horas mido alimentos con sangre de
antes animales o algún alimento o be
bidas de color obscuro, o tom a­
do medicamentos con hierro o
pastillas de carbón o algún otro?

2. - Volumen 2.— Qué cantidad de sangre había


expulsado? Cuántas veces hizo
la deposición negra / roja?

3.— Probable altura de la hemorragia


3.1: Intestino 3.1: La sangre roja estaba íntimamen- .
te mezclada con las heces?
3.2: Recto y ano 3.2: La sangre roja le cubría a la de­
posición? o le salía antes de la
deposición?

por análisis químicos u otros de laboratorio. teriores que deben realizarse inmediatamen­
En estos casos hablamos de .hemorragia te. Con este objeto hemos preparado el
oculta-que produce a su vez sangre oculta en cuadro No. 78-1, que nos permite recoger
las heces. una buena cantidad de información, aparte
Cuando el enfermo se queja de melenas naturalmente de la anamnesis de cualquier
y no es posible constatar por uno mismo la síntoma.
veracidad del dato, se pasa a depender exclu­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
sivamente de la anamnesis, razón por la cual, 78-1: 1.— Ya hemos dicho que las mele­
ésta debe ser lo más prolija con el objeto de nas pueden ser negras o rojas (Enterorragias)
establecer no solamente la realidad, sino tam­ dependiendo de la altura a la que se encuen­
bién otras características muy útiles para las tra el sitio de la hemorragia. Sin embargo, al­
conductas diagnósticas y terapéuticas pos­ guna ocasión, a pesar de que el sangrado
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fuera alto, si el tránsito intestinal es muy dios, que los expondremos más tarde cuando
^ rá p id o la deposición puede ser de color hablemos de “ como actuar frente a un
^ r o jo . ' Pero la confusión más frecuente sangrado digestivo” .
A suele darse cuando el paciente se queja de
Las características de las melenas nos
™ haber hecho las deposiciones “obscuras”, y
pueden ayudar a sospechar la altura de la he­
^ el estudiante las califica automáticamente de
morragia: ya hemos dicho que cuando son
í* melenas. Son muchas las-causas que pueden
negras-es porque proceden del tracto diges­
dar deposiciones de color negro. co m o ^.
tivo alto. Cuando se originan en el intes­
^ cu a n d o el paciente ha estado i ngiriendo
tino y si tienen tiempo suficiente, debido a
^ m e d icamentos con.hierro, bismuto o .carbón; los movimientos de mezcla del delgado, pero
o cuando se ha alimentado con sangre de
también de los de propulsión en él y en el
^ a nimales. conchas o moras, uvas, vinos tintos, colon alto, la sangre puede estar íntimam ente
^ e tc . Pero en ningún_caso_son_p.egajasas2_ni
mezclada con las heces, no así cuando pro­
atieíi®lholox_nauseabjLindo. Cuando la duda cede del sigma, recto o ano. En efecto,
es razonable, la única forma de salir de ella cuando es el recto el causante, la sangre sue­
^ e s tomando una muestra de la siguiente le cubrir a la deposición o entremezclarse con
^deposición y mandándole a examinar. No ella por segmentos; en cambio cuando es el
olvidarse que el examen del dedo de guante ano, la sangre puede expulsarse indepen­
"luego del tacto rectal puede ayudar al exa­ dientemente de la deposición o precederla
minen tanto directo como de laboratorio. inmediatamente. En estos últimos casos el
examen físico, descrito en otra parte, facili­
^ 2.— • Sobre el volumen debe tom arse en
ta inmediatam ente el diagnóstico.
^ cuenta que el paciente tiene tendencia a
».exagerar su cantidad y, por tanto, la anam­
nesis tiene sólo un valor relativo. Para que De los datos extraídos por la anamne­
} la .deposición tome unx.oloxiie,ar_o_bastan de sis aplicable a cualquier síntoma podemos
| S d a 100 cc.jde..hemorragia, (4) cuando es obtener valiosas conclusiones para el diag­
de color rojo puede ser más fácilmente men- nóstico de la etiología de la enfermedad que
^ surable, pero si está mezclada con heces lí- causa la hemorragia, pero no siendo esa la
) quidas su apreciación es subjetiva. Por otra intención de este texto sino más bien de los
. parte, es un dato de gran valor práctico, pues- de clínica, sólo nos limitaremos a comentar
™to que si es muy abundante puede compro- algunos detalles importantes sobre los sínto­
) meter la vida del paciente. Además debe to- mas acompañantes; así: las hemorragias-de
pequeño volumen pueden no causar ninguna
) marse en cuenta que la presencia de melenas
mQlestj.a., siendo el paciente el primero en
k no nos indica ni que la hemorragia sigue to-
sorprenderse por la observación de las depo­
*davía ni que ya se ha detenido, sólo nos
siciones con sangre o de las hematemesis
) indica que en el tracto digestivo se pro-
que pueden estar juntas; pero un buen nú­
| dujo una hemorragia. De hecho, algunas ve­ mero de veces-se-,acompañan-de-.palidez de .
ces sucede que a pesar de que el paciente piel y mucosas, .astenia, angustia,..algunaj¿ez \ /
^ sigue haciendo melenas, sin embargo, la he- lipotimiasr taquicardia, hipótensióruaiíerial,
^morragia ya se ha detenido. y enJas_m.uy_violentas^signos-de-shGck-fei-
) Por todo lo que antecede podremos povolémico-y-muer-te. En los casos de san­
comprender que el diagnóstico del volumen grado crónico microscópico con sangre ocul­
tenemos que hacerlo acudiendo a otros me­ ta en las heces, el único signo puede ser la
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palidez notable de piel y mucosas ÍSobre el les, en esta emergencia, dependen básicamen­
.síndrome anémico agudo y crónico, véase el te del volumen de sangre perdido. Lastimo­
capítulo dedicado a la sangre). Todavía más, samente, como ya hemos dicho antes, la
algunas veces esta sintomatología aguda pue­ medición de los volúmenes de la hemate-
de adelantarse a la presentación de las he- mesis y melenas no nos dan una buena idea
matemesis y melenas, simplemente porque de la cantidad de sangre extravasada, enton­
la sangre ha permanecido más tiempo en el ces tenemos que recurrir a algunos procedi­
interior del tracto digestivo, en cuyo caso el mientos indirectos como:
diagnóstico de hemorragia digestiva se con­ 1.1: Control seriado de la presión arterial
funde con el de la hemorragia interna que es y el pulso. ( 1 1 ) con la frecuencia que sea ne­
estudiado en otra parte. Por fin, téngase cesaria de acuerdo con el estado del paciente,
presente que a estos síntomas se añaden los y mientras éste se encuentre en decúbito dor-
de la enfermedad de fondo con los que no
debe confundirse. s.eJia_per'didoJiasta_unJ20_por_liD0_delj¿Qlu-
COMO ACTUAR FRENTE A UN SANGRA­ m e n , circulante, ^cuando .juna^persona,_antes
DO DIGESTIVO nonnotensa,-dem uestra_ahora una pensión
Con mucha frecuencia el estudiante arterial, in£erioi_a 1 0 0 , y un pulso-superior ^
no sabe que hacer cuando se encuentra con a_L0Q_por_minuío; en estas condiciones, la
un caso de hemorragia digestiva, y se limita hipotensión postural, haciéndole sentar al í
a tom ar medidas superficiales que ni son paciente, por ejemplo, demuestra caídas^
útiles para el diagnóstico ni par?, el trata­ tensionales superiores a. 10 mm de Hg. §i
miento, dejando escapar así valio.-or iui¿m- el piilso._§e, acelera ^iLniás. jieJlO Ja íid o s^ o r ®
tos que alguna vez pueden ser vitaies. Nues­ minuto, ..también _nosJndica,.que_el volunten |
tra intención no es exponer las conductas perdido,bordea por.Jo.m enosJos.l .OOO^c.c. *
terapéuticas, puesto que eso corresponde a (6). En un control seriado de estos pará­
otros libros, pero sí las diagnósticas que metros, si la hemorragia continúa suele en- 4
mil veces em ite el principiante. contrarse curvas como las de la Fig. 7 8 -3 ,^
en la que se observa que mientras la del
En la etapa diagnóstica nosotros cree­
mos que es fundamental proceder a estable­ x>ulso_s.ub.e^Ja_de laT .A ..b aia. Claro que n o "
siempre estos datos se comportan así, pues^
cer tres hechos, en forma simultánea o
al ponerse rápidamente en acción los m eca-j
sucesiva, indispensables para el buen cuida­
nismos compensadores, como el de la renina-
do del enfermo, a saber: L —-Diagnóstico
angiotensina-aldosterona, el de la horm ona^
del estado .g eneral y del volumen .perdido;
antidiurética, la esplenocontracción, etc.,^
2.— Diagnóstico de la altura de la hemorra­
pueden modificarse, pero en todo caso son s
gia; y 3 . - DiagnósticoudeJa_causa^(Etiolo-
de gran ayuda y de fácil realización. Ij
gía). El cuadro No. 78-2, nos resume lo que
debemos hacer frente a un sangrado digesti­ 1.2: El control seriado de la P.V.C. ( 1 ,2 ,9),%
vo. es indispensable para formarse una idea clara^
sobre las necesidades de líquidos. Si está "*
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. muy baja, el aporte debe aumentar. Obvia-t
78-2: 1.— Diagnóstico del estado gene­ mente que ésto demanda el uso adecuado^
ral y del volumen perdido: Lo que primero de la técnica y del material; pero cuandc
debe hacerse naturalmente es establecer las por cualquier razón no es posible hacerlo,]
condiciones generales del enfermo, las cua­ lo menos que debe efectuarse es la canali-l
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CUADRO No. 78-2

QUE HACER PARA EL DIAGNOSTICO


FRENTE A UN SANGRADO DIGESTIVO (*)

1 .— Diagnóstico del estado general y 1. 1 : Control seriado de la tensión ar­


del volumen perdido. terial y el pulso.
1.2: Control seriado de la Presión ve­
nosa Central (P.V.C.)
1.3: Control seriado de hem atocrito ,
hemoglobina y Nitrógeno uréico.
1.4: Tipificación del grupo sanguíneo
y pruebas cruzadas.
1.5: Sondaje nasogástrico con fines
diagnósticos y terapéuticos.
1.6 : Estudio con radioisótopos
(Cr 51).

2.-- Diagnóstico de la altura. 2,1: Endoscopia.


2.2: Radiología.
2.3: Arteriografía mesentérica o ce-
líaca.
> 2.4: Estudio con eritrocitos marcados
i con 99m Te.
> 3.— Diagnóstico Etiológico. 3.1: Ver Figura No. 78-2.

(*) Se supone que la anamnesis y el examen físico completos deben hacerse, pero
t respetando las condiciones del paciente.
I
| zación de una buena vena que, aunque ya también continúa; pero al ppnerse en marcha
k no la usará para medición de la P.V.C., será los mecanismos compensadores, estos datos
" indispensable en cambio para las medidas pueden resultamos equívocos. Sin embargo,
&terapéuticas. si en un paciente previamente normal, se
encuentra una hemoglobina inferior a 1 1
| l . 3 : Control seriado, cada hora o cada 4
gramos por 100 mi. y un nitrógeno ureico
I horas por ejemplo, del hematocrito, hemo­
en sangre superior a 40 mg. por 100 mi., se
globina y nitrógeno ureico (6 ,1 1 ): Como
puede aceptar que el volúmen de la pérdida
fcpuede esperarse, los dos primeros bajarán de
es superior a un litro (6). También ayuda
j[sus cifras normales tanto más cuanto más
el recuento de glóbulos rojos que estará bajo.
abundante sea la hemorragia, y continuarán
progresivamente bajando si la hemorragia 1.4: La tipificación del grupo sanguíneo es
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VAKICfc'S E50FA&ICAS WERMIA Kig. 78-2 Causas frecuentes de sangrado di-
•TAWVESOWelCA ■^i, , , gestivo. ^
Hernia del hiato
Í
Ulcus TeurrRANTE indispensable para la administración de la^
DtL ESTOMAGO
sangre con fines terapéuticos inmediatos, t
1.5: La colocación.d.e.juna. sonda nasogástri-l
ca es indispensable para, extraer J a sangre que^
IíLCIK KJOÍENAL pudiera haber en el estómago, medir su vo-,
50 *¿ BETCbAS U.S VttWÜ lumen y controlar si continúa el sangrado."
■RRA6IRS\_ftkSTRICA5
1/A51VAS Claro que el no encontrar sangre no in d ic^
necesariamente que la hemorragia se haya^
detenido, pues ésta puede estar originada
más abajo. También sirve para realizar lava^
dos gástricos con agua helada. |
1.6: Una idea más precisa sobre el volumei^
perdido y el circulante nos daría el estudio
con Cromo radioactivo, pero este es un p ro í
cedimiento no accesible a nuestros medio$|
comunes de laboratorio.
2.— Diagnóstico de la altura: Claro que
cuando es posible realizar la historia clínica^
esta ya nos puede orientar sobre la altur^
del sangrado, pero de todas maneras es nece
sario acudir a algunos procedimientos que
pueden ayudamos, como son:

im
H'
120
N%
105
COLITIS
HCMORR.AC.ICA
TCR RADIACIONES 90

/
^PROCTITIS 75 /
UEMORRACIC ^
?0R RADIACIONES
60
70 60 90 lO O x w i'4
.HEMORROIDES Fig. 78-3 Curvas de la T.A. y el pulso quee ss*i
cruzan en un sangrado digestiv^
*4 MELENA severo.
i
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g*La endoscopia, la radiología con bario, la realizarse a la cabecera del enfermo y como
arteriografía y la centellografía con eritroci- no es una técnica invasorapuede repetirse. La
& tos marcados con 99m Te. o con coloide de
gran desventaja es que, por lo menos en las
^ azufre y 99m Te.
unidades operativas de nuestro Ministerio
^ 2.1: La endoscopia del tubo digestivo, espe- de Salud, aun no puede utilizarse por falta
_ cialmente del segmento esofagogastroduode-
de los respectivos medios.
^ nal puede hacerse incluso en el momento
^ mismo del sangrado. Cuando el paciente ya
a ha dejado de sangrar su utilidad sigue siendo 3.— Diagnóstico etiológico: Rebasa las
buena aunque mejora sensiblemente si se aso- intenciones de este texto, por lo que nos
^ cia con un estudio radiológico con contraste remitimos a los libros de clínica. Como
p baritado, especialmente para la zona del fon­ ilustración ver la Fig. 78-2.
do gástrico que es de difícil valoración por la
5 endoscopia. ( 12)
6 EXAMENES COMPLEMENTARIOS
w 2.2: La radiología con bario no es recomen-
& dable en el momento de un sangrado severo, PARA INTESTINO,
^ pero sigue siendo útil para el momento en
RECTO Y ANO.
que el paciente ya se ha estabilizado y ha de-
& jado de sangrar, especialmente si se comple- Nos referiremos a los más importantes:
m enta con el estudio endoscópico. Para los coprológica,-^adÍQlógicD>_ejQdOiLCQpiCQ_y.Ja
sangrados de colon sigue siendo un procedi- biíipsia.
” miento aconsejable. EXAMEN COPROLOGICO.- El exam en com ún
de las heces fecales requiere de simples m e­
^ 2.3: La arteriografía celíaca o mesentérica,
didas para la tom a de la m uestra: no-debe
P según la clínica oriente hacia la altura del
estar^m ezclad a_ co n la ^ o rin a ^ y -d e b e -se r
| sangrado, es un procedimiento cada vez más recQgid^en_Juna_^caja..que_._pue.da_.cerrarse
aconsejado puesto que, con técnicas de infu­ herm éticam ente. El exam en en el labora­
sión y de embolia, hasta puede resultar tera­ torio debe hacerse lo más p ro n to posible,
péutica. Sin embargo, hay que tener en cuen­ m ientras la m uestra aún se encuentra fresca.
ta que, para que de resultados positivos, re­
Su intención es estudiar sus características
quiere de una velocidad m ínima de sangrado
m acro y microscópicas, quím icas y la pre­
de 0,5 cc por minuto para demostrar que su
sencia de agentes patógenos com o parásitos
origen es arterial o capilar (13)
y bacterias no saprofitas. N ingún examen
2.4: La centellografía es el procedimiento del aparato digestivo puede prescindir del de
que ofrece más garantías de certeza del sitio las heces fecales. Aunque al hablar de la
del sangrado. Puede utilizarse glóbulos rojos diarrea y el estreñim iento ya m encionam os
marcados con 99m Te. o coloide de azufre y algunas características, sin em bargo, ahora
qqm Te. Cuando se utiliza este último los vamos a precisar algunos detalles más que
resultados falsos positivos son muy pocos y consideram os im portantes.
su sensibilidad permite descubrir hemorra­ 1.— Examen macroscópico.— Tanto para
gias de hasta 0,05 cc por m inuto (14), y éste como para el microscópico y el químico,
determinar si su origen es arterial, capilar o algunos autores recomiendan el uso de una
venoso. Tiene la ventaja de que puede comida especial (Dieta de Schm idt-Stras-
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524 -

burger), compuesta por 100 gramos de pro­ grano5_ejiteros, etc., son más a b u n d a n ^
teínas, 100 gramos de grasas y 200 g. de hi­ m n tra ria m e n te a lo que son cuando la ingés-®
dratos de carbono. Sin embargo, en la prác­ ta.es predominantemente cárnea. £
tica común y corriente no es indispensable, 1.5: pH.— Normalmente varía entre Ji^ L y ^
Se debe poner atención en: 2.1 se vuelviLásida-finJas dispepsias de fe rm p.n-
1.1: Forma y consistencia: Normalmente tación_cojm.Q-_enJas _diarreas .cecales, o más™
es._sólid.a y recuerda la forma de la luz in­ alcalina-Como_en las colitis.
testinal; si contiene algo más de líquidos pue­
de adquirir la forma al pasar por el ano y ser 2 .— Examen microscópico.— Nos revela lo ^ j
acintada; obviamente en la diarrea es amor- efectos de la digestión sobre los alim entos^
la . En .el-estreñimiento^-pueden_aparecer y la presencia de elementos normales o pa™
los_fisCÍhalos, que son aglomeraciones redon-
tológicos existentes en el intestino. Así: $
.^deadasjdsJiex&s.j'nuy^ssxas. Cuando conlie-
nen_sangre_digerida o. grasaíLpuedeu-sex»pas­ 2.1: Hidratos, de carb o n o : Entre éstos es-^j
tosas, tán la celulosa y los almidones. La primera**
si procede de la corteza de los vegetales n o ^
-4.2: Catar.: El color normal puede modifi­ tiene importancia porque es normal; pero s í$
carse por muchas razones: la presencia, de demuestra celulosa digerible, como la de l a ^ j
.sangre, como ya hemos dicho, puede darle a
células de patata, significa que no tuvieron .
las heces un color negro _n_rojn según que la tiempo de digerirse en el colon por tránsito™
sangre proceda_deLtracto.digestfoQ^ltQjcÜ3a.- acelerado. El mismo significado tiene la£j
j a respectivamente. Pueden ser blan£as_Q-gri- presencia de los segundos, si su cantidad e s ^
sácaas, muy decoloradas {acolia), en las abundante. ™
^ictericias-ohstrurli.vas; algunas ocasiones la ,* 41
toma de an tiácidos o de sulfato de bario 2.2: Grasas: Entre e_stas debemos m encio™
para los exámenes del tubo digestivo tam ­ nar a los ácidos grasos, jabones y g ra sa ^ í
bién pueden d ar_h ec&s.dgspigmeníadas. Pue- neutras. Los dos primeros indican un d é f i «
den s e i ^ & . :Jni1jL0 bSc.umSx IiJaS-dieíai 4 ue cit de bilis en el intestino, mientras que
contienen abundante carne; mientras que si las grasas neutras, que interesan sólo si soifi?
contienen.muchosJiidiato.s.de_caxh.onQríuilas) abundantes, se observan en la insuficienciqjjj
.granos, pueden ser amarillas; también lo son pancreática, en la que dan la esteatorrea. ^
2.3: Las-proteínas están representadas por
Antes de sacar conclusiones, jamás deberá las fibras musculares y el tejido conjuntivo®!
olvidarse de averiguar al paciente sobre los Las primeras interesan si están mal digerida^p
alimentos o medicamentos que hubiera to ­ o formando grupos, lo cual indica déficit p a n ^ J
mado en los días anteriores. creático o un tránsito en el intestino delgadt^^
1.3: ELolor suigéneris normal puede variar muy acelerado. I .a-presencia de tejido con^B
apútrido.xuando-.aumenlan.losJenómenos-de untivo puede verse en las hipoclorhidria ^ J
putrefacción, mientras que se vuelve pene- por mala acción de la pepsina. ™
t r-ante^n Jas fermentaciones. 2.4: Moco.: También visible macroscópica*
1.4: Cantidad.— Ya nos hemos referido al m ente, es propio de los síndromes-disentéj
xicos.
respecto a propósito de las diarreas y estre­
ñimientos. H oy sólo añadiremos que en las 2.5: Glóbulos^rojos: Truecan hemorragia
dietas con residuos por ingesta _dg_xexduias, digestiva.
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1 2.6: Leucocitos: Si son abundantes indican circula en el tiempo medio de 3 horas, pero
" infección intestinal. a las 6—8 horas ya debe haberse vaciado ín­
tegramente en el ciego. Las asas del vevuno
^ 2.7: Flo¿aJ£&d¿£ila: Es normal, pero si es
| muy abundante—puexle-íraducir un tránsito ocupan la porción superior izquierda del
abdomen, mientras que eUlaón.lo hace en el
intestinal acelerado.
segmento inferior derecho. En conjunto sue­
3.— Examen químico.— Con él se pueden len presentar el aspecto de “ pelos de-plumas” 6
" descubrir diversas substancias de interés, Fig. 78-4. EUleón-terminal desemb©Ga. en la
) así: cara-interna-riel ckgo dando una forma sin­
gular de “pico de a.ve’’.
k 3.1: Sangre: sirve para descubrir la sangre
"oculta de la que hemos hablado en otra parte.
) Ahora sólo añadiremos, que, para que tenga
valor diagnóstico, se debe tomar alguna pre­
caución como: «no_xomcx=iame_ims_días
^antes^.estar-seguro_de_que^m.hajLLsangrado
|e n la orofaringe ni en el ano.
|3 .2 : Pigmentos.biliares: Alguna ocasión es
necesario cuantificar la cantidad de esterco-
^bilina, como en las ictericias progresivas
^(Ca. de cabeza de páncreas), para confirmar
^la disminución también progresiva de estas
^substancias. Las4 ieces.43ueden^x)oiteiie£,en
^cambio bilis—taiaL.ciiaudQ—hay—a ruindante
k eliminación, por ejemplo, en las -ictericias Fig. 78-4 R adiografía del yeyuno—ileón
hemolíticas, si el hígado está sano.
^ Muchas otras substancias se puede hus­
El intestino grueso puede estudiarse
mear con la intención dirigida a precisar algún
con placas simples de abdomen, en las cua­
|trasto rn o m uy concreto (síndromes de mala
les los gases que contiene permiten su visuali-
absorción), pero ésto lo irá conociendo el es­
zación, Fig. 78-5; o con sulfato de bario
tu d ia n te más tarde.
ingerido o administrado en forma de enema;
^ 4 .— Examen parasitario: Indispensable en Fig. 78-6; también se lo puede hacer con
^nuestro medio. Nosotros aquí simplemente doble contraste, es decir insuflando con aire
lo recordamos, pues los estudiantes lo verán la luz intestinal, a más del bario.
"c o n amplitud en la cátedra de Parasitología.
Cuando es ingerido y se realiza el es­
|Y, tudio de todo el tránsito intestinal, se des­
^ 5 .— Examen bacteriológico: (Coproculti- cubre que a las 6—8 horas, ha progresado has­
^vo): útil para los cuadros de naturaleza in­ ta el ángulo hepático; entre las 10 —12 horas
fe c c io s a , la mayoría de las cuales producen ocupa todo el transverso y el ángulo espléni-
^diarrea. co; entre las 18 — 24 horas se la encuentra
^EXAMEN RADIOLOGICO.- El yeyuno-ileón es en el descendente, sigma y recto, Fig. 78-7.
^ estudiado por radioscopia y radiología, previa Cuando se administra el bario por enema,
la ingesta de comida baritada. Normalmente (colon con enema de bario), se debe estudiar
P l ie g o : 16
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- 526-

78-5 Radiografía «imple de abdom en en


el que se ve los gases en el intesti­
n o grueso norm al.
Cortesía del Prof. Dr. Germ án Abdo.

el colon tanto durante la repleción como


después de la evacuación dé la substancia
de contraste, Fig. 78-8.
El tránsito intestinal es además útil pa­
ra el diagnóstico de los tumores que ocupan «
espacio dentro del abdomen, porque despla­
zan el segmento intestinal vecino. Fig. 78-9. «
Fig. 78-6 Colon con enem a de bario: A .- 4
EXAMEN ENDOSCOPICO.- La endoscopia del Norm al. B.— D em ostrando p o ^
yeyuno-ileón con los fibroscopios modernos liposis.
ya es posible realizarlo. El examen que está
más al alcance y que no se debe dejar de rea­
C ortesía del Prof. Dr. Germ án A bdo. i
lizar es el rectosigmoideoscopico, del cual no 4
vamos á hablar más que para mencionar sus i
indicaciones y decir que debe hacerse poste­ se en toda patología colònica. La Fig. 7 8 -1 0 ^
riormente al examen del ano y recto al cual nos ilustra como se encuentra el endoscopie^
ya nos referimos antes. al momento del examen.
La rectosigmoideoscopia no tiene con­ Un complemento indispensable en m u ^ j
traindicaciones, en cambio, sus indicaciones chos de los casos es la biopsia para el estudi
son numerosas y prácticamente debe realizar- histopatológico.
www.medibooksnica.net63.net 527 -

Fig. 78-7 Progresión en el tiem po del con­


tenido colónico.

Fig. 78-8 Colón evacuado luego de un ene­ Fig. 78-9 A.— Rechazo del m arco colónico
m a de bario. y del asa term inal del ileón por
quiste gigante del ovario.

SINTESIS DE ALGUNOS SINDROMES


£) 1.3j_Mojómientos peristálticos visible;
“INTESTINALES FRECUENTES.-
alia^JeJa^p jted ^ab d o m iiial.
1.4: Palpación-ocasionaljde-asas-pcee-s.-
- 1.1: Síndrome de Kóening tejiólicas.

9 l .2 : Abombamíento._abdpminal._cir- 1.5: Jjm panismo-preeslenótico.


^cunscrito. 1.6: _Aumenío_de_Lo.s jcuidosJiidroaé-
- 528 -www.medibooksnica.net63.net m
1.9: Endoscopia útil ocasionalmente,
igual que la biopsia, según la etiología.

2.- SINDROME^ñBSmUi;^^
2.1: A veces antecedentes de iler
^mnk.o. ;
2.2: -JR.etención.de-gases^'-he ces; pre
coz en obstrucciones bajas. *
2.3: Vómitos precoces y frecuente^
en obstrucciones altas.
«
2.4: JD.plor.es.abdominales -deJtipa_có^
lico al comienzo, para volverse rápidamente
continuos.
2.5: J^aU eslado^ejiexal^pxecoz jz m
obstruccionen .altas. JDs^draJacióiL^Lpiied^j
Fig. 78-9B R echazo del colon derecho por
quiste de ovario del m ism o lado. habeohock.
C ortesía d el Prof. Dr. G erm án Abdo.
so si la obstrucción es baia. o segmentaridflS
sLfiS^ÜS.
2.7:■ Movimientos peristálticas v isib le ^
en la fase de lucha.
e
2.8:_.DolQr^abdomiaal„difuss a la pal®
pación, pero más intenso en el sitio de la obs^j
trucción y si hay compromiso peritoneal. ^
fP
2*9j_Signo_de»Blumberg,.pQsiliKD si ya
hay compromiso peritoneal. ™
2. IjOjJüm panism ojsu pr.ae.stenóJÍQO. til
2.1 l;.„A um entodelQ sjiiido5 in te s
les durante la fase de lucha. 0
2 A 2 i Silencio aM oniinaLen la .fas
distensión. J
Fig. 78-10 R ectosigm oideoscopia: ubicación
del endoscopio. 2.13: El tacto rectal puede señalar, s¡n
la obstrucción está a ese nivel, la masa paW
reos coincidiendo con el climax del dolor, pable. 0
y luego disminución de ambos. 2.14: Radiografía simple de abdomen áá
1.7: Rx. simple de abdomen Fig. 78-13. O
1.8: Radiografía contrastada del in­ 2.15: Radiografía contrastada señala e ^
testino sitio de la detención. ™
m
y
www.medibooksnica.net63.net -5 2 9 -

Fig. 78-14 Ileo paralítico. R adiografía sim­


ple de abdom en.

Fig. 78-13 O bstrucción aguda del intestino,


R adiografía simple de abdom en.
4.2: Tenesmo.
4.3: Pujo.
3 - ILEO PARALITICO
4.4: JjDiDlLsigrao.i.d.elujjig.
3.1: Puede haber o no antecedentes
de fleo mecánico. 4.5: Tacto rectal puede revelar causas
tumorales o seudotumorales o cuerpos ex­
3.2: Dolor abdominal n no de acuer­
traños localizados.
do con la etiología.
4.6: Examen de heces, ayuda a. iden­
3.3: Ealta_de expulsión .de heces, y
tificar las causas infecciosas o parasitarias.
ga¿ss.
4.7: Colon con enema de bario, Fig.
3.4: Vómitos poco frecuentes.
78-15, ayuda a identificar diversas etiologías,
3.5: Ab£>mbamienío_abdominal-4ifu- tumorales, comprensivas, infecciosas cróni­
so. cas, etc., y si además afecta a otros tramos
3.6: A la palpación, dQloLabjtoimnal del colon a más del recto.
djfusq.
4.8: Examen endoscópico, muy útil
3.7: Signo_jde_Blumb.erg,„p.o5itüü?, si en todos los casos.
4.9: Biopsia, útil sobre todo para afec­
3.8: Tompanisma. ciones néoplásicas.
3.9: Silencio_abdominaL 4.10: Examen de los órganos vecinos,
3.10: Radiografía simple de abdomen, puede revelar una causa extrarectal.
Fig. 78-14. 5 - SINDROME—APENDICULAR—AGIIDÍ).—
4 .- SINDROME DISENTERICO APENDICITIS AGUDA:
4 .1: Deposiciones patológicas: Mjqco, 5.1: Epigastralgia _ y_Juego^ilialcalgia
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530-
i
1
1


t
4
é
i

Fig. 78-15 S índrom e disentérico por tum or. Fig. 78-17 T um or de colon. C olon con ene-^p
Colon con enema de bario, Ca. in-: ma de bario. Ca. del ciego.
filtrativo del recto .

Cortesía del Prof. Dr. G erm án A bdo C ortesía del ProfL Dr. G erm án A bdo. ^

leucocitocis, con aumento de los p o lin u ^


5.2: -Anorexia, Náusea y Vómitos oca­
cleares y desviación hacia la izquierda.
sionales, siguen al dolor.
5.13: Radiografía simple de ab d o m en ,^
5.3: Jíieiice con eventual disociación
con fleo localizado y desapari^j
bucorectal.
ción del psoas. ^
5.4: .JEsteñimient.Q_a-diarxea, más ra­
5.14:- Eventual plastrón si hay perfora- .
ra.
ción. 0
5.5: Hiperestesia, cutánea en la fosa
iliaca derecha. 6.— s ín d r o m e TUMORAL. más frecu en te^
del colon y recto :
5.6: Piinto de ,_Mc. JBurne-y, u otros
6.1: Puede haber antecedentes de o b s ^
apeadiculares dolorosos.
tracción crónica o aguda. j
5.7: S igno^deJlum hejg^Q sitiT O , si m
6.2: Dolores colicos localizados o ge- ,
neralizados a todo el abdomen, no mu>4P
5.8: TactojectaljconB.ouglasyjlQlnrQ- típicos. £j
so.
6.3: Diaxrp.as o estreñim iento^ sin
5.9: Signos.del psoas positivos. ra explicación en personas que fueron antes ^
5.10: Ruidos hidroaéreos presentes o normales en sus evacuaciones intestinales. ^
no. 6.4: Hemorragias por el annJ de sangrJ
5.11: Pulso acelerado, pero si hay per­ roja—m ezclada_Q -no_ con Ja s, h eces, segúr
foración puede estar además filiforme. el sitio del origen.
5.12: Examen de sangre, Biometría: 6.5: Astenia. _péxdida_de_peso-y-ane-'‘
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mia inexplicables. 9.— N orthfield, T.C., and Sm ith, T.: . Central
venus pressure in clinical m anagem ent of
^ 6.6 : Tacto rectal, indispensable en el acute gastrointestinal bleeding. L ancet, 2:
>Ca. dé recto. 5 8 4 ,1 9 7 0 .
10.— O’ Brien,': T .F ., Jr.: Neoplasias del Intestino
I 6.7: Colon con enema de bario Fig.
grueso. E n Cécil—L oeb: T ratado de Medi-
^ 78-17, útil en un buen número de casos. cina Interna. Interam ericana, M éxico. 14a.
edMCap. 6 6 9 ., p.p. 1547. 1977.
6.8: Examen endoscópico, indispen­
11.— Tibbs, D .J.: Blood volum es in gastro-duode-
sa b le . nal hem orrhage. L ancet, 1: 2 6 6 ,1 9 5 6 .
* 6.9: Biopsia, señala la naturaleza del
| tumor.
| 7.— Los síndromes de hemorragia digestiva,
diarréicos y de estreñimientos, ya han sido
^ suficientemente expuestos a lo largo del texto

C A P IT U L O 7 9

B IB L IO G R A F IA
H IG A D O V E S IC U L A Y

A nderson, D .: The use o f m easurem ent of V IA S B IL IA R E S


í 1- - central venous pressure in th e selection of
p atients w ith massive gastroduodenal he­
m orrhage for em ergency operation. Scazid. H IG A D O : La sintomatología extraída por
» J. G astroent., 5: 25, 1970. la anamnesis y examen físico dedicados a es
A nderson, D., and K lebe, J.G .: Muasaro- t? órgano es relativamente escala, pero no
>2- m en t o f central venous pressure. Its use in por eso poco orientadora. De su examen fí­
the transfusion treatm en t of patients w ith
& gastroduodenal hem orrhage. Scan, J. Gas­ sico ya hemos hablado antes. Ahora nos
tro en t., 3: 313, 1968. detendremos en los síntomas que son:
>
^3— F arr eras, P. Rozm an, C. M edicina Interna. 1.— Dolor: 2.— Ictericia: 3.— Prurito:
E ditorial Marin, Barcelona, 8a. ed., Tom o I, 4. — Hemorragias;_5,. — Trastornos m entales;
p.p. 34. 1972
6.— Halitosis;..7.— Anorexia: 8.— Pérdida
4— Harvey, A., Johns, R .J., Owens, A.H., Jr.,
Ross, R.S.: T ratado d e M edicina Interna.
de_pes.a; 9.— Astenia: 1 0 .— Dispepsia:
Interam ericana, México, 19a. E d., Cap. 70 1 1 - Fieljie,
p.p. 714, y 715.1978.
DOLOR HEPATICO. - _C-onse.cuencia_dei-la
5 .- H orn, R.C., Jr.: M alignant potential of
p olypoid lesions of th e co lo n and rectus.
mflamacÍQn_o_distensián_de_su..cápsnlá o.d_e.la
Cancer, 28: 146, 1971. estimulación,.-dolor.osa~de_losJiletes_nery.io-
6.— Law, D.H.: Hem orragia G astrointestinal. sos que acompañan a las venas portales (23),
E n C èd i—Loeb. T ratado de M edicina In ter­ no ofrece ninguna dificultad para su anam­
na. Interam ericana, M éxico, 14a. ed.. Cap.
nesis, pues es más que suficiente con la
64 4 ., p.p. 1 4 4 8 ,1 9 7 7 .
7— M athé, G., R ichet, G.: Sem iologia m edica ya conocida en el cuadro No. 3-2; además no
y Propedéutica clinica. Jim s, Barcelona. es precisamente un síntoma m uy decidor
Cap. IV , p.p. 437. 1969.
para el diagnóstico de las hepatopatías, con­
8. - M arsden, P.D.: E nterobiasis (Oxiuriasis, trariamente al importante significado del do­
infección por oxiuros). E n Cécil—Loeb.
T ratado de M edicina Interna. Interam erica­ lor en las afecciones de la vesícula biliar y
n a, México, 14a. ed.. Cap. 313. p.p. 622 1977 sus vías de desagüe.
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- 532 -
En efecto, su fecha de comienzo pue­ bién en algunas hepatitis .virales y cirrosis.
de no tener ninguna relación con la enferme­ Invita al rascado y .pu£¿e_s£r_la_caiisaje
dad de fondo, incluso algunas enfermedades infecciones secundarias de la piel.
pu eden^Y ^ciaoaoÍíL d.Q ¡íir, por ejemplo:
HEMORRAGIAS.— Son relativamente fre­
la cirrosis hepática y eLCa. EnJaJhepaM ?.
cuentes y se manifiestan de diversas maneras;
viraj, el absceso hepático. junehianoy-las-co­
así: enJas -cirrosisJae.páticas, cuando .ya han
jan gitjs, sin embargo, el dolor puede acompa­
dado hipertensión del sistema^portal, las vá­
ñar al proceso desde el primer instante. Muy
rices esofágicas, subsecuentes suelen ser cau-
rara vez es intenso: frecuentemente le es
^ a importante _de hematemesis_.y melenas;
difícil al enfermo relacionarlo con una causa
(32) también pueden serlo
concreta. La m ayoría de veces se expresa
xas que pueden
(14, 24). En las ictericias,obstructivas ex-
epigastralgia que se irradia hacia la hase_del
N>tjahepiticas puede haber equimosis, pete-
tikax, punta de la escápula_v_aún al..hom­
--^quias, y .sangrado por alargamiento del tiem­
bro derechos. Suele sei continuo, tipo, pe­
po de protombina. im portante factor de laj
santez .o_de tensión y puede acompañarse de
coagulación que requiere parasu_síntesLs. en
síntomas disépticos como náuseas, vómitos,
eLM gado^deJa.^tamina_K3iipQ.SQluble., que(
ocasionales e intolerancia a las grasas. No
no.,puede_absorverse_a_nivel_intesíinal si-no^
suele tener ningún otro tipo de relaciones,
aunque puede palmar con e l reposo-£iint.£n- bay_bilis que facilite la digestión de las gra-^
sas. En las hf.patopat/as- con_daño pasea-
sificarse con el .decúbito_lateial-izqui&cdo.
quirnpía.'o, también puede haber peíequiasl
Tanto l a . hepatitis viral aguda cuaato...::1.
absceso hepático ,provocan doloi > y . •- ; •.n.sis por défíciLe.nJa smí£SÍS.¿£_l,QSJÍi-|
versos factores de la coagulación que en su
Bgjjajsjón, y el^egundoj. JajLgii£pi£s iáü en
mayoría lo hacen en el hígado; así es fre-^
lps espaciosJnlexcostales en que se proyecta
el absceso. Insistimos un poco más con su cuente ver enJas_ciumis.vJie.patítis..viral.agu-|
da._coma hepa'tiqv
evolución puesto que muchas veces o no se
presenta o calma a pesar de que la enferme­ TRASTORNOS MENTALES Y NEUROLO -|
dad sigue su curso. Sin embargo, en los cua­ GIC.OS: Algunas.hepal.Qpatias.xr0n icas p u e*
dros agudos la relación enfermedad / dolor den causar.lrastor nojs-del -carácter, -dolores d e |
suele estar ligada. „cah.eza-.y_mareas; pero los más importantes^
se_ponea_eiL_ejádencia cuando se presenta"
Latericia.- Su técnica de examen físico ya un_grave_ estado de mal funcionamiento d e l|
la estudiamos en otra parte. Ahora nos que­ hígado que puede jcondudiLaLcnma. En con-g
daría por analizar los datos que de ella junto toman el nombre de encefalopatía -he­
podemos obtener a través de la anamnesis; pática y son descritos en el capítulo del sis-í
pero, como se trata de un signo en el cual tema nervioso central dedicado a los comas, g
tienen que ver también las vías biliares, lo a- Halitasis.— Consecuencia de un mal funcio-^
nalizaremos en dicho capítulo. namiento del hígado, puede preceder al r.n-
PRURITO.— Es un síntoma que acorppaña jnaJhapáficp; se caracteriza por ser de m uy^
a algunos casos de ix¿ericia-P.bslxucí.iva; es jnaL olor, casi fecaloide, que puede percibir-á
se a distancia. Se debe a la eliminación dl j
por tanto es má^ frecuente en las nferaohas. _nj.e.L£ap,tano (25). "
d e Ja sj¿ ía sJ^ arej^ jc íia b £ 5 á Ü í ^ pero tam ­ A esta sintomatología bastante especí-^
www.medibooksnica.net63.net - 533 -
fica de enfermedad hepática puede añadirse
I con frecuencia la anor.exia,._pérdida de peso.
| y astenia, que son síntomas generales que se
explican por sí solos. L os-lrastom os-div
I p¿piicos, caracterizados por náuseas,-vómito,
) sensación de pesantez epigástrica, de que
“algo que comió no le cayó bien” , de que
“ tiene el estómago pesado” , sólo indican
} dificultades para la digestión de los alimen-
I tos.
Fig. 79-1 Pioteinogram a electroforético.
FIEBRE: acompaña-a_tojdos Jos-procesos
infecciosos como la hepatitis—viral aguda,
las~calangitis, Jos-abscesos-amebianos .o-bac-
teriano.s,.algunas cirrosis.y-tumores.
2.— Insuficiencia celular hepátigg:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- Co­
2 .1 : T im p a _ d g _ ^ o lro m b jn a ^ M );.-Js.uíJe
mo en pocas visceras los exámenes comple­
estar.^r<2!onga49, pero se debe constatar pre­
mentarios para el estudio de las hepatopa-
viamente que no hay déficit de vitamina K,
tías son numerosos e importantes, pero pre­
para lo cual incluso se la puede administrar
cisamente por eso su selección debe ser más
previamente. Si la cifra es mayor a 20
cuidadosa y su valor para el diagnóstico sólo
segundos de una manera estable, se puede
puede considerarse a la luz de los datos
estar seguros de que la necrosis celular es
clínicos; el no hacerlo sería causar un grave
masiva.
daño económico al paciente y caminar a
“palo de ciego” , en relación al diagnóstico.
mente el colesterol total oscila entre 180 y
EXAMEN QUIMICO DE SANGRE: Una vez que
250 mg°/o y los ésteres constituyen alrede­
el examen clínico nos ha orientado hacia un
dor de 60°/o. Si hay daño celular, la esteri-
síndrome concreto, debemos proceder a so­
ficación disminuye y más tarde lo hace tam­
licitar las pruebas específicas que nos per­
bién el colesterol libre; el comportamiento
mitan confirmarlo; por esta razón es que
de este último es contrarió a lo que sucede
preferimos agrupar estas pruebas en bloques
en las colestasis en las que más bien aumenta.
dirigidos a los síndromes más frecuentes, y
de paso aprovecharemos para hacer una lige­ 2.3: Albúmina plasmática: (38) Como
ra referencia a cada prueba. sabemos, normalmente existen de 7 a 8 gra­
mos de proteínas totales en el plasma, de los
1 Inflamaciones: Util la tasa de globuli­
cuales, unos 3,5 a 4,5 g. corresponden a ja s
nas plasmáticas, especialmente de su fracción
albúminas, es decir, un 55°/o del total. Co­
8 (g am m a) (17). Se utiliza para el efecto
mo éstas se sintetizan en el hígado, si hay
el Proteinograma electroforético, Fig. 79-1,
en el cual se constata el aumento de las daño celular, disminuye su concentración en
globulinas Este hecho es frecuente en el plasma y hasta puede llegar a ser menor
la hepatitis viral aguda, en la activa crónica que las globulinas.
y en la cirrosis biliar primaria, en la cual 3.— Necrosis celular.— El daño celular pue­
además pueden ser positivas las pruebas de iniciarse con un aumento de la permea­
de anticuerpos antimitocondriales.(25, 23). bilidad de la membrana a la salida de las en-
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-5 3 4 -
zimas que normalmente se encuentran en el aparezca ictericia; mientras que la indirecta,t
citoplasma. Entre éstas tenemos a las tran- por ser insoluble, no se elimina por la orina.
saminasas y deshidrogenasas, pero también
4 .2 :Colesterol: Se elimina normalmente'
al hierro. por la bilis, pero si hay colestasis, se retiene (
3.1: Transaminasas: (39, 47). Tanto la y aumenta en el plasma.
QYalar.ética (TGOY como la pirim ca (TGP).
4.3 : Fosfatasa alcalina: Aumenta porque,
N so n de fácil realización. Se jd£Yan.jápidar
no se elimina y porque su producción está
á m e n le , especialmente en la hepatitis viral
estimulada. (26).
„agud4, y su permanencia en niveles^lias pue­
de significar el paso a hepatitis._acliy.axr.0- 4 .4 : Examen de orina: Ya hemos dichof|j
nica. En vista de que la concentración de que la bilirrubina directa se filtra y apareced«
TGP en la célula hepática es m ayor que la en la orina. En los casos de colestasis, a u - if
de TGO, se espera que aquella se eleve más. menta su eliminación lo cual hiperpigmentaCS
LsJLGO, se fiWa más p.n el in farto_de_min- lá orina (coluria), pero en cambio disminuye^jj
cardio. el urobilinógeno (6).
3.2: Deshidrogenasas.— Menos importantes 4 .5 :Examen de heces fecales: En la Je
que las anteriores. Se puede usar, sin embar­ colestasis disminuye y hasta puede suspen-™
go, la LDH, deshidrogenasa láctica, especial­ derse la eliminación de bilis al intestino, lo0 j
mente su fracción electroforética 5, LDH5, cual decolora las heces (acólia); como dis-J¿
que se encuentra especialmente en el hígado minuye también el estercobilinógeno, en-™
y se eleva en las hepatitis tóxicas con severo tonces su absorción disminuye y por ta n to ^ j
daño celular. su eliminación por la orina. .
3.3: Hierro sérico.— Normalmente el hierro 5 . - OTRAS PRUEBAS: ^
sérico oscila entre 80 y 1 2 0 V °/o .: E11 la ne­ 5 .1 : La amoniemia, aumenta en los cuadros™
crosis celular hepática suele subir, después de severa insuficiencia hepatocelular y pre-0 !
de las enzimas, a más de 200 í ° ¡ o . (15,23). ludia el coma hepático (1 9 ,4 1 ) . También
aum enta en casos de uniones portocavas,
3.4: Sin embargo de lo dicho acerca de las
(1 6 ) en las cuales el amoniaco procedente1
enzimas séricas, si la necrosis celular es muy
del intestino no es transformado en urea por|
grave pueden disminuir en el plasma, espe­
el hígado, ya que la sangre procedente d e l ^
cialmente las ceruloplasminas, pues su sínte­
sistema porta no pasa por él. ™
sis queda inhibida.
5.2: Eliminación de la bromosulfoftaleina ®
4 .— Colestasis—Ictericia. BSF: (4 2 ). Es una prueba que estu d ia fj
totalm ente al hígado, puesto que esta su b s-^
4.1: Bilirrubinemia: ( 5 ,1 8 ). Normalmen­
ta n d a luego de ser captada por los hepato ™
te el suero tiene menos de 0,2 mg °/o de la
citos es conjugada con el glutation para sen
fracción directa o conjugada, y menos de
luego eliminada por la bilis; es decir, corre,i
0,8 mg °/o de la no conjugada. En los casos 9
un camino bastante parecido al de la bili
de éstasis biliar sube fundamentalmente la
rrubina. En la práctica clínica puede reali-^
conjugada, mientras que en las producidas
zarse dos tipos de pruebas: una es lafjj
por daño celular sube especialmente la indi­
retención de la BSF, y otra es el aclaram ien®
recta. De manera correlativa y en vista de la
to de la misma. ^
solubilidad de la directa, guando sube, puede
eliminarse en la orina, incluso antes de que Para la primera basta con la adm inistra-^
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ción de 5mg/kg de peso, por vía intravenosa,
para tornar luego de 45 minutos una muestra
de sangre y determinar en ella el porcentaje
retenido; normalmente es inferior al 5 por
ciento, pero aumenta en los daños hepato-
celulares y en las obstrucciones biliares en
las que refluye al plasma, aunque en este
caso tenga menos importancia porque su
aumento corre paralelo con el de las bili-
rrubinas conjugadas. Para la segunda, se in­
yecta la misma cantidad de BSF, y se deter-
} mina el volumen plasmático depurado en un
minuto; normalmente se comprueba que el Fig. 79-2 Hem idiafragm a derecho normaL
^ aclaramiento reaccional es igual a 11—18
\ por ciento del volumen plasmático por mi-
^ ñuto. Sin embargo de lo dicho, hoy tiende a
suprimirse por los graves daños que puede
^ causar (9).
>
^ 5.3: Verde de Indocianina: Es una subs­
ta n c ia que permite medir de manera sencilla
el funcionamiento de la célula hepática,
) administrándola en una cantidad de 5m g.
^por kg. de peso, y luego registrando su eli­
minación mediante la densitometría dicro-
Im ática del lóbulo de la oreja (27). La efi­
c a c ia de esta prueba se basa además en que
su captación por parte del hígado es un
"proceso activo que depende de la circulación F ig . 79-3 Hémidiafragma derecho en un h í­
^sinusoidal y de la acción transportadora de la gado con tum or m etastásico.
^membrana del hepatocito; luego se fija in-
tracelularmente a las proteínas Y y Z y final-
em ente se elimina por la bilis sin sufrir ningún
| pro ceso transformador (3). EXAMENES RADIOLOGICOS.- Radiografía
*5.4: Fetoglobulinas: Si se encuentran en el simple. Fig. No. 79-2. Permite la visualiza-
adulto pueden iñ dicar carcinoma del hígado. ción del hémidiafragma derecho que está en
íntimo contacto con la cara superior del
^5.5 : La fosfatasa alcalina placentaria, indica
hígado. Las hepatomegalias y deformacio­
^un carcinoma de origen endodérmico, si es
nes de ella son identificables con relativa fa­
puna persona que no tiene placenta.
cilidad, Fig. 79-3, pero no deben ser confun­
*5.6: Antígeno Carcinoembrionario.- Indi- didas con las frecuentes malformaciones del
Tea más bien un ('a. colònico o pancreático, diafragma. La masa hepática es visible como
íq u e puede evidenciarse por metástasis al una opacidad uniforme que recuerda la for­
^hígado. Ver cuadro 79-1 ma de la viscera.
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-5 3 6 -

CUADRO No. 79-1

PRUEBAS QUE ESTUDIAN EL FUNCIONAMIENTO HEPATICO

Inflamación. 1.- Proteinograma electroforético: aumento délas


gamma Globulinas.

2. - Insuficiencia celular 2.1: Tiempo de Protrombina: Aumentado, pero


hepática. también en las colestasis.
2 .2 : Colesterol total y e'steres: Disminuyen, espe­
cialmente los ásteres.
2.3: Albúmina plasmática: Disminuye.

3.— Necrosis celular 3.1: Transaminasas (TGO y TGP): Aumentan.


3.2: Deshidrogenasa láctica (LDH), aumenta, pero
más la fracción 5,(LDH5);en las hepatitis tó x i­
cas.
3.3: Hierro sérico: Aumenta.
3.4: Ceruloplasminas: Disminuyen.

4.— Ictericia—Co lestasis 4.1: Bilirrubinemia: la conjugada aumenta en las co­


lestasis. La indirecta en el daño del hepatocito.
4.2 Colesterol: Aumenta en la colestasis.
4.3 Fostasa alcalina: Aumenta en la colestasis.
4.4 Examen de orina: Coluria y disminución del
urobilinógeno en las colestasis.
4.5: Examen de heces: Acolia y disminución del
estercobilinógeno en las colestasis.

5 — Otras Pruebas 5.1: Amoniemia: Aumentada en los daños celulares


graves y en las uniones porto-cavas.
5.2: Bromosulfoftaleina: Retención y aclaramiento.
La primera aumenta y la segunda disminuye en
el daño celular.
5.3: Verde de Indocianina.— Para el funcionamiento
celular del hígado.
5.4 Fetoglobulinas: Positivo en el Ca. hepático.
5.5 Fosfotasa alcalina Placentaria: Ca. hepático.
5.6 Antígeno Carcinoembrionario: Positivo en el
Ca. colónico y pancreático, y también si metas-
tatizan al hígado.________________ ___________
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- .5 3 7 -
Esplenoportografía.— Fig. 79-4. De gran
utilidad en el estudio de la hipertensión por­
tal, consiste en la inyección de una substan­
cia de contraste en el bazo que luego se
vacía en la vena esplénica, tronco de la por­
ta y sistema venoso intrahepático. Se com­
plementa este estudio con la medición de la
presión intraesplénica; y, con la introduc­
ción de otro catéter por la vena femoral,
vena cava inferior, suprahepáticas, intrahepá-
ticas y centrolobulillares, para medir la pre­ VEMÏfi, I^RAHEPATICA?
sión en cuña del sistema suprahepático. En
conjunto completan el estudio hemodinámi-
co de la circulación portal. Fig. 79-4 E splenoportografía norm al.

La arteriografía hepática.— Fig. 79-5. In­


troduciendo un catéter en el tronco celíaco
a través de la arteria femoral e inyectando
una substancia radiopaca. Util en los pro­
cesos ocupativos, como tumores, abscesos.
Gamniagrafía Hepática.— Fig. 79-6. Consis-
• te ea 1:' administración intravenosa <k. rra
. substancia radioactiva que sea captada por
las células hepáticas o por las células de
* Kupffer: Los rayos gamma que emiten estas
} substancias son luego registrados en placas
sensibles, obteniéndose imágenes bastante
aceptables para ser utilizadas en casos de
) tumores o abscesos que ocupan un espacio
| dentro del hígado y que impiden que capte
el medio radioactivo. También permite el es-
^ tudio del tamaño del hígado. Las substancias Fig. 79-5 A rteriografía del tro n co celíaco
) utilizadas son el rosa de Bengala, marcado Norm al.
. con yodo radioactivo ( I ^ l ) ; el Oro Coloidal
patología hepática, pero especialmente en
* (A u Í98); o ej tecnetio 99.
las ictericias; hépato y esplenomegalias; he­
^Ecograma: Util para el diagnóstico de los patitis viral en cualquier estado de evolu­
|procesos ocupativos. Fig. 79-7/fy B. ción; cirrosis; hepatitis tóxicas; tumores; etc.
)Biopsia Hepática: (29, 40). Fig. 79-8. Contraindicaciones: Falta de colaboración
|D e gran utilidad en la práctica diaria y de del paciente; trastornos de la coagulación por
técnica fácil para su realización, es en ocasio­ peligro de hemorragias; ictericia obstructiva
n e s el examen que finalmente confirma el extrahepática evidente, puesto que puede
^diagnóstico; requiere, sin embargo, de la in­ dejar un derrame biliar en la cavidad peri-
terpretación por un patólogo experimentado, toneal; insuficiencia cardíaca congestiva gra­
indicaciones: Siempre que se sospeche una ve o insuficiencia respiratoria importante.
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C ortesia del P rof, Dr. Edgax R en­


tería.

C ortesía del Prof. Dr. Jorge Sánchez.

Fig. 79-6 Gam m agrafía hepática: A.— Ñor-™


maL B.— Patológica-: M etástasis.^
C.— Absceso hepático amebiano™
con su cápsula visible.
D) Absceso am ebiano.

Anterior
r ... ■;■■■■
í.-s h
-••• * 'V .

Fig. 79-7A Ecogram a norm al de hígado.


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RAMA DE LA ARTERIA HEPATICA

KAMADE VENA TOUTA,

) Fig. 79-7B Ecogram a anorm al de hígado.

Laparoscopia.— Indicada para el examen vi­


sual del hígado y toma directa de biopsias.
Tiene las mismas indicaciones y contraindica­
ciones que la biopsia.
V E S IC U L A -Y V IA S B IL IA R E S . - La
frecuencia de su patología, especialmente la
litiasis vesicular. coledocoKtiasis~-cale.cistilis Fig. 79-8 Biopsia hepática.— A: S itio de la
punción. B: H istología norm al.
crónica v aguda es tal en nuestro medio, que
es injustificable que cualquier médico no esté
capacitado para diagnosticarlas y tratarlas La sintomatología-originada en estas
por lo menos en sus demandas clínicas. Si estructuras suele estar compuesta por dolor,
por otra parte se tiene en cuenta que sus dispgp-SÍa,^rd.Qi-gástric_o_eJcíejj[cia.
síntomas y signos son, la m ayoría de veces, DOLOR.— Es un sín to m a' cardinal en el
de fácil explicación y en número relativamen­ diagnóstico de las enfermedades de la vesícu­
te reducido, se comprenderá que seamos más la y vías biliares, aunque un alto porcentaje,
exigentes todavía. 30°/o según algunos (22, 44). puede pasar
fe
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asintomático. a pesar de tener litiasis o daños 4
histopatológicos de colecistitis crónica por
f
ejemplo.
La técnica de su anamnesis (Qué y 4
Cómo preguntar) es la misma que se aplica a 4
cualquier dolor del cuadro No. 3-2, y por
tanto no ofrece ninguna dificultad, razón
4
por la cual pasamos directamente a reali­
zar algunas consideraciones sobre dicha anam­ a
Fig. 79-9 Sitios frecuentes del dolor vesicu-
nesis:
lar. f
1 y 2.— Fecha aparente y real de comien­
zo: El paciente suele consultar al médico tiem po; pero si el causante del dolor no es la^f
con motivo de su último acceso doloroso que vesícula sino el colédoco, el dolor puede ori- j |
puede haberse iniciado hace pocas horas o ginarse en el £pigastrio_y_en-el.4nesogastrio.^
pocos días; sin embargo, el inicio real de la Fig. 79-9. Si la vesícula .es-péndula, puede
enfermedad manifestada con dolor puede ser localizarse en el flanm y_ann en la fosa ilíaca^!
hace mucho tiempo, semanas, meses o años, derecha. ^J|
en los cuales ya se presentaron periodos de
6.— Las irradiaciones del dolor están estre-^p
dolor que, con o sin tratamiento médico pa­
chámente ligadas con las estructuras nervio-^
saron y dejaron entre ellos temporadas indo­
sas que les son propias. Fig. 79-10, lo c u a f f
loras.
explica que se dirija hacia la part£_haja_de£j
la espalda, región interescapulo vertebral ^
3 . - JjttífatKidad; Suele ser variable, desde hom hux^xuídlo, siempre en eUado derecho ™
una ligera sensación de_amortiguamieato & también lo hace hacia el epigastrio .si no n a £ l
calainb re-hasta-un-violexito. d olor, que algunos ció en él, y más raramente hacia la regjpi^gj
lo han descrito como uno de los más inien—
pie.cflidialJo.cual puede hacemo.s..c.onfundii^
con un infarto de miocardio. Cuando e ™
frecuente es que sea relativamente intenso
colédoco es el único causante del dolor, p o A
especialmente cuando se pmiiuceJa„migia-
ejemplo en las personas colecistectom izada^l
ción de un cálculo a través del colédoco.
4.— Causa aparente: En nuestro medio, la HOMBRO Y ám
ESCAPULA
queja más frecuente es que el dolor apareció MRECHOS É M

m anteca .de puerco, chocolate__aguacate,


huey.o.s,Je^he, mantequilla, etc.), o de-viajes
en auto: pero varias ocasiones se presenta
sin causa determinable, muGhas-veces-en-ple-
no-reposQ-por ia noche.
5.— Se sitúa clásicamente en el hipocondrio
dex£cho„cu£iLel epigastrio, lo cual puede ser
motivo de confusión en el estudiante; es de­
cir, se trata de una_epigaslralgia_o-de_una Fig. 79-10 Irradiaciones del dolor en las afi
M¿p^cojLdrslgia^dgt£cha_oJ ciones vesiculares.
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el dolor se irradia hacia la columna dorsal 8. - S íntom as a ^ m p a ñ a n tp c - Aparte de


baja y lumbar. Más raramente puede irradiar­ los signos descritos en el examen físico
se hacia el abdomen, desviando la atención dedicado a la vesícula, un síntoma muy fie-
del médico hacia el intestino delgado y grue­ cugnta^es-la.nánsfta que culmina o no cnn p]
so. Si la patología de las vías biliares se com­ vómito, .producto de la estimulación v a ^ i-
bina con una patología pancreática (Pancrea­ pero además aunque raramente, por el mismo
titis aguda), entonces las irradiaciones pre­ estímulo puede haber hipgrsscieción d o r -
dominantes pueden ser las de este órgano hídrica—con_^rdoiL_epigás.tricr)__y_dolQxes
(véase dolor pancreático). intestinales. L a Jk h ie suele ser un sín to m a ^
En todo caso, nótese que a la hora de
la pregunta sobre la irradiación, el médico en las colelitiasis también puede haber fiebre
no debe contentarse con hacer la pregunta menos intensa por efecto de la situación de
general: hacia dónde se le va el dolor? , gran tensión y esfuerzo emocional por el que
porque el paciente puede no darle toda la atraviesa el paciente.
información, sino que debe ser más incisi­ Si la patología vesicular compromete al
vo y preguntar concretamente, “si el dolor se colédoco y éste se obstruye por cálculos o
le va también hacia la paleta y el hombro edema o espasmo, etc., d espués dp nnn n tin*
derechos, el lado derecho del cuello” ; “ ha­ días puede aparecer ictericia, porreflujo déla
cia la boca del estómago, al lado izquierdo
del pecho”, o “hacia la barriga o el otro hígado. Este mismo hecho explica h simul­
costado” . tánea aparición de aco1ia_y cohirii r decir,
7.— Tipo_de dolor.— Por tratarse de es­ en conjunto toma las típicas características
tructuras huecas sería de esperarse que el de la ictericia colestásica u obstructiva. De
I dolor fuera de tipo cólico, “ cólim hppátim ” , hecho, cuando el colédoco es el originalmen­
pero en la práctica diaria lo que se comprue­ te comprometido, estos signos son muy fre­
ba es que, si existió un período de dolor có- cuentes.
> lico, éste fue de m uy corta rinradór^ puesto 9.— En las afecciones vesiculares, como ya
I que rápidamente se volvió r.nntinnn, intensQ, dijimos antes, las.comidas grasas pupeen (1f-
pero con períodos de. alivio pardal y rip. p-xa- sencadenar. el dolor, pero otras ocasiones la
^ cerbacioiues intensas, es decir, se trata m ás/ intolerancia a ellas se manifiesta por náuseaxi
I bien de un dolor-continuo con-exacerbacio/ vómito.con-sólo.percibir-el olor a. grasas.
nfiS. Esto es más fácilmente observable
^ en las cok cistitis—agodas en las que la 10.— Horario.— Como sabemos, la contrac­
};invasión infecciosa a la pared de la ve- ción de la vesícula se inicia unas dos horas
I sícula es más pronta. F.n las colelitiasis puras, después de la ingesta. Este es el momento
en efecto, el dolor puede ser cálicü-durante en que el dolor suele aparecer, es decir, es
I im hnen_.tipjnpo) pero como la asociación postprandial, lo cual puede ser motivo de
| de colelitiasis con colecistitis aguda es muy confusión con el horario del dolor de la úlce­
frecuente, el dolor suele ser como el descrito. ra péptica.
* En las colecistitis crónicas c^n n <¡in 11.— Periodicidad.— Si a lo dicho a propó­
^ el dolor puede ser de difícil iHentifinar-ión, sito del horario se añade que, como ya seña­
l puesto que puede reducirse a una simple sen- lamos a propósito de la fecha de comienzo,
sación_dfc_pesantez-subcostaLdexecha, o de el dolor de la litiasis puede presentarse luego
I quemazón.o tensión en el mismo-sitio. ■deJargos.periodos.de calma, la confusión con
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-5 4 2 -
ia. enfermedad ulceropeptica es muy factible; pue¿o llegar a perforarse y provocar un de­
pero téngase en cuenta que el período rrame biliar en la cavidad peritoneal con
doloroso promedio del cólico vesicular es de todas sus consecuencias funestas.
sólo_ties_díaA, aunque alguna vez puede lle- 18.— Estado actual: Al momento del exa­
gar a ocho o durar sólo pocas horas, lo cual men, el paciente puede encontrarse sufriendo
no se da en el ulcus. plenamente el dolor o haberse ya aliviado
12.— El vómito es un síntoma acom p añ an te completamente. Según estas circunstancias,
ocasio nal .del dolor, pero no lo alivia, lo cual la actuación del médico será diferente res­
lejjjferencia del dolor que_nacp en el estórna- pecto de la conducta terapéutica, pero en
gQ- todo caso, muchas veces puede verse en la
13.— y 1 4 .- No tiene relación ni con la confusión de decidir si es o no una afección
vesicular la que le molesta al paciente, en cu­
iriicció.n ni.la. deposición..
yo caso la única actitud posible es la de
decidirse más cuidadosamente sobre los da­
15.— Relación con los decúbitos: Se suele
tos recogidos, para realizar un diagnóstico
diferencial más fino.
apático., dando a entender con ello que
obliga al ja c ie n te a. permanecer quieto en Otras afecciones vesiculares como la dis-
-cama* Además ocasionalmente .el .decúhito quinesia de las vías biliares, el Ca., la odditis
lateraLizquiexáo puede ocasionar una sen­ estenosante, etc., pueden dar dolores muy
sación de_p.esa.que “cae.” desde el hipocon­ irregulares, pero en todo caso siempre guar­
drio -derecho.Jiacia^elizquierdo, cuando la dan algunas características de las ya descritas.
vesíc.ula_conliejie_cálculQs. Por otra parte, en DISPEPSIA GASTRICA: Acompañando al ^
las colecistitis agudas, el compromiso pe- dolor o .n.Q, a veces.comojí nicas-molestias, el
ritoneal respectivo y la contractura del recto paciente suele quejarse de trastornos gástri- ®
derecho en la región subcostal pueden im­ eos un tanto inespecíficos como meteoris- ^
pedir la inspiración profunda. mo.. intolerancia a algunas comidas, sensa- ^
16.— Los medicamentos que suelen aliviar ción .de pesantezjgpigástrica.y ardor epigástri- *
son los antÍ£spasmódÍGQ5 y más si se asocian co. Estas molestias orientan al médico hacia ^
a los analgésicos; pero en las colecistitis patología no vesicular, pero hoy sabemos que ^
agudas puede nn.ceder. tan fácilmente, igual pueden tener ese origen.
que cuando hay un cálculo_q.ueJiriajai’_a-Ja ARDOR EPIGASTRICO: Algunas o c a s io n e s ^
largo-del colé doco. es el único síntoma y la tendencia a la con-® !
17.— El acceso doloroso evoluciona hacia la fusión de que procediera de una gastritis
calma en pocas horas o días, pero puede de­ hipersecretante o enfermedad u lceropeptica^^
jar una sensación desagradable de peso o es frecuente, pero cuando es un síntom a^^j
tensión o quemazón que impide por unos solitario, más bien ayuda a pensar en patolo­
días más la presión del cinturón o los mo­ gía vesicular. (31). EnJas_disquinesias-deias
vimientos bruscos. Algunas veces eLdolor vías Jbiliares puede haber reflujo duodeno-
desaparea ya, pero noJos-síntomas-acompa- gástrico,. con lo cual se facilita la presen cia(
ñantes, especialmente la.náusea y.laictericia. de la bilis en el estómago con lo cual puede|
Si el dolor de una colecistitis aguda no se aparecer el ardor.
aliviara o contrariamente aumentara, hay ICTERICIA .- Se trata de un signo cardinal"
que pensar en el hidro o piocolecisto, que en la patología hepatobiliar, pero tam biéij
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extrahepática, lo cual es una conclusión titis tóxica, cirrosis hepática, etc., pero, tam ­
obtenida del análisis fisiopatológico del me­ bién en algunas obstructivas extrahepática.«;
tabolismo de la bilirrubina. Sin querer entrar como-fin-el-Ca. de cabeza_.de páncreas o de
nosotros en dicho análisis porque no corres­ colártncpj en que la ictericia puede adelantar­
ponde a los alcances de este libro, sin embar­ se con mucho a cualquier dolor.
go, consideramos indispensable recordar, por
2.— Fecha real de comienzo: Por lo indica­
lo menos muy ligeramente, el metabolismo
do antes, algunas ocasiones no es posible es­
normal y los principales momentos de su
tablecer con exactitud el inicio de este signo,
alteración fisiopatológica, para comprender
y de hecho, puede haberse iniciado varios
la razón de ser del interrogatorio. Nótese que
días antes de la consulta. Algunas hepa-
por tratarse de un signo, también el examen
topatías crónicas como las de la cirrosis, la
físico es indispensable, pero esto ya lo hici­
de la insuficiencia cardíaca inveterada pueden
mos a propósito del color de la piel.
tener meses de duración (11, 33). En cam­
El cuadro No. 79-2,nos resume la fisio­ bio, cuando se acompaña o está precedida de
logía y fisiopatología de la bilirrubina e ic­ algún dolor el signo es rápidamente descu­
tericia. bierto. En la hepatitis viral aguda, en las
colangitis, la hipocondralgia derecha conti­
ANAMNESIS DE LA ICTERICIA.- Respecto de nua, poco intensa, puede orientar la atención
la técnica del interrogatorio no tenemos nada del paciente hacia la ictericia y descubrirla
i que añadir al cuadro No. 3-1, que es apli­ enseguida; pero si la retención de bili­
cable a cualquier síntoma. Sin embargo, rrubina no llega a superar los 2--3 ing0/'..,
1 algún añadido lo haremos oportunam ente. es probable que el tinte subictérico do
I Por el momento lo que r\ conviene es anotar los ojos no sea evidente. Lo más clásico y
j que muchos pacientes confunden el color claro suele ser la presencia de ictericia que
amarillo de los ojos y la piel de la ictericia sigue, al cabo de uno o dos días, al cólico
* con la palidez, lo cual debe ser previamente biliar, cuando se acompaña de obstrucción
^ aclarado pidiendo al enfermo que compare del colédoco. En estos casos a la ictericia se
el color de sus ojos con algún objeto ine- suma la acó lia y la coluria muy claramente,
^ quívocamente amarillo y bien conocido por y como la historia de los cólicos puede re­
) él. Una buena pregunta general para el ob— montarse a meses o años atrás, hay la posi­
, jeto es: “ amarillo como qué? . . Una vez bilidad de que simultáneamente la ictericia
que ya se está seguro de que se trata de ic- también lo haga.
) tericia, se puede iniciar el interrogatorio clá-
^ sico.
3.— La forma de comienzo también es im­
| Consideraciones a la anamnesis de la ictericia: portante: Algunas ocasiones_eLinicio_deJa,
1.— Fecha aparente de comienzo.— Algu- ictericia es posterior a la coluria. que en las
) ñas ocasiones en que la ictericia no está ictericias colesíásicas. suele ser relativamente
} precedida.de dolor biliar, el paciente puede precoz, puesto que la solubilidad de la bili-
referir que se dió cuenta de que estaba amari- rrubina directa hace que se filtre por la orina
* lio sdlo hace unas horas o pocos días y a ve- antes de que se note su impregnación en los
j) ces porque otra persona le hizo notar que tejidos. Si se debe a la rtisnción-deJIa
^ tenía los ojos amarillos, Esto es frecuente biüm ihina_indirecta, puede presentarse la
en las ictericias hemolíticas v_parenquiinato,-»'^ ictericia y .tal vez .sólo Jardíam enteJa .coluria.
I sas, especialmente en la hepatitis-viral, h e p a ^ En-Las-inferírias hfimo!íticqs suele añadirse la
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• 544 -

CUADRO No. 79-2

BILIRRUBINA E ICTERICIA
Fisiología Fisiopatologia Clasificación
(4, 13,18,27) (1,2,10,12,28,34,45)
1 Destrucción de los 1.— Aumento del nú­ 1 Ictericia hemolíti-
hematíes en Hem y Glo- mero de hematíes des­ ca. Aumento de la bi­
bina. Transformación truidos —Hemolisis. lirrubina no conjugada.
del Hem en biliverdina
y ésta en bilirrubina no
conjugada o indirecta.
2.— Transporte de la 2.— Falta de transpor­ 2.— En el recién naci­
bilirrubina no conjugada te por hipoproteinemia do. Ictericia por sulfas.
unida a la albúmina plas­ o por competencia en la Aumento de la no con­
mática, hacia el hepato- unión. jugada.
cito.
3.— Ruptura de la u- 3.— Mala captación 3.— Ictericia parenqui-
nión biliriubina/albúmi- por daño transitorio de matosa post hepatítica.
na y pinocitosis por las la membrana celular. Aumento de la no con­
vellosidades del polo vas jugada.
cular del hepatocito.
4.— Introducción de la 4.— Mala conjugación 4.— Ictericia parcnqui-
bilirrubina en la célula, por déficit o por inilibi­ rratosa. Aumento de la
unión con la proteína do r; del sistema glucu- ;io conjugada. Enferme­
“Y” y conjugación con rorúltransferasa. dades de Gilbert, Cri-
el ácido glucurónico. gler—Najjar, Lucey—
Driscoll, Gardner y A-
rías.
5.— Transporte activo 5.— Déficit del sistema 5.— Ictericia parénqui-
hacia el polo biliar y de transporte o de la matosa, pero con au­
excreción por emiosito- emiositosis de la bilirru- mento de la conjugada
sis hacia el capilar biliar. na conjugada al capilar - o directa.
biliar. Dubin—Jhonson, Rotor.
6.— Flujo de la Bilirru­ 6 .- Colestasis intrahe- 6.— Ictericia obstruc­
bina conjugada por los pática por obstrucción tiva intrahepática. Au­
canales biliares intrahe- o destrucción de los ca­ mento de la conjugada
páticos hacia los extra- nalículos biliares intra- o directa.
hepáticos. hepáticos.
7.— Circulación extra- 7.— Obstrucción de los 7.— Ictericia obstructi­
hepática y vaciamiento hepáticos, hepático co­ va extrahepática. Au­
en el duodeno de la bi­ mún y colédoco a cual­ mento de la conjugada
lirrubina. quier nivel. o directa.
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palidez de. la piej y mumsas-propias-de-la acolia v coluriq: además la impregnación en x
anem ia, lo que puede producir una confusión l^=pieLde-los-pigment.os. .biliares puede dar &
inicial con la ictericia, puesto que la piel to ­ origeiL_=a—p n n iís, y_la_hipem stinmiación
ma al mismo tiempo el color a m arillo de b -vagal a bradi.cardia, todo ésto junto al dolor
icimcia_y_el-pálidn, dando en conjunto la ya conocido. L as^etericias-Jiem díticas
pueden acompañarse d e-fkbre, t]emng1nhi-
de los semiólogos antiguos. En estos casos, nuria y todo el cortejo sintomático de la
en lugar de la coluria, suele haber hemoglo­ anemia (véase anemia).
binuria que le da a la orina un color hema- 7.— La evolución varía con la naturaleza
túrico. de la enfermedad: en la hepatitis viral aguda
4 .- En ocasiones la causa aparente es de- puede durar pocos días o pocas semanas y
tectable. como elxólicQ biliac que le precede luego desaparecer, pero si la enfermedad
el contacto con enfermos de._hepatitis.viral evoluciona a sus variedades crónica persis­
tente o crónica activa, puede volver a apare­
te¡_d£-la_ingesía de algún tóxico o VRnf.no cer semanas o meses más tarde (7 ,2 0 , 30, 43).
(diablillos); la ingesta_xrónica_ de alcohol; Hay que tener en cuenta que si la h e p a titis
pero otras ocasiones no es posihle. d e te rm i­ Yiial^guda_da™ Q rigerL^^Q ksta& is=in ii5 -
nar una causa; así sucede en el Ca. b iliar crj/ hepática, puede aparecer adem ás_r.n1iiria
de_xaheza_d£_páncre.as, en algunas cirrosis v En^las^obstrucciones^del-cfllédoux! por cál­
en la misma b&paliíis. _y.iral-aguda cuyo pró­ culos, puede darse el fenómeno curioso que
dromos puede pasar desapercibido. si- se- reabre 4a4 u2^deLconducto«la «ictericia
disromxiyfí.,0 desaparece., t ambién lo hacen
5.— Los síntom as acompañantes son de 'vi­
la acolia y la coluria, pero si vuelve a obs­
vo interés aunque algunas ocasiones pueden
truirse, estos signos vuelven a presentarse
no presentarse. Así: En laJhspalitis^viial
(cálculo en válvula) Fig. 79-11. En todo
.aguda, aparte de lajasífliia,-anorexia,^náusea y
y vómito.. &
y doJnr.,,contigua en el hipocondrio derecho.

En la colecistitis aguda, lo clásico es la fiebre


y laJüp£r¿ejasibilidad_deJa_pare_d_abdominal
suhmslaLderecha lo que origina los signos
del examen físico descritos en otra parte,
además naturalmente de los síntomas gene­
rales conocidos de anoreyia —de. náusea v
vómito y el dolpr antes descritQ. En la cole-
liti a sis pueden presentarse sólo los síntomas
generales y tal vez una ligera f e h r í m l a , pero
aa -icíe ricia; más si 1os-cálculns-.obstniyen.jeJ
cí$ticojvJajve.sícula no ha sido escleroatrofi-
ca se puede palpar la vesícula-agrandad^; pero
si los xálculos .obstruyen^el-colédoco^o^el
proceso.inflamatorio deJa.colecistitis lo in-
vade también_ ohstmyéndjalo, enton cesase
produce la-ictericia que se acorppañq de Fig. 79-11 Cálculo en válvula.
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caso este comportamiento es típico de las rrosis hepática, litiasis del colédoco en que la
obstrucciones litiásicas, lo cual constituye causa puede continuar presente y la enfer­
un importante carácter diferencial con las medad su evolución nociva a pesar de que
ob.siiuc£ip.n.eOuroQr.ales_d.elcDlédQco_o_deJa ya no haya ictericia.
cabeza ...del .páncreas,...en_-_queJa .ictericia_es EXAMENES COMPLEMENTARIOS PARA
progresivamente más in tensa (jclm cia-pro- LA VESICULA Y VIAS BILIARES: 1 So­
ffresiva) (46), igual que la arnlia y la rnlnria. bre los exámenes de sangre, orina y heces ya
En las colangitis, casi siempre s p . r n n darías los hemos mencionado a propósito de las
a las obstrucciones deLcolédoco. laJcífirida colestasis y no volveremos a repetir. Sólo
también puede ser intermitente, igual que la añadiremos que en las colecistitis agudas sue­
hepatalgia, náusea,. vómito,-astenia-y-fiehxe le haber leucocitosis- con desviación a la
que suelen acompañarles. En las ictericias izquierda.
JiemalílLOas, si _eLMgaÁü_eslá_sano., puede
2 - EXAMEN RADIOLOGICO.- 2 .1 : Las ra­
desaparecer relativamente pronto, pero do lo
diografías simples de abdomen pueden de­
hace si la hemolisis es continua o intermiten-
mostrar la existencia de cálculos con sufi­
te_aJapsosjd.eJienipo_CQiíQS (48).
ciente calcio para volverse opacos; Fig. 79-12,
la vesícula coraliforme, Fig. 79-13, y el aire
8.— Relación con los medicamentos: E axl
en las vías biliares, Fig. 79-14.
_adjiÜo^o„e^síejjji_me.dicameiiío específico
parajcntarJaicterida; es la conducta terapéu­
tica dirigida a curar la enfermedad de fondo
la que da resultados positivos; sin embargo,
ejiJoa.niño.s.rej:icjijiacido:^la,exposiciüD_aJñ
lu;/„solar_í)„ajQsj;ayj3SjjJt.niYj(üeJ^s_íL3a\da.a
jVíQjsiHr.JaJ.c.tsdcia^.cLrfidéxL-iiaddo, p.u-

__transferasa (23). En las obstrucciones extra-


hepálicas, lo único definitivo es la des­
obstrucción quiriiirgiíá, pero en las colestasis
iatxahapáticag la operación está coníraindi-
£.ada, En la hepatitis tóxica la supresión del
tóxico o la terapéutica que contrarresta su
acción ayudan a disminuir la ictericia. De
todas maneras, los barbitúricos se emplean
en algunas ictericias por déficit del sistema
glucuroniltransferasa y de la proteína Y, del
Kernicterus y de algunos casos específicos Fig. 79-12 Cálculos en la vesícula. Radio- ^
grafía simple de abdom en.
de colestasis (2 1 , 35). í
9.— El estado actual depende de la evolu­
ción de la ictericia, pero es necesario recal­
car aquí, que la desaparición de este signo no 2.2: Colecistografia Oral: obtenida luego^
significa necesariamente desaparición de la de la ingestión, doce horas antes, de tabletas \
enfermedad que la causa. Así sucede por de ácido tiropanoico. Muy útil para visuali- .
ejemplo, en la hepatitis viral, colangitis, ci­ zar la vesícula y el cístico. Fig. 79-15.
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Biligrafìna. (Substancia yodada). Sirve para


, , . , . , Fig- 79-16 Colecistografia oral A .— Normal.
visualizar la vesícula, pero especialmente los B _ Litiasis c _ Cálculos de Co_
conductos biliares. Puede combinarse con la íesteñna.
tomografía del colédoco para ver los cálculos.
F ig . 79-16. C ortesía del Prof. Dr. G erm án Abdo.
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Fig. 79-16 Litiasis del colédoco.


Colangiografía retrógrada. Corte­
sía del Prof. Dr. Patricio Cárdenas.
2.4: Colangiografía Transparifetohepática.—
Obtenida luego de la punción hepática e in­
yección en un canalículo biliar dilatado del
medio de contraste, Fig. 79-17. Es útil en el
diagnóstico de Ca. de las vías biliares y de
las obstrucciones biliares litiásicas o de cual­
quier otra etiología. Debe hacerse luego del
estudio de las pruebas de coagulación.
2.5: Colangiografía retrógrada: Se realiza
luego de la endoscopia del duodeno y cate­
terización de la ampolla de Vater. Muy útil
especialmente en el diagnóstico diferencial
de la colestasis intra y extrahepática. Ocasio­
nalmente puede usarse el contraste pun- Fig. 79-17 Colangiografía transparieto hepá­
cionando la vesícula en un acto quirúrgico. tica. L a flecha señala el sitio de la
Fig. 79-16 y 79-18 obstrucción.

3 .- Actualmente se usa el ecograma.


1-3: JEncefalopatía hepática.
SINTESIS DE LOS PRINCIPALES SIN­ 1.4: Ira sio m o s endocrinos, especialmente
DROMES H EPATO-BILIARES: ligados a las hormonas que se metabolizan
1 .- INSUFICIENCIA HEPATQ-CELÜLAft: - en el hígado.
Puede significar la etapa,final de cualquier 1.4.1 Atri3jfia.testie.ular.
hepatopatía difusa y se caracteriza por estar
1.4.2 G inecom astia.
compuesta por otros síntomas y .s índrornes.
1.4.3 „Trastornos m enstruales en la m ujer.
1.1: Ictericia a expensas de las dos bilirru-
binas. 1.4.4 Eritem ajialniar.
1.2: Asciüs, si ^e_acompaña_de_Mper.ten- 1.4.5 Araña&jas.culaies, por igual razón.
sión portal. 1.4.6 .Hipertrofia, dejas .parótidas.
3
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3.2: Período ictérico: 3.2.1: Ictericia a
expensas de la indirecta, pero si hay coles­
tasis, se suma la directa y aparece coluria y
aun acolia.
3.2.2: . Hepatomegalia: dolpmsa,Jisa,Ülan-
di
3.2.3: Esplenomeealia rara.
3.3: Período de convalecencia:
3.3.1 : DesapareceJaic terid a .
3.3.2: U m pax5_cenJa^jDjuria_y_a£.olia si
habían.
3.3.3: Mejora el apetito, astenia.
Fig. 79-18 Eco de Vesícula con cálculos
3.4: Prueb as. d e J u n cionamienta-hepático.
3.4.1: J De inflamación: positivas..
3.4.2: De necrosis celular: positivas, es­
1.5.1:. Telaugiectasis. pecialmente las transaminasas.

1.5.2: Signos .de-erefismaxardioyasc.ulat. 3.4.3: De ictericia, positivas; y se añaden


la? de colestasis si es colestásica.
1.6: .Eiehre
1.7: llelQLliepaiicus. 4 . - .ílJiKD.SLSJ/J-^á.T.ír.': (E n tl¿id Noso­
lógica). Si está compensada puede pasar
► 1.8: J£ruebas„de j;mciünaniia[ilfiJhLepiíiC£): asint.omática.n-con.jncilest.ias-generales.
todas o casi todas patológicas.
^ y . l : Síntomas- generales como: Astenia,
■anorexia.

I 2 . - ENCEFALOPATIA HEPATICA: Ver capí- 4.2:_JEk,tuka£is..


^ tulo del sistema nervioso central (comas). 4.3: Hepatomegalia. (7 0 °/o), dura, borde
Clasificación de Degroote: cortante, superficie irregular.

2.1: Trastornos psíquicos ligeros-pérdida 4.4: Hipocondralgia-derficha ocasional. Ra­


* de memoria, desorientación, flappmg trem or ros dolores abdominales.
I (Temblor aleteante). 4.5: Ictericia: Ocasional con predominio
| 2.2: Somnolencia más todo lo anterior. de la bilirrubina indirecta, pero con im­
portante cifra directa si hay colestasis.
I 2 .3 : CjDmaJiepiüco-.
4.6: Trastornos de la coagulación: Eete-
>
> 3 .- JIEPAmJSJÜDRALjiSnBA; (Entidad 4.7: _ Síndrom e de. hipertensión portal espe­
k Nosológica). cialmente ascitis,^esplenomegalia_y_hemoixa-
P 3.1: P.erí.od.o.prfiictéjdca: 3 .1 .1 : Síntomas gias ...digestivas por ruptura de várices esofá­
^ generales conocidosuanorexia, náusea,xójni- gicas.
} to, .astenia, a_vece.s_d.ia.rrea, .catarrprn_asal. 4.8: Síndrom e de insuficiencia hepatoce-
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-5 5 0

CIRCULACION PORTO- CIRCULACION "PORTO- CIRCULACION CJRCULACION


CAVA SUPERIOR CAVA INFERIOR MIXTA CAVA-CAVA
Fig. 79-20 Red venosa subcutánea del abdom inal.

lular si se agrava.
4 .9 : .Síndrojm e_de_.encefalQjpalía_bapáíica
si-.evoluciona.maL
4.10: Ulcus gastroduodenal ocasional.
4.11: Síndrome de mala absorción.
4.1 2iüiperglicem ia.
4.13: Asociación._con_cán.aei_p.dij'.¡.LÍyo._.ds
hígado.
4.14: Exámenes de'funcionamiento hepático:
Pueden ser todos positivos dependiendo de
la etiología.
4.15: Biopsia hepática característica.
5 - -HffiEMmsinLN-EÜBXkL: Supone la di­
ficultad al vaciamiento de la sangre del siste­
ma porta en la vena cava inferior, por obs­
táculo supra, intra o prehepático.
5.1: EsplenomegaBa muy constante.
5.2: Redes venosasj5ub.cuíánsas.jab.domÍD.a-
les. Fig. 79-20.
5.3: Ascitis.
5.4: Hemorragias digestiva?: Hematemesis
y melenas.poxjQJ.p.tiira jl£_yári-Ce,s_eAojagica$.
5.5: Hemorroides.
5.6: .Síndrome de encefalopatía hepática
por derivaciones porto-cavas que soslayan el
hígado. Fig. 79-21.
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5.7: Facilidad para la septicem ia colibacilar.
5.8: Radiografia esofágica„CQD_^áric£S. Fig.
79-22.
5.9: Esofagoscopia confirma várices esofági­
cas;
5.10: Estudio hemodinámico de la circula­
ción portal.
5.10.1 : Esplenoportografía Fig. 79-23.
5.10.2: Medida de la presión intraesplénica.
Normal: 7—12 milímetros Hg. Aumenta so­
bre 16 mm. Hg. en la hipertensión. Fig. 79-23 H ipertensión portal: E splenopor­
tografía.
5.10.3: Presión de la porta por catéter a
través de la vena umbilical, es igual a presión
en una vena hepática.

Fig. 79-24 H ipertensión portal. Arteriografía


m esentèrica; fase venosa.

5.10.5: Arteriografía selectiva del tronco


celiaco, o de la mesentérica, Fig. 79-24.
5.11: Biopsia de hígado en busca de la etio­
logía o probable cirrosis hepática.
6 .- COLESTASIS,
Fig. 79-22 Várices esofágicas 6.1 : Ictericia a expensas de la directa.
6.2 : AcfìliajmàsJntema si la obstrucción es
total.
5.10.4: Cateterismo d élas su prahepá ticas a
través de la cava. Presión igual a 5 - 7 mm. 6.3 : Coluda.
Hg. (Se llama también presión libre). Luego 6.4: Prurito.
de las venas intraparenquimatosas hasta que
el catéter se enclava (Presión enclavada). 6.5: _ T-rastomos_de la coagulación: Hemo-
togias, „equimosis, „pete_quias.
Normal 7 -1 0 mm. Hg. (Se llama tam­
bién presión sinusoidal). Nótese el gradiente 6.6: Pruebas funcionales.
de presión entre las dos. 6.6.1: De colestasis: Todas positivas.
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-5 5 2 -
6.6.2: Todas las demás dependiendo de la B IB L IO G R A F IA
etiología.

1.— Arias, I.M., G artner, L.M., Cohen, M., Ben—


7 .- r.OT.ECISTITIS AGUDA.
Ezzer, J. and Levi, A .J.: C hronic non-
7.1: Dolor característico descrito. hem olytie unconjugated H yperbilirubinem ia
w ith glycuionyl transferase deficiency. Evi­
7.2: Náusea v vómito. dence for genetic heterogeneity. Trans.
Assoc. Amer. Physicians, 81: 66, 1968.
7.3: Zighre.
2.— Arias, I.M., and L ondon, I.M.: Bilirubin
7.4: Ictericia obstructiva si hay inyasión. al glucuronide form ation in vitro. Dem ostra-
tio n of a defect in G ilbert’s disease. Science,
colé doco,-con.acolia ,y„coluria. 126: 563, 1957.
7.5: Hiperestesia cuíáaea.Jsuhcm íaldei£cha. 3.— Beker, K.G.: Binding of sulfobrom ophtha-
lein (BSP) volum e in indocyanine Green
7.6: Runtom sicular + + + 4- (ICG) By plasm a alpha. L ipoproteins. Proc.
7.7: Contractura m uscular subcostald e re — Soc. Exper. BioL Med., 122: 957—962 ,
1966.
cha.
4.— Billing, B.H.: Bile pigm ent m etabolism .
7.8: Maniobra de Murvphv + + + + Sci. Basis M ed. A nn. Rev., 197, 1963.

7.9: V esícula, difícilm ente palpable por el 5.— Bloomer, J.R ., Berk, P.D., Howe, R .B ., and
Berlin, N.I.: In terp retatio n o f plasm a bili-
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active bilirrubin. J.A.M .A., 218: 2 1 6 ,1 9 7 1
7.10: Re.ciiento„leucMtaiLQ^uin£jiíadxLi^m
desvia ción_haciala izquier.da. 6.— Bourke, E ., Milne, M.D., and S tokes, G.S.:
Mechanism of renal excretion o f urobilino­
7.11: Rx. de la vesícula con o sin cálculos, gen. Brit. M ed. J., 2: 1510, 1965.
excluida o no. 7.— Boyer, J.L .: Chronic hepatitis — a perspccti- I
ve on clasification and determ inants of pro-
8 .- CtiLELIJXáSXS: nosis. G astroenterology, 70: 1161 — 1171,
1971.
8.1: Dolor característico descrito.
8.— B rody, D.H., Leichtex, L.: Pruebas de depu- *
8.2: Niusea-y.vómiío. ración de la función hepática. Clin. Med. <
N.A. 3 /1979 p.p. 619.
8.3: Eifiiixe. ocasional. Puede no haber.
9.— Cooksley, W .G.E.: A naphylaxis to brom sul- *
8.4: Ictericia, sólo si hay ohsíruccióiLjiel phalein. M ed. J. A ustr., 2: 257 — 258,
colé doco.xoii_acolia y coluria. 1971. <
10.— Crigler, J .F ., Jr. and Najjar, V.A.: Congeni- {
8.5: Signos abdominales subcostales dere­ tal fam ilial nonhem olytic jaundice w it Ker-
chos menos evidentes que en la colecistitis. nicterus. Pediatrics, 10: 1 6 9 ,1 9 5 2 . (

8.6: Vesícula_palpable-poi-jcálculo_enclaxa- 11.— Dressier, W. y Fisher. R .: Klin. W chnschr., á


8: 1 2 6 7 ,1 3 1 6 , 1929.
rin en el cístico, si no es escleroatrofica.
12.— Dubin, I.N .: Chronic idiopathic jaundice. Í
8.7: Recuento leucocitario puede ser nor­ A review o f fifty cases. Amer. J. Med., 24: .
mal. 2 6 8 ,1 9 5 8 . •
13.— Erlinger, S., and D hum eaux, D.: M echanisms |
8.8: Pruebas funcionales de colestasis evi­ and control o f secretion of bile w ater and
dente si hay obstrucción del colédoco. electrolytes. G astroenterology, 66: 281, á
1974.
8.9: Estudios radiológicos: señalan los
14.— Farreras, P., R ozm an, C.:M edicina Interna. ~
cálculos vesiculares y los sitios de la obstruc­ E ditorial M arin, Barcelona. Tom o I, p .p . 253. á
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E ditorial M arín, Barcelona. Tomo I, p.p. 194. 1969.
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29.— Menghini, G.: One — second biopsy o f the
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ver and Biliary Tract. Fogarty In tern atio ­
18 .— Fleischner, G., and Arias, I.: R ecent advan­
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COLEDOCO
46.— Wollaeger, E.E., and Gross, J.B.: Com plete
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Urobilinogen test: Incidence and effect on
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47.— Wrobleski, F.: The clinical significance of
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Cécil—Loeb. T ratado de M edicina Interna.
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14a, Ed. Cap. 739. p.p. 1706. Interam erica­
na, México. 14a. ed., Cap. 739, p.p. 1706.
1977.

MFSENTERICOS
Segunda SUPEWOKES
"PORCION DEL
DUODENO
C A P IT U L O 80
Fig. 80-1 E l páncreas y sus relaciones más i
im portantes

PANCREAS
DOLOR.- (8 ,1 4 ) . Es el síntoma caracterís­
tico de las pancreatitis agudas y crónicas,
Viscera profundamente situada en la
de las litiasis y de algunos tumores; pero,
cavidad retroperitoneal, Fig. 80-1, es capaz
por su frecuencia el más importante es el
de producir una patología im portante por su
de las primeras.
frecuencia y gravedad, y relacionada con sus
estructuras histológicas y funcionales. En La técnica de su anamnesis es la misma
que la de cualquier dolor, del cuadro No. 3-2,
ias.ulina .v. glucagón. define una línea de en­ razón por la cual pasamos directamente a rea­
tidades patológicas que serán estudiadas en lizar algunas consideraciones sobre el mismo.
la endocrinología, pero cabe mencionar des­ 1 — y 2.— El momento real de su comien­
de ya a la más descollante que es la zo suele ser de pocas horas atrás en las pan­
diabetes mellitus. Su fnnrinn RYomna creatitis agudas, puesto que el enfermo suele
definida por la producción de enzimas di­ acudir al médico rápidamente. Pero en las
gestivas (Amilasas. Lipasas—y. Proteasas). es pancreatitis crónicas residivantes y en las
capaz de determinar otra línea de entidades litiasis del conducto de Wirsung, la historia
patológicas, en la que se destaca la pancrea- de dolor puede remontarse a semanas o me­
tiíis_aguda. Nosotros orientamos nuestro ses atrás. En el cáncer del órgano la inicia­
estudio a la sintomatologi'a que la función ción del dolor no corre paralela a la presen­
exócrina del páncreas puede originar y que tación del tumor, el cual puede haberse
es extraible por la anamnesis, el examen presentado desde algún tiempo atrás ( 10).
físico y los exámenes complementarios. 3 . - Su intensidad puede.variar desde aque­
ANAMNESIS.— Nos referiremos al dolor, llos que apenas son percibidos y que pueden
diarrea, hemorragias, pérdida de peso e icte­ pasar por alio tanto el paciente como -el
ricia. médico, sin reparar en que se trata de una
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^ pancreatitis aguda edematosa leve, hasta
) aquellos que son terribles y más'frecuentes
fc en la misma pancreatitis aguda, sobre todo si
pasa de edematosa a hemorrágica o necrótica.
4 . - Causa aparente: El paciente puede
quejarse de haber tenido una comida muy
abundante hace pocas horas, o haber bebido
erónicam ente-iieor ( 12 , 18, 2 1 ), o sufrido
un traumatismo direcícL.eji_eLabdjQmerLaItQ;
pero la mayoría de autores está de acuerdo
en que estas causas realmente sólo coadyuban
en la presencia del dolor de la pancreatitis
aguda sobre todo en las personas que previa­
mente han estado adoleciendo de patología
biliar, especialmente de litiasis de la vesícula
y colédoco (5).
5.— Por efecto de su inervación y relaciones
metaméricas, Fig. 80-2, el sitio predilecto
es el epigástriq, en casi todos los casos de
afecciones pancreáticas; pero en eLCa. puede
^ asentar en la regiónJLumb;^t^lta_a^dQis.aLbí,-
s ja, haciendo confundir con una afección de
la columna vertebral.
& ■

Fig. 80-3 Sitio del dolor e irradiaciones más


frecuentes en la pancreatitis aguda

6.— .La-irradiación es del más vivo interés,


no solamente porque su reconocimiento
permite que ubiquemos rápidamente el ori­
gen del dolor, sino también porque de no
tomarlo en cuenta puede hacernos confundir
fácilmente con afecciones de otras visceras.
Relacionándolo con su inervación podremos
comprender que se dirija, Fig. 80-3, típica­
mente en hemicinturón hacia la izquierda
hastaJajegiónj;Q.stQlLiin.har y aún a la.región
escap.ulaüzqukrda; otras ocasiones, especial­
mente si hay J jjJ ia o m ^ jn iJ m t? ,
puede irradiare también en cinturón, pero
por el laxLo-dexñcho. y aún hacia la regiójqJn-
tex.es.C3pillar derecha y hombro del mismo la-
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- 556 -
do, semejando casi totalmente al dolor na­ 9.— Sobre los alimentos ya hemos dicho
cido en las vías biliares; de todas maneras algo más arriba, pero ahora diremos que si
casi siempre se acompaña de la irradiación bien durante el dolor es muy difícil que el
en hemicinturón izquierdo, lo cual en con­ paciente pueda comer algo, sin embargo, es
junto puede ser descrito como que se irradia necesario anotar aquí, que la ingesta de ali­
en cinturón completo; otras veces puede di­ mentos, al distender el antro y el duodeno,
rigirse desde el epigàstrio hacia la región pre­ por el bolo ácido (quimo)desencadena el me­
cordial y hombro izquierdo y aún originarse canismo endocrino que estimula la secreción
en el precordio y mantener la irradiación al de enzimas pancreáticas (24), empeorando
miembro superior izquierdo, semejandcuen así el dolor y todo el cuadro. La.fase cefáli-
todo aLdolor_£or.onariO-del in faria jf e jjiio - ca_delaingesta, además, estimula libras .vaga-
.cardio, más todavía si se acompaña de les que nacen en el hipotálamo para facilitar
schock,; menos frecuentemente se dirige ha­ la Überación...de..aceiilcQlÍJaa (11), que tam­
cia el abdomen aunque alguna vez puede ir bién estimula la secreción^de. jugo .pancreáti­
hasta la fosa ilíaca derecha, haciéndonos con­ co. Por tanto el darle de comer a un
fundir con una apendicitis aguda: menos ve­ paciente con pancreatitis aguda puede... ser
ces aún, de su raro nacimiento lumbar iz­ una imprudencia.
quierdo se dirige en hemicinturón hacia el
10.— El horario del dolor tiene aquí el sig­
epigastrio.
nificado de que, en la Jitiasis. y pancreatitis
7.— En casi todas las afecciones es de tip o crónica -el doloi^puede.aparece r-3 o 4 .horas
con tinuo, particularmente en la pancreatitis después, de k comida, una vez que el duode­
aguda, excepto en lqJüLisis.eii la que puede no recibe los alimentos que proceden del es­
ser de í í p x l c q I íq d . tómago, lo cual, como sabemos por la fisio­
logía, es un importante factor de estímulo
8. - El cortejo de sint.omas.jic.omp3ñantas de la secreción pancreática.
puede ser impresionante en la pancreatitis
aguda, pero destacan nítidamente el vómito 11.— Periodicidad.— Para el caso de lapan-
ahundante_y_per±inaz, el colapsoxirculaloriQ creatitis ..aguda no tiene ningún significado
y elJleü-parak'ticOv^eLtuM-djgSSliYP. El puesto que no-sg^da, pero eaia-cnñnica pue­
colapso es más frecuente en las formas hemo- de darse algún pe río d o . cjfí raima qnp—sp.
rrágicas y neeróticas. Horas o días después in s e rta _ e n tr£ .d o s -iC c e s o s -< io lG ro s o s ^

puede aparecer fle.hre, síntomas -respirato rio s 12.— Relación con gl^vómito.— Lo mencio­
como tos,,dolor,y derrame pleural izquierdo. namos, no porque el dolor se modifique con
Ictericia con predominio de la bilirrubina el vómito, sino más bien para destacar su
directa, especialmente si hay litiasis biliar. abundancia,,y frecuencia, lo cual contribuye
Equimosis subcutánea abdominal y perium.- al desequilibrio hidroelectrolítico.
bjlical que puede ser una manifestación de
los trastornos de la coagulación que pueden 13.— y 14.— Aunque el examen de la o.rina^
dar hemojragias—digestivas,—urinarias, -intr-a-- y heces son importantes para el conocimien-™
p .e ritm ^ e 5_£LÍn±capleurales. Sin embargo, to de la patología pancreática según veremos(
algunas ocasiones puede pasar que el dolor más tarde, sin embargo, con el dolor mismo^
ya desaparece y la sintomatologia anunciada no tiene ninguna relación.
se presenta y evoluciona independientemen­ 15.— El decúbito dorsal suele_aumen tarlo,^
te. en cambio .el lateral, con Jas piernas fiexiçmaj
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das y-la^posición-sentada -pueden...aliviarlo PERDIDA DE PESO.- Intensp v muv freciie.ry.
algo. te en el Ca. de páncreas. Se acompaña de
16.— Muchas ocasiones, los analgésicos.más astenia notable.
potentes (Meperidina) no.Jo .alivian-.- Los d o -. ICTERICIA.- Ya hemos dicho que en las
lores espásticos de la litiasis pueden aliviarse pancreatitis agudas acompañadas de litiasis
con antiespasmódicos. En el Ca., los analgé­ del cojédoco, pueden ser frecuentes; pero
sicos pueden ser eficaces durante un buen también cuando hay edema de Ja^glándula,
tiempo. debido a la ^compresión que .pu.ed.e-.obstruir
17.— La evolución del dolor está influencia­ aí colédoconque transcurre por la cabeza.
da por la terapéutica en la pancreatitis aguda, También en los _accesos dolorosos de_pan- .
y su alivio puede conseguirse, la mayoría de creatitis agudas puede haber ir.teric.ip. Pero ^
veces, en pocas horas o pocos días si no hay lo que sí debemos tener en cuenta es que
mayores complicaciones; pero si hay fuga en ..fodn.^_£stn.s casos ps rp.vPTsihlp, igual que
de jugo pancreático a la cavidad peritoneal, la coluria y 1a.aco1ia.qiie pueden acompañar­
el dolor puede extenderse al abdomen y du­ la, puesto que de una u otra forma el colé­
rar mucho más tiempo. En„eLcáncer. el do- doco se reabre. Esto no sucede en el Ca.//'.
lor puede. ser.. .muy ,.violento ..especialmente de ..cabeza, de páncreas que involucra el
si hay.metástasis^aJa&je.sti^cturas vecinas. doco y a que..la ictericia se vuelve p r o g r e s é
cada vez más-intensa. igual que la a eolia y
DIARREA — Es la consecuencia de un |ras- coluria. La obstrucción es tal que ni aún el
^ torno j3ifusq.,y severo del páncreas, por ejem- sondaje duodenal logra conseguir algo de
| pío, de las pnr^rf;qtitis crónicas, en las que , bilis.
^ el déficit de produccióniide lipa sa- -irapideí'J/ EXAMEN FISICO Ya lo hemos referido
suficientemente en el examen del abdomen;
casos las deposiciones son abnndantp..^ de ahora sólo deseamos recalcar que los signos
olor a manteca: rancia, aspecto' de pomada- abdominales pueden ser pobres en relación a
puede verse gotas de grasa cubriendo a lq. la magnitud del cuadro de pancreatitis aguda:
deposición, v el papel hjgjéaicfl^piieilejiresen- Es además el momento para recordar
tar lin aspectn aceitosn. que los quistes-a seudo quistes...del páncreas
La .intolerancia.intestinal al exceso-de pueden evolucionar, largos,.períodos sin cau-
ácido clorhídrico observable en el síndrome, % /sar mqlestiasJiasta que, en un momento de-
de Zollinger — Ellison. puede dar nrigpn a terminado, pueden aflorar, .como^.un abom-
copiosas {farreas (9). ' baroien.tp_epigástriqo. .g. ^esjg»gástri9p , reni-
u ru A O D irx io v ~ i a ' ■ tente, relatiyamente...po.co,doloroso .~o-indo-
HEMORRAGIAS:— Ya señaladas a proposi- . \. " - - - - - f
to del dolor, son la consecuencia de la f e - lor<*’ p0CÜ moyiMe: * df Plazable' P” 3
V t m m h i g í m y , producto de «. ~ . u - g T ™V° diagnostico se requ.ere de los examenes
ción d e V itam inaK . pero sobre todo del ¿ ?. ( / / comP^ementar^os-
ño de los factores proteicas-deJa -coagjil^i- EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- io n
por la presencia de eimtnas^toleolaticas muy variados y todos importantes en su de­
en p.l •torrente -circdlatoriQ (8). Se_vp.rt en bido momento. Esto quiere decir que pre­
las panerpatític también en elX a—de viamente al pedido habrá que formarse un
buen criterio clínico. Haremos mención de
colédoco los exámenes más específicos.
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- 558 -
1- SANGRE: 1.1: Amilasa, indispensa­ proporción:
ble en la pan¿Efiáíiiis_aguda, en la que se ele­
va sobre Ins 3(10 unidades Somogyi, aunque C a m , /C c r - r A g ¿ Í 3 S a Qrina .P a tin a plasma ^ÍQQ
también lo hace en varias otras afecciones Amilasa plasma Creatinina en orina
intra y extra abdominales (19, 20). Se eleva Normalmente es de 2,3; ~ 1 por cien­
a las 2 4 -4 8 horas. to. En la pancreatitis aguda, esta relación 1
1.2: Lipasa: (17) Se., ele va a 1asJZ2.-=9j5JiQ- puede ser de 6.6; _+ 0,3 por ciento. Sirve (
ras. Tiene valor diagnóstico si sube de 2.0 mi. como control de la evolución, pues descien­
de Na C)H,N/100. Tampoco es m uy especí­ de al mejorar el cuadro (1 3 ,1 6 , 27). 1
fica, pero siempre es valiosa para la pancrea­ 4.— HECES: En la pancreatitis crónica ; la *
titis aguda. excreción de grasa .supsra lnsJ7-g^diarios, y (
1.3: Glucosa: ( 4 . 25) Se eleva discretamen­ de Nitrógeno supera los 2,5g. diarios.
te en la pancreatitis aguda; pero en la cró­ 5 - ELECTROCARDIOGRAMA: (22) Al- ^
nica puede ser permanente. gunas ocasiones se detectan ^cambios-de tipo ^
1.4: Calcemia.— Baia en.la.pancmatitis-agu- isquémico con depresiones del S—T einver- (
da, al cabo de 3—5 días de iniciado el cuadro. siones de la T, en la pancreatitis aguda. El
Si disminuye de 7m g°/o, tiene mal pronósti­ QI...puede..alargarse,si.hay trastornos meta—
co (8). bélicos, por.hipopotasem ia o hipocalcemia. (
1.5: E ü i^ p ;_ D ism in u y e^eoJajmiicKalitis 6 - JESTUDIQS RADIOLOGICOS, son nu- (
aguda. merosos y algunos muy valiosos.
1.6 : PaufoasJhfipátícas^de cp leliiiasis, positU
vas si hay
1.7: Arninopeptidasa de Leueina, 5-Nucleo-
tidasa y fosfatasa alcalina: en el Ca. de pán­
creas si hay metástasis al hígado u obstruc­
ción tumoral del colédoco (14).

2 — ORINA: 2.1: A m iksjiiia, (3, 19) que


procede de la amilasemia. Pueden verse va­
lores superiores a 6.000 unidades en 24 ho­
ras, o 300 unidades por hora, en pacientes
con pancreatitis aguda. Fig. 80-4 “ Asa centinela” de la pancreatitis
aguda.
2.2: Glucosuiia: Se presenta en un por­
centaje bajo de pancreatitis aguda, pero 6.1: Radiografía simple de abodmen: ( 2 3 ) "
desaparece al eliminarse el proceso. En la Permite el descubrimiento del jasa centine- ^
pancreatitis crónica puede prolongarse si el la, fleo segmentario ..muy -frecuente«,e n . la ^
daño es amplio, dando un cuadro de diabetes pancreatitis aguda. Fig. 80-4. En la p an -^
mellitus. creatitis crónica, puede verse las calcificado-^
3.— Del estudio del comportamiento de la nes. d
amilasa y la creatinina en el plasma medidas 6.2: El..^tránsito. digestivo, „puede...demos-^j
en sus concentraciones por centím etro cúbi­ trar dilataciones .del arco , duodenal .por e l j
co, y en la orina, se ha establecido la edema de la cabeza en la pancreatitis aguda;4|
Á
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pero sabre...todo en el C.a. de la-cabeza, en el 6.3: J^a^biopsia,...deLpáncreas que puede
que adem ás puede verse el .signo-del.tres in­ hacerse ta n to por aspiración pe_rcutánea
vertido. de..Frostberg, Fig. 80-6. En los quis­ (29), cuanto en forma directa en u n a lapa­
tes o seu.dq. quistes del páncreas, puede demos­
rotom ía, aunque ésta presente m ayor
trarse rechazos del estómago- o--duodeno,
riesgo de complicaciones más graves que
dependiendo del sitio por el que -aflora,.
Fig. 80-7. la prim era. U til cuando la sospecha es de
un tu m o r maligno. El estudio citológico
posterior puede definir la conducta tera­
péutica futura.

6.4: Radipgrafj[?L.deelas vías filia re s, puede


dem ostrar lav..litiasis_.que acom paña a la
pancreatitis.agucla.

6.5: Colangiografía-Transparietal, en el Ca.


d e , la. .cabeza que obstruye e l... colédoco.
señala la altura de la obstrucción.

6.6: Pancreato .. colangiografías endoscó-


picas, (15) de gran valor cuando se las puedo
realizar; útil para el-C a...de.,.la,...cabeza d¡¡l
Fig. 80-6 Dilatación del arco duodenal por páncreas..
tum or de páncreas.
6.7: R adiografía standar del. tórax,, dem ues­
tra el derrame ,.pJeural.,.izquierdQJ frecuente
en la pancreatitis aguda. .

6.8: A ngiografía pancreática'ú tiles para los


casos de tum or.

7 . - GAMMAGRAF1A PANCREATICA, con


75Se—, Seleniometionina. En los tum ores
dem uestra la falta de captación del medio
radioactivo.
8 . - EL ECOGRAMA PANCREATICO, (26)
que puede ser hecho al mismo tiem po que
el de las vías biliares, Fig. 80-12, útil para
los tum ores, seudoquistes.
Fig. 80-7 Rechazo del estómago en un quis­ 9 . - TOMOGRAFIA COMPUTARIZADA, (1 ,2 )
te de páncreas. Fig. 80-13, útil para los tum ores y seudo­
Cortesía del Prof. Dr. Germ án Abdo. quistes.
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-5 6 0 -
1 2 .- PRUEBA DE LA SECRETINA: inyectan­
do una unidad clínica por Kg. de peso
corporal y recogiendo la secreción pancreáti­
ca mediante sondaje duodenal, se obtiene un
volumen disminuido del normal, lo mismo
que de su concentración en bicarbonato de
sodio, en los casos de pancreatitis crónica y
Ca. de la cabeza (6). El volumen normal
es de 2 mi. o más por kg. de peso en 80 mi­
nutos; y la concentración de bicarbonato
es de 90 mEq. por litro en una muestra de
20 minutos. Esta prueba puede hacerse sólo "
Fig. 80-12 Eco grama pancreático
con secretina o inyectando a continuación (
pancreozimina. |

SINTJESIS_QEJ<Q SJPR I^JK A yE £S^íD R P- (


_MESJRANCREATICOS: j
1 .- PANCREATITIS AGUDA, ( j / |
1.1: Antecedentes de comidas abunda n t e s
ingesta„de1.alcohol._J?ers.Qnas_qpn jitia_sisj3i-
Jiar. i
1 .2 : Dolflrx.araclej.ísti ca. |
1 .3: Eventualmejil^ch.Q.q.ue„o_cokj3so_vas_- ^
cular especialmente en la forma hemorrágica.
1.4: Heo-paralíticQ.
Fig. 80-13 T om ograíía com putarizada del
páncreas. T um or pancreático. 1.5: Ictericia obstructiva, si hay _litiasis_o
com presión coledociana.
1 0 .- ANTIGENO CARCINOEMBRIONARIO,pa­ 1.6: Hipersensibilidad epigástrica y ligera
ra el cáncer; tiene la desventaja de que se pre­ tensiónjnu&cular.
senta tam bién entre el 3 0 —7 0 °/o de otros 1.7: Hemorragias digestivas, equimosis a dis­
cánceres digestivos (28).
tancia especialmente, abdominales.
1 1 .- PARACENTESIS DIAGNOSTICA en el
1 .8: D eiiam e,pleural izquierdo; neumonía
cuadrante inferior izquierdo del abdomen:
o a telectasia.de la mismajiasfi.
en la pancreatitis aguda el líquido peritoneal
que puede encontrarse contiene de dos a tres 1.9: Trastornos metabólicos.
veces m ás de amilasa que el suero del pa­ 1.9.1: HipergUcemia^y^ljieo suña.
ciente to m ad o en el m ism o m om ento, y pue­
1.9.2: Hipocalcemia.
de durar esa concentración más tiem po que
la amilasemia. (3 ). Además, si la pancrea­ 1.9.3: .Hipopotasemia, I
titis es de su variedad edem atosa, el líquido 1.9.4: Alcalosisjie.spiratoria-ligeia. {
es am arillento; en cambio que si es hemo- •¡
rrágica, el líq u id o puede ser sanguinolento. 1 .1 0 LExápienes de ,laboratoriq_espe.cíficos: ^
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1.10.1: Hiperamilasemia y amilasuria.
1.10.2: Hiperlipasemia.
1.10.3: Proporción del aclaramiento de la
amilasa por el aclaramiento de la creatinina,
de 6.6 J : 0,3 por ciento.
1.11: Pruebas funcionales hepáticas de coles-
tasis si hay compromiso del colédoco.
1.12: Electrocardiograma: Trastornos del
S T -T y del QT.
1.13: Radiografías.
1.13.1: Standar de tórax, Fig. 80-14. De­
rrame pleural izquierdo. Fig. 80-14 Derrame pleural izquierdo en la
pancreatitis aguda.
1.13.2: Simple de abdomen: Ileo segmen­
tario, asa centinela. Fig. 80-4. en las fases de dolor.
1.13.3: Tracto digestivo alto: ensancha­ 2 .8: Heces fecales: excreción de grasas, su­
miento del arco duodenal; obstrucciones gas- perior a 7g./d.: y de Nitrógeno, superior a
troduodenales, por edemas de su pared o 2,5 g./d.
desplazamientos si hay pseudoquiste.
2.9: Radiografías.
1.13.4: Colecisto-Colangiografía, puede de­
mostrar litiasis del colédoco. 2.9.1:Simple de abdomen: puede demostrar
calcificación del páncreas.
1.13.5: Colédoco-pancreatografía endoscó-
pica, puede demostrar los cálculos en los 2.9.2: Colecisto-colangiografía: Puede
conductos. demostrar litiasis.

1.13.6: Punción diagnóstica del abdomen, 2.9.3: Pancreatocolangiografía endoscópi-


demuestra líquido rico en amilasa. ca, puede demostrar litiasis o tortuosidades
de los conductos.
2.10: Prueba de la secretina, seguida o no de
2.1: Dolor pancreático característico, pero la inyección de Pancreozimina, inferiores a
en crisis, dejando sin-dolor..períodm=de_£Íu- lo normal.
racióru/ariable,
2.2: Diabe.t^sjneHitus:.-HipexgKcemia-y-gIu- 3.1: D olm „earaciejóstico
c.osuria. tardío.
2.3: Azorrea^_(Péttiida d¿ N).
3.2: Í£te,¿oiaA_gn_eLCa...de_cab£za. obstruc­
2.4: Estea torrea tiva, progresiva y
coluna, ELCa. del cuerpo y la cola no ayielei]
dar^sííiLSignQs.
2 .6 : Examen físico del abdomen negativo
o puede dar signos de tumor pancreático.
2.7: Pruebas específicas en sangre y orina 3.4: Anorexia. náusea y vómito
de pancreatitis aguda, no muy altas y sólo 3.5: Síntomas de dispepsia gástrica.
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- 562-
3.6: Puede o no haber síndrome de pancrea- á.2:__EJ^pseudoquiste^ puede tener como an­
titis_crónica:_esteaíon:ea,_azorrea,-diabetes, tecedentes a la pancreatitis aguda o r.rónira
etc. o a los-traumatismos-abdominales.
3.7: Hemo rrggiajíigejLtiyajicasiQiiaL 4.3: Tumor-epigástrico o mesogástrico pal-
-pables ocasionalmente.
j deX ouryoisiar. 4.4: Radiografías de tracto digestivo alto:
3.9: Hígado.de CQlestasis,^n_mucliosxasüs. Rechazo del estómago o duodeno.
4.5: Gammagrafía: demuestra el proceso
3.10: Ascitis o síndrome de hipertensión ocupativo.
portal ocasional por compresiones sobre la 4.6 Angiografía. Muy útil.
porta o la esplénica (esplenomegalia).
4.7 Tomografia computarizada. Fig. 80-13.
3.11: Puede no palparse tum or a través de la
4.8 Ecografía. Fig. 80-12.
pared abdominal.

4.9 Laparotomía exploradora.
3.12: Radiografías.
3.12.1: Tránsito digestivo alto: dilatación
del arco duodenal en el Ca. de cabeza. Fig. 80-6
B IB L IO G R A F IA
3.12.2: Duodenografía hipotónica: Signo
del 3 invertido, y alteraciones del borde in­
terno del arco duodenal. Fig. 80-8.
Ariacker, H., Heller, H .J., R upp, N., et aL: ®
3.12-3: Colangiografía transparietal, si no Die com puter — Tomographic des pancreas. ¿ft
es posible la Colecisto-colajagiogrnfía intra­ l)tu n Med-, Wschr., 10?.: 3—5, 1977. ^

venosa, demuestra el sitio de la obstrucción. AKidi, U .J., find Haaga, J.R .: C o m p u ted ^}
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3.15.1 Pruebas hepáticas de colestasis. 5— Chey, W.Y., So.hay, H., and Nielsen, O . F j ^
Diagnosis of diseases of th e pancreas and ^
3.15.2 Aminopeptidasa de leucina, alta. biliary tract. J.A.M .A., 198: 167, 1066. 9

3.15.3 5 - Nucleotidasa, alta. 6 — Dreiling, D.A.: Pancreatic secretory t e s ti n g ^


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- 564 -

C A P IT U L O 81

A N A T O M IA Y F IS IO L O G IA DE
R IÑ O N Y V IA S U R IN A R IA S .

ANATOMIA

En un aparato tan im portante para la


economía orgánica, como es el riñón y sus
vías de drenaje, tenemos que hacer un breve
recuento anatóm ico y fisiológico antes de
tratar el tema propuesto.
Los riñones son órganos abdominales
retroperitpneales situados uno acada.lado de
la colum na'vertebral entre la 11. ^ ; , .dorsal y a'iCpM
PkMCUEfcS(£>***$ ( « U J izauítfO©
hasta la 3era., lumbar. El riñón derecho se
Fig. 81-1 Situación, y relaciones an ató m icas^
encuentra un poco más .abajo que su ho­
mólogo (16). el adulto_ya_alrededor de los 12 cm. de largc^
PQL .7_cm.._de^ apcho,. y_„5 cm.__de_ espesor.
Sus relaciones con los órganos vecinos Naturalmente hay variantes normales. Fig^i
se establecen a través de una capa célulo gra­ 81-*- «
sosa cruzada de fibras que vienen desde la Las vías urinarias comienzan desde lo^£
cápsula renal, que en conjunto protegen al hilios, con la Pelvis que tiene exactamente^
órgano y ayudan a mantenerlo en su sitio. forma de embudo, cuya parte más delgada s™
Por detrás, están en directa relación con un continúa con el Uréter. Su situación en
plano multimuscular compuesto por la hilio es posterior con respecto a los v a so ^
aponeurosis de los Transversos, el Cuadrado renales. Las pelvis renales entran en rela­
Lumhar^el-Psoas^y .elJDjafragmg. Por déla Ar­ ción por detrás, con el músculo Psoas y la d t^ l
te, varían un tanto las relaciones de uno y recha por delante está contigua al Duodeno.^jj
otro riñón. As£ el derecho se encuentra
contiguo de arriba a abajo, cápsula suprarre­ ELSIriter es un tubo largo de cerca d |g
nal y peritoneo de por medio, con_el_hígado, 3-Q cm.. aunque el derecho es ligeramente' ,
.eLDiiodenn y el CoInn.Ttansvfirsn Por den­ más pequeño por la situación más baja d ^ P
tro está pasando la vena Cava Inferior. riñón del cual proviene. Presentan una estr^gj
ELiJilóruizqiiieida, por delanle está en re­ chez a nivel del cruce con los vasos Ilía c o s^
lación, además de la cápsula suprarrenal iz­ Sus relaciones anatómicas son múltiples ™
quierda, con: F.stnmago, ■Yp.yiinnj Panrrsas, varían con el sexo. Luego de contornear m
Bazo.yXolctnJjcansyersfl. La forma es de un polo inferior del riñón baja por delante d ^ j
fréjol con su concavidad interna mirando la los músculos Psoas. El Uréter derecho tiene
homologa del lado opuesto. Su pedículo, en su porción superior, al Duodeno por dfl
formado por vasos, nervios y pelvis renal, lante y a la vena Cava por dentro. El Urét<¡
se ubica por dentro, fijando el órgano desde izquierdo va por fuera de la Aorta.
su concavidad hacia el medio. 5_u_tama5p_en Cruzan a los uréteres una serie de v ay j
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- 565 -
eos, como los Cólicos, Espermáticos o Utero-
® váricos, e Ilíacos. El derecho tiene cerca,
Siguiendo hacia abajo, por fuera, el Colon
ascendente y a la parte terminal del intestino
delgado; el izquierdo está de vecino del
fcolon descendente y el Sigma. En el
h o m b re, más hacia abajo y cerca de su de­
sembocadura en la vejiga, se cruza con los
Conductos deferentes. En la mujer, pasa por
pa fosa ovárica, el ligamento ancho, cerca de
Ja arteria uterina y cruza por delante la parte
"uperior de la vagina, antes de desembocar en
vejiga. Estructuralmente, están conforma­
d o s por: .adventicia,.musc.ulaLy_mu£Dia. La
dirección de los uréteres desde arriba hacia 06: Cxh&uo *ev\tlUNIkX, ewwesPtAc. +
Ébajo es convergente. 6 A R i O A N C lÍO A .O R T O - C t : ft»»LAt-ÍKF6.
p H i'.p v tx o KtStH
«iK-.c.Miau'OKftHVv- tiaito iur&a.io«t
P í ,a_inervación vegetativa del riñón la f M: tttu*.. ^ TJjWwjsajoft
gpeen los neryiosJEsplácnicos y los nervios
Fig. 81-2 Inervación de] riñón.
nrovenientes de los segmentos 6-D al I-L. La
inervación simpática de los Uréteres provie­
n e de los segmentos D-XII al L-I. Fig. 81-2.
£ La vejiga es un reservorio de orina que
^fluye.pjDJLÍa_desemhocadura-de-los-uréteres,

££sieal,
£ Precisamente este nivel que se de­
n o m in a Trígono de T.ietand, tiene que ser
"ornado muy en cuenta por los urólogos
g u an d o hacen_£islosc.opia_y=tra ía iu le =lo.cali- Fig. 81-3 Trígono de Lietaud

^ a r los orificios ureterales (4). Fig. 81-3. Los plexos venosos de la región son de temer
cuando se efectúa cirugía pélvica (17).
^ La vejiga tienq.cuatro capas-tisulares:
iSerosa, muscular, submucosa y mucosa. Esta La inervación proviene de los segmen­
p ítim a es bastante suelta y por ello, cuando tos sacros y aún de los lumbares a través del
0 0 hay m ucha orina, forma pliegues, a excep­ plexo Hipogástrico. De allí que la sensi­
ción del trígono de Lietaud, donde está fija bilidad vesical tenga en ocasiones su expre­
™ tiene apariencia lisa. (4, 16). . sión en lumb algias y pueda confundirse con
^ La forma varía si está llena o vacía y dolores del recto (2). Los reflejos de la
rtpnbién de acuerdo a la edad y al sexo. micción siguen una secuencia en cadena y tie­
Xuando está llena es redondeada y por ello nen sus analizadores a diferentes niveles des­
™ la inspección y a la palpación, cuando se la de el Hipotálamo hasta la médula sacra.
¡Encuentra, se habla de “globo vesical” . Su En el hombre, la Próstata constituye
paridad oscila en el adulto alrededor de una glándula que está incluida dentro de las
« s-300_c.c. Su vasculatúra es m uy rica.
® L lEG O : 17
vías urinarias, pues rodea a la parte superior
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-5 6 6 -
de la uretra, especialmente por detrás y por
los lados. Esta glándula se encuentra dentro
de una celda fibrosa y es lugar de reunión de
parte de las vías espermáticas que están en
trayecto desde los testículos hasta la uretra
prostática, las vesículas seminales o recep­
táculos de esperma y los propios hacinos
prostáticos. Fig. 81-4.
La-Uretra^-en-fiL hombre_.ad.ultQj;iene
una longitud de más, o menos líLc.entímetros
y desde el cuello vesical hasta el m eato hace
2 curvas; tiene dilataciones y estrecheces que
le dan un.cahbre-fisiológico que_ya.d.eJos_?_a
.Jo s J2_milímetXDS. Según desde el punto de
Vista desde el cual se la describa se la ha Fig. 81-4 E structura anatóm ica de la prós­
tata.
dividido en algunos segmentos. Vamos a re­
ferirnos a la anatomía descriptiva que reco­ V E S IC U IA S RECTO
s e m í w a .- ro w o o
noce: 1.— Uietra_prj3stática,_2,^_IIre.tra L6S Í E Í ACO

Membranosa, y 3.—-Uretra ..Esponjosa. (16).


Desde el punto de vista clínico se reconoce
comunmente: Uretra Anterior y UrglraJBos-
íeriox(16). Fig. 81-5.
„E n Ja-.muj.er, la uretra tiene solamente
de JL a^ ^ en tím fiiio s, su meato es más estre­
cho, su trayecto es casi vertical y aunque
transcurre contigua a la vagina, por delante
de ella, no guarda tan estrecha relación con
el aparato genital, como lo hace la uretra
masculina en su porción prostática. Sin em­
VBR U HON TA N U U
bargo la cercanía del meato urinario al in­ CUfcRpo D lA -F R a .« .« « O O E N IT A U
**®30 TtlVnCUU>(TAe¡<}0&eVCCOTAO
troito vaginal, nos explica la frecuencia de las F ig. 81-5 T rayecto de la U retra m asculina.
infecciones ascendentes de las vías urinarias
mulación de arenilla urinaria que conformé
femeninas. (11, 1 2 ,1 3 ,1 4 , 1 5 ,1 7 ),Fig. 81-6
una imagen radiológica de un inmenso cálcdí
VISION INTERIOR DE LOS RIÑONES. lo en cuernos de venado. Fig. No. 81-8. Pu^j
Fig. 81-7. bien, si tomáramos una de estas mitades en
la mano, podríamos ver la disposición pir^S
Así como son dos riñones, también ca­
midal de la estructura renal, convergiendqg
da uno puede ser dividido por simple dim i­
con sus vértices hacia los cálices que dese
sión o separación roma en dos mitades, co­
bocan finalmente en el gran recipiente de
menzando desde la convexidad hasta llegar a
Pelvis. Así mismo es fácil distinguir la co
la pelvis renal. El cirujano puede llegar en
teza, periférica y la médula en el interior.
esta forma y lavar los cálices, la pelvis y el
comienzo de los ureteres. Precisamente es­ .„La unidad...de funcionam ie n ta jrenal
coge esta vía de acceso cuando hay la acu- el “nefrón” . Como tal, entendemos
4
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Fig. 81-8 Cálculo en cuernos d e venado.


C ortesía del P r o i Dr. Jo*¿ D u r in L ucio.

Tubulo co ntorneo
Fig. 81-6 Meato urinario fem enino en la disfai
vulva ^ ^ 'íJ k T ú b u lo conto rn e ad o proKÍmal
•* A rteriola e fe re n te

JISFRON*.
/ CAPSULA.
ijaTfeRL&ou ' «.BSM
ÜLU.K
^á\ i■ P£%Sk
r cali*
K,vy«vi

fe
5?* t’sivVj WMÍl
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ItA ¿Áú:neKoq. mm

V R 6TEA

A«.íjl
Fig. 81-7 Visión in terio r de los riñones (cor­ Fig. 81-9 Histología renal: L a N efrons-
te transversal).
corpúsculo de Malpighi, es decir al glomérulo El túbulo proximal se contornea y se
® con su cápsula de Bov/man, reflejándose en si continúa con la rama descendente del Asa
0 misma para conformar el primer espacio re­ de Henle, asa que se incurva en la parte más
c o l e c t o r del ultrafiltrado y luego sin solución inferior del sistema y avanza hacia la corteza
^ d e continuidad, seguir con el túbulo con­ superficial, convirtiéndose en la rama ascen­
t o r n e a d o proximal. El glomérulo mismo no dente. Luego viene el túbulo contorneado
^ e s sino un apelotonamiento de capilares distal más corto que el proximal y que de­
provenientes de la arteria aferente y que lue- semboca en los túbulos colectores, que luego
go en progresivo aumento de calibre, termi­ llegarán a los cálices.

Í nan formando la arteria eferente de la cual


nacen ramos nutricios que van a los íúbulos.
Hay que detenerse un m om ento para

0 ( 3 ,6 ) . Fig. 81-9. portantes: 1.— La mácula densa y 2.— el


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-5 6 8 -
aparato Yuxtaglomerular. La primera, muy
cercana a la arteria eferente y el segundo en
directa relación con la arteria aferente.
REVISION FISIOLOGICA
Veamos las funciones del riñón desde
una concepción anatómica y funcional:
1 .— Filtración: (5, 8) El glomérulo recibe
la sangre arterial con todo su contenido, la
misma que tiene que pasar por los capilares
apelotonados en el interior de la cápsula de
Bowman y someterse al proceso de filtración
a favor de la presión hidrostática útil que
queda luego de restar de la presión arterial TnwuipoíJ»i' ¡ O&aafn
.oetto Uì poti»«
m . {»» •*
con la que llega a la arteria aferente; la pre­
HtnanCHd«
sión oncótica más la presión de resistencia
de la propia cápsula de Bowman. El resulta­ Fig. 81-10 T eoría de la contracorriente.
do es que la.presión_útil_de_^iltocjór!-.oscila
jtlre.dedor_de-los-áQmnu Hg. y el ultrafiltrado mediante la cual se explica como las solucio-^
sigue su curso desde el interior de la cápsula nes separadas por membranas y unidas por
hacia el túbulo contorneado proximal. El tubos estrechos en un punto extremo, pro-^
ultrafiltrado contiene H 20 y cristaloides curan diferencias de concentración con gra-^j
disueltos. Según Housay y Guyton el filtra­ dientes variables que influyen en el juego de.-
do es del orden de los j 2G c.c. por minuto, absorción y concentcación. Así mismo, sea^"
significando con ello que en las 24 horas se en ascenso o en descenso, los túbulos y el®
filtran más o menos 170 litros. asa de Henle, forman un sistema de s ifó n ^
donde la solución fluyente se concentra y
2 — Dilución: (5, 8) Este concepto se in­ diluye al tenor de la mayor o menor absor4!
fiere del anterior, es decir de la contextura ción y excreción de elementos y substancias^
misma del filtrado glomerular, el cual contie­ Fig. 81-10.
ne en forma de solutos, las substancias que 4 . - Excreción: (5, 8) Se ha comprobado
pudieron pasar por el filtro; es decir, el glo­ plenamente que el sistema tubular es c a p a Ji
mérulo. Esta es una función mensurable con de extraer del plasma, substancias que luegqgj
substancias, que como el polisacárido Inulina, las deposita en su luz, es decir las excreta
se filtra en su totalidad y no se reabsorve a hacia el flujo urinario. Tal es el caso d™
ningún nivel. creatina, creatinina, ácido úrico, cloruros®
3.— Concentración: (5, 8) Función esen­ K, Mg. y aún substancias extrañas, que lueg^g
cialmente tubular y del tubo colector, al fi­ son eliminadas en la orina.
m
nal del sistema. El filtrado, al perder H 20, 5.— Equilibrio del medio ácido-básico: ( o y
por reabsorción obligada o facultativa, se va Entre la concentración y la excreción á t&
concentrando y lo hace aún más al recibir en terminan esta im portante función subsidiarigj
su curso por los túbulos, las substancias ex­ que fundamentalmente consiste en la e l im ^
cretadas por los mismos. En esta parte es nación de iones H o de iones Na. de acuerd™
bueno revisar la teoría de la contracorriente, a las circunstancias imperantes en la sangre. 0
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6. - Secreción externa: (5, 8) Las células de el ipeato urinario y habría por lo tanto, in­
^úbulos, puedeiY sinterizar substancias y ex­ continencia. Los mecanismos reflejos que
cretarlas en su luz.' Tal es el caso del Amo­ condicionan la micción voluntaria tienen
níaco y del ácido Hipúrico. Tal función su analizador nervioso a diferentes niveles.
contribuye a eliminar substancias indeseables B IB L IO G R A F IA
'en el medio interno.
¿V *' * i.— A nönim o: E ndoscopy of th e lower urinary
7.— Secreción interna:
tract. 74—75; 136—145 Ingelheim am
7.1 : Renina: (7, 8, 18, 19) Es una proteí— R heim , 1979.
na producida por las células yuxtaglomerula- 2.— Bartrina, J.: T ratado de Urología Clinica y
Quirúrgica. 124, Espasa Calpe, Madrid,
res del riñón, la misma que vertida en el to­
1954.
rrente sanguíneo forma un decapéptido con
3.— Beeson, P. y F redm an, L.: Pielonefritis y
el angiotensinógeno, (angiotensina I) la cual otras infecciones del tracto urinario. Medi­
m es degradada por la acción de una enzima con- cina Interna de Harrison. Tercera edición.
versora existente en el plasma, y se forma un 1032, editorial F ournier, México, 1966.
octapétido, la angiotensina II (pulmones) 4.— De la Torre, A .: Sem iología Renal y Urina
ria. IV tom o. Segunda edición. 17—38, Ed
que produce intensa vasoconstricción y eleva
Casa de la C ultura E cuatoriana, Q uito, 1955
por lo tanto, la presión arterial.
5— De la T orre, A.: Sem iología Renal y Urina
7.2: Eriíropeyetima: (9, 10) Es una gluco- ria. IV tom o. Segunda edición. 48—60, Ed
Casa de la C ultura E cuatoriana, Quito, 1955
proteína originada, en un 9 0 °/o ,e n el riñón
y que estimula la producción de reticulocitos 6 — Elias, H.: El Glom érulo Renal. 1—41
Boehringer Sohn, Ingelheim am Rheim , 19.70
y el acumulo de-Fe-en los eritrocitos jóvenes.
7.— G oldblat, H.: S tudies of experim enta
7.3: Una substancia vasoactiva, probable- hypertensión. V. Pathogenesis of experi'
ente vasodilatadora y que por lo tanto tiene m ental hypertensión due to renal ischemia.
A nn In tern . Med., 11: 69—1 0 3 ,1 9 3 7 .
acción hipqtensora. Al faltar su producción,
Houssay, B.: Fisiología Humana. C uarta
*^se elevaría la presión arterial, como es el edición. 882—894; 901—911, El A teneo,
£ ca so de los nefrectomizados que no tienen Buenos Aires, 1969.
griñones y sin embargo tienen hiperten­ 9.— Houssay, B.: Fisiología Hum ana. Cuarta
sión arterial. edición. 37, 4 1 0 , El A teneo, Buenos Aires,
1969.
a
m E ^ e s u m e n ^ a iñone^.ci en Ja s 10.— H urtado, A.: A nn. Inter. Med. 53, 247,
^siguientes funciones: 1960.

1 1 .— Kolm er, J.: Diagnóstico Clínico por los


• i -
exámenes de laboratorio. Tercera edición.
% 2- Regulan PH.. 346, Interam ericana, México, 1961.
12 .— Kunin, C.M. et aL: Urinary tract infections
# 3 .- P roducen-secreción interna.
in school children: I, prevalence of bacte-
£ La función de los Ureteres y la Uretra riuria and associated urologie findings. New
EngL J. Med., 278: 635, 1968.
i r la de conducir la orina hacia el exterior
del organismo. 13.— Lang, G. y Levin, S.: Diagnóstico y trata­
m iento de las enferm edades urinarias. Clí­
La función de la vejiga es recolectar nicas Médicas de N orteam érica. 1.439—1.445,
Noviem bre, 1971.
fte l flujo urinario y acumularlo hasta cierto ni-
^ v e l _(~200 c.c.)T una vez llegado al cual, se 14- Marple, C.: The frecuency and character of
urinary tract infections in an unselected grup
^irQ£lu££_el_lMeseo” de orinar. Si no hubiera of w om en. A nn, Int. Méd. 14: 2 .220,
w^ste reservorio, fluiría constantemente hasta 1941.
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15.— Melchior, M.: Cystite o í in fection urinaire. 4.— Enfermedades infecciosas.
París, G. Steinheil, 1895.
4.1: Infecciones..hacterianas. ti
16.— T estut, L. y Jacob, O.: T ratad o de A nato­
m ía Topográfica. Segundo to m o . Séptim a 4.2: infecciones parasitarias. ti
edición. 306—357, Salvat, B arcelona, 1947.
1 7 .— T estut, L. y Jacob. O.:T ratad o de A nato­ Las manifestaciones de las enferm eda-ti
m ía Topográfica. Séptim a edición, II tom o. des renales y urinarias se hacen mediante sín-^j
484, 563—564, Salvat, B arcelona, 1947. . tomas-y..signos que luego analizaremos, no(
18.— T irstedt, R . and Bergm an, P.B.: Skand. sin antes enumerarlos: «!
Arch. Physiol., 8: 223, 1 898.
Dolor Disuria ti
19.— Youm berg, S. P.; Sheps, S. G. and Strong,
C. G.: Fibrom uscular disease o í th e renal Poliuria Urgencia ti
arteries. 623—639.
Oliguria Tenesmo
Goteo al final de la micció :
Pqlaquiuria Pérdida de la fuerza de^g
C A P IT U L O 8 2
chorro.
m
Nicturia
S IN T O M A S D E L A P A R A T O U R I ­ Anuria Disminución del grosor de!á
N A R IO . chorro. m
Enuresis Retención 0
PATOLOGIA Y SINTOMATOLOGIA Incontinencia «i
Ei contacto con el am biente interior y Datos que el paciente refiere y ‘¡ " « i
exterior, el almacenamiento de la orina y su conciernen a la o ana:
m
conducción, originan una serie de variables Hematuria macroscópica
fisiológicas ..v. patológicas. Piuría macroscópica é
De entre estas últimas, vamos a señalar Coluria
Olor.pútrido.
4
algunas de las más importantes:
1 .— Enfermedades renales. Signos:
Edema, palidez, hipertensión arterial. «
1.1: Afecciones del Glomérulo.
Percusión y palpación del globo vesical.
1.2: Afecciones .de. los túbulos. Puño, percusión y palpación de puntos dolo
1.3: Afecciones vasculares. rosos. Signos recogidos por medio del tact
rectal y „vaginal.
I
2.— Obstrucción de las vías urinarias.
2.1: Cálculos. SINTOMAS: DOLOR (1, 2, 3, 5, 9 ,1 0 )
m
2.2: Tumores. 1.— DOLOR LUMBAR de origen renal puedjí
2.3: A coda duras. corresponder a un proceso.renal; perirrenal « í
de la Pelvis .renal. Para su estudio semiotéj
2.4: Compresiones de órganos .vecinos.
nico nos remitimos al cuadro de la Anamn
3.— Enfermedades neurológicas. sis General del Dolor. (Cuadro No. 3-2).
3.1: Incontinencia. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3
3.2: Retención. 1.— (Fecha aparente de comienzo): Imp
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ta saber la fecha de comienzo, la misma que 2 . - COLICO URETERAL. (renal). Es un
®coincide con el primer episodio mediante el dolor insoportable que comunmente corres­
0 cual la'persona que siente se da cuenta de su ponde a un cálculo .„.enclavado-en.:el.uréter.
^problem a. Su semiotecnia ha sido estudiada y por ello
nos remitimos al cuadro No. 3-2.
2.— (Fecha real de comienzo): Es necesario
^ p re g u n ta r, pues el paciente olvida con fre- CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2.
^cuen cia los dolores que sufrió hace mucho 1.— La fecha de comienzo aparente nunca
^ tiem p o . pasa desapercibida por la intensidad del do­
^ 3.— La intensidad del dolor real es “sorda” lor.
molestosa, pero no insoportable: la mayor 2.— La fecha real puede remontarse a epi­
®¡?arte de las veces. sodios de lumbalgias inespecíficas.
La causa aparente en algunas ocasiones 3.— El cólico ureteral.es uno de los dolores
^ r i e n t a al clínico para diferenciar el origen más intensos que se ha descrito. El paciente
del dolorJum bar. Así es como un trauma­ que lo soporta no halla-posición adecuada;
t i s m o en ,1a zona lumbar,, derecha ..nos hará se queja y se mueve (da botes).
p e n s a r en que el dolor se localiza en el riñón
4.— L ^ causj. apa.rent.e..se relacipna frecuen­
^derecho.
W temente con movimientos trepidantes, como
^ 5 — El sitio, sin ser tan preciso se. localiza acontece cuando el vehículo rueda porinalos
™ n la región lumbar, por debajo.de,las.últi- caminos.
j^nas costillas y cerca de la columna.
5.— La localización,.del dolqr,csf e n ja ,re­
1^5.— La irradiación es hacia, los flancos, al gión lumbasacra.
igjhipo gas trio, a los testículos,y labios.maypres.
6.— Su •irradiación., ¿¡^Jiacia. ¿.qs^flsaicos,
^ 7 . - El tjpo.de dplox,.pue4e^ej.jeferido^ las regiones inguinales; pasando por hipogas­
forma ..peculiar; pero comunmente el pacien­ trio, a lps genitales, a la parte interna jie .los
t e habla de un “ dolor de espalda” de tipo muslos .y .al ..periné? además, dolor en eílado
^ fn á s o menos continuo-y de carácter. sordq homólo go. ( í^ e jp .re n Q rxenal).
^ a te n u a d o ). En contadas ocasiones, puede.
7.— El dolor está descrito en su nombre:
™ er violento, e.intenso (Pionefrosis, ántrax .del,
cólico.
ifriñón).
n 8.—y 13.— El cortejo de síntomas urinarios,
^ 8.— y 13.— Las molestias son de relevante acompañantes, puede ser de lo más variado.
im p o rta n c ia , pues si hay si^tpmatplpgía Sin embargo la retención -y luego ..el ,des.pe.ño
^ ir in a r ia concomitan te^el. dolor- seguramente diureico, así como la disuria, pued esco n tar­
es renal. se, entre Jo s principales.
® 10.— 11.— 12.— Sin mayor relación. En ocasiones, podrá haber náusea,y. vó­
^ 4 . — 16.— Sin mayor relación. mito .pasajeros.

t . 5 . — Calma con el .reposo. Aparece_p, se 9 .- y 10.— Sin mayor relación.


^ x a c e r b a con los movimientos. 12.—y 14.— Sin im portancia.

