Está en la página 1de 208

Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo.

Si el libro
llega a tu país, te animamos a adquirirlo.

No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes


sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro.

¡No subas la historia a Wattpad ni pantallazos del libro a las redes sociales!
Los autores y editoriales también están allí. No solo nos veremos afectados
nosotros, sino también tu usuario.
Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Extra

Sobre la Autora
Estoy un poco cansada de completar mis objetivos, solo para que la vara se
eleve substancialmente para que pueda hacer la transición a un ritmo productivo...

Comencé como un pequeño triste fantasma con un enamoramiento imposible


por cuatro chicos góticos realmente calientes con algunos problemas de actitud.
Ahora soy El Apocalipsis, ellos son los Cuatro Jinetes, y Lucifer es mi jodido papi.
¿Ahora mis objetivos adicionales se ven así?

Meta # 9: Hacer un trato con el Diablo sin ser engañada, ni manipulada, ni con
trucos.

Meta # 10: Hacer que mis chicos me amen y se apoderen del mundo... está
bien... así que tal vez solo esa primera parte. Esa segunda parte parece que podría
tomar demasiada ambición, y simplemente no tengo el impulso para eso.

Meta # 11: Hacer galletas.

Meta # 12: Llamar al parné mi color favorito.

Meta # 13: Averiguar si mis hermanos o mi padre me mataron a mí y a mis


chicos...

*Contenido y situaciones sexuales.

*Harem inverso.

*Humor oscuro en abundancia.

*Advertencia de lenguaje.
Supuestamente, cuando me decido, agacho la cabeza y acepto mi destino sin
miedo. Al menos eso es lo que dijo Lamar.

Lo dijo con una dosis creíble de convicción, así que no creo que estuviera
mintiendo.

Solo creo que es un idiota absoluto.

Porque mientras el Diablo me sonríe malvadamente como si fuera la cosa más


divertida que haya presenciado, no me siento valiente en absoluto.

Fingir hasta que lo hagas.

—¿Quieres hacer un trato con el Diablo? —me pregunta Lucifer, casi


repitiendo mis palabras.

Luego imita a un hombre que espera pacientemente, como si esperara que


suplicara retractar mis ingenuas palabras.

Trato de recordar exactamente lo que me hizo pensar que podría lograr esto,
pero ya es demasiado tarde. Me he comprometido con este papel, y no hay vuelta
atrás.

Me he preparado para que él me manipule y me atrape en algún aspecto de mi


trato, pero en realidad, solo voy a recuperar un poco. Será como el maldito genio
con tres deseos de mierda, por lo que mi redacción debe ser correcta.

—Sí —le digo con un firme asentimiento—. Pero en mis términos.

Se rasca la barbilla, estudiándome un poco diferente.

—¿Y podría preguntar, cuáles son exactamente estos términos?

Aclarando mi garganta, me muevo para sentarme al final de la cama en el


pequeño taburete morado allí, fingiendo que no es nada amenazante. Intento
realmente no reaccionar cuando varias otras cosas en la habitación comienzan a
ponerse extrañamente moradas, incluso algunas paredes.

No se mueve de su lugar. El Diablo simplemente me mira. No debería perderlo


de vista para seguir el progreso de la púrpura que se extiende rápidamente. Pero...
es una especie de brillante y bonito y... muuuy no importante.

—Mis chicos tendrán acceso al infierno y cualquier impulso que necesiten para
volverse más invencibles —le digo, preparándome para su contraoferta que reducirá
mi pedido a la nada y me obligará a mantenerme firme.

—Hecho —dice con cero resistencia y un encogimiento de hombros, como si


no fuera gran cosa.

Aparentemente, estoy apuntando un poco bajo.

—Pero, ¿qué obtendré exactamente a cambio? —pide.

Sin dudarlo, digo:

—No he terminado de declarar mis términos.

Él sonríe.

—Por supuesto no. Nunca supiste cómo hacer un trato.

Erizada por la familiaridad que parece encontrar en este momento donde me


siento como una principiante torpe, continúo.

—Quiero que puedan entrar y salir cuando quieran. No serán prisioneros.

Su sonrisa solo crece.

—Solo asumí lo mismo, Paca. El engaño está reservado para aquellos que no
tienen la capacidad de hacerme la vida imposible, como bien sabes.

Él entrecierra los ojos, incluso cuando su versión retorcida de una sonrisa


permanece en su lugar. Es una expresión bastante inquietante.

Estoy segura de que es su expresión “malvada”, si el mal tiene una expresión.

Pero acabo de enterarme de que tengo la capacidad de hacerle la vida


miserable. Entonces... hay información adicional. Preferiría la confirmación
definitiva de que tengo la capacidad de acabar con él, pero me conformaré. Por
ahora.
—Ellos pueden visitar el Corazón Negro del Infierno para restaurar su fuerza lo
más rápido —agrega.

Un escalofrío pasa sobre mí.

—¿Como invitados que pueden entrar y salir cuando quieran? —reitero, súper
cuidadosa con las palabras tácitas que necesitan ser pronunciadas.

Él pone los ojos en blanco.

—Ya lo he dicho. ¿Por qué insistes en escucharlo más de una vez cuando
todavía tengo mis propias preguntas a las que deberíamos llegar?

Aclarando mi garganta, continúo.

—Debido a mi equilibrio perfecto, quiero la libertad de recorrer la parte


superior cuando lo desee —continúo.

Su expresión cambia, aunque es sutil. Es la inclinación apenas visible de su


cabeza y la forma en que corta sus ojos hacia mí como si acabara de hacer una
pregunta un poco sorprendente, en lugar de afirmar una demanda lógica.

—Por supuesto —dice, volviendo a parecer igual de indiferente, pero algo ha


cambiado.

Puedo sentirlo.

Y odio que lo esté ocultando por alguna agenda oculta, probablemente malvada.

Para evitar que sospeche, voy por algo que me ha estado molestando. Estoy
segura de que también habría molestado al antiguo yo.

—Todas mis pinturas deberían ser restauradas en el pasillo —le digo con
firmeza, sin entonar espacio para negociar por menos.

Borra la sonrisa mientras sus ojos se iluminan.

—Siempre fuiste vanidosa. Me sorprende que hayas pasado tanto tiempo sin
exigir esa solicitud en particular.

—Mi vanidad es cosa tuya, ya que fue una impureza que elegiste para mí —
digo, fingiendo que lo sé todo.

Me preocupa que parezca que me estoy esforzando demasiado. Uno asumiría


que a la hija del Diablo le resultaría mucho más fácil ser tremendamente engañosa.
—De hecho lo fue —responde, pero todavía hay algo peculiar que sombrea sus
ojos.

—Y quiero llevarme libros del infierno cuando quiera —procedo, recordando


lo que los muchachos dijeron sobre el conocimiento como poder.

Mueve una mano como para decir que también está bien.

¿Dónde está la manipulación del Diablo de la que tanto he oído hablar?

¿Por qué me pone nerviosa que ni siquiera esté tratando de negociar un trato de
mierda en lugar de simplemente aceptar mis términos sin contratiempo?

—Pero todavía no hemos alcanzado mi parte del trato, ¿verdad? —reflexiona—


. ¿Qué obtengo, Paca?

—Yo sé lo que hiciste. Puedes vivir mientras nos dejes estar con todas las
comodidades que acabo de mencionar. Ese es el trato. Tómalo o déjalo.

Estoy muy orgullosa de lo ruda que suena mi voz.

Él asiente lentamente, su sonrisa se desliza un poco, pero aún se nota un poco.

—¿Y qué es lo que hice exactamente? —arrastra la voz.

—Obviamente te aseguraste de que muriera —le digo vagamente, dejando una


abertura por si acaso lo hizo en lugar de hacerlo él mismo.

Puede que le haya dado poder a alguien más.

Claramente, es capaz de hacer mucho más de lo que la mayoría de la gente


sabe, por lo que es una gran posibilidad.

—¿Es eso así? —pregunta, sonando tan intrigado mientras da un paso más
cerca—. ¿Y cómo hice eso?

Levanto mi mano y finjo estar molesta en lugar de orinarme en mi yo corpórea


por el pánico.

—No juguemos juegos. Creo que ya hemos hecho suficiente de eso. Soy más
fuerte de lo que pensabas y he vuelto. Aléjate de mi camino y yo me mantendré al
margen del tuyo.

Él estalla al azar en un ataque de risa histérica, como si acabara de contar un


chiste. Nadie se ríe de mis chistes, pero todos siempre me encuentran divertida en
momentos inoportunos de pura seriedad.
Y... se ríe por una cantidad de tiempo realmente larga y ligeramente aterradora.

Cautelosamente, doy un paso atrás, preparándome para volverme fantasma.

Sin embargo, después de que esto continúa durante un tiempo


desagradablemente largo, simplemente se agita.

Él finge limpiarse las lágrimas de la risa de sus ojos cuando finalmente me


enfrenta de nuevo.

—No recuerdas nada, ¿verdad? Bueno, eso explica muchísimo. Aquí yo que iba
a castigarte por tus insolentes y largos juegos en un momento tan terrible.

Está muy divertido. Muy seguro de sí mismo.

—Lo recuerdo, Lucifer. Lo recuerdo todo —le aseguro.

En el siguiente aliento, de repente está justo frente a mí, su mano en mi cuello.


Algo cruje en el aire, y mi piel se calienta como si tratara de arder por un breve e
intenso segundo.

Intento volverme fantasma, solo para ver con horror cómo sus ojos se vuelven
completamente negros, como ese trillado que alguna vez me burlé descuidadamente, y me
quedo congelada de esta forma.

—Tienes mucha suerte que esté lo suficientemente lúcido como para ver la
presencia de mi hija y no te confunda con un cambia-formas. —Con un empujón
desdeñoso, él me libera, y yo me tambaleo un poco, todavía mareada por el poder
que se apresuró a través de su toque.

Mientras mira tranquilamente uno de mis diarios, comienza a moverse


lentamente con paso depredador.

—Si pudieras recordar, sabrías que no tuve nada que ver con tu muerte.

—Qué conveniente —muerdo, agarrando mi garganta.

No duele en absoluto. La quemadura se disipó tan rápido como comenzó, y no


hay pruebas de que haya sucedido. Nunca me apretó ni me estranguló. Pero lo que
sea que hizo me ha dejado incapaz de volverme fantasma.

—Es un pequeño truco muy bueno que aprendiste desde tu muerte, solo
dejando que tus chicos te vean. —Se pavonea tan casualmente, como si no me
hubiera hecho nada—. Tu truco funcionará nuevamente una vez que estés fuera de
mi presencia. Quiero decir, claramente sabes cómo desenredar mi magia y puedes
arreglarlo tú misma ahora, sin embargo —continúa, un desafío en su tono.

Esta es la manipulación del diablo...

No estaba preparada para este nivel. Se deslizó por la espalda como una
serpiente, bueno, eso realmente no debería sorprenderme, y me golpeó con un puñetazo.

—Puedo ver que no tenemos un trato —digo con firmeza.

Él solo sonríe. De repente, hay una espada en mi mano. La dejo caer como si
fuera un bloque de hielo escaldando mientras mi corazón late violentamente en mi
pecho.

—Bueno, ahora, eso es bastante alarmante. ¿Es miedo lo que veo en el rostro
de mi valiente hija? —pregunta en un tono engañosamente curioso mientras me
recupero.

Girando los hombros hacia atrás, me inclino y recojo la espada, ignorando la


inquietante sensación de tocarla. Cuando lo miro, él tiene una propia.

¿Estamos a punto de pelear con la espada? Porque... eso es totalmente


inesperado y para nada algo para lo que podría haberme preparado.

La respuesta que tengo no es la respuesta en la que pensé que iba a tener suerte.
Me hace darme cuenta de la suerte que he tenido hasta este momento.

—Esperaba que se convirtiera en una serpiente o algo así —le digo con
amargura, jugando con mi resbalón.

Sus labios se contraen.

Luego, en un idioma completamente extranjero, une un montón de


consonantes duras que creo que se supone que componen las palabras. Lo miro
fijamente a través de la habitación, porque creo que él acaba de insultarme en ese
galimatías.

—En tu idioma favorito, acabo de amenazar la vida de tus chicos —me dice.

Me lanzo por él antes de que pueda pensarlo bien, con la espada levantada
sobre mi cabeza. Con movimientos perezosos, bloquea mi ataque salvaje con su
propia espada en solo una de sus manos, y detiene su espada a centímetros de mi
cuello con su contraataque.
Congelándome en el lugar, respiro hondo. Mi espada se queda a mi lado,
agarrada con fuerza, mientras mis ojos permanecen fijos en los suyos. El negro de
sus ojos retrocede, desvaneciéndose en un tono más opaco.

—No entendiste mis palabras hasta que las repetí en inglés, querida hija. Nunca
has sido buena ocultándome secretos. —Aprieta la mandíbula mientras baja
lentamente la espada—. El engaño no es una de tus impurezas. Es como si todavía
te hubieras ido incluso cuando estás justo frente a mí. Pero lo arreglaré. El tiempo
en el infierno puede restaurar las cosas que has olvidado.

No digo nada, porque realmente no tengo una opción para discutir en este
desafortunado momento en el que las espadas están involucradas y mi yo fantasma
está bloqueado.

—Y permanecerás aquí a tiempo completo hasta que dichos recuerdos se


restablezcan con suerte —agrega con una sonrisa—. El resto que puedes tener. Ese
es el trato. Tómalo o déjalo.

—No —digo con frialdad.

Él sonríe.

—Algunas cosas nunca cambian. Nunca te gustó negociar. ¿Deberíamos


resolverlo entonces? ¿La forma en que siempre resolvemos un punto muerto? —
pide.

—Sí —digo antes de poder detenerme, porque algo sobre él me hace demasiado
competitiva.

Es como si necesitara ganar este argumento con la misma urgencia que un


humano necesita un soplo de aire cuando se está ahogando. En este momento
parece que estoy luchando por romper la superficie del agua, pero solo parece estar
alejándose más.

Él extiende su espada, la punta presionando contra mi pecho. Retrocedo unos


pasos y él me sigue, su espada nunca pincha la piel.

Después de que termina de llevarme a donde me quiere, regresa a su lugar


original. Es cuando levanta su espada y adopta una postura de esgrima adecuada
que de repente entiendo la apariencia aleatoria de las espadas.

Él vio venir este momento, porque soy predecible para él.

Aparentemente, una vez resolvimos disputas mediante la lucha con espadas.


Solo malditamente genial. ¿Por qué no podemos arreglar las cosas con trivias
de los noventa o una carrera a pie pasada de moda?

—Entonces peleemos por eso, querida. El primero en ser apuñalado hasta la


empuñadura es el ganador y sus términos se mantendrán —me dice, sonriendo
como si ya hubiera ganado.

No sabe cuánto no quiero que me apuñalen.

—Cualquier uso de poderes será una pérdida inmediata —continúa.

Lo que desinfla la pequeña burbuja que me queda.

—Y ya —dice sin ninguna otra advertencia, deslizando mi espada de mi mano


en el siguiente instante, dejando un suave sonido metálico en el aire a nuestro
alrededor.

Apenas recupero el equilibrio a tiempo para verlo atacar, espada dirigida a mi


estómago. Por una fracción de segundo, casi temo que esté a punto de congelarme,
pero me las arreglo para salir y recoger mi espada antes de volver a ponerme de pie.

Se me escapa un grito de sorpresa cuando el dolor me golpea el costado, y me


giro, agarrando mi cadera donde el Diablo me ha cortado.

Una sonrisa burlona está en sus labios.

—Algo me dice que ganaré todos los argumentos por un tiempo. Prefiero que
este aspecto de tus recuerdos se haya ido —dice.

Con los dientes apretados, me lanzo hacia él, cortando mi espada por el aire,
pero el imbécil me esquiva fácilmente y golpea la empuñadura roma de la espada
contra la parte posterior de mi cabeza.

El dolor que atraviesa mi cráneo no es nada comparado con la indignidad de


mí tropezando hacia adelante como una idiota mientras juega conmigo.

—Quizás agregaré matar a uno de ellos a la lista para ver si eso inspira un salto
en tus recuerdos —dice detrás de mí.

No estoy realmente segura de lo que sucede, pero esta vez cuando me doy la
vuelta y me lanzo, es más rápido, más preciso, y apenas bloquea el golpe de la
espada que apunta a su cuello.
Sus ojos se iluminan a la vida cuando una sonrisa se extiende sobre sus labios,
y cae con la espada. Lo esquivo, viendo chispas volar cuando el metal golpea
contra el metal.

El aire a nuestro alrededor se electrifica, haciendo que todos los vellos de mi


cuerpo se alcen y hormigueen con la conciencia defensiva.

Mi puño sale volando, clavándolo en la cara y sorprendiéndolo tanto que se


tambalea por el impacto. Para ser sincera, también me sorprende un poco.

—Ahí está mi chica —me dice, con los ojos en mí como si estuviera
emocionado, mientras la pequeña división en su labio se cura frente a mis ojos
antes de que la sangre gotee de la pequeña herida—. Es el eco de un recuerdo:
memoria muscular. Intenta extraer el visual real, Paca.

Él se lanza con fuerza, y mi rodilla vuela por instinto, conectando con su torso.
Esta vez golpeo la culata de mi espada contra la parte posterior de su cabeza,
haciéndole sufrir la indignidad.

Pero... él simplemente se ríe más fuerte mientras se da vuelta.

—Estoy a punto de dejar de tomarlo con calma —confiesa, guiñándome un ojo


mientras trata de desentrañar mi nuevo hilo de confianza.

Él ataca primero, y yo ruedo bajo el golpe antes de empujar mi espada hacia


arriba, empujándola hacia su torso. Sus ojos se ensanchan cuando salto sobre mis
pies y golpeo la espada el resto del camino, un sonido de pura determinación se me
escapa mientras los huesos crujen audiblemente dentro de él.

A pesar de que debería ser una agonía, él no grita exactamente de dolor. Ni


siquiera un poco.

Un poco arrogante, me aferro a la espada en lugar de correr por mi vida


mientras me inclino hacia su oreja, ignorando el hecho de que el psicópata todavía
se está riendo.

—Yo gano. Mi trato se mantiene.

Dejo la espada simbólicamente clavada dentro de él como un mal juego de


palabras, mientras me doy la vuelta para alejarme, tratando de no actuar como si
fuera un gran problema, estoy dejando al Diablo, mi vulnerable chica real de vuelta.

—Si pudieras recordar, habrías sabido que ya tienes todas esas mismas
comodidades, sin los chicos renacidos que tienen acceso al infierno —me dice a mi
espalda, riendo ligeramente—. Solo estaba jodiendo contigo, querida hija.
Mis dientes se aprietan mientras exhalo un aliento frustrado. No tengo idea de
qué hacer con él.

—Vuelve a poner mis cuadros. —Es lo último que digo cuando cruzo el
umbral.

Siento su poder derritiéndose lejos de mí, como si simplemente atravesando


esas puertas rompiera el hechizo de confinamiento. Sin dudar en intentarlo, me
vuelvo fantasma y salgo del infierno.
Cuando aterrizo en silencio en la cocina de nuestra casa y el Diablo no me
persigue para matarme, posiblemente por segunda vez, exhalo de alivio y me
desplomo contra la isla.

Necesito que alguien me dé una bofetada la próxima vez que tenga un plan
ridículo como ese. ¿Cómo podrían dejarme seguir con eso? ¿Están locos?

Claro, los envié lejos, pero aun así, alguien debería haberme dicho algo de
sentido antes de que las cosas se intensificaran a ese nivel. Increíble.

Al escuchar las voces ensordecidas en el piso de arriba, silenciosamente agarro


una sartén. A medida que realizo los movimientos de calentar el horno y poner
algunas galletas, trato de procesar.

En este momento, quiero hundirme en el suelo y abrazarme por un tiempo.


Pero los chicos no pueden ver eso. Necesitan ver a alguien que sea tan valiente
como aparentemente yo solía ser.

Antes de que alguien matara a mi intrépido yo y robara mis valiosos


conocimientos y recuerdos.

Tomando un último aliento fortificante, me transporto hacia arriba a mi


habitación, donde dos miradas furiosas me encuentran de inmediato.

Jude y Kai están descansando en mi cama, ambos entrenando esos ojos letales
en mí.

—Antes de decir nada…

—Querías que nos importara —dice Kai, interrumpiéndome, poniéndose


lentamente de pie.

—Por supuesto lo hice. Todavía lo hago y...


—Engendro enloquecedor, suicida, enfurecedor engendro del infierno —gruñe
Jude, interrumpiéndome de nuevo.

—Me doy cuenta de que técnicamente soy un engendro del infierno, pero
encuentro que los insultos solo son divertidos cuando soy yo quien crea los
nombres —le digo, tratando de aligerar su humor inquietante.

No funciona.

—Bueno, nos importa, ¡y vas y te lanzas directamente al maldito Diablo! —Kai


se rompe—. ¡Y nos sacas del infierno cuando sabes que no podemos volver allí sin
una escolta!

Usualmente no me gritan así. Esta es una furia más grave que los arrebatos
irritables típicos.

—¡Fuiste egoísta, medio ladeada y completamente innecesariamente estúpida!


—La voz de Gage resuena detrás de mí, y me doy la vuelta para encontrarlo a él y a
Ezekiel de pie allí, con los brazos cruzados sobre el pecho y miradas fulminantes
que me nivelan... previsiblemente.

—Pero fue valiente —les recuerdo, sonriendo, a pesar de que es un poco


forzado.

No sonríen.

En absoluto.

—Así que aquí hay un acertijo —les digo para aligerar los estados de ánimo
muy oscuros que asaltan sus expresiones algo aterradoras—. ¿Se apartaron los
monstruos porque temían que la criatura corriera hacia ellos sin ninguna señal
visible de miedo? ¿O se dispersaron porque temían a la hija más joven y más
destructiva del Diablo?

Levanto mis manos expectantes, esperando una respuesta.

Kai me da una mirada incrédula.

Parece que Jude está listo para estrangularme, como de costumbre.

Ezekiel y Gage solo me miran como si la mitad de mi cabeza estuviera llena de


galimatías y están esperando que la otra mitad comience a trabajar.

—¿Qué pasó? —gruñe Ezekiel, mordiendo las palabras.


Resoplando, pongo los ojos en blanco.

—Claramente no intenté matar al Diablo. Decidí que puede haber sido


demasiado ambiciosa cuando soy tan nueva para descubrir quién soy.

Todos se relajan un poco, y Ezekiel se pellizca el puente de la nariz.

—¿Tienes alguna puta idea de lo preocupados que hemos estado? Y no


podríamos hacer nada al respecto —dice Gage.

—Estoy matando a Lamar —gruñe Jude.

—Lamar realmente no tenía alternativa. Aparentemente puedo darle órdenes.

Simplemente continúan haciendo esa cosita de mirada mortal.

—Estas son buenas noticias. Darle órdenes a Lamar podría ser de gran ayuda
—digo felizmente, pero aclaro mi garganta y oculto mi sonrisa cuando eso me
genera expresiones aún más aterradoras.

Me vuelvo para mirar a Ezekiel, el más razonable de los cuatro, según mi


diario...

Mierda. Olvidé los diarios en esa habitación cuando me estaba concentrando


en luchar contra el Diablo. No es que pudiera haberlos tomado, ya que no puedo
zambullirme con esas cosas.

—Hubo que hacer un movimiento. Lucifer pensó que tenía mis recuerdos, y él
estaba esperando...

—¿Creía que tenías tus recuerdos? —interrumpe Gage, una mirada ferozmente
infeliz en su rostro—. ¿Cómo ahora él sabe la jodida verdad? —añade.

—Alguien por favor dígame qué decir para que lo vean a mi manera —le digo
mientras me doy la vuelta.

Mi respiración se acelera cuando encuentro a Jude a centímetros de mí y


elevándose sobre mí mientras agarra una de mis caderas y me clava contra la
puerta. Su mirada recorre mi rostro en partes iguales de hambre y furia, aunque el
último de los dos es ligeramente dominante.

—No puedes tomar ese tipo de decisiones por tu cuenta —dice con dientes
apretados.

Eso... en realidad me confunde.


—¿Por qué no? Ustedes cuatro toman decisiones por su cuenta con bastante
frecuencia. Soy una chica de verdad ahora. Seguramente no te estás aferrando a un
sentido arcaico de misoginia en un momento crítico como este.

Maldiciendo, se da vuelta y pasa una mano por su cabello antes de señalar a


Kai.

—Jodidamente tratas con ella —se queja.

Me río un poco ante el chiste accidental de Jude.

—Yyyyyyyy ella se está riendo —dice Gage con un aliento frustrado, y también
pasa una mano por su cabello mientras se da vuelta y se aleja.

—Fue solo la elección de las palabras —trato de explicar—. Trata con ella.

—¿Qué tiene de gracioso eso? —gime Kai.

—Supongo que es divertido ya que soy la hija del Diablo y quieres tratar
conmigo después de haber hecho un trato con el Diablo —le digo encogiéndome de
hombros antes de volverme fantasmal y transportándome de regreso a la cocina.

Cinco…

Cuatro...

Tres…

Do…

Un segundo antes de lo que predije, escucho que algo cae al suelo, algo más se
rompe y cuatro Jinetes enojados gritan palabras muy malas sobre mí.

—¡Voy a matarla a mí mismo, maldita sea!

—¡Por el amor de Dios, ella nos va a volver locos a todos!

—Cuando le ponga las manos encima...

—¡Necesitamos encontrar una manera de encadenarla a la jodida casa!

Caray. Actúan como si les cayera bien, pero creo que se han extrañado
amenazarme.
Ociosamente, me doy cuenta de que el corte de la cuchilla del Diablo en mi
cadera ya ha sanado. Ni siquiera estoy segura de cuánto tiempo estuvo allí la
herida, que es muy diferente a mi última experiencia con una cuchilla.

—¿Qué demonios? —ruge Ezekiel, irrumpiendo en la cocina con el resto del


furioso equipo.

—¿Entonces realmente encontraste al maldito Diablo? —chasquea Jude.

—Por supuesto que lo encontré. En realidad me estaba esperando, porque


claramente esa reunión entera era inevitable en algún momento —digo, tratando de
sonar tan desapasionada como sea posible con la esperanza de evitar algo de su ira
nuclear.

—Realmente no esperaba tanta hostilidad —miento, mirándolos con los ojos


muy abiertos e inocentes.

Sí, totalmente no funciona.

En los libros de romance, la chica se escapa con todo mientras los chicos la
adoran y acarician cariñosamente su cabello. Entonces no es justo. La ficción está
empezando a molestarme con todas sus imprecisiones engañosas.

—¿Qué demonios pasó? Y comienza por la parte en la que hiciste que Lamar
nos enviara mientras decidías, por tu cuenta, enfrentar al Diablo sin un plan, un
arma o incluso una jodida pista —gruñe Jude.

—Aparentemente, puedo moverme materializada y encontrar mi camino


alrededor de las ilusiones de la sección real, y…

—¿Te materializaste? —me pregunta Ezekiel, mirándome como si fuera un


idiota, mientras que también parece marearse al azar mientras palidece ligeramente
y se hunde en una silla.

—Era la única forma de llegar allí —digo con un suspiro—. Y Lucifer no puede
oírme en mi forma fantasma. Lamar parecía confiado en el hecho de que papá no
me quería muerta, así que ideé otro plan —agrego, haciéndolo parecer mucho más
pensado de lo que realmente era.

No estoy segura de por qué entré tan decidida que podría manejar eso.

—¿Qué demonios pasó? —insiste Jude, justo cuando suena el temporizador—.


¿Qué dijo Lucifer?

Poniendo tanta grava en mi voz como sea posible, respondo:


—Él dijo: “Paca, soy tu padre”.

Por un pequeño momento, es como escuchar grillos en el Apollo después de


una broma increíblemente poco apreciada.

—Voy a matarla —dice Jude con seriedad a Gage, mientras Ezekiel gime y se
pasa una mano por la cara.

Seguramente eso merece al menos un poco de risa.

—¿Qué dijo realmente? —insiste Kai, no sonando tan molesto conmigo como
lo hacen los demás.

Mi atuendo cambia al disfraz del Diablo sexy, luego me giro y saco la bandeja
caliente del horno con la mano desnuda. Dándome la vuelta, les doy una mirada
muy grave.

—Él dijo: “Bienvenida al lado oscuro, Paca. Tenemos galletas”. —Estoy clavando
esa cosa de tono grave hoy.

Lucho muy duro para mantener una cara seria, ya que todos me miran sin
comprender.

Jude finalmente se empuja, gira sobre sus talones y sale, gritando detrás de él.

—No puedo manejarla ahora mismo. ¡Alguien más hace que deje de ser ridícula
para que pueda gritarle un poco más!

Solo les sonrío.

—¿Cómo diablos hiciste eso? —me pregunta Kai, señalando las galletas y
apenas resistiendo el claro impulso que tiene de sonreír.

—Si me hubiera saltado la tristemente subestimada broma de Darth Vader de


que nadie con sentido del humor podría haber pasado por alto, podría haber tenido
más impacto, ya que fue cuando se acabó el temporizador —señalo mientras bajaba
las galletas y empieza a comerlas—. Aparte de ese paso en falso en el tiempo y los
tonos confusos, esto ha sido mayormente predecible —sigo con un bocado de
chispas de chocolate.

Kai agarra una galleta, mirándome con una mirada humorística mientras la
come.

—No la alientes, imbécil —le dice Gage a Kai, empujándole el hombro.


Ahora que sus temperamentos se han enfriado sustancialmente, finalmente les
digo las partes importantes.

—Tienen acceso al inframundo y su poder aumentará o lo que sea. También se


les garantiza un paso seguro mientras están allí abajo. Tienen derecho a entrar y
salir cuando lo deseen, y pueden tomar tantos libros como necesiten.

Gage resopla burlonamente.

—¿Qué le darías a cambio? —pregunta Jude cuando regresa, aparentemente


nunca se va completamente.

—Nada realmente —digo encogiéndome de hombros—. Solo prometí no


matarlo mientras cumpla con las reglas.

Cuatro ojos sospechosos se estrechan en mí. Es como si realmente cuestionaran


mi rudeza.

—Realmente sabe que no tengo recuerdos —reconozco finalmente, sabiendo


que hay una clara falta de rudeza en comparación con lo que evidentemente solía
ser.

A medida que estallan en más gritos y castigos, noto que algunos de mis diarios
han aparecido mágicamente. Supongo que Lamar es útil, si él es el repartidor.

Tomando los diarios, tomo una galleta y empiezo a alejarme, sabiendo que me
seguirán, ya que están listos para estrangularme nuevamente.

—¿Y realmente fue por este trato cuando sabía que no podías recordarlo? —
chasquea Ezekiel.

—No hasta que lo superé en un combate de esgrima. Creo que ahora he


superado mi miedo a las espadas —les digo distraídamente mientras me siento y
abro mi diario.

Las palabras del diario todavía están allí y giran en sus diferentes idiomas.
Hojeo las páginas, agradecida por su momento de silencio aturdido cuando
encuentro un pasaje que se traduce fluidamente al inglés.

Necesitarás respuestas al rompecabezas que has preparado. Para buscarlo, consulta todas
las cosas de tu década favorita.

Oh, genial. Soy un acertijo que rima aquí, parece. Me hace preguntarme si
Lucifer me leyó versiones más sombrías del Dr. Seuss cuando estaba en mis
primeros años de convertirme en un ser manifestado.
Simplemente fantástico.

Suspirando, levanto la vista para encontrarme a todos mirándome como si


hubiera surgido una segunda cabeza.

—¿Has vencido a Lucifer en esgrima? —pregunta Jude con escepticismo.

—Teniendo en cuenta cuántas veces he logrado salvar sus vidas solo por pura
intuición, la sorpresa en su tono es en realidad un poco insultante —señalo.

Parece divertido y enojado al mismo tiempo, una mirada que solo él puede
ejecutar tan perfectamente.

Con su indignación ligeramente apagada, continúo:

—Supuestamente, yo era una maestra en una vida anterior, y de alguna manera


provoqué un eco de la memoria muscular. Para el registro, él estaba bastante
molesto de que yo no pudiera recordar.

Intercambian una mirada dudosa antes de enfrentarme nuevamente.

—Entonces no pudo haber sido él quien te mató —dice Kai.

—Si Lucifer te hubiera matado, probablemente te habrías quedado muerta —


continúa Ezekiel, como si estuviera tratando de perforar ese pensamiento en mi
cabeza.

—Precisamente —digo concordando, llegando a esa conclusión ya que la


adrenalina ha comenzado a desvanecerse.

—¿Estás de acuerdo? —pregunta Gage con cautela.

—Por ahora, parece poco probable que las manos de Lucifer hayan causado mi
desaparición. Especialmente dado nuestro extraño encuentro. Él quería que yo
ganara esa pelea de espadas. Jugó conmigo hasta que activó mis instintos
enterrados con la espada. Quien nos mató no nos mató muy bien, ya que estamos
parados aquí. Y podría haberlo visto venir —les digo, sosteniendo el diario.

Ezekiel lo toma y sus ojos lo miran.

—Solo sé algunos de estos idiomas —me dice.

—Mejor que yo, ya que solo conozco uno —me quejo.

Gage lo toma, estudiando las páginas.


—¿Cómo sacaste esto del infierno cuando no puedes cargar cosas en tu sifón?
—pregunta distraídamente mientras lee.

—¿Realmente hemos terminado con el tema de que ella va a hacer un trato con
el Diablo sin nuestro consentimiento? —dice Jude.

—No necesito tu consentimiento —le recuerdo con mi sonrisa favorita, una


sonrisa que me hace fruncir el ceño antes de volver a Gage—. Supongo que Lamar
envió los diarios aquí.

—O Lucifer —dice Kai en voz baja mientras va a leer sobre el hombro de


Gage.

—¿Qué dice? —les pregunto.

—Aproximadamente traducido —dice Gage, moviendo su dedo sobre las


palabras mientras las traza—. El nivel final siempre toma intentos en tres ocasiones.
Muévete demasiado rápido o duda demasiado, y siempre pagas el precio del jefe.

—Tan siniestro como suena, no tiene sentido. —Decido señalar—. Quizás


también estaba enojada —agregué con un gemido.

—Esta parte es aún más extraña —continúa Gage—. Pero parece tener algo
que ver con tu circunstancia actual.

Me inclino, lista para escuchar.

—Cuando se pierden vidas, comienzas desde el principio. Te mueves a través de los


obstáculos con una sensación de fracasos pasados en lugar de la sensación de ganar.

—Sí, no, eso tampoco tiene sentido —digo en un suspiro.

—El resto de esto está en jeroglíficos en esta página —dice, pasando las
páginas.

—Solo traduce lo que puedas al inglés para mí. Mientras tanto, voy a leer más
de nuestras vidas pasadas.

—¿Por qué? —grita Kai mientras me levanto.

Poniéndome fantasma, cambio mi atuendo por una camiseta larga que sé que
será más cómoda para descansar.

—Por un lado, ustedes eran mucho más calientes en ese entonces —digo
cortante sin darme la vuelta mientras recojo mi galleta y me dirijo escaleras arriba.
Unos pocos bufidos siguen a eso.

La verdad es que tengo preguntas sobre el pasado. Todos parecen igualmente


inocentes y culpables en nuestras muertes. Mis preguntas se derivan del hecho de
que nadie ofrece información sobre cómo morimos. Es irritante porque siento que
estoy siendo mimada.

Suena ridículo y loco, así que no lo comparto en voz alta. Simplemente me


miraban como si hubiera perdido la cabeza.

Todavía no puedo sacudir la sensación de que las cosas se van a poner


realmente complicadas.
—Nos dio acceso libre al Corazón Negro del Infierno —afirma Kai, repitiendo
mis palabras mientras se acerca a mí en la cama, sus labios rozando la columna de
mi garganta mientras leo sobre nuestras vidas como vikingos.

Enviaron a Kai aquí para obtener más respuestas, ya que todavía es mi favorito
actual. Demonios manipuladores.

—Sí —digo distraídamente, incapaz de dejar de leer sobre el escándalo en las


páginas—. Sabes, creo que deberíamos pintar mi habitación de púrpura —agregué
en un murmullo silencioso, todavía distraída mientras lo hago sonar como si
estuviera intentando una conversación.

Eran bastante despiadados y brutales en esta vida también. Y muy posesivos


conmigo. Me robaron directamente de la pobre casa de mi familia como pago de la
deuda de mi “padre”.

Luego saqué el pago de mi cuerpo.

Una.

Y otra vez.

Y otra vez.

Somos simplemente una larga colección de jugadores de rol oscuros en el


mundo real.

En este libro, solo se los conoce como sus Jinetes, en lugar de sus nombres
vikingos.

A Conquista le encantaba colarse cuando los otros tres estaban saqueando y


haciendo pillaje y lo que fuera necesario para que fueran los villanos adecuados.

—Creo que Jude fue el primero —le digo.


—Nadie te estará diciendo quién fue primero —dice rápidamente.

—Tendría sentido —continúo—. Después de todo, todavía no tenía su primer,


y debería haber al menos un poco de equilibrio entre ustedes cuatro.

—Tu culo también fue el primero —señala crudamente—. Y también hubo tu


primer trío. Y la primera vez que has estado encima. Y el primer...

—No importa —me quejo—. Has sofocado con éxito todo ese argumento.

Siento su sonrisa crecer mientras sigo leyendo.

Conquista la tomaría, empujándola contra su vientre y sosteniéndola en su lugar


mientras él empujaba contra su cuerpo y sometía su lucha. Sus dedos se aferraron a la ropa de
cama debajo de ella mientras gritaba de miedo y emoción culpable.

La culpa solo se podía sentir en forma mortal, y era una emoción que consumía bastante.

Se sentía culpable cada vez que disfrutaba de las cosas malvadas y terribles que le hacían.

—Tienes que dejar de leer eso, o voy a tener otro turno antes de que alguien
más me atrape —dice Kai con una respiración amenazadora tan cerca de mi oído
mientras abre uno de mis muslos.

Mi respiración se vuelve más pesada cuando empiezo a leerle en voz alta.

—Conquista la quería más al principio. Los otros tardaron un poco más. Pero
él la quería cada oportunidad que tenía, y tomó más de lo que le correspondía.

Él gime contra mi cuello antes de moverse entre mis piernas, empujando el


libro fuera de mis manos mientras sus labios caen sobre los míos, todo sucediendo
en un movimiento rápido.

Mis manos van a su cabello, los dedos se retuercen en los mechones suaves
mientras él levanta la camiseta sobre mis caderas. Empiezo a besarlo más fuerte
cuando se estira entre nosotros para desabrochar sus jeans.

En el instante siguiente, me lo quitaron, y mis ojos se abrieron de par en par


para ver a Ezekiel fulminándolo con la mirada mientras empuja a un Kai riendo
contra la pared.

Kai pasa su mano sobre sus labios, sus ojos concentrados en mí mientras
Ezekiel se queja.
—¿Jodidamente de verdad, Kai? Estamos tratando de obtener todos los detalles
del trato que hizo. No la folles ahora mismo.

Kai se encoge de hombros sin pedir disculpas y arqueo una ceja,


preguntándome si dejará que Ezekiel gane esto.

Kai me sonríe mientras sus ojos se entrecierran.

—La zorra está tratando de tentarme.

Soy la que se encoge de hombros sin pedir disculpas esta vez.

—Todavía eres mi favorito —le recuerdo—. Nadie más ha hecho nada para
ganar el título, y solo mi favorito actual puede tocarme... a menos que todos me
toquen al mismo tiempo.

Muevo las cejas hacia ellos cuando ambos simplemente me miran.

—No juegues, Paca. —Ezekiel gime cuando Kai sale, riendo en voz baja para
sí mismo mientras se va.

—Aparentemente soy una de los hijos del Diablo. Los juegos son solo una
parte de mi composición genética. Me disculparía, pero no tengo la capacidad de
sentir culpa —afirmo secamente—. Ahora, ¿fuiste mi primero? Pareces un poco
territorial sobre mi vagina en este momento.

Mi mirada permanece fija en él mientras espero muy expectante.

Él solo entrecierra sus ojos hacia mí.

—¿Puedes contarnos más sobre el trato? —pregunta, tratando de usar un


enfoque más suave para convencerme de que comparta todos los detalles una vez
más.

Volviéndome fantasma, dejé que el libro cayera sobre mí y me trasporté hasta


la puerta del baño antes de que el libro golpeara la cama.

—No estoy gastando lo que posiblemente sea un tiempo muy limitado vivo
repitiéndome en un bucle —le digo desdeñosamente.

Él maldice cuando lo dejo atrás, y me esfuerzo cuando escucho que sale de la


habitación.
Al encender la ducha, me transporto hacia abajo, manteniéndome fantasmal y
callada mientras escucho su conversación. Permanezco escondida en la sala de
billar junto a la habitación de Jude mientras las voces apagadas se aclaran.

—Si es una trampa, estamos muertos —dice Jude.

No es una trampa, si están discutiendo el trato, eso es. Cuanto más lo pienso,
más confío en que sea verdad. Lucifer podría simplemente haberme matado si
realmente me quisiera muerta. Por otra parte, supongo que podría estar jugando
algún tipo de juego...

He leído mucho sobre la Realeza, incluida yo misma. Los juegos realmente son
una gran parte de nuestras personalidades, aunque no hay una explicación
decididamente lógica de por qué. ¿Falta de conciencia? ¿Ninguna verdadera
motivación para tomar las cosas muy en serio?

—Es cierto, pero ¿por qué molestarse en atraparnos cuando él sabe


exactamente dónde estamos? —pregunta Ezekiel, llevándome de vuelta a las
escuchas que se supone que debo estar haciendo.

—Porque todos los intentos anteriores en nuestras vidas han sido en vano. ¿Y si
esta es su jugada inteligente para terminar el juego de una vez por todas? —
pregunta Kai en voz baja.

—Él podría haber hecho eso en la garganta del infierno —señala Ezekiel.

—Podría haber hecho eso cuando nos llamó para una reunión —agrega Gage.

—Eso fue antes de que él supiera que Paca no tenía recuerdos. El conocimiento
es poder —arrastra Jude.

Todos se callan por un segundo.

—Digamos que esto es una trampa, solo para estar seguros. ¿Cómo lo
jugamos? —pregunta Ezekiel.

¿Entonces sospechan de Lucifer? ¿O esto es solo una medida de precaución?


Han estado tratando de convencerme de que no podría ser él. Justo cuando
empiezo a estar de acuerdo con ellos, ¿cambian de opinión?

Esos malhumorados hijos de puta. Creo que estar malhumorado es


secretamente su equilibrio, a pesar de todas esas otras tonterías sobre la liberación
de emociones sobre las que Gage estaba hablando en la tercera prueba.

Necesito un manual: Cómo sincronizar Mensies con tu harén.


—Entonces luchamos para salir. Ella amplifica nuestro poder —señala Gage.

—Fortalece nuestro vínculo con ella cuando la usamos —dice Ezekiel en voz
baja, su tono no me dice si eso es algo bueno o terrible.

—Bien —dice Kai con frialdad—. Cuanto más fuerte es el vínculo, más nos
fortalecemos. Ya me siento más fuerte que nunca, y aparentemente tenemos que
tener toda la fuerza para enfrentar lo que sea que nos depare el infierno. Porque
todos lo sentimos; algo se acerca.

Un escalofrío oscuro se desliza por mi espina fantasmal mientras sigo


escuchando. Algo definitivamente se está acercando, estoy de acuerdo, fingiendo
mentalmente que también soy parte de esta importante conversación.

—Entonces iremos mañana. Esta noche, tratamos de olvidar que podríamos


morir mañana —dice Gage con un gemido.

—Le avisaré a Paca una vez que salga de la ducha —les dice Ezekiel.

Espero un segundo para ver si van a objetar.

En cambio, cuando los escucho salir, me transporto al segundo piso y me


ducho, dejándome desnuda mientras me materializo bajo el cálido y acogedor
rocío.

No estoy segura de cuánto tiempo estoy aquí, pero cuando finalmente termino,
elijo envolverme en una toalla en lugar de volverme fantasma y hacer trampa en el
proceso de secado de la manera en que suelo hacerlo.

A veces es bueno hacer el trabajo tú mismo.

Con el pelo todavía mojado y la toalla apretada alrededor de mi cintura, entro


en mi habitación y...

Casi me sale un grito, pero una fuerte mano se aprieta alrededor de mi boca
segundos antes de que la toalla sea arrancada violentamente de mi cuerpo. Lo
único que me impide volverme fantasma es ver a Ezekiel en el espejo. Presiona
contra mi espalda mientras me empuja hacia adelante a la cama.

Mi cuerpo húmedo se presiona contra la ropa de cama y mi sonido de sorpresa


queda atrapado en un jadeo ahogado.

Ezekiel me mira fijamente, incluso mientras mantiene una mano contra mi


espalda, sosteniéndome en su lugar, mientras sus ojos recorren mi cuerpo. Está
completamente desnudo, parado detrás de mí como un Adonis rubio que necesita
algo oscuro y pecaminoso.

Una mirada sexy y siniestra brilla en sus ojos cuando capta mi mirada en el
espejo, y una sonrisa burlona cuando mi estómago se aprieta con anticipación.
Bruscamente, empuja una mano en mi cabello, y otro sonido de sorpresa más
distinguido se me escapa mientras tira de mi cabeza hacia atrás, obligando a mi
cuerpo a inclinarse en conformidad.

En el momento en que me retuerzo, él me empuja sin previo aviso,


enterrándose a medio camino antes de permitir que me doble de nuevo, dándome
un mejor ángulo para el próximo empuje. Es casi doloroso, ya que no estoy lo
suficientemente mojada. Pero el dolor es exquisito.

Se aleja un poco y se empuja dentro de mí otra vez, esta vez forzándose por
completo. Intento moverme en la cama, pero es tan fuerte que me empuja en su
lugar, tirando de mi cabello lo suficientemente fuerte para hacerme llorar mientras
él comienza a embestir con control violento.

Sensacionalmente impotente y exquisitamente indefensa, todo lo que puedo


hacer es mirarlo en el espejo.

Su otra mano agarra mi cadera y me ancla a él mientras toma lo que quiere.


Casi enojado, sus caderas chocan contra mi trasero mientras entra y sale. Sus
dientes se aprietan en concentración mientras se ve desaparecer dentro de mí... y se
retira de mi cuerpo... una y otra vez, su velocidad aumenta.

Estoy tan mojada ahora que es un deslizamiento fácil, y mi cuerpo zumba con
tantas ganas que empiezo a dolerme. Se siente demasiado vulnerable. Demasiado
expuesto. Demasiado jodidamente bueno.

Cada sonido que quiere salir de mi garganta es suprimido por mi necesidad de


estar callada, preocupada de que uno de los muchachos entre y lo detenga. Estoy
demasiado desesperada por terminar para arriesgarme a que eso suceda.

El movimiento hacia mi derecha hace que intente girar la cabeza, pero Ezekiel
tira de mi cabello con más fuerza, obligándome a permanecer justo donde me
quiere. Ese bendito bocado de dolor solo aumenta el calor en mi sangre, agitándose
dentro de mí con una fuerza vitalizante.

—Ella es jodidamente hermosa. —Oigo decir a Gage en voz baja, aunque hay
un indicio de amenaza en una declaración que debería sonar mucho más
entrañable.
—Sí —gruñe Ezekiel mientras continúa poseyendo cada pieza actual de mí—.
Ella lo es.

Gage se mueve para estar frente a nosotros, sus ojos en mi cara mientras se
apoya contra la pared. Él observa cómo Ezekiel toma salvajemente mi cuerpo como
si fuera suyo para hacer lo que le plazca. Estoy demasiado atrapada en la esclavitud
como para hacer otra cosa que mirar atrás, perdida en la sensación, tanto el dolor
como el placer unidos en un paquete divino.

Después de liberar una mano, la deslizo entre mis muslos, haciendo que los
ojos de Gage brillen de calor mientras ayudo a saltar sobre esa línea.

—Joder —gime Ezekiel cuando mi orgasmo me sorprende, alcanzando su


punto máximo demasiado pronto.

