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Criptoftalmía:
La criptoftalmía es un trastorno infrecuente que se debe a la ausencia congénita de los
párpados; en estos casos, los ojos están cubiertos por la piel. El globo ocular es pequeño y está
alterado, y con frecuencia no se desarrollan ni la córnea ni la conjuntiva. Básicamente, el
defecto radica en la ausencia de la fisura palpebral entre los párpados; en general hay una
ausencia de grado variable de las pestañas y las cejas, así como otros defectos oculares. La
criptoftalmía es un trastorno autosómico recesivo que habitualmente forma parte del síndrome
de criptoftalmía que incluye también anomalías en el sistema urogenital.
El anquilobléfaron :
es la fusión parcial o total de los bordes palpebrales. En dependencia de la localización, este
puede clasificarse como medial o interno y lateral o externo. Es una malformación congénita
que constituye una condición muy infrecuente. Puede estar genéticamente determinada,
aunque su causa exacta o mecanismo de producción no se conoce claramente. El diagnóstico
de esta anomalía es clínico y el examen físico minucioso, el cual, unido a los conocimientos del
especialista sobre estas anomalías, juega un papel primordial. El tratamiento siempre es
quirúrgico, el procedimiento a ejecutar es sencillo, incluso cuando requiere de reconstrucción
palpebral.
El euriblefaron:
es una anomalía congénita del párpado muy poco frecuente de etiología desconocida. Se
caracteriza por La hendidura palpebral tiene una amplitud mayor de lo normal, sobre todo en la
parte externa, con lo que esta parte del párpado se desplaza hacia abajo, separándose del
globo y simulando ectropión. Puede presentarse aislada o asociada a anomalías oculares (p. ej.
estrabismo o telecanto; ver este término) o sistémicas (p. ej. síndrome blefaro-queilo-odóntico,
ver este término). En casos graves, puede dar lugar a lagoftalmos y queratopatía por
exposición, siendo necesaria una intervención quirúrgica.
El epiblefaron
es una anomalía congénita en la que un pliegue de piel y músculo orbicular subyacente empuja
las pestañas hacia el globo ocular. Es mucho más frecuente en el párpado inferior que en el
superior. Se da con mayor frecuencia en párpados de origen oriental pero también se observa
en niños de nuestra raza. Se puede clasificar según la altura del pliegue cutáneo, el toque de las
pestañas al ojo y el tamaño de la erosión corneal.
piel y músculo redundante en el párpado inferior que hace invertir la posición de las pestañas,
se confunde con un entropión. Da síntomas de irritación conjuntival. Si no cede con el
crecimiento en los primeros meses, debe ser tratado quirúrgicamente.
Se deben operar los niños en los que se observa fotofobia, lagrimeo e infecciones a repetición.
El epiblefaron tiende a mejorar con la edad, por lo que el toque corneal de las pestañas sin
otros síntomas no es indicación de cirugía. La anestesia puede ser general o local, según la
edad del paciente Se retira una elipse de piel que incluye músculo orbicular entre 1 y 3 mm de
ancho, dependiendo del grado de epiblefaron. El tejido subcutáneo del borde superior de la
incisión se sutura al tarso con puntos de vicryl 6/0. El cierre de la piel puede ser con el mismo
material reabsorbible para no tener que sacar los puntos en niños. Hay que tener cuidado en
realizar una buena eversión de las pestañas sin crear un surco palpebral.
El ectropión:
es una de las malposiciones palpebrales más comunes, junto al entropión, la triquiasis y la
ptosis palpebral. El ectropión se produce cuando el margen o borde del párpado superior o del
párpado inferior se gira y la parte interna del párpado queda expuesta hacia fuera, al contrario
de lo que ocurre con el entropión. Es más frecuente que afecte al párpado inferior. El ectropion
es una patología palpebral que consiste en que el borde palpebral superior o inferior se evierte
alejándose de la superficie ocular.
Síntomas: El paciente suele mostrar irritación ocular, sensación de cuerpo extraño,
enrojecimiento del globo ocular y de la zona de conjuntiva del párpado expuesta y lagrimeo por
dificultad en la evacuación de la lágrima.
