Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Promover en los niños Material para el cuento “La Estudiantes de 5° de Personal – Social
la comprensión hacia mesita nueva”, plumones, primaria.
las personas adultas papelógrafos, hojas para
mayores. el acróstico.
I. PRESENTACIÓN (5 minutos)
Para culminar con la sesión, y considerando las ideas fuerza trabajadas, la docente
pedirá a los niños que realicen un acróstico de la palabra “ABUELITO O ABUELITA”
Después envían sus creaciones al grupo de WhatsApp para compartirlos con todos sus
compañeros.
Después de la hora Los niños se comprometen a realizar alguna acción de amor hacia
de Tutoría... algún adulto mayor (supervisados por sus padres, especialmente en
los casos que no haya un adulto mayor en casa) y lo contarán la
próxima sesión de tutoría.
ANEXO
La Mesita de la Abuela
Justo cuando iba a cumplir ochenta años, una señora se quedó viuda. Después
del entierro, sus hijos se reunieron: ¿Qué iban a hacer ahora? ¿Con quién se iría a
vivir la anciana?
Cada hijo tenía su propia familia. Además, vivían en lugares distintos y, en el
fondo, no querían llevar a su madre con ellos.
¡Qué fastidioso tener una anciana en la casa! Así que discutían, pero
ninguno se animaba a llevar a la anciana consigo.
- ¡Yo quiero que la abuelita viva con nosotros! Dijo de pronto la pequeñita
Estrellita. Era la hijita del menor de los hijos y quería mucho a la anciana. corriendo,
Estrellita se acercó a la pobre señora y la abrazó.
“¡Rayos!”, pensó el hijo, muy molesto (pero mantenía la sonrisa para que no
pensaran mal de él).
La señora, sin dientes sonreía, todos dijeron “¡ya!, que mamá se vaya a vivir con él.”
Desde la muerte de su esposo, el ánimo de la señora había decaído mucho
y su salud no era buena. No veía bien, no escuchaba bien y las manos le temblaban.
Para colmo, cuando comía, derramaba los alimentos. A ella le daba
vergüenza, pero no podía evitarlo.
- ¿Qué, ¿cómo, ¿cuándo?, decía la señora cada vez que su hijo le hablaba.
Entonces éste se molestaba y se iba. ¡Que vieja tan inútil! Ni él ni su esposa le
tenían paciencia, a veces hasta la gritaban.
Harto de esta situación, el hijo compró una mesita. La colocó en un rincón
oscuro del comedor, junto con las escobas y los trapos, y le dijo a la anciana que, a
partir de ese momento, iba a comer allí.
- Mamá, no me gusta ver cómo botas la comida fuera del plato. En adelante
comerás en esta otra mesa –le dijo señalando la mesita nueva- y así estarás lejos de
mi vista. La anciana, empezó a almorzar en la mesita, lejos de su familia y sin que
nadie se percate de sus lágrimas.
Un día, llegando la hora de la cena, Estrellita no acudía, a pesar de que la
habían llamado varias veces.
- ¡Ahorita voy mamita!, -contestaba cada vez que la llamaban a cenar, pero
no se aparecía.
Con la paciencia colmada, papá y mamá fueron muy enojados donde
estaba Estrellita (quien muy concentrada construía algo con sus bloques de madera de
juguete).