Mis ojos permanecen apenas abiertos, incluso cuando el placer se derrumba


sobre mí, a mi alrededor y a través de mí. Mi mirada sostiene la de Gage mientras
las embestidas de Ezekiel se vuelven más insistentes.

Me suelta el pelo para agarrarme a la otra cadera. Casi me siento vacía en el


segundo siguiente cuando él se retira y me da la vuelta.

Mi espalda cae sobre la cama mientras trato de procesar lo que está sucediendo,
hasta que él cae sobre mí otra vez, dejándome ver la desesperación en su rostro
mientras empuja de nuevo dentro de mí y comienza a follarme de nuevo.

Gage de repente me agarra las manos y las sujeta a la cama por encima de mi
cabeza.

—¿Serás capaz de hacerlo? —le pregunta a Ezekiel, lo cual me confunde


muchísimo, ya que no puedo seguir una conversación y deleitarme por completo
con todas las sensaciones increíbles que ocurren a la vez.

La respuesta de Ezekiel parece venir en una incoherente serie de palabras


mientras sus ojos giran hacia atrás en su cabeza y sus caderas se sacuden contra mí
con movimientos cortos y duros. Da otros pocos movimientos flojos de sus caderas,
una mirada de felicidad relajada que resalta cada característica dura en su rostro a
medida que se suaviza visiblemente.

Finalmente se queda quieto dentro de mí, y sus ojos se abren lentamente


mientras una pequeña sonrisa atrevida se extiende por su rostro.

—Jodidamente increíble —dice en un suspiro antes de besarme, sus caderas


comienzan a balancearse de nuevo, a pesar de que ya no está duro dentro de mí—.
Quiero follarla todo el día —agrega con un gemido contra mis labios.
—Comoara trădătoare1 —dice Gage más cerca de mi oído antes de morderlo.

Me suelta las manos y se aleja de la cama, mientras Ezekiel besa mi cuello.

—¿Quieres un turno? —le pregunta Ezekiel, a pesar de que sus caderas todavía
se balancean como si estuviera apurando su pene para ponerse duro nuevamente.

—No puede —le digo con una sonrisa, dejando que mis dedos se enreden en el
cabello de Ezekiel mientras continúa besando un rastro en mi cuello. Mis ojos
permanecen en Gage mientras agrego—: Él no es mi favorito en este momento.

La risa de Ezekiel retumba contra mí, mientras Gage entrecierra los ojos.

—¿Cómo te convertiste en su favorito? —pregunta Gage con un aburrido


acento que no complementa sus ojos intensos.

—Le di el gusto de una fantasía —murmura Ezekiel contra mi garganta.

Un gemido atraviesa mis labios cuando siento que por fin comienza a
endurecerse nuevamente, mientras pasa sus labios burlonamente por mi garganta
con su boca increíblemente hábil.

De repente, dos cuerpos más irrumpieron en la habitación, y Ezekiel apenas


levanta la cabeza para sonreírles mientras observan la escena.

Kai se dirige hacia nosotros, una mirada clara y comprensible en sus ojos. Él
quiere un turno.

No puedo hacerlo demasiado fácil para ellos. Quiero decir, después de todo,
tuve que morir para que confiaran en mí. Al menos necesitan trabajar para ello.
Apuesto a que está en la guía Cómo Controlar a Tu Harén. Apuesto a que la antigua
yo, incurablemente vanidosa, lo escribió.

Perra.

—¿Ella vio algo brillante? —Escucho a Kai preguntar, sonriéndome mientras


parpadeo fuera de mi tren de pensamiento distraído.

Me doy cuenta de que todos me están mirando como si estuvieran entretenidos.


¿Cuánto tiempo he estado en mi cabeza?

—Ya no eres mi favorito —le digo desdeñosamente—. Todos ustedes deberían


irse para que podamos terminar —agrego.

1
Comoara trădătoare: Tesoro traicionero.
Gage pone los ojos en blanco, pero Jude me tranquiliza.

—Tenemos una nueva invitación para ver, así que sácale la polla. Las palabras
no aparecerán hasta que los cinco la veamos —nos dice Jude. Bastante crudo,
podría agregar.

La gente del infierno es tan insensible.

—¿Qué? —pregunto, confundida cuando Ezekiel se aleja de mí y me deja en


una pila de músculos blandos y extremidades débiles.

Me vuelvo fantasma, principalmente para apagar los persistentes hormigueos


de placer ya que Ezekiel me ha dejado drogada, luego me visto y me materializo.

Jude toma mi mano y se la doy. Cuando saca un cuchillo, ni siquiera me


estremezco.

Sus labios se contraen mientras abre mi mano, y eso me hace estremecer; no


disfruto esta particular quema de dolor.

Gage empuja la invitación debajo de mi mano. Él y Ezekiel le agregan su


sangre, mientras una gota solitaria cae de la mía. La piel se repara rápidamente
incluso antes de mirar completamente hacia otro lado.

—¿Le dijiste? —le pregunta Jude a Ezekiel cuando las palabras comienzan a
formarse en la invitación.

—Todavía no llegué a eso —anuncia Ezekiel con un tono petulante antes de


enfrentarme—. Mañana bajaremos para ver si realmente podemos aventurarnos tan
lejos. Pensamos que podrías permanecer en forma fantasma en un principio y luego
distraer a Lamar por nosotros.

Frunciendo el ceño, inclino mi cabeza.

—Simplemente haremos un rápido agarre de libros —continúa Kai, agregando


a la mentira.

—Necesitamos ver si hay más información que podamos usar para nuestro
beneficio sin que ellos monitoreen qué libros tomamos —continúa Gage, que solo
se acumula en este momento.

—Ya veo —digo con firmeza.


Supongo que piensan que merezco esto. Es un recordatorio de que todavía no
soy una de ellos en esta vida como era la última. No es justo llorar la pérdida de un
vínculo que realmente no puedo recordar.

Esa versión de nosotros tenía milenios para formar ese vínculo, así que necesito
ser un poco más paciente. Extrañamente, se supone que la paciencia es una de mis
purezas. ¿Dónde diablos se esconde?

—Bien. Lo distraeré —les ofrezco, sabiendo que el único camino hacia la


cercanía es ganarlo.

Las palabras comienzan a aparecer en el papel, lo que afortunadamente me


quita los ojos de encima. Pero me abstengo de sonreír cuando veo lo que dice.

Residentes de Kincaid Manor,

El mismo Diablo solicita tu asistencia a la gala de esta noche.

Eso arruina sus planes, ya que querían esperar hasta mañana para
manipularme y mentir un poco más. No estoy segura de por qué me divierte tanto
esto, pero hay una sensación de déjà vu.

Pero mi sonrisa se desvanece cuando leo el resto.

Vistan formalmente. Paca aparece esta noche para que la familia pueda verse unida una
vez más. De lo contrario, tendrá consecuencias desfavorables. Se requiere corbata negra.

Los mejores deseos,

Lucifer.

El Diablo.

El Gobernante del Infierno.

Rey del Pecado.

Creador de Monstruos.

Maestro de la Influencia Oscura.

La lista continúa, ya que aparentemente Lucifer se considera lo suficientemente


importante como para tener otros cien títulos. Poco vanidoso si me preguntas.
Apuesto a que mis títulos eran más increíbles.
—Se está preguntando si tiene algún título detrás de su nombre en este
momento —dice Gage, con los labios crispados mientras levanto la cabeza como
una niña culpable.

—No, no lo estoy —digo demasiado rápido.

Jude y Kai solo me muestran sus pequeñas cejas de incredulidad.

Puedo jugar con las cosas, pero realmente soy mala en el engaño. ¿Cómo es eso
justo? Soy un engendro del infierno.

—Es como si supiera que planeamos algo, y está obligando a nuestra puta
mano a revelarla a todos los que la quieren muerta —gruñe Ezekiel.

Jude le lanza una mirada fulminante, y me hago la tonta, fingiendo no notar el


desliz. Estoy un poco distante en este momento, tratando de calcular todos los
factores antes de decidir cómo sentirme sobre sus mentiras y secretos.

Por alguna razón, siento que también debería engañarlos un poco.


Seguramente puedo ser al menos un poco buena en el engaño, siempre que
mantenga la boca cerrada.

También me hace simpatizar por un momento con Lamar. No soy capaz de


sentir empatía, pero todavía es posible comprender el punto de vista de uno sin una
empatía genuina.

Me acerco y agarro mi libreta de balance, leyendo sobre mis purezas. No, no


hay empatía. Solo doble verificación.

—Aquí somos más débiles —digo, haciendo un gesto ausente a nuestro


alrededor—. Nos aferramos a la superficie, y él nos obliga a bajar porque quiere que
sea más fuerte. Me siento mucho más fuerte allí abajo.

—Eres la hija del Diablo. Por supuesto que eres más fuerte allí —declara Jude
desapasionadamente.

Me giro para mirarlo.

—Todavía me estoy curando de la primera muerte que debo haber sufrido, y


luego sufrí una segunda. Desde entonces, me he estancado sin nuevos niveles.

El parpadeo de arrepentimiento en sus ojos me tiene con curiosidad. Por lo que


puedo decir, nadie en el infierno puede sobrevivir con la capacidad de sentir culpa,
por lo que sé que no tiene esa pureza. Entonces recuerdo lo que dijo Lamar sobre el
verdadero arrepentimiento no persuadido.
—No estoy tratando de dar un golpe, Jude. Estoy señalando que Lucifer me
quiere allí, y está tratando de forzar nuestra mano. Porque me quiere más fuerte. ¿Es
eso algo bueno o malo? —le pregunto, cuestionándome si alguno de ellos admitirá
que sospechan de él ahora que los estoy obligando a decir la verdad o mentirme.

De nuevo.

Jude ni siquiera parpadea ni duda en responder.

—No veo cómo podría ser malo querer a su hija más fuerte. Iremos esta noche
y veremos cómo se desarrolla. Si la mierda golpea al ventilador, tendremos un plan
de escape. Pero si nos quisiera muertos...

—Ya estaríamos muertos —le digo con una sonrisa tensa—. Te escuché decir
eso suficientes veces para entender el punto.

Le doy palmaditas en el hombro, sin gritarles sus mentiras. Tener un mejor


amigo sin duda sería útil en este momento, y extraño la relación que nunca
recuerdo haber tenido con Lamar.

Porque, tal como están las cosas, les dejo hablar entre ellos, retirándome
mientras me siento en el vestido que he confeccionado. Planean múltiples ideas
para escapar, e incluso comienzan a juntar bolsas de mano, como si pudiéramos
correr y escondernos del Diablo: Los Cuatro Jinetes y El Apocalipsis escondiéndose
del Diablo.

Es ridículo en un nivel para el que no tienen sentido del humor.

Nuestro lugar no está entre los humanos. Al menos no a tiempo completo. No


ahora que sabemos la verdad.

Después de ganarme el hecho de que me veo obligada a esto después de ganar


ese combate de espada, me arrastro mientras ellos están ocupados haciendo su cosa
astuta y voy a hacer mi propia cosa astuta.

Ya sabes... para mantener el equilibrio.


—¡Buh!

Lamar chilla como una niña pequeña cuando aparezco justo en frente de él con
una palabra, una entrada poco original.

Aprieta su corazón mientras yo me siento en su habitación, mirando alrededor.

—¿Hice eso muy a menudo cuando éramos mejores amigos? —le pregunto,
observando la pintura de amantes desnudos de él y Manella colgando en la pared
frente a mí.

Creo que es extraño ver que gran parte de un hermano manifestado en medio
de la agonía de la pasión, así que rápidamente aparto la mirada.

—No exactamente de esa manera —dice, aclarándose la garganta e intentando


recuperarse, incluso cuando emite un tono rojo revelador.

Interesante... el infierno que la gente puede sonrojarse.

—Entonces no somos demonios, me han dicho. ¿Cómo llamo a la gente del


infierno?

—Llámalos por sus títulos. Realeza. Escoltas. Guardias del castillo. Guardas
de prisión. Equilibradores espirituales...

—¿Equilibradores espirituales? —le pregunto, manteniendo mis ojos en él por


si me equivoco y trata de apuñalarme en el intestino con otra arma poderosa que
podría tener alguna habilidad secreta de matar a los de la realeza.

—Sí, equilibradores espirituales. Es un poder que me has otorgado. Es uno de


los más altos honores. Ayudo a encontrar una nueva posición para alguien que está
desequilibrado para ver si se puede restablecer su equilibrio antes de que avance a
un punto sin retorno —continúa.

—¿Hiciste esto por mí?


—Conocía tu balance, pero nunca tuve que comprobarlo por ti —dice con una
suave sonrisa—. Cada decisión que tomas es desinteresadamente egoísta.
Mantienes el equilibrio sin siquiera intentarlo, porque eres un maestro, incluso
ahora. Es por eso que fuiste la más exitosa de la realeza.

Siempre parece que me está besando el culo y, francamente, es incómodo.

—¿Entonces ser egoístamente egoísta es mi equilibrio?

Él asiente, frunciendo el ceño.

—Creí haberlo dejado claro la última vez que hablamos. Antes de que fueras a
matar a tu padre.

Sus labios se contraen como si encontrara esa última parte divertida.

—Eras una caja de tonterías que parloteaban sobre cosas realmente confusas
que pertenecen al equilibrio.

Odio todas estas miradas tristes en sus ojos cuando digo algo que
aparentemente no es algo que hubiera dicho en ese momento. Es como si estuviera
de luto por la pérdida de la amiga que tenía mientras miraba la débil versión de ella
que quedaba.

—La palabra balance suena muy simple. Pero es equivalente a un humano


tratando de pararse sobre una pierna durante cuatro días sin vacilar en lo más
mínimo. Es imposible prescindir de una muleta de algún tipo. Excepto para ti.
Nunca necesitabas métodos para mantener el equilibrio, y te parabas sin esfuerzo
en una pierna desde el día en que fuiste creada hasta que dejaste de existir.

Traga mientras fuerza una sonrisa tensa.

—Como dije antes, solo tú luchaste por lo imposible —agrega.

—He salvado mi harén renacido en numerosas ocasiones, incluso he dado mi


vida, sin saber que me levantaría de la feroz tumba. Yo diría que eso es
desinteresado.

Él sonríe.

—Sí. Es desinteresado amar tan ferozmente que cambiarías tu propia vida por
una, o todas las de ellos —reconoce—. No hay duda de que siempre los pondrás
antes que tú. Pero también es egoísta, porque los amas demasiado como para sufrir
la agonía de perder incluso uno. Prefieres morir.
Cuando lo pone así...

Me erizo en mi asiento, ahora pienso en cada decisión que he tomado que tiene
el peso suficiente para afectar este equilibrio interno.

—Sin embargo, cuando confíes en mí lo suficiente, me gustaría consultar tu


balance. Simplemente tengo curiosidad por saber si algo ha cambiado.
Especialmente considerando la distancia emocional que queda entre tú y los chicos
—continúa.

Me preocupa la forma en que parece saber que hay una distancia emocional.
Sin embargo, teniendo en cuenta que nos vio cuando estábamos tan enamorados
que era repugnante, supongo que eso podría ser fácilmente considerado como una
distancia emocional.

—Estamos en una nueva fase de nuestra relación. Es un período de ajuste —


afirmo vagamente.

Recibo un triste asentimiento que realmente no creo que deba ser tan triste. Los
períodos de ajuste son normales.

—Pero, ¿por qué necesito confiar en ti para esto? —le pregunto, frunciendo el
ceño.

—Porque necesito confiar en que no me reciclarás cuando duela —afirma


como siendo algo obvio.

—¿Por qué duele? —pregunto dudosa.

Él hace un gesto perezoso a nuestro alrededor.

—Porque es el infierno. Todo duele.

Correcto. Debería haberlo adivinado eso por mi cuenta.

—Te sentí hace años, pero estaba convencido de que estaba mal. Te sentiste...
diferente... pero muy similar. Pensé que realmente podría estar imaginando cosas —
continúa—. Por eso quiero comprobarlo.

—Bueno, gana esa confianza para que no te recicle y luego hablaremos —


afirmo en broma, mirando alrededor.

Sonríe cuando mis ojos vuelven a los suyos.

—Entonces, ¿quién fue el primero esta vez? Solo estoy curioso.


—Esa es una pregunta personal completamente inapropiada, y estoy muy
contenta de que la hayas preguntado —le digo, un poco mareada mientras me
siento más erguida, haciendo que su sonrisa se amplíe—. Creo que fue Gage.

Su sonrisa cae cuando una mirada incrédula se forma en su rostro.

—¿Crees que fue Gage?

—Bueno, no querían que yo supiera quién fue el primero para que no tuviera
un favorito. Pero siempre tengo favoritos que cambian según el momento, ya sabes.
Simplemente están siendo ridículos.

Él se recuesta, todavía pareciendo extrañamente confundido.

—Me vendaron los ojos. El único que vi fue Kai, y eso es porque fue el último
—explico.

—Me sorprende que hayas permitido eso. —Es lo que dice finalmente cuando
se sienta, perplejo.

—¿Por qué? ¿Se supone que soy una fanática del control?

—Se supone que eres demasiado egoísta para permitir algo así, incluso con un
contra razonamiento desinteresado, porque eso cambia por completo la dinámica
de tu grupo —dice en serio, inclinándose hacia adelante como quién fue primero es
un gran problema.

—Bueno, ¿cómo lo hicimos la última vez? ¿Elegí quién fue primero?

Él es rápido para asentir.

—Los enviaste a sus propias habitaciones separadas, y los visitaste uno por
uno. Les dijiste que todos eran los primeros. Todos lo creyeron y juraron mantener
esa información sagrada, para que siempre se sintieran en secreto como su favorito,
sin importar quién era el favorito actual —explica.

Me encuentro acercándome cada vez más.

—¿Quién fue realmente primero? —pregunto como si ya fuera un mal hábito.

—No tengo idea —dice encogiéndose de hombros—. Nunca le dijiste a nadie


más que a mí lo que hiciste, pero nunca confiaste en mí el secreto de quién fue
primero. Simplemente dijiste que no importaba, porque seguiste los nombres al
azar. Pero ves cómo esto cambia la dinámica del grupo exponencialmente, ¿no?
—Sí, por supuesto —digo mientras muevo una mano como si no fuera gran
cosa. Cuando continúa mirándome expectante, suspiro—. Bien. Ninguna pista.
¿Cómo cambió?

Con un movimiento de su muñeca, una cuerda comienza a deslizarse por el


suelo, avanzando hacia nosotros.

Con cauteloso interés, mantengo mis ojos fijos en él cuando comienza a


elevarse en el aire, dando vueltas hasta que el círculo se completa de punta a punta.

Luego, la cuerda hace algo extraño, deshilachando y girando una sección de su


trenza, formando cuatro líneas rectas que se mueven hacia el centro de un círculo.
Con algo de asombro, observo cómo gira lo que parece una figura de cuerda
femenina en el centro del círculo.

Cuatro cuerdas se atan a los brazos y las piernas de la figura, y la figura tira de
esa cuerda, apretando el círculo.

—Tú controlaste la dinámica la última vez. Tiraste, y te acompañaron tan


voluntariamente y sin esfuerzo —dice.

De repente, el círculo comienza a ensancharse, y los brazos y las piernas de la


figura comienzan a estirarse mientras intenta ir en cuatro direcciones con el círculo,
esforzándose por no romperse.

—Ellos tienen el poder en esta dinámica, y te están arrastrando con ellos. Es


una gran concesión de tu parte, porque tienes todo el poder.

No estoy realmente segura de qué decir al respecto.

—Entonces... ¿crees que fue Gage o no? —pregunto en su lugar—. Conoces a


los viejos lo suficiente como para ayudarme, seguramente.

Él solo me parpadea.

—Esto es serio. Los Cuatro Jinetes tienen más poder en tu relación que tú, El
Apocalipsis.

—Sí. Te oí. Ya lo sé, y estoy de acuerdo en trabajar para ser un miembro par,
aunque a veces puede ser frustrante. Sin embargo, no les digas eso. Quiero
admiración, no lástima. Sin embargo, en este momento, solo estoy tratando de
descubrir quién fue el primero.

Suspira pesadamente, aunque lo veo luchando por no sonreír.


—Ninguna pista. Los hombres que conocía habrían luchado por ser el primero
y no habrían votado sobre el asunto. Si bien todos son iguales en muchos aspectos,
también son completamente diferentes.

No estoy segura de cuánto tiempo he estado fuera, así que me paro, asintiendo,
al menos sintiéndome mejor al hablar esto en voz alta.

—Gracias por la charla. Dile a Lucifer que no mostraré mi cara en la fiesta de


esta noche, porque lo apuñalé por el estómago y gané.

Parpadea, aparentemente visiblemente aturdido por el brusco cambio. Siento


que recibo un premio por no ser la vieja Paca predecible que todos menos yo
recordamos.

Abre la boca para hablar, finalmente recuperándose, cuando agrego:

—Un trato es un trato.

Al ir a Chica Fantasma, me lanzo de regreso a los chicos, apareciendo justo


frente a Kai mientras él entra en mi habitación.

Terrible en el engaño y todo eso, decido agarrarlo por la camisa con una mano,
arrastrarlo por el cuello con la otra y besarlo hasta que se olvide de que hizo una
pregunta.

Justo cuando él gime en mi boca y agarra un puñado doble de culo, le doy


palmaditas en el pecho y rompo el beso, susurrando en sus labios:

—Todavía no eres mi favorito.

Sonrío cuando él maldice y cae a través de mi forma fantasma.

Mi próximo favorito será quien me diga cuál es el plan real de la noche.

—Jodidamente provocadora —me llama a mi espalda, pregunta olvidada.


Hemos estado esperando a quien sea que venga a recogernos durante horas. Es
pasada la medianoche en este momento.

Gage está “descansando” sus ojos con la cabeza en mi regazo mientras leo.

He decidido que si no es el Diablo, tiene que ser uno de mis hermanos


malvados. Más específicamente, Lilith. Ella es la mayor, manifestada solo unas
horas antes que Caín. Después de todo, su pecado mortal es la envidia. Justo como
decía Lamar.

Sin embargo, la mía es la ira y no quiero andar matando gente o haciendo que
se maten entre sí como si fuera un trastorno obligatorio o algo así.

¿Qué pasa si influyo en alguien para que se enoje conmigo?

Mis teorías de conspiración se están convirtiendo en hilos de más teorías de


conspiración, respaldadas por rumores de otras conspiraciones delgadas.

Necesito una bebida.

O un orgasmo.

O ambos.

Ausentemente, paso mis dedos por el suave cabello castaño claro de Gage que
está disperso con rastros de rubio. No me di cuenta de lo peculiar e interesante que
era su cabello antes de que me permitieran tocarlo.

Me hace preguntarme si lo que dijo Lamar sobre diseñarlos según mis


especificaciones tuvo algún mérito.

Todo esto es bastante frustrante. Odio no tener la respuesta al peor acertijo.

¿Quién mató a los Cuatro Jinetes y a El Apocalipsis si no el Diablo?


Nunca escribí mucho sobre el otro, menos el lugar del fuego del infierno que
me da miedo mencionar, ya que soy un poco malvada y me preocupa no poder
decir su nombre. ¿Era alguien de ese lado quien tenía el poder de derribarme?

—No. Eso tendría que alterar el equilibrio —me susurro mientras Gage se agita
ligeramente en mi regazo antes de soltar un suspiro profundo.

Aun así, parece prudente considerar tal posibilidad, ya que racionalmente sería
nuestro enemigo más obvio. Tengo que decir que no sé cómo me siento por ser la
chica mala que fue asesinada por uno de los buenos. Me hace sentir que no tengo
derecho a quejarme, ya que podría ser el fin de toda civilización.

Pero también realmente me vuelve loca.

Dos manos se mueven hacia mis hombros, y casi dejo caer el libro cuando
comienzan a masajearme, aflojando los músculos que aparentemente se tensaron
durante mi larga sesión de lectura.

—Esto es posiblemente lo más tranquilo que te he escuchado desde que te


despertaste de tu desmayo esa primera noche —dice Jude suavemente detrás de mí,
eliminando la última tensión que se ha acumulado en mis hombros.

—He pasado más tiempo ignorándolos activamente a todos ustedes antes —


murmuro distraídamente.

Mi cabeza se inclina hacia atrás mientras me sumerjo en su toque. Realmente


no he podido disfrutarlo tanto como a los demás, ya que solo recientemente se
acercó. Decido no mencionar que estuve muy callada durante el mes que pasé
muerta y enterrada.

Parecen ser sensible a los chistes de chicas muertas tan pronto.

Mis párpados se levantan, lo que me sorprende porque no recuerdo que se


hayan cerrado, y miro a Jude mientras él me mira.

—Estoy tratando de saber quién más pudo haber tenido una causa para
deshacerse de nosotros, y trabajando en los escenarios de por qué y cómo morimos
para aceptar cada nueva teoría. Lilith es una de las principales contendientes —
explico.

Sus manos se detienen en mis hombros mientras su frente se arruga.

—¿Crees que sería lo suficientemente poderosa?

Me encojo de hombros.
—Con la ayuda de los gemelos Gemini , creo que sería muy posible. Además,
están Caín y Hera. Regularmente se unen contra el viejo yo en estos libros. Caín
recicló tres de mis harenes antes que ustedes cuatro, después de que hice algo de
igual medida para enojarlo. Se rumorea que somos bastante mortales cuando
tratamos con nuestras rivalidades entre hermanos.

Expreso todo esto sin ninguna emoción, porque como dije, me he separado de
la situación. La chica en estos diarios, para todos los efectos, murió con sus
recuerdos.

Solo estoy tratando de descubrir quién soy ahora y qué partes del pasado
debemos preocuparnos por el futuro.

—En uno de los libros, dice que tus hermanos eran aliados. No estoy seguro de
cuándo, pero en algún momento nos protegieron. Principalmente porque piezas
tuyas vivieron dentro de nosotros. Es todo lo que podríamos traducir de esa sección
—me dice, jugando con esa teoría.

Sin embargo, sería una tontería descartarlo debido a una instancia de canje.

Después de todo, estamos discutiendo sobre los hijos del Diablo. En este caso
particular, el diablo realmente está en los detalles.

—¿Qué sabemos sobre Manella? —le pregunto, volviendo mi atención al libro


en mi mano—. ¿Y el lugar que no es el infierno?

—Purgatorio —dice como ese es el lugar al que me refiero.

—El lugar más puro —respondo.

—Ah. No mucho realmente. Harold tiene los labios apretados sobre cualquier
cosa en ese frente. Dijo que realmente no nos concernía, dado lo obvio; fuimos
diseñados para el infierno.

—¿Has hablado con él desde que aprendiste nueva información? —pregunto.

—Tengo miedo de compartir esa información, ya que aparentemente no son


buenas noticias para la mayoría del infierno. Él nos encontrará si escucha los
susurros.

—¿Y sus almas cuando eran realmente mortales? ¿Antes de la primera visita al
infierno que terminó con un desequilibrio y la locura que siguió? —continúo
distraídamente.

Sus manos vuelven a detenerse en mis hombros.


—No hemos encontrado nada sobre eso todavía. No estoy completamente
seguro de querer saberlo. Cuanto más aprendemos sobre nosotros mismos antes de
ti, menos quiero aprender.

Mi sonrisa tira de una esquina de mi boca.

—Eso fue entonces. Los cuatro de ustedes antes de mí en esta vida parecen
haberlo hecho bien —le digo mientras mi mirada retrocede por las páginas.

Sus manos sobre mis hombros permanecen quietas por un segundo, y las
aprieta una vez más antes de alejarse.

Continúo leyendo y acariciando el cabello de Gage, pero me detengo cuando


Gage adormilado dice:

—No nos estaba yendo bien en absoluto. Acabamos de encontrar formas de


complementar algo que no sabíamos que faltaba.

Aclarando mi garganta, contengo mi sonrisa. Dudo que diga eso si no estuviera


medio dormido.

—Nuestro vínculo no se completó con solo cuatro —agrega antes de


retroceder, como si específicamente se despertara para decir eso.

Gage es definitivamente mi favorito.

Ezekiel se acerca, toma el libro de mi mano y lo miro.

—Alguien viene —me dice en voz baja.

Me vuelvo fantasma de inmediato, poniendo nuestro plan en acción. Bueno, la


parte del plan que me han informado, es decir. Ya no he escuchado a escondidas la
planificación secreta.

Los ojos de Gage se abren, y él mira hacia arriba, confundido mientras su


cabeza cae al sofá después de caer sobre mi regazo fantasma.

Sus ojos se ensanchan cuando siente lo que Ezekiel acaba de hacer, algo que
aparentemente no puedo sentir todavía. Me hace preguntarme si Lucifer no tiene
razón acerca de que necesito pasar algún tiempo en casa hasta que vuelva a estar en
plena forma.

Aunque sentí que Lamar venía esa vez...


Simplemente no sé cómo convencer a los muchachos de que pasen mucho
tiempo en el infierno, ya que todavía están ocultando sus sospechas sobre Lucifer.

Los cuatro se mueven para estar frente a mí, y asomo la cabeza por el brazo de
Kai, justo cuando suena el timbre.

Con un movimiento de mi muñeca, algo en lo que he estado trabajando entre


leer varias piezas de historia familiar en mis diarios, se abre la puerta.

Más y más de los diarios han aparecido durante todo el día. Lamar incluso ha
enviado algunas notas de publicaciones sobre ellos, estimando las edades de los
diarios en función del poder que siente de ellas.

La distracción de mi mente errante me ha hecho perderme el hecho de que tres


hombres hermosos han entrado. Apuesto a que tienen que usar bolsas para perros
sobre sus cabezas cuando están abajo.

—Estamos listos cuando tú lo estés —les dice Gage.

—Se nos indicó que no los llevaríamos a la gala hasta que asistieran los cinco y
usaran sus máscaras de disfraces —dice la escolta más cercana a nosotros.

Maldito diablo está jodiendo conmigo otra vez. Realmente le gustan sus juegos.

Supongo que debería haber sido más específica cuando dije que no mostraría
mi cara.

Materializar cuatro máscaras es una tarea simple desde mi última


actualización, y cuando me vuelvo completa, tengo sus máscaras en mis manos. Mi
máscara ya está puesta, una de plata adornada con adornos de diamantes. Cubre
las tres cuartas partes de mi cara, dejando solo una pequeña esquina de mi boca
revelada.

Mi vestido también es plateado, brillante, ya que se adhiere a mí de todas las


maneras correctas, dando la ilusión de que mi cuerpo es mucho más impresionante
de lo que realmente es. Me voy al infierno ya caliente.

Me río un poco de mi propia broma interna, aunque dudo que los muchachos
estén demasiado impresionados. He notado que sus expectativas son excesivamente
altas.

El vestido esconde mis zapatos, lo que me permite usar calzado menos


glamoroso que es mucho más cómodo debajo de la tela.
He estado usando algo completamente diferente toda la tarde, pensando en
todas las cosas que haría de manera diferente ahora que he tenido tiempo de
diseñar un vestido en mi cabeza.

Cuando paso alrededor de los chicos, extendiendo sus máscaras, escucho un


par de gemidos.

Los tres escoltas se asustan, sus ojos bajan. Kai comienza a hacer algo estúpido
cuando uno de los extraños se lame los labios.

Fingiendo no amar el hecho de que se está volviendo un poco protector, ¿o tal


vez celoso? Le doy a Kai una mirada seca mientras agarro su muñeca.

—He visto cómo se ve su especie en el infierno. Ni siquiera puedes pensar que


me interesaría eso. Soy una persona horrible y superficial, ¿recuerdas?

Los labios de Kai se contraen, su ira se disipa, ya que soy buena al menos eso,
incluso si rara vez se ríen de mis bromas.

La escolta ni siquiera parece molesta por lo que he dicho. O disuadido.


Todavía parece pensar que tiene una oportunidad. Cuatro chicos es más que
suficiente, especialmente porque apenas los he probado todavía.

Es como si todo este desastre se detuviera mientras moría durante un mes y se


reanudara en el segundo en que regresé. De nuevo.

Todos se ponen sus máscaras y yo tomo los colores perfectos que he elegido.
Negro se pasa a Gage. Rojo va a Kai. Blanco es el de Jude, simplemente porque
soy irónica. Ezekiel es de color rosa con corazones y flores porque soy una imbécil
en este momento, y se supone que debe ponerse de mi lado sobre las cosas... pero
no ha estado haciendo eso.

—¿En serio? —me pregunta Ezekiel, pero lo ignoro cuando su máscara se


vuelve dorada, algo que aparentemente está haciendo él.

Supongo que sería difícil tomarlo en serio en rosa, y lo necesito en serio esta
noche. Mi pequeña agresividad pasiva solo tendrá que esperar hasta un momento
más apropiado.

Ignoré intencionadamente a la escolta que todavía me estaba mirando mientras


pasaba el dedo por el brazo de Gage, dejándolo tocar mi trasero como una muestra
de posesividad del hombre de las cavernas o lo que sea. Totalmente sin hacerle
saber cuánto disfruto de la posesividad.

—Escóltennos, ya —arrastra Jude.


Ellos lo hacen.

Bueno, algo así.

Un segundo estoy con los cuatro en nuestra sala de estar, y al siguiente estoy
sola con ese escolta. A simple vista, parece que estamos en el cuarto de un sirviente,
conocimiento fácilmente disponible que no tiene sentido para mí.

No sé si estamos en el infierno o no, ya que se ve igual y no como los guardias


o escoltas mutados habituales.

—Segador nuevo, ¿verdad? —pregunta él.

Ohhh, entonces él me seleccionó intencionalmente. Suspiro.

—Guardián de superficie —corrijo.

—Muy irrespetuosa con los Ancianos, al parecer. Cuando se honra con la


presencia de un escolta, una chica definitivamente debería mostrar más respeto.

Malditos sean mis cuatro psicópatas. Sabían que no era una escolta real. Ellos
saben estas cosas, y saben que yo no. Sin embargo, me dejaron hablar mierda.

No es de extrañar que Kai estuviera tan divertido.

Él vio venir esto.

¿Es así como los Jinetes tratan a la mujer que comparten? ¿Es este realmente el
tipo de romance al que estoy destinada?

Teniendo en cuenta que siento el poder prácticamente sonando a través de mí,


llego a la conclusión de que ciertamente estamos en el infierno.

En el siguiente aliento, el hombre me hizo estrellarme contra la pared, su brazo


subió a mi garganta. Siento poder corriendo suavemente hacia él y hacia mí, pero
no es muy dañino. De hecho, casi parece estar alimentando mi propio poder. Dada
su expresión, no creo que sea el efecto deseado.

—Primero, te mostraré lo que hacen los nuevos cuando están acompañados de


la presencia de un Anciano como escolta, y luego te mostraré lo que sucede cuando
decepcionas —dice en un tono tranquilo y letal.

—No me informaste exactamente que eras un Anciano —señalo.

—Lo sientes, niña. No actúes como si tú no lo hicieras.


Lo único que siento en este momento es bastante molesto con su proximidad y
el hecho de que me está tocando. No estaba bromeando con Lamar cuando le dije
que solo disfruto el toque de mis chicos.

Incluso el toque de Neal no era lo que quería, aunque intenté quererlo. Me


pregunto qué edad tendrá Neal. Espero que le diga a una chica que algún día
posiblemente la quiera, y que tenga que verla literalmente huir.

Hmmm... Me pregunto si alguna vez terminará en el infierno. Podría


atormentar a los muchachos con su presencia, suponiendo que aprendan a confiar
en Lucifer y nos dejen avanzar allí.

—¿Es ilegal matar a un Anciano en el infierno? —le pregunto al tipo cuando se


pone más cerca, trayendo a mi errante mente de regreso al problema actual a la
mano.

Él resopla, y luego me mira como si fuera una completa imbécil.

—Incluso si pudieras manejar lo imposible —dice él, corriendo su pulgar por


mi labio inferior antes de levantar mi máscara y arrojarla—, nunca saldrías viva del
infierno.

Sus ojos recorren mi rostro como si disfrutara lo que ve, ni una onza de miedo
parpadeando en sus facciones. Es tiempo de practicar ser ruda antes de que tenga
que enfrentar al Diablo de nuevo.

—Me han dicho que me gustan las probabilidades imposibles. Te apostaría que
tienes menos de cinco siglos de edad.

Sus ojos se estrechan cuando su mirada sube.

—¿Cómo posiblemente sabrías eso? —me pregunta, sospecha en su tono.

Camino hacia él, un simple acto que lo hace tropezar hacia atrás, mientras yo
ejerzo muy poco esfuerzo. Esa es una buena señal. Con dedos cruzados, con alguna
suerte, esto será pan comido.

—Porque lo sabrías mejor si fueras más viejo —digo antes de que él de repente
se lance fuera de la habitación y se estrelle contra la pared.

¡Yo hice eso! Mentalmente puse el baile de celebración en espera, tratando de


lucir como si ya supiera que iba a ser una ruda al mando.
Él inmediatamente arroja una descarga de poder que no puedo ver, pero que
ciertamente la siento. De hecho, zumba a través de mí, provocando advertencia
mientras hace cosquillas por mi piel.

Cuando me aclaro la garganta de alguna extraña risa por las cosquillas


insistentes, sus ojos se abren en horror. Algo acerca del temor en sus ojos genera
una sensación familiar de dominación y poder.

Una sensación de invencibilidad con un sentido de mando.

Un sentido capaz de sabiduría y entendimiento.

Vamos a llamarlo… mi loca chica interior.

—¿Quién jodidos demonios eres? —lanza él cuando camino, dejando que su


poder ruede fuera de mí, canalizándolo de regreso hacia él en una forma que se
siente instintiva y tan natural.

Sus ojos se tornan rojos cuando se empieza a ahogar de la nada, e inclino mi


cabeza, preguntándome si este era el resultado que esperaba que su poder tuviera
sobre mí.

Si es así, eso es bastante abrupto. Este tipo apenas me conocía. Mi único


crimen es no saber que él es un gran golpe. Las personas del infierno son asesinadas
muy felices realmente rápido.

Se supone que debería haberlo visto venir, con toda honestidad.

Su piel se empieza a crujir, y cenizas llenan los pliegues cuando empieza a


marchitarse ante mis ojos. ¿Es este mi poder o el suyo? No lo sé, pero estoy
alarmantemente fascinada por el proceso.

—¿Quién? —pregunta a través de la tensión, mientras me arrodillo, inmóvil


ante la vista de su muerte, pero todavía fascinada con el simple acto singular en el
que se está muriendo.

Se estrangula en el aire, sus ojos abriéndose cuando el miedo empieza a


introducirlo a una tumba rápida. Este es su poder. Es como si pudiera sentirlo y
saborearlo ahora.

Realmente debería haber guardado su poder para sí mismo.

Sintiendo esa sensación familiar de autoridad rodando a través de mí, como si


mi alrededor estuviera tratando de recordarme quién soy, susurro:
—Yo soy El Apocalipsis.

El nombre no es tan malo cuando aterrorizas a un hombre muriéndose, en vez


de pensar demasiado su significado.

Me alejo antes de que mi mente divague en ese territorio, siguiendo los sonidos
de lo que tiene que ser la fiesta. Entonces es así lo que se siente ser la hija menor de
Lucifer.

Horripilante, oscuro viaje de poder. Lo tengo.

Me vuelvo fantasma y reaparezco con una nueva mascara que todavía cubre la
mayor parte de mi cara y un vestido nuevo, que los otros escoltas, quienes también
pudieron haber sido Ancianos, no reconocerán.

El vestido rojo fluye a mis pies justo como el plateado lo hacía, y la máscara
roja combinará con la de Kai. De hecho, él es al que veo primero, parado en una
esquina y sirviendo una bebida.

No obstante, está usando la máscara negra que pensé para Hambruna en lugar
de la roja que escogí para él.

Noto a Gage cerca de él, usando la máscara blanca. Son como niñas pequeñas
intercambiando ropa.

Sus ojos encuentran los míos sobre el borde de su vaso mientras sorbe su
bebida. Se apoya contra un mantel, mirando la pista de baile como pretendiendo
estar interesado.

Su sonrisa se extiende como si supiera que acabo de matar a un hombre.

De verdad somos personas horribles, sin importar que vida estamos viviendo.

Dos brazos vienen a mi alrededor por atrás en mi camino hacia él, y veo un
destello de cabello negro como la tinta a un lado de mi cara, diciéndome que tiene
que ser Jude.

—¿Te sientes mejor ahora que pudiste matar a alguien? —pregunta mientras
acaricia el costado de mi rostro, besando un lugar justo detrás de mi oreja que
momentáneamente me distrae—. Has estado malhumorada como el infierno hoy.

Resoplo ante el juego de palabras con infierno, pero luego rápidamente enseño
mis rasgos. Es hora de jugar un poco a la difícil para conseguir. Me convierten en
masilla muy fácilmente.
—Soy indiferente a matar. Aparentemente no lo disfruto tanto como tú… a
menos que el piso esté muy caliente bajo mis pies.

Él luce confundido cuando se mueve frente a mí, usando la máscara roja.

—En otras palabras, no me hagas más favores. Matar a un tipo del infierno al
azar no es el engendro del infierno equivalente a estallar un Midol —explico
obedientemente.

Él siempre luce enojado cuando quiere sonreír acerca de algo estúpido que he
dicho. Tomando mi mano en las suyas, me acerca y empieza a bailar conmigo. Su
otra mano me acerca más por la cintura hasta que nuestros cuerpos están al ras uno
con el otro.

Nos movemos en tiempo con la música inquietante tan acorde a la reunión de


la realeza del infierno. Vanamente, me pregunto cuándo demonios aprendí a hacer
este baile. Casi siento como si estuviera engañando a la parte divertida de aprender
estas cosas con esta memoria.

—Esta es la primera vez que has actuado verdaderamente enojada —me dice,
su intriga brillando en sus ojos oscuros—. ¿Qué está pasando?

Mis bromas nunca obtienen mucha reacción. Pero mi enojo siempre parece
divertirlo. Se supone que debería ser justo, ya que su enojo puede divertirme a
veces.

Pero esto es diferente.

—Miles de años de recuerdos simplemente se han ido. Recuerdos de quienes


éramos, cómo llegamos a ser, y lo que una vez compartimos. Un vínculo que dejó
ecos poderosos a través del tiempo… el mundo entero nos envidiaba, incluso
cuando nos temían. Todo eso es simplemente la historia de alguien más ahora. Esa
Paca y esos Jinetes realmente están muertos.

Sus manos suben, deslizándose en mi cabello mientras inclina mi cabeza hacia


atrás y estudia mis ojos, su diversión rápidamente desvaneciéndose.

—Por más que me detengo en ello, más enojada me pongo, incluso si no estoy
demostrando ira —confieso—. Estoy enojada porque me siento como dos personas
en lugar de una sola. Estoy enojada porque me han robado mis recuerdos. Estoy
enojada porque ustedes cuatro se encontraron siglos antes de encontrarme. Estoy
enojada porque ya no me amas. Estoy enojada porque no estamos todos juntos y
formando un vínculo juntos de la manera que sucedió la última vez, cuando era tan
importante para el vínculo en vez de una simple adición. Estoy más enojada con el
pequeño reloj sonando en mi cabeza como si me estuviera diciendo que hay un
temporizador en nosotros. Estoy enojada con mi padre, justo como Richard Gere en
Pretty Woman. Ese hombre convirtió a una prostituta en una mujer clásica en un
vestido de coctel.

Él se muerde el puño, probablemente para evitar hacer cualquier comentario y


reconociendo la última parte de esa evaluación bien redondeada. Sonrío, porque es
difícil para mí mantenerme tan seria cuando él me está tomando tan en serio.
Extrañamente parece que me está dando dolor de cabeza.

Uno solo puede asumir que El Apocalipsis debería tener cuidado con los
dolores de cabeza. Ya sabes, en caso de accidentalmente ir kaboom o algo. Dudo
que un “Ups, mi error”, podría remediar por accidentalmente destruir todo.

Alguien realmente necesita explicar.

—Me mentiste hoy. Ezekiel me mintió a la cara, y todos ustedes mintieron al


esconder sus sospechas y teorías secretas y apartarlas de mí todo el día, incluso
compartí todas las mías contigo.

Sus ojos se abren brevemente antes de estrecharlos.

—Tú no me tratas como uno de los tuyos. Me tratas como…

Él se inclina, su rápido movimiento provocando que mis palabras se corten


cuando aspiro aire con sorpresa. Sus manos me agarran con fuerza, y arrastra sus
labios de mi garganta a mi oreja.

Después de pellizcar el lóbulo de mi oreja, él susurra:

—Tú fuiste detrás de Lucifer y nos enviaste lejos…

—Esa parte de enviarlos lejos fue un accidente. —Siento la necesidad de


defenderme, insegura de porqué incluso está trayendo esto a colación cuando
estamos discutiendo algo completamente diferente.

—Fuiste detrás de él y nos dejaste fuera de la decisión —continua, las palabras


tan bajas que apenas las escucho.

Y entonces lo entiendo.

No es tanto lo mucho que dice sino la manera en la que lo dice.

Como si él estuviera intentando decirme esto todo este tiempo, y siente como si
finalmente lo escucho, él añade:
—No puedes esperar que te tratemos como una de nosotros hasta que tú nos
trates como uno de nosotros. No estamos peleando más con esto, Paca. Tú
simplemente no te das cuenta de que eres la que está peleando contra nosotros.

Me alejo, dejando que sus labios rocen los míos mientras sus ojos encuentran
los míos de nuevo.

—Ustedes toman decisiones juntos —declaro como si finalmente estuviera


captando y sintiéndome estúpida por no darme cuenta que en realidad debí haber
lastimado sus sentimientos por un cambio.

O asustar la santa mierda de ellos, dado el hecho de que acabé de regresar de la


muerte. En retrospectiva, supongo que fue más insensible de lo que doy crédito.

—Nosotros tomamos decisiones juntos —repite—. Tú tomaste las tuyas por ti


misma. Y fue una decisión que necesitó de mucha planificación y deliberación de la
que no te tomaste el tiempo para contar.

Él se muerde el labio inferior en una forma que es sexy y castigadora al mismo


tiempo antes de alejarse. Como si hubiese sido entregada al siguiente Jinete por la
noche, Kai entra, jalándome contra su cuerpo. Todavía no he terminado con Jude,
maldición.

—Ese vestido es mucho mejor que el plateado. Pero el rojo es el color favorito
de Jude. No el mío. El mío es el negro —responde.

—Estoy perfectamente consciente de sus colores favoritos. Rosado fue


simplemente para joder con Ezekiel. Pero ahora Jude fue y me hizo sentir como
una imbécil que merece la máscara rosada —me quejo.

—El rosado es menos que un castigo para una chica femenina. —Él decide
bromear, casi como si escuchara mi conversación con Jude y no necesita
preguntar por qué.

—Considerando lo obvio, creo que el rosa luciría tonto en mí también. Pero el


púrpura podría funcionar —digo, tocándome la barbilla como si pretendiera ser mi
yo normal.

Los ojos de Ezekiel encuentran los míos desde el otro lado de la habitación, y
miro directamente a él… donde Hera está merodeando.

Me congelo, habiendo temporalmente olvidado que tengo hermanos sicóticos


quienes han matado, follado, y robado mis harenes en el pasado. Técnicamente, los
chicos no son realmente mi harem; ellos… sostienen piezas irrecuperables de mí
misma.
Ellos me pertenecen. No de la otra manera.

Hera se mueve más cerca suyo, y él mantiene sus ojos en mí, nunca mirándola
a ella, casi como si supiera que perdería mi mierda si alguna interacción sucede
entre ellos dos.

Cortaría a mi hermana antinaturalmente preciosa quien realmente necesita


algunas imperfecciones en ese rostro sin defectos suyo.

Hablar con chicas está bien. No estoy así de loca. Pero no Hera. No tengo los
recuerdos de lo fácil que ella me robó a mis hombres, pero si tengo los sentimientos
de puro temor y envidia desenfrenada bombeando a través de mis venas.

Es como si recordara sin los recuerdos acerca de lo que ella es capaz.