CAUSAS: Esta malposición de los párpados, que a su vez puede generar lesiones corneales
(abrasiones y úlceras porque la córnea queda más expuesta de lo habitual) e, incluso
infecciones que pueden llegar a ser crónicas (conjuntivitis), suele asociarse al envejecimiento de
los tejidos, que se debilitan y pierden tensión. En este caso se habla de ectropión involutivo o
senil. También puede venir producido por:
Traumatismos.
Espasmo o parálisis facial. En este caso se habla de ectropión paralítico.
Algunos tipos de cirugías.
Procesos de cicatrización (por ejemplo, tras una quemadura). En este caso, los
especialistas hablan de ectropión cicatricial.
También puede tener un origen genético.
Las lágrimas artificiales y los ungüentos lubricantes pueden ayudar a aliviar los síntomas
del ectropión. Pero por lo general, se necesita cirugía para corregir el problema.
Entropión
Se denomina entropión palpebral a la inversión del párpado hacia dentro (hacia el globo
ocular). Normalmente afecta al párpado inferior, aunque también puede producirse en el
párpado superior. El entropión es una patología palpebral que consiste en que el borde
palpebral está invertido entrando en contacto las pestañas con el globo ocular.
Clasificamos el entropión según su etiología en congénito, cicatricial, espástico, involutivo o
senil.
Síntomas: En el entropión el margen palpebral pierde su normal alineación con el ojo. El
párpado se rota hacia adentro (hacia el globo ocular) de modo que las pestañas contactan
continuamente con la córnea, produciendo irritación ocular crónica, dolor y lagrimeo. Además,
el constante roce de las pestañas con la córnea puede crear problemas graves como erosiones
o úlceras, además de un escozor muy molesto para el paciente.
Tratamiento: El tratamiento de las malposiciones del párpado, incluido el entropión, es
quirúrgico, dependiendo de la severidad. Son intervenciones normalmente con buen
pronóstico, y se realizan habitualmente bajo anestesia local, exceptuando el caso de los niños,
que son operados con anestesia general.
Epicanto.
Es un pliegue cutáneo entre el párpado superior e inferior, en forma de media luna, que
recubre el ojo en su ángulo interno. Es motivo de consulta frecuente por la familia del niño que
lo confunde con un estrabismo, pues al mover el ojo hacia adentro, este se recubre
parcialmente con el pliegue palpebral y semeja un estrabismo convergente.
Es característico de la raza amarilla, pero se observa en niños de otras razas entre 1 y 4 años.
Disminuye y desaparece espontáneamente con los años, al desarrollar la raíz nasal. Se observa
en algunos síndromes como el de Down, Turner y otros.
Se describen 4 tipos de epicanto:
PTOSIS
Ptosis palpebral congénita:
La caída de los párpados superiores en el momento del nacimiento es una eventualidad
relativamente frecuente. La ptosis (blefaroptosis) puede deberse a la ausencia de un desarrollo
normal del músculo elevador del párpado superior. La ptosis congénita puede estar causada
por una lesión o una distrofia (crecimiento inadecuado) prenatales de la rama superior del
nervio motor ocular común (PC III), que inerva este músculo. Si la ptosis se asocia a una
imposibilidad para mover el globo ocular en dirección superior, también hay una alteración en
el desarrollo normal del músculo recto superior del ojo. La ptosis congénita se puede transmitir
de forma autosómica dominante. Puede estar afectada la visión cuando el borde del párpado
cubre parcial o completamente la pupila; en algunos casos está indicada la corrección
quirúrgica en una fase temprana.
El síndrome de Horner está causado por la interrupción de la vía simpática en cualquier parte
de su recorrido desde el sistema nervioso central hasta el globo ocular y sus anexos. Se
caracteriza por la presencia de miosis, ptosis palpebral, anhidrosis facial y, en los casos
congénitos, heterocromía de iris.
Puede estar presente al nacimiento o adquirirse posteriormente a cualquier edad. La mayoría
de los casos congénitos tienen una etiología benigna y muchos son idiopáticos. No obstante,
todos los sujetos afectados requieren evaluación, ya que este síndrome puede ser el primer (y a
veces el único) signo de una enfermedad subyacente grave.
