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El Alpha de Gabe

El Alpha de Gabe

Manada de Lobos de Dark Hollow

La mascota del alpha #1


Que viene el lobo #2
La elección de Logan #3
El alpha de Gabe #4
El Alpha de Gabe

creditos
Coordinador del Proyecto
Grupo TH

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos


disfrutar de tan maravillosas historias!
El Alpha de Gabe
SINOPSIS

Gabe es el típico joven estudiante universitario hasta la


noche en que él y su madre son atacados por una bestia que
mata a su madre y da a Gabe por muerto. Cuando Gabe
descubre que la bestia que le mordió era un werelobo, y
cambia en una bestia como la criatura en la luna llena, deja
su hogar y desciende en una pesadilla de drogas, alcohol y
ligues de una noche.
Mientras está acampado en el bosque, preparándose
para el doloroso cambio que viene, conoce al hermoso alfa de
la Manada Dark Hollow Wolf que le dice a Gabe que está
invadiendo su territorio. Antes de que Gabe lo sepa, ha sido
atado, lanzado sobre el hombro del hombre y tomado como la
pareja del alfa.
Gabe acepta su nuevo papel como pareja del hermoso
Zack, pero si el alfa piensa que el joven salvaje sentará
cabeza, tendrá otra cosa viniendo.
El Alpha de Gabe

Dedicatoria
Para mi tocayo
El Alpha de Gabe
Prólogo

―Párate ahí, cariño ―dijo la madre de Gabe, apuntando


hacia una zona de descanso más adelante―. Será más seguro
que esperar a un lado de la carretera a que venga el camión
de auxilio, y además tienen baños. ―Su madre sonrió hacia él
y Gabe se encogió de hombros, irritado y reacio a darle una
sonrisa a cambio. Sabía que estaba siendo un cascarrabias,
pero sólo era el tercer día de sus pequeñas vacaciones, y no
estaba listo para regresar a casa sólo porque cierta estúpida
alarma había señalado un robo menor en el granero detrás de
la casa. El vecino que había estado observando las cosas por
ellos llamó y les dijo que se había ocupado de todo, y que no
había necesidad de interrumpir su viaje. Sin embargo, nada
podría satisfacer a su madre, salvo levantarse en medio de la
noche e ir de vuelta a casa.
Gabe entró a la zona de descanso en la carretera,
golpeando la rueda pinchada. Habían tomado el coche de su
madre en lugar de su viejo camión, y ella se había olvidado
de decirle antes de que salieran que la de repuesto estaba
pinchada. Ella lo había dejado caer sólo un poco después de
que el neumático explotó en medio de ninguna parte.
Tendrían suerte si la llanta no se destruyó.
Puso el coche lo más cerca que pudo del lugar de
descanso, y ella le dio una afectuosa mirada de disculpa. ―Ve
por algo de beber y una barra de chocolate, cariño, mientras
estás esperando. Siempre estás de mal humor cuando tiene
hambre. ―Corrió por la acera hasta los desiertos cuartos de
descanso.
Gabe suspiró y bajó del coche para estirarse. Había
llevado a su madre a un viaje de una semana a las montañas
del norte de Georgia como una celebración de que el verano
había llegado, y la escuela había terminado por otro
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semestre.
Su madre y su padre habían estado en estas mismas
montañas hace años en su luna de miel. Con su padre
muerto, era un viaje de nostalgia para ella. Se había pasado
los días de compras en las pequeñas tiendas, y Gabe pasó
algún tiempo en la piscina del motel, trabajando en su
bronceado. Había sido un agradable y relajante viaje después
de sus agotadores exámenes finales y estaba deseando el
descanso de verano de la escuela.
Cuando su vecino llamó en medio de la noche, su madre
insistió en levantarse y dirigirse a su casa, a pesar de la hora,
y de sus vehementes protestas. Todavía estaba un poco
enojado de no poder haberse quedado un par de días más.
Después de todo, había rechazado un viaje con sus amigos a
las playas de Florida para traer a su mamá a este viaje, y ella
estaba arruinando esto para él también.
Gabe se dirigió hacia las máquinas expendedoras para
conseguir algo de beber, pero antes de que pudiera llegar oyó
un extraño gruñido casi animal que venía de detrás de él.
Sonaba cerca, muy cerca. Se dio la vuelta para mirar, pero no
vio nada. Los bosques más allá de la zona pavimentada
estaban oscuros y profundos, pero no pudo ver nada en
movimiento. El tranquilo entorno hizo que el aullido vibrara en
el aire próximo aún más espeluznantemente. Su mente
racional le decía que probablemente no había nada de qué
preocuparse. Tenía que ser algún coyote que se aventuró
demasiado cerca de la zona de descanso. A continuación, un
segundo aullido disparó toda razón al infierno. Gabe corrió a
la seguridad del coche, pero no lo suficientemente pronto.
Una oscura forma se estrelló contra él, derribándolo con un
vicioso golpe de dientes rozando su hombro. Gabe alzó los
brazos instintivamente, sólo para sentir los colmillos
hundiéndose profundamente en su antebrazo, mientras su
cabeza golpeaba el pavimento. La sensación de saliva
goteando en la cara fue la última cosa en claro que supo por
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unos horribles minutos. Era vagamente consciente de alguien
gritando mientras trataba de rechazar al monstruo. El mundo
se inclinó. Fue girado sobre su estómago y su cara se estrelló
en el pavimento. No supo nada hasta que se vio cubierto por
su propia sangre, faros brillando sobre él. El cuerpo de su
madre todavía yacía a su lado en la acera, y los hombres
gritaban mientras corrían hacia ellos. Gabe se arrastró hacia
su madre, rechinando los dientes para no gritar de dolor,
negándose a aceptar lo que estaba sucediendo, aparte de
estar abrumado por el shock.
―Me estacioné aquí para hacer una parada de tráfico y
vi al chico encima de ti ―dijo alguien, tocándolo ligeramente
en el hombro cuando otro policía se arrodilló al lado de su
madre.
Gabe intentó incorporarse, gritando de dolor, también
devastado por las lágrimas al ver a los policías hacer un
valiente intento de salvar a su madre. Un camionero que
parecía venir de la nada intentó detener el sangrado de la
más obvia y peor de las heridas de Gabe en los brazos y los
hombros.
―¿Qué demonios era eso? ―preguntó el camionero.
―Algún chiflado con un disfraz de Halloween, supongo ―
respondió el policía, todavía jadeante.
―Jesús, ¿qué utilizó para cortarlos?
―No sé. ―El oficial miró a Gabe, con los ojos a la deriva
hasta su desnudez de cintura para abajo y dijo
rápidamente―. Lo siento, hijo, ella se ha ido.
Con un charco de sangre debajo de donde estaba
sentado y un grito saliendo de su garganta, Gabe deseó haber
muerto también.
El Alpha de Gabe
Capítulo Uno

Gabe Sullivan levantó la cabeza y abrió un ojo para


mirar a su alrededor. Gimiendo, cerró los ojos inyectados en
sangre y cayó sobre la almohada. No tenía ni idea de en qué
cama se encontraba. Tampoco tenía ni idea de quién era el
chico que estaba roncando suavemente a su lado. Gabe pasó
s us pi er n as p o r un l ad o de la cama y se sen tó ,
inmediatamente deseando no haberlo hecho. Mierda, ¿cuánto
había bebido la noche anterior? Vio su ropa en el suelo junto
a él y se puso los vaqueros tan rápido como pudo, teniendo
en cuenta que sólo usaba un ojo. El otro, que palpitaba como
un pesado tambor de metal golpeando en su cabeza, tenía
que mantenerlo bien cerrado. Recogiendo su camisa y sus
zapatos, fue de puntillas hacia la puerta, excepto cuando se
tropezó con los zapatos del otro hombre, se aplastó el dedo
del pie, e hizo un pequeño baile improvisado antes de chocar
contra la pared. El tipo en la cama debía estar muy borracho
o pretender duro estar dormido. No se movió. De hecho, si no
fuera por la constante subida y bajada de la sabana al ritmo
de los ronquidos, Gabe hubiese ido a comprobar su pulso. Ese
estruendo era épico.
Gabe cerró la puerta detrás de él con un mínimo de ruido
teniendo en cuenta que estaba todavía muy perdido. Se puso
los zapatos, metió los brazos en las mangas de la camisa y
salió de la casa, con la esperanza de que su viejo camión
estuviera afuera. Efectivamente, lo vio de inmediato, estaba
más o menos en la calzada detrás de un elegante BMW negro.
Miró alrededor del barrio de clase alta y no pudo reconocerlo.
Acercándose a su vehículo, encontró las llaves en el
encendido. Gracias a Dios por el barrio agradable, a pesar de
que dudaba de que alguien quisiera robarle su maltrecha
camioneta de 1985. Aun así, era todo lo que tenía. Condujo
lentamente por la calle, con la esperanza de encontrar un
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punto de referencia que le dijese dónde demonios estaba.
Una vez que llegó a una calle con más tráfico, no pasó
mucho tiempo para ver que estaba en Dunwoody, uno de los
suburbios más ricos del norte de Atlanta y muy lejos de
muchas maneras significativas de Stay Lodge en la
interestatal, su domicilio actual. Mientras conducía lentamente
a casa, miraba por el espejo retrovisor para detectar cualquier
signo de la policía. Su aliento probablemente daría muy por
encima del límite legal, y la última cosa que necesitaba era
terminar en la cárcel por otra denuncia por DUI 1. Trató de
recordar lo que había sucedido la noche anterior.
Podía recordar beber. Y bailar. Un montón de baile.
Lento, moliéndose sucio contra la entrepierna de un tipo con
un infierno de bulto en sus vaqueros. Ni siquiera podía
imaginar su rostro o recordar cómo se conocieron en el
pequeño bar gay que había estado frecuentando durante las
últimas dos semanas que llevaba en la ciudad. Se preguntó si
era el único en cuya cama se despertó, luego se encogió de
hombros con irritación. Los apagones estaban empeorando, y
se preguntó si debería estar preocupado por ellos, entonces
decidió que al diablo con ello. Si tenía suerte, bebería hasta
morir pronto.
Seguro que había estado tratando desde que el ataque
del año anterior le había convertido en un monstruo. No tan
mal como el hijo de puta había matado a su dulce madre. Él
también lo había violado tan violentamente que lo había roto,
a pesar de que Gabe había sanado increíblemente rápido,
dejando a los médicos rasgándose sus cabezas. Si eso no
había sido suficiente, la mordedura del bastardo lo había
convertido en el mismo tipo de bestia, despertando cada luna
llena.
Mentalmente accedió a un calendario en su cabeza,
recordando que era sábado, no trabajaba, gracias a Dios.
1
Iniciales en inglés de conducir bajo la infuencia de drogas o alcohol.
El Alpha de Gabe
Pocos días antes de la luna llena, probablemente era la razón
por la que estaba sintiéndose inquieto y listo para seguir
adelante. El trabajo temporal de techado había durado unos
días más de lo que había esperado, debido a algunos
problemas con los que el jefe se había topado. Cuando
arrancaron las tejas viejas, el entablado debajo estaba
podrido en algunos lugares y tuvo que ser reemplazado. Gabe
estaba acortando su partida un poco ya que tenía que estar
fuera de la ciudad y lejos de la gente antes de que cambiara.
Había pensado en empacar sus pertenencias y salir de la
ciudad esta mañana, y todavía lo haría, pero sería un par de
horas más tarde de lo que había planeado. Tenía que dirigirse
hacia las montañas del Norte de Georgia. Odiaba el lugar
después de lo que había ocurrido allí hacia un año, pero
estaba cerca y ofrecía montones de lugares para perderse por
unos días. A pesar de su odio a la zona, estaba extrañamente
atraído hacia ella, más y más en estas noches de luna llena.
Tenía que preguntarse cuál era el motivo de las emociones
encontradas que tenía.
Tenía su equipo de acampada en la parte trasera del
camión. Todo lo que tenía que hacer era ir al motel, empacar
sus pocas posesiones, pagar su cuenta y estar en camino para
el mediodía. Subiría por la Georgia 400 hacia Gainesville.
Supuso que tenía que parar allí y conseguir algo de comer
mientras decidía cómo llegar a las rutas de senderismo más
cercanas.
Solía vivir en Alabama, en un pequeño pueblo llamado
Centre, justo al otro lado de la frontera de Georgia. Había
estado yendo a la escuela en el estado de Jacksonville,
estudiando agricultura, y siempre había planeado sentar
cabeza para trabajar en la granja de su familia, encontrar una
casita cerca, y encontrar la manera de decirle a su mamá que
era gay. Había sabido que ella lloraría un poco y luego
encontraría una manera de estar bien con él. Ella lo amaba y
quería que se quedara cerca de casa y la ayudara con la
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granja. Su padre murió de cáncer cuando él estaba en décimo
grado, y había estado dirigiendo la granja desde entonces,
con su ayuda y la ayuda de algunos jornaleros, haciendo un
trabajo bastante bueno también. Ella se estaba haciendo
mayor, sin embargo, y estaba deseando el día en que podría
entregar las riendas a su único hijo.
Pero ahora su mamá había muerto e ido al igual que el
resto de su vida, destruido por un loco, viciosa, hambrienta
fiera de un hombre lobo. El monstruo le había arrancado la
garganta y a él lo dejó por muerto junto a ella, o al menos lo
interrumpieron antes de que pudiera terminar el trabajo.
Por la hora del almuerzo, se sentó en un auto
restaurante en Gainesville, una ciudad de tamaño medio en
las estribaciones de las Montañas del norte de Georgia, para
comer una hamburguesa y tratar de averiguar a dónde ir.
Estudiando minuciosamente el mapa encontró lo que parecía
ser un gran bosque, cerca de la frontera entre Georgia y
Carolina del Norte, que parecía aún más aislado que los sitios
de camping en los que había estado antes. Descubrió la mejor
ruta para tomar hacia el Parque Nacional Nantahala, no
demasiado lejos y que ofrecía un montón de rutas de
senderismo donde podría perderse durante unos días. El
parque era perfecto para sus propósitos. Grande y extenso, el
bosque nacional le ofrecería un montón de senderos para
perderse en él. Los necesitaría para mantenerse fuera de las
principales rutas y limitarse a las zonas más remotas, pero el
parque era salvaje y partes de él tan agrestes y remotas que
podría desplazarse con relativa seguridad.
Como en todas las películas de terror que había visto
desde que era un niño, cambiar era un proceso doloroso para
él y lo convertía en algo no del todo humano. Una vez se
había mirado en un lago en calma durante la luna llena. Había
estado horrorizado. Todavía tenía un cuerpo humano, aunque
estaba cubierto de pelo, pero su rostro era bestial con un
hocico de lobo y horribles colmillos descendiendo de su boca.
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Asqueado por la espantosa imagen, había golpeado las aguas
con su puño y corrido lejos. Desde entonces, había evitado
mirarse de nuevo mientras estaba en forma de bestia.
Mentalmente, todavía conservaba la mayor parte de su
intelecto cuando cambiaba, su sentido de quién era, pero
cuando cambiaba estaba irracionalmente enojado y brutal.
Los pequeños obstáculos se convertían en grandes e
insuperables, y quería pelear contra alguien. Dañar a alguien.
A cualquiera realmente. Tenía miedo de que no ser capaz de
esconderse de cualquier persona que se acercara demasiado.
En su lugar, podría saltar de su escondite y atacar. Le
aterraba morder y hacerse un asesino como el monstruo que
había matado a su pobre madre. No sabía mucho acerca de
esto y seguro que no había nadie a quien preguntar. Había
descubierto la mayor parte de ello por su cuenta después del
primer cambio traumático solo en su casa.
Terminó su almuerzo, encendió el camión y se incorporó
al tráfico. Internándose de nuevo en la carretera, pensó que
podía llegar al parque en una hora más o menos y tener un
montón de tiempo para ir de excursión y encontrar un sitio
para acampar por la noche. Su vitalidad de hombre lobo le
había ayudado a llegar tan lejos después de una noche de
fumar marihuana y beber demasiado, pero podía sentir llegar
el cansancio, y el tequila le estaba persiguiendo duro. Tan
pronto como preparase el campamento, se prometió que iba a
dormir durante horas. Mañana por la noche era luna llena.

Gabe se despertó en la más absoluta oscuridad. Salió del


saco de dormir y asomó la cabeza fuera de la pequeña tienda
de campaña. Sin asomo de la luna o las estrellas mirando a
escondidas a través del cielo cubierto de nubes, a sus ojos le
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tomó unos segundos ajustarse. El aire fresco de la noche le
besó en la piel, y si el aire era fresco y dulce ¿qué diablos olía
tan denso? Tardó unos confusos segundos en averiguar que el
agrio y sudoroso olor venía de su propio cuerpo.
Había elegido este camping específicamente por remoto
y su cercanía a un arroyo de montaña. Podía escuchar el agua
caer sobre las rocas y susurrarle. Las nubes se separaron, y
salió la luna, iluminando la escena lo suficiente para que Gabe
viera el sendero que conducía hasta el pequeño arroyo,
probablemente dejado por los ciervos. Sacándose sus
vaqueros, hizo su camino al pequeño arroyo. Era demasiado
poco profundo para sumergirse, por lo que se puso en
cuclillas sobre él y salpicó el agua helada sobre su cuerpo
hasta que se estremeció, pero lavó un poco la peste de la
noche antes.
Mientras estaba de pie mirando a las estrellas, tuvo la
sensación de que alguien lo estaba observando y miró
nerviosamente alrededor en todas las direcciones, sus
sentidos intensificados. Al no ver ni oír nada, salió de la
corriente y se quedó en la orilla por un momento, disfrutando
del sonido relajante de agua salpicando sobre las rocas. El
crujido de una rama en algún lugar cercano lo trajo de vuelta
al estado de alerta y se trasladó rápidamente a su tienda,
queriendo coger un arma en caso de que alguien lo estuviese
acechando. Sabía que era lo suficientemente fuerte desde el
cambio para manejar a la mayoría de la gente y cosas, pero
todavía era lo suficientemente humano para querer la
sensación de una pistola en la mano si tenía que hacer frente
a un adversario.
Salió de su tienda con la vieja escopeta calibre doce de
su papá, y sus ojos recorrieron el denso bosque que lo
rodeaba. Se encontraba en un pequeño claro, alejado del
sendero unos quince metros y oculto de un observador casual
por los pequeños pinos que crecían alrededor del
campamento. Escuchó de nuevo y no pudo oír nada en
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absoluto. No había sonido de cigarras, ranas o los sonidos
habituales de la noche en un bosque del sur en junio. Sus
sentidos se acentuaron aún más.
Una profunda voz detrás de él a su izquierda hizo que se
girara rápidamente en esa dirección y levantó la escopeta al
hombro.
―¿Qué estás haciendo en mi territorio, rebelde?
Una figura de ensueño se dirigió hacia él. Alto, de
hombros anchos y guapo, salió de la línea de árboles y cruzó
los brazos sobre el pecho. Increíblemente estaba totalmente
desnudo, y su gran erección rebotaba golpeando su estómago
mientras caminaba. La boca de Gabe se abrió por la visión.
Era un tipo grande, fuerte y poderoso, y la nariz de Gabe se
crispó inmediatamente. Lobo. ¿Cómo podía haberse perdido el
olor? Debía haber estado a favor del viento, la única
explicación para perderse su fuerte y almizclado olor a lobo, y
no sólo el olor de los animales atormentado a su nariz. Un
olor subyacente de algo dulce, también, casi como azúcar
quemada llenó sus fosas nasales. Miedo irracional se apoderó
de él por un momento, y lo empujó hacia abajo. No era el
mismo débil muchacho que había sido la última vez que se
enfrentó a un lobo. Su odio por los hijos de puta seguía
siendo el mismo, sin embargo. Abrió la boca y dejó que parte
del odio se derramase.
―Este es un parque público, y tengo todo el derecho a
estar aquí. ¿Quién coño eres tú, gilipollas?
―Eres una especie de lobo, por lo que debes reconocer
que soy. Baja ese arma antes de que te la quite y la envuelva
alrededor de un árbol. Intentemos esto de nuevo y vigila tu
boca. ¿Por qué estás en mi territorio sin permiso? Rebelde.
Gabe podía sentir el rubor sobre él mientras bajaba el
arma. ―No necesito el arma para manejarte, quien jodidos
eres. ¿Y quién dijo que este es tu territorio? Deberías
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notificarlo al servicio de parques.
El hombre se acercó más, vagando más cerca de Gabe
para demostrar que no temía a nada. Gabe comprobó su
cuerpo marcado, recortado y perfecto. Parecía tener unos
treinta años, tal vez, con el pelo y los ojos oscuros, y una cara
como un modelo masculino. El olor que irradiaba de él se hizo
aún más fuerte mientras se acercaba. Instintivamente, Gabe
dio un par de pasos atrás antes de parar y enojarse por
retroceder.
―Digo que es mi territorio porque lo es. Es el territorio
de la manada de lobos de Dark Hollow, desde aquí todo el
camino hasta Asheville, Carolina del Norte y se extiende
dentro de Tennessee. Cada lobo en la costa este ha oído
hablar de nosotros. Soy el Alfa de esta rama de mi manada, y
cualquier lobo o Werekin necesita mi permiso para cruzar por
mi tierra. No recuerdo que me lo pidieras. Lo que te hace un
rebelde y sujeto a disciplinar.
Gabe se rio por el nerviosismo y un escalofrío recorrió su
espalda. Los ojos del hombre eran de acero, y su rostro tenía,
no ira, sino determinación. ―Mira, no sé nada de toda esta
mierda de alfas, territorios y rebeldes. Por el amor de Cristo,
todo lo que quiero es que me dejen solo. Vine aquí a alejarme
de la gente debido a la luna llena. Eso es todo. Dices que este
es tu territorio. Bueno, bien. Recogeré y me iré. Encontraré
otro lugar. Pero como he dicho, la luna llena se acerca, y
tengo que alejarme de la gente. No quiero hacer daño a nadie
o que me maten. Si es lo mismo para ti, recogeré mis cosas y
saldré de tu camino.
―No vas a ninguna parte. ―Moviéndose tan rápido que
Gabe nunca lo vio venir, el hombre estaba a su lado y le cogió
la muñeca en un apretón de acero. Antes de que Gabe
pudiera reaccionar, tomó la escopeta de su mano y la arrojó a
un lado, retorció el brazo de Gabe detrás y trajo su cuerpo
desnudo contra el suyo. Atrapó la otra muñeca de Gabe y la
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empujó detrás para unirla a la otra, manteniendo ambas con
una de sus enormes e increíblemente fuertes manos. Gabe era
más bajo por unos diez centímetros, y su polla golpeó al
hombre a nivel del muslo. Abrió sus muslos y sujetó el pene
de Gabe entre ellos, atrapándolo prolijamente. Después de
unos momentos de breve lucha, Gabe experimentó sólo dolor
y frustración, y ¡maldita sea! ¿Por qué su polla estaba
endureciendo? Debía ser la fricción de los muslos del hombre.
Tenía que serlo. Eso y la polla dura como una roca
presionando contra su estómago. Controlado e indefenso, no
podía liberar sus manos o su polla. Echó la cabeza hacia atrás
y miró al hombre que lo tenía aprisionado.
―¡Suéltame, maldita sea! ¿Qué coño quieres?
―Aún no estoy seguro de lo que eres, rebelde, y hasta
que lo esté, vas a venir conmigo. ¿Quieres caminar o que te
lleve?
―¡No voy a ninguna parte contigo! ¡Déjame solo!
―Desafiante, Gabe luchó, logrando crear más fricción y
presión contra su polla, lo que lo puso aún más duro.
Respirando con dificultad con furia frustrada, trató de pisar el
pie del hombre. Un movimiento tonto, descubrió con pesar.
Iba descalzo y el chico tenía un cuerpo como de acero. Un
moretón en su empeine fue todo lo que logró hacer. Siseó
entre dientes, y el lobo lo sacudió con fuerza.
―Ya basta. ¡Te estás haciendo daño! ―El lobo soltó sus
muñecas y tiró de él en un abrazo de oso, apretando fuerte a
Gabe y el aire salió de sus pulmones. Apretó más y más
fuerte, cortando la respiración de Gabe hasta que su visión se
volvió negra y todo lo que Gabe pudo ver fueron estrellitas
brillantes arremolinándose en la oscuridad. Sus rodillas
cedieron y fue levantado y arrojado sobre el hombro del lobo,
aterrizando sobre su estómago con un pequeño golpe
mientras la última gota de oxígeno dejaba sus pulmones y se
desmayaba.
El Alpha de Gabe
Zack se dirigía a casa corriendo a lo largo del perímetro
de su territorio cuando lo olió, una especie de lobo sin duda,
pero algo más. El olor lo detuvo en seco y le hizo señas como
el canto de una sirena. Sus sentidos gritaban compañero.
Pura testosterona inundó el cuerpo de su lobo. El olor era
dulce. ¡Olía como mío! Su cerebro le gritó la palabra haciendo
que casi tropezara y cayera.
Siempre cambiaba para hacer las carreras una vez cada
pocos meses llevándole días cubrir todo el perímetro. Le
encantaba la sensación de libertad y soledad durante ellas,
pero nunca antes había captado un olor como este.
Zack era uno de los Alfas de la manada de lobos de Dark
Hollow. Cada división tenía su propio alfa, y Zack tomaba en
serio sus responsabilidades. Desde los cazadores a los
rebeldes y las manadas de rebeldes que brotaban de vez en
cuando en sus territorios, la manada de Dark Hollow
enfrentaba continuos retos a su autoridad. Era una buena
idea para un alfa conocer sus perímetros bien y ser capaz de
detectar cualquier invasión tan pronto como sucedía. Tenía
sus patrullas regulares, pero le gustaba hacer algo del
trabajo.
Qu i e n f u e s e al q u e h ab í a e n c on tr a do n o ol í a
exactamente como un lobo, sino algo más, algo desconocido e
inesperado. Otro olor existía también, el olor de su
compañero. Quien o que era, tenía que llegar a él y rápido.
Abrumado con la necesidad de tener relaciones sexuales, su
erección surgió urgente y dolorosa. Cambió de nuevo a su
forma humana y con cautela se acercó al campamento.
Sintiendo movimiento delante, enlenteció más sus pasos. Olía
a agua justo por delante y oyó chapoteos en un arroyo. De
pie detrás de un árbol, Zack consiguió su primer vistazo del
hombre. El olor definitivamente irradiaba de él. Junto con el
dulce, casi azucarado olor del hombre, Zack olió a humo de
El Alpha de Gabe
cigarrillos, cerveza y esperma. Odiaba el olor a humo y
cerveza, pero el último olor lo enfureció, el olor del esperma
de otra persona saliendo de su compañero. Su compañero
había estado con un hombre recientemente.
Espero que te haya gustado, bebé, porque será el último
hombre que te tocará a parte de mí.
Los posesivos celos y las ganas de castigar al hombre
por estar con otra persona corrieron por él. Por suerte su
mente racional sabía que estaba siendo irracional. No lo hizo
sentir mucho mejor.
El hombre era joven, apenas en sus veinte años, supuso.
Estaba desnudo a la luz de la luna, arrodillado y salpicándose.
El espectáculo estuvo a punto de hacerle perder el control. No
era muy grande, pero su cuerpo era increíble, con hombros
musculosos y amplios disminuyendo a una cintura pequeña.
Casi no tenía pelo en el pecho, pero incluso desde donde
estaba Zack podía ver el débil rastro del tesoro negro que iba
desde el ombligo hacia abajo. Se puso de pie y se dio la
vuelta, dando a Zack una buena vista de su pequeño y
redondo culo y las piernas perfectas.
Se volvió de nuevo, y la boca de Zack se secó. La muy
respetable polla de su compañero estaba un poco encogida
por el agua fría como el hielo, pero aun así era muy bonita.
Sus bolas eran grandes también y tenía una mata de pelo
negro cubriendo su ingle. La propia polla de Zack creció
incómodamente dura. Movió los pies para ajustarse y un palo
bajo sus pies crujió lo suficientemente fuerte como para hacer
que el joven se tensara y mirara a su alrededor con cautela.
Zack le observó en silencio, hasta que se incorporó y
volvió a subir la orilla hacia su tienda. No lo había engañado,
sin embargo. Volvió a salir llevando una escopeta. Zack
experimentó un pequeño sentimiento de orgullo hacia su
compañero por ser inteligente y audaz.
El Alpha de Gabe
Moviéndose en silencio cerca de su tienda, Zack le vio
escanear la línea de árboles. No quería asustarlo, pero
necesitaba desafiarlo, averiguar quién era y a qué manada
pertenecía. No importaba a cual pertenecía, en realidad,
porque a partir de ahora, el hombre era suyo. Dijo sus
primeras palabras duras y desafiantes, deseando demasiado y
luchando contra el impulso de arrojarlo al suelo y hacer el
amor con él durante horas.
―¿Qué estás haciendo en mi territorio, rebelde? ―En
realidad, no estaba seguro de si era un rebelde o incluso si
era un lobo o una mascota, pero casi esperaba que no fuera
miembro de ninguna manada. Así no tendría que preocuparse
de complicadas negociaciones con su alfa. No estaba muy
seguro del estatus de su compañero, pero no era un alfa,
incluso si ofrecía una nota desafiante a su desafío.
Zack estaba desconcertado por la conversación que
siguió. Pensaba que cualquier Werekin reconocería al alfa de
una manada, y sólo le había dicho que era su territorio. Este
joven actuó como si no supiese nada de la vida en manada,
siendo beligerante y desafiante, quejándose sobre la luna
llena. Si no sabía cómo ser respetuoso, iba a enseñárselo al
joven. Desafiar a un alfa podría conseguirle ser gravemente
amonestado a no ser que se disculpara inmediatamente y
mostrara signos de sumisión. Este joven cachorro no estaba
mostrando el debido respeto. Sin duda necesitaba una
lección.
Se acercó más a él, oyéndole continuar farfullando sólo a
medias. Estaba mirando sus hermosos y pálidos ojos azules
brillando a la luz de la luna y la forma en que se mordió el
labio inferior cuando se puso nervioso. La entrepierna de Zack
estaba más dura a cada minuto. Cuando el muchacho se
arrastró hacia atrás hablando de irse, Zack prestó más
atención. Oh, diablos no.
―No vas a ninguna parte. ―Lo agarró y lo sostuvo
El Alpha de Gabe
cerca, pero el pequeño tonto siguió luchando. Zack tenía los
dos brazos de su compañero atrapados detrás de él y lo llevó
hasta su cuerpo donde jodidamente pertenecía. Con la polla
del hombre entre sus muslos, Zack casi se corrió con la
dulzura de mantener a su compañero desnudo entre sus
brazos, su delicioso aroma debajo de los otros olores
poniendo a prueba su control. El maldito hombre todavía no
se rendía e incluso le pisoteó el pie. Lo único que logró fue
hacerse daño a sí mismo, y lo sostuvo, Zack sintió el dolor
que irradiaba a través de su dulce cuerpo.
Sabía que su compañero iba a seguir luchando y Zack no
podía permitir que se lastimara más. Tenía coraje, pensó con
orgullo. Una pareja adecuada para un alfa. Lo atrapó en un
abrazo de oso y apretó hasta que se desmayó, acunando su
dulce cuerpo mientras se desplomaba.
Lo puso en el suelo y rápidamente recogió sus pocas
pertenencias. Encontró una bolsa de lona dentro de la
pequeña tienda de campaña y buscó algo de ropa para
ponerle, pero todo apestaba a olores desagradables. La
recogió para lavarla antes de permitir que su compañero
usase cualquiera de ellas. Encontró una manta envolviéndola
a su alrededor, lo recogió y lo tiró a través de su hombro.
Recogió la bolsa y el arma del muchacho en una mano, Zack
comenzó la caminata de dieciséis kilómetros de regreso a su
casa.