8.— y 19.— La evolución es tórpida y el 15 .- El repQsp,.pge4ejajpyiarlo>|[eíft.ditfante


^ s t a d o actual nos dirá si hay actividad del el..acceso doloroso el paciente no halla posi­
" r o c e s o renal que lo produce. ción adecuada.
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- 572 -
16.— Los antiespasmódicos pueden hacer ce­
der e l. dolor,. propiciand.Q. Ia..dijatación. del
uréter ,y;la expulsión del.cálculo.
17.— 18.— La evolución y el estado actual
nos informarán de la expulsión, de la persis­
tencia, de la multiplicidad y de la composi­
ción química de los cálculos.
3 . - DOLOR PERINEAL E HIPOGASTRICO.—
Puede corresponder a aJ^ciones^.piiostáticas,
..uretrales..y vesicales. Igualmente nos remiti­
mos a la referencia anterior (Cuadro No. 3-2).
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2
1.— La fecha aparente suele referirse al
episodio más o menos agudo que_.no siempre
está p rece di do por ej dolor y que desemboca
en la primera consulta.
2.— La fecha real de comienzo debe ser
extraída mediante prolija conversación con
el paciente, el cual la ha desapercibido o la
oculta.
3.— La gama de intensidad-puede-serrana­
da; desde, la simple sensación molestosa de
peso perineal hasta el dolor agudo de las.pros-
tatitis glandulares, de las_cis4itis...y.J...ureíritis
TB,
4.— La causa aparente puede ser el movi-
m iento, la ingesta d e alcoftgl, m o n t e a ,c¡aba-
lio, una infección previa, contacto venéreo y
traumatismos, entre, las principales.
5.— El dolor nace en el hipogastrio o en.el
pejriné.
6.— La irradiación es a todo el “ bajo , el
vientre” , a lo s .genitales,,al i-ecto,-a la región
sacra, a la parte interna de., los,muslos. y..aún
al . talón, por las conecciones de los.nervios
prostáticos con la IV y V raíces Jumbares.
Fig. 82-1.
7.— Comunmente el tipo de dolor se rela­
ciona con la intensidad. Suele ser t órpido y
permanente, aunque, la relación con la mic-
n puede cobrar caracteres de agudeza in­
tolerable. pogás trico.
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m
8 .— 13-- Se acompaña indefectiblemente de c o r r e s p o n d ió la mayor ingesta de Jíquidos
P síntomas urinarios y en lo referente a la pros­ o aguas diuréticas. Ejemplos: Cuando se to ­
i t a ta y a lá uretra, aún de los dependientes ma cerveza, alcohol, agua,-de „“ perejil”..„Des­
_ de la esfera sexual. cartada esta posibilidad, es patpjQgica._y_.liay
9 .— 10.— 11.— 12.— Sin relación. que correlacionarla con otros síntomas.

14.— Puede haber sensación -de-pujo“-y de- 2.— La oliguria en una persona sana puede
P .<¡encadenarse-el-dolor-al.ha.£gi.Ja-deposición. sobrevenir cuando ha habidojudoración pro­
fusa, como acontece al permanecer mucho
P l 5 . — El reposo en camajDuede.contribuir al tiempo en un bafío. sanana o (.turcoto en con­
^alivio momentáneo. diciones similares en clima cálido,., o por
p i ó . — La medicación analgésica ,.y ..antiespas- exceso de esfuerzo, físico. Descartadas estas
módica puede ayudar.a evitar el dolor. posibilidades hay que sopesar su expresión
patológica, correlacionándola con otros sín­
^ 1 7 .— 18.— Dependerá del tratamiento opor-
P tu n o y especializado, el cual muchas veces tomas.y signos, especialmente con eLedema.,
hiper o hipotensión.arterial.
^ tiene que ser quirúrgico.
3.— La polaquiuria puede estar asociada a
^APRECIACIONES PRACTICAS SOBRE EL
estados de nerviosismo o tensión emocional.
DOLOR UROLOGICO. ( 1 ,2 ,9 ,1 0 ) .
Así sucede en los momentos previos a los
1.— El dolor lumbar puede confundirse con exámenes estudiantiles, en los momentos dé
Pías lumbalgias por neuritis,, radiculitis ..o pro- angustia, anteriores a una pelea. Conocido es
g|ccsos medulares, dependientes de afecciones el dicho vulgar: “se orinó de miedo” . Des­
d e ja columna-clorsolumbar. La irradiación cartadas estas variables, se constituye en sín­
^hacia fosas iliacas y su correlación con sínio- tom a de alguna enfermedad urológica o renal,
^m as urinarios harán que nuestro criterio se como por ejemplo en el adenoma-prostatico
^defina. y en. la cistitis.
^ 2 .— El dolor renal o pélvico puede-ser-re- 4 — La nicturia tiene mayor individualidad
^producido o provocado medjanlejajiuñoper- patológica; pues cuando existe, es seguro que
f u s i ó n . (5 ,9 ). está cursando una enfermedad nefrológica
§ * - El dolor perineal e liipogástrico es in­ o cardíaca.
s id io s o y guarda relación con procesos obs­ 5.—‘ La anuria es, de hecho, un síntoma
tr u c tiv o s o inflamatorios de las vías urinarias de .gravedad y el médico debe actuar rápida­
in fe rio re s. mente. Sin embargo de que la confusión
El cólico ureteral es uno de los más puede ser grosera, hay que nombrarla en este
^ n ten so s que se han descrito. El paciente instante: la retención,jarinariaporobstáculo
que lo soporta no halla posición adecuada; en las vías, no es anuria verdadera.
f t e queja y se mueve. (Da botes), hay si'nto- 6 .— La^enuresis, comunmente, pertenece a
g n a s urinarios concomitantes. cuadros psicopáticos, psiquiátricos. o neuro?
0 Los otros síntomas urinarios vamos a lógicos.
estudiar mediante los cuadros No. 82-1 y
f%2-2. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 82-2
1.— La incontinencia es muy frecuente,en
% ONSIDERACIONES AL CUADRO No. 82-1
las_mujeres_multíparas. Algunos prostatectq-
* En estado de salud, la poliuria puede mizados quedan con insuficiencia temporal o
»
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574-

CUADRO No. 82-1

SINTOMAS NEFRO--URINARIOS ALTOS

Qué Preguntar Cómo Preguntar

1 .- Poliuria (cantidad de orina). . 1.— Está orinando mucho? Si hay


duda, guarde la orina de todas
las micciones en frascos de un li­
tro (frascos vacíos de suero) des­
de las 8 a.m. de un día hasta las
8 a.m. del otro día.

2 .- Oliguria 2.— Está orinando poco? Si hay du­


da, guarde la orina de todas las
micciones, desde las 8 a.m. de
un día hasta las 8 a.m. del otro
día.
3 .- Polaquiuria. (Número de miccio­ 3.— Cuántas veces orina en el día
nes en las 24 horas). y la noche? Si tiene duda, anote
las veces que orina desde las 8am.
de un día hasta las 8am. del día
diguiente.

4.— Nicturia. (Número de micciones 4.— Orina más veces de noche que de
y cantidad de orina aumentadas, día? , en mayor cantidad? Si hay
durante la noche). duda, anote el número de veces
que orina y la cantidad de la mis­
ma desde las 8 a.m. a 8 p.m. el día
y durante la noche de 8 p.m. a 8
a.m.

5 -- Anuria 5.— Orina menos de 300 c.c. en las 24


horas? Se muestra la cantidad.

6.- En uresis 6 .— Se orina en la cama, mientras es­


tá durmiendo? .

Nota: Se comprende que a estas preguntas hay que añadir las aplicables a cualquier
síntoma, que constan en el cuadro 3-1.
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1
CUADRO No. 82-2

SINTOMAS VESICO URETRALES

Qué Preguntar Cómo Preguntar


1 .- Incontinencia 1.— Se le va la orina involuntariamen­
te?

2. - Disuria 2.— Tiene dificultad para orinar?;


Cómo puede describir esa difi­
cultad? (dolor, ardor? ).

3 .- Urgencia 3.— Siente la necesidad imperiosa de


orinar y aún le da la impresión
de que se le va la orina?

4 .- Tenesmo. (Estranguria) 4.— Después de haber orinado, tiene


el deseo de seguir orinando y la
sensación de que aún queda ori­
na?

5- Goteo al final de la micción. 5.— Cuando cree haber terminado la


micción, le salen unas gotas de
orina, que a veces caen en la ro­
pa? .

6. - Pérdida de la fuerza del chorro 6 .— Ha disminuido la fuerza con la


urinario que sale el chorro de la orina?
Si es varón se podrá preguntar:
La fuerza del chorro ha disminui­
do tanto, que se moja los zapa­
tos? .

7 .- Grosor del chorro 7.— Ha disminuido el grosor del cho­


rro urinario?

8. - Continuidad del chorro. 8.— Es continuo el chorro o tiene in­


terrupciones? .

9 .- Retención. 9.— No puede orinar a pesar de tener


deseos? .
-

Nota Se comprende que a estas preguntas hay que añadir las aplicables a cualquier
síntoma del cuadro 3-1.
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- 576 -
permanente por daño yatrogénico del_e.s.fín- B IB L IO G R A F IA
terj¿esical. En los casos de coma.y de insul­
to apoplético, se produce incontinencia y de
1.— Amén Palma, A.: Litiasis Urinaria. Tri­
igual manera en otras enfermedades neuro­ buna Médica. Tomo III, No. 27—32, 1979.
logi cas. 2.— Bazceló, P.: Resultados del tratam iento Mé­
2.— 3.— y 4.— La disuria ( 4 , 6, 7, 8) es uno dico en la Litiasis R en al Anales de la. Fun­
dación Puigvert. Vol. 4. No. 4: 251—257,
de los síntoma^,m.ás importantes. Probable­ 1974.
mente constituye el motivo de la consulta en 3.— Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica
muchos casos. La forma en la que el pacien­ y Quirúrgica, 116—124, Espasa Calpe, Ma­
te la refiere es variada y aveces muy peculiar. drid, 1954.
Dentro del concepto de este síntoma se pue­ 4.— Burnett, Ch.H. y Welt, L.G.: .Trastornos de
la Función Renal. Medicina Interna de Ha-
de incluir Urgencia, tenesmo, goteo al final
rrison. 176—177, Ed. Foum ier, 1965.
de la micción, ardor, dolor y en suma toda
5.— De la Torre, A.: Semiología-Renal y Urina­
manifestación sentida por la persona enferma ria. IV tomo. Segunda edición. 106—108,
comò.una dificultad para orinar. Sin embar­ Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
go de lo expuesto, creemos conveniente pre­ 1955.
guntar por cada una de estas expresiones 6.— Fiumaia, N.: Diagnóstico y tratam iento de
la Gonorrea. Clínicas Médicas de Norteamé­
patológicas. La disuria constituye en el va­ rica. 1.107—1.111, Septiembre, 1972.
rón joven, el más frecuente v precoz sínto- 7.— Iíandsfield, H. H.: Gonorrhea and Non—
| ma de la Blenorragia (6 , 7). En la mujer-ja. gonorrheal urethritis. The Medical Cl-inics
es, deJa-nretritisy dstitis.(4, 5). EnJa_me.fi- of North America. 932—933, Septiember.
tnd dfíLvarón.habra que pensar, en primer,lu­ 1978.
8.— Ring, A.: Uretritis no específicas. Clínicas
gar, siL una,.afeff^ Médicas de Norteamérica. 1.195—1.197,
Septiembre, 1972.
5.— 6 .— 7 —8 .—y 9.— Estos síntomas com­ 9.— Padilla, T.: Semiología del Riñón, del Bazc
plementan con los anteriores los síndromes y de la Sangre. Cuarta edición. 59—67,
urológicos que se originan por obstáculo.s,£n El Ateneno, Buenos Aires, 1950.
la salida de la orina. Uno de los más comu­ 10.— Zech, P. y Labeewn, M.: Litiasis Renal en e1
adulto. Tribuna Médica. Tomo III. No. 7:
nes e importantes es el prostático.
3—13, 1979.
10.— La continuidad del chorro puede ser
interrumpida intermitentemente por la^mi­
CA PIT U L O 83
gración de un cálculo que tapa y destapa su­
cesivamente, la vía urinaria.

11.— En realidad, excepto la disuria, SIG N O S D E L APARATO U R IN A R IO


con todo el cortejo de sus expresiones clíni­
cas, ya analizadas, los demás síntomas son RECUENTO DE LOS SIGNOS DE LA
también signos, pues el médico puede objeti­ PATOLOGIA RENAL Y URINARIA.
varlos. Dado precisamente este hecho, tene-
• mos que al comprobar aquello que el pacien­ Aliento urèmico
te nos refiere en la anamnesis, porque él ob­ Palidez
servó, podríamos convenir que estas mani­
festaciones patológicas son signos y síntomas Edema
a la vez. Hipertensión-arteria!
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Puntos ureterales dolorosos
Dolor renal a la puño percusión (5)
? /•
Globo vesical percutible y palpable
Soplo en región lumbar o en los flancos *

Hipertrofia prostática.
/
Crecimiento y ptosis renales. Fig. 83-2 Percusión dsl ¿lobo vesical..

APRECIACIONES SOBRE LA ENUMERACION titud una afección de vías urinarias supe­


DE SIGNOS. riores; así como tampoco su negatividad nos
1 Se recogen los signos (aliento urémico, libera de pensar en ese diagnóstico cuando
palidez, edema e H.A.) Mediante los méto­ el resto del cuadro clínico lo indica. De to­
dos clásicos de inspección, percusión, palpa­ das maneras, una zona lumbar dolorosa, de­
ción y auscultación, de acuerdo a las des­ be hacernos pensar y descartar .procesos pe-
cripciones pertinentes que constan en los rirrenales, renales o pélvicos. La puño percu­
respectivos capítulos: General, de la sangre sión busca el dolor renal en las regiones-
y del aparato cardiocirculatorio. Fig. 83-1. lumbares.
1. 1: EL aliento_urémic£> se volverá de. im­ 3.— La percusión sirve en el capítulo que
portancia capital en el diagnóstico,diferencial nos ocupa, casi con exclusividad, para delimi­
dejos comas: El aliento urinoso, amoniacal, tar el globo vesical o cuan llena está la vejiga
guiará al médico en la petición de exámenes urinaria. Los datos encontrados pueden ser
complementarios, pues no se olvidará de pe­ refrendados, también, mediante la palpación.
dir urea y creatinina en sangre. Fig. 83-2.
1.2: La palidez del enfermo renal es carac­ 4.— Se. ausculta (4, 7, 9, 10) en ambas re­
terística. El conjunto de la palidez y el ede­ giones lumbares, los cuadrantes superiores
ma facial, será un valioso aporte para el exa­ del abdomen y los flancos y si se escucha un
minador. soplo sistólico..o_un_soplo.^istólico_yjdiastó-
1-3: El edema renal, aunque puede ser gene­ lico a nivel de las arterias renales, se deberá
ralizado, es, al comienzo: palpebralmatutir pensar en_ɧ.t£JQP.sis..de dichos vasos.
no_ y maleplar_-Xespertiiio. ^ La cara fofa, 5.— Los tactos rectal y vaginal, en el hom­
blanda, esponjosa y el edema frío en un fón- bre y la mujer, respectivamente; sirven para
do. de..palidez marmórea, dan la pauta de que explorar, mediante palpación, la parte de las
el riñón está enfermo. vías urinarias que se encuentran accesibles y
1A: La hipertensión arterial elevada nos po­ se describen en sus respectivos capítulos.
ne sobreaviso de una enfermedad renal; por­ 6 .— La palpación de los riñones tiene su im­
que, o es parte constitutiva de un conjunto portancia en los síndromes tumorales y en
sindromático nefrítico o será la causa de una la ptosis renal. La observación de la orina al
futura insuficiencia renál. (Ver hipertensión pie de la cama del paciente queda sintetizada
arterial). en el cuadro No. 83-1.
2.— Los puntos dolorosos ureterales y pél­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 83-1
vicos no tienen mayor aplicación práctica,
porque, su positividad no define con exac- 1.— Si bien es muy cierto qüe en los me-
Fig. 83-1: Lám. xvn . |
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- 578 -

CUADRO No. 83-1

EXAMEN MACROSCOPICO DE ORINA, A LA SIMPLE INSPECCION

Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Color Fig. 83-3 1 .- Observando si es:


1.1 Orina incolora.
1.2 “Amarillo limón” , (normal).
1.3 Roja, sanguinolenta. (Probable­
mente se trata de sangre).
1.4: “ cognac, vino, rojinegra” , (tinción
por pigmentos biliares).

2 .- Olor 2.— Oliendo:


2.1: “ Sui generis” , amoniacal, “nor­
mal” , en orina guardada.
2.2: Pútrido (comunmente por infec­
ciones).

3.— Sedimento. 3.— Observando:


3.1: Transparente. (Normal).
3.2: Turbia. Notoriamente espesa,
con sedimento visible.

dios ciudadanos pedimos el examen de orina mió una coluria como colofón de una historiaj
elemental y microscópico, para que lo haga ^ k o b ^ t m ^ i o j L - b i l i a r . ( 1 , 3 , 6 , 8 ) . 1
á
el laboratorista, no es menos cierto que 2 - El^xlLot-amouiacal ,y a ello se^
anduviéramos más rápido en el camino de la llama: “sui generis” . especialmente percibi-f
clínica y de la terapéutica si nos empeñára­ do si la orina ha sido guardada. Cuando el^
mos en que el estudiante y por lo tanto el olor es pungente, acre o pútrido, es un moti­
médico general, lo hagan. Por lo pronto y vo para investigar más a fondo, mediante los4
por lo menos, creemos que lo exigible es el exámenes que se pedirán con ese objeto. ^
examen macroscópico de orina al pie de la
cama del paciente. Cuando las manifesta­ 3.— Si la orina no es transparente, tendre-^
ciones son evidentes, sumaríamos estos datos mos que observar si hay sedimento, el cual^
a los extraídos en la historia clínica. Así por aparecerá con más evidencia si se deja repo­
ejemplo mediante la observación del color, sar la orina. Es obvio que el examen micros-^
constataríamos una hematuria^solitaria y por
) lo.,tan to silenciosa que-üQsJiaría-pensar-en
cópico de la orina descubrirá su composición^
así com o la prueba de Addis, nos guiará en el
!
uruCa,-jda=riñÓJJh(2) o desvías .urinarias. O si- diagnóstico. (Ver más adelante).
Fig. 8 3-3: L&m. X V I I .
I www.medibooksnica.net63.net - 579 -

| B IB L IO G R A F IA 3.— Prueba de la concentración. (Funcio­


namiento tubular).
LI — Bacelis, A .: La Clínica y el L aboratorio.
Razón para seguir utilizando estas pruebas.
T e r c e r a e d i c ió n . 29—30, M a n u e l M a r ín y
| C o ., B a r c e lo n a , 1961. En nuestro medio y dado el hecho de
2.— Bartrina, J.: T ratado de U rología Clínica y que hay que retornar al uso de la razón en
* Q u ir ú r g ic a , 515—530, Espasa Calpe, 1954.
muchos aspectos donde la lentitud de proce­
Billings, B. H. and L athe, G. H.: Bilirrubin dimientos aumenta ¿1 promedio del tiempo
m etabolism in Jaundice. A m . J. Med., 24:
| 1 1 1 , 1958.
de hospitalización del paciente y donde, el
mecanismo moderno injertado en el viejo sis­
|4— D e a n , R. H , an d F oster, J. H.: Surgical Ma­
nagem ent o f renovascular H ipertensión in tema, resta poder a la capacidad individual;
| old er patients. The M edical Clinis of N orth no podemos abandonar ciertas pruebas como
Am erica. 643—652, May, 1977.
las enumeradas arriba. Por este motivo,
^5.-~ De la T orre, A.: Sem iología R enal y Urina- ponemos a consideración del lector, el cua­
l ria. Segunda edición. IV to m o. 107—112,
* Ed. Casa de la C ultura E cuatoriana, Quito, dro 84-1.
^ 1955.
6.— Harrison, T. R. et al: Medicina Interna. Ter-
) cera edición en español. 1 74—223, 915, CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 84-1
1228, Ed. F ournier, M éxico, 1965.
1.— Aunque puede haber errores, sin em­
^7.— H u n t, J.C.: Sheps, S.G.: H arrison, E.G. Jr. bargo, el uso de esta prueba le dará solven­
| e t al: Renal and renovascular Hipertensión:
a reasoned approach to diagnosis and mana- cia, en tanto oriente nuestro cirterio clínico.
| gesnent. A rch. Intern. Med., 133: 988-9S9,
2.— Cuando hay hematuria o piuría en los
1974.
tres vasos, en realidad, la sangre puede pro­
¿8.— Iílatsk in , G.: Ictericia y otras m anifestaeio-
f lies de la enferm edad hepática. Medicina venir de cualquier parte del árbol urinario,
* In tern a de Harrison. 153. E d. F ournier, salvo de la uretra anterior.
^ M éxico, 1972.
3.— Si en el examen microscópico del sedi­
.9 .— Sim on, N.; F ranklin, S.S.; Bleifer, K.H. et al:
y Clinical Characteristics o f renovascular, 6: mento urinario se encuentran cilindros hemá-
k 700—7 0 9 ,1 9 6 5 . ticos o cilindros hialinos con inclusiones de
9
10.— Younberg, S.P.; Sheps, S.G. and Strong. C. eritrocitos o cilindros granulosos, el médico
^ G.: F ibrom uscular disease o f the renal arte­ orientará su criterio hacia el origen renal.
ries. The Medical Clinics of N o rth America.
^ 631—632, May, 1977. 4.— La sangre proveniente de la uretra an­
terior puede salir espontáneamente o tam­
*
bién con la micción ( 2).
C a p it u l o 84 PRUEBA DE LA DILUCION
& 1.— Se examina la filtración glomerular,
¡E X A M E N E S C O M P L E M E N T A R IO S
para lo cual se recoge la orina en la siguiente
Ja l alcance d el m e d ic o forma:
'general. Primera muestra: 7 1/2 A.M.
* Segunda muestra: 8 A.M.
£1.— Prueba de los tres vasos para localiza­ Tercera muestra: 8 1/2 A.M.
c i ó n de hematuria y piuría. Cuarta muestra: 9 A.M.
_2.— Prueba de la dilución. (funciona: Quinta muestra: 10 A.M.
"miento glomerular), Sexta muestra: 11 A.M.
fe
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<

CUADRO No. 84-1 i

“PRUEBA DE LOS TRES VASOS” Fig. 84-1.


i
i
Qué Examinar Cómo Examinar
<
1.— Hematuria o Piuría macroscópicas. 1.— Se ordena orinar sucesivamente i
en tres vasos transparentes, divi­
diendo la micción así: 1er. vaso: €
la del comienzo. 2 o. vaso: la del I
medio. 3er. vaso: la del final.
«
1.1: De origen Uretral. 1.1: Si la hematuria o piuría son
evidentes solamente en el primer C
vaso. i
1.2: De origen vesical 1.2: Si la hematuria o piuría i
se encuentran bien evidenciables,
C
en el 3er. vaso y solamente ras­
tros en el segundo. «
1.2: De origen más elevado en el
árbol urinario o en el riñón.
1.3: Se aprecia evidentemente
hematuria o piuría en los tres va­
a
«
sos. Es la hematuria o piuría to ­
tal. o

2.— Se inicia con el paciente en ayunas a 1.1: Retención de líquidos como aconteca»
las 7 A.M., previo vaciamiento de la vejiga en la I.C.C. o en la insuficiencia renal avanza­
mediante una micción forzada. da y en las hipertensiones portales. ^
3.— Se le hace tomar 1.500 c.c. de agua 1.2: Absorción insuficiente del agua: v d jl
(te, limonada). m ito, diarrea, obstrucciones intestinales.
4.— Se recogen seis muestras;las cuatro pri­ 2.— Si alguna de las muestras de orina es ir ^ |
meras cada media hora y las dos últimas, suficiente se la reúne con la próxima y se
cada hora. anota el particular. ^
5.— Se mide volumen y densidad de cada 3.— El volumen excretado en las 4 horéfl
una de las muestras. debe ser por lo menos el 90°/o de lo ingerifcj
6 .— Se suman todos los volúmenes. do: 1.350 c.c. J

7.— Se hace la curva de la densimetría, 4 .— Normalmente la tercera y la cuarta. ^


incluida en un cuadro cartesiano. muestra deben tener el mayor volumen y 1W
menor densidad.
APRECIACIONES SOBRE ESTA PRUEBA.
5.— Si la cantidad de líquido eliminado p<
1.— Hay contraindicaciones obvias para la la orina es mayor que el ingerido, significO
prueba: (3, 7). que cierta cantidad de agua de los espacidP!
Fig. 8 4 -1 A y B : L á m . X V II.
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vascular e intersticial se esta elimmando. 2.— No se hará ésta, es decir estará contra­
fe indicada en los casos de insuficiencia renal
6.— La densidad de las diversas muestras
Pnos demostrarán si hay hipostenuria o isos- avanzada. Así mismo cuando hayan trastor­
^tenuria o si existen las variables normales nos gastrointestinales o el enfermo esté so­
~ dentro del rango fisiológico de este paráme­ metido a dietas severas.
3 .— En la fase inicial de la Glomérulone-
t r o (1).
fritis, en la insuficiencia cardíaca y en la
P 7.- En consecuencia los datos patológicos Uremia extrarenal, la prueba puede salir nor­
p d e valor clínico serán: 1) Volumen elimina­ mal, por cuanto, aunque la filtración glo­
n d o menor que el 9 0 °/o del ingerido. 2) Re­ merular está disminuida, sin embargo la reab­
t a r d o en la eliminación: mayores volúmenes sorción tubular está indemne. (3, 5, 6, 7).
Pdesde la cuarta muestra. 3) Menor concen­
tr a c ió n es igual a menor densidad (hipos­ 4 .— Cuando existe poliuria forzosa com­
tenuria). 4) Rigidez renal: Mantenimiento pensatoria, la orina no sale muy concentrada,
Pde una densidad baja en todas las muestras. pudiendo por esta causa dar un resultado
falso positivo.
P 8 .— Por la interpretación de la densidad, en
^realidad esta prueba nos da idea de la función 5.— En la insuficiencia renal se obtiene den-
tubular, (3, 7) además de la eliminación de iidades por debajo de 1.020.
Pagua, función primaria del glomérulo. Interpretación conjunta de las pruebas
de dilución y concentración: (1,3,4,5,7,8,9).
»
^PRUEBA DE LA CONCENTRACION 1.— Buena dilución y buena concentración:
| Se examina la función tubular y para normal.
ello hay que seguir las siguiente normas: 2.— Buena dilución y mala concentración:
® l — El sujeto, sometido a la prueba, debe Insuficiencia renal incipiente.
P comer normalmente los tres días anteriores 3.— Mala dilución y mala concentración:
^ h asta el almuerzo de la víspera. Insuficiencia renal avanzada.
^ 2 . — Se prohíbe tom ar líquidos, desde el 4.— Mala dilución y buena concentración:
almuerzo de la víspera, hasta que termine Oligurias extrarrenales; fase inicial de la
™la prueba. Inclusive la cena será seca. Glomérulonefritis.
Finalmente anotamos que hay muchas
P 3 . - Se ordena orinar antes de acostarse y se
pruebas similares, de diferentes autores y
^deshecha la orina.
siempre con los mismos objetivos. Además,
j^4.— Al despertar al día siguiente, se indica hay pruebas que tratan de hacer las dos a la
orinar en un recipiente adecuado. En esta vez, como la prueba de la concentración y
^m u estra se examina el volumen y la densidad. de la dilución de Mosenthal; pero creemos
V ' ha habido la necesidad imperiosa de orinar que con las que hemos descrito, tenemos
^ d u ran te la noche, se recogerá la o las mic­ suficiente base para solventar este im portante
c i o n e s en el mismo recipiente. apoyo para el examen de la orina al pie de la
^APRECIACIONES SOBRE ESTA PRUEBA cama del paciente.
^ 1 . — Esta prueba significa un poco de disci­ B IB L IO G R A F IA
p l i n a y dedicación por parte del paciente.
1.— Bacells, A.: La Clínica y el L aboratorio.
Por esta razón habrá que motivarlo en forma T ercera edición. 214, M anuel M arín, Bar­
» eficiente. celona, 1961.
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-5 8 2 -
2.— De la Torre, A.: Sem iología R enal y U rina­
ria. Segunda edición. Tom o IV . 157—160,
Ed. Casa de la Cultura E cuatoriana, Q uito,
1955.
3.— De la Torre, A.: Sem iología R enal y Urina­
ria. Segunda edición. T om o IV. 195—216,
Ed. Casa de la C ultura E cuatoriana, Q uito,
1955.
4.— F rank, M.N.: Dreifus, L.S.: R ariek, F . y
Bellet, S.: U rinary osm olar hydropesie state
as a m easure o f renal tubular function: A
test for early renal im pairm ent. Prelim inary
report. Amer. J. Med. Sec. 233: 121, 1957.
5.— G itter, A. y Heilm eyer, L.: Pruebas funcio­
nales clínicas. T raducción de la quinta edi­
ción alemana. 46—47, El A teneo, Buenos
Aires, 1960.
6.— G uyon: Lecons cliniques sur les maladies
des voies urinaires. París, 1894.
7.— Kolm er, J.: Diagnóstico Clínico por los
análisis de L aboratorio. 144—147, Ed. Inte-
ram ericana, S.A ., México, 1963.
8.— Lubow itz, H.; Slatopolaky, E.; Shankel, S.;
Rieselbach, R .E . y Bricker, N.S.: Glom eru­
lar filtration rate determ ination in patients
w ith Chronic renal disease. J.M .A. 199: 252,
1967.
9.— Miles, B.E.; Patón, A. y D ew ardcner, H.E.: Fig. 85-2 Frasco de boca ancha.
M aximum urine concentration. B rit. Med.
refrendación fácil de efectuar, como es el de
J., 2: 901, 1954.
cintas para examen inmediato ( 11).
2.— El volumen de la muestra siempre debe
C A P IT U L O 85 ser suficiente como para poder utilizar el
densímetro. Fig. No. 85-1.
3.— La recolección de la muestra de orina
E X A M E N D E L A B O R A TO R IO debe seguir un ritual que garantice la idonei­
dad de la misma. Para ello vamos a enume­
EXAMEN DE ORINA rar ciertos requisitos:
3.1: Aseo óptimo de los genitales externos.
Vamos a estudiar uno de los exámenes
más sencillos e im portantes de la m edicina 3.2: Tener listo un frasco esterilizado que
hum ana, m ediante el cuadro 85-1 A. sea de boca ancha. Fig. 85-2.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 85-1A 3.3: Al destapar y tapar el frasco se debe
1.— Insistim os en que el exam en de orina tener cuidado de efectuar la maniobra sin
aunque sea en forma elem ental debe ser he­ topar el interior de la tapa.
cho por el practicante de la m edicina general. 3.4: Orinar y al hacerlo, dejar que caiga la
Si no se dispone de las facilidades necesarias, primera parte de la micción, para luego de
por lo m enos nos rem itim os al exam en físico esta espera, tomar el resto de la orina, sin
al pie de la cama del paciente y al uso de una esperar tampoco hasta el último. Es decir
www.medibooksnica.net63.net v‘t - 583 -
JL

CUADRO No. 85-1A

EXAMEN ELEMENTAL

Qué Examinar? Cómo Examinar?

1.— Examen Físico 1.— Se ve (inspección), se huele, se


mide la densidad y el Ph.

1.1: Volumen 1.1: Midiendo la muestra.


1.2: Aspecto. 1.2: Observando.
(transparente, turbio).
1.3: Color. 1.3: .Inspección.
1.4: Sedimento 1.4: Inspección, (escaso, abun­
dante).
1.5: PH. 1.5: Papel tornasol o cualquier
Phímetro (normalmente:
ácido, al rededor de 6).
1.6: Densidad. 1.6: Se utiliza un densímetro.
(Oscilación normal de 1.010
a 1.030).
1.7: Olor. 1.7: Oliendo, (suigéneris: h::o-
máíico o de especias).

que hay que tomar la muestra de la mitad nada. Por esta razón es buena práctica, el
^ de la micción y en forma directa, en el fras- día del examen de.orina, recoger la muestra
| co (3, 5). en el servicio del laboratorio donde se va a
| 3.5: Si se va a examinar la orina de la mujer efectuar, y obtener la seguridad de que se
hay que tener en cuenta dos contraindicacio- haga el examen en un lapso no mayor de 6
? nes; horas.

^ 3.5.1: Menstruación.
4 .— El frío o la prolongación del tiempo de
3.5.2: Secreciones que contaminen la vulva. permanencia de la orina en el recipiente, la
3.6: Para obviar esta contingencia si es pueden enturbiar.
indispensable examinar la orina, con la debi­ 5.— A la simple inspección se puede obser­
da asepsia, se puede cateterizar la vejiga para var la cuantía del sedimento, especialmente
sacar directamente la muestra, o mejor me­ los extremos, es decir si hay o no hay. De
diante punción suprapúbica. (2, 3, 9). todas maneras, se estudiará después al mi­
O croscopio.
3.7: El examen de orina debe ser hecho sin
demora (3,7), es decir, que la muestra no de­ 6 .— La relación ácido-base varía durante el
be permanecer mucho tiempo sin ser exami­ día, de acuerdo a las comidas, a la ingesta de
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- 584 -
agua, a la concentración o dilución de la albuminuria (1, 3, 8) pudiera ser o rtó static^y
orina. Cuando 110 hay esta variación normal, por esfuerzo físico, por frío, por h ip o x e m i^
existe una rigidez renal y entonces se llama a nivel de arteria renal. Por lo tanto h J H
a esta fijeza del PH: Isoidria (4). bría que descartar estas posibilidades p a r ^ |
Enumeramos el contenido del examen éntonces, sí, investigar más, en orden-a d e s ^
químico de la orina, en el cuadro 85-1B. cubrir una enfermedad renal. ™
La enfermedad glomerular con cam"
CUADRO No. 85-1B bios mínimos, cuyo mecanismo fisiopatoló^j
gico pudo conocerse gracias al m ic ro sc o p io
DATOS QUIMICOS FUNDAMENTALES electrónico, es la afección más frecuente e ™
EN EL EXAMEN DE ORINA la infancia y la que condiciona, por e s £ |
concepto, la mayor parte de los s ín d r o m e ^
1. - Glucosa
nefróticos a edad temprana. Son: la mem­
2. - Albúmina brana basal y los podocitos, los que intervie®i
3 .- Acetona nen en los cambios glomerulares que p e r £ |
4 .- Hemoglobina m iten la filtración de las proteínas de b a jo ^
peso molecuar: Albúmina y T ra n sferrin a.^
5- Bilirrubina Así es como se considera que en estos casos^l
6. - Urobilina hay una pérdida selectiva de proteínas por l a ^
7 .- Urobilinógeno orina. Si esta pérdida es de más de cinco
gramos, sobreviene el Síndrome N efróticojí!
8. - Indol pues habrá hipoproteinemia y consecuente-^p
9 .- Escatol mente, edema. Esta afección, por la causa
10. - Indicali anotada, responde muy bien a los c o r tic o s ^
teroides. £j
11. - Creati nina
Las otras enfermedades tributarias d e lf)
12. - Acido Diacético
Síndrome Nefrótico y que pierden p ro te ín a s ^
1 3 .- Proteína de Bence Jones. totales, es decir, sin selección, pueden ser d e ^
1 4 .- Melanina tratamiento más difícil. Entre las formas in -^ l
flamatorias, tenemos a la G lom erulonefritis^
1 5 .- Porfìrina
Postestreptocócica; entre las mecánicas: la
1 6 .- Nitritos Trombosis de la Vena renal; entre las t ó x i - t
cas: la Enfermedad del suero; entre l a s f |
misceláneas: Toxemia del embarazo, A m ilo i-^
dosis y Glomerulonefritis diabética. ™
CONSIDERACIONES AL CUADRO 85-1B
2.— El aparecimiento de acetona ( 1, 3, 8) t
1 .- El examen químico es realmente im­
nos pondrá sobreaviso, sobre todo si se trata £
portante para darnos una idea general de la
de un diabético. El coma está cerca, la aci- ^
economía orgánica. La glucosuria (12) será
dosis en marcha. w
la luz que guiará un diagnóstico y aún el tra­
tamiento en el coma diabético; nos avisará 3.— La hemoglobinuria está en relación c o r ^
que comienza una Diabetes Mellitus, y su la Hemoglobinemia, condición sobreviniente 0 )
paulatina desaparición nos informará que a la destrucción de glóbulos rojos, como £
vamos bien en el manejo del paciente. La acontece en ciertas anemias hemolíticas,
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- afecciones valvulares-aórticas, especialmente 10.— La Melanina ( 8 ) aparece en la orina y
en las calcificadas o en las prótesis valvula­ la pigmenta cuando hay Melanosarcoma o
res. eventualmente en enfermedades con gran des­
gaste físico. (Kolmer).
4 .— La presencia de Bilirrubina (3,8) en la
orina debe hacemos pensar en ictericias de 11.— La Porfirina (12) está presente en la
cualquier origen. Cuando la Bilirrubina ex­ orina en la Porfinuria congènita y en muchas
cede del umbral de 1.6 mg. x 100 c.c. co­ enfermedades tales como el Hodkin ( 8 , 12),
mienza a presentarse en la orina. Al agitar anemias hemolíticas y aún en el alcoholismo
la orina puede observarse espuma de color agudo.
amarillento. 1 2 .- Los N itritos ( 8) son cualitativamente
5.— El urobilinógeno (1, 8 ,1 0 ) aumenta en evidenciados en la orina cuando hay infec­
la I.C., Mononucleosis infecciosa; pero dismi­ ciones bacterianas que los producen. Por lo
nuye en las ictericias obstructivas. tanto Bacteriuria con Nitrituria es una duple-
6 .— La presencia de Indol, Escatol e Indicán ta que indica infección segura en las vías uri­
( 8) se correlaciona con procesos de putre­ narias.
facción de proteínas intestinales, dependien­ Los principales elementos del sedimen­
tes de excesos en la dieta con un aumento del to urinario encontraremos en el cuadro
consumo de proteínas; o de infecciones, co­ No. 85-2.
mo la Fiebre Tifoidea, por ejemplo.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 85:2
7.— La Creatinina (12) aumenta en la orina 1.— La cristaluria puede manifestarse con
cuando hay procesos consuntivos, catabolis­ aumento de alguno o de algunos de los mi­
mo aum entado, esfuerzo físico agotador. nerales térreos o alcalinotérreos que por in­
En cambio disminuye cuando hay insuficien­ gesta o eliminación interna salgan por el
cia renal. emuntorio renal. Así mismo, los diférentes
8.— El ácido Diacético o acetil-acético, así ácidos orgánicos como el oxálico y el úrico
como el ácido beta hidroxibutírico constitu­ salen en calidad de tales o más bien, confor­
yen con la acetona, los llamados cuerpos mando sales como son los uratos y oxalatos.
cetónicos y su presencia indica la exagerada En igual forma, lo hacen, el ácido fosfórico y
acumulación de los mismos. los fosfatos.
Lo im portante de la cristaluria es la
9.— La presencia de proteína de Bence Jo ­
precipitación en las vías urinarias y la confor­
nes ( 1, 6 , 8) implica la presunción de que
mación de cálculos ( 1, 8), sea por la poca
haya Mieloma Múltiple, el cual en un 50°/o,
solubilidad de los compuesto o por reten­
la produce. Algunos autores distinguen en­
ción urinaria a diferentes niveles. Tenemos
tre falsa y genuina proteína de Bence Jones
también que tomar en cuenta a las substan­
( 8) (Kolmer—55) y sugieren que la falsa pue­
de indicar infección en vías urinarias. En to­ cias medicamentosas que cristalizan fácilmen­
te; tal es el caso de las Sulfas (cual m ás,
do caso esta proteína de bajo peso molecular
constituida por cadenas ligeras de inmuno- cual menos).
^ globulina (Cecil), traspasa el epitelio glome­ 2.— Las células de descamación epitelial
rular fácilmente y puede originarse además no constituyen un dato patológico a menos
cuando hay intensa afectación de la médula que su cantidad (Ver fórmula de Addis) (3)
ó se a(l). (Bacells)-30). o su estructura degenerada así lo indiquen.
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- 586 -
ria y cilindruria, todas estas pasajeras. A este
conjunto de signos ordinarios de esfuerzo se
CUADRO No. 85-2
ha denominado: “ Seudonefritis atlética” ( 8).
“EXAMEN MICROSCOPICO (Kolmer). De acuerdo a la edad, la hematu­
DEL SEDIMENTO” ria microscópica nos puede sugerir diferentes
entidades nosológicas:
1 Cristales.
5—10 años Cistitis
2.— Células epiteliales.
11—40 años Nefritis (Pielonefritis—Glome-
3.— Leucocitos. ruloneritis).
4.— Piocitos. 41—60 años Ca. de vejiga, Uréter o en el
5.— Hematíes. hombre exclusivamente: Ca.
de Próstata.
6 .— Otras células.
5.—. Otras células. Nos referimos a que se
7.— Cilindros:
puede hacer citología para evidenciar el ori­
7.1: Hialinos. gen de la exfoliación exagerada o establecer
7.2: Epiteliales la presencia de células neoplásicas. (Papani­
colaou).
7.3: Granulosos
7.4: Hemáticos .6 .— Los cilindros son acúmulos de albúmi­
na (hialinos) a los que eventualmente se
7.5: Céreos
agregan células o restos celulares'(epiteliales);
8 .— Microorganismos. o, granulos del citoplasma de las células
8.1: Hongos. deshechas (granulosos); o.erjtrocitos (hemá­
ticos); o con células grasosas, producto de la
8.2: Bacterias.
degeneración grasa (céreos o grasos).
8.3: Parásitos.
La presencia de cilindros hialinos, si
es escasa u ocasional no tiene importancia. (
S í la tiene, si hay abundancia de los mismos
3.— Los leucocitos en poca cantidad no in­ y presencia de los otros ya enumerados. Ver
dican infección; fórmula de Addis. i
4.— Pero si su cantidad es mayor (Ver fór­ 7.— Bacterias. (3, 5, 9) Este es un punto i
mula de Addis) (3) constituyen la Piuría, controvertible en el examen microscópico de
(4, 8 , 12) que nos informa de una infección. orinas, pues cuando la muestra no ha sido
Si la orina es francamente purulenta, es pro­ recogida con la asepcia debida (ya descrita) o I
bable que se haya abierto un absceso en las existen contaminaciones de cualquier género ^
vías urinarias; y, la presencia de Hematíes (menstruación, secreciones), no nos brinda
en este examen es un indicador de Hematu­ la seguridad diagnóstica que necesitamos en" (
ria. (1, 3, 8). Si se descarta la contamina­ este aspecto. Además, tenemos que evitar el ^
ción, estamos obligados a indicar la causa de margen de error de laboratorio. De estas du­
esta anomalía. Tenemos que tom ar en cuen­ das y de la probabilidad de falla humana ha^-j
ta que el ejercicio fuerte, como el fútbol, nacido el pedido del examen seriado de orí-
por ejemplo, puede producir hematurias mi­ na, donde a fuerza de repetir el examen 3 —5
croscópicas y aún acompañarse de proteinu­ veces, creemos en la idoneidad del resultado. ’
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■g._ Los hongos (1, 8, 9) al igual que las 2— Bagley, R. y Litle, P.: B rit, Med. J., 1:
2 9 3 ,1 9 6 9 .
©bacterias, deben ser debidamente reconoci­
d o s en el exam en de orina. 3.— Brady, L .H .;Salladay, J.R . y Arxnbruster, K.:
Análisis de orina y sedim ento urinario. C lí­
jñk9. - Parásitos (1, 8). No es habitual en nicas Médicas de N orteam érica. 243—265
E nero, 1971.
nuestro medio encontrarlos, pero sabemos 'de
P casos en Venezuela. Si se han encontrado 4.— De la Torre, A.: Sem iología R enal y U rina—
ria. IV tom o. Segunda edición. 63—64,
a parásitos de origen intestinal es seguro que Ed. Casa de la Cultura E cuatoriana, Q uito,
[T hubo contaminación en la muestra. 1955.
B
Los parásitos propios de las vías urina- 5.— G adeholt, H.: A cta Med. Scandinav., 183:
49, 1968.
P rias y del riñón son: Echinococcus granulosus
£ (Quiste hidatídico); microfilirias de la Wu- 6.— Jacobson, B. M. y Milner, L. R .: D etec—
tion of urinary Bence Jones p ro tein , Am. J.
a cheria Bancrofti; huevos del gusano del riñón Clin. Path. 14: 138, 1944.
" (Diocytophyma renale y Schistosoma hem a- 7.— Kolm er, J.: Diagnóstico C línico p o r los
P tobium). Exám enes de L aboratorio. T ercera edición.
66, Interam ericana S.A. M éxico, 1963.
lU rocultivo
8.— Kolm er, J.: Diagnóstico C línico por los
^ Una vez que el médico se orientó con Exám enes de L aboratorio. T ercera edición.
44—74, Interam ericana, S..A., M éxico, 1963.
- el examen microscópico del sedimento y en-
"c o n tró hongos o bacterias tiene que pedir 9— Litle, P.J.: L ancet, 1: 1 .1 4 9 ,1 9 6 2 .

& cultivo de la orina y antibiograma, si amerita 10.— Luetscher, J.A ., Jr.; Piel C.F. y Curtis, R .
N.: The nefrotic Syndrom e, J. C hronic Dis.,
el resultado. Si la orina no tiene bacterias, 1, 442, 1.955.
pero la historia clínica nos sugiere tuberculo-
11.— Oliver, G.: L ondon, 1.885. (Uso d-.: U.-.:u;
^ sis renal, pediremos seriados de orina inves­ de papel para exam en de orina).
tig a n d o Bacilo de Koch. Si persiste la duda, 12.— Pillay, V.: Pruebas clínicas da la t'unclón
se pedirá cultivo para investigar B.K. y aún renal. Clínicas Médicas c’ e Nortcajnéiic.í..
™se puede efectuar la prueba de inoculación al 231—240, Enero de 1971.

^ cobayo. 13.— R osem blum , L.A. y JolLife, N.: P orphynu—


ria in Pellagra, Am. J.M . Se., 199: 853,
| El antibiograma (2, 3 ,9 ) que se realiza 1941.
^ en el caso de que el cultivo sea positivo y 14.— Zernichi, F.: R oy. A strom . Soc. M.N.
tenga más de 100.000 colonias, es cuestiona- 94: 337, 1934.
) ble en cuanto las pruebas in vitro no tienen
^ el mismo resultado in vivo. Sin embargo este
C A P IT U L O 86
examen pedido e interpretado con buen cri-
^ terio vuelve exitoso el tratamiento. Las bac-
| terias que usualmente infectan las vías urina- P R U E B A S F U N C IO N A L E S Y
. rias son: Escherichia Coli, Estreptococos, D E A D D IS
Estafilococos, Proteus Vulgaris. Bacilo Pio-
PRUEBA (RECUENTO) DE ADDIS
( 1, 2 , 6 , 10, 1 1 ,1 2 ,1 8 ,2 1 ).
B IB L IO G R A F IA 1.— Obtención de la orina para la cuenta.
1.1: Obtener un frasco esterilizado de boca
1.— Bacells, A.: La Clínica y el L aboratorio. ancha.
Tercera edición. 3—47, Ed. Manuel M arín,
Barcelona, 1961. 1.2: Instrucción al paciente para que tome
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un desayuno a base de una taza de té, 1 .- Según el Dr. Arsenio de la Torre, po­
café o leche pura sin ningún otro líquido dríamos cambiar desde el punto 1.4 y conse­
adicional. guiríamos obviar dificultades en la recolec­
Pueden permitirse otros alimentos, pero ción de la muestra de las 12 horas, así como
no frutas, (almuerzo o merienda sin líqui­ también conseguiríamos una mejor concen­
tración. Las variantes quedan así: ( 11).
dos).
1.3: A las 6 p.m. se debe vaciar completa­ 1.1: Desde las 6 p.m. hasta las 6 a.m. del
mente la vejiga y descartar la orina. día siguiente, se coge la orina de todas las
micciones en el mismo frasco. Se mide el
1.4: A las 9 p.m. se recoge la orina, procu­ volumen de la muestra.
rando que se vacíe completamente la vejiga.
Se guarda la muestra. Se insiste en que la 1.2: Con una pipeta se toma 10 c.c., los
mujer debe ser cateterizada. cuales se centrifugan a 1.500 revoluciones
por minuto durante 10 minutos.
1.5: El paciente se acuesta y procura no ori­
nar hasta la mañana siguiente. (8 a.m.). A 1.3: De los 10 c.c., se deshechan 9 c.c. que
esta hora se recoge nuevamente la orina en sobranadan y se deja para estudio, solamente
el frasco, el mismo que se envía inmediata­ el centímetro cúbico restante.
mente al laboratorio. 1.4: El laboratorista correlacionará el vo­
1.6: Si la orina es alcalina o tiene densidad lumen de la cámara, el número de los elemen­
menor a 1.010 , la muestra es inaceptable y tos encontrados y el volumen urinario de las
será rechazada. 12 horas, como dice el cuadro No. 86-1.
Consideraciones a la prueba de Addis
OBSERVACIONES A LA FOi . DE
descrita por el autor ( 1 ,2 ), (1926) comen­
ADDIS
tada por Mamillan (1.948) y referida por
Kolmer (18) en 1963. 1.— Según Litle (21) y Kolmer (18), la ori­

CUADRO No. 86-1

FORMULA DE ADDIS NORMAL

Adultos Promedio Mínimo Máximo


Cilindros 1.000 0 5.000
Hematíes 70.000 0 420.000
Leucocitos y células
epiteliales 320.000 30.000 1.800.000

Niños
Cilindros hialinos 1.000 0 12.000
Hematíes 15.000 0 130.000
Células epiteliales 320.000 9.000 2.800.000
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na de los niños da normalmente un número tino decrecimiento de las cifras, hasta bajar
mayor de cilindros, pero un número menor más aún que las tasas normales.
de leucocitos, eritrocitos y células epiteliales. EL EXAMEN DE SANGRE EN LAS PRUEBAS
2.— Las cifras que anotamos en la fórmula RENALES
han sido redondeadas, pues las que constan 1 La biometría hemática y el contaje glo­
en los libros de diferentes autores, varían bular nos servirán para refrendar muchas su­
levemente y tal parece que en un contco gerencias clínicas. Tal es el caso de la anemia
estimativo no se pueden dar guarismos exac­ ferropriva en la Glomerulonefritis, la fórmula
tos. Es más, recomendamos con Jiménez leucocitoria desviada a la izquierda en las
Díaz ( 6), las siguientes cifras promediales infecciones.
para guardarlas en la memoria:
2.— La dosificación de proteínas parciales
Cilindros: 5.000 (24) y totales nos informará de una hipoal-
Eritrocitos: 200.000 buminemia, hecho que sobreviene luego de
Leucocitos: 400.000 la pertinaz proteosuria.
De todas maneras, las cifras que cons­ 3.— De la química sanguínea (23) extrae­
tan en el cuadro No. 86-1 constituyen una remos valiosos datos, sea positivos o negati­
referencia de consulta, especialmente, en lo vos, que guiarán el criterio sobre el estado
que se refiere al mínimo y al máximo. de las funciones renales. Entre estos sobresa­
SIGNIFICACION CLINICA DE LA FORMULA len los dosajes de Urea, Creatinina, Nitróge­
DE ADDIS (7, 8). no total no proteico, Colesterol, Cloro, So­
Nefritis Apa.]'!: Aumento casi exclusivo de dio y Potasio. Merecen especial relieve la
creatinina, el colesterol y los electrolitos.
hematíes, aunque también va a haber aumen­
La creatinina, porque la retención de la mis­
to de cilindros hemáticos, granulosos y célu­
las epiteliales renales. ma nos informa de la pérdida o disminución
importante de la filtración renal. El coleste­
Nefritis Crónica: No existe o se ha reducido rol, porque éste sube así como suben todos
la microhematuria. Si hay aumento de los los lípidos, especialmente en el síndrome
cilindros y células epiteliales anchas en los Nefrótico. Mientras el Na. y el Cl. bajan en
casos avanzados. las “nefritis que pierden sal” , el K. sube por
Nefritis Latente: (En período de mejoría). falta de excreción a nivel tubular.
Persiste el aumento de los eritrocitos aunque
PRUEBAS FUNCIONALES
la m ejoría clínica es evidente y el simple exa­
men del sedimento es normal. En realidad, las pruebas de Dilución y
Concentración (7, 12) son también pruebas
Síndrom e Nefrótico: No hay aumento de
funcionales, pero hemos preferido referirnos
hematíes; en cambio si lo hay, de cilindros de
a ellas como exámenes que hemos llamado
todos los tipos y aún hay acúmulos de grasa “ al pie de la cama del paciente” , por el poco
birrefringente. instrumental que se requiere y porque es el
Pielonefritis.— Abundan los leucocitos. médico practicante de la medicina general
Cuando los procesos renales avanzan el que tiene que realizarlas y no el laborato—
hacia la esclerosis, el sedimento disminuye rista.
notablem ente y si se ha hecho seguimiento Bien; además, describiremos brevemen­
mediante esta prueba, observaremos el paula­ te las pruebas funcionales que se hacen
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- 590 -
habitualmentc en nuestros laboratorios y que tancia que reviste esta prueba radica en el
cubren la necesidad exploratoria del clínico. hecho de que disminuye francamente en la
Glomerulonefritis crónica, pero no en la
1.— Prueba de la depuración de la Creati­
aguda. ’
na-endógena (23). Esencialmente es una
prueba de la filtración glómerular por cuan­ 5.— Reacción Xantoproteica. (7). Sirve
to se elimina en casi su totalidad por el glo- para detectar la existencia de ácidos aromá­
mérulo. La pequeña proporción que se eli­ ticos (Fenol, Cresol, Indol) en la sangre. Se
mina por excreción tubular es despreciable mide en unidades Becher, las cuales no deben
y si se quiere^se la puede bloquear con el pasar de 25.
ácido paraaminohipúrico. Así mismo, como la anterior prueba es
Las cifras normales de la depuración significativa para la diferenciación entre in­
de la creatinina endógena oscilan en los suficiencia renal crónica, dependiente de
términos medios de 140 ml/min. para hom­ Glomerulonefritis crónica o Esclerosis renal,
bres y 135 ml./min. para mujeres. Un valor donde se presentan cifras elevadas de uni­
por debajo de 80 ml./min. en hombres y por dad Becher; no así en la Glomerulonefritis
debajo de 60 ml./min. en mujeres, se consi­ aguda, en la que los valores son normales, es
dera francamente anormal. decir menores a 25 unidades Becher.
Por igual, pueden servirnos de prueba 6 .— Prueba de la Fenolsulfonftaleína.
de la filtración glómerular, el aclaramiento (7 ,1 8 ,2 3 ).
de la inulina, del hiposulfito de Sodio y del
Es una prueba grosera de eliminación,
Manitol. Habitualmente nuestros laborato­
poro que eventualmente puede realizársela
rios no las hacen. a nivel de consultorio, con el colorímetro de
2.— Prueba para determinar la secreción Dunning. E a éste, la cifra normal debe ser
tubular máxima. Se mide con la depura­ más de 33°/o del colorante inyectado.
ción o aclaramiento del pataaminohipura- (Kolmer y Bacells).
to sódico. Cifras normales: 70 a 80 mg. Existen muchas otras pruebas que se
por minuto. hacen en la orina y que constituyen pruebas
3.— Prueba para determinar la reabsorción para medir funciones de otros sistemas o
tubular máxima. de otros órganos. Así tenemos entre otras:

Se mide el aclaramiento de la Glucosa 1.— Dosificación de catecolaminas en orina


siempre que no sobrepase el dintel renal de 24 horas.
normal, pues una vez que se la conozca, se 2.— Dosificación de los 17—Hidroxicorti-
podrá inferir la cantidad reabsorbida en la coides.
unidad de tiempo. La cifra de reabsorción
3.— Dosificación de los 17—Cetosteroides.
normal es de 350 a 375 mg. por minuto.
4 .— G onadotropina coriónica.
4.— Prueba para medir el flujo plasmático
renal. (12) Se emplea el aclaramiento del 5.— Gonadotropinas pituitarias.
Pa.raaminohipurato sódico, puesto que el EXAMENES COMPLEMENTARIOS CON
plasma que pasa por el riñón es “ descargado”
en su totalidad, tanto por filtración como RX.
por secreción. Las cifras normales oscilan 1 .- RADIOGRAFIA. SIMPLE DE ABDOMEN
entre 550 y 650 c.c. por minuto. La impor­ (4 ,5 , 1 1 ,2 9 ,3 1 ).
F www.medibooksnica.net63.net - 591 -
^ Puede ser un examen de emergencia,
I en cuyo caso, como es natural, no hay nin-
^ guna preparación. En caso de que el examen
propuesto sea electivo, debe prepararse al
^ paciente con medidas que son habituales
) para poder ver mejor los órganos retrope-
ritoneales y que por lo tanto tienen intestino
delgado y grueso por delante. En general,
I estas medidas se reducen a vaciar el conte-
I nido intestinal y a eliminar la presencia de
gases en el mismo. Usualmente se indica:
1 dieta de la víspera pobre en residuos, estar Fig. 86-2 fl R adiografía simple de abdom en,
dem ostrando. Cálculos r a d io -
en ayunas el día del examen, uno o dos la­ opacos.
vados intestinales, laxantes por contacto.
Es conveniente que el clínico supervigile el
cumplimiento de estas órdenes, que comun­
mente las da el radiólogo, pues de no cum­
plirlas, vamos a obtener una mala radiografía
con gasto impune de tiempo y dinero.
En la radiografía simple de abdom en,
en lo que respecta a riñón y vías urinarias
hemos de tratar de leer lo siguiente:

1.1: Músculos Psoas (Deben verse perfecta­


mente bien en una. radio grafía, producto de
una buena técnica).
1.2: Sombras renales: posición, tamaño,
forma. Elementos extraños, como cálcu­
los radioopacos, calcificaciones como se­
cuelas de procesos inflamatorios crónicos
(TB, parásitos).
Fig. 86-2B Cálculo gigante en la vejiga.
1.3: Cálculos radiopacos en Pelvis, uréteres,
vejiga, uretra. Fig. 86-2A y 86-2B. ción de Urea y Creatinina están tan elevadas
que vuelven improcedente el urograma excre­
1.4: Cuerpos extraños radiopacos introduci­
tor, porque simplemente, no va a salir. Sin
dos en la uretra y que pueden llegar, inclusive
embargo, en casos limítrofes, se puede pedir:
a la vejiga.
Urografía descendente al goteo, pues la insu­
2 . - UROGRAFIA DESCENDENTE (4,29,31). ficiencia de la filtración renal se contraresta
Fig. No. 86-3. con la introducción del medio radiopaco con
Constituye una prueba excelente de la lentitud apropiada que la administra el go­
eliminación y de depuración renal, que no teo en la venoclisis.
se la debe pedir, cuando otras pruebas más Si no se ha hecho una radiografía sim­
sencillas y menos costosas, como la dosifica- ple de abdomen, cuando se verifica esta
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-5 9 2

Fig. 86-3 Serie de radiografías ordenadas


e n función de tiem po, desde la
inyección de substancia opaca.
prueba, se la debe tomar al comienzo de la uretra, selectivamente, se pedirá en concreto
misma y luego se inyectará la substancia ese estudio y el radiólogo lo hará mediante
de contraste yodada, previa prueba de sensi­ sondaje, por medio del cual introducirá el
bilidad al yodo, para no producir episodios contraste directamente a la vejiga. En este
de intolerancia que pueden ser muy graves. caso, especialmente cuando se desee contras­
Usualmente las radiografías que se toman, tar tumores vesicales, se pedirá la técnica del
luego de inyectada la substancia de contras­ doble contraste, donde también se utiliza
te, deben ser a los 5 minutos, a los 10 y a los aire u 02, que se insufla luego de que ha sa­
20 minutos. Eventualmente, en caso de re­ lido el medio de contraste radiopaco.
tardo en la eliminación, se pueden tomar
otras radiografías más tardías, de acuerdo a 3 .- ARTERIOGRAFIA RENAL (14, 17,27)
lo que el transcurso del examen vaya sugi­ Fig. No. 864.
riendo. Finalmente, se tomarán radiografías Este es un método muy valioso que,^
de la vejiga y del paso de la substancia de debe ser utilizado cuando el clínico sospeche
contraste por las vías urinarias. Cuando se de hipertensión renovascular o de tumor re­
desee estudiar radiológicamente la vejiga y la nal.
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Fig. 86-6 Renogram a


,C ortesía del Dr. Francisco Vallejo.

costoso, que nos proporciona cortes tomo-


gráficos de los órganos y de los sectores de
Fig. 86-4 A rteriografía renal.
órganos en estudio.
C ortesía del Dr. F ernando Naranjo.
3 . - ECO.- (20, 28, 30). Sirve especialmen­
La técnica esencialmente consiste en la te para diferenciar líquido y sólido en masas
arteriopunción femoral con instrumental ade­ ocupativas. Fig. 86-8 .
cuado, para introducir un catéter, el mismo,
que bajo vigilancia roetgenológica (video), se
introducirá primero en una y luego en la
otra arteria renal. En cada una de ellas se
introducirá substancia de contraste y se
harán las tomas radiológicas que con los
métodos modernos, puede ser con cineangio.
Se constatará entonces la o las estenosis de
la arteria renal o de una de sus ramas. F ia. 86-8 Eco.
4 .— UROGRAFIA RETROGRADA O ASCEN­ C ortesía del Prof. Dr. Juan Garcés.
DENTE. 4 .- BIOPSIA RENAL. (1 5 ,1 6 ,2 5 ).
Es una técnica que solamente está La tom a de la pieza de biopsia, aunque
a criterio y en manos del especialista. Pre­ es un poco más complicada que la toma de la
senta preciosas imágenes anatómicas de ri­ muestra para biopsia hepática, sin embargo
ñón y vías urinarias. utiliza prácticamente el mismo instrumental.
OTROS EXAMENES COMPLEMENTARIOS Debe estar en manos del especialista porque
la región contiene órganos que fácilmente
1 - RENOGRAMA ISOTOPICO (9 ,1 7 ,3 0 ). pueden lesionarse y además puede haber
Dentro de las técnicas de imagenología es complicaciones adicionales.
una prueba importante para demostrarnos
zonas ocupativas dentro del parénquima, Es un examen que daría el diagnóstico
masas tumorales, condiciones anatómicas y exacto y se utiliza especialmente en caso de
funcionales. Fig. No. 86-6 . sospecha de tumores y en afecciones del co­
lágeno cuando se quiere investigar el compro­
> 2 - TOMOGRAFIAAXIALCOMPUTARIZADA miso renal; verbigratia: (L.E.S. o P.A.N.). Lu­
(30). pus eritematoso sistèmico o Poliarteritis No­
1 Método sumamente valioso y a la vez, dosa.
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5 .- CISTOSCOPIA. (3 ,1 3 ,1 9 , 22,26).
Se requiere instrumental especial y de­
be estar solamente en manos del especialista.
Contrariamente a lo que se puede creer,
aunque sus aplicaciones se han ampliado y
sofisticado, fue una técnica utilizada por
nuestros abuelos. Fig. 86-9 y 86-10.

Fig. 86-10 Cistoscopios m odernos.


C ortesía del Prof. Dr. Clem ente Carrillo.
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27.— Stew art, B .H .;D ustan, H.P.; Kisex, W.S., e ta l:
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Diagnóstico p o r m edio de ultrasonido. T ri­
b una Médica, T om o V I, N o. 10: 3 -^t, 1980. Es debida a hipovolem ia, que disminxv
29.— Teplieck—Haskin: Litiasis. Diagnóstico ra- ye la-piegjón de. filtración. Se presenta en
dilógico. Segunda edición. 658—661, Nue­ h em orragiaa._prO-Cesos de-deshidrfltar.inn o de
va editorial Interam ericana, México, 1972.
p é rdida_de .plasma y en los,SJiocks de cual­
30.— V iam onte, M. Jr.: Im agenología. Rassegna.
quier origen.
2: 4, 1980.
31.— Zech, P. y Labeuw, M.: Litiasis renal en el Hay colapsDjárculaíaüo, hemoconcen-
adulto. T ribuna Médica. Tom o III, No. 7: tiaci.ói>, j^tejjsióxL_de_^SiiilÍQ y .agua a_niv.el
2—13, 1979.
JSüñJ, Ja_ori.na^s_jnu.y_c on cen tta da y por lo
general no hay. sp.riimp.ntn El Nitrógeno
C A P IT U L O 8 7 ureico y la_Iiiea, si bien al comienzo no
suben, luego se_£levan. Si el déficit circula­
torio no se repone, puede sobrevenir la
SINDROMES Y D E S T R E Z A S lesión renal.
Insuficiencia-R«nal Aguda,
En esencia tenemos solamente el SI3-
^ DROME.-NEERDXICO (5), pero pudiéramos a-
trevernos a proponer que se agregue un sín­ fxona.
drome nefrítico cuando predomine en el Puede sobrevenir por diferentes causas,
CUadrO clínico la h^juptnriq y la hi_p£j±an- algunas de las cu\les vamos a nombrar:
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- 596 -
1.1: Procesos renales terminales: ..Olnmé- tanto .aXLuria, que a veces alterna con poliuria
rulonefritis aguda. Piclonefritis. masiva^ (Se destapa). Se averiguará el ante­
1. 2 : Xaponamientp, pQLpxe.cipilaráñn de cedente de cólicos renales. El tratamiento es
Uratos,_f!aIcio, _proteínas„del_Mie.lo.ma. y de emergente y si por alguna razón se prolonga
ünlfas. este estado de cosas, sobrevendrá fatalmente
la verdadera insuficiencia renal.
1.3: Depósito-de -Hemoglobina JVfiüglo-
bina. INSUFICIENCIA RENAL CRONICA (9, 11).
1.4: _lsjquemia_imindajia_a_cjrc_ulaciójn La nobleza del riñón mantiene un es­
jenaLdeüciente. tatus funcional tolerable cuando la capacidad
1.5: j^cción. tóxica jde^ciextas-drogas, co­
mo : Kanamlcina, Quinina. Sullas, Gentami- si la pérdidaJlega al 9 7 % y al 9 9 ° /o. aún
¿dna; de ciertos venenos, como: Mercurio, puede permitir un cierto tipo de vida bastan­
te restringido.
lenglicol,- Bismuto; medios de contraste y Acontece que los mecanismos homeos-
toxinas por mordedura de culebra. táticos y la posibilidad de suplir defectos
La orina nos dá el diagnóstico, pues el funcionales acredita la hipótesis de la “Ne-
sedimento es rico en células tubulares, ci­ frona intacta” , mediante la cual se sostiene
lindros granulosos, hematíes y leucocitos. que la función se mantiene a favor de ne-
El proceso se inicia con oliguria que luego fronas sobrevivientes. (Cecil).
puede pasar a un “ despeño diureico” . El Ni­ Susci afámente nos refererimos, a conti­
trógeno ureico, la urer> y la creatinina suben y nuación, a la diversidad de síntomas que
sobreviene acidosis metabòlica. pueden apruecer en más o en menos, durante
No escapará al lector la importancia vi­ el largo proceso de la insuficiencia renal
tal que tiene el diagnóstico acertado para crónica.
imponer un tratam iento oportuno. La fase
2. 1:__RigjL— Prurito,-.melanodermia^-epider-
oligúrica, puede durar una-dos semanas; igual
jnis..seca,_esc^mosg,Jbxiiei^.emejite_infexlar
mente, la fase poliúrica puede durar una o
da, con procesos exantematosos y eritema-
dos semanas, después de lo cual se inicia la
tpsojs. Fig. 87-1.
fase de recuperación, donde solamente persis­
te la nicturia y la poliuria en m enor escala. 2.2: XuJbjqudigesím).: Boca seca, sabor me-
táhco,_-olor _a=.orinas^_jiáuseas_ .y—vóm ito;
En esta fase, la filtración renal se reali­
eveníualmeá.te._diarreas, hem at emesis. mele-
za en un 70 u 80°/o y si las cosas marchan
nas.
bien, en el lapso de dos años puede haber una
recuperación ad-integrum. 2.3: .Nutrición: La.dfí.sn.uiriciári produce en
los—niños—el jietenim ie n to _.deL desarrollo.
Insuficiencia aguda Postrenal. (2, 3).
Hay-cahellcLS eco-disperso y sin brillo.
Es debida a la ohstruc£iójo_deJas_yias
2.4: .Sislm a.-endocrino: La pnhertad se
.urinarias.
Sobreviene casi exclusivamente por retrasa; laJiíbido-yJa-potencia-dism inuyen,
.afe£CÍo.n£s_urológicas, especialmente: tum or la,.ovuIación. se suspende.yi.en la mujer..puede
sob revenir-am enorrea sp.r.iinriariq.
j¿era,.ügadura-deJos_uréleres. Es un tapona- 2.5: .Cardiovascular: -Hipertensión arterial
miento_de_las_jvj as -urinarias; habrá por lo en _más _de.,.80g/o-deJos-pacientes. Edema
Fig. 87-1: Lám. X V II.
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sistèmico ..que. Tenesmo Pérdida de la fu e r-
W aeii 0ticii_ylJapfiiijlieiite._deJaJ.CX, Edema Coluria ma- za ^ c^orro urinario
^A^glld-0_T1^_Pulm ón p o r..L -C ..I. Pericarditis croscópica Goteo a] fínal dg ^
pQH_doloiJL[ií£ns.o, ...frote y eventualmente,
taponamiento. Aunque no es admitida Globo vesical de + micción,
unánimemente, se habla de una miocarditis a + + 4- 4- Próstata aumentada,
urèmica. Pueden haber trastornos de la con­ dura, dolorosa.
ducción y arritmias activas.
EXAMENES AL PIE DE LA CAMA DEL
2.6: Anemia: SiempreJiay~anemia. (Dismi- PACIENTE:
P nución de la Eritropoyetina) ( 8).
Prueba de los tres vasos
2.7: N e u ro p a tí a - p e r i férica : sensación de
Prueba de la Dilución.
hormigueja_y„quemadura. en las extremida­
des ,Jaipoe^sia-aiiM _esia^£iidmteJhipoix£.- Prueba de la Concentración.
flexLa-.arreIle.xia. Examem complementario! indispen­
2.8: Miopatías: marcha anormal, debilL- sable : elemental y microscópico de orinas.
dad_tuusculaiLjmaniiìesta, atrofia -ligera* Ca-
lamhres._Saltos_musculares,-hipo. EXAMENES COMPLEMENTARIOS IMPORTAN­
TES: (1 ,6 ,1 0 ).
2.9: Otros: Eaíiga_física,y_meuiaL_Xfliir
^ vulsiones._‘10josj:oj.Qs” . Biomctría hemática y los siguientes
I UREMIA..-- (1 1 ,1 3 ). Es un término que se exámenes de sangre:
| diluye entre las descripciones de la insufi­ Urea
ciencia renal; pero que lo vamos a definir Creatinina
como la-e±apaj£xminal. de la misma y que se
contiene en la siguiente sintomatologia: Colesterol
náusea, vòmito, cefalea^é-r-tigor-somnolen- Electrolitos
cia, coma, convulsiones, olor urinoso_del a- Pruebas funcionales.-
Depuración de la Creatinina ( Filtración
Pre domina alguna de las siguientes for­
endógena glomerular)
mas de presentación: cerebral, gastrointes­
tinal y respiratoria. Depuración del Paraminohi- 1. (Flujo Plas-
purato sódico mático renal).

RESUMEN DE LA SINTOMATOLOGIA 2. ( Secreción


RENAL Y DE VIAS URINARIAS. tubular máxi­
ma).
D olorJum bar jerin eal.o jh ip o g ástrico .
Oliguria Polaquiuria Aclaramiento de la Glucosa (Reabsorción
tubular máxi­
Poliuria Nicturia ma).
\ Enuresis Hematuria - Macros-
| Piuría - Macros- cópica Reacción Xantoprotéica (Detecta la exis
5 cópica Hipertensión - arte- tencia de ácidos
aromáticos: Fe-
Edema rial
nol-Cresol-In-
Disuria Urgencia dol).
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Prueba de la Fenolsulfonf- (Prueba grose-
taleína. ra de elimina­
ción).
DESTREZAS
SONDAJE VESICAL (2, 7,12).
Instrumental Fig. 87-2
1.— Equipo esterilizado. (Charol).
1.1: Toalla para secarse las manos. Fie. 87-2 Charol Dara sondaje vesical.
C ortesía del Prof. Dr. José D urán Lucio.
1.2: Campo de ojos. 6 .— Se pone el campo de ojos, dejando li­
1.3: Un juego de jeringuillas de diferen­ bre solamente la zona que se necesita.
tes calibres. (Jeringas de 10, de 20 7 .- Se toma el pene con una mano y se
y de 50 c.c.). expone el meato, o si se trata de una mujer
1.4: gasas. se separan los labios mayores y se deja al des­
2.— Sondas esterilizadas de diferentes ca­ cubierto el meato urinario.
libres. 8.— Un ayudante pone el lubricante en el
2.1: Sondas de Nelatón. meato y en una gasa que para el efecto se
deja en el charol.
2.2: Sondas de Foley.
9.— Se escoge una sonda de calibre apropia­
3.— Guantes estériles.
do y se la lubrica con una gasa. La sonda
4.— Lubricante. se enrrolla de tal manera que la punta quede
entre el índice y el pulgar y el resto, enrrolla-
TECNICA DE SONDAJE da, dentro de la mano.
1.— Limpieza (antisepsia), con agua y ja­ 10.— Se introduce la punta de la sonda en el
b o n e e vulva o pene y sus alrededores. meato y con movimientos sucesivos, se la
2.— Asepsia de manos y codos: lavarse con empuja suavemente. En el varón es proba­
agua y jabón. Se debe utilizar cepillo. ble que se sienta en el trayecto, un obstáculo,
que es la próstata, al sobrepasar el cual, se
3.— Un ayudante abre o destapa el equipo.
llega a la vejiga. Inmediatamente sale orina,
El practicante con las manos levantadas y
a veces a presión, para evitar lo cual, se
los dedos separados, se seca con la toalla es­
ocluye levemente la parte posterior de la
téril.
sonda.
4.— Se saca de entre la guantera una gasa o
11.— Si no pasa la sonda del calibre elegido,
torunda de algodón conteniendo talco y se
se probará con otras de calibres menores o se
talquea las manos con el objeto de que en­
reportará inmediatamente al urólogo para
tren los guantes con facilidad. Se ponen los
que utilice “ bujías” o dilatadores de la ure­
guantes y se limpia el residuo de talco con
tra (Beniqués). Fig. 87-5.
una gasa.
12.— Si el objetivo es vaciar la vejiga por una
5.— Se vuelve a desinfectar la zona con de­
sola vez, se retira la sonda de nelatón.
sinfectante, mediante una gasa montada en
una pinza. El ayudante maneja el frasco con 13.— Si el objeto del sondaje es dejarlo a
el desinfectante. permanencia, se habrá elegido una sonda de
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Fig. 87-6 Sondas de Nelafon y de Foley.


C ortesía del Prof. Dr. José Durán Lucio.

Fig. 87-5 Sondas de diferentes calibres, b u ­


jías, beniqués.
Foley, que tiene una bolsa infable en la pun­ Fig. 87-7 Sonda de F oley en pusiciórj.ou-".
la bolsa de agua i» fi «];■..
ta, la cual se llena con agua esterilizada,
17.— Eventualmente, si el paciente es hom­
constatando que esté en plena vejiga.
bre y rutinariamente, si es mujer, se utilizará
Fig. 87-6 y 87-7.
la posición de “litotom ía” o “ginecológica”
14.— La sonda se unirá a una bolsa recolec*
con piemeras y mesa apropiadas.
tora o frasco, o se cerrará mediante un tapón,
ligadura o llave de prensa, del tipo que con­
trol a el goteo de los “sueros” . B IB L IO G R A F IA
15.— Si se mantiene el sondaje permanente,
1.— Bacells, A.: La Clínica y el Laboratorio.
será necesario extremar la antisepsia y la T ercera edición. 60—168, ed. Manuel M arín,
asepsia, así como también, cambiar la sonda Barcelona, 1961.
cada 3 o 4 días. 2.— B artrina, J.: T ratado de Urología Clínica,
y Quirúrgica. 211—213, Espasa Calpe, Ma­
16.— Si se obstruye la sonda con coágulos, drid, 1954.
es imprescindible destaparla, mediante lava­ 3.— Bricker, N.S.: Insuficiencia Renal Aguda.
dos con agua destilada o esterilizada o con T ratado de Medicina Interna de Cecil—Loeb.
soluciones o desinfectantes y analgésicas. Me­ Tercera edición. 1.216—1.223, Nueva Edi­
torial Interam ericana, México, 1972.
diante estos lavados se introducirá el líquido a
4.— D e la Torre, A.: S índrom e de Insuficien­
presión suave para movilizar el obstáculo y se
cia Renal: Sem iología R enal y Urinaria.
aspirará de vez en cuando, para procurar su Segunda edición. Tom o IV. 233—255, Ed.
expulsión. Casa de la C ultura E cuatoriana, Quito, 1955.
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-6 0 0 -
%

5.— E pstein, F.H .: Padecim ientos Renales :


i
Medicina Interna de Harrison. Tercera
edición en español. 1488—1499, Ed. Four-
nier, México, 1966.
6.— G itter, A. y Heilmeyer, L.: Pruebas Funcio­
nales Clínicas. Q uinta edición. 233—271,
El A teneo, Buenos Aires, 1960.
7.— G uyon: Lecons cliniques sur les maladies
des voies urinaires. Paris, 1894.
8.— Houssay, B.: Fisiología Hum ana. C uarta
edición, 37, El A teneo, Buenos Aires, 1969.
9.— Kerr, D. N. S.: Insuficiencia Renal Crónica:
T ratado de Medicina Interna de Cécil—Loeb.
Treceava edición. T om o II. 2.197—2.215,
Nueva E ditorial Interam ericana, México,
1972.
10.— Kolm er, J.: Diagnóstico Clínico por los A- Fig. 88-1 A parato de Wolff y de Müller.
nálisis de L aboratorio. Tercera edición.
44—74, 144—150, Ed. Interam ericana, Mé­
xico, 1963.
11.— Orme, B.M.: Insuficiencia Renal Crónica:
Guía para su tratam iento. Tribuna Médica.
T om o VI, No. 6: 1—7, 1980.
12.— T estut, L.: T ratad o de A natom ía T opo­
gráfica. Séptim a edición, 590—597, Salvat,
Barcelona, 1947.
13.— Wilson, D.: A nom alías M etabólicas en la
Uremia. 1.381—1393, Clínicas Médicas de
N orteam érica, Noviem bre de 1971.

Fig. 88-2 Pene y testículos.

C A P IT U L O 88
Evidentemente es el testículo, el órga­
no que comanda el proceso de la formación
del varón. Si bien al comienzo están dentro
A PA RA TO G E N IT A L M A S C U L IN O
del abdomen, su destino final es el escroto
INTRODUCCION al que baja, en algunos casos, en la vida fe­
tal misma y en los más tardíos, hasta los 15
años. Su forma es. ovalada, juiíis alrededor
Las características propias del varón
se deben a un juego de factores que se inician de UD-cm. y ,p£sa. un_gramo ¿djnacer. En
cambio, en e lid id lo tiene de 3 a 5 cm. y pg-
en los cromosomas, con el sucesivo aporte
del mensaje genético y el cumplimiento del sa alrededor de los _25_guns. El tamaño de
mismo en el largo proceso de la conforma­ los testículos no está en relación directa con
ción del genotipo. El aparato de Wolff pros­ su capacidad hormonal y reproductora ( 12).
pera, mientras el de Müller se atrofia; la zona Fig. 88-2.
cortical casi desaparece y se conforma en ELfalo o pene es el otro órgano sexual
testículo a favor de la zona medular ( 2). masculino que define al varón. Está íntima­
Fig. 88-1 mente ligado a la parte terminal de las vías
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urinarias, la uretra, que como sabemos, tan-
® to sirve para expulsar orina como para
E y a c u la r semen (13). La-orin a yjene desde ja
vejiga.^ pl desde los testículos-pasan-
f t l o por su estación en las vesículas seminales
ph asta la nretra.prostática. donde desembocan

^ T ns caracteres sexuales—secundarios
^ q u e complementan la imagen del sexo mascu­
l i n o serán nombrados en el cuadro que viene
^m ás adelante. Entre ellos la £lándula_nrostá-
tica, merece especial mención anatómica por V&fcünONTANOH
P ía importancia de los procesos patológicos MEATO
^ e n los que es protagonista o toma parte.
aStfWTO'
TV»BULO5
Esta es de fbnna-triangular con un pico
iinferior y una base superior. Sirve en alguna Fig. 88-3 Trayecto prostático de la vía se
m inífera.
Pform a, de sostén a la vejiga., en la parte co-
.6 6 « - 1 6 1 ^ 8 6 4 .ÍH T E R V 7 ÍC IO
prrespondiente al esfínter, donde nace la ure- C tL.fcfe

^ tr a , a la cual rodea, precisamente en la parte 1.6VDÍC

^ q u e se llama prostética. Fig. 88-3. Encerrá­


is da en una celda fibrosa, rodeada de plexos
¡a.venosos y nerviosos lleva en su parte poste­
rior a jas vesículas seminales, tías de las cua-
§hes está eí recto. En realidad son solamente
'0 dos lóbulos que sobresalen en su parte poste-
rior y se separan por un surco. Estos elemen-
™tos se palpan mediante el tacto rectal que
^ hemos de describir posteriormente. El
^ llamado “ lóbulo medio” no es precisamente
lóbulo. Es una proscidencia de la glándula
Í hacia el interior de la uretra (13). Aunque
| no sea palpable, puede producir retención
urinaria.
i
I,,fe-fisiología de este aparato genital
I
masculino que tan brevemente hemos visto, Fig. 88-4 Histología del T estículo.
" es doble y se relaciona con el resto del siste-
| ma endÓ£riño, especialmente con la jiipófi- provenientes de los espermatogonios, tienen
|,§ is (1, 6, 7) y las Suprarrenales ( 1, 6 , 7 ). que tener vitalidad, movilidad y estar en nú­
El testículo está conformado histológicamen- mero suficiente (más de 60.000.000 por c.c.)
I te por células productoras de “ esperma” (5, 10). Además el líquido espermático de­
^ ( c é lulas—germinativas de S e rto li) y por las b e sobrepasar los 2 v medio c.c.. normalmen­
células constitutivas de la secreción intpma te. La secreción interna está representada
I (de Leydig) Fig. 88-4. Los espermatozoides principalmente por la androsterona y testos-

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-6 0 2 -
terona. Las células de Leydig pueden sin­
tetizarlas a partir de sus precursores, como CUADRO No. 88-1
el colesterol y los acetatos. La catabolisis se
realiza principalmente en el hígado por la “CARACTERES SEXUALES
conjugación con los ácidos sulfúrico o glu- MASCULINOS”
curónico y se elimina en un 3 0 °/o más o me­
1.— Primarios
nos como 17 cetosteroides, por la orina.
En un porcentaje mucho menor, también 1.1: Pene.
se eliminan por la orina como estrógenos, 1.2: Testículos.
por transformación de la testosterona.
El testículo también produce estróge­ 2.— Secundarios.
nos, en buena parte, por conversión de la 2.1: Cabello
testostem oa secretada.
2 . 1. 1: Implantación.
L_a_Hip-óiisis, gran reguladora de las 2.1.2: Calvicie.
secreciones internas, también tiene control
con retroalimentación respecto a las hormo­ 2.2: Barba.
nas testiculares. Es así como produce FSH, 2.3: Vello corporal más o menos
hormona foliculoestimulante, que a su vez abundante, presente especialmen­
estimula el crecimiento de los tubos seminí­ te en tórax, antebrazos y miem­
feros y el desarrollo de los espermatozoides. bros inferiores.
También produce la horm ona estimulante
de las células intersticiales (ICSÍI) u hormo­ 2.4: Vello pubiano de forma
na lutciiiizante (I,H) que estimula la produc­ romboidal.
ción de testosterona y androstenicna. Con­ 2.5: Voz gruesa.
juntam ente con la FSH estimula la esperma­
togénesis. 2.6: Próstata.

. EJJÜipjotálamo (1, 6) genera los facto­


res liberadores de FSH yL H . Estos factores
han sido denominados con las siglas FRF y CONSIDERACIONES AL CUADRO 88-1
LRF respectivamente. . §1
1.— Todos los caracteres sexuales son suscep­
tibles de ser estudiados, en parte, m ediante®
ver con ciertas manifestaciones virilizantes y la anamnesis. Muchas veces será el p a c ie n te ^
así es como la mayor producción de andró- o el familiar del paciente, quien directam ente^
genos conjuntamente con cortisol producen consulte por algún problema que se ha h e c h c ^
dichas manifestaciones, siendo una de ellas notorio. Así, por ejemplo, es frecu en te^
el hirsutismo (2). Algunos tumores supra­ que la madre consulte porque ha notado q u e-j
rrenales producen dicho efecto, para recor­ su pequeño hijo no tiene los testículos en su
dar lo cual nos remitimos al capítulo corres­ sitio. Puede ser que la consulta sea tarai -Jff
pondiente. y hecha directamente por el afectado. ^

Para ordenar la exposición de los ca­ En una ocasión, en la consulta exterm ajl
del h o sp ital de la ciudad de Loja, llegaron los“
racteres sexuales vamos a consignar el Cua­ padres de “ una” paciente, y, “ ella” to d a en-4B
dro No. 88-1. Fig. 88-5. vuelta en pañolón de cabeza a pies.
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IH
2.— El principal método del examen físico
será la inspección. Para examinar la voz será
I necesario oírla y para la próstata será indis­
I
! pensable palparla (Tacto rectal).
3 — Los caracteres primarios son esenciales
para la función sexual y por lo tanto, nunca
faltan en el varón, definido como tal.

li li 4.— Entre los caracteres secundarios tene­


mos a aquellos que aunque no son indispen­
sables para la función sexual, dan el aspecto
li U «f viril, característico del hombre. Alguno o
il ir II algunos¿ pueden faltar, sin que por ello su­
fra menoscabo la definición masculina. En
- . • ,‘-'u '• « • u '^ '^
este momento, tenemos que hacer notar que
j ; , '4 ^ hay razas lampiñas; hay hombres con voz ti­
88-5 Cromosomas. Cariotipo masculinc ple y mujeres con voz ronca.
C ortesia d el Prof. Dr. Mario Paredes.
5.— Es frecuente la calvicie en el varón y
rara en la mujer. Fig*_88-7.

Fig. 88-6 Hlpoepadias.


^ Cortesía del Prof. Dr. José D urán Lucio.
^ Como se no tara duda y tem o r para exponer el
E m otivo de la consulta, destapam os la cara de la pa­
t r í e n te y descubrim os un ro stro varonil con incipiente
" b a r b a y bozo. Al verse “ descubierta” , com enzó a
^ hablar y salió una voz b astante grave, propia de u n
Fig. 88-7 Im plantación del cabello en el va­
" varón. Inspeccionado el caso, se descubrió la causa
k del error: ten ía H ipospadiasque sem ejaban la vulva, rón-
Fig. 88-6, donde desem bocaba la u retra esponjosa 6 .— La barba y el vello pueden faltar o ser
^ en u n m eato que obligaba a la persona a orinar
sentada (3, 14). El pene estaba doblado, asido de escasos, siendo este, un detalle que caracte­
^ una brida y no ten ía orificio uretral (m eato). Se riza a algunas razas; así, la blanca comun­
internó a este varón con hipospadias y se le practi- mente es barbada; la___cobriza es lampiña.
^ carón operaciones, que en esencia fueron de plastia
L ’de uretra, y liberación de la brida peniana. El pa-
} ciente salió enam orado de algunas enfermeras y sus
7.— El vello pubiano, en el hombre, es de
m anifestaciones puberales m antuvieron intranquilas
| a las m onjitas de la caridad que en ese entonces forma romboidal, pues va hacia arriba hasta
aten d ían en el hospital. el ombligo o sus cercanías, formando un
9
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-604-
1
c
ángulo agudo y acercándose a la linea alba;
por detrás del escroto, llega hasta el ano. 4
Fig. 88-11. 4
8 .— Las cuerdas vocales engrosan en el
4
varón púber y luego de ciertos cambios cir­
cunstanciales (voz bitonal - “gallos”), se hace C
gruesa.
9.— La próstata es un elemento que nunca
falta en el varón, sin que por otro lado, sea
imprescindible su presencia para el cumpli­ i
Fig. 88-11 Vello pubiano. ^
miento de las funciones genitales. (12,13).
10.— Hay quienes mantienen el criterio de 6.— Houssay, B.: Fisiología Humana. Cuarta A
edición, 697, 754, 789, 793)797, El A te ­
que los caracteres sexuales son de tres cla­ neo, Buenos Aires, 1969.
ses: primarios, secundarios y terciarios. 7.— Jost; A.: Problem s of fetal endocrinology ;
Simplemente incluyen dentro de los carac­ The gonadal and hypophyseal horm ones.
teres sexuales al C ariotipo(4,8 ,9 ,1 1 ), es de­ R . Progr. Horm . Res., 8—379, 1953.
cir la estructura cromosómica. Si la fórmula 8.— King, Ch. R .: Estudio cromosómico, cuan­
do solicitarlo y p o r qué. Tribuna Médica .
es XX.es mujer: si es_KY. es- varón. Tom o VI. N o. 1: 1—5, 1980.
Por lo demás, los órganos sexuales de­ 9.— King, C. R .: Obstetrical genitics. J. Kans.
vienen en caracteres secundarios y las otras ' Med. Soc. 8 0: 105, 1979.
diferenciaciones morfológicas, constituyen 10.— Kolmer, J.: Diagnóstico Clínico p o r los
Análisis de Laboratorio. Tercera edición.
los terciarios.
268—272, Interam ericana, México, 1963.
Como se puede ver la realidad cientí­ 11.— Sánchez, O.; Yunis, J.J.: New Chrom osom e
fica es la misma; el enfoque de la clasifica­ techniques an d their m edical application.
In Yunis J.J.: New Chromosomal syndro­
ción es lo que varía.
mes. New Y ork Academic Press, 1977.
12.— Testut, L.: T ratado de A natom ía Topográ­
B IB L IO G R A F IA fica. S éptim a edición. 134—152, S alvat,
Barcelona, 1947.
1.— Bodganone, E.M.: R ole of brain in the
13.— Testut, L.: T ratado de A natom ía Topo­
regulation of p itu itary gonadotrophin se-
gráfica. S éptim a edición. 461—485, Salvat,
cretion. V itam ins an d horm ones. 22—206 ,
Barcelona, 1947.
1964.
14.— Thorek, K.M.: Técnica Quirúrgica M oderna.
2— Cabill. G. F. Jr., Hill, S. R. y T hom G. W.:
Segunda edición. Tomo IV, 3.220—3.225 ,
E nferm edades de los testículos. Medicina
3.230—3 ¿255, Salvat, Barcelona, 1953.
In te rn a de H arrison, tercera edición. 662,
Ed. F o u m ier, México, 1965.
3.— C hristm ann, F. E.; O ttolenghi; R affo, J.M. y
V on Grolm an, F.: Técnica Quirúrgica. Sex­
C A P IT U L O 8 9
ta edición, 569—579, El A teneo, Buenos Ai­
res, 1946.
4.— De G rouchy, J.: Turleau, C.: Clinical Atlas S IN T O M A T O L O G IA SEX U A L
of H um an Chrom osom es. New York, John
Wiley & Sons Inc., 1977.
Comenzamos exponiendo la sintoma­
5.— G itter, A.: Pruebas Funcionales Clínicas.
Q uinta edición, 433—434, El A teneo, Bue— tologia del aparato sexual masculino, en el
nos Aires, 1960 cuadro No. 89-1.
www.medibooksnica.net63.net - 605
p* *%
■'
CUADRO No. 89-1
p
m SINTOMAS DEPENDIENTES DE FISIOPATOLOGIA SEXUAL
• Qué Preguntar Cómo Preguntar
i#
1.— Impotencia coeundi
P
w
m 1.1: Erección 1.1: Tiene erección normal del
pene?
m
1.2: Orgasmo. 1.2: Tiene satisfacción sexual
19 completa? (orgasmo), o:
m 1.2.1: No se produce?
m 1.2.2: Es precoz, (muy
m ráp id o )?

m 1.2.3: Es tardía (demora


demasiado)?
e
1.3: Eyaculación. 1.3 : Expulsa la esperma (secre­
m ción sexual), norm alm ente?,
m o:
» 1.3.1: No se produce?
m 1.3.2: Es escasa?

m 1.3.3: Es dolorosa?

m 2.— Esterilidad: 2.1: Tiene Hijos?


^CONSIDERACIONES AL CUADRO 89-1 2.— El orgasmo también constituye un


1.— La impotencia coeundl está relaciona- hecho -relacionado. íntimamente con la so­
™da esencialmente con la incapacidad para la fera afer.lh¿a.r En una ocasión, un pa­
^erecció n del miembro viril y reconoce, en ciente que tenía déficit—circulatorio ar.-
^ l a mayor parte de los casos, origen psicoló- ■teria) en uno de sus miembros inferio­
^ g ic o (3), que entra en los terrenos de la Psi- res, nos manifestaba que cuando tenía el
l^quiatría. La fatiga física y mental así como orgasmo seniía un fuerte dolor en el pié
^ u n a incompleta o mala relación afectiva. de] miernhro-_afectado. Tanta era la mo­
conducen, temporalmente, a esta condición lestia que confesaba tener miedo a las rela­
"p reo cu p an te para el varón. El priaprismo es^-/ ciones sexuales por este motivo.
^fcla^emccinn permanente y a, veces dolorosa 3 . - La eyaculación es un mom ento que
gJ^ue acompaña a ciertos procesos patológicos no guarda separación con el orgasmo mascu­
^ c o m o por ejemplo en la trombosis de Ins lino y por lo tanto también tiene relación
^cue-r-pes-Gav&mosos (5). con el psiquismo en general. La-«spermato-
www.medibooksnica.net63.net
606 -

rrea quizá puede definirse como una incon­ 3.— Cabill, J.F . Jr.; Hill, S.R: y T hom , G.W.:
tinencia _dp. la esperma, lá cual aalc~en los E nferm edades de los Testículos. Medicinal
Interna de Harrison, tercera edición. 666,
momentos más. imprevistos y talvez precisa- Ed. F orunier, México, 1965. I
4.— C hristm ann, F.E.; O ttolenghi, C.E.; Raffo, |
de angustia o de l¿nsión.,neDd.osa (5). Las J.M. y V on Grolman, G.: Técnica Quirúr­
enfermedades prostáticas, especialmente, las gica. S ex ta edición. 569—579, El A teneo, (
Buenos Aires, 1946.
inflamatorias tienen manifestaciones relacio­
5.— De la T orre, A.: Sem iología Renal y Urina- ^
nadas con la contracción de las vesículas se- ría. Segunda edición. 303—305, Casa de la ,
minales/ que se volvería dolorosa. C ultura Ecuatoriana, 1955.
Hay ciertos medicamentos como la 6.— F innerty, F.A. Jr.: Consideraciones críticas {
en el tratam iento de la H ipertensión Arterial:
Guaneíidina, por ejemplo, que puedeiLjjrQ- C onceptos Modernos sobre E nferm edades (
d u c ir tr a s t o r n o s p.p la evaculación ( 6 , 8). Cardiovasculares. VoL XLII, No. 8: 45—48,
11111 {
4 . - La esterilidad, a la inversa de lo ante­
7.— H andsfield, H.H.: G onorrhea and Nongono- (
riormente revisado, no tiene nada que ver
cocal urethritis. The Medical Clinics of N orth
con la esfera mental. Siempre hay causa America. 925—928, S eptem ber, 1978. |
orgánica que hay que buscarla cuidadosa­ 8.— Nies, A.: Clinical Farm acology of antihy- ,
mente, hasta la misma constitución cromosó- pertensive Drugs. The Medical Clinics of *
N o rth Am érica, 675—695, May, 1977. ^
mica de la persona portadora del problema.
Naturalmente antes de llegar a estudiar el 9.— P etersdorf, R. y Bennet, J. Jr.: Parotiditis.
M edicina In tern a de Harrison. Tercera edi- ^
cariotipo, se habrá investigado en el pasado ción. 1.180, Ed. Fournier, M éxico, 1965.
patológico, las enfermedades que pudieron Í
10.— T estut, L.: Tratado de A natom ía Topográ­
haber causado el deterioro-de las células se- fica. Séptim a edición, 558—590, Salvat, á
niiníferas. Barcelona, 1947.
11.— Thorek, M.: Técnica Quirúrgica Moderna.^
Entre las enfermedades, tenemos, por Segunda edición. Tom o IV. 3.220—3.225, ,
ejemplo, la. Parotiditis (9) cuyos virus pue­ 3.230—3.255, Salvat, Barcelona, 1953. '
//
den producir Orquitis.; la Blenorragia nrónir.a(
que_pradujQ- Orquitis y Epidimit.is (7), los
tumnr.es, la Criptorqnidía no tratada a tiem­ C A P IT U L O 9 0
po (4, 11). Los defectos uretrales del tipo
Epispadias o Hinospadías (2,4,10,11), des­
vían la dirección del flujo del semen y pue­ S IG N O S D E L A P A R A T O S E X U A L «
den invalidar el valor procreador del acto M A S C U L IN O |
sexual.
A continuación exponemos la sintoma- ^
tología dependiente del examen físico en el £
B IB L IO G R A F IA Cuadro 90-1. ^

CONSIDERACIONES AL CUADRO 90-1 g


1.— Para examinar el pene se utilizan, d é ^ |
1.— Arias, V.A.: Cirugía del D olor en. nuestro los medios clásicos de examen, la inspec- ■
m edio hospitalario. 60—63, Instituto Geo­
gráfico Militar, 1953.
ción y la palpación. Dentro de esta ú ltim a ,^
incluimos ciertas maniobras sencillas c o m o ^
2.— Bartrina, J.: T ratado de U rología Clínica y
Quirúrgica. 12—21, Espasa Calpe, Madrid, el aplastamiento entre los dedos para expri- a
1954. mir el pene y observar si sale secreción por el®
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CUADRO No. 90-1

SIGNOS DEL APARATO SEXUAL MASCULINO

Qué Examinar? Cómo Examinar?

1 Pene. 1.— Inspección y Palpación.


1.1 Meato 1.1 Inspección.
1.1.1: Situación 1.1 1: Inspección.
1.1.2: Secreciones. 1.1.2: Inspección y maniobra
para exprimir.

1.2 Prepucio 1.2 Inspección y maniobra de


deslizamiento de la piel sobre el
glande.

1.3 Glande. 1.3 Inspección y palpación.


1.3.1: Ulceraciones 1.3.1: Inspección y palpación.
1.3.2: Tumoraciones 1.3.2: • Inspección y palpación.

2.— Escroto. 2.— Inspección y palpación.

2.1 Tamaño 2.1 Inspección


2.2 Forma 2.2 Inspección
2.3 Color: 2.3 Inspección
2.4 Sensibilidad. 2.4 Palpación
2.5 Temperatura. 2.5 Palpación

3.— Testículos. 3.— Inspección y palpación.

3.1 Situación 3.1 Inspección y palpación.


3.2 Número 3.2 Inspección y palpación.
3.3 Tamaño 3.3 Inspección, palpación y
transiluminación.
3.4 Forma. 3.4 Inspección y palpación.
3.5 Sensibilidad. 3.5 Palpación

4.— Cordón espermático. 4 .— Palpación.


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meato. Esta misma maniobra, así no haya
secreción, sirve para observar la abertura del
meato. También, indicamos la maniobra
Fig. 90-1, de deslizamiento del prepucio so­
bre el glande, para descubrir el surco balano
prepucial, lugar, donde la falta de aseo o la
impedimenta del prepucio estrecho, hacen
que se coleccionen secreciones normales
(esmegma) o anormales.
Fig. 90-1 M aniobra para deslizar el prepucio
Al observar el prepucio, se puede notar y descubrir el glande. *
alargamiento del mismo, pero para saber si
hay o no estrechez, se vuelve indispensable
realizar la maniobra del deslizamiento, pues
si la piel no deja libre el glande, se trata de
JFimosis (1, 5, 8) o si a más de la estrechez
hay edemaJnflam atorio v ahorcamiento del
glande, se trata de Parafímosis (1, 5, 8). En
ambas condiciones si tal estado se mantiene, m
el individuo tiene propensión a adquirir en­ Fig. 90-2 Prepucio largo
fermedades venéreas. Como la Fimosis es
frecuente en los semitas, los sabios conducto­
res de esos pueblos, como Moisés y Mahoma,
lian impuesto como mandamiento religioso,
la circuncisión de los varones neonatos.
Esa misma es la operación que el médico
tiene que indicar cuando hay Fimosis.
Fig. 90-2.

2.— La situación del meato urinario, nor­


malmente está en la punta del glande y revis­ 0
te importancia tal hecho, porque si no fuera
«
así, la orina saldría desviada y probablemen­
te habría problemas de esterilidad. Es el ca­ Ü
so de las J jipospadias (1, 5, 8 ), donde el m
meato está .situado en la .parte inferior de la
m
uretxa_peniana Fig. 90-4 o como en lasjipis.-
frecuente es la Rlennrragia o Gonorrea. Tal Jkj
padias (1, 5, 8), donde el .meato está en la
enfermedad tuvo un retroceso en su inciden- ^
paií^-jsupenor Fig. 90-5. Tomamos en cuen­
cia, al igual que todas la enfermedades infec- ™
ta la situación superior e inferior cuando el
ciosas en general, cuando entramos en la era
pene está en posición de orinar. Estos defec­
de los antibióticos; pero en la actualidad su
tos, como es natural, tienen que ser necesa­
incidencia ha recrudecido por diferentes fac-^?^
riamente corregidos mediante cirugía.
tores, uno de ellos, la resistencia del gonoco- 401
3.— Las secreciones comunmente se deben co de Neisser a los antibióticos. Esta consi- £ j
a infernónos u r e tr a l^ de las cuales la más deración nos debe alertar para insistir en un J
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*

»
»
I
I
I
Fig. 90-5 Epispadias

^ examen minucioso; para luego, si se ha detec­


tado la enfermedad, efectuar exámenes de
} sensibilización y tratarla adecuadamente has-
| ta que haya la seguridad de su curación.
A este respecto, tenemos que añadir que la
" infección r.rónir.a asciende por la uretra y
| puede infestar piósiaía, vesículas seminales,
| cordón espermático. epidídimo y testícnlo.
4.— Las ulceraciones que hay que buscar en
" el examen del glande, son de §uma importan-
} cia, pues si se las encuentra, hay que descar-
| tar o descubrir si se trata de Sífilis en su
expresión primaría: Chancrn_dn.ro (2, 7)
) que además es. indoloro y de fondo-sucio. Fig. 90-7 Chancro blando

) Fig. 90-6. Su nombre lo indica, los bordes


son duros. No necesariamente el chancro es- 5 — En el escroto debemos notar si hay
' tá localizado en el glande, puede estar en forúnculos o procesos inflamatorios mayores.
) otras parte del cuerpo y aún pasar desaperci- Cuando h ay m ucha sndorarión o cuando
. bido. El Chancro puede ser “ blando” (3, 9), por cualquier causa, hay mucha hum edad
tal como su nombre lo indica, y además, con en la región, se puede presentar el Intetrigo
) secreción francamente purulenta- Fig. 90-7. (4) o escaldadura. La región también es
j, El Chancro Blando es doloroso-y producido asiento de infecciones fúngicas, de las que
por el hacilo de Dncrey. Aunque el “Chan- puede participar el escroto. Para efec­
* ero Duro” , o sifilítico tiene poca secreción. tos de mejor conservación de los espermato­
I es tan infectante como el de Ducrey y tam­ zoides, eLescioto y por lo tanto los testícu-
bién se acompaña de a d en n p a tía sa télite fin k&, guardan una temperatura-inferior, a la del
las jggirme«; ingi)ir^1e<¡ cuerpo en unos 3 o 4 grados. Esta tempera­
1 Entre las tumoraciones que deben ex­ tura más baja se obtiene por la condición
plorarse a este nivel, resaltaremos los condi- de organos extemos, de mayor superficie
&lomas ( 2) que pueden ser acuminados o relativa y de la sudoración.
planos, siendo comunmente, estos últimos, 6.— Cuando hay tumoración, esta puede
de etiología sifilítica. corresponder a distintas condiciones patoló­
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-6 1 0 -
gicas. Puede ser: Ilidrocele. Yañcoceís,
bernia escrotal, tm noraciones de los te stíc u ­
los o del F.pi'dímo. sfta-inflamatorias (Oxqui-
tis. Epidimitis) o neoplásiGas. Fig. 90-10,
90-11
7.— El m étodo de examen de la transilu­
minación que hemos indicado en el cuadro
es absolutamente sencillo, económico y por
lo tanto del dominio del médico general.
El médico debe disponer de una linterna
de bolsillo. Con ella, prendida, se pega el
Fig. 90-10 Hidrocele
foco y se empuja un poco la piel del escroto.
Con la radiación de la luz se observará en
cuarto oscuro y se caerá en cuenta si el con­
tenido de la tumoración es líquido o .sólido
jo si hay de amhQS_c.ontenidos. Fig. 90-14.

8 .— En el examen de los testículos siempre


hay que poner especial empeño sobre todo si
se trata de niños, respecto a la situación que
Fig. 90-11 T um oración testicular
ocupan los mismos. Si uno o los dos testícu­
los están fuera de su domicilio, hay que pro­ C ortesía del Prof. Dr. José D urán Lucio.

curar ubicarlos y tratar de descenderlos al


escroto. En la Criptorquídea. es decir,
cuando £.1 o los testículos n o jia a J ia jii-
dn_al-escroto, tienen el peligro de que no
desarrollen bien, de que haya hipofunción
en las genera^'ones-de espermatozoides hábi­
les para la procreación. El calor del abdomen
es impropio para el desarrollo testicular y
peor aún para mantener vigentes sus funcio­
nes reproductoras. Si hay Criptorquídea es
man da torio el tratamiento clínico, si la edad
y Jas condiciones de los testículos lo permi­
ten. De lo contrario hay que optar por la
orquidopexia. Si por causa de la criptorquí­ Fig. 90-14 T ransilum inación
dea o por cualquier otra, se pierde la función
quitis agudas, además de los signos y sínto­
de un testículo, y el otro es normal, éste se
mas propios de las infecciones, como galor,
hipertrofia y suple la falta de su homólogo.tumor, rubor y dolor. impidenJa-deambula-
9.— Los testículos tienen una sensibilidad ción_nxjrmal. LgJlrquitisJCxónica camhia la
naturalmente elevada, de tal manera que la forma, el .tamaño y la consistencia ..de J o s
palpación debe hacereela tom ando en cuenta testículos. La Orquitis .Sifjli"tira Ins deja
el particular. Probablemente la zona más •^notoriamente duros y redondeados (EiümLa
sensible corresponde al Epidídimo. Las_Qr» dfi-billar).
www.medibooksnica.net63.net -6 1 1 -
10.— El reflejo cremasteriano, ocasionalmen­
te, puede ser de tal intensidad que eleve a
uno de los testículos y lo haga desaparecer
al ejecutar la palpación. Esta exageración,
el ascenso y eLdfisnensn dsLtestícukL se lla­
man: “ t estículo en asensox” ( 6).

B IB L IO G R A F IA

1.— Bartrina, J.: T ratado de U rología Clínica,


y Quirúrgica. 12—21, Espasa Calpe, Madrid,
1954.
2.— Becker, S.W. y O berm ayer, M.E.: D erm ato­ Fig. 91-1 Cariotipo norm al masculino.
logía Modernas. 767—768, 785—786, Sal-
vat, Barcelona, 1945.
3.— Becker, S.W. y Oberm ayer, M.E.: D erm ato­ 1 /2 .- 17 cetosteroides.
logía y Sifilogía M odernas. 393—398, Sal-
3 .- Dosificación de hormonas: Testoste-
vat, Barcelona, 1945.
rona, Gonadotropinas.
4.— Becker, S.W. y O berm ayer, M.C.: Derma­
tología y Sifilología M odernas, 98. Salvat, 4 .- Biopsia.
1945.
5.— Espermatograma.
5.— Christman, F.E.; O ttolenghi, G .E .;R aff, J.M.
y V on Grolman, G.: Técnicas Quirúrgicas, /^ 6 .— Tacto rectal.
Sexta edición, 569—579, El A teneo, Buenos
Aires, 1946. CABIQXIEO (5,7).
6.— Grumbach, M.M.: T estículos: T ratado de El espectro citogenético norma! se
Medicina Interna de Cécil—Loeb, Tréceava
edición. Tom o II. 1 .8 9 8 —1.899, Nueva compone de 44 autnsnaias- y 2 cromosona.s
Editorial Interam ericana, México, 1972. sexuales, siendo estos últimos los que de­
7.— Grumblat, R.B. y Sanderson, E.S.: Diagnós- terminan el sexo: Fig. 91-1
tic value o f th e intraderm al chancroidal test,
“Arch. Dermat. and S y p h ” . 36: 486, 1937. 44A XX = Mujer
8.— Thoreck, M.: Técnicas Quirúrgica Moderna. 44A XY = Varón.
Segunda edición. T om o IV. 3.230—3.255,
Salvat, Barcelona, 1953. El óvulo, siempre tiene un cromosoma
9.— Tobías, N.: E xtragenital chancro: A clini­ X-
cal study, “ Amer, Jo u rn al Siph, 20: 266 ,
1936.
El espermatozoide puede tener un
cromosoma X - o un cromosoma 2L. Las
técnicas de este examen han avanzado mu­
cho, consiguiendo con determinados reac­
C A PIT U L O 91 tivos (Primaquina) un bandeado recono­
cible, con la posición y conformación del
centròmero bien definida. Esto ha per­
EX A M EN E S E S P E C IA L E S mitido hacer la selección y conteo de los
D E L SEX O M A S C U L IN O cromosomas con bastante seguridad.
Entre los principales exámenes com­ Se puede recoger la muestra de la
plementarios tenemos los siguientes:
mucosa bucal, de la sangre (linfocitos) o de
1.- Cariotipo. biopsia de piel, siendo la primera muy sensi-
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lia, y la segunda, la que da, más seguridad. 3.— Cabezas normales 80°/o o más de un
También se utiliza la muestra de células ob­ contaje de por lo menos 300 espermatozoi­
tenidas por amniocentesis ( 10). des.
PRUEBA DE T.A TROMATTNA DK.RARR (9) 4.— Motilidad: 60 a 70°/o después de 2
Sirve para determ inar el sexo en los horas a la temperatura ambiente.
trastornos crom osóm icos donde exista duda 5.— Observar si hay formas anormales.
del mismo.
frnm atina — = Masculino. OTROS EXAMENES RELACIONADOS CON ÉL
Cromatina + = Eemenino. ESTUDIO DE LA ESPERMA

DETERMINACION DE LOS 17 CETOSTEROIDES 1 . Determinación de la Fructosa (6) (de 2


0 , 6) a 8 mmgs. x c.c.) secretada por los túbulos
seminíferos y metabolizada por los esperma­
La determinación de los-I-2_c£if)Steroi-
tozoides. Es una prueba de actividad an-
des^en la orina, sirve para aclarar la duda en
drogénica testicular. Cuando el resultado.es
cuanto al com iendo de 1a_-pj.hf»rtad; pues en
menor a 1,3 mgrms. x c.c., se sospecha
la etapa prepuberal las cifras son bajas, su­
hipogonadismo.
biendo, en cambio, en la etapa puberal. Tan­
to en el hom bre, como en la mujer, después 2 - LA DETERMINACION CUANTITATIVA
de los 30 años, desciendan progresivam ente; de J a JFosfatasa Acida, que es secretada por
así como también en las enfermedades con­ la próstata, puede servir para identificar
suntivas. presuntas manchas de semen a veces a más
de seis meses de producidas.
BIOPSIA TESTICULAR
3 .- PRUEBA DE FLORENCE ( 8) (grandes
Es un examen diagnóstico en los pro­
conglomerados de placas romboidales o en
cesos tumorales.
forma de agujas moreno-oscuras) en man­
Así mismo, es un examen valioso en el chas secas en las que se investiga su origen
estudio de las enfermedades genéticas y en la (semen). Estas dos últimas pruebas, obvia­
esterilidad masculina. mente son utilizadas en Medicina Legal.
ESPERM ATO GRAMA ( 3 , 4 , 6 , 8 ) EXAMEN DE LA PROSTATA .
El pedido de este examen es mandato- Se realiza mediante tacto rectal, destre­
rio en caso de estudio de la esterilidad. za que está descrita en el capítulo de gastro-
El examen se verificará después de tres enterología. Sin embargo, vamos a detallar
la. n ltim a pyar.nlar.inp El procedi­
d ía s Hp- el aspecto que nos compete en este momen­
miento de recolección debe ser directamente, to, mediante el cuadro 91-1.
en un recipiente adecuado, en el mismo labo­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 91-1
ratorio para efectuar el estudio inmediata­
1 — El tamaño hay que compararlo con
mente.
alguna cosa conocida; así por ejemplo, con
una fruta: mandarina, naranja. El peso en
1.— Cantidad de líquido espermático. (2,5 gramos, con el que muchas veces se expresa
a 5 c.c.). el urólogo, sugiere la idea del tamaño.
2.— Contaje de espermatozoides (40.000.000 2 — La forma piriforme o triangular de la
o más por c.c.). próstata y la peculiaridad de su surco inter-
www.medibooksnica.net63.net -613
»
I
CUADRO No. 91-1
i
EXAMEN PROSTATICO
I
Qué Examinar Cómo Examinar
I
> 1. - Tamaño Palpación bimanual- con una
mano, utilizando los pulpejos de los
I 2. - Forma. dedos, se presiona sobre el Hipogastrio,
3.- Consistencia de arriba y adelante hacia abajo y
atrás* con el índice de la otra mano,
4 .- Sensibilidad calzada de guante de goma, cuyo pul­
> pejo está hacia adelante busca y en­
cuentra los elementos anatómicos de la
Fig. No. 91-3 Próstata e identifica los datos anota­
>
dos: ( 1 ,2 , 3 ,4 ).
>

ceso inflamatorio (Prostatitis).


MASATE PROSTATICO (11)

^ lobular, pueden perderse en las prostatitis Es una maniobra que sirve para:
I y abscesos. 1 Obt e ne r secreción prostática á fin de
I 3.— La consistencia renitente puede vol- ¿ fe ctu an ex am en cilnhacteriológico.
^ verse dura y aún leñosa, dato con el cual se 2.— Como tratamiento en las Prostatitis (2)
debe sospechar de tumor maligno (carcino- (Bartrina)
L
y
ma)> La maniobra se realiza mediante mo­
14 Usualmente no hay mayor sensibilidad. vimientos del dedo índice introducido en el
Si esta se exacerba y la palpación se vuelve recto, en el sentido y con la secuencia que
dolorosa, es muy probable que haya un pro- indica la Fig, No. 91-4.
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— 614 —

B IB L IO G R A F IA SMURQMEJffi.KUNEEELXER (2, 4 ,5 , 8).


Fórmula genética: -X X Y

1.— Bacells-Gorina, A.: La Clínica y el Labora­ Por lo tanto la persona afectada tiene
torio. Tercera edición. 238, M anuel M arín &, 4? cromosomas, puesto que hay un cromoso-
Barcelona, 1961.
m aJL deum
2.— Bartrina Thomas, J.M. y B artrina Calvo, J.M.:
Tratado de Urología Clínica y Quirúrgica. JE1JjejqflJjpo j&jnasailin.Q y las caracte­
124—125, Espasa Calpe, Madrid, 1954. rísticas clínicas son:
3.— Cabill, J.F. Jr.; Hill, S.R. Jr. y T h o m , G.W.: 1.— Tipo som ático F.iiniicnide.
Enferm edades de los testículos. M edicina
Interna de Harrison. 666, La Prensa Médica 2.— Ginecomastia.
Mexicana, 1965.
4.— Diem, K.: Tablas Científicas. Sexta edición.
616—619, J.R. Geigy S.A., Bacilea, Suiza, 4 - ^ z o o s p e ro m
1965.
5.— Ferguson Sm ith, M.A.: K aryotipe-phenoty-
5.—‘ Cromatina + en el 80 °/o de los casos.
pe correlations in gonadal dysgenesis and Fig. 92-2.
their bearing on th e pathogenesis of m alfor­
m ations. J. Med. Genet., 2: 1 42, 1965.
6.— G itter, A. y Heilmeyer, L.: Pruebas F uncio­ VARON—CON—CARIOXIPQ: X Y Y.
nales Clínicas. 433—435, El A teneo, Buenos fóURERMACHO). (2, 3).
Aires, 1960.
7.— Grumbach, M.: Gonadas y T estículo: T ra­ Tienen comunmente:
tad o de Medicina Interna de Cecil—Loeb.
3.881—1.901, Interam ericana, M éxico, 137?.
1• - JM aiurajnás.fJi'.v?,da.
8.— Kolinor J.: Diagnóstico clínico por Jos a.uá- 2 .~ A sm
lisis do Lab orn torio. Terceia edición. 2£ií>—
272, Kditorial Interamcricana., S.A., 1963. 3 .-
9.— Moore, K .L.: T he sex chrom atin. Phila­ 4 .- fíip.QgQaiidLinj.a,
delphia, W.B., Saunders Com pany, 1966.
Aunque hay muchos que tienen ten­
10.— Shaw, M.W.: Citogenética. T ratad o de Me­
dicina Interna de Cécil—Loeb. Treceava edi­
dencias criminales y de hecho han cometido
ción. 17—20, Nueva Editorial Interam ericana agresiones, también existe un porcentaje me­
1972. nor que no tiene este tipo de manifestacio­
11.— Stolz, E.: P ortfolio Sexually T ransm itted nes en forma evidente.
diseases. 9C. H. Boehringer S ohn Ingelheim
am Rheim, 1977. SINDROME DE TESTICULOS FEMINI-
.ZANXES (5).
Llamado también: Seudohermafrotis-
mo masculino familiar.
C A P ÍT U L O 9 2
El cariotipo.es de 46: X Y
ELfenotipi)_e^_dejaujkr.
S IN D R O M E S
G E N IT A L E S M A S C U L IN O S
Entre los trastornos de origen genético ñas.como cualquier hombre normal; pero los
tenemos muchas variantes patológicas, de en­ órganos periféricos no responden a la testos-
tre las cuales vamos a describir someramente í&mnajaLeiüajüda_feí al .ni .eiüa..exímuterina-
las principales: El resultado es:
www.medibooksnica.net63.net -615
_participación el Hipotálamo.
3 .- Proce^os_patpj.Qgicos.liipQiisariQS-
4 .— rPro.C-6s_os. pato lógicos suprarrenales (T n -
m ores fem inizantes, síndrom e suprarrenoge-
n itaD.
5.— Mixedema (algunos casosl
6. - P o r ingestión de estrógenos. —
PRECOCIDAD SEXUAL. (5).
Signos. de_pubertad.precoz. con cambio
de voz, salida de vello etc.
años.
Estos sujetos suelen ser de
xa, pues así mismo hay
1-QS-cartilagos de crecimiento.

n o r^ e ^ a iid líijiie jiía l; m enor o anorm al de-


sarrallo..dentaL
Sus causas son múltiples, algunas de
ellas, tumorales.
CLIMATERIO MASCULINO (5) cuya exis­
tencia es discutible, determina las siguien­
tes manifestaciones:
1 .- ^eurosis.
2 .- Decaimiento.
3 .- Disminución de Testosterona.
Fig. 92-2 S índrom e de K linefelter (F enoti­
po). 4 .- A u m m ti3 j k J jü ii a ñ ü .tr o p i a a 5 ..
C ortesía del Prof. Dr. M ario Paredes.
SINDROMES TUMORALES
1 Testículos lahiales o nriptnrqnídirns; o
Cuando hablamos de tumoies, estamos
2.— Apariencia de genitales extemos feme­ acostumbrados a tratar solamente las o í ­
ninos Con ^a-gina-r.ipga.
rnos a tomarlas en cuenta, luego de referirnos
4.— Presencia de conductos genitales brevemente a las masas tumorales.,.deliorigen
<nasculinos- inflamatorio e infeccioso:

HIPQGONADISMO SECUNDARIO (5). QR.QIHT4S (1,5,7)

Pueda sobrevenir por las más diversas Es la inflamación del testículo. Cuan­
causas. Entre ellas, las más notorias: do sólo está comprometido el Epidídimo, se
llama Epidimitis y cuando lo están tanto el
1.— Por desnutrición. Testículo como el Epidídimo, se trata de
2,— Procesos cerebrales en los qne tiene O.rquiepi dimitid
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-6 1 6 -
E1 proceso agudo estará determinado
clásicamente por: Fig. 92-6.
jD o Iq x

C a lo r
Ruhor
Im n o r
_Lß.s_.p.r.ncfi,sn.s r.nánir.Q.^, como los de
origen sifilítica darán una consistencia dura
a los testículos, a ‘tal punto que se los h'á
llamado: cp “ hola de billar” . Fig. 92-6 Orquitis.
Los más variados agentes infecciosos y C ortesía del Prof. Dr. José Duran Lucio.
aún parasitario^ pueden ser los causantes. temprano, la ginecomastia,. En el niño habrá
Nombremos algunos: precocidad sexual aunque no haya esperma­
togénesis;
Gonnr.nca
Espiroqueta de Schaudin Los trastornos de la Libido (apetito
Bacilo de^Kach. sexual) y las perversiones sexuales son, esen­
Brucellas. cialmente, materia de clínica psiquiátrica
Filarlas
Billharsias B IB L IO G R A F IA

NE0PLASIA5 ( 5 ,6 ,9 ).
1.— Becker, S.W. y O berm ayer, M .E.: Derm a­
Los tumores neoplásicos son raros. tología y Sifilologfa Modernas. 806, Salvat,
1.945.
Podemos dividirlos en:
2.— C ourt Brown, W.M.; Harden, D.G.; Jacobs,
1 Germinativos, de los cuales los más fre­ P.A.; M aclean, N. y M antle, D.J.: A bnorm a­
lities of th e sex chrom osom es com plem ent in
cuentes son: Seminomas y tumores em hrio- m an. M edical Researche Council, Special
parios. R eport series No. 305, L ondon, H.M., Sta­
tionery office, 1964.
2.— No germinativos, entre los cuales el de
3.— Court Brown, W.M.: Males w ith and XYY
más relevancia es el de .Telillas Intersficjalg<¡. sex chrom osom e com plem ent, J. Med. Ge­
■En general el síndrome neoplásico se net., 5: 341, 1968.

caracteriza_p.or.:_ Crecimiento indoloro de I05 4.— Drucker, W.D.; Blanc, W.A.; R ow land, L.P.
y G rum bach, M.: A Clinical and pathologic
' testículos o de iinn de p.lln.^ study w ith a com parison with the K linefelter
1.— Los-sem innm as son de crecimiento len- syndrom e. J. Clin. E ndocr., 23: 59, 1963.

t a y dan m,etastasis a los ganglios aórticos e 5.— Grum bach, M.: Gonadas y testículos. Tra­
tado de Medicina Interna de Cecil—Loeb.
ilíacos. Son sensibles a la radioterapia. Treceava edición, II Tomo, 1.881—1901,
Interam ericana, México, 1972.
2 .- Lc&JLumoie.s.eaibriQ-Qiuias son de cre­
cimiento fápido, invaden precozm ente los 6.— Jacobs, E. M.: C om bination Chem otera—
py of m etastatic testicular germinal cell tu­
cordones-espermáticos y dan meiásia$&_pie7 mors and so ft part sarcomas-cancer, 25:
3 2 4 ,1 9 7 0 .

3 - Loi. tumores de células intersticiales 7— Landind, B.H.; WeUs, T.R. y Wang, C.I.:
A bnorm ality of the opididim is and vas de­
son generalmente, henignos y sobrevienen a ferens in cystic fibrosis. Arch. Path., Chica­
cualquier edad..^ Puede haber, como signo go, 88: 569, 1960.
www.medibooksnica.net63.net -617-

8.- Paulsen, C.A.; G ordon, D.L.; Carpenter, Progr. H orm one Res., 24: 321, 1968.
R.W.; G andy, H.M. y D rucker, W.D.: Kline- 9.— Weidner, J. y K örner, F.: Tum ores malignos
felter’s syndrom e and its variants: A hor­ y benignos del testículo: T ribuna Médica.
m onal a n d chrom osom al study. R ecent Tomo V, No. 7: 1—11, 1980.

i
» A P A R A T O G E N IT A L F E M E N IN O
§
I
i
^ C A P IT U L O 9 3
Por estas razones, nosotros vamos a
I N T R O D U C C IO N dar un enfoque útil para el estudiante que
se inicia en el conocimiento de la patología,
I dejando para las cátedras de gíneco-obste-
^ Generalidades.— Un significativo por­ tricia la profundización de los temas.
c e n ta je de la consulta en medicina general, Como en todos los casos, su estu­
" e s requerida por la patología ginecológica; dio requiere del interrogatorio, del examen
) e s sencilla en su mayoría de veces, y por físico y de los exámenes complementarios,
* lo tanto al alcance de todo médico. Un recalcando eso sí, que el examen físico tie­
porcentaje m enor, más toda la cirugía del ne en esta sección una especial impartan cia
I aparato genital y lo referente a esterilidad 7>Gi' la que hemos creído conveniente i po­
infertilidad es campo exclusivo del gine­ ner en la Fíg. 93-1 y 93-2 una visión ge-
cólogo. ner;sl de los genitales externos e internos.

cavidad uterina Monte de Venus


Gl. para uretrales ^ Meato uretral

Himen

Labio m enor L Labio'm ayor


"T
Canal cervical

Periné

Fig. 93-2 Genitales internos Fig. 93-1 Genitales externos


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C A P IT U L O 94 ciclo menstrual. Forma parte del cortejo de


cambios que se producen al inicio de la
A N A M N E S IS Y D O L Ó R pubertad. Puede iniciar entre los .11 y los
L6_afios, siendo jESGQZ~£utairi.ía según se
inicie antes o después de esta edad. Sin
G IN E C O L O G IC O
smbargo se registran notables diferencias
entre distintas poblaciones influyendo en es­
to raza, clima y alimentación fundamental­
ANAMNESIS.- Por ningún motivo se debe
mente. (1,4,6,7,18,20).
dejar de recoger la información sobre la pato­
logía genital, aunque quizá el momento para
hacerlo sólo sea aquel en el cual ya se ha lo­ 2.- RITMO MENSTRUAL.- Fig. 94-1. A partir
grado un cierto grado de confianza por de la primera menstruación se inician ciclos
parte de la paciente; ésto claro está, si no regulares, aunque los primeros meses podrían
es el motivo de consulta. En todo caso, no serlo todavía, cada 28 días como prome­
este interrogatorio debe ser hecho con el dio, pero puede variar en diferentes grupos
aplomo y fluidez necesarios para que deje de mujeres, entre 25-32 días,
en la enferma una sensación de seguridad Se llama polimenorreij, cuando los
que le permita a ella también tratar el pro­ intervalos se_aco.rJaa, por ejemplo cada
blema con naturalidad, sin las inhibiciones 15-20 días. OligomPTinrrea,, se llama cuando
que podrían ocultar importantes datos para los intervalos se alargan, cada ¿1-4CL50
el diagnóstico. días o más. Ambos trastornos pueden estar
.Los-s¿ntomas por los que más con­ relacionados con un mal funcionnmiento do
sultan las mujeres están relacionados con la ■la^regulación hormonal o de la xespixasla,
m en stru acj¿n .^ i^io n ^>jioJox,_-pJiiniQ-ge- Q^áriíia_^_dia 0• pero también a trastornos
nital_embarazo ....actividad sexual.„trastor­ o ig á m c i^ jü J íí£ ia .
n os urinario^ y .gastrointestinales ligados, a
la_yida_geüitaL Ajn.ei.VQEIsa, es la falta de menstruación,
Fisiológicamente S£j£&mt£S_d£Ííuii£flarqiiia,

cada.28 días,término medio, de la mucosa ute­


rina preparada para el embarazo, pero no utili­ eia. En cualquier otra condición es p a to ­
zada. (15, 11). De los elementos fisiológi­ lógica, por ejemplo, si nunca llegó a presen­
cos que la motivan y de su composición no tarse quizá se deba a un hirnen im perfora do.,
nos toca a nosotros referirnos, pero reco­ Fig. 94-2, o a o tra ju a lfoxinación congènita.
mendamos a los estudiantes refrescar estos Posteriormente, en la edad reproductiva,
conocimientos previos. son innumerables las ^causas, por las cuales
R ü M ^ ^ .su sp eiid ^ ^la^ n ^ siu ia d im ; genita.-
Su anamnesis tiene que ser lo más
. les, éndócrino.-sexuales. endocrinas,j prgáni-
completa posible, para lo ...cual recomenda­
cas„g£nm ks_y_psi£_Q g£nai dándonos la
mos el cuadro No. 94-1.
naturaleza a entender con esto, que la regu­
lación del ciclo menstrual es un hecho fisio­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-1
lógico delicado, susceptible de interrumpirse
1 .- M F.N ARQIJ IA - - Es la primera menstrua­ por muchas razones a veces aparentemente
ción y constituye la culminación del primer banales.
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CUADRO No. 94-1

ANAMNESIS DE LA MENSTRUACION

Qué preguntar Cómo preguntar

1. - Menarquia 1. - A qué edad se “enferm ó” por


primera vez?

2. - Ritmo 2. - Cada cuantos días se enferma?

3 .- Volumen 3 .- Qué cantidad se enferma?


Cuántos paños diarios se cambia?

4 .- Duración 4 .- Cuántos días le baja la regla?

5 .- Fecha de la última menstruación 5 .- Cuándo se enfermó la última vez?

6. - Color 6. - De qué color es la menstruación?

7 .- Fluidez 7 .- Tiene coágulos?

8. - Síntomas acompañantes—Disme­ 8. - Junto con la regla, le viene algu­


norrea na molestia? antes de la regla? y
después de la regla?

9 .- He i no rra&ia intennenstruaJ. 9 .- Entre regla y regla, le baja sangre?

10.-- Cambios inesperados en cualquie­ 10. - Siempre es igual la menstruación?


ra de sus características Ha notado algún cambio?

n ^ -n sfru a ^ /O T í prcfi-fcrtxcior\ J¡£cnzc.i OA. M ^ n tir u a - c io n *


Fig. 94-1 Esquem a del ciclo rrjp r^ r^ i
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tico de. un embarazo extrauterino ro to T al
cculñio^inípjmáíicQ_deJa _ru.ptura de la vis- 1
cera pelviana, se añade el antecedente de i
que regí?, no se ha presentado desde
hace jdos_£Lj;rJs5JiLe§S& En el período de la
premenopausia, las reglas sufren cambios
en el ritmo f..vojum en,. ..duración.. y otras ,
características, para lo cual, es lógico, se
debe establecer la fecha de la última vez
que menstruo; lo mismo decimos de todos i
aquellos casos en que, por causas patológi­
cas, varía el ritmo o se suspende la regla.
6.- COLOR.— Normalmente es venosa oscurq 1
Cuando,ha permanecido retenida..suele ser
más obscura todavía, igual que en las falsas
Fig. 94-2 H im en Im perforado. menstruaciones. Es roja rutilan te en las
3.- VOLUMEN.—Es m uy variable entre distin­ reglas abundantes: si tiene el aspecto de agua
de lavado_de carne, puede significar que hay
tas mujeres, pero en una misma mujer la
Q^estrucción„de_ tejidos como en el Ca. cérvi-
cantidad, subjetivamente calculada por ella,
coLUíerino. (13).
suele ser más o menos igual todos los meses;
tanto, que ella rápidamente cae en cuenta 7.- FLUIDEZ.— Normalmente no contiene
cuando disminuye o aumenta la cantidad. coigulas o puede tenerlos pequeños y en
La._dismiimcióa, llamada hipornenorra.. es poc? cantidad; pero en las h inerme nortea^
más frecuente en los trast ornas JQ inrim a .1es, pueden ser grandes v numerosos.
que en los orgánicos; mientras que el au-
ui¿iLt£_díd.mLü HKOi, se le llama h i^ im m ft' 8.- SINTOMAS ACOMPAÑANTES.- Dismeno-
rrea o mpnorragia y es más frecuente en rrea.— Se entiende com o tal a la m en stru a-
los tras-toniQsjirgániais. de la esfera genital. cióxL-duloiíiSa. La m ayoría de las m ujeres
Lo importante recalcar es que cualquier suelen presentar uno o_dos d ía s _antes de lq
cambio de las características rutinarias debe m enstruación ligeros cuadros de astenia, te n ­
llamar la atención. sión-m am aria e hipogástrica o pelviana: cam -
b Íp s-d e_ carácterT_estreñim iento o diarrea y
4.- .niIR ACION.— Está relacionada con el
volumen. Lo más frecuente es que dure
da la menstruación suelen desaparecer. Cuan­
entre 3-5 días, pero también se ve mujeres
do los síntomas descritos se intensifican
que menstrúan entre 1-8 días. Las causas
hasta el punto de convertir a los días de
de su variación son parecidas a las del volu­
la menstruación en un verdadero período de
men.
enfermedad, entonces hablamos de la dis-
5.- LA FECHA DE LA ULTEVIA MENSTRUACION, menorrea. En ella, eL período de malestar
tiene especial interés, no sólo porque sirve de puede.em pezar yariosdíasjm tes de la mens-
punto de partida para calcular la edad de un truación, superponerse a ella y aún exten- ^
posible embarazo normal, sino también por­ derse a varios días después. La astenia pue­
que puede marcar el comienzo de una pato­ de ser de tal intensidad, que desempeñar
logía importante. Por ejemplo, en eLdiagam? cualquier actividad es muy difícil;. Ja.Jeii-
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I ••
sión .mamaria puedeconvertirse en doloj: Fisiológicamente es el producto de
(Mastalgia o Mastodinial y hasta pueden la suma de la secreción de moco cervina!
) ap a r a r áreas de „nudosidades en el cua- de la descamación_d,e células _de la vagina y
* drante súpero-externo de los senos; lajiensión
frpngástrica o pelviana, puede convertirse El volumen diario de la secreción vaginal no
I en un intenso cólkp menstruaJL cuyas ca- excede de un centímetro cúbico y ni si­
| racterísticas las veremos a propósito del do­ quiera puede llegar a aflorar al exterior.
lor; y los cambios de_carácter pueden con-
^ ducir a verdaderos estados de Represión, ovulación. mientras que la secreción vulvar
) todo lo cual sume a la paciente en un veida- aumenta en el coitn y
^ Hp.ro estado de enfermedad, ción sexual.
LEUCORREA,- Es
en muchas de ellas, deno seaJaemático. y que puede originarse a cual­
I micuúid&s^^ cuando es- quier altura del aparato „-genital. (10).
Aunque sus causas pueden
' aisangrada. (4,5,21). ser m últiples, sin embargo, p o r las limi­
1 9.- HEMORRAGIA INTERMENSTRUAL.— To­ taciones de esta obra, nosotros sólo nos
da hemorragia intermenstrual es p atológica y referirem os a las más frecuentes o sea
se denomina Metrorragia. Puede presentarse las fisiológicas y aquellas que tienen co­
en cualquier „edad; sus causas son múltiples, mo causa a las afecciones por hongos,
pero destacan por su (que en las ni-
res ^.dültas„y_p-Qsímenopáusicas, la¿_afenda- . -fias, especialm ente ocasionan vulyQYagijQiiis)
nes Qigánicas. como los tumores henignos (17).
y jnaligiiQ S.de la_esf]exa_gfínjíal, razón por la
Ocurre leucorrea fisiológica tan sólo
cual deben merecer siempre la atención del
dos_Y£ces. en la vida de la mujer. Esto es, en
médico.
la recién nacida debido a exposición de nive­
10.- CAMBIOS INESPERADOS EN LA MENS­
TRUACION.— Por último, cuando en una la descamación de células superficiales pro­
mujer reglada normalmente se presenta de duce leucorrea mucosa que desaparece po­
pronto cambios evidentes en cualquiera de cas semanas después del nacimiento. Cuan­
las características, hay que investigar cui­ do se acei£a-la „menarquia. puede también
dadosamente en búsqueda de trastornos presentarse una leucorrea fisiológica debido
funcionales y orgánicos que pueden traducir a que el_ ej¿ td ia _ ^ g in 3L_y^J 1__cej^áx_e5táii
a veces estados peligrosos para la salud y has­ expuestos...a niveles crecientes. _de estróge-
ta para la vida. b q s. (2 ).
Secreción.— Se llama también impropia­
mente, flujo vaginal puesto que su origen ANAMNESIS.- A más de las preguntas aplica­
no sólo es de la vagina; pero desde el princi­ bles a cualquier síntoma, del cuadro No. 3-1,
pio debe ser diferenciada de las pérdidas se debe interrogar sobre el color, olor y
sanguíneas que se encuentran dentro de la cantidad. Como su técnica ya es conocida
menstruación y sus trastornos, o de las me- pasaremos directamente a hacer algunas con­
trorragias. Con este fin se les da el nombre sideraciones al respecto.
genérico de Leucorreas que es como las 1 — y 2.— Las fechas real y aparentes de
llamaremos en adelante. comienzo pueden coincidir puesto que la
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mayoría de las mujeres reconocen inmedia­ miento, uno de los cuales consiste en ad­
tamente si tienen o no tienen flujo. Desgra­ ministrar MelioxiiiigzQj en tabletas de 2'50
ciadamente, ésto no quiere decir que todas mg. por MÍa_jQíal tres veces al día durante
le den importancia, pues muchas de ellas 10 días, acompañándose de la administra­
la pasan por alto durante mucho tiempo. ción de ¿ yulos .vaginales de la misma substan­
3 .— Sobre la forma de comienzo las opi­ cia, para la tricom oniasis, sin descuidar tam­
niones pueden variar, pero muchas pacientes bién el tratam iento para el esposo. En
se quejan de que se inició-de..pronto, luego cambio para la candidiasis se administra
de un período de prurito vulm ., lo cual sólo Nistatina en -óvulos de cien mil unidades,
sirve para el diagnóstico de algunas vulvo- durante 10 días).
yaginitis, según veremos al estudiar el prurito.
7.— EJ_asp.ecto_físico_de.la.leucorrea, com­
4 .— La causa aparente tiene ya un significa­ probable por examen directo tiene interés,
do diferente puesto que el antecedente de pues en la-blenofragia-suele_sex_ahuxid.aat£,
un aato_sejqial^.Qs,p.echasn>-iia££-2:5...di'^, de color amarillo y de ligero mal olor.
pone sobre la pista de la blenorragia o de la Como puede afectay a cualquier nivel del
tricom oniasjs; lag leucorreas _por .^cándida aparato genital, pero especialmente aLcuelkt,
a.lbicans, pueden tener como antecedente el vagina,-jzulvaglánd.uJas_d£_iiarliüía y de
baño en piscinas desaseada* o el u&n de-iopa Skene, la demostración de la secreción puede
interior contaminada.: las tensiones-psíquicas ser fácil. Si afecta también a la uretra.
relacionadas con el_sexa pueden producir aLcompiimiria, Fig. 9 4 4 , dejará salir unas
secreción abundante especialmente de asien­ gotas de pus. En.las portadoras puede no
to vestibular. (19). haber secreción y son causa frecuente de
‘contaminación. Para su diagnóstico defini­
5 . - J^a_JfiUjCQLtea. suele acompañarse de
prurito—xnJbrai, desagradable sensadAn—de. tivo es indispensable la comprobación mi­
croscópica previa coloración Gram o previo
humedud de los gan itales. externos y ocasio­
cultivo en un medio selectivo; también se
nalmente doIores-ldpügástnaQs. o &a£ios_no.
muy_intensos; pero en muchas mujeres. hi- puede utilizar el método de los anticuerpos
p&tsensihies, n£.urúpaias_o_demasiadü_recsla- fluorescentes.
S3S, pueden presentarse importantes síntomas La. leucorrea por Cándida Albicans. se
psicógenos. como reacciones de aag.uslia, caracteriza por ser de aspecto m antennsn y
de.pjccsión,,emocional, reiLC.dQ.nfi.s, dfí cólera, mal olor, sigue en frecuencia a la de
lknto-facil, etc.