La vía simpática se inicia en el hipotálamo posterolateral (primera neurona) y desciende por el
bulbo raquídeo, haciendo sinapsis en el centro cilioespinal de Budge a la altura de los
segmentos cervicotorácicos C8-T2 (segunda neurona). Posteriormente, asciende por la cadena
simpática paravertebral haciendo sinapsis en el ganglio cervical superior (tercera neurona), de
donde parten fibras posganglionares que discurren por la pared de la arteria carótida externa
(sudorales y vasoconstrictoras) y de la arteria carótida interna (destinadas al ojo y a sus
anexos).
Para considerarse congénito, el síndrome de Horner tiene que haberse manifestado en las 4
primeras semanas de vida, como sucedió en el caso presentado. Es una entidad poco frecuente,
y se estima que menos del 5% de las oculosimpatoparesias pueden clasificarse como
congénitas.
La mayoría de los casos congénitos tienen una etiología benigna. Muchos son idiopáticos o
secundarios a un trauma perinatal con lesiones del plexo braquial2. No obstante, aunque
infrecuente, debe descartarse la posibilidad de un neuroblastoma torácico (neoplasia implicada
con mayor frecuencia). Raramente se han descrito otras causas, como las anomalías de la
carótida y el síndrome de varicela congénito, entre otras.
El diagnóstico del síndrome de Horner congénito es básicamente clínico.
El test de cocaína y de forma alternativa el de apraclonidina permiten, en caso de duda, el
diagnóstico farmacológico definitivo del síndrome.
Un síndrome de Horner de causa no conocida requiere una evaluación amplia para descartar
una enfermedad potencialmente grave3. Se debe realizar una exploración física exhaustiva y
excluir la existencia de un tumor (especialmente neuroblastoma), investigar metabolitos de
catecolaminas en orina (su normalidad no siempre descarta el neuroblastoma6,8 ya que
depende del volumen tumoral4) y realizar pruebas de imagen del trayecto nervioso
implicado1,3–6. En el caso presentado, al no haber antecedentes de parto traumático ni otras
lesiones relacionadas con el nacimiento, se llevó a cabo un estudio de los metabolitos de
catecolaminas en orina, así como las pruebas de imagen señaladas, que fueron completamente
normales. Se estableció el diagnóstico de síndrome de Horner congénito idiopático.
El síndrome de Horner no requiere un tratamiento específico, aparte del de la causa
subyacente. En los casos en los que la ptosis palpebral dificulte la visión, podría intervenirse
quirúrgicamente; una alternativa a la cirugía es el tratamiento tópico con fenilefrina. La
heterocromía de iris puede ocultarse, si se desea, con lentes de contacto coloreadas2.
En resumen, aunque el síndrome de Horner congénito es una entidad de causa
predominantemente benigna, la posibilidad de una etiología grave, especialmente la de un
neuroblastoma subyacente, obliga a profundizar en el estudio del sujeto.
LESIONES PALPEBRALES
Molluscum contagioso
etiología
conjuntivitis folicular
Pannus
Los síntomas
Nódulo (s) de la piel (por lo general, 2-3 mm de diámetro), a menudo con una depresión
central ("umbilicada")
No inflamacion visible
El núcleo central tiene un material similar al queso o ceroso que puede descargarse
espontáneamente
Puede ser simple o múltiple en la (s) tapa (s) y / o en cualquier otra parte del cuerpo
Signos oculares (generalmente unilaterales):
conjuntiva hiperémica
folículos conjuntivales
pannus (en casos de larga data)
descarga acuosa
Sin linfadenopatía
diagnóstico diferencial
Otras lesiones de los párpados que pueden ser de color piel:
dejar solo
Asesorar sobre la necesidad de higiene para prevenir la reinfección y propagación a
otros.
Farmacológico
Las lágrimas artificiales y el ungüento lubricante pueden aliviar los síntomas en la conjuntivitis
folicular.