Gabe se despertó, pensando por un momento que


estaba teniendo un sueño loco. Estaba colgando boca abajo,
llevado a través de los bosques como un saco de patatas.
Gritó y maldijo, tratando frenéticamente de mover sus brazos
y alejarse, pero sus brazos estaban atrapados a los costados,
El Alpha de Gabe
y estaba bien envuelto en una manta. Se encabritó,
retorciendo su cuerpo consiguiendo un duro manotazo en el
culo por su esfuerzo.
Una voz gritó con dureza: ―¡ya basta!
―¡Déjame ir, maldito loco! ―Otro duro y violento golpe
en la parte trasera le hizo gritar de dolor―. ¡Ay! Deja de
golpearme. ¡Maldita sea, pelea como un hombre! ―El hombre
que lo lleva no hizo caso a sus órdenes y burlas. Lo intentó de
nuevo―. ¿Tienes miedo de pelear conmigo como un hombre?
¿Eso es todo? ¡Loco lobo bastardo!
El hombre que lo llevaba se detuvo y lo bajó al suelo.
Gabe intentó soltar sus brazos, pero el imbécil mantuvo la
manta firmemente en su mano mientras lo empujaba sobre el
pecho, manteniéndolo firmemente en su lugar. Maldita sea, el
hijo de puta era fuerte. ¿Cómo podía haber tanta diferencia
en sus fuerzas? Él era un hombre lobo. ¿No lo era? Mientras
Gabe lo miraba, el hombre hundió sus largos colmillos en su
propia muñeca y Gabe observó fascinado como la sangre se
derramaba. Puso su muñeca sobre la boca de Gabe y la
mantuvo allí.
―¡Bebe! ―ordenó.
Gabe apretó los labios con fuerza y agitó la cabeza, pero
el gran lobo siguió cada movimiento. Era sobrenaturalmente
rápido, su sangrienta muñeca siguiéndolo sin importar de qué
manera intentó moverse Gabe. Peor aún, su antebrazo
presionaba contra su nariz, bloqueando la entrada de aire.
Para respirar un poco abrió la boca, y el lobo presionó su
sangrienta muñeca entre sus dientes, manteniendo la boca
abierta cada vez más impidiéndole cerrar la mandíbula. Dios,
el olor era abrumadoramente dulce. La sangre goteaba sobre
su lengua, y el sabor era como nada que hubiese probado
antes. En lugar de ser repugnante, como esperaba, la sangre
era dulce y deliciosa, casi como miel.
El Alpha de Gabe
Su lengua se enroscó y sus labios se sellaron para
chupar. Estaba perdido en segundos, se transportó a un
estado de ensueño, volando alto en el cielo donde el oxígeno
era escaso. La muñeca en su boca era lo único que lo
mantenía con vida, y bebió de ella para mantener el dulce
aire fluyendo hacia sus pulmones. Desde lejos, oyó una voz
que casi reconoció como alguien muy importante llamándole.
―Basta ya, cariño.
La muñeca se apartó. Gabe intentó agarrarla y
mantenerla, pero no pudo. Fue girado hacia la tierra de
nuevo, presionado hacia la suave oscuridad.
La siguiente vez que despertó, estaba en un catre de
algún tipo en una habitación oscura. Espera un minuto, no era
una habitación, era una celda. Gabe había estado en la cárcel
antes y sabía exactamente como parecía una celda. Ésta no
era diferente. Un catre, una almohada y una manta
adornaban la celda, pero no mucho más. El aseo estaba en un
lado contra las paredes grises desnudas. Todavía estaba
desnudo, envuelto en la misma manta, aunque no tan
fuertemente. Balanceando sus piernas por un lado del catre,
se sentó, escuchando. No pudo oír nada. Poco a poco
poniéndose de pie, se tambaleó hacia el baño a mear. Se
sintió desorientado como si acabara de despertar de dormir
toda una noche. Acabando, se dirigió a los barrotes de su
celda. Le dio un empujón a la puerta para asegurarse de que
estaba cerrada con llave. Sería bastante estúpido permanecer
aquí dentro por días y descubrir que la puerta no estaba
cerrada con llave todo el tiempo. Sacudió los barrotes. Estaba
cerrada correctamente.
―Hey, ¡déjame salir de aquí! ―gritó hacia el largo pasillo
al escuchar que alguien se acercaba.
Un gran y desconocido hombre joven con el pelo oscuro,
vestido con vaqueros y camiseta lo miró a través de los
El Alpha de Gabe
barrotes. Su expresión era neutral, se acercó a la celda y
abrió la puerta con una llave que sacó del bolsillo. Gabe
intentó pasar por delante de él, pero su gran y sólido cuerpo
bloqueaba la apertura.
―¡Déjame salir! ¡No tienes derecho a retenerme aquí!
―dijo Gabe con su voz fuerte y desafiante, pero el hombre lo
miró con furia. Gabe dio un involuntario paso hacia atrás.
¿Qué diablos había hecho para conseguir que este chico
estuviese tan enojado? Si alguien debía estar enojado, era
Gabe. Estaba pensando en sus asuntos, cuando fue atacado,
secuestrado y abusado por el tipo grande de la montaña.
―Necesitas un baño, muchacho. Tu hedor ensucia toda
la zona. Sígueme y te llevaré a la bañera. Lo he preparado
para ti y vine a por ti.
―¡Jódete! Fuera de mi camino antes de que te golpee
fuera de él.
El hombre rodó los ojos, burlándose de él. Gabe podía
verlo flexionar las manos. ―Zack dijo que serías difícil. Me
dijo que te dijera que si no cooperas, bajará y te bañará él.
¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Debería llamarle?
―¿Quién diablos es Zack? ―preguntó Gabe, tratando de
ganar tiempo.
―Es nuestro alfa. Te trajo aquí.
Recuerdos de haber sido llevado sobre el hombro del
bruto y golpes en el culo le inundaron de vuelta. No tenía
ninguna duda de que el imbécil cumpliría su amenaza de
bañarlo.
―Mira, no sé nada de toda esa mierda de alfa. Me iré, lo
prometo. Sólo quiero salir de aquí ―dijo Gabe, tratando de
razonar con el chico frente a él.
―Baño ―dijo el hombre implacablemente―. Ahora.
El Alpha de Gabe
―¡Maldita sea! ―gritó Gabe―. ¿Qué pasa con vosotros?
―Correcto ―dijo el hombre―. Tal vez será mejor que
traiga al alfa.
―¡No! I-iré contigo.
Lanzándole una mirada furiosa, le indicó a Gabe que le
precediese por el pasillo. Esperó con los labios apretados
además de la mirada, viendo a Gabe rodearle y correr hasta
una puerta de acero bloqueada al final del pasillo. Gabe tuvo
que volver de nuevo a donde el hombre estaba de pie con los
brazos cruzados sobre el pecho.
―Tienes que sacarlo de tu sistema, ve adentro y métete
en la bañera.
Gabe pisoteó su camino a través de la puerta a una
especie de dormitorio. Una gran cama estaba en el centro de
la habitación que estaba muy bien equipada, aunque sin
ventanas. Una puerta abierta mostraba un cuarto de baño
donde la bañera esperaba. Gabe se quitó la manta y mostró
su cuerpo al hombre. Sabía que tenía un cuerpo muy bonito,
y tal vez podría seducir al chico para que le dejara ir. Se
acercó al chico y lo miró por debajo de sus largas pestañas.
―¿Vas a entrar conmigo? ―Levantó su mano para tocar
al hombre, pero el hombre jadeó y se apartó como si Gabe
fuera una serpiente venenosa.
―¡No me toques! ―Volvió la cara y se cubrió la nariz con
la mano.
Maldita sea, tengo que oler mal, peor de lo que pensaba.
El chico volvió el rostro hacia él con un evidente esfuerzo y le
habló casi con los dientes apretados.
―Le perteneces al alfa, y es mejor que lo recuerdes.
―¡No pertenezco a nadie más que a mí mismo!
El Alpha de Gabe
El gran lobo señaló hacia el cuarto de baño. ―Por favor,
ve y entra en la bañera, así que lo haré yo.
―Está bien, está bien. ¡Maldita Sea!
Con el ceño fruncido, Gabe se dio la vuelta y se dirigió a
la bañera humeante. Entró con cautela y se sentó en el agua.
Habían utilizado algún tipo de sales de baño de flores. Inhaló.
Hablando acerca de hedor. Cuando saliera de la bañera, olería
a jodidas rosas durante todo el día.
El gran lobo se paró en la puerta y señaló el champú y
jabón. ―Usa un montón de esos. Frótate.
―Está bien, mantén tu camisa. Maldita sea, no huelo tan
mal.
―Sí ―dijo el hombre grande con firmeza―. Lo haces.
―Se retiró a la otra habitación, pero Gabe podía oírlo cerca.
Gabe resopló y se enjabonó todo. Tal vez realmente
apestaba, pero le importara una mierda. Puesto que estaba
allí, sin embargo, podía aprovechar la bañera. El agua caliente
realmente le hizo sentirse bien. Se permitió hundirse de
nuevo en ella por unos momentos y simplemente disfrutar.
Hacía mucho tiempo que no había tenido tiempo para este
tipo de lujo. La mayoría de las noches durante el pasado año,
o había estado demasiado cansado o demasiado borracho
para hacer mucho más que tomar una ducha rápida. Después
de un rato se inclinó hacia delante y cogió el champú.
Después de enjabonarse y enjuagarse en la bañera, volvió la
cara goteante hacia la puerta. ―¿Podrías darme una toalla al
menos?
―Por supuesto, cariño. ―La profunda voz de la noche
anterior sonaba demasiado cerca para su comodidad, y los
ojos de Gabe se abrieron. Se estremeció por la sorpresa. En
lugar del gran lobo de antes, el alfa estaba de pie apoyado en
la puerta, viéndose aún más grande y más poderoso de lo que
El Alpha de Gabe
Gabe recordaba. Vestido con jeans y una camisa blanca de
botón, no estaba desnudo esta vez, al menos. Cogió una
toalla de un estante en la pared y se la acercó a Gabe.
Gabe luchó duro para resistir el impulso de bajar la
cabeza en sumisión cuando el hombre se acercó. ¿De dónde
venía eso? Recordaba vagamente beber sangre directamente
de la muñeca del hombre la noche anterior. ¿Lo había vuelto
a cambiar de alguna manera?
Se obligó a tomar la toalla y se secó la cara tan
calmadamente como pudo, sus manos temblando
ligeramente. Cuando levantó la vista, el alfa se apoyaba
contra la pared, mirándolo con curiosidad.
―¿Cómo te sientes?
―Oh, jodidamente genial ―dijo, sarcásticamente―.
Recomendaré encarecidamente ser golpeado, secuestrado y
arrojado en una celda. Deberías intentarlo alguna vez.
El alfa continuó estudiándolo con interés. ―¿Siempre
respondes así cuando estás asustado?
―¿Quién dijo que estaba asustado?
El alfa continuó mirándolo de cerca y dio un paso más en
la habitación, por lo que Gabe se estremeció de nuevo
involuntariamente. ―Cálmate. Aquí nadie va a hacerte daño.
Gabe resopló. ―Bueno, eso será un buen cambio.
―¿Cuál es tu nombre? ―Su voz era tranquila y
totalmente impasible ante el sarcasmo de Gabe.
―¿Quién quiere saber? ¡Dime qué carajo estoy haciendo
aquí!
―A menos que quieras que lave tu boca con este jabón
en mi mano, te sugiero que detengas lo de maldecir. Cálmate
y respóndeme. ¿Cuál es tu nombre?
El Alpha de Gabe
Gabe batallaba consigo mismo. Por un lado, odiaba el
obedecer a este tipo, pero por el otro, imaginaba que el
hombre estaba tan loco como para hacer exactamente lo que
decía. Era lo suficientemente grande para hacer el trabajo
también, por no mencionar al tipo de antes, que
probablemente todavía acechaba en algún lugar cerca en caso
que se requiriese su ayuda. Tendría que esperar el momento
oportuno y fingir cooperar.
Se enderezó y bajó la mirada, no quería ver cualquier
expresión de triunfo en el rostro del alfa. ―Mi nombre es
Gabe, Gabe Sullivan
―¿De qué manada eres?
―Te dije que no tengo ninguna jodida, ninguna manada.
¡Ni siquiera sé de lo que estás hablando!
Siguió un silencio, tiempo suficiente para que Gabe
echara un vistazo al alfa para asegurarse de que todavía
estaba allí. Estaba de pie alto y fuerte, sus brazos cruzados
sobre su musculoso pecho.
―¿Quién te hizo, Gabe? No eres un lobo, por lo que
debes ser algún tipo de mascota o Werekin. ¿Quién te hizo
esto?
Gabe se mordió el labio inferior mientras dolorosos
pensamientos de su madre atravesaron su cuerpo. Su voz,
cuando fue capaz de hablar, salió áspera y desigual. ―¡Te dije
que no sé de lo que estás hablando! ¡Soy un maldito hombre
lobo, un maldito monstruo como el que nos mordió a mi
madre y a mí!
La voz del alfa era suave cuando hizo la siguiente
pregunta. ―¿Tu madre? ¿Dónde está tu madre, Gabe?
Lágrimas brotaron de los ojos de Gabe, y airadamente
las alejó, logrando meter jabón en sus ojos. Quemaron y se
llenaron de humedad. ―¡Está muerta! ―gritó―. ¡Asesinada
El Alpha de Gabe
por el asqueroso monstruo que me mordió! Supongo que
pensó que me había matado también, pero ¡no estaba
muerto! ―rio, un sonido extraño e histérico incluso a sus
propios oídos―. ¡Lo engañé! Me desperté sangrando de las
heridas, mientras que mi pobre madre... ―escupió mientras
trataba de mantener los sollozos llenando su garganta,
visiones del cuerpo ensangrentado de su madre en la cabeza.
―Trataron de salvar a mi madre, pero... ―Gabe lo miró
viendo borrosa la mirada comprensiva del alfa por las
lágrimas que corrían por sus mejillas. No había llorado así, ni
siquiera justo después de que ocurriera.
Sacado del agua, fue acunado contra un duro y fuerte
pecho. Agarrando una enorme toalla del estante, el alfa lo
llevó en brazos hasta la cama y se sentó con él. Envolvió la
toalla alrededor del cuerpo tiritando de Gabe y lo abrazó,
haciéndole llorar contra su pecho. Sólo tomó un momento
para Gabe entender lo que estaba pasando, y reaccionó con
violencia.
―Bájame ―dijo Gabe furiosamente, luchando en sus
brazos―. ¡No necesito a nadie! ¡Especialmente no un maldito
lobo!
Haciendo caso omiso de las palabras de Gabe, el alfa se
aferró a él, murmurando algo en su oído. Suaves palabras
que no entendía, pero el murmullo era tranquilizador. Dejó de
luchar y se apoyó en él aún más cerca. Hacía mucho tiempo
que nadie lo había tocado con nada más que lujuria, nada
como esta dulce y comprensiva bondad que le mostraba.
Estaba cansado, agotado de correr de la verdad en lo
que se había convertido. Se relajó en los brazos del alfa,
sintiendo la seguridad y el poder que irradiaba del hombre.
Cerró los ojos, sólo por un minuto y cayó gentilmente en un
suave y oscuro sueño.
El Alpha de Gabe
Capítulo Dos