Los ojos de ella lo siguen mientras una oscura, y torcida sonrisa ilumina sus
facciones, y cuando sus ojos se encuentran con los míos, un escalofrío real se forma
en la punta de mis entrañas.

El agarre de Kai me aprieta, y Hera da un paso más cerca de Ezekiel, como si


deliberadamente tratara de provocarme.

Otro paso.

Y otro.

Ahora se siente como si Kai se está preparando para detenerme.

—No lo hagas, comoara trădătoare —dice Kai cerca de mi oreja, su voz apenas
un susurro.

En el siguiente instante, de repente soy un fantasma y me estoy deslizando para


estar frente a Hera, aunque ella no tiene ni idea de lo que he hecho. Sus cejas se
fruncen mientras mira a su alrededor como si estuviera tratando de ver a donde
desaparecí, no teniendo en cuenta que ahora estoy entre ella y Ezekiel.

Ezekiel resopla y luego tose para cubrir el sonido, antes de alejarse mientras
Hera está distraída.

—No podría haber sido ella. —Hera parece susurrarse a sí misma, y por un
segundo, ella casi sonó triste.

Lo cual es algo confuso, ya que hace cinco segundos parecía como si estuviera
tratando de provocarme.
—El infierno es seriamente frustrante —murmuro para mí misma.

En general, la fiesta es bastante abrumadora, incluso sin las payasadas confusas


de Hera. Es como si mi cabeza estuviera haciendo todo lo que puede para archivar
cada pedazo de información y ver si recuerdo algo.

Pero ningún recuerdo sale a la superficie. Ninguna piedra se mueve sobre mi


mente para estimular alguna clase de dirección intuitiva para seguir.

Solo el poder proviene de volver a visitar una casa que no puedo recordar, y es
tan frustrante como la última vez que estuve aquí abajo.

Todavía fantasma, camino por el piso, notando a los Gemelos Gemini


descansando. Hombres y mujeres están cernidos en ellos, sus lenguas
desapareciendo en varias bocas.

Caín y Lilith están hablando en la esquina, lo cual es diferente a lo que


esperada, ya que Caín y Hera se supone que sean compañeros de equipo. ¿Qué
tanto cambió desde esos diarios que había estado leyendo?

Manella siempre fue mi defensor y hermano amigo, algo que sé por Lamar y
los diarios. Sin embargo, no lo veo por ningún lado, y tampoco veo a Lamar.

El Diablo también falta en asistencia.

Eso ciertamente atrae mucha de mi atención en este momento.

Justo cuando empiezo a salir de la habitación, sintiendo casi el mareo con todo
lo incierto rodeándome, odiando el hecho de que fuimos convocados por el bien de
los juegos de Lucifer, Gage da un paso en mi camino.

Sin mirarme, susurra:

—Cálmate. Sacaré tu mente de las cosas si necesitas que lo haga.

Oh, la tentación de fingir que algo no me está royendo es casi tangible. Pero
algo anda mal.

—Te hablaré de eso más tarde —le digo mientras lo paso, sintiendo esos
cosquilleos bendecidos que alivian parte del temor dentro de mí.

Él maldice e intenta seguirme, pero me transporto a un lugar que me resulta


familiar, y luego me doy vuelta para poder navegar por los pasillos.
Echando un vistazo y asegurándome de estar sola, me muevo por esos pasillos
hasta que encuentro las pinturas. Mis ojos escanean las paredes hasta que veo mi
cuadro de Cleopatra colgando allí, el viejo yo rodeada por mis cuatro hombres de
esa época.

Mis ojos miran la pintura al lado de la mía, y son los gemelos. Uno tiene un
uniforme británico de “capa roja”, y uno tiene un kilt escoces. Ambos están
manchados con grandes cantidades de sangre y sonríen como sádicos impenitentes.

Primera guerra de la independencia escocesa.

No hay nombres famosos.

Solo mucha guerra sangrienta para los gemelos mientras trabajaban detrás de escena
para agitar las disputas.

Confundida, miro a mi alrededor, preguntándome por qué siempre se oponen


entre sí en las pinturas en las que están.

En cambio, mis ojos se posan en una imagen de Lilith con el cabello oscuro,
sonriendo perversamente mientras agarra un hacha ensangrentada, a pesar de que
lleva un vestido básico y apropiado.

Lizzie Borden.

Bajas — menores

Impacto histórico: apenas el legendario.

Doy un giro exagerado de mis ojos después de leer esa última línea.

Estoy empezando a pensar que subtitulan estas imágenes ellos mismos, porque
puedes escuchar la vanidad y la importancia personal que se desprenden de los
insípidos matices.

Justo cuando encuentro otra imagen mía con un vestido regio y leo la placa que
indica que una vez más fui una reina muy memorable, que convenientemente
nunca se casó, un escalofrío se desliza por mi columna vertebral.

Ni siquiera tengo que mirar para saber que el Diablo me acaba de ubicar en su
Salón de la Fama de los Enfermos del que exigí ser parte. No estoy segura de por
qué pensé que podría salir en público.
—Tus vidas mortales no siempre impactaron el mundo —dice Lucifer
conversacionalmente, como si fuéramos amigos rápidos ahora que lo he vencido en
una lucha con espadas.

Ganadora o no, todavía encontró una manera de tenerme aquí de vuelta y


posiblemente amenazar mi existencia desde arriba.

Existe la manipulación del Diablo que esperaba desde el principio. Nunca tuve
una oportunidad. Sin embargo, ahora empiezo a preguntarme si tiene razón.

Sin mirarlo, miro la siguiente imagen mía. Mis labios se contraen cuando veo a
la duquesa sobre la que he leído. Ciertamente no tuvimos un impacto histórico en
esa vida porque estábamos demasiado ocupados siendo desviados sexuales.

—Es un equilibrio difícil de mantener, y ha sido nuestro el manejarlo durante


una gran cantidad de tiempo, ya que el mundo siempre tiene un toque más
malvado que puro —continúa.

Paso a la siguiente imagen, fingiendo estar cómoda con su presencia. Me


detengo cuando veo la imagen vikinga, todos nosotros ridículamente groseros, y
obscenos, para la pose.

Mis dedos trazan la imagen de los cuatro, deseando conocerlos tan bien ahora
como lo hacía en ese entonces. Cuando tenía toda la fe en el mundo, los encontraba
en cualquier vida.

—El mundo olvida la religión, la cultura y otras cosas que les parecen prosaicas
u obsoletas. La moral se tuerce en aras de la ganancia personal. Con la progresión y
la innovación vienen las actitudes desdeñosas de una mayor autoridad —
continúa—. Debes inspirar a alguien para que se arrodille, se arrepienta y se
esfuerce por ser la mejor persona que pueda ser. Porque el mal existe en toda la
humanidad —dice Lucifer.

Se queda al final del pasillo, dándome suficiente espacio para acomodarme con
una falsa sensación de seguridad. Realmente es bueno para hacer que parezca que
el infierno le está haciendo al mundo un gran sentido del deber...

—Entonces mis hijos hacen apariciones en el mundo, crean un escándalo


sangriento o una guerra que enciende el miedo. El miedo asegura la oración. Como
mortales, no tienen influencia oscura mística, incluso sin equilibrio. Usan sus
mentes en lugar de sus poderes, y crean un efecto mariposa que resulta en labios
arrepentidos, lágrimas sinceras en oración y obligan a un hombre, o mujer, a
enfrentar su mortalidad. No fueron diseñados para ser los héroes. Ustedes son los
verdaderos antihéroes. Siempre estaban destinados a ser los villanos que crean un
camino para que esos héroes puros y justos emerjan y hagan hazañas que solo la
oración y la fe podrían haber producido, creando ese equilibrio.

Mis ojos se posan en una pintura de la Guerra Revolucionaria Americana que


involucra a los gemelos una vez más, siempre en lados opuestos de una pelea.

—Los gemelos siempre terminan peleándose entre sí. Se emocionan con eso,
por lo que se prepararon a propósito para poder reírse de eso más tarde cuando
regresen a casa —explica Lucifer—. Por lo general, se matan entre sí mientras son
mortales.

—Encantadores hijos que tienes —afirmo secamente—. Debes estar muy


orgulloso.

—De hecho —dice en serio, aparentemente sin captar el sarcasmo irónico... o


simplemente pasándolo por alto.

Se acerca un paso más y yo me tenso, a pesar de que permanece lo


suficientemente lejos. Hace una pausa frente a una imagen y finge interés en ella.
Lo veo todo desde mi vista periférica.

—Observamos a los humanos. Vemos su pasado, presente y su futuro.


Sabemos lo que sucede cuando no intervenimos. Sabemos lo que sucede si
alteramos un momento de la historia. Y lo hacemos con guerra, con miedo y con
derramamiento de sangre. Es nuestra parte del equilibrio necesario para evitar que
el mundo humano explote —continúa—. Ciertamente quiero torturar sus almas por
toda la eternidad, pero no quiero que el mundo llegue a su fin. Es necesario que
haya un equilibrio.

—Qué amable y noble de tu parte —bromeo, sonriendo como la listilla que soy.

Mis ojos revolotean sobre una bandera hecha jirones en el suelo en la pintura
que está surcada de sangre y vidas perdidas en aras de preservar el equilibrio.

—Si las personas realmente quisieran una utopía, podrían crearla. En cambio,
dan paso a sus impulsos más bajos e instintos primarios: juegan demasiado lejos en
el lado oscuro, alterando su equilibrio personal y la capacidad de producir actos
desinteresados y puros. La ropa es más sofisticada, y sus palabras son más
refinadas, pero el mal todavía descansa en el corazón de cada hombre. No es
nuestro deber salvarlos. Simplemente exigimos un equilibrio para garantizar su
existencia.

Ahora solo me está dando un argumento de venta.


Finalmente, me giro para mirarlo, y él se gira como yo, sus labios se contraen
cuando ve la expresión aburrida en mi rostro.

—Lo entiendo. Somos malvados. A veces hacemos cosas malas. No es


necesario que me lo vendas.

Él permanece levemente divertido, si sus expresiones indican su estado de


ánimo.

—O has recordado algo, o tontamente confías en mí incluso sin tus recuerdos


—dice cuando nuestros ojos se enganchan.

—Creo que soy una tonta por estar sola en la casa del Diablo y dejar que mis
chicos se las arreglen solos en una habitación llena de hermanos impredecibles,
pero algo sobre este lugar genera una confianza familiar que no debería sentir. Sin
embargo... algo está mal. Simplemente no sé qué.

Él asiente lentamente, como si estuviera considerando eso.

—Tus hermanos no son una amenaza. Te diría que confíes en mí, pero incluso
yo sé lo ridículo que suena que el Diablo pida su confianza —me dice, con tono
irónico de diversión.

Este momento se siente terriblemente familiar, como si hubiéramos tenido esta


conversación antes. Y puedo ver en sus ojos que está esperando que el
reconocimiento brille.

Hay casi una tristeza en su mirada cuando no reviso el recuerdo que él acaba
de provocar.

—Dime hija querida, ¿por qué estás delante de mí con muy poco humor y sin
comentarios divertidos este día? —pregunta con franqueza.

Le arqueo una ceja.

—He oído que las situaciones graves requieren mi propia seriedad personal.
Estoy aquí para obtener respuestas, y no me iré sin ellas esta vez.

—¿Y qué piensan tus muchachos de esto? —reflexiona el Diablo.

—Creen que eres el responsable, pero me lo ocultan porque no confían en mí


para no actuar irracionalmente. Soy una persona lógica, de acuerdo con todo lo que
he leído, entonces, ¿por qué estoy actuando precipitadamente? Mis recuerdos se
han ido, pero mi mente está tratando de decirme algo. Simplemente no sé qué, y
perdóname si hablo en serio por un momento porque estoy harta de los juegos que
me encuentro jugando para tu diversión.

Se frota la mandíbula por un momento como si estuviera frustrado, mientras un


pequeño latido late en mi sien.

—Te faltan cuatro piezas importantes de ti misma porque elegiste salvarlos a


ellos. Parecen estar guardados, pero no puedes recuperar las piezas sin tu memoria
de cómo hacerlo. Qué desafortunado que nunca compartiste esa información
conmigo.

—Supongo que eso significa que no confié en ti con esa información —afirmo
con una sonrisa, como si lo hubiera obligado a resbalar.

No son las piezas que faltan lo que está causando esta sensación de goteo
desconocido de temor. Hay un soplo de urgencia en mi espalda, como si sintiera
que se acerca algo pero no sé en qué dirección prepararme.

—Por supuesto no. Hubiera recuperado tus piezas perdidas de inmediato. Al


diablo con ellos. No tienes idea de lo tonto que fue eso —dice, su mandíbula se
mueve momentáneamente mientras parece luchar para mantener su temperamento
bajo control.

—A mí me ata si lo quieren o no, ¿no? —pregunto tan rápido que parece que
simplemente he estado esperando una apertura.

Es una cosa extraña, sorprender al Diablo, claro. Cada vez que yo o los chicos
causamos sorpresa al ver sus rasgos, por breves que sean, es un poco
desconcertante.

Nada debería sorprender a un hombre malvado que ha observado el mundo


durante tanto tiempo.

—Oh, mi patética pequeña, te horrorizarías si te escucharas a ti misma en este


momento —dice Lucifer mientras trabaja visiblemente para contener una sonrisa—.
Querida hija, ¿estás luchando con tu conciencia? Sabes que no tienes uno, ¿verdad?

Estrecho mis ojos hacia él. Cada vez que parece burlarse de mí, es como si me
convirtiera en una especie de rebelde adolescente. Me avergonzaré más tarde.

—Simplemente no me gusta sentirme como la intrusa que tiene que obligar a


los hombres a quererla. Quiero saber que serán míos independientemente de las
piezas que se eliminen. Porque no, no tengo idea de cómo recuperar esas piezas.
Incluso si supiera cómo, estoy segura de que lo puse en una de esas fórmulas que
creé con mi propio idioma, y eso realmente no me sirve para nada.
Borra su sonrisa y se aclara la garganta.

—Los chicos todavía estarían en el corazón negro del infierno todos estos miles
de años después si no los hubieras salvado. Si estuvieran aquí para escuchar esto,
como los hombres con todos sus recuerdos...

—Considéralos completamente diferentes —lo interrumpo, y luego tengo un


sutil momento de pánico cuando me doy cuenta de que he interrumpido al maldito
Diablo.

Como ya lo hice, sigo adelante, especialmente porque parece que me está


tomando un poco más en serio.

—Me escribí notas para contarme sobre los muchachos. Como si hubiera
previsto esto. ¿Qué pasaría si descubriera una manera de mejorar su existencia y me
olvidara de que tal vez no sea tan importante para ellos como esto? —pregunto,
sintiéndome un poco... incómoda.

Pero trato de no hacerlo incómodo.

—Pero sigues siendo tan importante para ellos, Paca —dice con una sonrisa—.
Ha pasado mucho tiempo desde que tuve que hablar de chicos con mi hija menor.
Tengo que decir... me está poniendo bastante nostálgico.

Ahí va... haciéndolo incómodo.

—Te das cuenta de que acabas de bailar alrededor de mi pregunta —le digo con
un suspiro.

—Ellos tienen pesadillas, ¿no? —pregunta, haciendo que me ponga rígida


mientras lo miro.

—Si no tienen recuerdos, estarían plagados de pesadillas como equilibrio —


dice como si estuviera explicando—. Pero para crear teorías sobre lo que puede
haber sucedido o no, debes saber cómo moriste. Más importante aún, necesita saber
cuándo moriste.

Mis ojos encuentran los suyos y se quedan allí expectantes, preguntándome por
qué no me ha dicho si no está involucrado de ninguna manera. ¿Por qué detenerse?

—¿Bien? —le pregunto, tratando de no sonar demasiado desesperada por la


respuesta y darle al Diablo el poder de apalancamiento—. Salta al cómo, ya que sé
cuándo. Sé que han pasado quinientos años.
—La parte de cómo tomará algo de explicación, y confía en mí, tendremos esa
conversación muy pronto. Es una de las razones por las que te convoqué esta
noche.

Mi corazón late con fuerza en mi pecho cuando él comienza a acercarse a mí, y


hago un esfuerzo consciente por permanecer arraigada en mi lugar. El objetivo es
no parecer asustada, pero siento que la amenaza se le escapa a medida que se
acerca, y mi resolución vacila no menos de cuatro veces en menos de cinco
segundos.

Él es la única persona cuya presencia he sentido, aparte de mis hermanos y


Lamar. Me pregunto si es porque soy demasiado poderosa para sentir a los
menores, como los escoltas o los ancianos, que no son muy mayores, si me
preguntas. Quinientos años no es tanto tiempo, en el gran esquema de las cosas, y
él claramente no tenía idea de quién era yo hasta que me volví todo una niña
psicópata y le dije mi nombre rudo.

Pero si soy tan poderosa, ¿por qué habría rebeliones? Nunca tendrían una
oportunidad. La división en el poder es inconquistable.

Lucifer se detiene a solo unos quince centímetros delante de mí cuando mi


divagación interna se detiene bruscamente, y me sobresalto cuando levanta las
manos. Se mueve tan rápido que ni siquiera mido su próximo movimiento hasta
que retrocede con mi máscara en sus manos.

Sus ojos casi parecen suavizarse cuando pasa su mirada por mi cara.

—Los chicos solo llevan muertos trescientos cincuenta años —dice con el ceño
fruncido—. Aunque, técnicamente, no estuvieron muertos por mucho tiempo, ya
que han existido siglos desde entonces.

—Quinientos años. Han estado desaparecidos tanto tiempo como yo —


argumento.

Él asiente lentamente.

—En el momento en que te mataron, lo perdieron, incapaces de funcionar sin


ti. La locura comenzó. Ellos casi destruyeron el mundo con un solo día de caos
desenfrenado y grave. Los ecos de las plagas de Malek todavía van y vienen, y se
han formado semillas de sabiduría y medicina en las mentes de los hombres justos
para contrarrestarlas.

Estiro mi mano y toco mi corazón cuando me duele, y vagamente pienso en la


destrucción que causaron recientemente. Ni siquiera les gustaba particularmente
esta vez cuando morí. Aun así, lloraron y destrozaron la casa que sé que aman, por
cualquier razón.

Solo puedo imaginarme a los cuatro enamorados de mí cuando morí. Siglos y


siglos de vinculación entre sí...

Podría haberlos devastado, especialmente porque yo era su salvadora en ese


entonces.

—Nos tomó a todos mis herederos y a mí mismo llevarlos hasta el fondo y


encerrarlos. Los gemelos construyeron un área entera en el purgatorio para
encerrarlos, solo tratando de mantenerlos con vida el tiempo suficiente como para
encontrar una manera de traerte de regreso, sin volver a ponerlos en el Corazón
Negro del Infierno.

—¿Cómo murieron? —pregunto con un susurro rasposo.

Él deja que mi máscara caiga al suelo.

—Manella violó la ley y los recicló como consuelo, y se asumió que habían
dejado de existir, junto con sus poderes, cuando no volvieron a la garganta. Nunca
le dijo a Lamar. Dejó que Lamar esperara que fuera posible, dándole ese regalo
aunque nunca lo creyó realmente.

Deja escapar un suspiro mientras yo permanezco en silencio por una vez, solo
escuchando.

—Pero Manella, como todos nosotros, creía que realmente te habíamos


perdido. No quería que sufrieran más. Pero claramente algo sucedió después de que
fueron reciclados, porque son un desequilibrio equilibrado que no tiene sentido
fuera de ti.

—Me tenías hasta esa última parte, y ahora estoy confundida —me quejo.

Sus ojos se endurecen. Ligeramente aterrador también.

—Estoy diciendo que, sin un equilibrador magistral, no hay forma de que


existan. No sé cómo, pero les salvaste la vida incluso después de haber estado
muerta durante más de un siglo. Dime, Paca, ¿realmente no hay recuerdos?

—No estaría parada aquí escuchándote divagar sin cesar sobre cosas que no he
preguntado si tuviera otra forma de recopilar información —señalo—. Es
insoportablemente tedioso.

Sus labios se contraen con el comienzo de una sonrisa.


—Muy bien. Creo que es hora de que te digamos lo que sabemos. Pero
primero, es hora de una reunión familiar.

Mi respiración se acelera cuando de repente siento que he pasado rápidamente


por un tornado. El aire se queda quieto en un pasillo que nunca antes había visto, al
menos no en el pasado memorable.

¿Cómo diablos llegamos aquí?

Los nudos se tensan en mi estómago, y de repente aparece una puerta roja en


un tramo de pared que antes no tenía puerta. No estoy segura de si estoy
aterrorizada o estúpidamente emocionada de que esto esté a punto de suceder, pero
sé que desearía que los muchachos estuvieran aquí ahora.

Realmente echo un vistazo alrededor, preguntándome si puedo encontrarlos.


Lucifer no se pierde nada de lo que hago. Se siente como si me estuviera leyendo
constantemente.

—No deberías pasar tanto tiempo lejos de ellos. Eres más fuerte con ellos —me
dice Lucifer mientras caminamos como si fuera el verdugo que me lleva a la horca.

La emoción se ha ido definitivamente, y el temor continúa desplegándose. No


tengo idea si incluso tengo tanto poder como solía tener, cuando era El Apocalipsis.

—No estoy haciendo esto —le digo mientras me detengo—. Nunca estuve de
acuerdo con esto. Me forzaste la mano, y luego haces pequeños chistes que no
recuerdo acerca de confiar en el Diablo —añado, volviéndome hacia él,
deteniéndome lejos de esa puerta roja.

Sus cejas se alzan y me pregunto si casi lo he sorprendido, o si simplemente me


está molestando.

—Gané ese combate de espadas, y luego te das la vuelta y tratas de


manipularme como dijiste que no lo harías por alguien que podría hacer de tu vida
un infierno.

—Al estar ausente —suelta—, me estás haciendo la vida miserable, no un


infierno. Prefiero no usar infierno como si fuera una palabra sucia, ya que es el
nombre de la casa a la que estoy tratando de traerte de vuelta, Paca.

Supongo que usar infierno como un término despectivo podría considerarse


ofensivo para el Diablo...

Estos son los nuevos días jodidos de mi vida.


Era mucho más simple cuando solo era una chica fantasma solitaria,
desvergonzada y pervertida.

—De todos modos, todavía me manipulaste, y algo me dice que ni siquiera la


antigua yo simplemente se hubiera acostado y tomado esto —continúo—. Creo que
me iré ahora.

—Harás una aparición, aunque solo sea para evitar a los malditos rebeldes.

—Como si los rebeldes realmente representan una amenaza —digo con una
risa sin humor—. Maté a un Anciano esta noche con muy poco esfuerzo. Podrías
cortar la mitad del infierno tú mismo. Fácilmente.

—¿Mataste a un Anciano esta noche? —pregunta incrédulo, su expresión casi


me hace reír.

Solo pensé que sabía cuál era la cara de sorpresa de Lucifer hasta este
momento, porque esta expresión distorsionada es menos inquietante y mucho más
cómica.

—Quería ponerme en mi lugar, ya que solo soy un guardián de superficie de


categoría baja —explico.

Su boca forma una O, y esa extraña sensación de familiaridad se extiende por


mí otra vez. Acabo de decir que maté a un Anciano del infierno al Diablo, y nunca
lo pensé dos veces...

Se siente como un momento de unión padre/hija.

¿Por qué comencé a sonar orgullosa cuando las palabras simplemente salieron?

Problemas de chica del infierno.

Sus ojos casi se suavizan, como si se diera cuenta de por qué dejé de hablar.

Resopla, murmurando algo que me perdí, incluso con mi aguda audición.

Justo cuando abro la boca para hablar, veo su ceño fruncido mientras retrocede
un paso. Cuando su mandíbula dice que está escuchando una conversación que ni
siquiera yo puedo escuchar, me pregunto cuánto mejor será su audición. Y me
molesta un poco que sea mejor que la mía, si soy inmaduramente honesta.

—Felicidades, Paca —dice mientras me mira—. Puedes permanecer en secreto


por al menos otro día.
Ni siquiera tengo la oportunidad de celebrar mi pequeña victoria, porque de
repente estoy tropezando en la sala de estar de nuestra casa en la superficie.

Como si fuera una señal, los cuatro chicos están abruptamente en la habitación
conmigo, pero ni siquiera me miran por un segundo completo antes de salir de la
sala de estar.

Nadie me hace preguntas, lo que claramente no es lo que esperaba. Tenemos


un sistema: hago algo que les cabrea a los cuatro, despotrican y hacen mimos
retorciéndome el cuello, y... ahora podemos tener sexo enojado. Está sobre la mesa,
¿verdad?

Hemos asumido innumerables veces que disfruto de una pequeña persecución.

Ellos disfrutan de una también.

Tal vez necesito ser mejor al perseguir un poco menos.

Soltando un suspiro, llego a la habitación de Ezekiel, esperando que esté de un


humor razonable. Por extraño que parezca, se supone que tengo más en común con
la Guerra.

Supongo que eso debería decir algo sobre mi personalidad.

Por otra parte, mi nombre debería hacerlo obvio, así que no sé por qué estoy
divagando y mirando fijamente a Ezekiel mientras se desnuda delante de su cama.

—Entiendo que están todos enojados, y entiendo por qué…

—Todos vamos a dormir esta noche, en nuestras propias habitaciones. Sin


discutir ni hablar. Mañana puedes contarnos lo que aprendiste —dice
desdeñosamente.

Su trasero desnudo se flexiona mientras conecta su teléfono al cargador, luego


se acerca a su tocador y comienza a ponerse un bóxer.

—Mira, yo tampoco quiero discutir. Pero hablé con…

—Mañana —suelta, finalmente mirándome—. Créeme. Esta noche no.

—No puedo creer que hayamos visitado el infierno, donde el Diablo y yo


mantuvimos una conversación privada, y ni siquiera quieres los detalles. Podría ser
importante.

Él resopla burlonamente.
—El diablo está en los detalles —agregué con mi voz súper ominosa.

Ni siquiera tiene un atisbo de diversión. Público difícil esta noche.

—Lo que no entiendes es el hecho de que el diablo juega juegos. Siempre. Está
ejecutando un juego con cada persona con la que entra en contacto, porque es la
única forma en que puede interactuar con las personas después de ser un
participante importante en el infierno durante tanto tiempo. Es lo mismo para todos
los herederos, incluido Manella. Es cómo nos mantuvimos fuera de las malditas
pruebas durante tanto tiempo, un puto juego. Está empezando a sentir que también
estás jugando tus propios juegos.

—Un juego que ellos, Lamar y Manella, pensaron que estaba jugando —digo
en voz baja, saltando ese último descubrimiento, ya que sé que está enojado y dice
cosas que no quiere decir—. Y fue porque Manella le estaba dando esperanza a
Lamar. Lo ama y Lamar me extrañaba.

Ezekiel vuelve a resoplar.

—Realmente no importa. Todos están jugando un tipo de juego, y estamos


siglos atrás de los movimientos que ya han hecho, y ni siquiera sabemos por qué.

Sus ojos se giran para encontrarse con los míos antes de continuar su diatriba.

—Entonces te niegas a quedarte con nosotros, y nos preguntamos si tal vez no


se supone que este vínculo realmente suceda por segunda vez —agrega, con la
mandíbula apretada—. Pero luego pienso en lo que pasamos cuando moriste, y me
doy cuenta de que ya es demasiado tarde. Es tan malo como cuando pasamos
demasiado tiempo sin estar juntos. Y…

—Espera, ¿te vuelves loco sin los chicos? —pregunto, saltando.

Me recuerda algo que Lake dijo antes de que me apuñalara. Estaba claramente
más distraída por el hecho de que ella era una chica con la que habían dormido
antes, y ese pequeño bocado de información se escapó por las grietas después de
que morí y todo.

—Nos duele después de haber estado separados por mucho tiempo. Tensa
nuestro vínculo. Es por eso que nuestras habitaciones están alineadas. Queríamos
nuestros propios espacios dentro de la casa, pero queríamos estar cerca cuando
dormíamos.

—Entonces, nuestro vínculo ya ha comenzado, e independientemente de por


qué están atrapados conmigo, el punto es que están atrapados conmigo. ¿Cierto? —
pregunto, haciendo que sus ojos se estrechen mientras siento alivio llenándome.
Caramba, este dilema moral no debería agobiar a una chica sin conciencia ni
culpa. Aparentemente, ese registro de compasión de pureza es más alto que el
sugerido por los diarios, porque es la única razón por la que lógicamente puedo
suponer que fue el catalizador detrás de dicho dilema moral.

Lo bueno es que ya terminó. Es totalmente una carga de mi mente.

—Solías ser tú quien nos necesitaba —dice como si me estuviera acusando de


algo.

—Necesito que sus vínculos sean fuertes para que yo esté fuerte, así que no me
vuelvo loca. Y ciertamente todavía los necesito, en caso de que hayas olvidado todo
ese asunto de quemar la tierra a mi alrededor, que sucedió después de que ustedes
cuatro me enterraran groseramente en un cementerio tan lejos de la casa, en lugar
de dejar que me quedara con mi habitación.

Desde el enojo melancólico hasta la incredulidad desconcertada, él dice:

—Estabas muerta.

—No esto de nuevo. —Suspiré mientras me pellizcaba el puente de la nariz y


sacudía la cabeza.

Él hace un sonido de la misma exasperación que estoy experimentando, como


si yo fuera la exasperante.

—¿Cuáles son las posibilidades de que la mujer que es para nosotros, sin
importar la maldita vida en la que estemos, es la persona más irritante que he
conocido? —pregunta, dejándome sin saber si es una pregunta retórica o si
realmente espera que yo haga los cálculos.

—¿Cuáles son las posibilidades de que tenga cuatro tipos que solo pueden tener
sexo libre conmigo, y estoy constantemente lidiando con bloqueadores de tacos2? —
respondo, dejándolo con la misma debacle de decidir hacer los cálculos o presumir
que la pregunta es retórica.

—¿Bloqueadores de tacos? —Gime.

—¿Represor de castores3? —corrijo.

Parpadea hacia mí.

2
Bloqueadores de Tacos: original Taco Blocko, cuando una mujer es impedida de tener sexo por
otra persona. Versión femenina de Cock Block. Intraducible.
3
Represor de Castores: original: Beaver dammed, cuando una mujer es impedida de tener sexo por
otra persona. Versión femenina de Cock Block. Intraducible.
—¿Matador de coños4? —sugiero cuando los otros dos parecen confundirlo.

Solo me mira cuando se da cuenta de que podría hacer esto todo el día.

—Almeja cerrada5… —Dejo que las palabras se apaguen y decido parar


cuando él comienza a verse un poco asesino.

Cierra los ojos y exhala como si estuviera mediando, sus músculos se tensan
visiblemente como si quisiera ser violento. Soy la chica estúpida que se sienta en su
cama, sin miedo.

—Jude tiene razón, y rara vez digo eso. Es imposible tener una conversación
real contigo —gruñe mientras sale de... su habitación.

—Mis habilidades sociales son terribles porque solo me tuve a mí para discutir
por más de cinco años —grito detrás de él, recordándole que soy Casper, el
pequeño fantasma solitario y triste, o al menos lo era por la gran mayoría de mi
recordada existencia.

Hace una pausa cuando se da vuelta y mira por encima del hombro, y exhalo
mi propia respiración molesta mientras me acerco y me preparo para sonar patética
por el bien de una explicación.

—Hay un período de ajuste, Ezekiel. Pasé todos esos años mirando,


escuchando y hablando. Ninguno de ustedes sabía que existía, por lo que nunca me
pagaron la cortesía y escucharon mi opinión —empiezo, apoyándome a su lado y
mirando hacia el vestíbulo que se encuentra en el centro de dos grandes escaleras.

—Como dijiste, no sabíamos que existías —concuerda, calmándose un poco.

—Parece que no entiendes que nuestra relación, un término que estoy usando
libremente, comenzó para ti el día que me viste por primera vez —continúo—. Pero
para mí, comenzó el primer día que vi a Gage. Por mi parte, todavía estoy
hablando, y los cuatro prácticamente fingen no escucharme a menos que me griten
por tener un pensamiento con el que no están de acuerdo.

Se aclara la garganta y mira hacia otro lado. Solo me doy cuenta por mi visión
periférica, ya que no lo estoy mirando directamente.

—La mayoría de tus ideas están a medias y son posiblemente suicidas —dice
entre dientes.

4
Matador de Coños: original Twat swatted. Es cuando una mujer es impedida de tener sexo por
otra persona. Versión femenina de Cock Block. Intraducible.
5
Almeja Cerrada: original Clam jammed cuando una mujer es impedida de tener sexo por otra
persona. Versión femenina de Cock Block. Intraducible.
—La mayoría de mis ideas han funcionado a nuestro favor hasta ahora —
decido recordarle.

Esa mirada asesina característica que todos han perfeccionado no es tan


intimidante cuando solo uno de ellos la ejerce sobre mí.

—No he tenido una guía u otra persona para explicarme este proceso de mi
existencia —continúo—. Mi supervivencia se ha basado únicamente en confiar en
mis instintos desde que surgí. Tales como, cómo evitar hundirme en el suelo y
desvanecerme. Cómo dejar de desvanecerme basada en lo que veo en ustedes... He
aprendido, me he hecho más fuerte y me he abierto camino en un mundo del que
ya me habían desalojado, y solo mi intuición me trajo aquí.

Girándome, me apoyo contra la barandilla y dejo que mi cabeza gire hacia él.
Sus ojos no se encuentran con los míos esta vez.

—Es cierto que mis ideas y planes a medio hacer son una locura, y ha habido
pocas veces que realmente deseara que alguien me hubiera detenido. La intuición
no es una ciencia exacta, y las expectativas aumentan considerablemente con cada
nuevo nivel.

Él inclina su cabeza, sus ojos finalmente se encuentran con los míos


nuevamente con ese destello de oro en sus profundidades.

—Pero cuando todavía estoy siendo descartada por completo, no se siente


diferente a los días en que no sabían que existía. En aquellos días, me forzaron a ser
pasada por alto e ignorada. Aquí y ahora, todavía tengo mis instintos, y nadie más
que yo confía en ellos.

Él comienza a decir algo, pero continúo antes de que él pueda.

—Entiendo el por qué. Ustedes cuatro han pasado mucho tiempo cultivando
confianza y cercanía. Simplemente no puedo dejar que ustedes cuatro tomen todas
las decisiones, cuando mi intuición también ha sido una parte importante para
mantenerlos con vida.

Empujándome de la barandilla, empiezo a alejarme.

Cuando lo escucho caminar de regreso a su habitación, agrego:

—Buenas noches.

Como era de esperar, no devuelve el sentimiento. Lo cual es bueno, ya que


acabo de mostrar mi lado patético nuevamente. No quiero un ‘buenas noches’ por
lástima.
No asomo mi cabeza por las puertas esta noche, ya que estoy completo y eso
no funcionará, y no tengo ganas de forzar mi fantasma cansado en este momento.

Sin embargo, golpeo las puertas una por una para darles las buenas noches. El
silencio es lo que me responde, porque aman un buen mal humor.

Estoy tentada a contarles sobre nuestras muertes, pero probablemente se


escabullirían para matar a Manella si les digo que los recicló como consuelo por
perderme.

Ahora no estoy tan segura de que lo consideren un consuelo.

¿No es eso irónico?

No soy fanática de la ironía.


Los gritos se liberan de mi garganta mientras permanezco suspendida,
sostenida por el poder que puedo sentir pero no puedo ver. Mis entrañas se sienten
trituradas cuando el siguiente grito brota de mis labios, y lloro, rogando a alguien
que me libere de la locura.

¿Cómo demonios llegué aquí?

¿Dónde estoy?

¿Qué son esos sonidos?

¿Quién está gritando?

Sombras oscuras corren por mi mente, quemándome con la necesidad de


matar, saborear, destruir. Pero no puedo hacer nada, porque estoy suspendida.

—Taaaaaaan bonita. —Sale un silbido a través del túnel justo cuando otro grito
sale de mí cuando siento que garras con ácido me están arañando la cara.

Cuanto más duro lucho para moverme, peor es el dolor.

El primer corte en mi espalda se siente como un fuego en mis venas,


quemándome de adentro hacia afuera. El segundo corte me hace querer morir solo
porque ya anhelo el alivio.

Para el decimoquinto, mi cabeza se inclina hacia adelante, el dolor es


demasiado intenso para concentrarme en las sombras de mi mente que provocan
tanta furia, tanto odio, tanta ira. Todas las peores impurezas fluyen a través de mí
como una enfermedad implacable, renovando sus esfuerzos.

Las lágrimas comienzan a gotear de mis ojos, porque sé que el maestro de los
látigos acaba de sentir el movimiento. Me castigará más para que vuelvan a
bajar. ¿Cómo sé eso? ¿Por qué está pasando esto?
Cubierto por su capucha, solo veo indicios de su rostro destrozado cuando se
para frente a mí, y mis ojos se posan en el látigo en llamas en su mano justo cuando
se estrella contra mi pecho desnudo.

Las llamas se disparan dentro de mí con el contacto, y mi cabeza cae hacia


atrás mientras mi garganta se desgarra por el poderoso grito que esta vez me ha
sacado. Me encuentro irónicamente rezando para que alguien me salve.

—¡Paca, despierta! —grita alguien cuando la torre negra en la que estoy


comienza a temblar.

Nadie me salvará.

—¡Paca! —llega otro grito cuando los muros comienzan a desmoronarse desde
los pozos del infierno que pensaron que podrían encerrarme.

A mí.

La jodida hija del Diablo.

Mis ojos se abren y van hacia el maestro de los látigos, y una sonrisa oscura y
sangrienta se forma en mis labios cuando él deja caer el látigo y retrocede.

La habitación a mi alrededor se sacude y retumba, como si hubiera vidrio listo


para romperse, pero no veo ningún vidrio. Solo veo piedras que luchan por no
desmoronarse bajo la furia aplastante que sale de mí.

El maestro de látigos es lanzado contra la pared, retenido allí mientras grita y


lucha. Entonces veo un destello del rostro de Kai debajo de la capucha, ya no es el
rostro destrozado que tenía el maestro de los látigos, y temor pica en mi sangre,
preocupada de que el rostro sea una ilusión. Pero el pánico dentro de mí también
me preocupa que esté matando a...

—¡Paca!

Mis ojos se abren, lo cual es extraño, ya que pensé que ya estaban abiertos, y la
oscuridad me oculta mientras lucho por liberarme de las manos a mi alrededor que
me sostienen.

—¡Déjame ir! —grito, haciendo que todas las luces se encendieran


repentinamente, iluminando la habitación oscura el tiempo suficiente para que
pudiera vislumbrar el rostro de ojos abiertos de Jude sobre el mío.

Todas las luces estallaron, reventando las bombillas de vidrio y haciéndolas


caer en forma de rocío, y el ruido de la casa se intensificó por un breve segundo. La
prueba de que de alguna manera estoy a salvo dentro de la casa con mis chicos es
un alivio escalofriante.

¿Cómo salí del infierno?

¿Por qué me azotaban?

¿Dónde están esas malditas sombras que se burlaban de mí dentro de mi


cabeza?

La habitación a mi alrededor se queda quieta y silenciosa mientras mi


respiración sale temblorosa, y Jude exhala con alivio exhausto mientras mira a
Ezekiel, quien está…

Mierda, Ezekiel está sosteniendo la pared que ha comenzado a desmoronarse.

—Un poco de ayuda aquí —grita Ezekiel cuando Gage va a ayudarlo a tratar
de arreglarlo.

Algo dentro de mí se agita, y la pared comienza a fusionarse


nuevamente. Todas las cosas que se han hecho añicos me llaman la atención.

No estaba tratando de destruir el infierno. Estaba... malditamente soñando.

Mis labios se abren con sorpresa, y aprieto la sábana más cerca de mí mientras
Kai gime y se levanta del suelo, un poco de sangre saliendo de su frente.

—¿Qué te sucedió? —le pregunto, sintiéndome más cálida que de costumbre, y


frunciendo el ceño ante los parches chamuscados en mi cama.

Libre de sostener el muro, Ezekiel y Gage se acercan cautelosamente a mí.

—Tú fuiste lo que me pasó cuando estúpidamente intenté sacudirte para que
despertaras —dice Kai, limpiando la sangre de su boca.

Estoy fuera de la cama y frente a él en el siguiente instante, mis manos volando


hacia su rostro mientras mis ojos lo recorren para inspeccionarlo. El miedo se
despliega en mí y le limpio la sangre del labio.

—Lo siento mucho —digo en un susurro, tragando saliva mientras mis ojos se
encuentran con los de él.

Escupiendo sangre a mi piso, algo por lo que le gritaré por hacerlo más tarde, cuando
no esté preocupada por el hecho de que casi lo mato, me acerca más a él y me pasa un
brazo por la cintura.
—Fue mi culpa. Sabía bien que no debería despertarte de un mal sueño,
teniendo en cuenta que todos habíamos cometido el error con el otro en algún
momento —dice distraídamente, mirando a los demás como si estuvieran
compartiendo una conversación privada.

—Claramente, ella tiene mayores consecuencias en lo que a pesadillas se refiere


—dice Ezekiel en un suspiro mientras se sienta en el borde de mi cama, frotando
una mano sobre su cabello.

—Es la primera vez que he soñado, ¿y tuvo que ser una pesadilla? —pregunto,
luego gimo—. Por supuesto que es una pesadilla. Soy engendro del diablo. No
tenemos dulces sueños. La casa no sobrevivirá a mis pesadillas si son así de malas.

—Siempre tenemos las mismas pesadillas —dice Jude en voz baja, sentado en
la esquina ahora con una mirada pensativa en su rostro.

—¿Un maestro de látigos, con un látigo en llamas que se siente como ácido
explosivo cuando choca con tu piel? —pregunto—. ¿Es eso lo que siempre sueñas?

Todos parecen congelarse y mirarme.

—Las pesadillas varían cada noche. Quise decir que tenemos las mismas
pesadillas en las mismas noches. Y esta noche fue el látigo del Diablo —dice Jude
mientras me estudia.

Un gruñido sale de mí y la casa tiembla como si hubiera una réplica.

Los labios de Jude se contraen, y Gage lo golpea en la parte posterior de su


cabeza antes de pararse frente a mí y agarrar mis hombros.

—Estás teniendo sueños de nuestro tiempo en el Corazón Negro del Infierno


ahora —explica, o creo que lo hace.

—¿El látigo del Diablo? —pregunto, centrándome en esa parte—. ¿El Diablo
les hizo eso?

—No —afirma Kai con bastante énfasis.

—¿Cómo lo sabes? ¿De repente tienes recuerdos de esto? —pregunto, dándome


la vuelta para mirarlo cuando la casa comienza a temblar de nuevo.

Algo oscuro y enojado arde con furia recordada desde ese horrible lugar.

—Ya no es jodidamente divertido —dice Jude en una exhalación exhausta


mientras se abre paso para estar frente a mí una vez más.
Cuando me toca, es el cuarto en hacerlo. Los otros tres ya me están tocando, ya
sea inconsciente o activamente. Parte de esa ira comienza a disminuir a medida que
mi cuerpo comienza a relajarse lentamente.

La frente de Jude comienza a fruncirse, y me recuesto sobre Kai, disfrutando de


la paz que ofrecen sus toques. Era de esperarse que se calmara con El Apocalipsis, y
a mí me gustaría ser calmada por los Cuatro Jinetes.

Somos gente bastante horrible. No es que me importe, pero estoy fascinada por
lo retorcidos que debemos estar en partes iguales.

Con mi mente divagando, ya me siento mejor.

—El látigo del Diablo en realidad no pertenece al Diablo —dice Jude, su tono
distraído mientras continúa estudiando mis ojos—. Estabas a punto de intentar
matar al Diablo otra vez, ¿no? —agrega, arqueando una ceja conocedora.

Aclarándome la garganta y sintiéndome demasiado nerviosa, me encojo de


hombros. Furia e ira no deberían estar en el mismo cuerpo. Es una combinación
mortal.

La ira es una de mis impurezas, pero generalmente es superada por mi


capacidad lógica de racionalizar, internalizar e ignorar...

Divagando más de lo habitual ahora.

—Tal vez —admito finalmente, erizada por la forma en que todos gruñen al
unísono—. Para ser justos, ese fue mi primer sueño, en caso de que lo hayan
olvidado. Pensé que realmente estaba allí, porque estoy bastante segura de que no
experimentan dolor físico como ese en los sueños.

—Las pesadillas del infierno son muy diferentes a los sueños mortales —dice
Ezekiel distraídamente—. Hemos pasado siglos pensando que era nuestro
futuro. Por el amor de Dios, nos hemos obsesionado con nuestra cordura, tratando
de descubrir cómo pasará la mierda antes de que suceda. Nunca nos detuvimos a
considerar que podría ser nuestro pasado... hasta ti.

—No puedo creer que tengan esas pesadillas todas las noches —continúo.

Entonces... recuerdo que no las tienen todas las noches.

Ya no.

Un escalofrío me recorre la columna, y las divagaciones en mi cabeza se


detienen abruptamente cuando ese pensamiento se hunde.
Cuando mis ojos se encuentran con los de Jude, veo casi una imagen borrosa
de él cuando algo caliente y húmedo gotea por mis mejillas.

—¿Realmente preferirían dormir en sus propias habitaciones porque están


enojados conmigo y sufrir esas pesadillas, que tener que compartir una cama
conmigo? Pensé que simplemente estaban siendo mezquinos, pero realmente deben
odiarme para que lo hagan a sabiendas —digo en un susurro tenso—. ¿Todo porque
me alejé para tratar de saber más sobre mí mientras ustedes cuatro tramaban su
propio plan a mis espaldas? ¿No ven la hipocresía, o simplemente encuentran mis
pensamientos y necesidades completamente irrelevantes? ¿Todavía soy realmente
tan insignificante?

Nunca había visto los ojos de Jude tan aturdidos, y si soy sincera, creo que
también hay un poco de pánico allí. Kai, Gage y Ezekiel hablan por encima del
otro, cada uno escupiendo dos palabras al azar, antes de quedarse en silencio.

Aparentemente, estas implacables lágrimas mías me están confundiendo


mientras me doy la vuelta y me levanto de encima de Kai para poder salir de la
habitación.

—Las hemos tenido durante tanto tiempo que nos hemos acomodado a ellas de
alguna manera —dice Jude detrás de mí.

Me convierto en fantasma y bajo, necesito helado. Las chicas con corazones


rotos siempre comen helado en las películas.

Me conformo con crema batida ya que no hay helado.

Ellos aparecen justo cuando estoy saliendo de la cocina, los cuatro me miran
con cautela como si fuera a explotar en cualquier momento. Lamentablemente,
puedo entender que sea una preocupación legítima.

—Si van a ser imbéciles conmigo, lo menos que podrían hacer es mantener el
congelador abastecido con helado —señalo secamente.

Los dejo atrás mientras voy a la sala de estar.

También me acechan hasta allí, y los miro fijamente para variar.

—Creo que me quedaré despierta y veré una película. No se preocupen. No


cerraré los ojos y derribaré la casa esta noche. Todos pueden regresar a sus
habitaciones y terminar la pesadilla que prefieren antes que a mí.

Les doy un movimiento de mi mano y lo combino con mi sonrisa come


mierda, y luego me doy vuelta y miro al televisor. Elijo una vieja pero buena.
Fantasma.

Las cosas eran más simples cuando esta era mi referencia cinematográfica de
vida.

—¿Qué pasó con Lucifer? —pregunta Kai mientras se baja cautelosamente al


asiento a mi lado.

—No tenía nada que ver con las pesadillas. Esa fue la primera vez que dormí
sin al menos uno de ustedes a mi lado desde que el vínculo realmente se asentó en
su lugar —afirmo con desdén, cortando esa emoción que estaba sacando las
lágrimas y asustándolos.

—Estoy haciendo la pregunta por una razón diferente —dice, tratando


demasiado... duro.

Me giro para mirarlo, pero noto que los otros tres se han sentado en el suelo
cerca de nosotros.