6 .— Evolución: La secreción gonococcica,


abandonada a su suerte puede ser muy abun­
dante y afectar en forma ascendente al
útero (endometritis), trompas y anexos
(an^jtis.^islyip.exüíHiiíis). dando origen a
los síntomas propios de estas afecciones,
especialmente dolores pelvianos, que los
estudiaremos más adelante. Las-secreciones,
de.Jas_mico.sis-y tricomonas pueden durar
nLU.cho-JiejDp£L^i-JiP_son-trat.adas„apQxtima-
raenie. (Existen varios esquemas de trata­ Flg. 94-4 Prolapso genital
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I ricoinoaas que es la más común en nuestro
m edio. (9). U ~ d g J[asjrj£ Q in m iao ag ijials¿
uele ser amarilla, esp.uraQ¿a_y,-d.a_nl,ar.íí ¿ido..
P® El diagnóstico de laboratorio para de-
(p term in a r la presencia de una tricomona se
^ e f e c tú a colocando una gota de secreción
^ v a g in a l en una lámina de vidrio a la que se
H fcñade una gota de suero fisiológico. Se
^^»bserva directamente al microscopio apre­
ciándose las características del parásito que
®®es un flagelado ovoide de más o menos 30
icras de longitud por 10 a 15 mieras de
diámetro. Tiene en un extremo un penacho
^ d e flagelos alargados y en el polo opuesto
* u n solo flagelo. (16) Fig. 94-5. Además la
^ c á n d id a albicans puede ser reconocida por
cultivo en medio de Sabouraud. A estas
(le u c o rre a s podríamos añadir las de la vagi-
¡pnitis senil, que traducen un hipoestrogenis-
^ n i o . Naturalmente existen otras más, n a d ­
a d a s en el endometrio y trompas, pero esas
^ c o m p e te n más al campo de la ginecología
^especial. Lo que sí queremos resaltar es que
el examen de toda Leucorrea debe ir acom-
$ panado del examen físico genital puesto que
^ m u ch as veces pueden esconder afecciones
de otro tipo, especialmente en las cervicitis
Fig. 94-5 Imagen de una tricom ona.
™en las que puede encontrarse desde una
^afección banal, hasta un cáncer cérvico- JM aiL jG in em lág k o .- La inervación del
^ u terin o . aparato genital femenino, nos permite co­
nocer sus características y sitios de ori­
i gen. En ella podemos com probar que
^PRlJRlXQ3CUJLyAR.- Afecta especialmente a los genitales extemos y el tercio infe­
la mucosa inter-labial y del clítoris y suele rior de la vagina reciben, inervación del
^acom pañar a las vulvitis de cualquier etiología. pudendo y sus fibras van a dar a la médula
^ S i no hay causa orgánica local o general para luego formar parte de las vías de la

¡
que lo explique se habla de prurito esencial, sensibilidad consciente; darán por tanto sen­
y puede verse en pacientes con cargas saciones de dolor localizado; mientras que
psicopáticas. En las m_ujexes_adiillas, acom- el resto de la vagina, todo el útero, las
|.p am _ frecuentemente a la diabetes mellitus: trompas, los ovarios, los anexos y el pe­
^m ientras que en otras de cualquier edad, ritoneo pelviano reciben inervación del sis­
I incluso en las .niñas, puede acompañar a tema nervioso neurovegetativo y por tanto
el mecanismo de sus dolores es referido a
| liquen_esclemsa,ieucopIaquia, etc. ( 2). través de la segmentación metamèrica de la
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médula, hacia las zonas cutáneas de Head. pr.okp^_JileiixL9 jtnáM[iie_dpJí2i_&iieleJiaí)£r
Obsérvese además que la inervación vagal una „sensación de p eso que „desciende hacia
del útero, se hace a través del nervio el p erin é: en este caso el m enor esfuerzo
pélvico que procede de los segmentos sa­ o el pujo dem uestran a la simple inspec­
cros; que el plexo ovárico, procedente del ción la salida del útero.
ganglio mesentérico, se origina en los seg­
mentos DIO, D i 1 y D12. 4.- CAUSA APARENTE.- El acto sexual do­
loroso por desproporción genital o maniobras
La anamnesis del dolor ginecológico
demasiado bruscas pueden ser causa de do­
no requiere de otra técnica que no sea la
lor vaginal. .La-dispaieunk, o. coito doloro-
misma que la de cualquier dolor, excepto
so, puede tener como causa una lesión
porque es bueno añadir uhas preguntas que
argánica_genital o, lo que esvmás_freLCuente,
lo relacionan con el ciclo menstrual:
atribuirse a causas—psicágenas como falta
En qué día del mes se le presenta el dolor? .
de. afecto v rechazo al esposo, tem o r al
a mitad del mes? , días antes de la regla,
embarazo, etc. (3). La presencia de la mens­
durante la menstruación o después de ella?
truación o el permanecer mucho tiempo de
Las comentaremos en el número 19.
pie, pueden originar el dolor de las .xetrapa-
sicLones. (re lm y e rsiá n ._ o ^ ± n ^ uterir
CONSIDERACIONES ACERCA DEL DO­
üas. (12). Algunas hipogastralgias pueden
LOR GINECOLOGICO:
estar causadas por razones psicógenas rela­
cionadas con el sexo, pueden ser las mismas
1.- FECHA APARENTE DE COMIENZO.- En
que motivan la dispareunia u otras como
los cuadms_iag.udos como en la tn rción del
prejuicios contra la actividad sexual, sexo
pedículo de un tum or o quiste ovárico, r.up-
reprimido, etc.; pero aunque son relativa­
mente frecuentes, sin embargo, siempre de­
aneiülis.agud.as_áeLdolQr-p.u.ede_lenfir_sñJo_po-
ben ser motivo de un examen genital com­
pleto para descartar cualquier alteración
orgánica.
2.- FECHA REAL DE COMIENZO.- En las a-
nexitis.crónicas oLdolor puede durar ya varias 5.- SITIO DEL DOLOR.- Las afecciones vul-
semanas-ja. rafafis, y cuando se reagudizan vares y del tercio inferior de la vagina, suelen
pueden dar síntomas de anexitis. aguda. producir dolores localizados y son de fácil
Las_salpingitis.Jfljs_lrastornos de la posición identificación; pueden presentarse en las
del útero (Retroyersiones), el dolor puede vulvovaginitis, pero especialmente, en los
abscesos de las glándulas de B arthohhode
3.- INTENSIDAD— Los cuadros agudos antes Skene. Las afecciones u terinas suelen pmdlL-
mencionados suelen producir dolores muv cir hipogastralgias, mientras que de las trom ­
iiiiensQS, especialmente la ruptura del em­ pas u ovarios .s uelen dar iliacalgias-en el lado
barazo extrauterino; mientras que los cua­ correspondiente. El dolor muchas veces es
dros subagudos y clónicos suelen dar un tan intenso que la paciente no puede delimi­
dolor de mediana intensidad; pero se debe tar con precisión el punto exacto de locali­
recalcar que el Ca. uterino, especialmente zación. En consecuencia el sitio del dolorfl
del cuello, puede cursar durante mucho puede tener un valor relativo especialmente
tiempo sin dolor alguno, para empezar a en las afecciones uterinas según vamos a ver
doler sólo cuando ya hay metástasis; en el a continuación.
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6.- IRRADIACION.- Lo m ás característico es rinas se acompañan a veces de trastornos
* que eüjíilQ r uterino se irradie hacia .la región menstruales, y a veces, estas retroversiones
i ^[m hosacra. y el ováricohacia la dorsal b aja, pueden ser causa de esterilidad debido a que
correspondiendo a las m etám eras analizadas el cuello del útero se encuentra dirigido ha­
en la inervación. En efecto, en las retroposi- cia retropubis y no localizado hacia coxis
1 ciones del útero, en los tumores posteriores como es lo normal.
del m ism o cuando éstos son m uy volum ino­
9 - 10 - 11 y 12.— No suele relacionarse
sos, al com prim ir al plexosacro irradia el
con los alimentos, no tiene horario ni pe-
dolor hacia la región lum bosacra; igual en las
rioridad.
endom etriosis y en procesos inflam atorios
adherenciales que fijan al útero hacia atrás; 13.- RELACION CON LA MICCION.- Aunque
la lumbagia_pu£d.e_ser^LprimejL_síntamá_de son m uy frecuentes los trastornos urinarios
_un Ca. de .cuello con me_tásíasis.aJQ<Lgangli£)S en las ginecopatías, sin embargo, con el dolor
üíac.o^rLj:uyjaj:asQ_piLe¿eJrxajdiaisñ^.dejiiás genital propiamente dicho no tiene una rela­
ai.oJargajieJa_cara..p£LStexiox_de_la-exíremi,- ción directa.
ri?d inferior, correspondiente por r.om prom i- 14.- Igual decimos de su relación con la
so de las raíces del n ervio ciático. deposición a excepción de aquellos casos
7.- TIPO DE DOLOR.- Las contracciones es- en que exista tumoraciones que ejerci­
pásticas de las trom pas y del ú tero pue­ ten presión directa sobre colon o recto.
den producir dolores cólicos com o el de­ 15.- RELACION CON LAS ACTITUDES Y DE­
nom inado “ cálÍ£Q_jm.eiisimal” pero cuan­ CUBITOS.- En términos generales, puede
do se trata de procesos que involucran decirse que los dolores.-genitales se ali-
a las paredes de estas visceras o de los vian con el reposo en _cama. mientras que
ovarios, como los tum ores benignos o malig­ la_actitud de pie agrava el del prolapso
nos y sus metástasis, el dx)loi_.es__cx)iLtiiiu_Q, ggüital; la. deambulación incrementa ,el de las
muchas-yeces-le.Yfi, pero tam bién con inter­ anejsiíis,.
m itencias ssyeras.
8.- SINTOMAS ACOMPAÑANTES.- En los ca­ 16.- RELACION CON LOS MEDICAMENTOS.—
sos de t orción daJ__ped ían la --d e _ u n _ tu - Los dolores de tipo .cólicp como el de la
mo r_o-_quiste,_o.y.áiic.Q, üL dolax se acom ­ menstruación calman con los antiespasmódi-
paña rápidamente de náusea-, vómito., .ta­ gqs mientras que los dolores de origen infla­
quicardia y a veces-fiebxe; el examen génito- matorio o tumoral se alivian con los.jjn^lgé.si-
abdominal descubre el tumor. Eo_gjLgmhai3 r cos.
zo„Jubárico._roto., de.bido_a—la_hemorxa.- 17.- EVOLUCION.— Los dolores de o rigen,tu i
gia interna pueden aparecer rápidam ente m acal sólo se alivian definitivam ente con
signos de anem ia -aguda, y m ás tarde de
k^xtixpacióii_del_tim iQ f. Los ocasionados
sh ock h ipovolémico-; puede haber hem o­ por teJxa^gxsióii. se rintensifican.-durante-_el
rragia genital y naturalm ente sign.0-s=d£^ahr- p.erío.do_jaigjisjtrjigl; se alivian_coDJ.a_mena-
¿Qmen_agudo. En las anexitiV— agudas. pausia al iniciarse la involución uterina.
aparece fiebi^-laucocitosis^ y al tacto va­
ginal se encuentra los anexos engrosados 18.- EL ESTADO ACTUAL.- Depende de la
y sensibles, el estado general es bueno a dife­
evolución.
rencia de los casos anteriores. Los do ­ 19.- RELACION CON EL CICLO MENSTRUAL.-
lores que acarrean las retro versiones u te ­ Algunas mujeres suelen sufrir dolores pélvicos,
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especialmeníe iliacalgias en el día_dg_la oyula- Historia Obstétrica.— Es el momento de


ción., “ dnlpr f'.afnrceavo d ía” ]o que debe realizar una anamnesis completa desde el
tomarse en cuenta cuando se analiza sobre­ inicio de su vida sexual activa, entendiéndose
todo la iliacalgia del lado derecho; a lo largo por esto, la iniciación de la vida marital
del tiempo suelen ser más o menos alter­ seguido de interrogatorio sobre la evolución
nos según el ovario que haya ovulado. ( 5) de sus embarazos, partos y formas de con­
Los dolores hipogástricos con sus irradiacio­ trol de fertilidad. El cuadro No. 94-2 nos
nes ya comentadas de la dismenorrea o dolor indica el qué y el cómo preguntar.
pélvico que precede y o acompaña a la
rilenstruación es el trastorno más frecuente
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-2
en las mujeres jóvenes. (3,11). Conviene
En el interrogatorio obstétrico es importante
investigar su etiología para analizar si se
preguntar la fecha en que inició su vi­
trata de un problema orgánico o psicológico.
da sexual activa ya que algunas mujeres

CUADRO No. 94-2


ANAMNESIS_DE, LA ..IIISTO R U .0B S1ETR IC A

Qué preguntar Cómo preguntar


1.— Inicio de vida sexual activa 1.- A qué edad inició relaciones
sexuales o a que edad se casó?
1.1 Prim 3ra.gesia_ción 1.1 A qué tiempo de casar­
se so embarazó?
1.2 K -úm em jlejm hatazas 1.2 Cuántos embarazos ha
tenido?
1.3 Patología.C-oexistente, 1.3 Qué problemas ha teni­
do en los embarazos y
en los partos?
1.4 N,úmexo_dfi_cfisáre.as. 1.4 Cuántas cesáreas le han
hecho y por qué?
1.5 NimgL0_de_3JiQriü§ 1.5 Ha tenido arrojos? , fue­
ron espontáneos? A
qué edad gestacional?
1.6 Hijos vivos 1.6 Cuántos hijos tiene?
De qué murieron los
otros?
1.7 Fecha del último parto 1.7 Qué edad tiene su úl­
timo hijo?
2.— Medidasjiilic.onccp.tiYas 2.— Cómo se cuida para no em ­
barazar? «
3 .- Ulrimo.p.erj^diij]QeüSlxuiiI? 3.— Cuándo fué su última regla?
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solteras tienen lujos aún siendo solteras ciente nos refiere que está tomando anticon­
si se pregunta la edad de su m atri­ ceptivos se interrogará sobre una posible
m o n io no corresponderá con el inicio de ganancia o pérdida de peso; si en cambio nos
a su vida sexual o se sentirá incómoda al cuenta que le efectuaron ligadura de trom ­
resp o n d er. Además tiene importancia el pas, insistiremos sobre probables molestias
^saber a qué tiempo de tener relaciones sexua­ que ella presente y que cuándo le efectuaron
l e s concibió para valorar si pudo haber habi­ dicho procedimiento. Una pregunta que no
do o no un periodo de esterilidad. (14). debe faltar es la fecha de la última regla
Deberá insistirse sobre la evolución por la posibilidad de una gestación o para
^ de los embarazos, tratar por el interrogatorio conocer la fecha de la menopausia.
^de esclarecer la probable patología que la Síntomas urinarios.— Con mucha frecuencia
paciente nos trata de explicar. En igual las mujeres presentan molestias urinarias
^ forma, analizar alteraciones que pudiesen que tienen su origen en causas ginecológicas;
$ haberse presentado durante el parto. Al por ejemplo las compresiones del .ú ter_q
preferirnos a las cesáreas será importante in­ pyMe.n^daLJÍisiuüa y .ppjaquiuria; las in-
dagar a la paciente si conoce la causa por la fe_cciones_,.ginej5ológi.cas_pu.eAen^ontaminar
^que le efectuaron la intervención, la evolu­ la ,-umtra..
c i ó n postoperatoria, si no tuvo complica­ los prolapsos genitales
c io n e s de tipo infeccioso. Al referirnos en el cistoc.ele..puede_jacasionarjLncDníinencia_uri-
"interrogatorio al número de abortos que la naria con infecciones crónicas, tum ores ge -
Apaciente nos refiere tenemos que insistir
&sobre si ellos han sido, espontáneos para va­ uréteres por invasión o por compresión.
lorar si se trata de una paciente a la que se le La técnica de la anamnesis y de todo examen
$ cataloga como.3bÁ>Lt.3.djD.i3J^ médico de esta patología se encuentra en el
^ tres abortos espontáneos) en la misma que capítulo del aparato urinario.
habrá que investigar causas de origen endó- Síntomas digestivos.— Por las mismas razo­
* crino, anatómico, etc. Si en cambio los nes antes expuestas, de vecindad, el aparato
^abortos han sido provocados será necesario digestivo puede ser afectado por patología
I recavar acerca de que si fue profesional o de origen ginecológico; así por ejemplo
empírico quien lo efectuó por la evolución algunos dolores originados a nivel del rp.r.to
&.que pueda tener. ¿2_sigm a, pueden traducir cuadros semio-
clusivos resultantes de piesenciaudc-tumores
^ La edad gcstacional a la que se produ­
genitales o a veces por pelviperjjtQüiíis con­
je r o n los abortos es im portante que se inves-
secutivos a procesos infecciosos iniciados en
^ tigue en el caso de los espontáneos por ser­
el aparato genital.
virnos para relacionar si éstos tienen una cau-
^sa anatómica que los desencadena (incom- TRASTORNOS DEL ACTO SEXUAL.- La ac­
| petencia cervical). tividad sexual de una mujer puede es­
^ El indagar sobre la fecha del último tar acompañada de molestias que muchas
parto tiene la finalidad de conocer si la veces permanecen ocultas por un equi­
l, paciente lleva un control de fertilidad y de vocado recelo de consultar al médico so­
| qué tipo; si la respuesta es afirmativa debe- bre estos trastornos. Sin embargo mu­
. mos profundizar respecto a qué molestias le chas mujeres sienten más bien un alivio
han ocasionado; así por ejemplo, si la pa­ cuando este tema es abordado por el mé­
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- 628 -
dico, de quien esperan naturalmente un con­ instrumentales del examen ginecológico, pro­
sejo oportuno y eficaz. Sólo nos re­ duciendo cuando se intenta realizarlos, dolo­
ferimos a las más frecuentes como la fri­ res intensos que dificultan toda acción. Se
gidez, el vaginismo y a la nerviosidad post- deben en gran número de veces a trastornos
coital. El cuadro No. 94-3 nos resume- psicológicos y emocionales resultantes de
el qué y el cómo preguntar. desagradables experiencias sexuales previas.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-3 Se llama dispareunia al dolor vaginal o
Es conveniente iniciar este interrogatorio con -pexineal que se^presenta durante el actn
una pregunta general porque permite a la sexual como consecuencia de trastornos oreá-
paciente una exposición espontánea sobre nic_os_del.¿paialo_geiiit5l, de desproporcio­
sus molestias lo cual le dá al médico una nes anatómicas o alteraciones psicogénicas. I
pauta sobre la profundidad y confianza Las--vagjnitis^suelei}_ ser causa del dolor de (
con la que puede tratar el tema; tómese en la-vagina~y-pueden_dar dispareunia, pero si
cuenta que no todas las mujeres están dis­ la paciente refiere dolor localizado más *
puestas a este tipo de diálogo ni todas le bien en la rjggiónjsacmcoxígea, o en el hippr <
dan a la esfera sexual el mismo valor. gasíliQ-, habrá que investigar l^pxejsencia. de ^
YACtMlSMn Y.J)TSRAÜ.EILN.IA Ante todo es
indispensable establecer la diferencia entre anexi tk que sean las causantes de este pro- {
los dos términos puesto que, en ambos exis­ blema. Cuando no se encuentra patología ^
te dol,0.r; sin embargo el comportamiento de orgánica y la molestia persiste, se hará nece­
éste frente al acto sexual es diferente. En sario la colaboración del psiquiatra. (
FRIG ID EZ.- La falta o dificultad que tiene {
Ia_m.uje.i-. para alcanzar un grado normal de ^
voluntarias de los m úsculos vulvovaginales excitaciójL_sexual. ...u..oxgasmo. involucra el
y_de1 elevador..del ,an_Q, que im piden_elj.ciQ término de frigidez que pue¿le__delierse. a (
§e;sml y aún a las maniobras m anuales e problemas o situaciones temporales como ^

i
CUADRO No. 94-3
i
ANAMNESIS DEL ACTO SEXUAL
i

Q ué preguntar Cómo preguntar i

1.— Pregunta general 1 .— Son sus relaciones sexuales


normales? i
2.— Frigidez 2- Su apetito sexual es normal?
3.— Vaginismo y Dispareunia 3 .— El acto sexual le causa algún i
dolor, y en qué sitio?
4 .— Nerviosidad postcoitum 4 .— Le causa satisfacción plena el
acto sexual o le deja alguna
molestia?
5.— Frecuencia 5.— Con qué frecuencia tiene re­
laciones sexuales?
$ www.medibooksnica.net63.net - 629 -
I
« p o r ejem plo el te m o r.^ l.em b ara zo ; pero es L itt, I. F. & Cohen, M. I. Age a t M enarche:
^m ás com ún que obedezca a trastornos o coa- a changing p attern and its relationship to
ethnic origin and deliquency. Jo u rn a l of
Ifü c to s .. p.sic.osex_u^lej_pjofundQS. M uchas Pediatrics. 82, 288-289. 1973
aveces lo confunden o tratan de involucrarlo 8.— Marshall W. A. Crecim iento y desarrollo
con otros síntom as como la dispareunia o sexual secundario y anom alías relacionadas.
G inecología y O bstetricia. Temas A ctuales.
rs o n renuentes a adm itir la existencia del Diciem bre 1974 593-618. Nueva E ditorial
^problem a. Interam ericana, México.
9.— Narváez C. R om eo: Parasitosis del cueUo u —
^ “NERVIOSIDAD POSTCOITO”. - Va relaciona­ terino. T ribuna Médica. Marzo 1980.
da esta queja con los síntom as que antes se No. 49. 32-36
10.— N ovak E dm und R. Seegar Jones G eorgeanna,
^han descrito pues la insatisfacción del actn
Jones H ow ard Jr..— T ratado de G inecolo­
|sexuaLco.nlle va.a .q.ueJajrnuj expueda_sufrir.dc- gía 625-628. Nueva E ditorial In teram erica­
. sarreglos-psico-somáticos que se trad ucen en. na. 1971, México.
11.— Novak E dm und R. Seegar Jones G eorgeanna,
"hip.ogastralgias,«cefalea e inestabilidad em o: Jones H ow ard Jr. Historia clínica, exam en
íc iQ u a J, físico e intervenciones operatorias en gine­
cología. 92-115. T ratado de G inecología.
^FRECUENCIA.— Al interrogar a la paciente Nueva E ditorial Interam ericana. 1971,
^sobre este punto deberá aclarársele que no México.
es sólo por curiosidad del interrogador sino 12.— Novak E dm und R. Seegar Jones G eorgeanna,
Jones H ow ard Jr. Relajaciones, fístulas y
^que tiene que ver con la necesidad de cono­ posiciones anorm ales. T ratado de G ineco­
c e r la posibilidad de que se produzca o no logía. 288-317. N ueva E ditorial Interam e­
un embarazo. Tiene más interés en el caso ricana. 1971, México.
13.— N ovak E dm und R. Seegar Jones G eorgeanna,
^de esterilidad conyugal. Jones H ow ard Jr.. Diagnóstico del cáncer
> cervical. T ratado de Ginecología. 267-287.
Nueva E ditorial Americana. 1971, México.
I B IB L IO G R A F IA
14.— Oseguera Palomar José. ZavaJa i\lartíne¿
► l.- B rundtland, G. H. & Walloe, L. M enarchaeal EzequieL Propedeútica ginecológica. Ele­
age in N orw ay.— N ature, 241, 478-479. m entos de Ginecología y O bstetricia. T om o
> (1973) II 640-654. A sociación de M édicos H ospital
Caprario V incent J .— Vulvovaginitis y otras de G íneco O bstetricia No. 3-I.M .S.S. 1976,
>2- - lesiones locales de la v u lv a.. Ginecología y México.
Obstetricia. Temas Actuales. 533-552. Di­ 15.— R ichardson, G. S.: Ovarian Physiology. New
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3.— Cooper A lan J. Factores Psicosociales en la 16.— R obbins S. L. Patología E stru ctu ral y F u n ­
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-630-
21.— Zarate A rturo. Macgregor Carlos, Castelazo
Ayala Luis. Trastornos asociados a la mens­
truación. Endocrinología Ginecológica y del
Embarazo. 64-71. La Prensa Médica Mexi­
cana. 1973.

C A P IT U L O 95

E X A M E N F IS IC O
Fig 95-1 Posición para exam en ginecológico

INTRODUCCION.— Insistimos una vez más, <


POSICION DE EXAMEN G1NECOLOGICO.-
que el examen ginecológico debe ser consi­
derado como parte del examen médico Fig. 95-1. Como puede verse, la pacien- *
general y nosotros lo tomamos aquí dentro t e . debe estar acostada en cúbito d or- (
de esos’términos, dejando para la cátedra sal o más exactamente dorsosacra, es de- ^
de gíneco obstetricia las minuciosidades de cir, con la espalda ligeramente levanta­
tipo especial. da, con las piernas flexionadas a nivel ^
de las rodillas y de la pelvis y en com- 4
Por otra parte, téngase en cuenta que pleta abducción, de tal manera que to ­
este procedimiento debe realizarse luego del do el periné debe quedar al descubierto. *
examen general de la paciente en el que no se Las piernas pueden descansar sobre las pier- {
puede prescindir de ninguno de los sistemas ñeras de la mesa de examen, yá sea a nivel del .
o aparatos de la estructura humana; y más, hueco poplíteo con los talones sobre adita­
si se tiene en cuenta que una buena parte de mentos apropiados. Se debe cubrir el |
los signos de origen ginecológico se los en­ abdomen con una sábana y las extremida- |
cuentra distribuidos en todo el cuerpo; por des inferiores con unas pierneras. La mesa
ejemplo la facie de la embarazada, las mo­ del examen debe ser suave pero de superficie í
dificaciones de las glándulas mamarias en firme es decir que no se hunda. La ilumi- |
el embarazo, el cuello alado del Síndrome de nación debe ser directa con una lámpara y el
Thum er; la distribución viriloide del vello médico debe colocarse preferiblemente sen- "
corporal en el Síndrome de Stein-Leventhal; tado de frente al periné de la enferma, de ^
los cambios de la tensión arterial y de todo tal manera que con la vista inspeccione toda a
el aparato cardio-vascular y renal en el la región. Es muy aconsejable que una en­
embarazo, etc. fermera o una persona del sexo femenino |
Procederemos al examen en forma pro­ pariente o amiga de la paciente le acompañe ^
gresiva; es decir, empezaremos con la ob­ todo el tiempo mientras dura el examen,
servación y exploración de los genitales ésto por razones que no ameritan mucha (
externos para luego continuar con el exa­ explicación. g
men de la vagina previa colocación de espe­ EXAMEN DE LOS GENITALES EXTERNOS- g
jo vaginal, prosiguiendo luego a la explora­ Debe ser sistemático y teniendo siempre pre-
ción del útero y anexos; pero para realizar sente la anatonía normal. Nosotros seguire- 1
esta exploración se hace imprescindible que mos el orden del cuadro No. 95-1: %
la paciente sea colocada en la posición ade­ 1) examen en conjunto; 2) vello; 3) anoma­
cuada para el efecto. lías anatómicas; 4) lesiones de la piel y "I
I
www.medibooksnica.net63.net -631 -
fBP
mucosa vu!var;5) examen del clítoris; 6) ure- bros, toráx y cara. En estos casos hay que
® í r a y glándulas parauretrales; 7) himen, la- pensar en trastornos ováricos y suprarrenales.
m bios menores; 8) labios mayores y glándulas La ausencia total de vello tam ­
A je Bartholin; 9) Examen funcional del bién es de importancia pues nos habla de una
^ periné. Cómo examinar: La mayoría falta en el aporte hormonal. También debe
19 del examen externo depende de la inspec- buscarse la presencia de parásitos propios
A c ió n ; la palpación es necesaria en determi- de la región (pedículus pubis).
~ nados instantes que los mencionaremos en 3) ANOMALIAS ANATOMICAS.- Se relaciona
® el momento adecuado. sobre todo con mal formaciones congénitas
de las cuales simplemente enumeraremos al­
CUADRO No. 95-1 gunas por pertenecer directamente al campo
EXAMEN DE LOS de la ginecología. Aglutinaciones de labios,
GENITALES EXTERNOS es decir, fusión por adherencias de los labios
mayores y menores de un lado con los del
Qué examinar otro hasta el punto que pueden simular el ra­
1.-Examen en conjunto fe medio del periné masculino. El hi­
2.- Vello men' imperforado Fig. 94-2, la ausencia
3 .-Anomalías anatómicas de vagina, tabiques vaginales longitudinales
4 .-Lesiones de piel y mucosa vulvar o transversos Fig. 95-6, 95-7.
5 .-Examen del clítoris 4) LESIONES DE LA PIEL O MUCOSA
6 .-Uretra y glándulas parauretrales VULVAR.- Mencionaremos al intertrigo
7 .-Himen y labios menores Fig. No. 95-8, visible en los pliegues in­
8 .-Labios mayores y glándulas de Bar­ terlabiales, debido a la humedad exce -
tholin. siva, se aprecia la piel roja y a veceí
9 .-Examen funcional del periné con fisuras longitudinales. Las micosis
Fig. No. 95-9, primarias o secundarias a las
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 95-1 vaginitis micóticas que producen leucorrea,
según hemos mencionado antes, se ven en la
® 1) EXAMEN EN CONJUNTO: La vulva puede
vulva como pequeños acúmulos de algodón,
$ presentarse edematosa, hinchada, en mu-
en estos casos hay que pensar siempre en la
^ c h o s casos de anasarca, en casos de par­
coexistencia de diabetes mellitus. Las vári­
tos m uy prolongados o traumáticos, como
ces de la vulva, que pueden llegar a ser
S^por ejemplo luego de aplicación de fórceps,
de gran tamaño, se ven en especial du­
g^en ciertos problemas intra-abdomínales oca-
rante el embarazo. Ulcera aguda simpie
_ sionados por tumoraciones que comprimen
Fig. 95-11, de origen incierto que producen
®Ha circulación linfática de retorno; también
ligero dolor y ceden a simples tratamientos
§}se observa esto en los casos de traumatismos
antisépticos. El chancro sifilítico Fig. 95-12,
^ d irecto s o problemas vasculares locales.
de asiento vulvar mucho menos frecuente
^ 2 ) EXAMEN DEL VELLO.- Tiene im portancia que de localización vaginal o cervical, se
cuando está aum entado en cantidad y tiene ve como una úlcera pequeña, ovoide o re­
una distribución de tip o viriloide, con p ro ­ dondeada, con bordes duros que sobresalen
longaciones de su im plantación hacia el om ­ ligeramente en la superficie que es de color
bligo y cara interna del m uslo, pudiendo pardo rojizo sucio y se acompaña de adeni­
apreciarse además aum ento a nivel de m iem ­ tis inguinal (aparece después de 21 a 30
Fig. 95-8 y 9. Lárn X V III.
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¿ I f l j f e í
^ Jjllf^ l

'F ig . 9 5 -1 2 C h a n c r o s if ilític o

las leucodermias, propias de la juventud,


no dan síntomas, El vitÍligo, se asocia con
infecciones crónicas; los carcinomas in situ
F ig . 9 5 -6 T a b iq u e v a g in a l tr a n s v e rs o
y cáncer invasor pueden tener un período
en el que la piel pierde su color y presenta
placas leücoplásicas. El Condiloma plano
es secundario a la sífilis; el condiloma
acuminado, Fig. 95-18, que tiene aspec­
to de coliflor, es doloroso a la presión
y su etiología es viral; estas dos variedades
de condilomas se clasifican dentro de las
lesiones verrugosas.

5) EXAMEN DEL CLITORIS.- Se lo encuentra


en la línea media, entre los labios mayores,
mide algo más de un centím etro y su color
normal es rojo azulino. Crece en algunos tu­
mores masculinizantes y en los seudo-herma-
froditismos masculinizantes.

F ig. 9 5 -7 V a g in a d o b l e ( ta b iq u e lo n g itu d in a l) 6) EXAMEN DEL HIMEN.- En las mujeres que


no han tenido relaciones sexuales puede
días de la exposición).
presentarse de forma semilunar, franjeado,
El herpes simple muy frecuente­ cribiforme, biperforado, Fig. 95-19; después
mente se inicia como una vesícula que luego de las relaciones sexuales y el parto quedan á
puede dejar pequeñas ulceraciones; puede vestigios del mismo que se denomina carún- 1
pasar inadvertido porque produce pocas mo­ culas himeneales, Fig. 95-20; en las m ultí- t
lestias caracterizadas por ligero dolor, fe­ paras el orificio vaginal puede quedar entre- |
brículas. Las despigmentaciones suelen ser abierto.
Fig. 9 5 -1 8 : L á m . X V III .
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F ig . 9 5 -1 4 L e u c o d e r m ia

OVAL LABIADO

F ig . 9 5 -2 0 C a r ú n c u la s h im e n e a le s

en el caso de las uretritis. En muchas


SEM ILUN AR CRIB1FORME ocasiones es necesario extraer dicha secre­
F ig . 9 5 -1 9 H ü n e n de virgen ción para su examen. En estos casos es
conveniente exprimir la uretra para lo cual
7) EXAMEN DE LA URETRA - Con cierta
debe introducirse el dedo índice en la va­
frecuencia la uretra participa de las afec­
gina, con su pulpejo dirigido hacia arri­
ciones vulvares, especialmente su meato
| que puede encontrársele rojo, y puede de­ ba, comprimir la pared anterior hasta to ­
car la uretra, se irá desplazando el de­
jar salir secreción al efectuar el examen
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-6 3 4 -
do en dirección hacia el m eato sin dejar
de presionar. Asi se facilita la salida de
la secreción que pueda haber en la uretra
o en las glándulas parauretrales.
8) EXAMEN DE LAS GLANDULAS DE BAR-
THOLIN.— Ya sea por infección de go­
nococos, colibacilos u otras bacterias, las
glándulas pueden inflamarse y producir do­
lor intenso, hinchazón, fiebre y a veces
expulsión a través de su conducto ex­
cretor de un liquido purulento. Se lo
palpa entre los dedos índice y pulgar
como se aprecia en la Fig. 95-22. Es necesa­
rio efectuar la diferenciación entre el absceso
y el quiste de la glándula de Bartholin puesto
que el primero guardará las características
antes mencionadas en cambio el quiste puede F ig . 9 5 -2 2 M a n io b r a p a r a e x p l o r a r la s g lá n d u ­
tan solamente ser un hallazgo exploratorio las d e B a r th o lin .

sin que la paciente refiera sintomatologia.


(1,3).

9) Continuando el examen del periné fe­


menino, corresponde efectuar la EXPLORA­
CION FUNCIONAL del mismo, en busca de
alteraciones de la estática pélvica y de la inte­
gridad del piso pélvico.
A la simple visualización del periné,
podemos apreciar la presencia de cicatrices
posteriores a episiotomías -o desgarros de
periné posterior. Fig. 94-4. Se denomina
desgarro de primer grado cuando solamente
la lesión interesa piel y mucosa perineala
nivel de introito. El desgarro de segundo
grado se lo denomina así cuando está com­
prom etido piel, mucosa y plano muscular.
Desgarroxde tercer grado es cuando práctica­ uno. Si la pared anterior llega a introito
mente está abolido el periné ya que la lesión que se trata de cistocele grado dos. Y si la
llega hasta esfínter anal o interesa también anterior de vagina rebasa el introito, se cla­
a éste. A continuación solicitamos a la pa­ sificará como un cistocele grado tres.
ciente que haga esfuerzo de pujo, con lo que Fig. 95-24. Cuando el descenso de la
podemos apreciar si existe o no descenso de pared anterior involucra a la uretra y la
la pared anterior de la vagina, si ésta no mucosa que recubre a ésta, se habla de
desciende hasta llegar a nivel de introito, cistouretrocele y la clasificación por grados
consideramos se trata de un cistocele grado será similar. (2,5)
9 www.medibooksnica.net63.net 635 -
Al momento que la paciente efectúa
^ esfu erzo de pujo se debe observar si presen­
t a emisión involuntaria de orina, lo que nos
s in d ic a r á la presencia de incontinencia urina­
ria de esfuerzo que generalmente está rela­
c i o n a d a con los problemas antes menciona-
A dos.
“ En similares condiciones se efectuará
™ a exploración de la pared posterior de la
^vagina para ver la existencia o no de recto-
^ e l e clasificándole igualmente en tres grados
teniendo asimismo como sitio de referencia
® el introito. Fig. 95-25 (2,5).
®SXPLORAClON CON ESPEJO.-Una vez efec­
t u a d a la exploración externa, pasam os a reali-
r zar el exam en ginecológico con espejo para lo
^ c u a l se utiliza el espejo vaginal de “pico de pa-
^ o ” o Bivalvo de Graves Fig. 95-26, que tiene la
¡^ventaja de poder abrir sus valvas en form a
^ v e rtic al. Tiene diferentes tam años, grande,
^ tn e d ia n o y pequeño según las dimensiones
t f e l introito y de la vagina a explorarse.
Puede también utilizarse el espejo de
ims Fig. 95-27, el cual tiene una valva
Qbn cada extremo. Este último no brinda
^ g u a le s condiciones de visualización por lo
Fi®. 9 5 -2 6 E s p e jo v a g in a l d e G ra v e s
que es más utilizado el de Graves.
El cuadro 95-2, indica el qué y cómo
E x a m in a r luego de colocado el espejo vaginal.
a
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 95-2
JE1 momento en el que se va a proceder a la
C olocación del espejo vaginal, debe indicarse
Q la paciente que realice el esfuerzo de pujo
^ 1 mismo tiempo que se separan los labios
. mayores con la mano izquierda; se toma el
E sp e jo con la mano derecho y se introduce
g p s valvas en la vagina en forma delicada,
^dirigiendo la punta hacia atrás y hacia abajo
conforme se introduce se va rotando el
^ s p e jo hasta que el mango del mismo quede
n la parte inferior del introito. Se abren
'as valvas de manera que quede el cérvix Fig. 9 5 -2 7 E sp e jo v aginal d e Sim s
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- 636 -

CUADRO No. 95-2


EXAMEN GINECOLOGICO CON ESPEJO

Qué examinar Cómo examinar


1 - Vagina Colocando el espejo vaginal
según técnica descrita.
1.1 Mucosa vaginal 1.1 Simple observación
1.2 Coloracion 12
13 Secreciones 1-3 „ „
1.4 Quistes 1.4
1.5 Fístulas 1.5
2 .- Cérvix 2 .- Observación
2.1 Tamaño
2.2 Presencia de ulceraciones
2.3 Desgarros comisurales
2.4 Localización del orificio
cervical
2.5 o o cervical 2.5 Se apreciará calidad
del moco y se tomará
mueií>t para su estudio
(ver técnica)
3.— Utero Hacer que 1a p u e n t e puje y
ver si I*: >
3.1 Tamaño de la cavidad 3.1 a.. r u , l'/ ü (ver
uterina p r o e c d u " ’••to)
4.— Toma de muestras
4.1 Citología cervicovaginal 4.1 Se toma muestra de
(Funcional y neoplásica) cérvix y pared lateral
de vagina
(ver técnica) f
4.2 Secreciones 4.2 Se toma muestra con
isopo
4
(ver técnica)
4.3 Toma de biopsia cervical 4.3 (ver técnica)
y/o endometrial

entre ellas, ése momento se fya el tornillo


de menor tamaño. Una vez colocado el
de sujeción. Fig. 95-28.
espejo pasamos a observar los caracteres de
Es recomendable no utilizar lubricantes la mucosa vaginal debiendo apreciar en la J
para la colocación del espejo porque éstos misma caracteres especiales como por ejem—f
pueden alterar las muestras que deban tomar­ pío petequias que generalmente acompañan 4
se en la vagina. De haber dificultad en la a cierto tipo de infestaciones vaginales en J
introducción del espejo debe utilizarse uno especial producidas por tricomonas. Se j
www.medibooksnica.net63.net -637-

F ig . 9 5 -2 8 E s p e jo v a g in a l c o l o c a d o

^deb e valorar el color de la misma ya que en


ciertos estados fisiológicos como en el emba­
y v e s ic o v a g in a le s
r a z o , ésta se torna roja azulosa; igualmente
en las multíparas puede presentarse grueso
) puede presentarse en procesos compresivos
con sus labios anterior y posterior bien
^pélvicos. Ante la presencia de secreciones
diferenciados teniendo además los desgarros
debemos tomar en cuenta las características
comisurales laterales propios de una mujer
^ d e ellas lo que las hace que puedan ser
que ha tenido hijos. Deberá anotarse la
^identificadas a la simple visualización. Así
presencia de ulceraciones tomándose en cuen­
por ejemplo, si observamos una secreción
ta la extensión de ellas y si éstas son san­
^blanquecina grumosa, adherente, la cataloga-
grantes. Analizaremos además la existencia
bremos como micótica y naturalmente, debe­
de tumores, su localización en relación a la
remos confirmarlo mediante el estudio de
luz del orificio cervical, si éstos son o no
"laboratorio. Muchas veces mientras se efec­
pediculados como en el caso de pólipos.
t ú a este tipo de exploración se aprecia la
Es frecuente que el orificio cervical se en­
^presencia de quistes debiendo diferenciarse
cuentre desviado o lateralizado ocasionado
si se trata de restos embrionarios como en el
ésto por la presencia de tumores que des­
) caso de los quistes de.Gartner o secundarios
víen al cérvix únicamente, por ejemplo en el
^ a suturas efectuadas en la luz del canal vagi­
caso de miomas cervicales o que por encon­
nal. También puede apreciarse en alguna
trarse el útero presionado por tumores in-
Pocasión la salida hacia la luz de la vagina de
trapélvicos se distorsione la anatomía normal
^heces o de orina a través de fístulas que
produciéndose una desviación del cérvix en
^pueden ser vesicovaginales o rectovaginales.
relación al cuerpo uterino. La presencia del
*Fig. 95-29.
moco cervical deberá ser observada por noso­
^ Continuando el examen pasamos a ob­ tros en cuanto a su aspecto y luego tomarse
s e rv a r el cérvix captando sus características una muestra para analizar sus características:
preferente inicialmente al tamaño recordando filancia y cristalización como se describe a
que en las pacientes nulíparas el cérvix es propósito de las técnicas y procedimientos
^más bien pequeño, puntiforme; en cambio ginecológicos. La importancia del estudio
I
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- 638 - 1
del moco cervical radica en los cambios que rán ser tomadas con isopo y colocadas en i
éste sufre según la mayor o menor influencia tubo de ensayo o en láminas de vidrio según f
estrogénica. el examen que se vaya a solicitar. |
Ante una paciente en la que observa­ En este momento podría darse por ^
mos que el cuello uterino se encuentra terminado la exploración con espejo y retí- <
bastante cerca del introito podemos hacer rarse el mismo, pero ante la necesidad de ®
que aún con el espejo colocado efectúe el efectuar una biopsia de cérvix o una biopsia ^
pujo para valorar el grado de hísterocele que de endometrio puede continuarse la explora- J
pueda haber. Continuando el examen pode­ ción complementaria siguiendo las técnicas^
mos efectuar la histerom etría según se descri­ descritas para ellas. 4
i
be a propósito de procedimientos. La cito­ Una vez terminado lo antes descrito se^j
logía funcional y neoplásica debe efectuarse extrae el espejo con las valvas ligeramente J
tomando muestras con una espátula o baja- entreabiertas para no lastimar a la paciente. |
lenguas. La primera muestra debe obtenerse
TACTO VAGINAL.- Se complementa la e x - ^
de la pared lateral de la vagina mientras que
ploración en forma bimanualcomo sigue: c o - ^
la que se necesita para descartar un proceso
locándose el médico en el lado derecho de la^j
neoplásico debe ser tomada del cérvix. Las
muestras para el estudio de secreciones debe­ paciente, separa los labios mayores con la ^

Fig. 9 5 -3 0 T a c to V aginal.
www.medibooksnica.net63.net -6 3 9 -
mano izquierda e introduce suavemente los CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
^dedos índice y medio de la mano derecha 95-3.— En el momento en que se ha intro­
^previamente (enguantados y lubricados) ducido los dedos índice y medio de la mano
«Con la mano derecha se efectuará el tacto derecha, corresponde buscar la consistencia
^mientras que con la izquierda se hará la de la vagina para lo cual debemos tratar de
E xploración abdominal, tratando de tomar girar los mismos y determinar si las paredes
^ n t r e las dos manos los órganos que se desee son elásticas fácilmente distensibles o, si al
^estudiar. Fig. 95-30. El cuadro No. 95-3 contrario éstas se palpan como sí tocáramos
in d ic a el qué y el cómo examinar mediante la superficie de una lámina de cartón. Esto
psl tacto vaginal. puede presentarse en casos de procesos fi-

CUADRO No. 95-3


TACTO VAGINAL
Qué examinar Cómo examinar
1. Vagina 1. Con los dedos índice y medio de
la mano derecha enguantados y
lubricados.
1.1 Consistencia 1.1 Girando los dedos explo­
radores abiertos
1.2 Longitud 1.2. Comparando con la longi­
tud de los dedos del exa­
minador
1.3 Diámetro 1.3 Calculando la apertura de
los dedos
1.4 Masas palpables 1.4 Palpando fondos de saco
y caras laterales
2. Cérvix
2.1 Tamaño 2.1 Mediante palpación
2.2 Consistencia 2.2 Presionando sobre el
cérvix con los dedos
2.3 Regularidad 2.3 Palpando el contorno
2.4 Situación 2.4 Estableciendo la loca­
lización en relación con
la luz de la vagina
2.5 Permeabilidad 2.5 Procurando introducir
el dedo índice a través
del orificio cervical ex­
terno
2.6 Dolor 2.6 Valorando en qué mo­
m ento de la exploración
se ocasiona dolor
continúa..
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640

3. Cuerpo uterino
3.1 Forma 3.1 Con maniobra bimanual
3.2 Volumen 3.2 >
5
3.3 Situación 3.3 Buscando laterizaciones
3.4 Posición 3.4 Con maniobra bimanual
determinando la distan­
cia del cuerpo con rela­
ción al sacro y al pubis
3.5 Movilidad 3.5 Mediante tacto bimanual
haciendo movimientos
anteroposteriores y late­
rales
3.6 Consistencia 3.6 Mediante presión bima­
nual
3.7 Regularidad 3.7 Recorriendo la superfi­
cie con la mano abdominal
4. Anexos (Trompas y ovarios) 4. Mediante examen bimanual diri­
giendo las manos hacia el lado
correspondiente
4.1 Tamaño 4.1 Apreciando el volumen y
comparando con dimen­
siones anatómicas.
4.2 Consistencia 4.2 Maniobra bimanual tra -
tando de recorrer la su­
perficie y presionando
suavemente
4.3 Movilidad 4.3 Buscando el desplaza -
miento fácil
4.4 Dolor 4.4 Valorar si el examen
provoca dolores en qué
momento y en qué sitio
5. Tacto Rectal 5. De acuerdo técnica descrita

brosos locales a nivel de canal vaginal. carse a la paciente que no existe la dificul^J
tad orgánica que ella piensa adolecer). ^
El explorador deberá también conocer
previamente la longitud de sus dedos para Mientras se efectúa el tacto debem os^
poder efectuar una buena valoración en apreciar con los pulpejos de los dedos si se®
cuanto se refiere a la profundidad de la encuentran masas palpables y determinar e 0
vagina y así mismo, se determinará el grosor sitio exacto de su localización las misma&j
de los dedos exploradores pudiendo de ésta que pueden estar con más frecuencia u b í^
forma comparar con el diámetro vaginal. cadas a nivel de fondos de saco o c a r a ^
(Así, en los casos de vaginismo podrá expli­ laterales (en caso de presencia de q u istes)^
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-6 4 1
Pasamos a explorar mediante el tacto, puede estar alterado en especial cuando el
^ el cérvix recordando que en una paciente útero es miomatoso. Además los mismos
0 no gestante, •el tamaño de éste es pequeño tumores o procesos adherenciales coexisten-
y su consistencia es similar a que si nos tes pueden estar llevando al útero hacia una
0 tocamos la punta de la nariz (cartílago nasal); lateralización forzada o alterando su posi­
9 en cambio al palpar el cérvix de una paciente ción pudiendo a veces como en los casos de
a gestante encontraremos su mayor dimen- las endometriosis encontrarse al útero en
* sión y la consistencia blanda similar a que si retroversion la misma que puede- ser fija o
0 nos tocásemos los labios de la boca. El móvil. En esta circunstancia debe determi­
P contorno cervical de una paciente que ha narse con precisión si se trata en efecto de
~ tenido hijos será anfractuoso, irregular debi- una retroversion fija o móvil ya que ésto
™ do a desgarros comisurales ocasionados por tiene relación directa con cuadros de conges­
P traumatismos de parto. En cambio el cérvix tión pélvica, dispareunia y no pocas veces
^ de una nulípara será determinado por otras con problemas de esterilidad o infertilidad.
características como la regularidad del ori-
Trataremos por lo mismo de desplazar
f) ficio cervical externo. al útero y apreciar si esta movilidad se efec­
túa fácilmente o en forma forzada.
Cuando existen tumoraciones o pro-
™ cesos adherenciales que llevan al cuerpo del
La consistencia uterina es de impor­
p u te ro hacia la concavidad del sacro, el cérvix
tancia para tratar de determinar o descartar
~ s e encontrará al efectuar el tacto, dirigido
la posibilidad de una gestación en la que el
®hacia la retropubis. Por otro Jado., en
útero se encuentra reblandecido. Una vez
Acasos de procesos inflamatorios o neoplá-
terminada la exploración del cuerpo uterino
psicos, que traccionan los parametrios ha­
dirigiremos nuestras manos hacia los anexos
cia uno de los lados se le encontrará al
tratando de efectuar una pinza bimanual
% cérvix desplazado hacia las paredes óseas de
para entre ella intentar palpar a la trompa
l la pelvis. Es im portante determinar si
y al ovario correspondiente. La palpación
~ e l orificio cervical está permeable al de-
de la trompa normal es muy difícil pero si
®do índice teniendo ésto más importancia
^ e n la paciente obstétrica; lógicamente ésto ésta está alterada en su consistencia y ta­
^ s e debe hacer en forma muy suave. maño debido a que su luz está ocupada
como en el caso de un piosalpinx (contenido
Todo lo mencionado antes puede des-
purulento en trompa) entonces se podrá
" p e rta r dolor en la paciente, así, ante la
fácilmente palparla. Los ovarios normales
^presencia de anexitis, el dolor será mayor
se hace a veces difícil palparlos, pero ante
^ a l desplazar al cérvix hacia el lado contra-
presencia de quistes la situación cambia; en
^ lateral y mucho más intenso será cuando
estos casos es importante determinar la con­
^existe un embarazo ectópico, ya que la sim-
sistencia para diferenciar si se trata de un
j^ple movilización producirá un dolor agudo
tum or sólido o de un tum or con contenido
^ e n la paciente.
líquido. El desplazamiento de los anexos
Trataremos de determinar la forma en casos de que no exista patología es bas­
l^lásica descrita como de pera invertida del tante fácil y no ocasiona dolor, pero ante la
^cuerpo uterino mediante la exploración bi- presencia de adherenciales, la movilidad prác­
^rnanual y a su vez encontrar aumento de ticamente es nula y el dolor se aunará a
^tam año regularidad en su superficie. Esto este tipo de maniobra.
1
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-6 4 2 -
El tacto rectal debe ser un comple­
mento del tacto vaginal básicamente cuando CUADRO No. 96-1
B
pensamos que existe procesos adherenciales PROCEDIMIENTOS UTILIZADOS EN m
inflamatorios o neoplásicos que estén al­ GINECOLOGIA
terando los parametrios. O puede sustituir
al tacto vaginal en los casos de pacientes 1.- Exploración del contenido vagi­ w
vírgenes a las que no se les puede efectuar nal
2.- Colpositología: funcional y neo- B
el tacto vaginal.
plásica
BIBLIOGRAFIA 3.- Investigación de moco cervical
4.- Colposcopia y colpomicroscopía
1 .— B e n s o n R a l p h C. H is to r ia C lín ic a y E x ­ 5.- Biopsia de cérvix m
p lo r a c ió n G in e c o ló g ic a . M a n u a l d e G in e ­
c o lo g ía y O b s t e tr i c ia , p p . 5 0 3 - 5 1 9 . E l M a ­ 6.- Biopsia de endometrio
n u a l M o d e r n o . M é x ic o 1 9 6 9 . 7.- Curva de temperatura basai
2 .— L ó p e z V ille g a s J o r g e . L a c e r a c ió n P e rin e a l, 8.- Punción de Douglas
R e l a ja c ió n d e l I n t r o i t o , C is to y R e c to c e le . 9.- Laparoscopia
C u rs o s d e G ín e c o O b s t e tr i c ia p p . 2 4 3 - 2 5 3 .
I. M . S . S. 1 9 7 4 , M é x ic o , D . F . 10.- Insuflación tubaria
11.- Histerosalpingografía y gineco-
3 .— N o v a k E d m u n d , S c e g a r J o n e s G e o rg e a n n a .
J o n e s H o w a r d J r . H is to r ia C lín ic a , e x a m e n grafía m
fís ic o e in t e r v e n c i o n e s o p e r a t o r ia s e n g in e ­ 12.- Urografía excretora
c o lo g ía . p p . 9 2 - 1 1 5 . N u e v a E d i to r ia l I n te r -
a m e r ic a n a , 1 9 7 1 . 13.- Titulaciones hormonales ÉÉ
14.- Punción abdominal ¡¡
4 .— O s e g u e r a P a lo m a r J o s é ., Z a v a la M a r tín e z
E z e q u ie L P r o p e d é u t i c a G in e c o ló g ic a . E le ­ 15.- H isterom etna (m
m e n t o s d e G in e c o lo g ía y O b s t e tr i c ia T o m o
IL p p . 6 4 0 - 6 5 4 . A s o c ia c i ó n d e M éd ic o s .... .. .. .. _ ... _ J S |
H .G . 0 .3 . M é x ic o D .F . 1 9 7 6 .

5 .— T e L in d e , R . Y M a tt in g ly R ., “ I n t r o i t o CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 96-1:


V a g in a l R e l a ja d o , R e c t o c e l e y E n t e r o c e l e ” .
G in e c o lo g ía O p e r a to r i a . E d i t o r i a l B e rn a d e s . 1.- EXPLORACION DEL CONTENIDO VAGINAL
4 a. E d ic ió n . B u e n o s A ir e s 1 9 7 1 p. 6 6 2 . a) Examen en fresco.- Se utiliza para
vestigar presencia de tricomonas para lo cuaj|^|jj
se coloca en una laminilla una gota de s u e r o J
fisiológico y una gota del material a investi-^j
CAPITULO 96 garse. Se observa al microscopio tratando
PROCEDIMIENTOS AUXILIARES DE identificar la presencia de tricomonas por sUm I
forma característica y su actividad.
DIAGNOSTICO EN GINECOLOGIA
b) Investigación del pH.— El método máájjB
Además de los exámenes conocidos sencillo es el que consiste en poner en con-^g
como básicos o de rutina que se solicita tacto con la secreción vaginal, dentro de la
en general a la mayoría de las pacientes vagina mismo, una tira de papel in d ic a d o $ l
que van a la consulta externa, (biometría del pH, durante unos momentos, com paran-^|
hemática, elemental y microscópica de orina, do el color que toma con los de una escala^g
etc.) cabe mencionar ciertos procedimientos de colores que va del 1 al 10.
o exámenes que se utilizan en ginecología c) Frotis del exudado.— Se toma la m u e s^ f|
como complemento para llegar al diagnóstico. tra con un isopo de algodón y se extiend
Podríamos mencionar los siguientes: en una laminilla en una capa lo más fino'
Iñ www.medibooksnica.net63.net - 643
osible enviándosela ya fijada para su estu-
io al laboratorio en donde se la teñirá con
^ o b r a n t e s especiales previa a la observación
al microscopio.
™d) Cultivos.— Los medios para cultivo va­
c í a n según lo que se quiera investigar pues
^ h a y específicos para investigación de gono-
F coco, de bacilo de Koch, etc.
&2.- C O L P O C IT O L O G IA .-a) Funcional.— Tie—
31 como fundamento el conocimiento de la
e x is te n c ia de un ciclo vaginal normal que
^>uede traducirse en las diversas variaciones
«Me tipo celular que la vagina posee en sus
gjliferentes capas epiteliales y que predomi­ F ig . 9 6 -2 M a n e ra d e to m a r la m u e s t r a p a r a
e s tu d i o d e c i to lo g ía v a g in a l, h o r m o n a l
n a n según el estímulo hormonal que esté
"actu an d o el momento de la toma. Para
0 sste examen se utiliza bien sea una pipeta
e vidrio o una espátula con la que se toma
a muestra del contenido vaginal y se pasa
una laminilla enviándosela para su estudio
gritológico. Fig. 96-2. Debe efectuarse
por lo menos 4 tomas durante xui ci-
h o para que sirva como valoración fun­
cional. Las células que se identifican son
as superficiales, las intermedias y las p??a-
asales que se caracterizan por tomar di-
erentes colores, tener forma típica y variar'
n proporción según la estimulación vigente.
;ig. 96-3.
m
|0 ? ) Neoplásica.— En los tumores del tracto
^gen ital se desprenden precozmente células
^ a e la superficie que se mezclan con el con­
t e n i d o vaginal de donde pueden recogerse, pedal para citología o a falta de éste con
R e ñ irse e identificarse constituyéndose un un fijador común para pelo que contenga
procedimiento que sirve para detectar pron­ poca laca (3,4).
t a m e n t e un cáncer del canal genital. La 3 . - INVESTIGACION DEL MOCO CERVICAL. -
¡Jfom a de la muestra se la puede efectuar Este procedimiento de fácil realización tie­
^ rie d ia n te la espátula de Aire o los comunes ne la finalidad de valorar la influencia hor­
r™ ajalenguas de madera. El sitio de donde monal a nivel del moco cervical. Los estró-
!(|Üebe efectuarse la tom a es a nivel de cérvix genos hacen aumentar la cantidad, transpa­
de paredes laterales de vagina Fig. 96-2. rencia y fluidez del moco cervical, pudiendo
¿^previo al envío para su estudio se fija el apreciarse estas características en época pre­
aterial en la laminilla con un fijador es- via a la ovulación. La progesterona en cam-
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bio hace que el moco sea escaso, poco fluido
y de aspecto sucio. Esta característica se
aprecia en la fase premenstrual.
a) Filancia.— Se denomina así a la capacidad
que tiene el moco cervical de dejarse estirar
formando hilos de mayor o menor longitud,
como consecuencia de su viscosidad. Se
efectúa tomando una muestra de moco entre
las dos ramas de una pinza uterina y mi­
diendo hasta que distancia avanza a estirarse
el mismo. Puede efectuarse también el
mismo procedimiento entre dos laminillas
de vidrió. Fig. 96-5. En pacientes con baja
actividad estrogénica la filancia será mínima
o nula, en cambio aumentará en casos de
buena estimulación estrogénica. (4).
b) Cristalización.— Si se toma una muestra
de moco cervical y se coloca en una lámina
de vidrio, se deja secar y se observa al
microscopio aparecerán formas típicas cris­
talizadas que se agrupan en arborizaciones F ig . 9 6 -6 M o c o c e r v ic a lc r is ta liz a d o e n h o ja s
d e h e le c h o
semejantes a las hojas de un lie lecho, cuando 4- COLPOSCOPIA Y COLPOMICROSCOPIA.-'
ha existido una buena estimulación, estióge- La primera consiste en la exploración de i
nica. Fig. 96-6. Por el contrario si existe vagina y cérvix mediante un aparato lla­
predominio de progesterona este fenómeno mado colposcopio, el mismo que median­
no se observa. Se utiliza como prueba de te un sistema óptico aumenta las imá­
valoración hormonal. (1) genes de diez a veinte diámetros. La col-

5Xa/*SQ n a & t ~ K P , D ó A a ¿J/V DAfiJTtr

F ig . 9 6 -5 T é c n ic a p a r a m e d i r la fila n c ia d e l
m o c o c e rv ic a l
www.medibooksnica.net63.net -6 4 5 -
^ p o m ic ro sc o p ía tiene el mismo fundamento
i^ q u e el anterior solamente que da un aumen-
■ pto mayor de hasta 200 diámetros. (Uso del
^ esp ecialista).
BIOPSIA DE CERVIX.— Consiste en
íj^tom ar un fragmento de tejido para estudiár-
Ép^elo al microscopio. Una vez apreciada la
¡Wesión sospechosa, se la extraerá mediante
^ p in z a s especiales (sacabocados) Fig. 96-8;
jíbolocándose el material en formol al 10°/o,
■•identificando o rotulando el frasco con el
? nombre de la paciente, la fecha, el origen F ig. 9 6 -8 P in z a p a r a b io p s ia d e c é rv ix
™ del material, previo al envío a estudio histo-
|f^>atológico. Si la lesión es sospechosa de
^m alignidad, puede efectuarse la prueba de
j^Schiller que consiste en recubrir previa a la
(®biopsia la zona con Lugol apreciándose que
F ig . 9 6 -9 C u r e t a p a r a b io p s ia d e e n d o m e tr i o
j^ a s zonas francamente sospechosas no captan sin haber ingerido alimentos, antes de cual­
£ e l yodo. Esto se explica porque las zonas quier ejercicio físico y empleando siempre
^ j u e se encuentran invadidas por cáncer, no el mismo termómetro. Fig. 96-10. (4).
l^pontienen glicógeno que en cambio, sí po-
8 . - PUNCION DE DOUGLAS: Consiste en
¿-.seen las células normales. El procedimiento
introducir una aguja en el fondo de sa­
™ e efectúa con la paciente en posición gine­
co posterior vaginal, y aspirar con una
c o ló g ic a y colocada el espejo vaginal. La
jeringuilla con el fin de comprobar la po­
^aplicación de la solución yodurada se la efec-
sible existencia de colecciones líquidas (san­
rtúa con un isopo. (1).
gre, pus, líquido serohemático, etc.) y la
. - LA BIOPSIA DE ENDOMETRIO.— Proce­ naturaleza de las mismas. Es de gran va­
dimiento que se efectúa con la finalidad de lor en el diágnotisco de embarazo ectópico
E x tr a e r fragmentos de endometrio para su roto. Para este examen la paciente deberá
^ s t u d i o funcional. Se utiliza una cánula estar colocada en posición ginecológica y
"c o rta n te que existe en varios tipos como la con un espejo vaginal, se fraccionará el cérvix
®de Nóvale o la de Randall. Fig. 96-9. Este hacia la pared anterior de la vagina mediante
¡^examen se efectúa en época premenstrual una pinza tirabalas a fin de facilitar el pro­
^ c o n el objeto de determinar si hubo o no cedimiento.
Una vez identificados los ligamentos
^ovulación ya que de haber se nos reportará
úterosacros y a un centímetro aproximada­
|£ a presencia de un endometrio secretor.
mente por debajo del cérvix y en medio de
% ¡- CURVA DE TEMPERATURA BASAL.- los ligamentos antes mencionados se puncio-
^ P o r la influencia progesterónica, la tempe­ na con una aguja de calibre regular y a través
ratura de una mujer normal (que ovule) en de ésta se aspira con una jeringuilla. Si no
j^ a segunda fase del ciclo, sufre un as­ se obtiene material no es concluyente como
censo. Esto se trata de determinar con para descartar la patología sospechosa ya
la temperatura basal que es aquella que se que por ejemplo en un embarazo ectópico
" o r n a siempre a la misma hora de la mañana que no se ha roto la punción será negativa.
^ P L IE G O : 19
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F ig . 9 6 -1 0 E s q u e m a d e la t e m p e r a t u r a b a s a i

9.— LAPAROSCOPIA.— Es un procedi­


miento para el cual se utiliza un aparato
denominado laparoscopio el mismo que, me­
diante un sistema óptico, y una fuente de
luz, permite observar la cavidad abdominal
pudiendo determinarse la presencia de pato­
logía intracavitaria como quistes de ovario,
embarazo ectópico en evolución, etc. (2).
Fig. 96-12.
1 0 .- INSUFLACION TUBARIA.- Es un proce­
dimiento por el cual mediante la aplicación
de gas (C02) a presión controlada, a través
de cérvix, se comprueba la permeabilidad
de las trompas de Falopio. Se registra la
cantidad de gas que ha pasado y la presión
que ha sido necesaria para poder valorar
posteriormente. (2). Fig. 96-13.
1 1 - HISTEROSALPINGOGRAFIA.—Los estu­
dios radiográficos juegan un papel importante
en el diagnóstico ginecológico y así la H.S.G.
que es el estudio consistente en aplicar un
medio radio-opaco en la cavidad uterina a Fig. 9 6 -1 2 L a p a r o s c o p io
presión y apreciar en la placa si existe alte­
raciones en el contorno de la cavidad uterina, La ginecografía o pelvineumografía consiste
y a su vez si pasa o no material a través de en apb'car aire o C02 en la cavidad abdominal
las trompas de Falopio. Podrá también ob­ y tornar una placa radiográfica con el objeto
servarse irregularidades por presencia de tu­ de visuaüzar el útero, los ovarios y poder *
mores que desvíen o deformen al útero. (2). apreciar si existe patología. Fig. 96-15. 1
Fig. 96-14. 12.— UROGRAFIA.— Es un procedimiento *
www.medibooksnica.net63.net - 647 -

F ig . 9 6 -1 3 A p a r a to p a r a e f e c t u a r in s u f la c ió n
t u b a r ia

F ig . 9 6 -1 6 U r o g r a f ía

por aumento o déficit de una determinada


hormona. Por lo general se efectúa las de­
terminaciones de los metabolitos de éstos;
así por ejemplo; el estrió] urinario podrá
ayudarnos a conocer como están los niveles
F ig . 9 6 -1 4 H is te r o s a lp in g o g r a f f a de estrógenos en el organismo en el iao>,
to de la determinación. (4). (ver valore..; en
el capítulo de Endocrinología).
1 4 .- PUNCION ABDOMINAL.- Se la efec­
túa cuando se aprecia que existe líquido as-
cítico intracavitario. En ginecología a veces
se observa este fenómeno, cuando está pre­
sente un tum or de ovario. De allí que es
necesario extraer el líquido para estudiarlo
y determinar la posibilidad de existencia de
células malignas. Ver la técnica en el capí­
tulo No. 70.
F ig . 9 6 -1 5 P e lv in e u m o g r a ff a 15 - HISTEROMETRIA.— Creemos conve­
niente poner entre los procedimientos que
que nos sirve para visualizar las vías urina­ ayudan para el diágnostico en ginecología,
rias y que podrá servirnos de ayuda para a la histerometría, que, como su nombre lo
determinar la presencia de un tumor intra- indica, consiste en medir la luz de la cavidad
pélvico y sus relaciones con el sistema urina­ uterina mediante el histerómetro. Este apa­
rio bajo. Fig. 96-16. rato metálico, provisto de ranuras con gra­
1 3 .- DETERMINACIONES HORMONALES.- duación en centímetros o pulgadas nos in­
Se las efectuará en ciertos padecimientos en forma de la profundidad de la cavidad u te ­
los cuales se considera existe una alteración rina, de la dirección que sigue la misma, y
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-6 4 8 -
de la presencia de posibles tumoraciones que
BIBLIOGRAFIA
estén tornando irregular al útero. Este pro­
cedimiento, aunque aparentemente fácil, no
debe efectuarse si no se ha realizado con 1-— B e n s o n R a l p h . P r o c e d im ie n to s G in e c o ló g i­
c o s . p .p . 7 9 4 - 8 1 2 M a n u a l d e G in e c o lo g ía y
anterioridad y, previo tacto para determinar
O b s t e tr i c ia . S e g u n d a E d ic ió n . E l M an u al
la dirección en la que se encuentra el útero, M o d e r n o . M é x ic o 1 9 6 9 .
ya que existe el peligro de una perforación
2 .— D e lg a d o U r d a p ille ta J o rg e . V illa lo b o s R o
uterina. Fig. 96-17. m á n M a n u e l, M é to d o s d iá g n ó s tic o s d e la
p e r m e a b ilid a d tu b a r ia . p p 5 7 -6 7 . E s te r ili­
d a d e I n f e r ti li d a d . L a P re n s a M é d ic a M e x i­
cana. 1 9 7 6

3 .— N o v a k E d m u n d . S eeg a r J o n e s G e o rg e a n n a .
J o n e s H o w a r d J r . C a r c in o m a d e l C u e llo ,
p p 2 4 3 - 2 8 5 . N u e v a E d i to r ia l I n te r a m e r i c ana^
„1971

R o s c o e L . W a ll J r . F a c t o r e s d e I n f e c u n - ^
d id a d y s u d ia g n ó s tic o p p 7 7 9 - 9 0 5 . C lí­
n ic a s O b s t é tr i c a s d e N o r te a m é r ic a . D ic .f |
1 9 6 9 E d i to r ia l I n te r a m e r i c a n a . M é x ic o

CUADRO N o-.*»

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DüL EXAMEN GINECOLOGICO

i.- Objetivos: AI término del proceso enseñanza-aprendizaje el alumno será


capaz de: €
1.1: Enumerar lo que debe examinar. 4
1.2: Enumerar los instrumentos necesarios para el examen. *
1.3: Comprobar el funcionamiento correcto del instrumental. %
1.4: Colocar a la paciente en la mesa ginecológica en la forma correcta. i
1.5: Identificar los genitales externos normales. «
1.6: Identificar y describir la probable patología presente en los genitales ex­
ternos, usando los procedimientos clásicos del examen médico.
*
1.7: Colocar correctamente el espejo vaginal.
1.8: Identificar las estructuras normales cérvico-vaginales.
1.9: Identificar y describir la probable patología presente.
m
1.10: Tomar las muestras necesarias para los exámenes complementarios y ü
efectuar las solicitudes correspondientes.
1.11: Realizar el tacto bimanual e identificar las estructuras normales.
1.12: Identificar y describir la probable patología presente.

continúa
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2 .— Contenidos.- Corresponden al qué y cómo examinar que constan en este te x­


to.

3. — Metodología y Acti vida des. —


3.1: Repetir varias veces la anatomía de los genitales femeninos.
3.2: Observar y manipular el instrumental varias veces.
3.3: Colocar a la paciente en posición ginecológica de acuerdo con la descrip­
ción del texto.
3.4: Examinar los genitales externos normales y patológicos y describirlos.
3.5: Colocar y fijar el espejo vaginal.
3.6: Examinar los elementos cérvico-vaginales normales y patológicos y des­
cribirlos.
3.7: Examinar diversa patología que amerite la toma de muestras para estu­
dio.
3.8: Efectuar tacto bimanual a varias pacientes.

4 .— Recursos.-
4.1: Humanos
4.1.1: Una ayudante.
4.1.2: Mujeres sanas y con pa tologia.
4.2: Materiales
4.2.1: Mesa ginecológica.
4.2.2: Lámpara auxiliar.
4.2.3: Instrumental estéril: campos, espejo vaginal, aplicadores,
laminillas de vidrio, espátula, fijador, formularios para pedidos
de exámenes.

5.— Evaluación: Volviendo a los objetivos, el alumno debe comprobar si es


ya capaz de satisfacerlos.

CAPITULO 97 debe ser tomada muy en cuenta dentro de


la historia clínica general, ya que puede ser
AMENORREA una manifestación de un trastorno de difeieja:
d ación sexual, de una alterafiiáí}. importan­
INTRODUCCION.— Aunque la amenorrea te de la relación hipotálam o-hipófisjs^ario
es sólo un síntoma, la falta de menstruación o de una.impojsibiH.da.d_anatójmÍ£a. que impi-
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-6 5 0 -

*
de.la salida jle lilu j o menstrua]. Clásicamen­ tomarse muy en cuenta en el interrogatorio
te se ha dividido a la amenorrea en_p.rim.aria la amenorrea ocasionada por la administra- ^
y en secundaria, tomando en cuenta si la pa­ ción de producios hormonales. El uso in- ^
ciente nunca J ia .menstmado, o si la suspen- discriminado de hormonas o la_automedica- -
sión.deJ_ciclo_rnens.tr_uál ocurrió después de ción,de las pacientes especialmente con pro- ”
haber tenido menstruaciones regulares. ductos anticonceptivos, puede desencadenar ^
En forma arbitraria se considera que en una amenorrea „ secundaria que deberá ^
ser investigada.
los estudios de una amenorrea .primada, de- ..... ........ e
ben iniciarse a la edad de dieciocho años Diversas clasificaciones se han efectúa-
siempre y cuando no exista alteraciones fran­ do para englobar los diferentes tipos de ame- í
cas somáticas congénitas que hagan necesa­ norrea. Nosotros vamos a efectuar una cía- ^
rio la iniciación del estudio en forma inme­ sifícación que trata de englobar a las princi­
diata. (1,3,7). Este tipo de am§£ori£a- es pales causas de anienorrea^seeundaria: i
ocasionada por alteradQnes..ejL.eLd£saiLQlLo A. •J' .Amenorrea Hipotalámica C
genitaL o.„por^trastornos „deLejeJupalálaniq- 1.— Alteraciones neurógenas, psicó- ^
hipófisis^QYaria. Se ha demostrado que la genas
causa más„frecjj£at£ de amenorr,e.a_prini aria 2.— Problemas tumorales "
se debe a anormalidades. genéticas., por ejem­
plo el Síndrome J u m er, el mismo que se B. Amenorrea Hipofisaria "
) caracteriza por presentar las pacientes tallii 1.— Por tum or ^
corta, Jn fan t Uisma_sexual. pterisium colii. 2.— Por alteración vascular a ese ni- g
cubitus valgus _y..en_el _£studio_dsLcarioüpíi vel (S. de Sheehan) *
se encuentra que posee íiáLKO.. C. Amenorrea Qyárica *
1 Tumor {
Por aine.n.oire_a-secmidaxia se entiende
2.— Castración quirúrgica ,
la suspensión del ciclo m enstrual por más de
dos^pexi'odQS consecutivos. No es más que la D. Otras alteraciones^endócrinafi á
manifestación de un trastorno cualquiera a 1.— Tiroides *
nivel del eje hipotálamo-hipófisis-ovario-en- 2.— Suprarrenal (
dometrio que con anterioridad funcionaba 3.— Páncreas (Diabetes Mellitus) á
normalmente. E. A m ^ o ji^ aJ^u írk ian al á
Se denomina_ajmenorrea fisiológica a- F. AmenoireaJUterjiUL (Curetajes frecuen-
quella en la cual no existe un fondo pato­ tes que destruyeron la basal) "
lógico que la desencadena, como por ejem­
G. -^Amexiorreailisiológica ^
plo la amenorrea.deljembaxazo, que amerita
tomarse m uy en cuenta ya que en una mu­ Al iniciar el presente capítulo expli­
jer normal en la época de vida reproductiva camos que la amenorrea es un síntoma; por (
es la que principalmente se presenta. lo tanto consideramos que puede aplicarse a
La. amenofrea_de.r.la.Jactancia es aque­ para su anamnesis el cuadro 3.1.
lla que sigue al parto y que tiene una dura­ Así, cuando nosotros indagamos sobre
ción variable dependiendo de factores inter­ la fecha aparente del comienzo, tratare-!
nos y externos; y por último la amenoxreaude mos de esclarecer si estamos frente a u n aj
la postmenopausia a la que nos referiremos amenorrea primaria o secundaria. Si la pa­
posteriormente. Cabe mencionarse y debe ciente nos contesta que nunca menstruo y *
1

I
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ella tiene ya 22 años deberemos primera­ ñan a la amenorrea, así, si la paciente nos
mente descartar una amenorrea por causa relata que además de la falta de menstrua­
i genética para pasar luego a analizar una po­ ción presentanáusea,_V-ómitQ-V-crecimiento
sible causa anatómica. abdominal, enfocaremos nuestro diagnóstico
En cambio, si la paciente nos informa hacia el embarazo.
que menstruaba normalmente pero que se Si en cambio nos cuenta que nn mens­
le suspendió la regla hace dos períodos, de­ trua desde su último parto el mismo que
bemos interrogar sobre antecedentes de re­ fue hace tres años y que además nota caída
laciones sexuales por la posibilidad de una deLvello,._pérdida_de_peso; teniendo como
gestación. Si no existen antecedentes de antecedente sangrado^considerable —en-—el
vida sexual activa, cabe insistir con la pa­ posípatío, se hace imprescindible investigar
ciente si este síntoma se presentó por pri­ sobre una causaJiipofisaria.como sucede en
mera vez o si ya tuvo episodios anteriores; eLsúidromejde Sheehan.
pues en mujeres jóvenes (adolescentes) pue­
Ciertos jtnedicamentüs_43ueden_pxodik
de suceder debido a la falta de madurez del
dr-,una suspensión lem p o ral o definitiva de
sistema endocrino o a patología concomi­
la menstruación, como por ejemplo ciertos
tante como en el síndrome de ovario po-
productos hormonales administrados por vía
liquistica. parenteral. De allí la importancia de inte­
rrogar el antecedente de su administración.
Es importante que recabemos sobre la
(5,6),
forma de comienzo; así por ejemplo, si la
paciente nos cuenta que las menstruaciones Luego de preguntar en forma ordenada
pre.vias_aJa_amenorrea-eran_escasas_5i_dismi- sobre los acápites del cuadro 3.1 nos intere­
nuían en forma progresiva? acompañándose sa saber el estado actual indagando el cómo
además de deteriQra(jo_estado.. general, ten­ se siente en ese momento pues eso podría
dremos que indagar sobre una patología sis- aclaramos la etiología del síntom a en estu­
dio. Por ejemplo, en la amenorrea produci­
témica como la tuberculosis, con localiza­
da por un tumor—hipofisario, la instaura­
ción genital o una causajpjitriciojial* Ante
la sospecha de que exista un facto r sixtá, ción de otros jsíniomas comp__cefalea__A
mico, que lo desencadene, insistiremos en alteraciones_jisua]es_es _lenía y sólo se pre­
indagar sobre la sintomatología acompañan­ senta la suspensión del sangrado menstrual;
te; por ejemplo tos, péídida-de-pffiív en los pero si ya están presentes las alteraciones
casos-de_tuberc.ulosis_o..alteracÍQnes-digesti- consecutivas al crecimiento tumoral será más
vas cuando se sospecha el o rigen m itricio n al, fácil para nosotros llegar al origen del pro­
ceso patológico.
Si no existe una patología evidente
que pueda ser la causa desencadenante, con­
viene interrogar sobre la causa aparente que BIBLIOGRAFIA
pudo desencadenar el síntoma, así por ejem­ 1 .— B e n so n R a lp h C. A m e n o rre a . M a n u a l de
plo, si la paciente fue sometida a^curetajes G in e c o lo g ía y O b s t e t r i c i a S e g u n d a E d ic ió n ,
p p 7 1 6 - 7 1 9 . E l m a n u a l M o d e r n o . M é x ic o
repetidos- puede ser ése el factor desencade­ 1969
nante de la amenorrea por haberse produci­
do.Ja_dejstruccián_deJa_capaJ>asal. imposibi­ 2 .— G in s b u rg J . S c a d d in g G . H a v ard C . W.
P r im a r y A m e n o r r h o e a . T h e A m b ig o u s N o n -
lita ndQja_pj_o.liferación_deLendometri£^ Se E n t i t y . B r it is h M e d ic a l J o u r n a l 2 ( 6 0 7 8 )
debe insistir sobre los síntomas que acompa­ 3 2 -5 2 J u lio 7 7
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-6 5 2 -
3 .— K e lle r P a u l J . T r a s t o r n o s h o r m o n a le s e n suprarrenal) en pequeñas cantidades. Ocurre
g in e c o lo g ía . S u d ia g n ó s tic o y t r a t a m i e n t o . la conversión periférica de ésta, (primordial­
p p 1 0 5 - 1 2 9 . E d ic io n e s R o c h e , B a s ile a S u iz a ,
1979
mente) en la grasa a estrona, pero esta con­
tribución de estrógenos normalmente es muy
4 .— N o v a k E d m u n d R .— S e e g a r J o n e s G e o rg e a n - pequeña para prevenir o aliviar los síntomas
n a - J o n e s H o w a r d W. J r . T r a ta d o d e G in e ­
de la postmenopausia. (1,2,5) Es impor­
c o lo g ía p p 6 5 6 - 6 9 4 . N u e v a E d i to r ia l I n ­
te r a m e r i c a n a . M é x ic o 1 9 7 1 tante anotar que las mujeres con inestabili­
dad emocional manifestada antes de la me­
5 .— R if k i n , I .C .S .: A m e n o r r h o e a F o llo w in g U se
nopausia tienden a sufrir más durante este
o f O r a l C o n tr a c e p ti v e s . A m e r ic a n J o u r n a l
O b s t e tr i c s G y n e c o lo g y 1 1 3 ,4 2 0 ( 1 9 7 2 ) período que aquellas con siquismo bien equi­
librado. Aunque las alteraciones pueden pre­
6 .— S h e a r m a n , R . P .: In v e s tig a tio n a n d T r e a t-
sentarse en conjunto o aisladas y sin tiempo
m e n t o f a m e n o r r h o e a d e v e lo p in g a f t e r t r e a t ­
m e n t w ith o r a l c o n tr a c e p tiv e s . L a n c e t, delimitado para definir el criterio terapéuti­
1 ;3 2 5 ,1968 co y con fines didácticos, conviene separar
7 .— W e n tz A C , J o n e s G S. P ro g n o s is in P r im a r y
las manifestaciones en premenopáusicas y
A m e n o rrh o e a . F e rtility -S te rility 29 (6 ) postmenopáusicos.
6 1 4 -2 1 J u n io 1 9 7 8

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 98-1


ALTERACIONES.EREMEN.OEAUSICAS,- Estas
CAPITULO 98 pueden consistir en variaciones del ciclo
menstrual que se modifica presentándose
MENOPAUSIA períodos cortos con poco sangrado o a ve­
ces sangrados profusos; estaría explicado
INTRODUCCION.— Se entiende por meno­ este fenómeno por una insuñcienqia__del
pausia al cese o terminación de los ciclos cu.erp.o_lúteo o por.,-ciclos.._ano.mLatorÍQS,
menstruales normales. Esto sucede aproxi­ También pueden suceder las alteraciones
madamente entre los 45i~a-~50—añas. (4) mencionadas por persistencia de uno o va-.
Va precedido por un período caracterizado ríos folículos. En esta época se presentan
por alteraciones de tipo emocional,„yasor fenómenos de tipo vasomotor caracteriza­
m otor—jL-oxgánica, denominándosele a esta dos por J)ochojnos_uJaleadas”, de-calor que
época como climaterio. (3,4) la paciente refiere presentar en especial en
la cara.
como laJeficiencia-paiüatinajdeJas^uiicio- ALTERACIONES POSTMENOPAUSICAS.- En
nei_ováricas caracterizada, en especial por la el período que sigue a la última menstrua­
baja-en.la_pr.o.ducción-dei=e.&trügenos y, lo que ción, que puede variar_de_po.cüS-jneses_a,
a su vez permite el aumento.£onsideiable_dg varios años, se producen modificaciones que
FSH yXH-circulante. También se presentan repercuten sobre la forma de vida de la pa­
ciclos _ano_Yulat_Qrio_s_.o_alteraciones, po.r_de.fi- ciente en sus relaciones personales con su
ciendajieLcuex.p.oJúten. familia y con el medio que le rodea (trabajo).
I.a b a ja p r o d u cció n .d £ -£ S tr.á g .e jn D S -p o r Se caracterizan principalmente por .estados,
Ins ovarios es la c a u s a - p r in c ip a l d e los s in , depresivos,.. .tendencia..aLüanl_o Jfácil^sudo-
to m a s c o n o c id o s como m e n o p á u s ic o s . El ración „n o c tu rn a in s o m n io , _j?efalea„persis;
o v a r io de la m u je r m e n o p á u s ic a p ro d u c e tente. (3) La paciente toma esto como una
a n d r o s t e n e d in n a , ( lo m is m o que la c o rte z a limitación en el aspecto funcional, intelec­
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CUADRO No. 98-1

EXAMEN DE LA MENOPAUSICA:
ANAMNESIS DE LA MENOPAUSIA
Qué preguntar Cómo preguntar
1.— Alteraciones menstruales 1 .- Son reglas normales?
2,— Síntomas circulatorios
2.1 Bochornos 2.1 Le vienen calores a la
cara?
2.2 Sudoración nocturna 2.2 Suda en la noche?
2.3 Palpitaciones 2.3 Siente como que se le
sale el corazón?
2.4 Disnea 2.4 Siente que se ahoga?
3.— Síntomas Psíquicos
3.1 Insomnio 3.1 Duerme bien?
3.2 Inestabilidad emocional 3.2 Llora con facilidad?
3.3 Alteraciones de la libido 3.3 Su deseo sexual, es
igual que antes?
4.— Síntomas Orgánicos
4.1 Artralgias 4.1 Le duele las coyunturas?
4.2 Prurito genital 4.2 Tiene comezón en las
partes?
4.3 Pérdida del cabello 4.3 Se le cae el pelo?

EXAMEN FISICO
Qué examinar Cómo examinar
1 . - Piel 1 .- Observación
1.1 Aspecto
1.2 Elasticidad
2.— Genitales externos 2 .- Observación
3 . - Genitales internos 3 .- Según técnica descrita

EXAMENES COMPLEMENTARIOS
1.— Osteoporosis 1 .- Rx. columna dorsal
2 . - Citología vaginal 2 .- Según técnica
3.— Biopsia de endometrio 3 .- Según técnica

tual, alterándose por lo tanto su relación en diria He la elasticidad la misma,, con la


el aspecto familiar y en el desenvolvimiento formación de arrugas apreciándose también
de la esfera sexual, social, etc. Ta falta rfe
estrógenos .$e-traduce_en. la^pieLpoxuina-pér- (alopecia zonal). La^ atrofia vulvar y .Ja
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- 654 -
contratura de] introito se aprecia a la simple 2 .— B e r n h e iin R o la n d M iJlet D id ie r . M e n o p a u ­
sia. T r i b u n a M é d ic a N o . 3 8 T o m o L V N o . 6 . (
observación de los genitales externos. eaJia- ■S e p ti e m b r e 1 9 7 9 p p 1 5 -2 1
gjna se observará al colocar el espejo pérdida I
de las rugosidades características .-palidez 3 .— K e lle r P a u l J. T r a s t o r n o s H o r m o n a l e s e n
G in e c o lo g ía . S u d ia g n ó s tic o y T r a t a m i e n t o '
de-la-m ucosa, sequedad de la misma y es 1 3 1 - 1 3 5 E d ic io n e s R o c h e . B a s ile a S u iza «
común apreciar la presencia de fisuras. 1979. '
Es frecuente la cistitis a repetición en las
4.— N o v a k E d m u n d R .- S e e g a r J o n e s G e o r g e a r m a ^
pacientes postmenopáusicas, así mismo se
J o n e s H o w a r d W. J r. p p 8 9 - 9 1 , 7 1 3 - 7 2 5 j
aprecia el aumento de . la incidencia—de N u e v a E d i to r ia l I n te r a m e r i c a n a M é x ic o 1 9 7 1
incontinencia, urinaria __de__esfuerzo, expli­ {
5.— V a n K e e p , P .A ., L a u r itz e a » C : E s tr o g e n s
cándose ésto por la pérdida de tonicidad i n t h e P o s t M e n o p a u s e . B a s ile a : K a r g e r , 1 9 7 5 é
de los tejidos que conforman el piso peri­
neal; de allí también el aumento de pro­
lapsos genitales.
C A P IT U L O 9 9
Entre io s .tres a.cinco.años.posieriores.
a la menopausia, las pacientes se quejan de
doloresjarticulares, dorsalgias, .lumbalgias ..y
se ve con frecuencia fracturas debidas a
EXAMEN OBSTETRICO Z
é
pequeños traumatismos ..comoJa-fractura,de En consulta externa o en sala general
cuello de fémur. Esto está explicado porque de un hospital, podemos encontrar pacien-€
la.-bajajyoducción de esteroides ocasiona tes que además de su problema por el q u e ^
una rarefacción ósea. La osteoporosis avan­ consultan, o se encuentran hospitalizadas,
zada se observa en rayos x como una dismi­ cursen tafnbién con un embarazo conco-^
nución de la densidad ósea a causa de la mitante. Cabe también la posibilidad de^j
-desmineralización de las travéculas en espe­ que pueda haber patología de tipo o b sté-^
cial en vértebras (el diagnóstico se confirma trico añadido a otra patología. De allí la^*
con la prueba de Sulkowith para hipercal- importancia de que siguiendo la exploración $
ciuria. (1). Conviene mencionar ciertos da­ clínica general se efectúa también la ex p ío -^
tos de laboratorio que son indicativos de ración obstétrica.
insuficiencia estrogénica: La citología va­ 6
Igual que en una historia clínica co­
ginal nos da un extendido característico de m ún debemos efectuar primero, el interro-él
la época con menos del 5°/o de células gatorio dando importancia fundamentalmen- £
cornificadas, aumento de parabasales y leu­ te a la fecha de la última menstruación y _
cocitos. Las cifras plasmáticas y urinarias a continuación se efectuará la inspección,™
de F SH -L H están aumentadas. La biopsia la palpación, la percusión y »auscultación. £
de endometrio reporta atrofia endometrial. En lo que se refiere a la percusión misma, ^
(1,3). es m uy limitada en este campo, pero en
cambio tendrá que aumentarse como parte 6
del examen la exploración obstétrica-gine- g
B IB L IO G R A F IA cológica. Cabe recalcar que la exploración
obstétrica debe efectuarse con la mayor d e - ^
1 .— B e n s o n R a lp h . C. M e n o p a u s ia y C lim a te rio . licadeza posible tratando de no lastimar a (Q
M a n u a l d e G in e c o lo g ía y O b s te tr ic ia . S e ­
g u n d a E d ic ió n p p 7 2 0 - 7 2 8 E l M a n u a l M o­ la paciente físicamente y cuidando de no m
d e r n o . M é x ic o 1 9 6 9 herir su pudor natural. De preferencia de-
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CUADRO No. 99-1

EXAMEN FISICO
Qué examinar Cómo examinar
1.— Facies 1.— Observación
(cloasma gravídico)
2.— Mamas
2.1 Color, red venosa, tamaño 2.1 Observación
2.2 Turgencia 2.2 Observación
2.3 Presencia de calostro 2.3 Expresión
3 .- Abdomen
3.1 Color, volumen 3.1 Observación
3.2 Altura de fondo uterino 3.2 Midiendo con cinta
métrica
3.3 Ruidos fetales 3.3 Auscultando con
Dopler o con corneta

' berá efectuarse en presencia de un fami­


l i a r o de otra persona relacionada con la
^profesión. El examen propiamente di dio
g,,debe ser integral, es decir que se explorará
^conio efi todo examen físico empezando des­
ude la cabeza hasta los pies. El cuadro
^No. 99-1, nos indica qué y cómo examinar.

^CONSIDERACIONES AL CUADRO No.


99-1.— La importancia de efectuar el exa­
minen empezando por cabeza é‘n una paciente
^obstétrica y no concretarnos tan sólo a ios
pórganos genitales, radica en que podemos
^apreciar signos que pueden ir relacionados
F ig . 9 9 -2 G lá n d u la s m a m a r ia s d e p a c ie n te
^directamente con el proceso gestacional o g e s ta n te
^con una patología obstétrica concomitante. la misma que en caso de embarazo está
Así por ejemplo al referirnos a cabeza, ha- hiperpigmentada pudiendo encontrarse tam­
^brá que valorar la facie de la paciente ya que bién los corpúsculos de Montgomery que
^se ha descrito una facie gravídica y que ge­ no son más que prominencias de las glándu­
n eralm en te va acompañado del “cloasma las sebáceas. Fig. 99-2. En cuanto al tamaño
^gravídico” Fig. 99-1, consistente en altera- de la glándula misma se la apreciará aumen­
Iciones de pigmentación al nivel de la cara. tada. A la palpación se observará aumento
^A1 explorar las glándulas mamarias tendre­ de la sensibilidad profunda y superficial.
mos que observar primero su tamaño, cam- En pezón debemos hacer una expresión del
ib io s de coloración al nivel de pezón y areola, mismo con el objeto de valorar si hay salida
| Fig. 99-2: L ám . X V III .
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- 656 -
de calostro, lo mismo que aunado a los otros
signos será de ayuda para el diagnóstico.
En abdomen mediante la inspección
tendremos que valorar aumento de pigmen­
tación de la línea media en especial en la
región umbílico-pubiana, la que se torna
obscura en los casos de embarazo; de allí
que se la denomina como “ línea m orena” .
Fig. 99-3. La palpación se la efectuará
teniendo en mente las normas del examen
físico general, que se realiza colocando las
manos como indica la figura 99-4, y deslizan­ M a n io b r a p a r a d e t e r m i n a r e l f o n d o
do las manos hasta encontrar el fondo ute­ u te r in o (
rino, procediendo luego a medir con cinta
(
métrica la altura del útero a partir del pubis
Fig. 99-5. La altura del fondo uterino diferi­ i
rá de acuerdo a la edad gestacional en que i
se encuentre la paciente al momento del
examen. Así, si se trata de un embarazo de i
aproximadamente doce semanas, el fondo i
uterino se palpará apenas por encima del
pubis; en cambio un útero gestante de vein­ i
te semanas podrá ser palpado a nivel dei i
ombligo y en un embarazo de cuarenta se­
i
manas el fondo uterino estará a nivel del
reborde costal. Fig. 99-6. En el caso de i
embarazos del primer trimestre, la palpa­ i
ción nos ayudará tan sólo para determi —
nar si la altura del útero está de acuerdo con i
la edad gestacional correspondiente; en cam­ i
bio, en embarazos que cursan el segundo F ig . 9 9 -5 M e d ic ió n d e la a l t u r a u t e r i n a
trimestre la palpación podrá servirnos ade­
i
segunda maniobra trata, mediante movimien­
más para determinar la presencia de partes tos alternos de la mano exploradora de en­ t
fetales. En el tercer trimestre nos sirve para contrar el dorso fetal el que se caracteriza^
encontrar el tamaño uterino, la situación por ser regular, mientras que el otro lado se-^
del feto, la presentación del mismo y su rá irregular porque allí se encuentran las
posición. extremidades fetales. La tercera m aniobrad
trata de determinar en donde se encuentra^
Para determinar la situación, la pre­ el polo cefálico. Y la cuarta maniobra, por
sentación y posición fetal se utiliza las ma­ fin, determinará si existe o no encajam iento^
niobras de Leopold, las mismas que están del polo cefálico, para lo cual a la vez q u e^
resumidas en la Fig. 99-7. La primera ma­ palpa la cabeza del feto como en la tercera,^
niobra consiste en buscar la altura del fondo trata de desplazar el mismo como si se qui­
uterino mediante la palpación bimanual; la siera introducir los dedos de la mano ex-^
Fig. 99-3: Lá m . X V III .
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^ s e m a n a s d e g e s ta c ió n
®ploradora por atrás del pubis.
0 Se entiende por situación fetal la re-
elación entre el eje longitudinal del feto y el
^ e je longitudinal de la madre por lo que pue-
®ae haber una situación longitudinal, trans­
v e r s a u oblicua.
P Se entiende por presentación aquella
p p arte del feto que se encuentra en contacto
con el estrecho superior de la pelvis materna
Ppudiendo ser, por lo tanto, cefálica, pélvica,
^ d e hombros, etc.
p La posición es la relación que existe F ig . 9 9 -8 A p a r a to d e u lt r a s o n id o ( D o p le r )

entre el dorso del feto y el hemiabdomen de pubis a ombligo. Fig. 99-8.


" d e la madre, pudiendo ser izquierda o Si la auscultación se efectúa con la
^ derecha. corneta obstétrica clásica, Fig. 99-9, deberá
P En lo referente a la auscultación, es determinarse por medio de las maniobras
^factible determinar la frecuencia cardiofetal antes mencionadas la localización del dorso
“ a. partir de la décima segunda semana me- del feto y allí tratar de auscultar la frecuen­
^ diante el aparato de ultrasonido (Dopler) y cia cardiofetal determinando el número de
^ c o n la corneta obstétrica a partir de la vigé­ latidos por minuto que normalmente puede
sima segunda semana. Si se utiliza el pri- estar entre 120 y 160, generalmente auscul-
ím e ro deberá previamente colocarse en el table en 140 latidos por minuto. Conti­
^abdom en materno un material líquido que nuando el examen de la paciente, tendremos
^ permita la transmisión sonora hacia el apa- que efectuar la exploración ginecológica
" ra to y el sitio de auscultación deberá encon- externa de acuerdo a la técnica escrita an­
^ trarse mediante movimientos suaves que irán teriormente, para complementarlo luego con
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- 658 -

üv," CONSIDERACIONES AL CUADRO


99-2. Una vez que la paciente se en c u en t^ l
en posición adecuada se seguirá las norm ^jj
descritas. para la exploración ginecológic^
dando énfasis en buscar ciertos signos c?S
racterísticos de la gestación, como por eje]
pío el signo de Chadwick que consiste en
cambio de coloración de la mucosa vulvÉ
vaginal; el color que fuera del embarazo
rosa pálido, pasa a ser azulado (como «i
cianotico) o violáceo.

jg a Luego se procede a efectuar el tactc


vaginal el mismo que en los embarazos ir
F ig. 9 9 -9 C o r n e t a O b s t é tr i c a
cíales nos ayuda a determinar si existen d ^ ||
el tacto vaginal tendiente a buscar datos tos característicos de la gestación. Así p o ^j
característicos que acompañen al embarazo. ejemplo si palpamos el cuello uterino sem ^f
El cuadro No. 99-2 nos indica el rá la comparación de que el cérvix, en
qué y cómo examinar: útero gestante, tiene la consistencia semeja

CUADRO No. 99-2 j

TACTO VAGINAL ÉN LA PACIENTE OBSTETRICA I


Qué examinar Cómo examinar 1
1 Cuello uterino 1.— Determinar la consistencia G
mediante presión digital |
1.1 Dilatación 1.1 Tratando de intro - L
ducir el dedo índice J
en el orificio cervical i
externo, (delicada — I
mente) T
1.2 Borramiento 1.2 Valorar la i longitud del 1
cuello |
2.— Cuerpo Uterino 2.— Mediante tacto bimanual 1
2.1 Tamaño T
2.2 Consistencia 2.2 Buscando signo de 1
Hegar J
2.3 Forma I
2.4 Situación T
3.— Anexos 3.— Mediante tacto bimanual T
3.1 Tamaño i
3.2 Consistencia i
3.3 Movilidad
|
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F ig . 9 9 -1 0 B o r r a m ie n to y d il a ta c ió n c e rv ic a l

te a la que se experimenta al palparse los


labios (de la boca); en cambio el cérvix de
la paciente no gestante tiene una consisten­
cia similar a cuando se palpa el cartílago de
la nariz. Si el tacto se efectúa a una pacienta'
que está en trabajo de parto o de.abono,
tendremos que valorar si existe borramienír
o dilatación cervical, entendiéndose por bo-
rramientos a la disminución de la longitud
del cérvix debido a la contractilidad persis­
tente y sostenida del útero; dilatación cervi­
cal, en cambio, es la permeabilidad de éste
que será mayor cuando esté más avanzado el
trabajo de parto. Fig. 99-10. Continuando
el tacto, pasaremos a efectuarlo en forma
F ig . 9 9 -1 1 S ig n o d e H e g a r
bimanual, es decir, tendiendo a medir el
tamaño del útero, su consistencia, la misma El útero de una paciente no gestante*"
que es un dato positivo de embarazo cuando o con gestación inicial conserva su forma
encontramos el útero reblandecido. Se debe piriforme y mientras continúa la gestación,
procurar determinar ciertos signos que se irá variando ésta en sentido ántero-posterior
consideran de probabilidad de embarazo co­ y longitudinal para luego también aumentar
mo el de Hegar que consiste en lograr for­ en sentido transverso. En lo referente a la
mar una angulación entre el cuello y el situación se deberá determinar si el útero
cuerpo del útero gestante siendo posible por­ se encuentra lateralizado; en anteversión o
que el istmo uterino se encuentra reblandeci­ en retroversión. Esto deberá determinarse
do. Fig. 99-11. Naturalmente este dato será mediante exploración bimanual. En emba­
negativo en los úteros no gestantes. Existen razadas que cursan el segundo y tercer tri­
además otros signos pero de menor utilidad. mestre de gestación no es imprescindible
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-6 6 0 -
efectuar tacto si no están con labor de parto, El examen elemental y microscópico A
sino que solamente se efectuará la explo­ de orina es una prueba de mucha ayuda *
ración abdominal tendiente a comprobar la durante el embarazo, ya que además de in- {
existencia de partes fetales y luego auscul­ formarnos de problemas infecciosos en vías g
tar latidos fetales. La determinación, in­ urinarias, nos dará una guía ante problemas
terpretación y análisis de los datos ante­ propiamente obstétricos como la toxemia, i
riores corresponden ya al especialista. por lo que debe solicitarse en forma repe- j
tida durante el período gestacional. Las
reacciones serológicas no deben faltar en ^
PROCEDIMIENTOS Y EXAMENES DE la solicitud de examen con el fin de detectar |
enfermedades venéreas. El test de Papa— á
USO COMUN EN OBSTETRICIA
nicolaou tiene la finalidad de detectar tem-
Vamos a enumerar ciertos procedi­ pranamente neoplasias cérvico-vaginales. El (|
mientos y algunos exámenes de laboratorio examen coproparasitario debe soücitarse de |
que son de utilidad en la valoración del esta­ rutina para determinar la presencia de pa­
do general y evolución de una paciente en rásitos fundamentalmente. 4
estado grávido. 4
ESTUDIOS RADIOLOGICOS- A unque es ne­
Al solicitar exámenes de laboratorio cesario m encionar que los estudios radio-4
de una paciente embarazada, no debemos lógicos no son inocuos para el p ro d u c-1
omitir los siguientes: to en formación, es indispensable c o n o --
1 .-Biometría hemática cer su aplicación en <?nb£>razos del ter­
2.— Grupo sanguíneo y factor Rh es,.. í. u'aeslr:. ¿>e utilizan básicam ente |
3.— Química sanguínea para detenninar la edad ósea del feto , p u - j
4.— Reacciones Serológicas diéndose reconocer los núcleos de osifica­
5.— Ex. elemental y microscópico ción que se presentan según la edad en que I
de orina se encuentre el feto. Puede tam bién s o lic i-|
6.— Estudio de Citlogía vaginal tarse una radiografía simple de abdom en
(Papanicolaou) para determ inar o confirm ar la sospecha de™
7.— Coproparasitario una desproporción céfalo-pélvica, duda d e |
m uerte fetal, excesivo tam año del p ro d u cto , -
Con la biometría podremos determinar
anom alías del m ism o, em barazo m últiple, etc.
la presencia de anemia o de un cuadro in­
feccioso que esté en evolución, aclarando Las determinaciones hormonales com o*
que una leucocitosis moderada puede ser de gonadotrofina coriónica, estrógenos, p re g -|
normal en el embarazo. El grupo sanguíneo nandiol, lactógeno placentario, sólo las men-g
y factor Rh nos pondrá en alerta de la cionaremos puesto que el procedimiento e
posible presentación de un cuadro de eritro- interpretación cae ya en el campo de la f
blastosis fetal por incompatibilidad sanguí­ especialidad. ñ
nea materno-fetal. La amniocentesis es el procedim iento^
La glicemia alta nos dará informes por el cual se extrae, mediante punción,
sobre un proceso diabético, los valores anor­ líquido amniótico, a través de la pared ab-"
males de úrea y creatinina nos obliga a dominal. Este líquido servirá para efectuar^
investigar problemas renales que son fre­ estudios de valoración de madurez feta l,-
cuentes en el embarazo. determinación de la existencia de sufrimien-*
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i Fig. 9 9 -1 2 E c o g ra fía d e u n ú te r o g e sta n te


>
í to fetal y estudio citogenéticos. d e l E m b arazo . M a n u a l d e G in e c o lo g ía y
O b s t e tr i c ia , p p 3 8 - 5 6 E l M a n u a l M o d e r n o ,
I El ultrasonido tiene utilidades prácti- M é x ic o 1 9 6 9
^ cas en obstetricia ya que con el podemos
determinar, mediante el aparato Dopler, la 2 .— M e L e n n a n C h a r le s E . S a n d b e r g E u g e n e C.
D ia g n ó s ti c o d e E m b a r a z o C o m p e n d io d e
* frecuencia cardiofetal del producto. La O b s t e tr i c ia , p p 7 3 - 9 1 N u e v a E d i to r ia l I n ­
| ecosonografía últimamente en boga, está t e r a m e r i c a n a M é x ic o 1 9 7 7
H desplazando en parte a la radiología y dá
3 .— P in e d a Z ú ñ ig a A u g u s t o . R ic o N ie v a P a b lo .
gran ayuda para el diagnóstico obstétrico. D ia g n ó s ti c o d e E m b a r a z o . E l e m e n to s d e
) Fig. 99-12. G in e c o lo g ía y O b s t e tr i c ia . T o m o I H o s p i ta l
d e G ín e c o - O b s te t r ic i a N o . 3 A s o c ia c ió n d e
I M é d ic o s . M é x ic o 1 9 7 6

I BIBLIOGRAFIA 4 .— H e lim a n L o u i s M . P r itc h a r d J a c k A . D ia g ­


n ó s tic o d e l E m b a r a z o . W illia m s O b s te tr ic ia ,
Iw 1 .— B en so n R a lp h C. D ia g n ó s tic o y D u r a c ió n p p 2 3 9 - 2 5 0 . S a lv a t E d i to r e s , M é x ic o 1 9 7 3
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QUINTA PARTE

SISTEMA MUSCULO - ESQUELETICO


SISTEMA ENDOCRINO
SISTEMA HEMATOPOYETICO Y LINFATICO

Dr. Wilson Peñafiel


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CAPITULO 100 '\ V dolor que puede aparecer en reposo o que
puede hacerse más ostensible cuando es
i
presionada o ejercitada en su movimiento
SISTEMA MUSCULO-ESQUELETICO? en' forma pasiva o en forma activa. Sin
embargo, es necesario proceder con cuidado
La semiotecnia del sistema m úsculo- en la interpretación de algunos signos posi­
esquelético comprende fundamentalmente la tivos. Por ejemplo, en la denominada bursi­
exploración de las articulaciones. Para esto, tis prerrotuliana aguda, (bolsa de los capuchi­
se requiere la aplicación de dos métodos nos) (1), la movilización de la rodilla al
exploratorios: la inspección y la palpación máximo de su extensión provoca dolor, de­
más la realización de ciertas maniobras espe­ mostrando cierto margen de movilidad pasi­
ciales basadas en la disposición anatómica de va indolora, con sensibilidad exquisita en de­
la articulación examinada. terminada zona. En cambio en un proceso
artrítico agudo de carácter inflamatorio,
Vamos a considerar los principales
la movilización pasiva provoca dolor en todo
síntomas y signos. Los dividiremos en gene­
el margen del movimiento y las zonas de
rales y específicos. El Cuadro 100-1, expresa
sensibilidad son difusas (1).
los síntomas y signos generales.
En la exploración de rutina del siste­
ma articular, la movilización y la compre­
CUADRO No. 100-1 sión simultáneas constituyen pruebas útiles
para detectar inflamación articular. Así, el
SINTOMAS Y SIGNOS GENERALES i signo más precoz en la artritis rcumatoidea*.
1 .- Doíor. suele ser el dolor producido en una articu­
lación meíacarpofalángica de la mano y que
2 .- Calor. generalmente es simétrica (1, 2, 3). En las
3 .- Rubor. artropatías degenerativas (osteoartrosis) pue­
4 .- den descubrirse áreas sensibles localizadas\
Edem a.
en relación con los ligamentos y otras estruc­
5 .- Deformación. tura que rodean la articulación (2, 4).
6 .- Impotencia funcional.
El dolor de la articulación enferma es
la que lleva a la impotencia funcional de la
misma. Es característico como en la fiebre
1— DOLOR.— Aparte de lo consignado reumática, en donde el proceso agudo ataca
en el Cuadro 3-2 que trata del síntom a dolor preferentemente a grandes articulaciones y
in general, es necesario hacer las siguientes que tiene el carácter migratorio, la incapaci­
consideraciones, que lo contiene el Cua­ dad funcional de las diferentes articulaciones
dro 100-2 tomadas, llevan a un verdadero estado de
CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-2 postración.
El dolor articular constituye el síntoma 2.— CALOR.— Interrogaremos al paciente
más llamativo dentro de los procesos inflama­ si la piel de la articulación o articulaciones
torios articulares denominados también ar­ enfermas están calientes.
tríticos. 3 . - RUBOR.— Del mismo modo, pregun­
Una articulación inflamada provoca taremos si la piel de las articulaciones afee-
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-6 6 4 -

CUADRO No. 100-2 <


«
DOLOR ARTICULAR
I
Qué interrogar Cómo interrogar
I
1.1: Dolor articular espontáneo. 1.1: Cuando está en reposo le duelen i
las coyunturas?
1.2: Dolor articular con el movimien­
i
1.2: Cuando le mueve la coyuntura,
to activo. el dolor aumenta? •
1.3: Dolor articular con la presión 1.3: Cuando se presiona la coyuntura t
enferma el dolor se hace más in­
tenso? Señale el sitio que más le
duele.
1.4: Dolor articular con los movi­ 1.4: Qué le pasa al dolor cuando yo le (
mientos pasivos. muevo la coyuntura? (el médico
moviliza suavemente la articu­
lación).
!
1.5: Dolor monoarticular o poliarticu- 1.5: Cuáles articulaciones le duelen? é
lar.
1.6: Carácter migratorio del dolor 1.6: Siempre le duelen las mismas
articular. articulaciones?
1.7: D olor articular simétrico.- 1.7: Le duelen las mismas articulacio­
nes en ambos lados? .
«

*!
En los procesos inflamatorios ag u d o r^j
tadas se han enrojecido.
sean mono-articulares o poli-articulares, eL ^
4.— EDEMA.— Al edema lo podemos con­
edema es siempre caliente; en cambio e i ^ .
siderar com o un síntom a y como un signo.
los procesos que han pasado a la c r o n o ^ l
Como síntom a nos remitimos al Cuadro 3-1,
cidad o por lesiones degenerativas, el e d e m ^ ^
correspondiente al interrogatorio aplicable a
es frío. El carácter renitente de la tu m e fa c -^
cualquier síntom a y como signo al Cuadro
ción habla siempre a favor de la presencié®!
100-3.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-3 de derrame intraarticular. £ jj

El edema articular denominado tam­ 5.—y 6.— DEFORMACION A R T IC U L A R


bién tumefacción articular, puede asentar en E IMPOTENCIA FUNCIONAL.- El Cua­
cualquiera de las estructuras de la articulación dro 100-4 señala el qué y cómo interrogar.
como: 1) Tejido subcutáneo periarticular; CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-<
2) Cápsula y membrana sinovia!; 3) Cartíla­ La deformación articular se observ^
go articular; 4) Tejido óseo; 5) Combina­ en grandes tumefacciones articulares como
ción de estos elementos. por ejemplo en la artritis de la fiebre reu!
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CUADRO No. 100-3

EDEMA ARTICULAR

Qué examinar Cómo examinar

1 .- Edema articular caliente ' 1 .- Palpando con el dorso de los de­


dos la piel de la articulación en­
ferma.

2 .- Edema articular frío ' 2 .- Idem.

3 .- Edema por derrame sinovial 3 .- Palpando la articulación afectada


que dá la sensación de palpar una
pelota de agua.

CUADRO No. 100-4

ANAMNESIS DE LA DEFORMACION E IMPOTENCIA FUNCIONAL

Qué interrogar: Cómo interrogar:

1 .- Deformación articular 1 .- Ha observado que su articulación


ha cambiado de forma?

2 .- Impotencia funcional:
2.1: Rigidez articular. 2.1: Ha observado qué sus articulacio­
nes amanecen rígidas o tiesas?
2.2: Movimiento articular pasivo. 2.2: Puede mover su articulación en­
ferma, con ayuda?
2.3: Movimiento articular activo. 2.3: Puede mover la articulación en­
ferma, sin ayuda?
2.4: Crujidos articulares 2.4: Al realizar los movimientos ar­
ticulares ha oído ruidos?

p á t i c a , artritis reumatoidea, etc.; en trauma- La impotencia funcional, como su


^ s m o s que han producido luxaciones o frac- nombre lo indica, es la disminución o desapa­
^ ír a s , en grandes derrames intraarticulares rición de los movimientos de determinada
i r o s o s (hidrartrosis), de sangre (heinartrosis) articulación.
^ d e pus (piartrosis). La Fig. 100-1 demues- Se investiga solicitando al paciente que
*J r a una deformación de rodilla por artritis. mueva la articulación o articulaciones afecta-
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- 6 6 6 -

F ig . 1 0 0 -1 E je m p lo d e d e f o r m a c ió n a r t i c u l a r
p o r a r t r iti s d e r o d illa .
das, sea en forma pasiva (con ayuda) o en
forma activa (sin ayuda). En los procesos
inflamatorios agudos, el dolor que siente el
paciente al tratar de movilizar su articulación
F ie . 1 0 0 -2 E je m p lo d e a n q u ilo s is d e c a d e r a .
es lo que determina la impotencia funcional.
La movilidad articular pasiva está res­
tringida en casi todas las afecciones inflama­
torias o degenerativas; también lo encontra­
mos en los traumatismos articulares con
lesiones de los diferentes elementos anató­
micos que dañan la arquitectura articular
(musculares, ligamentosas, capsular, óseos,
etc.). Los ejemplos más frecuentes son los
esguinces, luxaciones y fracturas que serán F ig . 1 0 0 -3 T é c n ic a p a l p a to r i a p a r a i n v e s t i g a c i
descritos al hablar de los síndromes articu­ c ru jid o a r t ic u l a r d e r o d illa .

lares. La movilidad pasiva está abolida en ca­


con granulaciones finas (1, 2, 3). En las
sos de fusión ósea, como sucede en la anqui-
losis Fig. 100-2. teoartrosis, la crepitación es más ruda. EL
ruido crepitante puede también tener s™
La movilidad articular activa disminui­ origen en las vainas tendinosas (4). m
da significa siempre un menor grado de lesión
aunque en la anquilosis, esta movilidad tam­ m
bién está abolida.
m
El crujido articular, es un signo impor­ BIBLIOGRAFIA
m
tante de artropatía, que puede ser escuchado
1 .— B ilk a P .J .: S ig n o s fís ic o s d e la A r tr it is R e J j
y también palpado ejercitando el movimien­
m a to id e . C lín ic a d e N o r t e a m é r i c a ; M a y o ^
to pasiyo de la articulación, colocando una 1 9 6 8 , p . 4 9 3 —5 0 2 . %
de las manos sobre la articulación, tal como 2 .— C h r is ti a n C h . L .: A r tr itis R e u m a to i d e A
lo demuestra la Fig. 100-3 En la artritis e n f e r m e d a d a r t ic u l a r d e g e n e r a tiv a . D e T ra*
reumatoidea , se puede percibir una crepita­ ta d o d e M e d ic in a I n t e r n a d e C éc il—L o e
B e e s o n M c D e r m o tt; 14 e d ic ió n , T o m o I, P a rv
ción suave y fina, que indica que las superfi­ te V I, C a p . 8 7 y 9 8 , p . 1 7 0 —1 9 2 . E d ito r ^
cies móviles ya no son de cartílago liso, sino I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o 1 9 7 8 .
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3.— S te v e n s M .B ., T o w n e s A .S .: A r t r i t i s R e u m a -
to i d e y A r t r o p a t í a D e g e n e r a tiv a . D e T r a t a ­
d o d e M e d ic in a I n te r n a d e H a rv e y A .M .,
J o h n s , O w e n s, R o s s ; 19 e d ic ió n . S e c c ió n 1 4 ,
C ap s. 1 1 6 y 1 2 1 , p . 1 2 1 5 —1 2 6 7 . E d i to r ia l
In te r a m e r ic a n a , M é x ic o , 1 9 7 8 .

i.— W e rn e r M .: A rtro s is . D e C o m p e n d io d e
R e u m a to l o g ia . P ág. 2 1 4 —2 3 9 . B a r c e lo n a ,
1965.

CAPITULO 101 -i
1
COLUMNAWERTEBRAL/

Conviene realizar un estudio en conjun­


to de la columna vertebral y luego por seg­ F ig . 1 0 1 -1 C u r v a tu r a s n o r m a le s d e la c o l u m ­
n a . S u j e t o d e p e r f il.
mentos.

L - COLUMNA VERTEBRAL EN CON­


JUNTO.
Se estudiará:
1: Alteraciones en la forma.
1.2 Alteraciones de la movilidad.
1.3 Alteraciones en la estructura.
. 1: ALTERACIONES EN LA FORMA.- En el F ig. 1 0 1 -2 X ifo s is y lo r d o s is p a to ló g ic a s .

sujeto adulto normal, la columna cervical y


a lumbar presentan una lordosis fisiológica,
en cambio la columna dorsal y el sacro
resentan una cifosis también fisiológica,
Fig. 101-1 .
La forma de la columna vertebral cam-
)ia constantemente según la posición que el
ujeto adopte o el movimiento que ejecute.
Cuando la alteración de la columna vertebral
es permanente y no es posible corregirla por
p a voluntad, se dice que la alteración es F ig . 1 0 1 -3 E s c o lio s is d e c o lu m n a .

^patológica (4). Estas desviaciones patoló­ Cifosis y lordosis patológicas.— Fig.


gicas pueden ser observadas en el plano sa- 101-2 Se localiza en la. región dorsal y lum­
Rgital, dando lugar a las cifosis patológicas y bar respectivamente e indica lesión, a nivel
|¡k>fdosis patológicas, Fig. 101-2 , y en el pla­ de los cuerpos vertebrales o discos interver-
no frontal dando lugar a la escoliosis, Fig. tebrales,ya que al disminuir su consistencia,
Í101-3 . permite que se aplaste bajo el peso del cuer-
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— 008 —

po, y como el arco posterior de las vértebras


no se aplastan, la columna, al ceder en su
parte anterior, se incurva hacia adelante (4).
Como ejemplos podemos citar a la
tuberculosis vertebral o Mal de Pott, o ste o -r/
mielitis, cáncer óseo, fracturas, lesiones del\^y
disco intervertebral, etc.
Es im portante indicar que como fenó­
F ig . 1 0 1 -4 L o r d o s is l u m b a r c o m p e n s a to r ia d e ]
meno compensatorio, se produce en estos ca­
x if o s is d o r s a l.
sos una exageración de la lordosis lumbar
Fig. 101-4 ,co n el objeto de restablecer el
equilibrio.

Escoliosis.— En condiciones normales,.


y observando al paciente desde atrás, la co­
lumna es casi recta y situada totalmente en el
plano medio sagital del cuerpo, con excep­
ción de una leve curva de concavidad iz­
quierda en la región dorsal, como resultado
del desigual desarrollo muscular de la cintura
escapular y del miembro superior derecho.
En los zurdos la concavidad es hacia la dere­
cha. Esta rectitud de la columna se puede F ig . 1 0 1 -5 E s c o lio s is c o m p e n s a d o r a p o r d e 5
s ig u a ld a d d e m ie m b r o s in f e r io r e s .!
alterar por las siguientes causas:
La disminución de la movilidad de hfi
1 Desigualdad de longitud de los miem­ columna puede deberse a lesiones o proceso!
bros inferiores; en este caso, la pelvis se incli­ inflamatorios que afectan a todos y cac
na hacia el lado más corto, para conservar el uno de los elementos anatómicos. Así sej
^equilibrio, produciéndose escoliosis compen­ encuentran limitaciones en procesos artríti*
sad o ra. Fig. 101-5 . eos como la espondilitis anquilopoyética, en
2 .— Malformaciones congénitas (escoliosis lesiones degenerativas de la columna comc
congènita). la espondiloartrosis, en luxaciones o frac^j
turas de vértebras y en la hernia de los diseoí
3.— Parálisis de los músculos de los canales
intervertebrales, entre otros padecimientos.
vertebrales, como en la poliomielitis. I.3 : ALTERACIONES DE LA ESTRUCTURA^
4.— En retracciones de un hemitorax por DE LA COLUMNA VERTEBRAL.- Sólo SOI*
procesos pleuro-pulmonares graves. Esta visibles a los Rayos X, de tal manera que se
también es una escolisis compensadora. rán estudiadas en la parte correspondiente ^
exámenes complementarios.
I I . - COLUMNA VERTEBRAL POR SEG­
1.2 : ALTERACIONES DE LA MOVILIDAD.- Se
MENTOS:
investiga haciendo realizar movimientos de:
flexión, extensión, inclinación lateral y rota­ Se debe realizar con el paciente de pie
ción, tal como indican las figuras 101-7A, o sentado, con el dorso erguido. El Cuadro j
101-7B, 101-7C, y 101-7D. 101-1 analiza el qué y cómo examinar.
www.medibooksnica.net63.net - 669 -

F ig . 1 0 1 -7 M o v im ie n to s d e c o l u m n a d o rs o -
lu m b a r : A ) F le x i ó n ; B) E x t e n ­
s ió n ; C ) F l e x i ó n la te r a l ; D ) R o ta ­
c ió n .
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-6 7 0 -

CUADRO No. 101-1


EXPLORACION DE COLUMNA VERTEBRAL POR SEGMENTOS
Qué examinar: Cómo examinar:

1 .- «C olum na cervical:
1.1: Movimiento de flexión 45° 1.1: Haciendo que el paciente incline
la cabeza hacia abajo. Fig.
101-10A.
1.2: Movimiento de extensión 4 5 ° 1.2: Haciendo que el paciente extien­
da la cabeza hacia atrás Fig. 101-10B
1.3: Movimiento de flexión lateral 45° 1.3: Haciendo que el paciente incline
la cabeza hacia un lado, tratando
de pegar la oreja hacia el hombro.
Fig. 10M 0C .
1.4: Movimiento de rotación 60° 1.4: Haciendo que el paciente gire su
cabeza hacíala derecha o izquier­
da. Fig. 101-1OD.

2 .- Columna doisojurnbar;
2.1: Movimiento de flexión. 2.1: El paciente de pie y manteniendo
sus rodillas rectas, se le invita a
que intente tocar los dedos de
sus pies, con sus manos. Fig.
101-7 A.
2.2: Movimiento de extensión. 2.2: Con el paciente de pie, se le invita
a que se incline hacia atrás apo­
yándose en la mano del explora­
dor. Fig. 101-7B.
2.3: Movimiento de flexión lateral. 2.3: -El paciente de pie, desliza su ma­
no (izquierda o derecha) hacia
abajo, siguiendo por la superficie
de la respectiva pierna. Fig.
101-7C.
2.4: Movimiento de rotación. 2.4: Con el paciente sentado en un
taburete se solicita que rote la ca­
beza y los hombros hacia un lado
primero y luego hacia el otro,
hasta alcanzar el máximo movi—
miento. Fig. 101-7D.
p www.medibooksnica.net63.net -6 7 1 -
9
CONSIDERACIONES AL CUADRO 101-1
La columna cervical, en condiciones
normales, presenta una curvatura hacia ade­
lante o Iordótica, que en condiciones pato­
lógicas, puede aplanarse. En la exploración
de la columna cervical, es importante que el
paciente realice una serie de movimientos
tales como: flexión hacia adelante, flexión
lateral, extensión y rotación. Los movimien­
tos de flexión generalmente alcanzan un
máximo de 45°, en cambio que el movimien­
to de rotación llega hasta los 60°, como in­
dican las figuras No. 101-10. Los m ovi­
mientos de flexión se realizan entre el occi­
pucio y la primera vértebra cervical, en cam­
bio, el movimiento de rotación se realiza
entre la lera, y 2da. vértebras cervicales.

Los procesos inflamatorios o degenera- ^


tivos que afectan a las estructuras del raquis
cervical, producen necesariamente limitación
o anulación de los distintos movimientos.
Son frecuentes las espondilitis o degenera­
ción* de los discos irítervertebrales y las
espondiloartrosis o degeneración de las ar- r
ticulaciones intervertebrales. O tro padecí- L
miento que disminuye la función del raquis
es la espondilitis anquilosante o anquilopoyé-
tica, debido a la esclerosis de la superficie de
los cuerpos vertebrales y a la calcificación del
aparato ligamentoso.

La columna dorso-lumbar, se la explo­


ra en unidad. Funcionalmente existe una va­
riación importante: mientras los movimien­
tos de flexión y extensión los realiza la co­
lumna lumbar, los movimientos de rota­
ción, se efectúan en la columna dorsal.
En los movimientos de flexión hacia
adelante, la amplitud se juzga observan­
do con cuidado los movimientos de la
región lumbar cuando invitamos al paciente a
F ig . 1 0 1 -1 0 M o v im ie n to s d e c o l u m n a c e rv ic a l:
A) F le x ió n ; B) E x te n s ió n ; que toque con sus dedos de las manos los
C ) F le x ió n la te r a l ; D ) R o ta c ió n . pies, manteniendo derechas las rodillas. Los
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-6 7 2 -
movimientos de flexión lateral tienen espe­
cial utilidad para distinguir entre una lesión
de disco intervertebral y una espondilitis
anquilosante, pues en esta última la lim ita­
ción es más severa (1).
En el examen de la columna dorso-
lumbar, existen otras lesiones que pueden
ser observadas a simple vista, como por ejem­
plo el aumento de la xifosis en la osteoporo-
sis senil que produce deformación y acuña-
miento de las vértebras. Cuando la destruc­
ción está localizada en uno o dos cuerpos
vertebrales da como resultado una angulación
brusca hacia adelante como se observa en la
tuberculosis vertebral, denominada Mal de
Pott.
La escoliosis o desviación lateral de la F ig . 1 0 1 -1 1 P u n to s d o lo r o s o s v e r te b r a le s :
columna., Fig. 101-3, es la más grave de las A ) A p ó fis is e s p in o s a s .
lesiones debido a que los cuerpos vertebrales B ) E s p a c io s in t e r e s p in o s o s .
giran uno sobre otro y como la mayor parte C ) C a n a le s v e r te b r a le s .
de las vértebras susceptibles de rotación son
dorsales y están unidas a las costillas, éstas H o w e ll E s c o lio s is . D e T r a ta d o d e <
también se desplazan hacia adelante en un la­ M e d ic in a I n t e r n a d e C é c il—L o e b , B e e s o n ,
do y hacia atrás en el lado opuesto. (2) M c D e m i o tt, 1 4 e d ic ió n , T o m o I, F a r te X I, {
S e c c ió n 3 , C ap . 4 9 8 , p. 9 6 7 —9 6 8 . E d i to r ia l
El aumento de la lordosis lumbar se ob­ .1) I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o , 1 9 7 8 . |
serva en la esjiflndilolistesis, que significa un 3 — M c K h a n n G .M .: E n f e r m e d a d e s d e la m é d u la ,
deslizamiento de la columna lumbar sobre el e s p in a l. D e T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a d e
H a r v e y A .M ., J o h n s , O w e n s, R o s s ., S e c c ió n ■
sacro (4). 1 5 , C a p . 1 3 8 , p . 1 3 9 2 . E d i t o r i a l I n te r a m e ­
ric a n a , M é x ic o , 1 9 7 8 . j
Otras anomalías como la sacralización
de la quinta lumbar, la espina bifída, serán 4 .— P a d illa T . y C o s sio P .: S e m i o lo g ía d e c o lu m ­

descritas en la parte correspondiente a exá­


n a v e r t e b r a l. C ap . X V , p . 2 5 7 —2 5 8 . L ib r e ­ i
r í a “ E l A t e n e o ” , B u e n o s A ir e s , 1 9 5 6 .
menes complementarios (Rayos X). <
PUNTOS DOLOROSOS VERTEBRALES: i
Se busca con el paciente en decúbito
i
prono: 1) Presionando sobre las apófisis es­
pinosas (A); 2) Presionando sobre los es­ <
pacios interespinosos (B); 3) Presionando
CAPITULO 102
i
sobre los canales vertebrales (CX^ig- 1 0 1 -1 1 ).
i
EXAMEN DE MIEMBRO SUPERIOR
BIBLIOGRAFIA i
1 .— G o f to n J .P .: D ia g n ó s tic o d if e r e n c ia l e n t r e 1 .- ARTICULACION DEL H O M B R O .-1
E s p o n d il iti s A n q u ilo s a n t e y A r t r i t i s R e u m a -
to i d e . C lín ic a s d e N o r te a m é r ic a , M a y o ,
Fig. 102-1 . El Cuadro 102-1, contiene el |
1 9 6 8 . p . 5 1 7 —5 2 6 . qué examinar y cómo hacerlo.
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1
CUADRO No. 102-1
1
w
EXAMEN FISICO DE LA AR'riCULACION DEL HOMBRO
>
> Qué Examinar Cómo Examinar

1.1: Movimiento de abducción 1.1: Haciendo que el paciente eleve su


1 (gleno-humeral 90 o—Total: 180° brazo lateralmente hasta el nivel
1¥ del hombro (90°) o hasta llegar
a contactar con la cabeza(180°).
> Fig. 102-2A.
$ 1.2: Movimiento de aducción: 50° 1.2: Haciendo que el paciente lleve el
í brazo por delante del tórax.
Fig. 102-2B.
í
) 1.3: Movimiento de flexión. 1.3: Haciendo que el paciente balancee
(gleno-humeral 90 o—Total: 180° su brazo hacia adelante como du­
rante la marcha: a nivel del hom­
i bro (90°), a nivel de la cabeza
(180°) Fig. 102-2C.
>
> 1.4: Movimiento de extensión: 65° 1.4: Haciendo que el paciente balancee
L su brazo hacia atrás, como en la
i marcha. Fig. 102-2D.

1.5: Movimiento de rotación interna: 1.5: Se invita al paciente a que con el


\ 90° pulgar “se rasque la espalda” ,
) midiendo la altura máxima que
pueda hacerlo. Fig. 102-2E.
)
) 1.6: Movimiento de rotación externa: 1.6: Con la articulación del codo en
60° flexión a 90°, llevar el antebrazo
1
hacia afuera. Fig. 102-2F.
1
\.

'CONSIDERACIONES AL CUADRO 102-1 para la articulación del hom bro propiamente


1 Iniciaremos el estudio del miembro su- dicha o glenohumeral, los elementos articu-
i perior, con el examen del hombro. Las ar- ^ares son difícilmente palpables,
ticulaciones que intervienen en los m ovim ien^, Para examinar la movilidad glenohume-
jtos del hombro, son las siguientes: esterno- ral pura, es necesario fijar la escápula con una
clavicular, acromioclavicular, escapulotoráci- mano puesta sobre la clavícula y la espina de
ca y glénohumeral. Las dos primeras son fá- la escápula, tal como muestra la Fig. 102-3.
cilmente accesibles a la palpación; en cambio, Los movimientos así se definen como gleno-
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-6 7 4 -
clavícula humerales o del hombro total y se observan
acrdrnion principalmente en los movimientos de ab­
ducción y de flexión. Se debe tomar como
posición de comienzo o cero aquella en que
el brazo cuelga junto al cuerpo con la palma
de la mano hacia adelante.
Los_ procesos dolorosos del hombro,
son atribuidos generalmente a padecimientos
"'inflam atorios agudos de origen reumático co­
mo por ejemplo la artritis reumatoidea, la fie­
bre reumática, el lupus eritematoso etc. o a
procesos crónicos degenerativos. En otras
ocasiones son procesos inflamatorios locali­
zados no artríticos primarios, tales como las
humero '^ e n d in itis, bursitis, capsulitis, etc.
F ig . 1 0 2 -1 E s q u e m a d e a r t ic u l a c ió n d e l h o m -
bro.

Fig. 1 0 2 -2 M o v im ie n to s d e l h o m b r o : A ) A b ­
d u c c ió n ; B) A d u c c ió n ; C ) F le x i ó n ;
D ) E x t e n s ió n ; E ) R o t a c i ó n I n t e r ­
n a ; F ) R o ta c ió n e x t e m a .
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-6 7 5

rig. 1 0 2 -3 M o v im ie n to a r t ic u l a c ió n g le n o —
h u m e ra l p u ra.

Así por ejemplo, en la tendinitis del


tpraespinoso (4, 5), afección bastante fre-
íente, es típica la aparición del dolor en el
Rrcio medio (de 6 0° a 120°) de la abducción
hiva, que desaparece si el brazo está en ro- F ig . 1 0 2 -5 E s q u e m a a r t ic u l a c ió n d e l c o d o .
:ión externa completa.
La luxación del hombro es otra de las CONSIDERACIONES AL CUADRO 102-2
[siones frecuentes. En estos casos, la cabeza En la articulación del codo, se debe
ll húmero no guarda relación con la cavidad examinar los movimientos de flexión, exten­
pnoidea y no puede palparse por debajo dé sión, pronación y supinación. Para estos úl­
punta del acrornión. En la luxación ante­ timos movimientos es necesario hacer la ex­
ar, que es la más frecuente, el brazo se ploración con el codo flexionado para evitar
pn tiene en rotación externa, con el codo que el movimiento se efectúe en el hombro.
ejado del cuerpo; el paciente no puede to-
En los procesos inflamatorios agudos
rse la oreja opuesta con la mano del lado
(artritis) están dificultados todos los movi­
H ^ c t a d o . En las luxaciones posteriores, es
mientos; en los procesos degenerativos (artro-
^^«•acterístico que el brazo esté en rotación
sis), se observa que los movimientos de flexión
¡ ^ m erna y no pueda colocarse en rotación
y extensión están más comprometidos que la
l^ fc e rn a .
supinación y pronación (5).
n a » . Por último, es necesario recordar que
j£rtos dolores del hombro, pueden ser dolo- En los derrames articulares, el codo se
referidos o reflejos, explicados por el me-ea. coloca en flexión mediana con una pequeña
ismo de los reflejos viscerosensitivos ya pronación;se observan las prominencias de la
diados en otro capítulo. cavidad sinovial a los lados del olécranon, es­
pecialmente cuando se observa por la parte
En los dolores del hombro derecho, posterior.
que pensar en padecimientos dependien- , La deformidad del codo generalmente
de hígado, vesícula, pleura y diafragm a;0
es debido a fractura. El epicóndilo del húme­
os del hombro izquierdo en padecimien-
ro es el sitio de origen del grupo de múscu­
osde: pleura, diafragma y corazón. los extensores del antebrazo. Cuando hay
ARTICULACION DEL CODO - Fig. tensión constante de estos músculos, la zona
P # - 5 . El Cuadro 102-2, explica el qué se tom a dolorosa y se produce “epicondili-
jjjf£pmo examinar. tis” o “ codo del tenista” .
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CUADRO No. 102-2

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DEL CODO

Qué Examinar Cómo Examinar

1.1: Movimiento de flexión: 150° 1.1: Colocando el miembro superior


en posición horizontal y lateral,
se invita al paciente a doblar el
antebrazo sobre el brazo. Fig.
102-6A.

1.2: Movimiento de extensión: 150° J .2: El paciente realiza el movimiento


contrario hasta alcanzar la posi­
ción inicial. Fig. 102-6B.

1.3: Movimiento de pronación: 90° 1.3: Con el brazo en flexión y con la


palma de la mano hacia arriba, se
invita al paciente a que gire su
brazo de tal modo que la palma
de su mano mire hacia abajo.
Fig. 102-6C.

1.4: Movimiento de supinación: 90° 1,4: El paciente tiene que realizar el


movimiento contrario, es decir,
la palma de la mano debe volver
a mirar hacia arriba. Fig. 102-óD.

F ig . 1 0 2 -6 M o v im ie n to s d el c o d o : A ) F le x ió n ;
B) E x t e n s ió n ; C) P r o n a c ió n ; D ) S u ­
p in a c ió n .
www.medibooksnica.net63.net - 677-
La articulación del codo muchas veces M E T A C A R PI A N OS.
® s asiento de nodulos reumatoideos y de to­
ctos gotos'os, que se los descubre si se desliza
^1 pulgar por el olécranon y el borde proxi-
mal subcutáneo del cubito.
ARTICULACION DE LA MUÑECA.-
f e g . 102-9. El Cuadro 102-3 explica el qué y
fccómo examinar.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 102-3
?
Es importante señalar que la articu­
lació n radiocubital inferior no forma parte de
^la articulación de la muñeca ya que está se­
parada de ella por un fibrocartílago triangu­
la r (4). Los movimientos de la articulación
Me la muñeca propiamente dicha son: exten­
sió n o dorsiflexión, flexión palmar, abduc- F ig . 1 0 2 -9 E s q u e m a a r t i c u l a c i ó n d e la m u ñ e c a

CUADRO No. 102-3

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DE LA MUÑECA

Qué examinar Cómo examinar

1.1: Extensión (dorsiflexión, 70o) 1.1: Con la articulación del codo


fiexionada en 90°, se solicita que
realice un movimiento de dorsi­
flexión de la mano sobre el an­
tebrazo. Fig. 102.-10A .

1.2: Flexión (flexión palmar, 70°) 1.2 : De la posición anterior, se solici­


ta al paciente que realice flexión
palmar. Fig. 102-10B .

1.3: Desviación radial 20° (abducción) 1.3: Con la articulación del codo
fiexionada y con la palma de la
mano hacia abajo al mismo nivel
del antebrazo, se solicita al pa­
ciente que realice un movimiento
de separación hacia afuera. Fig.
102-10C.

1.4: Desviación cubital 20° (aducción) 1.4: En la misma posición inicial


anterior se solicita al paciente
que realice un movimiento de
acercamiento de su mano hacia
el cuerpo. Fig. 102-10D
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bro superior, no solo por las lesiones i n t r í n s ^


cas que pueden presentar, sino porque parti^J[
F ig . 1 0 2 -1 0 M o v im ie n to s de l a m u ñ e c a : A ) E x ­
te n s i ó n ; B ) F le x i ó n ; C ) A b d u c ­ cipa en una amplia gama de estados patoló-^.
c i ó n ; D ) A d u c ió n . gicos a distancia y generales. ^
ción o desviación radial y aducción o desvia­
Debe examinarse su forma, tamaño, po-^!
ción cubital.
sición, movimientos, fuerza y sensibilidad.
Esta articulación ?•.: ve afectada con
La forma y el tamaño varía de acuerdo^
mucha frecuencia en la artritis reumatoidea
al tipo constitucional, así es ancha, g ru e sa ^
y muy raramente en la osteoartrosis (5). Los
con dedos cortos en el brevilineo y alarg ad a*
estados dolorosos localizados que es necesa­
delgada en el longilineo.
rio excluir antes de pensar en una artritis,
son las fracturas que producen clásicas defor­ Existen procesos patológicos en lo ^ l
maciones, como por ejemplo la fractura de cuales las características morfológicas de l a ^ |
Colles (4) o fractura transversal del e x tre m o /; manos son m uy significativas; así por e je m p l^
distal del radio. en Ia acromegalia (6) las manos son grandes®
_ , con armazón óseo, dedos y uñas h ip e rtro fiaji
Es difícil diagnosticar por exploración , ^ ™
,. f, , , . , dos Fig. 102-14. CS> ^
y aun por radiografías las fracturas y luxacio- ° 4j
nes de los huesos del carpo. Las fracturas j . En ocasiones los dedos alcanzan el mis-
anteriores del semilunar, por ejemplo, produ- mo tamaño denominándose * mano en t r i ^
cen invariablemente dolor y limitación del dente . Las manos del niño mongólico ( 6 ) ^ |
movimiento de la muñeca; el paciente no ' )son generalmente gordas, fofas, con dedos
puede efectuar extensión activa y pasiva de cortos, el dedo meñique es curvilíneo h a c i ^
los dedos medio y anular. Las fracturas del adentro con una segunda falange rudim cnta-0
escofoides se diagnostican por palpación en la na.
tabaquera anatómica en el lado radial de la Pueden aparecer defectos congénitos^
muñeca. especialmente en dedos con la polidactilla
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F ig. 1 0 2 -1 6 D edos en “ h u so ” d e la A r tr it is
R e u m a to i d e .

(dedos supernumerarios), la sindactilia (de­


dos fusionados), la aracnodactilia fdedos muyV^
largos y delgados) que por lo general coinci-,,
den con otros defectos congénitos com o(j
malformaciones cardíacas, aneurismas aórti­
cos, luxaciones del cristalino, nistagmo, etc.
Posición.— La parálisis de los músculos de la
mano o su atrofia ya sea por lesiones centra­
les, medulares o periféricas o también por
lesiones musculares de la mano, provocan
deformaciones y la mano adquiere ciertas
posiciones características, que aquí solo las
nombraremos porque serán mejor estudiadas
en el capítulo correspondiente del sistema
nervioso: la mano de mono o de simio, la
mano en garra cubital, la mano de predicador,
la mano caída, la mano en pinza, la mano de
partero, etc. etc.
Movimientos: Al hablar de movimientos nos
referimos a aquellos que realizan los dedos de
las manos, que fundamentalmente son de
flexión y extensión. Son los procesos infla­
matorios de las pequeñas articulaciones, o
procesos artríticos los que disminuyen o
anulan su movilidad.
Cuando se buscan signos de artritis en
una mano, los dos tiempos más útiles son la
inspección visual cuidadosa de los dedos ex­
tendidos para descubrir el ligero “ ahusamien-
to” Fig. 102-16, que produce la artritis
reumatoide en las articulaciones interfalan-
gicas proximales, y la exploración de cada una
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de las pequeñas articulaciones, observando si
produce alguna molestia su movilización pa­
siva, mientras están sometidas a presión, tal
como lo demuestra la Fig. 102-Í7.
La artritis reumatoidea (1, 3, 5) en su s¿ /
primeras etapas produce típicamente dedos
fusiformes, Fig. 102-16, con afectación de la
articulación interfalángica. Más adelante, la
tumefacción pastosa de la muñeca y de las.
articulaciones metacarpofalángicas, con atro­ F ig . 1 0 2 -1 7 M o v im ie n to s p a s iv o s e n la A r tr it is
fia de los músculos intrínsecos, ofrecen una R e u m a to i d e .
apariencia muy característica. Fig. 102-18. C o r te s í a d e l P r o f . D r. R a ú l V e g a S .

Con el progreso de la enfermedad, apa­


recen deformidades mayores, debidas a la des­
trucción articular y a la disfunción de los ten­
dones que conducen a la desviación cubital
de los dedos, a menudo con subluxación de
articulaciones proximales; los dedos se defor­
man en ojal o en cuello de cisne Fig. 102-19
Lesiones de origen traumático como
las fracturas de los metacarpianos son fácil­ F ig . 1 0 2 -1 8 A tr o f ia m ú s c u l o in te r ó s e o s e n la
mente detectables por la deformidad que A .R .
producen en el dorso de la máno y la pal­ ¡ C o r te s ía d e l P r o f . D r. R a ú l V e g a S .

pación sumamente dolorosa. Las fracturas


de la base del primer metacarpiano y el cue­
llo del quinto, suelen producirse por golpes
de puño. (4).
Una deformación de los dedos de las
manos muy característica es la producida por
los denominados nodulos de Heberden (1, 3)
Fig. 102-21 que no son sino degeneraciones
del cartílago articular con proliferación pe-
rióstica, situadas simétricamente en la cara F ig . 1 0 2 -1 9 M a n o s d e A .R . c o n le s io n e s a v a n ­
z a d a s.
dorsal del extremo distal de las falanges me­ C o r te s ía d el P ro f. D r. R a ú l V ega S.
dias y que se observan con frecuencia en mu­
jeres ancianas. Cuando estos nodulos asien­
tan entre la primera y segunda falange, reci­
ben el nombre de nodulos de Bouchard \V
(3) Fig. 102-22 .
Otras formaciones nodulares constitu­
yen los tofos (7) (depósitos de sales de ura- {/.
tos) propios de la artritis gotosa y los nodulos
-de .Osler, características de la endocarditis Fig. 102-21 N o d u lo s de H eberden.
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w
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» 1 9 6 8 , p . 4 9 3 —5 02.
3 .— C h r is ti a n C h .L .: E n f e r m e d a d e s d e la s A r ­
F ig . 1 0 2 -2 2 N ó d u lo s d e B o u c h a rd . tic u la c io n e s . D e T r a ta d o d e M e d ic in a I n t e r ­
n a d e C é c il—L o e b , B e e s o n —M c D e r m o t t, 1 4
C o r te s í a d e l P r o f . D r. R a ú l V e g a S . e d i c ió n , T o m o I, P a r te V I , C a p s. 9 8 y 1 0 0 ,
p . 1 8 8 — 1 9 4 . E d i to r ia l I n te r a m e r i c a n a , M éx .
^ b ac teria n a subaguda (1). 1978.
• Finalmente señalaremos los dedos en 4 .— M a jo r , D e lp M .H ., M a n n in g R .T .: D o r s o y
|0palillo de tambor o dedos liipocráticos que e x tre m id a d e s . P r o p e d é u t ic a M é d ic a , 8 v a.
e d i c ió n . C a p . 1 4 , p . 3 0 0 —3 0 2 . E d i to r ia l
^ tie n e n una im portante y variada significa- I n t e r a m e r i c a n a , M é x ic o , 1 9 7 7 .
; ción clínica.
5 .— M o lí W e m e r .: A r t r i t i s R e u m a to i d e . A r tr o -
Son dedos con la extremidad distal sis. D e c o m p e n d io d e R e u m a to l o g ía , P a r te
E s p e c ia l, p . 1 2 5 — 1 6 2 ; 2 1 4 —2 3 9 . E d i to r ia l
•e n sa n c h a d a , Fig. 102-23, debido a una T o r a y , B a r c e lo n a , 1 9 6 5 .
^ h ip e rtro fia de las partes blandas, incluyendo
6 .— P a d illa T ., C o s sio P . : S e m io lo g ía G e n e ra !,
í la uña que aparece convexa.,con apariencia 7 m a , e d i c ió n , C ap . X V I , p . 2 6 8 —2 8 3 . E d i­
• d e “vidrio de reloj” . Se ignora su-‘patogenia to r i a l E l A te n e o , B u e n o s A ir e s 190".
¡J^xacta, pero lo que si es evidente que se pro- 7 — Y/:>.rren E .W ., T h o m G .W .: G o ta . D e T r a t a ­
^ d u c e dilatación capilar y éstasis sanguíneo, d o d e M e d ic in a I n t e r n a d e H a r r is o n T .R .,
3 e r a . e d i c ió n , S e c c ió n 3, C a p . 9 2 , p . 7 5 0 —
^ p o r lo que generalmente se presentan fríos y 7 6 4 . P r e n s a M é d ic a M e x ic a n a , 1 9 6 9 .
®cianóticos (6).
£ Los dedos hipocráticos invitan a pen­
c a r en muchas enfermedades, entre las que
podemos anotar las siguientes: afecciones CAPITULO 103 !
(^pulmonares: enfisema pulmonar obstructivo
^ c ró n ic o , Ca. pulmonar, bronquiectasias, es-
clero-enfisema pulmonar; padecimientos car- EXAMEN DE MIEMBRO INFERIOR
™ díacos; defectos congénitos, atresia de la pul-
^ m o n a r, endocarditis bacteriana subaguda, etc. ARTICULACION DE LA CADERA.-
Fig. 103-1 . El Cuadro 103-1, indica el que
• y cómo examinar.

CONSIDERACIONES AL CUADRO 103-1


La exploración cuidadosa de la articu­
lación de la cadera es uno de los requisitos
! más importantes en la investigación del sis­
tem a locom otor y que con frecuencia se
Fig. 10 2 -2 3 D e d o s h ip o c rá tic o s. descuida. Muchas veces es debido a las
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682 -
ILIACO o SACRO circunstancias inadecuadas en las cuales se -
realiza el examen. El paciente debe s e ^
examinado solamente con su ropa, in te rio r^
La observación de la marcha siempre da da-¿
tos importantes y mientras el paciente está
de pie, se debe observar la altura relativafí
de las dos espinas ilíacas anterosuperiores^
Fig. 103-3A ; haciendo que apoye primero
una pierna y luego la otra. N orm alm ente^
la pelvis bascula hacia arriba en el lado que^j
no soporta el peso, Fig. 103-3B ; (4, 5)
El apoyo del peso sobre una articulación™
enferma puede producir el efecto opuesto. £
.Ya en la mesa de exámenes, que de^|

CUADRO No. 103-1

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DE LA CADERA

Qué examninar Cómo examinar

1.1: Movimiento de flexión 115° 1.1: Con el paciente en decúbito su­


pine', se lleva la rodilla en flexión
hacia el abdomen. Fig. 103-2A.

1.2: Movimiento de extensión 30° 1.2: Con el paciente en decúbito ven­


tral se le invita a que levante su
pierna. Fig. 103-2B.

1.3: Movimiento de abducción 50° 1.3: Con el paciente en decúbito su­


pino se lleva la pierna hacia
afuera. Fig. 103-2C.

1.4: Movimiento de aducción 45° 1.4: Con el paciente en la misma po­


sición anterior, realiza el movi­
miento contrario, es decir, llevan­
do la pierna hacia adentro, en
sentido medial, por delante del
miembro opuesto. Fig. 103-2D.

1.5: Rotación: Interna: 45° 1.5: Paciente en decúbito supino con


Externa: 45° las piernas en flexión de 90°, y
con la ayuda del explorador, rea­
liza movimientos de rotación in­
terna y rotación externa.
Fig. 103-2E y Fig. 103-2F.
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- 683 -

F ig . 1 0 3 -2 M o v im ie n to s de la ca d era:
A ) F l e x i ó n ; B ) E x t e n s ió n ; C ) A b ­
d u c c ió n ; . D ) A d u c c i ó n ; E ) R o t a ­
c ió n I n te rn a ; F ) R o ta c ió n e x te rn a

paso indicaremos debe ser fírme, se deben


tom ar las medidas de longitud de los miem­
bros inferiores. La longitud verdadera se mi­
de desde la espina ilíaca antero-superior
hasta el meléolo externo, Fig. 103-4 . Las
diferencias de longitudes verdaderas de las
piernas indican con frecuencia trastornos
patológicos de la articulación coxofemoral
del lado más corto. Diferencias de 0.6 cm o
menos, se consideran normales (4). Las
causas más frecuentes de acortamiento son
1 0 3 -3 A l t u r a re la tiv a d e la s e s p in a i i í a - las siguientes: parálisis residual por polio-
ca s a n t e r o - s u p e n o r e s : A ) S u je to mielitis, hemiplejía espástica, fracturas mal
a p o y a n d o a m b o s p ie s ; B) S u je t o - ’ r J r
a p o y a n d o u n p ie . consolidadas, etc.
PL IE G O : 20
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- 684-
Los movimientos de la articulación
coxofemoral son: flexión, extensión, abduc­
ción, aducción, rotación interna y rotación
externa. Para investigar el movimiento de
flexión Fig. 103-2A, se coloca al paciente en
decúbito supino, se lleva la rodilla en flexión
hacia el abdomen; la rodilla debe colocarse F ig . 1 0 3 -4 M e d ic ió n d e la l o n g i t u d d e m ien
b r o s in f e r io r e s .
en flexión para evitar el estiramiento del
ciático. En estas circunstancias se procede muslos para colocarlos en abducción, siend<W
a medir el arco del movimiento coxofemo­ la limitación de este movimiento uno de l o *
ral, manteniendo fija la pelvis; normalmente signos más constantes de la luxación c o n ^ í
va de 115° a 120° (2). El movimiento gènita de la cadera.
de extensión, en cambio se explora con el Las fracturas de las articulaciones coxo^f
paciente en decúbito ventral, invitando a que femorales son frecuentes en los ancianos«*
levante en forma alterna sus piernas; nor­ . N Cuando hay desplazamiento, la pierna se cch!
malmente llega a 30° (2). Fig. 103-2B . loca en rotación externa y hay a c o rta m ie n t^
Las luxaciones posteriores de la cader^J
Uno de los defectos congénitos muy
son frecuentes en los accidentes automovilís^j
frecuentes que alteran los movimientos délas
Opticos; el muslo se coloca en rotación interna™
articulaciones de la cadera, es la luxación
en aducción y algo en flexión y siempre coi^f
congénita de cadera.
acortamiento que debe medirse.
Es más frecuente en niñas. Para exa­ Finalmente diremos que los p ro ceso ^
minar esta deformidad, se coloca a la niña inflamatorios agudos y crónicos, así comd®
en docúbito supino y se observa en primer "])los procesos degenerativos de cadera, p ro d u ^
lugar los pliegues cutáneos en la ingle y ca­ cen incapacidad funcional de la misma. En­
ra interna de los muslos. Después, sostenien­ tre los primeros citaremos a la fiebre reumá®
do juntas las piernas, se flexionan los muslos tica, la artritis reumatoidea, y entre los s e 0
en ángulo de 90°, observándose nuevamente gundos a la osteoartrosis. m
los pliegues cutáneos en glúteos y muslos. 2 . - ARTICULACION DE LA R O D IL L f.-^
En ambos casos la asimetría en los surcos d e ^ Fig. 103-8 El Cuadro 103-2 explica el q u ^
la piel indican luxación unilateral de cadera. y cómo examinar.
En las luxaciones bilaterales,
las arrugas son asimétricas en ambos lados i
y hay ensanchamiento del perineo. La ma­

«
i
niobra siguiente consiste en flexionar muslos
y rodillas en ángulo de 9 0 ° y hacer presión
hacia abajo contra la mesa de exploración i
En la luxación unilateral, la
cadera afectada queda situada más abajo, el %
muslo parece más corto y las rodillas no i
están al mismo nivel; al hacer la tracción de
la pierna hacia adelante, puede oirse un chas­
quido cuando la cabeza del femur salta el i
borde posterior del acetabulum (signo de I
Ortolani) (4). Por último debe separarse los
i
www.medibooksnica.net63.net -6 8 5 -

CUADRO No. 103-2

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DE LA RODILLA

Qué examinar Cómo examinar

2.1: Movimiento de flexión 135° 2.1: Con el paciente en decúbito su­


pino se ordena que levante el
miembro inferior y luego se in­
vita a que flexione la rodilla,
tratando de pegar la pantorrilla
al muslo. Fig. 103-9A.