La luna estaba llena, y el cambio era más tarde esa


noche. Toda la manada estaba nerviosa como consecuencia.
Algunos desacuerdos habían estallado antes, y Zack había
pasado la mayor parte del día arbitrando y calmando los
volátiles sentimientos mientras Gabe dormía.
Una regla de la manada requería que cualquier recién
llegado desconocido pasara algún tiempo aislado antes de que
los miembros de la manada le dejaran acercarse a sus
compañeros y a los niños, incluso el nuevo compañero del
alfa. Su olor era extraño y poco saludable, también, y ninguno
de ellos, incluido Zack, sabía exactamente qué hacer con él.
Había enviado a su primo a lidiar con él en su lugar por la
mañana, con la intención de bajar más tarde y hablar con su
pareja.
Incapaz de dejar de pensar en él, Zack decidió tomar el
tiempo para ir abajo. Le había dicho a Tim que lo llamara si
había problemas. Tim no había llamado, pero una molesta e
incómoda sensación hizo a Zack bajar para comprobar.
Exasperado con su distracción, entró en el cuarto de baño,
pero su irritación sólo duró hasta el momento en que vio a su
compañero de nuevo, su cuerpo resbaladizo y húmedo con la
cabeza cubierta de espuma. Había estado de pie en el umbral
del cuarto de baño, viéndolo enjuagarse el jabón y conseguir
algo en sus ojos. Se había vuelto hacia la puerta para pedir
una toalla con un adorable bizqueo.
Cuando Zack le habló, todavía sonaba enojado y dolido.
Trajo a cabo cada uno de los fuertes impulsos protectores de
Zack. Cuando Gabe se había echado a llorar, no había dudado
en recogerlo y acunarlo junto a su cuerpo.
Zack estaba desconsolado mientras sostenía a su dulce
El Alpha de Gabe
compañero en su pecho. Mentalmente se dio una patada por
no encontrar más información acerca de su nuevo compañero
antes de dejarlo para valerse por sí mismo. No tenía idea que
este joven había sido tan abusado y dañado por uno del
propio tipo que Zack, otro lobo. La ley más fuerte de la
manada prohibía cazar a los seres humanos, un delito
castigado con la muerte. Su indignación y furia peleaban con
su simpatía y remordimiento por lo que su compañero había
pasado. Lo puso suavemente en la cama y lo cubrió con
mantas antes de salir de la habitación y salir a caminar por el
pasillo. Tener lo que pensaban que podría ser un nuevo
cachorro joven para cuidar tan cerca de la luna llena los había
lanzado a un bucle, pero darse cuenta de que el recién
llegado era un hombre maltratado Werekin, era casi
inimaginable.
Tim se sentaba en una silla junto a la puerta, mirando
con recelo a Zack mientras se paseaba arriba y abajo. ―¿Algo
está mal, Zack? ¿Hizo algo que te haya molestado? No lo
toqué.
Zack miró la preocupada cara de su primo. Tocar al
compañero de otro lobo estaba prohibido por la manada. A
pesar de que no había pasado por el ritual de apareamiento
hasta ahora, lo había reclamado, y Tim respetaba ese
reclamo. Se preguntó si Gabe había coqueteado con Tim. La
idea le puso sorprendentemente celoso y posesivo. Aunque
Tim era su primo más joven y el único lobo en el que Zack
confiaba lo suficiente para permitirle estar sin supervisión
alrededor de Gabe, Tim había sido reacio a asumir esta tarea.
Le dijo a Zack que sabía lo mal que podría ser su
temperamento si algo salía mal.
Tim era otro macho alfa, pero reprimió sus tendencias
dominantes para poder quedarse en la manada. Hace algunos
años, se habían enfrentado en el anillo ancestral para ver cuál
de ellos llevaría la manada cuando llegara el momento. Zack
había ganado con bastante facilidad y Tim dejó la manada por
El Alpha de Gabe
más de dos años, para vivir y trabajar con la manada de lobos
de Carolina del Norte. Una vez que Tim volvió a casa, Zack lo
puso en el consejo y se convirtió en un miembro importante.
Zack confiaba mucho en él.
―No, Tim, no es nada que hayas hecho. Es Gabe. Me
dijo que fue mordido y dado por muerto por un lobo. El
mismo hijo de puta que mató a su madre.
―¡Dios mío! Pobre chico. ¿Ni siquiera sabe lo que es o lo
que le ha pasado? No me extraña que parezca tan perdido y
enojado.
―Sí, y no ayudé nada agarrándolo y lanzándolo por
encima de mi hombro como un cavernícola. La sed de sangre
era fuerte en mí anoche, y tenía miedo de tomarlo allí. Sólo
quería traerlo de vuelta aquí y poner, por un tiempo, un poco
de distancia entre nosotros para poder controlarme. Debo
haberlo asustado a muerte.
―¿Qué es exactamente, Zack? Huele tan extraño.
―Creo que es salvaje. He oído hablar de ellos, pero
nunca he visto uno. Oí que Marco, el alfa del oeste de
Carolina del Norte, tuvo una mascota que fue salvaje el año
pasado, aunque se recuperó bien. Fue el primero del que
supimos en más de un siglo, a pesar de que sabemos un poco
más sobre la situación actual.
―¿Salvaje? ¿Qué es eso, exactamente?
―E s o s i g n i f i c a q u e n a d i e s e p r e o c u p ó p o r é l
correctamente después del ataque del lobo, que lo convirtió
en un tipo de criatura medio-lobo. Todo lo que he oído de
convertirse en salvaje y loco, igual que en los programas de
televisión sobre los hombres lobo. Esta es la primera vez que
oí hablar de ellos cambiando sólo con la luna y luego
cambiando de nuevo, sin embargo. La mascota de Marco
cambiaba cuando se enfadaba, creo, pero hay tantas cosas
El Alpha de Gabe
que no sabemos acerca de la situación. Hay un misterio aquí,
y pienso llegar al fondo del mismo. Debe ser muy fuerte
mental y emocionalmente para haber sobrevivido solo, como
lo ha hecho, manteniéndose lejos de otros seres humanos
cuando cambia.
―¿Va... a cambiar esta noche?
―No sí puedo evitarlo. Nuestra sangre se supone que
evita que cambien. Le he alimentado una vez, y le daré de
comer de nuevo antes de esta noche. Le pondré restricciones
y lo encerraré en esta habitación, también, por si acaso, pero
no lo pondré de nuevo en la celda. Ha pasado por bastante.
No te preocupes. Mantendremos a las otras mascotas a salvo.
―Vaciló antes de añadir―, mantén esto entre tú y yo por
ahora, Tim. Nadie más tiene que saber.
Tim asintió, aparentemente tranquiló. ―Me siento mal
por la forma en que lo traté. Pensé que sólo estaba siendo un
mocoso.
―Yo también. ―Zack respiró hondo y giró hacia la
habitación―. Y lo fue ―dijo, sonriendo por el recuerdo de su
desafío―. Pero por lo menos es un poco más comprensible.
Voy a pasar algún tiempo con él antes de que la luna
aparezca. Ve al piso de arriba y cúbreme por si surgen
problemas.
Tim salió de inmediato, dejándolo solo con su
compañero.
Zack abrió la puerta y entró en la habitación. Gabe
estaba acurrucado de costado, rastros de lágrimas todavía
evidentes en su dulce rostro. Zack retiró las mantas y se
acostó a su lado en cucharita. Gabe se acurrucó de nuevo con
un pequeño gemido. Se agitó inquieto y luego volvió a abrir
sus ojos azules y miró a Zack. Se puso de espaldas, y la
amplia mirada azul miró al cuidadosamente controlado rostro
de Zack.
El Alpha de Gabe
―Debo admitir que eres más guapo que la mayoría de
los chicos con los que me he despertado. ¿Tú... nosotros...
eh?
Zack se agitó inquieto, odiando la idea de su bello
compañero despertando con otros hombres. ―No ―dijo más
rudo de lo que pretendía―. No soy un violador. Cuando nos
emparejemos, definitivamente lo sabrás y será porque me
querrás más de lo que has querido a nadie antes en tu vida.
Una buena cosa, porque seré el último hombre con el que
dormirás.
―¿Oh sí? ¿Muy posesivo? ¿Quién eres, realmente, y por
qué me has traído aquí? Te dije que me iría tranquilamente y
saldría de tu territorio por el que pareces estar preocupado.
―Tenemos que hablar, sin embargo es difícil con tu
pequeño lindo culo desnudo en mi entrepierna. Vamos a
levantarnos y conseguir que te vistas.
Zack puso los pies sobre el borde de la cama y se acercó
a la cómoda. Revolvió en el cajón de la cómoda y encontró los
vaqueros y camiseta de Gabe, lavados y doblados
pulcramente. Se los arrojó a Gabe. ―Ponte esto.
Gabe los cogió y se los puso rápidamente antes de
volver a sentarse en el borde de la cama mientras Zack
miraba. ―Está bien, hablemos. No puede faltar mucho más
tiempo hasta la luna llena, sin embargo, y necesito salir
pronto. ―Gabe miró alrededor de la habitación―. A menos
que quieras que tu casa sea destruida. Normalmente suelo
hacer un poco de desastre.
―¿Cambiar es doloroso para ti?
―Sí, claro. Odio cada segundo de ello. ¿No es lo mismo
para ti?
―No. Soy un cambia formas de nacimiento. El cambio es
algo natural para mí, y se siente… maravilloso. Liberador y
El Alpha de Gabe
familiar, como volver a casa después de haber estado fuera
mucho tiempo. Pero soy un lobo, y no una criatura salvaje,
como creo que te has convertido.
Gabe lo miró con los ojos entrecerrados. ―¿Qué quieres
decir? ¿Hay más de un tipo de hombre lobo?
―Cualquiera de nuestra gente que no son cambia formas
lobo son llamados Werekin. Son parientes sin cambio.
Algunos son seres humanos que hemos adoptado y apareado
con ellos, y algunos nacieron de un lobo y un Werekin o de
padres Werekin sin que hereden los genes necesarios para
cambiar. Hemos estado alrededor de los seres humanos y
coexistido pacíficamente todo el tiempo. A través de los
siglos, hemos tenido nuestros fuera de la ley, nuestros
asesinos, igual que los humanos. Estos lobos existen fuera de
nuestras manadas, y cuando los encontramos les castigamos.
Estos asesinos, como el que atacó a tu madre y a ti, a veces
atacan a los humanos como presa más débil. Es posible que
estuviera incluso tratando de aparearse contigo. ¿É-él te
violo, Gabe?
Gabe frunció el ceño y volvió la cabeza. ―No hablo de lo
que me hizo el hijo de puta.
Zack se quedó en silencio por un momento, dándole
tiempo. Deseó no tener que presionarlo, pero necesitaba
algunas respuestas antes de que pudiera aparearse con él.
Incluso si algún otro lobo había reclamado a su pareja de
sangre antes, no importaría a largo plazo. Lo había
abandonado, y Zack todavía lo tendría, sin importar nada.
Podría tomar más tiempo desarrollar un vínculo de pareja, sin
embargo, y podría hacerlo aún más doloroso para Gabe
cuando lo reclamara con el ritual, mientras se erradicaba la
esencia del otro.
―¿Trató de darte una mordida de apareamiento? Es
importante, Gabe. Necesito saber.
El Alpha de Gabe
―¿Cómo diablos voy a saberlo? ¡No sé lo que es una
mordida de apareamiento! ―Ante la mirada constante de
Zack, Gabe se hundió un poco y suspiró―. Está bien, me
mordió en los brazos y las manos, cuando traté de quitármelo
de encima. Los médicos estaban sorprendidos de cómo me
curé tan rápido sin dejar cicatriz. Dolió como el infierno sin
embargo. Rasgó mis pantalones y me forzó cuando estaba
inconsciente. Estaba peleando y gritando, y ahí fue cuando mi
madre debió haber… ―Se mordió el labio inferior y miró sus
manos apretadas en su regazo―. Debió tratar de ayudarme.
¿Cómo pudo hacer algo tan vicioso con ella? Era una cosa tan
pequeña.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, y Zack mantuvo su voz
dulce y suave. ―No puedo explicar por qué pasó, no más de
lo que podrías explicarme de un asesino humano. Lo siento,
cariño, pero es necesario que te concentres por mí. El que te
atacó te mordió y mezcló su saliva con tu sangre y te
transformó en Werekin. ―El ritual de apareamiento
involucraba más que eso, así como el rebelde tomando sangre
de Gabe creando una conexión con el lobo, pero Zack no iba a
confundirlo más entrando en detalles.
―¿Werekin? ¿Es la criatura en la que me convierto en la
luna llena?
―No, cariño. Esto significa que tu cuerpo ha cambiado
para siempre, y que has pasado a formar parte de los clanes
de lobos, los Werekin. Adoptamos Werekin, o seres humanos
que han sufrido el cambio, que se vuelven salvajes si no se
alimentan regularmente. En otras palabras, se convierten
como el monstruo que dices que te convirtió. Puedes vivir una
buena vida, sin embargo, una vida larga y feliz en nuestro
clan. Mientras un lobo se preocupe por ti y te alimente
adecuadamente, estarás bien. Todo funciona mejor, por
supuesto, si el lobo es tu compañero. Tengo que volver a
preguntar, ¿te mordió en el cuello? ―Evitó preguntar si había
sido atado por cualquier periodo de tiempo. Saber si el lobo le
El Alpha de Gabe
mordió era suficiente.
Gabe sacudió la cabeza. ―No, no en el cuello. Sólo en mi
hombro, brazos y manos. Heridas defensivas las llamó el
médico. ―Vaciló un momento, parecía considerar todo lo que
Zack estaba diciéndole―. Pero reduce la velocidad. Puedo
cuidarme. Quiero decir, es agradable que quieras cuidarme y
todo, pero lo estoy haciendo muy bien por mi cuenta.
Gabe no lo conseguiría, sin embargo. ―Cariño, no quiero
sólo cuidarte. Te quiero como mi compañero.
―¿Cómo un compañero sexual?
―No sólo un compañero sexual, un compañero de vida.
En tu mundo sería como un matrimonio.
La palabra sacó una breve risa de él. ―Acabo de
conocerte, amigo. ―Zack miró fijamente a Gabe por tanto
tiempo que empezó a inquietarse―. Mira, como he dicho,
agradezco la oferta y todo. Infierno, eres magnífico, así que
tendré sexo contigo, si quieres, pero puedo cuidarme.
Zack negó con la cabeza. ―Todavía no lo entiendes,
Gabe. Si no bebes sangre de lobo de vez en cuando, creo que
tu cuerpo seguirá forzando el cambio en ti, dolorosamente,
como has dicho y no siempre acaba con la luna llena. Creo
que puede suceder cuando experimentes fuertes emociones
también. Digamos que de repente estés aislado en el tráfico o
enojado con tu jefe. Podrías cambiar espontáneamente donde
estuvieras. Creo que se necesita un acoplamiento completo
para ofrecerte protección completa.
― S i g u e s d i c i e n d o q u e piensas q u e e s t a s c o s a s
sucederán. ¿Cómo es que no lo sabes?
―En realidad nunca he conocido a una criatura salvaje
antes. Es muy raro. En realidad, siempre pensamos que un
humano Werekin que fuera salvaje moría de inmediato. Tal
vez el impacto fue tan grande que muchos lo hicieron, pero
El Alpha de Gabe
ahora sabemos que no siempre sucede. Hasta ahora, no
sabíamos que podría cambiar y volver a ser humano después
de convertirse en salvaje. Obviamente, no hemos tenido
mucha experiencia con el fenómeno, pero estoy bastante
seguro de que si te apareas conmigo, no cambiarás nunca
más. Los productos químicos que recibirás de mí deberían
dominarlo.
―¿No lo haré? ―dijo Gabe con entusiasmo, poniéndose
de pie―. Quieres decir que si bebo tu sangre, como hice
antes, ¿nunca me convertiré en un monstruo de nuevo?
―Mi sangre o la de cualquier otro lobo, y no, no si
bebes regularmente cada dos semanas.
―Entonces la quiero. Rápido, ¡dame un poco más antes
de esta noche!
―Gabe, estás muy seguro. Te alimenté un poco para
calmarte cuando te traje aquí. Como dije, no estoy seguro de
que sea suficiente. Darte mi sangre me afecta también, te
quiero demasiado, no sería capaz de controlarme. La unión de
sangre es demasiado fuerte contigo. Hay otros lobos aquí que
podrían alimentarte, pero tenemos que encerrarte hasta que
estemos seguros de que una simple alimentación es suficiente
para detener el cambio.
―¡No! ―dijo Gabe rápidamente, sorprendiendo a Zack―.
Quiero tu sangre. La he probado ya y me gustó. En cuanto a
lo del apareamiento, no eres exactamente difícil de mirar.
Puedo hacer esto. Prefiero estar contigo que con alguien más,
sé que no quiero pasar por eso ni siquiera una vez más.
Zack esbozó una sonrisa lenta y sexy. ―Lo sabes, ¿eh?
bebé, no creo que te des cuenta de la gravedad de lo que te
estoy diciendo. Una vez que nos apareemos, me pertenecerás
para siempre, y no me conformaré con nada menos. Los lobos
se aparean de por vida. Te mudarás aquí a vivir conmigo.
Cuidaré de ti y te unirás a nuestro clan.
El Alpha de Gabe
La cantidad de anhelo en los ojos de Gabe sorprendió a
Zack. Recordó lo joven que era Gabe y cómo había estado
solo durante mucho tiempo.
Gabe se encogió de hombros y dijo en voz baja: ―de
acuerdo, suena bien. Podría ser un buen cambio pertenecer a
algún lugar para variar. Estar con otros que son como yo.
Zack le sonrió. ―Bueno, no voy a estar aquí y hablar de
ello. ¿Si crees que estás seguro?
Gabe asintió con confianza. ―¡Vamos a hacerlo!
―¿Cuándo quieres empezar?
―¡Ahora! ―Gabe se despojó de su ropa tan rápido como
se las había puesto unos pocos minutos antes y pronto estaba
deliciosamente desnudo delante de Zack―. Bueno, vamos,
bebé, vamos a hacer esto. ―Dio unas palmaditas a la cama
junto a él.
Zack sonrió con indulgencia mientras estaba de pie, se
quitaba la camisa y se desabrochaba los vaqueros. ―Bueno,
bebé, haremos esto como tú dices. Recuerda, una vez que te
conviertas en mi compañero, es de por vida. Desearía que
hubieses tenido más tiempo para tomar una decisión
adecuada y no te sintieses presionado. No sé si podría dejarte
ir, sin embargo. ―Tomó una profunda respiración y agarró la
mano de Gabe―. Una cosa más. No más otros hombres para
ti después de esto, nunca.
―Está bien ―sonrió―. Parece que podrías ser más que
suficiente para mí. En cuanto a estar seguro, no es como si
tuviera una gran vida de todos modos con esta cosa de
hombre lobo cerniéndose sobre mí.
―La sangre de lobo por sí sola puede ser suficiente para
evitarlo, Gabe. Puedes alimentarte de otro lobo. ―Zack tuvo
que obligarse a decir las palabras, cuando en realidad no
tenía ni idea de lo que haría si Gabe estaba de acuerdo. La
El Alpha de Gabe
idea de su compañero con otro lobo anudaba su estómago.
Maldita sea, mataría a ambos―. Podemos esperar y probar
esta noche, ver si impide el cambio.
―No, soy positivo. Me atraes mucho, y maldita sea,
¿utilizas algún tipo de dulce colonia o algo así? Hueles tan
condenadamente bien.
Lleno de un abrumador alivio, Zack lo tomó en sus
brazos. Todavía llevaba sus calzoncillos, y disfrutó de la
expresión de lujurioso placer de Gabe mientras se frotaba
contra el gran bulto enfrente. ―Para mí también hueles bien,
Gabe. Irresistible, de hecho. Es el olor de apareamiento. Mi
sangre canta por la tuya y la tuya por la mía.
―Espero que te guste arriba, porque quiero algo de eso.
―Su mano se deslizó entre ellos casi tocando reverentemente
el gran bulto de Zack―. Soy más un hombre de abajo.
―Oh, soy de arriba, como tú dices, cariño.
Levantó a Gabe por el culo y lo mantuvo sin esfuerzo.
Las piernas de Gabe se envolvieron alrededor de su cintura, el
bulto de Zack empujando en el agujero de Gabe. Gabe dejó
caer la cabeza hacia atrás y se meneó, tratando de trabajar la
cabeza a través de la rendija de los boxers de Zack.
―Ve más despacio. Hay otras reglas que tendrás que
seguir. No más beber o fumar ni abusar de tu cuerpo. Vivirás
conmigo, y te advierto que soy celoso.
―Sí, bueno eso va en ambos sentidos, bebé. ―Gabe
bajó la cabeza para mordisquear la oreja de Zack y susurró―.
Oye, ¿vas a joderme o hablarme hasta la muerte?
Zack le gruñó y le derribó de espaldas sobre la cama.
Cruzó hasta la mesilla y sacó un tubo de lubricante. ―Date la
vuelta y deja que te prepare.
―Con mucho gusto ―dijo Gabe, girando alrededor y
El Alpha de Gabe
apoyándose en las manos y las rodillas, poniendo su culo en
el aire provocativamente. Miró por encima del hombro para
ver si Zack estaba prestando atención.
Zack palmeó su culo juguetonamente. ―Estate quieto,
cachorro. Te estoy preparando.
―Estoy listo, bebé. No soy virgen. Sólo pon un poco de
lubricante dentro y adelante con el espectáculo. Quítate esos
calzoncillos y déjame inspeccionar la mercancía.
Zack palmeó de nuevo su trasero, y Gabe se rio. ―¡Oh,
bebé!
―Me alegro que te guste una zurra. Tengo la sensación
de que vas a recibir un montón de ellas en los próximos
meses.
―Promesas, promesas. Te daré algo también, cariño.
Todo lo que tienes que hacer es preguntar.
Zack sonrió y negó con la cabeza. Abrió el lubricante y
roció una buena cantidad en su mano.
―No necesitarás mucho. Te dije que no es mi primera
vez.
―Oh, pero lo necesitaré.
Zack se volvió hacia él y bajó sus boxes, dando a Gabe
su primer vistazo del pene de un lobo. Las cejas de Gabe se
elevaron casi hasta la línea del cabello, y cayó en la cama
para torcerse alrededor y mirar a Zack más de cerca. ―Whoa,
bebé, cuelgas como un caballo, y ¿qué diablos es eso?
Zack se miró y trató de imaginar que estaba viendo su
pareja. Alrededor de la base de su polla, más grande que la
polla humana, estaba un gran nudo circular, un bulbus
glandis que se encontraba en cada especie canina, incluido los
lobos. El nudo era la manera natural de garantizar la
concepción del varón y hembra de las especies primitivas
El Alpha de Gabe
mediante la vinculación de los dos juntos el tiempo suficiente
para que el esperma fuese efectivo. En los cambia formas, la
glándula también segregaba hormonas para crear el vínculo.
Las mismas hormonas sellaban la unión en apareamientos
masculinos con el beneficio añadido de proporcionar
increíblemente largos e intensos orgasmos por la forma en
que se fijaban a la próstata. Aunque las secreciones sólo
ocurrían en el apareamiento, el bono de clímax excepcionales
se producía cuando el nudo se incrustaba estrictamente para
el placer, una complicada explicación para la que Zack no iba
a tomarse tiempo.
―Es mi nudo, cariño, y te va a doler como el infierno al
entrar, pero tú puedes estirarte para tomarlo. Iré despacio y
tendré cuidado. Lo prometo. Una vez dentro, tendrás un
montón de orgasmos y serán alucinantes. Sólo aférrate y
trata de montarlo hasta que esté dentro.
Gabe se volvió en sus manos y rodillas, sacando su culo,
y sacudiéndolo de nuevo. ―¿Múltiples orgasmos? ¡Vamos a
hacer esto! Ah, y no te olvides el condón. No soy un suicida.
―No necesito un condón, bebé, y tú tampoco. Nuestra
sangre nos confiere inmunidad contra la mayoría de las
enfermedades.
Los ojos de Gabe se agrandaron. ―¿Quieres decir que
siempre podemos ir a pelo? Maldita sea, ¡eso es un plus!
Zack se rio en voz alta, orgulloso de su pequeño amante
aventurero y sexy. Lo lubricó bien y puso sus dedos en él
estirándolo antes de empujar la gran cabeza de su polla
dentro. Gabe se volvió para mirarlo, tomando su anchura sin
dificultad. Una ola de amor se apoderó de Zack. Se metió
profundamente dentro de él, hasta el nudo. Gabe empujó
hacia él. Zack tomó la oportunidad para empujar profundo y
duro, forzando algo del nudo en su interior. Gabe gritó y trató
de alejarse. La mano de Zack, agarró la polla y bolas de
El Alpha de Gabe
Gabe, tirando de él. La otra mano trabajaba en el nudo.
―Te lo advertí, bebé. Empuja contra mí, cariño. Presiona
y empuja hacia fuera. Puedes tomarlo. ―Mientras Gabe
dejaba de tratar de escapar, gimió lastimeramente y casi
rompió el corazón de Zack―. Lo siento, cariño. No quiero
hacerte daño, pero es la única manera. Un empuje más.
Empujó dentro de Gabe de nuevo mientras metía un
dedo para ayudar a entrar al nudo en el interior. Con un
estallido, el nudo se deslizó más allá de su parte más gruesa
y embistió profundamente dentro de él. Gabe arqueó la
espalda y gritó por un orgasmo inmediato e intenso, su
próstata se frotó y baño en las sustancias químicas emitidas
por la glándula. Se echó hacia atrás contra Zack,
levantándose de rodillas.
Su propio cuerpo palpitó, llenando a Gabe con su semen,
Zack tiró de la cabeza de Gabe hacia un lado por el pelo
levantando el cuello hasta encontrarse con su boca. Mordió el
costado de su cuello fuertemente, dándole la profundidad de
la mordedura de apareamiento, asegurando que Gabe fuera
suyo para siempre. Gabe gritó de sorpresa y dolor, seguido
rápidamente por un gemido gutural de placer.
En su menguante clímax, Zack soltó la mordedura,
lamiendo la herida en el cuello de Gabe, tomando su dulce
sangre. Zack mantuvo el cuerpo de Gabe, que giraba fuera de
control. Haciendo sonidos de lloriqueo sin sentido, el aliento
de Gabe se produjo en grandes tirones mientras su cuerpo
procesaba la inundación de productos químicos en él. Zack lo
bajó, yendo con él cuando Gabe se derrumbó en la cama, sus
cuerpos atados juntos.
El Alpha de Gabe
Oleada tras oleada de felicidad envolvió a Gabe. Gritó
mucho por una experiencia demasiado intensa para durar,
excepto que lo hizo. Una y otra vez se corrió hasta que pensó
que podría morir. Zack metió la mano bajo él, envolviéndola
alrededor de su pene, acariciándolo suavemente y con
dulzura. Un orgasmo empezó a ralentizarse y otro tomó su
lugar. Gabe pensó que podría haber gritado una vez o dos,
pero la mayor parte del tiempo quería sólo ser sostenido y
consolado por el mismo hombre que ¡lo estaba matando!
Rogó a Zack que acabara con ello, pero Zack le murmuró en
su lugar. Los sentimientos crecieron demasiado poderosos, y
se desmayó.
Se despertó en medio de otro orgasmo. Demasiado
cansado para luchar contra él, lo dejó hacerse cargo y lo
montó como una ola. Otro, luego otro y Zack le susurraba,
tranquilizándolo, le dijo una y otra vez que era su novio, su
amante, su compañero.
Gabe no estaba seguro de que sobreviviría hasta que la
presión en su culo se alivió, y Zack salió, acariciando su
espalda para relajarle. Zack se mordió la muñeca y la acercó
a la boca de Gabe.
―Bebe, cariño. Te ayudará a hacerte mío
completamente.
Gabe dejó que la brillante dulzura se derramase sobre
sus labios. Recordaba el sabor y el almizcle de la miel, espesa
y deliciosa mientras cerraba los ojos y se aferraba a la
muñeca de Zack. La bendita lasitud se apoderó de él en
oleadas, calmando el dolor y haciéndole sentir sin hueso y
totalmente relajado. Estaba volando de nuevo, más alto que
antes. Se elevó hasta las nubes que se espesaron a su
alrededor.
Se despertó lentamente, sensualmente, sintiéndose más
relajado de lo que había estado en meses, incluso con una
El Alpha de Gabe
furiosa erección. Se estiró y trató de darse la vuelta de
costado y saltó al instante despierto. Su muñeca izquierda
estaba esposada al poste de la cama. ¿Qué? ¿Estaba
bromeando? Bien despierto y echando humo, Gabe trató de
retorcer su muñeca fuera de la restricción sin éxito.
Mirando a su alrededor por algo que utilizar para
liberarse, se dio cuenta de lo oscuro que estaba. Teniendo en
cuenta que era la noche de luna llena, no estaba tan oscuro
como debería estar. Una suave luz llegaba a través de una
alta ventana abatible en la pared del baño. La luna brillaba en
el exterior. Por un momento, su cuerpo se tensó mientras
esperaba el tirón de la luz de la luna, pero no llegó. Sin atisbo
de cambio apoderándose de él, no había sentimientos de
salvajismo bestial. Dejó escapar un suspiro de alivio. Al
menos eso era cierto. Zack le había prometido que el cambio
terminaría después de que se apareara con él. Al parecer, no
había mentido.
¿Por qué diablos lo había esposado? La idea lo enfureció.
No sería prisionero de nadie, ni siquiera de Zack no importa lo
locamente que su cuerpo gritara su necesidad por él.
Impotente, Gabe tiró de la esposa y se apoderó de su
erección para aliviarse. Desde fuera, oyó el lejano aullido de
los lobos que le hizo temblar. ¿Qué pasaba si uno de ellos
venía aquí y lo atacaba? Otro lejano aullido y su mente
regresó a la noche un poco más de un año atrás, cuando
había oído ese sonido antes, la noche en que fue asesinada su
madre. Si uno de los lobos asesinos entrase, sería un blanco
fácil. Temblando, obligó a su mente a no pensar en que
podría estar al acecho fuera de las paredes de la habitación.
Tiró desesperadamente de las esposas. Su mano se deslizó un
poco hacia abajo en el esposa y tuvo una idea. El lubricante
aún estaba a su alcance en la mesilla de noche.
El Alpha de Gabe

Tan maravilloso como era correr por el bosque con su


manada, los pensamientos de Zack se desviaban de nuevo a
su dulce compañero. Si no hubiera estado la presión de la
luna llena viniendo tan pronto, habría esperado,
asegurándose de que tuvieran tiempo para aprender más uno
del otro antes del apareamiento. Prometió a su primo que no
pondría en peligro a los demás compañeros y niños y esposó
a Gabe a la cama una vez que se quedó dormido, en caso de
que el apareamiento no fuera lo suficientemente fuerte.
Esperaba que Gabe no despertaría hasta después de que
regresara a casa para eliminar las restricciones. Podría
molestarse y era lo último que quería.
Hizo su camino de regreso a casa muy por delante del
resto de la manada, emocionado de ver a Gabe. Cambió
rápidamente, se vistió y casi corrió hacia el sótano, ansioso
por trasladarle a lo que sería su nuevo dormitorio. Un poco
nervioso, esperaba que a Gabe le gustara su nuevo hogar y
se instalara en su nueva vida. Sabía que sería bastante
acostumbrarse a la vida de la manada, sobre todo teniendo
en cuenta la manera traumática y trágica en que fue hecho.
La experiencia y la tradición habían probado que los lobos y
los Werekin eran en última instancia más felices dentro de
una manada, siguiendo las normas y leyes. Los rebeldes eran
los que no lo asimilaban por cualquier razón y algunos se
convertían en el equivalente de los forajidos humanos,
negándose a obedecer las leyes de lobos y humanos, a
menudo violentos y destructivos.
Zack deseaba poder hacer que Gabe girara derecho a él
de alguna manera, pero no podía borrar el dolor y el horror
del ataque. Nadie podía traer de vuelta a su pobre madre. Le
El Alpha de Gabe
gustaría ayudar a Gabe a encontrar al rebelde y asesinarlo, no
sólo por su bien, sino por el bien de otros seres humanos que
el rebelde podría encontrar.
Mientras tanto, iba a tratar de ayudar a Gabe a entender
la vida de la manada y asimilarla gradualmente. Se imaginó
que iba a ser un engorro como compañero. Ciertamente tenía
una mente propia.
Abrió la puerta del sótano y se detuvo horrorizado. La
cama estaba vacía, y la esposa que había usado para retener
a su compañero colgaba descartada en el poste de la cama.
Se volvió en pánico para correr desde la habitación, cuando
un ligero ruido en el baño detuvo su salvaje vuelo. Cruzando
rápidamente hacia la puerta, la abrió para ver a Gabe de pie
tranquilamente frente al lavabo, vestido sólo con una toalla y
afeitándose. Echó un vistazo al ceño fruncido de Zack en el
espejo y se mantuvo en su tarea, sin molestarse siquiera en
reconocerlo.
―¿Gabe? ¿Cariño?
Gabe terminó y se enjuagó la cara cuidadosamente
antes de volverse a mirar a Zack. ―No me digas cariño. ¡Me
esposaste a la cama! No soy tu jodido preso, por lo que
puedes acostumbrarte a la idea de inmediato.
―No, Gabe, no fue por eso que te esposé.
Honestamente, me daba miedo que el apareamiento y la
sangre podrían no funcionar totalmente al principio, y tuve
que ir a correr con la manada. No quería ponerte de vuelta en
la celda, pero no podía dejar a los otros compañeros y los
niños sin protección, en caso de que algo saliera mal.
―Hum. Si no quisiera tanto que vengas aquí y me beses,
probablemente haría que te arrastres un poco más, pero está
bien, puedo entender. Esta vez. ―Señaló con el dedo a
Zack―. No vuelvas a hacerlo de nuevo.
El Alpha de Gabe
Zack se acercó a él y se llevó el dedo a la boca,
disfrutando del pequeño suspiro que se deslizó de los labios
de Gabe antes de que abrazara, doblándolo en sus brazos
para darle un profundo beso.
―¿Estoy perdonado, entonces?
―Sólo un poco. ―Alejó a Zack―. Quédate allí ―dijo,
haciendo un gesto hacia la puerta―. Tu maldita mordida y la
sangre me tienen enloquecido. Todo lo que quiero hacer es
lamerte entero. No puedo pensar con claridad contigo tan
cerca. Ve. ―Hizo un pequeño movimiento espantándolo con la
mano y esperó hasta que Zack fue a pararse junto a la
puerta, sonriendo.
―En realidad, lo estás haciendo muy bien ―dijo Zack―.
Sorprendentemente. Pensé que todavía estarías durmiendo.
Por lo general, cuando se acoplan los seres humanos, les lleva
días salir del calor. Tu sistema debe ser totalmente diferente
de la mayoría de los seres humanos. Debe ser porque ya
fuiste realmente cambiado.
―¿Cuándo el monstruo rebelde me mordió? ―Se apoyó
en el lavabo―. He estado corriendo con la luna llena durante
casi un año. Maldita sea, espero que sea realmente todo.
―Lo es, cariño, te lo prometo. Mientras te alimentes de
mí de vez en cuando y dejes que te cuide.
―Muy bien, ¿y qué pasa después? Puedo cuidarme, lo
sabes. Sigo diciéndolo. Estamos acoplados, y me dijiste que
sería parte de tu manada de aquí en adelante. ¿Verdad?
―Sí, nos mudaremos a mi cuarto, y tendremos que ir a
buscar tu coche pronto. Ya he enviado a alguien a recoger tu
equipo de campamento.
―Mi furgoneta, pero sí. Lo dejé en el estacionamiento
del camping. ¿Dónde está el resto de mi ropa? ¿Y mi arma?
La escopeta era de mi papá.
El Alpha de Gabe
―Traje el arma con nosotros. Está arriba en nuestra
habitación. Están lavando tu ropa. Uh... sobre eso, nuestras
nuevas mascotas suelen llevar pantalones de cuero. Tu culo
se verá bien en cuero, bebé.
―Uh huh... bien, retrocede. En primer lugar, ¿qué
diablos es una mascota? En segundo lugar, ¿me tomas el
pelo? No soy tu perro, lo sabes.
―Lo sé, y me di cuenta de que no te gustaría la idea.
Llamamos a nuestros miembros no cambiantes de la manada
mascotas. Es sólo un nombre, aunque una gran cantidad de
nuevas mascotas no entienden y están todos molestos en
torno a ello. En un apareamiento, es una marca de propiedad,
también, así otros lobos sabrán que estás tomado, bueno, eso
y el collar.
―¿Cómo el collar de un perro? Eso no sucederá.
―Ahora, Gabe, cariño... ―comenzó a decir Zack,
moviendo sus pies incómodo.
―No me digas Gabe cariño, tampoco. No me importan
mucho los pantalones de cuero, porque sí, mi culo se verá
bien en ellos, pero sin collar. No se trata de S & M 2, o mejor
que no sea. Quiero decir, me gusta un poco de kinky y todo,
pero nunca he visto el punto en un collar.
Zack perdió la paciencia, nunca tuvo mucha para
empezar, y gritó. ―El punto es que los demás sepan
mantener sus malditas manos lejos de ti, ¡porque eres mío!
―¡Usaré uno sólo si usas uno también! ―gritó Gabe de
vuelta―. Y el cuero, ahora que lo pienso, ¡me gustaría ver tu
culo con cuero tanto como te gustará mirar el mío!
―¡Maldita sea! ―gruñó Zack, girándose para volver y
sentarse en la cama―. Sabía que serías un montón de
problemas.
2
Se refere a sadomasoquismo.
El Alpha de Gabe

