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Cross
RENEWING THEIR VOWS
Mover. Evadir.
Puños arriba. Proteger la cara.
Nunca dejes de moverte. Nunca te distraigas.
Un golpe bien colocado puede debilitar la confianza del otro
luchador. Hacer que se cuestione su entrenamiento, su próximo
movimiento.
Sus decisiones de vida.
Nunca me cuestiono las mías, por eso los hombres odian pelear
conmigo.
Peleo por mi esposa. Mi Gracie.
Ella es la máxima motivación. Hace cinco años, cuando
estábamos en el último año del instituto, se arriesgó conmigo. Lo dejó
todo para estar conmigo, un luchador del sur de Boston, incluida su
rica familia de Beacon Hill. Por un giro del destino, se tropezó con mi
club de lucha clandestino y caímos de cabeza en el amor, en la
obsesión. Devoción.
Ahora soy legal. Ya no estoy luchando por dinero en la Boca del
Infierno. Soy un boxeador amateur, a punto de ser profesional.
Todo por ella.
Cada aliento en mis pulmones, cada gota de sudor es para
proveer a Grace.
Miro fijamente a mi compañero de boxeo en el ring y empujo mi
boquilla, golpeando mi mano enguantada contra el lado de mi cabeza.
Palidece, escudriñando el gimnasio de entrenamiento en busca de
alguien que ocupe su lugar, pero todos fingen no darse cuenta. A
regañadientes, empieza a hacer movimiento de sombra, girando el
cuello de lado a lado y bailando hacia mí, con los puños preparados,
No estoy bien.
En nuestros cinco años juntos, nunca le he mentido a Grace. Ni
una sola vez.
Técnicamente, no le he dicho una mentira. La follé tan bien que
se olvidó de preocuparse, se olvidó de sacarme una promesa de no
acercarme a Curtis Tennison. Pero no tengo elección. Será un frío día
en el infierno cuando deje la seguridad de mi esposa al azar. El hecho
de que su bienestar esté remotamente en cuestión me hace
extremadamente mal.
El hecho de que hayamos tenido algo de tensión entre nosotros
esta mañana, cuando deberíamos estar en las nubes por el bebé, tiene
mi pecho en una prensa. Cuanto antes solucione este problema,
mejor. No voy a dormir hasta que sepa que Curtis no va a tomar
represalias haciendo daño a Grace.
Su intervención con la policía envió al criminal de carrera a
prisión.
¿Lo sabe él?
Grace cree que estoy en el gimnasio entrenando para mi primera
pelea profesional y tengo que ir pronto. En caso de que pase por ahí.
En caso de que me llame. Diablos, ella conoce de memoria el ruido de
fondo del gimnasio de entrenamiento y no estoy seguro de poder
mentir sobre mi ubicación de todos modos. Mentirle me hace sentir
mal del estómago. Omitir la verdad, que voy a reunirme con Tennison
esta mañana, ya es bastante malo.
Estoy caminando por la calle, no muy lejos de donde vivimos,
pero un poco fuera del camino. Antes de su paso por la cárcel,
Tennison pasaba gran parte de su tiempo en la trastienda del pub
irlandés O'Keefe's, del que es propietario parcial, y hacia ahí me dirijo.
Si no está ahí, alguien podría saber dónde puedo encontrarlo.
NORTH
La arena es un manicomio.
Nada más llegar a la ventanilla, donde sé que North me habrá
dejado una entrada, y estoy en lo cierto, un hombre corpulento se
acerca a mí y me informa de que es mi guardaespaldas. Lleva un traje,
un auricular y no parece interesado en charlar. Se limita a apartarme
de la multitud y a empujarme hacia adelante. No soy tan ingenua
como para preguntar por qué North ha contratado un guardaespaldas.
Si va a organizar una pelea para un miembro del crimen organizado
esta noche, siempre existe la posibilidad de que haya problemas.
Invitar a gánsteres a la vida de uno causa problemas, punto.
Por eso lo dejé, ¿no?
El órgano de mi pecho late débilmente, como lo ha hecho desde
el martes por la noche. No estoy llevando nada bien la separación. Sí,
North sigue observándome desde las distancias cortas, siguiéndome
para ir y venir del trabajo, pero la falta de tacto, la falta de su voz está
empezando a pasarme factura. Hago todo lo que puedo para comer y
mantenerme sana para el bebé, pero la vida se me escapa poco a poco.
Y cuando miro hacia arriba y veo una imagen de dos pisos de mi
marido en una pancarta que cuelga de las vigas, un anhelo
descarnado casi me derrumba.
De algún modo, llego a mi asiento de primera fila y me dejo caer
pesadamente sobre el cojín de cuero. Ya hay un combate de exhibición
en marcha, aunque la mayor parte del recinto está empezando a
llenarse. Para el evento principal, protagonizado por mi marido.
Mi... Papi.
En todo el sentido de la palabra.
He perdido la cuenta de las veces que he repetido nuestro
encuentro en Whiskey Tavern. Cómo hizo que sus manos en mí se
sintieran prohibidas, su lengua en mi boca corrupta. Cuando entró en
Fin…