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FRACASO

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Muchnik, José
Fracaso / José Muchnik. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
Fundación CICCUS, 2023.
240 p. ; 23 x 16 cm.

ISBN 978-987-693-934-8

1. Antropología Filosófica. 2. Narrativa. 3. Crisis Ecológica. I. Título.


CDD 301.01

Imagen de tapa: Freepng


Corrección: María Walas
Coordinación: Alejandra Teijido - Andrea Hamid
Diseño y producción editorial: Andrea Hamid

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cibió el Diploma de sido merecedora del re-
Honor Suramericano conocimiento Embajada
que otorga la Fundación de Paz, en el marco del
Democracia desde su Proyecto-Campaña “Des-
Programa de “Formación en Valores pertando Conciencia de Paz”, auspicia-
en el Mercosur y la Unasur”. do por la Organización de las Naciones
Círculo de Legisladores, Unidas para la Ciencia y la Cultura
Honorable Congreso de la Nación. (UNESCO).

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FRACASO

JOSÉ MUCHNIK

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Prólogo

N unca me gustaron los prólogos y menos escribir uno, pero


me gusta compartir con el autor sus locuras y saberes de
la cordura. Ahora me enfrento a un gigante que, como el Qui-
jote, no sabe si es lo que es o si está frente a un molino de vien-
to. ¿Cuál es la realidad? No me lo preguntes porque no tengo
respuesta. Lo que sí sé es que el Caballero de la Triste figura
arremetió en nombre de su Dulcinea para demostrar que ende-
reza entuertos y que hay que seguir andando. “Deja que ladren,
Sancho, señal que cabalgamos…”, y continúa sus aventuras con
su hidalga presencia por su mundo.
Al leer Fracaso, de José Muchnik, para mí fue como abrir
otra puerta de la conciencia. Los sabios dicen que, cuando llega
la muerte, se cierra la puerta de los sentimientos y sensaciones,
y se abre la puerta del alma para comenzar otro safari hacia una
nueva dimensión espiritual.
Ahora estamos aquí y tenemos el cántaro lleno de porquerías
políticas, guerras, hambre, el COVID-19 y los virus que pululan
en el mundo, odio, racismo, egoísmo, las millones de vidas que
se llevó la pandemia… algunas vidas amigas que nunca más vol-
veremos a encontrar.
La debacle es infinita, ecológica, social, política, económica y
espiritual. Los temores de la Madre Tierra,  pisoteada y masa-
crada, bañada de sangre por el surgimiento de nacionalismos,
fascismos y la respuesta fácil: la culpa es de los inmigrantes, ne-

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gros, blancos, amarillos, mujeres discriminadas y violentadas.
La resistencia, luchas y esperanzas de los pueblos.
Como canta León Gieco, “todo está grabado en la memoria…”.
José, “si la humanidad tuviera presente su memoria, se compor-
taría de otra manera,  pero el olvido atrae más que la memoria;
demasiado doloroso convivir con ella en permanencia”.
Trae José a los escarabajos de obsidiana; tal vez son quijo-
tes que quieren cambiar el mundo y arremeter contra los moli-
nos de las injusticias, y sacar del cántaro toda la porquería y que
entre la luz de tus poemas y la mirada y fuerza de la palabra. Tal
vez podamos vencer la idiotez de los señores de la guerra, de los
economistas y banqueros que engordan a costa de los pobres.
José Muchnik, no dejes de cabalgar y arremeter contra los
molinos de injusticia que carcomen la vida. Bien sabes que con
una palabra puedes amar, y con una palabra puedes destruir y
ser tan fatal como un arma. En tu libro Fracaso, está el camino
del recordado Túpac cuando dice: “De derrota en derrota, se va
construyendo la victoria”.
 
Adolfo Pérez Esquivel
Marzo, 2023
 

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Confesión

T odo comenzó aquella madrugada al pie de los Pirineos.


Nunca supe por qué me levanté tan temprano en ese pue-
blo, ni por qué fui a la plaza, me senté en ese banco frente a la
iglesia y esperé que luz disuelva noche como hace millones de
años. Escucho pasar un carro de basura con cencerro, no lo veo,
solo percibo el tintineo, diría que viene arreando sombras, ayu-
dando a que claridad abra su camino. Hasta hoy me pregunto
si fue un carro de basura o un rebaño de ovejas trashumantes,
poco importa, fue en ese momento cuando entorné los párpa-
dos y se produjo la avalancha de sensaciones surgida como de
un sueño. Hacía frío, temblaba, cerré los ojos para ver mejor la
erupción de imágenes.
¡Deliras! No es el buen momento para venir con esas histo-
rias.
Juro decir la verdad y nada más que la verdad.
¡¿Qué dices, poeta?! ¡¿Jurar?! ¿Pronunciar verdades? Nadie
es capaz, tú lo sabes.
Tienes razón, fueron alucinaciones premonitorias, la gran
pandemia del año 2020 no había llegado aún, pero esas alu-
cinaciones fueron ciertas. Lo juro aunque me acusen de estar
poseído por Satán. No escribo porque estoy loco, sino para no
devenirlo. ¿A quién pertenece la frase? Tampoco sé si una fra-
se puede pertenecer a alguien. Después de la erupción de imá-
genes tenía que despejar la ruta; al menos los bronquios para
seguir respirando. Estaba en ese pueblo para una cura, soy as-

