LAS SOTANAS DE LOS POBRES

Los curas de los oprimidos

Daniel Parcero
Carlos Escobar

Testimonios:

Lorenzo Monaldi
Luis Farinello
Juan Walter
Pablo Puricceli
Carlos Catani
Rodolfo Capalozza

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 Las sotanas de los pobres : los curas de los oprimidos / Daniel Parcero ; Daniel
Escobar.- 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación CICCUS, 2021.
232 p. ; 23 x 16 cm. - (Nuestramérica)

ISBN 978-987-693-847-1

1. América Latina. 2. Filosofía de la Religión. 3. Desigualdad Social. I. Escobar,

Daniel. II. Título.
CDD 306.6

Primera edición: abril 2021

Colección Nuestramérica
Directora de colección: Diana Braceras
Corrección: María Walas
Coordinación: Alejandra Teijido - Andrea Hamid
Diseño y producción editorial: Andrea Hamid

© Ediciones CICCUS - 2021

Medrano 288 - CABA (1179)
(54 11) 4981-6318 / (54 11) 2127-0135
ciccus@ciccus.org.ar
www.ciccus.org.ar

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este libro en
cualquier tipo de soporte o formato sin la autorización previa del editor.

Impreso en Argentina
Printed in Argentina

Ediciones CICCUS re- Ediciones CICCUS ha

cibió el Diploma de sido merecedora del re-
Honor Suramericano conocimiento Embajada
que otorga la Fundación de Paz, en el marco del
Democracia desde su Proyecto-Campaña “Des-
Programa de “Formación en Valores pertando Conciencia de Paz”, auspicia-
en el Mercosur y la Unasur”. do por la Organización de las Naciones
Círculo de Legisladores, Unidas para la Ciencia y la Cultura
Honorable Congreso de la Nación. (UNESCO).

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 Colección Nuestramérica

Cuando se acallan un poco las pasiones,

las nieves se derriten, pero los Andes quedan.
Padre Mamerto Menapace1

La presente obra se incorpora a la Colección Nuestramérica, como fue

incluido el cristianismo por el espíritu de nuestros pueblos, vencien-
do el origen de imposición colonial de su presencia en el continente.
Si esa experiencia histórica puede leerse en el cuerpo de poliedro
que nos constituye en su multiplicidad, también el legado nuestro-
americano puede rastrearse en la trasformación mítico-simbólica
de la religión que invadió para dominarnos, en los inicios de la mo-
dernidad. Y que, promediando el siglo XX, comienza a sumarse a la
inmensa tarea de ‘liberación de toda servidumbre’, como convoca la
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín.
Las sotanas de los pobres enhebra hitos de ese acontecer en nues-
tros pueblos, hermanando explícitamente la dimensión religiosa y
política; desafiando un orden mundial injusto desde el compromiso,
la solidaridad y la prédica de un evangelio de los oprimidos para la li-
beración. Así los sacerdotes obreros asumieron responsabilidades de
delegados, los villeros tareas de organización vecinal, los campesinos
enfrentaron a terratenientes; curas al frente de las huelgas, tomas de
fábricas, denuncias contra la explotación y las injusticias, salvando
vidas y perdiendo la propia, empuñando una biblia, una pala, una tiza
o un arma, en defensa de las justas causas.
Posiciones no ajenas a la matriz nuestramericana, con su honda
tradición milenaria de pueblos organizados políticamente con un ho-
rizonte igualitario, de relaciones de reciprocidad, de responsabilidad

1 Véase p. 94 de la presente edición.

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 comunitaria y distribución de bienes, hoy unificado bajo el nombre
del Vivir Bien: Sumak Kawsay, Sumaj Kamaña, Ñande Reko, según
las diversas lenguas originarias.
Tal vez este común espíritu esté en la base de la reconocida y muy
poca comprendida ‘religiosidad popular’. Y no solamente por impo-
sición colonial y el histórico sometimiento de los pueblos originarios.
Ambas raíces, de milenario origen antiimperial, son ya parte de la
identidad nuestramericana.