—Ustedes no harán esto. Las fiestas de lástima no son parte de mis impurezas,
así que no tendré una con ustedes cuatro esta noche —digo.

Cuando no entran en acción por su propia voluntad, hago un movimiento


para ahuyentarlos.

Jude sonríe antes de dejar caer su mirada al suelo. Mientras tanto, pienso en
maneras de darle un rodillazo en las bolas antes de que pueda detenerme.

Ezekiel lucha con una sonrisa mientras mira hacia otro lado y yo reflexiono
sobre las muchas formas en que podría torturar sus bolas también. Las dejaría
azules por un mes si dejo que esta ira mía me ponga en acción.

Evolucioné demasiado para eso. Seguramente.

Se me escapa un sonido indignado, y todos me miran expectantes, como si


esperaran que compartiera mis reflexiones internas.

—Lárguense —digo en su lugar—. Me gusta hablar en voz alta, pero ninguno


de ustedes escucha lo que estoy…

Suena el timbre, y todos nos quedamos en silencio mientras miramos la puerta


como si fuera un lunático.
—¿A menudo suena el timbre a las dos de la mañana cuando no esperas a
nadie? Porque nunca ha sucedido desde que llegué —divago—. Y solo gente del
infierno parece que tocan el timbre.

No traje un bolso que olvidar, así que dudo que alguien devuelva artículos
perdidos de la fiesta.

Alguien comienza a golpear la puerta, y la voz en pánico de una chica le sigue.

—¡Gage! ¡Por favor déjame entrar! ¡Me van a matar si me atrapan aquí!

—Baja el hechizo de barrera —grita Jude.

Kai le gana a Gage hasta la puerta, y esta se abre mientras una chica sangrienta
con cortes en la cara, los brazos, el pecho... en todas partes... tropieza dentro.

Jude se las arregla para atraparla mientras cae, y trato de recordar que se está
muriendo antes de volverme una loca territorial sin ninguna razón y yo la mate.

¿Dónde está esa pureza de compasión escondida en este momento?

Gage acuna su rostro mientras él se arrodilla frente a ella, gritándome que le


traiga un poco de agua.

Caray. Es muy pronto para mí ver esto después de casi destrozar la casa y tener
que lidiar con su idiotez a todo volumen.

El piso comienza a arder bajo mis pies cuando Ezekiel también se zambulle a
su lado y comienza a aplicar presión en una de sus heridas.

Haciendo una mueca, empiezo a caminar rápidamente, evitando que el piso


sea chamuscado mientras me mantengo en movimiento, tratando de no llamar la
atención. ¿Por qué estoy quemando el piso? Su vínculo no es tenso. No me duele
como la última vez.

Jude se aparece frente a mí y toma algo de un gabinete, nunca mirándome


antes de desaparecer de vuelta. Tomando un respiro tranquilizador y una vez más
recordándome que es una chica que les importa, pero que eso no significa que la
aman, le doy a la chica un poco de agua.

O... intentar... lo...

La botella se derrite en mi mano antes de que pueda regresar, y maldigo


cuando el agua hirviendo golpea el piso a mi alrededor.
—Esto no puede estar sucediendo —murmuro para mí misma, esforzándome
por detenerlo.

Sin embargo, no se detiene.

En lugar de lidiar con eso, me vuelvo fantasma y regreso a la habitación, tomo


asiento en el sofá y veo como Ezekiel le pasa una botella de agua no hirviendo.

Él me mira con expresión preocupada mientras finjo estar ligeramente


interesada en la situación. De esta forma, nada se está quemando a mi alrededor,
así que eso es bueno.

Los ojos de Kai encuentran los míos, junto con los de Jude, pero miro a la
chica. Dadas las miradas preocupadas que siguen dirigiéndome, esta chica
definitivamente es una con la que han tenido relaciones sexuales antes.

Pero se está muriendo en nuestra sala de estar, así que ignoro mi impureza de
egoísta, junto con mi impureza de envidia, y trato de concentrarme en mi pureza de
compasión.

Si no tengo éxito, lo culparé en el hecho de que soy, literalmente, una engendro


del infierno.

La atención de Gage está fija en ella, lo que me hace ignorar un poco más la
envidia.

—¿Qué pasó? —pregunta él cuando Kai comienza a untar algo en sus cortes,
tocándola.

Tocando. La.

No hay tiempo para ser El Apocalipsis en este momento, Paca. Junta tu mierda y guarda
a la perra loca que llevas dentro.

—Los rebeldes... están atacando —responde a través de la sangre confusa y la


tensión.

Apuesto a que Lamar podría explicar todo lo que siento ahora. Incluso me
dejaría una pequeña nota como lo hizo en esos diarios, recordándome lo increíble
que soy.

¿Por qué no soy amiga de él otra vez? Estoy luchando por no llamarlo ahora.
¿Tienen teléfonos allí abajo? ¿O tienes que poner la sangre de una virgen en un cáliz
con joyas y cantar algo espeluznante para entrar en contacto con el infierno?
Hmmm... esa cosa del cáliz parece extrañamente específica.

—¿Dónde puedo encontrar una virgen a esta hora? —me pregunto, tocando mi
mentón fantasma pensativamente.

Aunque tarde, me doy cuenta que he hecho esa pregunta en voz alta cuando
tanto como Ezekiel y Jude me dan miradas incrédulas.

—Nunca hemos tenido una virgen, así que no lo sé —me responde Kai
distraídamente... antes de que su cabeza se levante y su mirada también se vuelva
incrédula.

—Bueno, si la hubieras tenido, ya no sería virgen, así que ese es un punto


discutible, independientemente. Dudo que tengan un supermercado para comprar
vírgenes —continúo.

—¿De qué diablos estás hablando? —le pregunta la chica a Kai segundos antes
de que ella haga un ruido desagradable y desgarrador de la muerte, y se ahoga un
poco en su propia sangre.

Está sangrando por todo el lugar. Será mejor que esos imbéciles sepan que no
estoy limpiando esto.

—Ella no puede oírme —les recuerdo—. Al menos no así. Tengo curiosidad,


¿cuál de ustedes la eligió? Oh, espera, apuesto a que fue Gage, ya que su atención
está pegada a ella.

Los ojos de Gage se encuentran con los míos, luciendo terriblemente agotado
conmigo, y arquea una ceja como si me estuviera diciendo algo que debería
entender. Pero no entiendo, porque no los conozco lo suficientemente bien como
para tener conversaciones silenciosas con nuestros ojos.

—¿Violaron el Corazón del Infierno? —le pregunta Gage a la chica con


incredulidad.

—¿El Corazón Negro del Infierno? —pregunto, un temblor de esa persistente


pesadilla de vuelta en mi mente.

—No. El infierno tiene dos corazones. El Corazón Negro del Infierno es la


prisión para los extremadamente desequilibrados —me dice Gage como si ahora es
el momento de los tutoriales.

Él mira hacia abajo a la chica confundida que no tiene idea de lo que está
pasando.
—¿Con quién estás hablando? —pregunta ella mientras comienza a sanar con
la mezcla que están usando.

—Ella se desvía fácilmente —les señalo—. Eso es bastante molesto.

Todos me miran con ironía, excepto ella, por supuesto. Parece bastante
confundida con todos ellos mirando lo que parecería ser un sofá vacío para ella.

—Los disturbios y los rebeldes —le pido al equipo fácilmente distraído.

Kai niega con la cabeza, y muerdo algunas palabras de elección cuando ella se
acerca y entrelaza los dedos con los de Gage.

Él sutilmente abre sus dedos y retira su mano, mientras Kai pregunta:

—¿Cómo traspasaron el corazón?

—Voy a traspasar su corazón si ella sigue tratando de tocar a Gage de esa


manera —digo en piloto automático cuando agarra su mano nuevamente,
apretándola mientras él muerde el interior de su mandíbula y lanza una mirada
frustrada hacia mí.

—No es así en absoluto —me dice directamente—. Ya no.

—Lógicamente lo sé. Sin embargo, me resulta tedioso ser una buena chica,
porque soy un engendro del infierno —afirmo muy en serio.

Antes de que la chica, tan-fácilmente-descarrilada pueda preguntar una vez más


con quién están hablando, Gage libera su mano y cortamente dice:

—Explícate.

Ella suspira pero finalmente comienza a hablar. Caray. Le lleva el tiempo


suficiente para llegar al punto.

—Vinieron hacia nosotros desde todos los ángulos, muchos de ellos, y Lucifer
y los herederos fueron almacenados lejos para mantenerlos a salvo. Los rebeldes
tienen bestias con ellos. Bestias del vientre del infierno. Cientos y cientos de ellos —
continúa, con la voz quebrada.

—Que alguien le pase un pañuelo, por el amor de Dios —insisto cuando la


pobre chica comienza a sollozar, claramente traumatizada.

Son muy desconsiderados.


Me pongo de pie cuando ella pone su cabeza sobre el pecho de Gage,
levantando su mano hacia su pecho como si necesitara la comodidad.

Kai se aparece para estar justo frente a mí, con la cabeza ladeada.

—Ella está aterrorizada en este momento, y por una buena razón. No deberían
haber...

—Quédate y cuídala —le digo mientras me cambio a mi atuendo rudo, pero


luego vuelvo a ponerme mi disfraz de Chica Diablo.

Bien podría estar en la nariz en este punto, aunque no soy una fanática de eso.

—¿Qué mierda crees que estás haciendo? —ladra Jude cuando ve que mi
atuendo parpadea.

Realmente debería haberme cambiado en otro lugar, obviamente. Conocen mi


ropa de infierno.

—Claramente voy a matar a algunos rebeldes. Te quedarás y cuidarás de ella,


porque una de mis purezas es la compasión o algo molesto como eso.

Me giro completamente frente a ella, y ella respira hondo antes de que su ceño
se frunza.

—¿Quién diablos eres? —pregunta, a pesar de que probablemente debería


haberme notado cuando entró por primera vez.

Disculpo su descuido, ya que ella estaba en las puertas de la muerte...

¡Ja!

—Acabo de hacer un juego de palabras accidental sobre la puerta de la Muerte.


—le digo a Jude, que lo obliga a pellizcarse el puente de la nariz y murmurar algo
que suena sospechosamente como, ‘hijo de puta’.

Ayyy... También está citando películas de los noventa. Lo he contagiado.


Empiezo a tararear Bad Boys, pero no creo que lo entienda. O su sentido del humor
está ausente en este momento. Lo uno o lo otro.

—En serio, ¿quién eres? —la chica pregunta de nuevo, sin encontrar mi humor
más divertido que ellos.

—Soy complicada —le digo con una sonrisa tensa—. Volveré para quitártelos
de las manos después de que explote a algunas personas. Creo que es por eso que
estoy quemando el piso debajo de mí en este momento, y no porque estés tocando
mi Hambre.

Ella continúa sosteniendo su mano, luciendo completamente perpleja.

—Podría ser mezquina y decirle mi nombre —les informo, solo para hacerles
saber que soy una chica ruda, mientras vuelvo a ser fantasma.

Desaparezco, no estoy muy segura de a dónde diablos voy, ya que no soy


demasiado buena en esto. Pero me concentro muy duro, dejando que la quemadura
me guíe.

Los cuatro aparecen justo cuando aterrizo, como si de alguna manera


jodidamente me siguieron.

—¿Qué demonios están haciendo aquí? —ladro, pero nuestro entorno


dramático me llamó la atención. Estamos directamente en el medio de la refriega.

»¡No importa! —grito cuando Jude gira y corta a cinco hombres a la vez con un
arma que no recuerdo haber tenido antes de que nos fuéramos—. Pueden quedarse
totalmente —agregué cuando Kai derribó a dos corriendo hacia nosotros.

Lo hace sin apenas esfuerzo. Me da un impulso de confianza de que no


morirán tan fácilmente.

Gage gira en el aire, pateando a un hombre sólidamente en el pecho lo


suficientemente fuerte como para lanzarlo a la boca de una bestia.

Sin pensarlo dos veces, me lanzo frente a una bestia que carga y chilla cuando
me ve y se sumerge bajo el suelo. Afortunadamente, esa cosa aterradora de cuatro
cabezas era lo suficientemente mayor como para tener miedo de mí.

—Para que conste, no quise ir a la batalla primero. Esperaba que pudiéramos


obtener detalles y formular un plan —grito—. Nunca he estado aquí, así que no sé
cómo acabo de llegar aquí.

—No, tú ibas a hacer todo esto sola —gruñe Ezekiel mientras corta a la cabeza
de un hombre.

—¡Ahora no es el momento de continuar esa discusión, querido! —pío,


golpeando algo que tiene tentáculos y deja un rastro viscoso en mi mano.

—Asqueroso —gruño, agachándome rápidamente cuando algo vuela sobre mí.


Estamos en el centro de todo, y todos los soldados encapuchados se mezclan
con hombres con capas, ¿en serio? ¿Capas?

No capas de superhéroes, tampoco.

Se ven como espartanos, hasta llegar a la armadura y el calzado, y no son


horribles. Me pregunto si realmente son espartanos.

—Acabo de tener una idea para mi próximo harén —le digo a Jude, que me
gruñe mientras corta algo.

Creo que ese imbécil me da una palmada en el culo. Si no es él, es uno de estos
soldados realmente estúpidos que perderán una mano más tarde.

Noto que los hombres con esmoquin se convierten en espartanos cuando saltan
sobre nosotros, disparando pulsos de poder punzante de sus manos que arrojan a la
refriega.

Gage vuelve a girar, y mientras lo hace, su cuerpo sin camisa está cubierto con
algo de cuero y armadura, justo antes de que sus bóxers se conviertan en una
especie de cuero negro de guerrero que sé mejor que llamarle una falda con flecos.
Algo me dice que sería malo decirlo en voz alta.

Gladiador pasa por mi mente.

Una espada aparece en su mano, brillando bajo los fuegos que se disparan justo
por encima de su cabeza. Cuando baja, algo oscuro y tan seductor lo atraviesa, casi
conducido a través de esa espada.

Prácticamente gravito hacia el poder como si fuera intoxicante.

La horda de bestias nos ataca, marchitándose y colapsando antes de volverse


carcasas momificadas. Aterriza sobre su pie, sus ojos viendo fijo a la espada en su
mano, como si estuviese tan impresionado como yo.

Baja la mirada a su vestimenta con el mismo ceño perplejo, y cuando nuestros


ojos se encuentran, realmente tenemos una de esas conversaciones silenciosas que
encontraba imposible minutos atrás.

¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué hay una falda de cuero con gruesos flecos,
llegando apenas bajo sus rodillas, en ese fino cuerpo masculino y mostrando vistazos de la
parte superior de esas piernas musculosas? ¿Ese pene perforado se asomará de esa cosa interior
de cuero, ya que luce como si apenas sostuviera todos sus bienes?

De acuerdo, quizás no es la misma conversación exacta. Pero se acerca mucho.


Parpadeando para salir del trance, gira, usando la espada para deslizarla a
través de unos hombres.

Jude se zambulle, tomando el abandonado bastón bo de alguien, surgiendo


justo a tiempo en frente de mí, antes de que una mujer bestialmente gigante casi me
tome con la guardia baja.

Sucede lo mismo. Algo así. Su ropa cambia para ser una réplica exacta de la de
Gage, y el bastón bo se vuelve de ónice. Brilla mientras lo usa para atravesar a la
mujer, enviándola retumbando hacia atrás, al suelo, mientras él grita con el
esfuerzo que le toma.

Mientras retrae ese bastón bo, una hoja curva se forma en la punta, volviéndose
una guadaña mientras la hoja se conecta con su cuello. Justo cuando se vuelve
polvo, él se pone de pie y arroja la guadaña hacia atrás, destruyendo todo en su
camino inmediato, volviendo cenizas la línea de rebeldes que nos atacan con sus
rostros mutilados y armas bárbaras.

Solo son soldados, no deberíamos gastar nuestros esfuerzos en matarlos a ellos.


Necesitamos encontrar la fuente y cortar su cabeza.

Girando, noto a Kai mientras cae al suelo con un sai en su mano, embistiendo
al cuello de alguien.

Justo cuando está a punto de ser atacado por atrás, por una bestia serpiente con
cuernos, mi mano se levanta, enviando a la bestia volando hacia el lado del
monstruoso castillo negro tras nosotros.

Oh, gracias por funcionar, inconsistente poder mío.

Distraídamente, noto que las piedras en el lado derrumbado del castillo están
brillando con el mismo parpadeo de ónice que la guadaña nueva de Jude.

—¡Kai! —grito justo cuando una barrera se rompe y rebeldes salen derramados
hacia el área en la que está, apresurándose hacia él y acorralándolo.

Me vuelvo fantasma y me muevo hacia allí, pero antes de que podamos pelear,
toma su propia transformación, y el sai se vuelve un tridente, bajando en frente de
mí como si fuera él quien me protege en lugar de lo opuesto.

Siento el pulso del poder como si viniera de mí en lugar de él, pero sé que
realmente es suyo. Tan oscuro, tan hipnotizante, tan... letal.
Ojos comienzan a sangrar mientras los infectados caen al suelo, gritando y
retorciéndose en agonía. La siguiente línea intentando romper el resto de la barrera
retrocede.

Un sentido de orgullo me inunda, y una calma se le une, extrañamente


suficiente. Mi mano pasa por su brazo, hacia arriba, mientras lucha por alcanzar la
siguiente línea sin su invasión, tratando de matarlos a todos antes de que puedan
escapar para reagruparse e intentarlo de nuevo.

Una cálida sensación pasa a través de mí, y mi pecho rebosa con algo casi
intoxicante.

Mis ojos vuelan a Gage, mientras comienzo a caminar a través de la multitud,


sintiendo algo azotando detrás de mí. Bajando la mirada, veo tela roja volando en
el viento, con su borde dorado, y siento los largos tajos que enseñan mis piernas,
dejando solo restos de tela larga arrastrándose en el suelo, en lugares deliberados.

Yo no creé este.

El aire hormiguea sobre mi abdomen y partes expuestas de mi espalda, y joyas


doradas comienzan a formarse en mi cuello, esposando una porción del vestido en
su sitio, mientras el resto se forma increíblemente por su cuenta.

Ezekiel hace su cambio conmigo, lado a lado, mientras un bastón de alguna


clase se forma en lugar de la espada que blande. Una pequeña hoja sobresale de la
punta, como si cortara la escena entera.

Esa hoja está brillando demasiado para ser algo excepto diamantes.

Me encantan los diamantes.

Cuando él lo gira, los rebeldes voltean entre sí, como si los hubiese controlado
a todos ahora que la multitud ha sido apropiadamente aclarada.

Camino más alto, bajando la mirada a las sombras que necesitan ser recicladas.
Rebeldes que necesitan que les recuerden su sitio.

Después de todo, es el infierno por una razón. Se supone que sea opresivo aquí.

Y ellos acaban de perturbar el equilibrio al romper paredes que nunca fueron


creadas para su presencia. El equilibro está mucho más que crítico ahora.

No tengo idea de cómo lo sé, pero sé lo que hay que hacer: restaurarlo.
Mis ojos escanean la multitud debajo de mí, desde el sitio alto que he escogido.
Mientras se mueven para ayudar con el ataque en las puertas del castillo más bajo,
algo sucede de forma natural a todo mi alrededor.

Algo oscuro y pesado sale de mí, casi sintiéndose tangible mientras se desliza
desde mi corazón y comienza a bajar a mis piernas, moviéndose al suelo debajo de
mí.

El piso se abre al medio cuando los pequeños movimientos bajo el suelo,


visibles y como de gusanos, crecen en tamaño, doblándose con cada segundo que
pasa en su rápido descenso.

El polvo rojo vuela y se esparce en el aire, y líquido negro sale disparado,


rociando la línea entera en las puertas del castillo. Gritos se desatan en el aire
mientras algo más se libera de mí, estremeciendo el suelo a nuestro alrededor,
mientras mis ojos aletean para cerrarse.

La intuición exige que lo deje ser. Exige que libere cualquier cosa que esté
intentando explotar de mí. Ahora es un buen momento como cualquiera para
probar que mi intuición es una parte complicada de todo nuestro auto-
conocimiento.

Cuando mis dedos comienzan a cosquillear, tamborileando con una


advertencia, levanto lentamente mis manos. Una luz ardiente explota de ellos tan
abruptamente que me tambaleo hacia atrás, y palpita en el aire, creando una onda
violenta.

—Eso es nuevo —digo, cuando de repente hace erupción en un enorme anillo


de pulsaciones que explota hacia afuera.

La gente es lanzada en todas las direcciones, golpeándose contra el suelo


debajo mientras el piso a nuestro alrededor se estremece varias veces hasta que esas
pulsaciones desaparecen.

Noto que hizo más que eso, cuando uno por uno, todos estallan en cenizas, el
suelo tragándolos para llevarlos hasta la garganta.

No estoy segura de cómo lo sé pero, de nuevo, lo sé.

No más gritos. Las bestias que no he matado aún están huyendo mientras la
enfermedad que Kai les dio comienza a volverse un problema come-carnes en su
retirada.

—Qué malagradecidos, ¿no es cierto? Todo lo que tenían que hacer era lidear
con su castigo eterno por sus pecados mortales, y podrían no haber sido reciclados
para comenzar el tormento de nuevo —trino, sintiéndome mucho mejor ahora que
saqué todo eso de mi pecho.

Volteo para mirar a todos los que logramos salvar; todos los pequeños chicos
malos quienes se ocuparon de los chicos realmente, realmente malos y grandes: Mi
familia y todo.

De repente, algo comienza a formarse en mi cabeza, y me estiro, sintiendo que


es, definitivamente, una corona enjoyada de algún tipo.

No estoy segura de por qué eso me hace sonreír, pero lo hace. Se siente como si
hubiese extrañado esta corona, y ni siquiera sé cómo luce. Como sea, ahora
ciertamente, nunca quiero ser separada de ella.

¿Acabo de subir de nivel?

Mis ojos examinan la muerte y pestilencia dejada detrás en nuestro despertar,


viendo cenizas destellando en el cielo mientras la multitud devastada yace plagada
en desperdicios, siendo devorados lentamente por el suelo. Ahora, puedo decir que
hice algo productivo en el día.

Y ni siquiera estoy cansada...

Es como una escena... del apocalipsis; la versión sin nombre.

Probablemente, debería molestarme lo mucho que necesitaba esta liberación.


Supongo que aún soy una persona horrible en todas mis vidas.

—El equilibro está bien de nuevo —digo en voz baja, como si finalmente
tuviera sentido.

Cuando volteo de nuevo, todos aún me miran fijamente, incluyendo los chicos,
quienes aún parecen un poco confusos por su ropa ridícula y armas.

Como sea, Gage sonríe muy cariñosamente a su espada.

Jude mira su guadaña como si fuera el arma más ofensiva en todo el mundo.

Sus ojos encuentran los míos, y dispara un vistazo mortal a la corona antes de
decir:

—Maldita decoración.

Resoplo.
—Dice La Muerte mientras sostiene su guadaña —disparo en respuesta, una ceja
arqueada acompañando mi sarcasmo—. ¿Quién es el verdadero estereotipo en este
escenario? —añado con una sonrisa de “vete a la mierda”.

Ezekiel tose para cubrir una risa, mientras todos los demás solo miran
incómodamente, observándonos a nosotros cincos. Estas personas acaban de ser
atacadas, así que creerías que tienen cosas mejores que mirar boquiabierto.

Como, quizás, ¿mostrar algo de gratitud? ¿Siquiera alguien sigue haciendo eso?
Ninguna persona ha dicho, como mucho, un “Gracias”.

—Estoy bien con mi nueva arma —dice Kai, balanceando su tridente.

Al menos cincuenta o más espectadores se dejan caer sobre sus estómagos y


cubren sus rostros, como si les aterrara que él fuera darles accidentalmente la
misma enfermedad come-rostros que le dio a los otros.

Mis chicos aún reprimen una sonrisa, ya que sonreír por eso sería, ya sabes,
psicótico.

Demasiado tarde noto que he olvidado reprimir mi propia sonrisa, así que soy
la única que luce psicótica.

Mi vida puede ser injusta a veces.

—Les aseguro que ellos son peores que yo —les digo a algunas de las personas
realmente pálidas y aterradas que están en el suelo—. No vamos a matarlos a
menos que sean rebeldes. ¿Alguno es un rebelde que se escapó y que olvidamos
matar? —pregunto, sin estar segura de cómo luce un rebelde y me pregunto de
forma absorta si accidentalmente reciclé una de las personas equivocadas...

Claramente, todos sacuden sus cabezas rápidamente. Estoy segura de que, en


este punto, si eran rebeldes, ya no lo son.

—Bien —declaro felizmente, provocando que todos los chicos contengan


sonrisas por una nueva razón.

—Entonces, ¿cuándo no será demasiado pronto para señalar que su ropa de


pelea de “malos” son faldas? —pregunto a los chicos, ya no interesada en la
multitud boquiabierta a nuestro alrededor, quienes aún están sobre sus vientres.

Cuatro miradas secas son mis respuestas.

—Porque eso es, simplemente, fascinante —continúo, mi sonrisa solo


creciendo.
—Creí que no querías que ellos pensaran que eres la más psicótica —declara
Gage sin emociones.

—Creo que es demasiado tarde para eso. Además, sé que ustedes cuatro son
peores que yo, incluso si no lo saben. ¿Podemos ir a ver si algún rebelde se escapó?
Eso realmente me hizo sentir mejor luego de ver a los cuatro manoseando a esa
chica. ¿Quién era? Era una chica de relación, ¿verdad? —apunto, sintiendo mucho
más racional toda la situación ahora que me he enojado un poco y esparcí algo
de ira.

—¿Podemos no hacer esto aquí? —me pregunta Gage, suspirando


pesadamente.

—¿En dónde te gustaría hacerlo? ¿Ella es la razón por la que no se unieron a mí


en la cama y previnieron esa horrible pesadilla? —presiono.

—Por supuesto que no —responde Jude, gimoteando como si yo fuera


imposible.

—Gage era su favorito —delata Kai—. Su nombre es Chloe, y es una guardia


del castillo.

—¿Sería insignificante de mi parte reciclarla por abandonar su puesto cuando,


técnicamente, no tengo la autoridad para hacer eso? —medito en voz alta.

—Sí —responden los cuatro al unísono, rápidamente.

—¿En serio están defendiéndola a ella sobre mí? —pregunto, con un jadeo
fingido, esperando que se compren mi acto, ya que es divertido ver que ellos estén
aterrados de mí.

Desafortunadamente, no me dan una mirada horrorizada. Es más una mirada


sosa y exasperada.

—Felicitaciones. Oficialmente, te has vuelto la persona más psicótica aquí —


declara Jude, con una sonrisa de “vete a la mierda” que es demasiado parecida a la
mía, incluso cuando la mía es mejor.

Poniendo mis ojos en blanco, una vez más les doy mi atención a las personas
sobre sus vientres.

—Ahora que hemos borrado lo suficiente cualquier queja individual este día,
¿puede alguien señalarme la dirección del Diablo? Necesito burlarme
apropiadamente porque no fue capaz de manejar este levantamiento él mismo, o
con la ayuda de todos esos pequeños herederos suyos —parloteo, sin entender el
valor de menos es más.

Jude pasa una mano sobre su rostro, y Gage gime mientras sacude la cabeza.
Kai me sonríe, lo cual lo hace mi favorito actual, ya que Ezekiel está dándome ese
movimiento de cuello retorcido.

En lugar de un laberinto mortal en las entrañas del infierno, para sus siguientes
cumpleaños voy a darles a todos certificados para la escuela de mimos, así pueden
aprender algunos trucos nuevos.

Un conjunto de risitas femeninas viniendo desde arriba hace que mi columna


se tense. Mi mirada se mueve hacia arriba, para ver a los herederos del Diablo
holgazaneando descuidadamente en unas hamacas atadas al saliente del castillo.

Claro. Tiene mucho sentido poner hamacas ahí.

Hera y Lilith están compartiendo una hamaca y un tazón de palomitas, sus


labios curvados en sonrisas familiares.

Caín está rascando sus bolas con una mano, mientras inhala algo que luce
sospechosamente como drogas infernales. ¿Hay drogas infernales? Estoy segura de
que las hay.

Manella y Lamar están como tórtolos en su pequeña hamaca, luciendo


embriagados por la matanza.

Los gemelos están en hamacas separadas. Uno tiene un tipo haciéndole una
mamada y el otro tiene a una chica.

Un grupo con clase, diría yo.

Lanzando un pulgar en su dirección, miro de regreso a los chicos.

—¿Qué me dicen? ¿Cuál es el más psicótico? —pregunto a Jude, dándole la


sonrisa de “vete a la mierda” de inmediato.

Se enoja, nada divertido, y los cuatro se mueven hacia mí mientras alguien


comienza a aplaudir lento.

Todos los demás permanecen sobre sus vientres, mientras los aplausos hacen
eco, viniendo de uno de los agujeros que ha sido explotado en la pared del castillo,
justo en frente de nosotros. Los aplausos se acercan, casi con todas las
construcciones dramáticas y amenazantes, a lo que uno esperaría en un momento
como este.
Es trillado, si me preguntas.

Los chicos cortan mi visión cuando se alinean en frente de mí, como una
pared, así que me vuelvo fantasma y me transporto para estar en frente de ellos,
justo cuando el Diablo emerge de ese agujero grande y sale, aun aplaudiendo como
si fuera una arrogante que no rindió con lo esperado.

La sonrisa en su rostro casi me tiene odiándolo por lo que él sabe, porque ahora
noto lo que acaba de pasar.

Maldito sea el Diablo y sus manipulaciones.

Todos sus herederos simplemente estuvieron esperando a que yo llegara, como


si supieran que no tendrían que levantar un perezoso dedo para ayudar. Y Lucifer
solo me dejó morder el anzuelo para bajar aquí, porque realmente me conoce
demasiado bien.

Deja de aplaudir, ese brillo calculado en sus ojos destellando mientras me da la


definición de una sonrisa diabólica.

—Damas y caballeros, permítanme presentarles de nuevo a mi hija favorita y


su harén —dice él, sin apartar nunca la mirada—. Probablemente, han oído de ellos
—continúa, alejando la mirada por un breve segundo antes de que fije sus ojos en
los míos de nuevo.

Aparentemente, le gusta el suspenso, porque deja a todos esperando por una


molesta pausa significativa.

—Los Cuatro Jinetes de El Apocalipsis —concluye.

—¡Dun! ¡Dun! ¡Duuuuuunnnn! —añade uno de los Gemelos, con incluso más
dramatización melodramática.

Creo que oigo a cada persona en el suelo inhalar un aliento aterrado, así que
me pongo de pie un poco más alto, para asegurarme de estar a la altura. Es
demasiado tarde para retroceder ahora, y sería una idea terrible lucir como algo
menos que súper loca y poderosa.

El Diablo jugó conmigo, y fui muy estúpida como para notarlo.

Él gana.

Esta vez.
Todos se levantan del suelo, lo suficiente para ponerse de rodillas e inclinarse
hacia mí apropiadamente, en una ola de movimiento que me da pequeños
cosquilleos. Ajustando mi corona, me mantengo en personaje. Algo así. Aunque no
realmente.

Una sonrisa se extiende en mi rostro mientras me estiro y golpeo el pecho de


Jude.

—Ahora, esa es la reacción que esperaba de ustedes cuatro luego de que aparecí
y me volví la solución de todos sus problemas; nada que alguno de sus traseros
desagradecidos haya notado —digo, haciendo un gesto a todas las personas
inclinadas en el suelo, quienes respetan mi genialidad.

Mi sonrisa solo crece cuando miro los rostros serios de mis psicópatas. Kai
resopla burlonamente, y guiño hacia Gage cuando me da su mejor expresión poco
impresionada. Ezekiel se vuelve mi favorito cuando también sonríe.

Mi mirada choca con la de Lucifer una vez más, mientras él añade:

—Bienvenida a casa. Tenemos mucho trabajo que hacer ahora que el mundo
sabe que regresaste.

Maldito Diablo.

Incluso mi sonrisa muere con esa declaración.


Los gemelos han perdido a sus mamadores designados cuando entran a la
habitación donde los chicos y yo ya estamos sentados. Estoy bebiendo de un cáliz
con joyas, pero no hay sangre de virgen en él.

Sin embargo, hay un vino realmente increíble de algún tipo, y he decidido que
puede ser mi “helado” la próxima vez que los chicos hieran mis sentimientos o lo
que sea.

Son los Cuatro Jinetes, seres tan malvados que una vez tuvieron un
desequilibrio enloquecedor que aparentemente incluso atormenta mis pesadillas.
Supongo que algunos sentimientos heridos no son tan malos en el gran esquema de
las cosas para el infierno.

Los gemelos sonríen en nuestra dirección, y un retumbar suena bajo tierra


cuando se acercan demasiado. Ambos se ríen como si disfrutaran de provocarme, y
se sientan frente a nosotros.

Tengo ira, así que... ¿por qué alguien querría provocarme? Psicópatas. Es como
si estuviera rodeado de personas que no tienen ni una pizca de cordura.

Gage tira de mí a su regazo, y Jude se sienta en el suelo frente a nosotros,


arrastrando mi pie desnudo sobre su hombro y apoyando su mano sobre mi tobillo.

Kai se sienta a mi derecha, su mano se posa en mi muslo, y Ezekiel se sienta a


mi izquierda, su mano también va a mi muslo.

Todavía estoy en mi atuendo de aumento nivel que aún no he explorado por


completo, pero esas ranuras anchas llegan hasta el cinturón dorado en la cintura de
mi falda. Mi blusa está realmente adornada, haciendo juego con el borde rojo y
dorado de la falda para que parezca más un vestido de dos piezas.

La gargantilla dorada en mi cuello se refleja en el espejo deformado lejos de mí,


pero apenas vislumbro la corona dorada llena de rubíes rojos antes de distraerme.
—No creo que sea justo que vuelva a ser tu favorita de inmediato,
considerando que desapareció sin decir una palabra durante quinientos años y tuvo
que ser engañada para que regresara —le dice Lilith a Lucifer mientras entran.

Apenas lanza una mirada desdeñosa en mi dirección, cuando los labios de


Lucifer se contraen.

Algo chisporrotea dentro de mí, y una chispa visible se enciende en su vestido,


haciéndolo estallar en llamas que la hacen silbar y chillar mientras logra apagar las
llamas solo con su mente. Al menos, supongo que así es como...

Su mirada se estrecha hacia mí y da un paso amenazador hacia adelante


cuando algo oscuro y siniestro sale a la superficie una vez más.

Ella es lanzada hacia atrás de repente, chocando contra la pared con tanta
fuerza que se marcan venas como telaraña alrededor del área de impacto.
Entonces... ella cae al suelo con una maldición gruñona.

Me siento realmente ruda, porque ni siquiera estoy tratando de hacer esto. La


rivalidad entre hermanos es donde realmente se esconde toda la ira.

Debidamente anotado.

—¿Por qué demonios fue eso? —Ella se rompe bruscamente mientras se pone
de pie y se quita el cabello de sus ojos asesinos—. Sabes que no mereces ser su
favorita.

—Ella tiene más envidia que tú —me dice Lamar desde la esquina, trabajando
muy duro para mantener una cara seria.

—Es por eso que Paca es la favorita cuando está en casa —dice Manella, como
si fuera otra repetición—. Lilith gime más cuando Paca es la favorita, y el lloriqueo
entretiene a Lucifer.

Para condimentar las cosas, esta vez la envié navegando por la pared, mientras
sus chillidos resuenan por el pasillo. Arqueo una ceja hacia Manella, esperando una
reacción, pero él simplemente me sonríe como si supiera exactamente lo que estoy
pensando, y todavía no está impresionado.

Molesto.

Sigue siendo una repetición.

Ella se precipita hacia adentro, con la mano en el aire como si estuviera a punto
de golpear, cuando Jude se levanta del suelo en un movimiento borroso, su
guadaña se desliza fuera de su báculo y presiona justo contra su garganta antes de
que pueda moverse otro centímetro.

—Eso fue por Kai —le digo, sintiendo la mano de Kai apretarse en mi muslo
mientras una sonrisa de lado se forma en sus labios—. Lo dejaste retorcerse de
dolor mientras te alejabas, y si me conoces, entonces sabías que serías castigada.
Recién estoy empezando, te lo aseguro.

Las palabras simplemente fluyen de mi boca en piloto automático, y ella lanza


una mirada acusatoria a Lucifer.

—Dijiste que no nos recordaba.

—Ella no habría intervenido y salvado el día si tuviera sus recuerdos. Pero ella
tiene ecos de recuerdos —explica, estudiándome como si estuviera archivando toda
información que revele involuntariamente.

No me gusta cómo nuestras mentes parecen trabajar demasiado cerca de lo


mismo. Espeluznante, ya que, ya sabes... él es Lucifer.

—¿Por qué no habría intervenido? —pregunto, mirando directamente al idiota


manipulador.

—Porque claramente habrías sabido que era una artimaña sacarte a ti misma
para poder mantener mi parte de nuestro trato —dice encogiéndose de hombros
descuidadamente.

—Pero todavía me manipulaste —acuso.

—Por supuesto lo hice. Siempre lo intento, pero siempre solías ver a través de
mí. Es agradable tener una ventaja sobre mi favorita otra vez —dice, haciendo que
Lilith gima mientras ella se aleja de la guadaña de Jude como si nunca le hubiera
temido realmente.

—Ella realmente no recuerda. —Lilith suspira mientras se deja caer al lado de


Hera, y Hera acaricia su mano como si la estuviera consolando.

Es solo una cosa extraña más para agregar a la lista extraña.

Hera levanta la vista sobre mis muchachos, lo que hace que cambie mi interés
en qué hermana arrojar a través de las paredes.

—Se ven mucho mejor así. ¿Por qué no me he dado cuenta antes? —pregunta
ella más a sí misma que nada, ya que una sensación de seducción muy penetrante
palpa la habitación.
Después de todo, como uno de los siete pecados capitales, su oscura influencia
es la lujuria.

Estoy un poco nerviosa cuando me doy cuenta de que el ruido que viene de mí
proviene de un gruñido. Jude es actualmente mi favorito, ya que él es el único de
los tipos que no tiene que resistirse a reírse.

Cabrones.

—Algunas cosas nunca cambian —murmura ella, rodando los ojos mientras el
aire embriagador y seductor se disipa—. Sigue siendo tan egoísta como siempre, y
bien podrían ser impotentes.

—Te gruñí mucho en los viejos tiempos, ¿verdad? —pregunto con una ligera
ventaja.

Hera me da una mirada aburrida.

—Entonces, ¿qué recuerdas, Paca?

Todos me miran como si esperaran algo importante, y me preocupa decirles


que no hay recuerdos, ya que estos idiotas siguen tratando de provocarme.

No me gusta esto. En absoluto. Nadie se ha molestado en presentarse


formalmente, por lo que supongo que no saben que realmente ya no los conozco.

—¿Quién me mató? —pregunto en su lugar.

La mirada de todos se dirigen a Lucifer, y yo me golpeo frente a Jude para


evitar que estúpidamente le ponga esa guadaña al Diablo.

Los labios de Lucifer se curvan en una mueca.

—Mi hermano —responde.

Es como escuchar mucha música de suspenso que se ha ido acumulando en


tempo y volumen, y luego hacer estallar el globo en otro lugar en el fondo. De
hecho, puedo sentir este momento increíblemente importante perdiendo la
construcción culminante cuando finalmente llega la gran revelación.

Miro a todos los chicos, y todos me miran, sin duda la confusión está dando
vueltas.

Aclarándome la garganta cuando los ojos de Lucifer parecen enloquecer de ira


por los recuerdos en los que se ha perdido actualmente, le pregunto:
—¿Quién es tu hermano? ¿Cómo uno de tus hermanos alas y halos, o estamos
hablando de un hermano malvado manifestado?

Sus ojos se mueven hacia los míos cuando su frente se arruga, y dos resoplidos
femeninos suenan desde la derecha. Malditas hermanas malvadas.

—Ella realmente no sabe nada —dice Caín secamente mientras él se recuesta y


cierra los ojos—. Todos estamos oficialmente jodidamente muertos.

Mis hermanos no son más útiles que mis hermanas.

Pero a medida que sus palabras se hunden, la tensión aumenta de nuevo.

—¿Qué? —pregunto al unísono con todos mis muchachos, que parecen captar
a la misma velocidad lenta.

—Su hermano te mató, y ahora estamos todos muertos —repite Caín, todavía
sonando serio y no sarcástico.

Lamar parece tan confundido como todos nosotros, así que ahora creo que no
tenía idea de quién me había matado. Pero Manella se niega a mirarme a los ojos,
así que supongo que le ocultó esto a Lamar.

Tengo que asumir muchas cosas, porque estos hijos de puta locos son un
montón de mentirosos sin complejos. No es que pueda confiar en las palabras de
sus bocas. Tengo que prestar atención a su lenguaje corporal.

—Rafael —me dice Lucifer, esperando... alguna chispa de reconocimiento,


estoy segura.

—El único Rafael que conozco es verde, usa una máscara roja inútil en sus ojos
y es un héroe en medio caparazón —divago, sintiéndome un poco en el lugar
mientras suenan más gemidos.

El brazo de Jude serpentea alrededor de mi cintura, acercándome a él. No es


una maniobra demasiado cariñosa, pero viniendo de él, siento que esto es
demostración pública de cariño. Es terriblemente inconveniente, porque ahora
estoy extremadamente distraída. Es más importante que quien me mató, ya que mi
asesino no lo mató.

Mi hermano lo hizo.

Las familias realmente son un grupo de mierda...


—Ella está aún más delirante de lo habitual si está trayendo tortugas al azar a
esto. —Caín gime como si yo fuera la molesta hermanita que nunca quiso
recuperar.

Para aclarar el punto que estaba haciendo, agrego:

—La máscara no tiene sentido en esas tortugas. ¿Qué otras tortugas mutantes
están haciendo karate bajo la tutela de una rata de alcantarilla gigante? Es un caso
en el que la identidad secreta de un superhéroe es...

—Mi hermano, Rafael, es un arcángel nacido de purezas imparciales con el


poder de emitir un juicio rápido y duro —dice Lucifer, interrumpiendo mi
divagación.

Me tomo un segundo para procesar eso.

—Bueno. Entonces eso lo convertiría en un ángel, ¿verdad? ¿Uno de los chicos


buenos? Debo decir que no estoy demasiado torcida si uno de los buenos me
golpeó. Uf. Eso podría haber sido malo, porque creo que Lamar mintió cuando dijo
que no podía enojarme lo suficiente como para nivelar accidentalmente el mundo
—parloteo, dibujando una serie de expresiones confusas de absolutamente todos,
bueno, no de mis muchachos.

No les sorprende la mayoría de las cosas que salen de mi boca con toda la
delicadeza de una virgen protegida que intenta hablar sucio por primera vez.
Felicitaciones a mí por sorprender a Manella, porque finalmente parece algo más
que cansado o aburrido.

—¿Es mi madurez lo que los está impactando a todos ustedes? —reflexiono—.


Puedo perdonar y olvidar —agrego con mucha seguridad.

—Mierda —dice uno de los gemelos.

Nota al margen, realmente necesito aprender sus nombres individuales. Parece


grosero no saber sus nombres, ya que aparentemente somos familiares y no me
mataron.

—Realmente estamos jodidamente muertos —dice el otro como si estuviera


terminando la primera oración.

—¿Fueron todas nuestras reuniones familiares tan terribles y crípticas en el


pasado? —chirrío, necesito un punto de referencia mientras trato de animar al
grupo antes de darle otra oportunidad a Lilith. O tal vez Hera esta vez.
No puedes atacar a tu hermana perdida por tercera vez a menos que la gente
todavía esté de humor para reír.

Antes de que alguien pueda responder, suena un fuerte y ominoso sonido que
suena misteriosamente como las campanas de la iglesia. Mis ojos se alzan como si
las campanas hubieran aparecido mágicamente sobre mi cabeza. Casi espero que
un chico infierno jorobado se balancee de una cuerda gigante y grite algo sobre el
santuario.

No te preocupes, no hay campanas literales. Solo una campana espeluznante


suena sin manifestación física.

Todo bien. Todo bien.

¿Qué es mi vida?

—Parece que la reunión familiar recién comienza —dice Lucifer con una
sonrisa amarga—. Hora de movernos.

Algo oscuro me pincha la columna antes de que un disparo de luz blanca me


ciegue.
฀Estamos en el purgatorio —les dejo saber a los chicos mientras miro
alrededor el tono grisáceo del paisaje lleno de cañones que nos rodea.

No tengo ni idea de cómo llegamos aquí. ¿Las campanas de la iglesia nos


enviaron aquí?

฀Excelentes poderes de observación, comoara trădătoare —afirma Ezekiel con


suavidad, sus ojos escanean el mismo páramo que los míos, mientras una planta
rodadora rueda como un cliché malo en una aspirante a película del oeste.

฀Ser observadora es una de mis purezas más pesadas —le digo sin perder el
ritmo.

Kai me da una mirada incrédula.

฀Acabas de inventarte eso —acusa con una sonrisa apenas reprimida.

฀Está diciendo la verdad —dice Jude distraídamente—. He memorizado todas


sus purezas e impurezas —agrega.

฀Adivina quién es mi favorito ahora —le digo con voz cantarina mientras me doy
la vuelta y empiezo a caminar, preguntándome por qué nos quedamos solos aquí
fuera y adónde fueron todos los demás.

฀Probablemente deberíamos quedarnos —dice Ezekiel razonablemente,


incluso mientras me sigue.

฀No me gusta quedarme en el purgatorio, porque las cosas salen del suelo y te
comen —digo con un escalofrío—. Los grandes monstruos son ruidosos cuando se
mueven bajo tierra. Al menos no pueden acercarse a ti tan sigilosa y tan fácilmente
si te estás moviendo, y estoy empezando a preguntarme si esas campanas eran
campanas.
฀Así que ahora transitas de vuelta al Diablo como el principal sospechoso, a
pesar de la proclamación del ángel asesino —dice Ezekiel desde mi lado mientras
mantiene un ojo vigilante en nuestros alrededores.

฀Excelentes poderes de observación los que tienes ahí, Guerra —respondo,


sonriéndole cuando mira y pone los ojos en blanco.

฀La mezquindad es una de sus impurezas —señala Gage, los bordes de sus
labios se alzan con arrogancia—. También lo he memorizado. ¿Eso me convierte en
tu nuevo favorito?

Sé que solo está siendo un sabelotodo, pero aun así respondo en serio.

฀Hasta que esa chica sea informada del hecho de que estás conmigo, no
puedes ser mi favorito, porque eres su favorito.

Él gime y deja caer la cabeza hacia atrás mientras los demás simplemente
sacuden la cabeza. No son sutiles; puedes decir que lo disfrutan cuando no son ellos
a quienes les estoy dando un infierno.

¡Ja! Me encanta mi maldito juego de palabras interno.

฀Esa es su cara de acabo-de-hacer-un-cursi-juego-de-palabras-a-Muerte —dice


Kai, guiñando un ojo—. ¿Ahora quién es tu favorito?

฀Actualmente, fue un juego de palabras infernal, pero puedes ser mi favorito


solo porque eres muy guapo —afirmo con toda seriedad—. Especialmente en una
falda.

Sus ojos se estrechan sobre mí, mientras Ezekiel resopla.

฀¿Alguien puede transportarse? —pregunta Jude.

฀Ni siquiera puedo volverme fantasma —digo, distraída por los sutiles
temblores en el suelo debajo de mí.

La conversación se interrumpe cuando grito como una niña pequeña al mismo


tiempo que algo ruge tan fuerte que en realidad me duelen los oídos. Al darme la
vuelta, veo que el suelo se rompe y el polvo gris se esparce en el aire como si
Temblores6 acabara de hacerse realidad. Oigo el suelo bajo mis pies gimiendo de
dolor, mientras esa cosa bestial, probablemente enorme, ciertamente intimidante
corre hacia nosotros con velocidad escandalosa y rugidos infernales con una
admirablemente horrible sensación de valentía.
6
Temblores: Película de 1990 llamada Tremors en la que monstruos misteriosos que se mueven bajo
tierra a través del sonido y atacan a las personas.
Creo que esta cosa es definitivamente más grande que esos monstruosos
impostores de ciempiés que aparecen como rabiosos en las Jacks-in-the-Boxes…

฀¿Puede alguien hacerle saber que soy El Apocalipsis antes de que se estrelle
contra nosotros? —sugiero—. ¿Tal vez eso huirá?

