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Barry Lowe - El Club de Los Nuevos Papas
Barry Lowe - El Club de Los Nuevos Papas
Resumen
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Capítulo único
Chloe era la más dulce niña. Tenía el pelo rubio y los ojos
azules, igual que yo, en lugar del cabello y los ojos oscuros de su
madre. No era una gran dificultad ser su niñera mientras sus madres
tenían un poco de descanso y recreación. Era hiriente que siempre
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me llamaran los fines de semana cuando tenía que estar fuera para
encontrar un novio. No estaba esforzándome mucho en ese punto,
estaba entrado en años gay y la flor de la juventud ya estaba
derramándose por el lavabo y cayendo por el desagüe. Si no
encuentra un novio pronto no habría esperanza para mí y me tendría
que anunciar en Silver Daddies sólo para conseguir un polvo. Bueno,
soy un poco reina del drama, pero Karl y yo éramos los únicos en
nuestro grupo de amigos que no tenían pareja. Que más de la mitad
de ellos estuviesen ya sea clandestina o abiertamente engañando a
su pareja estaba fuera del punto. Sé que el amor puede ponerse
rancio después de haber estado juntos por más de seis semanas y la
hierba siempre es más verde al otro lado.
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mamás, lo cual me parecía mal. Yo quería que Chloe supiera quién
era su padre donante incluso si eso me hacía sonar como un
estúpido.
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—En esa nota, es tiempo para que el tío Karl diga sus adioses.
Esa es la alarma que señala que hay que sacar el ambientador y
como tengo una nariz ultra-sensible creo que debo hacer mi salida.
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Era un día cálido y soleado mientras yo vagabundeaba por la
calle principal hacia la intersección que me llevaría al centro
comercial. En la esquina había un parque con el omnipresente
monumento Lest We Forget por los hombres y mujeres que habían
muerto luchando en varias guerras desde la Gran Guerra de 1914-
1918. Estaba cubierto de guirnaldas de flores podridas que quedaron
de algún homenaje hace largo tiempo olvidado, excepto por aquellos
cuyos seres queridos habían fallecido.
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amigos en los bares o clubes. En las ocasiones en que
inevitablemente gastaba demasiado dinero, me iba solo a casa
borracho como una cuba o, peor aún, me iba a casa borracho, y
habiendo follado con algún hombre u hombres que no reconocería la
mañana siguiente. Eso, si el contacto hubiese durado tanto tiempo.
A menudo me encontraba en una calle aterradoramente poco
familiar en las primeras horas de la mañana tratando de llamar a un
inexistente taxi con la esperanza de que tuviese suficiente dinero en
mi cartera para llegar a salvo a casa.
—¿Cuál es su nombre?
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—Chloe, —le contesté moviendo a la niña para alejarla de la
masa pegajosa que si quedaba el pelo de Chloe, enfurecería a Desiree.
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más allá del camino pavimentado de ladrillo mirándome. Estaba
cuidando a un niño que estaba chupando y babeando un pequeño
tipo de dulce brillantemente coloreado por toda su cara. No tenía
forma de saber si era un niño o una niña.
—Uh huh.
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—Sólo de camino a las tiendas, —le dije. — A Chloe le gustan
los colores y las plantas, de manera que pensé en tomar un breve
descanso. No sabía que los bebés pudieran ser tan pesados.
—¿Ah?
—Imanes para las mujeres, amigo. Eso es lo que son los bebés.
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—¿Se conocen los unos a los otros?
—¿Afines?
—Um...
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—No hay presión, amigo. Puedes llevarlo a tu propio ritmo. En
caso de que estés preocupado, tenemos una política de no
intervención hacia las esposas de los demás.
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del tipo hombre de las cavernas iba a estar bien. También podría
ayudar a Chloe a socializar, si hubiese alguno de su edad del
vecindario. Y...la mayor ventaja de todo... si el chico hablando con
Neil era miembro entonces yo era definitivamente un aspirante.
Tenía la esperanza de que el hombre nuevo fuese el presidente del
club y que el requisito de entrada fuera chuparle el pene.
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arrugaban en las esquinas cuando sonreía. Le miré a los ojos para
ver si había algún tipo de chispa, pero no había ninguna.
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bromas. Fui presentado como el nuevo miembro del club y como
bienvenida todas mis bebidas eran gratis.
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italiana se extendió a la comunidad en general hasta el día de hoy,
cuando es una de las cocinas más importantes del país.
Tenía la clara impresión que Greg tenía menos vida social que
yo. Él vivía para su hijo, Kees, trabajando desde su casa en el diseño
web y con poco tiempo libre para conocer gente. Noté que el Club de
los Nuevos Papás era la suma total de la socialización que conseguía.
Parecía tener un poco de apoyo en casa, pero sentí que en esa etapa
inicial no era mi lugar para ser curioso. Para el momento en que nos
separamos, yo estaba convencido de que había encontrado al
hombre con el que quería pasar el resto de mi vida.