2.2: Movimiento de extensión 10o 2.2: Con el miembro inferior en la


misma posición inicial anterior,
con ayuda del examinador se rea­
liza un movimiento de hiperex-
tensión de la rodilla. Fig. 102-9B

2.3: Detección de derrame sinovial 2.3: La mano izquierda fuerza la sali­


da de la bolsa suprarotuliana,
mientras que con el pulgar, índi­
ce y dedo medio de la mano de­
recha, empuja enérgicamente la
rótula hacia abajo, notándose un
ligero golpe con sensación reni­
tente. Fig. 103-9C.

2.4: Exploración de la ¿inestabilidad 2.4: El paciente en decúbito dorsal,


de la rodilla. con la rodilla flexionada en 90°
la mano derecha del explorador
realiza movimientos de tracción
y presión sobre la rodilla obser­
vándose laxitud antero-posterior.
Fig. 103-9Dy 103-9E.

2.5: Maniobra para examinar lesiones 2.5: Con la pierna previamente flexio­
de meniscos. nada, se realiza maniobras de ex­
tensión y rotación externa de la
rodilla, lo que produce intenso
dolor y escape del menisco roto.
Fig. 103-9F.
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-6 8 6 -

F ig. 1 0 3 -9 M o v im ie n to s de la r o d illa :
A ) F le x i ó n ; B ) E x t e n s ió n ; C ) D e­
te c c ió n d e d e r r a m e s in o v ia l; D ) y
E) E x p l o r a c ió n d e la in e s t a b il id a d
m
d e la ro d illa ; F ) y G ) M a n io b ra s
m
p a r a e x a m in a r le s i ó n d e m e n is c o s .
*
CONSIDERACIONES AL CUADRO 103-2 cia de la articulación, especialmente de la ca^j
Por su situación superficial, la articu­ vidad sinovial, con su prolongación supraro
lación de la rodilla se presta a una. explora­ tüliana, de la línea del espacio articular p rin ^
ción mucho más precisa que la de la cadera. cipal y de los ligamentos. Fig. 103-8 .
Es necesario un buen conocimiento de los En cierto sentido, en esta articulación|
puntos anatómicos superficiales de referen- hay dos compartimientos: la articulación
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^ principal y la fémoro-rotuliana. La explora­
c i ó n física puede revelar que uno de los dos
0 compartimientos sufre con mayor intensidad
• un proceso patológico determinado. Las
lesiones fémoro-rotulianas pueden producir
P d o lo r agudo durante la extensión activa de la
£ rodilla, que aumenta de intensidad si se
ejerce presión sobre la rótula durante el mo-
"vim iento. Fig. 103-10A . También se pue-
0 d e provocar dolor y crepitación fémoro-
^ro tu lian a haciendo deslizar la rótula de un
^ la d o a otro sobre los cóndilos femorales.
| Fig. 103-10B .
£ La exploración completa de la articu­
l a c i ó n de la rodilla implica el examen de to­
das sus caras, incluso la posterior, tanto en
Aposición de pie como en decúbito. La ins-
ppección, comparando siempre con la rodilla
'o p u e sta , revelará la presencia de cualquier
"hin ch azó n , que puede ser debida a la disten-
^ sión de la articulación por derrame, en cuyo
« c a so se aprecia una tumefacción en forma
*^de herradura, que desde la bolsa suprarotulia-
p n a se extiende hacia abajo a ambos lados de
^ l a rótula, ocupando las depresiones a uno y a F ig . 1 0 3 -1 0 L e s io n e s f e m o r o - r o tu la a n a s : A ) E -
otro lado del ligamento rotuliano. Es mejor je r c ie n d o p r e s ió n s o b r e la r ó t u l a ;
B ) D e s liz a n d o la r ó t u l a d e u n la d o
»recu rrir a maniobras palpatorias para identifi­
a o tr o .
c a r la naturaleza de la hinchazón. En la
f t artropatía inflamatoria puede haber tume­
en los adolescentes. Se denomina Enferme­
f a c c i ó n edematosa de la sinovial con presen­
dad de Osgood Schlatter o epifisitis tibial t
c i a de líquido o sin él. Para establecer con
anterior (1).
^ e x a c titu d la presencia o no del derrame
> sinovial se procede a la maniobra explicada Las deformaciones de las rodillas en
» e n el Cuadro 103-2 y graficada en la genuvarum (piernas en paréntesis) Fig. 103-13
^ F ig . 103-9C. o de genu valgum (piernas en X), Fig. 103-14,
Dado que la rótula se palpa fácilmente, son fácilmente observables a la inspección de
» n o es difícil advertir fracturas con desplaza- las rodillas en extensión completa. Las defor­
gpniento. Las luxaciones de la rótula se diag­ midades unilaterales, pueden depender de
nostican fácilmente por la posición anormal lesiones epifisarias.
™del hueso y el gran dolor que presenta a la La rodilla es asiento frecuente de le­
palpación. siones debidas a actividades deportivas. Co­
StulianoElensitioel tubérculo
de la inserción del tendón ro­
anterior de la tibia,
rno los cartílagos semilunares o meniscos
están unidos a la capsula articular a lo largo
'con frecuencia presenta dolor y tumefacción de la línea articular, el dolor a la palpación
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-6 8 8 -
3 . - ARTICULACION . DEL TOBILLO Y/
PIE y Fig. i 03-15.
La articulación del tobillo, igual que la
articulación de la muñeca, es una articulación
compuesta y dá lugar a amplios movimientos;
sin embargo, se considera que los movimien­
tos del tobillo solo ocurren en un solo plano,
es decir, en flexión y extensión, ya que los
movimientos de rotación interna y externa
F ig . 1 0 3 -1 3 RodilU* « n M n u -v & ru m . del pie ocurren en las articulaciones subas-
tragalinas (3, 4). Fig. 103-16D y 103-16E .
El movimiento de flexión o flexión
plantar es de 50° y se investiga con la rodilla
en flexión; la posición cero es aquella en la
cual la planta del pie forma ángulo recto con
la pierna, Fig. 103-16A . Se inyita al pacien­
te a llevar la punta de los dedos hacia abajo,
tal como lo demuestra la Fig. 103-16B.
El movimiento de extensión o dorsi-
flexión, es de 20° y se lo efectúa invitando al
paciente a que lleve la punta de los dedos
hacia arriba. Fig. 103-16C .
F ig 1 0 3 -1 4 R o d il la s e n g e n u -v a lg u .n .
La limitación de la flexión del pie de­
a lo largo de esta línea sugiere lesión cíe me­
pende casi siempre de contracturas o dismi-
nisco, tal como lo demuestra la Fig. 103-9G.
La incapacidad para colocar en extensión y
flexión completas la rodilla y la maniobra de
rotación extem a y extensión, Fig. 103-9F ,
son signos inequívocos de lesión de menisco,
(4).
La inestabilidad o aumento anormal
del arco de movimiento de la rodilla indica
desgarre de alguno de los ligamentos (4).
La exploración de la inestabilidad de la rodi­
lla se realiza tal como se indica en el numeral
2.4 del Cuadro 103-2 y como se grafica en
la Fig. 103-9D y 103-9E.
Diremos finalmente que estas pruebas
de laxitud siempre deben realizarse como
rutina; la desviación lateral de la rodilla es­
tá limitada por los ligamentos laterales y el
deslizamiento antero-posterior por los cruza­ F ig . 1 0 3 -1 5 E s q u e m a d e a r t ic u l a c ió n d e l to b i­
dos. llo y p ie .
www.medibooksnica.net63.net - 689
P o lu c ió n de longitud del tendón de Aquiles
1 * 3 ,4 ).
¡P ^ La pérdida de los movimientos de la
^ a rtic u la c ió n subastragalina, aparece en las
^ ^ f racturas del calcáneo con destrucción de las
P üu p erficies articulares (2).
1j|j» Los tumores pequeños y duros en el
|j ^ o r s o del pie y del tobillo suelen ser ganglio-
r n e s semejantes a los que aparecen en la articu-
P ía c ió n de la muñeca.
Los esguinces de tobillo son lesiones
^ ¿recuentes que producen tumefacción local
equimosis. Las luxaciones y las fracturas,
P®on lesiones más graves que originan grandes
^deform aciones del tobillo. Deben sospechar­
l e de fracturas sin desplazamiento del tobillo
™ n caso de haber dolor local a la palpación
^ ^ e las estructuras óseas; dado que los extre-
jgjTios distales de la tibia y del peroné son
S u b c u tá n e o s, la exploración física permite el
d ia g n ó s tic o exacto en la mayor parte de los
F ig . 1 0 3 -1 6 M o v im ie n to s d e la a r t ic u l a c ió n d el
graso s. Las fracturas del calcáneo producen
to b i llo : A) P o s i c ió n c e ro ;
acortamiento y ensanchamiento del talón B ) F le x i ó n p la n ta r ; C ) E x t e n s ió n
% 4). o d o r s if le x ió n ; D ) R o t a c i ó n i n t e r ­
n a ; E ) R o ta c ió n e x t e r n a .
En el examen del pie, en primer térm i­
c o observaremos las deformaciones que pue­
den ocurrir por causas óseas, ligamentosas o
^musculares, ya sean congénitas o adquiridas

J ^ ie zambo congènito clásico.— l¿/
¿ ju e se caracteriza por: aducción de la por­
c i ó n anterior del pie, rotación interna o in­
F ig . 1 0 3 -2 1 P ie e q u in o F ig . 1 0 3 -2 2
m ersión del pie, acortamiento del tendón de
P ie v a r u s
¿Aquiles y rotación interna de la tibia.
JPie equino.— Fig. 103-21, se apoya sobre ^
punta del pie con el talón levantado.
^ i e varus.— Fig. 103-22, con apoyo sobre la O
^ a r te externa de la planta del pie, cuya pun­
gía está dirigida hacia adentro.
e vaigus.— Fig. 103-23 , con apoyo sobre I!
Fig. 1 0 3 -2 4 Pie p la n o
*Ta parte interna de la planta del pie, cuya
» u n ta se dirige hacia afuera. Fig. 1 0 3 -2 3 Pie valgus
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-6 9 0 -
La desaparición del arco o concavidad CONSIDERACIONES AL CUADRO 104-1
interna del pie, que hace que toda la planta
ap o y e.. al - suelo, se denomina pie.- plano Una vez que hemos terminado
(Fig. 103-24). Resulta del achatamiento del exploración de las articulaciones tanto deT’f
arco longitudinal del pie, por el peso del miembro superior como del inferior, p a s a rP S
cuerpo; cuando se acentúa se hace doloroso, mos a realizar el examen físico de los d i í Q |
pudiendo provocar dolores en las piernas, rentes grupos musculares de los m ie m b ro ^ g
muslos y cintura, por cansancio muscular. valiéndonos siempre de la inspección y p a H |
Finalmente diremos que la prominen­ pación combinadas. (H
cia de la cabeza del 1er metatarsiano que se (f Indicaremos de una manera general,
denomina vulgarmente juanete .que se com-v~'? que debe observarse y lo que debe e x p lo ra r^ *
plica generalmente por defectos de calzado en los diferentes grupos musculares:
y que posteriormente puede desarrollar una
1.— La disminución de la masa muscular’
buisitis crónica.
hipotrofia puede guardar relación con la fal^fH
de uso o ser el resultado de en ferm ed ^j«
neuromuscular, como en el caso de la p o l i ^ j
BIBLIOGRAFIA mielitis, neuropatías periféricas, lesiones
1 .— B a m e s H .V .í M e d ic in a d e a d o le s c e n te s .
la médula espinal etc. (1, 2). Esta
D e T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a d e H a rv e y , potrofia muscular, puede ser también co
J o h n s , O w e n 3 , R o s s , 1 9 e d i c ió n , S e c c ió n 1 9 , secuencia de enfermedad primaria de I
C a p . 1 6 2 , p . 1 5 4 9 —1 5 6 5 . E d i to r ia l I n te r a -
ruericansL, M é x ic o , 1 9 7 8 .
músculos, como ocurre en las distrofi;
musculares y en la m iotonía. La p
2 .— C u r r e y H .L .F .: E x a m e n C lín ic o d e l S is te m a
L o c o m o t o r . D e R e u n i a to l o g ía d e M ic h a e l pación del músculo brinda noción ad¡
M a s ó n y H .L .F . C u rre y , A p é n d ic e A , p . 3 0 5 — cuada del tono y del grado de atrofi^fcj
3 2 8 . E d i t o r i a l L a b o r , B a r c e lo n a , 1 9 7 4 .
Fig. 104-2;se puede también proceder a m flg j
3 .— M a th e G ., R i c h e t G .: S e m io lo g ía d e las dir la circunferencia de la pantorrilla, m u sl^ ^
a r tic u l a c io n e s . D e S e m io lo g ía M é d ic a y P ro ­
p e d é u t i c a C lín ic a , P a r t e X I I , C a p . II I , antebrazo, brazo, etc. y compararlas con
p . 1 1 0 4 —1 1 2 8 . E d i to r ia l J IM S , B a rc e lo n a , medidas del miembro contralateral.Fig. lO 4-0¡
1968.
4 .— P e l t i e r L .F .: D o rso y e x tre m id a d e s. De 2.— Existen pruebas musculares que v alí®
P r o p e d é u t i c a M é d ic a d e M a jo r, D e lp , M a-
ran la fuerza y función de los músculos; s u «
n n in g , 8 v a . e d ic ió n . C a p . 1 4 , p . 3 0 8 —3 2 0 .
E d i t o r i a l I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o , 1 9 7 7 . len calificarse en escala de 0 a 5 (1, 2). D g ^
finitivamente es el electromiograma el e x ^
men que brinda datos diagnósticos más ex a ® |
‘ os. *
3.— Cuando un músculo ha experimentac
desprendimiento de su inserción, la contra?
CAPITULO 104 ción produce masa muscular anormal.
Un ejemplo frecuente sucede en £ |
EXAMEN DE LOS MUSCULOS bíceps, por desgarro de la porción larga d^jj
músculo en la corredera bicipital.
El Cuadro 104-1, expone el qué y cómo 4.— Los desgarros musculares, además

é
examinar. dolor, hipertonía e impotencia fu n cio n e^
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-6 9 1! -

CUADRO No. 104-1

EXAMEN FISICO DE LOS MUSCULOS

Qué examinar Cómo examinar

1.— Forma y tamaño 1.— Inspección

2.— Volumen 2.— Por inspección y también midien­


do con cinta métrica. Fig. 104-1.

3.— Tono 3.— Tomando al músculo con los de­


dos índice y pulgar y ejerciendo
cierta presión. Fig. 104-2.

4.— Fuerza 4 — Utilizando el dinamómetro. Se


invita a que el paciente ejerza
presión con su mano, observando
los grados de recorrido de la agu­
ja. Es ideal para músculos de
mano y antebrazo. Fig. 104-3.
Se puede utilizar tensiómetro.
5.— Sensibilidad
5.— Ejerciendo presión sobre el
músculo examinado. Fig. 104-4.

!'ig. 104-1 Medición del volumen muscular. Fig. 104-2 Investigación del tono muscular.

íg. 104-3 Investigación de la fuerza muscu- Fig. 104-4 Investigación de la sensibilidad


lar, utilizando dinamómetro. muscular.
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- 692 -
producen tumoración cuyo tamaño y consis­
tencia se modifican al entrar el músculo en CUADRO No. 105-1 J
acción. Estando el músculo inactivo, el tu­
mor es blando y depresible. Estos tumores EXAMENES COMPLEMENTARIOS S
por ruptura muscular, se denominan también PADECIMIENTOS REUMATICOS t
pseudohemias (1,2).
1 .- Sangre: i

BIBLIOGRAFIA 1.1: Velocidad de eritrose dimentación |


(VES)
1.— Mathe G-, Richet G.: Sem iología del múscu­
1.2: Factor Reumatoideo (F.R.) o L
lo estriado. De Sem iología Médica y Prope­
déutica Clínica, 1 era. edición. Parte XII, Cap. Prueba de Látex.
I, p. 1035—1047. Editorial JIMS, Barcelona,
1968. 1.3: Antiestreptolisinas (ASTO). '
2.— Peltier L.F.: Examen de los músculos. De 1.4: Proteina C. Reactiva (P.C.R.). ®
Propedéutica Clínica de Major, Delp, Ma-
nnirtg, 8va. edición, Cap. 14, p. 292. Edito­ 1.5: Anticerupos antinucleares (A.A.N,)
rial Interamericana M éxico, 1977.

1.6: Células L.E.


CAPITULO 105 1.7: Complemento sérico.
1.8: Enzimas: Transaminasa Glutá-
EXAMENES COMPLEMENTARIOS mica Oxalacética(T.G.O.), Trans-
aminasa Glutámica Pirúvica
Aparte de los exámenes considerados (T.G.P.); Deshidrogenasa Lácti­
de rutina, en los enfermos" del sistema ca (DHL); Creatin—fosfoquinasa
músculo-esquelético, son útiles los siguientes (CPK); Aldolasa, etc.
exámenes complementarios y que se sinteti­ 2 .- Rayos X.
zan en el Cuadro 105-1.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 105-1 3 .- Estudio del líquido sinovial.
1.— SANGRE.- 1.1: La velocidad de eritro- 4 .- Electromiografía (EMG).
sedimentación (VES) (2, 4), es uno de los
más sensibles para descubrir la existencia 5 .- Biopsia muscular.
de reacciones inflamatorias agudas. Es el
resultado de una alteración cuantitativa y
cualitativa de las proteínas plasmáticas. Los Reumatoide, un “factor” que se le denomi­
valores normales varían de 0 a 10 mm. en el nó “reumatoideo”, que era capaz de reaccio­
varón y de 0 a 20 mm. en la mujer, para nar con determinados antígenos. Posterior­
la primera hora (Wintrobe). Junto con la mente se comprobó que el F.R. es una
P.C.R. elevada, constituyen un test de labo­ antiglobina, capaz de combinarse con las
ratorio útil para el estudio de los procesos inmunoglobulinas humanas. Se trata, pues,
artríticos. de una reacción antígeno-anticuerpo, quej
1.2: Factor Reumatoide (F.R.) (1). Hace aunque no es exclusiva de la Artritis Reu­
más de cuarenta años fue descubierto en el matoide, su presencia tiene alta significación
suero de los pacientes afectos de Artritis diagnóstica. En nuestro medio, se emplea
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ILéa denominada Prueba de Látex y su positivi-
m dad se la expresa por cruces ( + -J-4-)-
1 ^ .3 : Antiestreptolisinas (ASTO) (2, 3). La
emostración de un alto nivel de anticuerpos
^ntiestreptocócicos o un aumento significati­
vo de ellos, constituye una prueba de infec­
ción por estreptococo beta hemolítico, pre­
cedente o en curso. Tiene importancia en el
iagnóstico de la Fiebre Reumática y en otros
adecimientos reumáticos ,a los que se aduce
na etiología infecciosa. Sus valores norma-
es se consideran hasta 166 U Tood. Fig. 105-1 Células L.E.
JL4: Proteina C. Reactiva (P.C.R.) (4). Es
una Beta Globulina “anómala” que tiene su homogéneos grandes y redondos que se colo­
rigen en zonas de inflamación y también en rean selectivamente con el rojo púrpura.
a glándula hepática. Su presencia en el 1.7: Complemento sérico (4). El sistema
suero del paciente es un índice muy sensible del complemento (C), sistema humoral que
Pde inflamación aguda. En el reumatismo ar­ contiene por lo menos 9 sustancias proteíni-
tic u la r agudo, el P.C.R. sirve para valorar el cas (C’l a C’9) y que es activado por com­
• agrado de actividad de la enfermedad en su plejos antígeno-anticuerpo, guarda relación
“ fase aguda y su desaparición anuncia la tanto con el mecanismo inmune como cor1,
inente disminución de los signos fí- mecanismos .inflamatorios. Los valores da!
^ s ic o s de inflamación que sigue al tratamiento complemento sérico tiene importancia en pa­
? antiinflamatorio. Su positividad, se expresa cientes con lupus erítematosos sistèmico
¡j^en cruces ( + 4- ). activo, en los cuales se ha observado que
cursan con hipocomplementemia. Las deter­
.5 : Anticuerpos antinucleares (A.A.N.) (3)
minaciones seriadas de valores de comple­
La presencia de anticuerpos antinucleares es
E característico del Lupus Eritematoso Sisté-
t^ m ic o y de otras enfermedades autoinmunes.
mento total .(CH50) o componentes del mis­
mo (C4 y C3) son útiles para el tratamiento
y pronóstico de pacientes con LES.
( I e i test de los anticuerpos fluorescentes
antinucleares es el más empleado, y permite 1.8: Enzimas séricas (2, 3). Se encuentran
^ observar estos anticuerpos incluso cuando los
preparados de células L.E., son negativos.
determinaciones altas de enzimas en dis­
trofias musculares de tipo genético como la
distrofia de Duchenne, distrofia de Becker,
(jP l.6 : Células L.E. (3, 4). Las células L.E.
la fascio-escápulo-humeral, la muscular mio-
ífe fueron descritos por primera vez en 1948 y
tónica, etc.
son el resultado de un proceso inmunitario
™ en el cual intervienen antígenos nucleares. 2.— RAYOS X .- En los padecimientos del
¡j£p Se observan en el 60°/o —80°/o de los casos sistema músculo-esquelético el estudio radio­
de lupus eritematoso sistèmico, pero este da- lógico es quizá el más importante de todos,
^ y t o no implica necesariamente el diagnóstico es el que en muchas ocasiones por sí solo es­
Ü0 detesta entidad. Las típicas Células L.E. tablece el diagnóstico. Por ejemplo, en el
Fig. 105-1, son leucocitos polimorfonuclea- síndrome traumático, es la placa radiológica
^ res que contienen elementos de inclusión la que establece en forma definitiva si se tra-
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-6 9 4 -
ta de un esguince, luxación o fractura. En lo
referente a los síndromes clínicos, las artritis
o procesos inflamatorios agudos y las artro-
sis o procesos degenerativos crónicos, pro­
ducen lesiones osteo-articulares muy carac­
terísticos y perfectamente identificables a
los rayos X.
En la Artritis Reumatoide, por ejem­
plo, las lesiones radiológicas de manos o pies
son muy características y siguiendo su evolu­
ción, se describen las siguientes: 1) Edema
de tejidos blandos, periarticular; 2) Osteo­
porosis regional de comienzo yuxtaarticular;
3) Disminución del espacio articular inter­
óseo; 4) Pérdida de la línea articular y
subluxaciones y 5) Erosión ósea. Fig. 105-2
Tratándose de la columna vertebral,
existen lesiones frecuentes y características
como: la espondiloartrosis, la espondilitis
anquilopoyética, la sacrutización de la V Fi*. 105-2 Lesiones radiológicas en la Artritis
vértebra lumbar, la espira, bifid;-, • R.&ojTT'Btoide: A) Edema de tejidos
LLa.ad.. s, ptiriarticulax; B) Osteo-
3 .- LIQUIDO SINOVIAL.— Ei estudio del pososis yuxíaarticular; C) Dismi­
líquido sinovial es un examen complementa­ nución del espacio articular in­
teróseo; D) Pérdida de la línea ar­
rio útil, especialmente cuando la enfermedad ticular y subluxaciones; E) Ero­
articular no ha sido diagnosticada. General­ sión. ósea-
mente es la articulación de la rodilla la más Cortesía, del Prof. Dr. Raúl Vega S.
afectada y la que más se presta para la reali­
zación de la artrocentesis. Al enviar la mues­ BIBLIOGRAFIA
tra al laboratorio, se solicitará estudio bacte-
teriológjco, citológico y químico.
1.— Cohen A.S., Comerford F.R.: Datos de La­
boratorio y diagnóstico de la Artritis Reu­
matoide. Clínicas de Norteamèrica. Mayo,
4 - ELECTROMIOGRAFIA. (E.M.G.).- El 1968. p. 539.
electromiograma es el trazo de la actividad 2.— Conn R.B.: Valores Normales de Laborato­
electrica del músculo. Tiene su máxima utili­ rio. Escuela de Medicina Johns Hopkins,
dad en los padecimientos musculares y ner­ Baltimore. Apéndice de Tratado de Medici­
na Interna de Harvey, Johns Owens, Ross, 19
viosos ya mencionados a propósito del estu­ edición, p. 1603—1612. Editorial Interame­
dios de las enzimas. Se utilizan electrodos ricana, 1968.
de agujas insertos en los músculos que se es­ 3.— Moli W.: Exámenes de Laboratorio. De
tudian. En las miopatías primarias, muchas Compendio de Reumatologia, Parte Espe­
veces se disminuye la amplitud y duración cial p. 136—141. Editorial Toray, Barcelona,
1965.
de los potenciales de acción muscular y au­
4.— Olitzky I.: Los Análisis de Laboratorio en
menta la complejidad de la forma de sus la Artropatías. Ressegna XLIX, N o. 1,
ondas. 1972., p. 59—67.
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I^JINDROMES ARTICULARES

CUADRO No. 106-1

1 .- Síndrome traumático:

1.1 Esguince.
1.2 Luxación.
1.3 Fractura.

2 .- Síndrome inflamatorio: Artritis.


Fig. 106-1 E s g u in c e d e tobülo.

3 .- Síndrome degenerativo: Artrosis.

SINDROME TRAUMATICO

Exámenes complementarios:
Rx: Edema de partes blandas
(Fig. 106-1)
Signos:
— Calor
— Tumefacción
— Equimosis
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-6 9 6 -

Síntomas:
— Dolor ( ++ )
— Impotencia funcional Exámenes complementarios:
Rx: Edema de partes blandas
y alteración en la posi­
ción de superficies ar­
ticulares. (Fig. 106-2).
Signos:
— Calor
— Gran tumefacción
— Equimosis

Síntomas:
- Dolor (+ + + )
— Impotencia funcional

Exámenes complementarios:
Rx: Edema de partes blandas
y solución de continui­
Signos: dad ósea. (Fig. 106-3).
— Calor
— Gran deform ación
— Equimosis
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■SINDROME INFLAMATORIO: ARTRITIS

»
I SINDROME DEGENERATIVO: OSTEOARTROSIS
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CA PITU LO 107 CAPITULO 108

SISTEM A EN D O C R IN O G LA N D U L A TIR O ID E S

INTRODUCCION.— La glándula tiroides, Fig. 108-1, es lá i


más voluminosa de las glándulas endocrinas®!
La exploración de las glándulas de se­ (peso medio en el adulto: 25—30 gramosc a
creción interna, se las hace fundamentalmen­ (5). Es superficial y accesible a la palpación.^
te por la anamnesis, puesto que, con excep­ Topográficamente está situada entre el segun-^
ción de la glándula tiroides y de los testícu­ do y tercer anillo traqueal; comprende d o ^ |
los, ninguna es accesible al examen directo o lóbulos laterales unidos por un istmo. E s tá ^
palpatorio. De tal manera que, un buen in­ íntimamejite_unlda_a_la_trá_quÉa, de ahí que ¿
terrogatorio de los principales síntomas de tenga -m_QYÍmien,tíL_con la deglución. Tiene®!
cada patología glandular, se considera básico relaciones importantes con los nervios recu-0j
en el estudio semiotécnico, motivo principal rrentes que ascienden por la cara posterior^
de nuestro texto. de los lóbulos laterales (puede lesionarse por™
En cada uno de los capítulos, hemos presencia de un tumor o en casos de inter-^j
realizado un pequeño recuento anátomo- vención quirúrgica) y también con las glán^j
histológico y fisiológico, porque pensamos dulas „paratiroides, situadas en la cara posie- '
que este recordatorio facilita la comprensión _rLor de los lóbulos laterales, en número ddSf
de la sintomatología. dos a cada lado. ^
Yugular Carótida Hueso Carótida
Un aspecto importante que merece des­ interna externa hioides interna
tacar, es la interrelación muy estrecha que
existe entre las glándulas del sistema endo­
crino, destacando el papel muy importante
que juega en esto, el eje hipotálamo—
hipofisario. Observaremos también que la
mayoría de los cuadros clínicos tienen que
apoyarse en pruebas de laboratorio cada vez
más sofisticadas para poder acercarse al
diagnóstico! En esta revisión, sólo hemos in­
dicado. las de mayor utilidad y aquellas que
son posibles de realizarse en nuestro medio.
Con esta breve introducción, vamos a
iniciar el estudio semiotécnico por la glándu­
la tiroides.
Fig. 108-1 Esquema de la glándula tiroides
sus relaciones anatómicas. ™

Histológicamente, la glándula tiroides^


está aonstituída, esencialmente por las deno-W
minadas vesículas-tiroideas_o_folículos-tir-oi-^
déos Fig. 108-2. Cada folículo es una unidad j
fJ
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-699-

tiroideas están reguladas por la tirotropina


de la hipófisis (TSH) que a su vez está con­
trolada por la interacción entre el efecto es­
timulador de la hormona hipotalámica
(T.R.F.) que libera hormona estimulante
del tiroides y la acción inhibidora por retroa-
limentación de la hormona tiroidea libre (3).
El contenido relativo de T4 y T3 en la
tiroglobulina humana han variado de 2:1 a
8:1, aunque estudios más recientes han suge­
rido una proporción mayor de 10:1 a 20:1
en tre T 4 y T 3 . (8).
Consideradas desde el punto de vista
fisiológico, las hormonas tiroideas aumentan
el.consumo de oxígeno de las células de los
tejidos periféricos, aumentan la actividad in
vitro de numerosos sistem as p.nzim átir.ns;
_ microscópica constituida por epitelio secre­
por otra parte, soa.H£C£sarias_p.ara.el_creci-
s t a r que limita una cavidad cerrada que mianto, de ahí que en su .ausencia h a p a ri-
@contiene una sustancia gelatinosa homogé- ción. de. puntos de osificación y la soldadura
^ n e a , denominada coloide.
~ Dentro de su función endocrina, la trasados (1).
^glándula tiroides elabora„do5±£)imanas prin- Las acciones mptahnliras ñe. las hormo­
0 cipales: -L-tetrayodotironina^o^.tiroxina nas tiroideas, son numerosas: aumentan el
g^(T4) y la-L-triyodotironina. (T3) (2, 3) catabolismo.dfil.ni.trnge.no: en el hombre hace
que son sintetizadas dentro de una gran mo­ descender los niveles de colesterolemia: au-
l é c u l a de proteína, la tiroglobulina, que se mentan el ritmo v débito cardíaco, debido
Halmacena en la luz de los folículos. Cuando a su acción estimulante sobre el metabolismo
^ e s necesario, la tiroglobulina almacenada es en general (3).
® resorbida por las células tiroideas y por un
% fenómeno de proteolisis, las hormonas activas El Cuadro 108-1, expone la sintoma-
^ T 3 y T4 se liberan a la circulación. Más del tología dependiente de la glándula tiroides:
99°/o de las hormonas tiroideas se transpor­
t a n en la circulación unidas a proteínas CONSIDERACIONES AL CUADRO 108-L-
^séricas específicas y de una manera general Una de las esferas más afectadas en los
^representa la fracción que se determina co— trastornos funcionales de la glándula tiroides,
" m o yodo unido a la proteína. Estas hormo- es la esfera psfqnira Así en el Jiipejdjxüid¿$-
£ n as unidas a la proteína se encuentra en mo. o como se lo ha ripnnminaHn mejor
equilibrio reversible con una cantidad peque­
t ña de hormona “Ubre” o “no unida” , que
^aunque cuantitativamente insignificante, su
nerviosidad, insomnio e inestabilidad emo­
cional. son los más llamativos; en cambio en
^concentración indica con mayor precisión el la disminución de la .producción hormona},
estado métabólico del paciente. (5). se produce el fenómeno contrario: hay
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CUADRO No. 108-1

SINTOMAS Y SIGNOS DEPENDIENTES DEL TIROIDES


SINTOMAS

Qué preguntar Cómo preguntar:


Psiquismo: 1 .- Psiquismo:
1.1: Nerviosismo ' 1.1: Se siente intranquila, an­
gustiada?
1.2: Irritabilidad 1.2: Se enoja fácilmente?
1.3: Inestabilidad emocional '■ 1.3: Cambia frecuentemente de
carácter? Llora con facilidad?
1.4: Apatía 1.4: Se siente indiferente, no le
interesa nada?
1.5: Depresión 1.5: Prefiere estar sola o solo?
1.6: Letargia 1.6: Duerme mucho?

Cambios en piel y fáneras: 2.- Cambios en piel fáneras:


2.1: Sudoración profusa 2.): Suda usted mucho?
2.2: Temperatura de la piel .- 2,2: Su piel es fría o caliente?
2.3: Piel seca, descamativa • 2.3: Ha notado que su piel se ha
tomado muy seca, escamosa?
2.4: Edema 2.4: Se han hinchado sus ma­
nos, párpados, cara?
2.5: C a b e l l o s \ 2.5: Ha notado cambios en su
pelo. ‘Se han hecho gruesos, seco
o fino? Se le cae con facilidad el
pelo?
2.6: Uñas frágiles 2.6: Se le parte fácilmente sus
uñas?

Intolerancia del calor o al frío: 3 .- Intolerancia al calor o al frío:


3.1: Al c a lo r'-' .-v 3.1: Cómo se siente en un am­
biente caliente?
3.2: Al frío 3.2: Cómo se siente en un am­
biente frío?

Síntomas cardio-vasculares: 4 .- Síntomas cardio-vasculares:


continúa..
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.viene

4.1: Palpitaciones^ 4.1: Ha sentido el latido fuerte


de su corazón?
4.2: Disnea ' / 4.2: Ha tenido sed de aire? .

5.— Cambios en el peso: 5.— Cambios en el peso:


9 5.1: Baja de peso 5.1: Ha enflaquecido últimamen
te?
5.2: Aumento de peso 5.2: Ha engordado últimamente?

6.— Trastornos digestivos: 6.— Trastornos digestivos:


6.1 : D ia rre a ’*,'"; \ '* 6,1: Hace deposiciones líquidas
con frecuencia?
6.2: Estreñimiento 6.2: Cada cuántos días hace la
deposición?
7 .— Astenia \ •. • 7.— Se cansa fácilmente?

' manifestaciones de oligofrenia .caa_a.pa.tía»iíe- pre hay que investigarlos ya qjus_jDrienían.jin


) p-^siá!L:¿le¿argia, cuanto al grado, de. hiper...o.JhipiLCimcióii de
la glándula: . baia_.de._pesQ_.y_jdiarr.e,a_en_.e1 (
) Debido a que las koimfia25.J:iiQÍdeas
hipertiroidism o_y_a.uiiie-n.tD_de_jie¿ii—
í aumentan. el_consjjrnojj.£„0XÍgerL0, de las célu­
las de los tejidos periféricos, se explican las
1 manifestaciones a nivel de- piel y faneras ta- E1 cuadro 108-2 dá a conocerlos prin­
i Ies como la piel caliente cc cipales signos dependientes de la patología
tiroidea. No consta el como examinar de ca­
a l^alo.r en el caso del hipertiroidism p (1,?.) da uno de ellos por cuanto ya han sido ex­
y todas las características contrarias en ca­ puesto en otros capítulos.
so de hipo-tiroidism o: en este últim o un CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
signo v síntom a llam ativo es la in filtra c ió n !^], 108-2
m ixedem atosa de los tejidos, especialm ente En casos de hiperfunción de la glán­
en Qaia_iL«p,áipsáas que le da la facies ca­ dula tiroides, la-taquicardia,ia_íaquisfigrnia,
racterística del hipotiroideo. Fig. 22-5. la_hipertensión_.ar.terial,Ja_pieLcaliente_y_la

recen especial mención puesto que la ta q u ­


icardia, las palpitaciones, los soplos funciona­ patícotomía; observándose el fenómeno con­
les. y los trastornos del ritmo (fibrilación trario en casos de hipofunción de la glándula.
amjgular), caracterizan al hipertiroidismo. En relación a los signos oculares, todos ellos
corresponden al estado de hipeiliixiidismo
Finalmente, los cambios en el pesa y los y se explican por el eslado-de_astenia_deJbs
trastornos, digestivos son síntomas que siem­ músculos del ojo.
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2.— Cabeza:
CUADRO No. 108-2 2.1: Cabello
EXPLORACION DE LA GLANDULA 2.1.1: Cabello fino
TIROIDES 2.1.2: Cabello seco, grueso
2.1.3: Caída del cabello.
SIGNOS

Qué Examinar 2.2: Frente


I.— Datos Generales: 2.2.1: Incapacidad de arrugar
la frente al mirar hacia arriba
1.1: Pulso
■5sNs>(Signo de Joffroy).
1.1.1: Taquisfigmia
1.1.2: Bradisfigmia • 2.3: Cejas:
2.3.1: Alopecia.
1.2: Tensión arterial:
1.2.1: Hipertensión
_ 2.4: Párpados:
1.2.2: Hipotensión
2.4.1: Edema.
1.3: Temperatura: 2.4.2: Temblor.
1.3.1: Tendencia a la hiperter-
2.5: Ojos:
mia.
2.5.1: Exoftalmos.
1.3.2: Tendencia a la hipoter­
mia. 2.5.2: Signo de Dalrymple.
2.5.3: Signo de Stellwag.
1.4: Peso:
2.5.4: Signo de Graefe
1.4.1: Aumento
2.5.5: Signo de Moebius.
1.4.2: Baja de peso.
2 .6 : Boca:
1.5: Facies: 2.6.1: Lengua de aspecto fino,
1.5.1: Del hipertiroideo acompañada de temblor.
1.5.2: Del hipo tiroideo, mixe- 2.6.2: Lengua voluminosa o
dematoso. macroglosia.

1.6: Piel y fáneras: 3.— Cuello:


1.6.1 Piel caliente 3.1: Tiroides.
1.6.2 Piel seca, descamativa La técnica de su examen fí­
1.6.3 Piel edematosa. sico está descrita en los capítulos
correspondientes a examen de
1.6.4 Dermografismo rojo
Cuello, razón por la cual lo remi­
1.6.5 Uñas frágiles. timos a ello). continúa.
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'...viene 3.2: Cuello alargado o asténico.
3.3: Cuello corto, ancho.
3.4: Latido arterial.

4.— Tórax: región precordial:


4.1: Taquicardia. Fig. 108-4 Tremor de manos. Técnica utili­
zada.
4.2: Brádicardia.
4.3: Soplos funcionales.
4.4: Trastornos del ritmo. Signo de nalrymplp- la hendidura palpebral
se observa agrandada, permitiendo ver una
banda' de esclerótica alrededor de la córnea.
5.— Extremidades:
5.1: Reflejos osteotendinosos: Signn de Stpllw ag‘_ es la rareza del parpadeo,
(disminución de frecuencia).
5.1.1: Normales.
Signo de Graefe: el párpado no acompaña
5.1.2: Aumentados.
al ojo cuando se invita al paciente a que mire
5.1.3: Disminuidos. hacia abajo.
>x^Signo de Moehins: Es la dificultad de la con­
5.2: Mixedema pretibial.
vergencia ocular.
5.3: Tremor de manos. En lo relacionado a los síntomas
cardio-vasculares, la taquicardia, los soplos
Su técnica es la siguiente:
funcionales, son debidos al aumento de la
Con el paciente de pie, se velocidad sanguínea y los trastornos del
invita a que levante los brazos ritmo obedecen al estado de hipennetahfllis-
hacia adelante y mantenga exten­ mo, debidos al exces.o.„de.hormnn a tirnide?
didos los dedos de sus manos; de­ La hiperreflexia tendinosa v el tremor de
be cerrar los párpados y el exa­ manns tiene la misma explicación fisiopato-
minador observará la presencia o lógica.
no de un temblor fino de los de­
A continuación presentamos en los
dos. Para ser más objetivos se co­
Cuadros 108-3 y 108-4, la clasificación ac­
loca una hoja de papel sobre las tualmente aceptada de los Grados de Bocio
manos, observando los movimien­
y las características más sobresalientes de los
tos que se producen en este.
distintos tipos de bocio.
Fig. 108-4
E X A M EN ES CO M PLEM ENTARIO S

A continuación, damos el significado PRUEBAS FUNCIONALES DE LA


de alguno de ellos:(Ver examen físico de ojos). GLANDULA TIROIDES:

Exoftalmos: proyección de los glóbulos 1.— Pruebas de Laboratorio.


oculares hacia adelante. 2.— Pruebas de Gabinete.
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cuya tasa es variable de acuerdo al régimen;
b) el yodo ligado a las proteínas o PBI *
CUADRO No. 108-3
(“Protein Bound Iodine”) que en sus dos <
CLASIFICACION DEL BOCIO terceras partes corresponde a la tiroxina sé­
rica o T4. Sus valores normales oscilan entre
Grado OA No visible, ni pal­ 4 y 8 ug por 100 mi. de suero (5). 1
pable.
1 La dosificación del yodo plasmático 1
Normal:
extraída por el butanol (BEI), dá valores li­
Grado OB: No visible, ligera­
mente palpable. geramente más bajos, pero más específicos.
1.2: Dosificación de la Triyodotironina sé­
Grado I : Visible y palpable rica o T3. Su concentración es más baja que 1
en extensión for­ la T4 y sus valores normales son de 140 ng.
zada de cuello. por 100 mi. (medido por métodos radioin—
mu'nológicos) (7). Su valor aumentado es
Grado II : Visible y palpable muy sensible en el hipertiroidismo.
en posición nor­ 1.3: Dosificación del colesterol total. Está
mal de cuello. aumentado en el hipotiroidismo y bajo en el
hipertiroidismo. Sus valores normales oscilan
Grado III: Grandes bocios. entre 150 y 250 mgs. o/o.
2.— Pruebas de Gabinete:
Grado IV: Bocios monstruo­
sos. 2.1: Captación de yodo radioactivo (1 ^1 ).
Consiste en medir o cuantificar la
capacidad de la glándula para acumular yo­
do. Se acostumbra a medir a las 2 y 24 ho­
2.— Pruebas de Laboratorio: ras. Sus valores normales: a las dos horas,
1.1: Dosificación del yodo proteico del hasta el 12°/o; a las 24 horas del 20°/o
suero. El yodo se encuentra presente en el -5 0 °/o . Estos valores estarán aumentados
plasma bajo dos formas: a) yodo inorgánico, en el hipertiroidismo y muy bajos en el

CUADRO No. 108-4


CARACTERISTICAS DE LOS BOCIOS

Tipo: Volumen: Consistencia: Superficie: Movilidad: Sensibilidad:


Bocio simple: + Normal Regular Conservada Indolora
Bocio difuso: +++ Normal o t Regular Disminuida Indolora
Bocio nodular: +-H- Aumentada Uno o va­ Normal o ^ Indolora
rios nódu-
los
Tiroiditis: + Normal Regular Conservada Aumentada
Ca. tiroideo: -H- Leñosa Irregular Fija Indolora o
dolorosa
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SINDROME DE HIPERFUNCION: SINDROME DE HIPOFUNCION:

1.— Psiquismo: 1 .- Psiquismo:


1.1: Nerviosidad 1.1: Apatía
1:2: Irritabilidad 1.2: Depresión.
1.3: Inestabilidad emocional 1.3: Letargía.

2.— Piel y fáneras: 2 .- Piel y fánexas:


2.1: Diaforesis 2.1: Piel seca
2.2: Piel caliente 2.2: Piel fría
2.3: Cabello fino 2.3: Cabello grueso, seco.

3.— Síntomas cardiovasculares: 3 .- Síntomas cardiovasculares:


3.1: Taquicardia 3.1: Bradicardia.
3.2: Palpitaciones -H-+ 3.2: Palpitaciones +
3.3: Disnea + + 3.3: Disnea 4-
3.4. Hipertensión arterial 3.4: Hipotensión arterial

4.— Síntomas metabólicos: 4 .- Síntomas- metabólicos:


4.1: Baja de peso 4.1: Aumento de pí'so
4.2: Intolerancia al calor 4.2: Intolerancia a! frío

5.- ■ Síntomas digestivos: 5 .- Síntomas digestivos:


5.1: Diarrea 5.1: Estreñimiento.

6 .- Signos óculo-palpebrales: 6 .- Signos óculo-palpebrales:


6.1: Exoftalmos, signos de Dal- 6.1: Ausencia de exoftalmos y
rymple, Stellwag, Graefe, Jelli- éstos signos.
nek, positivos. Presencia de edema palpebral.

7.— Laboratorio: 7 .- Laboratorio:


7.1: Determinación de T3 alto. 7.1 Determinación de T4 y 13
bajos.
7.2: Colesterol bajo, o normal. 7.2: Colesterol total, alto.

8- Gabinete: 8 .- Gabinete:
8.1: Captación de 1 ^ 1 mayor 8.1: Captación del 1131 menor
del 50°/o en las 24 horas. del20°/o en las 24 horas.
8.2: Gammagrafía hipercaptan- 8.2: Gammagrafía hipocaptan—
te. te.
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- 706 -
hipotiròidismo. También agregaremos el síndrome tu-
2.2: Gammagrafía tiroidea: moraL dependiente casi siempre de tumores
malignos (carcinoma tiroideo! que por lo
Permite determinar topográficamente general se acompaña de hipofunción glan­
las zonas de normofunción, hiperfunción e dular ízonas frías en la gammagrafía) y de
hipofunción. Se emplea también como adenopatía satélite.
radioisótopo al Tc^^. Fig. 108-5.
2.3: Estudio radiológico
La radiografía de cuello y la standar
de tórax, permite observar la imagen de los
bocios, especialmente si están calcificados.
La radiografía de tórax, facilita la lo­
calización del bocio intratoràcico. Fig. 108-6

Fig. 108-6 . Bocio intratoràcico.

BIBLIOGRAFIA

1.— Barnes H.V. Glándula Tiroides. De Tratado


de Medicina Interna de Harvey, Johns,
Owens, Ross; 19 ¿dición, Sección 11, Cap.
87, p. 940—971. Editorial Interamericana,
México, 1978.
2.— Degroot L.J.: Tiroides. De Tratado de Medi­
cina Interna de Cécü—Loeb, Beeson, Me—
Dermott; 14 edición. Tomo II‘ Patrie XVIII,
Cap. 836, p. 2018—2045. Editorial Intera­
mericana, México, 1977. /
Fig. 108-5 Gammagrafía de tiroides:. A) Nor-
3.— Guyton A.C.: Hormonas Tiroideas. De
mocaptante; B) Hipocaptante y
Tratado de Fisiología Médica, 5ta. edición.
C) Hipercaptante.
Parte XIII, Cap. 76, p. 999—1.009. Edito­
rial Interamericana, México, 1977.
SINDROM ES 4.— Major, Delp M.N., Mánning R.T.: Palpación
de Glándula Tiroides. De Propedéutica
Médica, 8* edición. Cap. 5, p. 97—100.
Dentro de los Síndromes Tiroideos, Editorial Interamericana, México, 1977.
podemos agregar el Ipflamatorio, dado por 5.— Mathe G., Richet G.: El tiroides. De Semio­
la Tirniíiitis, cuyo signo más importante logía y propedéutica Clínica, l o . edición,
constituye dolor a la palpar.ión de la 5 parte. Cap. I, p. 306—323. Editorial JIMS,
Barcelona, 1969.
glándula, a veces tan exquisito que el simple
6.— Mckenzie J.M., Zakariga M., Bonnyns Y.M.:
uso de corbata o camisa ajustada causa mo­ Enfermedad de Graves. De clínicas de Nor­
lestias al paciente. teamérica, Septiembre, 1975, p. 1181.
www.medibooksnica.net63.net 707-
7 .— Richarderson Hill Jr. Selenkow H.A.: En­
fermedades de la glándula tiroides. De Tra­
tado de Medicina Interna de Harrison T.R.,
3era- edición. Parte IV, Sección 2, Cap. 66,
p. 580—595. Prensa Médica Mexicana, Méx.
1969.
8.— Reichlin S.: Regulación del eje hipotálamo—
hipófisis—tiroides. De Clínica de Norteamé­
rica, V ol 2,1978, p. 313.

CAPITULO 109

JPARATIRQIDES

Las paratiroides son pequeñas glándu­


las alargadas, situadas en la vecindad del bor­
de posterior de los lóbulos laterales del
tiroides Fig. 109-1 ; existen habitualmente
-cuatm-paratiroides. dos, superiores y dos in-
feriores~situadas^ucada_laík), Su diámetro
es-de.-6-a JL m m .y .su-peso-iníaLes jiq _po£Q
superior...aJil-O, gms. (6). Las paratiroides Fig. 109-1 Paratiroides y sus relaciones ana­
no son palpables a menos que exista un tómicas.

desarrollo tumoral muy grande. En resumen, el efecto biológico más


Histológicamente se encuentran tres evidente de la hormona paratiroidea es su
clases de células: Las denominadas, células. efecto hipemalcñmianfft por ser el resultado
^principales, las células claras v las células de la liberación de calcio, así como del efec-
ox¿£Llas(6). lo-fosfatíiricn. Existe por esto, una relación
Las glándulas paratiroides secretan una inversa entre las cifras de iones calcio y fosfa­
hormona que se ha denominado hormona to del plasma.
paratiroidea, de naturaleza mal conocida La secre_ció.rL.dela.hormona paratiroidea
todavía. Se han aislado tres polipéptidos que es estimulada porJ a , hipo.calcemia iónica y
tienen un peso molecular que va de 3.000 quizá por la hiperfosfatemla; es inhibida
a 9.000 y que parece ejercer una acción p.orJa_Mpexcalc,einia. El papel de las glándu­
idéntica (6). las paratiroides parece ser, escencialmente,
A la hormona paratiroidea se le atri­ el mantenimiento de la calcemia en cifras
buyen las siguientes acciones ..fisiológicas: normales, (4.5 - 5.5 mEq/L).
(2) a) acción fosfatúric.a, disminuyendo la La vitamina n desempeña un papel muy <;
resorción tubular de los fosfatos: b) acción importante en absorción de calcio a nivel
os.teolítica. produciendo degradación de la del-inlÉSíinfi. Actúa como la paratohormona
trama conjuntiva del tejido óseo: c) incre­ aumentando la absorción ósea y su disminu­
mento de la absorción intestinal del calcio v ción o ausencia produce un déficit de esta
d) restricción de la eliminación renal del acción. Aunque no se conoce bien la natu­
caldo. raleza de estos hechos, se cree que la vitami-
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-7 0 8 -
na D se ha de convertir en 1,25—dihidroxico- por la glándula paratiroides. Actualmente se J
lecalciferol a nivel de los riñones antes de po­ conoce que son las células parafoliciilares "
der actuar sobre el hueso. de la glándula tiroides las que producen y ^
Por otra parte, al aumentar las con­ por eso se la denomina más propiamente a es- q
centraciones de calcio y fosfato en el líquido ta hormona: tirocalcitonina. Es un polipép- «
extracelular, estimula la calcificación ósea (2). tido grande con un peso molecular de 3.000, *
con una cadena de 32 aminoácidos. |
Hace muchos años atras, se descubrió
una nueva hormona que actuaba sobre el cal­ La glándula paratiroides, se examina al |
cio de la sangre en sentido contrario a lo que igual que las otras, a través de la anamnesis,
hace la hormona paratiroídea, es decir, dis­ y exámenes complementarios. El cuadro "
minuyendo su concentración. Se le denomi­ 109-1 indica el qué y cómo preguntar del (
nó calcifnnina y se pensó que era secretada interrogatorio. ^

<
\
CUADRO No. 109-1
(
SINTOMAS DE LA GLANDULA PARATIROIDES I
Qué Preguntar Cómo Preguntar

1.— Síntomas urinarios: 1.— Síntomas urinarios:


1.1: Cólico nefrítico 1.1: Ver cólico nefrítico.
(calculosis renal) (Aparato genito-urinario).
1.2: Poliurea 1.2: Orina abundantemente?

2.— Síntomas gastrointestinales: 2.— Síntomas gastrointestinales:


2.1: Anorexia 2.1: Ha perdido el apetito?
2.2: Meteorismo 2.2: Padece de muchos gases
intestinales?
2.3: Polidipsia 2.3: Tiene mucha sed?
Bebe abundantes líquidos?
2.4: Dolor intestinal intermiten­ 2.4: Ver dolor colónico.
te. (Aparato digestivo).
2.5: Intolerancia a los alcalinos 2.5: Cuando toma leche o al­
gún antiácido, le hace daño?
2.6: Síndrome ulceroso refrac­ 2.6: Ha padecido de úlcera del
tario al tratamiento estómago? Ha mejorado con el
tratamiento?
2.7: Pancreatitis recurrente 2.7: Ha padecido Ud. de pan­
creatitis: una o varias veces?
continúa...
www.medibooksnica.net63.net 709
.viene
3.— Síntomas músculo-esqueléticos: 3.— Síntomas músculo-esqueléticos:
3.1: Debilidad muscular 3.1: Siente mucho cansancio
muscular.
3.2: Fracturas espontáneas 3.2: Alguna vez se ha fractura­
do algún hueso, sin haber recibi­
do ningún traumatismo?
3.3: Dolores articulares 3.3: Alguna vez ha tenido dolor
en las coyunturas?

4.— Síntomas siquiátricos y neuroló- 4.— Síntomas siquiátricos y neuroló-


gicos: gicos:
4.1: Depresión: 4.1: Prefiere estar solo?
Le disgusta estar acompañado?
4.2: Irritabilidad 4.2: Se enoja fácilmente?
4.3: Apatía 4.3: Se siente indiferente?
No le interesa nada?
4.4: Alucinaciones 4.4: En ocasiones vé u oye co­
sas irreales?
4.5: Somnolencia 4.5: Tiene mucho sueño?
4.6: Convulsiones o ataques 4.6: Ha tenido alguna vez ata­
ques con pérdida de la conciencia?

en los sín í n m a s y sig n o s m ás característicos,


CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-1
del hiperparatiroidism o y del hipoparatiroi-
Los síntomas clínicos de los trastornos dismo, respectivam ente. A hora de una m a­
de la función-paratiroidea, son consecuencia nera general direm os que lo más llamativo
de las variaciones-áe .calcemia. Los aparatos en el h ip aip aratiroidism o son los anteceden-
y sistemas afectados
son: renal,-^astointesímal,Jiidsmlojgsqug- calinos,síndrQ m ejilceji)iQ ,4m cx£aíiíis, e t c . ;
lético y sistema nervioso central. Las mani­ m ientras que la-tefania;J o s Jtraslom.QS_tmfi.-
festaciones clínicas en muchas ocasiones son cos_de_Ja„pieL y_fánsraí., hacen pensar en
fácilmente detectables y permiten sospechar hipofunci-Qn.-para tiroidea. Referente a la
el diagnóstico, pero en otras ocasiones, el sintom atología jrenal, diremos que exis­
diagnóstico depende del laboratorio, de ahí te litiasis„renal en las dos terceras partes de
que obliga a considerar a la calcemia y fos- los casos de hipexparatiroidism o que se ma­
fatemia como examepes de rutina. nifiestan por p resen tar CQlkos__reiiales=jQ
Más adelante al hablar de los síndromes hem aturias. Es más sugestivo, cuando el
de hiper y de hipofunción, haremos hincapié cuadro es recidivante. Generalm ente los
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cálculos son a base de fosfato u oxalato Examen regional:
de calcio, fácilmente detectables a los Rx. 3 .- Cabeza:
La nefrocalcinosis, o sea, la presencia de
calcificaciones difusas en el parénquima renal, 3.1: Hiperostosis huesos de crá­
se observan en el 10°/o de los casos (6). Se neo.
debe a la acción osteoclástica que extrae el 3.2: Tumores maxilares (épulis)
calcio de los huesos. Se acompaña la nefro­ 3.3: Signos de Trousseau y Che-
calcinosis en la mayor parte de los casos, vosteck positivos.
de insuficiencia renal. En cuanto a los sín­
tomas digestivos, la anorexia nunca falta_y 3.4: Ojos:
la intolerancia a. la leche y a los alcalino«;., 3.4.1: Queratitis
es.s.ignificativa. Muchos de ellos son pacien­ 3.4.2: Calcificaciones subcon-
tes con úlceras pépticas, refractarios al tra­
juntivales
tamiento. Pueden aparecer episodios de
pancreatitis, observándose depósitos de cal­ 3.4.3: Catarata
cio en el páncreas. 3.5: Boca:
3.5.1: Hipoplasia de raíces den­
tales.
esp.ontáneas_y_dolores_articulares^pDiiiajdfiS-
cakificación. 4.— Cuello:
El Cuadro 109-2, resume los signos 4.1: Palpación de tumores para-
dependientes de la patología de las glándulas tiroideos
paratiroides.
5.— Tórax:
5.1: Columna dorsal: cifosis

CUADRO No. 109-2 6.— Extremidades:


6.1: Dedos hipocráticos y defor
SIGNOS DE LA GLANDULA
mados.
PARATIROIDES

Datos Generales:
1.— Tensión arterial:
1.1: Hipertensión CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-2
Entre los signos, los trastornos de la
2.— Piel y fáneras:
pial y fáneras tales como la piel seca v nigo,-
2.1: Piel seca, escamosa sa.40S-.cab,el[QS_fin0S. acom pañados de ?1op£-
2.2: Piel pigmentada cia~y_las_uñas_£rágiles y_estriadas> caracte­
rizan la hipsfundóiLp.aratixDidña (1, 3, 4).
2.3: Uñas frágiles
Los signos óseos, como dolores lócali-
2.4: Infección de uñas por hon­
zados.en_h ilesos 1a rgaylas,ríiaj£toras-.y. turna-
gos (monilias)
raciones_óseas, y la desmineralización difusa
2.5: Caída del cabello observable a los Rayos X, son características
de la-hiper£inción paratiroidea (1, 3, 4).
www.medibooksnica.net63.net -7 1 1 -
Dentro del
Wde-Mpoparatiíoidismo, la llamada hipeiexcita- CUADRO No. 109-3
frfrilijfori neuromuscular. traducido por crisis.
^ de jteiania,_cmstilii)Le„eI^igaQ_^uj¿n_paxa(^ EXAMENES COMPLEMENTARIOS
el diagnóstico, y depende directamente de la
Ihipocalcemia iónica (1, 3, 4). 1.— Sangre:
1.1: Determinación de calcio sé­
^ínteres aJa^xtreinidad. rico.
0 y„ sobre. Jo_do_d
1.2: Determinación de fósforo
jto de la denominada ‘lina
inorgánico sérico.
Trnnsseaii” Fig. 109-2 . LasxrisisjDiQlji-
1.3: Determinación de fosfatasa
j) raramente doloroso en el mismo territorio alcalina.
. distal; va también acompañado de hipoeste-
2 .— Orina.
sia táctil v de trastornos de , la ^sensibilidad
Itprofunda. 3.— Rayos X
^ En los intervalos de los accjSS0S,paiQXLS-
4.— Electromiografía.
^ tiqos. se ponen de manifiesto signos_de_Jil-
p^xexciíab.ilidadj Sigan-dp. Chyostefe» que se 5.— Electroencefalografía
^ lo investiga por la percusión con el dedo o
¡¡c o n martillo de reflejos sobre la rama tempo- 6.— Electrocardiografía.
„ rofacial dei nervio facial, en el p..yiü.Q~raMl9 [
* de la línea. que.,ya ,rdg.la .noinfeiira-iabial al
| lóbulo de la ore.ja. Consiste en una conirac-
^ ción muscular breve del fascículo superior
del orbicular de los labios y del bucinador:
^ no -se-obser^a-en-su]etos-narmales y sLeulos ^
Fig. 109-2 Mano con tetania.
| (1, 3, 4). Fig. 109-3. W

1Signo_de~T.roussean: es el desencadenamien-
^to del acceso tetánico por la colocación de
un torniquete en la raíz del brazo. Es pre-
i ferible utilizar el manguito de un tensióme-
tro, Fig. 109-4 , insuflando hasta colocar la
columna de mercurio unos 5 nun por encima
1 de la tensión máxima y mantenerla por 10
minutos. '.parestesias„y.-e1-.acceso apare-
cen-durante-los-minutos-jqne_sigueri-jd£s.piLés Fig. 109-3 Signo de Chvosteck.
de-haber-quitado-el-manguito (6).
CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-3 malesjran.de., 9.„ a. .11. mgs. o„.d.e-iL5_a,.5.5
1.— Sangre: La determinación de la cal ce­ mEq./L (2). Una hipercalcemia sostenida
rnía es el principal tiempo de la exploración hace pensar siempre en un hiperparatiroidis-
funcional de la paratiroides. Las cifras nor- mo primario. Existen otros estudios adicio-
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-712 -
maciones de columna, fracturas espontáneas,
las calcinosis, etc. En el hipoparatiroidismo,
en cambio, se observan las hiperostosis
generalizadas o localizadas.
4.— La electromiografía, tiene particular
importancia en el síndrome neuromuscular
del hipoparatiroidismo. El electro diagnóstico
de estimulación demuestra una disminución
del umbral de excitación de los nervios mo­
tores (6) (Signo de Erb).
5.— La electroencefalografía dá signos que
Fig. 109-4 Signo de Trousseau.
son inconstantes y poco específicos; apare­
cen cuando existen crisis convulsivas de teta­
nales que permiten evaluar las acciones de la nia, que van desapareciendo al corregir la hi-
hormona paratiroidea, como por ejemplo pocalcemia.
aquella que produce un aumento del aclara- 6.— Los signos electrocardiográficos hacen
miento de fosfato y disminución de la resor­ referencia al grado de hipocalcemia, es decir,
ción tubular de fosfato. alargamiento de QT y Onda T anormalmente
1.2: La determinación del fósforo sérico simétrica, puntiaguda negativa o positiva.
inorgánico o fosfatemia, tiene importancia
diagnóstica y se lo solicita conjuntamente
SINDROMES
con la calcemia. Es característico la hipo-
fosfatemia con hipercalcemia en el ldper- Hiperparatiroidismo: *
paratirniriismo primario_Los-y&Lof.es-i:omn-
les,delÜQSfaroinorgánic.CLvan_deJ3-a_4iLmgs. —Cólico renal, calculosis renal. :
por 1OQ...ejci_e.Ladult.a,_si&ado-más-elevados — Ulcera péptica, refractaria tratamiento,
en el niño, cuyos valores van -de.4..a_5-mgs.
pxDxlQD. (2). — Mala tolerancia á los alcalinos.

1.3: La determinación de la fosfatasa alca­ — Pancreatitis recurrente.


lina alta tiene valor diagnóstico en el hiper- — Hipertensión arterial.
paratiroidismo primario con complicación — Depresión, irritabilidad, alucinaciones.
ósea (osteítis fibrosa quística).
2 — Examen de orina.— Debido a la hiper­ — Somnolencia, apatía.
calcemia, en el hiperparatiroidismo, lajeJimir
nación_de.-f.a1cio..£üJa__orina de las 24 horas — Polidipsia, poliurea.
del día está aumentada. Esta hipercalciuria — Anorexia, meteorismo.
es la causante de la nefrolitiasis al eliminar — Fracturas espontáneas.
por la orina grandes cantidades de oxalato
y fosfato cálcicos. — Tumores óseos (épulis).

3.— Rayos X .- Constituyen un examen — Xifosis torácica.


importante, para observar las lesiones óseas.
Así en el hiperparatiroidismo es posible obser­ Exámenes complementarios:
var los tumores maxilares o épulis;lasmalfor- — Hipercalcemia con hipofosfatemia,
www.medibooksnica.net63.net - 713 -

_ Fosfatasa alcalina alta. 3.— Bem stein D.S., Goldfien A., Thom G.W.
Enfermedades de las glándulas paratiroides.
— HipoexcitabiHdad muscular al estí­ De Tratado de Medicina Interna de Harrison
mulo. T.R., 3era. edición. Parte IV, Sección 2,
Cap. 67, p. 596—605. Prensa Médica Mexi­
_ Nefrocalcinosis. cana. 1969.

— Calcificación del páncreas. 4.— Bledsoe T.: Calcio y hueso. De Tratado de


Medicina Interna de Harvey, Johns, Owens,
— Orina: hipercalciurea. Ross; 19 edición, Sección 11, Cap. 86,
p. 919—926. Editorial Interamericana, Mé—
H ipoparatiroidism o: xico 1978.
5.— Major, Delp M.N., Manning R.T.: Glándulas
— Tetania o sus equivalentes. paratiroides. De Propedéutica Médica, 8 edi­
— Hiperostosis generalizada o localizada. ción, Cap. 15, p. 323—324, Editorial Intera-
mericana, México, 1977.
— Piel seca, pigmentada, quebradiza. 6.— Mathe G., Richet G.: Las paratiroides. De
Semilogía y Propedéutica Clínica, lera, edi—
— Uñas frágiles, con surcos transversales ción, Parte 5, Cap. II, p. 325—332. Editorial
— Alopecia parcial o universal. JIMS, Barcelona, 1969.

— Infecciones moniliásicas en uñas y


comisuras labiales. CAPITULO 110
— Hipoplasia de raíces dentales.
— Catarata.
LAS SUPRARRENALES
— Dolores articulares.
— Labilidad emocional, irritabilidad. RESUMEN ANATOMICO Y FISIOLOGICO.-
Exámenes complementarios: Las suprarrenales son pequeñas glándulas de
5 a 7 gms. de peso y cuyas dimensiones
— Hipocalcemia con hiperfosfatemia. varían de 2 a 5 cmt. de altura por 3 a 5 de
— E.M.G.: hiperexcitabilidad muscular ancho; se hallan colocadas a nivel del polo su­
— E.E.G.: alterado en las crisis perior de cada riñón, Fig. 110-1, en la parte
alta e interna del abdomen, en situación re­
convulsivas.
troperitoneal . Debido a su poco volumen
— E.C.G.: Signos de hipocalcemia. y el estar profundamente situadas, no son ac­
— Orina: Hipocalciurea. cesibles a la palpación clínica.
Cada suprarrenal está formada por dos
BIBLIOGRAFIA glándulas independientes: la corteza supra­
rrenal y la médula suprarrenal. (1, 2, 4).
1.— Aurbach G.D.: Paratiroides. Hormona
paratiroides y calcitonina. De Tratado de Fig. 110-2.La corteza periférica, de origen
Medicina Interna de Cécil—Loeb, Beeson, mesodérmico, envuelve como una cápsula a la
MacDermott; 14 edición, Tomo II, Parte médula; está constituida por grandes células
XVIII, Cap. 8 7 1 , p. 2140—2152. Editorial
Interamericana, México, 1978.
que contienen inclusiones lipidicas dispues­
2.— Guyton A.C.: Hormona Paratiroidea, Me­ tas en trabéculas irregulares, en las que se
tabolismo del Calcio, F ósforo. Vitamina D. distinguen tres capas: a) Zona glomerulosa,
Huesos y Dientes. De Tratado de Fisiología delgada subcapsular, cuyas células se dispo­
Médica, 5ta. edición. Parte XIII, Cap. 79,
p. 1046—1063. Editorial Interamericana,
nen en cordones apelotonados; b) Zona
México, 1977. fasciculada, dispuesta en cordones radiales, ri­
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—714 —
cas en inclusiones lipí dicas y c) Zona reticu-
lada, interna, con trabéculas que se anasto-
mosan formando un sistema de red laxo.
Fig. 110-3.
La médula suprarrenal está constituida
por trabéculas de células poliédricas anas-
tomosadas en amplias mallas, que contienen
finas granulaciones citoplasmáticas que se
colorean de color pardo por el bicromato, de
ahí el nombre de “células cromafines” qúe
se le han dado.
Estas células cromafines se hallan ro­
deadas de vasos sinusoides y de escasas fig . ' H O -l Glándulas suprarrenales y sus rela­
células ganglionares simpáticas, que en la ciones anatómicas.
mayoría de las veces se agrupan en islotes.
Fig. 110-4.
La corteza suprarrenal secreta dos
tipos principales de hormonas: (1, 2, 4)
los mineralocorticoides(capa glomerulai^y los
glucocorticoides (capa fascicular); además se
producen pequeñas cantidades de andróginos
(capa reticular) cuyos efectos son similares
a los de la hormona sexual masculina, la tes-
tosterona. El nombre de mineralocorticoides
se debe a que estas hormonas actúan princi­
palmente sobre los electrolitos de los líqui­
dos extracelulares, en particular del sodio,
potasio y cloruros. Los glucocorticoides,
fueron llamados así porque una de sus prin­
cipales acciones es el de elevar la concentra­
ción de glucosa sangüínea. Sin embargo, tie­ Fig. 110-2 Suprarrenales: Corteza y médula.
nen otras acciones sobre el metabolismo de
contribuyen también en este tipo de acti­
las grasas y proteínas, pero sin lugar a duda
vidad: la corticosterona, que posee además
que el más importante de todos es su
efectos glucocorticoides y la desoxicorticos-
efecto sobre el metabolismo de los hidratos
terona, cuya acción es muy semejante a la
de carbono. Se han aislado más de 30
aldosterona, pero con una potencia 30 veces
esteroides de la corteza suprarrenal, pero
menor (3). Los efectos fundamentales de
sólo dos de ellas, la aldosterona y el cor­
los mineralocorticoides son: 1) Aumento de
tisol, tiene importancia en las funciones
la resorción de sodio en el túbulo renal y
endocrinas del organismo (3).
2) aumento de la excreción renal de potasio.
La aldosterona es responsable del95°/o Estos dos hechos, traen una serie de conse­
de la actividad mineralocorticoide de la cuencias fisiopatológicas, que se explican en
corteza suprarrenal; pero otras dos hormonas el cuadro 110-1. (3).
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CUADRO No. 110-1

EFECTOS DE LA ALDOSTERONA

Aldosterona
Resorción renal de ’----------------- ■Aumenta la eliminación
sodio aumentada renal de potasio
/ \ I
Resorción Hiponatremia Resorción Secreción de Hipopotasemia
de agua ligera ^ de anión hidrógeno

Polidipsia Alcalosis
...I
Parálisis muscular
i
Aumento del volumen de líquido
extracelular
1
Aumento del volumen sanguíneo

Aumento del gasto cardíaco


i
Aumento de la resistencia vascular
i
Aumento de la presión arterial

Pohurea
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—716 —
Los glucocorticoides, como hemos se­
ñalado, intervienen en el metabolismo de los CAPAS :
hidratos de carbono, grasas y proteínas. El 1) Glomerular =
95°/o de esta actividad lo tiene el cortisol
plasmático, denominado también hidrocor- m in er alo co rtj
tisona; intervienen en menor proporción la
coides
corticosterona y también la cortisona. Su
efecto sobre el metabolismo de los hidratos 2) Fascicutar y
de carbono, se sintetizan en lo siguiente: (3)
a) aumento de la gluconeogénesis; b) aumen­ 3) Reticular =
to del glucógeno hepático; c) disminución de
glucocorticoides
la utilización de glucosa por las células y d)
y andrógenos
aumento de la concentración de la glucemia
(diabetes suprarrenal).
4 ) Medula =
El efecto del cortisol sobre el meta­ adrenalina y
bolismo de las proteínas, es el siguiente: (3) noradrenalina
a) disminución del contenido celular de
proteínas; b) aumento de las proteínas Fig. 110-5 Relación entre capas histológicas
hepáticas y plasmáticas; c) aumento de los de suprarrenales y producción hor-
monaL
aminoácidos sanguíneos y d) disminución del
transporte de aminoácidos a través de mem­ la disminución de hormonas cotticosuprarre-
branas celulares extrahepáticas y aumento nales o hiposuprarrenalismo y el aumento o
del transporte en el hígado. hipersuprarrenalismo. La primera tiene su
Efecto del cortisol sobre el metabolis­ expresión en la Enfermedad de Addison y
mo graso: movilización de aminoácidos, con la segunda en la Enfermedad de Cushing.
aumento de la concentración de ácidos gra­
sos no esterificados en el plasma. ENFERMEDAD DE ADDISON

Finalmente, diremos que la médula su­ Síntomas y signos.— La mayor parte de los
prarrenal está en relación funcional directa síntomas y signos, dependen del déficit de
con el sistema nervioso simpático y secreta aldosterona y de cortisol.
dos hormonas: la adrenalina y la norodre-
nalina en respuesta al estímulo simpático. Los síntomas son los siguientes: aste­
La Fig. 110-5, sintetiza en forma gráfica la nia, pérdida de peso, anorexia, náusea, vómi­
secreción de hormonas de corteza y de mé­ to, dolor abdominal, síncope postural y
dula suprarrenal, en relación a las diversas estado de shock.
zonas anatomo-histológicas de producción. En lo referente a la técnica de la
De sus relaciones fisiológicas con la anamnesis de estos síntomas ya han sido
hipófisis, hablaremos en el capítulo corres­ tratados, razón por la cual no vamos a insistir.
pondiente. En cuanto a los signos, los sintetizamos
ANOMALIAS DE LA SECRECION en el Cuadro 110-2
CORTICOSUPRARRENAL CONSIDERACIONES A LOS SINTOMAS Y
SIGNOS DE LA ENF. DE ADDISON —
Vamos a estudiar en forma sucesiva Como señalamos en el resumen fisioló-
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conservar el sodio y 2) la excreción renal
CUADRO No. 110-2 alterada de potasio y iones H. (1 ,2 , 4).
La incapacidad para conservar el sodio,
ENFERMEDAD DE ADDISON produce en forma sucesiva los siguientes he­
Signos: chos ñsiopatológicos: Disminución del líqui­
do extracelular, hipovolemia, hipotensión
1 .- Datos Generales: arterial, síncope postural, estado de shock;
1.1: Enflaquecimiento por otra parte, produce disminución del flujo
sanguíneo renal con azoemia prerrenal; todo
1.2: Pigmentación generalizada de la lo cual lleva a pérdida de peso y a una marca­
piel.
da astenia.
1.3: Hipotensión arterial.
La excreción renal alterada de potasio,
1.4: Pulso débil. lleva a la hiperkalemia, asistolia cardíaca y
acidosis metabòlica, debido a la suspensión
2 .- Cabeza: de intercambio de iones H por iones Na. (3).
2.1: Facies de rasgos perfilados, pig­ El déficit de cortisol, trae como conse­
mentados . cuencia la incapacidad de conservar una gli-
2.2: Boca: hiperpigmentación de mu­ cemia normal en el intervalo de las comidas
cosas orales: labios, encías, len­ porque ya no se sintetiza la glucosa suficien­
gua, carrillos. te por gluconeogénesis. Además la falta de
cortisol disminuye la liberación de proteí­
3 .- Tórax: nas y grasas de los tejidos, con lo cual ¡>e
deprimen muchas otras funciones meíabólí-
3.1: Tórax asténico. cas del organismo. Este entorpecimiento de
3.2: Ruidos cardíacos disminuidos de liberación de energía en ausencia de cortisol
intensidad. es talvéz uno de los efectos más perjudiciales
3.3: Hiperpigmentación de pezón y de la ausencia de los glucocorticoides. El
aréola. déficit de cortisol hace que el addisoniano
tenga menor respuesta a los estados de “stress”
4 .- Abdomen: y se torne muy lábil ante los traumas y
estados de alarma (3).
4.1: Pigmentación de la piel en sitios
de roce: cintura, ombligo, línea Especial mención merece el considerar
alba. que el signo básico del paciente addisoniano,
sea la pigmentación que presenta en toda su
5 .- Extremidades: piel. Este depósito de melanina no siempre
es uniforme y muchas veces aparece en los si­
5.1: Pigmentación en sitio de roce de
tios de roce: cintura, codos, labios y muco­
articulaciones.
sas orales, pezón y aréola, etc. Fig. 14-6 (lá­
5.2: Hiporeflexia osteo-tendinosa. minas a color). A este fenómeno se le ha
dado la siguiente explicación fisiopatológica;
es conocido que la adenohipófisis al ser
gico, el déficit de aldosterona, produce dos estimulada en forma apropiada, produce
hechos importantes: 1) la incapacidad para gran cantidad de hormona estimulante de
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melanocitos, que a su vez aumenta la activi­
dad de los melanocitos de la piel. Se cree que CUADRO No. 110-3
la falta de producción de los glucocorticoides
haría que la hipófisis anterior produjera can­ SIGNOS DE LA ENFERMEDAD
tidades excesivas de hormona estimulante de DE CUSHING
los melanocitos lo que explicaría la hiperpig-
mentación (1, 2, 3, 6). Además la falta de 1.— Datos Generales:
secreción del cortisol por la corteza suprarre­ 1.1: Obesidad.
nal significa enorme producción de hormona 1.2: Rubicundez difusa de tegumentos.
adrenocorticotropa (ACTH) por la adenohi-
pófisis que tiene efecto estimulante de los 1.3: Hipertensión arterial.
melanocitos.
2.— Cabeza: Cara:
2.1: Facies de luna llena (pletórica,
ENFERMEDAD DE CUSHING
' rubicunda).
Es un estado de hipersuprarrenalismo,
2.2: Presencia de vello fino y barba
debido a un exceso de cortisol. Las causas
en mujeres (hirsutismo).
que llevan a este estado de superproducción
de cortisol, son las siguientes: (1, 2, 3, 5, 7).
3.— Cuello:
1.— Neoplasias suprarrenales que secreten
3.1: Gran aumento de adiposidad en
cortisol en forma autónoma.
cuello (cuello de toro).
2.— Producción exagerada cte ACTH por la
hipófisis. 4.— Tórax:
3.— Secreción ectópica de ACTH por neo- 4.1: Tórax grueso, adiposo.
plasias de diversos órganos como tumores de
4.2: Giba de búfalo.
pulmón, por ejemplo.
4.— Cushing yatrogénico (administración 5.— Abdomen:
crónica de corticoesteroides).
5.1: Globoso, con presencia de estrías
Se producen además aumento impor­ purpúricas.
tante de aldosterona y de hormonas sexuales
suprarrenales, especialmente andrógenos. 6.— Genitales:
SINTOMAS Y SIGNOS.- Con excepción de 6.1: En la mujer: crecimiento del
ciertos transtomos psíquicos (estados de clítoris.
excitación, confusión, delirio) los síntomas
son escasos y más bien son los signos los que 7.— Extremidades:
predominan.
7.1: Miembros inferiores adelgazados
El Cuadro 110-3 nos resume los sig­ con presencia de vello aumenta­
nos importantes de la Enfermedad de do en las mujeres (hirsutismo).
Cushing:
CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-3
En la enfermedad de Cushing se produ- aldosterona que lleva a un aumento de líqui-
ce retención de sodio por exceso de secreción do extracelular y por consiguiente al edema,
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especialmente de la cara, cuello y tronco HIPERALDOSTERONISMO PRIMARIO O SIN­
Fig. 22-6 . Las alteraciones de equilibrio de DROME DE CONN.-
electrolitos lleva a un aumento del gasto
Se presentan todos los síntomas, debi­
cardiaco y posteriormente a la hipertensión
dos al exceso de producción de aldosterona.
arterial. Por otra parte, el aumento en la pro­
ducción de glucocorticoides, eleva la tasa de La secuencia rfisiopatológica, es la si­
glucemia en cifras que pueden ir de 140 a guiente: aumento del líquido extracelular,
200 mgs. °/o produciéndose la denominada hipertensión arterial, hipopotasemia, alcalosis
“ diabetes suprarrenal” (3, 5). ligera y cierta tendencia a la hipematremia.
En la enfermedad de Cushing, los efec­ (7).
tos de los glucocorticoides sobre la catabolia De tal manera que los signos clínicos
en las proteínas suele ser intenso, con lo que que identifican al Aldosteronismo Primario
se disminuye considerablemente las proteínas son los señalados en el Cuadro 110-4.
celulares; las fibras colágenas del tejido
celular subcutáneo disminuyen y dicho teji­
do se desgarra fácilmente, dando lugar a las
denominadas estrías purpúricas (3, 5)
CUADRO No. 110-4

Otra expresión del catabolismo au­ SIGNOS DEL ALDOSTERONISMO


mentado es la presencia de osteoporosis ge­ PRIMARIO
neralizada que ocurre al no depositarse la
1.— Hipertensión arterial,
sustancia protéica en los huesos (3, 5).
2.— Paresias musculares paroxísticas.
Finalmente diremos que, debido al
aumento de las hormonas sexuales suprarre­ 3.— Calambres musculares,
nales, sobre todo de andrógenos (capa reticu­ 4.— Poliurea.
lar), aparece un efecto masculinizante típico
en la mujer, con desarrollo de barba, voz
gruesa, desarrollo de vellos en cara y miem­
bros inferiores (hirsutismo), crecimiento del
clítoris, etc. CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-4
La hipertensión arterial es habitual­
mente franca, aunque bien tolerada por el
paciente, explicable por el aumento del vo­
HIPERSECRECION DE HORMONAS lumen extracelular y la hipematremia.
AISLADAS. Las paresias musculares paroxísticas y
En determinadas circunstancias, puede los calambres musculares, tienen su origen en
ocurrir la hiperproducción de una sola hor- la hipopotasemia y que en ocasiones llegan
noma corticosuprarrenah un mineralocorti— a presentar verdaderas crisis tetánicas.
coide, un glucocorticoide y andrógenos, La poliurea de 3 a 6 litros va acompa­
dando lugar a entidades como el Aldostero- ñada de polidipsia.. La hipopotasemia es a
nismo Primario, la Diabetes Suprarrenal y el menudo inferior a 3 mEq/L y va acompaña­
Síndrome Suprarrenogenital, respectivamen­ da de una alcalosis plasmática, ligera hipema­
te . tremia e intensa potasiurea.
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H1PERSECRECION PRIMARIA DE GLU­
COCORTICOIDES.— CUADRO No. 110-5
En ocasiones pueden producirse canti­ SIGNOS DEL FEOCROMOCITOMA:
dades excesivas de glucocorticoides sin que
estén aumentadas la producción del resto de 1 .- Hipertensión arterial paroxística.
hormonas corticosuprarrenales. Cuando así
2 .- Palidez.
ocurre, se produce: 1) Diabetes suprarrenal,
2) Signos de deficiencia de proteínas y osteo­ 3 .- Taquicardia.
porosis y 3) Aumento de la lipogenesis con 4 .- Midriasis.
aparición de obesidad troncular.
5 .- Dolor torácico.
SINDROME SUPRARRENOGENITAL.—
En algunos casos de tumores de la cor­ arterial, que tiene la particularidad de pre­
teza suprarrenal, se secretan hormonas sexua­
sentarse en crisis paroxísticas. (1, 2, 4, 7).
les de tipo androgénico, con efectos masculi- La hipertensión es sistólica y diastólica y es­
nizantes muy importantes, en la mujer, y que ta última muchas veces rebasa los 150 mm.
ya han sido descritos. En el hombre impú­
de Hg. La crisis dura varios minutos, a veces
ber, causan las mismas características que en
horas para cesar bruscamente, y repetirse
la mujer, más un desarrollo rápido de los
a un ritmo variable. La acción intensa de
órganos sexuales masculinos con aparición
las catecolaminas hace que se presente pali­
precoz del apetito sexual. (3) En el varón
dez, taquicardia y midriasis (1, 2,4, 7).
adulto, los efectos virilizantes, están enmas­
carados por la producción de testosterona La exploración funcional y las pruebas
normal del testículo, razón por la cual, el farmacológicas constan en el Cuadro 110-6.
diagnóstico de este síndrome es muy difícil CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-6
1.1: En la exploración funcional de la cor­
MEDULA SUPRARRENAL
teza suprarrenal, tenemos en primer término
La patología de la médula suprarrenal, la dosificación del cortisol plasmático, que
resulta siempre de una hiperfunción. Va liga­ constituye una prueba de muy difícil conse­
da a un tumor secretante de células croma- cución, por cuanto se necesita de un labora­
fines diferenciadas o feocromocitomas (7). torio hormonal bien dotado y que en pocas
Muchas veces el tumor es muy pequeño y instituciones lo tienen. El cortisol circula en
solo es posible detectarlo mediante estudios el plasma a una tasa promedio de 10 a
radiológicos especiales como angiografías re­ 12 ug/100 mi. en su mayor parte combinado
nales y la tomografía.computarizada muy a una proteina especial la transcortina (7).
preconizada en la actualidad. El cortisol libre, único que es activo, repre­
SINTOMAS Y SIGNOS.— senta solamente el 10°/o del cortisol total.
Está disminuido en la Enfermedad de Addi­
Con excepción de la cefalea, lo que
son y aumentado en el Cushing.
hace sospechar en feocromocitoma, son los
signos, que sintetizan en el Cuadro 110-5. 1.2: La dosificación de electrolitos séricos,
CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-5 traduce la actividad de la aldosterona, por
El signo semiológico más importante cuanto es la hormona que reduce la pérdida
de los feocromocitomas, es la hipertensión urinaria de sodio y favorece la eliminación
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2.1: La dosificación en orina de los 17 ce tos
CUADRO No. 110-6 y 17 hidroxicorticoesteroides son pruebas
muy útiles, por cuanto miden la eliminación
EXAMENES COMPLEMENTARIOS urinaria de los productos de degradación
biológica de los esferoides suprarrenales.
Exploración funcional de la corteza La eliminación hormonal en 24 horas de los
suprarrenal: 17 Cetos es de 12 a 20 mgs. en el hombre y
Laboratorio: de 6 a 10 mg. en la mujer (7). Su eliminación
es inferior a los 2 mg. hasta los 9 años y au­
1.— En sangre: menta progresivamente hasta alcanzar a los
1.1: Dosificación del cortisol 16 años, los valores normales del adulto.
plasmático. En la insuficiencia suprarrenal prima­
1.2: Dosificación de electrolitos ria, existe una disminución considerable de
séricos: Na—Cl—K los 17 hidroxicorticoides y 17 cetosteroides
urinarios. En el Cushing, existe un aumento
2 — En orina: moderado de la eliminación urinaria de los
2.1: Dosificación de los 17 ce- 17 cetosteroides.
tosteroides y 17 hidroxi- 3.— Pruebas dinámicas: Estudian y tienen
corticoesteroides. por objeto observar las variaciones de la eli­
3.— Pruebas dinámicas: estimulación minación urinaria de las hormonas bajo el
y bloqueo de la corteza suprarre­ efecto de agentes que ejercen una acción fi­
nal. siológica de estimulación o frenado.
Normalmente la ACTH estimula la se­
Gabinete: creción de andrógenos y gkicocorticoid'js
4.— Rx: placas simples de abdomen. de la corteza suprarrenal; ciertos coiticcides
sintéticos y en particular la dexametasona,
4.1: Arteriografía renal y supra­ tiene un poder frenador poderoso aún en
rrenal. dosis pequeñas (7).
4.2: Tomografía computarizada. La prueba de estimulación por ACTH
5.— Gammagrafía de suprarrenales. se efectúa por inyección intravenosa de 25
mg de ACTH disuelto en suero glucosado
6.— Ecografía de suprarrenales. para 8 horas o en inyección diaria de 40 uni­
dades de ACTH prolongada. Un aumento de
Exploración de médula suprarrenal: los 17 hidroxicorticoides constituye el tes­
1 Dosificación de catecolaminas y timonio de la más fiel respuesta secretoria de
sus metabolitos en sangre y orina la corteza en una tasa que va de 10 a 15 mgs.
cuando se emplea la vía I. V. y de 15 a 40 mgs.
2.— Pruebas farmacológicas: prueba tras la inyección de ACTH retardada I.M. (7).
de la histamina y regitina.
La prueba de frenado se realiza con la
dexametasona: una dosis diaria de 3 mgs.
de potasio. Por tanto, la dosificación tanto por 5 días consecutivos, hace descender al­
en sangre como en orina, de los iones Na y K rededor de 1 mg. la eliminación urinaria
son datos de valor diagnóstico. diaria de los 17 hidroxicorticoides; la elimi­
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nación de los 17 cetosteroides permanece se realiza con la regitina o fentolamina que
igual en el hombre, pero en la mujer descien­ cuando se inyecta endovenosamente a un
de hasta 1 mg. paciente hipertenso sospechoso de feocro­
4.-- Dentro de los estudios radiológicos, el mocitoma, produce una disminución impor­
retroneumoperitoneo, es una técnica ya aban­ tante deT.A., que puede sermayor de35mm.
donada, por el aparecimiento de mejores de Hg.; la dosis administrada de este bloquea-
medios diagnósticos tales como la gamma- dor alfa es de 5 mgs. (4).
grafía y ecografía y últimamente la tomo-
grafía axial computarizada. Además cabe
mencionar la Arteriografía Renal, para iden­
tificar especialmente tumores. S I N D R O M E S
Exploración funcional de médula suprarrenal:
El método ideal para confirmar el
INSUFICIENCIA CORTICOSUPRA-
diagnóstico de feocromocitoma, consiste en
RRENAL: (ENFERMEDAD DE
observar la excreción urinaria excesiva de las
ADDISON)
catecolaminas y sus metabolitos, en orina de
24 horas (1 ,2 , 4). Así es posible dosificar Síntomas:
la noradrenalina, adrenalina, las metanefrinas
(normetanefrinas y metanefrinas combinadas) — Astenia, pérdida de peso.
y el ácido vanililmandélico (A.V.M.). Se — Anorexia, náusea, vómito, dolor
establecen los siguientes valores normales: abdominal.
catecolaminas libres <0.1 mgs en 24 horas
Metanefrinas: < 1.3 mgs en 24 horas; Acido Signos; i
Vanililmandélico: <6.8 mgs. en 24 horas.
— Síncope postural, estado de shock
La dosificación de concentraciones
plasmáticas de las catecolaminas, son pruebas — Hipotensión arterial, pulso débil ,
de difícil realización y no tiene mayor valor Hiperpigmentación de la piel y
por cuanto pueden dar valores altos en suje­ mucosas en sitios expuestos y de 1
tos excitados o con trastornos emocionales, roce. i
de tal forma que no se usa sistemáticamente. i
En lo referente a las pruebas farmaco­ Laboratorio: ,
lógicas, éstas se utilizan cada vez menos
— Disminución del cortisol plasmá-
debido a los adelantos conseguidos a través
tico.
de los estudios bioquímicos de las catecola­
minas y sus metabolitos. De los estudios de — Disminución de los 17 cetos e *
estimulación se ha utilizado la prueba de la hidroxi. <
Histamina en inyección I.V. en dosis de 20 — Ninguna respuesta a la estimula- I
a 25 ug., que produce en el paciente rubor, ción con ACTH. ^
cefalea, taquicardia y aumento de T.A.; suele
aceptarse que un aumento de 40 mm. de
— Calcificaciones de las suprarrenales *
Hg. por encima del que se produce con la
— Hiponatremia e hiperpotasemia •
prueba presora al frío, se considera positivo
(4). El estudio de supresión o vasodepresor, — Hipoglucemia. <
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HIPERSUPRARRENALISMO: Laboratorio:
(ENFERMEDAD DE CUSHING) - Aumento del cortisol plasmático.

Síntomas y Signos: — Aumento de los 17 OHCs y 17 K


— Obesidad troncular.
— Pruebas de estimulación y frena­
— Facies de luna llena. do, variable, de acuerdo al origen
— Hipertensión arterial, del hipercorticismo.
- Hirsutismo.
— Trastornos genitales. — Hipopotasemia y alcalosis.
— Trastornos psíquicos. — Hiperglucemia.

SINDROME SUPRARRENOGENITAL (Tumor corticosuprarrenal):

Hipercorticismo virilizante: Hipercorticismo feminizante:


En la ir. j;-í' adulta: En el hombre adulto
— Hirsutismo. — Ginecomastia bilateral.
— Hipertrofia muscular. — Musculatura feminoide.
— Voz varonil. — Voz fina, feminoi de,
— Hipertrofia de clítoris y grandes — Atrofia de testículos, disminu­
labios. Fig. 110-6. ción de la libido.
— Aumento urinario de los 17 cetos — Aumento de la eliminación uri­
naria de los 17 cetos.

En el niño:
— Pseudopubertad precoz.
— Hirsutismo.
— Hipertrofia clitoris en la niña.
— Aceleración del crecimiento pondo-estatural.

Las de origen congènito son debidas a defi­


ciencia de 21 hidroxilasa y de 11B hidroxilasa.

PLIEGO: 21
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SINDROME DE IIIPERFUNCION
MEDULA SUPRARRENAL:
FE0CR0M0CIT0MA:

— Cefalea.
— Dolor torácico.
— Hipertensión arterial paroxistica.
— Taquicardia.
— Palidez.
— Midrlasis.
'Fig. 110-6 Hipertrofia de clitoris

Laboratorio:
— Aumento de la excreción urinaria
SINDROME DE HIPEKALDOSTERO- de las catecolaminas y sus metabolitos:
NISMO PRIMARIO (SIND. DE CONN) Catecolaminas libres: > 0.1 mgs. en
— Paresias musculares paroxísticas. 24 horas.

— Calambres musculares. Metanefrinas: > 1.3 mgs. en 24 hs. §


— Poliurea, polidipsla. Acido vanililmandélico: > 6.8 mg5.
en 24 horas.
•— Hipertensión arterial.
— Pruebas de estimulación (Hista-
Laboratorio: mina) y supresión (Fentolarnina) positi-
— Hipopotasemia.
— Ligera hiponatremia.
3.— Guyton A.C.: Hormonas suprarrenales. De
— Alcalosis metabòlica. Tratado de Fisiología Médica, 5ta. edición,
Parte XIII, Cap. 77, P. 1013—1028, Edito­
— Hiperaldosterinuria. rial Interamericana, México, 1977. Q
4.— Grant W., Liddle.: Corteza suprarrenal: E s - £
teroides suprarrenales y sus funciones. To­
mado de Tratado de Medicina Interna d e ^
Cécil—Loeb, Beeson, McDermott, Tomo II, 1
BIBLIOGRAFIA Parte XVIII, Cap. 844, p. 2054—2 0 7 5 ^ |
Editorial Interamericana, México, 1978. _
5.— Krieger D.: El sistema nervioso central
1.— Bledsoe T.: Glándula suprarrenal. De Tra­ la Enfermedad de Cushing. En Clínicas D ^ £
tado de Medicina Interna de Harvey, Johns, Norteamérica, VoL 2, 1978, p. 269.
Owens, Ross, 19 edición, Sección 11, Cap. 81,
p. 843—864. Editorial Interamericana, Mé­ 6.— Major, Delp M.N., Manning R.T.: C ortezí®
xico, 1978. suprarrenal. De Propedéutica Médica, 8 edivJ
ción, Cap. 15, p. 324—326. Editorial Inte^P
2.— Cahill G.F., Jenkins D., Thorn G.W.: Enfer­ ramericana, México, 1977. £
medades de la corteza suprarrenal* De
Tratado de Medicina Interna de Harrison 7.— Mathe' G. Richet G.: Las suprarrenales. D<^|í
T.R., 3era. edición, Parte IV, Sección 2, Semiología Médica y Propedéutica Clínica^j
Cap. 68, p. 606—632. Prensa Médica Mexi­ lera, edición. Parte V, Cap. III, p. 333—34^ -i
cana, México, 1 969. Editorial JIMS, Barcelona 1969.
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,CAPITULO 111

HIPOFISIS

Recuento Anatomo—Fisológico.— La hipó-


ifisis, Fig. 111-1 ~es una glándula pequeña de
un centímetro de diámetro, situada en la
silla turca, en la base del cerebro; se halla iáSaüixí
unida al hipotálamo por el tallo hipofisario.
A la hipófisis se le conoce también con el
nombre de glándula pituitaria.
Fig. 111-1 Hipófisis y sus relaciones anató­
Desde los puntos de vista anatómico y micas.
funcional, la hipófisis se divide en dos porcio­
nes diferentes: la adenohipófisis o hipófisis » lu la s : A L F A - * P R IN C IP A L E S - B E T A
anterior y la neurohipófisis o hipófisis poste­ ^ ^ f o c id a f ila s ) . (c ro m d fo b as)s (h a ló fila s )'
rior (1 ,2 , 6 , 1).
Embriológicamente, las dos porciones
tienen diferente origen: la adeno-hipófisis
proviene de la “bolsa de Ratke” , invagina­
ción embrionaria del epitelio faríngeo; y la
ineurohipófisis, proviene de un crecimiento
!hipotalámico.- Esto explica el caracter epite-
lioide de las células de la adenohipófisis y la
presencia de gran número de células de tipo
Fig. 111-2 Hipófisis y su estructura anatomo-
igüal de la neurohipófisis (6). funcional-hist oló gica.

9 Desde el punto de vista de sus relado- de tinción inmunológicas, producen las seis
^ nes, la hipófisis se relaciona: por arriba, con
hormonas prehipofisarias que ya señalaremos
el suelo del tercer ventrículo del cual está más adelante; de estas cinco clases de células,
® separada por un techo fibroso, la tienda
dos corresponden a las acidófilas y tres a las
^ hipofisaria perforada por el tallo pituitario;
basófilas. Estudios demostrados con micros­
•g. el quiasma óptico se encuentra situado in-
copía electrónica han señalado que la mayor
” mediatamente por delante del tallo pituitario.
parte de las células clasificadas como cromó­
^ Por abajo, con el seño esfenoidal y late—
fobas contienen gránulos secretorios y otras
^ raímente, con el seno cavernoso. Fig. 111-1.
características estructurales finas que permi­
Histológicamente considerado, Fig. ten identificarse como tipos celulares espe­
w No. 111-2, en la adenohipófisis se han descri- cíficos (3).
9 to tres tipos principales de células: las La parte más anterior de la adenohi­
p) cromófobas, las acidófilas y las basófilas. pófisis qué se extiende hacia arriba y hacia
Estudios actualizados demuestran que existen adelante, rodeando el tallo hipofisario y la
cinco tipos diferentes de las denominadas superficie inferior del hipotálamo, se deno­
» células cromófilas (3) que mediante técnicas mina parts. tuberalis.
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E1 tallo, es la porción que conecta la serotonina. Estas neuronas aminérgicas in­
hipófisis con el hipotálamo y contiene tres tervienen en la regulación de las neuronas '
componentes funcionales: glandular, vascu­ tuberohipofisarias y también están relaciona- ^
lar y neural. El glandular, está constituido das con el control neurohormonal de secre­
por la porción tuberal de la hipófisis anterior, ción de prolactina. Finalmente, en la emi- *
que rodea al tallo así como a la base del nencia media se encuentran ciertas células i
hipotálamo. Sus secreciones no tienen ma­ ependimarias especializadas, que se llaman
yor importancia. El componente vascular, tanicitos, que se extienden desde la luz del
tiene importancia crítica para la transferen­ 3er. ventrículo hasta la parte más externa de (
cia de las hormonas hipotalámicas hacia la la eminencia media. Su significado funcional j
adenohipófisis. Las arterias del tallo, así es poco claro, pero parece que intervienen en
como las de la base del hipotálamo, nacen el transporte de hormonas hipotalámicas ^
de las ramas de la carótida en el sifón esfenoi- desde el tercer ventrículos hasta la hipófisis. |
dal. Dentro del tallo superior y la eminencia La neurohipófisis, está casi totalmente |
media hipotalámica, las arterias se dividen en constituida por células de tipo neurològico,
penachos capilares que establecen contactos denominados “pituicitos” , que actúan co-^
con terminaciones nerviosas de las neuronas mo elementos de sosten para gran número de^
hipotalámicas peptidérgicas a las cuales in­ fibras nerviosas terminales que nacen en los
cumbe la síntesis de las hormonas de li­ núcleos supraópticos y paraventriculares deP
beración. El componente neural, está consti­ hipotálamo. Estos haces, pasan a la neuro-|
tuido por las fibras amielínicas de los haces hipófisis siguiendo el tallo hipofisario. ^
supraóptico—hipofisario y paraventrículo—
Desde el punto de vista fisiológico, la.
hipofisario que nacen en los correspondientes
adenohipófisis, produce seis tipos de hormo­
núcleos hipotalámicos y terminan en el lóbu­
nas diferentes: (3) |
lo neural.
1 La hormona del Crecimiento o Soma—{
La eminencia media, es una estructura totropina (STH) que estimula el crecimientO|
anatómica que constituye la proyección cen­ y también tiene intensos efectos metabólicos.
tral del tuber cinereum. Histológicamente
2.— La Prolactina, estimulante principal de^
es similar a la región alta del tallo, encon­
la lactancia, |
trándose en su espacio intersticial las termi­
naciones nerviosas de las neuronas tubero- 3.— La Adrenocorticotropina (ACTH), hor-|
hipofisarias y algunas neurohipofisarias. La mona trófica para las células de la cortezag
eminencia media es la vía final para el con­ suprarrenal productoras de glucocorticoides.
trol neurohumoral de la hipófisis anterior.
4.— La hormona Tirotropina (TSH) o esti-^
Recientes estudios inmunohistoquímicos han
mulante del tiroides, hormona trófica para
demostrado que muchos nervios que contie­
glándula tiroides. |
nen neurofisina (la proteína portadora de la
neurohipófisis) terminan en capilares del 5.— La hormona estimulante de los Folícu-g
plexo portal primario y que sangre obtenida los (FSH) que estimula el crecimiento folicu­
del tallo hipofisario contienen cantidades lar en el ovario y la espermatogénesis en e í
importantes de vasopresina. En la eminencia testículo. ^
media se han identificado además, termina­ 6.— La hormona Luteinizante (LH) o esti^
ciones neuronales que contienen: unas mulante de las células intersticiales que
dopamina, otras noradrenalina y también tienen a su cargo la ovulación y la produci
I
C
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tinción de hormona por el cuerpo amarillo del dor de hormona estimulante de los folículos)
^ovario, así como la estimulación de las LRH.
células intersticiales o de Leydig en el tes- 6.— Factor liberador de prolactina (P.R.F.)
• tíc u lo .
7.— Factor liberador de MSH. (M.R.F.)
® Al conjunto de LH y FSH, se les deno-
^m ina gonodotropinas. Contra estos factores liberadores, se
describen los siguientes inhibidores:
•Ok La neurohipófísis, produce dos hormo­
nas: 1) la hormona antidiurética (ADH) 1.— Factor inhibidor de prolactina (P.I.F.)
®que controla la eliminación de agua por la 2.— Factor inhibidor de la hormona de
^orina y ayuda a modificar la concentración crecimiento o somatostatina
^ d e agua en todos los tejidos de la economía; 3.— Factor inhibidor de la liberación de
2) La Oxitocina, que tiene un efecto sobre MSH. (M.S.H.I.F.)
£ la fertilización del huevo, ayuda en el trans­
Con esta revisión anatomo-fisiológica
p o r t e de la leche materna y en el proceso del
vamos a estudiar los síndromes de insuficien­
^parto.
cia antehipofisaria y el de hiperfunción ante-
hipofisaria.
H Casi toda la secreción de la hipófisis es
^controlada por señales nerviosas trasmitidas
"desde el hipotálamo, siguiendo el tallo hipo-
^fisario. La secreción de la adenohipófisis está
INSUFICIENCIA DE HIPOFISIS
Regulada por sustancias neurosecretorias pro­ ANTERIOR
ducidas en el propio hipotálamo y que pasan
9 ^ la glándula por vasos sanguíneos pequeños Es diferente según se establezca en el
^denominados vasos hipotalamohipofisarios; sujeto adulio o en el sujeto en crecimiento
estas sustancias neurosecretorias actúan so- y en maduración sexual.
^ 3 re las células glandulares y modifican su INSUFICIENCIA ANTEHIPOFISARIA DEL
(Secreción, es decir, controlan la liberación de ADULTO, INSUFICIENCIA GLOBAL O
Jiormonas adenohipofisarias. A estas hormo- PANHIPOPITUITARISMO.
* as de origen hipotalámico, se les ha dado el
h o m bre de “ factores de liberación” (3). La insuficiencia prehipofisaria del adul­
to, puede ser bien tolerada durante mucho
£ Ultimamente se han descrito diez fac­ tiempo y pasar desapercibida (6), sus sínto­
to re s de liberación e inhibición hipofisotró- mas y signos son menos característicos que
sficos y son los siguientes: los del mixedema o la Enfermedad de
Factor liberador de ACTH (factor Addison, por ejemplo.
liberador de corticotrofina) C.R.F. Vamos a revisar sus síntomas y signos
Factor liberador de TSH (factor libera­ importantes. El Cuadro 111-1 recoge los
d o r de tirotrofina") T.R.F. síntomas y signos, cuya técnica de interro­
TJ.— Factor liberador de STH (factor libera­ gatorio ya ha sido visto en otra parte del tex­
d o r de somatotrofina) S.R.F. to.
Factor liberador de LH (factor libera­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 111-1
d o r de hormona luteinizante) LRH.
El hipopituitarismo es el resultado de
Factor liberador de FSH (factor libera- la destrucción de la hipófisis anterior; se ha
l
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5.— Abdomen: Normal.


CUADRO No. 111-1
6.— Genitales:
INSUFICIENCIA ANTEHIPOFISARIA
DEL ADULTO: 6.1: Ausencia de vello pubiano
6.2: Atrofia de vulva y vagina y útero.
Síntomas:
1 Astenia física y psíquica marca­ utilizado el término de panhipopituitarismo^:
das. para indicar la ausencia total de todas las^
2.— Sensación de frío intenso. hormonas hipofisarias conocidas. Q
3.— Disminución o desaparición de la Se le conoce también con el nombre de£¡
libido. Enfermedad de Simmonds en honor al pri-^
mer investigador que lo describió. El térmi­
4.— En la mujer: amenorrea total.
no Enfermedad de Sheehan, se lo em pleá|
cuando el hipopituitarismo es causado poijjj
Signos:
necrosis puerperal de la glándula.
1.— Datos Generales:
Los síntomas y los signos no son sino
1.1: Adelgazamiento, a veces caquexia la consecuencia del déficit de h o rm o n a l
1.2: Disminución de la pigmentación hipofisotropas hacia las gonadas, tiroides
de la piel. corteza suprarrenal (2, 5,6).
ffjjl
1.3: Disminución de la vascularización Por el déficit de estímulo hacia las
de la piel: palidez acentuada. gonadas aparece: caída del vello pubiano
axilar, reglas irregulares y luego amenorrea^
1.4: Tensión arterial normal o ligera
disminución de la libido y atrofia de vulva^
hipotensión.
vagina y útero. Aparecen luego síntoma?®
1.5: Pulso normal o ligeramente débil. y signos de insuficiencia tiroidea y corti^j
cosuprarrenal: gran astenia, fatiga fáciles
2.— Cabeza:
cambios en la personalidad, estados de depre­
2.1: Facies con rasgos perfilados. sión y a veces de franca psicosis, la intoleran®
2.2: Cabello, normal; caída de cejas cia al frío puede llegar a situaciones extre¡g|
(parte externa) mas; la crisis suprarrenal puede presentarse
con náusea, vómito, fiebre e hipotensión, 1™
3.— Cuello: anorexia suele ser muy marcada. 0
3.1: Tiroides, atrófico. En cuanto a los signos, se observa qu^jj
el paciente portador de panhipopituitarismo_
4.— Tórax:
mantiene un regular estado general, la ca™
4.1: Glándulas mamarias: normales. quexia es rara. La piel es delgada, fría, lis^l
4.2: Ausencia de vello axilar. y pálida, escamosa y en ocasiones se des^j
cubre mixedema (hipotiroidismo). El vello
4.3: Despigmentación de pezones y
pubiano y axilar no existe o está muy dis^
aréolas.
minuído, las glándulas mamarias suelen se£¡
4.4: Ruidos cardíacos, normales, lige­ normales o algo atróficas (hipogonadismo)^
ra disminución de la intensidad. El pulso es lento y débil y la T.A. baja. ™
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INSUFICIENCIA PREHIPOFISARIA EN LA — Captación tiroidea con 1 ^ 1 baja.
INFANCIA
— Disminución de la eliminación urinaria de
Las lesiones que afectan a la prehi­ los 17 cetos e hidroxi.
pófisis durante la infancia dan lugar al Ena­
nismo Hipofisario. La secreción de la hor­ — Hipoglucemia en ayunas.
mona del crecimiento o somatotropina (STH) — RX de cráneo: presencia de adenoma
parece ser la más fácil de sufrir trastornos cromòfobo o craneofaringeoma.
antes que la tirotropa o adrenocorticotropa.
HIPERFUNCION ANTEHIPOFISARIA
1.— La insuficiencia del crecimiento esta- ACROMEGALIA.—
tural no se manifiesta antes de los 2 o 3 años,
La acromegalia es el aspecto más sobre­
puesto que subsiste un crecimiento base,
saliente de la hiperfunción antehipofisaria.
independientemente de la hormona del creci­
miento de 1 a 4 cmt por año, pudiendo Se caracteriza por un crecimiento excesivo
de huesos, tejido conectivo y visceras como
llegar hasta 1,40 mts. (6). Es un enanismo
annonioso, aunque puede ponerse en eviden­ respuesta a la hipersecreción de la hormona
cia algunos elementos disarmónicos, como somatotropa, debido a una hiperactividad de
las células eosinófilas de la hipófisis por la
son la macroquelia relativa o acromegalia
presencia de un tumor, el adenoma (2,5,6,7).
relativa que significa un aumento de longi­
tud de los miembros en relación al tronco, Es un padecimiento que sobreviene en
acompañado de hipotrofia muscular y el el adulto después de la soldadura de los car­
retrognatismo, que se refiere a la inmadura- tílagos de conjunción, por lo que no provoca
ción del macizo fácil anterior y del maxilsr un crecimiento en longitud de los huesos lar­
inferior. gos; cuando el adenoma secretante se produ­
ce antes de dicha soldadura, dá lugar a la
2.— Los signos debidos al déficit de secre­ acromegalia o gigantismo (2, 5, 6, 7).
ción tireotropa y corticotropa, son muy dis­ La Acromegalia es un padecimiento ra­
cretos; a veces se observa ligero mixedema e ro, que suele iniciarse en la tercera o cuarta
hipotermia y en otras ocasiones episodios de década de la vida; en el 75°/o de los casos, es
hipoglucemia, respectivamente. debido a la presencia de un adenoma acidó-
3.— La insuficiencia gonadotropa es lo clá­ filo o mixto (acidófilo y cromòfobo).
sico: ausencia del desarrollo puberal a los Estos adenomas causan agrandamiento
18 años, que es considerada la mejor prueba de la silla turca que se observan muy bien en
a favor del enanismo hipofisario. placas radiográficas de cráneo, Fig. 111-3.
EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EN Cuando el tumor crece hacia arriba pueden
EL SINDROME DE INSUFICIENCIA ANTEHIPO- aparecer signos de participación hipotalámica
FISARIA (NIÑO Y ADULTO) como diabetes insípida (6); puede también
invadir las cintillas y quiasma óptico, produ­
— Dosificación de la somatotropina.
ciendo cambios en el campo visual y atrofia
— Hormonas gonadotropas urinarias bajas. óptica.
— Eliminación de estrógenos urinarios,nu­ Los síntomas y signos de la acromega­
la. lia, obedecen a la secreción excesiva de la
— Yodo proteico del suero bajo (2 ug.°/o 'o hormona del crecimiento que afectan a todos
menos). los órganos y tejidos, pero particularmente
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-7 3 0 -

2.— Cabeza:
2.1: Cabello: grueso, de implantación
baja.
2.2: Cara: Fig. 111-4
2.2.1:Aumento del relieve de los arcos
superciliares pómulos y mentón,
(prognatismo)
2.2.2:Cejas espesas, pobladas.
2.2.3: Hipertrofia de la nariz aplastada
Fig. 111-3 Adenoma hipofisario. R x.d e crá­ en su base, ensanchada en su ex­
neo. tremidad inferior, con ventanas
existe un aumento de la condrogénesis y de abiertas.
la osteogénesis (6). La condrogénesis se
2.2.4: Hipertrofia de párpados, orejas y
manifiesta especialmente por la hipertrofia
labios.
de los cartílagos costales y la artritis acrome-
gálica; y la osteogénesis por engrosamiento 2.2.5: Lengua engrosada y ensanchada.
de ciertas porciones del esqueleto tales como 2.2.6: Articulación dentaria modificada:
el macizo facial y las extremidades. dientes inferiores separados con
El Cuadro i i ] -2 resume los síntomas los incisivos en un plano más an­
y signos de la acromegalia: terior que los superiores.

3.— Cuello: grueso. En ocasiones


CUADRO No. 111-2 bocio difuso o nodular.
SINTOMAS DE LA ACROMEGALIA 4.— Tórax: Voluminoso, con xifosis.
1 .- Dolor generalizado de miembros 5.— Abdomen: Voluminoso y promi­
2 .- A rtr algias nente.
3 .- Parestesias de manos y pies Visceromegalia: hígado y bazo
aumentados de tamaño.
4 .- Cefalea
5 - Astenia 6.— Columna lumbar: lordosis exa­
gerada.
6 .- Pérdida de la libido y amenorrea
(en la mujer) 1 — Extremidades:
7.1: Manos: grandes, cuadradas, de­
SIGNOS DE LA ACROMEGALIA
dos gordos; uñas surcadas de es­
1 .- Datos Generales: trías. Fig. 111-5.
1.1: Aspecto: persona voluminosa y 7.2: Pies: hipertróficos, dedos gor­
fornida dos, voluminosos, planta engro­
sada, Fig. 111-6 .
1.2: Piel gruesa, grisácea, surcada de
arrugas
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les en quienes se les administra la hormona;
2) Se ha comprobado concentraciones ele­
vadas de somatotropina en el plasma de
pacientes acromegálicos; 3) Comprobación
de adenoma de células eosinófìlas en estudios
de necropsia de acromegálicos y 4) mejoría
clínica que suele seguir al destruir el tumor.
Aparte de la osteogénesis y condrogé-
nesis aumentada, ya explicada, por lo general
se encuentra en el acromegálico esplacnome-
galia general difusa: corazón, pulmones,
hígado, bazo e intestinos están aumentados
Fig. 111-4 Acromegalia. Facies.
al doble o al quintuple (2), pero como el
continente también crece, no es posible su
detección clínica (hepatomegalia, espleno-
megalia, por ejemplo); los riñones también
están aumentados de tamaño y los estudios
de función renal han demostrado un aumen­
to de la filtración glomerular y de la actividad
tubular proximal (2). Las glándulas endocri­
nas, también participan de la esplacnomega-
lia, aunque no se ha demostrado una secre­
Fig. 111-5 Acromegalia. Manos. ción aumentada de hormonas trópicas (2).
Aunque hay un agrandamiento genera­
lizado de órganos y tejidos, con aumento
considerable de peso, la obesidad no se pre­
senta en el acromegálico; los músculos au­
mentan algo de volumen, pero sin hipertrofia
manifiesta. Todo esto se explica por la
propiedad adipocinética de la hormona del
crecimiento y por el depósito de mucopoli-
sacáridos en los músculos, respectivamente.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EN


EL SINDROME DE HDPERFUNCION ANTEHIPO-
Fig. 111-6 Acromegalia. Pies. FISARIA (ACROMEGALIA):
— Aumento de la hormona somato'tropa.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 111-2
— Hiperfosfatemia.
La secreción aumentada de la hormona
del crecimiento, responsable de todos los sín­ — Curva de tolerancia a la glucosa tipo dia­
tomas y signos del acromegálico, se ha de­ betògeno.
mostrado por los siguientes hechos: 1) cam­ — Rx: Cabeza y macizo máxilo-facial:
bios anatomopatológicos similares en anima­ prognatismo característico.
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!¿L -

— Pico acromegálico, o relieve de las cli- raro resultante de cualquier proceso que
noides del tubérculo esfenoidal. lesione el sistema neurohipofisario, que dá
como resultado una disminución de la hor­
— Extrem idades distales de las falanges h i­
mona antidiurética (ADH). Los casos idio-
pertrofiadas. Im agen en “copa de árb o l” .
páticos constituyen la mayoría, aunque pue­
den tener caracter familiar; otras causas son
— Columna: xifosis y descalcificación; sig­ los traumatismos de cabeza (accidentales o
nos de espondilo-artrosis neuroquirúrgicos) y las neoplasias primarias o
metastásicas, (granulona eosinófilos, cáncer
POSTHDPOFISIS de mama, etc.) (1 ,4 ,6 ).
SINTOMAS - Fundamentalmente en la dia­
La hipófisis posterior, no es sino un betes insípida, se encuentran dos síntomas
lugar de reserva de secreción hormonal pro­ la poliurea y la polidipsia.
ducida por los núcleos suprao'pticos y para L a poliurea, es siempre superior a los
ventriculares del hipotálamo anterior, y trans­ 3 litros y por término medio de 4 a 8 litros
portada por un proceso de secreción neuro- en las 24 horas. La densidad de la orina es
nal. Como anteriormente expusimos, son dos baja (1.001—1.005) lo mismo que su osmo-
octopéptidos los que se han aislado del lóbu­ laridad (100-200 mOsm/L). Las pruebas de
lo posterior y que por otra parte, han podido función renal, son siempre normales.
ser obtenidos por síntesis: la vasopresina y
la occitocina (1,4, 6). La polidipsia es irresistible y la canti­
dad de agua que ingiere el sujeto es igual o
A la primera, se le conoce con el nom­ comparable a la cantidad de orina en las
bre de vasopresina de la arginina u hormona 24 horas, de tal manera que en ningún mo­
:a ti diurética (ADH), que es liberada en res­ mento se produce deshidratación. La quími­
puesta a estímulos osmóticos: un aumento ca sanguínea es normal y los electrolitos séri­
en 1?. concentración de solutos, especialmente cos, especialmente C1 y Na son normales o
de CINa en el plasma o en el líquido extra- ligeramente elevados.
celular, sirve de estímulo para liberación de
la ADH por la neurohipófisis (1, 4, 6). La Aparte de la poliurea y polidipsia, no
hormona al circular hacia el riñón, ejerce su encuentra ningún otro síntoma o signo,
acción sobre el epitelio de los túbulos vol­ siendo su estado general bueno.
viéndola más permeable al agua, aumentado
EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EN
su reabsorción, y por tanto disminuyendo el
EL SINDROME DE INSUFICIENCIA POSTHIPO-
volumen de orina. Existen además factores
FISARIA (DIABETES INSIPIDA):
que pueden alterar la liberación de ADH ta­
les como agentes farmacológicos; acetilcoli- Orina: — Osmolaridad inferior a la del plas­
na, nicotina, morfina, etc. (1, 4, 6). ma. '
El otro octapéptidc, la occitocina, pre­ — Volumen de orina en 24 horas aumentada
senta en cambio vina acción sobre las fibras (4.000 - 6.000 mi.) (
musculares lisas uterinas e intestinales. — Prueba de la supresión de agua: Negativa
INSUFICIENCIA POSTHIPOFISARIA (prueba de sed).
DIABETES INSIPIDA — Prueba de infusión de solución hiper­
La diabetes insípida, es un trastorno tónica de CLNa: Negativa. (
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Prueba de inyección de extracto poshipo- gestivas y que fueron ya analizadas en el ca­
^ fisario : Positiva. pítulo correspondiente y secreción endocrina
Rx: Cráneo en búsqueda de tumor ultra­ que es al momento lo que nos interesa. Des­
.craneal. de este punto de vista, el páncreas produce

dos hormonas: la insulina y el glucagon que
m
BIBLIOGRAFIA tiene que ver con el metabolismo de los hi­
dratos de carbono, lípidos y proteínas.
ThomásW.B.: Hipófisis anterior. Fisiología
m - y Fisiopatologia. De Fisiopatologia Clinica RECUENTO ANATOMICO-FISIOLOGICO.- El
m de William Sodeman Jr. y William Sodem an.
Cap. 32, Sección IV, p. 826—831. Editorial
páncreas endocrino está constituido funda­
m Interamericana, México 1978. mentalmente por los islotes de Langerhans,
Cécil—Loeb, Besson, ! McDermott. : Evalua­ que contiene dos tipos principales de células:
ción de la función de la hipófisis anterior. las alfa y las beta que se distinguen por su
De tratado de Medicina Interna de Cécil— morfología y características tintóreas Fig.
m Loeb, 14 edición. Tomo II, Parte XVIII,
Cap. 829, p. 1994—2013. Editorial Intera­ 112-1—. Las células beta son las producto­
m
mericana, México 1977. ras de insulina y las alfa del glucagon (1,2,3).
3.— Calvin E., Kilman Kovacs, Horvath E. : Ana­ células! ^ALFA BETA
tom ia funcional del hipotàlamo endocrino y
la hipófisis. De Clfnicas de Norteamérica,
Voi. 2, 1978, p. 237—257.
4— Leaf Alexander.: Hipófisis posterior. De
Tratado de Medicina Interna de Cécil—Loeb,
14 edición. Tomo II, Parte XVIII, Cap. 833,
p. 2023—2016, Editorial Interamericana
México, 1977.
5.— Major, Delp M.N., Manning R.T.: Hipófisis.
Propedéutica Médica, 8 edición. Cap. 15,
p. 3 2 8 —3 30. Editorial Interamericana, Mé­
xico, 1977.

t f 5" Mathe G., Richet G.: La hipófisis. De Se­


m iologia Médica y Propedéutica Clinica. Fig. 112-1 Páncreas endócrino. Estructura
histológica.
1° edición parte V. Cap. IV, p. 349—366 .
» Editorial JIMS, Barcelona, 1969. La insulina es una proteína pequeña,
•r, Nelson H., Thom G.W.: Padecimientos de los con un peso molecular de 5.734, formada
lóbulos anterior e intermedio de la hipófisis. por dos cadenas de aminoácidos unidas entre
De tratado de Medicina Interna de Harrison sí por puentes de disulfuro Fig. 112-2 . An­
T.R., 3 era. edición. Parte IV, Sección 2, Cap.
64, p. 561—570. Prensa Médica Mexicana 69. tes que la insulina ejerza su acción, debe
“fijarse” a los tejidos, probablemente a las
fe . Reichlin S.: Regulación del hipotálamo
end ó crino. De Clfnicas de Norteamérica. membranas celulares, mediante enlaces entre
VoL 2, 1978. p. 243. la estructura de anillo de disulfuro de la ca­
•CAPITULO 112 dena superior y los radicales sulfhidrilos de
los tejidos (1,5).
Una de las propiedades de la insulina
PANCREAS ENDOCRINO ampliamente demostrada, es que aumenta el
?^ transporte de la glucosa a través de las mem­
Como por todos es conocido, el pán­ branas de casi todas las células del organis­
creas es una glándula mixta: secreción exó- mo. Así, en ausencia de insulina, el trans­
ífcrina que cumple esencialmente funciones di­ porte de glucosa al interior de las células de
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- 734-
I
su capacidad de provocar glucogenolisis en el,
ÉmmMmgm
WmS hígado, lo cual hace aumentar la glucemia,
razón por la cual se conoce con el nombre (
de factor hiperglucemiante. No provoca esta {
acción en los tejidos extrahepáticos. Se ha
demostrado que la perfusión de glucagon du- ^
rante unas horas puede producir una gluco-^j
feSS¿s«®í33-..-
g£Sf^SS&: genolisis tan severa que agote las reservas A
Fig. 112-2 Insulina. Composición molecular. hepáticas de glucógeno (5, 6).
El glucagon por otra parte, protege^
los tejidos, disminuyen hasta la cuarta parte contra las hipoglicemias, así cuando la glice-4
del valor normal y por otra parte, cuando se mia cae a 70 mg. °/o o menos, las células
secretan grandes cantidades de insulina, el alfa de los islotes de Langerhans del páncreas
i
transporte de la glucosa al interior de las secretan grandes cantidades de glucagon, quel
células es hasta 5 veces mayor que en con­ rápidamente moviliza la glucosa del hígado|
diciones normales (5). Los tejidos don­
de actúa principalmente la insulina son: te­ i
Los trastornos del metabolismo de los
jido músculo-esquelético, tejido adiposo, co­
hidratos de carbono más comunmente obser-®
razón. La aceleración del transporte de vados, se refieren a las anomalías en la re-^
glucosa a través de la membrana celular no gulación de la glucemia. Así, tendremos
se cumple a nivel de células del cerebro, de hiperglucemia cuando la producción de in-^
la mucosa intestinal ni en el epitelio tubular sulina baja y tendremos hip'-^ucemia en el^
del riñón (5); en el cerebro, el transporte de caso contrario. ~
la glucosa se hace por difusión a través de la 4
barrera hematocerebral. La expresión nosológica de la hiper-^
glucemia, constituye la denominada D iabete^
Otro efecto importante de la insulina Sacarina o Diabetes Mellitus, cuya sintoma-^j
es aumentar el almacenamiento de glucóge­ tología lo sintetiza el cuadro 112-1. m
no en el tejido músculo-esquelético y en
menor grado en la piel.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 112-1*
Finalmente, diremos que, la concentra­
ción de glucosa del plásma tiene efecto di­ Cuando el déficit de producción de in-®
recto sobre los islotes de Langerhans para sulina es severo, en algunos diabéticos lasQ
controlar la producción de insuÜna: secreta cifras de glicemia pueden subir a 1.500
poca hormona cuando la concentración de hasta 2.000 mgs. °/o; en estas circunstan­
glucosa en sangre disminuye; por lo tanto, la cias, el efecto fisiopatológico importante, e 4 í
secreción de insulina por el páncreas consti­ la deshidratación de las células de los tejidos^j
tuye un mecanismo muy importante de pues la glucosa no difunde con facilidad^
retroalimentación para el control continuo, a través de la membrana celular y el aumen®
de la tasa de glucemia (5). to de la presión osmótica en el líquido e x tra ^
celular causa salida de agua de las células-^
El glucagon, al igual que la insulina, es así, una glicemia de 400 mgs °/o a u m e n t^
una proteína pequeña de peso molecular de la presión osmótica del líquido extracelulaJ®¡
3.482, conformado por 29 aminoácidos (5, 6). en un 6°/o, aproximadamente (5, 8).
El efecto más notable del glucagon es otra parte, sobreviene un hecho importante: .
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m CUADRO 112-1
m DIABETES SACARINA
m
SINTOMAS:
m
Qué preguntar Cómo preguntar
*
m 1 .- Polidipsia 1.— Tiene sed intensa? Qué cantidad
de agua bebe en las 24 horas?
m
m 2 .- Poliurea 2.— Orina mucho: Indique aproxima
damente que cantidad orina en las
m 24 horas.
m
3 .- Polifagia 3 .— Tiene mucha hambre?
»

m
*
cuando la filtración glomerular rebasa la
capacidad de reabsorción tubular de la glu­ CUADRO No. 112-2
cosa, ésta pasa a la orina, determinando
lo que se denomina gíucosuría que a su vez SINTOMAS Y SIGNOS DEL SINDROME
produce un aumento de la diuresis por efec­ HIPOGLUCEMICO :
to osmótico de la glucosa en los túbulos re­ 1 .- Cefalea
nales, que significa pérdida obligada de algu­
nos electrolitos del líquido extracelular. Por 2 .- Palpitaciones
tanto, el efecto global es pérdida del líquido 3 .- Sensación de hambre (a veces
extracelular, que a su vez causa deshidrata- dolorosa)
ción de los líquidos intracelulares; es decir, 4 .- Estado de confusión mental
deshidratación intra y extracelular (5, 8).
5 .- Asrmesia transitoria
La polifagia del diabético, es muy rela­
tiva y muchas veces se observa más bien lo 6 .- Estado de coma
contrario: hiporexia, adelgazamiento, aste­ 7 .- Palidez cutánea
nia, y es explicable por la mala utilización de 8 .- Sudoración profusa (diaforesis)
la glucosa, por el organismo.
9 .- Hormigueo de extremidades
Las fases agudas de la diabetes (cetoa-
cidosis y coma diabético) así como las com­ 1 0 .- Crisis convulsivas: generalizadas
plicaciones crónicas de la diabetes (microari- o localizadas.
giopatía, neuritis, retinopatía, etc.), son ca­ 1 1 .- Trastornos oculares: diplopia
pítulos que corresponden a la Clínica y reba­
1 2 .- Trastornos en el lenguaje
san los propósitos de nuestro texto.
1 3 .- Parálisis: monoplejia, hemiplejía
SINDROME HIPOGLICEMICO.— Se deno­
mina síndrome hipoglicémico a las manifes-
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-736 -
taciones provocadas por el excesivo deseen- extremidades, palpitaciones, eretismo car­
do de la tasa de glucosa y que fundamental­ díaco y sensación de hambre, dolorosa,^
mente son producidas por dos causas: angustiosa. ^
1.— Hipoglucémicas insulínicas, debido a Las manifestaciones neurológicas y psi-|
tratamientos mal llevados. quiátricas de la hipoglicemia, son debidas a
2.— Hipoglucemias debidas a insuficiencia la repercusión electiva de la caída de glucosa^
hormonal antehipofisaria: insuficiencia cor- sanguínea sobre ,el metabolismo del tejido^
nervioso central. .
tico suprarrenal; insuficiencia hepática; insu- 1
linoma secretante de insulina, etc. En el Cuadro 112-3, tratamos de resu-.
El cuadro 112-2 sintetizan los síntomas mir las diferencias semiológicas entre ,los^
y signos del síndrome hipoglucémico: síndromes de hiperglucemia e hipoglucemia,!
teniendo en cuenta también los exámenes*
CONSIDERACIONES AL CUADRO 112-2 complementarios más útiles.
La mayor parte de las manifestaciones
descritas se suceden cuando la cifra de gluce­
mia plasmática es menor de 50 mgs. °/o; sin
embargo, no hay relación o paralelismo
entre las cifras de hipoglucemia y la inten­
sidad de los síntomas y signos.
Casi siempre una hipoglicemia se inicia c '-J'í 'Si ■rr' ’ r:.':
con .trastornos vasomotores tales como pali­ § 30 6 0 .3 0 120 lS o 180 210 240 2?0 SOt>

dez, cíiaforesis, sensación de hormigueo en Fig. 112-3 Cu iva du tolerancia a Ja glucosa,


tipo diabético. á

CUADRO No. 112-3

SINDROME HIPERGLUCEMIA: SÍNDROME HIPOGLUCEMIA:


1.— Traduce diabetes. 1.— Significa hiperinsulinismo.
2.— Síntomas de las tres poli: poli- 2.— Predominancia de síntomas neu-
dipsia, poliurea, polifagia. rológicos.
3.— Signos importantes de deshidra- 3.— Diaforesis que no llega a deshi-
tación. dratación.
4.— Glucemia elevada. 4.— Glucemia menor de 50 mgs °/o.
5.— Glucosuria siempre presente. 5.— No glucosuria,
6 — Curva de tolerancia a la glucosa, 6.— Curva de tolerancia a la glucosa
tipo diabético. Figi 112-3, plana (tipo hiperinsulinismo)
Fig. 112-4.
7.— Puede agravarse con la adminis­ 7.— Mejoría inmediata con la admi­
tración de glucosa. nistración de glucosa.
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CAPITULO 113

GONADAS

Vamos a estudiar en forma sucesiva los


testículos y los ovarios, pero desde el punto
de vista glandular, es decir, como organos
de secreción interna. Las alteraciones de tipo
orgánico fueron conocidas en el estudio de
tipo hiperinsulinismo. los genitales.
TESTICULOS
Recuento Anatomo-Fisiológico.— Los tes­
BIBLIOGRAFIA tículos constituye los órganos más impor­
tantes del aparato reproductor en el hombre.
1.— Bledsoe T.: Diabetes sacarina, De Trata­ Durante la vida fetal, sufre migración (6) :
do de Medicina Interna de Harvey, Johns,
Owens, Ross, 19 edición. Sección 11, Cap. 82, hacia el final del tercer mes, abandona la re­
p. 864—894. Editorial Interamericana, Mé- gión lumbar; hacia el séptimo mes, se situa
xico, 1978. en el anillo inguinal interno para situarse en
2.— Cahill G.F.: Diabetes sacarina. De Tratado la bolsa escrotal hacia el octavo mes. Cual­
de Medicina Interna de Cecil—Loeb. Beeson,
McDermott, 14 edición, T o m oli, Parte XVII,
quier alteración que interñera esta migración,
Cap. 806, p. 1894—1916. Editorial Intera­ dá lugar a la ausencia del testículo en el es­
mericana, México 1978. croto, fenómeno que se denomina criptorqui-
3.— Fovsham P.H., Renols A.E., Thorn G.W. : dea.
Diabetes mellitus. De Tratado de Medicina El testículo (1, 5, 6), Fig. 113-1 ,es­
Interna de Harrison T.R. 3er. edición, Parte
IV, Sección 2, Cap. 70, p. 632—659. Prensa tá formado por un gran número de tubos
Médica Mexicana, 1969. seminíferos, en los cuales se produce el
4.— Freinkel N.: Trastornos hipoglucémicos. esperma. Este tejido seminal o glandular
De Tratado de Medicina Interna de Cécil— seminal, constituye el 90°/o de la masa testi­
Loeb, Beeson McDermott, 14 edición. Tomo
II, Parte XVII, Cap. 807, p. 1 9 1 7 -1 9 2 4 .
cular. Los tubos seminíferos constan de:
Editorial Interamericana, México, 1978. a) un delgado tabique o membrana propia,
5.— Guyton A.C.: Insulina, Glucagon, y diabetes b) las células seminales dispuestas en varias
sacarina. De Tratado de Fisiología Médica. capas que rellenan la luz tubular y c) las
5ta. edición. Parte XIII, Cap. 78, p. 1030— células de Sèrtoli que forman un sincitio en
1044. Editorial Interamericana, México 1977.
los espacios que deja el tejido seminal.
6.— Raskin P. Unger R.M,: Glucagon y diabetes.
De Clínicas de Norteamérica, Vcl. 4 1978 La glándula intersticial, es la glándula
p. 733. endocrina propiamente dicha y está forma­
7.— Renold A.E., Thom G.W.: Hiperinsulinismo. da por las células de Leydig, que son células
De Tratado de Medicina Interna de Harrison
T.R. 3ra. edición. Parte IV, Sección 2,
voluminosas que contienen inclusiones cris­
Cap. 71, p. 659—661. Prensa Médica Mexi­ taloides, que se piensa son los precursores
cana, 1969. de los andrógenos (1, 2, 5).
8.— Sherwin R ., Felig P.: Fisiopatologia de la
diabetes sacarina. De Clínicas de Norteamé­ Los testículos secreta hormonas dota­
rica, VoL 4, 1978. p. 715. das de actividad androgénica y en pequeña
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-7 3 8 -
células de S E R T O L I ^ . d e L E Y D IG - lares, en particular de las proteínas muscula-^
res (2, 5, 6). £
Dada la influencia de la secreción endó^
crina del testículo en el mantenimiento de
la espermatogénesis, ésta se halla siempre^
alterada e incluso suprimida cuando existe ti
una insuficiencia gonodal masculina. De*
ésto se habló con mayor detalle en el
capítulo correspondiente a genitales. ti
Como hemos venido haciendo con e ll
resto de glándulas, vamos a enfocar los^
síndromes de hipo e hiperfunción gonodal
masculino. ti
Fig. 113-1 Testículo: estructura histológica. HIPOGONADISMO ti
El hipogonadismo se refiere a la dismi-í
cantidad estrógenos. Los andrógenos poseen nución de la función testicular endocrina, g
acción virilizante y son lós determinantes en Puede ser primario o secundario, según se
la aparición de los caracteres sexuales mascu­ refiera a enfermedades testiculares o a con­
linos. Los andrógenos no son solo secreta­ secuencia de enfermedades hipotalámico-
dos por el testículo, sino también por el hipofisarias.
ovario, la corteza suprarrenal y probable­
Cuando la desaparición total de la
mente por la placenta (1 ,2 , 5, 6).
función androgénica testicular se sucede^
Los andrógenos secretados por las cé­ en la etapa prepuberal, se tiene por resultado^
lulas intersticiales de Leydig son dos: la el denominado Eunucoidismo que dá una flo­
testosterona y la ¿4-androsterona-3-17 diona, rida signología que la resuminos en el Cua­
sin embargo la primera es tan elevada en dro 113-1
comparación con la segunda, que puede
considerarse a la testosterona como la única
CONSIDERACIONES AL CUADRO 113-1
hormona importante, responsable de los
efectos hormonales masculinos. La secreción La apariencia física del eunuco es muy
diaria de testosterona es de 20 mgs. (6), y va característica: la gran estatura con las ex­
ligada a las proteínas plasmáticas; es inactiva- tremidades largas (la braza es mayor que la
da en forma rápida en el hígado y transfor­ estatura), los depósitos de grasa en tórax,
mada en metabolitos de actividad androgéni- abdomen y cadera que le dan un aspecto
ca nula o débil que son eliminados por la bi­ feminoide. En el eunucoidismo se produce
lis y sobre todo por la orina. un crecimiento desproporcionado de los
Es importante añadir que los andró- huesos largos por retraso en el cierre de las
genos no solamente poseen una acción so­ epífisis; el desarrollo muscular es deficiente
bre la morfología de los órganos genitales y y tiene poca fuerza; por lo general los carac­
de los caracteres sexuales secundarios, sino teres sexuales secundarios tiene poca aparien­
que también ejercen acciones metabólicas, cia; la libido y la potencia sexual están muy
favoreciendo en anabolismo protéico, in­ disminuidos (2, 5, 6).
crementando la síntesis de las proteínas tisu- En los hombres que han alcanzado la
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E1 hipogonadismo secundario, es con­
CUADRO No. 113-1 secuencia de lesiones inflamatorias, neoplá-
sicas o vasculares de la hipófisis o hipotála-
SIGNOS DEL EUNUCOIDISMO: mo, que producen una disminución de las
gonadotropinas. Un ejemplo de esto consti­
1 .- Datos Generales:
tuye el denominado Síndrome adiposogeni­
1.1: Paciente de gran estatura. tal de Frohlich o eunucoidismo hipofisario,
1.2: Voz juvenil. en el que además se observa gran obesidad.
(2, 5, 6).
1.3: Escaso desarrollo muscular, gene­
ral. HIPERGONADISMO Y TUMORES T E S-
TICULARES
2 .- Cabeza: La hiperfunción testicular va ligada
2.1: Cara*, crecimiento mínimo de ve­ siempre con la presencia de tumores. Los
llo facial, ausencia de barba. tumores de células intersticiales, que son
muy raros, pueden aumentar hasta 100 veces
3 .- Tórax: las cantidades normales de testosterona (2, 5)
originando en sujetos jóvenes un desarrollo
3.1: Depósito de grasas a nivel de muy rápido de la musculatura y de los hue­
región pectoral con ginecomastia. sos, así como también un desarrollo excesivo
de los órganos sexuales y de sus caracteres
4 .- Abdomen: Depósito de grasas en secundarios. En el adulto, se presenta en un
parte baja, dando aspecto femi— 10 por 100 de los casos, ginecomastia.
noide.
Los tumores de epitelio germinativo,
5 .- Pubis: Pelo pubiano disminui­ son mucho más .frecuentes y tenemos prin­
do, de distribución feminoide. cipalmente a los seminomas y a los teratomas
que en ocasiones elaboran cantidades mayo­
6 .- Extremidades: Largas. res de gonadotropinas (2, 5). Disgerminoma,
es el correspondiente en la muier.

madurez sexual, la hipofunción gonadal no OVARIOS


ocasiona regresión completa de los caracteres Recuento anatomo-fisiológico.— Los ova­
sexuales: hay disminución del volumen de rios son dos glándulas alargadas de 3 a 4 cms.
la próstata, reducción del crecimiento de la de longitud por 2 de ancho y por 5 a 10 rain,
barba; la potencia y la libido están disminui­ de espesor, situadas a cada lado del útero,
dos y el volumen del semen también (2,5,6). cerca de la pared lateral de la pelvis, Fig.
Dentro del hipogonadismo, se describe 113-2 .S u extremidad superior está cerca
el Síndrome de Klinefelter, (5) que se carac­ de la Trompa de Falopio, su extremidad in­
teriza por: 1) Testículos pequeños y duros; ferior está próxima al origen uterino de las
2) Azoospermia; 3) Ginecomastia y 4) Au­ trompas.
mento de la concentración de las gonado- El ovario comprende: una corteza, en
tropinas urinarias. Este síndrome se mani­ la que se hallan diseminados los folículos en
fiesta en la pubertad temprana e incluye ade­ sus diversos estadios de maduración; en 'el
más eunucoidismo. ovario adulto, la mayoría de los folículos, se
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-740-
ciales para la plena función del ovario:
1) La hormona estimulante de los folículos '
(FSH); 2) La hormona luteinizante (LH). ,
Haciendo un resumen de lo que ocurre
en el ciclo menstrual, diremos que: cada
28 días empiezan a crecer nuevos folículos 1
y uno de ellos acaba por ovular (acción de la <
FSH y de la LH); luego las células secretorias
del folículo se desarrollan produciendo un
cuerpo amarillo que secreta progesterona y <
grandes cantidades de estrógenos (acción (
fundamental de la LH). Después de dos se­
manas, aproximadamente, el estímulo de 1
las gonadotropinas desaparece, las hormonas j
Fig. 113-2 Ovarios y sus relaciones anatómi­
cas.
oválicas disminuyen y empieza la menstrua­
ción, a continuación de lo cual se inicia un
hallan bajo la forma de folículos primordia­ nuevo ciclo.
les, cuyo centro contiene el oocito, envuelto
por las células foliculares granulosas. La Hormonas del ovario: El ovario segre­
medular, comprende fibras conjuntivas, las ga: estrógenos, progesterona, andrógenos y
células denominadas intersticiales y las célu­ relaxina (6).
las “simpaticotropas” que son el equivalente
La mujer normal no embarazada secre­
ovarico de las células testiculares de Leydig.
ta cantidades importantes de estrógenos que
En lo que se refiere a su fisiología, el son indispensables para la maduración y desa­
ovario tiene el papel fundamental de formar rrollo del útero, trompas, epitelio vaginal y
y madurar el óvulo, producir las hormonas labios menores; por otra parte, desarrollan la
que mantengan la morfología y capacidad glándula mamaria. Como acción general:
funcional del tracto genital y de los carac­ favorecen el anabolismo protéico y la reten­
teres sexuales secundarios, así como la trans­ ción de agua y sodio.
formación de la mucosa uterina haciéndola
La progesterona es segregada por el
apta para la nidación del óvulo fecundado.
cuerpo amarillo del ovario en la segunda
Recordemos que el ciclo sexual depen­ mitad del ciclo menstrual y durante el em­
de completamente de las hormonas gonado- barazo, por la placenta. Su función impor­
trópicas secretadas por la adenohipófisis. Los tante es la preparación de los tejidos para la
ovarios que no son estimulados por hormo­ nidación y posteriormente la nutrición del
nas gonadotrópicas se conservan completa­ huevo fecundado; es decir, que su acción bá­
mente inactivos, lo cual ocurre durante toda sica es sobre el endometrio.
la infancia. Desde los 8 años de edad, aproxi­
madamente, la hipófisis anterior empieza a Al igual que el testículo, la función
secretar progresivas cantidades de estas hor­ ovárica puede estar disminuida o aumentada,
monas culminando entre los 11 y 15 años dando lugar a hipogonadismo e hipergonadis-
de edad con la pubertad y la iniciación de la mo femenino.
vida sexual adulta (3, 6). Recordemos tam­ HIPOGONADISMO OVARICO.- Puede suce­
bién que son dos las hormonas que son esen­ der p o r ausencia de ovario o p o r falta de
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^ desarrollo del mismo, dando lugar al eunu- progesterona son tan raros que prácticamen­
p coidismo femenino (3, 4). te no se describen.
-En estas circunstancias, los caracteres Los tumores ováricos con hiperproduc-
- sexuales secundarios no aparecen y persisten ción de andrógenos, son los arrenoblastomas.
^ con caracteres infantiles; se produce creá­
is miento excesivo de los huesos largos porque
^ las epífisis no se sueldan con las diáfisis en
edad temprana, razón por la cual la mujer
£ eunuca es ligeramente mayor que el varón
p correspondiente con base genética similar. BIBLIOGRAFIA
p Cuando el hipogonadismo sucede en la
mujer plenamente desarrollada, los órganos
1.— Barnes H.V., Bledsoe T.: Gonadas. De Tra­
P sexuales involucionan hasta cierto grado, tado de Médicina Interna de Harvey A.M.
^d e manera que el útero alcanza un tamaño Johns, Owens y Ross, 19 edición. Sección
infantil, la vagina es poco desarrollada, su 11, Cap. 88, p. 978—988. Editorial Intera-
mericana, México 1978.
" epitelio se vuelve delgado y se lesiona facil-
2— Cabill G.F., Hill R. S. Jr., T hom G.W.: En­
P mente, el vello pubiano es menor y las fermedad de los testículos. De Tratado de
^ glándulas mamarias se atrofian. Medicina Interna de Harrison T.R., 3ra. edi­
ción, Parte IV, Sección 2, Cap. 72, p. 661—
~ La causa más común de hipogonadismo 668. Prensa Médica Mexicana, 1969.
primario o insuficiencia ovárica primaria, 3.— Kase N.: Ovarios. De Tratado de Medicina
^constituye el Síndrome de Turner (3, 4) Interna de Cecil—Loeb, Beeson, McDermott,
^(disgenesia gonodal), que se debe a una ano- 14 edición. Tom o II, Parte XVIII, Cap, 866,
p. 209 1 —2114-. Edito.vial Inítramericana ,
y malía cromosornática por la presencia de un México 197S.
¡^solo cromosoma X en todas las líneas celula­
4.— LaidJaw J.C., Kendall E. Jr. Thorn G.W.:
r e s (monosomía de cromosoma X). Los ca- Enfermedad del ovario. De Tratado de Me­
_ racteres físicos del Síndrome de Turner dicina Interna de Ilarrison T.R. 3ra. edición,
Parte IV, Sección 2, Cap. 73. p. 668—678.
^son los siguientes: 1) Talla corta; 2) Anoma­ Prensa Médica Mexicana. México, 1969.
l í a s de los músculos oculares; 3) Mala oclu­
5.— Lipsett ■M.B.: Testículos.— De Tratado de
s i ó n dental; 4) Tórax en quilla; 5) Tenden­ Medicina Interna de Cécit—Loeb, Beeson
cia a formar queloides; 6) Pliegues epicánti- MacDermott; 14 edición, Tomo II, Cap. 856,
p. 20 7 5 —2090. Editorial Interamericana,
9 eos prominentes; 7) Infantilismo sexual
México, 1978.
^8 ) Estrías gonadales; 9) En algunas pacientes,
6.— Mathe G., Richet G.: Endocrinología Sexual
^deficiencia mental. 10) Cuello alado. De Tratado de Sem iología Médica y Prope­
déutica Clínica; lera, edición, Parte V.
HIPERGONADISMO OVARICO — La hiperse-
Cap. VI, p. 371—387. Editorial JIMS, Bar­
" c re c ió n de horm onas ováricas, es realm ente celona, 1969.
j|u n hecho m uy raro, observable solam ente en
^ caso s de un tu m o r fem inizante. A sí p o r ejem ­
p l o puede aparecer un tum or de las células
[|d e la granulosa, p ro d u cto r de grandes can-
^tid ad es de estrógenos, que aparece después
de la m enopausia, que producirían hipertro-
S^fia de endom etrio y hemorragias irregulares.
Los tumores ováricos que secretan
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- 742 -
CAPITULO 114 'A ,'" ' tológico transitorio, o mas o menos perma­
y nente.
EXAMEN DE LOS SISTEMAS HEMATOPOYESIS MEDULAR.- Las pri­
meras células hemáticas, se dan lugar en los
HEMATOPOYETICO Y LINFATICO islotes sanguíneos del saco vitelino y del me-
sodermo. (Ir9) Durante este período que se
Antes de proceder al análisis de los conoce con el nombre de mesoblástico, se
síntomas y signos dependientes de estos sis­ producen fundamentalmente los elementos
temas, es indispensable realizar un recorda­ que contiene hemoglobina o eritroblastos.
torio de los elementos circulantes, de los si­ El siguiente período de la hematopoyesis es
tios de producción y del mecanismo fisioló­ el hepato-esplénico, que abarca hasta el 5to.
gico de la hematopoyesis de los sistemas: mes de vida intrauterina en el que se for­
hemático,. linfático y del denominado reti- man ya los leucocitos con granulaciones y los
culoendotelial. megacariocitos, que finalmente es reempla­
zada progresivamente por la médula que ha­
El Cuadro 114-1, sintetiza lo expuesto. cia la época del nacimiento, es la única. (3-9)
Sin embargo de esto, el hígado, el bazo y los
Normalmente existe un estado de equi­ ganglios linfáticos conservan la facultad de
librio entre la formación y destrucción de los ser órganos hematopoyéticos, tal como suce­
elementos figurados de la sangre, lo que se re­ den en determinadas condiciones patológicas.
fleja en su composición celular, que es prác­ A medida que el niño va creciendo, la médu­
ticamente constante: Si Ja producción de la ósea, que durante la vida fetal y en los pri­
células es insuficiente, o ru destrucción ex­ meros años es hematopoyética en su totali­
cesiva, ello se traducirá eu un cuadro hema- dad, es sustituida en las porciones periférí-

CUADRO 114-1

SISTEMAS HEMATICO, LINFATICO Y RETICULOENDOTELIAL


Sistemas: Elementos circulantes: Sitios de producción:
Sistema hem ático — Eritrocitos Médula ósea hem a­ «
topoyética.
— Leucocitos con granula­
ciones: neutrófilos, eosi-
nófilos y basó filos.
—Plaquetas. %
— Monocitos.
t
Sistema linfático — Linfocitos Médula ósea hem ato-
p oyético, bazo, gan­ e
glios linfáticos.
«
Sistema reticulo- H ígado, bazo, médula
endotelial —Macrófagos ósea, ganglios linfáticos
y otros.
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CUADRO No. 114-2


HEMATOPOYESIS MEDULAR
CELULA MADRE
MULTEPOTENCIAL
P ro e ritro b la s to Mieloblasto Megacarioblasto
i
I Promielocito ^
Eritroblasto I
basófilo Mielocito Mielocito Mielocito
I Eosinófilo Neutrófilo Basófilo
Eritroblasto I l ir
Policromático Metamielocito Metamieloc. Metamieloc. Megacariocito
l Eosinófilo Neutrófilo Basófilo
Eritroblasto i ir
Ortocromàtico No segment. No segment. No segment.
ir Eosinófilo Neutrófilo Basófilo
Reticulocito i ir i
i Segmentado Segmentado Segmentado
Eritrocito Eosinófilo Neutrófilo Basófilo Plaquetas

cas del esqueleto por grasa (médula ósea trada en los últimos años, aceptándose en 1
amarilla). En la vida adulta, una vez que se actualidad que esta regulación depende d
ha completado el desarrollo físico, la médula una hormona, la eritropoyetina que estimul
ósea hematopoyética queda localizada en la médula hematopoyética en forma cons
los huesos del cráneo, en las vértebras, costi­ tante. (6-7)
llas, esternón e ilíacos, tercios próximos del Sobre la eritropoyetina, los siguiente
húmero y del fémur. A pesar de esta reduc­ hechos han sido probados (1):
ción, su peso equivale entre 3.5°/o y 6°/o 1.— Es elaborada aunque no exclusivame
del peso corporal. (9) te por el riñón y necesita siempre ser_act»_.
ORIGEN DE LOS ELEMENTOS SANGUINEOS : vada por una globulina proveniente d
Existen numerosos criterios y opiniones so­ hígado.
bre el origen y desarrollo de las células san­ 2.— Su producción es desencadenada o re­
guíneas que se forman en la médula ósea, pe­ gida en cierta" forma, por la hipoxia.
ro es razonable aceptar que todas provienen 3.— Su estructura química'corresponde a
de una célula retículo-endotelial especializa­ una glicoproteína.
da, hematopoyética multipotencial en el sen­ Factores que intervienen en la eritro­
tido de que puede dar lugar a elementos de poyesis: La eritropoyesis, tiene como finali­
la serie eritrocítica, como a los de la granu - dad la síntesis de la hemoglobina, que por
locítica y a los megacariocitos. (7-5). El sus propiedades químicas es capaz de trans­
Cuadro 114-2 resume las etapas de madura­ portar cien veces más oxígeno que el que pu­
ción sucesiva y la Fig. 114-1 las expresa en diera ir disuelto en el plasma. (1) La hemo­
forma gráfica. globina está constituida por la globina (es
La existencia de sustancias regulado­ una histona constituida por dos cadenas de
ras de la eritropoyesis sostenida desde prin­ polipéptidos) y el heme que es una protopor-
cipios de siglo, ha sido ampliamente demos­ firina ferrosa. La primera equivale al 96°/o y
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P ro e ritro b la s to M e g a g a rio b la sfo

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E ritro b la sto
B a s o filo P ro m ie lo c ito

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4'
ir it r o b l a s t o M -ielocito M ie lo c ito M ie lo c ito M e g a c a r io c if o
Po lic ro m a tic o E o s in o f ilo N e u tr o filo B a so filo '

E ritro fe lfcsto miie lo cito


M e tam M etam ielocito Metam ielocito
Ortocrom atico in<o filo
E o sin Neutrofilo B a so filo .