฀¿Vas a atacarlo temerariamente? —pregunta Jude a mi lado, girando su


báculo hasta que la cuchilla de la guadaña se dispara.

฀Creo que una decapitación pasada de moda es el camino a seguir esta vez —
decido, sin sentirme tan valiente en este momento—. Aún mejor, haz tu masculino
embudo mortal —agrego, tirando de una de las correas de cuero que cruza sobre su
hombro.

฀Tus habilidades para poner nombre a los poderes son…

Sus palabras se interrumpen cuando se lanza al aire. Algo choca contra mi


espalda con tanta fuerza que parece que todos los huesos de mi cuerpo se rompen y
sanan en acciones simultáneas, terriblemente dolorosas.

Me lleva un segundo darme cuenta de que también me he visto obligada a


volar. Es dolorosamente obvio cuando salto a través de la abrasiva arena como una
piedra de grandes dimensiones en la superficie de un lago tranquilo.

Un grito sale de mi garganta mientras me giro hacia un lado, jadeando por aire,
mientras mis pulmones intentan recuperarse. Me suenan los oídos cuando el sabor
de la sangre entra en mi boca y, a través de la niebla, veo una bestia de cinco
cabezas que habría hecho que los dinosaurios parecieran pequeños a medida que se
eleva, solo parcialmente fuera del suelo.

Tantos dientes chasquean cuando escupe y sisea a algo, revoloteando sobre mí


mientras trato de ponerme de rodillas, demasiado mareada para orientarme
mientras me estrello contra el suelo.

Rodando sobre mi espalda, maldigo internamente a la estúpida bestia que casi


me mata. De nuevo.

฀Realmente odio morir —digo a través de la tensión cuando algo caliente


comienza a crepitar a mi alrededor. Debajo de mí.

Kai se desliza frente a mí, apuñalando al monstruo aparentemente invencible


con su tridente. Se forman cenizas alrededor de la herida antes de cicatrizar casi al
instante.
฀Eso realmente no es jodidamente bueno —dice mientras Jude ataca a la
bestia una y otra vez.

Mis ojos miran rápidamente alrededor, encontrando las imágenes borrosas de


Ezekiel y Gage luchando contra una bestia idéntica, la que era muy ruidosa y nos
distrajo de su gemela mientras nos golpeaba por detrás.

Solo estábamos siendo cazados. ¿Cómo se convirtieron El Apocalipsis y Los


Cuatro Jinetes en la presa?

Mis ojos vuelven a centrarse en el que falla por poco a Jude, y algo se desliza
fuera de mí con más fuerza de la que he sentido hasta ahora.

La bestia grita segundos antes de que las llamas la envuelvan, y ruge ese sonido
atronador y estridente una vez más, lo cual solo me molesta de nuevo. Me voy a
quedar sorda por esta estúpida cosa.

El olor a monstruo carbonizado solo puede describirse como el aroma más


rancio, repugnante y pútrido que he tenido que soportar en mi corta existencia. Es
todo lo que puedo hacerle al desgraciado mientras cae al suelo. Me veo obligada a
salir del camino porque parece que no puedo volverme fantasma sin importar
cuántas veces lo intente.

฀Diablo lo bloqueó —me digo a mí misma, escupiendo sangre mientras me


pongo de pie tambaleándome, usando el cadáver del monstruo en llamas para
equilibrarme, que todavía está sacudiéndose ligeramente como una cola de lagarto
desprendida.

Maestra del equilibrio mi culo.

Las llamas simplemente pasan sobre mí, sin lastimarme como lo hace con la
bestia.

Echo un vistazo para ver a la bestia gemela cayendo cuando los cuatro chicos
usan su poder al mismo tiempo, canalizándolo a través de sus nuevas armas.

¿Por qué Lucifer está haciendo esto? Hace que me cuestione todo lo que pensé
que habíamos averiguado, y ahora definitivamente está de vuelta en la lista de
sospechosos. Solo estaba bromeando antes.

Ahora sé, mejor que hacer bromas sobre ese impredecible y malvado hijo de…

Otro trozo de dolor que hace-que-me-encoja-y-me-haga-pis interrumpe mi


diatriba interna para que pueda gemir un poco y ser un bebé.
Me recuesto en la sección de la bestia que no se ha desplomado. ¿Es una pieza
cortada?

¿Quién sabe?

¿A quién le importa?

Escuchar es difícil, me duele todo y no puedo permanecer de pie sin


tambalearme. Mirando hacia abajo, veo mi rodilla en un ángulo extraño, y mi
estómago se revuelve. Es solo un punto más de dolor en este momento.

Cerrando los ojos, murmuro:

฀Esa es probablemente la razón por la que parece que no puedo caminar. —


Exhalando con fuerza, agrego en voz alta—: ¡Que alguien arregle esto antes de que
tengamos que volver a correr y no pueda!

Gage maldice, y me sobresalto cuando siento que unas manos se deslizan por
mi pierna con un movimiento falsamente relajante.

฀Esto va a doler.

฀Observador también, ¿eh? —digo bruscamente—. Acaba de una vez, ya. La


espera es…

Mis palabras terminan en un grito de dolor tragado que apenas logro contener,
mientras la abrasadora miseria caliente se dispara a través de mi pierna, golpeando
cada nervio sensorial sobre la marcha. Creo que algunos nervios nuevos incluso se
crean sobre la marcha solo para maximizar la agonía.

Alguien me levanta, y ni siquiera discuto mientras envuelvo mis brazos


alrededor de un cuello y me aferro a él, tratando de no concentrarme en el dolor.

—¿Qué eran esas cosas? —pregunto, desesperada por la distracción.

Mi cabeza se inclina hacia atrás para ver a Ezekiel, mi nuevo favorito, mientras
me mira, llevándome rápidamente hacia... infierno si lo sé.

—Infierno si lo sé —dice, respondiendo a mi pregunta, al mismo tiempo


haciéndose eco de mis pensamientos, y haciéndome bufar una carcajada que
termina en un gemido cuando reír duele.

—Está delirando —gruñe Jude—. Se llevó la peor parte del impacto.


—Hubo una broma de eco, ya que los ecos son una cosa del infierno o lo que sea
—explico distraídamente, escuchando algo sutil en la distancia—. Shhh —agrego
antes de que alguien más pueda decir algo.

Se acerca un zumbido, aunque ninguno parece oírlo.

—Qué es…

—¡Corre! —gritó, golpeando el brazo de Ezekiel.

Despega sin dudar, y los demás lo siguen. El zumbido disminuye cuanto más
rápido avanzamos, hasta que de repente estamos corriendo por una zanja poco
profunda.

—Cueva por aquí —dice Jude en un susurro silencioso delante de nosotros


antes de desaparecer.

Ezekiel me lleva por la misma esquina, y nos agachamos dentro de la cueva.


Kai me saca de los brazos de Ezekiel, asumiendo la tarea de llevarme, aunque estoy
segura de que mi rodilla se ha curado.

Todavía me duele todo, así que estoy bien con ser llevada como una muñeca
para variar.

Kai nos baja al suelo, manteniéndome en su regazo, mientras Gage y Ezekiel


hacen guardia en la entrada de la cueva.

—¿Qué demonios está pasando? —pregunta Jude respirando con dificultad


mientras intentan descansar un poco.

—Claramente, el jodido Diablo tiene una agenda —gruñe Kai, acercándome


más con un abrazo.

Absorbo la atención, sin importarme que no sea mi favorito en este momento.


¿O lo es? Lo he olvidado. Sé que no es Gage, porque Chloe es...

—Esto realmente no tiene sentido —dice Jude de una manera tranquila,


pensativa que me saca de mis pensamientos errantes una vez más.

En serio, tengo que entender esto. Es como si estuviera empeorando en lugar


de mejorar, y quiero desesperadamente estar seria y concentrada en este momento.

—Sigo sintiendo que está tratando de atraernos a una falsa sensación de


seguridad, y luego... ¡bam! Monstruos enloquecidos de repente están tratando de
comernos una vez más —me quejo, sintiéndome como una idiota por confiar en
Lucifer.

—Nunca confíes en nadie en el infierno con el que no compartes un vínculo —


se queja Jude, como si hubieran olvidado la regla cardinal.

—Aparentemente, tienen un vínculo conmigo, pero aun así no confían en mí


—decido señalar, sobre todo porque necesito la distracción mientras mi mente
trabaja a toda marcha.

—Te hemos confiado nuestras vidas desde el primer día. Aunque no nos dimos
cuenta de cuánto —dice Gage despectivamente, sin darse la vuelta siquiera.

—Eso no es lo mismo que confiar en mí. Además, Ezekiel dice que estaban
cuestionando si alguna vez estuvieron destinados a vincularse conmigo en esta
vida.

Estoy un poco sorprendida cuando todos fulminan con la mirada a Ezekiel,


cuya cabeza cae hacia atrás mientras gruñe hacia el techo de la cueva.

—¿Jodidamente le dijiste esa mierda? —gruñe Kai.

Ayy. Su enojado ceño fruncido lo convierte en mi favorito. Por otra parte, la


barra está bastante baja en este momento.

Los ojos de Ezekiel se encuentran con los míos.

—Estaba cabreado. Solo fue algo que dije en el momento para lastimarte. No
lo dije en serio.

Vacilo, mirando a su alrededor y luego a él.

—¿Estás disculpándote? —pregunto incrédulamente.

Sus labios se tensan mientras sus ojos se estrechan.

—Estoy rescindiendo esas palabras porque no quise decirlas.

—Lo cual es el equivalente a que un Jinete te de una disculpa, estoy segura —


afirmo dudosamente.

Lanzo una mirada cautelosa a nuestro entorno.

—¿Esta cueva está goteando algún tipo de gas del infierno-barra-purgatorio que
los pone a todos lo suficientemente delirantes para actuar fuera de lugar?
—Habías acabado de jodidamente morir, destruirnos, y luego fuiste a
enfrentarte al Diablo por tu cuenta, mientras nos dejabas atrás sin poder hacer
nada. Y luego lo hiciste jodidamente de nuevo —continúa Ezekiel, más enojado
cada vez.

—¿Pero aun así estás disculpándote? —pregunté con una sonrisa.

Esa mirada fulminante suya, que retuerce el cuello está en su lugar cuando
comienza a hablar esta vez.

—Por el amor de Dios, estoy tratando de decir...

—Está distrayéndonos deliberadamente. Es lo que hace cuando decide en su


cabeza lo que está sucediendo y determina un plan solo para lidiar con la situación
—afirma Gage, sorprendiéndome un poco con su extrema precisión.

Me siento transparente, y de una manera tan diferente a mi forma


fantasmalmente transparente.

Parpadeo hacia su espalda, ya que todavía está mirando por la entrada de la


cueva. Si no fuera por Chloe, sería mi favorito en este momento solo porque parece
que me entiende.

Jude y Ezekiel dirigen sus miradas fijas hacia mí, y Kai comienza a respirar
esencialmente en mi cuello cuando su agarre se tensa.

—¿Y bien? —me pregunta Kai desde detrás de mí.

—No tiene sentido decírselo, pero lo hago de todos modos. Siento que estamos
siendo puestos a prueba. No estoy segura de por qué, pero por ahí estoy
inclinándome.

—¿Puestos a prueba? —pregunta Jude con escepticismo.

—Sí, como en las pruebas. Hemos reunido mucha más información desde
entonces, guiándome a esta conclusión. Siento que esto es algo que se espera que
simplemente sepamos, pero sin ningún recuerdo, estamos volando a ciegas. Solo no
estoy segura de lo que se está poniendo a prueba y para quién.

Todos simplemente me miran fijamente.

—¿Y tu plan? —se entromete Ezekiel.


—Todavía estoy trabajando en ello. Supongo que mataremos cualquier cosa en
nuestro camino hasta que descubramos lo que están buscando —respondo mientras
miro distraídamente a mi alrededor.

—Si tratamos esto como una prueba, hay un punto final que debemos alcanzar
—dice Gage, los ojos aún en mí.

—No hay curso. No hay instrucciones. No hay guía en absoluto —señala Kai
sin ayudar.

—Sin mencionar que nunca hemos visto esta sección del purgatorio. Creo que
estamos en las tierras del cráter, también conocidas poco originalmente como
tierras baldías —agrega Jude.

Kai de mala gana suelta su agarre sobre mí cuando me pongo de pie.

Sin dirigirme a nadie en particular, digo:

—Todo es una maldita tierra baldía si me preguntas. Podemos luchar hasta que
demostremos el punto que se espera que demostremos. Todos hemos subido de
nivel recientemente. No creo que sea una coincidencia que evitáramos una
rebelión, consiguiéramos estos extraños atuendos nuevos, y luego escucháramos
campanas de iglesia antes de aterrizar aquí.

—Lucifer sí mencionó algo sobre otra reunión familiar. Seguramente no


estamos actuando para sus hermanos... —Jude deja que las palabras se desvanezcan
mientras frunce el ceño.

Un gemido ligeramente alarmante, algo monstruoso proviene de la parte


posterior de la cueva oscura que suena un poco más profunda de lo que nos dimos
cuenta.

—Voto que hablemos mientras corremos antes de que lo que sea que sea eso se
despierte por completo —sugiere Kai mientras se pone de pie.

La mano de Jude agarra la mía, y todos salimos rápidamente. Mi rodilla se


siente como nueva, lo cual es bueno, ya que estamos corriendo como si tuviéramos
un destino que alcanzar.

Cada vez que la tierra retumba debajo de nosotros, todos aceleramos y


corremos mucho más rápido, los ojos abiertos y mirando también detrás nuestro.
No me gusta saber especialmente que dos monstruos ya nos han engañado hoy.

Algunos monstruos menores gritan y se retiran, evitando a la hija del Diablo.


Después de horas corriendo sin rumbo, están ardiéndome las piernas, está
doliéndome la espalda y siento que mis costados están partiéndose en dos.
Finalmente me inclino hacia adelante para gimotear y jadear fuertemente, haciendo
que Jude deje caer mi mano durante la parada abrupta.

—No. Puedo. Respirar —gimo mientras caigo al suelo un poco teatralmente,


porque no estoy acostumbrada a tener que ser tan física en forma física.

Totalmente no tan fácil.

—No necesitamos estar afuera a la intemperie. Podría haber cualquier cantidad


de cosas esperándonos —dice Gage mientras intento respirar, sin molestarme
siquiera en tratar de ponerme de pie mientras me tumbo en el suelo y espero que
algo me coma y me saque de mi miseria.

—Tráela —le dice Kai a alguien, con la oreja hacia el suelo como si realmente
le preocupara que algo literalmente fuera a comerme.

—Continúen sin mí —les digo, agitando la mano débilmente—. Sálvense.

Jude resopla mientras se inclina sobre mí, y gimo en señal de protesta mientras
me arrastra por mi brazo, obligándome a ponerme de pie.

Cuando el suelo tiembla un poco, empiezo a correr con una renovada


sensación de autoconservación, haciendo que todos se rían cuando empiezo a
moverme aún más rápido que ellos.

Idiotas.

Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual...

El paisaje gris que nos rodea parece un desierto suave en algunas áreas, con el
árbol podrido ocasional o el cadáver acre de una bestia no identificable. Está
haciendo muy poco por mi moral; sin embargo, está haciendo mucho por mi
creciente estado de paranoia.

—¿Cómo salimos de aquí si ni siquiera sabemos lo que estamos haciendo? —


me quejo cuando nos detenemos dentro de otra cueva que es un poco inquietante.

Hay un agujero gigante justo en el medio, y ni siquiera puedo ver el fondo.

—Tú eres quien dijo que matáramos escoria hasta que saliéramos —me
recuerda Jude.
—¿Por qué alguien me está escuchando? No tengo ni idea de lo que está
sucediendo —señalo obedientemente, sin dejar de calibrar con cautela el agujero
sospechoso en el suelo.

—Ella nos critica cuando la ignoramos, y nos critica cuando hacemos lo que
dice. Creo que no estar satisfecha es parte de su equilibrio. Malditas mujeres —se
queja Kai.

—Solo por eso, estás en libertad condicional para ser mi favorito —continúo,
pateando una piedra en el agujero y contando mientras me esfuerzo por escucharla
aterrizar.

—Un orgasmo y volveré a la cima —responde con desdén cuando llego a


quince-Mississippi.

—Es algo tarde para escupir una réplica, ¿no crees? —Siento la necesidad de
decir mientras sigo escuchando y contando en silencio.

—Asumimos que Lucifer estaba diciendo la verdad sobre quién nos mató.
Todos conocemos al Diablo y sus juegos. Es legendario por ser un jodido sociópata.
Demonios, era el sociópata original y la serpiente en la hierba —dice Ezekiel
cuando llego a veintinueve-Mississippi.

Hay un poco de silencio durante un segundo mientras sigo contando, cada vez
más nerviosa acerca de cuán profundo podría ser este agujero curioso y abierto.

—El Diablo no los mató. Manella los recicló porque todos perdieron la cabeza
después de mi muerte y trataron de destruir el mundo. —También podría dejar las
cosas claras.

Cuarenta y ocho-Mississippi y sigue cayendo.

—¿Qué? —Todos rompen al unísono.

—Aparentemente fue un asesinato misericordioso, porque no podían vivir sin


mí. Como era de esperar —agrego, todavía solo a mitad de camino prestándoles
alguna atención real.

—¿Cómo sabes esto? —pregunta Kai.

—Estaban husmeando. Tuve que equilibrar esa traición también a escondidas.


Al menos, escabullirme produce información útil, suponiendo que mi información
sea verdadera —afirmo, mi atención aún está fija en el agujero.

Cincuenta y siete-Mississippi... hijo de puta, esta cosa podría ser interminable.


—Tenían que ser restringidos nuevamente después de mi muerte —continúo—.
Me ahorraré cualquier detalle, aparte del hecho de que no les pusieron de nuevo en
el Corazón Negro del Infierno. Pero debe haber sido malo inspirar a Manella a
tomar medidas, ya que su pecado mortal y su influencia oscura son pereza. Es por
eso que no está en ninguna de las pinturas. Es demasiado vago para asumir una
vida mortal o ejercer influencia. Leí esa última parte en mi diario.

El silencio suena durante unos segundos.

Setenta y un-Mississippi...

Finalmente suena un tintineo lejano, y sacudo la cabeza. Esa es una larga caída,
pero no tuvo el sonido de aterrizaje que esperaba.

—¿Por qué nos estás diciendo esto ahora? —pregunta Gage muy cerca de mi
espalda mientras sigo mirando por el agujero.

—Debido a que no estoy del todo segura de que vayamos a sobrevivir a lo que
sea que venga, hoy, mañana, cuando sea, y no quiero secretos entre nosotros —
respondo justo cuando escucho un ruido más fuerte.

Mi estómago se tensa. Mi roca acaba de golpear. Aparentemente, el tintineo era


que rozó el costado del hoyo en lugar de aterrizar.

—Eso es un montón de Mississippi —digo con cautela mientras me doy la


vuelta y encuentro a los cuatro tomando aire mientras miran por la entrada de la
cueva.

Temo mirar para ver qué está pasando, pero me lanzo a la entrada, observando
algo que me hunde el estómago.

El polvo gris está volando en el aire cuando un efecto dominó de la tierra que
se separa en la distancia se hace más fuerte y más visible, lo que significa que lo que
esté sucediendo se dirige directamente hacia nosotros.

—¿Es eso lo que jodidamente creo que es? —pregunta Kai un tanto hueco.

—¿Qué crees que es? —exijo de inmediato, mis ojos se abren a medida que la
tierra continúa rompiéndose como un glaciar debilitado y semi-derretido, y el agua
roja... o sangre... comienza a elevarse a través de las grietas, hirviendo mientras
burbujea sobre el terreno.

—Día de drenaje —dice Jude con dientes apretados.


—¿Día de drenaje? Eso no suena tan mal —afirmo, no me siento segura en
absoluto sobre eso.

—Es el día en que todo en la superficie o demasiado cerca de la superficie del


purgatorio se limpia con la sangre de los condenados —responde Kai en voz baja.

Mis ojos se dirigen a ese nefasto agujero, una sensación de temor se despliega
en mí. ¿Sobreviviremos a esa maldita caída? Me doy cuenta de que somos algo
inmunes a la mayoría de las cosas, pero hoy me rompí el cuerpo y sané una vez.

No fue divertido. No fue fácil. Y no fue una gran caída Mississippi.

—¿Cómo demonios se supone que está limpiando la sangre de los condenados?

—Realmente no tengo tiempo para explicaciones. ¡Necesitamos un plan de


acción y muy rápido! —espeta Kai.

Se me corta la respiración cuando me golpean con una familiar sensación de


envidia, y me doy la vuelta justo cuando un destello de cabello rojo me llama la
atención. Antes que pueda procesar que Lilith está en la cueva con nosotros, los
labios cálidos están sobre los míos.

Es breve. Casto. Completa y jodidamente raro, ya que ella es mi hermana. No


apruebo el incesto ni siquiera como la hija del Diablo.

Es tan rápido que casi me pregunto si lo había imaginado cuando se aleja,


sonriendo mientras su cabello rojo comienza a oscurecerse. Me guiña un ojo
mientras me empuja con fuerza, tomándome desprevenida, todo sucediendo en
menos de un Mississippi.

Estoy... cayendo…

Mis ojos se abren de horror cuando me doy cuenta que no hay terreno debajo
de mí, y los chicos me gritan y llegan demasiado tarde para agarrar mi mano.

—De nada. —Oigo en un eco femenino y risueño mientras continúo cayendo


sin poder hacer nada, agitando mis brazos como si pudiera volar.

Pero aparentemente El Apocalipsis no tiene alas. Incluso los ángeles oscuros


deberían tener alas, maldita sea.

—¡Paca! —Oigo a Ezekiel rugir, justo cuando veo dos sombras atravesar el
agujero.
Otras dos sombras siguen rápidamente antes de que pierda de vista la entrada
del agujero por completo.

¡¿Esos idiotas me siguen?!

—¡Paca! —grita Gage esta vez, su voz resonando a mi alrededor mientras mi


visión gris me deja incluso menos visibilidad que en ese espeluznante bosque del
vientre del infierno.

—¡Sugiero inclinarse hacia la derecha! —les grito—. ¡Estoy setenta y dos por
ciento segura de que mi roca golpeó la pared de la izquierda antes que encontrara el
suelo!

Tardaré menos Mississippis en llegar al suelo que la roca, pero realmente no


puedo hacer matemáticas cuando me estoy volviendo loca, cayendo y tratando de
verlos.

Sin embargo, creo que mi roca nunca debe haber golpeado realmente y que este
túnel es realmente interminable, porque estoy cayendo demasiados Mississippis.

Hay un punto en el que la caída deja de ser aterradora y te deja con una
sensación de aburrimiento nervioso.

—¿Hay alguna posibilidad de que ustedes cuatro tengan palomitas de maíz?

—¿En serio? —espeta Jude.

—Sí, en serio. No bromeo sobre las palomitas de maíz...

Un choque familiar de luz cegadora corta el resto de mis palabras.


Golpeo el suelo bruscamente, gruñendo mientras echo un vistazo y me pongo
en pie, abriendo los ojos al ver mi nuevo entorno.

Lucifer está aquí. Y... está mirando a un tipo descuidado, harapiento y sucio
que lleva ropa con rasgaduras y manchas por todas partes. Dos filas de sillas están
frente a mí, divididas por una línea blanca visible. Lo cual es un poco aleatorio.

Rápidamente, tomo nota de lo que nos rodea, sintiéndome como si estuviera en


una antigua arena destinada a los gladiadores, y todos están sentados en el mirador
real.

Me vienen a la mente las faldas del tipo gladiador. No me gusta hacia dónde
parece que va esto.

Todos los herederos, con la obvia excepción de mí, están sentados a un lado.
Cinco desconocidos están sentados en el otro, todos ellos con un aspecto tan
demacrado como el que está siendo mirado por el Diablo.

Unos cuantos gruñidos llegan desde detrás de mí y me lanzo a mirar por


encima del hombro, contando cuatro hombres importantes que se ponen en pie con
el mismo tipo de reacción que yo. Rápidamente, vuelvo a prestar atención a la
extraña e inquietante escena que se está produciendo.

Los hombres demacrados parecen molestos. Lucifer parece un psicópata


asesino. Mis hermanos parecen aburridos o desinteresados. Estoy segura de que
parezco confundida y lista para matar a alguien.

—¿Satisfecha? —gruñe Lucifer.

¿Por qué Lilith tiene mi color de cabello?

Miro hacia abajo, y jadeo con un poco de horror.

Tengo el cabello rojo.


Con un vestido rojo.

Sé cómo conseguí el vestido rojo, subí de nivel. ¿Cómo demonios me he vuelto


pelirroja?

Los tonos rojos desentonantes no son lo importante ahora, así que ignoro esa pequeña
impureza de vanidad y me concentro en el verdadero problema. Aunque un vestido
púrpura se vería mucho mejor con el cabello rojo...

Cuatro presencias distintas se acercan a mi espalda.

Jude y Kai flanquean mis lados. Ezekiel y Gage comparten el espacio detrás de
mí, todos ellos me tocan mientras damos a los espectadores una mirada colectiva.
Por lo menos asumo que están deslumbrantes. Después de todo, es lo que mejor
hacen.

Hera estrecha sus ojos sobre Lilith, y luego me mira, arqueando una ceja.

Me interesan más los hombres demacrados que me miran como si hubiera


fallado alguna prueba.

Algo se estrella a lo lejos, pero soy demasiado cautelosa para desviar mi


atención, por si acaso alguien golpea. Puedo sentir la tensión palpable
electrificando el aire a nuestro alrededor.

—Odio estar de acuerdo con Lucifer sobre cualquier cosa, pero claramente
tiene razón en esto. Nunca habría dejado que Lilith la salvara —dice uno de ellos, y
yo me vuelvo a meter en los chicos un poco más mientras Kai y Jude se acercan a
mis lados.

—Todos juegan sus juegos... el Diablo y su retorcido engendro. No hay manera


de estar seguro de que no lo hayan planeado —dice el que Lucifer sigue mirando
fijamente.

—Su vanidad no lo permitiría si realmente tuviera todos sus recuerdos, Rafael


—dice otro tipo demacrado.

Se me enfría el aliento en los pulmones y los chicos se ponen rígidos a mis


lados.

¿Este tipo es Rafael? ¿El tipo con una barba sin peinar que sobresale en diez
direcciones y parece que ha dormido en una cuneta durante cinco días seguidos?
¿Este es el que me mató?

Está claro que no soy tan ruda como pensaba.


—Estudió ese agujero durante mucho tiempo. Lo estaba considerando. Sabía
cómo salir, pero...

—Comprobó lo profundo que era, hermano, como último recurso y no como


destino —dice otro de ellos, que parece abiertamente soso y nada apegado a la
intensidad del momento.

—Pero lo encontró —dice Rafael, el único que tiene mal genio.

Los otros cuatro chicos demacrados lo miran, y Rafael cierra los ojos,
respirando profundamente.

—El eco de la memoria —dice uno de ellos.

¿Estos tipos son ángeles? ¿Dónde están los etéreos halos y las hermosas alas, sin
mencionar la ropa inmaculada y los hermosos rostros? Todos parecen haber pasado
diez años haciendo una película de supervivencia y se olvidaron de ducharse para
esta reunión.

Cuando parece que Rafael ha entrenado sus facciones y ha escondido su rabia


impura, el que está en el otro extremo me devuelve la mirada.

—Una última prueba entonces.

—¿Perdón? —espeto—. No somos tus pequeños peones. Nosotros...

—No tendrás elección en el asunto si no puedes recordar cómo trabajar tus


poderes en toda su extensión —interrumpe el hombre, y le sigue un encogimiento
de hombros desdeñoso.

Jude y Kai giran sus armas, una sonrisa de satisfacción apareciendo en sus
labios como si estuviesen a punto de tomar malas decisiones en la vida y atacar a
cinco ángeles de los que no sabemos nada. Y me llaman impulsiva.

—Paca no tiene la habilidad de ser engañosa. Fue el trato que hice antes de
crearla —continúa Lucifer, de pie y pisando justo el borde de esa línea blanca.

—No está demasiado preocupada por sus circunstancias actuales. No es


probable que esté tan confundida con el mundo que la rodea —dice Rafael con una
mueca de desprecio.

Bien...

Así que la vieja rivalidad ancestral sigue firmemente vigente. Por lo menos ese
conocimiento parece exacto para un cambio.
—Cinco ángeles, incluyendo a mi presunto verdugo, están sentados en la
misma plataforma que los engendros del infierno y el propio Lucifer. Estoy
definitivamente confundida —le aseguro—. Te haré saber cómo me hace sentir
cuando averigüe qué está pasando exactamente ahora mismo.

Sus ojos se estrechan.

—Tiene razón. No es buena para el engaño, pero es excelente para ocultar


cualquier cosa y todo lo que siente o piensa. Maestra de esto, realmente —dice otro
marginado en un tono aburrido—. Solo hay una manera de comprobar si es un
engaño. Forzarla a la emoción.

Tan pronto como esas palabras salen de su boca, siento como si me pateara en
el pecho un monstruoso gusano de tierra de quince toneladas. Mi cuerpo se inclina
sobre sí mismo por el impacto fantasma, y un aliento sale de mis labios en un
gruñido de dolor cuando soy arrojada hacia atrás.

Al volar por el aire, me estrello contra un conjunto de rocas que se agrietan y


gimen contra mi impacto. Otro sonido de dolor se me escapa cuando caigo al suelo
en un montón, el sabor a ceniza chamuscada en mi boca.

Miro hacia abajo mientras la sangre negra gotea de mis labios, y con
movimientos mareados, vuelvo a ponerme en pie. Una vez culpé al veneno del
Diablo por la sangre negra que estaba derramando. Aparentemente, es el color
natural de la sangre del infierno.

Mi visión borrosa recorre la tierra como un zumbido persistente en mis oídos.

Veo cuatro figuras familiares golpeando con sus puños contra una barrera tenue
y transparente que apenas es visible incluso para mis ojos sensibles. Mi cabeza se
proyecta hacia la izquierda, divisando a mi público para el entretenimiento de esta
noche.

Giro bruscamente el cuello a un lado mientras ruedo mis hombros hacia atrás y
escupo más de la sangre cenicienta.

Los oscuros ojos de Lucifer chocan con los míos justo cuando mi visión se
estabiliza. Hay una peculiar disculpa en las profundidades de su mirada que no le
compra ningún favor.

Mis párpados bajan un parpadeo y mi mirada se posa en Rafael cuando vuelvo


a abrir los ojos.
Él cae de la plataforma mientras levita en el aire, y sus ojos se estrechan
letalmente sobre los míos mientras sonríe. Una mirada amenazadora como esa es
bastante inapropiada para un ángel.

Con dos pasos rápidos, saco mi mano, lista para desatar el infierno, pero
estoy... girando repentinamente. Una piedra repugnante metafóricamente se lanza
en mi estómago mientras el mundo se mueve a mi alrededor. ¿Estoy en el aire?
¡¿Qué demonios está pasando ahora, maldita sea?!

Un rugido suena junto a mi oído, justo mientras me deslizo contra algo


húmedo y blando, mientras jadeo por aire, y me deslizo por la resbaladiza
superficie. La luz se desvanece, y ni siquiera mi visión nocturna me da más que
unos cuantos atisbos de algunas cosas realmente alarmantes, mientras sigo
deslizándome en la cosa húmeda y viscosa.

Ahí es cuando me doy cuenta de lo que está pasando.

—¡No voy a permitir que me coma un monstruo, justo cuando estoy en medio
de matar a un ángel asesino! —maldigo, golpeando mi puño en la mierda que
produce la bilis.

Algo cruje contra mis nudillos antes de que lo sienta ceder.

El aire caliente ondea sobre mis yemas en una brisa electrizante, mientras uso
esa palanca para arrastrarme fuera de la garganta del monstruo que me está
comiendo.

Una explosión de energía me llena cuando consigo salir, y salto lejos de la


bestia gritando, antes de que pueda aplastarme mientras huye.

Estoy cayendo, cuando la vista de su cola grisácea y escamosa que se sacude


por el suelo, desaparece de la vista, mientras el grito del monstruo permanece en el
aire.

Aterrizo con un sonido de algo mojado y pegajoso; paso una mano sobre mi
pelo empapado, que está en mi cara, para empujarlo fuera del camino. Se queda
dónde está, como si hubiese sido sumergido en cemento de secado rápido, y soy
incapaz de moverlo.

Esto va a volver loco a mi orgullo inmoral. Es como papel de lija para mis
nervios internos.

Mirando al hoyo en el suelo, grito, bastante cabreada, y lanzó algunos pedazos


de la cosa pegajosa.
—¡Permíteme presentarme! —grito—. Soy El maldito Apocalipsis. ¡Así que
algún día te encontraré!

No puedo estar segura, pero creo que escucho el eco de un chillido satisfecho y
terrorífico que viene de ese agujero.

Mi mirada vuelve a lo único importante aquí. Mis muchachos tienen que estar
completamente preocupados y aliviados. O, simplemente, realmente cabreados
porque estaban atrapados mientras me comían. Uno de dos.

Les doy una mirada de que-los-jodan, junto con un encogimiento de hombros


indefenso.

Luego, vuelvo mi atención a Rafael, que simplemente me mira con una ceja
levantada.

—Evidentemente, alguien olvidó decirle que soy El Apocalipsis —explico,


limpiando la asquerosa y maloliente pringue de mi boca, y escupiéndola. Sé lo poco
profesional que se ve todo esto, y cómo le quita intensidad a la situación—. Me he
ido un tiempo, como ya sabes.

Bastantes gemidos suenan, en este momento particularmente serios, como si


estas personas no entendieran la magnitud de lo que está pasando en este momento.
Terriblemente insensible de su parte, incluso considerando el malvado público.

—¿Esperas que creamos que fue asesinada por una simple hoja con tu veneno?
—le pregunta uno de los supuestos ángeles a Lucifer.

—Posiblemente un eco de su verdadera muerte —responde Lucifer, atrayendo,


inmediatamente, mi atención—. El vínculo no se había asentado. Era más
vulnerable. Y sigue siendo vulnerable. Esto no puede ir más lejos.

—Esa no es tu decisión, hermano. Su existencia es un desequilibrio total —dice


Rafael, con un tono burlón que no grita exactamente angelical.

—El único desequilibrado aquí eres tú —gruñe Lucifer.

Tengo que estar de acuerdo con el Diablo en eso. No creo que los ángeles
deban ser tan mezquinos.

—Tiene razón. Esta es nuestra decisión —dice otro de los chicos buenos a
Rafael.

Ladeo la cabeza.
—¿Vamos a seguir adelante, entonces? ¿Vas a castigar a una chica que aún no
tiene ni idea de cómo controlar sus poderes por completo? Después de todo, fuiste
tú quien me mató la última vez. Pensé que los ángeles debían ser los buenos. No los
matones y asesinos.

Me estudia, como si estuviera buscando algo.

Extiendo los brazos, sin siquiera molestarme en fingir que sé cómo luchar
contra un ángel. O lo que haría al equilibrio si lo intentara...

—Atácame otra vez. A ver si infligir dolor es tu nuevo propósito. Estoy segura
de que eso no le hará nada horrible al equilibrio de un ser puro —prosigo.

Tensa los labios, como si estuviera frustrado.

—Todavía no he tomado una decisión —dice, y me preparo para el próximo


golpe... segundos antes de oír a mis chicos gritar de dolor.

Mi mirada se lanza a la delgada barrera, y me apresuro hacia ella mientras mis


ojos se ensanchan.

Están en el suelo, luchando por levantarse, mientras la sangre sale de sus oídos.
Mi pulso explota cuando el pánico late en mi pecho, y dirijo mi atención a Rafael,
lanzándole todo el poder que puedo reunir, pero me lanzan hacia atrás mientras un
grito de dolor de Gage resuena en mis oídos.

Aterrizo en el suelo, y luego siento que algo me golpea en la cara. La sangre


negra me salpica, mientras mi cabeza se arroja hacia atrás; y el siguiente golpe
viene del otro lado, con tanta fuerza, que repito el mismo patrón, pero en la
dirección opuesta.

El dolor me invade, y me arranca el aliento cuando algo invisible me patea y


me lanza a cien metros. La suciedad me bloquea el aire en los pulmones, incluso
mientras toso para expulsarlo, lanzando más sangre ácida.

Escucho el grito de dolor de Jude, y me pongo de pie, tragándome las lágrimas


de dolor, mientras vuelvo a ponerme la rodilla en su lugar. Los cortes en mi cara
comienzan a sanar, calmando el latido en mis oídos.

Mi sangre arde en mis venas cuando llega el próximo golpe, haciendo que el
deslizarme por el suelo, y ponerme de pie, sea un poco demasiado lento.

Veo a Kai siendo atacado por un ataque invisible de algún tipo, mientras el
pecho de Ezekiel se abre.
Me golpean de nuevo con fuerza, mientras grito de frustración cuando me
golpean mientras estoy caída, luchando con la desesperación y el pánico que luchan
por aparecer. No puedo respirar. Los sonidos son amortiguados por el martilleo de
mi corazón, que está palpitando en mis oídos.

Escucho un rugido de dolor de Ezekiel mientras las lágrimas calientes me


recorren la cara, y me quedo inmóvil en el suelo, incapaz de moverme, obligada a
ver, simplemente, como rompen su cuello y su cuerpo cae sin vida al suelo.

—¡Noooooo! —Mi grito resuena, una y otra vez, abarcando toda la tierra
alrededor, mientras observo... Impotente.

Los ojos vacíos de Ezekiel miran hacia los míos, en blanco.

Mi mandíbula tiembla, mientras una furia caliente se arrastra en mi pecho, y


sus gritos doloridos solo hacen que se extienda más rápidamente. Las lágrimas
corren descuidadamente por mis mejillas, mientras me pongo de pie, sintiendo la
fuerza que me sostiene.

La idea de Rafael como alguien poderoso, se destroza ante mis ojos, pero en
lugar de hacerme caer, simplemente, la dejo ir.

Simplemente... Dejo... Que se vaya.

El polvo llena el aire, y grito por el poder que necesito para exprimir cada
gramo de poder mortal de mí.

Mi cabeza se inclina hacia atrás, mientras un lamento brota de mi garganta, y


siento que mis huesos se rompen, por segunda vez, hoy. Pero no es nada
comparado con el dolor que me llena el corazón.

Ni siquiera puedo tragar cuando el viento empieza a golpear violentamente a


mi alrededor, lanzando a ese ángel hijo de puta contra una roca, con tanta fuerza
que grita de dolor. Algo se rompe a mi espalda y otro grito viene de Gage justo
cuando todo se incendia.

El purgatorio se incendia como si estuviera tratando de convertirlo en un


infierno, y el fuego se extiende para cubrir más y más terreno a mi alrededor.

Estoy inclinada hacia atrás, cuando una onda atronadora explota de mí y se


lanza hacia afuera, en un anillo de destrucción. El rugido del poder en el aire es
mío, por una vez.

¿Dónde estaba antes, maldita sea?


Las lágrimas calientes corren por mis mejillas, mientras veo a Ezekiel una y
otra vez en mi mente, la ira arde tanto en mí que se vuelve demasiado dolorosa.

Total, innegable, y absoluta destrucción; esa es la única manera de describirlo.


Todo directamente delante de mí está destrozado, desde rocas y árboles, hasta las
laderas de la montaña...

Mientras busco al ángel, los escombros caen con fuerza, obstruyendo mi visión
mientras me pongo de pie débilmente una vez más. Lo único que puedo escuchar
son los trozos de destrucción cayendo del cielo.

—¡Gage! ¡Jude! ¡Kai! ¡Que alguien me responda ahora! —digo en un grito


ahogado, cojeando a través de los fragmentos de roca, tropezando a través del
grueso velo de suciedad que cubre el aire.

Es inquietantemente silencioso, y nadie responde. Me veo obligada a contener


un sollozo mientras trato de mantenerme enfocada y fuerte por el momento.

Solo por el momento.

—¡Que alguien me responda! —grito más fuerte, ignorando las lágrimas calientes
rodando por mis mejillas mientras doy vueltas en círculo, buscando y sin encontrar
nada.

El aire a mi alrededor se despeja de repente cuando una brisa purificadora se


cierne sobre mí. Mi mandíbula rechina y comienzo a arrojarme sobre Rafael
cuando lo veo apoyado sin fuerzas contra otro ángel y simplemente mirando al
suelo.

Pero me olvido de que existe cuando me da hipo debido al sollozo de alegría, al


ver a mis cuatro muchachos caminando hacia mí sin un rasguño.

Me cubro la boca, negándome a emitir cualquiera de los sonidos que quiero,


porque acabo de ver morir a Ezekiel. ¿Es esto una ilusión o aquello lo era?

—Perdóname —dice la voz de Lucifer, recordándome lo que sucede mientras


mi corazón duele y se regocija al mismo tiempo, tan confundida sobre cómo
sentirme.

Necesito tocarlos para confiar en mis ojos, prácticamente arrastro a Ezekiel


hacia mí, casi lo acaricio como un gato hambriento de afecto mientras estrecho mis
ojos hacia Lucifer.

—¿Una ilusión? —le pregunto en voz baja, tragando el nudo en mi garganta.


—Ahora lo saben con certeza —dice con una sonrisa tensa—. Te curarás más
rápido en el infierno que en el Purgatorio. Sanarás más rápido en el Purgatorio que
en la parte superior. Hablaremos cuando tus emociones no te dejen ser irracional.

Él se ha ido antes de que pueda llamarle por toda una serie completa de
nombres muy creativos que puede agregar a esa larga lista de títulos que tanto le
gustan.

Los ojos de Rafael se encuentran con los míos, y me quedo de pie solo por el
poder de la terquedad.

Casi parece arrepentido, como si eso hiciera que todo esto esté bien para su
alma pura de corazón. No me gusta que me llamen mentirosa, incluso si trato de
mentir. Realmente no me gusta que me mientan después de ser llamada mentirosa.

Mantiene mi mirada durante un segundo más en silencio, y luego desaparece


de mi vista, junto con todos los demás, sin nosotros cinco.

En el momento en que se van, dejo la farsa de ser invencible, y suelto un


pequeño grito de dolor al caer, apretando los dientes mientras me agarro el costado.

Ezekiel viene a por mí, atrapándome antes de que golpee el suelo y me ayuda a
bajar el resto del camino. Sus ojos se dirigen a mi alrededor, observando todos los
moretones púrpuras cubiertos de suciedad pegajosa y gris.

Los moretones están en todas partes, y se siente como si algunas cosas


estuvieran demasiado rotas para curarse tan rápido como antes.

Soy vagamente consciente del hecho de que solo los estoy viendo con un ojo,
pero no me importa. Porque los cuatro están aquí.

Los cuatro.

Todos están bien.

Todos están bien.

La ira se aleja lentamente de los bordes de mi mente, y más sollozos ahogados


se escabullen de mí. Todos esconden cualquier expresión y guardan silencio
mientras me tomo unos largos minutos para recuperarme.

—Todavía estoy enojada contigo, pero eres mi favorito solo porque no estás
realmente muerto —le digo en un susurro roto a Ezekiel.

Sus ojos se deslizan sobre mí, apretando la mandíbula, como todos los demás.
—Estoy harto de los juegos. Alguien tiene que decirnos qué carajo está
pasando —grita Jude cuando Ezekiel me levanta con cautela, acunándome en sus
brazos como si fuera frágil.

Se desliza con movimientos suaves, con cuidado de no sacudirme, mientras el


músculo salta a lo largo de su mandíbula.

Sus ojos están fríos mientras mira a Kai y dice:

—Voto por dejarla sanar y comencemos a encender nuestros propios incendios


para variar. Que se jodan. A la mierda con esto. Que se joda el maldito equilibrio o
lo que sea que esté pasando ahora mismo.

Siento que nos estamos transportando, y dejo que Ezekiel me lleve a una cama
familiar que se ha vuelto completamente púrpura. Esta es la habitación donde
charlé con el Diablo.

—¿Dónde estamos? —pregunta Gage mientras Ezekiel me pone de pie.

Me las arreglo para convertirme en fantasma, usando esa ingeniosa habilidad


para limpiarme y cambiar en el corto tiempo en que soy lo suficientemente fuerte
como para permanecer en esa forma.

Cuando sufro, esa forma es la que más sufre, cuando extrañamente era la única
forma que tuve durante tanto tiempo. Es como si tuviera que haber equilibrio para
eso también.

—No lo sé. No es como si yo lo hubiera hecho —dice Ezekiel en voz baja


mientras miran a su alrededor.

Cojeo hasta la cama, sin molestarme en adivinar qué está pasando. Solo sé que
todo duele, y las habilidades curativas del infierno realmente están ayudando con el
dolor implacable.

Jude vigila mientras las puertas se cierran y se traban, y él mueve su guadaña,


listo para pelear.

—Yo lo hice. No me sorprende que un dato que conozco sea cómo cerrar mi
puerta en el infierno después de haber tenido mi mente completamente torturada
por mi padre y mi trasero pateado por su hermano angelical. Es una familia de
mierda en la que me he manifestado —afirmo secamente.

—Atravesamos a muchos guardias. Estoy seguro de que eso va a hacer enojar a


alguien —dice Gage con un aliento cansado.
—¿Cuándo? —pregunto, mis párpados se vuelven pesados debido a que oculto
la cantidad de dolor que realmente siento, aguantando como un jefe, si digo eso
entonces...

Se me escapa un ligero gemido, y Kai está rápidamente en la cama a mi lado,


deslizando suavemente su mano por mi cabello y apartándolo de mi rostro.

—Todo está bien —le aseguro con firmeza.

Me mira mientras presiona suavemente sus labios en la parte superior de mi


cabeza, posiblemente con el toque más gentil que me ha dado.

—Se necesita mucho para que ustedes sean amables conmigo. No vale la pena
el esfuerzo —digo con esfuerzo, tratando de aligerar las lamentables miradas que
todos me están dando.

Kai suspira con fuerza contra la parte superior de mi cabeza, sin darme el
gemido que esperaba.

—Lo quiero muerto. A la mierda con el equilibrio. Eso no fue más que frío.
¿Cuál es el jodido propósito de esto? —se queja.

No estoy segura de quién es al que quiere muerto. Hay algunos candidatos que
me vienen a la mente.

Siendo Lucifer uno de ellos.

La paliza era preferible a la angustia que sentí cuando tuve que ver los ojos de
Ezekiel desvanecerse. Era tan malditamente real. Incluso escuché el último sonido
tranquilo de los latidos de su corazón, y lo vi expirar a través de su enorme pecho.

—Necesito a Ezekiel durante un momento —digo mientras rozo un beso en los


labios de Kai.

Sus ojos muestran comprensión mientras besa mi cabeza otra vez y se pone de
pie. Aprieta los puños mientras se aleja, y Ezekiel se mete cuidadosamente en la
cama a mi lado.

Ni siquiera me importa cuánto duele envolverme alrededor de él, o cuán


vulnerable me veo en este momento en particular.

Los otros tres se sientan en el suelo, con los ojos alertas como si estuvieran
esperando algo. Cualquier cosa.
En este punto, se comienza a sentir como si nadie y todos nos quisieran
muertos. Como si tuviera que haber un equilibrio en el nivel de complejidad al que
me veo obligada a soportar.
Pequeños y gentiles círculos siendo trazados en mi espalda es lo que siento al
despertar. La mano hace una pausa durante un breve segundo antes de continuar
con esos lentos patrones.

—Solo he venido a ver si ya está despierta. —Oigo decir a una voz familiar.

Abro un poco un ojo, viendo la puerta y un trozo del perfil de Lamar más allá
de la cabeza de Jude, ya que él prácticamente bloquea la entrada. Cerré esa puerta
por una razón.

