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LA NECESIDAD DE REGULACIÓN DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y EL ROL DEL

ESTADO: DERECHOS E INTERESES

Introducción

Como toda persona, el Estado debe buscar su propio fin, su propio bien. En otras palabras, su
accionar debe responder a una causa final que significa el bien de esa persona.

Todos los actos pueden perseguir distintos valores o bienes, y dentro de una sociedad hay una
jerarquía de estos, organizados por la necesidad de reconocer un bien superior.

Si tomamos a la sociedad como un ente formado por individuos, podemos decir que existe un
bien individual que es el que persigue cada uno. Pero si ampliamos el concepto para referirnos a todos esos
bienes individuales como parte de un todo, hablamos de un bien particular.

Ahora, cuando hacemos alusión a la finalidad de esos individuos agrupados que forman un todo
al que llamamos colectividad o sociedad ya no estamos frente al bien particular sino al bien común.

Por último, cuando esa comunidad se organiza como un Estado, este bien se transforma en el
bien público.

El bien público es, por lo tanto, el que concierne a la totalidad de los individuos que
componen un Estado, sin distinción de personas o de grupos sociales.

La existencia del bien público requiere:

1. La necesidad de orden y de paz para mantener la unidad y la cohesión de los miembros, ya que
con ello se evita la anarquía y que prevalezcan los intereses individuales sobre los intereses de
toda la comunidad.

2. La necesidad de coordinar las actividades particulares en forma racional para lograr el progreso y el
bienestar colectivo.

3. La necesidad de ayuda y colaboración, ya que el Estado debe hacerse cargo de aquellas actividades que
no pueden quedar en manos de los particulares, tales como la prestación de servicios públicos, la seguridad,
etcétera.

La participación estatal en la economía y en la gestión de los servicios


públicos

Existen varias teorías que han elaborado sus preceptos teniendo en cuenta el grado de
intervención del Estado en las actividades mencionadas. Las dos que analizaremos, por contener posturas
antagónicas, son el liberalismo y el totalitarismo.

El liberalismo

Esta concepción se caracteriza por ser netamente individualista, para la cual el individuo y no los
grupos constituyen la verdadera esencia; los valores individuales son superiores a los colectivos, y el
individuo decide su destino y hace la historia.

Llevados estos principios a lo político, el liberalismo político centra su punto de vista en sus
relaciones entre el individuo y el Estado.
Si bien no niega al Estado, lo reconoce como un mal necesario y limita su intervención a la
defensa de la seguridad exterior, a la protección de la vida y defensa de la propiedad privada . El
liberalismo económico se refiere a la limitación de los controles de la economía por parte del Estado.

El totalitarismo

Aparece como una doctrina enérgicamente opuesta al liberalismo. En él, el Estado es casi todo.
El totalitarismo implica una concepción transpersonalista porque por encima de las personas reconoce una
realidad más importante, el Estado. En esta concepción prevalecen los valores de la cultura sobre los
valores individuales.

El totalitarismo contemporáneo apareció fundamentalmente como una reacción contraria al


liberalismo. Ello explica su posición adversa a la neutralidad del Estado, a ese Estado liberal que se declara
antiintervencionista y agnóstico, y que era acusado por el totalitarismo de inoperante para resolver los nuevos
problemas sociales.

Los principios adoptados por la Argentina

La reforma constitucional de 1994 y la suscripción por parte de nuestro país de distintas


convenciones internacionales, ha llevado a incluir en nuestra Carta Magna principios dogmáticos que
constituyen el núcleo del orden socioeconómico argentino.

Siguiendo a Andrés Gil Domínguez,28 podemos decir que estos son de economía de mercado; de
regulación estatal; de desarrollo humano; de un adecuado nivel de vida, y de orientación de la actividad
financiera.

Analizaremos cada uno a continuación.

1. Principio de economía de mercado

El artículo 42 de la Constitución Nacional establece:

Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la


protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección, y a condiciones de trato equitativo y digno.

Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la


defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y
legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de
usuarios.

La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los


marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control.