Gabe salió del baño y se sentó junto a él en la cama,


sonriendo mientras se quitaba su toalla. ―Lo valgo, sin
embargo.
―¿Ah, sí? ―dijo Zack, gruñendo y tirando de Gabe hacia
él―. Demuéstralo.
El Alpha de Gabe
Capítulo Tres
Zack se sentó en la mesa principal, viendo comer a Gabe
que tenía un apetito voraz. Consumía su segundo bistec y no
mostraba signos de estar lleno. Su metabolismo debía ser
increíble para quemar todas esas calorías. Zack casi deseó
que tuviera un poco de peso, tal vez incluso obtener una poca
de barriga. No tendría que estar tan celoso todo el tiempo de
la atención que su guapo compañero recibía. Desde el
momento en que había entrado en el comedor, casi todos los
ojos habían estado en él y no sólo por curiosidad. Lo que
había cabreado más a Zack fue el hecho de que Gabe miró
atrás. Realmente no coqueteando, dejó que sus ojos
recorrieran más de una vez al pasar a un joven gamma de
buen aspecto, poniendo a Zack furiosamente celoso.
Zack siempre se había considerado como de buen
aspecto, habiéndosele dicho que era guapo en numerosas
ocasiones. Como todos los lobos era grande, bien construido y
musculoso como un culturista, aunque los músculos de Zack
venían del trabajo duro, no del levantamiento de pesas. Tenía
el rasgo de la familia de cabello oscuro y profundos ojos
marrones, junto con altos pómulos, apoyando la creencia
familiar desde hacía mucho tiempo de que sangre de nativos
americanos corría por sus venas. Gabe, por otro lado, era
simplemente hermoso, tan diferente de Zack como la noche
del día. Era más pequeño, aunque probablemente sólo en
relación con los enormes lobos vagando por el recinto.
Probablemente de la altura del humano promedio, tenía un
hermoso y delgado cuerpo, pero marcado a lo largo de su
pecho y abdominales, disminuyendo hasta una pequeña
cintura. Su pelo negro medianoche y ojos azul hielo hacían
que Zack quisiera sentarse y mirarlo toda la noche. La
combinación era sorprendente y hermosa. Sus labios eran
carnosos y suaves, casi sensuales, y su nariz era corta y
recta. Magnífico, pensó Zack, y todo mío, aunque era
necesario recordárselo a Gabe constantemente.
El Alpha de Gabe
La noche anterior había sido su ceremonia de
apareamiento. Gabe en realidad estuvo de acuerdo en llevar
la túnica blanca, pero sólo si Zack usaba una también.
Ninguna cantidad de fruncimiento de ceño, gruñidos o
intentos de intimidación funcionó. Finalmente Zack deslizó
una túnica sobre su pecho desnudo, y Gabe había hecho lo
mismo. Ningún collar, sin embargo. Había sido absolutamente
inflexible en la cuestión. Zack todavía estaba tratando de
encontrar una manera de sobornarlo. No quería forzarle tan
temprano en su relación.
Gabe se había dado cuenta rápidamente de algo que a la
mayoría de las mascotas les llevaba años aprender. A pesar
de sus posturas y palabras duras, los lobos estaban
impotentes contra sus mascotas. Al jurar protegerles y
servirles, eran totalmente incapaces de herirles
deliberadamente física o emocionalmente. Cualquier dolor que
repartiesen sólo podría perjudicarlos como mucho, ya que los
lobos no podían soportar ver a sus compañeros molestos de
ninguna manera. La mayoría utilizaba la intimidación y las
amenazas como armas, incluso azotes, pero con Gabe, estas
herramientas no funcionaban en absoluto. En realidad, Zack
no había intentado unas buenas nalgadas todavía. Tenía la
sensación de que Gabe lo disfrutaría mucho, quitándole toda
su fuerza como herramienta de intimidación. Aun así, a veces,
como esta noche, sus manos picaban por azotarle el culo.
La noche anterior, habían estado en frente de toda la
manada, unos cincuenta, y Zack había repetido las palabras
tradicionales, mientras sostenía la mano de Gabe en la suya.
―Este es Gabriel, lo retengo en mi corazón, donde se alojará
para siempre. Le ofrezco mi amor y fe, y la promesa de
cuidarle y protegerle siempre. Mi alma ha encontrado a su
pareja y nunca le abandonaré. Incluso en la muerte, mi
corazón seguirá al suyo.
Gabe había bajado la cabeza mientras decía las palabras
para él, negándose a mirarlo a los ojos, sin embargo, cuando
El Alpha de Gabe
terminó de hablar y levantó la barbilla de Gabe para besarlo,
sus hermosos ojos estaban sospechosamente húmedos. Zack
le susurró al oído mientras lo abrazaba. ―Somos tu familia a
partir de ahora, cariño. Nunca estarás solo de nuevo.
Gabe se había estremecido y envolvió sus brazos
alrededor de la cintura de Zack. Zack le dejó luego mientras
él y la manada salieron para cambiar, una tradición después
de la ceremonia de apareamiento, y pensó que había
detectado un endurecimiento de los labios de Gabe y una
mirada de desaprobación. Había estado en medio de una
fuerte emoción, sin embargo, y para el momento en que él y
la manada volvieron de su carrera bajo la luna llena mucho
más tarde durante la noche, Gabe estaba profundamente
dormido. No lo había despertado, sólo se deslizó a su lado y lo
abrazó el resto de la noche.
Esta noche estaban teniendo la fiesta de bodas, con baile
después. Zack se había mantenido ocupado todo el día con las
preocupaciones de la manada y apenas había visto a Gabe
hasta una hora antes de la fiesta. Gabe estaba en la ducha
cuando entró y abrió la puerta de la ducha seductoramente
cuando oyó a Zack.
―¿Quieres venir y tomar una ducha conmigo?
―preguntó seductoramente, empujando sus caderas hacia él.
Un sonido estrangulado salió de la garganta de Zack a la
vista de hermoso cuerpo de su compañero, con su gran polla
balanceándose frente a él. Zack retrocedió con gotas de
líquido pre seminal ya escapándose de su polla. ―Diablos, no.
Si entro ahí contigo, ninguno llegará a la fiesta.
Gabe cerró la puerta y se echó a reír, presionando su
erección contra el cristal. ―¿Estás seguro? Me vendría bien un
poco de ayuda aquí. De hecho, creo que es tu deber como mi
compañero asegurarte de que no me olvido limpiar algunos
lugares, especialmente aquellos lugares difíciles de alcanzar.
El Alpha de Gabe
Gruñendo, Zack se quitó su ropa y entró, envolviendo
sus brazos alrededor de su compañero y tirando de su cuerpo
caliente y húmedo contra el suyo. Bajó la boca a la garganta
de Gabe, besando y chupando su camino hacia abajo hasta su
polla. Pasó algún tiempo de calidad con ella antes de lanzar
un jadeo y un débil golpecito a Gabe para que se agachase
para prepararle. Zack enjabonó sus manos y su pene antes de
poner un dedo en el pequeño y rosado agujero de su
compañero.
―Tienes razón. Creo en la higiene. ¿No, cariño? Creo
que necesitas una profunda limpieza, y soy el hombre para el
trabajo. ―Zack tocó la próstata de Gabe, pasando un dedo
enjabonado sobre su superficie y abrazándolo con fuerza por
la cintura mientras sacudía sus caderas.
―Establécete. Tú pediste esto. Tengo que asegurarme
de que estás bien y limpio por todas partes. ―Metió su
hinchada polla dentro y empujó con fuerza alojándose en
profundidad. Movió sus caderas en un movimiento circular―.
Obtendré todos los pequeños rincones y grietas, bebé. Sólo
espera.
Gabe jadeó. ―¡Oh, gilipollas! ¡Dios mío!
―¿Se siente bien, bebé? Aquí, déjame éste pequeño
lugar sucio de nuevo. ―Tiró su polla de nuevo a través de su
próstata, y Gabe gritó, golpeando sus manos contra los
azulejos de la ducha. Zack alcanzó alrededor de él y tomó su
llorosa polla en la mano, dándole sólo dos tirones antes de
que Gabe alcanzara un clímax estremecedor, arañando sin
poder hacer nada la pared frente a él. Zack empujó en él en
serio entonces, su clímax siguió en segundo, manteniendo a
Gabe cuando sus rodillas se aflojaron bajo sus pies.
Zack continuó sosteniéndolo mientras limpiaban sus
cuerpos de jabón y semen, y lo ayudó a salir de la ducha.
Riendo se secaron mutuamente. El problema surgió cuando
El Alpha de Gabe
comenzaron a vestirse.
Gabe tomó un par de pantalones de cuero del cajón y los
arrojó hacia Zack. ―Aquí, ponte estos. Me costó conseguir
unos de tu tamaño. Tuve que pedirlos en todas partes.
Zack los cogió y los arrojó sobre la cama. ―No ―dijo
secamente―. Las mascotas visten con cuero.
―Bueno, tú eres mi mascota, así que póntelos. ―Gabe
los recogió y avanzó hacia él con los pantalones en la mano―.
Vamos, bebe. Te ves muy bien en ellos.
―E s tá bi en , déjam e ex pl icar te e sto otr a v ez .
Tradicionalmente…
―¡Oh, al demonio con la tradición! ¡Vamos a empezar
algo nuevo! A partir de este momento en ocasiones
especiales, lobos y mascotas vestirán pantalones de cuero.
¿Lo harás por mí? ―Bateó sus largas pestañas hacia Zack.
Zack se los arrebató de las manos y los arrojó sobre la
cama. ―Te dije que no.
Gabe apretó los labios y se dio la vuelta hacia la cómoda.
―Todo es a tu manera, ¿no? Incluso me dejaste después de
la ceremonia, minutos después de decir que me sostendrías
en tu corazón para siempre. Sí, claro, siempre y cuando no
interfiera con una noche de fiesta con los chicos lobos.
Zack se aclaró la garganta, nervioso, preocupado acerca
de lo que Gabe podría hacer. Era tan impredecible. ―Pensé
que entendías sobre la ceremonia y nuestras tradiciones.
Supongo que dirás que no vas a vestir los pantalones de
cuero, tampoco.
―Oh, no, los llevaré ―sonrió dulcemente a Zack, lo que
debería haber sido su primera advertencia.
Zack se vistió rápidamente con vaqueros y una camisa
blanca y miró por encima del hombro a Gabe mientras salía
El Alpha de Gabe
de la habitación. ―Tengo que comprobar las cosas. ¿Está...
uh... todo bien?
―Sólo suave. ―Gabe le dio otra sonrisa con dientes y se
recostó en la cama―. Me vestiré y estaré allí en un minuto.
Quiero descansar un rato primero.
―Bueno. ¿Estás seguro que no estás furioso?
―¿Por qué debería estarlo? Estaré allí pronto.
Zack seguía inquieto por la rápida obediencia de Gabe.
Por lo general, habría discutido con él durante una hora o
más, probablemente terminando en una pelea a gritos. Esta
noche, le había dado un sí muy rápido. Le gustaría creer que
Gabe finalmente estaba aceptando las cosas, reconociendo a
Zack como su alfa y haciendo lo que le dijo que hiciera. Le
gustaría creerlo, pero no lo hacía. Tenía el sentimiento de que
Gabe estaba tramando algo.
Se enteró cuando la fiesta comenzó. Tras unos veinte
minutos allí, había decidido ir a buscar a su compañero,
cuando oyó un murmullo en la habitación, y Gabe hizo su
entrada. Llevaba los pantalones de cuero, al menos dos tallas
más pequeñas. Sólo Dios sabía cómo se las había arreglado
para meter su redondo culo en ellos. Mostraban
completamente su culo y su abultado paquete muy bien,
apenas por encima de sus caderas. Giró esas caderas
mientras caminaba hacia Zack. No llevaba camisa, y lucía
anillos en sus dos pezones. ¿De dónde diablos habían salido?
Al parecer, los tenía en alguna parte de su bolsa de lona,
junto con el oscuro delineador alrededor de los ojos y el brillo
color melocotón en sus carnosos labios. Los anillos tenían
pequeñas estrellas azules colgando de ellos que golpeaban su
pecho mientras caminaba.
En sus pies llevaba botas de combate, con las perneras
de los pantalones dentro de ellas. Torpe y estrafalario con su
maquillaje, le daba un aspecto andrógino y caliente como el
El Alpha de Gabe
infierno. Con su corto y negro pelo, de punta con gel, se veía
un poco como un rockero sexy que alguien había tirado
incongruentemente en el medio del bosque. Agitando el culo,
se acercó a Zack y sonrió, haciendo piruetas delante de él.
―¿Me veo bien, bebé?
Zack le gruñó. ―Maldita sea, Gabe. Estás jugando con
fuego.
Se echó a reír a carcajadas. ―Entonces será mejor que
tengas cuidado de no quemarte. ―Puso un dedo en su
lengua, mojándolo, y tocó su culo―. Ssss... sí, esta cosa esta
muy muy caliente. ―Se rio mientras palmeaba la mejilla de
Zack. Detectando la mesa del buffet contra la pared, dijo:
―algo huele bien, y me muero de hambre. Tráeme un plato,
¿quieres, bebé? Todavía estoy cansado de antes. ―Le guiñó
un ojo a Zack y se sentó, jugando con su anillo de pezón.
Zack le dio una palmada en la mano y se levantó.
―Traeré tu plato, cariño. Entonces ya que estás tan cansado,
puedes irte a la cama.
―¿Y perderme el baile? De ninguna manera. ―Como si
fuera una señal, la música del estéreo se puso en marcha,
una canción de Lady Gaga que les gustaba a las mascotas
más jóvenes―. ¿Estás bromeando? ¡Me encanta esta canción!
Algunos de los lobos más jóvenes y sus mascotas ya
estaban en la pista de baile y Gabe saltó para unirse a ellos.
Animó a otros y pronto tenía un grupo grande bailando a su
alrededor. Sin nadie bailando con nadie en particular, Zack lo
permitió, pero mirando a su mascota con cuidado, sus ojos
entrecerrados, con los brazos cruzados sobre el pecho.
Gabe puso sus brazos sobre su cabeza girando sus
caderas hasta que Zack pudo sentir su polla a punto de
irrumpir a través de sus pantalones por observarlo. Vio los
ojos de más de un lobo en su compañero mientras pasaba las
manos seductoramente por su pecho desnudo y se inclinaba
El Alpha de Gabe
para sacudir y moler su culo en el aire.
Incapaz de soportarlo un segundo más, Zack se puso de
pie y se acercó a su espalda, tirando del culo en cuestión
contra su rígido pene. ―Muele esto ―susurró en la oreja de
Gabe, tirando de su cuerpo más cerca.
Riendo, Gabe se volvió en sus brazos y apretó su polla
amablemente en la de Zack antes de alejarse y bailar delante
de él, fuera de su alcance. ―Hay niños que miran, bebé.
Recuerda dónde estás.
―Un buen consejo que deberías seguir ―gruñó Zack
mirando a su alrededor―. No son los únicos que miran,
tampoco. ―Varios miembros masculinos de su manada
miraban a Gabe―. Bueno, has hecho tu punto, y todo el
mundo ha visto lo sexy que eres. ¿Puedes sentarte? ¿Por
favor?
Gabe bailó para él en el camino de regreso a su mesa.
―Dado que dijiste por favor, me sentaré y comeré, pero
bailaremos más tarde. Tengo planes para ti esta noche.
―Regresarás, bebé. Ahora sienta tu pequeño culo, por
favor.
Zack miraba comer a su compañero del plato que había
llenado para él, preguntándose cómo había perdido el control
tan fácilmente. Gabe realmente se veía increíble en esos
ajustados pantalones, pero los mantendría en su dormitorio a
partir de ahora para exhibiciones privadas solamente, y Zack
estaba reconsiderando vestir a Gabe con cuero y sin camisa.
―Sé lo que estás pensando ―dijo Gabe con una
sonrisa―, pero usaré estos cada día hasta que te
comprometas a ponerte los tuyos. Cuando lo hagas, usaré el
tamaño adecuado.
―¿En serio? ¿Estás haciendo las reglas? ¿Qué hay de lo
que piensa tu alfa? ―La voz de Zack bajó y tomó un tono
El Alpha de Gabe
amenazador, una voz que hacía que a todos los lobos en su
manada les diese escalofríos de miedo. Gabe estaba
impresionado―. No soy un lobo. Ya no. He estado haciendo
mis propias reglas por mucho tiempo. Ah, por cierto, tengo
una idea sobre el collar que persiste en ponerme. Te lo
mostraré cuando me lleves a la ciudad. ¿Cuándo me llevas,
por cierto? Necesito sacar mi camión de la zona de
aparcamiento antes de que piensen que está abandonado.
La voz de Zack seguía siendo ruda mientras respondía.
―Mañana, supongo. ¿Será que le conviene, su alteza?
―Sí, lo será. ―Se limpió la boca con la servilleta―. Y
deja de ser tan gruñón. Chuparé tu polla cuando llegues
arriba. ―Sonrió y le guiñó un ojo.
Zack tuvo que moverse en su asiento para acomodarse.
―¡Maldita sea, Gabe! No digas cosas como esas. Alguien te
escuchará.
―Déjalos. ―Se puso de pie y pasó la mano sobre el
bulto en sus ajustados pantalones. ―Vamos, bebé. Quiero
que frotes esto por mí en la pista de baile por un tiempo
antes de que vayamos arriba para la mamada que te prometí.
Tendió su mano y movió los dedos. Zack se levantó,
suspirando. ―No sé lo que voy a hacer contigo. ―Tomó la
mano de Gabe, pero palmeó su culo mientras Gabe le llevaba
a la pista.
Gabe se estiró para poner los brazos alrededor del cuello
de Zack, frotándose contra la erección de Zack.
―Simplemente ámame, bebé. Es todo lo que pido.
El Alpha de Gabe

Gabe le dio a su camiseta un tirón. De vuelta en lo que


llamó traje civil para un viaje a la ciudad, en realidad
extrañaba la sensación de los pantalones de suave cuero. No
es que le diría a Zack. Bostezó ampliamente mientras comía
su magdalena y bebía un gran vaso de leche. La leche fue
idea de Zack. Le hacía beber un poco cada mañana, diciendo
que no creía que pareciese lo suficientemente saludable. Gabe
pensaba que estaba tratando de hacerle ganar un poco de
peso. Culo celoso. Gabe sonrió para sus adentros. Buena
suerte con eso. Su madre lo había molestado durante años
sobre el hecho de que podía comer casi cualquier cosa y
nunca ganar peso. Además, le gustaba la leche. Sólo hacía
como que no, para dejar que su sexy hombre pensara que le
estaba dando órdenes.
Tenían un inicio tardío, después de que Zack lo mantuvo
levantado, literalmente, la mitad de la noche. El hombre era
insaciable, pero Gabe amó cada minuto de ello. Estaba
empezando a caer muy profundamente por este hombre, lo
que era una buena cosa, supuso, dado que estaba acoplado a
él para toda la vida, como Zack continuamente le recordaba.
Necesitaba que Zack le dijese que lo amaba primero, aunque,
decir las palabras, antes de que admitiera cómo se sentía
acerca de Zack. Había sido herido antes demasiadas veces
para poner su corazón fuera, para ser de pisoteado nuevo.
No, Zack iba a tener que trabajar un poco más duro por ello.
Zack terminó su café y puso su mano debajo de la
mandíbula de Gabe en una suave caricia. ―¿Casi terminaste?
Tengo a uno de los chicos llevando mi camión al frente.
Gabe se tragó el último bocado de magdalena y se puso
de pie. ―Listo para irnos. ¿Podemos ir a la ciudad primero?
Tengo una idea sobre el collar y quiero enseñártelo.
El Alpha de Gabe
―¿Por qué tengo la sensación de que esto me va a
costar algo de dinero? ¿Qué tipo de idea, de todos modos?
―Ya verás.
Salieron a la parte frontal del edificio, juntos y entraron
en la camioneta negra de un año de Zack. En comparación
con el viejo camión de Gabe, el camión más nuevo era lujoso.
Gabe se recostó en el asiento de cuero y lanzó una mirada a
Zack. ―¿Puedo conducir esto alguna vez?
―Por supuesto, querido. Lo que es mío es tuyo.
―¿Realmente hablas en serio? ―La voz de Gabe era
baja y vacilante.
Zack lo miró con sorpresa. ―Por supuesto que sí. Somos
compañeros, bebé. Todo lo que tengo es tuyo. Haría cualquier
cosa por ti.
―¿Por qué, Zack? Apenas me conoces, en realidad.
―Te conozco ―dijo Zack indignado―. Eres mi
compañero. Fue amor a primera vista para mí.
―¿Amor? Sé que no quieres decirlo, en realidad. Más
como lujuria.
―Bueno, eso también. ―Gabe hizo un pequeño sonido
de desaprobación, y Zack se volvió hacia él sonriendo―. Oh,
vamos bebé, aligera. Estabas parado a la luz de la luna,
cuando te vi por primera vez, desnudo y salpicando agua en
tu voluptuoso cuerpo. ¿Qué esperabas? Luego, por supuesto,
llegué a conocer al verdadero tú.
―¿Lo hiciste?
―Uh-huh, y te amo a pesar de ello. ¡Ay! ―gritó cuando
Gabe le dio un puñetazo en el brazo―. Estoy bromeando.
Gabe miró por la ventana mientras viajaban por la
El Alpha de Gabe
montaña y se quedó muy tranquilo. Zack tocó su brazo. ―Te
amo, Gabe. Lo hago casi desde el primer momento en que te
vi. No sólo es lujuria. Es amor.
El corazón de Gabe golpeó en el pecho, y se le puso una
sensación divertida de mariposas en el estómago. Zack
estaba diciéndolo, como había querido que lo hiciera, pero
ahora que el momento estaba aquí, lo puso nervioso. Quería
decirlo de vuelta, pero todavía tenía miedo. Tratando de
ganar tiempo, puso una mano en el muslo de Zack. ―Y-yo
todavía no sé cómo me siento. Quiero decir, creo que sí, pero
me gustaría estar seguro antes de decirlo. ¿Está bien por
ahora?
Zack apretó su mano. ―Está bien. Lo dirás cuando estés
listo. De acuerdo, ¿dónde quieres ir? Clayton es la población
más cercana a nosotros. ¿Eso está bien?
―Siempre y cuando tengan joyerías.
―Mierda ―dijo Zack―. Sabía que esto me iba a costar.
―Te sigo diciendo que lo valgo, bebé.
―Sí, y yo sigo diciendo que lo demuestres.
―Pensé que te lo demostré ya. Supongo que tendré que
recordártelo esta noche.
―O podría detenerme ahora.
―De ninguna manera. Llévame a la joyería. Vamos a
trabajar en la solución de este asunto del collar de una vez
por todas.
Treinta minutos más tarde, llegaron a Clayton y
condujeron alrededor buscando una joyería. Finalmente
detectaron una, Gabe hizo que Zack parase y entraron, Zack
seguía a Gabe un poco perplejo al pasar por las cadenas y
seguir directo a los anillos de boda. Encontró uno de
inmediato, una banda de oro blanco normal, que no era
El Alpha de Gabe
demasiado caro. ―¿Podemos ver este, por favor?
El empleado de la tienda lo consiguió para ellos, mirando
entre ellos. Parecía un poco incómodo y fuera de lugar.
Homófobo, pensó Gabe, y decidió ignorarlo.
Le dio el anillo a Zack. ―Prueba este. ―Cuando Zack se
lo deslizó en el dedo, Gabe sonrió―. Me gusta. Danos un
minuto, por favor ―dijo al dependiente. Girando hacia Zack,
sonrió tímidamente, eligiendo cuidadosamente sus palabras,
no haciendo ninguna promesa―. Podría estar de acuerdo en
hacer esta cosa del collar, sólo para hacerte feliz, no porque
sea tu posesión o cualquier cosa, si haces algo por mí. Lo
consideraría si tuviera mi marca en ti también, con un anillo
de bodas.
Zack sonrió. ―Por supuesto, usaré un anillo de bodas.
Te lo he dicho, cariño, eres para mí. Ni siquiera miraré a otra
persona, hombre o mujer. Si te hace feliz, entonces vamos a
hacerlo.
Sonriendo, Gabe se volvió e hizo una señal al empleado
de la tienda. ―Nos llevaremos este.
―Espera un minuto. No he dicho que me gustara este.
―Zack entregó el anillo de nuevo al vendedor, y Gabe
consiguió una mirada rebelde en su rostro―. Muéstrame ese.
―Indicó una banda de oro amarillo con tres grandes
diamantes a través de ella. El empleado lo sacó, y Zack se lo
puso en el dedo―. Mucho mejor.
El empleado dijo: ―estos son llamadas Bandas Por
Siempre. Las piedras representan el pasado, el presente y el
futuro. ―Miró a Zack de arriba a abajo, tomando nota de sus
casuales vaqueros y camiseta―. Este particular anillo es
bastante caro. Tenemos otros más baratos.
―No, creo que vamos a tener dos de estos. Uno para mí
y otro para él. Nada es demasiado caro para mi querido.
El Alpha de Gabe
―Sacó una tarjeta de crédito y se la dio al empleado, quien la
tomó y se alejó para el registro―. Cierra la boca, cariño ―le
dijo a Gabe con una mirada de reojo.
Tenían los dos tamaños adecuados en stock y pronto el
empleado entregó los anillos a Zack que se los puso en el
bolsillo y se dirigió a otro mostrador donde las cadenas de
oro, plata y oro amarillo se mostraban. Escogiendo un pesado
y ancho collar de oro amarillo, le dijo al empleado que lo
cargara también.
Cuando llegaron fuera de la camioneta, Zack sacó los
anillos, entregando su anillo a Gabe. ―Ponme este, cariño.
Sin confiar en sí mismo para hablar, Gabe deslizó en
silencio el anillo en el dedo de Zack.
Zack tomó el anillo de Gabe, lo besó con ternura y lo
deslizó en el dedo de Gabe. ―Para siempre, me gusta el
sonido de eso.
Gabe asintió con lágrimas en sus ojos. Hacía tanto
tiempo que no pensaba que a nadie le importaba si vivía o
moría. No había esperado algo así cuando decidió probar a
Zack.
Zack sacó el collar de oro amarillo en su caja. ―Esto es
para ti, cuando lo decidas. Te daré un poco más de tiempo
para hacerte a la idea, porque soy un buen maestro.
Gabe golpeó a Zack en el brazo, pero se echó a reír con
sus ojos borrosos por las lágrimas. No había engañado a Zack
ni un poco. Zack levantó su barbilla para besar sus labios.
―Te amo, Gabriel. Por favor no dudes de mí, cariño.
Deslizándose hizo todo lo posible para subir al regazo de
Zack y cubrir su cara de besos.
Zack se rio, tirando de él cerca por sus caderas.
―Maldita sea, bebé, ¿es la joyería lo que necesitaba para
El Alpha de Gabe
ganarte de nuevo? Ojalá lo hubiera sabido hace una semana.
―No es la joyería, aunque lo amo. ―Gabe levantó la
mano para admirar el anillo―. ¡Es... es todo! Estoy
empezando a pensar que realmente me amas.
―¿Empezando a pensar? Si no estás absolutamente
seguro ya, no estoy haciéndolo bien. Tendré que tomar un
poco más de tiempo contigo esta noche.
―Sí, por favor ―dijo Gabe, acariciando su cuello.
Zack lo quitó de su pierna y firmemente lo empujó hacia
su lado de la camioneta. ―Vamos a salir de aquí antes de que
llamen a la policía y les digan que estamos haciéndolo en su
aparcamiento. Todavía tenemos que ir a buscar tu camión.
Empezaron a salir de la ciudad, parando en una tienda
rápida para obtener algo de beber y una barra de chocolate
para Gabe, le dijo a Zack que lo necesitaba para fortalecerse
para el viaje al parque. Los guardabosques lo utilizaban para
estacionar los vehículos por largos períodos de tiempo, pero
no era una buena idea dejar tu vehículo por demasiado
tiempo, en caso de que alguien decidiera destrozarlo o
robarlo. No ocurría habitualmente, pero se sabía que ocurría.
Localizaron el viejo camión de inmediato, y Gabe salió
del vehículo de Zack. Éste abrió su propia puerta, se bajó
mirando a Gabe, y le entregó las llaves de su camioneta.
―Puedes escuchar algunos CDs a medida que avanzamos
hacia la montaña. La recepción de la radio no es la mejor
aquí. Infierno, ¿siquiera tienes una radio en este pedazo de
basura?
Gabe le arrebató las llaves de la mano de Zack sin dudas
y las sacudió, satisfecho de que Zack hubiese recordado su
petición para conducir su camión. ―Sí, tengo una radio.
Puede que no sea la mejor, pero no es tan mala. Te diré que
esta vieja camioneta es un clásico. Leí en alguna parte que
El Alpha de Gabe
después de veinte años, un coche o camión se convierte en
una antigüedad, un artículo clásico de colección.
―Hmm. Un clásico elemento de depósito de chatarra, tal
vez. Vale, vale, la llevaremos de nuevo a la montaña.
Realmente no quiero que la conduzcas hasta que un mecánico
compruebe que funciona.
―¿Es esa la razón por la que me dejas conducir este
camión? ―preguntó, perdiendo parte de su excitación―.
Maldita sea, no soy un niño, lo sabes.
―Lo sé, cariño. Sólo es mi humor. ¿Tal vez podamos
conseguirte un nuevo camión? ¿No querrías un vehículo
nuevo?
―No. Me has comprado lo suficiente. Me gusta este viejo
camión. Mi mamá me ayudó a elegirlo.
―Está bien, pero no lo conduzcas por estos caminos
hasta que podamos hacerlo revisar.
―Muy bien, ya que lo dices amablemente. ―Levantó la
cara para otro beso.
En su lugar Zack lo recogió y lo acercó para que pudiera
moler su erección contra la suya. ―Joder, no puedo tener
suficiente de ti. Puede que tengamos que parar de camino a
la montaña. Conozco un pequeño y agradable lugar cercano a
un arroyo. ¿Un buen día para bañarse desnudo?
―Suena bien ―dijo Gabe ruborizado. Incluso si la
sobreprotección lo enloquecía, amaba cómo Zack
constantemente le mostraba lo mucho que lo amaba. Tal vez
esta noche admitiría lo loco que estaba por Zack también―.
Muéstrame el camino, bebé ―dijo Gabe con una pequeña
sonrisa seductora.
Zack se metió en el viejo camión, y Gabe se puso al
volante de la nueva. Sentado en el lujoso asiento, su nuevo
El Alpha de Gabe
anillo brillando al sol que entraba por el parabrisas, y la
música sonando en la radio, Gabe pensó que definitivamente
podría acostumbrarse a todo esto. Quería mantenerse, sin
embargo, y pensó que si se llevaban tan bien, podría
preguntar a Zack acerca de terminar la universidad para
obtener su título. Tal vez podría tomar algunos cursos en
línea para volver al punto en el que se encontraba antes de
ser atacado. Zack tendría que prestarle el dinero, pero podía
convencerlo de que era bueno en ello. Hasta ahora, realmente
no le negó nada de lo que había querido.
Se preguntó si había algo que pudiera hacer por la
manada con el conocimiento que tenía sobre agricultura.
Había notado una huerta bastante rala en el jardín de atrás
de la gran casa de campo donde vivían. Quizá podría empezar
por ahí y dejar que Zack viese lo bueno que era. El área era lo
suficientemente grande como para abastecer todas sus
necesidades e incluso sobrar para vender en el mercado de
agricultores local, si se utilizaba bien. Realmente quería que
Zack estuviera orgulloso de él.
Siguió a Zack por las carreteras de montaña con curvas,
admirando la facilidad con que tomaba las curvas el gran
camión. Zack parecía tener un poco más de problemas con el
viejo camión de Gabe. Casi habían llegado a la cima donde la
carretera discurría por las crestas, subiendo y bajando por las
laderas naturales. Sólo llegaron a dicha cresta y estaban
descendiendo, cuando Zack tomó las curvas un poco
demasiado rápido. Gabe apenas podía seguirle. Otro coche los
pasó en el sentido contrario de la carretera, y Zack casi lo
rozó. Viéndolo con creciente alarma, ¡Gabe se dio cuenta que
Zack no tenía frenos!
Zack cruzó la línea central y se desvió en la ladera de la
montaña, girando el volante en el último segundo a solo un
vistazo fuera del gran terraplén. Horrorizado, Gabe vio lo que
estaba haciendo, tratando de frenar el camión estrellándose
en la pared del acantilado. Gabe apagó la radio a todo
El Alpha de Gabe
v o lu me n pa r a e s c u ch ar a Za ck toc an do e l cla x on
salvajemente en un intento de advertir al tráfico que se
aproximaba. El miedo se aferró a Gabe, pero lo único que
podía hacer era seguir sin poder hacer nada y esperar a que
Zack pudiera imaginar una manera de detener el camión.
Zack logró pasar alrededor de otra curva, pero Gabe pudo ver
venir una pendiente larga y recta. El camión sólo cogería
velocidad bajando y empeoraría las cosas.
Gabe presionó el acelerador y lo alcanzó. Orando que
nadie viniera, se colocó delante de su vieja camioneta y pisó
los frenos, sin detenerse totalmente, pero frenando a fondo.
Esperaba que el volumen del camión más grande fuera
suficiente para detener su viejo camión. Recordó cómo de
pesados eran los más viejos, con sus piezas mayormente de
metal, a diferencia de los camiones nuevos con todos los
paneles de fibra de vidrio. Su viejo camión se estrelló contra
el parachoques, meciéndolo hacia atrás y se golpeó la cabeza
con fuerza en el cristal trasero. Luchó para controlar el
volante y parar ambos camiones. A pesar de que patinaron y
se desviaron por toda la carretera, parecía estar funcionando.
Un coche vino desde la otra dirección y afortunadamente el
conductor vio lo que estaba pasando, saliendo fuera de la
carretera para dejarlos pasar.
Por último, el camino se estabilizó e incluso empezó a
subir de nuevo. Gabe fue capaz de hacerse con el control y
detenerlos. Los dos camiones, enganchados juntos por sus
parachoques, llegaron a un punto muerto. Gabe se quedó en
el camión, conmocionado y temblando, incapaz de moverse
una vez que todo terminó. Su cabeza y cuello lastimados un
poco, y quería vomitar. La puerta del coche de su lado abierto
se abrió y Zack se inclinó, tomando su cara entre las manos.
―¿Estás bien? ¿Por qué hiciste una cosa tan estúpida?
¿Estás loco? ¡Podría probablemente haber parado en la
siguiente rampa para camiones fuera de control! ¡Maldita sea,
podrías haberte matado! ―El rostro de Zack estaba furioso, y
El Alpha de Gabe
sus manos recorrieron su cuello y hombros mientras le
gritaba.
―No sabía nada de una rampa de camiones... pensé que
ibas a estrellarte. No me siento muy bien, Zack. ―Debía
parecer tan mal como se sentía, porque Zack le giró hacia el
suelo y mantuvo su frente mientras vomitaba el refresco y el
dulce del bar. Cuando terminó, le ayudó a sentarse a un lado
de la carretera. Varios coches se habían detenido por
entonces, y las personas estaban alrededor de sus móviles,
sin duda, llamando al 911.
Zack le dijo que se quedara quieto y regresó a los
camiones. Gabe se recostó con los hombros sobre la hierba de
la carretera y dejó que todo se arremolinara a su alrededor.
Escuchaba a la gente hablar con él, pero tenía que
concentrarse en no vomitar de nuevo, haciendo caso omiso de
la mayor parte de sus consejos bien intencionados.
Los paramédicos llegaron a su lado, Zack con ellos,
diciéndoles lo que pasó. Los técnicos de emergencias médicas
envolvieron un collar alrededor del cuello de Gabe y lo
levantaron sobre una camilla. Hicieron que Zack se sentara,
también, para ser revisado y los pusieron en la parte de atrás
de una ambulancia ante la insistencia de Zack. Cuando
llegaron al hospital, hicieron a Zack ir a otro cubículo, y Gabe
cerró los ojos para descansar. Podía oír a Zack quejándose en
voz alta a través de las cortinas y sonrió. Su hombre estaba
preocupado por él.
En uno o dos minutos, Zack estaba a su lado, el personal
del hospital había abandonado sus esfuerzos para detenerlo.
Sostuvo la mano de Gabe posesivamente, gruñendo cada vez
que el médico le sugería que podría querer salir. Tuvo que
dejar que se fuera a los rayos X, pero estaba allí esperando
cuando salió. Cuando el médico les dijo que estaba bien, sin
vértebras rotas, sólo un caso leve de latigazo cervical, le puso
un collarín cervical con la orden de llevarlo por unos días y
El Alpha de Gabe
volver si había cualquier dolor, finalmente les permitieron
salir.
Zack se había negado al tratamiento y ya los pequeños
cortes y abrasiones en la cara estaban sanando. Los lobos
sanaban sobrenaturalmente rápido, y Zack no fue la
excepción. Todos intentaban evitar cualquier tipo de examen,
para evitar que sus cuerpos fuesen expuestos con las pruebas
humanas. Si el accidente no hubiera sido tan público, no
habría ido al hospital en absoluto. Así las cosas, no pudo
evitarlo, pero podía y así lo hizo, rechazar el tratamiento.
Sostenía la mano de Gabe mientras salían para encontrar el
coche y el conductor enviado por ellos por la manada.
―Tan pronto como lleguemos a casa, te alimentaré. Mi
sangre te ayudará a sanar más rápido. ¿Estás seguro que te
sientes bien? ―Zack se sentaba junto a él en el asiento
trasero, el brazo firmemente alrededor de sus hombros.
― S í , papá, estoy bien. Te preocupas demasiado.
Deberías preocuparte por los vehículos. Supongo que mi
camioneta es casi pérdida total.
―Sí, cariño, lo siento. Mi camión está en mejor forma,
aunque necesita un poco de trabajo de chapa y un nuevo
parachoques trasero.
Gabe se enderezó en el asiento con pánico. ―¡Oh,
espera! ¡Para el coche!
El conductor miró nerviosamente hacia ellos, y Zack
preguntó alarmado: ―¿qué pasa?
―¡El collar de oro! ¡Todavía está en el camión!
―No, lo tengo. Cálmate. Estabas preocupado por eso,
¿eh? Debe significar algo para ti.
El Alpha de Gabe
―No. Quiero decir, por supuesto, estaba preocupado por
eso, idiota. Es un collar caro. No quiero decir que lo llevaré,
necesariamente.
Zack parecía tan decepcionado que Gabe tuvo que reírse
de él. Se detuvo con bastante rapidez, sin embargo, cuando
sintió una punzada aguda en el cuello mientras echaba la
cabeza hacia atrás. ―¡Ay!
―Te está bien empleado ―gruñó Zack, tirando de él en
sus brazos―. Sólo descansa hasta que regresemos a casa.
―Estoy descansando, maldita sea. No estoy
exactamente corriendo junto al coche.
―Cállate. ―Zack se inclinó para darle un beso a fondo
para cerrar su inteligente boca―. Si tengo que hacerlo, puedo
seguir así todo el camino a casa.
―Mmm... suena bien para mí ―dijo Gabe, mientras
levantaba su cuerpo hacia atrás para otro beso, maldiciendo
el incómodo collarín.
El Alpha de Gabe
Capítulo Cuatro