I J ^ I

O
R e tic u lo c ito No Segmentado No Segmentado No Segmentado
Eosinofilo Neutrofilo Basofilo

i I I
o
E ritro cito Segmentado S e g m e n ta d o Segm entados Plaquetas
Eosinofilo Neutrofilo B a so filo

Fig. 114-1
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segunda al 4°/o. (1) El peso molecular de 1) Aquellos linfocitos que reciben al final de
hemoglobina normal del adulto es de la vida fetal y durante los primeros años de
§¿^8.000. Para que la síntesis de la hemoglo- vida la influencia del timo, razón por la cual
ina se reaüce correctamente, es indispensa- se les denomina “Linfocitos T” y que se en­
le la existencia de diversas sustancias, tales cuentran en la sangre circulante, linfa, pul­
||^ o m o : aminoácidos, hierro, principios antia- pa blanca del bazo y áreas paracorticales de
t némicos (cianocobalamina, ácido fólico), áci- los ganglios linfáticos. De ellos depende el
^0Lo ascórbico y otras, sustancias como el co- fenómeno de la hipersensibilidad retardada
t j ^ r e , cobalto, etc. o inmunidad celular. (1) 2) Los linfocitos
jj j ^ Catabolismo de la hemoglobina: La que caen bajo la influencia del tejido linfáti­
^sobrevida del eritrocito es de 120 días como co que tapiza el intestino y que se conocen
^prom edio. (9) Al cabo de ese tiempo se des- con el nombre de “Linfocitos B” , por esti­
haio la acción del sistema reticuloendo- marse que este tejido es el equivalente de la
¡^^ elial, por fragmentación, hemolisis o fago­ Bolsa de Fabricio de las aves. Estos son me­
c i t o s i s . La Hb se transforma en verdihemo- nos móviles que los Linfocitos T y se locali­
IH^lobina (biliverdina-globina); posteriormente zan principalmente en los ganglios linfáticos
| ^ e _separa el hierro y la globina de la biliverdi- y en la pulpa roja del bazo. De ellos derivan
na y .ésta se transforma en bilirrubina, que es las células plasmáticas que tiene a su cargo
A lom ada por la celdilla hepática y excretada la síntesis de los anticuerpos, considerándo­
j|0)or la bilis. El hierro v la globina son utili- se por este motivo, que los Linfocitos B dan
^ z a d o s nuevamente en el metabolismo de una origen a la inmunidad humoral. (1)
^ n u ev a hemoglobina. (1-9)
EL SISTEMA RET1CULOEND O TE LI.A T,.- Los
Itt
LEUCOPOYESIS.- Es un proceso que se lleva elementos principales de este sistema son:
cabo con gran actividad. Se estima que la los macro fagos, las células reticulares del b?.~
^gpobrevida de los neutrófilos no excede de zo,_de Jos gangjios y áe_ la mé_dula ósea, las
^ x i n c o días, de los cuales sólo pasa 10 horas células de Kuffer del hígado, las células ad­
^ ^ n la sangre circulante. (2) venticias de los vasos, las células intersticia­
les del útero, la microglia, etc. Esta multipli­
No se conocen todavía cuáles son los
cidad de localizaciones de los elementos del
(j^necanismos de regulación de la leucopoyesis;
sistema reticuloendotelial, ha hecho que no
^ o e ro se estima que son indispensables sus-
se tenga una imagen clara sobre él.
^tancias como los aminoácidos, ácido fólico,
^^ianocobalamina, vitaminas como la ribofla- Las propiedades fundamentales de es­
^ v in a . La jlgstrucción de los leucocitos se tos elementos reticuloendoteliales son las
piensa también que se realiza en el sistema siguientes (4): a) Pueden ser fijos o móviles;
^ r e t i culoendotelial del bazo, ganglios linfati- b) Fagocitan partículas extrañas de tamaño
^ c o s^pjilm o ne^.;^e_eixrel2--pnLJa^ÍYaJ_or_i- relativamente grandes; c) Almacenan sustan­
^ n a y exudados inflamatorios. (8) cias coloidales, lípidos, colorantes, etc. d)
Participan en los procesos inflamatorios:
^LOS LINFOCITOS.— En los. últimos años se
w han dado mucha importancia a las funcio- producción de células gigantes, formación
de granulomas, e) Elaboran anticuerpos y
£ n e s inmunitarias del sistema linfático. La
f) Toman parte en el metabolismo de las
^célula que da origen también es de estirpe re-
^ticuloendotelial y se encuentra en la médula proteínas, de los lípidos y de los glúcidos.
• ó s e a . Se los ha clasificado en dos grupos: El elemento celular representativo de
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-7 4 6 -
este sistema constituye el monocito, siendo 4.— Doan C. A. “The retículo endothelial ^
system ”. A Symposium of the blood, pag.Á I
sus etapas previas las de monoblasto, pro- 167. University of Wisconsin Press.
monocito y'monocito. Fig. 114-2. dison, 1941.
En suma podemos expresar que, las cé­ 5.— Erslev A.J. “Physiologie control of red ce
lulas que dan origen a las series eritrocítica, production”. Blood. The Journal of He-'
matology. VoL 10. Pág. 954, 1955.—
granulocítica, de megacariocitos de la médu­
6.— “Erythropoietin”. Leading articles. British
la ósea, asi como de los linfocitos, no son Medical Journal. VoL I, Pag. 2 6 3 , 1972.—
sino células reticuloendoteliales especializa­ 7.— Guyton Arthur C. Tratado de FisiologfaÉfc
das y que la hematopoyesis en general, pue­ Médica. 5ta. Edición.— Sangre: globulos
de ser tomada como otra actividad de este rojos, anemia y policitcmia. Parte XI, Cap. 5,^H
gran sistema del reticuloendoteÜo. Participa Pág. 56—63. Editorial Interamericana, Mé- _
xico 1977.
también como ya hemos visto en la destruc­
8— Guyton Arthur C. Tratado de Fisiología^h
ción vde estos elementos, ya sea por fagoci­ Médica. 5ta. Edición.— Resistencia d e l ^
tosis, por sensibilización o por acción de Cuerpo a la infección. Sistema R e tic u lo ^ |
anticuerpos. endoteliaL Leucocitos. Inflamación. Parte
II, Cap. 6. Pág. 66—69.— Editorial Intera-^|[
mericana, México. 1977
Mathe G., Richet G. Semiología Médica y A ^^
Propedéutica Clínica, lera. Edición. Parteóte
m o n o b l a s t ’o Primera, Cap. I, Pág. 3—22. Editorial JIMS, ■
Barcelona, 1969.—

CAPITULO 115 " m

PRO MONOCI TO SEMIOLOGIA DE LOS ELEMENTOS^


CELULARES ^
m
Una vez hecho este recordatorio, va-a¡
MONOCI TO mos a proceder con la Semiotecnia propia—g j|
mente de los sistemas hematopoyético y lin - ^
Fig. 114-2.— Maduración de M onocitos.— fático, para lo cual vamos a estudiar en fo rm a ^
sucesiva las alteraciones de los elementos ce-jjfr
lulares correspondientes a: 1) Serie Roja a
BIBLIOGRAFIA 2) Serie Blanca; 3) Serie de Plaquetas y
4) Hemostasia y Coagulación. 01
1..— Báez Villasenor J. H em atología Clínica.
6ta. Edición.— La Hematopoyesis. Cap. I.
Pág. 5—20. Editorial Méndez O teo.— Mé­ I .- SERIE ROÍA O ERITROCITICA*
x ico.— 1978.
En el capítulo anterior, habíamos ex
2.— Boggs, D.R. “White cell manual”. Rutgers
Medical School. New Brunswick, N.J. 1968. presado que normalmente existe un equili­
3.— Castle W.B. “ Erythropoiesis: normal and brio entre la formación y la destrucción de
abnormal”. Bulletin of the New York Aca­ los elementos sanguíneos, que permite una
dem y of Medicine. V ol 30, Pag. 827, 1954. composición celular siempre constante.
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En el caso de los eritrocitos o glóbulos y '§1 sobrenadante que corresponde al plasma,
rojos, este equilibrio puede romperse ya sea obteniendo la relación entris los dos elemen­
porque su producción es menor, o porque tos. Este procedimiento del hematrocito tie­
su destrucción es mayor .o bien por una pér­ ne apenas un índice de error del .0.59/q (3).
dida anormal de ellos. En cualquiera de es­
tos casos, se produce una.disminución de los GRADOS DE ANEMIA.— Existen muchas cla­
eritrocitos que lleva al -establecimiento del sificaciones y prácticamente cada autor pre­
S índrom e Anémico. Sin embargo, no es senta su propia; sin embargo, existe una, que
co n v en ien te concluir que existe anemia, ba­ se estima muy didáctica que clasifica en cua­
sándose exclusivamente en la cifra de glóbu­ tro grados, de acuerdo a la reducción por­
los rojos, por cuanto la función de éstos centual de hemoglobina y hematocrito y
(llevar 02 y C02) depende principalmente de que expone el cuadro: 115-1
la hemoglobina, la cual no siempre guarda
paralelismo con el número de hematíes. CUADRO 115-1 fi
Por esta razón, definimos como Ane-, f¡
mía... a aquel estado por el cual la hemoglobi- ^ GRADOS DE ANEMIA:
na_y los eritrocitos de la sangre circulante
Grado: Reducción
se encuentran en cantidades inferiores a los
valores aceptados como normales. (1) (Ver de Hb y Hto:
Tabla de Valores). Sin embargo, es necesario Primer Grado: ;2 0 %
recordar que la cuenta de hematíes y la cifra Segundo:Grado: 20° ¡o —4 0 %
de hemoglobina, en la forma como se deter­
mina, corresponden a un .y.Qlum£nva^bitearip Tercer Grado: 40% - 60%
de sangre: un milímetro cúbico para los he: Cuarto Grado: >60% -
maties y 100 cc .para la_ hemoglobina,,sin
que forzosamente indiquen aumento o dis­
SINTOMAS Y SIGNOS DE LAS ANEMIAS—
minución reales del número total de eritro-
El Cuadro 115-2 sintetiza los principa­
trocitos ni de la cantidad global de hemoglo­
les síntomas y signos de las anemias en ge­
bina. De allí que cuando hay hemodilución
neral. Como la mayor parte de ellos han sido
o hemoconcentración importantes, la anemia
estudiados en capítulos anteriores, no cons­
o policitemía que aparecen, son relativas, o
ta en este Cuadro el cómo interrogar de los
falsas. Por otra parte, existe siempre un
síntQmas y el cómo examinar de los signos.
margen de error que de acuerdo a los auto­
res es de 7.8°/o para las determinaciones de CONSIDERACIONES AL CUADRO 115-2
número de eritrocitos y de 2 .3 % para la ci­ Como se observa los síntomas son más
fra de hemoglobina (5). numerosos que los signos y la mayor parte
Por todo esto, es que el procedimiento de estos últimos, son cardiovasculares, ya
más exacto para el descubrimiento de anemia que son los que mejor traducen el grado de
es la determinación del Volumen Globu­ adaptación que ha alcanzado el sujeto al
lar Porcentual por medio del Hematocri- grado de la anemia. A -fin de compensar la
to, cuyo fundamento es el centrifugado de la disminución de la capacidad de oxigenación
sangre en un tubo (3.000 revoluciones por de la sangre, y de mantener un suministro
minuto) con lo cual se observa el depósito en adecuado de oxígeno a los tejidos, sé au­
el fondo del tubo de los elementos figurados menta el rendimiento cardíaco y la veloci-
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CUADRO 115-2

SINTOMAS Y SIGNOS DE LAS ANEMIAS


Signos: %
Síntomas: .
Manifestaciones generales: 1.— Palidez generalizada i
1.1 -Astenia. i
2 .- Cardiovasculares: 2.— Cardiovasculares: I
2.1 Disnea... .2.1 Taquicardia
2.2 Palpitaciones ■ 2.2 Hipotensión arterial I
2.3 Pulso débil 4
2.4 Soplos cardíacos anor-
i
gánicos
2.5 Cardiomegalia í
3.- Gastrointestinales: X
3.1 Anorexia
3.2 Dispepsia
i
3.3 Constipaciones V ie n te de grandes y medianos esfuerzos;«-^
3.4 Meteorismo
ra vez se presenta en reposo y nunca adopta!
Neurológicas: la forma paroxística o de ortopnea. Coexis-^
4.1 Cefalea te con respiración frecuente y superficial. La
4.2 Lipotimia taquicardia y palpitaciones están ligadas al^
4.3 Vértigo esfuerzo. Los soplos cardíacos tiene los ca-|
4.4 Irritabilidad, inquietud racteres de ser anorgánicos (ver auscultación-
Endocrinas;. de corazón).
5.1 Amenorrea en la mujer Los . trastornos gastrointestinales son i
5.2 Pérdida de la libido en el explicables por la hipoxia tisular a nivel del|
hombre epitelio intestinal que conducen a la apar-i-,
ción del sindrome dispéptico. (4-2)
Las manifestaciones neurológicas y sen-^
dad-.de-circulación -de.-la.sangre; se ..observa soriales se observan con mucha frecuencia y{
asimismo, .mayor liberación _de„.oxígeno al se traducen por: cefalea (siempre constante),^
pasar los eritrocitos por. los capilares y dis­ tendencia a las lipotimias, vértigos y tras—
minución de la viscosidad de la sangre. (4t 2) tornos de la esfera psíquica como: depresión^
Se registran además fenómenos com­ irritabilidad e inquietud, todo ello explica-^
pensatorios selectivos: mayor irrigación .-de ble por la hipoxia cerebral y la hipoten­
3 órganos corno el cerebro y tejidos como.el sión arterial. (4-2) *
muscular, que .tienen altas exigencias de oxí­ Finalmente, las anemias pueden coexisj
geno, a expensas de menor flujo de sangre tir con trastornos nutricionales y endócri-j
donde los requerimientos son bajos, como .la nos. En anemias severas puede aparecer^
piel; amenorrea en la mujer y pérdida de la libido
La ^disnea .del anémico - es.,.ordinaria- en el hombre. (4-2) i
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BIBLIOGRAFIA Sin embargo, en la práctica médica se pre­
sentan muchos casos de anemia cuya causa
1 „— Báez ViUaseñor J. Temas para el Examen
no es identificable y en estas circunstancias
Profesional del Médico Cirujano. Tomo I. la catalogación de la anemia sería posterior a
‘ Las anemias. Cap. I, Pág. 1-27. Editorial su investigación. Por este motivo, y sin ne­
Mendez Oteo, México 1975.
gar el valor didáctico y académico que tiene
2.— Báez ViUaseñor J. Hem atología Clínica. la clasificación etiológica de las anemias, es
6ta. Edición. Clasificación y Caracteres ge­
nerales de las anemias. Cap. 111, Pág. 31-48. mejor regirnos por la clasificación morfoló­
Editorial Mendez O teo, México 1978. gica que fundamentalmente divide en 4res
3 .— Cartwright G. E. “The management of tipos: Anemias Macrocíticas, Anemias Nor-;
anemias”. Medical Clinics of North America mo.cíticas Normocrómicas y Anemias Hipo:
VoL 37, Pág. 1 1 9 1 , 1 9 5 3 .
crómicas, (2) cuyos grupos y variedades es­
4.— Guyton Arthur C. Tratado de Fisiología
Médica. 5ta, Edición. Las anemias. Parte
tán establecidos en el Cuadró 116-2. Para
II, Cap. 5, Pág. 63-64. Editorial Inter- una mejor comprensión del estudiante ex­
americana México 1977. plicamos a continuación qué elementos se
5.— ' Wintrobe M. N. “Principies in the manage­ toman en cuenta para clasificar a las ane­
ment of anemias”. Bulletin of the New
mias, de acuerdo a la morfología de los
York Academy of Medicine. VoL 30, Pag. 6,
1954. hematíes.
1 .- Es necesario conocer o calcular el de­
nominado Volumen Globular Medio (V.
G.M.). que se obtiene dividiendo el valor del
CAPITULO 116 _Jv-- hematocrito entre el número de eritrocitos.
Con el fin de no obtener decimales, las can­
CLASIFICACION ETIOLOGICA Y, tidades se igualan, multiplicando el hemato­
MORFOLOGICA DE LAS ANEMIAS^ crito por 1.000 y dividiéndolo entre las tres
primeras cifras del número de eritrocitos por
Las anemias como tales, deben ser es­ milímetro cúbico. Ejemplo: Supongamos
tudiadas en la Clínica Hematológica, pero que un paciente tenga 48°/o de Hto y el con­
desde el punto de vista semiotécnico, nos taje de hematíes sea de 5’000.000, la fórmu­
interesa conocer su clasificación etiológica y la se expresaría de la siguiente manera:
morfológica para que el estudiante y el mé­
dico general, tengan una orientación cabal Hematocrito = 48 x 1.000.
----------------------------^ 9 6
frente a un paciente con anemia. Los Cua­ Eritrocitos = 5’OOQ.OOO
dros 116-1 y 116-2, sintetizan lo dicho. Este resultado se expresa en mieras cú­
CONSIDERACIONES A LOS CUADROS bicas (u3) y sus valores normales oscilan en­
116-1 y 116-2 tre 84 y 103 (normocitosis) (1). Por encima
de estos valores, indicarían macrocitosis y
Como habíamos señalado anteriormen­
por debajo^microcitosi&:.
te, la anemia no constituye una entidad no-
sológica, sino más bien es un síndrome en el 2.— La Concentración Media de Hemoglo­
que confluyen muchas condiciones y cir­ bina Globular (C. M. Hb. G.), se obtiene
cunstancias. De allí, que parecería que la dividiendo la cantidad de Hemoglobina en
clasificación ideal de las anemias sería la gramos °/o entre el Hematocrito. También
etiológica, la que indicaría en forma automá­ para evitar decimales se multiplica la hemo­
tica cual debería ser la conducta a seguir. globina por 100. Ejemplo: Un paciente tie-
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CUADRO No. 116-1

CLASIFICACION EZIOLOGICA DE LAS ANEMIAS

Etiología: Variedad de la anemia:


1.— Pérdida de sangre: 1.— Pérdida de sangre:
1.1. Aguda 1.1 Anemia post—hemorrágica
aguda.
1.2 CrórJca 1.2 Anemia post-hem orrágica
crónica.
2.— Destrucción excesiva de 2.— Destrucción excesiva de
Eritrocitos: E ritro cito ^ %
K 2.1 , Trastornos hemolíticos 2.1 Trastornos hemolíticos -e-
c^ r ^ ^ o n g é n i t o s : congénitos:
Defectos de membrana — Esferocitosis hereditaria
Defectos enzimáticos — Deficiencia de G6PD
Defectos de la hemo­ — Hemoglobinopatías y
globina talasemia ... ,
Trastornos hemolíticos 2.2 Trastornos hemolíticos A- ' (
adquiridos: adquiridos:- A .H . ^
— Por secuestro — Hiperesplenismo
— Inmunitarios — Alo y autoinmunitarios-<A-A^
— Lesión de membrana me­ — Hemoglobinuria paro-
diana por el complemento xfstica nocturna. O-i
— Tóxicos: — Por arsénico, cobre, cío- *
ramina
— Parásitos eritrocíticos — Paludismo
3.— Deficiencias de sustancias 3.— Deficiencias de sustancias
Eritropoyéticas: Eritropoyéticas:
3.1 Principio antianémico 3.1 Anemias macrocíticas
y ácido fólico. megaloblásticas.
3.2 Hierro 3.2 Anemias ferropénicas
4.— Disminución de la 4.— Disminución de,la
Eritropoyesis: Eritropoyesis:
4.1 Adquiridas: agentes 4.1 Anemias aplásicas
físicos, químicos, fármacos.
. 4.2 Constitucionales 4.2 Anemia de Fanconi, familiar
o congènita.
4.3 Por defecto en la utili­ 4.3 Anemias de las infecciones
zación del hierro. crónicas.
5.— Causas diversas:- 5.— Causas diversas:
5.1 Anemia secundaria al cáncer
5.2 Anemia de las hepatopatías
5.3 Anemia de la I.R.C.
5.4. Anemia de los linfomas,
leucemia.
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i CUADRO 116-2 {,ít

CLASIFICAC [ON MORFOLOGICA DE LAS ANEMIAS

Tipo morfológico: Grupo y variedades principales:


1.— Macrocíticas: 1 Anemias macrocíticas megaloblásticas
1.1 Anemia macrocítica nutricional
1 .2 Anemia perniciosa
1.3 Sprue
1.4 Anemia macrocítica del embarazo
2.— Anemias macrocíticas por reticulosis altas
2.1 Anemias por hemolisis intensas

2.— Normocíticas, 2.1 Anemias posthemorrágicas agudas


Normocrómicas: 2.2 Anemias hemolíticas:
2.2.1. Congénitas: — Esferocítica
— De las hemoglo-
binopatías
2.2.2 Adquiridas: — Idiopáticas
-- Sintomáticas
— Eritrobtastosis F.
— Agentes físicos,
químicos, infec­
ciosos
2.3 Anemias o pancitopenias aplásticas:
2.3.1 Idiopàtica
2.3.2 Secundaria
2.4 Anemias diversas:
2.4.1 De las infecciones
2.4.2 De la Insuficiencia renal
2.4.3 De la desnutrición
2.4.4 Del cáncer
2.4.5 De las hepatopatías
2.4.6 De la leucemia, linfomas, mieloma
2.4.7 De las colagenosis
2.4.8 De las endocrinopatías
2.5 Anemias mieloptísicas

3 .— Hipocrómicas; 3.1 Por deficiencia de hierro


3.2 ' Talasemia
3.3 Anemia sideroblástica
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CUADRO 116-3

VALORES DE V.G.M. y C.M .Hb.G. EN VARIED;*DES DE ANEMIA:

Variedad de Anemia: V.G.M. C.M.HB.G.


Normocítica normocrómica Normal Normal
Normocítica hipocrómica Normal Baja
Macrocítica normocrómica Alto Normal
Macrocítica hipocrómica Alto Baja
Microcítica normocrómica Bajo Normal
Microcítica hipocrómica Bajo Baja

ne 15 gms de Hb por ciento, con un Hema- inmensa mayoría de casos a deficiencias del
tocrito de 50 por ciento. La fórmula seria: principio antianémico o ácido fólico. (6)
Hemoglobina en gms°/o = 15 x 100 _ Dentro de este grupo de anemias ma­
Hematocrito = 50 crocíticas, se describen dos variedades: la
N^jAnemia Perniciosa y la Anemia por defi­
Este resultado se expresa en porcenta­ ciencia de Folatos.
je, por corresponder a una concentración.
El Cuadro 116-4 resume la patogenia,
Los valores normales varían entre 30°/o —
los síntomas — signos y principales datos de
37°/o (normocromía) (1). Cuando los valo­ laboratorio, de estos dos tipos de anemia. *
res se encuentran por debajo de 30°/o, signi­
fica hipocromía. CONSIDERACIONES AL CUADRO 116-4

El Cuadro 116-3 resume los valores del La semiotécnica de los síntomas y los
V.G.M. y de la C.M.Hb.G. en las distintas- signos anotados, es ya conocida razón por la
variedades de anemia: cual pasamos por alto.
FRECUENCIA DE LAS ANEMIAS EN NUESTRO En lo que se relaciona con la patoge­
MEDIO.- La anemia es un cuadro hemato- nia, la hipótesis original de Castle implicaba
lógico m uy frecuente que puede aparecer la existencia de dos sustancias, llamados fac-
como padecimiento único o asociado a otras res extríosim e intrím irn que al combi­
entidades. En nuestro medio está ligado narse originarían el principio antianémico.
siempre a los estados de desnutrición y para­ El primero de ellos se encontraba presente
sitosis. Por este motivo, vamos a realizar una en alimentos como las carnes rojas, hígado,
breve revisión de las anemias: macrocíticas, leche, huevo, es decir, relacionado con las
normocíticas normocrómicas y las hipo- proteínas animales y al complejo vitamínico
crómicas. B. El factor intrínsico, sería secretado por el
ANEMIAS MACROCITICAS.- Se estómago. El principio antianémico, decía
denominan anemias macrocíticas, aquellas- Castle se constituiría al combinarse los dos
en las cuales el eritrocito tiene un volumen factores, el mismo que se absorbería por el
medio mayor que el normal ( > 103 u^). intestino y se almacenaría en el hígado, de
Este tipo de anemia corresponde siempre a donde pasaría a la médula ósea para ser utili­
una médula megaloblástica y se deben en la zado en la producción celular. (3)
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CUADRO 1 1 6 4

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL DE LAS ANEMIAS MACROCITICAS

DATOS: DEFICIENCIA VITAMINA DEFICIENCIA DE


B12 Anemia perniciosa FOLATOS

PATOGENIA: Deficiencia del factor — Disminución de ingesta


intrínsico por: — Trastorno absorción
— Disminución ingesta — Aumento necesidades
— Trastorno absorción — Trastorno utilización
— Aumento necesidades — Aumento de pérdidas
— Trastorno utilización
EDAD: 40 años Todas
SINTOMAS:
— Lengua lisa, + + H— h
glositis
— T ra sto rn o s
neurológicos H—h-t* __
— Aclorhidria . ++ ----
- DHL elevada +++ +++
— Nivel sérico
de B 12 Bajo Normal
— NivoÁ sérico
ds folatos Normal Bajo |
— Respuesta a !
laV ií. B12 Excelente Escasa
— Respuesta a
los folatos Escasa Excelente

Investigaciones posteriores identifica­ importante la aclorhidria, la DHL elevada


ron exactamente al factor extrínsico como y los trastornos neurológicos caracterizados
la_cian o.cob alamina j}_VitaminaLB12 y al fac­ por: parestesias de miembros, pérdida de la
tor intrínsico como un compuesto químico, sensibilidad profunda, ausencia de reflejos,
•una m ucoproteína, que no se combinaba falta de sensibilidad a las vibraciones, inver­
con el factor extrínsico, sino mas bien que sión del reflejo plantar, etc. En cambio, en
1actuaba como una proteína transportadora la anemia por deficiencia de folatos, no exis­
1en la absorción de la rianocobalamina a ten cambios neurológicos, la acidez gástrica
l nivel del ileon (3). Resumiendo podemos es normal, pero si signos de carencia vitamí­
i explicar que, cuando el estómago deja de nica como lengua lisa, glositis y en el labora­
secretar el llamado factor intrínsico, se suce-// torio niveles séricos de folatos bajos, con
I ----------- ------ ----------------------- O
de la Anemia Perniciosa, siendo el dato más DHL también elevada.
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una globulina que recibe el nombre de trans-
4
Cuando se producen trastornos en la
ferrina y que lo transporta a la médula ósea, f
absorción como en el Síndrome de Mala
para ser utilizado en la síntesis de la hemo- ^
^Absorción, Sprue o Enfermedad Celíaca, da globina y a los sitios de reserva que son el h í­
lugar a la Anemia Megaloblástica Nutricio- gado y el bazo. (8-5) 4
nal con manifestaciones clínicas similares. Aproximadamente el 6 5 °/o del hierro ^
almacenado está en forma de ferritina y e l i
resto en hemosiderina. La fuente inmediata M
ANEMIAS HIPOCROMICAS. — De una manera
de la mayor parte de la reserva de hierro es "
general, las anemias hipocrómicas son debi­
el de la hemoglobina que se guarda después ^
das a deficiencia de hierro, sustancia que co­
de la destrucción de los eritrocitos al final jj
mo sabemos és indispensable para la forma­
de su tiempo de sobrevida, tal como quedó i
ción de la hemoglobina. Por este motivo, se
explicado en el Cap. 114 al hablar de l a ^
denominan también anemias ferropénicas.
hematopoyesis medular.
Para entender mejor el mecanismo de
En el Cuadro 116-5, se resume la pato-^j
producción, es indispensable describir aun­
genia, sintomatologia especial y los datos J
que de una manera rápida el metabolismo
hematológicos de las anemias hipocrómicas™
normal del hierro.
por deficiencia de hierro. A
El hierro está siempre presente en una
dieta ordinaria; contienen cantidades apre-
CONSIDERACIONES AL CUADRO 116-5
crbles: la yema del huevo, '•.ames rojas, vis-
coras como el hígado, riíión, verduras como Referente a la patogenia, diremos que,
la espinaca, leguminosas como el fréjol y son 4 las causas más frecuentes que llevan a"
gramíneas como la avena y trigo. El total en la producción de anemia hipocrómica por
.una dieta diaria se calcula que puede ser de deficiencia de hierro (1-7):
10 a 20 mgs; la mayor parte se encuentra co­ 1.— La deficiencia en la dieta: Teórica-^
mo compuestos orgánicos férricos. Para que mente es posible llegar a la anemia hipocró-1
el hierro pueda ser absorbido es necesario mica en todos los sujetos y en todas las edai
que se ionice y se reduzca, lo cual se consi­ des, cuando la dieta es pobre en hierro; sin,
gue bajo el efecto del medio ácido del estó­ embargo, cuando las reservas de hierro
mago y ciertas sustancias reductoras de la sido normales tardan mucho tiempo en apare
misma dieta como el ácido ascórbico y la cer signos de anemia ferropriva. En la mujer,
cisterna. (8-5) La cantidad de hierro que se este plazo puede ser menor, debido a 1^
absorbe diariamente en condiciones norma­ menstruación.
les equivale aproximadamente al 10°/o del 2.— Aumento de las demandas de hierro^
que se ha ingerido, o sea, uno o dos mili­ sin la correspondiente compensación: esto
gramos. (8-5) La absorción tiene lugar en el sucede en la época del crecimiento corporalf
duodeno y yeyuno y en ella interviene una en el embarazo y lactancia, cuando se prodi
proteína llamada apoferritina, que se encuen­ ce un dcsbalance entre las demandas de hie-,
tra en las células de la mucosa intestinal. La rro y el aporte dietético.
apoferritina al ligarse al hierro, se convierte 3.— Absorción defectuosa: el caso típicd
en ferritina, que queda depositada en la m u­ del sprue tropical.
cosa o que al descamarse se pierde y se eli­ 4.— Hemorragias crónicas: Es la causa máív
mina. Al pasar la pared intestinal, se liga a frecuente. Es necesario buscar minuciosa
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CUADRO 116-5

ANEMIA HIPPCROMICA FERROPRIVA


Patogenia: Sintomatología: Datos Hematológicos:
1.— Deficiencia en la 1.— Piel pálida, seca, 1.— Hipocromia: C.M. Hb.
dieta queilosis G: < 3 0
2 . - Aumento de las 2 — Pelo quebradizo 2.— Microcitosis:. V.G.M.:
demandas < 84
3.— Absorción defectuo­ 3.— Lengua: atrofia 3.— Determinación de hie­
sa de papilas, fisu­ rro sérico, baja
ras de bordes N =(75-175 gammas)
4 .— Hemorragias cróni­ 4.— Disfagia (Sind. 4 . - Capacidad de fijación
cas de Plummer- del suero, altas.
Vinson) N =(250-410 micro-
gms)
5.— Platoniquia y 5.— Médula ósea:
coiloniquia — Hiperplásica
— Eritroblastos poli­
cromáticos.

| mente causas de sangrado en tubo digestivo


^ en el hombre y en genitales en la mujer.
En lo referente a la sintomatología, a
parte de las que caracterizan a todas las ane­
mias y que están descritas en el Cuadro
115-2 las anemias hipocrómicas presentan
sintomatología especial del aparato digestivo
y de la piel y anexos. En la lengua: atrofia F ig . 1 1 6 -1 -A . A trofia de papilas y fisuras de
bordes de lengua.
de papilas, fisuras de bordes, Fig. 116-1 -A ,
'!
disfagia, debido a la falta de hierro en las ^
células epiteliales del esófago. (La anemia
hipo crómica y disfagia, se conoce con el ^ >
nombre de Síndrome de Plummer Vinson); *
en estómago puede haber aclorhidria. La
piel es seca, pálida y suele haber queilosis. ^
Son muy características las alteraciones de
las uñas: la platoniquia o uñas aplanadas o F ig . 1 1 6 -1 -B .— Platoniquia o uñas en esfera
en esfera de reloj; la coiloniquia o uñas en de reloj.

cuchara. Fig. 116-1-B . En cuanto a los datos tro de laboratorio es la determinación de


hematológicos, la hipocromia está dada por hierro sérico, cuyos valores normales son de
una C.M.Hb.G. menor del 30°/o; es frecuen­ 75 a 175 gammas. (4) La capacidad de fija­
te la microcitosis y lo más importante den- ción del suero para el hierro que mide la
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-756 -

transferrina libre cuyos valores oscilan nor­ na In tern a de Harvey, Johns, Owens, Ross, _
p. 1603 - 1611. E ditorial Interam ericana,^
malmente entre 250 y 410 microgramos. (4)
M éxico 1978.
En este tipo de anemias, la capacidad de fi­
5.— E lm er B. Brown. Anemias hipocrómicas. (
jación del suero para el hierro es alta. De T ratado de M edicina Interna de Cecil-i
Loeb Beeson-M ac D erm ott, 14 Edición, T o-' A
ANEMIAS NORMOCITICAS NORM O- m o II, Parte XVI, Cap. 737, p. 1 6 9 6 -1 7 0 6 ,4
CROMICAS E ditorial Interam ericana, México, 1978.
6.— H erbert Victor. Anemias m egaloblásticas.^
Como hemos explicado anteriormente, D e T ratado de Medicina Interna de Cecil-^
las anemias macrocíticas megaloblásticas tie­ L oeb, B eeson-M acD erm ott, 14 Edición, T o -*
ne como origen la deficiencia o carencia del m o II, Parte XVI, Cap. 731 p. 1 671-1861.*
E ditorial Interam ericana, México 1978. ™
^principio antianémico o folatos, las anemias
hipocrómicas, obedecen ordinariamente a 7.— M oore C.V. “ The im portance of n u tritio n a l^
factors in the pathogenesis of iron deficiency ^
deficiencia de hierro; no sucede asi con las anem ia” . A m erican Journal of C lin ic a l
anemias normocíticas normocrómicas que N u tritio n . VoL 3, p. 3, 1955. _
obedecen a causas y mecanismos diversos: 8.— Saks M.S. “ Som e aspects of iron m etabolism”.'
unas veces hay destrucción de eritrocitos o A nnals ’ of In tern al Medicine. VoL 4 2 ,^
pérdida considerable de ellos, y en otras oca­ p. 458, 1955.

siones perturbaciones de la médula hemato-


poyética, pero con la particularidad de que
en ningún caso existen anormalidades en el CAPITULO 117

4
volumen del eritrocito o de la concentración
media de hemoglobina. Precisamente a esta ANEMIAS HEMOLITICAS
diversidad de causas, se explica que este tipo
de anemia sea una de las más frecuentes. En A1 describir la hematopoyesis, quedó^
el Cuadro 116-2 referente a la clasificación v i •
v señalado que en condiciones normales la viddí
3
J media del eritrocito es de 120 días. Como
morfológica de las anemias, se detallan las
natural, la destrucción diaria de hematíes e s j
variedades más importantes de este tipo de
equivalente en magnitud a su producción en™
anemia y no lo vamos a repetir por ahora.
la médula ósea. Cálculos realizados han de^j
mostrado que ésta cantidad es de 100 mili-^
gramos por kilo de peso corporal, lo que sig-i
BIBLIOGRAFIA
niñea 0.14 gramos por 100 centímetros cú4|
bicos de sangre. (2) Cuando la destrucciór^j
1.— Báez V illasenor J. Clasificación y caracte­
rísticas generales de las anemias. H em ato­ diaria del eritrocito es mayor, entonces se di- ü
logía Clínica, 6ta. edición. Cap. III, p. 31-52, ce que hay hiperhemólisis o un estado he^jj
E d itorial M endez O teo, México 1978.
molítico. La existencia de hiperhemólisis nqQj
2.— Brain M.C. A nem ias.— De T ratado de Me­ siempre entraña que exista anemia, porqueJ
dicina In te rn a de Cecil-Loeb-Beeson Mac
D erm o tt, 1 4 Edición, Tom o li, Parte XVI, si la capacidad de reacción o compensaciór^j
T-ap. 730, p. 1666-1671, E ditorial Inter- de la médula está intacta, la producción dd
am ericana, M éxico 1978. eritrocitos puede aumentar hasta 8 veces, (4)
3.— Castle W.B. “ Present status of th e etiology lo que quiere decir que mientras la hemolisis^
of pernicious anem ia” . Annals of In tern al
no tenga un incremento que sea superior
M edicine, VoL 34, p. 1093, 1951.
esa capacidad funcional de la eritropoyesisi
4.— Conn R.B. Valores norm ales de L aborato­
rio. Escuela de Medicina Jo h n s Hopkins no habrá anemia. En este caso se dice que e y
Baltim ore. Apéndice de T ratado de Medici- estado hem olítico está compensado. Si p o ír
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el contrario, la hemolisis es 8 veces superior tas enzimas denominadas transferasas. La
a lo normal (la vida media del eritrocito dis­ bilirrubina así conjugada, es hidrosoluble y
minuye a 15 días), aparece anemia y se con­ dá una reacción directa con la reacción de
sidera un estado hem olítico descompensa­ Van den Bergh. (1) Esta bilirrubina es eli­
do. (4) minada en la bilis, hacia el intestino y al lle­
gar al colon la flora la reduce, transformán­
También se dijo en páginas anteriores,
dola en urobilinógeno. De éste, una parte es
que al destruirse el eritrocito la hemoglobina
excretado por las heces fecales y otra se ab­
se transforma primeramente en verdihemo-
sorbe y por la circulación porta regresa al
globina (biliverdinaglobina) de la cual se sepa­
hígado, para ser nuevamente excretada por
ra el hierro que asociándose a la transferrina
la bilis, estableciéndose asi un ciclo. Una
llega a la médula ósea o a los sitios de alma­
porción m ínima del urobilinógeno que se
cenamiento, Por su parte, la globina también
absorbe en el colon permanece en la circula­
se desliga para ser utilizada de nueva cuenta,
ción y es excretada por el riñón. La cantidad
al igual que el hierro, en la síntesis de la he­
de bilirrubina no conjugada que normal­
moglobina. Al quedar aislada la biliverdina
mente se encuentra en la sangre no debe
se reducé a bilirrubina, que asociada a las al­
sobrepasar a 1 miligramo por 100 cc (1) y
búminas del plasma llegan al hígado. Esta bi­
la del urobilinógeno fecal varía entre 40 y
lirrubina que no es hidrosoluble, recibe el ca­
280 miligramos diarios y la del urinario, es
lificativo de no conjugada y dá una respuesta
inferiora 3.5 miligramos diarios. (1)
indirecta con la reacción de Van den Bergh.
(1) En el hígado es conjugada con el ácido Toda esta secuencia fisiológica está
glucorónico, con sulfatos y otras sustancias, graflcado en la Fig. 117-1.
para lo cual es necesario el concurso de cier­

Destrucción pe -j- Transferrina — > Medula ósea y sitios de almacenamiento,


de eritrocito ¿

Porta

UROBILINOGENO URINARIO •< 3.5 .


•míaG/xgzear'.t'OKi
E tapas de la tr ansform ación de la hem oglobina en la destrucción fisiológica del
eritrocito.
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-758-

CAUSAS DE LOS ESTADOS HEMOLITI— vas entidades, porque hablar de cada una de

COS.— El trastorno hemolítico se define ellas, rebasa los propósitos de nuestro texto.

como la destrucción prematura de los eritro­ SINTOMATOLOGIA DE LOS ESTADOS


citos que puede ser debido a defectos inhe­ HEMOLITICOS.- El Cuadro 117-2 resume '
los síntomas, signos y datos de laboratorio 1
rentes a ellos o a la existencia de factores más importantes de los estados hemolíticos. ,
nocivos en el medio intravascular. Las ano­ En cuanto a los primeros, la técnica de la
malías intrínsicas pueden ocurrir en la mem­ anamnesis es la misma del Cuadro 3-1 y
otros. i
brana del eritrocito, en la hemoglobina o
en las enzimas que contiene y son de ori­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 117-2
gen genético; en cambio, las anomalías am­ La sintomatología de los estados he- '
molíticos dependen de su intensidad y de su i
bientales son casi todas adquiridas.
cronicidad. Se considera que cuando la he­
molisis sobrepasa cuatro veces lo normal,
En el Cuadro 117-1 se establecen las
aparece ictericia, (2) la cual no es sincróni­
causas de la anemia hemolítica, pero solo ca con la anemia, por eso es que muchas ve­
nos circunscribimos a nombrar las respecti­ ces se les observa a los pacientes más ictéri­
cos que anémicos. Cuando la hiperhemólisis

CUADRO No. 117-1 i

i
CAUSAS DE LA ANEMIA HEMOLÍTICA
1 .- TRASTORNOS HEMOLITICOS CONGENITOS:
a) Defectos de mem brana
b) Defectos enzimáticos
— V ía de E m bden—M eyerhof
— Derivación de hexosa m onofosfato
c) Defectos de la hem oglobina
— Estructurales (hem oglobinopatías)
— Sintéticos (talasemia)
d) Otros
2 .- TRASTORNOS HEMOLITICOS ADQUIRIDOS:
a) Hemólisis p o r secuestro (hiperesplenism o)
b) Trastornos hem olíticos inm unitarios
— A loinm unitarios
— A utoinm unitarios
— Por fármacos
c) Hemoglobinuria p aroxística n o cturna
d) Debidos a tóxicos y anom alías m etabólicas
e) Debidos a parásitos eritrocíticos (paludism o)
f) Debidos a traum atism os de eritrocitos
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CUADRO 117-2

SIOTOMATÍÍJWGU^PJE^LOS ESTAD DSHEMOLITICOSr

Síntom as: Signos: t Laboratorio:

— Dolor en H. derecho — Palidez + + — Anemia


— Calofrío, fiebre — Ictericia + + + — Aumento de la bili-
rrubina indirecta
— Náusea, vómito — Excreción elevada de
urobilinógeno fecal.
— Cefalea
— Malestar general — Indice ictérico elevado

| es de consideración y sobrepasa la capacidad 4.— Zieve P. D., W aterbury L. A nem ia por


hemólisis. Tornado de T ratado de M edicina
* de compensación de la médula ósea, sobre­ Interna de Harvey, Johns, Owens, Ross,
viene la anemia, cuyo grado y cortejo sin­ 19 edición. Sección 7, Cap. 57, p. 556-571.
to m á tic o estarán de acuerdo a la magnitud E ditorial Interam ericana. México 1978.
|d e l estado hemolítico.
H En cuanto al dolor, puede presentarse
^ en el hipocondrio derecho y a veces en re­
C A P IT O L O 1 1 8 *1
nglón lumbar; otras veces aparece en el hipo-
^condrio izquierdo y en el mesogastrio; pos-
».teriormente aparece fiebre, calofrío, náusea,
A N E M IA S A P L A S T IC A S O PAN-
^vóm ito, cefalea y malestar general y final-
C IT O P E N IA S
lim en te ictericia y palidez. En ocasiones el es­
p iad o de postración es marcado. Esta descrip­ A la Anemia Aplástica, denominada
ción corresponde, desde luego, al estado he- también Pancitopenia, no se le conceptúa
molifico en su fase aguda. actualmente como una entidad nosológica,
sino que corresponde a varias enfermedades
Z B IB L IO G R A F IA resultantes d e j a , alteración _de las._células
hematopoyéticas primordiales de la médula
1.— Báez V illasenor J. C línica Hematológica,
ósea por distintos factores ambientales, cuya
} 6ta. edición. Anemias hem olíticas. Cap. VII acción tal vez es propiciada por susceptibili­
p. 113-134. E ditorial M endez O teo, México dad genética o por daño previo no identi­
I. 1978.
ficado. (4)
|2 .— Crosby W. H. “ The hem olytic states”
Bulletin o f th e New Y ork A cadem y of En la práctica esta depresión medular
| Medicine, VoL 30, p. 27, 1954. se traduce por: anemia, leucopenia y trom-
.3 .— Young L.E. T ranstom os hemolfticos. T o­ bocitopenia, es decir una depresión de las
mado d e Medicina In te rn a de Cecil-Loeb, tres series: roja, blanca y de las plaquetas.
| Beeson-M cDermott, 14 edición, Tom o II,
Parte XVI, Cap. 739, p. 1706-1738. E dito­ Causas.— Se las ha clasificado en tres grupos:
I rial Interam ericana, M éxico 1978. 1) Debidas al uso o contacto con agentes
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760
físicos o químicos; 2) Idiopáticas; 3) En CONSIDERACIONES AL CUADRO 1 1 8 -¿
relación con las infecciones. En la anemia aplástica idiopàtica, la,
En lo que se refiere a los agentes físi­ anemia puede pasar desapercibida por mu®
cos y químicos, es necesario hacer las si­ cho tiempo hasta que alcanza cierta intensi^
guientes consideraciones: dad y se hace sintomática. La sintomatolo­
1 Pueden ser sistemáticamente lesivo pa­ gia es la descrita en el Cuadro 115-2 q u ^
ra las células sanguíneas y para los órganos hace referencia a los síntomas y signos de la^j
hematopoyéticos, sí se usan en cantidades su­ anemias en general. Es importante señalan
ficientes. Ejemplo: antimetabolitos, agentes-^ que en este tipo de anemia no se observair
alquilantes, metilhidrazina, irradiación, etc.'~/ manifestaciones de desnutrición, ni signo®
2,— Determinadas sustancias o agentes son carenciales, alteraciones neurológicas, ni tarr^j
tóxicos para la médula ósea en general, o - Poco datos de deficiencia de hierro,
sólo para una de las series celulares (eritro- La leucopenia muchas veces es muy
cítica, granulocítica o trombocítica) en aque- acentUada « 2.000/mm3) con linfocitos b a j
líos sujetos que son susceptibles. Ejemplo: \l . ^ . ., ., , ^ . á¡
, . . , v^/jos. Esta situación hace que estos pacientes^
agentes que producen pancitopema (4); ben-
zol, arsenicales orgánicos,"sales'de oro. cío- seim ^ susceptibles a las infecciones!
ranfenicol; agentes que producen leuco.penia especialmente por gérmenes agresivos comq^j
o agranulocitosis (4): pirazolonas, tiuracilos,!^. el estafilococo dorado, pseudomonas, p ro ^
clorpromazina, etc. Agentes que pueden teus, etc
producir trombocitopenia: quinidina, aceto-^J. 4
La trombocitopenia da lugar a púrpura
zolamida, sulfonamidas, clorotiazida, col*-
chicina, etc. (4) y a hemorragia de la piel, de mucosas, ta m ^
3.— En algunos individuos la sensibilidad ^fcién hemorragias retinianas y cerebrales^
para ciertas sustancias obedecen a procesos Se considera como límite crítico a <70.00C$|
inmunológicos, que implica una reacción plaque tas/mm3 (2). En este tipo de anemia^
antígeno-ainticuerpo, cuyo resultado puede es importante realizar estudio de médula^
ser la aglutinación de granulocitos (agranu­
ósea, la misma que es hipoplásica, llena de
locitosis) o de plaquetas (púrpura trombo-
grasa y con estroma vacío. Su grado de hipo-^
citopénica. (4) En lo que se relaciona a la
celularidad no se correlaciona con el pro:í(|
variedad idiopàtica, se registra su mayor in­
nóstico. ,jj
cidencia de la tercera a la quinta década
de la vida. 1
^ J S e describen anemias aplásticas secun-
4
■j darías a procesos infecciosos tales como la
tuberculosis mñiar (1), la hepatitis por v i^ J / B IB L IO G R A F IA 4
rus (5) y la brucelosis (3). I
i . — Evans T .S., Deluca V.A., Waters L.L. “ The
SINTOMATOLOGIA.- El Cuadro 118-1 association of miliary tuberculosis of t h £
traduce los principales síntomas, signos y bone m arrow and pancytopenia” .— Anna]*
o f Internal M edicine.— VoL 37, p. 1044*
datos de laboratorio correspondientes a la
1952. ^
depresión de las tres series: roja, blanca y
2.— K arpatkin S. “ Drugs induced throm bocyto­
de plaquetas; es decir, anemia, leucopenia penia”. A m erican Journal of Medical Scie.i. ^
y trombocitopenia: ces. VoL 262, p. 69, 1971.
www.medibooksnica.net63.net -7 6 1 -

CUADRO No. 118-1

SINTOMATOLOGIA DE LA ANEMIA APLASICA

SINTOMAS-SIGNOS: LABORATORIO:

Disnea, astenia, palidez, — Anemia normocrómica.


taquicardia, hipotensión, — Tendencia a la macroci-
soplos funcionales. tosis.
ANEMIA: — Reticulocitos bajos.
— Niños: aumento de la
hemoglobina fetal.

LEUCOPENIA: Tendencia a las infec­ — Granulocitopenia.


ciones. — Linfocitos bajos.

— Hemorragias de piel y — Plaquetas: < 70.000


mucosas. — Prolongación del tiempo

TROMBOCIr — Púrpura. — de sangrado.

TOPENIA: — Retracción del coágulo


aumentado.

NOTA.—La médula ósea es hipoplásica, con grandes espa­


cios de grasa.

3.— Lynch E.C., Mckenchme J.C ., A lfrey C.P. Academy of Sciences. Series II, VoL 18,
“Brucellosis w ith pancytopenia”. Annals p. 233, 1956.
of Internal Medicine V o i 69, p. 319, 1968.
5.— R ubin E., G ottlieb C., Vogel P. “Syndrom e
4.— R eznikoff P., Wells M. “Toxic effects of hepatitis and aplastic anem ia” , Am erican
therapeutics agents upon the hem atopoyectic Journal of Medicine. VoL 45, p. 319,
system ”. Transactions o f the New Y ork 1968.
/
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762-

CAPITULO 119 4 . - La policitemia asociada a la obesidad,,


debido a hipoventilación. Ej: Sind. de Pick-
POLIGLOBULIAS O POLICITEMIAS Wick. i
5 — La policitemia que está en relación
En el Cuadro de Valores Hematológi- con agentes químicos tóxicos y llevan a la
cos están consignados los valores normales transformación de la hemoglobina en me-'
correspondientes a Hemoglobina, Número de tahemoglobina. ,
eritrocitos por mm^ y H em atocrito, que se 6.— Finalmente las policitemias secundarias
ponen en práctica en nuestro medio. Cuan­ a alteraciones renales, tanto benignas como i
do estos valores se encuentran por encima malignas, que son debidas a la relación que
de los considerados normales, se dice que es­ existe entre riñón y eritropoyetina. (3)
tamos frente a una Poliglobulia o Poli- Todas estas policitemias secundarias,
citemia. se denominan también Eritrocitosis. En el
Las Poliglobulias se clasifican en Pri­ Cuadro 119-1, se establece en forma didácti-^
maria y Secundaria. ca: la patogenia, la sintomatología y los da-*
tos de laboratorio más importantes de las
Se dice que es Primaria,cuan do la poli-
Policitemia Primaria o Eritremia y las P o li-í
citemia es el resultado de una hiperplasia de
citemias Secundarias o Eritrocitosis: ^
la médula ósea hem atopoyética, de causa ge­
neralmente desconocida y de curso maligno; CONSIDERACIONES AL CUADRO 119-11
se acompaña además de leucocitosis y de
La Policitemia Vera o Eritremia P ri-^
trombocitosis, es decir, es una pancitosis.
maria, es poco frecuente en nuestro medio.
A esta condición se le conoce también con el
Se observa con mayor frecuencia en la raza®
nombre de Policitemia Vera o Eritrocitemia judía (1); predomina en el sexo masculino y ^
Primaria. es el resultado de una sobreproducción de-—
La Policitemia es Secundaria, cuando sordenada de eritrocitos, leucocitos y pía—™
obedece a causas m uy bien establecidas de­ quetas a nivel medular, razón por la cual s e ^
pendientes de entidades cardiacas, pulmo­ le ha considerado como una hiperplasia m a-^
nares, metabólicas y en veces a situaciones ligna del tejido hematopoyético. (4) Se ha
fisiológicas de adaptación. (2) visto también que tiene una tendencia fam i-^
Asi por ejemplo, son policitemias se­ liar y en ocasiones puede mutar hacia u n a ^
mielofibrosis o a una leucemia mielocítica,
cundarias las siguientes:
crónica. (4) 4
1.— La observada en los estados de hemo-
concentración por pérdida o disminución del En lo que se relaciona con las polici—^«
plasma, como en los estados de choque, de­ temías secundarias o eritrocitosis, reconocen^
sequilibrios hidroelectrolíticos, en los cuales los siguientes orígenes: 1.— Secundaria a la s ^
la policitemia es falsa o relativa. ^ grandes altitudes, como la que observamos
2 — La policitemia compensadora, que o- y en algunos grupos indígenas de nuestros p á -^
curre en casos en los que está dificultada la ramos (entre 3.500 y 4.000 metros sobre e ] ^
hematosis, generalmente debidas a alteracio­ nivel del mar) y que está en relación al grado —
nes broncopulmonares difusas y severas. de hipoxia e hipoxemia; se ha podido com-v™
3.— Las policitemias secundarias a cardio- probar en este tipo de sujetos que existe un,^
patias, que tienen igual fundam ento que aumento de la eritropoyetina y consecuente-jj
la anterior. mente una sobreproducción de valores e r i- "
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ü
CUADRO 119-1
Iw
0 CARACTERES DIFERENCIALES DE LAS POLICITEMIAS

m DATOS: PRIMARIA: SECUNDARIA:

m PATOGENIA: Aumento en la produc- De las grandes altitudes.


de eritrocitos, por — Secundaria a alteracio­
» aumento de la pro­ nes pulmonares.
liferación de proge­ — Secundaria a cardió­
nitores eritroides. p atas.
% — Secundaria a obesidad
— Secundaria a agentes
% químicos.

t SINTOMAS Y SIGNOS:
- Cefalea + + o—
»
— Disnea 4- +
i
— Mareos, vértigos + + o —

9 — Dolor precordial + + o —

i — Facies pletòrica + + +
» — Cianosis + +++
- Hipertensión + +o —
i
— Hepatomegaüa -f H
~o—
i — Esplenomegalia -1- No existe
úk
9 — Dedos hipocráticos No existe +•
{-
— Trombosis Frecuente Raro
— Hipersensibilidad ósea ++ ' No existe
— Ulcera péptica ++ No presenta

LABORATORIO:
— Magnitud de la poli­
citemia: +++ + +
— Leucocitosis y
trombocitosis Frecuente Ausente
— Hiperplasia medular Global Serie eritrocítica
— Saturación 0 2 en san­
gre arterial: Normal Normal o baja
— Fosfatasa alcalina (leuco) Elevada Normal
— Vitamina B 12 sérica: Elevada Normal

trocitarios, aumentando también los valores sos broncopulmonares difusos y graves. Ej.
de hematocrito y hemoglobina corpuscular y la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar
| media. 2.— Policitemia secundarias a proce- difuso obstructivo crónico, la fíbrosis inters-

^ PLIEGO: 22
-
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/e>4 -

ticial difusa, etc. La causa: hematosis inco­ ran micrófagos porque tienen la propiedad
rrecta. 3 . - Policitemia secundaria a proce­ de fagocitar y digerir-partículas m uy pequft
sos cardíacos que pueden ser congénitos y ñas y aún' bacterias. Tienen que ver en g
adquiridos; su causa: saturación arterial in­ - y desaparición de la fibrina de los procesos i
s u f ic ie n t e de oxígeno, es decir, hipoxemia. flamatorios y de los productos de destrii^
4 — Eritrocitosis asociada con obesidad: es ción de tejidos, cuando se producen necrosi^
frecuente, debido a que son pacientes con Para estos fines, las células cuentan con e
hipoventilación. 5.— Eritrocitosis en rela­ zimas.
ción con agentes químicos, como por ejem­ 2.— Granulocitos eosinófilos: Se conside;
plo las anilinas y ciertos medicamentos co­ que son capaces de desintegrar y destruir
mo las sulfonamidas, que transforman la he­ '-^sustancias como las toxinas endógenas
moglobina en metahemoglobina con pérdida exógenas. (5)
de la capacidad de combinarse con el oxí­ 3.— Basófilos: se admiten que estas célu
geno. ^transportan heparina, histamina y pías
En cuanto a las manifestaciones clí­ n a . (6)
'.
nicas y los datos de laboratorio, el Cuadro 4 .— Monocitos: Su actividad principal es
tipo macrofágico, ya que son capaces de fj^
119-1 es harto explicativo y no volveremos
^ e o c ita r partículas de cierto tamaño, como
a insistir.
^protozoarios, por ejemplo. Participan activé
mente en la formación de células gigante
B IB L IO G R A F IA (5) .
5.— Linfocitos: dan lugar a la liberación
1 .— Báez Villasenor J. Clínica Hematológica, anticuerpos, al igual que sucede con las c ^ |
6ta. edición. Las Policitemias, Cap. XI, lulas plasmáticas. (Ver Cap. 114)
p. 167-177; Editorial Mendez Oteo, México
1978.
De todo esto, podemos deducir que
los leucocitos tienen funciones de d e fe n il
2.— H uff R .L .; Lawrence J-.H.; Siri W.E. ;
Wasserman L.R.; Henness T.G. “E ffect of contra todo lo que es extraño al organisr
change in altitude on hem atopoyetic activity” . Los neutrófilos, eosinófilos y basófilos la
Medicine. VoL 30, p. 1 9 7 ,1 9 5 1 .
E je r c e n a través de fagocitosis; los linfocito^
3. _ Jones N .F .; Payne R.W.; H yde R .D .; Price y las células plasmáticas, produciendo an£|jj
T.M. “R enal polycythem ia”. L ancet.,
VoL I, p. 2 99. 1960. cuerpos. Por estas razones, se dice que lo|^
4.— Lawrence J.H . “Polycythem ia. Physiology,
primeros integran el sistema fagocítico j p
diagnosis and treatm en t based on 303 cases”. los segundos, el sistema inmunocítico.
Grume and S tratto n , New York and London,
1955. Contajé y fórmula leucocitaria.- La m ay^Í!
parte de autores señalan como cifras n o r m ^
C A P IT U L O 120 les de leucocitos a cifras variables que van
de 5.000 a 10.000 por mm^. Por debajo
¿& .0 0 0 se considera leucopenia y por arribfl||
S E R IE B L A N C A O L E U C O C IT A R IA de 10.000, leucocitosis. Es necesario re c o i^
dar que en condiciones fisiológicas, c o m ^
Vamos a revisar de una manera rápida por ejemplo después del ejercicio, puedQj
las funciones de cada uno de los elementos aparecer leucocitosis im portante; por otKhl
que componen la fórmula leucocitaria: parte, se ha visto que el l l ° / o de sujetos
1 — Granulocitos neutrófìlos: Se conside- aparentemente normales, cursan con leucifll

m
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®fitosis relativa. (1) menos y que se refiere al grado de madura­
^ Por esto es que se recomienda frente ción de los granulocitos en una fórmula
j | una leucocitosis o leucopenia, repetir la leucocitaria.
acuenta y hacerlo en condiciones lo más cer­ La Fig. 120-1 esquematiza en forma
cana posible a las basales. didáctica cuales son las condiciones norm a­
a
TORMULA LEUCOCITARIA- Se dividen en les en un hemograma y en qué casos se con­
lío s grupos: granulocitos y agranulocitos, sidera una desviación a la izquierda o hacia
Riendo los porcentajes y cifras medias las la derecha. De una manera general se expre­
.siguientes (1): sa que en condiciones normales aparecen en
Granulocitos: sangre periférica elementos inmaduros, como
Neutrófilos: 50 - 70°/o (60°/o) los no segmentados o en cayado y entre los
elementos maduros, los segmentados de 2,3
Eosinófilos: - 3°/o ( 2°/o
y 4 núcleos. Cuando la fórmula está “ des­
Basófilos: - 1°/o ( l °/o ) viada hacia la izquierda” , aparecen en la cir­
*b) Agranulocitos: culación formas jóvenes como los mieloci-
— Linfocitos: eX& - 4©°/o (28°o) tos y metamielocitos y la “desviación hacia
la derecha” significa la presencia de elemen­
Monocitos: 3 - 10°/o ( 70/ 0)
tos viejos, con mayor lobulación del núcleo.
™ Es necesario también señalar dentro
Es importante hacer notar que, de or­
p ie l grupo de los granulocitos el grado de
dinario, tanto las leucocitosis como las leu-
-»maduración, asi se deberá indicar los seg-
coperiias, son el resultado del aumento o dis­
®nientados (4 5 °/o -6 5 °/o ), los no segmenta­
minución de los elementos que se encuentran
d o s o en cayado (2 °/o - 7°/o) y los meta-
en mayor proporción. Ásí, siempre que hay
apnielocitos (0°/o - 3°/o). A propósito de és­
leucocitosis, hay neutrofilia y siempre q u e:
to, indicaremos que existe una expresión
existe leucopenia, ésta se debe a disminu­
»rauy familiarizada entre médicos y estudian­
ción de los granulocitos. Esta regla, sin
t e s relacionada con la “desviación hacia la
embargo, tiene sus excepciones como por
^zquierda o hacia la derecha en el hemogra-
ejemplo en la Mononucleosis Infecciosa, en
3 de Schilling” , que actualmente se utiliza
la que aparece leucocitosis sin neutrofilia.
a
Elementos Inmaduros El ementos Maduros

fnielocito meta mieloCj no segment. S—


-U N N U C L E O —

desviación a la i zqui erda' ;

d es y i a c i ó n a la derecha
Fig. 120-1.— Condiciones norm ales de u n hemograma y las desviaciones de la fórm ula leuco­
citaria.
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- 766 -
El Cuadro 120-1 A , expone a manera AGRANULOCITOSIS.— El Cuadro 120-1-r "*
de ejemplos, las entidades más frecuentes resume en forma didáctica la etiología, pato™
que dan lugar a neutrofilia, leucopenia, genia, síntom as y signos, datos de labórate^
linfocitosis, monocitosis, eosinofilia y ba- rio en sangre periférica y en médula de_.
sofilia. las agranulocitosis. ^
De la misma m anera como se procedio CONSIDERACIONES AL CUADRO 120-1-1$
con la serie roja, vamos a realizar una revi­ La agranulocitosis es un cuadro c lín i^
sión semioíógica de las anormalidades, cuan­ co inespecífico, grave, caracterizado por pos-^
titativas de la serie blanca, es decir, de la tración profunda, fiebre elevada, faringo^l
disminución o leucopenia-agranulocitosis y amigdalitis, leucopenia y agranulocitosis se^¡
del aumento: reacciones leucemoides y leu­ veras, con ausencia de otras manifestaciones^
cemias. hematológicas como anemia y trombocito™

CUADRO 120—1—A

EJEMPLOS DE ALTERACIONES DE LA FORMULA LEUCOCITARIA


J l
Fórmula leucocitaria: Entidades: (—^
Neutrofilia: Infecciones bacterianas agudas generalizadas o localiza­
das; padecimientos reumáticos como la fiebre reumática,
la f,Hvrjíis reumatoide’ artritis gotosa, etc.; neoplasias
m .'; -.as primarias o secundarias, etc. etc.
Leucopenia: Infecciones por virus, salmonelosis, brucelosis, estados
de depresión medular, anemias megaloblásticas y ferro-
pénicas intensas, etc.
Linfocitosis: Padecimientos crónicos como la Tuberculosis, Sífilis;
padecimientos agudos como la Tosferina, Sarampión,
Rubeola, Enf. de Adisson, Hipertiroidismo, etc.
Monocitosis: Etapas de actividad de la Tuberculosis y Lepra; en el
Paludismo y Kala-azar; en algunos Linfomas de Hodgkin;
ocasionalmente en la Endocarditis Bacteriana Subaguda,
en el Tifus Exantemático y en la Brucelosis.
Eosinofilia: Padecimientos de tipo alérgico, parasitosis intestinal
(uncinariasis, ascaridiasis, paragonimiasis, cistecercosis,
etc); Dermatosis de origen infecciosos o parasitario; en
las colagenopatías (periarteritis nodosa, dermatoangio-
miositis); en el Sind. de Loefler, en carcinomas avanza­
dos, etc. etc.
Basofilia: Aunque rara, puede encontrarse en la Leucemia Mielo-
cítica Crónica, en la Policitemia Vera en la Mielofibrosis,
etc.
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CUADRO No. 120-1-B

GRANULOCITOPENIA.- AGRANULOCITOSIS / /

Etiopatogenia: Síntomas-Signos: L ab o rato rio :

Descenso de la pro­ — Grave estado de pos­ Sangre periférica:


ducción: tración. — Leucocitos < 1.000
— Congénitas — E scalofrío—fiebre mm 3
— P or fármacos (cito- — Disfagia—odinofagia. — E ritrocitos y plaque­
tóxicos, clorprom a­ — Ulceración de mucosas tas, normales.
cina, amidopirina) orales. Médula ósea:
— Asociadas a enfer­ — A denopatía cervical. — Ausencia de granulo-
m edades (leuce­ — Septicemia. citos a p artir de mielo-
mias agudas). citos y m etam ielocitos.
A um ento de la des­ — Serie eritrocítica y
trucción: m egacariocítica, n o r­
— M ediada por fenó­ mal.
m enos inm unitarios.
— Infección piógena
grave.

penia, provocada por sustancias químicas mias agudas, infecciones, artritis reuma-
empleadas como medicamentos y también toidea, entre otras.
por causas físicas, como los Rx.
El contaje de leucocitos puede ser me­
Las reacciones neutropénicas por idio­ nor de 1.000/mm3 con disminución de los
sincrasia a los medicamentos pueden deberse neutrófilos más allá del lOo/o. Los eritro­
a descenso de la producción o aumento de citos y las plaquetas son normales en sangre
destrucción. La clorpromacina y compues­ periférica, diferenciándose en ésto de las
tos afínes, constituye el ejemplo clásico de aplasias ya estudiadas.
granulocitopenia por descenso de produc­
Referente a los síntomas y signos, lo
ción y la aminopirina, ejemplo de aumento
de destrucción de los neutrófilos, pues pue­ primero que impresiona en el paciente es
de actuar como hapteno y conducir a la for­ su grave estado de postración, fiebre alta,
mación de anticuerpos contra neutrófilos. disfagia, odinofagia; el dolor alcanza hasta
el cuello y toda la cavidad bucal, en la que
Las granulocitopenias asociadas a en­ ‘\L se observa ulceraciones de mucosas y amíg­
fermedades, son observables en las leuce­ dalas, cubiertas de un exudado grisáceo.
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-7 6 8 -

Existe además adenopatía cervical doloro- B IB L IO G R A F IA


sa; los gérmenes responsables del proceso
1.— Bâez Villasenor J. Clinica Hem atológica,
séptico faringo—amigdalino son por lo ge- 6ta. Edición. Sem iologia de la cuenta y
de la fòrm ula leucocitaria. Cap. XII,
Vjieral el estafilococo dorado, el proteus y el
p. 179-190. E ditorial M endez O teo, Méxi­
colibacilo (3). Abandonado el padecimiento co, 1978.
a su curso natural, los síntomas se acen­ 2.— D am eshek W. “ A granulocytosis” . Oxford
University Press. New Y ork. 1944.
túan rápidamente, la postracción se vuelve
3.— F inch S. C. “ G ranulocytopenia” .
extrema, hay desorientación psíquica y la Hem atology. McGraw Hill B ook Company.
muerte puede sobrevenir en 8 días o menos. New York. p. 628, 1972.
4.— Moeschlin S. Year B ook of Medicine
1955-1956. Series p. 307. T he Y ear Book
REACCIONES LEUCEMOIDES. - Algunas Publis hers. Chicago 1955.
veces, aunque no muy frecuentemente, la 5.— W introbe M.M. “D iagnostic significance
magnitud de la respuesta leucocitaria alcanza o f changes in leukocytes”. B ulletin of the
tales proporciones, que las cifras se asemejan New Y ork Academy o f M edicine. VoL 15,
p. 229, 1939.
a las observadas en las leucemias.
6.— “ A New L ook at B asophie”. E ditorial
Este fenómeno, es observable en cier­ Jo u rn al of Am erican M edical Association.
tas infecciones(1) como: Tuberculosis miliar, VoL 177, p. 189, 1961.

, meningitis por meningococo, difteria, septi­


c e m ia s ; en lesiones óseas como: fracturas,
osteomielitis, metástasis,carcinamotosas, mie-
C A P IT U L O 121
lomas, etc. «r 1
L E U C E M IA S

Es importante para el estudiante y


CONCEPTO.— Las leucemias, son padeci­
para el médico general, el análisis diferencial
mientos de curso maligno, caracterizados
entre una reacción leucemoide y una verda­
por proliferación anormal de las distintas
dera leucemia, que lo sintetizamos en lo si­
variedades de leucocitos, generalmente con
guiente: A favor de una reacción leucemoide: paso de formas inmaduras a la circulación
1.— Siempre existe el antecedente de un
periférica. (2)
proceso infeccioso causal.
2.— El grado de inmadurez de los leucoci­ Aunque en nuestro medio no posee­
tos circulantes no es importante y no se ob­ mos cifras estadísticas que señalen los índi­
servan blastos en cantidad significativa. ces de morbi-mortalidad de las leucemias,
3 — Por lo general, no hay anemia. todos los autores están de acuerdo, en que
4 .— No existe trombocitopenia. existe un incremento constante y algunas
5.— Los granulocitos presentan granula­ estadísticas demuestran una duplicación de
ción tóxica. casos en un período de 14 años. (3)
6.— No hay por lo general, adenopatía, Clasificación.— Existen un gran número de
o esplenomegalia. clasificaciones de las leucemias, que general­
7 .— En la médula ósea no hay signos de mente toman como base la estirpe de célu­
leucemia, sino solo hiperplasia de la serie las predominantes y el curso clínico del pa­
granuiocítica. (ver más adelante). decimiento. De acuerdo con esto, la clasifi-
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& -769-
cación más aceptada de la FAB (Franco- Refiriéndonos ya a la parte semiológi-
®Americana-Británica), djv M e^ n ^ Agudas, ca y semiotécnica, el Cuadro 121-2 expone
^Crónicas y: S.uba;gu das.0Sind, Mielodfspl ásicos v la Etiopatogenia, Síntomas y Signos, Cua­
^H C u ad ro ~ 1 2 Í - I , resume esta ciásmcacion. dro Hematológico y hallazgos en Médula
Osea, de las leucemias agudas y subagudas:
CUADRO No. 121-1
CONSIDERACIONES AL CUADRO 121-2
CLASIFICACION DE LAS LEUCEMIAS En cuanto a la etiopatogenia, diremos
(F.A.B.) que la causa de las leucemias no se-conoce
- AGUDAS: con certeza (2) y se han especulado con al­
1 .1 .- Mieloblásticas: gunas hipótesis, entre las cuales señalaremos
Mieloblástica propiamente las siguientes:
dicha: (MI - M2 - M3)
—Mielomonoblástica (M4) 1.— -Mecanismos .genéticos: los autores se­
—Monoblástica (M5) ñalan la aparición de leucemias agudas en los
—Eritroleucemia (M6) miembros de una misma familia y que esta
—Megacarioblástica (M7) posibilidad es 17 veces mayor, lo cual im­
1.2.— Linfoblástica (L 1 - L2 - L3) plica la existencia de mecanismos genéticos,
1.3.— Indiferenciada
demostrada por la .observación de anorma­
CRONICAS: lidades . de . los cromosomas qon abjefrácío-
2.1.— Mielocítica
nes_ del número" o’3 £^.»IB Q r-fQ.Í0gía ■ (8)
2.2.— Linfocítica
Esto es más observable, como veremos más
SUBAGUDAS O SINDROMES adelante, en .laJleuceiria.mielocítica crónica
MIELODISPLASICOS
f - -’ - -

CUADRO No. 121-2 7 9



y LEUCEMIAS AGUDAS

> Etiopatogenia: Síntom as- Laboratorio: Médula ósea:


> Signos:
> — Mecanismos — Mal estado gral. — Anemia normo- — Disminución
> genéticos. — Fiebre cííica de los pre­
\ — Radiación — Dolor óseo — Aumento seve­ cursores de
i ionizante — Palidez ro de leucocitos los eritro­
r - Sustancias — Adenopatía citos y pla­
> químicas — Esplenome- — Blastos en san­ quetas.
- Virus (HTLV) galia gre periférica — Células blás-
it — Trastornos — Trombocito- ticás.
hem’orrágicos penia
i — Reticulocitos
i bajos o normales
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- 770 -
en la que se observa un cromosoma acrocén- jovenes.
trico y que,h a recibido
En el S^^ro.-.3.^?.ffiatolqgico, se en­
el _nombre de cromosoma Filadelphía (Ph 1).
cuentra: a) ^ ^ i a J,n.Qmp.cftica«-.-inteii8a;
(4r ^ ' v'" ' ............ w ~ b) ^ ^ 9^ 9'pflíí^ c) Aúm^ntQ.del, n^mg;
2 .— L,a^.-i^atoción^A este respecto baste r.o, d e . leucocitos ^que,,nunca ;.es ...tan -.altpj ni
señalar que en los radiólogos la frecuencia tan,..co^stante .como en ks.form asccrónicas.
de leucemias..es^de^5 a 9 veces m ayor tque.en. Se ha observado que del 11 o/o aí Í7°/o~de <
el médico^que no tiene esta especialidad.(6) los casos, los leucocitos están normales o (
P’e ro han sido quizá los supervivientes de las bajos (7) (‘‘leucemias aleucémicas”). De los
explosiones atómicas, quienes constituyen leucocitos circulantes, la mayoría son formas (
la prueba, más palmaria del efecto leucemo- inmaduras, es decir, blastos (Fig. 121-1) que i
génico de la irradiación (Hiroshima y Naga- son los que establecen el diagnóstico; su
saki ( 1 ). distinción entre mieloblastos y linfoblastos
i
3.— Otros mecanismos como el contacto es muy difícil. i
frecuente y prolongado con sustancias^qm- i
micas, industriales o medicamentosas como
En la médula ósea, la célula prevale- i
ehbenzol y sus_deriyado^s, se describen como
cíente es la misma de la circulación perifé- ^
agentes... §tiológicos , de las leucemias. (2)
rica, con disminución de los precursores
4.— En el Sur del Japón, donde hay mayor del eritrocito y de las plaquetas. 4
prevalencia de casos de leucemia de linfoci-
En relación a la leucemia monocítica 4
tos T de adultos, la mayoría de los pacientes
subaguda, existen algunas diferencias con las ^
y el lOo/o de los sujetos sanos, muestran
agudas propiamente dichas, que hacen rela­
anticuerpos naturales contra HTLV, lo que
ción a un curso clínico menos grave, con ^
sugiere que es una infección común.
adenopatías y esplenomegalias más constan- {[
En cuanto a los síntomas y signos, (su te, presencia de lesiones dermatológicas y s
anamnesis y examen físico ya han sido estu­ en sangre circulante: monocitos jóvenes en *
diados en otros capítulos), se asemejan en gran cantidad. (Fig. 121-2) 41
cierta forma a los de un padeciimento ,in­
feccioso: principio brusco, fie b re ,^
, ataque al estado general. La anemia es LEUCEMIAS CRONICAS.- Se describen 4
y constante, temprana, progresiva, que sólo es,; . dos tipos principales: la,vMielocítica y la
mej orada con transfusiones. Las hemorra­ ^ L in fo c ñ ic a. La primera es la más frecuente 4
gias, causadas por la disminución de las pla­ y ocurre entre los 35 y 45 años, tiene cierta £
quetas, corresponden a las observadas en las predilección por el sexo masculino. ( 5) ^
púrpuras trombocitopénicas: petequias nu­ .y .La.xLii^qcítica ocurre en edades m á s ^
merosas, equimosis espont'áoieas," epistaxis, avanzadas (después.;d.e lo s 50 años), tiene una™
gingivorragiás y en ocasiones sangrado vis­ curso lento relativamente poco m aligno;^
ceral. asimismo se observa con mayor frecuencia
La adenopatía y la esplenomegalia, en el sexo masculino. (5)
habitualmente moderadas, no son constantes. El Cuadro 121-3 sintetiza la síntoma—
Las infecciones son frecuentes, especialmen­ tología, el cuadro hematológico y los da-^i
te faríngeas. Es_ común observar ^dolores tos en médula ósea de estos dos tipos de
óseos y articulares, sobre todo^ .en. niños y Leucemia Crónica:
Fig. 121-1 y 2: Lám, X IX . i
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pp
CUADRO No. 121-3
p o i(0
m LEUCEMIAS CRONICAS c- . . ¡V

h DATOS: MIELOCÍTICA: LlOSTFOCITICA:
l§ Frecuencia: Más frecuente Menos frecuente
Edad: 30 - 45 años > de 50 años
Sexo: Masculino + Masculino + +
SINTOMATOLOGIA:
— Esplenomegaíia +++ +
— Adenopatías + + H—h
m — Hepatomegalia + +
— Púrpura + +
m — Afección de la piel No Si
m LABORATORIO:
m — Aumento leucocitos > 50.000/mm3 > 12.000/mm3
(mielocitos, meta- (Linfocitos maduros)
mielocitos, segmen­
tados).
— Plaquetas Trombo cito sis y Trombocitopenia oca­
luego trombocito- sional
p* it! penia.
| — 3 úrico elevado elevado o normal
] ? . ' . ' A OSEA: Intensa hiperpla- Intensa hiperplasia serie
sia granulocítica linfocítica
Presencia de cromo­
soma Phl

^CONSIDERACIONES AL CUADRO 121-3 frecuente es axilar y cervical.


® Las leucemias crónicas tienen una evo­ El proceso leucémico no queda circunscrito
l u c i ó n siempre lenta y en muchas ocasiones a los sitios de proliferación:, médula ósea
^ s u descubrimiento es casual. El tiempo que para la variedad mielocítica y tejido linfático
transcurre hasta completar el cuadro clínico para la linfocítica, sino que da lugar a infil­
muy variable, en ocasiones semanas y . traciones a diversos órganos y regiones de
^ n otras meses. la economía como: estómago, intestino, pul­
mones, riñones, esqueleto y piel. (2)
Los signos más llamativos ^y que esta- ^
blecen el carácter diferencial, entre.:las dos ^ El enflaquecimiento, la astenia, la,-,
^leucemias, son la esplenomegaíia y las adeno^ anorexia y el deterioro del estado general,
Jp átías. La . primera, caracteriza ,a la ,mielo- son la regla en etapas avanzadas..
^cítica, llegando muchas veces a grandes pro­ En lo que se relaciona a las manifesta­
p o rc io n e s; las segundas caracterizan a la lin- ciones hematológicas, el,.aumento„.^j[euc.o-
^focítica ..y tiene la ..característica de no citos_es,n^.s.sígnifícaüva en k leucemia mie­
pser flogótica,- son ganglios indoloros de con­ locítica, que puede llegar hasta 600.000/mmrt
sistencia fírme, no adheridos ni a la piel ni pertenecientes a la serie granulocítica ( 2)
fca planos profundos. Su localización más y correspondientes a los últimos estadios
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-772-
<
de .maduración: mielocitos, meta-mielocitos . 7.— Southam C.M.; Craver L .F .; Dargoon H.W.;
B urchenal J.H . “ A stu d y of th e natural (
y segmentados; además pueden encontrarse, history of acute leukem ia w ith especial
aunque en menor número, células más primi­ reference to d u ratio n o f the disease and i
tivas como mieloblastos y promielocitos. (2) th e ocurrence o f rem issions”. Cancer.
VoL 4, p. 3 9 .1 9 5 1 . {
En la leucemia linfocítica, el número de leu­
cocitos circulantes es menor y la mayor par­ 8.— Videback A. “ H eredity in hum an leukemia j
and its relation to cancer.”. Lewis and
te de ellos son linfocitos maduros. Co. L ondon 1947. p. 280. ^
La trombocitopenia da lugar a púr­ 9.— “ The virus etiology of hum an leukem ia”.
puras y hemorragias. El ácido .úrico es siem- EditoriaL Journal o f th e A m erican Medical *
Association. VoL 1 8 6 , p. 143, 1963. g
•s\\pre alto, de allí la indicación de los.uricosú-
ricos dentro del tratamiento de . las leuce­
mias crónicas. C A P IT U L O 12 2
Finalmente el estudio de la médula
ósea, establece la diferencia, fundamental:
intensa hiperplasia de la serie granulo cítica N E O P L A S IA S DEL S IST EM A
en la Leucemia Mielocítica e hiperplasia de
la serie linfocítica en la Leucemia Linfo- IN M U N IT A R IO
cítica.
Las neoplasias del sistema inm unitario^
constituyen un grupo heterogéneo de tumo­
res cuyas células de origen pueden ser linfo-^
B IB L IO G R A F IA
titos, histiocitos u otros componentes
sistema inmunitario. Se denominan de una
1.— Arna.no S, “ Radíatiom injury and leukemia
in Japanese. Cases observed in Hiroshima” . manera general Linfomas, y son de mal
International Congress o í H em atology. Mar
del Plata, Argentina, Sbre. 1952.
pronóstico..-.
2.— Báez Villaseñor J. Clínica Hematológica,
CLASIFICACION.— Estos trastornos inmu-
6ta. edición. Leucem ias. Cap. XIV 4
p. 199-218. E d itorial Mendez Oteo, México nológicos malignos, se los ha clasificado se-^
1978.
gún su célula de origen. Así tenemos los de­
3.— Gaul W.R.; Innes J .; R obson H .N .;“A survey
of 647 cases of leukem ia”. British Medical rivados del Linfocito B (Linfocito B m edu-^
Journal, VoL i, p. 585, 1953. ^Jlar, Linfocito B folicular y Linfocito B inmu-^|
4.— Goh K.; Swisher S.N. “ Specificity of the noblástico); los del Linfocito T (Linfocito T £
Philadephia C hrom osom e”. Armais of
Internal Medicine. Vol. 61, p. 609, 1964. tím ico, Linfocito T maduro y Linfocito
■■‘i / W
5.— Huguley C.M. Jr. Las Leucemias crónicas. inmunoblástico), elLHistiocístico y el de ori­
De Tratado de Medicina In terna de Cecil- gen desconocido o Enfermedad de Hodgkin.
Loeb, Beeson-M cDerm ott, 14va. edición.
Tomo II, Parte XVI, Sección 6, Cap. 764, 0
p. 1774-1780. E d ito rial Interam ericana, A las neoplasias de la línea linfociti-^
México, 1978. ca B o T, se les denomina Linfomas no
6.— March H.C. “Leukem ia in radiologist 10
Hodgkin y. constituyen un grupo diverso de^f
year later, w ith reviwe o f p ertinent evidence
for radiation leukem ia”. A m erican Journal padecimientos de presentación clínica y pro-4|
of th e Medical Sciences. VoL 242, p. 137,
1961.
nóstico variables. <0 j|
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$
I CUADRO 122-1

I
CLASIFICACION DE LOí5 LINFOMAS NO HODGKIN
i
CLASIFICACION DE N.C.I.: CLASIFICACION DE RAPPAPORT:
>
Grado Bajo:
Célula linfocítica pequeña Linfocítico difuso, bien diferenciado.
Folicular, célula pequeña dividida Linfocítico nodular, mal diferenciado
Folicular, células pequeñas Linfocítico—histiocítico nodular y mixto.
divididas y grandes mixtas.
Grado Intermedio:
Folicular, célula grande Histiocítico nodular
> Difuso, célula pequeña dividida Linfocítico difuso, mal diferenciado
Difuso, células pequeñas Linfocítico—histiocítico difuso y mixto.
► divididas y grandes mixtas.
Difuso, de células grandes. Histiocítico difuso.
)
Grado Alto:
Difuso, célula grande (inmunoblástico). Histiocítico difuso.
Células pequeñas no divididas
(Burkitt y no Burkitt). Difuso no diferenciado
Linfoblástico (contorneado y no
contorneado).

I El cuadro 122-1 recoge una clasifica­


ción actualizada de la National Cáncer
Institute (N. C. I.) y la antigua de Rappaport,
i sobre los Linfomas no Hodgkin.
I SINTOMAS Y SIGNOS.— Cualquiera que
sea la estirpe histopatológica del linfoma,
la mayor parte de síntomas y signos son
1 comunes a todos ellos y que lo sintetiza­
mos en el Cuadro 122-2:
/CONSIDERACIONES AL CUADRO 122-2" Fie- 122-2.- ~Ádenopatía cervical de un Lin­
foma.
1.— Dentro de las manifestaciones linfoma.-^ _
tosas propiamente dichas, la adenopatía, es^. masas (Fig. 122-2). La esplenomegalia apa-
la más constante (hasta el 95°/o de fre- rece en el 5 5 °/o de casos, habitualmente
cuencia ( 1 )) y aparecen en cadenas cervica- de proporciones moderadas. ( 1 )
les, en región axilar y mediastínica., en 2 . - Entre los síntomas generales, la fiebre
orden de frecuencia. Tiene dos caracte-^ es constante, puede presentarse como u n a ^ j
rísticas im portantes: son indoloras y no pre¿/ febrícula, periódica, irregular u ondulante
sentan signos de flogosis, la consistencia que en ocasiones puede Uegar a 40OC. La
está aumentada y tienen la tendencia a unir- diaforesis que sigue a la fiebre es copiosa,
se entre varios ganglios, originando grandes generalizada y de predominio nocturno.
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— 774 — i
4 .2 .- Cambios leucocitarios,
V CUADRO No. 122-2 inconstantes, variables,
(neutrofüia, leucocito­
i
i
sis, leucopenia, monoci-
tosis, eosinofilia). <
SINTOMAS Y SIGNOS DE LOS
4.3. Trombocitosis variable. i
LINFOMAS:
4
El enflaquecimiento casi nunca falta y'-en
1.- Sintomatología íinfomatosa:
etapas finales puede llegar a la caquexia, i
1.1.— Adenopatía: cervical,
axilar, mediastínica. 3 — Sintomatología de otros aparatos;, en {
digestivo, son constantes la náusea, vómito, ¿
1.2.— Esplenomegalia. diarrea, hepatomegalia, ictericia, absorción
2. - Sintomatologia general: intestinal deficiente. Su mecanismo de i
2.1.— Fiebre producción es diverso: unas veces se debe |
\ a infiltración Íinfomatosa a nivel del sistema
2.2.— Diaforesis digestivo y en otras ocasiones a perturba-^
2.3.— Anorexia ciones funcionales, condicionadas por com- ^
presión por masas linfoides o espleno-
2.4.— Astenia
megalia. *
2.5.— Enflaquecimiento.
En el A. Respiratorio son dos los sin- ^
Sintomatologia en diferentes tomas constantes: la tos y la disnea, debi-^
aparatos y sistemas: ^>das a infiltraciones en el parenquima pul­
3.1.— A: Digestivo: monar, crecimiento de ganglios mediastíni- i
3.1.1.Náusea, vómito cos y derrames pleurales. 4
3.1.2. Diarre a Los síntomas y alteraciones de la piel ^
3.1.3.Hépatómegalia se presentan con cierta frecuencia. El más j
3.1.4.Ictericia. característico es el prurito »„intenso y perti­
3 :2 :- A: Respiratorio: naz. Además aparecen: erupciones papú—4
3.2.LTÓS losas, zonas de eritema, eczema, herpes^
3.2.2. Disnea Vjzoster. La micosis fungoideas) que se ca­
3.3.- Piel: racteriza por la presencia simultánea de nó-"
3.3.1. Prurito dulos, placas, ulceraciones y eczema, actual-^
3.3.2.Eritema mente se lo ha relacionado con la aparición^
3.3.3. Erupciones de linfomas, especialmente el denominado^
" papulosas Linfoma Reticular, i
3.3.4. Eczema 4.— En lo que se refiere al cuadro hemato- ^
3.3.5.Herpes Zoster lógico, en contraste con lo que ocurre en las^
3.3.6.Micosis leucemias, de ninguna manera es característi­
fungoide . co en los linfomas. (2) El dato más relevante^
es la anemia que presentan 4' de cada 5 casos,^
4.— Cuadro hematológico:
es normocítica, normocrómica y su origen es .
4.1.— Anemia normocítica,
complejo, de manera semejante al de la ane-€
normo crómica
mia de las leucemias. Los cambios leucoci-^
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taños son inconstantes, variables: leucocito­ vertebrales. En un pequeño porcentaje
sis, neutrofilia, linfopenia, monocitosis y de casos, se afecta el hígado, que casi siem­
eosinofilia. Es raro encontrar casos en los
pre se asocia con lesión esplénica. El pa­
que presenten todos estos datos.
ciente presenta hepatomegalia e ictericia.
Clasificación por fases: Después de estable­
cer el diagnóstico de un linfoma no Hodgkin, Dentro de los Trastornos Mieloproli-
es necesario evaluar la extensión de la enfer­ ferativos, mencionaremos a la mielofibro-
medad. Desde 1971, la mayoría de autores
sis con metaplasia mieloide, que es un sín ­
han adoptado, la clasificación por fases de
Ann Arbor (2) que divide en 4 etapas se­ drome caracterizado por proliferación de '■
gún la afectación ganglionar sea unilateral o fibroblastos y depósito excesivo de coláge­
bilateral, en relación al diafragma. no en la médula ósea, acompañada de
metaplasia mieloidea de órganos como
hígado, bazo y ganglios linfáticos, órganos
ENFERMEDAD DE HODGKIN.- Es,. 1un
trastorno maligno peculiar, que se origina en que se convierten en sitios activos de hema­
los ganglios linfáticos con.un aspecto histo- topoyesis extramedular. Aparece en la edad
patológico característico. La presencia de la „ adulta o senil, el comienzo es insidioso y
célula gigante de Reed—S tem berg^s patog- se caracteriza por presentar hepatoespleno-
nomónica de la enfermedad. La causa de este megalia progresiva con un cuadro sanguíneo
padecimiento no se conoce y la naturaleza
periférico leucoeritroblástico.
de estas células sieue sieuc.;. i;.; eni'
El Mieloma Múltiple, es una enferme- .
dad maligna diseminada, en la cual un clono
Sintomatología.— La mayoría de pacientes
presentan adenopatías ...en forma de masas de células plasmáticas transformadas proli- ^
indoloras,, situadas .en el cuello, axila o re: (¿j fera en la médula ósea e invade el hueso
gión inguinal, que pueden pasar desapercibi­ adyacente, produciendo destrucción esquelé­
das por algún tiempo; posteriormente apare­ tica extensa, hipercalcemia, anemia, inmu-
ce fiebre inexplicable, persistente, sudora- nodeficiencia y aumento de susceptibilidad a
ción, astenia, pérdida de peso. Otro síntoma
las infecciones, además de lesión renal. El
muy frecuente es el prurito que al comien­
zo es leve y localizado, para hacerse genera­ diagnóstico se establece por estudio de pro-
lizado. Puede ocurrir afectación pulmonar teinograma en suero o en orina (inmuno-
en un lOo/o — 20o/o de casos, por disemi­ globulina de componente M). Fig. 142-7.
nación linfática a través de los ganglios hilia-
res ipsilaterales, así como también derrames Finalmente mencionaremos a la Mono- ^
pleurales que pueden ser exudados o de tipo nucleosis Infecciosa que es un padecimiento
qúiloso por obstrucción Enfática y venosa.//
causado por un virus filtrante (Virus Epstein ^
Las grandes masas mediastinales, pueden
Barr) (6) y caracterizado por adenopatía,
producir el síndrome ..de..,obstrucción de ca-
ya superior;- puede ocurrir compresión de esplenomegalia, faringitis, fiebre, y linfo-
médula espinal por extensión epidural del citosis (mononucleosis).
tumor a partir de ganglios linfáticos para-
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I Ib -

En lo que se refiere a la Esplenomega- conjuntamente: 1) Anomalías de las plaque­


lia, ésta ha sido ya estudiada en el capítulo tas; 2) Anomalías de los vasos sanguíneos y '
correspondiente al examen físico de abdo­ 3) Anomalías de los factores plasmáticos {
m en, razón por la cual no insistiremos en de la coagulación. Los dos primeros meca-
ello. nismos, es decir, las anomalías cuantitativas
y cualitativas de las plaquetas y las anomalías (
de la pared de los vasos sanguíneos, consti- *
B I B L I O G R A F I A \tjjye lo que se ha denominado el Síndrome
\J?uípúrico, con claras diferencias como pos- í
1.— BAEZ V ILLASEÑOR J. Clínica Heinato- teriormente hemos de ver con los trastornos »
lógica. 6ta. edición. Linfom as, Cap. XV,
p. 219-244, E d ito rial M endez Oteo, México causados por alteración de los factores plas­
1 9 7 8 .— máticos de la coagulación. “
2.— BAEZ VILLASEÑOR J. “ E studios sobre Referente a la sintomatología de los í
Linfom as, M anifestaciones hem atológicas”.
R evista de Investigación Clínica. VoL 20, trastornos hemorrágicos, el Cuadro 123-1 á
p. 283, 1968.— señala el qué examinar y el cómo examinar:
3.— ' BERARD C. W. “ L ym phoreticular disor­
ders; m aligm ant proliferative responses; lym­
phom a: h isto p ato lo g y o f th e lym phom as”. CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-1 i
In Williams W. J. H em atology New York, Las hemorragias en sus diferentes va-j
McGiaw Hill B ook Com pany 1972, p. 901.— riedades semiológicas y clínicas, constitu —
4.— BOURONCLE B. A .; DOON C. A. “Myelo­ yen por sí solas la sintomatología sobresa-*
fibrosis: clinical, hem atologic and patho­ líente de las enfermedades hemorrágicas. (
logic study o f 110 p atien ts” . American
Jo u rn al of M edicine Sciences VoL 243, Estas hemorragias son fácilmente de- ^
p. 697, 1 962.—
tectables cuando son externas, es decir
5.— CRAVER L. F. “ L ym phom as and leuke-
m ias”. B ulletin o f the N ew Y ork A cadem y cuando aparecen en piel, mucosas, tejido
o f Medicine. VoL 23, p. 79, 1947.— celular, articulaciones, etc.; en cambio, una i
6.— HENLE W.; HENLE G. “ E pstein—Barr hemorragia de una viscera interna es detec-¿
virus and infectio n s m ononucleosis”. New table únicamente por las manifestaciones a
England Jo u rn al o f Medicine. VoL 288,
p 263, 1973.— que da lugar o por su consecuencia inme- i
7.— PA RR EIRA R. d a S.; SALVIDIO E. “ Ob­
diata que es la anemia aguda. |
servations on peripheral blo od in retículo
En piel y mucosas, la presencia de los |
sarcom a”. H em atology. VoL 37, p. 705,
1952.— puntos hemorrágicos o petequias, constitu­
8 .— SHAPIRO M. D .; WATSON R. J. “Splenic yen el signo básico para el establecimiento ^
aspirations in m ultiple m yelom a b lo o d ”. del síndrome purpúrico del que ya hemos ha- 4
The Jo u rn al o f H em atology. VoL 8, p. 753, blado Dentro del examen físico es indis- á
1953.—
pensable su diferenciación con procesos in- ®
flamatorios, vasculares o alérgicos de la ¿
C A P IT U L O 1 2 3
piel, la cual consiste en que la púrpura no ^
desaparece a la presión sobre la piel, rea- ■
T R A S T O R N O S H E M O R R A G IC O S
lizado con el dedo o con una laminilla. 4
Las enfermedades hemorrágicas, obede­ Fig. 14-13 . Ver semiotecnica de la piel. |
cen a la perturbación de los mecanismos de La equimosis no es sino una hemorra- ^
hemostasia y se asocian con disfunción de tres gia subcutánea, cuyo color depende de la
mecanismos fisiológicos en forma aislada o antigüedad de la lesión: azul, violeta, café, 4
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CUADRO 123-1

SINTOMATOLOGIA DE LOS TRASTORNOS HEMORRAGICOS


Qué examinar Cómo examinar:
1 — Hemorragias: 1.— Hemorragias:
1 .1 .- Externas: piel y muco­ 1.1.— Simple observación.
sas; nasal (epistaxis);
articulaciones (hemar-
trosis)
1.2.— Internas o viscerales: 1.2.— Ver Capítulos correspon­
Gastrointestinal (hema- dientes
temesis, melenas); Renal;
(hematuria), etc.
2.— Púrpura: 2.— Presionando con un dedo y ob­
servando que la púrpura no. desa­
parece.
Puede hacerse también utilizando
una laminilla.
3.— Equimosis: 3 .- Se utiliza el mismo procedimien­
to anterior. La mancha equimó-
tica no cambia con la presión.

Pierna toma: 4.— Observando y palpando el carác­


ter renitente de la masa.

amarilla. El área afectada puede ser pe­


queña o extensa. Se lo reconoce- fácil­ tituye un complemento importante. Además
mente a la inspección y se debe diferenciar señalaremos los principales datos de labo­
de la cianosis, porque no desaparece a la ratorio tanto en sangre periférica como en
presión. Fig. 14-12,Lámina a color No. III. médula ósea, que son los que en definitiva
El hematoma es una colección de san­ establecen el diagnóstico de los padecimien­
gre que dá apariencia de tumor,, de color tos hematológicos.
oscuro, localizado y renitente a la palpación. El Cuadro 123-1*, señala las diferencias
La punción con aguja y el drenaje estable­ entre los trastornos purpúricos y los trans­
cen el diagnóstico. tornos de la coagulación:
A continuación vamos a realizar un CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-1’
ligero recuento nosológico sobre las enfer­ Los síndromes purpúricos, como se
medades de hemostasia primaria y aquellas puede observar, son trastornos menos gra­
producidas por alteraciones en los factores ves y por lo general transitorios. Así, la
plasmáticos de la coagulación, porque cons­ hemorragia causada por defectos de plaque­
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- l i s ­

CUADRO No. 123-1’

DIFERENCIAS ENTRE TRASTORNOS PURPURICOS Y TRASTORNOS DE LA


COAGULACION (8)
Característica: Sindr. purpúrico: Trastorno coagulación
— Antecedentes familiares: Negativo. Positivo.
— Sexo: Frecuente mujeres Frecuente varones.
- Tipo de hemorragia: Piel y mucosas Viscerales
Petequias, equimosis Hematomas profundos
espontáneas Traumáticas.
— Hemartrosis Raras Frecuentes
— Duración: Breve Toda la vida
— T. de hemorragia: Prolongado Normal.
— Fragilidad capilar: Pósitiva Negativa
(pueba del torniquete)

tas o vasos sanguíneos es inmediata y res­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-2


ponde a la presión directa. Una historia I
familiar muy clara de problemas hemorrá- 1 HEMORRAGIAS DE CAUSA VASCULAR:-
gicos graves, hace sospechar en un trastor­ Tenemos en primer término las debidas a*
no de la coagulación (hemofüia]^por ejem­ las infecciones. Antes del advenimiento de
plo). . Én los síndromes purpúricos, las he­ las sulfonamidas y de los antibióticos, más
morragias son generalmente capilares y tiene del 50°/o de los padecimientos infecciosos
lugar en piel y en mucosas (petequias y cursaban con hemorragias. (9) Se explicaba1
equimosis), en cambio en los trastornos por la lesión directa que sobre las paredes
de la coagulación, los hematomas son pro­ capilares producían infecciones tales como
fundos y las hemartrosis frecuentes. Prue­ la difteria, tifus exantemático, fiebre ti­
bas con técnicas simples ayudan a diferen­ foidea, fiebre reumática, etc.; en otras oca­
ciar; asi, la -prueba de la fragilidad vascular siones ocurrían embolias sépticas que pro­
'/de Rumpel-Leede o prueba del torniquete, ducían necrosis de los capilares, como en la
~es positiva en pacientes con síndrome pur- endocarditis bacteriana subaguda, septice­
púrico ( 1 ) y también el tiempo de hemo­ mias debidas a meningococo o a estafilococo
rragia de Duke (1) que siempre es prolon^ /.dorado. Las hemorrágicas pueden ser cu­
gado en el síndrome purpúrico y normal'-'' táneas (purpúra) o visceral (riñones, pul­
en los trastornos de la coagulación. ( 1) món, cerebro, suprarrenales, etc.).
Teniendo en cuenta estos mismos tres Los estados hemorrágicos consecutivos
mecanismos, el Cuadro 123-2 expone en de­ a infecciones no tiene un curso propio, sino
talle la clasificación de las enfermedades que su evolución está ligada a la del pade­
hemorrágicas más frecuentes: cimiento causal.
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CUADRO 123-2

CLASIFICACION DE LAS ENFERMEDADES HEMORRAGIAS


FRECUENTES:
1 Debidas a perturbaciones de los mecanismos vasculares:
1 .1 .- Por mayor fragilidad: 1.1.- Intoxicaciones, procesos in­
fecciosos, hipertensión arte­
rial.
1.2.- Por mayor permeabilidad: 1.2.- Escorbuto.
1.3.- Por hipersensibilidad: 1.3.- Púrpura anafilactoide.
1.4.- Por alteraciones congé- 1.4.- Telangiectasia hereditaria he-
nitas: morrágica.

2.— Debidas a trombocitopenia:


2.1 .- De causa desconocida: 2.1.- Púrpura trombocitopénica
idiopática.
Púrpura trombocitopénica
trombótica.
2.2.- Secundaria a infeccio­ 2 .2 .- Púrpura trombocitopénica
nes, intoxicaciones y causada por:
colagenosis: medicamentos, infecciones, es­
tados de uremia y colageno-
patías.
2.3.- Secundaria a otros cua­ 2 .3 .- Leucemias, anemias aplásticas,
dros hematológicos: hiper-esplenismo.—

3.— Debidas a alteraciones de la coagulación:


3.1 .- Por alteraciones de la 3 .1 .- Hemofilia clásica (A)
formación de trombo- - Pseudohemofília
plastina — Deficiencia del Factor IX
(Hemofilia B)
3.2.- Por alteraciones de la 3 .2 .- Hipoprotrombinemias
formación de trombina Parahemofilia
3.3.- Por presencia de inhibi­ 3 .3 .- Colagenosis, linfomas, carci- ^
dores de la coagulación: noma.
3 .4 .- Por destrucción de fi­ 3 .4 .- Fibrinolisis.
brina
3.5 .- Por consumo anormal 3 .5 .- Desfibrínización.
de los factores de la coa­ - Coagulación intravascular di­
gulación: seminada o coagulopatía de
consumo.
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En los estados de intoxicación endó-' y 2 .- ANOMALIAS CUANTITATIVAS DE PLA­
gena, tales como en la insuficiencia renal con QUETAS.- TROMBOCITOPENIA.—
retención nitrogenada, aparecen epistaxis, I^/La trombocitopenia es la causa más
sangrado de tubo digestivo alto, hemorra­ frecuente de enfermedad hemorrágica. Se
gias subcutáneas, que son explicables por un lo- determina observando en un frotis de
aumento de la fragilidad capilar debido al sangre periférica (tiene que haber de 3 a 10
efecto tóxico de las sustancias nitrogena-. plaquetas por campo de inmersión de aceite,
das. (10) También se describe trombocito- en condiciones normales). (7) Se considera
penia en uremias graves. como cifras normales de 200.000 a 400.000
por mm^. La relación entre el grado de
La deficiencia crónica de vitamina C o trombocitopenia y la hemorragia, no siempre
escorbuto, produce hemorragias a nivel de es consecuente; así, ciertas trom bocitopenias
^\piel, riñón y tubo digestivo. Se explica por graves, pueden tener pocas hemorragias y
V.una mayor permeabilidad capilar. ( 1 ) otras con una disminución moderada de
La denominada púrpura anafilactoi-^/ plaquetas, pueden sufrir hemorragias graves.
de o púrpura de Henoch Scholein, es una Las causas por las cuales la producción
vasculitis alérgica muy frecuente en ni­ de plaquetas baja es conocida en algunos ca­
ños y en personas jóvenes, con anteceden­ sos y en -otros totalmente desconocida. A
tes de infecciones por estreptococo o la in­ esta última se les ha denominado idiopáticas.
gesta de ciertos alimentos o medicamentos, Como el signo general en todas ellas consti­
que actúan como sensibilizante. tuye la púrpura, se les designa con el nom­
La púrpura generalmente se hace pre­ bre genérico de Púrpuras trombocitopénicas.
sente en miembros, abdomen y tórax, apare­ El Cuadro 123—3 resume en forma es­
ce dolor abdominal tipo cólico, en ocasio­ quemática la etiopatogenia, los síntomas,
nes aparece melena. ; signos y datos de laboratorio de la denomi­
nada Púrpura Trombocitopénica Idiopàtica
Casi siempre se acompaña de dolores en sus dos formas: Aguda y Crónica:
articulares especialménte de rodillas y tobi­
llos. En la mitad de los casos, cursan con Otra de las púrpuras trombocitopénica
hematuria, albuminaria. Tiene por lo gene­ de origen desconocido, constituye la deno­
ral buen pronóstico. minada Púrpura Trombocitopénica Trombó­
tica (P.T.T.), que se caracteriza por ser una
Finalmente dentro de las causas vas­
enfermedad aguda, que aparte de la púrpura
culares citaremos a un padecimiento con­
presénta anemia hemolítica microangiopáti­
gènito, la Telangiectasia Heniorrágica He­
reditaria o Enfermedad de Osier — Weber ca, síntomas néurológicos pasajeros fluctuan-
tes, enfermedad renal y fiebre. El pronósti­
Rendú, que se caracteriza “por la apari­
ción de nodulos vasculares dilatados que de­ co siempre en malo y un 80°/o de los pa­
cientes mueren en un lapso de un mes. (8) .^ ^
saparecen a la dígito—presión en cara, cuero
cabelludo, punta de dedos y también en mu­ Las púrpürás trombocitopénicas sinto­
cosas como lengua, labios, nariz, conjuntivas, máticas de otros padecimientos o secunda­
etc. El síntoma más común es la epistaxis rias al uso de sustancias químicas o medica­
recidivante. Su patogenia: adelgazamiento mentos, tienen mecanismos de producción
de la pared del vaso con apariencia esférica y bien claros. En la púrpura trombocitopénica
formación de aneurismas. ( 8) sintomática de las leucemias, se observa que
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CUADRO 123-3

PURPURA TROMBOCITOPENICA IDIOPATICA (P.T.I.)


DATOS: AGUDA: CRONICA:
Edad: — 2 — 6 afíos — Adultos jóvenes
Sexo: — Igual — Predominio mujeres
Síntomas y signos: — Faringitis previa. — Petequias y equimosis
— Púrpura generalizada. — Sangrado genital.
— Gingivorragias — Hemorragias abundan­
— Melena tes después de peque­
— Hemafuria ñas intervenciones (ex­
— Bazo no palpable. tracción dental, por ej.)
— Bazo no palpable.
Laboratorio: Plaquetas: <20.000 Plaquetas entre:
50.000 y 100.000
Médula ósea: Hiperplasia megacariocí- Hiperplasia megacariocí-
tica. tica.
Etiopatogenia: Trastornos producidopor Idem. !
i
un anticuerpo antiplaque- 1
tas. j

por una parte la formación de plaquetas está m ico .(3).


perturbada, y que por otra, la proliferación
En las infecciones, al mismo tiempo
leucémica desplaza y suplanta a los megaca- que hay disminución de las plaquetas, se re­
riocitos. ( 2) ; gistran alteraciones en los capilares, cuyo
En la sintomática de la pancitopenia o grado es variable.
anemia aplástica, los megacariocitos disminu­ 3 .- ENFERMEDADES HEMORRAGICAS DE­
yen en número, llegando a veces a desapare­ BIDAS A ALTERACIONES DE LA COA­
cer o bien la dinámica de la trombocitopo- GULACION
yesis es la que se altera profundamente. Antes de estudiar este tipo de pade­
Los agentes químicos o medicamento­ cimientos, nos parece muy útil que hagamos
sos capaces de producir trombocitopenia un recordatorio sobre los mecanismos fisio­
obran de dos maneras: lesionando directa­ lógicos de la coagulación y los factores hasta
mente los megacariocitos o destruyendo las hoy conocidos que intervienen en estos me­
plaquetas en sangre periférica, como conse­ canismos. La Fig. 123-3 y el Cuadro 123-4
cuencia de mecanismos^ inmunológicos (3) exponen en forma didáctica lo enunciado:
(ej: quinina, q u in id in a^ tc .). Este último
mecanismo es el que se- opera en las trom- TRASTORNOS HEREDITARIOS DE LA
bocitopenias asociadas con las colagenosis, COAGULACION. -
en especial con el lupus eritematoso sisté-/ Se describen una serie de trastornos de
X/
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-7 8 2 -

Substancias plaquetarias
FACTORES PLASMATICOS fPROTROMBINA
VIII IX XI XII.

FACTO RES IV V X (—►TROM BOPLASTINA——^ .

FACTOR V II TROMBINA

Substancias tromboplas [ T ib r in o g e n ò ~|
tínicas tisulares. [fa c to r x7Tí]- > FIBRINA^SOLUBLE
i
f ib r in a in s o l u b l i
Fig. 123.3.— Esquem a abreviado de la coagulación. Las sustancias presentes norm alm ente
en el plasma se encuentran encerradas en cuadriláteros. Los pasos mayores
se rep resen tan con flechas gruesas. La form ación de trom boplastina en la
que intervienen sustancias plaquetarias (cuadrilátero superior) se considera
Intrínsica y aquella que depende de sustancias tisulares (cuadrilátero inferior)
se llam a extrfnsica.

CUADRO No. 123-4

NOMENCLATURA, ORIGEN Y NATURALEZA DE LOS FACTORES QUE


INTERVIENEN EN LA COAGULACION (6)
! N/TÜ3P.ALEZA "C ORXCF.K:
FACTOR: S/KOm
I Fibi.inó,:.:ac -- i'roí'eína soluV’e, a r ­
güíante en el plasma,
elaborada en el híga­
do.
II Protrombina — Glucoproteína plas­
mática, cuyo metabo­
lismo en el hígado exi­
ge la presencia de Vi­
tamina K.
III Tromboplastina — Fosfolípidos y U po-
proteínas provenien­
tes de los tejidos.
IV Calcio — Ion presente en* el
plasma.
V Proacelerina. — Betaglobulina plas­
Factor lábil. mática, probablemen­
Globulina aceleradora. te formada en el h í­
gado y en el sistema
reticuloendotelial.
continúa...
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l
...viene
I) ■

VI Acelerina. — Factor inexistente,


que se suponía co­
rrespondía a una for­
ma activada del fac­
tor V.
VII Proconvertina.
Factor estable. — Betaglobulina plas­
mática, de origen he­
pático.
VIII Globulina — Fracción globulihi-
antihemofílica. ca del plasma, proba­
Tromb oplastinógeno. blemente producida
por el reticuloendote-
lio.
IX Componente — Be talipoproteína sin­
Plasmático tetizada en el hígado.
Tromb oplastínico.
Factor Christmas.
X Factor de Stuart— - Fracción globulínica
Pro wer del plasma formada en
el hígado.
XI . Antecedente — Fracción globuhnica
plasmático del plasma formada en
Tromboplastínico. el hígado.
(A.P.T.) -
XII Factor Hageman. — Fracción globulíni—
Factor de “vidrio” ca del plasma forma­
^ _ da en el hígado.
XIII Factor estabilizador de — No es sintetizado en el
la fibrina. Fibrinasa.— hígado.
Factor de Laki—Lorand.

la coagulación que tienen su aparición en así como .datos de laboratorio de la Hemo­


familias én las que se han podido compro­ filia Clásica o Hemofilia A:
bar deficiencias de ciertos factores de la coa­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-5
gulación o éstos funcionalmente son defec­ El padecimiento mejor conocido de
tuosos. La transmisión es siempre genética. aquellos trastornos de la coagulación de
HEMOFILIA CLASICA.- El Cuadro 123-5 re­ carácter familiar, es sin duda, la Hemofilia
sume la etiopatogenia, síntomas y signos, Clásica.
-
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'784 -

CUADRO 123-5

HEMOFILIA CLASICA:
ETIOPATOGENIA: SINTOMAS-SIGNOS: LABORATORIOS:
Deficiencia funcional del Hemorragias: — Anemia variable
Factor VIII o Globulina — Subcutáneas (hemato­ — Tiempo de coagula­
Antihemofílica. mas) ción prolongado.
— Intraarticulares — Tiempo parcial de
Trastorno estrictamen­ (Hemartrosis). tromboplastina pro­
te hereditario, atribuible — Epistaxis longado.
— Hematurias — Deficiencia del Fac­
a un gen recesivo unido
— Retroperitoneal
al cromosoma X tor VIII en el plasma.
— Tubo digestivo.

Se conceptúa como el resultante de especialmente de rodillas; también se citan


una deficiencia funcional del factor antihe-^ >) hemorragias de mucosas y hematurias; oca­
mofílico (Factor VIII), ( 8) pues el plasma sionalmente hemorragias intracraneanas y del
no es que carece de este factor, sino que tubo digestivo.
contiene una varíente no funcional de este
El diagnóstico específico se llega solo
factor de la coagulación. La anomalía es
con pruebas de laboratorio, estudiando la
airibuible a un gen recesivo unido a X. Esto
coagulación de la sangre, aunque los ante-
significa que los genes patológicos se e n ­
'/ cedentes familiares orientan enseguida. Las
cuentran en los cromosomas X, ds donde se ^
pruebas que descubren las anomalías en Ja
deriva el hecho de que la mujer transmite la
•vía mtrínsica de la coagulación dan resulta­
enfermedad sin padecerla, y el hombre que
dos anormales, aunque la confirmación se
la sufre, es capaz de heredar a sus hijas, que
obtendrá con pruebas adecuadas para de­
se convierten en portadoras, pudiendo con­
mostrar la deficiencia del factor antihe-
tinuar indefinidamente el ciclo. (5)
mofílico.
Es un padecimiento que se observa so­
Otro trastorno hereditario, constituye
bre todo en sujetos de raza blanca, especial­
^ l a denominada Enfermedad de Von Wille-
mente en ciertos pueblos como el israeli­
brand (4) o Hemofilia Vascular, con sín­
ta. (5) En nuestro medio, que aunque lo
tomas y signos muy semejantes, pero con
hemos venido repitiendo no existen estadís­
una diferencia fundamental desde el punto
ticas, sin embargo se considera que el padeci­
de vista de laboratorio, ya que se encuentra
miento no es muy frecuente.
j un tiempo de sangría prolongado. -■
El síntoma capital, de la hemofilia clá-,
Existe asimismo deficiencia del factor
sica, ts hemorragias, que tienen ciertas carac­
VIII y se transmite por un gen mutante
t e r í s t i c a s : 1) Generalmente no son espon­
autosómico dominante, siendo más frecuen­
táneas, sino precipitadas por traumatismos
te en la mujer.
leves; 2) Su duración es prolongada (hasta
varios días); 3) Las hemorragias más fre­ Otro padecimiento un poco más raro
cuentes son: hematomas subcutáneas, in ­ constituye la Enfermedad de Christmas
tramusculares e intraarticulares (hemartrosisj\ I debido a deficiencia funcional del Facto
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SEXTA PARTE

EXAMEN DEL
SISTEMA NERVIOSO

Dr. Carlos Guarderas R.


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CUADRO 123-6

VALORES HEMATOLOGICOS NORMALES (ADULTOS)


CITOLOGIA HEMATICA:
Hemoglobina 13 — 16 gr. por 100 cc de sangre.
Hematocrito 40°/o - 50°/o.
Eritrocitos 5 — 5.8 millones por mm^.
Reticulocitos 0.1 - 1 .5 % .
V.G.M. 84 — 103 mieras cúbicas.
C.M.Hb.G. > 30°/o.
Sedimentación globular 0 —15 mm en la primera hora.
Leucocitos 5.000 a 10.000 mm^.
Neutrófilos 50°/o - 70°/o.
Metamielocitos 0°/o - ’ 2°/o.
No segmentados 2°/o — 7 % .
Segmentados 45°/o - 65°/o.
oj'

o
Eosinófilos o

0
cT 1

o~
0

o
Basófilos 1
o

Linfocitos /1 6 °/o - 4 5 ° ¡o.


Monocitos 3°/o — 10°/o.
PRUEBAS QUE INVESTIGAN TENDENCIA HEMORRAGICA:
Tiempo de sangrado (Duke): 1 a 3 minutos.
Tiempo de coagulación (Lee White): 5 a 8 minutos.
Tiempo de protrombina (Quick): 11 a l 5 segundos(70°/o—100°/o)
Tiempo parcial de tromboplastina (TTP): 35 a 55 segundos.
Contaje de plaquetas: 200.000 a 400.000 por m n A
HIERRO PLASMATICO:
Hierro sérico: 75 a 175 microgramos por 100 cc.
Capacidad de fijación del hierro: 250 a 410 microgramos por 100 cc.

Christmas o Factor IXSd7 Componente Plas­ tervenciones. Las pruebas de laboratorio


mático de Tromboplastina. Es un trastorno ,/ • muestran un defecto en las primeras etapas
típicamente de varones y no se distingue en ^ de la vida incrínsica de la coagulación.
nada de la Hemofilia Clásica. Algunos auto­ Se describen también deficiencias here­
res lo denominan Hemofilia B. ditarias de otros factores tales como: Fac-
Otro trastorno hemorrágico familiar ^ to r XII o Hageman; del Factor V o Proacele-L.
raro es la Deficiencia de Antecedente Plas­ riña, transtorno que se lo ha denominado
mático Tromboplastínico (4) (A.P:T.) o fac­ ^JParahemofilia; deficiencia del Factor VII; de­
tor XI, que suelen aparecer con hemorragias ficiencia del Factor X o Stuart; deficiencia
menos intensas que la hemofilia y casi siem­ de Protrombina o Factor II y deficiencia de
pre después de traumatismos o pequeñas in­ Fibrinógeno o Factor I . - Todos estos tras-
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-786-

tornos sólo los mencionamos po r cuanto son d iso rd ers” . O x fo rd . Black W ell Scientific
P ublications. 1 9 6 6 .—
raros en nuestro medio, la sintom atología es
H O U G IE C.; G L O V ER H.M. “T he hem o-
igual a la Hemofilia Clásica y su estudio en
ph ilio il sta te s” . A rchives of In te rn a l Medici­
detalle corresponde a la Clínica H em atoló- ne. VoL 1 0 3 , p. 2 3 9 , 1959.—
gica.— H JO R T P .F .; H A R K E R L .A .; D A V IE E.W.;
FIC H C.A. “ H em ostasis M anual”. Univer­
sity o f W ashington 1 9 6 8 .—
B I B L I O G R A F I A
M A RCUS R .L. “ P latelet fu n c tio n ” . New
E ngland Jo ru n a l M edicine. VoL 280,
1.— A STER R .H . “ T h ro m b o c y to p e n ia due to p. 1 2 1 3 -1 2 7 8 . 1 9 6 9 .—
enhaced p la te le t d e stru c tio n ” . I n W illiams g. NACHM AN R .L. T ra n sto m o s hem orrágicos:
W. B en tler E ., E rlev H. and R u n d les R . tra sto rn o s de la hem ostasia prim aria. E n
H em ato lo g y , N ew Y o rk , M cGraw -Hill-Book T ratad o d e M edicina In te rn a de Cecil-loeb,
C om pany. 1 9 7 2 ; Chap. 1 39, p. 1 1 3 1 .— B eeson-M cD erm ott, 1 4 edición. T om o II,
2.— BA EZ V IL L A S E Ñ O R J . C línica H em atoló- P arte XVI, S ección 14, p. 1 8 4 4 -1 8 5 4 , E di­
gica, Las en ferm ed ad es hem orrágicas fre­ to ria l Interam erican a, M éxico 1978.
cuentes. Cap. X V II, p. 319. E d ito ria l M en- 9 . PER LM A N L.; F O X T.A. “ H em orrhagic
. dez O teo , M éxico 1 9 7 8 .— . d iath eses” . A n analysis o f 3 5 5 autopsy
3.— BA LD IN I M. “ Id io p atie th ro m b o c y to p e ­ re p o rts ” . A rchives o f In te rn a l M edicine.
nic p u rp u ra ” . N ew E ngland J o u rn a l of Me­ VoL 6 8 , p. 112, 1 9 4 1 .—
dicine. VoL 274, p. 1 2 4 5 ,1 9 6 6 .— lc STA F A N N I M.; D A M ESH EK W. “ The he­
4.— BIGGS R .; M A C FA R L A N E R . G. “T r a t - m orrhagic d iso rd ers”. G rune and S tra tto n .
m e n t o f hem o p h ilia a n d o th e rs coagulation New Y o rk and L o n d o n . 1 9 5 5 .—
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gicas. frecuentes, de las cuales, una buena
( CAPITULO 124
parte constituyen verdaderas emergencias
médicas.
i
- g e n e r a l id a d e s _______ _ Por todo lo que antecede, salta a la vis­
ta que el estudiante, desde ya, debe familia­
-F A C IE S rizarse con las técnicas de un examen neuro­
lògico com pleto, aunque la razón de ser de
_ A C T IT U D los cambios patológicos que encuentre los
tenga que conocer un poco más tarde, cuan­
- M ARCHA do estudie la Fisiopatologia, la Semiología y
la Clínica neurológicas.
A unque la atención médica a un pa­
Con el objeto de que sea para el estu­
ciente del sistema nervioso requiere en m u­
diante m uy comprensible y de fácil asimila­
chos casos de conocimientos y entrenam ien­
ción la descripción que vamos a hacer, liga­
tos avanzados, sin embargo, en la gran m ayo­
remos estrechamente la anatomo-físiología
ría de casos, especialmente los agudos, el
indispensable con la semiotecnia correspon­
profesional que primero atiende al enfermo
diente; de esta manera podrá inclusive ex­
es el médico general; quien, luego de un exa­
traer sus propias conclusiones sobre la pato­
men cuidadoso, debe realizar algunas accio­
logía y com probar por si mismo que el exa­
nes que pueden significar el éxito con la
men del sistema nervioso es bastante menos
recuperación del enfermo, o el fracaso con
complicado de lo que podría parecem os a
su fallecimiento o la instalación de una le­
primera vista.
sión definitiva que puede incapacitarlo para
siempre. Igual que para todos los sistemás, el
examen médico del sistema nervioso debe
Las acciones que se ve obligado a reali­ contemplar los siguientes tiempos: anam ne­
zar el médico general pueden sintetizarse en sis; examen físico y exámenes com plem enta­
las siguientes: 1 .— Establecimiento de un rios. Sin embargo, aunque ésto es así, debi­
diagnóstico preliminar; 2 — Aplicación de do a que en cada una de sus funciones se
medidas terapéuticas de urgencia, tendien­ pueden producir trastornos subjetivos (Sín­
tes a m antener con vida al paciente, a evitar tomas) y objetivos (Signos), nosotros seguire­
que la afección progrese, y a evitar eventua­ mos dicho orden clásico, pero en relación a
les complicaciones en otros sistemas que pu­ cada una de ellas, no.sin antes dejar sentado
dieran com prom eterse como consecuencia que la técnica de la anamnesis de los num ero­
de la afección neurologica inicial; y 3 .— Bús­ sos síntomas a los que da origen el sistema
queda oportuna del servicio de la especiali­ nervioso, responde a la misma aplicada a
dad correspondiente para q u e .e l enfermo cualquier síntom a del cuadro No. 3-1. Por
reciba la atención definitiva. lo demás, en el cuadro No. 4-5 de la revi­
Como puede verse, no es fácil la tarea sión de sistemas ya hemos aprendido el qué
del médico general en este campo, y su in­ y el cómo preguntar de algunos síntomas.
tervención se inicia con el establecimiento de En consecuencia, vamos a pasar direc­
un diagnóstico preliminar que no por ello de­ tamente el examen general del enfermo neu­
be ser m uy superficial, sino al contrario, lo rològico que, aunque algo ha sido adelanta­
más exacto posible en las afecciones neuroló- do en la primera parte de este libro a propó­
F ig . 1 3 5 -4 , 5, 6 : L á m . X I X .
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-78S -
sito del examen general del paciente, ahora
vamos a completar y precisar algunos deta­
lles más.
FACIES: En algunas afecciones son tan tí­
picas que su sola observación ya permite
una buena sospecha diagnóstica. A continua­
ción vamos a describir algunas frecuentes y
de m ayor caracterización.

En la parálisisivfacial »periférica, Fig.


124-1, la facies pierde su sim etría, por des­
viación de los rasgos hacia el lado sano, en el Fig. 124-1 Parálisis facial periférica
cual algunos pueden volverse más evidentes,
m ientras que en el enfermo se hacen poco
perceptibles o desaparecen; así: en el lado En -la hemorragia jcerebral, el enfermo '
enfermo las arrugas de la frente no son visi­ inconsciente suele estar con la cabeza y ojos ^
bles; la ceja no puede elevarse; el párpado desviados hacia el lado de la lesión (6) y los |
superior no cierra bien el ojo dejando ver una/, rasgos faciales están más acentuados en el i
banda de esclerótica (Signo de Bell); el páiv^ mismo lado, mientras que en la mejilla del
pado inferior, debido a la parálisis del orbicu­ lado opuesto están borrados, dejándose dis- (
lar, se encuentra caído, con lo cual se rompe tender en cada espiración, dando el signo del ^
la disposición de los orificios lagrimales, lo fum ador en pipa; la boca tam bién está des­
cual, a su vez impide que las lágrimas des­ viada hacia el lado sano. Todo ésto debido i
ciendan al saco lagrimal, acumulándose en el a la parálisis de los músculos de la mejilla,^
ángulo interno del ojo y derramándose luego por una lesión en la vía piramidal.
hacia la mejilla; la comisura labial se desvía
E n:la.,enfermedad de Parkinsqn, Fig. *
hacia el lado sano; si se le pide al paciente
124-5, la facies es inexpresiva, am ím ica,con
que sople, lo hace desviando los labios hacia
disminución del parpadeo, los labios entre- 4
el lado sano, y si se le pide que abra la boca,
enseña un óvalo abierto hacia el lado sano.
Tam poco puede contraer el cutáneo del cue­
llo del lado enfermo.

mientras no hay
los movimientos bruscos puede no notarse
ningún cambio patológico; pero si apare­
cen, entonces pueden verse muecas de to ­
do orden con contracciones musculares que
afectan indistintamente a cualquier lado
de la cara; en cambio, en la corea m ayor o de
H untington, las contracciones pueden afectar
a un solo lado y acompañarse de movimien­
tos de succión, semejantes a los de la corea Fig. 124-5 Facies en la enferm edad de
senil ( 10) P arkinson ^

0
9 www.medibooksnica.net63.net -789-
abiertos dejan escapar la saliva por una de las
comisuras, y la cara en conjunto tiene el as­
pecto como si se le hubiera cubierto de po­
mada-.
JEn.e],tétanos, se produce la contractu-
ra de -los músculos de la cara, que le dan en
conjunto el doble aspecto de dolor y de risa
sardónica.
En. los tum ores cerebrales, sobre todo
si se acompaña de síndrom e de hipertensión
endocraneal, puede verse que los vasos su­ Fig. 124-9 H idrocefalia
perficiales son dilatados, el aspecto de la ca­
ra es indiferente, apático dando la impresión
de entorpecim iento intelectual. Cuando
más que un tum or se trata de un abs­
ceso, la facies es profundam ente dolorosa
y de enojo con todo lo que le rodea.

En la H idrocefalk,^cpngém |a, Fig.


124-9, llama la atención la pequeñez de la
cara en relación de la cabeza agrandada, con
los vasos muy visibles, los ojos empujados
hacia abajo de m odo que el polo inferior
de la córnea queda parcialmente cubierto
por el párpado correspondiente.
Otras facies serán descritas más opor­
tunamente.
ACTITUD.— Como sabemos, es la postura
espontánea', que adquiere el cuerpo, la cual
se modifica frente a determinadas afecciones,
en este caso del sistema nervioso; así:
En las meningitis, el paciente acostado
en decúbito lateral adquiere una posición pa­
recida al gatillo de fusil, Fig. 124-10, es de­
cir, la cabeza hiperextendida, los muslos
flexionados sobre la pelvis y las piernas so­
bre los muslos.
En el tétanos, la enérgica contracción
de los músculos paravertebrales hace que el
tronco adquiera una curvatura tal, que el
paciente puede quedar apoyado sólo en la
nuca y en lo$ talones, Fig. 124-11, posición Enfermo de meningitis
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Fig. 124-11 Opistótonos

que se llama de opistótonos. Se han descrito


Fig. 124-12 E m p ro stó to n o s 4í
otras actitudes como el em prostótonos, Fig. i
l
124-12, en la cual hay una intensa ñexión 4
de la cabeza hacia abajo, con las piernas in­ í!
«
tensamente flexionadas a nivel de las caderas
y rodillas, de manera que los muslos se pegan i
al pecho y los talones a las nalgas. El
pleurostó tonos, Fig. 124-13, es la actitud
Fig. 124-13 P leu ro tó to n o s
que se caracteriza porque el cuerpo se incur-
va en sentido lateral.
En la corea, a más de los movimientos pierna con la rodilla ligeramente flexionada J
desordenados, de la cara que antes hemos y el pie rotado con la punta hacia dentro,®
indicado, puede verse violentos movimientos le dan al hemipléjico un aspecto inconfundí-(E
desordenados, invoIuntados.de la c.' beza, los ble, Fig. 124-16.
brazos y las piernas,, especialmente de los En la enfermedad de Parkinson, Fig. ¿sj
dedos de ambos. 124-17, a más de la facies descrita, puede i
En las hemiplejías por lesión a nivel de verse en la actitud de pie, que el enfermo •in-Cj
la cápsula interna, durante la fase de flacidez d in a la cabeza y el tronco ligeramente hacia^j
puede ser difícil, sólo por la inspección, re­ adelante, flexiona los brazos, y las manos y Jj
conocer el lado paralizado; sin embargo, en dedos se agitan por un temblor que puede™
un buen número de casos, el lado afectado simular los movimientos que se realizan a l£
se muestra como hundido en la cama, con el envolver un cigarrillo. ^
miembro inferior rotado hacia afuera, y co­
En la tabes, el enfermo de pie, Fig.Jj
mo que los músculos están atónicos; le dan
124-18, abre las piernas para aum entar la™
al conjunto de la pierna, pero especialmente
base de sustentación y fija la mirada en elfj
al muslo, el aspecto de ser más ancho que el
piso; puede añadirse un genu recurvati ¿
sano.
bilateral.
Cuando aparece la espasticidad, enton­
En la paraplejía esvástica, Fig. 124-19,j
ces los dos miembros toman una posición de­
el enfermo pega las rodillas entre sí y da Id
finida, tan to en decúbito como en la posi­
impresión de que no podrá despegar los pie^
ción de pie, que se caracteriza porque el bra­
zo se pega al cuerpo, el antebrazo se flexiona del suelo.
un poco, y la mano con los dedos flexiona- En las afecciones de las raíces dei
dos, guarda al pulgar entre los demás; la ciático, especialmente por hernia discal, aunl
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0 Fig. 124-16 H em iplejía espástica.

$
$
»
»
»

»
»
»
i
Fig. 124-17 E n ferm ed ad de Parkinson.
^ Paciente en actitu d de pie

^ q u e también, en las lumbalgias musculares, co le es m uy penoso y prefiere el decúbito a


^puede verse una actitud m uy típica, Fig. la posición sentada.
124-20, caracterizada por una inclinación del Algunas ocasiones las actitudes p ato­
(^tronco hacia adelante y hacia el lado sano, lógicas no involucran a to d o el cuerpo sino
jpnuchas veces apoya su mano sobre el lado a partes de él, especialmente a la cabeza, a las
enfermo, sobre todo al caminar; al realizar manos o pies, sin embargo de lo cual, por ser
^m ovim ientos de flexión y extensión del tron­ m uy típicos facilitan el diagnóstico; así:
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- 792 -

Fig. 124-20 A ctitu d d el en ferm o co n lum-


baciatalgia

La actitud vestibular, Fig. 124-21, por


Fig. 124-21 A c titu d vestibular
lesión unilateral del laberinto o del nervio
auditivo etc., puede verse como la cabeza
gira y se inclina de tal m anera que el occi­
pucio parecería querer tocar el hombro,
mientras la cara se dirige al lado opuesto;
por su parte el hombro en cuestión se eleva
como queriendo encontrarse con el occi­
pucio, mientras que el hom bro del lado
opuesto se nota un tanto caído por paresia
del trapecio. Fig. 124-22 Mano caída. Parálisis del radial.