Diana Braceras
Directora Colección Nuestramérica

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 Agradecemos la colaboración del periodista Norman Díaz.

Dedicado a Miguel Romero y Teresita Vicenti,

últimos titulares de la rama masculina y femenina, respectivamente,
de la Juventud Obrera Católica.

Y al Padre Elías (Musse) de Victoria, Entre Ríos,

“El cura iluminador” y exsacerdote del Tercer Mundo.

Ejemplos de compromiso católico en nuestra sociedad.

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 Primera edición
Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos
Daniel Parcero y Carlos Escobar
2005 / 209 pp.
ISBN: 978-987-24814-0-7
Diseño de tapa: Adriana García Petruschcka

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 Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos. Daniel Parcero y Carlos Escobar

Índice

Sacerdocio y política: otro modo de ser

en Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
por Emilce Cuda

A manera de introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
por Carlos Escobar

Los curas de los oprimidos y su compromiso con el pueblo . . . 25

I. “Que entre aire... aunque algunos se resfríen” . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
II. Los lineamientos de S. S. Juan “el papa bueno” . . . . . . . . . . . . . . . 31
III. El “desorden” frente al nuevo orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
IV. La aparición de los curas obreros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
V. La continuidad conciliar de S. S. Pablo VI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
VI. La llegada de los sacerdotes argentinos del Tercer Mundo . . . . . 61
VII. Las Ligas Agrarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
VIII. El diálogo entre católicos y marxistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
IX. Fractura y fin del MSTM . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
X. El crimen de los padres palotinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
XI. Un capellán montonero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

Testimonios de protagonistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

Lorenzo Monaldi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Luis Ángel Farinello . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Juan Walter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Pablo Puricceli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Carlos Roberto Catani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

Anexo. Documentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177

Sobre los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

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 Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos. Daniel Parcero y Carlos Escobar

Sacerdocio y política:
otro modo de ser en Argentina

Emilce Cuda1

El destinatario de este prólogo es un extranjero. Me propuse ese ob-

jetivo luego de percibir las dificultades que emergen en otros contex-
tos culturales por fuera de Latinoamérica –sobre todo europeos–, en
el momento de leer e interpretar el magisterio social de un pontífice
argentino, algo que no debería ocurrir si se dejase de lado la idea –o
ideología– de que existen varias y diferentes teologías. La teología
es una: el discurso sobre Dios y sobre la palabra de Dios; y sobre la
obra de Dios, es decir, el mundo y el hombre. Dicho de otro modo, la
teología nace para dar razones sobre la fe como crítica a las religio-
nes de Estado, tal y como lo explica el cardenal Ratzinger en el libro
¿Dios Existe?2 Por consiguiente, la prédica evangélica –si da razo-
nes– siempre es teología, y la teología –si busca la justicia social–
siempre es prédica evangélica. Si el contenido esencialmente consti-
tutivo de la prédica evangélica es la lucha por la justicia social –tal y
como lo explica Juan Carlos Scannone a partir de la Doctrina Social
de la Iglesia (DSI) y del magisterio pontificio de Francisco–,3 enton-
ces, toda teo-logía es evangélica, social y situada. Si carece de alguno

1 Doctora en Teología Moral Social. Profesora de la Universidad Nacional Arturo Jau-

retche.
2  Ratzinger, Joseph y Paolo Flores D’Arcais (2008), ¿Dios existe?, Espasa, Buenos
Aires.
3  Cf. Scannone, Juan Carlos (2018), La ética social del papa Francisco, Agape, Bue-
nos Aires.