—Hasta que alguien nos diga qué infiernos está ocurriendo, nadie cruzará esta
puerta. A menos que realmente quieras matarme. Obviamente, será cada uno por
su lado después de eso.

Es Ezekiel quien está debajo de mí, lo sé por el tatuaje tribal que sube desde la
cinturilla de sus jeans donde su camiseta se ha subido. Su cuerpo es cálido bajo el
mío y sus brazos siguen a mi alrededor, agarrándome a él igual que cuando
finalmente me rendí al cansancio emocional y físico y caí dormida.

Catalogando mentalmente el pequeño dolor residual, empiezo a hacer


inventario de los chicos. La atención de todos se fija en la puerta, los músculos de
Kai están amontonados porque agarra su tridente demasiado fuerte.

Además, siguen llevando sus faldas de guerreros.

—Lucifer ha pedido perdón, claramente sabes que eso significa que sintió
verdadero arrepentimiento, y eso es algo terriblemente difícil de sentir para él
obviamente —sigue parloteando Lamar.

La sangre se revuelve en mis venas y me doblo para sentarme mientras mis ojos
se entrecierran.

Lamar está jadeando en la siguiente respiración cuando el mero pensamiento


en mi mente lo mete en la habitación apartando a Jude. Lamar golpea contra la
pared por la corriente que sea que está saliendo de mí y se agarra la garganta como
si se ahogase, mientras sus ojos sobresalen un poco.

Los chicos simplemente me miran cuando finalmente lo suelto en el suelo sin


siquiera moverme de la cama.

La mano de Ezekiel acaricia mi espalda cuando se sienta lentamente a mi lado,


todas las miradas van a hacia Lamar mientras se atraganta con el aire fresco.

—¿Por qué fue eso? —pregunta incrédulamente.

—Te sentaste allí sonriendo después de que Lucifer me manipulara para venir
al infierno. Luego te sentaste allí cuando me arrastraron allá arriba, donde me
hicieron creer que había visto morir a Ezekiel.

Cuando mi voz se vuelve inestable, paro de hablar y me conformo con una


mirada realmente enfurecida. Sus ojos se suavizan, y se aclara la garganta mientras
se pone en pie.

—No tenía ni idea de que pasaría eso, acabo de enterarme de estas cosas y solo
me han incluido porque tú empezaste a confiar en mí en primer lugar. No se me ha
permitido saber ciertas cosas que realmente desearía haber sabido.

—Jodidamente bien por ti —dice Kai en un amargo gruñido.

Los labios de Lamar se aprietan.

—Nos están llamando a una reunión ahora mismo, me enviaron a... entregar el
mensaje. Aparentemente abandonaste tu habilidad de oír las llamadas de Lucifer.

Jude me mira, yo encojo un hombro, demasiado cansada para siquiera golpear


a Lamar con mi propio puño porque involucra caminar hasta allí para hacerlo.

—¿De qué estás hablando ahora? —pregunto en un suspiro cansado.

—Has cambiado muchas cosas, debes haber hecho concesiones para conseguir
otras cosas que querías, incluyendo volver a la vida tras una muerte real —explica
Lamar de esa forma suya que te hace sentir estúpido y frustrado porque solo te
confunde más.

Exasperada, pregunto:

—¿Cómo? ¿Cómo equilibré las cosas de esa forma? ¿Lo suficiente para volver?
—El propio poder de tu mente, por supuesto —dice como si debería ser de
conocimiento común.

—Genial. Así que, si muero otra vez, me quedaré muerta —refunfuño,


apretándome el puente de la nariz—. Mi mente ya no es tan asombrosa.

—Esa es una preocupación para otro momento, te escoltaré y finalmente


conseguirás las respuestas. Luego me temo que tu trabajo se volverá muy duro. El
de los cinco.

—Explícate —le dice Jude—. Estoy harto de entrar en un escenario en el que


somos los únicos que no saben lo que sucede. Los juegos acaban ahora.

Los ojos de Lamar se encuentran con los míos, como si estuviera pensándolo, y
finalmente deja escapar un reluctante y derrotado aliento.

—Les demostraste que realmente no tienes ni idea de quién eras, y que los
recuerdos ciertamente se han ido. Eres terrible con el engaño. Nunca sospechaste
de una ilusión —me dice Lamar.

—Me alegro mucho de haber superado esa prueba —digo a través de una sonrisa
de ‘vete a la mierda y vete al infierno’, cubriendo las palabras con el sarcasmo más
insultante que alguien puede.

—Te lastimó muy fácilmente, y nunca hubieras permitido eso —continúa—.


Para empezar, tampoco te hubieras permitido separarte de ellos. Rafael finalmente
tendrá que caer después de todo esto.

—¿Eso significa que estará aquí conmigo? —pregunto conversacionalmente,


esperando que la respuesta sea sí.

—No lo sé. No estoy realmente seguro de lo que les sucede a los ángeles
caídos, aparte de Lucifer —responde—. Pero sí sé por qué quieren verte. Se ha
dejado claro que ya no eres una opción para el plan puro. Lo único que queda es el
impuro.

Echo un vistazo a Ezekiel, pero él sigue mirando a Lamar.

—Simplemente dinos en palabras pequeñas, literales, detalladas y fáciles de


entender qué demonios quieren de nosotros —gruñe Gage mientras da un paso
amenazador hacia Lamar.

Lamar sonríe sombríamente.


—Pensé que ya sería obvio —dice de esa manera molesta—. Quieren que sean
Los Cuatro Jinetes y El Apocalipsis. Necesitan que hagan para lo que fueron
diseñados para hacer, porque ha llegado el momento.

Nadie realmente dice nada durante un segundo, pero finalmente libero una risa
sin humor que bordea la histeria cuando me vuelvo fantasma y me transporto fuera
de la cama.

Me vuelvo completa a un par de metros de él.

—Estoy a punto de ser El Apocalipsis en este mismo momento —le advierto.

Él traga saliva y da un seco asentimiento.

Es un farol. Me siento tan miserable como esa noche que pasé en el suelo del
baño después de mi primera experiencia con el licor de Harold, por lo que no tengo
ese tipo de poder dentro de mí en este momento.

—Querías respuestas, Paca. Debes saber que todo lo que Lucifer ha hecho
hasta este momento ha sido para protegerles al infierno y a ti. Pasar la prueba
significa que finalmente ganas la discusión por la que peleaste hace quinientos años.

—¿Discutí para hacer estallar el mundo? —pregunto dudosamente.

Sé que no soy ese tipo de horrible. Va en contra de todo lo que sé sobre mí


misma. Solo mato cuando es necesario o para mantener el equilibrio, según mi
diario. Nunca mato solo por diversión.

—No exactamente. Es más complicado que eso —dice con inquietud—. Me


temo que es más complicado de lo que puedo explicar. Vinieron a por respuestas.
Deja de discutir que estás lejos de ellas solo porque te lastimaste. Eres más dura que
eso.

Sus conversaciones generalmente implican más besos en el culo. Prefiero esa


versión suya.

—Bien —digo secamente, volviéndome fantasma.

Sus ojos se mueven como si estuviera buscándome, mientras cambio mi


atuendo, recogiendo una maldición exasperada de Gage justo antes de hacerme
completa y revelar mi nuevo conjunto.

Las cejas de Lamar golpean la línea de su cabello mientras me mira.

—¿Qué demonios llevas puesto?


—Algo insensible y grosero para distraerlos justo antes de desatar el infierno y
prenderles fuego a todos —digo con un firme asentimiento, esperando que los
muchachos vacilen y me digan que estoy loca—. Después de que escuchemos
cualquier excusa gloriosa que tengan para todos estos malditos juegos, por
supuesto.

Miro a mi alrededor cuando nadie hace la diatriba predecible de Paca-está-loca.


Incluso Jude está callado.

Lamar parece un poco mareado.

—Suena como un plan —dice Kai encogiéndose de hombros mientras camina


hacia Lamar—. Lidera el camino. Veamos si nos gusta lo que oímos o no.

Por primera vez, se siente que somos una verdadera unidad.

Simplemente porque no puedo creer que me acompañen, tengo que preguntar:

—Solo para que quede claro… vamos a entrar, golpear la mierda, y salir como
los malvados jefes que somos, ¿cierto?

Jude se encoge de hombros y sonríe. Kai me da una pequeña sonrisa diabólica.

—Depende de lo que digan —me dice Ezekiel de una manera no


comprometida, mientras Gage le da a su espada una mirada aburrida.

—A la mierda mi día —dice Lamar con una expresión cansada mientras se da


la vuelta y lidera el camino.
Las puertas se abren dramáticamente sin que yo realmente pida que se haga, y
resuenan en las dos paredes mientras los seis entramos pavoneándonos. Casi quiero
hacer una pose de superhéroe de manos en las caderas.

Si solo tuviera una capa...

Lamar hace de flanco a mi derecha, moviéndose hacia la esquina, mientras


caminamos hacia la larga mesa llena de mis hermanos y los ángeles demacrados.

Rafael no me mira a los ojos. Parece que estamos interrumpiendo una


conversación entre él y Lucifer.

Permanecemos de pie en lugar de tomar los cinco asientos vacantes.

—Él debe caer. Entonces Paca y sus Jinetes nivelarán el mundo. Después de
eso, cierras tu casa y yo cerraré la mía. Puede tener lo que quede. No reunirá la
fuerza que necesita —dice el Diablo, sus ojos dirigiéndose rápidamente a otro
ángel.

—Ella todavía tiene un poder inimaginable. Lo sentimos igual que tú. Solo
necesita fortalecerse aquí abajo durante unos meses, y ella podría ahorrarnos todo
esto —discute ese ángel.

Esta... no es la discusión que esperaba. De hecho, no estoy segura de qué sea


esta discusión siquiera. Está robando parte de mi vibración de patea culos y toma
nombres.

—Ella no está diseñada para eso. ¡Por última jodida vez, nunca lo estuvo! —
grita Lucifer, golpeando su puño sobre la mesa de piedra con tanta fuerza que se
agrieta—. ¡No pueden cambiar el juego en la etapa final!

—¡No es un juego, Lucifer! —afirma enfáticamente uno de los ángeles.

—¡Todo es un juego! —dice Lucifer en un tono algo loco.


Hera hace girar su cáliz y toma un sorbo. Los mellizos arrojan una pieza
triangular de plástico a través de arcos de fútbol colocados con los dedos. Manella
está dormido. Caín está tirando dados y maldiciendo los ojos de serpiente. Lilith
está revolviendo su bolso, sacando rocas que se convierten en líquido. El líquido
comienza a convertirse en pequeñas figuras de hombres de arcilla.

Sacudiendo la cabeza y apartándome de la distracción, vuelvo mi atención a la


discusión vehemente aún en curso.

—Ella simplemente no es capaz en este momento. Nunca lo fue —está


diciendo Lucifer.

—Porque compartió su equilibrio con ellos —gruñe Rafael, señalando con un


dedo acusador a mis muchachos.

Supongo que eso significa que nos han notado y encuentran que somos un
detalle tedioso en el gran esquema de las cosas. Prefiero sentirme importante
cuando las personas están jugando conmigo y creando expectativas ridículas.

Ni siquiera estoy segura de qué expectativas ridículas están poniendo sobre mis
hombros, pero es casi la esencia de la discusión.

—No importa lo que hizo, porque no comprometió la integridad de su


equilibrio. ¡Nunca lo ha hecho! La mataste e inclinaste la balanza.

—¡Se habría hecho añicos si no hubiera tenido razón! —grita Rafael mientras
se pone de pie, respirando pesadamente... pero su ira comienza a desinflarse
visiblemente.

Parpadea y se aclara la garganta antes de volver a hundirse en su silla.

—No. Es debido a todo lo que hizo para traerlos de vuelta a ellos y a ella
misma que el equilibrio no se rompió por completo —dice Lucifer en un gruñido,
luego sonríe como si hubiera ganado cuando Rafael no dice nada a cambio.

—¿Por qué me mataron? —pregunto, interrumpiendo con una pregunta directa.

Lucifer comienza a responder, pero estoy harta de sus comentarios en círculos


que realmente siempre me dejan sintiendo que no he aprendido información veraz.
En cambio, miro a uno de los ángeles, que está mirándome fijamente con expresión
horrorizada.

Creo que es la primera vez que me han notado de verdad desde que ignoraron
nuestra entrada brutal.
Bueno, todos los ángeles, menos Rafael, están mirándome fijamente como si
estuvieran horrorizados ahora.

—Lo escucharé de los chicos buenos que se supone que no deben poder decir
mentiras. Aunque... claramente esa regla de manipulación está en juego —
continúo.

Simplemente continúan mirándome boquiabiertos.

Lilith me pone los ojos en blanco dramáticamente.

—Claaaaro. Se pone un sexy disfraz de ángel y eso llama la atención. Tan


inmaduro. —Sacude la cabeza, murmurando entre dientes—: Yo me vería mejor
con ello.

Se olvidó de mencionar los cuernos rojos en mi cabeza sosteniendo el halo


blanco difuso. Sonrío cuando continúan boquiabiertos.

Es grosero ser tan impura frente a los puros, pero estos tipos me mataron y
ayudaron a torturarme recientemente.

Mi corazón y mi cuerpo todavía están doloridos, así que el recuerdo aún está
muy fresco. Crispa esa mezquina impureza mía.

—Alguien debería comenzar a responder —dice Caín, inclinándose—. Ella


tiene esa mirada loca en sus ojos, y ellos la seguirán. Han pasado demasiado
tiempo cabreándolos.

Caín oficialmente es mi nuevo hermano favorito.

Me retracto cuando se agacha y se rasca las bolas con una firme mirada de
concentración en su rostro. Hombre, con el esfuerzo que está poniendo en eso,
realmente deben picar...

Acabo de vomitar en mi boca.

—Hace poco más de cinco siglos —comienza con un resoplido el ángel más
cercano a mí, los ojos evitando mi conjunto distractor que es transparente y muy
indiscreto—, nuestro campeón se enfrentó a Jahl.

Hay una burbuja apareciendo en el fondo nuevamente, rompiendo esa


construcción de suspenso que ha estado creciendo constantemente.

—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —pregunto, sin decir que no conozco a esta
persona Jahl.
—Nuestro campeón perdió —dice Rafael en voz baja, sin dejar de mirar
fijamente la mesa—. Debería haber sido imposible. Él era el contrapeso perfecto
para Jahl, pero aun así, perdió. Y Jahl casi se soltó en el mundo.

—¿Quién es Jahl? —Finalmente tengo que preguntar.

Nadie parece emocionado porque necesite saberlo.

—No es un quién sino un qué. El hijo que nunca tuve después de que se me
negaran el derecho a usar mi sangre —declara Lucifer, mirándome—. Habría sido
el primero. Fue creado para atrapar las impurezas que escapaban para evitar que
todo ello se derramara en el mundo. El infierno es más desordenado que un lugar
de pura intención. Tenemos más derrames.

Se pone de pie, eligiendo sentarse en el borde de la mesa, presumiblemente


para poder verme mejor antes de continuar.

—Fue una creación fallida desde el principio. Sin mi sangre, Jahl nunca se
convirtió en un ser verdadero. Podía imitar la emoción pero no sentirla, y era el mal
puro, sin adulterar cuando el equilibrio inestable se derrumbaba en un corto
período de tiempo. No había nada que hacer más que encerrarlo hasta que un
campeón pudiera ser entrenado.

Echando un vistazo, noto que nadie ni siquiera se molesta en reaccionar a sus


palabras, incluidos mis chicos. Supongo que todos simplemente están pasando por
alto el hecho de que el Diablo acaba de llamar a otra cosa mal puro, sin adulterar
como si fuera algo malo. No aterrador ni nada. Entendido.

—Jahl no pudo atrapar todos los vertidos según lo previsto —me dice el ángel
al lado de Rafael—. El infierno realmente es demasiado desordenado. Estaba
condenado a desequilibrarse, incluso si se había convertido en un ser.

—Como un ser, habría tenido más debilidades —dice Lucifer, yendo por otra
tangente, ya que claramente tienen siglos de cuestiones sin resolver, junto con
discusiones a medio negociar.

—Volviendo a cómo esto tiene algo que ver conmigo —digo, haciendo un gesto
hacia mí.

—Todos ustedes son un montón de abominaciones malcriadas, egoístas e


irrespetuosas, y sin embargo creen que su vida tiene más mérito que la de cualquier
otra persona —dice Rafael con los dientes apretados y los ojos enojados que
encuentran los míos.
—Sí, y tú eres un angelito desinteresado, compasivo y dulce, ¿no? —digo con
una ceja arqueada mientras cruzo los brazos sobre mi pecho con incredulidad—.
Acabo de sanar, en caso de que quieras darme algunos golpes más. Creo que subí
de nivel, por lo que puede ser más interesante esta vez.

Siento que la mano de Jude se mueve sutilmente hacia mi espalda, tocándome


a través de la tela de encaje, como si se estuviera preparando para canalizarme.

Es estúpido si cree que los enfrentaremos de frente. Tendremos que hacer este
estilo de ataque furtivo.

Ezekiel tendrá que ir primero para ver qué tan bien funciona Guerra contra los
engendros del infierno y los ángeles. Mis hermanos perezosos tendrán que lanzarse
en esa dirección.

—Ves tanto como yo. Yo matándola y tú matándolos restauraría su equilibrio


por completo. Esas piezas están de vuelta donde pertenecen. Es por eso que el
equilibrio no se hizo añicos. Ella lucha contra él, o hacemos esto de nuevo —dice
Rafael, escupiendo las palabras a Lucifer.

Casi señalo que Manella fue el asesino de mis muchachos, porque nos gusta la
mierda realmente complicada por aquí. Parece que solo esperan que estemos de
acuerdo con toda esta muerte ahora que hemos logrado regresar sin recordar los
eventos.

—Sobre mi cuerpo frío, muerto y jodido —dice Lucifer con un tono


inquietantemente frío, con los ojos en Rafael como si lo estuviera desafiando a
hacer un movimiento. Extrañamente, una gota de sangre negra gotea de su nariz—.
Te arrojaré allí con él y veré qué tal te va, hermano, mucho antes de que vuelvas a
tocar a mi hija.

—Son herramientas. No son tus verdaderos hijos —gruñe Rafael.

Rafael se mueve alrededor de la mesa, y Lucifer se levanta lentamente,


enderezando su chaqueta como si estuviera tranquilo y fresco, pero listo para matar
a alguien.

Es cuando está tranquilo que es el más aterrador.

—¿Puedo vencer a Jahl? —pregunto mientras los dos se mueven el uno hacia el
otro.

Volviéndome fantasma, rápidamente transportándome entre ellos


reflexivamente, sorprendida de encontrarme de pie en este predicamento.
Ambos dejan de avanzar, parados a ambos lados de mí.

—No —dice Lucifer, al mismo tiempo que Rafael responde—: Sí.

¿A quién creer? El Diablo mentiroso, que me ha manipulado demasiadas veces,


o el ángel desequilibrado que me mató y disfrutó arrojándome con el propósito de
exponer una mentira en lugar de la verdad...

Realmente hay un maldito equilibrio en cada decisión. Se está volviendo


tedioso ahora.

—Si ella pudiera vencerlo, matarla habría destrozado el equilibrio —gruñe


Lucifer.

Pero... podría ser un comentario más circular con palabras bien ubicadas para
manipular toda la situación.

—¡Ella ha torcido toda esta situación para su beneficio! Es lo que hace. ¡Es
egoístamente desinteresada! —grita Rafael.

—Egoístamente egoísta —modifico, haciendo que Rafael me frunza el ceño—.


Lo tienes al revés.

—En realidad es los dos —dicen los gemelos al mismo tiempo—. Dependiendo
de los motivos y las circunstancias.

Solo le sonrío a Rafael, porque parece enfurecido por la interrupción de su


diatriba insultante.

—Explíquense —dice Kai a los Mellizos.

—Si elige hacer algo por una razón desinteresada, también tiene que encontrar
un razonamiento egoísta para hacerlo, a fin de preservar el equilibrio. Es
desinteresadamente egoísta en esa ecuación, porque no tenía motivos egoístas
anteriores. Se trata de motivos y razonamientos —dice en tono aburrido el más
cercano a nosotros.

—La persona que sobrepasa el rendimiento, por lo general, solo tiene que
pensar en las grandes decisiones —dice el otro gemelo—. Porque los pequeños
están hechos inconscientemente con un equilibrio fácil para ella.

Miro a Rafael cuando suelta un resoplido de burla.

—Eres bastante crítico para un psicópata asesino con un halo. Curioso. Tienes
alas. ¿Se les permite a los ángeles tener relaciones sexuales? —parloteo, solo lo
empujo más lejos porque se siente bien, considerando lo que me hizo pasar—.
¿Quieres ver cómo se ve con tu propio harén personal? Estamos listos para
demostraciones.

Gage hace un sonido de diversión, junto con Ezekiel, por lo que es difícil
decidir sobre mi favorito en este momento.

Oh, espera... eso es correcto. Chloe sigue siendo un problema sin resolver. Ezekiel
lo es.

Rafael me gruñe mientras mi cabeza sigue explotando en tangentes


esporádicas.

—Todavía piensa que es graciosa —agrega Lilith con un gemido.

—No. Creo que soy hilarante y completamente subestimada. Y creo que nadie
quiere explicar nada porque están demasiado ocupados discutiendo o
distrayéndome. Pero esa es solo la opinión de una chica, y morí. Todavía no está
claro por qué.

Rafael se ve aún más enojado, así que me acerco un paso más a Lucifer. No sé
si es más fuerte que Rafael, pero se siente seguro apostar con el Diablo que conozco
ahora, en lugar del que usa un halo cuando mata.

Todavía odio a Lucifer por sus ilusiones manipuladoras, pero me ocuparé de él


más tarde.

—Crees que eres la víctima en este escenario, lo cual no debería ser una
sorpresa. El infierno siempre juega a la víctima, a pesar de sus pecados. Los justos
siempre son juzgados por todos ustedes —continúa.

—Lo dice el tipo que me mató y me golpeó por el placer de hacerlo hoy,
mientras deja que el Diablo rompa mi corazón y torture mi mente. Mi alma es
oscura y retorcida. ¿Cuál es tu excusa? —replico.

—Sentados en un pedestal mientras se sujetan a un estándar de responsabilidad


tan pequeño —divaga Rafael amargamente, sin reconocer el hecho de que acabo de
hablar.

—¡Ella no puede vencerlo! —escupe Lucifer—. Ahora lo sabemos con certeza.

En este punto, creo que Lucifer solo está gritando cosas. ¿Verdad o no? Ese es
el equilibrio con él; nunca se sabe cuándo algo es mentira.
—Puedo hacer esto todo el día. De los dos, soy la única que no ha asesinado al
otro —le digo dulcemente, golpeando mis pestañas contra Rafael e ignorando el
estallido de Lucifer—. Apenas te considero justo, así que puedes detenerte con el
tono altivo.

—¿Por qué estamos discutiendo? Esta es mi decisión ahora —gruñe Lucifer.

—¿Realmente planeas hacer esto? No funcionará —dice Rafael de una manera


desesperada que solo me confunde más—. Ella tiene que luchar contra Jahl.

—¿Ella tiene que luchar contra el mal puro? ¿Cómo? ¡Ella es malvada! —le
grita Lucifer.

—Pero tiene suficiente compasión y el equilibrio perfecto para esto —continúa


Rafael.

Girando la cabeza de lado a lado, mirando por encima de un hombro y luego el


otro, escucho mientras el ángel y el demonio discuten de un lado a otro. Sacudo la
cabeza, preguntándome cómo esta metáfora se volvió tan real.

Hago un gesto entre ellos mientras se dan unos cuantos golpes más, y les doy a
mis muchachos esa pregunta tácita que espero que escuchen. ¿Pueden creer que esto
está sucediendo en este momento?

Jude me da esa mirada de querer torcerme el cuello y señala a su lado como si


yo debiera obedecer de inmediato y caminara hasta ahí.

Bien. Está pasando una mierda seria. No hay tiempo para distraerse con cosas
brillantes.

Aun así, cuando se inclinan sobre mí para discutir sobre mi cabeza, el Diablo a
mi izquierda y el ángel a mi derecha, resoplo y me ahogo en una risa.

Rafael da unos pasos hacia atrás inmediatamente mientras me recupero de mi


momentáneo desliz. Escucho a Lilith y Hera reírse también, así que sé que por lo
menos captaron la broma silenciosa.

Las odio un poco menos por eso.

—Lo que es verdaderamente gracioso, y no lo entiendes, es el hecho de que


piensas que yo soy el villano y tú eres la víctima incomprendida en esta ecuación
porque no tienes recuerdos de la verdad, Apocalipsis —dice Rafael con un
gruñido—. Tú eres la villana.
—¿Simplemente porque tú tienes labios inmaculados y los míos están
envenenados con el pecado? —descargo.

—No —dice uno de los otros ángeles, desviando mi atención—. Porque en vez
de tomar una decisión desinteresada o egoísta, acabas de tomar una decisión
egoísta. Ibas a acabar con el mundo y ayudar a Lucifer a sellar el infierno —me
dice, robando todo el humor persistente del aire.

Mi ceja se arruga cuando Rafael da un paso hacia mí, recuperando mi


atención.

—Querías nivelarlo todo, romper el equilibrio y encerrarte a salvo tras la puerta


del infierno y darle el mundo a Jahl. —Él da un paso más mientras un pesado peso
se asienta en mi pecho—. Después de que, por supuesto, pasaras una vida mortal
como gitana rumana con su harén de viaje —añade amargamente.

—Eso no suena muy parecido a mí. Yo no tenía miedo —argumento—. Todos


y todo lo dicen.

Sigue como si yo no hubiera dicho nada en absoluto.

—El infierno no puede ser sellado completamente para contener a todos sus
ocupantes, como una vez lo supo perfectamente: no hay entradas, pero sí muchas
brechas de un solo sentido. Quién sabe qué pasaría si Jahl reúne suficientes almas
para abrir una o ambas al final —continúa Rafael mientras yo doy lentamente un
paso atrás—. Ya tiene muchos seguidores en el infierno que con gusto entregarían
sus almas, creyéndole un Diablo más grande que Lucifer.

Lucifer gime.

—Soy el Diablo —afirma.

—Pero es solo el Diablo con ‘el’ en minúscula en mi cabeza. Tengo un gran ‘El’
con mi título —afirmo como obligada a hacerlo, y luego sonrío cuando Lucifer me
mira.

¿Por qué se siente como si de alguna manera hubiera ganado un premio?

—El punto es que la gente de Jahl, tus rebeldes, posiblemente arrastrarían todas
las almas del infierno que Jahl necesita, y ustedes, ingratos perezosos, egoístas y
distraídos, no harían nada para detenerlo —afirma secamente uno de los ángeles,
dándole a Manella una mirada incrédula cuando la misma Pereza se despierta de
un sobresalto.

Golpea sus mandíbulas antes de soltar un fuerte bostezo.


—Si Jahl puede consumir suficientes almas verdaderas como lo ha intentado
durante siglos, podría eventualmente consumir tanto el cielo como el infierno —
dice otro ángel, mirándome.

—¡Eso no significa que mereciera morir! —dice Lucifer, reiniciando el


argumento—. Nunca fue el lugar de ella tener que pelear contra él —ruge,
empujando a Rafael, que simplemente pone la otra mejilla.

—La maté porque la balanza debía inclinarse hacia tiempos más puros, y la
única manera de hacerlo era desterrando un gran mal. Ella actuaba de manera
egoísta, así que su muerte no tuvo ningún costo para el equilibrio —dice Rafael.

—¿Funcionó? —le pregunto a Lamar, mirando sobre mi hombro mientras un


dolor sordo comienza en mi sien—. ¿Se inclinó la balanza hacia tiempos más
puros?

—No —gruñe Lucifer mientras Lamar baja los ojos como si no pudiera
hablar—. Se ha puesto considerablemente peor. Porque mató al único de nosotros
con una onza de compasión.

Empuja a Rafael a través de la habitación, y el ángel gruñe cuando se golpea


contra la pared, pero sus ojos permanecen apartados mientras su mandíbula se
contrae.

—Mejor o peor es en realidad muy subjetivo, dependiendo de la perspectiva —


responde un ángel.

—Paca era la balanza que mantenía el infierno a raya, y ninguno de los demás
somos capaces de preocuparnos por lo que le pasa a las almas mortales, y menos a
mí. Hay una razón por la que era una maestra del equilibrio: veía el papel que todo
y todos jugaban —dice Lucifer, gruñendo.

Rafael ignora a Lucifer mientras sus ojos se posan directamente en los míos,
mientras yo trato de fingir ser el impenetrable engendro del infierno que se supone
que soy en este momento.

—No arriesgarías a tus preciosos Jinetes. Los cinco juntos podrían haber
terminado con esto y salvar el mundo. Pero nunca los dejaste pelear, así que
corriste. Como una cobarde. Hasta aquí llegó la intrépida Apocalipsis —dice Rafael
con seriedad.

—¿Quieres ver a un cobarde? —pregunta Lucifer mientras una risa familiar


resuena detrás de mí.

Me doy la vuelta mientras el Diablo añade:


—Te mostraré un verdadero cobarde.

Mis ojos están en la película que se desarrolla ante mí como si un proyector


fantasma estuviera en la habitación, proyectando la pantalla en la pared.

Soy yo. En un cementerio muy familiar. El que los chicos usan mucho cuando
cosechan almas escapadas.

No estoy muy segura de dónde viene el carrete o si es solo otra ilusión.

—O simplemente podrías hacer mi habitación morada. Es mi nuevo color


favorito. Lilith está siendo codiciosa al guardarse ese color para sí misma durante
tanto tiempo —le está diciendo el yo de la pantalla a... nadie.

Parece que la Paca del carrete está hablando consigo misma, como yo lo hago
ahora. Me inclino hacia la pantalla, viendo a la Paca del pasado con una fácil y
malvada inclinación de sus labios.

—Sí, sé que la codicia no es una de sus impurezas —dice con un molesto


gemido—. Es una figura retórica. Realmente deberías expandir tu lengua vernácula
en algún momento. Los noventa estarán aquí antes de que te des cuenta. Solo faltan
unos pocos siglos.

Su cabeza se echa hacia atrás y sonríe al cerrar los ojos como si estuviera
disfrutando de algo.

—Tengo que irme. Malek está intentando convocarme, y no encuentro a este


desequilibrado escolta real que Heratio juró que estaba causando estragos e
inclinando la balanza hacia arriba.

La Paca en la pantalla deja de hablar consigo misma, mirando a su alrededor


como si sintiera algo.

—Heratio, creo que tu radar de ángel está estropeado. No siento ningún


desequilibrio que sea letal. Se supone que tú también eres un maestro del equilibrio
—dice Paca en voz alta, con la mirada levantada como si estuviera diciendo esto a
los cielos.

La nieve está cayendo, cubriendo el suelo, apilándose en las lápidas por las que
está caminando. No ha cambiado mucho ese cementerio en los últimos quinientos
años.

Suspira como si estuviera agitada, y cuando se da la vuelta, inhala


bruscamente, porque en la pantalla hay un hombre muy familiar.
—Demonios, Heratio —dice Paca, levantando las manos—. ¿Por qué te
acercas sigilosamente a mí? ¿Quieres que te explote la cabeza?

El nombre de ese hombre no es Heratio. El nombre de ese hombre es... Harold.


Incluso con la barba descuidada y la ropa desigual, lo reconozco. Conozco a muy
pocas personas en esta vida, después de todo.

De repente, Gage me está llevando de la mano hacia los cuatro. Ni siquiera


estoy segura de cuándo o cómo he llegado a esta parte de la habitación sin darme
cuenta.

Los cinco miramos la pantalla, necesitando ver qué pasa después.

—Hay un desequilibrio, Apocalipsis —dice Harold, sonriendo sombríamente—


. Sabes que eso no me hace feliz.

Me asusto cuando los ojos de Paca se ensanchan repentinamente, y mis ojos


caen a la punta de la espada clavándose a través de su estómago. Un segundo no
está ahí, y en el siguiente vuelve atravesarlo.

Su cabeza cae, sin fuerza, mientras se tambalea, con la hoja todavía


atravesándola, algo parecido a mi última muerte. Sus venas comienzan a hincharse,
mientras la sangre roja gotea de sus labios y de la herida en su abdomen.

Sus ojos miran a Harold mientras se arrodilla, y ahí es cuando Rafael aparece,
sus ojos duros y fríos, como si estuviera manejando un problema, en lugar de
arrebatándome la vida.

—La traición no es algo que esperaba —dice Paca tan silenciosamente que casi
nadie más lo oye—. Alguien va... a lamentar... esto —añade en un susurro tenso.

Ni siquiera le da un vistazo a Rafael.

Harold mira hacia otro lado, dándole la espalda a la chica cuya sangre está
tiñendo la nieve de rojo.

—No sientas piedad. Ella haría lo mismo si los papeles se invirtiesen —afirma
Rafael huecamente a la espalda de Harold.

Parece una muerte larga y agonizante, mientras su cuerpo convulsiona


violentamente, y ella se arrastra por el suelo, tragando aire, tratando de hablar,
como si fuera a pedir ayuda o a decir algo importante. El intento de hablar termina
cuando se asfixia con su propia sangre.
Casi quiero mirar hacia otro lado, pero mis ojos permanecen pegados a la
pantalla, preocupada de perderme algo importante si, incluso, parpadeo.

—La espada de un campeón bendito, sumergida en la sangre de un ángel


justamente equilibrado, puede volvernos mortales y matarnos —dice Manella,
detrás de mí, demostrando que está completamente despierto, durante la noche de
cine familiar, mientras todos me vemos morir lentamente en la pantalla.

Cuando me derrumbo en la nieve, sin vida y aun sangrando, los dos ángeles
finalmente desaparecen de la vista.

Sin remordimientos.

Sin culpa.

Después de todo, yo solo era El Apocalipsis. ¿Por qué debería importarles?

Ignoro la nueva lágrima que rueda por mi mejilla, culpando a las cuarenta y
ocho horas emocionalmente gravosas. Ni siquiera puedo mirar a nadie en la
habitación ahora mismo, aparte de mis Jinetes.

Los cuatro están mirando a la chica muerta en la pantalla, sin mostrar ninguna
emoción visible. Es como si hubieran cerrado sus sentimientos, o tal vez son
indiferentes, ya que no recuerdan cuánto les amaba esa versión de mí.

Este es el día en que se lo llevaron todo. Una vida muy larga que terminó tan
fácilmente, después de sobrevivir durante tanto tiempo.

A medida que mi cuerpo comienza a deslizarse hacia la ceniza, girando en el


viento, en descomposición instantánea, la bovina de la película deja de girar.

—Un verdadero cobarde te apuñaló por la espalda, porque no serías su nuevo


campeón después de que el suyo fuera herido —continúa Lucifer.

Mirando la pared en blanco, trago, mientras mi dolor de cabeza se intensifica.

—Los rebeldes de Jahl trataron de matar a tus hombres durante meses, hasta
que mi padre se volvió lúcido e intervino. Inmediatamente, comenzó el sacrificio
rebelde para mantenerlos alejados de ti —continúa Lilith—. Incluso después de
haber estado muerta durante cinco siglos, sigues siendo su favorita. Una pequeña
puta malcriada.

Cuando el dolor disminuye, me pregunto si sabe que me lastimó con sus


insultos, al mismo tiempo que me regala dosis de alivio.
Es como si estuviera tratando de entender cada pequeño detalle, y demasiadas
contradicciones empiezan a hacer que me dé vueltas la cabeza.

Ella suspira como si estuviera terriblemente agotada por todo esto, como si
estuviera acostumbrada a lo que acabo de ver por primera vez.

Como si todo esto fuese terriblemente sombrío e inconveniente...

No puedo transportarme siendo un ser materializado. No puedo llevar cosas cuando me


transporto. No puedo crear armas reales, pero creo que debería ser capaz de hacer todo eso. No
encuentro mi corona, maldita sea.

—Deprimente —dice Caín en un bostezo, solo demostrando que mi evaluación


sobre sus actitudes es correcta, y también parece disminuir ese dolor persistente en
mi cabeza.

Tendré que procesar todo esto más tarde, cuando no tenga un público
mirándome, esperando a que haga el siguiente movimiento. No estoy segura de
quién es el malo en este momento, pero también sé que algo sobre todo esto se
siente mal.

—Si Jahl no es un ser, ¿por qué tiene nombre? —pregunto, mientras me acero y
me enfrento a ellos.

Gage tira de mí hacia atrás, manteniendo mi espalda pegada a su pecho.

Los ojos de Rafael están mirando hacia abajo, sin mirar a nadie.

—Porque todo tiene un nombre —dice Lucifer con desprecio—. Jahl está en
lenguaje angelical.

—¿Qué significa? —pregunto, ignorando el pequeño latido en mi lóbulo frontal


que está palpitando con más y más dolor.

—Pensé que, a estas alturas, sería obvio —dice Lucifer, sonando mucho más
condescendiente que Lamar cuando dice lo mismo. Sus ojos sostienen los míos
mientras termina su dramática pausa y añade—: La traducción es ‘bestia’.

Bueno, esto se volvió sustancialmente más aterrador. Ya tengo migraña.


La habitación se hace silenciosa.

Los chicos apenas han hecho un sonido durante todo este asunto. Es como si
simplemente estuvieran absorbiendo las respuestas a nuestras preguntas mientras
están accesibles.

Me duele tanto la cabeza que casi se vuelve debilitante. Balanceándome un


poco y maldiciendo el hecho de que estoy mostrando debilidad, miro hacia abajo
mientras una gota de sangre negra gotea de mi nariz.

De repente, Kai se encuentra frente a mí, bloqueándome la vista, mientras


Lucifer y Rafael comienzan a discutir de nuevo.

En un insulto casi de borracho, digo:

—Un ángel y el Diablo están tomando bebidas en el bar, y el Diablo le


pregunta al ángel: ¿Cómo va el trabajo?

—¿Qué? —pregunta Ezekiel mientras la discusión en el fondo se vuelve más


fuerte.

Dos cabezas se convierten en cuatro, y luego en ocho, mientras se difuminan


delante de mí.

—El ángel bebe de su vaso y suspira mientras lo deja, antes de decir: Todo lo que
puedo decir es que “al menos no es el infierno” —sigo divagando, sin estar realmente
segura de por qué estas palabras salen de mi boca.

Hay un fuerte sonido de tambor que sigue a eso, y miro hacia arriba justo
cuando el dolor se alivia un poco, lo que me permite ver mucho más claro. Los
gemelos están girando baquetas fantasmas mientras comienzan un ritmo después de
eso, tamborileando.

La parte extraña es que suena como una batería real.


Es tan molesto que me hace perder la atención, lo que es bueno, ya que me
distrae de mi dolor de cabeza.

—Fuiste diseñada para ser un arma destinada a destruir el mundo y dar


misericordia a las almas, en caso de que alguna vez escaparan —me dice Lucifer,
gritando las palabras como si todavía estuviera en modo de argumentación y
tuviera demasiado impulso para desacelerar en este momento.

—Esa es solo una excusa para evitar que use su poder de cualquier otra manera
que no sea la que tú quieres —chasquea uno de los ángeles, golpeando la mesa con
frustración mientras la discusión continúa.

—Como el Ángel de la Muerte, debes entender que todos tenemos nuestro


papel que desempeñar, Azrael —exclama Lucifer.

El ángel suspira y gime, masajeándose las sienes. Al menos no soy la única con
dolores de cabeza.

—No tiene sentido —le digo a la habitación, atrayendo todas las miradas hacia
mí, incluida la de Lucifer—. No es propio de mí correr. Mi vanidad no lo hubiera
permitido. Me veo obligada a enfrentar las cosas —respondo, incapaz de decirles a
los ángeles que hago cosas que parecen intrépidas incluso cuando en realidad tengo
miedo.

Parece importante que recuperen la fe en mi valentía, ya que quiero que Rafael


se asuste de mí lo antes posible. El palpitar en mi cráneo disminuye un poco más a
medida que cesa el sonido de los tambores de los gemelos.

—Entré en las pruebas sin saber quién o qué era —digo mientras doy un paso
adelante, sosteniendo su mirada—. Caí en el fuego del infierno para enfrentarme a
la muerte con Hambruna.

Un dolor agudo corta y renueva el palpitar en mi sien, pero lo soporto y trato


de evitar que se vea en mi rostro. Gage hace un sonido detrás de mí, pero sigo
adelante, decidida a llegar a la verdad real.

—Realmente no hubieras muerto —dice Lilith como si estuviera siendo


dramática. En el momento en que dice las palabras, el dolor en mi sien disminuye
una vez más, drásticamente—. Simplemente te gusta el drama. Siempre quieres
atención. Es tan infantil y patético.

—Ni siquiera sabes de qué estás hablando —dice Manella con desdén.
—No tengo que hacerlo. Solo necesito los hechos históricamente precisos como
evidencia. El fuego del infierno no puede matar al engendro del infierno —
continúa.

No es que yo lo supiera, y sus interrupciones menosprecian el punto que estoy


tratando de hacer.

El dolor continúa disminuyendo.

—Me enfrenté al Diablo y gané una pelea de espadas después de morir,


nuevamente, por haber sido apuñalada en la parte superior...

—Esa no fue una muerte real. Solo una temporal. Esas no son realmente tan
impresionantes —interrumpe Lilith poniendo los ojos en blanco—. No es tan
impresionante como regresar de una muerte verdadera, que nunca se ha hecho
antes.

—Bueno, ya se ha hecho, ya que ella está aquí de pie y despotricando por ser
llamada cobarde —señala Caín, sonriendo a Lilith, quien vuelve a poner los ojos en
blanco—. Suena igual que su antiguo yo, también.

Mi cabeza se siente muchoooo mejor.

—Más de lo esperado —dice Hera con una voz cantarina mientras se sopla las
uñas rojas que se vuelven púrpuras.

—El púrpura es mi color en este momento —gritó a la defensiva, y


rápidamente sacudo la cabeza cuando me doy cuenta de que me distraje demasiado
de nuevo, y esta vez en realidad estoy tratando de mantenerme concentrada.

Pero... es mi color. Lo elegí primero.

Aparentemente, lo he esperado quinientos años, así que está claro que tengo
preferencia.

Genial. Así que no es el momento para una de mis divagaciones mentales, ni


para mi extraña y nueva obsesión por el nuevo color.

—Y papá nunca mataría a su favorita —continúa Lilith—. No eres tan heroica


como te gustaría pensar. Solo finges ser ruda. Podría ser tu versión de ruda si
realmente quisiera serlo.

—¿Puedo golpearla? —pregunto a cualquiera que quiera responder, moviendo


mi mirada alrededor—. ¿Afectará a algún equilibrio?
—Creo que es seguro —dice Jude a mi lado.

Lilith se desvanece y reaparece al lado de Lucifer, sonriendo mientras se apoya


en él.

—Odio que mis chicas se peleen —dice Lucifer en piloto automático.

—Es por eso por lo que sería una terrible campeona —dice finalmente uno de
los ángeles que aún no ha hablado a los otros cuatro—. Ni siquiera puede terminar
una oración sin distraerse.

Siento que somos todos los traviesos hijos del infierno siendo reñidos por un
arcángel.

Hago una pausa... intentando recordar quién, si alguien, ha mencionado ser un


arcángel, pero paro inmediatamente cuando mi sien empieza a doler de nuevo.

El gemelo más cercano a mí se inclina hacia delante y susurra en voz alta.

—Psst, olvidas que somos los jodidos hijos malvados del infierno —añade con
una sonrisa y un registro normal de su voz—. No podemos tomarnos las cosas
seriamente en plan salvar el mundo durante demasiado tiempo, es naturalmente
malo para nuestra salud.

De repente, esos golpes de dolor en la sien tienen mucho más sentido. El Joker
aparece en mi mente con un ‘¿Por qué tan seria?’

Creo que los humanos entienden el equilibrio más de lo que parece.

—Luchar contra Jahl requiere mucha concentración, intención y


determinación pura. No hay nada puro en ella que no tenga un equilibrio impuro,
es probable que nunca fuese lo suficientemente altruista para contrarrestar sus
intenciones egoístas, incluso si se sacrificase —continua, lanzando esas últimas
palabras como si genuinamente creyeran que moriría por ellos llegados a este
punto.

Estoy bastante segura de que no deberían esperar que El Apocalipsis fuese tan
noble después de verse a sí misma siendo destripada y teniendo un épico amor
arrancado de su desesperadamente romántico corazón.

—¡Gracias, Michael! —grita Lucifer, apuntando al ángel que está en pie—.


¡Gracias, es lo que he estado diciendo todo el tiempo!

—Eso no se parece en nada a lo que has estado diciendo —dice Azrael.


—Por supuesto que lo es, palabra por palabra —declara Lucifer, aunque
sospecho que es una mentira, dadas las expresiones en la sala.

Yo no le he oído hacer ese argumento, ¡pero he estado desaparecida quinientos


años!

—Yo le he oído, es exactamente el argumento que hemos tenido desde que


entramos aquí —dice uno de los gemelos ausentemente mientras talla el signo de
Géminis en la mesa de piedra.

Ah, así que definitivamente es mentira.

—No importa el argumento. Hemos venido a ver si había alguna forma en que
ella pudiera derrotar a Jahl ahora que ha vuelto. No era una candidata ideal
entonces, ciertamente no es una opción ahora. Ambos sellaremos nuestras puertas
después de que ella destruya el mundo y envíe las almas restantes a sus eternos
lugares de descanso o inquietud —continua Michael conversacionalmente.

—¡NO! —grita Rafael, apuntando hacia mí—. Han visto ese poder, incluso
debilitada, estaba rebosante de él, unos cuantos meses en el infierno y estará más
que preparada.

Ese dolor enloquecedor en mi cabeza ha vuelto.

—Revelaciones, hermano —masculla Lucifer—. Los Cuatro Jinetes de El


Apocalipsis darán comienzo a las cosas. Luego ella destruirá el mundo tanto como
pueda. Tras eso, los pocos supervivientes se enfrentarán a Jahl.

Continúan discutiendo de nuevo y me giro y me marcho. Nada de esto se


siente bien, intento recordar una vida que no puedo recordar, y demasiadas cosas
que sé están simplemente viniéndome a la mente que sé, no sé cómo las sé o por
qué los pensamientos no han estado ahí hasta ahora, o por qué siento como que
aún hay un martilleo en mi cabeza, o por qué quiero tanto encontrar mi bonita
corona…

Hago una pausa y suelto el aire.

—¿A dónde vas? —pregunta Gage cuando me alcanza.

—Los Cuatro Jinetes y El Apocalipsis están a punto de entrar a una tienda de


empeños en la parte sórdida del pueblo para ver a un mentiroso ángel-barra-falso
Anciano a cerca de una mujer muerta en un cementerio. Simplemente un normal…
¿qué día es hoy?
—Es jueves —declara Kai conversacional mientras continuamos caminando en
lugar de transportarnos porque realmente necesito un paseo.

Cuanto más me alejo, más disminuyen las migrañas, porque hay ciertamente más
de una ahora mismo, volviendo.

—Simplemente un jueves normal —continúo.

—Te gotea sangre de la nariz. Detente un puto segundo —chasquea Jude.

—Gotea sangre por las múltiples migrañas, si este es el equilibro a los orgasmos
múltiples, puede que deje el sexo —le digo seriamente.

No parece convencido.

Como si intentase asustarme en mi momento de debilidad, Lucifer aparece


directamente frente a mí, dándome un susto de muerte.

Todos nos callamos mientras lo miro fijamente.

—No estoy de humor para enfrentarme a mis problemas paternos ahora mismo
—le digo bruscamente.

—Vas de camino a visitar a Harold —dice con un encogimiento de hombros—.


Entendible. No puedes matarle, el equilibrio sería destruido. Es neutral ahora
mismo, y Lamar mató sus poderes de Anciano que aún debo restaurar.

—Lamar no le apuñaló, y Harold definitivamente sigue vivo.

