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Fracaso nos precipita en un relato épico sobres las tragedias que atraviesa nuestra humanidad. Con una imaginación desbordante, el autor organiza una singular expedición que se lanza a la aventura para tratar de encontrar las raíces del fracaso. No podemos evitar quedar atrapados por su narrativa, sus cuestionamientos filosóficos, su llama poética.
Fracaso nos precipita en un relato épico sobres las tragedias que atraviesa nuestra humanidad. Con una imaginación desbordante, el autor organiza una singular expedición que se lanza a la aventura para tratar de encontrar las raíces del fracaso. No podemos evitar quedar atrapados por su narrativa, sus cuestionamientos filosóficos, su llama poética.
Fracaso nos precipita en un relato épico sobres las tragedias que atraviesa nuestra humanidad. Con una imaginación desbordante, el autor organiza una singular expedición que se lanza a la aventura para tratar de encontrar las raíces del fracaso. No podemos evitar quedar atrapados por su narrativa, sus cuestionamientos filosóficos, su llama poética.
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Impreso en Argentina Printed in Argentina
Ediciones CICCUS re- Ediciones CICCUS ha
cibió el Diploma de sido merecedora del re- Honor Suramericano conocimiento Embajada que otorga la Fundación de Paz, en el marco del Democracia desde su Proyecto-Campaña “Des- Programa de “Formación en Valores pertando Conciencia de Paz”, auspicia- en el Mercosur y la Unasur”. do por la Organización de las Naciones Círculo de Legisladores, Unidas para la Ciencia y la Cultura Honorable Congreso de la Nación. (UNESCO).
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FRACASO
JOSÉ MUCHNIK
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Prólogo
N unca me gustaron los prólogos y menos escribir uno, pero
me gusta compartir con el autor sus locuras y saberes de la cordura. Ahora me enfrento a un gigante que, como el Qui- jote, no sabe si es lo que es o si está frente a un molino de vien- to. ¿Cuál es la realidad? No me lo preguntes porque no tengo respuesta. Lo que sí sé es que el Caballero de la Triste figura arremetió en nombre de su Dulcinea para demostrar que ende- reza entuertos y que hay que seguir andando. “Deja que ladren, Sancho, señal que cabalgamos…”, y continúa sus aventuras con su hidalga presencia por su mundo. Al leer Fracaso, de José Muchnik, para mí fue como abrir otra puerta de la conciencia. Los sabios dicen que, cuando llega la muerte, se cierra la puerta de los sentimientos y sensaciones, y se abre la puerta del alma para comenzar otro safari hacia una nueva dimensión espiritual. Ahora estamos aquí y tenemos el cántaro lleno de porquerías políticas, guerras, hambre, el COVID-19 y los virus que pululan en el mundo, odio, racismo, egoísmo, las millones de vidas que se llevó la pandemia… algunas vidas amigas que nunca más vol- veremos a encontrar. La debacle es infinita, ecológica, social, política, económica y espiritual. Los temores de la Madre Tierra, pisoteada y masa- crada, bañada de sangre por el surgimiento de nacionalismos, fascismos y la respuesta fácil: la culpa es de los inmigrantes, ne-
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gros, blancos, amarillos, mujeres discriminadas y violentadas. La resistencia, luchas y esperanzas de los pueblos. Como canta León Gieco, “todo está grabado en la memoria…”. José, “si la humanidad tuviera presente su memoria, se compor- taría de otra manera, pero el olvido atrae más que la memoria; demasiado doloroso convivir con ella en permanencia”. Trae José a los escarabajos de obsidiana; tal vez son quijo- tes que quieren cambiar el mundo y arremeter contra los moli- nos de las injusticias, y sacar del cántaro toda la porquería y que entre la luz de tus poemas y la mirada y fuerza de la palabra. Tal vez podamos vencer la idiotez de los señores de la guerra, de los economistas y banqueros que engordan a costa de los pobres. José Muchnik, no dejes de cabalgar y arremeter contra los molinos de injusticia que carcomen la vida. Bien sabes que con una palabra puedes amar, y con una palabra puedes destruir y ser tan fatal como un arma. En tu libro Fracaso, está el camino del recordado Túpac cuando dice: “De derrota en derrota, se va construyendo la victoria”.
Adolfo Pérez Esquivel Marzo, 2023
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Confesión
T odo comenzó aquella madrugada al pie de los Pirineos.