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 Sacerdocio y política: otro modo de ser en Argentina. Emilce Cuda

de esos dos componentes es ideo-logía. La diferencia está en el modo,

diría un shakespeariano, o en el método, diría un jesuita. Se trata de
quién discierne, y para el pontífice argentino, el discernimiento está
también en el pueblo como comunidad.4
El Concilio Vaticano II declara signos de los tiempos a las realida-
des sociales por las que Dios se sigue manifestando en la historia, y
se los identifica como tales solo si estos predican el evangelio de Je-
sucristo luchando por la constitución del Reino de los Cielos –ya pero
todavía no– como reino público, como práctica cultural religiosa de
sus seguidores, algo que los diferencia de la práctica religiosa como
culto privado. El cristianismo es ecclesia, asamblea pública, pueblo.
Prueba de esto es el carácter público de los sacramentos, no solo en
el momento de su administración –lo cual le da validez–, sino tam-
bién como práctica, en cuanto parte constitutiva de su exigencia de
profesión de fe en sentido concreto, como bien lo explican el Catecis-
mo de la Iglesia católica y el mismo Ratzinger en su Introducción al
cristianismo.5
En función de eso diré que la obra de Daniel Parcero y Carlos Es-
cobar, Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos, es un
ensayo situado sobre algunos casos de la práctica pública del cristia-
nismo por parte de sacerdotes, realizado por autores-actores de esa
realidad. Es un muy buen material para todo investigador que quiera
escuchar de primera mano el testimonio de un modo particular de
poner en relación la prédica evangélica con lo político, en el sentido
de lucha pública y concreta por la justicia, como aconteció en ese pe-
riodo en Argentina. Pensar que esa relación, peculiar y situada, puede
entenderse desde los conocimientos –por cierto muy difundidos– de
la teología de la liberación latinoamericana, o de la nueva teología de
corte europeo previa al Concilio Vaticano II, es un error que lleva a
conclusiones muy alejadas de la realidad que fueron –y en algunos
casos son– los curas peronistas.
El libro se propone dar a conocer los testimonios de Lorenzo Mo-
naldi, Luis Farinello, Juan Walter, Pablo Puricceli, Carlos Catani, Ro-
dolfo Capalozza. Para hacerlo, intenta contextualizarlos: en el marco

4  Cf. Idem.
5  Cf. Ratzinger, Joseph (2020), Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca.

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 Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos. Daniel Parcero y Carlos Escobar

del magisterio pontificio y local, en el escenario político mundial y

local, y en el escenario estético de las vanguardias argentinas. Por
esos motivos, los autores se detienen en un análisis personal de la
encíclica Mater et magistra, de Juan XXIII, y de la encíclica Popu-
lorum progressio, de Pablo VI, para explicar causas y consecuencias
del Concilio Vaticano II en Argentina, lo cual sería el fundamento teo-
lógico de la supuestamente polémica práctica evangélica de los sacer-
dotes entrevistados.
Recomiendo al lector prestar especial atención al vínculo que esta-
blece un sector de los sacerdotes católicos argentinos con el sindica-
lismo, por ser este –según mi modo de ver– lo que explica su peculiar
manera de hacer concreta la teología. Para eso debe considerarse que
en Argentina –como en Estados Unidos y a diferencia del resto del
continente y de muchos países del mundo–,6 los trabajadores obreros
fueron organizados por católicos y no por una izquierda partidaria.
Esta es la clave de una disputa política que lleva décadas en este país.
En Argentina, el movimiento popular peronista –forma de organiza-
ción política no partidaria, y por consiguiente no representativa par-
lamentaria sino de cuerpo presente en el espacio público– disputa
a la derecha el tener, y a la izquierda, el saber. Eso puede percibirse
muy bien a lo largo de estas páginas en las que tanto los autores como
los sacerdotes entrevistados por un lado critican al capitalismo y su
ideología, el liberalismo –como lo llama el mismo Juan Pablo II en
Laborem exercens–, y por otro lado, critican a la izquierda socialista
y marxista por un conocimiento científico alejado del saber popular
situado.
Cabe aclarar también que el sindicalismo, como organización de
los trabajadores obreros, en Argentina logró el número más alto de
afiliados y participación política de la región, lo que significó para los
trabajadores grandes conquistas sociales. Esto se debió al desarrollo
industrial del país, respecto del resto de la región. Brasil también lo-
gró desarrollo industrial, lo cual le permitió el modelo sindical por
rama, como en Argentina, pero no largó la centralización de su diri-
gencia, lo cual lo coloca detrás del país en cuestión.