—Sí, lo hizo —dice Lucifer con certeza—. Mató sus poderes de Anciano, no su
ángel. De nada. Yo obligué a Lamar a hacerlo y lo borré de su memoria. Harold
hubiera sentido un cambio de forma —prosigue.

Parpadeo.

—Lo habría hecho él mismo si hubiera sabido la verdad. Matar los poderes de
Anciano de Harold lo mantiene arriba, ya que estaba cerca de redimirse y volver a
casa —continúa sonriendo—. Ahora él también se enfrentará a Jahl, después de
que destruyas el mundo, como castigo. Para estar seguros, no le digamos a Manella
que usé a su novio, tiende a preocuparse por semejantes nimiedades.

—Eres increíble —digo exasperada.

—Soy malvado —me recuerda—. Tú también, como todos nosotros.


¿Por qué me molesto? No puede evitarlo, tiene que mentir y manipular, y
nunca puedo decir realmente lo que está pasando en cada momento. Lo dice todo
con convicción y sinceridad en sus ojos y luego lo respalda con un punto razonable.

No digo nada y rueda los ojos.

—No estoy seguro de por qué insistes en continuar descargando tu enfado


sobre mí.

—Encuentro realmente difícil creer que fue tan fácil simplemente terminar con
mi vida, dado el hecho de que supuestamente soy esta entidad todopoderosa —digo
con dientes apretados—. Desde que regresé, me has mentido, me has manipulado,
has jugado conmigo como una pieza de ajedrez, y realmente cruzaste una línea con
esa última ilusión —sigo mientras la sangre continúa goteando y el dolor en mi
cabeza crece—. Estoy harta de las mentiras y las verdades a medias que están
envueltas alrededor…

Mis palabras se cortan cuando siseo una respiración de dolor.

—¿Qué obtienes cuando cruzas un plato con una vagina? —pregunta Kai,
confundiéndome mientras mantengo los ojos cerrados y me concentro en masajear
el dolor.

—¿Un coño en bandeja? —supongo.

Él resopla. Los otros tres gimen. Milagrosamente, mi cabeza se siente


sorprendentemente mejor.

—Hilarante —afirmo secamente.

—Mejor que la mitad de tu mierda —murmura por lo bajo.

—Eres mi favorito solo por hacer el esfuerzo —le digo, dejando escapar un
suspiro de alivio.

Cuando mis ojos se abren, Lucifer solo me está mirando, dando la ilusión de un
hombre paciente.

—¿Te sientes mejor? —reflexiona.

—Me sentiría mucho mejor si pudiera encontrar mi corona.

Él asiente como si tuviera perfecto sentido.


—Estoy seguro de que aparecerá. ¿Terminaste con tu diatriba o tenías más que
agregar?

Toco mi barbilla como si lo estuviera pensando seriamente, antes de darle una


mirada aburrida.

—Creo que eso lo cubre. A menos que estés dispuesto a decirme por qué quería
alejarme de una pelea y tomar la salida fácil, cuando va completamente en contra
de todo lo que sé sobre mí.

Sus ojos se enfrían un poco.

—Fuiste diseñada como un arma a prueba de fallos, pero pronto nos dimos
cuenta de que eras muy fuerte. Si te desequilibras demasiado, podías destruirnos a
todos —afirma como si no fuera gran cosa, alejándose unos pasos mientras se mete
la mano en el bolsillo—. Disminuiste tu fuerza regalando piezas importantes de tu
equilibrio a tus chicos.

Mis cuadros aparecen de repente en todas las paredes que nos rodean, y hago
bien en no sobresaltarme por eso también.

—Eres la antihéroe perfecta, junto con tu harén de destrucción —continúa—.


Exquisitamente equilibrada como ninguna otra, con un sistema demasiado
complicado e intrincado para que cualquier otro lo copie.

Hace una pausa de esa manera dramática suya antes de agregar:

—Te creé en la cumbre de mi locura, porque como todos sabemos, con genio
puro viene locura pura.

Parece que está jugando mi carta de vanidad en este momento, así que
inmediatamente me pongo alerta, incluso si me doy por vencida ante la urgencia de
sonreír.

—Solo tú podrías tomar eso como un cumplido —murmura Ezekiel con un


gemido mientras se pasa una mano por la cara.

—No sé sobre la vieja yo, pero la nueva yo está muerta de hambre por un
pequeño reconocimiento —afirmo secamente.

Adiós, adiós, dolor de cabeza.

Lucifer me da una leve sonrisa.


—Por supuesto que ellos querían que te destruyera. Todos mis hermanos
votaron a favor de tu eliminación inmediata, antes de que pudieran afectar al
equilibrio cósmico con tu muerte.

Mi pequeña burbuja solo tiene que explotar cada vez que apenas se infla.

—Sé que soy malvada, pero eso es un poco exagerado —decido señalar.

Él asiente, su sonrisa se levanta en una esquina de su boca.

—En efecto. Pero ya habías empezado a equilibrar el infierno, y estabas


evolucionando como esta magnífica, luchadora y arrogante cosita. Cuanto más
trabajabas, sin siquiera esforzarte mucho, más lúcido me volvía. Cuanto más claro
podía ver las cosas… tantas cosas. Las imágenes eran coherentes en lugar de solo
las piezas dispersas y congeladas dentro de las fisuras de mi mente.

De su nariz gotea una gota de sangre negra que chisporrotea en el aire cuando
golpea el suelo debajo de nosotros.

—Me equilibraste mayoritariamente. Sabían que nunca te abandonaría después


de eso. Eres mi hija favorita por muchas razones. Esa es solo una de ellas —
continúa, limpiando la próxima gota de sangre.

—No eras lo suficientemente fuerte como para enfrentarte a Jahl, porque


habías compartido tu equilibrio con ellos —dice, señalando a mis cuatro chicos—.
Pero con tu muerte, tal vez esas piezas han regresado.

Sacudo la cabeza.

—Imposible. Solo tienen erecciones individuales conmigo.

Es una elección completamente incorrecta de palabras para el argumento, pero


ahora es demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Lucifer parece perplejo sobre cómo responder. Siento que una palmadita en la
espalda es merecida por golpear al Diablo.

—Todavía la sentimos —le dice Gage, su razonamiento suena mucho mejor


que el mío—. Ese vínculo está ahí.

—Por supuesto que el vínculo está ahí —dice Lucifer despectivamente—. Las
piezas de su equilibrio no tenían nada que ver con el vínculo. Eso fue solo para
restaurar sus propios equilibrios personales. Ya no necesitan su equilibrio para eso.
Esto podría ser una gran mentira, pero no tengo más remedio que rodar con
ella.

—Entonces estoy confundida. ¿Cómo los encontré si mis piezas se han ido, y
cómo hay un vínculo? —pregunto, levantando mi mano como si fuera una clase y
él nuestro maestro del infierno.

—Pasaron siglos juntos. Ese tipo de tiempo es lo que forja el vínculo. Es cómo
fusionaste esas piezas en ellos. Habían sufrido la misma miseria en el Corazón
Negro del Infierno, y los unió en camaradería. Ya habían forjado un vínculo, y tú
lo cementaste cuando les regalaste los poderes de los Jinetes.

Volví a echarles un vistazo y luego a Lucifer, de repente viendo a dónde está


yendo esto, y esperando estar equivocada.

—Nunca estuviste destinada a ser una campeona. Se suponía que debías ser el
arma para acabar con el mundo en caso de que el campeón fallara. Para preservar
el equilibrio, solo podía existir un campeón a la vez, y se necesitaron muchos siglos
para aumentar ese poder antes de poder enfrentar a Jahl. Cuando asesinaron a
Matthew, golpeó la desesperación, y te encargaron una hazaña imposible.

—Pero me gustan las hazañas imposibles —afirmo, mis diarios moviéndose


por mi mente.

—Lo haces —dice, asintiendo—. Y no tienes miedo cuando te desafían. Eres


demasiado vanidosa para huir de una pelea y demasiado iracunda para dejar pasar
la oportunidad de causar destrucción masiva. Y tú puedes encontrar un equilibrio
para tomar cualquier decisión que realmente desees.

Una piedra se asienta sobre mi estómago, mientras otra gota de sangre se


escapa de su nariz. Me preocupa que esté sangrando porque está hablando
demasiado en serio, lo cual significa que podría estar diciendo la verdad, y solo la
verdad.

—También eres razonable —dice entre dientes—. Sabías que no podías


derrotar a Jahl, y no eres tan desinteresada para sacrificarte en vano. Rompería el
equilibrio si lo hicieras. Pero solo no les dirías eso a ellos. Te negaste a darles esa
información, y yo confié en mi hija, que carece de la capacidad de engaño, cuando
me dijo que confiara en ella.

Ríe sin humor, pasando la mano por su nariz que goteaba continuamente.

—Incluso yo sé lo ridículo que suena hacer que el Diablo pida la confianza de alguien —
dice, repitiendo las palabras exactas que me dijo cuándo una vez asumí que estaba
intentando provocar un recuerdo que no tengo—. Esas son las palabras que me
dijiste cuando te dije que me dejaras explicarles la verdad —continúa.

—Fue tan fácil matarme, porque les permití hacerlo —digo en voz baja,
tragando saliva.

—Fuiste al lado superior, a pesar de que ambos sospechábamos que esto sería
algo que intentarían. Ni siquiera te defendiste, porque necesitabas ese cambio en el
equilibrio, tu muerte innecesaria a manos de los puros, para lograr lo imposible —
continúa, la voz en carne viva—. Ni siquiera me advertiste que ibas a poner en
marcha un plan, porque yo era parte de tu equilibrio para esta ecuación. Una
pequeña parte, sin duda, teniendo en cuenta todo lo que habría tenido que cambiar
para que eso sucediera.

Sus ojos se humedecen un poco mientras da un paso adelante.

—Traicionarme fue un acto desinteresado, porque sabías que te detendría, y


solo había una forma de poder restablecer el verdadero equilibrio de tus Jinetes y
posiblemente derrotar a Jahl. Simplemente porque no puedes alejarte de un desafío
—continúa.

Incluso sin conciencia, casi estaba sintiéndome mal, hasta esa última parte.

—¿Estás tratando de hacerme sentir mal por querer salvar el mundo? —


pregunto dudosamente.

Su barbilla se tambalea.

—No somos héroes. Eres lo suficientemente razonable para saber esto. No


querías hacer esto por los heroicos; solo fue tu vanidad y orgullo hablando.

—Dudo que estuviera tratando de ser una heroína. Por el sonido de las cosas,
Jahl eventualmente va a matarnos a todos, incluso si sellamos todo y nivelamos el
mundo. Habría sido una decisión desinteresadamente egoísta —argumento.

—¡A costa de mi cordura por más de quinientos años! —espeta—. Y ni siquiera


me advertiste —continúa, su voz cada vez más baja.

Cuando una lágrima cae del ojo del Diablo, me mareo tanto que me siento
como una persona horrible. ¿Qué tan terrible es una persona si puede hacer llorar a
Lucifer?

—Eran más importantes para ti que tu propio padre —continúa, otra lágrima
cayendo—. Y ni siquiera te permitiste recordarme.
—Bueno, claramente mis recuerdos fueron un gran sacrificio que tuve que
hacer para volver —señalo razonablemente—. Y mi conocimiento. Tampoco
recuerdo mi harén.

Oh, a la mierda mi vida. Estoy tratando seriamente de consolar... al Diablo.

Aparta los ojos rápidamente, conteniendo en un parpadeo las lágrimas


mientras me da la espalda.

—¿Cómo está pasando esto ahora? —murmuro por lo bajo, todavía


sintiéndome enferma.

—Mi hija favorita solo... se fue. Junto con mi mente que empeoró cada vez
más hasta que solo fueron imágenes fracturadas en las fisuras otra vez —
continúa—. Hasta que regresaste, y pude sentir el equilibrio que estabas
restaurando. Estaba demasiado asustado para esperar que incluso tú hubieras
logrado tanto de lo imposible.

Desaparece antes de que pueda decir algo más, y me doy la vuelta para
encontrar a mi cuarteto mirando fijamente a Lamar, que aparentemente ha estado
escuchando a escondidas, aunque sé que no ha sido por mucho tiempo.

Lo entiendo. Es extraño simplemente haber sido testigo de eso y todos están


tratando de evitar mirarme.

También me siento rara.

Me doy la vuelta y camino de regreso a mi habitación porque necesito un


minuto para procesar toda esta mierda. Después de todo, no soy una súper mujer.
Soy la anti jodida súper mujer.

Me molesta esa perra por ser tan malditamente increíble. Apuesto que no tiene
que lidiar con mierda como esta cuando tiene que salvar el mundo.
En el momento en que estamos todos metidos en mi habitación, Lamar se
sienta a mi lado en el suelo mientras miro fijamente una de las paredes de color
púrpura.

—Soy incapaz de experimentar culpa —le digo aturdida mientras me trago el


nudo en la garganta—. Soy un ser sin conciencia —continúo, sintiendo un peso
fantasma presionando contra mi pecho—. Entonces, ¿qué es este nudo repugnante
que se retuerce dentro de mí y hace que me odie tanto ahora mismo? —pregunto
mientras una lágrima caliente me cae por la mejilla.

—Es arrepentimiento puro, persuasivo y desgarrador —dice en voz baja.

Todavía aturdida y enferma, solo asiento lentamente.

—Lamento haber herido los sentimientos del Diablo —digo en voz alta,
escuchando lo ridículo que realmente suena—. Él simplemente torturó mi mente.
No debería tener capacidad de compasión por él —agrego con un gemido,
empujando mis palmas en las cuencas de mis ojos.

—Todo lo que has hecho tenía que hacerse. Creo eso —dice, besando mi
trasero de esa manera que generalmente me molesta, pero lo aprecio en este
momento.

»Y —agrega, dándome palmaditas en la pierna que retiro de su toque—,


Lucifer es realmente bueno en el papel de víctima. Lo ha estado haciendo desde
que fue expulsado del cielo. Agrega eso a su capacidad de manipular cualquier cosa
para su beneficio, agrega algunas lágrimas masculinas y él está atrayéndote. Así que
no te sientas tan mal. Incluso cuando te sangra la nariz, hay un cincuenta por
ciento de posibilidades de que todo sea una mierda mezclada con suficiente verdad.

Respiro hondo, gimiendo mientras me paso una mano por la cara.

—Estaba pensando lo mismo —dice Kai mientras se sienta frente a mí.

Los otros tres también se sientan en el suelo, todos atónitos.


Lamar me entrega una jarra de licor que me recuerda que necesito visitar una
casa de empeño... cuando no sea tan vulnerable emocionalmente. Tomo un largo
sorbo, el sabor de las palomitas de maíz golpea mi boca.

Desearía haber sabido cómo hacerlo la primera vez que tomé este licor. O la
segunda.

—Harold-barra-Heratio fingió no saber quién era —les digo a los chicos.

—¿Has estado en contacto con Heratio desde tu regreso? —pregunta


sorprendido Lamar.

Decido que realmente no necesito decirle lo que dijo el Diablo. No estoy segura
si es verdad lo que me dijo metiéndome en un secreto, o si es una mentira que
estaba arrojando para apelar a mi naturaleza vengativa y manipularme de vuelta a
su redil.

Tomo un trago más largo del licor de palomitas de maíz, sin disfrutar de
ninguna de las respuestas ante mí.

—Nos acogió y nos guio, a pesar de que se lo considera neutral. Pero sé que es
realmente un Anciano del equilibrio, al menos ahora. Nadie ha dicho nunca lo
contrario. Y solo ha existido desde un siglo antes de E —agrega Jude mientras
asumo la imposible tarea de clasificar mentalmente los hechos.

Teniendo en cuenta lo que Jude está diciendo, él claramente piensa que todo lo
que Lucifer dice es una mierda total, sin buscar indicios de verdad.

—Ciertamente no tenía ni idea de que fue Harold el Anciano del Equilibrio el


que me acusaron erróneamente de intentar matar. Aunque ahora puedo ver cómo
me veía tan culpable, ya que realmente quiero matarlo en este momento —confiesa
Lamar.

Miro a los chicos y los veo a todos tan exhaustos y abrumados como yo me
siento.

—Ahora no —digo mientras me pongo de pie—. Todavía me estoy


recuperando de mi prueba, y me arrepiento de haber herido los sentimientos de
Lucifer y volverlo loco mientras nos reparaba a los cinco.

Me detengo, mirándolos a todos.

—Supongo que hice más daño que...


Cuando mi nariz gotea sangre negra, Kai pone los ojos en blanco y me trago las
palabras cuando comienza el siguiente pulso de dolor en mi cabeza.

—En este punto, es seguro asumir que no hay manera en el infierno de que
hubieras hecho nada de esto si hubiera habido otra opción —me dice Kai
intencionadamente.

—Increíble —murmuro—. Salvar sus vidas no me ganó la confianza, pero


descubrir que soy el catalizador de su desaparición hace que las cosas sean
estupendas. Realmente son unos psicópatas.

No pestañean.

—De cualquier manera, ibas a morir, y nosotros contigo —dice Gage


encogiéndose de hombros—. Solo tiene sentido que elijas la opción más
equilibrada.

Antes de que pueda preguntar qué significa eso, Ezekiel interviene.

—Si hubieras muerto frente a Jahl, todos habrían muerto eventualmente.

—Morir una muerte desequilibrada te dio la escapatoria que necesitabas para


volver y traernos a todos contigo —dice Jude en voz baja, con los ojos fijos en los
míos—. Más fuerte y mejor.

—Esas pesadillas solían ser recuerdos —dice Gage con un estremecimiento.

—Ciertamente son más fuertes —afirma Lamar, asintiendo—. Fuimos testigos


de eso solo en las pruebas. Incluso sin el poder del infierno sangrando por sus
venas... no debería haber sido tan fácil para ellos.

—Imagina el aumento de poder que obtendremos al visitar el Corazón Negro


del Infierno —le dice Kai a Gage—. Podría ser suficiente para ayudarla a acabar
con Jahl.

Lamar parece confundido, pero le sonrío a Kai.

—Se pondrán las faldas, ¿verdad? Ayudará a evitar que las cosas se pongan
muy serias —agrego con una sonrisa, mis ojos se posan en las faldas que todavía
llevan puestas.

—Empieza a gustarme —dice Gage mientras Jude se pone de pie y busca en


mis cajones.

No pueden materializar la ropa como yo...


—¿Podrían materializar la ropa una vez? —le pregunto a Lamar.

—Podrían hacer muchas cosas frívolas que parece no pueden hacer ya —afirma
como si lo hubiera observado ya.

Jude maldice mientras cierra el cajón.

—A menos que quieras ponerte algo morado, no encontrarás nada allí. Todo el
vestuario morado de Paca se ha mudado aquí —les dice Lamar.

Gage maldice al armario muy púrpura frente a mí.

—Si seguimos caminando en estos... lo que sea que llevamos puesto…

—Faldas —le digo—. Faldas con flecos es como en realidad las estoy
llamando.

Me da una mirada que bordea la exasperación hostil, y sonrío. Ahora son


lindos cuando están enojados. Estoy segura de que ese es exactamente el aspecto
que buscan también, siendo los Cuatro Jinetes y todo; lindo es un hecho.

—Ni siquiera sé lo que estás pensando, pero por tu sonrisa puedo decir que es
ridículo —me dice Ezekiel.

Sonrío más grande.

—Sí, pero ahora tengo una excusa.

Su ceño se frunce cuando mi ojo se contrae, los sutiles indicios del dolor
persistente todavía están en mi mente mientras trato de reconstruirlo todo, desde el
abrumador día, semana, mes... sin importar cuánto tiempo haya pasado.

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí abajo? —le pregunto a Lamar.

Ezekiel viene a girar mi cabeza para enfrentarlo, agachándose frente a mí


mientras inspecciona mis ojos y limpia un poco de la sangre malvada.

Afortunadamente no lo quema. No creo que ninguna parte de mí sea capaz de


dañarlos.

Bueno, a menos que me despierten de una de esas terribles pesadillas.

—Cincuenta y dos horas es el tiempo que llevas aquí abajo —me dice Lamar,
lo que hace que mi atención vuelva rápidamente a él.
—Maldito púrpura. Solo púrpura. No usaré púrpura —escucho a Jude
quejándose mientras otro cajón se cierra de golpe.

Poniendo los ojos en blanco, me pongo de pie, incluso cuando los labios de
Ezekiel se aprietan en protesta silenciosa. No sé por qué parece preocupado por mí
en este momento. Esto es lo menos que me ha dolido en horas.

—¿Cómo terminamos en esta mierda? —pregunta Kai mientras comienza a


tratar de averiguar cómo quitarse su falda subida de nivel.

—Ustedes son los Cuatro Jinetes. Estaban defendiendo el castillo. Hay un


código de vestimenta. Las reglas de Paca —dice Lamar encogiéndose de
hombros—. Supongo que encontraron una pieza que faltaba de ustedes durante la
batalla.

Sonrío, simplemente porque ahora estoy completamente fascinada.

Todos los demás en la habitación, menos Lamar, me están mirando ahora


mismo.

—¿Cómo los espartanos? —pregunto, sintiéndome un poco inexplicablemente


mareada por el hecho de que la gente todavía está haciendo algo que yo pongo en
práctica.

—Ese código de vestimenta fue ciertamente implementado por ti —confirma


Lamar—. Si tus hermanos tenían algo bonito que mirar, les atraía verte luchar
mientras dirigías tus ejércitos para enfrentarte a cualquier nuevo e ingenuo grupo de
rebeldes que pensaran que podían derribar el castillo. A veces incluso le dabas a la
gente impulsos de poder solo para que se volviesen codiciosos e intentasen tal cosa.
Te encanta tu destrucción.

Emite un suspiro de nostalgia, como si se tomara un momento para estar


nostálgico ahora mismo.

Me vuelvo fantasma, me pongo ropa de tipo holgado y me vuelvo sólida. He


tenido muchos ascensos de nivel, pero hacer ropa de la que pueda desprenderme sin
que se desintegre es una herramienta genial para tener en mi arsenal.

Los pantalones de chándal me llegan a los tobillos y me los quito a patadas.


Ezekiel los roba antes que nadie y yo empiezo a quitarme la camiseta nueva
mientras él se desnuda rápidamente.

—Eres gay, ¿verdad? ¿No te gustan las chicas también? —pregunta Gage
mientras Lamar mira mi cuerpo desnudo.
Ezekiel me agarra por la cintura y me arrastra contra su cuerpo desnudo
cuando Lamar tarda demasiado en responder.

Sonrío, porque están totalmente celosos... de un chico enamorado de mi


hermano.

No hay nada mejor que esto. Les daré un infierno. Más tarde. Después de que
termine de hacer ropa nueva y de lidiar con la crisis actual de una decisión muy
importante.

Mi nariz gotea otra gota de sangre mientras vuelvo a ser un fantasma, haciendo
más ropa.

Lamar les da a todos una sonrisa perezosa.

—Soy gay —les asegura—. Solo tengo curiosidad por saber si ha renunciado a
algo físico. Claramente no.

Me vuelvo a materializar de nuevo con más ropa, y actúo como si fuera a


entregarle los pantalones a Jude. Los tiro hacia atrás justo cuando él los alcanza y
se los arrojo a Gage.

Jude me da una mirada exhausta, de pie desnudo en la habitación. Gage se ríe


en voz baja mientras se quita la falda.

Lamar no mira. Posiblemente porque sabe que soy muy territorial.


Posiblemente porque está dedicado a Manella y sería una falta de respeto.

El último de los dos parece menos probable, ya que sigue siendo el infierno. El
miedo es el único motivador efectivo para la mayoría de las acciones.

La camiseta cae al suelo cuando me pongo en plan fantasma y lo vuelvo a


hacer.

Me vuelvo sólida, de pie sobre la camiseta, justo cuando Jude va a recogerla, y


maldice mientras se tambalea hacia adelante, su suave tirón no le da el tiempo
necesario. Rápidamente se la devuelvo a Kai detrás de mí, y me río cuando Jude se
aleja.

—Ajuste perfecto —dice Gage desde enfrente de mí.

—Pasé más de cinco años estudiando sus cuerpos —le recuerdo mientras le doy
una patada a los nuevos pantalones a Kai.
Ezekiel agarra la siguiente camiseta y hace un gesto como si estuviera a punto
de tirarle la camisa a Jude. Cuando Jude levanta las manos para atraparla, Ezekiel
se la tira a Gage.

Yo me ahogo en una risa cuando Jude se queda mirando con incredulidad


durante un segundo. Ezekiel y Gage sueltan una carcajada mientras Kai resopla.

Los labios de Jude se mueven, y rápidamente frota una mano sobre su rostro y
se gira para que no lo vea sonreír accidentalmente. Odia cuando me encuentra
divertida. Es muy terco en ese sentido.

Me vuelvo fantasma por última vez y rápidamente le hago su nuevo atuendo.

—Realmente esperaba algo ridículo en este momento —se queja cuando


finalmente le dejo la ropa. Entonces me pongo rápidamente en mi propio
guardarropa.

No es un ángel.

No es un diablo.

Es...

—¿Qué llevas puesto? —pregunta Ezekiel en una larga inhalación, incluso


cuando su propia sonrisa crece.

La camiseta tiene una foto de mi corona perdida, con la promesa de una


recompensa si se encuentra y se me devuelve en perfectas condiciones.

Hay que tener cuidado con la redacción en el infierno. Incluso si no supiera eso,
todavía lo sabría.

Jude está murmurando maldiciones mientras se mete en los pantalones de


chándal demasiado ajustados que tienen un forro de cuero en el interior.

—¿Estás bromeando? ¿Por qué hay cuero mojado aquí? —pregunta Jude,
saltando sobre un pie mientras intenta trabajar su pierna hasta el final.

—Porque soy malvada —le recuerdo, sacó un quejido de risa de Gage, que está
sacudiendo la cabeza—. Literalmente —agrego con una sonrisa oscura.

—Hazme algo diferente, por el amor de Dios —dice Jude cuando por fin tiene
una pierna, con los ojos fijos en los míos.

—Esto es para el escarabajo.


Hace un sonido frustrante, pero me sorprende cuando reanuda la tarea de
ponerse los pantalones. Y definitivamente es una tarea.

Finalmente me aburro y miro hacia otro lado del desastre. Realmente me va a


odiar una vez empiece a tirar de esa camisa súper ajustada.

—Joder —le oigo gemir detrás de mí, lo que renueva mi sonrisa mientras dejo
que mis ojos se desvíen por la habitación, absorbiendo todas las cosas que aún no
he notado.

—¡Oh! ¡Joyería! —digo en un suspiro mientras me lanzo al brillante collar de


diamantes.

—Que alguien la atrape antes de que se corte el rostro acariciando esa piedra —
dice Kai como si le divirtiera.

Pero hay tantas gemas que no puedo mirarlas todas a la vez cuando saco un
cajón.

Me caigo de espaldas cuando se apagan las luces, y mi cerebro hace


cortocircuito con todas las cosas brillantes.
—Hemos pasado por esto cincuenta veces en la última hora. Si tenemos que
luchar contra esto, necesitamos saber a qué nos enfrentamos. Esta cosa venció a un
campeón angelical. Rafael es un arcángel y lo tiró como a un trapo. —Jude está que
muerde—. ¡Ella se desmayó porque vio un montón de gemas!

¿Por qué tenía que hablar ahora de eso?

—Mi vanidad acaba de decidir qué estás en libertad condicional durante no


menos de tres días, solo por ese comentario —afirmo, sintiéndome mareada.

Y no, no es por mi breve y vergonzoso desmayo.

Mi nariz sigue goteando sangre. He manchado el suelo, y lo estoy escondiendo.

En realidad, hemos estado en esto durante horas. Jude ya ha salido de esa


camiseta pequeñita que diseñé con todas sus imitaciones de Hulk enojado.

—Tómate un descanso —dice Lamar con calma.

—Es de nuestra vida, de lo que estamos hablando —gruñe Jude—. No la tuya.


Nos tomaremos un descanso cuando...

—Tiene razón —lo interrumpe Ezekiel, frunciendo los labios rápidamente,


cuando me ve limpiar la siguiente gota de sangre.

—Haz una visita al Corazón Negro del Infierno. Necesitas la energía. Cuanto
más tiempo pases allí, más fuerte serás. Después de todo, eras lo suficientemente
fuerte como para aprovechar los poderes de los Jinetes. Es donde el mal va a
podrirse —continúa Lamar, mientras está de pie—. Llevaré a Paca a su habitación
favorita en el infierno.

—¿No es este mi dormitorio? —pregunto, animada ante la perspectiva de


pensar en otra cosa que es toda mía.
Jude se agacha frente a mí, mientras estoy sentada en la cama, y escucho un
desgarro.

Me mira, mientras hago un sonido estrangulado con mi garganta, y lucho muy


duro para no reírme.

Pero los otros no son tan generosos.

—He estado esperando eso durante un tiempo. Llegó un poco tarde. Debí
haber hecho esos pantalones un poco más apretados —le digo, con una lenta sonrisa.

Se pone de pie, mientras gira los ojos, y le doy un vistazo a su culo cuando se
da la vuelta, con el nuevo desgarro, justo en el centro del mismo.

Lamar empuja una sección de la pared, y comienza a retroceder. Centímetro a


centímetro, revela un armario grande y oculto, cuando la puerta comienza a
moverse hacia un lado.

Está lleno de ropa de hombre.

—¿Eso ha estado allí todo el tiempo? —pregunto, incrédula.

—¿Por qué ahora nos enseñas eso? —pregunta Jude, viéndose aún más
frustrado de lo habitual.

Mi nariz finalmente deja de sangrar, solo porque estoy muy distraída.

—Pensé que sería obvio —dice Lamar con un encogimiento de hombros—. Yo


también soy malvado. La mayoría de la gente en el círculo real del infierno lo es.

Como si acabara de escolarizar a los Cuatro Jinetes, él extiende su mano hacia


mí, y yo la tomo, sonriendo como un niño en Navidad cuando Jude simplemente
exhala y comienza a contar hasta diez.

Lamar me ayuda a levantarme, y yo me acerco hacia la puerta.

—Tómense su tiempo. Manella les dirá cómo encontrarnos cuando terminen


—dice, sin darles tiempo para discutir, antes de arrastrarme más rápido.

Gage me agarra de la cintura, arrancándome de Lamar. Estoy segura de que se


opondrá a que huya con el novio de mi hermano, que apenas conocemos, pero que
seguramente puedo matar en caso de que Lamar esté conspirando en secreto contra
nosotros.

En vez de eso, me besa.


Duro.

Me sorprende tanto que solo me quedo allí durante un momento, con los ojos
bien abiertos. Entonces, rápidamente, me derrito contra él, besándolo de vuelta.

Casi olvido que no puede ser mi favorito. Entonces recuerdo el problema no


resuelto, pero sigo besándolo de todos modos. No tiene que ser mi favorito.

Sus manos se aprietan en mi cintura, acercándome mientras me besa, y cada


pizca de dolor se desvanece en nada. Debería haber besado a uno de ellos antes,
porque no hay nada mejor para distraerme.

Alguien llama a la puerta, lo que hace que Gage me libere.

Lamar se apresura a responder.

El sonido de los pies arrastrándose precede a tres hombres que entran y se


paran a un lado, como si estuvieran esperando órdenes.

—Te llevarán al Corazón Negro —dice Lamar como si de alguna manera los
hubiera convocado mágicamente—. Lo siento. Pueden esperar hasta que termines.

Gage se aclara la garganta y me libera, caminando hacia atrás mientras se rasca


la nuca.

Una reacción totalmente extraña, pero ha sido un día intenso. Los otros tres
están saliendo del armario... Literalmente. Jude es el único que viste algo diferente.

—Creo que estamos listos —dice Ezekiel, mirando a Gage, que todavía está de
espaldas.

—Asegúrate de que Chloe sepa que soy El Apocalipsis para que puedas ser mi
favorito, porque realmente quiero eso ahora mismo —le digo.

Lo veo sonreír desde el costado, pero no me mira.

Extraño.

Lamar me pide que salga primero, lo que significa que la caballerosidad sigue
viva, incluso en el infierno. Me hace sentir femenina y delicada, así que felizmente
camino delante de él.

Pero los tres hombres cerca de la pared caen inmediatamente de rodillas y se


inclinan ante mí.

—Alteza —dicen todos al unísono, como si se dirigieran a mí.


Arqueo una ceja en Lamar.

—¿Me llamaron Alteza?

—Eres El Apocalipsis —salta Kai con una sonrisa—. ¿Pensaste que te


llamarían Princesa?

Cuando lo dice de esa manera...

—Tengo una corona —señalo un poco a la defensiva. Mirando a mi alrededor


como si fuera a aparecer mágicamente, agrego en un murmullo—: En algún lugar.

—¿Deberíamos decírselo? —pregunta Kai.

—¿Decirme qué? —grito, esperando que sepan dónde está. Apenas puedo
mirar la maldita cosa.

—Creo que deberíamos —dice Gage, finalmente mirándome de nuevo,


sonriendo como Kai.

—Creo que deberíamos esperar —dice Jude con su propia sonrisa.

—Solo porque ella te hizo quedar como un idiota —dice Ezekiel mientras
acaricia la espalda de Jude—. Voto porque se lo digamos.

—¿Decirme qué? —pregunto de nuevo.

Gage se acerca y empiezo a pensar que me va a besar de nuevo, cuando me


agarra de las caderas y me levanta del suelo como si no fuera gran cosa. Jude
podría haberme enviado sobre mi culo si hubiera querido arrancar esa camiseta de
debajo de mí antes.

Archivaré esa información para después.

Me deja caer delante de un espejo, y me aliso un cabello rojo suelto. Me estoy


acostumbrando al rojo. Aunque extraño mi tono de piel más oscuro, que también
se desvanece lentamente, como si el color del cabello y el tono de la piel estuvieran
vinculados.

Luego sube la parte trasera de mi camisa y me da la vuelta.

Estoy confundida, hasta que miro hacia atrás y veo lo que me está mostrando.

Todos los bastardos están sonriendo. Puedo ver sus reflejos. Incluso Lamar está
sonriendo.
Los otros tres tipos siguen inclinados en el suelo.

Me lleva tres punto cinco segundos comprender lo que es tan divertido.

—¡Esa perra! —grito cuando mi divagación finalmente se detiene—.


¡¿Convirtió mi corona en un tatuaje en mi espalda baja?! —pregunto con horror.

No cabe duda de que definitivamente hay un tatuaje de mi corona donde nunca


había habido una corona tatuada. Y es mi corona. Mi bonita corona que no pude
examinar completamente antes de convertirse en un tatuaje en la parte baja de mi
espalda.

—Te regaló el color de cabello favorito de Hera, simplemente porque sabe que
te encanta volver loca a Hera. Y tuvo que maldecirlo de alguna manera.

—¿Con mi corona? —pregunto incrédula.

—Amas tu corona tanto como Hera ama tener el cabello rojo. La pregunta es,
¿qué es más importante? ¿Enloquecer a Hera o recuperar tu corona? —dice Lamar
que es tan perspicaz.

—Maldito equilibrio —dice Jude con esa jodida sonrisa de mierda que debería
tener registrada.

Estoy confundida cuando realmente lucho por elegir entre los dos. Debería ser
obvio: ¡Escoge la corona! Pero la idea de torturar a Hera solo me da una sensación de
placer antinatural.

—Esa perra diabólica —digo con un aliento más apreciativo, viendo el acertijo
del genio malvado delante mí y odiando a Lilith por haberlo inventado.

—Digo que te quedes pelirroja y perdamos la corona —dice Ezekiel.

Mis ojos se dirigen a él.

—Por supuesto que eso es lo que dirías.

Sonríe sin disculparse antes de mover las cejas. Intento seguir molesta, pero es
como si su tonta sonrisa me hiciera estúpida.

Lamar suspira antes de tocar solo mi codo y siento el tirón de un sifón.


Aterrizamos en un pasillo familiar. Este pasillo parece moverse de un lugar a otro,
dependiendo de tu destino.
Lucifer está realmente orgulloso de sus engendros malvados si constantemente
te hace caminar por el Salón de la Fama de los Enfermos sin importar a dónde vayas.

En lugar de moverse por el pasillo, Lamar empuja la pared, y al igual que en mi


habitación, la pared comienza a moverse.

La música dramática comienza a sonar mientras la pared se desliza lentamente,


desapareciendo a un lado, y mis ojos se abren de par en par cuando entro, perdida
en este increíble dormitorio.

Hay un gran sonido bom bom bom en la música justo cuando una luz etérea
parece iluminar lentamente la habitación.

—¿Qué es esto? —pregunto mientras giro en un círculo lento, contemplando


todas las hermosas vistas.

Hay un póster de Rob Thomas en la pared. También hay una enorme televisión
que probablemente pesa unas cuantas toneladas. Definitivamente no es una
pantalla plana, pero tampoco está clasificada como un televisor.

Mario y Luigi de Nintendo están orgullosamente mostrando los cinco en un


mural entero. Los muebles de cuero de gamuza están encima de una especie de
alfombra de color borgoña. Las Tortugas Ninja también tienen su propio póster en la
pared. La alfombra hasta ahora es mi única queja.

Hubiera optado por algo más fácil de usar.

Lamar camina junto a un reproductor de VCR a una estantería llena de cintas


VHS apiladas y etiquetadas.

—Esta es tu habitación de los noventa, aunque no todo es de ese período


exacto. Algunas cosas que vimos eran una mezcla de los años setenta u ochenta,
como la lámpara de lava que tanto codiciabas. Fue un regalo de cumpleaños de
Lucifer —me dice Lamar justo cuando enciendo la lámpara de lava en cuestión.

—A menudo podemos recrear las cosas materiales futuristas que vemos,


dependiendo de sus diversos grados de complejidad. Algunas cosas pueden
modificarse ligeramente o diseñarse a la medida para satisfacer tus propios gustos
personales —agrega.

Me siento en el sofá de gamuza verde de cazador y miro el jacuzzi color malva en


la esquina que está empotrado en el suelo. Parece contraproducente tener un
jacuzzi en el infierno.
Hay un Game Boy7 en la mesa de café. Un Sega Génesis8 está en uno de los
compartimientos de una de las columnas gemelas de la mesa del centro de
entretenimiento. Una Súper Nintendo está en la otra.

Lamar empieza a desenrollar un cable de alrededor de un mando que está


enganchado al Súper Nintendo.

—La encenderé para que puedas jugar —dice haciéndome gemir.

—Bien, pero solo un segundo, porque creo que necesito empezar a entrenar o
algo.

Parece confundido al entregarme el mando.

—¿Vas a luchar contra él?

Encojo un hombro mientras la TV se enciende y sonrío al ver que ya ha


cargado el juego. Está esperando para que empiece.

—Claro —digo distraídamente averiguando cómo mover a este pequeño


fontanero.

Es difícil imaginar un día en que la gente mostrara tanto respeto por los
fontaneros, o cualquier hombre o mujer de clase trabajadora. Luego maldigo
cuando una seta con ojos me mata.

No tengo ningún respeto por las malditas setas con ojos.

—Eso ha sido anticlimático —murmuro, empezando de nuevo cuando me da


la opción.

—Paca, no eres una campeona —apunta Lamar rápidamente.

—Si sientes la necesidad de discutir conmigo, entonces has escogido mal las
palabras —digo en piloto automático aplastando a esa cosa seta con ojos como una
jefa esta vez.

—No eres una heroína —rectifica—. No puedes consagrar la clase de


concentración que tomaría derrotar a esa cosa.

—Parecían muy fascinados por mi equilibrio y poder, asumo que brillo en esas
áreas en comparación con su campeón —sigo hablando, aprendiendo que las setas
con puntos blancos en la parte superior roja son setas buenas.

7
Game Boy: Sistema portátil de Nintendo.
8
Sega Génesis: Consola de juegos clásicos.
—Excelente equilibrio —murmuro distraída mientras esa seta me hace crecer.

Después de unos minutos, esto empieza a parecer muy familiar, y me siento en


el borde de mi asiento moviendo los brazos para todos lados al apretar los botones.
Me pongo en pie y trabajo más los brazos cuando las cosas se ponen más intensas,
como si ese pequeño balanceo de mi brazo fuese a ayudarme a saltar ese hueco en
mi camino.

Simplemente sé que ese hueco me matará si dejo que Mario caiga por él.

—Porque eres un ser capaz de completa, sincera e imposible neutralidad, a pesar


de tu iracunda intuición, eres imposiblemente poderosa, pero hay un equilibrio
incluso en eso.

—¿Que es cuál? ¿Ser asombrosa? Te faltan tus habituales insultos velados para
darme algún punto de referencia —sigo, saltando sobre la pequeña barra de la
bandera como si supiera que ese era mi destino desde el principio.

Me deslizo hacia abajo como una auténtica stripper y salto mientras me


encamino al pequeño castillo.

La pantalla se pone en blanco y vuelve la primera pantalla que vi, el pequeño


Mario se mueve hacia…

—Temían que, si alguna vez fueras realmente desequilibrada, implosionarías


en el infierno. En el infierno, podrías destruir el infierno, el cielo y la tierra si dieras
al interruptor. Muy concienzudamente.

Pauso el juego y le miro, pero olvido lo que iba a decir. Reanudo mi tarea de
ayudar al pobre Mario cuando no parece suficientemente importante intentar
recordar.

—Pero en el Purgatorio —continua—, eso es nulo y vacío. Tienes un límite de


poder, aún mucho más poderosa que un puro y bendito campeón fuera de su hogar,
pero no tan poderosa como alguien de la Realeza del infierno.

—Bueno, tengo que luchar con él en alguna pompa de contención que ha


servido como su jaula durante los últimos no sé cuántos milenios, porque él
absorbería los pecados del infierno y sería virtualmente imparable si luchase con él
aquí abajo.

Pauso el juego y nos miramos un momento.

—¿He concluido eso por la reunión o simplemente lo sabía? —le pregunto.


Él se encoge de hombros.

—Sigue jugando, siempre pensaste mejor cuando estabas jugando.

No necesito que me digan dos veces que juegue a mis videojuegos por lo que
parece, porque ya me estoy deslizando por la siguiente barra de stripper.

—¿Cuál es el objetivo de esto?

—Salvar a la Princesa Peach —responde inmediatamente.

—Excelente. Soy una estrella del rock salvando a princesas desagradecidas —


reflexiono.

Él ahoga un sonido de diversión y sonrío.

—Diles que he dicho eso y tendré que matarte —le digo mientras continuo mi
búsqueda de esta elusiva princesa, con los ojos más perceptivos ahora que tengo un
objetivo mayor.

Este juego sería mejor si el fontanero les sacara el dedo a los cabrones a los que
inteligentemente ha aventajado y mostrara algo de actitud cuando los imbéciles le
atacan en grupo.

—¿Realmente vas a luchar contra Jahl y llevarlos contigo? —pregunta más


seriamente.

—Solo soy una heroína cuando estoy salvando sus vidas —murmuro,
concentrándome en no morir cuando una odiosa pequeña planta con colmillos
intenta arrancarle la cabeza al pobre Mario.

A pesar de la conversación actual, no hay sangre goteando de mi nariz.

Pausando el juego, miro a Lamar.

—Tú como que tienes esa vibración estilo Luigi. ¿Te apetece ir a una casa de
empeños a tratar con la fontanería conmigo?

—No intentes hacer que suene adorable. No puedo ir allí, sigo en restricción a
causa de falsas acusaciones —prosigue Lamar—. Todo porque ese falso anciano-
del-equilibrio-barra-ángel-caído sabía que un cambiaformas había intentado matarle
y aun así me echó la culpa a mí. Creo que intenta meterme en problemas.

Asiento como si estuviera de acuerdo, y voy a empezar a desenchufar el


Nintendo.
—¿Qué haces? —me pregunta.

—Necesito que lleves esto, yo no puedo —explico—. No tienes que entrar si no


quieres.

Él me mira.

Me transporto arriba como si fuera lo más fácil, aterrizando en el callejón al


lado de la casa de empeños. En realidad, estoy muy sorprendida de lo rápido y bien
que hice eso.

Alguien debería darme palmaditas en la espalda.

Lamar aparece de inmediato, y empuja el Nintendo en mi pecho.

—Solo llama si me necesitas. Puedo escuchar todo desde aquí muy bien —me
asegura.

Asintiendo como si fuera aceptable, me dirijo a la casa de empeños donde


Harold inmediatamente levanta la vista desde detrás del mostrador. No parece
demasiado sorprendido de verme aquí.

—La primera vez que entré en tu tienda como una chica real, había verdadera
sorpresa y terror en tus ojos. No fue porque no sabías quién era. Es porque lo
hacías. Y sabías que eventualmente te pagaría una visita, de ahí la razón por la que
no te molestas en fingir sorpresa hoy.

Se queda sentado detrás del mostrador, colocando su teléfono sobre la tapa de


cristal.

—Jugué, ya que fingiste no conocerme. Mucho más fácil de hacer que lidiar
con tu malcriado sentido de derecho cuando las personas no juegan —dice con un
poco de dureza.

—¿Me estás juzgando por ser malcriada? Te das cuenta de que ayudaste a
matarme, ¿verdad? Soy la que debería estar molesta en este momento, y lo estoy.
Mucho. Especialmente desde…

—No soy tonto, Paca. Lo era entonces, pero ahora no. No sabía cuán diabólica
podías ser realmente porque estaba más allá de mi noble comprensión. He pasado
por el infierno, literalmente, y he trabajado en esta posición de la manera más difícil
posible, todo por ti —dice.
—¿Me mataste y estás enojado conmigo por eso? ¿Dejándote tomar la
oportunidad? Claramente me traicionaste. Vi el carrete —me apresuro a señalar
mientras camino y dejo el Nintendo.

Me señala con el dedo mientras sus ojos se vuelven casi letales.

Con un gruñido con el labio superior, él dice:

—Ayudé a matarte. Por todas las razones correctas. La principal era para
impedirte colapsar en el infierno cuando tu equilibrio inevitablemente se desvaneció
por tu decisión puramente egoísta…

—Sáltate el feudo y el razonamiento, todavía fue una traición. Éramos amigos,


¿no?

Él resopla / gime.

—Por supuesto que no. La amistad entre nosotros era un desequilibrio: eres
malvada y yo no. Enemigos pacíficos nos habría definido con mayor precisión.

—Bueno, estoy bastante segura de que yo pensé en ti como un amigo, y me


tentaste para tener…

—Tú eres la que nos traicionó a todos. Querías que te mataran. A propósito nos
permitiste malinterpretar todas tus acciones y motivaciones, en lugar de decirnos
cualquier plan loco que hubieras preparado. Todo porque eres una lunática, pequeña
niña malvada —agrega en un tono muy amargo y muy frustrado.

Este argumento fácilmente funcionó a mi favor cuando lo pasé por alto en mi


cabeza.

Él continúa con su diatriba cuando espero demasiado para hablar.

—Me abrí camino hasta este lugar, y casi de inmediato, cuatro monstruos
desconocidos aparecen en mi puerta. Ayudarles a encontrar la dirección solo
restauró más mi equilibrio, tú retorcido pequeño monstruo. Me preparaste para
cuidar a tus chicos como castigo, forjaste un vínculo entre los Cuatro Jinetes y yo,
Paca. Eso está mal en tantos niveles que me ha cortado el alma de tantas maneras
ahora que lo sé con certeza.

Otra vez, abro la boca para formar una discusión, pero Harold tiene más en su
pecho, aparentemente. Rodea el mostrador y comienza a caminar hacia mí.
—Ahora estás lloriqueando y gimiendo por haber sido asesinada como el
engendro del infierno predecible que eres —agrega mientras comienza a sacar
varias armas, colocándolas en el mostrador una por una.

—Es un poco grosero que un ángel lo diga, ¿no te parece? ¿Dónde está tu
compasión? —pregunto muy en serio, mirando las armas un poco escéptica—. Para
que conste, para que quede claro, no estoy aquí para distraerme hasta que me
mates.

Lanzo una mirada detrás de mí y me muevo a un ángulo donde hay un espejo


frente a mí para poder mirar mi espalda. Realmente no tiene ninguna razón para
poner los ojos en blanco en este momento.