Nunca supe por qué me levanté tan temprano en ese pue- blo, ni por qué fui a la plaza, me senté en ese banco frente a la iglesia y esperé que luz disuelva noche como hace millones de años. Escucho pasar un carro de basura con cencerro, no lo veo, solo percibo el tintineo, diría que viene arreando sombras, ayu- dando a que claridad abra su camino. Hasta hoy me pregunto si fue un carro de basura o un rebaño de ovejas trashumantes, poco importa, fue en ese momento cuando entorné los párpa- dos y se produjo la avalancha de sensaciones surgida como de un sueño. Hacía frío, temblaba, cerré los ojos para ver mejor la erupción de imágenes. ¡Deliras! No es el buen momento para venir con esas histo- rias. Juro decir la verdad y nada más que la verdad. ¡¿Qué dices, poeta?! ¡¿Jurar?! ¿Pronunciar verdades? Nadie es capaz, tú lo sabes. Tienes razón, fueron alucinaciones premonitorias, la gran pandemia del año 2020 no había llegado aún, pero esas alu- cinaciones fueron ciertas. Lo juro aunque me acusen de estar poseído por Satán. No escribo porque estoy loco, sino para no devenirlo. ¿A quién pertenece la frase? Tampoco sé si una fra- se puede pertenecer a alguien. Después de la erupción de imá- genes tenía que despejar la ruta; al menos los bronquios para seguir respirando. Estaba en ese pueblo para una cura, soy as-
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mático; un día entendí que el problema principal no es inspi- rar, sino expirar, expulsar aire usado para que aire fresco pue- da entrar, asma y poesía cómplices; escribir me alivia, trato de expulsar emociones, sentimientos, plasmarlos en poemas, que sigan fluyendo. ¿Por qué el fracaso? Madrugada soledad iglesia cencerro belleza… ¿Por qué el fracaso? La pregunta se desprendió de la montaña como torrente inesperado. Pese a todo, pese a tantos progresos, a que pisamos la Luna, desciframos cromosomas, computadoras cuánticas… seguimos como siempre. Sangre chorreando, odios en oferta, guerras en espiral, racismos en flor, mujeres hombres niños, zozobrando ante predicadores del progreso. Fue en torno a esa hoguera que comenzaron a danzar visiones cuando entorné los párpados. ¿Cómo despejar el ca- mino? ¿Cómo ordenar piedras y sonidos? ¿Por qué el fracaso? ¿Cómo seguir el hilo de la pregunta clave? El trabajo avanzaba a buen ritmo, poco a poco el aire volvía a fluir… Repentinamente Corona virus entró en escena. ¡Miseria! ¡Todo es signo! ¡Primera gran peste del milenio! ¡Bíblica coin- cidencia! Imágenes ya no formaban un ballet imaginario, ahora eran reales, brotaban en calles, panaderías, hospitales… Rea- lidad y ficción fusionaron en ese instante, en ese punto denso que simbolizará un antes y un después, lo negamos, queremos olvidar, imposible. Confinamientos, escuelas bares cines en estado latente, abren, cierran, abren, cierran, el virus sigue su curso; abrazos, besos espontáneos, eso era antes. Un ejército de gente enmas- carada circula en calles avenidas bulevares, el virus permanece, invisible, sabemos que está, cierro los ojos, los abro, los cierro los abro… es así, este es nuestro mundo, aquí estamos viviendo. Traté de formular un conjuro poético salvador, me aboqué to- dos los días, durante cuarenta días, “Poemas de la cuarentena” fueron publicados y diseminados en las redes; intento inútil, mis conjuros fracasaron.
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Decido volver a entornar párpados. ¿Cuál es la realidad? ¿Ser- virá la escritura para descascarar el huevo y saborear la pulpa de la vida? Virus de todo tipo pululan, odios racismos egoísmos, arrogancia de la humana especie, se cree reina de la creación, destruye el planeta, se autodestruye. ¿Podremos averiguar las causas del fracaso? ¿Es muy temprano para respuestas? ¿Usar un hilo para no perdernos en el laberinto? Confieso: yo también estoy perdido. Disculpen la confusión, a los que buscan respuestas salvadoras les desaconsejo la lectura de es- tas páginas. Abundan falsos profetas en estos comienzos tur- bios del tercer milenio. Los que se animen a nadar a río revuelto vengan, esperanza está viva, tal vez no sea tarde. Reconocer el fracaso, buscar juntos en el barro para encontrar sus raíces. La debacle es amplia: ecológica, social, política, económica… Te- rreno fértil para el surgimiento de nacionalismos, fascismos, complotismos… y otros ismos que ya dieron garantías abun- dantes del poder de su veneno. Respuesta fácil, la culpa es del otro, del inmigrante, del negro, del blanco, del amarillo… del judío, del musulmán, del cristiano… hay que eliminarlos. Un olor nauseabundo emana de diversas latitudes. No se atreven a preguntar. ¿Qué les pasó a los seres humanos? Habrá mundo para todos o no habrá mundo para nadie. ¿Guerras? ¿Eliminar al “otro”? ¿Hasta cuándo? Abrir puertas del futuro, atizar lumbres de esperanza, neu- tralizar sapos venenosos, para ello no alcanzarán partituras en clave política, debemos cuestionar nuestros principios éticos, también nuestra existencia poética. La vida, nuestra vida, efí- mera y frágil como flores, merece ser vivida.