En las intoxicaciones satum ínicas que


producen polineuritis de los miembros supe­
riores, (2,5) puede verse la parálisis de los
músculos extensores de las manos, dando las
manos caídas^Fig. 124-22.
La mano de simio, Fig. 124-23, que
puede verse en la parálisis del mediano, ( 1 ) se
aprecia la atrofia de la em inencia tenar que
queda al mismo nivel que lo hipotenar.
^ La mano en garra, Fig. 124-24, se debe (
a la parálisis del nervio cubital, por debajo m ediano
del ramo del ñexor profundo, con lo cual
los músculos lumbricales e interóseos per­ da y tercera queden flexionadas; lo cual e
manecen ñácidos y los dedos quedan sujetos evidente sobre todo en los dedos anular )
a la acción de los flexores largos y extenso­ meñique. Se observa además una hiperex^
res. Este hecho determ ina que, mientras la tensión de la articulación metacarpo falángi-
primera falange quede en extensión, la segun- &del pulgar (Signo de JEANNE).
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Fig. 1 24-4 M ano en garra p o r parálisis del


cub ital. E n ferm o leproso.
Fig. 124-25 Parálisis del ciático p o p líte o ex­
C o rtesía del Prof. D r. H olguer G arzón.
te rn o
La lesión del ciático poplíteo externo,
|$Fig. 124-25, origina el pie equino varus;
^ m ie n tras que la neuritis del mismo lado, pro­
duce el pie equino con los dedos en flexión.
™ arC í HA.— Es la forma de caminar que
ifciene una persona. Requiere de la integridad
jjj0e las estructuras neuromusculares, esquelé­
t i c a s y articulares para que tenga una apa­
r i e n c i a norm al y su rendim iento sea eficaz.
Consiste en el desplazamiento del cuer-
g ^ o merced a que las piernas avanzan reali­
z a n d o movimientos alternados de flexión
P y extensión, acompañados de movimientos Fig. 124-26 M archa norm al
l^ íu to m ático s asociados de los miembros supe-
movimientos de la marcha garantizan que
¿yiriores, ejecutados de tal manera que a la pier-
el cuerpo se desplace gastando poca energía.
| na que va adelante, le acompaña en la misma
Además al dar el paso, la pelvis se inclina a
|ftir e c c ió n el brazo del lado opuesto. Fig.
favor del miembro que va adelante y ejercita
| # 24' 26* una ligera rotación al rededor de su eje ver­
Al caminar, el peso del cuerpo es so- tical, tam bién a favor de la pierna que va
^ n o r ta d o por el m iembro que va adelante y adelante, todo esto con el objeto de com­
P í e hace más evidente en el m om ento en que pensar el desplazamiento que el centro de
jj ^ e asienta el talón; luego soporta el peso gravedad del cuerpo sufre al caminar. En
j^ Jo d o el pie y además una fuerza de empuje, efecto, como sabemos, el centro de gravedad
finalmente cuando sólo los dedos se asien- del cuerpo se encuentra a la altura de la se­
R & n en el piso, la pierna ya no soporta tanto gunda vértebra sacra, desplazándose unos
^ ^ 1 peso del cuerpo, cuanto las fuerzas de cinco centím etros hacia abajo y a la derecha
aceleración, balanceo y desaceleración. Por o hacia abajo y a la izquierda, según sea el
^ É a n to la energía consumida al caminar se miembro que va adelante. Si el centro de
^ j^ a s ta más el m om ento de asentar el talón y gravedad tiene que desplazarse más, el con­
^oro g resiv am en te menos cuando se asienta sumo de energía es mayor y favorece la fati­
^M odo el pie y los dedos. En todo caso los ga muscular.
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-794-
Desde el punto de vista neurológico, típico en muchos casos. Por esta razón es g
para que la marcha sea norm al, se requiere que, en lugar de hacer un análisis num eral ^
de la integridad de todas las estructuras que por num eral del cuadro, vamos a describir ^
intervienen en ella, es decir, el aparato de la globalmente algunas marchas características |
motilidad voluntaria o piramidal, las vías ex- de algunas lesiones frecuentes.
trapiramidales que controlan el tono muscu­ 1 .— E n la enfermedad de Parkinson, la ^
lar, el laberinto y cerebelo para el control marcha se realiza a pequeños pasos, que pue- ^
del equilibrio, y la vista que se encarga de den ir haciéndose progresivamente más rá- ^
enviar información de la posición que ocupan pidos, hasta el punto que si se le ordena al
la cabeza y cuerpo,, a los dos anteriores pa­ enfermo que se detenga, no puede hacerlo "
ra que éstos efectúen las correcciones nece­ inmediatam ente y sigue adelante unos cuan- ^
sarias para el m antenim iento de la posición tos pasos más. Se acompaña de la p é rd id a ^
y la marcha; además, es indispensable la de los movim ientos pendulares de los brazos ™
integridad de. las vías de la sensibilidad pro­ que se m antienen flexionados según hemos
funda que conducen los estímulos propio- descrito en la actitud. Se debe a una lesión f
ceptivos de las articulaciones, ligamentos y del núcleo lenticular especialmente del Locus
músculos hacia los centros reguladores de Niger. (8,4). €
la marcha para garantizar su rendim iento
2 — En la corea m enor y en la m ayor, el en- 4 |
eficaz; y por fin, para que los movimientos
fermo camina con el tronco oscilando de un¿»
autom áticos asociados se realicen, hace fal­
lado a otro como si fuera a caer. A ésto se i
ta la integridad del cuerpo estriado que en­
añaden los movimientos violentos y d eso rd e -^
vía sus estímulos por la vía extrapiramidal.
nados de la cara y miembros, dando al con‘^jj
Como puede verse, el mecanismo es junto el aspecto de la marcha de payaso. La J
complejo; y como puede deducirse, una le­ corea m enor se debe fundam entalm ente ala^B
sión en cualquiera de las estructuras men­ lesión del putam en, pero también de la cor-^j
cionadas es capaz de alterar significativa­ teza, cerebelo y tallo ( 1 1 ) por causas in fla -^
m ente la marcha, produciendo a veces cam­ m atorias; mientras que en la corea^mayor,™
bios ta n característicos que hacen de su iden­ la lesión del Neo-estriatun y la corteza es di
tificación un hecho sencillo. tipo degenerativo ( 1 1 ), en la que puede en-^j
Por otra parte téngase presente que contrarse además déficit del ácido gamma 5
las estructuras antes mencionadas y sus al­ am inobutírico en el cerebro. (9) ‘« i
teraciones específicas serán estudiadas más
3.— En el cerebeloso, el enfermo m a rc h a ^
adelante.
como un ebrio, con grandes oscilacio n es^
QUE Y COMO EXAMINAR.- El Cuadro No. del tronco, con vacilación y con te n d e n c ia s
124-1, nos indica una lista de los elementos a la caída hacia adelante, atrás o a un costa-
que deben tomarse en cuenta al momento do. “Para el cerebeloso, la línea recta dejd8 |
del examen. de ser la más co rta” .
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 4.— Marcha tabética (3,7): La lesión asienj
124-1. Aunque para el examen de la mar­ ta en los cordones posteriores de la médula,
cha es útil realizar una inspección detallada lo cual interrum pe la llegada a los centros
y segmentaria como nos indica el cuadro, coordinadores de las sensaciones propiocepá
sin embargo, lo que cuenta para el diag­ tivas nacidas en los músculos, huesos y ar-^
nóstico es el conjunto, que suele ser muy ticulaciones; por esta razón es que sus p i e r ^ |
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CUADRO No. 124-1

EXAMEN DE LA MARCHA
Qué examinar Cómo examinar *
1.— Ritmo 1.— Ordenándole que camine
1 .1 : Normal y esbelto
1.2: Lento y torpe
2.— Dirección 2.— Ordenándole que camine hacia
un punto fijo
2.1 : Rectilínea y firme
2.2: Titubeante
3.— Mirada 3.— Simple inspección
3.1: Adelante
3.2: A media altura
3.3: Al piso
4.— Base de sustentación 4.— Simple inspección
4.1: Más amplia
4.2: Más estrecha
5.— Piernas 5.— Observando al enfermo tanto de
frente como de perfil
5. L : M'jcrutüQ de- 1os movimien­
tos articulares
5.2: Asienta primero la punta
o el talón
6.— Brazos 6.— Observando al enfermo tan lo de
• frente como de perfil
6.1: Movimientos normales de
péndulo
6.2: Permanecen pegados o se­
parados del cuerpo
6.3: Tienen movimientos inten­
cionados o sin finalidad al­
guna
7.— Marcha con ojos cerrados 7.— Ordenándole que camine con los
ojos cerrados. Es aconsejable que
una persona acompañe al enfermo,
pero sin tocarle
8.— Detención brusca 8.— Ordenándole que se detenga
9.— Giro y media vuelta,primero ■ 9.— Ordenándole que de media vuelta
al un lado y luego al otro

* En términos generales es aconsejable que el enfermo esté desnudo o con la menor


cantidad de ropa, descalzo y que sea examinado en una habitación amplia y de
temperatura abrigada.
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- 796 -
nas realizan movimientos incoordinados y
desproporcionados, pues la base de susten­
tación es amplia y las piernas son impulsa­
das hacia adelante con una fuerza exage­
rada, cayendo luego violentamente con el
talón¿ pero además el enfermo no despega
la vista del suelo y si cierra los ojos, su fal­
ta de estabilidad y coordinación aumentan
pudiendo caer. Por eso se afirma que la
vista es el bastón del tabético. I
^ 5 . — En la paraplejía espástica, el enfermo
camina a pequeños pasos, rozando el piso
pues no puede levantar las piernas, ya que las
mantiene juntas de la rodilla para arriba.
Se debe a la lesión bilateral de la vía pira­
midal a nivel de la médula por compresio­
nes, traum atismos, sífilis, esclerosis en pla­
cas, etc. Fig. 124-27 M archa d e l hem ipléjico

^ 6 .— E n la Hemiplejía capsular, el paciente


«
camina con el m iembro inferior enfermo i
describiendo una curva semejante a una B IB L IO G R A F IA .
hoz, arrastrando la punta y parte exterior
de la planta del pie, mientras mantiene el
brazo del mismo lado en la actitud que ?.a- 1 .— Beringer, tí.: Das O arnalturm ¿i — S y n d r o t^
A nalyse vori 231 F ällen m it H inw eisen a u f 1
tes hemos descrito. Generalmente se apoya
die operativen B ehancU ungsergebnise^
con el brazo sano en un bastón, pero puede Schweiz, m ed. Wschr. 102: 52 — 58, 1 9 7 ^
no hacerlo. Se debe a la lesión de la vía C uxnings, J. N .: Heavy m etals and the^
piramidal a nivel de la cápsula interna. b rain . B lackw ell O xford 1959. >^j
Fig. 124-27. 3.— D odge, P. R .: Infecciones sifilíticas d ^
sistem a Nervioso C e n tra l E n Cecil-Loeb™
7.— En ia parálisis del ciático poplíteo T ratad o de M edicina In tern a. Interam eri
extem o, el enfermo no puede realizar la cana, M éxico, 14a. E d. cap. 38S, pp. 8Ü«
1977.
8
flexión dorsal del pie al mom ento de dar el «
paso, debido a la parálisis de los músculos G reenfield, J.G., u. Mita.rb.: N europathology.:j
A rnold, L ondon, 2 nd ed. 1963.
de la pantorilla, de los peroneos y exten­
G uinee, V .F .: Lead Poisoning. A m . J. M ec^j
sores del pie, razón por la cual la punta del
52: 283, 1972
pie se encuentra caída y si no quiere cami­
H arvey, A ., Johnes, R .J ., Owens, A.H.,
nar. rozando la punta, entonces tiene que R oss, R .S .: T ratado e a M edicina I n te r n ^ j
levantar ampliamente la pierna, ñexionando In teram ericana, Mexico. 18a. ed., cap. 1 3 . ^
la cadera y la rodilla m uy por encima de pp. 1354, 1978. .ggj
los niveles normales. Al caer nuevamente H ooshm and. H., Escobar, M.R., and K c p i,|
S.W.: Weurisyphilis. A stu d y of 241 p a tie n j
el pie, lo hace sobre la punta y el borde
J.A .M .A ., 219: 726. 1972.
extem o. Una m archa semejante puede ver­
M arkham . C.H ., Brown. W.J., and R a n ^
se también en las lesiones de las raíces o R.W .: S tereo tax ic lesions in PaxkinsorjBi
de los cordones anteriores de la médula. disease Arch. N euroL, 15: 480. 1 9 6 c ? |
www.medibooksnica.net63.net - 797-
9 .— Perry, T.Ij., H ansen. S., and K loster, M.: Cuando se lesiona la estructura de
H u n tin g to n ’s C horea: D eficiency of Gamma
los movimientos voluntarios, llamada sis­
am in o b u ty ric acid in brain. N. Engl. J .
0 Med., 288: 337, 1973. tem a m otriz voluntario o piramidal, aparte
a 10.— Weiner, W. J., an d Klawans, H. L., Jr.: naturalm ente de suprimir los actos ■volun­
V L ingual — Facial b uccal m ovem ents in the tarios del sector com prom etido, permite la
elderly, II. Pathogenesis an d relationship to
§ senile chorea. J. A m . Geriat. Soc., 21: 318.
liberación de movimientos anormales, la
exaltación de reflejos y otros efectos que
A 1973.
11.— Y ahr, M.D.: Coreas. E n-C ecil-L oeb.: Tra-
los estudiaremos oportunam ente. ’
£ tad o de Medicina. In tern a. . Interam ericana
_ M éxico, 14a. ed., cap. 368, x>p. 755. 1977. Los movimientos involuntarios repre­
sentados por los actos reflejos, los movi­
m ientos automáticos y asociados, todos tan
im portantes en la vida corriente, requieren
de otras estructuras neurológicas llamadas
arco reflejo y Sistema extrapiramidal res­
^ M O T IL ÍD A D pectivamente.
Estos tipos de movimiento, voluntarios
! § G E N E R A L ID A D E S
e involuntarios, sin embargo, necesitan para
$ su realización de la misma estructura efecto-
w Los movimientos
ra, constituida por los nervios m otores peri­
® q u e realiza el .cuerpo humano son el pro-
féricos y los segmentos músculo-esqueléticos
^ d u c t o de la acción conjunta y armónica de
correspondientes. Nótese en consecuencia,
^ d iv e rs a s estructuras del sistema nervioso
que la lesión del nervio periférico suprime
centra! y periférico y, desde luego, de la
todo tipo de movimiento del segmento eje­
^ in te g rid a d de los sistemas muscular y óseo.
cutor correspondiente.
Supuesta la integridad de estos últimos, el
sistema nervioso central (SNC), es capaz Debe tomarse además en cuenta que
& d e generar una serie de movimientos vo­ el funcionam iento muscular al responder a
l u n t a r i o s e involuntarios que debidamente la incitación voluntaria o involuntaria lo
coordinados entre sí permiten la realiza- hace de manera tal que si un grupo de
® c ió n de los movimientos normales. músculos se contraen otros tienen que re­
lajarse al mismo tiempo, es decir, tienen
® Centramos por el momento nuestra
que coordinarse. Esta acción requiere de
^ a te n c ió n en las ideas de movimientos vo­
otra estructura neurológica “ conectada” a
l u n t a r i o s , involuntarios y elementos coor-
las anteriores y constituida por el cerebe­
” dinadores.
lo y el sistema propioceptivo.
® Ix>s movimientos voluntarios necesi­
t a n para su realización de la representación Por últim o, téngase en .cuenta que
jg jn en tal previa del acto en conjunto, son los músculos permanecen normalmente en
j por tanto interm itentes, pues se realizan un estado de semicontracción, llamado tono
@&ólo cuando voluntariamente se desea ha- muscular, que está encargado fundam ental­
^ c e rlo s , pero la función motriz voluntaria en m ente de la motilidad estática, es decir,
conjunto ejerce en cambio un dominio per- de aquella que fija en una actitud deter­
V m anente sobre los movimientos- reñejos, minada a los músculos que han sido movi­
^ a u to m á tic o s y estáticos. lizados. Esta función es refleja y requiere
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-798 -
de una estructura neurológica compuesta AREA COOTICAI MOTORA
por el sistema propioceptivo, la vía extra-
piramidal y el cerebelo.
En resumen téngase en cuenta que, si
bien por razones pedagógicas el estudio
de la función m otriz tiene que hacerse
por fragmentos, es sin embargo, una sola
función que resulta, como dijimos al prin­
cipio, de la confluencia armónica de una
serie de funciones controladas por diversas
estructuras del sistema nervioso.

C A P IT U L O 125

M O T IL ID A D V O L U N T A R IA

VIA PIRAMIDAL. (1, 2, 3, 4 ,5 ) .- Fig


125-1. De las células gigantopiramidales
de Betz, situadas en la corteza cerebral pre-
rohítidica, (Neurona central), parten los ci­
lindros ejes, conductores de las incitacio­
nes m otoras, y se dirigen hacia abajo atra­
vesando sucesivamente el centro oval, la
cápsula interna, los pedúnculos cerebrales,
la protuberancia, el bulbo y la médula es­
pinal. Nótese que en el centro oval están
dispuestos en form a de abanico, ocupando
una amplia zona, mientras que en la cáp­
sula interna confluyen todos los cilindros-
ejes y ocupan una zona relativamente es­
trecha, lo cual explica que una afección
a este nivel com prom eta a casi la totalidad
de ellos; además, a este mismo nivel un El haz geniculado, conforme va des
grupo de dichas fibras ocupa específica-. cendiendo por el tronco cerebral va emi­
m ente la rodilla de la cápsula interna, por tiendo ramas para los nervios craneales d¿
lo que se le da el nombre de haz geni­ lado opuesto, entrecruzándose en la line
culado, y está destinado a controlar los media con sus homólogos. El haz piramidal
m ovim ientos de la cara, mientras que las en cambio, cuando llega al bulbo se situf
fibras restantes que ocupan el brazo pos­ superficialmente, constituyendo en éste
terior de la cápsula interna, constituyen pirámides anteriores dando lugar a un hfcj
el haz piram idal, destinado a controlar los cho im portante: es que se subdivide en;
movim ientos del brazo y pierna. dos haces, uno delgado que continua del
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i
cendiendo directamente a la medula por su más se constata que toda la m itad del
^ cordón anterior (Haz piramidal directo de cuerpo está gobernada por el hemisferio
| Türk), y otro grueso que en el extremo cerebral del lado opuesto.
inferior del bulbo se cruza con el del lado Desde el punto de vista fisiológico,
^ opuesto (decusación de las pirámides) para la vía piramidal, según Copp, “ es el con­
| descender a lo largo de la médula por la ducto por el cual pasan los impulsos ac­
* parte posterior del cordón lateral, y entrar tivadores de los movimientos voluntarios” ,
en contacto, mediante neuronas intercalares pero el nacimiento y elaboración de dichos
p con las astas anteriores del lado contrario impulsos, se harían propiam ente en áreas
| al que se originaron. Las fibras del haz corticales prem otoras de los lóbulos fron­
piramidal directo también se entrecruzan tales, gracias a impulsos aferentes, que lle­
I con las del lado opuesto, pero lo hacen garían del tálamo y áreas sensitivas de la
| por partes a lo largo de la médula, de ma­ corteza.
nera tal que, en definitiva, todo el haz
Por otra parte, ya sabemos que go­
^ piramidal term ina entrecruzándose al lado
bierna los movimientos voluntarios, pero
^ opuesto.
lo hace de forma especial sobre los movi­
^ En conclusión, puede resumirse dicien- mientos finos y delicados que requieren
$ do que toda la motilidad voluntaria, cuyos de precisión y están orientados a cumplir
I impulsos nacen en la corteza cerebral del una finalidad específica previamente de­
un lado, term inan realizándose en la del term inada. Como son voluntarios, tam ­
¥ lado opuesto del cuerpo. bién se los puede interrum pir voluntaria"
mente en cualquier m om ento.
^ Las fibras del haz geniculado que,
^ como hemos dicho, term inan en los núcleos Finalm ente, téngase presente que la
grises del tronco cerebral donde se origi- vía piramidal es capaz de m antener fre­
I nan los nervios craneales, se conectan con nados o inhibidos los movimientos invo-
| una nueva neurona en dichos núcleos (Se- luntarios;
^ gunda neurona o neurona m otriz periférica), Por todo lo que antecede sejjuede de­
" de donde parten las fibras que acompa- ducir que una lesión de la vía piramidal, a
j ñan a los nervios craneales. De semejan- más de producir parálisis, con incapacidad
^ te maneja, las fibras del haz piramidal se para la realización de los movimientos volun­
conectan en las astas anteriores de la mé- tarios, permite la -liberación de otras ma­
$ dula con la segunda neurona,' de la cual nifestaciones motrices reflejas, autom áticas,
| parten las fibras que constituyen las raíces estáticas y aun de excitación de algunos
_ anteriores o motoras de los nervios raquí- centros motores capaces de producir epi­
t déos, los cuales se dirigen luego a los mús- lepsia.
| culos esqueléticos de todo el cuerpo. \.
En definitiva, la vía piramidal o vo- SEMIOTECNIA DE LA MOTILIDAD VO­
luntaria está compuesta de dos neuronas; LUNTARIA.— Muchas veces la simple
" la primera o central que nace en la corteza inspección ya nos perm ite reconocer la
P m otora prerolándica; y la segunda que na- incapacidad del paciente para realizar un
- ce en los núcleos grises del tronco cerebral, movimiento voluntario, por ejemplo, dar
" para la cara; en las astas anteriores de la la mano al saludar le es imposible si hay
9 médula, para el tronco y miembros. Ade­ una parálisis del brazo derecho. Sin em bar­
I
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— 6UU —

go, el exam en médico debe ser completo, ra central, los músculos afectados suelen ser
porque sólo en es^s condiciones se puede múltiples, según veremos más adelante, ra- (
extraer conclusiones de valor; es decir, de­ zón por la cual, más que el examen de los (
be empezarse con la anamnesis y conti­ músculos, interesa el de todo un segmento,
nuarse con el examen físico. por ejemplo, de todo un brazo, más que del <
músculo bíceps, porque interesa más la fun- |
ANAMNESIS.- Los trastornos de la moti- ción del miembro que de un músculo en si.
lidad se manifiestan al exterior más como En cambio en las lesiones de la neurona
signos antes que como síntom as, lo que quiere periférica o de los nervios periféricos, los (
decir que son hechos constatables por el músculos afectados pueden ser pocos y hasta ^
médico a través del examen físico. Sin uno sólo, por tanto el examen en este caso
embargo, lá anamnesis de los mismos debe debe ser minucioso. (
ser hecha, puesto que la recolección de la
5.— Cuando al mismo tiem po se desea exa- {
inform ación tiene significado para el re­
m inar la fuerza muscular, se puede realizar ^
conocimiento de la etiología, la evolución
los mismos movimientos, pero contra una
y el pronóstico de la enfermedad.
fuerza que ejerce el exam inador; por ejem- (
Los trastornos de la m otilidad volun­ pío, se opone a la flexión del brazo sobre el |
taria aparte de la actitud y de la marcha antebrazo. Cuando se trata de medir la
que ya hemos estudiado antes, se reflejan fuerza que se ejerce en la m ano, se puede "
por dos hechos básicos que son: la parálisis usar el dinam óm etro, aunque en la clínica (
y las paresias, es decir, por la imposibilidad basta con pedirle al paciente que ajuste con
o sólo la dificultad, respectivamente, para su m ano la mano del médico, el cual se for- *
la realización de los movimientos. Su anam­ mará una idea subjetiva de la fuerza del en- ^
nesis no difiere de la de cualquier síntom a, fermo. En los casos en que hay paresia de ^
del cuadro No. 3-1, pero su análisis lo ha­ la m ano o se sospecha de antemano una pér­
remos un poco más tarde cuando ya las dida de la fuerza, se puede utilizar también í
reconozcamos con el examen físico. la prueba del tensióm etro, Fig. 125-2, que ^
Los cuadros Nos. 125-1, nos señalan co­ ya ha sido descrita en otra parte. Y, -
%
mo realizar el examen de los movimientos vo­ 6.— El exam en siempre debe ser simétrico
luntarios, pero antes de pasar a ellos, convie­ para reconocer las diferencias. ®
ne tener en cuenta unos cuantos hechos:
i
1.— En términos generales, los movimien­
tos voluntarios deben ser realizados por el
paciente a una orden dada por el médico.
2 .— El examen debe ser sistemático, repa­
rando en el tipo de movimiento y en los
músculos y nervios que intervienen en él.
3.— El paciente debe estar con la m enor
cantidad de ropa posible, o por lo menos el
segmento del cuerpo que de manera especial
se está examinando debe estar bien descu­
bierto.
4.— En las afecciones de la neurona m oto­
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CUADRO No. 125-3.a

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA

Qué examinar Cómo examinar Nervios que intervienen (6)

1.— Cabeza 1.— Orden verbal


1.1: Flexores: 1.1: Flexione la 1.1: Espinal
Esternocleidomas- cabeza Fig. 125-3
toideo y recto an­
terior mayor de la
cabeza

1.2: Extensores: 1.2: Extienda la 1.2: Occipital mayor


Esplenio cabeza Fig. 125-4

1.3: Rotadores e 1.3: Gire la cabe­ 1.3: Rama posterior del


inclinadores: za a un lado y a primer cervical. Espinal.
Rectos posterio­ otro. Incline la ca­ Occipital m ayor
res de la cabeza; beza a un lado y
estem ocleidomas- luego al otro. Fig.
toideo; y oblicuos 125-4 ’
mayor y menor de
la cabeza
¡t

2 .— Cara 2 .— Examinando los 2 .— Pares craneales


pares craneales; se con sus ramas m o­
enseña más ade­ toras
lante
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CUADRO No. 125-lb

EXAMEN DE LA MOTILDDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
3.— Hombro 3.— Orden verbal
3.1: Abductores: 3.1: A.bralosbra- .. 3.1: Circunflejo
Deltoides zos (abducción)
Fig. 125-5
3.2: Elevadores: 3.2: Levante los 3.2: Circunflejo y
Deltoides y cora- brazos Fig. 125-6 ■músculo cutáneo
cobraquial
3.3: Pectorales y 3.3: Bájelos bra­ 3.3: Torácicos anterio­
dorsal ancho zos Fig. 125-7» res mayor y menor.
Nervio del gran dorsal
3.4: Aductores: 3.4: Cierre los 3.4: Los anteriores más
Los anteriores más brazos Fig. 125-8 el músculo cutáneo
el coracobraquial
3.5: Rotadores:
3.5.1: Su- 3.5.1: Rote el 3.5.1: Supraescapular
pra e infraespino brazo harir. ¡?fuera
so y redondo ma­
yor
3.5.2: . Subesca- 3.5.2: Rote el 3.5.2: Subescapular y
pular y redondo brazo hacia aden­ redondo mayor
mayor tro

4.— Codo 4.— Orden verbal


4.1: Flexores: 4.1: Flexione el 4.1: Músculo cutáneo
Biceps, braquial brazo Fig. 125-9 y radial
anterior y supina-
dor largo
4.2: Extensores: 4.2: Extienda el 4.2: Radial
Tríceps brazo Fig. 125-10
4.3: Supinadores: 4.3: Ponga las 4.3: Radial
Supinador corto palmas hacia arri­
ba. (Supinación)
Fig. 125-11
4.4: Pronadores: 4.4: Ponga las 4.4: Mediano
Pronadores, redon­ manos hacia abajo
do y cuadrado Fig. 125-12
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-8 0 3 -

Fig. 125-7 Brazos abajo Fig. 125-12 Pronación


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-804-

CUADRO No. 125-Ic

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA

Qué examinar Cómo exam inar Nervios ( 6)


5 .— Muñeca 5.— Orden verbal
5.1: Extensores: 5.1: E xtienda la 5.1: Radial
Radiales y cubital m ano Fig. 125-13.
posterior

5.2: Flexores: 5.2: Flexione la 5.2: Mediano


Palmares mano. Fig. 125-14.

5.3: A bductores: 5.3: Con los bra­ 5.3: Radial


Prim er radial ex­ zos y m anos ex­
terno tendidos, pero con
las palmas hacia
abajo, lleve las
manos hacia afue­
ra. Fig. 125-15.

5.4: A dductorss: 5.4: En igual po­ 5.4: Radial


cubitales antario- sición que la ante­
rio r y posterior rior, lleve las m a­
no?. adentro. Fig.
125-16. continúa.

Fig. 125-14 Flexión de la mano Fig. 125-16 Addución de las manos


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...viene >

6.— Mano-dedos 6 — Orden verbal


6.1: Flexores:
6.1.1: Flexores 6.1.1: Cierre la 6 .1.1 Mediano
de los dedos. mano. Fig. 125-17.
6.1 .2 : Flexor 6.1.2: Doble la 6 .1 .2 . Mediano
largo punta de los dedos
Fig. 125-18.
6.1.3: Flexor 6.1.3: Doble só­ 6.1.3: Mediano
corto lo la m itad de los
dedos. Fig. 125-19.

6.2: Extensores: 6.2: Abra la ma­ 6.2 : Radial


Extensor común no. Extienda los
dedos. Fig. 125-19.’

6.3: Interóseos
6.3.1: Interóseos 6.3.1: Sepárelos 6.3.1: Cubital i
dorsales dedos Fig. 125-20.
6.3.2: Interóseos 6.3.2: Junte los 6.3.2: Cubital
palmares dedos y flexióne- •'
los en la raíz. Fig.
125-21.

6.4; Del pulgar


6.4,1: Oponen­ 6.4.1: Con el 6.4,1: Mediano y ra­
te (A bductor Emi­ pulgar, toqúese la dial
nencia tenar) punta de cada de­
do. Fig. 125-22.
6.4.2: A dductor 6.4.2: Colocar un 6.4.2: Cubital
del pulgar papel entre el pul­
gar y el índice, pi­
diéndole que no
suelte mientras se
lo tracciona. Fig.
125-23.
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Fig. 1 2 5 -1 9 ’ D edos ex ten d id o s Fig. 125-23 E xam en d el adductor del pulgar


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CUADRO No. 125-ld

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA

Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)


7.— Cadera 7 — Paciente en decú­
bito dorsal. Orden
verbal

7.1: Flexores: 7.1: Levante la 7.1: Plexo lum bar y


Psoas y sartorio pierna extendida. nervio crural. M úsculo-
Fig. 125-24. cutáneo externo

7.2: Extensores: 7.2: No deje que 7.2: Ciático m enor y


Glúteos mayor y yo le levante la glúteo superior respecti­
m enor pierna extendida. vamente
En decúbito ven­
tral, se le pide que
levante la pierna
extendida. Fig.
125-25.

7.3: Aductores 7.3: Con las pier­


nas flexionadas a
nivel de la rodilla,
unidas y forman­
do ángulo recto :
el médico preten­
de separarlas. Fig.
125-26.
7.3.1: Menor 7.3.1: O bturador
7.3.2: Mediano ,7.3.2: O bturador y
m úsculo-cutáneo inter­
no.
7.3.3: Mayor 7.3.3: O bturador y
ciático m ayor
7.3.4: Recto in­ 7.3.4: O bturador
terno y
7.3.5: Pectíneo 7.3.5: Músculo-cutá­
neo externo '

continúa.
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- 808 -
...viene

7.4: Abductores: 7.4: Con las pier­


nas igual que la an­
terior, pero con
las rodillas separa
das: el médico
pretende unirlas.
Fig. 125-27.
7.4.1: Glúteo 7.4.1: G lúteo superior
mediano
7.4.2: Glúteo 7.4.2: Idem
7.4.3: Tensor de 7.4.3: Idem
la fascialata

7.5: Rotadores 7.5: Gire las pier­ 7.5 : Ramas de los plexos
externos del mus­ nas hacia afuera lum bar y sacro
lo: Piramidal, Ob­ Fig. 125-27a.
turadores externos,
Géminos superior
e inferior

7.6: Rotadores 7.6: Gire las pier­ 7.6: Glúteo superior


internos del mus­ nas hacia adentro
lo: Glúteos me­ Fig. 125-27b.
diano y menor

Fig. 125-24 Pierna levantada en extensión Fig. 1 2 5 -2 5 E x a m e n d e los g lú te o s m a y o r y m e n o r


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Fig. 125-26 Exam en de los adduotores. Fig. 125-27 Examen de los abductores

Fi*. 125-27,a. Exam en de los rotadores externos Fig. 125-27,b. Exam en de los rotadores interno

CUADRO No. 125-le

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA

Qué exam inar Cómo examinar Nervios (6)


8.— Rodilla 8.— Paciente sentado.
Orden verbal

8.1: Extensores; 8.1: Extienda la 8,1: Crural


Cuádriceps rodilla
Fig. 125-27c.

8.2: Flexores: 8.2: Flexione la 8.2: Ciático mayor


Posteriores del rodilla
muslo: Bíceps, Fig. 125-27d.
crural, semimem-
branoso y semiten-
dinoso continúa..
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-810-
...viene

9.— Pie 9.— Paciente sentado:


Orden verbal
9.1: Flexores: Flexione el pie
Lleve la punta ha­
cia arriba. Fig.
125-27e.

9.1.1: Tibial an­ 9.1.1: Ciático poplíteo


terior externo y tibial anterior.

9.1.2: Extensor 9.1.2: Idem


común
9.1.3: Extensor 9.1.3: Tibial anterior
propio del dedo
gordo

9.2: Extensores o 9.2: Extienda el


flexión plantar pie. Lleve la pun­
ta hacia abajo.
Fig. 125-27f.
j
i 9.2.1: Gemelos 9.2.1: Ciático poplíteo
interno
9.2.2: Soleo 9.2.2: Idem + el tibial
posterior

9.3: Aductores y 9.3: Lleve la pun­


rotación interna ta hacia adentro.
Fig. 125-28.
9.3.1: Tibial an­ 9.3.1: Tibial anterior
terior
9.3.2: Tibial pos­ 9.3.2: Idem
terior

9:4: Abductores 9.4: Lleve la pun­


y rotación externa ta hacia afuera.
Fig. 125-29.
9.4.1: Peroneos 9.4.1:M úsculo cutáneo
9.4.2: Extensor 9.4.2: Ciático poplíteo
común de los de­ externo y tibial anterior.
dos
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Fig. 1 2 5 -2 7 ,c. Examen del cuádriceps Fig. 125-27,f. Exam en de los extensores del pie

Fig. 125-29 Examen de los abductores y


Fig. 125 -2 7 ,e. Exam en d e los flexores del pie rotadores externos del pie
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-812-

CUADRO No. 125-1£

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA

Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)


10.— Tórax 10.— Paciente sentado
o de pie. Orden
verbal

10.1: Intercosta­ 10.1: Respire pro­ 10.1: Intercosta­


les fundamente. les
Fig. 125-29a.
11.— Abdominales 11.— Paciente acostado: 11.— Intercostales (6 úl­
Se le ordena que timos) y abdómino-
se siente sin arri­ genitales
marse.
Fig. 125-29b.

12.— Para vertebrales 12.— Paciente de pie:


Extienda el cuer­
po hacia atrás.
Fig. 125-29c -
12.1: Dorsal largo. 12.1: Nervios ra­
quídeos: ramas
posteriores
12.2: Sacrolumbar 12.2: Idem

Fig. 12 5 -2 9 ,a. E x a m e n de lo s in te rc o s ta le s Fig. 125-29,b. E x a m e n de los a b d o m in a le s


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Fig. 1 2 5 -2 9 ,c. E x a m e n d e lo s p a ra v e rte b ra le s

^EXAMEN DE LAS PARESIAS: Cuando el m o­


vimiento no se ha interrum pido, pero se
^ realiza débil o dificultosamente, se llama
paresia,- y su descubrimiento se realiza me-
diante las clásicas maniobras de Mingazzini
- y Barré.
Fig. 125—3 0 . ^
§|A 1 enfermo acostado en decúbito dorsal
Fig. 125-31 Maniobra de Barré para los brazos
».se le ordena que levante al mismo tiempo
^ la s dos piernas extendidas y separadas, y
P q u c .las mantenga en esa posición todo el
^ tie m p o que pueda. Ei primero en caer
es el miembro parético.
^M aniobra de. Barré. Fig. 125—31. Pa- ^
^ r a los brazos, se le ordena al enfermo
g^que está sentado, que levante los brazos
„extendidos y los mantenga en posición ho­
r i z o n t a l todo el tiempo que pueda. El
^brazo que cae primero es el parético.
§ Para las piernas hay que poner al
aciente en decúbito ventral, y se le ordena Fig. 125-32 Maniobra de Barré para las piernas
'que flexione las piernas hasta que formen
n ángulo recto con el muslo, pidiéndole
.1 mismo tiem po que las mantenga así dedos. Es positiva en las lesiones piramidales.
g ^ to d o lo que pueda. El primer miembro LA CORTEZA MOTORA Y LAS PARALISIS
■n caer es el parético, Fig. 125-32. SEGMENTARIAS.- Ya hemos señalado an­
^t—'
de las Manos. Fig. 125-33. Con­ tes, que la vía piramidal se origina en las
siste en que, al querer unir ambas ma­ células gigantopiramidales de Beíz, situadas
nos con los dedos abiertos, se constata que en la circunvolución frontal ascendente,
^a mano enferma no puede abrir bien los pero existen otros centros más relacionados
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-814-

Fig. 125-33 Prueba de las manos en el Fig. 125-35 Representación cortical de la


exam en de las paresias motilidad voluntaria

con la motilidad voluntaria, Fig. 125-34, Cómo puede verse, los movimientos
como son: El área 6 de Brodman; el área voluntarios de la mitad del cuerpo tienen
8 de Brodman u óculo-m otora, situada en una distribución en una amplia zona de la
la segunda circunvolución frontal; el área corteza del hemisferio cerebral del lado
suplementaria m otora. En el hemisferio opuesto; lo cual explica que, para que se'
izquierdo, en el pie de la tercera circun­ produjera la parálisis de todo un lado
volución frontal se encuentra el centro del del cuerpo, haría falta una lesión m uy am­
lenguaje articulado o centro de Broca. plia de la corteza, contrariamente a lo
que sucede si la lesión afecta a la cápsula
ii'tcr en la cual, todas las fibras de la
vía piramidal se encuentran reunidas en
un pequeño espacio.
Por todo lo que antecede, se puede
comprender que las parálisis o paresias ori­
ginadas en la corteza, afectan más bien a
pequeños grupos musculares del lado opues­
ta
LA NEURONA MOTORA PERIFERICA Y LAS
PARALISIS FLACIDAS: Ya dijimos anterior­
mente que la vía piramidal está constituida
por dos neuronas: Una central originada
Fig. 125-34 Otros centros de la m otilidad vo­ en las células de Betz, y otra periférica,
luntaria. originada en las astas anteriores de la médula,
de las cuales salen las raíces anteriores
Conviene anotar que la representación que dan origen a su vez a las libras mo­
cortical de la motilidad voluntaria en la toras de los nervios periféricos.
circunvolución prerolándica se asemeja a También dijimos, que las astas ante­
la del cuerpo invertido, cuya representa­ riores, las raíces anteriores y las fibras m o­
ción grosera se encuentra en la Fig. 125-35. toras de los nervios periféricos eran la única
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vía por la cual podían transm itirse todos
B IB L IO G R A F IA
^ los impulsos nerviosos procedentes tanto
i de la vía piramidal voluntaria, com o de la
extrapiramidal o involuntaria y de todos
1 .~ Asanuma, H.: Recent developm ents in the
^ los elementos que intervienen en el tono study o f the columnar arrangement o f
I muscular. neurons within the m otor cortex. PhysioL
Rev., 55: 1 4 3 ,1 9 7 5 .
)
2.— Brooks, V.B., and Stoney, S.D., Jr.: Motor
En consecuencia, una lesión de la mechanisms: the role of the pyramidal
neurona motriz periférica o de sus estruc- system in m otor control. Ann. Rev. PhysioL,
) turas subsecuentes interrum pirá todo tipo 33: 337, 1971.
| de movimiento (Parálisis), pero además sus­ 3.— Evarts, E. V. : Brain mechanisms in
movement. ScL Amer., 229: 96, 1973.
penderá la llegada de los impulsos nerviosos
^ que mantienen el tono muscular (Véase 4.— Granit, R.: The basis of Motor ControL
New York, Academic Press, Inc. 1970.
i tono muscular), dejándoles flácidos, sin fuer­
5.— Guyton, A.C.— Tratado de F isiologia Me-
zas y con rápida tendencia a la atrofia. dica. Interamericana, Barcelona, 5ta. ed.
^ Más •adelante, en el estudio de las parálisis, Cap. 53, pp. 709, 1977.
f seremos más precisos. 6 .— Testut, L., Latarjet, A.— Tratado de Ana-
tom ia Humana. Salvat Editores S.A., Bar­
i celona. 9na. ed., cap. 3, pp. 197-356,
1979.

. -NOMENCLATURA DE LOS TRASTORNOS DE


* LA MOTILIDAD VOLUNTARIA
C A P IT U L O N o . 1 2 6

^ Parálisis:^ es la pérdida de la motilidad


¿ M O T IL ID A D IN V O L U N T A R IA
voluntaria.
)
Hemiplejía; es la parálisis de la m itad sagi- E L S IS T E M A E X T R A P IR A M ID A L
í tal del cuerpo.
i Monoplejía: si la parálisis afecta a un sólo
miembro. S IS T E M A E X T R A P IR A M ID A L : (1 8 )
i
Cuadriplejía: es la parálisis de los cuatro Con el objeto de comprender la patología re­
^ miembros. lacionada con este sistema, consideramos in­
I dispensable hacer previamente un ligero re­
Diplejia: v se usa para llamar a la parálisis cuento anatomo-fisiológico.
j) de los dos miembros superiores.
'^A T O M ÍA DÉlTSISfÉMA EXTRAPIRA-
j| Paraplejía; se llama a la parálisis de los dos
MIDAJL:r' Consideraremos sucesivamente la
> miembros inferiores.
$ "corteza extrapiramidal; los núcleos subcor-
k A estos térm inos se pueden añadir ticales extrapiramidales y las vías extrapi-
"los calificativos de espástica o flátida, se- ramidales.
^gún predomine la contratura muscular por LA CORTEZA CEREBRAL EXTRAPIRAMIDAL:
^aum ento del tono o la flacidez de los Fig; 126-1. Aunque el .cuerpo estriado es
mismos por atonía. considerado el nivel más alto del sistema,
i
Paresia ; es la dificultad a los movimien- sin embargo, la experimentación ha com­
$ tos voluntarios. probado que la corteza cerebral está im-
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-816-

ticales)

Fig. 126-1 Corteza cerebral extrapíraxnidal 2.1: El tálamo óptico en sus núcleos m e-¿
diales, a pesar de ser un núcleo relacionado
íntim am ente con la sensibilidad. (14,22). 4!
portantem ente com prom etida con el siste­ 2.2: El cuerpo estriado, considerado com o4!
ma extrapiramidal; así: el nivel más im portante del sistema. E stá^
1.1: En la zona prem otora se reconocen compuesto por el núcleo caudado y el nú­
las áreas 4-6-8-9 y 10 de Brodman; cleo lenticular. En este último se en cuentra"
el putamen y el globus pallidus. ^jj
1.2: El área 2 de la circunvolución parie­
tal ascendente, según Brodal yLassek, a pe­ Es necesario hacer notar aquí, q u e ^ |
sar de ser fundam entalm ente sensitiva; desde el punto de vista embriológico, el nú-_
cleo caudado y el putamen proceden d e P
1.3: Diversas áreas de los lóbulos occipi­
telencéfalo y están constituidos por células^
tales y temporales; y
grandes y pequeñas. (3 ). En conjunto to - ^
1.4: Las áreas supresoras 25,45,185 y 245 man el nombre de Neo-striatun o striatun ■
de Brodman, cuya estimulación inhibe las simplemente. En cambio, el globus p a llid u s^
respuestas motoras. llamado también paleo-striatun, procede dejjj
2 . - LOS CENTROS E X TR A PIR A M ID A LE S. diencéfalo y está compuesto sólo por c é lu -,
(Subcorticales 7,12,13,23,24,32): Fig. 126-2. las grandes. (15,26,30). W
www.medibooksnica.net63.net -817-
2.3: Centros hipotalámicos: Están consti­
tuidos por el núcleo rojo, que también con­
tiene células grandes y células pequeñas;
(25,31) el locus niger, rico en melanina y
hierro; y el cuerpo de Luys.
2.4: Otros centros: Se considera que tam ­
bién forman parte del sistema, al núcleo de
Darkschewitsch, al núcleo de Deiters y al
núcleo de Cajal y al núcleo amigdalino.
3 . - VIAS EXTRAPIRAMIDALES.— (21) Fig.
126-3. Lejos de nuestra intención describir
a todas ellas; sólo lo haremos con las más
im portantes con el fin de que el estudiante
repare una vez más en la complejidad de
estas conexiones:

3.1: Fibras corticoestriadas, que descende­


rían a través del brazo anterior de la cáp­
sula interna. Tam bién existen vías que sa­
len del cuerpo estriado hacia la corteza.
Resaltamos la existencia de la vía Fronto-
pontina, que partiendo del área premotora,
atraviesa el brazo anterior de la cápsula in­
terna, llega a los núcleos de la protuberan­
cia en donde se articula con una segunda
neurona y de donde parten fibras que ter­
minan en la corteza cerebelosa del lado
opuesto. Fig. 126-3 Vías extrapiramidales y
Fibras medulares

3.2: Fibras intemucleares que ponen en


comunicación entre sí, gracias a fibras afe­ FUNCIONES EXTRAPIRAMIDALES.- Pa­
rentes y eferentes, a todos, y cada uno de ra com prender mejor la fisiología es necesa­
los núcleos subcorticales. (20,27). rio que consideremos que, desde el punto
3.3: Fibras medulares, Fig. 126-3: a través de vista ontogénico, el sistema extrapirami-
de las cuales fluyen los estímulos extrapi- dal es más antiguo que el piramidal; ésto
r'amidales nacidos más arriba, hacia las astas explica que el niño al nacer, sí bien aun no
anteriores de la médula. Entre éstas desta­ puede realizar movimientos voluntarios por
camos al haz rubroespinal de Von Monakow; falta de desarrollo del sistema correspon­
al haz longitudinal anterior o tecto espinal; diente, sin embargo, ya es capaz de efectuar
al haz longitudinal posterior o vestíbulo es­ un sinnúmero de movimientos para los cua­
pinal; a los haces retículo espinales directo les es necesaria la existencia de la estructura
neurológica adecuada, que para el caso es
y cruzado; y al haz longitudinal medio que
el sistema extrapiramidal. .
pone en contacto a los núcleos de los ner­
vios craneales entre sí. En térm inos generales se considera que
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-818-
la función de este sistema es esencialmente tos autom áticos y asociados, la aparición ■
m otriz y está relacionada con los movimien­ de algunos movimientos involuntarios o hi- ^
tos autom áticos, los movimientos asociados percinesias, y los trastornos del to n o mus- |
y el tono muscular. cular. g
Son movimientos autom áticos aque- El cuadro No. 126-1, sintetiza esta
lloá que se realizan espontánea e invo­ correlación Fisiopatológica. {
luntariam ente, por ejemplo: la elevación de
las cejas al elevar los párpados cuando se
CUADRO No. 126-1
mira hacia arriba, los movimientos instinti­
vos de defensa, como el agacharse cuando TRASTORNOS FUNCIONALES DEL
parece que algo le va a golpear desde arriba, SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL, EN
o colocar el brazo delante del cuerpo cuando
CONJUNTO
algo le agrede; los movimientos de los labios
al hablar; los de la mímica facial; los apren­ Función Patología
didos por adiestramiento, como los de la . Mótilidad 1 . 1 : Pérdida de los mo­
m ano al escribir o de todo el cuerpo al autom áti­ vimientos au to ­
nadar, etc. ca y aso­ máticos y asocia­
Son movimientos asociados, aquellos ciada dos, incluso los
m ovim ientos automáticos que acompañan a de la m ím ica fa­
los m ovim ientos voluntarios, por ejemplo: cial
la oscilación de los brazos al caminar; el 1.2 : Aparición de m o­
movim iento oscilatorio del brazo mientras vimientos anor —
el o tro ro ta como la èlice de un avión, males
etc. (hipercinesias)
1 .2.1 Temblor
El to n o muscular, es aquel estado de
1 .2.2 Tics
sem itensión en condiciones de reposo, que
1.2.3 Corea
no corresponde ni a la flacidez de un mús­
1.2.4 Atetosis
culo cuyo nervio se ha seccionado, ni a la
1.2.5 Mioclonías
tensión y dureza de un músculo contraí­
1 .2.6 Espasmos
do p o r u n esfuerzo. Como la estructura
1.2.7 Convulsiones
neurològica que controla el tono es un tanto
2 .- Tono
más com pleta de la que hemos visto en el
mus­
sistema extrapiramidal, lo estudiaremos más
cular
tarde.
Los movimientos automáticos y aso­
2.1 H ipertonía
ciados afectan, en la mayoría de veces, a "22 H ipotonía
2.3 Distonia
grupos musculares que ejecutan movimien­
tos más o menos complejos que suponen
la existencia de una sinergia muscular com­
pleta. Como en la patología extrapiramida
En consecuencia, la signología de las las lesiones pueden afectar aisladamente
lesiones del sistema extrapiramidal estará uno u otro núcleo o vía del sistema,
relacionada con la pérdida de los movimien­ conveniente tener una idea de cual es
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función especifica que el desempeña, y cual lugar. Los cuadros Nos. 126-2, sintetizan es­
sería, por tanto, la patología a la que daría ta correlación.
CUADRO No. 126-2a

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL,


POR ESTRUCTURAS ( 7 ,1 2 ,1 3 ,2 3 , 24, 32)

Estructura Función Patología

L — Corteza: áreas extra- 1.— Influyen en las 1.— Su ablación pro­


piramidales funciones de los duce hipertonía.
demás centros

1.1: Area 4S y 1.1: Su estimula­ 1.1: Atetosis y


otros. ( 8) ción eléctrica pro­ movimientos co-
duce inhibición de reicos
los movimientos
clónicos.y postu—
rales
2.— Núcleos optoes- 2 .— Participa en el 2.— Su excitación pro­
triados ... . control del meta­ duce glucosuria,
bolismo graso, de y fiebre
la glucosa, de la
diuresis y de la
temperatura

2.1: Núcleo cau­ 2.1: En términos 2.1: Hipotonía,


dado más putamen generales es un in­ trastornos de la
(Neo-Striatun) hibidor del paieo- masticación y de­
striatun. (5, 33) glución, corea y
atetosis, movimien­
tos rotatorios. (3)

2.2: Pallidun o 2.2: Inhibe el to ­ 2.2: Aumenta el


Paleo-Striatun no y los temblo- tono y permite la
res...(ll, 17). aparición de tem­
blores, como en la
enfermedad de
Parkinson
2.2.1: Intervie­ 2.2.1: Amimia
ne en la produc­ de la cara y pérdi­
ción de los movi­ da de los movi­
mientos asociados mientos pendula­
y mímica facial res de la marcha
emocional (en la enfermedad
dfí Par.kiima)_____ i
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-820-

CUADRO No. 126-2L

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRÀMIDAL


POR ESTRUCTURAS

Estructura Función Patología


3.— Núcleos Hipotalá-
micos.

3.1: Locus Niger 3.1: Es el centro de la 3.1: Trastornos corres­


masticación, deglución, pondientes.
regulador del peso del
cuerpo (2, 4, 6), y par­
ticipa en el Parkinson
con el Pallidun.

3.2: Cuerpo de 3.2: Aparición de mo­


Luys vimientos involuntarios,
coreiformes del lado
opuesto. (Balismo). Si
es un sólo lado se llama
Hemibalismo.

3.3: Núcleo rojo. 3.3: Coadyuva en la 3.3: Temblor


regulación ¿el tono
muscular.
3.3.1: Es un cen­
tro organizador ¿ ó
los impulsos que
proceden de la
corteza cerebral,
cuerpo estriado y
otros centros sub-
talámicos y el ce­
rebelo, antes de
transmitirlos a los
núcleos de los pa­
res craneales y mo­
dulares. (1,16,19)

4.— Otros núcleos

4.1: Núcleo de 4.1: Facilitador, sobre 4.1: Trastornos en la


Deiters los centros espinales, del actitud corporal (Hiper­
tono muscular. tonía).
Interviene en el con­
trol de la actitud. (9,10,
28, 29).
www.medibooksnica.net63.net -8 2 1 .-

CUADRO No. 126-2c

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL


POR ESTRUCTURAS

Estructura Función Patología


5.— Vías

5.1: Internuclea- 5.1: Transmiten los im­ 5.1: Interrupción de las


res. pulsos de los centros funciones de los respec­
que proceden. tivos núcleos.

5.2: Bulbomedu- 5.2 : Transmiten los im­ 5.2; Idem.


lares. pulsos de los núcleos
bulbares a los núcleos
de los nervios craneales
y medulares.

5.3: Haz longitu­ 5.3: Asocia neuronas


dinal posterior. extrapiramidales diver­
sas, a los núcleos de los
pares craneales y al nú­
cleo de Deiters.

5.4: Vía F ro n to - 5.4: Accesoria de la vía 5.4: Trastornos del t o ­


pontocerebelosa. extrapiramidal. Sus im­ no e hipersinesias.
pulsos se descargan por
el núcleo rojo, cuerpo
estriado y núcleo de
Deitfers.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE piramidal, pues se va com probando que has­


LOS SISTEMAS PIRAMIDAL Y EXTRA- ta el nivel bulbar, sólo el 3 °/o de las fibras
PIRAMIDAL: pertenecen a la vía piramidal, el resto pro­
1 .— Desde el punto de vista evolutivo, el ceden de la corteza m otora extrapiramidal.
sistema extrapiramidal es más antiguo y pri­ Por tal razón se va com probando cada vez
mitivo; mientras que el piramidal es más más que las lesiones son combinadas.
joven y más evolucionado. 3.— La neurona periférica es común para
2.— Estructuralmente, cada vez va siendo las dos. Por e'sto, es que la lesión de esta
más difícil diferenciar las fibras que en la neurona suprime la acción de los dos sistemas.
clásica concepción anatómica de la vía pira­ 4 .— Ambos sistemas trabajan al mismo
midal le pertenecen a ésta o a la vía extra- tiem po, pero bajo el predominio del pira-
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-8 2 2 -
midal; lo que significa que cuando se lesiona, 9.— Chan, Y. S., Hwang, J.C., Poon, W.F.:
Intracellular recordings from DeiterS neurons ^
el extrapiramidal se libera apareciendo mo­
in response to saccular and oculom otor
vimientos que estaban ocultos (Sincinesias), nucleos stimulations. Experientia 33 (4):
y también el Babinsky. 475 — 6 , 15 Apr. 1977.
10.— Chan, Y .S ., Hwang, J.C., Cheung, Y.M.:
5.— Sólo la lesión del sistema piramidal
Vestibular function of saccule in cats as
produce parálisis voluntaria absoluta. indicat b y the response of Deiter’S nucleus
6.— Ambos inhiben el tono, por eso su to static tilts. Exp Brain R es 35 (3)
591 — 4, 2 May 1979.
lesión produce hipertonías: el piramidal da
1 1 .— Cherkes, V.A.: Physiology of the pallidum
la contractura y el extrapiramidal produce
(globus pallid us), VSP Fisiol Nauk 8 (4):
la rigidez. 120 — 3 2 , Oct—Dec, 1977.
12.— Denny — Brown, D.: The Basal Ganglia:
Their R elation to Disorders of Movement.
B IB L IO G R A F IA New Y ork, Oxford University Press. Inc.
1962.
13.— Denny — Brown, D., Yanagisawa, N.: The
role of the basal ganglia in the irritiation of
1.— Abbruzzese, G., Albano, A., Favale, E., m ovem ent. R es Publ Assoc Res Nerv Ment
Gandolfo, C., Seitun, A., Tanganelli, P.: Dis 55: 115 — 49, 1976. |
Estudio electrofisiologico deUe convergenze 14.— Feger, J., Deniau, J.M., Hammond — Le — ^
Cerebeilo— Piramidali sul nucleo rosso nel Guyader, C., Ohye, C.: Connections fron ^
gato. B oll S o c Ital Biol Sper 52 (13): the basal ganglia to the thalamus. Appi A
1014— 15 J u l 1978. N europhysiol 39 ( 3 - 4 ) : 272 - 84, 1976 — *
2.— A ib u th on ott, G.W.: Studies on the inter­ 77. |
actions betw een the substantia nigra and 15.— Fleischauer, K., Vossel, A.: Cell densities 4
the neostriatun. A DV Biochem Psychophar- in the various layers of the rabbit’s striate "
m acol 19: 235 — 48, 1978. area. Anat. Embryol (Berl) 156 (3): 269 — £
3.— Arushanian, E.B., Dutov, A.A.: Character 81, 26 J u l 1979. ^
and origen o f rotatory m ovem ents ovoked 16.— Ghez, C., Vicario, D.: Dascharge of red 4
b y electrical stim ulation of the caudate nucleus neurons were analized in the cat j.
nucleus in cat. Neurosci Behov Physiol during voluntary muscle contraction activity ™
8 ( 3 ): 2 5 4 — 62, J u l— Sep. 1977. patterns and correlations w ith isometric for-
4.— Arushanian, E.B.: M orphofunctionalfeatures ce. J. Physiol (Paris) 74 (3): 283 — 5, 1978 I
o f the substantia nigra, its role in brain 17.— Greenberg, N ., Maclean, PD., Ferguson, JL.: 0
pathology and the action o f pharmacologic R ole of the paleostriatum in species — typi­
substance. VSP. Fisiol Nauk 10 (2): 45 — cal display behavior of the lizard (A nolis^j
72, Apr — Jun, 1979. carolinensis). Brain R es 172 (2): 2 2 9 — 4 1 , -
5.— Arushanian, E. B., Belozertsew, I.U.A. : 24 Aug. 1979 «
Caudate nucleus and regulation o f m otor 18.— Guyton. A.C. — Tratado de Fisiologia Mèdi- £
function. VSP F isiol Nauk 7 (3): 123 — ca. Interamericana, Madrid. 5a. ed.. Cap. 52,
44 J u l— Sep, 1 9 7 6 . pp. 694. 1979 £
6 .— Baez, L.A ., Ahlskog, J.E., Randall, P.K.: 19 — Jeneskog, T., Johansson, H.: The rubro
B ody Weight and regulatory deficits follo- — bulbospinal path. A descending sistem I
win unilateral nigrostriatallesions. Brain Ress known to influence dynamic fusimotor n eu -^
132 (3): 467 — 76, 2 Sep. 1977.
rones and its interaction with distal cutà-™
7.— Bishop, B.: Spasticity its physiology and neous afferents in the control of flexor i e ' M
management. Part. I. Neurophysiology flex afferent pathways. Exp. Brain Res™
o f spasticity classical concepts. Phys. Ther 2 7 ( 2 ): 161 — 79, 16 Feb, 1977 £
57 (4): 371 — 6 , Apr. 1977. 20. - Halil, K.: Pateh — like termination of th a -^
8 .— Collins, R.C., K ennedy, C., S ok oloff, L.: lamie fibers in the putamen of the Rhesus™
M etabolic anatom y o f focal m otor seizures. m onkey an autoradiographic study. B rain y
Trans A n N eurol Assoc 101: 31 — 4, 1976. Res 140 (2): 3 3 3 — 9, 27 Jan, 1978 "
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I
21.— Kim, J.S.: Studies of the transmitters of the C A P IT U L O N o . 1 2 7
| afferent and efferent patwhays o f the stria­
tum and their interaction in the baboon,
I cat and rat. A p p l Neurophysiol 42 (1 —2):
6 2 - 4 , 1979
_ _ ..... ........ ___________________________ _____^
22.— Massion, J.: The thalamus in the m otor sys­
tem. A ppl Neurophysiol 39 (3—4): 2 2 2 — 38, M o v im ie n t o s in v o l u n t a r io s ^
1976 — 77
Ya señalamos en el cuadro Ño. 126-1, que los
23.— Matsumoto, K.: Involuntary movement
movimientos involuntarios que puedén pro­
tA utor sTransl). N eurolSurg(Tokyo) 4 (1 0 ):
923 — 31. Oct. 1976 ducirse po r lesiones de la vía extrapiramidal
son: el tem blor, los tics, la corea, la atetosis,
las mioclonías, los espasmos y las convulsio­
24.— ' Me Geer, P.L., Me Geer, E.G., Suzuki, J .S ..:
Aging and extrapiramidal function. Arch. nes.
N eurol 3 4 ( 1 ): 33 — 5, Jan 1977
TEMBLOR.— Son las oscilaciones involun­
25.— Oka, H., Jinnai, K.: Electrophysiological tarias de un segmento o de todo el organis­
study o f parvocellular red nucleus neurons.
Brain R es 149 (1): 239 — 46, 23 Jun 1978 mo, rítmicas; de frecuencia, intensidad y rit­
26.— PamiJa, P., Rechardt, L., Hervonen, H.: Ob­ mo variables. Aunque el más frecuente es el
servations on the m orphology and Histo­ de las manos, sin embargo, puede verse tam ­
chemistry o f the rat neostriatum in tissue bién en los párpados, la lengua, los labios, la
culture. Neurosciencie 4 (2): 235 — 48,
•1979 cabeza y las piernas.
27.— Pasquier, D.A ., Kemper, T.L., Forbes, WB., El cuadro No. 127-1 nos indica el qué
Morgane, P.J.: Dorsal raphe, substantia ni­ y el cómo examinar.
gra and locus coeruleus interconnections with
each other and the neostriatum. Brain Res s\jTemblor Fisiológico: es el que puede encon­
bull 2 (5): 323 — 39, Sep. — Oct. 1977
trarse en las emociones, el frío y el esfuerzo
28.— Reisine, H., Hightein, S.M.: The ascending físico; puede intensificar los temblores pato­
tract o f Deiters' conveys a head velocity
signal to medial rectus motoneurons. Brain lógicos.
Res 170 (1): 172 — 6 , 6 JuL 1979
Temblor estático es aquel que se produce en
29.— Rubin, A.M., Liedgren^ S.R ., Odkvist, L.M., reposo, y la voluntad 110 puede dominarlo
Milne, A.C., Fredirckson, J. M.: Labyrin­
thine and somatosensory convergence upon aunque puede desaparecer durante el sueño.
vestibulospinal neurons. Acta Otolaringol
(Stockh) 8 6 (3 —4): 251 — 9, Sep. — Oct.
Temblor intencional es aquel que se presenta
1978 o se intensifica al realizar un movimiento vo­
luntario. En el escalofrío el tem blor es pro­
30.— Testut, L., Lataijet, A.— Tratado deAnato- ducto de contracciones musculares clónicas
mfa Humana. Salvat Editores, S.A., Barce­ destinadas a producir calor (11,24).
lona. 9a. ed., cap. VI, articuio IV, pp. 1065,
1978 Enumerar todas las causas de temblor
31.— Testut, L., Lataijet, A.— Tratado de Anato- sería demasiado largo; nosotros hacemos
m ia Humana. Salvat Editores, S.A., Barce­ hincapié sólo en los más importantes:
lona. 9a. ed., cap. V, articuio I, pp. 8 69,1978
1.— Temblor senil: propio de algunos an­
32.— Thomson, A.F.: Extrapiramidal tremors.
Arch Fund R oux Ocefa 10 (1—2): 4 2 —51, cianos. Se lo encuentra con cierto carácter
Jam — May. 1977 familiar.
33.— Van den Bercken, J.H., Cools, A.R.: Role of 2 .— Tem blor esencial: es aquel en el que
the neostriatun in the initiation, continua­
tion and termination of behavior. AppL no se encuentra una causa demostrable. Tie­
Neuriphysiol 42 (1—2): 106—8, 1979 ne cierto carácter familiar.
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-824-

CUADRO No. 127-1

. SEMIOTECNICA DEL TEMBLOR


Qué examinar Cómo examinar
1 .- Temblor estático 1.— Observando al enfermo que m antiene los
brazos y los dedos extendidos, sobre los
cuales puede haberse puesto una hoja
de papel. Fig. 127-1.
1.1: Buscando e l . signo de Quinquaud:
El examinador coloca la palma de
su mano contra la punta de los de­
dos de la mano del enfermo.
Fig. 127-2, Si hay tem blor se
- percibe una trepidación.
2 — Temblor intencional 2 — Realizando algunos movimientos como:
2.1: Escribir.
2.2: Llevando un vaso de agua a la
boca (Prueba del vaso).
2.3: Llevando una cuchara a la boca.
3.— Temblor de los párpados 3.— Cerrando los ojos.
4.— Temblor de la lengua 4.— Sacando la lengua.


4
I
4

Fig. 127-1 Examen del temblor de las manos


Fig. 127-2 Exam en del tem blor de las m a-4l
nos: Signo de Quinquaud

3 .— Tem blor de las enfermedades orgánicas


del sistema nervioso,por ejemplo: En la en­ bién a la cabeza y los labios; se atenúa o desa™
fermedad de Parkinson, es típico el aspecto parece con los movimientos voluntarios; s in ^
que ofrecen los dedos de las manos, como si embargo, la escritura puede ser difícil y si-^j
envolviera un cigarrillo, suele ser precoz aun­ nuosa,Fig. 127-4. Se debe como ya sabemos ^
que posteriora la amimia; puede afectar tam ­ a una lesión del Pallidun. %
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Fig. 127*4 Escritura en la enfermedad de


Parkinson

En las hemiplejías puede aparecer en el • En otras partes de este libro ya hemos


lado paralizado. mencionado que estos movimientos caracte­
En el síndrome cerebeloso puede ser rizan a la gorea,.*4e ¿ ^
fino, rápido y estático. propia de la fiebre reum ática, y producida
por inflamación especialmente del putamen,
4.— Temblor de las enfermedades funcio­
aunque pueden afectar tam bién a regiones de
nales del Sistema Nervioso, como: en las
las cortezas cerebral y cerebelosa, y del
neurosis, psicastenias e histerias.
tálam o. En esencia se trata de que, al
5.— Temblor de las endocrinopatías: El suprimirse la inhibición fisiológica del neo-
más típico es el del hipertiroidismo, ya des­ striatun sobre el pallidum, se producen
crito en el capítulo correspondiente. El de hiperquinesias.
las hipoglicemias que puede acompañarse de
También hemos mencionado a la. corea^
una sensación de hambre.
mayor o de Huntington, hereditaria, crónica,"
6.— En las intoxicaciones: las más com u­ en la que las lesiones del neo-striatun son de
nes son las del alcohol, tabaco, café, té. El tipo degenerativo, y afecta a los adultos ele
plomo y el mercurio, también pueden cau­ más de 40 año;), aunque puede iniciarse a m:'.s
sarlo (2, 6, 14,. 17, 20). tem prana edad. Se acompaña además de le­
, . -" " -v
/TICS/ (10,16) Son movimientos involunta­ siones en diversas zonas de 3a corteza, lo qus
rios, que remedan movimientos o gestos fa­ explica el déficit mental que se puede encon­
miliares; se presentan súbitamente; son inter­ trar.
mitentes y afectan a un grupo más o menos
Otras CGreas agudas: En térm inos generales
extenso de músculos.. Pueden ser dominados
hay que reconocer que cualquier enfermedad
por la voluntad, pero a costa de un gran esta­
que sea capaz de lesionar o inflamar al neo-
do de tensión emocional que tarde o tem pra­
striatun, puede producir corea, como en ca­
no termina venciéndola. A fectan especial­
sos raros de sarampión, escarlatina, m en in g i\
mente a la cara y miembros superiores. No
tis tuberculosa, tumores cerebrales.
se conoce su causa.
Q)r^.,.gr^yídica (15). En algunas mujeres,
MOVIMIENTOS T O m C O íD ( 2 ,4). Son in­
durante los primeros meses de embarazo pue­
voluntarios,’ bruscos, realizados sin finalidad
de haber corea. La tendencia a producir
concreta, desproporcionados en su intensi­
aborto es una de sus características. Se con­
dad y desordenados hasta el punto que estor­
sidera que las mujeres que la padecen es por­
ban a los movimientos voluntarios y son in-
que de niñas sufrieron esta enfermedad.
dominables por ellos aunque pueden desapa­
recer durante el sueño; afectan especialmente Corea senil... (23). No debe confundirse con la
a la cara y miembros. Se deben a lesiones de de Huntington. No se conoce su causa, pero
los núcleos optoestriados, pero tam bién a los parece deberse a esclerosis de los núcleos op-
del área 4S que es supresora. toesíriados.
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-8 2 6 -
Mencionamos también a la corea histé­ esencial, precediendo o continuando al acce­
rica. so convulsivo del ataque. (8). En esta misma 1
jfiXLlSMO... Es el conjunto de movimientos línea se encuentra la mioclonía epiléptica de ,
que se parecen a los coreicos, pero que pue­ Un ver richt-fcun dbo rg, en la que a los movi­
den presentarse tam bién durante el sueño. mientos mioclónicos se asocia la epilepsia y '
Si afectan sólo a una mitad del cuerpo se lla­ trastornos psíquicos; afecta especialmente a i
man ^ iiy b a lis in p s . Se deben a una lesión los niños y puede em pezar antes de la puber­
primaria del cuerpo de Luys contralateral o tad. 1
al subtalámico (25). Resaltamos el interés por las mioclonías 1
'j ATETOSIS. Son movimientos involuntarios de la acidosis que puede verse en los comas (
que afectan especialmente a los miembros, urémicos, diabéticos y crisis addisonianas.
y se caracterizan por ser de tipo reptante, También lo hacem os respecto de las que
lentos; afectan especialmente a los dedos de pueden aparecer en períodos de estado o fi- (
las manos y brazos. A um entan con las excita­ nal de algunas infecciones, incluso banales |
ciones psicomotrices y pueden desaparecer como la gripe, paperas, fiebre tifoidea y otras.
(
o no con el sueño.
Sólo mencionamos a otras mioclonías (
Se presentan en lesiones del cuerpo es­ como las de la encefalitis epidémica, la corea
triado. Algunas veces se pueden presentar eléctrica y las mioclonías del velo del paladar. ^
desde el nacimiento (25). i
Finalm ente, anotaremos que algunas
Pueden acompañar a las hemiplejías de
lesiones por anoxia cerebral pueden dar orí- {
los niños y de los adultos, Lndependier,temen-
gen a m ioclonías que acompañan a algunos ^
te de su causa, e indicando que ia lesión afec­
movimientos voluntarios, tomando el nom­
tó tanto a la vía piramidal corno a la extra-
bre de m ioclonías de actividad. ‘
piramidal. Como en estos casos afecta sólo
a un lado se llama hemiatetosis,,.y como está l£ S P A S ^ " M lJ S C U L A R E S ' Y CA LA M - |
asociada^ a la hem iplejía, se llama hem iateto- BRES. f T o s espasmos son contracciones >
sis asociada. tónicas, intensas, que fijan el segmento
que interesan, la m ayoría son indoloras, 4
M IO C L O N I^) (5,8,18,22). Se deben a la pero duraderas y afectan a los múscu- ^
lesión del neo-striatun que suprimen su con­ los sinérgicos. Se diferencian de los ca­
trol y dominio sobre el sistema magno celu­ lambres, en que éstos afectan a un sólo 4
lar del palidum. Aunque pueden presentarse músculo, y son de corta duración y m uy do- 1
en cualquier parte del cuerpo, sin em bar­ lorosos, pero su causa es la misma.
f
go, afectan especialmente a los miembros in­ Entre los más conocidos mencionamos
feriores, y se caracterizan por ser movimien­ ai espasmo torticolar¿\_(13) por contrac- 4
tos involuntarios, como sacudidas clónicas ción del esternocleido-mastoideo y trap e-^
de un músculo o de un grupo pequeño de ció. Fig. 127-5. Se produce por acce- .
músculos que no llegan a movilizar el miem­ sos subintrantes de corta duración que hacen ®
bro al que pertenecen; pueden repetirse va­ rotar la cabeza típicam ente. Puede verse en |
rias veces por m inuto y acompañar a cual­ afecciones de la columna cervical o lesiones j
quiera de los otros movimientos involuntarios de los centros subcorticales.
que hemos descrito. |
En la cara, los espasmos que más se ven ^
Pueden encontrarse en la epilepsia son los que acompañan a la parálisis facial |
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vulsiones tónicas-se caracterizan porque pro­
i vocan una contracción enérgica de los mús­
culos que fijan las articulaciones correspon­
*
dientes y se acompañan de pequeños estre­
I mecimientos que afectan a un miembro o a
> todo el cuerpo. Las ;convulsiones ¿.clónicas,
en cambio, determinan contracción y rela­
jaciones musculares en forma alternativa y
brusca, lo que determina desplazamiento y
agitación de los miembros o sector com pro­
metido. Clásicamente se las observa en las
» crisis generalizadas tónico - clónicas, conoci­
i das anteriormente con el nombre de Gran
Fig. 127-5 Espasmo Torticolar
Mal.
^ periférica. Puede afectar a toda la mitad de
Cualquiera de estas dos variedades de
| la cara (Hemiespasmo facial), (7) o sólo a
convulsiones pueden presentarse’ en un seg­
. algunos, segmentos como los orbiculares de
m ento o en todo el cuerpo, según la variedad
* los párpados y de los labios, el masetero, la
de epilepsia que afecte a esa persona.
) lengua, etc. Pueden verse también en los
epilépticos y tetánicos. Un ligero recuento fisiopatológico nos
Entre los espasmos profesionales men- hará comprender mejor estos fenómenos:
* cionamos al mal llamado calambre del tele- Ante todo es de afirmar que cualquier cere­
grafisía, al espasmo del escribiente, de los bro normal, potentem ente influenciado por
violinistas y pianistas, etc. Son contraccio- estímulos químicos o físicos, especialmente
* nes de los músculos que intervienen en la eléctricos, es capaz de motivar convulsiones.
| función y que impiden la ejecución de la Sin embargo, algunas regiones se han recono­
^ misma; pueden causar dolor. cido como especialmente sensibles, a saber:
la corteza motora; las estructuras del sistema
Recordamos aquí a los espasmos de la
lím bico; el lóbulo temporal con sus núcleos
tetania producida por hipocalcemia y estu- subcorticales; la amígdala y el hipocampo
í diada a propósito de la paratiroides. (8). Fig, 127-6.
^ to i^ L S IO N E S '-'E P IL E P S IA /V E x p ro fe -
Aun persiste la teoría de Jackson,
. sámente Hemos dejadó'pafa el último el estu-
emitida hace casi un siglo, que pretende ex­
' dio de estos movimientos involuntarios,
plicar el mecanismo de las convulsiones,
Apuesto que su frecuencia llama la atención
la cual afirma que los accesos convulsivos,
|d e todo médico y aun del vulgo, el cual los
ataques, se originan en un determinado foco
identifica en general como ataques. Cuando
o acúmulo de células que estarían sufriendo
Mas crisis convulsivas tienden a repetirse se
trastornos metabólicos intra y extracelula-
^denominan epilepsia. Se trata de contraccio­
res, los cuales al despolarizarse violenta y
nes musculares involuntarias, generalizadas o
excesivamente descargarían su energía en
^ localizadas, que se suceden en accesos más o
forma paroxística, la cual, a través de las
) menos violentos y que pueden acompañarse
vías nerviosas se difundiría por el resto del
^ o no de pérdida de la conciencia.
cerebro fundamentalmente normal, origi­
Se distinguen dos variedades de con­ nando un ataque convulsivo generalizado.
vulsiones: las tónicas y las clónicas. Lascon-
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-8 2 8 -
subcorticales, especialmente el tálamo óptico,
de donde partirían los estímulos a todo el
resto del cerebro.

CLASIFICACION DE LAS EPILEPSIAS:

Crisis parciales (que empiezan de !


forma local) i
A. Crisis parciales con sintomatologia!
elemental (en general, sin trastornos |
de la conciencia) 1
1. Con síntomas motores (incluye
las crisis epilépticas jacksonia-
nas)
2. Con síntomas sensoriales o
somatosensoriales especiales
3. Con síntomas autonómicos
Fig. 127-6 Regiones especialmente sensibles 4. Formas compuestas ¡
a motivar convulsiones.
B. Crisis parciales con sintomatologia;
Los trastornos metabólicos celulares
compleja (generalmente con tras-,
estarían relacionados con el aum ento de la
. tornos de la conciencia)
permeabilidad de membrana al ingreso de
(crisis del lóbulo temporal o
sodio y al exceso de potasio extracelular.
psicomotrices)
(18). También el calcio tendría que ver,
puesto que la disminución del mismo trastor­ 1. Solamente con trastornos d éla
na la estabilidad de la membrana y causa conciencia
( oscilaciones; en cambio su aumento tiene un 2. Con sintomatologia cognosci­
efecto depresor anticonvulsivo. tiva
3. Con sintomatologia afectivaN
Obviamente que en el equilibrio meta-
4. Con sintomatologia “psicosen-
bólico intervienen también la irrigación cere­
sorial”
bral, por el oxígeno, y la glucosa. De hecho
5. Con sintomatologia “psicomo-
la insuficiencia de cualquiera de estos tres
triz”
factores alteran el equilibrio de la membra­
(automatismos)
na celular dando paso a los trastornos elec­
6. Formas compuestas
trolíticos.
C. Crisis parciales que se cundan amen-
Los raros ataques de los lactantes por
- te se generalizan
deficiencia de piridoxina, se ha comprobado
experimentalmente que se deben al antime- II. Crisis generalizadas (simétricamente
tabolito metopiridoxina (9). bilaterales y sin comienzo local)
Sin embargo de lo anotado, otros sos­ 1. Ausencias (pequeño mal)
tienen que los ataques se deberían a una in­ 2. Mioclonía epiléptica masiva
hibición de las células corticales, liberando bilateral . .
continua.......
de su influjo al automatismo de los centros
www.medibooksnica.net63.net - 829 -
...viene ^ Espasmos infantiles EXAMEN DE LAS EPILEPSIAS r
4. Crisis clónicas,
5. Crisis tónicas A riesgo de resultar molestos, desea­
6. Crisis tonicoclónicas (gran mal) mos resaltar que la Historia Clínica del pa­
7. Crisi s atónicas ciente debe ser absolutamente completa,
8. Crisis acmé ticas pues en todos y cada uno de los estadios de
ella se encuentran datos significativos para
III. Crisis unilaterales (o con predominio el diagnóstico y tratam iento de las convul­
en un lado) siones; sin embargo, en el examen de ellas se
da un hecho singular, y es, que el médico
IV. Crisis epilépticas sin clasificar (por
puede asistir y ser testigo de todo lo que le
insuficiencia de datos)
está sucediendo en ese m om ento al paciente
Estracto de Gastaut, H. Clinical And electroence-
o, por haberse sucedido al acceso convulsivo
phalographical classification of epileptic seizures. horas o días antes, ser absolutamente depen­
Epilepsia 11:102-113, 1970.______________________ diente de la información que en la anamnesis

CUADRO No. 127-2

ANAMNESIS DE LA EPILEPSIA
CRISIS GENERALIZADAS TONICOCLONICAS
Qué preguntar Cómo preguntar
1 .- Herencia de los ataques 1 .— En su familia hay alguna persona
que sufra de ataques?
2.- Aura 2 .~ Ud. sabe de alguna manera que ya
le van a venir los ataques? Qué es
lo que siente?
3 .- Estado de la conciencia 3 .- Pierde el conocimiento cuando le
durante el ataque viene el ataque?
4 .- Caída y probables heridas 4.—- Se cae cuando le viene el ataque?
Se ha herido o golpeado?
5 .- Mordedura de la lengua 5.— Se ha mordido la lengua?
6. - Tipo de convulsiones 6.— Cómo, eran las contracciones? Có­
mo era el ataque?
7 .- Estado crepuscular 7 .— Al despertarse, sintió algo?
8. - Memoria del ataque 8.— Ud. sí se acuerda que le dió el
ataque?
9 .- Horario del ataque 9.— A qué hora del día o de la noche
le da los ataques?
1 0 . - Frecuencia 1 0 .- Cada qué tiempo le da los ataques?
1 1 .— Número 1 1 .— Cada vez, le da un solo ataque o
le da varios seguidos?
________
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recibe del paciente, pero sobre todo de fami­ El aura tiene especial interés para tra­
liares o amigos que han presenciado los ata­ tar de identificar el sitio de origen del foco
ques. Por lo que antecede se conluye, que principal y tiene una forma de presentación
el médico debe ser capaz de reconocer la muy variada, así, puede ser:
naturaleza de la enfermedad de su paciente 2.1: Psíquica: com o cambios de carácter,
por cualquiera de las dos circustancias, es llanto fácil, miedo inexplicable;
decir, por el examen físico o por el interro­
2.2: Sensorial: que puede percibirse en
gatorio respectivamente.
cualquiera de los sentidos: ruidos, objetos,
Anamnesis. Aparte de las preguntas aplica­ olores, sabores, etc., todos realmente inexis­
bles a cualquier síntom a del cuadro No. 3-1, tentes;
que hoy cobra especial importancia, pregun­ 2.3: Sensitiva: percepción de frío o calor
taremos sobre la herencia de los ataques, el que recorre todo el cuerpo, parestesias;
aura, el estado de la conciencia durante el
2¡4: Secretoria: como sudor, sialorrea;
ataque, si hubo caída o no del paciente, si
sufrió heridas al caer, qué tipo de contrac­ 2.5: Motora: temblor, espasmo, contrac­
ciones eran, cuál era el estado al despertar ciones en alguno de los miembros.
(estado crepuscular), la memoria del ataque, 3.— Estado de la conciencia durante el
horario y frecuencia de los ataques. El cua­ ataque: Una característica básica de las
dro No. 127-2, nos indica el qué y el cómo crisis tonicoclónicas generalizadas es la ,
preguntar. pérdida de la conciencia que dura todo el
tiempo, desde la caída hasta el estado ere- 1
puscular previo a la recuperación plena de ¡
la conciencia.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 127-2
En las ausencias, la pérdida de la conciencia
1.— Herencia: Un aspecto particularmente puede ser de segundos, durante los cual.es i
im portante de la epilepsia esencial es su ca­ el paciente fija la mirada y se produce mi- {
rácter hereditario, autosómico, recesivo driasis, para luego volver en sí y continuar
pudiendo encontrarse la enfermedad en va­ con lo que estaba haciendo o diciendo, como
rios miembros de una misma familia (3). De si nada hubiera pasado. Pueden repetirse mu- (
hecho, cuando los dos progenitores son epi­ chas veces en el día. ^
lépticos, hay muchas más probabilidades de La fuga es una forma peculiar de pérdida de
que los hijos también lo sean. la conciencia, pues, mientras dura, el pacien- '
- te puede caminar, salir de su casa, realizar i
algunas acciones y de pronto despertarse ^
causando sorpresa en el propio paciente que
2.— Aura: Es la percepción de algún males­ no sabe lo que ha pasado. í
tar que siente el enfermo al iniciarse el ata­
VyEn las crisis psicomotoras de Gibbs, el en- i
que. Cuando se presenta con alguna anterio­
fermo inconciente delira, se muestra ansioso ^
ridad, el enfermo alcanza a tom ar precaucio­
y sufre de temblores, movimientos de suc­
nes como sentarse, acostarse, retirarse de un
ción, crisis de risa, etc. ^
lugar peligroso, etc., pero otras ocasiones no
le da tiem po y el enfermo cae sin conoci­ . 4.— Caída y probables heridas.— En e l l
miento, como fulminado. gran mal, al perder el conocimiento, el enfer- 1
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mo cae violentamente emitiendo un grito, y 9.— Horario.— No es que los ataques ten ­
puede sufrir heridas graves o no de acuerdo gan una hora especial para su presentación,
a las circunstancias, lo que hace de esta en­ pero sí es de resaltar que pueden presentarse
fe rm e d ad una situación peligrosa para e l pa­ aun durante la noche, en pleno sueño, de lo
ciente que no deberá exponerse a ambientes cual el paciente se da cuenta al otro día por­
riesgosos p o r la posibilidad de hacerse m u­ que se ha mordido la lengua o se ha orinado
cho daño adicional. En todo caso, el pacien­ o hecho la deposición.
te queda en el suelo con la pupilas dilatadas 10.— Frecuencia.— Es muy variable; lo mis­
y con signo de Babinsky, bilateral. mo puede ser que se presente cada semana
5 .— Mordedura de lengua.— Es muy típico como cada mes (coincidiendo con la mens­
de esta enfermedad que el paciente se queje truación en las mujeres) ( 1) como cada año o
de heridas sangrantes de la lengua y carrillos, cada varios años. Lo que sí es im portante es
producto de la prehensión de los mismo en­ que sirve como dato referencia! para la tera­
tre sus dientes durante la fase convulsiva. péutica, pues en general con el tratam iento
Muchas veces el enfermo sabe que ha sufrido los ataques van haciéndose cada vez más ra­
de ataques cuando constata la lesión de la ros; y, cuando la epilepsia es de la variedad
lengua. sintom ática o secundaria, el tratam iento espe­
6.— Tipo de convulsiones.— A los pocos cífico lo hace desaparecer. En cambio, en la
segundos de la caída se inicia una fase de form a esencial, la suspensión del tratam iento
contracciones tónicas en todo el cuerpo, puede provocar la reaparición frecuente de
durante la cual, el enfermo, con los puños los ataques y aun desencadenar un Status
cerrados se ve agitado por un ligero temblor. epilepticus(19).
El paciente está en apnea y puede comenzar 11.— Número.— Lo más frecuente es que el
la cianosis. Inmediatamente después se ataque sea uno solo; pero no son raros los
inician las convulsiones clónicas que agitan casos en que pueden ser varios en forma
todo el cuerpo del enferm o; duran pocos subintrante. Cuando son muchos y muy se­
minutos, durante los cuales expulsa espuma guidos, se dice que el paciente ha entrado en
por la boca y puede emitir orina y heces status epilepticus, durante el cual está hiper-
fecales, dejándole en un profundo sueño que tenso, con fiebre, respiración difícil, relaja­
puede durar m inutos u horas. ción de los esfínteres, y puede dejar como
7.— Estado crepuscular.— Si el paciente n o ° secuela daños irreparables del cerebro:
recupera la conciencia inmediatamente des­ Otras consideraciones a propósito de la anam­
pués del ataque, puede permanecer durante' nesis: De la anamnesis general de los sínto­
un tiempo variable en un estado post ictal,.- mas podemos extraer algunas conclusiones,
caracterizado por fatiga, cefalea, confusión, por ejemplo: Aunque la fecha aparente de
algún trastorno sensorial y a veces hasta pa­ comienzo fuera reciente, hay que tener en
resias. cuenta que la fecha real puede remontarse a
8. - Memoria del ataque — O tro dato m uy la infancia, especialmente en relación a la
característico es la amnesia del ataque, el en­ epilepsia esencial. Sin embargo, el estable­
fermo no recuerda nada de lo sucedido, ex­ cimiento de la edad del enfermo en la que
cepto del aura. La falta de este síntom a, es presentó el primer ataque puede tener valor
decir, el recuerdo del ataque, pone en duda para el reconocimiento de la probable causa.,
la naturaleza epiléptica de las convulsiones. Así, en el recién nacido, la causa más fre­
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cuente tiene que ver con traumatismos cra­ ciones tónico - clónicas durante las cuales
neales durante el parto; en la primera infan­ el enfermo hecha espuma p o r la boca de
cia, las enfermedades eruptivas, la simple color rojizo si hay herida de la lengua o ca­
dentición, las meningitis; en la segunda in­ rrillos por mordeduras; expulsión de heces y
fancia, la epilepsia esencial puede ya tener su orina; midriasis y Babinsky bilateral; apnea y
inicio, o los vermes intestinales ser su causa; a veces cianosis. Todo ésto es tan evidente
en la edad adulta, puede iniciarse la epilep­ que su diagnóstico presuntivo es fácil.
sia, pero además el alcoholismo, los tumores
La forma de confirm ar que las convul­
cerebrales, intoxicaciones de cualquier tipo
siones son de origen epiléptico es realizan­
tanto exógenas como endógenas, las cardio-
do un estudio neurològico com pleto,muchos
patías del tipo de Stokes-Adams, y la esteno­
de los exámenes complementarios útiles en
sis aórtica, el lupus eritematoso; en los viejos,
el estudio del sistema nervioso que más
la hipertensión arterial, arterioclerosis y ure­
tarde los conoceremos, y dentro de éstos,
mia, suelen ser la causas más frecuentes de
el electroencefalograma (EEG).
epilepsia secundaria; y a cualquier edad, los
traumatismos craneales.
La forma de comienzo, siempre busca Epilepsia parcial o Jacksoniana.— (18). Son
en las crisis tonicoclonicas generalizadas, los que afectan a un segmento del cuerpo,
puede algunas ocasiones tener en período sin pérdida del conocimiento, aunque alguna
previo de accesos de ausencias,pero en vez las convulsiones pueden generalizarse.
muchos pacientes pueden alternar estas dos
formas de epilepsia. Las convulsiones segmentarias pueden
iniciarse en la cara, un brazo o una pierna,
La medicación específica antiepilépti­ con la característica de que suelen empezar
ca mitiga la enfermedad y puede mantenerla en la porción distai del miembro para luego
sin convulsiones durante años, pero la sus­ ir ascendiendo. Esto permite que en alguna
pensión o el cambio brusco de medicamento, ocasión, al comprimir oportunam ente el
pueden reactivar los ataques. miembro en su porción distai se logre evitar
La evolución de la enfermedad se refiere tan­ que las convulsiones progresen.
to al ataque tonicoclonico generalizado Las convulsiones son tipo tónico—cló­
cuanto a la enfermedad en sí. nicas y siempre están precedidas de aura.
Muchos pacientes pueden cursar, entre Se la considera como producida por
los ataques epilépticos, con un com porta­
una irritación focal de un centro m otor cor­
miento normal, pero otros pueden sufrir
tical.
problemas emocionales y una conducta neu­
rótica de inadaptación, defectos de la fun­
Otras variedades de crisis.— De acuerdo con
ción intelectual y verdaderas psicosis con
manifestaciones esquizofrénicas que compe­ la clasificación de Gastaut, que antes hemos
ten al campo de la psiquiatría. señalado, son muy variadas las formas de
presentaciones de las crisis epilépticas. Noso­
EXAMEN FISICO: Por todo lo que hemos tros hemos descrito ya las formas de presen­
dicho, ya podemos concluir que durante el tación más frecuentes, sin embargo, vamos a
ataque se pueden percibir los siguientes sig­ hacer una rápida descripción de algunas otras
nos: Grito epiléptico; pérdida de la concien­ por ser algo comunes, a pesar de que éste no
cia; caída brusca y posibles heridas; contrac­ es el objetivo principal de este texto.
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^Crisis mioclónicas.— Ya hemos hablado de rarlas causas más frecuentes: factores genéti­
^ellas y no vamos a repetir; sólo añadiremos cos (herencia); enfermedades del parto y
►que son más frecuente en los niños. asfixia del recién nacido; enfermedades
infecciosas, bacterianas y virales ¡enfermeda­
>
^Crisis parciales con sintomatologia elemen­ des parasitarias (cisticercosis); fiebre, intoxi­
tal.— Pueden em pezar en form a local sin caciones por monóxido de carbono, insecti­
*trastornos de la conciencia. También pueden cidas órgano fosforados, saturnismo; alcohol;
*hacerlo como las crisis jacksonianas ya descri­ supresión brusca de medicamentos anticon-
bas, o con síntomas sensoriales osom atosen- vulsivantes; posvacunación infantil; embara­
>soriales, es decir, con parestesias o trastornos zo, pero no por sí mismo, sino por eclamp­
t visuales o auditivos o sensaciones especiales sia; traum atismos craneales; trastornos circu­
en el estómago y abdomen o con mezclas de latorios que afectan al cerebro; trastornos
1 todas ellas, metabólicos, como: deficiencia de piridoxi-
i na o de vitamina B6, diarrea en los niños por
Estas crisis parciales pueden generali­
el desequilibrio hidroelectrolítico debido
zarse; son llamadas crisis parciales secunda-
al efecto tóxico de las bacterias causantes;
>riamente generalizadas.
hipocalcemia, hipoglicemias, uremia, fenilec-
tonuria;. malformaciones congénitas del
Crisis parciales con sintomatologia comple­
cerebro; el frío en los niños prematuros; el
ja.— Pueden acompañarse de trastornos de
prem enstruo; tumores cerebrales; y otras.
la conciencia. Entre éstas destacamos a las
1 crisis del lóbulo temporal, entre las que se
encuentran las crisis psicomotrices de Gibbs, -J>
y las fugas que antes hemos señalado. Se
destacan en ellas el com portam iento auto­ C A P IT U L O N o . 1 2 8
mático con realización a veces de actos com­
plejos de los cuales después el paciente no
guarda ningún recuerdo. TO N O M U SCU LA R

Las crisis con sintomatologia predominante


psíquica se caracterizan por su intermitencia. Habíamos dicho
Durante la crisis el paciente puede sufrir de que el sistema extrapiramidal interviene en

ideas delirantes, alucinaciones, pensamientos el control del tono muscular, así es en efec­

forzados, fenómeno de lo ya visto (déjá vu). to, pero hoy vamos a ver que su m anteni­

Durante las intercrisis pueden ser com pleta­ m iento en condiciones normales es el pro­
ducto de la intervención de diversas estruc­
mente normales.
turas nerviosas que mantienen en delicado
equilibrio de semi-tensión al músculo en
Etiología.— Finalmente, y con el objeto de
reposo.
“redondear” el capítulo, vamos a enume-
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— OOH —

RECUENTO ANATOMO—FISIOLOGICO.—
(4, 5, 7, 8,9 ) Fundamentalmente el tono es
una función refleja que se realiza a nivel me­
dular especialmente. La estructura anatómi­
ca que se encarga de esta función está com­
puesta por, Fig. 128-1^ una vía aferente
constituida por los nervios sensitivos, unos
centros situados en la médula, y una vía efe­
rente constituida por la neurona m otriz peri­
férica.
Los estímulos que ponen en movimiento
este acto reflejo nacen en los mismos mús­
culos, es decir, son propioceptivos, y pueden
ser de estiramiento pasivo, llamado reflejo
miotático, de mayor significación en los
músculos extensores; de tacto, de presión y
laberínticos.
Los receptores de los estímulos son los hu­
sos neuromusculares y los órganos de Gol-
gi. (6) Estos últimos se encuentran situados
en las uniones de los músculos con sus ten­
dones, de donde viajan los estímulos hacia la
m otoneurona alfa, a través de las fibras Ib.,
que conducen menos rápido que los la .; su
intervención es menos eficaz que la de los
husos y actúa inhibiendo el reflejo m iotático.

Centros superiores de. Control.— Sobre los


centros medulares esencialmente tonígenos
y en los cuales se encuentran los centros
prácticamente de cada músculo, actúan otros
situados a nivel superior, Fig. 128-1*; que
se encargan de controlar su función aumen­
tando o disminuyendo el tono de acuerdo
con las circunstancias. Estos centros son:
1.— El núcleo de Deiters, esencialmente
VIAS QUE AUMENTAN EL TOMO
estimulador del tono;
VIAS QUE DISMINUYEN EL TONO
2.— El laberinto, (3, 12) cuyos estímulos VIAS AFERENTES X LOS ESTÍMU* A
van al núcleo de Deiters, y luego a la médula LOS PROPIOCEPTIVOS Y EXTE-
■■\ ROCÉPTrYOS i
a través de la vía vestíbulo-espinal; por esto NEURONA MOTRIZ PERIFERICA .
es que el núcleo de Deiters desempeña tan i
Fig. 128-1 A: A rco reflejo, del tono muscu­
importante papel en la actitud del cuerpo; lar. B: centros superiores del j
3.— El cerebelo, que inhibe y estimula el control del tono muscular.
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^ 0no. Inhibe cuando el vermis cerebeloso Además obsérvese que si se destmyen
J(Paleo cerebelo), influye sobre el núcleo de las vías aferentes, conductoras de los estí­
fcDeiters, a través del núcleo rojo. Estimula, mulos del reflejo del tono habrá hipotonía;
cuando los hemisferios cerebelosos, (Neo-ce- igual si se destruyen los centros tonígenos de
^rebelo), actúan, pero en asociación con la la médula. En cambio si no hay destrucción
^corteza cerebral. de estas vías, sino sólo irritación, al aumen­
^4.— El sistema extrapiramidal, según ya he­ tar el número de estímulos tonígenos, la res­
mos visto antes, inhibe a los centros diencefá- puesta será de contracción.
hicos dinamógenos, razón por la cual, su le­ NOMENCLATURA: Las modificaciones del
g ió n produce hipertonía, especialmente cuan­ tono se las reconoce como:
do los afectados son el pallidun y el cuerpo
Hipertonía: Significa aum ento del tono.
"estriado.
Hipotonía: Es la disminución del tono.
^5.— La corteza cerebral, su zona motriz y
^también su correspondiente vía piramidal, A tonía: Es la desaparición del tono; el mús­
son inhibidoras del tono; por eso es que su culo queda absolutamente flácido; y
lesión produce hipertonía. Distonía: Es la condición en la cual en
^ El cuadro No. 128-1 sintetiza lo un músculo de tono normal pueden haber
} expuesto. accesos de hiper o hipotonía.
^ Nótese una vez más, que la neurona SEMIOTECNIA DEL TONO: Las variacio­
motriz periférica es la única vía por la que nes del tono antes anotadas se las reconoce
*viajarán a los músculos los estímulos toníge- por la palpación y el estudio de los movi­
>nos. Por esto es que la lesión del nervio mientos pasivos.
^ motriz produce flacidez e hipotonía. La hipertonía demuestra a los músculos
Por otra parte, ahora es fácil deducir haciendo relieve debajo de la piel, m antenien­
1 que si se destruyen los centros tonígenos, do al miembro o segmento al que pertenecen
1 predominarán los inhibidores y el resultado en permanente flexión o extensión, según
( será hipotonía, a la inversa si se destruyen los los músculos en los que predomina el tono, o
inhibidores, predominarán los estimuladores extendidos y rígidos si es en ambos. La pal­
1 y el resultado será hipertonía. pación los encuentra duros, oponiéndose a

CUADRO No. 128-1

CENTROS SUPERIORES DE CONTROL DEL TONO MUSCULAR

Estimulan Inhiben
1.— Núcleo de Deiters 1.— Corteza Cerebral
2 — Centros hipotalámicos y dien- 2.— Vermis cerebelosos
cefálicos
3.— Hemisferios cerebelosos 3 .- Núcleo rojo
4 .- Cuerpo estriado
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f e ' V

Fig. 128-3 H ipotonía muscular "

i
CONSIDERACIONES AL CUADRO Noi
128-2.— HIPERTONIA: Hemos venido dicien^
do que tanto las lesiones del sistema pirami­
Fig. 128-2 Músculos hipertónicos dal como del extrapiramidal producen au­
m ento del tono muscular, sin embargo, su
la realización de los movim ientos pasivos, características son un tan to diferentes, asr(
los cuales no llegan a ser de la am plitud nor­ Cuando la lesión es del sistema piramidal,
mal. Fig. 128-2. la hipertonía es parte del síndrome ya estu-'
diado con el nombre de piramidalismo, y s
En la hipotonía y más aun en la atonía, caracteriza por afectar a los músculos distales
los músculos se pierden debajo de la piel, y si de los miembros, respetando la cara; desapa
el paciente está acostado se observa como rece en reposo, pero aum enta al
"los miembros flácidos se hunden en la cama. un acto voluntario. Al contrario, cuando
La palpación los encuentra blandos, no elás­
la lesión es de la vía extrapiramidal, la con-
ticos como en condiciones normales, y los
tractura predomina en la cara, cuello y<
movimientos pasivos que pueden realizarse
músculos proximales de los miembros tant
con las articulaciones a las que pertenecen
flexores como extensores, desapareciendo al
alcanzan una extensión m ayor, Fig. 128-3.
realizar movimientos voluntarios y aparecien-
A la h ipotonía y ato n ía suele asociarse fre­
.. do en reposo, y dando lugar a la aparición del*
cuentemente una notable pérdida de la fuer­
¿Asigno de Negro, o de la rueda dentada, que
za muscular.
consiste en com probar que, al realizar un m o­
Recuérdese una vez más que antes de vimiento pasivo, éste se hace a saltos por la'
estudiar a los músculos, hay que tener una oposición que ofrecen los músculos corres-(
idea de cual es el estado de los huesos, arti­ pondientes. Este signo se hace más evidente
culaciones y nervios correspondientes. Ade­ con la m aniobra de F ord, que consiste en so-1
más, al realizar los movimientos pasivos de­ licitar al paciente que haga puño, con fuerza,i
be orientarse la atención del enfermo en otra en el lado contrario al que se va a examinar,
dirección, con el objeto de que, voluntaria­ Fig. 128-4.
mente, no oponga resistencia ni ejecute el
Resulta obvio comprender que habrá
movimiento activamente.
hipertonía siempre que hay una lesión de los
El cuadro No. 128-2, sintetiza lo ex­ centros inhibidores del tono, pero en la clíni­
puesto. ca general lo que más frecuentem ente vemos
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j
CUADRO No. 128-2

EXAMEN DEL TONO MUSCULAR (*)


.
q u e e x a m in a r COMO EXAMINAR

inspección Palpación Movimientos pasivos


Hipertonía — A ctitud fija del — Músculos duros — Limitados en ex­
miembro a la presión tensión
— Relieve muscu­ — Se opone a su eje­
lar notorio cución:
H ipo/A tonía - A ctitud del — Músculos sua­ — Signo de Negro 4-
miembro hun­ ves, blandos, Extensión exage­
& dido en la cama flácidos rada
— Desaparición — Realización dema­
del relieve siado fácil

NOTA: Iíay que pedirle al paciente previamente que no oponga resistencia ni


ayude en la ejecución de los movimientos. Mejor es desviar la atención j
del examinado. |

frecuentes. A sí tenemos las de las afecciones


articulares agudas, traumáticas o infecciosas
(artritis), que inicialmente pueden provocar
contracturas reflejas de los músculos periar-
ticulares; las de las peritonitis, que afectan
i los músculos abdominales, tam bién de tipo
reflejo; y en las meningitis, en las que
sistemáticamente se encuentra» rigidez de la
ruca y contractura de los .músculos flexores
de las piernas, dando origen a los signos
de Kemig y Brudzinski, que ya los conoci­
^Fig. 128-4 Búsqueda del signo de Negro,
mos en otra parte, y los volveremos a mencio­
con la maniobra de Ford
nar en el síndrom e meníngeo. También h e­
\
mos mencionado a la rigidez muscular del
íes en la enfennedad de Parkinson, aunque
tétanos ( 1 ) que, aunque es generalizada, sin
también en la rigidez arterioesclerótica de
embargo, puede iniciarse segmentariamente
Forster y otros.
por la cara dando trismus y risa sardónica,
Estas dos formas de rigidez o contrac- para más tarde afectar a los miembros y
tura pueden ser consideradas como genera­ músculos paravertebrales; se debe a la acción
lizadas, para diferenciarlas de las segmenta­ tóxica sobre los centros tonígenos del bulbo
rias, que en la medicina general son muy y la médula. Algo semejante puede decirse
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de la intoxicación por estricnina. (2) con la 3.— Goldberg, J.M., and Fernández, C.: Vestibu­
lar mechanisms. Ann. Rev, PhysioL, 3 7 f
diferencia de que la contractura se inicia'en 1 2 9 ,1 9 7 5
los miembros. 4.— Granit, R.: Muscular tone. J. Sport Med.
HIPOTONIA.- Desde el punto de vista neu- 2. 46, 1 9 6 2 i
rológico se com prende que siempre que se 5.— G uyton, A.C.— Tratado de Fisiología Méd¡
ca. Interamericana, Madrid. 5a. ed., cap 4 9
lesionen los centros estimuladores del tono
51, 52, 53. 1977
se producirá h ipotonía muscular, por predo­
6 .— Kouk, J., and Henneman, E.: Responses of
minio de los centros inhibidores del mismo. Golgi ten d on Organs to active contraction,
Sin embargo, en la clínica general es posible of the soleus muscle of the cat. J. Neuro-
observarla en las fases iniciales de las hem i­ physioL, 30: 466, 1967
plejías centrales y en secciones medulares que 7.— Lloyd, D.P.: A ction in primary afferen
fibers in the spinal cord. Inter. J. Neurosci.,
dan paraplejías. (10). Del sistema extrapira­ 1: 1, 1 9 7 0
midal hay que recordar a la corea de Syden—
8 .— 1 Mettler, F.A .: Muscular tone and movement'
han; en el síndrom e cerebeloso (véase más theii cerebral control in primates. Neurosci!
adelante) es un signo típico; y naturalm ente, Fles., I-. 175, 1968
siempre que interrum pa el arco reflejo del 9.— Merton, P.A.: How We control the contrac­
tono, por eso es que se ve en la Tabes dorsal, tion of our muscles. Sei. Amer., 226: 30J
1972
por lesión de los cordones posteriores de la
10.— Mumenthaler, M.— Neurología. Salvat Edito^
m édula, conductores de los estímulos pro- res. S.A., Barcelona, 1979, pp. 207
pioceptivos; en la lesión de las células ner­
11.— Mumenthaler, M.— Neurología. Salvat Edito
viosas que constituyen la neurona m otriz pe­ res, S.A., Barcelona, pp. 224, 1979
riférica, como en las poliomielitis ( 1 1 ) que
12.— Wolfson, R.J.: The Vestibular Sys'tem anc
producen''parálisis fiáciclas, igual que en la its Diseases. Philadelphia, University of
destrucción del nervio m otor periférico que Pennsylvania Press, 1966

conduce los estímulos tonígenos.


Las hipo y atonías de origen estricta­
mente muscular por enfermedad localizada
C A P IT U L O 1 2 9 X
en ellas, han sido mencionadas en el capítulo
musculo-esquelético, al cual nos remitimos.
D istonía.— La mencionamos hoy, aunque M O T IL ID A D R E F L E J A
la volveremos a ver al referimos a la atetosis
y otros síndromes extrapiramidales. En el m á
bajo nivel de control neurológico se encuen
tran los movimientos reflejos que, tanto filo
B IB L IO G R A F IA
genética como ontogenéticamente hablando
son los de origen más primitivo, pero repre
sentan al mismo tiempo la unidad funciona
1.— Adams, E.B., Laurence, D .R ., and Smith, del sistema nervioso.
J.W.G.: Tetanus. Philadelphia, J.B. Lippin-
co tt Company, 1969 Se trata de movimientos involuntarios
2.— Franz, D.N.: Estimulantes del sistema Ner­ que provocados por un estímulo originan
vioso central: Estricnina. En Good— automáticamente o inmediatamente una res
man, L.S., y Gilman, A. Bases Farmacológi­
cas de la Terapéutica. Interamericana, Mé­ puesta muy específica propia del múscul
x ico . 5a. ed., Cap. 18, pp. 302, 1978. estimulado. Existen también reflejos de
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^ t r o orden que actúan en los músculos
^ s o s y orgánicos secretorios que se realizan
,*in control de la conciencia; por el m om en­
t o no ños vamos a referir a éstos, sino sólo
los que tienen que ver con los movimientos
£ le l sistema músculo-esquelético.
ai Como en las ocasiones anteriores, pri­
m e r o vamos a hacer un ligero recuento
l^natomo-fisiológico para poder com prender
^ o n clariáad lo que son los reflejos.

Fr e c u e n t o a n a t o m o - f i s i o l o g i c o . -
P [l, 3 ,4 ) Fig. 129-1. La estructura anatóm ica
^ u e controla un movimiento reflejo está
compuesta por el arco reflejo, form ada por:
£una vía aferente, conductora del estím ulo;
^un centro analizador del estím ulo y .e la b o r a - ^
dor de la respuesta específica; y una vía
"eferente conductora de dicha respuesta.
^ La vía aferente se inicia, en su extre-
^mo superficial, en un órgano microscópico
^altamente especializado en la recepción del
"estím ulo, llamado por esto órgano receptor,
^situado en la unión músculo-tendinosa y co-
del mismo nombre y está compuesta por
|n o cid o más específicamente con el nombre
los nervios motrices que conducen hasta el
de órgano de Golgi; y también en los husos
músculo correspondiente el estímulo elabo­
^musculares situados en el músculo y ya men­
rado en el centro para provocar la respues­
cio n a d o s a propósito del tono. La vía pro­
ta específica. Esta respuesta es ejecutada
p ia m e n te dicha está constituida por los ner- por el músculo exitado por su nervio m otor,
vios sensitivos que finalmente conducen el
y requiere para su realización de la integri­
| estímulo a las astas posteriores de la médula dad anatomo-funcional de dicho músculo.
^ espinal donde se encuentra la neurona afe­
rente. Hemos descrito el arco reflejo en su
expresión más simple y relacionada con
^ El centro, situado en la substancia gris los reflejos medulares; pero hay otros de
I medular esta compuesto por la neurona afe- esta misma estructura cuyos centros se en­
| rente, cuya prolongación central hace sinap- cuentran en el bulbo y en la protuberancia,
sis con la.neurona aferente-o m otriz, situada según los conoceremos más tarde.
* en él asta anterior de la médula, originaria En el examen neurològico es indispen­
| de la vía eferente. Entre las neuronas aferen- sable examinar también los reflejos super­
^ tes y eferentes suele haber neuronas inter­ ficiales o cutáneo-mucosos. Estos tienen
mediarias, llamadas intercalares o de cfo- una estructura anatómica un tanto más com­
) nexión. pleja pues, según Sahli, (6) requieren para su
> La vía eferente se inicia en la neurona realización de dos centros, el uno inferior
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situado en la médula o bulbo o protuberan­
cia; y el o tro, superior, situado en el cere­
bro. Fig. 129-2, el cual ejercería un dominio
sobre el arco inferior que no podría actuar
mientras no sea exitado por el superior.
Funcionalm ente hablando, el reflejo
requiere de un estímulo adecuado en calidad,
sitio, intensidad y ritm o, de lo contrario no
se produce. La calidad tiene que ver con la
naturaleza del estím ulo, por ejemplo, para
los reflejos esteotendinosos o profundos, el
estímulo adecuado es un golpe percutorio so­
bre el tendón del músculo escogido o sobre
la superficie ósea previamente analizada; esto
nos releva de más comentarios sobre el sitio
que se debe estimular, porque de no ser as
el resultado puede ser negativo o defectuoso
la intensidad es im portante, puesto que si e
estímulo es demasiado suave el reflejo no se
produce, es decir, existe un umbral mínimo
el ritm o tiene que ver con la posible repe
lición del reflejo ante el nuevo estímulo: si
e1 tiempo que separa a uno y otro es dema Fig. 129-2 Estructura anatómica de los arco^
síado corto, no se produce, lo que está de reflejos cutáneo m ucosos o super^
ficialcs. A: Arco inferior. B: Arcos
n p stran d o la existencia de un período re superior m

fractario; al mismo tiem po, si se repite mu


cho un estím ulo, el reflejo puede no reali­
zarse durante un tiem po, dem ostrando fatiga
fácil; sin embargo de lo cual, la repetición lor clínico, tan to profundos como superfieia4S |
de un reflejo hace que éste se realice cada les. Si primero se busca los unos y luegojosgy
vez con más facilidad, lo cual explica el otros o si se los va buscando por igual en ca ^
aprendizaje y la formación de hábitos como da región no tiene m ayor importancia, lo q u e ^ l
el amarrarse los cordones de los zapatos, el interesa es que se los investigue a todos. No-^jj
firm ar, nadar, etc. sotros que estamos haciendo un examen re-^J
gional los buscaremos a todos en cada región. ™
En condiciones normales, los reflejos Como instrum ental necesario se d e b e ^
están inhibidos por la vía piramidal, lo que disponer de una linterna, un martillo d e £ j
explica que en el piramidalismo estén exalta­ reflejos y de una aguja. Fig. 129-3, para
dos. También la voluntad puede dominarlos; usarlos según sea necesario; en general, el
igual que la ejecución simultánea de otros martillo es útil para los reflejos profundos u &
reflejos. osteotendinosos, y el alfiler para los super- 0
EXAMEN DE LOS R E F L E JO S .- Aunque Aciales o músculo-cutáneos. ^
los descritos son muchos, sin embargo, noso­ El paciente debe estar tranquilo, rela­
tros nos referiremos a los de reconocido va- jado, en la posición correcta para cada re- €
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añ e jo y con la atención desviada hacia otra F ií. 129-4 Maniobra de Jendrassik


cosa, que no sea el examen que en ese mo-
Shnento realiza el médico. Para lograr ésto se
^ le puede hacer preguntas o conversar de cual­
quier cosa, pero tam bién se puede acudir a
Pía maniobra de Jendrassik, Fig. 129-4, útil
^cuando se examina los miembros inferiores,'■
-q u e consiste en ordenar al paciente que
^flexione los dedos de las manos, los engan-
|c h e entre sí y, con fuerza, traccione las ma­
gnos en sentido contrario, momento que se
aprovecha para el examen.
h
El cuadro No. 129-1, nos da una lista Fig. 129-5 Reflejo del orbicular do los p*
dos
Pde los reflejos profundos y superficiales que
|d e b e n buscarse siempre.
| REFLEJOS DE LA CABEZA:

| Reflejo del orbicular de los párpados.—


Se llama también superciliar. Es profundo.
^Se lo encuentra percutiendo sobre la región
^superciliar, Fig. 129-5. La respuesta es la
contracción del orbicular de los párpados.
* Su vía aferente es el trigémino y la eferente
} el facial; su centro' está en la protuberancia.
|R e fle jo co rn e al— Es superficial. Se lo bus-
ca rozando, de fuera hacia adentro, la córnea Fig. 129-6 Reflejo corneal
"c o n un algodón; Fig. 129-6, produce de in-
^ mediato la contracción del orbicular de los contracción del orbicular de los párpados.
^ párpados. Se lo utiliza mucho en la aneste­ Fig. 129-6. Su vía y centro son los mismos
sia para medir la profundidad, y también que el anterior.
) en los comas en los que desaparece. Igual 41 Reflejos pupilares.— Tanto a la luz como ala
^ que el anterior, sus vías son el trigémino y el acomodación, ya fueron descritos al estudiar
facial y su centro está en la protuberancia. el examen de los ojos por lo que no repeti­
^ Reflejo Conjuntival.— Superficial. Rozando remos, y además los volveremos a encontrar
) la conjuntiva con un algodón se produce la al estudiar el m otor ocular común.
i
PLIEGO: 24
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LAMINA X V I I

m osa en la insuficiencia renal eró-


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LAMINA X V í 11

95-18A. Condiloma acuminado en vagi- Fig. 95-9 Vaginitis micótica


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CUADRO No. 129-1

REFLEJOS SUPERFICIALES Y PROFUNDOS INDISPENSABLES


EN TODO EXAMEN MEDICO ;
REGrON REFLEJO
1.- Cabeza 1.1: Del orbicular de los párpados (Profundo).
1:2: Corneal (Superficial)
1.4: Pupilares
1.5: Maseterino (Profundo)
1.6: Del velo palatino o faríngeo (Superficial)

Tronco 2.1: Medio esternal (Profundo)


2.2: Cutáneo abdominales (Superficiales)
2.3: Medio pubiano o de los aductores (Profun­
do)

3. — Región Ano-perineal 3.1: Cremasteriano (Superficial)


3.2: Bulbo cavernoso (Superficial)
3.3: Anal (Superficial)

4.— Miembros superiores 4.1: Bicipital (Profundo)


4.2: Tricipital . (Profundo)
4.3: Olecraneano (Profundo)
4.4: Estilo-radial (Profundo)
4.5: Cúbito pronador (Profundo)
4.6: Palmomentoneano (Superficial)

5.— Miembros inferiores. 5.1: Rotuliano (Profundo)


5.2: Aquíleo (Profundo)
5.3: Contralateral de los aductores (Profundo)
5.4: Del flexor plantar o de Rossolimo (Profun­
do)
5.5: Cuboideo (Profundo)
5.6: Medio plantar (Profundo)
5.7: Cutáneo plantar (Superficial)
5.8: Signo de Babinsky y sucedáneos
a
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•^R eflejo m aseterino.- Profundo.— Se lo
f|. busca de dos maneras: 1 .— Percutiendo
^ s o b r e el m entón del paciente que mantiene
la boca entreabierta, Fig.„ 129-8; es aconse­
jable interponer el pulgar del médico que
»descansa sobre el. mentón y percutir so-
„ bre él.
i2 . - Colocando un bajalenguas que entre­
a b r e la boca del enfermo por la ligera presión
g^que debe hacerse sobre la lengua; se percute
^ so b re el bajalenguas, Fig. 129-9. En ambos
™casos, la respuesta normal es la contracción
§Me los maseteros que pretenden cerrar la bo-
^ c a . Su vía aferente y eferente es el trigé­
mino y su centro está por tanto en la pro­ Fig. 129-8 R eflejo maseterino. Percusión
tu b e ra n c ia . sobre «1 m entón

^R eflejo del velo palatino o faríngeo.— Super­


f i c i a l . Se produce al rozar con un objeto,
bajalenguas, gasa, etc. la mucosa del velo del
®paladar o la pared de la faringe; en ambos.
¡ | casos la respuesta normal es la elevación
I* simétrica del velo. Puede producir náuseas.
^ S u patología la encontraremos al estudiar
|>los nervios vago y glosofaríngeo (X y IX
^ pares respectivamente). WW xd^ c k \ H
| REFLEJOS DEL TRONCO:

^R eflejo medioestemal.— P rofundo— Per­


c u t ie n d o sobre el tercio medio del esternón,
ÜFig. 129-10, se produce la contracción de los
^ pectorales de ambos lados.
a Reflejos cutáneo abdominales.— Superfícia- Fig* 12 9 -9 ■ Percusión sobre un bajalenguas
“ les.— Son: Superior, medio e inferior, y su
| técnica de examen es la misma; consiste en
| estimular la piel del abdomen con un alfiler,
siguiendo una línea perpendicular a la línea
^ media, Fig. 129-11, a la altura del epigastrio,
| mesogastrio e hipogastrio. La respuesta nor­
mal en los tres casos es la desviación del
* ombligo hacia el lado estimulado. Sus cen-
| tros están situados en el segmento dorsal
de la médula, en el siguiente orden: el su-
I
penor en el VI y VII; el medio en el VIII
| y IX; y el inferior en X, XI y XII. Fig. 129-10 Reflejo medio esternal
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Fig. 129-13 Reflejo cremasteriano ^


examinador, siguiendo una línea ascendente |
Fig. 129-11 Reflejos cutáneo-abdominales Fig. 129-13. La respuesta normal en el hom-
bre es la elevación del testículo del mismo ®
Reflejo medio pubiano o de los aductores.— lado por contracción del cremáster; en la mu- f
Profundo. El paciente debe estar acostado jer se contrae el labio mayor. Su centro está **
con las piernas ligeramente flexionadas y los en L1 y L2. *
muslos en abducción, Fig. 129-12; se percute Reflejo bulbo cavernoso.— Superficial.— Al ^
sobre la sínfísis del pubis y se produce una pinzar suavemente el glande se contraen los ^
doble respuesta: primero la aducción de las músculos bulbocavemosos, lo cual es sentido ¿g
piernas por la contracción de los músculos por el dedo del examinador colocado sobre
correspondientes; y segundo, la contracción la uretra bulbar. Su centro está en S3. ^
de los músculos del abdomen. Su. centro
Reflejo anal.— ' Superficial. La estimulación
está los segmentos D X, XI, XII y LI y II.
de la piel perianal, con un alfiler por ejem- ^
pío, produce la contracción del esfínter. Su
centro está en S5. ^
REFLEJOS DE LOS MIEMBROS SUPERIORES: €

Reflejo bicipital.—' Profundo. Con el brazo |


del paciente semiflexionado, en supinación y g
descansando sobre el brazo del médico, éste,
tom a del codo y pone su dedo, pulgar sobre *
el tendón del bíceps del enfermo, Fig. 129-14,4|
sobre el cual percute: También puede percu-
tir directamente sobre el tendón del biceps. ^
La respuesta fisiológica es la flexión del an- ^
tebrazo sobre el brazo. Su centro se encuen- £
Fig. 129-12 Reflejo m edio pubiano o de los a-
ductores tra en C5.-
é
Reflejo tricipital.— Profundo. El brazo del i
REGION ANO PERINEAL: paciente flexionado, haciendo casi un ángulo €
Reflejo cremasteriano.— Superficial. Se esti­ recto, descansa sobre una mano del médico ^
mula la piel de la cara interna, tercio supe­ que lo sostiene a la altura del pliegue del \
rior del muslo, con un alfiler o la uña del codo, Fig. 129-15. Se percute sobre el ten-®
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" l ü

Fig. 1 29-14 Reflejo bicipital

Fig.' 129-16 R eflejo estilo radial

salífera

Fig. 129-15 Reflejo Tricipital


Fig. 129-17 Reflejo cubitopronador
dón del tríceps, y la respuesta normal es la
extensión del brazo por la contracción del
tríceps. Su centro se encuentra en los seg­ bre la apófisis estiloides del radio. La
mentos cervicales VI y V il. respuesta norm al es la flexión del antebrazo
y al mismo tiempo una discreta supinación
Reflejo Olecraneano.— Profundo. La posi­
y flexión de los dedos. Su centro está en
ción del paciente es la misma que para el
C5 y C6.
tricipital, pero la percusión se hace sobre el
olécranon. La respuesta normal es la flexión Reflejo cubitopronador.— Profundo. Con
del antebrazo sobre el brazo. Su centro está el brazo del paciente igualmente colocado
enC 5 y C6. que para el estiloradial, se percute sobre la
Reflejo estiloradial.— Profundo. El médico apófisis estiloides del cúbito, Fig. 129-17, se
toma la mano del paciente por el borde produce la pronación. Centro en C7 y C8.
cubital y ílexiona el antebrazo sobre el bra­ Reflejo Palm om entoneano.— Superficial. Se
zo, Fig. 129-16, en esta posición percute so­ lo obtiene frotando con un dedo o raspando
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-846-

Fig. 129-18 Reflejo palmom entoneano

ligeramente con un alfiler la piel de la región


hipotenar. Fig. 129-18. Es un reflejo pato­
Fig. 129-19 R eflejo rotuliano o p a te la r con el
lógico, positivo en las enfermedades extrapi- p aciente sentado
ramidales.
R E F L E JO S DE LOS MIEMBROS IN F E R IO R E S :

Reflejo rotuliano o patelar.— Profundo.


Cuando ebenferm o está sentado, se le orde­
na que cruce las piernas y se percute sobro
el tendón rotuliano. Para buscar el del otro
lado debe cambiar el cruce de las mismas.
Fig. 129-19. Cuando el enfermo está
acostado, el médico levanta ligeramente la Fig. 129-20 R eflejo rotuliano con el paciente
pierna del paciente, colocando una mano acostado
debajo del hueco poplíteo con lo cual consi­
gue una ligera flexión y percute sobre el ejerce con su mano una ligera flexión del
tendón rotuliano. Fig. 129-20. En ambos pie y luego percute sobre el tendón de
casos la respuesta normal es la extensión Aquiles; también la respuesta es la ex­
de la pierna. Su centro en los segmentos tensión del pie. Su centro está en L5,
lumbares II, III y IV. S 1 y S 2.

Reflejo A quíleo.— Profundo. Con el enfer­ Reflejo contralateral de los aductores.—Pro­


mo acostado, el pie examinado se cmza so­ fundo. Con el paciente acostado, la pierna
breseí opuesto del paciente, y con la una ma­ que se va exam inar debe estar en ligera
no, el médico tom a la punta y provoca una flexión a nivel de la rodilla y en abducción
ligera flexión dorsal, con lo cual el tendón de también ligera; mientras tan to se percute so­
Aquiles queda muy expuesto, Fig. 129-21 a y bre el tendón rotuliano del lado opuesto,
b. Se percute sobre él directamente, con lo con la misma técnica como para buscar dicho
cual se produce la extensión del pie. Otra reflejo, Fig. 129-22.—La respuesta normal es
manera muy práctica, cuando el paciente la contracción de los aductores contrala-
puede hacerlo, es pidiéndole que se ponga terales; es decir, si se percute en el lado de­
de rodillas al filo de la cama, de manera tal recho se contraerán los aductores del lado
que los pies queden fuera de ella; el médico izquierdo y viceversa.
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Fig. 129-23 Reflejo del Flexor plantar

Fig. 129-24 Reflejo cuboideo

Reflejo euboideo.— Profundo. Percutiendo


sobre el cuboides, Fig. 129-24. Se produce
la extensión de los dedos. Es patológico
cuando se produce la flexión. Centro en
S.1 y S2.

I Reflejo m edio plantar.— Profundo. Percu­


Fig. 129-22 Reflejo contralateral de los adduc- tiendo sobre la planta del pie, Fig. 129-25,
k tores
se produce la contracción de los gemelos y
I Reflejo del flexor plantar.— Profundo. Se el soleo.
| llama también del pie. Percutiendo sobre la Reflejo cutáneo plantar.— Superficial. Esti­
cara plantar de los dedos, Fig. 129-23, se mulando con un alfiler la piel de la planta
"produce la flexión de los mismos. Centro del pie, siguiendo una línea longitudinal, so­
|e n SI y S2. Es patológico. bre los tercios internos, medio o externó de
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-848-

Fig. 129-27 Reflejo de Bahinsky

Fig. 129-25 Reflejo medio plantar

Fig. 129-26 Reflejo cutáneo plantar

la misma, Fig. 129-26, se obtiene como


respuesta normal la flexión de los dedos.
j/S ig n o de Babinsky.— Si al buscar el reflejo
cutáneo plantar, en lugar de obtener la res­
puesta normal, se obtiene la extensión del Fig. 129-29 Maniobra de Schäfer
dedo gordo y la flexión de los demás o la
apertura en extensión de los mismos, se ha­
bla del Babinsky positivo, Fig. 129-27.
Algunas ocasiones no se lo puede obte­
ner sino acudiendo a ciertas maniobras que
en conjunto se llaman sucedáneos de Babins­
ky, que son:
S|M aniobra de G ordon, Fig. 129-28, consiste
en presionar con toda la mano, los músculos
de la pantorrilla. Fig. 129-30 Maniobra de Oppenheim
www.medibooksnica.net63.neten los niños hasta los dos años de- 849 -
edad,
^M an io bra de S chäfer, Fig. 129-29, se c o r n ^
ü p rim e entre los dedos al tendón de Aquiles; y época en- la cual aún no se ha completado
la vía piramidal. En los adultos es patológico
^M aniobra de Oppenheim , que consiste e n ^
y refleja la liberación de la médula por 4e-
^ fro ta r con el nudillo del dedo pulgar, alo lar-
sió n d e;la:vía:piramidal.
®go de la cara interna de la tibia, Fig. 129-30.
El cuadro No. 129-2, nos resume los
^ Las tres maniobras producen el mismo •
centros de los reflejos estudiados. •
Presultado, es decir, el signo de Babinsky.^
I Este signo tan im portante es normal

CUADRO No. 129-2

LOS REFLEJOS Y SUS CENTROS. Fig. 129-31

REFLEJO CENTRO
Reflejos de la cabeza

1.1: Del orbicular de los párpa-^ 1 .1 : Protuberancia


dos
1.2: Corneal 1 .2 . Protuberancia
1.3:' Conjuntiva! 1.3: Protuberancia
1.4: Pupilares
1.4.1: A la luz 1.4,1: Tubérculos cuadrigémi-
nos anteriores
1.4.2: A la acomodación 1.4.2: Vía compleja. Ver el
texto
1.5: Maseterino 1.5: Protuberancia
1.6: Del velo palatino 1.6 : Bulbo, suelo del IV ventrículo

2.- Reflejos del tronco

2.1: Medio esternal


2.2: Cutaneoabdominales 2.2: Médula dorsal
2 .2.1 Superior 2 .2.1 VI y VII D.
2 .2.2 Medio 2 .2 .2. VIII y IX D. ■
2.2.3 Inferior 2.2.3 X, XI y XII D.
2.3: Medio Pubiano 2.3: DX, XI, XII, y LI y II

c o n t in ú a .
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-850-
..viene

3 .- Región anoperineal

3.1: Cremasteriano 3.1 L I y L2


3.2: Bulbo cavernoso 3.2 S3
3.3: Anal 3.3 S5

Miembros superiores

4.1: Bicipital 4.1 C5


4.2: Tricipital 4.2 C6 y C7
4.3: Olecraneano 4.3 C5 y C6
4.4: Estilo radial 4.4 C5 y C6
4.5: Cubito pronador 4.5 C7 y C8
4.6: Palmomentoneano 4.6 Sólo positivo en
extrapiramidales
5 .- Miembros inferiores

5.1: Rotuliano o patelar 5.1 L:- II, ill y r v '


5.2: Aquíleo 5.2 L 5 ,S I y S 2
5.3: Contralateral de los aducto­ 5.3 L II, III y IV?
res
5.4: Del Flexor plantar 5.4 SI y S2 <
5". 5; Cuboideo 5.5 SI y S2 I
5.6: Medio Plantar I
«
f
CLO N U S.- A continuación de los reflejos Los sitios predilectos para buscarlos!
debe investigarse la existencia de clonus, que son: la mano, la rótula y el pie. ^
es un conjunto de contracciones rítmicas e
El clonus de la mano, Fig. 129-32. Se busca^
involuntarias producidas por la extensión
tomando la mano abierta del paciente y lle­
brusca y pasiva de los tendones. Fisiopatoló-
vándola brusca, pero pasivamente a la extendí
gicamente constituye un estado de hiperexci- sión forzada; en estas condiciones se iniciará^
tabilidad del arco reflejo liberado en los una serie de sacudidas rítmicas. .
casos de lesión de la vía piramidal, es decir,
tiene prácticamente el mismo significado que Clonus de la rótula.— Fig. 129-33. Con el^
el trastorno de los reflejos en la lesión de di­ paciente en decúbito dorsal y las piernas
cha vía. extendidas, se tom a la rótula desde su polo"
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Fig. 129-33 Clonus de la rótula

Fig. 129-34 Clonus d el pie

superior, entre los dedos pulgar e índice y


se la impulsa en dirección caudal; de haber
clonus, se inician los movimientos.
Clonus del pie.— Fig. 120-34. Colocando
la una mano del médico debajo de la pier­
na del paciente que permanece acostado, se
tom a el pie con la otra mano y se produce
una extensión forzada; al instante se inicia
el clonus que, cuando es patológico, es in­
terminable mientras se mantiene la presión.
Alguna vez hay un clonus no patológico que
se term ina pronto.
SINCINESI AS.— Son movimientos ^incons­
cientes que se presentan en .,el lado, paraliza­
do, cuando con el lado sano se realizan m o­
vimientos voluntarios. Aparecen- en las :le;r
siones de -la vía piram idal al liberar a lps
centros subcorticales y medulares. Se reco­
nocen tres variedades: de coordinación, de
imitación y global.

___i -CL_ ü .i. ij _


1.— Sincinesias de Coordinación: Se carac­
Fig. 129-32 Clonus de la mano terizan porque en los hemipléjicos, aparecen
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- 852 -
en el lado enfermo los mismos movimientos
realizados voluntariamente en los músculos i
sinérgicos del lado sano. D entro de éstos se
i
reconocen a varios clínicamente importantes
como son: i
. 1: Signo del pulgar o de KÜppel.— Cuan­ i
do el hemipléjico pretende extender los de­
dos de la mano enferma o el médico lo hace i
pasivamente, el dedo pulgar se flexiona. Fig. Fig. 129-36 Signo del pulgar o de K lippel ^
129-35. . ■
i
s^ l.2 : Signo de la extensión y abducción de
los dedos o d eS ouques.— Cuando el médi­ i
co levanta el brazo paralizado o el propio
enfermo pretende hacerlo, los dedos de la
ano se extienden y abren, Fig. 129-36. -
i
.3: Signo d eja extensión de la pierna para­
lizada o de Babinsky.— Cuando el enfermo i
acostado en decúbito dorsal, flexiona el tron­ Fig. 129-36 Signo de la extensión y abducción ¿
de los dedos o de Souques "
co como queriendo levantarse, se extiende
y levanta la pierna paralizada. Fig. 129-37.
También puede hacerse con el enfermo sen­
tado en una silla y con las piernas colgando;
cuando flexiona el tronco hacia adelante ha­
ciendo alguna fuerza;, la pierna enferma se
extiende.

1.4: Signo de flexión de la pierna paralizada Fig. 129-37 Signo de la extensión de la pierna ¿
o de Neri.— Cuando el enfermo de pie paralizada o de Babinsky ®
flexiona el tronco hacia adelante, la pierna
paralizada se dobla, mientras que la sana
permanece recta. Fig. 129-38.
.5: Signo de Adducción del brazo paraliza­
do o de Sterling. Con el enfermo acostado
en decúbito dorsal y los-brazos en abducción,
se le pide que lleve el brazo sano hacia la
línea media mientras el médico se opone a
ello, el brazo enfermo es el que responde y
rápidamente se acerca al tronco. Fig. 129-39.
^ 1 .6 : Signo de la adducción de la pierna pa­
ralizada o de Raimiste.— Igual que el signo
anterior, pero con las piernas, es decir, con el
enfermo en decúbito dorsal y las piernas en Fig. 129-38 Signo ae la flexión de la pierna^
abducción, al oponerse a la adducción de la paralizada o de Neri ®
V www.medibooksnica.net63.net - 853 -
VALOR SEMIOLOGICO DE LOS REFLE­
JOS.— Previa la calificación de un reflejo co­
mo norm al o anormal, se debe estar seguro de
que su ejecución ha sido correcta, de lo con­
trario las equivocaciones pueden ser muchas.
Las causas más frecuentes de error son:
exceso o falta de la fuerza aplicada en el es­
tím ulo; posición defectuosa del enfermo; a-
plicación del estímulo en un sitio incorrecto;
y control voluntario del paciente por no ha­
bérsele desviado su atención. Si a pesar de
una correcta técnica la respuesta es patológi-'
ca, entonces debe ser calificada como arre-
flexia, hiperreflexia o inversión de los re­
flejos.

Arreflexia osteotendinosa: Significa que no


hay respuesta muscular al estímulo. A veces
los reflejos pueden ser lentos (hiporreflexia),
pero su interpretación es más difícil, salvo
que se lo hiciera con un Kinem ómetro ade­
Fig. 129-40 Signo de la adducción de la pier- cuado que no tiene valor en -clínica.
| na paralizada o de Raiiaiste
Se com prende, que cualquiera que sea
I el nivel al que se lesione el arco reflejo se po­
drá producir arreflexia; en efecto: La lesión
apierna sana, es la enferma la que responde
de los nervios periféricos que constituyen la
^inmediatamente. Fig. 129-40.
vía aferente y eferente paralizarán los refle­
2.— Sincinesias de imitación.— Consisten jos; ejemplos típicos se ve en las neuritis del
en que el lado enfermo responde exacta- ciático, en las que pueden abolirse los refle­
>mente con movimientos que se realizan vo­ jos patelar o aquíleo, y en las polineuritis
luntariam ente en el lado sano. Son frecuen­ de cualquier etiología, especialmente la alco­
tes en la corea y atetosis. Un ejemplo fre- hólica y saturnínica (2, 5, 7). Un ejemplo
>cuente es el que se vé cuando la mano sana de lesión de las raíces y cordones posteriores
,hace movimientos alternos de fléxión y ex­ constituye la tabes dorsal; y de la lesión ex­
tensión de los dedos, la mano enferma tam ­ clusiva de los cordones posteriores es la en­
b ié n los realiza. fermedad de Friedreich. En cambio, el ejem­
*3.— Sincinesia Global.— Se la busca en el plo más claro de lesión de la neurona motriz
(hemipléjico en su estadio tónico, no flácido. periférica a la altura de las astas anteriores,
Consiste en que todo el lado enfermo realiza constituye la temida poliomielitis anterior t
flos movimientos que se pretende hacer con el aguda o parálisis infantil, cuya arreflexia de
lado sano, especialmente si se ejercita alguna los sectores afectados se acompaña de atonía,
oposición. Se diferencia de las sincinesias de atrofia muscular y parálisis, como en todos
imitación en que éstas aparecen aun durante los casos de lesión- de la neurona motriz
el periodo de flacidez. periférica.
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- 854 -
Otra causa frecuente de arreñexia pro­ tifoidea y neum onía pueden producir hj- ^
funda y generalizada es el ictus apoplético, perreflexia. i
que durante el coma tanto en el lado para­ La hiperreflexia superficial no debe ser con- i
lizado como en el sano no hay reflejos osteo- fundida con las personas nerviosas. Se pue­
tendinosos. de encontrar en' la poliomielitis o parálisis
En las secciones medulares completas, infantil y en la tabes.
inicialmente hay arreñexia por debajo de la Inversión de los reflejos.— Es de observación
lesión, pero más tarde en un número indefi­ rara, y significa que la respuesta en lugar de
nido de casos pueden volver a presentarse, ser la normal se hace al revés, es decir, si
acompañando a los reflejos patológicos de debía producirse una flexión, se produce una
automatismo medular, que los conoceremos contracción, etc. Se la considera una verda­
más tarde al referimos al síndrome de para- dera arreflexia del reflejo buscado, mientras
plejía. que persiste el reflejo antagonista. Su inter­
Ocasionalmente puede observarse en pretación es igual que la de la arreflexia.
algunas infecciones graves y estados caquéc­ Signo de Babinski.— Aunque es un re­
ticos. flejo invertido del cutáneo plantar, sin em ­
bargo, ya hemos dicho que su razón más
La arreflexia superficial o cutaneomuco- im portante para presentarse es la lesión
sa puede verse siempre que se lesione el arco de la vía piramidal y aun una simple estimu­
inferipr o el superior. Por eso, en las lesiones lación irritativa del área rolándica como en
superiores de la vía piramidal desaparecen, las epilepsias, hipoxias cerebrales de cual­
mientras que los osteotendinosos se exacer­ quier etiología, meningitis, encefalitis, coma
ban. hepático, etc. No olvidarse que en los ni­
ños hasta los dos años es normal.
Hiperreflexia osteotendinosa.— Se califica Finalmente, queremos resaltar el valor
así, cuando la respuesta es más rápida, más localizador de los reflejos en las lesiones
fuerte y más extensa que lo normal. Alguna medulares. Dijimos antes que en las seccio­
vez, al buscar un reflejo determinado, puede nes medulares completas, al inicio del acci­
obtenerse como respuesta la contracción nor­ dente se encuentra ¿rreflexia a nivel y por
mal, más la de otros músculos no estim ulados, debajo de la lesión, que más tarde puede
ésto se llama difusión de los reflejos, y es un encontrarse reflejos normales y aun hiperre­
equivalente de hiperreflexia. flexia, aunque en el sitio mismo hay arre­
La causa más importante de hiperre­ flexia. Los reflejos superficiales desaparecen,
flexia es la lesión de la vía piramidal en su por debajo de la lesión, pero quedan norm a­
neurona central, es decir, en las hemiple­ les por encima.
jías; en las que se acompaña de hiperto­
nía, Babinski y arreflexia superficial, consti­
tuyendo el piramidalismo. Tam bién puede B IB L IO G R A F IA
verse en el Parkinson, la corea, y la primera
etapa de la tabes dorsal. Es conocido en la 1.— Easton, T .A .: On the normal use o í''
clínica general, que algunas enfermedades in­ reflexes. Amer. ScL, 60: 591, 19 72
fecciosas como la rabia, el tétanos, las 2.— Guiñee, V.F.: Lead poisoning. Atn. J. Med., ^
intoxicaciones por estricnina, y hasta la 5 2 : 2 8 3 ,1 9 7 2
r ~
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- ~
- 855 -
3 _ G u y t o n , A .C .: Tratado de Fisiologfa Medica conducción más lenta que los alfa. Sensibi-
Interamericana, Madrid. 5a. Ed., Cap. 51. zan a los receptores o husos de Kühne, que
1977 .
dan origen a las fibras radiculares posterio­
^_ Hunt, C.C., and Perl, E.R.: Spinal reflex
mechanisms concerned With skeletal muscle. res y luego hacen sinapsis con las neuronas
PhysioL Rev., 40: 538, 1960 alfa form ando en conjunto el bucle de
5 _ Mayer, R .F., and Garcia — Mullin, R.: Granit, Fig. 130-1, que interviene en el tono,
peripheral nerve and m uscle disorders asso­ (8) Pero además del tono muscular, estas
ciated with alcoholism. In Kissin, B., and
Begleiter, H.: (eds).: The Biology of al­ neuronas estarán sujetas a la acción de los
coholism . New York, Plenum Press, 1972, núcleos subcorticales y supraespinales en
Chap. 2 general, y tendrían que ver especialmente
g_ Sahli H.: Lehrbuch der Klinischen Unter con la m otilidad refleja, autom ática y aso­
suchungsmethoden. F. D euticke, Leipzig,
ciada.
1931
7 _ Victor, M., Adams, R.D.: On the etiology
o f the alcoholic neurologic diseases with spe­
cial reference to the role o f nutrition. Amer.
J. Clin Nutr., 9: 3 79, 1961

C A P IT U L O 1 3 0

L A N E U R O N A M O T R IZ PERIFERI­
C A .— (9, 6) Conforme ya hemos repetido
varias ocasiones, ia neurona motriz periférica
se origina en los núcleos craneales y astas
anteriores de la médula donde se encuentra
el cuerpo celular, mientras que sus prolon­
gaciones cilindroaxiles constituyen las raíces
anteriores y nervios motores periféricos.
Las neuronas motoras se clasifican en:
1.— Alfa fásicas Relacionadas con las fibras
musculares blancas, de rápida activación y
conducción y probablemente ligadas con la
motilidad voluntaria.
2.— Alfa tónicas, de estimulación y con­
tracción más lenta y relacionadas con las
fibras musculares rojas.
3.— Gamma, relacionadas con las fibras
musculares intrafusales conectadas con los
husos que captan los estímulos tonígenos.
Son más pequeñas, de axón fino y de Fig. 130-1 Bucle de Granit
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856
Los cilindro ejes de todas las neuronas,
luego de ramificarse van a term inar en finas CUADRO No. 130-1
prolongaciones que contactan con las fibras
CARACTERISTICAS DE LA
musculares, formando en ese sitio las Placas
PARALISIS PERIFERICA
motoras terminales, que tienen una dimen­
sión promedio de 40 micrones de largo, 1.— Flacidez
40 micrones de ancho y 10 micrones de alto,
2.— Arreflexia profunda transitoria
y en las cuales actúa como elemento inter­
o definitiva
mediario de la unión, la acetilcolina. ( 1 1 , 1 2 ).
3. — B abinsky negativo

Una sola neurona inerva varias fibras 4 .— A trofia muscular de tipo trófico
musculares, algunas hasta varios cientos, pe­ 5.— El número de músculos afectados
ro en general se acepta, que mientras menos puede ser de muchos o de uno
fibras' musculares inerva una misma neurona, solo
es porque la función de ese músculo es más
6.— Respuestas eléctricas del múscu­
delicada. A la unidad estructural compues­
lo de tipo degenerativo
ta por la neurona y todas las fibras muscula­
res que inerva, se la conoce con el nombre de
unidad m otriz (5, 1 6 ).
Fisiológicamente, ya hemos dicho otras Este conjunto de características hacerf*
veces, la neurona m otriz periférica es la del diagnóstico un hecho fácil. Nótese|
ejecutora de todas las órdenes motoras que además que la lesión puede afectar a la mé-*
provienen de la corteza, centros subcortica- dula o núcleo subcortical en el que se origina ef
les, de la motilidad refleja, del tono y desde nervio m otor, o en las raíces anteriores d
luego de la coordinación que la estudiaremos en el nervio propiamente dicho. |
mas tarde. Pero además, cumple una fun­
Según ésto, podemos encontrar afec-|
ción fundam ental en el trofismo muscular, ciones de un solo nervio. como la paráli­
es decir, en el m antenim iento vital, creci­ sis facial periférica o de Bell; de un sólo^
miento y nutrición de los tejidos. miembro, dando una monoplejía; de Nlo s |
miembros inferiores o paraplejía; de los dos-
LESION DE LA NEURONA MOTRIZ superiores o diplejía; y de los cuatro miem­
PERIFERICA: bros o cuadriplejía, todas flácidas. |

1 .- DESDE EL PUNTO DE VISTA MOTRIZ, 2 - DESDE EL PUNTO DE VISTA TROFICO, |


l a . lesión de la neurona periférica como del la lesión de la neurona periférica o del ner-^a
nervio periférico produce parálisis, flacidez, vio 'produce atrofia muscular, es decir, ía dis­
arreflexia osteotendinosa; Babinsky negati­ minución del número de fibras musculares!
vo; atrofia muscular de tipo trófico, y el con la consiguiente disminución de su e s —^
número de músculos afectados puede ser pesor, fuerza, capacidad contráctil y elasti­
todos los relacionados con esa neurona o has­ cidad, lo cual es fácilmente detectable por®
ta un músculo si la lesión afecta a la rama la inspección y palpación, según ya vimos al|j
nerviosa correspondiente, y las reacciones examinar el tono muscular. Pero además,*
eléctricas del músculo revelan la degenera­ recuérdese que esta neurona está sujeta tam­
ción. Ver Cuadro No. 130-1. bién a la estimulación de la neurona central,^
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* la cual al lesionarse deja de estimularla y descritas, es decir, son neuropáticas y .mió-
| puede ser causa de atrofia muscular. • páticas a la vez, com o la am iotrofia de Char-
| En definitiva las .causas que pueden cot—Marie—Tooht, (18) y la de W erding-
H offmann.
producir atrofia muscular puedén asentar en:
la corteza cerebral y vías piramidales; la Llamamos la atención sobre la atrofia
^ n e u ro n a motriz periférica; las raíces anterio- muscular refleja o viscerotrófica, que se en­
| res; los nervios motores, y desde luego en los cuentra en las afecciones de los huesos,
propios músculos aunque no hubiera ninguna articulaciones o visceropatías crónicas como
) lesión neurológica. en laT b. pulm onar. Su mecanismo es aun dis­
^ Las atrofias por lesión de la vía piramidal cutido.
| se debe a falta de actividad por la parálisis, H ipertrofias musculares: Sólo las mencio­
se acompaña de los signos de piramidalismo naremos po r reconocer su existencia aunque
^ y se ven especialmente en las hemiplejías rara. La enfermedad de Thomsen (19) es su
| de los niños. ejemplo más típico; es de tipo hereditario y
afecta a casi todos los músculos. Debe dife­
> Las atrofias por lesión de las neuronas peri-
renciarse de las miotonías, en las cuales más
I féricas, sus raíces anteriores o los nervios
que hipertrofia hay simplemente un aum en­
periféricos se caracterizan por su rápida
to del tono muscular.
^ evolución y suelen iniciarse por las porciones
\ distales de los miembros. Un ejemplo clásico TRASTORNOS TROFICOS POR LESION DE LOS
es la poliomielitis aguda, pero también lo son NERVIOS SEN SITIV O S.- A pesar de no
) la poliomielitis crónica progresiva de Aran- corresponder a la m otilidad nos pareció
> duchenne, y las polineuropatías. (7). oportuno mencionarlos aq u í con el objeto
de que se complete la idea de la función
\ Las atrofias por lesión en los músculos son
trófica que los nervios periféricos desem­
las miopatías (4 ,1 7 ) y las polimiositis (1 ,2 ).
peñan, y porque además, en los nervios m ix­
Las primeras tienen un carácter heredofa-
tos las lesiones m otoras y sensitivas pueden
1 miliar, y, aunque la atrofia puede iniciarse
estar juntas.
, por los miembros, cara o tronco, terminan
afectando a todos los músculos, por lo que Las vías aferentes, sensitivas y senso­
finalmente toman el nombre de A trofia mus­ riales intervienen en el control trófico
cular primitiva o Distrofia muscular progresi­ de j.£t piel, faneras, huesos y articulaciones,
va. Las polimiositis son cuadros inflamato­ aunque en estos últimos lo hace también el
rios, dolorosos, edematizantes de los m úscu­ sistema nervioso simpático a través del con­
los afectados, especialmente de los de las trolad,? la irrigación.
raíces de los miembros que term inan produ­ La técnica del examen es la misma que
ciendo atrofia del músculo. Para su diagnós­ se ha utilizado para la inspección y palpación
tico se requiere de la biopsia muscular. Si se
de estas estructuras, ya expuesta en otra
asocian a lesiones de la piel se las llama
parte y no volveremos a repetir.
Dermatomiositis y se las considera afeccio­
nes del colágeno y m uy ligadas a las neopla­ En los trastornos tróficos de la piel y
sias malignas de cualquier órgano de la faneras vamos a mencionar a:
economía. 1.— La úlcera de decúbito.— En las per­
Existen otras atrofias musculares en las sonas con parálisis de los miembros inferio­
cuales se combinan las dos variedades antes res que se ven obligadas a permanecer en
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decúbito o sentadas, al cabo de pocos días
se presentan escaras o úlceras de decúbito,
Fig. 130-2, que asientan especialmente en
la región sacrocoxígea, maléolos externos y
talones. La compresión de los capilares
motiva hipoxia, luego necrosis de la piel y
tejido celular subcutáneo afectadoSj que
term inan dando la úlcera.
Fig. 130-3 Ulcera perforante

5.— En los huesos pueden darse osteopo­


rosis, fracturas fáciles, alteraciones en el
crecimiento cuando la parálisis asienta en
los nifios. Las artropatias de origen neuró-
geno (1'3, 15) afectan más a las rodillas, de­
dos de las manos y pies, y son más propios
de' la tabes, lepra y siringomielia.
Las atrofias o hipertrofias óseas pueden algu­
na vez afectar a la cara.