Zack miró a Gabe probablemente por tercera vez en una


hora, sólo para encontrarlo todavía dormido. Le había hecho
mantener el collar cervical, a pesar de que habían tenido una
gran pelea al respecto. Después de que Zack le alimentó,
Gabe dijo que no estaba siquiera dolorido, pero Zack quería
seguir, al menos, algunas de las indicaciones del médico.
Insistió en que llevara el collar durante un mínimo de
veinticuatro horas, sólo para asegurarse. La lucha resultante
había sido fea, con Gabe tratando de patearlo y cabecearlo
mientras lo sostenía hasta que Zack tuvo que estirarse cuan
largo era sobre él para mantenerlo en su lugar y que dejara
de hacerse daño. Gabe estaba tan furioso que le llevó casi
media hora dormirse incluso después de beber la sangre de
Zack.
Zack consiguió una polla tan dura con ello que tuvo que
tomar una ducha fría. Dios, Gabe era terco. Zack esperaba
que le hubiese dado suficiente sangre para que pudiera
dormir por un buen rato. Había estado preocupado por su
cuello, y tal vez le dio demasiado.
Regresó a su oficina, donde sus principales
colaboradores lo esperaban. Su beta era Jamie, más alto que
el lobo medio, con una mata de pelo rubio rojizo. Zack
confiaba en su buen juicio con su vida. Tim, su primo y
principal gamma, también estaba presente, junto con Scott,
otro líder gamma y su mejor luchador, un experto en los
Cazadores. Eran su equipo, y confiaba en ellos para ayudarle
a resolver problemas, como quien estaba tratando de matar a
su compañero.
Scott, habló desde el extremo de la mesa. ―¿Sigue
durmiendo?
El Alpha de Gabe
―Sí. Espero que esté dormido durante un tiempo. Me
está desgastando. ―Sacó un paquete de polvos para el dolor
de cabeza de su bolsillo, lo abrió y lo tragó con un vaso de
agua.
―¿Tienes dolor de cabeza, Zack? ―preguntó Jamie.
―Diablos sí. Está justo al lado.
Los hombres alrededor de la mesa sonrieron. Nunca
habían visto a su normalmente áspero y duro alfa tan
frustrado por nadie antes. Desde que Gabe había llegado,
había estado confuso tratando de mantenerlo seguro y
satisfecho, y toda la manada se divertía con ello. No es que
ellos dejarían abiertamente que Zack lo supiese, valoraban
demasiado su propia piel.
Scott, denegó. ―No sé cómo tomas esas cosas. Tienen
un sabor terrible.
―Son rápidas, y no las pruebo. Sólo las trago. ―Miró
alrededor de la mesa―. Está bien, respondan mi pregunta.
¿Quién creen que está tratando de matar a mi pareja?
―¿Qué te hace pensar que alguien está tratando de
matarlo? ―preguntó Tim―. ¿No es posible que el corte de los
frenos fuera sólo simple vandalismo?
Scott, habló pensativo. ―Cualquier cosa es posible,
supongo, pero no hay nada simple en ello. Habría que saber
lo que se está haciendo, y tendría que ser bastante perverso
para hacer algo parecido, dispuesto a matar o herir a alguien
seriamente. ―Scott se inclinó hacia adelante mientras
hablaba, sus ojos verdes brillando peligrosamente―. Y si
fuera sólo vandalismo, ¿por qué no romper algunas ventanas
o pintar de aerosol el camión? No, creo que Zack está en lo
correcto. Creo que fue deliberado.
―¿Quién querría hacer daño a Gabe, Zack? ―preguntó
su beta―. ¿Tienes alguna idea?
El Alpha de Gabe
―No, y eso es lo que me molesta. De acuerdo con lo que
me dijo, está totalmente solo en el mundo. Sus padres están
muertos, no tiene hermanos o hermanas, ni parientes
cercanos. Ha sido un nómada, sin amigos cercanos, tampoco.
―Entonces, ¿quién sabría dónde estaba? ―preguntó
Tim―. Tiene que ser una coincidencia, Zack.
―Tal vez sea así, pero quiero un guardia veinticuatro
horas al día con él. Scott, ¿puedes encargarte por mí?
―Por supuesto, Alfa. Asignaré a mis mejores hombres.
―Gracias. Hasta entonces, todo el mundo necesita
mantener sus ojos y oídos abiertos. Es posible que alguien
haya estado husmeando alrededor de la casa. No sé qué
diablos está pasando, pero no descansaré hasta que lo
averigüe. Gracias y nos encontraremos de nuevo mañana.
Zack volvió a su habitación y por suerte encontró a Gabe
durmiendo aún. Estaba bastante agotado y no se sentía bien
para luchar con Gabe de nuevo. Se quitó la ropa y se acostó a
su lado, queriendo ponerse en cucharita, pero sabía que a
Gabe probablemente no le gustaría. Había estado enloquecido
cuando Zack lo sujetó antes. Honestamente, el hombre era el
más obstinado que había conocido. La vida de la manada
requería una cierta cantidad de obediencia al alfa, incluso del
compañero del alfa. Una obediencia que Gabe decidió ignorar
por completo. Zack iba a tener que hacer algo acerca de su
comportamiento y pronto, o Gabe nunca iba a ser una pareja
apropiada. El problema era que no sabía qué hacer. En la
mayoría de las manadas todavía seguían con las viejas
costumbres. Si realmente un compañero comenzaba una
actuación, el compañero dominante le daría nalgadas y le
pondría restricciones. Tan dura como se ponía su polla al
pensar en el dulce culo de Gabe sobre sus rodillas, sabía que
no funcionaría demasiado bien con el hombre. Si realmente
pensara que Zack lo entendía como algo más que un juego de
El Alpha de Gabe
amor se pondría como un basilisco, y Zack podría herirlo al
tratar de detenerlo. No podía soportar la idea de hacerle
daño, y Gabe sabía es muy bien. Encerrarlo en algún lugar ni
siquiera lo pensaba ya que una vez saliera, se iría y nunca
miraría hacia atrás.
Dando vueltas en la cama, trató de recordar lo que hizo
su padre con su madre, otra humana de carácter fuerte que
accedió a someter sus propias tendencias dominantes a su
padre por su profundo amor por él. Dos personalidades
dominantes encontraban casi imposible aparearse, a menos
que uno de ellos se sometiera voluntariamente. La naturaleza
de los lobos era proteger y dominar a sus compañeros,
mientras que el emparejado era el compañero sumiso, el
compañero amado tenía que aceptar al lobo en todas las
decisiones importantes. Gabe se negaba a aceptar el rol.
Su independiente madre había encontrado muy difícil
someterse a su padre. El conflicto casi había destrozado el
matrimonio de sus padres. Recordó una ocasión cuando era
un niño pequeño. Su madre había tomado el hábito de
amenazar con irse, y un día su padre simplemente la llamó
fanfarrona. Le dijo que si lo deseaba tanto que lo dejara, que
no se interpondría en su camino. Tenía que tomar una
decisión, permanecer y someterse o dejarle y vivir su vida en
alguna parte sin él. Al final, había elegido quedarse,
decidiendo que amaba más a su padre que su deseo de
control. Aunque temía como el infierno dar a Gabe la
oportunidad de dejarlo, pensaba que tenía que hacerlo, por el
bien de ambos.
A la mañana siguiente, se despertó con el collar cervical
siendo arrojado a su cara. Gabe estaba de pie junto a la
cama, ya vestido con su ropa vieja, y como predijo, loco como
el infierno.
―¡Cómo te atreves a tratarme como si fuera una especie
de niño no muy brillante! ¡No dejaré que me maltrates cada
El Alpha de Gabe
vez que estoy en desacuerdo contigo! ¡No lo haré! ¡Te estoy
advirtiendo justamente, Zack!
Zack se sentó. Nunca había sido una persona de
mañanas, y esta no era una forma agradable de despertar. En
lo más mínimo. Miró a Gabe. ―Si no quieres que te trate
como a un niño, ¿por qué persistes en actuar como uno?
―¡Gilipollas! Voy a salir a dar un paseo para despejar mi
cabeza. ¡Necesito un poco de espacio!
Gabe se sentó, se puso los zapatos y pisoteó hacia la
puerta, dando a Zack una larga mirada asesina mientras
salía. Zack se frotó la frente. Su dolor de cabeza volvía.
Se levantó de la cama, se vistió y bajó en busca de café.
Vio a Tim y Scott y se sentó a su lado con un suspiro.
―¿Estás bien? ―preguntó Scott―. Pareces un poco
pálido.
―El maldito dolor de cabeza está de vuelta. Tal vez un
poco de café ayudará.
Tim miró hacia el patio. ―Vimos a Gabe salir hace unos
minutos. Dijo que iba a dar un paseo. Scott tiene a uno de los
chicos siguiéndolo, desde la distancia, por supuesto.
Zack asintió. ―Bien. ―Distraído, miró hacia la puerta
por la que Gabe había salido. ¿A donde fue, y cuando
volvería? Bastante mal cuando no podía soportar estar lejos
de él incluso durante un corto tiempo.
El teléfono de Tim sonó, lo tomó y habló en el receptor
por un momento. Puso su mano sobre la pequeña boquilla y
miró a Zack. ―Es el guardia de Gabe. Dice que Gabe está en
el bosque fumando. Dijiste que te dijera si hacía algo en
contra de las reglas.
Zack apretó los labios en una severa línea. ―Maldito.
Dile al guardia que confisque los cigarrillos y lo traiga de
El Alpha de Gabe
vuelta aquí. Tiene mi permiso para tocarle, si se niega. Que
no le haga daño, pero use la fuerza si es necesario.
―Sí, señor.
Tim habló por el teléfono y desconectó, mirando a Zack.
Siempre que el alfa estaba molesto, toda la manada estaba
nerviosa, y Zack estaba sin duda molesto. Se levantó y se
dirigió a los hombres lacónicamente.
―Dile al guardia que lo lleve arriba a nuestra habitación.
Estaré esperando por él.
Giró sobre sus talones y subió al piso de arriba. Sabía
que Gabe estaría directamente detrás de él. Gabe estaba
haciendo todo lo posible para desafiarlo deliberadamente.
¿Dónde diablos consiguió los malditos cigarrillos? Recordó que
entró solo en la tienda rápida para comprar su bebida y dulce.
Tampoco adquirió los cigarrillos entonces, en el viaje a la
tienda de joyas, o los había escondido en su bolsa de lona
todo el tiempo. Zack esperaba, al menos, que los hubiese
tenido ocultos.
Oyó a Gabe gritando en la escalera mucho antes de abrir
la puerta. El guardia había estado empujándolo delante de él
manteniendo sus dos brazos tirados detrás de él. Gabe estaba
furioso. En el momento en que el guardia abrió la puerta y lo
empujó dentro, se giró y volvió sobre él. El guardia logró
patear y cerrar la puerta antes de que pudiera girar de nuevo.
Gabe se volvió y enfocó su furia sobre Zack. ―¡Te odio!
¡Odio esta estúpida casa, tu estúpida manada y todo lo
relacionado con los estúpidos lobos! ¡Me voy! ¡No te atrevas a
intentar detenerme!
―Puedes irte cuando quieras, Gabe. No te voy a parar.
Obviamente, esto no está funcionando para ti.
―¿Qué? ―Gabe se detuvo a medio despotricar y lo miró
fijamente―. No estoy bromeando, lo sabes. Realmente te
El Alpha de Gabe
dejaré.
Zack se encogió de hombros.
Gabe le dio una media mirada. ―¡Oh, no te importa una
mierda! Veo cómo eres. Era todo mentira, ¿no? Ayer, cuando
dijiste, ”te amo Gabe, no dudes nunca de mí”. Nunca quisiste
decir eso.
―Lo quise decir y te amo, pero me temo que no va a
funcionar. Eres hermoso, cariño, pero confías en tu belleza un
poco demasiado. Lo que quieres es que te ame porque eres
tan deseable. El problema es que, al margen de toda tu
belleza, no hay mucho que amar.
La boca de Gabe se abrió en shock. ―¿Que acabas de
decirme?
―Me has oído. Eres grosero, hostil y hosco. Por no
hablar de astuto y deshonesto. Sabías que no quiero que
fumes, y prometiste que no lo harías. Básicamente me
mentiste. De plano te niegas a darme el respeto que cada
Werekin debe a su alfa. Sé que quieres a alguien para mirar
más allá de su comportamiento para ver a la persona real por
debajo, pero la única razón para que alguien se moleste en
mirarte más allá de todo eso es porque eres hermoso. Esa es
la ironía, Gabe. Dices que odias la vida de manada y que me
odias. Te niegas a aceptarme como tu alfa, a pesar de saber
lo importante que es. Mientras no lo hagas, no va a funcionar
entre nosotros. A menos que puedas cambiar, estoy luchando
una batalla perdida.
Gabe aún no había dicho una palabra. Simplemente lo
miraba, con los ojos llenos de lágrimas.
―Te libero de tus votos, Gabriel. ―Zack se quitó el anillo
y lo puso suavemente en la mesita de noche a su lado―.
Estoy más triste de lo que nunca sabrás. Te daré un nuevo
vehículo y algo de dinero para que comiences de nuevo.
El Alpha de Gabe
Gabe estaba en el medio del piso, temblando. Su barbilla
realmente temblaba, y rompía el corazón de Zack. Tomando
cada pedacito de autocontrol que tenía para no agarrar la
mano de Gabe y rogarle que lo perdonara, metió las manos
en el bolsillo para no llegar a él. Este era un punto de
inflexión para ellos. Gabe tenía que optar por quedarse con él
y no quedarse porque no tenía otra opción.
―Sabes por qué no me puedo ir. ―La voz de Gabe era
baja y desgarradora.
―Sé que está la cuestión de la sangre, y algo se puede
trabajar por ahí. Puede que estés de acuerdo en establecerte
alrededor de Clayton o una de las ciudades de los
alrededores, así puedo arreglar para que seas alimentado una
vez cada dos semanas. Serías libre de vivir tu vida de la
manera que desees. Es lo único que se me ocurre, bebé, pero
nunca te abandonaré a la bestia. Encontraré a alguien para
alimentarte con regularidad.
Gabe se quedó allí por un momento, mirándolo,
sentimientos heridos en cada línea de su cuerpo. Su ira vino
en su ayuda. Se dio la vuelta, se dirigió a la cómoda, la abrió
y sacó su ropa. Se dio la vuelta con lágrimas en los ojos y fue
hacia el armario.
Zack se quedó en silencio, sin atreverse a hablar por
temor a descomponerse, a arrojarse a sus pies, y rogarle que
se quedase.
Gabe sacó la bolsa de lona y cruzó de nuevo hacia la
cómoda tirando su ropa en el interior. Cuando terminó, se
puso de pie frente a Zack. ―Estoy listo para irme. ¿Puedes al
menos bajarme de la montaña o debo caminar?
Zack cogió el teléfono junto a su cama, marcó un
número interno, y habló por el receptor. ―Scott, ¿puedes
traer el coche al frente? Gabe nos deja. ―Colgó y se puso de
pie. Sin mirar a Gabe, dijo por encima del hombro―. Ve al
El Alpha de Gabe
frente y espera. Me aseguraré de que Scott tenga todo lo que
necesitas.
Gabe dudó por un largo momento mientras Zack
contenía el aliento. Pensó que Gabe casi se echó atrás, pero
al final era demasiado terco. Sin decir una palabra, se dirigió
a la puerta y se detuvo. Quitándose su anillo, lo arrojó sobre
la cama donde rebotó en el cubrecama y aterrizó en el suelo.
Ambos lo miraron rodar por el suelo y detenerse a los pies de
Zack.
―Mantén tu maldito anillo. ¡No eres el único que puede
quitárselo como si nada! ―Giró sobre sus talones, se apresuró
a través de la puerta, y cerró de golpe detrás de él. Zack se
inclinó y recogió el anillo de Gabe, poniéndolo en el meñique.
Puso su propio anillo de vuelta a donde pertenecía. No tenía
ninguna intención de dejar que Gabe fuera muy lejos, pero
tenía algo que demostrar. Esperaba que funcionara o de lo
contrario tendría que ir tras él, arrastrarlo de vuelta, y luego
arrojarse a sus pies y rogar su perdón. Simplemente no podía
vivir sin él, pero no quería que Gabe lo supiese todavía. Bajó
lentamente las escaleras después de Gabe y lo vio sentado
tristemente fuera en la sillas del porche delantero.
Scott, se acercó a Zack con una mirada de preocupación
en su rostro. ―¿Alfa? ¿Qué quiso decir sobre el coche? Tengo
uno listo, pero...
―Lleva a Gabe a la ciudad y consíguele una habitación
de hotel agradable en alguna parte. Dile que me llevará algún
tiempo conseguirle un apartamento y un coche, y mientras
tanto se alojara en el hotel. Dale un poco de dinero.
―Rebuscó en su bolsillo y sacó un par de billetes de cien
dólares―. Entonces vigílalo. No lo dejes fuera de tu vista,
pero no le hagas saber al respecto. Mantén un bajo perfil y
llámame si necesitas ayuda. Voy a darle hasta mañana para
calmarse antes de hablar de nuevo con él.
El Alpha de Gabe
Scott, asintió y se volvió para salir. Zack lo detuvo.
―Recuerda, no lo pierdas de vista, Scott. Sabes lo que hemos
hablado antes.
―Lo tengo, Alfa. ―Scott se volvió y salió para hablar con
Gabe, quien le entregó la bolsa y miró por encima del hombro
a Zack sin más ira. Levantó la mano y le hizo a Zack un gesto
triste. Eso casi rompió el corazón de Zack, y tuvo que agarrar
el respaldo de una silla para contenerse de ir hacia él.
El resto de la tarde transcurrió lentamente, más como
diez años que un par de horas. Scott, envió un mensaje con el
hotel y número de habitación cuando llegaron, pero no ayudó
nada. En todas partes veía a Gabe o escuchaba su risa
burlona. Alrededor de las seis y media, sonó su móvil, y Scott
estaba en la línea.
―Uh, Alfa, creo que es posible que desees venir aquí de
inmediato.
Zack se puso de pie y comenzó a correr hacia la puerta.
―¿Está herido? ¿En qué hospital está? Dios, nunca debería
haberle dejado ir.
―No, no está herido. Al menos no físicamente, aunque
lloró todo el camino desde la montaña. No quería que me
viera, pero estaba en mal estado. Debe haber sido un infierno
de pelea la que tuvieron. ―Ante el gruñido furioso de Zack,
continuó―. Oh, uh, de todos modos, he estado vigilándolo
cada minuto como me dijiste. Se quedó en su habitación por
un largo rato, luego salió y caminó a ese pequeño bar
vaquero a una manzana del hotel. Ya sabe ¿el Dew Drop?
Lleva los malditos pantalones más apretados que he visto, y
ha estado realmente bebiendo. No parece que una pequeña
cosa como Gabe puede aguantar tanto licor. Creo que va a
gastar todo el dinero que le diste en alcohol.
―Estaré allí pronto. ¡No dejes que le suceda nada!
El Alpha de Gabe
―Sabes que no lo haré. La cosa es que está bailando.
―¿Bailando? ―Zack estaba en el coche, preparado para
bajar por la montaña―. ¿Con quién diablos está bailando? ¡Lo
voy a matar! ―Zack no estaba muy seguro de si se refería a
Gabe o a quien se atrevió a tocar a su compañero. Tal vez a
ambos.
―En realidad, con nadie. Mira, está en una especie de
barra.
Zack gimió en voz alta.
―Sí, y todo el mundo en el lugar esta mirándolo. Está
dando todo un espectáculo. Algunas de las chicas ponen
billetes de dólar en su cintura. Son un montón de buenos
muchachos en este bar, pero por la forma en que algunos de
ellos están mirándolo, podría conseguir a algunos siguiéndolo
a casa.
Zack realmente sintió sus garras extendiéndose y el
cabello brotar en la parte posterior de su cuello. ―¡Mío!
―gruñó en el teléfono.
―Señor, ¡sabes que lo sé! No voy a dejar que nadie se le
acerque. Estoy vigilándolo, como he dicho, y sigue bailando.
Te volveré a llamar si se mueve.
Zack bajo de la montaña en quince minutos, un trayecto
que por lo general tomaba media hora. Entró en el
estacionamiento en dos ruedas, trató de calmarse y apenas
tuvo éxito. Ya podía oler a su compañero, su propio olor único
bajo capas de tequila, un montón de tequila y humo. Zack
prácticamente corrió dentro del bar, y lo que vio casi le hizo
cambiar a su lobo allí mismo.
Gabe sin duda llevaba los más apretados vaqueros que
había visto nunca, Scott no estaba exagerando. Parecía que
había sido vertido en ellos. ¿De dónde diablos salían? Tenía
que haber estado en su bolsa de lona, el único lugar de donde
El Alpha de Gabe
podrían haber venido. No sólo eran estrechos sino que en una
pierna tenía pequeños desgarros a lo largo de la parte
posterior, donde se reunía su culo y muslo, y esa parte de su
deliciosa anatomía estaba en plena exhibición. Iba de
comando, por supuesto.
Tenía su camiseta fuera, exhibiendo su pequeño cuerpo
caliente para que el mundo lo viese, y billetes de un dólar
salían fuera de sus bolsillos y cintura. Tenía una botella de
tequila en una mano, sujetándola por el cuello de la botella, y
un cigarrillo medio fumado en la otra. Con la cabeza echada
hacia atrás, giraba sus caderas al ritmo de la música,
cantando a pleno pulmón una canción de Trace Adkins sobre
honkytonks y algo llamado badonkadonks, y agitando su
hermoso culo. Tenía los ojos cerrados, sin saber cuándo Zack
se paró debajo de él. Estaba justo en el punto de la canción
donde el cantante pregunta: ―Señor, ten piedad, ¿cómo
consiguió ella entrar en esos pantalones? ―Zack se preguntó
lo mismo.
Scott, llegó al lado de Zack y sonrió hasta que vio la
mirada en los ojos de su alfa. Bajó la cabeza y movió los pies.
Zack alzó la voz por encima de la música y le gritó a
Gabe. ―Oye, bebé, ¿te diviertes?
Gabe abrió los ojos y miró a Zack, antes de reaccionar
tardíamente. Su reacción fue casi cómica, excepto por el
hecho de que se cayó de la barra sosteniendo la botella y se
habría herido si Zack no le hubiera cogido. Zack lo lanzó por
encima del hombro y lo sacó directamente del bar con Scott
detrás de ellos. Silbidos y gritos sonaron mientras Zack salía
a grandes zancadas. Gabe incluso tuvo el descaro de
levantarse y saludar a la multitud.
Zack lo dejó en el asiento delantero, le quitó el cigarrillo
de la mano tirándolo al suelo. Cogió la botella de tequila y se
la entregó a Scott sin comentarios antes de ir hacia el lado del
El Alpha de Gabe
conductor y arrancar el coche.
―Espera un minuto, cariño ―dijo un borracho Gabe,
arrastrando las palabras y lanzándose hacia la botella―. Iba a
usar ese tequila. Pensé que me darías un backdoor tequila.
Zack lo miró fijamente. ―Está bien, picaré, ¿qué diablos
es un backdoor tequila?
―Ooh, es bueno, bebé. Sólo espolvorea un poco de sal
en mi dorso, derrama un poco de tequila, dame un chorrito de
limón, y ¡disfruta, bebé! ―Gabe cayó hacia atrás en el asiento
riendo a carcajadas por su propio broma.
Rodando los ojos y sin decir una palabra, Zack condujo
por la carretera hasta el hotel donde Scott, dijo que se
alojaba, lo llevó a su cuarto de la misma manera que lo había
sacado del bar, y cerró la puerta detrás de ellos.
Llevando a Gabe directamente al baño, Zack encendió la
ducha, y empujó a Gabe en el interior, con ropa y todo. El
agua estaba helada, y Gabe hizo un infierno de escándalo,
luchando por salir y maldiciendo. Zack lo sostuvo con un
agarre de acero en la parte posterior de su cuello,
impidiéndole cerrar el agua hasta que Gabe se estremeció y
sus dientes castañearon. Apagó el agua y le ayudó a quitarse
los ajustados vaqueros. Envolviéndolo en una gran toalla, lo
empujó hacia el dormitorio y le sentó en la cama mientras se
sentaba en la única silla de la habitación.
Zack se sentó allí melancólico, mirándolo hasta que Gabe
finalmente habló. ―¿Por qué me haces esto? ¿Qué estás
haciendo aquí, Zack? Sólo déjame en paz. Dijiste que no
querías nada más conmigo.
―Nunca dije eso, y lo sabes.
La voz de Gabe de repente se atragantó con lágrimas.
―Me dijiste que me fuera.
El Alpha de Gabe
Zack suspiró. ―No, cariño, no es lo que dije en absoluto.
Te dije que no iba a detenerte, y que te liberaba de tus votos
si realmente eras tan infeliz. Te amo. Te lo he dicho una y
otra vez. Eres mi compañero, y nunca querré nadie más.
Obviamente no es nada que realmente querías. Nunca has
dicho que me amas, y podría haber vivido con eso, a pesar de
que constantemente luchas conmigo por cada pequeña cosa.
He tratado de comprometerme. Realmente lo he intentado
mientras me faltas al respeto todo el tiempo delante de mi
manada. Las manadas tienen jerarquía, Gabe, lo sabes. Soy
el alfa, y tengo que tener el respeto de mi gente. Pronto me
perderán el respeto si me desprecias y la actitud irrespetuosa
continúa. Si eres realmente miserable, no puedo, en
conciencia, forzarte a que te quedes.
Gabe estaba sentado mirándolo, pero no hizo más
comentarios. Zack había hecho su fanfarronada y pudo ver
que Gabe no tenía muchas ganas de marcharse, pero no sabía
cómo salir de la situación que había creado. El miedo a su
pura terquedad anularía su corazón, por lo que Zack lo
ayudaría a salir.
―Por supuesto, si cambias de opinión y quieres
quedarte, estaría muy feliz. Muy contento. Sólo tienes que
decirme. Tendrías que decidir que estar conmigo es algo que
quieres, y será para siempre, Gabe. No nos equivoquemos al
respecto. Si vuelves a casa, tendrás que estar de acuerdo con
algunas cosas. Si te quedas, aceptarás órdenes de mí en los
temas importantes. Tratare de no ser demasiado mandón, y
siempre respetaré tu opinión, pero soy el alfa así como tu
pareja. Como tu alfa, me debes tu obediencia y lealtad.
Gabe se quedó en silencio durante un largo rato,
obviamente pensando. Zack tuvo cuidado de mantener su
cara neutral.
―Así que si decido quedarme, y es un gran sí, ¿todavía
me quieres como tu pareja?
El Alpha de Gabe
―Por supuesto. Siempre te querré como mi compañero.
Te amo, Gabe.
―No puedo creer que te quitaras tu anillo. Nunca me
habría quitado el mío. ―Gabe volvió la cabeza, mordiéndose
el labio, ignorando por completo el hecho de que se había
quitado el suyo y tirado a través del cuarto. Zack pudo ver
lágrimas en sus ojos. Puesto que no confiaba en sí mismo
para decir nada en respuesta, simplemente levantó la mano y
le mostró los anillos.
―Todavía lo uso. Y también tengo el tuyo aquí. ―Zack
podía ver que Gabe realmente quería el anillo en su dedo.
Gabe suspiró pesadamente. ―Si decidiera quedarme
contigo, ¿qué pasaría?
―¿Pasaría? Bueno, necesitarías pedirme disculpas,
aceptar tu castigo por irrespetarme tan mal y la promesa de
esforzarte más para ser un buen miembro de la manada y
obedecer mis órdenes directas. En cambio, me comprometo a
protegerte y proveer para siempre. Nunca pondré esta oferta
en la mesa de nuevo. Es una buena oferta de una sola vez.
Este matrimonio no va a ser una puerta giratoria. Si no me
quieres, si quieres irte, esta es tu oportunidad. Tu única
oportunidad. Si vuelves a casa, y no cambias, la oferta no es
buena tampoco. La próxima vez te pondré hacia abajo y te
nalguearé todos los días hasta que te endereces.
Gabe se sonrojó y lanzó una extraña mirada a Zack. ―¿Y
me pedirás disculpas? Me trataste como a un niño no
demasiado brillante. Debería ser capaz de decidir si quiero
usar un maldito collarín.
Zack bajó la vista, teniendo en cuenta las palabras de su
compañero. Asintió y le miró de nuevo. ―Tienes razón.
Admito que estaba siendo sobreprotector. Lo siento, y no
volverá a ocurrir.
El Alpha de Gabe
―¿Y las amenazas de azotarme? No respondo a las
amenazas.
―No fue una amenaza, Gabe. Fue una promesa. Si estás
de acuerdo en ser mi compañero, entonces estás acordando
aceptar mi disciplina. Piensa en eso. Esta es tu decisión. Si
siento que es en el mejor interés de ambos, te disciplinaré; es
parte del acuerdo.
Zack notó que la polla de Gabe se había endurecido
mientras hablaba. ¿Le gustaba la idea de ser dominado? ¿O
era sólo la zurra? Zack pensaría en esa idea más tarde
centrando toda su atención en su compañero.
Gabe se sentó de mala gana en la cama, con los ojos
bajos. ―Está bien, entonces. Acepto las condiciones, y lo
siento.
Zack sintió una oleada de alivio pasar a través de él.
Todavía tenía que mantener su rostro severo.
―¿Lo haces? ¿Qué sientes? ―solicitó Zack.
Gabe dejó escapar un largo suspiro y apartó la mirada
de Zack. ―Lo siento por ser irrespetuoso contigo, no ser un
buen miembro de la manada y decir que te odiaba.
―¿Me odias?
Gabe apretó los labios con fuerza y luego susurró. ―No.
Zack dudó por un largo momento antes de hacer la
siguiente pregunta. ―¿Me amas?
Gabe se mordió el labio inferior y bajó la mirada. El
corazón de Zack cayó. Se había resignado a dar a Gabe más
tiempo para llegar a amarlo, pero todavía estaba
decepcionado. Quizás Gabe lo amaría con el tiempo. Entonces
sus orejas se elevaron cuando Gabe susurró una palabra en
voz muy baja. Una única palabra que hizo que el corazón de
Zack casi saltara de su pecho.
El Alpha de Gabe
―Sí.
―¿Sí? ¿Me amas?
―Te dije que sí, ¿de acuerdo?
Zack respiró hondo, recordándose que se calmara, que
no se apresurara. ―¿Y recuerdas tu promesa?
―Me comprometo a esforzarme más y obedecer tus
órdenes. ―Gabe prácticamente escupió las palabras, pero las
dijo, y para Gabe era un logro importante―. ¿Y mi disciplina?
¿Cómo sería exactamente? ―Se removió en la cama y trató
de ocultar su erección con sus brazos―. ¿Nalgadas?
―No. ―Tenía la sensación de que Gabe lo disfrutaría
demasiado―. Toma una silla y siéntate en la esquina durante
una hora. Una hora, sin música, sin televisión y sin libros. De
cara a la pared.
―¡Tienes que estar bromeando! Eso es humillante y
estúpido. ¿Me estás poniendo en un esquina? ¡Lo odiaré!
―Esa es la idea. Decide. ¿Qué es lo que va ser? ¿Te
pones tu anillo de nuevo, y hacemos que esto funcione, o te
dejo aquí y me alejo para siempre?
―Me estás chantajeando.
―Siento que lo veas de esa manera. Te dije que no te
dejaré en la estacada. Me aseguraré de que tengas un
apartamento, un coche, y dinero para empezar de nuevo. Si
decides quedarte, será porque quieres, porque quieres ser mi
compañero y un miembro de la manada. Si quieres las
mismas cosas que yo, entonces lleva tu pequeño culo
desnudo a la silla, te sientas en la esquina de cara a la pared.
No se te permite hablar, ni una sola palabra, en una hora.
Gabe se sentó en el borde de la cama echando humo por
un largo tiempo. Zack comenzó a desesperarse y preocuparse
por si había ido demasiado lejos. Gabe estaba bastante
El Alpha de Gabe
borracho después de todo, pero Zack quería tratar de darle
tiempo para recuperar la sobriedad. La hora en la silla haría
eso. Quería que Gabe supiera exactamente lo que estaba
haciendo.
Toda una vida pasó por Zack antes de que Gabe se
levantara, caminara hacia la silla, la arrastrara a través del
suelo y lo girase hacia la pared. Dramáticamente, se arrojó en
ella de cara a la pared, su pecho subía y bajaba.
Zack casi lo sentía por él, pero Gabe tenía una enorme
erección cuando se arrojó sobre la silla. Bueno, a su niño le
gustaba un poco de disciplina. Zack sonrió, mirando el reloj a
su lado. Se tumbó en la cama, sabiendo muy bien que Gabe
estaba mirando furtivamente hacia él desde las comisuras de
sus ojos. Dijo la hora cada quince minutos y cada vez oyó
inapropiados sonidos.
Cuando la hora terminó, Zack se sentó en el borde de la
cama y se dirigió a Gabe en voz muy baja. ―Tu tiempo casi
termina, Gabe. Cuando sea la hora, traerás la silla y la
colocarás de nuevo en la mesa. Entonces te pondrás una
camisa y pantalones, que encajen correctamente, y volverás a
la montaña conmigo. A partir de este momento, si tienes un
problema conmigo, lo hablarás conmigo en privado. En
público me tratarás con el respeto debido a mi rango. Tan
pronto como lleguemos allí, te pondrás los pantalones de
cuero, no los ajustados, y los llevarás hasta que te diga otra
cosa. Además, durante la próxima semana, comenzarás tus
mañanas sentándote en una silla de cara a la pared en
nuestra habitación durante una hora.
Gabe se levantó de un salto con los puños apretados.
―¡Eso no era parte del trato!
―No, se convirtió en una parte del trato cuando hiciste
todos esos ruidos inapropiados. Siéntate en tu culo hasta que
termine el tiempo.
El Alpha de Gabe
Gabe se sentó de nuevo y cruzó los brazos sobre su
pecho.
―Tu hora ha terminado.
Se levantó de nuevo y arrastró la silla por el suelo, en
lugar de recogerla, mirando por encima a Zack para ver si
reaccionaba. Cuando Zack no hizo ningún comentario, se
acercó a su bolsa y sacó un par de vaqueros y una camiseta
negra. Metió sus vaqueros mojados justo encima de los otros
en la bolsa y cerró la cremallera. Gabe iba de comando sólo
para irritarlo, Zack estaba en lo cierto, pero no dijo nada.
Deslizando los pies en las botas de combate, pero sin atarlas,
Gabe se volvió y agarró su bolsa.
―Estoy listo para irnos.
Zack se acercó a él y lo tomó en sus brazos. Se resistió
al principio, luchando y volviendo la cabeza, pero al final,
permitió a Zack que lo besara por un tiempo muy largo.
Cuando sus rodillas comenzaron a ceder, Zack puso un brazo
alrededor de él. ―Extiende tu mano, cariño.
Temblando, Gabe se la ofreció, y Zack puso su anillo en
su dedo. Algo apaciguado, Gabe se apoyó contra Zack por un
momento antes de que Zack lo acompañara hasta su coche.
Detrás de su espalda, Zack soltó un gran suspiro de alivio. La
vida con Gabe era ciertamente interesante. Desde que había
ganado esta pequeña escaramuza en particular, cuando
regresaron a la casa, iba a empujarlo un poco. Pensó en el
collar en la cómoda de su casa. Después de todo, le había
dicho a Gabe una vez que había hecho su decisión, no podía
echarse atrás. Parecía que Gabe aún tenía algunas lecciones
que aprender, y Zack sabía exactamente lo que tenía que
hacer para asegurarse de que Gabe las aprendiera. Iba a
tener que hacer un viaje rápido en la mañana.
El Alpha de Gabe
Capítulo Cinco

