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Reportaje

COVID 19 área - educación

Presentado por:

Alexandra Angarita Aldana

María Angelica Aguilera Vargas


Relato de: Juan Santiago Gómez Rivas

“Las clases virtuales no las entiendo para nada. A veces me da hasta pereza, siento
rabia porque son pesadas y me esta pasando que no hago algunos trabajos porque no
entiendo los temas”. Son las palabras de Juan Santiago Gómez Rivas, un joven llanero
oriundo de catumare, Meta, quien esta en ultimo año de secundaria a la espera de su
grado para vincularse a la Armada Nacional.

Tras la pandemia por coronavirus y junto a su familia pasan el aislamiento en una


finca lejos de su colegio y sin conexión a internet, la principal herramienta que, por estos
días, los estudiantes requieren para poder continuar sus estudios. Pero lo inquieta mucho
más, asegura, la calidad de la educación que hoy recibe y los medios por los cuales logra
obtenerla.

“en la finca no hay luz todo el tiempo, no hay conectividad y casi todo lo del
colegio me toca hacerlo por celular, cuando hay plata para recargarlo. Los profesores me
dejan unas cartillas en el colegio y tengo y tengo y tengo que caminar para ir a recogerlas,
el problema es que me piden que haga los trabajos, les tome foto y se los mande por
correo, entonces no entiendo, da lo mismo si finalmente no tengo internet”.

Cuenta que de vez en cuando tiene acceso a un computador, que comparte con
sus hermanos, pero que no siempre tiene internet para recibir clases: “si no hay señal
pues no entro a la clase. A veces le he dicho a mi mama que quiero repetir el año
presencialmente porque no me siento bien preparado, pero mi mama me dice que no y
que tengo que graduarme como sea”.

La situación de Santiago es la misma que refieren cientos de estudiantes de áreas


rurales y urbanas, de colegios y universidades en todo el país, asegura Carolina Piñeros,
directora ejecutiva de Red PaPaz, al hablar de calidad en la educación a través de la
virtualidad durante la emergencia sanitaria por Covid- 19.

“La principal preocupación de los padres es la inequidad y la vulneración al


derecho a la educación que existe entre la vida urbana y la ruralidad para acceder a esa
nueva forma de enseñar. Segundo, para la primera infancia ese sistema en línea no es
posible y para niños entre los 6 y 9 años, su uso intensivo de tecnología se vio hasta ahora
en medio de la pandemia, entonces no es fácil retener su atención y menos en materias
que no sean de su interés”, explica Piñeros.

La situación se ha convertido en un problema porque, de lo académico se han


tenido que volcar a la seguridad de sus hijos. Señala Red PaPaz en su más reciente informe
sobre seguridad virtual que se han triplicado las denuncias recibidas por ciberacoso y
sexting, donde los menores reciben contenidos sexuales inapropiados, en parte por su
falta de experiencia en el uso de correos electrónicos entre otras razones.

Según el Ministerio de Educación, la formación virtual contempla obligatoriamente


el uso de tecnologías de la información, conectividad y por supuesto tutor en línea,
material de consulta y trabajo independiente. Sin embargo, aclara que el sistema actual en
Colombia implicó un modelo adaptado con urgencia para cubrir la demanda en formación
académica, la cual, para Jennifer Pedraza, representante estudiantil de la Universidad
Nacional, resulta cuestionable.

“Las exigencias de conexión cambiaron radicalmente, pues no resulta igual pagar


internet por tener WhatsApp que asumir el costo para mantener plataformas de
videoconferencias para mínimo dos horas de clase, con videos, audios, trabajos, entre
otros, y se nos trasladó la compra de planes que no bajan de $70 mil pesos al mes y
muchos no pueden pagar”, afirma Pedraza.

No es ajena la situación para el Gobierno actual que tiene como meta conectar al
70% de los hogares colombianos, lo que implica por lo menos 1.700 zonas rurales con
conexión a internet, e inició con las primeras 500 zonas que deberán estar listas en los
próximos 60 días. Proyecto a cargo del Ministerio de las Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones.

Esa misma cartera ha indicado que el gobierno de Iván Duque proyecta durante los
próximos 10 años, y con una inversión de 2.1 billones de pesos, lograr conectar 10 mil
escuelas y centros poblados del país.

Los proyectos a futuro son buenos, según la líder estudiantil Pedraza, pero es
necesario detenerse en el hoy de los estudiantes. “La cátedra de colegios y universidades
no está adaptada a la formación en línea, ciertas carreras necesitan obligatoriamente de
práctica en campo, porque no se reemplaza la práctica con simuladores en áreas como
medicina, fotografía, artes, ingenierías, entre otras, y son procesos que hoy están
detenidos”.

Adicionalmente indica que no todos los docentes tienen formación adecuada para
enseñar virtualmente y sus temáticas no están adaptadas a un sistema de educación en
línea, esto genera que se cometan muchos errores en el proceso y que terminen
afectando directamente al estudiante, dejando la calidad educativa a un lado y hasta
generando problemas y discusiones entre docentes y estudiantes.

La profesora Lidia Estela Tabima, quien vive en Villavicencio, expone que el


principal problema de la educación en línea se da desde los maestros que, como ella, no
tienen herramientas para trabajar y mucho menos formación en cátedra virtual, que, si
bien es un buen reto, pone al descubierto un sistema poco preparado en esa materia.

“Yo tengo que salir a conectarme al internet de la vereda porque en mi casa no


tengo, y atendemos estudiantes por medio del computador, por WhatsApp y a los rurales
con paquetes de guías, pero hay falencias por ejemplo en la herramienta que necesitamos
para mejorar las clases, que entre otras nos tocó armarlas a la carrera por la pandemia”,
expresa Tabima.