El molusco contagioso:
es una infección viral, de la piel y mucosas, que frecuentemente ocurre en niños y adultos. El
virus del molusco contagioso (VMC) es un poxvirus, del cual se describen dos tipos, el VMC 1 y
el VMC 2. La enfermedad es transmitida en forma primaria por contagio interpersonal y
posiblemente a través de fomites.
Las lesiones pueden ser únicas o múltiples con diferente topografía corporal encontrándose
mayormente en la región ano-genital, cuello, cara y raramente en los párpados. Clínicamente
las lesiones se inician adoptando la forma de pápulas diminutas hasta llegar a desarrollar una
pápula perlada o color piel con depresión central, el centro de color blanquecino puede ser
expulsado fácilmente por compresión. Las lesiones pueden localizarse en cualquier área de la
piel y mucosas. La enfermedad es asintomática pero puede asociarse con prurito y signos
eccematosos alrededor de algunas pápulas. Las lesiones palpebrales pueden complicarse con
queratitis y conjuntivitis. Las manifestaciones clínicas pueden variar dependiendo del tipo de
población afectada; en los niños, frecuentemente ocurre sobre sitios de piel expuesta y pueden
ser lesiones únicas que se resuelven espontáneamente y es causado por el VMC 1. En cambio,
en los pacientes infectados por el VIH, las lesiones se localizan en la cara como pápulas
diseminadas con tenden cia a generalizarse o como lesiones papulonodulares que pueden
llegar a la ulceración, frecuentemente se asocian con el VMC 2 y no se produce regresión
espontánea.
El molusco contagioso del margen palpebral se presenta generalmente después de una
conjuntivitis folicular crónica coincidente con una queratitis punteada superficial, siendo el
tratamiento definitivo la escisión quirúrgica de la lesión dado que la alteración conjuntival y
corneal están consideradas como reacciones tóxicas de hipersensibilidad debido a la
descamación del material viral en el fondo de saco conjuntival. El diagnostico diferencial se
debe realizar con quiste sebáceo o chalazión.
https://www.medigraphic.com/pdfs/revmexoft/rmo-2008/rmo085l.pdf
papilomas víricos
Los papilomas se consideran como uno de los tumores benignos más frecuentes de los
párpados y la conjuntiva. En su génesis se han implicado muchos factores de riesgo como las
radiaciones ultravioletas. Otros factores son la infección por papiloma virus, traumatismos y
otras afecciones oculares. La conjuntiva bulbar y el limbo son los sitios anatómicos más
afectados en este tipo de lesión, así como la zona interpalpebral de la conjuntiva es donde
asientan la mayoría de las lesiones por estar expuesta, y por consiguiente la que recibe los
efectos de los rayos solares ultravioleta. Este tipo de tumores generalmente no tienen
predilección por el sexo y suelen ser más frecuentes entre los 15 y los 70 años de edad,
alcanzando su mayor incidencia entre los 31 y los 50 años lo cual se piensa se deba a motivos
laborales y cosméticos. La mayoría son fáciles de detectar en la exploración oftalmológica
rutinaria y su carácter benigno permite un tratamiento conservador o mínimamente invasivo.
Los tumores de la conjuntiva son los más frecuentes del ojo y anejos junto con los de los
párpados. Abarcan un amplio espectro desde lesiones benignas, entre ellas, el papiloma (6).
Pueden surgir de cualquiera de las células que componen la conjuntiva aunque los más
frecuentes son los de origen epitelial y melanocítico. Los tumores epiteliales son entre un tercio
y la mitad del total, siendo la prevalencia más alta en los países con mayor exposición actínica.
La conjuntiva es una membrana mucosa fina y flexible que se extiende desde la superficie
interna de los párpados (palpebral) a los fornix y a la superficie anterior del globo ocular
(bulbar) hasta el limbo esclero-corneal (limbal). La vascularización la recibe de ramas de las
arcadas marginales de los párpados (tarsal) y de las arterias ciliares anteriores (bulbar). Las
conexiones linfáticas de la conjuntiva son paralelas a las de los párpados drenando a los
nódulos linfáticos preauriculares y submandibulares y la inervación sensorial la recibe del V par
craneal.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El papiloma escamoso, se presentan como lesiones exofíticas, proyecciones digitales de tejido
conjuntivo fibrovascular, cubiertas por epitelio escamoso estratificado, hiperqueratósico y
acatósico irregular (1,2,8), de color sonrosado, de consistencia blanda y superficie irregular.