Gabe bajó a la mañana siguiente furioso, apenas


reconociendo todos los saludos del resto de la manada. No
sabía exactamente cómo se sentía, de verdad. En parte ira
por haber sido mangoneado por Zack, en parte alivio por no
estar siendo enviado lejos de Zack. También tenía una
erección negándose a desaparecer por lo que era difícil
caminar. El día comenzó con Zack sacándolo de la cama antes
de que el sol hubiese salido. Pasó una hora en una silla frente
a la pared, mientras Zack lo observaba. Era exasperante. Era
enloquecedor. Mierda, era sexy como el infierno. La idea de
Zack haciéndole sentarse allí desnudo, viendo que lo hacía lo
encendía. Probablemente por eso su pene estaba todavía tan
duro, incluso después de las horas extra de sueño que tuvo
después de que Zack se fue.
Maldita sea, ¿le gustaba ser mangoneado y controlado
por su compañero? Una pequeña parte de él lo hacía, y tenía
que admitirlo. Apreciaba el hecho de que Zack le había dado
la opción de quedarse o no. Por supuesto que quería
quedarse. Sólo había sido un farol cuando amenazó con irse,
y le puso furioso y casi malditamente arrancó su corazón
cuando Zack había soltado su farol.
Una vez que estuvo de acuerdo, la naturaleza dominante
de Zack salió para hacerse cargo. Le gustaba también,
aunque nunca lo admitiría ante Zack. Había una necesidad
real dentro de él de entregar su voluntad a alguien para que
lo cuidase y protegiese, pero no le dejase hacer algunas de
las escandalosas cosas que se vio obligado a hacer a veces.
Tal vez era debido a la traumática experiencia de su ataque.
Su madre fue asesinada justo en frente de él y no fue capaz
de hacer nada para impedirlo. No estaba seguro, pero
cualquiera que fuese la causa, tenía un botón de
autodestrucción en su interior, y necesitaba a alguien lo
El Alpha de Gabe
suficientemente fuerte como para evitar que lo pulsase. Aun
así, estaba en su naturaleza burlarse y ser tan desafiante
como pudiera ser. También mantenía la atención de Zack
firmemente en él, que era el punto real. Ansiaba la atención
de Zack y seriamente no podía evitar actuar, para que Zack le
notara.
Se sirvió unas tostadas de la mesa del buffet y un vaso
de leche y se sentó a comer un desayuno tardío. Consciente
de la presencia de Zack, miró hacia arriba para verlo caminar
hacia él con determinación. La emoción lo recorrió, pero
mantuvo los ojos hacia abajo y fingió ignorarlo. Zack se
desvió para ir a la mesa del buffet. En pocos minutos un plato
fue puesto frente a él.
―Sólo tostadas, no. Te lo he dicho en varias ocasiones.
Come estos huevos también. Las tostadas no van a durar
hasta la mitad de la mañana.
―Sí, señor ―espetó Gabe―. Lo que diga, señor.
―Deja de ser un listillo o te vuelves arriba a nuestra
habitación y te pones sobre mi rodilla. ―Zack se sentó a su
lado y tranquilamente comenzó a comer su desayuno. Gabe
miró su mano y un gran alivio lo invadió cuando vio su anillo
en el dedo. Todavía estaba enfadado porque se lo había
quitado en primer lugar.
Gabe terminó su comida en silencio y empezó a
levantarse cuando Zack le cogió la mano. ―No todavía.
Tenemos que hablar de algunas cosas, y estaré ocupado el
resto del día. Mi beta, Jamie, y yo subiremos a la mina para
comprobar las operaciones. No volveré hasta la tarde.
―¿La mina? ¿Qué mina? ¿Qué es exactamente lo que
hacéis aquí de todos modos? Nunca me lo has dicho.
Zack le miró. ―Nunca has preguntado. Somos dueños de
minas por todo el norte de Georgia. La más productiva es a la
El Alpha de Gabe
que vamos hoy.
―¿Qué tipo de minas son?
Zack sonrió. ―Minas de oro, en su mayoría. Unas pocas
minas de zafiros y algunas minas de rubíes.
―¿Minas de oro? ―dijo Gabe tranquilamente―. En
realidad, ¿eres propietario de minas de oro? ―Se echó a reír,
lo suficientemente fuerte que cayó contra Zack.
Zack sonrió y asintió. ―Sí. Minas de oro. Es por eso que
compré anillos de oro y tu collar de oro. Una especie de
símbolo, ¿sabes?
―Sí, supongo que sí.
―Tengo que hablar contigo sobre algunas cosas, como
he dicho. Si has terminado, vamos a mi oficina.
―¿Tu oficina? Esto debe ser realmente oficial. Nunca me
has pedido que vaya a tu oficina antes.
Levantándose y sacando la silla de Gabe, Zack lo miró
confundido. ―No tienes que ser invitado a mi oficina. Puedes
ir a cualquier lugar que desees. Eres mi compañero.
―Uh-huh. Te lo recordaré algún día, cuando entre en
una de tus reuniones con tus grandes y aterradores lobos.
Zack se inclinó y le susurró al oído. ―Nunca tienes que
temer a nadie, bebé. Cualquiera que se mete contigo se mete
conmigo. Recuérdalo.
Un poco de emoción pasó por Gabe por las palabras,
pero trató de parecer impresionado. Permitió que Zack
tomara su mano, aunque todavía estaba enojado con él. Sólo
no había decidido cómo iba a demostrarlo todavía. Estar de
acuerdo en quedarse no significaba que iba a ser un felpudo.
Oh, diablos, no.
El Alpha de Gabe
Siguió a Zack a su oficina y se sentó frente a él,
sintiéndose un poco nervioso. Todo parecía tan oficial, de
alguna manera. Zack no se sentó detrás de su escritorio. Más
bien, se sentó en el escritorio frente a Gabe y bajó la vista
hacia él.
―Tengo algo sobre lo que quiero hablar contigo, pero no
quiero que te asustes. Estoy manejando la situación.
―Está bien... ¿qué es?
―Creo que los frenos de tu camioneta fueron
manipulados deliberadamente. De hecho, estoy seguro.
―¿Manipulados deliberadamente? ¿Quién haría algo así?
―Esperaba que me dijeras. ¿Hay algunos enemigos
sobre los que no me has contado? No importa lo que sea,
puedes decirme.
―No. No tengo ni idea. Nadie que conozca tiene ninguna
idea de dónde estoy, y si lo hicieran, no tendrían razón para
hacerme daño.
―Alguien lo intentó. Podría haber sido un acto al azar,
pero hasta que sepamos más, te quiero con un guardia en
todo momento. Después de dejarte esta mañana, Scott
tendrá a uno de sus mejores hombres para proteger tu puerta
e ir contigo a dondequiera que vayas.
―Puedo cuidarme.
―Estoy seguro de que puedes, pero me sentiría mejor si
tuvieras un guardia.
Gabe se encogió de hombros. ―Lo que sea.
―Bien.
Zack pareció aliviado. ¿Gabe se preguntaba si Zack
realmente pensó que lucharía en esto?
El Alpha de Gabe
―Una cosa más. ―Sacó un collar de cuero negro de su
bolsillo―. Sé que te dije que podía esperar hasta que estés
seguro. En lo que a mí se refiere hiciste tu elección ayer, y
me perteneces. Llevarás éste hasta que ganes el de oro.
Póntelo.
Gabe lo miró furioso. En realidad, ya había decidido
llevar el collar de oro después de haber estado tan cerca de
perder a Zack en el accidente. Sabía que lo amaba con locura,
pero con los recientes acontecimientos, no se atrevía a
decírselo. Odiaba a Zack por ordenarle llevar este feo de
cuero. ¿Hasta que gane el de oro? ¡Una mierda!
―No ―dijo en voz baja, lanzando una mirada desafiante
a Zack―. Si me pongo uno, será el de oro.
―Pensé que establecimos el hecho de que no haces las
reglas, bebé. ―Tiró el collar negro en su regazo―. Póntelo.
―Te dije que no. ―Gabe tiró el collar de vuelta a Zack.
Zack se levantó con una expresión severa en su rostro,
avisando a Gabe. Estaba en un gran problema. Aun así, Gabe
se cruzó de brazos e hizo un puchero.
En un rápido movimiento, Zack le tomó en sus brazos y
lo llevó al dormitorio contiguo. Literalmente, pateó la puerta y
tiró a Gabe sobre la cama. Sin darle la oportunidad de
recuperarse, Zack se inclinó sobre él y le arrancó la camisa y
le bajó los pantalones, haciendo caso omiso de los golpes que
llovían sobre su cabeza y hombros por su furioso compañero.
Se enderezó y empezó a quitarse su propia ropa,
deteniéndose sólo una vez cuando Gabe se escabulló hacia el
borde de la cama.
Zack le apuntó con un dedo y le gruñó. ―¡No te muevas!
Gabe se hundió y consideró sus opciones. No parecían
ser muchas. Sabía que estaba a punto de ser follado en el
colchón, y la idea le excitaba. No podía esperar para ver qué
El Alpha de Gabe
otras cosas interesantes podría tener en mente Zack para él.
―Acuéstate con tus rodillas arriba.
Gabe se acostó y sujetó sus rodillas, esperando que el
lubricante llegase a continuación. En cambio, Zack fue al
armario y sacó algo del estante superior. Se acercó a la cama
con algo en la mano, una barra de acero rígido, con una larga
cadena que colgaba de la parte media y doble puños en cada
extremo. ¡Un juguete sexual! El entusiasmo de Gabe creció
exponencialmente a medida que su pene se endurecía. No
podía ocultar su polla, pero podía ocultar la gran sonrisa que
sentía acercarse.
―¿Qué-qué vas a hacer? ―Incluso para él, su voz
sonaba temblorosa y asustada.
―Siéntate y no te atrevas a pelear conmigo. Ya he
tenido suficiente de ti. Sujétate los tobillos.
Gabe se sentó, dando una resistencia simbólica, tirando
un poco hacia atrás con cada mano y pie mientras Zack abría
los dos puños de un extremo y ponía el tobillo izquierdo de
Gabe en uno y la muñeca izquierda en el otro. Se resistió un
poco más duro, construyéndose la ansiedad cuando su otra
muñeca y tobillo tuvieron el mismo tratamiento. Iba a follarlo,
lo sabía, pero Zack nunca había usado ningún juguete sexual
antes, por lo que Gabe estaba aún más interesado en qué
otra cosa iba a suceder. Sus piernas estaban tan separadas
que ninguna cantidad de lucha las cerraría. Con las manos
esposadas al lado de los tobillos no podía hacer nada, estaba
básicamente atado como cerdo.
―¿De dónde sacaste una barra separadora? ―Quería
saber aún más―. ¿Qué vas a hacer?
De rodillas en la cama, Zack tomó la cadena en sus
manos y se acercó a la cabecera, forzando a Gabe a su
espalda, tirando de sus piernas y brazos fuera de la cama.
El Alpha de Gabe
Cuanto más empujaba la cadena, más luchaba inútilmente
Gabe. Zack no paró hasta que un eslabón de la cadena se
deslizó sobre un gancho. Gabe nunca lo había visto antes, en
la parte superior de la cabecera, dejando el culo de Gabe en
el aire. Podía rodar un poco de lado a lado, pero eso era
todo... Zack tomó almohadas y las colocó debajo de él y en
sus lados para impedirle rodar.
―Estoy a punto de recordarte quién es el alfa. ―Zack
respondió a la segunda pregunta. Pasó la mano y dio a las
nalgas de Gabe un duro azote.
―¡Ay! ¡No, para! ―gritó Gabe, moviendo el culo―. ¡Te
mataré cuando salga de esto!
Zack se levantó de la cama y volvió al armario, sacando
un corto flogger, hecho de suave ante. Zack se volvió y
arrastró las hebras lentamente a través de la parte posterior
de los muslos de Gabe y de la hendidura entre sus piernas
abiertas, bamboleando los suaves extremos en ligeros toques
de plumas en su palpitante polla. ―¿Quieres disculparte,
bebé? ¿Decirme lo mucho que quieres llevar mi collar?
―Realmente no vas a golpearme con eso, ¿verdad?
―Está diseñado para dar más calor que dolor. Voy a
calentar ese culo tuyo hasta que me ruegues que te ponga el
collar.
―¡Nunca! ―escupió Gabe.
Zack le sonrió. ―Todavía no es demasiado tarde para
detenerlo, bebé. Dime las palabras que quiero escuchar, por
favor ponme el collar y pararé.
―¡Jódete! ―le escupió Gabe y se movió violentamente,
tratando de soltarse, sabiendo condenadamente bien que no
podía. No estaba muy seguro de que no haber abarcado más
de lo que podía masticar.
El Alpha de Gabe
Zack lo observó hasta que su cabeza cayó hacia atrás
sobre la almohada, derrotado, antes de levantar el flogger y
darle dos azotes en cada nalga. Gabe estaba furioso, pero
tuvo que admitir que el flogger realmente no lastimaba. Como
dijo Zack, calentaba su culo bastante bien, pero no había
dolor real. El dolor venía de la humillación y el pensamiento
de ceder en la batalla de voluntades, y Zack tenía que
saberlo.
―¡Nunca me diste una palabra de seguridad! Se supone
que tienes que darme una palabra de seguridad, y si la digo,
¡todo se detiene!
―Hmm... pareces saber mucho acerca de esto. Esa es
una conversación que necesitamos tener más tarde. No, bebé,
no necesitas una palabra de seguridad. Realmente no voy a
hacerte daño, y lo sabes. Y ya sabes las palabras que harán
que todo pare.
Gabe hizo un fuerte ruido frustrado. ―¡Te odio! ¡Y odio
esto!
―Pequeño mentiroso. Chico malo mentiroso, bebé. Te
encanta cada minuto de esto, y lo sabes. ¿No es mejor que
cedas como un niño bueno?
―¡Oooohh! Cuando salga de esto, yo... yo...
―Shhh, bebé. Tiempo para otro recordatorio. ―El
flogger bajó una y otra vez, y su culo estaba empezando a
estar incómodo. Gabe echó atrás la cabeza y se horrorizó al
sentir las lágrimas que corrían por su rostro, pero no podía
evitarlo. Podía oír los gemidos que salían de su garganta. Su
espalda, tobillos y muñecas estaban empezando a doler.
También estaba tan jodidamente caliente que pensaba que
podría correrse por todo el cuerpo.
Zack se detuvo y se inclinó hacia delante poniendo su
cara sobre la de Gabe. ―¿Tienes algo que quieres decir,
El Alpha de Gabe
cariño?
Gabe se mordió los labios y volvió la cabeza. Zack
suspiró y empezó otra vez, hasta que era realmente bastante
doloroso. Gabe sabía que su culo estaría dolorido por una
semana. Zack se detuvo después de unos golpes y para
entonces, Gabe soltaba cortos jadeos.
―¿Bebé? ¿Seguro que no quieres pedir algo a papi?
Apretando los dientes, la garganta apretada con un
sollozo, Gabe forzó a salir las palabras. ―¿Podrías... podrías
por favor ponerme el collar?
Zack desenganchó la cadena, con lo que el culo de Gabe
estuvo sobre la cama. Soltó los puños, primero uno y luego el
otro, liberando sus muñecas permitiendo a aliviar la tensión
en la espalda. Soltando los tobillos y eliminando la barra
separadora, dijo: ―siéntate, bebé.
Cautelosamente, por su ardiente culo, Gabe se sentó.
Zack puso el collar de cuero negro alrededor de su cuello y lo
fijó. ―Sólo lo quitarás cuando te bañes y luego lo colocarás
de nuevo. ¿Entendido?
Gabe asintió, demasiado enojado y frustrado para
hablar, y tan caliente que estaba a punto de explotar. El collar
era pesado y caliente en el cuello.
―Cuando aprendas a ser un buen chico, puedes tener el
de oro. Di gracias, señor.
―Gracias, señor ―murmuró Gabe.
Zack le sonrió. ―¿No te ves bonito llevando mi collar y
nada más? Pienso que de ahora en adelante en nuestras
sesiones de la mañana, usarás sólo tu collar. A continuación,
después, dejaré que me chupes la polla.
Gabe lo miró, apenas controlándose. ―¿Puedo
levantarme, por favor?
El Alpha de Gabe
―Ni por casualidad. Nunca he estado tan duro en mi
vida. ―Le agarró por las caderas, lo levantó y lo giró. Zack
empujó las almohadas bajo su estómago, se agachó, y beso
el culo enrojecido―. Tu pequeño culo se ve perfecto de esta
manera, bebé. ―Frotó las manos sobre la tierna carne―. Así
bellamente azotado.
Besó cada una de sus nalgas arrastrándose hasta su
borde. Le prodigó su atención con la lengua hasta que Gabe
se retorció y jadeó. La polla de Gabe estaba muy dura
también. Zack la tomó suavemente, deslizando su mano
arriba y abajo, moviendo su boca a la parte trasera de las
bolas de Gabe, lamiéndolas a fondo y bromeando con su
lengua.
Se tumbó sobre la espalda de Gabe y puso su lengua en
la oreja antes de susurrarle. ―¿Quieres esto, bebé?
Gabe dudó sólo unos segundos antes de hablar, su voz
entrecortada por la necesidad. ―Sí, quiero, maldita sea.
Zack no podía mantener la sonrisa fuera de su cara.
―Entonces pídeme que te folle, bebé. No te olvides de
llamarme señor.
Gabe gimió. ―Señor, ¿por favor, podrías follarme?
―Con mucho gusto, cariño.
Gabe había querido decir que no. Realmente lo hacía.
Todas sus células cerebrales le habían gritado que le dijese a
Zack que se fuera a la mierda. Pero todos esos otros molestos
hormigueos atormentando su polla y sus bolas, incluso sus
malditos dedos de los pies se curvaron ante la idea,
proviniendo del hecho de que Zack le hiciera rogar por llevar
el maldito collar. Ellos lo estaban animando. Lo que le había
encendido.
Zack dejó las bolas y nalgas de Gabe y se dirigió hacia
su boca, haciéndole girar la cabeza para poder pellizcar el
El Alpha de Gabe
labio inferior de Gabe. Su lengua trazó el pliegue de la boca
hasta que la abrió. Metió la lengua, maldita, mágica, malvada
lengua dentro de su boca y barrió por el interior hasta que
estuvo necesitado y sudoroso.
Zack devolvió su atención a su culo y el culo de Gabe se
elevó en el aire por su propio acuerdo y se abrió a él. Zack
beso por el borde de nuevo antes de meter un dedo bien
lubricado en su culo y doblarlo, buscando el lugar que sabía
que volvería loco de deseo a Gabe. Lo encontró y Gabe se
retorció debajo de él en cuestión de segundos, recitando su
nombre a través de sus apretados dientes.
―¿Qué es eso, cariño? ¿Te gusta eso?
―¡Dios, Zack! ¡Por favor!
―Por favor, ¿qué, cariño? ¿Hacer esto? ―Deslizó su
dedo sobre el punto otra vez, y las caderas de Gabe se
sacudieron sin control. Estaba a punto de correrse, y no podía
detenerlo. La mano de Zack se deslizó alrededor de su polla y
le apretó la base con el dedo índice y el pulgar hasta que
Gabe pudo respirar de nuevo―. No, todavía no. Cálmate,
cariño.
Gabe pensó que si no metía su polla en él rápidamente,
iba a morir de combustión espontánea. ¿Qué diablos le
parecería al forense? ―Zack ―gimió―. Por favor, ¡haz algo!
―Lo haré, cariño. Todo a su tiempo. ―Se inclinó y lamió
su culo desde sus bolas hasta la cima de su pliegue. Gabe
gritó y Zack aumentó la presión sobre su polla―. No más
impertinencia, ¿de acuerdo? No pantalones apretados delante
de los otros lobos tampoco. No más beber o bailar sobre las
mesas. Este es mi pequeño culo, y no voy a tenerte
alardeando de él.
Rodó con Gabe de lado, puso su boca sobre la punta de
su polla y chupó con fuerza. ―Di, sí, Zack.
El Alpha de Gabe
―¡Dulce niño Jesús!
―Di, sí, Zack, o chuparé tu cerebro a través de tu polla.
―¡Maldita sea! ¡Sí, Zack!
Zack le puso de espaldas y extendió más lubricante
dentro de su culo, rastrillando sus pecaminosos dedos en su
próstata de nuevo. Cuando Gabe pensó que iba a
desmayarse, Zack metió su gran polla en su culo y golpeó
duro. Después de sólo tres de sus embestidas, Gabe se corrió
sobre el colchón hasta que estuvo completamente seco, pero
no podía dejar de estremecerse. Zack golpeó unas pocas
veces más y luego se puso rígido cuando su orgasmo se
apo der ó de él, mo lien do en Gabe y e nter rán dose
profundamente dentro.
Se derrumbó encima de él, demasiado pesado,
empujando la cara de Gabe en el colchón, pero no importaba
en este momento. Gabe podría morir feliz, con la certeza de
que había estado bien y verdaderamente jodido a un
centímetro de su vida. Zack salió de él y tiró su cuerpo cerca,
pasando su pierna sobre los muslos de Gabe y comenzó a
roncar en cuestión de segundos.
Gabe yació boca abajo durante aproximadamente un
minuto, sudoroso y pegajoso con su propio semen debajo de
él y semen de Zack saliendo de su culo. Jadeó con fuerza para
recuperar el aliento, pero se sentía muy bien. Se dio la vuelta,
se levantó con rigidez y fue al cuarto de baño para limpiarse e
incluso cogió un paño caliente y se hizo cargo de Zack.
Zack abrió un ojo mientras trabajaba en él y murmuró
algo que a Gabe le sonó como un gracias. Se arrastró de
vuelta a la cama y se acurrucó cerca de Zack, quien abrió los
brazos y lo abrazó con fuerza, estableciendo su polla en el
pliegue del culo de Gabe.
Gabe tocó el collar alrededor de su garganta. Ya había
El Alpha de Gabe
decidido llevar el de oro, y realmente no importaba el de
cuero. Todavía no le gustó la observación de ganarlo, y haría
que Zack pagase por ello un poco. Había querido jugar con
Zack un poco aunque casi consiguió más que lo que había
negociado con la barra separadora, puños y flogger. Por
supuesto que todavía quería el collar de oro, porque le
gustaba la joyería, maldita sea, y Zack lo sabía muy bien. No
importaba, lo conseguiría pronto. Se aseguraría de ello.
Mientras tanto, el peso del collar de cuero le hacía sentir
seguro y protegido. Acurrucó el culo más atrás contra Zack y
le oyó gemir un poco en su sueño. El collar era
definitivamente una marca de propiedad. La cuestión era
¿quién poseía a quién?