La lectura del segundo párrafo de este artículo, nos permite concluir que es en la economía de
mercado donde se podrá desarrollar la libertad de empresa.

Sin embargo, nuestra Constitución deja márgenes para agregarle al sistema el carácter de
“social” que el desarrollo y el progreso económico, sociológicamente justos, demandan.

2. Principio de regulación estatal

También el referido artículo 42 de la Constitución Nacional nos señala que el Estado se


enrola en la teoría de la economía de mercado, pero, al mismo tiempo, establece la obligación del
Estado de proceder “al control de los monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia de los
servicios públicos…”.

Es decir, que la aparente adhesión a la economía de mercado, que pone al Estado en una
actividad de subsidiariedad, se ve complementada con el principio de regulación u orientación del sistema
económico que impone metas u objetivos socioeconómicos a ser desarrollados por la actuación estatal para
alcanzar un orden social y justo.

3. Principio de desarrollo humano

El artículo 75, inciso 19, de la Constitución Nacional, nos dice:

Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la


productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la
defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y
aprovechamiento.

Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas


diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el
Senado será Cámara de origen.

Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional


respetando las particularidades provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la
participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y
posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación
pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales.

Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las obras
del autor; el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.

El primer párrafo de este inciso, se considera como el plan ideológico social de la reforma
constitucional. Nos muestra la orientación del sistema económico constitucional que se enmarca dentro de lo
que se denomina la economía social de mercado, característica humanística de la democracia social que
motoriza la promoción de los derechos sociales como uno de los objetivos que debe tener el Estado.

4. El principio de un adecuado nivel de vida

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PDESC), que tiene


jerarquía constitucional al ser incorporado al artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional, establece en
el artículo 11, inciso 1°:

Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida
adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y una mejora
continua de las condiciones de existencia (…).

Esta es otra limitación que impone la Constitución al Estado en materia económica, ya que lo
obliga a dictar leyes que organicen los mercados, de manera tal que se generen políticas que propicien
condiciones favorables para el acceso a un nivel de vida digno.

5. Principio de orientación de la actividad financiera

El Estado, para el cumplimiento de sus fines, necesita recursos. También aquí nos
encontramos con que la actividad financiera tiene encuadre constitucional.

En primer lugar, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su


artículo 2°, inciso1° enuncia:
Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a adoptar medidas, tanto por
separado como mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el
máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en
particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos.

Por tal motivo, concluimos que los ingresos que se recauden tienen prioritariamente que
satisfacer las necesidades sociales que ostenten un lugar de privilegio en el gasto público.

La misma Constitución autoriza al Estado a proveerse de ingresos y lo faculta a:

Artículo 75, inciso 2°: Imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias.
Imponer contribuciones directas, por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación,
siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo exijan. Las contribuciones previstas en este
inciso, con excepción de la parte o el total de las que tengan asignación específica, son coparticipables. Una ley
convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nación y las provincias, instituirá regímenes de coparticipación de estas
contribuciones, garantizando la automaticidad en la remisión de los fondos. La distribución entre la Nación, las
provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa a las competencias, servicios y
funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad
al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio
nacional. La ley convenio tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser sancionada con la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, no podrá ser modificada unilateralmente ni reglamentada y
será aprobada por las provincias.

No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos,


aprobada por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su
caso.

Un organismo fiscal federal tendrá a su cargo el control y fiscalización de la ejecución de lo establecido en


este inciso, según lo determine la ley, la que deberá asegurar la representación de todas las provincias y la ciudad de
Buenos Aires en su composición.

CUESTIONARIO:

1) qué diferencia existe entre bien particular, bien individual, bien común y bien público ?

2) qué es el bien público ?

3) qué se requiere para la existencia del bien público ?

4) describa las diferencias entre liberalismo y totalitarismo.

5) describa los principios adoptados por la República Argentina.

Fecha de entrega jueves 3 de septiembre. Dudas o consultas por mail. Les deseo una muy buena semana.

Los que tengan trabajos atrasados por favor pónganse al día, cuanto más se atrasen más difícil les resultará
ponerse al día.-

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