BIBLIOGRAFÍA
Fig. 130-2 Ulceras de decúbito

2 .— La úlcera perforante.— (3,10,13,14). 1.— Bohau, A ., and JPeter, J.B.: Polym yositis jg
and dermatom yositis (First of tw o parts).
Fig. 130-3. Se parece a una ulceración New Eng. J. Med. 292: 344, 1975 ^
hecha con un sacabocados. Asienta en la
2.— Bohan, A., and Peter, J.B.: Polym yositis _
planta o dorso de los pies y en la nariz. Está (Second o f tw o parts). New Eng. J. M od.*
rodeada de una área de anestesia y ella misma 292: 403, 197 5 ^
es indolora. Se ve en 'la diabetes mellitus, 3.— Denny — Brown, D.: Heredetary sensory
siringomielia, lepra y especialmente en la ta­ radicular neuropathy J. NeuroL N eu ro-^
surg. Psychiat. 14: 237 — 2 5 2 ,1 9 5 1
bes.
4.— Dyken, P.R., and Harper, P.S.: Congenital -
3.— Las lesiones ampollosas: dystrophia m yoionica. Neurology, 23: 4 6 5 ,£
que aparecen en las paraplejías flácidas por 1973 *

lesiones medulares y en las polineuritis 5.— Ekstedt, J.: Human single muscle fib er ( |
action p otential. Acta physiol scand., su p p l,-
asientan en la piel de los miembros afectados, 226: 1—96, 1961 “
y deben distinguirse' del Herpes Zóster,
6.— Farxeras, P., Rozm an, C: Medicina Interna.^
cuyas erupciones ampollosas siguen el tra­ Editorial Slarin, S.A., Barcelona. Tomo II,
yecto de un nervio y son muy dolorosas. 8a. ed., pp. 10. 1972 ^

4 .— El panadizo analgésico.— Se ve en la 7.— Gibbels, E.: Zur Differentialdiagnose der ¿j


Polyneuritiden. Nervenarzt, 40: 4 7 0 — 4 7 5 ,*
lepra y siringomielia. Son panadizos indolo­ 1969 jg
ros por alteraciones de la sensibilidad tér­ 8.— . Granit, R.: Muscular tone. J. Sport Med.,
mica y dolorosa. 2: 46, 1962 ^

C!
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9.— G u y to n , A.C.: Tratado de Fisiologfa M € - Antes de hacer una revisión anatomo-
dica Interamericana, Barcelona. 5a. Ed., funcional indispensable, primero vamos a
Cap. 51. 1977.
poner un ejemplo que nos permita com­
LO.— Johnson, R.H., Spalding, J.M.K.: Progresive prender con claridad el papel de la taxia:
sensory neuropathy in children. J. NeuroL
Neurosurg. Psychiat. 27: 1 2 5 — 130, 196 4 Observemos con atención el movimiento de
LI.— Kmjevic, K., and Miledi, R.: A cetylcoline in la rodilla y comprobaremos que al extender
mammalian neuromuscular transmission. Na­ la pierna se contrae el cuádriceps y el tensor de '
ture, Lond., 182: 805 — 8 06, 1958
la fascialata; mientras que al flexionarla, se
.1 2.— Kmjevic, K., and Mitchell, J.F.: The release contraen el bíceps crural, el semimembra­
of acetylcholine in the isolated rat diaphragm
J. PhysioL, Lond., 155: 2 4 6 — 26 2 , 1961 noso y el semitendinoso. Pero para que se
Locke, S.: Diabetes and the nervous system .
produzcan estos movimientos, tenemos que
I 1" ' Med. Clin N. Ainer., 49: 1 0 8 1 , 1965. aceptar, que. fue indispensable que entre los
|1 4 .- Mumenthaler, M.: Neurologia. Salvat E d i- extensores y flexores existiera una perfecta
tores, S.A. Barcelona, 1979, pp. 256 coordinación, es decir; que mientras los unos
> 1 5 .- Ridley, D.S., and Jopling, W.H.: Int. J. se contraían los otros tenían que relajarse
Lepr., 34: 255, 1966 para perm itir el movimiento armónico, de lo
I
16.— Rosenfalck, P., Buchthal, F.: On the con­ contrario si se contraen todos a la vez, el
» cept of the m otor subunit. Intern. J. N eu­
roscience, 1: 27 — 3 7 ,1 9 7 0
movimiento en la forma adecuada no se rea­
liza. Hay algo más, si observamos tam bién
h i . - Rowland, L.P: Muscular dystrophies. DM,
November 1972, p. 1. las articulaciones vecinas, o sea, las de la
Pi 8.— Schwartz, A.R.: Charcot — Marie — T ooth cadera y del pie, comprobaremos que éstas
disease. Arch. Neurol. (Chic). 9: .6 2 3 —634, se fijan, mientras se realizan los movimientos
1963 de la rodilla, es decir, los músculos correspon­
Thomasen, E.: Myotonia, Thom sen s disea­
se (m yotonia congenita), paramyotonia and dientes se contraen tónicam ente para perm itir
dystrophia m yotonica. U niversitctsforlaget, el juego libre de la rodilla.
Aarhus. 1948
En este simple movimiento podemos
constatar cuatro funciones, a saber: 1 .— la
C A P IT U L O 131 de los músculos agonistas que realizan pri­
mariamente la función, que en el caso de
extensión de la pierna es el cuádriceps.
^ C O O R D IN A C IO N O T A X IA 2.— La de los sinergistas que ayudan al mús­
i culo principal, como el tensor de la fasciala­
i La ca- ta. 3.—L a de los antagonistas, o sea los de la
^pacidad que tiene el organismo para que los cara posterior de la pierna que se oponen a
movimientos voluntarios se realicen armóni- la extensión y que para permitirla tienen que
ícam ente y que sean perfectamente adaptados relajarse; y 4 — La de los fijadores que m an­
^para el cumplimiento de la finalidad propues­ tienen la pierna-en la posición deseada, o sea,
t a , se llama taxia o coordinación, los de la cadera y el pie. Todos estos m úscu­
i los han debido actuar al unísono y arm ó­
Esta función depende de un sistema
nicamente.
Itaeurológico acoplado al sistema piramidal,
^en el cual, el cerebelo desempeña un papel Si algún grupo hubiera fallado, el
^fundamental, puesto que es el que comanda movimiento deseado no-se hubiera realizado
™el tipo de respuesta que se h a de dar a los correctam ente, hubiera sido disarmònico y
^estímulos con él relacionados. desmensurado en el tiem po y en el espa-
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-8 6 0 -
cio, es decir, se hubiera producido una in­ cerebral como en el cerebelo, pero además
coordinación o ataxia. Nótese que no he­ el propio cerebro envía fibras al cerebelo,C
mos dicho parálisis, porque movimiento sí convirtiéndose así el cerebelo en el órgano ¿
existe, pero es anormal. central de la coordinación. Las vías que
van a term inar en el cerebro determinan la í
sensibilidad profunda consciente, mientras^
RECUENTO ANATOMO FUNCIONAL.—
que las que term inan en el cerebelo deter­
Fig. 131-1. El aparato coordinador está
minan la sensibilidad profunda inconsciente. *
constituido por un sistema de vías aferentes
y otro de las vías eferentes. Con un poco más de detalle señalare-^
mos sobre la vía aferente lo siguiente: £
LAS VIAS AFERENTES proceden de los re­
ceptores cinestésicos, del laberinto y de la 1.— Los receptores cinestésicos son: E1J
vista y van a terminar tanto en la corteza aparato de Golgi, que asienta en los tendo-A

Via via cortico pontocerebelosa


espino
cerebeloso
directa

via piramidal via espinocer&beloso cruzada

via vestíbulo espinal


via reticulo espinal

F- «
via rubro espi nal
vias eferentes

Fig. 131-1 Estructura del aparato coordinador


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nes; los husos musculares, que , están en dúnculos cerebelosos m edios p en etra en el
los músculos; ambos ya conocidos cuando cerebelo llevando in fo rm ació n que será p ro ­
estudiamos su intervención en el to n o ; ade­ cesada en él, para dar origen a los estím ulos
más los corpúsculos de Pacini, localizados de respuesta.
en el periostio, tendones y articulaciones;
LA VIA EFERENTE se inicia en el cerebelo,
y las terminaciones nerviosas desnudas, situa­
del cual p arten sus fibras hacia el núcleo rojo,
das en las aponeurosis, músculos, tendones situado en el p edúnculo cerebral. De éste
y articulaciones. p arten los haces ru broespinal y ru b ro b u lb ar
2 . - Sus estímulos son conducidos por las para los centros espinales y craneales, y un
fibras aferentes de los nervios sensitivos, haz ascendente que luego de en trar en co n ­
los cuales, luego de hacer contacto con tacto con el tálam o ó p tic o , llega a la región
los ganglios espinales correspondientes, for­ fro n ta l de la co rteza m o to ra cerebral.
man las raíces posteriores de la médula y en­ FUNCIONALMENTE HABLANDO, el ap arato
tran en ella para dirigirse hacia dos destinos
co ord in ad o r actu a ría de la siguente m anera:
diferentes: Unas, por los cordones posterio­
(1, 3, 5, 7) D efinido un acto v oluntario,
res, llegan hasta los nú cleo s' de Goll y de
p arten los im pulsos p o r la vía p iram idal
Burdach, de donde parten las fibras que por
hacia la n eu ro n a m o triz periférica, p ero al
la cinta de Reil, llegan al tálamo óptico y de
m ism o tiem p o hacia el cerebelo a través
allí a la corteza cerebral. Otras, luego de la vía fronto-ponto-cerebelosa, con el
de entrar en la médula, atraviesan las astas
o bjeto de que el cerebelo intervenga ráp id a­
posteriores de la misma y van a sus cordones
m ente en la coordinación. Pero ya inicia- ■
laterales, por donde ascienden constituyen­
do el m o vim iento, los estím ulos de co n trac­
do los fascículos cerebelosos directo e indi­
ción, relajación, presión, etc., nacidos en ios
recto; el directo sigue por el pedúnculo
tejidos periféricos, estim ulan a los receptores,
cerebeloso inferior y va a term inar en el
cinestésicos, los cuales envían sus im pulsos
vermis cerebeloso; el indirecto por su parte
a la corteza cerebral y cerebelo para que
se subdivide en una porción más delgada
ellos, luego de procesar la inform ación, en ­
que asciende hasta la corteza cerebral, y otra
víen los estím u lo s convenientes p ara p erfec­
más gruesa que va a term inar en el cerebelo.
cionar los m ovim ientos. Al m ism o tiem p o
3.— El laberinto transm ite sus sensaciones ta n to el a p arato lab erín tico com o la vista
por la vía vestibular que llega al núcleo de envían sus im pulsos al cerebelo con el m is­
Deiters, del cual parten fibras hacia la cor­ m o fin de que este órgano afine los m ovi­
teza cerebral y el cerebelo. El laberinto m ientos. T o d o ésto, en pequeñísim as frac­
percibe las sensaciones propioceptivas que ciones de tie m p o , lo cual p erm ite que el
se originan en la cabeza. m ovim iento co rrecto se realice tam b ién d en ­
tro del tiem p o correcto.
4 .— La vista envía sus estímulos a los cen­
tros a través de la retina y nervios ópticos, SEMIOTECNIA DE LA T A X ÍA .- Cuando
v. imple un im portante papel de suplencia
el aparato coordinador que hemos estudiado
? cuando se lesionan las vías de la sensibilidad
se lesiona en alguna parte de su recorrido,
^ profunda o laberíntica.antes mencionadas.
se produce la Ataxia o incoordinación, que
^ 5 — La corteza cerebral, por últim o, en- debe ser estudiada mediante la realización
vía sus impulsos a través de la vía frontopon- de algunas pruebas básicas, luego de las '
" to-cerebelosa, que circulando por los pe­ cuales pueden realizarse otras más especí­
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ficas destinadas a detectar el sitio en el que


asienta la lesión. Las describimos a continua­
ción:
^ r .— Prueba de talón rodilla.— Fig. 131-2.
' -Al enfermo acostado se le solicita que se
toque la rodilla del un lado con el ta­
lón del otro lado. La primera vez con
los ojos abiertos, luego con los ojos ce­
rrados. El normal lo hace en ambos ca­
sos sin titubeos, directam ente; el atáxico
Fig. 131-2 Prueba del talón-rodilla
titubea, no alcanza o se pasa de la rodilla,
y cuando la toca no puede sostenerse en
' ese sitio.

2.— Prueba del dedo nariz.— Fig. 131-3.


Con el enfermo acostado, sentado o de pie,
se le pide que abra los brazos, y con el
dedo índice de cada mano, alternativamente,
se toque la punta de la nariz. Siempre con
los ojos abiertos primero y luego cerrados..
El sano se toca directam ente; el enfermo
titubea, tiembla y se demora en llegar.
Como una variante de ésta, puede pedirse
que se toque el lóbulo de la oreja del lado
opuesto.
3.— Prueba de los dedos índices.— Fig.
1314. Primero con los ojos abiertos, lue­
go cerrados. M anteniendo los brazos abier­
tos, se lé pide que flexione los codos y se
toque la punta de los dedos índices entre
sí. El sano lo hace sin problemas, mien­
tras que el enfermo puede hacer previa­
mente unas oscilaciones y dem orar en to ­
carse los dedos.
4 .— Marcha.— Ya ha sido descrita en el
capítulo correspondiente y no volveremos
a insistir. Sólo añadiremos que. si se le pide
al paciente que camine sobre una línea recta,
Fig. 131-4 Prueba de los dedos índices
lo hace describiendo profundas oscilaciones
(
del tronco, y en el cerebeloso se produce
la típica marcha del ebrio que da la impre­ ataxia laberíntica, en la cual el enferm o se í
sión en todo m om ento de que va a caer. desvía hacia un lado cuando va hacia ade-^
Este tipo de marcha no debe ser confundida lante y hacia el lado opuesto cuando va
con la marcha en estrella que se ve en la hacia atrás. ^
www.medibooksnica.net63.net -863
Durante el examen de la marcha, cuya
técnica ya ha sido estudiada antes, se pon­
drá atención en si puede girar, detenerse,
continuar la marcha; también se le puede
hacer subir y bajar gradas; nada de ésto-
puede hacer coordinadamente, el enfermo.
Todas las pruebas anotadas hasta aquí
miden la coordinación dinámica.
La coordinación estática se estudia me­
diante las siguientes pruebas:
1 .— Posición firmes.— Como su nombre
lo indica, el paciente está de pie, con los
talones unidos, las puntas separadas y el
peso del cuerpo ligeramente llevado hacia
adelante. En estas condiciones se observará Fig. 131-5 Prueba de Romberg
si hay oscilaciones o tendencia a la caída.

2 — Signo de Romberg - Fig. 131-5. C or*^


el enfermo puesto en posición de firmes, se
le pide que cierre los ojos. Normalmente la
situación no varía o a lo más puede obser­
varse una oscilación, muy Ligera; pero si exis­
te ataxia, entonces el enfermo puede oscilar
intensamente hacia un lado y aun tender a
caer, razón por la cual es aconsejable que
un ayudante permanezca atento junto al
paciente para cuidarlo.
A veces es necesario volver más eviden­
te este signo, para lo cual se solicita al
paciente que coloque un pie delante de
otro, de manera tal que el talón del uno
tope la punta del otro, y que mantenga los Fig. 131-6 Prueba de Romberg con un solo pie
ojos cerrados.. Se puede observar así si es
atáxico, las oscilaciones que hace hacia
posteriores y de los cordones medulares;
adelante y atrás y aun puede caer. También
pero como dijimos en la fisiología, la vista
se le puede pedir que se pare en un sólo
tiende a compensar estas deficiencias, razón
pie, mientras el otro permanece elevado.
por la cual, en condiciones patológicas,
Fig. 131-6.
al cerrar los ojos o en la obscuridad, el signo
La importancia de este signo radica en se hace evidente. También ésto explica que
que se presenta siempre que hay trastornos en la ataxia cerebelosa, la vista no compense
del laberinto y de la sensibilidad propiocep- y el enfermo al cerrar los ojos no agrave
tiva, es decir, cuando hay afecciones de los las oscilaciones que ya antes demostró con
nervios sensitivos periféricos, de las raíces los ojos abiertos.
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El cuadro No. 131-1, señala las prue­ 4 . - LESION DEL LABERINTO.- ATAXIA
bas básicas para el estudio de la taxia. LABERINTICA.- A unque se la estudiará me- 1
jo r a p ro p ó sito de las lesiones de la ram a i
vestibular del V III par, sin em bargo, vamos
a señalar unos cuantos detalles: En la prue- '
CUADRO No. 131-1 0 /0
ba de firmes, luego de unos instantes de
PRUEBAS BASICAS PARA E li quietud, tiende a caer siempre al mismo lado. (
ESTUDIO DE LA TAXiÁ El signo de Romberg, es positivo, de modo
que si cierra los ojos, el enfermo cae. 1
1.— Pruebas dinámicas
Se constata la marcha en estrella y se |
1.1: Del dedo - nariz.. acompaña de síntomas auditivos.
1.2: Del talón - rodilla 5 . - LESION DEL CEREBELO.- ATAXIA
1.3: De los dedos índices. CEREBELOSA.- o síndrome cerebeloso.— 1
Exige un examen más com pleto, lo que ¡
2 — Pruebas estáticas demanda la investigación de todas las pruebas
señaladas en el cuadro No. 131-2.
2.1: De la posición firmes.
i
2.2: Signo de Romberg.
(
CUADRO No. 131-2
©i <
EXAMEN DE LA
<
, SITIO DE ORIGEN DE LA ATAXIA,-- Sin At a x i a cerebelo sa
t
embargo de lo anotado más arriba, es posi­
ble localizar el sitio de .la lesión realizando I.—. A ctitud de pie
una serie de pruebas adicionales y tornando I ,'i: Posición de firmes: Osci­
en cuenta algunos síntom as nuevos. Para lación
com prenderlos, téngase en cuenta una vez
1.2: Signo de Romberg ne­
más la estructura del aparato coordinador:
gativo
1 . - ' LESION DE LA CORTEZA C E R E B R A L - i

P u ed e. asentar en el
A T A X IA C O R T IC A L - II.— Marcha cerebelosa
lóbulo frontal, parietal o temporal. La del
III.— H iperm etría o Dismetría
lóbulo frontal se parece a la ataxia cerebelo­
sa, pero se debe a un tum or de este lóbulo (2). III. 1: Prueba del dedo - nariz
2 - LESION EN EL TALAMO.- ATAXIA III.2 : Prueba del talón - rodilla
TALAMICA.— Se caracteriza porque afecta
I I I .3: Prueba de la prehensión
al lado de la lesión (Hemiataxia), y se acom­ del vaso
paña de síntom as talámicos que se estudiarán
más tarde. I I I .4: Prueba de la línea ho­
rizontal
3 .- POR LESION EN EL TRONCO CERE­
B R A L .- ATAXIA BULBO-PONTO-PEDUNCU- III.5: Prueba de la inversión
LAR.— Se asocia a síntom as sensitivos pro­ de la mano
pios de esta zona que se estudiarán más
tarde. continúa..
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...viene pero cuando la enfermedad se agrava, se


puede notar como la falta de coordinación
IV .— Asinergia entre las piernas y el tronco se acentúa,
IV. 1: Prueba de la flexión del hasta el punto que si bien el enfermo da un
tronco paso hacia adelante, el tronco queda aun
IV.2: Prueba del sentarse en atrás, lo cual obliga a que una persona le
una silla sostenga la espalda y cabeza desde atrás,
Fig. 131-7, o también que, desde adelante,
IV.3: Prueba . del arrodilla­
se le hale de las manos. Otras ocasiones el
miento
paciente tiene que agarrarse de los pasamanos
V.— Adiadococinesia u objetos para no caer hacia atrás.

V .l: Prueba de las marione­


tas

VI.— Catalepsia cerebelosa o seudo-


catalepsia

VII.— H ipotonía muscular


VII. 1: Prüebas de pasividad
de André Thomas
VII. 1.1: De los miembros su­
periores
VIL 1.2: De las pesas

VIII.— Nistagmus F ig . 1 3 1 -7 M a r c h a e n l a a t a x i a c e r e b e lo s a

IX.— Tem blor estático y cinético

X Sensibilidad intacta III.— H iperm elría o Dism etría.— Se caracte­


riza porque los movimientos que realiza son
XI.— Síntom as de hipertensión en- exagerados en su am plitud, por eso es que
docraneal en la prueba del dedo-nariz, el dedo se va
más allá y toca regiones vecinas de la cara;
y en la prueba de talón-rodilla, se observa
^ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. como el talón va a tocar previamente zonas
1 131-2 del muslo.
^ L — Desde la actitud de pie se nota una va- La prueba de la prehensión del vaso.— Fig.
~ nación, pues en la posición firmes la oscila­ 131-8, permite observar como el paciente
ción es más amplia, pero en cambio no hay al querer coger un vaso abre desproporcio­
Asigno de Romberg, es decir, el enfermo no nadamente su mano tanto al asirlo como al
j^cae porque la vista no compensa nada en soltarlo y, mientras lo mantiene préhendido,
este tipo de ataxia. lo hace con demasiada fuerza.
i II.— Sobre la marcha, ya hemos dicho, que La prueba de la línea horizontal.— Fig.
lo característico es la marcha de ebrio, 131-9, deja ver como el paciente al trazar
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Fig. 131-8 Prueba de la prehensión del vaso Fig. 131-10 Prueba de la inversión de la mano

normal

enfermo
F ig . 1 3 1 -9 P r u e b a d e la l í n e a h o r i z o n t a l

una línea horizontal entre dos verticales,


no puede detenerse y se pasa.
F ig . 1 3 1 -1 1 P r u e b a d e la f l e x i ó n d e l t r o n c o
La prueba de la inversión de la m ano.— Fig.
131-10, que se realizá pidiendo al enfermo debe estar acostado, que se siente. N o rm a l^
que mantenga sus brazos estirados hacia mente, levanta en extensión ligeramente la £ |
adelante y las manos en supinación; si se le piernas; pero en el cerebeloso se co in p ru e b |^
pide que pase a la pronación se observará que levanta desproporcionadam ente las pier- ;
que la mano del lado enfermo hace un giro ñas extendidas. £|
desproporcionado de manera tal que el La prueba de sentarse en una silla, F i^ J |
pulgar queda apuntando hacia abajo, en lu­ 131-12, perm ite constatar que el enferm ^g
gar de quedar horizontal'com o es lo normal. al querer sentarse y luego de flexionar las i
I V .- A sinergia.- Consiste en la dificultad piernas para hacerlo, cae pesadamente hacif^(|
para la asociación automática de los diferen­ atrás. Esto se debe a que no puede levaj^g
tes movimientos que aportan para un mismo tar los talones para mantener el equilibrio.
fin: Algo semejante sucede con el e n fe rm O
La prueba de la flexión del tronco, Fig. que, estando de pie, se le pide que flex io r^jj
131-11, se realiza pidiéndole al enfermo que el tronco hacia atrás, Fig. 131-13. El n o rm ^ jj
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Fig. 131-12 Prueba de sentarse en una silla


Fig. 131-Í4 Prueba del arrodillamiento

nación y supinación de las manos. El cerebe­


loso no los hace o lós realiza m uy lenta y
dificultosamente.
V I .- Catalepsia cerebelosa o Pseudocatalep-
sia.— Es la particularidad observada en los
cerebelosos de permanecer mucho tiempo,
sin cansarse, con los miembros en una po­
sición determinada, aun incómoda. Por
ejemplo, acostado y con las piernas ligera­
i Fifi. 1 3 1 -1 3 P r u e b a d e la f l e x i ó n d e l t r o n c o h a ­
c ia a tr á s
mente levantadas en extensión.
VII .— H ipotonía muscular.— Como sabe­
mos, el cerebelo es uno de los órganos que
levanta los talones para m antener el equi- controlan el tono muscular; al lesionarse sus
* librio, mientras que el cerebeloso asienta to- estructuras tonígenas, da origen a la hi­
| do el pie y puede caerse. potonía cerebelosa, demostrable por pruebas
|L a prueba del arrodillamiento.—Fig. 131-14, especiales, así:
consiste en pedirle al paciente que se hinque Pruebas de pasividad muscular de André
*en una silla; al hacerlo con el lado enfermo, Thomas.— En los miembros superiores se
| levanta desproporcionadamente la rodilla, estudian tomándole al enfermo de la cintura
*y luego la deja caer bruscamente sobre la y haciéndole girar el tronco de un lado a
f silla. otro, varias veces. Se com prueba como el
I brazo del lado enfermo realiza oscilaciones
V.— Adiadococinesia.— Es la^dificultad de
| hacer rápidamente movimientos alternantes. de una amplitud mayor que el lado sano. Fig.
^La prueba de las marionetas'sirve para el efec­ 131-15.
t o , y consiste en solicitar al paciente que, La prueba de las pesas, Fig. 131-16. Con
con los brazos extendidos hacia adelante, los brazos flexionados en ángulo recto a la
^realíce rápidamente movimientos de pro­ altura del codo, se coloca pesas iguales en
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ser fino, rápido, y más evidente cuando el
paciente quiere hacer un movimiento fino,
por ejemplo, al realizar la prueba de los
OSCILACION dedos índices. Se le llama temblor intencio­
AUMENTADA DEL
MIEMBRO ENFERM nal.
OSCILACION
NORMAL X.— Es de recalcar que el examen de la sen­
sibilidad no demuestra ninguna patología.
XI.— Finalmente, pueden asociarse síntomas
de la hipertensión endocraneal que suelen ser
la consecuencia inicial de lo que motiva el
v\ ^síndrome cerebeloso, como son: vértigo,
'-'cefalea y vómito de tipo cerebral.
6 - LESION MEDULAR.- ATAXIA MEDU­
LA R .- - (4) A parte de que todas las pruebas
F ig . 1 3 1 -1 5 P r u e b a d e la p a s iv id a d m u s c u l a r básicas para el estudio de la ataxia son po­
d e A n d ré T h o m as: E l b ra z o en ­ sitivas, inclusive el signo de Romberg, pre­
f e r m o o s c ila m á s q u e e l d e l la d o s a ­
no. senta los llamados signos tabéticos como son:
signo de Argyl Robertson positivo; trastor­
nos de los esfínteres; arreflexia patelar y
aquilea; alteraciones de la sensibilidad pro­
funda y ocasionalmente de la superficial.
El ejemplo típico es la Tabes.
7 .- LESION DE LOS NERVIOS PERIFERI- ,
COS.- ATAXIA PERIFERICA (6) Las pruebas
básicas para el estudio de la ataxia son
positivas, excepto el signo de Romberg, que
no se produce. Puede haber trastornos sensi-
tivos y los nervios mismos ser dolorosos a la
palpación. Cuando no hay trastornos de la 1
sensibilidad superficial y sí sólo de la profun- (
da se llama abatístesia.

B IB L IO G R A F IA
ambas manos. Se com prueba como el brazo
del lado enfermo se extiende y vuelve a su
i
posición m uy lentam ente, mientras que en
el lado sano, tanto el ligero descenso como E v a r ts , E .V ., a n d T h a c h , W .T .: M o t o r m e - ^
e h a n is m s o f t h e C N S : C e r e b r o c e r e b e l la r t
el retom o se hace rápidamente. Debe hacer­
in t e r r e la tio n s . A n n . R e v . P h y s io L , 3 1 : 4 5 1 , <
se con los ojos cerrados. 1969
t
VIII.— Nistagmus.— Por hipotonía de los 2.— F is h m a n , R .A .: T u m o r e s in t r a c i a n e a l e s .
músculos propios del ojo.- E n C e c il — L o e b .: T r a t a d o d e M e d ic in a |
I n t e r n a . I n t e r a m e r i c a n a , M é x ic o . 1 4 a . ecL,
IX.— Tem blor estático y cinético.— Suele C ap. 4 2 0 , p p . 8 6 7 . 1 9 7 7 I
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G u y t o n , A .C .: T r a t a d o d e F is io lo g í a M é d ic a . 5.— Ejecutar los movimientos adecuados,
I n te r a m e r í c a n a , M é x ic o , 5 a . e d ., C a p . 5 3 .
1977
es decir, poner en práctica la fórmula cinéti­
ca, cepillándose los dientes.
H o ó s h m a n d , H ., E s c o b a r , M .R ., a n d K o p f ,
S .W .: N e u r o s y p h ili s . A s tu d y o f 2 4 1 Si alguna de estas etapas no se cum­
p a t ie n t s . 2 19: 726, 1972
ple, entonces el movimiento no se realiza
L lin a s , R . : E i g h t e e n t h B o w d i t c h le c tu r e .
M o t o r a s p e c t s o f c e r e b e l l a r c o n t r o L P h y s io -
armónicamente, y puede no llegar a realizar­
lo g is t, 1 7 : 1 9 , 1 9 7 4 se de ninguna m anera, a pesar d& que él
M u m e n t h a le r , M .: N e u r o l o g í a . S a lv a t E d i ­ individuo no esté paralizado. A esta situa­
to r e s , S .A ., B a r c e lo n a .' 1 9 7 9 . p p . 3 3 7 ción se la denomina Apraxia, excepto a la
S t a r k , L .,. I d a , M ., a n d W iU is, P .A .: D y n a - que depende de la imposibilidad de recono­
m ic c h a ra te ris tic s o f th e m o t o r c o o rd in a - cer el objeto, pues está más ligada con la ag­
t i o n s y s t e m i n m a n . B io p h s y . J . , 1 : 2 7 9 ,1 9 6 1
nosia, o sea a la incapacidad de reconocer
W a r te n b e r g , R .: N e u r o lo g i s c h e U n t e r s u -
a los objetos y sím bolos por los sentidos.
c h u n g s m e t h o d e n in ' d e r S p r e c h s tu n d e . 3 .
A u f e . T h ié m e , S t u t t g a r t . 1 9 5 8 En el ejemplo expuesto habrá apraxia,
por tanto, en los siguientes instantes:

1.— Cuando el sujeto reconoce el cepillo


i de dientes, pero no comprende para qué
sirve;
| CAPITULO 132
2.— Cuando aun habiendo comprendido
I • ‘ \ ' para qué sirve; sin embargo, es incapaz de
| PRAXIA evocar los movimientos necesarios para it?-
lizar el acto final, es decir, hay falta de *•
^ Bs la cualidad de toda persona fórm ula cinética; y
^ normal de realizar actos perfectam ente in- 3.— Cuando aún existiendo la fórmula
* tencionados, de una m anera más o menos cinética, sin embargo, el movimiento no se
automática. Por ejemplo: Tom ar un vaso realiza o se realiza m al,.a pesar de no exis­
^ de agua, cepillarse los dientes, ponerse una tir ningún trastorno m o to r propiamente di­
| camisa, santiguarse, frotarse las manos, etc. cho.
Si analizamos cuidadosamente cual-
El individuo apráxico por tanto, al pe­
quiera de estos movimientos repararemos dirle que se cepille los dientes puede rea­
I en que están constituidos por una serie de lizar actos tan dispares como estos: preten­
I actos menores, pero im portantes, que le dan der usar el cepillo de dientes para peinarse,
al conjunto un sentido arm ónico. Veamos confundiéndolo con un peine; cepillarse el.
^ como se descompone el acto de cepillarse vestido en lugar de los dientes, al no evocar
) los dientes; el sujeto debe: la fórmula cinética correcta; o toparse las
} 1.— Reconocer el cepillo de dientes; mejillas o la quijada o cualquier otra parte de
la cara, en lugar de llevárselo a la boca, por
^ 2.— Comprender para qué sirve;
incapacidad m otora de poner en práctica la
^ 3.— Decidir cepillarse los dientes; fórmula cinética.
I 4 .— Recordar la fórmula cinética, es decir, Por todo lo que antecede se puede
ser capaz de representarse todos los actos comprender que en la apraxia hay una e.tapa
^necesarios para realizar la acción final; y ideatoria en la cual el enfermo es incapaz
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-8 7 0 -
yvie elaborar la fórmula cinética, llamada CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
apraxia ideatoria; y una etapa m otriz, en la 132-1.— Como se verá, el num eral 1 ,
cual el paciente es incapaz de realizar los estudia más la gnosia; los numerales 2 y
movimientos adecuados, llamada apraxia m o­ 3 , estudian la praxia ideatoria; y el nu-
triz. Así se concluye que la apraxia ideato­ // meral 4 , la praxia motriz.
ria es más un trastorno psíquico, mientras O
que la apraxia m otriz, es más bien un tras­ De las alteraciones de la praxia puede
torno psicomotor. producirse la apraxia; (1,2,3) la dispraxia o
trastorno incom pleto de la praxia en cual­
COMO EXAMINAR: Es difícil decidir si el quiera de las etapas; y la hemiapraxia,
examen de la praxia corresponde más a la cuando la alteración afecta sólo a un lado
neurología o a la psiquiatría, puesto que ade­ del cuerpo.
más, se la debe estudiar junto con la gnosia y Finalm ente señalaremos que la apraxia
con la fasia, pero en todo caso para el médico ideatoria se produce en las lesiones del ló­
general basta con que llegue a diferenciar la bulo parietal a la altura del gyrus supramar-
apraxia ideatoria de la motriz, para lo cual ginalis, y en lesiones cerebrales difusas depen­
proponemos la técnica del Cuadro No. 132-1. dientes de la arterioesclerosis; mientras que

CUADRO No. 132-1

EXAMEN DE LA PRAXIA *

Qué examinar Cómo examinar


1 .- Reconocimiento del objeto 1.— Pidiéndole que señale el objeto,
adecuado. (Se le presentará va­
rios objetos). Mide más la gnosia

2.— Comprensión de la utilidad del 2 .— Observando qué hace con éL


objeto El apráxico no sabe que hacer

3 .- Evocación de la fórmula cinética 3 .— Ordenándole que realice el mo­


vimiento. El apráxico realiza
otros movimientos.que no tienen
nada que ver con el fin propues­
to

4 .- Ejecución dé la fórmula cinética 4 .— Ordenándole que realice el movi­


m iento. El apráxico se queda
quieto o realiza movimientos in­
completos

* Ordenándole al enfermo que realice cualquier movimiento simple que tenga


una intención determinada.
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las apraxias motrices se observan más en las 2 .— D r a c h m a n , D .A .: M a r c h a a p r à x i c a d e B r u n s .


E n C e c il- L e o b .: T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r ­
lesiones del lóbulo frontal y sirve además n a . I n t e r a m e r i c a n a , M e x ic o . 1 4 a . E d ., C a p .
para localizar el lado de la lesión, asir 3 5 2 , p .p . 7 3 6 . 1 9 7 7
si la apraxia es sólo del lado izquierdo, la 3 .— M u x n e n th a le r , M .: N e u r o l o g i a . S a lv a t E d i-
lesión asienta en el cuerpo calloso, p e re /// t o r e s S .A ., B a r c e lo n a , 1 9 7 9 , p p . 2 0 2

si es bilateral o sólo del lado derecho,


la lesión se encuentra en el hemisferio
cerebral izquierdo. RESUMEN DEL EXAMEN DE LA MOTILI-
DAD.— Finalm ente, y con el objeto de fa­
( B IB L IO G R A F IA cilitar en el alumno la obtención de un es­
quema m ental de cómo enfocar el examen
i
— A n d í a , E . : S e m i o lo g ía : C o m p e n d io y m ú l- neurològico de un paciente en la esfera m o ­
I t i p le c h o is e . E d i t o r i a l M u n d i S .A .I .C . y F ., triz, adjuntam os el cuadro No. 132-2, que
B u e n o s A ir e s , 1 9 7 1 , p p . 2 6
I sintetiza todo lo dicho al respecto.

)
CUADRO No. 132-2
i1
SINTESIS FINAL DEL EXAMEN DE LA MOTILIDAD
)
í QUE EXAMINAR

> 1.— Facies 4.— Motilidad volunta­ 8.— Neurona Motriz


ria periférica
>
> 2.— A ctitud 5.— Motilidad involun­ 9.— Taxia
taria
>
3 — Marcha 6.— Tono muscular 10.— Praxia

> 7.— Motilidad refleja
.

Ì !

>
>
I C A P IT U L O 133 reacciones adecuadas que le permiten respon­
der eficazmente a cada estimulo. Sin embar­
» go, ésto no quiere decir que el organismo
> humano está en capacidad de tom ar concien­
S E N S IB IL I D A D .- (1, 2, 3, 4, 5 ,6 ). La cia de todos los estím ulos y reacciones que
manera de que el organismo se interrelacione se suceden; gran parte son percibidos, anali­
con el medio ambiente es la sensibilidad; gra­ zados y formuladas sus respuestas a un nivel
cias a ella, el hombre toma conocimiento de inconsciente, de m anera más o menos refleja,
lo que sucede a su alrededor y en su propio en centros sub corticales, que de paso filtran
organismo, con lo cual puede elaborar las gran parte de la inform ación que reciben,
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-8 7 2 -
•impidiendo que llegue a la corteza cerebral,
en la cual estorbará, el procesamiento más
fino de cierto tipo de inform ación y la
elaboración consciente de la misma para la
formulación de respuestas que ya tienen que
ver con el com portamiento intelectual en
conjunto.
Por otra parte, reparece, que no es po­
sible hablar de la existencia separada y autó­
noma de la sensibilidad y motilidad. Ya he­
mos visto como mucho del comportamiento
m otor está dependiendo de la información
que recibe de los receptores sensitivos y
sensoriales del organismo, razón por la cual
varias lesiones sensitivas determinan trastor­
nos motores.
Nos referiremos en este capitulo a la
sensibilidad superficial y a la sensibilidad
profunda, para lo cual consideramos como
un pre-requisito indispensable, hacer un re­
cuento anatomo-funcional,
VIAS DE LA SENSIBILIDAD SUPERFI­
CIAL O DE LA P IE L .- Fig. 133-1. Los re­
ceptores especializados de los diferentes
estímulos que obran sobre la piel, envían
sus estímulos por los nervios sensitivos peri­
féricos hasta el ganglio de la raíz posterior
en el que se encuentra el cuerpo de la pri­
m era neurona; en consecuencia, mientras su
prolongación dendrítica forma el nervio
periférico, su prolongación cilindroaxil. si­ HA?
ESPINO
gue el trayecto de las raíces posteriores e TALAMICO
intramedular, en la cual se puede distinguir VENTRAL
dos tipos de fibras: cortas y medianas.
Las fibras cortas, conductoras de la sensibili­
dad térmica y dolorosa, entran en el asta
posterior de la médula, en donde contactan
con la segunda neurona, cuyas fibras cru­
zan inmediatamente la línea media al lado
opuesto, ascienden por el cordón antero-

Fig. 133-1 V ía s d e la s e n s ib il id a d s u p e r f ic i a l
o d e la p ie l
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lateral de la médula, formando una fracción lares más arriba que su sitio de penetración.
haz espinotalámico dorsal. VIAS DE LA SENSIBILIDAD PROFUNDA
¡Las fíbrás medianas, conductoras de la sen­ O MUSCULAR Y O S E A .- Fig. 133-2.
sibilidad táctil, una vez que penetran en la También la primera neurona se encuentra
médula y antes de contactar con la se­ en el ganglio de la raíz' posterior, y, m ien­
cunda neurona, primero ascienden por el tras sus prolongaciones déndríticas se ex­
^ordón posterior de la médula unos cuan­
tienden por el nervio periférico y entran en
tos segmentos y luego van a la asta pos­
contacto con los receptores especializados,
terior para contactar con la segunda neuró-
sus cilindroejes por las raíces posteriores
ha. De ésta parten las fibras que ascien-
penetran en la médula form ando las fibras
en unos dos o tres segmentos por la colum­
radiculares largas, llamadas así, porque por
na gris medular, y recién entonces cruzan
los cordones posteriores de la médula ascien­
ía línea media al lado opuesto, para as­
den hasta el bulbo, formando los haces de
cender formando el haz espinotalámico ven­
Goll y de Burdach, eri donde recién en­
tral. Al llegar al bulbo emite conexiones
cuentran a la segunda neurona, en los núcleos
^para la formación reticular y luego se une
del mismo nombre que los haces y además
^1 haz espinotalámico dorsal, con el cual,
en el núcleo de Von Monakow. Las fibras
luego de pasar por la protuberancia y el
de esta segunda neurona se entrecruzan con
pedúnculo cerebral, llega al tálamo óptico,
las del lado opuesto por encima de la decu-
§bdosada a la cinta de Reil.
sación de las pirámides y constituyen así
^ Parte de las fibras del haz espinota- el erigen de la cinta de Reil. Atraviesan el
gsjámico ventral se quedan en el tálamo, pero buioo, ia protuberancia, los pedúnculos ce­
^ otras contactan con él, con una tercera rebrales y van a term inar en el tálamo
üieurona, de la cual parten sus prolongacio­ óptico, en la parte posterior de su núcleo
n e s cilindroaxiles que form an el haz tálamo externo, en donde encuentran a la tercera
cortical, para ir a term inar en la corteza neurona. De ésta parten fibras tálamo-
C ereb ral del lóbulo parietal, luego de trans­ corticales, que van a term inar en la corteza
c u r r ir por el brazo posterior de la cápsula in­ parietal, después de atravesar el brazo pos­
fern a. terior de la cápsula interna.
En resumen, la sensibilidad profunda
^ En resumen: La sensibilidad térmica
está conducida por una vía compuesta de
^ dolorosa están conducidas por una vía
tres neuronas que term inan en la corteza
compuesta sólo de dos neuronas que termina
parietal, y su entrecruzamiento se hace
Jb n el tálamo, lo que explica la sensibilidad
recién en el bulbo.
jpro to p ática; y el entre cruzamiento de sus
fibras se hace al'm ism o nivel en el que en­ CENTROS SENSITIVOS DE LA CORTEZA,-
seraron en la médula. Mientras que la sensi­ Fig. 133-3. Se encuentran en la parietal as­
b ilid a d táctil, está conducida en parte por cendente y pie de la primera y segunda p a­
^.m a vía compuesta por sólo dos neuronas rietales. Los centros de las diferentes por­
®que termina! en el tálam o; y en parte por ciones del cuerpo se disponen de tal manera
^üna vía de tres neuronas que termina, en la que asemejan a un hombre con la cabeza h a ­
gporteza parietal, lo que explica la sensibili­ cia abajo, es decir, en forma m uy parecida a
dad epicrítica; y el entrecruzamiento de sus la de la corteza m otora que se encuentra de­
ibras se hace unos cuantos segmentos m edu­ lante.
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Los centros de la corteza parietal cons^ |


tituyeñ el área somestésica, en la cual se dis-
Y-criminan y localizan las sensaciones relacio®
PROTUBERANi -'n a d as con la sensibilidad profunda y su p er^ j
ficial consciente. Cuando se lesiona e s t ^
área el- individuo puede percibir la sensación”
pero no discriminarla ni localizarla.
LA SENSIBILIDAD SUPERFICIAL CONSCIENTE^
O DE 1.A.PÍEL.— Mediame ella es posibl^»,
ORIGEN m localizar ei sitio del estím ulo y el tipo de :
LA CINTA sensación que despierto (Yopognosia), iguaÜI
DE RETL
que discriminar que tipo de estímulo y d ^
sensaciones se producen cuando se estim ula^
en dos o más sitios con dos o más estimulan™
tes diferentes a la vez.
NUCÍ.E05 DS La sensibilidad protopática es más p rim itiv a ^
GOLL V DE es la que primero reaparece luego de que se ^
BüRMCH
ha seccionado un nervio, pero no permite n”
localizar el sitio del estímulo ni d isc rim in a r^
BULBO lo, pues responde a todos los medios d e ^
PORCION INFER'
excitación cutánea. Con ella está relacio n ad a^
por. ejemplo, la sensibilidad sexual de l a £ |
CORDON zonas erógenas. ’ ^
POSTERIOR
La sensibilidad epicrítica en cambio, es 1 ^
más desarrollada, pero es la que más tarde - j
reaparece luego de la sección de los n e r v i o ^
sensitivos; sin embargo, es la única que p e r á |
mite el reconocimiento del estímulo, su loca-I3
HUESO
Fig. 133-2 V ía s d e la s e n s ib il id a d p r o f u n d a
lización y su discriminación. Ejerce cierto do™
o m u sc u la r y ó se a minio sobre la sensibilidad protopática.
m www.medibooksnica.net63.net -8 7 5 -
3 o s receptores especializados de te sensibili- de la vista. Se requiere para ella la inte­
^ f lid de la piel son los siguientes: gridad de todas las demás sensibilidades.
De la sensibilidad dolorosa, son ter- 5.— La sensibilidad visceral, ordinariamente
^ ^ íin acio n es nerviosas descubiertas que se en­ dolorosa, producto de la compresión de los
c u e n t r a n en las capas profundas de la epi­ ojos, la tráquea, las mamas, la vejiga y los
d e r m i s y en la dermis. testículos, aunque la de la vejiga se obtiene
_ De la sensibilidad térmica, son dos por dilatación por encima de su capacidad.
m ° rpúsculos diferentes: para el frío , los de
^ p -a u s e ; y para el calor, los de Ruffini. BIBLIOGRAFIA
_,3.— De la sensibilidad táctil, considerada
^Actualmente no como un sentido más (senti-
1 .— A lb e - F e s s a r d , D ., a n d Ig g o , A . ( e d s ) :
del tacto), sino como parte de la sensi­
S o m a t o s e n s o r y s is te m . B e r lin , N e w Y o r k ,
b i l i d a d general, son los corpúsculos de Meiss- S p r in g e r - V e r la g , 1 9 7 3
^ ? e r, localizados especialmente en las papilas 2 .— E m m e r s , R ., a n d T a s k e r , R .R .: T h e H u m a n
^Pérm icas, por debajo de la epidermis, y res- S o m e s t h e t i c T h a la m u s . N e w Y o r k , R a v e n
P ress, 1 9 7 5
ay m den al estimulante específico que es el
contacto. 3 .— G a lu m , R . ( e d ) : S e n s o r y P h y s i o lo g y a n d
B e h a v io r , N e w Y o r k , P le n u m P u b lis h in g
m C o r p o ra tio n , 1 9 7 5
|^ A SENSIBILIDAD PROFUNDA CONSCIENTE 4 .— G u y t o n , A .C .: ■ T r a t a d o d e F i s i o l o g i a M è ­
3^ MUSCULAR Y OSEA..- T iene que ver tam- d ic a - I n t e r a m e r i c a n a , M é x ic o . 5 a . e d .. C a p .
48 y 49 1977 '
'Dién con los tendones y articulaciones, y,
diante ella se puede ten er conciencia 5 .— L y n n , B .: S o m a to se n so ry r e c e p to rs a n d
t h e i r C N S c o n n e c t i o n s . A n n . R e v . P h y s i o l,,
las siguientes sensaciones: 3 7 : 1 0 5 ,1 9 7 5

De la barestesia o sentido de la pre­ 6 .— O m e r , G .E ., J r . : S e n s a t i o n a n d S e n s ib il ity


sión, y de la barognosia, o sentido del pe- in th e u p p e r e x tre m ity . C lin , O r t h o p . ,
104: 30, 1974
^6. Sus receptores específicos, llamados
rpúsculos de Pacini, se encuentran am­
p lia m e n te distribuidos en las capas más
/jprofundas de la dermis, en el tejido celular
^ b b c u tá n e o , en el periostio y otras porciones
jgjjpl hueso. CAPITULO 134
Yfft — La palestesia o sensibilidad vibratoria
^ e l periostio y huesos.
TECNICA DE EXAMEN DE LA
La batiestesia o sentido de las actitudes SENSIBILIDAD
Segm entarias. Sus receptores especializados
los llamados receptores cinestésicos (hu- El cuadro No. 134-1,,sintetiza el qué
vsos musculares, corpúsculos de Golgi, de Paci- y cómo examinar la sensibilidad; sin embargo,
y terminaciones nerviosas desnudas), ya antes de hacerla es conveniente tener en
g||pnocidos por nosotros en el capítulo de la cuenta unos cuantos detalles:
»J£Xia.
1.— Se debe inform ar con claridad al pa­
c
fY La estereognosia, o sea la capacidad de ciente lo que se le va hacer con el objeto
Preconocer los objetos sin el uso del sentido de recabar de él toda su colaboración;
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-876-

CUADRO No. 134-1

EXAMEN DE LA SENSIBILIDAD OBJETIVA


QUE EXAMINAR COMO EXAMINAR
1.— Sensibilidad superficial
1.1: Dolorosa 1.1: Utilizando un alfiler, se irá tocando suave­
mente diferentes sitios de la piel de la zo­
na explorada, a un ritm o irregular para no
condicionarlo, y se le solicitará que vaya
contando el número de veces que se le ha
pinchado. Fig. 134-1.
1.2: Térmica 1.2 : Usando dos tubos de ensayo, uno con’
agua caliente a 50° C.y otro con trozos de
hielo. Se aplicará en la zona escogida,
alternativa, pero irregularmente, primero
el uno, luego el otro tubo. El paciente
deberá contestar qué siente. Fig. 134-2.
1.3: Táctil 1.3: Usando un algodón se aplicará la técnica
de 1.1. El paciente irá contando el núme­
ro de veces que se le lia tocado. Fig. 134-3.

2.— Censibilidad Profunda


2.1 Barestesia 2.1: Presionando con los pulpejos de los dedos
sobre diferentes partes del cuerpo, siempre
con igual intensidad. •
El paciente irá refiriendo el sitio en el que
se le tocó. '
2.2: Barognosia 2.2: Colocando sobre las manos pesas de di­
ferente valor. El paciente dirá si se ha
aum entado o disminuido.
2.3: Palestesia 2.3: Colocando el diapazón (que previamente
se lo ha hecho vibrar golpeando una de sus
ramas), sobre la tibia o cualquier otro
hueso superficial. Fig. 1 3 44.
2.4: Batiestesia 2.4: Colocando los dedos del pie o de las ma­
nos en diferentes posiciones y preguntán­
dole como están; o solicitándole que reme­
de con el otro lado la posición en que
se le dejó. También puede hacerse con
cualquier miembro.
continúa
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2 .5 : E stereognosia 2.5: Colocando un objeto entre sus manos y
pidiéndole que lo describa en sus di­
versas cualidades (form a, tamaño, consis­
tencia, tem peratura, etc.).
2.6: Sensibilidad dolorosa 2.6: Com prim iendo con la mano del examina­
profunda dor los músculos y tendones del área
escogida.
2.7: Sensibilidad visceral 2.7: En general tocando cuando es posible
la viscera. Pero se puede buscar com —
primiendo suavemente los ojos, tráquea,
mamas o testículos; y la vejiga, dilatándola
con 120-140 cc de agua.

F ig . 1 3 4 -3 E x a m e n d e la s e n s ib il id a d t á c t i l

134-2 Exam en de la sensibilidad térmi- F ig . 1 3 4 -4 E x a m e n d e la s e n s ib il id a d v i b r a t o ­


r i a o p a le s te s ia
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- 878 - ,
2 . - La exploración de todas las formas de dolor somático, al originado en los nervios
sensibilidad debe hacerse en sitios simétricos periféricos, sus raíces, plexos y médula espi^
del cuerpo con el objeto de establecer dife­ 5 ia l, que producen respectivamente las nei^
rencias claras; ralgias, radiculalgias, plexalgias y raquialgias-
3.— Se le debe explorar pidiéndole que Se llama dolor simpático o simpatalgia, cuan­
mantenga los ojos cerrados, con el objeto do es el simpático el afectado, y puede s e í
de que se eviten falsas apreciaciones propor­ origen de las causalgias, o sea de los dolore^
cionadas por el sentido de la vista. de las porciones distales de los miembros
acompañados de trastornos vasculares, ^
4 .— Se debe procurar no fatigar al paciente.
de las neuralgias de los muñones de am puta^
Hay que tener en cuenta que el examen suele
ción. Dolores vasculares, a los producidor
agotar fácilmente al enfermo, razón por la
por vasodilatación (jaqueca) o vasoconstri®
cual a veces es necesario postergar para otro ción (isquemia coronaria, claudicación in te ^
m om ento la terminación del examen. m itente); y a los dolores de causas e s tric til
5.— Al examinar una forma de sensibilidad mente-psicógenas, en las cuales no se descu?*
debe hacerse aplicando la técnica correc­ bre ninguna alteración orgánica, se los llam®
tam ente para no despertar otras sensaciones también psicalgias. No nos olvidemos q u ^
que corresponden a otras sensibilidades. muchos dolores también pueden producirse
Por ejemplo, hay la posibilidad de que sólo por trastornos funcionales sin que hayH
al buscar la sensibilidad táctil se despierte ningún daño orgánico. £|
la dolorosa; o que al buscar la palestesia se
despierte la barestesia, etc. Las parestesias, llamadas también d is e ^
6.— Los semiológos reconocen a la sensi­ tesias, son percepciones desagradables que siQ
bilidad subjetiva y a la objetiva, dando a llegar a producir dolor, producen en c a m b ^
entender con esto, que la primera es percibi­ sensaciones de frío, calor, hormigueo, de
da espontáneamente por el paciente, mien­ corriente eléctrica y entorpecim iento y q i ^
tras que la segunda es provocada por el asientan especialmente en los miembros, a u A
médico al mom ento del examen. La primera que pueden hacerlo en cualquier parte d ^
se explora por el interrogatorio y la segunda, cuerpo. Se originan en los nervios periféri™
por el examen físico. eos irritados por cualquier’causa, o cuand(§J
existen trastornos vasculares que de p a ^ j
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. tam bién causan isquemia de los nervios. |
134-1 Quién no ha sentido por ejemplo, en las p ie ^ l
1 .- DE LA SENSIBILIDAD DOLOROSA y del ñas después de pasar sentado mucho tie r a j
dolor en concreto ya hemos hablado amplia­ po en un sitio duro. ^
mente en la primera parte de este libro y a lo A lo largo del tex to nos hemos re f e r ía ^
largo de él, pero lo hemos hecho en especial prácticam ente a todas las clases de d o lf l|
del dolor visceral, aunque hemos menciona­ arriba indicados, sin embargo, «Jentro de es(g|
do tam bién al dolor localizado y al irradiado, capítulo del sistema nervioso peem o s qusJ
teniendo en cuenta que el visceral es propia­ debemos resaltar la importancia de los dolé
mente referido aunque viciosamente se lo lla­ res somáticos por originarse en las propií
ma a él tam bién irradiado. estructuras periféricas de este sistema. Re
Sin embargo, debemos hacer unas pecto de la cefalea ya hemos hablado lo s ^
cuantas precisiones más, así: Se suele llamar ficiente en otra parte.
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A nte todo, nos parece conveniente en sobre las partes accesibles del nervio afec­
S fe te mom ento precisar los conceptos, sobre tado; naturalmente que éstos varían de acuer­
ip e u ra lg ia y neuritis: do con él.
N e u r a l g ia , es la sensación dolorosa origi­ Las neuralgias que más se observan en
n a d a en un nervio sensitivo irritado, sin que la medicina general son las intercostales,
C o e x is ta en él un daño anatomopatológico. cervicobraquiales y del ciático, y. de todas
p le u ritis , es un proceso patológico de los ellas ya hemos dicho algo a propósito de los
j^ írv io s periféricos en los cuales se observan dolores torácicos, cervical y de las lumbalgias;
^ .t a d o s inflamatorios del tejido conectivo las precisiones sobre el examen físico las va­
* tersticial y secundariamente de las propias mos hacer hoy:
|p b r a s nerviosas. (2, 4).Cuando asientan en En las neuralgias intercostales, el dolor se
¿ o s nervios sensitivos, al comienzo del pro­ hace más intenso al palpar a lo largo del '
v i s o puede haber efectivamente una neural­ espacio intercostal correspondiente, pero de
g ia . manera especial en la salida de sus ramas per­
El examen de los dolores somáticos se forantes anteriores, ju n to al esternón; medio,
¿ la c e tan to por la anamnesis cuanto por el en la línea axilar media; y posterior, ju n to
E x am en físico. La técnica de la anamnesis es a la columna vertebral. ,Fig. 134-5.
1£ l misma de cualquier dolor y a ella nos re-
Hpiitimos- Ahora sólo nos queda señalar
algunas particularidades como:
^ En las neuralgias, el dolor puede ser
®btenso; desencadenado por leves trauma-
g||smos, movimientos bruscos que suponen
im p resió n o elongación del nervio y muchas
casiones sin causa aparente; se localiza en el
j^ervio y se irradia a lo largo de todo o parte
e su trayecto; suele ser de tipo lanzinanté o
e descarga eléctrica o compresivo; acompa­
s a d o de parestesias o no; de presentación
^ a ro x ístic a que puede; durar minutos u h o ­
ras, dejando una sensación molestosa de F ig . 1 3 4 -5 P u n t o s d e p a l p a c ió n e n la s n e u r a l ­
g ia s .in t e r c o s ta l e s
Ífensión; se intensifica con los movimientos
los cuales participa especialmente si se
elongan, deforman o co m prim en^ calma:. Las neuralgias cervicobraquiales, producen
^ > n los analgésicos y los anestésicos locales dolor en la región posterior del cuello,
^ u e obran directam ente sobre el nervio afec- irradiado a la región occipital y a uno o los
^do. ^ dos miembros superiores. Cuando la cau­
M examen, físico a la inspección puede ser sa que la produce es una afección de la
■muy pobre, pero en cambio la palpación columna cervical, entonces las maniobras
estudiadas para el examen de este segmento
Perm ite el reconocimiento del dolor provo-
aumentan el dolor. Fig. 134-6.
gpdo al palpar el nervio y al reconocer los
puntos de Valleix, que no son otros sinooÜ La neuralgia del ciático, suele producir una
R uello s que duelen cuando se comprime lumbalgia que se irradia a lo largo de todo
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F ig . 1 3 4 -6 A rc a s d o lo r o s a s e n las n e u ra lg ia s F ig . 1 3 4 -7 Z o n a s d e d o l o r lo c a liz a d o e irra -jj|
c e rv i c o b r a q u i a le s d ia d o e n la n e u r a l g ia d e l c iá tic o
I
el nervio y el paciente lo señala en la región
glútea, cara posterior del muslo, posterior y
externa de la pierna y aun el pie. Fig. 134-7.
El examen físico descubre los siguien--
tes puntos de Valleix; dibujados en la mis—
ma figura antes anotada: . punto doloroso
sobre la apófisis espinosa de L5; punto sa-
croilíaco, entre el anterior y la espina ilíaca
posterosuperior; en el pliegue glúteo, en­
tre el trocánter y la tuberosidad izquiática;
el poplíteo, en el centro del hueco del mis­
mo nombre; el peroneo, situado inmediata­
mente por debajo y detrás de la cabeza del F ig . 1 3 4 -8 S ig n o d e L a s é g u e
peroné; el maleolar, detrás del maleólo exter­ f
no; y en el primer espacio intermetatarciano.
rá- dolor; algunas ocasiones la irritación del®
Además es de especial significado el nervio es tal que no es posible levantar lajjg
reconocimiento del dolor provocado al reali­ pierna ni cinco centím etros sobre el plano de«
zar diversas maniobras como son: la cama.
V'\
- /fel signo de Laségue, Fig. 134-8, que se rea­ Si no se h a obtenido dolor levantando^
liza de la siguiente manera: estando el el miembro se debe realizar una m aniobra^
paciente acostado en decúbito dorsal, se le com plem entaria, llamada de Gowers — Brav»
tom a del pie y se levanta la pierna sin flexio- gard, Fig. 134-9, que consiste en flexionar
narla. Si el nervio está afectado se provoca- dorsalm ente, en forma pasiva, el pie del pa-Ü
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, F ig . 1 3 4 -9 M a n io b r a d e G ó w e r s — B ra g a rd F ig . 1 3 4 -1 0 S ig n o d e C h ir a y : A l p a ra rse en
la s p u n t a s d e l o s p ie s , a p a r e c e d o ­
lo r

f í e n t e , mientras la. pierna está levantada.


Esto es suficiente para provocar dolor si el
““nervio está afectado. Ambas pruebas pro-
avocan estiramiento del nervio.
¡fíSigno de Chiray, Fig. 134-10, es el dolor pro- /Y
avocado en el lado enfermo, cuando el pa-
^ciente se para en las puntas de los piss.
ÜSigno de N e r i . ^ Fig. 134-11. Si ai enfemio Ü J
|^que está de pie se le pide que toque el suelo
flexionando el tronco hacia adelante, pero
*^sin doblar las rodillas, se observará que la F ig . 1 3 4 -1 1 S ig n o d e N e r i
¡|d el lado enfermo se flexiona en la rodilla y el ganglio correspondiente. Las característi­
¡^despierta dolor. cas, del- dolor son m uy semejantes al de las
Existen varios otros, pero su valor se- neuralgias, pero con un añadido im portante
^miológico no supera a los descritos. y es el que se intensifica cuando el paciente
tose, puja o de cualquier manera provoca
? Como la etiología de esta neuralgia es aum ento de la presión del líquido cefalorra­
|m últiple, se recomienda -al estudiante com­ quídeo, que se transmite hasta las raíces pos­
p le ta r el examen del enfermo con el estudio teriores en las cuales aun se encuentra la
de la columna lumbar, la articulación de la envoltura de la aracnoides. Si esta m em bra­
Icadera, y el examen intrapelviano con el exa­ na está inflamada o la raíz com primida por
minen ginecológico. cualquier causa, se producirá dolor.
» La neuralgia del trigémino se estudiará LAS RAQUIALGIAS, son dolores a lo largo de
en dicho nervio craneal. la columna vertebral producida por trastor­
I,A RADICüLALGIA, es producida cuando la no? infecciosos, tumorales, compresivos, he-
' porción afectada es la raíz intram eníngea del morrágicos, tóxicos o degenerativos de la
I nervio sensitivo, es decir, prácticam ente hasta médula.
i- j P L IE G O : 25
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Finalm ente señalaremos que se llama por ejemplo, en la tabes cuando al presio­
hiperalgesia al aum ento de la sensibilidad nar el tendón de Aquiles, no se producá
dolorosa; hipoalgesia a su disminución; y dolor.
analgesia a su desaparición. . 10.— La sensibilidad visceral puede d e s a p a ^ ^
2 .~ LA SENSIBILIDAD TERM ICA- A par­ recer y dar origen a la analgesia v is c e ra l^ !
te de los tu b o s de ensayo con agua fría y lo cual se com prueba cuando al comprimir lo jQ ||
caliente, p u ed en usarse in stru m en to s m etáli­ testículos por ejemplo, no se provoca dolor. £ | j
cos frío s y calientes para el exam en de esta De paso nótese que la anestesia, o se ^ ^ g
sensibilidad, cuidando de no m an ten er en
la pérdida absoluta de todas las sensibilidades^^!
c o n tac to largo tiem po el o b je to caliente
puede ser, sin embargo, sólo superficial o ^ |
porque puede causar quem aduras no senti­
sólo profunda o de ambas. Si la anestesicAij
das p o r e f enferm o con trasto rn o s de esta
afecta a la m itad del cuerpo se llama
sensibilidad, p o r ejem plo, en la siringom ielia
hemianestesia.
y lepra.
Disociación de la sensibilidad.— Se llamad
Las modificaciones de esta sensibilidad
así cuando sólo se ha perdido parte de la
están en el orden de la hiper, hipo y aper­
sensibilidad mientras la otra está intacta i
cepción, lo que se denomina respectivamente
por ejemplo: En la siringomielia, (3), debido^
para el calor: hiperestesia, hipoestesia y
a la lesión de la columna gris medular, se
anestesia térmicas; mientras que para el
•^pierde la sensibilidad térmica y la dolorosa^
frío se usa los términos hiper, hipo y acries-
mientras se conserva la táctil y profunda­
tesia.
dlo mismo sucede en la lepra. En la tabes*'
^ jlorsal en cambió se pierde la sensibilidad
3 . - LA SENSIBILIDAD TÁCTIL varia e n te la
táctil y profunda, mientras que la térmica y¿
hiperafia o hiperestesia; hipoafia y a n a fla ..
dolorosa se conservan; se debe a la lesión de
4 .— La barestesia, es reconocida en la pa­ los cordones posteriores. Puede darse una
tología com o hipobarestesia y abarestesia; disociación periférica entre la táctil, térmica
5.— Para las variaciones patológicas de la y dolorosa, por lesión de los nervios cutá-^
barognosia, también se utilizan los términos neos.
hipobarognosia y abarognosia, según que
dism inuya o desaparezca la sensibilidad al pe­ DIAGNOSTICO DE LA ALTURA DE L A ^ J
so. LESION.— Para esto es indispensable te n e r^ ^
a la mano o en la m ente los mapas q u e $ |
6.— La Palestesia varía entre la hiper, hipo
enseñan la distrib u ció n . topográfica de l a ^
y apalestesia, en el campo patológico.
sensibilidad, ta n to de los nervios periféricos
7.— A la pérdida de la sensibilidad al sen­ cuanto de sus raíces y de la segmentación^
tido de las actitudes segmentarias se le llama medular (Zonas de Head). Teniendo éste
abatiestesia. como antecedente, veamos como pueden ser¿
8.— La estereognosia, puede variar a la las lesiones:
astereognosia, o sea a la pérdida de la sensi­ 1 - LESION PERIFERICA: Si es de una ra-''
bilidad del reconocimiento de los objetos ma superficial, habrá anestesia superficial.
por el tacto. Si es de un tronco nervioso sensitivo, habrán
9.— La sensibilidad dolorosa profunda pue­ anestesia superficial y profunda, y si es de un
de originar la analgesia visceral, reconocible, nervio m ixto habrá además trastornos m oto-t
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res. Es propia de las secciones y neuritis. 3.2: Lesión de los cordones posteriores o de
® S i la lesión es de todo un plexo, la anestesia las fibras radiculares largas de Déjerine.—
^ s e r á total, pero en todo tel territorio corres­ Hay trastornos de la sensibilidad profunda
pondiente. que afecta especialmente a la barestesia,
2.- LESION DE LAS RAICES POSTERIORES: palestesia y batiestesia, pudiendo observarse
® Muchas veces predominan los dolores (radi- desde la disminución hasta la desaparición de
^culalgias), pero puede: haber también pérdi­ estas sensibilidades; a ésto se añade como es
da de toda la sensibilidad y alguna vez di- obvio, trastornos de la taxia de tipo tab é­
^sociació n de tipo tabético. Su distribución tico.
p e s tá acorde con los dermatomas, pues hay 3.3: Lesión de los cordones anterolaterales.-
que recordar por la anatomía, que un mismo En el lado opuesto de la lesión se demues­
i nervio' raquídeo está formado por fibras que tra disociación de la sensibilidad de tipo
P proceden de diversas raíces, de ahí que la dis- siringomiélico, pero se la diferencia por­
^ tribución de la sensibilidad sea distinta que en ésta la disociación es del • mismo
según que se considere a los nervios peri- lado.
w féricos o a sus raíces. 3.4: Lesión de un solo lado de la m édula.—
1 3 . - LESIONES MEDULARES.- La lesión Síndrom e de Brown — Séquard.— Fig.
^ puede asentar a cualquier altura, pero de 134-13. Aparte de los trastornos motores,
abajo hacia arriba vamos a distinguir a las la sensibilidad se altera de una forma muy.
i más típicas. característica expuesta en el cuadro No.
134-2.
1 3.1: Lesión del cono medular y de la cola
| de caballo.—(1) Se combinan trastornos sen-
„ sitivos y m otores: Hay anestesia en silla de
^ m ontar, Fig. 134-12, es decir, afecta a toda la
| región perineal, y si se afectan los nervios de
, la cola de caballo se añade además anes­
t e s i a de la cara posterior de los muslos
| y piernas. En ambos casos hay trastornos
| esfíntereanos y de los genitales.

F ig . 1 3 4 -1 3 T r a s t o r n o s s e n s itiv o s e n e l s í n ­
Fig. 134-12 Anestesia en silla de m ontar d ro m e d e B ro w n - S éq u ard
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CUADRO No. 134-2

LESION DE UN SOLO LADO DE LA MEDULA

Lado de la lesión Lado opuesto de la lesión


1¡— Abolición de la sensibilidad pro­ 1 .- Trastornos de la sensibilidad su­
funda: abatiestesia y apalestesia, perficial: hipoestesia y aun a—
por la lesión de las fibras no nestesia, por lesión de las fi­
cruzadas. bras ya cruzadas.

2.— Sensibilidad superficial conserva­ 2 . - ' Sensibilidad profunda conservada.


da.

" 3 .- Por encima de la lesión, bandas 3 .- Por encima de la lesión hiperes­


superpuestas de hiperestesia, tesia ligera.
anestesia radicular y nuevamente
hiperestesia.

3.5: Lesión por sección m edular com pleta.-


A parte ds la parálisis se demuestra una pérdi­
da total de todas las formas de sensibilidad
por debajo- de la lesión. Obviamente que el
lim ite superior depende del sitio en el que
asienta la lesión.
3.6: Hemianestesias.— En términos genera­
les tenemos que aceptar que afectan el lado
opuesto de la lesión y se acompañan frecuen­
tem ente de trastornos m otores por la vecin­
dad de las fibras motoras correspondientes.
Según la altura a la que asienta la lesión se
puede distinguir:
3.6.1: Hemianestesia bulbar.— Fig. 134-14.
Produce anestesia de la cara del lado de la
lesión en el territorio del trigémino, y
anestesia del tronco y miembros del lado
opuesto.
3.6.2: Hemianestesia protuberancia!.— Fig.
134-14, afecta a la cara, en el mismo lado,
y al tronco y miembros del lado opuesto,
si la lesión asienta en su porción inferior.
Fig. 134-14 H e m i a n e s te s ia b u l b a r y P r o t u b e ­
En los d®s casos descritos puede haber ra n c ia ! b a ja
w www.medibooksnica.net63.net - 885 -

&
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I F ig . 1 3 4 -1 5 H e m i a n e s te s ia p e d u n c u l a r y p r o - F ig 1 3 4 -1 8 H e iu ia n e s í.e s ía ta l á m i c a o d s Dojo*
tu b e r a a c ia l a lta ririe — E o u s s y

además disociación de tipo siringomiélico si BIBLIOGRAFIA


afecta a la formación reticular, o de tipo ta­
bético si afecta a la cinta de Reil, mediana.
3.6.3: Hemianestesia peduncular.— Fig.
134-15. Hemianestesia to ta l por estar afec­
tada toda la cinta de Reil. Igual afección, si
1 .— A g u a y o , A .J . : S í n t o m a s d e c o m p r e s i ó n d e
la lesión asienta en la parte superior de la
r a í z n e r v i o s a y m é d u la e s p i n a l E n C e c il ■—
protuberancia. L o e b .: T r a ta d o d e M e d ic in a I n t e r n a . I n ­
t e r a m e r i c a n a , M é x ic o 1 4 a . e d ., C a p . 4 4 7 ,
3.6.4: Hemianestesia íalám ica.— Fig. pág. 911. 1977
134-16. Se llama también de D éjerine.-
2 .— A s b u r y , A .K ., e t a l : T h e i n f i a m m a t o ;y
Roussy. Afecta al lado opuesto y produce le s i o n i n i d i o p a th i c p o ly n e u r iti s . M e d ic in e ,
desaparición de la sensibilidad profunda, 48: 173 — 215, 1969

mientras que la superficial se mantiene nor­ 3 .— E l l e r s o n , A .B .: S e m io lo g ie d ia g n o s is o f


s ir in g o m ie liii r e l a t e d t o r o e n t g e n o l o g i c iixi-
mal. Se acompaña de dolores intensos
d ig n g s , A c t a N e u ro L S c a n d ., 4 5 : 3 8 5 , 1 9 6 9
de tipo central- y de trastornos motores
4 .— K rC ike, W .: H is to p a t h o lo g ie d e r P o l y n e u r i t i s
como temblor, ataxia, movimientos coreicos u n d P o ly n u e r o p a th ie . D ts c h . 2 N e r v e n h e iik .
y atetósicos en el lado anestesiado. 1 8 0 : 1 - 39, 1959
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-886 -

C A P IT U L O 135

- I P A R U O L F A T O R IO

- II P A R U O F T A L M IC O

P A R E S C R A N E A L E S .— Son ios nervios


que se originan en el bulbo e itsmo encefálico
y que, luego de emerger del cráneo por los
orificios de la base, van a las estructuras
específicas en los que cumplirán su función.
I P A R U O L F A T O R I O .- La Fig.
135-1, nos señala la vía olfatoria. Recuérdese
que fisiológicamente el sentido del olfato es
estimulado por las partículas odoríferas que
arrastradas por el aire, impresionan a.las ter­
minaciones libres de las células de SCHULTZE,
u olfatorias que se encuentran en la mucosa
pituitaria. De allí parte el estím ulo y a tra­
vés de la vía olfatoria llega al área olfatoria
del cerebro en donde es interpretado.
COMO EXAMINAR.— Mientras se mantiene
tapada la una fosa nasal del paciente con la
presión de un dedo, Fig. 135-2, se acerca a la
otra primero una substancia de olor agrada­
ble (perfume) y luego otra de olor desagrada­
ble, (amoníaco) y en ambos casos se le soli­
cita que inhale fuertemente. Se le pide que
indique la clase de olor que percibe. Luego
se repite la experiencia con la otra fosa na­
sal. De ésto pueden desprenderse los siguien­
tes hechos:
1 .- Anosmia, es decir, que el enfermo np
perciba ningún olor; F ig. 1 3 5 -2 F o r m a d e l e x a m e n d e l o lfa to

2.- Hipoosmia, *es decir, que su grado de


paciente es susceptible sólo para .los malo:
percepción sea muy bajo. Esto se confirma
olores.
comparando con el olfato del examinador
que se supone es normal; CAUSAS FRECUENTES- ( 1 , 3 , 4 ) . La anos­
mia llamada respiratoria, es la que se observé
3 .- Parosmia,-- o sea .que percibe olores con frecuencia, pues se.produce en las ob_s^
distintos a los que fueron examinados; y truccioncs nasales de las rinitis o de cual­
4. ~ Cacosmia, es decir, que el olfato del quier otra causa que impida la llegada de la?
£
www.medibooksnica.net63.net - 8 8 7 -

$ partículas odoríferas hásta los receptores. REGION NASAL


DE LA
i L a a n o s m i a nerviosa supone lesión de la vía
^ e n C u a l q u i e r a de sus partes y puede verse en

los-tu rn °res que com prom eten al bulbo ol-


Ifa tp rio , procedentes de estructuras vecinas
I( S ín d ro m e . de.K alm an ) u originarias del
pro p io .b u lb o ; son unilaterales, lo cual ías
^ d i f e r e n c i a de las respiratorias e . histéricas
| q u e suelen ser bilaterales. No hay que olvidar
a a la anosmia de la oceria en la cual el enfer­
m o s o percibe el propio mal olor que está
Iproduciendo su enfermedad nasal. Xa paros-
lim a puede suponer una lesión cortical .del
área olfatoria o ser.el aura de un ataque epi­
lé p tic o . Mencionamos también a las aluci­
n a c io n e s olfatorias de algunos enfermos men-
^taleS;
.H JPA R U OFTALMICO - Está consti­
t u i d o por los cilmdroejes de las células ner-
Iviosas de la , retina, •representando de esta
|m a n e ra una auténtica prolongación del ce­
rebro. Se encarga de transm itir por la vía
^óptica, Fig. 135-3, las imágenes visuales
|h a c ia la corteza cerebral para que sean in-
|terp retad as.
.Q U E EXAMINAR.— Désde el punto de vista
^neurológico corresponde exam inarla agudeza
Ivisual, la visión de los colores, el campo
Ivisual y fondo de ojo. De todo ésto ya he-
.mos hablado en la primera parte y no volvere-
Im o s a repetir. Sólo, mencionaremos algunas
| alteraciones del fondo del ojo que están
íntim am ente ligadas con trastornos neuroló- Fig. 1 3 5 -3 V ía ó p ti c a
"gicos frecuentes, v
^Edem a de la papila: Fig. 135-4, caracteriza­ sus lím ites son netos. Fig. 135-5, que se.
b a por una elevación que afecta a toda, la encuentra en las intoxicaciones por quinina,
.pap ila, más trastornos pronunciados o no de (5) y talio. ,
*tipo arterioescl eró tico que afecta a los vasos A trofia post neurítica, Fig. 135-6, en la que
^retinianos. Es una alteración propia del la papila se encuentra de un color blanco y
I síndrom e de hipertensión endocraneal de con los bordes borrados; es propia de la
cualquier etiología. sífilis, (2) compresiones e inflamaciones del
I . ^
"A trofia de la papila.— En esta se observa a nervio, pero tam bién puede verse en los es­
Ma papila de un color blanco azulino, pero tados post encefalíticos.
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B IB L IO G R A F IA gobiernan los movimientos del ojo al inervar i
los músculos externos del mismo, pero ade- 1
1 .— A lb e r t s , J . R . : P ro d u c in g a n d in te rp re tin g más el MOC, lo hace a la pupila que la con­
e x p e r i m e n t a l o l f a c t o r y d e f i c it s . P h is io L
trae, por contener übras vagales. í
B e h a v ., 1 2 : 6 5 7 , 1 9 7 4

2 .— H o o s h m a n d , H ., E s c o b a r , M .R ., a n d K o p f , Fisiológicamente, los músculos cuando ^


S .W .: N e u r o s y p h ilis . A s t u d y o f 2 4 1 p a ­ se contraen desvían al ojo. en la dirección |
t i e n ts . J .A .M .A ., 2 1 9 : 7 2 6 , 1 9 7 2
que explica la Fig. 136-1, pero requieren para ¿
3 .— K lin g le r , M .: D a s S c h ä d e l h i r n t r a u m a . L e i t ­
poder hacerlo, de la relajación simultánea
f a d e n d e r D ia g n o s ti k u n d T h e r a p ie . T h i e m e ,
S tu ttg a rt, 1 9 6 1 de sus antagonistas. i|
4 .— K lin g e r , M ., J o s t . F .: U b e r A n o s m ie n a c h La técnica de examen de losmovimien- 4
S c h ä d e l — H ir n T r a u m a . S c h o w e iz . m e d .
tos oculares ya fue estudiada en la p rim e ra -
W s c h r. 9 3 : 1 0 9 2 — 1 0 9 4 , 1 9 6 3
parte, por lo que es inútil repetir.
5 .— R o ll o , I .M .: M e d ic a m e n t o s u t i l i z a d o s e n la
q u im io te r a p ia d e l p a l u d is m o : Q u in in a y EL m PAR-O MOTOR OCULAR COM UN*
a lc a lo id e d e la q u in a . E n G o o d m a n , L .S . ,
(MOC), inerva a todos los músculos extrínsi- 4
y G ilm a n , A .: B a s e s F a r m a c o ló g i c a s d e l a
T e r a p é u ti c a . I n t e r a m é r i c a n a ,’ M é x ic o . 5 a . eos del ojo, incluso al elevador.del p á rp a d o -
e d ., c á p . 5 2 , p p . 8 8 9 . 1 9 7 8 superior y a la pupila que la contrae, excep­
to al m otor ocular externo (MOE), y a l €
oblicuo mayor. Es esencialmente m otor, y ^
C A P IT U L O 1 3 6 su recorrido se demuestra en la Fig. 136-2,
Su patología por tanto se manifiesta por la
parálisis total, o parcial que afecta a una o |£
I l '- I Y - y i . - ^ r A R E S . - C l O ) Son res­ más de sus ramas. El cuadro No.. 136-1, in * ^
pectivamente el Motor Ocular Común, Paté­ dica precisamente la correlación entre.; la •
tico y M otor .Ocular E xtem o. Entre éstos fisiología y la parálisis. '

*
OBLICUO
MENOR *

%
i
HECTO TIC&TO
EXTERNO^. EXTERNO $

EfCTO TNFERIOR
OBLICUO OBLICUO
MAYOR MAYOR
■i
F ig . 136*1 A c c ió n m o to r a d e lo s m ú s c u l o s
'4
p r o p i o s d e l o jo
*
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RAna *ei c i t y- o n p a r p a d o
±_____ ____ - KAMA DCL 'RECTO SUPEWOR Substancia necrA POUMCULO
CEREBRAL
RAMA. SUPERIOR
HENDITXJRA
^ESFENOIDAL

■RAMA INFERIOR DEL MOC


RAMO IEU MUSC. KeCTO INTERNO
MMO DEL HECTO IMPERI OR
fiAno T>£L
f i u s z . o b l i c u o rre/vo*

F ig .. 1 3 6 -2 R e c o rrid o d e l III Par o M o to r


O c u la r c o m ú n

CUADRO No. 136-1

CORRELACION ENTRE LA FISIOLOGIA Y LA PARALISIS DEL MOC

Fisiología Parálisis
1.- Elevar el párpado superior 1.— Ptosis palpebral. Fig. 136-3

2.— Adducción y demás movimientos 2.— Ojo desviado hacia afuera por
del ojo predom inio del MOE. Fig. 136-4.
Imposibilidad de los otros movi­
m ientos, aunque sí u n poco h a ­
cia abajo y afuera p o r el oblicuo
m ayor.

3.— Contracción pupilar 3.— Midriasis por predom inio del sim­
pático.

4.— Respuestas pupilares normales a 4 — Ausencia de respuesta a la luz


la luz y la acomodación. y acomodación.

5.— Reflejo consensual normal en 5.- Reflejo consensual con respuesta


ambos ojos < norm al sólo en el lado sano.

6.— Fenómeno de Gunn, negativo 6. Fenóm eno de Gunn, positivo:


Elevación del párpado ptosado
cuando, con la boca abierta, se
desvía la m andíbula hacia el lado
opuesto. Fig. 136-5

continúa..,
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-8 9 0 -

t)
7.— Fenómeno de Bielschowsky, ne­ 1 — Fenómeno de Bielschowsky, po­
gativo. sitivo: AL mirar .hacia arribarse
eleva el párpado ptosado, (A);
al m irar hacia abajo o el lado
opuesto, el párpado sólo se eleva
un poco; (B); al mirar hacia
el lado enfermo, la ptosis persis­
te, (c). Fig. 136-6.

Ff S

F ig . 1 3 6 -3 P to s is p a l p e b r a l p o r p a r á lis is d e l
III P ar

F ig . 1 3 6 -4 P r e d o m i n io d e l M o t o r o c u l a r e x ­
te r n o p o r p a r á lis is d e l M O C .
O b s e r v a c ió n d e l P r o f . D r. J o r g e
C a ld e r ó n .

f-

F ig . 1 3 6 -6 F e n ó m e n o d e B ie ls c h o w s k y e n la
p a r á lis is d e l M O C

Si la parálisis del MQC, es producto


de una lesión , en su núcleo, puede respe­
tarse la pupila, pero si es infranuclear, en
tonces es total.
EL.IV PAR.O PATETICO: inerva el oblicuó
F ig . 1 3 6 -5 F e n ó m e n o d e G u n e n la p a rá lis is mayor y es capaz de.llevar.el ojo hacia abajo
d e M OC yafuera.
www.medibooksnica.net63.net 891 -
• La . .parálisis produce una desviación
t ó e l ojo hacia adentro y arriba, Fig. 136-7, y
produce diplopia cuando el enfermo preten­
d e mirar hacia abajo y.afuera.
• v i PAR O MOTOR OCULAR EXTERNOt- F ig . 1 3 6 -7 P a r á lis is d e l I V P a r o P a t é t i c o
^ TIa Fig. 136-8, señala el trayecto de este ner­
vio que controla al músculo m otor ocular
E x te r n o .
• Fisiológicamente lleva el ojo hacia? a-
^Tuera y su parálisis desvía el ojo hacia aden­
tro, Fig. 136-9, produciendo diplopia.el mo-
^ n e n to en que el enfermo m ira hacia afuera. F ig . 1 3 6 -9 P a r á lis is d e l M O É
•O FTA LM O PLEJIA .— (1). Es el nombre con
que se designa a las parálisis de los .mús­ sólo ojo. Sejdeben a tumores, y hemorragias
c u l o s externos del ojo, pudiendo ser total, jitu a d a s sobre los núcleos de origen.
cuando afecta ta n to a la pupila.cuanto a los Las..parálisis.nucleares, sólo dan oft.al-
•m ú scu lo s externos; interna si afecta sólo a ja moplejías externas que respetan las pupilas.
^ p u p ila; externa, sijss sólo de los músculos Se comprende que si afectan.a los núcleos de
externos, respetando 'la pupila; supranuclear los .tres, nervios, la-parálisis será de todos los
« l i la lesión asienta en las vías- que se en­ músculos, inclusive del elevador-del párpado
c u e n t r a n entre los-núcleos oculares y el.ter­ superior; el enferm o n o -p o d rá m over«sus
e d o medio de la segunda riixunvoluciónjfrpn- o jos-en -n in g u n a dirección. Pueden verse
taí; nuclear, si afecta al núcleo real de origen en las polioencefaliíis: de Wemicke, (5) que
®*le. los nervios, e iníranuclear si la lesión es, aguda -y hemorrágica; en las.poliomielitis
^ is ie n ta . en cualquier parte de su trayecto de localización, protuberancia!; (6) y en la
. hasta los músculos correspondientes. tosferina aun sin que produzca encefalitis.
Las .parálisis .de origen: supranuclear Las ..oftalmpplejías infranucleares pue­
• a fe c ta n a los dos ojos y a los músculos si- den afectar a un solo nervio -y'~aun sólo a
C iérgicos, siendo m uy rara la parálisis en un una de sus ramas, especialmente a .la delM O C

Fig. 136-8 T ra y e c to d e l V I P a r o M o to r O cu ­
» la r e x te rn o
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- 8 9 2 -

aunque también ésta puede lesionarse total­


mente y producir una parálisis ocular total,
es decir, incluyendo a la pupila.
Son más frecuentes que las anteriores
y su causa puede ser múltiple, pudiendo
tenerse dentro de la etiología, _a_las infeccio­
nes meníngeas, tumores, abscesos que-invo­
lucren en su trayecto a los nervios; procesos
degenerativos, neuritis, Sf, diabetes mellitus;
fracturas de la base del cráneo que com­
prometan de alguna manera especialmente a
los orificios de salida dé los nervios; es decir,
a las causas que pueden afectar a cualquier
nervio periférico.

^ISTAGMUS.- Aprovechamos del estudio de F ig . 1 3 6 -1 0 N is ta g m u s r í t m i c o

la motilidad ocular para tratar a cerca del


nistagmus, cuya técnica de examen también
ya fue estudiada en la parte general.
Ahora nos referiremos más bien a su
valor semiológico, indicando que fisiològica­
mente sólo se produce cuando se mira un ob­
jeto que pasa en rápido movimiento o
cuando el individuo da vueltas, circunstan­
cias en las cuales los ojos sólo pretenden
mejorar la calidad de la visión al procurar
que el objeto sea enfocado directamente
por la mácula. Se trata en este caso de un
reflejo de origen cortical. (7 ).
vA) El nistagmus patológico se presenta en
los trastornos vestibulares, laberínticos y 1 3 6 -1 1

cerebelosos; en los dos primeros casos suele


ser rítmico Fig. 136-10, es decir, que los EXAMEN PUPILAll.— Su técnica ya fue estu(
ojos, luego de ir lentam ente de un extrem o al • diada en la parte general y no la re p e tire ^ j
otro, regresan rápidamente al centro (fase mos. Ahora más bien vamos a hacer unas_ |
rápida), para volver nuevamente en forma cuantas consideraciones respecto del valofljj
lenta hacia el mismo extremo (fase lenta). semiológico de sus alteraciones ( 9 ) . £¡
Ye. r antes
Otra variedad patológica es el nistag­ 1.— Reflejo fotom otor.— Puede estar pere,
mus pendular, Fig. 136-11, es decir, aquel zoso, con lenta contracción al estím ulo de
que desplaza ambos ojos con igual rapidez y la luz como en la Sf. nerviosa (2) y en la*
amplitud hacia ambos extremos. Suele ser ambliopias alcohólicas, o simplemente en la
congènito y puede estar asociado a movi­ ^ afecciones inflamatorias del iris'(C oriorretini^J
mientos de la cabeza. tis).
www.medibooksnica.net63.net - 893
del reflejo a la luz, pero conservación normal
NERVIO NERVIO del reflejo a la acomodación, acompañado o
CILIAR
CILIAR
CORTO LARGO no de miosis. Se presenta precozmente en
la Sf. nerviosa, ocasionalmente en el. alcoho­
lismo crónico, parkinsonismos, tumores ce­
i gam&licK rebrales, traum atismos craneales y en algu­
CILIAR
nos ancianos.
plfx o
CAVERNOSO Alguna vez el signo puede estar inverti­
do, es decir, haber buena respuesta a la luz y
desaparición del reflejo a la acomodación.
í GANGLIO -, Se lo ha encontrado en la neuritis post-dif-
* CERVICAL \ térica.
, SUPERIOR \
9
4.— . Reflejo consensual.— Desaparece:, en
ambos ojos acom pañando a la desaparición del
reflejo fotom otor; pero puede desaparecer
} CUERPO . v
w g e m ic u la w n en_un sólo lado, por ejemplo, .en la atrofia
) EXTERNO \ y
unilateral del nervio óptico y en la embolia
• F1&RA5 ?ÜPlLOTNLATADO- de la arteria central de la retina. En estos
TUBERCULO ' RAS. casos se -comprueba los siguientes hechos:
CUADRIGEMíNO
ANTERIOR Si se estimula con la luz en el lado enfermo
no se contrae la pupila del lado sano; pero,
SE&M ENTOS si se estimula en el lado sano sí se contrae
f e s l w l TORACICOS la.pupila del lado enfermo. En cambio, en la
SUPERIORES
|^ J S § |J i S parálisis del MOC,' estimulando en el lado
paralizado sí se contraerá la pupila del lado
F ig - 1 3 6 -1 2 V ía s d e lo s r e f l e jo s p u p il a r e s .
sano; pero estimulando en el lado sano, no se
contraerá la pupila del lado paralizado.
5.— Hippus patológico.— Las contraccio-^
Puede haber una arreflexia, es decir,
nes y dilataciones de la pupila pueden acen­
la pupila no se contrae por la acción de,la
tuarse, com o en el exoftalmus y en. Jas
luz; se puede ver en la parálisis de MOC y en
meningitis. También pueden detenerse co-
la atrofia del nervio óptico.
mo en la Sf. nerviosa. ■
2 . - Reflejo a la acom odatión.— Puede no
6.— El tam año de las pupilas es de mucha
encontrarse, es decir, ni se contraerán las
utilidad práctica. Así: la miosis, o sea,,
pupilas en la visión cercana ni se dilatarán
la disminución a menos de dos milímetros,
en la visión lejana. Su valor semiológico es
puede deberse a una hiperexcitación del MOC,
igual al del reflejo a la luz.
en sus fibras vagales, o a una parálisis del
La desaparición de ambos reflejos se simpático, norm alm ente dilatador pupilar,
llama rigidez pupila* y se puede ver en las permitiendo el predominio del anterior.
intoxicaciones por atropina, (3) en nues­ Antes de interpretar este signo con­
tro medio por el shanshi, y en la Sf. nerviosa. viene prim ero asegurarse-si la contracción
3.— Signo de Argyll Robertson.— Es aquel Ó pupilar es espasmódica o paralítica, aplican­
que se caracteriza por presentar desaparición do en cada ojo una gota de atropina en so­
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- 8 9 4 -

lución muy débil, con lo cual se com probará 2 .— H o o s h m a n d , H ., E s c o b a r , M .R ., a n d K o p f l j


S .W .: N e u r o s y p h ili s . A S t u d y o f 2 4 1 p s ^
que, al detener la acción vagal, la pupila se t i e n ts . J .A .M .A . 2 1 9 : 7 2 6 , 1 9 7 2
dilatará si el simpático está sano y que la
3 .— I n n e s , I , R . , a n d N ic k e r s o n , M .: A t r o p i u d ^ j
miosis es espasmódica, de lo .contrario con­ e s c o p o l a m i n a y f á r m a c o s a n t im u s c a r i n ic o s ¡
tinuará la miosis indicando así una parálisis r e l a c io n a d o s . ‘E n G o o d m a n , L .S ., y G ü m a t Ä j
A .: B a s e s F a r m a c o ló g i c a s d e la T e r a p é u ti c a •'
del simpático. I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o . 5 él e d . . C a p . 2 5 ^ 1
La - miosis espasmódica se la encuentra pp. 431. 1978 L"
- 41
frecuentem ente en las_uremias, (8) meningi­ 4 .— J a f f e , J . H . , a n d M a r tin , W .R .: A n a lg é s i c o s *
n a r c ó t i c o s y s u s a n t a g o n is ta s . E n G o o d m a n j ^ |
tis, tumores cerebrales y' como efecto de la
L .S ., y G ilm a n A .: B a s e s F a r m a c o ló g i c a s d e ¡
acción de la morfina. (4) La miosis paralítica la T e r a p é u t i c a . I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o . e d .jB j
suele ser unilateral y es propia de la parálisis C ap. 1 5 , p p 2 0 7 . 1 9 7 8 /

del simpático cervical que produce el s ín d r o - ^ 5 .— M e r r it, H .H ., H a r e , C .C .: M e ta b o lic a n c P ^


me de Claude Bernard—Horner, ya menciona­ t o x i c d is e a s e s o f t h e n e r v o u s s y s t e m . R e s A
P u b L A ss . n e r v . m é n t . D is. 2 2 ( 1 9 5 3 ) . *
do en otra parte, En los ancianos, la miosis
6 .— M u m e n t h a le r , M . N e u r o lo g í a . S a lv a t E d i t o ®
puede ser fisiológica.
r e s , S .A . B a r c e lo n a , 1 9 7 9 . p p . 2 2 4 ^
Las midriasis, o sea, las dilataciones pupilares 7 .— M u m e n t h a le r , M . - N e u r o lo g í a . S a lv a t E d i— *
que superan los cuatro milím etros, tam bién t o r e s , S .A . B a r c e lo n a , p p . 2 7 1 . 1 9 7 9

pueden ser espasmódicas cuando hay una 8 .— P rill, A : D ie n e u r o l o g is c h e S y m p to m a to ^ g j


lo g ie d e r N i e r e n i n s u f f i z ie n z . S r p r in g e r , B e r-™
hiperexcitabilidad del simpático; o paralíticas
lin , 1 9 6 9
cuando hay una parálisis del MOC, y se acom ­
9 .— S ig s b e e , B ., a n d P lu m , F . : E l p a c i e n t e q u e _ ^
paña en este caso de pérdida del reflejo n o r e a c c i o n a c o n e l t r a t a m i e n t o o p o r tu n ó j B J
fotom otor. C lin . M e d . d e N .A . 4 A 9 7 9 . p p . 8 1 4 —8 3 7 ^

La midriasis paralítica, unilateral gene­ 1 0 .— W a lc h , F .B ., a n d H o y t , W .F .: C li n ic a l N e u *


r o - o p h t h a l m o l o g y (3 v o lú m e n e s ) , 3 r a . edáfcj
ralmente, puede verse en las afecciones, del B a l tim o r e , W illia m s a n d W ilk in s C o ., 1 9 6 9 ^
MOC, en su núcleo de origen o en su tra ­
yecto; pero también eñ las meningitis, suce­
diendo a la miosis. La midriasis espasmódica
se ve en las pérdidas del conocimiento de «
cualquier etiología..
7.— La anisocoria, es decir,las pupilas de C A P IT U L O 1 3 7
«
diferente tam año, puede verse en los tumores,
que com prom eten a los^. centros -ópticos, «í
•_3
en las meningitis, hemorragia cerebral duran­ V P A R O T R IG E M IN O
«
te el coma, aparte de las alteraciones del
simpático cervical y dél MOC, antes anotadas. Es un nervio sen ®
sitivo y m otor. La Fig. 137-1, nos señala e ^ j
trayecto y com posición de este nervio. D e ^
B IB L IO G R A F IA ella vamos a destacar el hecho de que e s tá ^
compuesto de tres ramas principales que s o n ^ j
1 .— D a r o f f , R .B ., a n d H o y t , W .F .: S u p ran u ­
c l e a r D is o r d e r s o f t h e o c u l a r c o n t r o l S y s te m s 1.— La rama oftálm ica, sensitiva, que se in-^j
i n M a n . I n t h e c o n t r o l o f E y e M o v e m e n ts , troduce en la órbita por el orificio esfenoidal^
B a c h - y. R it a , P . a n d C o llin s , C .C . ( e d s ) .
N e w Y o r k , A c a d e m ic P re s s , 1 9 7 1 , p p . 1 7 5
y emite tres ramas, una de las cuales es e l ^
— 235 nervio frontal.
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F ig . 1 3 7 -1 T ra y e c to d e l V P a r o T rig è m in o

2.— La rama maxilar superior, sensitiva, que


' pasando por el agujero redondo mayor y la
i fosa pterigomaxilar¿ se ubica en el conducto
( suborbitario y va a inervar la mejilla y
dientes superiores.
\
3 . - La rama maxilar inferior, es mixta, es
1 decir, tiene fibras sensitivas y motoras. Las
, fibras sensitivas inervan una amplia zona del
maxilar inferior, mejilla, sienes, y dientes
inferiores. La Fig. 137-2, esquematiza la
i inervación sensitiva del trigémino.
La rama m otriz controla los movimien­
@ N.MAMILAR SUPERIOR
tos del tem poral, masétero, pterigoideos,
periestafilino externo, miloilioideo, cabo an­ K. MAXILAR INFERIOR
terior del digàstrico y músculos del hueso
martillo. F ig . 1 3 7 -2 I n e r v a c i ó n s e n s itiv a d e l tr i g é m i n o

Fisiológicamente, se encarga del con­


trol de la sensibilidad de la mayor parte de la CONSIDERACIONES AL CUADRO
cara; de la motilidad de los músculos mas- No. 137-1
ticadores, del hueso martillo y del tensor del 1.— Del examen de la sensibilidad puede
tím pano; coparticipa en el control de la se­ desprenderse que el paciente adolece de
creción lagrimal y salival; y constituye la vía hiperestesia cutánea o de anestesia dolorosa
para los reflejos córneo, estornutatorio, fa­ o no de la m itad de la cara. Sin embargo, es
ríngeo y másete riño. muy frecuente que la queja sea de dolor.
La técnica de su examen se señala en La neuralgia del trigémino (2, 3, 4) ocasio­
el cuadro No. 137-1. nada po r la diabetes meilitus, Sf, compre­
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- 8 9 6 -

CUADRO No. 137-1

TECNICA DE EXAMEN DEL NERVIO TRIGEMINO

Qué examinar Cómo examinar


1 ' Sensibilidad 1 Con la técnica general

2.— Puntos dolorosos de Valleix 2.— Presionando en los sitios de emer­


gencia de los nervios: Fig. 137-2,
2.1: Supraorbitario (N. Oftál­ 2.1: En el medio del arco super­
mico) ciliar.
2.2: Infraorbitario (N. Maxilar 2.2: En el agujero suborbitario.
. superior)
2.3: M entoniano (N. Maxilar 2.3: En el agujero mentoniano.
inferior)

3 .- Motilidad
3.1: Tono 3.1: Palpando los maseteros mien­
tras el paciente aprieta los dientes.
3.2: Movimientos 3.2: Pidiéndole que abra y cie­
rre la boca y haga movimientos
de masticación.

4 .— ..Reflejos
4.1: Córneo 4.1: Topando la córnea con un
algodón. Se cierran los párpados.
4.2: E stornutatorio 4.2: Estimulando las fosas nasa­
les con un algodón. Se produce
estornudos y lagrimeo.
4.3: Faríngeo 4.3: Rosando el velo del pala­
dar. Se contrae y se produce
náusea.
4.4: Maseterino 4.4: Ya estudiado en otra parte.

siones o inflamaciones del nervio en cualquier ella ss puede extraer im portantes datos co*
parte de su trayecto, puede afectar a cual­ mo:
quiera de sus tres ramas principales, aunque
muy rara vez lo hace a las tres al mismo Su fecha aparente de comienzo pued^
tiempo. La técnica de la anamnesis de ser m uy reciente, pero su fecha real puede
este dolor es igual a la de cualquier otro, y de ser de horas días y aun meses, atrás. S u elí
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ser sum am ente intenso; desencadenado por cuela grave queratitis neuroparalítica.
simples estímulos como el roce de la piel de
la zona afectada, la masticación etc., o es­
pontáneamente. Se localiza en el área de la
rama afectada, pudiendo afectar a toda la
B IB L IO G R A F IA
mitad de la cara si son las tres ramas las
comprometidas. Suele ser de tipo lancinante,
y estar acompañada de tics, lagrimeo, atro­ 1 .— B e h i e n s , M .M .í C e f a la lg ia s a s o c ia d a s c o n
fia de la piel, aum ento de la secreción nasal e n f e r m e d a d e s d e l o s o jo s . C lin . M e d . d e
N .A . 3 / 1 9 7 8 , p p . 5 2 1 - 5 3 6 .
y salival e hiperquinesias de la zona m otora
2 .— B ir t , D .: . C e f a la lg ia s y d o lo r e s d e C a b e z a
del facial. Suele presentarse en accesos y du­
a s o c i a d o s c o n e n f e r m e d a d e s d e l o í d o , n a r iz
rar minutos u horas. y g a rg a n ta . C lin . M e d . d e N .A . 3 / l 9 7 8 ,
p .p . 5 3 7 - 5 4 6
2.— Los puntos de Valliex, son dolorosos e n ( ^
la neuralgia del trigémino, no así en condi­ 3 .— D a le s io , D . J . : M e c a n i s m o s d e C e f a la lg ia .
C lin . M e d .- d e N .A . 4 / 1 9 7 9 , p . p . 4 3 9 - 4 5 3
ciones normales.
4 .— N e e d h a m , C h .W .: N e u r a lg ia s C r a n e a le s
3.— Los trastornos de la motilidad se ex­ G ra v e s y T r a t a m i e n t o Q u ir ú r g ic o d e la C e ­
presan como parálisis o paresia de los mús­ f a la lg ia . C lin . M e d . d e N .A ., 3 / 1 9 7 8 , p .p .
559 - 571
culos masticadores. Si el enfermo abre la bo­
ca, el maxilar inferior se desvía, paradójica­
mente, hacia el lado paralizado, debido a que
el pterigoideo externo del lado opuesto es­ C A P IT U L O 1 3 8
tá sano.

Contrariamente, el trisinus de los m as­ VII PAR O FACIAL


ticadores impide la apertura de la boca por
hipertonía e hipercontracción. Es un signo Se trata de un
precoz del tétanos, pero también es frecuente nervio m ixto, esencialmente m otor, pero
ver en los abscesos de la boca, especialmente también sensitivo, a través del intermediario
de los periamigdalinos o dentarios; puede dé WRISBERG. La Fig. .138-1, resume la
presentarse en las meningitis. distribución de todas las ramas que lo com­
4.— Los reflejos desaparecen si hay lesión ponen. De éstas resaltaremos las de interés
del nervio, pero además puede observarse clínico de las dos ramas terminales: La tém ­
trastornos tróficos como úlceras corneales y pora facial y la cérvico facial, que, juntas,
caída de los dientes. controlan la motilidad de toda la cara, in­
cluso del cutáneo del cuello, pero menos el
5 . - ' Adicionalmente el enfermo puede que­
elevador del párpado superior y los mastica­
jarse de trastornos auditivos debido a la
dores como ya hemos señalado antes. Tam­
parálisis de los músculos del martillo y del
bién mencionamos a las ramas intra y extra-
tensor del tím pano, junto a disminución de
petrosas.
la secreción lagrimal y nasal del lado parali­
zado. FISIOLOGICAMENTE, cumple las siguientes
funciones:
6.— Mencionamos al herpes zoster oftálmi-.s,
co (1) que ocasiona dolor y las típicas erup­ ”1.— M otilidad:
ciones vesiculosas y puede dejar como se- 1.1: M otilidad de toda la cara y del cutáneo
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LAMINA X X

X X -l: O c lu s ió n d e la a r t e r ia c e n t r a l d e F ig . X X -4 : R e t i n o p a t i a H ip e r te n s iv a .
la r e t in a . C o r te s í a d e l P r o f . D r. C o r t e s í a d e l P r o f . D r. H u g o M e rin o
R a m ir o A lm e id a K.

F ig . X X -3 : R i n o p a t í a D ia b é tic a . C o r t e s í a d e l F ig . X X -5 . R e t i n o p a t i a H ip e r t e n s iv a , G r a d o I I .
P r o f . D r. R a m ir o A lm e id a F . C o r t e s í a d e l P r o f . D r. H u g o M e r in o
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Fig. 138-1 Distribución del VII Par o Facial

del cuello, excepto del elevador del párpado el diagnóstico de la altura -a la que asienta
superior, rama del MOC y de los masticado- la lesión:
res, que proceden del trigémino.
'^Parálisis' facial periférica: Es total, flácida,
1.2: Motilidad de los músculos de los hue­ afecta a las ramas témporo facial y cérvico
sos de la caja del tím pano, menos el pro­ facial al mismo tiempo. Fig. 138-2. Si se
pulsor del martillo, rama del trigémino. acompaña de alteraciones gustativas quiere
1.3: Acciona algunos músculos del velo del decir que la lesión radica entre el origen de la
paladar. cuerda del tím pano y el ganglio geniculado.

2 .— Sensibilidad: ^ P a rá lisis facial central.— Fig. 138-3. Afecta


2.1: Del conducto auditivo externo y parte únicamente al territorio del facial inferior,
del pabellón auricular y la membrana del aunque puede acompañarse de paresia del
tím pano. facial superior lo cual se demuestra con el
í^signo de Revilliod, que permite observar lo
3.— Sentido del gusto: proporciona fibras
que el paciente no puede cerrar únicamente
a los dos tercios anteriores de la lengua..
el ojo del lado afectado, aunque sí lo hace
4.— Secreción: De las glándulas sudorípa­ cuando cierra los dos ojos al mismo tiempo.
ras de la cara, de las salivales y de los lagri­
En este caso, la lesión se encuentra en
males.
el hemisferio cerebral del lado opuesto, por
5.— Vascularización: Participa en la dila­ encima de los núcleos de origen real del facial
tación de la arteria auditiva y sus ramas. y antes también de que se produzca la de-
La técnica de su examen ya ha sido cusación del haz geniculado.
prolijamente descrita en el capítulo relacio­
nado con la cabeza y cara y no volveremos Parálisis facial bilateral.— Se produce en las
a repetir. Ahora sólo añadiremos algo sobre lesiones de la protuberancia.
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- .

F ig . 1 3 8 -3 P a r á lis is f a c i a l C e n t r a l

C A P IT U L O 1 3 9

V II I P A R O A U D IT IV O

Interviene en
la audición y el equilibrio. La rama coclear
constituye el nervio de la audición; m ientras
que la rama vestibular es la conductora de las
F ig . 1 3 8 -2 A: P a rá lis is fa c ia l p e r i f é r i c a d e l excitaciones del sentido del equilibrio. Co­
la d o iz q u i e r d o . B : N ó t e n l a f a lta mo se trata de dos funciones diferentes las
de c o n tr a c tu r a d el c u tá n e o del
c u e llo d e l m i s m o la d o .
estudiaremos separadamente. La Fig. 139-1,
nos enseña el trayecto de este nervio.
RAMA COCLEAR O A U D ITIV A .- Condu­
ce los estímulos auditivos recogidos en el
órgano de Corti.
TECNICA DE EXAMEN - Contempla la anam­
B IB L IO G R A F IA nesis, el examen físico y la realización de
pruebas especiales.
ANAMNESIS.- Como la técnica del in te­
1 .— D y c k , P . J .: M o n o n e u r o p a t í a y N e u r o p a t í a s rrogatorio es la misma que la de cualquier
d e P le x o s : N e rv io s C ra n e a le s . E n C e c il — síntom a, del cuadro No. 3-1; hoy sólo nos
L o e b .: T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a . I n ­
te r a m e r i c a n a , M é x ic o . 1 4 a . e<L, C a p . 4 6 0 ,
limitaremos a dar las definiciones de dichos
p .p . 9 2 3 . , 1 9 7 7 síntomas:
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-9 0 0 -

Sordera: Cuando el enfermo no percibe nin­ son sencillas y de fácil interpretación, pu-
guna sensación acústica. diendo resumirse su utilidad diciendo que
si la causa de la sordera asienta en el con- i
Hipoacusia.— El enfermo oye menos que
ducto auditivo extem o o en la caja del tím- (
lo normal.
^ p an o , se produce la pérdida de la conduc-
Paracusia: El paciente oye mejor en un X'/cióii aérea; mientras que si el sitio de la le- 1
ambiente ruidoso que en el silencio. S'-ón está c.n el laberinto o nervio auditivo, |
Ruidos subjetivos: Ei enfermo oye zumbi­ lo eme desp*arece es la conducción ósea. Á
dos, latidos, ruidos en chorro de vapor, como El cuadro No. 139-2,'nos indica las diferen­
de sirena, etc. cias anotadas: <
Por lo dicho hasta aquí, puede infe­
EXAMEN FISICO: El que está al alcance del
rirse que la cáusa de la sordera puede
médico- general ya fue descrito en el examen
asentar en (2): (
del oído a propósito de.la otoscopía.-
1.— Conducto auditivo extem o, por obs-<
Pruebas especiales: La medición de la capa­
trucciones de cualquier naturaleza que im-^
cidad suditiva (A udiom etría), está solamente
pidan la conducción de las vibraciones ha­
al alcance del otólogo, quien utiliza para el
cia la membrana del tím pano y el oído m e-í
efecto un audióm etro radioeléctrico. Sin
dio; |
embargo, existen algunas pruebas al alcance
del médico general que, aunque no servirán 2.— El oído, medio, por otitis medias, fu -|
para recetar un aparato para mejorar la audi­ -sión. u obstrucción de la trom pa de E usta-"
ción, sí servirán en cambio, para detectar quio; I
precozmente alguna alteración que obligue 3.— El oído interno, por otoesclerosis,í
a referir oportunam ente al especialista. El que afecta a los dos oídos, trastornos vascula-^
cuadro No. 139-l>nos señala estas pruebas. res propios del oído, laberintitis; '
£
4 .— El nervio coclear, por neuritis infec­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. ciosa o tóxica del nervio o invasión de uifl
139-1. Como puede verse, todas las pruebas cuadro de meningitis. |
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CUADRO No. 139-1

EXAMEN DE LA ACUIDAD AUDITIVA


PRUEBAS AL ALCANCE DEL MEDICO GENERAL
QUE EXAMINAR COMO EXAMINAR
1.— Percepción de la transmisión
aérea
1.1: Prueba de la voz 1.1: Hablándole al enfermo por de­
trás de él, a un metro de distancia,
en voz natural. Se le pedirá que se
tape un oído con su mano.
1.2: Prueba del reloj 1.2: El un oído tapado; al otro se le
acerca un reloj de bolsillo, y el paciente
debe decir si lo oye o no.
Es normal que lo oiga de 6 a 8
m etros de distancia.

2.— Pruebas para la transmisión ósea:


2.1: Prueba de Weber 2.1: Colocando un diapasón que vibra
en el vértex; se le preguntará en cual
oído percibe más o menos o igual
vibración. Lo normal es que perciba
igual. Fig. 139-2.
n
2.2: Prueba de Rinne ^ 2.2: Se coloca el diapasón que vibra
sobre la mastoides del paciente hasta
cuando deja de percibir la vibración;
inmediatam ente después se lo pone
frente al oído correspondiente. N or­
malmente debe o ír todavía.
2.3: Prueba de Schwabach ^ 2.3: Colocando el diapasón que vibra
sobre la mastoides, se mide con un
cronóm etro el tiempo que percibe el
paciente. Lo normal es 18 segundos.
Patológicamente puede estar acortado
o alargado. Fig. 139-2A

5.— Los centros acústicos cerebrales por Las causas que afectan a cualquier sec­
tumores, encefalitis, y en general cualquier tor desde el oído interno en adelante, tom an
lesión orgánica de la zona. el nombre de sordera nerviosa, en la que se
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CUADRO No. 139-2

^ SORDERA POR PERDIDA DE LA CONDUCCION C?


Aérea Osea
1 .- Prueba de la voz y del reloj 1 - Prueba de la voz y del reloj
negativas • negativos.

*2.— Prueba de Weber, lateralizada 2 - Weber lateralizado al lado opues­


hacia el lado de la lesión. to de la lesión.

3 .- Prueba de Rinne, negativa. 3 .- Rinne positiva.

4 .- Prueba de Schwabach, prolonga­ 4.-- Schawach acortado en el lado de


do en el lado enfermo. la lesión.

destaca precisamente la otoesclerosis y en la La simulación de sordera se la descubre por


que se pierde especialmente la capacidad pa­ el estudio del reflejo cocleopalpebral, que
ra percibir los sonidos graves. La sordera consiste en observar si el sujeto cierra o no los
senil, suele ser bilateral y la pérdida es espe­ ojos cuando de manera imprevista y sin que
cialmente para los sonidos agudos. él lo vea, se produce un intenso ruido a un
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costado o detrás del examinado. Si es sano


cerrará los ojos, es decir, el reflejo es positivo;
pero si es sordo no los cerrará.
RAMA VESTIBULAR - (1)- Se la estudia
mediante la anamnesis y el examen físico.
Recordem os que fisiológicamente participa
en la conducción de las excitaciones del
equilibrio. Ix -r^
ANAM NESIS.— Se debe hacer del vértigo y de
los zumbidos de oídos (acúfenos), siempre
^ r 'K V '

agudos y de tonalidad alta. Sobre - el


vértigo o mareo ya hemos hecho un amplio _ ? A \ \
estudio en otra parte, y de los zumbidos, T ' - 1 \ \
su técnica es igual a la de cualquier otro
síntoma.
■POSICION IKRCIAL
EXAMEN FISICO: Comprende la búsqueda de
signos y la realización de pruebas que no
siempre están al alcance del médico general; F ig . 1 3 9 -3 M a rc h a e n e s tre lla
en todo caso, nosotros nos referiremos única­
mente a las técnicas que están al alcance recordaremos que el Romberg laberíntico
de todos, lo cual, sin embargo, no les quita se caracteriza porque las oscilaciones de
valor. lateropulsión sólo aparecen luego de un
1 .- NisíagmS^ de técnica de examen ya tiempo de que el enfermo ha cerrado los
conocida, se caracteriza por ser la conse­ ojos.
cuencia de un desequilibrio en el tono m us­ Otras pruebas, como la de adaptación
cular del que no escapan los músculos estática de Rodemeker y Garcin, que requie­
propios del ojo, debido a la hiperexitabili- re de equipo especial, sólo está al alcance de
dad o la supresión de uno de los laberintos. ciertos centros.
Cuando lo que se ha producido es una 3 . - En cambio, la búsqueda de la marcha
irritación, el nistagmus es al mismo lado de la en estrella, Fig. 139-3, es m uy simple, y
lesión; en cambio si lo que ha pasado es que también ya la hemos estudiado antes, a pro­
se ha destruido, entonces es al lado opuesto. pósito de la taxia.
Los neurólogos o los otólogos acuden Consecuencias de la patología: Depen­
a pruebas especiales capaces de producir den de si el laberinto está hiperexcitable o es
el nistagmus provocado, como son la prueba inexcitable. En el primer caso predomina el
rotatoria, la prueba de Barany o nistagmus vértigo interm itente, mientras que en el se­
térmico y otras, que, por escapar a las inten­ gundo el vértigo es constátate. A estas varie­
ciones de este texto no las mencionamos. dades se les llama también vértigo periférico,
2 . - Pruebas del equilibrio estático y diná­ para diferenciarlas del vértigo central que
mico: Se estudian analizando la actitud de supone lesiones del neuroeje que compro­
pie y buscando el signo de Romberg, ambos meten a los núcleos vestibulares y su siste­
ya estudiados en otra parte. Hoy solamente ma de conexiones.
-
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904 -

Vértigo de Meniére (3). Es un ejemplo de FASCICULO NUCLEO B Q AIA GRIS


vértigo periférico que se observa en la clínica SOLITARIO
■NUCLEO AMBIGUO
general, y se caracteriza por ser intermitente
con períodos de corta o larg§. duración, ramos ? m
acompañado de.?cefalea, náusea, ...vómitos, IA TROMPA (

-fo to fo b ia, se ve obligado al decúbito y.oca­


sionalmente puede -perder el conocimiento;
se desencadena por movimientos, ruidos , in­
tensos, y al term inar el acceso el paciente
queda con la sensación de que está sordo
o:hipoacúsico.
Como causa de este síndrome pode­
mos mencionar a las laberintitis, trastornos
vasomotores, hemorragias, traumatismos-que
afectan al laberinto; esclerosis del mismo;
-hipem atrem ias,. Recomendamos leer a con­
tinuación el capítulo dedicado al mareo o vér­
tigo.

B IB L IO G R A F IA

1 .— H a r t, C .W .: T h e e v a lu a ti o n o í v e s ti b u la r
f u n c t i o n in H e a l t h a n d d is e a s e . I n O t o l a r y n ­
g o lo g y . V o L I, C h a p . 1 0 . H a g e r s to w n . M e d .,
H arp er an d R ow , 1 9 7 2 PLEXO FARINGEO

2 .— N e ls o n , J . R . : P é r d i d a d e la a u d i c ió n . E n
C é c il — L o e b . T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a .
1 4 0 -1 T r a y e c t o d e l I X P a r o G lo s o f a r ín -
I n te r a m e r i c a n a , M é x ic o 1 4 a . E d ., C a p . 3 5 1 ,
p .p . 7 2 9 . 1 9 7 7 geo

3 .— P u le c , J . ( e d .) : M e n i e r e 's D is e a s e . P h ila ­
d e l p h ia , W .B . S a u n d e r s C o m p a n y , 1 9 6 8
1.— :Inervar las papilas gustativas del, ter-
cio_posterior de la lengua; ?
2 . - Controlar la sensibilidad del_dorso de (la
oreja, de,1 a-tro m p a de,,Eustaquio, de las
amígdalas y de la parte posterior,de la len­
C A P IT U L O 1 4 0 gua; ..
3.—' ^ Enviar , fibras ..motoras para el cons- L
IX - X - X I - X I I - P A R tricto ¡^superior de la faringe y. el estilo fa- ■
.j-íngeo;
IX P A R O G L O S O F A R IN G E O .— 4 .— Participar en el control de la secreción
La
Fig. 140-1, nos demuestra su trayecto y .parotídea; y
conexiones. Es„el .nervio del sentido del 5.— Participar en el. control de la tensión
gusto, pero también es motriz. arterial ' a -través del nervio del seno caro-
Fisiológicamente se encarga de: --tídeo.'
í
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CUADRO No. 140-1

TECNICA DE EXAMEN DEL IX PAR


Qué examinar Cómo examinar
1 .- Sabor amargo 1- Aplicando una solución de
quinina.
2 .- Sabor dulce 2 .- Aplicando una solución de azú­
car'.
3 .- Sabor salado 3 .- Aplicando una solución de cloru­
ro de sodio.
4 .-_ Sabor ácido 4 .- Aplicando un vinagre o una débil
solución de un ácido.
5 .- Motilidad del estilo-faríngeo y del 5 .- Dándole a beber, un vaso de agua.
..constrictor superior de la faringe Podrá observarse dificultad para
la deglución y tos.

Su patología, consecuentemente es fá­


cilmente deducible. En todo o s o en este
momento nos interesa más las ¿iteraciones de
sus funciones gustativas y motoras que las
vamos a conocer.
Técnica del examen. Ver el cuadro
No. 140-1
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
140-1. Para el examen del sentido del gusto F ig : 1 4 0 -2 E x a m e n d e l s e n t i d o d e l g u s to
el paciente debe estar sentado, con la lengua
L a parálisis, ya hem os dicho, trastorna
fraccionada. hacia afuera por -el.médico; los
la deglución y puede producir tos;.pero tam­
ojos cerrados y la nariz tapada. Fig. 140-2
bién al examinar la m otilidad deLpaladar,
La substancia puede aplicarse con una torun­
da o un gotero, pero cuidando de que, antes cuando el enfermo dice AAA. . ., se observa
de aplicar otra substancia, la lengua haya sido como se desvía hacia el lado sano.
cuidadosamente limpiada con una gasa. El La Neuralgia del glosofaríngeo puede
paciente debe escribir en un papel lo que confundirse con la del Trigémino y i a
siente. aurículotem poral (1 ,2 , 3).
La.patología se expresa por hipogusia, X P A R O N E U M O G A S T R IC O : Se lo
disminución del gusto; agusia,desaparición estudia aquí exclusivamente en su función
del gusto; y paragusia, es decir, la percepción m otora de la musculatura estriada, puesto
de gustos diferentes a los buscados en el exa­ que las funciones relacionadas con la vida
men. vegetativa y de control de la musculatura
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-906-

CUADRO No. 140-2

.EXAMEN DEL NERVIO NEUMOGASTRICO


X PAR
Qué examinar Cómo examinar
1.— -Velo del paladar. 1.— Técnica ya descrita
1.1: Situación 1.1 Simple inspección
1.2: Movilidad 1.2 Haciéndole pronunciar la
letra A . . .
1.3: Rinoscopia posterior 1.3 Colocando el espejo detrás
de la úvula.

2 .^ "D eglución 2.— Haciéndole beber un vaso de agua


2.1: Signo de la manzana de 2.1 Haciéndole deglutir varias
Adán veces. Si hay parálisis, la
laringe no se moverá como
lo hace normalmente

3.— Laringe
3.1: Voz 3.1 Haciéndole hablar en voz
alta
3.2: Cuerdas bucales 3.2 Con la técnica ya descrita.

lisa, no corresponden a este capítulo. varse y ocluir las-coanas, se observará como


Fisiológicamente controla a los múscu- al'deglutir los líquidos pueden .retom ar por
loslaríngeos y.constrictores de la faringe. la nariz.

Su técnica de examen se resume en el 3.—' El ¡examen de la laringe permite obser­


cuadro No. 140-2 var su incapacidad de elevarse ^y descender
al m om ento de la deglución.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
140-2. 1.— El examen desvelo del paladar La voz es nasal por la falta de la.oclu­
puede demostrar que se encuentra ca íd o , sión y . puede ser bitonal -si hay parálisis de
como una cortina (Signo de la cortina d e ^ una cuerda bucal.
V em et), cuando. -la parálisis • es bilateral; Llamamos la atención sobre el hecho
incapaz de realizar ningún movimiento. Si la de que la .laringe, especialmente las. cuerdas
parálisis es unilateral, al pronunciar la letra bucales,, están inervadas por los recurrentes,
A, se observará como se desvía hacia el lado ramas del neum ogástrico, que tienen un
. sano. largo recorrido intratorácico, Fig. 140-3,
2.— Por efecto de la incapacidad para ele- lo que significa que lesiones aun medias-
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h a c ia la Uû M N & S GANGLIO
?LEXIFORME
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v - y - ^ T.’Q . ^ ¡I £3CFAGO
\ K'' * si M.TRAPECIO

F ig . 1 4 0 -3 T r a y e c t o d e lo s n e r v io s r e c u r r e n ­ ESTERNOCLE1ÏÛMAS T0TDeS \
te s ( v is ta p o s t e r i o r )
F ig . 1 4 0 -4 T r a y e c t o d e l X I P a r o E s p in a l

tínicas que los com prom etan pueden afectar­


lo. La difteria puede causar parálisis sólo del
velo (4 ).
X I P A R O E S P I N A L - La Fig. 1 4 0 4 ,
nos enseña su trayecto. Es m otor. Fisioló­
gicamente se encarga de controlar la moti-
lidad de los músculos trapecio y esternoclei-
domastoideo.
La técnica del examen de estos múscu­
los ya fue descrita en otra parte, pero recor­
damos que debe abarcar a su tono, trofismo
y motilidad.
La Fig. 140-5, nos enseña además,
como en la parálisis de este nervio se ob ­
serva el hombro caído y la escápula desviada
hacia abajo y afuera.
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908 -
X II P A R O H E PO G L O SO M A Y O R . — pero puede demostrar movimientos de tem ­
blor. Al sacar la lengua, paradójicamente,
La Fig. 140-6, nos demuestra su origen y
se observa que se desvía hacia el lado enfer­
trayecto. Es motor.
mo, debido a que el geniogloso se encuentra
sano. Puede haber además dificultades para
AMASTOMOSiS CON E L NUCLEO la masticación y deglución.
GANGUO PLEXIFO R M E ACCCSORlO

B IB L IO G R A F IA

1 .— H a rris , W .: P e r s i s t e n t p a i n . i n le s io n s o f t h e
p e r i p h e r a l a n d c e n t r a l n e r v o u s s y s t e m . B ra in ,
4 4 : 557 — 5 7 1 ,1 9 2 1

2 .— N e e d h a n , C h . W .: C e f a la lg ia s y D o lo r e s d e
C a b e z a a s o c ia d o s c o n e n f e r m e d a d e s d e l o íd o
n a r i z y g a r g a n ta . C lin . M e d . d e N .A . 3 /1 9 7 8 ,
p. 5 3 7 — 546

3 .— N e e d h a n , C h . W .: N e u r a lg ia s c r a n e a le s
g ra v e s y t r a t a m i e n t o q u ir ú r g i c o d e la c e f a ­
la lg ia . C lin . M e d . d e N .A . 3 / 1 9 7 8 , p .p . 5 5 9 -
571

4 .— R o c h a , H .: D if te r ia . E n C é c il—L o e b .:
T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a . I n te r a m e r i c a ­
n a , M é x ic o . 1 4 a . e d .. C a p . 2 0 5 , p . p . 4 0 4 .
1977

C A P IT U L O 141
1
E L COM A (
i
C O M A .— Con una frecuencia mayor de lo
que podemos pensar en primera instancia
nos encontramos con pacientes en estado <
F ig . 1 4 0 -6 O r ig e n y t r a y e c t o d e l X II P a r o
H ip o g lo s o m a y o r de coma, y el más alto porcentaje de veces ^
es el médico general el que primero entra en
Fisiológicamente se encarga de la moti- contacto con esta patología;, es el que se ve ^
lidad de la lengua, de los músculos infrahio- obligado a diagnosticarlo y tratarlo, por lo (
deós y del genihiodeo. menos en su etapa inicial, aunque más tarde
tuviera que remitirlo a un especialista deter­
Su técnica de examen corresponde a la minado, quien, en muchos casos, tampoco (
del examen de la lengua, ya estudiada en el podrá hacer más por el paciente. Por esto ^
examen de la boca. es que, todo médico debe ser capaz de ac­
La parálisis, si es unilateral, demuestra tuar con soltura tanto en la.etapa diagnóstica (
atrofia de la m itad correspondiente, atonía, como en la terapéutica inicial de estos casos; ^

í
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\ y nosotros, con el fin de familiarizar tem ­ cialmente la respiración y circulación, pero
pranamente al estudiante con el coma es que aun éstas, un tan to alteradas.
vamos a estudiarlo' en este capítulo; sólo
PROFUNDIDAD DEL COMA: (22). Suele re­
► que previamente vamos a conocer alguna
conocerse cuatro grados; a saber:
^ terminología indispensable:
Primer grado: cuando el enfermo incons­
I C onciencia.— Según la definición de Richet,
ciente presenta, sin embargo, buena respues­
“ es el conocimiento que tiene el yo de sí
ta a los reflejos oculares, superficiales y pro­
^ mismo y de lo que le ocurre”.- Fisiológica-
fundos.
^ mente, es el producto de una perfecta inter-
relación entre los hemisferios cerebrales nor- Segundo grado: Cuando alguno de los re­
^ males y la formación reticular del tallo en- flejos antes anotados ya no se presentan o
) cefálico, reconocido por Magoun (19). Los lo hacen m uy parcialmente.
hemisferios contienen la m ayor parte de los
Tercer grado: Cuando ya no hay ningún
“ componentes de la conciencia (inteligencia,
reflejo y las pupilas se mantienen fijas; y
) memoria, lenguaje, respuestas sensoriales,
i etc.); mientras que la- formación reticulaiC^ Cuarto grado: Cuando el electroencefalo­
es el estimulador de los hemisferios, aunque grama es plano y las manifestaciones de la
^ también existen otros sistemas del tronco vida vegetativa sólo se mantienen con respi­
| encefálico con capacidad de activar o modifi­ ración y circulación asistidas.
car el com portam iento de la conciencia. TECNICA DE EXAMEN DE UN ENFER­
* Por tanto cualquier lesión que afecte a los MO EN COMA (9). El cuadro No. 141-1
} hemisferios o tronco encefálicos o a ambos, nos indica lo que se debe examinar.
k es capaz de producir una pérdida de la
Frente a este hecho patológico tan
conciencia o coma.
grave, el médico puede encontrarse en di­
I
versas circunstancias, a saber: lo .— Ver por
H El paso del estado de conciencia al primera vez al enfermo cuando se encuen­
. coma puede no ser tan brusco; en realidad tra en pre-coma o en pleno com a; 2 .—Cono­
* en muchos casos puede ser progresivo, pro- cer previamente al paciente y haber estado
) duciéndose primero un estado de embo- “ esperando” una situación como ésta;
I tamiento o entorpecim iento, en el cual el 3.— Tener la posibilidad de realizar alguna
paciente soinnoliento, disminuye su activi- anamnesis a familiares, amigos o simples
^ dad y parte del contenido de su conciencia.
portadores del enferm o; y 4 .— Carecer com­
| Posteriormente puede evolucionar a un esta­
pletam ente de todo antecedente y pasar a de­
do de estupor, en el cual el paciente se pre- pender exclusivamente del examen físico y
&senta como dormido con capacidad para res­
laboratorio. Para cualquiera de estas cir­
p o n d e r a los estímulos enérgicos, pero para
cunstancias* el médico debe estar preparado,
.reg resar inmediatam ente al estado anterior
siguiendo para ello sistemáticamente un or­
" e n cuanto cesan dichos estím ulos. Final-
den cualquiera, que puede ser el del cuadro
em ente se llega al coma, cuando ya no res-
antes anotado que nos parece más adecuado,
^ ponde a ningún estímulo.
y realizando previamente el examen general
^ El coma, es, por tanto, un estado en el que,' por demás está decir, debe ser muy
cual el paciente ha perdido toda relación com pleto, aunque si el estado general del
^ consigo mismo y con el medio, manteniendo enfermo es m uy grave, algunas de sus etapas
| únicamente las funciones vegetativas, espe­ podrían postergarse para más tarde.
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-910-
ma, del cuadro No. 3-1. Los datos que apor­
CUADRO No. 141-1 ta para el diagnóstico pueden no ser muy
abundantes, pero sí en cambio m uy útiles,
EXAMEN ESPECIAL DEL COMA especialmente los relacionados con los ante­
QUE EXAMINAR
cedentes del enfermo, sobre los cuales reco­
mendamos insistir. En efecto:
i:- Anamnesis general
F Es m uy fácil establecer la relación dé
1.1: Estado de la conciencia
causa a efecto en los casos de coma traum á­
2 .- Ojos tico , especialmente si el traum átism o fue
directam ente en el cráneo. (16). Los acci­
2.1; Parpadeo
dentes cerebro vasculares (3, 2 1 ) ,como las
.2 .2 : Desviación conjugada de los hemorragias, trombosis y embolias cerebra­
ojos les (8, 11) están íntimam ente ligados a la
2.3: Pupilas patología cardiovascular, especialmente a la
hipertensión arterial (6),Ateroesclerosis ce­
2.4: Reflejo corneal
rebral, Fibrilación auricular (5), arritmias
2.5: Reflejo óculo-cefálico supraventriculares con frecuencias superiores
2.6: Reflejo ó culo-vestibular a 160 por m inuto, síndrome de Stokes—
Adams, (1) choque hemorrágico, patología
2.7: Movimientos oculares
de la válvula mitrai (4, 10, 13, 31) y tam­
2.8: Fondo de ojo bién a la Diabetes mellitus (20). Los tum o­
res y abscesos cerebrales y cualquier proceso
3 .- Respiración
ocupativo intracerebral es tam bién capaz
3.1: Sheyne—Stokes de producir coma. Las infecciones crónicas
3.2: H iperventiladón como la Sf. nerviosa. Es muy conocido e!
coma post convulsivo de la epilepsia. Los
3.3: Respiración apneústica
enfermos diabéticos pueden hacer comas
3.4: Respiración Atáxica diabéticos por hiperglicemias (2) o hipo—
3.5: En salvas glicémicos por sobre dosis de insulina o anti- 1
diabéticos prales (27), y los raros por insuli- i
4 .- Examen de la sensibilidad nomas. La insuficiencia renal puede condu-
cir al com a urèmico (17). La insuficiencia
5 .- Examen de la m otilidad
hepática aguda o crónica por hepatopatía 1
6 .- Punción lumbar difusa y las anastomosis portocavas, pueden ,
llevar al coma hepático (25, 29). Diversos
7 .- Exámenes de laboratorio estados de desequilibrio hidroelectrolítico,
como los hipoosmolares por pérdida de sodio |
a menos de 120 m. Eq. o/oo o por exceso
de aporte de agua; (28) los hlperosmolares
CONSIDERACIONES AL CUADRO N o . (2, 18) como los diabéticos y quemados gra- (
141-1. 1 Cuando laANAMNESIS es posible ves. Algunas endocrinopatías, como el hiper j
hacerla, se la debe enfocar com o si se tratara o hipoparatiroidism o; (14) las crisis addiso-
de u n síntom a, por ta n to su técnica es la nianas; el mixedem a (26). La insuficiencia '
m ism a que la em pleada p ara cualquier sín to ­ respiratoria de cualquier etiología que pro- |
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duzca hiperpnea (23). Las intoxicaciones un período de cefalea, fiebre, signos m enín­
por el alcohol etílico (12, 30) u opiáceos. geos y tal vez hasta de antecedentes epidé­
Diversas infecciones agudas que. produzcan micos.
meningitis o encefalitis (Tb, Tifoidea, Palu­
Como en las enfermedades metabólicas
dismo); virosis con complicaciones como las
que pueden atacar al cerebro se encuentran
del sarampión, rubéola, varicela; muchas a-
a veces períodos más o menos prolongados
fecciones generales como las de la endocardi­
de pre-coma, en el cual lo que más se afecta
tis bacteriana subaguda; las leucosis; estadios
es la conciencia y el estado mental, es indis­
terminales del cáncer de cualquier órgano.
pensable establecer el estado del mismo,
Comas de los enfermos psiquiátricos. Esta'
acudiendo a un prolijo interrogatorio que
larga lista, aun incompleta, tiene por objeto,
detecte precozmente trastornos del razona­
simplemente resaltar la importancia de los^
m iento, memoria, atención, orientación en el
antecedentes.
tiempo y el espacio, percepción, presencia de
Los demás datos de la anamnesis pue­ ilusiones y alucinaciones, y el reconocimien­
den dar información pobre, sin embargo, la to de fluctuaciones del estado m ental ya que
vamos a enunciar: pueden alternar períodos de recuperación
con períodos de depresión del estado men­
La fecha de comienzo.— Se debe establecer tal. El cuadro No.'141-2, nos recomienda có­
entre el inicio de la causa y el mom ento de mo realizar una anamnesis preliminar, que
su presentación y se confunde mucho con la posteriorm ente puede ser completada con
: forma de presentación, por ejemplo: Los co­ preguntas directam ente orientadas a las esfe­
mas post-traumáticos pueden presentarse in­ ras intelectual, afectiva y volitiva.
mediatamente después del accidente o, cuan- Pero además, los cambios mentales pue­
►do hay una hemorragia extradural, el he- den ser aun más precoces, y caracterizarse
( ftiatoma que se origina va comprimiendo po­ por inestabilidad emocional, llanto fácil o
co a poco el cerebro e induciendo al coma crisis de euforia; trastornos del sueño: agi­
1 lentamente, el cual finalmente puede presen- tado, superficial,insom nio;delirio agitado en
I tarse horas o aun días después del traum a­ los de evolución aguda; delirio más tranquilo
tismo. Los accidentes cerebro-vasculares en los de evoliición crónica.
con hemorragia producen coma rápida­
mente^ mientras que las trombosis y em bo­ 2 . - EL EXAMEN DE LOS OJOS. Resulta
lias cerebrales lo van haciendo lentam ente. de lo más interesante, puesto que puede
(20). Prácticamente todos los comas metabó- aportar datos relacionados con el sitio de la
licos se van haciendo lentamente: en el he­ lesión, la probable causa, la profundidad de!
pático por ejemplo, puede presentarse un coma, etc., por ejemplo: cuando una lesión
período de p recoma que puede durar varios afecta al sistema reticular a la altura de la
días o por lo menos horas, caracterizado por protuberancia, suele desaparecer el parpadeo.
la presentación de temblor de los dedos o Los ojos en la m ayoría de comas suelen estar
flapping y rigidez de tipo cxtrapiramidal, fijos dirigidos hacia el frente, sin embargo,
a más de las alteraciones de la conciencia; en las lesiones localizadas en un hemisferio
el hipoosmolar puede estar precedido de cerebral, que desconecta el influjo supra­
convulsiones y mioclonías;el hipercalcémico, nuclear hacia el centro del tallo, los ojos se
de trastornos psíquicos y delirio. Los comus encuentran desviados hacia ese lado, “el ci;
^ por meningitis, pueden estar precedidos por fermo mira hacia el lado de la lesión"
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-9 1 2 -

GUADRO No. 141-2 4.— Conciencia de la situación.


ANAMNESIS PRELIMINAR SOBRE EL 4.1: Sabe por qué está Ud. aquí?
ESTADO DE LA CONCIENCIA 4:2: Sabe quién lo trajo hasta
aquí?
1.— Orientación autopsíquica.
4.3: Sabe por qué lo trajeron?
1.1 Cómo se llama Ud,?
1.2: Cuántos años tiene?
1.3: En qué trabaja?
1.4: Cuál su estado civil?
1.5: En dónde vive?
1.6 En qué país nació?
1.7: En dónde estuvo hace una
semana?

2 — Orientación en el tiempo.
2.1 Qué día es hoy?
2.2 Sabe qué hora es?
2.3 En qué mes estamos?
2.4 En qué año estamos?
2.5 Qué día será mañana?
2 .6 Cuántos días faltan para F ig . 1 4 1 -1 D e s v ia c ió n d e l o s o jo s y la c a b e z a i
e n lo s c o m a s
que llegue el domingo?

3.— Orientación en el espacio..


Fig. 141-1, como sucede en muchos de los
3.1 Sabe usted en dónde está accidentes cerebro-vasculares. 4
este m om ento?
Las pupilas pueden encontrarse mió ticas,€
3.2 En qué calle queda su casa? pero con respuesta al reflejo fo to m o to r enlo^j
3.3 En qué barrio? comas metabólicos; lo mismo podemos decir j
de las lesiones a nivel de la protuberancia*'4
3.4 En qué ciudad?
en cambio en las que afectan al mesencèfalo
3.5 Cómo se llama este barrio? el reflejo fom oíor desaparece a pesar de
3.6 Cómo se llama esta ciudad? que las pupilas se encuentran medianamente
dilatadas. El cuadro No. 141-3, am plía esta
3.7 Señale por cuál lado sale el
observaciones.
sol? '
El reflejo corneal puede estar abolido en lo
comas profundos o por lo menos requerir u
continú estímulo más intenso para producirse.
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CUADRO No. 141-3

ESTADO DE LAS PUPILAS EN EL COMA Fig. 141-2

Observación A ltura y causa de la lesión


vi
1.— Síndrome de H om er: 1.— Lesión del simpático central o
(Miosis ipsolateral, ptosis palpe­ sus nervios periféricos: A
bral y anhidrosis). 1.1: Hipotálamo
1.2: Protuberancia (Tegum ento)
1.3: Bulbo (Porción lateral).
1.4: Médula: (Porción Latero-
ventral)
1.5: Nervios simpáticos periféri­
cos cervicales.

2 .- Tamaño medio, de form a irregu­ 2.— Lesiones tectales y protectales. B


lar y con hippus aumentado.
Ausencia del reflejo a la luz, p e-'
ro presencia de constricción a la
acomodación. (Sin lesión simpá­
tica). .

3 .- Tamaño medio, form a irregular, 3.— Mesencèfalo, por destrucción del


fijas, sin. reflejos. simpático y parasimpàtico. C

4 .- Puntiformes (miosis), pero reac­ 4 .— Protuberancia (Hemorragias). D


cionan a la luz.

5 . - . Miosis y reflejo fotom otor lento, 5.— Coma metabòlico.


pero conservando; al final del co­
ma puede desaparecer.

6 .- Desaparición precoz del reflejo 6.— Procesos ocupativos con hernias


fotom otor. tránstentoriales.

7.— Midriasis, 7.— Isquemia. H ipoxia.F

8.— Miosis. 8.— Intoxicación por opia'ceos. G

9.— Anisocoria. 9.— • Por acción de atropina o esco-


polamina. H
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—914 —
i
\ ^ ) El reflejo óculo-céfalico, se lo busca hacien- ^
do los movimientos de la cabeza en forma {
A pasiva y observando qué sucede con los ojos; é
en condiciones normales el reflejo no se
't€ g & produce, en cambio en los comas por lesiones ^
ANHIDR051S supratentoriales y diencefálicas tardías, los ^
ojos se dirigen hacia el lado opuesto al que
gira la cabeza, es decir, se van hacia el lado ^1
"BULBO fj§ § > derecho si a la cabeza se la hace girar hacia ^
la izquierda y viceversa; incluso se comprue- .
ba el signo en los movimientos de flexión -
y extensión, o sea qué, si se inclina la cabeza £
—’ hacia adelante, los ojos se van hacia arriba y *
LESIONES tectalets
viceversa, Fig. 141-3.
y##3**
1 g

HIPU? AUMENTAI»

SIGNO » E A U S Y L l-
■ROBERTSON

LESION
SIN
Re f l e jo s

F ig . 1 4 1 -3 R e f le jo ó c u l o - c e f á l ic o U

El reflejo óculo-vestibular se lo busca esti^


mulando el conducto semicircular m ediantí"
la introducción, a través de un catéter, dq
agua bien fría en -el conducto auditivo ex ¿
tem o, hasta que los ojos se desvíen. Fig
Estado de las pupilas en el coma 141-4; norm alm ente esta desviación se hac
www.medibooksnica.net63.net - 9 1 5 -_
3.— LA RESPIRACION. A unque el tipo de
aóua h e u i a respiración puede tener valor para el reco­
>
nocimiento de la altura de la lesión, sin em­
ì bargo, en la práctica general la respiración
} ■j patológica que más suele encontrarse es la
relacionada con los trastornos metabólicos
' ----♦" _ -'►■A___^ que pueden dar hiperventilación o hipoven-
tilación. Así: los comas urámicos, diabéti­
cos, cetoacidósicos, addisonianos, etílicos,
F ig . 1 4 1 -4 R e f l e jo ó c u lo - v e s tib u la r suelen cursar con acidosis e hiperventilación;
mientras que los comas hepáticos y por
enfermedades cardiopulmonares suelen ha­
en sentido horizontal y de manera lenta ha- cerlo con alcalosis e hiperventilación, lo mis­
" eia el oído estimulado, pero acto seguido, lo mo que los estados de hiperventilación psi-
^ hacen en forma m uy rápida hacia el la- cógena-o neurógena. En cambio, la hipo-
| d o opuesto; este movimiento se repite du- ventilación puede acompañarse de acidosis
rante unos pocos minutos. Patológicamen- y coma, en los casos de ingesta de drogas
I te, en las lesiones del diencèfalo, los ojos depresoras o enfermedades respiratorias gra­
| pierden el retorno rápido aunque conservan ves que cursan eon retención severa de C 0 2 ,
^ la desviación lenta hacia el lado estimulado. que lleva a un estado de verdadera narcosis.
En cambio en la ingesta'exagerada de bicar­
Movimientos oculares.— A nte todo, nótese
bonatos o el exceso de diuréticos puede
F que la mirada horizontal está mediada por los
llevar a la hipoventilación con alcalosis. Des­
| centros supranucleares situados en los he-
de el punto de vista de la altura de la lesión,
&misferiós cerebrales, el núcleo del mismo
Fig. 141-6, la hiperventilación, suele verse en
lado del tercer par, el núcleo contralateral
las lesiones de la parte anterior de la protu­
^ del sexto par, los núcleos vestibulares que
berancia y calota mesencefálica. La respira­
^ están sujetos a la acción de los conductos
ción de Sheyne-Stokes, puede verse cuando
semicirculares y los movimientos de la cabe-
se lesionan bilateralmente los hemisferios
&za que envían estímulos propioceptivos por
cerebrales o. sus núcleos grises. Las respira­
^ v ías aferentes. Por tanto, una lesión en
ciones apneusíicas, atáxicas y en salvas, se
cualquier nivel podrá determinar alteraciones
encuentran en las lesiones de los sectores más
™en el movimiento horizontal de los ojos. El
bajos del tallo encefálico, como en los de la
^ c u a d ro No. 1 4 1 4 , establece esta correlación.
protuberancia y bulbo.
»
«&E1 fondo de ojo, es indispensable, pero para
hacerlo puede ser necesario dilatar la pupila ■ 4 - y 5 . - LOS EXAMENES DE LA SENSIBI­
con el uso de ciclopléjicos, lo cual hay que LIDAD Y MOTILIDAD son indispensables, n o
p tener en cuenta para evitar errores de inter- solam ente p o rq u e p erm iten el reconocim ien­
pretación al mom ento del examen de las to de la p ro fu n d id ad del com a, com o hem os
P pupilas. En él podrán encontrarse cambios dicho antes, sino porque tam b ién perm iten
H en la papila, como en el síndrome de hiper- que el m édico se oriente hacia la causa p ro ­
~ tensión endocraneal; las retinopatías hiper- bable y la altu ra a la que asienta la lesión.
® tensivas, diabéticas, de las discracias sangui1 E sto ha sido y a su ficien tem en te estudiado
P neas, endocarditis bacteriana,etc. en los cap ítu lo s correspondientes.
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CUADRO No. 141-4


( i
MOVIMIENTOS OCULARES EN EL COMA Fig. 141-5

Observación Altura y causa de la lesión

1 . - ' Desviación conjugada de los ojos 1 Lesi ón hemisférica unilateral.


hacia el lado de la lesión,, en re­
poso; 4- Reflejo óculo-vestibular
con desviación de los ojos al lado
opuesto. A

■ 2 .~ Movimientos oculares errantes, 2.— Lesión hemisférica en situación


pero conjugados, horizontales y más frontal, pero con tallo ence­
lentos. fálico y diencèfalo intactos.

3 .- Desviación conjugada de los ojos 3.— Lesión tegm ento-pontinar unila­


en sentido contralateral, en repo­ terales con daño del centro pro-
so. El reflejo óculo vestibular só­ tuberanciál de la mirada.
lo desvía los ojos hasta la línea
media. B

4 - En reposo, desviación de los ojos 4 — Lesión del tronco encefálico por


por debajo de la horizontal. C compresión de su porción más al- /
ta.