Zack terminó su negocio en la mina temprano y él y


Jamie comenzaron a volver a la casa. Todo la tarde, su mente
había estado en Gabe y lo que había sucedido esa mañana.
Realmente no sabía qué esperar al llegar a casa. Habían
tenido su primera pelea seria, y había empujado los límites de
Gabe al máximo. Había trabajado sobre su pequeño hombre
bastante bien y lo había castigado la mayor parte de la
mañana, empezando por el tiempo en la esquina y
terminando con la restricción y la flagelación, sin mencionar el
sexo alucinante. Le había dejado dormido en su cama
alrededor del mediodía, vestido sólo con su nuevo collar, y no
tenía ni idea de qué esperar cuando llegara a casa.
Realmente no quería castigarlo más. Lo amaba tanto, y
quería simplemente cuidar de él y hacer su vida más fácil.
Gabe había tenido un momento muy difícil desde el ataque y
la muerte de su madre. Pero antes de que pudiera hacer nada
de lo que quería hacer, Gabe tenía que acostumbrarse a la
El Alpha de Gabe
manada. Tenía que seguir las órdenes de su alfa.
Todos los miembros de la manada tenían un lugar en la
jerarquía, y Gabe no era diferente. Era el compañero del alfa,
y como tal tenía ciertas obligaciones, no sólo hacia Zack, sino
hacia toda la manada. Tenía que ser un buen ejemplo para las
otras mascotas. En realidad debía ser el líder y portavoz de
las mascotas, como había sido la madre de Zack. La madre de
Zack se había sentado en las reuniones del consejo y hablaba
de la desigualdad que notaba. Uno de los más importantes
aspectos de ser compañero del alfa era de cooperar y
obedecer a su compañero lobo, siempre y cuando el lobo
fuera razonable y actuara en el mejor interés de su mascota.
Incluso la mascota del alfa no conseguiría nada gratis, o
causaría la envidia y disensión en toda la manada.
Tan pronto como llegó a casa, fue en busca de Gabe. Lo
encontró en el dormitorio, trabajando en el portátil de Zack,
con su collar ajustado, pero no demasiado apretado, de
cuero. Le miró y sonrió tímidamente a Zack mientras entraba,
y Zack sonrió ampliamente hacia él, aliviado y feliz de ver que
no parecía guardarle rencor.
―Hola, cariño. ¿Te sientes bien?
Gabe se rio. ―¿Quieres decir que si mi culo está
dolorido? Un poco, pero en el buen sentido. ―Alzó la mano
tímidamente y se tocó el collar, pero no lo mencionó.
Zack se acercó más a él. ―¿Qué haces? ¿Estás en
Facebook?
―No, dejé de publicar en Facebook después de que me
fui de casa como lo hice. Creo que la mayoría de la gente
piensa que estoy muerto o algo así, pero está bien. Supongo
que no tengo mucho en común con ellos ya.
―Entonces, ¿qué estás haciendo?
―He estado buscando clases en línea. Me gustaría tomar
El Alpha de Gabe
unas pocas, si no te importa prestarme algo de dinero. Te
puedo pagar cuando me gradúe.
―No tienes que pagarme, cariño. Puedes tomar clases si
quieres. Sólo déjame saberlo y puedo dejarte utilizar mi
tarjeta de crédito para inscribirte. ¿Qué tipo de clases?
―Agricultura. Era mi especialidad, ya sabes, antes. No
me faltan muchos créditos para graduarme. No sé
exactamente que podría hacer con ello. Siempre había
planeado hacerlo funcionar en nuestra granja en casa.
Su voz adquirió un timbre perdido que Zack odiaba
escuchar. Se acercó y se sentó junto a él tocándole la pierna.
―Puedes hacer lo que quieras hacer. Tú decides, y yo te
apoyaré. Tal vez podrías cultivar algunas de nuestras tierras
aquí. Decidas lo que decidas, estaré allí si me necesitas.
Gabe cerró el portátil y lo miró. ―No quiero pelear más,
Zack. Siento como que he estado peleando en todo y con
todos durante el año pasado, y estoy muy cansado.
Zack tocó su mandíbula acariciándola. ―No quiero pelear
tampoco, cariño. Sólo quiero amarte.
Gabe dudó sólo unos segundos antes de echar los brazos
alrededor del cuello de Zack y lo abrazó firmemente. ―Tenía
miedo cuando me enviaste lejos.
―Oh, cariño, no te envié lejos. Te di una opción. No
quería que pensases que no tenías alternativa y terminaras
resentido por ello. No tenías necesidad de tener miedo,
tampoco. Siempre miraré por ti, sin importar que elección
hagas. Eres mi compañero, bebé. No puedo no protegerte y
preocuparme por ti.
―Viniste por mí, sin embargo. Tenía miedo de que no lo
hicieras.
―¿Lo estabas?
El Alpha de Gabe
Gabe le dio una pequeña sonrisa maliciosa. ―Uh-huh.
Me pregunté cuánto tiempo le tomaría a Scott llamarte. No
tardó mucho.
―¿Sabías que Scott, te estaba vigilando?
―Bueno… Es bastante difícil ocultar un lobo. Son
malditamente grandes. Me imaginé que cuando me levantase
a bailar en la barra te llamaría.
―Por qué tu pequeño... ―Zack lo levantó en sus brazos,
y Gabe envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Zack,
con los brazos alrededor de su cuello, apretando su rostro en
su cuello. Con ambas manos en el culo de Gabe, Zack
masajeó las nalgas, lenta y sensualmente―. Realmente
debería castigarte de nuevo por tu pequeño truco y por beber
tanto.
―Mmm... ¿con el flogger? Sí, por favor. Realmente he
sido malo.
Zack echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
―Sí, seguro que lo fuiste. ¿Qué voy a hacer contigo? ―Se
dejó caer un poco, frotando sus pollas juntas y
mordisqueando su cuello.
―¿Hacerme el amor de nuevo?
Zack sonrió y lo besó en la nariz. ―Trata de detenerme.

Gabe se extendió majestuosamente y se acercó a Zack,


pero él ya se había ido. Poniendo mala cara, se giró en la
cama y sonrió por encima del delicioso aguijón en su trasero.
Su acto de amor en la noche anterior había sido caliente y
salvaje. Gabe había hablado a Zack sobre el uso de algunos
El Alpha de Gabe
de los otros juguetes sexuales. Zack le dijo que había hecho
un viaje especial a la ciudad para comprarlos. Gabe estaba
decidido a probar todos y cada uno de ellos. Había disfrutado
cada minuto de ello. Se preguntó distraídamente qué más
podía hacer para conseguir a Zack lo suficientemente loco
para darle un poco más de su total atención.
Oyó un golpe en la puerta y se levantó para contestar,
tirando de sus pantalones y alisando su cabello.
Scott lo miró frenético. ―Gabe, será mejor que vengas
rápidamente. Zack acaba de derrumbarse en la planta baja.
Lo llevamos a nuestra enfermería, pero el médico no ha sido
capaz de despertarlo todavía.
Las últimas palabras fueron gritadas a la espalda de
Gabe mientras corría escaleras abajo, con el corazón
corriendo, incluso más rápido. Scott, lo alcanzó con facilidad y
le pasó en la escalera, que era una buena cosa, ya que Gabe
no tenía idea de adónde ir. Siguió a Scott hacia el sótano, a
una habitación pequeña establecida como un hospital. Se
detuvo en la puerta y se quedó mirando, agarrándose
alrededor de su cintura. Zack estaba quieto y blanco de
espaldas en la cama, algunos hombres de pie alrededor de él,
todos viéndose preocupados y molestos.
Gabe vaciló sólo un segundo en la puerta antes de correr
a través del cuarto y arrojarse encima del cuerpo de Zack,
envolviendo sus brazos alrededor de su cintura.
El médico de pie junto a él gritó. ―No, no, joven, ¡debes
salir de él! todavía le estoy examinando y realizando las
pruebas. Sabremos más pronto, pero por favor, contrólate.
Scott lo hizo señas suavemente hacia una silla junto a la
cama de Zack y se paró cerca para mantenerlo en su lugar.
Se inclinó para susurrarle al oído. ―Cálmate, Gabe. El médico
sabe lo que hace, incluso si es un estirado.
El Alpha de Gabe
Gabe se sentó aturdido, escuchando a medias la charla
arremolinándose a su alrededor. No podía perder a Zack y no
lo haría. La idea era impensable. Se puso de pie y se volvió
hacia el médico, su voz constante y firme. ―¿Qué le pasó?
Cuéntemelo todo.
El médico lo miró con irritación y en cambio le habló a
Scott. ―¿Por favor podrías mantener a esta mascota lejos de
mi camino? Estoy tratando de trabajar aquí.
Gabe se adelantó, agarró la pechera de la camisa del
médico, y empujó su cara contra la suya. Su voz salió baja y
amenazante. ―Escucha, imbécil. Es mi compañero el que está
en esta cama. Me hablas a mí o te arranco la garganta.
El doctor balbuceó unas cuantas veces y miró a los
hombres que estaban alrededor de la cama en busca de
ayuda. Ninguno de ellos hizo un movimiento para detener a
Gabe. Uno o dos incluso parecían un poco impresionados por
su agresión.
Al ver que ninguna ayuda llegaba, el médico levantó
ambas manos en un gesto conciliador. ―¡Está bien, está bien!
Por favor, libérame y te diré lo que sé.
Gabe lo soltó de mala gana, pero se quedó cerca,
mirándolo.
―Uh... bueno, estos hombres me dijeron que el alfa se
derrumbó en la mesa del desayuno. Se agarró su estómago y
sólo cayó. Dado mi examen, aunque parezca imposible, diría
que ha sido envenenado.
Sintiéndose como si hubiera recibido un puñetazo en el
estómago, Gabe se volvió hacia los hombres de pie al lado de
la cama. ―¿Quién estaba con él? ―preguntó bruscamente.
Jamie, el beta, tomó la palabra. ―Yo.
Scott, asintió. ―Yo también.
El Alpha de Gabe
―Estaba bien cuando dejó la habitación esta mañana.
¿Qué estaba comiendo? ―Gabe dirigió su pregunta a Scott,
quien se encogió de hombros.
―Nada que el resto de nosotros no tomase. Comió
algunos huevos y pan tostado. Un poco de fruta, creo.
Nosotros tomamos lo mismo. Dijo que tenía un poco de dolor
de cabeza de quedarse hasta muy tarde la pasada noche.
Tomó algunos polvos de dolor de cabeza.
―¿Polvos para el dolor de cabeza? ―Gabe sonaba
perplejo―. ¿Te refieres a esa especie de polvo en esos
pequeños paquetes? ¿Dónde está el paquete?
―Prueba en el bolsillo. Creo que le vi sacarlos de allí.
Gabe rebuscó en sus bolsillos y sacó un pequeño
paquete de polvos para el dolor de cabeza. ―¿Estos?
―preguntó. Scott, asintió―. ¿Sabes si el paquete ya estaba
abierto? ¡Piensa, Scott!
―Maldita sea, no lo sé. Lo tenía en su bolsillo. Creo que
mantiene una caja en su oficina. Sólo abrió uno y lo tragó
como suelo hacerlo.
Gabe se volvió al beta. ―¿Vomitó algo antes de
desmayarse?
―Sí, justo cuando empezó a levantarse. Dijo que no se
sentía bien y... ―El beta gritó a uno de los guardias―. Sube y
encuentra alguna muestra. No dejes que nadie limpie.
Necesitamos obtener muestras para el laboratorio. ―Se volvió
hacia Gabe―. ¿Crees que realmente fue envenenado?
Gabe sacudió la cabeza tristemente. ―No lo sé, pero
como dije, estaba bien cuando salió de nuestra habitación. No
tiene ningún sentido.
El médico denegó. ―Hasta ahora nada indica ningún tipo
de enfermedad o ataque. Está muy débil, sin embargo. Hay
El Alpha de Gabe
que darle sangre inmediatamente si ha de sobrevivir.
―Entonces denle algo, ¡maldita sea! ¿A qué demonios
estás esperando?
―Zack es un alfa, Gabe ―le dijo Scott―. Sólo la sangre
de otro alfa funcionará. Jamie es su beta y le dio un poco ya,
pero no fue suficiente, y sólo hay otra alfa en nuestra
manada, Tim, pero no está aquí. Se fue temprano esta
mañana para la mina, y no hemos podido contactar con él en
su móvil. La sangre de Jamie es la más fuerte que tenemos
para darle, y es probablemente lo único que lo mantiene tanto
tiempo.
―¡Consigue más maldita sangre alfa entonces! ¿Cómo
podemos hacerlo?
Jamie habló. ―El alfa más cercano está en Carolina del
Norte, otro alfa de la manada de Dark Hollow, llamado Marco.
Le he llamado ya, y tanto él como su beta, otro alfa,
aceptaron venir y están en camino. El problema es que
tardarán al menos un par de horas en llegar aquí por las
carreteras de montaña. No sé si puedo mantenerle el tiempo
suficiente.
Un pequeño sollozo escapó de la garganta de Gabe, pero
rápidamente lo sofocó y se volvió a Scott. ―Mételo en un
coche, Scott, y llama al alfa de nuevo. Dile que estamos en
camino y que nos reuniremos con él en la mitad. Debería
reducir nuestro tiempo a la mitad.
Jamie y Scott se sobresaltaron por no pensarlo ellos.
Scott, salió corriendo de la habitación para hacer los
preparativos mientras Jamie sacaba su móvil.
El Alpha de Gabe
Corriendo a lo largo de las carreteras de montaña, con la
cabeza de Zack en su regazo, Gabe nunca tuvo más miedo en
su vida. No de la velocidad vertiginosa con la que Scott
estaba tomando las curvas, sino por la posibilidad de perder
al amor de su vida, la única persona sin la que simplemente
no podía vivir.
Cuando se fue del recinto pocos días antes, había llorado
bajando la montaña por algunas de las cosas hirientes que
Zack le había dicho, incluso si podían ser verdaderas. Había
tenido un poco de miedo también, de haber hablado
demasiado y haber empujado a Zack demasiado lejos.
Sin embargo, en el fondo había sabido que Zack iría por
él. Los dos sabían que jugaban un elaborado juego y aunque
los sentimientos podían salir heridos y los ánimos podrían
estallar, al final lo harían funcionar. Simplemente no había
otra opción.
Esto era diferente, y Gabe estaba demasiado herido para
simples lágrimas. Su dolor ante la posible pérdida de Zack era
crudo y desolado. Miró a la cara de Zack, observando su
respiración, escuchando a Jamie en el teléfono mientras
Scott, conducía como un loco por las carreteras de montaña,
con las luces intermitentes y el claxon.
Jamie colgó y se volvió a Gabe. ―Era el médico. Dice
que hay rastros de cianuro en el paquete, aplastado en un
polvo fino como esos polvos de dolor de cabeza. Si no fuese
por su fuerte metabolismo de lobo habría muerto de
inmediato.
―¡Maldita sea! ―Scott golpeó la mano en el volante―.
Estábamos en el recinto, ¡se supone que es seguro!
Jamie miró a Gabe. ―Estamos interrogando a todo el
mundo, y nadie sabe nada.
―Alguien lo sabe ―dijo Gabe lacónicamente―. Y cuando
El Alpha de Gabe
los encontremos...
―Acabo de hablar por teléfono con el chofer de Marco y
Casey. Marco y Casey son los alfas de Carolina del Norte.
Creemos que estamos a unos quince minutos unos de los
otros. Voy a darle un poco más de mi sangre. No está
ayudando mucho, pero si sólo puede mantenerlo ya ayuda.
Jamie se puso de rodillas, se inclinó sobre el asiento
delantero, mordió su muñeca y la colocó junto a la boca de
Zack. Gabe aplicaba presión en la mandíbula de Zack para
conseguir que la abriese lo suficiente para caer la sangre, y
luego masajeaba la garganta una y otra vez para hacerle
tragar. Un lento proceso, pero ayudaba a Gabe a ser capaz de
hacer algo, cualquier cosa, que no fuese sólo sentarse y
esperar sin poder hacer nada.
Jamie le sonrió alentadoramente. ―Cuando Zack se
despierte, estará muy orgulloso de ti.
Por primera vez desde que entraron en el coche, los
ojos de Gabe se llenaron de lágrimas. ―Oh, Jamie
―susurró―. ¿De verdad crees que despertará?
Jamie asintió. ―Seguro, Gabe. Es una de las personas
más fuertes que conozco, y tiene una barbaridad por lo que
vivir. ―Desafiando la ley de la manada, levantó su mano
izquierda y apretó el brazo de Gabe―. No te rindas. Ya casi
estamos allí.
Scott, gritó con entusiasmo. ―¡Los veo por delante!
Prepárate, Jamie.
Jamie se inclinó sobre el asiento delantero, agarrándolo
con una mano con fuerza mientras Scott se desviaba al arcén
de la carretera. Saltó y abrió la puerta de atrás. Las cosas
comenzaron a suceder rápidamente.
La puerta del lado de Gabe se abrió también, y un
hombre alto de buen aspecto se quedó mirándole con
El Alpha de Gabe
compasión. ―Soy Marco. Si te mueves, podré entrar a
ayudarlo.
Su voz era amable, pero Gabe no se atrevía a moverse.
Tuvo un repentino e irracional miedo de que si se movía,
nunca volvería a ver a Zack vivo otra vez. Marco fue
empujado fuera del camino y un bello rostro apareció. El
joven era rubio con ojos sorprendentemente azules, y sonrió
con simpatía a Gabe, su voz baja y tranquilizadora.
―Vamos, Gabe, déjame ayudarte a salir. ―Se apoderó
de su brazo y tiró suavemente―. Marco está aquí para ayudar
a Zack, y no dejará que muera. ¿Verdad, Marco?
El gran hombre movió los pies nerviosamente.
―Ciertamente... ―Un fuerte codazo en las costillas le hizo
enderezar rápidamente y luego doblarse para mirar a Gabe―.
No, Gabe, no dejaré que nada le suceda. ¿Sí? Sólo déjame
entrar ahí con él.
Gabe les permitió ayudarlo a salir del coche y casi se
derrumbó cuando trató de ponerse de pie y sus rodillas le
fallaron. Al instante, dos brazos fueron alrededor de su
cintura sosteniéndolo, y levantó los ojos para ver al hermoso
rubio en un lado y a un chico joven de pelo castaño muy lindo
en el otro. Se lo llevaron de vuelta a su coche, y Nicky, el
rubio, como Gabe se enteró después, puso su brazo alrededor
de él y comenzó a balbucear sobre cuando a Marco le habían
disparado un año antes y sobre el miedo que había tenido.
Gabe estaba al tanto de cómo el rubio y el chico de pelo
castaño se mantuvieron intercambiando miradas preocupadas
por encima de su cabeza, pero no parecía ser capaz de
hablar, no hasta que descubriera como estaba Zack. Parecía
llevar mucho tiempo, y finalmente Nicky envió a Rory, el otro
hombre, para comprobar las cosas. Calmado un poco, Gabe
se dio cuenta de que Rory era un lobo también, aunque no
tan grande como los otros. Gabe se preguntó cómo Rory
El Alpha de Gabe
había llegado a ser el compañero de otro lobo, decidiendo que
debía ser una historia que le gustaría escuchar algún día. Si
sólo Zack... Gabe se mordió el labio e intentó no pensar en lo
que podría estar sucediendo en el coche delante de ellos. Rory
regresó en unos pocos minutos y sonrió alentadoramente a
Gabe.
―Todavía están dándole sangre. Mi compañero, Casey,
le está alimentando ahora. Está medio consciente y coopera
más bebiendo. Es una muy buena señal.
Nicky apretó los hombros de Gabe. ―¿Ves? Sabía que
iba a estar bien. Marco y Casey son realmente fuertes.
¿Verdad, Rory?
―Sé que Casey lo es, sin duda ―dijo riendo―. Un poco
demasiado fuerte a veces.
―Como Marco. Oí que tu pareja, Zack, es realmente
fuerte. ¡Sólo sé que estará bien!
Gabe se apoyó en el hombro de Nicky un poco,
confortado por su amabilidad, pero agotado y empezando a
temblar. Todavía estaba vestido sólo con un par de ajustados
pantalones de cuero.
Se estremeció, y Nicky palmeó sus hombros, haciéndose
cargo de nuevo. ―Rory, tráeme una manta del maletero,
Gabe tiene frío.
―Estoy muy asustado ―murmuró Gabe mientras Rory se
apresuraba a salir―, incluso más que cuando era salvaje.
―¿Eras salvaje?
Gabe tragó saliva y asintió. ―Pero Zack dijo que sería
mejor si nunca lo sabía nadie. No lo repitas, por favor.
―No hay problema, pero me gustaría escuchar más
sobre esto cuando estemos solos. Fui salvaje una vez
también. Jodidamente de miedo.
El Alpha de Gabe
―Zack me salvó de eso. Dios, lo amo tanto. No sé qué
haré sí...
Rory abrió la puerta y le entregó una manta a Nicky.
Nicky la puso alrededor de Gabe y se metió en una historia
sobre el tiempo, por el amor de Dios, pero Gabe estaba
realmente agradecido. No sólo Nicky le mostraba que
mantendría su secreto, sino que no quería que pensara en lo
que estaba pasando en el coche por delante de ellos. Escuchó
la charla de Nicky, sabiendo que sólo le estaba dando la
oportunidad de recuperarse distrayéndolo.
Después de otros diez minutos, Scott se acercó y miró
en el asiento trasero donde los tres jóvenes se sentaban.
―Está despierto, Gabe, pero apenas. Están intentando que
cambie así sanará más rápido. Los dos alfas están cambiando
con él y llevándole al bosque.
Salieron del asiento de atrás a tiempo para ver a los dos
alfas, Marco y Casey, sujetando a Zack entre ellos, mientras
se dirigían hacia los árboles. Podían ver a Zack caminar,
aunque un poco vacilante. Scott fue hacia ellos y regresó en
unos pocos minutos, trayendo su ropa. Nicky se acercó a la
línea de árboles y gritó a Marco. Tuvo que gritar un par de
veces, pero finalmente, un enorme lobo plateado se detuvo
en las sombras, mirando hacia ellos.
―Gabe necesita ver a Zack, Marco, aunque sólo sea por
un minuto. Puedes imaginar cómo se siente. Ve por Zack, por
favor.
Gabe se situó junto a Nicky y le tocó el brazo, ante la
falta de palabras. Tenía que ver a su compañero, pero no
sabía qué hacer para que ocurriese. Nicky le sonrió. ―Lobos.
Hermosos, pero tontos como la suciedad a veces.
Rory le dio un puñetazo en el brazo. ―¡Hey! ―dijo, en
broma.
El Alpha de Gabe
Nicky le sonrió. ―¡La presente compañía definitivamente
no excluida!
Un gran lobo se acercó casi fuera de las sombras y miró
directamente a Gabe. Era la primera vez que Gabe veía el
lobo de Zack y estaba casi sin palabras por su belleza. Era
gris y negro, y sus ojos eran del mismo color que los oscuros
de Zack. Gabe corrió hacia él y puso sus brazos alrededor de
su cuello, disfrutando de la sensación de su suave pelaje. El
lobo se tambaleó un poco, acarició su nariz en el cuello de
Gabe y mordisqueó muy suavemente su piel. Luego se apartó
y se fue, uniéndose a los otros, sus aullidos sonaban muy
lejos y haciendo eco a través de las colinas.
―Vamos, Gabe, tenemos que llevarte de vuelta a tu
casa. Marco y Casey llevarán a Zack a casa una vez haya
sanado. No debería llevar mucho tiempo. ―Nicky llevó al
chico más joven a su coche. Scott y Jamie les ayudaron y
salieron rumbo a la casa. Gabe apoyó su cabeza en el asiento,
de repente incapaz de mantener los ojos abiertos, y nadie
habló en el corto viaje de vuelta a casa.