6  Cf. Cuda, Emilce (2010), Catolicismo y democracia en Estados Unidos, Agape, Bue-
nos Aires.

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 Sacerdocio y política: otro modo de ser en Argentina. Emilce Cuda

Arriesgo decir que ese grado de organización de trabajadores en

Argentina se debe en gran medida a la participación de cuadros cató-
licos –laicos y sacerdotes– dentro de las filas obreras, encuadrando
a sus dirigentes a partir de los principios de la Doctrina Social de la
Iglesia. Esto explica el porqué de la sorpresa de los curas y obispos
obreros y villeros cuando una buena parte de la jerarquía clerical no
acompaña su trabajo evangélico, ya que según ellos es una puesta en
práctica del evangelio. Al día de hoy, sigue resultando muy confuso
distinguir dónde termina la doctrina social católica y dónde comienza
la doctrina peronista en el discurso de sus dirigentes sindicales y po-
líticos. Para quien no conoce el escenario argentino resulta muy fácil
encasillar a los sacerdotes militantes en la teología de la liberación,
el marxismo o el socialismo; sin embargo, se trata de otra cosa y la
lectura de estos testimonios puede ayudar un poco a comprender la
diferencia.
Podría decirse que la gran diferencia entre las posiciones católicas
sociales de América Latina, en comparación con Argentina, estuvo en
que: según los primeros, el camino para garantizar una vida digna a
los trabajadores estaba en la lucha de clases; para los segundos, en
la conciliación de los opuestos. Esto arriba al siglo xxi con la última
encíclica social de un pontífice argentino, Fratelli tutti, que en el capí-
tulo V, “La mejor política”, afirma que en los movimientos populares
están la forma de organización comunitaria y el saber para salir de la
crisis. Esto último es muy difícil de entender –polémico en contextos
europeos– si se desconocen los modos de organización de la perife-
ria. Este ensayo es un aporte para conocer ese viejo, y actual, debate
teológico-político.
Claro está que para el movimiento popular peronista no se trató
de una alianza con el liberalismo corporativo internacional, sino con
los empresarios nacionales en cuanto modo incruento de combatir
al capital, haciendo de los sueños sociales del pueblo pobre y traba-
jador una realidad efectiva –lo que se conoce como movilidad social
ascendente–. No obstante, ese modo católico y pacífico de hacer polí-
tica cobró muchas vidas. El libro menciona dos casos emblemáticos:
el asesinato del sacerdote Carlos Mugica y la masacre de los curas
palotinos. Sin embargo, una parte del peronismo católico joven, los
Montoneros, se organiza como ejército e incluso llega a proponer su
propia capellanía, algo en lo que este libro se detiene. Los sacerdotes

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 Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos. Daniel Parcero y Carlos Escobar

argentinos que hacen su opción preferencial por los pobres también

adoptan la forma de movimiento popular y se autodenominan: Mo-
vimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), en torno a lo
cual giran los testimonios de este libro.
Los autores muestran quiénes eran estos sacerdotes, formados en
Argentina –algunos con estudios de posgrado en Roma–, que vieron
en el movimiento popular peronista una práctica evangélica concreta
a favor del pueblo pobre y trabajador y se pusieron del lado de este, lo
que significó ponerse del lado del peronismo, asumiendo ellos tam-
bién la consigna: “ni yanquis ni marxistas, peronistas”. Juntos, laicos
y sacerdotes esperaban la “vuelta de Perón”, que en el período en que
se sitúa este ensayo funcionaba como gran significante articulador de
la demanda social, popular y democrática, encarnado en una persona
y no en un programa político –diferencia clave para separar movi-
miento de partido como formas de lo político. Así lo explicó Ernesto
Laclau, exponente mundial del posmarxismo, es decir, un marxista
argentino que se pasa a las filas del pensamiento nacional y popular
que, en ese país, adquiere el nombre y la forma peculiar de peronis-
mo.7 Eso de nacional y popular, para un europeo suena a fascismo,
pero no lo es por tres razones, según lo explicaba Jorge Dotti: nace
luego de la solución final; hace alianzas con el pueblo y no con la bur-
guesía; no practica crímenes sistemáticos de Estado. Por el contrario,
el peronismo sonaba parecido al catolicismo, por eso los sacerdotes
sostienen:

No hay que decir Teología de la Liberación, es Teología católica. No

hay dos teologías, no hay dos iglesias, no hay dos filosofías; la Teolo-
gía católica tiene que abarcar el problema social, el problema político,
el problema humano, el problema religioso. Si es verdadera Teología
católica abarca todo. Católico significa universal. Entonces no me
gustaba. Algunos decían “nosotros pertenecemos a la Teología de la
Liberación” (Lorenzo Monaldi, p. 110 de este libro).

La clasificación social peronista católica no era, ni es, izquier-

da/derecha, sino pueblo/antipueblo, tal como lo definieron Lucio
Gera y Rafael Tello y como aparece definido por el MSPT en su libro

7  Cf. Laclau, Ernesto (2005), La razón populista, FCE, Buenos Aires.

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 Sacerdocio y política: otro modo de ser en Argentina. Emilce Cuda

El pueblo. ¿Dónde está?.8 Las reivindicaciones populares en los sec-

tores periféricos de Argentina en que trabajaban estos sacerdotes
eran primarias, respecto de las demandas de contextos industriales
de economía avanzada. Las luchas del pueblo eran por tierra-techo-
trabajo, agua, escuela y salita de primeros auxilios. Lejos estaban de
luchar contra el capitalismo por un Estado socialista. Veían en esas
reivindicaciones la justa lucha evangélica por la dignidad humana
–uno de los cuatro pilares de la Doctrina Social de la Iglesia–, por
eso no entienden la respuesta de la jerarquía clerical: “Lo que tenía
que hacer como cristiano, es lo que hice. Pero la Iglesia no me lo per-
mitió”, dice Juan Walter. Los autores explican que “no meterse en
política partidaria es la orden. Se hablaba del evangelio, porque la po-
lítica era tabú”. Esto último se despeja bastante –aunque no sin críti-
cas– con el actual pontífice argentino, que reivindica la política como
la “forma más alta de caridad”. Sin embargo, cabe aclarar que la DSI
nunca habilitó a los sacerdotes a militar partidariamente, diciendo
que esa es función de los laicos, y tiene su lógica que por cuestiones de
espacio no puedo desarrollar aquí, pero uno de los motivos es evitar
el clericalismo y la unión Iglesia-Estado con derivas fundamentalis-
tas. Pero otra cosa muy distinta es “lo político” como compromiso
social, cultural, con los pobres y eso no solo es un derecho de todo
cristiano católico –laico o sacerdote–, sino un deber.
Por la lectura de este texto, parecería que las posiciones de pontí-
fices como Juan XXIII y Pablo VI fueron percibidas más cercanas a la
demanda social católica argentina, no así la de Juan Pablo II –quizás
por estar más afín a la realidad europea–. La opción del MSTM fue
vivir en los barrios, trabajar en las fábricas, acompañar al pueblo;
nunca fue el comunismo del que hablaba y condenaba el magisterio
europeo. La línea doctrinal que siguieron fue: Vaticano II, Medellín,
San Miguel. Cambiaron el centro de su prédica, yendo desde el dog-
ma abstracto hasta su aplicación concreta “entre” y “desde” el pueblo,
y no “sobre” el pueblo de modo iluminado. Siguieron, con diferencias
culturales, la línea del Documento de los 18 Obispos para el Tercer
Mundo, entre quienes no había ningún argentino, como bien repiten

8  Cf. Cuda, Emilce (2016), Para leer a Francisco. Teología, ética y política, Manan-
tial, Buenos Aires.

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 Las sotanas de los pobres. Los curas de los oprimidos. Daniel Parcero y Carlos Escobar

los autores. El valor de leer este libro no está, solamente, en conocer

una realidad histórica que ya pasó, sino también en conocer el pre-
sente de otro modo de ser sacerdote católico, el de las periferias del
fin del mundo.

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