Tienden a ser lesiones pedunculados en niños (más frecuentes en fórnix inferior) de base
estrecha y de color carne y sésiles (más frecuentes en conjuntiva bulbar) en adultos que son
lesiones de base ancha con una superficie tipo frambuesa. Suelen ser asintomáticos, sin signos
inflamatorios asociados. Clínicamente pueden ser difíciles de distinguir de lesiones
precancerosas y carcinomatosas. Pueden ser de etiología viral (papilomavirus humano), y en
este caso pueden recurrir. Cuando las lesiones se sitúan en el borde libre palpebral o la unión
mucocutánea, pues a este nivel ocasionan irritación ocular con lagrimeo y descarga mucoide, la
afectación visual puede presentarse a causa de la secreción excesiva o cierre anormal .
ETIOLOGÍA
Los virus papiloma humano (HPV) están ampliamente distribuidos en la población mundial, con
una elevada prevalencia. Existen más de 100 genotipos diferentes, algunos de los cuales tienen
capacidad de transformación celular (neoplasias). Son transmitidos directamente por contacto
entre las personas o a través de fómites, especialmente húmedos. Tienen un período de
incubación variable que puede llegar a meses y la infección viral puede ser asintomática. La
patología más común son las verrugas vulgares que frecuentemente se ven en dedos y manos
de niños mayores de 5 años y adolescentes, originadas principalmente por los genotipos. Las
verrugas vulgares son pápulas sólidas escamosas de aspecto verrugoso, sin reacción
inflamatoria perilesional; pueden ser solitarias o múltiples y varían de pocos mm a más de 1 cm.
En párpados, nariz y labios pueden adquirir una forma filiforme. La infección es generalmente
autolimitada en un período de hasta dos años. El diagnóstico es fundamentalmente clínico y en
casos específicos se puede realizar biopsia cutánea y/o PCR para HPV.
TRATAMIENTO
La terapéutica utilizada varía de acuerdo a cada caso y se cuenta con diferentes tratamientos
quirúrgicos, sustancias citolíticas e inmunomoduladores (11). Los objetivos del tratamiento de
los tumores de conjuntiva son: destruir o extirpar completamente el tumor, mediante cirugía y
tratamientos adyuvantes si están indicados y son necesarios (crioterapia, quimioterápicos
tópicos, radioterapia). Realizar un diagnóstico histopatológico preciso, ya que clínicamente es
muy difícil distinguir lesiones benignas, precancerosas y malignas. La confirmación diagnóstica
permitirá realizar un abordaje terapéutico correcto, así como del pronóstico y seguimiento del
paciente. Minimizar las recurrencias.
Nevus de Ota
Definición
Pigmentación melanocítica congénita que puede acentuarse tras la pubertad. Produce una
mancha melánica, de color café (marrón) o azul oscuro que afecta con más frecuencia el
territorio de las dos primeras ramas del nervio trigémino en la piel, esclerótica y conjuntiva de
manera unilateral y a veces bilateral (5%).
Datos epidemiológicos
Afecta a todas las razas; es más común en japoneses y mestizos, menos en sujetos de raza
negra o caucásicos. La frecuencia varía de 0.2 a 0.8% de la consulta dermatológica. Predomina
en mujeres (80%).
Etiopatogenia
Hamartoma (del griego hamartia, que significa “defecto” o “error”) melanocítico dérmico.
Según algunos, las células del nevo de Ota se derivan del perineurio o el endoneurio de nervios
periféricos; según otros, son melanocitos aberrantes que provienen de la cresta neural. El
aumento de la pigmentación con la pubertad orienta hacia cierta influencia hormonal.