Su queja continúa al señalar que hay mucha presión por parte de las autoridades
de educación en el país porque se entreguen resultados sobre la cantidad de estudiantes
en formación, pero “no se tuvo en cuenta que la pandemia cogió al sistema educativo con
los ‘pantalones abajo’ y que muchos docentes llevamos toda una vida enseñando
presencialmente, por eso me atrevo a decir que hoy en día la calidad en la educación no
es la misma”.

Deserción estudiantil

Desde el Gobierno Nacional se han creado varios recursos de formación, que, si


bien no cubren a todo el estudiantado, buscan complementar la falta de educación
presencial con programas de aprendizaje por radio, televisión pública, programas de
virtuales, así como asistencia técnica a las secretarías de Educación para fortalecer a los
docentes en sus cátedras.

Para las 63 universidades públicas del país, el Gobierno destinó recursos por
97.500 millones de pesos con el propósito de evitar la deserción de estudiantes, que
según una proyección de la Universidad Nacional será de entre el 30% y el 50% para el
segundo semestre de 2020 en centros de formación profesional públicos y privados.

Las razones, según Jennifer Pedraza, se basan en que ese rubro representa tan solo
el 12% de lo que se necesita para garantizar ‘Matrícula cero’ para estudiantes el próximo
semestre académico. En segundo lugar, la situación económica de los hogares está
obligando a muchos jóvenes a migrar al mundo laboral informal. Y por último, la cátedra
virtual ha resultado insuficiente y poco efectiva para la formación profesional, generando
desinterés en los estudiantes por continuar bajo este método”.

El propio Ministerio de Educación afirma que lo que garantiza la calidad de la


educación es la articulación coherente y armónica de un modelo que ponga, por encima
de los instrumentos, el sentido pedagógico de los procesos y en ese mismo sentido define
la efectividad de la educación virtual o en línea en que “una educación de calidad puede
salir adelante con una tecnología inadecuada; pero jamás una tecnología excelente podrá
sacar adelante un proceso educativo de baja calidad”.

La proyección del Gobierno es ahora manejar un ‘Modelo de Alternancia’ que


consiste en asistencia a las aulas de clase por días, con horarios y cantidad de estudiantes
determinados; es decir, educación semipresencial que permita solucionar la brecha de
calidad que hoy afecta a los estudiantes pero que garantice el aislamiento social entre
ellos.

En palabras de esa cartera de Gobierno es la “prestación del servicio educativo


mediante la conjugación de distintas variables y circunstancias presentes en la operación
del mismo, de acuerdo con las posibilidades de la población, de la institución y del
territorio”.
A juicio de la profesora libia Tabima, “complicaría más la situación porque los
colegios públicos, y más los rurales, no tienen la infraestructura para garantizar el regreso
de estudiantes y los pone en riesgo. Situación que no es diferente en las universidades
públicas del país”.

Lo que deberá esperar

El ICFES -Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación- indicó que se


aplazaron las pruebas de Estado debido a la emergencia sanitaria, dejando a 74 mil
inscritos para el examen Saber 11B – 2020 que estaba programado para el pasado 15 de
marzo.

Y en cuanto a las inscripciones de las pruebas Saber 11 calendario A como


SaberPro 2020, se encuentran aplazadas hasta que las condiciones actuales permitan
iniciar el registro.

La decisión fue avalada y apoyada por padres de familia, asegura Carolina Piñeros,
de Red Papaz, quien deja en el tintero la necesidad de un nuevo modelo educativo para el
país, en el que se tengan en cuenta las habilidades particulares de los jóvenes para
enfocar su aprendizaje que se generen métodos de educación diferentes al actual.

“Necesitamos educar niños y niñas mucho más autónomos y un sistema educativo


por proyectos que se enfoque en sus capacidades más fuertes, porque calificar el
conocimiento por el cumplimiento de logros para muchos niños y jóvenes no tiene
sentido”, señala Piñeros.

Por su parte, estudiantes y docentes concluyen que la emergencia sanitaria ha


generado cambios que obligan a nuevos procesos de aprendizaje conjuntos; es decir, el
sistema educativo integra docentes, padres, modelos de aprendizaje y Estado dejando
entrever que los actuales estudiantes son la evidencia de la necesidad de un cambio
radical en la educación de Colombia que inició con el ensayo, prueba, error que hoy vive la
educación.
CONCLUSIÓN
Para nadie es un secreto que la pandemia nos tomó por sorpresa, que quizás nunca
estuvimos preparados para una emergencia sanitaria de esta magnitud, que no afecto
solo al sector económico, sino también al social, al productivo etc. Como estudiantes
sentimos el peso de afrontar una forma de estudiar totalmente diferente, así mismo
comprendemos la labor de nuestros instructores que tuvieron que acoplarse a una
forma de enseñar que no estaba en sus planes , que algunos sin los recursos suficientes
han buscado la manera de seguir enseñando, así como el estudiante ha buscado la
forma de recibir clases. Es muy claro que en Colombia todos los jóvenes y niños no están
preparados para recibir clases desde sus casas y que el gobierno no conto con una
oportuna respuesta lo que hizo que muchos estudiantes se retiraran ya que no contaron
con los recursos suficientes, igualmente el plan de volver a clases presenciales está en
veremos ya que como hemos visto muchos padres no quieren enviar a sus hijos a los
colegios, y muchos jóvenes no volverían a las universidades sin el protocolo correcto, el
hecho de volver hace que el cuidado se intensifique más porque tenemos que pensar en
que quizás a nosotros los jóvenes el virus no ataca tanto, pero tenemos en casa padres,
niños, abuelos, que tenemos que cuidar.

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