—Por eso no queríamos la sangre de Lucifer en ninguno de ustedes. Una


eternidad de víctimas inocentes que te atacan cinco veces más fuerte, pero de
alguna manera realmente se las arreglan para creer que fueron los más
perjudicados.

—Eso es porque me hicieron daño —señalo obedientemente.

—Es porque no tienes empatía y solo te importan tus errores cuando te


preocupas por la persona a la que has hecho daño. Juegas tus juegos, renunciando a
las consecuencias cósmicas. La sangre de Lucifer es tóxica de esa manera.

—Sabías que eran los Jinetes y no lo denunciaste. ¿Por qué? —le pregunto
mientras continúa poniendo pistolas, arcos y ballestas en el mostrador.

—No lo sabía. Al menos… no estaba seguro. A menudo me preguntaba si


estaba siendo examinado y si me los enviaban disfrazados de malvados para ver
cuán duramente aún juzgaba sin mis alas —dice en voz baja, dudando mientras
carga una ballesta—. No quería creer que eras lo suficientemente poderosa como
para realmente hacer algo tan imposible como restablecer sus almas.

Archivo esa información para luego.

—¿Vas a tratar de matarme con eso? Realmente no vine a matarte —decido


decirle cuando las armas continúan acumulándose.

—Sé por qué estás aquí. Quieres venganza contra Rafael, y quieres forzar mi
alma para torturarme aún más por la parte que jugué en tu muerte.

Le quita la diversión cuando hace que parezca que sigo siendo la única mala en
lugar del ángel vengador aquí.

—¿Qué tiene todo esto en común? —pregunta mientras señala el mostrador.


—Son armas.

Él asiente distraídamente.

—¿Qué tienes en común con ellos?

—¿Aquí es donde me dices que no soy una persona, sino solo un arma, y que
no debería tener voz en cómo me usan? —le pregunto.

—Como dije, era ingenuo cuando solo era un hombre noble. Abrirte paso fuera
de las garras de Lucifer hasta que estés en la parte superior te hará tener una
comprensión más profunda sobre cuán retorcidas y calculadas pueden trabajar las
mentes oscuras.

No estoy segura de cómo es una respuesta a mi pregunta.

—El problema es que tú eres el arma, la munición y el dedo en el gatillo... todo


a la vez. Eres un arma en tu núcleo. Por alguna razón, constantemente has
confundido eso con que es tu alma inexistente, y siempre la has protegido.

Sus ojos se dirigen rápidamente hacia mí y se entrecierran.

—Entonces, ¿el arma cósmica sin usar puede ser asesinada sin un alma
verdadera? —pregunta como si legítimamente estuviera esperando que responda a
una pregunta de ese calibre.

—¿Esta es tu forma de ángel-buena gente de llamarme engendro del infierno


prescindible, sin alma? Tengo que decir que no es muy angelical.

—No eres emocionalmente capaz de ser una heroína desinteresada. Nunca te


sacrificarías para simplemente salvar al mundo. Pero tú combinada con ellos puede
ser suficiente para detenerlo sin presionar ese botón y convertirlo en un punto nulo.
Al final del día, tienes un propósito al que servir, e independientemente del por qué
fuiste creada, siempre se suponía que debías ser un arma. Ni siquiera tú puedes
dejar de cumplir tu propósito. No podrás destruir el mundo mientras puedas y
tengas un ‘felices para siempre’. Solo es una ilusión.

Realmente quiero argumentar eso, pero juro que es como si hubiera esperado
cinco siglos para lanzármelo. Está mucho más preparado para este encuentro que
yo.

Me mataron y él guarda rencor por algún castigo diabólico. Increíble. Muy


mezquino para un ángel.
—Me apuñalaron, me robaron los poderes, me dejaron desangrándome, todo
porque Lucifer recuperó su cordura solo lo suficiente para atacarme —dice como si
hubiera descubierto que Lamar era un idiota.

Hago un gesto hacia la pared, los ojos cada vez más grandes mientras trato de
advertirle en silencio que Lamar está justo afuera.

—Tu animadora es demasiado inteligente para mimarte, Paca. A estas alturas,


ya ha comenzado a unir cosas con la riqueza de nuevos conocimientos que ha
obtenido. Él no espera que Lucifer se preocupe por él o lo trate de manera justa, así
que no pretendas preocuparte por sus sentimientos cuando no tienes empatía.

Respira y cierra los ojos como si estuviera tratando de calmarse.

—Lamar está empezando a agradarme —digo encogiéndome de hombros—.


Esta no es la conversación que quería tener —agrego cuando mi nariz comienza a
sangrar—. ¿Podemos hacer esto con un poco de diversión de fontanero? Pareces la
primera persona en tener respuestas reales que pueden tener sentido, incluso si te
haces demasiado la víctima.

No tengo ni idea de por qué todos insisten en fulminarme con la mirada. Ya no


solo es mi cuarteto.

—Es territorio neutral. No sé lo suficiente sobre equilibrio para ir a matar a


cualquiera de los chicos buenos, incluso si han sido chicos malos para mí. Se dice
en la calle que soy bastante razonable —digo en mi defensa ante su vacilación.

Bufa un sonido de risa.

—Admitiendo ante mí que no entiendes el equilibrio es prueba suficiente de


que realmente no tienes ni idea de lo que está pasando.

—No sé por qué tengo que demostrar mi valía en absoluto. No soy la que mató
a alguien —le digo.

De nuevo, me fulmina con la mirada.

—Permíteme reformularlo: no soy la que mató a alguien muy importante —


modifico—. Ahora estás obligándome a sonar vulgar al hacer sonar mi cuerno
apocalíptico.

Mi dolor de cabeza comienza a disminuir, así que le sonrío como si hubiera


hecho algo bien.
—¿Estoy obligándote a sonar vulgar? —pregunta con incredulidad mientras
arrebata el Nintendo del mostrador como si ni siquiera tuviera ninguna pregunta
sobre mi petición—. Eres la persona más vulgar que conozco.

—Eres la persona más juiciosa que conozco —respondo—. Me has juzgado


hasta la muerte, ¿o no? —continúo.

Sonrío cuando solo sacude la cabeza y se arrodilla, conectando todo, mientras


actúa como si prefiriera estar absolutamente en cualquier otro lugar. Me odiaría si
los ángeles tuvieran permitido tener odio en sus corazones.

—Juguemos a este juego antes de hablar. Tu nariz sangrando tanto significa


que estás pensando demasiado en todo esto, y en realidad, eso es realmente
alarmante contigo en la parte superior —dice mientras me mira.

—¿Dónde sería más seguro para mí tener una crisis emocional? Porque nadie
quiere que tenga un episodio en el infierno tampoco —afirmo distraídamente
mientras me siento frente a la pequeña televisión.

—Purgatorio. Pero no hay electricidad allí —dice impaciente mientras arroja el


mando a mi regazo.

Hace algo con algunos cables y piezas adicionales para hacer que todo encaje.

Parece complicado.

Finalmente toma el otro mando y se sienta en una silla que está a no menos de
dos metros de distancia y en un ángulo extraño.

En el momento en que empiezo a jugar, una presión instantánea se levanta de


mi cráneo. Lo del fontanero está haciéndolo para mí de una manera extraña.

—Entiendo el atractivo de un héroe, pero todos son justo tan egoístas como yo
porque tampoco quieren morir realmente —señalo mientras ayudo a mi fontanero a
luchar para llegar al asta de la bandera—. Nunca se espera que sacrifiquen a los que
aman para ganar una guerra que ni siquiera les corresponde pelear —agrego de
manera muy razonable—. No pueden usar la excusa de que son malvados.

A la mandíbula de Harold le da un tic.

—No estoy siguiendo tu versión retorcida de razonamiento. Discutamos


asuntos importantes. Sin lugar a dudas, los recuerdos del cuarteto de ti han sido
borrados. Recuerdos de todo. Sus pesadillas del Corazón Negro del Infierno me
daban una pausa cada vez que los guiaba o los ayudaba a mantenerse a salvo. Soy
neutral aquí, no recto —dice en voz baja y tranquila.
—No te encuentro tan justo incluso como Heratio, basándome en lo que he
visto hasta ahora —le informo obedientemente.

Él exhala con fuerza.

—Sabes que es verdad, Paca. Independientemente de por qué fuiste creada, no


te conviertes en un arma. Creo que probablemente encontraste una manera de
recuperar tus piezas y hacerte a ti misma, y a ellos, lo suficientemente fuerte como
para matar a Jahl sin tener que explotar.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—¿Por qué más hacer todo esto, verdad? —pregunto como si fuera retórica
mientras maldigo el pequeño vacío que arruina la vida de mi fontanero virtual tan
cerca del final del tubo.

—Eres frívola, egoísta, mimada, insípida, razonablemente loca, y aunque


puedes mantener una postura neutral en la mayoría de las cosas, sigues siendo
innegablemente malvada con la sangre de Lucifer corriendo por tus venas.

Pauso el juego y parpadeo varias veces.

—Aquí es donde dices: ‘pero al menos eres bonita’, como lo hacen la mayoría de
los hombres críticos después de tratar de hacer que la mujer suene como una
persona horrible —me apresuro a decir.

—No hagas de esto una cuestión de género, lunática. Estoy diciendo que no
espero que seas una heroína. Crearás otro camino, de alguna manera, Paca. Debe
haberlo. Ahora que has logrado lo imposible, debes seguir con cualquier plan
absurdo que pusiste en juego hace cinco siglos cuando me preparaste para mi caída
para catapultar esto a la acción...

Sus palabras se congelan, y sus ojos se abren marginalmente sobre mi hombro


cuando su boca se abre.

Miro hacia atrás, esperando a Lamar, y también hago una postura con los ojos
abiertos y los labios abiertos cuando veo a un Gage muy salvaje revoloteando en la
esquina trasera con un brillo sutil y misterioso en sus ojos.

—Te ves realmente malvado en este momento —señalo, preguntándome qué


demonios ha sucedido en el corto tiempo desde que lo dejé.

Sus ojos se estrechan en Harold, y aclaro mi garganta un par de veces.


—En realidad, hay una explicación semi-razonable de por qué no lo he matado
—explico—. Aparentemente todo esto es culpa mía y no suya. Por favor, no lo
maten a él ni a mí.

Ahora me está mirando de nuevo, solo que esta vez es solo Gage quien lo está
haciendo. Los otros tres no están aquí, y Harold está congelado en su lugar cuando
Gage sale con su inusual ropa negra.

—¿Qué demonios? —pregunto con preocupación mientras me zambullo hacia


él, atrapando su rostro entre mis manos cuando veo el rastrojo de una barba que
baja en una línea larga, negra y aterradora por su cuello.

—Ha estado en el Corazón Negro del Infierno. Eso significa que ha


comenzado una línea para conectarse a su poder —dice Harold en voz baja detrás
de mí.

Gage desliza su brazo alrededor de mi cintura, tirando de mí bruscamente


contra su frente mientras continúa entrecerrando los ojos hacia Harold.

—Él es tu amigo, ¿recuerdas? Lo castigué haciéndole como tú. Aparentemente


atormenta su alma. No le des una razón para odiarte ahora. Él tiene mi Nintendo —
le digo al enojado Jinete Hambre.

Gage vuelve a mirarme, arqueando las cejas, mientras su mandíbula se aprieta


sutilmente.

—¿Aprendiste algo de valor? —pregunta con un tono sospechosamente


tranquilo.

Siento que hay una trampa en alguna parte.

—Realmente, sí. Te contaré todo si nos dejas volver...

Mi aliento azota mi garganta como un asaltante volátil en el siguiente instante.


Me pelo golpea en mi cara y todos los colores se arremolinan a nuestro alrededor.

Es el sifón más abrupto que jamás he sentido, y estoy escupiendo en mi


habitación del infierno con Gage todavía agarrándome.

Él mira hacia abajo con un borde frío en sus inusuales, nuevos y frescos ojos
azules.

—¿Qué demonios pasó? —preguntó, más en serio.

Él pone los ojos en blanco.


—Dato curioso: una hora en el Corazón Negro del Infierno, incluso como
invitado, engaña a la mente y al cuerpo para que crean que ha pasado una semana.
O el tiempo funciona de manera diferente allí, uno u otro. Pero no puedes salir
cuando quieras. Tienes que entrar y salir en la maldita hora, y ninguno de tu
malvada familia se molestó en decirnos qué hora es.

Manteniendo su rostro entre mis manos, lo miro directamente a los ojos.

—¿Quieres que mate a mi padre por ti? ¿Es eso lo que estás pidiendo?

Sus ojos giran tanto hacia atrás en su cabeza que casi me preocupa que esté
convulsionando antes que sus ojos se cierren y se muerda el puño. Un sonido sordo
y frustrado lo abandona.

—¿Eso es un sí? —pregunto para estar segura.

Cuando sus ojos se abren de nuevo, se estrechan en mí.

—Siéntate.

—No estoy segura de que me guste tu tono. Estás a punto de regañarme por
salir corriendo sin...

Me palmea la parte superior de la cabeza y me empuja al asiento frente a él.

—Bien. Me sentaré —le digo delicadamente mientras cruzo los brazos sobre mi
pecho, inclinándome hacia atrás mientras suspiro.

Se pone en cuclillas frente a mí para que estemos cara a cara.

—¿Qué aprendiste? —pregunta sin sonar como si quisiera estrangularme.

Mis ojos son los que se reducen esta vez.

—¿Por qué no haces lo que intentas, retorcer mi cuello o enfurruñarme? —


pregunto con incertidumbre—. ¿Dónde están los otros?

Miro a mi alrededor, preguntándome si están detrás de mí y a punto de hacer


algo horrible. Pero... somos solo nosotros aquí.

Sus ojos se clavan en mi boca y vuelven a mis ojos.

—Me ofrecí para ser el que te encontrara. Los otros volvieron al Corazón
Negro.
—Lástima que no puedas ser mi favorito, ya que estamos solos... pero aún
queda el asunto sin resolver de la otra mujer.

Arrastro mi dedo por su brazo, y sus ojos siguen el movimiento mientras le doy
una pequeña sonrisa.

Sus ojos vuelven a los míos mientras levanta una ceja sin estar impresionado.

—Bueno, como no puedo ser tu favorito, supongo que solo tendrás que
empezar a hablar de todo lo que acabas de aprender —dice arrastrando las palabras
a medida que se acerca.

Mi mirada cae a sus labios mientras su lengua los humedece.

—Qué desperdicio —decido en voz alta, haciendo que sus labios se contraigan.
—Así que, ¿por qué no estás enojado porque fui a verlo sola? —reflexiono
mientras Gage se desnuda hasta su bóxer, preparándose para cambiarse.

Me siento y admiro la vista, golpeando distraídamente mi barbilla mientras él


susurra algo en esa brújula que parece algo en su brazo.

—¿Qué es eso? Los escoltas también lo usan —continúo.

—No es importante —responde mientras desaparece de su brazo como si


nunca hubiera estado allí.

Parpadeo un par de veces.

—Tal vez deberías devolver el favor y compartir todo lo que has aprendido
ahora —señalo con el ceño fruncido.

—No entiendo completamente las reglas aquí abajo. No siento ningún dolor
por ellos, por lo que el vínculo no se tensa, incluso con la engañosa diferencia
horaria —agrega suavemente mientras mira hacia la puerta.

Alguien toca y la puerta se abre. En cuanto veo quién es, me levanto de la silla
y a mis pies.

Lamar me da una mirada aburrida cuando Chloe aparece a su lado. Mis ojos se
abren cuando Gage me arrastra delante de él y besa mi cuello.

—Por cierto, ahora estoy con el Apocalipsis —le dice Gage mientras ella cae al
suelo y se inclina ante mí.

Ni siquiera puedo decir algo.

—Ya la puse al día —dice Lamar en un tono gracioso mientras mira sus uñas—
. No tendrás más problemas.

Bueno… eso es anticlimático.


—Pensé que se suponía que debía jugar juegos crueles y esas cosas —señalo
mientras Chloe se aleja tan rápido como puede.

—Me dejaste en un callejón, y luego me envió como un chico de los recados —


dice Lamar como si estuviera haciendo pucheros antes de darse la vuelta y alejarse.

Antes de que pueda hacer algún tipo de comentario, los labios de Gage me
están distrayendo, porque está dejando un rastro de besos en un lado de mi cuello
muy suavemente.

—Supongo que puedes ser mi favorito ahora —le digo mientras mis ojos se
cierran, y me recuesto contra él.

Espero algún tipo de respuesta ingeniosa o sarcasmo seco. En cambio, Gage


desliza suavemente sus brazos alrededor de mi cintura, su toque tan
sorprendentemente reverente.

—¿Por qué estás siendo tan amable? —Con cautela decido preguntar cuándo
me levanta del suelo y comienza a llevarme hacia la cama.

Sus labios rozan cautelosamente mi frente como si de repente fuera una


pequeña muñeca frágil en lugar del arma destructiva que soy.

—La próxima vez que despegues para hacer algo que simplemente sabes que
tienes que hacer, quiero que vengas a buscarme y me lleves contigo —murmura
mientras me coloca en la cama y se pone encima de mí.

Como soy un poco fácil cuando se trata de los cuatro, me vuelvo fantasma, me
desnudo debajo de él y deslizo mis dedos por su cabello mientras tiro de él hacia
abajo para un beso.

Es extraño sentirlo sonreír contra mis labios, solo porque rara vez sonríe.

La sonrisa desaparece cuando profundiza el beso, todavía se toma su tiempo,


haciendo que parezca como si tuviera todo el tiempo libre. Luego comienza a besar
mi cuerpo con un ritmo agonizante y lento.

Áspero. Sucio. Diabólico. Esa es toda la atención que he recibido de ellos hasta
ahora. Nada tan tierno como esto.

Mi corazón palpita dolorosamente en mi pecho cuando besa el interior de mi


palma con tanta reverencia, y luego desliza lentamente sus labios hacia mi cadera.
Casi parece que está adorando mi cuerpo en este momento, y no estoy exactamente
segura de cómo me siento al respecto.
Quiero decir, tiene que ser una trampa.

Me olvido de cómo pensar cuando él pone esa boca adormecedora justo donde
realmente la quiero.

El gemido que se escapa de mis labios mantiene el tiempo con el arco lento de
mi espalda. Aparentemente lo excita, porque casi se pone a trabajar tratando de
destrozarme tan completamente como puede después de eso.

Me mantiene en el lugar mientras trato de alejarme de las sensaciones


poderosas y demasiado intensas que inundan mi cuerpo. Él realmente es un mago
con la boca, y ni siquiera puedo recuperar el aliento desde el primer orgasmo antes
de que el segundo esté desgarrando mi cuerpo.

Grito al límite del dolor con ese, y él aleja su boca, dejando un rastro de besos
en mi cuerpo mientras me quedo como una pila blanda de estremecimientos.

Mis respiraciones salen en jadeos afilados y algo embarazosos, pero me niego a


volverme fantasma y perder todas las chispas de asombro que estoy sintiendo en
este momento.

Estoy casi en el aire a nuestro alrededor cuando se desliza dentro de mí muy


lentamente, sus labios arrastrándose por mi cuello mientras se toma su tiempo.

Mis ojos se cierran, porque todo se siente demasiado bien. Ni siquiera me doy
cuenta de que mis uñas le han arañado la piel hasta que sisea una respiración,
deslizándose tan cerca de mí que casi parece que nuestras almas cuestionablemente
existentes se tocan.

Me besa de repente y gime en mi boca mientras continúa tomándose su tiempo


conmigo.

Ni siquiera estoy segura de todo lo que siento en este momento. Todo lo que sé
es que me encanta cómo se siente… como si de alguna manera nos hubiera
convertido en una entidad durante este breve momento a medida que cada contacto
entre nosotros se magnifica.

Me roba el aliento cuando su agarre se tensa, su desesperación crece sutilmente


mientras rompe el beso y me mira a los ojos. Hay casi confusión en su rostro
mezclado con frustración.

Bruscamente mete una mano en mi cabello, sosteniéndome contra él como si


estuviera tratando de escapar, cuando solo estoy tratando de acercarme. Estoy
ardiendo de adentro hacia afuera, y todo arde de la mejor manera posible.
No es hasta que veo la creciente desesperación en sus ojos, junto con la
intensidad constante de sus labios separados, que mi corazón hace clic en su lugar.
Es como si yo supiera qué es lo que quiere decir pero no puede…

—Yo también te amo —susurro, casi sorprendiéndome a mí misma.

Sus labios chocan con los míos, y él se desploma hacia mí, las caderas chocan
contra mí mientras mi corazón hace clic una vez más. Toda la sala tiembla, y un
retumbar resonante se precipita por el aire cuando todas las luces parpadean y se
oscurecen.

Las mechas de las velas del infierno se vuelven a encender solas mientras Gage
se detiene contra mí. Levanta su cabeza y nuestros ojos permanecen tranquilos
mientras los latidos de nuestros corazones se aceleran más.

Arruga la frente, y abre y cierra la boca varias veces. Cuando nunca salen las
palabras, finalmente baja la cabeza y me besa de nuevo mientras sus dedos se
entrelazan con los míos. Empuja nuestras manos entrelazadas por encima de mi
cabeza mientras comienza a mover sus caderas nuevamente, ya comenzando de
nuevo.

Mi corazón está dolido y feliz al mismo tiempo. Ni siquiera entendía lo mucho


que necesitaba que al menos uno de ellos me amara.

Justo cuando rompe el beso para hablar, hablo sobre él.

—Va a ser difícil reemplazarte como mi favorito durante un tiempo —le


informo obedientemente.

Su sonrisa es rápida, incluso cuando sus ojos se estrechan como si estuviera


agitado por lo grande que es su sonrisa. El siguiente beso se siente como un castigo
por hacerlo feliz.

Afortunadamente no se da cuenta de la lágrima que se desliza por mi mejilla


debido a lo bien que se siente ser amada. Estoy bastante segura de que eso me hace
sonar mucho menos ruda.
—¿Por qué demonios está pegada a ti? Te la he quitado de encima al menos
diez veces. —Oigo a Kai decir desde algún lugar detrás de mí mientras una mano
perezosamente traza círculos en mi cadera.

—Soy su favorito actual. ¿Qué esperabas? —Escucho decir a Gage.

No estoy segura de por qué sonrío. En realidad, sé exactamente por qué sonrío.
¡Alguien me aaaaaaaaama!

Me acurruco contra el lado de Gage un poco más y lo respiro.

—¿Qué demonios le dijiste para que te hiciera su favorito? —pregunta Ezekiel


como si estuviera enfurruñado.

Ayyyy. ¿Están peleando por mí?

No estoy segura de cómo me siento acerca de que el Corazón Negro del


Infierno haga que de repente me aprecien. Si sienten gratitud, están disfrutando de
la Paca equivocada. Los cortaré si no es esta nueva y menos mejorada versión de
mí la que de repente están adorando.

—Está claro que le dio algo al azar primero que realmente quería. Dejen de ser
unos imbéciles quejumbrosos para que yo pueda dormir un poco —gime Jude
desde algún lugar cercano.

Labios suaves me rozan la frente, y me acurruco aún más cerca de Gage. Sus
brazos me rodean y me abrazan a él, y yo suelto un pequeño suspiro de
satisfacción.

—Bien, ahora tengo mucha curiosidad por saber qué está pasando aquí de
repente —dice Jude con un nuevo estado de alerta.

—Me ama —murmuro contra el pecho de Gage.


Exhala un sonido de molestia mientras yo sonrío, pero... hay un silencio
absoluto en el resto de la habitación.

Abro un párpado, preguntándome qué calamidad está a punto de ocurrirnos y


robarme mi mayor momento de alegría hasta ahora. Ezekiel mira fijamente al
suelo, un pequeño ceño fruncido en sus labios y una arruga en su frente como si
estuviera confundido.

Miro por encima de mi hombro para ver la ceja de Jude estrujada como si
estuviera genuinamente desconcertado por el concepto. Idiota.

Kai mira a Gage como si fuera un traidor, incluso mientras intenta apartarme
del jinete que está jugando al tira y afloja para mantenerme.

—¿Averiguaron algo en el Corazón Negro sobre esta cosa con la que debemos
lidiar o de la que debemos huir? —les pregunto.

Kai me mira como si estuviera molesto porque no me muevo del lado de Gage.

—Ni siquiera eres lo suficientemente guapo para ser mi favorito ahora mismo.
Acéptalo —digo en un suspiro cansado.

Lanza sus manos al aire como si fuera frustrante, y siento la sonrisa de Gage a
un lado de mi cabeza.

—En realidad aprendimos algo sobre Jahl —dice Jude, con los ojos
entrecerrados hacia mí—. Mientras tú salías corriendo a hacer algo imprudente.

—Descubrió información útil —le dice Gage con un tono despectivo.

Es como si todo el aire fuera aspirado de la habitación simplemente porque


Gage no está de acuerdo con la reprimenda en el tono de Jude.

La frente de Jude se arruga como si estuviera agitado, y yo beso el pecho de


Gage mientras le doy una palmadita. No estoy segura de cuándo terminé en este
suave vestido de satén. Pero es púrpura, y el púrpura es claramente mi nuevo color.

—Esto es nuevo —dice Kai mientras sus labios se cierran, sin referirse a mi
bata púrpura mientras mira entre Gage y yo—. No estoy completamente seguro de
cómo me siento al respecto.

—¿Podemos hablar de lo que tengo o no tengo oportunidad de matar? —


pregunto para desviarnos antes de que todos se pongan súper sospechosos y repitan
viejos patrones.
Gage se endurece contra mí, y todos se aclaran la garganta mientras miran
hacia otro lado.

—Tendremos que luchar contigo para evitar que llegues a un punto


desesperado de detonación armada, según todo lo que pudimos encontrar. De lo
contrario, ni siquiera tendrás la oportunidad de ser lo suficientemente fuerte —dice
Jude sin mirarme.

—No soy lo suficientemente desinteresada para detonar si todos ustedes están


ahí para morir. En otras palabras, no tendré nada que ganar si no estoy salvando
sus vidas —me explico, ya que es una mierda como quieren hacerlo.

Gage me besa en la cabeza y Kai se desliza para poner su cabeza contra mi


cadera, estirándose y poniéndose cómodo con nosotros ya que no pueden
apartarme.

Ezekiel se queda inusualmente callado, todavía frunciendo el ceño hacia el


suelo.

—¿Alguna idea de cómo es esta cosa? —pregunto cuando nadie se molesta en


decir más—. Hemos visto mucho purgatorio y no nos hemos topado con él todavía.

—Está en una sección diferente inaccesible para cualquiera, no al menos cerca


del nivel real —dice Gage con una dura exhalación.

—No tenemos ni idea de cómo es, pero nos dijeron que había algunas
imágenes de la última batalla que no terminó bien para el campeón elegido —
continúa Jude.

Mis ojos se dirigen hacia Ezekiel, ya que no está actuando bien. Gage también
lanza una mirada preocupada hacia él.

—Aún no lo hemos visto —añade Kai, arrastrando mi mano hasta sus labios
para besarla—. Déjame ser el favorito durante un rato. Está recibiendo demasiada
atención y me está molestando.

Sonrío.

—Apuesto a que parece un unicornio —digo muy seriamente mientras me


siento.

Todos parpadean hacia mí.

—Sí. Estoy segura de que eso es exactamente lo que parece —afirma Jude
rotundamente.
Me deslizo sobre Gage y camino hacia Ezekiel antes de caer en su regazo.

Se sobresalta y me rodea con un brazo como si saliera de un trance antes de


prestarme su atención a través de la tensión.

—Si se trata de otra mujer, debo advertirte que hoy me siento un poco loca —le
advierto.

Me besa antes de que pueda detenerlo, y lo dejo porque se ve tan lamentable en


este momento. ¿Qué demonios había en el Corazón Negro?

Le devuelvo el beso simplemente porque... soy una imbécil para los cuatro
idiotas.

Rompiendo el beso, deja caer su cabeza sobre mi hombro, exhalando como si


estuviera algo aliviado, por alguna razón. Nadie dice nada mientras juego con su
cabello y trato de calmar silenciosamente cualquier problema que esté pasando
dentro de él en este momento.

—Pero en serio, un unicornio tiene mucho sentido. ¿Quién esperaría que este
horrible poder de destrucción al que nos enfrentamos no se parezca en nada a un
unicornio? —sigo.

Ezekiel resopla contra mi hombro, y Jude gime.

—Está siendo ridícula, otra vez —se queja Jude, mientras se cubre los ojos con
el brazo, y bosteza.

—Aún no hemos dicho que estemos de acuerdo en luchar contra esto, o en


permitirte luchar contra esto —continua Kai, dándome una mirada punzante.

—Yo soy quien lleva la corona —le recuerdo.

—No... Tú eres quién lleva el tatuaje en la parte baja de la espalda —matiza


Ezekiel.

—Y pensar que estaba sintiendo pena por ti siendo patético aquí —me quejo,
luchando por levantarme.

Siento la sonrisa del bastardo contra mi cuello, mientras me mantiene sujeta


contra él.

—¿Por qué tiene que ser un unicornio? —pregunta Gage, como si estuviese
reacio a hacerlo, pero no pudiese evitarlo porque es masoquista.
Dejo de luchar, y le doy toda mi atención, incluso cuando Ezekiel me mantiene
atrapada en su regazo.

—Porque sería el ajuste perfecto. ¿Quién espera que algo que caga arcoíris, sea
el causante del fin del mundo? Los unicornios solo lo harían si fuesen malvados...

Espero un minuto, para dejar que la idea se hunda, antes de darles un guiño
conspirativo.

—Su nariz no está sangrando, pero sigo pensando que va en serio —dice Kai,
como si estuviese realmente horrorizado.

—Hablo en serio. ¿Cómo no puedes ver la genialidad del equilibrio? —discuto,


justo antes de que alguien llame, otra vez, a la puerta.

Todos miramos a Lamar, mientras entra en la habitación sosteniendo una


pequeña brújula que podría caber en la palma de la mano de un niño.

Me da una mirada disgustada, antes de decir:

—Tu chico de los recados ha vuelto, con las exigencias de tus jinetes —dice,
antes de lanzar la brújula a Jude y marcharse.

—¿Qué es eso? —pregunto, mientras Jude empieza a girar los discos de la caja
de la brújula, que no es realmente una caja de brújula.

—Estas son algunas de las grabaciones de la batalla de hace siglos. Dijeron que
era una mierda, así que no te hagas ilusiones —me dice, distraídamente.

Con un tono cansado, respondo:

—Realmente, no hay mucho en esto que me dé esperanzas, así que creo que es
absurdo que hagas esa solicitud.

Ezekiel deja que me levante cuando algo empieza a parpadear hacia la pared, y
Gage va a apagar las velas, mientras las distorsionadas imágenes, de la película
llena de estática, se reproducen. La brújula está actuando como un proyector,
mientras el rugido del sonido se hace más fuerte.

Me lleva un segundo darme cuenta que el rugido del sonido es un rugido real,
horrible y constante de... algo contra lo que, siendo completamente sinceros, no
quiero luchar.

Oh, no soy tan valiente. Solo el sonido ya hace que esté aterrada.
Es como si unos monos aulladores y un gorila enfadado tuvieran un bebe
dinosaurio, que se follase a un Godzilla radiactivo... y tuviesen un bebé aún peor. Si
es que eso tiene sentido.

Los escalofríos se extienden por todas partes, y los latidos de mi corazón se


hacen más fuertes. Una enorme y completa farsante, pero no soy tan valiente. No
soy valiente en absoluto.

Si tuviera una madre, correría a esconderme detrás de su falda ahora mismo.

Mis ojos se centran en la sombra, que se convierte en una niebla gris ondulante,
y baja para centrarse en algo justo cuando la película parpadea, y la cinta se llena de
estática otra vez.

Un grito llena la habitación, y salto tan alto en el aire, que me avergüenzo de


mí misma.

Los ojos rojos brillan en la niebla solo durante un breve segundo, y me quedo
sin aliento cuando me doy cuenta de que no es niebla. Es el mal contra el cual se
supone que debo luchar.

Otro grito resuena, antes de que la pantalla se oscurezca y cambie, convirtiendo


el grito en un ruido en bucle infinito.

Todos miramos la estática, durante un momento tranquilo.

—¿Qué diablos ha sido eso? —exijo.

Sin vacilar, Jude se coloca detrás de mí, y baja su cabeza, hasta que está junto a
la mía, y estamos mirando juntos la estática.

—No es un maldito unicornio —dice secamente.

—Es un momento terrible para bromear —digo con voz temblorosa. Con la
siguiente respiración, agrego—: Que alguien llame al ángel que me mató. Si vamos
a hacer esto, él va a tener que ayudarnos.

—¿Por qué diablos querrías su ayuda? —cuestiona Gage.

Me encojo de hombros.

—Me pateó el trasero, y entrenó a su campeón. Haz las cuentas, Einstein.

Nadie discute.
—Si no puedes hacer esto con facilidad, no lo haremos en absoluto —dice
Jude, sin moverse de su lugar a mi espalda.

—Cuidado, Muerte. Casi suena como si te importara —digo, mientras mi


cabeza trata de resolver como sonar diferente a una niña asustada.

No tenía este tipo de problemas cuando Ghost era un mundo de fantasía.

—Estamos empezando a sonar como los personajes de un chiste malo —


señalo, mientras gimo y me doy la vuelta—. Los Cuatro Jinetes, y El Apocalipsis
entran en el Purgatorio para salvar al mundo porque son unos mocosos egoístas
que quieren vivir durante mucho tiempo, y ser felices.

Jude recoge su bastón, y lo gira perezosamente, antes de mirarme.

—Como novia, das un montón de trabajo —dice, como si estuviera fuera.

—Estoy de acuerdo. Sin embargo, sigues atascado conmigo —le digo, mientras
avanzo hacia la puerta.

Todos se mueven detrás de mí, hablando como si no tuvieran miedo de lo que


viene después. Me doy la vuelta, y me inclino contra la pared, mientras mi nariz
comienza a gotear líquido negro, y mis manos tiemblan.

No hay forma de que puedan venir conmigo, si no puedo averiguar cómo


matarlo sin detonarme. Y no hay manera de que deje eso vivo, solo para que pueda
matarlos.

Mi barbilla tiembla durante un segundo, mientras contengo las lágrimas, me


aclaro la garganta, y me limpio la sangre de la nariz, antes de seguirlos.

Supongo que es hora de comportarme como una auténtica idiota.

Ojala recordase como solía hacerlo.


Kai
Hay un solo momento en la vida de un hombre cuando se da cuenta de lo
increíblemente atado que está a una mujer particularmente enloquecedora. Ese
momento vino a mí cuando pensé que había muerto la primera vez.

Pensé que ya era bastante malo.

Pero cuando ese maldito monstruo enorme sale disparado del suelo, con las
fauces abiertas mientras se la traga por completo, me congelo de puro terror por
primera vez en toda mi existencia.

Jude se estrella contra la barrera invisible mientras el monstruo sale disparado


del suelo por completo.

No es hasta que escucho un rugido de dolor y veo que el costado de la bestia


con forma de gusano se abre a golpes por el choque de poder que siento incluso
desde aquí, que encuentro la capacidad de moverme nuevamente.

Paca se lanza al exterior, y una oleada fría de alivio se desliza por mi cuerpo
mientras mi mano derecha apenas tiembla. Me trago el nudo en la garganta tan
silenciosamente como puedo, porque realmente no quiero que nadie sepa lo duro
que entré en puto pánico.

Me paso la mano por la cara, mientras Ezekiel se dobla y exhala con fuerza.

Todos nos enderezamos cuando Paca se quita la mucosidad del rostro lo


suficiente como para mirarnos de inmediato.

Ella nos da una de sus miradas de ‘realmente me está pasando esto ahora
mismo’, me mira con un encogimiento de hombros descuidado que subestima la
tortura que esta mujer nos hace pasar sin siquiera darse cuenta del poder que tiene
sobre nosotros.
Los puños de Jude están tan apretados que puedo decir que le está costando
todo lo que tiene para no explotar. Uno pensaría que él es la encarnación de la ira
en lugar de ella. Gage está mirando como si estuviera listo para atarla a la maldita
cama y castigarla por ser tan vulnerable sin nosotros.

Esa no es una mala idea.

—Claramente, alguien se olvidó decir que soy El Apocalipsis —lo dice como si
esta fuera una noche casual y no se diera cuenta de la gravedad de la situación—.
He estado fuera durante un tiempo, como ya saben.

—Creo que deliberadamente trata de volvernos locos —dice Gage en voz baja.

—No, se lo está tomando tan en serio como sabe hacerlo —dice Ezekiel en un
tono que apenas supera un susurro—. En caso de que no lo hayas notado, ninguno
de los herederos se toma las cosas muy en serio.

—Todos juegan sus jodidos juegos —exclama Jude—. Incluyéndola, aunque


no se da cuenta la mitad del tiempo.

Antes de que pueda comprender de nuevo la disputa entre Rafael y Lucifer,


una luz parpadea tan intensamente que es cegadora. Un nudo enfermo tira de mi
estómago cuando me doy cuenta de que nos están sacando por la fuerza.

Los cuatro nos tambaleamos dentro de una habitación vacía, de color blanco
puro. Jude da vueltas, girando su guadaña mientras se da la vuelta y mira a su
alrededor. Ezekiel levanta su bastón y golpea una de las paredes.

—¿Qué demonios está pasando ahora? —digo bruscamente mientras pateo la


pared más cercana a mí.

No hay puertas ni ventanas. No hay muebles. Es solo una habitación vacía y


blanca que está diseñada para soportar a los Cuatro Jinetes y sus berrinches.

—Paca está allí sin nosotros ahora —dice Gage tan silenciosamente que casi no
lo escucho.

No estoy realmente seguro de lo que pasa después. He pateado la pared cientos


de veces en menos de un minuto y no se ha movido. Sin embargo, la golpeo más
fuerte, y un agujero la atraviesa.

Ezekiel se acerca a él para cortar el agujero, y los dos trabajan en la


construcción de un túnel para salir.
Jude salta por el agujero en el momento en que es lo suficientemente grande, y
giro mi tridente mientras sigo detrás de Ezekiel y Gage, tratando de mantener la
calma. Pero la sangre en mis venas está hirviendo, y lo único en lo que puedo
pensar es en llevarnos de regreso a Paca.

—Ellos no la matarían —digo como si estuviera convenciéndome de creerlo,


mientras nos abrimos paso sigilosamente por el corredor blanco aparentemente
interminable.

Antes de que alguien pueda opinar, el fuerte golpeteo de pasos viene corriendo
hacia nosotros cargando a toda velocidad.

—Por favor, regresen a su sala de espera —dice una voz a nuestro alrededor
cuando las pisadas comienzan a acercarse también desde el otro lado.

Jude sonríe.

Maldito infierno. Esto se va a poner feo.

Giro mi tridente justo cuando emerge la oscura sonrisa de Gage, y Ezekiel gira
para darse la vuelta justo cuando yo lo hago.

—Lo siento, pero nuestra novia algo loca se mete en un montón de jodidos
problemas cuando no estamos cerca —les digo a las desafortunadas almas que se
hacen visibles a medida que continúan acercándose, lanzas dirigidas directamente a
nosotros.

Parecen frailes de la vieja escuela con sus túnicas marrones con capucha y
cinturones de hilo.

Es la única advertencia que reciben, porque Jude arremete al mismo tiempo


que Gage, ambos toman lados opuestos en sus ataques.

Salto detrás de Jude, mientras Ezekiel va a respaldar a Gage.

Girando mi tridente, envío una descarga de poder que desata algunos gritos
morbosos y satisfactorios. Sin embargo... no es nada comparado con lo que sea en
el infierno que Jude desata.

Me alejo a trompicones del poder pulsante cuando sus ojos se vuelven


completamente negros, su mandíbula se contrae mientras una sonrisa oscura y
retorcida se forma en sus labios. Ah, mierda ¿Que está mal con él?
Los frailes en la primera fila tienen los ojos bien abiertos segundos antes de que
sean eliminados, y Jude balancea su guadaña una y otra vez, derribando a muchos
otros por su cuenta.

Las paredes a nuestro alrededor comienzan a temblar, mientras alguien ladra


más órdenes para que volvamos a encerrarnos.

Miro hacia atrás sobre mi hombro para ver a Gage nivelar las líneas con tanta
ferocidad como Jude, mientras Ezekiel atraviesa a los descarriados. No hay ningún
descarriado para mí.

Todos los míos ya fueron asesinados.

Los muros que nos rodean tiemblan más violentamente esta vez, lanzándome a
un lado con tanta fuerza que me sacan un gruñido. Eso me molesta como un
demonio.

—¡Que alguien me deje algo para matar, maldita sea! —digo bruscamente.

Un destello de luz atraviesa el pasillo, una vez más nos saca por la fuerza, y
tropezamos con las malditas entrañas del infierno. Al menos creo que ahí es donde
estamos.

Entre la burbujeante lava del fuego del infierno y el hedor pútrido de la muerte
en los terrenos desconocidos, es una deducción lógica.

—Supongo que estábamos jodiendo el equilibrio, lo que significa que estamos a


punto de tener compañía infernal para restaurarlo —dice Jude mecánicamente
segundos antes de que cuerpos empiecen a saltar de repente sobre el río de lava
infernal, su camuflaje cayendo cuando las rotas criaturas parecidas a rocas con
colas puntiagudas cargan hacia nosotros.

—Se acabó, estoy fuera —digo mientras me giro y me alejo de esta mierda―.
Ustedes pueden ocuparse de esto solos.

No me ensuciaré con algo en las malditas entrañas. ¿Criaturas que el infierno


encuentra que son su mierda? Que se joda ese jaleo.

—Esto está empezando a cabrearme de verdad —masculla Gage.

Miro atrás mientras gira la espada en su mano, gira de repente y todos somos
arrastrados hacia atrás por el pulso de poder que explota desde él. Cuerpos se
destruyen y los gritos colapsan abruptamente cuando todos explotan en piedrecitas
que chocan contra el suelo y comienzan a rodar.
—No podemos llegar a ella si no podemos irnos en sifón ―les recuerdo
mientras echo a andar de nuevo—. Lo mejor que podemos hacer es encontrar una
forma de pasar desapercibidos hasta que…

Somos arrancados de las entrañas del infierno en el instante siguiente, y somos


escupidos de vuelta a un penacho gris de polvo y escombros mientras mi columna
se tensa.

Lucifer está de espaldas a nosotros mientras él y el resto de la gente miran hacia


delante. Cortó mi mirada hacia la tormenta de polvo justo cuando el aire gira y se
aclara, y mantenerme en pie es todo lo que puedo hacer cuando veo a Paca.

Bilis sube a mi garganta cuando asimilo los profundos moratones y heridas


inflamadas. Uno de sus ojos está cerrado por la inflamación, y está cubierta de tela
chamuscada que ha ardido al contacto con su propia sangre negra ácida.

Sus manos van a su boca mientras las lágrimas comienzan a caer por su rostro
y la veo tambalearse cuando sus ojos se fijan en Ezekiel.

—Perdóname —dice Lucifer.

Paca usa una mano cubierta de sangre para agarrar a Ezekiel por la parte
trasera del cuello y acercarlo a ella. Un pinchazo de envidia me golpea cuando le
acaricia con la nariz como si estuviera desesperada por su atención.

Me enfurezco pensando por qué infiernos deseo que estuviera apoyándose en


mí mientras está de pie tan rota ante nosotros.

Oigo a Jude tragando duro detrás de mí, y miro atrás para ver el músculo
saltando en su mandíbula mientras lanza una mirada letal a Rafael. Gage mira al
ángel con la misma intensidad, apretando más su espada.

Me detengo una y otra vez de apartar a Paca de Ezekiel para poder


inspeccionarla yo mismo.

—¿Una ilusión? —pregunta quedamente, su voz sonando obstruida y


fracturada.

Lucho contra mí mismo aún más fuerte para mantenerme donde estoy. No
puedo ponerme celoso, aun así... no se siente como envidia tampoco si soy
honesto. No puedo imaginar ninguna otra razón por la que querría arrancarla de
aquí y quedármela para mí durante unas horas mientras se lame las malditamente
lamentables jodidas heridas.

Esto me está matando y ni siquiera entiendo enteramente por qué.


—Ahora lo saben con seguridad —le dice Lucifer—. Te curarás más rápido en
el infierno que en el Purgatorio, te curarás más rápido en el Purgatorio que arriba.
Hablaremos cuando tus emociones no te dejen irracional.

Ni siquiera me importa que desaparezca en un parpadeo. Todo lo que quiero es


arrastrar a Paca al infierno para que se cure cuanto antes.

Jude casi no es capaz de contenerse de atacar al ángel cuando Rafael y Paca


intercambian una mirada.

Todos fuera de nuestro vínculo desaparecen, y Paca grita cuando sus piernas
fallan en el segundo en que ya no están... como si solo estuviera esperando por la
privacidad para caer finalmente. Es ahora que me doy cuenta de lo duro que estaba
trabajando para mantenerse en pie, porque Ezekiel tiene que agarrarla y bajarla el
resto de la distancia hasta el suelo.

Empiezo a ir hacia ella y tengo que detenerme de nuevo, ya que está claro que
es a él a quien quiere.

Solo basado en lo que he atrapado, Lucifer ha vuelto a jugar con su mente, y


algo grande pasó con Ezekiel en esa ilusión que ella ha mencionado.

Juegos, todo putos juegos.

Todo lo que puedo hacer es mirar la carne expuesta de su torso y trabajar como
el infierno para no reaccionar a toda la decoloración oscura e ignorar los pequeños
sollozos que ella está intentando reprimir.

Pierde algo de la guerra con sus emociones, amortiguando sus sollozos lo mejor
que puede cuando reprimirlos resulta demasiado apremiante.

Toma una muy concentrada cantidad de esfuerzo resistir la urgencia de


arrancarla de los brazos de Ezekiel. Cuando todos gravitamos hacia ella unos
cuantos pasos, me doy cuenta de que no soy el único que sufre con esta lucha.

Realmente no tiene ni idea del poder que tiene sobre nosotros, y ninguno de
nosotros va a decírselo. Nunca oiríamos el final de esto.

—Aún estoy enfadada contigo, pero eres mi favorito solo porque no estás
realmente muerto —dice de manera entrecortada.

Nos dice bastante de lo que estaba pasando mientras luchábamos por volver, y
quiero matar a Lucifer yo mismo. Saltó por el borde de una catarata de fuego
dispuesta a morir con Gage. Solo puedo imaginar lo loca que se volvería la chica si
le hicieran creer que E estaba muerto.
—Estoy harto de los juegos, alguien tiene que decirnos qué infiernos está
pasando —masculla Jude mientras Ezekiel levanta a Paca del suelo.

Miro con más anhelo del que quiero admitir, porque me encuentro deseando
que el cabrón me hubiera hecho parecer muerto. Quiero ser el que la consuele
ahora mismo, dándole consuelo y seguridad.

Eso... me cabrea sin final. El consuelo no es normalmente mi trabajo y ni


siquiera sabría cómo infiernos atacar algo como eso.

En vez de hacer eso, voy en alerta máxima, listo para matar cualquier jodida
cosa que siquiera intente moverse en su dirección. Entreno mi mirada en el
horizonte, esperando lo que sea que venga ahora.

Estaré maldito si vuelven a tocarla.

Es hora de visitar el Negro Corazón del Infierno. Enfrentaré las pesadillas que
todos hemos estado evitando.

No volveré a sentirme así de indefenso.


Kristy Cunning siempre ama una buena risa, y vive y respira las emociones de
sus personajes a los que se siente cercana.

A pesar de que viene de una familia de músicos, ella no tiene ninguna


habilidad con los instrumentos musicales, cuando canta suena como un gato
estrangulado; su baile es vergonzoso. Solo pregunten a quien la conozca. Su
creatividad reside solamente en la escritura. Su familia está agradecida que haya
renunciado a su meta de ser una famosa cantante.

Kristin Cunning es uno de los nombres bajo los que escribe C.M. Owens.

También podría gustarte