5.— Desviación vertical desconjugada 5.— Lesión estructural del tallo ence­
(un ojo hacia arriba y otro liada fálico.
abajo). D

6 .- Desviación horizontal desconju­ 6.— Lesión de las vías nucleares o in ­


gada (Estrabismo). E ternucleares.
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F ig . 1 4 1 -5 M o v im ie n to s o c u l a r e s e n el c o m a

— v

P* ~ ------- •Vj'VVia>V\A/1/VW*/^ —
c-

F ig . 1 4 1 -6 R e la c ió n e n t r e l a a l t u r a d e l a le­
s ió n y e l t i p o d e r e s p ir a c ió n .
A ) C h e y n e S to k e s . B ) H ip e rv e n -
ti la c ió n . ’ C ) A p n e ú s t i c a . D ) E n
S a lv a s. E ) A tá x i c a .
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-9 1 8 —

F ig . 1 4 1 -7 A A c titu d d e l e n fe rm o d e c o rtic a d o F ig . 1 4 1 -7 B A c titu d d e l e n fe rm o d e sc e re b ra d o *

Sin embargo, cabe señalar que si al el médico general no puede acudir oportu- <
examinar la sensibilidad dolorosa sobre todo, nam ente al consejo del especialista, la pun-
las respuestas son normales, es decir, hay ción lumbar debe realizarse tomando la pre­
huida o rechazo, indican que las vías es- caución de evitar una descompresión brusca, 1
pinocorticales están sanas. Si se ha produci­ usando para el efecto una aguja fina, extra- |
do una decorticación, la actitud del enfermo yendo poca cantidad de líquido (2-3 cc) y en
es característica, Fig. 141-7a, con las piernas forma lenta. Es indispensable para el diag- 1
extendidas, pero rotadas hacia adentro, y nóstico de las meningitis. En la duda entre i
con los dedos de las manos, muñecas y bra­ una trombosis y hemorragias cerebral ayuda
zos flexionados. En cambio, si se ha pro­ a diferenciarlos.
ducido una descerebración, la actitud es de 7 . - LOS EXAMENES DE LABORATORIO. '
extensión completa, con las piernas rotadas Son indispensables y algunos urgentes, los 1
hacia adentro, igual que los brazos. cuales deben solicitarse sin perjuicio de que
Fig. 141-7b. sim ultáneamente se tomen las medidas tera­
6 . - LA PUNCION LUMBAR. Su técnica es péuticas más urgentes. Naturalmente que en '
este mom ento sólo nos referimos al coma; ,
estudiada en otra parte. Por el momento
luego en un capítulo aparte, haremos un
sólo comentaremos sobre si debe o no hacer­
se en el enfermo en estado de coma. Al res­ estudio más com pleto sobre los exámenes 1
de laboratorio en el Sistema Nervioso.
pecto indicaremos que siempre es un pro­
blema de solución delicada puesto que si el En todo caso, hoy mencionamos a las ,
com a está acompañado de hipertensión en- radiografías AP y L. de cráneo, particular­
docraneal, puede provocar hernia cerebral a mente indicadas en los comas traumáticos;
través del agujero occipital o de la tienda en los comas metabólicos, un pedido inicial
cerebelosa; sin embargo, cuando la necesidad debe abarcar a la glucosa, urea, creatinina,
es imperiosa para la precisión diagnóstica y sodio, potasio y bicarbonato del suero, y si
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es posible realizar el pH arterial; para el co­ trastorna, y se' p r^ u c e iñ jo si? , pero las pupilas
ma hepático la amoniemia y el electroence­ no pierden clj^eld& | d e -fraccionar a la
falograma; -y para el alcohólico, alcoholemia; luz; de p re & e n ^ ^ i&fús&om, querría de­
si hay sospecha de envenenamiento por medi­ cir que el tercer par está com primido pro­
camentos o tóxicos y la anamnesis no las ha duciendo en el lado de la lesión midriasis
podido precisar, hay que pedir a los labora­ y desapareciendo en ese ojo la respuesta a
torios toxicológicos la investigación corres­ la luz.
pondiente.

Estos procesos compresivos si no son


LOS COMAS MAS FRECU EN TES.- exis­
tratados oportunam ente pueden dejar lesio­
ten diversas clasificaciones de los comas que
nes cerebrales definitivas o pausar la m uerte. ■
toman en cuenta a la etiología o a la altura
de la lesión. Nosotros consideramos útil Las lesiones subte.ntQrial'es'y las expan­
a la que considera a las lesiones orgánicas y a sivas de la fosa posterior sólo causan coma
los trastornos metabólicos. Dentro de cada si comprimen el centro del tallo encefálico,
una de éstas existen a su vez numerosas desde la mitad superior de la protuberancia
razones, pero nosotros sólo nos referiremos para arriba. Estas lesiones rápidam ente pro­
a las que se encuentran más y frecuentem en­ ducen parálisis pupilar a la luz y modifican
te en la medicina general. las respuestas de los reflejos óculo-vestibula­
1.— Causas orgánicas. ( 7 ,1 5 ,2 2 ,2 4 ) . Es- res; sin embargo, antes de llegar al coma^ las
tas a su vez se dividen en supratentoriales y . afecciones localizadas a este nivel han pro­
subtentoriales. ducido largos períodos de ataxia eerebelosa,
mareos, náusea, vómitos, cefaleas occipitales,
Las lesiones supr a tin to ri ales, como
etc. Entre las causas pueden citarse a las
tumores, abscesos cerebrales, hemorragias hemorragias, tum ores y abscesos del cerebelo
cerebrales o hematomas epidural o subdural, y cuarto ventrículo.
lesionan el diencèfalo por compresión que
puede involucrar al cerebro medio. Algunos 'IL
de estos cuadros pueden tener síntomas pro- 2 — Trastornos metabólicos. Nos referi­
drómicos, como cefalea frontal, convulsiones mos a los causados por substancias tóxicas en­
unifocales del hemisferio afectado y trastor­ dógenas o exógenas, y a los producidos por
nos sensitivos motores que traducen la pre­ déficit de glucosa, oxígeno o tiamina, que
sencia de un lugar m uy localizado en un son productos esenciales para el normal
hemisferio, pero más tarde, al ir comprimien­ funcionamiento de la célula cerebral.
do el hemisferio opuesto y las porciones pro­ Es interesante anotar que en todos es­
fundas del diencèfalo, se presenta el coma, tos trastornos, antes del coma pueden haber
reflejando un trastorno difuso. En este cua­ períodos más o menos prolongados caracte­
dro, inicialmente, los reflejos óculovestibu- rizados por asterixis, temblor ondulatorio de
lares y pupilares están intactos, igual que las las manos, mioclonías, convulsiones y delirio,
funciones del tallo encefálico situado debajo antes de entrar en estupor y coma, sin
de la tienda del cerebelo; pero si el proceso embargo de lo cual, los reflejos pupilares
avanza, se comprime la parte alta del tallo a la luz se m antienen hasta los últimos ins­
encefálico y aun puede hemiarse por la es­ tantes, salvo que previamente hubiera asfixia.
cotadura del tallo, con lo cual a la vez que Si trastornan la motilidad, lo hacen en fo r­
el coma se profundiza, la respiración se ma bilateral y simétrica, sin focalizaciones.
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-92 0-
1 6 .— J a v id , M .: H e a d in j u r ie s . N e w E n g . J . M e d .
B I B L IO G R A F IA
291: 890, 1974

1 7 .— L o c h e , S ., M e r r ill, J .P ., a n d T y le r , H . R . :
1 .— A d a m s , R .: R u b lin H o s p ita l R e p o rts , 4 :
N e u r o lo g i c c o m p l i c a t i o n s o f a c u te u r e m ia .
3 5 3 ,1 8 2 7
A r c h . I n t . M e d ., 1 0 8 : 5 1 9 , 1 6 1
2 .— A r ie f f , A .I ., a n d C a r r o l l, H . J . : N o n k e t o t i c
1 8 .— L o e b , J .: T h e H y p e r o s m o l a r s ta t e . N ew
h y p e r o s m o l a r c o m a w i t h H y p e r g ly c e m ia .
E n g . J . M e d ., 2 9 0 : 1 1 8 4 , 1 9 7 4
M e d ic in e , 5 1 : 7 3 , 1 9 7 2
1 9 .— M a g o u n , H .W .: T h e W a k in B r a in , 2 n d ed .
3 .— B a r n e t t , H .J .M .: F i s i o p a t o l o g í a d e lo s a t a ­
S p r in g f ie ld , I I I . , C h a r le s C. T h o m a s , 1 9 6 3
q u e s t r a n s i t o r i o s d e is q u e m ia c e re b r a l. C lin .
- f-
M e d . d e N .A . 4 / 1 9 7 9 , p .p . 6 5 0 — 6 8 0 2 9 .— M e D o w e ll, F . H . : Is q u e m ia e In f a r to d el
c e r e b r o . E n C e c il—L o e b .: T r a t a d o d e M e d i­
4 .— B a r n e t t , H .J .M ., B o u g h n e r , D .R ., a n d C o o ­
c i n a I n t e r n a / I n t e r a m e r i c a n a . M é x ic o . 1 4 a .
p e r , P .E .: F u r t h e r e v i d e n c e r e l a ti n g c e re ­
e d ., C a p . 397*p.p. 7 6 2 . 1 9 7 7
b r a l is c h e m ie e v e n t s t o p r o la p s i n g m i t r a l
v a lv e . A b s t r a c t . A m i. N e u r o L , 4 : 1 6 3 — 1 6 4 ,
2 1 .— M o h r , J .P ., K a s e ^ C .S ., M e c k le r , R . J . , e t a L :
1978
S e n s o r i m o t o r s tr o k e , d u e t o t h a lm o c a p s u la r
5.— D a le y , R . , M a t t i n g l y , T .W . y C o L : Am. is c h e m ia . A r c h . N e u r o L , 3 4 : . 7 3 9 ,- 1 9 7 7
H e a r t J „ 4 2 : 5 6 6 , 1 9 51
2 2 .— P lu m , F ., a n d P o s n e r , J .B .: T h e d ia g n o s is
6 .— F i n n e r t y , F . : H y p e r te n s i v e e n c e p h a l o p a t h y . o f s t u p o r a n d C o m a . 2 n d . e d . P h ila d e lp h ia .
A m e r . J . m e d ., 5 2 : 6 7 2 , 1 9 6 2 F .A . D a v is C o m p a n y , 1 9 7 2

7 .— F is h e r , C .H ., e t aL : A c u t e H y p e r te n s i v e c e ­ 2 3 .— P lu m , F .: A n o m a l í a s d e l c o n t r o l r e s p ir a t o ­
r e b e l l a r h e m o r r h a g e : D ia g n o s is a n d s u r g ic a l r io . E n C é c il—L o e b . : T r a t a d o d e M e d ic in a
t r e a t m e n t , J . N e r v . M e n t. D is ., 1 4 0 : 38, In te rn a . I n t e r a m e r i c a n a , M é x ic o . 1 4 a . ed .
1965 C a p . 4 9 2 , p .p . 9 5 9 . 1 9 7 7

8 .— G e n t o n , E ., B a r n e t t , H .J .M ., F ie l d s , W .S ., 2 4 .— P o s n e r , J .B .: D ia g n o s is a n d m a n a g e m e n t o f
e t aL : C e r e b r a l e s c h e m ia : T h e ro le o f m é t a s t a s é s t o t h e b r a i n . C lin . B u l l , 4:
th r o m b o s is a n d o f a n t i — th r o m b o tic th e r a ­ 4 5 — 57, 1974
p y . I n t. c o m m , f o r S tr o k e R e s o u rc e s . S tro ­ 2 5 .— R e a d , A .E ., S c h e r l o c k , S ., L a i d l a v , J ., a n d
ke, 8 : 1 4 7 — 1 5 7 , 1 9 7 7 W a lk e r , J . G . : T h e n e u r o p s y c h i a t r i e s y n d r o ­
9 .— S ig s b e e , B ., a n d P l u m , F .: E l p a c i e n t e r e a c ­ m e s a s s o c ia te d w i t h c h r o n i c liv e r d is e a s e a n d
c io n a c o n el tr a ta m ie n to : D ia g n ó s tic o y a n e x t e n s iv e p o r t a l — s y s t e m i c c o l la t e r a l
t r a t a m i e n t o o p o r t u n o . C lin . M e d . d e N .A . c i r c u l a t i o n . Q u a r t. J . M e d ., 3 6 : 1 3 5 , 1 9 6 7
4 A 9 7 9 , p .p . 8 1 3 — 8 3 7 2 6 .— S a n d e r s , V .: N e u r o lo g i c a l M a n if e s t a ti o n s
o f m yxedem a. N e w E n g . J . M e d ., 2 6 6 :
1 0 .— H a n s o n , M .R ., H o d g m a n , J . R . , a n d C o n o m y ,
547, 1962
J .P .: A s tu d y o f s tro k e a s s o c ia te d w ith /
p r o l a p s e d m i t r a l v a lv e . A b s t r a c t . N e u r o lo g y , 2 7 .— S e l t z e r , H .S .: D r u g — I n d u c e t h y p o g ly c e m ia .
28: 341, 1978 D ia b e te s , 2 1 : 9 5 5 ,1 9 7 2
1 1 .— H a s s , W .K .: O c c lu s iv e c e r e b r o v a s c u la r d is e a ­ 2 8 .— S c h w a r t z , W .B .: T r a s t o r n o s d e lí q u id o s ,
se. M e d . C lin . N . A m e r ., 4 5 : 1 2 8 1 — 1 2 9 7 , e l e c t r o l i t o s y e q u ilib r io á c id o b á s ic o . E n
1972 C é c il—L o e b . : T r a t a d o d e M e d ic in a I n t e r n a .
1 2 .— H a w k in s , R .D ., a n d K a l a n t , H .: T h e m e ­ I n t e r a m e r i c a n a , M é x ic o 1 4 a . E d . , C a p . 8 0 5 ,
t a b o lis m o f e t h a n o l a n d its m e t a b o l i c e ffe c ts . P .P . 1 8 7 2 . 1 9 7 7
P h a r m a c , R e v ., 2 4 : 6 7 — 1 5 7 , 1 9 7 2

1 3 .— H ir s o w i tz , G .S ., a n d S a f f e r , D .: H e m ip le g ia 2 9 .— S h e n k e r , S ., B r e e n , K . J . , a n d H o y u m p a ,
a n d t h e b il lo w in g m i t r a l l e a f l e t s y n d r o m e . A .M .: H e p a tic e n c e p h a lo p a th y : cu rren t
J. N e u ro L N e u ro s u rg . P s y c h ia try , 4 1 : 38 1 — s t a t u s . G a s tr o e n t e r o lo g y , 6 6 : 1 2 1 , 1 9 7 4
3 8 3 ,1 9 7 8 3 0 .— V í c t o r , M ,: T r e a t m e n t o f a l c o h o li c i n t o x i ­
1 4 .— H o w a r d , J . E . , a n d T h o m a s , W .C .: C lin ic a l c a t i o n a n d t h e W i th d r a w a l s y n d o r m e . P sy -
" d is o r d e r s o f c a lc iu m h o m e o s t a s is . M e d ic in e , c h o s O m . M e d ., 1 9 6 6 , 2 8 , 6 3 6 — 6 5 0 .
42: 25, 1963 3 1 .— Y u f e , R ,, K a r p e ti , G ., a n d C a r p e n te r , S .:
1 5 .— J a m i e s o n , K .G ., a n d Y e ll a n d , J .D .N .: E x t r a ­ C a rd ia c M y x o m a : A d ia g n o s t ic C h a lle n g e
d u r a l h e m a t o m a . R e p o r t o f 1 6 7 c a se s . J . f o r t h e n e u r o l o g is t. N e u r o lo g y , 2 6 : 1 0 6 0 ,
N e u r o s u r g ., 2 9 : 1 3 — 2 3 , 1 9 6 8 1976
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CAPITULO 142

E X A M E N E S C O M P L E M E N T A R IO S
E N E L S IS T E M A N E R V IO S O

E L L IQ U ID O C E F A L O R A Q U ID E O
(L .C .R .) Y L A P U N C IO N L U M B A R :

RECUENTO ANATOMO FISIOLOGICO:


Fig. 142-1. Como sabemos, las meninges son
tres hojas que recubren al sistema nervioso
central, y que de dentro a fuera son: la pía
madre, adherida al tejido nervioso; la aracnoi­
des, compuesta de dos hojas, una que se adhie­
re a la pía madre, y otra que lo hace a la
cara interna de la duramadre. El espacio su-
baracnoideo, en el que circula el L.C.R., se
F ig . 1 4 2 -1 M e n in g e s y L í q u i d o C é f a lo - ta q u í -
encuentra entre la pía madre y la aracnoides. deo
Por fuera de la aracnoides se dispone la dura­
qué es reabsorbido.
madre, cuya consistencia es mayor. Por enci­
ma de esta hoja se encuentra el espacio epi- Fisiológicamente cumple un pe.p -I d«
durírt, que contiene grasa y venss dispuestas defensa de las acciones mecánicas que p e ­
en plexos que lo separa do la estructura dieran actuar en contra del encéfalo y ¡L
ósea. médula, y además sirve de intermediario pare
sí intercam bio de substancias entre el tejido
EL LIQUIDO CEFALORAQUIDEO se produce nervioso y su medio ambiente interno.
en los plexos coroideos de los ventrículos
laterales y del cuarto ventrículo, y en los es­ Recordemos de paso, que la médula es­
pacios perivasculares. Como sabemos, los pinal que ocupa el conducto raquídeo des­
ventrículos laterales se comunican con el ciende solamente hasta la altura del espacio
tercer ventrículo por los agujeros de Monro, intervertebral situado entre la primera y se­
y luego, por medio del acueducto de Silvio, gunda vértebras lumbares, a partir del cual
el tercer ventrículo lo hace con el cuarto; se continúa con el filum termínale.
éste a su vez lo hace con el conducto del LA PUNCION LUMBAR.— Es el procedimien­
epéndimo. Una vez que el L.C.R., llena es­ to m ediante el cual se extrae el L.C.R. para
tas cavidades, atraviesa por los agujeros de su estudio. En realidad se lo puede extraer
Lushka y de Magendie, y va a acumularse en por punción cisternal o suboccipital, y por
las cisternas basales, que no son sino dilata­ punción ventricular, pero estas técnicas no
ciones del espacio subaracnoideo, y desde están al alcance del médico general. En cam­
éstas va a todo el espacio subaracnoideo, has­ bio la punción lumbar es un procedimiento
ta que se encuentra con las vellosidades que debe ser dominado por todo médico,
aracnoideas, situadas especialmente en el puesto que, a su técnica sencilla se une un
espacio subaracnoideo que cubre a la cara variado número de indicaciones que lo ha­
convexa de los hemisferios cerebrales, en el cen m uy útil.
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- 9 2 2 -

CUADRO No. XIII

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN DEL


LIQUIDO CEFALORAQUIDEO:

1 .— OBJETIVOS: A l térm ino del proceso de enseñanza aprendizaje, el estudiante


será capaz de:

1.1: D escribt la anatomo-fisiología y producción del L.C.R.

1.2: D escribt la técnica de la punción lumbar.

1.3: Realizar la punción lumbar.

1.4: Realizar un pedido correcto de examen de L.C.R.

1.5: Interpretar los datos del examen macroscópico del L.C.R.

1.6: Interpretar los resultados de los exámenes de laboratorio del L.C.R.

2 CONTENIDOS.- Corresponden al qué, cóm o y p a ra qué examinar el L.C.R.


constantes en este texto.

3. - METODOLOGIA Y ACTIVIDADES -

3.1: Luego de la lectura de la anatomofisiología correspondiente, el estu­


diante debe repetir individualmente o reunido en un grupo de compañeros,
la anatomía y fisiología requeridos.

3.2: R epetir .verbalmente, varias veces, la técnica de la punción lumbar.

3.3: Colocar al posible paciente o a un compañero en la posición adecuada


para el examen, y reconocer por la inspección y palpación el sitio exacto para
la punción.

3.4: Reconocer y manejar varias veces el equipo necesario hasta familiarizar­


se con él.

3.5: Observar com o una persona experimentada realiza la punción lumbar.

3.6: Hacer la punción lumbar todas las veces que sea posible.

3.7: Escribir varias veces un pedido de examen.


3.8: Analizar diversos resultados de exámenes de L.C.R.

continúa,
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..viene

4 ._ RECURSOS-

4.1: Equipo de punción lumbar.


4.2: Compañeros para el reconocimiento del sitio de la punción.
4.3: Pacientes
4.4: Resultados de diversos exámenes para analizarlos.

5.- EVALUACION: Volviendo1a los objetivos, recapacite si ya es capaz de sa­


tisfacerlos.

E q u ip o .- Fig. 142-2. Es indispensable con­


tar con los siguientes elementos, todos con­
venientemente esterilizados:
l — Agujas de 10 centím etros de largo con
su correspondiente mandryl, y de diferente
grosor.
2.— Guantes estériles. '
3 .- Tres frascos o tubos de ensayo parala
recolección de la muestra.
4 .- Jeringuilla de 5 cc. con agujas standar.
5.— M erthiolate. '
6 .— Gasa y esparadrapo.
7.— Pinza.
Fig. 142-2 E quipo para la punción lum bar
8 .— Campo este'ril de “ ojo!’
9.— Manómetro de Claude. indispensable. Se lo puede colocar en posi-
10.— Anestésico local, por razones necesarias "ción sentada, al filo de la cama, los pies
(P.R.N.). asentados en una gradilla; o en decúbito late­
ral sobre una cama de piso fírme y estable.
Procedimiento.— Es indispensable seguir un
En ambos casos, el paciente debe incli­
orden riguroso hasta convertir al procedi­
nar su tronco hacia adelante y flexionar
miento en un hábito. Se debe contar con
sus piernas de tal manera, como si qui­
un ayudante. El cuadro No. 142-1, sinte­
siera poner la cabeza entre sus rodillas.
tiza el cómo realizar la punción lumbar.
Fig. No. 142-3. De esta manera se con­
sigue que la lordosis lumbar se rectifi­
CONSIDERACIONES AL CUADRO que y los espacios interespinosos se abran.
No. 142-1 El paciente debe permanecer quieto todo
1 La posición correcta del paciente es el tiempo que dure el examen.
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-924-

CUADRO No. 142-1

COMO REALIZAR LA PUNCION


LUMBAR

1.- Colocar al paciente en la posición


adecuada.

2 .- Ponerse los guantes.

3 - Comprobar que todo el equipo


esté completo.

4 . - . Desinfectar la zona con m erthio-


late.

5 .- Reconocer el sitio de la punción.

6.- Colocar el campo de ojo.

7 .- Efectuar la punción, previa anes­


tesia local o no.
8.-
a Medir la presión del L.C.R.
9 .- Recoger la muestra.

10.- Colocar nuevamente el mandryl


Fig. 142-3 Posiciones correctas d el paciente
y retirar la aguja. p ara la punción lum bar

11.- Hacer un ligero masaje compresi­


2.— No es este el momento de indicar la
vo, con una gasa, en el sitio de la
técnica para ponerse los guantes, pero sí lo
punción. es para recom endar una vez más que debe
12.- Colocar una gasa en el sitio de la hacerse evitando su contaminación.
punción y fijarla con el espara­ 3.— La comprobación del equipo respecto
drapo. de su funcionalidad y de su integridad po­
dría parecer un tiempo inoficioso; pero no
1 3 .- Ordenar que el paciente quede son pocas las veces que, en nuestro medio,
acostado en decúbito dorsal, sin en el m om ento más apremiante se constata
almohada. que falta algo, por ejemplo, ya es clásico
1 4 .- Rotular los frascos que contienen comprobar, que en el instante en que empieza
el L.C.R. a gotear el L.C.R., se cae en cuenta de que
faltan los frascos o tubos de ensayo. No
1 5 .- Hacer el pedido del examen. olvidarse que las cintas de amarre del equi­
po estéril y su capa más superficial de envol­
16- Enviar las muestras al laboratorio
tura tiene que ser manipulada sólo por el
junto con el pedido.
ayudante.
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4 — La desinfección de la zona debe hacer­
se con merthiolate. Para el efecto, el exami­
nador debe tom ar con la pinza una gasa que
es empapada de merthiolate por el ayudante,
que a chorro le vierte sobre la gasa. Acto
seguido, la gasa empapada es aplicada sobre
el probable sitio de la punción, y, friccionan­
do suavemente la zona, con movimientos cir­
culares que ocupan cada vez más espacio, va
alejándose hasta que toda la región lumbar
queda desinfectada. El procedimiento pue­
de repetirse varias veces con nuevas gasas
empapadas.

5 .— El reconocimiento del sitio de la pun­


ción es un tiempo básico. Se procede de la-,
siguiente manera: trazando una línea ho-,
rizontal imaginaria que une ambas crestas;
ilíacas, o reconociéndolas por la palpación,
con los pulpejos de los dedos, llegamos a la.
línea media, en la cual presionando con el
dedo pulgar sentimos un espacio que se de­
prime ligeramente entre dos apófisis espi­
nosas; corresponde al que queda entre via
cuarta y quinta vértebra lumbares. Este es
el sitio escogido. Fig. 142-4-
6.- A continuación se coloca el campo de
ojo, cuidando de que el ojal deje libre el
sitio de la punción, y de que el ayudante se
encargue de dejarlo fijo con esparadrapos
que lo sujeten a la piel del paciente.
7.— Antes de efectuar la punción puede ser
conveniente anestesiar la piel y tejido celular
subcutáneo con un anestésico local, hacien­
do un abón en el sitio de la punción y luego
f infiltrando los tejidos más profundos. Pero
i si el paciente está inconsciente no hace falta
Fig. 142-4 Sitio escogido para la punción
( ningún anestésico. Convendrá además con­ lum bar.— A: V ista de frente,
firmar nuevamente la adaptación perfecta del B: de perfil con la aguja coloca­
I mandryl con su aguja. da

I Para realizar la punción, el examinador tenor. Fig. 142-5. Aplica la punta con'el
( podrá tom ar la aguja con las dos manos: bisel dirigido hacia un lado, en el centro del
la izquierda lo hace casi de la punta, mien- espacio interespinoso escogido y dándole a la,
> tras que la derecha lo hace del extremo pos- aguja una orientación que va de atrás hacia
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-9 2 6 - i

quiere del manómetro de Claude, que se ^


enchufa a la aguja una vez que se ha retirado f
el mandryl. Normalmente se observa pre- .
siones entre 1 0 y 2 0 mi. de agua, con una
media de 18 mi. de agua. En posición acos- i
tada, la tensión varía entre 7 y 17 mi. de
agua.
Cuando no se dispone del manómetro,
la observación simple de la forma en que sale
el líquido es muy subjetiva de su tensión.
Normalmente sale gota a gota; cuando hay
^hipertensión sale a chorro; y cuando hay
hipotensión sale muy lentamente. .
continuación se procede a recoger la
F o rm a de to m ar la aguja] para i;
^ s tra ^ ftie d e hacerse en tres frascos dis-
Fig. 142-5
n iciar la pu n ció n lu m bar Jhero sirve para la primera
de salir contaminada de
adelante y ligeramente de abajo hacia arrib^, ptura de pequeños vasos
introduce la aguja lenta, pero continuad;' Dióny. El segundo y tercer
mente, hasta que, en un m om ento detern i.-' ícogeV 3 —5 mi. cada uno.
nado siente como que perfora una mern srá^s bs conver,!!*’’.t.3 n o ex-
/\í " .
na; en ese instante se encuentra ya en A j/s- / ü ^ srm á W le 5 —,¡0 rrV e n total.
pació subaracnoideo. Se confirma retfcm dc 10.— Í%nnina.d.; tom a
el m andryl y com probando la saGuW iel jcueive-a c o lo r í 'el mandryl, y luego se retira^j
L.C.R. La aguja ha penetrado 5, 6 , 7, 8 cen­ la aguja^ífm ia^accíón continuada y más o q
tím etros, dependiendo del grosor del enfer­ Js ra
rápida.
mo.
11.— Inmediatamente después debe hacerse^)
Los incidentes con los. que p u ed ^ to -
un ligero masaje compresivo en el sitio de la^j
parse el examinador son varios, pero sin ma­
punción con el fin de facilitar la obliteración
yor importancia. Por ejemplo: Puede topar­
del trayecto de la aguja, para evitar la salida^!
se con hueso vertebral; en este, caso sacará
innecesaria de L.C.R.
un poco la aguja y dándole una nueva incli­
nación en sentido vertical, volverá a introdu­ 12.— Con el fin de asegurarse de ¿que tal^j
cirla. Puede suceder que el espacio sea hecho suceda se puede dejar una g a $ pegada^
impenetrable por patología de la columna; con un esparadrapo en el sitio de la punción.™
en este caso habrá que repetir la punción 1 3 .- El decúbito dorsal, sin almohada, poi^f
en uno o dos espacios más arriba. Puede ser unas 1 2 -2 4 horas posteriores a la p u n ció r^
que, a pesar de' encontrarse la aguja en el es un hecho obligado, para evitar la cefalea—
espacio subaracnoideo, no salga L.C.R.} se que puede sufrir el enfermo, debido a la ba-™
puede intentar la compresión de las venas ja de la tensión que se produce. (2). Mucho:^|
yugulares (Maniobra de Q ueckenstedt —Stoo- pacientes que en decúbito están asintomá-jj
key). . ticos, sufren de intenso dolor de cabeza ai .•
8 .— La medida de la tensión del L.C.R., re- m omento de levantarse. 4Ü
J
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14 - Como ya hemos señalado para otros 2.1: Normal: Es incoloro, lím pido, trans­
e x á m e n e s , la rotulación de los frascos que parente, com o agua de roca; si se lo deja en
c o n tie n e n las muestras es un hecho obligado. reposo no se coagula ni precipita.
El principiante suele olvidarlo facilitando
2 .2 : Turbio o purulento: Significa siempre
así la confusión y pérdida del L.C.R. ex­ que hay reacción meníngea; es por tanto pro­
traído. pio de las meningitis de cualquier etiología;
1 5 . - Finalmente, antes de enviar las mues­ pero si es francamente purulento, signifi­
tras al laboratorio, debe formular el pedido ca que la meningitis es bacteriana aguda.
del examen, concretando lo que debe hacer el 2.3: Claro: Casi normal, es una excepción
laboratorisita. En términos generales, debe de lo anterior, y se encuentra en la meningi­
1 solicitarse el cito-químico-bacteriológico, y
tis turberculosa, en la cual puede ser de
| si es necesario el serológico, puesto que el aspecto norm al, o a lo más dem ostrar una
examen macroscópico podemos hacerlo no- ligera red fibrihosa en el seno de la columna
* sotros mismos. Sin embargo, un buen repor- de L.C.R.
( ^ de laboratorio contiene también dicha
2.4: Hemorrágico; Es de lo más típico y
I información.
propio de las hemorragias cerebrales que
^ EXAMEN DEL LIQUIDO CEFALORAQUIDEO.— contam inan el espacio subarconoideo. Sin
(4 } 6 , 7, 10, 16). Debe hacerse en forma embargo, no hay que olvidarse que por efec­
^ sistemática puesto que las conclusiones que to de la punción, los primeros centím etros
^ se pueden obtener son de mucha utilidad pueden contener un poco de sangre. Cuan­
^ práctica: do se trata de una verdadera hemorragia,
1 .— Tensión.— Está disminuida (13) en to­ los tres frascos contienen sangre.
ados los casos de deshidratación y en las "-^2.5: Xantocro'mico: Se observa en las he­
| compresiones medulares, ( 1 ) por debajo del
morragias cerebrales producidas varios días
, sitio de la compresión. En este segundo ca-
atrás. Tam bién en las ictericias tan to del
" so suele comprobarse además xantocrom ía y
recién nacido como del adulto, cuando la
| coagulación masiva. La hipertensión es pro-
bilirrubinem ia supera los 15 mg. por ciento.
^ p ia de los síndromes de hipertensión en-
docraneal. En estos casos es preferible no
3.— Recuento citológico: Normalmen­
^ realizar la punción lumbar por tem or al
te apenas si se encuentran de 2-4 células
^ enclavamiento del tronco encefálico en el
por mnr*, siendo la m ayoría de ellas linfo-
^reborde del agujero occipital o de otras por­
citos y ocasionalmente mononucleares gran­
c i o n e s de la base del cerebro en la hendidura
des. Sin, embargo, la patología puede demos­
^ q u e se encuentra entre el tronco cerebral y
trar aum ento de número de células, lo cual
^ e l borde de la tienda del cerebelo. (19). N óte­
se llama pleocitosis. A continuación señala­
se que la tos, el pujo, los esfuerzos físicos y
remos algunos ejemplos:
^cualquier aum ento de la presión intraabdo-
^m in al puede hacer subir la tensión del L.C.R. ■^3.1: Pleocitosis con linfocitosis, en la Sf.
nerviosa y en la meningitis tuberculosa,
^ 2 .— Aspecto.— Reconocible desde el pri-
^ m e r instante, es de gran utilidad, puesto que 3.2: Pleocitosis con neutrofilia, en las m e­
“ permite confirmar muchas sospechas en m uy ningitis agudas infecciosas.
¡fccorto tiempo. Así podemos reconocer diver­ ^<3.3: Pleocitosis con neutrofilia o Linfoci­
sa !508 aspectos. tosis, pero sin bacterias, en las reacciones
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-9 2 8 -
meníngeas de procesos infecciosos vecinos; las polirradiculoneuritis de tipo Guillain- ^
como las mastoiditis y sinusitis. Barré. ¡
^3.4: Pleocitosis con eosinofilia, en la cis- 4.1.2: Degenerativo, en el que la cantidad ^
ticercosis. de proteínas es normal o baja, pero con
4 .— Examen Químico: Estudia fundam en­ predominio de las proteínas de bajo peso ^
talm ente a las proteínas, la glucosa, los cloru­ molecular y de las de origen tisular. (
ros y algunas enzimas. 4.1.3: Gamma globulínico, en el que la ^
4.1: Proteínas: cuantitativamente su con­ cantidad total puede ser normal, pero con un
evidente predominio de las gamma globu- ^
centración total oscila entre 15 y 30 mg.
linas. Es propio de los procesos inflamato- (
por ciento, de los cuales el 7 0 °/o pertene­
cen a las albúminas y el 3 0°/o a las globuli­
ríos crónicos como la Sf. y la esclerosis en A
placas.
nas..
Modernamente los estudios electrofo- El aum ento de las proteínas suele
réticos, inm uno-electroforéticos e inmuno- correr paralelo al aum ento de las células; ^
químicos, han desplazado a las viejas prue­ cuando este hecho no se da, se habla de una I
bas cualitativas de Nonne-Appelt, Pandy, disociación albúmino-citológica, como en el
R o ss-Jones, y Weichbrodt-Noguchi, todas Guillain —Barré, (9) en el que aum entan las
positivas cuando aum entan las globulinas. proteínas, pero no las células. I
Las proteínas de origen plasmático \>-}4.2: Glucosa: Normalmente suele ser igual 4
descubiertas en el L.C.R. por los nuevos al 5 0°/o de la glicemia, pudiendo oscilar en- f
procedimientos corresponden a una gama tre 40 y 80 mg. por ciento.
m uy amplia, casi todas de un peso m ole­
Disminuye significativamente en las
cular inferior a 150.000, y que com pren­
meningitis Tb. y en las purulentas, pero I
den a las Prealbúminas, albúminas, Alfa-1-
también en el Ca. de las meninges. Au- 1
glucopro.teína ácida, Alfa-2-antitripsina, Hap-
m enta en cambio en las reacciones meníngeas á
toglobina, Ceruloplasmina, Transferrina, IgG
abacterianas, poliomielitis, pero especialmen- *
e IgA; pero en la práctica de la medicina
te en la Diabetes Mellitus. - 4
general basta con la cuantificación de las
proteínas totales y sus fracciones albúmina ^ 4 . 3 : Cloruros: Normalmente se encuentra^
y globulina. entre 720 - 750 mg. por ciento. Disminu-I
Patológicamente se constata que las ye en las meningitis Tb., agudas bacterianas yg
proteínas aum entan en todo proceso infla­ en las eberthianas. A um enta en las nefrosis ‘
m atorio o tum oral que determinen aum en­ y uremias. I
to de la permeabilidad capilar o que difi­ ^>^4.4: Enzimas: La T G O, normal en 5 U |
culten la absorción de las proteínas. Siguien­ aum enta en los tumores e infarto cerebrales^
do a Laterre, se puede reconocer las siguien­ (4). L D H, normal 1 5 - 6 0 U., aum enta e n '
tes variedades de Líquidos patológicos: los accidentes cerebro vasculares y m etástasis
cerebrales. La R N Aasa y la D R N asa |
<\4.1.1: Trasudativo, en el que aum enta la
aum entan después de las conmociones, cere-..
- 'c a n tid a d total de proteínas, pero más aun
las de mayor peso molecular. Se observa
brales. “
en las meningitis agudas,compresiones tumo- 5 — Examen bacteriológico: Debe hacers^
rales por debajo de las compresiones, y en el examen con coloración y cultivo. Para la^
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bacterias comunes se usa coloración Gram y
los procedimientos standar de cultivo. Para
la investigación de bacilo de Koch, debe ha­
cerse la coloración Ziehl, cultivos en medios
especiales y la inoculación al cobayo. Los
cultivos de virus requieren procedimientos
que no nos toca revisarlos.
6 _ Reacciones serológicas: Utiles para el
diagnóstico de la Sf. nerviosa. Son las reac­
ciones de Wasserman, y de Kahn. Estas
pruebas pueden acompañarse de curvas pato­
lógicas en las reacciones del oro coloidal de
Lange; así: en la parálisis general progresiva,
la floculación es mayor en los primeros tu ­
bos, por ejemplo: 544321000; en la tabes
dorsal, la floculación es m ayor en los tubos
del medio, por ejemplo: 002541100; mien­
tras que en las meningitis agudas, la flocula­
ción es mayor en los tubos de la derecha:
000014431.

El cuadro No. 142-2, sintetiza algunos


ejemplos patológicos de L.C.R,

ESTUDIOS RADIOLOGICOS - Son varios y no


todos están al alcance del médico general;
muchos requieren de la coparticipación del
neurólogo y del radiólogo tanto para su eje-
/ cución como para su interpretación. Pero,
^ las radiografías simples del cráneo y de la co­
lumna vertebral en cambio, son de muy fácil
> realización y su interpretación está más al
> alcance de cualquier médico, aunque de to ­
das maneras, ésto es más propio de los tex-
f tos de radiodiagnóstico.
►Radiografías de cráneo.— ( 1 1 ) Deben to-
^ marse en las proyecciones antero-posterior
(PA) y lateral (L). La Fig. 142-6, nos des­
cribe las estructuras normales que deben ser
►reconocidas, y las Figs. 142 7, nos demues-
^ tran algunos cuadros patológicos.
^ Al margen de estos ejemplos, nos
parece más importante apuntar cuando el mé-
dico general debe solicitar estas radiografías, Fig. 142-6 Radiografías normales de cráneo

I
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CUADRO No. 142-2

EJEMPLOS DE L.C .R. PATOLOGICí3S

ENFERMEDAD TENSION ASPECTO CELULAS PROTEINAS GLUCOSA CLORUROS BACTERIOLOGIA


Meningitis > a más de Turbio Miles de Po- ■>* a 100-500 < a menos de Disminuye Bacterias
Aguda 200 limorfonuclea- mg. °/o 40 mg. °/o reconocidas
Bacteriana. res por frotis y
cultivo

Meningitis Tb. > 0 4 Claro o con 50 o más > a 100-300 < , a menos de Disminuidos Coloración
por bloqueo retículo linfocitos mg. °/o 40 mg. °/o Ziehl e ino­
fibrinoso culación al
cobayo

Tumor Claro o Xan- Normal o > , a Yeces Normal o Normal o Rara vez se
tocrómico aumentados muy alta disminuido. bajo encuentran
los mononu- células
cleares neoplásicas

Viral Normal o li­ Claro 100 o más Normal o Normal Normal Cultivos es­
geramente linfocitos aumentada pecíficos
elevada hasta 100
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Las radiografías en las posiciones de
Hirtz, y de Towne, permiten tener una idea
más com pleta de la base del cráneo y de la
cara. Fig. 142-8.

Fig. 142-7 R adiografía de cráneo. A) Mielo—


m a m últiple. B) Perdigón visible
en la región superciliar derecha.

pensando en patolpgía neurológica. Para el


efecto anotamos el siguiente listado.
1.— Tumores de la hipófisis o de la fosa
posterior que pueden destruir la silla turca, Fig. 142-8 A: R adiografía del cráneo en
las apófisis clinoides anteriores o posteriores. posición de Hirtz. B: E n posición
de T ow ne
2.— Reconocimiento de calcificaciones co­
mo los de las' cisticercosis cerebral, de la epí­ Radiografías de la columna vertebral.— Fig.
fisis, de craneofaringeomas; y 142-9. Deben tomarse en las posiciones
3 . - En trastornos propios de los huesos, AP, L, y oblicuas que permiten el estudio de
como: fracturas o deformaciones post-trau- los agujeros de conjunción y de las apófisis
máticas; deformaciones congénitas o adquiri­ articulares. La posición de Ferguson, Fig.
das por tumores u osteomalacias; separación 142-10, sirve para el estudio de la quinta lum ­
de las suturas como en la hidrocefalia. bar y el hueso sacro.
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F ig. 14 2 -9 R a d io g ra fía s d e c o lu m n a cerv ical. ,


. a J T t, t x * _=* Fi*- 142-9 R x colum na dorsal.
A: A P. B: L a te ra l'e n extensión .
. . . D) L ateral,
de la cabeza.

Fig. 142-9 R x de colum na lum bar. E) AP.


F ) L ateral. G) Oblicua.
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^ig. 142-10 R adiografía, en posición de F ergu­ Fig. 142-11 C om presión m ed u lar p o r patología
son de la colum na

P Su interés radica en que su patología,


fipuede dar origen a estados de compresión
^medular, Fig. 142-11, o de neuralgias por
¿¿compresión de las raíces nerviosas en los
f^gujeros de conjunción. Fig. 142-12. A un­
q u e puede hacerse el estudio de todo el ra­
q u is , sin embargo, en la práctica se puede so­
lic ita r sólo la de la zona clínicamente sospe­
c h o s a de patología, es decir, de la columna
cervical, dorsal o lumbar. Para el caso de las
Üonas cervical y lumbar, puede solicitarse el
Bistudio funcional.

a._(21). Es un procedimiento ra-


destinado al estudio de la médula C ortesía del P rof. Dr. N ello ManciatL
espinal que usa para el efecto un medio de Fig. 142-12 C om presión de las raíces nervio­
C ontraste que se inyecta en el espacio subarac- sas en los agujeros de conjunción
^ o id e o . Los medios de contraste son subs­
tancias yodadas en aceite, no precisamente La mielografía patológica demuestra
''inofensivas; pero también se utilizan aire o la suspensión de la mancha radiopaca
a cualquier altura y de form a irregular.
O bstan cias solubles en agua y absorbibles.
Fig. 142-14,
^ La mielografía normal deja ver una ima­
gen radiopaca de form a triangular de base Está indicada cuando se sospecha des­
perior y vertice inferior a la altura de la plazamientos de tejido nervioso m edular o de
ÜNgunda vértebra sacra. Fig. 142-13, raíces nerviosas; en los tumores medulares,
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Fig. 142-13 A) Mielo grafía n o rm al, B) m edio


de contraste residual, luego de
u n a m ielografía n orm al.
hernias del núcleo pulposo, o compresiones
por espondilosis vertebral.
Neumoencefalografía.— (21). Aunque con
menos efectos secundarios que la mielogra-
fía, sin embargo, no está libre de molestias,
pues suele causar intensos dolores de cabeza. Fig. 142-14 M ielografías patológicas. A) C o m -^ |
presión m edular p o r hernia de
Consiste en la inyección de aire u oxí­ disco. C ortesía del P rof. D r^ íj
geno en el espacio subaracnoideo cuando es E dgar R e n te ría. |
por la vía lumbar, o directam ente en el in­ B) In terru p ció n de m edio de con4p!
traste por com presión m ed u lar d e ^
terior de uno de los ventrículos cuando se ha­
origen probablem ente tumoral.^W
ce previa trepanación del cráneo (Ven- C ortesía del Prof. Dr. Jorge
m culografía). chez.

Está indicada cuando se sospecha obs­ ilustra sobre las imágenes normales.
trucción en cualquier parte del espacio sub­
aracnoideo o de los sitios de comunicación Angiografía.— (12, 20).Es el procedim ien^gl
entre los ventrículos, y en los daños orgá­ to que permite la visualización de la vascula- i
nicos intraventriculares. Las Fig. 142-15, nos rización encefálica, mediante la inyección d^jf
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F ig . 142-16A A rten o g ra fía cerebral norm al.


1: Cerebral anterior. 2: Sifón
carótiddeo. 3: G rupo silviano.

v Fig. 142-15 N eum oencefalografía norm al

i
P una substancia radiopaca en la carótida in-
~ terna. Inicialmente se pigmenta el territorio
** arterial, y luego el sistema venoso, Fig. 142-16.
^ Está indicada en los casos de tumores,
P aneurismas y obstrucciones arteriales (trom -
^ bosis y embolias); pero su riesgo puede ser
importante puesto qué puede causar hemi-
1$ plejías, inconsciencia, convulsiones y obstruc-
p ciones arteriales en cualquier nivel.
& Centellografía Cerebral.— (3). Es un proce—
dimiento que utiliza medios radioactivos
&como el Tecnetio 99, o el Indio 113, que Fig. 142-16 A ngiogralía cerebral. A ) Norm al.
^ tiene capacidad de acumularse en los tejidos B) Hidrocefalia; desplazam iento de
■lesionados o infartados y en los tumores del las arterias.
& cerebro que han roto la barrera hematoen- to de ondas. Fig. 142-18.
pcefálica. Fig. 142-17. Su estudio corresponde a libros
^ Prácticamente no tiene efectos secun­ de la especialidad.
darios, pero tiende a usarse cada vez menos, Está indicado en el estudio de la ence­
" p o r el costo y su eficacia comparada con falopatía hepática, la uremia y las hipoglice-
H otras técnicas. (5) mias; pero desde un punto de vista neu—
^ELECTROENCEFALOGRAMA.— ( 8 , 14, 15). rológico propiam ente dicho, la lista puede ser
E.E.G.: Consiste en la captación de la activi­ muy larga: En la epilepsia tipo Pequeño y
d a d eléctrica de la corteza cerebral que pue- Gran mal; en las lesiones ocupativas, como
§^de inscribirse en un papel, como un conjun- en tumores, hematomas, abscesos; en los
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- 936- ,

Fig. 142-17

C entellografia cerebral
A ) A ntero p o sterio r. B) L ateral
d erecha. C) L ateral izquieida.
D ) T u m o r m etastisico te m p o ro ­
p arietal. E ) H em angiom a p arieto ­
o ccipital. C ortesia del P rof. Dr.
Oswaldo Loaiza.

R H M O NORM AL DEL ADULTO

Alfa
Areas occipitales

Beta
Areas frontales

A fW l/W V * Theta
Areas temporales

F ig . 1 4 2 -1 8 E le c tro e n c e fa lo g ra m a
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} accidentes cerebro-vasculares, en los trauma-
^ ' tismos,craneales; y aun en algunos trastornos
~ siquiátricos.; = ■
EL eLECTRÓMIOGRAMA.- (15). Es útil para
P el éstudio^de la unidad m otora. Se basa en el
** registrór de los potenciales de acción origi-
^ ' nados 'en los músculos, mediante el empleo
^ de electrodos de aguja insertados en los
P músculos que se desea estudiar. Fig. 142-19.

142-21 T om ografía axial com putarizada.


TAC., patológica. M alform ación
de los ventrículos laterales.
B IB L IO G R A F IA

Bell, W.E.: Low spinal fluid pressure syn­


^ Proceso m io p ático . C o rtesía del drom es. N eurology, 10: 612 — 5 2 1 ,1 9 6 0
Prof. Dr. E dgar R e n te ría.
) ECOENCEFALOGRAMA. (11). Utiliza el ultra- 2'~~ Dalessio, D .J.: M ecanism os de Cefalalgia.
Clin. M ed. de N.A. 3 /1 9 7 8 , p.p. — 453
^ sonido. Es inofensivo, puede repetirse y cada
D eland, F .H ., and Wagner, li.N .'.A tlas oí
vez es más utilizado para inform ar,sobre el N uclear M edicine, Vol. 1, Brain. Phü.'idnl-
^ lado enfermo en las personas traumatizadas p lúa, V/.B. S aunders Co., 1969
| Fig. 142-20. 4.- D odge, P.H..: A yudas diagnósticas ea l:\s
enferm edades inflam atorias intracraneales c
in tra rraq u íd eas: E xam en del líquido cefa­
lo rraq u íd eo . E n Cécil-Loeb. T ratad o de
M edicina In tern a. Interam ericana, México.
14a. Ed., Cap. 382, p.p. 792. 1977
Evens, R .G ., Jo st, R .G .: T he clinical effi­
cacy and cost analysis of cranial com puted
to m o g rap h y and the radionuclide b rain scan.
Sem inars NucL M e d .,-7 (2): 129 — 1 3 6 ,
1977
Farreras V alenti, P., R ozm an C.: Medicina
In tern a., E d ito rial Marin, S.A. 8a. ed., II
pp. 54. 1972
F u stinoni, O.: Sem iología del Sistem a
Nervioso. El A teneo, Buenos Aires. 10a.
Fig. 142-20 E coencefalogram a ed., cap. 14, pp. 365. 1978
C ortesía del Dr. R ené B ustam ente. 8.— G astaut, H .: Clinical and E lectroencepha-
lographical classification o f epileptic seizu­
TOMOGRAFIA COMPUTARIZ AD A.— (5,11,17) res. Epilepsia, 11: 1 0 2 — 1 1 3 ,1 9 7 0
Fig. 142-21. Cada vez más usada, especial- 9 .— G uillan, G .: S ur un syndrom e de radiculo-
mente para el diagnóstico de los procesos n evrite avec HyperalbumLnose d u liquide
c ép h alo -rach id ien san sré ctio n cellulaire, BulL
ocupativos, tumorales, hemorrágicos, infar­ Soc. m éd. H op. Paris, 40: 1470 — 1470 ,
tos. 1916
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-9 3 8 - (
1 0 .— H arvey, A., Jo h n s, R .J., O w ens, A.H., y
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. ^
R oss, R .S .: T ratad o de M edicina Interna.
Interam ericana, México. 19a. ed .. Cap. 142, 143-1.— Respecto de los síntomas podem os f
Cap. 142, p.p. 1413. 1978 decir: ^
i l . — K om ar, N.N.: Técnicas radiológicas en el 1.1: La cefalea (10) es uno de los síntom as M
exam en de p acientes con cefalalgias. C lin .
Med. de N.A. 3 /1 9 7 8 . p.p. 599 — 634 más frecuentes. Aparentemente puede haber- ^
12 .— K rayenbühl, H.A., and Y asar gil, M.G.: Ce­ se iniciado hace unas horas, pero en realidad 4
reb ral A ngiography, 2 nd. ed ., L ondon. Bu- puede tener ya una historia de algunas sema-
tterw o rts, 1968. ñas o meses de duración; suele ser intensa y
13.— L asater, G.M.: Prim ary in tracranial hypo- desencadenarse por efecto de la tos, esfuer- ^1
tensión-H eadache, 10: 63, 1970
zos físicos y el decúbito; puede afectar d if u -^
1 4 .- Magnus, O., S torm , van L eeuw en, W., and sámente a toda la cabeza o localizarse e n «
C oob, W.A.: E lectroencephalography and
C erebral tum ors. A m sterm an, Elsevier 1961 cualquier región: frontal, occipital, parietal, ™
15.— M asland, W.S.: E lectroencefalograffa y elec-
etc., pero si predomina en un lado puede Q
trom io g rafía en el diagnóstico de cefalalgia. coincidir con el lado en el que asiente l a ^
Clin. Med. de N .A., 3/1 9 7 8 , p.p. 585 — 598. lesión; siempre es interm itente, pero per­
16.— M um enthaler, M.: Neurologia. Salvai Edi­ tinaz; solamente en los estados más av an -fl
tores, Barcelona. 4a. ed., pp. 50. 1979 zados puede dar un dolor continuo; se aco m -^ |
17.— N aidich, T.P., Moran, C h.J., PuddlowskL, paña típicam ente de vómitos ce re b ra le s,^
and H anow ay, J .: A delantos en el diagnós­
tico : T om ografia C om putarizada craneal y somnolencia, com a y alteraciones visuales;™
espinal. Clin. Med. de N .A ., 4 /1973, p.p. tiene cierto horario si se tom a en cuenta q u e ^ |
853 - 898 pr i <\tt preferencia., ea la n v .d ru g a d a ,^
1 8 .- Pool, J.L .: M yeloscopy. S urgery, 11: 169, o 3 ii I-«» “inoras hoiuS de iu uiaíikm':, ai des- j
1942
portar; aum enta con los esfuerzos f ís ic o s ,^
19.— Sigsbee, B., and Plum , F .: E l paciente que la defecación y el decúbito o los cambios degjj
no reacciona co n el tratam ien to : Diagnósti­
co y tratam ien to o p o rtu n o . Clin. Med. de posición de la cabeza y del cuerpo; no c a lm a d
N.A. 4 /1 9 7 9 , p.p. 815—8 37. con los analgésicos comunes, y, si no se ins-™
20 . — Squire, L .F.: F u n d am en to s de radiología, tala el tratam iento oportuno, empeora cada^pj
Cap. 16, p.p. 327 334. Interam ericana, vez más.
l é x i c o , 1977
21.— Taveras, J.M., and Wood, E .H .: D iagnostic
N euroradiology. B altim ore, Williams and ^ )l.2 : El vómito cerebral, es decir, sin qu e € É
W ilkins, 2 nd ed., 1976 esté precedido de náusea, es m uy constante . £ |
1.3: La somnolencia puede iniciarse coriAg
C A P IT U L O 143 un estado de to rp o r estable y term inar en.un -
coma, dependiendo naturalmente de la causai®|

O T R O S S IN D R O M E S N E U R O L O G I— 1.4: Las alteraciones visuales son el produc;0 j |


COS FR E C U E N TE S to de la parálisis de VI Par, lo cual p r o d u c é is
diplopia y desviación del ojo del lado afecta-
SINDROME DE HIPERTENSION E N D 0 - do hacia adentro. Pero también puede serloGJj
del edema papilar como; ceguera in te rm ite n jÉ |
C R A N E A L .- (5, ll).S e debe al aumento
te, ambliopía, moscas volantes.
de la tensión del líquido céfalorraquídeo
dentro de la masa encefálica intracraneal. 2.— Los signos son de singular valor; en
El cuadro No. 143-1, sintetiz'a la sintomato- efecto:
m atología más frecuente e im portante. 2.1: La bradicardia con bradisfigmia, e;(
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CUADRO No. 143-1

SINDROME DE HIPERTENSION ENDOCRANEAL

1.— Síntomas 2 — Signos


1.1: Cefalea 2 .1 : Bradicardia
1.2: Vómito cerebral 2.2: Edema papilar
1.3: Somnolencia — coma 2.3 : Hipertensión del L.C.R.
1.4: Alteraciones visuales 2.4: Hipotensión arterial
2.5: Parálisis del VI Par

»relativam ente constante, especialmente en la Causas más frecuentes: Tumores encefálicos;


phipertensión de origen traum ático. Se debe a traumatismos craneales; hemorragias intra­
„ u n a heperestimulación del núcleo de origen craneales; abscesos cerebrales; meningitis;
^ del vago, ( 2 ) hidrocefalia; trombosis de los senos venosos;
P¡2 .2 : El edema f e la papila, aunque no se pseudotumor cerebral. En consecuencia, a
observa en el 1 0 0 por 1 0 0 de casos, sin em­ los síntomas y signos anotados hay que su­
bargo, su presencia es del mayor significado, mar los propios de cualquiera de estas afec­
^ínicíalm ente puede verse únicamente un au­ ciones.
gm ento del grosor de las venas, luego una pa-
SINDROME MENINGEO.— Es la consecuen­
^pila hiperhémica, congestionada, con los
cia de la inflamación de las leptomenínges, es
bordes desdibujados; pero más tarde la papi­
decir, de la piamadre y de la hoja visceral de
l l a hace un reheve que puede ser m edido;
la aracnoides; com prom ete y modifica, en
^acompañan al edema de la papila, manchas
consecuencia, a las características del liquido
retinianas que traducen exudados blanqueci­
cefalorraquídeo» Está compuesto por la si­
ónos e imágenes en llama. Fig. 135-4. S in o
guiente sintomatología:
^se cura pronto puede conducir a la ceguera
-definitiva, aunque e'sta es tardía, lo cual sirve 1.— Síntomas:
*para diferenciarla de la ceguera por atrofia 1.1: Cefalea difusa; aum enta con los estí­
^del nervio óptico, en el cual es relativamente mulos auditivos, visuales y los movimientos;
^precoz. puede ser más intensa en la región occipital
¿2.3: La hipertensión del L.C.R., debe ser o frontal.
cuantificada con el monómetro de Claude. 1.2 Vómitos cerebrales.
|Siem pre estará por encima de lo normal.
1.3 Fotofobia.
|2 .4 : La hipotensión arterial puede no ser
1.4 Hiperacusia.
j^rniy clara, y aun puede haber hipertensión
arterial sí la hipertensión endocraneal fue de 1.5 Estreñim iento pertinaz.
presentación aguda. 1.6 Convulsiones.
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-9 4 0 -
, <3
2 - Signos: bro, como las carótidas internas o las verte­ I
brales; anemias agudas o crónicas; y todo lo i
2.1: ^Decúbito en gatillo de fusil.
que pudiera causar disminución del flujo
2.2: ' Hiperestesia cutánea. arterial cerebral. i
2.3: Raya meníngea de Trousseau. Entre las causas para la embolia cere­ é

2.4: Signo de Brudzinski. bral podemos citar a: 4


2.5: Signo de Kerning. ■ La fibrilación auricular; infarto de I
2.6: Signo de la pierna o contralateral de miocardio; endocarditis bacteriana subaguda;
Brudzinski. . , endocarditis trom bótica no bacteriana; car­ i ■4
ditis reumática; enfermedades embolígenas 1
2.7: Contractura de los músculos abdomi­ por hipercoagulabilidad sanguínea, leucosis
nales y a veces de los mastica dores. 4
etc.
3.— Ocasionalmente puede haber síntomas El grado .de afección cerebral varía des­
4
de Hipertensión endocraneal. de la isquemia pasajera hasta la necrosis, de­ 4
4‘— Exámenes complementarios: pendiendo de ésto la sintomatología y, desde
luego, el pronóstico del paciente; anteponien:
i
4.1: Punción lumbar prudente con resulta­
dos del L.C.R. acordes con la etiología.
do desde ya, que en general, los accidentes i
cerebrovasculares son los - causantes de un
I
SINDROMES CEREBROVASCULARES (4)
alto índice de m ortalidad o de incapacidad
psicomotriz para el trabajo, dejándole al pa­ i
1. TROMBOSIS Y EMBOLIA CERE­ ciente sumido en un profundo grado de
BRAL.— Con el objeto de comprender me dependencia. Es por tanto motivo de gran
jo r Ja patología dependiente de las- afeccio responsabilidad para el médico el descubrir
neá vasculares cerebrales más frecuentes a tiempo estas afecciones. i
es conveniente que el estudiante se familia
rice con la distribución de las arterias y venas (LOS AUTORES DE I,A CLINICA MAYO, (7))
Fig. 143-2. RECONOCEN TRES ESTADIOS DE E V O L U -* |
CION: 1 .- Isquemia cerebrovascular in-®
Desde el punto de vista fisiológico es
term itente; 2.— Ataque de Apoplejía-en
necesario recordar que la privación aguda de
evolución; y 3.— Ataque Apoplético Com-
oxígeno produce a los 1 0 — 2 0 segundos, pro­
pletado. W
fundos cambios electroencefalográficos; a
los 3 — 10 m inutos, puede haber daños irre­ 1 .- ISQUEMIA CEREBROVASCULAR INTER-
versibles de las neuronas; si la hipoxia es MITENTE O INSUFICIENCIA. CEREBRAL HE
incompleta y pasajera y dura menos de 1 0 MODINAMICA.— Es la deficiencia fu n cio n al^
m inutos, puede no haber daños neuronal; cerebral transitoria, que dura de 5 — 30™
pero si es de m ayor duración sí puede cau­ minutos, que tiende a repetirse, pero que,^¡
sar daños irreversibles. ( 1 ,3 ,6 ) . durante los intervalos permite constatar una J¡¡
La etiología de la trombosis cerebral recuperación total. Depende de la isquem ia^
es múltiple. Sin querer agotar la lista, fugaz. Su importancia radica en que siempre®!
enumeramos las causas ~más importantes: indica enfermedad cerebrovascular importan-^j
Arterieesclerosis cerebral; hipotensión arte­ te y riesgo de infarto cerebral. ¿I
rial; estenosis aórtica; estenosis de cualquier De acuerdo con el sitio de la isquem ia,^
vaso cerebral o que conduzca sangre al cere­ la sintom atología varía,así: W¡
PLIEGO:
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a, rolandica a. parietal
a. prelolandlca anterior
arteria
27

a.parieta!
osterior comunicante
anterior

a. orbito
frontal
a. angular
a temporal
a. temporal posterior
anterior
a calloso a pericallosa
marginal a. frontal
posterie
a fronto Interna
polar

a cerebral
anterior
a cerebral p oste rior
VO
-Pk.
Fig. 143-2 Circulación cerebral
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- 94 2 -
m

1.1 : Isquemia de todo un hemisferio: 1.4: Isquemia por insuficiencia vértebro-


basilar,
1.1.1: Paresia contralateral de la cara y
miembros. 1.4.1: Ojos: Diplopia. 1

1.1.2: Parestesias contralaterales, como 1.4.2: Oídos: ruidos, sordera. ^


hormigueos o pinchazos. 1.4.3: Boca: disfonia, disartria y disfagia. ^
1.1.3: Si el afectado es el hemisferio do­ 1.4.4: Paresia uni o bilateral de la cara y i
minante, (izquierdo para los diestros, y dere­ miembros. |
cho para los surdos), puede haber dislalia.
1.4.5: Vértigo, lo más precoz y frecuente. ^
1.2: Isquemia del territorio de la cerebral
1.4.6: Ataxia. |
anterior, Fig. 143-3.
1.4.7: Accesos de caída brusca, sin pérdida *
1.2.1: Visión borrosa.
del conocim iento, pudiendo levantarse en-®
1.2.2: Hemianopsias. seguida..
1.3: Isquemia por estenosis de la carótida 1.5: Síndrom e del robo de la subclavia,£
interna: Fig. 143-6. J
1 .3 . 1 : Isquemia retiniana pasajera. 1.5.1: Sintom atologia semejante a la isque-J
1.3.2: Ceguera transitoria del mismo lado. mia del tipo vertebrobasilar. ^
1.3.3: Paresia contralateral de la cara y 1.5.2: Soplo sistólico arterial, sobre la sub-^
miembros. clavia, detrás de la clavícula. m
1.3.4: Soplo sistólico en el cuello, debajo 1.5.3: Se debe a una estenosis de la s u b J |
del ángulo del maxilar. clavia proxim al al origen de la v e rte b ra l^
www.medibooksnica.net63.net -943 -
principio, igual que si el edema cerebral es
muy notable.
3.5: Disfasia, si afecta al hemisferio domi­
nante.
3.6: Parestesias en el lado contralateral al
de la lesión.
3.7: Convulsiones localizadas o generaliza­
das en u n reducido número de casos.
3.8: Hemiparesia o hemiplejía contralateral.
3.9: Otros síntomas específicos dependen
de_ la arteria estenosada, y podrán ser cono­
cidos en la clínica neurológica.
4 . - EMBOLIA CEREBRA L.- Significa el ta­
ponam iento brusco de una arteria, ordinaria­
mente por un coágulo nacido a distancia del
Fig. 143-6 Síndrom e del ro b o de la subclavia cerebro.
4.1: Los síntomas y signos neurológicos
Cuando con el ejercicio aum enta la necesi­ que finalmente deja corno secuela la em ­
dad de sangre por parte del brazo, refluye bolia cerebral no difieren de los de la trom ­
sangre descíe la vertebral al brazo, causando bosis, pero es de anotar que:
la isquemia cerebral anotada.
4.2: Su comienzo es brusco.
2.— ATAQUE DE APOPLEJIA EN EVOLU­
4.3: Puede descubrirse, la mayor parte de
CIO N .- Significa que cualquiera de las m a­
veces, un sitio de origen de los émbolos.
nifestaciones anteriores progresa y va hacia
la instalación definitiva de la parálisis en 4.4: El estado de inconsciencia es de dura­
plazo de horas o uno o dos días. Puede ción variable.
llegar a la inconsciencia. 4.5: Las convulsiones son poco frecuentes.
3 - ATAQUE APOPLETICO COMPLETADO.- 4.6: El líquido céfalorraquídeo es claro y sin
INFARTO CEREBRA L.- células, salvo que la embolia dependa de una
3.1: Comienzo lento y progresivo si es por endocarditis bacteriana subaguda.
trombosis. 4.7: Puede recidivar y acompañarse de em ­
3.2: Puede tener antecedentes de isquemia bobas en otras partes.
cerebral interm itente.
5 .- EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
3.3: Cefalea intensa en el lado ocluido,
por probable vasodilatación preestenótica. 5.1: L.C.R.: Normo o hipertenso, incoloro,
claro, con discreto aumento de las proteínas.
3.4: Estado de la conciencia: Puede ser nor­
mal al comienzo del proceso, pero va empeo­ 5.2: Radiografías de cráneo.
rando hasta llegar a la inconsciencia. 5.3: E.E.G.: Util para la diferenciación
Cuando el infarto asienta en el tallo inicial entre el infarto cerebral o del tallo.
cerebral, la inconsciencia se presenta desde el 5.4: A rteriografía.— Señala el sitio de la
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obstrucción. 2 - ' HEMORRAGIA SUBARÁCNOIDEA.- Sig­
5:5: Centelleo con radioisótopos. nifica que la sangre invade el espacio subarac­
noideo y contam ina al líquido céfalorraquí-
5.6: Ecoencefalograma.
deo. Se caracteriza por producir:
5.7: Tom ografía Computarizada.
2.1: Cefalea intensa.
Estos tres últimos precisan la zona 2.2: V óm ito.
infartada.
2.3: Obnubilación m ental que rápidamente
progresa a la inconsciencia.
I I . - HEMORRAGIAS INTRACRANEALES
2.4: Fiebre.
( 8)
2.5: Síntom as meníngeos.
Entre las causas más frecuentes de he­
morragia intracraneal podemos anotar a las 2.6: Síntom as de hipertensión endocraneal,
siguientes: hipertensión arterial; que es la 2.7: L.C.R., hemorrágico.
más frecuente; Aneurismas; Anomalías arte-
3 . - HEMATOMA EXTRADURAL.—casi siem­
riovenosas; arterioesclerosis; Arteritis luética,
pre se debe a la ruptura de la meníngea me­
lesiones vasculares de los tumores cerebrales;
dia por un traum atism o. Produce:
trastornos de la coagulación.
Se puede distinguir las siguientes varie­ 3.1: Hemiplejía contralateral; y
dades: 3.2: Midriasis paralítica en el mismo lado
1. - HEMORRAGIA IN TRA CEREBRA L- Sig­ de la lesión.
nifica la ruptura de una arteria dentro del pa- 4 . - HEIuATOi'ilA SUBDURAL.— La sangre se
rénquima cerebral. Su sintomatología está acumula entre la hoja parietal de la arsenci­
compuesta de: . dos y la duramadre. Se debe también r. un
1.1: Comienzo brusco. traum atism o craneal, y su sintom atología se
caracteriza por:
1.2: Coma precoz, pero puede haber un
corto período previo de vómito y cefalea 4.1: Instaladon progresiva.
intensa. 4 .2 : H em iplejía contralateral progresiva.
1.3: Ocasionalmente convulsiones. 4.3: • Síntom as de hipertensión endocraneal;
1.4: Desviación conjugada de la cabeza y los Y
ojos hacia el lado de la lesión. 4.4: L.C.R., claro.
1.5: Sintomatología de hipertensión en-
docraneal. ALGUNOS SINDROMES MOTORES
HEMIPLEJIA CAPSULAR.- (9). Es la forma
1.6 : Inicialmente parálisis flácida con signos
de lateralización. más frecuente de presentación de las pará­
lisis centrales y tiene como causas a las lesio­
1.7: Signos meníngeos si la sangre pasa al nes cerebrovasculares, especialmente a la he­
espacio subaracnoideo. morragia capsular, pero también a los tum o­
1.8 : Fiebre, hiperglicemia e hiperuricemia. res, abscesos y traumatismos que comprome­
1.9: Si el paciente no fallece y la sangre no ten al brazo posterior y rodilla de la cápsula
es reabsorbida, puede formar un hematoma interna. Evoluciona en dos etapas: la una
y dar síntomas de tum or cerebral. como hem iplejía flácida que puede acompa-
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I
ñar al coma y dura luego una temporada;
'f y ja otra, espástica, que perm ite alguna clase
^ de movimientos.
\ Etiología:
^ Lesiones vasculares, especialmente la
hemorragia cerebral.
2 — Tumores, abscesos cerebrales.
* 3 — Traumatismos craneales.
Fig. 143-8 Parálisis del facial in ferio r en la
e v o l u c io n . - hem iplejía capsular
^ l._ H e m ip le jía f i á c i d a .—

^ 1.1: Desviación conjugada de la cabeza y


) ojos hacia el lado de la lesión mientras per-
^ manece en coma,Fig. 1 4 1 - 1 -
^ 1.2: Signo de fumador de pipa.
1.3: En el lado paralizado se hallará:
7
k — Miosis.
' - Maniobra de Foix, negativa.
) - .
— Reflejo com eo, negativo.
i — Reflejo medio pubiano negativo.
*_ Reflejos profundos, negativos.
^ — Reflejos cutáneo-abaorninales y cre-
^ masterianos, negativos.
^ - Reflejos del automatismo medular, po ­
sitivos.
I
“ Babinskibilateral.
1.4: Al recobrar la conciencia se encuentra:
— Parálisis del facial inferior y paresia del
^ superior. Fig. 143-8.
)- Lengua desviada hacia el lado enfermo.
Fig. 143-9 H em iplejía espástica
^~ Parálisis flácida del brazo y pierna del
lado opuesto a la lesión.
— Afasia si la lesión asienta en el hemisfe­ 2.1: Contractura muscular.
rio izquierdo, en las personas diestras. Pero 2.2: La desviación de la cara puede hacer­
J si el enfermo es surdo, la afasia se presentará se ahora hacia el lado enfermo, por la con­
^ si la lesión es en el hemisferio derecho. tractura.
Hemiplejía espástica. Siempre en el 2.3: Brazo contracturado en flexión y dedo
lado paralizado: Fig. 143-9- pulgar aprisionado entre los otros.
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-9 4 6 -
2.4: La pierna permanece contracturada,
pero en extensión.
2.5: Marcha del hemipléjico.
2.6: Hiperreflexia osteotendinosa.
2.7: Reflejos cutáneo-abdomínales y cremas-
terianos abolidos.
2.8: Babinski y sucedáneos positivos.
2.9: Clonus del pie, de la rótula y ocasio­
nalmente de la mano, positivos.
2.10: Edema de los miembros paralizados.
2.11: Tensión arterial más baja en el brazo
paralizado que.en el lado sano.
2.12: Puede haber más tarde, am iotrofia del
Fig. 143-10 Parálisis flácida m edular
lado paralizado.
2.13: Diversas sin cinesias
Tumores que com prom eten las raíces.
PARAPLEJIAS FLACIDAS - (12)»Son la con­
2.2: Inicio lento con parestesias y dolores.
secuencia de una lesión bilateral de la neuro­
na periférica a nivel de la médula o de los 2.3: La parálisis afecta sólo a ciertos secto­
nervios periféricos. res musculares, especialmente a los extenso­
res.
Etiología: Parálisis infantil; secciones me­
2.4: Signos tróficos positivos m uy precoz­
dulares; mielitis aguda transversa. mente.
1.— Paraplejía flácida medular.— Fig. 143-10. 2.5: Dolor de los músculos y trayectos ner­
1.1: Iniciación brusca. viosos.
1.2: Parálisis total, flácida y con hipotonía 2.6: Reflejos profundos abolidos.
muscular de las piernas.
2.7: Ataxia.
1.3: Arreflexia profunda.
2.8: Esfínteres sanos •
1.4: Babinski y sucedáneos negativos al
principio, pero positivos después. PARAPLEJIAS ESPASTICAS.— Se deben a una
lesión bilateral de la vía piramidal, a nivel
1.5: Reflejos del autom atism o m edular in­ de la médula.
tensos.
1.— Etiología: compresiones medulares
1.6: Alteraciones tróficas precoces.
crónicas; Sf; traum atism os que comprometen
1.7: Anestesia total hasta el lím ite de la a la columna vertebral y m edula.; esclerosis
lesión. en placas; siringomielia.
1.8: Relajación de esfínteres. 2 .— Sintom atología:
2 . - Paraplejía flácida neurítica. Se debe 2.1: Su comienzo es lento y progresivo.
a la lesión de las raíces y nervios periféricos. Puede ser la continuación de una parálisis
2.1: Etiología: Polineuritis, Radiculitis, flácida.
www.medibooksnica.net63.net - 947 -•

2 2: La parálisis puede ser leve o muy acen­


tuada.
2 3: La espasticidad que se opone a los mo­
vimientos pasivos, puede dom inar a la pará­
lisis.
2.4: El síndrome de piramidalismo es posi­
tivo en ambas piernas.
2.5: Las piernas tienden a mantenerse muy
juntas en extensión.
2.6: La marcha es digitígrada.
2.7: Los reflejos del automatismo medular
están exagerados.
2.8: Trastornos esfínterianos variables: Des­
de la incontinencia hasta la espasticidad.
Fig. 143-14 E nferm edad de P arkinson
CUADRBPLEJIA.— Pueden ser espásticas o flá-
sional.
cidas según la causa, pero la lesión debe ra­
dicar en la me'dula cervical. La etiología es 1.2.4: Marcha a pequeños pasos.
semejante a la de las paraplejias. A fecta a los 1.2.5: Pérdida de los movimientos autom á­
cuatro miembros. ticos y asociados de los brazos.
MONOPLEJIAS.- Son las parálisis de un sólo 1.2.6: Kinesia paradojal.
miembro, un brazo o una pierna.
1.2.7: Reflejos cutáneos y profundos, n o r­
De acuerdo con la altura a la que asienta la
males.
lesión pueden ser cerebrales, medulares, ra­
diculares o neuríticas. 1.2.8: Reflejos posturales exagerados.
1.2.9: Reflejo palmomentoniano positivo.
Los criterios para su diagnóstico son
los mismos que para las hemiplejías y para- 1.2.10: Signo de la rueda dentada, de Negro,
plejías espásticas o flácidas. positivo.
1.2.11: Trastornos vasomotores con calor y
SINDROMES EXTRAPIRAMIDALES .— sudor.
1 .- ENFERMEDAD DE PARKINSON.-
1.2.12: Escritura de letras pequeñas.
Fig. 143-14.
2.— Parkinsonismos.—
1.1: Etiología: lesión del núcleo lenticular,
2.1: Etiología.— Encefalitis epidémica; Sf;
especialmente del Locus niger, de tipo dege­
nerativo. arterieesclerosis; Intoxicaciones por CO; tu ­
mores.
1 .2 : Síntomatología:
2.2: La sintomatología es igual al Parkinson.
1.2.1: Facies amímica y de pomada; pro­
bable sialorrea. SINDROMES SENSITIVOS

1.2.2: Rigidez del tronco en ligera flexión. 1- HEMIANESTESIAS.

1.2.3: Tem blor de reposo en manos, desa­ 1.1: Corticales: Anestesia contralateral.
pareciendo al realizar un movimiento inten- Fig. 143-15.
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Fifí. 143-15 A nestesia contralateral Fig. 143-16 Anestesia talám ica de Dejérine —
Roussy

1.1.1: Abatiestésia.
1.1.2: Astereognosia. teral.
1.1.3: La sensibilidad .térmica, dolorosa y 1.3.3: •Sensibilidad superficial poco alte-
táctil están bien porque sus fibras terminan rada.
en el tálamo. 1.3.4 Hemianopsia homónima.
1.1.4: Asomatognosia, si la lesión afecta el 1.3.5 Hemitemblor.
área de la parietal ascendente de la somatog-
1.3.6 Iiemiataxia.
nosia. El enfermo descuida la mitad de su
cuerpo. 1.3.7 Movimientos coreicos y atetósicos.
. i
1.2: Supracapsular: Es contralateral; acom­ 1.4: Hemianestesias alternas.— Por lesión
paña a la hemiplejía, y afecta a todas las en el tronco cerebral: Fig. 143-17. *
sensibilidades. 1.4.1: Anestesia de la cara del lado de la ^
1.3: Talámica de Dejerine—Roussy.— Por lesión. 4
lesión de la parte postero-externa de tála­ 1.4.2: Anestesia del tronco y miembros del |
mo. Fig. 143-16. lado opuesto. ^
1.3.1: Algias talámicas qué se expresan en 1.4.3: Disociación de la sensibilidad de
la cara y miembros hemianestesiados. tipo siringomiélico, sí la lesión afecta a la
1.3.2: Hemianestesia profunda contrala- formación reticular. |
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Fig. '143-18 A nestesia to ta l p o r sección com ­


pleta da la m édula

Fig. 143-17 Herrdanestesiíi alíe n la p o r Issaíór


^ en el tro n co .cereb ral

^ 1.4.4: Disociación de la sensibilidad de ti-


^ po tabético, si la lesión afecta a la cinta de
* R e il.
^ 1 .4 .5 : Hemianestesia total, si la lesión afec-
^ ta a los pedúnculos.
| 2 .- TRASTORNOS MEDULARES DE LA SEN-
SIBELIDAD.— Acompañan alos trastornos
^ motores ya estudiados.
^ 2 .1 : Sección com pleta.- Anestesia total
^ hasta la altura de la lesión. Fig. 143-18.
^ 2.2: Hemisección medular.— Síndrom e de
^ Brown-Séquard.— Fig. 143-19.
^ 2.2. í: Anestesia profunda en el lado de la
* lesión.
| 2.2.2: Trastornos variables de la sensibili- Fig. 143-19 S índrom e de B ro w n — S équard,
& dad superficial en el lado opuesto. p or hem isección m ed u lar
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-9 5 0 -
;V
i
2.2.3: Franjas superpuestas, por encima de
I
la lesión, de abajo arriba, de: hiperestesia,
anestesia radicular, hiperestesia. I

2.3: Síndrom e de los cordones posteriores. I


2.3.1: Apalestesia. I
2.3.2: Abatiestesia.
i
2.3.3: Abarestesia.
i
2.3.4: Sensibilidad térmica y dolorosa, nor-
i
males.
2 3 .5 : Ataxia tabética. i
2.3.6: Trastornos variables de los reñejos 4
profundos. í
2.4: Síndrome del cono m edular.— i
Fig. 134-12,
Fig. 143-22 S ín d ro m e de la cola de caballo ^
2.4.1 : Anestesia en silla de m ontar.
i
2.4.2: Trastornos genitales y de los es­
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A Adenohlpofisis, 726 AnJsocoria, 126
- Insuficiencia de la, 727 A n o , 516, 617
A b a tie s te sla , 882 Adenoides, 154 - examen del, 45 3, 516, 517
A b d om e n, examen de!, 411 Adenom a bro nquial, 190 A n or ex ia , 49 5
- abombamientos difusos, Adenomegalia en enfermedad - nerviosa, 4 9 6
416 de H o d gk in , 772 A n o s m la , 13 6, 886
- abovedamlentos, 42 5 - en leucemias, 769 A n t íg e n o car clnoembrlonarlo,
. agudo, 441 - en linfomas, 772, 774 53 5,56 0
- ascitis, 435 - en mononucleosls Infeccio­ An tic ue rp os antinucleares, 693
- auscultación, 4 3 7 sa, 775 A o r ta abdo min al aneurisma,
- cambios respiratorios, 421 Adiadococinesia, 867 478
- de tabla, 423 Adrenalina, 714 - auscultación, 479
- espesor de la pared, 42 4 Aerofagia, 4 9 5 , 496 - examen de la, 478
- exámenes complementarios, Aftas, 143 - In sp «cción, 4 7 8
440 Agranulocltosis, 766 - palpación, 47 8
- excavaciones, 418 Agudeza visual, 114, 129 A pa r at o au di tiv o, 157
- Inspección, 41 4 Agusia, 905 - anamnesis, 158
- hipertonía, 4 2 3 A lb ú m in a plasmática, 533 - c o n d u c t o auditivo externo,
- meteorismo, 435 Aldosterona, 714 160
- movimientos de reptación, Al dosteronismo pri ma rl o, 719 - dolo r, 157
421 Alient o, 147 - examen físico, 160
- normal, 414 Alopecias, 112 - Ganglios periaurlcuiares,
- palpación del, 42 1, 42 2 Ame norrea, 618, 64 9 , 650 163
- percusión, 43 4 A m ígdalas, 1 53 - mastoides examen de, 163
- proyección de las visceras Amigdalitis, 153 - me mb ran a timpánica, 162
en la pared del, 4 1 2, 413 Amilasa, 558 - oreja, 160
- puntos dolorosos, 43 0 Amllasurla, 558 - secreciones, 157
- redes venosas, 42 0 Aminopeptidasa de leuclna, - trastornos de la audición,
- sensibilidad, 42 4 558 159
- silencio abdominal, 438 Amniocentesis, 660 - vértigo, 15S
- soluciones de con tinuidad, Am on ie m ia , 534 - z um b id os de o í d o , 159
425 A m p li tu d respiratoria, 205 Apar at o genital femenino, 61 V
- tensión abdominal, 42 2 Anafia, 832
A pa ra to genital masculino, £00
Analgesia, 832
- topografía, 411 - an aíom ¡'a, 600
Analgesia viscaral, 832
- trastornos de la piel, 413 Anamnesis, 3 - caracteres sexuales mascu­
Abreviaturas, 304 - aplicable a cualquier sín ­ linos, 60 2
Absceso pulmonar, 132, 189, tom a, 9 - fisiología, 601
192 - datos de filiación, 5 - histología, 601
Absceso subfrénico, 19 3, 441 - dolor ginecológico, 618 Apar at o urinario auscultación,
Abscesos perianales, 4 5 6 - enfermedad actual, 8
475
Acalasia, 482 - historia familiar y social, 42
- historia pasada, 37 - examen físico de!, 4 7 2
Acolia, 534 - mo tivo de consulta, 7 - inspección, 47 2
Acromegalia, 729 - partes de la, 5 - palpación, 47 2
- síntomas y signos de la,730 - revisión de sistemas, 27 - percusión, 475
Acropaquias, 252 A n at om ía y Fisiología de las - riñones, 4 7 2
Acti tud , 789 vías urinarias, 564 - vejiga, 47 7
- corea, 790 Anem ia, 747 - apéndice, 512
- hemiplejías, 790 - aplástica, 759
- examen físico del, 448
- clasificación etioiógica de
- intoxicaciones saturnínlcas, - maniobra de Huassmann,
la, 750
792 - clasificación morfológica 44 9
- meningitis, 739 de la, 751 - ma niobra de Me. Kessack,
- paraplejía espastlca, 790 - deficiencia de folatos, 753 44 9
- Parkinson, 790 - grados de, 747 - plastrón apendicular, 449
- tabes, 790 - hemoi ítica, 758 - puntos dolorosos, 43 2
- tétanos, 789 - hipocrómicas, 754
- macrocítica, 752 Apendlcltis aguda, 512, 529
• vestibular, 792 - no rm ocrómicas, 756 - anamnesis, 512
Actitudes, 91 - perniciosa, 753 - exámen físico, 514
Act o sexual anamnesis del, 628 - sintomatologia de la, 743 - exámenes complementarios,
- trastornos del, 627 Aneurisma, 402, 478 514
Acúfenos, 159 Anexos, examen de los, 640 A p e x -c a r d í a c o , 281
Acuidad auditiva, pruebas al Angina de pecho, 26 5 ,3 7 7 - localización, 281
alcance del médico general, Angiografía po r resonancia - percusión, 288
901 magnética, 394 A p o f e rr lt i n a , 754
Addis, prueba de, 587 Angiografía cerebral, 934 Apopl ej ía en evo luc ión, 946
Addison, enfermedad de, 716, Angiografías y angiocardiogra- Apra xl a, 86 9, 870
722 fías, 330 Aracnodactilla, 679
- signos de, 717 Anhidrosis, 97 A r d o r epigástrico, 542
Angi odinografia 394
y 11 www.medibooksnica.net63.net

Arrefléxia osteotendinosa, 853 consejos (comentai ios) carrillos, 14 1


• superficial, 854 para la, 313, 3 21 dientes, 144
Arritmias, 361 focos y áreas, 290 encías, 143
• activas, 301, 361 focos de base, 290 examen de, 14 0
- clasificación de las, 362 focos de punta, 290 glándulas salivales, 149
• pasivas, 300, 366 maniobras semiotécnicas labios, 140
Arrugas de la frente, 112 para la, 290 • lengua, 144
Arterieesclerosis, 53 • secuencia de la, 310 ■ paladar, 147
- pulso, 53 Auscultación patológica defi­ Bocio, 1 75
Ar.teriograf ía, 397 nida, 306 - características de los, 704
• hepática, 537 - A zo u la y , maniobra de, 293 - clasificación del, 704
- mesentérica o celiaca, 523 - com unicación Interauricu- Borborigmos, 43 7
- renal, 592 lar, 314, 315, 320 Bouchard, nodulos de, 680
Articulaciones, 663 - comunicación interventri­ Bradiesfigmia, 52
- crujido de las, 666 cular, 3 1 6 , 3 2 0 Bradipnea, 69, 206
- deformación de las, 665 - déficit del pulso, 303 Bromhidrosis, 97
- dolor de las, 663 - estenosis aórtica, 308, 309, Bromosulfonftaleina B S F , 534
- edema de las, 664 3 15.318 Broncofon [a, 228
- esguince de las, 695 - estenosis mitral, 304, 307, Broncografia, 238
• fractura de las, 695 309, 316, 321 B r o n co ne um on ía , 184
• impotencia funcional de las, - estenosis pulmonar, 316, Broncoscopia, 238
665 320 Bronquiectasias, 18 2, 189,192
- luxación de las, 695 - insuficiencia aórtica, 308, Bronquitis aguda, 182
• movilidad activa de las, 309, 316, 321 Bronquitis crónica, 180, 182,
666 - insuficiencia .mitral, 308, 200
• movilidad pasiva de las, 3 09.319 Buerger enfermedad de, 403
666 - Insuficiencia tricuspídea, Buftal mía, 120
Artritis, 663 292, 293, 319 Bulimia, 496
- lesiones radiológicas de la - P . C .A ., 307, 316
- para qué se ausculta?, 318
A . R . , 694
- reumatoidea, 674, 679, Rivern Carballo, signo de, 292 c
680 R it m o y frecuencia por la aus­
Ascltis, 43 5, 44 0 cultación, 299, 300, 304 Cabeza, examen de, 110
- matltez en media luna, 435 A u to fo n ía , 159 • por reglones, 112
- matitez en tablero de da­ Aiitoperlrnetría especular, 130 - movimientos, 112
mas, 437 - posición, 110
- onda ascítica, 436 - volumen y form a, 11
• paracentesis, 44 2, 443 Cacosmia, 136, 886
B
- signo del desnivel, 436 Cadera examen físico de la,
Asinergla, 866 682
Babinsky, signo de, 848 • luxación congènita de la,
Asma bronquial, 191, 200, - sucedáneos, 848
226 684
Balance hídrico, 257 Calambres, 826
Astenia Cardíaca, 269 Balismo, 826
Astigmatismo, 114 Calcemia, 558
Barestesia, 875 Cálculos radlopacos, 591
Ast o, 32 3, 693
Barognosia, 875 Ca m p o visual, 130
Ataxia bulbo-pontopeduncular,
Bartholin glándulas de, 624 Canai cervical, 617
864
Baciloscopla, 235 Cáncer pul m ona r, 189
- cerebelosa, 864
Basófilos, 235 Cáncer,ver en cada estructura,
- cortical, 864
Batiestesia, 875, 882 Cándida albicans, leucorrea
- laberíntica, 864
Bazo, examen fisico del 466 por, 622
- medular, 868
- inspección, 466 Caracteres sexuales masculinos,
- periférica, 868
- palpación, 467, 469
- origen de la, 864 602
- percusión, 469 Ca riotipo, 611 i
- talámica, 864
Bilirrubinas, 757 Cartílago tiroides, examen del,
Atetosis, 826
Biopsia de cérvix, 645 169
Atrofias, 856
- de endometrio, 645
- lesión de la vía piramidal, Caspa, 112
- hepática, 537 Catalepsia cerebelosa, 867 ,
857
- pancreática, 559 Catarata, 127
- lesión de las neuronas pe­
- testicular, 612
riféricas, 857 Cavidad uterina, 61 7 (
Biotipo morfológico, 79
- lesión de los músculos, 857 Cefalalgia, 102
- asténico, 80 - contracción muscular, 108
A u d i t iv o V I I I par, 899
- atlético, 79 - definición, 102
- rama coclear o auditiva, 899
- displásico, 80
- rama vestibular, 903 - esfuerzos visuales, 108
- pícnico, 79
Auscultación, 88 - espondilosis cervical, 108 !
Blastomlcosis sudamericana,
Auscultación cardíaca, 239 - estructuras dolorosas, 102
143
- del corazón normal, 294 - examen de, 103 !
Boca, aliento, 147
- desdoblamientos de R2, - fisiopatologia general, 103
291
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. gia uc om a a g u d o , 1 0 8 Co lo n , examen físico del, 451, Cromatina de Barr (Prueba de
- jaqueca, 107 506 la), 612
per iód ica a c u m u l a d a o de Colpocitología funcional neo- Cromatopsla, 115
H o r t o n , 108 pláslca, 643 Cr up diftérico, 188
. psicógena, 109 Colposcopia, 644 - laríngeo, 191
. sinusitis, 108 C ol um na , estudio de la, 667 Cuadrlplejías, 947
. t u m o r i nt ra cra nea l, 108 Coiuria, 534 Cuello, examen del, 167, 168
- vascular, 107 Co ma , 908 Cuero cabelludo, 112
Cefalea (ver cefalalgia), 102 - anamnesis, 910, 126 - alopecias, 112
Cejas, 113 - examen de los ojos en el, - caspa, 112
. parálisis de Bell, 113 911 Cushing, enfermedad de, 718
Células L . E . , 693 - exámenes de laboratorio, - signos de la enfermedad de,
C e n t e l l o g r a f ia cerebral 935 918 718,723
C e n t e l l o g r a f ia en sangrado - pr ofu nd ida d del, 909
digestivo, 523 - punción lu mbar en el, 918
C e r e b e l o , lesión del, 864 - pupilas en el, 912
- sensibilidad y motil lda d en
CH
Cerebelosa marcha, 794
- catalepsia, 867 el 915 Chagas enfermedad de, 324
C e r u m e n , 162 - técnica de examen, 909 Chancro blando, 609
C e r v i x , biopsia de, 645 Comas más frecuentes, 919 Chancro sifilítico, 60 9, 631
Cianosis, 94, 95, 190, 250 C o m p le m en t o sérico, 693 Chapoteo en ayunas, 43 8
- aume nto de la diferencia Comu nicac ión interauricular Christmas, enfermedad de,784
arteriovenosa de oxígeno, ( C I A ) , 278, 314, 315, 320 Chvostek, signo de, 711
253 Co mu nic aci ón interventricular
- central, 252 ( C I V ) , 274, 278, 316, 320
- clasificación de la, 190 Concentración de la orina
- crisis hipóxicas, 252 (prueba de la), 568 D
- dedos en palillo de ta mbor, Conciencia, 909
252 Co ndilomas acuminados, 4 54,
Da lr ym pl e, signo de, 703
- falta de ventilación en las 632
Danza arterial, 173, 276
cardiopatías, 253 Co ndilom as planos, 454, 633
Datos de filiación, 5
- 'periférica, 252 C o n d u c t o auditivo externo,
Decorticación, 918
- posición en cuclillas, 252 160
Decúbitos, 91
- umbral de 13,190 Conj un tiva, 117
- activos, 91
Ciático po plí te o externo, pará­ C o n n , sín dro m e de, 719, 724
- dorsal, 92
lisis, 793 Co no medular, síndr om e del,
- forzados, 91
Ciego, examen físico del, 449 950
- lateral, 92
Cifosis de la columna, 66 7 Convulsiones (ver Epilepsias) - pasivos, 91
Cineangiograf ía, 330 Coordi na ció n, ataxia, sitio de - ventral, 92
Cinecoronariogr'afías, 33 0 origen de la, 864 D edo de guante, examen del,
Cirrosis hepática, 549 - dinámica, 863 458'
Cistitis, 573, 576 - estática, 863 Dedos en palillo de t am bo r ,
Clstocele, 63 4 Co or din ac ió n o taxia, 859 1 0 1 ,2 0 0 ,2 5 2
Cistoscopla, 594 - recuento an atomo f un c io ­ Deshidrogenasas, 323, 534
Climaterio masculino, 615 nal, 860 Delgadez, 75
Clitorls, 617 - semiotecnia de la, 861 - constitucional, 75
- examen del, 632 Co pr ol ó gi c o, examen, 523 Dermograflsmo, 701
Clonus, 850 C o raz ón pu lmonar crónico, Derrame perlcárdlco, 326, 327,
- de la m a n o , 850 278, 280 335, 386
- de la rótula, 850 Corea, 112 - pleural, 233-241
- del pie, 851 - m ayo r, 794 Descerebraciones, 918
Coagulación, alteraciones de la, - m en or, 323, 788, 790, Desgarro perineal, 634
781 7 9 4 ,8 2 5 Despigmentación, 94, 95
- factores de la, 782 - otras coreas, 825 Destrezas, en la patología del
C o do , derrame articular, 675
Cornaje, 188 sexo masculino, 612
- examen físico del 675
Córnea, 122 • examen de próstata, 612
- fractura del, 675
Corteza suprarrenal, 713 • masaje prostático, 613
Cola de caballo, síndrome del,
- an at om ía y fisiología de la, Destrezas en patología nefro-
950
715 urlnarla, 598
Colangiografía, 547
- anomalías en la secreción de - sondaje vesical, 598
- intravenosa, 547 Destrezas utilizadas en patolo­
la, 716
- retrógrada, 548
- pruebas de función de la, gía cardíaca, 380
Colecistitis, 4 6 0 , 552
721 - flebotomía, 384
Colesclstograf ¡a oral, 546 - masaje cardíaco, 389
Colestasis, 5 3 4, 551 Creatinlna endógena (aclara-
mlen to de la), 590 - medición de la presión v en o­
Colesterol tota l, 533, 534 sa, 380
Cólico ureteral, 571 Crisis hipóxicas, 252
- punción de arteria femoral,
Coleiitiasis, 552 Cristalino, 127
383
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medición de arteria f e m o ­ ' fecha aparente de comien: Ecograma pancreático, 559
ral, 383 zo , 8 E c tr op io n, 116
punción de la subclavia y fecha real’ de com ien zo , 9 Edema agudo del pu lm ón,
yugular, 385 D ol or ginecológico, 623 375
• punción de la vena femoral. causa a p a r e n t e ; 624 E de ma cardiaco, 245, 255
382 evo lución, 62 5 Electrocardiograma, 336
punción pericárdica, 386 fecha aparente de com ie n­ ■ correlación entre la electro-
- respiración boca a b o c a ,388 zo , 624 fisiología y el E . C . G . ,
Diabetes insípida, 732 fecha real de com ienzo, 342
Diabetes sacarina, 734 624 ■ en las arritmias activas, 362
Diagnóstico.concepto de, 3 Intensidad, 624 en las arritmias pasivas, 367 ,¡
Diagnóstico, procedimientos - irradiación, 625 elec tro qu ím ica y E .C . G . ,
auxiliares en Ginecología, • relación con el ciclo mens­ 34 4
642 trual, 6 2 4, 62 5, 628 ■ extraclón del eje de P., 353
Diarrea, 508, 557 • relación con la micción, • extracción del eje de QRS,
Diarrea anamnesis, 509 625 353 1
- esteatorrea, 509 - relación con'las actitudes y - extracción del eje de T ,
Diastasis, 429 decúbitos, 62 5 354 I
Dientes, 144 • relación con los medica­ ■ generalidades indispensa­
Dilución de la orina (prueba mentos, 62 5 bles previas a la lectura i
de la), 568 - síntomas acompañantes, del, 33 9
Disestesias, 878 62b - nomenclatura del, 341 f
Disfagia, 48 0, 481 • sitio del do lo r, 624 - normas para tom ar un
Disfagia en cardiopat ías, 268 D o l o r hor ari o, 19 electrocardiograma, 336 |
Disfon ía, 155 - Intensidad, 11 • recon oc imien to de la onda
Disfonia en cardlopatías, 269 - irradiación, 14 de necrosis, 35 9 ^
Dismenorrea, 620 - Irradiado, 14 • repolarización ventricular,
Dismetría, 865 - lumb ar, 570 359
Disnea, 156, 185, 245 - perineal e hipogástrico, 5 72 secuencia de la actividad
- de decúbito, 187 - periodicidad, 19 eléctrica de los ven trí cu­
- de esfuerzo, 187 - recomendaciones para ana­ los, 3 4 8 '
- espiratoria, 183 lizar el, 23 • secuencia de la actividad
- inspiratoria, 187 - referido, 15 eléctrica en las aurículas, í
- paro* ística, 187 D o lo r en relación con el tipo de 348
- plegaría mahometana, 247 alimentos, 18 • secuencia de la lectura de, (
Dispareunia, 624, 628 - el v ó m it o , 20 357
Dispepsia ga'strlca, 540 - la deposición, 20 • sobrecargas ventriculares, {
Dispepsias en cardlopatías, 259 - la micc ión, 20 360
Dispraxia, 870 - las actitudes y decúbitos, 20 teoría vectorial, 355 {
Disritmia cardíaca, 30 0 - los medicamentos, 21 • T ri án gu lo de Ei nthoven,
Distonia muscular, 838 - síntomas acompañantes, 18 349 i
Disuria, 576 - tipo de, 17 vectores eléctricos origina­
Divertículos esofágicos, 48 4 D o lo r torácico, 183 dos en el cor az ón , 346
Dolo r anamnesis, 8, 10 - en punta de costado, 18 4 Electroencefalograma, 935
Do lo r cardlogénlco, 262 - en el infarto pu lm on a r, Ele ctromio grama, 69 4, 93 7 "
- angina de Prinzmetal, 265 184 E m b a r a z o , ex amen del, 655,
- angina de reciente co mie n­ - en el ne um ot ora x espontá­ 656
zo, 265 neo, 184 Embolia cerebral, 940
- angina variante, 267 - en la ne um on ía , 184 Em piema pleural, 193
- angina inestable, 265 - en la pleuresía, 183 Enanismo hipofisario, 729
- clasificación de las cardió­ Dolores viscerales más fre­ Encefalopatía hepática, 532,
p a ta s Isquémicas (Batlle cuentes de acuerdo con el 549 i
y Bertolasl), 263 sitio, 24. V e r además de cada Encías, 143
- clasificación de cardlopa­ estructura E nd om et rio biopsia de, 645 ^
tías isquémicas de Santi­ D ors o-l um ba r colu mna , 671 Enfe rmedad, de finición de, 3
llana del Mar, 267 - movimientos de la, 69 9 Enferme dad actual, 8 (J
- Infarto agudo de miocardio, Douglas pu nc ió n de, 645 Enfermedad congènita cianò­
266 Dressler signo de, 284 tica con c or to ci r c ui to ar- ^
- Isquemia aguda persistente, D u o d e n o examen físico del, terlovenoso Inicial, 253
266 44 6 , (ver también estómago - con c or to ci r c ui to venoarte- g
Do lo r, causa aparente, 12 y du od eno ) rial, 2 5 2 ^
- cólico, 17 Enfermedad de H o d g k in , 775 A
- co n tin u o, 18 Enfe rme dad p u lm o n a r aguda o "
- ejemplos y ejercicios sobre crónica, cianosis, 253 A
el, 22 Enfisema p u lm o n a r obstructl-^j
Ecocardiograma, 334, 3 3 5 , 336
- estado actual, 22 Ecoencefalograma, 937 v o , 188, 191, 2 0 0 j
- evolución, 22 Enfisema su bcutáneo, 208 "
Ecograma de vesícula, 54 9
Ecograma hepático, 53 7 Eno fta lm us , 12 0 J
www.medibooksnica.net63.net Estado constitucional, 79 la patología nefrourinaria,
Enteritis, 506
E n te ro c o litis , 5 06 Estafiloma, 122 590
Estenosis aórtica 277, 308, - arteriograf ia renal, 592
E n t r o p i o n , 116
"Éosinófilos, 764 309,318 - cistoscopla, 594
- pulso, 52 - renograma isotópico, 593
Epicanto, 120
E p i c o n d ll it is , 675
Estenosis mitral, 307, 309, - R X simple, de abdomen,
316,321 590
Ep ilep sia, 827
- ausencias, 8 3 0 - pulso, 53 - to m ografia axial c o m p u -
- clasificación, 828 Estenosis pu lm ona r, 316, 320 tarizada, 593
. convulsiones clónicas, 827 Estereognosia, 87 5, 882 - urograf ía ascendente, 593
- convulsiones tónicas, 827 Estertores, 225 - urografía descendente, 591
- clasificación de los, 226 - prueba de la concentración,
- crisis mioclónlcas, 833
Estómago y duodeno , anam ­ 581
- crisis parciales con sinto­
matologia elemental, 833 nesis, 487 - prueba de la dilución, 579
-' auscultación, 44 7 - prueba de los tres vasos,
- crisis parciales co n sinto­
matologia com pleja, 833 - dolor, 4 8 7 580
- examen físico del, 446 Exámenes complementarios en
- crisis con sintomatologia
- exámenes complementarios, la patología cardíaca, 333
predominantemente
49 6 - ecocardiografia y Doppler,
síquica, 833
- inspección, 446 33 3,33 4, 335,336
- etiología, 833
- irritable, 504 - radioisótopos, 334^
- examen de las, 829
- jugo gástrico, 49 7 - anglocardiografía, 330
- fisiopatologia, 827
- palpación, 446 - angiografías selectivas, 330
- fugas, 830
- síndromes gastroduodena- - clneangiografías, y cineco-
- jacksoniana, 832
les, 500 ronariograf ías, 330
Episcleritis, 122
Epispadlas, 608 Estomatitis, 142 - radiografías diagnósticas
Equilibrio del med io ácido- • aftosa, 143 por si mismas, 326
básico, 568 - blastomicosis sudamerica­ - fluoroscopia, 325
Equimosis, 776, 98 na, 143 * fonomecanocardlograf¡a,
Eritema, 97 - catarral, 14 2 332
Eritrocltemla primaria, 76 2 - gangrenosa o noma, 143 - laboratorio, 322
Erltrocítica, serie, 764 • oídica, 143 - laboratorio en la enferme­
Eritromelalgia, 402 - ulcerosa, 143 dad de Chagas, 324
Eritropoyesis, 743 Estrabismo, 121 - laboratorio en la t o x o ­
Eritropoyetina, 569, 74 3 Estreñimiento, 510 plasmosis, 32 4
Eritrosedimentaclón, 692 - acumulativo, 510 - secuencia de la lectura de
- anamnesis, 5 1 1 las telerradiografías, 328
Escaras, 99
Escleritls, 122 Estrías, 99 - teleradiografías, 325
Estudio hemod inám ico , pre­ Examenes complementarios
Esclerótica, 122
Escoliosis de colu mna , 6 6 8 siones y oximetrías, 306, para enfermedades arteriales,
334 395
Escotomas, 115
Eunucoidismo,signos del, 739 - arteriograf ía, 397
Esfínter anal, 456
Eventraciones, 429 - termografía, 397
Esofagitis, 483
Examen de la cabeza, en rela­ Exámenes complementarlos
Esofagltis, eructos, 49 6 ción al A . Cardiovascular, para enfermedades venosas,
Esófago, anamnesis, 48 0 273 40 0
- examen del, 4 8 0 , 481 Examen de la próstata, 612 - prueba de Brodie Tr en de -
• examen físico, 4 8 4 - masaje prostético, 613 lemburg, 40 0
- exámenes complementarios, Examen de la orina en el la­ - prueba de Ochsner Mahor-
485 boratorio, 582, 583, 586, ner, 400
- síndromes, 485 584 - prueba para mvestlgartrorn-
Espasmo torticolar, 826 - urocultivo, 587 bosis profundas, 400
Espasmos musculares, 826 Examen del cuello, en relación - signos de Homans, 401
Espejo vaginal, 635 al A . cardiovascular, 275 Exámenes especiales del sexo
• exploración con, 635 Examen del tórax, en relación masculino, 17 cetosteroides,
Espermatograma, 612 al A . Cardiovascular, 278 612
Espinal X I par, 907 Examen físico del aparato - biopsia testicular, 612
Espirometría, 240 cardiovascular, 271 - cariotipo, 611
Esplenoportograf ia, 537 Examen físico, principios ge­ - espermatograma, 612
Espondilosis cervical, cefalea, nerales, 49 (ver también en - pueba de Florence, 612
108 cada estructura) - prueba de la cromatina de
Esputo hemoptoico, 190 Examen ginecológico, 630 Barr, 612
- examen del, 232 - con espejo, 636 - prueba de la fructuosa, 612
Esquemas flslopatológicos de - posición de, 630 Excresión renal, 568
las valvulopatías, 307, 3 0 9 Examen macroscópico de la Exoftalmus, 120, 703
- estenosis aórtica, 309 orina, 578 Expansión respiratoria, 208
• estendsis mitrai, 30 7, 309 Examen obstétrico, 654, 655 Expectoración, 182, 248
- insuficiencia aórtica, 30 9 Exámenes complementarios de - en el edema agudo pu im o -
- insuficiencia mitrai, 30 9
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-976 -
nar, 182 - intermitente, 69 Gingivitis atrófica, 144
- en la bronquitis'aguda, 18 2 - remitente, 69 Gingivitis hipertrófica, 144
- e n la tuberculosis p u lm o ­ Fiebre reumática, 6 7 4 Glándulas de Bartholin, 624
nar, 182 Filtración de la orina, 568 - examen, 634
- en las neumonías, 182 Fisiología del aparato sexual Glándulas salivales, 149
- en los abscesos y br o n- masculino, 601 Gla ucoma agudo, cefalalgia,
quiectasias, 1 82 Fisiopatologia, definición de 108
- tipos de, 183 la, 2 G lo b o ocular, 119
Exploración del contenido va­ Fístula esofágotraqueal, 4 8 2 Glosofaringeo IX par, 904
ginal, 642 Fístulas torácicas, 201 Glucagón, 734
- cultivos, 642 Fisura anal, 4 5 4 Glu cocorticoides, 714
- examen en fresco, 642 F le b ot om ía , 3 8 4 Glucosa, en la pancreatitis, 558
- frotis del exudado, 642 F l o r e n c e , prueba de, 6 12 Glucosuria, 558
- investigación del PH , 642 Fluoroscopia, 3 2 5 Gonadas, 737
Extrasístoles, 301, 302, 362, Focos de auscultación: meso- Graefe, signo de, 703
363 cárdio, 31 9 Gran mal, 829
Extrasístoles bigeminados, - de base, 2 9 0 Gran mal, anamnesis, 829
pulso, 52 - de base: aórtico accesorio,. Gran mal, examen físico, 832
318,321 Gr an ulocitopenia, 767
- de base aórtico principal, G r it o de Douglas, 457
3 1 8 , 321
F - de base pulmonar, 32 0
Facies, 164, 788
- de punta, 2 9 0 H
- de punta mitrai, 3 1 9
- acromegálica, 164
- de punta tricuspídeo, 319 Halitosis, 147, 532
- alcohólica, 166 F o n d o de ojo, 127 Harzer maniobra de, 284
- aórtica, 273
- com a, 915 Heberden, nodulos de, 680
- cianòtica, 273
Fonocardiogramas, 2 8 9 , 29 0, Hegar, signo de 659
- corea menor, 788
2 9 1 , 29 2 , 29 3 , 2 9 5 , 2 97, Hematemesis, 493
- Cushing, 166
3 1 8 , 3 1 9 , 3 2 0 , 321 Hem atocrito, 747
- febril, 164
Fonomecanocardiograf ía, 3 3 2 Hematoma, extradural, 944
- gravidica, 155, 160, 655
Fó rm u la de Addis, 5 58 Hematoma subdural, 94 4
- hidrocefalia congènita, 789
Fó rmu la leucocitaria, 7 6 5 Hematopoyesis medulcü, 742
- hipertiroidea, 164
Fosa supraesternal, 168 Herníanestesia, 834
- leonina, 166
Fosas nasales, 13 6 - alterna, 948
- mitrai, 272
Fosas supraclaviculares, 168 - bulbar, 834
- mixedematosa, 164
Fosfatasa alcalina, 534 - cortical, 947
- mongoloide, 167
Fosfatemia, 712 - peduncular, 88S
- parálisis del facial perifé­
Fosfatasa alcalina placentaria, - protuberancia!, 884
rica, 788
- Parkinsoniana, 176, 788
5 35 - supracapsular, 948
Frecuencia cardíaca normal, - talámica, 885
- tetánica, 166
2 97,303 Hemiapraxia, 870 •’ 1
Factor reumatolde, 692
F rém it o, 174 Hemiespasmo facial, 827
Faringe, 151
F rém it o vocal, 210 Hemiplejía, 790
- anamnesis, 151
Frente, 112 - capsular, 944
- dolor, 151
Frente olímpica, 112 - espástica, 945
- examen físico, 152
Frigidez, 62 8 - flácida, 945
- hemorragias locales, 152
Frote pleural, 227 Hemofilia, 783
- tos, 152
Fructuosa, prueba de, 6 1 2 Hemograma Schilling, 765
- trastornos respiratorios, 152
- trastornos fonatorios, 152 H cm ol ítico estado, 756
- velo del paladar, 152 Hemoptisis, 1 88, 493
Faringitis, 153 G • del cardíaco, 250
Fenolsulfonftaleína prueba de - en abscesos y bronquiecta-
la, 590 sias 189
Gammagraf ía:
Fe ocr om oci toma , 720, 724 - en el adenoma bronquial,
- hepática, 537
Ferritina, 754 190
- pancreática, 559
Fetoglobulinas, 533 - en el Ca. pul m ona r, 189
- pulm ona r, 238
Fibrilación auricular, 259, 344, - en el infarto pulm ona r,
- tiroidea, 706
365 189
Ganglios cervicales, 170
Fibrilación ventricular, 344, - en la tuberculosis p u lm o ­
periauricuiares, 163
365 nar, 1 87
Gastroenterocolitis, 506
- pulso, 52 - en las neumonías, 189
Genitales externos e internos,
- tensión arterial, 60 Hemorragia intracraneal, 94 4
617
Fiebre, 64 - hematoma extradural, 944
- anomalías anatómicas de,
- cóm o examinar, 66 - henatina subdural, 944
631
- continua, 68 - intracerebral, 939, 944
- examen de, 630
- hipertermia, 64 - subaracnoidea, 944
Gingivitis, 143
- hipotermia, 66 Hemorroides externas, 454
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Hemorroides internas, 459 Hlp otiroidis mo, 699, 705 - slmpaticotonía, 374
Henoch Scholeln, síndr om e, Hipo to nía abdominal, 424 - teoría anterógrada, 376
780 H ip ot on ía muscular, 838 - teoría retrógrada, 375
Hepatitis viral, 549 Hippus, 126 - volumen diastólico final
Hering-Breuer, reflejo de, 185 Hippus patológico, 893 374
Hernias, 426 Hlrsutismo, 100 - volumen slstólico de ex pu l­
- diafragmática, 378 Hlsterometría, 647 sión, 374
- discal, 790 Histerosalpingografía, 646 Insuficiencia cardíaca derecha
- crurales, 428 Histología del aparato sexual 245, 376
_ del hiato esofáfíco, 48 3, masculino, 601 - izquierda, 245, 374
486 Historia el ínica Insuficiencia circulatoria linfá-
- epigástricas, 427 - partes de, 2, 3 ca, 399
- inguinales, 427 - familiar social, 42, 44 , 45 Insuficiencia coronaria aguda,
- umbilicales, 427 - obstétrica, 626 377
Herpes simple, 141, 632 - obstétrica anamnesis de, - crónica, 377
Herpes Zóster, 98 626 Insuficiencia hepática, 546
Hidrocefalia, 111, 789 - pasada, 37, 39 Insuficiencia mitral, 308, 309,
Hidrocele, 610 H od gki n, enfermedad de, 772 319
Hidrocelecisto, 465 H o m b r o , luxación del, 675 Insuficiencia renal aguda, 595
Hierro sérico, en necrosis celu­ Hormonales, determinaciones, - aguda postrenal, 595
lar hepática, 534 64 7 - aguda renal, 595
Hígado anamnesis, 531 - crónica, 596
- auscultación, 463 Insuficiencia tricuspidea, 292,
- examen físico del, 4 6 0 , 293,319
461 Insuficiencia venosa crónica,
- exámenes complementarios, 399
533,536 Insuficiencia venosa periférica,
Ictericia, anamnesis del recién
- inspección, 460 398
nacido, 54 6 Insuflación tubaria, 646
- palpación, 460
- examen de, 94, 95 , 532, Insuficiencia mitral, 308, 309,
- percusión, 463
542,557 319
Mimen, 617
- exámenes complementarios, Insulina, 733
- sxaíTien del 63 2
¿J3 A
- imperf orado, G20, 631 Intértrigo, 631
- fito pa to lo gí a, 5^4 Intoxicaciones saturn ínicas,
Hiperatdosteronismo primario,
- progresiva, 546
7.19 792
Ileon, examen físico, 4 4 8
Hipercalceinia, 711 Iris, 123
- paralítico, 4 4 1 , 5 1 1 , 529
Hipercalciuria, 712 - iridociclitis, 124
Incontinencia urinaria, 5 7 0 ,
Hiperemesis gravídica, 494 Irradiación de los “ soplos”
Hiperestesia cutánea de Katsh,
573,575 cardíacos, 315
- de esfuerzo, 6 3 5
471 - en insuficiencia mitral, 315
Infarto agudo del miocardio, - en la com unicación inter­
Hiperhidrosis, 96
2 66,377 auricular, 316
Hipermetría, 865
- cerebral, 943
Hipermetropia, 114 - en la com unicación inter­
- pulm ona r, 184 , 1 8 9 , 191
Hiperosmia, 136 ventricular, 317
Inspección, generalidades, 81,
Hipersondrldad, 87 - en la estenosis aórtica, 317
Hipertensión arterial, 269,
83
- en la estenosis mitral, 316
Inspección y palpación del
270,271 - en la estenosis pulm ona r,
precordio, 281
- pulso, 53 316
- localización del apex, 281
Hipertensión endocraneal, 938 - en la Insuficiencia aórtica,
Insuficiencia aórtica, 2 7 2 , 2 73,
Hipertensión portal, 550 316
3 0 8 , 3 0 9 , 3 1 6 , 321
Hipertermia, 64 - en la persistencia del c o n ­
- pulso, 52
Hipertiroidismo, 699, 705 ducto arteriovenoso, 316
- tensión arterial, 60
- examen de la tiroides, 174 Isquemia cerebral, 9 4 0
- arterial aguda, 3 9 2
Hipertonía abdominal, 423 - de la cerebral anterior, 942
Hipertonía muscular, 836
- crónica, 395 - de un hemisferio, 942
Insuficiencia cardíaca, 3 7 3 - estenosiá de la carótida in­
Hipertrofia muscular, 857
- insuficiencia cardíaca de­ terna, 942
Hipo, 496
Hipoacusia, 152, 900 recha, 245, 378 - insuficiencia vertebrobaci-
Hipófisis, 6 0 2, 725 - insuficiencia cardíaca iz­ lar, 942
Hipogloso ma yo r, X I I par, 908 quierda, 24 5 , 378 - intermitente, 940
Hipoglucemía síndrome de, - edema agudo de pu lm ón , - síndrome del rob o de la
735 37E subclavia, 942
Hipogonadismo ovárico, 740 - clasificación funcional, 3 8 0
- contractilidad, 373
- secundario, 615
- testicular, 738 - fracción de eyección, 3 7 4 J
Hiposmia, 136, 886 - Pick sín dro m e de, 3 7 8
- postcarga, 3 7 4 Jaqueca, 107
Hipospadias, 60 3, 608 Jugo gástrico, examen del, 4 9 7
Hipotálamo, 60 2, 725, 726 - precarga, 374
- sonsaje nasogástrico, 498
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K Linfomas no Hodgkin, clasifi­ Masaje cardíaco, 3 39
cación, 773 Masaje prostático, 613
Kern icterus, 546 Linfomas, síntomas de los, 773 Mastalgia, 621
Klinefelter, sin drome de, 614, Lipasa, 558 Mastoides, 163
739 L ip id ic o , perfil, 323 Matidez, 87
Klippel Tre nau na y, sindr om e, L í q u i d o ascítico, 445 - pillmonar, 215
403 L í q u i d o cefalorraquídeo, 921 - en media luna, 4 3 5
K o p ll k , manchas de, 142 - ejemplos patológicos, 930 - en tablero de damas, 437
K o r o t k o ff , escalade, 58 - examen del, 927 Meato uretral, 617
- recuento anatomo fisiológi­ Médula espinal, 949
co, 921 - hemisección, 949
L Lordosis de columna, 66 7 - sección completa, 949
Louis ángulo de, 194 Megacolon, 45 3
Lupus eritematoso sistèmico, Megalocefalia, 111
Laberinto, lesión del, 864 674 Melanosls, 94, 95
Labio mayor, 617 Melenas, 517, 518
Labio menor, 617 Menarquia, 618
Labios, 140 M Meningitis, 789, 930
- labio leporino, 140 Meniscos, examen de los, 687
- macroquella, 141 Menipausla, 652
- parálisis facial, 140 Macroglosia, 145 Menopáusica, examen de la,
- queilitis, 141 Macroqueilia, 141 653
Laboratorio en las c a r d i o p - Máculas, 97, 129 Menstruación, 618
tías (pruebas de), 322 Mama, do lor de la, 405 - anamnesis de, 618
Laparoscopía, 53 9, 646 - examen de, 405 - cambios inesperados en la,
Laringe, 154 - inspección de la, 406 61 9.62 0
- anamnesis, 15 4, 155 - palpación de la, 406 - color, 619, 620
- examen físico, 156 Mamografía, 409 - duración, 619, 620
- exámenes complementarios, Maniobras de: - fecha de la última, 619,
156 - Barré, 813 620
Laringoscopia directa, 154 - F or d, 836 - fluidez, 6 1 9 , 620
- indirecta, 154 - Glenard, 4 4 7 - hemorragia interrnenstrual,
Latido aórtico, 23 5 - Gortíon, 848 61 9.62 0
- apexiano, 281 - Gowers-Bragard, 830 - menarquia, 619
- del ventrículo derecho, 234 - Haussrnan, 449 - ritm o, 61 8, 619
- pu lmonar, 234 - Harzer, 284 - síntomas acompañantes,
Latidos cervicales, 173 - Ho n ig ma nn , 433 61 9.620
- cervicales venosos no r m a­ - Jendrassik, 841 - volumen, 61 9, 620
les, 174 - Leven, 44 7 Mericismo, 495
Lengua, 144 - Me. Kessack, 449 Mesenterio, examen del, 459
- cerebriforme, 146 - M u r p h y , 4 3 1 , 465 Meteorismo, 4 3 5, 512
- escrotal, 146 - Opp en he im , 849 Métodos de:
- geográfica, 145 - Pron, 465 - Brugsch, 461
- negra, 145 - Shafer, 849 - Chauffard, 462
Leopold, maniobras de, 656 - Valsalva, 163 - Devoto, 4 6 2
Lesiones ampollosas, 858 Maniobras para auscultar focos - G u y o n , 473
Leucemias, 768 de punta, 292 - Israel, 47 4
- clasificación de las, 769 - A z ou la y , 292 - Mathieu, 461
- etiopatogenia de las, 770 - decúbito de Pachón, 292 Metrorragia, 621
- sintomatología de las, 769 - Rivero Carballo, 292 Micosis pu lm on a r, 189
Leucemoides reacciones, 768 Mano: Microcefalìa, 112
Leucocitaria, serie, 764 - de simio, 792 Microglosia, 145
Leucocitosis, 764 - en garra, 792 Midriasis, 893, 894
Leucodermias, 94 , 95, 633 - examen físico de la, 67 8 Mielofibrosis, 775
Leucopenia, 764 Manos ca idas, 792 Mielografía, 933
Leucopoyesis, 745 Marcha, 792, 793 Mieloma múltiple, 775
Leucorrea, 621 - cerebelosa, 794 Mineralocorticoides, 714
- anamnesis de la-, 621 - corea m a y o r y menor, 794 Mioclonías, 826
- aspecto físico, 622 - del ebrio, 865 M iopía, 114
- causa aparente, 622 - en estrella, 903 Miosis, 893
- evolución, 622 - hemiplejía capsular, 79 6 Moralización, 30 4, 314
- fecha real y aparente de co­ - parálisis del ciático p o p l í ­ M oc o cervical, investigación
mienzo, 621 teo externo, 796 del, 643
- forma de comie nzo , 622 - paraplejía espástica, 79 6 Mockenberg enfermedad de,
- prurito vulvar en la, 622 - Parkinson, 794 403
Línea morena, 656 - qué y c ó m o preguntar, 794, Moeblns, signo de, 703
Linfocitos, 745, 746 705 Monocitos, 746
Linfomas, 772 Mareo, 159 Mononucleosis infecciosa, 775
W»1
í
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.
- ‘9?y
- del trigémino, 895 Orquitis, 615
à Monoplejía, 947
- examen físico, 879 Ortopnea, 187, 247
" M o n t e d e v e n u s , 617
Mon tgomery, corpúsculos de, - intercostales, 879 Osgood-Schlatter, enfermedad
- neuritis, 879 de, 687
V 655
- neurona mot riz periférica, Osteoartrosis, 66 3, 697
. Motilidad, 797, 871
p - involuntaria, 815 855 Otitis media, 162
- involuntaria, sistema extra- - parálisis periférica caracte­ Otoscopio, 160
) piramidal, 815 rísticas de la, 856 Ovario, 617
- trastornos tróficos, 856 Ovarios, 739
. refleja, 838
} . examen de los reflejos, 840 Neurohipofisis, 727
* - miembros inferiores, 84 6 Neutrófilos, 764
í - miembros superiores, 844 Nictalop ía, 115
Nistagmus, 12 1, 868 , 892, 903
P
. recuento anat om o fisioló-
k gico, 839 Nodulos, 99
- reflejos de la cabeza, 841 Nodulos reumáticos de Mey-
I . reflejos del tro nc o, 84 3 net, 273 P.C .A ., 30 7, 316
* - región anoperineal, 84 4 No ma , 143 Paladar, 147
- voluntaria, anamnesis, 800 Nomenclatura del Electrocar­ - hendido, 148
^ - voluntaria, examen físico, diograma, 341 - ojival, 148
800,801 Nomenclatura de ios trastor­ - perforación, 148
I Motivo de consulta, 7 nos de la motilidad volunta­ - velo del, 152
Motor ocular c o m ú n , III par, ria, 815 Palestesia, 875, 882
> 888 - del E . C . G . , 341 Palidez, 93, 94
Motor ocular externo V I par, Noradrenalina, 714 Palpación, 82, 86,
) 891 - generalidades, 82, 86 (ver
M o v im i e n t o s , g en er al ida des , además de cada estructu­
| 797 O ra)
- asociados, 818 Palpitaciones, 258
I - automáticos, 818 Panadizo analgésico, 858
- coreicos, 825 Obstetricia, estudios radiológi­ Pancitopenia, 759
. - involuntarios, 797, 82 3 cos e n , 660 Páncreas, 554
* - voluntarios, 797 - procedimientos y exáme­ - anamnesis, 554
Muguet, 143 nes e n , 66 0 - endocrino, 733
! Muñeca, examen físico de la, Oclusión intestinal, 44 1, 527, - examen físico del, 46 9,
677 523 557
í Murmullo vesicular, 222 Odinofagia, 433 - exámenes complementarios,
- variaciones fisiológicas, Oftálmico II par, 887 557
) 222 O ftalmoplejía, 891 - inspección, 469
- variaciones patológicas, O í d o , 157 (ver aparato auditi­ - palpación, 469
| 223 v o) - quiste, 562
Músculos, examen de los, 690 Ojos, 113 - t um or , 561
- agudeza visual, 114 Pancreatitis aguda, 554, 560
I - crónica, 561
- anamnesis, 113
- conjuntiva, 117 Papila, 128
- córnea, 122 - atrofia post-neurítica, 887
- cristalino, 127 - edema de la, 887, 939
> Nariz, 132
- cromatopsias, 115 Pápulas, 98
- anamnesis, 132, 133
- dolor, 113 Paracentesis, 442
\ - dolor, 132 - esclerótica, 122 - en la pancreatitis aguda,
- examen físico, 136 - escotomas, 115 558
| - obstrucción de la, 13 2 - examen físico, 115 - I íquido ascítico, 444
- secreciones, 134 - examen funcional, 129 Paracusia , 159, 900
( - senos paranasales, 13 8 - fondo de, 127 - de lugar, 159
- silla de m ontar, 136 - globo ocular en c on jun to , - Wills, 159
| Náusea, 491 119 Paragusia , 905
Necrosis celular hepática, 536 - iris, 123 Parahemofilia, 785
, Neoplasias del sistema i n m u - - movimientos oculares, 1 2 1 Parálisis;
nitario, 772 - párpados, 115 - del ciático pupliteo exter­
. - testiculares, 616 - pupila, 124 no, 793
Nervios sensitivos, lesión de Olfación trastornos de, 136 - espastica, 790, 796
los, 857 Olfatorio I par, 886 - facial 112, 113, 140, 788,
f Neumoencefalograf ía, 93 4 Oligomenorrea, 618 898
Neumogástrico X par, 9 0 5 Onda ascítica, 436, 43 9 - facial central, 788, 898,
I Ne umonía 182, 184, 189, 191 Opistótonos, 110 94 5
Neumotorax, 184, 191 O p t o t ip o , 129 - facial periférica, 112, 113,
l Neuralgia, 878, 879 Oreja, 160 1 4 0 ,78 8,8 98
- cervicobraquiales, 87 9 Orina examen elemental, 583 - flácida y la neurona m o t o ­
| - del ciático, 879 - examen macroscópico, 578 ra periférica, 814
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- nomenclatura, 815 Plexalgia, 878 - anal, 517
- periférica características de Pólicitemia primaria o Vera, - en ictericia, 532
la, 856 762 - vulvar, 623
- segmentarias y la corteza - secundaria, 763 Psicalgia, 878
motora, 813 Poliglobulia, 762 Psoas examen físico del 477
Paraplejía, 946 Polimenorrea, 618 Pujo, 516
- espástica, 946 Polipnea, 206 Pul mo na r:
- flácida medular, 946 Pólipos rectales, 458 - auscultación, 219
- flácida neurítica, 946 Posición en cuclillas, 252 - hipersonoridad, 218
Paratiroides, 707 Posthipófisis, 732 - variantes del segundo r ui do ,à
- anatomía fisiología de las, Praxia, 869 312
707 - apraxia, 86 9, 870 - sonoridad, 214, 216 £
- sintomatologia de las, 708 - examen de la, 870 - submatidez, 217 ’i
Paredes craneales, 886 Precocidad sexual, 615 - tim pa nis m o, 215, 218 ^
- I par, 886 Presbicia, 114 - tom og ra fi a, 240 ^
- II par, 887 Presión oncótica y presión - triada de la, 287
- III par, 888 hidrostática, 255 Pulso, 50 |
- IV par, 890 Presión venosa, 38 0 - alternante y tensión arte­
- V par, 894 Prolapso rectal, 4 5 4 rial, 60 4
- V I par, 891 Próstata examen de la, 45 7, - am pl itu d, 50
V II par, 897 612 - arterioesclerosis, 53 ñ
V I I I par, 899 Proteinograma etectroforético, - bigeminado, 52
- IX par, 904 533 - bradisfigmia, 52 4
- X par, 905 Pruebas de: - características de la pared,
- XI par, 907 - arrodillamiento, 867 50
- XII Par, 908 - Barany, 903 - céler, 276
Paresias, 800 - Brodie Tr en de le mb ur g, - estenosis aórtica, 52
- examen de las, 813 400 - estenosis mitrai, 53
Parestesias, 878 - dedo nariz, 862 - extrasístoie, 52
Parkinson, enfermedad de, - dedos índices, 862 - fibrilación auricular, 52
788, 790, 794, 824, 836, - equilibrio estático y diná­ - frecuencia, 50
947 mico, 903 - hipertensión arterial, 53
Parosmia, 136, 886 - esfuerzo graduada, 377 - insuficiencia aórtica, 52
Parpadeo, 115 - flexión del tronc o, 866 - parvus, 309
Párpados, 115 - inversión de la mano, 866 - ritm o, 50
Patético IV par, 890 • las manos, en las paresias, - taquisfigmia, 52
Pectoriloquia, 228 813 - variaciones más frecuentes,
Pelo, 99 - línea horizontal, 865 51 |
Pequeño mal, 832 - los tres vasos, 580 Punción abdominal, 64 7
Percusión, 84 - marionetas, 867 - de arteria femoral, 383
- cardiaca, 286 - pasividad muscular, 86 7 - de subclavia y yugular, 385
- dígito-digital, 87 - pesas, 86 7 - de vena femoral, 382
- ver también en cada estruc­ - prehensión del vaso, 865 Punción lumb ar, 921
tura - rotatoria, 903 - co mo realizar la, 924
Perimetría de con to rn o, 130 - sentarse en una silla, 866 Punción pericárdica, 386
- por confrontación, 130 - talón-rodilla, 862 Puntos dolorosos, 4 3 0
Peso corporal, 70 - Hochsner Mahorner, 4 0 0 - apendiculares, 4 3 2
- delgadez, 75 - para investigar trombosis - de centeno, 432
- obesidad, 71 profunda, 40 0 - ováricos, 4 3 3
Pestañas, 115 Pruebas funcionales nefrouri- - solar, 430
- triquiasis, 11'7" narias, 587 - ureterales, 432
Petequias, 98, 776 - de la concentración, 531 - vesical, 432
Pie, examen físico del, 689 - de la depuración de la crea- - vesiculares, 431
PieljColor de la, 93 tinina, 590 Puño percusión del hígado,
- elasticidad, 97 - de la dilución, 579 463
- examen de, 93 - de la fenolsulfonftaleina, Pupila, 12 4. 125
- humedad, 96 590 - en el coma, 913
- lesiones cutáneas de causas - del paraaminohipurato só­ - reflejos 126, 893
internas, 97 dico, 590 Púrpura:
- temperatura de la, 95 - de la reabsorción tubu lar - anafilactoidea, 780
Pirgocefalia, 111 máxima, 590 - idiopatica, 781
Pirosis, 483 - de la secreción tubu lar - trombocitopénica, 780
Pituitas, 494 máxima, 590 - trombocitopénica tro mbo
Plastrón apendicular, 449 - medición del flujo plasmá­ tica, 780
Plegaria Mahometana, 247 tico renal, 590
Pústula, 9 8 , 99
Pleural, estudio del líqu ido , - reacción xantoproteica,
237,239 590
Pleuresía, 183, 191 Prurito:
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Q Regionalización del ab do me n, Sangre oculta, 51 8
13, 4 1 2 , 413 Secreción, 621
uiste de páncreas, 562 Regionalización del tó ra x, 13 - externa del riñón, 569
Queilltis. 141 - Regurgitación, 434 - interna del riñón, 569
Renina, 569 Secreciones nasales, 134
Renograma, isotópico, 593 Secuencia de la actividad eléc­
Respiración,' 205 trica de las aurículas, 348
R • boca a boca, 388 - de los ventrículos, 348
- bronco-vesicular, 223 Secuencia de la auscultación
ta d ic u la lg ia , 878 - bró nqu ica , 223 cardíaca, 310
R ad io grafía sim ple de ab d o ­ - en el com a, 915 - lectura del E . C . G . 357
m en, en vías urinarias, 590 - costal, 206 - lectura de las teleradiogra-
Rad io isó to pos, 3 3 4 - costo-abdominal, 206 fias, 328
fía le s, 225 (ver tam bién ester­ - de Biot, 206 Segmentos pulmonares, 197
tores) - de Cheyne-Stokes, 206 Semiología, 2
jRaquialgla, 67 8 , 881 - de Kusmaul, 205 Semiotecnla, 2
Rayn au d enferm edad de, 4 0 2 , - p ro fu nd a, 205 Seno carotídeo, estimulación,
403 - superficial, 205 265
Recto y an o .en d osco pia, 4 8 5 Reticuloendotelial sistema, Senos paranasales, 138
- exam en fís ic o del, 4 5 3 754 - exámenes complementarios,
- Insp ecció n , 4 5 3 Retina, 129 138
. p alpación, 4 5 5 Retracciones torácicas, 2 0 4 Sensibilidad, 871
Redes venosas, 4 2 0 Revisión de sistemas: - altura de la lesión, 882
Reflejo tu síge n o , 180 - aparato urogenital, 32 - centros sensitivos de la cor ­
R eflejos, 8 4 0 , 84 2 - auditivo, 36 teza, 873
- a co m o d ació n , 893 - de la pared abdominal, 42 4
- bazo, 32
- anal, 844 - boca, 30 - disociación de la, 882
- arreflexia osteotendinosa, - dotorosa, 8 7 6, 878
- circulatorio, 29
853 - epicrítica, 874
- en dó cri no , 34
- arreflexia su pe rficia l, 854 - esófago, 30 - medulares, 883
- B ab ln sk y, 848 - estómago, 31 - periférica, lesión, 882
- b icip ital, 844 - faringe, 36 - profunda conciente, 875
- bulbo cavernoso, 844 - fosas nasales, 36 - protopática, 874
- centros de los, 8 4 9 , 850 - rafees posteriores, lesión,
- genital femenino, 33
, - .conjuntiva!, 841 - hígad o y vías biliares, 32 883
- co n sen su al, 1 2 5 , 893 - laringe, 36 - superficial consciente, 874
- contralateral de los a d u cto ­ - lo c o m o to r, 35 - táctil, 876, 882
res, 846 - mamas, 34 - técnica de examen de la,
- corneal, 841 - nervioso, 35 875.876
- crem asteriano, 844 - ojos, 36 - térmica, 876, 882
- cú b ito -p ron ad o r, 845 - preguntas generales, 28 - vías de sensibilidad pr o ­
- cu b o ide o , 8 47 - respiratorio, 29 funda, 873
- cután eo-p lan tar, 8 4 7 • senos paranalesles, 36 - vías de sensibilidad super­
- cutáneo-abdom inales, 843 - sigma recto y ano, 31 ficial, 872
- del velo p alatin o o farín geo , - y e y u n o , ileón y col on , 31 - visceral, 875
843 Rin ofim a, 136 Sentido cromático, 129
- estiloradial, 8 4 5 Rinoscopia anterior, 136 Sheehan, enfermedad de, 728
- fle xo r-p lan tar, 847 Rinoscopia posterior, 13 7 Shock, cuadro clínico de, 271
- foto m o to r, 8 9 2 Riñones - auscultación, 47 5 Sialorrea, 149, 484
- h ep atoyugu lar, 17 3 , 2 7 6 , - examen físico, 472 SIbilancias,226
376 - inspección, 47 2 Sigma examen del 452, 516
- h ipe rre flexia, 854 - palpación, 47 2 - exámenes com ple me nta ­
- Inversión de los, 854 . percusión, 475 rios, 523
- m aseterino, 843 R it m o cardíaco no rma l, 297, Signos, 2
- m edioesternal, 843 29 9 Signos de:
- m edioplantar, 847 R it m o y disritmia, 300 - Argyll Robertson, 893
- m ediop ub ian o de los a d u c­ - y frecuencia, 299 - Blumberg, 423
tores, 844 Rodilla en genu-valgum, 687 -Bouveret, 451
- ócu lo ce fá lico , 9 1 4 - en genu-varum, 687 • B ru dzln dki , 110
- ócu lo vestibular, 914 - examen físico de la, 685 -Courvoisier, 562
- oleocraneano, 845 Roncus, 226 - C h i r a y , 881
- o rb icu lar de los párpados, Ronquera, 155 -desnivel, 43 6
841 -extensión de la pierna para­
Rub icu nd ez , 94, 95
- p alm om entoneano, 845 lizada, 852
- Pupilares, 1 2 6 , 841, 89 2 , - G o d e t , 45 3
8 9 3 ,9 1 3
Reflujo gastroesofágico, 4 8 4
s - Jober, 435
* Kippel o del pulgar, 852
486 Sangrado digestivo, melenas, - Lan ci si, 172
5 1 7 , 520. 521
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exámenes complementarios, - curvas de, 68 T o p o g r a f ía a b d o m in a l, 411
' 921 - eliminación, 5 1 T o r a c e n t e s i s , 236
- fiebre, 64 T ó r a x , 194 ( a p a r a t o r e s p ir a t o ­
- normal, 63 r io )

f
.iquido cefalorraquídeo, - piel, 95 - a b o m b a m ie n t o d e l, 204
- producción, 61 - a u s c u lt a c ió n d e l, 219
921
W mielograma, ' 933 - rectal, 67 - edema del, 202
. neumoencefalografía, 934. Tene smo , 516 - enfisematoso, 203
® radiografías del cráneo y Tensión abdominal, 422 - inspección del, 201
c o lu m n a , 9 29, 931 Tensión arterial, 53 - palpación del, 207
Sà tomografia com put ari za da , - bigeminismo, 60 - paral ítico, 203
” 937 - c óm c examinar, 56 - percusión del, 213, 216
fenidaje nasogàstrico, 49 8 - en las arritmias, 60 - radiografía standar del,
Ponido claro (percusión), 87 - escala de K o r o t k o f f , 58 230
hipersonoridad, 37 - factores que dete rmi na n la, - tipo constitucional y pato ­
mate, 8 7 53 lógico,'273
k - sübmate, 87 - fibrilación auricular, 60 - topografía del, 194
W- timpánico, 87 - insuficiencia aórtica, 60 - xifoescoliotico, 203
tonidos, características de los, - método auscultatorio, 57 To s, 156, 179, 243
®84 - método directo, 59 - auscultación de la, 229
¿oplito miserable, 315 - método palpatorio, 59 - clasificación de la, 180
pDplo - brónquico, 224 - método visual, 59 - emetizante, 1 30
- cavérnoso, 22S - pulso alternante, 60 Toxopiasmosis, 324
^DPlos - accidentales (soplos - qué examinar, 55 Transaminasas, en hepatopa-
inocentes), 313 Tensión ocular, 119 tías, 534
j&- funcionales, 313 T eo rí a vectorial en el. E . C . G . , Tránsferrina, 754
- orgánicos, 306, 31 3, 316
355 Trastornos menstruales en
Cordera, 159, 900 cardiopatias, 2&9
T e r m o grafía, 39 7
* - nerviosa, 901
Testículos, 73 7 Tra ube, espacio \emilunar de,
por pérdida de la c o n d u c -
Testículos feminizantes, 614 217
V ción, 902
Tetanias, 832 Triada de la pulmonar, 237
rv - senil, 902
Tétanos, 789 Tricomonas vaginales, 622
- simulación, 902
Te tra yod ot iro ni na, 699, 704 Tricuspidización, 314
.Sprue - tropical, 754
Tial ismo, 149, 4 3 4 Tri gémino V par, 294
¿tein - Leventhal, sín d r o m e
Tic, 825 - neuralgia del, 895
, 630
T i e m p o de p r o t r om bi na , hepa- - técnica de examen, 896
'Vtellwag, signo de 703
t opa tías, 532, 5 3 3, 536 Triquiasis, 117
Supraespinoso, tendinitis del,
Tim bra s de los soplos, 31 5 T r ly od ot iro n in a, 699, 704
| 57S' T i m p á n i c o , 87 Tromb oci to pe nia , 730
Suprarrenales, 713
T í m p a n o , 160, (ver aparato Trombosis'carebrai, 940
Suprarrenogenital sín dr om e,
auditivo) Troster, ganglio ds, 208
^ 720
T i n ut u s, 159 Trousseau, signo de, 711
Tiroglobulina, 699 Tuberculosis pu lmonar, 182,
I T Tiroides - anatomía y fisiolo­ 139,200
^Tabes. 7 9 0 , 7 9 4 gía del, 699 T u m o r intracraneal, cefalalgia,
|h" AC dt: a b d o m e n , 4 4 2 - auscultación, 177 108
T a c t o r ect al , 4 5 5 - examen de 174 Tumores testiculares, 615
^ T a c t o vagi nal , 6 3 3 , 6 3 9 - examen físico del, 698 Turner, síndrome de, 630, 741
- en obst et r i ci a, 6 5 8 - inspección, 1 74
^T a k a y a s u e n f e r me d a d d e , 4 0 3 - palpación, 175
T al l a, 77 - percusión, 177
i T a q u i s f i g mi a , 52 - sintomatologia de la glán­ u
T a q u i p n e a , 69 dula, 700
^ T ax i a, 8 5 9 ; ver t a mb i é n c o o r ­ T o b i ll o , examen físico del,
Ulcera de decúbito, 857
d i nac i ón 683
• perforante, 858
i - at axi a. 8 6 4 To fo s , 680
Ulceras, 99
• pruebas básicas par a el us- To m o gr af ía axial co m pu ta ri -
- corneales, 123
> tudio de la, 8 6 4 zada, en páncreas, 55 9, 560
- périanales, 454
* Tecnecio 9 9 y sangrado diges­ - de riñón, 593
Uñas, 101
tivo, 5 2 3 T o n o muscular, 79 7, 8 1 8 , 833
Uretra, examen de la, 633
f T écni ca do H a u s s m a n . 4 4 9 - distonía, 838
Urobilinogeno fecal, en las
Telerradiografías, 3 2 5 - hipertonía, 836
anemias hemolíticas, 757
) TemDior, 823, 863 - hipotonía, 838
- nomenclatura, 835 - urinario, 757
Temperatura, 6 I
- recuento an at om o fisioló­ Urocultivo, 58 7
} ■ axi l ar , 67
Urografía ascendente, 5 93
■ basai, cur v a de, 6 4 5 gico, 834
• descendente, 591, 646
- bucal, 6 7 - semiotecnia, 8 3 5, 837
Utero, examen de la embara­
- c ó m o examinar, 66 T o n o m e tr í a ocular, 119
zada, 655
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\
- examen del, 4-56, 6 3 6, 641 do lo ros os ,
- medición del( 6 4 7, 657 6'
V é rtig o ,'! 59 Xantoproteica (prueba de
- de m e n i e r a , 9 0 4 ción ranal), 590 í
Ves ícu la bilia r, dolor-, 5 39 Xero stom ía, 149 -•
- e x a m e n físico de la, 4 65 X Y Y , síndrome genital ma j
- exámenes c om pl em en tar ios , lino, 614 1
v 545
V e sí cu la s, 9 3 ;
V e s t i b u la r a ct itu d , 7 9 2
Vagina, £17
V ¡ a p i r a m i d a l , 793
- ausencia de, 631
V í a s biliares, 539
- tabiques de la, 631
V í a s de la sensibilidad p r o ­
Vaginismo, 628
Valvulopat fas, 307
fund a, 3 73 Y
V í a s de la sensibilidad su pe rf i­ Y e y u n o Ileon, deslizamie
• estenosis aórtica, 2 7 7, 308,
cial, 8 7 2 profun do , 448
309,313
V ías u ri n ar ia s , 564 . Y e y u n o Íleon, dolor, 50 6'
• estenosis mitral, 30 7, 309,
- a n a t o m ía, 564 Y e y u n o ¡león, examen f
316,321
- c o n c e n t r a c i ó n , p ru eb a de, del, 448
- insuficiencia aórtica, 273,
563 Y o d o radioactivo, cap<.
3 0 8 , 3 0 9 , 3 1 6 , 321
■ insuficiencia mitral, 30§. - d i l u c i ó n , prueb a de, 563 704
3 C 9 , 319 - eq u ilib rio ácido-básico, Yug ular ingurgitación di.
Várices, 399 563 275
Várices de vulva, 631 - e x c r e c i ó n , 563 Yugulares, examen de las, i¡
Vasos uterinos, 631 _ - secre ción ext erna, 5 6 9
Vectores eléctricos originados - secreción interna, 5 6 9
en el cor azón, 346 - revisión fisiológica, 5 68
Vegiga, examen de la, 457, - visión i n t e r io r de los r i ñ o ­
nes, 5 6 6
477
Ve llo, examen del, 631 V i t a m i n a D , 707
Ve lo del paladar, 152 V o l u m e n g lo b ul ar m e d i o , 7 4 9
Venas cervicales, 171 V ó m i c a , 1 91
V ó m i t o , 4 9 1 , 492
Venas yugulares, 1 72
Vsntricu lcgra fia, 934 * V o z b it o n a l, 155
V o z , tra n sm is ió n de la, 2 28
Verde da indociartina, 535

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