Zack se sentaba con los otros alfas, Marco y Casey, a la


gran mesa de la sala común, observando a sus compañeros
bailar. Casey tenía una mirada orgullosa y atenta en su
rostro, mientras Rory en sus apretados vaqueros y camiseta
se balanceaba provocativamente con la música. Sexy, pero
refinado y respetable, sólo tenía ojos para Casey mientras le
hacía una seña para entrar a la pista de baile. Casey se negó
con un gesto de su mano, pero sus ojos rara vez se apartaban
de su compañero.
El Alpha de Gabe
Su voz era cálida y orgullosa mientras hablaba de su
compañero. Casey les dijo: ―Rory solía ser demasiado
consciente de sí mismo al bailar, sobre todo por ahí con las
otras mascotas, pero ha superado gran parte de su timidez en
los meses que llevamos juntos.
Marco, por o tro lado, tenía una expresión de
consternación, como la que Zack sospechaba que tenía,
mientras observaban a sus hermosas mascotas mostrar sus
talentos en la pista de baile. Tanto Gabe como Nicky se
habían quitado la camisa para mostrar sus anillos de los
pezones. Gabe había llegado con otro par de las malditas
cosas para que usara Nicky. El cabello rubio de Nicky y el pelo
negro medianoche de Gabe se azotaban juntos, mientras se
sacudían y molían entre ellos bajo un viejo tema de discoteca
de Donna Summer.
Rory regresó y se sentó después de un baile apoyando la
espalda contra Casey, mientras Casey le acariciaba el brazo y
le susurraba algo al oído para hacerlo sonrojar.
Al verlos juntos, Zack suspiró, deseando que su mascota
pudiese ser un poco más como la de Casey, en lugar de
alardear de su pequeño y sexy culo por toda la pista de baile.
Marco vio la expresión en el rostro de Zack y se echó a
reír, palmeando su espalda. ―Te acostumbrarás a ello, Zack.
Si es algo como Nicky, tu vida será muy interesante. ―Se
puso de pie―. Si no puedes con ellos ―dijo sobre su
hombro―, únete a ellos.
Detrás de Nicky, Marco lo agarró de la cintura y lo apretó
contra su entrepierna. Lo que sea que dijo al oído de Nicky, le
hizo sonreír y apretar su trasero aún más cerca del
abultamiento de la entrepierna de Marco. Eso dejó a Gabe por
ahí bailando solo, con los ojos en Zack mientras bailaba más
cerca de donde estaba sentado. Las piernas de Zack se
abrieron mientras se acercaba y Gabe se paró entre ellas, su
El Alpha de Gabe
abultada entrepierna casi contra la cara de Zack.
―¿Te gustaría un baile erótico, bebé? ―Gabe no se
molestó en bajar la voz.
El rostro de Zack ardió. Empujó a Gabe en la silla junto a
él y gruñó en su oído. ―Puedo estar en recuperación, pero
todavía puedo azotar ese culo. Detén tu show.
―Ah, cariño, estoy divirtiéndome un poco. Me gusta
bailar.
―Sabes que no me gusta cuando bailas de esa manera
en público.
―No quiero pelear contigo, Zack. Nicky y yo estábamos
divirtiéndonos un poco. ―Gabe se sentó al lado a Zack, la
barbilla en su mano viendo a Nicky y Marco bailar sucio.
Suspiró un poco y Zack gruñó, tirando de él para poner un
brazo a su alrededor y le susurró al oído―. Siento ser tan
cascarrabias, cariño. Supongo que estoy frustrado, porque
todavía no puedo salir contigo ahí como Marco está haciendo
con su compañero.
―Todo está bien.
―No, no lo está. No debería tomarla contigo. Sigo dando
vueltas y vueltas en mi mente cómo pudo haber pasado esto.
Es el hogar de mi manada, Gabe. Soy el alfa. Soy responsable
de la seguridad de mi manada y de mi compañero. Demonios,
ni siquiera puedo protegerme.
Scott, apareció en la puerta y cruzó rápidamente hacia
Zack. Miró nerviosamente a Gabe, que se apoyó contra Zack
con satisfacción. ―Uh, Alfa, ¿podría hablar contigo en
privado? ¿Por ahí?
Zack, un poco irritado por la interrupción, asintió y siguió
a Scott a un lado de la habitación. ―¿Qué pasa, Scott?
¿Registraste la casa como te pedí que hicieras?
El Alpha de Gabe
―Sí, señor, y es sobre lo que tengo que hablar contigo.
¿Sabes lo que dijo de buscar en la habitación de todo el
mundo, mientras la mayoría de ellos estaban aquí celebrando
su recuperación?
Zack asintió con impaciencia. ―¿Y bien? ¿Encontraste
algo? ¿Qué fue?
―No te va a gustar esto, señor. Se registraron todas las
habitaciones como dijo. Incluso en tu habitación, Zack. Tim
insistió en que registráramos cada habitación. De todas
formas, encontramos esto. ―Le tendió una pequeña bolsa de
plástico con cierre que contenía pequeños cristales blancos―.
Creemos que esto es el cianuro.
Zack denegó. ―No estoy entendiendo. ¿Estás diciendo
que encontraste esto en m i habitación? ¿Estás diciendo que
me envenene?
―No, señor. Esto se encontró en la bota de Gabe, señor,
pegado al fondo en el dedo del pie.
Zack miró con ojos sorprendidos a su gamma. ―¿Qué?
¿Estás tratando de decir que Gabe me envenenó? No, es
imposible. ―Alejó la bolsa y comenzó a volver a la mesa, pero
Scott le sujetó el brazo.
―Espera, señor, por favor. Al menos, permítenos hablar
con él. Alguna pregunta. Jamie está arriba esperando, junto
con Tim. Por supuesto, puedes venir con él. Es sólo que es un
extraño, y nada como esto había pasado en nuestra manada
antes de llegar.
Zack gruñó y se volvió con una mirada tan furiosa que
retrocedió un par de pasos.
Scott, lo intentó de nuevo. ―Me gusta, Zack. Me gusta
mucho, pero nunca quiso venir aquí, y la forma en que los dos
luchan a veces... te oí decir que nunca te ha dicho que te
ama, incluso cuando estabas tan enfermo. Demonios, lloró
El Alpha de Gabe
todo el camino por la montaña cuando le hiciste irse, pero
cuando pensábamos que estabas muriéndote, nunca le vi
derramar una lágrima. Ni una, Zack.
El rostro de Zack estaba rojo de furia, y le temblaban las
manos. ―No lo creo. ―Caminó furiosamente hacia donde
Gabe estaba sentado y lo tomó del brazo―. ¿Puedo verte un
momento, Gabe?
Marco, que estaba de vuelta en la mesa con Nicky, lo
miró con curiosidad mientras Zack se volvía hacia él. ―Si nos
disculpáis, Marco, todo el mundo. Volveremos más tarde.
Negocios de la manada.
Marco asintió. ―Por supuesto. Podemos entretenernos.
De hecho, se está haciendo tarde, y necesitamos estar en
camino mañana temprano. Nos veremos en la mañana.
Zack asintió y sacó a Gabe rápidamente de la habitación,
sólo habló con él una vez, bruscamente, cuando lo puso a sus
espaldas por las escaleras. ―Ponte la camisa, Gabe. Vamos a
hablar con el consejo.
Scott, siguió en silencio detrás de ellos.
Zack irrumpió en la sala del consejo, de la mano de
Gabe y se dirigió a los lobos reunidos allí. ―Entiendo que
tienen una acusación que hacer contra mi compañero.
Gabe miró con ojos asustados a Zack y a las personas
que se sentaban alrededor de la mesa. ―¿Acusación? ¿De
qué?
Jamie, el beta de Zack, tuvo la gracia de ruborizarse,
pero se mantuvo firme. ―Alfa ―dijo formalmente―.
¿Tenemos permiso para interrogar a su compañero?
―¡Vosotros no! ―dijo Zack firmemente―. ¿Es todo lo
que necesitas?
Tim se puso de pie. ―Zack, no seas tonto. Este hombre
El Alpha de Gabe
no se preocupa por ti. Está claro para que todos. Discute
contigo constantemente, te falta al respeto y alardea frente a
los otros lobos. ¡Hace un tonto de ti!
Gabe se quedó sin aliento por la ira y dio un paso
adelante, con el puño en su costado. ―¡Cierra la boca, Tim!
¡No sabes una maldita cosa de mí!
Zack tiró de él a su lado. ―Cállate, Gabe. Déjame
manejar esto. ―Se giró para enfrentar a Tim―. ¿Tienes
alguna otra evidencia para presentar contra él aparte de esos
cristales?
―¿Que cristales? Zack, tengo derecho a saber lo que
está pasando.
Zack le ignoró y habló más alto. ―¿Y bien? ¿Hay alguna
otra prueba en su contra o cualquier otra acusación? ―Miró
alrededor de la mesa y tiró de Gabe hacia la puerta―. Eso es
lo que pensaba ―gritó por encima del hombro.
Gabe se detuvo y alejó su brazo del agarre de Zack.
Volviendo a la habitación, levantó una mano. ―¡Esperad un
minuto! ¡Sólo esperad un maldito minuto! Si estoy siendo
acusado de algo, quiero saber de qué. ¡En este maldito
minuto!
Se giró hacia Zack cuando vino a por él. ―Zack, por
favor. No estoy tratando de faltarte el respeto. ¡No lo hago!
Sé que sólo estás tratando de protegerme, y te lo agradezco.
―Se giró para enfrentar a los otros lobos―. ¡Pero no tengo
nada de lo que ser protegido! ¡No hice nada malo, y desafío a
todos y cada uno de vosotros a demostrar que lo hice!
Tim dio un paso más cerca de él, deteniéndose a unos
metros de distancia cuando los gruñidos de Zack le
advirtieron. Miró por encima de él y luego a Gabe. ―Hemos
encontrado una bolsa de cianuro, la misma sustancia que
enveneno a nuestra alfa, en tu armario. ¡En tu maldita bota!
El Alpha de Gabe
¿Cómo diablos llegó allí si no lo hiciste?
Tim fue levantado del suelo por Zack que lo agarró por el
cuello con una mano, con la cara a centímetros de la de Tim.
―¡Nunca lo maldigas! ¡Es mío! ¡Si no le puedes mostrar el
respeto que se merece, puedes irte de mi manada! ―Tiró a
Tim abajo, que se asfixiaba y tosía, mientras Jamie rodeaba
la mesa y tocaba su brazo, poniéndose entre los dos.
―Por favor, Alfa. Nadie le muestra falta de respeto a tu
pareja. ¿Podemos por favor, simplemente sentarnos por un
minuto?
―¡No! ¡La discusión ha terminado! ―Giró sobre sus
talones y se habría marchado si Gabe no hubiese estado de
pie en su camino.
―Zack, cariño, por favor. Permíteme responder a sus
acusaciones. Sé que me crees, pero necesitan creerme
también.
Gabe se sentó a la mesa del consejo. ―Bien. Estoy listo.
¿Qué tienen que decirme? ―Zack se puso detrás de manera
protectora, pero Gabe tiró de él a la silla de al lado―. Quiero
que me digan la verdad, Zack. No lo harán si los intimidas.
Zack miró a la mesa.
Gabe comenzó la discusión girándose hacia Jamie.
―¿Eso es todo? ¿Una bolsa que se encontró en mi bota? ¿Es
todo lo que tienes?
Jamie asintió, con la cara roja. ―Es la única prueba real.
Hay pruebas circunstanciales...
―¿Cómo qué?
Scott, tomó la palabra. ―Lo siento, Gabe, pero sabes lo
mucho que discuten, y toda la casa a veces puede oírlos
peleando. Y... bueno, de alguna manera pensé que podrías
estar más alterado cuando pensamos que Zack estaba
El Alpha de Gabe
muriéndose. No te vi llorando nada como lo hiciste cuando te
fuiste la otra vez.
Gabe miró disgustado. ―¿En serio? ¿Se les ha ocurrido a
cualquiera de vosotros, imbéciles, que nuestras discusiones
son sólo entre nosotros? Son peleas más de amantes que
cualquier otra cosa, si quieren saberlo, y algunas de esas
veces que dicen que toda la casa nos oye es probablemente
oyéndome a mí gritar cuando estamos teniendo relaciones
sexuales.
Todos los hombres de la mesa bajaron la mirada,
avergonzados, viéndose sorprendidos, y Zack realmente gimió
un poco. Gabe se volvió hacia él. ―No te avergüences de ello,
cariño. Eres un amante maravilloso, y estamos acoplados.
Tenemos todo el derecho a disfrutar uno del otro. Tienen que
superarlo.
Gabe miró a Scott amenazadoramente. ―En cuanto a
mí, no llorando o estando molesto cuando pensé que mi
compañero se estaba muriendo, estás lleno de mierda.
¡Estaba más allá de las lágrimas! ¿De quién fue la idea de
poner a Zack en el coche y encontrarnos con los alfas a medio
camino cuando todos ustedes estaban de pie alrededor con
sus pulgares en sus culos? Fue mi idea. ―Se puso de pie y
miró a cada uno―. No tengo idea de quien plantó la mierda
en mi bota. Deberían estar buscándolo en lugar de perder su
tiempo aquí. ―Golpeó su mano sobre la mesa. ―¡Y el
próximo hijo de puta que implique que no amo a mi esposo
recibirá mi pie por su culo de lobo!

Zack se levantó y alejó a Gabe. Fue a regañadientes,


todavía buscando pelea. Zack estaba un poco preocupado que
El Alpha de Gabe
fuera a saltar sobre uno de ellos que podría defenderse y ellos
morirían cuando Zack tuviera que matarlos. Puso sus brazos
alrededor de Gabe y lo condujo desde la sala del consejo
hasta su dormitorio por el pasillo. Mientras cerraba la puerta,
Gabe llegó a la etapa de tirar todo. Las cosas estaban volando
alrededor de la habitación mientras lanzaba libros, zapatos y
en general destrozando la habitación. La única manera que
Zack pensó para detenerle fue envolver sus brazos alrededor
y sentarse con él en su regazo.
―¿Cariño? Por favor, cálmate, ¿de acuerdo? Estoy muy
orgulloso de ti, bebé. Te pusiste de pie frente a ellos y fuiste
como un tigre allí.
―Hijos de puta diciendo que no te amo. Eso me calentó.
―Uh, bebé, nunca me has dicho exactamente que me
amabas.
Se giró hacia Zack. ―¡No empieces! ¡Por supuesto que lo
hago! ¡Sabes que lo hago! ¿Cómo puedes, incluso decir algo
como eso?
―No, cariño ―respondió Zack―. Te lo pregunté una vez,
y dijiste que sí. No es exactamente lo mismo. ―Al ver que
Gabe estaba molesto de nuevo, Zack hizo lo único que sabía
hacer. Echó la cabeza de Gabe atrás y besó su boca,
metiendo su lengua dentro y burlando la lengua de Gabe
hasta que suspiró contra su boca y movió su polla contra la
entrepierna de Zack―. Pero estoy muy contento de que lo
hagas, cariño. ―Zack lo recogió y lo llevó hasta la cama―.
Ropa fuera ―ordenó―. Ahora.
Gabe se apresuró a quitarse sus vaqueros y camisa,
mientras Zack se quitaba su ropa, sin apartar sus ojos de los
de Gabe. ―Has estado tentándome con tu pequeño culo toda
la noche, y por Dios, voy a probarlo.
―Oh, ¿es eso cierto? ―dijo Gabe en broma, tumbándose
El Alpha de Gabe
rápidamente en la cama.
―Correcto. Vas a gritar cuando si estuviese matándote,
y probablemente despertaremos a toda la casa. ¿Qué piensas
de eso? ―Zack se arrastró a los pies de la cama y hacia él.
―Yo... uh...
―¿Qué, bebé? Habla. Quiero saber acerca de estas cosas
del amor. Me quieres, ¿eh? ¿Realmente me amas? ¿No es eso
lo que dijiste? Ah, y ¿algo acerca de ser un maravilloso
amante? Sí, quiero escuchar todas esas palabras de nuevo.
―Bueno... ―Gabe yacía de espaldas, viéndose
intimidado como el infierno mientras Zack se acercaba.
Zack se inclinó, envolvió su polla con su boca,
sujetándolo con su peso sin mostrarle piedad. Lo tomó todo el
camino hasta la raíz de su eje, y sabía tan malditamente
dulce. Gabe arqueó la espalda y gimió, pero Zack lo empujó
hacia abajo y aferró sus caderas. Se movió arriba y hacia
abajo por la polla hasta que se retorcía debajo de él,
dejándolo en libertad para que Gabe bombease sus caderas
gritando su orgasmo. Zack succionó cada gota y lamió
cualquier resto antes de apoyarse en un codo y sonreírle.
―Mastúrbate para mí mientras observo, bebé. Dices que
me quieres. Tienes que mostrarme. Ponte duro para mí de
nuevo. Vamos, cosa caliente. Vamos a ver lo que tienes.
Gabe gimió mientras ponía su mano alrededor de su
polla medio dura y tiró de ella. Zack sabía que debía ser casi
doloroso por lo fuerte que se había corrido, pero mirándolo
era la cosa más caliente que había visto nunca. ―Así es,
bombéala para mí, bebé. Lo estás haciendo muy bien. Es tan
caliente, cariño. Prepárate para mí otra vez, porque estoy a
punto de follarte duro. ―Se inclinó y jugueteó con el pezón de
Gabe, anillo y todo, con su lengua, por lo que Gabe gimió―.
¿Te gusta, bebé? ―Mordió el otro pezón, causando que Gabe
El Alpha de Gabe
se parase de acariciarse, estremeciéndose. Cubriendo la mano
de Gabe, Zack la movió arriba y abajo de la polla de nuevo―.
No te detengas, bebé. Prepárate para mí. Demuéstrame lo
mucho que me amas.
Gabe volvió a endurecerse. Zack mordisqueó sus muslos
y bolas hasta que Gabe casi lloró de necesidad, su polla dura
y llorando líquido pre seminal. ―Dulce, bebé, muy dulce.
―Gabe arqueó su culo hacia él, y Zack se rio―. ¿Necesitas
algo? ¿Necesitas mi polla en tu pequeño culo?
―Por favor, Zack... por favor...
Zack le dio la vuelta y frotó un dedo sobre la hendidura
cubierta de pre semen para lubricarlo. Puso su dedo dentro de
su dulce agujero retorciéndolo y encontrando su próstata,
disfrutando de sus gemidos.
―Por favor, ¿qué, bebé? ¿Que haga esto? ―Barriendo el
dedo por encima de su punto dulce, bromeando y jugando
con él, condujo a Gabe a la locura, como lo quería, loco de
deseo. Mordisqueó su culo, haciéndole gritar―. ¿O esto? ―Lo
mordió en la parte interna de sus muslos, mordiendo con
fuerza y lamiendo la mordedura hasta que Gabe sollozó―.
Sigue acariciándote, bebé. Lo estás haciendo muy bien.
―Zack lamió todo el camino hasta el pliegue en su culo,
rodeándolo para humedecerlo y prepararlo.
―¡Por favor, Zack!
―En primer lugar tienes que decirme lo mucho que me
amas. Dímelo, cariño, o no te dejaré correrte en mucho,
mucho tiempo.
―¡Oh Dios, te amo, Zack! ¡Te amo!
―Buen chico y ¿de quien es este culo, cariño?
―Tuyo ―gimió.
―¡Malditamente correcto! También te amo, bebé, y esto
El Alpha de Gabe
es todo mío.
Alineó su polla y entró profundamente hasta las bolas en
el dulce culo de Gabe, bombeó y se balanceo con fuerza, la
cama gimiendo en señal de protesta. Golpeó, manteniendo a
Gabe por las caderas para que no pudiera alejarse. Ambos
llegaron en un orgasmo explosivo, sacudiendo a Zack hasta la
médula.
Zack se quedó muy dentro de él mientras se ablandaba,
besándolo en la parte posterior del cuello antes de salir
suavemente. Gabe se acurrucó de nuevo, respirando con
dificultad. Zack se inclinó sobre su oído. ―Dilo de nuevo,
cariño. No es suficiente. Dime cuánto me amas.
Gabe volvió la cabeza, sin molestarse en abrir los ojos.
―Te amo mucho. Siempre lo hice desde el primer momento.
―¿Lo hiciste? ―murmuró Zack, encantado con su
respuesta, besándolo en la parte posterior del cuello.
―Mm-hmm. Hueles bien, como azúcar quemada.
Zack se rio en voz baja. ―Cariño, así es como hueles
para mí también. Dios, te amo, cariño. ―Zack envolvió sus
brazos apretados alrededor de él y puso su nariz en su suave
pelo. En cuestión de minutos, estaba dormido.

Algo golpeaba en la pierna de Zack, insistente, exigente,


algo duro y afilado. Zack levantó la vista y se congeló de
miedo. De pie junto a la cama, manteniendo a Gabe contra su
pecho, estaba su primo Tim, con un cuchillo largo, de aspecto
malvado en la otra mano. ―Muévete y está muerto, Zack. Lo
juro por Dios, lo mataré esta vez.
El Alpha de Gabe
―¿Q-qué has hecho con él? ―Gabe estaba
completamente flácido, su cuerpo desnudo se desplomaba en
la retención de Tim, viéndose pequeño junto al volumen de
Tim. Zack estaba aterrorizado―. ¡Dámelo!
―Relájate. No está muerto, todavía, pero lo mataré si
me atacas.
―¿Qué estás haciendo, Tim? ―Zack luchó contra todos
los instintos que tenía para no saltar y arrancar la garganta
de Tim.
―Estoy tomando lo que es mío. Ha sido mío durante
más de un año, mucho antes de que lo vieras.
―¿Qué diablos estás diciendo? ―gruñó Zack.
―Yo soy el que lo cambió. ¡Yo! Fue mi mordida la que le
hizo Werekin. Estoy reclamando lo que es mío. Has tomado
todo lo demás lejos de mí, pero ¡no lo tomarás a él! Sabía que
era mío desde el momento que lo trajiste aquí. ¡Su olor casi
me volvió loco! ―Rio brevemente―. Incluso traté de poner un
aroma floral en su baño para ahogar el olor, pero no ayudó.
Si no hubieras llegado cuando lo hiciste, lo habría tomado y
terminado lo que empecé en la estación de descanso.
―Dios mío, Tim, ¿qué estás diciendo? ¿Eres el que lo
violó? ¿Quién asesinó a su madre?
―Trató de detenerme. Le olí cuando salió de su coche, y
tenía que tenerlo. Le habría hecho mío si no hubiera
interferido. ―Inclinó la cabeza, como si no pudiera evitarlo y
enterró su nariz en el cabello de Gabe por un momento.
Zack estaba furioso. Sus garras y colmillos descendieron,
y podía sentir el pelo que crecía en la parte posterior de su
cuello.
―Tú cambias, y lo mataré. Si no puedo tenerlo, por lo
menos tú nunca lo tocarás de nuevo. ¿Sabes cómo me sentí
El Alpha de Gabe
al verte con él? ¡Mi Dios, escucharlo diciendo el maravilloso
amante que eres! Pensé que cambiaria y los mataría en ese
momento.
Zack hizo un esfuerzo consciente para calmarse. Tim
estaba inestable, obviamente demente. Lo que estaba
haciendo era totalmente irracional y sin premeditación. No
había manera de que sólo pudiera salir de allí con Gabe, y no
había forma de saber lo que iba a hacer a continuación. Zack
tuvo que ver, con sus uñas hundidas en las palmas, mientras
Tim lamía el cuello de su compañero.
―Traté de matarte, pero ¡jodidamente no moriste!
Amañé los frenos de su camioneta, porque sabía que ibas a
jugar al gran hombre y le dejarías conducir tu camión.
Entonces te envenené, pero sobreviviste a eso. Pensé que si
plantaba el cianuro en su bota, podrías rechazarlo y yo podría
estar con él. ―Miró salvajemente a Zack―. En su lugar lo
trajiste aquí y ¡lo jodiste! La casa entera pudo oír sus gritos.
―Tiró de Gabe más cerca y le besó el lado de la cara―. Vine
tan pronto como pude, bebé.
Zack trató de poner su voz baja y tranquila. Tim aún
tenía el cuchillo, presionándolo contra el corazón de Gabe.
―Tim, si lo amas, no le dañarás.
―¡Deberías hablar! Sé que lo golpeaste, y no tenías
derecho. ¡Era mío! Yo lo vi primero, pero no tuve la
oportunidad de completar el apareamiento, y después no lo
pude encontrar. Lo busqué en todas partes. Simplemente
desapareció cuando salió del hospital.
―Tim, déjalo abajo y deja que llame a un médico. No
dejes que esto vaya más lejos.
Gabe se movió, gimiendo un poco, y Zack se aterrorizó
aún más. Si Tim dejaba que Gabe supiera que fue el que
mató a su madre, era imposible saber lo que Gabe haría.
Tendría de ignorar el cuchillo presionado en su corazón y
El Alpha de Gabe
atacar a Tim. Zack tenía que actuar antes de que se
despertara, pero no sabía cómo poner fin a su disputa.
Un golpe en la puerta les salvó la vida. Tomado por
sorpresa, Tim se volvió hacia la puerta por una fracción de
segundo, gruñendo, el tiempo suficiente para que Zack
cambiara a su lobo y se lanzara, sus mandíbulas y colmillos se
afianzaron en la mano que sostenía el cuchillo en el pecho de
Gabe. Mordió con fuerza, causando que Tim aullara y soltara
el cuchillo y a Gabe en el suelo. Tim comenzó a cambiar, pero
la arremetida de Zack lo tumbó y Zack le desgarró la
garganta, la caliente y resbaladiza sangre brotaba bañando su
pelaje.
Vagamente, Zack estaba al tanto de voces gritando, pero
se arrojó sobre el cuerpo de su compañero y gruñó con saña
a los hombres que se hacinaban en la habitación. El único
pensamiento que atravesaba su lupino cerebro era proteger a
su compañero.
Otros en su manada cambiaron, gimiendo y gruñendo
con las emociones de su alfa. El lobo de Zack yacía sobre el
cuerpo de su compañero, su sangre animal salvaje y fuerte,
incapaz de hacer el cambio de vuelta a humano.
Alguien le tocó suavemente, levantó la cabeza, sus ojos
mirando hacia el todavía rostro humano del alfa, Marco. Le
habló con dulzura y suavidad. En su estado primitivo, Zack no
podía entender totalmente lo que dijo, pero reconocía a otro
macho alfa. Gruñó y se encorvó sobre su compañero más
cerca. Otros olores se acercaban, mascotas. Era incapaz de
hacer daño a una mascota, incluso en su lobo. Siguiendo la
segunda ley más fuerte de la manada, gimoteó y alejó la cara
mientras las mascotas tiraban suavemente del cuerpo de su
compañero. Les permitió alejar a Gabe, aunque odiaba la
idea, y se puso de pie para pasearse con ansiedad arriba y
abajo. Pusieron a Gabe en la cama, y Zack saltó a su lado,
puso una pata en su pierna y poco a poco recuperó el control.
El Alpha de Gabe
El cambio se apoderó de él, y volvió a su forma humana.

Gabe se levantó de la cama y fue suavemente al cuarto


de baño. Se despertó con su vejiga a reventar, y sabía que
Zack no le permitiría salir de la cama sin una maldita escolta.
Todavía estaba un poco débil, pero mucho mejor, el
insoportable dolor de cabeza casi había desaparecido. Tim le
había golpeado en la cabeza mientras dormía y le provocó
una grave conmoción cerebral. El médico dijo que tuvo suerte
de no haber muerto por el golpe.
Zack le había estado alimentando con su sangre todos
los días desde el ataque, y estaba cansado de eso. No del
sabor, nunca se cansaba del sabor de Zack, sino de la
sensación de cansancio y debilidad que le provocada. No
había hecho nada más que dormir en los últimos tres días.
Los alfas eran conocidos por alimentar en exceso a sus
compañeros cuando estaban enfermos, Nicky y Rory se lo
dijeron cuando les visitaron, y Zack estaba sin duda a la
altura de esa reputación.
Terminó y estaba a punto de volver a la habitación
cuando la luz se encendió, y Zack entró, cogiéndolo en sus
brazos.
―¿Qué estás haciendo fuera de la cama? ―Su voz era
ronca y exigente.
―Uh, ¿qué parece que hago? No necesito que me lleves
a todas partes, cariño, aunque aprecio el sentimiento.
―El doctor dijo que estuviste a punto de morir. Tengo
que cuidar de ti. ―Zack lo puso tiernamente en la cama y le
besó en la mejilla.
―Lo sé, cariño, y ya estoy mejor, de verdad. Acuéstate
El Alpha de Gabe
aquí a mi lado y vamos a hacer el amor. Mi cabeza no me
duele más.
Zack denegó. ―Es demasiado pronto, pero me alegro de
que te sientas mejor. ―Besó su cuello, bajando hasta el
pecho.
―Si no vas a joderme, deja de hacerme bromas ―dijo
Gabe, riendo―. Dime lo que ha estado sucediendo mientras
he estado dormido. Sólo recuerdo fragmentos de ello.
―¿Qué quieres saber? Tim fue enterrado ayer después
de que el médico terminó su autopsia. No encontró ninguna
anomalía, ni motivo para que hiciera las cosas que hizo.
Sabemos que mató a tu madre, y creemos que fue
responsable de algunas otras muertes durante su ausencia.
La manada aún está investigando. Lamento matarlo como lo
hice, pero habría sido ejecutado de todos modos por la
manada por atacar y matar a seres humanos. Estaba
totalmente fuera de sí, Gabe. Es la única explicación.
―Sí, bueno, me habría matado si no lo hubieras hecho.
Mató a mi madre y destruyó mi vida.
―Lo sé, cariño. No puedo decir cuánto siento lo de tu
madre. ―Se quedaron en silencio por unos momentos,
mientras Zack arrastraba sus dedos a lo largo de los
abdominales de Gabe. Gabe entendía su necesidad de tocarlo.
Habían sido casi inseparables en los últimos días, después de
haber estado tan cerca de perderse uno al otro dos veces en
tan corto tiempo.
―Nicky y Rory te dijeron adiós. Todos nos dejaron ayer.
Son los que te apartaron de mí después... más tarde
consiguieron que el médico te viera. Ah, y Scott y Jamie están
ansiosos por disculparse por dudar de ti.
―Estaban tratando de protegerte. Diles que lo entiendo.
Los dedos de Zack se arrastraron hasta la polla de Gabe,
El Alpha de Gabe
deslizándose ligeramente sobre la sensible piel. La erección de
Gabe rápidamente llenó su mano, y Zack lo miró a los ojos.
―¿Estás seguro de que te sientes mejor? No me mientas.
Gabe sonrió con malicia. ―Me siento bien, o lo estaría si
me cuidases como un buen alfa.
Zack hizo un sonido en su garganta, medio gruñido,
medio gemido, mientras se arrodillaba y alejaba las piernas
de Gabe, que cerró los ojos y arqueó su espalda mientras
Zack se inclinaba para saborearlo, arremolinando su lengua
sobre la cabeza de la polla de Gabe. ―Mírame a los ojos,
como una buena mascota.
Gabe mantuvo los ojos cerrados con fuerza, jugando el
mismo juego, su pecho subiendo y bajando en la pasión. Zack
esperó, sus labios apenas acariciando sobre la sensible cabeza
hasta que, finalmente, Gabe abrió los ojos y le miró
directamente.
―Correcto bebé, dulce muchacho... Yo te cuidaré.
Zack besó los labios de Gabe, sorprendido por un
momento por la abrasadora posesividad de la boca de Gabe.
Volvió a su tarea y Gabe sonrió. Su alfa realmente estaba
haciendo progresos bastante bien. No tendría que entrenarlo
en ningún momento.

FIN
El Alpha de Gabe

Sobre el autor
Shannon West vive en las montañas de Carolina del
Norte y le encanta escribir erótica y paranormal. Esta es la
cuarta novela de la serie Dark Hollow, pero definitivamente no
la última. La siguiente de esta serie ya está escrita, por lo que
hay que esperar un poco más para que llegue.

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