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Afortunadamente, el aire fresco en el camino de vuelta a mi
apartamento golpeó la realidad de la situación en mi cabeza. ¿Qué
demonios estaba pensando unirse a un grupo de grandes hombres
heterosexuales que usaban a sus hijos para atraer a mujeres para
tener sexo? Realmente tenía que pensar sobre esto antes de la
semana que viene, cuando prometí que iba a volver una segunda vez.
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Los otros hombres lo tomaban tanto como lo daban,
intercambiando números de teléfono y horarios en los que estaban
disponibles.
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mi casa y follarte yo mismo. —Suspiró teatralmente.— Ah, las cosas
que hago para mis amigos.
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por una maravillosa noche. Llámame si quieres volver a hacerlo
alguna vez.
Fui al parque con Chloe para la usual ―reunión‖ del Club de los
Nuevos Papás. Antes de entregarle a su hija, a las dos madres,
Desiree en particular, me hizo saber que mi intransigencia en querer
un fin de semana tenía seriamente inconvenientes para ellas.— No
conseguimos mucho tiempo para estar juntas, ya sabes. ¿Seguro que
los fines de semana y un día durante la semana no es demasiado
pedir al padre de Chloe?
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los viernes y sábados por la noche, las dos noches más importantes
de la semana para los hombres gays, es muy poco probable.
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con el matrimonio de Neil, al igual que las madres de Chloe estaban
molestas conmigo por incomodarlas, así como...
—¿Quién?
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Ella estaba haciendo esos ojos que los adultos son propensos a poner
en torno a los bebés y no sabía si saltar sobre Chloe o Jenny. Neil me
dio un codazo fuerte, casi me empuja fuera del asiento. Recuperé el
equilibrio y con mi mejor sonrisa, di una excusa que sonaba débil
incluso para mí, y me levanté para irme. Neil y la rubia apenas
notaron mi partida, ya que estaban poniéndose los ojos el uno al
otro, Jenny casi ignorada.
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—¿Qué estás haciendo aquí?
Sonreí. —A mí también.
Saqué una silla para él mientras sus brazos estaban llenos con
Kees que estaba retorciéndose como una anguila.
—Mala semana.
—Yo también.
—Ojalá pudiera.
—¿Qué en la tierra….?
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¿Qué quiso decir? ¿Había caído en la cuenta de mi verdadera
sexualidad? Me quedé sin preguntar un poco más porque Neil
escogió ese momento para estrellarse nuestra pequeña fiesta.
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aquí, compañero.— Él se estiró para agarrar la entrepierna de Greg,
pero retiró la mano cuando Greg pareció lanzarle dagas con la
mirada.
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Karl se quedó con la mano de manera espectacular en la cadera
como si posara para algún calendario gay con pluma. Yo sabía que él
lo estaba haciendo deliberadamente para provocarme, o a uno de
mis compañeros, porque nunca Karl permanecía así en cualquier
otro momento.
—Vosotros dos sois los chicos de ese Club de los Nuevos Papás
que siempre menciona. —Karl golpeó sus párpados, cruzó las
piernas, se lamió los labios y luego susurró— Estoy buscando un
papá y cualquiera de los dos me iría bien.
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—Las bolas azules son mi especialidad, —se jactó Karl.
—¿Preguntarles qué?
—No tenía ni idea de que vivías por aquí —dijo Greg.— Todos
venimos de más lejos. —
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Karl se levantó, argumentando para que lo siguiéramos. —
Asumo chicos calientes que ambos tenéis vuestros coches. Bueno,
Greg, tu puedes llevar a Jason y yo iré con Neil. —Diciendo eso,
envolvió su brazo alrededor de Neil y lo arrastró del café, apenas
dándole tiempo en su cautiverio para agarrar a su hija.— Nos vemos
en tu casa, Jason.
—Vale.
—Hay una muy buena razón por la que no puedo dormir. Por
la que he estado de mal humor por un par de semanas. Inaguantable
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Greg se rio.— Sí, bueno, las causas son muy distintas, te le
garantizo.
—No, no lo entiendes.
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esperaba que se llevasen bien. De hecho, era probable que ambos
estuviesen dormidos en muy poco tiempo.
—Uh huh.
—A mí también.
—Donante de espermatozoides.
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—Eso era cierto.
Yo y mi boca grande.
—Sí.
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quedó grabado en mis tripas la forma en la que él y algunos de los
otros tratan a las mujeres. Entonces...
—¿Qué?
—Yo también.—
Greg asintió.
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—Mmm, en ese caso nos da más tiempo para llegar a
conocernos mucho mejor. —
—Te escucho.
—La única razón por la que volvía era que no podía dejar de
pensar en ti...
Chocamos una y otra vez sobre las frases del otro hasta que
ambos nos derrumbamos de la risa. Me quedé mirando a ese bello
hombre a quien yo había conocido escasos meses atrás. ¿Era
demasiado pronto para empezar a estar enamorado?
—¿Sí?
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—Me gustas mucho, Jason. Pero tengo un bebé. No uno que se
puede devolver al final del día. Él es para siempre, con todos sus
problemas relacionados.
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—Tomaré eso como un sí. —Le di un beso en la frente. Me volví
hacia Greg.
—¿Qué te parece?
Fin.
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