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mático; un día entendí que el problema principal no es inspi-
rar, sino expirar, expulsar aire usado para que aire fresco pue-
da entrar, asma y poesía cómplices; escribir me alivia, trato de
expulsar emociones, sentimientos, plasmarlos en poemas, que
sigan fluyendo.
¿Por qué el fracaso? Madrugada soledad iglesia cencerro
belleza… ¿Por qué el fracaso? La pregunta se desprendió de la
montaña como torrente inesperado. Pese a todo, pese a tantos
progresos, a que pisamos la Luna, desciframos cromosomas,
computadoras cuánticas… seguimos como siempre. Sangre
chorreando, odios en oferta, guerras en espiral, racismos en
flor, mujeres hombres niños, zozobrando ante predicadores del
progreso. Fue en torno a esa hoguera que comenzaron a danzar
visiones cuando entorné los párpados. ¿Cómo despejar el ca-
mino? ¿Cómo ordenar piedras y sonidos? ¿Por qué el fracaso?
¿Cómo seguir el hilo de la pregunta clave?
El trabajo avanzaba a buen ritmo, poco a poco el aire volvía a
fluir… Repentinamente Corona virus entró en escena. ¡Miseria!
¡Todo es signo! ¡Primera gran peste del milenio! ¡Bíblica coin-
cidencia! Imágenes ya no formaban un ballet imaginario, ahora
eran reales, brotaban en calles, panaderías, hospitales… Rea-
lidad y ficción fusionaron en ese instante, en ese punto denso
que simbolizará un antes y un después, lo negamos, queremos
olvidar, imposible.
Confinamientos, escuelas bares cines en estado latente,
abren, cierran, abren, cierran, el virus sigue su curso; abrazos,
besos espontáneos, eso era antes. Un ejército de gente enmas-
carada circula en calles avenidas bulevares, el virus permanece,
invisible, sabemos que está, cierro los ojos, los abro, los cierro
los abro… es así, este es nuestro mundo, aquí estamos viviendo.
Traté de formular un conjuro poético salvador, me aboqué to-
dos los días, durante cuarenta días, “Poemas de la cuarentena”
fueron publicados y diseminados en las redes; intento inútil,
mis conjuros fracasaron.

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Decido volver a entornar párpados. ¿Cuál es la realidad? ¿Ser-
virá la escritura para descascarar el huevo y saborear la pulpa
de la vida? Virus de todo tipo pululan, odios racismos egoísmos,
arrogancia de la humana especie, se cree reina de la creación,
destruye el planeta, se autodestruye. ¿Podremos averiguar las
causas del fracaso? ¿Es muy temprano para respuestas?
¿Usar un hilo para no perdernos en el laberinto? Confieso:
yo también estoy perdido. Disculpen la confusión, a los que
buscan respuestas salvadoras les desaconsejo la lectura de es-
tas páginas. Abundan falsos profetas en estos comienzos tur-
bios del tercer milenio. Los que se animen a nadar a río revuelto
vengan, esperanza está viva, tal vez no sea tarde. Reconocer el
fracaso, buscar juntos en el barro para encontrar sus raíces. La
debacle es amplia: ecológica, social, política, económica… Te-
rreno fértil para el surgimiento de nacionalismos, fascismos,
complotismos… y otros ismos que ya dieron garantías abun-
dantes del poder de su veneno. Respuesta fácil, la culpa es del
otro, del inmigrante, del negro, del blanco, del amarillo… del
judío, del musulmán, del cristiano… hay que eliminarlos. Un
olor nauseabundo emana de diversas latitudes. No se atreven a
preguntar. ¿Qué les pasó a los seres humanos?
Habrá mundo para todos o no habrá mundo para nadie.
¿Guerras? ¿Eliminar al “otro”? ¿Hasta cuándo?
Abrir puertas del futuro, atizar lumbres de esperanza, neu-
tralizar sapos venenosos, para ello no alcanzarán partituras en
clave política, debemos cuestionar nuestros principios éticos,
también nuestra existencia poética. La vida, nuestra vida, efí-
mera y frágil como flores, merece ser vivida.

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