Con el nevo azul y la mancha mongólica (caps. 127 y 128) forma parte de las melanocitosis
dérmicas y se considera que tienen el mismo origen; difiere en que el estudio histológico
muestra vainas fibrosas alrededor de los melanosomas dérmicos, las cuales, al engrosarse con
la edad, limitan la emigración de éstos. La pigmentación ocular puede indicar la posibilidad de
glaucoma causado por la presencia de melanocitos en el cuerpo ciliar de la cámara anterior del
ojo.
Clasificación
Tipo I. Orbitopalpebral y zigomático.
Tipo II. Afecta las regiones orbitaria, zigomática y nasal.
Tipo III. Afecta la región de la primera y segunda ramas del nervio trigémino.
Tipo IV. Es bilateral.
Cuadro clínico
Es congénito (50%) o puede aparecer tras la pubertad; afecta cara y piel cabelluda en la
trayectoria de las ramas oftálmica o media del nervio trigémino; incluye la esclerótica,
conjuntiva (66% de los pacientes), por lo general es unilateral (95%) y puede afectar la mucosa
oral o la membrana timpánica. Hay una mancha de color café-azulado, moteada; el tipo I es de
color café brillante; en el tipo II la pigmentación es moderada, en el III, más intensa y en el IV es
bilateral (esta variedad predomina en la frente en el varón, y con el paso del tiempo son más
evidentes en la mujer). En ocasiones aparecen levantamientos tumorales semiesféricos, de
milímetros o centímetros de diámetro.
Complicaciones
La principal complicación es la aparición de un melanoma ocular al que los pacientes con nevus
de Ota están más predispuestos que la población general. Otra complicación es el glaucoma.
Por ello es recomendable una revisión ocular periódica.
https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?bookid=1538§ionid=102308496
Desarrollo de las glándulas lagrimales
En los ángulos superolaterales de las órbitas se desarrollan las glándulas lagrimales a partir de
un cierto número de yemas sólidas que aparecen en el ectodermo de superficie. Los conductos
lagrimales drenan en el saco lagrimal y, finalmente, en el conducto nasolagrimal. Las glándulas
lagrimales son pequeñas en el momento del nacimiento y no alcanzan una funcionalidad plena
hasta aproximadamente la sexta semana de vida extrauterina; por tanto, los recién nacidos no
producen lágrimas cuando lloran. A menudo no aparecen lágrimas con el llanto hasta que el
recién nacido tiene entre 1 y 3 meses de edad.
Con respecto al desarrollo de este sistema, la placa embrionaria lagrimal comienza a aparecer
alrededor de los 11-12 mm de formación, es decir, cuando todavía el individuo está en etapa de
embrión, y rápidamente se transforma en una cuerda embrionaria lagrimal (a los 14-16 mm),
que progresa para hacer contacto con el epitelio nasal y conjuntival entre los 17 y 28 mm, es
decir, alrededor del mes de vida intrauterina. La fusión epitelial se produce en la etapa de feto,
cuando ya se han sobrepasado los 30 mm que separan las etapas embrionaria y fetal, y va
progresando lentamente, para cavitarse en el último trimestre de gestación.
Tratamiento
Dacriocistocele (o mucocele) :
Si a la OCNL se asocia una obstrucción proximal en la válvula de Rosenmuller habrá una
distensión del saco lagrimal o dacriocistocele (Fig. 1D). Clínicamente, se presenta como una
masa azulada en la región nasal e inferior al canto medial, asociado a epífora, y mayor
tendencia a dacriocistitis. Se debe hacer el diagnóstico diferencial con el hemangioma, que se
diferencia por su tendencia a crecer, y con el quiste dermoide y el encefalocele, ambos
localizados habitualmente por encima del canto medio. La dilatación y extensión del conducto
nasolagrimal imperforado desde el meato hacia la fosa nasal pueden causar la formación de
quistes nasales. Pueden ser uni o bilaterales y su presencia puede causar una obstrucción
respiratoria de intensidad variable. Se aconseja endoscopia endonasal rutinaria en casos de
dacriocistocele.
El orzuelo consiste en una infección aguda piógena, la cual se puede localizar en las glándulas de
Zeiss o de Moll denominándose orzuelo externo o puede localizarse en las glándulas de
Meibomio, denominándose orzuelo interno.